Location via proxy:   [ UP ]  
[Report a bug]   [Manage cookies]                

Menendez Pelayo Obrascompletas02

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 434

y^

XP

HISTORIA

POESA HlSPii-MEflICANi
POR EL DOCTOR

DON MARCELINO MENNDEZ Y PELAYO


Director de
la

Real Academia de

la

Hi:

TOMO

MADRID
LIBRERA GENERAL DE VICTORIANO SUREZ
Calle de Preciados, 48

191

OBRAS COMPLETAS
DEL EXCMO. SEOR

DOX MARCELINO MEXXDEZ Y PELAYO

HISTORIA

poesa HISPANO-AMERICANA

Digitized by the Internet Archive


in

2009

with funding from

University of Toronto

http://www.archive.org/details/obrascompletas02men

nS^ZT

[oWa*

Cov^^\e.Va%.

^]

HISTORIA

POR EL DOCTOR

DON MARCELINO MENNDEZ Y PELAYO


Director de
la

Real Academia de

la Historia.

TOMO

MADRID
LIBRERA GENERAL DE VICTORIANO SUREZ
Calle de Preciados, 48

igi

ES PROPIEDAD

Madrid.

Imp. de Fortanet, Libertad, 29.Telfono 991.

<Amissh)ms Roma7n, amissimus regnuin, amissimus domi-

nahan, tamctsi non nostra, sed temporum cidpa: vertmtanien


per lime splendidiorem doniinatiwi in 7iiagna ad/uic orbis parte

rcgnavms

Ibi

naniqm roiuamun imperiwn


Apiid
ogtiiiicr .y>

est,

ubicumqiie

roniana lingua dominatiir

nos, id est aptid inultas

nationes, neino nisi romane

(Lorenzo Valla, en

el

prefacio de sus Elegancias).

AL LECTOR
Para conmemorar
Amrica, acord
blicar
la
el

centenario del descubrimiento de

Real Academia Espaola en 1S92 pu-

una Antologa de poetas hispano-americanos, con


la historia

introducciones sobre
las

literaria

en cada una de

regiones descubiertas y civilizadas por los espaoles


el

en

Nuevo Continente. La Academia me encarg de


que consta de cuatro volmenes, publicado

este trabajo,
el

ltimo en 1895.

Aunque

\3.

Antologa recogi slo pie-

zas lricas, las

introducciones contienen suficientes noti-

y dramticos para que puedan estimarse en conjunto como una historia bastante micias sobre los poetas picos

nuciosa de
adelante
sa

la

poesa castellana en Amrica.


el

Acaso ms

me

anime completarla con


el Brasil,

tratado de la poe-

portuguesa en

para que

la

obra merezca con


la poesa liispano-

toda propiedad
amertcana.

el ttulo

de Historia de

De

la

antologa de la

Academia

se excluy los poelas

tas vivos,

y sobre

ellos

ningn juicio se formula en

introducciones. Al reimprimirlas ahora formando cuerpo

de

historia, encierro el trabajo

en

los misios lmites

que

antes, salvo alguna

que otra adicin sobre autores que ha-

ban muerto ya en 1892, pero cuyo fallecimiento no haba llegado

mi
la

noticia. Proseguir

ms

lejos

mi tarea
l-

internarme en

abundosa produccin potica de estos

AL LECTOR

timos aos, hubiera sido

empeo

superior mis fuerzas

incompatible con otros estudios que absorben por completo

mi atencin.

En
las

el

tiempo transcurrido,

la aparicin

de varias obras
literaria,

importantes de bibliografa, biografa historia

nuevas ediciones de

las

obras de algunos poetas antes

inditos

no conocidos en su integridad,

me han De
todo

obliga-

do

revisar escrupulosamente

mi

Historia^ aadiendo basello se

tantes noticias y rectificando algn juicio.

dar razn en
E^ta obra

los lugares correspondientes.

es,

de todas

las mas, la

menos conocida en
Amrica

Espaa, donde
interesa
cias

el

estudio formal de las cosas de

muy poca
sido

gente, pesar de las vanas aparien-

de discursos teatrales y banquetes de confraternidad.

En Amrica ha

ms

leda,

y no siempre rectamente
la

juzgada. Quien la examine con desapasionado criterio, re-

conocer que fu escrita con celo de


al

verdad, con amor


los

arte,

sin

ninguna preocupacin contra

pueblos
la

americanos, cuya prosperidad deseo casi tanto

como

de

mi

patria,

porque

al fin

son carne de nuestra carne y hue-

sos de nuestros huesos.

No soy

yo: es la Historia quien

suscita veces desagradables recuerdos.


los ilustres varones,

Pero no creo que


cientfico,
la

de espritu verdaderamente

que no

faltan

en Amrica, han de mirar con ceo

sim-

pata razonada

libre

de un espaol que nunca se aver-

gonz de
nes
la

serlo ni procur captar

con interesadas adulacio-

benevolencia de los extraos.

Madrid, Noviembre de 1910.

ADVERTENCIAS GENERALES

Fu

privilegio

de

las

lenguas que llamamos clsicas

el

extender

su imperio por regiones

muy

distantes de aquellas

donde tuvieron

su cuna,

el

sobrevivirse en cierto

modo

mismas, persistiendo
razas tradas la

travs de los siglos en los labios de gentes


civilizacin

y de

por
la

el

bras

y dio

pueblo que primeramente articul aquellas palalengua su nombre. As la historia del helenismo

mucho ms amplio espacio que el de la Grecia continental insular, y en el orden de los tiempos tambin se dilata siglos y siglos despus que la existencia poltica de Grecia ha terminado. Dondequiera que las colonias griegas lleabarca, en el orden geogrfico,

garon, lleg su lengua,

la

ciudad jnica doria,

al transplantarse,

conserv su cultura,
ritos

como conservaba

sus dioses tutelares

los

de su religin domstica. Las conquistas de Alejandro difunden el helenismo por el Asia; la conquista romana se le asimila; el Cristianismo adopta su lengua como primer instrumento de su propagacin entre los gentiles, y depura y transforma los elementos de la filosofa clsica; un nuevo imperio fundado entre Oriente y Occidente prolonga su agona por diez siglos hasta los umbrales de la Edad Moderna, y ni siquiera las oleadas de la barbarie musulmana bastaron romper el lazo espiritual que une la Grecia clsica con
la

Grecia que trabajosamente va renaciendo en nuestro

siglo.

Una

es substancialmente la lengua,

aunque en
la cual, sin

los

modernos degenerala

da y empobrecida; lengua por


Iglesia
listas,

solucin de continuidad,

se asciende desde los cronistas bizantinos hasta los Padres de

los filsofos

alejandrinos;

y desde

stos hasta los

mora-

historiadores

polgrafos de la poca romana, los Plutarcos,


ellos hasta Aristteles
al

Lucianos y Dionisios; y desde de donde ya es fcil el trnsito


tas,

Teofrasto,
al

perodo clsico por excelencia,


la

perodo tico, que recoge su vez

hermosa herencia de

los

poe-

y de los filsofos de la Grecia asitica y de helenismo nunca ha muerto, no ya slo en su espritu, que es de esencia inmortal indestructible, sino en las
de
los historiadores
Sicilia.

En

rigor, el

12

ADVERTENCIAS GENERALES

mismas palabras voladoras que le sirvieron de instrumento y las cuales parece haber comunicado algo de su juventud perenne. Del mismo modo, la lengua latina, expresin altsima del derecho y de la vida civil, adecuada la majestad de tanto imperio, y llamada por Dios providencialmente preparar la unidad espiritual del linaje humano, ms que por las artes de la conquista, por la

no slo extingue y borra hasta los vestigios la mayor parte de los pueblos sometidos su dominio, exceptuados los de casta civilizacin helnica, sino que vive vida inmortal, ya como segunda lengua adoptada por la Iglesia, ya transformada, pero siempre fcil de reconocer, en las lenguas y dialectos que hablan los herederos de la civilizacin romana. Aun en tiempos relativamente clsicos, en la era inmediatamente posterior la muerte de Augusto, el elemento itlico puro

comunidad de
de
las

la ley,

lenguas indgenas en

es ya secundario,
tas

el latinismo, al

de

la

ciudad todas las gentes, cae en

hacerse universal y abrir las puermanos de espaoles, de


sello peculiar,

africanos,

de galos, que

le

imponen hondamente su

tan diverso en los Snecas, Lucanos

y Prudencios, en los Apuleyos, Tertulianos y Agustines, en los Ausonios, Paulinos y Sidonios. Dos lenguas haj', entre las que modernamente se hablan en el mundo, que pueden aspirar en cierto grado esta misma singular
excelencia de las lenguas clsicas. Entre las dos se reparten
el

nla

mero mayor de
vuelta
al

las

gentes civilizadas,

y con ambas puede darse

planeta con seguridad de ser entendido en todas partes.

Son

las

lenguas de los dos pueblos colonizadores que nos presenta

la historia del

mundo moderno:

representantes

el

uno de

la civili-

zacin de la Europa septentrional, del espritu germnico

ms menos modificado, del individualismo protestante; el otro del genio de la Europa meridional, del organismo latino y catlico: pueblo
que en
odos,
los das

ms enrgicamente que ninguno de


el

de su grandeza parece que senta resonar en sus sus hermanos de raza, el

Amrica es 6 inglesa extremo Oriente y en los Archipilagos de Oceana tambin coexisten, aunque en muy diversa proporcin, entrambas lenguas. La literatura britnica enriquece su caudal propio, no slo con el caudal de la literatura norteamericana, sino con el de la que ya empieza cobrar bros en Australia. Nosotros tambin
regere imperio populas, Romane, memento.

Tu

espaola: en

debemos contar como timbre de grandeza propia y como algo cuyos esplendores reflejan sobre nuestra propia casa, y en parte nos consuelan de nuestro abatimiento poltico y del secundario puesto que hoy ocupamos en la direccin de los negocios del mundo,

ADVERTENCIAS GENERALES
la

consideracin de los cincuenta millones de hombres que en uno

y otro hemisferio hablan nuestra lengua, y cuya historia y cuya lipodemos menos de considerar como parte de la nuestra. Ocasin bien adecuada para estrechar estos lazos de origen y de comn idioma, nos ofrece hoy la solemne conmemoracin de aquel maravilloso y sobrehumano acontecimiento, merced al cual nuestra
teratura no

lengua lleg resonar prepotente desde


la

las orillas del

regin del Fuego.

La Academia Espaola, que


(lcito es

inici antes

Bravo hasta que

otra corporacin alguna

decirlo sin vanagloria) la aproxi-

de Espaa y de las repblicas de la Amrica espaola, cuando mal apagados todava los mutuos rencores, heren-

macin

intelectual

cia triste

de larga y encarnizada guerra, pareca para muchos sos-

pechosa an esta inofensiva comunicacin de las artes del ingenio, no puede hoy menos de regocijarse con el resultado de la obra que

modestamente comenzaron en su recinto algunos americanos y espaoles de buena voluntad, ligados por
el

respeto

comn

la inte-

gridad de

lengua patria, y por el culto de unas mismas tradiciones literarias, que para todos deben ser familiares y gloriosas. Hoy
la

que
los

la

fraternidad est reanudada


el

y no

lleva

camino de romperse,

sea cualquiera

destino que
del

la

Providencia reserve cada uno de

miembros separados

cido oportuno consagrar en algn

comn tronco de nuestra raza, ha paremodo el recuerdo de esta alianza,


selectas inspiraciones

recogiendo en un. libro

las

ms

de

la

poesa

castellana del otro lado de los mares, dndoles (digmoslo as) en-

trada oficial en el tesoro de

la literatura

espaola, al cual hace

mu-

cho tiempo que debieran estar incorporadas. La poesa hispanoamericana es en verdad riqusima, pero la Academia ha credo conveniente encerrar
la

coleccin en lmites
lo

muy

estrechos,

dando

entrada nicamente

ms

selecto, sin guiarse


literaria,

en esta seleccin
sino por aquellos

por ningn criterio de escuela secta

principios de buen gusto universalmente adoptados en la crtica

\'os

moderna, por aquella especie de esttica perenne que (salvo extrapasajeros) canoniza en todo tiempo lo bueno y execra lo malo,

y por aquella doctrina tcnica que, menos sujeta error que las disquisiciones puramente metafsicas sobre el arte, conduce resultados seguros aunque modestos en lo que toca la forma exterior
de las composiciones, dentro de cada tiempo, de cada gnero y de cada lengua. La Academia ni en esto ni en nada pretende imponer su fallo ni aspira ningn genero de autoridad no fundada en razn, pero se atreve esperar que los conocedores de la literatura americana han de rechazar muy pocos de sus juicios, y han de poner

14

ADVERTENCIAS GENERALES

pocos reparos la eleccin de las composiciones, porque muchas de ellas son ya realmente famosas y de mrito por nadie controvertido, y las que no llegan tanto, se recomiendan por bellezas particulares, presentan algn aspecto de originalidad americana, , finalmente, son muestras las menos endebles que han podido encontrarse del desarrollo potico en algunos pases que han sido menos favorecidos en esta parte, pero que no pareca bien que ente-

ramente quedasen excluidos de este pequeo monumento levantado la gloria de nuestra lengua comn. Hemos procurado fortalecer ilustrar nuestro juicio con el de los varones doctos de las diversas regiones americanas, ya por comunicacin directa, ya en sus libros y estudios de crtica, y si alguna vez erramos ser de buena fe, por deficiencia de noticias de gusto, nunca por perversin malignidad de la voluntad, ni por celo patritico indiscreto y mal encaminado. Si algima vez encontramos en nuestro camino reliquias de la lucha de otros tiempos, procuraremos que no se empae en nosotros la serenidad del criterio histrico, sin olvidar nunca el carcter de lucha cuasi civil que tienen siempre las guerras de segregacin entre individuos por cuyas venas corre una misma sangre:
guerras terribles

y asoladoras veces en sus efectos inmediatos, pero que nunca dejan tras de s los odios inexpiables que son nefando cortejo de la guerra extranjera.
Oportuno hubiera
tas.

sido,

al

principio as se pens, que esta

antologa de poetas hispano-americanos acompaase otra de prosis-

hubo que desistir, tanto por la imposibilidad y ordenar en breve plazo los documentos necesarios, cuanto por ser mucho ms fcil presentar composiciones ntegras en v-erso que en prosa, si no haba de darse la coleccin el carcter de una biblioteca dividida en varios volmenes. De las grandes obras de historia de ciencia, lo mismo que de las fbulas
Pero de
tal

idea

material de reunir

novelescas, no se forma cabal idea por captulos aislados: slo de la

de la crtica literaria, del cuadro de costumbres, hubieran podido presentarse muestras cabales y de moderada extensin, pero estos gneros no han sido hasta ahora los ms florecientes en Amrica, y el darl'es lugar preferente hubiera sido invertir el orden
oratoria,

natural de las cosas.

El ttulo

mismo de

nuestra obra muestra bien cules son sus na-

turales lmites. Trtase slo

de la poesa castellana en Amrica, quedando excluida con ello otra poesa no castellana de lengua, aunque pueda ser caHficada de espaola en el sentido ms tradicional

y etnolgico de

la frase, es

saber: la opulenta poesa brasile-

ADVERTENCIAS GENERALES
a,

que es quiz la ms americana de toda Amrica sin que por eso deje de ser esencialmente portuguesa. Hoy parece algo decada de su antiguo esplendor, pero le basta para su gloria con lo que de ella conoci y revel Europa Fernando Wolf en 1863 (l). No
nos ha parecido bien
ni

retocar su trabajo, ni

menos mezclar
la

len-

guas distintas en una misma obra.

Con mayor motivo

an,

hemos debido prescindir de


la al

poesa

indgena en lenguas americanas, anterior posterior

conquista.

estudio del Nhuatl, del OtoMaya, del Otlateco, del Quichua, del Aymara, del Guaran y de tantas otras lenguas todava ms incgnitas y^revesadas, nada hubiramos podido hacer sino repetir superficialmente lo que han consignado en tratados especiales los que pasan por entendidos en estas arduas materias. Sea cual fuere la antigedad y el valor de los pocos y obscuros fragmentos literarios que de esas lenguas primitivas quedan (no sin sospecha las ms veces de interpolacin y aun de inocente falsificacin literaria debida los ocios de cualquier misionero de algn nefito de noble estirpe indiana) su influencia en la poesa espaola de Amrica ha sido tan escasa, ms bien tan nula (fuera de pasajeros caprichos de algn poeta), que la historia de esa poesa puede hacerse

Extraos nosotros de todo punto

mi, del Tarasco, del jMixteco, del

tales supuestos orgenes y reley critica del fillogo. As lo han hecho los crticos americanos, aun los ms conocedores de las lenguas indgenas, y as lo haremos nosotros, prescindiendo de la erudicin de segunda mano que hubiramos podido granjear con pequesimo esfuerzo. La poesa americana de que vamos tratar no es la de las elegas del rey de Tetzuco, Netzahualcyotl, ni la del Ollantay., drama quichua no anterior al siglo xviii, sino la que llevaron Amrica los colonos espaoles y conservan sus descendientes. Si algo del ame-

en su integridad prescindiendo de
al

gndolos

estudio

ricanismo primitivo lleg

infiltrarse

en esta poesa

(lo

cual es

muy

dudoso), slo en este sentido podrn tener cabida tales elementos

brbaros y exticos en un cuadro de la literatura hispano-americana, la cual, por lo dems, ha seguido en todo las vicisitudes de la general literatura espaola, participando del clasicismo italiano del
del romanticismo del presente
si-

glo XVI, del culteranismo del xvii, de la reaccin neoclsica del xviii,

y de

las influencias

de

la

novsima

literatura extranjera, especialmente

de

la

francesa y de la inglesa.

(1)

Le Brsil

LiLlraire. Histoirc de la Littraiure Bresiliemte

Bcrlin,

Asher, 1S63.

(Acompaado de una antologa de poetas

brasileos.)

ADVERTENXIAS GENERALES

Esto no excluye damento de esta tes y misteriosas para los mismos menos familiares
villas
la

gran originalidad en los pormenores; pero el funoriginalidad, ms bien que en opacas, incoherentradiciones de gentes brbaras 6 degeneradas, que

americanos de hoy resultan mucho ms extraas,

y menos

interesantes que las de los asirlos, los per-

sas los egipcios; ha de buscarse en la contemplacin de las mara-

de un mundo nuevo, en los elementos propios del paisaje, en la raza por el medio ambiente, y en la enrgica vida que engendraron, primero el esfuerzo de la colonizacin y de la conquista, luego la guerra de separacin, y finalmente las discordias civiles. Por eso lo ms original de la poesa americana es, en primer lugar, la poesa descriptiva, y en segundo lugar, la poesa poltica. Todos los dems gneros cultivados en Europa estn
modificacin de
representados all por ensayos ms menos felices, y aun por obras de mucho precio, que son bastante ms que tentativas; pero hay en todo esto mucha labor de imitacin ingeniosa y hbil, muchos versos que lo mismo podran ser firmados en Madrid en Pars que en Buenos Aires, en Alxico en Caracas. Hay gran nmero de autores americanos, aun de los ms dignos de estimacin, en quienes el americanismo no existe est latente; as como en muchos
otros,

que cada paso

le

afectan, es cosa falsa

postiza. Tal cuali-

dad, es innata no se adquiere con estudio: Bello y Heredia la encontraron dentro de una escuela acadmica, y todava no es se-

guro que hayan llegado ser tan americanos los muchos poetas que de propsito deliberado han querido pasar por aztecas, guaranes y
araucanos.
Fijados as los limites de nuestra Antologa por razn de
la len-

gua, ha habido que fijarlos tambin por razn del tiempo. Figuran

en esta coleccin
coro

los poetas del

tiempo de
de

la colonia, lo

mismo que

los posteriores la separacin;

pero una razn evidentsima de delos autores vivos.

literario obliga prescindir

Dolorosa ha
al-

sido para la

Academia
son de

esta exclusin, puesto


los

que precisamente

que ms honran actualmente la lengua castellana y de los que con ms encomio mencionar la futura historia literaria; pero el sacrificio ha sido necesario, considerando que la censura de autores vivos, sujeta siempre en mayor menor grado al influjo de las pasiones contemporneas, parece tarea ms propia del juicio individual, rectificable siempre, que de una especie de fallo oficial y solemne, que debe estar exento an de la ms leve sospecha de parcialidad favorable desfavorable. Cada cual escribiendo en nombre propio puede abundar en su sentir, del cual l
gunos de
ellos

ADVERTENCIAS GENERALES
solo
es

responsable;

cerlo del

modo

pero cuando una Academia habla, ha de hams impersonal posible, aunque uno solo de sus in-

la pluma por bondadosa delegacin de sus compaeros. Sobre toda poca literaria ya fenecida queda una resultante general en que convienen la mayor parte de los hombres de gusto; pero la literatura contempornea es cosa ondulante y movible, en que cada paso cambian las posiciones del artista y tambin las del crtico. No se cans Sainte-Beuve de rectificar hasta la hora de la muerte casi todos los fallos que haba dado sobre sus contemporneos, y por el contrario, cuan pocos tuvo que enmendar de los relativos la literatura ms antigual los antiguos

dividuos lleve materialmente

se les juzga

con

el

mero
los

criterio esttico

y por

puras impresiones
al arte

de gusto; respecto de ne siempre, que


les

modernos, algo extrao

se interpo-

favorece les daa, que puede darnos la clave

de algn rasgo de su talento, pero que con frecuencia perjudica para la apreciacin serena y total. Por otro lado, es evidente que mientras un escritor vive y produce no puede ser juzgado ms que de un modo incompleto. Quin sabe hasta dnde pueden llegar las nuevas manifestaciones de su talento? Quin sabe si el escritor aclamado hoy por magistral y clsico lleva en su espritu algn germen vicioso que maana le convertir en corruptor del gusto y fautor de triste decadencia? La ms vulgar discrecin aconseja, pues, en el caso presente, limitar el estudio los muertos. As ser ms breve, y podr ser tambin ms fructuoso. Slo tememos que la distancia y lo difcil de las comunicaciones, privndonos de noticias exactas sobre algunos poetas, nos haga excluir, por suponerle en vida, algn notable lrico que desgraciadamente haya pagado ya su tributo la muerte. Para este caso solicitamos indulgencia, que fcilmente esperamos se nos conceda por ser tan involuntaria la falta. Otra prevencin debemos hacer sobre la materia de la presente
Antologa. Abarca slo la poesa
lrica,

y el himno, como la stira y y aun los poemas descriptivos, narrativos y didasclicos cuando no son de mucha extensin. Slo exclumos la poesa dramtica y la pica, si bien de la segunda alla

acepcin ms amplia y corriente, esto poemas menores, as la oda, la elega


epstola, la fbula

es,

tomada esta palabra en su comprendiendo todos los

la

gloga,

guna vez presentaremos fragmentos, no hacindolo con las obras teatrales por ser imposible que escenas aisladas den idea de ellas. Adems, el teatro, fuera de los dos ilustres mejicanos Alarcn y Gorostiza, cuya actividad dramtica se ejercit principalmente en la
Menndez y Pblato. Poesa hispanu-americana.
I.

ADVERTENCIAS GENERALES

Pennsula, apenas tiene historia en Amrica,


ser de

como

un estado complejo de relaciones

afectivas

fruto que ha de y de condiciones

tcnicas, las cuales es imposible producir artificialmente

en pueblos

sumo podr llegarse ensayos de imitacin como los de Pardo y Milans, y la farsa representacin superficial y abultada de costumbres populares, como vemos en el peruano Segura. Son en gran nmero las colecciones de poesas americanas punacientes

y en

sociedades nuevas.

A lo

blicadas hasta ahora, pero su mrito

no

est en razn directa

de su

cada regin hay una por lo menos, y adems varias generales, entre las cuales merece y obtiene el primer lugar en
abundancia.

De

y ya rara Amrica Potique public en Valparaso en 1846 el argentino D. Juan Mara Gutirrez, persona de buen gusto y de mucha lectura, aunque obscureciese sus buenas prendas un antiespaolismo furioso, que fu exacerbndose con los aos. De esta disposicin de su nimo naca tambin una especie de entusiasmo fantico por todas las cosas de Amrica, que le llevaba multiplicar con exceso el nmero de los genios, y encontrar fcil disculpa para lo mediano y aun para lo malo. Era, con todo, verdadero literato, y su coleccin contrasta del modo ms ventajoso con la infelicsima de Corts y con otras posteriores. Tiene, sin embargo, el inconveniente de su fecha ya atrasada, despus de la cual han aparecido muchos poetas de mrito y han acabado de desarrollarse otros que all slo estn representados por dbiles muestras. Y adems, el autor no estuvo informado por igual ni disfrut de los mismos recursos bibliogrficos para todos los pases de Amrica, y hay algunos, tan importantes como Mxico, de que parece haber logrado pocas noticias. Las antologas buenas malas que tenemos nos han servido slo para el estudio de aquellos poetas que no han llegado coleccionar sus obras, de aquellos otros cuyas colecciones no hemos podido conseguir en tiempo oportuno. Pero en lo tocante los que no estn en este caso y cuyas obras ms menos completas tenemos mano, hemos seguido nuestro propio juicio en la eleccin, habiendo tenido mil ocasiones de observar cuan vario, caprichoso y veces irracional es el criterio con que suelen proceder los editores de tales florestas. Habr en nuestro trabajo errores y omisiones, y no faltar de seguro quien por ellas nos zahiera y maltrate; pero no todas se nos deben poner en cuenta. Cualquiera puede ser erudito profundo en las cosas de su propia casa. Los libros americanos escasean notablemente en Europa, y muchos, quiz de los ms imla

estimacin de los aficionados la clebre

ca^

ADVERTENCIAS GENERALES

19

portantes, faltan no slo en nuestra biblioteca particular, sino en la

Academia Espaola, en la Nacional de Madrid y en otros deLa guerra trajo un perodo de incomunicacin literaria que no ha cesado hasta nuestros das, y de aqu que por lo tocante libros americanos, los ms conocidos en Espaa sean
de
la

psitos pblicos.

los

muy

antiguos los

muy

modernos.

Una

sola advertencia para terminar estos enfadosos preliminares.

Como

nueva prenda del espritu de fraternidad hispano-americana con que esta obra ha sido concebida, figuran en ella no slo los poetas americanos que han escrito en Amrica, sino tambin los que han pasado en Espaa la mayor parte de su vida, y quienes generalmente se incluye en la literatura peninsular, puesto que los ms de ellos hasta polticamente fueron espaoles, as Ventura de
la \"ega, Baralt,

Gertrudis

Gmez de

Avellaneda, Heriberto Garca

de Quevedo y

el

general Ros de Olano.

Y sin ms prevenciones, entremos desde luego en materia, comenzando por el que se llam Virreinato de Nueva Espaa, y es hoy (aunque con territorio notablemente mermado) la Repblica
federal de los Estados Mexicanos, principal representante en el

Nor-

te de

Amrica

del CTenio de nuestra raza.

CAPITULO PRIMERO
MXICO

Tuvo el \'irreinato de Nueva Espaa (como la parte predilecta y ms cuidada de nuestro imperio colonial y aquella donde la cultura espaola ech ms hondas races) las ms antiguas instituciones de
enseanza del Nuevo Mundo, y tambin
los
la

primera imprenta.

nombres venerables

del primer arzobispo Fr.

Juan de Zumrra-

ga y del primer virrey D. Antonio de Mendoza, va unida la introduccin de estos dos capitales elementos de cultura: la Universidad
y
la

Tipografa.

Ya

existan el colegio de Tlatelolco para indios,


la

y
el

los

de San Juan de Letrn y


la

Concepcin para mestizos, cuando


el

Cabildo de

ciudad

solicit,

y concedi

Virrey, licencia para que

se fundase una Universidad de todas ciencias, donde los naturales

los hijos

de los espaoles fuesen industriados en


fe catlica

las

cosas de

nuestra santa

y en

las

dems

facultades. Contribuy

Mendoza con
cin,

rentas propias para los primeros gastos de la funda-

y aun
el

lleg designar maestros; pero la gloria


las
el

de llevar

cabo
\}.

establecimiento de

escuelas corresponde su sucesor,

Luis de \'elasco, que fu

encargado de poner en ejecucin


\^,

la

Real cdula del emperador Carlos

fecha en

Toro 22 de Sep-

tiembre de

55

1,

por virtud de

la

cual la Universidad de Mxico,


al

dotada con mil pesos de oro de minas

ao,

comenz gozar

los

mismos

privilegios
II,

de Felipe

y franquicias que la de Salamanca. Otra cdula fecha en Madrid 1/ de Octubre de 1562, confirm,
estos
privilegios,
la

y aun ampli
<"n

despus que
el ttulo

la

Sede Apostlica,
Pontificia-,

1555, haba dado


el

Universidad

de

conce-

diendo

patronato de

ella

los Reyes de Espaa.

22

CAPITULO PRIMERO

No
que
la

cay

la

semilla en terreno estril, ni pas

mucho tiempo

sin

naciente Universidad, cuyos estudios se inauguraron en 3 de

Junio de 1553, ^on inmenso concurso de gentes y asistencia del


Virrej-

y de

la

Audiencia

las

primeras ctedras, comenzase dar


dignas de los hombres nada vulel

muestras de actividad

cientfica,

gares que hicieron sonar en ellas su voz desde

primer

da.

El

agustino Fr. Alonso de Veracruz, quien tanto honra su adhesin


las doctrinas

la

persona de Fr. Luis de Len, llev

al

Nuevo

Mundo
que
le

imprimiendo en 1554 el primer tratado de Dialctica, y en 1557 ^^ primer tratado de Fsica, obras
la filosofa peripattica,

dan buen lugar entre

los neoescolsticos del siglo xvi,

mo-

dificados en

mtodo y

estilo

por

la influencia del

Renacimiento.

El Dr. Bartolom Fras de Albornoz, hbil y enrgico ad\-ersario

de Fr. Bartolom de
dores de
la trata
al

las Casas,

y uno de

los

ms antiguos impugnala

de negros, hombre doctsimo y en todas lenguas


decir del

perfectsimo
jurdica,

Brcense, representaba

all

cultura

como

catedrtico de Institiita.

finalm.ente, los estudios

literarios, los

llamados entonces de Gramtica y Retrica, tenan su


bajo los auspicios de Hernn

patriarca en
tes

un benemrito humanista toledano, Francisco Cervan}

de Salazar, que ya en Espaa,

Corts, se haba mostrado ingenioso moralista

florido cultivador

de

la

lengua propia, continuando

el

Dilogo de la dignidad del homtriple

bre, del
teria;

Maestro Hernn Prez de Oliva, hasta aadirle


la

ma-

glosando y declarando

curiosa novela alegrica del proto-

notario Luis Mexa, intitulada Aplogo de la ociosidad

el trabajo]

y traduciendo y adicionando algn opsculo de Luis Vives, cuya direccin crtica parece haber seguido en sus estudios, y cuyos
procedimientos dialogsticos para
vena aclimatar en
la

la

enseanza de

la

lengua latina
ella hizo

Universidad americana. Para

im-

primir comentados, en 1554, los coloquios manual de conversacin de aquel grande humanista, adicionndolos con siete

ms de

propia cosecha, tres de los cuales vienen a constituir una interesante

y animada descripcin de

la la

ciudad de Mxico en los primevida

ros tiempos de la colonia,

y de

y ocupaciones de

los

mora-

con raras noticias topogrficas y de costumbres, que han servido de base uno de los trabajos ms interesantes y ameella;

dores de

MXICO
nos del sabio y profundo historigrafo mexicano
Icazbalceta (l).
I).

23

Joaqun Garca

A
que

favorecer

el

desarrollo de los estudios

la

comunicacin de
la

los

estudiosos haba venido, aun antes que la Universidad,


es gloria

imprenta,

Nuevo Mundo, siendo Mxico

de nuestra raza haber introducido y propagado en el la primera ciudad que pudo ufanarse

de poseerla. Zumrraga y Mendoza fueron sus benficos promotores, y el primer oficial de ella un Juan Pablos, dependiente del impresor de Sevilla Cromberger, nombre del cual estn dados los
privilegios
la

de

las

primeras ediciones, porque


parece ser
el

pona

el

costo de

empresa.

De 1539

primer

libro, esto es, la

Breve y

Compcjidiosa Doctrina Christiana en lengua mexicana


del apostlico

castellana,
el

Zumrraga

(2).

De 1540

es,

seguramente,
las

Manual

de Adtilios, del cual slo restan dos hojas, en una de

cuales se leen

unos dsticos latinos del hrgales Cristbal de Cabrera: primer vagido de


la

poesa clsica en

el

Nuevo Alundo. No menos que Il5


el siglo

libros salidos

de aquellas prensas en

xvi han llegado case consu-

talogar los biblifilos,

sin

duda hubo muchos ms, que


el

mieron y destruyeron por


papel,
res

uso continuo y

la

mala calidad del

como

fcilmente puede observarse en los rarsimos ejempla-

hoy

existentes, incompletos casi todos, maltratados


la

sucios,

consumidos por

humedad y

la polilla,

y pesar de

eso, busca-

dos con afn y pagados en las ventas pblicas precios altsimos, que apenas alcanza ningn otro gnero de ediciones. Predominan,
entre ellos,

como

es natural, los libros catequsticos

los
las

de edu-

cacin, las doctrinas


ticas

cartillas

en lenguas indgenas,

gramtarasca,

y vocabularios de
no

estas

mismas lenguas, mexicana,

zapoteca, mixteca
ricana; pero

faltan obras

y maya, preciossimo fondo de la filologa amede carcter ms general, las de FilosoFrancisco Cervantes Salazar
cas-

(i)

J/exic en IS54- Tres Dilogos latinos

ijite

escribid imprimi en
tellana
les,

Mxico en dicho ao. Los reimprime, con traduccin


^xi 4.

notas,

Joaqun Garca Icazbalceta;

Mxico, Andrade y Mora-

1S75.

(2)

Vase

la

magistral biografa que de este graa Prelado ha escrito el

Sr. Icazbalceta: Fr.

Estudio biogrfico y

Juan de Zumrraga, primer Obispo y Arzobispo de Mxico. bibliogrfico; en 4. Mxico, Andrade y Morales, 1881.

24
fa

CAPTULO PRIMERO
del P. Veracruz; las de Teologa de Fr. Bartolom de Ledesma;

las

tica

de Medicina de Bravo, Farfn y Lpez de Hinojosa; las de Nuy Arte militar del santanderino Diego Garca de Palacio, y allas

gunas compilaciones legales como


Cednlario de Puga.

Ordenanzas de Mendoza y
las inestimables

el

Pero cuando atentamente se recorren


la

pginas de

Bibliograjia ^nexicana del siglo


las

XVI {i),

de Garca Icazbalceta,

obra en su lnea de

cin alguna, llama la atencin la ausencia de libros de


ratura.
la

ms perfectas y excelentes que posee naamena lite-

Los dilogos de Francisco Cervantes de Salazar son quiz

nica excepcin importante que puede presentarse,

y aun para
la falta

eso,

ms que obra

recreativa son

un

libro

de

ejercicios prcticos

para estudiantes de Gramtica.

No

sorprende, en verdad,

de libros de caballeras y otras invenciones novelescas, puesto que


sobre ellos pes algn tiempo en las colonias dura proscripcin,

apenas podan entrar sino de contrabando


la

los

que se impriman en

Pennsula, segn se deduce del contexto de una cdula de 4 de


1

Abril de

53 1, confirmada por otras posteriores, prohibiendo pasar

Indias libros de romances de historias vanas de profanidad,

como son de Amadis

otros desta calidad,

porque ste

es

mal

ejer-

cicio para los indios, cosa

en que no es bien que se ocupen ni


tal
el

lean. Pero sobre la poesa

propiamente dicha no recaa

anate-

ma, antes comenzaba ser estimada y honrada por todo

mundo,
la

la

Universidad, no slo

la

acoga en sus aulas, sino que


as

daba

entrada en sus festividades,


latina.

en lengua vulgar como en lengua


de Espaa, sin que ape1

Pero es cierto que los mismos libros de los poetas clsicos

usados

comnmente en

las escuelas, iban

nas haya otra excepcin que un Ovidio (Tristes y Ponto) de

577

(2)

(i)

Bibliografa mexicana del siglo

XVI. Prime? a parte. Catlogo razonado


d 1600. Con
biografas de autores y otras

de los libros impresos en Mxico de /jJv


ilustraciones. Precedido de

una

noticia acerca de la
4.

Imprenta en

Ale'xico,

por

Joaqun Garca Icazbalceta; en


cisco Daz
(2)

grande. Mxico, 1S86. Imprenta de Fran-

de Len.
la

Por aquel tiempo se suscit en Mxico una cuestin anloga


das, se

que

en Francia, y en nuestros

ha llamado cuestin de los


letras

clsicos. El jeel co-

suta italiano Vicente Lanuchi,

primer profesor de

humanas en

MXICO

25

y por lo que toca la poesa vulgar, no hay en rigor ni un solo libro, puesto que nadie ha visto, y todo induce tener por fabuloso
el

Cancionero Spiritual, de un P. Las Casas, indigno religioso de

esta
blos,

Nueva Espaa, que se dice impreso en Mxico por Juan Paen 1 546. La portada, nica cosa que del libro sabemos, y en
que contiene obras

la cual se declara
tes,

muy

provechosas y edifican-

en particular unas coplas


la

muy

de\"otas en loor de Nuestro Se-

or Jesu Christo y de

Sacratissima \'irgen IMara, Su Madre, con

una

farsa intitulada del Juicio final, tiene todas las trazas


biblifilo

de ser una

broma de algn

maleante, para chasquear sus compae-

ros con la estupenda noticia de un cancionero mexicano de 186 folios.

Icazbalceta ha puesto de realce todas las inverisimilitudes,

ms
obra,

bien imposibilidades, que se oponen la existencia de

tal

y por nuestra parte, slo nos mueve mencionarla el correr divulgada su noticia en libro tan autorizado y tan seguro en
sus indicaciones
bibliogrficas

como

la

traduccin

espaola

de

Ticknor.

Xos \-emos reducidos, pues, seguir

los

primeros pasos de
las

la

musa mexicana en
fiestas: literatura,

los

versos panegricos

y en

relaciones de

por

lo general,

de ms curiosidad histrica que


la

Jegio
les;

de

la

Compaa, en Mxico, se opona

leccin de los poetas genti-

pero su parecer fu desaprobado por


el

los superiores

de su Orden, man-

dando
les

General, en carta de S de Abril de 1577, que co se dejasen de leer

los libros profanos, siendo de buenos autores,

como

se leeti en todas las otras par-

de la Compaa, y los inconvenientes que V. R. significa, los maestros los


el

podrn quitar del todo, con


ofrecieren.

cuidado que tendrn en

las ocasiones

que se

consecuencia, sin duda, de

tal

determinacin, imprimieron los jesutas


satisfacer los aficiona-

de Mxico en aquel mismo ao su Ovidio; pero para


dos

los poetas cristianos, aadieron, al fin, algunos versos

de Sedulio y

otros de San Gregorio Nacianceno, traducidos del griego. El

mismo

ao,

tambin para uso de

las

escuelas de

la

Compaa, se hizo una edicin de

los

Emblemas, de Alciato.

En
critas

la

enseanza gramatical se us generalmente

el

mtodo del

P.

Ma-

nuel Alvarez, del cual se conocen ediciones me.xicanas de 1579 y 1595, des-

por

el

Dr. D. N.

Len en

sus adiciones

la bibliografa
2.

de Icazbalceta. p-

Vid. Boletn del Instituto Bibliogrfico mexicano, nm.


ginas 58-62.

Mxico, 1903,

26
potica.

CAPTULO PRIMERO

Son

los

ms antiguos

los

que se contienen en

el

rarsimo

opsculo que Francisco Cervantes de Salazar public en 1560 con


el ttulo

de Tmulo imperial de la gran ciudad de Mxico las oble

sequias del invictsimo Csar Carlos V. Garca Icazbalceta

ha re-

producido ntegro en su Bibliografa, no slo


nico, sino por considerarlo

ttulo
la

de ejemplar

como monumento de

grandeza que

haba llegado Mxico en tan pocos aos. Hizo

la traza del

tmulo

Claudio de Arciniega, arquitecto excelente, maestro mayor de las


obras de Mxico, y fu obra extraa

y de gran variedad para


de historias y

to-

dos

los

que

la vieron,

porque iba
de
lo

llena

figuras, pin-

tadas

muy

bien

al

natural,

que representaban, segn se


letras inscripciones,
el

comprenda y daba entender en muchas unas en verso y las ms en prosa. No dice


de Salazar los nombres de sus autores; pero

Maestro Cervantes

como no las elogia al transcribirlas, podemos creer que todas la mayor parte fueran suyas. Si as fu, vala como poeta mucho menos que como prosista,

aunque por versos de circunstancias no puede juzgarse nadie.


latinos son algo mejores

Los

que

los castellanos,

sin

duda porque
tena
si

Cervantes de Salazar,

como
de

otros

muchos humanistas,
la

ms

hbito de versificar en la lengua sabia que en


crtico reciente califica

propia,
(l).

bien un

mda

su diccin latina

Lo nico que

importa advertir es que son todos de


la

los

pocos versos castellanos del Tmulo

escuela italiana: sonetos

y octavas

reales con algu-

nos versos agudos,

como
los

solan practicarlo

Boscn y D. Diego de

Mendoza. Se ve que
rezagados,

humanistas del Nuevo

Mundo no andaban
que

y que
no,

recibieron pronto las novedades literarias

por va de

Italia se
si al

haban comunicado nuestros ingenios.


parecer
las llev all el

Y cmo
tina,
el

mismo Gutierre de Ce-

uno de

los patriarcas

de

la escuela italo-clsica.?

transcurso de pocos aos, pas

Dos veces, en Nueva Espaa aquel terso y

delicado poeta sevillano,

all

encontr improvisa muerte, origina-

da

al

parecer por un trgico lance. Es singular que en sus versos


sola

no haya quedado memoria alguna de Amrica. Lna

hay en

la

(i)

Massebieau, Les colloques scolaires du seizieme

silcle ct

hurs au/eurs

Pars, 1S78, pg. 199.

MXICO

27 pero pudo ser escrita

donosa Pai'adoxa, cu alabanza de


sin salir

los cuernos,

de Espaa, y tampoco nos autoriza para suponer que fuese


ni que escribiese la Paradoxa para Academia como algunos han supuesto (l),

comensal de Hernn Corts,


leda en su

ser

(i)

De
la

las

estancias de Cetina en Mjico nada se saba con precisin, ni

siquiera

fecha,

cuando publiqu

la

Hoy no puede

decirse lo mismo, en vista de


el

primera edicin de esta obra en 1893. la curiossima nota con que me


insigne escritor sevillano D. Fran-

ha favorecido, honrando estas pginas,


cisco Rodrguez Marn.

Trabajando en

el

Archivo general de Indias por


el

el

otoo de 1905, una

dichosa casualidad puso en mis manos

abultado testimonio de cierto prola

ceso criminal seguido en


cia

la

ciudad de los Angeles y terminado en

Audien-

de Mjico en 1554, contra Hernando de Nava, por heridas que caus Gutierre de Cetina. Que este herido no era un homnimo del poeta sevillano,
sino el

mismo

poeta, evidencibalo desde luego la

mencin que en algunas

la Nueva como tal pariente del famoso cantor de los ojos claros, serenos, por cuantos hemos ledo y saboreado la erudita introduccin que escribi D. Joaqun Hazaas y la Ra para su edicin de las Obras de Gutierre de Cetina (Sevilla, 1895). Y como concretamente nada se conoca

declaraciones hizo de su to Gonzalo Lpez, procurador general de

Espaa, y sujeto ya conocido

hasta ahora de las estancias de Cetina en Mjico, ni an el tiempo de ellas, sino lo poco y
tal

muy

vago que dijo

el

pintor Pacheco en su Libro de retratos,

circunstancia haca subir de punto el inters de esta causa,

amn de que

toda ella est tan llena de lances raros y de peripecias extraordinarias, que

ms parece una novela judicial que un proceso real y efectivo. Aunque me propongo darlo conocer los curiosos, extractar ahora lo ms interesante, ofreciendo con mucho gusto estas primicias para un libro de mi venerado maestro y querido amigo D. Marcelino Menndez y Pelayo.

No

podan

ir ellas

lugar en

que estuviesen ms honradas.

Por Febrero de 1554 Gutierre de Cetina, acompaando su to Gonzalo Lpez, sali de la ciudad de Mjico hacia la de Veracruz embarcar ciertas
barras de plata para Castilla;

mas

al llegar

la ciudad de los Angeles,

ya fuese enfermo, se qued en

ella

para curarse de sus calenturas.

como Qued
de

con
en
la

l,

para acompaarle y

asistirle,

un

tal

Francisco de Peralta y habitaron

la

casa de Andrs de Molina, pared por

medio con

la

casa del Doctor

Torre, mdico, casado con Leonor de Osma, una joven de veintids aos
alegre de lo que su estado y
la salud,

ms

buena fama convena. En tanto que Cetila

na recobraba

su camarada sola trabar conversacin con la des-

envuelta doctora, enterado de lo cual Hernando de

Nava, hijo de Bartolo-

m Hernndez

de

la

Nava, ya difunto, conquistador de los que haban pasado

Nueva Espaa con Narvez, tom unos infernales celos del Peralta; porque

28

CAPITULO PRIMERO

Otros dos ilustres poetas castellanos del siglo xvi hicieron larga
residencia en

Nueva Espaa, contribuj'endo


de
las

sin

duda de un modo
por
madrileo

eficaz al desarrollo
las escuelas

buenas prcticas
Sevilla.

literarias difundidas
el

de Salamanca y de

Fu

primero

el

Eugenio Salazar de Alarcn, que despus de haber sido gobernador

es

de advertir que
San Cetina

la

Osma y Nava

sostenan relaciones amorosas de aiga

tiempo aquella parte.


y, resuelto

esperar en los Angeles

el

regreso de su

to,

conno-

trajo alguna amistad

con Nava, con quien pase algunas veces. Por


la

las

ches sola tomar una vihuela y dar msica, con Peralta,

mujer del sordo

y ciego doctor, cosa que caa tan mal al otro despechado y celoso amante, que se propuso hacer con su rival una que fuera sonada; pero como de bueno bueno no se atreviese con l, sin duda porque haba heredado de su padre
la

pinge encomienda de indios de Castil-blanco, pero no

el

valor con

que ste acometi empresas para merecerla y ganarla, esper que llegase una noche muy obscura para ejecutar, traicin, su mal hecho. Fu esta noche la del i. de Abril, domingo de Cuasimodo, del dicho ao.
Estando Cetina y su compaero en calzas y en jubn y con solas sus espadas la puerta de su alojamiento, y parecindoles, pues no eran ms de las diez,
algo

temprano para acostarse, pidieron un negro una vihuela y acordaron dice la manzana de casas; <;y haza tan gran escuridad Cetina en una de sus declaraciones, que de muy cerca no se podia divisar vn onbre, y este declarante y el dicho francisco de peralta yendo por la
dar una vuelta por

dicha calle, aviendo pasado

la

casa
el

donde vive

el

dicho doctor de

la

Torre,

yba este declarante delante, y

dicho peralta yba taendo vn poco atrs,

calle

y este declarante vio llegando a syete o ocho pasos de la encrucijada de la de santo domingo dos bultos que le parecan ser de onbres, que esta-

van

muy pegados

a la

esquina de vn corral donde suelen encerrar harrias, e


al

pareciendole a este declarante que eran onbres, se bolvio

dicho francisco
esquina--; e
le

de peralta que venia atrs taendo e


acabado de dezir
esto,

le dixo:

cpareceme que ay
y en
la sien

tornando

bolver

el rrostro

para justificarse mejor,

dieron este declarante vna herida en

el rrostro

e luego cayo en

vn lodo e arroyo que pasa por


rante para echar

la calle,

e querindose levantar este decla-

mano

su espada e defenderse, antes que se levantase lleg


la

otro onbre e le dio otra cuchillada en

tom Con todo, repuesto algn tanto poco despus, lleg su posada. Fu Hernando de Nava, acompaado de algn su amigo, el autor del alevoso crimen, que cometi haciendo uso de
cabera, de que este declarante

a caer tendido en el suelo e perdi el sentido

un montante; mas no quiso dar


los

tales cuchilladas Cetina, sino Peralta,


la

confundi por

la

obscuridad de

noche; y cayendo en

la

cuenta de que

MXICO
en Canarias, oidor en Santo
la

29
fiscal

Domingo y
residi

en Guatemala, pas

Audiencia de

I\Ixico,

donde

nueve aos, de 158 1 1589.

El incomparable donaire y agudeza satrica de sus cartas en prosa,


sacadas luz en estos ltimos aos para universal regocijo por
la

Sociedad de

Biblifilos espaoles,

ha dejado en secundario lugar sus

se haba equivocado, carg

muy luego
la

sobre Peralta, que, ya apercibido, se

defendi bien y no sufri sino alguna lesin leve.

En cambio una de
tal,

las

de Cetina,

de

la sien

el

pmulo
fraile

izquierdos, era

que

el

herido pidi confesin y se confes con un


e traxeron

de San Agustn
la torre

que
a

le llevaron,

dice

el

mismo Cetina al doctor de

vn viejo que se llama anton martin, gurujano, para que


estavan,

lo curasen, los

qua-

les vistas las heridas e la calidad dellas


all

donde

este declarante lo

hasta el dia, e ansy


cosieron,

otro dia

como a mas de solamente ponelle estopas y huevos e atrselas con paos, e siguiente visto el mal aparejo que avia de gurujanos para curarse
que
le

dixeron a muchas personas de los que pudo oyr e lo oy, que no podia bivir onbre muerto no le curaron las heridas ni se las

embio

a rrogar vn fulano corts vezino desta cibdad


el

curase con

el

ensalmo, e ansi

dicho corts truxo consigo un mangebo zurujano que le

cosi la mitad de la herida del rrostro e le sac dos o tres huesos


dalla

que estavan cortados e no cosi


al

lo

estava cortado e atravesado junto


salir,

ojo

pequeos dems por causa de vn hueso que yzquierdo de manera que no podia
el

e ansi se a curado y cura cada dia con


la

ensalmo y est y

estado

todo este dicho tienpo en

cama, de las dichas heridas. Declaraba esto

Cetina los diez y ocho das de ocurrido el lance.

Aunque
de

era grande

la

influencia
as,

de
1 1

la familia

de Nava, era an mayor


Abril se

la la

los parientes

de Cetina;

del

mismo

nombr por

Audiencia de
retrado

IVIjico

Nava en

el

y luego. convento de Santo Domingo despus de quebrantar su


le

un juez pesquisidor que siguiese

la causa,

crcel, al doctor

Antonio Mexa, oidor de aqulla, quien

sac por fuerza


al cri-

del asilo, y 12 de

Mayo

siguiente dict sentencia en que condenaba


la

minal ser degollado, cortndosele antes


la

mano

derecha. Fu
la

el

proceso

dicha Audiencia, la cual, habida consideracin que

jurisdiccin ecle-

sistica

proceda con censuras cannicas reclamando su retrado y moviendo

pleito la justicia real, modific la sentencia para devolverle el reo,


lo devolvi,

como se

pero despus de hacerle cortar

la

mano derecha en

la

Plaza

Ma-

yor de Mjico, 7 de Julio del mismo ao de 1554.

Hernando de Nava an
de
los autos,

viva diez y

ocho aos ms tarde; no

as el

desvenal

turado Gutierre de Cetina, que, juzgar por cierto pedimento que est

muri antes de mediar

el

ao de 1557. En efecto, por Junio de

este ao Gonzalo Galeote, pariente de

Nava y contra quien haban resultado


CAPTULO PRIMERO

30

mritos

como

poeta, aunque lo fu fecundsimo,

y de un gnero
y
la

muy

personal

casi domstico, raro

siempre en nuestra literatura


facilidad para versificar

y ms en

la del siglo xvi.

Su propia
le

abundancia de su produccin

perjudican:

hay

sin

duda en

la

enor-

me cantidad
cantes, en

de versos que encierra su Silva de varia poesa


degenera en desalio, y

(I) (to-

dava indita en su mayor parte), muchas cosas medianas insignifi-

que

la soltura

la

ternura conyu-

gal en prosasmo casero; pero


los

hay en

la

parte ertica, es decir, en

innumerables v-ersos hechos contemplacin de doa Catalina

Carrillo, su

amada mujen\ un

afecto limpio, honrado

sincero,

muy

algunos cargos

como acompaante de

ste en la noche consabida, por lo

cual haba andado fugitivo y oculto, pidi que no se le molestase en el pro-

ceso que se haba seguido cen rrazon que en

la

gibdad de los angeles se pro-

cedi contra hernando de nava diziendo aver cometido cierto delito contra
la

muger

del doctor de la torre e gutia-re de (etina^ diftmto, en el cual yo


3

no

soy en culpa

Cetina no debi de quedar bien curado con el ensalmo y

las

estopas de

una lesin tan grave como


de las resultas

de

ella,

Nava, y probablemente morira quiz de un derrame seroso, acostndose, al parecer,


la

que

le infiri

bueno, y amaneciendo muerto, como Pacheco


despus.

o^' decir

en Sevilla aos

Gutierre de Cetina, nacido hacia el ao de 1520, gast en la profesin de

soldado algn tiempo de su juventud. Por 1542 estaba en Trento, donde fre-

cuent
al

el trato

de D. Diego Hurtado de Mendoza, quien prometi escribir


ilustre

ausentarse

el

granadino de aquella ciudad. Cumpli su promesa


el

desde Alemania, pasado

mes de Agosto

del siguiente ao, dndole cuenta,

en larga y sabrosa epstola, del asalto y toma de Dura. Vuelto Italia, en donde an permaneca por Abril de 1545, no tard mucho tiempo en regresar Sevilla, ni en partir de esta ciudad para el

Nuevo Mundo. Por docude 1548,


Sevilla,

mentos que

hall

poco ha se prueba que Gutierre de Cetina, desde Tierra


Castillo, envindole, antes

Firme, agasaj su madre, Francisca del


cuatro esclavos para que
la

sirviesen. (Archivo
fol. 2.447).

de Protocolos de

Gaspar de Len,

libro 3.

de 1548,

de volverse su
Pacheco,
el cual

patria nuestro poeta la

Despus de este tiempo hubo quietud de las Msase, como dice


las

aade que Cetina <.estuvo retirado gran tiempo en un aldea

fuera de Sevilla,

donde hizo gran parte de

obras que oi parecen suyas.

Pero no tard mucho en hacer segundo

viaje

Nueva Espaa, llamado por


la Historia.

un hermano suyo.
(i)

Francisco Rodrguez Marn.


la

Ms. de ms de 500 hojas, existente en

Academia de

MXICO

31

humano y

cien leguas distante de

parte descriptiva

mucho

lujo

monotona petrarquista; y en la y gala de diccin, y ciertos conatos de


la

dar sus paisajes color local y americano,


indgenas,

sin rehuir los

nombres

aunque sean tan speros como

los

de Tepecingo y Teca-

pulco, tan poco divulgados

como Milpa
iczoti

Iczoti.

Y
Dio

con lustroso

de

tierra ajena

al

cuerpo un lustre de belleza tanta,


y tan polido
fuera de marfil bruido.
<<.Iczotl

Que

le dej tan terso


si

Como

aade por nota marginal:

es

un pimpollo que hay en


las

la

Nue\-a Espaa manera de palmito, que tiene

cabezas de las

pencas blanqusimas y lustrossimas. Hizo su manera la Grandeza Mexicana antes que Bernardo de Valbuena, describiendo en octavas reales
la

laguna de Tenuxtitln, poniendo en sus mrgenes es-

cenas buclicas

como
el

la

de El Siglo de Oro, y cantando

las

pompas

de
de

la

ciudad y

floreciente estado

de sus escuelas, en

los tercetos

la epstola

que

dirigi al divino Herrera,

y que

ste

no pudo con-

testar por haber

muerto antes que

llegase la carta Sevilla.


los

No com-

pararemos
Salazar, na,

la llaneza, el

muchas veces desmayada, de

metros de

con

que en

lo

bizarro alarde y esplndido atavo de los de Valbuemeramente descriptivo no cede la palma ningn
la historia

poeta nuestro, pero siempre ser curioso para


nia cotejar las descripciones

de

la

colo-

que en poco ms de medio

siglo hicieestilo.

ron en prosa y en verso estos dos poetas, cada cual por su

Lo nota dominante en
que

Salazar es una especie de realismo prosaico,

se complace en el detalle
sin perfrasis ni

menudo y en

llamar

las

cosas por su

nombre

eufemismos

retricos.

En

este

punto es

casi

un precursor

del Observatorio Rstico-, de Salas. \'ase

como mues-

tra esta octava:


All

bermejo

chile colorea,

el

naranjado aji no

muy maduro;

All el fro tomate, verdeguea,

Y flores de color claro y obscuro, Y el agua dulce entre ellas que blanquea
Haciendo un enrejado claro y puro,

De

blanca plata y variado esmalte,


bella falte.

Porque ninguna cosa

32

CAPITULO PRIMERO

En

lo

rencia la

y acendrado de sus versos sigui con prefemanera blanda y apacible de Garcilaso, como solan hacer

ms

selecto

todos los poetas madrileos, toledanos, complutenses, y en general

todos los nacidos en ambas Castillas.

No
el

por eso dejaba de te-

ner en gran predicamento y veneracin

nombre
lrica,

del cultsimo
diferente,
si

Hernando de Herrera, cabeza de una escuela

no opuesta, y caracterizada principalmente por el especial carcter que imprimi al dialecto potico, con cierta, rigidez majestuosa y
enftica.
ta

Los

escritos de aquel varn, tan gran terico

como noble y robusto

poeta, tenan en

y preceptisNueva Espaia muchos


era ntima

admiradores, y aun secuaces, siendo


la

como

y constante

comunicacin entre Mxico y


hablando con

Sevilla.

De

todo

ello, as

como de
la

su propia estimacin, da testimonio Eugenio de Salazar en


citada,
el

carta

mismo Herrera:

Por eso con deseo ac se espera

De tu sabia Minerva el caudal rico, Que de erudicin llene aquesta esfera


Que
La erudicin de tus Anotaciones tienen admirado el Nuevo Mundo

Con su elegancia y sus resoluciones: Con su comento de saber profundo.

De

todas Facultades muestra clara.

Bien mereci por cierto aquella rara

Musa de nuestro

ilustre Garcilaso

Que tu frtil ingenio la ilstrala; Que de sus cultos versos cualquier paso T nos lo interpretases y expusieses,
Pues pasan tanto
los del culto Tasso,

Que con
Al oro de

tu fino esmalte lustre dieses

la rica poesa, la

con tu clara luz

descubrieses:
da

Como en la honda mina donde el No entra, ni del sol alguna lumbre


Que muestre
Metida
la

el

metal rico donde gua;

candela que lo alumbre


la

Descubre luego

preciosa veta
la alta

Que

hinca

al

centro desde

cumbre.

33

Y
La

cual la linda Aurora

que demuestra

La venida
luz

del da, y asegura


la

que alumbra
al

carrera nuestra,

As las obras tuyas que ventura

Hizo asomar

horizonte nuestro.
llenas

Prometen otras

de hermosura.

De
Nos

tu caudal

que ciencias mil abarca,

traiga ya el

Ocano otra
la

vuelta.

Antes del corte de

mortal Parca.

La presa ya

del dulce nctar suelta


fertilice las

Que inunde y
Abre de

arenas

Del Nuevo Mundo, con verdad resuelta.


tu saber las ricas venas,

de tu entendimiento y elocuencia Salga el rico licor de que estn llenas.

A
al

pesar de lo que pudiera inferirse de este curioso documento

literario,

no fu
la

la

de Herrera

la influencia

predominante en Alxico,
la

paso que

de Salazar pareci robustecerse con

llegada de

otro poeta, fcil

y despilfarrado como
alcanz,
si

l,

aunque de vena mucho


los gneros

ms

varia

y opulenta, que

bien con desigual xito, la

pica, la dramtica, la didctica

y todos

de

lrica,

desde
la

el

romance

tradicional hasta la cancin italiana.

Era Juan de

Cueva, aunque nacido en Sevilla, una especie de disidente

trnsfuga de la escuela potica de aquella ciudad, no slo por la

mayor
rios

libertad
al

y ensanche de su doctrina

literaria,

anloga en va-

puntos

romanticismo, sino tambin por su alejamiento ha-

bitual del artificioso lenguaje potico, reaccin

que exageraba hasta

caer

muchas veces en desmadejada


la

con exactitud

fecha de su viaje

No podemos fijar Nueva Espaa, donde fu en


trivialidad.

compaa de su hermano Claudio, inquisidor y Arcediano de Guadalajara,

pero por varias conjeturas nos inclinamos colocarla


la

entre

588 (fecha de

impresin de sus Comedias

Tragedias)

y 1603 (fecha de su Conquista de la Betica), libros uno y otro cuyas dedicatorias arguyen la presencia del autor en Sevilla, as como la
suscripcin final del Ejemplar Potico nos muestra que en 1606 resida

en Cuenca, seguramente
Menitdez y VsAYOtPfesa his^ano-t

muy

entrado en aos.

Hay en

la

34

CAPITULO PRIMERO
la

voluminosa coleccin de sus versos manuscritos, existentes en


Biblioteca del Cabildo de Sevilla,
plios extractos (l),

y de

la

cual Gallardo ofrece

am-

ms de una composicin destinada


La ms

archivar

sus recuerdos de Indias.


al licenciado

curiosa es, sin duda, una epstola

Laurencio Snchez de Obregn, donde con gracia

desenfadada y amenos colores, que fcilmente hacen perdonar la dureza y desalio de algunos versos, nos pone delante de los ojos
el

espectculo que los suyos ofreci

la

ciudad de

las lagunas.

El

pasaje es tan curioso, que

aunque

largo,

merece

transcribirse:

Y A
la

toda esta ciudad sois

muy
me

propicio,
ella

ciudad m, porque yo en

mi placer

me

iuelgo y

revicio.

(Consideris que est en una laguna

Mxico, cual Venecia, edificada

Sobre

la

mar, sin diferencia alguna?

Consideris que en torno est cercada

De dos
Los

mares, que envan frescos vientos:

edificios altos

y opulentos,

De piedra y blanco mrmol fabricados, Que suspenden la vista y pensamientos:


Atanores que

Las acequias, y aquestos regulados el agua traen peso,


Santa Fe una legua desviados...

De

Mirad aquellas
en gusto

frutas naturales,

K pltano, mamey, guayaba, anona.


Si
las

de Espaa son
la

iguales.

Pues un chico zapote


Del Rey Por
Por
le el fruto

persona

puede ser empresentado


mejor que
cra

Pomona.

El aguacate Venus consagrado


el efecto

y trenas de

colores.

El capul y zapote colorado:

(i)

Ensayo de una

biblioteca espaola de libros raros

(vid.

especialmente, pg. 647).

En

el

tomo

iii

est el artculo

y curiosos. Tomo ii, de Eugenio de

Salazar,

con extractos copiosos de

la Silva.

MXICO
La variedad de hierbas y de flores, De que hacen figuras estampadas

35

En

lienzo,

con matices y labores;

Sin otras cien mil cosas regaladas.

De que Que de
Los

los indios

y espaoles usan.

los indios fueron inventadas.

Las comidas que no entendiendo acusan


cackopi7ies

y aun los vaquianos,

de Cornelias huyen y se excusan, Son para m los que los hacen vanos;
clebre comida,
os comeris las manos.
s,

Que un pipin es Que al sabor dl


La gente

natural,

es desabrida

(Digo los indios) y de no buen trato,


la lengua de m poco entendida. Con todo eso, sin tener recato, Voy ver sus mitotes y sus danzas. Sus justas de ms costa que aparato. En ellas no veris petos ni lanzas,

Sino vasos de vino de

Castilla,

Con que entonan del baile las mudanzas. Dos mil indios (oh extraa maravilla!) Bailan por un comps un tamborino, Sin mudar voz, aunque es cansancio oilla.

En sus cantos endechan el destino De Moctezuma, la prisin y muerte.


Maldiciendo Malinche y su camino.

Al gran Marqus del Valle llaman fuerte

Que

los venci; llorando desto,


la

cuentan

Toda

guerra y su contraria suerte.

Otras veces se quejan y lamentan

De

.A.mor;

que aun entre brbaros


la luz

el fiero

Quiere que su rigor y fuego sientan.

De

su hemisferio ven

primero

Ausente, que se ausentan del mitote

En que han consumido el da entero. De aqu van donde pagan el escote

Baco, y donde aguardan


al

la

maana

Tales que llaman

mamey

camote.

De

tales

ria, as

como

humanistas y poetas recibi Mxico la iniciacin literadel admirable prosista, autor del Guzmdn de Alfara-

36
che,

CAPTULO PRIMERO

Mateo Alemn, que en 1609 imprimi


(i).

all

su Ortograjia Caste-

llana

La cosecha

fu en breve tiempo tan abujidante,


el

que ya

en 1610 poda escribir

dramaturgo Fernn Gonzlez de Eslava:

hay ms poetas que


lemnsimo
siete
la

estircol.

A un solo

certamen de 15S5, so-

verdad, puesto que lo autorizaron con su presencia


el concilio

Obispos juntos para

provincial mexicano, concu-

rrieron nada

menos que

trescientos poetas,

segn refiere Bernarda

de Valbuena, que fu uno de

los laureados,

y que no

se harta

de

encarecer los delicados inger>ios de aquella florida juventud, ocu-

pados en tanta diversidad de loables estudios, donde sobre todo


divina alteza de la poesa

la

ms que en
el

otra parte resplandece (2).


del

Mxico empezaba cobrar


do.

nombre de Atenas
la

Nuevo Mun-

por mucho que demos

hiprbole potica, alguna ra-

(i)

Sobre

el viaje

de Mateo Alemn Mxico, vase


el Sr.

la

preciosa biografa
al

de aquel insigne novelista leda por


sin de su plaza de

Rodrguez Marn

tomar pose-

nmero en la Real Academia Espaola (27 de Octubre de 1907). Tenemos entendido que pronto ver la luz un trabajo del culto diplomtico mexicano D. Francisco A. de Icaza con nuevos datos sobre la estancia de .Alemn en Mxico, donde muri.

Un
de
P.

opsculo, enteramente desconocido en Espaa y del cual existe en

Mxico un solo ejemplar, ha sido reimpreso por su poseedor D. Vicente


del siglo

Andrade en su importante y copioso Ensayo Bibliogrfico MexicanoXVIT. M.xico, imprenta del Museo Nacional, 1899, pgs. 51-96. Su

ttulo es

Sucesos de D. Frai

Garda Gera Arfobispo


Por
el

de Mjico, d cuyo cargo

estitvo ct

govierno de la Nueva Espaa


wcestro seor

contador Maleo Alemn, criado del rei

En

J/exico.

En
4.'

la enprenta de la

Viuda de Pedro Balli. Por

P. Adriano Cesar.

Ao 1613.
la

33 folios.

Al folio 21 comienza

Oracin fnebre del Contador Mateo Alemn criado del rei nuestro seor a la
muerte de D. Frai

Garda Gera

argouispo de Mjico, virei governador i capitn

Jeneral de la Nueva Espaa.

Esta Oracin es un tejido de lugares comunes, y


crespo,

el estilo es

generalmente

enmaraado y conceptuoso, pero no faltan sentencias felizmente expresadas. Ningn rasgo de la pluma de Mateo -Alemn puede desdearse,
porque es uno de
los

grandes maestros de

la

lengua.
el

El retrato suyo que figura en esta Relacin no es


la Ortografa Castellana.
(2)

mismo que acompaa,

Siglo de Oro, edicin

de

la

Academia Espaola,

pg. 133.

MXICO

37

yon tendra
exclama:

el

\aliente cantor de su G?-andeza para exclamar

como

Aqu

hallars

ms hombres eminentes

En toda ciencia y todas facultades Que arenas lleva el Gange en sus corrientes:
Monstruos en perfeccin de habilidades, en las letras humanas y divinas Eternos rastreadores de verdades.
Precense
las

escuelas salmantinas,
las

Las de Alcal, Lovaina y

de Atenas

De

sus letras y ciencias peregrinas;


las aulas llenas

Precense de tener

De ms

borlas,

que bien ser posible,


mejores
ni tan

Mas no en

letras

buenas.

Que cuanto

llega ser inteligible,

Cuanto un entendimiento humano encierra,

coa su luz se puede hacer visible, Los gallardos ingenios desta tierra
alcanzan, sutilizan y perciben

Lo En

dulce paz en amigable guerra.

El cuadro de

la

prosperidad material intelectual de


la

la

Mxico

espaola trazado por

brillantsima

pluma de nuestro llorado com-

paero D. Luis Fernndez-Guerra, en su biografa de D. Juan Ruiz

de Alarcn, nos prohibe

insistir

en este punto, so pena de quedar


el

muy

deslucidos en
sentir,

la

comparacin. Bsquelo

curioso en

el libro

mismo, y
leite (l).

todo unto, sorpresa, admiracin y patritico de-

Sabemos de
el

cierto

que muchos de esos ingenios no eran ya

tras-

plantados de Espaa, sino nacidos y crecidos en Mxico. Cul sea

ms antiguo poeta mexicano de nombre conocido, no parece cosa


de averiguar; pero todas
las

fcil

probabilidades estn favor de


el
C

Francisco de Terrazas, elogiado ya por Cervantes en


Calope,

anto de

que

se imprimi con la Calatea en 1584.

(i)

Don

Jiia?i

Ruiz de Almxon y Mendoza, por D. Luis Fernndez-Guerra y

Orbe. Ol>ra premiada en fziblico certamen de la Real Academia Espaola, y publicada sus expensas. Madrid, 1871.

38

CAPTULO PRIMERO

De
Que

la

regin antartica podra

Eternizar ingenios soberanos,


si

riquezas hoy sustenta y cra,

Tambin entendimientos sobrehumanos. Mostrarlo puedo en muchos este da,

en dos os quiero dar llenas

las

manos:

Uno de Nueva Espaa y nuevo Apolo,


Del Per
el otro, el

un

sol

nico y solo.

Francisco

uno de Terrazas tiene


all tan

El nombre ac y

conocido.

Cuya vena caudal nueva Hipocrene

Ha dado
Era Terrazas
hijo

al

patrio venturoso nido

de uno de los conquistadores,

mayordomo de

Hernn Corts, alcalde ordinario de Mxico y persona preeminente, al decir de Bernal Daz del Castillo. Del hijo poco sabemos,
salvo

que

fu excelentsimo

poeta toscano, latino y castellano^

Escasas, pero no despreciables, son las reliquias de sus versos.


el

En
Nadi-

Ensayo de Gallardo

se

han publicado

tres sonetos suyos, tola

mados de un precioso cancionero manuscrito de


cional coleccionado en
tos

Biblioteca

Mxico en

577

i~)-

El mejor de estos soneel

no puede transcribirse aqu por ser un tanto deshonesto:

rigido

una dama que despabil ma


I,

vela con los dedos, adolece del

(i)

Tomo

columnas

i. 003-1. 007.

(2)

Ms. 2.972.

Flores de varia poesa, recogidas de varios poetas espaoles. Divdese en cinco libros, como se declara en la iabla que inmediatamente va aqu scripta. Recopilosse en la

ciudad de Mxico, Anno del iiascimiento de Nuestro Salvador Ihtsu-

crsto de

IS77 annos.
la

Tabla de

divisin de los libros.


lo

En En En

el el el

primero libro se contiene todo

que se pudo recoger

a lo

Divino.

segundo

lo

que

trata

de Amores.

tercero lo misivo.

i>En el quarto lo

de burlas.

:>En el quinto cosas indiferentes


los

que no pudieron aplicarse ninguno de

dems
la

libros.

En

hoja segunda hay una nota que prueba que este cdice estaba ya erv
siglo xvii:

Espaa principios del

Es de Andrs Faxardo. En Sevilla 1612.

La fecha de 1577 excluye toda posibilidad de que esta floresta fuese compilada en tiempo de Gutierre de Cetina, que haba pasado de esta vida diez.

MXICO
giro

39

conceptuoso propio del argumento. Xos limitamos, pues,

presentar,

como muestra

del

numen de

Terrazas,

el

primero de es-

tos sonetos que, con algn rasgo del estilo de Herrera, tiene, sin

embargo, ms analoga con

la

manera de

Cetina, de quien Terrazas

pudo haber

sido

amigo
las

discpulo:

Dejad

hebras de oro ensortijado

Que

el

nima me tienen enlazada,


la

volved

nieve no pisada
esas rosas matizado.

Lo blanco de
Dejad
las

perlas y el coral preciado

De que

esa boca est tan adornada;

al cielo,

de quien

sois tan envidiada,


le

Volved

los soles

que

habis robado.

La gracia y discrecin que muestra ha sido


Del gran saber del
Volvdselo
la

celestial

maestro,

anglica natura;
as restituido,

todo aquesto
lo

Veris que

que os queda es propio vuestro:

Ser spera, cruel, ingrata y dura.

El Sr. Garca Icazbalceta, gran maestro de toda erudicin mexicana, ha descubierto recientemente fragmentos de una obra poti-

ca de Terrazas, mucho ms importante y extensa

(l).

Este poema,

y nueve aos antes. Ms verisimilitud tiene que lo fuese durante de Juan de la Cueva, de quien contiene muchos versos.

la estancia

La mayor parte de
rrazas

los ingenios

de estas Flores son andaluces. Slo de Te-

podemos

afirmar que hubiese nacido en Mxico.

De

Terrazas contiene dos sonetos, adems de los publicados por Gallardo,


So que de una pea me arrojaba Royendo estn dos cabras de un nudoso

pero valen poco:

Despus del soneto:


Dexad
las

hebras de oro ensortijado


inferior:

hay otro annimo sobre

el

mismo tema, pero de mrito muy


la

Volvedle
(i)

blancura

al

azucena

Vase

el

estudio titulado: LUerattira Mexicana. Francisco de Terrazas

V otros

podas

del siglo

XVI, en

las

Memorias de
ii,

la

Academia Mexicana corres-

pondiente de la

Real Espaola. (Tomo

pginas 357-425.)

40

CAPITULO PRIMERO
el

que

autor no acab, impedido por !a muerte, se titulaba: Nuevo

Mundo y Conquista^ y eran su asunto las hazaas de Hernn Corts. Aunque manuscrito, debi de correr con estimacin entre sus
contemporneos, puesto que
el

autor del epitafio del poeta, con

la

hiprbole propia de tales elogios fnebres, se atrevi compararlo

nada menos que con


dudas de que
el

el

mismo Hernn
escribirlos:
los

Corts, manifestando sus

conquistador hubiera

\"alido

ms con

sus heroicos

hechos que Terrazas con

Tan extremados

dos

En su suerte y su prudencia, Que se queda la sentencia


Reservada para Dios

Que

sabe

la diferencia.

Las octavas que nos restan del celebrado poema, se han conser-

vado

sin

orden en una especie de centn en prosa que form otro

descendiente de conquistadores, Baltasar Dorantes de Carranza.

Aparecen adems confundidas y revueltas con otras al mismo asunto que parecen ser de un tal Arrzola Arrazola, y de un
Salvador de Cuenca, poetas ignotos uno y otro.
tanto, formarse idea clara del

No
la

es posible, por
lo

poema,

ni siquiera
si

determinar

que

propiamente pertenece Terrazas,


estilo

bien por

semejanza del

se infiere

que

la

mayor

parte de los fragmentos han de ser

suyos. Entre los innumerables

poemas de asunto americano que


haber sido ste de Terraes sana, pero

suscit el ejemplo de Ercilla, no parece

zas

uno de

los

ms

infelices.

La lengua

no de mucho

jugo; la narracin corre limpia; los versos son

fciles,

aunque de

poco nervio. Hay episodios agradables de amores y escenas campestres, que templan la monotona de la trompa blica. El ingenio de Terrazas parece

para

lo pico

del valeroso

ms apto para la suavidad del idilio, que y grandilocuente. Es linda, por ejemplo, la historia mancebo Huitzel, hijo del Rey de Campeche, y de su
hija del

amada Quetzal,
por
los

Rey de Tabasco, y de
la

sus andanzas

fuga

desiertos

hasta llegar al pueblo de Xaucol,

donde hacen

vida de pescadores y donde los sorprende


oles.

invasin de los espa-

Algunas octavas de este episodio (inspirado evidentemente


Tegualdas y
las

por

las

Glauras de

la

Araucana-, abuelas ms 6 me-

MXICO

41

nos remotas de tala) mostrarn que Terrazas no era poeta vulgar,

aunque abusase en demasa de smiles y recursos de


manoseados por otros poetas:

estilo

ya

muy

No como yo con

tal

presteza parte
el

Ciervo que sin sentido

curso aprieta,

Cuando en segura y sosegada parte


Herido siente
Ni nunca por
la

mortal saeta:

el cielo la

de

tal arte

Correr se ha visto

veloz cometa,

Que ver de mi desdicha el caso cierto Con miedo y con amor volaba muerto.

una legua poco

ms andada
barbada.

Hall los robadores y robados;


\'ide

una gente blanca


cautiva presa en

muy

Soberbios y de limpio hierro armados;

Vi

la

medio

atada.

De

sus alhajas mseras cargados,

Al uso y voluntad de aquellos malos

Oue

aguijando los van duros palos.


vez dej medrosa

Cual trtola

tal

El chico pollo que cebando estaba.

Por ver subir

al

rbol la escamosa

Culebra que su nido se acercaba,

vuelta vio la fiera ponzoosa


el hijo

Comerle
Bate

encarnizada y brava;

las alas, chilla

Cercando

el rbol

y vuela en vano. de una y otra mano.

As yo, sin remedio, congojado

De

ver mi bien en cautiverio puesto.


al

Llegaba

escuadrn desatinado.
presto:

Clamando en vano y revolviendo

Mas como
Tal vez
al

ni salvalla

peleando

Pudiese, ni morir en su presencia.

enemigo amenazando.

Tal vez pidiendo humilde su clemencia,


Sin otro efecto los segu luchando

Con

el

dolor rabioso y
al ro

la

paciencia,

Hasta llegar

do se entraban

En

casas de

madera que nadaban.

42

CAPITULO PRIMERO
Volviendo m, y en
llanto derretida,

Huitzel (me dijo), pues mi dura suerte

Y sin que pueda ser de ti Me lleva do jams espero


Recibe en
la

valida,

verte;

penada despedida
prendas de quererte,
postrera que te envo

El resto de

las

aquesta

fe

Con cuanta

fuerza tiene el
ti

amor mo.
y
el

Que

quien por
el

la patria

sosiego,

El padre,

reino y el honor pospuso

puesta en amoroso y dulce fuego

Seguirte peregrina se dispuso;

Ni en muerte ni en prisin

el

mundo

ciego

Que amor

al

corazn cuitado puso,


sin ser quitada

Podr quitar jams,


El alma presa
Si
la

mortal morada.

voy para

vivir puesta

en servicio

Tenerme ha

tu

memoria compaa,

Llorando pasar

en un continuo y solitario oficio la noche y da;


si

Mas

muriendo en
la

triste sacrificio,

Fortuna abrevia

desdicha ma,

Adonde

ests vendr (no tengas duda)

Espritu desnudo y sombra muda.

No

siempre se sostienen

la

misma

altura los

fragmentos del

poema, y aun suelen degenerar en crnica rimada, pero as y todo fu lstima que Terrazas no llegara perfeccionar imprimir su
obra, la cual, sin pasar de una honrada mediana,

como exactamen-

te nota Icazbalceta, lleva, no obstante, todo gnero de ventajas A

otro

poema mexicano

del

mismo tiempo, compuesto igualmente en


la fortuna,

loor de

Hernn Corts, y que logr

bien poco merecida,

de

fatigar las prensas.

Nos referimos

Peregrino Indiano, de D. .Vntonio de Saaveesti-

dra Guzmn, publicado en Madrid en 1599, obra slo digna de

macin por su extremada

rareza,

y por
(i).

ser el

primer libro impreso

de poeta nacido en Nueva-Espaa

Pocas lecturas conozco ms

(i)

El Perep'ino

ida7!0,

por D. Anioiiio de Saavedra Guzmn, viznieto del

Conde

del Castellar, nacido en Mxico.

En

Madrid, en casa de Pedro Madri-

MXICO
ridas c indigestas que

43

la de esta crnica rimada en veinte cantos

mortales, que

el

autor escribi y acab (segn dice) en setenta das


el

de navegacin con balances de nao. Compsola con


disimulado de que
le sirviese

propsito poco
pretensiones

como de memorial en

las

que Espaia

traa, al igual

de otros descendientes de conquistado-

res reducidos por entonces

suma pobreza, en nombre y represen^


al

tacin de los cuales exhala amargas quejas

principio del canto xv.

Hacer

oficio

de pretendiente en versos tan malos, no parece que

haba de adelantar

mucho
que

la fortuna del poeta,

si

se haba mospobrsi-

trado tan inepto corregidor en Zacatecas

como rimador

mo, no

es extrao
le

se levantase contra l aquella

tormenta de

que habla y que

cost su empleo.
tal

No

contrar poesa y verdad en

obra, y

la

razn que da no

cmo pudo Ticknor enme conla

vence. El haber nacido

el

autor en ^^lxico y estar familiarizado


raza infeel ta-

con
liz

las

escenas que describe y conocer los hbitos de


fin relata,

cuyo

condiciones eran que no podan infundirle

lento potico de que careca,

aunque den alguna curiosidad


pone en
el

histri-

ca su obra. Por eso


historias americanas,
tro. El

el P.

Clavijero la

catlogo de las
el

aadiendo que no tiene de poesa sino

me-

autor ofreci un manjar de verdad


si

de, en versos detestables,

es

que

el

y no otra cosa; y aanombre de versos merecen:

No De

lleva el

ornamento de invenciones

ninfas cabalinas ni Parnaso,


cierto

Porque me han dicho

que es

lo fino

Decir pan por pan, vino por vino.

Anmame, Seor, echar el resto No con poco temor y sentimiento, El ver que soy en Mxico nacido.

Donde ningn

historiador ha habido.

De

su veracidad en cuanto la historia, responde en las aproba-

ciones del libro no


Entre

menor autoridad que

la del cronista

de Indias,

gal, 1599, S.

los versos laudatorios los

hay de Vicente Espinel y de

Lope de Vega. Este poema ha


El Sistema Postal

sido reimpreso en el folletn de


(1880),

un peridico de Mxico,

con prlogo de Garca Icazbalceta.

44

CAPITULO PRIMERO
verismil
tal

Antonio de Herrera. Es
las

que poseyese Saavedra alguna de


conocimiento no
le

lenguas indgenas; pero


la

sini para dar


estrafa-

color local
larios,

narracin, sino para rellenarla de


la

nombres

que acrecientan

dureza insonoridad de sus octavas. Slo

se aparta del estricto

rigor histrico, para introducir

un poco de

mqjiina, ya alegrica, ya de encantamientos y hechiceras


peyote,

como

el

confeccionado por

la

hechicera de Tlaxcala, Tlantelup; sin


el

que

falte la

indispensable tempestad promovida por


las

demonio

para hundir

naves de Hernn Corts.


libro
la

Como no hay
dad, parece que

malo de que no pueda sacarse alguna

utili-

lectura del

poema de Saavedra, en que abundan


los conquistadores,

detalles genealgicos

y personales sobre

no fu

del todo intil D. Nicols Fernndez de Moratn, para su clebre

canto de

Las naves de

Corts destruidas. As, por ejemplo, aquella

curiosa pero no

muy
Mas

segura coincidencia histrica recordada en

estos versos:
ay!

que ese adalid


al

el

mismo

da

Que nacer vimos

sajn Lutero,
la

Naci tambin para

afrenta ma

parece tomada de estos dos rastreros renglones de El Peregrino


Indiano:

Cuando naci Lutero en Alemana


Naci Corts
el

mismo

da en Espaa.

Xo hay duda que Hernn


la afiligranada

Corts ha sido en general poco afortu-

nado con sus cantores. Cualquiera narracin en prosa, no ya slo

cultsima de Sols, la que traz Prescott con tanla rpida,

ta viv"eza

de fantasa romntica, sino


la

elegante

y maligna
la

de Gomara,

ruda y selvtica de Bernal Daz del Castillo,


sus Cartas

del

mismo inmortal conquistador en


con
la

Relaciones escritas

nerviosa sencillez propia de los grandes capitanes, resultan

infinitamente

ms

poticas que todos los

poemas compuestos sobre


es, sin

la

conquista de Mxico. La principal razn de esto


la

duda, que
tratarse

realidad histrica excede aqu toda ficcin,

y que por

de un hecho de tiempos tan cercanos, y conocido hasta en sus mnimos detalles, no deja campo abierto
la fantasa

para exornarle,

MXICO
transfigurarle ni enaltecerle. Pero otra razn de no

45

pequeo peso
casi to-

ha sido
dos
tal

la inferioridad

de fuerzas poticas de que adolecan

los autores

que se atrevieron cargar sus dbiles hombros con

argumento.

Un
y

solo episodio,

travs,

pudo

inspirar

como el de las naves dadas al Vaca de Guzmn algunas octavas robus-

tas, patriticas

valientes,

Moratn el padre una sarta de des-

cripciones brillantes que en tono

estilo

mucho
del

del

pobre marco de

la

poesa del siglo

y pompa de color salen xvm, y ms bien

parecen del tiempo de Lope de Valbuena. Pero fuera de esto y poema no acabado de Garca Gutirrez, que ms que realidad
fu una promesa, los

dems disputan entre


Guzmn,

s la

palma de

la infeli-

cidad,

quiz no es Saavedra de
la

sino D. Juan de EsciAle'xi-

quiz, el

que

merece de todo derecho por su intolerable

co Conquistada.

Ms que

los

dos juntos vale Gabriel Lobo y Lasso


versificador, las

de

la

cuales

Vega ms

(l),

que siquiera tena condiciones de


al

bien sobraban que faltaban

ingenioso

y gongorino
la

poeta mexicano D. Francisco Ruiz de Len, autor de


dia.

Hcrnan-

De

todos modos, ninguno de ellos nos compensa

la

prdida del

poema de

Terrazas, que vivi en mejor poca literaria, y sinti

me-

jor la poesa del argumento.

Haba por aquellos das en Mxico innumerable turba de


cadores; pero la

\"ersifi-

mayor
y

parte de ellos deban de ser aficionados


sus

poetas de certamen,

obras hubieron de perderse. Muestra

(i)

Primera parte de Corts

Valeroso,

y Mexicana

de Gabriel Lasso de la

Vega, criado del

Rey nuestro seor, ?iatural de Madrid..... Madrid, en casa de


1588.

Pedro Madrigal,
que la primera.

Mexica?ta de Gabriel Lasso de la Vega, enmendada

aadida por su mismo autor

Lleva esta segunda impresin

trece cantos

ms

En

Madrid, por Luis Snchez. Ao 1594.


!o rastrero

A
cal,

todos los poemas de asunto americano vence en


Historia de la

y prosaico

el titulado
1

Nueva Mxico,
por

del capitn Gaspar de VUlagra (Al-

610,

por Luis Martnez Grande),


clase, as

libro,

por otra parte, de

los

ms busla

cados entre los de su


bibliogrfica. Est

el inters histrico

como por

rareza

en treinta y cuatro mortales cantos en verso suelto, pero de aquel gnero de versos sueltos que Hermosilla comparaba con una escoba
desatada, y el autor interrumpe veces el hilo de la narracin para intercalar provisiones, reales cdulas

y otros documentos justificativos, sin que se

conozca notablemente

la

transicin de los versos la prosa cancilleresca.

46
curiosa de
la
la

CAPTULO PRIMERO
poesa satrica con que entretenan los largos ocios de

colonia y exhalaban sus quejas los


los

malhumorados y empobrecilos

dos descendientes de
reros

conquistadores contra

nuevos aventu-

que venan de Espaa y que por ms hbiles ms activos se iban alzando con todos los provechos, son ciertos sonetos de
bastante donaire hallados por
crito
el Sr.

Icazbalceta en
(l).

el

mismo manus-

que contiene

las octa\-as

de Terrazas

nica, pero
(i)

muy

curiosa muestra del primitivo teatro castellano

Dicen

as estos tres sonetos,

que parecen de un mismo autor.

Minas sin plata, sin verdad mineros, Mercaderes por ella codiciosos.
Caballeros de serlo deseosos,

Con mucha presuncin bodegoneros;


Mujeres que se venden por dineros, los mejores ms quejosos; muy hermosos. Muchos amigos, pocos verdaderos. Negros que no obedecen sus seores. Seores que no mandan en su casa, Jugando sus mujeres noche y da: Colgados del Virrey mil pretensores. Tinguez (*), almoneda, behetra.

Dejando a

Calles, casas, caballos

Aquesto, en suma, en esta ciudad pasa.

Nios soldados, mozos capitanes.


Sargentos que en su vida han visto guerra, Generales en cosas de la tierra,
Almir.antes con

damas muy

galanes:

Alfreces de bravos ademanes,

Nueva

milicia que la antigua encierra.

Hablar e.xtrao, parecer que atierra. Turcos rapados, crespos alemanes.


El favor

manda

y el privado crece.

el soldado desangrado en Flandes pobre humilde en confusin se halla. Seco el hidalgo, el labrador florece, Y en este tiempo de trab.ajos grandes, Se oye, se mira, se contempla y calla.

Muere

el

Viene de Espaa por

el

mar

salobre

nuestro mexicano domicilio

Un hombre tosco, sin algn au.\ilio. De salud falto y de dinero pobre.


Segn
a,
el Sr, Pimentel (Revista Nacional y quiere decir tnercado.
rft-

L-tras

Cieiicias, iSSo), la

palabra

tian,

MXICO

47

en Mi'xico es
tuales
va,

el libro

inestimable

Poesas sagradas del

y rarsimo de los Coloquios espiripresbtero Fernn ( jonzlez de Eslala

impreso en l6lO, aos despus de


\'ello

muerte de su autor, por

el

padre agustino

de Bustamante. Del mismo contexto de

las pie-

zas se infiere que todas ellas pertenecen al siglo xvi, y que hubieron de ser compuestas entre 1567 y 1600. Del autor apenas hay ms noticias que las pocas que pueden rastrearse por su libro: Icazbalceta se inclina,

z por sevillano.

con plausibles conjeturas, tenerle por andaluz, y quiSuyos deben de ser algunos versos que con nomla

bre de un Hernn Gonzlez se leen en

compilacin manuscrita

de 1577

(l).

Honr tambin con


V
Le

poesas laudatorias algunas edicio-

luego que caudal y nimo cobre, aplican en su brbaro concilio

Otros

como

l,

de Csar

j'

Virgilio

Las dos coronas de laurel y robre. V el otro, que agujetas y alfileres Venda por las calles, ya es Un Conde En calidad, y en cantidad un Fcar: V abomina despus el lugar donde
Adquiri estimacin, gusto y haberes, V tiraba la jbega en Sanliicar.

El Sr. Icazbalceta ve en estos sonetos, y no sin razn, los primeros indicios

de

la

funesta enemistad entre criollos y peninsulares.

(i)

Son dos sonetos: Slo

el

primero merece transcribirse:

Los lazos de oro fino y red de amores Contempla un pastorcillo enamorado,

as como la luz los ha sacado Al sol acrecent sus resplandores. Al campo le visti de nuevas flores, Al aire le tom dulce y templado, Al ro dio un roco aljofarado. El cielo matizando de coloies. Pudiera este pastor de bien andante

A V

todos los nacidos dar consuelo.

Teniendo su tesoro all adelante. Mas Jpiter de envidia bax al suelo,


roble su vista al firme amante. Diciendo: estas reliquias son del cielo.

El segundo soneto lleva una glosa en


Espritu del cielo,

liras:

Sacado del divino que lo ha hecho. Beldad para en el suelo Que al mundo ha satisfecho, Colima d crista!, dorado l.'c/io

48

CAPTULO PRIMERO
ellas la

nes mexicanas de su tiempo, entre


Dr. D. Sancho Snchez de

Doctrina Cristiana del

Mun

(1579), que para nosotros es la

mismsima persona que

el

ingenioso

y desenfadado autor de

la

Tragicomedia de Lisandro
taciones dla Celestina
lidad

Roselia, quiz la mejor entre las imifaci-

(l).

Fu Eslava ingenio de grandsima


aunque no
las alusiones

rica vena; pn'idigo,

selecto, en los donaires; rico

de malicia y de agudeza en

a sucesos contempor-

neos; excelente versificador, sobre todo en quintillas; bien fundado

y macizo en

la

doctrina teolgica que probablemente haba cursa-

do y que en sus coloquios inculca y expone en forma popular y amena, procurando acomodarse la inteligencia, no ya slo de los
espaoles, sino de los indios nefitos que supiesen nuestra lengua.

Por
tura

el

candor y

la

ingenuidad del dilogo, por

la sencilla estrucel

y poco

artificio

de

la

composicin, y aun por

uso inmode-

rado del elemento cmico

grotesco, pertenece al teatro anterior

Lope de Vega, y

sus autos se parecen

mucho

los del gran c-

dice de nuestra Biblioteca Nacional

y aun

otros

ms antiguos y
parte del
idiotismos

rudos como los de


Para
el

la

Recopilacin de Diego Snchez de Badajoz.

estudio de la lengua no tienen precio:

como gran

dilogo es de tono vulgar

y aun chocarrero, abunda en

(i)

Don Juan Eugenio Hartzenbusch


la

descifr el enigma contenido en los


ella el

versos que acompaan

Tragicomedia de Lisandro, y ley en

nom-

bre del autor, Sancho Munino, natural de Salamanca. Los seores Fuensanta
del Valle y

en efecto, lograron noticia de un maestro Sancho de Muen,


los aos 1549 resida

Sancho Rayn leyeron despus Sancho de Munnn Mun, y, telogo, que por
en
las

escuelas de Salamanca, y asisti varios claus-

tros plenos, sentndose nada

menos que

al

lado de Melchor Cano, y tomando

parte en

la

reforma de los estatutos de


la Coleccin

la

Universidad. (Vanse los prelimi-

nares del tomo v de

de libros espaoles raros

curiosos.) El
la

seor

Garca Icazbalceta,

al

darnos razn en su Bibliografa del libro de


el

Doctri-

na Cristiana, nos dice que

Dr. D. Sancho Snchez de


la

Mun

fu

Mxico
Uni-

en 1560, y tom posesin de en 26 de Abril, ejerciendo en


versidad,

plaza de Maestrescuelas de aquella catedral

tal

concepto

el

cargo de Cancelario de

la

donde recibi

( incorpor) el

grado de Doctor en Teologa en 28


la

de Julio de dicho ao. En 1570 hizo un viaje

Pennsula

como

solicitador

general de las Iglesias de Nueva Espaa. Consta que volvi Mxico, don-

de muri en

1601.

La identidad

del personaje parece segura,

aunque no haya

sido notada hasta ahora.

MXICO

49

y maneras de decir que en vano


All

familiares,

propias del habla de los criollos, y

se buscaran en los
los

monumentos de

la

poesa culta.

pueden sorprenderse

grmenes

del provincialismo mexicael

no, en el cual el

elemento andaluz parece haber sido


casi

predomi-

nante

como en

toda Amrica, acaudalndose en Mxico


las

ms

que en otras partes con despojos de


nos curiosidad ofrecen estos
ellos

lenguas indgenas.

No mey nos

coloqjiios

para

la historia:

muchos de

pertenecen

al

gnero de
las

los

llamados de circunstancias,
la

hacen penetrar mucho en

intimidades de
la

vida colonial, apli-

cadas con inocente irreverencia


misterio eucarstico y de otros

representacin simblica del


cristianos.

dogmas

As uno de estos

autos nos recuerda

la

vuelta de los que fueron con Miguel


la

Lpez

de Legazpi

la

navegacin de

China; otro,

el

ms

largo de todos,

escrito en prosa

verso,

dividido en siete jornadas, fu compues-

to para la consagracin del arzobispo

Moya de

Contreras en 1574;
los siete

en

otro, los siete

Sacramentos aparecen simbolizados por

fuertes presidios

que

el

virrey D. Martn Enrquez levant en el


y, finalmente,

camino de

las

minas de Zacatecas;

dan materia dila

versas alegoras la entrada del virrey

Conde de Corua en 1580,


el

espantosa epidemia que cay sobre los indios en 157^)

recibi-

miento del paternal virrey D. Luis de Velasco en


zas,

590. Tales pie-

aunque sean

las

ms

interesantes para el anticuario, no suelen

ser las

ms

poticas.

Hay

rasgos superiores en aquellas donde Eslaftiles


el

va no necesit dar tormento su ingenio buscando

profa-

nas alegoras, sino que trat directa histricamente

asunto

encontr ya

la alegora

en

los

sagrados libros. Bajo este aspecto son

dignos de recomendacin los sencillos y fervientes monlogos del


profeta Jons en
igual
el coloquio

sptimo (que

es,

por

lo

dems,

muy
la

des-

lleno de extravagantes anacronismos), el ingenioso debate


la

de

la

Riqueza y
la via,

Pobreza en

el

coloquio decimotercio,
el

y
la

par-

bola de

desarrollada en
las

undcimo (del arrendamiento


los

que hizo

el

Padre de

Compaas

Labradores de

Via

>),

cuyo argumento

es idntico al del
Cielo,

hermossimo auto de Lope de

Vega, El Heredero del

aunque, naturalmente, pierde

mucho Es-

lava en tan terrible comparacin. Pero aun en los asuntos de pura


fantasa es innegable

y no vulgar
his^a.

el

talento potico del primer dra-

Mensdez t Pelayo. /"Vi/a

50

CAPITULO PRIMERO
lo

matungo mexicano, como


rica

prueba su brillante concepcin aleglos coloquios


el

de El Bosque Divino. Acompaan

algunas poe-

sas lricas, todas

de asunto sagrado, porque

editor P.

Bustaman-

te resen"aba las profanas para

un segundo tomo que, no lleg


la

imprimirse, se ha ocultado
balceta,
la

exquisita diligencia del Sr. Icaz-

que ha sido

el

desenterrador de Eslava,

como de

casi

toda

primitiva literatura de

Xueva Espaa. Los versos de

Eslava,

lo

divino, son enteramente versos de cancionero,

aadirse la vasta coleccin de este

y pueden y deben gnero que form D. Justo de


literaria

Sancha. Estn, pues, en aquella tradicin


Fr.

que va desde

Ambrosio Montesino hasta Juan Lpez de Lbeda, Damin de Vegas y el maestro \*aldivielso. Con lo mejor de estos autores pueden compararse algunas de
de Eslava,
monjil
as
las

canciones, chanzonetas

como

otros participan en gran

y manera

villancicos
del gusto

y apocado y del conceptismo rastrero que en manos de Ledesma, Bonilla y sus secuaces, acab por enervar y pervertir miserablemente este gnero, con tanto dao de la poesa como de
los afectos

devotos.

No

siendo Eslava poeta mexicano de naci-

miento, no pueden tener sus versos entrada en nuestra Antologa;

pero para muestra de su

estilo

copiamos en nota un villancico


la

suyo que da muestra completa de


simptico poeta
(l).

ingeniosidad de estilo de este

El que quiera conocerle ms de cerca, intrne-

(l)

Oh, qu buen labrador, bueno! Qu buen labrador! Ah! Labrador excelente, Declranos sabiamente

Tu

valor y tu simiente

Qu significa, seor? Qu buen labrador!

Todos

los

hombres nacidos

Aperciban los sentidos: Oiga quien tuviere odos.


Oir divino primor.

Qu buen labrador! Sal con mi ser divino Del Padre do estoy contino, V al mundo, manso y benino, Vine hacer mi labor. Qu buen labrador! Vine quitar la neguilla

dar divina semilla,

MXICO

51

se en

las

pginas de su libro y no dar por perdido su trabajo. VA


la

autor mismo parece convidarle con


Jrica

suave y misteriosa vaguedad

de estos versos:
Sin tardar,

Dmonos

priesa embarcar.

Oh qu viento y mar en calma,

Gran consuelo es para el alma Con tal tiempo navegar! Las ondas de la mar
Cuan menudicas van!

Pero

la

modesta

luz potica

de Hernn Gonzlez de Eslava, pala brillante

rece como que se eclipsa ante

y deslumbradora de Ber-

Y en la Virgen sin mancilla La sembr divino amor. Qu buen labrador! Sembr en el ngel primero, Y sta cay en el sendero Porque dijo: Por m quiero Igualarme al Criador. Qu buen labrador! Y en Adn la sembr yo, Y
sta entre espinas cay,

Cuando

del

mando

excedi

De

su Dios y su Criador.

Qu buen labrador! En los de ley de Escriptura Sembr el grano de la altura, Y cay en la piedra dura Porque le falt el humor. Qu buen labrador! Viendo cuan mal acuda Esta labor que haca, Acord por mejor va De sembrar la ley de amor. Qu buen Labrador! Tom la cruz por arado Do mi cuerpo fu clavado, Y all fu el perdn sembrado Del que Dios fuese ofensor. Qu buen labrador!

Los clavos que me enclavaron Son coyundas que me ataron, Con las cuales te sacaron

De

la crcel del dolor.

Qu buen Labrador!

La lanza fu el aguijada Que en mi cuerpo atravesada

52

CAPITULO PRIMERO
si

nardo de Valbuena, que


to,

pertenece

la

Mancha por
las Antillas

su nacimien

pertenece ^Mxico por su educacin,


las
la

por su epis-

copado, y que hasta por


De

cualidades

ms

caractersticas de su es-

Abri

puerta cerrada

la gloria al pecador.

Qu buen labrador! El yugo suave y leve Que al que hace lo que debe Yo le ayudo que lo lleve

Y soy premio su sudor. iQu buen labrador! De pies y manos atado


Me tienes, hombre culpado; No temas, que ya he trocado En clemencia mi rigor.
iQu buen labrador! Mi propia vida sembr Cuando en el sepulcro entr Y de all resucit

En mi

virtud y vigor.

Qu buen labrador! Y en aqueste sacramento,

Sembr divino

sustento,

Para dar por uno ciento Al contrito pecador. Qu buen labrador! Mira, hombre, si te quiero, Pues mi cuerpo verdadero Queda en divino granero Porque te hartes mejor. Qu buen labrador! Conmigo mismo te heredo Y al padre voy, y aqu quedo: Pues yo hago lo que puedo, H.az t algo por mi amor. Qu buen labrador! Sembrars por tu consuelo Buenas obras en el suelo, Y cogers en el cielo Fruto de sumo dulzor Qu buen labrador! (Pg.

24O.)

Coloquios Espirituales

y Sacramentales y Poesas Sagitadas


(escritor del siglo

del Presbera-

Fernn Gonzlez de Eslava


la primera hecha en

X VI). Segunda edicin conforme


co?i

Mxico en 1610.

La publica^
De
la

u?ta Introduccin,
etc., etc.

Joaqun

Garca Icazbalceta, Secretario de la Academia Mexicana,

Mxico: Im-

prenta de F. Daz de Len, 1877,

4.

primitiva edicin slo se conocen


el Sr. Icazbalceta.

dos ejemplares, uno de ellos

el

que posee

Aunque Eslava
Mxico, en
el

ms antiguo dramaturgo de los que escribieron en sentido de ser el primero ms bien el nico que nos ha dejado
sea el
las

un cuerpo coleccin de sus obras,

representaciones sagradas eran

mu-

MXICO
lilo, es

53
el

en rigor

el

primer poeta genuinamente americano,

pri-

mero en quien

se siente la exuberante

y desatada fecundidad

genial

de aquella prodigiosa
cho ms antiguas y
la conquista,

naturaleza.

Su poesa (dice Quintana), seme-

se haban introducido desde los primeros tiempos de


los indios,

no slo en lengua castellana, sino en lenguas de

que

quiz tenan ya algn brbaro rudimento de drama en sus danzas y mitotes.

Los misioneros francistanos se valieron alguna vez del teatro sagrado como de medio catequstico, y hay sobre esto muy curiosas noticias en la Historia de los ludios de Nueva Espaa, de Fr. Toribio de Benavente Motolinia, que dirigi y organiz algunas de estas fiestas del Corpus y de la Epifa-

Hubo entre ellas una de carcter emperador y el Rey de Francia. Por cierto que el buen fraile, mal avenido sin duda con los conquistadores, dio Hernn Corts y Pedro de Alvarado el mando de las dos cuadrillas de mona en Tlaxcala, desde 153S por lo menos.
histrico cpor las paces hechas entre el

ros infieles que figuraron en aquella especie de mojiganga simulacro de

la

futura conquista de Jerusaln. Los actores eran exclusivamente indios, y las piezas se componan en su lengua con algn que otro villancico en castellano.

