Farity: No Desmayes! Vuela!
Por Cammhy Tomassini
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Cammhy Tomassini
Cammhy Tomassini es Neuropsicologa y Teologa con especialidad en demencias y trastornos de la personalidad, además posee dos Másters en RRHH y Prevención de Riesgos Laborales. Es escritora desde los 12 años y ha publicado su primera novela en Europa "La Embustera". Actualmente estudia su tercera carrera en Medicina Funcional y proporciona ayuda psicologica y espiritual a los más necesitados.
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Farity - Cammhy Tomassini
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ISBN: 978-1-4897-2075-7 (tapa blanda)
ISBN: 978-1-4897-2076-4 (libro electrónico)
Número de Control de la Biblioteca del Congreso: 2018967118
Fecha de revisión de LifeRich Publishing: 02/15/2019
Contents
Agradecimientos
Introducción
Capítulo 1 Omega Island
Capítulo 2 El comienzo
Capítulo 3 Farity Crece
Capítulo 4 La Búsqueda
Capítulo 5 Tiempos de Confusión
Capítulo 6 Las huellas del maligno
Capítulo 7 El visitante misterioso
Capítulo 8 Una partida inesperada
Capítulo 9 Malvin el impostor
Capítulo 10 En las tierras del maligno
Capítulo 11 La fuga
Capítulo 12 En la Oscuridad
Capítulo 13 Hallando el Camino
Capítulo 14 Sin marcha atrás
Capítulo 15 Nuevas fuerzas
Capítulo 16 Deja el pasado donde debe de estar
Capítulo 17 Farity vuelve a casa
About the Author
Agradecimientos
Doy gracias a Dios por darme el regalo maravilloso de su Hijo por quien he conocido la vida, la muerte, el significado de las cosas, no todas, pero si las suficientes como para seguirle todos los días de mi vida. Todo aprendizaje duele. Yo he pasado por caminos muy espinosos, oscuros y dramáticos, pero nunca he ido sola, el Maestro ha venido conmigo dándome lecciones en cada vivencia, sanando mi corazón y transformándome a fin de hacerme algún día como Él.
Agradezco enormemente a quienes han permitido que plasme en esta novela parte de sus experiencias con el único fin de ayudar a otros y mostrar que se puede salir adelante a pesar de que algunas experiencias rozan en la locura, la tortura, el abuso, los malos tratos y la desesperación.
Esta es una novela que hace uso de la fantasía para explicar algunas verdades, pero obviamente algunos seres y lugares son solo producto de la fantasía; sin embargo, las vivencias son todas y cada una de ellas hechos de la vida real.
Agradezco también a quienes de manera involuntaria han contribuido a esta obra tanto con sus hechos como con sus oraciones.
Gracias también a mi mis dos amados hijos Luis Felipe y Cristy, a mi madre quien además es mi amiga y hermana. A Esteban quien ha estado a mi lado en momentos terribles, a Gisela <
Gracias a ti querido lector por darme la oportunidad de entrar en tu vida, espero poder contribuir a tu crecimiento emocional, así como a tu riqueza espiritual.
Introducción
Después de haberme quedado un poco de tiempo en Suecia, decidí partir rumbo a Escocia, quería prepararme para la siguiente historia que, en verdad ya inquietaba mi instinto aventurero. Como siempre, preparé mi equipaje con lo indispensable; mi brújula ya que soy sumamente desorientada ¡no puede faltar! un mapa, libreta de notas, cámara y por supuesto una guía para adquirir más conocimientos sobre la historia de las Islas Shetland. Debo reconocer que hubo quienes me dijeron que la historia de Anabella había sido muy rápida y sin detalles… ¡pero así fue! Mi querido Staffan no quiso que se añadiera nada más a la bella mujer que tanto había amado. Así que, respetando su deseo fue que escribí tal cual. Con Farity tendría que someterme nuevamente al juicio del aventurero lector. Lo que más me inquietaba era que esta historia comenzara y sólo pensaba en qué tal me iría en esta ocasión ¡estaba realmente emocionada!
Muy de mañana zarpamos hacia el mar Atlántico Norte. La emoción no me cabía en el pecho, la verdad es que me fascina todo aquello lleno de misterios y secretos no conocidos por el mundo, la aventura de vivir nuevas experiencias e irrebatiblemente aquellas que logren conmover mi corazón y estimular la imaginación.
