EL DON DE LA VIDA
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Vertí esta noche, sin límite ni medida, toda la simpatía de mi vida y la gratitud que nace desde mi corazón hacía usted estimado lector… Vertí hoy mi esencia, llena de extendidas muestras de alegría frente a usted, con el alma desnuda y las manos llenas de fantasía hacía el cielo, colmado de estrellas y una luna fría, donde se pierde toda mi filosofía por la tenue claridad de la noche en el compendio de su recorrido…
Percibí, dentro de mi corazón, que esa era la mejor manera de transformar en una bella realidad muchos de mis sentimientos; algunos superficiales y los más fastuosos con demasía entrega… y confiárlos así, como el más leve secreto a la madre naturaleza o dejarlos correr uno a uno, bajo el cielo abierto de la primavera… Y por fin, darme cuenta de que no existe otra manera para que lo más oculto de nuestro ser fluya…
Mi alma se funde con el lenguaje en banalidades, entonces ofrezco la más pura de todas mis ternuras a las estrellas fugaces y al cielo, a la brisa, al agua transparente que corre bajo el puentecillo y… Ese es mi mejor momento.
Rosa Amelia Corea de Batten
Rosa Amelia Corea Villeda de Batten nació en ciudad de Guatemala, Centroamérica, el seis de mayo de 1957. Hija de padres guatemaltecos. Su padre: Julio Cesar Corea Maldonado y su madre: María Elena Villeda Landaverry. Casada con Mario Emilio Batten de Leon y madre de tres hijos: Mario Alejandro Batten Corea, Andrés Emilio Batten Corea y Ana Sofía Batten Corea. Estudió en: La gloriosísima Tricentenaria Universidad de San Carlos de Guatemala, donde se graduó de Licenciada en Ciencias Jurídicas y Sociales, Abogada y Notaria. Tiene estudios de: Maestría en Derecho Procesal Civil, Derecho Mercantil, Derecho Notarial. Catedrática de: Derecho Mercantil, Civil, Propiedad Intelectual y Preparación de Examen Privado. Estudió, además: Diplomacia, Teología en la Escuela de Tivoli (2007-2010). En la Parroquia del Señor de Esquipulas (carretera a El Salvador 2012-2015) y la última en el INSTITUTO SUPERIOR DE ESTUDIOS MISIONEROS PABLO VI - FRATERNIDAD MISIONERA DE MARÍA-, ADSCRITA A LA UNIVERSIDAD FRANCISCO MARROQUÍN (2022, graduada en junio 2024) Trabajo: En el Ministerio de Relaciones Exteriores y, como Asesora de: La Comisión Específica de Asuntos Electorales, Comisión de Deslegislación y, de Bancada, en el Congreso de la República de Guatemala, en dos partidos políticos, en la Secretaría Ejecutiva de la Presidencia de la República de Guatemala y como Letrada de la Cámara Penal de la Corte Suprema de Justicia de la República de Guatemala. Propietaria de un Bufete Profesional donde ejerce como abogada y notaria ubicado en Edificio Géminis 10, 12 calle 1-25 zona 10, de la ciudad de Guatemala. Ha viajada a muchos países de América, Asia y Europa. Ama la literatura y tiene varios proyectos de publicación para días posteriores a esta publicación.
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EL DON DE LA VIDA - Rosa Amelia Corea de Batten
EL DON
DE LA VIDA
ROSA AMELIA COREA DE BATTEN
Copyright © 2024 por Rosa Amelia Corea de Batten.
Número de Control de la Biblioteca del Congreso: 2024920113
Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida o transmitida de cualquier forma o por cualquier medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación, o por cualquier sistema de almacenamiento y recuperación, sin permiso escrito del propietario del copyright.