En

la capital

las principales,

haba representaciones para los unos y para los otros, siendo como en todas partes, las del Corpus, cuya procesin se ce-

lebraba con gran suntuosidad, pero con accesorios tan profanos y escandalosos que excitaron
la

indignacin del venerable Arzobispo Zumrraga,

el cual para condenar tales abusos hizo imprimir dos veces un tratadito del

cartujano Dionisio Rickel, adicionndole con una exhortacin propia, en


que se leen estas vehementes palabras: Cosa de gran desacato y desver-

genza parece que ante

el

Santsimo Sacramento vayan los hombres con

mscaras y en hbitos de mujeres, danzando y saltando con meneos deshonestos y lascivos, haciendo estruendo, estorbando los cantos de la Iglesia,
representa7ido profanos triunfos como el del dios del amor, tan deshonestos, y

aun

las personas no honestas tan vergonzoso de mirar Los que lo hacen otro que Fr. Juan Zuy los que lo mandan y aun los que lo consienten mrraga busquen que los excuse y por slo esto, aunque en otras tierras

ninguna manera se debe


Iglesia.

gentes se pudiese tolerar esta vana y profana y gentlica costumbre, en sufrir ni consentir entre los naturales de esta nueva

Porque como de su natural inclinacin sean dados semejantes reen estas vanidades profanas que en
costumbres
cristianas.

gocijos vanos, y no descuidados en mirar lo que hacen los espaoles, antes


los imitarn
las

Y dems desto
fianzas-, sones

hay otro mayor inconveniente por


y pensaran, y

la costumbre que estos 71a-

iurales ha?i tenido de su antigedad, de solemnizar las fiestas de sus dolos con

regocijos,

lo

tomaran por doctrina y

ley,

que

en estas tales beberas consiste la santificacin

de

las fiestas.
el

Tan graves y piadosas razones no impidieron que, muerto

primer Arzo-

54
jante
al

CAPITULO PRIMERO

dilatado, tan feraz

Nuevo Mundo, donde el autor viva, es un pas inmenso y como inculto, donde las espinas se hallan conflores,

fundidas con las

los tesoros

con

la escasez,

los

pramos

bispo, volviesen las cosas su antiguo estado,

reforma de

las

tiempo y con la costumbres fueron desapareciendo aminorndose muchos de


si

bien con

el

los inconvenientes.
cilio

La

legislacin definitiva sobre este

punto fu

la

de!

Condel-

tercero Mexicano de 15S5, que prohibiendo en los das de Navidad y


fiesta las

Corpus en otra cualquier


tos profanos-!:,
al

danzas, bailes, representaciones y cantiles-

permiti

las

de historia sagrada, otras cosas santas y


la

alma, con

tal

que se presentasen un mes antes

censura del diocesano

Adems de

Eslava, queda el

ta sacramental, el presbtero

nombre y una obra por lo menos de otro poeJuan Prez Ramrez, que cobraba cada ao cincargo de escribir los autos.
la

cuenta pesos de minas por


Biblioteca de nuestra

el

En un

cdice de la

Academia de

Historia (que contiene

muchas piezas

dramticas,
J\Jexicana

la

mayor parte de jesutas)

est su Desposorio espiritual de la Iglesia


el

el

Pastor Pedro: gloga representada

da de la consagra cin det

Moya Contreras, que fu el S de Diciembre de 1S74Ya hemos visto que Eslava trat como en competencia el mismo asunto. Los jesutas tenan tambin en sus colegios representaciones de mayor
Obispo de Mxico, D. Pedro de
artificio.

Como

muestra de

ellas

puede

citarse la tragedia

en cinco actos titu-

lada Triunfo de los Santos, en que se representa la persecucin de Diocleciano^

la prosperidad que se sigui' con el imperio de Co>istantino, inserta al fin


el P.

de la

Carta Relacin, que

Pedro de Morales envi

al

general de

la

Com-

paa P. Everardo Mercuriano, describiendo

las festividades

con que fueron

recibidas en Mxico las reliquias que envi Gregorio XIII en 1579.


tractos de ella

Hay ex-

en

la Bibliografa

Mexicana

del siglo

X VI, del

Sr. Icazbalceta.

Parece ser obra


genios.
plete el

muy

larga y desigualmente versificada; quiz de varios inel

Es de esperar que
buen
servicio

docto editor de los Coloquios de Eslava


ellos

com-

que con

nos ha hecho, reimprimiendo en otrO'

volumen

esta pieza, la de Prez Ramrez,

y cualquiera otra
(a).

reliquia

que pa-

rezca de los orgenes de la escena en Mxico

En qu tiempo empez
to jo; pero

el

teatro

puramente

secular,

no

lo

sabemos pun-

cuando Valbuena, en

1603, nos dice

que haba

Fiesta y comedias nuevas cada da.

De varios entremeses y primores, Gusto, entretenimiento y alegra,


no hemos de creer que se trataba de
de verdaderas comedias, como
(a)

los simplicsiraos autos antiguos, sino

las

de Lope y sus discpulos.


el Sr.

De uno

deellos^

Desgraciadamente no pudo atender este ruego honrada vida, empleada en buenas obras de piedad y mente en 27 de Noviembre de 1894.

Garca Icazbalceta, caya


sbita-

literatura, se extingui

MXICO

55

pantanos con

los

montes y selvas ms sublimes y frondosas.


ni

No

puede darse expresin ms exacta,


imoortante en
el juicio,

ocurre aadir rectificar cosa

para nosotros definitivo, que aquel gran


el

poeta y elegante crtico form de Valbuena, ya en


tas

prlogo y noel

de su Coleccin de poesas selectas castellanas, ya en


la

magnfi-

co discurso preliminar de

Mnsa

pica. Quintana no regate nun-

ca su admiracin aquella poesa del Obispo de Puerto Rico, tan

nueva en castellano cuando


profusa de ornamentos, tan

l escriba,

tan opulenta de color, tan tan blanda

amena y
qu de

fcil,

regalada

al

odo cuando

el

autor quiere, tan osada


s

y robusta
y

veces,

paada siempre de un no
hace de
pecie

original

extico,

y acomque con su

singularidad le presta realce,


los

y que en

las imitaciones

mismas que

antiguos se discierne.
particular

Aun

su clasicismo es de una es-

muy

y propia

suya, que casi pudiramos decir claal

sicismo romntico, semejante en algo

de

los

poetas de

la

deca-

y no ciertamente de los menos notables, del autor de El Diablo Predicador, Luis de Belmonte Bermdez, cuya vida es una prodigiosa novela, consta que
dos veces estuvo en Mxico, donde, no pudiendo olvidar
el

manjar sabroso
la

de

las

Musas, escribi muchas comedias, que algunas hay impresas, y

Vida

del Patriarca Ignacio de Loyola,

en versos castellanos. (Prlogo del Ldo. Juan

Bermdez y Alfaro

al

poema

indito de

Bermdez, La Hisplica.)

De

los

dramaturgos en lenguas indgenas no tenemos que tratar aqu.


ellos los

Suenan entre
puso dramas

espirituales de la

nombres de Fr. Juan Bautista, franciscano, que comPasin y Muerte de Nuestro Seor Jesucristo,
alegricos,

en nhuatl; Fr. Martn de Acevedo, dominico, autor de dramas

en

lengua chocha, y de autos sacramentales, en lengua misteca; Fr. Andrs de

Olmos, franciscano, que hizo representar delante del virrey Mendoza y del arzobispo Zumrraga su clebre auto de El Juicio Final, causando gran
edificacin todos, indios y espaoles. Anterior todos ellos haba sitio

Fr. Luis de Fuensalida, uno de los doce primerf)s misioneros de su Orden, que compuso, en lengua mexicana, Dilogos coloquios entre la Virgen Mara

el

Arcngel San Gabriel.


la

Finalmente, no omitiremos

curiossima noticia de que D. Bartolom de


al

Alba, descendiente de los Reyes de Tezcuco, tradujo


1 1

nhuatl,

por

los

aos

de 64 tres comedias de Lope de Vega. Beristain las vio en el colegio de San Gregorio de Mxico, y da sus ttulos: i.'' El Gran Teatro del Mundo 2.^ El Animal profeta y dic/wso parricida (San Julin). ^.^ La Madre de la Mejor (Santa Ana).

No conocemos comedia de Lope de Vega con


que se
titula del

estos ttulos: ser quiz el auto de Caldern,

el primero de mismo modo.

56
ciencia latina, sobre

captulo primero

todo en

la

intemperancia descriptiva unida


el

cierto refinamiento
saje

que

le

hace buscar nuevos aspectos en


los detalles

pai-

y apurar menudamente

con un

artificio

de diccin
la

primoroso y nuevo. Otro rasgo de su

estilo consiste

en

mezcla

frecuente de los pormenores realistas, triviales


lo

y aun grotescos, con


desali-

ms elevado

3'

puro de

la

emocin potica, no tanto por

o cansancio, cuanto por buscar un nue^o elemento de inters en el contraste. Cuando quiere ser clsico y puro, llega sin esfuerzo
al clasicismo

alejandrino por lo menos,


la

y pedazos de

sus glogas
la

hay que recuerdan mucho ms


Virgilio.

manera de Tecrito que

de

En
de

ocasiones
la flauta

la

docta industria con que aspira remedar

los ecos

de

Sicilia,

parece que preludia una de

las

maque

neras de Andrs Chnier.

De

todos los imitadores de Tecrito, an-

teriores este gran maestro del neoclasicismo,

Valbuena

es el

ms exactamente
no slo en

lleg reproducir algunas cualidades del

modelo,
estilo,

la artificiosa,

pero no amanerada simplicidad del

sino en la composicin general y en el dilogo, en lo

que pudira-

mos

decir parte dramtica de

la

gloga, que casi siempre falta en los

buclicos virgilianos.

Pero
diversa

la

manera habitual y predilecta de Valbuena


alta

es otra

muy

y muy

de color,

muy
la

aventurera impetuosa, formada


viciosa lozana de 0\'idio, el n-

con tan varios elementos como

mero sonante y
diano,
rase

la

enftica altivez de Lucano, de Estacio


filtro

y de Clau-

la

risuea fantasa del Ariosto con cuyo


la

mgico diprimero, no

que se adormece
es

naturaleza en un perpetuo sueo de amor.


inferior sin

Valbuena

un segundo Ariosto,

duda

al

slo por haber llegado

ms
luz

tarde, sin

poder participar de aquella


el

suprema embriaguez de
medio 'de
los

en que vivi

poeta de Ferrara, en

resplandores del Renacimiento; no slo por carecer

del alto sentido potico

y de

la

blanda irona con que

el

autor del

Orlando corona de

flores el ideal caballeresco


lo

en

el

momento
las

mis-

mo

de inmolarle, sino porque aun en

ms externo, en

conarte,

diciones

tcnicas, resulta notoriamente inferior en gusto

ya por
tes

falta

de donaire en

la

parte cmica, ya por resabios frecuen-

proporcin en

de hinchazn y ampulosidad culterana, ya por monstruosa deslos episodios; sin contar la poca novedad y consis-

MXICO
tencia de las figuras que en
el

57
intervienen: paladines, encan-

poema

tadores, gigantes princesas encantadas, deri\-ados todos de su

predecesor italiano del fondo

comn de
las

los libros

de caballeras.

Pero con todos estos graves y substanciales defectos, todava cree-

mos, como crey Quintana, que

facultades descriptivas del

Abad de
negar que
cualidad,

la

Jamaica eran
las

casi

iguales las del Ariosto,

y por de
se ha de

contado superiores
le

de cualquier poeta nuestro.


el

Xo

perjudic en gran manera


l

exceso mismo de esta

no templada en

con\-eaientemente por ninguna otra,


el

aunque
que no

ciertos episodios,
le faltaban

como

ternsimo de Dlcia, muestran

condiciones de sentimiento,
instinto, aquella

y que encontraba

al-

guna

vez,

como por
el la

suave languidez de expresin


irgilio.

que penetra
Pero como

alma en algunos pasos de Eurpides y de \


poesa naturalista

y pintoresca no era

la

que

abundaba en Espaa y en
gua, convirtiendo la

el siglo xvi,

algo ha de concederse quien

tanto ensanch sus lmites

y tanto despilfarr los tesoros de la lenpluma en pincel con mpetu y furia desordela

nada, slo comparable

de

los retricos coloristas

de

la

moder-

na escuela romntica, que se jactaban de saber los nombres de todas


las cosas.

Xo

es slo

en

el

Bernardo (obra capital suya) donde


descripciones admirables de

se leen,
pases,

como ponder Quintana,

de fenmenos naturales, de edificios y de riquezas, antige-

dades de pueblos, de familias y de blasones, sistemas teolgicos y filosficos. Hay una obra de su juventud que nos da ya la medida

de su asombrosa
nio,

fertilidad descriptiva,

por

la

cual D. Xicols

Antopoe-

interrumpiendo con un rasgo de entusiasmo su habitual sequebibliogrfica, le haba declarado superior todos nuestros

dad

tas descriptioiium degantia, gcographicc

astronomic^que rei color mn


ociilis sitbji-

piclclicrrima

tractationc,

miraqiie cxprimcndi fercque

ciendi

quod tam longe a


Si

conspectii est, virtiitc. Tal es el


la capital del

poemita

de

la

Grandeza Mexicana, impreso en


(l).

virreinato en
el

1604

de algn

libro

hubiramos de hacer datar

nacimien-

(i)

La

p-andcza Mexicana del bachiller Bcr?iardj de Balbuena

En M-

xico, por Melchior Ocharte, 1604, S.

De

estn edicin rarsima hay dos clases de ejemplares con algunas dife-

58

CAPITULO PRIMERO

to de la poesa americana

propiamente dicha, en ste nos fijaramos


(3a,

ms bien que en
fuera chileno

el

Aranco Domado de Pedro de

aunque ste
el

y Valbuena

espaol. Poco hay de americano en

poe-

ma de
cuyo

Oa. excepto

la patria del autor,

mucho hay en

\^albuena,
la

libro es

una especie de topografa potica. Lstima que en


el

parte de botnica no llegue


los

autor emanciparse de

la tirana

de

recuerdos clsicos

italianos,

tas

de Virgilio de

Plinio

que

las

y nos describa ms bien que fueron reveladas

las planal

Viejo

y Francisco Hernndez! Pero aunque el paisaje, en medio de su floridez y abundancia, no tenga ms que un valor
iVIundo por Oviedo

convencional y aproximado, puesto un molde


literario,

est,

por decirlo
el

as,

traducido tras-

todava en

raudal de las descripciola

nes de Valbuena se siente algo del prolfico vigor de

primavera

mexicana. Tiene, no obstante, ms inters, ms verdad y ms ani-

macin para nosotros


la

la

descripcin que hace de las grandezas de


ella

ciudad que

la

del

campo. Enamorado de
le

hasta el delirio,

apura

los eptetos

en su loor, y todos

parecen pocos para expre-

sar su sincero entusiasmo por la

que llama

Del placer madre, pilago de gente,

De joyas

cofre, erario del Tesoro,

Flor de ciudades, gloria de Poniente;

De amor el centro, de las musas coro. De honor el reino, de virtud la esfera, De honrados patria, de avarientos oro,
Templo de
Indias del
la

beldad, alma del gusto,


cielo

Mundo,

de

!a tierra.

rencias que ha notado el Sr. Icazbalceta. (Memorias de la Academia Mexicana, 1SS6, pgs. 95-116.)

La Grandeza Mexicana ha
Siglo de Oro, las

tenido tres reimpresiones matritenses en nues-

tro siglo, la de 1S21, publicada por la Real

Academia Espaola

al

fin

de

El

de 1829 y 1837, por D. Miguel de Burgos, 12. Estas dos ltimas son en realidad una sola, con distinta portada y preliminares. Hay
tambin una edicin de Nueva York (1S28) y otra de Mxico (1860). Es lstima que en todas las reimpresiones se hayan suprimido la mayor parte de las
piezas en prosa y verso

que acompaan
es

al

poema y que son muy

curiosas

para
rias.

la

biografa de su autor y hasta para el conocimiento de sus ideas litera-

La ms importante

un Competidio Apologtico en alabanza de

la Poesa.

MXICO
El rumbo,
nes, el bro
rra
el

59
bizarra

tropel

el

boato,

la

de

trajes

invencio-

y ferocidad de

los caballos

mexicanos y

la gala biza-

de sus

jinetes, envueltos

en sedas y varia plumera, los ricos

jaeces

y
la

libreas costosas de aljfar, perlas, oro

pedrera, ejercen

sobre

ardiente imaginacin de Valbuena una especie de presti-

gio mgico. !Muy aficionado debi de ser caballos juzgar por el

alarde de precisin con que los describe, distinguiendo sus castas

cualidades:

Donde en
Vence
si el

jaez de oro

campea
al

El castao colrico, que

aire

acicate le espolea;

el

tostado alazn, que sin desgaire


la

Hecho de fuego en
El freno
le

color y el bro

compasa y da donaire; El remendado overo hmedo y

fro.

El valiente y galn rucio rodado, El rosillo cubierto de roco; El blanco en negras moscas salpicado, El zaino ferocsimo y adusto, El galn ceniciento gateado; El negro endrino, de nimo robusto. El cebruno fantstico,
el

picazo

Engaoso, y el bayo al freno justo, Y otros innumerables que al regazo

De

sus cristales y su juncia verde


la

Esquilman y

comen gran pedazo.


el

Nunca
to.

se encontr

mayor concordancia entre


de Valbuena no se
le

autor

el

asun-

Xadie dir que


la

al estilo

hubiese comunicala

do ampliamente
ratosa

generosa imprevisin indiana,


sin cortedad ni

opulencia apa-

y despilfarrada

sombra de escaseza.

Aquel prdigamente darlo todo,


Sin reparar en gastos excesivos,

Las

perlas, oro, plata

y seda rodo.

El buen gusto encuentra


bles enumeraciones,

mucho que

reparar en esas intermina-

y murmura por

lo bajo

que en poesa
el

la

acu-

mulacin no es sinnimo de positiva riqueza; pero


halagado y
los ojos se

odo queda

deslumhran; que

al fin

espaoles somos,

o
tal

captulo primero
profusin de luz

tal estrpito

de palabras sonoras no hay

entre nosotros quien resista:

Es

la

ciudad ms rica y opulenta,

De ms contratacin y ms tesoro, Que el Norte enfria, ni que el sol calienta.


La
plata del Per, de Chile el oro.

Viene parar aqu: de Terrenate


Clavo fino y canela de Tidoro:

De Cambray telas, de Ouinsay rescate, De Sicilia coral, de Siria nardo. De Arabia inciensos y de Ormuz granate.
La
fina loza del

Sangley medroso,
los Sctios Caspes,

Las ricas mantas de

Del Troglodita

el

came oloroso:

mbar

del Malabar, perlas de Hidaspes,


olores.

Drogas de Egipto, de Pancaya

De Persia alfombras y de Etolia jaspes: De la gran China sedas de colores (r;.


Piedra Bezar de los incultos Andes,

De Roma

estampas, de Miln primores.


la le

Pero no siempre corre tan desatada y viciosa


buena. Tales recursos haba en su ingenio, que

musa de Valhacen evitar


la

monotona de

la

enumeracin y dar suave reposo

al espritu,

cuan-

do pudiera
Entonces

sentirse fatigado

de pompa y brillantez tan continuas.

el

raudal de su vena, contenido

y restaado por
los ojos se

el

buen
de
iv!

gusto, se convierte en dulce

remanso donde

recrean apa-

ciblemente contemplando
las aguas.

lo

limpio del fondo

lo transparente
el del

Qu delicioso principio, por ejemplo,


Qu
oficio tan sutil

captulo

ha ejercitado.
lleno.

Flamenco

rubio,

de primores

En
En Un
(i)

templadas estufas retirado,


quien los hielos del nevado Reno,
imaginacin dan con su
fro

la

cierto

modo

obrar dispuesto y

bueno

Para que no se tengan por excesivamente hiperblicas estas descrip-

ciones, tngase en cuenta

que despus del descubrimiento de

las Islas Fili-

pinas Mxico lleg ser uno de los principales depsitos del comercio del

Extremo Oriente.

MXICO

6l
la

Y
ficio

en todo

lo restante

de este canto, dedicado en gran parte

industria, no se ve apuntar aquel

mismo gnero de primor y

arti-

sabio de diccin que constituye la principal gloria de D.

An-

drs Bello?
El oro hilado que con
las voltarias

Hebras que

el aire

alumbran entretienen

Mil bellas manos y horas solitarias.

Y
No

entre este resonante aire movible


lima que reduce

(i)

falta sutil

El duro acero trmino invisible,

Y
De

en

finas

puntas aceradas luce

sutiles agujas

que

el

desnudo

Aljfar hacen

que por

ellas cruce.

en que contemplando Espaia en de


la

igno remate y coronacin de tan gallardo poema es el eplogo la cumbre de la prosperidad y


grandeza antes que se notasen
el

las

primeras seales de deca-

dencia, exclama

autor con acentos verdaderamente picos

dig-

nos de

tal

materia:

Oh Espaa
De

valerosa, coronada

Por monarca del Viejo y Nuevo Mundo,


aqul temida, dste tributada.
el

Pues desde que amanece

rubio Apolo

En

su carro de fuego, cuya llama

Huye el fro dragn, revuelto al polo, Al mismo paso que su luz derrama. Halla un mundo sembrado de blasones.
Bordados todos de espaola fama.
Mira en
los orientales

escuadrones

De

la India, el

Malabar, Japn y China


tus pendones,

Tremolar victoriosos

Y Y
el

que

el

agua espumosa y cristalina


tu altivez se inclina.

Del Indo y Ganges tus caballos beben,

monte Imavo

Y
De

tu espalda, en las selvas de Tidoro,

flores

de canela coronada.
el

Arrodillado ante tu cruz

moro

(i-)

El de

la fragua.

62
Tus

CAPTULO PRIMERO
catlicos hijos belicosos

En sus atrevimientos descubrieron Que era bastante sujetar su espada Ms mundo que otros entender supieron.
Oh Espaa altiva y
fiel,

siglos

dorados
priesa,

Los que tu Monarqua han dado

tu triunfo mil reyes destronados!

Traes

al
al

Albis rendido, Francia presa.


P, pacfico
al

Humilde

Toscano,

Tnez en freno, y frica en empresa: Aqu te huye un prncipe otomano. All rinde su armada la vislumbre

De

la

desnuda espada de tu mano.

Ya das ley Miln, ya Flandes lumbre, Ya el Imperio defiendes y eternizas,

la Iglesia

sustentas en su cumbre.

El

mundo que

gobiernas y autorizas

Te

alabe, patria dulce, y tus playas

Mi humilde cuerpo vuelva sus

cenizas.

De

este

modo,

la glorificacin

de Mxico y

la

apoteosis de Esel

paa se confunden en
patrias era

los cantos del poeta,

como

amor
el

sus dos

uno solo en su alma. Por eso es un tiempo

verdade-

ro patriarca de la poesa americana, y, despecho de los necios

pedantes de otros tiempos, uno de los ms grandes poetas castellanos.

La Academia Espaola, que ya procur monumento con la edicin de algunas de sus

levantarle

modesto
1

obras en

82 1, se

complace hoy en renovar su memoria, igualmente grata y gloriosa en ambos mundos.


El nombre de D. Juan Ruiz de Alarcn viene aqu naturalmente
los puntos de
la

pluma, no por semejanza potica con Valbuena,


as

puesto que no hay dos ingenios ms diversos


cultivaron

en

el

gnero que

como en

el

temple de su

estilo

y calidad de gusto, sino

por cierto contraste en su fortuna


nificacin

literaria

y en

la

respectiva sigespaola.

que alcanzan dentro del cuadro de

la literatura

Fueron contemporneos, y quiz


los saraos
literarios

se conocieron

en

las aulas

en

de Mxico; pero su vida sigui rumbos tan

opuestos, que al paso que Valbuena puede ser calificado de espa-

ol-americano americanizado, de cuyo nombre influencia es

MZICO

63
la

imposible prescindir en cualquiera historia de

poesa del

Nuevo

Continente, Ruiz de Alarcn ha de ser tenido por un americano


espaiolizado,

puede

figurar en los

que slo por su nacimiento y su grado de licenciado anales de Mxico. Toda su actividad literaria
la

se desarroll

en

Pennsula: son rarsimas en

l las

alusiones re-

miniscencias su pas natal: de una sola comedia suya, El scjncjante s mismo, se puede creer inferir con
verisimilitud

que

fuese compuesta en Amrica.

La

poesa dramtica,

campo nico

de sus triunfos y de sus inmerecidos reveses, era planta cortesana que no poda prosperar en una remota colonia. Busc, pues, Alar-

cn
na,

el

centro en que

la

multitud dispensaba los favores de

la esce-

fu tan ingenio de esta corte


el

como

los

madrileos Lope, Tirel

so,

Caldern y Moreto

toledano Rojas. Fenecido


al

grupo de

\'alencia,

que

casi

pertenece

perodo de los orgenes, no queda


l

en Espaa ms que un teatro nacional, y


vates que proceden de escuelas
rizadas
lricas

se

amoldan hasta

los

tan enrgicamente caracte-

como

las

de Andaluca, y

ios

que

ni

siquiera tenan

por

lengua materna

la castellana,

como

los portugueses.

Varias razones nos inducen prescindir de Alarcn en este estudio.

Es

la

primera

la total

ausencia de color americano que se


tal

advierte en sus producciones, de

modo, que

si

no supiramos
ellas.

su patria, nos sera imposible adivinarla por medio de

Es

la

segunda su propia grandeza y perfeccin como dramtico, la cual le hace salirse del marco de la poesa colonial, que resulta exiguo y
desproporcionado para
tal figura.

Adase

esto que no cultiv

nunca

la

poesa lrica sino en pocos infelicsimos versos de cirli-

cunstancias, arrancados por la amistad para preliminares de


bros.
est

Y es

la

ltima razn, y no

la

menos

valedera, el que Alarcn

ya

definitiva

y magistralmente juzgado por Hartzenbusch y por


(l).

D. Luis Fernndez- Guerra

Gracias

ellos,

nadie le niega ni

le

Hartzenbusch, Caracteres distintivos de las obras dramticas de D. Juan


las

Ruiz de Alarc7i (discurso preliminar su edicin de

Comedias de Alarcn,

lomo XX de

la Biblioteca de

AA. Espaoles^. Fernndez-Guerra, D. Juan Ruiz


selecta del Teatro de Alarcdn he-

de Alarcn y Mendoza. Madrid, 1871. Vanse tambin los estudios de D. Isaac

Nez Arenas que acompaan la edicin cha por nuestra Academia en 1867.

64
disputa
la

CAPTULO PRIMERO

palma de

la

comedia moral entre nosotros,


la

sin

que por

eso ceda

el

paso otro alguno ni en


ni

novela dramtica de

El

Te-

jedor de Segovia,
ni

en

la alta

inspiracin religiosa de

El

Anticristo,

en

la

noble y felicsima expresin de los afectos caballerescos,

donde pone siempre algo ms humano, ms ntimo y menos convencional que otros grandes poetas de su tiempo. Pero su gloria
principal sera siempre la de haber sido el clsico de

un teatro ro-

mntico sin quebrantar


derechos de
la

la

frmula de aquel teatro ni amenguar los

imaginacin en aras de una preceptiva estrecha de


tico; la

un dogmatismo

de haber encontrado por instinto por esla

tudio aquel punto cuasi imperceptible en que


llega a ser fuente
la

emocin moral
pedaggico,
adoctrina
el

de emocin
el

esttica,

sin aparato
la

vez que

conmueve

alma y enciende

fantasa,

entendimiento como en escuela de virtud, generosidad

cortesa.

Fu, pues, Alarcn poeta moralista, con moral de caballeros, nica

que

el

auditorio de su tiempo hubiera sufrido en el teatro,


el arte

abri en
do.

su propio surco, no

muy

ancho, pero
la

muy

y as hon-

Su

estatua

queda colocada para siempre donde


el

puso Hart-

templo de Menandro y Terencio, precediendo Corneille y anunciando Moliere. Trabajo cuesta descender de tales alturas para contemplar el eszenbusch, en

tado nada lisonjero de


del siglo XVII. Pero
nas,

la

poesa mexicana durante la


los das

mayor

parte

no nacen todos

Alarcones y Valbueen

y por

otra parte, las dos epidemias literarias del culteranismo

del conceptismo

comenzaban esparcir su
Quevedos,

letal influjo

las

co-

lonias

como en

la

metrpoli, con la circunstancia adems de no ser


ni

en Mxico Gngoras
los, los

ni siquiera \'illamedianas

y Mede

representantes de la decadencia, sino ingenios adocenados


vuelo, con una sola pero gloriossima excepcin, la

y de corto
ta,

una gran mujer que en ocasiones demostr tener alma de gran poea despecho de las sombras

y desigualdades de su gusto, que era

el

gusto de su poca.

No

era posible, sin embargo, que en un da desapareciesen las


literarias que,

buenas tradiciones

por sucesin apenas interrumpida,


la

venan transmitindose desde Cetina, Salazar, Juan de

Cueva y

Mateo Alemn,

hasta Luis de Belmonte, que en Mxico escribi su

MXICO

65

poema de San Ignacio


viaje

(l)
el

de

tres

meses por

y Diego Mexa, que en largo y penoso interior de Nueva Espaa, tradujo las HeToda\'a prose-

roidas de Ovidio, en un ejemplar que, para matalotaje del espritu,

haba comprado un estudiante de Sonsonate

(2).

gua siendo Mxico

la

metrpoli literaria del


la

mundo

americano,

afamada entre todas sus ciudades por


por
la cultura

doctrina de sus escuelas,


gala

de sus moradores y por

la

y primor con que

se hablaba

nuestra lengua, conforme declar Bernardo de Val-

huena:

Es ciudad de notable

polica,

donde se habla

el

espaol lenguaje

Ms puro y con mayor cortesana: Vestido de un bellsimo ropaje

Que le da propiedad, gracia, agudeza, En corto, limpio, liso y grave traje (3). Los certmenes menudeaban y haba plaga de poetas, mejor y castellanos (4). Ms de ciento,
Vida del Padre Maestro Ignacio de Layla, fundador de la Compaa
sis

dicho, de versificadores, latinos

(i)

de yestis. Dirigida a

Religiosos de la pro-jincia de la

Nueva Espaa. Por

Ijuys de Belmonte Bermudez, i6og.


la

Con privilegio por ocho aos. y en diez

En

Mxico.

En

Enprenia de Gernimo Balli. Por Cornelio Adriano Cesar.

8.

256 hs.

De
(2)

este rarsimo
el

poema en

quintillas dobles,
los Caballeros.

libros,

posey un

ejemplar

Marqus de Jerez de

Volveremos hablar de Diego Mexia y de su Parnaso Antartico


los

al tra-

tar

de

primeros poetas del Per.

(3)

Grandeza JSfexicana, eplogo.

(4)

Como

muestra de este gnero de literatura citaremos un par de pieraras.

zas de las

ms

Floresta latina culta en honra y alabatifa de dos bellissimas plantas y sanlissimas Virgines Lucia

Petronila.

Por unos

aficionados s7eyos.

En

Mxico.

En

la

Imprenta del Bachiller Juan de Alcafar. Ao de 1623. (Biblioteca del


esta coleccioncita son latinos. Entre los

Duque de T'Serclaes en Sevilla). La mayor parte de los versos de


te

castellanos hay tres glogas pastoriles en las quales se representa el valien-

amor con que Lucia se quita los ojos: hablando Christo con la Santa en nombre de varios pastores y pastoras, la primera por Juan de Villanueva, la
segunda por D. Baltasar Rodrguez,
la

tercera por Diego de la Fuente.

Obediencia que Mxico cabe(a


ikolica del

de la Nueua Espaa dio a la Magestad CaS.

Rey Don Philipe IIII de Austria N.


I.

alfando pendo?ies de Vassa5

Me^tndez t Pelayo, PJwid hispano-atr.cricana.

66

CAPTULO PRIMERO
el

pertenecientes esta poca, se encuentran citados en


bajo bibliogrfico de Beristain
se considera
(l),

vasto trasi

y debi de haber muchos ms


la el ttulo

que slo

los

certmenes de

Inmaculada, publi-

cados por Sigenza y Gngora con


llage en
sic

de Triunfo Parthni-

Real Nombre. Con un discurso en verso del Estado de la misma Cui-

dad, desde su Fundacin^ Imperio

y Conquista hasta
,

el

mayor Crecimiento y
come-

Grandeza en que

oy est

Dirigido a dicho Cabildo lusiicia y Regimiento de la


Villalobos Presbytero, a quien se

misma Ciudad. Ao I2S- Por Arias de


ti esta Rclaciot

Co7i licencia, en Me'xico, en la Imprenta de Diego Garrido.


el

El nico ejemplar conocido de esta Relacin es


legio del Estado de Puebla

de

la

Biblioteca del

Co-

(Nm. 358 de

la bibliografa

de Medina).

El bachiller Arias de Villalobos, autor del

poema

descriptivo de la ciudad

de Mxico, era natural de Jerez de

los Caballeros

en Extremadura.

Slo por referencia de Beristain, quien copian los bibligrafos posteriores,

primeros aos del

sabemos de una obrita en prosa y verso, que corresponde tambin siglo xvii, y debe de ser curiosa:
Virgen sin original peccado

los

Los Sirgueros de la
cisco

Por

el Bachiller

FranCon

Bramn

Consiliario de la
%. 161 hs.

Real Universidad de Mxico

En

JSIexico.

licencia.

Ao 1620.
Beristain,

Segn
la

cuya

crtica

no es mucho de

fiar,

tiene algn parecido con

Galaica de Cervantes.
(i)

Biblioteca Hispatio-Ainericana Septentrional, Catlogo y noticias de los


o'

literatos que,

nacidos educados florecientes en la Amrica Sepenirional Es-

paola, han dado

luz algn escrito, lo

han dejado preparado para

la prensa.

La
de,

escriba el

Dr. D. Jos Mariano Beristain de Souza

Den de

la Metropo-

litana de Mxico.

Ao de 1S16. El tercer tomo

se public en 1821.

como

se ve, todo el perodo colonial, y bajo el

Comprennombre de Amrica Septeny de


la

trional incluye tambin algunos escritores

de

las Antillas

Amrica
no tena

Central: en todo,

ms de cuatro mil

artculos. Beristain escriba mal,

buen gusto, y describe muy imperfectamente los libros, sin ninguno de los perfiles que ahora se exigen; pero su obra es un estimable tesoro de noticias, porque alcanz en su integridad los archivos y las bibliotecas de Mxico, y
da noticia de muchas obras que despus se han perdido. La suya es una de
las

ms

raras

que hay en

bibliografa.

Por eso ha hecho sealadsimo servi-

cio en reimprimirla el bachiller D. Fortino Hiplito de Vera, en


ca, 1883,

Amecamej'

siendo slo de lamentar que


al

la

msera calidad del papel

de

los

tpos

no corresponda

mrito de

la

obra.

Debe
ribio

aadirse estos tres tomos

como

indispensable complemento

el 4.

de Annimos que Beristain dej

indito, y ha sido publicado

por D. Jos To

Medina en Santiago de

Chile, 1897. Contiene

correcciones del

mismo

Beristain, del Dr.

adems otras adiciones y Osores y de otras personas, siendo

MXICO
co (l) concurrieron

67
aspirantes.

ms de cincuenta

los eruditos del


lo

pas corresponde la tarea de entresacar

de todo ese frrago

que

pueda tener algn valor

relativo,

ya como poesa, ya como docula

mento

histrico (2). Para nuestro objeto,

poesa mexicana del

si-

de especial inters para nuestro asunto


ce de
los

el

catlogo de los ingenios que conel

currieron los certmenes literarios celebrados en Nueva Espaa, y

ndi-

annimos poticos, que comprende 70 nmeros. Hay tambin un precioso tomito de Adiciones y correcciones

la Biblioteca

Hispano-Americana Septentrional, que dej inditas D. Jos Fernando Ramrez,

impresas por D. Victoriano Ageros y D. Nicols Len (Mxico, 1898).


antes que Beristain, haba acometido
la

Mucho

la

misma empresa D. Juan

Jos de Eguiara y Eguren, maestrescuela de

Catedral de Mxico, y obis-

po electo de Yucatn. Pero no lleg publicar ms que el primer tomo, comprensivo de las tres primeras letras. Este libro, casi tan raro como el de Beristain, aunque de menos precio en el mercado, se titula Biblioiheca J\exicana, sive eniditorum historia viror^im qui in America Boreali nati vel alibi geniti, in

ipsam domicilio aut studiis

adscii, quavis linpia scripto aliquid tradide-

runt.... Mexici: ?iova Typograpkia in adibus Authoris editioni ejusdem Bibliothecce destinaia.

Anno Domini,
falta
el

1J55.

Sobre

lo

mucho que

y sobra en estas Bibliotecas, vase un discurso


i

de Garca Icazbalceta en
(pginas 351-370).

tomo

de

las

Memorias de

la

Academia Mexicana
gravsimo de ha-

Eguiara tiene todos los defectos de Beristain, con ms

el

ber traducido

al latn los ttulos

de los libros castellanos, y esto de un

modo

tan libre y revesado, que veces cuesta

mucho

identificarlos.

Los Anteloquios

de su Biblioteca vienen ser una y contienen datos curiosos.


(i)

historia panegrica

de

la

cultura mexicana,

T}-iumpho parthcjiico que en glorias de


celebro' la Pontificia,

Maria Santissima inmaculada-

mente concebida,
el Bienttio que

Imperial y Regia Academia Mexicana en

como su Rector la govern el Doctor Don Juan de Narvaez, Tesoe?i

rero general de la Santa Cruzada


thedratico de

el

Arzobispado de Mxico, y al presente Ca-

de Sagrada Escritura. Descrbelo D. Carlos de Simienza y Gongora Mexicano y en ella Cathedratico propietario de Mathematicas. En M-

Prima

xico,
(2)

por Juan de Ribera, 1683.

la bibliografa del siglo xvu existen dos obras fundamentales, Andrade ya mencionada, -j La Imprenta en Mxico de D. Jos Toribio Medina (Santiago de Chile, impreso en casa del Autor, 1907-1908, folio).

Sobre

la del Sr.

Slo conocemos los tomos 2,


El tomo
i.,

que la ne su existencia.

3. y 4.", que alcanzan desde 1601 hasta 1744. que debe comprender el siglo xvi, no ha aparecido an, aunnumeracin de los artculos del 2, que principia con el 201, presupo-

68

CAPTULO PRIMERO
el

glo XVII se reduce un solo nombre, que vale por muchos:

de sor

Juana Ins de

la

Cruz. Es cierto que en una historia detallada no po-

dra prescindirse

de algunos versificadores gongorinos que demos-

traron cierto ingenio,

como

el

jesuta Matias

de Bocanegra, autor

de una Cancin alegrica al desengao^ que se hizo

muy

popular
as

y
co

fu glosada por

muchos

poetas, obra
la

no despreciable,

por

la fluidez
(l).

de

los versos

como por

delicadeza del sentido msties

Vale mucho menos como poeta, y

de

los

ms lbregos y

(i)

Cancin famosa por

el

M.

R. Padre Matiias de Bocanegra, de la Sastra-

da Compaa de Jess. Con las licencias necesarias. Impressa en Mxico, en la Imprenta de


la Biblioteca ^lexicana.

Ao de IJS5

Comienza:

Una

De
Ignoramos
la

tarde en que el Mayo competencias quiso hacer ensayo


la

fecha de

primera edicin. Beristain, Andrade y Medina reChristiano polylica del govierno que la
Sr.

gistran otras obras suyas impresas entre 1640 y 1648, entre ellas el Theatro

gerarchico de la luz,

Pyra

Ciudad de
en su

Mxico
to

erigi en la

Real Portada que dedic al Excmo.

D. Garcia Sarmien-

de Sotomayor y Lu7ia, Conde de Salvatierra,

Marqus de Sobroso

feliz venida

por
la

Virrey,

Governador y Capitn general de esta Nueva Espaa.


1642).
fines del siglo xvni,

(Mxico, en

imprenta de Juan Ruyz,

La Cancin famosa conservaba todava su popularidad

y fu tema de competencia entre varios ingenios mexicanos. Hay una reimpresin hecha en la Puebla de los Angeles en 1775 y otra en Mxico
en 1782.

imitacin suya se compusieron otras, siendo, al parecer, la

ms

antigua, la de D.
tain,

Bartolom Fernndez Taln, citada por Eguiara y Berispero que no han llegado ver Andrade ni Medina.
moral en que de
despreciar la
la belleza efmera de la rosa se sacan documentos

Cancin
floridos

para

humana

belleza de las mugeres


4.

Mxico, por la

Viuda de Bernardo Caldern, 1652.

Existen, adems, las siguientes y quiz alguna otra.

Cancin famosa d un desengao, por el P. Juan de Arrila, Ingenio mexicano.

Mxico, 1755 y 1767, Puebla de los Angeles, 1776.

Inc.

Una apacible tarde En que hizo Abril de

su matiz alarde,

Copiando sus pinceles En tabla de esmeralda los claveles, Para ir equivocando Al soplo lento del Favonio blando,

MXICO
entenebrecidos de
la escuela,

69
los

un varn de

ms

ilustres

que ha

producido Mxico, y cuyo nombre es imposible omitir aqu, no por


su Triunfo Partliciiico,
ni

por su poema sacro-histrico de


feliz

la

Vir-

Por

la

playa

de sus arenas,
blancas azucenas

Roxo carmin con

Romance de D. Francisco Joseph de Soria Americano. Reimpreso en la Puebla de los Angeles, 1776.

No
Inc.

es tal romance, sino una silva.

Una alegre maana En que el florido Abril con pompa vana


Del Imperio de Flora Entreg al Mayo la primera Aurora

Cancin la vista de un desengao, compuesta por D. Manuel Antonio Valds


y Mutguia, Ingenio americano. Reimpresa ea
Inc.
la

Puebla de

los Angeles,

776.

Una alegre maana En que la diosa Flora toda ufana


Bordaba con primores,

En campaa de

mirtos y de flores

Famosa cancin d un desengao. Anaima.


Angeles, 1776.
Inc.

Reimpresa en

la

Puebla de los

Una noche sombra.


Funesta emulacin del claro da. Cuando Anfitrite hermosa, En palacios de espuma bulliciosa, Duerme al comps de roncos caracoles

Cancin
impresa en
Inc.

un desengao. Escrita por Joseph Manuel Colon Alachado. RePuebla de


los

la

Angeles, 1777.

nieve y grana Festejaban felices El diverso color de sus matices

Una alegre maana Que en campos de carmin, de

Cancin famosa
Puebla de
Inc. los

la vista feliz de

un desengao. Escrita por D. Thomas

Cayetano de Ochoa y Arin, origi?iario de la Corte de Mxico. Reimpresa en la

Angeles, 1777.

Una tarde Que pareca

apacible

imposible

70

CAPITULO PRIMERO
titul

gen de Guadalupe, que qu grado de cultura

Primavera Indiana

(l),

sino por sus

escritos en prosa, los cuales bastan


cientfica

y sobran para comprender


la

haban llegado algunos escritores

hispano-americanos de fines del siglo xvii, es decir, de

poca

mas desdeada y peor reputada, no

slo en la historia de la lite-

ratura colonial, sino en la general historia de Espaa.

Gngora, que tiene alguna semejanza con su contemporneo


ruano Peralta Barnuevo, abarc en
el

Sigenza y el pe-

crculo de sus estudios casi


asi-

todos los conocimientos humanos, dedicndose con particular

duidad

las

matemticas,

la filosofa

la historia.

Form un

museo de antigedades mexicanas,

hizo especiales estudios sobre el

calendario azteca para encontrar base segura en la cronologa de


aquellos pueblos, dirigi una expedicin hidrogrfica en
el

Seno

Mexicano, im.pugn las supersticiones astrolgicas en su Manifiesto


filosfico

contra los cometas

( 1

68 1) y en

la
al

Libra astronmica y filocual dio, con la falta de

sfica (1690), y, finalmente,

en un libro
el

gusto propia de su tiempo,

extravagante ttulo de

El Bclerofonte
y
re-

matemtico contra la Quimera astrolgica, vulgariz los ms slidos


principios astronmicos, exponiendo la materia de paralajes
fracciones,

la teora

de

los

movimientos de
la

los

cometas, ya se-

gn

la

doctrina de Coprnico, ya segn

hiptesis de los vrtices


los

cartesianos.

La

aparicin de tal

hombre en

das

de Carlos

II,

Dejar de competir en sus pensiles Ejrcitos de Mayos y de Abriles

Segn
Vid.

Beristain, todas estas piezas tuvieron varias reimpresiones

en Mxi-

co y en Puebla.

La

Imprejita en la Puebla de los Angeles (1640-1821) por

J.

T. Medina.

Santiago de Chile, Imp. Cervantes, 190S. Nms. 934, 949, 953, 970, 976, 99S.
(i)

Primavera

Iridiara,

Poema

sacro-historico, idea de

Mara

Saritissima

de Guadalvpe, copiada de

!< lores.

Escrivlalo D. Carlos de Sigenza y Gongora...

En

Mxico. Por la Viuda de Bernardo Caldern. Ao de \68. S. Es un canto en setenta y nueve octavas reales. Pueden verse algunas muestras, que quitan las ganas de leer lo dems, eo copiosa bibliografa del Bachiller D. Fortino Hiplito Vera, vicario de
noticia de los libros, documentos, inscripcio-

la

Amecameca, Tesoro Guadalupano,


nes, etc., que traan,

mencionan

o'

aluden d la aparicin y devocin de Nuestra1SS9),

Seriara de

Guadalupe (Amecameca,

tomo

11,

pgs.

68- 173.

MXICO
basta para honrar una Universidad
un pas,

71

eran tan espesas

las

y y prueba que no tinieblas de ignorancia en que tenamos enel

vueltas nuestras colonias, ni tan desptico


loga en las escuelas

predominio de

la teo-

que por

all

fundamos.

Lo que

haba realmente era

muy

mal gusto

literario

y mucha
religioso

aficin ridculos esfuerzos

de gimnasia intelectual.

Un

mercenario, Fr. Juan de Valencia, de quien cuentan que se haba

aprendido de memoria
latino acerca

el

Calepino, escribi una Teresiada


,

poema

de Santa Teresa en 3 50 disticos retrgrados es decir,


leer al

que
de

se

pueden

revs. Otros se dedicaban hacer centones

las

obras de Gngora, sacando los versos de su lugar para comellos

poner con

nuevos poemas;

as lo hizo el licenciado

Francisco

Ayerra y Santa Mara, oriundo de Puerto Rico,

quien llama

don

Carlos de Sigenza erudita enciclopedia de las floridas

letras- (l).

y los poemas de y comentaban en las escuelas al igual de los de Homero y Virgilio. Cuenta D. Juan de V^era Tassis, en la biografa de su amigo el ingenioso y malogrado
la categora de clsico,

Gngora haba pasado

su ltima y depravada

manera

se lean

poeta D. Agustn de Salazar y Torres (natural de Almazn, pero

educado en Mxico desde


de memoria

los cinco aos),

que en unos exmenes


Jess, recit

pblicos, celebrados en el Colegio de la


las

Compaa de

Soledades y

el

Poli fem, comentando los

ms obs-

curos lugares, desatando las ms intrincadas dudas, y respondiendo


los

ms

sutiles

argumentos que

le

proponan

los

que muchos aos

se haban ejercitado en su inteligencia

lectura. Nutrido con tal


el

leche literaria, todava es de admirar que


lazar

buen

instinto

de Sa-

y Torres

le

salvase alguna que otra vez,

como en

su linda

(i)

Hubo tambin
la

centones virgilianos, como

el

del Licenciado Riofro

en alabanza de

Virgen de Guadalupe:

Centoniatm Virgilianum monumejitum mirabilis apparitionis Purissimae Virgiu's

Mariae de Guadalupe extramuros

civitatis

Mexicanae: authore Licenciato

D. Bernardo de Riofro Michoaca^iensis Ecclesiae Cannico Doctorali


xici,

Me-

apud Viduam Bernardi Caldern. Anno 16S0. Otros poemas latinos y vulgares relativos la aparicin de la clebre imagen, pueden encontrarse descritos en el Tesoro Guadalupano, que ha compilado con tanta diligencia
el

bachiller Vera.

72

CAPITULO PRIMERO
es la

comedia El Encanto
Tirso,

hermosura^ que mereci ser atribuida


el

Y en

sus versos de donaire, especialmente en


(i).

poemita Las

Estaciones del da

Los

ttulos

mismos de

los

poemas y de
al

las

oraciones que entonse atreve penetrar


7'osa

ces se escriban arredran desde luego

que

en aquellas

tinieblas.

Exaltacin magnifica de la Betlcmtica

de la mejor americana Jeric y accin gratulatoria por su plausible

Plantacin dichosa (1697); Ecos de las cncavas grutas del Monte

Carmelo jr resonantes balidos

tristes

de las Raqueles ovejas del apris-

co de Elias Carmelitano (1717), son ttulos de libros del bachiller

Pedro Muoz de Castro.


Felipe de Santoyo,

Un

portero de la Audiencia de Mxico,


Isabel, quien

compuso un poema de Santa


la Iglesia

llama en

la

portada mstica Cibeles de

(1681). Hzose c-

lebre un soneto de D. Luis Sandoval

y Zapata
el

la Virgen de

Gua-

dalupe, en metfora del fnix mitolgico,

cual soneto comenzaba:

El astro de los Pjaros espira,

Aquella alada eternidad del viento;

entre

la

exhalacin del movimiento


la

Vctima arde olorosa de

Pyra

Este autor haba escrito Panegrico de la Paciencia,

como previen-

do

la

mucha que

se necesitaba para leer sus versos (2).

La

Elocuensi-

cia del Silencio, ttulo de

un poema gongorino de principios del

glo XVIII en loor de San Juan

Nepomuceno,

es la

que hubiera conel

venido

la

mayor parte de

estos ingenios,

comenzando por

pro-

(i)

Beristain cita

un opsculo suyo impreso en Nueva Espaa:

Descripcin de la entrada piiblica en ^lxico del Excmo. Sr.


querque. Por D. Agustn
ra, 1653. 4.
(2)

Duque

de Albur-

de Salazar y Torres. Mxico, por Hiplito de Ribe-

Pane%irico de la Paciencia donde se libaron las flores estudiosamente es-

cogidas para la vida espiritual, en la erudicin de las Divinas Mras, Sariios Padres,
co,

y Interpretes. Lo escrivia D. Luis de Sandcfval Zapata por la Viuda de Bernardo Caldern.

1645.

En Mxi-

sSandoval era dueo de una hacienda ingenio de azcar; y atendiendo


esto y su talento, y tambin su genio y carcter prdigo, dijo un discreto:

<Que de dos grandes ingenios que Dios


rico,

le

haba dado, el uno le haba hecho


la

el otro le

haba reducido con su familia

mayor pobreza

(Beristain).

MXICO
pi autor del libro, el abogado de
la

73

Real Audiencia de Mxico,

D. Miguel de Reina Ceballos.

En

tal

atmsfera de pedantera y de aberracin


la

literaria vivi sor

Juana Ins de

y por eso tiene su aparicin algo de sobrenatural y extraordinario. No porque est libre del mal gusto, que tal prodigio fuera de todo punto increble, sino porque su vivo ingeCruz,
nio, su

aguda

fantasa, su varia
el

y caudalosa, aunque no muy


lo

selecta,

doctrina,

y sobre todo

mpetu y ardor del sentimiento,

as

en

lo

profano

como en

lo mstico,

no slo mostraron

que hubiera po-

dido ser con otra educacin y en tiempos mejores, sino que dieron
algunas de sus composiciones valor potico duradero

absoluto.

Pocas son,

la

verdad,
los

las

de entresacar de

tres

que un gusto severo y escrupuloso puetomos de sus obras, y aun stas mismas
enfticos, alambicados

no se encuentran exentas de rasgos


ceptuosos; pero as

con-

y todo muy
(i), la

interesante

volumen podra formar-

se con dos docenas de poesas lricas, algn auto sacramental

como
se la

El Divino Narciso
casa,

linda

comedia de Los Empeos de una


sera

la carta al

Obispo de Puebla, que

admirable

si

aligerase de algunos textos

y erudiciones extemporneas (2). Con esto quedara en su punto el crdito de la Dcima Musa Mexicael alto juicio

na, y prevalecera

que de

ella

form

el P.

Feijo con-

(i)

Auto sacramental del

Divmo

Narciso,

por

alegoras. Compvesto por el sin-

gular numen y nunca digname?ite alabado


Castellana de la
rio del

ingenio, claridad y

propriedad de frase
e?i

Madre Juana

Ins de la Cruz, religiosa profesa

el

Monas-

Seor San Gernimo de la Imperial Ciudad de Mxico.

instancia de la

Marquesa de la Laguna, Virreyna Nueva Espaa, singular Patraa, y aficionada de la Madre Jvana, para llevarlo a la Corte de Madrid, para que se representasse en ella. Scalo a luz publica el Doctor Don Ambrosio de Lima, que lo fue de Cmara de su ExcellnExcellentissima Seora Condesa de Paredes,
desta
cia,

y pudo lograr una

copia

Eti la Imprenta de la Viuda de Bernardo Cal-

dern.
{2)

Ao

de logo 4.
la

Carta athenagorica de la Madre Jvana Ins de


el

Cruz

religiosa

profe-

sa de velo y Choro en

de Mxico cabeca de

muy Religioso Cotivento de San Gernimo de la Ciudad la Nueba Espaa. Que imprime y dedica a la misma Sor
los Atigeks.

Phylotea de la Cruz su estudiossa aficionada en el Cotivento de la Santissima

Trinidad de la Puebla de
Len. Ao de lgo. 4.

En

la

Imprenta de Diego Fernandez de

74
tra la rigurosa sentencia

CAPITULO PRIMERO

con que, llevado de su rigorismo clsico,


(l),

declar D. Juan Nicasio Gallego

que sus obras atestadas de


las bibliotecas

extravagancias yacan en
tauracin del gusto.

el

polvo de

desde

la res-

No
para

parece gran elogio para sor Juana declararla superior todos de Carlos
II,

los poetas del reinado


las

poca ciertamente infelicsima


lo

letras

amenas, aunque no

fuera tanto, ni con


lo

mucho,
valiere,

para otros ramos de nuestra cultura. Pero valga por

que

nadie puede negarle esa palma en lo

lrico, asi

como

Bances Can-

prosistas.

damo hay que otorgrsela entre los dramticos, y Sols entre los No se juzgue sor Juana por sus smbolos y jeroglficos,
por su Neptuno alegrico
(2),

por sus ensaladas y villancicos

(3),

(i)
(2)

En

el

prlogo

las

Poesas de

la

Avellaneda.

NepUino

alegrico^ ocano de colores, simulacro poltico, que erigi la

muy

esclarecida, sacra y augusta Iglesia Aletropolitana de Mxico, en las lucidas ale-

gricas Ideas de un Arco Triimphal, que consagr obsequiosa


la feliz entrada de el

y dedic amante a
la

Excmo. Seor D. Thomas Antonio Lorenzo Manuel de

Lara, Enriquez Afn de Ribera, Poriocarrero y Crdenas: Conde de Paredes, Marques de la Laguna, de la Orden y Cavalleria de Alcntara, Comendador de la Moraleja, del Consejo y Cmara de hidias, y Junta de Guerra, Virrey Governador y Capitn ge?ieral de esta Nueva Espaa y Presidente de la Real Audiencia, que en ella reside, etc. Que hizo la madre luana Ins de la Cruz, Religiosa del Convento de S. Geroiimo de esta ciudad. Con licencia. En Alexico, por Juan de Ribera en el Empedradillo. 4. 27 hojas de texto, terminadas por un romance octoslabo con la expliCerda, Manrique de cacin del arco.
(N. 736

de Andrade, 1203 de Medina).


esta rarsima edicin

Apunto

por haber sido ignorada de


otras

los bibligrafos

espaoles,- y lo
(3)

mismo hago con

que se encuentran en
se haban

el

mismo

caso.
los si-

Antes de coleccionarse sus obras

impreso sueltos

guientes, y quiz algunos ms:

Villa?tcicos que se
este

cantaron en la Santa Iglesia Cathedral de la Puebla de


la Ptirissima Concepcin de

los Angeles, en los

Mayttnes solemnes de

Nuestra

Seora,

ao de lSg.

Y los escriba para


el

dicha Sinta Iglesia la

Madre Jua-

na Ins de
co.

la

Cruz Religioso Professa del Convetito de San Gernimo de MxiLicenciado D. Miguel Matheo Dallo y Lana,
Iglesia.

Puestos en metro mvsico por

Maestro de Capilla de dicha Santa


go Fernandez de Len. Ao lSg.

Con Licencia, en

la Puebla,

por Die-

4.
la

Hay

tres ediciones del

mismo ao y de

misma imprenta, que pueden

MXICO

75

por sus versos latinos rimados, por los innumerables rasgos de


poesa trivial

casera de que estn llenos los romances


los saraos

con que amenizaba

de

los virreyes

y dcimas Marqus de Mancera

y Conde de

Paredes.

Todo

esto

no

es

ms que un curioso docu-

verse con los nmeros 114, 115 y 116, en el libro de Medina,

La Imprenta

en la Puebla de los Aftgeles (1640-182:) /<?/ J. T. Medina. Santiago de Chile,

Imprenta Cervantes,

iSi^S.

Comprende

1.92S titules.

Medina supone que dos de

estas reimpresiones son peninsulares.

Villa?icicos con

que se solemnizan en la Sa?tta Iglesia Cathedral de la Ciugloriosissimo Patriarcha Sereverente afecto,

Jad de la Puebla de los Angeles, los May fines del or San Joseph, este ao de J6g0. Dotados por el
tivo de Christo

cordial de

vn indigno Esclavo deste felicissimo Esposo de Mara Santissima, y Padre adopSeor nuestro. Discurrilos la erudicin sin segunda, y siempre
acertado entendimiento de la

Madre Juana
el

Incs de la Cruz, Religiosa Professa


del S\Iaximo Doctor

de Velo y Coro, y Contadora en

muy Religioso Convento

de la Iglesia San Gernimo, de la Inperial Ciudad de 2Iexico, en glorioso obsequio del Saniissimo Patriarca a quien los dedica. Puestos en metro msico por
el Licenciado

D. Miguel Mateo Dallo y Lana, Maestro de Capilla de dicha Sanlicencia:

ia Iglesia.

Con

En
el

la Puebla, en la oficina de

Diego Fernandez de Len.

Ao logo. 4. Nm. 130 de Medina,


drid,

cual opina que esta edicin es contrahecha en


la original.
eri

Ma-

pero que debe de existir

Villancicos con que se solemnizaron


Santa Catharina
este

de la ciudad de Antequera, valle de Oaxaca, los Maytines de la Gloriosa

ao de

y primera Cathedral Martyr mil seiscientos y tioventa y uno. Dotados por el revela

Santa

Iglesia,

rente afecto y cordial devocin de el Doctor

Don

lacinto de Ladehesa Verastegui,

Chantre de
do de
sicin
la

la Saiita Iglesia Cathedral, Cotnissario Apostlico, y


el

Real Subdelega-

Santa Cruzada, y assi mismo Comissario de

Santo Oficio de la Inqui-

su Qualificador. Discurriles la erudicin sin segunda,

admirable en-

tendimiento de la Aladre

Juana Ins

de la Cruz, Religiossa professa de Velo

Choro de
.xico,

el Religioso

Convento de el Seor San Gernimo de la Ciudad de AIcjirosico el

en obsequio de esta Rossa Alexandrina. Pvsolos en metro


Vallados,

Licencia-

Jo

Don Matteo

Maestro de

Capilla, dedcalos dicho seor

Chantre

Comissario a el AI. R. P. Maestro Fr. Francisco de Reyna, Provincial actual de


a Provincia de

San

Hypolito,

Martyr
la

de dicha Ciudad de Oaxaca.

Con

licencia,

en la Puebla de los Angeles.


de lgi.

En

Imprenta de Diego Fernandez de Len. Ao

Nm.

137 de Medina. Todos estos villancicos

llevan,

como

se ve, los

nombres de

los

Maestros de

Capilla que los pusieron en msica, pero no es inverismil que en otros la

76

CAPTULO PRIMERO
la historia

ment para
timonio de

de

las

costumbres coloniales y un claro

tes-

cmo
la

la tirana del

medio ambiente puede

llegar per-

vertir las naturalezas

ms

privilegiadas.
lo fu sin

Porque
compusiese

de sor Juana

duda,

lo

que ms interesa

ella

misma, puesto que fu

muy

perita en aquel arte,

compuso un

la

tratado terico, del cual habla en un

y hasta romance bastante pedestre

Condesa de Paredes:

Y empec
Para ver
si

hacer un tratado, reduca

A mayor

facilidad

Las reglas que andan escritas. En l, si mal no recuerdo. Me parece que deca Que es una lnea espiral.

No un

crculo la armona.

por razn de su forma. Revuelta sobre s misma,

La

intitul Caracol,

Porque esta revuelta haca. Pero esto est tan informe. Que no slo es cosa indigna

De vuestras manos, mas juzgo Que aun le desechan las mas.

A
P.

este tratado alude sin


Calleja,

Diego

de

la

duda un panegirista annimo que parece Compaa de Jess:


hall,

ser el

Nuevos metros

nuevos asuntos,

Nueva resolucin

los problemas

Y la
En

msica nuevos contrapuntos.

cuanto metros nuevos, parceme que Sor Juana invent uno solo,
sueltos de diez slabas,

ms curioso que recomendable. Son unos versos


comienzan siempre por un esdrjulo:

que

Lmina
Lsida,

sirva el Cielo al retrato,

de tu anglica fcrma. Clamos forme el Sol de sus luces.


Silabas las Estrellas

compongan.

Crceles tu madeja fabrica, Ddalo que sutilmente forma.

Vnculos de dorados Ophires, Tbares de prisiones gustosas

de

Los us en una extraa composicin en que pinta la proporcin hermosa tomo i, ed. de la E.xcelentsima Seora Condesa de Paredes.> (Poemas

MXICO

77
la

en

sus obras es

el

rarsimo

fenmeno psicolgico que ofrece

persona de su autora.

Abundan en
y no

nuestra literatura los ejemplos

de monjas
seculares

escritoras,

slo en asuntos msticos, sino en otros


la

profanos: casi contempornea de sor Juana fu


el

por-

tuguesa Sor Violante do Ceo, que en


quiz
sal
la

talento potico la iguala

aventaja. Pero el ejemplo de curiosidad cientfica, univer-

avasalladora, que desde sus primeros aos

domin sor Juana,

la hizo atropellar

y vencer
ni

hasta el

fin

de sus das cuantos obsla

tculos le puso delante la preocupacin

costumbre, sin que fue-

sen parte entibiarla,

ajenas reprensiones, ni escrpulos propios,

ni fervores ascticos, ni disciplinas

y
la

cilicios

despus que entr en


llev

religin, ni el

tumulto

y pompa de

vida

mundana que

en

su juventud, ni la nube de esperanzas y deseos que arrastraba detrs

de

en

la

corte virreinal de Mxico, ni el


sentido,

amor humano que


amor
divi-

tan

hondamente parece haber

porque hay acentos en sus

versos que no pueden venir de imitacin literaria, ni el


no, nico

que finalmente bast llenar

la

inmensa capacidad de su

alma; es algo tan nuevo, tan anormal

peregrino, que no tener

sus propias confesiones escritas con tal candor

sencillez, parecera
la

hiprbole desmedida de sus panegiristas. Ella es

que nos cuenta

que aprendi

leer los tres aos:

que

los seis siete,

cuando

oy

decir que haba Universidades

las ciencias,

y Escuelas en que se aprendan importunaba con ruegos su madre para que la enviams base que
si

se al Estudio de ^lxico en hbito de varn: que aprendi el latn


casi

por

propia, sin

veinte lecciones que recibi

Barcelona, 1691, pgs. 204-206). Acaso


ellos,

algn vate modernista tropieza con

se anime imitarlos.

aspiraciones de reformar

El P. Agustn de Castro, de quien hablar despus, y que tambin tuvo la mtrica castellana, haba escrito un comentario

esta oda, segn dice su bigrafo el P. Maneiro: Ut patriara poesin, quoad


iposset, adjuvaret,

cum

brevi elogio describeret

Joannam Agnetem, sacram

virginem, et famosissimam poetriam in Mexicanis, hispanam odam,


lilla

quam

novo metro

cecinit, eruditis annotationibus illustravit, et nitido, ac doc-

>trina pleno resolvit sermone, in id


ratas

potissimum intendens, ut mire accuin

mensuras accentuum explicaret, quas adhibuit Joanna >quod ipsa primum invenerat>. (De viis aliqiot Mexicanoruin
pg. 203).

eo metro,
Pars tertia,

78

CAPTULO PRIMERO

del bachiller Martn de Olivas.


de),

era tan intenso mi cuidado (aa-

que siendo
e^g

as

que en
el

las

mujeres (y ms en tan florida juven-

tud)

tan apreciable

adorno natural del cabello, yo

me

cortaba

de

cuatro seis dedos, midiendo hasta donde llegaba antes, imsi

ponindome ley de que


ba tal cual cosa
creca,

cuando volviese crecer hasta

all,

no

sa-

que

me

haba propuesto deprender en tanto que


la

me

lo

haba de volver cortar en pena de

rudeza

que

no

me
En
el

pareca razn que estuviese vestida de cabellos cabeza que

estaba tan desnuda de noticias, que eran ms apetecible adorno.


palacio de
la

Virreina,

donde fu desgraciada por discreta

y perseguida por hermosa,

sufri los diez

siete

aos
la

examen
Univer-

pblico de todas facultades ante cuarenta profesores de

sidad, telogos, escriturarios, filsofos, matemticos, humanistas,

todos llen de asombro. Su celda, en

el

convento de San Jerni-

mo, fu una especie de Academia, llena de


tos msicos

libros y de instrumeny matemticos. Pero tan continua dedicacin al estudio


el

no todos pareci compatible con


tral,

recogimiento de

la

vida claus-

y hubo una prelada muy santa y muy candida (son palabras de sor Juana), que crey que el estudio era cosa de Inquisicin, y

me mand que
dur
el

no estudiase: yo

la

obedec (unos tres meses que


libro:

poder

ella

mandar) en cuanto no tomar

en cuanto

no estudiar absolutamente, como no cae debajo de mi potestad, no


lo

pude hacer; porque aunque no estudiaba en


las

los libros, estudiaba

en todas

cosas que Dios cri, sirvindome ellas de letras,

y de

libro toda esta

mquina universal.
al

Fu mujer hermossima,
va
las

decir de sus contemporneos,

y todade

puede colegirse por

los retratos

que acompaan

algunas

primeras ediciones de sus obras, aunque tan ruda y toscamente


(l).

grabados

Fu adems mujer vehemente y apasionadsima en


existe
Isla.

(i)

En

el

Museo Provincial de Toledo

un retrato de

la

poetisa,

pintado en Mxico en 1772 por Andrs de

Est reproducido en el libro

de

que acaba de publicar D. Amado ervo. Supongo que este retrato procede la coleccin del Cardenal Lorenzana, que tantas curiosidades trajo de Amrica. Lleva una curiosa leyenda que tambin publica el Sr. ervo. En Mxico se conserva otro procedente del convento de San Jernimo, y que
al

acaso haya servido de original

de Toledo.

MXICO

79

sus afectos, y sin necesidad de dar asenso ridiculas invenciones

romnticas

ni forjar

novela alguna ofensiva su decoro,

ditcil

era

que con

tales condiciones dejase

de amar y de ser amada mientras

vivi en el siglo.

Es cierto que no hay ms indicio que sus propios


con
tal

versos, pero stos hablan

elocuencia,

y con voces

tales

de

pasin sincera y mal correspondida torpemente burlada, tanto

ms penetrantes cuanto ms
amanerada y
viciosa,

se destacan del fondo de una poesa

que

slo quien

no est acostumbrado
lrica,

dis-

tinguir el legtimo acento de la

emocin

podr creer que se

escribieron por pasatiempo de sociedad para expresar afectos ajenos. Aquellos celos son verdaderos celos; verdaderas recriminacio-

nes aquellas recriminaciones. Nunca,


cin tan crespa tan limpia

y menos en una escuela de dicy enmaraada, han podido simularse los efectos que
se expresan en las siguientes estrofas:
ma!

y sencillamente

Mas, cundo,

ay, gloria

Merecer gozar
Cundo llegar

tu luz serena?
el

da
fin

Que pongas

dulce

tanta pena?

Cundo ver

tus ojos, dulce encanto.


el llanto?

de

los

mos secars

Cundo tu voz sonora


Herir mis odos delicada,

Y
A

el

alma que te adora,


gozos anegada,
prisa
risa?

De inundacin de
recibirte con

amante

Saldr los ojos desatada en

Cundo tu

luz

hermosa

Revestir de gloria mis sentidos?

Y cundo yo dichosa Mis suspiros dar por bien perdidos,

Teniendo en poco

el

precio de mi llanto?

Qu tanto ha de penar quien goza tanto!


Ven, pues, mi prenda amada,

Que ya fallece mi cansada De esta ausencia pesada;


Aunque me

vida

Ven, pues, que mientras tarda tu venida,


cueste su verdor enojos,
ojos.

Regar mi esperanza con mis

8o
Si

CAPTULO PRIJIERO
ves
la

el cielo claro,

Tal es

sencillez del

alma ma,

si

de azul avaro,

De

tinieblas se

emboza

el claro da,

Es con su obscuridad y su inclemencia Imagen de mi vida en esta ausencia.

No

era, no,

vano ensueo de
alto,

la

mente,

ni

menos

alegora
el

som-

bra de otro amor ms


la poetisa, aquella

que slo ms tarde invadi

alma de

sombra de su

bien esquivo, la cual quera dete-

ner con tan tiernas quejas:


Si al

imn de tus gracias atractivo


lisonjero

Sirve mi pecho de obediente acero,


Para
Si has

qu me enamoras

de burlarme luego fugitivo?

De que
Que

Mas blasonar no puedes satisfecho triunfa de m tu tirana; Que aunque dejas burlado el lazo estrecho
tu forma fantstica cea.

Poco importa burlar brazos y pecho Si te labra prisin mi fantasa.

Los versos de amor profano de sor Juana son de

los

ms suaves
de arte mael

delicados que han salido de pluma de mujer.

En

los

yor pueden encontrarse resabios de afectacin; pero en


ble

admirala

romance de

la

Ausencia, que ms bien pudiera llamarse de

Despedida.,

y en

las redondillas

en que describe

los efectos del amor.,

todo casi todo es espontneo y salido del alma. Por eso acierta
tantas veces sor Juana con la expresin
feliz,

con

la

expresin nica,
la

que

es la verdadera piedra de toque

de

la

sinceridad de

poesa

afectiva.

No es menor sta en sus muy diverso de su nimo,

versos msticos, expresin de un estado

nacidos sin duda de aquella reaccin

enrgica que dos aos antes de su muerte lleg su punto

ms

agudo, movindola vender para los pobres su librera de ms de


cuatro mil volmenes, sus instrumentos de msica
joyas

y cuanto

tena en su celda, sin reservarse

y de ciencia, sus ms que tres libride


lo cual

cos de devocin

y muchos

cilicios

disciplinas, tras

MXICO
hizo confesin general que dur

81
das,

muchos

escribi

rubric

con su sangre dos Protestas de


nal Divino,

fe

una. petici7t causdica al

Tribu-

y comenz atormentar sus carnes tan dura y rigurosamente, que sus superiores tuvieron que irle la mano en el exceso
de sus penitencias, porque Juana Ins (dice
suyo) no corra en
la virtud, el P.

Nez, confesor
fu corona

sino volaba.

Su muerte

de

su vida: muri en una epidemia, asistiendo sus hermanas.

Lo ms
juicio,

bello de sus poesas espirituales se encuentra, nuestro


las

en

canciones que intercala en

el

auto de El divino Nar-

ciso, llenas

de oportunas imitaciones del Cantar de


la

de otros lugares de
por
lo general,

poesa bblica.

Tan

bellas son,

de afectacin y culteranismo,
xvii,

y y tan limpias, que mucho ms pare-

los cantares

cen del siglo XVI que del

y ms de
el

algn discpulo de San Juan

de

la

Cruz y de Fr. Luis de Len que de una monja ultramarina


rtulo de Inundacin Castlida.

cuyos versos se impriman con

Tales prodigios obraban en esta humilde religiosa, as

como en

otras monjas casi contemporneas suyas (sor Gregoria de Santa Teresa, sor
piritual,

Mara do Ceo,

etc.), la

pureza y elevacin del sentido esliteraria

y un

cierto

gnero de tradicin

sana y de buen

gusto, conservada por la lectura de los libros de devocin del siglo


anterior.

Pero en sor Juana es doblemente de alabar

esto,

porque

diferencia de otras esposas del Seor, en cuyos odos rara vez ha-

ban resonado los acentos de la poesa profana,


retiro

y cuyo sosegado
mal gusto,
literaria,
ella,

muy

difcilmente poda llegar el contagio del

por

el contrario, vivi

siempre en medio de

la

vida

en co-

ms

municacin epistolar con doctores y poetas de la Pennsula, de los enfticos y pedantes, y en trato diario con los de Mxico, que

todava exageraban las aberraciones de sus modelos.

De

fijo

que

todos

ellos

admiraban mucho ms sor Juana cuando en su

fantasa

del Sueo se pona imitar las Soledades de Gngora, resultando

ms

inaccesible

que su modelo, cuando en


Simulacro
poltico,

el el

Neptuno

alegrico,

Ocano de

colores.

apuraba

magn discurriendo

emblemas disparatados para

los arcos

de triunfo con que haba de

ser festejada la entrada del virrey

Conde de Paredes, que cuando

en un humilde romance exclamaba con tan luminosa intuicin de


lo divino:

MeSndez t YVJ^^a, Poesa

histano-imlricatla.

1.

82

CAPTULO PRIMERO
Para ver los corazones

No has menester asistirlos; Que para ti son patentes


Las entraas del abismo.

As de estos versos sagrados, como de

los profanos,

ofrecimos
ellos el

en nuestra Antologa una pequea seleccin, abriendo con


Parnaso mexicano, que nada pierde con estar bajo
el

amparo de tan

simptica patrona. Si nuestra coleccin se hubiera extendido la


poesa dramtica, habramos dado entrada tambin alguna loa,

algn auto sacramental


una interesante

como

el

de San Hermenegildo, y sobre todo

gallarda imitacin que hizo de las comedias de


el ttulo

capa y espada de Caldern, con

de Los Empeos de tma casa.


laberinto,

Aun
vicio

en

otra,

comedia suya,

Amor

es

ms

que

es notoria-

mente

inferior sta,

por defecto del argumento mitolgico, por

de culteranismo, por mala contextura dramtica, y sobre todo


la

por estar afeada con un infelicsimo acto segundo, que no es de

monja sino de su colaborador


algo que elogiar,

el

bachiller D.

Juan de Guevara, hay


as

muy

robusto y calderoniano,

en

el

relato de

Teseo como en
(i)

el

discurso del

Embajador de Atenas

(l).

Naci sor Juana Ins de

la

Cruz, de padre vascongado y madre mexi-

cana, en 12 de

Noviembre de
Julia.

1651,

y muri en

17

de Abril de 1691. Su nom-

bre en

el siglo

era D.^ Juana Ins de Asbaje y Ramrez de Cantillana; su

nombre potico

Sobre

el

lugar de su nacimiento hay alguna diversidad


al P.

entre los autores; los ms, siguiendo

Diego de Calleja (que escribi

la

primera biografa de sor Juana en


obras), la

la

aprobacin del tomo tercero de sus

suponen nacida en
la

la alquera

de San Miguel de Nepanthla, doce

leguas de Mxico; otros

dicen hija del pueblo de Amecameca, fundados


as;

en un soneto de

la

misma poetisa que acaba

Porque eres zancarrn y yo de Meca.

Lo seguro

es

que en Amecameca fu bautizada, y esto puede concordar

los distintos pareceres.

Sus obras, que haban corrido profusamente en copias manuscritas, impri-

mindose sueltos El Divino Narciso, El Nepuno


cos,

Alegrico,

y varios villanci-

comenzaron ser coleccionadas en


la

1689,

por D. Juan de Camacho Gayna,

bajo los auspicios de


co,

Condesa de Paredes, que haba sido virreina de Mxi-

y gran protectora de sor Juana. Este primer tomo lleva el retumbante ttulo de Inimdacin Castalida de la nica poetisa, musa dezima, sor Juana Ins

MXICO

83

Con
glo

sor Juana termina, hasta cronolgicamente, la poesa del si-

XVII.

La

del xviii se divide naturalmente en dos perodos, as

para Espaa
dt la Cniz,

como para

sus colonias

y aun puede

decirse

que estos

religiosa profesa en el monasterio de

San Jernimo

de la imperial

ciudad de Mxico; que en varios metros, idiomas y

estilos fertiliza varios

as-

sumptos, con elegantes, sutiles, claros, ingeniosos, tiles versos


recreo

y admiracin.

En

para enseanza, Madrid, por Juan Garca Infanzn. Ao de lSg, 4.

Esta primera edicin es rara; repitise el ao siguiente con el ttulo ms

modesto y adecuado de Poemas. El segundo tomo de las obras de sor Juana se public en Sevilla, 1691. No hemos visto esta edicin, pero tenemos la de Barcelona, 1693, por Joseph Llopis, que conserva la aprobacin de la primitiva, y probablemente estar
copiada plana y rengln. Con ella hace juego el primer tomo reimpreso por
en 1691.
el

mismo Llopis

El tomo tercero no se imprimi hasta 1700, con

el ttulo

de

Fama y

obras

fiosthumas del Fnix dt Mxico, decima musa, poetisa americana, sor Juana Ins

de la Cruz.
de 1700.

En

Madrid, en la imprenta de Matiuel Ruiz de Murga. Ao

de

Public este libro D. Juan Ignacio de Castorea y Ursa, capelln de honor S. M. V Prebendado que haba sido de la JVIetropolitana de Mxico, hom-

-de la

bre de gusto pedantesco y depravado, que titul uno de sus sermones acerca Inmaculada Concepcin, Abraham Acadmico en el Racional luido de los
Doctores (Mxico, 1696).

Los tres tomos juntos se reimprimieron varias veces durante el siglo xvii, en Madrid, Barcelona, Zaragoza, Valencia y otras partes. Todas estas ediciones que antes eran vulgares en Espaa, pero ya comienzan escasear, son
cual ms
las infelices en papel y tipos. No he visto ediciones de Mxico, pero habr seguramente, totales parciales, porque el nombre de sor Juana si-

-gue siendo popular en su patria.

Lo nico que conozco de Amrica,


literato

es

una

pequea antologa formada, con buen gusto, por un


falleci

ecuatoriano que

-Sor

en estos ltimos aos (Obras selectas de la clebre Alonja de Mjico Juana Ins de la Cruz, precedidas de su biografa y juicio crtico por Juan Len Mera. Quito, Imprenta Nacional, 1S73). La ltima edicin peninsular que he visto es de 1725, y es probable que no
el

se hicieran ms, porque ya haba comenzado

cambio de gusto.

Son muchos los bigrafos de sor Juana, pero casi todos se limitan glosar lo que la poetisa dijo de s misma en la Carta athenagrica, respondiendo la que le haba dirigido el Obispo de Puebla, D. i\Ianuel Fernndez de Santa Cruz, con el pseudnimo de sor Philotea de la Cruz, y lo que escribi el P. Diego de Calleja en la aprobacin del tercer tomo de sus Obras. Algunos

04

CAPITULO PRIMERO
las

perodos corresponden con bastante exactitud


siglo (l).

dos mitades del

En

la

primera contina dominando, aunque cada vez ms


el

degenerado y corrompido,

gusto del siglo anterior; en

el

segunda
compu-

datos se sacan tambin de los innumerables versos panegricos que se

sieron en su honor, y figuran en la

fama postuma^

del Dr. Castorea y Ursa.

La nica composicin hoy popular de


si

sor Juana en Espaa (no

sabemos
las

en Mxico tambin), son sus ingeniosas redondillas en defensa de

mu-

jeres contra las detracciones


versificadas,

de

los

hombres. Nos parecen

muy

agudas y bien

pero encontramos ms alma potica en otras cosas suyas. Nues-

tros lectores juzgarn.

bajos nuevos sobre la vida y obras de sor Juana, entre los


cial aprecio, la Biblioteca de escritoras

Despus de 1893 en que escrib estas pginas, han aparecido algunos traque merecen espeespaolas del eruditsimo profesor

don

Manuel Serrano y Sanz (Madrid, 1903, tomo i, pgs. 289-297), y el curioso y ameno libro del poeta mexicano D. Amado ervo, tan estimado y querido
entre nosotros,

Juana de Asbaje (Madrid,

1910). Por

qu en vez del apellido


la

de

familia,

que ningn eco de


religin
la

gloria suscita,

no estampar en
el

portada el

nombre de
ttulo

de sor Juana, que es tambin

nombre

literario

con que
sera
el

ha entrado en

inmortalidad? Teresa de Cepeda Teresa de

Ahumada

un

muy

impropio para una biografa de Santa Teresa, y correra


las

riesgo

de no ser entendido.
(i)

El inventario de

producciones de esta centuria se encuentra, aun-

que no completo todava, en la obra de Medina, y en la Bibliografa Mexicana del siglo XVIll, por el Dr. D. Nicols Len, encargado de la Sociedad deAntropologa y Etnografa del Museo Nacional (Mxico, imprenta de Francisco Daz de Len, 1902-1908).

Van

publicados cinco tomos en

folio,

de los
doctor

cuales cada

uno constituye

serie distinta.

En todos

ellos

reproduce

el

Len

piezas

muy

raras, entre ellas la coleccin

de

las antiguas

Gacetas de

Mxico.
El beneficio de
los
la

imprenta, que en 1647 se haba extendido

la

Puebla de

Angeles, donde se estamparon en aquel siglo importantes escritos del

Venerable Palafox y de sor Juana, y en el siguiente las publicaciones histricas y cannicas esplndidamente costeadas por el obispo Fabin y Fuero y
el

arzobispo Lorenzana, lleg tambin, aunque en pequea escala, otras ciu-

dades del antiguo virreinato, como Oaxaca en 1720, Guadalajara de Jalisco en 1793, Veracruzen 1794, Mrida de Yucatn en 1813. Sobre todas estas imprentas que tuvieron pobre vida, pueden verse las Notas bibliogrficas que
cada una de ellas ha dedicado D. Jos Toribio Medina en sendos opsculos

impresos en Santiago de Chile (Imprenta Elzeviriana,

1904).

Aun en

el

breve tiempo en que

la

Luisiana, cedida por los franceses en el

tratado de Pars de 1763, form parte de nuestros dominios ultramarinos, fun-

MXICO
triunfa la reaccin clsica

85

pseudoclsica que, exagerndose como


el

todas

las reacciones,

va caer en

ms

trivial

y desmayado

proel

sasmo, del cual lentamente va levantndose nuestra poesa por


esfuerzo de algunos buenos ingenios que intentan,

y en parte conel culto

siguen, armonizar lo severo de


la diccin potica, noble

la

nueva preceptiva con

de

y majestuosa, bebida en los modelos de nuestro siglo xvi en aquello que tuvo de ms clsico, latino italiano. Como ltimas manifestaciones del gongorismo mexicano, puecitarse dos

den

poemas, que ya por distintos motivos hemos tenido

que nombrar antes de ahora. Es el primero La elocuencia del silencio... Vida y martirio del gran protomrtir del sacramental sigilo...

San Juan Ncpomuceno (Madrid,


cn, de quien poco

1738); su autor, el abogado D. Mifiscal del

guel de Reyna Zeballos, Promotor

obispado de Mechoa-

bueno puede

decirse, salvo

que versificaba con

robustez, dote

comn en

los poetas

ms

lo conceptuoso que lo

de su escuela, y que propenda culterano. Es el segundo la Hernan-

dia, Triiimphos de la

Fe y

gloria de las

armas

espaolas,

que en

1755 public D. Francisco Ruiz de Len, natural de Tehuacn de las Granadas. La comparacin con otros poemas de los dedicados
la historia

de Hernn Corts, es
la

lo

nico que hace relativamente

estimable

Hernandia, que ciertamente vale poco, pero que no

es una rapsodia tan detestable

como El

Peregritio indiano la

M-

cion S
el

all

una imprenta espaola, como


cita

lo

comprueba

el

siguiente libro,

que

ms antiguo que se

de

la

tipografa

de Nueva Orleans:
civiles,

Instruccin ckl niodo de Sitbsianciar y determinar las causas


V

criminales,

dems juicios ordinarios con arreglo a

las leyes de

ambas Recopilaciones de Cas-

tilla, e

Indias para govierno de los Jueces y Partes, mientras que introducido en

esta Provincia el Idioma Espaonnol (sic) adquieren


ellas:

mas

extenso conocimiento de

obra hecha por el Doctor D. Manuel Joseph de Urrutia y el abogado don

feliz

Rey de orden del Exento. Sr. D. Alejandro O'Reilly, encargado por


la provincia de la

especial

Comisin del Govierno s Capitana general de

Luisiana.

Colofn) Nueva Orleans a veinte y cinco de Novienbre de mil setecientos


sesenta y nueve aos. D. Alexandro O'Reilly. Impreso de orden de Su Excelencia. Francisco Xavier Rodrguez, Escribano de la Expedicin.
Vid. Medina, Notas bibliogrficas referentes las primeras producciones de
la Imprenta en algunas ciudades de la Amrica Espaola. (Santiago de Chile,
1904, pgs. 35-37)-

86

CAPTULO PRIMERO

xico conquistada. Siquiera

cin; las octavas estn bien construidas,

hay nmero y valenta en la versificaporque todava el arte de


si

hacerlas no se haba olvidado; hay de vez en cuando sentencias,

no profundas, ingeniosas, y en todo el poema cierta lozana de imaginacin, que da derecho para contar su autor entre los poetas
malogrados. Juzgese de su manera por
las

dos primeras octavas:

No

canto endechas, que en


la

la

Arcadia umbrosa,

Al basto son de

zampona ruda,

Lamenta

la

zagala desdeosa

Tierno pastor para que verla acuda:


Delirios vanos de pasin odiosa,

Que

la alma ciega, y la lengua

muda

Dejan, cuando explicados sentidos

Roban el corazn por los odos. No los ocios de rstica montaa, Donde de albogues al comps grosero
Guarda su
sencillez y su cabana

De asechanzas y lobos el cabrero; No de la vid mies, pmpano y caa; No de la abeja, laborioso esmero. Dan aliento mi voz, pues hoy con arte
Estragos canto del sangriento Marte.

Por

lo

dems,

el

autor se limita poner en endecaslabos, de estila

y pomposo. La Conquista de Mxico., de Sols, resultando mucho menos poeta en verso que el historiador en prosa, sin que
afectado

por otra parte se trasluzca que hubiera pisado siquiera


describe: tales son de arbitrarias

la tierra

que

y confusas

sus descripciones (l)>

(i)

La

eloquencia del silencio.

Poema

heroyco, vida

Proto-AIariyr del sacramental


de la

sigilo,

fidelissimo custodio de la

y mar iy rio del Gran Fama, y proiectoi-

Sagrada Compaa de Jess, San Juan Ncpomuceno. Por Don Miguel de


los

Reina Zevallos, Abogado de


co,

Reales Co?isejos, de la Real Audiencia de

Mxi-

de Reos del Santo Oficio, y Promotor fiscal del Obispado de Mechoacn. De-

y Rmo. Sr. P. Guillermo Clarke, Confessor de la Cathlica y Seor D. Phelippe V (que Dios guarde). En Madrid: En la oficina de Diego Miguel de Peralta. Ao de MDCCXXXVIJL 4. Her?iandia. Triumphos de la Fe y gloria de las armas espaolas. Poema Hedicala al limo,

Mag. de

nuestro Rey

royco. Conquista de Mxico, Cabeza del Lnperio Septentrional de la

Nueva Es-

MXICO

87

Ms

feliz

que en

la

Hernandia parece haber estado Ruiz de Len

en un rarsimo poemita de 333 dcimas,


ceptuosas, que lleva
res.,

muy

devotas

y muy con-

el ttulo

de Mirra dulce para aliento de pecado-

es

uno de

los

primeros libros poticos impresos en Santaf de


el original

Bogot

(l),

donde por extraa casualidad vino parar


el

cuando ya
vivos.

autor probablemente haba desaparecido de entre los

De

todos modos, perteneca una poca literaria completafenecida;

mente agotada y

puede ser considerado como

el

ltimo

poeta de su escuela.

Habase iniciado en
diar el siglo,

los estudios la reaccin clsica antes


ella

de me-

y representantes de
Diego Jos Abad y

fueron en Mxico dos insigIII

nes jesutas, de los que la pragmtica de Carlos

arroj Italia

en 1767:

el P.

el P.

Francisco Javier Alegre, cul-

tivadores uno y otro de la poesa latina ms bien que de la vulgar, y sealados adems en diferentes estudios: el P. Abad en las Matemticas y en la Geografa, el P. Alegre en la Teologa Dogmtica y en la Plistoria, no menos que en el cultivo docto y esmerado de la

prosa latina y castellana. Pero aqu slo nos interesan sus obras poticas,

y aun de

stas

debemos decir poco, porque en realidad

salen

fuera de nuestro cuadro.

No conocemos

la

traduccin que de alguel

nas glogas de Virgilio hizo en verso castellano

P.

Abad

(2),

paa. Proezas de Her'uMi Cortes, Calliolicos Blasones Militares y Grandezas del

Nuevo

Afluido.

Lo

cantaba

Don

Francisco Ruiz de Len, Hijo de la Nueva

Es-

paa

Con

Privilegio.

En

Madrid: en la Imprenta de la Viuda de Manuel

Fernndez. Ao de iy. 4.
( 1

Mirra

dulce para aliento de pecadores, recogida en los

amargos

lirios del

Calvario. Consideraciones piadosas de los acerbos dolores de

Marta Santsima
acompaarla
C7t

Seora Nuestra al pie de la Cruz, para agradecerle sus


tiernos afectos mtricos para

beneficios,

en sus penas impetrar su intercesin para una buena muerte. Recopiladas

mayor facilidad d
devoto.

la memoria,

por D. Francisco

Ruiz de Len d instancias de un

Primera Edicin. Con superior permiso:

en Santaf de Bogot, por D. Antonio Espinosa de los Monteros, IJQI. 8.

El ilustre colombiano D. Miguel Antonio Caro, dio noticia de esta edicin


Icazbalceta.

Vase

el

tomo

de Memorias de

la

Academia Mexicajia, p-

ginas 371 378.


(2)

Naci en una hacienda inmediata


al

al

pueblo de Xiquilpan en 1727. Era


la

rector del Colegio de Ouertaro

tiempo de

expulsin. Muri en Bolo-


slo

CAPITULO PRIMERO

podemos

juzgarle por su

poema

latino

De

Deo, que en su pri-

mera parte viene


en
la

ser una

Suma

Teolgica puesta en exmetros,

segunda una Cristiada vida de Cristo.


los sabios

Muy lejos

estamos hoy

de aquel entusiasmo con que


del P.

compaeros de emigracin
del siglo de

Abad,

los

Andrs, Lampillas, Hervs y Serranos acogieron

esta obra declarndola egregia, inmortal

y digna

Aula-

gusto, calificativos que se han aplicado casi todos los


tinos modernos, sin lograr

poemas

con eso salvarlos del olvido en que coel

mnmente
colegio,
artificio

yacen, no tanto por

abandono de

la

lengua en que es-

tn escritos, cuanto por pertenecer un gnero de literatura de

que

tiene siempre algo

de

artificial

falsa.

Pero aun en este

cabe mucho primor de

detalle,

hasta es compatible con

cierto

grado de color potico, y en una y otra cosa se adelanta made Septiembre de 1779. Los 29 primeros cantos de su poema se el ttulo de Musa ame-

na en 30

imprimieron por primera vez en Cdiz, en 1769, con


ricana, sin noticia del autor,
blic

que luego corrigi y adicion su obra, y

la

pu-

en Venecia, dividida en 33 cantos, disfrazndose con el pseudnimo de Labbeo Selenopolttano. Con aumento de otros cinco cantos, los en
1773,

reimprimi en Ferrara en 1775, pero


1780, apitd Gregorium Blasinium,

la

edicin definitiva es

la

de Cesena,
te la

que apareci pocos meses despus


la

muerte del autor.


c-ual

ella

va ajustada

de 1793, que tenemos

la vista,

la

acompaa

el retrato del autor:

Didaci Josephi Abad Mexicani


Deo, Deoque hominc Heroica.

nter

Acadmicos Roboreianos Agiologi


caeieris
castigatior.

De

Edtio

sexta,

Caesenae

MDCCXClll,

4.

Con una prefacin del P. Manuel Fabri y una vida del autor. Hay una traduccin muy poco apreciada del poema del P. Abad por el franciscano Fr. Diego de Briagas Manzaneda. Su ttulo, segn Beristain:
i

Musa Americana,

o'

Cantos dlos Atributos de Dios, traducidos en verso caste7S3). Tambin don mismo poema, que estn
1

llano de los que en latn escribi el jesuta Abad (Mxico,

Anastasio de Ochoa tradujo algunos fragmentos del

en sus Poesas de un mexicano (Nueva York,

182S).

El clebre astrnomo y naturalista D. Jos Antonio de lzate, que posea los manuscritos de la traduccin de Virgilio del P. Abad, public como muestra la gloga VIII (Pliarmaceutria),

sobre la Fsica, Historia Natural

en un libro que se titula Observaciones y Artes tiles. Por D. Jos Antonio de lzate Mxico

Ramrez, Correspondiente de la Real Academia de las Ciencias de Pars, de la Sociedad bascongada

del Real Jardn botnico de Madrid. Impresas en

En

la oficina de

D. Jos Francisco Rangel. Ao de 17S7.

nifiestamente

el P.

Abad

la turba de versificadores latinos

que en

su tiempo pululaban. Nadie dude que puede tenerse y mostrarse

verdadero talento en una lengua muerta, ya se

la escriba

en prosa,

ya en verso, cuando esta lengua por educacin y por hbito ha llegado convertirse en lengua propia. No es Abad el primer latinista
mexicano, porque este lauro corresponde
al

traductor de la Iliada.

La lengua que usa no


guos
clsicos;

es enteramente pura:

ya por

la

necesidad de
los anti-

emplear trminos del tecnicismo teolgico, inusitados de

ya porque su primera educacin se contagi ms que


los resabios del estilo del siglo anterior,

la del P.

Alegre de
el

como

lo

prueba

hecho de que en sus mocedades gustaba sobre todo de


el

Gngora y de Juan Barclayo, una especie de Gngora de la

autor de

la

novela Argetiis, que es

latinidad

moderna. Pero cierto neolo-

gismo era condicin del asunto tema elegido y no culpa del autor, y de la viciosa lozana juvenil lleg triunfar casi por completo en su

edad madura, merced


de
los italianos
la suya, el
l,

al

trato

con mejores modelos, hasta merecer

mismos, tan speros jueces de toda latinidad que no


dictado de escritor terso

sea

vence en

la limpieza de la diccin

y elegantsimo. Pero todava y armona del metro en que


y de
doctrina;
la

otros le aventajan, la copia grande de pensamientos


el arte

con que lleg encerrar en tan limitado espacio toda


cristianismo; la facilidad
la

eco-

noma del

de consumado telogo con que


el

da forma potica
bil

exposicin de los divinos atributos;

uso h-

y oportuno de

los textos

de
la

la

Sagrada Escritura, qne va some-

tiendo las leyes del metro;


trofes

efusin lrica de los frecuentes apos-

con que interrumpe

la

severidad de
las

la

materia didctica;

el

vuelo constante del espritu hacia

regiones

ms

altas

de

la

con-

dote caracterstica de su

templacin; la suavidad y gracia de algunas descripciones, y como estilo, una cierta concisin sentenciosa y
grave. Por esto su libro figura con modesta, pero slida y decorosa

fama, en el largo

brillante catlogo

de

los

poemas
la

latinos cristia-

nos, presentando reunidos los caracteres de

poesa didctico-teola

lgica

que inaugur nuestro Prudencio en

la

Hamartigenia y en

Apotheosis,

y de

la

poesa narrativa que encabez nuestro Juvenco

con

la

Historia Evanglica.

Versificador latino

muy

superior al P. Abad, fu el veracruzano

90

CAPITULO PRIMERO
(l),

Francisco Javier Alegre


sutica,

ornamento grande de

la

emigracin je-

y uno de
le

los

varones ms insignes que ha producido Nueva

Espaa, ya se

considere

como
la

historiador de la

Compaa, ya

como
los

autor de un curso teolgico

acomodado

las necesidades de
la

tiempos nuevos, obra en que

pureza clsica de

diccin dig-

na de Melchor Cano de algn otro rarsimo telogo del Renacimiento, corre parejas con
tudio de
la la solidez

de

la

doctrina
los

y con

el

largo es-

Escritura, de los Padres

y de

volmenes inmortales

de Santo Toms, de Surez y de Petavio, cuya enseanza se presenta


all libre,

en lo que cabe, de

las

arideces

y espinas
el

escolsticas.

Pero con tan graves estudios interpol siempre

de

las letras

hu-

manas,

al

cual debe principalmente la amenidad de su prosa.

Ya

desde joven haba ensayado sus fuerzas en un poemita pico sobre


la

conquista de Tiro por Alejandro

Magno (Alexandriados

sive de

expugnatione Tyri ab Alexandro Macedone), que

muy

corregido

dilatado hasta cinco libros, public en Forli en 1775- Este trabajo

que

slo

puede considerarse como un

ejercicio

de

estilo, lo

mismo
gloga

que algunas poesas

sueltas, entre las cuales se distingue la


al

Nysus (que ha ganado mucho


imitacin elegante de
bio de sexo en
el

ser puesta en felicsimos versos

castellanos por el Sr. Pagaza, pero


la

que ya en su

original era

una

gloga segunda de Virgilio, hasta sin camel

protagonista), le abrieron
lo fu su

camino para empresa


la

ms ardua, como
en 1788.

traduccin latina de

Riada, impresa

en Bolonia en 17/6, y luego con grandes correcciones en


Si slo se atiende los mritos de versificacin

Roma

da del
latina

P. Alegre es sin

duda uno de
si

los

y lengua, la Iliamonumentos de la poesa

de colegio. Pero

de considerarla aisladamente pasamos

ponerla en relacin con su original, pocos traslados de

Homero
de
la

se

encontrarn menos homricos y ms


tiva poesa heroica.

infieles al espritu

primi-

Verdad

es

que pocos espritus saban discernirla


los

en

el siglo xviii,

poca de elegancia acadmica en que


12

ms

cultos

(i)

Naci en Veracruz en

en 16 de Agosto de 17SS. La mejor biografia suya es

de Septiembre de 1729, y muri en Bolonia la que escribi el padre

Manuel Fabri, y antecede las InstU liciones Teolgicas de Alegre (Venecia. 1789, siete volmenes). La ha traducido al castellano el Sr. Icazbalceta.

MXICO

91

helenistas apenas vean el clasicismo griego sino travs del clasicis-

mo

latino.

Esta distincin, hoy tan obvia y casi vulgar, era entonces

patrimonio de
sentirla

muy pocos, y aun


lo

los

que tcnicamente comenzaban


tal

y entenderla, no
de
la

mostraban luego en sus versiones:


la

era

la tirana

educacin y de

costumbre. La Iliada del P. Ale-

gre no tiene
la vista

ms que un

defecto, pero ste capitalsimo


el

en cuanto se lee

primer canto: no es

la

Iliada de

y que salta Homero;


jesuta

es una Iliada virgiliana.


juicio mo,

En vano
crtico

protesta airadamente contra este


al ilustre

como

si

se tratase

de gravsima ofensa
mexicano,

su patria,

un laborioso

muy

docto, lo que

dicen, en el conocimiento de las lenguas indgenas de Amrica, pero

no s yo

si

igualmente versado en
fciles

las letras clsicas,

que quiz ha

desdeado por ms

extravagancia sutileza
odo expresar otro los
P. Alegre. Valga por

y corrientes (l). Ese juicio que l tiene por ma es vulgarsimo en Europa, y jams he humanistas que han visto la traduccin del
el

muchos

parecer de

Hugo

Foselo, que, ade-

ms de gran
lo dice

poeta,

y de
el

insigne traductor de

Homero, era jonio de


en su
tra-

nacimiento y tena

griego por lengua materna. Pues lo que Foselo

de Alegre es textualmente

que

sigue: Ingiere

duccin todos

los versos traducidos

imitados por Virgilio; los

que

Virgilio dej intactos, les aplica

modos

virgilianos: salta pies


tie7te

juntillas

todo aquello que desespera de embellecer;

algunos
poda

versos bellsimos^ pero no tiene ningn color homrico (2).

No

(i)

Aldese aqu

al

difunto D. Francisco Pimcntel,

hombre muy estudioso


lite-

y benemrito, pero de tan pobre y mezquino gusto como por sus obras
rarias
(2)

puede

verse.
ititaiti

Innesta tutu i versi iradotti o imitati da Virgilio: passi

da Vir-

gilio innesta i

modi virgiliani: salta a pie par

cid ch'ei dispera d'abbellirc: lia

parecchi hellissinii versi,

ma

nessuna sembiatiza omerica (Poesie, Florencia,

Le

Monnier, 1856, pg. 359). El mismo Alegre en su prefacio da bien entender


bajo: iPoeiantm, igitur, Priticipis mcntem,
conati, Virgiliujn

el

carcter de su tra-

non verba,

latinis versibus exprimerc


et

Alaronem, Homeri, inquam, optimum


qiio

pulcherrimum

inter-

pretan ducem sequimiir in

plura ex Hornero fere ad verbum expressa, pluri-

ma

levi

qitadam inmittatione detorta, itinumera, immo ious quotus Alaro


compositus. Ubi ergo
Virgilii

Homeri imitationem

Virgilius pene

ad

litteram

est, ad Home-

rum

expressit, nos

eadem

carmina omnino aut fere nihil inmutata

lecto-

92
ser
fiel

CAPITULO PRIMERO
traductor de Homero, por

mucho

griego que supiese, quien

tena de los caracteres del estilo pico la opinin

que muestra en

una de

las

notas de su Potica castellana: Quin puede negar en

Homero
3'a

algunas repeticiones, ya de embajadas, ya de transiciones,


la

de eptetos enfadossimos? Quin puede dejar de conocer

im-

propiedad en algunas largusimas arengas y dilogos de

los hroes,

en medio del calor de

las batallas? Sigui, pues, el

gusto de su tiem-

po y el suyo propio, haciendo en gran parte de su Iliada una especie de centn de todos aquellos pasajes en que Virgilio imita Homero, sin advertir que
te sino
lo

hace Virgilio no con fidelidad de intrpre-

es el

con libertad de poeta, y que le imita en su propio estilo, que de la culta y refinadsima era de Augusto, poco menos diverla

so del de

epopeya primitiva que puede

serlo el

de Ariosto

el

del Tasso del de una cancin de gesta de la

Edad Media.
mejor que

Escribi el P. Alegre

muy pocos versos


la

castellanos: lo

traduccin libre y parafrstica de los tres cantos primeros del Arte potica de Boileau, rimada en
silva

tenemos suyo en nuestra lengua es


con mucho garbo,

facilidad

viveza,

y adornada con notas

cu-

riossimas

que no

slo revelan la peregrina erudicin

de su autor

(pues son evidentemente de memoria casi todas las citas que hace,

de poetas muchas veces obscuros), sino


dependencia de sus doctrinas
literarias,

la relativa libertad inle

que

hacen atenuar
el

el ri-

gor de ciertos preceptos de Boileau, y vindicar


siglo XVII,

gusto de nuestro
clsico.
(l).

aun en aquello en que ms se aparta del gusto

Tradujo tambin, con menos fortuna, algunas Stiras de Horacio

ri dabiimis, nec enim ab ullo mortalium degantius efferri potuisse quisquam crediderit,

aut

vilio
,

plagiove ?iobis vert poterit, si ubtcumque inventam homericam

siipellectilem
l/us,

ipso

jure clamante
ipse,

vero domino restiluamus. Ubi atttem Virgi-

Virg/ius,

inquam

nonmtllas Graeci Vaiis loquuHones et loca latine


rcliquit^

desperans traQtata nitescere posse,


itnaquieque lingiia lepares suos...
(i)

nos tem relinquemus. Habet enim

Apuntaremos
P.

las principales

indicaciones bibliogrficas relativas las

obras poticas del

Alegre:

Akxandriados
ForoUvii, 1775.

sive de e.xpugnatione Tyri ab Alexatidro

Macedone, libri V,

Francisci Xaverii Alegrii Amcricani Veracrucensis

Homtri

Ilias latino car-

MXICO
mi/u expressa, cui accedit ejusdem Alexandrias,
nonia, Typis Ferdinandi Pisaui, 1776.
stve de cxpugnaiiove

93
Tyri... to-

Francisci Xaverii Alegrt Mexicani Veracruceusts Homeri Ilias Latino Car-

mine expressa. Editio romana venusiior

emendatior^ 1788.

Apud Salvionem

Typographum Vaicanum.
Falta en

muchos ejemplares

la

portada grabada, que en uno de los meda-

llones lleva el busto del P. Alegre.

Opsculos Inditos Latitios y Castellanos del P. Francisco Javier Alegre (veracntsano) de la Compaa de Jess. Mxico. Imprenta de francisco Diaz de

Len, 1889.

Este precioso tomito, publicado por Icazbalceta con

la

pulcritud y esmero

que

pona en todas sus obras, contiene, adems de algunos versos latinos

y una prolusin sobre la Sintaxis, una traduccin, latina tambin, de la Batracomiomaquia, y en castellano algunas stiras y epstolas de Horacio, y el Arte potica de Boileau, conforme al original autgrafo que de estas versiones
posea nuestro docto

dez-Guerra. Dio de ellas


inestimable bosquejo (
siglo

compaero y venerado maestro D. Aureliano Fernnla primera noticia el Sr. Marqus de Valmar en su ms bien Historia
la

critica) de la poesa castella?ta en el


la

XVIII que

antecede

coleccin de poetas de dicho perodo en

Biblioteca de Autores Espaoles.

La gloga

Nystis del P. Alegre, publicada por el Sr. Icazbalceta, se lee trael

ducida por D. Joaqun Arcadio Pagaza en

tomo

iii

de

las

Memorias de la

Academia Mexicana, pgs. 422-425.

