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Rimas y Leyendas
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Libro electrónico298 páginas3 horas

Rimas y Leyendas

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Información de este libro electrónico

Una sucesión de fenómenos inexplicables, una puerta al mundo del misterio, unos versos que enamoran y unos poemas que saben lo que significa estar solo.

¿Sigues pensando que los clásicos son cosa del pasado?

Rimas y Leyendas, del poeta sevillano Gustavo Adolfo Bécquer, representa el mejor romanticismo español. En las rimas, nos encontramos un referente poético, pues supondrá el comienzo de la lírica contemporánea española. Sus leyendas son un antecedente del modernismo que perdura en el imaginario colectivo. En este volumen, se reúnen todas las rimas de Bécquer y una selección de las leyendas más significativas. Todo ello, acompañado con una didáctica y amena introducción, notas aclaratorias a lo largo de la obra y actividades finales para afianzar conceptos.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento23 abr 2018
ISBN9788467591422

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    Rimas y Leyendas - Gustavo Adolfo Bécquer

    Introducción

    Claves de su obra. Rimas

    CONTEXTO

    Bécquer solo publicó en vida quince de setenta y seis rimas, y lo hizo en periódicos. Fueron sus amigos quienes las recopilaron y ordenaron en 1871.

    CORRIENTE ARTÍSTICA

    Las Rimas se pueden situar en el posromanticismo. Bécquer escribe en la segunda mitad del siglo XIX, cuando el Romanticismo ya había dejado paso a otras corrientes como el Realismo y el Naturalismo.

    TEMAS

    Los amigos de Bécquer ordenaron las rimas según sus temas, resultando cuatro «bloques»:

    • Poesía: desde la I hasta la XI, Bécquer habla sobre la poesía y la creación literaria.

    • Amor: de la XII a la XXIX trata el tema del amor y sus efectos en el «yo poético». El amor es ideal y llena de alegría cuando es sugerido, ansiado. Una vez que se concreta, que se ve realizado, llena de desesperanza y dolor.

    Las Rimas se pueden situar en el posromanticismo. Bécquer buscó una expresión desnuda, breve, íntima y sencilla. Busca la naturalidad en sus versos.

    • Desengaño: de la XXX a la LI se habla de las consecuencias de ese amor infeliz por el contraste entre lo que se esperaba de él y la realidad.

    • Dolor, muerte, soledad: de la LII a la LXXVI, el poeta expresa su desgracia, desea la muerte (que a veces es el olvido) o teme su llegada.

    ESTILO

    Bécquer consigue emocionar al lector haciendo uso de muy pocos recursos retóricos, ya que buscó una expresión desnuda, breve, íntima y sencilla. Entre ellos destacan:

    • Imágenes y símbolos: se pueden encontrar un gran número de símiles y metáforas que se utilizan para expresar la realidad subjetiva de las emociones, aquello que el poeta quiere sugerir. (Un claro ejemplo de imágenes lo encontramos en la rima II).

    • Adjetivación: no es tan abundante ni ornamental como en el Romanticismo, pero sí destaca en sus rimas por su poder para reflejar las sensaciones. (Véase la rima XI).

    • Paralelismos: la repetición de esquemas provoca un efecto rítmico muy eficaz. (Un ejemplo de ello es la rima LIII).

    • Hipérbaton: la alteración del orden habitual de los elementos del verso es muy frecuente en sus rimas. (Un claro ejemplo de hipérbaton lo encontramos en la rima VII).

    MÉTRICA

    Bécquer busca la naturalidad en sus versos; de ahí que emplee rima asonante en los versos pares.

    En sus rimas abundan los versos tradicionales: el endecasílabo y el heptasílabo.

    VALERIANO BÉCQUER, Gustavo Adolfo

    Bécquer leyendo en el campo (1864).

    Claves de su obra. Leyendas

    CONTEXTO

    Bécquer escribe estas narraciones para publicarlas en los periódicos en los que colaboraba, por lo que debe adaptarse al molde (brevedad) y al público (claridad). Publica sus leyendas entre 1858 y 1864.

    GÉNERO

    La leyenda es un subgénero narrativo que aúna hechos reales con fantasía. Bécquer retoma las tradiciones orales procedentes de siglos pasados y les da forma artística.

    ESTRUCTURA

    Todas las narraciones tienen un desarrollo lineal, sin saltos temporales. Muchas se introducen con un marco explicativo en el que el narrador cuenta el origen de la leyenda. Otras se relatan directamente. Y en algunas, un personaje introduce otra leyenda dentro de la primera.

    Todas ellas se dividen en escenas o capítulos.

    MARCO ESPACIO-TEMPORAL

    Las leyendas se ambientan en espacios reales de España. Se prefieren lugares románticos, como ruinas, castillos, templos, monasterios…

    La acción suele ocurrir en la noche, momento de sombras y misterios. Asimismo, muchas leyendas se ambientan en el pasado (en la Edad Media, por ejemplo).

    PERSONAJES

    Son jóvenes enamorados, hermosos, impulsivos e imprudentes que responden a algunas de estas características:

    TEMAS

    • El amor: es el motor de la acción. Suele ser la causa que desencadena el final trágico. En otros casos, si se une a la religión, puede regenerar y servir de redención.