Fecha de revisión: 23/09/2024
Palibrio
1663 Liberty Drive, Suite 200
Bloomington, IN 47403
862427
ÍNDICE
1. Presentación
2. Introducción
3. Biografía
4. El hoy y el ayer
5. Atada o Desatada
6. La decisión
7. La vida siempre es un bien
8. La primicia
9. Primera Intervención
10. A escribir
11. Machu Picchu
12. Segunda intervención
13. Cunén
14. Radiación
15. Luzmilda
16. Circunstancias
17. Mi niñez
18. Recuerdos
19. La Doñis
20. El adiós de doña Noyita
21. Mi ahora
22. Última oportunidad
23. El don de la vida
24. Xelajú
25. Primeras pruebas
26. La Semana Santa
27. El camino recto
28. El Sufrimiento
29. Hoy me pregunto ¿Quién es Cristo?
PRESENTACIÓN
Aspirar a escribir una experiencia con Jesucristo o una usanza sobre teología católica, nunca se me cruzo por la mente. Primero, porque cuando me inicié en esta narrativa no conocía nada del tema; segundo, porque no poseo virtudes que hayan trascendido en la vida de nadie; y tercero, porque esta narración no es un texto para estudio ni consulta, es más bien un pequeño ensayo que narra la forma, acaso, desordenada y breve de mi vida. El documento, sin embargo, trata de llevar enseñanza a quienes lo lean, buscando que la presencia de Dios se haga vida en los corazones más destrozados. No pretendo con este atrevimiento literario, de ninguna manera, desarrollar argumentos teológicos construidos sobre misterios que nadie ha sabido revelar, sino dar a conocer mi experiencia con Jesucristo… Y mostrarles cómo ese mismo Dios acompaña al hombre en su dolor, recordándonos que somos sus hijos predilectos; que nos tatuó en la palma de su mano y nos conoce desde el vientre de nuestra madre. Además, pedirles que reconozcamos que su amor se patentizó a través de ofrendarnos a su hijo Jesucristo crucificado en el madero.
Durante el desarrollo de este cúmulo de relatos, se incurrió, más de una vez, en la fusión de la realidad y la fábula con el afán de hacerlos atractivos al lector. Y es que, a decir verdad, en cuanto me embarqué en titánica hazaña, desposeída de conocimientos, me lancé a la travesía que debía transitar, cual infante se introduce en una montaña desconociendo el suelo que va a pisar… No intento en este libro predicar a nadie sobre la mejor manera de conducirse en este mundo, para subir al Reino de Dios… Sólo anhelo compartir mis experiencias de los últimos años…
Estos relatos, fundamentalmente, refieren por qué ahora creo en Dios y confió en su inefable Misericordia; cómo he percibido su ternura y recibido su perdón, y cómo alcancé la sanación espiritual, moral y física. Y de qué manera el Señor me hizo regresar lo andado al camino de su amor. Además, que intento describir a la nueva mujer que surgió no solo por haber tenido fe en Jesucristo como su salvador, sino por creer en la promesa de fortalecimiento que Él me hiciera a través de su Santo Espíritu.
En el intento por deleitar al lector se abordan otros temas que pudieran ser de su interés, como un extenso y variado medio geográfico, valiosas descripciones históricas del interior del país y de otros lugares del mundo; y, como algo muy especial, el poder de la amistad y del amor en una familia bien establecida…
INTRODUCCIÓN
En los textos siguientes presento las peripecias de su autora en su afán de sobreponerse a las contrariedades de la vida, y su lucha feroz contra fuentes cautivadoras y falacias del mundo, por alcanzar la Gloria de Dios. En todo su universo y dimensiones. Es un documento autobiográfico de la artista, centrado en temáticas bien definidas como, sus distintas intervenciones quirúrgicas, tanto en Guatemala como en el extranjero; su obsesión temporal por la política partidista del país; su larga y escabrosa formación intelectual en centros educativos de prestigio académico del país; su niñez y adolescencia irregular en un ambiente de pobreza y algunas incomprensiones familiares; el arraigo nacionalista, especialmente, a algunas regiones especificas del interior de su patria; Y su ejemplar lucha por conservar la vida y proteger a su familia.