En
P.

el brillante

contingente que

la

emigracin jesutica dio Mxico, y en

el cual figuraban los historiadores Clavijero

y Cavo, haba otro poeta,

el

Agustn de Castro, cuyas obras, que

al

parecer quedaron manuscritas ea

su mayor parte, no hemos llegado ver. Por testimonio de Beristain y de los


bibligrafos

de

la

Compaa, sabemos que escribi


la

La

Coriesiada,

poema
las

pi-

co sobre Hernn Corts,


castellano, y la

descripcin de Antequera de Oaxaca en verso

de

las

ruinas de Mitla

en verso

latino,

y que tradujo
el falso

Id-

btdas de Fedro, las Troyatias de Sneca, y varias poesas de Anacreonte, Safo,

Horacio, Virgilio, Juvenal, Milton, Young, Gessner y

Ossian. Dej

tambin un Tratado de Prosodia.


El P. Juan Luis Maneiro (de Veracruz), que escribi con pulcra y limada
diccin latina las vidas de algunos de los jesutas mexicanos fallecidos en Italia,

d en

la del P.
la

Castro curiosos detalles sobre sus obras.

De

io

que escribe

se infiere que

Cortesiada no lleg terminarse nunca, pero que su autor

haba concebido el proyecto antes de los veinte aos;

cNec leve monumentum

est,

quanto

fuerit in

amore Muss, quod

in

illa vi-

tae litterariae velut infautia

primum

excogitaverit Cortesiadem canere, sive

poema epicum de Ferdinando


juvenili tribuatur arrogantiae,

Cortesio

Mexicanorum debellatore. Quod ne jam tum Castrus Achillem, et Ulyssera, et

Aeneam cum

Cortesio conferebat; et Graecos, et Trojanum Hispano sane

94

CAPITULO PRIMERO
inferiores existimabat: nec aut Tassi Jerusalera, ant Camoensii Lusias,

quam

tam nobile poematis argumentura, quam sua Cortesias ipsi vdebatur. Tacitus enim mente volutabat tum inmensam gloriara, quae Christianae Fidei contigit ab orbe Mexicano debellato; tum novara utriusque hemisphaerii communionera,

quae se se rautuo

et

cognoscebant

attonita, et plurirais vinculis

connecte-

bant; tura

magnam admodum

scenae mutationem ubique fere terrarum, tum

scientiarura, et artium, et comraercii, et rei civilis

incrementum, aliaque, quae

Mexicum

hispanis legibus obedientem consecuta sunt.

Quae quidem

cognitio-

nes in adolescentis viginti annorura mente conceptae, liquido probant, illum ad

grandia fuisse natura, et ante annos viriles gravitati Scientiarum maturatura.

Menciona tambin
chis,

el P.

Maneiro

el

poema de

las

ruinas de Mitla: In

horum

sudorura fructibus potissiraura laudatae fuerunt Mictlenses <eliquiae in Zapote-

quae

latina erat descriptio ruderura, arcis, palatii,

Templi, Cryptaeque
et sunt

mirabilis,

quae cuneta non procul ab Anticaria cum stupore visuntur, quae remanent, Araericanae antiquitates.
las

in paucis,

Antes de conocer

Latinas de Villegas, que no ley hasta 1752, se ejer-

citaba el P. Castro en escribir hexraetros

y pentmeti-os

castellanos.

En

hexmetros tradujo
colegio.

compuso la Tambin pensaba emplear

primera gloga de Virgilio, y en dsticos elegiacos descripcin de Antequera, siendo maestro de Gramtica en aquel
la

los

hexmetros en

la Cortesiada:

Majorera et difficiliorem adduxit operara in transferendo Virgilii Tityro

ad hispanos hexmetros; quod novura hispane cantandi genus, ab Rengifo


vix raptira propositara, ab aliquo ex felicibus ingeniis perfici posse, atque
executioni dari judicabat.

Nam

ut studia sua

magnam

partera collineabat, ut
raetris, qui-

aliquando caneret Cortesiadem; de simili syllabarum exitu, ac de

bus hispane canimus, raulta secura


tur

ipse,

atque

admodum

intente raeditaba-

Hispanis hexaraetris VirgiUi Tityrum cecinit; ut etiara nobilera Anti-

cariam, unde post Magisterii biennium abibat, hexaraetris, et pentametris

eodem vernculo descripsit His plenus cogitationibus, anno 1752 Mexicum venit; ubi cum legeret Eraraanuelem Stephanum Villegam, hispanura poetam
egregio raerito, magnopere gavisus
tasse latino
est,

hunc tanto noraine virum antea tenin suis Anticariae vigiliis fere
legit

metro hispane concinere: quod ipse

novura crediderat. Suraraa cura volupate


ipse Latinas appellavit;

opuscula

illa,

quae Villegas

quarum venustate
in

allectus,

magis magisque mentem

suam

confirmavit, posse aliquando in illorura conatuura perectionem venire

magnura aliquod ingenium, cuilibeat

ejusmodi desudare.

De

estos estudios le distrajeron pronto otros

ms

graves.

Con

la libertad

de

opinar que solan tener los jesutas de aquel tiempo, tradujo


ilustr

al

castellano

con anotaciones,

el libro

de Bacon

De

digtitate et

augmentis scientiala ha-

rum, traduccin que se perdi indita en manos de los amigos quien


ba prestado.

La curiosidad

cientfica del P.

Castro era universal y se exten-

<ii hasta la ciencia

anatmica.
la Cortesiada.

Pero no por eso abandonaba su juvenil proyecto de

Al con-

MXICO
trario,

95

con una curiosidad arqueolgica, rara en su tiempo, iba recogiendo en

sus continuos viajes por el territorio de


lles

Nueva Espaa, todo gnero de

deta-

topogrficos y de costumbres que pudiesen dar color local a su obra;

Hac etiam aetate nondum defecerat a proposito Cortesiadem canendi: quod sane propositum, nihil obstantibus tam variis peregrinationibus, atque operosis muneribus, viginti fere jam annos fervidus aluerat, et mirabili constantia foveret,
otia,

nunquam ab spe

decidens, aliquaado sibi fore secessum, et

quae cum Muss erudita consumeret

Castrus autem ab hac heroici sui

carminis assidua cogitatione pretiosissimum coguitionum, eruditionisque


sacrae,

tum tum profanae thesaurum in animum derivavit suum. Forte per magnam Novae Hispaniae partem itinera cum egisset, omnia considerabat attenhuc praesertim studia sua collineabat, ut loca curise
lustraret;
c-

tissimus, et

ut antiquorum Indigenarum mores, et indolem, et artes, et religionem, et

vilem culturam, et quae monumenta supererant, et quae temporum injuria


fuerant collapsa, minutatm cognosceret; ut priscos ncolas
ferret,
ret,

cum

novis con-

atque inde certior

fieret,

quid in artibus periisset, quid omnino mane-

quidve fuerit post gentem domitam

cum

sanctae Fidel, vitaeque huma-

nioris bonis introlatum.

Hos autem conatus

idcirco diligentissime adhibebat,

ut quoties in suo carmine loca describere, vel


sio;

mores attingere

ferret occaa via ve-

nec antiqua

eum

novis confunderet, nec latum quidem

unguem

ritatis aberraret.

El

poema deba

constar de veintids libros, pero slo lleg escribir los


la

dos primeros y como

mitad del tercero. El metro que adopt definitiva-

mente fu

la silva libre,

abandonando

el

proyecto de los hexmetros.


opus,

Totum jam mente creaverat

magnum

quod

libris

duodeviginti cons-

tare debuerat; et quo quaeque disponenda essent loco, felicissime distribuerat:

nec magni

sib stetisset,

tro solutus omni,

Poema

conficere volusset.

venustum Fenelonis Telemachum imitar, si meQuod autem metri est, postquam

diu dubius, et anceps haeserat, llud tandera sibi duxit adhibendum, quod
Slvae Liberae nomine hispana diximus appellari: rejacit enim, quos excogtavarat patrios hexmetros, ne,
si

tantaret psa hspano carmina,

quod

latino

Pacuvus, Cortesas omnino negligaretur.

Mexicum

igitur

Emrita remeans,

perfectos attulit bnos libros, et fere dimdium, quos uni, et alteri ex familiaribus,

ptima quidem litteratura

viris,

Mexici legendos, et censora vrga nointerrumpido poema, y

tandos creddarat.>

En
lanta,

su destierro de Ferrara volvi los ojos

al

revis el primer libro, aadindole copiosas anotaciones, pero no pas ade-

porque su estro potico se haba

resfriado,

segn confiesa su bi-

grafo:

perientia sib

Ad suam etiam Cortesiadem Ferrarae solvt cogitationem; sed omnino excomprobatum pse fatebatur, nunquam ptima, nisi ab animo

serano, carmina provenire. Tentavit nihilo secius, et


cit,

primum librum

confe-

doctissimis annotationbus concnnatum, atque vida curiositate a nobis

g6
lectura: sed

CAPTULO PRIMERO quod ad


heroici carminis dictionem attinet, plana

quidem

vi-

dimus,
tura

ei jara deuisse

vigorem

illura,

amoenitatem, et veneres, quas tanin

opus postulaba!;

et quas,

ab alus ejus Carrainibus argumeotamur,

ore Castri, dura aetate

floruit, sessitavisse.

Nimirum

canis favere Calliope

non

solet.5

No por
tesiada,

eso dej de ejercitarse hasta su rauerte con increble facilidad en


la

composiciones de ms leve argumento. Pero abandon por completo

Ccr-

y se dedic principalmente traducir en verso castellano obras poticas latinas, griegas y de literaturas modernas, las primeras con ms felicidad que las segundas, por ser mayor su dominio de la lengua del Lacio que de
la

de los helenos.

En

cuanto los poetas ingleses y alemanes se vali de


los respectivos idiomas.

otras versiones, por

no conocer
los

este
las

perodo de su

vejez pertenecen la traduccin completa de Fedro, la de


neca, en

Troyanas de S-

que procur imitar

metros de

los coros originales,

y otras que su

bigrafo enumera:

<Loquimur autem de
genere, quod egregios

heroicis argumentis, quibus longa ments intentio,


est

eaque semper ad sublimia tendens, dari debeat: nam quod


illos

de

alio

poeseos

conatus non requirit, et quod cura omnis aetatis


et

hominibus familiarius versatur; suavissimum plectrum suum,


bilem facilitatem, sexagenario raajor Castrus, ut videbimus,

oppido mira-

intulit in sepul-

chrum. Et sane postrema aetate nobiscum colloquens, ajebat: cCortesium


cantabit

Homerus

ille,

quera ad sublirae hoc opus Musae destinaverint;


postulasse, ut

illas

>enim, eredo, a
salter, qui

me dumtaxat

rem maguara excogitarem, quam

me

se sit melior, et

mente

vegetior, exequtur
fuit laboris,

>Pro fracta ejus valetudine, non modici

Phedrum totum

in his-

panura carmen convertere; longissimas aeque, atque eruditissimas annotationes adjungere; ac praefationem apponere, in qua et mire subtilem super

ejusmodi conversionibus doctrinara

tradit, et plura

de Phaedri

vita,

variam-

que, ut fuerunt tmpora, de ipsius Fabulis opinionem commemorat.

Quod

opus Ferrariae inchoatum, sed longos annos abruptum,


surapsit,

in

postremis canis re-

eaque venustate, atque elegantia


typis pervulgaretur.

perfecit, utdelecti judices aliquot,


in

qui de ipso pronuntiarent, omnino

dignum censuerint, quod

gymnasiorura

emolumentura
minis

Quod

hispanae puritatis, et concinni car-

est, nihil ibi

certe desideres;

quod autem ao perfectissimam conversio-

nera attinet, pene

que

elegantia.

verbum verbo reddidit, non facile imitabili proprietate, atSane vidimus neminem, qui difficilia quaevis ab uno in alium
acilitate

serraonem verteret pari


in auctore

atque

ille

facer solebat, ut fere verbutn

non

legeres, cui

non oranino

siraile in

versione consonaret. Ita

vertit etiara

Senecae Troades

in hispanura Carraen; ubi scenae


fecit

nonnuUae

sunt,

quae latinum auctoris raetrum imitantur: quod eo


alias fecisse

animo, quemad-

modum

deraonstravimus, ut palam esset mnibus, posse aliquan-

do hispanice

cantari raetris plenioribus,

quam

ea sunt, quibus hactenus poe-

tae nostri cecinerunt. Vertit

autem Troades, non quod hunc tragicum, utut

MXICO
virum ingenio laudabilem
in paucis, imitatioui

97

proponendum

crederet; sed

quia cogitarat similem Euripidis tragoediam verter, binisque nter se collatis

versionibus, plae commostrare, idcirco ab ptimo sapore discesisse tr-

gicos, et

cmicos in Hispanis, quoniam Graecorum exemplaria neglexerant,


ita et

et

Senecam, ut magnis virtutibus,

paribus

vitiis

refertum imitari stusuperioridad que se


ni

duerant. (El pensamiento es ingenioso, y

muy justa

la

concede Eurpides sobre Sneca, pero


trgicos griegos, tienen nada

la

verdad es que

Sneca, ni los

que ver con

los

rumbos que

sigui el

drama

es-

paol, ni con sus peculiares bellezas y defectos).

>Et quoniam de versionibus ejus loquimur, chartarum habebat fasciculum


molis non mediocris, in quo permixte colligebat ea carmina, quae de variis

argumentis, ut se dabat occasio, conficiebat; ibique inter alias reperires his-

pane ab se redditas aliquas Boileavii

satyras, plures Juvenalis, alias Horatii,

necnon Anacreontis odas

aliquot, et binas poetriae Saphus,

quae supersunt;

et plura Virgilii, Hesiodi, Miltonis, Jounghi, Popis, Ossiani, Gesneris, aliorum-

que illustrium auctorura loca:


sibi

nihil

enim antiquius habuit, quam

ea,

quae

mxime placebant

in

bono quovis auctore,

vel orator esset, vel poeta,

vel historicus, hispane convertere:

tum

ut huic linguae majestatem, pulchri-

tudinem, copiam minime deesse demonstrare!; tum ut eas veneres in peregrinis auctoribus repertas, patrio

sermone

suis civibus propinaret. In Graecis

quidem
erat;

vertendis,

quoniam graece mediocriter


et Britannos,

sciebat,

non admodum

facilis

Germanos, autem,

quorum omnino sermonem

nesciebat,

ab alus versionibus hispane reddebat.


Escribi adems en verso castellano unas epstolas poticas que llam //oracianas, en algunas

de

las cuales hizo la crtica

una especie de Arte

Potica.

de Lope de Vega y form Pero su principal trabajo durante los ltimos

aos, fu la formacin de una nueva Prosodia ca^lcllaiia.


iScripsit etiam hispano

carmine

litteras

mirum

in

modum

tiles, et
est; et

ve-

nustas, quas appellavit Horatiaias; et

quod Horatii stlum secutus

quod

plures ejusdem sententias, ut nonnullas Persii, luvenalis, aliorumque scrip-

torum ex primis ejus

aetatis,
.

quam vocamus Romanorum auream,


litteris,

in

suum
et

argumentum traduxit
maximi nominis
sui,

In his

Lupio Vega, viro ingeniosissimo,

in

Hispana Comoedia, quasi rapto in judicium, ut ingenii


criti-

studiorum et carminum rationem redderet; eruditam, et copiosam


in

cen disseminavit, ut

Hispana pube sapor optimus instituatur. Et re quiin

dem

artes ibi dedit

tum poeticam, tum oratoriam, quae totae versantur


in

Hispaniae litteraturae monumentis

>Sed non
sodia,

alias

tantum hoc
atque

genere desudavit, quantum

in

hispana Pro-

novae quidem formae, conficienda: quod aureum sane opus quia sumutilitatis est, in

mae
viri

curiositatis,

quo nimirum

legas profundas tanti

meditationes, et minutissimas observationes, quas annis ultra quadra-

ginta collegerat.

Esta Prosodia hubiera sido doctsima, pero, juzgar por


Mesndez y Pelayo. /'Ji'a kispano-americana,
1.

la

idea que de
7

go
ella

CAPITULO PRIMERO
da su bigrafo iba por rumbos enteramente descaminados, puesto que
el

confunda

acento con
los

la

cantidad, y se esforzaba en demostrar


pies

que

la

len-

gua castellana tena


>Statim ergo ab

mismos

que

la

griega y la latina, y que en ella


sive accen-

podan aclimatarse todos los versos antiguos.


initio,

more geometrarum, prima Prosodiae,

tuum elementa

instituit,

quibus brevem syllabam ab longa discernas; et haec

elementa, multis evincit rationibus, omnino esse deber linguis mnibus

communia. Historice postea

narrat, haec

eadem
in

fuisse

Graecorum elementa,
transtulerunt.

quibus harmonicam suam Prosodiam invenerunt; et quae Latini, nulla pri-

mum
Quod

arte,
si

deinde vero industria non mdica,

suam linguam

nos, inquit, in patrium

vernaculum derivemus, quae Graeci repere-

runt, et in

suum sermonem

Latini transtulerunt; utique ad

eadem

in

nostro

metra, et copiosa carmina perveniemus. Id autem videtur prorsus demonstrare, laboriosissima

descendens opera

in

omnes, et singulas hispanae lin-

guae partes: quam sane linguam, innumeris probat exemplis, pedes habere
poticos, quotquot Graeci, et Latini numerabant. Inde minutatim disquirit,

num

ejusmodi pedes aptari possint ad heroica metra hispano carmine, nulla

patriae constructionis, et fluidi sermonis jactura?


llant licentias poticas, ut Graeci, et Latini, sic

num

etiam

eas,

quas appe-

Hispani possimus vel in au-

xilium, vel in

ornamentum vocare? Quarum licentiarum originem primum

deinde historiam, et progressus erudita jucunditate commemorat. Et nostrum,


ait,

matum

ac perfectum,

sermonem poeticum haberemus hodie suis mnibus numeris lisi Majores nostri via Graecorum incesissent Haec

autem, quae raptim attigimus, tanta doctrinarum eruditione, tam effuso clamo, lam concinne tractavit Castrus, qui rem per se totam, nullura secutus

ducem, excogitavit,

digessit,

explanavit; ut nter plura, quibus annos fere

sexaginta elaborando consurapsit, hoc


illo

inprimis delectaretur.
alia

pidissime excriptam;

omnino suum opus esse diceret, atque Hanc nos Prosodiam legimus, magna ex parte limvero pars in adversariis erat, cujus ad supremam

perfectionem auctori

vita

non superfuit

Finalmente, adems de otras varias obras que en parte destruy

mismo,

que no pasaron de apuntamientos informes, haba comenzado escribir una historia de la literatura hispano-americana, que se detuvo en la primera parte.

iDolemus autem

in

iis

esse,

quae non

perfecit,

Americanae

litteraturae
dili-

historiam a primo in eas plagas Hispanorum adventu; cujus historiae,

summa rerum intelligentia scriptae, primam tantummodo, partem reliquit; et cum uberior esse, ac facilius progredi potuisset,
gentissime quidem, et
alus distractus

calamum
los

continuit.v
la villa

Naci

el P.

Agustn de Castro en

(hoy ciudad) de Crdoba (obispa-

do de Puebla de

Angeles) en 24 de Enero de 1728, y muri en Bolonia


1790.
las

en 23 de Noviembre de

He

alargado tanto estos extractos, no slo por

curiosidades de historia

MXICO
Escritas y publicadas en Italia la

99

mayor

parte de las obras de

estos esclarecidos hijos de

la

Compaa de

Jess,

no pudo ser

muy

eficaz su influjo en el desarrollo de la cultura mexicana.

Mayor y

ms directo era el que ejercan los libros que continuamente llegaban de Espaa, trayendo nuevas de la llamada restauracin del
iuen gusto, en
Iriarte
las

pginas de Luzn, D. Nicols Moratn, Cadalso,

y Samaniego, y muy pronto en las de Fr. Diego Gonzlez, Iglesias y Melndez. Todos ellos comenzaron ser imitados, as en sus buenas cualidades como en sus defectos. La manera prosaica de Iriarte, por ejemplo, tuvo discpulo fervoroso en el latinista don
Jos Rafael Larraaga, autor de una menos que mediana traduc-

cin de Virgilio (1787-1788), que hace buena


primeros libros de
la

la

que de

los cuatro

Eneida haba publicado

el fabulista

de Cana-

rias (l). Fbulas escribieron varios, entre ellos D. Jos

Joaqun Fer-

literaria

que contienen, sino porque

el

libro del P.

Maneiro es bastante raro.


le

Yo

no haba tenido ocasin de

leerle hasta

que me

franque mi amigo el

ilustrado y generoso biblifilo D. Juan M. Snchez. Joannis Aloysii Aaneiri Veracrucentis, De Viiis aliqiot Mexicanorum alio-

Tumque qui

sive virute, sive liieris

Mexici mprimis fioruerunt


ts.

Bononiae,

Ex

Tvpografhia Lael a Vulpe, 1791-1792. 3


Vid. Pars Tertia, pgs. 154-209.

8.

D. Bartolom Gallardo (Ensayo,


fillogo, hizo estudio

II,

col. 339)

dice del P. Castro: cFu fino

muy

especial de nuestra prosodia, sobre la cual poseo

un precioso
teria,

escrito,

que deb

la fineza

muestra de un tratado ms lato y profundo sobre la made mi compatricio, y concsul suyo (es decir, comArvalo (D. Faustino).
al P.

paero de

destierro), el exjesuta

No
suyo,

ha de confundirse
el

Castro con un

homnimo y

casi

contemporneo

presbtero D. Jos Agustn de Castro, autor de una rara Miscelnea


los

de poesas humanas, impresa en Puebla de

Angeles en 1797. Es un versifi-

cador arrastrado y prosaico. Lo ms curioso de su libro, son dos sanetes de costumbres mexicanas: Los Remendones y Los Charros.
(i)

Este Larraaga tuvo un hermano, todava peor poeta que

l,

llama-

do

D. Bruno Francisco, que compagin un extrao centn virgiliano. Vid.

Prospecto de una Eneida Apostlica, Epopeya que celebra la predicacin del


V, Apstol del Occidente

P. Fr. Antonio

Margil

de Jess: Intitulada lAargi-

Jeida^. Escrita con puros versos de P. Virgilio

Marn, traducida a verso caste-

llano: la que se propone al pblico de esta Amrica Septentrional por subscricin:

Para que

colectados anticipadamente los gastos necesarios, se proceda inmediata-

100

CAPITULO PRIMERO

nndez Lizardi (El Pensador mexicano), que tan clebre lleg hacerse en los ltimos tiempos del gobierno virreinal

y primeros de
la

la

Independencia como periodista revolucionario y autor de


ssima novela picaresca Periquillo Sarmiento
(l).

curio-

Como

ltimo

chistoso extremo de prosasmo, superior nuestro D. Francisco

Gregorio de Salas y cuanto en esta lnea puede imaginarse, hay

que

citar el

nombre de un

clrigo

y famoso predicador, D. Jos


la

Manuel

Sartorio,

que alcanz como Lizardi

emancipacin de

la

colonia, distinguindose por su fervor patritico,

que

sola

expresar

en versos tales

como

los del siguiente soneto:

Cunto tiempo, oh Amrica! anduviste

En pos de

tu deseada independencia,

pesar de tu grande diligencia


ti!)

(Pobre de

hallarla

no

supiste.

mente a su iupresion. Su autor

Don Bruno

Francisco Larraaga. Impresa en


los

Mxico en

la

Imprenta Nueva Madrilea de

Herederos del Licd. D. Josepk


4.

de Jauregii,

Calk de San Bernardo. Ao de 17SS,


por

Habiendo

criticado lzate la Eneida Apostlica replic Larraaga en


la Alargileida v su Prospecto,

un

folleto (Apologa

satisfaccin a las

Notas
1

de la Gazeta de Literatura.

Mxico (con
latina

las

mismas seas

tipogrficas)

789).

Es autor tambin de una gloga


el gobierno del

y castellana

La

America Socorrida en

Excmo. Sr.

Virey,

Conde de Gdlvcz (1786) y de otras varias piecensuras de


el doc-

zas poticas

de circunstancias.
el

Tambin

Larraaga traductor de Virgilio fu blanco de

las

lzate, quien replic en

un

folleto:

Respuesta

la

Censura que hizo

tor lzate de la Traduccin del Virgilio, (Mxico, 1887).


(i)

ms bien
grficos

Sobre este ingenioso aunque chabacano escritor, cuya importancia es histrica y social que propiamente literaria, vanse los Apuntes bio-

bibliogrficos publicados en

188S por D. Luis Gonzlez Obregn^

Lizardi tena

muy mal

gusto: baste decir

que aadi una segunda parte

de Comella. Sus Fbulas lograron mucho crdito, y han seguido reimprimindose casi hasta nuestros das para uso de las escuelas. No

El Negro

sensible,

hemos tenido ocasin de


sima en fondo y forma,
lo

leer el Periquillo,

que unos ensalzan como una

especie de Gil Blas mexicano, mientras que otros le tachan de obra groser-

mismo que

otras novelas de su autor,

La

Quijotiia

y su prima, D." Catrin de

la Fachenda, etc.

Fu hombre de ideas

radicales

aun heterodoxas cuando todava eran rarsimas en Mxico, y extraordinariamente tenaz en divulgarlas. La Autoridad eclesistica hubo de condenarle
en 1S22 por cierta Defensa que public de
los

Francmasones.

Lgrimas tiernas derramabas


Bajo
el

triste

yugo de dura dependencia,

Suspirando con ansia y con vehemencia,

Por

la

deseada que abrazar quisiste.


cese el llanto ya: cese el lamento,

Ms
Pues

la

por quien estabas suspirando

Ya

pareci. Qu gozo! qu contento!

Buscla, hallla heroicamente obrando

El nclito Iturbide: mira atento,

Suelo

feliz:

aqu

la

est abrazando.

En el mismo que conocemos


y

estilo,
(

digno de Rabadn juzgar por

las

muestras

estn escritos los siete

tomos de versos sagrados


la

profanos que dej Sartorio, que hasta en

fecundidad parece un

trasunto de nuestro cura de Fruime. Slo en algunas parfrasis de

himnos y otras poesas sagradas, que


ridad de su devocin, sale algo de
la

lo

menos prueban

la

since-

categora de los
afiliarle

ms adocenados
entre los

copleros, entre los cuales hay que

ms bien que

seguidores de tan pulcro, ingenioso

y bien

cultivado espritu

como

fu el del autor de las Fbulas Literarias, quien pudieron faltarle

todas

las

dotes de alta inspiracin y poesa elevada, pero no


las

le falt
(2).

inguna de
(i)

que nacen de discrecin, estudio y buen gusto

Vase

la

Historia Critica de la Literatitra y de las Ciencias en Ae'xico,

del Sr. Pimentel


esforzndose,

(Mxico, 1876),
l dice,

que

le

dedica

14

pginas de

anlisis,

como

en sacar algunas perlas de aquel estircoU.

Consideraciones de ndole enteramente personal

me vedan exponer
de
la
la

aqu

un

juicio,

que pudiera parecer apasionado, sobre

el valor crtico

obra

del laborioso y erudito Sr. Pimentel. Baste decir que en


est bastante completa, y
<;in,
(2)

parte de noticias
edi-

puede consultarse con

fruto.

Hay una segunda

aumentada, de 1892.

Uno de
la

los

hechos curiosos de

la historia artstica

del siglo xvni, en

Mxico, es

aparicin del teatro musical italiano, bajo los auspicios del Vi-

rrey Duque de Linares. D. Manuel Zumaya, presbtero, maestro de capilla

de

la Iglesia

Metropolitana, escribi los libretos de dos peras, que cita Be-

ristain, original, al

parecer

la

El Rodrigo.

primera, y arreglada del italiano

la

segunda:

Drama

que se represent en el Palacio Real de Mxico para

celebrar el nacimiento del Principe Luis Fernando.

Por D. Manuel Zumaya.


cele-

Mxico, por Ribera, lyoS.

La Partenope. Opera que se represent en el Palacio Real de Mxico en


iridad de
los das del Sr. Felipe
\
'.

Por D. Manuel Zumaya. Mxico, por Ribera.

102

CAPITULO PRIMERO

Contra este prosasmo grrulo, rampln y casero, fu saludable


antdoto
ral,
la

fundacin de

la

Arcadia mexicana, de
de entonces,
el

la

cual fu mayo-

segn

el estilo pastoril

franciscano Fr. Manuel


el

de Navarrete, cuyos versos comenzaron aparecer en


Mxico en
con
1

Diario de

805, siendo luego reunidos en dos volmenes

postumos
esta

el ttulo

de Entretenimientos poticos

(l).

Los que hicieron

coleccin hubieran mirado mejor por


ptico poeta suprimiendo
la

la gloria

de este dulce y simlos versos del


al P.

mayor parte de

tomo

primero. Por ellos se ha juzgado generalmente


se le ha juzgado mal, as en el concepto tico

Navarrete, y
el literario.

como en

Por mucho que

se

conceda

al

convencionalismo arcdico y bucliliterario,

co propio de aquella poca y de aquel sistema

todava

parecen impropias de un religioso de tan severa observancia


la

como

de San Francisco tantas colecciones de odas

erticas:

Las Flores
Clori en el

de Clorila,
lecho

La Msica
lo

de Celia,
el

La

Pollita de Clori,

Sabemos que
por

P. Navarrete era

un

religioso irreprensi-

ble; pero,

mismo,

tales versos, escritos sin el

ms

leve

asomo

de inspiracin sensual, sino por pura imitacin y


la,

artificio

de escue-

son inspidos,

triviales

y empalagosos. Imit

Melndez en lo

que Melndez tiene menos digno de imitacin, y aun en esto quedd larga distancia de la morbidez algo lasciva de su modelo. Lo que

ms demuestra

la

pureza de alma del P. Navarrete y

la

natural ten-

dencia de su espritu, es que sus anacrenticas slo resultan agradables cuando, en vez de cantar
la
el deleite,

celebra los prestigios

de

msica

los

encantos de

la

inocencia.

Pero aun en sus versos amorosos hay una dote

muy

sealada^
el

que

es claro indicio

de organizacin esencialmente potica:


la

sen-

tido del

nmero y de

armona, no slo de cada verso, sino del

perodo entero. El P. Navarrete no es un \-ersificador intachable,

(i)

Naci

el P.

Navarrete en Zamora de Michoacn, en i6 de Junio de

1768, y

muri en 19 de Julio de 1809, siendo Guardin del convento de Tlal-

pujahua. Era hombre de muy afable trato y de gallarda presencia. De sus Poesas hay, por lo menos, dos ediciones, una de Mxico, 1823, y otra de Pars,

1835.

Es

la

que tenemos

la vista.

Est impresa con mucha elegancia,


.

pero afeada por notables incorrecciones, propias de tipgrafos extraos


la

lengua castellana.

MXICO
entre otras cosas abusa de
la sinresis, quiz

103

por defecto de pro-

nunciacin americana; pero antes de Pesado y de Carpi, que tam-

poco estn exentos de este gnero de lunares, nadie

versific

en

Mxico con tan continua

fluidez

y tanto respeto

al odo.

Adase

una lengua naturalmente sana y bastante copiosa,

sin alarde ni es-

fuerzo alguno, lo cual demuestra que el autor, semejante en esto

como en
cs,

otras

muchas cosas

Fr.

Diego Gonzlez, no saba fran-

6 haba formado su gusto y su estilo exclusivamente con la

lectura

de

los poetas latinos

y de

los antiguos castellanos.

Aun

en

poesas que por otro lado no valen mucho,


visible el

como

sus glogas, es

de Vega. Se ve que manejaba continuamente

aprovechado estudio de Garcilaso, y quiz ms el de Lope el Parnaso Espaol,


la

de Sedao;

Diana enamorada, de
el

Gil Polo,

y otros

libros

de

los

que reimprimi

editor Sancha.

Donde
morales

el

P. Xavarrete raya

mayor

altura es en sus poesas

y sagradas, aunque ciertamente no carecen de defectos, sindolo, y no pequeo, su misma extensin, unida cierta languidez soolienta que en el total de la composicin se nota. La inspiracin del P. Navarrete tiene siempre algo de intermitente
desigual; discurre con

melanclico, que es

y mucha elevacin, siente con cierto fervor como tibia aurora del sentimiento romntico
tristes),

(vanse especialmente sus Ratos

pero

las alas

no

le sostie-

nen bastante:

le falta

mpetu

lrico,

es

mucho mejor para

citado

por trozos sueltos que para ledo en su integridad.


suyas tenemos por
la

De

estas poesas
eucaristico de

mejor y ms cuidada

el

Poema

la divina Providencia, que presenta bellos rasgos descriptivos.

En

otro poemita.

El Alma privada

de la gloria,

la

ejecucin, algo vulla

gar, nos parece

muy

inferior la

grandeza de

idea

al

mrito

del plan.

La

elega la

muerte de su madre est bien sentida; pero

bres tales

muchos versos negligentes y prosaicos, y la intervencin de nomcomo Blas y Alejo, estropean bastante el efecto. Ojal
Navarrete hubiese escrito siempre con aquella indefinible mezcla
sencillez

de
tes,

los cuales

y elegancia que hay en algunos versos de sus Ratos trishacen pensar ya en el prximo advenimiento de la
lo

dulce melancola lamartiniana!;

cual no es pequea loa para

un

poeta del siglo

xviii.

104

CAPITULO PRIMERO
Dulces momentos, aunque ya pasados,

mi vida volved, como


volver
las

esta selva

Han de

cantadoras aves.

Las vivas fuentes y las flores suaves, Cuando el verano delicioso vuelva!
ridas tierras,

ms que yo

dichosas,
el cielo

No

as vosotras,

que os manda

Anuales primaveras deleitosas

coronar con mirtos y con rosas


suelo!

La nueva juventud de vuestro

En
fuegos

este gnero

de poesa ntima y de moderno

lirismo, slo Cien-

el P.

Navarrete parecen haber adivinado presentido conla figura del

fusamente algo, y en este sentido crece


ciscano,

humilde franel

es justo decir de l lo

que

dijo

en Mxico

ms popular

de

los

poetas espaoles de nuestro

siglo:

Los defectos de sus obras


le

son los de su tiempo, y sus bellezas y excelencias


personales. Pereci
el

son propias y
vida

cantor de Cloris y de Celia; pero sobrenala

dan algunos versos del poeta mstico, que, anhelando por


del cielo, exclamaba:

En

los

campos eternos
los rgidos inviernos.

Florecern mis gustos inmortales.

Seguro de

El exaltado americanismo de D.Juan Mara Gutirrez perjudic

mucho

al

buen nombre del

P.

Navarrete con
el

la

desaforada hipr-

bole de decir que rivaliza con

autor de la Noche serena en elelos

vacin y candor.
tas

No profanemos
las
,

nombres de

los

grandes poe-

en obsequio de

medianas estimables. El puesto de Nava-

rrete todava es honroso


es decir, en su escuela

aunque se

le

ponga donde debe

estar,

y en

su tiempo, al lado de Fr. Diego

Gon-

zlez

y de Melndez, pero con una


la

nota personal suya, que tampoco

es la de Melndez en
tra la

poesa elevada; por

comn

opinin, transmitida sin

ms que Melndez, conexamen desde su tiempo, valga


de
las artes,

infinitamente

ms como cantor de

la gloria

del fana-

tismo, de la presencia de Dios, de la prosperidad aparente de los

malos, que

como

el

dulce Batlo, autor de tantos idilios, cantilenas

MXICO

105

y anacrenticas, para nuestro gusto tan amaneradas y tan marchitas. El buen ejemplo del P. Xavarrcte fu seguido por otros poetas
clsicos,

de mediano estro, pero de buenos estudios, quienes vino


la

dar nueva materia

pasin poltica, excitada por


sin

la

guerra de

la

Independencia.

Ha

de notarse,

embargo, que por

las raras cir-

cunstancias que concurrieron en la separacin de Mxico, nunca

tuvo

all

esta poesa del patriotismo

americano

ni la

unanimidad en
el

el sentir, ni la

grandeza,

la

valenta

el

arranque que tiene en


del Sur.

cantor de Junn

y en
la

otros poetas de

la

Amrica

La revo-

lucin de Mxico no tuvo su Olmedo, porque


lvar.

tampoco tuvo su Bo-

Falt

all

unidad pica que tuvo


el

la

guerra del Sur. Itrbide

los

que con
el

hicieron

plan de Iguala, no eran los que haban

acaudillado

movimiento popular de Dolores: nada tenan que ver

con
los

las turbas fanticas

que haban seguido sus


al

curas' rurales,

Hidalgos y !Morelos. Eran,


que, en

contrario, los realistas


\'II,

de

la

vspe-

ra, los

nombre de Fernando

haban vencido

fusilado

los primeros insurgentes; los que ahora, en odio la Constitucin

de Cdiz, deshacan su propia obra, y ponan bajo el pabelln de las Tres Garantas la custodia del rgimen antiguo. Este dualismo,
que
slo

en

los

primeros momentos pudo paliarse, este pacto entre

enemigos

irreconciliables, llevaba consigo el

germen de innumera-

bles calamidades intestinas, que


llarse,

muy

pronto comenzaron desarroel

quitando

la

Revolucin desde

primer momento todo caunido


la

rcter de

unanimidad y de concordia,

lo cual,

interven-

cin del elemento indio,

la

manera
la

generalmente se haba hecho

y sanguinaria con que guerra por ambas partes (l) hizo


feroz

que

las

Musas huyesen amedrentadas

del

campo de

batalla exhala-

sen slo acentos dbiles y roncos.

Hubo
gle,

excepciones, sin embargo. Quintana Roo, Snchez de Taalel

Ortega, Castillo y Lanzas, encontraron acentos varoniles en


la lucha.

gunos momentos de

Las odas de nuestro Quintana eran

modelo predilecto de todos

ellos.

(i)

Lo

cual no excluy actos individuales de generosidad heroica

el del general D. Nicols

Bravo perdonando

la

vida gran

como nmero de pri-

sioneros espaoles despus del suplicio de su padre.

I06

CAPTULO PRIMERO

Renueva

oh,
fiel

musa!

el victorioso aliento

Con que
El
fin

de

la patria al

amor santo

glorioso de su acerbo llanto

Audaz

predije en inspirado acento

As comenzaba su oda A i6 de Septiembre de 1821, pocos das


antes de
la

entrada triunfal de Itrbide en Mxico,

el

abogado yu-

cateco D. Andrs Quintana


ta

Roo

(l),

personaje de los de

ms cuenla

en

la

primera insurreccin, presidente que haba sido del Congre-

so de Chilpancingo congregado por Morelos en 1S13,

y autor de

primera declaracin de independencia; varn respetado siempre entre sus

conciudadanos por su probidad y entereza. Tena Quintana


poltico

Roo ms de magistrado y hombre


ardan en l

que de poeta, pero

si

no

muy
la

vivos los resplandores del numen, era elevado su


el tono,

pensamiento, noble y correcta su versificacin, severo

como

cuadraba

ndole grave de su talento. Hizo

mucho

estudia de

nuestra prosodia, acudiendo veces en consulta D. Alberto Lista,

de quien fu amigo. Dej un tratado del sfico adnico espaol,

y algunas observaciones sobre la Ortologa del abate Sicilia, obra que introducida por estos tiempos en Mxico, y recomendada por
Quintana Roo y por otros, vino
cencia desenfrenada de

muy

oportunamente atajar

la li-

muchos

versificadores

restablecer los
la

sanos principios prosdicos, algo vulnerados por


local.

pronunciacin
el

Quintana Roo
la

(2), fu

de los primeros que dieron

ejemplo,

junto con

doctrina,

y no eran por
la

cierto frecuentes en

Mxico,

(1) (2)

Vase esta oda en

Amrica

potica^

de Gutirrez.

Naci D. Andrs de Quintana Roo en Mrida de Yucatn en 17S7 y muri en Mxico en 1S51. En El Ilustrador Americano y en los varios manifiestos
lista

que redact durante


dirigi

la

guerra de
la

la

independencia, y en El Federagusto de su tiempo.


citando, se

Mexicano que

despus de

cada de Itrbide, hay buenas muesel

tras

de su prosa enrgica aunque declamatoria, segn

Noticias de su vida, y de las de los

dems poetas que iremos

encuentran en

el

Manual de Biografa Mexicana, de


no acompae
la

Arrniz, y en las Bio-

grafas de Mexicanos distinguidos, de D. Francisco Sosa (M.xico, 18S4). Es


lstima
falta

que

estas obras

parte bibliogrfica, que suplira la

de una continuacin del Beristain.

No sabemos que hayan sido coleccionadas las poesas de Quintana Roo. En las pocas que hemos visto se trasluce la buena educacin clsica del au-

MXICO

107

en de

82 1, versos de tan firme y sostenida entonacin

como algunos

los suyos, verbigracia:

Cual

al

romper
las

las

plyadas lluviosas

El seno de

nubes encendidas,
adormidas,

Del mar

las olas antes

Sbito el austro altera tempestosas

tor.

En

la

oda del Diez y

seis de

Sepiiembre

hemos notado dos reminiscencias

horacianas:

La sangre

difundida

De

los hroes, su

nmero

recrece,

Como tal vez herida De la segur, la encina

reverdece,
revive

Y ms vigor recibe, Y con ms pompa y

ms verdor

Duris ut ilex tonsa bipennibus Nigrae feraci frondis in lgido,

Per damna, per caedes, ab ipso Ducit opes animumque ferro.


(Lib. IV, od. rv.)

Sus nombres antes fueron Cubiertos de luz pura, esplendorosa.

Mas

nuestros ojos vieron

Brillar el tuyo (*)

como en noche hermosa,

Entre estrellas sin cuento A la luna en el alto firmamento.

Micat nter omnes


lulium sidus, velut nter ignes Luna minores.
(Lib.
I,

od. XII.)

Hay

otro poeta yucateco de este tiempo, imitador de Quintana, D.

Weny

ceslao Alpuche (1804-1841).

No conocemos
ttulos, casi

sus poesas, publicadas en 1842,

alguna de las cuales segn parece, fu acremente censurada por el

Conde

de

la

Cortina.

juzgar

por sus

todas deben de ser polticas: HiSuplicio de Mrelos.

dalgo, Grito de Dolores,

La

Independencia,

El

Don Frany

cisco Sosa public en 1873

un Ensayo

biogrfico y critico sobre este poeta.

Suponemos que

figurarn sus versos en la coleccin de Poetas Yucatecos

Tabasqueos, publicada en Mrida de Yucatn, 1861, por D. Manuel Snchez

Mrmol y D. Alonso de Regil y Pen. De poetas ms recientes de


pennsula se ha formado una segunda Antologa:
Poesas escogidas de los Sres. Pen Contreras (D.
Jos'),

la

misma

Zorrilla (D. Ovidio),

Ponce y Font
berto),

(D. Bernardo),

Sania Mara (D. Javier), Casellas Rivas (D. RoFraticisco),

Pen del Valle (D. Jos), Vadillo Arguelles (Presbtero D.

Rubio Alpuche (D. Nstor). Con un prlogo de D. Rodolfo Mene'ndez (Mrida de


Yucatn, 1886).
()

El

(te

Itrbide.

I08

CAPTULO PRIMERO

El mismo Snchez de Tagle, poeta

Quintana Roo,

dista

ms fecundo y variado que mucho de haber puesto igual esmero en la cons-

truccin de sus versos. Sus composiciones erticas

anacrenticas

valen todava menos que las del P. Xavarrete, de quien puede ser

considerado

sino en otros de
la

oda

la

como discpulo, no slo en este gnero insulso y trivial, ms alta poesa. El Entusiastno en una noche serena, Luna en tiempo de discordias civiles. La Melancola, Al
el da

Ser Snprano en

de mis bodas, indican

las

tendencias del poe-

ta la meditacin filosfica, siguiendo las huellas del cantor

de

La

Divina Providencia y de

los

Ratos

tristes,

pero son tan desiguales,


ellas

y en general tan
una coleccin

lnguidas,

que ninguna de

puede entrar en

selecta.

La

sincera piedad del autor, su ternura do-

mstica, su austeridad moral, le hacen simptico

y recomendable,

pero de sus poesas slo pueden entresacarse fragmentos,

y no de

primer orden. La misma oda

A la
el

Luna, que tiene una entrada grala elega

ve y solemne,

muy

directamente imitada de

de Melndez
el

las miserias

humanas, hasta

punto de ser idntico

primer

verso:
Con qu silencio y majestad caminas,

Por miles de luceros festejada,


Subditos que dominas,

Ornato augusto de
est afeada por versos tales

la

noche helada
stos,

como

que son pursima prosa:

Y Y

la

sombra huye

sin saber

pensaba engullir

el

caos

donde menguado

Ahora

oh dolor! en hrridas reuniones

Preparan combustiones

el

fervoroso anhelo

Del patriota veraz ser frustrado

Entre

los

versos polticos de Snchez Tagle, sobresale

la

oda que

en presencia de Itrbide ley


Mxico, y
el

la

entrada del ejercito trigarante en


la salida

romance heroico en que celebr


(l).

de Morelos

del sitio de Cuautla, en l8l2

Aos

antes, en 1804, haba ded-

(i)

Naci D. Francisco Manuel Snchez de Tagle en Morelia (antes Valla-

dolid de Michoacn), en 11 de

Enero de

1782,

y muri en Mxico en

de

jrExico

IC9
(l),

cado Carlos IV una oda encomistica


gloria inmortal de los valientes espaoles

y en 1S08

otra

!a

la coronacin de Fer-

nando VIL Cosa

Ms

bro,

ligera y alada es el carcter de los poetas. ms alma de poeta, y ms correccin tambin hay en
(2),

las obras

de D. Francisco Ortega

ardiente partidario de las ideas

republicanas, en

nombre de

las cuales dirigi


el

Itrbide, no cnti-

cos de gloria, sino severa invectiva en

da de su coronacin.

Va

en nuestra Antologa este valiente rasgo de elocuencia potica que

tenemos por superior su poemita


tu Santo,

religioso

La

Venida del Espri-

muy

ensalzado por los crticos mexicanos.

Hay

en este

poema
el

felices imitaciones

de Milton en

la

descripcin de los espri-

tus infernales, cierta gravedad

precisin teolgica de frase, pero

conjunto resulta pesado

palabrero, sobre todo por

un

largusila

mo

razonamiento del demonio. La manera de Ortega en

poesa

sagrada es

muy

semejante

la

de

los

poetas de

la

escuela sevillana

Diciembre de
el acta

1847. Gozaba fama de excelente telogo y canonista. Redact de independencia de 1821, y fu diversas veces senador por el Esta-

do de Michoacn. En 1S33 destruy gran parte de sus poesas. Las que se salvaron fueron publicadas despus de su muerte en 1S52, con un prlogo de
D. Jos Joaqun Pesado, que dice de Tagle: dej como hombre privado memorias gratsimas de sus amables prendas y de sus virtudes.
(i)

Esta oda en seis estrofas


los seis

sficas,

por cierto bastante


el

ridiculas,

obtuvo

uno de

premios de cincuenta pesos que coste


la

adulador y cortecerta-

sano Beristain para celebrar

ereccin de

la

notable estatua ecuestre de


al

aquel monarca, obra del escultor D. Manuel Tolsa. Concurrieron

men ms de

doscie?ifos poetas. Vid.

Cantos de las

Musas Mexicanas

con moti-

vo de la colocacin de la estatua equestre de bronce de nuestro Augusto Soberano

Carlos IV. Los publica

el

Dr. D. Joseph Mariano Beristain de Sousa

Canr

nigo de la Metropolitana de Mxico.


Ontiveros.....
(2)

En

Mxico: Por D. Mariano de Ziga

ao de 1S04.
11

Naci Ortega en Mxico en 13 de Abril f 1793, y muri en


1849.

de

Mayo de

Fu prefecto de Tulancingo, diputado en

varias legislaturas

subdirector del Establecimiento de ciencias ideolgicas y humanidades. Se le


atribuye la redaccin de Xas Bases Orgnicas de 1841. Sus Poesas lricas se publicaron en 1839: hay en ellas una especie de loa titulada Mxico
libre,

que se

represent en 27 de Octubre de 1821, da de

la

jura de

la

Independencia. Dej

manuscritas una tragedia y una comedia originales, y una traduccin de la Rosmunda, de Alfieri. Public en diversos tiempos varios opsculos polticos.

lio

CAPITULO PRDIERO
Reinoso, Roldan; pero quiz ms jufinal

de

fines del siglo xviii: Lista,

gosa y menos rgida. Transcribiremos algunos versos del

del

poema, como muestra de

la versificacin

acendrada y noble

estilo

que generalmente emplea su


Ya
Su
la tierra

autor:

anchurosa

Es toda

del

Seor Omnipotente;

diestra poderosa

De

fuego precedida refulgente,

su Espritu envi; ningn viviente

De

su calor se esconde inextinguible;


l

Con

quem

el

escudo

Y quebr el Y sus armas


Sobre todos

arco de Satn saudo, tambin; vise terrible


los dioses.

No hay lengua que no entienda y aperciba Su voz que el orbe llena, Su voz que siempre asciende en llama viva.
Por
los desiertos los

de

la

Libia ardiente.

Por

pueblos flecheros,
al

Del Septentrin

Sur, de

Ocaso Oriente,

De Jehov

mensajeros

Corren, vuelan, ensean, iluminan;

El sacerdote,
El
filsofo, el

el

mago,

el

ignorante.

prncipe arrogante

Oyen, aprenden, arden, vaticinan.

Todo
inefable

esto est correcta

y decorosamente
lo

dicho, pero lase

la
el

Pentccoste,

de Manzoni, y se ver
la

que

es tratar

poticamente

tema de

venida del Espritu Santo.


l

Con
el

ser

Ortega ingenio de mediano vuelo, todava vali en


el

ms

poeta poltico que

poeta religioso. Su oda Aniversario de

Tam-

pico, nos parece superior al tan


Castillo

ponderado canto de D. Joaqun del


Tamaulipas, poesa kilom-

y Lanzas

(i),

la victoria de

(i)

Don Joaqun
1781,

Mara del Castillo y Lanzas naci en Jalapa en


falleci

1 1

de No-

viembre de

en 16 de Julio de 1878. Fu diplomtico, hombre

poltico y periodista.

Unidos. Sus poesas, con


delfia

Represent su pas en Inglaterra y en los Estados el ttulo de Ocios juveniles, fueron impresas en Filararas.

en 1835, y son

Hay

entre ellas algunas traducciones de poe-

trica,

que tiene mucho de Gaceta en verso, y que en sus mejores

pasajes no pasa de imitacin harto servil del Canto la victoria de

yunn, resultando Castillo tan inferior Olmedo, eran los generales Santa

como
la

inferiores

Ana y

Tern, que disiparon


la

descabella-

da intentona de Barradas, aquel rayo de

guerra que se llam

tas ingleses (Byron, Mrs. Hemans...). Gutirrez reprodujo


tica algunas poesas

en

la

Amirica po-

de

Castillo, entre ellas el

Canto de Tainaiilipas.

El pasaje ms notable del Canto de Tamaulipas, siquiera

como descripciQ
al final:

animada y progresiva,

me

parece
la

el siguiente,

ya

muy prximo

Reina

noche y

el silencio reina,

ostntase serena
faz del cielo,

La

mas doquier cargada


la ribera,

De

miseros despojos

En que se estrella fiera Con ronco son la mar. La voz


es dada.

Y marchan, y se acercan, y al asalto Se arrojan denodados: la estacada Del erguido fortn atrincherado, Y
de tonantes bocas coronado. Salvan con gran valor: el foso pasan Con mpetu veloce, presentando Cual fuerte muro el pecho generoso. Regido por la mano del encono Abre el can ibero, retumbando, Larga calle en las filas que se cierran, Y de nuevo otras abre, que cual antes

Se cierran sin tardar; y no se aterran Los libres al horror, si ms pujantes Avanzan, con intrpida firmeza,, Y ya con los contrarios brazo brazo La lid, el campo, el suelo en cruel porfa,
Disputan
la vez; y

de

humo

envuelto

En densa niebla sube De lgubre agona.

el grito

insano

Vuela activa la muerte. Un hondo lago Forma en raudal la sangre; y foso, y ro, en ella tintos De aquel choque postrero muestran cunta tremenda furia: all hacinado Es la Un cuerpo sobre el otro cuerpo fro De los que sucumbieron, se levanta Sangriento valladar, que es derribado,

Y mar

Y
Hay

flotan sus reliquias lamentables.


las aguas, lentas se

Sobre

moviendo.

aqu talento de narracin histrica, pero

no s

si

de narracin potica.

Comprese Olmedo.

112

CAPITULO PRIMERO
Bolvar, fundador de cinco naciones desde las bocas del
el

Simn

Orinoco hasta

Potos argentfero.

El presbtero D. Anastasio de Ochoa y Acuia, es, aunque del

mismo tiempo y
riores.

escuela, poeta de
la

muy

diversa ndole que los ante-

Arcadia Mexicana, y ya en 1806 se insertaban versos suyos en el Diario de Mxico al lado de los
del P. Nvarrete.
del XIX, ni

Haba pertenecido

Era por su educacin poeta del

siglo xviii

y no

aun en aquello poqusimo que

los cantores

de

la

guerra

de

la

Independencia podan tener de innovadores, innovacin que


la

en ltimo resultado consista en sustituir

imitacin de Melndez

por
el

la

de Quintana Gallego. La poesa festiva parece haber sido


Iglesias

gnero predilecto de Ochoa, y sus modelos


los epigramas,

en

las letrillas

y en

Tom

de Burguillos, sase Lope de Vega, en


el

los sonetos jocosos.

Pondrase mucho

gracejo de los versos de

Ochoa, pero debe de tener algo de

hemos acertado

percibirle,

ni

y transitorio, porque no comprendemos la razn de las


local

estrepitosas carcajadas

que su lectura arranca algunos

crticos

mexicanos, que llegan compararle con Gngora y Ouevedo. Para


nosotros,

Ochoa

vale principalmente

lauro ser siempre su bella traduccin de


dio en

como humanista, y su mejor Las Heroidas de Oviy veces potica, con la manera blanda
cuando
la

romance endecaslabo,
abandono de
original,

muy

exacta,

cierto suave

estilo

que remeda bien

y muelle

del

resulta agradable

fluidez

no

degenera en desalio
Al

(l).

(i)

Sr. D. Francisco Sosa, diligente bigrafo

de

los

mexicanos

ilustres,

debemos un ejemplar de esta versin, que en Mxico mismo es rara y poco conocida aunque tan estimable. {Las Heroidas de Ovidio, traducidas por un
mexicano. Mxico, imprenta de Galvn,
otras
1S28, 2

tomos en

8.)

Hizo Ochoa

muchas traducciones, algunas de


la
la

las cuales

no llegaron imprimirse,
la

como

de algunos cantos del Telmaco en octavas reales,

del Bayacefo,

de
Pa-

Racine,

de

la

Virginia

de

Alfieri, la
la

de

la Penlope, tragedia latina del

dre Andrs Fritz, jesuta. Arregl


so ni representado, aunque

Eugenia, comedia de Beaumarchais, y

escribi dos comedias originales, que


s

tampoco sabemos que

se hayan

impre-

una tragedia titulada Don Alfonso. Ctase tam-

bin

como suya una

versin de

El

Facistol Lutrin, de Boileau. Otras de

las elegas latinas del P.

Remond

y de algunos fragmentos del

poema

del Pa-

dre Abad, estn en

la

coleccin general de sus versos, que con

el ttulo

de

MXICO

113

Mientras estos poetas y otros ms obscuros y medianos conser-

vaban en

la

lrica

las

tradiciones del

siglo

xvm,

habase dado

conocer en los teatros

de Madrid un poeta de verdadero talento

el

cmico, y que slo casi slo llena en la historia de nuestra escena perodo intermedio entre Moratn y Bretn, siendo en parte con-

tinuador del uno

y en

parte precursor del otro, sin dejar de tener

fisonoma propia, aunque

ms

dbil
hijo

y apagada que

ellos.

Don

Manuel Eduardo de Gorostiza,


dado Espaa
guerra de
nacimiento
la

de padres espaoles

(l), trasla-

los cuatro aos, capitn

de granaderos en nuestra

Independencia, pertenece Mxico, no slo por su


sino tambin por su vida pblica posterior
1

(2),

824,

Poesas de un mexicano se publicaron en

Nueva York, en 1828

(2

tomos

en

8.).

ri

Naci D. Anastasio de Ochoa en Huichapn, en 27 de Abril de 17S3, y muen Quertaro, de donde era prroco, en 4 de Agosto de 1833. Su nombre

arcdico fu Antinio,

como

el

de Navarrete haba sido Anfriso. Sus versos de

burlas los firm veces con el anagrama de Anastasio de Achoro, y otras con
el

pseudnimo de 1
(i)

Tueiio.
la

El general D. Pedro Fernndez de Gorostiza, gobernador de

plaza

de Veracruz, y su esposa D.^ Mara del Rosario Cepeda, seora de excepcional cultura, de quien da estas peregrinas noticias el bigrafo de los gaditanos
ilustres:

en 1768 sostuvo unos actos literarios en pblico, en los que


latn, italiano,

peror en griego,
i>de

francs y castellano,

dando exacta razn


trescientas pregun-

sus respectivas gramticas, y respondiendo

ms de

stas

que se

le hicieron

de diferentes pocas de

la historia.

Recit una oda

de Anacreonte, tradujo una fbula de Esopo, y prosigui en otro da expliocando los elementos de Euclides en que se acredit su claro entendimiento y singular ingenio, siendo slo de

edad de doce aos y medio. Fu

muy

^aplaudido su lucimiento. Diez y ocho distintos sujetos escribieron sobre


este asunto, loando esta seorita, de cuyos papeles se form un

volumen

que se imprimi en Cdiz en


nota en
ellos.

el

mismo ao de
la

1768: alguna adulacin se

El Ayuntamiento de su patria

nombr por su regidora hoCdiz,

snoraria con gajes.

Memorias para

la Biografa

ls Afaria de Cambiaso. (Madrid, 1829,

y Bibliografa de la isla de tomo i, pg. 79).


la

por D. Nico-

Vanse ms pormenores en

riqusima Biblioteca de escritoras espaolas,

de D. Manuel Serrano y Snz (tomo i, pg. 268). Naci D. Manuel Eduardo de Gorostiza en Veracruz el 13 de Octubre (2) de 1789, muri en Tacubaya el 23 de Octubre de 1S51. El mejor estudio y la
Mkkkndkz t Pelayo Poesa
hispa.

114

CAPITULO PRIMERO
al servicio

en que entr

de su patria constituida ya en nacin inde-

pendiente, pero apenas pertenece por su literatura, puesto que con

una

sola excepcin todas sus

comedias originales fueron estrenadas


son los Datos y apuntamientos, de D. Jos

mejor biografa que conozco de


Mara Roa Barcena, insertos en

l
el

tomo

de

las

Memorias de

la

Academia

Mexicana (pginas 89 202). En Mxico se public tambin, el ao de la muerte de Gorostiza, una Corona potica en su honor, con versos de varios
poetas mexicanos y de los montaeses D. Anselmo de
la Portilla y D. Emilio Rey. Las comedias de Gorostiza representadas en Espaa se imprimieron

sueltas en

Madrid por este orden: Indulgencia para iodos

(1818),

Las

costum-

bres de antao (1819), refundida luego por el autor en Mxico, 1833, para quitar las alusiones la

boda de Fernando

VII: esta refundicin lleva el segun-

do

ttulo

de

La

Pesadilla),

Don

Dieguito (1820),
titulo

Tal para cual las mujeres y los hombres (1820), El Jugador limitada de la que escribi Regnard con el

mismo

en francs (1820), Contigo

pan y

cebolla (1S33).

Hay dos

colec-

ciones: Teatro original de

M. Eduardo

de Gorostiza (Pars, Rosa, 1822: con de(Bruselas, Tarlier, 1825:

dicatoria del autor Moratn), Teatro escogido de

se aade una comedia de la cual no


intimo, imitacin libre
ttulo

hemos

visto edicin espaola,

El amigo

y muy chistosa de un aaudeville francs, que lleva el de Mr. Sansgne ou L'Ami de Collge). Con el ttulo de Apndice al Tea-

tro escogido

tos

de se publicaron en Pars, 1826 (Rosa y Compaa), dos tomique contienen las refundiciones hechas por Gorostiza de Bien vengas
vietics solo,

mal si

de Caldern (con

el ttulo

de Tambin hay

secreto en mujer),

y de Lo que son mujeres, de Rojas, con una advertencia curiosa del refundidor. No son estas, ni con mucho, todas las obras dramticas de Gorostiza. Por
lo

menos deben agregarse las siguientes: El Cocinero y el Secretario, imitacin de Le


x, pgs. 230-231.

Secrtaire et le Cuisinier,

de

Scribe y Mlesvllle. Representada en 1821, segn se infiere de un artculo

de El Censor, tomo
drid, 1840.

La edicin que hemos

visto es

de Ma-

Una noche de alarma en Madrid, comedia en un acto, 1821. El Amante Jorobado. Las cuatro Guirnaldas (Cita estas dos piezas Moratn en
.

el Catlogo

que acompaa ala edicin


ruso (Hartzenbusch,

definitiva

de su Teatro,
al

Pars, 1823).

El novio austro
tomo n de
Gorostiza).
la

en sus adiciones

Catlogo de Moratn,

Biblioteca de Rivadeneyra, dice que esta comedia se atribuye

La

casa en venta, comedia fundada en una opereta de Alejandro

Duval, que ya haba tenido tres versiones castellanas, una de D. Flix Enciso
Castrilln, otra

de D. Eugenio de Tapia, y

la

tercera annima. Vid. Cotarelo

(D. E.) Isidoro Mdiquez, pgs. 103-104.

Ninguna de
xico, slo

estas producciones quiso coleccionar Gorostiza, sin

duda por

ser arreglos piezas polticas de circunstancias.

De

las

que compuso en M-

conocemos

las

que figuran en

la

edicin que forma parte de la cu-

MXICO

115
sin

en Madrid y
guna

escritas para

un auditorio espaol,

que en parte

al-

se trasluzca la oriundez americana del poeta.

Mxico

le

debi

eminentes servicios, ya
instruccin pblica, ya
militar

como diplomtico, ya como reformador de la como fundador de benficos asilos, ya como


aos
resisti noble,
el

que
la

los sesenta

aunque desgraciada-

mente,
rio

invasin yankee en 1847; pero

Gorostiza plenipotencia-

de

la

Repblica en Londres, ministro de Hacienda y de Relacio-

nes Exteriores, defensor de Churubusco, era ya persona

muy

dis-

riosa y til Biblioteca de Au/orcs


1902).

Mexicanos de D. Victoriano Ageros (1899el

Los tres primeros tomos reproducen

contenido de

las

ediciones de
al

Pars

y Bruselas

(salvo la

comedia Tal para


aade
las

cual,

que se

le

pas por alto

colector mexicano). El cuarto

obras siguientes, todas en prosa:

Don

Bonifacio, juguete en
un

un

acto, original al parecer.

acto,

imitada de

La

marraine, de Scribe,

La madrina, comedia en Lockroy y Chabot. Paulina


actos, imitada del fran-

(Se sabe quien ?riueve los alambres?,

comedia en dos

cs.

La

hija del payaso,

comedia en un

acto, arreglada al teatro mexicano.

Estela el padre y la hija, imitada de Scribe (hay otra traduccin hecha por

Garca Gutirrez).
tro mexicano, con

Vaya un apuro!, comedia en dos

actos, arreglada al tea-

de Maravatio.

seudnimo del Licenciado Snchez Vicua, natural Un enlace aristocrtico, traduccin de Le Alariage E?ifantin
el

de Scribe y Delavigne. Con el mismo seudnimo que la anterior. Falta en la coleccin de Mxico el arreglo refundicin de Emilia Galotti, que existe exista manuscrita en poder de la familia de Gorostiza, y de la -cual slo sabemos que fu representada en el teatro principal de Mxico.
Public, adems, en Londres y Bruselas, algunos folletos de circunstancias,

ntre ellos una Cartilla


cs) dirigidas por

poltica,

que no hemos

visto,

y Tres cartas (en fran-

un mexicano d

los redactores del

Correo de los Pases Bajos.

Fueron muy celebradas sus notas diplomticas durante la difcil misin que desempe en los Estados Unidos. Vid. Contestaciones habidas entre la Legacin extraordinaria de
dos,

Mxico y

el

Departamaito de Estado de
la

los

Estados Unioficial

Mxico, 1S37.

No

slo las notas sino

introduccin de este libro

que d la historia de las negociaciones son de Gorostiza. Pasma la ligereza con que Altarairano y Pimentel atribuyeron
el Diccionario crtico-burlesco,

Gorostiza
J.

obra conocidsima de D. Bartolom


nuestro autor con un

Gallardo.

hermano suyo D. Pedro de Gorostiza y Cepeda, nacido no en Mxico sino en Espaa, que fu tambin poeta dramtico, quien se deben apreciables traducciones en verso, entre ellas la del

Tampoco debe confundirse

Luis

XI de

Casimiro Delavigne (uno de los grandes


originales,

triunfos del actor


confiado, comedia,

D.Jos Valero), y algunas obras


y Pedrarias Dvila, drama.

como El des-

Il6
tinta del

CAPTULO PRIMERO
Gorostiza orador de

La Fontana

de Oro

y de

los

clubs
al

patriticos de

Madrid en

el

perodo constitucional del 20

23,

y aplaudidsimo autor dramtico desde que en 1818 dio las tablas su mejor comedia Indulgencia para todos. Su carrera dramtica se
haba cerrado definitivamente en 1833 con otra linda comedia

que

desde Bruselas envi

^kladrid,

Contigo

pan y

cebolla.

En Mxico

no sabemos que hiciera representar otra cosa que traducciones y uno de la tragedia Emilia Galotti, de Lessing, que no lleg imprimirse y que sera curioso cotejar con Un duearreglos, entre ellos
lo

muerte-,

admirable drama en que Garca Gutirrez hizo espaola

la la

concepcin del autor de


lricos

Dramaturgia.
Gorostiza,

Pocos versos

conocemos de

entre ellos sola

merecen recordarse un lindo romance morisco


algn soneto poltico
(I).

escrito

en 1819,

Pero debi de hacer muchos en sus mo-

(i)

Las ms antiguas poesas de Gorostiza se hallan en

la

Crnica Cieiiii

Jica y Literaria, revista

que

diriga

en 1S19 D. Jos Joaqun de Mora. Las in-

dicaremos por

la rareza

de este peridico.
1819),

En

el

nm. 187

(12

de Enero de

hay un soneto

la

temprana muer/e

de la Reina nuestra Seora (D.^ Mara Isabel de Braganza).

Pasa

el

amanecer de un bello
1819),

da..

En
mero

el

nm. 223
ella se

(18

de Mayo de
con

una oda d
H. de

la expedicin de

Ultramar^
el

Contra

public una censura llena de reparos gramaticales en

n-

231 (15

de

Julio)

las iniciales P.

J.

Replic Gorostiza en el

nm. 235 (29 de Junio). En el nm. 262 (i. de Octubre), un romance


Rica de nobles
virtudes..

la

Condesa de Alcudia.

Estas tres composiciones son del

ms fervoroso

realismo, indican lo mis-

mo que Las
superior),

cosiumbres de antao en su primera redaccin (escrita de orden


el

que

autor disfrutaba entonces del favor y

la

confianza de Fer-

nando

VII.
la expedicin de

La oda d
polticos

Ultramar contrasta notablemente con

los

rumbos

que luego sigui el poeta. Sin duda cuando la escribi no se consideraba como americano pesar de su nacimiento en Veracruz. A ttulo de
curiosidad histrica reproducimos algunas estrofas:
Guerra, guerra resuene,

De

las dbiles
el alto

almas despecho.
Pirene

Desde

MXICO
cedades, porque
la

117

versificacin de sus comedias,


la

aunque

diste

muque

cho de ser intachable, indica


gusta de luchar con

mano de un
de
la

artfice ejercitado

las dificultades

rima y que se complace

Hasta

el

hercleo estrecho,
el

guerra sienta

indignado pecho.

No
t

es baja tirana,

Ni de sangre y conquista sed rabiosa, La que fiera os desva

De

la patria amorosa, Ni la codicia de riqueza ansiosa: Derechos ms sagrados Defendern con generoso anhelo Esos nobles soldados A quienes guarda el cielo Nuevos laureles en distante suelo. Tres siglos transcurrieron Desde que los pendones de Castilla Tremolantes se vieron

En

la argentina orilla:

Tres siglos hace que cantaba Ercilla. Si el indio desgraciado No existe ya; si el msero vencido Cedi al acero airado

Del vencedor temido,

Como

la flor al cierzo embravecido, (Quin pues osado intenta

Romper el feudo, y mancillar la gloria? Quin el suelo ensangrienta? Quin busca la victoria? Quin oscurece la inmortal memoria? Del Inca soberano
Acaso el descendiente? Es el biznieto Del gran Caupolicano? El Popayn inquieto? el necio esclavo al dolo sujeto? Mas, ay! no, no son estos Los que su madre patria han provocado: Son los bastardos restos

De

Pizarro esforzado.
hijos de Valdivia y Alvarado.

Los

Ellos son los que agitan

La

rebelde bandera; ellos son hora


gritan,

Los que venganza

Y Y Y

guerra asoladora,
libertad, y libertad traidora.

Ellos los que desean

Vengar

al indio que inmol su acero, en su nombre pelean, Cual lobo carnicero Que con la piel se viste del cordero.

Ellos los que proclaman

Deberes y

justicia

en sus razones,

Il8

CAPTULO PRIMERO
la

en hacer alarde de su destreza tcnica. Quiz

mayor novedad
no slo
el

de su
la

teatro, la

que ms

le

separa de Moratn
el

es

uso de
el

rima perfecta alternando con

romance octoslabo, sino

em-

Cuando en su

auxilio llaman

A los
Y
En De

Drakes ladrones
su seno arrojan las naciones.

Que de

ellos quienes las

manos

sangre fratricida se tieron

mil muertos hermanos; Porque espaoles fueron,

Y
Durante
el

por ser espaoles perecieron

periodo constitucional del 20

al

23 (los mal llamados tres aos,


oratorias, se hizo-

que decan

los realistas), Gorostiza

que no careca de dotes

notar por sus peroraciones tribunicias en las sociedades patriticas del cafd

de Lorencini, de

la

ra lnea entre los liberales

Fontana de Oro, y de ms exaltados.

la

Cruz de Malta, figurando en

pri-

aunque no

lleg ser diputado,,

ni ejerci cargos pblicos, contrajo bastantes mritos revolucionarios

para

que

la

reaccin triunfante le condenase destierro y confiscacin de bienes.


los peridicos

Sus escritos polticos de entonces deben buscarse en


fu redactor:

de que

El

Coristitucional (13

de Marzo 31 de Diciembre de 1820, en

colaboracin con D. Jos Joaqun de Mora y D. Agustn de Letamendi), y


Correo general de Aladrid
{\.

El

e Noviembre de 1820 28 de Febrero de

1821,^

en colaboracin con Mora y D. Flix Meja, famoso director de El Zurriago). Como muestra de los versos de circunstancias que entonces sola componer,

puede bastar

el

siguiente soneto

en sus deliciosas Memorias de un setentn (Madrid,


brindis pronunciado por Gorostiza en el banquete
ticas

que copia D. Ramn de Mesonero Romanos 18S0, pg. 215). Es un


que
las

Sociedades patrial

de Madrid organizaron en Abril de 1820 para obsequiar

brigadier

D. Felipe del Arco Agero, comandante de Estado

Mayor

del ejrcito sublela expe-

vado en
dicin

la isla

de Len

(el

ejrcito

que deba haber hecho y no hizo


el

Ultramar cantada un ao antes por


Esos gritos de plcida

mismo

poeta):

.alegra.

Gritos de libertad, vivas sinceros.

No No

los

pronuncian labios embusteros.

los dicta servil hipocresa.

El odio hacia la infame tirana. El amor la patria y sus fueros.

Son de

los espaoles verdaderos

La

divisa tan slo en este da.

Recibe, pues, valiente ciudadano


(Gloria eterna del cuerpo en que serviste)

De

nuestra gratitud

la fe sencilla.

Constitucin y

Rey firm

tu

mano,

MXICO
pleo de diversas combinaciones mtricas que
el

1 1

clasicismo severo

exclua de la comedia por incompatibles con el exacto

remedo

del

lenguaje de
tiza estn

la

conversacin. Las dos ultimas comedias de Goros-

en prosa como El caf y

El

si

de las
la

nias.,

y son en

el

dilogo las
sar

ms endebles de

todas,

porque

prosa no puede pa-

en

el

teatro castellano sino condicin de ser perfecta,

y Goprimer

rostiza distaba

mucho de

ser

un

clsico ni

un

hablista de

orden. Su ingenio festivo

y ameno, pero

algo superficial, se luce

ms en

el

dilogo en verso, donde no slo emplea redondillas,


sino en cierta ocasin

quintillas

y dcimas,

un soneto, y en otra
(l).

unas estancias de arte mayor en castellano antiguo


Constitucin y Constitucin y

Hay

cierta

Rey ganar supiste, Rey diste Castilla.


el

El romance morisco, que aludo en


se public en

texto y reproduje en mi Antologa,


1840:

E Museo popular de Mxico, No


que se ignoran

pienses, Zaida enemiga,


tus traiciones

Por

la

semejanza de

estilo

acaso pudiera atribuirse Gorostiza otro rola

mance del mismo gnero, que se encuentra en ria, nm. 235, 29 de Junio de 1819:
Los pomposos

Crnica Cientfica y Litera-

alquiceles

Desplegan ya en Vivarrambla

d)

Este metro, de carcter tan romntico, no reapareci en


el

el

teatro es-

paol hasta

Alacias de Larra (1834), que intercal en

el

cuarto acto una

trova en versos dodecaslabos. Pero las estancias que pronuncia D.^ Ins en

Las costwnbres

de antao (1819),

tn mejor construidas,

adems de ser anteriores en trece aos esporque Gorostiza era ms diestro versificador que

Larra. Citar slo un fragmento:


Catorce vegadas he visto con ores Ornarse los campos, la mariposa Mecerse en su cliz, robando envidiosa, A par de la abeja, sustancia colores. Catorce vegadas o ruiseores En suaves concentos cantar sus querellas; E tambin catorce burlbame de ellas; Ca non conoscia qu cosa era amores. Mas ay sin ventura! la paz que yo habia Huyse del pecho, cual sombra ligera, E lo muy tranquila que entonces viviera, Castgame el cielo con gran tirana;

120

CAPITULO PRIMERO

timidez en estos ensayos de rima perfecta, pero as ellos

como

los

que poco antes y poco despus aventuraron en sus olvidadas comedias Ramrez de Arellano, Enciso Castrilln, Burgos y algn
otro, eran

un paso, aunque incierto y

dbil,

para

el

restablecimien-

to de la antigua libertad de las formas mtricas en el teatro,

prepararon
Marcela.

el triunfo

completo que en

83 1 logr Bretn con su

Por

lo

que toca

lo

ms

sustancial del arte dramtico, Gorostiza


,

es poeta de segundo orden


est, respecto

de Moratn,

aun dentro de su gnero y escuela, y la misma distancia prximamente

que
es

est

Regnard respecto de Moliere. Pero todava este lugar


que hace que sus
de su estructura,

muy

honroso y supone condiciones positivas, aunque parezcan


el

modestas. El principal mrito de Gorostiza,

comedias, en medio de

la

sencillez casi infantil

agraden tanto

ledas,

y
la

hara seguramente

que agradasen bien


del dilogo, en
la

representadas, est en

viveza

y movimiento
las

abundancia de sales cmicas, en una continua alegra inocente,

bondadosa -y comunicativa, que por todas


cin circula, ahuyentando
el

venas de

la

composi-

mal humor y
ni

el tedio.

No

es Gorostiza

ningn modelo de buen gusto,

de buen tono, como ya advirti

Larra: fcilmente se resbala vulgarismos

chocarreras, que son

copia

fiel

del estilo usado en las tertulias madrileas de la clase


te-

media de su tiempo: carece, por otro lado, de aquel inagotable

Sin sueo de noche, sin gusto de da.


Sollozo, suspiro, fenecer

me

siento;

como

la rosa por clido viento, Ansi se marchita la mi lozana. Si encuentran mis ojos los ojos que admiran, Al punto se bajan como avergozados,

luego al soslayo, sin ser levantados. Curiosos indagan, tiernos se miran. Los pechos entonces la par respiran;

Las manos se enlazan,

los labios se

mueven,

amantes

se juran, finos se atreven; se

Ca dos que

adoran

muy

pronto deliran

Al intentar esta restauracin del metro de Juan de Mena, Gorostiza tuvo

presente sin duda


al Principe

el

ejemplo de su maestro Moratn en

los

conocidos versos

de

la Paz:

vos

el

apuesto cumplido garzn

soro de diccin castiza, familiar y picaresca con que Bretn realza los asuntos ms triviales y da valor potico las circunstancias ms
prosaicas

balades. Pero sin llegar tanto, Gorostiza tiene


el

una

condicin indispensable en

poeta cmico

la

de divertir, que es
la

precisamente

la

que

falt

Burgos y Martnez de
el

Rosa, Tapia

Gil

y Zarate y

los

poqusimos que en

reinado de Fernan-

que

do VII escribieron comedias, y que generalmente eran ms literatos Gorostiza. Pero comprese cualquiera obra de ste con La Nia

en casa y la

madre en

la

mscara, con Los Celos infundados, con

Los Tres iguales, y se ver palpablemente la ventaja que les lleva el dramaturgo mexicano en algo que es esencial al arte cmico,

aunque no sea
de
la

lo

ms elevado y

lo

ms
la

difcil

de

l.

Tuvo Martnez

Rosa,

como poeta cmico de


el

escuela de Moratn, cuantas


el

condiciones pueden dar


gracia,

la reflexin

estudio, pero le falt la

que por

contrario brota, sin esfuerzo, bajo la

pluma de
sus

(rorostiza, as
farsas

en sus comedias propiamente dichas,

como en
cual.

y juguetes, Ims Costumbres de antao. Tal para Amigo intimo.

El

esta

condicin une otra superior todava:

la

observacin

exacta, aunque somera, de las costumbres.


historia social

Un

perodo de nuestra
las

de principios del siglo xix est en

comedias de

Gorostiza,

slo

podemos lamentar que sean


las cosas,

tan pocas. Es cierto


el

que

el

autor no ahonda mucho, pero reproduce con fidelidad

y algunas veces, como en su ltima comedia, penetra ms, y nos conserva, aunque en caricatura, un
aspecto exterior de

modo de

sentir propio de la generacin romntica,


el

cuando

el

idea-

lismo pareci invadir hasta

trato domstico.

Plaquea, no obstante, Gorostiza en otros puntos todava


pitales

ms

ca-

de su

arte.

por ligereza de
le falt

espritu,

por haber escrito


la vida,

muy joven sus


que en
los

comedias,

aquel superior concepto de

grandes maestros del gnero, en Terencio, en Ruiz de


la

Alarcn, en Moliere, en Moratn, da


ral

comedia una elevacin mo-

potica, unas trascendencia humana, que de ningn


la

modo ha

de confundirse con

intencin pedaggica ni con la moral casera.

En

Gorostiza son triviales las moralidades, figurones sin consistencia

los caracteres,

la

accin tan pobre, que en un repertorio tan redu-

122
cido,

CAPITULO PRIMERO

no ms que de cinco piezas


repetir cuatro veces el
los

originales,

ha encontrado

el

autor
es

modo de

mismo recurso dramtico, que

por cierto de

ms

artificiales

contrarios la verisimilitud, el de

introducir una comedia dentro de otra, haciendo que varios personajes se

pongan de acuerdo para dar una broma una saludable

lec-

cin

al

protagonista.

Todo

esto quiere decir

que en

el

teatro de

Go-

rostiza lo

cmico no brota directamente de

la realidad,

observada

con paciencia y con amor, y transformada en materia potica, con-

forme
lo crea
la risa

las peculiares leyes

de

la

lgica artstica; sino que el autor

y produce de un modo de un momento. De aqu

arbitrario
la

exterior, para arrancar

exageracin caricaturesca en unos


cebolla-,

personajes,

como

la

romntica de Contigo pan y


la

bien una loca de atar,


to, la

ruin familia en que ha cado

que es ms Don Dieguila

cual familia, no slo es ruin


ello

bellaca, sino

que comete

ne-

cedad de hacer alarde de


ticular inters;

ante quien

menos debiera por su par-

ser

y la falta de estudio y solidez en otros que podan germen de verdaderos caracteres cmicos, como el D. Severo
todos,

de Indulgencia para

cuya severidad intolerancia nos consta

porque

los

dems

lo dicen,
el

y por

sus propios alardes, pero no por-

que
con

el
el

autor se tome

vago motivo de

de griegos

ms que mucho que admiraba las virtudes estoicas y romanos (l). La nica comedia de Gorostiza en que
trabajo de razonarla ni explicarla
lo

hay un carcter bien estudiado y una intriga cmica natural y bien desenvuelta, es El Jugador, pero lo mejor que tiene esta comedia
no es de Gorostiza, sino de Regnard, como
confiesa en
la el

imitador lealmente

portada de

la

edicin madrilea,

slo

puede conce-

(i)

Prescindiendo de

la

trama algo inocentona y pueril, Indulgencia para

comedia de Gorostiza que tiene un pensamiento ms grave y humano, implica una leccin de tolerancia, muy oportuna en los tiempos de
todos es la

loca intransigencia poltica en que su autor la hizo representar. El

germen

de

la

pieza puede encontrarse

como ya
el

advirti D. Alberto Lista (El Cen-

sor, 1822,

tomo

XVI, pg. 410),

en

ingenioso aplogo de Voltaire, Aemnon

la cordura humana. Meranon que se haba propuesto como D. Severo de Mendoza ser constantemente sabio y virtuoso, comete mil desatinos el mis-

mo

da en

que toma

tal

resolucin, y escarmentado por la \ida acaba

por

apearse de su orgullo

filosfico.

Pero

la

semejanza es vaga y genrica.

MXICO
drsele
francesa
el

123
la

mrito

muy

secundario de haber simplificado

comedia
(l).

y haberla adaptado
clsica

nuestras costumbres nacionales

La comedia

moratiniana, cultivada por Gorostiza, no


el

tuvo en Mxico ningn imitador de cuenta. Tvolos, en cambio,

drama caballeresco y romntico, cuando ya definitivamente haba


triunfado en la Pennsula por el esfuerzo de tan grandes ingenios

como

el

Duque de

Rivas, Garca Gutirrez


la

influencia se

combin

del romanticismo lrico,

y Hartzenbusch. Con esta y de uno y otro

fueron intrpretes dos ingenios de no vulgares dotes, aunque

hoy

un poco decados de
de

la

estimacin que en su tiempo lograron: Fer-

nando Caldern Ignacio Rodrguez Galvn. La razn del fracaso


la tentativa

de estos ingenios, no tanto consisti en su endeblez


los dos,

falta

de numen, puesto que


la

y especialmente Galvn, eran


la

notables poetas, cuanto en

errada direccin que siguieron, asimiparte eterna indiscutible,

lndose del programa romntico, no

que es

la

emancipacin de las formas


exteriores,

artsticas, sino las

condiciones

tcnicas

ms

y precisamente
la

aquellas qu

menos cuadra-

ban

la ndole

de

la

poesa americana. Entre los varios

y compleque
lla-

jos impulsos

que coadyuvaron
,

gran revolucin

literaria
el

mamos

romanticismo fueron los dos predominantes,


lrico,

subjetivismo

individualismo

el

sentimiento arqueolgico histrico, di-

rigido con preferencia las costumbres, recuerdos

y monumentos

de

la

Edad Media.
y
lo fu

El primero poda ser trasplantado sin dificultad

Amrica,
la

en efecto,

si

bien los romnticos americanos, con

excepcin

muy
la

brillante

de algn colombiano y de algn argenservil

tino,
lo

cayeron en una imitacin todava ms


de
los

y ms

estril

que

haba sido

llamados

clsico!,.

Haban cambiado

los

mode-

los:

no eran ya Horacio
Zorrilla,

ni Quintana,

pero eran Byron, Vctor Hugo,

Espronceda,

desventaja en los

y aun Tassara y Bermdez de Castro, con la imitadores romnticos de ser mucho menos cui-

dadosos de
(i)

la

pureza de diccin y del buen orden y concierto en las


la

Hay en

Biblioteca municipal de Madrid otras dos traducciones

ma-

El Jugador. Una algo abreviada, est en romance octoslabo y es anterior 1780: no consta el nombre del arreglador. La otra, completa y en
nuscritas de

prosa es de un D. Gabriel Jos Garca, y fu estrenada por Maiquez en 181S.


(Vid. Cotarelo, Isidoro laijuez, pg. 450).

124
ideas

CAPITULO PRIMERO

que

los clsicos,

como gente que tomaba por


la

inspiracin el

desorden, por bizarra

incorreccin gramatical, por

muy

profunlas

das

las cosas

medio

decir,

y por rasgos de genio desbordado


la

ms incoherentes extravagancias. Esto


muchos poetas de Cuba y de

se entiende por lo tocante


del Sur, pues

Amrica

en

los

dos

principales representantes del romanticismo

mexicano hay templanla

za relativa, buen gusto en la diccin, respeto habitual

gramtica,

y si Fernando Caldern peca es ms bien por debilidad y penuria de inspiracin que por exceso real simulado de ella, ni por exuberancia viciosa lozana de
la

forma.
el

El otro elemento romntico,

de

la

poesa histrica,

el arte

no-

velesco y legendario de Walter Scott, de Vctor

Hugo en Nuestra

cuado

Duque de Rivas y de Zorrilla, era enteramente inadey fu gran temeridad y error querer introducirle en pueblos nios, cuyos ms antiguos recuerdos histSeora, del
la

poesa americana,

ricos

no pasaban de trescientos aos; porque claro est que

las tra-

diciones

los

smbolos de los aztecas y de los incas tan exticos son


parte de los americanos

para

la

mayor

como para
pueden

nosotros,

las

vicisitudes de sus antiguas monarquas slo

interesarles en

aquel pequeo grado de curiosidad en que interesan los franceses


las

hazaas de los antiguos galos, nosotros los espaoles,

las

de

los celtas iberos,

que en remotsimas edades poblaron nuestro


de

suelo.

La

literatura americana es literatura colonial, literatura


ni

criollos;

no es obra de indios

de descendientes de indios;

si

algu-

dores,

no ha habido, y si alguno hay la hora presente, entre sus cultivaque tenga ese origen ms menos puro, la educacin y la
le

lengua
ritual

han espaolizado y
que manejan

le

han hecho entrar en

el

orden espi-

de

las

sociedades europeas. Nadie piensa ni puede pensar


la

como

indio entre los


liberal,

cuyos principios
la

pluma y han recibido una educacin esenciales son los mismos en todas las na-

ciones que forman

gran confederacin moral llamada Cristiandad


asi-

separada por inmensos abismos de cualquier gnero de barbarie


tica, africana

americana prehistrica.

La misma simpata con que


la

hoy
las

se mira las razas indgenas

se execra

atrocidad de los que

destruyeron, los mismos principios morales que, ms


los

menos

exagerados y desquiciados, suelen guiar

cantores de Moctezu-

MXICO

125

ma y
nidad

de Guatimozn, son principios de caridad cristiana y de humafilosfica, de todo punto incompatibles con civilizaciones que

tenan por una de sus bases los sacrificios humanos. Sin negar, por
lo tanto,

que

la

circunstancia de ocupar los

mismos
la

territorios,

de

convivir en algunas partes con los restos de

poblacin indgena,

aun de haberse mezclado ms menos con

ella,

pueden hacer ms

interesantes estos asuntos para los americanos que para los euro-

peos, todava han de reconocer que cuando los tratan lo hacen con

entusiasmo menos sincero que

el

que

sinti Ercilla delante

de

los

Araucanos, y con

el

propsito puramente literario

y pintoresco de
intere-

Chateaubriand, por ejemplo, en tala

Los recuerdos
santes

del descubrimiento

y en Los Natchez. y de la conquista, tan

y poticos en s, tan aptos para causar maravilla y estraeza, tampoco podan servir de base una poesa arqueolgico-romntica,

por demasiado histricos y demasiado cercanos. La realidad co-

nocida aqu hasta en sus menores detalles y consignada prolijamente

en tantas crnicas y relaciones originales, parece que corta


las invenciones de la fantasa, que tiene

el

vuelo

ms bien por

natural do-

minio
za

las

edades misteriosas y crepusculares, cuyo sentido se alcanintuicin potica

ms por
ni la

que por prueba documental. Ni

el

dra-

ma,

epopeya,

ni la novela,

parecen formas adecuadas para


la

trasladar lo

que con mucha ms intensidad de vida habla


las

ima-

ginacin en

pginas de Gonzalo Fernndez de Oviedo, de Bernal


la

Daz del Castillo del inca Garcilaso. La poesa de

conquista es-

paola y de

la resistencia la

brbara, ni aun en

manos de un gran
la

poeta que tena adems


lo

ventaja de haber ejecutado con


la

espada

mismo que contaba con


Iguales

pluma, pudo producir otra cosa que

una admirable crnica rimada.

y aun mayores inconvenientes presentaban


la pacfica

los

asuntos

tomados de

vida colonial, apenas turbada por rpidas in-

cursiones de piratas ingleses y holandeses, por competencias entre


los diversos tribunales

jurisdicciones, por altercados de visitas

residencias, por leves conflictos domsticos, materia


la

ms bien de y
espeluz-

comedia de capa y espada que del drama

terrorfico

nante que cultivaban con predileccin los romnticos.

Quedaba

el

inmenso tesoro de

las tradiciones

poticas de

Espaa

126

CAPTULO PRIMERO
stas llegaban

y de Europa, pero
sintiese la poesa

muy

de

reflejo,

y no

era fcil

que

de

las catedrales gticas

y de y

los castillos feu-

dales quien no haba nacido su sombra,

slo haba visto tales

cosas en las pginas de Walter-Scott


fra

y de

Zorrilla.
la

Ni

la

severa

arquitectura greco-latina del siglo xvi,

cual pertenecen los


ni
el

primeros templos cristianos del Nuevo Mundo,

barroquis-

mo
de
ni

posterior eran grande escuela para llegar entender la poesa


las piedras,

unida con

el

hechizo de

la

contemplacin mstica;

en

tierras vrgenes
al

que anonada
riosa
los

y exuberantes, donde la naturaleza parece hombre y sus obras, poda existir aquella mistela historia,

compenetracin del paisaje y de


la

que

es

uno de

mayores encantos de

poesa tradicional en Europa, poesa

cuya clave slo por refinado y erudito dilettantismo llega obtener quien no ha nacido en sociedades agobiadas por el peso de larga
historia.

Tales razones explican, nuestro ver,


to

el

escaso
lo

que cosech

el

romanticismo en Amrica,

y desmedrado frumenos en su pri-

y por qu su accin fu ms bien negativa y y fecunda como lo haba sido en Europa. Ocasin habr de ver confirmado todo esto cuando lleguemos al es-

mera y

nativa forma,

disolvente que positiva

tudio de los poetas de

Cuba y de

la

Amrica

del Sur,

donde

el

ro-

manticismo hizo ms proslitos y de ms cuenta que en Mxico,


pas de arraigadas tradiciones clsicas, las cuales por

uno otro

camino vuelve siempre.

Hemos
como en

dicho que D. Fernando Caldern y D. Ignacio Rodrguez


as

Galvn fueron los principales romnticos mexicanos,


el teatro.

en

la lrica

Comparando
ms
lrico

sus producciones, nos parece des-

cubrir en Caldern

talento dramtico

que

lrico,

en Rodrguez

Galvn ms talento

que dramtico.
(si

Son pocas en nmero y de corto mrito


lealmente
lo

hemos de decir

que sentimos)

las poesas lricas

de Caldern.

En

las

ms
bre

antiguas,

como La Rosa marchita,

escrita

en 1828, se descu-

la influencia

de Cienfuegos, precursor nebuloso y melanclico

del romanticismo espaol.

En

las posteriores

domina
el

el

estudio de

Lamartine, de quien tradujo dos Meditaciones, y


da,

de E^pronce-

cuya cancin del Pirata

imit,

como

tantos otros, en una

que

MXICO
titul

127

El Soldado de

la libertad^

quedndose, naturalmente, larga

distancia:

Vuela, vuela, corcel mo,

Denodado;

No

abatan tu noble bro

Enemigos escuadrones.

Que

el

fuego de los caones


altivo has despreciado:

Siempre

mil veces

Has odo Su estallido


Aterrador,

Como un canto De victoria, De tu gloria


Precursor.

Entre hierros con oproI)io

Gocen

otros de la paz;

Yo

no,

que busco en

la

guerra

La muerte

la libertad.

Vuela, bruto generoso;

El

Que ha llegado momento venturoso


tu noble bro
hollar del tirano impo

De mostrar

El pendn abominado:

En

su alczar

Relumbrante,

Arrogante
Pisars,

en su pecho

Con bravura La herradura


Estampars

Esta composicin y
res de su autor. El

El Sueo
es

del

tirano-,

pasan por

las

dos mejoel

tal stiefio

una especie de pesadilla en que

consabido tirano
suplicios;^,

ideal,

cansado de firmar proscripciones y decretar


acosado por visiones de

que

es su diaria tarea, se siente

sangre y horror:

un desierto se mira llevado


el

Donde

rayo del

sol

nunca

brilla;

128

captulo primero

Una

luz sepulcral, amarilla,

All esparce su triste fulgor.

Tapizado de huesos

el suelo, la planta,

Va sobre

ellos

poniendo

al fijarla los

huesos quebranta,
siniestro crujir:

Con un sordo

A
Y

su diestra y siniestra divisa


fin

Esqueletos sin

hacinados,

los crneos, del viento agitados,

Le parece que escucha

gemir.

Lago inmenso de sangre descubre

A Y

sus plantas furioso bramando,

cabezas hirvientes nadando,

Que se asoman y vuelven hundir: Y se avanzan, se juntan, se apian,

sus cncavos ojos abriendo,

Brilla

en

ellos

relmpago horrendo.

De
Por
tan,
ni el

infernal, espantoso lucir

esta

muestra puede juzgarse de

lo restante del

pao.

No

fal-

por supuesto,

ni los dientes rechinando, ni los

crdenos labios,
al tira-

gigantesco fantasma circundado de fuego, que muestra

no con dedo descarnado una espantosa sima llena de llamas, por


entre las cuales los demonios

asoman
al

la

cabeza y prorrumpen

en horrendas carcajadas para saludar

reprobo. Cuntos dispa-

rates se encuentran esparcidos en nuestros peridicos romnticos

de 1834 y 35, otros tantos se hallarn reunidos en


sicin.

esta

compo-

Muy

diferente cosa son sus obras dramticas, en


inters,

que no slo

hay hermosos versos, sino


sin, sentimientos nobles
te posea,

buen gusto, arranques de pa-

caballerosos que F. Caldern realmen-

y que

sin esfuerzo traslada sus personajes.

Es

cierto
se

que no pasan de ensayos, porque un teatro nacional no


provisa,

im-

y menos con elementos


la

tan exticos

como

los

que entrade

ron en

composicin de

El

Torneo.,

de

Ana

Bolena y de Her-

mn

la vuelta del Cruzado; pero son ensayos


si

muy

literarios

un hombre, que
provecho

no conoca mucho

las tablas,

haba ledo con

las obras del

romanticismo espaol, y especialmente las

de Garca Gutirrez, que parece haber sido su principal modelo.

MXICO

129
el

De

los tres

dramas, quiz

el

de asunto histrico es

mejor. Dej

tambin una agradable comedia,


gnero de Gorostiza, sino en
el

ninguna de

las tres,

no en

el

de Bretn de

los Herreros,

cuya

popularidad inmensa en todos los pases de lengua castellana haba eclipsado enteramente la de su predecesor aun en

mo,

(l)

Mxico misdonde Gorostiza viva bastante olvidado de sus antiguos

triunfos dramticos (2).

Rodrguez Galvn nos parece

muy
La

superior F. Caldern

no

ciertamente por sus tremebundos melodramas

Muoz

visitador de

Mxico, El Privado del


lricas,

Virrey-,

Capilla, sino por sus poesas


sinceras, vehe-

no exentas de defectos incorrecciones, pero

mentes y apasionadas, as en la expresin del amor como en la del odio. Su vida fu una cadena de desdichas: tuvo que educarse s

mismo

entre mil fatigas

privaciones: luch con la miseria sin

llegar vencerla: fu infelicsimo en sus amores,

nic sus versos una amargura

y todo ello comuy un pesimismo que nada tienen de


especpatria,

convencionales,

tculo de anarqua

y que se acrecentaron grandemente con el y desenfreno pohtico en que viva su

hacindole prorrumpir en invectivas atroces y formidables maldi-

(1)

AH fu coleccionado antes que en Espaa

el

Teatro de Bretn

(Mxico, imprenta de Vicente Garca Torres, 1842-1843, seis volmenes

en

12.).

(2)

Naci D. Fernando Caldern en Guadalajara de Jalisco en Julio de


1 1

de Enero de 1845 s" ^^ '^'xWs. de Ojocaliente. Fu liceny falleci en ciado en leyes, y ejerci altos cargos polticos y militares en el Estado de
1809,

Zacatecas, figurando siempre en el partido avanzado, por el cual combati

en 1835 contra
herido en

el

la batalla

Gobierno del Presidente Santa-Anna, siendo gravemente de Guadalupe. En Mxico form parte de la Academia

Potica de San Juan de Letrn, y se hizo amigo de Heredia. Sus poesas se

publicaron despus de su muerte, primero en 1844, y luego en 1849, esta segunda vez con un prlogo de Pesado. Las ltimas ediciones que tenemos la vista son la de Pars, 1883, por A. Donnamette, que forma parte de la Biblioieca de Autores

Mexicanos, y

la

de D. Victoriano Ageros (Mxico, 1902)


varias veces citada.

que es

el

tomo xl de su coleccin
de

No

figuran en la coleccin

las

obras de Caldern sus dramas juveniles


Ifigenia,

Reinaldo y Elisa, Zadig, Zeila, Armandina, Ramiro Conde de Lucena,


Hersilia, Virginia,

Los

polticos del da, etc.,

que por

los

aos 1826 y 27 fue-

ron representados con aplauso en Guadalajara y Zacatecas.


Mkni^ndsz y FEX.ATO.
Poesa kispaMO-amerUaHO.
1.

130
ciones,

CAPITtJLO PRIMERO

como

stas

que copiamos de una escena de El Privado del

Virrey:

Se hundir esta colonia, de aventureros presa,

Donde ms el dinero que las virtudes pesa, Donde por un empleo trueca un hombre su honor; Donde su voto vende un torpe magistrado,

Y Y

la

honra de una virgen se compra en un estrado,

es casa de comercio el templo del

Seor

Se hundir esta colonia, de crmenes al peso. Cual ebrio quien derriba de vinos el exceso,

Y Y

los padres los hijos furiosos lanzarn; tras la tirana


el

vendr

el libertinaje:
si

El dspota es

mismo,

con diverso

traje:

Donde un seor

haba, diez mil se encontrarn.

Hijos de tales padres, por las sendas impuras

De

avaricia y torpeza caminarn obscuras,

Y en fiestas crapulosas los hallar la luz; Y habr tras vino sangre en lucha de exterminio:
Torpes en sus placeres, torpes en su dominio, Enlazarn profanos la espada con la cruz.

robo y muerte expuestos

los

buenos ciudadanos,
hijos,

Devorndose ansiosos, padres,


Ingratos, y traidores, y vanos

hermanos!

Cada ao un gobernante, cada mes un motn.

la virtud

y salvajes, humilde agobiarn ultrajes,


al fin.

Hasta que Dios colrico los anonade

Muy

rara vez suenan en la lira de Galvn

ms apacibles acentos:

su fuerza

mayor
ella

est en la invectiva frentica

y desbordada, pero y
chistoso

abusa de

la

desquicia veces, produciendo un efecto risible.


es

Su cancin de El Buitre
dujo
el

de

lo

ms

selecto

que pro-

romanticismo truculento y antropofgico. El autor dice

entre otras cosas cual

ms estupendas;

Cmo envidio del buitre la garra, Cuyo oficio es herir y matar! Cuando l halla la presa que busca
Se encarniza con
Si
ella rabioso:

yo buitre naciera espantoso,

Mi venganza me hiciera Inmortal.

MXICO

131

Me
No

enga con fingidos halagos


ternura:

La mujer que ador con


Estrechada de aleve

mirara, cual hoy, su hermosura,


rival:

Pues sobre

ellos veloz

me

lanzara,

Esgrimiendo mis uas gozoso.

Su alma negra impaciente arrancara,

En

su cuerpo

cebndome

ansioso.

Cuando encima de toda la tierra Mar inmenso de sangre mirara,


Satisfecho en sus ondas nadara,

Deste mundo

infeliz

dueo

ya.

Y
Si

en

la

sangre mis alas tendiendo,

Entre sangre tuviera reposo:


yo buitre naciera espantoso,

Mi venganza me hiciera inmortal.

En

la

exaltacin de su

fantasa potente,

pero desequilibrada,
la

Rodrguez Galvn lleg creerse una especie de vidente de


Antigua, con
el

Ley
84 1,

mandato sobrenatural de intimar


el

los tiranos el
1

anatema. Daba un baile

Presidente de la Repblica en

inmediatamente GaK'n, firmndose Recomas, vena escribir su

Mane,

Tkecel, Pitares, en versos vigorossimos,

y que realmente

tuvieron algo de proftico:


Bailad, mientras

que

llora

El pueblo dolorido.
Bailad hasta
la

aurora

Al comps del gemido

Que

vuestra puerta
lanzar.

el

hurfano

Hambriento

Bailad, bailad.

Soldados sin decoro

sin saber

nos celan:

Adonde dan ms oro


All rpidos vuelan:

En

la batalla trtolas, la

Buitres en

ciudad.

132.

CAPTULO PRIMERO

Ya por Tejas avanza


El invasor astuto:

Su

grito

de venganza
triste luto

Anuncia

la infeliz al

repblica
arrastris.

Que

abismo

El brbaro ya en masa

Por nuestros campos entra,

fuego y sangre arrasa Cuanto su paso encuentra,

Deshonra nuestras vrgenes. Nos asesina audaz.

Europa

se

aprovecha

De

nuestra inculta vida:

Cual tigre nos acecha

Con

la

garra tendida,

nuestra ruina prxima


est.

Ya celebrando

En

la

Profeca de Guatimoc-, que insertamos ntegra en nuestra

Antologa, pesar de su extensin, porque es sin disputa la obra

maestra del romanticismo mexicano, est Rodrguez Galvn de cuer-

po entero y en el momento ms feliz de su inspiracin. Si hubiera escrito siempre as, le faltara poco para ser gran poeta. La parte
descriptiva

de esta composicin no queda enteramente oscurecimejores trozos de Heredia en E/ Teocalli de Cholula.

da por

los

La

parte poltica es de inflamada elocuencia.

No

sirve aqu la apoteosis

de Guatimozn, como en otros poetas mexicanos, de pretexto para


declamaciones contra
la

antigua Espaa. El autor sabe


el peligro,

muy

bien

que de otra parte viene


tes
los

y en presencia de las insolenamenazas de Francia y de Inglaterra y de las depredaciones de yankees-, echa de menos los conquistadores, varones inveny cuando evoca
la

cibles, si crueles,

sombra

del heroico defensor

de Tenoxtitln, es para hacerle clamar una y otra vez con voz de


angustia:

Dnde Corts

est,

dnde Alvarado?

MXICO
El poeta slo confa en
el

133
la justicia eterna,

cumplimiento de

lo

dice con imgenes de grandeza bblica, y aun tradas de la Biblia


literalmente:
El que del infeliz el llanto vierte,

Amargo
El que

llanto verter angustiado;


al

El que huella
la

endeble ser hollado;


da, recibe muerte;

muerte

el

que amasa su esplndida fortuna


la

Con sangre de

victima llorosa.
si

Su sangre beber

sed lo seca.
si

Sus miembros comer

hambre

lo acosa.

Basta esta composicin para dar alto puesto Rodrguez

Galvn

entre los poetas mexicanos, pues aunque sea de los ms desiguales,


es tambin de los

ms

inspirados.

Relmpagos de

alta poesa

hay

tambin en otras composiciones suyas, especialmente en El Tenebrario


(i)

y en

los bellos tercetos

Eva

ante

el

cadver de

Adn

(i).

Naci D. Ignacio Rodrguez Galvn en


1S16, y

el

pueblo de Tizayuca en 22
25 de Junio de 1842 en
la

de Marzo de

muri del vmito negro

el

Habana. Sus obras

lricas

v dramticas fueron publicadas en dos volmenes


la vista,

por su hermano D. Antonio en 1851. La edicin que tenemos


bin en dos volmenes, es
la

tam-

de

Pars,

Donnamette,

1S83,

que forma parte


la

de

la Biblioteca de Autores

Mexicanos. Hizo Rodrguez Galvn varias traduc-

ciones imitaciones de mrito (salmos 89 y 135, himno de

Pasin y coro

del Carmagnola, de Manzoni; fragmentos del Aristodemo, de Monti, y del

Luis XT, de Delavigne; El ngel y


Lamartine,
edn,
etc.).

el nio,

de Rboul; Un rayo de luna, de

Dej incompleto un cuento leyenda titulada uo Alma-

que tiene

bellas octavas.

En

la

coleccin de Novelas corlas de varios


del Sr. Ageros), hay cuatro

autores mexicanos (tomo xxxni de

la Biblioteca

de Rodrguez Galvn.