    • El misterio, lo sobrenatural: la normalidad se rompe a causa de un hecho sobrenatural, fantástico, que puede tener origen diabólico, sagrado o supersticioso.

    • El ideal: se busca la belleza, las formas anheladas e imaginadas.

    La leyenda es un subgénero que aúna hechos reales con fantasía. Todas las narraciones tienen un desarrollo lineal, sin saltos temporales.

    GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER, Concierto de espectros (1860).

    ESTILO

    Las Leyendas de Bécquer tienen un marcado carácter poético. Presentan ciertos rasgos románticos: abundante adjetivación que permite describir minuciosamente los ambientes tenebrosos e intrigantes; repetición de elementos y estructuras; presencia de imágenes, metáforas y comparaciones; léxico del mundo sensorial.

    Bécquer añade teatralidad a su prosa gracias a los diálogos que describen los escenarios.

    De Bécquer a nuestros días

    Viaje en el tiempo

    Si quieres conocer más a fondo el arte, la historia y la vida cotidiana de la España del poeta, puedes acudir al Museo del Romanticismo de Madrid.

    Sala del Museo del Romanticismo, Madrid.

    Para ti, que eres un romántico.

    Poe, el Bécquer americano

    Muy próximo a Bécquer en el tiempo, encontramos a Edgar Allan Poe. Se desconoce si el español llegó a leer alguno de sus cuentos, pero coincide con el escritor norteamericano en la creación de atmósferas misteriosas y fantasmales que transmiten al lector sensaciones de horror e inquietud. ¡No esperes para leer sus cuentos! No te dejarán indiferente.

    Sofá, película y... ¡góticos!

    Para hacerte una idea del panorama literario en el que se sumergió Bécquer en sus lecturas, puedes ver Remando al viento, película protagonizada por el poeta lord Byron y la novelista Mary Shelley. En ella asistimos a la creación del monstruo de Frankenstein a cargo de la escritora gótica.

    Fotograma de la película Remando al viento (1988).

    Va de series

    Lo sobrenatural se une al amor en Crónicas vampíricas, una serie en la que dos vampiros hermanos se disputan el amor de una adolescente ajena al secreto que ellos esconden. El ambiente misterioso y lúgubre recuerda al que Bécquer plasmó en sus Leyendas.

    Protagonistas de Crónicas vampíricas.

    Un paseo de la mano del sevillano

    Como Bécquer por su casa...

    Bécquer siempre anheló su Sevilla natal. ¿Por qué no hacer una ruta por los lugares que frecuentó en su infancia? Déjate atrapar por las calles de esta ciudad luminosa y colorida que recuerda a su poeta. Puedes visitar el Museo de Bellas Artes, que alberga obras de los Bécquer.

    Monumento a Bécquer.

    Poesía y calle

    ¿Conoces el movimiento Acción Poética? Fue creado en Monterrey por el poeta mexicano Alanis Pulido y consiste en pintar poesía en paredes en las que esté permitido.

    ¿Sabías que...?

    Bécquer fue la imagen del billete de 100 pesetas desde 1965 hasta 1978.

    Rimas

    Criterio de esta edición

    Para el texto de las Rimas hemos seguido la edición póstuma, titulada Obras, publicada por los amigos de Bécquer en 1871 en la imprenta Fortanet. El orden que seguimos en las rimas es el de esta edición, ya que se trata de la ordenación tradicional, en números romanos. Junto a estos, incluimos entre paréntesis la numeración que se corresponde al orden que siguen las rimas en el Libro de los gorriones, manuscrito de Bécquer que se encuentra en la Biblioteca Nacional de Madrid.

    En toda la obra normalizamos la ortografía y corregimos errores sintácticos, incluido el leísmo de cosa, usual en Bécquer.

    I (11)

    Yo sé un himno gigante y extraño

    que anuncia en la noche del alma una aurora,

    y estas páginas son de ese himno

    cadencias que el aire dilata en las sombras.

    Yo quisiera escribirlo, del hombre [Nota]

    domando el rebelde, mezquino idioma,

    con palabras que fuesen a un tiempo

    suspiros y risas, colores y notas.

    Pero en vano es luchar; que no hay cifra

    capaz de encerrarlo, y apenas ¡oh, hermosa!

    si, teniendo en mis manos las tuyas,

    pudiera, al oído, contártelo a solas.

    II (15)

    Saeta que voladora

    cruza, arrojada al azar,

    sin adivinarse dónde

    temblando se clavará;

    hoja que del árbol seca

    arrebata el vendaval,

    sin que nadie acierte el surco

    donde a caer volverá;

    gigante ola que el viento

    riza y empuja en el mar,

    y rueda y pasa, y no sabe

    qué playa buscando va;

    luz que en cercos temblorosos

    brilla, próxima a expirar,

    ignorándose cuál de ellos

    el último brillará;

    eso soy yo, que al acaso [Nota]

    cruzo el mundo, sin pensar

    de dónde vengo ni a dónde

    mis pasos me llevarán.