En cuanto a sus dos primeras cirugías de Cráneo-Plastía
realizadas en el país, y una tercera de Base de Cráneo
llevada a cabo en el extranjero", se describe con detalle las diferentes intervenciones y las consiguientes secuelas post-operación, consecuencia lógica de lo delicado de su tumor craneal. Es loable la gallarda confrontación de la víctima a cada doloroso tratamiento que algunas veces rayaban en el suplicio. Valga decir que con esto último no se está tratando de menospreciar el cuidado médico y de los centros hospitalarios, donde fuera atendida, sino las circunstancias adversas del momento histórico del país…
Rosa Amelia, en su momento, como cualquier ciudadano joven y estudioso, en una región de incongruentes contradicciones y el oportunismo de unos cuantos, sobre la mayoría, se sintió motivada a participar en política partidista, como una posible disyuntiva a resolver los problemas sociales. Su participación siempre estuvo encaminada a apoyar, mas no a involucrarse directamente en posiciones populares porque de antemano conocía los niveles de corrupción existentes en ese medio de terror…
En cuanto a educación, el libro ofrece información debidamente documentada de las áreas educativas, donde ella atendiera su formación, desde la elemental hasta la universitaria; y la aplicación de ésta como Licenciada en Ciencias Jurídicas y Sociales, y Abogada y Notaria, profesiones que acreditan a la autora además de otras especialidades…
Se declara, además, con soltura, libertad y considerable exactitud y autenticidad, diferentes etapas de su niñez y adolescencia; así como su vida conyugal que, al lado de su esposo, ambos al frente de su familia, dirigen el hogar eficientemente. Y como algo muy especial, su conversión de persona de mundo, como somos la mayoria, a una verdadera cristiana…
BIOGRAFÍA
Rosa Amelia Corea Villeda de Batten nació en ciudad de Guatemala, Centroamérica, el seis de mayo de 1957. Hija de padres guatemaltecos. Su padre: Julio Cesar Corea Maldonado y su madre: María Elena Villeda Landaverry.
Casada con Mario Emilio Batten de Leon y madre de tres hijos: Mario Alejandro Batten Corea, Andrés Emilio Batten Corea y Ana Sofía Batten Corea.
Estudió en: La gloriosísima Tricentenaria Universidad de San Carlos de Guatemala, donde se graduó de Licenciada en Ciencias Jurídicas y Sociales, Abogada y Notaria. Tiene estudios de: Maestría en Derecho Procesal Civil, Derecho Mercantil, Derecho Notarial. Catedrática de: Derecho Mercantil, Civil, Propiedad Intelectual y Preparación de Examen Privado. Estudió, además: Diplomacia, Teología en la Escuela de Tivoli (2007-2010). En la Parroquia del Señor de Esquipulas (carretera a El Salvador 2012-2015) y la última en el INSTITUTO SUPERIOR DE ESTUDIOS MISIONEROS PABLO VI - FRATERNIDAD MISIONERA DE MARÍA-, ADSCRITA A LA UNIVERSIDAD FRANCISCO MARROQUÍN (2022, graduada en junio 2024)
Trabajo: En el Ministerio de Relaciones Exteriores y, como Asesora de: La Comisión Específica de Asuntos Electorales, Comisión de Deslegislación y, de Bancada, en el Congreso de la República de Guatemala, en dos partidos políticos, en la Secretaría Ejecutiva de la Presidencia de la República de Guatemala y como Letrada de la Cámara Penal de la Corte Suprema de Justicia de la República de Guatemala.
Propietaria de un Bufete Profesional donde ejerce como abogada y notaria ubicado en Edificio Géminis 10, 12 calle 1-25 zona 10, de la ciudad de Guatemala.
Ha viajada a muchos países de América, Asia y Europa.
Ama la literatura y tiene varios proyectos de publicación para días posteriores a esta publicación.
006_a_lbj23.jpgEL HOY Y EL AYER
En ti me refugio Señor.