Creemos

intil entrar

en

el

estudio de otros romnticos inferiores, tales

como
el

Flix M. Escalante, que lo

menos mostr condiciones de

versificador

numeroso; Jos Mara Lafragua, autor de unos famosos versos Itrbide que

mismo Altamirano,

tan apasionado

go del nombre espaol, no duda en


del inters patritico del asunto
(*);

calificar

de toda cosa mexicana y tan poco amie prosaicos y detestables, pesar

Francisco Granados Maldonado, ms co-

nocido que por sus versos originales, por su mediana y quiz no directa traduccin de Milton; Marcos Arroniz, quien considera Pimentel como representante del ultrarromanticismo pesimista; Juan Daz Covarrubias, que tuvo
la

extraa franqueza de

calificar

su propia poesa de exagerada y viciosa,

()

Prlogo El Romancero Nacional, de Guillermo Prieto.

134

CAPITULO PRIMERO
estancia en

La

Mxico de Heredia, mayor poeta que ninguno de


palabra clsico se entenda en Espaa fines

los citados,

pero poeta clsico en medio de sus libertades incorrecla

ciones, al

modo que

del siglo XVIII, en el tiempo

tana, contribuy retrasar,

y en la escuela de Cienfuegos y de Quinms bien impedir el triunfo de la inde los pri-

vasin romntica.

En

tales circunstancias, la aparicin

meros versos de D. Jos Joaqun de Pesado y de D. Manuel Carpi, tuvo, adems del valor intrnseco de ambos poetas, un valor histrico

relativo todava mayor.

Al ejemplo de ambos (escribe don


las letras el

Jos Bernardo Couto, bigrafo de Carpi), deben

rena-

cimiento de
el

la

poesa en Mxico;

la

sociedad y

la religin les

deben

que sus hermosos versos hayan servido de vehculo para que se

propaguen pensamientos elevados y afectos nobles. En efecto, la influencia de ambos poetas fu social y religiosa, al mismo tiempo
que
literaria.

Profundamente
al

cristianos

unoy

otro,
la fe

de dicaron

la

mejor parte de sus tareas

enaltecimiento de

que profesaban.

aadiendo que no poda menos de sembrar malos grmenes en

el

corazn

de

la

juventuds; muri fusilado en Tacubaya, en 1859, con otros mdicos es-

tudiantes de medicina que cumplan su misin humanitaria. Sus obras contpleias fueron coleccionadas aquel

mismo

ao, y contienen,

adems de sus

versos

lricos,

Pginas del

que haba dedicado en 1857 D. Jos Zorrilla con el ttulo de corazn, varias novelas (entre ellas una de asunto histrico Gil
y muchos
artculos

Gmez

el insurgente)
la

de costumbres mexicanas. Todo

ello

no pasa de

mediana, pero tngase en cuenta que el infeliz Covarrubias

fu brbaramente inmolado antes de cumplir los veintin aos.


el

Se

le

llama

poeta mrtir.

Como

autor de leyendas y romances se elogia, principalmente,

al

poeta de

Jalapa, D. Jos Jess Daz, padre del Daz Covarrubias antes

mencionado
del

(1809-1846). Ctanse
Diablo,

como

los

mejores,

La Cruz

de madera.

El Puente

La Toma

de Oaxaca,

El Cura Mrelos. Hombre de tan buen gusto


igual

como

D. Jos Mara Roa Barcena, ha llegado decir de Daz: Es autor de

romances de nuestra guerra de Independencia, que no tienen

en M-

xico y que no se habra avergonzado de firmar el Duque de Rivas.> Ha dejado tambin fama como poeta descriptivo de la rica y exuberante vegetacin de Jalapa. Sus poesas lricas no han sido coleccionadas, y lo poco

que

conocemos de

ellas

no basta para caracterizarle.


Pantalen Tovar.

Como

poetas dramticos de este tiempo, ctase, aunque sin particular elo-

gio, Carlos Hiplito Sern, Ignacio Anievas,

MXICO

135

hacerla llegar viva y ardiente

al

nimo de sus

lectores.

De

aqu

su preferencia por los asuntos bblicos; de aqu tambin la saa


intransigencia con que
el

fanatismo anticatlico, que parece haber-

se enseoreado de Mxico en estos ltimos tiempos, procura

amenla

guar y obscurecer

la

fama de ambos poetas, especialmente


la

de

Pesado, en quien concurri adems


liberal exaltado

circunstancia de haber sido

en sus primeros aos

ardiente controversista ultra-

montano en

su edad madura; conversin

que nunca

le

perdonaron

sus antiguos correligionarios,

porque en Mxico
la

los odios polticos


las

religiosos,

especialmente en

poca llamada de

leyes de Re-

forma, llegaron un grado de

fiereza

de que slo podemos formar

algima idea retrocediendo los tiempos

ms crudos de nuestra
de

pri-

mera guerra
sobre todo,
la

civil.

En

la

memoria

del poeta

Pesado se persigue,

memoria

del valeroso director

La
las

Cruz, del que

lidi al lado del

Obispo de Michoacn, Mungua,

ms formidala

bles batallas en pro de la


ligiosa

inmunidad

eclesistica,

de

unidad re-

del espritu cristiano en las leyes.

Porque no

se ha

de per-

der de vista que Pesado, adems de poeta, fu excelente periodista


poltico-religioso,

con tendencias anlogas

las

de Palmes y Cua-

drado entre nosotros.

A este
que en
la

motivo no

literario se aade, sin

duda,

el

cambio de gusto
la

que en Mxico se ha verificado en estos ltimos aos,

reaccin
la

mayor

parte de los literatos jvenes se advierte contra

poesa que motejan de culta

y acadmica, y

la

tendencia cada vez

ms

sistemtica,

no crear una

literatura nacional,

que por ninguna

parte acaba de aparecer, sino huir de los antiguos modelos latinos,


italianos
al

y espaoles, para entregarse con

supersticiosa veneracin

culto de la novsima literatura francesa. Pesado, por su importan-

cia
los

de jefe de escuela, por los av'entajados, aunque escasos discpu-

que todava siguen su manera, por

el

gusto enteramente espa-

ol de sus versos, por su respeto todo gnero de tradiciones, ha

tenido que ser

la

primera vctima de aquellos sectarios fanticos,


literaria,

que alardeando de mucha independencia


en no respetar
la

son

los
el

primeros
proceso

legitimidad de todas las formas que en

histrico del arte se

han sucedido, distinguiendo en

ellas lo bello

permanente de

lo accidental

transitorio.

136

CAPTULO PRIMERO
las

Una de

acusaciones que con

ms

frecuencia

y no

sin algn

viso de fundamento se repiten contra Pesado, es la de la falta de


originalidad,
sos.

no ya en
se le

los asuntos sino

en

las

imgenes y en

los ver-

Como no

pueden negar sus evidentes cualidades de

versi-

ficador terso

puro, ni aquella vivida claridad de su


l

da ternura de su corazn que en

mente y blanreconoca nuestro Pacheco (l),

fcilmente se sale del paso con llamarle plagiario


los

y dar por ajenos

mayores

aciertos de su pluma.

Hay que

hacer aqu varias distin-

ciones. Es, en efecto, Pesado,

uno de

los poetas

que ms han imita-

do y traducido, pero el traducir bien, y confesando cules son los originales, no es desdoro para nadie. Leopardi tiene un tomo de tradiicciones

mayor que

el

pequeo volumen de sus cantos. De

las tres
la

secciones en que las poesas de Fr. Luis de Len se dividen, slo

primera es de versos propios.


dejan, por eso,

Y
los

ni

Leopardi

ni Fr.

Luis de

Len

lricos del mundo, y quiy perfeccin de su forma, si no se hubiesen sometido antes este duro y largo aprendizaje de luchar cuerpo cuerpo con los modelos. Lo que hay es que ellos tenan

de ser dos de

mayores

no hubiesen llegado

la plenitud

una centella de genio

lrico

que

falt

Pesado,

el

cual por eso no

pasa de ser un estimable poeta de segundo orden; pero aqu no se


trata sino del
sivo,

hecho de

traducir,

que

es

en

completamente inofenla

y muy

laudable cuando se traduce con


el

perfeccin que moslos Cantares,

tr

Pesado en algunos salmos, en

Cantar di

en

al-

guna oda de Horacio y en los fragmentos de la Jeriisaln del Tasso, porque otras versiones que hizo, as de Tecrito y Sinesio, como de
Lamartine y Manzoni, resultaron

muy
estilo

inferiores,

unas porque no
falta
el

dominaba
co

la

lengua de los originales, y otras por


potico

de parentes-

semejanza entre su gusto y


traduca.

de los autores

que

Pero adems de

las versiones declaradas,

en Pesado, como en todos


taciones
ellas

los

poetas clsicos, gran


detalle.

y propiamente tales, hay nmero de imile

y reminiscencias de

Los que tanto


tal criterio

censuran por

debieran recordar que, aplicando

Virgilio, Garci-

Lasso,

Andrs Chnier, quedaran poco menos que inplumes.


La

(i)

Vid. su estudio acerca de Pesado, inserto en

Concordia (1864).

MXICO

137

Nada menos que


por verso
griegos,
las

tres

tomos escribi Eichoff para comparar verso


las

glogas,
se

Gergicas y

la

Eneida con sus modelos


ellos,

y eso que

han perdido muchos de

citados por

Ma-

crobio y otros antiguos. Para Garci-Lasso vanse los comentarios


del

Brcense y de Herrera; para Andrs Chnier

el

eruditsimo

comentario de Becq de Feuquires. El hombre de gusto meticuloso admirar en todo esto una sabia y elegante labor de taracea; el

los misterios
la

hombre de gusto ms amplio, y verdaderamente capaz de sentir de la forma potica, ver un caso de transfusin de
poesa antigua en
las

venas de

la

poesa nueva;

el

ignorante no

ver ms que un centn y una cadena de plagios, y se admirar de

que hayan llegado


teridad
fcil

merecer

el

respeto

la

admiracin de
original,

la

pos-

hombres que apenas tienen un verso


muerte, de

cuando es tan

y de las estrellas, y de la tirana. El crimen, pues, que se imputa Pesado, no es otro que el de aquellos hurtos honestos, de que tanta gala hacan un Horacio y un
del

disparatar originalmente, hablando del sol


la

amor y de

la libertad

\'irgilio.

aun en cuanto

la

indicacin de estos hurtos, suelen

tener

tal

trabajos,

mano sus censores, que uno de ellos, en dos distintos cita como uno de los plagios ms escandalosos estos cuade un romance:
Qu importa pasar
Visitar tierras ignotas,
Si la
los montes,

tro versos

grupa los cuidados


galopan?

Con

el jinete

Y
y

aade con mucha formalidad: estos versos son tomados de

Lucrecio, sin decir de dnde.


conocidsimos, de
la

la

verdad es que son de Horacio,


11

oda xvi del


quid trras

libro

Grosfo:

alio calentes

Sol mutamus? patriae quis exul

Se quoque

fugit?

Scandit aeratas vitiosa naves

Cura,nec turmas equitum relinquit,

Ocior cervis et agente nimbos


Ocior Euro.

138

CAPTULO PRIMERO

Pero hay en Pesado, aparte de estas reminiscencias enteramente


lcitas,

otras

ms

difciles
la

de explicar, y de
la

las cuales se

han apro-

vechado largamente

pedantera y
las

maledicencia. l, que confes


los muertos.
etc.,

haber traducido de Lamartine


cuerdos,

Memorias de

Los Re-

El

Aislamiento,

La Entrada
el

de la noche,

dej de indi-

car que

La

Inmortalidad tena
ser,

mismo

origen. Distraccin olvi-

do hubo de
el libro del

puesto que bien poda presumir que quien abriese


las otras piezas haba

poeta francs para cotejar

de tro-

pezar con

la

Meditacin

5-*i

que tampoco est traducida sino imita-

da y sumamente abreviada y puesta adems en versos sueltos de estructura clsica, tan lejanos del molde de la poesa francesa. En

Heredia hay mucho de


5i

esto,

pero

como Heredia
le

era revolucionario
la

furibundo enemigo de Espaa, se

concede en Amrica toda

indulgencia que se niega Pesado.

Para m
trata

el

pecado ms grave de

ste,

por

lo
el

mismo que no

se

de un poeta que anda en manos de todo

mundo como Lalas belle-

martine, sino de un ingenio modesto y olvidado, cuyas obras han


visto pocos
zas de su
,

es el haber ocultado
al

que deba una parte de


Cantares tiene

poema Jerusaln

carmelita italiano Evasio Leone. Se

ha dicho que

la parfrasis del

Cantar de

los

el

mismo

origen, pero no llevan razn los


casi literal

que

tal

dicen.
la

La que

es traslado

de

la parfrasis

de Evasio Leone es

del jesuta santan-

derino Fernndez Palazuelos, que lealmente lo confiesa: Evasio

Leone ha

sido mi luminoso dechado; la de Pesado no lo es. Imit


la

Evasio Leone en
adaptables
al

eleccin de algunas combinaciones mtricas

canto, en la disposicin de las escenas

y en poco ms
estas cosas

que

esto. El estilo es
la

una fusin hbil de

la

manera de Fr. Luis de

Len con
slo la
la

de

los traductores italianos;

y como en
la

comparacin material convence, comparemos algn trozo de


de Pesado, y esto no

traduccin de Evasio Leone con otro de

slo para que se vea cuan distintas son, sino principalmente para

que

se saboreen algunas bellezas de las del poeta mexicano,

ya que
(l).

por su extensin no pudo figurar ntegra en nuestra Antologa

(i)

// canuco dei Cantici tradotto ed ilustrato dal

Padre Evasio Leone Car-

melitano,

Roma,

1825.

MXICO
Per
te
si

139
prence adralo,

strugge,

il

sai,

Quest' anima fedele.

Un

bacio solo

Del tuG purpureo labbrn

Deh non mi
Per
la

nega!

Oh

quanto
cosi dolce
piii
il

E'dolce l'araor tuo!

Non
il

vene serpeggia
licor.

soave
passo

Generoso

Dovunque

Mov, mi ben, di preziosi unguenti


Spira l'aura odorata. Ah! non a caso

Le

piii

belle e ritrose

Donzellette vezzose,

Avvampano per te, se Se il tuo bel nome sol


Desta, e

il

tuo sol nome,

ne' loro cuori

mantene

fortunati ardori.

Ah non lasciarmi no Tu che mi struggi cor


il

Col raggio feritor

Di que' bei lumi.

A
lo

cosi cara guida


fida,

sempre unita e

Dietro l'odor vedr

De' tuoi profumi.

Che miro! Oh me felice! Ed pur vero? Dunque miei voti a te non porsi in vano? Tu stendi a me la mano e tu non sdegni
i

Teco guidarmi ove


D'ostro e di

pii
il

splende adorno

gemme
felice

tuo real soggiorno.

Nel

augusto tetto,

Che

ricetto a noi dar,

te accanto, o

mi

diletto,

Qual placer m' inonder!


II

pi amabile liquore

Non si dulce al cor non : Ah non chiude in seno un core


Chi non struggesi per te

Dgase de buena
tana con recitados
sui, tiene

fe si esta

cantata ridicula, que de

tal

modo

pro-

y arias metastasianas el Osculetur me sculo oris algo que ver con la noble y gentilsima poesa con que
el

Pesado interpreta

mismo

pasaje:

140

CAPITULO PRIMERO
ESPOSA

Un

sculo sagrado

Reciba de tu labio carioso,


Esposo idolatrado!

Tu pecho enamorado
Es ms dulce que vino generoso.

No en balde las doncellas Llevadas del aroma de tu fama,


Van pisando
Del fuego
tus huellas.
ellas

Heridas todas

celestial

que

las inflama.

Es tu nombre divino Perfume derramado y oloroso,

Que

llama de contino
felice destino

un

El coro de las Vrgenes dichoso.

Aunque me

veis morena,

Doncellas de Solima, soy hermosa.

Toda de beldad llena: Mi esposo se enajena


Contemplando mi
faz fina

y graciosa.
cortinas:

Morena cual las pieles Soy, que al Alarbe sirven de


Bella cual los doseles

Que en
Tiene

sus frescos verjeles

el

Rey, de brocado y telas nas.


el

Guard
El sol

viedo ajeno,

Sin cuidar, simplecilla, mi hermosura:

me

hiri

de

lleno,

el

viento y el sereno
rostro
la

Quemaron de mi

blancura.

y Y

mis odos vino


tus

La seductora voz de
tu canto divino:
Sal, esposa, al

amores

camino

sigue mis rebaos y pastores.

Ycon ellos agrega Tus ovejas y tiernos recentales.

MXICO

141

mi cabana llega
la

Asentada en

vega
los

Donde brotan

puros manantiales.

De

blanda

tortolilla,

Tmida y querellosa, es tu semblante: Cmo en tu cuello brilla


Preciosa gargantilla

De

plata y oro y piedras relumbrante!

Recostado en su asiento
Estuvo
el

Rey con
el

plticas sabrosas;

Llena yo de contento,

Derram por

viento
rosas.

Mis perfumes de nardos y de


Cual racimo florido

De

las

vias de Engadi, es mi adorado,

Hacecito escogido

De perfume subido Que mantengo en mi pecho

reclinado..,

Vase, para evitar prolijidad y no hacer interminable este cotejo,

como traduce Evasio Leona


Mentre da
T'aggirasti,

estos ltimos versculos:

me

lontano
re,

mi

questa di nardo
il

Spica feconda, che m'adorna

seno,

Col grato odor mi recre.

Te

solo

Or che

vicin

mi

sei,

Qual profumier

di mirra,

Oual ciprio racemo Der Engaddi odorato


Ne' giardini educato, ora deso
Accogliere, e servar nel seno mi

As son

la

mayor parte de

los plagios

que se imputan

Pesado.

El no necesitaba Evasio Leone para entender


tico

ni traducir el

Cn-

de los Cnticos., porque era ms poeta que


los libros sagrados

el

carmelita toscano,
estudio

y porque

eran

el principEJ

y continuo
al

suyo, y porque haba aprendido en Fr. Luis de Len, en Arias

Montano, en San Juan de

la

Cruz,

cmo

se traen

castellano las

142

CAPITULO PRIMERO

palabras de Salomn
los

y de David. Entre

los

salmos que tradujo son


la

mejores aquellos en que ms se apart de

poesa cantabile de

Saverio Mattei. El salmo 67, que ntegro pusimos en nuestra coleccin,

nos parece poesa

mucho ms

bblica

y ms inspirada que

el

salmo 136, tan celebrado y popular otro tiempo en Mxico:


<Eo un
sauce, ludibrio del viento,
lira

Para siempre mi

colgu.

Es evidente que

estos versos son

de Mattei:

Ad un

salcio, ludibrio del vento,

La ma cetra qui pender

faro,

lo

son ntegras

las

dos primeras estrofas de

la versin:

Del Eufrates sentado en

la orilla

De Jud me

acord con tristeza


sul

Der Eufrate

brbaro lido

Rimembrando
Pero
cilla

l'amata Sione
distinto,

el resto del

salmo es completamente

por

la

sen-

razn de que Mattei cambia inmediatamente de metro, y Pele

sado

prosigue hasta

el

fin,

repitiendo

el

ludibrio del viento

modo

de ritornelo. Qu relacin puede haber entre estos versos

de Pesado:
Babilonia insensata, ya
el cielo

Te

apareja tremendo castigo:

El acero del crudo enemigo

Templar con tu sangre su

sed;

Y
con

vers

como

ardiente, insaciable,

Se apacienta en tus hijos sangriento


los correspondientes

de Mattei?

Come feroci e perfidi Come crudeli a noi.


Cos far con voi

Brbaro U vincitor.

l'innocente figlio
sul ciglio

Far svenar

Della dolente madre,


II

mesto genitor

MXICO

143

Xi siquiera parecen traducidos del mismo original. Creo, pues,


sin absolver

Pesado de toda culpa en este punto, que se ha exageridculo este cargo, en


s

rado de un
portante
(l).

modo

mismo bien poco im-

La

coleccin de las poesas de Pesado es bastante voluminosa:


lo fuese algo

para su gloria convendra que

menos. De

las

obras de

su segunda poca, de todo lo que escribi despus de 1840, es

muy

poco nada
de
los

lo

que puede rechazarse, pero de

los versos ju\'eniles,

coleccionados en 1839, que precisamente son los ms cono-

cidos por haberse dado luz en tiempos en


iba

que

el

gusto del poeta


corriente

de acuerdo con

el

de su pblico y no contra

la

como

despus sucedi, hay bastantes composiciones endebles, ya por


penuria de pensamiento, ya por defectos prosdicos de que luego
fu curndose,

aunque no

del todo: uso

inmoderado de asonancias

revueltas con versos sueltos consonantados,


resis,

y profusin de
la

sin-

vicio caracterstico

de

los poetas

mexicanos de

primera
dife-

rencia fontica entre

mitad de nuestro siglo y que evidentemente responde una el castellano de Mxico y el de Espaa.

Las poesas amorosas


sas, inferiores

me

parecen en general lnguidas y difulas

sagradas y las descriptivas. Hay demasiado petrarquismo y demasiado herrerismo metafsico en unas, y en otras una efusin de ternura domstica algo empalago-

con mucho

sa.

El autor

amaba ardientemente

su mujer, lo cual es

muy

sim-

ptico

laudable, pero no se cansa de repetirlo en todos los tonos,

olvidando que no todo lo que es natural y honrado es siempre materia potica.

Ha de
da en
la

exceptuarse, sin embargo, la bella composicin

A
la

mi

aina-

misa del

alba., escrita

en variedad de metros

manera
las

romntica,

y popular en

otros tiempos

ms que ninguna de

de

Pesado, sin duda por la mezcla candorosa de fervor juvenil

sin-

cera piedad, que la presta singular hechizo, manteniendo flotante


el espritu entre lo

humano y

lo divino.

no hablo de

la

hermosa

(1)

Vanse

las

observaciones que en defensa de

la

originalidad del que

fu su maestro hace el seor Obispo de San Luis de Potos, D. Ignacio


tes

Mon-

de Oca, en

el

prlogo de

la 3.*

edicin de las obras de Pesado.

14-4

CAPITULO PRIMERO

elega

A ngel de

la

Guarda de

Elisa, digna de cualquier poeta


la

espaol del siglo de oro, porque pertenece otros tiempos y

ms excelente manera potica de Pesado. Tampoco juzgamos que deban contarse entre lo mejor suyo ciertos discursos filosficos morales, como El Hombre, El Sepulcro,
que son meditaciones largas con exceso, de giro abstracto, razonador y discursivo hasta rayar en montonas y verdaderamente pesadas.

No

es esto decir

que carezcan enteramente de color poti-

co; le tienen

merced

al-

estilo

la

habitual gallarda con que est

manejado

el

verso suelto, aunque no limpio de asonantes


perfeccin que luego haba de mostrar
el

lejano

todava de

la

autor en

algunos fragmentos de su poema de Moiss. Pero aun en estos pri-

meros ensayos hay trozos enteros que no hubiera desdeado

el

mismo D. Leandro Moratn. Pesado nada


siempre
le

hizo

malo en absoluto, y

salvan la alteza de su pensar, su selecta cultura


estilo.

la

nobleza habitual de su

Cercenada una parte de estos primeros versos, queda

el

tomo de
este

Pesado

el

ms

igual

en conjunto de cuantos yo he visto de poetas

americanos, excluyendo naturalmente los vivos,

como en todo

estudio pienso hacerlo. Pero entindase bien lo que quiero decir.

Hay en Amrica

varios poetas que aventajan grandemente Pesa-

do en una dos composiciones inmortales y caractersticas. Pesado nunca tuvo la fortuna de hacer ni la Silva la Agricultura en la
zona trrida,
ni el

Canto de Junin,

ni el

Nigara,

ni el Teocali

de

Cholula; por eso Bello,

mayores poetas que

l,

Olmedo y Heredia son indisputablemente son los prncipes de la poesa del Nuevo
Heredia el
el

Mundo. Pero qutense mentalmente


cali,

Nigara y

el

Teo-

se ver

qu poco queda reducido


canto

gran montn de sus

versos,

Qutese

y cuntas Olmedo

cosas tiene que rechazar un gusto escrupuloso.


el

Bolvar,

y buen seguro que


la dirigida al

las tres

nicas odas que le restan, aun incluyendo

vencedor

de Miarica, no darn
poderoso aliento
rrida
lrico.

idea, sino

muy
al

remota imperfecta, de su
la

Qutense

correctsimo Bello
le

Zona

t-

la

Invocacin la Poesa,

y apenas

quedan ms que

tra-

ducciones, admirables

perfectsimas, pero traducciones al cabo.


J.

Los grandes

lricos

colombianos y argentinos,

Eusebio Caro, Ar-

MXICO

145

boleda, (Vtiz, Echeverra, Mrmol, Andrade, son, cada cual por su


estilo,

poetas ms inspirados, ms varoniles,

ms grandilocuentes
falso senti-

que Pesado, pero tambin ms desiguales, ms escabrosos, ms enfticos,

ms propensos
los otros.

la declamacin los unos,

al

mentalismo

Tienen versos admirables de vez en cuan-

do, torrentes

de lava potica veces, pero muchas cadas, muchas

vacilaciones de gusto. Pesado, que no llega nunca


llegan en sus grandes

donde

ellos

momentos, est menos expuesto caer, porlos pies

que generalmente pone


tibia,

en firme. Su inspiracin es ms
le

pero menos sujeta intermitencias. Se

puede

leer seguido;

prueba dursima que pocos poetas

resisten.

No
buen

despierta casi

nunca grande admiracin, pero


vive
dir

respetuoso afecto. Es cierto que


el

mucho de

la

poesa ajena, pero con

tino de acula Biblia,

siempre los ms puros y saludables manantiales:


el

Dante, Fr. Luis de Len,


cas, los

Tasso. Lanse sus traducciones bblila

magnficos tercetos dantescos de


el bello

visin del Profeta

con
de

que termina

poema de

'Jernsalcn, el delicado episodio

Aglaya en

el

poema de La

Revelacin,

que no

lleg terminar

que contiene sus mejores octavas, y se ver hasta qu punto haba


llegado asimilarse la tradicin italiana

y espaola de

ios

mejores
al

tiempos, con un

artificio sabio

industrioso algo parecido

de

Monti.

Lo ms

original, lo

ms mexicano, y

la

vez

lo

ms

perfecto de
fcil

Pesado, son sus sonetos

y romances

descriptivos,

en que con

y risueo pincel
del

traslada paisajes de Orizaba


la aldea;

y Crdoba escenas
Al lado de esta colec-

campo y de

procesiones, lidias de toros, rias de ga-

llos,

carreras de caballos, volatines

fuegos.

cin bien puede ponerse otra titulada

Las

Aztecas, en que su autor

intent la creacin de una poesa indgena, traduciendo


(al

y glosando

decir suyo) cantares de

ms menos sospechosa
no puede
ni

autenticidad,

entre los cuales estn las famosas poesas del rey Netzahualcyotl,

otras annimas. Semejante trabajo

debe estimarse

como

traduccin; es cosa probada que Pesado no conoca las len-

guas indgenas,

y que

se vali nicamente de algunos fragmentos


las

traducidos en prosa en

antiguas crnicas,

y de

otros

que

le in-

terpret un indio, amigo suyo, llamado D. Faustino Chimalpopoca


Mbnndez y Pelayo. /'f5/i
his^ano-aiitcricatta.
I.

10

146

CAPTULO PRIMERO

Galicia, el cual sola decir

despus que
l le

los versos

de Pesado nada

tenan que ver con el texto que

haba dado literalmente tra-

ducido

(l).

Trtase, pues, de una inocente

broma

literaria,

de una
ilria

poesa popular mexicana casi tan autntica

como

la

poesa

de

la

Guzla de Mrime. La reputacin potica de Pesado nada


ello;
al

pierde con

contrario, stas

que

apellida traducciones,

son en realidad de lo ms original que


sobre todo, son magnfica poesa
(3),

sali

de su pluma
si

(2), y,

no sabemos

muy

azteca,

pero seguramente

muy

por otra con

los libros sapienciales.

emparentada por una rama con Horacio, y Quien lea la exhortacin del
feliz,

Rey de Tezcuco

gozar los placeres de la vida

no tiene que

dudar del primer origen, y quien lea los Consejos del Padre la Hija la Enhorabuena en la coronacin de un Principe-, no podr

menos de reconocer que

el

espritu

de

la

primitiva poesa didctica


los jeroglficos del
el Eclesiastes.

y gnmica no le haba encontrado Pesado en Anahuac, sino en el libro de la Sabidura y en


Realmente,
l

era poeta bblico

y poeta
y en

clsico,

y no

otra cosa.

Se

le

ha llamado eclctico, pero

el

eclecticismo,

que tiene un sencuya labor no

tido bien

determinado en

filosofa

ciencias sociales, no parece


los poetas,

que puede aplicarse del mismo modo

es de seleccin cientfica de ideas sino de creacin de formas vivas.

los poetas se les juzga

por su cualidad predominante y por su

tendencia habitual. El hecho de haber imitado y traducido algunos


versos de Lamartine nada prueba, porque ni estos versos son los

ms

caractersticos

de Pesado,
lo sea

ni

Lamartine es
el

muy

romntico en

la tcnica,

aunque

muchsimo en

sentimiento. Fuera de
influir

ste,
ni es

no

yo qu poetas romnticos pudieron


infalible

en Pesado,

tampoco signo

de romanticismo

el

cambio de metros

(i)

Pesado se leVonsidera generalmente como iatroductor del gnero


la

indgena en

poesa mexicana.

Lo

singular es

que uno de

los

primeros que

siguieron esta direccin fuese un espaol, D. Emilio


tander),

Rey

(natural

de San-

que en 1868 public un tomo de poesas medianas y ya olvidadas, pero en el que lo ms digno de aprecio es la seccin titulada Cantos histricos

mexicanos.
(2)
(3)

Montes de Oca.
Pimentel.

MXICO

X47
lo

en una misma composicin, puesto que

hacan cada paso esos

traductores italianos del siglo xvui que Pesado lea tanto, Evasio

Leone y
Pesado

Mattei,

lo

haban hecho tambin alguna vez poetas es-

paoles de principios de nuestro siglo


es, pues,

como

Arriaza y Cabanyes,

poeta bblico de segunda mano, porque no saba

hebreo, y poeta clsico de segunda mano, porque no saba griego;


lo

que da muestras de saber

muy
el

bien es

latn, italiano

castella-

no.Su clasicismo tampoco es

de nuestro

siglo xviii, ni tiene aquel

gnero de grandeza oratoria que admiramos en Quintana, en Galle-

go en Olmedo, pero
quistas

est

evidentemente derivado del clasicismo

italo-espaol del siglo xvi; su idealismo

amoroso es

el

de

los petrar-

y no

el

de Lamartine, y

si

jilgn eclecticismo
las

de forma hay,

nacer de

la indecisin del la escuela

poeta entre

formas amplias y roza-

gantes de

de Herrera, y

la casta

y severa
la

sencillez

de

la

musa de
Por

Fr. Luis de

Len

(l).

tales

mritos y circunstancias, quiz

poesa de Pesado y

de
lar

sus discpulos est destinada ser en lo futuro

ms bien
lo

tenida

y estimada por una


de
la literatura

parte de nuestro caudal clsico que del particu-

mexicana, y en Espaa se recoger


as

que en

Mxico se denigra, viniendo cumplirse

aquel triste vaticinio


las

que estamp
(i)

el

mismo poeta en
la

el

prlogo

obras de su amigo
la

Para datos de

vida de Pesado nos remitimos

extensa y exce-

Roa Barcena. Baste consignar aqu que nuestro poeta naci en San Agustn del Palmar, provincia de Puebla, el 9 de Febrero de 1801, y muri en Mxico en 1861. Generalmente se le considera como hijo de Orizaba, porque all tena sus bienes, all se educ,
y
all

lente Biografa que public en 187S D. Jos M.

contrajo su primer matrimonio.

En

su juventud

tom parte

activa

ea

la

poHtica, siendo Ministro del Interior en 1838, y de Relaciones Exteriores

1846. Modificadas luego sus ideas

servador, dedic la defensa de

la Iglesia

en sentido cada vez ms catlico y consus ltimos trabajos, y no acept


la

ms puesto
que obtuvo
2.*

oficial

que

el

de catedrtico de Literatura en
el

Universidad de

Mxico, reorganizada en 1854. Fu, segn creo,


el ttulo

primer escritor mexicano


tres

de correspondiente de

la

Academia Espaola. Hay


la i.*

ediciones mexicanas de sus Poesas originales y traducidas,

de 1840 (ambas por

el

impresor Cumplido),

la 3.*

de 1839, la de 1886 (imp. de L. Es-

calante).

nica completa, y la nica que contiene sus mejores versos, que antes se haban impreso en pehijas, es la

Esta ltima, publicada por sus

ridicos y opsculos

muy

difciles

de reunir.

CAPITULO PRIMERO

D. Manuel Carpi.
deje de existir,
tellana,

.Si

est escrito
l

que Mxico,

tal

como

es

hoy^

y que en
la

se pierda hasta la
los

hermosa lengua casel

no por eso se desanimen

mexicanos dotados con que merezcan


el

sa-

grado fuego de
de
la

poesa: las obras suyas


la

honor

inmortalidad, sern trasladadas


all

antigua Espaa,

y con-

serv'adas

con

la

ternura

el

cuidado que merecen una madre

los ltimos despojos

de un hijo desgraciado.

El poeta quien se referan tales palabras era un mdico

muy

distinguido, quien una con Pesado estrecho vnculo de creencias

y afectos. Asiduo lector de las Sagradas Escrituras, familiarizado con la topografa de Palestina por las descripciones de los viajeros,
no extrao
to,

las

primeras investigaciones arqueolgicas sobre Egiplejos,

Nnive y Babilonia, que procur seguir aunque de tan


cultivar

co-

menz

muy

tardamente
el

la poesa,

pasados los cuarenta,

aos, lo cual explica quiz

desmayo y
las

falta

de nervio que hay

veces en su

estilo,

no menos que

muy

recomendables cualida-

des de gravedad religiosa y madurez de pensamiento, claridad

orden lgico en

la

composicin, y ausencia de todo gnero de ex-

travagancias. El autor sabe siempre lo


fuerza por hacerlo perceptible

que quiere

decir,

se es-

llano, hasta caer

en giros prosaicos
la fastidiosa inter-

explicaciones intiles, enervando su estilo con

polacin de partculas

de

la

conversacin,
el

y modos adverbiales, propios del discurso no menos que con adjetivos parsitos que sela

can y consumen

jugo del sujeto de

oracin. Pena da ver enca-

bezada tan bella pieza como


toda luz ridculo:
Era
la

La Cena
la

de Baltasar con este verso,

noche, y

redonda luna

De

todos los malos eptetos que pueden darse


infeliz

la luna,

quiz

no haya otro ms
tan en gracia
le

que este de redonda

(l).

sin

embargo^

haba cado Carpi, que todava le sirvi para

aplicrselo la tierra en el

primer verso de su oda El Diluvio:

All en un tiempo la redonda tierra

(i)

Quiz

<la

redonda luna est aqu por luna

llena,

y en este caso se-

ra tolerable la

expresin aunque siempre prosaica.

MXICO

149

En

la

misma oda leemos

estos versos,
el

que son pursima prosa,


la

nacida del afn que tena

poeta de dar directamente

razn

de todo:
Ves que el ngel del pilago salado La llevaba en sus manos como un arca, No fuera d ser que acaso naufragara Entre tanto vaivn del mar inmenso
Estos frecuentes prosasmos de diccin, y una
flojedad senil en cl estilo, son

como
vena

lasitud

ms de reparar en Carpi, porque


despilfarro de la
descripti-

van mezclados con


va.

el

ms prdigo

Es de

los poetas

ms

exteriores que

pueden

hallarse.

Hasta

la

religin tiene en l

ms de pomposa y magnfica que de

ntima.

Por temperamento y por sistema exclua del arte toda dea que no
se presentase vestida de formas concretas y sensibles,
consistir nicamente en
el

le

haca

prestigio
los ojos;

de una sucesin de imgenes


descripciones continuas y sin

que halagan y deslumhran

tasa de armas, de jaeces, de vestiduras ostentosas, de festines, caceras

y combates;
la

el

valle del

mar Muerto,

el

palacio

Faran,

desolacin de Babilonia y Jerusaln. Tanta luz


igual en todas las partes

y trono de y tanta

pompa derramadas por


y n todas
cos,
las

de

la

composicin

composiciones; tanta insistencia en detalles pintoresel

que no tienen todos

mismo

valor potico, acaban por prola

ducir singular monotona, pobreza verdadera, en medio de

acu-

mulacin de tantos tesoros. S que no todos agrada este juicio


mo, pero no puedo
sentir

menos de

repetirle,
el

porque no est en mi mano


el

y estimar

la

poesa con

gusto ajeno, sino con

propio, ni

la diferencia

de criterio en cosas tales debe ser motivo para tachar


la literatura

de ignorancia nadie. El conocimiento de

mexicana

no

es

ninguna ciencia misteriosa y reservada para algunos privile-

giados.

Yo,

ni

Pesado

ni Carpi,

he conocido nunca ms que


lo

por sus versos,

los cuales creo

entender

mismo que todos

los

dems

versos compuestos en mi nativa lengua castellana,


la

do por

impresin que su lectura

y juzganme ha producido, no puedo ms que Carpi,


tonos;
as

menos de
ra clsica

declarar que Pesado vale mis ojos

en elegancia

y armona como en variedad de me parece ms varia y escogida y

que su

cultu-

su gusto

mucho ms

150
firme,
lo

CAPITULO PRIMERO

y que

si la

reputacin de Carpi ha sido menos combatida,


s la

debe no haber dejado detrs de

suma de odios y rencores

polticos

que todava

se

ceban en

la

memoria de Pesado. Ni tampo-

co puede decirse que haya

ms

originalidad en Carpi, que puso

en verso pginas enteras del Itinerario de Pars JerusaUn^ de


Chateaubriand; lo que hay es ms amaneramiento, de donde resulta la ilusin

de que tiene ms

estilo propio.

Nada de
tor.

esto se entienda en
las

menoscabo

del justo aprecio

que

debe hacerse de

obras de este piadoso, docto y simptico escri-

Sus cualidades poticas son evidentes, aunque no sean de priSin ser romntico, participa algo de
la brillantez

mer orden.
lor

de co-

del lujo asitico de imgenes

que introdujo aquella escuela.


dicho, que un reflejo de la

Cualquiera puede notar,

y ya queda

prosa de Chateaubriand pas sus versos.

No

es

pequeo mrito,
la

por otra parte, haber sentido con tanta intensidad

poesa de los

Sagrados Libros, y haber trasladado alguna parte de sus bellezas


con cierta grandiosidad pica y con mucho estudio del arte de
palabra
(l).

la

Merece, pues,

el

noble homenaje que

le

consagr nues-

tro D. Casimiro del Collado en estos versos

de

la elega

que com-

puso su muerte, y que recuerdan en concisa y elegante frase los asuntos de sus principales producciones:
Del sacro numen que tu acento anima

Cuando, de edades bblicas vestigio,


Del Gigota recuerda
el

gran prodigio

O
La

el terrible

escarmiento de Solima;

fatdica frase
el festn

que

del

muro

En

de Babilonia emerge;

Ira

mar que se abre, y en su centro obscuro y poder de Faran sumerge; Del himno hermoso, en que tu patria bella
el

Proclamas reina de

la

indiana zona

(i)

Aunque Pesado y Carpi

fuesen los principales cultivadores de


el

la

poesa bblica, no debe omitirse que antes de ellos


ve, ba
ta)

Dr. D. Pablo de

la

Lla-

primer maestro de hebreo de nuestro D. Antonio M. Garca Blanco, hahecho algunas versiones que no conozco. Tambin tradujo (de la Vulgaalgunos Salmos D. Jos Bernardo Couto, primo de Pesado.

MXICO

151

el

ingente volcn pintas, que de ella

La indescriptible majestad corona;

De Tu

cuantos versos en raudal sonoro


rica inspiracin al viento esparce,

Mcxico guardar como un

tesoro.

La dulce remembranza, y con tristura, Contemplar, en tu humilde sepultura.

Mudas

las

cuerdas de tu

lira

de oro

(i).

La mayor parte de
han seguido,
as

los poetas

acadmicos y conservadores que


religin

en literatura

como en

y en

poltica,

rumobli-

bos anlogos

los

de Pesado y Carpi, viven an, y esto nos

ga omitir sus nombres. Entre los muertos es imposible dejar de


recordar
al

ntimo amigo y bigrafo de Carpi, D. Jos Bernardo

Couto, aunque los pocos versos suyos que conocemos, insertos en


la

Amrica

potica,

de Gutirrez, y tomados probablemente de

la

Coleccin de poesas mexicanas, impresa en Pars en 1836, son de-

masiado juveniles para que por


to de prosista

ellas

pueda formarse dea del


autor,

talen-

que luego mostr su

ya en

el

profundo Disla

curso sobre la constitucin de la Iglesia, que basta para


del

reputacin

mis encumbrado

canonista, ya en su

ameno y
(2).

erudito Dilogo

sobre la historia de la pintura en Mxico

Hay que

hacer memoria tambin de D. Alejandro Arango y Es-

(i) Naci D. Manuel Carpi en Cosamaloapn (estado de Veracruz) el \ de Marzo de 1791, y muri en Mxico en i86u. Tradujo los Aforismos v pronsticos, de Hipcrates, y algunos otros opsculos de su profesin, y cola-

bor en varias publicaciones de ndole


las
la

religiosa.

Se sent algunas veces en


activa en la poltica, de

Cmaras

federales,

pero nunca tom parte

muy

manso y benvolo y sus hbitos de piedad y retiro. La primera edicin de sus poesas es de 1849, con un prlogo de Pesado. Despus se han hecho otras; la que tengo la vista es la de Mxico, 1876, con una breve pero primorosa biografa escrita por D. Bernardo Couto. Vase tambin en el tomo ni de las Memorias de la Academia Mexicana (1891), una conferencia de D. Jos Mara Roa Barcena dada en Drizacual le retraan su carcter

ba con ocasin del primer centenario del nacimiento del poeta.


(2)

Debo

la fineza literaria

de D. Francisco Sosa un ejemplar de este

Dilogo, que en tirada


lante), 1872.

muy

escasa se imprimi en

Mxico (por L Esca-

152

CAPITULO PRIMERO
(l),

candn

que

falleci

pocos aos h, siendo Director de

la

Aca-

demia Mexicana. El

Sr.

Arango, autor del meior


le

libro

que tenemos

acerca de fray Luis de Len, se

haba propuesto por principal

modelo,

as

en los estudios

bblicos,

que fu

muy

inclinado,

cmo

en

el estilo

y en

la diccin potica.

Son modelos

intachables de no-

ble reposo, de suave efusin


la

y de

acrisolado gusto sus dos odas


la

En

Inmaculada Concepcin de Nuestra Seora,

que

titul

Invoca-

cin

la

bondad divina, y otra en que glosa

este texto:

Domine u

scuto bonac volunais coronast me. El tomito de sus poesas contiene,

adems, unos valientes tercetos felicitando Couto por su


la Iglesia,

defensa de
italianas

dos magistrales traducciones de

las

leyendas

de Luis Carrer, El Caballo de Extremadura y


serie
el

La Vengan-

za,

y una pequea
la

de sonetos
dirigido

(la

maj^or parte de stira pol-

tica),

entre los cuales,

Germnico es una joya digna

de

coleccin de Arguijo.

(i)

Naci en

la

Puebla de

los

ngeles

el 10

de Julio de
parte de

Europa hizo en Madrid los estudios de Humanidades.

1S21. En 1831 vino En Mxico se grala

du de licenciado en Derecho en
de

1844.

Form

Academia potica

San

fiian de Lefrdii,

como
la

casi todos los literatos

de su tiempo. Figur en
la

primera lnea en

la poltica

conservadora, siendo Secretario de


al

Asamblea

emperador Maximiliano, y miembro del Consejo de Estado de aquel infelicsimo monarca. Muri en 28 de Febrero
de Notables que ofreci
corona

de

1883.

Su Ensayo

histrico

sobre Fr. Luis de Len se public primero en

La

Cruz, revista que diriga Pesado (1855-56), y luego en

tomo aparte (1866).


lle-

El autor preparaba otra edicin


gara
salir luz.

muy

aumentada, pero no sabemos que

La segunda edicin del tomito de sus Versos se imprimi en 1S79, y no comprende las poesas de su juventud, de que puede verse alguna muestra en la Amrica Potica, de Gutirrez. Tradujo Arango El Cid,
de Corneille, y La conjuracin de los Pazzi, de Alfieri, pero no se conocen ms que fragmentos de una y otra versin. Vase el libro de D. Victoriano
Ageros, Escritores viexicanos contemporneos (Mxico, iSSo). Entre los mri-

de Arango que su bigrafo enumera, no debe omitirse el particular empeo que puso en que se cultivasen en Mxico los estudios orientales, para to cual public su costa una Gramtica Hebrea en 1S67, y ayud que salos
liese

luz otra del idioma griego, contribuyendo liberalmente para los gasOJicio

tos

de impresin. Puso tambin prlogo un

Parvo de

la

Virgen Mara,

publicado en 1870 por D. Jos Mariano Lara, en ocho idiomas: hebreo, griego, latn, italiano, ingls, francs,

alemn y espaol.

MXICO

153
al

Pocos meses despus de Arango descendi


tinguido humanista, de sus mismas ideas

si'pulcro otro dis-

gusto, el licenciado

don

Francisco de Paula Guzmn.

En

la

Resea de Actas de la Academia

Mexicana

se hace en estos trminos su elogio:

Muy

versado, tan-

to en la literatura griega,

como en

la latina,

dio en los ltimos aos

de su vida muestras de su vena potica, que corri siempre impulsos del

amor

divino.

Lo encendido de
la

los afectos, la
frase,

uncin con

que saba expresarlos y


no dudar, entre
jor

sobriedad de su

que, correcta

gallarda, era expresin genuina de

hondo amor

Dios, lo colocan,

los poetas msticos

han hablado

la

lengua castellana. El consumado

ms encumbrados y que melatinista don


que en
las

Jos Mara

^'igil,

traductor de las Stiras de Persio, ha escrito una


la cual

necrologa de Guzmn, en
giosas de ste

se dice
el

poesas reli-

se encuentra unido
la
el

apasionado misticismo de
la

Santa Teresa y San Juan de


elegancia de Fr. Luis de Len,

Cruz con

correccin

clsica

Horacio espaol. Alguna hipr-

bole habr quiz en estos elogios postumos,


tantes poesas de
las tres

y no conocemos

bas-

Guzmn para

confirmarlos rectificarlos; pero

que hemos

ledo, es saber,

una oda Al Sagrado Corazn

de

yesi's,

una parfrasis

del Hortuliis atribuido Virgilio,

otra

de un poemita cristiano de Prspero Tirn, vate del

siglo v, prue-

ban que Guzmn


dulce

era,

no slo versificador puro y elegante, sino


(l).

delicado poeta

(i)

Naci en 1844

}'

falleci

en 1S84.

Era profesor de

latn

en

la

Escuela Preparatoria de Mxico. Meditaba en

sus ltimos aos hacer una versin potica de las Obras de Prudencio.

Como
dado de

poeta mstico y no poco inspirado, debe citarse tambin


la catedral

al

prebenfalle-

de Puebla, Dr. D. Miguel Jernimo Martnez, que

ci en 1870, y cuyas poesas fueron publicadas en coleccin

un ao despus.
del Sr.

Ei siguiente bellsimo soneto que

tomamos de una publicacin


1877),

Roa

Barcena (Acopio de sondas castellanos

prueba que este poeta merece

ms fama de

la

que alcanza:
Podando estoy mi solitario huerto, Hora que, del invierno los rigores,
Marchitos aun los rboles mayores.

Tomse

el campo un rido desierto. Cuando de galas y esplendor cubierto.

El Abril pasa derramando

floies.

154

CAPITULO PRIMERO
la serie

Por

de hechos expuestos hasta aqu, se habr inferido


la

que en Mxico
da
la

condicin de literato clsico va generalmente unipoltica,

de conservador en

la

de neocatlico, ultramon-

Del sol los vivficos ardores Mis rboles darn su fruto cierto. Si otra poda interior hacer pudiera All en mi corazn y el alma ma, Con qu dulce placer, con cunto anhelo

En el mstico huerto recogiera Flores de amor filial para Mara,


Frutos de vida eterna para
el cielo!

Con

los autores

ltimamente citados, tuvo evidente parentesco en sus

es-

tudios clsicos y piadosas tareas un compaero nuestro, quien la Academia se complace en dar lugar aqu, puesto que fu americano de nacimiento, aun-

que residi en Espaa desde su primera


ca el

niez, sin que por eso perdiese nunamor y el recuerdo de la primera tierra que vieron sus ojos. Tal fu D. Fermn de la Puente y Apezechea, nacido en Mxico en 9 de Noviembre

de 1821 y muerto en Omoo (Santander), en 20 de Agosto de 1875. Educado en la disciplina clsica de principios del siglo, y celoso partidario del estilo de
la

escuela de Sevilla, donde hizo su educacin, dise conocer en 1834


ttulo

con unas lozansimas octavas insertas en El Artista, que llevan por

La Corona
las Silvas

Fhra, y demuestran cuan empapado estaba en la lectura de de Rioja. En 1S45 public, con el ttulo de Dido, una versin del
de
la

libro IV

de

Eneida, en que hay octavas tan valientes y bien construidas

como

sta,

que por casualidad recuerdo:

No

de otra suerte Orestes delirante.

Del triste Agamenn prole maldita, Del crimen siente el aguijn punzante,

espantosa visin

le precipita.

Huye su madre, mas la ve delante, Que ardiente tea y vboras agita,

Y
Es
pero

v las infernales vengadoras Posadas en su umbral todas horas.

parfrasis,

muy

feliz,

de estos tres versos de Virgilio:

Aut Agamemnonius scenis agitatus Orestes,

Armatam

facibus

matrem

et

serpentibus atris

Quum

fugit, ultricesque

sedent in limine Dirae.


(m. n. IV, 471-473)-

Muchos aos despus, cuando

el

fuego de su inspiracin estaba


si

muy

apa-

gado, quiso continuar su tarea, y tradujo hasta ocho libros ms,


dos, el primro y el sexto, llegaron imprimirse, en 1874.

bien slo

La

versificacin

MXICO
tao,

155

como

quiera decirse, en todo aquello que toca las relacio-

nes
res

conflictos entre la Iglesia

el

Estado;

al

paso que los escritola

que militan en

los partidos liberales,

propenden ms bien
sin

libertad romntica. Esta regla

no es tan general,

embargo, que

no tenga algunas excepciones, y baste por todas la del famoso jurisconsulto D. Ignacio Ramrez, ms conocido por su pseudnimo de

El Nigromante,

sectario del atesmo

corifeo de la poltica

y del positivismo ms crudos, ms radicalmente revolucionaria, uno de los


ejecutores de las llamadas leyes de

principales fautores

Reforma
Este

que sancionaron

el

despojo

y venta de
le

los bienes del clero.

personaje, cuya audacia demoledora,

fra

imperturbable, aterraba
el

sus propios correligionarios, que

acusaron de comprometer

resultado de su obra por excesiva gala de cinismo: ste fantico de


la

incredulidad, que lleg rodearse de cierta aureola mefistoflica:

y acerado polemista cuya irona ha llegado ser comde Voltaire (aunque suponemos que de la comparacin habr que rebajar bastante, si cambiamos la moneda mexicana
ste terrible

parada con

la

en francesa),
suaden
los

era,

en literatura, clsico

como

Voltaire: as nos lo per-

pocos versos suyos que conocemos,

correctos aunque algo secos;


ciones de Literatura
(i),

muy esmerados y y no lo desmienten sus propias Lecque son, como l dice, ms bien gramati-

rior la del libro


les,

de estos libros es generalmente muy desmayada, y por todo extremo infeiv. Algo semejante puede decirse de los Libros sapienciapublicacin postuma de 1878.
la

Hombre de

ardiente fe y cristiana vida,

dedic

religin sus mejores inspiraciones, y dej algunos sonetos mstiel

cos de gran precio:

de La Alagdalena

me

parece

el

mejor.

Como
de
las
(i)

individuo de nuestra Corporacin, contribuy

mucho

la

fundacin

Academias Americanas.
Se imprimieron postumas en Mxico, 1884, por Francisco Daz de

Len. Es libro curioso, y he de hablar de l ms extensamente en otra parte. Naci Ramrez en el pueblo de San Miguel el Grande (estado de Guanajuato),

en 23 de Junio de 1818, y falleci en


frase vulgar

15

de Julio de 1879. Su azarosa de


las agitaciones

vida va intimamente mezclada con

la historia

de su

pas.

Usando de una
de
la

y de mal gusto, puede decirse que fu el verbo revolucin, distinguindose siempre por su odio toda idea religiosa,
al catolicismo, y todo recuerdo de Espaa. Fu ministro de Fomento, y magistrado del Supremo Tribunal. Escribi en innu-

especialmente
Justicia y

156
cales

CAPTULO PRIMERO

que

histricas

crticas,

y presentan

la esttica

reducida
empiris-

una

fisiologa del lenguaje: sentido bastante

anlogo

al del

mo
en

del siglo pasado.


literaria

Aunque tericamente
la

partidario de la inde-

pendencia

y de

creacin de una cultura americana, hay

los versos

de este indgena de raza pura ms timidez acadmica


siguiente madrigal

que genio. El

puede dar alguna idea de su

estilo:

Anciano Anacren, dedic un da

Un himno
Solitaria

breve Venus orgullosa;


la diosa

babase
la

En ondas que

hiedra protega:
el

Las palomas jugaban sobre

carro
<

Y una sonrisa remed la fuente: Y la fama cont que ha visto preso


Al viejo vate por abrazo ardiente,

Y
Al lado de

las

aves

murmuran de algn

beso.

este cpigi'ama, que parece traducido de alguno de los

ms

lindos de la Antologa griega,


el

pueden ponerse

los

dos sonetos

que en

texto de nuestra coleccin figuran,


el

y en que
del

se desarrolla

con mucho primor de expresin

mismo tema

amor

senil,

que era uno de

los tpicos predilectos

de este poeta

(l).

Todos sus

merables peridicos, cultiv

la stira

del

modo ms

acerbo, y fu

ms

ad-

mirado por su vasta cultura y enrgico estilo que estimado por su carcter mordaz intransigente. Vid. Obras de D. Ignacio Ramrez, Mxico, oficina
Tipogrfica de
biografa
(i)
la

Secretara de Fomento, 1889, 2 tomos 4.

Con una extensa

de Ramrez, escrita por D. Ignacio Altamirano.


el

Transcribiremos

segundo de estos sonetos.

Por qu. Amor, cuando expiro desarmado, De m te burlas? Llvate esa hermosa Doncella, tan ardiente, tan graciosa, Que por mi obscuro asilo has asomado. En tiempo ms feliz, yo supe osado Extender mi palabra artificiosa Como una red, y en ella, temblorosa,

Ms de una de

tus aves

he cazado.

Hoy de mi los rivales hacen juego, Cobardes atacndome en gavilla; Y libre yo, mi presa al aire entrego. Al inerme len el asno humilla; Vulveme, Amor, mi juventud, y luego T mismo mis rivales acaudilla.

MXICO
versos manifiestan sus buenos estudios
(Quien al leer los tercetos
los
la

157

!a

pureza de su gusto.

muy
el

acicalados pero algo premiosos Poi

muertos y Por
Epstola moral,

los

desgraciados, no descubre al asiduo lector de

aunque

perfume de estoicismo cristiano que


se

embalsama aquella obra maestra

haya disipado en

los ridos

conceptos materialistas de su imitador:


Qu
es nuestra vida sino tosco vaso es el precio del deseo

Cuyo precio

Que en

guardan natura y el Acaso? Cuando agobiado por la edad le veo,


l la

Solo en las manos de

sabia tierra,

Recibir otra forma y otro empleo.

Madre Naturaleza, ya no hay

flores

Por do mi paso vacilante avanza:


Nac sin esperanzas ni temores,

Vuelvo

ti

sin

temores

ni esperanzas.

Mas

apacible fisonoma moral


liberal

Moreno, que fu tambin

y literaria ofrece D. Jos Rosas y tampoco fu romntico. Su repu-

tacin se funda principalmente en sus Fbulas, que han sido alta-

mente elogiadas por


Pimentel,
ca
las

crticos de tanto nombre como Altamirano y y que han desterrado de las escuelas de aquella Repbliinsulsas y mal versificadas de Lizardi. Rosas ha dado en las
al

suyas razonable entrada

elemento descriptivo, en pequeos cua(i),

dros brillantes de ligereza, de gracia y de colorido potico

salvanel

do

as el escollo

de

lo prosaico

en que fcilmente naufraga

ap-

logo por su tendencia doctrinal. Pero

adems de sus
si

fbulas,

Rosas

cultiv la poesa lrica propiamente dicha,


ni

no con grande estro

mucha novedad, con


la

delicada ternura, con simptica pureza de

sentimiento,
espritu

cual responde lo puro

ntido de la forma.

Su

honrado y sereno complcese, sobre todo en

los recuerdos

del valle de la infancia


original, ni

y de

la

materna aldea, y aunque no sea


en
la

muy

en su manera de

sentir, ni

de expresar

lo sentido,

y deje por esto huella poco honda en


por
lo apacible

el espritu,

agrada siempre
cierta

y cadencioso de

la

versificacin

y por

me-

lancola resignada.
(i)

Aunque

tiene su
el

manera propia, no parece ex-

Son palabras de Altamirano en

prlogo de estas Fbulas.

158

CAPTULO PRIMERO

Irao la lectura de los

modernos poetas espaoles, y Salgas, Ruiz Aguilera y Becquer fueron quiz los que ms influyeron en l, como ms anlogos su ndole, especialmente el primero, puesto que al
ltimo,
si le

imit en

el

sentimiento (l) no quiso remedarle en


la

la

incorreccin, ni

tampoco en

forma heiniana de rimas breves

(2).

La dura
de
cin

ley que nos

hemos impuesto de

prescindir de las obras

los vivos,

nos obliga omitir aqu poetas de tan alta significainfluencia

y tanta

como
la

D. Guillermo Prieto

y D.

Ignacio Alta-

mirano, sin cuyas obras es imposible darse cabal cuenta del nuevo

rumbo que ha tomado

la

musa mexicana en
alcanzan

los

tiempos posteriores

intervencin y

al

Imperio. Los orgenes literarios de Prieto se


all:

remontan mucho ms

la

Academia de San Juan de

Letrn, donde altern con Carpi y Pesado

hasta con Quintana

Roo, pero como Prieto, decano de

las letras

mexicanas, prosigue

enriquecindolas con nuevas producciones sobre las variadsimas

que en su azarosa vida ha dado


tirle,

luz,

no hay ms remedio que omi-

despecho de

la

cronologa

literaria,
la

y hablar de poetas muel

cho ms jvenes, pero que pagaron ya

muerte

comn

tributo.

Estos ingenios malogrados son principalmente dos

muy

conoci-

dos y populares ya en Espaa, donde sus obras comenzaron penetrar, har unos doce aos (3), con grande aplauso de la juventud

(i)

Estas imitaciones soa veces demasiado directas, verbigracia:


Volvieron al verjel brisas y flores, Volvieron otra vez los ruiseores

Mi amor no
(2)

volver.
Jalisco), el 14

Naci Rosas en

la

ciudad de Lagos (estado de

de Agos-

de 1838, y muri en 13 de Julio de 1883. Fu diputado varias veces y sufri persecucin por sus avanzadas ideas polticas. Aun despus del triunfo
to

de

ellas vivi

la prctica
la infancia.

de

en bastante obscuridad y pobreza, dedicado principalmente las virtudes domsticas y escribir libros de educacin para Casi todas sus obras pertenecen este gnero. Adems de sus

Fbulas, coleccion sus poesas varias

que llam Hojas de


el titulo

rosa.

Dio

al

teatro

bastantes comedias (una de ellas con

de Sor Juana Ins de

la Cruz),

pero aunque apreciables y apreciadas no lo han sido tanto como sus obras lricas. Algunas de ellas se registran en la coleccin publicada en Madrid, 1879, por D. Juan de Dios Peza, con
(3)

el ttulo

de

La

Lira mexicana.

No

se olvide

que esto se

escriba en 1892.

MXICO
literaria:

159

de

las

Manuel Acua y Manuel Mara Flores: cantor el primero evoluciones de la materia conforme al novsimo sentido de
y cantor
el

las escuelas naturalistas,

segundo de

la

pasin carnal sin

reticencias ni velos.

Uno y

otro eran poetas de verdad,

y prescin-

diendo de

los

temas habituales de sus cantos, no hay duda que su


la literatura

temprana muerte ha sido para

mexicana una calami-

dad

casi irreparable.

Hay de Acua un tomo


loga,

entero, del cual slo

pueden sacarse en

rigor dos tres composiciones dignas de los honores de una Anto-

pero stas son

tales,

que patentizan una genialidad

lrica

ms

potente que casi todo

lo

que hasta ahora hemos

visto en la poesa

mexicana. Esta potencia no lleg traducirse en acto sino de un

modo muy

incompleto, pero estaba en

el

poeta,

slo le falt

tiempo para acabar de manifestarla. El era un estudiante de Medicina, saturado del materialismo

tado en los libros de Bchner,

en su

de las salas de diseccin, amamanVogt y Moleschott, agresivo y feroz pomposo atesmo de colegio (2), y al mismo tiempo un alma
muestra de estas declamaciones, puede citarse
7isttuC!n,
la

(2)

Como

oda i
la

la

Socie-

dad Filoydtrica en h
sis

la

que compuso para celebrar

apoteo-

de un cmico, y empieza coa estos versos:


Mentira
el

ms

all!

Mentira

el

alma

Que el retroceso impuro Hace nacer, llenando lo futuro,


Del triste cementerio con la calma! Engao esa creacin que el fanatismo Hace brotar del ltimo lamento

Que nos

lleva al abismo!

Mentira ese ai terroniii que el convento

Lanza la humanidad mezquina y necia Que, oyendo la razn y al pensamiento

No

abarca esa mentira y la desprecia!

De

su antiespaflolismo rabioso,

que

le haca

exclamar como grave cargo

contra Mxico:

Aun hay

algo de Espaa en tu conciencia

es intil hablar, pues bien sabido es

que

los espaoles,

pesar de lo vetusto

y ya inofensivo de nuestra Urania, continuamos en quieta y paciica posesin de servir de cabeza de turco los patriotas mexicanos, tan rendidos

admiradores imitadores, por


la

el contrario,

de

los franceses
les

que

les hicieron
la

odiosa guerra de intervencin, y de los yankees que

despojaron de

mitad de su territorio.

6o
C-

CAPTULO PRIMERO

candorosa

infantil, llena de ternuras y arrobamientos; idlatra de y enamoradsimo de su novia. Todo su escepticismo y su materialismo no bastaron defenderle de una funesta pasin

su madre,

amorosa, en

la

cual parece que se atravesaron misteriosas contrala

riedades que, no encontrando resistencia en


del poeta, le condujeron al suicidio la

absoluta falta de fe

temprana edad de veinti-

cuatro aos.

En

aquel nio tan infelizmente extraviado haba el


la

germen de un gran poeta. No importa que


tesis

mayor parte de sus

versos sean un frrago de vulgaridades enfticamente dichas: ant-

de alumno de retrica,

v. gr.

Yo canto Atenas enseando Roma, No canto Roma conquistando Atenas,


Sustituir el hogar al relicario. Sustituir la violeta al incensario

sin

que

falten,

por supuesto,
La
cicuta del Scrates profundo

la

sangre del Cristo del Calvario

El sangriento pual de los tiranos,

Y
el

la

mscara

vil del

fanatismo

sublime martirologio de

la idea; la

pupila augusta de la histo-

ria, revuelto

todo con imgenes tan descabelladas

como

decir del

hombre
Polluelo de ese cndor de lo obscuro

Que

se llama el misterio

Ni tuvo tiempo para educar su gusto;

ni sus

estudios, exclusiva-

mente
rir el

dirigidos las ciencias experimentales, le permitieron adquila

pleno dominio de

lengua potica. La suya est afeada, no

slo por incorrecciones continuas y extraos cuanto intiles neolo-

gismos (esplendor aurora/, verbigracia), sino por composiciones de


palabras que
el

genio de nuestro idioma rechaza,

como

el

mrtir-

libertad, el espectro-conciencia, la luz-inmortalidad, el Dios-dulzura,


el espacio-inteligencia,

de donde resulta un

estilo

sobremanera bar-

MXICO
baro,
al

l6l

cual da los ltimos toques la rechinante fraseologa perio-

dstica:

Y
Que

que hallemos en

ti

la

mujer fuerte

del obscurantismo se redime

Muri: su aposiolado

Hizo temblar en su poder


El pueblo suyo, por

al fraile

el

monje opreso,

Escuch
Es, pues, un
defectos,

la

palabra progreso

que fueron

modelo peligrossimo, y por eso insistimos en sus los de toda la juventud de su tiempo en M-

y en Espaa, y que pueden ser contagiosos para quien tome y la incorreccin por marca de genio. Rfagas de genio tuvo Acua, pero mi entender slo dos veces en su corta vida, y
xico
el

desalio

las
la

dos en

el

ltimo ao de

ella.

Son dos

poesas en que puso toda

sustancia de su alma enferma

turno; otra

y atormentada: una de amor. Nocde materialismo dogmtico. Ante un cadver. Esta ltilas

ma

es

una de

ms vigorosas inspiraciones con que puede hon-

rarse la poesa castellana de nuestros tiempos.

Acua

era tan poeta

que hasta
l

la

doctrina ms spera y desolada poda convertirse para

en raudal de inmortales armonas. Senta aquel mismo gnero


el

de embriaguez naturalista que es


crecio

alma de

la

inspiracin de

Lu-

y de

la

de Diderot en

e\

Sueo de D'Alembert. La materia

no concebida mecnicamente, sino de un modo dinmico, y abarcndola en toda


luciones,
te sin
la

plenitud

y complejidad de
la poesa,

sus desarrollos
existir

y evoy
exislo

no es sujeto refractario

y puede

duda un gnero de monismo potico, que tiene de poesa


metafsica,

que tiene de
se,

menos

distante de lo
la

que pudiera creer-

ya de

la

concepcin de Leibniz, ya de

de Hegel, puesto que

realmente esa materia parece viva y llena de almas, y su incesante


ebullicin

como que

se

somete y disciplina un proceso


al

dialctico.

ese monismo,

ms que

materialismo tradicional de las escuelas

mdicas, corresponden los extraos versos de Manuel Acua, cuya


naturaleza afectiva ha impreso adems en ellos
huella:
Menndez y Pelayo. /'('.j/a
hispano-

muy

imborrable

l62

CAPTULO PRIMERO

T
Que

sin aliento ya,


la

dentro de poco,

Volvers
es
all

tierra y su seno,

de

la
la

vida universal el foco.

vida en apariencia ajeno,

El poder de

la lluvia y del verano Fecundar de grmenes tu cieno.

Y
En

al

ascender de

la raz al

grano.

Irs del vegetal ser testigo


el laboratorio

soberano.

Tal vez para volver cambiado en trigo


Al triste hogar donde
la triste

esposa

Sin encontrar un pan suea contigo.

En
La
Ir

tanto que las grietas de tu fosa


alzarse

Vern

de su fondo abierto
ensayos de su vuelo incierto,

larva convertida en mariposa,


los

Que en
al

lecho infeliz de tus amores

llevarle tus sculos

de muerto

Los versos Rosario, que llevan


probablemente
los ltimos

el

ttulo
el

de Nocturno, y son

que compuso

desventurado Acua,

esconden en

cifra la historia

de sus tristsimos amores, y aunque

muy
y

incorrectos, tienen toda la vehemencia


es poesa

y toda

la

angustia del

momento supremo:
tras

que no puede leerse

sin cierto terror


la

de

la cual se adivina el

prximo naufragio de

conciencia

moral del poeta. Ante estas dos soberbias inspiraciones se oscure-

cen

las restantes suj^as,

pero hay bellos rasgos de sentimiento en


hoy.

algunas otras,

como Entonces y
que de
chistosos.

Lgrimas, Adis

y tam-

poco carecen de mrito

los versos humorsticos,

aunque tengan

ms de

fciles

En

todo

lo

dems, como sucede

siempre en

las colecciones

de poetas

muy

jvenes, son visibles las

reminiscencias de sus lecturas, que eran las habituales entre los j-

venes de su edad y de su generacin: Espronceda, Campoamor,


Heine, quiz Ruiz Aguilera. Del primero tom versos enteros
los rizados

como

copos de ne\-ada espumas; imitacin del segundo

hizo doloras
cie

de Intermezzo como
leer; y,

y pequeos poemas: sus Hojas secas forman una espelas Rimas de Becquer, quien Acua no
por ltimo, nos parece percibir en
la

pudo

La Vida

del

campo

un remedo de

inofensiva parodia buclica que Aguilera titul

La

MXICO

163

Arcadia Moderna. Slo


antes
le trata

Zorrilla

no quiso imitar jams Acufia,


(l).

con

irritante

desdn y notoria irreverencia

Muy
ciones

diverso poeta es Manuel M. Flores.


la

No

era incrdulo

como

Acua, pero dio culto ferviente

poesa ertica en sus manifesta-

ms
la

clidas

y menos
la la

ideales (2). El

mo

en

expresin y vehementemente apasionado,


muerte, es sin

y ms poderoso que
luptuosa languidez,

amor de Acua, castsiel amor trgico duda ms potico que la vollega ser empalagosa,

enervadora molicie que respiran los versos


viril

como

de Flores, y que para todo espritu lo es en nuestro Arlas, uno de

los

pocos poetas francamenel

te carnales

que tenemos en nuestro Parnaso,

cual es honrosa exlo

cepcin en esta parte entre todos los modernos. Dgase


quiera de la influencia del clima

que se

del temperamento, la poesa es-

paola, aun en los pases tropicales donde ha sido transplantada,

conserva su castidad nativa, y rara vez se abate tan


la
las

vil

tarea

como

expresin del deleite sensual por

el deleite

mismo: expresin que

ms veces no

es signo de vigoroso
la

temperamento, sino de pre-

coz impotencia, lujuria de


dava
si

cabeza ms que de los sentidos.

to-

algn poeta americano ha pecado en esto, no son los de


la litera-

lengua castellana, sino los de lengua portuguesa. Slo en

tura brasilea se encuentran versos de erotismo desenfrenado


los

como

de Alvares de Azevedo, Casimiro de Abreu, Junqueira Freir,


los cuales dice Tefilo Braga,
la

Fagundes Vrela, de
explosivo de
la

que

el ardor

pasin amorosa,

lubricidad de las imgenes, la


la

seduccin voluptuosa del pensamiento, revelan


zo devorado por
(i)

sangre del mesti-

las

llamas del deseo.


la

Naci Manuel Acua en


el 27

ciudad del

Saltillo, capital del

Estado de

CoahuUa,
la

de Agosto de 1849. En 1865 fu Mxico, y se matricul en

Escuela de Medicina.

Fund

la

las tablas

un drama con

el ttulo

sociedad literaria Netzahualcyotl, y dio de El Pasado. Se suicid en 6 de Diciem-

bre de 1873.
la

Hay
de

varias ediciones del

tomo de

sus poesas.

La que tengo

vista es la

Pars, 1885 (Garnier).

Aunque el erotismo sea la nota dominante en la lrica de Flores, no (2) debe omitirse que cultiv tambin con xito otros gneros poticos. Su oda la Patria en el s de Mayo de 1S62 (defensa de la ciudad de Puebla contra
los franceses
ficos,

por

el

general Zaragoza) es desigual, pero tiene versos magn-

y mucho bro y arrogancia de diccin.

164
,

captulo primero
el

En

estudio de las obras de tales poetas brasileos, los cuales

cuadrara bien por divisa la palabra uror, que un insigne vate

mequ

xicano puso por epgrafe de sus preciosas Amapolas, pudiramos


creer que se haba formado
sus versos
verismil,
el

autor de las Pasionarias, ttulo


lo cual

de amor dio Flores, suponiendo,


los hubiese conocido.

no es nada

que

Tampoco hay semejanza de


ley

forma, sino identidad de sentimientos, ms bien de sensaciones


predilectas.
algo,

Alfredo de Musset
el

le

es sin

duda

poeta ertico del viejo

mucho y aun le tradujo mundo que. ms se leque


le

parece, pero lo que Alfredo de jMusset tiene de gran poeta no es la


calentura sensual, sino
la

grandeza de

la pasin,

hace entre-

ver los ms hondos misterios del dolor humano, y levantarse una


esfera

trascendental

casi

religiosa,
1

desde
1
1.

el

estercolero de la

orga en que nos muestra sus llagas


esto, tiene

Flores no tiene nada de-

muy

poco,

y por
la

eso es un poeta de segundo orden,

un mero poeta ertico en


no pertenecera

acepcin menos noble del vocablo, no


ni

porque en sus versos haya torpezas


la

obscenidades (que esto ya

poesa en

modo

alguno, ni habra que hablar


la

de

ello),

sino porque en sus elegas no se respira otra cosa que

atmsfera tibia
caciones

y perfumada

del deleite,

esto hasta en las impre-

y en

las quejas: hasta la tristeza es

aqu lasciva.

Deshojaste

la flor

de mil amores Entre

Por ceir tus sienes

La corona

nupcial

las flores

Castas del azahar, tu linda frente

Has escondido, todava


Del beso voluptuoso

caliente

De

tu

amante de ayer
el

Qu importa eso?
el

Esta noche, en

tlamo,

esposo

Su huella borrar con otro beso.


Trtase, pues, de una poesa afeminada

como

la

de Ovidio, criano-

da entre besos y
(i)

caricias,

y cuya blanda morbidez de expresin


la

Hay en

Flores fpor ejemplo en

composicin titulada Orgia) remi-

niscencias innegables de Espronceda en fondo y forma. Imit tambin y tra-

dujo algo de Lord Byron, de Enrique Heine, de Vctor

Hugo y

otros.

Sus

versiones, no siempre directas, estn hechas con verdadero sentimiento lrico.

MXICO
disimula en nada
el lector
la lascivia

165

del fondo. Pasan pginas

y pginas,

menos severo y morigerado acaba por

aburrirse y ofen-

derse de tanto chasquido de besos:

Un solo beso el corazn invoca, Que la dicha de dos me matara.


Un beso nada ms!

Ya su perfume
la

En mi alma derramndose,

embriaga,

Y Y

mi alma por tu beso se consume


por mis labios impaciente vaga.
Jntese con
la tuya!

Ya no puedo
Tengo miedo

Lejos tenerla de tus labios rojos


Pronto!

dame tus

labios!

De

ver tan cerca tus divinos ojos!


cielo,

Hay un

mujer, en tus abrazos;


el

Siento de dicha

corazn opreso

Oh! sostenme en la vida de tus brazos.

Para que no

me

mates con tu beso

Que por sentir en mi dichosa frente Tu dulce labio con pasin impreso, Te diera yo, con mi vivir presente,
Toda mi eternidad
por slo un beso.
la

Slo quien haya tenido paciencia para aguantar seguida


ra de los diez

lectu-

y nueve Basia

del holands Juan Segundo, podr

complacerse en un gnero que por su esencia est condenado ser


la

monotona misma. Lo nico que en Flores

le

anima y

realza es
fan-

el paisaje, la

selva americana, descrita con prdiga


la

y opulenta

tasa,

que algo recuerda

de Zorrilla en sus descripciones de los

crmenes granadinos.
All en la soledad, entre las flores,

Nos amamos

sin fin cielo abierto,

tienen nuestros frvidos amores


del desierto.

La inmensidad soberbia

tiene el bosque voluptuosa sombra,

Profundos y selvosos laberintos, Y grutas perfumadas, con alfombra

De

eneldos y tapices de jacintos.

palmas de soberbios abanicos

l66
Mecidas por

CAPTULO PRIMERO
los vientos sonorosos,

Aves

salvajes de carnosos picos

lejanos torrentes caudalosos.

Los naranjos en

flor

que nos guarecen

Perfuman

el

ambiente, y en su alfombra

Un De

tlamo los musgos nos ofrecen


las gallardas

palmas

la

sombra.

Por pabelln tenemos

la

techumbre
la

Del azul de

los cielos soberano,

por antorcha de himeneo


sol

lumbre

Del esplndido

americano.

Y Y
En

se oyen bramadores los torrentes

las

aves salvajes en concierto,

tanto celebramos indolentes

Nuestros libres amores del desierto.

Los

labios
el

de

los

dos con fuego impresos.

Se dicen

secreto de las almas;

Despus

desmayan lnguidos
las

los besos

Y la

sombra quedamos de

palmas.

No
se
sin

dir

que sean intachables


est lo mejor

estos versos,

que tomo de
ella

la

comque

posicin titulada Bajo las palmas, pero as en

como en

la

denomina Eva,
ser gran

y ms

caracterstico

de Flores, que
superior

poeta, es un poeta brillantsimo,

muy

Acua en correccin y en gusto (l). Puede decirse que la imagen de su Musa ha quedado trazada por el mismo poeta en estos versos
suyos, tan celebrados

tan dignos de serlo:


el sol

Morena por

del Medioda

Que en

llama de oro flgido la baa.

Es la agreste beldad del alma ma, La rosa tropical de la montaa.


Dile
la

selva su belleza ardiente,


talle:

Dile

la

palma su gallardo

(i)

Debe

advertirse, sin embargo,

que

la

prosodia de Flores es

muy

des-

cuidada y veces intolerable por brbara dislocacin de acentos, como en


estos dos versos de

Eva:
Flotaba derramado en los cfiros De salir del caos aun deslumbrada

Hay que pronunciar

cfiros

y caos para que estos versos consten.

MXICO

167

En su pasin hay algo del torrente Que se despea desbordado al valle.


Sus miradas son
luz,

noche sus

ojos,

La pasin en

su rostro centellea,

late el

beso entre sus labios rojos


(i).

Cuando desmaya su pupila hebrea

Aunque
cer
alentada

estos dos poetas sean

de ayer, comienzan ya a pertenela

la historia.

Las cosas van tan de prisa en Amrica, que


literaria

y briosa generacin
obras de Vctor

que vino

la

escena despus

de

la

cada del Imperio,

con

las

y que se haba formado principalmente Hugo y dems corifeos del romanticismo


brillante

francs,

comienza ya ser sustituida por un

grupo de poe-

tas jvenes,
les,

que traen ideales

artsticos

muy

diversos,

y en

los cua-

por

lo
el

poco que m ha llegado de sus obras, parece que pregusto de los parnasianos franceses
tal

domina

y de

algunos moder-

nos poetas italianos. Ojal que


la

tendencia, favorable siempre

pulcritud

cia

y al esmero en la tcnica, no degenere, como en Franha degenerado, en pueril dilettantismo, y que al seguirla, los
lo

novsimos poetas americanos acierten conciliaria con


ellos exige la tradicin potica espaola,

que de

y con
(2).

el

respeto las gran-

des

primitivas fuentes de toda poesa!

(i)

Naci Flores en

el valle

de San Andrs,

la falda

occidental del Driel

zaba en 1840, y muri ciego en estos ltimos aos. Vase


elogio suyo ley D. F. Sosa en el Liceo ^lexicano el
i.

Discurso que, en

de Junio de 1885.

Hay
(2)

varias ediciones
la

de sus Pasionarias, con un prlogo de D. Ignacio Mara

Altamirano:

ltima es de Pars, por Garnier, en este


lista

mismo ao de

1892.

Era mi objeto dar en esta nota una

de

los poetas

mexicanos que

omito por considerarlos vivos, pero luego he reflexionado que este trabajo
estaba

muy

debo

advertir,

expuesto sensibles omisiones, y he desistido de l. nicamente que no he incluido en esta coleccin la excelente poetisa

D.^ Isabel Prieto de Landzuri, que falleci en

Hamburgo en

1876,

pues aun-

que mexicana por adopcin, haba nacido en Espaa, en Alczar de San Juan.
(Vase
el

excelente estudio biogrfico y literario, que acerca de


el

ella

public

D. Jos Mara Vigil en

tomo

11

Mxico,

1882).

De

otra poetisa,

Memorias de la Academia Mexicana, llamada D.* Dolores Guerrero, que falleci


de
las

en 1858, conozco algunos versos apasionados, incorrectos y demasiado ntimos que, la verdad, no me han parecido dignos de figurar en una coleccin

donde van

los

de sor Juana Ins de

la

Cruz.

En Bogot

se ha publicado un

l68

CAPTULO PRIMERO
Poetisas mexicanas (Imprenta de
el
J. J.

tomo entero de

Prez, 1889),

donde poque

dr satisfacer su curiosidad

aficionado la literatura femenina.

Mxico ha sido

visitada en este siglo por bastantes poetas espaoles,

han escrito y publicado all algunas de sus obras. Adems de Zorrilla, hay que recordar Garca Gutirrez, que residi algn tiempo en Mrida de
Yucatn, hizo representar imprimi
all

tres

dramas en 1844 y

1845,

La

Mujer

valerosa,

Los Alcaldes de

Valladolid,

y El Secreto del Ahorcado, y es-

cribi tambin

El Duende
la

de Valladolid, tradicin yucaieca (1850).

aunque no fuese

poesa su vocacin principal, sera grande injusticia

omitir el

nombre

del escritor
la

montas D. Anselmo de

la Portilla,

que con-

tribuy ms que nadie

reconciliacin moral y literaria de espaoles y


los

mexicanos, y que ha dejado en aquella Repblica un nombre de nerados (a).

ms ve-

Vase su interesante biografa en el tomito de D. Victoriano Ageros Escritores (a) mexicanos contemporneos (pgs. lSq-224). Con Portilla colabor en alguno de los peridicos fundados y dirigidos por l, el notable poeta gaditano D. Federico Bello y Chacn,

muy
el

injustamente olvidado en su patria (Vid. su necrologa escrita por


iv de las Obres de ste, pgs. 4IO-429).

Roa Barce-

na en

tomo

POSTDATA

La Real Academia Espaola

se sirvi confiarme el encargo

de

formar esta coleccin y escribir las introducciones de ella, en la ltima sesin ordinaria celebrada antes de las vacaciones de Julio del

ao pasado de 1892. En Septiembre di por terminados los trabajos relativos Mjico, Guatemala y Cuba, valindome exclusivamente de mis propios libros y de los de algn amigo, puesto que la circunstancia de haber tenido yo que trasladarme Santander al da siguiente de haber suspendido sus tareas la Academia, me impidi examinar por entonces los materiales que ya haban comenzado remitir su Secretara las Academias Correspondientes Americanas, y otras Corporaciones y personas, quienes oportunamente se haba
invitado para este
fin.

Formada ya mi coleccin y redactado el prlogo, voh' Madrid, y con objeto de completar mi trabajo antes de la impresin, comenc examinar la interesante coleccin de datos recibida de Amrica. La Academia Mexicana, Correspondiente de la Real Esel punto de impriuna Antologa de poetas de aquella Repblica, en tirada de solos seis ejemplares (segn mis noticias) (l Y para que quede memoria de esta rareza bibliogrfica, me parece oportuno dar aqu noticia del contenido de tan extraordinario libro, empezando por ad\"ertir que no tiene portada ni pie de imprenta ( lo menos por ahora), y que consta de 470 pginas, en 4., no foliadas, sino numeradas con lpiz. Ocupa las 52 primeras una discreta y elegante introduccin histrica firmada por el egregio humanista D. Jos Mara Vigil, bien conocido entre nosotros por su magistral versin y comentario de las Stiras de

paola, haba llevado su exquisita cortesa hasta


mir, para

mayor comodidad de
).

la nuestra,

Persio.

(i)

res,

pero

Ms adelante se ha repetido la edicin en mayor nmero de ejemplasin cambio alguno en el texto.


170

CAPITULO PRIMERO
se divide en dos grupos:

La Antologa

uno de poetas muertos

(hasta la pg. 199),

y Muertos: Annimo

otro de poetas vivos, por este orden: del siglo xvi (fragmento de la pieza dramtica

Francisco de Te Sor Juana Ins de Cruz. Fr. Navarrete. Francisco Manuel Snchez de Tagle. AnEduardo de Gorostiza. Manuel Cardrs Quintana Roo. Francisco Ortega. Jos Gmez de Cortina. Jos Joaqun Pesado. Jos Mara Heredia. Wenceslao Alpuche. Fernando Caldern. de Jess Daz. Ignacio Rodrguez Gah-n. Miguel Jernimo Martnez. Jos Sebastin Segura. Ignacio Ramrez. Ramn Isaac Alcaraz. Alejandro Arango y Escandn. Francisco Guzmn. Manuel Peredo. Isabel Prieto de Landzuri. de Juan Valle. Jos Rosas Moreno. Manuel M. Flores. Acua. Agustn F. Cuenca. Vivos: Ignacio M, Altamirano. Jos M. Antonio Cisneros Cmara. Jos T. de Cullar. Rafael Delgado. Manuel Ricardo Domnguez. AdalDaz Mirn. Salvador Daz berto A. Esteva. Jos M. Esteva. -Enrique Fernndez Granados. Rafael Gmez. Ernesto Gonzlez. Justo P. Gonzlez. Manuel M. Gonzlez. Manuel Gutirrez Njera. B. Hjar y
Triunfo de
los Santos,

representada en 1578)-

rrazas. Fernn Gonzlez de Eslava.


]\Ianuel

la

]\Ianuel

pi.

la

^Jos

P.

]\Ianuel

Bustillos.

]\Iirn.

^Juan

Haro.

Manuel Jos Othon. Joaqun Arcadio PaPen Contreras. Jos Pen del Valle. Josefina Prez de Garca Torres. Ignacio Prez Salazar. Isabel Pe Manuel Puga y Acal. sado. Juan de Dios Peza. Guillermo FranAmbrosio Ramrez. Vicente Riva Palacio. Justo cisco Sosa. Esther Tapia de Castellanos. Luis G. Urbina. Jess E. Valenzuela. Eduardo del Valle. Ramn Valle. Antonio Zaragoza. Rafael de Zayas Enrquez. Ovidio
Cuenca.

Ipandro Acalco (limo. Sr. D. Ignacio Montes de Oca, Obispo de San Luis de Potos). Francisco Lpez Car\'ajal. Jos LLaura Mndez de pez Portillo y Rojas. Vicente Daniel Llrente.

LuisG.

Ortiz.

gaza.

Porfirio Parra.

^Jos

Prieto.

Sierra.

Zorrilla (l).

La necesidad de encerrar tantos poetas en el pequeo espacio de 400 pginas, ha obligado los colectores mexicanos no incluir generalmente ms que una dos composiciones de cada uno de
ellos,

no ser tratndose de sonetos otras piezas

muy

breves.

menos, desde Riva Palacio, D. Jos Mara Roa Barcena, D. Manuel Gutirrez Njera, dignos todos de particular estudio.
(i)

De

los poetas incluidos

en esta

lista

han

fallecido,

por

lo

1892, D. Ignacio Mara Altamirano, D. Guillermo Prieto, D. Vicente

MXICO

171

Gran parte de
cia, los

la

coleccin se

la llevan,

adems, con estricta

justi-

poetas vivos, entre los cuales hay algunos excelentes. Como mi plan era diverso, he podido lograr mayor espacio para los muertos, dndolos conocer en mayor nmero de composiciones y g-

neros. Algunas veces he coincidido en la eleccin con la Academia Mexicana (y esta es seal casi infalible de acierto); otras no, por preferencias de gusto individual de doctrina literaria, que no puede ni debe renunciar el crtico, si ha de ser sincero. De la Antologa Mexicana he tomado ltima hora, para aadirlas la ma, composiciones de dos poetas: D. Ramn Isaac Alcaraz, cuya muerte no haba llegado mi noticia, y D. Juan Valle, quien yo conoca por su fama, pero no por sus obras. Una sola composicin de cada cual de ellos no es dato bastante para juzgarlos. Alcaraz, correspondiente de nuestra Academia, falleci en 8 de Abril de 1886. A juzgar por su pulcra y limada oda A! Esto, era poeta de gusto clsico, cuyo puesto est naturalmente marcado en el grupo en que figuran Pesado, Arango y Guzmn. V^alle, cuyos

Guerra Civil recuerdan, hasta cierto punto, las 4 de Julio de 1838, y muri en Enero de 1865. De l dice el Sr. Vigil, que fu el cantor ms enrgico de la revolucin reformista, siendo dignas de notarse la exactitud y originalidad de sus descripciones, no obstante
viriles tercetos la

blicas elegas de Tirteo, naci en Guanajuato el

haber perdido

la vista

desde

los

primeros aos.

dems poetas admitidos en la Antologa Mexicana, no figuran en la nuestra Hernn Gonzlez de Eslava ni D.^ Isabel Prieto de Landzuri, por haber nacido en Espaa; Heredia, por cubano; Alpuche, Snchez de Tagle y Fernando Caldern, por la inferioridad de su mrito lrico, de que ya se dice algo en el prlogo; Jos de Jess Daz, por no haber tenido yo mano sus romances y leyen-

De

los

das,

que son

lo

mejor que hizo.

Gmez de la Cortina, Conde de la Cortina (1799-1860), hermano mayor del conocido biblifilo y latinista Marqus de MoD. Jos
rante, hizo versos humorsticos en sus ratos de ocio, pero

no creemos

que deba ser

de poeta. Fu principalmente erudito, gramtico y fillogo, y su influencia literaria en Mxico puede compararse en algn modo la de D. Domingo del Monte en Cuba, la de
calificado

Barait, dentro

fuera de Venezuela. Inexorable con los pecados con-

tra la integridad

y pureza de la lengua castellana, ejerci la crtica menuda con ms desenfado que elevacin y aticismo, y contribuy

mantener la parte exterior de las tradiciones clsicas en pleno desbordamiento romntico. Sus trabajos de gramtica y de historia

172

CAPITULO PRIMERO

fueron numerosos; muchos de ellos permanecen inditos,

y de

to-

dos se encuentra detallada y curiosa noticia en las Biografas del Sr. Sosa, pero en Espaa apenas se le conoce ms que por la traduccin

muy ampliada de la Literatura Espaola^ de Buterweck, que comenz publicar en sus aos juveniles (1829), y por su Diccionario de Sinnimos Castellanos 1S45), que es de los ms completos que tenemos. En ^lxico es todava ms clebre su peridico literario El Zurriago (1839). Fu Cortina hombre de carcter munfico y esplndido, y emple gran parte de su inmenso caudal en el fomento y proteccin de las letras y de las artes. Aunque naci y residi y ocup altos puestos en Mxico, era al morir ciudadano espaol. Con su nombre va unido, por cierta comunidad de estudios y aficiones, no menos que por la copia de doctrina clsica y el temple custico del estilo (en que uno y otro recordaban la spera manera de Puigblanch y de Gallardo), el nombre de otro humanista ya difunto, el espaol D. Jos Mara Bassoco, Conde de Bassoco, que fu primer Presidente de la Academia Mexicana Correspondiente de la Espaola, y dej, aunque pocos, excelentes ensayos sobre cuestiones gramaticales, que pueden leerse en las Manaras de aquella docta Corporacin. El mdico D. Manuel Peredo 1830-1890), correspondiente tambin de nuestra Academia, ha dejado ms fama como prosista y crtico de teatros que como poeta. Fu, sin embargo, notable por la gracia y donaire de su musa juguetona; segn declara el seor Vigil, y no lo desmiente en sus versos de Fin de ao que en la Antologa Mexicana se insertan, aunque la versificacin no sea in( 1

tachable.

Finalmente, al cerrar nuestra Antologa, ignorbamos que otro acadmico mexicano y fecundo poeta, D. Jos Sebastin Segura, cuado y discpulo de Pesado, haba desaparecido del mundo de los vivos desde 1889. Fu en su ju\'entud Ingeniero de Minas, y en sus ltimos das abraz el estado eclesistico, dando esta postrera expansin los afectos msticos de su alma, que ya se manifestaban en el gran nmero de versos de devocin que hay en el tomo de sus Poesas, impreso en 1872. Segura saba varias lenguas, y brillaba ms como traductor que como poeta original. Puso en verso castellano algunos Salmos y trozos de las Profecas, los primeros cantos de la Divina Comedia, algunas odas de Horacio y glogas

de Virgilio,
lianas,

y de Calino, y muchas poesas itay especialmente alemanas (baladas de Schiller, parbolas de Krummacher, etc.). Su traduccin de El Canto de la
los

cantos de Tirteo

francesas,

MXICO

173

ms literal y menos parafrstica que la de Ilartzenbusch, pero mucho menos potica. En sus composiciones originales, y aun en la eleccin de muchos de los modelos que tradujo, domina la influencia de Pesado, que era su maestro, la vez que su deudo. En su juventud compuso bastantes versos amorosos; los de su edad madura son casi todos de

Campana

es

inspiracin religiosa,
es

suelen versar sobre temas bblicos. Segura

un

versificador excesivamente fcil, pero algo incoloro,

nues-

Arango, Martnez y Guzmn, insignes poetas msticos del Parnaso mexicano. Como muestra de su estilo, bastar el siguiente soneto, que tenemos por uno
tro entender dista

mucho

del mrito de

de

los

mejores que compuso:

CONFIANZA EN DIOS
Cubierto est mi corazn de abrojos Como terreno estril y baldo;
est el nimo mo las cuerdas de los arcos flojos. compasivo m vuelves los ojos, Templado me ver de nuevo bro; La cizaia arder como en esto Se abrasan de los campos los despojos. Y en mi alma sembrars semilla buena, Como lo hacen los diestros labradores, Que con tu gracia en frutos se alce Uena. Y" admirados vern los pecadores, Que poderoso la infecunda arena Tornaste en huerto de fragantes flores.

Y desmayado
Como
Si

La Academia Correspondiente de Guatemala remiti manuscrita Antologa de sus poetas, muchos de los cuales viven, por lo cual apenas he podido utilizar esta coleccin ms que para aadir una poesa de Diguez las que ya tena recogidas. Antecede las copias de los versos una Resea histrico-critica de la literatura Guatemalteca, curioso y erudito trabajo del acadmico Secretario, don
la

Agustn Gmez
cimiento
al

Carrillo.

complace en hacer pblico su agradelas Academias de Amrica, y por mi parte slo deploro que tan ricos materiales hayan cado en manos tan poco hbiles como las mas para sacar de ellos

La Academia Espaola

se

noble esfuerzo de sus hermanas

todo

el fruto apetecible.

II

AMERICA CENTRAL

Bajo este nombre se incluyen,

como
al

es sabido, las cinco

Rep-

blicas de Guatemala, El Salvador,

Honduras, Nicaragua y Costa


de
la

Rica, cuyo territorio corresponde

antigua Audiencia y
la

Capitana General de Guatemala, separado de


violenta excisin ni lucha, en
1

Madre

Patria, sin

82 1: vasta regin, de inmensa im-

portancia geogrfica, que se extiende

como un puente gigantesco


Nuevo Mundo
(l).

levantado entre los Ocanos Atlntico y Pacfico para unir los gran-

des continentes del Norte y del Sur del


toria literaria
el

La

his-

de estos pases ha sido mucho menos estudiada hasta

presente que su historia poltica: los ms antiguos escritores gualos

temaltecos andan revueltos con


Beristain,

mexicanos en

la Biblioteca

de

y por mexicano pasa en el concepto de muchos el ms importante de todos ellos, contribuyendo tal confusin el ttulo

mismo de
(i
)

su obra (2).

M. M. Peralta, Costa Rica, Nicaragua y Panam en


Para comodidad de quien en
lo futuro

el siglo xvi, pg. 7.

(2)

emprenda un

trabajo especial

sobre este punto, notar los nombres de los centroamericanos comprendidos


Beristain, cuya obra, como es sabido, carece de ndices. Acua (D. Esteban), Aguirre (D. Luis Pedro), Alarcn (Fr. Francisco), Alonso (Fr. Juan), lvarez Toledo (Fr. Juan Bautista), ngulo (Fr. Luis), Anieo (Fr. Bartolom), Arvalo (Fr. Bernardino), Arias (P.Antonio), Aro-

en

chena (Fr. Antonio) que dej manuscrito un Catlogo y noticia de los escritores del orden de San Francisco de la provificia de Guatemala con fres ndices:

uno de

los que escribieron en latn; otro de los que escribieron en castellano,


los

ltimo de

que escribieron en lengua de

los indios.

y el Arrece (D. Pedro), Arrivi-

Uaga (P. Alonso), Aviles (Fr. Esteban), Azpeitia (P. Ignacio), Barca (Fray
Joaqun de
la),

Batres (limo. Sr. D.Juan), Becerra (Fr. Francisco), Berro y

176

CAPTULO

II

El conquistador Pedro de Alvarado;

el

Obispo de Chiapa, Fray


la

Bartolom de

las Casas;

el
el

Muntaner de

conquista americana

Bernal Daz del Castillo;


Valle

apostlico varn Fr. Pedro de Betanzos,

(D.Juan), Betancur (Fr. Alonso), Betancur (Fr. Rodrigo de Jess)

Caballero (Fr. Ignacio"), Caceras (P.Antonio), Cadena (Fr. Carlos), Cadena


(Fr. Felipe), Cagiga

y Rada (D. Agustn), Campas (D. Antonio Rodrguez),

Campo Ribas

(D. Manuel), Caas (P. Bartolom), Crdenas (Fr. Juan), Cr-

denas (Fr. Pedro), Carracedo (D.Juan), Carrasco del Saz (D.Francisco),


Castro (Fr. Pedro), Cid (Juan de Dios), San Cipriano (Fr. Salvador de). Cor-

dero (Fr. Juan), Crdoba (Fr. Matas), Corral (D. Felipe Ruiz), Coto (Fray-

Toms), Dvalos (Fr. Luis), Dvila (Fr. Antonio), Dighero (Fr. Miguel),
Santo Domingo (Fr. Garca de), Echevers (D. Francisco), Enrquez (don
Alonso), Espino (Fr. Fernando ),F'igueroa (Fr. Antonio), Figueroa (Fr. Francisco), Flores (D. Alonso),

Flores (D.Jos), Fuente Fr. Diego Jos), Fuen-

tes

Guzmn

(D. Francisco Antonio), Guevara fD. Baltasar Ladrn de), Irion(Fr. Pedro),

do (Fr. Jos), Itrbide (D. Miguel Mara), Itrbide


(Fr. Baltasar de), Juarros

San Jos

(D.Domingo), Landivar

(P. Rafael), Larrainaga

(D. Miguel), Letona (D.Manuel), Llana (Fr. Ignacio), Lobo (Fr. Martn), Luque Butrn (D.Juan), Madre de Dios (Fr. Ambrosio dla), Maldonado Fr. Francisco ), Mrquez y Zamora (D. Francisco), Melgarejo (D. Ambrosio),
(

Melin (Fr. Pedro), Meln (D.Sebastin), Mesicos y Coronado (D.Carlos),

Mendoza

(Fr. Antonio),

Mendoza

(Fr. Juan), Molina (Fr. Antonio),

Moneva

dla Cueva (D. Basilio), Monroy (Fr. Jos), Montalvo (D. Francisco Antonio),
Morales (Fr. Blas), Morcillo (Fr. Francisco), Morera (Fr. Jos), Nez Fe-

suo (D. Francisco), Nez (Fr. Roque), Orea (D. Baltasar), Orozco (don

Diego Lpez),
cols),

Padilla (D. Juan Jos), Panlagua (Fr. Nicols), Paz (Fr. Al-

varo), Paz Salgado (D. Antonio), Paz

Quiones (Fr. Francisco), Paz (D. Ni-

Pineda y Polanco (D. Blas), Portillo (P. Atanasio), Prado (Fr. Jos), Quiones Escobedo (Fr. Francisco), Quirs (F"r. Juan), Ramrez Utrilla
(Fr. Antonio),

Ramrez de Arellano (D. Juan), Reinoso (Fr. Diego), Rendn

(D. Francisco), Retes (D. Jos Victoria), Riba Agero (D.

Femando), Rivas

Gastelu (Fr. Diego), Ro (Fr. Francisco), Rodas (Fr. Andrs), Ruiz (Fr. Do-

mingo), Salazar (Fr. Juan Jos), Salcedo (Fr. Francisco), Snchez (Fr. Jacinto), Saz (Fr.

Antonio
(P.

del),

Sicilia,

y Montoya (D. Isidoro), Sotoraayor

(Fr. Pedro),

Sumpsin

Clemente), Taracena (D. Manuel), Tobilla (Fray

Pedro), Tosta (D. Bonifacio), Ugarte (P. Juan), Umpierres (Fr. Jos), Valtierra (P. Antonio), Valtierra (P.

Fernando), Valtierra (P. Manuel), Varona

y Loaiza (D.Jernimo), Vzquez (Fr. Francisco), Vzquez Molina (Fr.Juan), Velasco (Fr. Jos), Velzquez (P. Andrs), Ximnez (Fr. Jos), Zapiain (Fray

Pedro), Zepeda (P.Jos), Zeballos (Fr. Agustn), Zeballos Villa Gutirrez


(D. Ignacio), Ziga (Fr. Domingo).

AMERICA CENTRAL

77

el

incomparable prelado D. Francisco Marroqun, dan honrossimo

y
de

calificado principio la cultura literaria

de Guatemala con sus


la poesa

obras catequsticas historiales. Pero de los orgenes de


la

amena

literatura

tenemos

muy

escasas noticias
es D.

l).

El ms anti-

guo poeta, cuyo nombre hallamos,


la catedral

Pedro de Libana, den de


el

de Guatemala, de quien se leen dos sonetos en

manusir

crito

de

la

Silva de poesa, de Eugenio de Salazar, que antes de


la

de Oidor

Audiencia de Mxico, haba sido Fiscal de


1

la

de Gua-

temala, por los aos de

580,

y que fecha desde

all

algunas de sus
al libro

composiciones.

Una de

ellas es cierto

soneto encomistico

de

las

obras llenas de doctrina, erudicin

gala del ilustre poeta

D. Pedro de Libana, de quien sentimos no poder dar ms individual noticia,


si

su mrito corresponda los extraordinarios encare-

cimientos de su panegirista:
Jardn de mil lindezas adornado,
Floresta llena de preciosas flores,

Pintura de vivsimos colores,

Joyel de esmaltes ricos esmaltado:


Palacio

donde

se han aposentado

Las Musas con sus dotes y primores; Torre donde Minerva sus valores

Y
(i)

sus tesoros ha depositado.

Sobre

la historia tipogrfica

de esta regin existen dos


los siglos la

libros, Biblio-

grafa de la Imprenta en Guaicmala en

XVII y

XVIII, por D. Juan

Enrique O'Ryan (publicada expensas de

Universidad de Chile), Santia-

go de Chile, Imprenta Elzeviriana, 1S97; y La Imprenta en Guatemala (16601S21), por D. Jos Toribio Medina, Santiago de Chile, impreso en casa de)
autor, 1910. Este ltimo,

mucho

m'is extenso

y copioso, hace

casi intil el

primero.

La imprenta no apareci en Guatemala


de San Agustn, que llev de Mxico
primer libro de fecha conocida que
Fr. Francisco
al

hasta despus de

la

mitad del
la

si-

glo xvii, bajo los auspicios del ilustre obispo Fr.

Payo de Ribera, de

Orden

impresor Juan de Pineda Ibarra. El

de sus prensas fu un Sermn de de Quiones y Escovedo, predicado en 4 de Octubre de 1660, ejemplar curioso y quiz nico, que posee nuestro querido amigo D. .Antosali

nio Graio.

La Historia

del desenvolvimiento inie/eciual de Guatemala,

por D.

Ramn

A. Salazar, trata, aunque

muy

sucintamente, de

la

hteratura colonial en su

tomo

i.,

nico publicado (1897).


I.

Menxt>Z y PkLAYO. Poesa hispano-amcricanc.

12

178

CAPTULO

II

De
el

otro ingenio, al parecer andaluz, que residi en Guatemala

fines del siglo xvi, nos ha dejado

memoria Miguel de Cervantes en


Llamse Juan de

Canto de Caliope, y en
l se lee

el

Viaje del Parnaso.

Mestanza; de

en

el

primero de estos poemas laudatorios:


patrio Betis has tenido

Oh

t,

que

al

Lleno de envidia, y con razn quejoso De que otro cielo y otra tierra han sido
Testigos de tu canto numeroso!
Algrate, que el

nombre

esclarecido

Tuyo, Juan de Mestanza generoso,


Sin segundo ser por todo
el

suelo

Mientras diere su luz

el

grato cielo.
se alude, eran el cielo

El otro

ciclo

la otra tierra

que
el

tierra

de Guatemala, segn se declara en

Viaje del Parnaso (1614").


cifra y

Lleg Juan de Mestanza,

suma

De tanta erudicin, donaire y gala, Que no hay muerte ni edad que la consuma.
Apolo
le

arranc de Guatemala.

le trujo

en su ayuda, para ofensa en todo extremo mala


(i).

De

la canalla

E)e los 131 escritores

centro-americanos (en su maj^or parte guaellos franciscanos) que, salvo error,

temaltecos,

y muchos de
la Biblioteca

hemos

contado en

de Beristain, slo hay unos quince poetas;


la

escaso nmero para tres siglos; mucho ms si se considera que mayor parte no son ms que versificadores de circunstancias.

Pertenecientes casi todos los peores das de los siglos xvii

(i)

En

el

Canto de Caliope elogia tambin Cervantes otro poeta, Balta-

sar de

Orena Orea, que en 1591 fu Alcalde ordinario de Guatemala, en

compaa de Gregorio Polanco:


la suavidad que en dulce vena Se puede ver, veris en uno solo. Que al son sabroso de su musa enfrena La furia al mar, el curso al dios Eolo;

Toda

El nombre deste es Baltasar di Orena, Y cuya fama al uno y otro polo

Corre

ligera,

y del oriente ocaso,

Por honra verdadera del Parnaso.

