Cronicas de Falcor

Crónicas de Falcor

Entre Reinos y Ruinas

Libro Uno

Por: Ángel Cantón

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Prólogo

En las sombras de un pasado glorioso, sobre las tierras de Falcor, se cierne el presagio de una era oscura. Sometido bajo el yugo de una reina consumida por la venganza, el equilibrio del mundo pende de un hilo, tejiéndose en el filo de una espada entre la justicia y la traición. Crónicas de Falcor despliega el velo de una saga donde el coraje se entrelaza con la magia, en una lucha tenaz por la esencia misma de la libertad, contra el poder implacable de Filoria, gobernado por una reina cuyo corazón arde en el fuego de la venganza por la pérdida de su padre, el rey Ordán.

¿Podrá Sere, el ermitaño druida, cuya sabiduría brota tan profunda como las raíces del bosque que protege, guiar a sus aliados hacia la luz en estos tiempos de oscuridad? En este mundo azotado por la guerra, artefactos de poder ancestral emergen de las sombras, y dragones ancestrales despiertan de su letargo, cada uno sosteniendo un pedazo del destino de Falcor en sus garras legendarias.

Junto a Sere, héroes inesperados se alzan; Dorán, Nergy y Garel, guerreros cuya valentía se convierte en el estandarte de Falcor, y Elyon, un aprendiz de mago cuyo destino está intrínsecamente entrelazado con el de los reinos. En sus hombros recae la carga de forjar alianzas con seres tan antiguos como el tiempo mismo, desde gigantes que caminan en el silencio de bosques olvidados hasta guerreros del desierto, maestros de las arenas y el viento.

Mientras las sombras de la guerra se extienden, la pregunta que resuena en el corazón de cada habitante es: ¿Qué secretos antiguos y qué poderes olvidados serán descubiertos en la lucha por la libertad? Crónicas de Falcor es más que una odisea épica; es una exploración de los límites del honor, el poder y el sacrificio. A través de sus páginas, se revela no solo la lucha de un pueblo por sobrevivir sino también por preservar el alma de un mundo colgado en el delicado balance entre la luz y la oscuridad.

Adéntrate en un reino donde la magia y la realidad se entrelazan, donde la lealtad y la amistad se forjan en el calor de la batalla más feroz, y donde el destino de muchos depende de los corazones valientes de unos pocos. Bienvenidos a Crónicas de Falcor, una invitación a ser testigos de la redención o la perdición de un mundo cuyo futuro se escribe con cada decisión, en cada línea de esta narrativa vasta como el cielo estrellado bajo el cual se libra esta eterna batalla por la libertad.

Capítulo Uno

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El Despertar de una Nueva Magia

Presagios en el Bosque Ancestral

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Sere, el custodio de los secretos del Bosque Ancestral y heraldo de la armonía de Falcor, caminaba por el corazón de los dominios silvestres cuando una fuerza mágica, extraña y abrumadora, se impuso sobre él. No era meramente una presencia, sino un misterio que se entretejía con el aliento mismo del viento. Con un gesto de respeto ancestral, se arrodilló, permitiendo que sus dedos se sumergieran en el suelo viviente. Al buscar la comunión con la esencia de la tierra, una oleada de temor y miedo lo invadió; lo que encontró fue la maldad en su forma más pura, una hechicería oscura y virulenta que no solo corrompía la tierra de los señoríos vecinos sino que su veneno se extendía hasta el mismo corazón de Falcor.

La vibración de alerta bajo sus manos se intensificó, transformándose en un grito de advertencia. La naturaleza, que le hablaba en susurros, ahora clamaba con urgencia contra una maldad que crecía como una maleza insidiosa, devorando todo vestigio de bondad. Esta no era una oscuridad cualquiera; era una sombra de maldad nunca antes experimentada por Sere, una que exigía una acción inmediata y decidida.

Movido por la certeza de que algo terrible y malévolo se cernía sobre ellos, Sere supo que debía alertar al Rey Alaric sin demora. La magnitud de esta amenaza, capaz de perturbar la sacra armonía de Falcor, no dejaba espacio para la duda: era imperativo informar al Rey que una presencia nefasta estaba a punto de desatar su furia sobre el reino.