(Salmo 31)
Misterios que no tienen respuesta, vida insinuante que se adentra en la luz de la lámpara donde la sombra proyectaba mi imagen, que emanaba de la fuente misma ¨mi alma¨. Noche en la que llegué al límite de la rutina, me apreté contra el muro de mi propia vida y observé el desorden que me rodeaba… Busqué el diálogo que surge y se instala cada noche como un eco entre mi marido y yo; ese encuentro que nos aventura muchas veces a departir sobre valores innegables del ser humano, y otras veces en profundas quimeras… Inexplicablemente, la comunicación se vio perturbada por el agotamiento que arrastró a nuestros cuerpos hacia prodigioso lecho, para sumergirnos en un sueño difuso. En la primicia aún adormilada, reviví los momentos compartidos aquella tarde con nuestros hijos; en seguida, poco a poco, me hundí en una extraña imaginación… Mi otro yo avanzaba hacia cada una de las esquinas de mi entorno... Extraña noche. Todo lo que recordé después de mi alucinación era incomprensible… pero yo era parte del ensueño… Me ubiqué, inconscientemente, en el año mil novecientos setenta y uno, en un barrio deslumbrante en la historia de mi Guatemala... Veía cómo mi pequeña silueta caía guerreada en el pavimento; sangré…, lloré…, pero, sobre todo, me invadió la indignación. En ese momento tuve ideas sobre la muerte, la humanidad y la divinidad; lo justo y lo injusto y, especialmente, sobre mi pasado y mi presente... En mis amargas añoranzas logré divisar a la última de mis victimarias; ¡no creía estarla viendo!… Mi mentecata cabecita aún no terminaba de concebir lo que había sucedido… Había sido agredida brutalmente por varias compañeras del Instituto Nacional para Señoritas de Centro América –INCA–, donde estudiaba por ese entonces. Las cinco me esperaban a la salida de clases y… Yo, por mi lado, traté de encausar el malestar, la rebeldía y la irritación que en ese momento constituyeron mi mayor preocupación, pues jamás pude olvidar la afrenta de aquella tarde. Paradójicamente, acababa de finalizar mi práctica de marimba. La clase me había entretenido más del tiempo acostumbrado, pero estaba feliz toda vez que, finalmente, concluía el aprendizaje de una de las piezas de marimba más bella pero difícil de interpretar, La Flor del Café
, que por más de veinte tardes de mi adolescencia hube de ensayar.
La noche, a guisa de reconcilio conmigo, llegó y me alejó por el horizonte de los ensueños, hacia un placentero reposo, y he aquí que en el sueño me complací al descubrir el filo en que había quedado mi inocencia… Recordaba el espacio en que la abandoné; el esplendor se perdió al verla desterrarse de mi piel… Ahora pensaba; sí, pensaba en los tristes niños de hoy y comparé su mirada con la de los chiquillos felices de mi ayer. Entendía que el pasado se había ido para no volver; sin embargo, observaba cómo se inmovilizaba mi espíritu de esquina a esquina por las calles de mi ensueño, y verifiqué que allí se estampaba mi pasado… Cada paso me recordaba, uno a uno, los hechos, agazapados ya…, en aquel tiempo transitado. ¡Lo que no fue, no será!... Reflexioné. Mi tiempo vencido, el pretérito de mi vida, la estación de mi existencia, que había dejado atrás, se negaba a aceptar que mi niña se había ido al exilio para nunca más volver. Pero aquel recuerdo, no obstante, su belleza había quedado atrás…; pues, al despertar, recordé que estaba cerca de cumplir cincuenta años, y lejos de avergonzarme me sentí feliz al darme cuenta de que mi corazón aún permanecía atrapado en alguna rendija de la niñez y de la juventud. ¡Ah, estaciones de Gloria!... Constantemente me pregunto qué diablos pasó con mi cuerpo estilado; cómo fui capaz de perderlo…, qué sucedió en mi cabeza que no queda un solo cabello negro; está coronada de hebras blancas que me colocan en otra generación que aún no acepta mi joven alma, por equivoca que esté… Cuando veo mis canas regreso de inmediato, a la niña delgada con las rodillas encostradas, los zapatos enlodados después de una larga tormenta, pero con una alegría mágica que no sé aún de donde brotaba…, porque, a decir verdad, mi ambiente estaba saturado de incoherencias, pobrezas e insensateces.
El tiempo es inexorable, y de los escombros donde él yace en contubernio con mis recuerdos, me habla con su lengua sabia… y me doy cuenta de que ya no poseo la fuerza de la juventud ni la energía de mi niñez. Se me han congelado los huesos por el esfuerzo a lo que fueron sometidos en mi infancia; tal vez, por mis constantes andanzas en los barrancos y al pie de los acantilados buscando no sé qué… Lo cierto es que ahora me caigo fácilmente. ¿Sera por secuelas del pasado?… O, acaso, porque la visión del ojo derecho es deficiente por haberlo sometido a tres cirugías de alto riesgo y costosísimas económicamente hablando.
El tiempo es revelador de los pasos dados… en una pausa de la madrugada resurgió el recuerdo de todas aquellas compañeras que fueron parte de mi generación (incluyendo las agresoras); es decir, un grupo de mujeres que hace poco arribaron a los cincuenta años, que crecieron junto a mí en una Guatemala marcada por las dictaduras militares y el miedo de la población a sus maquiavélicas acciones… En ese tiempo era frecuente escucha a los padres aconsejar a sus hijos social y moralmente: Hay que darle de comer al hambriento, vestir al desnudo y cobijar al que carezca de techo.