AMERICA CENTRAL

79

XVIII,

fcil

es imaginar cul ser el gusto

predominante en sus

composiciones. La obra potica ms extensa y curiosa que sali de


las

prensas de Guatemala es

la

Tliomasiada,

poema en
(l).

loor del

n-

gel de las Escuelas Santo

Toms de

A.quino, publicado en 166/

por

el

vascongado Fr. Diego Saenz Ovecuri


libro, Fr.

bantes del

Josef Monroy, formula de este


atrs al Petrarcha,
la

Uno de los apromodo su elogio:


en
las diferencias

En

lo

medido de versos dexa


al arte

excede

de Rengipho, imitando

ternura
es

y devocin

del

grande Cayrasco. La Thomasiada, en


accin,

efecto,

un Rengifo en

donde se apuran todas

las

combinaciones mtricas del habla

(i)

Tliomasiada.

Al Sol de

la Iglesia

su Doctor Santo Tilomas de Aquino.

Dirigida al Capitn D. Pedro de Sadavalles, Alcalde mayor de San Salvador y


sus provincias. Teniente de Capitn General,
etc.

Por

el

Padre Fr. Diego Saenz

Ovecuri, de la Orden de Predicadores, Maestro de estudiantes, de Theologia, presentado en


ella,

y aora Lector
Impresa en
1667.

Vicario provincial.

Con
foliar

licencia.

Guatemala. Por Joseph de Pineda Ibarra, Impresor de


4.

libros.

Ao de

32 hs. prls, sin

foliar, 161 folios,

y 68 ms sin

para los ndices

tablas

las erratas.

Es

libro

de extraordinaria rareza. Nuestra Biblioteca Na-

cional posee ejemplar.

Entre

los preliminares
la

hay algunos versos laudatorios. Dcima del

P. Sal-

vador de

Puente, S.

I.

Cantis,

oh Saenz, tan sonoro.


raya.

Que haziendo entre todos Con ser vena de Vizcaya,


Sin yerro apuntis en oro

Dcimas del

P.

Domingo de
en

Barrios,

Lego de

la

misma Compaa, que

has-

ta los legos son

ella n7/merosos:>

Docto Homero

vizcano.

Vigilio dominicano,

Saca luz con docta mano Las altas glorias de Aquino

De

Guatemala; cversos saphicos, que son

D. Estevan de Solorzano y Medrano, Chanciller de la Real Audiencia de latin juntamente y romance:


Canta, canta, dulcissima Thalia,

De

t.anto Santo gloriosamente, Dulces versos dispensa claramente, Sacra armona

De

D. Francisco Antonio de Guzmn, soneto acrstico.

l8o
castellana.

CAPTULO

II

En

su Isagoje los lectores dice

el P.

0\'ecuri:

Cuan-

tos

han

escrito la vida
la

de nuestro Santo,

la

han

escrito

de una ma-

nera:

yo

tengo de escrevir de muchas y en muchas diferencias


1

de verso, en

50

(1)

Les Poetas Castellanos,


libro, casi

sin

necesitar

de

Rengipho, hallarn en este

toda
el

de

la

poesa Castellana, pues solo en

Theorica y practica libro primero, segundo y


la
los-

parte del tercero, encontrarn con diferencias de versos, que

admiren. jCundo

les

pedirn villancicos que no hallen

el diseo.'

Dcimas,

quintillas,
el

endechas, cuartetas, romances,

glosas.'

Los c-

micos hallan

campo

abierto, pues para cada passo hallarn su

variedad de metro.

Tambin nos
imitar,

declara quines fueron los poetas que se propuso

aunque

la

verdad

es

que de

la

mayor

parte de ellos no se

encuentra rastro en su

estilo.

Imito los mejores Poetas, lo


el

menos

lo

procuro; de los Latinos Virgilio, Ovidio y


al

tarraco-

nense Marcial: de los castellanos,


cilaso, al clebre

antiguo Juan de JMena, Gar-

Lope en su

Jcfiisaleni

Conquistada y su Centuria
al

de sonetos, todo D. Luis de Gngora, muchas veces

Conde de

Villamediana, D. Francisco de Ouevedo en su Parnaso, Fer-

nando de Herrera, D. Garca de Salcedo,


D. Agustn del Hierro,
al

al

insigne Montalvn,
el

maestro Silvestre, mi seor

Conde no
el

de Salinas dulcissimo

sin disputa cisne

En

la

formacin de los versos no he sido tan repentino, que


el

haya hecho reflexin sobre


Apologista sin razn
(l)

luror primero, ni tan tardo

como

de

los

mejores ingenios de Espaa, don

Francisco de Trillo y Figueroa, que en pocas ms de quatrocientasoctavas consum


el

dilatado curso de ocho aos


el

Digo, pues, que

no he sido tan tardo como

dicho Apologista, por que los versos

que ves en
Sobre

los

nueve libros desta obra, aun no

me

han consumido

un ao entero.
la

mtrica d tambin curiosas explicaciones, que reducen

su verdadero sentido la fanfarronada

de

las 1

50 maneras de ver-

([)

Aqu

apologista tiene el sentido de dciracor.

Alude
P.

al

pedantesco
la

prlogo que Trillo y Figueroa puso su Neapolisea. El

Ovecuri

em-

prende contra

l,

vindicando Lope y Ouevedo.

AMERICA CENTRAL
SOS. 4

Digo, pues, que

el

verso castellano consta de pies, consonanlo

cia,

asonancia y disonancia. Segn

primero, no slo son nueve


infinitas,

sus diferencias, sino que pueden multiplicarse hasta

como

se sepan multiplicar (digo infinitas especulativamente, no prctica,

porque no se puede practicar verso de

infinitos pies.)

Segn
tes,

lo

segundo, tantas diferencias de versos habr consonanla

cuantos tuvieren

consonancia en distintos lugares,

como

lo

vemos en mis
cuantas fueren

sonetos, que en tanto se varan en cuanto su con-

sonancia se muda. Tantas diferencias habr tambin de asonantes


las

asonancias puestas de distinto modo.

En

el libro tal arte,

donde

se

ponen

los
s

Romances

vers que estn hechos con

<iue encierran en
sible hacerse
las

todas las asonancias,

de suerte que es impose reduzca alguna de

Romance cuya asonancia no


Acerca de

de mis romances, con que estn demostradas cuantas asonan-

cias

hay

dellos.

los disonantes digo

que hay tantas diso-

nancias cuantas son los versos.

Llevo esta orden en los primeros

libros,

que de cada diferencia que con eso


el el

de versos, pongo
diante,
las

lo

menos una
la

plana, para

estu-

no solo

la

aprenda, sino
las

sepa proseguir hasta


etc.,

cabo.

En

dems, como en

canciones

pongo

las estanzas bastantes


la

-siempre,
lo pide.

y me alargo ms menos, segn que me parece


el

accin

5>Y

aunque

libro

de Rengifo exceda en mucho

al

mi, has de

confessar por mayores mis desvelos, porque los de aquel son trabajos de otros, esparcidos por diferentes volmines,
juntos,

y en

el

suyo

los

mios executados por mi y historiando, y va mucha

diferencia de
fices

componer un
uno
solo.

retablo de imagines de diferentes art-

artificiarlo

cia, el

todos los metros que tienen algo de nuevo llamo de diferen aquellos cinco romances, que
I,

como

el

uno

se fabrica sin

A,

otro sin E, el otro sin


los laberintos
lo

el

quarto

sin

O, y sin

el

quinto.

Lo

mismo

los otros

que van notados de nmeros,


la diferencia
la lectura.

porque todo
porque con

que

se

aade

una cosa

ello se

tenga ms cuidado en

de otra, y Aprovechan
se biza-

estas curiosidades grandemente para los certmenes

donde

rrean los ingenios.

102

CAPITULO

II

El P. Ovecuri se haba lucido


frecuentes en Amrica,

mucho en

estos certmenes, tan

cita

con fruicin varios anagramas suyos.

Tambin alude otras piezas poticas, fruto de su ingenio, que se han perdido: mi Esfera en verso, que no se ha dado la estampa, y una Cancin la entrada del Conde de Santiago en la Ciudad
Real de Chiapa.

La Thomasiada
ble paciencia
slo

es

un monumento de mal gusto, pero de


erudicin.

increi-

y de mucha

Su autor quiso que

fuese,

no

una Arte prctica de

la versificacin,

sino una enciclopedia

rimada:

todas las materias Lgicas, Filosficas, Metafsicas, Teo-

lgicas, Especulativas

y Morales,

las

puedes nombrar Thomecento-

nas, porque son sacadas de las obras de nuestro Santo


historia sigo al
la

En

su

Maestro Fr. Fernando del

Castillo,

dominicano, en

Cronologa

al

Padre Fr. Alonso Fernndez, dominicano tambin,

Jacobo Gualterio, de la

Compaa de

Jess,

al

Zamorano; en

la

Astronoma Apiano.

Acaso en

estos das de extravagancia modernista, tendra xito


literarios

en nuestros cenculos

y en

los

de Amrica
pies,

la

exhumacin

de este poema, donde hay sonetos de ocho

romances mudos

covipnestos de figuras solas que Jiablan, laberintos esfricos, ponietido


la letra

por

centro de

donde salgan

los versos

como

lineas,

de sus
dia-

catorce letras ahorrars las trece, si eres avariento-,

y otros mil
todo se
lo

blicos primores.

nada de esto procede de


all

Pars:

sac

de su cabeza
la

el

buen Padre

en Guatemala, sin ms ayuda que

de su Rengifo.
Si el autor

de

la

TJiomasiada mostr ingenio aunque mal aplicalo

do,

no puede decirse
de
la

mismo de

otros autores que apenas llegan

los confines
cribi

mediana. El jesuta Alonso de Arrivillaga es-

Certamen potico latino-castellano en honor del recin nacido

infante Jess, bajo la alegora de Esculapio; otro jesuta, el P. Ignacio

de Azpeitia, Certamen potico


el P.

en honor del recin nacido inel

fante Jess;

Antonio Cceres trat


el P.

mismo asunto
el

bajo la

alegora de Ciprs;
nix. El capitn
tes

Fernando Valtierra bajo

emblema de F-

y estudioso cronista D. Francisco Antonio de Fueny Guzmn, que haba dado su historia de Guatemala el ttulo de Recordacin florida, compuso adems la Limosna potica. El

AMRICA CENTRAL

83
la

Milagro de la

Atiicrica,

descripcin en \erso de

la

catedral de

misma
el

ciudad, una Vida de Santa Teresa en coplas castellanas,


las fiestas

una descripcin, tambin en verso, de

con que se celebr

cumpleaos de Carlos

II

en 1675

(l).

El gusto crespo

ado duraba todava en


de ver en
las

el

segundo tercio del


el

siglo xviii,

y enmaracomo es

Lgrimas de Aganipe, que


la

abogado D. Miguel de

Taracena public en 1766, deplorando


fae, asesinado en la crcel

muerte del jesuta Villa-

de Guatemala por un negro quien


imitador de D. Diego de Torres

ayudaba bien morir

(2).

Como

logr cierta fama otro abogado guatemalteco, D. Antonio Paz Sal-

gado, de quien Beristain cita varios opsculos, Verdades de grande

importancia para todo genero de personas (1741), El mosqueador

aadido abanico con visos de espejo para ahuyentar y representar


todo gnero de tontos, moledores

majaderos (1742)
el del

(3).

Pudieran

aadirse otros

nombres oscuros como

dominico Fr. Felipe

Cadena, que imprimi en 1779 un Acto de Contricin en verso cas-

(i)
la

La ha reproducido

el Sr.

D. Justo Zaragoza

al fin

del primer

tomo de

Recordacin florida (pgs. 435 y 451), publicada en Madrid por la Biblioteca de A}ner icaistas en 1882. El ttulo de la rarsima edicin original impresa en

Guatemala, por Joseph de Pineda Ibarra en 1675, es Fiestas

reales, en geniales
le confarot

das y festivas pompas celebradas d felicsimos trece aos^ que se

la

Majestad de nuestro Rey y Seor D. Carlos

II.....

La

relacin est en quintillas

con una dedicatoria en redondillas. (Nm. 44 de


(2)

la bibliografa

de ^Medina).

este trgico suceso se refiere el siguiente papel impreso

en GuateSan-

mala, 30 de Agosto de 1786, que existe en el Archivo de Indias: Puntual


relacin de el execrable delito,
tiago de

sacrilego atentado que en la ciudad de


vei?ite

Guatemala, perpetraron la tarde del dia

ocho de Agosto de mil

setecientos sesenta

dcbia executar la

y seis, maana
el

tres negros de

Omoa,

esclavos de S. J/. en quienes se

del veinte

ntiebe la

pena ordinaria de muerte, a que

fueron condenados por

M.

Illfre. Sr.

D. Pedro de Salazar, Presidente, Gober315).


ttulo, la Instruccin de
los interesados

nador y Capitn General de estas provincias. (Nm.


(3)

Puede

aadirse, pesar

de

la

gravedad de su

litigantes

guia para seguir pleitos con mavor utilidad de Fuero

en ellos

y menos

costa de la paciencia de los Jueces, Abogados, Procuradores


el

Ministros que sirven en

Compvesta por el Liz.

y dems D. Antonio de Paz y


imprenta de Sebas-

Salgado, Abogado de esta Real Aud. de Guatemala


tin

En

la

de Arvalo, ao de 1742.
realidad es una stira de costumbres forenses. (Nm. 1S4 de Medina).

En

184

CAPTULO U

tellano, el del franciscano Fr.

Juan de Dios Cid,

el del jesuta

Padre

Antonio

Portilla, autor

de elegas y odas

latinas; sin

contar con los


ellas

que poetizaron en lenguas indgenas, y aun hicieron en


ensayo dramtico. Pero hablando con todo
temala no comienza sino con
tas
el P.

algn

rigor, la poesa

en GuaFr.

Rafael Landvar

y con

Ma-

de Crdoba.

Si es cierto,

como

lo es sin

duda, que en materias literarias im-

porta

la

calidad de los productos

mucho ms que

el

nmero, con

Landvar y con Jos Batres tiene bastante Guatemala para levantar

muy
tas

alta la frente entre las regiones


la

americanas. El P. Landvar,

autor de

Rusticatio jnexicatta, es uno de los


la latinidad

ms

excelentes poeSi

que en

moderna pueden encontrarse.

desechando

preocupaciones vulgares, damos su debido aprecio un arte, no


ciertamente espontneo ni popular, pero que puede en ocasiones

nacer de una inspiracin realmente potica;

si

admitimos,

como no

puede menos de admitir quien haya ledo Poliziano, Fracastorio

y Pontano, que cabe muy fresca y juvenil poesa en palabras de una lengua muerta: si tenemos adems en cuenta el mrito insigne
aunque secundario de
la dificultad

vencida,

los sabios

primores

de una tcnica ingeniosa, no tendremos reparo alguno en reconocer


asombrosas condiciones de poeta descriptivo en
quien, en
el P.

Landvar,

mi concepto, slo
la

falt

haber escrito en lengua vulgar,


los poetas america-

para arrebatar

palma en
al

este

gnero todos

nos, sin excluir acaso

cantor de

La Agricultura

en la zona trri-

da.
los

De

los versos latinos


los

modernos hablan mal

sin distincin todos

que no

entienden ni pueden leerlos

como tampoco

entien-

den

ni leen los antiguos que, sin

embargo, toman por punto de

comparacin para declarar tarea absurda y pueril todo empeo de imitarlos. Pero el hombre de gusto y de cultura clsica, distingue

muy
nasia

fcilmente entre los poemas de centn

y de

taracea, llamados

versos de colegio, que no pueden tener otro valor que el de una gim-

ms menos
al

til,

y cuyo abuso puede

ser pernicioso;

los

versos latinos verdaderamente poticos compuestos por insignes


vates que eran

mismo tiempo
sentir, leer
\'iva

sabios humanistas,

y que acostumni

brados pensar,
ellos

en lengua extraa, que no era para


actual,

lengua muerta, sino

puesto que

para apren-

AMRICA CENTRAL

185

der, ni para ensear, ni para comunicarse con los doctos usaban otra,

encontraron ms natural, ms
racin en
la

tacil

lengua de Virgilio, que en

y adecuado molde para su inspila lengua propia, sin que para


la

eso les fuera menester zurcir retales de

prpura ajena, puesto que


la

posean absoluto dominio del vocabulario y de


ritu

mtrica,

el

esp-

de

la

antigedad se haba confundido en

ellos

con

el

estro pro-

pio, hasta hacerlos

ms ciudadanos de Roma que de su

patria.

An-

gelo Poliziano, por ejemplo, es


italiano.
la

quien diga que

el

mucho ms poeta en poema De Syphilide-, de


los Besos,

latn

que en

Fracastor,

Cristiada

la Potica,
fra

de Vida,

de Juan Segundo,

son poesa arcaica,

y de

escuela, dir

una necedad solemnsi-

ma, y probar que no tiene gusto ni entendimiento de poesa. Al gnero de la poesa neolatina de verdad pertenece la Rustcatio,

del P. Landvar,
la

que es entre

los

innumerables versificadores

elegantes que

Compaa de Jess ha producido, uno de los rarsimos quienes en buena ley no puede negarse el lauro de poeta.

No porque
la cual se
el caf,

en

lo esencial

dejen de pertenecer sus versos

la es-

cuela descriptivo-didctica que por excelencia llamamos jesutica,

deben tantos ingeniosos caprichos mtricos sobre


la

el t

sobre

plvora, sobre

el

imn, sobre los terremotos, sobre

los relojes, sobre el arte de la conversacin, sobre las

bodas de

las

plantas, sobre el

gusano de seda, sobre


iris,

la

caza y

la

pesca, sobre los


el

cometas y
sobre
el

el

arco

sobre

la

aurora boreal, sobre


el

barmetro,

juego de ajedrez, y hasta sobre

agua de brea, sino porartfices

que en pocos, en
tales

muy

pocos de los hbiles

que trabajaron

poemas,

ni siquiera

en Rapin y en Vanire, descubrimos ins-

piracin tan genial y tan nueva, riqueza tan grande de fantasa descriptiva,

y una tal variedad de formas y recursos poticos como la que encontramos en el amensimo poema del P. Landvar. Desde
casi

que

en nuestra infancia lemos algunos versos de este poema


las

en una de

notas que pone

Maury

su esplndido canto

de La

Agresin britnica, entramos en gran curiosidad de adquirir y leer


la

Rusticatio

deseo que slo se nos cumpli bastantes aos desdifcil

pus, por ser libro

de hallar aun en

Italia,

donde

se imprimi
hijos

dos veces durante

el

destierro de su autor con los

dems
el

de

la

Compaa.

Hoy

nos complacemos en tributarle aqu

elogio

que

l86

CAPTULO
justo,

II

estimamos

lamentando slo que


el texto

la

lengua en que est escrito


Antologa acadmica nin-

nos impidiese presentar en

de

la

guna muestra de

esta poesa tan


original,

genuinamente americana. Pero ya


all

que no en su texto

que

no tiene cabida, algo

inserta-

mos de

la Riisticatio

en

la

magistral versin parafrstica que del


el

primer canto relativo los Lagos ha hecho

elegantsimo poeta

mexicano D. Joaqun Arcadio Pagaza, (actualmente Obispo de Veracruz)

con

lo cual

pudimos tambin, aunque indirectamente, dar


al

entrada en aquella coleccin


va,

autor de los
los

Murmurios de

la Sel-

que

es sin contradiccin

uno de

ms

acrisolados versifica-

dores clsicos que

hoy honran

las letras espaolas.

La Musa

del P. Landvar es la de las Gergicas, rejuvenecida


la

transportada

naturaleza tropical. Pero aunque Virgilio sea su


el

modelo, y una gran parte del libro merezca


americanas, no se ha de creer que

nombre de Gergicas
un poema de de Vir-

la Rtisticatio sea

materia puramente agrcola,


gilio.

como

los cuatro divinos libros libros

La
la

Rusticatio,

que est dividida en quince

con un apn-

dice,

abarca

y de

vida del

mucho ms, y es una total pintura de la naturaleza campo en la Amrica Central: vasto y riqusimo
fsicas

conjunto de rarezas

y de costumbres

inslitas

en Europa.

La novedad de
sico

la

materia, por una parte, contrastando con lo cl-

de

tificios

la forma y obligando al autor mil ingeniosos rodeos y arde diccin para declarar cosas tan extraordinarias, y por

otra el sincero
la

ferviente

amor con que

el

poeta vuelve los ojos


to-

patria ausente

se consuela

con reproducir minuciosamente


l

dos los detalles de aquella Arcadia para

perdida,

empean podedesde
luego, crecien

rosamente
la

la

atencin de quien comienza leer


la

la Rusticatio,

sentida dedicatoria
el inters

ciudad de Guatemala.

do

la

originalidad de canto en canto,


vistoso

van apareciendo
los lagos

nuestros ojos,

como en
la

y mgico panorama,

de M-

xico, el volcn

de Xorullo,
labor

las cataratas

de Guatemala;

los alegres

campos de Oaxaca;

beneficio de la grana, de la prpura


los castores; las

del ail; las costumbres

y habitaciones de

minas

de oro y de plata, y los procedimientos de la Metalurgia; el cultivo de la caa de azcar, la cra de los ganados y el aprovechamiento

de

las lanas; los ejercicios

ecuestres, gimnsticos

venatorios; las

AMRICA CENTRAL
fuentes termales y salutferas; las aves y las
lares
fieras; los

1S7

juegos popu-

las corridas

de toros: todo

lo

que

el

autor compendia en los

versos de su proposicin, que traduce as Pagaza:

mi

me

agrada slo del nativo


los

Suelo ferace recorrer


Al impulso de vivo

prados

Patrio amor, y los lagos azulados

De

Mxico; y de Flora los serenos

Huertecillos flotantes

De amapolas
Ir

y lirio y rosas llenos en canoas leves y sonantes. Ya la cumbre negruzca del JoruUo

En donde impera el siculo Vulcano, Ya los arroyos que con blando arrullo
Del monte bajan regar
el llano,

He de

cantar, y la preciosa grana,

el ail

que

reviste el

campo ameno;
y
las

Del castor

los palacios,

minas

Que esconde Anhuac

en su virgen seno;

las

candidas mieles

Que del azcar la jugosa caa De Mxico produce en los verjeles,

que vido

el

colono

Se apresta diestro condensar con maa

De

rojo barro en quebradizo cono.


los tmidos

he de cantar

rebaos

Que en

este suelo pastan esparcidos;


la

los

murmurios de

clara fuente

Siguiendo su corriente;

Las costumbres de tiempos fenecidos;

las variadas aves.

Los Tal es

sacrificios

los

juegos graves

la

materia de este peregrino poema, cuyo autor escribienel

do en

la

lengua de los sabios, atin de lleno con

color local

ame-

ricano que tantos otros han buscado sin fortuna;

ciertamente,
el

quien estudie

los

orgenes de

la

poesa descriptiva en

Nuevo

Mundo, y
dr
la

las

pocas pero selectas muestras que ha producido, ponel

Rusticatio en

punto intermedio entre

la

Grandeza mexica-

na y

las Silvas

de Bello. Heredia admiraba mucho este poema, y

loa

CAPITULO
l

II

tradujo de
llos (l).

en verso castellano

el

episodio de

la

pelea de ga-

Por

el

mismo tiempo
la

floreca en

Guatemala un sabio dominico,

lector de Teologa en su provincia de

grande de

Universidad de San Carlos

San Vicente, y ornamento (2). Sus Memorias sobre el

Sabemos por Beristain y por los PP. Backer y Soramervogel, bibliCompaa de Jess, que el P. Rafael Landivar naci en Guatemala el 29 de Octubre de 1731, y que despus de haber seguido sus estudios en la Universidad de San Carlos, donde se gradu de maestro de Artes, tom la sotana jesutica en el noviciado de Tepotzotlan (Mxico), en 1750. Ense en el Colegio de Guatemala Retrica y Filosofa, hasta que envuelto en la suerte comn de la Compaa, pas Italia en 1767. Falleci en Bolonia el 27 de Septiembre de 1793. De la Rtisticatio hay dos ediciones, pero slo tenemos la segunda, de Bolonia, 1782, que se titula auctior et emcndatior. Publi(1)

grafos de la

c adems Funebris Declaviatio pro justis a


re Ilmi.

Sociefae Jesu exolvendis in

fune-

Dom. Francisci Figueredo

et Victoria,

Pofayanensis primum Episcopi,

deinde GuatimalcTisis Archipraesulis (Puebla de los ngeles, 1766.)

En La

Imprenta en Guatemala de Medina (pgs. 105 107) se describe un

pliego de conclusiones sostenidas en 1746 por Landvar para graduarse de

Maestro en Artes, y se dan algunas noticias de sus estudios. Hizo versos castellanos, aunque de poco ningn mrito, otro jesuta
guatemalteco de los desterrados
(1744- 1 81 o),
Italia, el

P.

Manuel Mara de Iturriaga

ms conocido como telogo y

controversista.

En

latn versifica-

ba mejor. Algunas muestras de su poesa en ambas lenguas pueden verse en

un libro de exequias reales titulada El dolor rey. Sentimiento de N. Catholico Monarcha el Seor D. Fernando \ I el Justo. En la sensible muerte de Nuestra Reynay Seora Doa Marta Barbara de Portugal. Pompa fnebre, que d la niemoria dcsta Heroyna dispuso en Goathemala, el Sr. Dr. D. Manuel Diaz
Freyle, del Consejo de S.

M.

su Oidor, y Alcalde de Corte. Tristes endechas, que


el

para

llorar tan
la

temprana desgracia, compuso

P. Manuel Mariano de Iturria-

ga de

Compaa de Jess

Impreso en Goatemala

En

la

Imprenta de

Sebastian de Arebalo. Ao de IJSQ.


Salazar {Desenroohimiento intelectual de Guatemala, 195-202) copia algunos

de

los infelices versos del P. Iturriaga,


la

de quien es tambin

el

sermn de

honras de
(2')

Reina.
ni

Ni Beristain,

D.

Ramn

Uriarte, editor
los

de

la

Galera Potica uenro-

Americana: Coleccin de poesas de


mita del

mejores poetas de la Amrica del Centro

(Guatemala, 18S8, tres volmenes), que comienza,


P.

como

es justo, con el poeni el

Crdoba, indican

el

ao de su nacimiento

de su muerte.

Dicen slo que era natural de Ciudad Real de Chiapa (provincia que perte-

AMERICA CENTRAL

189

modo de
indios,
dios.

leer

con utilidad

los

autores antiguos de elocuencia y


la

sobre los medios ms conducentes

pronta civilizacin de los

prueban

la

rectitud de su juicio
slo

De

su talento potico
el

y la variedad de sus estutenemos una muestra, pero la


l

verdad notable,

poemita en romance endecaslabo que

modes-

tamente llam Fbula moral, y que lleva por ttulo T.a Tentativadel len y el xito de sii empresa. No diremos que este largo aplogo,

que consta de cuatrocientos diez y


libre

seis versos, se halle

totalmente
la

de resabios prosaicos, comn escollo de este gnero y de


de
diversas partes de

literatura

de aquel tiempo, pero est en general bien escrito y versilas


la

ficado, es hbil el enlace

narracin, feliz

necio

al

antiguo reino de Guatemala, hasta que fu anexionada Mxico

en

1824),

lectual

y que naci mediados del siglo xviii. Salazar (Desenvolvimiento intede Guatemala, pg. 242) apunta el ao del fallecimiento, que fu 1829.
el P.

Se dio conocer

con otros diez escritores, un premio de


la,

Crdoba en 1797 por haber obtenido, en competencia la Sociedad Econmica de Guatemaal

por una Memoria publicada

ao siguiente con este

ttulo: Utilidades

que iodos los indios y ladinos se vistan


'

guirlo sin violencia,

y calcen d la espaola, y medios de consccoaccin y mandato. Memoria premiada por la Real Sociedad

Econmica de Guatemala en 13 de Diciembre de ijgj. Su Autor Fr. Matas de


Cordova, Maestro de Estudiantes en su Convento de Sajito Domingo de la Capital.

En

la

Imprenta de D. Ignacio Bcteta, Nueva Guatemala, ao de ijqS.

Tambin
nio de

est impresa la
v ladi?ios

de que los indios

Memoria que obtuvo el accsit: Utilidades y medios vistan y calzeti d la espaola. Por el R. P. Fr. Antoel

San Jos Muro,


II

Asistente general de la Religin Betlemitica, i~gS.

En

de Julio de 1800 recibi Fr. Matas de Crdoba

grado de Licen-

ciado en Teologa en la Universidad Pontificia de San Carlos, imprimiendo

como era costumbre (Medina, nms. 1014 y 1015). En 27 de Agosto del mismo ao, un discpulo del P. Crdoba, el bachiller D. Toms Ruiz, sostuvo en la misma Universidad el primer acto pblico de
sus conclusiones,

Retrica y Elocuencia, haciendo, entre otras cosas

el anlisis

de

las tres ora-

ciones de Cicern /ro Marccllo, pro Lege Manilla y pro Milone. Fruto de esta enseanza fueron tambin las Preleccioncs los libros de eloquencia que el P. Crdoba public en 1801, y han sido reproducidas en el

Ateneo Centro- Americano de Guatemala (1888).

En
la,

prendi

Espaa para negocios de su Orden, y en Madrid le sor1808. De vuelta Amrica residi, no en Guatemasino en su nativa ciudad de Chiapa, donde fund una Sociedad Econmi1803 pas
el 2

de Mayo de

ca introdujo

la

primera imprenta.

igo

CAPITULO n

inesperada la conclusin moral, hay candorosa gracia en algunos


rasgos,

la

elegante sencillez del estilo pasa tan sin esfuerzo de lo

grave de

los

razonamientos

lo

vivo y lozano de

las descripciones,

que

el

conjunto deja

muy

agradable impresin indica en su autor


(l).

dotes poticas

muy

superiores su argumento

Cierta severidad

y elevacin
el relato,

clsica

que reina en

el

poema,

cierta lentitud pica en


los fabulistas,
el P.

contrasta con la

manera habitual de

no meincul-

nos que
ca, el

la

moral de generosidad y perdn que


utilitaria filosofa

Crdoba

triunfo celestial de la clemencia, contrasta con la maligna,

picaresca

y
la

que generalmente se desprende de


de Gutirrez, como en

los

aplogos de Lafontaine y Samaniego.

As en

Amrica

potica,

la

Galera cen-

tro americana,

de Uriarte, figura como guatemalteco otro aprecia-

ble fabulista, el Dr. D. Rafael Garca Goyena, pero es cosa averi-

guada que naci en Guaj^aquil, y por tanto debe contrsele entre los poetas del Ecuador y no entre los de la Amrica Central, aun-

que pas en Guatemala


(i)

la

mayor

parte de su vida (2).


estilo del P.

Los siguientes versos pueden dar muestra del


en que es mejor:
Las Napeas,

Crdoba

en

los trozos

Con el dedo en los labios, los Faunos Que avanzan por mirarlas ms de cerca.
Silencio imponen, y las blandas alas Zfiro con sorpresa mueve apenas.

Duerme la ninfa de una clara fuente Que deja ver su reluciente arena:
Despus copia
los sauces de la orilla;

ms en lo profundo representa La perspectiva augusta de los Cielos, Por la parte oriental que Febo incendia.
(2)

Vid. la extensa monografa del Dr. Goyena, escrita por el Licenciado


las

D. Antonio Batres Juregui en

Biografas ds Literatos Nacionales, publi-

cacin de la Academia Guatemalteca, correspondiente de la Real Espaola.

Tomo
de

I,

1889, pgs. 1-85.

(No sabemos que se haya impreso

la

continuacin

esta obra).

Algunas fbulas que Batres Juregui atribuye Garca Goyena aunque no


figuran en la coleccin de ste, son de otro poeta, D.

Simn Bergao y

Ville-

gas

que

las

public en

la

Gaceta de Guatemala con el anagrama de Baoger

de Sagelliu y Gielblas. Vid. Salazar, Desenvolvimiento intelectual de Guatemala,

pgina 219.

En

la referida

Gaceta de Guatemala, que comenz publicarse en 13 de

AMERICA CENTRAL

I9I
la

El catlogo, pues, de los poetas que florecieron despus de

emancipacin de

la

colonia, se abre
el

con

el

salvadoreo D. Miguel

Alvarez de Castro y

nicaragense D. Francisco Quiones Sun-

Febrero de 1797 y dur con algunas intermitencias hasta

1S16,

formando

diez y ocho volmenes, de que apenas existe coleccin cabal, se encuentran

bastantes poesas de Bergao, especialmente anacrenticas estilo de

MeIn-

lndez Valds y del mexicano P. Navarrete. Escribi tambin artculos en


prosa,

de tendencias un tanto volterianas, que fueron denunciados

la

quisicin y le costaron algunos disgustos.

No

es seguro

que hubiese nacido

en Guatemala. En una de
nocido, pero lleno de

las

denuncias se le llama joven de origen desco-

amor propio y de no buenos pensamientos. Vivi paraltico muchos aos y acab por hacerse devoto. Hay de su pluma varios papeles poticos, entre ellos La Vacuna, Ca?iio dirigido d los jvenes, por Simn Bergao y Villegas: Con tina Silva de Economa Poltica del mismo autor (htteva Guatemala, por D. Ignacio Beteta, 1808). Es curioso nicamente por la comparacin que sugiere con la oda de Quintana al mismo asunto y con el juvenil poema de D. Andrs Bello. Durante la guerra de la Independencia espaola, D. Simn de Bergao se
mostr ferviente patriota, como
lo

prueban dos hojas sueltas conservadas

en

el

Archivo de Indias (nms. 1628 y 1629 de Medina):


Villegas.

Proclama por D. Simn Bergao y


ao
(;i8io?)
Inc.

En

Guatemala, por Beteta. Sin

Invencibles espaoles,

Leales como valientes. Hijos ilustres de Marte, JIuy ms que leones fuertes

A los hijos de
Inc.

la

America Espaola. Oda. Guatemala. Por D.^Ignacio Beteta.

Fieles americanos,
Ilustres y preciados descendientes De los bravos hispanos

Que

cual soles fulgentes

Iluminaron la regin indiana Con la adorable religin cristiana

La Gaceta de que
y dur por
lo

fu tan asiduo colaborador Bergao, no debe confundir-

se con otra Gazeta de Goatemala,

que empez

salir

en Noviembre de 1729,

menos hasta

1731. Esta primitiva Gaceta,


la

que fu

la

primera
ni tra-

aparicin del periodismo en


bajos literarios,

Amrica Central, no contiene versos sino, meramente noticias locales y generales.

192
zn.

CAPITULO

II

Pocas poesas hemos visto de uno y de otro, pero bastan para

filiarlos

en

la

escuela literaria del siglo xviii

no

se levantaron

de
la

la

mediana dentro de

ella.

y para conjeturar que Uno y otro pare-

cen haber imitado

dulce meloda de Arriaza, cuya influencia fu

grande en Amrica durante cierto perodo, y dej huella hasta en la poesa de D. Andrs Bello, como ha probado D. ]\Iiguel Antonio Caro.

De Alvarez

de Castro es una imitacin de

la

famosa Des-

pedida Silvia:

No hay
Evitar,

medio: ya es imposible

dueo amoroso,
el

Mi dolor, pues imperioso

Me manda
Oyese
al

hado

partir;

ave sensible

Anunciar alegremente

Que ya por
Comienza

el

rubio Oriente
lucir

el da

Algunas

estrofas estn bien hechas,

y parecen

del maestro:

Por

el

bosque

solitario

La viuda

trtola vuela,
ay Dios! se

en vano
su bien

desvela
pos;

De

amado en
le llama.

Con eco agradable y vario


Apasionada

Vagando de rama en rama Sin que responda su voz (i).


Ouin sabe
si

en ese instante

n que
Los

tu ausencia

me

mata.

Rompers, Amira
lazos

ingrata.

que amor form!


si

Quin sabe

ya distante.

Rodeada de adoradores,
Merecer tus favores
Otro ms
feliz

que yo!

Del mdico Quiones Sunzn, cuyas poesas se imprimieron


en 1826, y de quien tambin se
(i)

cita

vagamente algn ensayo dra-

Vos por voz: defecto de pronunciacin americana.

AMERICA CENTRAL
mtico, recordamos
el
la

I93
letrillas

cancin del pescador y algunas

en

mismo

estilo:

Tres veces Primavera

Reverdeci

los prados,

en montes y collados

La nieve relumbr.
Mientras de Mirta hermosa
El celestial semblante.

Huy mi

vista

amante,

ay Dios!

me

abandon.

pesar de

la

notoria mediana de estos poetas, creemos justo

los ms antiguos que hemos hallado de las repblicas del Salvador y de Nicaragua. Por el mismo tiempo escriban versos en Guatemala la poetisa espaola

mencionarlos por ser respectivamente

D.* Mara Josefa G. Granados, natural del Puerto de Santa Mara

(1796- 1 848), y

el

abogado D. Francisco Ri\era Maestre, que

tras-

ladado luego Madrid adquiri nacionalidad espaola, llegando


altos puestos
.

en nuestra magistratura. Los versos suyos que se

insertan en la Galera Potica Centro- Americana, son algo caseros

y triviales, pero no carecen de chiste ni de que el poeta no perdi nunca el cario su


Uno de

color local, y prueban


patria primera (l).

(i)

los

mejores humanistas espaoles del siglo xix, D.Juan Gualla

berto Gonzlez, traductor insigne de los Buclicos latinos y de

Potica de

Horacio, haba sido Ministro de


estancia
all

la

antigua Audiencia de Guatemala.


verso

De

su

queda algn recuerdo en sus Obras en

y prosa (Madrid, im-

prenta de Alegra, 1844).

En

el

tomo

11

(pgs. 184-1 88)

hay una oda D. Jos

muerte de su prima D.^ Luisa Gutirrez y Barreda, acaecida sbitamente poco despus de un sarao con que se celebr en GuaMara
Castilla,

en

la

temala
cin

la

restitucin

Espaa

del rey

Fernando VII en 1814. Es composialude


al

muy desmayada. En una de


Y

las estrofas se

volcn de Guatemala:

con son temeroso de sus hondas Cavernas el Pacaya corresponde

Los ltimos acentos

La traduccin de
hijos

la

Epstola los Pisones aparece dedicada en 1822 los


la

de D. Joaqun Bernardo Campuzano, Regente de


el

Audiencia de Puer-

to Prncipe (Cuba), quien llama Gonzlez en

prlogo mi excelente ami-

go y compaero de tribunal en Guaema/at, ilustrado jurisconsulto y humanista.


Mbh^mdez t VzhTO. Poesa
hispano-americana,
I.

194

CAPITULO

II

D. Jos de Batres y Montfar es

la

verdadera gloria potica de

Guatemala. Su nombre, apenas conocido fuera de los lindes de su


repblica natal hasta estos ltimos aos, comienza ya ser coloca-

do por unnime parecer de

los

hombres de buen gusto en

el

nmela

ro reducidsimo de los poetas de primer orden que produjo

na-

ciente literatura hispano-americana. Ni Heredia, ni Bello, ni

Olmedo, se
este

les

hace injuria con poner cerca de sus nombres

el

de

contemporneo suyo, cultivador de una poesa tan


ser ste

diversa, pero
los

no menos exquisita en su gnero, con


debe

uno de

gneros

menos elevados y aun menos recomendables


tres
la gloria,

del arte literario. Ba-

no sus escasos versos

lricos (l)

que, sin ser

(i)

Hoy^ creo que debe hacerse mencin sealada de


pero valen ms que todo

los brillantes ale-

jandrinos descriptivos del desierto de San Juan de Nicaragua.


las octavas

No

igualan

de

los cuentos,

lo restante

que

escri-

bi Batres. Vanse algunas estrofas:

De

fieras

poblado, de selvas cubierto


erguidas cien siglos pasar,

Que vieron

All en Nicaragua se extiende un desierto,

Su historia ninguna, su lmite el mar. Montaas sin nombre las nubes asaltan Del yermo lanzadas d esconden el pi:
Sus faldas en v.<ino de verde se esmaltan, De alfombras se cubren que el hombre no ve. No guarda en su seno ni mieses ni flores. No viste sus valles de esplndidas galas, No danzan en ellos ni cantan amores

Apuestos donceles con lindas zagalas.


Sin templos, sin fuentes, sin arcos, sin muros,

Ni granjas, ni apriscos, ni huellas humanas, Por esos desiertos callados y obscuros. Ni cpulas brillan, ni suenan campanas Sus vegas infestan salvajes desnudos Cruzando sus aguas en toscos acales: Caimanes feroces, voraces, membrudos. Disputan con ellos sus turbios canales.
All la serpiente sus roscas arrostra

Colgada

la vista del leve esquirol,

Kn hmedo surco trazando su rastra Que nunca secaron los rayos del sol.
Sus alas fornidas el guila tiende. Del monte corona, del aire sultana, La .atmsfera gime que rpida hiende Apenas descubre su presa lejana. Del tigre sangriento la cudruple garra. Su paso revela grabada en la tierra,

AMERICA CENTRAL
despreciables, nada tienen de particular (exceptuando,
si

I95
acaso, por
elo-

su carcter ntimo,

el

famoso Yo pienso en

ti,

que quiz ha sido

giado en demasa) sino tres cuentos alegres y picantes, que llam, acaso por broma, Tradiciones de Guatemala., y que en realidad son

casos de crnica escandalosa que pueden ser de cualquier pas y tiempo (l). No es necesario mucho rigor para condenar el gnero

En

el blsamo duro y el cedro desgarra, cuya corteza profunda se enderra. Parece el desierto coloso dormido Que inmvil ostenta su mquina inerte; Gigante que yace por tierra tendido, En tomo velndole un ngel de muerte Del mar al Oriente, conturban las olas iOh pramo inmenso! tu mgica escena.

Royendo tus playas ardientes y solas. Tragando tus riscos, mordiendo tu arena! Mortales aromas tus auras derraman,

Tu ambiente

es ponzoa, tu brisa huracn,

Tus trovas de amores las ondas que braman. Tus luces la hoguera que arroja el volcn. Tus hojas devoran la luz de la luna Al suelo robando sus rayos de plata:
Distante, dormida, la clara laguna

Su disco

refleja,

su imagen retrata

Hay que
una
(i)

prescindir, por supuesto, de importunas asonancias,

que
as

los

me-

jores poetas americanos se cuidan


crtica tan fcil

muy poco de

evitar,

dando

pretexto

como

ruin y estril.
los cuentos

No

es esto decir

que

de Batres carezcan de color

local.

Al contrario, este es uno de sus principales mritos. Batres en verso es lo

que

el

peruano Ricardo Palma en prosa. Nadie ha trazado bosquejos de


Reloj, la descripcin

la

vida colonial con ms desembarazo y chiste. Recurdese, por ejemplo, en el

cuento de El

animadsima del paseo procesional de


la

la

bandera

el da

de Santa

Cecilia,

excelente caricatura del viejo hidalgo


Pablo, protagonista de otro cuento,

D. Pascual del Pescn, padre del

Don

Batres alcanz los tipos y costumbres que describe, sin necesidad de re-

volver papeles viejos, pero no es enteramente humorstico lo que dice en


esta octava:

A las crnicas soy accionado, A las de Guatemala sobre todo, Y he grande copia de ellas registrado
Del frontispicio al ltimo recodo: Ni slo el Juarros leo con agrado; Que tambin me deleitan su modo Ximnez, Vzquez, Remesal, Castillo, Fuentes y algunos ms, cuando los pillo

igS

CAPTULO
s

II

en

mismo, no slo en nombre de

los preceptos

de

la Etica,

sino
vili-

en nombre del ideal potico que en tales obras se escarnece y


pendia; pero
si

hay casos en que pueda


duda,

ser

lcita,

lo

menos

disculpable, la tolerancia en materia tan resbaladiza,

uno de estos

rarsimos casos

es, sin

el

de Batres, con cuyos cuentos es im-

posible que deje de rerse carcajadas el moralista


te.

ms

intransigen-

el

chiste

no depende aqu de

la vil

lascivia,

que nunca puede

ser fuente de placer intelectual

desinteresado, sino de la virtud

purificadora del donaire,


cual tiene por

del prestigio elegantsimo de la forma, la

s misma tal valor, que anula y destruye el prosaico y vulgar contenido, y deja campear libre y sola la graciosa fantasa del poeta, quien no se puede menos de admirar, lamentando al

propio tiempo que malgastase tan opulenta vena cmica en tan pobre materia. Pero justo es decir que aunque Batres sea poeta un
tanto licencioso
lador torpe

de poeta

ni

y provocante la risa, dista mucho de ser un bury obsceno, pues en este caso no merecera el nombre que de l se tratase aqu. Aun comparado con sus prey con
el

decesores, con Lafontaine

abate Casti, resulta casi honesto,

ni se

ve

el

afn de insistir en pormenores lbricos; ni la franca

alegra

el

regocijado humorismo del poeta dejan de corregir 6


la

atenuar lo que pueda haber de liviano en

concepcin.

Todos

estos tres cuentos,

Las Falsas

apariencias,
al

El
las

Reloj-,

estn compuestos en octavas reales,

Don Pablo, modo de las novetal

de Casti, quien Batres comenz por


(l).

imitar, confesndolo fran-

camente

Pero

ni

Batres poda contenerse en los lmites de

imitacin, ni la baja sensualidad

la

manera prosaica y abandonada

con que
trico

el

famoso abate envilece y afea su indisputable gracejo salo

resbalando cada paso en

chocarrero y bufonesco, podan

satisfacer al

depurado gusto de nuestro poeta guatemalteco, que ha


cuento de Don Pablo que tradusales

(i)

<!No tuve otro objeto al

componer
las

el

cir al castellano

unas pocas de

muchas

que se encuentran en

los

cuentos de Casti, para darlas conocer algunos amigos.


capaz de hacer
la

No creyndome
tacha de licen-

traduccin por entero, ni queriendo tampoco, en atencin


estilo,

lo

muy

libre

de su

hacerme cargo de una parte de

la

cioso que tiene aquel poeta,

me limit

copiar algunas de sus gracias en un

cuento que no deba

salir del crculo

de mis propios amigos, pues

el estar

AMERICA CENTRAL
dejado en sus obras,

197

como jugando,

testimonio de su rara cultura

de

la

originalidad de sus pensamientos. Haba ledo


las chistosas

mucho

Byron,

y enamorado de
tarlas

digresiones de
el

Don

Juan-, tir imi-

con
(i).

felicidad

suma, en

ms extenso de

sus cuentos, en

El

Reloj

Pero en

la

narraccin joco-seria no imit ni tena para qu

impreso en un peridico de Guatemala es


chivo privado.

lo

mismo que

hallarse

en un ar-

Estas imitaciones son veces bastante directas. Por ejemplo, estos versos

de El Reloj:
Era chico de cuerpo, de ojo vivo,

De

carcter

tal cual:

algo liviano,

Un poco Un poco Un poco


Por
lo

un poco vengativo. sinvergenza, un poco vano.


tonto,

falso, adulador completo. dems, bellsimo sujeto.

son

casi

traduccin de stos otros del canto tercero de Gli ajiimali parlanti:


Er'egli per

esempio un po'mordace.

Un po'burbero, un po'provocativo, Un po'avido, un po'falso, un po' vorace. Un po'arrogante, un po'vendicativo, Ma questi difettuzzi io non li cont
De'suoi massimi meriti in confronto.

Pero tampoco Casti era original en

esto.

Dos

siglos antes

de venir

l al

mundo

haba dicho Clemente Marot:


J'avois un jour un vallet de Gascogne, Gourmand, ivrogne et]asseur menteur,
Pipeur, larron, jureur, blasphemateur,

Sentant la hart de cent pas i la ronde; Au demeurant le meilleur fils du monde.

dos siglos antes de Clemente Marot, nuestro Archipreste de Hita nos

describa su criado D.

Furn en estos trminos:


doncel.
l.

Hurn haba por nombre, apostado

Si non por quatorce cosas nunca vi mejor que Era mintroso, bebdo, ladrn mestorero,

Tafur, peleador, goloso, refertero.

Reidor

et adevino, susio et agorero,


tal

Nescio, perezoso,
(i)

es

mi escudero.

Estas digresiones son muchas veces polticas, y respiran el


patriota,

ms acerla

bo pesimismo. Batres era ardiente


qua de su
pas,

pero no vea remedio

anar-

y olvidando

las

burlas rompa en furibundos anatemas:


la patria

El nombre de

me
lo

enardece

Porque

la

adoro, estando persuadido

De

ser ella quien

menos

merece

CAPITULO
imitar nadie, puesto que desde
el

II

primer da fu maestro. Para


recurdese por una parte
(l),

formar dea aproximada de su

estilo,

la

factura mtrica de las octavas de La. Desvergenza, de Bretn

De

cuantas patrias hay, habr y ha habido:

Mas como otra no tengo, me parece Que debo amarla como el ave al nido,

los diablos
la

me

doy,

si

considero

Que

quieren vender

al

extrangero.

Oh

patria, cara patria,

disimula
llanto,

Si tus llagas

no bao con mi

Mas ya mis

ojos cncavos y huecos

fuerza de llorar quedaron secos!

Cara y desventurada patria ma! Con razn barre el polvo tu diadema,

Con razn Con ra-n

tu existencia es agona, tu destino es anatema!

(Por qu no dejas la fatal porfa.

Por qu no abjuras el mortal sistema De hacer que el sabio en un rincn se Y en la inaccin su mrito sepulte?

oculte,

Otras veces estas digresiones son puramente


singular por lo inesperado:

lricas,

y tienen un encanto

Cual nubcula discrecin del viento cual barca merced de la laguna, As vagando va mi pensamiento Sin que pueda fijarse en cosa alguna

Yo

quisiera saber en qu consiste

el curso de un da est mi mente Unas veces alegre y otras triste. Como mujer fantstica y demente

Que en

Que de luto y de prpura se viste. Mudando de color continuamente.

No

llego conocer

las ajenas

mi fantasa, menos que la ma.

Batres tena, en su carcter misntropo y escpticc, pero al mismo tiempo sentimental y dbil, muchos puntos de contacto con Larra, y fu como l vctima de la enfermedad romntica, que acaso contribuy su gloria

pero emponzo su vida.


(i)

No

quiero decir que Batres imitase este poema, cosa materialmente

imposible puesto que


fiero slo la

La

Desvergenza no fu publicada hasta 1856.

Me

re-

semejanza de los procedimientos de versificacin, empleados


el

por otra parte en muchas obras de Bretn, que


alcanzar y ley seguramente.

poeta guatemalteco pudo

AMRICA CENTRAL
por otra
la

igg
iguala,

parte cmica de

El Diablo Mundo. Batres no


el

como

no iguala ningn otro poeta castellano, de


la

asombroso conocimiento

lengua que Bretn tuvo, y


la

la

inagotable chispa

y desenfado

maneja y juega con ella, pero tampoco abusa de sus ventajas hasta el punto de burlarse del asunto, contentndose con
con que

un gnero de chiste exterior y


sas

superficial,

independiente de

las co-

mismas que va diciendo. Hay extraordinarias rarezas mtricas


ios

en

cuentos de Batres, verbigracia

la

de

siete

octavas que pueden

leerse
ril

como
el

si

fueran una carta en prosa, pero estos alardes de pue-

gimnasia, que en asunto jocoso pueden ser tolerables, no impi-

den que

cuento interese y siga su curso. Por lo que toca Es-

pronceda, cuyo mrito en esta parte no ha sido bastante reconocido, la vena petulante

su

poema

es

y desatada que corre en el canto tercero de ms impetuosa que la de Batres, porque nace de una ms
genial

ndole potica

y vigorosa, pero

es

tambin ms desigual

y ms

turbia.

Otro modelo pudo tener y nos inclinamos creer que


es, saber, las deliciosas

tuvo Batres presente,

Leyendas espaolas

de D.Jos Joaqun de Mora, mucho ms conocidas en Amrica que

Pero

en Espaa, y en honra sea dicho del buen gusto de los americanos. el elemento cmico en las Leyendas de Mora, no es constante
ni siquiera habitual,

aunque sea

el

mayor encanto de Don Opas y


injusticia

la

nica materia de

Don PoUcarpo. Grandsima


la

ha sido

el ol-

vidar estos primores de versificacin


parte,

no hay duda que

y de mayor parte de

gracia,
las

pero por otra

Leyendas de Mora

son serias y romnticas, y que en este gnero parece tener prioridad cronolgica sobre cuantos en Espaa las escribieron, exceptuan-

do slo

el

autor de

El Moro
alta {\).

expsito,

cuya obra debe colocarse en


,

categora pica

ms

(i)

Hay tambin en

los

cuentos de Batres reminiscencias indudables del


los

nico canto publicado del


(1840).

poema Mana de D. Miguel de


la

Santos Alvarez
al

Quin no recuerda

famosa octava que sirve de epgrafe

Canto

Teresa,

cuando lee

esta otra:

Pero todo va bien, es bueno todo

En

nuestro dichossimo planeta;

Todo est calculado de tal modo Que reine la armona ms completa:

En mi

querida patria sobre todo;

200

CAPITULO

II

Pero esta investigacin de sus orgenes nada perjudica


nalidad de la poesa de Batres, que tiene su tono peculiar

la origi-

sustan-

tivo valor, dependiente en gran parte de condiciones tcnicas,

cuyo
l.

valor se acrecienta en gnero tan inferior

como

el

cultivado por

La mayor
difcil

parte de los cuentos del estilo


lo

no suelen tener ms poesa que

y asunto de los de Batres, cmico de situacin, que no es

de lograr, y que muchas veces brilla ms en la ancdota hablada que en la escrita. Pero las Tradiciones de Guatemala valen lo

que valen por presentar reunidas otras


risa, la

muy

diversas fuentes de

la

cual ya nace de lo cmico de carcter, ya de los acceso-

rios descriptivos

pica

la

llaneza prosaica

y pintorescos, 3'a del contraste entre la entonacin (l), ya de la filosofa risuea y socarrona,

Al menos consta as de la Gaceta: Dejmoslo rodar, y mientras rueda Gastemos bien el tiempo que nos queda.

Pero

la irona

de Batres, ms

fina

culta,

no suele tocar

los lmites
los

de

la

blasfemia, en
tos.

que por puro calaverismo romntico cay Miguel de

San-

Cotjense estas dos octavas:


Batres.

Es un gusto aprender en

los autores

Que

tratan de las ciencias naturales,

Porqu de las semillas nacen flores, Cmo hacen para andar los animales, Para qu fin hay rayos y temblores, O de qu se componen los met.ales: Cosas que cada da estoy leyendo, Que siempre admiro y que jams entiendo.
Alvarez.

Qu os dir del mar? Y los volcanes? Y las minas? <Y el reino vegetal? Pues no te digo nada los afanes Que habr costado hacer un animal. iMiserable mortal, no te me ufanes, Creyndote de estirpe excepcional; Que el mismo tiempo malgast en t Dios Que en hacer un ratn lo ms dos.

Versos tan ramplones de forma como horribles de concepto.


(i)

No puede

negarse que Batres,

como

otros humoristas, incluso

En

rique Heine, suele estropear felices rasgos poticos con una chanza
inoportuna. As sucede, por ejemplo, en esta gallarda octava:

fra

AMERICA CENTRAL

201

ya de

la

afectada
la

tuna, ya de
tes raros (l).

alusin picaresca,

y maliciosa ingenuidad, ya de la suspensin oporya de la seleccin de consonanno

La

literatura americana,

muy
el

rica todava

en rela-

tos poticas, tiene en los cuentos

de Batres

ms acabado modelo
el

de

la

narracin jocoseria, que slo larga distancia pudo imitar

chileno Sanfuentes en su

poema El Campanario
alazn la frente blanca,

(2).

Tena

el

Ancha

nariz,

cabeza breve y cuello,

Largo y delgado hijar, redonda el anca, Robusto pecho, liberal resuello. Rasgado el ojo, la mirada franca,
El brazo negro, levantado, bello. Que en tierra estampa el casco desdeoso.

Como quien pisa


(i)

el crneo de

un

chismoso.

Batres versificaba con pasmosa facilidad.

En Agosto de

1843 escriba

mucho, y podra componer millones, porque al estarlos haciendo es mucho lo que tengo que suprimir de lo que se me viene la cabeza, pero no hay honra ni provecho en semejante ocupacin {Biografas de literaios fiaciotiales, pg. 224). La mejor de
su hermana: Esa clase de cuentos

me

divierte

qued incompleta (a), y es evidente que sus compoaunque en varias partes la necesitaban. Hay versos duros y flojos, pero en general la prosodia de Batres es mejor que la de los poetas mexicanos sus contemporneos, y por su admirable
sus tradiciones.

El

Reloj,

siciones

no recibieron

la liltima lima,

naturalidad es digno de que se le apliquen estas palabras suyas:


El verso es suelto,
fcil,

bien hilado

Y
(2)

corre

como

el

agua de una fuente


le

Pepe Batres, como familiarmente

llaman sus paisanos, no era guatela

malteco en estricto rigor geogrfico, puesto que naci en

ciudad de San

Salvador en 18 de Marzo de 1809. Pero de Guatemala proceda su familia, y ella volvi desde nio, y estuvo al servicio de aquella Repblica durante
su corta vida.

En

1827 era oficial de Artillera, en 1836 ingeniero empleado

grande obra del Canal de Nicaragua, donde pas increbles penalidades, perdi un hermano tiernamente amado, y arruin su salud para siemen
la

pre.

De

regreso su patria, volvi

al

servicio militar

como

capitn de arti-

y tom alguna parte en la poltica como diputado por San Marcos, pero sus padecimientos crnicos agravados por disgustos domsticos y por
llera,

un incurable tedio de
treinta

la

vida acabaron por hundirle en el sepulcro los

y cinco aos de edad, en 9 de Julio de 1844. En el nm. 163 de la Gaceta Oficial ^& insertaron una semana despus unas

(a)

En

18S1 public D. Salvador Barrutia una conclusin que no conozco.

202

CAPITULO

11

Si el conocimiento profundo de la lengua, la experiencia larga del

mundo y de
la

los

hombres,

la

familiaridad con los mejores modelos,

valenta incontrastable para decir la verdad,

el

nativo desenfa-

do de un genio
mejores causas

custico, pero puesto casi siempre al servicio de las

al

lado de la justicia, bastaran para enaltecer un


tal

poeta satrico, nadie negara alto puesto entre los que


cultivado
al

gnero han

clebre guatemalteco D. ^\ntonio Jos de

Irisarri,

uno

de

los

hombres de ms entendimiento, de ms vasta

cultura,

de ms

energa poltica y de ducido. Pero

ms fuego en como poeta le falt


la

la
el

polmica que Amrica ha pro-

quid diviniun,

as

en

el

con-

cepto

y sus stiras, sus epstolas, sus fbulas, letrillas y epigramas, son ms bien correcta prosa, incisiva y mordaz, salpimentada de malicias y agudezas que le\-antan roncha, que
verdadera poesa, aunque por otro lado interesen ms que muchos
versos de poetas tan hbiles en su oficio
lneas firmadas por

como en

expresin,

como

imbciles en todo

un extranjero, que deca de Batres: Vivi aisladamente:


lo

pocos

le

comprendieron y nadie supo apreciar en


talento.

que

vah'a su noble

alma

y superior

El exlranjero que tribut Batres este homenaje postumo, nico entonces,


era D. Dionisio Alcal Galiano, elegante poeta y prosista, hijo del grande orador D. Antonio, y padre del actual Conde de Torrijos D. Jos, tan conocido por sus notables composiciones lricas y satricas

como por

sus versio-

nes de algunos poetas ingleses. D. Dionisio, que residi en Guatemala por


los

aos de 1843 y 1844, fu


el

el

nico que verdaderamente penetr en

la inti-

midad de Batres y
na)

que

le decidi al cultivo del

gnero en que haba de

sobresalir. -tYa te remitir los cuentos (dice

en

la

referida carta su
aqu, y

hermavista

que estoy componiendo para Alcal Galiano que est

en

de

que

me

ha hecho de aquel mil elogios que no creo merecer.

an tmido en

Era Batres hombre reflexivo y tenaz en el estudio, reservado, taciturno y el trato social. Posea una gran cultura adquirida en gran par-

te por su propio y solitario esfuerzo. Tena especial disposicin para las

ciencias exactas, y

dominaba

las literaturas italiana, francesa inglesa.

Muy

tardamente se dedic

al latn.

Sus Poesas, que son en cortsimo nmero, fueron impresas

el

mismo ao

de su muerte, en un cuadernito bastante raro


veces por
lo

j'a,

que ha sido reimpreso dos

menos en Guatemala, dos en


la

Pars y una en Guayaquil.


la

Entre

las

Biografas de literatos naciOHoles publicadas por

Academia

Guatemalteca, est
nas 153-261).

de Batres, escrita por

el

Dr. D. Fernando Cruz (pgi-

AMERICA CENTRAL
lo

2O3

dems.

Irisarri

tena talento clarsimo,

y era adems consu-

mado hombre de mundo:


san de ideas

sus Poesas satricas

burlescas rebo-

y de
el

chistes; el nervio

la

audacia del prosista no se


ni

desmienten en

versificador, pero

no siente

fantasea

ni

com-

pone poticamente. En sus


ran llamarse

fbulas, sobre todo,

que ms bien debie-

stiras, es visible la falta

de imaginacin pintoresca.
repetirse lo

De

l,

y en grado todava mucho mayor, pudiera


Lista.

que

de Forner escribi D. Alberte


apto para comprender
es desigual,
la

Tena

el

entendimiento ms

verdad que

la belleza.

En

la versificacin

y muchas veces duro, insonoro y descuidado: haca los versos sueltos cada uno de por s, sin dar casi nunca una armona
general al perodo rtmico, por lo cual los suyos se confunden casi

con

el

discurso prosaico.

La lengua

es

muy

sana,

como queda

dicho,

y como poda esperarse


gusto dominante es
el

del autor de las Cuestiones filolgicas. El


xviii:

de los satricos espaoles del siglo


el hijo.

Jorsti-

ge

Pitillas, Iriarte,

Forner, Jovellanos, Aoratn

Las dos

El Bochinche y El Siglo de oro, las fbulas de El Hael rio. La Abeja y la hormiga. El Perro y el gato con la liebre asada. El Lobo y el zorro. La Voz del pueblo, y el aplogo, un poco ms extenso, de El Tiempo, la memoria y el olviras tituladas

cendado,

El Albail y

do,

me parecen sus ms ingeniosas composiciones (l). De los dos hermanos Juan y Alanuel Diguez, que al
Naci D. Antonio Jos de
all

parecer no

(i)

Irisarri

en Guatemala,

el

de Febrero

de

1786, hizo

sus primeros estudios.

Dueo de una
viajes por

cuantiosa herencia,
to-

emprendi desde 1836 largos y continuos

Amrica y Europa,

mando parte muy activa en los negocios poh'ticos de diversas repblicas, ya como periodista, ya como militar, ya como diplomtico, ya como gobernante. En Chile se vio, aunque por breves das, al frente del poder. En 1818 pas Inglaterra y negoci un emprstito en nombre de aquella Repblica. En 1825 regres Guatemala y tom partido por los conservadores contra los federales, mandando un destacamento con el ttulo de Coronel. Vencido
y prisionero, y luego condenado destierro, volvi la Amrica del Sur, hasta que cambiando la faz de los acontecimientos de su pas, fu nombrado
I\Iinistro

de Guatemala en

los

Estados Unidos, cargo que desempe hasta su

muerte, acaecida en 10 de Junio de 1868.


tiones filolgicas

Adems de

sus importantes Cues-

(Nueva York, 1861) y de sus Poesas satricas y burlescas (Nueva York, 1867), public gran nmero de folletos polticos (Defensa da

204

CAPITULO

II

hicieron coleccin de sus obras, se insertan algunas muestras en la

Galera Potica Centro -Americana, no sabemos

si

escogidas con

buen gusto; prevencin que hay que hacer siempre tratndose de


estas antologas. Juan Diguez parece un poeta de transicin: su

primera educacin debi de ser

clsica,

y hay composiciones suyas


de El Cisne. Ms adelante
los

que pretenecen
se inclin

esta escuela, por ejemplo, el canto alegrico la


el ttulo

muerte de Andrs Chnier con


la

imitacin de V^ctor

Hugo y de
las

romnticos es-

paoles, mostrndose fcil

y abundoso en

descripciones

y me-

lanclico en el sentimiento. Sus dos cantos de la

La

Garza, aun-

que no limpios de defectos mtricos (por ejemplo estos dos versos


infelicsimos:

Yo de cantarte he, msero vate Qu haces all, oh ntida azucena


tienen estrofas

).

muy

lindas
Gil.

y recuerdan algo

la

suave y lnguida

manera de Enrique

Esta poesa y

la titulada

mi

gallo, prue(l).

ban que Juan Diguez senta de un modo


los tratados

original

y potico

Su
de

de

Paz de Paucapai'ta, Historia

del asesinato del


errante,

Gran Mariscal

Ayacucho), innumerables peridicos,

1 Cristiano

El Guatemalteco,

El Revisor, La Verdad desnuda En el tomo i. de los Ensayos


grafa
(i)

Biogrficos de Torres Caicedo, hay una bio-

de

Irisarri.
las

Las Tardes de Abril es una de


el lujo

mejores composiciones de Juan

Diguez, tanto por


ralista

de

la

parte descriptiva

como por

el vrtigo

natu-

de

la

conclusin:
Cujanse los cafetos de jazmines, escarlata el granado se salpica, pasionaria de verdor tan rica Tiende Flora fresqusimo dosel;

De
La

Y
Con

la

columna del esbelto


\^

dtil

Tapiza

pitaya trepadora:

lujosos florones la decora

Pendientes del crinado capitel.

Oh qu dicha

es vagar

por

las

campias

En

dulce libertad al fresco viento,


el hirviente

Y apagado

pensamiento.

Tanta fiesta gozar! Slo gozar! Oh cuan ledo su choza el pastorcillo Por lluvia del Abril vuelve baado, Pensando lo que piensa su ganado! Oh qu dicha, oh qu dicha es no pensar!

AMERICA CENTRAL

205
sus pobres ver-

hermano tradujo La Lmpara, de Chnier, pero en


delo

sos originales para nada se conoce la influencia de tan clsico


(I).

mo-

Otros autores ya fallecidos figuran, aunque en escaso nmero, en


la

coleccin centro-americana de riarte, pero no tales que impor-

te hacer especial estudio

de

ellos.

Algn recuerdo merece,

si

no

como poeta
nes ajenas,

como intrprete bastante hbil de concepcioD. Ignacio Gmez (entre los rcades, Clitauro Itacense),
original,
el

que tradujo La Despedida, de Metastasio, La Elega, de Gray, en


cementerio de

una

aldea, la cancin
(2).

algunos otros versos de Byron


les,

de Medora, de El Corsario, y El tomo de las Brisas tropicaingls,

de Eduardo Hall, comerciante de origen

pero nacido en

Guatemala y domiciliado en Honduras (1832-1885), contiene tambin apreciables traducciones de Byron, de Tomes Moore, de Gray

y de otros poetas ingleses. D. Jos mo de Salom Gil), fu uno de los


cin

Milla (conocido con el pseudniescritores

bles de las Repblicas del Centro, pero tiene

ms fecundos y notay merece ms estima-

como

historiador, novelista
(3).

y autor de cuadros de costumbres

que como poeta


(i)

D. Juan Jos Alicheo, joven poeta malogrado

Naci D.Juan Diguez en 23 de Noviembre de 1813, en Guatemala


la

Su profesin fu
partido fu
la

de abogado, sus ideas

liberales.

Tom

parte en las revo-

luciones de su pas y se vio perseguido y proscrito, hasta que triunfando su

nombrado juez de primera instancia y catedrtico de Derecho en Universidad de Guatemala. Muri en 28 de Junio de 1865. Su hermano don
1

Manuel, naci en 20 de

Mayo de 182 y muri loco en 20 de Mayo de 1861, despus de una vida aventurera y borrascosa, en que alternaron las conspiraciones polticas, las amarguras de la expatriacin, y los amoros romnticos. los

En

las

Biografas publicadas por


la

la

dos hermanos, escrita

de D. Manuel por
el

Academia Guatemalteca estn las de el Dr. D. Ramn Rosa (pgi-

nas ii5-i53)yla de D. Juan por


261-343).
(2)

Licenciado D. Salvador Falla (pginas

Fu D. Ignacio Gmez

jurisconsulto, estadista, diplomtico, prosista


la villa

correcto y elegante. Naci en

de Metapn (Salvador) en 31 de Julio

de 18 13, y muri en Guatemala en 5 de Junio de 1879. Vid. su biografa escrita por D. Antonio Valenzuela entre las publicadas por la Academia Guatemalteca (pgs. 85-1
(3)
15).

en

1."

Naci D. Jos Milla en Guatemala en 19 de Marzo de 1822, y falleci de Octubre de 1882. Fu principal redactor de la Gaceta Oficial des-

206

CAPTULO

II

los veintids aos (1847-1869), haba recibido educacin clsica

en un colegio de

jesutas,

traducciones de algunas odas de Horacio


\'irgen de Guadalupe.

y dej como primicias de sus estudios y un canto sfico la


no haba llegado mamediados del
siglo

En Honduras, donde
nifestarse por falta

la literatura colonial

de imprenta,

floreci

xix
casi
lti-

un poeta de

relativo mrito

original carcter,

cuyo nombre

ignorado fuera de los lmites de aquella Repblica hasta estos

mos

aos, ha tenido

un renacimiento postumo con

la

edicin de al-

gunas de sus obras y

los importantes estudios biogrficos

que

se le

han dedicado

(l).

Llambase este varn docto y piadoso Fr. Jos

de 1846 hasta

1871, Oficial mayor y Subsecretario del Ministerio de Relaciones Exteriores, y Consejero de Estado en 1864. Adems de sus Cuadros de Costumbres, escribi varias novelas: La Hija del Adea?itado, Los Nazarenos,

El

Visitador,

Las Memorias

de

un abogado. La Historia

de un Pepe,

El Libro

sin nombre.

El Canastro

del Sastre,

El

viaje al otro

mundo, pasando por otras

partes, y una Historia de Guatemala durante el perodo colonial, de la cual

slo acab dos tomos.


(i)

Biografa de Jos Trinidad Reyes, por RamJti Rosa. Tegucigalpa, 1905.


edicin es de 1891.

La primera

Rectificaciones histricas en defensa de la biografa del Presbtero Doctor

Jos Trinidad Reyes que


Tegucigalpa, IQ06.

escribi' el

Dr. D.

Ramn

Rosa, por Rmulo E. Duran.

Oracin ftiebre del seor Presbtero, Doctor don Jos Trinidad Reyes, pri-

mer Rector

de la Universidad de Honduras, pronunciada en el General de Es-

tudios la noche del 23 de Septiembre de iSss, por el Dr. D.

Mxima

Soto.

(En

el

tomo i.de

la

coleccin del Sr. Durn, Honduras Literaria, pgs. 191-195).


la

Homenaje

memoria del Presbtero Doctor Jos Trinidad Reyes, en el


etc.)

quincuagsimo aniversario de su fallecimiento (Discursos, Poesas,


galpa, igos- Este cuaderno contiene, entre otras piezas,

Teguci-

una Oracin pronunla

ciada por

el

Licenciado D. Pedro

J.

Bustillo,

Rector de

Universidad, dis-

cursos del Licenciado D. Crescendo Gmez, del Dr. Ucls, de D.

Rmulo

E. Durn, de D. Froiln Turcios, una oracin fnebre predicada en la Iglesia


Parroquial, por el Presbtero D. Santiago Zelaya, y varias poesas de D. Jos

Manuel Gutirrez Zamora, de D. Juan Ramn Molina, de D. Valentn Durn


etctera.

Naci D.Jos Trinidad Reyes en Tegucigalpa, en


familia modestsima.

11

de Junio de
la

1797,

de
el

Aprendi latinidad en

el

Convento de

Merced con

P. Fr. Juan Altamirano, msica con su propio padre,

humilde profesor de

AMERICA CENTRAL
Trinidad Reyes, y despus de su forzada exclaustracin
yes,
el

2O7
Dr. Resa-

como generalmente
pas,

se le designa. |Fu

modelo de virtudes

cerdotales, predicador fervoroso


la

juventud de su

y elocuente, principal educador de cuya cultura le debe ms servicios que


las

nadie, espritu

amable y benvolo que se complaca en difundir

nociones de

las ciencias fsicas al

mismo tiempo que empleaba


de dulce memoria, posea

los
el
al-

prestigios de la msica

y de

la

poesa para recrear honestamente

nimo de sus alumnos. Este

religioso

gunas dotes poticas, aunque slo se mostraron aventajadamente

aquel

arte,

y Dibujo bajo

la

direccin del pintor guatemalteco D. Rafael

V. Martnez, que haba ido Honduras ejecutar algunas obras.

los diez

y ocho aos, deseoso de ampliar sus conocimientos, pas la ciudad de Len de Nicaragua, donde curs Filosofa, Cnones, Teologa y Matemticas,
y ejerci adems
sias. el oficio

de Maestro de Capilla en

la

Catedral y otras Igle-

En

1822 recibi las Sagradas Ordenes, siendo novicio del convento de

Recoletos.

En

1824 las turbulencias civiles de Nicaragua obligaron

Reyes y

sus hermanos de Religin emigrar Guatemala, donde se incorporaron

ala Comunidad de su Orden. En 182S regres Honduras, y extinguidos consecuencia dla revolucin de 1829 todos los institutos monsticos. Reyes

qued
y de

secularizado, y fu sucesivamente Coadjutor y

Cura Prroco de TeSociedad del genio

gucigalpa.
las

se debi la reparacin de varios templos de aquella ciudad

aldeas vecinas.

l tambin la fundacin

de

la

emprendedor y del buen gusto (1845) germen de la Universidad de Honduras, cuyos estatutos redact, y que fu inaugurada oficialmente en 19 de Sep-

tiembre de 1847. Para servir de texto en sus clases escribi un compendio

de

Fsica. Introdujo
la

en TegucigaJpa

el

primer piano y

la

primera imprenta,

fund

biblioteca de la Universidad, y dej, entre otras composiciones

mu-

sicales, varias

misas

muy

apreciadas.

Fu designado para Obispo de Honduel

ras en 1840 por el

Papa Gregorio XVI, pero

Presidente Perrera frustr


noticia de
la

este

nombramiento, haciendo llegar

Roma

la falsa

muerte de
el

Reyes, y secuestrndole para que no pudiera desmentirla, durante


husaba,

tiempo

necesario para encontrarle sucesor. El P. Reyes, que tema, aunque no reel terrible

peso de

la

dignidad episcopal, se resign fcilmente su

suerte, y vivi hasta el 20 de

Septiembre de

1855.

Los homenajes que

le tri-

butaron despus de su muerte sus conciudadanos, y que se repitieron en el quincuagsimo aniversario de su muerte, prueban que pas por este mun-

do haciendo
tes y loables,

bien,
si

aunque no todos sus actos

polticos parezcan

consecuenlas

para juzgarlos se prescinde del estado anormal de

rep-

blicas centro-americanas.

208

CAPTULO

II

en un gnero lrico-dramtico, que tiene verdadera originalidad en


la literatura

americana,

y muy rancio abolengo en


lricas

la peninsular.

Las pocas composiciones

que he

visto del P. Rej'es (l) son

inferiores la mediana, excepto algunos villancicos

que pueden
en
las

considerarse

como forma elemental de

las Pastorelas,

cuales

consiste su verdadero mrito. Estas Pastorelas no son otra cosa

que

la

interesante prolongacin, en pleno siglo xix, de los viejos


Castilla consta

Autos de Navidad, cuya existencia en


glo
xiii,

desde

el si-

y de

los cuales

ya en

el
l

xv

se encuentra algn ejemplo


los primitivos autores

anterior Juan del Enzina.

En
si

y en todos
los

de nuestro teatro abundan, y

bien en el perodo clsico no alcan-

zan tan esplndido desarrollo

como

Autos Sacramentales
el

ni

tanta magnificencia de representacin, bastara

gran nombre de
libro

Lope de Vega, que

los escribi bellsimos

y que en su

mixto

de prosa y verso. Los Pastores de Beln, concentr la esencia potica del gnero, para comprender la importancia que logra en nuestra dramaturgia,

el

inters folklrico
la

que ofrece por sus ntimas


que su autor conoca Lope,
all sus investigaciones.
el

relaciones con varias formas de

poesa y msica populares. Nos

parece evidente, ledas

las Pastorelas,

pero no creemos que hubiese llevado ms

Algunos de
bito
al

sus villancicos saben tan


la letra

buen modelo, y quiz


la

h-

que tena de componer

msica de

ellos (2) llev

prroco de Tegucigalpa desarrollar aquel germen, escribiendo


Sus himnos patriticos son verdaderamente detestables. Para muestra

(i)

basta un botn:

Qu de males
Oh! Si
al cielo

oh Amrica! te hizo

El osado Coln al hallarte!

pluguiese otra parte

Su funesto

bajel conducir

Vid. Ho7iduras Literaria, Coleccin de Escritos en prosa y verso, precedidos de Apuntes biogrficos, por Rmulo E. Durn,
gucigalpa, Tipografa Naciotutl, IQOO. Pg.
9.

Tomo
Al
fin

ii:

Escritores en verso. Telas

de

Pastorelas hay otras

poesas de cortsimo valor.


(2)

Vase, por ejemplo, ste:


Naci en Beln un nio

Tan admirable

Que

sin

ir

las aulas
lo sabe.

Todo

AMERICA CENTRAL
verdaderas,

209
dramticas de Noche

aunque

muy

sencillas,

piezas

Buena: cosa enteramente inusitada en Honduras. Estas pastorelas

son nueve: Nocmi, que se reputa


sabe punto
fijo la

la

mas antigua, aunque no

se

fecha; Micol, escrita en 1838; Neftalia, Zelfa,

Rtibenia (cuyo acto primero son las Posadas de Jos

Mara-,

que algunos consideran como obra independiente),


Olhnpia, Flora sea la Pastorela del Diablo. Todas
cin de
cer,
la ltima,

Elisa.,
ellas,

Albano,
excep-

cuyo texto genuino ha sido imposible restableel

han sido hbil y cuidadosamente restauradas por


las

profesor

hondureno D. Rmulo E. Durn, sacndolas de


ras imperfectsimas

copias brbael

que de

ellas corren,

puesto que

P.

Reyes

no se cuid de conservar

los originales, fiando sus versos la


las

me-

moria de los aficionados que Contienen


felices
las

representaban

(l).

Pastorelas una parte grave y religiosa, en que hay

recuerdos de los libros sagrados y buena doctrina teolgica.


los

Pero abundan tambin


convidaba
forzoso
el infantil la

elementos profanos que desde antiguo


la

regocijo de

noche de Navidad. Dentro del


ofrendas de los pastores, sabe

tema de

adoracin y de

las

Con ciencia tanta Toda la de los hombres


Es ignorancia:

Vamos

verlo,

que nos comunique Algn destello. Aunque yace tan pobre, Su grande ciencia Sabe formar metales Y hermosas perlas
l ha contado el

nmero
'.

De

las estrellas,

sabe

las distancias

De
l conoce

los planetas
la

causa

Que

agita el viento,

del hielo que ofende

Su

ser tan tierno,


as tan

nio

Sabe dnde se forman Nieve y granizo.


(i)

Pastorelas del Presbtero Dr. D. Jos Trinidad Reyes, restauradas por


Duro'n, precedidas de un estudio por el Licenciado D. Esteban

Rmulo E.

Guar-

diola. Tegucigalpa,

Tipografa Nacional, igos.


kispano-a

Menndsz t Pelato Poesa

210
el P.

CAPITULO

II

Reyes

diversificar sus figuras,


la

darles viveza de expresin.

veces paga tributo

poesa buclica de fines del siglo

xviii, es-

pecialmente

la

de Melndez

pulidos incoloros. Pero


ta,

(l), y entonces sus zagales resultan ms generalmente tienen un matiz realis)'

que

est en la tradicin de los autos viejos,

que

llega la

chocarrera en dos tres lugares de las Pastorelas del P. Reyes.

Lo que de un modo
cmicas, que sirven
sino
el

peculiar las caracteriza, no son las peripecias

como de entremeses en
la stira,

la

accin principal,

empleo deliberado de

que no se aplica meramente

las flaquezas

generales de la humanidad, sino que contunde deslos

apiadadamente

pecadores pblicos y especialmente los mal-

hechores polticos. Este aspecto es de grande inters, pero no pue-

de ser bien entendido fuera de Honduras, y pronto se perder la clave por haber ido desapareciendo la generacin que conoci
aquellos personajes. Casi todas las piedras que
tira el P.

Reyes

iban tejado conocido,

y estuvieron punto de

volverse contra el

mismo poeta y

sus intrpretes.
las

Aun

prescindiendo de este valor circunstancial,


el

Pastorelas

son de agradable lectura. La lengua es sana,


sin nervio,

estilo fcil

aunque

la

versificacin constantemente fluida.


la

Los defectos

que hay pueden achacarse


gencia con que
la
el

incuria de los copistas, la negliescriba, sin

mismo
la

P.

Reyes

pensar para nada en


el

imprenta

ni

en

posteridad.

De

todos modos,

gnero ofrece

(i)

Por ejemplo en estas endechas de

la

pastoral de Rubenia:

Oh bosque solitario, Alegre en otro tiempo,

Do
De

la bella Prasila

Condujo

tantas veces sus corderos! Cuntas veces oste

su voz

el

acento,
ecos!

cuntas repetiste

Su graciosa expresin, en suaves


Cuntas veces sus plantas

Hollaron este suelo, Y cuntas, en los rboles. Con sus manos grab divinos versos! Mas ay! que ya descansa En profundo silencio, Y no la veris ms.
Tristes cipreses, elevados cedros

AMERICA CENTRAL

211

una curiosa supervivencia, que acaso en otras regiones de


rica

Am-

tenga similares.
el

Tuvo
dad que
gastarlo

P.

Reyes indisputable ingenio y


le tena

fcil

vena, pero la sociele

le

rodeaba y

por su nico poeta


frusleras,

oblig mall

muchas veces en nonadas y


tarea propia de copleros.

de que

mismo

se

burla

como

Versos

me

piden todos manojos;

Convites para bailes, para entierros;

De modo que yo soy una campana Que con el mismo estilo bronco y seco,
Repicar debo alegre en
las

funciones

doblar melanclico por muertos.


los dolientes;

Psames hago en verso

Compongo
Si se van,

epitalamios de himeneos,
se vienen, parabienes;

si

si la silla

toman de un empleo.
se levanta.
ni

Si algn partido cae

En que

m no me va
el

ms

ni

menos.

Me
Se

hacen decir en verso alguna cosa,

Aunque no tenga

mismo sentimiento.

me

piden sanetes, pastorelas,

Cosas

muy

superiores mi ingenio:
falte
la

Y
De
los poetas

porque nada

mi destino
(i).

Tambin hago

msica del verso

hondurenos posteriores

al P.
el.

antes de 1892, slo merece algn recuerdo

Reyes y fallecidos mdico D. Manuel


en 18S3
(2).

Molina Vigil, que se suicid

los veintisiete aos,

Pero conviene poner trmino esta enumeracin.


neracin
lo
literaria

Una nueva ge(3).

ha aparecido en

la

Amrica

Central,

menos de
(i) (2)

sus poetas ha mostrado serlo de verdad

y uno por Es cierto

Pastoral de Albaiio.

Vase

la

antologa de D.

Rmulo

E. Durn,

de realmente hay mucho que no


ios escritores
siglo XIX.
(3)

es literatura. El

Honduras Literaria, dontomo primero comprende


anterior al

en prosa;

el

segundo, los poetas.

No hay ninguno
Rubn

Claro es que se alude

al

nicaragense D.

Daro, cuya estrella


la

potica comenzaba levantarse en el horizonte cuando se hizo

primera

edicin de esta obra en 1892.

De

su copiosa produccin, de sus innovaciones

212

CAPITULO
la

II

que

produccin comienza ser


todas partes de Amrica,

excesii'a,
el trigo.

y que

la

cizaa ahoga,
all

como en

Los versos son

una

especie de epidemia.

No

slo

hay Parnaso Guatemalteco,

sino Par-

naso Costarricense

y Nicaragense, y una Guirnalda Salvadorea


muchos poetas son para
ir

que consta de

tres volmenes:

tan peque-

a repblica. Pero esta abundancia desordenada ya se

encauzan-

do con

el

buen gusto y
de
los

la fertilidad

y por de pronto es indicio de ingenios americanos (l).


la disciplina,
la

mtricas y del influjo que hoy ejerce en


pases de lengua castellana,

juventud intelectual de todos los


escribir el futuro historiador

mucho tendr que

de nuestra
(i)

lrica.

La
y

transicin brusca entre la antigua y la

moderna poesa de

la

Am-

rica Central, entre la escuela relativamente clsica


sarris,
la

de los Batres y de los Iriromntica que ha prevalecido despus, no puede comprenderse


el

bien sin tener en cuenta

poderoso

influjo
el

que ejerci

all

como en

otras

regiones de Amrica, especialmente en


rio tan

Per, un singular personaje litera-

desconocido en su patria, Espaa, y aun en su provincia natal,


el

como

clebre en
tural

Nuevo Mundo. Tal


las

fu el

montas D. Fernando Velarde, na-

de Hinojedo, autor de

Melodas romnticas y de los Cnticos de Nueigualaron pocos, pero soo

vo

Mundo, poeta de extraordinarias dotes naturales afeadas por un mal gusto

increble.

En pompa,

brillantez

y magnificencia

le

raras las pginas en

que su grandilocuencia no se trueca en hinchazn, su


viril

sonoridad en redundancia, su aspereza


diciones

en nfasis hueco. Tena

las

con-

ms adecuadas para

ser un corruptor del gusto, un

nuevo Lucano

un nuevo Gngora, porque aun en sus mismas aberraciones dio muestra

de ser ingenio nada vulgar. Su Canto estrepitoso y deslumbrador la cordillera de los Andes, tiene en lo bueno y en lo malo cosas no indignas de Vctor Hugo. Velarde aspiraba constantemente lo titnico; pero daba

muchas

veces en

el escollo

de
l

la falsa

grandeza, porque ni sus alas, con poder

mu-

cho, podan lo

que

pensaba, ni su gusto cerril indmito, que nunca lleg

educarse, pesar de haber sido hombre de gran variedad de conocimientos,

acertaba mostrarle aquel punto imperceptible en que lo sublime con-

fina

con

lo grotesco.

Por sus innegables cualidades,


el dolo

lo
la

mismo que por sus


literaria

grandes defectos, Fernando Velarde fu

de

juventud

de

Amrica durante un perodo bastante


parti con Zorrilla el privilegio
influencia fu

largo, y

no es hiprbole decir que com-

de ser imitado por los principiantes. Esta mayor que en ninguna parte, en Guatemala, donde Velarde tuvo desde 1854 1860 un famoso colegio en que se educ lo ms florido de la juventud de aquella poca. Para este colegio escribi varios tratados

elementales de Fsica, Geografa, Retrica y Potica y otras materias.

III

CUBA

(O

Fu de
en
las

las tierras

descubiertas por Coln en su primer viaje,

pginas de su Diario de Navegacin qued consignado con


el

rasgos de espontnea poesa


llezas del suelo

asombro que
isla.

le
la

produjeron

las

be-

cielo

de aquella

Pero

preferencia que se

concedi la Espaola, y luego el descubrimiento y conquista de Yucatn y Mjico, fueron haciendo olvidar dejando en puesto

(i)

estudio,

Adems de los numerosos trabajos que se citarn en el curso de este hemos tenido la vista los muy importantes, completos y bien dige la

ridos

que ha remitido

Cubanos nombrada para


Comisin
los Sres.

este

Academia Espaola la Comisin de Literatos fin por el Gobernador general de la Isla, Te-

niente general de ejrcito, D. Camilo Polavieja, en 1891. Compusieron esta D. Nicols Azcrate (Presidente), D. Jos Mara CspeMartnez, D. Jos E. Triay,

des, D. Jos de

Armas y Cspedes, D. Saturnino

D. Rafael Montoro, D. Luciano Prez de Acevedo, D. Ricardo del Monte,


D.

Domingo

Figarola y Canad y D. Manuel S. Pichardo (Secretario).


el

No

es

mtodo severo y el imparcial criterio con que la Comisin cumpli su tarea, la cual se compone de dos partes diversas: una Biblioteca Selecta Hispano Cubana de Prosistas, que en
fcil

encarecer el esmero,

buen

gusto, el

esta ocasin

no ha podido ser

utilizada
la

por

las

razones expuestas en
utilidad

el pri-

mer

prlogo, pero queda en

Academia para

de

los estudiosos

base de futuros trabajos; y una Aiitologia de Poesa Cuba?ia, con noticias


biogrficas de cada

uno de

los ingenios.

Nuestra coleccin estaba formada, y escrito nuestro prlogo, antes de conocer tan rico caudal de materiales, pero afortunadamente nos ha alcanzado
el

tiempo para aprovecharle, ya en adiciones, ya en

rectificaciones.
si

De
con
la

la

Antologa hemos excluido

los

poetas vivos, y

en

las

composicio-

nes que insertamos de los muertos, no coincide siempre nuestra eleccin

de

la

Junta Literaria de Cuba, algo ha de concederse

al

gusto indivi-

214

CAPITULO

III

muy

secundario Cuba, por dirigirse otra parte


la

la

corriente

de

emigracin y

sed de aventuras. Tiene, pues, Cuba, escasa y no

muy

interesante historia durante los tres primeros siglos de la doni

minacin espaola; y
produccin
te
literaria

su importancia comercial ni su brillante


fines del xviii,

comienzan hasta

y ms fijamenindependencia
reli-

en

el

primer tercio del xix, en que consumada

la

del continente americano, ^'ino

quedar Cuba como principal

quia de nuestro vastsimo imperio colonial, y ser atendida de un

modo
dos

especial por nuestros gobernantes. Del rgimen


solido formarse mu}' duros

moderno de
y apasionafieles

Espaa en sus Antillas han


juicios:

no

es del caso atacarlo ni defenderlo;

pero como

historiadores,
tirana militar,

hemos de consignar que, y

despecho de la decantada

despecho de

las

guerras civiles, que han empa-

pado de sangre aquel hermoso


ochenta aos, ha producido,
Patria,
la

suelo, todava Cuba, en


la

poco ms de
la

sombra de

la

bandera de

Madre

una literatura

igual,

cuando menos, en cantidad y

calidad,

de cualquiera de

los

grandes Estados americanos independientes,

y una
tico

cultura cientfica

filosfica

que todava no ha amanecido en

varios de ellos. Sera temeridad atribuir tales progresos al lazo pol-

que sigue uniendo Cuba con su metrpoli europea, pero tam-

bin sera insensato suponer en los espaoles un propsito delibe-

rado y tenaz de matar los grm?nes de civilizacin en sus provincias


ultramarinas, cuando

vemos

florecer bajo el

rgimen autoritario de

nuestros Capitanes generales, no slo la poesa con Heredia, olilanes, la

Avellaneda y Luaces, sino

la filosofa

las

ciencias naturales

dual, sin

menoscabo de

la

estimacin que merecen esfuerzos tan meritorios


la

y que tanto han de contribuir uno y otro lado de los mares.

buena inteligencia entre

los

espaoles de

La
trata

discreta noticia preliminar de esta compilacin manuscrita, en

que se

de

los orgenes

de

la

poesa cubana antes de Zequeira y Rubalcava, fu


(a).

obra del malogrado crtico D. Ricardo del Monte


(a)

No

es necesario advertir

en 1892. AI revisar mi trabajo


nes de ningn gnero sobre
la

.ihora,

que esta nota y el captulo entero fueron redactados no me ha parecido opornino hacer consideraciola

prdida del dominio espaol en


tal

de

la Isla

en repblica independiente despus de

Cuba y la constitucin intervencin anglo-americana


lo escrib

de 1898. Reimprimo, pues, este primer prrafo citada, que ya empieza ser remota.

como

en

la

primera fecha

CUBA

215

y econmicas con Vrela, Luz Caballero, Saco y Poey. Es cierto que el espritu general de los literatos y de los hombres de ciencia en Cuba ha solido ser sistemticamente
esto es indicio
hostil
la

Espaa; pero aun

de no haber sido tan grande no ser que supongamos

represin de las ideas torpes

como

se pondera,

muy

muy

inh-

biles cuantos se

han empeado en

atajarlas el

paso impedir su
sin ofensa

difusin.

Y ciertamente
el

que

si

comparsemos (dicho sea


y de
la la

de nadie)

cuadro de

la literatura el

ciencia en la espaola
isla

provincia de Cuba, con

que ofrece

vecina

de Santo Do-

mingo

las

no

muy

distantes Repblicas de la

Amrica Central,
rgimen colo,

para no hablar de Bolivia y otros Estados del Sur, quiz resultase

muy
nial.

dudosa esa virtud mortfera que se atribuye

al

si

extendiendo todava ms

la

consideracin

reparamos
historia

que Cuba, con

territorio relativamente tan exiguo,

y con

tan moderna, vale

y representa en la historia del pensamiento americano, tanto como Mxico, Colombia la Repblica Argentina,

y ms que Venezuela,
de aquella
isla

el

Ecuador

el

Uruguay, quiz saque-

mos por
hijos

ltima consecuencia que no tienen tanta razn algunos

para lamentarse de no haber sacudido

el

yugo
pues-

de

la

tirana ibera cuando se emanciparon los

dems

criollos,

to que, lo

ran ganado

menos bajo el aspecto mucho en el cambio.

intelectual,

no se ve que hubie-

Pero dejando un lado

tales disquisiciones,

que son siempre

muy

resbaladizas y deben huirse cuidadosamente en obra

que quiere ser

de paz y concordia como

meramente

esttico,

la presente, y atenindonos al aspecto empecemos por consignar la penuria de la liteel

ratura cubana en todo

primer perodo de

la

dominacin espaola.
si

Nada importa
na
raza,

nuestro propsito averiguar

la raza

indgena te-

no aptitudes poticas y algn g-ero de cantos, porque esta

como

todas las que poblaban


los

las Antillas, se
la

extingui

comcon-

pletamente en

primeros das de
la

conquista,

y no pudo dejar
Entre
los

elemento alguno para

vida social de

la colonia.

quistadores tampoco hubo quien celebrase las empresas del adelan-

tado Diego ^"elzquez de Cullar, quien, no obstante, Juan de


Castellanos dio lugar en su panten de Varones Ilustres de Indias,

consagrndole ntegra una

elega,

que

es la sptima.

2l6

CAPTULO in
los

De

primeros y tmidos ensayos de


el

la

musa cubana puede en-

contrarse noticia, ya en
Morales,

curioso libro de D. Antonio Bachiller

Apuntes para
la isla de

la historia de as letras
(l),

de la Instruccin

Pblica en

Cuba

ya en
1

la

erudita introduccin que


(2).

D. Antonio Lpez Prieto puso en


El

88 1 su Parnaso Cubano

poema ms

antiguo compuesto en Cuba, aunque no por autor


el

cubano, de que dan noticia, es

Espejo de paciencia, en octava

rima, que escribi en 1608 Silvestre de Balboa


natural de la Gran Canaria

Troya y Ouesada,

y vecino de

Puerto-Prncipe, con motivo


el

de una invasin de piratas franceses en


Transcribe este

puerto de Manzanillo.

poema de

circunstancias el obispo Morell de Santa

Cruz, en su indita Historia de la isla y Catedral de Cuba. Los frag-

mentos que hemos


po en que

visto del

poemita de Balboa denuncian


fcil

lo

me-

nos un versificador castizo y


escriba.

En

elogio

y no gongorino, pesar del tiemde su obra compuso un soneto el reel interior

gidor de Bayamo, Juan Rodrguez de Cifuentes.

En

el siglo xviii haba,

aun en
fcil

de

la isla,

algunos im-

provisadores que hacan

ostentacin de su ingenio en dciresabios de mal gusto

mas y romances, naturalmente afeados con

Habana, imps. de P. Massana y de El Tiempo, 1859- 1860- 1861. Tres (i) tomos. La obra de Bachiller y Morales, aunque destartalada y mal escrita, es

un repertorio de Es
710,

noticias

muy

tiles,

que no ser por

la diligencia

de su
cuba-

autor se hubieran perdido.


libro

tambin de indispensable consulta

el Diccionario biogrfico

por D. Francisco Calcagno. Nueva York, imp. y

librera

de N. Ponce de

Len, 1878.
(2)

Parnaso Cubano. Coleccin de Poesas Selectas de Autores Cubanos desde


el

Zequeira mteslros das, precedida de una introduccin histdrico-crtica sobre


desarrollo de la poesa en Cuba.

Habana,
el

editor

Miguel de
el

Villa.

Tngase en cuenta tambin


rio de

Estudio sobre

movimiento cientfico y litera-

Cuba, obra postuma de D. Aurelio Mitjans. (Habana, imp. de A. lva-

rez y Compaa, 1890.)

De
Cuba

las antologas anteriores la

de Prieto es

la

ms interesante

la titulada

Potica, coleccin escogida de las composiciones en verso de los poetas atba-

Lorenzo Luaces;
por

nos desde Zequeira hasta nuestros das, pubicada por Jos Fomaris y Joaqun 2.* edicin. Habana, 1861. Es muy escaso, pero bastante po-

bre, el cuadernito que, con el rtulo


los

de Joyas del Parnaso Cubano, dio

luz

aos de 1S55 y 1856

el

peridico Brisas de Cuba.

CUBA

217

y con
tico

los vicios

que nacen de

la falta

de estudio y comunicacin

literaria.

Entre

ellos se cita, principalmente, al

mdico y farmacu-

de

la villa

de Santa Clara, D. Jos Suri y guila (1696-1762),


las recetas

que puso en verso

de su profesin, y que tena adeloas para las proce-

ms
nes.

la rara

habilidad de

componer de repente

siones

festividades religiosas, recitndolas delante de las imge-

De

estos

romances laudatorios slo hemos

\-isto

uno dedicado

la

Pursima Concepcin, que no

slo prueba la ardiente devocin

del humilde poeta, sino la facilidad

En

Santa Clara vi\an por

el

y donaire con que versificaba. mismo tiempo otros dos glosadores

copleros de menos mrito: D. Mariano Jos de Alba

y Monteagudo, y D. Lorenzo Martnez de Avileira. No mayores alientos parece haber tenido una poetisa habanera, annima, que en tiempo de la
invasin inglesa de 1762,

compuso un poemita

titulado:

Dolorosa

mtrica expresin del sitio y entrega de la Habana, que se conserva

manuscrito en nuestra Academia de

la Historia.

Una

relacin del

y ramplonas escribi el presbtero D. Diego de Campos, mientras que en Espaa celebraban


prosaicas

mismo acontecimiento en dcimas


el

con ms numen
nuestros,
tn,

herosmo de \'elasco y Gonzlez algunos poetas

descollando entre ellos D. Nicols Fernndez de Moraesta ocasin

aunque en
(l).

no estuviese tan inspirado como en

otras

Al de
la

siglo XVIII

pertenecen hechos tan decisivos para

el

progreso
el

cultura habanera,
la

como

la

fundacin de

la

Universidad y

establecimiento de

primera imprenta. La L'ni\-ersidad fu erigida

(1)

Como

siglo xvni, Fr. Jos Rodrguez,

poeta improvisador y jocoso obtuvo celebridad, mediados del ms conocido por el seudnimo de Capacho,

de quien se
bre
las

citan unas

dcimas dando cuenta de su viaje Mxico, otras so-

un Vejamen d la Uni-cersidad, etc., etcms antigua obra dramtica escrita ea Cuba: El Prncife jardinero y jitigido Chridano; pero si hemos de estar la
excelencias del
siete,

nmero

tera.

Pasa tambin por autor de

la

autoridad,

muy

respetable en estas materias, de D. Cayetano Alberto de la

Barrera, esta comedia es de D. Santiago de Pita, y coa su


visto en ediciones sueltas del siglo xviii.

nombre

la

hemos
el Pita.

Acaso sea mero seudnimo

de Leiva,

La comedia tiene buenos versos y recuerda algo la manera de D. Francisco v. gr. en ^Cuando no se aguarda y prncipe tonlo.T

2lS

CAPTULO ni
1

por Bula de Inocencio XIII en 12 de Diciembre de

72 1, con los

y gracias que tena la de Santo Domingo; la cdula Real de aprobacin es de 5 de Enero de 1728, y los estatutos

mismos

privilegios

de 27 de Julio de 1734. Pero, pesar de su nombre, apenas pasaba de ser una institucin conventual, dirigida por
los

Padres de

la

Or'

den de Predicadores, y en que naturalmente predominaban


tudios teolgicos.

los es-

No pudo
la
el
1

sentirse,

por consiguiente, su influencia

en los progresos de

amena

literatura; ni

tampoco era

institucin

destinada fomentarla

Colegio Seminario de San Carlos y San


689, con dotacin pobrsima,
el

Ambrosio, fundado en
garon de

y que

slo

comenz tener importancia en


l

breve perodo

e"h

que

se encar-

los

Padres de
la

la

Compaa de Jess, adquirindola mal

yor despus de

reorganizacin que de

se hizo en

769 con

estudios bastante amplios de Gramtica, Retrica


nal
el

Filosofa Racio-

y Experimental, que protegi y foment luego en gran manera y Landa, bajo


la filosofa

insigne obispo alavs D. Juan Jos Daz de Espada

cuyos auspicios
aulas de la

moderna hizo

su entrada triunfal en las

Habana con

los presbteros D. Jos

Agustn Caballero

y D. Flix Vrela (l). La Imprenta exista desde principios


grande actividad,
lo

del siglo xviii, pero no con


literarios (2).

menos en materia de papeles

(i)

Vase

la

excelente Vida del presbtero D. Flix Vrela, por D. Jos

Ignacio Rodrguez (Nueva York, 1878).


(2)

En

el

tomo
la

ni

de sus Apuntes (pgs.


libros y folletos

12 1-24 1) insert Bachiller


la

rales

un catlogo de

dados

y Moestampa en Cuba, desde la


iSSi hizo su erudito

introduccin de
pleto,

Imprenta hasta 1840, trabajo fundamenta), aunque incomlas copiosas adiciones

aun despus de
la

que en

autor en
ta en la

Revista de Cuba. Posteriormente se han publicado

La Impren-

Habana (1707-iSio), por D. Jos Toribio Medina (Santiago de Chile, Imprenta Elzeviriana, 1904); el Ensayo de Bibliografa Cubana de los siglos XVII y XVIII, por D. Carlos M.* TreOes, formado principalmente de
los libros

sobre Cuba impresos fuera de

la isla

(Matanzas, 1907-1908); y
el vasto

la

Bibliografa Cttbana del siglo

XIX, obra que, segn


191

plan de su autor,

ha de constar de diez tomos, de los cuales slo ha visto

la luz el

primero,

que comprende desde i8oo 1S25 (Matanzas,

1).

En

el libro

de D. Ambrosio Valiente, Tabla cronoljgica de

los sucesos

ocu-

rridos en la ciudad de Santiago de

Cuba (Nueva York,

1S53, pg. 30", se habla

219

Los orgenes del periodismo

se

remontan

al

ao

790, en que co-

menz

publicarse
el

El Papel

Peridico, en cuya redaccin


las

tom

parte alguna vez

Capitn general D. Luis de

Casas (fundador

vagamente de

la

introduccin de

la

imprenta en 1698, pero ningn dato con-

firma esta asercin. Hasta 1792 no se encuentra en Santiago ninguna oficina


tipogrfica.

El impreso ms antiguo que se cita de

la

Habana

es el siguiente,

que

Beristain describe en su Biblioteca Hispano-Americana Septentrional, pero


de]

que no se conoce hoy ejemplar alguno:

Discriacio'n mdica sobre que las

carnes de cerdo son saludables en las islas de Barlovento.

Gonzlez del lamo, natural de la ciudad de

San

Cristbal de a

Por D. Francisco Habana

(Habana, 1707).
Bachiller y Morales posea y describe (tomo m, pg. 121) una Carta de esclavitud

la

Virgen Santsima del Rosario, con fecha de 1720; y un folleto


el

de

1724,

donde aparece

nombre

del impresor

ms antiguo de

la isla:

que ha Justificado y probado el Ldo. D. Antonio de Sossa... En la Havana (sic). Imprenta de Carlos Habr. No se conoce ningn otro producto de
<jlfe'ri}os

su tipografa, excepcin de las Rbricas generales del Breviario Romano, tra-

ducidas por

el bachiller el Sr.

D. Francisco Alenndez Mrquez (1727), del cual

posee ejemplar

Medina.

este primer impresor sucedi D. Francisco Jos de Paula,


las

que en 1736
1757 apare-

public una de

primeras

tesis

de

la

naciente Universidad.

En

ce un nuevo tipgrafo, Blas de los Olivos, y en 1762 otra imprenta llama-

da primero del Computo


Colegio Seminario de

Eclesistico,

San

Carlos.

y ms adelante de la Curia Episcopal y Ms importancia que las anteriores tuvo la

Imprenta de

la Capitatiia

General (denominada tambin en ciertas pocas

Imprenta del Gobierno), que empez funcionar en 1781, y cuyo cargo estuvo la edicin de la Gaceta. Todava hay que agregar estas oficinas la

de D. Esteban Jos Boloa (que se titulaba impresor de la Real Marina), inaugurada en 1787, la de Pedro de Palma en 1791 poco despus, y la de
D. Francisco Segu en 1799.

