A través de la poesía

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Maquetación: Juan Muñoz

Diseño de cubierta: Rubén García

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ISBN: 978-84-1089-329-0

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PREFACIO

Cuando era niña, recuerdo que me gustaba la vida de mi abuela Estelfa en el rancho. Mi padre solía llevarnos todas las tardes para visitarla. Mientras ellos charlaban, yo aprovechaba en aprender; entraba al gallinero para observar los pollitos, los patitos, pijijes, las gallinas guineas, los gallos ingles que eran muy divertidos y los guajolotes que se esponjaban.

Recogía huevos para llevar a casa y jugaba con los niños de los trabajadores que venían del Estado de Oaxaca, para trabajar el algodón. A mi padre siempre le gusto sentirse acompañado por sus hijos para ir a tomar café con su mamá.

Realmente, cuando salía de la escuela le decía a mi mamá que iría al rancho. Les soy sincera, para llegar al rancho, tenía que pasar por un terreno donde había mucho cacao, sentía miedo porque escuchaba ruidos entre los árboles, porque decían que espantaban, pero no importaba si de estar con la abuela se trataba.

En mi bici que manejé desde los siete años, y que hasta la fecha lo hago, aprendí a sostener el manubrio con fuerza y a acelerar la pedaleada para pasar rápido el terreno de cacaotero; la otra aventura era esquivar el ganado, sobre todo al toro y las vacas bravas, era cuestión de esperar un poco.

Eso le gustaba a mi abuela, lo atrevida, lo aventurera, decía que era una niña muy inteligente, optó para que le acompañara en sus viajes de negocio para vender pollos y huevos; aprendí mucho de ella. Sobre todo las ventas.

Ella me dijo que no confiara en nadie, porque hasta la sombra te espanta. También decía que siempre cuando hay fuertes vientos es mejor agarrase de la raíz que es fuerte, y no de las ramas que son muy débiles, no busques a los empleados para vender algo o hacer negocio, busca al dueño. No discutas cuando no tengas la razón, terminarás sin lograr nada. Más vale ganar poco, que regresar con las cosas que traemos.

En esos momentos yo no entendía nada, pero me gustaba acompañarla, ver cómo vendía. Era buena, lo admito, porque vendía todo, que lo único que regresaba eran cajas vacías, la recompensa por acompañarla era buena, siempre me compraba un detalle.

¿Por qué cuento esto? Porque en los años 70, fue una época donde después de hacer la tarea, todos salíamos a jugar al bote, el bate, las escondidas, las mata tenas, el trompo, el tejo, las canicas, la cuerda, no importaba que fuéramos niñas o niños, compartíamos los juegos; al final todos nos sentábamos en la banqueta a contar historias de espanto y otras historias que nos contaban los maestros en la escuela. Quizá habían escritores, pero no los conocíamos en esos momentos… nuestras mamás contaban historias lindas antes que durmiéramos. Creo que fuimos una generación muy afortunada.

Hoy me encuentro frente a usted, amigo lector, para compartir esas vivencias, pero de una forma hermosa, donde el verso y la prosa se vuelven cómplices para que usted lea una historia hecha poesía, el arte de la imaginación al son de la escritura, para que la letra resalte su hermosura.

Presento cuatro capítulos donde usted podrá disfrutar historias de vida, fábulas, poemas, reflexiones, donde doy vida a los personajes, y comparto historias de casos de la vida real.

Apreciar la naturaleza y cuidar de ella, razón por la que hoy estoy frente a usted a través del lenguaje escrito.

El propósito de esta obra es presentar las formas más bellas en los poemas que dejo a su juicio su interpretación.

En el primer capítulo comparto historia de casos reales, que por muy simple que puedan parecer, tiene un significado reflexivo, que considero puede pasar en muchas personas en el mundo, con temas de migración y situación de calle, como la esperanza del amor o la paz.

En el segundo capítulo, damos vida a la imaginación y retrocedemos el tiempo, para recordar que sin lugar a duda fue nuestra mejor época, ser niños.

El tercer capítulo encontrará historias de vida contadas, leídas o expresadas en poesías, que espero fervientemente le agrade, si se identifica con algunas de ellas, es producto de la realidad.

El cuarto capítulo compartiré la reflexión de casos y cosas que podemos recatar, con una filosofía de un mejor vivir.

Sin más que esperar y mucho que leer… Comencemos esta nueva aventura.