Era necesario poseer causas por qué vivir; los ideales y sueños imposibles eran parte del folclore juvenil. Concretamente, a principios de las décadas sesenta y setenta, cuando abundaban los hippies; borbollaban las guerrillas; los buenos se volvían seminaristas; los valentones bochincheros; los hartos de la iglesia católica se volcaron a las sectas evangélicas; y los más disimulados, paradójicos consumidores de substancias psicotrópicas.
La época era una especie de furor colectivo, todos buscábamos resolver, a nuestro modo, los conflictos existenciales... No recuerdo cuando el furor casuístico se terminó y se convirtió y en violencia, depravación y contaminación del ser. Quizá fue cuando el ser humano giró al mundo cual darle vuelta a un calcetín. Aquel periodo de la historia, seguido por la ausencia de Dios en el corazón, en los hogares, en las escuelas, universidades y en la propia iglesia, para dar paso a una época más difícil… Sí. Nada menos que cuando los consumidores de sustancias psicotrópicas se convirtieron en narcotraficantes; algunos guerrilleros llegaron ser asiduos clientes de hoteles de cinco estrellas; y el fiel
evangelista encontró en la palabra de Dios la forma más fácil de obtener una fortuna sin culpabilidad ni sanción legal.
Ese amanecer, en mi ingenuidad, reté al mundo para desbaratar las falsas certidumbres y racionalidades en que se hace sostener. Me ironicé contra el planeta que parecía venírsele encima a la humanidad. Mi espíritu se encontraba acosado por los nervios a punto de estallar, pero en vez de lamentos y afrentas surgió en mi la felicidad; me volvieron los disparates del ilusionismo retórico, que invalidaron una a una cada regla que rige la vida de los mortales. Repentinamente caminé hacía adelante, vi una luz deslumbrante, un sendero despejado de rencores y remordimientos, que estimularon mi espíritu para iniciar una nueva vida... Sentía calor, aunque era época de frío en Guatemala; Acaso había sido el fervor de mi corazón que parecía una hoguera; se encontraba gozoso porque Dios salvó por segunda vez mi vida de la muerte. Siempre he pensado que ha de ser triste envejecer y partir sin haber vivido. Yo he vivido de sobra… Siempre he tenido lo que me ha proporcionado felicidad; he sido amada hasta la saciedad, aunque me faltaron muchas cosas materiales… Y ahora empiezo a darme cuenta de que Dios me ama también.
Ese día desperté a las seis de la mañana, no sé qué pasó… Algún recuerdo en el ensueño atacó mi subconsciente, pienso yo. Traté de concretar mis ideas y plasmarlas por escrito para no perder la ilación de este relato. No quiero enfriar mi pasión
, monologaba, quizá necesito encontrar el camino de regreso al primer amor, que es Dios. Reconcilié el sueño y volví a sumirme en una quimera placentera, y recapitulé episodios de mi nueva existencia, para después trasladarme a mi pasado. Subestimé el tiempo e intensidad de la tragedia… No resultaba facil relatar en breve la crónica de los hechos titánicos suscitados en cada etapa de mi vida. De lo primero que me percaté fue que nunca había logrado desnudar mi alma ante nadie; sin embargo, me estaba despojando de tantos prejuicios en ese intervalo de mi vida, en el que pude referir quién soy, realmente; a donde me había llevado la enfermedad; lo que pienso sobre la existencia y cómo se vive etiquetado como un ser extraño... ¡Extraño?.. Antes de decidirme a escribir sobre mi vida, tuve el cuidado de rescatar de mi adormecida memoria, vivencias, emociones, secretos, y detalles de mi nueva vida…
Después de mi última reflexión respecto a emprender mi relato, en cuyo desarrollo surgió una serie de translucidos lienzos de humo, cuya liviandad permitían que al menor evento se agitase y estremeciese mi otro yo... Brotaron en ese instante las palabras; les di vuelta, las exprimí, jugué con ellas hasta disociarlas de las personas, las ideas, los objetos y otras posibles situaciones… Mi corazón se sentía alocado, quizá me estaba anunciando la proximidad del fin… De pronto, como un luzaso indescriptible, recordé que ya antes había deseado morir en la vejez, entre sábanas de seda blancas, en mi cama y en completa paz… Así que concluí en que no se trataba de mi final… También me vino a la memoria que nadie muere en la víspera, sino cuando Dios lo decide. Entonces dejé de atormentar a mi corazón, cavilé sobre el título que debía llevar esta narrativa, pero escribí y escribí y no encontré más que cursilerías y a veces epígrafes prepotentes. En fin…