Fueron, pues,

siete,

por

lo

prentas que tuvo Cuba en

el siglo

menos, aunque pobres y desmedradas, las imxvm, y cuatro de ellas funcionaban simul-

tneamente

al finalizar

aquella centuria. Pero apenas produjeron nada

que

importe para

la historia literaria,

y una sola obra de carcter

cientfico, rar-

sima por cierto,


del

la

Descripcin de diferentes piezas de historia natural, las

ms

ramo martimo, representadas en setenta y cinco lminas, por D. Antonio Parra (La Habana, 1787, en la Imprenta de la Capitana General. Las lminas fueron grabadas en Cuba por un hijo del autor.)

los ltimos

aos de) siglo pertenecen

el

Compendio de memorias histricas

CAPITULO

III

de

la

Sociedad Econmica), y colaboraron activamente


Caballero, el
el

el

ya

cita-

do presbtero

mdico propagador de

la

vacuna D. To-

ms Romay y
nimos como
aunque, por

poeta Zequeira, de quien hemos de hablar inme-

diatamente. Los versos de


los

El Papel
y

Peridico suelen
el

lle\'ar

seud-

de Pilcsimolpos, Ismael Raqueme,


triviales,

Luisiano; y

lo general prosaicos
al

no dejaban de tener
xviii (l), ni des-

alguna cosa estimable conforme

gusto del siglo

de Cuba, de D. Ignacio Urrutia, y varios interesantes opsculos del Dr.

Romay

y del presbtero Caballero, que anuncian ya


bajo los auspicios de
la

el

florecimiento intelectual que,

Sociedad Econmica, se preparaba.

tres pastorales de 1799, 1S03 y 1S04, un sermn del Dr. D. Flix Veranes y algn otro opsculo. Se habla vagamente de la existencia de una Gaceta en 1796 y acaso antes. En distintas fechas de

De

Santiago de

Cuba se conocen

la la

primera mitad del siglo xix, que no es necesario puntualizar, se estableci


imprenta en Puerto Prncipe, Matanzas, Trinidad, Villaclara, Sancti-Spiri-

tus y Cienfuegos, y sucesivamente en todas las


(i)

No es

desagradable, por ejemplo, el romancillo eptasilbico

dems poblaciones de la isla. El triunfo

de la Gloria, que se public

de

1798,

y que en una historia de


el
la

porque tiene

annimo en El Papel Peridico del 8 de Abril la poesa americana no debe omitirse, mismo tema que la ms bella estancia del Canto Junin, de
:

Olmedo,

que comienza

Tal

el

joven Aquiles

s.

EL TRIUNFO DE LA GL0RI.4
Alegre en el destierro la dichosa Sciro el gran Aquiles

De

Viva

Del dulce amor cautivo Del amor que empleaba Sus m.aas y artificios En mantenerle siempre En sus dorados grillos. Por eso de Deidamia AI rostro peregrino

Gada da aumentaba Nuevas gracias y brillos. Resonaba el palacio

Con ansias y gemidos, Con voces y lamentos De los amantes finos.

Y en las plcidas sombras los bosques, que amigos Se muestran los robos De amor correspondido.
De
Las auras apacibles

merecan mucho de
rios

los

que

se

estampaban en

los peridicos literala

de Mxico, Lima y Santa Fe de Bogot, como primicias de

cultura americana.

especie de noble emulacin y generoso entusiasmo reinaba entonces entre nuestras colonias, y los progresos

Una

Con Con

su blando silbido;
alegres

Los pjaros

su canto lascivo;

Del arroyuelo claro El agradable raido

Que forma

al

despearse

Desde los altos riscos; La tierra, el firmamento,

Todo en aquel

asilo

Del amor inspiraba


El placer fugitivo. All, casi olvidado Aquiles de s mismo. Viva disfrazado

En mujeril vestido. No las armas y arneses De Marte enfurecido,


Ni los sangrientos triunfos

Que

los hroes invictos

la fama Al templo esclarecido:

Conducen de

No
De

eran estos objetos


su cuidado dignos.

Pues slo le ocupaban Ternuras y suspiros,

Promesas y contiendas

desdenes fingidos.

Mas no sufri la gloria Que de Tetis al hijo El amor subyugase Con perpetuo dominio.

Aquiles se presenta.

Le muestra el precipicio En que va deslizarse Del amor conducido. Conoce en sus consejos
El hroe su delirio
:

Rasga su
Pide

Confuso, avergonzado. traje indigno


al

faj.

punto sus armas.

Ya parte arrepentido. Mas la bella Deidamia En tan duro conflicto,


Plida,

medio viva

Y
(a)

desmayada, quiso

Rasga

arroja las indignas tocas, dice Olmedo,

22 2

CAPITULO

III

en

la

enseanza y en

los
el

las clases

acomodadas
el

mtodos eran tan patentes, y tan vivo en anhelo de instruirse, que Humboldt not
que haba ascendido
la

con sorpresa

nivel intelectual

sociedad

de Mxico y

la

de Caracas

(l

).

Hablarle,

mas

sus voces

Ahogan

los suspiros.

De

Al hroe y al amante, su dueo querido

La afliccin le penetra Con el dolor ms vivo.


Mil palmas y laureles

Le promete

el

destino,

Mil dichas y deleites Le promete Cupido.

'

amor y En el nimo
El

la gloria

altivo

De Aquiles se combaten Con suceso indeciso. En fin vence la gloria,

Y de su grato asilo Huye el hijo de Tetis Triunfando de s mismo.


(i)

Medina

fija

con precisin

la

fecha (31 de Octubre de 1790) en que

apareci El Papel Peridico, del cual no creo que exista coleccin completa

en ninguna parte. La Biblioteca de Ultramar, incorporada hoy


ele

la

Nacional,

Madrid, posee nmeros sueltos de 1793, 1794 y 1804. Gracias mi exce-

lente amigo D. Antonio Graio, incansable colector de libros y papeles

de

Amrica, he podido manejar

el

tomo completo de

1798.

En

aparecen los

seudnimos poticos de El
(Manuel Zequeira), Mordn

Salvaje^

Aman

Reparazuelmi, Ezequiel Armuna,

el zapatero, Cratilo,

Minator

Flesor,

Hay tambin dos poemas


escuela de Trigueros en
fin

filosficos

de autor annimo: de

La

y algn otro. Esperanza y La


la

Moderado'!!, compuestos en alejandrinos pareados, conforme

detestable

El Poeta

Filsofo, precursor

los modernistas.

Al

tomo va encuadernada una Cancin idilio los das de Sr. Conde de Santa Clara, suscrita por don Flix Caballero y Outiveros, poeta riojano (de Njera), que public otras composiciones sueltas de ndole que pudiramos decir administrativa oficinesca, v. gr.; Cancin Real la traslacin de la
del

Peal Audiencia de Santo Domingo d

a villa de Puerto Principe

(Habana, 1800).

Desde 1794 la direccin de El Papel Peridico corri cargo de la Sociedad Patritica de la Habana, y ios nombres que figuran al frente de cada nmero
son los de
cin.
los socios

que por turno mensual estaban encargados de

la

direc-

En 1805 el Papel Peridico cambi su ttulo por el de Aviso. De esta segunda poca se conservan en nuestra Biblioteca de Ultramar algunos nrae-

El padre del periodismo en el Virreinato de

Nue\a Granada

fu

precisamente un cubano, Manuel del Socorro Rodrguez, antiguo


carpintero de Bayamo, literato
ser bibliotecario de Bogot,
dico de Santa Fe, en
1

y artista autodidacto, que lleg y fumi all, en l~gi^ El Papel Peridistintas

806 El Redacto}' Americano, y en

fechas otras publicaciones con que contribuy


cultura.

mucho

la general
correcto,

Fu tambin

^-ersificador fecundsimo

y bastante

aunque extraordinariaqaente

prosaico. Vergara (l) le atribuye

ms
visto

de seiscientas poesas entre impresas y manuscritas.


sus
pero, en cambio, poseo, gracias

No he

poemas Las Delicias de Espaa y El Triunfo del Patriotismo; la buena amistad literaria de don

Miguel Antonio Caro, una \asta coleccin de epigramas inditos

de Rodrguez sobre todo gnero de asuntos,


polticos
ellos

as

literarios

como

y morales. La mayor parte carecen de gracia, pero todos dan completa idea del gnero de poesa casera en que princiel

palmente descollaba

honrado y laborioso bayams.


el

Esta poesa abund bastante en Cuba, y segn


los Sres. Bachiller
las

testimonio de

y Morales y Lpez Prieto, muy conocedores de antiguallas literarias de la isla, es frecuente encontrar en las coletrillas, stiras

lecciones de papeles varios ridiculas

ms menos

intencionadas, psimos sonetos

y groseros epigramas; en suma,

ros de 1806, iSoS y 1S09.

Desde

18 10 se titul Diario de la

Habana, y con

este

nombre

se publicaba todava en 1846.

En
lnea:

1800 aparecieron otros dos peridicos, interesantes cada uno en su

La

Aurora, correo politico-econmico, y

El Regan

de la

Habana, peri-

suma acritud. Su fundador, y acaso nico redactor, fu, segn Trelles, D. Buenaventura P. Ferrer. La coleccin consta de dos tomos. Ces en 27 de Abril de 1802, despidindose su autor para Espaa. Hubo tambin El Criticn dla Habana, El Filsofo de la Habana, la Miscelnea Literaria y otros papeles anteriores
dico de crtica literaria y teatral, escrito con bastante ingenio y
1S08, todos de corta vida.

En

el

tomo

11

de

los

Apuntes de Bachiller y Morales (pgs.

13-144) hay

un

catlogo razonado y cronolgico de publicaciones peridicas de Cuba hasta 1840 inclusive. Para completarlo hay que recurrir las ya citadas bibliografas

de Medina y Trelles.
Historia de la Literatura en

(i)

Nueva Granada, (primera

edicin) pgi-

nas 232 238.

224

CAPITULO

III

todo gnero de composiciones balades, destinadas dar pbulo


la

murmuracin y entretener
la

el

ocio de las tertulias en tiempos en


las

que

vida tena tanto de inspida y montona. Pero ya en

odas

y glogas de El Papel Peridico, de la Habana, se ve el intento de dar la poesa ms elevado empleo; y algn infeliz ensayo pico del mismo tiempo, como Las glorias de la Habana, del Conde Colombini (entre los arcades de

Roma

Atijidio Pileyo),

tambin manicomercio

fiestan (l) noble tendencia a enaltecer los progresos del

y de

la industria, las

tareas de las Sociedades Patriticas, el des-

arrollo

de

la

Beneficencia, temas

muy

del gusto del siglo xviii,

ciertamente ms humanitarios que poticos, pero de todas suertes

ms
el

laudables que la dcima chocarrera,

el

vergonzante

libelo,

las mil frusleras

y nonadas en que

otros deshonraban mseramente

arte de versificar.

Hasta ahora hemos encontrado versos y no poesa. Los dos pri-

meros poetas de Cuba, rigurosamente hablando, son

el

coronel don

Manuel de Zequeira y Arango y D. Manuel Justo de Rubalcava. cuya aparicin puede decirse que coincide con el gran sacudimiento poltico

de l8oS, que desde

la

Metrpoli se propag tan rpida-

mente

las colonias, si

bien en Cuba no produjese por entonces

ms

cual stos

que el de avivar y enardecer el entusiasmo patritico, del y otros poetas de menos nombre se hicieron intrpretes, publicando gran nmero de versos inspirados por los triunfos y reefecto

veses de

la

causa espaola durante

la

guerra de

la

Independencia,

la cual servan tambin

con ardientes papeles en prosa D. Jos de

Arango,

el

clebre mdico
literaria

Romay y

otros escritores polticos.

La obra

de Zequeira y Rubalcava en Cuba, fu de algn


Navarrete y sus discpulos en Mxico,
cultivo de la
los
si

modo

anloga

la del P.

bien en los cubanos se observa en general entonacin

ms robusta
oda heroica

y grandilocuente, y mayor tendencia al que al de la poesa moral y filosfica. De


es el

dos poetas, Zequeira

ms

notable,

haber nacido en otra poca,

con ms ocasio-

nes de completar su educacin literaria y purificar su gusto, se hu-

(i)

Este poema, ya

muy

raro, se

imprimi en Mxico en

1798; las notas

son interesantes.

CUBA
hiera levantado bastante de la mediana, de que
sacarle, pesar del

225

hoy no

es posible

nmero, valenta y entusiasmo blico de sus

cantos. Era, ante todo, ferviente patriota, espaol hasta los tutanos,

como

lo

eran an todos los cubanos en aquella poca


el

feliz.

Este vigoroso sentimiento de raza es


describa en octavas reales
la

alma de sus creaciones, ora

Batalla naval de Corts en la


la

de Mxico-, ora enaltezca, remedando


Gallego,
el

Dos de Mayo y

el

Primer
la

sitio

Laguna pompa de Quintana y de de Zaragoza. Falta mule fal-

cho

estas

composiciones para

perfeccin clsica, pero no

ta Zequeira el os

magna

sonatiirum,

y de todos

los

cubanos ante-

riores Heredia es, sin duda, el

ms

poeta. El canto pico,

aunque
pero
cierta

desigual, se

recomienda por algunas

brillantes descripciones;

en

las

odas hay inspiracin ms sincera, estilo ms hecho,

frvida animacin en el conjunto. Lstima


versificadas en general

que

estas composiciones,
vicio

con

bro,

no estn inmunes del

que ya
sa-

hemos notado en
ber:

los poetas

mexicanos del mismo tiempo!; es

de algunos resabios de pronunciacin americana, de donde re-

sultan endecaslabos

que positivamente no

lo

son

si

se leen

como

es

debido.

En

otro gnero ha sido

muy celebrada
la inspir

una oda horaciana de Zeembellecieron las Grala

queira,

la Pina.

Apolo

la

cias, dice Luaces,

y otro

literato

cubano llev
la

hiprbole hasta

compararla con un poemita griego. Nosotros


te clsica

encontramos bastan-

y ms

sobria de lo que pudiera esperarse de la habitual

manera de su

autor, pero

no quisiramos ver en
el

ella ni la

odorfera

planta fumigable (hablando del tabaco), ni


indiano, ni las delicias recopiladas en
el

dulce

zumo

del sorbete

nctar de

la pina, ni

mucho
(l).

menos

el

llamarla obelisco rural; rasgos prosaicos unos, gongorinos

otros, incompatibles todos

con

la idea

de

la

pureza clsica

(i)

Naci D. Manuel de Zequeira y Arango en

la

Habana,

el 15

de Agosto

de 1760, hizo sus estudios en el Seminario de San Carlos. Desde 1774 se dedic la carrera de las armas, sirviendo primero en el regimiento de infantera

de Soria. En

181 5 era

Gobernador

militar y poltico de Santa Marta,

y en 1816 Teniente del rey de la plaza de Cartagena de Indias. Cuando su carrera militar se presentaba ms brillante, una afeccin mental vino herirle

en Matanzas en 1S21. Arrastr su desdichada vida hasta


Menkndez t Pelato. Poesa
hispano-a.

el

18

de Abril

226

CAPTULO

III

Rubalca\a no tuvo, como Zequeira,


fuesen coleccionadas por

la suerte

de que sus poesas

mano

inteligente,
(l).

y han andado dispersas

y aun confundidas con


de
1846,

las

de su amigo

Fu

inclinado al gnero

falleci en la Habana. La primera y la mejor edicin de sus que hizo imprimir en Nueva York, 1829, el presbtero D. Flix Vrela. En la publicada en la Habana, en 1852, por su hijo D. Manuel Ze-

en que
la

Poesas es

queira y Caro, se alteraron por motivos polticos algunos versos.

La mayor parte de las composiciones de Zequeira se publicaron primeramente en El Papel Peridico de la Habana y en otros peridicos y folletos que pueden verse citados en las bibliografas cubanas.
(i)

mrito

El siguiente soneto, bastante popular en Cuba, y que no carece de ni en el pensamiento ni en la diccin (salvo los dos intolerables ep-

tetos rubicundo

y furibundo)

se atribuye por unos Zequeira y por otros

Rubalcava

[a):

So que la fortuna, en lo eminente Del ms brillante trono, me ofreca El imperio del orbe, y que cea Con diadema inmortal mi augusta frente. So que hasta el Ocaso desde Oriente

Mi formidable nombre

discurra,

que del Septentrin al Medioda, se adoraba humildemente; De triunfantes despojos revestido So que de mi carro rubicundo Tiraba Csar con Pompeyo uncido;

Mi poder

Despertme
As pasan

el

estruendo furibundo.

Solt la risa, y dije en


las glorias

mi

sentido:

de este mundo.
el

Naci D. Manuel Justo de Rubalcava en Santiago de Cuba

9 de Agosto

de

1769,

y estudi en

el

Seminario de San Basilio

el

Magno, de aquella ciudad.

Sigui,

como

Zequeira, la carrera de las armas, y en 1793

tom parte en

la

campaa de Santo Domingo. Tambin residi algn tiempo en Puerto Rico. Muri en su ciudad natal el 4 de Noviembre de 1805. Su poema La muerte de Judas, no fu impreso hasta 1830: hay una segunda edicin de 1S47 con biografa del autor y observaciones crticas, porD. Pedro Santacilia. En 1848
se imprimi por diligencia de D. Luis Alejandro Baralt, en Santiago de Cuba,

un cuaderno de

00 pginas, titulado Poesas de D.

Manuel Justo Rubalcava.

Es muy
Ctase

discutible la autenticidad

de algunas de estas composiciones.

como poeta de
talento, D.

la

misma escuela que Zequeira y Rubalcava, aunque


sa-

de menos

Manuel Mara Prez y Ramrez, autor del poema

cro Emanuel, de que slo hemos visto algn fragmento.


(a)

bana,
quiel

Para m la cuestin est resuelta, puesto que en El Papd Peridico de la Hanmero de 30 de Diciembre de 1798, he encontrado este soneto firmado por EzeArmuna, anagrama de Manuel Zequeira,

CUBA
buclico,

227

y adems de una traduccin de las glogas de Virgilio, que (segn creemos) se ha perdido, dej algn idilio original, y varias silvas

descriptivas, la verdad bastante prosaicas.

La

elega

la noche

y el poemita La muerte de Judas estn mejor escritas, pero tampoco bastan para darle alto puesto en el Parnaso cubano.
estara casi oK"idado,

Su nombre

no ser por algunos sonetos, enel

tre los cuales

me

parece ingenioso y galante

intitulado

Nise

bordando un

ramillete.

Entretanto pululaban los copleros de circunstancias, asiduos cultivadores de la dcima, que es


el

metro popular en Cuba.

la

publicidad de sus expansiones vino abrir camino

la libertad

de

imprenta decretada por


blicaciones efmeras

las

Cortes de Cdiz en iSii. Aluchas pu-

y balades aparecieron entonces: Cartera de

Seoras, Correo de las

Damas

(l),

Diario

Cvico.,

El Esquife

creciendo luego su nmero y tambin su importancia durante


perodo constitucional de 1820 1823,
al

el

cual pertenecen

La Lira

de Apolo, El Mosquito, La Minerva, Biblioteca de Damas, (redactado por Heredia'i El Revisor Politico

Litei-ario (2),

El Hombre

(i)

En

la

redaccin de este peridico tuvo parte principal D. Simn de

Bergao y Villegas, quien ya hemos encontrado en Guatemala, y que segn Trelles era espaol. En la Habana como en Guatemala, tropez con la
censura eclesistica.

Un

artculo suyo titulado

Rasgo
(2

filosfico

de Dorila, fu
181
1)

prohibido en una Pastoral del obispo Espada

de Septiembre de

en

que

se califica al autor de ^naturalista y libertino. Bergao intent vindi-

carse en un Alanifiesto impreso el

mismo

ao,

al

cual respondieron otros


la

papeles. Volvi Guatemala en 1S14 despus de haber publicado en

Ha-

bana otro peridico,


(2)

el

Diario Cvico (1812-18:4).


la

Tengo

presente, gracias

buena amistad del

Sr. Graio,

una colec-

cin completa de los setenta y un nmeros de este raro y curioso peridico

que comenz en

de Marzo de 1S23 y termin en 30 de Agosto del mismo


la

ao. Eran sus redactores varios alumnos de

ctedra de Constitucin del


1
1

Colegio de San Carlos, que firman en

el

nm.

un Mensaje
la

las Cortes.

Entre

ellos figuran

D. Domingo Delmonte, D. Jos de

Luz, el poeta don

Anacleto Bermdez y otros menos conocidos. Sospecho que son de la pluma de Delmonte algunos artculos crticos. El seudnimo Desval, que se repite con alguna frecuencia en el peridico, corresponde D. Ignacio Valds Machuca. Ignoro quin fuese
cer granadino.
el

que se firmaba alaron Durico, poeta

al

pare-

En El

Revisor aparecieron por primera vez varias poesas de

228
Libre,

CAPTULO

III

Constitucin,

El Espaml Libre, El Atnericano Libre, El Amigo de la El Amigo del Pueblo descollando entre todos El
,

Argos, dirigido por

el
el

poeta colombiano D. Jos Fernndez Madrid,

con quien colabor

argentino Miralla (conocido principalmente


la elega

por dos buenas traducciones: una de


las Cay-tas ro,

de Gray, y otra de

de Jacopo Ortis, de Foselo), y El Observador Habane-

peridico de

ms graves

aspiraciones, en cuj'a redaccin

toma-

ron parte filsotbs, economistas, jurisconsultos


Vrela, Escobedo, Gobantes, Poey, etc.
lo
(l).

naturalistas,

como

La

poesa,

aunque por

comn dbilmente
Madrid y
Miralla,

representada, fu cobrando fuerzas favor

del general

movimiento de

ros

bles,

como

los

las deas y del ejemplo de los forastey produjo algunos ensayos clsicos apreciade D. Prudencio de Echavarra y O'Gavan, conocila

do principalmente por

Stira que en 1820 public contra

el es-

tudio preferente del Derecho

romano en nuestras aulas


el trnsito

(2).

De

tales poetas

Heredia

parece

difcil,

y, sin

embar-

go, cronolgicamente aparecen colocados en el

mismo

plano, slo

que Heredia era gran poeta, y los otros no pasaban de medianos versificadores. Heredia es, hasta la hora presente, el primer lrico
Heredia, entre ellas El Desamor,
la

epsloln Delmonte, y la cancin d os

Griegos en 1821. Se reprodujeron tambin bastantes composiciones de poetas peninsulares,

y con especial frecuencia

las

de D. Alberto

Lista,

cuya

escuela literaria parecen afiliados los colaboradores de este papel.

El Observador haba sido precedido por otro peridico anlogo, sin ms importante de los que aparecieron ea la primera poca constitucional, El Patriota Americano, redactado por D. Jos del Castillo y don
(i)

duda

el

N. Ruiz (1811-1812). Contiene interesantes datos sobre historia y estadstica

de

la isla.

No

son propiamente un peridico, aunque desde 18 17 se repartan menlas

sualmente por cuadernos,

Memorias de
esta

la

Real Sociedad Patritica de la

Habana, una de
(2)

las

publicaciones que

La primera edicin de
la

ms influyeron en la cultura de la isla. curiosa Stira, que obtuvo los elogios de

Martnez de

Habana, 1820 (imp. de Arazoza y Soler\ siendo su autor catedrtico de Prima de Instituta Concordada en la Real y Pontificia Universidad. Fu reimpresa tambin en la Habana, en 1826, y en Pala
rs,

Rosa, es de

182S, imp.

jurdicas.

En

1879

de Julio Didot, con adicin de interesantes notas histricola reprodujo D. Fermn Canella y Secades en la Revista

general de Legislacin. (Madrid).

CUBA
del Parnaso cubano; lo
la literatura

229

sumo

la

A\-eIlaneda, que

ms pertenece
la isla,

general espaola que la particular de

podr

disputarle la preeminencia.
sido,

La fortuna de
que de

los versos
el

de Heredia ha

por

lo

menos, igual su mrito. Es quiz


el

poeta americano

ms conocido en Europa, y

la crtica

europea ha obteni-

do ms unnimes y calurosos elogios, desde Lista hasta Villemain y Ampre. Son patentes y notorias sus incorrecciones y desigualdades, pero nadie
teneci no es
la le

ha negado genio. La escuela


sin

lrica

que per-

de nuestros tiempos, y,
suyos, sobrevi\iendo
al

embargo, un corto n-

mero de versos
ostentan

naufragio de sus restantes

producciones, desafan impvidos todos los cambios de gusto


la

misma

belleza

que

el

da en
ellos.

que nacieron. Algo de peque

renne inmortal debe de haber en

Con
de
ello

esta admiracin,

puramente

literaria,

es

en los espaoles

tan vi\a

como en

los

americanos (y no queremos alegar ms prueba


estudio del Sr. Cnovas del Castillo)
el

que

el brillante

(l),

ha

venido mezclarse desgraciadamente en

nimo de

los hijos

de

Cuba mal avenidos con

la

unidad nacional, un elemento poltico

que tuerce y vicia la imparcialidad del juicio esttico, y acaba por comprometer la fama del mismo poeta, exaltndole hiperblica-

mente en aquello que


no

tiene

menos digno de
cubanos
al

aplauso,

si

se

le

com-

para con otros grandes poetas americanos. El nombre de Heredia


es para los separatistas
el

nombre de un poeta
al

insigne,

cuyo puesto
que
es

est

inmediato

de Quintana y

de Gallego, sino

un smbolo, una bandera


el

re\-olucionara, la estrella solitaria


cifra

en cielo tempestuoso,
contra Espaa.

compendio y

de todos

los rencores

La vida

del poeta justifica plenamente tal representacin: hijo de


liberal,

un magistrado

aunque

fiel

servidor de

la

causa espaola

(2),

(i)

Revista Espaola de

Ambos Mundos,

1855.

(2)

De

este juez integrrirao se

han publicado modernamente unas inte-

resantsimas Memorias sobre las revoluciones de Veneniela, por D. Jos Francisco Heredia (Pars, Garnier, 1S95) con un prlogo

de D. Enrique Pieyro.

Sobrino carnal de D. Jos Francisco era


pesar del parentesco y

el

admirable sonetista en lengua

francesa D.Jos Mara de Heredia, nacido en Santiago de


la

Cuba en

1S42.

homonimia, ninguna semejanza

literaria se

descu-

230
sinti

CAPITULO lU

desde

la

niez

el

fanatismo de las ideas revolucionarias; los


la

veinte aos conspiraba ya contra

madre

patria,

en 1823 emigra-

ba

los

Estados Unidos, y de

all

^^lxico, en 1825, sin que tornatres meses,

ra ver su isla natal, sino por

menos de

en 1836, dos

aos antes de cerrarse


Si su accin poltica

la carrera

de su breve y tempestuosa vida.


la

no puede equipararse con

de otros conjura-

dos contra

la

Metrpoli, porque no
literaria fu

tom parte en ninguna lucha

armada, su accin

ms

continua,

ms

eficaz

que

la

de

otro ninguno, porque todos superaba en talento. Si el espectculo

de

la

anarqua de Mxico, donde fu magistrado algunos aos, pudo


la exaltacin

templar en algo

de sus

ideas, ni

aun tiempo hubo para


en sus obras

que esta nueva disposicin de su nimo


poticas
(l).

se mostrase
el

El torbellino revolucionario (escribe

mismo Here-

bre entre

los

dos primos, tan refinado y clsico


el

artfice el

segundo como

desigual incorrecto

primero. Pero

el

genio

lrico del

Heredia castellano

era

ms espontneo y

corra por un cauce

ms amplio.

(i)

De

intento decimos en sus obras poticas, porque de otra clase hay un

testimonio autntico cuya fuerza slo podra desvirtuarse suponiendo en

Heredia una doblez y

falsa

indigna de su buen

nombre

impropia de su

carcter franco y arrebatado. Es su carta al general Tacn, gobernador de la


isla,

en

i.

de Abril de 1836, en
la

la

que se leen textualmente

estas palabras:
el

lEs verdad que ha doce aos


te

independencia de Cuba era

ms

fervien-

de mis votos, y que por conseguirla habra sacrificado gustoso toda mi sangre; pero las calamidades y miserias que estoy presenciando hace ocho aos han modificado mucho mis opiniones, y vera como un crimen cualquiera tentativa para trasplantar
la feliz

afligen al continente americano. (Publicse esta carta

y opulenta Cuba los males que en La Integridad Naen un


folleto

cional
ta

^ La Habana, peridico de

1869, y antes

annimo Aler-

los Cubanos).

Cuan diverso hombre de aquel que en su frenes revolucionario de 1825


exclamaba:
^

Oh piedad insensata y funesta! Ay de aquel que es humano y conspira! Largo frato de sangre y de ira Coger de su msero error

De

traidores y viles tiranos

Respetamos clementes la vida, Cuando un poco de sangre vertida Libertad nos brind.iba y honor

CUBA
da)

231
vasta carrera,

me

ha hecho recorrer en poco tiempo una

y con

ms menos fortuna he

sido abogado, soldado, viajero, profesor de

lenguas, diplomtico, magistrado, historiador y poeta, los veinti-

En

la

primera edicin,
la

al citar

estos versos, infer de ellos

que Heredia

no retroceda ante

idea del asesinato poltico. Esta frase, acaso dura, no


al

pareci bien algunos cubanos, entre ellos

insigne crtico D. Enrique Pila

eyro, cuya reciente prdida deben lamentar todos los amigos de


literatura.

buena

En un

artculo

sobremanera corts, inserto en su

libro

glorias de Amrica (Pars, Garnier,


slo difiere de

1903), pgs. 297-315, el Sr.


ella

Hombres y Pieyro no
la

mi interpretacin, sino que parece ver en

un agravio

memoria

del poeta.

No

necesito protestar de la rectitud de mis intenciones. Soy admirador

sincero de los versos de Heredia en lo que realmente tienen de admirable.

La persona misma

del poeta

me

atrae interesa.

Reconozco su ndole noble

y generosa, su candor infantil, la simptica vehemencia de sus afectos, el fondo religioso y moral que no perdi nunca, gracias su educacin cristiana y la austera disciplina de su padre. Le considero incapaz no ya del asesinato poltico, sino de cualquier accin positivamente criminal. Pero vivienl mismo confiesa), tiene algo de mayor parte de los liberales de su tiempo en Europa y en Amrica, pagase tributo, que en l fu meramente potico, la detestable supersticin del tiranicidio clsico de colegio y de teatro? El pual de Bruto era uno de los tpicos de la retrica de entonces, aunque

do en

el torbellino

revolucionario (como

particular que, semejanza de la

pocos estuviesen dispuestos esgrimirle.

Los versos que que


les

cit

podrn tener

el

sentido vago de guerra y venganza

da

el Sr.

Pieyro, pero no estn aislados en las obras de Heredia.


escrita

Una oda

los habitantes del A?iakuac,


el

en 1822, contiene otros que son

una excitacin directa contra


bastante vulgar del tipo

emperador D. Agustn Itrbide, caricatura napolenico, que no mereca, ciertamente, el


Oh, mejicanos!

nombre de

tirano:

(Cmo

sufrs tan

Qu? no

respira

oprobioso yugo? un Bruto entre vosotros

^Puales no tjnis?

O acaso aliento vuestros brazos falta? Mejicanos, Jurad en los altares de la patria Ser libres morir las fuertes manos Contra el tirano vil la espada empuen.
:

La materia
plan de
la

tiene algo

de odiosa, y no quiero

insistir

en

ella.

He

buscado
el

en los autores que tratan de Cuba alguna noticia precisa y concreta sobre

conjuracin en que Heredia tom parte, pero mi curiosidad ha

quedado

frustrada, sin

duda por

lo insignificante

y obscuro de

la

empresa,

232
cinco aos.

CAPITULO

III

Con recordar que muri


que alguna cosa
falt

los treinta y cinco, bien


la disciplina

puede

inferirse

siempre
la

y buen

concierto de sus ideas, no

menos que

perfeccin de su gusto.
la

Del Heredia poeta revolucionario, queda ms


cia

malfica influen

que

la

poesa misma,

y aun
se

la influencia se

ha disminuido muel aliciente

cho despus que esos versos no corren manuscritos con


de
la

prohibicin, sino

que

imprimen libremente. Todo america-

no de gusto, por

muy

resabiado que est de los odios fratricidas,

cuya semilla esparci Heredia, y cuyos frutos de maldicin hemos


visto despus (i), tiene

que confesar que

los versos

ms endebles

que en 1823 no tuvo separatistas, aunque

ni

pudo tener eco alguno, porque apenas haba en Cuba


de Costa Firme. El
se-

atizasen el fuego algunos agentes


la

or Pieyro consigna en

tradicin de
al asalto

que

los versos

de

La

Estrella de Ciiba,

citados por m, se referan


la

de un puesto de guardia, mal defendido,


ella.

ciudad de Matanzas, pero no responde de


lo

Por

dems, creo firmemente que

la

autoridad militar de
(si

la

isla

trat

Heredia, en 1S36, no slo con arbitraria dureza

son exactas

las

humilla-

ciones y vejmenes de que habla Kennedy, que era entonces cnsul de Inglaterra en la Habana), sino de un
tiado, restituido al

modo

torpe impoltico. Heredia, amnisalivio

hogar materno, donde acaso hubiera encontrado

sus dolencias de cuerpo y espritu, nunca habra sido un agitador

muy

peli-

groso, y, en cambio, su indulto hubiera sido de grande eficacia, destruyendo

todo

el

efecto de \as poesas patriticas de

la

edicin de Toluca, que no estalo estuvieron despus,

ban entonces tan divulgadas en Cuba como


influjo

y cuyo

postumo se debi, en gran

parte, la expatriacin final del autor y

su muerte en extranjero suelo.


El mismo Sr. Pieyro reconoce, con loable imparcialidad, que el ardiente,

arrebatado patriotismo de Heredia desfalleci


le

al final

de su vida, y que
el

cuantos lograron hablarle

oyeron francamente expresarse en


la carta,

mismo

sentido que se haba dirigido Tacn en


lo

desengaado, lacerado en

ms intimo por
(i)

el

desgobierno,

el

desorden inextricable en que Mxico


guerra

convulsivamente se agitabas
Claro est que aqu se alude los horrores de
al
la
civil,

cometi-

dos por uno y otro bando, no

hecho de

la

emancipacin de

la colonia,

que

era inevitable quiz, y que no debe ser juzgado en Cuba con criterio distinto que en otras partes. Adems en hechos de tal magnitud es muy secundaria
la

accin de los versos de ningn poeta, aun siendo tan famoso

como Herela

dia.

Otros factores ms importantes y decisivos influyeron en

lucha y en

la catstrofe.

CUBA

233

de Heredia son sus versos


Epstola Emilia ni
fas
el

polticos.

No

constituyen excepcin

ni la

Himno

del Desterrado, cuyas ltimas estro-

han sido una especie de canto de guerra:


Si es verdad

que

los

pueblos no pueden

Existir sino en dura cadena,

Y que el cielo A ignominia y


De

feroz los

condena

eterna opresin;

verdad tan funesta mi pecho


sublime locura
Catn.

El horror melanclico abjura,

Por seguir

la

De Washington y Bruto y
Cuba!
al fin

Como
Cual

el aire

y pura de luz que respiras.


te vers libre

las olas hirvientes

que miras

De tus playas la arena besar. Aunque viles traidores le sirvan,


Del tirano es
intil la saa;

Que no en vano

entr

Cuba y Espaa
el

Tiende inmenso sus olas Sin negar


la

mar.

energa
falsos

y vehemencia de algunos y declamatorios, todava


la

rasgos, mezclados
lo

con otros

muy

que ms agrada
del poeta, la

en estas composiciones es

parte elegiaca

y personal

esplendidez de su fantasa descriptiva,

la nostalgia

incurable del

desterrado que lamenta


los hielos

la

ausencia del sol terrible de Cuba, entre

las nieblas del

Norte:
Enurecido

Brama

el viento invernal:
el

sobre sus alas

Vuela y devora
Vela

suelo desecado

El hielo punzador. Espesa niebla


el brillo del sol,

y cierra

el cielo

Que en dudoso
Con
el

horizonte se confunde

obscuro mar. Desnudos gimen


los rboles la saa

Por doquiera

Del viento azotador. Ningn ser vivo

Se ve en

los

campos. Soledad inmensa

Reina y desolacin
Mis ojos doloridos

No vern
La copa
Por

ya mecerse de

la

palma

gallardsima, dorada

los rayos del sol

en Occidente;

23+
Ni
la

CAPITULO

sombra del pltano sonante


faz

El ardor burlar del Medioda,

Inundando mi

en

la

frescura

Que espira el blando cfiro. Mi odo, En lugar de tu acento regalado,


Tan
slo escucha de extranjero idioma

Los brbaros sonidos


Si algn

gnero de inspiracin hay -en

las

composiciones poltiaquella ntima

cas de Heredia, ser, aunque

ms

dbil

y apagada,
le

melanclica poesa que delante del Nigara


Las palmas
ay! las

haca recordar

palmas deliciosas

Que en

las llanuras

de mi ardiente patria
y crecen,

Nacen del

sol la sonrisa

Y
y que en
el

al

soplo de las brisas del

Bajo un cielo pursimo se

Ocano mecen
le

poemita de Los Placeres de la Melancola

dictaba

estos versos deliciosos:


Oh!

no

me

condenis que aqu gima.

Como

en huerta de escarchas erizada de distante clima.

Se marchita, entre vidrios encerrada,

La planta

estril

Heredia

es,

ante todo, poeta de sentimiento melanclico

y de
en

exaltacin imaginativa, combinada con un

modo propio y
punto no tiene

peculiar
rival

suyo de ver y sentir


pus de

la naturaleza. la

En

este

Amrica; pero como cantor de


otros,

independencia americana va des-

y cuando

se lee, por ejemplo, su oda Bolvar,


el

se

coteja con la de

Olmedo, no puede caber duda sobre


poetas, nacidos,
(

diverso

temperamento de ambos
ca,

el

uno, para

la

oda heroi-

y La

el otro,

para

la elega

i).

originalidad de Heredia es indudable, pero no resalta de un


Siento diferir en este punto de persona de tan buen gusto

(i)

como don

Enrique Pieyro, ofuscado quiz por una pasin


traria la

poltica radicalmente conel

que supone en m. Para


civil,

Heredia es

Tirteo cubano, poeta de

movimiento y de energa>. Me acusa tambin de haber omitido este gnero de poesas en la Aniologia acadmica. Claro est el motivo de la omisin. En una crestomata formada bajo mi
accin, poeta
lleno de arranque, de

nica responsabilidad las hubiera puesto, aunque no fuese ms que titulo

CUBA

235

modo
cir,

vigoroso sino en dos de sus composiciones: El Nigara

y El

Teocalli de Cholula.

La opinin
la

general, que no trato de contrade-

pone sobre todas

primera; y quin no asombra, en efecto,

aquella elevacin gradual y majestuosa con

que

el

poeta se levanta

desde

la

esfera de la contemplacin fsica hasta la intuicin del total

destino

humano y

del particular suyo;

y cmo, desde
desciende

la

revelacin

de Dios en
nes

las maravillas

de

la naturaleza,

las agitacioel

flaquezas de la conciencia propia? "Cmo

no reconocer

arte soberano, la divina condensacin lrica con que acierta con-

gregar, en tan breve espacio, un cuadro descriptivo en que nada


falta ni

nada sobra de cuanto puede tener expresin y alma en


los ojos;
la

el

estupendo fenmeno que se nos pone delante de


ditacin moral altsima

una me-

y serena contrastando con


que parecen remedar

efervescencia

y el estry una suave y lnguida tristeza que templa la austeridad del conjunto y no permite olvidar al hombre en el pensador y en el poeta? (l). Todo con cierta grandiosa unidad de composicin, que contrasta con el desorden habitual en Heel bullir

de

los versos anteriores,

pito

de

la

ingente catarata;

de documentos
Por
dems,

histricos,

pero en una publicacin oficialas 1892 era por

lo

menos inoportuno
lo
las

darles cabida.

poesas patriticas de Heredia son

muy desiguales. Lo meque va citado en


el

jor del

Himno

del desterrado y
si

de

la

Epstola d Emilia es lo

texto. Adanse,

se quiere, otros rasgos felices de la

misma

Epstola, v. gr.;

Pluguiese al cielo, desdichada Cuba,


tu suelo tan slo produjese Hierro y soldados! La codicia ibera No tentramos, no. Patria adorada, De tus bosques el aura embalsamada

Que

Es

al valor, la virtud funesta!

Pero

la

las

dems poesas

del apndice de la edicin de

Tolaca aaden poco

fama de Heredia, y algunas son positivamente indignas de l, como Las Sombras, psima imitacin de El Panien del Escorial, en la cual se leen renglones de esta guisa:
Ciialesqtdcr espaol es

un tirano

Que orgulloso y feroz, sin ms derecho Que nacer en Canarias en Europa


Llena de orgullo su indolente pecho, Y al dbil indio con soberbia mano Maltrata, insulta, oprime
(1)

Ha de

advertirse que son muchas, y en general desacertadas, las coal

rrecciones que Heredia introdujo en esta Silva

reimprimirla en

la

edicin

236
redia,
el

CAPTULO

III

pero que se explica por

el

hecho de que

el

poeta, siguiendo

procedimiento que tanto recomendaba Quintana, haba trazado

primero en algunas lneas de prosa, en una carta que ms de una


vez se ha impreso,
el

croquis de la oda.
los mritos

Pero reconociendo todos

de esta soberbia inspiracin,

de

esta catarata
la

de poesa, mi particular preferencia recae ms

bien sobre

meditacin

En

el Tcocalli

de Cholula, que encuentro

ms exenta de todo
detalles,

resabio de declamacin,

ms esmerada en

los

y tan suavemente graduada en su majestuoso y reposado movimiento; verdadera poesa de puesta de sol, un tiempo melanclica

y esplndida

(l). Si

no supiramos que esta composicin

tiene la fecha de Diciembre de 1S20, en que el autor visit por

de Toluca

(1S32).

En

la

primitiva de

Nueva York

(1825)

no estn

ni el vrti-

ce /lirvienk, ni \^ fuerza elstica, ni otras frases afectadas de mal gusto


intercal despus por evitar

que
la

ms

ligeros descuidos dar

ms variedad

diccin potica.
(i)

Los versos siguientes bastaran para inmortalizar Heredia


Era la tarde su ligera brisa Las alas en silencio ya plegaba
:

entre la hierba y rboles dorma, Mientras el ancho sol su disco hunda

Detrs de Iztaccihual. La nieve eterna Cual disuelta en mar de oro, semejaba

Temblar en tomo de

l;

Que

del empreo en el cnit

un arco inmenso naba

Como esplndido prtico del cielo De luz vestido y centelleante gloria. De sus ltimos rayos reciba
Los colores
riqusimos.
:

Su

brillo

Desfalleciendo fu

la

blanca luna

Y de
En
Que

Venus

la estrella solitaria

el cielo desierto se vean.


feliz!

Crepsculo

Hora ms

bella

la alma noche el brillante da. Cunto es dulce tu paz al alma ma!

Baj

la

noche en
:

tanto.

De

la esfera

El leve azul, oscuro y ms oscuro

movible sombra Se fu De las nubes serenas, que volaban Por el espacio en alas de la brisa, Era visible en el tendido llano.

tomando

la

Iztaccihual pursimo volva

Del argentado rayo de El plcido fulgor, y en

la el

luna

Oriente

Bien como puntos de oro centellaban Mil estrellas y mil... Oh!, yo os saludo,

CUBA primera vez


inserta
la

237
la

famosa pirmide azteca, y no

encontrsemos ya

en

la edicin

de 1825, nos resistiramos creer que fuese

obra de un mozo de diez y ocho aos, aunque de precocidad inaudita.

Nunca mostr
la historia,

tan elevada

recta contemplacin del

mun-

do y de
la

como en

esta poesa magistral,


el

donde por otra

parte desarrolla en toda su plenitud


descripcin sinttica, as

admirable don que tuvo de


Bello posey, en
el

como D. Andrs

ms

alto

grado que ningn otro poeta castellano,

de

la

descripcin

analtica, el

de

la

paciente y minuciosa representacin de los deFuentes de


luz,

que de

la

noche umbra

Iluminis el velo,

sois del

firmamento poesa.
la

Al paso que

luna declinaba,

Y al ocaso

fulgente descenda

Con lentitud, la sombra se extenda Del Popocatepec, y semejaba Fantasma colosal. El arco oscuro

A m

lleg,

cubrime, y su grandeza

Fu mayor y mayor, hasta que al cabo En sombra universal vel la tierra.

En tal contemplacin embebecido Sorprendime el sopor. Un largo sueo

De En

glorias engolfadas y perdidas


la

profunda noche de los tiempos. Descendi sobre m. La agreste pompa

De

los reyes aztecas desplegse

A mis
Entre

ojos atnitos. Vea


la

muchedumbre

silenciosa

De emplumados

caudillos levantarse

El dspota salvaje en rico trono. De oro, perlas y plumis recamado,

Y
Ir

son de caracoles belicosos lentamente caminando al templo


al

La

vasta procesin, do la aguardaban

Sacerdotes horribles, s,alpicados Con sangre humana rostros y vestidos. Con profundo estupor el pueblo esclavo Las bajas frentes en el polvo hunda,

Y ni mirar
De La Toda
la

su seor osaba. cuyos ojos frvidos brotaba

saa del poder...


la

composicin est

misma

altura,

y llega

lo

sublime en rasgos

como

ste:

Por

ley universal.

Todo perece Aun este mundo

Tan bello y tan brillante que habitamos. Es el cadver plido y deforme

De

otro

mundo que

fu...

238
talles (l).
lli,

CAPTULO

III

vez

Aunque estas dos poesas suyas, especialmente el Teocasean de lo ms puro y correcto que nos dej Heredia, y rara tropiecen en ellas el gusto ni el odo con disonancias y aspesiempre
la

rezas,

lengua que habla Heredia parece pobre y tmila


el

da comparada con
los poetas latinos

de Bello, de quien puede decirse que rob


arte misterioso

de

los eptetos
artificio

animados y
curio-

de
ta

las asociaciones sugestivas,

todo aquel

de diccin doc-

laboriosa que Petronio compendiaba bajo el

nombre de
ni

sa felicidad de Horacio. Para esto sirvi Bello su admirable xultura de humanista


acrisolar,

que Heredia no pudo granjear,


infeliz

mucho menos

en \ia tan corta, errante

como

fu la suya; opo-

nindose ello por otra parte su bravia impetuosa naturaleza, que

no

le

dejaba reparar mucho en

el

modo de

decir las cosas, con

tal

que

las dijese

de un

modo

enrgico y resonante.

Pero no se ha de creer que Heredia, aunque poeta personalsi-

mo
de

en sus ideas y
la

afectos,

y frecuente pecador contra

la

pureza

lengua y del gusto, deba ser tenido por poeta romntico.


est

Su puesto

en otra escuela que fu como vago preludio, como

aurora tenue del romanticismo. Es cierto que alguna vez imit


lord Byron, trasladando nuestra lengua con spero vigor
ble sueo en
el terri-

que

la fantasa del

poeta britnico pint


lo

la

desapa-

ricin de la luz en el

mundo; pero
el tipo

que ms parece haberle comde una perlas

placido en Byron es
sonalidad

del pirata ideal, el alarde

indmita y selvtica sublevada contra todas


divinas:

leyes

humanas y

Ser mi

asilo el

mar. Sobre su abismo

De

noble orgullo, y de venganza lleno.


al

Mis velas desplegando

aire vano,

Dar un corsario ms al Ocano, Un peregrino ms su hondo seno.

De Mi

la

opresin sangrienta y coronada


el

Ni temo

odio ni

el

favor impetro:

rojo pabelln ser

mi

cetro,
(2).

Y
(i)

mi dominio mi cubierta armada

Vase finamente expresada esta diferencia en un

articulo

de D. Ra-

Pombo sobre Poesa descrifiiva americana. (Anuario de la Acokmia Colombiana. Ao de 1874.) Adems de La Vision, tradujo Heredia los versos de Byron compues(2)
fael

CUBA

239

Pero fuera de esta semejanza, ms bien moral que


quizs aparente, puesto que
el

literaria, y alma tierna y afectuosa de Heredia,


el

vctima slo de sus quimeras polticas, tena poco que ver con
feroz

egosmo de Byron

(el cual,

por otra parte, tcnicamente con-

siderado,

ms pertenece
el

la escuela clsica

de su pas que

la

romntica),

romanticismo, propiamente dicho, tiene poco que


filiacin

reclamar en los versos de Heredia, cuya verdadera

est
filan-

evidentemente en aquella escuela sentimental, descriptiva y


trpica que, derivada principalmente de la prosa de
J.

Jacobo Rous-

seau, tena fines del siglo xviii insignes afiliados en todas las lite-

raturas de Europa, y entre nosotros uno no indigno de

memoria
acert
el

en Cienfuegos, que

si

hubiera acertado escribir

como

pensar y sentir, hubiera sido gran poeta. Cienfuegos es


pal responsable de los defectos de Heredia,

princi-

como ya not D. All

berto Lista

(l),

pero tambin es justo referir


los neologismos,

algunas de sus

buenas cualidades. Todos

todas las extravagan-

cias de construccin, todas las metforas incoherentes

que

se

han

tos en el golfo

de Ambracia, y aqullos otros tan clebres

escritos

en un

lbum As

o'er the cold sepulchral slone.

Cual suele en mrmol sepulcral escrito

Un nombre
'Ei filo helenismo

detener

al pasajero...

de

la

oda

los griegos
el

en 1821, parece tambin de inspile

racin byroniana.
epitafio:

Cuando muri

gran poeta ingls, Heredia

dedic este

Con dulce llanto baarn gimiendo El yerto corazn de Childe-Hrold Las vrgenes de Grecia. Su cadver Descansar en su patria, circundado Por los huesos de sabios y de fuertes.
Del tiempo
al

curso volar ligado

Su canto vencedor, mientras

la fama Contar su ardimiento generoso

En socorrer el suelo ms hermoso Que alumbra el sol; y la piedad augusta


Cubrir lo dems con velo eterno.

(i)

Vase su famosa carta de

i.

de Enero de 182S D. Domingo del


las

Monte, reproducida en algunas ediciones de


rios estudios sobre este poeta.

poesas de Heredia y en va-

240

CAPITULO

III

notado en Heredia, estn puntualmente en Cienfuegos


est

(l);

pero

tambin su robusta entonacin, su habilidad en

el

uso de los

cortes rtmicos

y de

las pausas;

y en

otro orden de cosas que no

toca

la

pura tcnica, su vaga sensibilidad y su melancola, aunque


viril

Heredia sea siempre ms ardiente y

y Cienfuegos ms
estudio.

enfer-

mizo y nebuloso. El Desamor, por ejemplo, es una mezcla de Chateaubriand


(2)

y de Cienfuegos, muy digna de

Qu ms?

(i)

Sobre todo en

las poesas amatorias,

que suelen ser algo

ridiculas:

Engaosa esperanza
triste,

Desquerido.,

Gimo

.mhelante,

Y, abrasado en amor, no tengo amante.

(El desamor.)

No habr un pecho clemente Que simpatice en su cario ardiente Con este joven triste y desquerido

(A Rita

L.....)

En

la primera edicin este verso deca con efecto todava

ms cmico:

Con
(2)

este Heredia triste y desquerido.

Encuentro un eco de Joic en estos versos:

Oh,

si

encontrara

Una mujer
Cunto
la

sensible que

me

amara,

amase yo! Cuando mi techo


la

Estremeciese

nocturna lluvia

Con

sus torrentes frvidos y el rayo

Estallara feroz, con qu delirio

Yo

la

estrechara mi agitado pecho


la

Entre

convulsin de
placer y

la natura,

con

ella partiera

Mi exaltado

mi locura!

aun
el

Heredia haba ledo mucho Chateaubriand, y le imita ms de una vez, sin contar con cierta cantata de tala, que es buena para olvidada. En

poemita de Los Placeres de

la

Melancola hay un proyecto de viajes, que

son los mismos del clebre autor francs;


Sediento de saber infatigable.

Del Tiber, del Jordn y del Eurotas Las .aguas beber, y en sus orillas Asentado en escombros solitarios

De

quebrantadas mseras naciones

dar meditar: altas lecciones, Altos ejemplos sacar mi mente De su desolacin

Me

CUBA

241

Hasta en El Nigara
to,

le

persigue

la

memoria de
le

su autor predilec-

en cuya lectura estaba tan empapado, que


Cienfuegos haba dicho en su

aconteca imitarle

sin quererlo.

poema La Primavera

(que tiene grandes bellezas descriptivas, ahogadas por insufribles


rasgos de sentimentalismo):
Y por siempre
sin fin estril llama

En mi pecho

arder? Nunca una amante


la

Dar empleo fez

ternura

De un
Todo

triste
el

corazn quien inflama

dios del amor;

que

ni

un instante

Vivir sin amar? Do est, oh natura,

Tu ley primaveral? En vano, en vano De un nuevo Abril renacer florido, De un amor y otro amor Yo no culpable. Yo solo en juventud ay me! perdida,
Entre tanto contento

Mi soledad y desamor lamento.


Yo desquerido,
Sin hijos, sin esposa:

Nunca ser mi primavera hermosa!

dice Heredia:
.\y!

agostada

Siento mi juventud, mi faz marchita,

Y la profunda pena que me agita Ruga mi frente de dolor nublada. Nunca tanto sent como este da Mi soledad y msero abandono Y lamentable desamor Podra
En edad
Sin

borrascosa
ser feliz?
Ay! desterrado

amor

Sin patria, sin amores,

Slo miro ante m llanto y dolores!

El modelo no puede ser ms evidente; pero

la originalidad

de

Heredia es tan vigorosa, que aun vindose en

rastros

del

estilo
la

de Cienfuegos; de
elega Adis,

la

ltima manera de Melndez (verbigracia, en


lleg el

amada, adis!

momento

que recuerda en
del estro patril

seguida

el

Adis, voy d partir, brbara amiga


I.

);

.Mensdez t Pelato. Poesa hispan-anuricana.

242
tico

CAPITULO

m
oda Espaa Libre, y generalla mansa dulcedumbre de
por
el

de Quintana (verbigracia, en
las polticas) (l);

la

mente en todas

y aun de

Lista (por ejemplo, en la oda

la Religin, dictada

mismo

gnero de cristianismo sentimental y teo-filantrpico que inspir


los elegantes \ersos
cia);

la Beneficencia

y El Triunfo de
de

la Toleran-

y habiendo traducido

imitado tanto

la literatura

francesa

y aun de

la inglesa italiana,

de Millevoye, de Arnault, de Lgou-

v, de Delavigne, de Lamartine, de
Ossian, de Pindemonte, de Foselo
lo (2), todava

Young, de Campbell,

del falso

algunas veces sin declarar-

queda en

un

sello

de independencia y de ^ida

(i)

Ya hemos hecho

mrito de Zar Sombras, que es un remedo de


la

El

Panten del Escorial. En

oda Espaa Libre exclama:

Quin me diera Del cantor de Guzmn y de Padilla


El acento inmortal!

Tambin
lvar

es visible la influencia de D. Juan Nicasio Gallego. La oda

Bo-

empieza con estos versos:


[Libertador! Si de mi libre
lira

Jams

el eco fiero Al crimen halag ni los tiranos, Escucha su himno de loor que inspira Ferviente admiracin

Son

casi
el

puntualmente

los

mismos que en

la

elega

El Dos

de

Mayo

haba

aplicado

poeta zamorano Daoiz y Velarde:


Si de mi libre musa jams el eco adormeci tiranos Ni vil lisonja emponzo su aliento, El himno oid que vuestro nombre entona.

Las reminiscencias verbales de sus lecturas abundan en Heredia, como en


todo poeta joven.
(2)

En

las ltimas

ediciones de Heredia, se indican con bastante precisin

estas imitaciones

bres

como La

y traducciones, entre las cuales figuran poesas tan clecada de las hojas, de Millevoye; La hoja, de Arnault (con el
el

de Branger; algunos fragmentos que ya estaba bien traducido por el abate Marchena, y que tan bellamente imit Espronceda; la ltima Meseniana, de Delavigne. ste y Lamartine (en las primeras Meditaciones) son
ttulo

de Melancola);

Canto del

cosaco,
sol,

de Ossian, entre

ellos el

Himno

al

los

ltimos poetas franceses q'je parece haber estudiado Heredia.

No

da

CUBA
potica propia,
te, la

243

cual se cifra en la expresin de su carcter ardien-

apasionado, vehementsimo y sensual (cien veces reflejado en

sus poesas); y en sus descripciones, no


brillantes,

muy

pacientes, pero

muy

de naturaleza americana, que eran entonces una singular


el arte,

novedad en

por ms que Chateaubriand hubiese comenza-

do

introducirlas en la prosa (l).

indicios de conocer Vctor

Hugo, aunque pudo alcanzar sus cuatro prime-

ras colecciones.

Los versos de origen


se designan
dia

ingles son algunos

ms de

los

que en

las

ediciones

como
Iris,

tales.

Todava figuran entre

las piezas originales

de Here-

que es traduccin de Campbell, y el poema La Inmortalidad, que est sacado casi enteramente de la sptima Noche, de Young, como

El Arco

hizo notar Kennedy.


(i)

Heredia con

Es notable la semejanza de la descripcin del Nigara en la silva de la que liay en el eplogo de tala. Para evitar toda sombra de

parcialidad, copiar la traduccin

ms divulgada entre nosotros:


la catarata,

Poco tardamos en llegar

al

borde de

que se anunciaba en sus

espantosos mugidos: est formada por

el ro

Nigara, que sale del lago Eri

y desemboca en

el

lago Ontario, siendo su altura perpendicular de ciento

cuarenta y cuatro pies.

Como

desde
el

el

lago Eri hasta el salto corre el Nila

gara por una rpida pendiente, en

momento de

cada es

menos un

ro

que un mar, cuyos atronadores

empujan y chocan d la entreabierta boca de un abismo. La catarata se divide en dos brazos y se encorva manera
torrentes se

de herradura. Entre estos brazos se adelanta una


ondas.

isla

que, socavada por sus

cimientos, parece suspendida, coa todos sus rboles, sobre el caos de las

La masa de
al sol

ro

que se precipita hacia


v,

el

Medioda,

se

redondea

ma-

nera de un inmenso

cilindro,

desplegndose luego como una cortiria de nieve,

resplandece

con todos

los colores,

mientras

la

que se despea hada

Oriente baja, en medio de una sombra espantosa, semejanza de una colum-

na del

diluvio.

Mil

arcos iris se encorvan

y cruzan

sobre el abismo.

Las

aguas,

al azotar los estremecidos peascos, salan en espesos torbelli?ios de espuma, que


se

levantan sobre los bosques cual remolitws de humo de un vasto

ificendio.

Los

pinos, los nogales silvestres y las rocas cortadas

manera de fantasmas, dela

coran aquella escena sorprendente


te

Las guilas, arrastradas por


los curcajs se

corrien-

de

aire,

bajan revoloteando
la

al

fondo del antro, y

suspenden
el abis-

por sus flexibles colas de

extremidad de una rama, para coger en

mo

los

mutilados cadveres de los alces y osos. (Traduccin de D. Manuel


1854).

M. Flamant. Madrid, Gaspar y Roig,

Sereno corres, majestuoso, y luego En speros peascos quebrantado.

244

CAPITULO

III

misma fragua de donde salieron El y El Nigara, saliesen tantos versos incorrectos, vulgares inspidos como afean la coleccin de Heredia, demasiado voluminoMentira parece que de la
Teocali

Te

abalanzas violento, arrebatado,


el

Como

destino irresistible y ciego.


Alil olas,

Cual pensamiento rpido pasando. Chocan y se enfurecen, y oirs mil y otras mil ya las alcanzan, V entre espi/ma y fragor desaparecen. Ved: llegan, saltan! El abismo horrendo
i

Devora

los torrentes despeados, Crzanse en el mil iris, y, asordados. Vuelven los bosques el fragor tremendo.

En las rgidas peas Rmpese el agua, vaporosa nube Con elstica fuerza
Llena el abismo en torbellino, sube. Gira en tomo, y al ter Luminosa pirmide levanta, Y, por sobre los montes que le cercan, Al solitario cazador espanta

Pero establecido

el

parentesco de ambas descripciones, surge una cues-

tin singular. El eruditsimo Jos Bdier ha irrefutable, la cual

probado en una discusin sagaz


el Viaje

me

remito (Eludes Critiques, Pars, 1903, pgs. 127-294

Chateaubriand en Amc'rique, Vrit et fictiori), que

d Amrica de Cha-

teaubriand, del cual fueron saliendo sucesivamente tala, Rene, Los Natchcz

y varios captulos de El Genio del Cristianismo, sin contar otros de


rias de Ultratumba, es una
falsificacin literaria,

las

Memo-

composicin en gran parte

ficticia,

una verdadera

hecha con trozos de viajes anteriores, copiados muchas


el itinerario

veces

la letra.

En

su implacable anlisis, Bdier demuestra que

de Chateaubriand es absolutamente imposible por todo gnero de razones


geogrficas y cronolgicas, que el grande escritor no naveg nunca por
IMissisipi, ni se
el la

intern en

el desierto, ni visit la

regin de los lagos, ni

Luisiana ni

la

Florida, ni conoci nunca los salvajes

que describe, ms que


limit,

en relaciones de otros autores, agrandadas por su portentosa imaginacin.

Su

viaje los Estados Unidos,

que no pas de cinco meses, se

segn

parece, Baltimore, Filadelfia,


civilizadas.
rio.

Hasta

el
al

La excursin
al

Nueva York, Boston y otras ciudades muy relato de su entrevista con Washington resulta imaginaNigara no puede ser comprobada, pero desde luego la
de haberse roto un brazo por querer descenlos indios.

hacen sospechosa
der

los detalles

borde del abismo, y haberse estado curando doce das entre

Chateaubriand, escritor de opulenta retrica y riqusimo

estilo, del cual

CUBA
sa para su buen nombre! Los versos erticos,

245

sobre todo, deben

desecharse carga cerrada poco menos. Son ardientes y sinceros

en su sensualidad; no son
ces
la

v-ersos

de pura imitacin; expresan vela

embriaguez del
ha dicho

deleite,

pero no

expresan poticamente.

De

ellos

el Sr.

Cnovas: Son cartas de amor que gana-

ran
doja,

mucho con

estar en prosa.

Y yo

aado, aunque parezca para-

que quiz Heredia am demasiado para ser buen poeta ama-

torio.

De

tal

modo

le

domina

el

tumulto de los sentidos, que apenas

se ha dicho con justicia que reaov para un siglo


era un personaje
artificial,

la

imaginacin fraacesa>,

petulante y vano, que gustaba de construir su

vida espaldas de

la

viajes fantsticos, en todo lo cual llegaba creer por una especie

verdad, y no tena reparo en atribuirse aventuras y de auto-

sugestin. Acaso visit el Nigara; pero,


bitual maestra,

como

dice Sainte-Beuve con su ha-

no aspir

la

exactitud pintoresca y real, sino que despus

de una impresin general y rpida, compuso arbitrariamente sus recuerdos, combinando las ricas imgenes reflejadas menos en su memoria que en su
fantasa.

(Chateaubriand
al

et

son groupe

litte'raire,

tomo
la

i,

pg. 207).

Heredia, que

revs de Chateaubriand, era

sinceridad misma,
los

como

lo

han sido en general, dicho sea en honra suya, todos


artistas espaoles, vio la
la sinti

grandes poetas y catarata con ;us propios ojos y no con los ajenos, y
profunda, religiosa, que llega
al

con emocin

lrica,

alma ms que
el

toda

la

pompa
rica

descriptiva de Chateaubriand; pero fascinado por


la

recuerdo

de

la

ltima pgina de tala, pidi colores

paleta de su predecesor,

mu-

cho ms

y varia que
esto,

la suya.

Aparte de
literaria, los

que slo hemos apuntado como curiosidad de

historia
ni

mejores versos de El Nigara nada deben Chateaubriand


el

nadie. Son metal de pura ley castellana, acuado en


Abri el Seor sa mano omnipotente. Cubri tu faz de nubes agitadas, Dio su voz tus aguas despeadas Y orn con su arco tu terrible frente.

troquel de Heredia:

Nada, oh Nigara!, falta tu destino, Ni otra corona que el agreste pino

tu terrible majestad conviene.

La palma

y mirto y delicada rosa


la suerte

Muelle placer inspiren y ocio blando

En

frivolo jardn;

ti

Guard ms digno objeto, ms sublime. El alma libre, generosa, fuerte.


te ve, se asombra. El mezquino deleite menosprecia,

Viene,

aun se

siente elevar

cuando

te

nombra.

246

CAPTULO

III

deja espacio libre para la aparicin, siempre lenta y laboriosa, de la

forma

artstica que,

cuando

el espritu
el

no

la

emancipa, permanece
ertico, el cual

como
solo

soterrada

y envuelta en

momento

por

no tiene valor

ni eficacia potica alguna,

como no

sea para el

propio individuo.

En

esto aun en composiciones que por lo

cambio, Heredia aparece gran poeta siempre que describe, y dems no merecen grande

alabanza.

Algunos hermosos fragmentos, como La Tempestad, La


Toi'o, etc., el la

Muerte del

Himno

al Sol, escrito en
(l),

el

mar,

los

versos

al cometa de 182^,

oda al Ocano

que

es una

de sus ltimas

poesas (1836), forman digno cortejo sus dos obras maestras;

las

traducciones son, en general, recomendables,

salvo alguna,

como La Novia
tar

de Corinto, de Goethe, en que no pudo consulel original

directamente

ni

apropiarse su recndita belleza (2).

(i)

Esta oda fu

el

ltimo destello de

la

inspiracin de Heredia, harto

apagada en sus composiciones mexicanas. El conjunto es desigual y no sostiene la comparacin con la oda de Quintana al mismo argumento, pero
tenia

Heredia
la

la

mar desde

playa de Cdiz.

ventaja de haber navegado, y Quintana slo haba visto el Hay en la silva de Heredia no slo felices ver-

sos descriptivos,

que recuerdan

los del

Nigara,

v. gr.:

Salta la nave,

como

dbil pluma,

Ante

el fiero aquiln que la arrebata, en torno, cual rugiente catarata, Hierven montes de espuma

sino altos y originales pensamientos, nacidos


raleza:

de

la

intimidad con

la

Natu-

el fin de los tiempos se aproxime, orbe desolado Consuma la vejez, t, mar sagrado. Conservars tu juventud sublime;

Cuando
al

Fuertes cual hoy, sonoras y brillantes, Llenas de vida frvida tus ondas, Abrazarn las playas resonantes.

Ya

sordas tu voz;
triste

la brisa

pura

Gemir

Y
(2)

sobre el mundo muerto, entonars en lgubre concierto

El himno funeral de la natura

Naci D. Jos Mara de Heredia en Santiago de Cuba, de padres do-

minicanos, en 31 de Diciembre de 1803; hizo sus estudios de Humanidades

y Derecho en Santo

Domingo y en

la

Habana, demostrando extraordinaria

CUBA

247

En cambio, con
ltimos aos,

la

poesa inglesa cobr bastante familiaridad en sus


esto contribuyese exten-

y no puede negarse que


sus ideas,
si

der

el

campo de

bien no modific esencialmente su

precocidad intelectual: dicen que compona versos los diez aos.


se gradu de Bachiller en leyes, y

En

1820

comenz ejercer en Matanzas la profesin de abogado. Por haber tomado parte en una conspiracin separatista, fu condenado destierro perpetuo de la isla en 1S23. Residi tres aos en los Estados Unidos, y de all pas M.-iico, donde ocup sucesivamente los
cargos de Oficial de
cal
la

Secretara de Estado, Juez de primera instancia, Fisfinalmente. Magistrado.

de

la

Audiencia,
le

y,

En

1836 el Capitn general

D. Miguel Tacn

permiti volver por algunos meses Cuba, donde con-

tinuaba residiendo su familia.


cin de
tada,
la

De

vuelta Mxico, se encarg de la direc-

Gaceta Oficial de

la

Repblica; pero su salud estaba tan quebran-

retirarse al poco tiempo Toluca, donde falleci en 21 de Su muerte fu ejemplar y digna de un varn piadoso, y sus ltimos versos atestiguan la sinceridad y firmeza de su fe catlica, que no le

que hubo de
1839.

Mayo de

haba desamparado ni aun en medio del torbellino revolucionario.

En

la l-

tima carta su madre

mucho
do
lo

consuelo,

si

de Mayo de 1839) deca: Porque s que le ser de no volvemos vernos, dir usted que me he prepara(2

que

el

y morir en

el

Seor disponga, con una confesin general, y que he de vivir seno de la Iglesia.

Hay

diez doce ediciones de las poesas de Heredia, publicadas unas en

Amrica y otras en Europa (a). La de Nueva York, 1825, (imprenta de Gray y Bunee), y la de Toluca, 1S32, son las nicas que el autor dirigi por s mismo,
debiendo advertirse que
la

mayor parte de

los

pocos ejemplares de

la

segun-

da que pueden encontrarse en Cuba y en Espaa, estn mutilados, faltndoles las composiciones revolucionarias, que Heredia incluy slo en los ejemplares destinados las repblicas americanas.

De

las posteriores, la

ms

completa y esmerada es la de Nueva York, 1875, publicada por D. Nstor Ponce de Len, con una biografa de Heredia escrita por D. Antonio Bachiller

y Morales, trabajo apreciable, pero que tenemos por

muy

incompleto.

(a)

Poco anles de su forzada emigracin

los Estados Unidos, tenia Heredia prepa-

parada, y probablemente impresa en parte, una edicin de sus versos, de la cual no se conoce ningn pliego. Acaso la familia del poeta los destruira por evitar complicacio-

nes polilicas. Pero


terario (31 de

Poesas de D.

la obra lleg anunciarse en el nm. 13 de / Revisor Poltico y LiMarzo de 1823), en estos trminos: doscientas pginas, poco ms J. M. Heredia. LFn tomo en octavo de

menos. Se subscribe por doce reales en Matanzas, en la imprenta de la Constitucin, puente de Yumuri, y en la Haban.a, en esta imprenta y en la botica de D. Pedro Sanfeli. A este anuncio acompaiiaba un prospecto muy encomistico, en que se trata con sumo desdn los poetas cubanos anteriores Heredia, lo cual dio ocasin, en

nmeros sucesivos del peridico,


sificadores.

las protestas

rimadas de Dorilo, Desval y otros ver-

2|8

CAPTULO

III

gusto, ni apart su estilo de la tradicin de Cienfuegos

y Quintana, que ya en su tiempo haban sido asiduos lectores de Young y de

Thompson.
Merece estimacin tambin
nier,
la

de

Pars, 1S93, publicada

por

la

casa de Gar-

con un prlogo del malogrado escritor canario D. Elias Zerolo. Espa-

olas no conozco

ms que una,

la

de Barcelona,

Piferrer, 1S40,

que parece

hecha por una copia manuscrita incompleta de

la

de Toluca; pero contiene


las anteriores.

una poesa, Al retrato de mi madre, no incluida en

La verda-

dera biografa de Heredia est an por hacer, y slo puede escribirse en

Amrica, donde existen sus publicaciones en prosa, que apenas son conocidas aqu, y gran
rs juzgar por las muestras

nmero de cartas suj'as que deben de tener grande inteque hemos visto. Sera de desear que este trala

bajo se hiciese con

mayor imparcialidad
de
las

posible, y

que acompaase una


si

edicin critica de sus obras, que todava no tenemos, pues ni

quiera se

han recogido

las variantes

poesas impresas en los peridicos antes

de 1825, ni de

las ediciones de Nueva York y Toluca. El malogrado poeta Zenea haba comenzado este trabajo, segn nos informa su bigrafo Pieyro.

El primer tomo de

la

edicin de Ponce contiene los versos

lricos,

gundo

tres tragedias traducidas imitadas del francs, el Abufar,


el ttulo

y el sede Ducis

(hay otra versin mejor de D. Dionisio Solis con


lia rabe), el Tiberio,

de Zeidar la fami-

de Jos Mara Chnier, y el Sila, que es de Jouy, aunque no se expresa. Todas ellas fueron representadas en Mxico: el Tiberio
lleva

una dedicatoria Fernando VII, llena de feroces


al

insultos.

De

otra trael

gedia,
ttulo.
taire.

parecer original. Los

liltimos

romanos, no conocemos
el

ms que

Consta adems que Heredia tradujo Alahoma d


Cayo Graco, de Chnier, y Sal, de
Alfieri, esta

Fanatismo, de Vol-

ltima con esenciales


consulta la Pitonisa

alteraciones, introduciendo escenas nuevas

como

la

de Endor.

estas obras dramticas,

hay que agregar otras de su primera

juventud: Eduardo

IV

el

usurpador clemente, pieza en un acto y en prosa,

representada en Matanzas en Febrero de 1819, El campesino espantado (sainete), Atreo,

tragedia en cinco actos, imitada del poeta francs Crbillon (1822).

En
sal,

183

public en Toluca cuatro tomitos de Lecciones de Historia Univerel

sobre

modelo de

las

En

varias fiestas y aniversarios patriticos de

que haba compuesto en ingls el profesor Tytler. Mxico pronunci algunos dis-

cursos que se imprimieron sueltos. Son

muchos

los peridicos

que redact

en que colabor:

la

Biblioteca de

Damas, El

Iris,

La

Miscelnea,

El

Indica-

dor de la Federacin Mexicana

Entre los crticos extranjeros que han hecho


Heredia, hay que citar
et
al
,

justicia al

mrito potico de

insigne Villemain (Essais sur le ge'nie de Pindarc


1S59, pginas 580-586), y al ingls
J.

sur la posie lyrique

su libro

muy

curioso y no bastante conocido entre nosotros,

Kennedy en Modern Poets

CUBA

249
el

La superioridad de Heredia sobre


de
la

resto de los poetas

cubanos

escuela clsica es tan abrumadora, que ha perjudicado sin


la

duda

modesta fama que merecen algunos contemporneos suel

yos, especialmente

pulcro y elegante Delio (D. Francisco Itulas silvas

rrondo), que quiso

remedar

americanas de Bello en una

que llam Rasgos descriptivos de


turalmente, pierde

la naturaleza cubana, la cual, na(l);

mucho

cotejada con su modelo insuperable

and

Pciclry 0/ Spai/i (London, 1852), pginas 265 290. Kennedy puso en ingls algunas poesas de Heredia, y antes se haba hecho en los Estados Unidos una traduccin de E[ Nigara, que Kennedy califica de ex-

celente.

originales

la diligencia de este erudito ingls se debe el haber notado los de varias composiciones traducidas imitadas, cuyo origen no se expresaba en la edicin de Toluca. Y dice con mucha razn: // is much

io be rcgrctted ihal

Heredia did not distinguish

/is

original composHions / all

cases from imiiatioiis, as t/iere is no slatement wilh regar d to ihis one,


vijig takcn

of its ha-

from

anotlier author

Tlie iiiicrest

of

litei
'u.'e

ature require that such

aclmowledgcmciits sltould be uniformly made, that


imitatioiis,

should

knoti'

gold from

and give

every o?ie his right

and place.

-i

Creo, sin embargo, que esta omisin, lo

mismo en Heredia que en Pesa-

do y otros de aquel tiempo, naca de abandono ms bien que de mala conciencia literaria. El

mismo Kennedy

lo

reconoce: Heredia' s origitial poems,

many of tkem writien to, or respeclitig his near relatives or other friends, beioken so much irue poetic feeling, as well as flo'vn of poetical ideas, that we can?ioi suppose tlie neglect of wich we have complained io have been more than an oversiglii. He might even iii some cases have lost remembrance of his obligations, and
repeatcd

from memory whcn

he tlioiight he

was
lo

writing

had, however, in early Ufe so

many privations

endure, that

He from inspiration wc may not be sur-

frised at his inexactness in minar mailers.s

En

el

tomo

6.

de

la

Revista de Cuba (iSSo) hay un intereante estudio


la

sobre Heredia, por D. Pedro Guiteras. Vase tambin

elegante semblanza

de Pieyro en
blioteca
(i)

el Bulletin

Hispanigne, 1907, pgs. 1S6-209.


la

No conozco

la

Bi-

Herediana de Escoto, publicada en

Revista Cuba y Amrica, (1904).

Rasgos

descriptivos de la naturaleza cubana:

por

Delio, caJitor de las

ruinas del Al/iambra, Habana, 1831, un cuadernito en papel rosado.

Ocios poticos de Delio.


La guerra
ms que

Matanzas, por D. Tiburcio Campe, imprenta del

Gobierno, 1835. Esta coleccioncita encierra, adems de los versos originales de Iturrondo, algunas traducciones, especialmente de Ossin (el poema
de Inis-Thora y fragmentos de los Cantos de Selma).

Iturrondo, de quien no

me

faltar ocasin

otros poetas de su tiempo

de hablar en otra parte, valia que lograron fama en la Pennsula y en

250

CAPITULO

III

y el consumado humanista y bibligrafo D. Domingo del Monte, amigo de Gallego, de Lista y de Gallardo, y Mecenas generoso de
toda
la

juventud

literaria

de

la isla.

Pero segn

el

criterio estricto

de

la patria

geogrfica que adoptamos en esta obra, no pueden figurar

en

la serie el

de

los poetas

cubanos

ni

Iturrondo ni Del Monte, puesto


si

que

primero haba nacido en Cdiz,


los seis aos,

bien residi en Amrica

desde

el

segundo era venezolano, de Maracaibo,


los

aunque apenas hubo entre


tanto
se

nacidos en

la

grande Antilla quien

afanase por su progreso y cultura, as econmica

como

intelectual.

Era Del Monte hombre

muy

juicioso,

de vasta leccin

y gusto acendrado, gran celador de la pureza de la lengua castellana y de la conservacin de sus antiguos tesoros, hizo en Cuba tan buen servicio como el Conde de la Cortina en Mxico, oponindose la irrupcin de los barbarismos locales

y recomendando

el es-

tudio de los clsicos castellanos, de cuyas obras lleg reunir copiosa biblioteca
(l).

Por

los

aos de 1830 1840, su casa de

Ma-

tanzas era una especie de tertulia literaria,

ms

bien de academia,

por donde pasaron todos

los

algunos puede decirse que se educaron

hombres eminentes de Cuba y en donde (2). No sabemos si las ideas


ni

Amrica. Por no haber sido enteramente espaol


olvido. Naci en 1800 y

cubano, yace en injusto


lricas,

muri en iS58. Adems de sus poesas

publi-

c una traduccin en verso del drama de Casimiro Delavigne, El Parla (Nueva Orleans, 1847). Hay otra versin anterior del mismo drama por D.Jos
Garca de
(i)

Villalta.
el

Del Monte estaba designado para ser

secretario de aquella
la

mia de Literatura que estuvo punto de establecerse en


y cuyos estatutos llegaron aprobarse en Madrid, pero
el

AcadeHabana en 1834, general Tacn imel

pidi su cumplimiento. Vanse los pormenores de este negocio en

tercer

tomo de
(2)

la

Coleccin de Papeles,

de Saco.
el

De! Monte firmaba sus poesas con

seudnimo del Bachiller Toribio


el lindo

Snchez de Almodovar, como puede verse en


ricanas publicado en
la

tomito de Rimas Ame-

Habana, 1833, por D. Ignacio Herrera Dvila (hay ejemplares en papel rosado). Este artstico ramillete, formado quiz por el

mismo Del Monte, contiene tambin versos de D. Jos Policarpo Valds, de) Fli.K Tanco y Bosmeniel (nacido en Santa F de Bogot en Noviembre de 1797, y educado en la Habana), y de Ventura de la Vega, quien por razn de nacimiento se considera como argentino. Por cierto que la mayor parte de las composiciones suyas, insertas en estas Rimas, no figucolombiano D.

25'
polticas

de D. Domingo diforian mucho de

las

que entonces desla

graciadamente comenzaban dominar en

el

nimo de

mayor

parte de los cubanos literatos: su intimidad con Heredia

y Luz Ca-

rao en

la

coleccin de sus obras, y las pocas que se hallan, tienen variantes

muy

dignas de estudio.
principal redactor de

Fu Del Monte
de
la

sexo (1829-1831), pero es

Luz Caballero,

Li Mjdj, recreo semanal del bello mucho ms importante su colaboracin con D. Jos D. Josa Antonio Saco y otros doctos varones, en la ReCuba (1831-1834), que
la

vista Bimestre de la isla de

es,

por unnime parecer,


monarqua.

la

ms importante que ha aparecido en


ba D. Manuel Jos Quintana de
el

Habana. Ya en su tiempo
la

la califica-

mejor papel de

La coleccin de
pondientes
al

esta Revista consta de tres tomos.

Desgraciadamente
4, 5

nuestra Biblioteca Nacional uo posee ms que los nmeros

6,

corres-

tomo

2.

el 7

que pertenece ya

al 3.

Hay en

esta parte, nica

crtica literaria,

que prueban

que conozco, extensos y notables artculos de la mano experta y segura de un verdadero


la Iliada,

humanista. Tales son los que versan sobre


11a

traducida por Hermosi-

(considerada bajo
la

el

solo aspecto de la diccin y versificacin castellana'l;

sobre

novela histrica (examinando tres obras, Ramiro conde de Lacena,

por D. Rafael Humara, El Caballero del Cisne, por Lpez Soler, y Gmez Arias, escrita en ingls por el santanderino D. Telesforo Trueba y Coso);
sobre poesa portuguesa (notable resea del Parnaso Lusitano, compilado por

Almeida Garrett, con traduccin en verso castellano de varios fragmentos),


sobre
la

Gramtica de D. Vicente Salva,


la

etc.

Todos

estos artculos parecen

de una misma pluma, que debe de ser


el estilo

de D. Domingo del Monte, porque


dos principales colaboradores de

en nada se asemeja

al

de

los otros

la Revista,

que por otra parte

se dedicaban,

Luz materias

filosficas

y pedael

ggicas y Saco las cuestiones econmicas.

D. Jos Antonio Saco, uno de los hombres de ms talento

y, sin

duda,

ms vigoroso
otros

prosista

que ha nacido en

la isla,

recogi sus principales artcu-

los en la interesante Coleccin de papeles cientficos, histricos, polticos

y de

ramos sobre

la isla de la

Cuba, ya publicados, ya inditos (Pars, 185S-1859).

Su ltima obra, y

que har inmortal su nombre, aunque no lleg termi-

narla, es la Historia de la esclavitud desde los tiempos


tros das. Falleci este

ms

remotos hasta nuesel

eminente publicista en Barcelona,

26 de Septiem-

bre de 1879.

Cuba independiente no ha pagado todava


tiene con sus grandes hombres.

las

deudas de gratitud que

No hay

edicin completa y uniforme de las

obras de Saco; no
crtica

la

hay de Heredia,

moderna

exige:

lo menos con las condiciones que la qued interrumpida antes de mediar el segundo tomo

252
ballero

CAPITULO

III

la

especie de destierro en que

v'ivi

en Madrid desde

844
el

hasta su muerte, acaecida en 1853, inducen creer que no; pero


lo cierto es

que no se

le

puede acusar de ningn pecado contra

patriotismo literario. Sus agradables romances sobre costumbres

campo de Cuba son de la mejor escuela peninsular, y as en como en sus stiras y epstolas, y en las traducciones que hizo de algunas elegas italianas de Monti, campea la diccin ms
del
ellos,

tersa

castiza.

Su predilecto entre
la

los

poetas espaoles modernos

era D. Juan iSiicasio Gallego, y

diligencia de D.

Domingo

del

Monte
los

se

debi

la

primera, aunque

muy

incompleta, edicin de
Filadelfia

Versos del cantor del

Dos de Mayo, publicada en

en 1829, y que es ya peregrina entre los biblifilos. Con Del Monte contribuyeron difundir sanos principios
rios varios
les

litera-

humanistas y poetas de mediano mrito, entre los cuarecordamos D. Ignacio Valds Machuca (Desval), imitador

de Melndez Valds y de Arriaza, en un tomo de poesas ligeras

que
de

titul Ocios poticos (18 19),

y traductor ms bien refundidor


al

las

Cantatas de Juanjacobo Rousseau (1829);

profesor de Fi-

losofa

D. Manuel Gonzlez del Valle, que public en 1827 un Dic-

cionario de las
tica terica

Musas, donde
;

se explica lo

ms

importante de la po-

y prctica

al

clebre abogado D. Anacleto

Berm-

dez (Fileno); D. Jos Policarpo Valds (Polidoro), y otros varios


que, sin ser poetas de profesin, hicieron alguna vez elegantes versos,

con
en

la

facilidad

que para hacerlos suele tener toda persona

culta
ca.

los pases

de lengua espaola, y especialmente en Amri-

(Delio),
tre

Algunos de estos ingenios, y otros ya citados, como Iturrondo tomaron parte en la Corona Fnebre la memoria del ilusla

Obispo de

Habana, Espada y Landa (1S34), y en

la

Aureola

potica que aquel

mismo ao dedicaron
de
los escritos

las

Musas de Almcndares
la

la

no

muy esmerada
No

de D. Jos de
la

Luz;

la

mayor parte de
colec-

las libros

de D. Flix Vrela han entrado en


es maravilla, por consiguiente,

categora de rarezas biblio-

grficas.

que nadie haya pensado en

cionar las dispersas producciones de D.


rio,

que, segn noticias, es riqusimo.

Domingo del Monte, ni su epistolaSabemos que el difunto Dr. D. Vidal

Morales y Morales haba emprendido un trabajo sobre Del Alante y sus


amigos, pero ignoramos
si

lleg terminarle.

CUBA
Martnez de
la

253
la

Rosa con motivo de

promulgacin del Estatuto

Real

(l).

De

stos

otros

muchos

versificadores,

que considerados
la

como

tales

no tienen importancia, aunque veces


el

tengan

muy

grande en otros estudios, como

eminente naturalista D. Felipe

y anticuario Bachiller y Morales, pueden very muestras en el Parnaso Cubano y en otras antologas. El clasicismo de D. Domingo del Monte era amplio y tolerante como el de Lista; as es que l alent los primeros ensayos romnPoey y
el

bibligrafo

se noticias

ticos

en Cuba, y bajo su proteccin comenz desarrollarse


la escuela,

el ta-

lento potico del principal representante de

Jos Jacinto

Milans. Este simptico

infeliz

poeta,

b tan desastrosamente, entorpecida su razn por


locura,

que empez tan bien y acalas nieblas de la

literaria

y mucho antes por las del mal gusto, tuvo en su corta vida dos perodos, que conviene distinguir para que sea recto el
recaiga.

juicio

que sobre sus versos


el

Hay un
el

Milans de los prime-

ros tiempos, nutrido con

estudio de

espontneo, tierno, fluido y sencillo,

Lope de Vega, y como l Milans de La madrugada


las

y de La fuga de
sos se deslizan

la trtola^ aquel
el

de quien deca Zenea: Sus ver-

como

agua que apenas hace ruido; son como

que estaban ensartadas, y que caen sobre un plato de oro. Este dulce Milans, poeta de sentimiento
perlas desprendidas del hilo en

candoroso y
ta:

casi infantil, es el

nico que para

la

posteridad imporlrica;

tiene su fisonoma propia, que es la ingenuidad

su pecu-

liar

modo

de sentir

la

naturaleza:

Vedi a rejuvenecerse.

Vadla rodar en
Brillar

el ro, el roco,

pura en

Con

los rboles mecerse;


el reptil.

Arrastrada en

Fiera y alzada en el bruto,

Dulce en

el

colgado
la flor

fruto,

Risuea en

gentil

(1)

Vase en

el

tomo

2.
la

de

los

Afuntes de Bachiller (pgs. 79-102) una

candorosa descripcin de

fiesta

campestre que con este motivo celebraall

ron los poetas cubanos. Todos los versos


el

ledos improvisados rebosan

ms

leal

espaolismo.

254

CAPITULO

III

Tiene tambin su peculiar esfera de sentimiento; y


lancola romntica,
al

la

vaga me-

pasar por sus labios, toma un no s qu de


el

lnguido y femenino, que agrada por

contraste con

la

intempe-

rancia frentica que en su tiempo dominaba:


Si en un ramo miro solas Dos aves cantar querellas,

Si relucir dos estrellas,


Si rodar dos Si

mansas

olas,

dos nubes enlazarse


el ter

Y
Si

por

perderse,

Si dos sendas

una hacerse,

dos montes contemplarse.

Me

paro, y con ansiedad,

Recuerdo que nadie adoro.


Miro tanto enlace y lloro

Mi continua soledad.

este suave poeta, que,


el

dejaba de encerrar, en
tesis del

sencillo

con parecer tan inocente y aniado, no cuadro de un idilio, toda una sn-

ble,

amor y de la naturaleza, sucedi otro Milans insoportadespeado en todos los abismos de un incorrecto y callejero
social.

romanticismo, con candidas aspiraciones de reforma


tura de Espronceda, que era sin
su ndole, le fu, por

La

lec-

duda

el

poeta que menos cuadraba


funesta.

muchas razones,

Se enamor de

lo

que Espronceda
poda
l imitar,

tiene

menos digno de

imitacin

y de

lo

que menos

vici

torpemente su vida potica propia, por enl ejerca la

tregarse la fascinacin que sobre


lista

acre poesa socia-

de El Verdugo, El Reo de Muerte y El Mendigo. Entonces que desgraciadamente era precursora de otro gnero de

brotaron de su pluma aquellos increbles abortos de una demencia


literaria,

demencia:
Crcel,

La Ramera, A tma madre


del rico.
lo \-ulgar

impura. El Expsito,
,

La

El Hijo

El Ebrio, El Bandolero y grosero


las

lucubraciones

en que compite

del pensamiento con la forma

desaliada y veces soez y chabacana,

como

si

el

autor hubiese

olvidado de repente hasta


cin

nociones ms triviales de versifica-

estilo potico.
el

Dejadas todas estas aberraciones en

olvido que merecen, bs-

tanle Milans, para perpetuar su nombre, cinco seis de sus pri-

CUBA

255

meras poesas

lricas,

estimables entre los


rica;

tambin autor dramtico, y de los ms pocos que han ensayado este gnero en Aml'uc
la

no porque tuviese gran habilidad en


ni

traza de sus planes, ni

conocimiento
fuego,

prctica de
el

la

escena, sino porque tena pasin

y
es

y haba aprendido

arte de dialogar en nuestros antiguos

dramticos, especialmente en

Lope de

\'ega.

El Conde A/arcos

un drama de contextura
no podra sostenerse en

muy

endeble y viciosa, que seguramente


pero que ledo agrada
si

las tablas,

leyenda lastimera una pattica elega,


todas las obras compuestas sobre
Guillen de Castro
el

bien algo

le

daa,

como una como

mismo

asunto, desde Lope,

y Mira de Mescua hasta Federico Schlegel: la comparacin con la sublime y trgica grandeza del antiguo romance, donde un juglar inculto se levant, por la sola fuerza del sentimiento, bellezas dignas de Eurpides. Pero as en

El Conde Alarcos
eti

como en
el

otros ensayos de Milans, verbigracia,

El Poeta

acorte,

proverbio dramtico

A buena hambre no hay pan duro (cuyo protay


la

gonista es Cervantes),

agradable imitacin de Lope que titul

Por

la

puente por

el

ro.,

hay, no slo buen sabor de diccin, sino

ambiente espaol de

los

tiempos clsicos, y una especie de adivi-

nacin del Madrid de capa y espada, que es rara, por no decir nica,

en obras de poeta americano, y que parece fenmeno de ataleyendas y cuentos en verso que escribi imitando Zorrilla,

vismo ms que resultado del estudio. Algo de esto hay tambin en


las

pero en general valen menos. Hizo adems cuadros dialogados de

costumbres con
(i)

el ttulo

de El Mirn cubano

(l).

Naci D. Jos Jacinto Milans en Matanzas, en 16 de Agosto de 1814.


la

No

concurri ms escuelas que

de primeras

letras: sus estudios litera-

rios fueron

de ndole privada, puesto que desde su adolescencia vivi entreoperaciones mercantiles. Del Monte dirigi sus prime-

gado

las prosaicas

ros pasos, y le ayud

mucho con

sus consejos y con sus libros.

Desde 1837

comenzaron aparecer sus versos en El Aguinaldo Habanero, en El lbum,


en El Plantel, en La Cartera Cubana,
gos de
la

etc.

En

1S43 sinti los primeros ama-

enfermedad que obscureci su inteligencia y le llev la tumba despus de un martirio de veinte aos. Falleci en 14 de Noviemterrible

bre de 1863.

La primera edicin de

sus Obras (poesas lricas, teatro y algunos artculos


la

en prosa), divididas en cuatro volmenes, fue publicada en 1846 en

Haba-

256

CAPTULO
la

III

Todava ms desdichada que

suerte de Milans fu

la

de otro

poeta contemporneo suyo, en quien extraordinarias circunstancias


personales han venido realzar un mrito positivo

real, siquiera

haya sido desatinadamente exagerado. Gabriel de


Valds,

la

Concepcin

ms conocido por

su

seudnimo de Plcido (que tom,

segn parece, de una novela de Mme. de Genlis), era un poeta de


color, hijo

de padre mulato y mujer blanca; era adems expsito,


oficio

ejerci

un

mecnico, no tuvo ms cultura que

la

que

el infeliz

pudo granjearse en
que
le

lecturas desordenadas de los primeros libros

caan en la mano; particip, pues, de algunos de los privile-

gios del

genio inculto, cuya aparicin es ya tan rara en nuestras

sociedades;

fu conspirador

valiesen

y para que nada faltase la extraa novela de su vida, y muri fusilado. Todo esto, aunque sus versos menos de lo que valen, hara interesante Plcido como

curiosidad antropolgica y como trgico ejemplo de las desdichas humanas y objeto de piedad y conmiseracin para toda alma generosa. La relacin de sus ltimos momentos conmueve, y prueba que nada tena de vulgar el hombre que supo morir tan resignada y
cristianamente, con grandeza de nimo

sin jactancia.

Xo

es

de

admirar, pues, que

al

juzgar

al

poeta,

esto no slo en Amrica,

donde su apoteosis
el

serva para otros fines, sino en Espaia,


la

donde

noble instinto de

raza se puso desde el primer


la crtica se

momento de
haya torcido

parte del poeta sacrificado, la balanza de

siempre del lado de

la

indulgencia, hasta tocar los lmites del ditilas

rambo.

Un

poeta espontneo, ignorante de todas

cosas divinas

y humanas, y por aadidura negro, lo menos pardo, era un hallazgo inestimable para los que de buen grado cifraran su ideal

na por un hermano del poeta, y es ya muy rara. La que tengo la vista es la segunda, de Nueva York, 1S65, en un solo pero grueso volumen en 4.,
dos columnas, corregida, aumentada y precedida de un nuevo prlogo del
editor sobre la vida y escritos del poeta (Nueva York, Juan F.
paa, 1865).

Trow

Com-

La

biografa,

servaciones crticas

aunque enftica y nebulosa, contiene algunas obno despreciables. Del Federico Milans, que la firma,
y otras poesas de cierto mrito, insertas en El Parna-

conozco varias

stiras

so Cubano. Sus mejores versos son quiz los

que compuso en

el aniversario

de

la

muerte de su hermano.

CUBA
artstico

257
ni escribir,

en un genio que no supiese leer


al

aunque slo
absurda
genio de

en esto se pareciese

divino

Homero. La
la

idea, pues, tan


el

como
la

frecuente en Espaa, de
la

incompatibilidad entre

poesa y

meditacin

el

estudio,

ha servido admirablemente
trgica,

la fama de Plcido, no

menos que su muerte


la del lazo

muy

propia

tambin para confirmar otra vulgaridad harto corriente, sobre todo


en
los

tiempos romnticos, cual es

estrechsimo y fatal

entre el genio

la

desdicha.
ni

Ni Plcido era genio,


su cara se trasluce

poeta enteramente rudo,

ni el

color de

mucho en

sus versos, ni sus delirios polticos,


le

ms bien

los

rencores de casta, que


el

arrastraron

al

patbulo, tiele

nen que ver con


de
lo

poco 6 mucho talento potico que Dios


la

hu-

biera concedido. Es sin duda, hasta


los

hora presente,

el

ms notable
mejor de los

poetas de
dijo

color, lo cual

no quiere decir que pueda aplicrsele


(l):

que se

de Juan Francisco Manzano

Es
(2).

el

poetas negros

el

peor de

los poetas

blancos

Blanco negro,

Plcido, aunque

muy

distante de Ileredia, de Milans, de la

Ave-

(i)

De

este poeta,

que no era mulato como Plcido, sino de pura raza


y cocinero de
oficio, lo

etipica, esclavo durante cuarenta aos


te

interesan-

no son precisamente sus versos, sino su color y el esfuerzo con que, merced al cultivo de la poesa, fu limando los hierros de la esclavitud hasta

lograr la emancipacin

que

le

costearon varios amigos de las letras

en 1837. El tomito de sus Poesas Lricas se imprimi en 1821, y escasea mucho. Hay otras composiciones posteriores en varios peridicos de la isla, y por la rareza del caso han sido traducidas algunas de ellas al francs por Schoelcher en su libro Abolitio?i de Vesclavage (1840), y todas al ingls por
R. R. Maddens (The Poenis bv a slavc in the Island of Cuba recenily liberaied,

Londres, 1840). Lo from tlie spanish, by R. R. Maddens, M. D ms curioso que este libro contiene es una especie de autobiografa de
translatcd

Manzano. Entre
esclavo, la oda
Zafira.
cel

los versos tiene relativo valor, para

hecha por un

infeliz

la msica.
la

En

1842 public una tragedia en cinco actos.


Plcido, estuvo en la cr-

Complicado en

misma conspiracin que


l

un ao, pero su inocencia fu reconocida

muy

tardamente en 1845.

Falleci en 1854.

Hay

curiosas noticias de

y de otros negros y mulatos

poetas en

el

opsculo de D. Francisco Calcagno, Poetas de color (La

Ha-

bana, 1878).
(2)

La

Poesa Lrica en Cuba, por D. Emilio M. Gonzlez del Valle, se1884, pg. 171.
I.

gunda edicin. Barcelona,


Mesndez y

Vv.x.kio. Poesa hispano-amcricana.

17

58

CAPTULO

III

llaneda, de

Luces y de Zenea, para no


el

citar otros, tiene su valor

propio y su representacin en

Parnaso cubano.

Quien escribi el magistral y primoroso romance de Xicotencal, que Gngora no desdeara entre los suyos (l), el bello soneto descriptivo

La
el

muerte de Gessler

(2), la

graciosa

letrilla

de

La

Flor de

(i)

Es

que comienza:
Dispersas van por los campos Las tropas de Moctezuma

que, por tan sabido, no se copia, bastando recordar algunos valientes

rasgos

Y que si los puentes corta Porque no vaya en su busca,


Con crneos de
Calzada har en
sus guerreros
la

laguna

fu tan triste su muerte

Que aun 'hoy

De

se ignora la tumba aquel ante cuya clava.

Barreada de ureas puntas, Huyeron despavoridas Las tropas de Moctezuma.

Este romance en su gnero y Fidelia (de Zenea en gusto los mejores que se han compuesto en Cuba.
1

el

suyo, son para mi

Hay

algn otro de mrito en

la

coleccin de Plcido, especialmente el tila

tulado Cora, fundado en un episodio de

soporfera, pero

en su tiempo

muy
(2)

leda,

novela de Marmontel, Los Incas.


Sobre un monte de nieve transparente.

En

el

arco

la diestra reclinada.

Por un disco de fuego coronada Muestra Guillermo Tell la heroica frente. Yace en la playa el dspota insolente

Con

frrea vira al corazn clavada,

Despidiendo al infierno, acelerada. El alma negra en forma de serpiente. El calor le abandona, sus sangrientos Miembros bota la tierra al Ocano, Trnanle echar las ondas y los vientos; No encuentra humanidad el inhumano

Que

hasta los insensibles elementos,


s

Lanzan de

los restos

de un tirano.

Plcido hizo otros sonetos tan buenos mejores

que

ste, descollando

en-

tre ellos los titulados Aniversario de la muerte de Napolen,


Jesucristo,

la muerte de

La

Fatalidad, y en gnero

muy

diverso este otro, de tan enrgica

59
la

caa y
(l),

la inspirada plegaria

que
ni

iba recitando

camino

del patla

bulo

no necesita ser mulato


l.

haber sido fusilado para que

posteridad se acuerde de

Es

cierto

que

la

mayor

parte de sus

expresin, que refleja, pero de un

modo no

indigno del arte,

la

calentura

sensual de su temperamento africano:


Basta de amor: si un tiempo te quera, Ya se acab mi juvenil locura, Porque es, Celia, tu candida hermosura

Como la nieve deslumbrante y fra. No encuentro en ti la extrema simpata


Que mi alma
ardiente contemplar procura, Ni entre las sombras de la noche oscura. la esplndida luz del claro da. Ni Amor no quiero como t me amas. Sorda los ayes, insensible al ruego Quiero de mirtos adornar con ramas Un corazn que me idolatre ciego. Quiero besar una deidad de llamas. Quiero abrazar una mujer de fuego.
(i)

Sobre

la

autenticidad de esta plegaria y de las otras dos poesas que

se suponen compuestas por Plcido en la capilla, se han suscitado en estos ltimos tiempos graves dudas. El Sr. Pieyro, en el artculo

que

citar

despus, declara

el

problema insoluble poco menos: Los que pudieran

informarnos, es decir,

muy

pocos de

los

que en 1844 tenan edad de hombre

no existen
con
el pie

ya,

ni siquiera se

ha podido averiguar cmo pasaron esos origi-

nales poder del que los imprimi despus en Matanzas, en un cuaderno,

de imprenta de Veracruz. El mismo

crtico

hace notar que es


capilla

muy

inverosmil que en

menos de veinticuatro horas pasadas en

hu-

biera tenido tiempo para ver varias personas, prepararse morir larga y

contritamente, otorgar una IMemoria testamentaria que, impresa, ocupa una

pgina en octavo, de letra mediana, escribir


esas tres composiciones. Ignrase punto

la

carta su mujer, y, adems,

fijo

cules versos recitaba en su


la

marcha

al suplicio.

La versin ms acreditada dice que fueron algunos de


el

Plegaria d Dios; pero

escribano Zambrana, que formaba parte del cortejo,

afirm sin vacilacin Manuel Sanguily, que l oy claramente los tltimos


del soneto

La

Fatalidad:

Y
Dir

si

sucumbo

tus decretos duros.

como

el ejrcito

cruzado
lo

Exclam

al divisar los rojos


<

De

la

santa Salm:
el

Dios

muros ha mandado.
el

Parece ms de atenderse
al

testimonio del escribano que


el

de

los

que
las

borde del camino vieron pasar

fiinebre cortejo entre el ruido

de

26o

CAPTULO

III

poesas, con excepcin de las citadas y de otras cuatro cinco,

son un frrago ilegible que, en honra de su autor, debiera quemarse;

pero aun en

lo

peor hay, por


casi

lo

menos, condiciones de versi-

ficador gallardo,
acull

siempre puede entresacarse aqu un verso,

una

estrofa,

que dan testimonio del don innato que Plcido

voces, los pasos, las armas y los tambores destemplados. (E. Pifteyro: Biografi'as Americanas, pgs. 354, 355 y 357).

mi

juicio, la Plegaria es autntica


estilo,
la

y no puede ser ms que de Plcido.

Est en su

admitirse es

y conviene perfectamente su situacin. Lo que no puede inverisimilitud de que la compusiera en la capilla. Pero, si
el

bien se repara, nada hay en ella que indique que

poeta estuviese ya conescribirla,

denado muerte, sino que

la

muerte

le

amenazaba. Pudo

por con-

siguiente, durante los cuatro meses

que pas en

la crcel:

Dios de inmensa bondad, Dios poderoso, vos acudo en mi dolor vehemente: Estended vuestro brazo omnipotente. Rasgad de la calumnia el ve'.o odioso, Y arrancad este sello ignominioso Con que el mundo marcar quiere mi frente. Dios de mis padres, Dios de mis abuelos, Vos slo sois mi defensor, Dios mo; Todo lo puede quien al mar sombro Olas y peces dio, luz los cielos, Fuego al sol, giro al aire, al Norte hielos. Vida las plantas, movimiento al ro

Yo no os puedo engaar. Dios de clemencia, Y, pues vuestra eternal sabidura. V al travs de mi cuerpo el alma ma
Cual del aire la clara transparencia, Estorbad que humillando la inocencia Bata sus palmas la calumnia impia.

Mas si cuadra tu suma omnipotencia Que yo perezca cual malvado impo,

que los hombres mi cadver

fro.

Ultrajen con maligna complacencia.

Suene tu voz y acabe mi existencia; Cmplase en m tu voluntad, Dios mo.


El ltimo verso es casi textualmente de Espronceda en El Estudiante de

Salamanca:
Cmplase
al fin tu voluntad. Dios mo.
al

El caso, no infrecuente en Plcido, de pegrsele

odo los versos ajenos

y confundirlos con los suyos, es otro indicio de la autenticidad de la Plegaria, que todo el mundo admitira, no ser por la leyenda de la capilla.

CUBA tuvo de
tancias
la

261

armona y de

la

imagen. Las composiciones de circunsfertilidad produjo,


las

que con tan desdichada

odas

la

reina Cristina

la reina Isabel, los cantos encomisticos de sus

innumerables ^Mecenas, proceres cubanos simplemente hacenda-

dos y

capitalistas, suelen ser disparates,

pero disparates sonoros. pero


casi

El autor

muchas veces no sabe

lo

que

dice,

siempre hala-

ga

el

odo,

y cuando describe compara parece otro hombre. Sus

cualidades son casi todas exteriores, pero

muy

repara que Plcido era improvisador de


tenerle por
la suerte

oficio,

brillantes, y si se no habr reparo en

uno de

los

poqusimos improvisadores que han tenido


la

de dejar algo digno de

posteridad. Derroch la

mayor

parte de su vena en asuntos triviales en versos de encargo,

tuvo que ser con frecuencia un zurcidor de palabras huecas, conta-

giado con todos los vicios del mal gusto colonial y de


sera;

la

rima ca-

pero alguna vez, en circunstancias solemnes y terribles de su

vida, fu
alta, la

honrado con

las visitas,

aunque

fugaces,
la

de una musa ms
Plegaria. Por ella

que

le inspir el
<hoii

soneto Fatalidad y

pudo decir Plcido:

omnis

inoriarv'.