Situadas entre las islas Feore, en el suroeste de Noruega y Gran Bretaña, se encuentran este conjunto de 100 islas de las cuales solamente 19 se hallan habitadas. El capitán del barco me explicó que no es muy común que sean visitadas a pesar de ser muy hermosas, contar con una historia, vegetación y cultura interesante.
Después de varios días de viaje se dio el aviso de que ya estábamos a pocas horas de llegar, la neblina era densa pues estaba amaneciendo y no lograba ver aun nada. Bajé entonces a mi camarote y desde ahí decidí esperar. Pasamos por Sumburgh en la costa sur del conjunto, que, creí que ese era mi destino pero resulta que la isla que antiguamente era Omega es la más lejana… Foula y la más remota de Gran Bretaña quien es su gobierno actual.
Finalmente desembarcamos. El clima era genial, 20º clásico del verano. No podía ser mejor, los vientos frescos del sur se percibían sobre mi cara como una suave caricia, el azul del mar y los verdes de los prados hacían en mis ojos un hechizo enigmático que invitaba a quedarse contemplando por horas aquel paisaje. Por un momento así fue, y pensé en cómo serían los inviernos, leí que alcanzan solamente los 4º y no menos. Sencillamente Foula era el lugar idóneo.
Ahí me esperaba una anciana llamada Mencia, muy respetada entre los muy pocos habitantes, 26 en total. Su aspecto era agradable, de cabellos encanecidos y tez blanca, alta y ligeramente robusta, de noble mirada azul celeste, sus mejillas de rosado natural y sonrisa cálida; descendiente de los normandos cristianos que antiguamente hablaban el francés y habitaron tanto en las islas Shetland como en las Orkney, ahora situados en Foula su tierra natal, posteriormente adoptaron el inglés ¡suerte para mí! ya que no domino muy bien el francés.
El lugar era hermoso sobre manera, pocos árboles y muchos acantilados, de los que se dice que alcanzan los 370 metros de altura, subir alguno de ellos se convirtió en una de mis próximas hazañas. Atravesábamos los pastizales mientras contemplaba a ciertos de los nativos pescando y otros con alguna que otra cabeza de ganado. Antiguamente se trabajaba mucho con la lana, sin embargo, con el tiempo comenzaron a exportar el lino, pero de igual manera algunos de ellos continúan haciendo ciertas prendas de algodón.
En fin, nos dirigíamos a una pequeña casita mayormente construida en piedra ya que la madera es escasa allí. Se dice que no existen los árboles por las fuertes corrientes de aire o porque antiguamente el abuso de la exportación de madera acabó con ellos; pero ya sea por uno o por otro o por el conjunto de ambos, éstos no son comunes ahí.
Dos habitaciones, una cocina rustica, un comedor que daba frente a una pequeña chimenea era con lo que contaba su vivienda. Pocos adornos, pero uno en particular llamó mi atención; una pequeña figura de una niña alada sentada sobre el tronco de un árbol con su barbilla recargada sobre una de sus rodillas mientras que con una mano tocaba el agua de un manantial, ¡muy hermoso! Elaborada en bronce, se encontraba colocada sobre la mesa que estaba en la acogedora sala. Por las cortinas de lino blancas podía entrar la luz del día que dejaba que se apreciaran aquellos tapetes de confección artesanal.
La casita, que no era majestuosa pero si muy inspiradora, quedaba ubicada a unos pocos kilómetros frente al mar, que con su oleaje no era difícil que uno se pasara horas meciéndose al son de su suave murmullo. A continuación, me pidió que tomara asiento, la comida estaba lista, unos deliciosos arenques propios de la región, pan, queso y vino.
—Así que ha viajado desde muy lejos para conocer nuestra antigua y poco conocida historia —Comenzó Mencia, rompiendo el silencio mientras servía la mesa.
—Sí, desde que me enteré no he dejado de pensar en ello, mi mente ha imaginado cantidad de cosas, pero quiero acallarla por unos días porque deseo ansiosamente escucharla tal cual fue.
Con una sonrisa jactanciosa me respondió:
—La escuchará querida amiga, comamos y bebamos porque nos queda toda la tarde y los próximos días para viajar a través del tiempo. La llevaré hasta que pueda ver en su imaginación todo aquello que mi tierra esconde con celo; mi deseo es que sea fiel en su relato porque Omega no necesita que su historia sea aderezada con nada.
Entonces elevé mi vaso de vino y gustosa respondí:
—Téngalo por ciertísimo, que tomaré nota fiel de lo que de su corazón y de su boca salgan.