El género literario que elegí para narrar estos relatos me resultaba tan pormenorizado, que me empecé a impacientar. Me detuve a pensar que la perfección molesta; es absurda y contraria a la humanidad. Odio el glamour y con más fundamento el protocolo, me fascino con la sencillez y la simpleza; quizá porque ese fue el primer escenario en que se estableció mi ser… Que debo observar reglas de conducta bien lo sé, pero aborrezco disfrazarlas y etiquetarlas. A pesar de ser muy sutil cuando escribo, a veces me gusta saltarme la puntuación; y en ciertas circunstancias me olvido, a propósito, de las estructuras narrativas. Mi esposo se ríe porque sabe que no poseo sentido de ubicación y orientación; algunas veces entro por una calle en busca de una dirección, y al regresar la he olvidado totalmente.
Escucha Señor mi oración
Llegue a ti mi clamor
(Salmo 91,14)
ATADA O DESATADA
Nada te turbe, nada te espante, todo pasa. Dios
no se muda, la paciencia todo lo alcanza, quien
a Dios tiene nada le falta; sólo Dios basta.
(Santa Teresa de Jesús)
Era un bello amanecer; soleado y lleno de alegría por el canto de los pájaros que, con sus trinos, deleitaron mis oídos cual mero arrullo de amor. Por fin me había levantado de aquel sueño profundo, pero inhóspito… Recuperé fuerzas y me deslicé hasta el jardín lindamente enriquecido de flores: los geranios florecían a plenitud, los botones de las rosas habían reventado; y las hortensias mostraban todas sus tonalidades, desde el blanco hasta el lila-tornasol. Curiosamente, un café me apetecía, no obstante, en casa no se consumía… Opté, sin embargo, por deleitar esa taza de café proveniente de la Finca Rancho Carmela
, ubicada en la Democracia Huehuetenango, propiedad del compadre Jorge Alfaro Tobar. Mientras me preparaba el exótico estimulante y tostaba unas piezas de pan, traje a mis pensamientos algo que me había venido sucediendo desde hacía varios días…
Eran expresiones aisladas, pero constructivas y con un alto grado alentador. En efecto, muchas personas me decían que me veía bien y, realmente, me sentía bien; sobre todo, bendecida y liberada para gritarlo al mundo que me rodeaba y al que mis alaridos no lograban alcanzar… Era un holocausto, sí, del que me acababa de levantar. En el origen de mi padecimiento, o sea después de la segunda cirugía, mi ego se sintió lastimado, especialmente, cuando alguna compañera o amiga me preguntaba que le había sucedido a mi ojo derecho, a pesar de que era evidente el trauma sufrido en la última cirugía. Yo me detenía, con mucha diplomacia, ante tan incautas damas, a explicarles lo relacionado con la Cráneo-plastía
que acababa de superar… Estas personas que en su hablar y actuar violentan las normas de la discreción, son el ejemplo del alcance positivo o negativo de la modulación bucal de nuestros pensamientos: la boca tiene poder para engrandecer al mundo que nos rodea, pero también para destruirlo… Una palabra de desconsuelo nos orilla a la depresión y hasta a la tumba; pero, también, una palabra de aliento nos concede la vida con todo y sus valladares y tormentos…
Yo no soy una mujer que viva de promesas o expresiones vacías. Aborrezco la piedad, porque solo es útil para los débiles; enemigos de los fortalecidos como yo… Sin embargo, algunas veces me he sentido deprimida por actitudes insensatas, propias o ajenas… Esas reacciones lógicas del ser humano pero que perturban a quien las experimenta, y yo no escapaba a ellas… Me sentía atrapada, pero era entonces cuando veía, a la distancia, la capacidad del horizonte para resolver los problemas de la naturaleza… Era en ese instante cuando hubiese querido tener el aforo de ver las cosas superficialmente; percibirlas como un acontecimiento normal; pero, he aquí que, me faltaba aprender mucho de la naturaleza… Percibía o acaso imaginaba, cuando entraba en depresión, que algunas personas que caminaban a mi alrededor me contemplaban absorta en mi propia tristeza; consecuentemente, su actitud al verme era un total silencio… Tanto, que podían pasar a mi lado sin siquiera saludarme; me molestaba su actitud, pero, de pronto, me di cuenta de que, si yo no salía de mi mutismo, ellos jamás podrían unirse a mí.