De
3''a

su falta de cultura se ha hablado mucho; ya en son de elogio,


lo

de vilipendio. Ni

uno

ni lo otro ni fu

merece:

la

ignorancia no es

buena inspiradora para nadie,


se pondera. As que
sificacin,

en Plcido tan absoluta como


facilidad para la ver-

hubo descubierto alguna

tuvo amigos y protectores como Gonzlez del Valle, Valds Machuca, Yr segn creo, el mismo Del Monte, que le pusiela

ron en
poda
tnez

mano buenos
Es
cierto
la la

libros

de poesa castellana, nicos que


las

leer.

que por sus manos pasaron

obras de Mar-

de

la

Rosa,

coleccin selecta que form Quintana de los

poetas castellanos,

Corona fnebre de

la

Duquesa de

Fras, otros

versos de Gallego, y, en los ltimos tiempos, las obras de Zorrilla.

De todo

esto

han quedado manifiestas reminiscencias en sus comintercalar versos enteros

posiciones,

donde suele

de sus poetas

fa-

voritos, quienes, por otra parte, dej

memorias en su extrao

tes-

tamento, encargando, adems, un amigo suyo que hiciese impri-

mir con

letras

de oro una de

las

odas de Quintana,

como

ltimo

testimonio de su admiracin nuestro gran

lrico del siglo xviii.

lodo

esto prueba que Plcido,

aunque en otras cosas fuese un

262
guajiro medio
pulir,

CAPTULO
estaba

III

muy

versado en

la literatura
el

potica

de su tiempo, de donde toma adems, su corta erudicin,

caudal

de nombres propios, hace


ser
infantil alarde

histricos, mitolgicos

geogrficos, de

que

en sus versos. Distaba mucho, por tanto, de


ni popular,

un poeta espontneo

la

nica sen^ejanza que pudo

tener con los rapsodas y juglares antiguos i su vida de improvi-

sador errante y aquella especie de mendicacin literaria con que

ayudaba su pobre
culto,

subsistencia.

Era ms bien un hombre semi-

de buena memoria y de ingenio vivo, en quien se estamoa lea, aspirando

paba como en blanda cera cuanto


las bellezas

remedar

de

los

grandes maestros, como lacayo que se viste con

las ropas

de su seor.
s

No sabemos qu
fijo

poesas dar la raza etipi-

ca entregada

misma, pero de

sern

muy

diversas de los

amanerados cumplimientos,

insulsas fbulas
los diarios

nos con que Plcido inundaba


tanzas,

y epigramas chabacade la Habana y de ISa-

y de
fiesta

las

odas pindricas que disparaba en todo natalicio,

boda
rudo,

el

salvaje de genio,

de personas principales. El poeta enteramente lego y si es que ha existido alguna vez, no es


el

ya

fruta

de nuestros tiempos: hoy

poeta ms ignorante no puede

ser ignorante
sin

ms que
la

medias, lo cual, bajo el aspecto potico, es

duda peor que

ignorancia absoluta, puesto que en

tal

poeta

aparecern realzados y subidos de punto todos los vicios del gusto,


todas las corruptelas

y \ulgaridades

del

medio ambiente, contra


slida

cuya malfica influencia slo una cultura


eficaz

y vasta puede ser

remedio

(l).

(i)

Gabriel de

la

Concepcin Valdcs naci en

la

Habana en

iS

de Marzo

de 1S09, era
expuesto en

hijo ilegtimo
el

de un mulato y de una bailarina de teatro, y fu torno de la Casa de Misericordia. Ya hemos indicado las de peinetero, distinguindose

principales circunstancias de su desdichadsima vida. Ejerci varios oficios,

pero con ms constancia que otro ninguno


por
la artstica

el

habilidad con que labraba el carey.


la

La

poesa, la cual debi

efmeros triunfos, fu
la

postre causa de todas sus miserias, lanzndole


la isla

vida errante de improvisador, que arrastr por varias partes de


la

en

un estado de penuria prximo


tiva aspiracin grandezas,

indigencia.

Tropez con amistades sospela

chosas que, torciendo y explotando malamente su ndole apasionada y

na-

que suele

ser distintivo de los talentos estticos

algo desequilibrados, le hicieron afiliarse en tenebrosos concilibulos y pro-

CUBA

263
el

Todos

los

poetas hasta aqu mencionados son cubanos en

ms

estricto rigor

de

la

frase,

no slo como naturales de Cuba, sino


all

como formados y educados

y sometidos en mayor menor


l
la

nunciar execrables juramentos, segn

mismo

indica en este soneto

me-

morable, an ms que por lo malo, por

brbara ferocidad que respira:

la

sombra de un rbol empinado,

Que est de un ancho valle la salida. Hay una fuente que beber convida De su lquido puro y argentado;
AH fui yo por mi deber llamado, haciendo altar la tierra endurecida Ante el sagrado cdigo de vida Extendidas mis manos, he urado Ser enemigo eterno del tirano, Manchar, si me es posible, mis vestidos Con su execrable sangre, por mi mano Derramada con golpes repetidos; Y morir las manos de un verdugo. Si es necesario, por romper el yugo.

La conspiracin en que

se dice

que Plcido tom

parte, v sobre

la

cual

(como sobre otras muchas cosas de la historia contempornea de Cuba, donde el espritu recto y amante de la justicia no sabe muchas veces qu atenerse en medio del laberinto de opuestas pasiones y relatos contradictorios), no parece haber tenido relacin directa
reina todava grande obscuridad

con

las

conspiraciones separatistas de los criollos.

Fu ms bien una conjuisla,

racin de negros y mulatos contra la raza blanca de la

con intento de
litera-

hacer de Cuba otra repblica de Hait. Quiz Plcido, en sus visiones


rias,

soaba con ser

el

Toussaint Louverture de esta repblica. El despertar

fu horrible. Plcido

muri fusilado en Matanzas con otros diez compaeros,

en 28 de Junio de 1844. Autores


dos de
las cosas

muy

graves,

muy

espaoles y

muy

informa-

de

la isla,

sostienen que hubo en aquel proceso espantosas


la

iniquidades jurdicas, y no falta quien niegue hasta


te conspiracin.

existencia de semejan-

Lo

cierto es

que Plcido muri protestando de su inocencia.


la

Cinco das antes, en un momento de debilidad, cediendo


mor, haba escrito y firmado de su puo y
varias personas lustres de la
isla,

coaccin

al te-

letra

una indigna delacin contra

conocidas por sus ideas abolicionistas

de

la trata

y de

la esclavitud,

entre ellos Luz Caballero y D.

Domingo

del

Monte. (Vid.
la

de D. Vidal Morales, Iniciadores y primeros mrtires de Revolucin Cubana, Habana, 1901). Esta flaqueza no le salv la vida, y pesa
el libro

como un borrn sobre


atenuantes.

su memoria, aun admitidas todas las circunstancias

Por

lo

dems, no hay razn para considerar Plcido como mrtir de

la

independencia de Cuba, idea que no estaba madura en su tiempo. Los que

264

CAPTULO

III

grado

la influencia del gusto local.

Por

el

contrario, la grande

alma potica que ahora

se ofrece nuestra contemplacin,

aunque

sea honra imperecedera de Amrica por su origen, pertenece en-

teramente Europa por su educacin y desarrollo

(l),

y ocupa con

arrastraron

al

General O'Donnell

la

feroz represin de 1S44; los

que pose-

dos de un terror pnico no vieron ms tabla de salvacin que


mientos de
toda
la

los procedi-

las

comisiones militares, no fueron solamente los espaoles, sino


la
isla.

poblacin blanca de

Era

el

nico punto en que estaban de


el Sr.

acuerdo criollos y peninsulares, como reconoce


crdito que

Pieyro (pg.

348). El

ms adelante

logr

la

idea anexionista hasta que la victoria de

los Estados del


el

Norte cort de

raz la cuestin,

no tuvo otro fundamento que

deseo de perpetuar una institucin odiosa.

La primera edicin de
es un tomito

los versos

de Plcido, nica que


183S,

pudo

corregir,

muy

raro,

estampado en Matanzas,

imprenta de Gobierno

y Marina. Contiene casi todo lo que su autor escribi digno de leerse. Slo hay que aadir un cuadernito El \'egiiero (1842), que contiene las graciosas
letrillas

La

flor de a caa.

La flor de

a pina.

La flor

del caf, etc.; la leyen-

da El

hijo de maldicin (1843),

mala; y las

de Zorrilla y no enteramente composiciones postumas, cuya paternidad anda en litigio. Posteimitada de


las

riormente se han hecho otras ediciones, ya en Pars, ya en


dos, ya en
(ojal
la isla

los

Estados Uni-

no

lo

de Cuba, y aun alguna en Espaa. Las dos ms copiosas fuesen tanto!) son la de Nueva York de F. J. Vingut, en dos
el

tomitos, 1856, y la de la Habana, 18S6, publicada por D. Sebastin Alfredo

de Morales, con
cs:

formidable aumento de doscientas diez composiciones

inditas. Plcido ha tenido el

honor de ser traducido ntegramente

al

fran-

imagnese lo que habr quedado de una poesa casi siempre exterior,

duites

desnuda y vaca de todo pensamiento (Poe'sies completes de Placido irapar D. Fontaine, avec une prface de Loiiis Jourdan, Pars, 1863). Algunas poesas suyas pueden leerse tambin en alemn y en ingls.
misticas. El

Las primeras biografas de Plcido fueron superficiales y vagamente encoprimer trabajo serio es el de D. Pedro Jos Guiteras en El
Nuevo, de Nueva York
(
1

Mundo
te

874).

Posteriormente han escrito

el

elocuen-

y apasionado D. Manuel Sanguily en sus Hojas Sueltas (La Habana, 1894), tratando sin compasin al hombre y al poeta; y D. Enrique Pieyro que, en
la

semblanza de Plcido inserta en sus Biografas Americanas


el fino

(Pars, 1906),

procede con loable imparcialidad, y con


caracteriza todos sus estudios crticos.

gusto y sobria diccin que

(O
nativa,

No
de

quiere esto decir que


la

la

Avellaneda se olvidase nunca de su tierra

cual sali los veintids aos. El bello soneto


Perla del mar'. Estrella de
Occidente'.,....

CUBA
justicia

265
el

uno de

los

primeros lugares en

Parnaso espaol de

la

era

romntica. Su
rito
lo;

nombre

est en boca de todos,

aunque quiz su m-

absoluto no haya sido tasado siempre tan alto

como debe

ser-

por

la

vulgar prevencin antipata contra

la literatura

feme-

nina, prevencin que, sea cualquiera su


sulta irracional

fundamento origen, re^aler tan alto

y absurda cuando recae en obras de


el

que nadie piensa en preguntar

sexo de quien
D.-'

las hizo.

Lo

cual

no

quiere decir tampoco que, tratndose de

Gertrudis

Gmez de

Avellaneda, quien bien se entender que aludimos, vayamos

dar por buenos aquellos insulsos apotegmas que en su tiempo, y aun despus, han tenido la suerte de ser tan repetidos como suelen
serlo todas las necedades

con aparato de ingeniosas: Es mucho una poetisa,


es

hombre

esta mujer!

Xo

es

un poeta. La A\'ellane-

da era mujer y

muier y precisamente lo mejor que hay en su poesa son sentimientos de mujer, as en las efusiones del amor hu-

muy

mano como en
slo en la poesa

las del
lrica

amor

divino.

Lo que
y

la

hace inmortal, no

espaola, sino en la de cualquier otro pas


soberbia, ya

tiempo, es

la

expresin, ya indmita

mansa y

resig-

nada, ya ardiente impetuosa, ya mstica y profunda de todos los


anhelos, tristezas, pasiones, desencantos, tormentas

y naufragios

del

alma femenina. Lo femenino eterno es

lo

que

ella

ha expresado, y

es lo caracterstico de su arte: la expresin robusta, grandilocuente,

magnfica, prueba que era grande artista

espritu

muy

literario

quien acert encontrarla, pero no espritu que hubiese cambiado de sexo


ni

renegado de

la

envoltura en que Dios quiso encerrarle.

Faltara algo en nuestra lrica

moderna

si la

Avellaneda no hubiese

trado ella con tanto bro

tanta sinceridad esta nota original-

que encabeza
le

ltima edicin de sus Poesas lo

mismo que

la

primera,

la

bella elega la

muerte de Heredia, y

el

recuerdo que muchos aos despus


Nigara, bastan para probar

consagr en los versos escritos


fiel

vista del

este

amor

suyo, que nada tena de incompatible con el patriotismo espallenos sus versos lricos

ol, de

que estn

dicho que tuvo por primer maestro Heredia.

y obras dramticas. Alguien ha No vemos clara esta filiacin,


puesto que sus condiciones

pero

que Heredia y

la

Avellaneda, cada cual su modo, son discpulos de


liga,

Quintana, y quiz es el nico lazo que los poticas son tan diversas.

266
sima, sin

CAPTULO

III

romper con ninguna convencin

literaria ni social,

pero

sortendolas hbilmente.

Bajo tres distintos aspectos puede ser considerada


si

la

Avellaneda,

atendemos

los diversos gneros

que

cultiv: lrica,

drama, no-

vela.

Como

novelista cae realmente fuera de nuestra jurisdiccin,


ella elogios

por otra parte slo pueden hacerse de


sobre todo
la
si

muy

relativos,

se la

compara con su gran contempornea


si

francesa,

cual parece haberse propuesto por modelo,

bien en otras ocaparte de sus obras

siones prefiri

Dumas
ms

Vctor Hugo. Es

la

que hoy

resulta

anticuada,

menos

personal,

ms

llena
la

de senti-

mientos falsos y de un gusto que tiene para nosotros

desgracia
Sal), ni

de ser viejo

sin ser todava

venerable por su antigedad. Ni

Espato/ino, ni Giiativiotsiit, tienen grandes probabilidades de llegar


la posteridad.
ni se

Los cuentos novelas cortas valen algo ms, pero

observa en ellos una manera


el

muy

propia y definida, aunque

prueben siempre
lo

talento de su autora, ni dejan de revelar, en


el

mejor que tienen,

predominio de

la fantasa lrica la

idealista

que era tan poderosa y exuberante en


conseja romntica, maravillosa

Avellaneda como tenues

sus dotes de observacin social. Brilla, pues,

ms en

la

leyenda
la

extraordinaria,

que en

novela

propiamente dicha; pero nunca su prosa est


versos.

la altura

de sus

En cambio

su teatro es notabilsimo,
la

y no alcanza toda

la

fama

que merece. En

elocuencia trgica no cede ninguno de sus


los aventaja casi

contemporneos, y en correccin y buen gusto


todos, salvo Hartzenbusch.

Tiene su manera original, intermedia

entre la tragedia clsica


la

el

drama romntico, tomando de


estilo

la

una

pompa y

majestad, de

la

otra la variedad y el movimiento.

Se

han notado en Alfonso Miuiio reminiscencias del


na, en

de Quintael

Sal imitaciones de
Tanto ms que
la

.AJfieri (l),

en Baltasar analogas con

(i)

tragedia de Alfieri influy en

la

Avellaneda otro

Sal, enteramente olvidado hoy, del francs Alejandro Soumet, poeta

de

transicin entre

la

escuela clsica y

la

romntica, que tuvo un


la

momento de

notoriedad por su Divina Epopeya en que, renovando


ta

idea origenista, can-

por extrao

modo

la

redencin del infierno.

Pero

las principales bellezas del

Sal no proceden de

Alfieri ni

de Son-

CUBA
Sardanpalo, de Byron
(l);

267

pero todos los elementos ajenos estn


si

fundidos en un sistema dramtico propio, que

no puede darse

por forma definitiva de


nica forma en que
la

la

tragedia moderna, parece lo

menos

la

tragedia neoclsica francesa italiana pue-

de

resucitar. El tercer acto

de Alfonso Mimio, lleno de misterioso

prestigio
teatral,

y de
si

terror trgico, es al

mismo tiempo admirablemente


el

el

efecto escnico decae en


el

cuarto,

no decae

ni

un
la

punto en todo

drama

la

arrogancia del estilo y plenitud de

versificacin, cualidades

que con ms riqueza de lirismo se osten-

tan igualmente en Sal (2). Baltasar es obra maestra, no slo por


la
la

ejecucin brillantsima, la vez que

madura y

reflexiva, sino

por

profundidad del pensamiento histrico y por la grandeza misantrpica del personaje principal, que puede ser hermano pariente
del Sardanpalo byroniano, pero

que de

fijo

no es trasunto de

l.

Sardanpalo, epicreo elegante, dandy trgico

como

otros hroes
el

de Byron y como Byron mismo, es en


lo

la

tragedia inglesa

smbo-

de

la

degeneracin todava interesante de una grande


el

y generosa

raza,

en que

valor no se extingue, sino que por intervalos chispea

arroja lumbres, prestando los

mismos

vicios aspecto de elegan-

cia

nobleza. Pero Baltasar es

ms solemne,

trgica

y expiatoria
Valera; en-

figura; es

una especie de

atesta mstico,

como not

met, sino de

la Biblia,

en cuya lectura estaba bastante versada

la

AveUaneda,

como

lo

prueban

las felices

imitaciones que hizo de algunos Salmos, y en

general todas sus poesas religiosas.

Del Werner, otro drama de Byron (que su vez haba tomado el argu(1) mento de una novela alemana) procede La verdad vence apariencias, pero !.i
poetisa espaola transform el asunto, borrando atenuando el pesimismo
del original, y

dando cierto carcter

histrico su obra, cuya interesante

accin puso en tiempo de D. Pedro el Cruel. Es una de sus buenas


siciones dramticas,

compo-

ms conocidas. Tanto Alfonso Munio (titulado despus Munio Alfonso) como Sal, y (2) en general todas las composiciones de la Avellaneda, deben leerse en las
aunque no de
las

ediciones sueltas originales, ms bien que en sus Obras Completas, cuyas


variantes y supresiones son un continuo desacierto. Bien se ve que su inspiracin iba decayendo con los aos, y se haba trocado en un furor de lima

acadmica, que trueque de una correccin muchas veces aparente, sacrificaba versos y pensamientos felicsimos.

268

CAPTULO in

carna de un

modo ms

alto el hasto
la

el

pesimismo romnticos,

que ener\"an

incapacitan para

accin;

es

un tiempo reprela

sentacin simblica del Oriente decrpito y de


Dios.

humanidad
5^

sin

Todo

el

drama

se cierne en una esfera casi mstica,


el

una esel

pecie de terror religioso embarga

nimo, viendo patente

cum-

plimiento de

la justicia
la

providencial. El vigor del estilo corresponla

de generalmente

sublimidad de

concepcin.

Avellaneda ha sido magistral y definitivamente juzgada por nuestro D. Juan Valera, y nadie, y menos
poetisa
lrica, la

Como

un discpulo suyo, como


pre con sus ideas
dir restar

el

que esto

escribe, identificado casi siemla

crticas,
tal

puede ocurrir
uno de
slo concede

mala tentacin de aa-

nada en

estudio,

ios

ms esmerados que han


Valera
la

salido

de su pluma
la

(l).

Xo
la

el Sr.

Avella-

neda

primaca que ya

otorg D. Juan Xicasio Gallego sobre


la lira castellana, as

cuantas personas de su sexo han pulsado


ste

en

como en

los

pasados siglos, sino que llega en su razonado enri\-al ni

tusiasmo hasta declarar que nuestra poetisa no tiene


ra

aun

fue-

de Espaa, no ser que retrocedamos hasta


los

las Safos

y Corinas
la Italia

de
del

ms

gloriosos tiempos de Grecia,


la gentil figura

busquemos en

Renacimiento

de Victoria Colonna; y aun adde


la

vierte el Sr. Valera

que

los versos

Avellaneda,

como
los

nacidos

en edad ms

reflexi\-a

y de ms complicacin de
fra

ideas, estn libres

de aquella serenidad etrea pero algo

que tienen
el

de

la
la

Marcon-

quesa de Pescara; y m.ueven ms hondamente


traposicin entre
el ideal

alma por

soado y

la

prosaica realidad de las cosas.


la

Tres son
da: el

las principales
el

fuentes de la inspiracin de
el

Avellaneel

amor humano,
que
ella

amor divino y

entusiasmo por

arte de

la poesa

profesaba.

En

sus v-ersos se ve reflejada, no ya

esta aquella fase del amor, cos, sino el


tos.

como acontece en
sus manifestaciones

otros poetas erti-

amor en todas

y desenvolvimienel

Sus versos (aade

el Sr. \'alera)

son

la historia psicolgica,

ntima y honda de esta pasin de su pecho. Hasta


aliento, la desesperacin byroniana, el hasto

mismo

des-

que veces

la inspi-

(1)

Se public por primera vez en

la

Revista de

Espaa (1869) y luego en

varias colecciones de las obras crticas de su autor.

CL'BA

2'

ran,

nacen de esta pasin mal pagada, de esta sed inextinguible


halla

que no

donde calmarse en

la tierra;

de este afn de adoracin

y de afecto que no descubre objeto adecuado y digno quien adoCiertamente, si en Espaa no vivisemos en un rar y querer
perodo antipotico hasta
lo

sumo...,,

los

versos amorosos de

!a

Avellaneda seran populares, se sabran de memoria y se oiran en


los labios

de

las

ms

lindas mujeres,
all

porque

lo

merecen tanto como

los

de

la

moza de Lesbos

en

la

antigedad. Desde el amor

indeterminado, sin objeto an, pero vehemente


hasta el paso

ms doloroso y

terrible

de

la

pasin, hasta
la

y delicadsimo el amor

ofendido, humillado

y escarnecido que levanta

voz con acentos

de inmortal arrogancia mezclados con otros de tierna sumisin ena-

morada, no hay cuerda del alma que no vibre potente y sonora en


las

canciones de

la

excelsa poetisa, que en

lo

elocuente, fervoroso

sincero de la expresin apasionada, no cede ninguno de los

romnticos, ni Alfredo de Musset en Francia, ni Espronceda


entre los nuestros (l).

(i)

Entre

las

composiciones amorosas de

la

Avellaneda sobresale

la titu-

lada

que es de carcter muy personal, no obstante el ligero velo en que parecen envolverla un prlogo y un eplogo, que seguramente

Amor y

Orgullo,

fueron aadidos

al

imprimirla, para evitar maliciosas interpretaciones.

ella

pertenecen estas apasionadas estrofas:


Cobarde corazn, que el nudo estrecho Gimiendo sufres, dime: qu se ha hecho

Tu
i

presuncin altiva?

Qu mgico poder en tal bajeza, Trocando ya tu indmita fiereza,

De

libertad te priva?

Los lazos caprichosos que otros das, Por pasatiempo, tu placer tejas. Fueron de seda y oro; Los que hora rinden tu valor primero, Son eslabones de pesado acero Templados con tu lloro. Qu esperaste ay de ti! de un pecho helado. De inmenso orgullo y presuncin hinchado,

De

vboras nutrido

T, que anhelabas tan sublime objeto, (Cmo al capricho de un mortal sujeto

Te
Con qu

arrastras abatido

velo tu

amor

cubri mis ojos,

! !

CAPITULO
Seccin riqusima en
las poesas

III

de

la

Avellaneda constituyen

sus versos religiosos: de imitacin bblica los de su juventud, en los cuales

no

slo

hay extraordinaria pompa de imgenes y grandilo-

cuencia y valenta, sino elevadsimos conceptos teolgicos expues-

flores tom duros abrojos Y por oro la arcilla? Del torpe engao mis rivales ren, Y mis amantes ay! tal vez se engren Del yugo que me humilla!

Que por

t lo sufres, corazn cobarde,

de tu servidumbre haciendo alarde, Quieres ver en mi frente amor que te devora? Ah!, velo pues, y brlese en buen hora De mi baldn la gente. iSalga del pecho, requemando el labio,
El sello del

El caro nombre, de mi orgullo agravio,

De mi
Escrito

dolor sustento!

no

le

ves en las estrellas


el

en

la

luna apacible que, con ellas,

Alumbra

No No

le oyes, le

de

las auras al

firmamento? murmullo?

pronuncia, en gemidor arrullo.


el viento

La trtola amorosa? No resuena en los rboles que

Halaga con pausado movimiento

En

esa selva hojosa?

De

aquella fuente entre las claras linfas,


articulan invisibles ninfas

No^e

Con eco

lisonjero?

Por qu callar el nombre que te inflama. Si an el silencio tiene voz, que aclama Ese nombre que quiero? Nombre que un alma lleva por despojo, Nombre que excita con placer enojo, Y con ira ternura; Nombre ms dulce que el primer cario De joven madre al inocente nio, Copia de su hermosura, Y ms amargo que el adis postrero Que al suelo damos donde el sol primero

Alumbr nuestra

vida.

Nombre que Nombre que

halaga
hiere,

y,

halagando, mata;
sierpe ingrata,

como

Al pecho que le anida No, no lo enves, corazn, al labio Guarda tu mengua con silencio sabio

Guarda, guarda tu mengua


:

Callad tambin vosotras

aiu"as, fuente.

Trmulas

hojas, trtola doliente.

Como

calla

mi lengua!

CUBA
tos
jez,

271

con rara precisin: msticos


en que su
fe,

afines al misticismo los

de su ve-

siempre ardiente y robusta, fu tomando carcter


el

ms ntimo y abismndose cada vez ms en

torrente de la con-

templacin. La diferencia entre ambos perodos puede reconocerse

tomando por
que
el

tipo del primero


la

el

asombroso canto

la Cruz, en
princi-

beneficio de
el

Redencin humana est considerado


social

palmente desde

punto de \ista

histrico,

y como

tipo

del segundo los versos que se titulan Dedicacin de la lira Dios.

En
lrica,

persona tan enamorada de su arte


la

como

ella lo fu, el

con-

cepto mismo de

poesa tena que ser fuente de alta inspiracin


lo

si

he de decir

que

siento,

ms poeta

resulta la Avella-

neda en su oda

en

las

y en sus octavas Al genio potico, que composiciones harto numerosas que de su pluma brotaron
la Poesa
tal

con ocasin de
tendimiento,
consegua,

cual acontecimiento ruidoso, aspirando con

vanidad femenil, harto disculpable aun en persona de tan claro enal

caduco laurel de
la

los

certmenes, que casi siempre

verdad con

estricta justicia, puesto

que aun sus

composiciones menos espontneas inspiradas suelen ser dechados

de limpia y castiza locucin potica, tan entonada y robusta como


la

llego,

de Quintana, y poco distante de la intachable correccin de Gaque eran los poetas quienes principalmente haba tomado
las

por modelo en sus composiciones de aparato, pues en


les ntimas,

persona-

ya de amor, ya de venganza, ya de devocin, no

puede
ra.

decirse

que imitara

nadie,

es tan

grande como cualquie-

Fu adems
de

insigne traductora de poetas modernos, especial(l),

mente de Byron y Lamartine


artificios

y domin todos

los

la versificacin castellana,

ensanchando sus

primores y lmites con

felices atrevimientos (2).

(i)

Entre estas traducciones merecen especial elogio

la

de

los versos

de

Bjn^on la

Luna (Sun of the

sleepks); la

de

la

Meditacin de Lamartine, Bo-

naparte, y el ardiente soneto


la

que

mita, travs

de

las

versiones modernas,

segunda oda de Safo.


(2)

de Marzo de
raria fu

Naci D.^ Gertrudis Gmez de Avellaneda en Puerto Prncipe, en 23 1814, aunque ella tena la debilidad de quitarse dos aos, por lo cual la fecha est equivocada en casi todas las biografas. Su vocacin liteprecoz irresistible como
la

de Heredia y otros cubanos. En 1836

272

CAPITULO
los

III

Entre

innumerables poetas cubanos posteriores

la

Ave-

llaneda, tres nos parecen dignos

de especial memoria: Joaqun Lo-

renzo Luaces, Juan Clemente Zenea

Rafael

M. de Mendive.

vino Espaa, y en 1839 aparecieron sus primeros versos con el seudnimo de La Peregrina, en La Aureola, peridico de Cdiz, que diriga don Manuel Caete. Pas algunos aos en Andaluca y luego se estableci en
la

Corte.

Fu casada dos

veces, la primera con D. Pedro Sabater, distingui-

y poltico valenciano, que lleg ser gobernador de Madrid; la segunda con el coronel D. Domingo Verdugo, en compaa del cual volvi

do

literato

visitar por breve tiempo la tierra americana.


triunfos literarios

Su vida fu una cadena de

y de pesares domsticos, que han dejado honda huella en sus poesas. Falleci en Madrid en i. de Febrero de 1873. La primera edicin de sus versos lricos se hizo en 1841 con un prlogo de

D.Juan Nicasio
liltima,

Gallego, la segunda

muy

aumentada, en 185 1. El texto de esta


el

que

comprende

la

mejor parte de sus composiciones, es


en 1S69, que se

que debe

preferirse,

porque luego corrigi infelizmente algunas de

ellas.

Hay una

coleccin

dess Obras
dista
.1/a;i,

literarias pxibWcaS

titula completa,

pero que

muchsimo de serlo. Sus producciones dramticas fueron Alfonso


titulado despus

Munio Alfonso

[\%^\),

El

Principe de Viana (dem),

Egilona (1S45), Sazil (1849), Recaredo (1850), Baltasar (1858), y en diversos tiempos.
del

Errores del Corazn,

La Verdad

vence apariencias.
los

La Hija

Eev Rene, La Hija de

las flores.

Orculos de Taita

Duendes de

Palacio, etc., etc.

Catilina de

Hay que aadir dos excelentes traducciones en verso, del Dumas y Maquet (cuyo original est en prosa), y de La Aventure-

ra de Emilio Augier. .Adems de sus novelas Sab, Dos mujeres, Guatimotzin


y Espatolino, compuso gran nmero de leyendas que pueden verse en los to-

mos

IV

y v de

la
la

edicin citada. Tales son

El

artista barquero (fundado

en

un episodio de

vida de Montesquieu),

La montana maldita. La flor del Amboto, Una ancdota de la vida Youx, El cacique de Turmequ.

La velada del lielecho. La bella Toda, ngel, La o ndina del lago azul. La dama de de Corts, El ama blanca. La baronesa de
la

El Sr. Pieyro dedica un buen captulo

Avellaneda en su libro El Ro-

manticismo en Espaa (Pars, Garnier, 1904). Vanse tambin las conferencias


del joven literato

de Madrid, y coleccionadas en volumen con


personalidad literaria (Madrid, 1S98).

cubano D. M. Aramburo y Machado, ledas en el Ateneo e! ttulo de La Avellaneda: su

Hay un tomo
fa
V

curiossimo publicado en Huelva (imp. de Mora, 1907), y

que

pronto se convertir en una rareza bibliogrfica:


cartas

La

Avellaneda: Autobiogra-

Fuentes.

En

esta publicacin

con un prlogo y una necrologa por D. Lorenzo Cruz de hay datos muy importantes para la psicologa

CUBA

273

Luaces

(l),

aun juzgado en

la

incompletsima coleccin de sus


el

versos, publicada
los

en l857) nos parece

tercero en mrito entre

poetas de

la isla (2).

Su entonacin

es la

de Quintana, ms
idea que por

de

la poetisa,

tradicin de los

que en parte confirman, y en parte rectifican, que la conocieron, se tiene de ella. Pero no

la

falta

quien opi-

ne que

la

pobre seora no hubiese agradecido mucho estas revelaciones

postumas, tan frecuentes en Francia


(1)

como desusadas

entre nosotros.

Naci en

bre de 1867.

de Julio de 1826 y falleci en 7 de NoviemEmpez y no termin la carrera de Leyes, dedicndose luego


la

Habana en

21

las tareas literarias.


(2)

Con

la

sinceridad crtica que

me acompaa,

sin recelo

de que se

atribuya ligereza lo que es fruto natural del estudio y de los aos (y no son

menos de dieciocho los que tiene la presente Historia), no puedo menos de declarar que hoy no encuentro justa la preferencia que conced Luaces sobre Zenea. La musa de Zenea tena cortas las alas, y fu brutalmente herida en su vuelo, pero dej algunas notas de intensa melancola, que vibrarn
eternamente en
el

alma de quien lea sus poesas. Por


la

el contrario,

qu po-

cos versos de Luaces se pegan


te efectismo! Reledas

ahora

la

memoria ni al odo, pesar de su brillanmayor parte de sus odas, me parecen fras,


de un modo puramente
intelectual.

forzadas, artificiales, concebidas


la

Acaso

nica que de sus poesas ntegramente quede (pero sta vale por muchas)
la

es

Oracin de Matatas, que

es,

pesar de su disfraz bblico, uno de los

cantos revolucionarios de ms aliento que se han escrito en Cuba:


Cuatro veces, Seor, tu diestra airada Cay sobre nosotros, en la corriente del Jordn sagrada

Ba

el

Asirlo sus

domados

potros

El cliz del dolor hasta las heces

Nos

dio beber tu

mano,

slo

vemos extranjeros

jueces,

En

vez del sacerdote y del anci.ano Danos, danos, Seor, un varn fuerte.
el infante

Como

Segn nuestro deseo. que llev la muerte


el terror al Filisteo.

el

fuego y

Poeta vigoroso pero incompleto (dice de Luaces el Sr. Pieyro), de ento-

nacin elevada pero montona, sin matices; de colorido brillante pero sin
claro obscuro. Entre sus

manos nerviosas
entre
la

saltaron rotas

ms de una vez
la

las

cuerdas del instrumento que pulsaba con febril excitacin:


tan

lucha heroica

menudo empeada
la altura

voluntad inflexible y las facultades no siem-

pre

de

la

tarea sublime

que de

ellas exiga, es

demasiado

no pueden dejar de seguirse con afanoso inters


MBKK;a>EZ T Pelato. /'jfj/a
kispaito-a.

las huellas

visible y profundas en sus

274
bien
la

CAPITULO

m
la

de Tassara, cuya influencia en

poesa americana ha sido

grande. Versificador robustsimo Luaces, y enamorado en demasa

de

la

pompa y rotundidad

del perodo potico, suele abusar


,

de

su fuerza
llo

del

y caer en lo enftico y declamatorio genero en que principalmente hubo de


la

que son
sobresalir.

el

esco-

Pero es

innegable

pujanza de su fantasa
el

irresistible el
la

empuje con que

corre en sus estancias

raudal de

palabra sonora, \"encendo

todas

las

esquiveces y reparos del gusto. La sobriedad era incomdespilfa-

patible

con su ndole, pero en medio de su abundancia


viciosa,

rrada

del continuo alarde

que hace del vocabulario

descriptivo, tiene,

no obstante, relativa correccin de gusto y de


la

lengua,

muy
est
la

rara en los poetas cubanos de


las

ltima era. Por natidel arte lrico,

vo impulso propende

regiones

ms elevadas

y nunca
tales

ms

sus anchas,

que cuando puede cantar asuntos


el

como

Cada de Missolongki, El ltimo da de Babilonia^


la

Canto de Kaled

Oracin de Matatas, envolviendo, en los re-

cuerdos orientales y

clsicos,

pensamientos de revolucin moderna.

Polonia, Irlanda, Grecia, eran para Luaces

de

la

protesta cubana,
la

ciones

guerra.
la

y sus amigos smbolos y tenue embozo para sus continuas excitaatendiendo slo al efecto artstico, hay que
la

declarar que
vicio al

suspicacia vigilante de

censura prest buen ser-

numen de
}

estos poetas, forzndoles buscar para su pro-

paganda medios

recursos ingeniosos, trasladando traduciendo

su pensamiento otro molde esttico, con lo cual logr veces


realizacin

ms serena } ms

lrica el

mismo

espi-itu

que, desbor-

versos.

He

ah por qu, pesar

de haber escrito trozos de admirable grandi-

locuencia, no nos ha legado una sola de esas composiciones espontneas,


el fondo y la forma, memoria y pasan de boca en boca, como el Nigara el Himno del desterrado de Heredia, como Fidelia Noche tempestuosa de Zenea. Ascenda en su vuelo lrico cumbres que Heredia y la Avellaneda nica-

armoniosas en todas sus partes, de ajuste cabal entre

que se graban en

la

mente

llegaron,

que no alcanz ningn otro poeta cubano; pero

faltronle
al corala

las gracias

seductoras de estilo y de lenguaje que van derechamente

zn, el instinto feliz del vocablo bien escogido y bien colocado, de

frase
escri-

melodiosa y exquisita que despierta un


tos de Zenea, pgs. 54-55).

mundo de

emociones>. (Vida y

CUBA
dado luego y libre de toda traba,
que vulgares explosiones de furia

275

no supo engendrar otra cosa


(l).

y de encono

Buena prueba

es

de

ello el

infortunado vate Juan Clemente Zenea,

fusilado en los fosos del castillo de la

Cabana en 25 de Agosto de
protege y conserva son

1871. Sus injurias rimadas contra Espaa (2) no aumentarn cier-

tamente
:sus

la gloria

de su nombre:

lo

que

la

versos elegiacos, pocos en nmero, pero que apenas tienen rival


la literatura

en

cubana. Entre todos descuella un romance magis-

tral,

Fidelia, con visibles reminiscencias del Souvenir, de Alfredo


el

<le

Musset, que era

poeta predilecto de su alma:

Tomamos ay! poi" testigos De esta entrevista suprema,

Unas aguas que se agotan unas plantas que se secan;

Nubes que pasan fugaces, Aves que rpidas vuelan,

La msica de

las hojas,

Y
Hay una pequea
1857).

el

perfume de

las selvas (3).

(i)

edicin de las Poesas de Joaqun Lorenzo Luaces


ella,

^Habana,

Faltan en

por ser posteriores, algunas de sus mejo-

res odas, Varsovia,

A Feld,

AI Trabajo.

La

Oracin de Matatas se lee en

el

libro titulado Noches literarias en casa de Nicols Azcdrate.

Habana,

1866.

Hizo tambin algunos ensayos dramticos, siendo


Aristodemo.
(2)

el principal la tragedia

Vase por ejemplo,

la

oda 16 de Agosto de /Sji escrita con ocasin del

fusilamiento de los expedicionarios que acompaaron Narciso Lpez.


(3)

lis prirent

h tinoin de

leiir joie

phcntire

Un cid

toijours voil qui

Toit viourait

change ii tout tnomeni autour d'eux, l'oisau dans le fedlloge,

Lajleur

entre leurs mains, l'insecte sous leurs pieds,

La source dessche oii vacillait fimage De leurs traits ouhlis.


Sabido es que estos versos de Musset no son ms que parfrasis de un trozo
de

Diderot en
la

el

Suplemento del Viaje de Bougainville. Recordaremos otros

versos de

inspirada elega de Zenea:


Baja Arturo
al

Occidente.

Baado en prpura regia, Y al soplar del manso Alisio Las eolias arpas suenan;

276

CAPTULO lU

Zenea, pesar del corto nmero de composiciones que nos ha


dejado, dista

mucho de
las

ser

un modelo de correccin y

ni

de ter-

sura. Prescindiendo de sus composiciones polticas

sociales,

que

son toda luz


vitud).,

ms

dbiles (salvo la titulada

En

das de escla-

tiene,
la

aun en sus poesas ntimas y de sentimiento, trozos


las

en que
ta

obscuridad incoherencia de

imgenes, mal encubierel

por

la valenta

de

la versificacin,

prueban que

poeta no lleg
li-

depurar su gusto ni vencer las dificultades de la forma, ni

brarse del contagio y preocupacin de

la falsa

grandeza; sirvan de

ejemplo estos versos:


Del adulterio la pesada nave el huracn de la perfidia,
las ridas costas del infierno

Sufriendo

En

Su lgubre velamen recoga.


All va la amistad!

gritaron todos,
vista,

descubri mi Como el ala del pjaro marino, Del horizonte trasponer la linea.
al lejos

un buque

Ni blanca estela ni sonoro ruido

Formaba en

tanto

la ligera quilla,

llegamos

al

golfo del recuerdo


la

Con rumbo

hacia las playas de

vida

Pero aun estos pecados de gusto no son de poeta vulgar, y cuan-

do Zenea sigue

sin afectacin ni esfuerzo el natural

impulso de

su.

Gime el ave sobre un sauce Perezosa y soolienta. Se respira un fresco ambiente, Huele el campo flores nuevas, Las campanas de la tarde
Saludan las tinieblas Y en los brazos del reposo Se aduerme Naturaleza. Y tus ojos se han cerrado Y lleg tu noche eterna! Y he venido acompaarte Y ya ests bajo de tierra!

Se ha exagerado de
los antiguos

el

carcter francs de
lrica.

la

poesa de Zenea, y su alejamiento


la

modelos de nuestra
el

En

forma nada tiene de innovacastizo

dor, y precisamente sobresale en

metro ms

y popular de todos:

Al salir temblando Vspero Del seno azul de los mares, Viene besarme la frente La musa de mis romances

CUBA

277

musa melanclica y

doliente que pareca presagiarle toda hora su

lgubre destino, produce, aunque con intermitencia y en corto n-

mero, versos inmortales que van derechos


perfeccin parece espontnea:
Seor! Seor!
el

al

alma y en

los

que

la

pjaro perdido

Puede

hallar en los

bosques

el sustento,

En

cualquier rbol fabricar su nido

cualquier hora atravesar el viento!.

el

hombre,

el

dueo que

la tierra

envas

Armado para entrar en la contienda, No sabe al despertar todos los das En qu desierto plantar su tienda
Si
otro
l,

Zenea hubiera
Lamartine
(l),

escrito siempre as,

poco

le

faltara

para ser

pero aunque
le

tal

grado de acierto sea raro en

basta que algunas veces


las

tuviera para

que viva en

la

memoria

de

gentes

como

tantos otros poetas que sobreviven por una

sola composicin por una sola estrofa (2).

(i)

No

fu,

sin

embargo, Lamartine sino Alfredo de Musset

el

poeta

francs predilecto de Zenea.

Le

imit felizmente en varias ocasiones, tradujo

y public en
admirables:

la

Revista Haba?iera su

drama Andrs

del Sarto, y puso en verso


esta

castellano el fragmento elegiaco Lucia.

Hay en

traduccin versos

en paz! Duerme, ngel mo! alma! Adis! Tu mano noches del esto Ya no ms en Podr vagar por el marl del piano

(Duerme por

fin

Paz profunda

tu

las

Adieu I

Paix profonde a Ion ame, enfant, a a mmoiret ta blanclie main sur le clavier d'ivoire, Durant les nuits dte, ne voltigera pas.
la

Fuera de este caso de traduccin directa,


latente

influencia

de IMusset est

de Zenea, y asoma cuando menos se piensa, por ejemplo en aquella hermosa exclamacin del Nocturno, que
explcita en la poesa

ms bien que

recuerda otra de Les Voeux

Striles:

Mis tiempos son los de la antigua Roma Y mis hermanos con la Grecia han muerto
(2)

Fcil sera entresacar, aun de las composiciones

menos sobresalientes

de

Zenea, otros versos deliciosos inolvidables, por ejemplo, estos de una

278

CAPTULO

III

qu misteriosa vaguedad

Qu acento tan penetrante y lnguido, qu suave negligencia y final la de los versos que siguen:
Cuando emigran
Suelen algunas,
al

las

aves en bandadas

llegar la noche,

Detenerse en

las costas

ignoradas

agruparse de paso descansar.


los

Entonces dan

nades un grito

Que repiten los ecos, y parece Que hay un Dios que responde en lo Llamando al hijo errante de la mar

infinito
(i)

Una

especie de presentimiento fnebre envuelve todos los versos


llegar al

de Zenea, aun antes de

grupo de

las diez

seis

composi-

ciones escritas en su prisin y que sus editores han reunido bajo el


ttulo

de Diario de wt Mrtir

(2).

Haba nacido poeta elegiaco, y

de

las elegas

que dedic

la actriz

norteamericana Adah Menken, de quien,

estuvo apasionado en su primera juventud:


Del verde de
las olas

en reposo,

El verde puro de sus ojos era,

Cuando

tie su

manto

el

bosque hojoso
la ribera.

Con sombras de esmeralda en


(i)

El Recuerdo,

al

cual pertenecen estos versos, est escrito en la octava

irregular de finales agudos, llamada en algn tiempo bermudina por haberla

manejado con predileccin, en

la poca romntica, un poeta andaluz, injustamente olvidado, D. Salvador Bermdez de Castro. En Amrica prosper mucho: Bello la us en la Oracin por todos: Arboleda escribi en ella cantos

enteros de su

poema Gonzalo

de Oyo'n. Pero generalmente estos autores dela

jan suelto

el

primer verso de

el tercero, al el

octava, y aconsonantan entre si el segundo y paso que Zenea aconsonanta los versos impares y deja sueltos-

segundo y

el sexto:

Ay, los primeros aos

Ay, aquellos

Tiempos de

glorias y aventuras locas.


la ilusin
;

En que

eran de azabache los cabellos

Y
V.
;

gemelas la dicha y Oh, dulce juventud!


hacer resucitar
la

Vestir de nueva

pompa

Y Y
(2)

Dios quisiera rbol mustio primavera


Si
el

otra vez calentar el corazn!

Aunque

estas composiciones son todas sangre

sin del gran poeta colombiano D. Rafael

Pombo,

ni

y dolor, segn expreaun en ellas se desmiente

CUBA
el

279
hasta sus cantos de
tristezas:

beso de

la

muerte

sell

misteriosamente

amor, infundindoles una gota de sus recnditas

No

do Devarn
el

la

barca ma

La onda,
Ni dnde

el viento, el

que

la

mar gobierna,
eterna

ancla arrojar algn da

Desde esta
Irs

orilla hasta la orilla

conmigo en

lo

mejor de mi alma,

Irs hasta

que rujan iracundos


fin

Vientos que en raudo giro se revuelven,

llegue yo por

aquellos

mundos

De donde nunca

los viajeros vuelven.

El carcter dominante de
cola (dice

las

poesas de
las

Zenea es

la

melan-

uno de

los crticos

que mejor

han juzgado). Las tar-

des de los trpicos se reflejan en ellas con sus medias tintas crepusculares, con sus grandes sombras invasoras del espacio

del

alma, con sus nubes esplndidamente tristes, con sus colgaduras


funerarias del lado de Occidente, con su

inmenso
la

cielo
(l).

ms
Son

azul
ra-

y ms dilatado que ninguna otra hora de

vida

la

pulcritud de estilo habitual en Zenea y su respeto las buenas tradiciones


versificacin.

de lengua y
la

Vanse, por ejemplo, estas quintillas imitadas de


Grossi:

clebre Rondinella de

Toms

que perd Contigo manda un mensaje Cuando tornes por aqu, Golondrina, sigue el viaje Y no te acuerdes de m
Si el dulce bien

Que

si

buscas, peregrina,

Do

su frente un sauce inclina


el

Sobre

polvo del que

fu,

Golondrina, golondrina.

No lo habr donde yo est. No busques volando inquieta


Mi Lumba oscura
Golondrina, no
y secreta,
la

ves?

tumba del poeta No hay un sauce ni un ciprs


la

En

(1)

D. Rafael M. Merchn en
vol. vn, Julio
1

el Repertorio

Colombiano (revista de Santa

Fe de Bogot,
ticos (Bogot,

de

1881),

reproducido luego en sus Estudios Cr-

886 j.

28o
ras las poesas de

CAPTULO

III

Zenea de que no pueda decirse con

el

mismo

poeta:

Es

el canto

de

la

tarde,
(i).

Es

la

voz de los sepulcros

Menos montono y ms correcto que Zenea, aunque inferior l en intensidad de sentimiento, menos pomposo y declamatorio que

(i)

Naci D. Juan Clemente Zenea en Bayamo en 24 de Febrero de 1832.

Su padre, nacido tambin en Cuba, era teniente de una de las compaas del regimiento de Zaragoza que estaban de guarnicin en aquella ciudad. Aunque no hizo estudios regulares
ras letras, demostr,
ni

concurri ms escuelas que

la

de prime-

como
el

otros criollos, precocidad extraordinaria.

los

diez y siete aos fu ya redactor con sueldo de un peridico,


la

La Prensa

de

Habana, dirigido por


el

psimo novelista montas Pascual Riesgo, que

era

revistero de salones de la capital. All public sus primeros versos

Zenea, con un seudnimo tan cursi


cin, Adolfo de lu Azucena.

como cuadraba

la ndole de la publicaal

Por entonces se dedic

estudio privado de las


singular maestro, la

lenguas francesa inglesa, teniendo en esta ltima

muy

ya citada Adah Menken, juda nacida en Nueva Orleans, mezcla de actriz


trgica y de

amazona de

circo.

Lleva sus

iniciales

una

silva

de Zenea, escrita
la

mucho

despus, que puede contarse entre sus buenas poesas, y

cual

pertenece este pasaje:


Lanzaba un rayo tenue y azulado encubierta con un velo. Como un rayo de luna aprisionado En un vaso del cielo;

La lmpara

al lento fuego que en su hogar arda, Desprendida del barro de la tierra, Los versos mi adorada me deca Del trgico sublime de Inglaterra. Trmula, acongojada, vacilante,

Como

ansiando rasgar sus vestiduras, AI seno palpitante Llevaba en su dolor Las manos puras. Y adivinando el celestial deseo

De

su

p.-isin secreta,

Habl en mi joven corazn Romeo,

entre mis brazos estrech Julieta.

Aquellos amores fueron efmeros, y desde 1851 Zenea se lanz resueltamente las conspiraciones polticas, tomando puesto entre los revolucionarios ms exaltados con la ya citada oda El diez y seis de Agosto, y con la publicacin de un peridico clandestino, que le oblig emigrar los Estados

Unidos, donde se

afili

desde luego en

la

Sociedad de

La

Estrella Solitaria,

CUBA
Luaces, aunque tambin de estro menos
ardiente, D. Rafael Mara de Mendive,
viril

28 imaginacin

menos
al se-

que ha poco descendi

pulcro, era

el

ms

elegante y delicado de cuantos en estos ltimos

que
de

tena por objeto organizar expediciones destinadas secundar

la

anexin

consecuencia de sus escritos y manejos, Zenea fu condenado muerte en rebelda por un consejo de guerra reunido
la isla los

Estados Unidos.

en

la

Habana en

6 de

Diciembre de

1853. Triste presagio

de su nfelicsimo

lestino.
dio al

Por entonces logr


el

evitarlo,

acogindose

la

amnista general que


Pezuela. Bajo su tole-

ao siguiente

nuevo gobernador D. Juan de

la

la

Habana, y en ella residi, sin ser molestado por nadie, hasta 1865, dedicado nicamente, lo menos en aparienrante administracin
cia, al

pudo volver

periodismo literario y la enseanza de las dos lenguas que tan perfectamente saba y que profes mucho tiempo en el colegio de D. Jos de la Luz Caballero. A este tiempo pertenecen la mayor parte de sus poesas, de

las cuales se

to del peridico Brisas de Cuba)

formaron dos pequeas colecciones, una en 1855 (como suplemenla cual no lleg terminarse, y otro en 1860,

con

el ttulo

de Cantos de

la Tarde.

Por entonces colabor asiduamente en

la

Rtvista de la

Habana que
la

fund por su cuenta

Mendive, y cuando esta hubo desaparecido, Revista Habanera, (1S61 y 1S62). All public muchos
diriga

artculos en prosa, y en

La

Amrica, de Madrid, un extenso importante es-

tudio sobre la literatura de los Estados Unidos, del cual se hizo tirada aparte en
la

Habana

(1861) con el pie de imprenta

de Nueva York. Zenea era un

crti-

co

muy

estimable, y creo

der

el Sr.

Pieyro,

que como prosista vala ms de lo que da entenquien tanto debe la memoria de su desventurado amigo.

por motivos polticos por deseo de mejorar su fortuna, Zenea traslad

su residencia

los Estados Unidos en 1865, y all se empe en especulaciones mercantiles que trajeron su completa ruina. Para subsistir del trabajo

periodstico tuvo que pasar Mxico,

donde

se hallaba al estallar

la

insu-

rreccin de 1868.

su servicio se puso Zenea en Nueva York, tomando

parte activa en

la fracasada expedicin de Domingo Goicuria y en otras empresas. Pero como hubiesen surgido pronto graves disensiones entre los la

agentes de

revolucin y comenzasen algunos desconfiar del xito de la

guerra, Zenea sinti decaer su exaltacin, y cediendo las instancias de don Nicols Azcrate, cubano

muy

liberal

pero

fiel

la metrpoli, acept la co-

misin de pasar

al

campamento de Cspedes con propuestas de avenenciade esta mediacin no pudo ser ms

As lo hizo, escudado con un salvo-conducto de nuestro ministro plenipotenciario en los Estados Unidos. El resultado

desastroso. Cspedes no slo rechaz los tratos de paz, sino


lealtad

que dud de

la

de Zenea, aunque por entonces disimulase. Las atroces frases que me-

ses despus escribi llamndole .traidor, que haba venido engaarle l

y los patriotas dan

la

medida de su encono. Tampoco en

el

campo con

282

CAPTULO

III

tiempos han hecho versos en Cuba. Nuestra literatura


traduccin potica de
las

le

debe una

Melodas Irlandesas^ de

Toms Moore, y
la

en sus versos originales no deja de reconocerse algo de

suavidad,

ternura y gracia de tan excelente y simptico modelo. Acaso

no
de

haya en

la

coleccin de las Poesas de Mendive ninguna cosa


ni

primer orden

de originalidad

muy
y

relevante, pero
si

muchas

agradables, lindas y aun exquisitas;


lientes

le

faltan

los

tonos va-

de
la

la

pasin, muestra en

cambio notable sensibilidad y dulbrilla

zura en

expresin de los afectos domsticos, y


el

con luz tem-

plada igual en

conjunto de sus obras ms bien que en ninguna


particular. El

de

ellas

tomada en

romance de Yumtir, La Flor del


de las Palmas, bastan, no obssencilla,

agua.

La Gota

de roco.

La Msica

tante, para caracterizar su

manera, modesta y

bien lejana

del nfasis

hueco y de

la viciosa lozana
la

ltimos tiempos han sido plaga de

y exuberancia que en estos literatura cubana (l).

trario

aprovech para nada Zenea

el salvo-conducto,

que

las

autoridades

militares de la isla

no reconocieron como

vlido. Al intentar

reembarcarse

para los Estados Unidos, fu hecho prisionero por un destacamento espaol

en 30 de Diciembre de 1870, y conducido la Habana, donde despus de una prisin de ms de siete meses, fu condenado muerte por un consejo

de guerra y fusilado en 25 de Agosto de 1871. Los pormenores de esta triste historia estn narrados con mucho talento
pero con
cierta saa fra

Vida y escritos de Juan Clemente Zenea (Pars, Garnier. 1901).


poltica

y reconcentrada en un libro de D. Enrique Pieyro, De la parte


la

de este

libro,

que en algunos puntos hace hervir


tratar aqu.

sangre espaola,
es digna

no tengo afortunadamente que


toda alabanza, y

La parte

literaria

de

ha servido para completar y rectificar estas pginas sobre Zenea, que en su primera redaccin no correspondan la importancia del poeta.

me

Al mismo Pieyro se debi


tas de

la

publicacin postuma de las Poesas Comple-

Zenea (Nueva York,

1872),

donde se reproduce

el

contenido del pe-

queo volumen Cantos


sin contar

de la tarde, y se

aaden otras veinticuatro poesas,

antes en

con las diez y seis escritas en la prisin, que haban aparecido El Mundo Nuevo, peridico ilustrado que diriga el mismo Pieyro. Contiene adems este tomito una serie de traducciones de Leopardi, Musset.

Bryant, Longfellow y otros poetas modernos.


(1)

Naci Mendive en

la

Habana, en 24 de Octubre de 1S21, y

falleci

en

1886.

Empez

darse conocer

como poeta en

1843.

En

1S47 public e\

CUBA

283
ella

Nada

ganara

la

presente Historia con dar en

cabida los

innumerables versificadores, cuyas lucubraciones mtricas abruman


el

Parnaso Cubano,

la

Cuba

Potica,

ha atendido ms

la

cantidad que

la

y otras colecciones en que se calidad de los productos. En

Cuba todo
aun en
la

el

mundo

hace versos, y son muchos los que hacen ver-

sos sonoros y

brillantes,
,

que pueden fascinar en

primera lectura

aunque carezcan por


fantasa

lo

la recitacin y dems de todo

valor intrnseco.

La ardiente

de los naturales de aquel suelo,

privilegiado en todo; lo vehemente, frvido


tos; la

viveza y rapidez de comprensin,

propia de
el

y extremoso de sus afecla mente de


odo armnico de que

ios criollos; la movilidad


la

de sus impresiones,

y que los hace en extremo sensibles los prestigios de la msica y "al halago del metro, son cualidades y condiciones que, unidas al portentoso espectculo de
naturaleza parece haberles dotado
al influjo

aquella prolfica vegetacin y

de aquella atmsfera de fuego,

predisponen inclinan
sacin potica,

la

ma\or

parte de los cubanos la improvi-

tomada

esta palabra improvisacin en el sentido

ms

lato posible, es decir,

como sinnima de

creacin espontnea,

irreflexiva

y poco madura. La misma universalidad con que est repartida all la aptitud esttica primitiva y elemental, y el participar todos, en mayor menor grado, de los goces artsticos, no ya como

meros contempladores, sino como productores, impiden que se


desarrolle con bastante pujanza el genio individual,

y que pueda
la

completar su educacin con estudio y reposo. Nace de aqu


traordinaria abundancia de medianas, que

ex-

merced

cierta destreza

primer tomo de sus versos con


peridicos, entre ellos las

el

ttulo

de Pasionarias. Dirigi varios

de

las

Mores del Sig/j y la Revista de la Habana, una ms importantes que han aparecido en la isla. El segundo tomo de

sus Poesas lleva un prlogo de D. Manuel Caete.


blic una

En

sus ltimos aos pula

nueva coleccin mucho ms copiosa, pero en


de
las

cual no figura su

bella traduccin

Melodas Irlandesas de T. Moore, impresa en Nueva


ellos

York, en 1875. Hizo tambin algunos ensayos dramticos, entre


libreto

un

de pera con

el ttulo

de Guiara. Aunque hombre de condicin


el torbellino

mansa y

pacfica, se vio

envuelto en

revolucionario de 1868, y
biografa, escrita

vivi expatriado

de Cuba durante algunos aos. Su


la

por don

Vidal Morales, puede leerse en

ltima edicin de sus Poesas, ya citada.

284

CAPITULO

III

tcnica y las particulares condiciones de nuestra lengua,

que es

de

las

que cantan por

solas, llegan

obtener efmero aplauso,

para ser sustituidas

al da

siguiente por nuevos dolos,


sin

que poco
ni

se hunden en
sola nota.

la

noche del olvido,

que de su canto quede

una

De

estos poetas de transitoria fama ha habido


los

muchos en
las

Cuba, y

sin

descender

que slo sirven hoy para abultar


conviene
todava

pginas de

una

bibliografa,

apuntar

algunos

nombres.

Nada hemos
decano de

dicho, por ejemplo, de D.

los poetas

de

la isla,

Ramn Vlez y Herrera, el que desde 1829 hasta nuestros proya odas Frankn, inventor del pararrayos,

pios das, no ces de publicar versos de todo gnero,

quintanescas

como

la

dedicada

ya

fciles

leas

de

gallos,

y armoniosos romances de costumbres guajiras y de peque es el gnero en que principalmente sobresali, y

en que merece ms alabanza por su desembarazo y gracia descriptiva; si bien en el color local se nota cierto amaneramiento, que por
supuesto fu mayor en sus imitadores, los cuales acabaron por desacreditar
al

guajiro y su gallo, sucedindole la extica poesa de

los Siboneyes

de Bayamo

(l).

el

Semejante en algo Vlez y Herrera, pero ms poeta que l, fu matancero Miguel Teurbe de Toln (2), uno de los ingenios que

(i)

Naci D.

Ramn

Vlez y Herrera en

Habana

el 4

de Marzo de iSoS.

Es el ms antiguo de los poetas cubanos posteriores Heredia. El primer tomo de sus Poesas apareci en 1833, el segundo en 1837 (contiene, entre otras cosas, fragmentos de un poema en octavas, El Sitio de la Habana
J>or /os ingleses), el tercero
los

en 1838, en 1840
la

la

leyenda Elvira de Oquendo


ios batios

amores de una guajira, en 1843


Diego, en 1849 otra coleccin:

comedia Los dos novios en

de

San

Las Flores de Oioo, y en 1856


la

los

Romandiriga

ces Cubanos.

Colabor en

casi todos los peridicos isleos,

desde

La Moda,

de D. Domingo del Monte, hasta


Eornaris.
(2)

Floresta

Cttbana,

que en 1856

Naci en Matanzas en 1820 y muri en 185S. Complicado en

las tra-

mas anexionistas de 1850, y condenado muerte por un Consejo de Guerra, se refugi en Nueva York, donde vivi algunos aos casi en la miseria, acogindose
al

cabo un indulto que

le

permiti volver su patria.

En

1S49
i

haba publicado sus primeros versos con el titulo de Los Preludios; en


hizo imprimir en

S56

Nueva York sus Leyendas

cubanas,

Luz y sombra.

CUBA

285

presentan ms carcter cubano, especialmente en los romances


leyendas, tales

ylian

Ribero.

y como Paula, La riberea de San Jiian, Un rasgo de En estos delicados cuadros de costumbres cubanas
)

dice Mendive
cielo,
fin,

se encuentran pintados,
sol, las flores

aunque grandes rasgos,

nuestro
galas,

nuestro

de nuestros campos, todas las


ella la

en

de nuestra esplndida naturaleza, y con

vida

rstica

casi

nmada de

nuestros

campesinos,

sus romnticas
(l).

aventuras y cuanto tiene relacin con sus usos y costumbres

La oda Al valle

del Yiimnri muestra tambin sus felices condicio-

nes de paisajista. Pero ms que en los versos de arte mayor, luce


su inspiracin en
la

factura popular de las dcimas

glosas,

en
la

que vence todos

los poetas cubanos,


(2)

elevando forma de arte

ruda inspiracin de Pobeda


semipopulares.

y otros improvisadores y copleros


de D. Francisco Orgz,

Muy
que,

distintos
la

rumbos

sigui la inspiracin
la

como

Avellaneda, pas

mayor

parte de su vida en Es-

paa, alcanzando en Madrid transitoria fama, ya

como

poeta, ya

como
ticia,

periodista, por los aos de 1841.

Hoy

sus Preludios del

Arpa

estn completamente olvidados, y la verdad no con grande injus-

porque pertenecen un gnero de efectismo rimbombante^


los odos,

que deja fatigados con su estrpito

y vaco de formas

el

entendimiento. Sus asuntos son siempre de los que ms se prestan

la

declamacin potica y
Dios,

la

gimnasia de un versificador robusEstrellas, Napolen, La,

to:

El

Porvenir,

El Huracn, Las

Traslacin de los restos de Napolen


Revista de la Habana,

Un

admirador suyo, espaol-

(i)

tomo

iir,

pg. 23.
el

(2)

D. Francisco Pobeda y Armenteros, comnmente llamado


iliterato,

Trova-

dor Cubano, poeta

y fecundo. Su vida fu errante y extrasima. Segn su bigrafo Lpez Prieto (Parnaso Cubano, pg. 156),
pe o
fcil

muy

desempe sucesivamente

los oficios

de pen ganadero, cmico de


partido, maestro

la legua,

amanuense de procurador, capitn de


dor de carnes en Sagua
rito

de escuela, depen-

diente de ingenios y cafetales, Notario eclesistico, y, ltimamente, vendela

Grande. Sus dcimas amorosas no carecen de

m-

y tienen cierto perfume de antigua galantera castellana, debido indudablemente las comedias de capa y espada, que Pobeda haba representa-

do en

el

tiempo en que fu actor ambulante. Hay una coleccin incompleta


la

de sus poesas, publicada en Sagua

Grande en

1863.

285

CAPTULO
cierto, dijo
}"

m
el

por

que sus versos eran valientes como

vuelo del
(sic).

guila
tal

sus conceptos atrevidos como la hoja de la palmera


tal crtica (l).

poesa,

Mejor recuerdo merece


versos se imprimieron en

I).
1

Ramn de Palma y Romay, cuyos

el ttulo de Aves de paso y el seudnimo de El Bachiller Alfonso Maldonado. La extraa, pero

84 1 con

potica fantasa titulada


rara

El Fuego fatuo,

es

buen ejemplar de una


cultiv Zorrilla,

manera de lirismo romntico, que alguna vez

y que pudiramos llamar sonambulismo lrico. Otras composiciones de Palma, como el Himno de guen-a del Cruzado, han sido ms celebradas, pero, en mi concepto, valen menos.

Fu uno de

los innu-

merables traductores del Cinco de Mayo, de ilanzoni, y no de los

que peor

salieron de la empresa.

Como

versificador

y hablista es

bastante correcto. Colaborador suyo en varias empresas periodsticas fu el

venezolano . Jos Antonio Echeverra, mucho mejor


lo

prosista

que poeta,

mismo que

el

fecundo y superficial polgrafo

Don Ramn Zambrana, que


cosas, la reputacin

as haca versos

como

escriba de cues-

tiones mdicas filosficas, perdiendo, por

empearse en tantas

que quiz hubiera logrado concretando ms sus

esfuerzos

(2).

(i)

Aunque

el

tomo de Orgaz

circul libremente en la Pennsula,


el

y nada

tiene de particular en ningn sentido, su introduccin por estos versos con

gobierno militar de

la isla

prohibi

que comienza:

Triste cantor de la cubana orilla,

Donde muere en su cuna el pensamiento, Donde si el genio enardecido brilla


Es un crimen su noble atrevimiento
(2)

Indicaremos algunos datos biogrfico-bibliogrficos acerca de

los

poe-

tas

ltimamente nombrados.
la

Orgaz (Francisco), Naci en

Habana en

Madrid en

4 de Abril

de 1S73. Sus Poesas, con


el

de Abril de 1815, y muri en el ttulo de Preludios del

Arpa, fueron publicadas por

editor Boix en 1841.

Palma y Romay (Ramn de). Naci en la Habana en 3 de Enero de 18 12. Muri en 21 de Julio de 1860. Sus primeras poesas, escritas con el pseudnimo de el Bachiller Alfonso de Maldonado, aparecieron en 1834. Dirigi por
algn tiempo un colegio en Matanzas.
Echeverra,
el

En

1837 public, en colaboracin con


el Plantel.

Aguinaldo Habanero, en 1838

Colabor en El lbum,

CUBA

287

En

jerarqua todava inferior los citados, queda una turba de

versificadores desaliados y verbosos que, convirtiendo la prensa


diaria en

un matorral de sandeces rimadas, han hecho ms dao


literario

al

buen nombre

de Cuba que hubieran podido hacerle sus


parte los

ms encarnizados enemigos. Quien considere por una


versos de Heredia,
la

Avellaneda, Luaces,- Milans, Plcido, Ze-

nea y Mendive, y por otra este frrago de execrable barbarie,


se sentir tentado creer que
la

Gran Antilla tiene

el

privilegio

eti

el

Diario de
1

la

Habana, ea El Artista y en otras colecciones peridicas.

De

184

es la coleccin de sus poesas Aves de paso, las cuales han de aa-

dirse dos cuadernos posteriores, Hojas cadas y Melodas poticas. Suyos son

tambin algunos ensayos dramticos y novelas cortas. Mendive compuso una

hermosa poesa su muerte. Zambrana (D. Ramn). Naci en

10

de Julio de 1817. Muri en 1866. Fue


Gaceta

uno de

los

fundadores del Repertorio Mdico Habanero, del Repertorio Ecola

nmico de Medicina, Farmacia y Ciencias Naturales, y dirigi


dica de la Habadla.

M-

Hombre de conocimientos
con
el criterio del

enciclopdicos, inund con sus


literarios

producciones todos los peridicos cientficos y


bastante de
filosofa

de

la isla.

Escribi

esplritualismo cristiano.

leccin de las Obras literarias, filosficas

Irana (Habana,

1858).

En

ella se lee

y cientficas un Juicio sobre

Hay una codel Dr. D. Ramn Zamlas diferentes pocas de

la poesa en Cuba.

Otros muchos figuran en

las florestas

cubanas, pero sera interminable, y

no

s hasta

qu punto provechosa, su enumeracin completa en un trabajo


el

de ndole tan general como

presente. Basta citar los

nombres de D. Jos

Gonzalo Roldan, D. Francisco Javier Blanchi, cuyas poesas se imprimieron en 1846, con el ttulo de Margaritas, y tuvieron efmera boga en los das
inmediatos
la

muerte del
el

infeliz poeta,

de quien nadie hizo caso en vida;

D. Leopoldo Turla;

sentimental versificador D. Felipe Lpez de Brias;

D. Jos Gell y Rent,

muy

conocido en Espaa, aunque ms por


la

las raras

aventuras de su vida, que por

inspida afluencia

de sus innumerables

versos; y, finalmente, los aristocrticos aficionados Marqus de Mntelo (D. Jos Luis Alfonso) y Marqus de San Miguel (D. Miguel de Crdenas y Chaves). A poca costa podra ampliarse esta nom.enclatura.

Hemos
lrica

indicado en varios pasajes del texto que existe en

popular, ms bien vulgar, de cantares, glosas y dcimas.

Cuba una poesa La msica

estas canciones, y que ha penetrado ya en nuestra ms que la poesa, como sucede casi siempre en estos casos. En la Revista de la Habana, tomo iii, 1854, puede verse un interesante estudio de D. Ramn de Palma sobre los Cantares de Cuba,
criolla

que acompaa

zarzuela, vale harto

288

CAPTULO
la

m
mundo americano.
la

de producir

mejor y

la

peor poesa del


esto,

Varias causas contribuyen


indisciplina,

no siendo de

menor

cierta

no ya

literaria sino gramatical,

la cual

muchos en

Amrica,

lo

mismo que en Espaa, hacen

alarde, considerndola

como
su
del

signo de los elegidos y marca distintiva del genio. As se


si

malogran vates que quiz llegaran ser excelentes

sometiesen
carga ligera

musa indmita y su

estro cerril al suave

yugo y

la

buen gusto, cuyas leyes en ninguna

latitud prescriben. Cierto

sentimentalismo vago, declamatorio y hueco, forma predilecta del

romanticismo, ms bien del gongorismo americano, ha esteriliza-

do en algunos
chas
las

las

mejores disposiciones,

y ha

llenado de feas
vivir

manellas>

composiciones de otros que merecen

pesar de

y que han acertado siempre que han querido acudir las verdaderas fuentes del sentimiento potico. Por muchos aos ha domina-

do en Cuba un zorrillismo reprensible, que imitaba slo

la facilidad

abandonada y los resabios del estilo del maestro, puesto que el fondo de su admirable poesa tradicional 6 legendaria tena que ser
letra

muerta en

las

vrgenes soledades americanas; lo cual no fu

obstculo para que algunos se arrojasen absurdamente fabricar


poesa nacional cubana, con leyendas insulsas
rios

y nombres
el

estrafala-

de caudillos salvajes anteriores


el

la conquista,

gnero cuya es-

pecialidad tuvo

famoso Fornaris, llamado

poeta de los sibo-

neyes

(i).

Naci en Bayamo en i8 de Mayo de 1S27 y muri en la Habana en 1890. (i) Fu abogado y Regidor de su pueblo natal. Emigrado durante la guerra, volvi Cuba en 1879, y public en 1888 la ltima edicin de sus poesas. Su Hombrada literaria, que fu grande en un tiempo, ha caducado enteramente. Vase alguna muestra del ridculo gnero que dio su nombre:
Recuerdos de
las vrgenes tostadas.

De

esbeltos talles y de negros ojos,

Que
Bajo

vivieron al son de las cascadas.


el

ancho dosel de los

corojos.

Historias de otros siglos hechiceras

Que sorprend en la margen del Caonao, Del lmpido Bayamo en las riberas Y en las puras corrientes de Arimao.
All en pobres y rsticos catt^yes Tranquilos habitaron los behiqies,

CUBA

289
contra
la

En

otros

ingenios

la

aversin

madre

patria,

cl

gusto difundido por


viles alardes

la

educacin extranjera, se tradujeron en serla

de imitacin de

moderna poesa

francesa, en la cual

tampoco

se eligieron
al

siempre los modelos de gusto ms exquisito.


arte castellano, en
la

En

vez de traer

lengua de Heredia y de
del suelo

D. Andrs Bello,

las singulares

y prodigiosas hermosuras
lo

tropical, prefirieron repetirnos

por centsima vez, en jerga mestiza

y agabachada,
rs se

lo

que en Pars haban aprendido y


as fu

que desde Pa-

difunde por toda Europa; y

cmo, en son de indepen-

dencia, vinieron perder todo carcter americano

y todo

carcter

espaol, sin ser

tampoco franceses sino de imitacin y contrahechos, porque nadie reniega impunemente de su casta. Hoy quiz
entre todas las literaturas de Amrica,
na.
la

menos espaola

es la cuba-

En

francs se piensa, en francs se siente, en francs se habla,

ni siquiera la

vecindad de los Estados Unidos basta para llevar

los espritus

por otro camino y apartarlos de una supersticin que,


los

aun en algunos de
es lstima grande,
all el

ms

discretos,

toma

visos

de fetichismo.

porque en ninguna parte abundan tanto como


si

ingenio y la facilidad de versificar,


las

bien perdidos

estro-

peados

ms veces por
cambio en

el

compadrazgo

literario

y por

la

carencia

de toda saludable de un
feliz

disciplina.
las

Hoy,

sin

embargo, se notan sntomas

prosistas

crticos doctos
el

ha de esperarse

y comienzan aparecer y de indisputable mrito. De la crtica remedio la anarqua literaria que aflige Cuba.
ideas literarias,

Las vrgenes cubanas,

los caciques,
siboneyes.

Una

familia,

en

fin,

de

De

estos cantos siboneyes hizo una parodia algo chistosa


s

un autor que no

recuerdo, aunque

estos versos suyos:

Me gusta la pina, Me gusta el mamey,


Yo Yo
soy de Bayamo, soy siboney.

Menndez X Pelayo. ^f/j hispano-americana.

IV

SANTO DOMINGO

La

isla

Espaola,

la

Primada de

las Ii'dias, la predilecta

de Coln,
junta-

aqulla quien

el cielo

pareci conceder en dote

la belleza

mente con
en

la

desventura, no puede ocupar sino


del

muy

pocas pginas
la cultura la

la historia literaria
all

Nuevo Mundo.

sin

embargo,
al

intelectual tiene

orgenes remotos, inmediatos


la fortaleza

hecho de

Conquista; puesto que Alcaide de

de Santo Domingo

fu el capitn Gonzalo Fernndez de


de

Oviedo y Valds, cuya vida,

monstruosa actividad

fsica

intelectual, da la medida de lo que

podan y alcanzaban aquellos sublimes aventureros espaoles, colocados entre


ria
el

lmite

de

la

Edad Media y

los

umbrales de

la histo-

moderna. Antiguo servidor del prncipe D. Juan (primognito


los

de

Reyes

Catlicos), del rey de

aples D. Fadrique, y del Dude


la

que de Calabria, fu
la

testigo presencial
la

toma de Granada, de
de
I;

expulsin de los judos, de


la

entrada triunfal de Coln en Bar-

celona, de
las

herida del

Rey

Catlico, de las guerras de Italia,


la

victorias del
lo registr

Gran Capitn, de

cautividad de Francisco

y todo

y puso por
el

escrito.

No

siendo bastante para su


la

curiosidad aventurera

espectculo maravilloso de
al

Europa

del

Renacimiento, volvi los ojos


atraves doce veces
el

Nuevo Mundo

recin descubierto;
litig,

Ocano; conquist, gobern,

pobl,

administr justicia; disput con fray Bartolom de

las Casas; inter-

mando y custodia y gente de armas; sentse como Regidor en los ms antiguos cabildos de Amrica; arrostr valerosamente las ras de
vino en explotaciones metalrgicas; tuvo bajo su
fortalezas
los

gobernantes despticos y de

los

magistrados concusionarios, no

2g2

CAPITULO
el

IV

menos que

pual de los asesinos pagados; fu Veedor de


el

las

fun-

diciones de oro en

Darien; procurador de los intereses de aquella

provincia contra

el

matador de Vasco Nez de Balboa; Gobernacastillo

dor de Cartagena de Indias, Alcaide del

con todo eso, encontr tiempo en

los setenta

de La Espaola; y y nueve aos de su

vida para escribir un libro de caballeras, otro de mstica, otro de

malos versos comentados en prosa, y ms de 20 volmenes de historia,


l,

todos en

folio,

por supuesto, y

casi

todos de cosas vistas por


ellas intervinieron.

que saba por relacin de los que en

Como

escriba sin escrpulos


el

de

estilo,

aparato de erudicin clsica,

y tampoco le embargaba mucho puesto que si hemos de creer su


las

implacable detractor, Fr. Bartolom de

Casas, (.apenas sabia


aqiella len-

qu cosa ira

latn,

aunque poiu algunas autoridades en

gua, que preguntaba

rogaba se las declarasen algunos clrigos

que pasaban de camino por aquella ciuilad de Santo Domingo para


otras partes, poda multiplicar sin esfuerzo
el

nmero prodigioso

de dilogos de sus Batallas y Quincuagenas, de libros de su Historia general

natural de las Indias, Islas y Tierra Firme del

Mar

Ocano, sin poner en ellos

ms

alio ni orden

que

los

que gastaba
el

en su conversacin

familiar. Pero

qu inagotable tesoro

de sus

recuerdos! Cunto haba vivido, v qu ojos tan abiertos para verlo

y escudriarlo
recordarlo!

todo,

No hay

entre los primitivos libros sobre


el

y qu memoria tan monstruosa y tenaz para Amrica ninsuyo. Por lo

guno tan interesante como


por

mismo que Oviedo

dista

tanto de ser un historiador clsico, ni siquiera un verdadero escritor; ni

lo

mismo que acumula todo gnero de

detalles sin eleccin

discernimiento, con afn muchas veces nimio y pueril, resulta

inapreciable colector de memorias, que otro varn de

ms

letras

ms severo gusto hubiera dejado


de
la futura ciencia histrica,

perderse, no sin grave detrimento

que de todo saca partido, y muchas


la

veces encuentra en lo pequeo


la

revelacin de lo grande

(l).

En.

parte de Historia natural, que es

muy

considerable en su

com-

(i)

Vase

el

tratado de D. Jos

Amador de

los

Ros sobre

la

Vida y

eseri-

os de Oviedo, al

frente de su Hisiora de las Indias, publicada por la

Real

Academia de

la

Historia en 1S51 (cuatro volmenes).

SANTO DOMINGO
pilacin, fu ventaja para

293

Oviedo

el

ser extrao la Fsica oficial

escolstica,

de su tiempo, tan apartada todava de la realidad, tan formalista y tan supersticiosamente apegada al texto de los antiguos, aun en

muchos de

los

que mas se preciaban de innovadores.


leer Plinio
si

Poco importaba que tuviese que


poder
leerle

en toscano, por no

en su nativa lengua,

entregado los solos recursos

aunque

de su observacin espontnea y precientfica, lograba, como logr, fuese de un modo enteramente emprico, describir el pri-

mero

la

fauna y

la flora
la

fundar,

como

fund,

de regiones nunca imaginadas por Plinio, y Historia natural de Amrica, con descrip-

ciones que no son las de un naturalista, pero que los naturalistas

reconocen como

muy

exactas.
s

No

fu

Oviedo poeta, pero

abundante y desdichado

versifica-

dor. El indigesto frrago que lleva por ttulo


los generosos c Ilustres no

Las Quincuagenas de

menos famosos

reyes, principes., duques,

marqueses y condes cavalleros personas notables de Espaa (obra

que por ningn concepto ha de confundirse con


soro de
las

el

inestimable tedividi-

Batallas

Quincuagenas del mismo autor), est


folio,
la Isla

do en

tres partes

volmenes en
de

que

el

autor acab de escriel

bir de su

mano en

la fortaleza

Espaola,
1556;
la isla.

domingo

I.

de
la

Pascua de Pentecosts, 25 de

Mayo de

fu, sin

duda,

primera obra de ingenio compuesta en

Cada parte quin-

cuagena comprende cincuenta estarnas, y cada estanza cincuenta


versos,

acompaados de

difusos comentarios en prosa.


la

Los versos que, fuera de

medida, apenas merecen

tal

nombre,

son todos de arte menor, y contienen sentencias y avisos morales

modo de
D.

proverbios,

como

fueron luego los de Alonso de Batres y

Cristbal Prez de Herrera,

Sem Tob y

el

y antes y con ms poesa los del rab Marqus de Santillana. Vase una muestra de esta

poesa ^/w/cZ del buen castellano de Santo

Domingo

(l).

I )

Las Quincuagenas de

a nobleza de

Espaa por

el capitn

Gonzalo Fer-

nndez de Oviedo y

Valde's, alcayde

de la fortaleza de Santo Domingo; publicadas

por la Real Academia de

la Historia, bajo la direccin del

acadmico de nmero

D.

Vicente de la fuente,

tomo

i,

^adrd,

M.

Tello, 1880.

Vase sobre esta publicacin, que no ha continuado, un artculo de Morel-Fatio en la Revue Hisloriqu,

tomo

xxi, pgs. 179-190.

294

CAPITULO

IV

No procures la possada De la huspeda risuea,


Ni te
fes

de

la

duea

Que

vieres arrebolada.

Ni quieras tener contienda Ni letigio con mujeres,


Ni les hagas desplaceres

los

que son

religiosos.

Con

los

que son mentirosos

No

quieras conversacin,

Ni tengas altercacin

Con

el

que vieres porfiado:


etc.

El que est escarmentado

Gurdesse de tropezar,

Estas coplas sirven de pretexto para una serie de empalagosas


disertaciones en prosa,
res

donde en medio de un sinnmero de lugade


los clsicos

comunes y de

citas

y de

los

Santos Padres, se

encuentran bastantes indicaciones de historia y de costumbres, que


bastan para justificar
la

publicacin ntegra del mamotreto,


las

aunque

no

el

que

se le

haya dado preferencia sobre

Batallas del

mismo
los

autor, sin las cuales es imposible conocer fondo la

Espaa de

Reyes

Catlicos.
historia del descubrimiento

La

y conquista de
pero

el

la Isla

Espaola

no dio asunto ningn poema

particular,

infatigable versi-

ficador Juan de Castellanos, la consign

muy

la

larga en sus cin-

co primeras Elegas., relativas Cristbal Coln, y su hijo D. Diego,


el

segundo Almirante.
la

La prosperidad y
cin de la

importancia de Santo Domingo, dentro de

nuestro imperio colonial, dur


isla

muy

poco, comenzando

la

despobla-

medida que los lmites de este imperio iban dila-

tndose por
los

el

mar de

las Antillas

y por Costa Firme, y luego por


la

inmensos
la

territorios

de Mxico y del Per. Cada da ms abanimportancia eclesistica de


la

donada

Espaola, que a pesar de

su Sede metropolitana y del extenso territorio que se extenda


jurisdiccin de su Audiencia, se consideraba
to de escala para

meramente como pun-

mas opulentas

regiones, se vio expuesta desde

fines del siglo xvi las

depredaciones de los corsarios ingleses, tran-

SANTO DOMINGO

295

ceses y holandeses, y las pirateras de los bucaneros^ llegando en


la

siguiente centuria

tal

punto de ruina, que en 1737


quedaban, en

la

poblacin

espaola escasamente llegaba a 6.000 habitantes.

Como
da con

restos

de su cultura antigua

le

el

convento

de Predicadores, una Universidad


los

casi desierta,

aunque condecoracuyo
oriIII

pomposos nombres de hnperial y


los

Pontificia.,

gen

se

remontaba

tiempos de Carlos
la

del

Papa Paulo
la

(1538),

y que

sirvi

de modelo para

organizacin de

de

la

Habana; y un colegio estudio de

jesutas, bien
la

dotado

al

parecer,

cuyas rentas se aplicaron, despus de


a, al

expulsin de
la

la

Compala

Colegio de San Fernando, que dur hasta


la isla

cesin de

parte

espaola de

a Francia en 1795-

En
que
isla

este largo perodo

de

tres siglos,

especialmente en

el xvi,

en
la

la

ruina de la colonia no se haba

consumado an, no dej


de
las

de ser honrada alguna vez por


la

los favores

musas, y tuvo

desde luego
tisa

honra de que en su suelo

floreciese la

primera poe-

de que hay noticia en


la noticia

la historia literaria

de Amrica. Debeal

mos

de

ella

el

conocimiento de algunos de sus versos


la

inestimable manuscrito de

Silva de Poesa., compuesta por Euge-

nio de Salazar, vecino y natural de Madrid.,


tra

que se guarda en nues-

y que ya tuvimos ocasin de mencionar tratando de Mjico. Salazar, que fu nombrado en ig de Julio
la Historia,

Academia de

de 1573 Oidor de Santo Domingo, donde permaneci hasta 1580,


en que ascendi Fiscal de
la

Audiencia de Guatemala, nos ha

dejado en sus versos muchos y agradables recuerdos de su estancia

en

la isla.

En

loor de a

muy

leal^

noble

lustrosa gente de la

ciudad de Santo Dominoo compuso un Canto.

en un soneto nos

dej memoria del triste caso de un astrlogo dominicano llamado

Castao que echaba juicios y responda muchos sobre sucesos


futuros: ste quiso pasar la isla de

Cuba en un navio cargado

de mercaderas suyas, y en

el

viaje

encontr un corsario trances

que
la

le

tom

al

navio y lo que llevaba. Otras ancdotas de

vida de la colonia dan ocasin a composiciones de Salazar; pero

lo

que ms importa nuestro objeto es


la isla,

la

mencin de

tres poetas

de

de dos de

los cuales intercala algunos versos entre los sula

yos.

De

Francisco Tostado de

Pea, vecino de la ciudad de Santo

296

CAPTULO
trae

IV

Domingo de La Espaola,
pena de ser
transcrito,

un soneto tan malo que no vale


le

la

aunque Salazar

llame en

la

contestacin

heroico ingenio del sutil Tostado-i>.

la ilustre poeta y Sra. D." El-

vira de Mendoza, nacida en la ciudad de Santo Domingo, dirige

un soneto encomistico, pero no nos da ninguna muestra de su numen. En cambio nos hace conocer
niosa poeta y
varias composiciones

de la inge-

muy

religiosa observante D."

Leonor de Ovando, profesa


quien se declara

en

el

Monasterio de Regina de

La Espaola, de

muy
Na-

devoto y servidor,

quien dedica cinco sonetos en fiestas de

vidad, Pascua de Reyes, Pascua de Resurreccin, Pascua de Pente-

costs
tantos,

da de

San Juan

Bautista, contestndole la

monja con otros


los

no menos devotos que corteses, y veces por

mismos
curio-

consonantes que los del Oidor.

En

nota los insertamos

como

sidad bibliogrfica, juntamente con unos versos sueltos de la


seora, que aun llenos de asonancias,

misma

como

era general costumbre

en

el siglo

xvi y lo es todava entre los italianos, no


la

me

parecen

despreciables, y siquiera por lo raro del metro en

pluma de una

monja, deben conservarse

(l

).

(i)

Doa Leonor de Ovando,

profesa en

el

Monasterio de Regina de La

Espaola:

EN RESPUESTA A UNO DE EUGENIO DE SALAZAR


El nio Dios, la Virgen y parida, El parto virginal, el Padre eterno, El portalico pobre, y el invierno Con que tiembla el auctor de nuestra vida,
Sienta (seor) vuestra alma y advertida

Del

fin de aqueste don y bien superno. Absorta est en aquel, cuyo gobierno La tenga con su gracia guarnecida. Las Pascuas os d Dios, qua! me las distes Con los divinos versos de essa mano; Los quales me pusieron tal consuelo, Que son alegres ya mis ojos tristes, Y meditando bien tan soberano, El alma se levanta para el cielo.

DE LA MISMA SEORA AL MISMO EN LA PASCUA DE REYES


Buena Pascua de Reyes y buen
(Ilustre

da

seor mo) tengis ste,

SANTO DOMINGO

297

Otro poeta

muy

superior Eugenio de Salazar; uno de los genios


la literatura

ms

indiscutibles

de que

espaola puede gloriarse, honr


siglo xvii,

con su aunque

visita la isla
tal visita

de Santo Domingo, principios del

haya sido generalmente ignorada por

los historia-

dores dominicanos, y por sus propios bigrafos. Fu ste nada me-

Adonde

la

clemencia sacra os preste

Salud, vida, contento y alegra.

Del Nio y de

Tan bien

los Magos y Mara sepis sentir, que slo os cueste


el espritu celeste,

Querer que sea

de la alta meloda. Albricias de la buena nueva os pido, Aguinaldo llamado comnmente, Que es hoy Dios conoscido y adorado
assi gocis

De la gentilidad. Pues le ha offrescido En parias os Reyes del Oriente:

Y su
DE LA
MISM.\

poder ante

l est

postrado.

SEORA AL MISMO ES RESPUESTA DE UNO SUVO

El buen pastor Domingo, pregonero De nuestro bien y gloria rescbido. Aquesta vuestra sierva le ha tenido

En ms que

muy

ilustre cavallero:

S que le h7,o Dios para tercero Del abreviado plazo y bien cumplido, Que el cuerpo y alma estuvo dividido. Del manso y divinissimo cordero.
El salto y zapateta fu bien dado.

Pues con la mcsma espada de Golas, Nuestro David le corta la cabeza:

Domingo

desto est regocijado,


llevar la

Y haze

deste bien las alegras.

Mas yo me

mejor

pieza.

DE LA MIS.MA SEORA AL MISMO ES RESPUESTA DE OTRO SUYO


Pecho que
tal

concepto ha producido,

La lengua que lo ha manifestado, La mano que escribi, me han declarado Que el dedo divinal os ha movido. {Cmo pudiera un hombre no encendido

En

el divino fuego, ni

abrasado.

Hacer aquel soneto celebrado Digno de ser en almas esculpido? Al tiempo que lo vi, qued admirada, Pensando si era cosa por ventura

En el sacro coUegio fabricada: La pura sanctidad all encerrada. El emphasis, primor de la scriptura. Me hizo pensar cosa no pensada.

2g8

CAPTULO IV
el

nos que

gran Tirso de Molina, Fr. Gabriel Tllez, que estuvo

all

como
ra, si

visitador de los conventos de su Orden, segn l propio decla-

bien con palabras de acendrada modestia, en su Historia in-

dita de la
libro

Orden de

la

Merced (MS. de

la

Academia de
ms

la Historia),

que contiene, aunque

escasos, los

positivos datos acerca

DE LA MISMA SEORA AL MISMO EN RESPUESTA DE OTRO SUYO SOBRE LA COMPETENCIA ENTRE LAS MONJAS BAUTISTAS Y EVANGELISTAS

No

sigo el estandarte del Baptista;

Que del amado tengo el apellido; Llevme tras su vuelo muy sabido
El guila caudal Evangelista.

Mirlo ya con

muy

despierta vista

Dende que tuve

racional sentido;

puesto que

el

propheta es tan subido,


al coronista.

Mi alma quiso ms

No

quiero yo altercar sobre su estado,

Pues s que fueron ambos claro espejo, Y de la perfeccin rico dechado: Tomo con humildad vuestro consejo

quiero destos fuertes capitanes Ser (como me mandysl de entrambos Joanes.

VERSOS SUELTOS
DE LA MISMA SEORA AL MISMO
Qual suelen las tinieblas desterrarse Al descender de Phebo ac en la tierra,

Que vemos

aclarar el aire obscuro,

mediante su luz pueden los ojos Representar al alma algn contento, Con lo que pueda dar deleyte alguno:
Assi
le

acontesci

al

nima ma

Con la merced de aquel illustre mano. Que esclareci el caliginoso pecho, Con que pude gozar de bien tan alto, Con que pude leer aquellos versos
Dignos de tan capaz entendimiento, Qual el que produci tales conceptos. La obra vuestra fu; ms el moveros consolar un alma tan panada, De aquella mano vino, que no suele Dar la nieve, sin segunda lana; Y' nunca da trabajo, que no ponga Segn la enfermedad la medicina. Assi que equivalente fu el consuelo Al dolor, que mi alma padesca Del ausencia de prendas tan amadas. Seys son las que se van, yo sola quedo; El alma lastimada de partidas.

SANTO DOMINGO

299
la

de SU persona

(l).

Hay

evidente error en

fecha de su vuelta y de

su paso por Sevilla, consignada en un apunte de Fr. Pedro de San


Cecilio,

natural de Granada,

y Comendador de

la

Merced, en su

Partida de dolor, porque partida


Parti, y cort el contento de

mi vida, Cuando con gran contento la gozaba; divina Providencia, Mas aquella Que sabe lo que al alma le conviene,

Me

va quitando toda el alegra, Para que sepys que es tan zeloso, Que no quiere que quiera cosa alguna Aquel divino esposo de mi alma, Sino que sola l slo sirva y quiera, Que solo padesci por darme vida; Y s que por m sola padesciera Y m sola me hubiera redimido. Si sola en este mundo me criara. La esposa dice: sola yo mi amado. Mi amado m. Que no quiero ms gente. Y llorar por hermanos quien es monja, Sabiendo que de sola se apellida; No quiero yo llorar, ms suplicaros

Por sola me veays,

si

soys servido;

Que me
(i)

edificarys

con escucharos.
la isla

La Real Audiencia (que reside en


al

que llaman

la

ciudad de Santo Domingo) escribi

Supremo Consejo de

las Indias

Espaola y prove-

yese de Religiosos nuestros, ejemplares y doctos, para reformar los Monasterios

que que

la

que en aquella Provincia necesitaban de letras y observancia. Lo cierto pobreza summa de aquellas partes descaminaba los nuestros para
de sus Prelados se pasasen
los

sin licencia

que eran importantes otras


la

ms acomodadas, y que quedando

solos los intiles, padeca la Religin algn

descrdito. Los extremos siempre desbaratan las leyes y virtudes: el de

mucha abundancia descamina

no pocos del en

Per...

el

de

la falta

de lo pre-

ciso para la vida desbarat agora

esta isla lo poltico y lo religioso,

no

slo de los nuestros, pero aun los de las otras

Ordenes
el

>Era tan poca


cabeza de
firseles si
la

la

suficiencia

de

los

que vivan en
la

Monasterio nuestro

Provincia y frecuentado de
el

ciudad Metrpoli, que no poda


la

no era cual cual

ministerio de

Penitencia, y la devocin

con que se veneraba nuestra


las

Iglesia

no solo en

la

ciudad y

isla

pero en todas

comarcanas y aquella inmensidad de mares, por la milagrosa imagen de Nuestra Redentora, que con ttulo de las Mercedes pocos son tan infelices

que no
ron
la

ias

Chancillera y los dos Cabildos de

hayan recibido de su mano, que lastimados de esta falta escribiela Catedral y Ayuntamiento al Real
los

Consejo (como he dicho) para que se remediase.


sDise este aviso de parte de

Oidores supremos nuestro General

300
Ribera, y
l

CAPITULO

IV

puso los ojos en el padre Lector (despus fu Presentado) fray


lea

Juan Gmez que actualmente


para estas ocurrencias

en nuestro Colegio de Alcal de Henares,

En
total

efecto el referido y otros cinco, quien se les debe la restauracin


la

de aquellos Monasterios, pasaron


asi

dicha

isla,

costa de la Real
lo colegiado

Hacienda, y fueron recebidos

de

la

Chancillera

como de todo

de aquella ciudad noble con


te

el

aplauso y gozo imaginable, viendo ya en par-

cumplidos sus deseos. Eran


los

Soria, fray

que llevaba el dicho fray Juan Gmez los padres fr. Diego de Hernando de Canales, fr. Juan Lpez, Fray Juan Gutirrez y Fr. Gabriel Tellez que escribe esta segunda parte y el que menos hizo y vali menos, porque los cuatro compaeros suyos y el Prelado, desde que pusieron los pies en el Convento dicho, de tal suerte restauraron prdidas y enmendaron descuidos, que predicando, leyendo, amonestando infatigablemente, se
transform por ellos no slo aquella casa, pero
las

dems de su obediencia
sabios,

en comunidad de ejemplarisimos varones, en escuela de Religiosos

en

comercio de espirituales intereses y en un retrato del Paraso. Asentronse


estudios que hoy da lucen con lucimiento estrao de sus naturales, sin necesitar

ya de Lectores extrangeros, porque aquel clima influye ingenios capa-

csimos puesto que perezosos.

en

fin los

que antes

los

haban lstima, des-

pus

la

convirtieron en envidia, de manera que no fueron las persecuciones


la

pocas (siendo yo testigo) que se padecieron por algunos de


religin
(a),

ms aplaudida

que no quisieran fueran nuestras mejoras tantas. Especialmente se introdujo en aquella ciudad y isla la devocin de la limpieza preservada

de

la

ios habitadores

Concepcin Pursima de nuestra Madre y Reina, cosa de aquel pedazo de mundo descubierto^.

casi incgnita en

(Historia general de la Merced,

tomo 2,
la

fol.

240 vto. y

ss.)

Public este

pasaje in integrum D. Emilio Colarelo en el Discurso preliminar de su edicin

de

las

Comedias de Tirso de Molina (en

Nueva

Biblioteca de

AA. Espaoles,

pginas xvni y xix).


Tirso estaba ya en
la isla

Espaola en 8 de Septiembre de 1615, puesto

que en su

libro Deleitar aprovechando (Madrid, 1635, fols. 183 y 187 vto.) da


la

razn de una justa literaria que en aquella fecha se celebr en honra de

venerada imagen del convento de


el crdito

la

Merced, ^autorizndola solemnidad con

de

los ingenios

de aquel nuevo orbe. El mismo Tellez concurri


libro,

este

certamen con varias poesas que copia en su referido


lo rstico,

y son dos

canciones, tres glosas, dos romances


eitancias de quince versos,

que se

llev el

y una cancin real en cinco premio por todos los votos.


isla,

principios del ao 1617 continuaba todava en la

puesto que da

detalles minuciosos del horrible terremoto

que dio en

tierra con lo

ms

(a) Acaso maculada parece que

alude los Dominicos, y lo que luego apunta sobre la devocin la Inlo confirma.

SANTO DOMINGO
libro

30 I

indito

de Patriarcas

Arzobispos
la

Obispos mercenarios,
(

existente en la Biblioteca de
noc
al

Universidad Hispalense
Sevilla,

):

Code

Padre Presentado Tllez en

cuando vino de la
l

provincia de Santo Domingo,

y camin con

hasta la

villa

Fuentes, donde yo era actual


estancia de Tirso en la
isla,

Comendador
lo

el

ao de 1625. La

que dur por

menos dos anos, debe


la crtica

colocarse entre 1615 y 1617, segn! as investigaciones de

ms

reciente.
noticia literaria
la

La primera

que en

las historias

de Santo Domingo

encontramos, es

de un poeta llamado D. Francisco Morillas, que

por los aos de 1691 compuso una glosa con motivo del triunfo
obtenido en
la

Sabana Real de

la

Limonada,

el
al

21 de Enero de
valor del capitn
los

dicho ao, sobre las tropas francesas, merced

Antonio Miniel y de sus lanceros. De esta glosa se recuerdan


dos versos siguientes:

Que

para sus once mil

Sobran nuestros cuatrocientos

Las vicisitudes polticas y cambios de dominio por que atraves


la isla

durante

el siglo xviii,

y especialmente en

el

perodo de

la

re-

volucin negra de Hait, dieron lugar varias improvisaciones de


circunstancias, entre ellas la siguiente quintilla del presbtero

don

Juan Vzquez, cura de Santiago de

los Caballeros:

fuerte y vistoso de sus fbricas, durando esta desdicha

ms de cuarenta

das

con mortales temblores de


Fr. Juan

la

tierra tres
llevo
la

Gmez,
la

v los

compaeros que

y cuatro veces en cada uno. consigo, asistieron at solemne voto


hi-

que

el Cabildo, Justicia

y Regidores, y

Real Audiencia de Sto. Domingo

cieron

Virgen de

la

Merced, reconocindola por nica patrona de


fol.

la isla

(Historia general de la Merced,

461 vto. y 55).

En Junio de

1618 asisti el P. Teliez, con ttulo de Definidor general de la


al

provincia de Sto. Domingo,


cin de nuevo General.

captulo de Guadalajara en que se hizo la elec-

Todos
Cotarelo.
(1)

estos datos han sido publicados y concordados por el referido seor

Comunic

esta noticia D.
la

Hartzenbusch, que

public en

el

Juan Coln y Coln D. Juan Eugenio tomo u de su Teatro escogido de Fr. Ga2.

briel Tllez, Madrid, Yenes, 1839, pg.

302

CAPITULO

IV
nac,

Ayer espaol

A la tarde fui francs, A la noche etiope fui,


Hoy dicen que soy ingls; No s qu ser de m.
Esta quintilla pareci horriblemente proftica, cuando
cerdote muri
el infeliz

sa-

quemado

vivo dentro del coro de su iglesia por las br-

baras hordas de negros, que acaudilladas por Cristbal, teniente de


Dessalines, pasaron cuchillo los habitantes de aquella poblacin.

Ante
en

tales horrores, el

sentimiento de raza pareci recrudecerse.


la

El acto odioso impoltico de


isla
el

cesin de

la

parte espaola de

la

tratado de Basilea, haba sido llorado con lgrimas de inovillejos,

dignacin por un coplero annimo, autor de unos


malos, pero

muy
s la

muy

patriticos,

que

titul

Lamentos de

la isla

Espao-

la de Santo Domingo.

No hay que

buscar en ellos poesa, pero


leal
( I ).

expresin de un sentimiento espaol sincero y


(i) Vanse, como curiosidad, algunas mismo tiempo simptica composicin:

estrofas

de

esta ridicula,

pero

al

(Cundo pens ver mi grey


Sin rey?

Cundo mi

leal y fiel porte


?

Sin norte
Sin Dios.'

V cundo ;oh pen3./roz!


Lloro yo mi suerte aroz, Pues que veo en un instante A la que era tan amante
Sin rey, sin norte y sin Dios. Nunca consent en mis ejes
Herejes;

Siempre persegu con bros


Judos;

Fuerte venc muchas


Franceses:

vices

Bebo

del cliz las heces

De

la

ms amarga

hil,
infiel,

Pues

me van

hacer

Herejes, yiios, franceses.

La primera en
Fe

Indias que

Tuve; y con igual piivanza Esperanza En mi Dios, y en realidad


Caridad;

Y ahora, Igualdad,

Libertad,

SANTO DOMINGO

303

En

los ltimos

tiempos de
el

la

colonia abundaba en Santo


trivial

Dovisto

mingo, como en Cuba,


burlesca

gnero

rastrero

de

la

dcima

y de

la ensaladilla

6 pasqun

satrico,

de que hemos

algunas muestras, conservadas por tradicin de los ancianos, y destituidas

de todo valor que no sea

el

meramente

local,

y aun ste

para los contemporneos que pudieron penetrar


este gnero obtuvo

las alusiones.

En

mucha popularidad un

negro, repentista
si

fcil

ingenioso, llamado el

Meso Mnica, no sabemos

por nombre 6

por apodo.

Me

Fraternidad profana, dan por la soberana

Fe, Esperanza y Caridad.

Sabe bien mi desconsuelo


El cielo;

Mis lgrimas van inundar


El mar;

Mis crueles penas encierra

La

cierra;

En
La

tan despiadada guerra, Slo por consejo sigo

obediencia, y
el

me

es testigo

El cielo,

mar y la tierra. Yo venc ms de una vez

Al ingls; Llev de mis manos tanda Holanda;

Nunca

rindi

mi constancia

Francia.

me doy, en mi rancia Obediencia al soberano. Spalo asi el africano. El ingls, Holanda y Francia.
Si ahora

Nadie podr murmurarlos,


Carlos,

Mis suspiros, que constante

Amante

Te

soy,

con gigante amor,

Seor; ahora con mortal dolor.

Que me cedes 3\franees, Te digo: adis! de una vez, Carlos, mi amante y seor.
(Inserta por apndice al fin

de

la

erudita Resea Histdiico-Crtica de la

poesa en Santo Domingo, redactada por la Comisin


Isla,

de

literatos

de aquella

que en nota posterior haremos referencia.)

304

CAPITULO
este

IV

La nica composicin de
vantar algo ms
el

tiempo en que su autor quiso

le-

tono inspirarse en ms digno argumento, es


fra

la

cancin, bastante correcta en algunas estancias, pero

y prosaica
la victoria

en

el total,

con que D. Jos Nez de Cceres celebr

de Palo Hincado, obtenida contra setecientos veteranos franceses,


en 7 de Noviembre de 1808, por
los

dominicanos que, desfieles

pecho del tratado de


espaola:

Rasilea,

permanecan

la bandera

Si palaciega

mano,
Basilea,

de grado por fuerza en


la

Firm

esclavitud de

La Espaola.

Hoy

el

empeo vano
la

Se deshizo, ganada

pelea

De estos guerreros por la fuerza sola: Que el ulico servil todo estipula,

nunca

el

patriotismo capitula.

Los que pueblos oprimen


Perpeten su fama ensangrentada

En columnas

y en alto capitolio;

Para los que redimen


El suelo patrio de opresin forzada,

Hay ms

estable y apreciado solio,


el

Erigido en

pecho y por

las

manos

De

sus reconocidos ciudadanos.