Mientras Sere, impulsado por la urgencia de su misión, avanzaba a través de los dominios de Falcor hacia el lugar de consejo del Rey Alaric, una sombra de diferente naturaleza se entretejía en el corazón de Filoria. Erendor, conocido entre los círculos de poder por su maestría en las artes arcanas, estaba sumido en prácticas prohibidas por los antiguos edictos del reino. En la penumbra de su estancia, oculta a los ojos del mundo, manipulaba energías que la ley había condenado al olvido.

El Rey, por azar o destino, irrumpió en este santuario de secretos, encontrando a Erendor en el clímax de su conjuro. La sorpresa del monarca ante la visión de la magia oscura, cuyo uso había sido erradicado bajo pena de muerte, marcaba el punto de no retorno para ambos. Erendor, consciente del peligro que su descubrimiento implicaba, actuó con una decisión nacida de la desesperación. Con un gesto audaz, lanzó un hechizo sobre el Rey, entrelazando su voluntad con la suya, borrando el recuerdo de lo que había presenciado.

¿Hay algo que su Majestad requiera de mí? inquirió Erendor con una sonrisa astuta, ocultando la tormenta de emociones tras su fachada de lealtad. El Rey, confundido y desorientado, no logró recordar el propósito de su visita, retirándose con una sensación de inquietud que no podía explicar.

En la soledad que siguió, Erendor, ahora seguro de su dominio sobre el Rey, consolidó su posición. Mediante un conjuro de vinculación, aseguró que el Rey lo nombrara su consejero principal, garantizando su influencia directa sobre las decisiones del trono. Esta maniobra no solo salvó su vida sino que le otorgó un poder sin precedentes, un poder que pensaba utilizar para moldear el futuro de Filoria a su antojo.

Con el corazón palpitante por la urgencia de su misión, Sere alcanzó los vastos muros del castillo, su figura recortada contra el crepúsculo que se cernía sobre el reino. A su llegada, los guardias, firmes y vigilantes, obstaculizaron su paso, incapaces de reconocer la gravedad del momento ante su súbita aparición. ¡Es de vital importancia que vea al Rey!, imploraba, su voz llevando el peso de un conocimiento aterrador. Sin embargo, la solemnidad de su deber mantenía a los guardianes inamovibles, cerrando el camino hacia la única persona que podía entender la magnitud de lo que estaba en juego.

Pero el destino, aliado inesperado, llevó su clamor más allá de los muros de piedra, hasta los oídos del monarca. Alertado, el Rey emergió, su presencia imponiendo silencio sobre el caos. Su mirada, aguda y discernidora, cortaba la tensión como una espada. Al ver a Sere, su expresión se suavizó, reconociendo al ermitaño cuyos lazos con el reino natural eran tan profundos como antiguos. ¿Qué os trae con tal premura a mi presencia?, inquirió, su voz resonando con autoridad y preocupación.

Con el permiso real concedido, Sere se adentró en la sala del trono, el espacio entre ellos cargado de expectativa. Mi señor, algo maligno y desconocido se agita más allá de nuestros bosques, una fuerza que no pertenece a este mundo y cuya sombra ya se extiende hacia Falcor, reveló, las palabras cargadas de un temor reverente hacia el poder que había sentido. Es un augurio de oscuridad, una amenaza que no podemos ignorar.

La atmósfera en el castillo se transformó, tensa con la anticipación de un conflicto inminente y la resolución de enfrentarlo. Sere, cuya advertencia había puesto en marcha los engranajes de la defensa del reino, observó al Rey, experimentando una mezcla de alivio y aprensión. La batalla contra la oscuridad desconocida estaba apenas comenzando.

Sombras del Bosque

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Bajo la vasta cortina de la noche, el castillo de Falcor, un bastión de luz en la oscuridad, se convierte en el escenario de una reunión urgente. El Rey Alaric, su semblante reflejando la tormenta de