CAPÍTULO 1 HISTORIA DE VIDA

1.1.-EL ENCUENTRO INESPERADO

(Lo que no me atreví a contar, caso de la vida real año 2014).

Una tarde de otoño, después de haber regresado de trabajar en la ciudad cercana de Tapachula, Chiapas, México, a escasos veinticinco kilómetros de distancia, al llegar a casa, deseaba un baño refrescante y subir los pies a la pared para descansar.

Pasadas las horas recibí una llamada, una invitación para ir al cine, significaba regresar a la ciudad, eran aproximadamente como las seis de la tarde. Me di una ducha en el baño de la planta alta, bajé las escaleras y entré a mi recámara, me disponía a buscar la ropa en el closet, realmente no sabía que elegir, estaba muy entretenida buscando que ponerme. De repente sentí que fluyó una energía acompañado de aire muy frío que llamó mi atención, hice la puerta de closet para delante y miré hacia la puerta que da al jardín junto a la capilla, quedé paralizada al ver a un ser viviente, nunca antes visto, estaba frente a una criatura, humanoide, pero rara.

Su silueta estaba cubierta con un traje liso color negro, parecía una piel adherida, su cabeza grande, ojos grandes y oblicuos, cruzamos la mirada. No podía creer lo que estaba pasando. La criatura giró su cabeza rápido dos veces, derecha izquierda, derecha izquierda, como cerciorando cada paso, antes de seguir avanzando.

Pude observar que al mínimo ruido, proveniente del exterior, giraba su cabeza, parecía tener muy desarrollado su sistema auditivo.

A medida que lo observaba, sentí un torrente escalofrío que recorrió todo mi cuerpo, mis ojos fueron testigos de que la criatura estaba cruzando la reja de fierro, dirigiéndose hacia mí, adentrándose a la habitación. De inmediato cruzamos las miradas, de sus ojos salió un brillo que segó mis ojos.

De inmediato sentí que se erizó todo mi ser, provocando una reacción que la mayoría hace… gritar. Mi grito de terror, extremadamente fuerte, bloqueó todos mis sentidos y salí corriendo de la habitación.

Estaba superespantada, no podía creer lo que estaba pasando, ¿por qué en mi casa? y ¿por qué a mí?

De repente reaccionó, regresó a la recámara, lo buscó, no había nadie, al parecer había entrado por el baño, dije con voz fuerte: «Quien seas y de donde vengas, es más grande el poder de Dios». Con mucho miedo me cambié y me fui de la casa, muy confundida por lo que había pasado. No podía controlar el nerviosismo, conté a mis familiares lo que había pasado y me quedé a dormir en casa de ellos.

En días posteriores noté que en mis ojos aparecía una luz como un escáner, supuse que era el nervio óptico por la impresión tan grande a lo cual se había expuesto. Decidí ir al doctor especialista para que me checara y expliqué cómo aparecía la banda de luz desde el lagrimal hasta el punto final del ojo. Me dijo que estaba bien todo, le platiqué lo que había pasado, sonrió… creo que no me creyó.

Pasaron los días. De repente aparecían otra vez los destellos en mis ojos, se me hizo costumbre, hasta llegué a pensar que estaba cerca de mí o que me vigilaba y eso si me daba pavor.

Hay algo que no quiero pasar por alto. Como a los dos años de la visita inesperada, escuché ruidos en el techo de la casa, que algo caminaba en el techo. Estaba en la cocina, de repente escuché un ruido como si se tratase de un animal grande, como el rugido de un león que es fuerte, pero raro, y mi cuerpo se erizó de nuevo y apareció el escáner otra vez en mis ojos, y dije «otra vez tú…». Qué miedo, créanme sentí morirme, me quedé paralizada y llamé a mi hijo, que llegara rápido porque había pasado algo feo. Cuando él llegó a los quince minutos, fue testigo de una energía que fluía desde la entrada de la casa, el expreso: algo está aquí, miró hacia el jardín y vio pasar algo negro, que pasó muy rápido.

Trabajé mucho sobre el tema del miedo. Sea lo que sea voy a seguir adelante, pero debo contar esta historia, que quizá… no sea la única persona en el mundo que tenga este tipo de experiencia, con seres diferentes a nosotros. Investigué sobre el tema, quien me había visitado era un alienígena.

Debo reconocer que desde ese encuentro con esta criatura, mi pensamiento cambió. Acepto que tengo mayor creatividad, mayor retención de información, se activó la motricidad del hemisferio derecho, ejecuto con mucha seguridad