    III (42)

    Sacudimiento extraño

    que agita las ideas,

    como huracán que empuja

    las olas en tropel;

    murmullo que en el alma

    se eleva y va creciendo,

    como volcán que sordo

    anuncia que va a arder;

    deformes siluetas

    de seres imposibles;

    paisajes que aparecen

    como a través de un tul;

    colores que fundiéndose

    remedan en el aire

    los átomos del iris

    que nadan en la luz;

    ideas sin palabras,

    palabras sin sentido;

    cadencias que no tienen

    ni ritmo ni compás;

    memorias y deseo

    de cosas que no existen;

    accesos de alegría,

    impulsos de llorar;

    actividad nerviosa

    que no halla en qué emplearse,

    sin rienda que lo guíe

    caballo volador;

    locura que el espíritu

    exalta y enardece;

    embriaguez divina

    del genio creador...

    ¡Tal es la inspiración!

    Gigante voz que el caos

    ordena en el cerebro,

    y entre las sombras hace

    la luz aparecer;

    brillante rienda de oro

    que poderosa enfrena

    de la exaltada mente

    el volador corcel;

    hilo de luz que en haces

    los pensamientos ata;

    sol que las nubes rompe

    y toca en el cenit¹;

    inteligente mano

    que en un collar de perlas

    consigue las indóciles

    palabras reunir;

    armonioso ritmo

    que con cadencia y número

    las fugitivas notas

    encierra en el compás;

    cincel que el bloque muerde

    la estatua modelando,

    y la belleza plástica

    añade a la ideal;

    atmósfera en que giran

    con orden las ideas,

    cual átomos que agrupa

    recóndita atracción;

    raudal en cuyas ondas

    su sed la fiebre apaga;

    oasis que al espíritu

    devuelve su vigor...

    ¡Tal es nuestra razón!

    Con ambas siempre en lucha

    y de ambas vencedor,

    tan solo el genio puede

    a un yugo atar las dos.

    IV (39)

    No digáis que agotado su tesoro,

    de asuntos falta, enmudeció la lira;

    podrá no haber poetas, pero siempre

    habrá poesía. [Nota]

    Mientras las ondas de la luz al beso

    palpiten encendidas;

    mientras el sol las desgarradas nubes

    de fuego y oro vista;

    mientras el aire en su regazo lleve

    perfumes y armonías;

    mientras haya en el mundo primavera,

    ¡habrá poesía!

    Mientras la ciencia a descubrir no alcance

    las fuentes de la vida,

    y en el mar o en el cielo haya un abismo

    que al cálculo resista;

    mientras la humanidad, siempre avanzando

    no sepa a do² camina;

    mientras haya un misterio para el hombre,

    ¡habrá poesía!

    Mientras sintamos que se alegra el alma,

    sin que los labios rían;

    mientras se llore, sin que el llanto acuda

    a nublar la pupila;

    mientras el corazón y la cabeza

    batallando prosigan;

    mientras haya esperanzas y recuerdos,

    ¡habrá poesía!

    Mientras haya unos ojos que reflejen

    los ojos que los miran;

    mientras responda el labio suspirando

    al labio que suspira;

    mientras sentirse puedan en un beso

    dos almas confundidas;

    mientras exista una mujer hermosa,

    ¡habrá poesía!

    V (62)

    Espíritu sin nombre,

    indefinible esencia,

    yo vivo con la vida

    sin formas de la idea.

    Yo nado en el vacío,

    del sol tiemblo en la hoguera,

    palpito entre las sombras

    y floto con las nieblas.

    Yo soy el fleco de oro

    de la lejana estrella;

    yo soy de la alta luna

    la luz tibia y serena.

    Yo soy la ardiente nube

    que en el ocaso ondea;

    yo soy del astro errante

    la luminosa estela.

    Yo soy nieve en las cumbres,

    soy fuego en las arenas,

    azul onda en los mares,

    y espuma en las riberas.

    En el laúd soy nota,

    perfume en la violeta,

    fugaz llama en las tumbas

    y en las ruinas hiedra.

    Yo atrueno en el torrente,

    y silbo en la centella,

    y ciego en el relámpago,

    y rujo en la tormenta.

    Yo río en los alcores,

    susurro en la alta yerba,

    suspiro en la onda pura,

    y lloro en la hoja seca.

    Yo ondulo con los átomos

    del humo que se eleva

    y al cielo lento sube

    en espiral inmensa.

    Yo, en los dorados hilos

    que los insectos cuelgan,

    me mezco entre los árboles

    en la ardorosa siesta.

    Yo corro tras las ninfas

    que en la corriente fresca

    del cristalino arroyo

    desnudas juguetean.

    Yo, en bosques de corales

    que alfombran blancas perlas,

    persigo en el océano

    las náyades³ ligeras.

    Yo, en las cavernas cóncavas,

    do el sol nunca penetra,

    mezclándome a los gnomos,

    contemplo sus riquezas.

    Yo busco de los siglos

    las ya borradas huellas,

    y sé de esos imperios

    de que ni el nombre queda.

    Yo sigo en raudo vértigo

    los mundos que voltean,

    y mi pupila abarca

    la creación entera.

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