Eso me dio fuerza y a partir de ahí, los problemas ajenos no me afectaron más; además, mis amigos me enseñaron a buscar, en mi interior, la luz de Dios y luego la paz de las alturas, que sobrepasa todo entendimiento… Lograba contemplar a Jesús, cara a cara. Y ese privilegio me hacía recobrar mi felicidad innata…; lástima que era diestra para crear conciencia en los demás para hablarles de las bendiciones que Dios me regalaba. Sin embargo, yo no lograba desatarme de aquella vida que no le era agradable a mi Creador; los pecados, que entonces encadenaban mi alma, no querían desterrarse de mi corazón ni desarraigarse de mi piel, estaban adheridos a mí como la hiedra a la pared.
Fue ahí cuando recapacité y decidí que debía dedicarle tiempo a Dios, pues el mundo moderno va guiándonos en rumbo equivocado en nuestros días, haciéndonos caer, incluso, en la tentación… Jesús fue criticado por sanar a un hombre en el día de reposo. ¿Cuántas veces en nuestras mismas familias, en nuestro trato con los hijos, con el esposo, la esposa, o con los padres, ponemos también esta excusa para no servir, para no practicar la caridad? Es triste que esto suceda y que muchas veces la caridad tome el lugar del cuando haya tiempo
, que el servicio a nuestros hermanos tenga que esperar también su turno sin importar que se trate de la salud. Es triste que la esposa o los hijos esperen tener cita para ser atendidos y escuchados. No dejes que tu agenda gobierne tu vida; sé tú, como Jesús, dueño de tu tiempo, especialmente en la relación con sus seres queridos. Les narré a mis alumnos universitarios, que una psicóloga cuenta que una madre le platicó que ella regañaba a su hija por E mail. Fuera de lo absurdo del vehículo de comunicación utilizado por la madre, hay otro peor: Los padres de familia se supone que no regañan, porque no son verdugo de sus hijos, sino que orientan, aconsejan, dirigen, apoyan, y ejemplifican con sus obras…
Cuando rompemos la comunicación con nuestros semejantes más próximos que es la familia, es romperla con Dios que siempre está presto a ayudarnos… La falta de comunicación destruye el afecto, el respeto, y la admiración mutua. Recordé la crítica que yo les hacía a los cristianos, por estarlos viendo del lado del mundo… Yo era de las que creían que los cristianos eran personas haraganas, aburridas y sin gozo. Vaya chasco el que llevé al descubrir que el cristianismo es como el vino añejo; nadie piensa que pueda ser bueno, pero una vez que se prueba no se quiere dejar… Entendí también que quien ha tenido la experiencia de llenarse de Dios, no querrá experimentar la vaciedad del mundo nunca más, y, lo más importante, aprendí a pedirle a Jesús que llene mi vida con su amor.
En lo casi impenetrable de mi realidad, yo advertía cómo interpretaba el ayer con mi presente: ambos ciclos de mi vida se fusionaban; no podía desatarlos, parecían haber sido entretejidos el uno con el otro… Tratar de separarlos equivalía a fragmentar las puntadas de un tejido fino… El ayer le proporcionó a mi ser momentos sorprendentes de felicidad y discernimiento, con lo cual lograba aplacar los desasosiegos que estaba sufriendo en el ahora y, repentinamente, venía a mi vida una calma casi sublime... Sabía con certeza que el ayer constituía un capítulo cerrado de mi historia, pero que permanecía archivado en los anaqueles de mi trayectoria para comparar con los actos de mi presente y futuro… Sin embargo, no me animaba a abrirlo ni leerlo como queriendo, inconscientemente, borrarlos en mi memoria… Paradójicamente, eran los errores de mi ayer los que complementaban mi presente por ser eternamente inseparables.