Así pues, pasadas unas horas nos sentamos en el porche frente aquel bellísimo paisaje que embelesaba mis ojos, mientras una seductora música nos mecía junto con el suave viento del medio día.
Acomodada en su mecedora, Mencía comenzó a hablar y fue entonces que inició la historia de Farity.
Capítulo 1
Omega Island
D e los misterios conocidos en la tierra surge la fantástica historia de Farity, aquella de la que unos pocos lograron entender las causas de su peculiar existencia.
Allá en un lugar lejano de esta tierra, en una isla poco conocida <
Omega Island era mucho más hermosa antes que ahora, llena de bellas flores de todos colores, frutos exóticos y bosques encantados. Aunque la gente diga lo contrario, hubo un tiempo en el cual si los tuvimos, pero las cosas han cambiado mucho desde que se les ocurrió la explotación del petróleo. Quisimos mantenernos lejos de ellos por muchos años pero son como una plaga espantosa que invade la rueda de la creación, de no haber llegado el nuevo mundo a Omega, hubiese continuado siendo un paraíso.
Se decía que por las tardes cuando el sol caía, pequeños hombrecillos alados como las libélulas salían de entre las flores y viajaban de un lado a otro coleccionando el néctar de las flores, trabajando aquí y allá mientras los más pequeños jugueteaban. Por su pequeñez y dificultad para ser vistos tenían la facilidad de viajar a lugares lejanos, conocían los secretos del nuevo mundo, sus artilugios y estratagemas para apoderarse de toda riqueza; eso les llenaba de horror y por eso su existencia seguía siendo tan solo un misterio y a veces cuentos de niños, mitos y leyendas como tantas que se cuentan por ahí. Cosa que les tenía sin el menor cuidado, por el contrario, su aparente inexistencia les resultaba beneficiosa. En lo que a mí respecta, solo me queda la tradición oral y escrita que guardamos con mucho celo entre nosotros, aunque a decir verdad, no sé qué ha sido de ellos, sin embargo, confío que hayan encontrado un nuevo lugar para vivir dentro de este, ahora pequeño e inhóspito mundo.
Y en lo que a nuestra protagonista respecta, algunos pensaban que Farity venía de ahí y por una extraña razón, quizás, un encantamiento o un fenómeno nunca conocido hasta ese entonces, ella fue creciendo hasta quedar del tamaño de los humanos. Sin embargo, eso siempre se mantuvo como una especulación porque no se halló explicación alguna.
—¿Conoce usted a alguien cuyos sueños y esperanzas sean tan altos que a veces parecieran inalcanzables? ¿Ha conocido soñadores tan alejados de sus posibilidades que resultan locos
para el resto de los mortales? Y no estoy hablando de sueños cargados meramente de éxito mundano, aquel éxito cargado de vanidad, dinero, fama y perversiones. ¡No! ¡No! Nada de eso. Ella plantea y diseña sus sueños y metas en otras bases. Unas bases que se afirman en la voluntad del Eterno, que el carácter se forma y fortalece en los aciertos, pero aún más en las caídas y los errores, en el fragor de las batallas, aquellas que muchas veces son iniciadas por enemigos gratuitos.
—¿Perdón? ¿Qué quiere decir con eso?
—Muy simple, hay gente que viene a nosotros cargada de negatividad, fracasos a los que no han sabido sacarles partido, enseñanza y que, por el contrario, se han convertido en un mar de amargura y eso a su vez despierta lo que llamamos envidia.
—Entonces, ¿Cómo era Farity?
—Farity era de aquellas personas que nacen con alas; alas que renuevan y que están diseñadas para volar tan alto como el cielo, tan distante como el sol y tan lejano como el mismo espacio. Ella es y será única porque representó, al menos entre nosotros, una forma de vida distinta. Y no es que haya sido una vida color de rosa, nada de eso.
—¿A caso quiere decir que en este mundo hay gente alada?
—Le estoy diciendo que en este vasto mundo habemos gente con dones especiales, el don de construir de lo poco o único, luego soñar y luego construir. Hay gente a la cual el Eterno reparte muchos dones, ¡cuánta responsabilidad tienen! Pero hay otros a quienes solamente les puede tocar un solo don; esos son los que más responsabilidad tienen y por ello necesitan creatividad, fuerza, ingenio, tesón, militancia, paciencia y amor.
—Supongo que Farity tenía muchos.
—Supone mal amiga, Farity tenía uno solo pero lo multiplicó por mil. ¡Ya lo verá! Esta historia no es sólo fantástica, sino única, es un ejemplo de vida y por eso es tan importante para nosotros conservarla y recordarla. Y sabemos que por el mundo habrá muchos como ella, pero en nuestra pequeña comunidad… ella fue y será el sello de nuestro distintivo.
La isla era poco conocida para el mundo entero, pero no para las islas vecinas ya que era una experiencia maravillosa ir de paseo a Omega Island porque la calidez de su gente fue su distintivo; siempre sonriente, lista para ofrecer su hogar como refugio al desvalido, al extranjero, al amigo y a todo aquel que necesitara cariño y amistad. Ésta era un refugio para aquellos soñadores que deseaban escribir todas sus ilusiones, fantasías, aventuras y amores en un libro.
Los atardeceres eran como ninguno en la tierra. Comenzando a caer el sol, el cielo se pintaba de un intenso violeta y progresivamente suscitaba un cambio de hermosos contrastes rosas y naranjas, para luego dar la bienvenida a centellantes estrellas que adornaban la bóveda celeste como ninguno. En la costa sur en la que ahora está ubicado el pequeño aeropuerto, había modestos hostales medievales en desnivel con terrazas orientadas hacia el mar de las cuales colgaban abundantes bugambilias de color violeta, desde ahí se podían apreciar, a cualquier hora del día, los pintorescos paisajes. Todos ellos contaban con mesas y sillas artesanales con jarrones de cerámica rebosando de hermosas flores blancas que bien se podían apreciar desde lejos, como bellos pendientes de perlas.
Y tras todas estas hosterías se encontraban las bellas casas y calles empedradas donde sus habitantes se encargaban de hermosearlas con faroles, plantas y flores de todos colores y en pequeñas y elaboradas vasijas que bien podían pender en el porche o en las pequeñas ventanitas de la entrada de sus casas, que no eran muchas ya que Omega contaba con pocos habitantes, un tanto más que ahora ¡por supuesto! Los omeguitas, como eran conocidos, eran artesanos por naturaleza, así que por doquier podía apreciarse arte y delicadeza hasta en el más mínimo detalle.
—¡Que nostalgia!
Al otro lado de la isla estaba el puerto, en donde todas las embarcaciones salían muy de mañana a traer el pescado y otros beneficios del mar. Cada barca era tallada a mano y pintada bellamente de manera que, cada visitante, quedaba impactado con el cuidado y mantenimiento que se le daba a cada obra plasmada en esas barcas de trabajo.
—¡Una comunidad tan noble y laboriosa!, —le dije yo.
—En este contexto fue que un día común, como tantos, mientras el sol caía apareció en el cielo color violeta una pequeña y fina figura con alas como de mariposa que lanzaban increíbles y sutiles destellos de colores azul y blanco, verde aqua y amarillo tenue, dependía mucho de sus movimientos para que esos destellos dibujaran fascinantes figuras en el cielo, ¡que belleza! Y aquel ser era una encantadora niña vestida como de luna; blanca, resplandeciente, de rosadas mejillas y boca como un corazón; de mirada dulce, misteriosa, tierna, profunda y melancólica, de sonrisa como del cielo y cabellos como hojas de otoño. ¡Farity!
Capítulo 2
El comienzo
A hí en el manto celeste, Farity hizo su entrada magistral y misteriosa. Parecía como extraviada, como quién no sabe dónde refugiarse, su mirada en realidad no se dirigía a ningún sitio en particular. Viajaba buscando un refugio, pero parecía estar un poco asustada por la incertidumbre de no saber dónde se encontraba. En sus pensamientos de niña asustada, imaginaba cantidad de cosas que aparecían y desaparecían con la misma rapidez en su mente infantil. Se detenía por unos instantes, con una mano apoyada en la cintura y la otra sobre sus cejas como quien observa el territorio, luego avanzaba otro poco mientras colocaba sus bracitos justo al lado de sus caderas, así pues, revoloteaba delicadamente mientras dejaba una estela de lucecitas de colores tras de sí.
Tanto los visitantes como los omeguitas quedaron impactados con la belleza de la pequeña. Algunos no sabían si era un ángel que había llegado a anunciar algún presagio, otros decían dentro de sí… -es una estrella que cayó del cielo- y otros pensaban que era uno de esos extraños habitantes del bosque de los que tanto se hablaba de su posible existencia. Pero cual fuere la razón, no había ninguno que no hubiese quedado