Un flujo de ideas se entretejía en mi mente, buscaban un orden lógico en medio de la irreflexión y la verdad absoluta de mi vida, pero sin apartarme un ápice de la realidad que rodeaba mi nueva vida. Entendía, justamente, que mi padecimiento que era cien por ciento recurrente, había apaleado intensamente mi sensibilidad, arrastrándome a escribir sobre el dolor de padecer una enfermedad genética, incurable que dejó atrás mi cráneo perfecto; que forzó a desaparecer mi rostro de antes, la fisonomía que adornaba mi cuerpo cuando aún estaba sana. Sin embargo, el dichoso tumor no había logrado hacer mella en mi vida, tenía muchas esperanzas y deseos de caminar hacia adelante. En mi mente se instaló también el recuerdo de cuando volví de la anestesia en la segunda operación de Cráneo-plastía
, luego de acariciar de cerca la muerte, la cual vi difusa pero amenazante; sin embargo, al final del túnel encontré una luz… Recordé aquellos días interminables en el intensivo del Centro Médico; estaba consciente de que una nueva mujer tocaba el mundo. Regresé de aquel viaje misterioso con la firme resolución de no ser más la intelectual y presuntuosa que participaba en el mundo de los fútiles, esperando escuchar un aplauso, sino por el contrario, la mujer que disfrutaría la vida tanto en el naufragio como en el gozo… Sí, la mujer que se encontraría por fin así misma en la devoción total por la humanidad. Lamentablemente, me tardó muy poco aquella dicha, pues más rápido de lo que pensé volví a las vanidades de los soberbios y al pánico de los desalentados…
En el ayer y el hoy de mi enfermedad tuve la dicha y la bendición de poseer una familia incondicional, y un grupo de amigos que parecían estar hermanados en sangre conmigo; todos hicieron que mi travesía por el desierto –figuradamente hablando– se convirtiese en lo que constituiría para mí una escondida vocación de escribir que yo estoy segura de que venía del Cielo. Mi alma se impresionaba cuando percibía que mi vida estaba repleta de imperfecciones; nunca perdí la fe de que en pocos años escribiría y concluiría esta autobiografía con todo el colorido y las fatalidades que se dieron en el trayecto de mi vida; sin embargo, me enfrasqué en el blanco y negro de mis últimos años, ya que las etapas de tristeza y melancolía que viví en esa época, se convirtieron en los terrenos donde las letras florecían, quizá porque fue en aquel tiempo en que descubrí las maravillas del mundo de la literatura.
Buscaba mantener un orden en cada acontecimiento para no desviar al lector, aunque en mi mente solo haya encontrado un montón de ideas desordenadas que navegan entre el pasado y el presente, encontré el camino para ofreceros las descripciones que paso a paso irán apareciendo en este intento literario. En una de mis reflexiones, en la profundidad de mi pensamiento escuché un llamado en mi corazón que me ordenó detenerme para agradecer a Dios el haberme retornado a la vida. Había coronado con laureles todas las secuelas que la segunda cirugía le causó a mi cráneo. Me percaté que era una persona que no solo parecía feliz, sino que, efectivamente, lo era. ...tu imaginación y tu compromiso con tu familia, me decía el neurocirujano, han contribuido a renacer el deseo de derrotar de una vez por todas al Tumor...
. Creo que la pasión por vivir una vida de calidad nació desde el momento mismo en que decidí poner mi cuerpo en las manos de los médicos. Día en que mi espíritu aspiró a poseer un aire aventurero… logré dominar la seriedad de mi rostro y me inicié en una sonrisa para encontrar la concordia de la vida, por ello asumí con más ahínco el buen sentido del humor. Sabía ser taciturna cuando la ocasión lo ameritaba, discreta en los secretos de ótros y amiga en sus necesidades. Así mismo, consuelo en la aflicción de mi prójimo. En conclusión, después de mi padecimiento, servir a los demás se convirtió en mi cuaresma...
El doce de diciembre de dos mil cuatro, cuando no acababa el reloj de marcar las siete de la mañana, volví a repetirme: El Don de la Vida
, ya antes lo había hecho. Fue excepcional. En dos años había superado dos operaciones de cráneo-plastia
. Me había retirado de la escritura por algunos días, las ocupaciones me retuvieron en los afanes del diario vivir, pero me propuse