Este relmpago de poesa fu tan efmero

como

la

misma

victoria

que celebraba. Es cierto qne no


cesa;

lleg arraigar la
la

dominacin fran-

pero separada Santo Domingo de


ello

metrpoli, en 1821, sin


la isla

que nadie se enterara de


totalmente perdida haca

en Espaa, donde se daba


bajo

por

mucho tiempo, cay

la feroz

domina-

cin de los negros de Hait, que durante veintids aos la secues-

traron de
llas

la civilizacin

europea, intentaron borrar todas


el

las

hue-

de su pasado, hasta

punto de prohibir

el

uso

oficial

de

la

lengua castellana. Las principales familias de

la isla

emigraron

Cuba, Puerto Rico y Venezuela. Dominicano de origen, aunque


nacido en Maracaibo, era
el

docto y castizo D.
los

Domingo

del ^lonte;

de Santo Domingo procedan

hermanos Fox, aunque nacido

SANTO DOMINGO

305

uno de

ellos

en Puerto Rico (l). Los dominicanos quieren reivinele

dicar alguna parte

la gloria

de Heredia por haber sido sus pa-

dres de aquella

Cuba,

as

y casi eventual el nacimiento del poeta en como por haber hecho ste sus primeros estudios en la
isla,

imperial

pontificia Universidad

de Santo Toms de Aquino,


(2).

la

cual basta el

nombre de

tal hijo

para ser ilustre

Figura sin razn en

las

colecciones de poetas cubanos un amigo

y ferviente panegirista de Heredia, D. Francisco Muoz del Monte,


nacido en Santiago de los Caballeros, y no en Santiago de Cuba,

como han dicho algunos de


patria

sus bigrafos. El

mismo

declara su

en estos versos de su composicin

Mi

cumpleaos^ escritos

en 1837: Tambin entonces


Fatal discordia en mi pas arda,

lii

sangre francesa y
los

la

espaola

Empapaban

campos encontrados

De De
La

la

aurfera Hait, do el africano

tez tostada, libertad gritando,

libertad buscaba envuelto en sangre.

Luego forzada emigracin la suerte Mi vida encaden. No ms un lustro


Pasado por m haba,

Y Y

ya era fuerza abandonar


la

la

patria

ribera en
el

que

el

sonoro Yaque

Revuelve

oro de su azul arena;


al

eterno adis diciendo

suelo haitiano

(i)

Fu

ste D. Narciso Fox, de quien hablaremos despus.

Su hermano
una comedia

D. Francisco Javier Fox, dominicano de nacimiento, fu de los primeros

que hicieron ensayos dramticos en Cuba, dando


Ellos son, y dos dramas,

las tablas

El Templario y D. Pedro de

Castilla,

representados

con xito ruidoso, pero efmero, en 1838 y 1840. El estado de la colonia era tal que no existi imprenta hasta 1S21. (2)
El nico impreso que de aquel ao cita Medina en sus Notas bibliogrficas
referentes

las primeras producciones de la

Imprenta en algunas ciudades de la


\^

Amrica Espaola (Santiago de Chile, 1904)63


del Pueblo Dominicano,
folleto

Declaratoria de independencia

de

siete pginas,
la

estampado en

la

Imprenta

de

la

Presidencia del Estado independiente de

parte espaola de Hayt

cargo de Jos M.^ Gonzlez (Archivo de Indias).


Meskndez t Pelato Pf/a hispano-anuruana.
I.

3'

6 Librado
la

CAPTULO
discordia,
al

IV

fuego, al hierro.

Del patrio hogar

partir, y

en

el

cubano

Nueva suerte buscar en


Fu, no obstante, y
Antilla,
l

el destierro.

se proclama, hijo adoptivo

de

la

grande
lo cual

y ciudadano espaol por consiguiente; en virtud de

fu electo diputado Cortes en 1836,

aunque

ni l ni los

dems

Diputados de Ultramar llegaron tomar asiento en aquel Congreso


por un torpe y funesto error del antiguo partido progresista. Des-

de 1848 Muoz del Monte, tenido por sospechoso en Cuba, tuvo

que

fijar

su residencia en Madrid,

donde permaneci entregado


acaecida en
1

tareas
jurista

literarias,

hasta su muerte,

868.

Fu mejor

que poeta, y dej fama de notable abogado; pero aqu slo podemos juzgarle por sus versos, compuestos la mayor parte desde 1837 a 1847, y reunidos por un
hijo
1

suyo en coleccin postuma,

que vio

la luz piiblica

en Madrid en
literaria,
(

880, llevando por apndice

dos discursos de materia

pronunciados por Muoz del


).

Monte en
prosa,

el

Liceo de

la

Habana
el

Su primera educacin haba

sido clsica,

ella debi
la

que recuerda algo

buen sabor de sus versos y de su de su primo D. Domingo del Monte,


literaria

quien era

muy

inferior,

no obstante, en erudicin

manejo de nuestros
inspiracin
la libertad

clsicos.

Como

poeta, en cambio, tiene

y en ms

y ms nervio que D. Domingo, y aunque propende


romntica, y cambia con frecuencia de metros en una
,

misma composicin
pulcritud, ya

se

deja arrastrar por

la

corriente de la
la

amplificacin desordenada, permanece clsico por

correccin

y y

que no por

la

sobriedad del

estilo;

y hasta por

cierto

aparato retrico en que se traslucen

los

hbitos de colegio

(i)

Poesas de D. francisco

Muoz

del Alante.

Madrid^ imp. y fund. de

M.

Tello, 1880.

Naci Muoz en 1800, y muri en 186S, como queda dicho.


redactado en Santiago de Cuba
tica
vista

En

1821 haba

La Minerva,

peridico de legislacin, pol-

y literatura, de los mejores de entonces.

En Madrid

colabor en

la la

Reelo-

Espaola de Ambos Mundos y en


^

La

Amrica.

Su discurso sobre

cuencia del foro, su ditirambo

Dios

es lo Bello Absoluto^, su artculo

sobre

El

Orgullo Literario y otros rasgos de su pluma muestran la elevacin de

sus ideas crticas.

SANTO DOMINGO
de foro, juntamente

307

con

los

de atildado y ceremonioso hombre

de mundo, como
citarse

l era, al

decir de los que le conocieron.


las tres

Deben

con particular elogio

composiciones tituladas

la

Condesa de

Cuba en

la

muerte de su padre.

El Verano
en
la

en la
primi_

tiva

Haiana, y A Amrica
Gutirrez.

la muerte de Heredia, incluida esta ltima


Potica.,

con grande elogio de su colector D. Juan

M.

En
1

tanto que

Muoz

del

Monte y

otros dominicanos honraban

nombre de
en
la salvaje

su patria en regiones que polticamente eran ya exla isla

tranjeras,

amenazaba extinguirse toda cultura bajo


tal la

el

peso

de

dominacin galo-etipica. Pero es


raza,

fuerza de re-

sistencia

que posee nuestra

que aun en

las

condiciones ms

ominosas da muestras de su ingnita nobleza, y tarde temprano


vuelve afirmar su nativa independencia y su propio

peculiar

carcter. Tras veintids aos de tirana los haitianos fueron arrojados

del territorio,

y D. Juan Pablo Duarte fund en

844

la

Repblica

dominicana. Duarte (que haba recibido su educacin en Espaa),


antes de ser
el

salvador y reconquistador de su pueblo, fu maestro


ni

de sus conciudadanos. Cuando no haba escuelas

bibliotecas, ni

medio alguno de

cultura, l haca venir

anualmente de Barcelona

colecciones de libros que reparta entre sus amigos, y dedicndose

privada y gratuitamente

la

la

enseanza de
tiro,

las

matemticas,
silencio

al

mismo tiempo que

la

de

esgrima y

educaba en

una

generacin que haba de reconquistar virilmente en los campos de


batalla la independencia

de su

patria.
(l).

Duarte hizo versos alguna vez, aunque no presuma de poeta

pero

el

ms fecundo y afamado

versificador de este tiempo fu

un

maestro de escuela, D. ^Manuel Mara Valencia (2), que, andando el tiempo, lleg ser director del Liceo Nacional de Santo Do-

mingo, Ministro de

Justicia Instruccin Pblica,


fcil

clrigo

en sus
vena,

ltimos aos, despus que enviud. Dotado de

y prosaica
el

grande improvisador de dcimas chistosas inocentes por

gusto

(i)

Unas redondillas suyas se insertan en


Naci en 1818: muri en 1870.

la

Resea Histrico-

Critica,

ya

citada.
(2)

308
del siglo xviii,

CAPTULO

IV

cambi de rumbo ms adelante hacindose poeta

sentimental, romntico

y quejumbroso. Los

infortunios de

que se

quejaba eran reales, pero ni


para su expresin,

la naturaleza ni el arte le

ayudaban
se echa

result palabrero

y adocenado, como
el templo.

de ver en sus composiciones, Una noche en


de

En

la

muerte

mi padre. La vspera

del suicidio, escritas

adems con notable

incorreccin gramatical y aun mtrica.


El ciego improvisador D. Manuel Fernndez; un joven capitn

venezolano,

al servicio

de

la repblica,
el

D. Juan Jos

Illas,

autor de

una menos que mediana elega sobre


cs, profesor

terremoto de 1842; un fran-

de idiomas, Chevremont Darvigny, que haca confaci-

lidad versos romnticos en su nativa lengua

(Grgorienne)

la

y compuso un poemita muerte del obispo Grgoire; y finalmente, don


que en todo
el el

Manuel

del

Monte, que versific alternativamente en francs y en


perodo de
la

castellano, son los nicos ingenios

do-

minacin haitiana ha podido descubrir


raria

celo de la Comisin litenoticias

de Santo Domingo, que con tan copioso caudal de


primeros aos de

ha

facilitado nuestra tarea.

Los diez y
favorables

siete

la

Repblica, desde

844

1861, fueron de laborioso


al

desarrollo

y dursimo aprendizaje, y poco nada de la amena literatura. Exista una sola imde
la

prenta de carcter

oficial,

cual salan peridicos polticos

otros semiliterarios,

de todos),
del Pueblo.

como El Dominicano (que tu el ms antiguo El Oasis, Las Flores del Osama, El Progreso, El Eco Ms adelante apareci en Santiago de los Caballeros el

Correo de Cibao.

En

la capital se estableci

un
la

teatro,

ron algunas sociedades de aficionados, como

y se fundanombrada de Los
ellos vive

Amantes de
el

las Letras.

Aquella generacin produjo bastantes poetas. De

an

abogado D. Flix Mara del Monte, que con


dramas y una

el

seudnimo de

Delio con su propio nombre, ha publicado muchas composiciones


lricas,

varios

zarzuela,

Osama

(l).

Entre los muertos

hay que

D. Felipe Dvila y Fernndez de Castro; D. Javier ngulo Guridi, periodista que vivi muchos aos en Cuba,
citar al fabulista

(i)

Falleci despus de

la

publicacin de esta obra.

SANTO DOMINGO

3O9

afiliado

en

la secta

masnica, cant

al

Grande Arquitecto del Uni-

verso',

doa Encarnacin Echevarra del Monte, que alguna vez


poesa domstica encontr rasgos ingenuos y fciles, y don

en

la

Nicols Urea y D. Flix Mota, que valen algo ms. El magistrado

Urea, conocido por


introducir
el

el

seudnimo de Nisidas, tuvo

el

mrito de

color local en la poesa dominicana, cantando las cos-

tumbres de

los guajiros

en romances y dcimas, imitacin de


del Monte, Vlez Herrera,

lo

que haban hecho D. Domingo


ejecucin de

Teurbe y

Toln, y otros escritores de costumbres del


la

campo de Cuba; pero


y por todo extremo

tal

propsito resulta

muy

dbil

inferior la

de los poetas cubanos. Hizo tambin pastorelas, que


la

son graciosas imitaciones de

poesa anacrentica del siglo pasado,


liras;

y una oda
la

la

paz del campo, en

dbil

y remota reminiscencia
las

de fray Luis de Len.

Don

Flix Mota, que combati con

armas

anexin Espaa, y fu fusilado con otros veinte compaeros


1

en 4 de Julio de

86 1, era tambin poeta de tendencias

clsicas.

Su

oda La Virgen de Ozama est en sficos y adnicos bastante correctos

y de

efecto agradable.

Tambin termina con

sficos

no mal he-

chos su poesa

La

Vida.

En cambio,

la

otras composiciones suyas,


)'

como El Blasfemo, pertenecen


Milans.

ltima

depravada manera de

La

influencia de los poetas cubanos ha

predominado siempre en
la

Santo Domingo, como era forzoso que sucediese, dada

vecindad

la

superior cultura. As es que la poesa dominicana reproduce,


los

aunque en pequeo,

cambios del gusto en

la

grande Antilla es-

paola, y slo en nuestros das comienza adquirir cierta autonoma.

Lo que pasma

es

que haya podido


el

desarrollarse,

aunque sea en re-

ducida escala, en

estado de continua perturbacin en que ha vi-

vido aquel desdichado pas hasta estos ltimos aos.


revoluciones y tiranas militares sucedi
la

una

serie

de

anexin Espaa, tan


lo

desatentada impoltica de nuestra parte


centuria pasada
el

como

haba sido en
ni

la

abandono de
la

la isla,

que no acertamos

con-

servar ni perder tiempo;


estril,

que unida
la

la del Pacfico,
el
la

anexin una guerra impopular y estuvo punto de hacernos


prestigio

perder en

Amrica espaola
grande acto de

la

confianza que nos

haba dado

el

retirada de

Prim en Veracruz.

310
tras este parntesis

CAPITULO

IV

de cinco aos y de inmensos desaciertos, que


la

fueron

triste

preludio de

insurrecin de Cuba: nuevo abandono

del pas por los espaoles,

y restablecimiento de

la

Repblica Dolas

minicana para
facciones.

ser

de nuevo

consumida y destrozada por

Y,

sin

embargo,

la

musa

castellana

nunca ha dejado de levantar


sido

su voz sobre este hrrido tumulto,

y cada vez han

ms pode-

rosos sus acentos. Para encontrar verdadera poesa en Santo

Do-

mingo hay que


verde,

llegar D. Jos Joaqun Prez, el autor


la

de El junco

de El voto de Anacaona y de

abundantsima y florida Qui's\zs fantasas indgenas, las efusiones

quejana; en quien verdaderamente empiezan


interpoladas con los Ecos del destierro vuelta al hogar; y
la

y con

de

La

egregia poetisa D.^ Salom Urea de Enr-

quez (Herminia), que sostiene con firmeza en sus brazos femeniles


la lira

de Quintana y de Gallego, arrancando de


la patria

ella

robustos sones

en loor de

y de
hijo

la civilizacin,

que no excluyen ms suaves

tonos para cantar deliciosamente

la

llegada del invierno vaticinar


(

sobre

la

cuna de su

primognito

).

Pero ambos poetas viven por fortuna de

las letras (2),

el

plan de

esta coleccin nos obliga con harto sentimiento

no slo prescindir

de sus versos, sino limitarnos esta rpida mencin de sus nom-

y ni aun sta hubiramos hecho no Europa la literatura dominicana (3).


bres;

ser tan desconocida en

De

los

que han

fallecido, todava

reclaman alguna mencin don


poltico,

Manuel Rodrguez Objo (183S-1871), ardiente poeta


(

que

Poesas

ie

Salom Urea de Enriquez, coleccionadas por


la

la

Sociedad

literaria

Amigos del Pas y publicada por

misma con

la cooperacin de varios

mu7iicipios, sociedades

individuos particulares. Santo Domingo, imp. de Garca

hermanos, 1880.
(2) (3)

Fallecieron despus de 1895.

joven dominicano, de slida instruccin y buen gusto, D. PedroEnriquez Urea, dedica en su reciente libro Horas de Estudio (Pars, OUendorf, 1910) algunas pginas

Un

muy

dignas de leerse

la i'ida intelectual de

Santo

Domingo, y

al

estudio de las poesas de D. Jos Joaqun Prez y de D. Gastn

F. Deligne, el

ms notable de

los ingenios

de

la

actual generacin. All se


lmites,

encontrarn muchas noticias, que aqu no pueden consignarse por los


cronolgicos que

hemos asignado

nuestra obra.

SANTO DOMINGO
pas emigrado
la

3U
y muri
fusilado;

tercera parte de su vida

D. Jos

Francisco Pichardo (1837-1873), que vivi doliente y pobre en

Venezuela, y manifest en sus versos con sinceridad, aunque no con mucho estro potico, su deplorable estado de salud; D. Juan
Isidro Ortea

(por seudnimo Dioris),

fcil

y gracioso

versificador,

cuya poesa Sueos, tiene


to

y suave mecimiencomo de hamaca; D. Pablo Pumarol, malogrado poeta festivo. Al movimiento literario de estos ltimos aos, que fu mayor
cierta languidez criolla
la

despus de

revolucin de 25 de

Noviembre de

873, han contri-

buido varias sociedades artsticas


publicana, heredera de
la

literarias, tales

como La Re-

de Los Amantes de la Luz, en Santiago

de

los Caballeros,

otras de

otras poblaciones.

todas ellas aventaj

menos nombre en Puerto Plata y la de Amigos del Pas,


literarias,

que desde
blicaciones
(Jrea,

877 estableci conferencias importantes, como la de

coste varias pu-

las

Poesas,

de

la

seora

y la de la Historia de Santo Domingo, de D. Antonio del Monte y Tejada, y tuvo por rgano periodstico El Estudio. Fundronse tambin varios establecimientos de educacin, entre ellos
la

Escuela Normal y

el Instituto

Profesional de la Repblica (l).

Se

abri la

comn

lectura una Biblioteca, la cual sirvieron de base

los selectos libros

legados en su testamento por

el

acadmico

Baralt,

que haba sido Cnsul de Santo Domingo en Madrid.


en 1874 apareci
el

finalmente,

la

primera coleccin de poetas nacionales, bajo


(2).

rtulo de Lira de Qiiisqueya

Hasta entonces rarsimo era

el

(i)

En

la

transformacin de
e!

la

enseanza en Santo Domingo influy prinresidencia en la antigua Isla

cipalmente

notable pensador evolucionista D. Eugenio Mara Hostos,

natural de Puerto Rico, que durante su larga

Espaola, primero de iSSo 1888 y despus en 1899, escribi algunas de svis principales obras, como la Sociologa, la Moral Social, el Derecho Constiiucional.
(2)

No hemos
la

llegado ver esta coleccin, formada por D. Jos Castela

llanos,

pero suponemos que servira de base, en

parte relativa Santo


).

Do-

mingo,

Amrica potica, de D. Domingo Corts (Pars, 1875

donde

figu-

ran los siguientes poetas dominicanos:

cols Urea, Flix Mota, Jos Mara Gonzlez, Josefa A.

Manuel Mara Valencia, Javier ngulo Guridi, Flix Mara del Monte, NiPerdomo, Manuel de

Jess de Pea y Reinoso, Jos Francisco Pichardo, Manuel Rodrguez Objo,

312

CAPITULO

IV

poeta dominicano que hubiese hecho coleccin de sus versos. La

mayor parte de
antes citados,
versal,

sus producciones yacan dispersas en los peridicos

otros, tales como El Sol, El Laborante, El UniEl Nacional, La Opinin y El Centinela.

y en

Con todos
tajados

estos estmulos la literatura empieza cobrar bros en


los

Santo Domingo, y no slo existen, entre


tienen secuaces en Espaa
te el realismo

poetas jvenes, avenlricas

representantes de las principales tendencias

que

el

y en la Amrica espaola, singularmenhumorismo de los Pequeos poemas de Camcitarse

poamor, sino que pueden

ensayos dramticos y algn poe-

ma

histrico de asunto indgena.


literatura naciente,

Nadie puede exigir modelos de gusto una

formada en condiciones tan adversas. Lo que de todo eso haya de


quedar, slo
la

posteridad puede decirlo. Pero lo que segura


el

y pola

sitivamente quedar es

memorable ejemplo de un puado de

gentes de sangre espaola, que olvidados, poco menos, por


metrpoli desde
el siglo

xvii,

como no haya

sido para reivindica-

ciones tardas inoportunas, coexistiendo y luchando, primero, con

elementos e.xticos de lengua, despus con elementos refractarios


toda raza

civilizacin europea:

empobrecidos y desolados por


la

terremotos, incendios,

devastaciones y matanzas: entregados

rapacidad de piratas, de filibusteros y de negros: vendidos y tras-

pasados por

la

diplomacia

como un

hato de bestias: vejados por un

caudillaje insoportable

vctimas de anarqua perenne, han resis-

tido todas las pruebas, han seguido hablando en castellano,

han

llegado constituir un pueblo; han encontrado, en medio de las

dursimas condiciones de su vida, algn resquicio para


tarde temprano han tenido poetas.
futuro,

el ideal,

Lo pasado
incierto
I

es prenda de lo

aunque hoy

se ciernan negras

nubes sobre Santo Domingo,

el

porvenir de nuestra raza parezca


la

ms
(

all

que en nin-

guna otra parte de

Amrica espaola

).

Jos Francisco Pellerano, Jos Joaqun Prez, Miguel

Romn

y Rodrguez,

Manuel de Jess Rodrguez, Federico Enriquez y Carvajal, Juan Isidro Ortea, Salom Urea de F^nrquez, Francisco Javier Machado, Apolinar Tejera.
(i)

Este captulo, tan incompleto y breve

como
de
la

es,

no hubiera podido

es-

cribirse

en Europa

sin el eficacsimo auxilio

Comisin nombrada por

SANTO DOMINGO
la

313

Repblica Dominicana, y compuesta de los seores D. Francisco Gregorio


D.* Salom Urea de Enrquez, D. Federico Enrquez Carvajal, don

Billini,

Pantalen Castillo y D. Csar N. Penson. Adems de una discreta y erudita Resea Histrico- Critica de la Poesa en Santo Domingo, ha remitido esta Comisin en esmeradas copias una abundante y selecta coleccin de poesas dominicanas, y aunque por vivir
la

mayor parte de sus autores no han podido


completo de estos poela historia literaria

figurar en la nuestra, nos parece til dar el ndice


tas,

para utilidad y gua de futuros investigadores de Quisqueya:

de

Doa Salom Urea de Enrquez. Encarnacin Echavarra de Delmon-

^Josefa Antonia Perdomo. Altagracia y Luisa Snchez. Elena Virginia D. Francisco Muoz del Monte. Felipe Dvila Fernndez de Castro. Manuel Mara Valencia.Javier ngulo Guridi. Flix Mara del Monte.

Ortea.

te. Flix Mota. Nicols Urea. Manuel de Jess Heredia.Jos Francisco

Manuel Rodrguez Objio. Manuel de Jess de Pea y Reinoso. ^Jos Joaqun Prez. Manuel de Jess Rodrguez. Federico Enrquez y Carvajal. ^Juan Isidro Ortea. Francisco Javier Machado. Apolinar Tejera. Miguel Alfredo Lavastida. Nicols Heredia. Federico Garca y Godoy. Jos Dubeau. Csar Nicols Penson. Pablo Pumarol. Emilio Prudhomme. Enrique Enrquez. Gastn Fernando Deligne. Juan Elias Moscoso. Arturo B. Pellerano. ^Jos Otero Nolasco.
Pichardo.

Francisco Gregorio

Billini.

Adense tambin algunas


pular,

coplas,

dcimas y otras muestras de poesa po-

ms bien

vulgar.

APNDICE

No
las

quiero defraudar los amantes de curiosidades literarias de

recnditas noticias que sobre algunos versificadores copleros


la

de

poca colonial, en

la isla

de Santo Domingo,

me comunic en
la lite-

l8g5 mi difunto amigo y sabio compaero D. Marcos Jimnez de


Espada, en carta cuyos principales prrafos voy transcribir
ralmente:

Licenciado Juan Mndez Nieto.


averiguar en qu lugar de Espaa naci; aunque, que odiaba los portugueses, sospecho que era de Extremadura. En l. de Septiembre de 1607 confesaba que tena setenta y seis aos de edad. Estudi en Salamanca, y despus de comenzar varias carreras sigui la de medicina. Fu mdico titular de Arvalo; cur de unas rebeldes cuartanas al Prncipe de voli; y por no atreverse curar (dice l) al prncipe D. Carlos, huy de la corte, residente entonces en Toledo, llevando

No he podido
lo

por

licencia para pasar Indias.

sDetvoso algn tiempo en

Sevilla, ejerciendo su profesin

con

gran fortuna y provecho, y all se hubiera establecido; pero cas, l dej que le casaran con D.* Marta Ponce, criada y deuda de los

Duques de Arcos, y como


los parientes

el matrimonio fuera muy disgusto de de D.^ Marta, por temor sus amenazas, y aun cosa mayor, se determin usar de su licencia, escapando, como pudo,

d Indias.

Hacia los fines del ao de 1559 aport Santo Domingo de

la

Espaola, en cuya capital permaneci unos ocho aos; y despus de breves residencias accidentales en Nombre de Dios y Ro de la

SANTO DOMINGO

315

Hacha, y de un

viaje,

Fe de Bogot,

se fij definitivamente

por causa de negocios particulares, Santa en Cartagena de Indias hasta


la vista

su muerte, acaecida poco despus del ao l6l6, en que ya no poda


firmar, por estar

impedido de

corporal.
Sevilla,

3>Dej concluidas

y preparadas para imprimirse, en

dos

obras, tituladas, la una.

De

la

facultad d
las

los alimentos

medica-

mentos indianos, con un tratado de


reino d Tierra firme-,

enfermedades patricias del

la otra.

Discursos medicinales. La primera

si se sabe de ella. La segunda se conserva puo de su autor, quien la dedica, en I de Julio de 161 1, al licenciado Alonso Maldonado, oidor en el Consejo de las Indias (tengo copia de ella sacada por m mismo, que ocupa ms

no

la

conozco, ignoro

ntegra y toda de

de 1.060

cuartillas).
,

ingenioso y de clara inteligencia, no perdi su tiempo en Salamanca, de cuya Universidad y costumbres estudiantiles hace una pintura de un
dibujo

E1 licenciado Mndez, activo, de carcter franco

color que no son de los que generalmente se emplean al

recordar las glorias tradicionales de nuestra enseanza,


bien los propios de
a

escuela picaresca

y s ms y maleante. De sus aulas

sali excelente latino,

para hombrearse con

la

con el caudal de erudicin entonces necesario gente culta, msico entusiasta, gran aficio-

nado
siglo,

la

poesa, y, sobre todo,

un perfecto Galeno

al

uso de su

emprico, sanguinario, polifarmaco, pedante y con


paja.

ms humos

que una quema de


la cual,

Pero todo esto trasciende

muy

poco

la

prosa de sus Discursos,

por

lo llana,

es, casi sin

duda,

la

espontnea y abundante en refranes y dichos, que se hablaba en aquel tiempo, la vulgar y

corriente,

y de donde Cervantes hubo de tomar muchos de sus y


curas,

cervantismos. Gracias ella se leen sin enfado las relaciones tcnicas de enfermedades

y con mucho gusto


las

los episodios

que

en

costumbres domsticas pblicas de aqu y de all, y del genio posicin social del enfermo y de sus parientes y allegados; y no digamos si le ocurre contar sus aventuras de viaje otras de ms cuenta, porque entonces salvo mejor opinin (y desquitando la influencia del carcter de Mndez
ellas intervienen

por razn de

en la ma, se acerca al donoso realismo de los Mendoy Alemanes. Como creo tambin, haciendo igual salvedad, que descargados de la mquina de dietas, recetas y formularios,

en

el relato),
(l)

zas

(i) Segua el Sr. Jimnez de la Espada la atribucin tradicional, pero probable, de Lazarillo de Tormes D. Diego de Mendoza.

no

3l6

CAPTULO
las citas

IV
el texto,

y de

que menudo interrumpen

quedaran los

Discursos medicinales reducidos un libro de amena lectura y de


inters histrico.

En

ellos se

encuentran esparcidas varias muestras de

las poticas

aficiones del autor, tan breves algunas,

que no alcanzan dar idea

del mrito de quien las compuso; por ejemplo, estos cuatro versos
libres,

traduccin de un dstico de Ovidio:


es fcil detenerse al muy hambriento ve la mesa puesta j' bien colmada; > Y el agua que corriendo se despea >Da gana de beber al que la mira.

No

> Si

la

octava con que termina


III:

el

siguiente pasaje del discurso 2

del libro

Y como

cayese enfermo de
la

la rodilla izquierda,

que

tena flaca

^lastimada de

herida que en ella haba recibido de los franceses

en Santa Marta, cuya causa se


>-^

me apostem

del trabajo de las


la

muchas

visitas,
la

de suerte que

me

tuvo tres aos en


)^a la

cama, tan

encogida

pierna

tan cojo, que tena perdida


ella;

esperanza de

poder ya

visitar ni

servirme de

y con

este sentimiento

des-

para m y toda la repblica, que lo sinta mucho, hice unas octavas con que, llorando al son de la harpa,
>>gracia tan perjudicial

desfogaba mi congoja, que comenzaban,


esta manera:

si

bien

me

acuerdo, de

Ay, Fortuna cruel; ay, ansias mas! Ay, desdichado triste; ay, mal tan fuerte! Ay, que el amor troc mis alegras, Mi vida y libertad en pena y muerte! 3 Ay, triste, que en el medio de mis das El mundo me ha dejado de tal suerte, Que no podrn hacer ya mis pisadas Oue pasen de la puerta mis jornadas!

Si no conociramos del licenciado

Mndez ms que
llanto.

esta octava,

realmente era cosa de acompaarle en su


cursos hay algo mejor (no mucho),
se

Pero en sus Dis-

y donde con ms fundamento puede juzgar del premio que merecen sus galanteos las Musas. vHable el interesado, y perdone usted lo largo de las citas. sRefiriendo la cura desgraciada que hizo en Santo Domingo Luis de ngulo, Alguacil mayor de aquella ciudad, retrata al sujeto con estas palabras: Era de edad de veintisiete hasta treinta sanos, tan fascineroso y malvado, cuanto era su cuado, Diego de

SANTO DOMINGO

Guzmn, noble y virtuoso... Era su mujer deste ngulo una stora que, aunque se dejaba ver en la tierra, tena su habitacin sen el cielo; tanta era su virtud y cristiandad, y como tal no pudo

un sujeto con su marido, como no pueden estar los dems y como ms voraz y activo la consumi y mat el masrido con muchos malos tratamientos, especialmente con una hartazga de coces que le dio, por pequea ocasin, estando preada, de que malpari y se muri, ganando dichosamente el cielo hersmoso por la vil tierra que dej, y por el temporal y mal marido el
estar en

^contrarios,

eterno y supremo esposo. No huelga el retrato, por lo que ver usted ms adelante.

garon

sSuprimo una porcin de peripecias que interrumpieron y alarla cura de nuestro Galeno, motivadas del carcter adusto, veleidoso y desleal del enfermo; y voy que, sintindose morir con un violento clico, volvi llamar por terceros al licenciado Mndez, quien haba groseramente despedido, el cual, cediendo los ruegos del suegro de ngulo y las tentaciones de una taleguilla preada de cuatro marcos de perlas de cadenilla, consinti en
prosigue encargarse otra vez del paciente; y preguntndoles (despus de embolsarse la talega) por la causa del accidente, me

mucho que haba cenado y el haber estado desnudo escribiendo tantas horas (hasta ms de media noche). A lo Las urcas que respond, entendiendo que escriba para Espaa: no se irn, por mucha priesa que se den en estos diez das, y no tena por qu tomar ese trabajo deshoras, que fu la principal causa deste accidente; porque, aunque hubiera cenado, como dice, si durmiera y lo cociera el estmago, no hubiera nada desto. Que no escriba para Espaa, me respondi, que aun eso fu lo peor. No lo hubo bien dicho cuando entend lo que era, y que sestaba haciendo coplas, porque l me haba mostrado unas octavas que haca de todas las damas de aquella ciudad, con cierta ficin
di por razn lo

potca, imitando

Montemayor

(l),

para que
ello

le

alabase

le

tu-

sviese por grande poeta;

y disimulando con

comenc de hacerle
el

remedios,

etc., etc.

Aqu

tiene usted la razn de por


(?),

qu me detuve en

retrato

de este poeta

descubierto por nuestro licenciado.

E1 cual contina diciendo que

fu una infusin de hojas de tabaco

estmago por ambas


(i)

vas,

le

ms eficaz de dichos remedios que le hizo descargar vientre y dej sumido en un profundo sueo.
el

Alude

al

Canto de Orfeo, inserto en

La Diana Enamorada.

3l8

CAPTULO
lo viese

IV

que dorma contina Mndez descansaque escondiese la vela y lo dejase dormir. Yo me fui mi casa, y al tiempo que bajaba por la sala adonde tena el escritorio, vide estar el cuaderno de las coplas en l abierto, y cogindolo sin que el paje lo viese, me lo llev; y scomo estaba ya desvelado y sin gana de dormir, pseme a leer por l hasta el da; y entre otros disparates escriba una visin de ninsfas, riberas de la Isabela, que es el ro que por all pasa, adonde ensartaba cuantas damas en aquella ciudad haba, cada una en su otava, como hizo Montemayor, y a algunas, que quera ms favorecer, les echaba dos, como hizo D.^ Ana de Guzmn y la otra D.* Ana de Carvajal; pero cuando lleg su daifa, que fu la postrera de todas, colocla y psola en un carro de marfil con muchas X columnas dricas, frescos, epitafios y letreros, y que, como Diana sus doncellas, la venan ella acompaando y sirviendo y todas las otras, que la ms ruin dellas era harto mejor que ella por su extremado valor y hermosura; y que cuatro dellas, las ms ilustres, le servan de pedestales las colunas y la traan cargada; con otros cien mil desvarios que, cuando los acab de leer, qued asombrado y tan desvanecido como l, poco menos, pues que cog una pluma y luego all, donde haba acabado, comenc yo y escrib, en el breve tiempo que hasta el da quedaba, lo que se sigue:

Pues como yo

sdamente y

sin dolor, dije al paje

>;

'

Perdnete Dios, hombre, ans acabaste verde entre pastoras; Oue no hay quien no se asombre En ver que ans deshoras sGastas tu vida y alma entre seoras; Gastando largamente La hacienda y el dinero mal ganado. Els justo que se cuente

Que

Que otros fu robado, >Para comprar tu suerte y triste hado. >Y aquella verdadera Ninfa, por quien tan poco t pensabas,
>Oue

cierto de Dios era


tan

Traslado, qu esperabas

Cuando

malamente

la

tratabas?

Pensabas que no hay muerte Ni Dios para los malos obstinados?

Pues cierto lo hay tan fuerte, Que sern condenados Segn sus grandes culpas y pecados.

No

pienses que Cupido


los

AUvia

malvados un momento,

SANTO DOMINGO
Ni
el

319

ser favorecido

Te sacar del cuento De los precipitados al tormento; Mas piensa en la partida,


Pues andas tan cercano ya
la

muerte.

>No esperes tener

vida,

iPues vives de tal suerte Que todos van huyendo por no verte. E1 pueblo se ha quejado sDe ti al Sumo Juez Omnipotente,

>Mandamiento est dado Que dejes ya la gente Y partas de este mundo incontinente. Y lleves por delante
Las deas, las pastoras soberanas, El vivir de Levante, Los hurtos y las ganas Y las otavas ritmas de las Anas; Tambin aquella dea >De quien en tu escritura tanto tocas; Tambin las de Guinea, Pues que no son tan pocas
r-

Que puedan referirlas muchas bocas; kY aquel gran adulterio iQue hiciste contra Apolo y su diento Y lo del cementerio Y ms, que, segn siento,
i'No se

puede decir

ni tiene

cuento.
el arena,

Por tanto, yo no quiero >Arar con buey cansado en Mas antes te requiero 'Te acuerdes de la pena,

Pues no

te hizo el

amor

tu

alma tan buena.

Para comprender la intencin y sentido de estas coplas, entre fnebres y burlescas, hay que advertir que Mndez haba pronosticado que ngulo, quien curaba en Septiembre, morira en el pr-

ximo Octubre, como

as sucedi.

este

Octubre es ciertamente

el

de 1560. Hallndose ya en Cartagena indiana, y recordando cmo y por qu dej la Teologa por las Leyes, escriba fines del ao de 1606
(libro
I,

disc. 3.):

Vindome, pues, forzado de la bendicin de mi padre, y muy opulento y lleno de libros, que es cosa que los estudiantes da mucha honra y vanagloria, comienzo de armar mi librera y hinch las cuatro paredes de un grande aposento de textos abiertos y de dotores modernos y antigos cerrados, de suerte, que no se alegaba

320

CAPITULO

IV

autor, aun en las leciones de oposicin,

que yo no

tuviese,

y pasme

luego

al

otro da oir mis leyes con

mucho

sentimiento de mis

compaeros y condiscpulos y del Retor, que era mucho mi seor, le enseaba yo tocar harpa y me haca mucha merced; y fray Domingo (de Soto) me reprendi por qu lo haba dejado, y me dijo que gustaba mucho de tenerme por discpulo; y yo que lo sent ms que todos ellos y lo siento hoy en da y lo lloro con cuerpo y alma. En testimonio de lo cual escribir aqu unas otavas que no ha muchos das que hice, con las cuales algunas veces, cantn.>dolas al cuarto del alba despus de bien cansado de estudiar, me s>enternezco, como es razn, porque las canta comigo una negra acriolla ma que ha tenido la mejor voz que ha habido en las Indias, adonde por maravilla hay una razonable, y con esto es diestra en el canto de rgano, y la sonada que en la harpa se le da muy apare5sjada para todo ello; y son las otavas estas que se siguen:
sque
Males que de mi mal tarde os cansastes,
Bienes

que tan temprano os despedistes,

^Das que oscuras noches os tornastes,

Noches gastadas en memorias tristes, E1 bien que en tiernos aos me mostrastes, Por qu tan largo tiempo lo escondistes? No es vuestra, no, la culpa, yo la tengo, >Y de sola esperanza me sostengo. sMostrsteme del cielo la carrera, Tan llena de contento y alegra, rTom el arado en mano, y como quiera, Un surco dos ech el primero da; Volv mirar atrs, que no debiera, Perd todo el contento que tenia; Y as cuitado, pobre y desvalido, dura senectud soy conducido. ^Engolfado en el mundo y sus miserias Sin jams tomar puerto ni sosiego, Con mil trabajos, muertes y lacerias, Como hombre, al fin, sin luz y que anda ciego, ^Trabucando de una en muchas ferias,

compra muy caro eterno fuego, I-Anduve todo el tiempo de mi vida Sin orden, sin concierto y sin medida.
!>Do se
slMil

veces intent

salir

nado

Arrimado una

tabla dos siquiera,

revocado en esta manera: Tenanme tan fuerte engarrafados


:>Tantas fui rebatido y
!>Por sus ministros

Con

siete garfios,

que hacia

la

ribera

SANTO DOMINGO
"No fu posible, no, tener salida lEn todo este discurso de mi vida. Agora ya, Seor, pues me ha dejado
E1

321

mundo por
ti,

intil y abatido,

Padre Eternal, ser tornado iComo el prdigo hijo y afligido, sConfuso de aquel tiempo mal gastado, iHambriento, andrajoso y aburrido, Desechado del mundo y de las gentes, De extraos y de amigos y parientes. Socrreme, Seor Omnipotente, :<No mires mis enredos y maraas, Para que dende hoy ms de gente en gente Sean ms manifiestas mis hazaas;

No niegues
-Pues

este triste penitente

j>Esas piadossimas entraas;

nunca del rendido te vengaste, Mi pena, mi dolor, mi llanto baste.

mera

Esta cancin llorosa y aquella de que nos dio solamente la prioctava, son dignas de respeto como desahogos particulares y

domsticos de ntimos dolores, nada ms, y como tales las presento La stira ( ?) contra ngulo ni siquiera la consideracin de usted.

tiene la disculpa de las lamentables octavas. Pero pesar de esas ta-

merecen alguna memoria los antojos poticos del sensible Usted lo ver con ms claros ojos que los mos; y ver usted tambin si su censura de los versos de una persona quien no quera bien y tena por un malvado, como era el ngulo, basta para borrar ste de la lista de los copleros dominicanos. Mucho peor voluntad tena Mndez Nieto un Juan Fernndez, Provisor del obispado de Cartagena, quien llama, porque as le apodaban todos, el Pastor Simen, causa de sus simonas, cuya causa hicieron contra l y corra por el vulgo una stira annima titulada La Simoiaida. Danos noticia y muestra de ella con motivo de la solemne entrada del Provisor en la capital de su dicesis, que
chas, ijno
irritable Galeno?
refiere

en estos trminos:

Estuvo un da todo desde las ocho horas en la estancia de ^Lorenzo Martn, que est un cuarto de legua de ella (Cartagena), ^esperando que el acompaamiento que sus parientes por su mandato le tenan muido, lo fuese recibir; y viniendo con poco menos de cien hombres caballo y otras tantos peones, lleg en 5>el caballo de camino hasta la puente, y all le tenan el hbito y vestido sacerdotal, con un sombrero llano, como de cardenal, con cuatro borlas de seda de una libra cada una que se puso encima
Mesndez t Pelato. /'''a
hispano-c

322
del bonete;

CAPITULO

IV

y le tenan la haca blanca de Arjona, su pariente, alheada cola y crines y con una gualdrapa muy guarnecida y costosa; y desta manera entr y anduvo por donde anda la de Corpus >Ck7-isti, primero que entrase en su casa. Lo que habiendo visto y notado el poeta satrico, que no era migaja necio, le dijo, despus
de haberlo relatado
esta otava

como

ello pas,

en verso limpio y elegante,

que se sigue:
Quera yo saber, Simn malvado, Cundo pensaste t tener tal vida. jFu, por ventura, cuando atormentado
Estabas del Infierno sin medida?

;0 cuando en el mesn fuiste criado >Que all en Almodvar nos convida, Y entonces por soarte mesonero
'

>Erraste

el

golpe y diste en caballero?

Mndez dice que el Provisor era hijo del dueo del mejor mesn de Almodvar, donde pos yendo de Guadalupe Sevilla despus de su escapatoria de Toledo.
Lzaro Bejarano.

Natural de Sevilla, en cuya ciudad compuso algunas poesas,


s, salvo que debi escribirlas para las jusen aquella ciudad en honor de San Juan Bautista, San Pablo 3' Santa Catalina en los aos de 1531 y 1533 (l): Juan de Castellanos nos da noticias de este poeta y seor de las Islas de os Gigantes, por otro nombre Curagao, Aruba y Buinare, en la Inti-oduccin la segunda parte de sus Elegas (oct. 53 71 )i

acerca de las cuales nada


tas literarias celebradas

y dice de

en

las

65 66:

Su musa digna fu de gran renombre, jLo cual no digo por le ser amigo, Sino porque sus gracias y sus sales No s yo si podrn hallar iguales. Haciendo yo por estas islas va, Sera por el ao de cuarenta, All lo vi con su doa Mara De tantas soledades descontenta.
(i) En el Cancionero general de. Sevilla, 1535, se insertaron dos de estas composiciones de Lzaro Bejarano (ambas en quintillas dobles), la una en loor del Apstol San Pablo, y la otra de la Magdalena. Vanse los nmeros 71 y 96 del apndice del Cancio?iero en la moderna edicin de la Sociedad de

Biblifilos.

SANTO DOMINGO
Por
lo cual

323

y por la prdida de un hijo no tardaron en regresar la Espaola, de donde haban pasado las islas de su seoro. Advertir que Castellanos equivoca el nombre de la seora, que no era el de Mara, sino el de Beatriz, como parece por el documento que sigue y que por ms de un concepto interesa la biografa de Bejarano. Es una provisin de la Audiencia de la Espaola de 4 de Julio de 1541, que D. Juan B. Muoz extract para su coleccin (tomo Lxxxii, folio 216) en esta forma: Refiere que D. Diego de Coln dio en encomienda Juan de

Ampies
islas

(era factor de Santo Domingo) y sus hijos y sucesores las de Cura(;ao Buynare Aruba, para que tuviesen cargo dellas
sirviesen de sus indios

y se

como

naboras con jurisdiccin

civil

criminal, lo cual fu confirmado por los del Consejo,

tomando

cierto

asiento con dicho

Ampies en tiempo

del licenciado Rodrigo de

sFigueroa (hacia 1520), do se le aadi facultad de contratar con el cacique de Coro. Agora Lzaro Bejarano, marido de D.* Beatriz de Ampies, hija de aquel factor, ha expuesto en la Audiencia que l,
ella en goce de dicha merced, ha nommayor, por tenientes suyos Manuel Mndez, en Curaqao, y en Aruba Francisco de Rutia, y pide se con-

como conjunta persona de

brado,

como

Justicia

firmen, etc.

captulo xix), lo cita


dito,

Gonzalo Fernndez de Oviedo, Hist. G. y N. de las I. (lib. vi, como hombre de honra digno de crpara atestiguar un curioso fenmeno de espejismo que se
la

observa en
Gigantes.

pennsula de Paraguana, frontera las


oidor Alonso de Zurita, en
indita, le dedica

islas

de

los

Y por
cosas de la

ltimo,

el

la

Relacin de las

un artculo todo sustancia, en el Catlogo de los autores que han escrito historias de Indias tratado algo dellas, adjunto de dicha relacin, y publicado por el Sr. Garca Icazbalceta en el tomo iii de su Nueva Coleccin de documentos para la historia de Me'xico (Introduccin), 1 891, por copia de mi mano que tuve el honor de enviarle. Por dicho artculo

Nueva Espaa,

sabemos que

escribi

un Dilogo

apologtico contra Gine's de Sepl-

isla de Cubagua hasta la punta de Coquibacoa (en las que estaban comprendidas las de su feudo), y escritas por muy elegante estilo; y aade que era hombre de muy buen juicio, muy honrado y de mucha virtud y verdad, etc. Zurita lo conoci y trat siendo oidor en la Espaola; y por lo que yo s de este magistrado, era de tanta honradez

veda, lleno de noticias curiosas sobre las gentes de la

y verdad como Bejarano.

324

CAPITULO IV

Vea usted ahora cmo nos lo presenta Mndez Nieto con ocaDomingo (1559) en el lib. 11, disc. 2: Presidan en aquella Audiencia entonces el Ldo. ngulo y la Sra. D." Brgida, su mujer, que eran oidores ms antiguos por
sin de su llegada Santo

^ausencia del Ldo. Alaldonado, que haba do por Presidente Guael Dr. Cceres y el Ldo. Chagoya (EchaHaba cuatro mdicos, todos ellos al tono de los adems que suelen pasar Indias, que son los desechados, que no pudiendo sustentarse en Espaa, porque no les darn una mua que curen, se vienen ac todos, como tierra de ciegos, adonde el stuerto es el rey, 6 regidor por lo menos. Eran estos cuatro pilares en quien estribaba la salud de aquella ciudad, el Dr. Bravo, estudiante de Sevilla y graduado en ella, sel Ldo. Cabrera, el Ldo. Pineda, tuerto, cojo y mal agestado, y el Licenciado UUoa, portugus, que iba para la India y arrib all en la nao San Pedro, que tena de locura todo lo que le faltaba de cencia, como bien se lo dijo el famoso Bejarano, por su delgado singenio y buena poesa, en esta copla que se sigue, para cuya intesligencia es de saber que haba en aquel tiempo un cura en la iglesia mayor que tambin se llamaba Bejarano, hombre de tan poca ciencia y letras, que aun el Catecismo no haba venido su noticia; y querindolos desengaar entrambos, les dijo desta amanera:

stemala,

y eran oidores

2>goya), vizcano.

Muy mal cura el portugus, Bejarano muy mal cura, El uno por la locura, Y el otro que necio es. Si la necedad es cura, Qu no ser la locura?

Era este Bejarano seor de Curagao y el ms raro ingenio que las Indias; no le hizo ventaja Marcial, cordobs, en epigramas graciosos y de grandes sentencias, como se ver por este otro
spas

sque

referir suyo,

que autor y dichos tan maravillosos lugar tienen

sen nuestra escritura: Habitaban en Santo Domingo dos hombres tan eminentes y ^experimentados en distinguir y conocer lo bueno de lo malo, que podan ser mojones del rey de copas. Era el uno el Secretario de
saquella Audiencia, Nicuis Lpez,

el

otro Juan de Triana, veci-

nos entrambos honrados y bien conocidos. Eran grandes amigos y svisitbanse el uno al otro muy de maana, al salir del sol; y lo

sprimero con que se saludaban era con un copn de vidrio hecho

SANTO DOMINGO
posta en
el

325

horno que all hay dl, que tena medio azumbre de sporte. Y sucedi que viniendo aquella hora el Bejarano por la plaza grande en frente de las casas del Secretario, vdolos que estaban la ventana convidndose con el tazn sobre un bocado de salchicha con que se haban desayunado; y viendo el emblema tan
bien pintado, parecile que era justo ponerle
xall

la letra al pie,

en

el escritorio

del

mismo

Secretario

la

hizo de repente

y luego y se la

envi,

que dice desta manera:


A Niculs escribano las seis de la maana Con un tazn en la mano

>V
1

Esgrimiendo con Triana, ?Y dice desta manera:


-!

5
!

A fuera, Triana, fuera! si sois buen bebedor, iVIi padre fu labrador

Que

^Et

ego

sum

vitis vera.-

Nunca supo
aquella
ngulo

fuese su costa,

hombre decir mentira ni callar verdad aunque como lo fu muchas veces; y ans, como vido que Audiencia andaba en aquel tiempo mal reformada, y que
este
justicia sino al

no guardaban

que

les

guardaba

la cara,

porque

el

Cceres estaban hechos de concierto y llevaban al Chagoya, que era solo, por donde queran, no pudiendo sufrir tanta desorden insolencia determin decrselo por inigma, como

el

buenos entendedores, y fu desta manera: sCort de una hoja de un libro viejo las letras muy al justo, y sdividindolas por sus repartimientos, como hacen en la imprenta, las fu despus pegando sobre otro papel con alquitira, y escrisbiendo con ellas lo que sigue:

Bien se puede llamar juego


>

Do

el as vale

ms que

el rey.

Prohibido est por ley Que no sea gua el ciego Ni aren con asna y buey. Entre el lobo y cancerbero Arrastrando va el cordero.
> r

Miserable habitacin

>

Do puede ms un ratn Que el len bravo cebero!

Hecha, pues, la copla de molde con la industria que dicho tengo, sporque no fuese pusible conocer la letra, la meti en una palma, amanera de requesn, y la dio un negro bozal que la llevase en la

326

CAPTULO

IV

se vende, y que pasase por las Casas tiempo que estaban la ventana la seora Presidenta con otras damas que estaban con ella en visita; y como lo viesen, luego se aficionaron al requesn y enviaron por l gran priesa, y qui-

mano como requesn que


Reales
al

tndoselo
sen

al

negro, se fu, que no pareci ms; y


el

como

lo

desata-

al Snchez de ngulo, su marido, para que se lo declarase; el cual, llamando luego los oidores, se lo mostr, y se provey que se

viesen

porque, que iba de buena

letra, lo

dieron

shiciese terrible

rigurosa pesquisa sobre

ello;

ans prendieron

todos los poetas, y al Bejarano entre ellos; y como la letra fuese tan desconocida, nunca se pudo hallar rastro, que poderlo hallar

ngulo de hombre y venda la justicia, que es el Rey, por lo que se deja asir con la mano; y que l y la aseora araban juntos, que es, que sentenciaban en favor del que mejor se lo pagaba, porque el Cceres no haca ms de lo que ella
le

no

fuera bien contado; porque notaba al

ciego que no vea lo que pasaba en su casa

mandaba; y que llevaban arrastrando al cordero, que era el Chagoya, que era buen juez y recto, y ans nunca se haca justicia;
le

y finalmente, que un ratn, que era la seora, que no tena tres palmos de cuerpo, que lo ms era corcho, poda ms que el bravo y severo (sic) len que all en los estrados estaba pintado en las armas reales, que era decir que poda ms que el Rey; por lo cual tena por desdichados los que all habitaban, como en efecto lo

hombre prudente no tiene de vivir sino donde se y pase ro por medio del pueblo arroyo. En el disc. 4. del lib. 11, vuelve Mndez Nieto tratar de Bejarano, al recordar algunos rasgos geniales del Ldo. Alonso Maldoeran; porque el
justicia

guarde

nado, Presidente que fu de la Audiencia de la Espaola en 1552, y despus de la de Guatemala, y Adelantado de Campeche, de Yucatn, por su mujer D.* Catalina de Montejo, hija del conquistador Francisco y de D." Beatriz de Herrera; el cual pasaba por Santo

Domingo

su casa de

64, aunque no confo mano documentos para

Nueva Espaa, creo que por los aos de 1 562 mucho en este clculo, y no tengo ahora

fijar con seguridad el de la pasada. Algunas cosas notables escribe Mndez se cuentan y tienen en memoria deste Adelantado en aquella isla de Santo Domingo...

que era este hombre tan grave y melancque jams, en cuanto all presidi, le vido persona alguna reir, y si lo iban visitar cien hombres y quejarse y pedir justicia otros tantos, todos les daba el callar por respuesta, y al mejor tiempo se levantaba y los dejaba, y subiendo en su mua, se
Es, pues, una dellas,
lico,

SANTO DOMINGO
>iba

327

que dicen del Arzobispo, y esto sin dejarse acomspaar de hombre nacido, si no era de Alonso Hernndez Melgasrejo, que maosamente le haba cogido la voluntad y con ella la nao San Pedro, que le deposit (era de 1. 200 toneladas de porte y su cargamento vala medio milln de pesos); y llevbale un ciego que taa sinfona, que se deca Cieza, y tendiendo all una ^alfombra y dos cojines, se recostaba y detena al son del agua y
la fuente

oracin, que se volva por donde vino. famoso Bejarano cierta stira que llam Purgatorio del amor, en la cual, por lindo estilo potico, ensart los principales personajes de aquella ciudad, trayndoles la me mora sus faltas y pblicos defectos, para que se enmendasen, y
)del

instrumento hasta

la

Hizo en aquel tiempo


y>

el

sentre ellos este Presidente, que


serlo principios

la

sazn

all

era (empez

de 1552), diciendo de esta manera:


Tambin vide Maldonado, Licenciado y Presidente,

>

>A

la sombra de una fuente Descuidado del cuidado Que el Rey le dio de su gente; Y al son de una gynfona,
5

Que

Cieza

el

ciego taa,

Cantaban los Melgarejos; 3 Gritos dan nios y viejos, sY de l nadie se dola.

PUERTO RICO

La pequea y pobladsima

isla

de Borinquen, cuya tranquila


el infelicsimo

prosperidad en los tiempos modernos contrasta con


destino de Santo Domingo, pertenece
al

nmero de

aquellos puehistoria.

blos afortunados de quienes puede decirse

que no tienen

Trada

la civilizacin

por aquel romntico viejo Juan Ponce de


las

Len, que se perdi por


fuente de
la

soledades de

la

Florida buscando
la

la

Juventud, no llam en los primeros tiempos

aten-

cin de los conquistadores

ms que por
el

sus veneros aurferos;

explotados stos, vino caer en


ca, la Espaola

mismo

olvido que Cuba, Jamaiinsigni-

y dems
(l).

Antillas,

que parecan dominio

ficante puestas en cotejo

con

las

grandezas y maravillas del con-

tinente americano

Puerto Rico no tuvo universidad


s

como Santo

Domingo y

la

Habana, pero

algunas escuelas de Gramtica Lati-

ca Latina y de primeras letras, no tan pocas

como

se ha supues-

to (2). Estas circunstancias, unidas la casi incomunicacin

en que

(i)

Ya en

1534 andaba

la

gente

muy

alborotada para irse


las

al

Per, y algu-

nos se fueron secretamente huyendo de

deudas.

En una

informacin

de 1540 se dice que la isla cada da va en disminucin por haberse trasladado muchos vecinos con sus esclavos al Per y Nueva Espaa (Biblioteca Histrica de Puerto Rico,
(2)

Desde

los

de Tapia y Rivera, pgs. 304 y 319). primeros momentos se atendi la educacin de los ind-

genas.

En el artculo 17 de la Ordenanza para el tratamiento de los indios de San Juan dada por el Rey Catlico en Valladolid en 33 de Enero de 15 13 se dice: Todos los hijos de caciques se entregarn la edad de trece aos
-1

los frayles franciscos, los quales les ensearn leer, escribir y


na.

la

doctri-

En

el

artculo 9. se haba preceptuado

que todo

el

que tuviese cuaren-

330
viva Puerto Rico respecto

CAPITULO V

de

las

dems

colonias espaolas, bastan


la isla

para explicar
tres siglos.

la

ausencia de tradiciones literarias en

durante

Ponce de Len haba tenido por cantor de sus hazaas

al

indis-

ta

ms
la

indios, diese la

misma instruccin

uno de

ellos,

muchacho.

(Biblio-

teca Histrica

En

de Tapia, pgs. 193 y 194). Memoria Relacin de la isla mandada hacer por Felipe
el

II

en 1582,

siendo gobernador

capitn Juan Melgarejo, se consigna que en


el

el hospital

de Sanct Alifonso fundado por


lea

Obispo Manso no haba enfermos, pero

se

Gramtica, pagndose
la

al

maestro con un donativo que para ello haba

dejado un vecino de

ciudad llamado Antn Lucas (Coll y Tost, Reperto-

rio Histrico de Puerto Rico,

En
la

otra relacin

de

1647, enviada Gil

San Juan, 1896, pg. 49). Gonzlez Dvila, se expresa que


ensea de ordinario los

Iglesia Catedral

de Puerto Rico tiene dotacin de cien ducados de renta


la

cada ao para un maestro de Gramtica, que se


hijos

de

los vecinos

de

ella,

y se paga

la

dicha renta con ttulo de maestro

de Gramtica. Esta ctedra, dotada con cien ducados anuales por Francisco

Ruiz vecino de San Juan,


.

exista

ya en 1589.
el

En

el

convento de Dominicos,

Provincial Fr. Jorje Camber, puso en 1645

estudio de artes y de gramticas para los novicios, y para los vecinos que quisieran estudiar.

En

su

Memoria de

1765, el

gobernador D. Alejandro O'Reilly, que consiisla

deraba los habitantes de esta

como

los

ms pobres de Amrica, habla

de dos escuelas de nios en


de Guerra que en todos

la

capital y

en San Germn, pero cinco aos

despus, otro gobernador, D. Miguel de Muesas, recomend los tenientes


los partidos se estableciesen,

con dotacin de cien

pesos pagados por los vecinos, y obligacin de recibir en ellas todos los nios que se remitiesen, sean blancos, pardos morenos libresj. No sabe-

mos

si

este precepto legal se cumpli

muy

estrictamente, puesto que

el

historiador

Abad y

Lasierra, en 1782, se queja

de

la falta

de

escuelas.

En el citado ao de 1770 hubo conatos de establecer una Universidad, y en 1795, despus de la cesin de la parte espaola de la isla de Santo Domingo, el Ayuntamiento de San Juan de Puerto Rico solicit que se trasladase
la.

la

pequea

Antilla el antiguo estudio general

que haba en
el

la

Espaoel

Estos proyectos no tuvieron resultado, pero en 1810 se cre en

hospi-

tal

una Ctedra de Medicina, en 1823 una de Filosofa en

convento de San

Francisco, y en 1825 un

pequeo cuadro
ello fu

universitario en el colegio de San

Ildefonso, con enseanzas

de Latinidad, Teologa, Moral y Liturgia, Derecho

Patrio y Cannico.
Vid. sobre
la

Todo

muy
de

efmero.
la isla:

historia pedaggica

La

Instruccin pilblica en Puer-

PUERTO RICO

331

pensable Juan de Castellanos, en los siete cantos de su Elega sexta,

que

es,

por

cierto,

de

las

El nico recuerdo literario que

ms agradables de leer. el nombre de Puerto Rico

sugiere

en nuestra edad

clsica bastara, sin

embargo, para envanecer un

pueblo de historia menos modesta. Desde 1620 hasta 1625, segn


unos, 1627, segn otros, estuvo
Antilla en
Siglo de
el

bculo episcopal de

la

pequea

manos

del gran poeta de la

Grandeza Mexicana, de El

Abada mayor de Jamaica

Oro y de El Bernardo, que despus de haber regido la tal como de sus letras y celo piadoso podicesis
al

da esperarse, pas gobernar la


jurisdiccin,
islas

de Puerto Rico, cuya

mucho ms extensa que

presente, comprenda las

de Margarita, Trinidad y San Martn, y las poblaciones de Cuman, Cumagote, Nueva Barcelona, San Felipe, Santo Tom de

Guayana y otros lugares de Costa Firme. Recientes investigaciones


hechas en
la isla (l)

permiten adicionar algo


al

las noticias

que en

82

estamp nuestra Academia


Oro.

frente de su edicin
asisti

de El Siglo de
al concilio

No

slo consta

que Valbuena

en 1622

prole

vincial

de Santo Domingo, sino que

la Iglesia

de Puerto Rico

debe especial gratitud por haberla dejado heredera de toda su


tuna,

for-

que

al

parecer era cuantiosa. Pretendi Valbuena (dice don


la catedral
j

Diego Torres de Vargas, cronista y cannigo de

hacer

un convento de monjas Bernardas en

el

Viso,

y aunque

envi

mu-

chos frutos y dineros en los navios que salieron aquellos aos de

to

Rico

Memoria
el

escriia

por Gabriel Fcrrcr Hcrjidndez, y laureada con priel Aierieo

mer premio en

Certamen celebrado por

de esta ciudad en Diciembre


1885.

del ao 18S4. Puerto Rico, imp.

de Jos Gonzlez Font,

Memoria

sobre el estado actual de la Instruccin pblica, su pasado

y medios

para su mejoramiento futuro, por Martin Travieso y Quijano, doctor en Medicina y Ciruga. Premiada con mencin honorfica en el Certamen del Ateneo
de 1SS4. Mayagez, Tip. comercial, 1885.

Historia de la Instruccin piiblica en Puerto Rico hasta

el

ao de iSgS, por

Cayetano Colly Tost. San Juan de Puerto Rico, 1910.

Esta ltima contiene muchos datos


(i)

tiles.

Vase

el folleto

de D. Manuel Fernndez Juncos, D. Bernardo de Balcrtico.

buena, obispo de Puerto Rico. Estudio biogrfico y

Puerto Rico, imprenta

dlas Bellas Letras, 1884.

tambin

la Biblioteca

Histrica de Puerto Rico,

de Tapia y Rivera, pg.

463.

332
este puerto, los

CAPITULO V

ms

se perdieron;

con que conociendo que Dios


la

nuestro seor quera que se gastase

renta en utilidad de la parte


el

donde

se ganaba,

mud

de parecer, y habiendo fallecido

ao 1625,

mand
pilla

su hacienda

la Iglesia,

con encargo de que labrase una caella

de San Bernardo para sagrario, y en

se colocasen sus

huesos, dotando la lmpara del aceite que pudiera gastar cada ao,
3^

en cada primer domingo de mes se

le dijese

una misa cantada, y

el da del

seor San Bernardo otra, con sermn y vsperas,


oficiales

como
al

todo se hace. Los

de

la

Real Hacienda pusieron pleito

testamento de dicho obispo, por decir que no era vlido su otorgamiento; y


S.

M. mand
hay tmulo

se diese la hacienda la

Santa

Iglesia.

Las misas siguen dicindose, y celebrndose


peras, pero no
el lugar
ni

la festividad

vs-

inscripcin que exactamente indique

donde descansan

los restos del poeta,

que en Puerto Rico


as

retoc

el

Bernardo y escribi su prlogo, enlazando


de su nombre con
la

en cierto

modo

la gloria

de

la isla,

y hacindola sonar

por todos

los pases

donde

se habla entiende la lengua castellana.

Una

calamidad, que lo fu juntamente para Puerto Rico y para


el

su prelado,

asalto

ratas holandeses
ras

y saqueo de que incendiaron

la isla el

por una expedicin de pi-

palacio episcopal
la

las escritu-

de

la Iglesia

en 1625, nos ha privado,

vez que de la

mayor
publi-

parte de los documentos concernientes la prelacia de Balbuena,

de muchas obras que desde Mxico


cacin,

traa

preparadas para
los ttulos,

la

y de

las cuales

slo

conocemos

que conserv
la

uno de sus

panegiristas, el licenciado Miguel


el

de Zaldierna:

Cos-

mograjia Universal^
te

Divino Cristiados (que sera probablemenlos

un poema anlogo

de Hojeda y Jernimo Vida),

la

Alteza
el

de Laura (que quiz fuese una novela pastoril amatoria) y


sin aquel criterio casi romntico que ya

Arte Nuevo de Poesa, donde es de suponer que diese libre expan-

campea en su

juvenil

Compendio apologtico en alabanza de

la pocsia.

esta prdida
el

aluden aquellos sabidos versos de Lope de Vega en


Apolo:

Laurel de

Y siempre

dulce tu memoria sea,

Generoso Prelado,
Doctsimo Bernardo de Balbuena.

PUERTO RICO
Tenas t
el

333

cayado
el fiero

De Puerto
Rob

Rico, cuando

Enrique,

Holands rebelado,
tu librera;
(i).

Pero tu ingenio no, que no poda


fines del siglo xvn

compuso algunos versos en Mxico el puerto(i) a riqueo D. Francisco de Ayerra y Santa Mara, quien ya hemos tenido ocasin de citar. Tambin era natural de la isla el aventurero Alonso Ramrez, de quien tenemos unas curiosas aunque sucintas Memorias con ttulo de Iii/orfimios. Pero, segn parece, la redaccin no fu del mismo Ramrez sino
del famoso

gora,

que

las

matemtico y polgrafo mexicano D. Carlos de Sigenza y Gndio luz en i6go. En la dedicatoria al Conde de Galve, Sigen-

za se declara autor (en

nombre de quien me

dio el asunto para escribirla).


tal

El aprobante, que fu Ayerra, felicita Alonso Ramrez por haber tenido


historiador:

Puede

el

sujeto de esta narracin quedar

muy

desvanecido de

que sus infortunios son hoy dos veces dichosos: una por ya gloriosamente que padecidos otra porque le cupo en suerte la pluma de este Homero
al

embrin de

la

funestidad confusa de tanto suceso dio alma con lo atildado


al

de sus discursos, y
la

laberinto

enmaraado de
.

tales

rodeos hall
la

el hilo

de

oro para coronarse de aplausos...


excediese en su lima
la obra.

Bastle tener cuerpo

materia para que

Ante tan
pero es
toda
el

positivas,

aunque revesadas, afirmaciones nada hay que


podra ser
artificio literario, sino

objetar,

caso que Alonso Ramrez no slo habla en primera persona en

que que cuesta trabajo atriburselo autor tan conceptuoso y alambicado como el de la Libra Astronmica. Pero como de la veracidad de este no podemos dudar, hay que suponer que recogi de labios de Alonso Ramrez la relacin
la relacin, lo cual

que todo

lo

cuenta tiene un sello tan personal y autntico, tanta llaneza de

estilo,

la

de sus aventuras, y la traslad puntualmente, aadiendo slo de su cosecha parte de erudicin cosmogrfica hidrogrfica, que excede en mucho los
viaje,

conocimientos del pobre carpintero de ribera, cuyo


zado,
al

en gran parte forde Puerto

rededor del mundo, da materia

la

obra.

Infortunios que Alonso Ramrez natural de la ciudad de

San Juan

Rico padeci^ assi en poder de Ingleses Piratas que


Philipinas, como navegando

lo

apresaron en las Islas

por

si solo

sin derrota^ hasta

varar en la Costa de
Descrivelos D. Car-

lucatan: consigjiiendo por este medio dar vuelta al


los de

Mundo.

Sigenza y Gongora Cos?nographo y Cathedratico de Mathematicas del


la

Rey N. Seor en

Academia Mexicana. Con

licencia.

En

Mxico por

los

Here-

deros de la Viuda de Bernardo Caldern en la calle de S. Agustn.

Ao de lQO.

Reimpreso en Es
libro

el

tomo

20 de la Coleccin de libros raros y curiosos que tra-

tan de Amrica (Madrid, 1902, ed. P. Vindel).

que contiene datos muy curiosos para

la historia

de

la piratera,

334

CAPITULO V

Sin detenernos en estas dulces

gloriosas memorias,

hay que
una

pasar rpidamente por

el siglo

xviii,

en que apenas se

cita ni
el

sola obra puerto -riquea por el asunto,

ya que no por

autor,

excepcin de

la

Historia geogrfica^ civil y natural de la isla de

Puerto Rico, de Fr. Iigo

Abad y
la

Lasierra,

que ha sido continuada

y anotada con
de Acosta
(l).

slida erudicin en nuestros das por D. Jos Julin

De
(2).

807 data
1

introduccin de

la

imprenta en

aquella colonia
\

En

8 14 exista ya una publicacin peridica,

sobre

el

estado de indefensin y abandono en que estaban muchas de nues-

tras posesiones.

La

fragata en

que fu capturado Alonso Ramrez, y que es-

taba destinada proveer de bastimentos el presidio de Cavile, tena por

todo armamento cuatro chuzos y dos mosquetes, que necesitaban de estar con prevencin de tizones para darles fuego por tener quebrados los serpentnes: haba tdos puos de balas y cinco libras de plvora.

Lo de
vein-

siempre.
te piezas

En cambio
de

los piratas ingleses

que apresaron

la

nave tenan

artillera

escopetas, alfanges,

y ocho pedreros, y adems sobradsimo nmero de hachas, arpeos, granadas y ollas llenas de varios ingre-

dientes pestferos.
(i)

ba publicado Valladares y

Puerto Rico, imprenta y librera de Acosta, 1866, en 4. Antes la haSotomayor en 1788, y en 1S31 la reprodujo don
el

Pedro Toms de Crdoba en


(2)

primer tomo de sus Memorias.

No

se consigna esta fecha en

un trabajo que, por otra parte, nos ha de D. Manuel Mara

sido de

mucha

utilidad: la Bibliogtafia Puero-Riquea,


el

Sama, premiada por


mercial, 1S87.

Ateneo de Puerto Rico. Mayagez, Tipografa Cola fiesta de los tipgrafos (El

Consta en un Discurso de D. Salvador Brau en

Clamor del Pas de

16

de Diciembre de

1892).

La imprenta proceda de
el

los

Estados Unidos y fu comprada con fondos del Estado por D. Toribio Montes un francs llamado Delarue.

gobernador

En Diciembre de
no,

180S apareci el primer

nmero de

la

Gazeta del Gobier-

&

814

el

Diario econmico de Puerto Rico. Aparte de estos peridicos

slo

pueden

citarse

en

los

primeros aos dos Guas de Forasteros, algunos


sin importancia.

bandos y alocuciones y otros papeles

La

interesante

Memo-

ria militar sobre los acontecimientos de la Guayra, por el general D. Salvador

de Mox, es de

1817.
ella

En

la isla

holandesa de Curazao haba imprenta espaola en 1814, y en


la

se estamp

Memoria

critica sobre las convulsiones de Venezuela,

por D. Josef

de Achutegui.
Consta por fidedigno documento del Archivo de Indias, citado por Medina
(Abolidas de varias imprentas, pg. 60)

que en

la isla

de

la

Trinidad, perd-

PUERTO RICO

335
ilustre

El Diario Econmico merced


,

la generosa iniciativa del

intendente D. Alejandro Ramrez, uno de los grandes bienhechores

de

la isla,

y en quien propiamente empieza su


la

desarrollo

ridad. Ramrez, de quien D. Alejandro Tapia ha escrito

y prospeque orgacomer-

niz la administracin, cre


pel
cio,

riqueza, amortizando el funesto paal

moneda que mataba


y
facilit la

el

crdito pblico, abri puertos


el

inmigracin extranjera, fu tambin


Pas, bajo

fundador

de

la

Sociedad Econmica de Amigos del

cuyos auspi-

cios se abrieron ctedras de francs, ingls, dibujo

y ms adelante, de cosmografa, qumica agrcola mismo tiempo comenz mejorarse y difundirse la instruccin
maria,

y matemticas, y botnica. Al
pri-

se hicieron laudables ensayos para aclimatar otras enseel

anzas superiores, ya en

Seminario Conciliar de San Ildefonso,

fundado en 1830 por


el

el

obispo D. Pedro Gutirrez de Cos, y en


los PP. Escolapios

Liceo de

San Juan, establecido por

en 1837,

ya en varios colegios de profesores


los

particulares.

Mas

adelante, por

aos de

84 5, un benemrito sacerdote espaol,

el

Dr. D.

Mala

nuel Rufo Fernandez, plante sus expensas un pequeo laboratorio

de

tsica

y qumica, y propuso
pero
el

la

Real Sociedad Econmica

creacin de un Colegio Central preparatorio para carreras acadmi-

cas y

oficiales;

proyecto naufrag, pesar de los buenos


^Mirasol,

deseos del general Conde de


isla;

que

la

sazn gobernaba
el

la

y no produjo por entonces ms resultados que

envo de

algunos jvenes pensionados Madrid, para dedicarse los estudios de las Facultades de Filosofa

Ciencias.

A estos jvenes,

que

luego han obtenido merecido renombre:


tro,

Romn

Baldorioty de Cas-

Jos Julin de Acosta, Alejandro de Tapia y Rivera, se debe la

iniciacin de Puerto Rico en la cultura

moderna

(i

1.

Antes de

843 Puerto Rico apenas poda

citar

ningn noni-

da para Espaa en 1797, se publicaba ya una Gaceta en 1790. No se conoce ningn nmero, pero s una Ordenanza del gobernador de la isla D. Jos
Mara Chacn contra vagos y malhechores, estampada en
el

Puerto de Espa-

a en 1786.
(i)

Constan
la

la

mayor parte de

los datos indicados,


la

en

el

prlogo de
1862,

Tapia
ttulo

coleccin de sus obras, que public en

Habana,

con

el

de El Bardo de Guamani.

336

CAPTULO V
la historia

bre de escritor nacido en su suelo, aunque tena en


arte
(1

del

un nombre de valor

relativo, el del pintor


la isla

Jos

Campeche

752-1809).

De

las

prensas de

tampoco sabemos que hu-

biese salido libro alguno de importancia, excepcin de los cinco to-

mos de

las

Memorias

geogrficas, histricas, econmicas y estadsti-

cas del auditor D. Pedro

Toms de Crdoba,

trabajo

muy

til, pero

ms bien administrativo y oficinesco que propiamente histrico. La primera produccin de amena literatura publicada en la isla, y
rarsima por cierto,

hasta

el

punto de no consignarse en

la

nica

Bibliografa Puerto- Riquea que tenemos, es una traduccin de


las

Odas de Anacrconte y

del

poemita de Museo Aviares de Hero

Leandro, que juntamente con una coleccin de 27 anacrenticas

originales, las cuales llevan el ttulo

comn de El Beso
las Islas

de Abibina,
quien
el

public en 1838 un clrigo helenista de

Canarias,

sus ideas liberales, manifestadas cuando fu diputado Cortes en

perodo constitucional del 20


isla
(

al 23,

haban llevado emigrar

la

de Trinidad de Barlovento. Llambase este incgnito traductor


el

que por

carcter ertico del libro


i.

el

carcter sacerdotal de su

persona, slo se atrevi

estampar en

la

portada

las iniciales

de su

y de su dignidad de den de Canarias) D. Graciliano Alfonso; y antes y despus del Anacreonte public, ya en Canarias ya en Madrid, un nmero considerable de traducciones
apellido
,

nombre y

en verso
al

muy

difciles

de

hallar,

pero que he podido reunir merced


las

concurso de buenos amigos. Tradujo, pues, todas de Horacio, y


los tres

obras de

Virgilio, la Potica

poemas de Pope Ensayo


sin otras

sobre el hombre.

Ensayo sobre

la critica

y El Rizo robado,

cosas de
rias

menos

entidad: en todo lo cual luce conocimiento de va-

lenguas antiguas

y modernas,
al trato

facilidad

de versificador, cierta

excentricidad y pedantera,

y un gusto
familiar
el

tan candorosamente delos clsicos anti-

pravado, que resisti

con todos

guos y modernos. El Anacreonte y


lo

Museo son de

lo

mejor de
caracteriza

menos malo que

hizo (l); pero

El Beso de Abibina

griego por G. A. D. de C.

Odas de Anacreonie. Los Amores de Leattdro r Hero, traducidos del Con permiso del Gobierno. Puerto Rico. Imprenta de Dalmau. Ao de :838.
(i)

PUERTO RICO

337

todava con ms exactitud su escuela y su manera de inofensivo


erotismo.

En

pos de este libro tan clsico, y que seguramente no pas del

crculo de los amigos del erudito Den, apareci en 1843 el pri-

mer Aguinaldo Pucrto-Riqueo

(l),

producto de una sociedad de


el prefacio) componer y que por sus bellezas tipo-

amigos que acordaron (segn dicen en


publicar un libro enteramente indgena,
grficas

y por
el

la

amenidad de sus materias, pudiera dignamente,


pariente,

al

terminarse
carifio

ao, ponerse los pies

de una hermosa, en signo de un

y reconocimiento ofrecerse un amigo, un

protector, reemplazando con ventajas la antigua botella de Jerez,


al

los

mazapn y las vulgares coplas de Navidad. La idea gust, y Almanaques Aguinaldos, creciendo en importancia y en vo-

lumen desde 1857, han proseguido recogiendo hasta nuestros das una gran parte de la produccin literaria de Puerto Rico. En este
primer Aguinaldo colabor, con
el
el

seudnimo de Mario Kolhmann,


de que haba de ser me-

excelente escritor madrileo D. Eduardo Gonzlez Pedroso, que


las altas facultades

ya entonces mostraba
morable ejemplo
el

discurso sobre los Autos Sacramentales. Los deprosa, ya en verso, fueron la poetisa
I.

ms colaboradores, ya en
Hernando (Echeverra),
vieso,

doa
Tra-

Alejandrina Bentez, y los seores


C. Cabrera,

Guasp, Jacobo (Pastrana),


J.

Fernando Roig, Martn

M. A. Mateo Cavailhou y F. V. (Francisco Vassallo). Al ao siguiente (1844) se celebraron en Puerto Rico fiestas Reales con
motivo de
la

declaracin de

mayor edad de D.*


M. Echeverra,

Isabel

II,

y en

el

cuaderno de estas

fiestas se leen
J.

tambin poesas de cinco de


I.

los

colaboradores del Aguinaldo,

Guasp, Francisco

Vassallo, Carlos Cabrera y Francisco Pastrana (2).

este primer despertamiento literario contribuyeron algunos

estudiantes de Puerto Rico residentes en Barcelona, dando luz sus


juveniles ensayos, primero en

un Albiim Puerto-Riqueo, que no

hemos

llegado ver,

y luego en El Cancionero de Borinqtien (1846),

(1) (2)

Imprenta de Gimbernat y Dalmau.


Fiestas Reales de Puerto Rico por el juramento S.

M.

la

Reina Doa

Isabel

II el 10 de Febrero

de 1844. Puerto Rico. Imprenta de Gimbernat, 1844.


hispa

Meunpsz y Pelato. Poesa

338

CAPTULO V
si

que

no puede estimarse

como

formal antologa, pues mal pueden

formarse antologas en una literatura naciente, tiene, sin embargo,


la

curiosidad de presentar reunidas las primicias de

la

poesa isle-

a.

Los autores que figuran en

este raro librito, dedicado la 5>-

ciedad Econmica de Amigos del Pas de Puerto Rico, impreso en parte sus expensas, son D. Francisco Vassallo, D. Pablo
Sez, D. Manuel A. Alonso, D. Santiago
F. Vassallo
5'

y D. Juan
la

B. Vidarte,

don

D.

Ramn

E. de Carpegna. Salvo
la

buena intencin

el

recuerdo simptico de

patria lejana,

poco hay que elogiar en


estos

las

pginas de este libro inocentsimo.

La mayor parte de

principiantes se malograron j\-enes,


el cultivo

otros abandonaron pronto

de

la poesa, distrados

por ms prosaicas y lucrativas


ei

ocupaciones.

De

todos

ellos, el

malogrado Santiago Vidarte era


Insomnio
es,

de mayores esperanzas, y su

fantasa lrica

con todas

sus incorrecciones, vaguedades


diatas, la

y reminiscencias demasiado inmesera

mejor poesa del tomo, que por otra parte

imper-

tinente tratar en serio,

como obra que


la

es de

muchachos

(l).

Por

entonces amaneci tambin

prosa de costumbres en los artculos

de D. Manuel Alonso, que

los coleccion

en 1849 con

el ttulo

de

El

Gibara. Algunos,

como La

Gallera,

pelea de gallos, no carecen de donaire,

El Baile de Garabato, La y como dato histrico sirla

ven todos
Bajo
la

(2).

proteccin del ilustre general que hoy preside


(3),

Acade-

mia Espaola

se estableci por los aos

de 1850

la

Academia
ins-

Real de Buenas Letras de San Jnan Bautista de Puerto Rico,


tituto

de vida efmera, que no sobrevivi, segn creemos,


el

al

man-

do del general Pezuela, pero que en


procur estimular
el

corto tiempo que dur,

cultivo literario, haciendo varias publicaciones

(O

El Caucionero El

de Boriiiquen. Composiciones originales en prosa y verso.

Barcelona, imp. de jSlartn Cari, 1S4.6, 8."


(2)

Gibara. Cuadros de cosiumlres de la isla de Puerto Rico, por D.

Mase-

nuel A. Alonso. Barcelona, por D.

Juan

Oliveres, 1S49.

Reimpreso con una

gunda parte en Puerto Rico,


(3)

1879, dos tomos.


la

Aldese D. Juan de

Pezuela,

de Noviembre de

1906, y haba sido Director

Conde de Cheste, que falleci en i. de la Academia (por sucesivas

reelecciones trienales) desde 1875.

PUERTO RICO

339

abriendo certmenes de poesa.


ella

En

23 de Enero de 1851 ley


la sierra

en

D. Rafael Castro su canto pico


reales.

de Luquillo en

octa\-as

En

premio y accsit Echeverra y otro de D. Manuel Felipe Castro sobre


del

mismo ao obtuvieron respectivamente un poema de D. Juan Manuel


19 de Noviembre del
la

gloriosa

defensa de Puerto Rico contra los ingleses en 1797. Otro

poema

mismo Echeverra sobre

la victoria

del

Morro y heroica defen-

sa de la ciudad de San Juan contra los holandeses en 1625, estaba

designado para premio en

el

ltimo concurso que celebr la So-

ciedad, en 1854, pero no lleg imprimirse en Puerto Rico, sino

en Caracas

(l).
la isla,

Mientras estos ensaj^os se hacan en


cer fuera de
ella

habase dado cono-

un poeta puerto-riqueo, D. Narciso de Fox y Lecanda, oriundo de Santo Domingo, y educado en la Habana, por
generalmente se
le

lo cual

incluye entre los poetas de

la

grande

Antilla.

Ya

en 1839 haba aparecido en

La

Siempreviva su roman-

ce morisco AUatar y Zaida; pero su reputacin data principalmente

de 1846, en que

el

Liceo de

la

Habana premi

su canto pico so,

bre el descubrimiento de Amrica por Cristbal Coln

obra correcta

y bien versificada, aunque ni mejor ni peor que otros innumerables poemas de certamen. En el gnero descriptivo merece relativa alabanza su Canto en versos sueltos la naturaleza de Cuba,
la
si

bien

imitacin de las silvas de Bello es tan directa

tan poco disimusin

lada,
taja

que ms bien parece

parfrasis,

y desgraciadamente

ven-

alguna de parte del imitador, que por centsima vez vuelve


la

cantarnos los nevados copos y los broches de oro del algodn,


ca flor

lau-

los

purpreos granos del caf

la

pura miel de
diadema de
la

las caas

amarillas,

el pltano

sonante, la esplndida
el delicioso

pina

m-

na feliz
ios

del vegetal imperio-,

aroma y de

del tabaco, la

esme-

ralda viviente del cocuyo, antorcha de la noche umbra'!),

y todos
re-

dems lugares comunes de


lo

la flora

la

ornitologa tropical,

que por

mismo que han


el

sido

ya insuperablemente cantados,
ni

quieren en

poeta tanto tino para no empalagar

quedar deslu-

(i)

El Yunque.

Cerni pico Icido for su autor

R.

C. en la
ella,

Academia Real de

Buenas Letras

de Piierio Rico el da de su recepcin en

23 de Enero de 1851.

340
cido en
la

CAPITULO V

competencia.

Ha

de tenerse, no obstante, Fox por inla

genio discreto y bastante celoso de

pureza de

la

lengua,

como

lo

mostr volviendo
ciones,

al

yunque una y
(l).

otra vez sus principales produc-

y bajo

este aspecto no deja de justificar los benvolos elo-

gios de nuestro Caete

En

los

Almanaques de Puerto Rico comenzaban

darse

cono-

cer nuevos poetas: D. Juan Francisco Comas, que los diez y nue-

ve aos public en Mayagez (1858) una coleccin en dbs tornos^


titulada Preludios del Arpa; D.

Ramn

Marn,

finalmente D. Alefallecido,

jandro de Tapia y Rivera, de quien, por haber

ser sin

ms fecundo y notable de aqu mencin ms detallada.


duda
el

los escritores

de

la isla,

procede

Si

por

la

grandeza de

los propsitos

y por
el

la

nobleza de los g-

neros cultivados hubiera de graduarse

mrito de los autores, po-

cos aventajaran Tapia, que procur siempre vivir en las regiones

ms elevadas

del arte,

y quien no arredraron

ni el

drama

histri-

co, ni la novela social, ni el

poema simblico

(2).

Preceptista

cr-

(i)

Ensayos poticos de D. Narciso de Fox;

los

da d

luz, precedidos de

un

breve juicio critico por D. 2fanuel Caete, su amigo Ildefonso de Estrada


jiea.

y Ze-

Madrid, imp. de Andrs y Daz, 1849. Las odas Al Comercio y A la fe cristiana son sus composiciones de ms aliento, despus de las citadas.

Naci Fox en 1822 en San Juan de Puerln Rico, y muri en Pars en 1S83.
(2)

continuacin inclumos un catl')go, probablemente incompleto, de

las

obras de Tapia:

Biblioteca histrica de Puerto Rico que contiene varios documentos de los


siglos

XV,

X VI, X VIIy X VIII, coordinados y anotados por D. Alejandro


muy

Tapia

til y formada en gran parte con documentos inditos, no es trabajo exclusivo de

Rivera. (Puerto Rico, imp. de Mrquez, 1854.) Esta compilacia

Tapia, sino que en ella colaboraron otros jvenes puerto-riqueos que por
los

aos 1850 1852 formaban en Madrid una especie de sociedad para recola isla,

ger documentos relativos


del

alentndoles en esta empresa D.

Domingo

Monte y D. Pedro Sinz de Baranda.


4.,

El Bardo

de Guarnan!, Ensayos li-

terarios...

Habatia, imp. del Tiempo, 1862. Grueso volumen de 616 pginas


el

en

con

retrato del autor


de Palissy;

al

frente.

Contiene dos dramas, Roberto

d'Bvreu.x-

y Bernardo

La Palma

del Cacique, leyenda histrica

de

Puerto Rico; La Antigua Sirena, leyenda veneciana, ms bien extensa novela;

Vida del pintor puerto-riqueo josc Campeche;

Un alma

en pena (cuento

PUERTO FICO
tico tambin,

341

y no ajeno

los estudios filosficos, trabaj

siempre

de una manera reflexiva, y gust de razonar el propsito de sus obras. Se ve, adems, que lea mucho y con provecho, y que estaba
al

corriente de la

moderna
al

literatura francesa,

y aun de

los libros

alemanes traducidos

francs. Sus Conferencias de Esttica y Liel criterio

teratura, inspiradas por

hegeliano, as nos lo persuaden.

Pero
las

le faltaba
l

que

quid diviniun; y para tan altas empresas como abarc, no basta con el talento: se requiere el genio poel

tico.

las

obras de Tapia no dejan ms impresin que

la

de un

talento claro

y bien

cultivado, ambicioso en demasa, con ambicin

noble y bien empleada, aunque con medios visiblemente inferiores

]sus grandes aspiraciones que, de realizarse cumplidamente,

le

hubieran dado puesto eminente en

la literatura universal.
el

Pero de
alto,

todos modos, siempre hay mrito en poner

punto tan

fantstico); Poesas \ Meseiiianas,

Fragmentas de

la Sataniada.

La

Cuarta o-

na,

drama

original en ires actos (en prosa.) Madrid, tip.

de Fortanet, 1867.

Camoens, drama original en cuatro actos (en verso). Madrid, Fortanet, 1868.
Hero, monologo trgico, con msica de D. Mateo Sabats. Ponce, imprenta

de F.
cit

Vidal, 1869.
el

Postumo

el

Transmigrado. Historia de un hombre que resuJ.

en

cuerpo de su enemigo. Madrid, imp. de D.

Aguado,

1872.

Noticia

listrica de

D.

Ramn Power, primer

diputado de Puerto Rico, con

que contiene algunos de sus escritos y discursos.

un apndice Puerto Rico, 1873, imprenta

de Gonzlez.
Rico, imp.

Vasco
1

Nez de Balboa, drama


1873.

histrico en tres actos. Puerto

de Gonzlez,
876.

La

leyenda de los veinte aos, novela original.

Puerto Rico, imp. de Gonzlez, 1874.


ta

Cofresi, novela.
tres actos,

Puerto Rico, impren-

de Gonzlez,

La

Sataniada, grandiosa epopeya dedicada al Principe


S.

de las Tinieblas, por Crisfilo Sardandpalo. Madrid, imp. de Aurelio


ria, 1S78.

Ala-

Camoens,

drama original en

refundido y corregido por el

autor para esta segunda edicin. Puerto Rico, imp. de Acosta, 1878.
del Icn,

La parte

drama en

tres actos

Miscelnea, Nenelas,

y en prosa. Puerto Rico, imp. de Gonzlez, 1880. Cuentos, Bocetos y otros opsculos. Puerto Rico, imp. de
\<

Gonzlez, 1880.

Conferencias sobre Esttica

Literatura. Puerto Rico, 1881,

imprenta de Gonzlez. Libro de relativo mrito, y uno de los pocos que en Amrica se han publicado sobre estas materias. Pstwno el Transmigrado,

nueva

edicin,

acompaada de una segunda parte: Postumo,


se traslad al cuerpo de

envirginado,

historia de

un Itombre que
J.

una mujer. Puerto Rico, im-

prenta de

Gonzlez Font, 1882; obra postuma.

De

1871 1875 dirigi una revista literaria:

La

Azucena.

342

CAPITULO V
cadas que son honrosas y respetables.
las del

hay

de

ellas fueron,
\

sin

duda,

extrao escritor que se firmaba unas

eces

El Bardo
el

de Gitainan, y otras Crisfilo Sardanpalo.


Escribi mucho, y as tiene de todo, pudiramos decir con
del Dilogo de la lengua. Contra lo

autor

que suele acontecer en poetas


lricos lo

americanos, no son sus versos propiamente


liente.

ms sobresa-

Su

estro en ellos parece dbil, de poco aliento


faltan tropiezos

y nada espon-

tneo;

Y tampoco
lo

de forma, inexcusables. Alguna


del

composicin ligera como

La Hoja

Yagrumo La Ninfa de
,

Guaniani es
odo
la

nico que puede exceptuarse

y aun

all

molesta

al

intercalacin de consonantes agudos en las seguidillas. El

mismo
tasas

frecuente empleo que hace de

la

prosa potica en sus fanla

y en

las
la

que llama Mesenianas, muestra


forma
sin encontrarla,

indecisin con

que buscaba

por

falta

de dominio y plefebril,

nitud en su vida potica propia, que era ardiente, rpida,

pero poco ntima y consistente.

En
ledos

el

teatro fu

menos

infeliz,

aunque sus dramas son ms para

que para representados, y en realidad slo dos tres de ellos lograron los modestos honores de una representacin casi privada.

Desdeoso de

los efectos teatrales


el ideal

como todo
historia,

el

que trabaja en

tales

condiciones, busca

en

la

que

es gran fuente

de

poesa humana, pero condicin de ser respetada en su integridad

y propia fisonoma, y no sustituida con arbitrarias y fantsticas interpretaciones, que convierten los personajes en smbolos vaporosos

sutiles, siniiilacrcqiie luce carentuvi. Si


el

de este escollo no siem-

pre acert salvarse


riador

mismo

Schiller,

que era un tiempo histo-

y gran

poeta, forzoso era

que ms de una vez naufragase


al

Tapia, arrojndose sin bastante meditacin llevar


histricas tan varias

teatro figuras

Balboa,

la

reina

y complejas como Camoens, Vasco Nez de Isabel de Inglaterra, el Conde de Essex y Bernardo
el

de Palissy.

Hay

en todos estos dramas conatos de poesa, pero nada


duelo cuerpo cuerpo con
la

que pueda decirse completo. En


realidad histrica,
el

poeta resulta vencido, y pesar de sus loables

esfuerzos
lo

rara vez llega caracterizar con vigor sus hroes por


se

mismo que

empea en tomarlos de

frente) ni hacerles

mo-

verse y pisar las tablas con libertad y gallarda.

cae en

la

biogra-

PUERTO RICO
fia

343

dramtica, en

el

biodraina,

como

l deca,

asciende cual efme-

ro globo, lleno de gas inflamable, las regiones de la abstraccin


metafsica, perdiendo de vista el
na.

campo de

batalla

de

la vida

huma-

Cuando escribe
de
la

sus

dramas en prosa, abusa de

las

formas pro-

pias
tral,

discusin

del razonamiento impropias del dilogo tea-

los

que ha de ser movimiento y pasin, no ser nada. Cuando escribe en verso, la locucin es armoniosa y en general pura,
le faltan elasticidad

pero

nervio.

Bernardo de Palissy es su drama

mejor
se

escrito,

ms

fiel

la historia

al

carcter del protagonista,

recomienda por cierta grandiosa y simptica serenidad moral.


del Len, que es una de sus ltimas obras, parece la

La parte
teatral
fu,

ms

de todas.

En

Roberto d'Evreux, representada en


la

8 59, que

segn creemos,

primera tentati\a dramtica de alguna imla

portancia en Puerto Rico,

nobleza habitual del

estilo, el estudio

no vulgar del carcter de Isabel de Inglaterra, y


ble

el

mrito indudaBristol

de algunas escenas como


la

el

dilogo de Ccil
la

el

mo-

nlogo de
favorito,

Reina antes de firmar


la falta

sentencia de muerte de su

no compensan

de aquel inters romntico que hay

en

la

antigua comedia de D. ^\ntonio Coello

Dar

la

vida por su

dama, tan bien analizada por Lessing en su Dramaturgia.


Anlogas
al

teatro de Tapia son sus novelas, formadas en gran

parte de impresiones

Una de
migr
al

las

ms

originales,

y recuerdos de sus viajes y de sus lecturas. aunque no exenta de parentesco con el


es la historia

delicioso

Avatar A& T. Gautier,


cuerpo de su enemigo.
las

de Postumo que trans-

Esto de
tico.

transmigraciones no era en Tapia mero recurso arts-

Quien

hajra ledo
los

La Satanada y

el

nebuloso prlogo que

la

precede (digno de
sabr que
el

buenos tiempos del armonismo krausista),


el

poeta puerto-riqueo no se redujo sutilizar sobre

idealismo filosfico, sino que tuvo dejos de mstico


do,

y de

ilumina-

y aun barruntos de pitagrico y espiritista. La Sataniada, que modestamente llam su autor Grandiosa epopeya dedicada al Prncipe de las Tinieblas, es, sin
res

duda, uno de los abortos ms singula-

de

la

mana pico-simblica, que tantos desastres produjo desla

pus de

aparicin de la segunda parte del Fausto; pero

aunque

por

lo

extra\agante de su concepcin y por su prolijidad ambi-

344

CAPITULO V
sin

ciosa impertinente sea de los libros que nacieron muertos,

que
de

haj'a

poder humano que baste no slo porque comprende


el

resucitarlos, todava es digna


los

citarse:

mejores versos de Tapia,


fin

sino

porque

haber tenido su autor estas alturas de

de

siglo la idea

de un poema teolgico, csmico y humanitario, que

la ltima razn de todas las cosas de este mundo y del y haber vivido y muerto con la inocente ilusin de haberlo realizado, es, sin duda, un caso notable, ya de genio, ya de pacien-

contuviese
otro,

cia,

ya de temeridad, ya de locura. De genio ya hemos dicho que

careca Tapia, pero tena cierto grado de talento potico,

amor

des-

enfrenado
do,

al arte,

mana de grandezas
su

como

otros

muchos de

y estaba contagiageneracin, por aquellos pomposos


estticas,

aforismos de filosofa literaria

aquellas frmulas huecas, que no

son de Hegel, sino de Michelet de Quinet, los cuales no dejaban


en paz
al

poeta mientras no se haba convertido en apstol de

los

tiempos nuevos, y no haba escrito su correspondiente Biblia de la

Humanidad. Tapia, posedo de


pronceda, que se salva por

esta ambicin cual otro Pablo

Cm-

bara, otro Heriberto Garca de

Ouevedo (para no mentar Esde los


detalles,

la belleza

redencin que

nunca

falta los

grandes poetas), quiso hacer su Ahasvero, su Pro-

meteo, su Diablo
nes,
ser,

Mundo. Qu digo? Ms
le

altas fueron sus aspiracio-

tal

comparacin

hubiera indignado.

La Sataniada
los

deba

era sin

duda en

la

mente de su autor (uno de

pocos mor-

tales
la

que han podido


el

leerla entera), la cuarta epopej-a del


la Iliada,

mundo,
la

coronacin y

complemento necesario de

de

Divi-

na Comedia y

del Fausto; por supuesto, aventajndolas

dolas con toda la ventaja que lleva nuestra edad las

y supernpasadas. Nada
ser espi-

menos
ritual

iba encarnarse en

La Sataniada que
como
fe

el

modo de

de nuestro tiempo. La idea religiosa que aparece como


la

presentimiento en

antigedad,

viva en Dante,

dicin plcido recuerdo en Goethe, iba mostrarse


positivo del siglo xix en
ra el hierofonte, el

como tracomo ideal


-

La

Sataniada, y Crisfilo Sardanpalo se

revelador del gran misterio. El autor lim su

poema aos y
zos,

aos: ya en 1862 public en la


la

Habana algunos

tro-

no poco mutilados por

censura; pero slo diez


el

seis

aos

despus apareci en Madrid ntegro

gigantesco poema. Los tiem-

PUERTO RICO pos no estaban para epopeyas satnicas


ni anglicas,

345

y todo

el

munSar-

do

se encogi de

hombros. Nadie saba quin era


el

Crisfilo

danpalo-, ni cul era

sentido de todo aquel embolismo de las


in-

ciudades de Diablpolis y LeprpoUs, por donde desfilaban en


terminable procesin todos los personajes de
Si algn aficionado
la

historia universal.
la facili-

ley salpicadas algunas octavas, alab

dad y

la

gala del versificador,


el

El autor, sea

y no pas ms adelante. lepropolitano que escribe el prlogo, empieza


la

por decir que su obra no es puramente teolgica como


ni

de Dante,

tampoco una obra

nihilista
el
el

pesimista, unilateral, y, por lo


ni

tanto, incompleta
lidad sin resolucin
luz

como como

Diablo Mundo,

envuelve una dua-

Fausto, sino que en


religin, se

La Sataniada

la
la

la

cruz, la ciencia

la

funden para producir

transfusin

del cielo en el
la

mundo, en
seno de

la

humanidad, para que


de donde naci

de

este

modo

humanidad, terminada su ley de evoluciones de


al

perfeccin relativa, se torne

lo absoluto,

como

idea palingensica,

donde debe volver cumplidamente


autor imagina

realizada.

Para desarrollar tan disparatado pensamiento,

el

una

serie

de arquetipos y representaciones,
la tierra, ni

las cuales se

van des-

envolviendo no en

en

el cielo,

ni

en

el infierno,

como
el

sucede en

los

dems poemas conocidos hasta hoy,


es

sino en

un mun-

do sui generis, que tampoco


poeta Crisfilo (que es
el
el

mundo. Quiere
la

esto decir que

smbolo de

humanidad, adems de ser


las oficinas

propio D. Alejandro Tapia, empleado en


lleva
al

de Hacienel

da de Puerto Rico), no nos


infierno en el
finito,

infierno, sino

que percibe

mundo, y funde ambas cosas dentro y

fuera de lo in-

prescindiendo de lugares y cronologas, y fundiendo lo tem-

poral
rial

lo

eterno.
la

Nos hace

penetrar, pues, en un infierno inmatelos

que vive en

humanidad de todos

tiempos, porque sta

lo

lleva

en su espritu colectivo
\\a.m.di

doble Trtaro en que hay un

infier-

no que se
que
lo

feliz (Diablpolis),

morada de condenados dichosos,


son porque se niegan

parecen, y otro infierno de dolor (LeprpoUs, ciudad de los

leprosos),

donde moran
rey de
las

los

reprobos, que

lo

seguir

al

tinieblas,

y que

si

bien sufren, prefieren su

dolor y luchan contra Satn, quien logran vencer algunas veces

346

CAPTULO V
historia

Esta

de
la

los

y y hombres: esta serie de evoluciones, de accin y reaccin de


satnica,

estos triunfos de Satn, cual soberano de la tierra

humanidad

que habrn de reproducirse hasta que


libre

el

gnero humano llegue a ser

en

el

sentido de

tiano en el de la sensibilidad, constituyen el

y crisobjetivo del poema. Y


la

razn,

aunque su accin pasa en


de

las

regiones ideales infinitas, no por

eso se sale del mundo, porque ste no deja de ser parte


la

y contenido
meras
suerte,

eternidad y de lo infinito
el espritu

como tiempo y como

espacio,

relaciones que
el

concibe con este carcter.

De

que

mundo de que
lo

se trata es el nuestro en idea, la idea-mundo,

por
sin

que

el

lector

podr creerse en

ste,

hallndose en

el

infierno

haber salido del mundo.


el

Tal es

pensamiento de este diablico poema, ms bien estu-

penda

pesadilla, obra

postuma de un gnero muerto y que no


(y sta es
la

es

de temer que en mucho tiempo resucite. Treinta mortales cantos


tiene

La Sataniada, donde

mayor desdicha) abundan


fijerza satrica

octavas buenas, brillantes y aun magnficas, descripciones profisas,

ya

terribles,

ya risueas, rasgos de humor y de


felices,

que

parecen del abate Casti, expresiones

caprichosos arabescos,

raras fantasas, todos los caprichos de

un versificador ejercitado y
lricos aparece.

muy

superior

al

que en sus dramas y en sus versos


enterrado

todo est
la

all

como en un
la

pozo; ahogado

y obscureci-

do por

insensatez del plan, por

incoherencia de los episodios,

por un pedantesco frrago de nombres propios y de teoras medio mascar,

y por

el

ms fangoso

torrente de declamaciones de
lo Hivino.

sectario contra todo lo

humano y

La Sataniada

es

un

confuso centn de todo gnero de herejas, pero estn expuestas

de un

modo

tan estrambtico, que no es de temer que hagan

mu-

chos proslitos.
el

Lo que puede dudarse

es

que saque sana

la

cabeza

que aventure penetrar en semejante aquelarre.

Con todos
no slo por

sus defectos y aberraciones de gusto. Tapia y Rivera,

el

nmero y

relativo valor

de sus obras, sino por

la efi-

cacia constante de su ejemplo en su vida literaria laboriossima,

y
el

por

la activa

propaganda de sus ideales

artsticos,

que con todo

fervor y

vehemencia propios de su temperamento

ejerci hasta sus

ltimos das, ya en plticas familiares, ya en los papeles peridicos,

PUERTO RICO

347

ya en conferencias y discusiones de Ateneo (l); mantuvo el fuego sacro de la literatura en Puerto Rico, donde tan pocos estmulos tena,

fu causa, ocasional lo menos,

de

la

aparicin de
(2).

otros ingenios, la

mayor

parte de los cuales viven an


el

Sus pro-

ducciones se registran ya en

Nuevo Cancionero de Borinquen


(3)-

de 1872, ya en
Entre
los

la

coleccin de Poetas ptierto-riqieos de 1879


fallecido

que han

debemos

citar

en primer trmino

al

malogrado D.Jos Gautier Bentez (1848- 1 880), cuyo Canto Puerto Rico,

de brillante ejecucin, aunque no exento de los lugares cola

munes de
ga.

poesa descriptiva americana, publiqu en mi Antolosi

Pero hay otra poesa suya,

menos celebrada, ms digna de


la

serlo,

La

Barca, alegora nada nueva de

vida humana, pero tra-

tada con cierta amplitud de sentimiento


ves

lrico

que se

dilata

en gra-

y majestuosas estancias (4). Madre de este poeta fu, lo que entendemos, doa Alejandrina

Bentez de Gautier, que no slo es la


riquea, sino que figur en
el

ms antigua

poetisa puerto-

primitivo grupo literario de 1843.


al

Sus versos la Estatua de Coln en Crdenas y


no,

Cable submari-

son robustos y grandilocuentes; pero en otros ms ntimos como Mi pensamiento y yo, y El paseo solitario, se revela mejor su noble
personalidad
lrica (5)j'

Un
(i)

ao antes que Gautier Bentez naci,

n ao despus muri,

Vase M. Fernndez Juncos, Semblanzas


1

puerto-riqtieiias.

Puerto

Rico,
(2)

888; pgs. 58 95.

No

se olvide

que estas pginas fueron

escritas

en 1893. Desde enton-

ces han fallecido varios de estos poetas, pero no tengo datos para puntualizar la fecha de su muerte, ni conduce mi propsito averiguarlo.
(3)

Nuevo Cancionero de Borinquen.

Coleccin de poesas escogidas


1872, 8.

por Mapor

nuel Soler y Martorell.

Puerto Rico, imp. de Gonzlez,


et

Poetas puerto-riqueiios. Producciones

verso, escogidas v coleccionadas

D. Jos Mara Monje, D. Manuel M. Sama y D. Antonio Ruiz Quiones. yagez, Martn Fernndez, editor, 1879.
(4)

Ma-

Coleccin de Poesas de D. Jos' Gautier Bentez.

Puerto Rico, imp. de

Gonzlez, 1880. Publicacin postuma con un prlogo de D. Manuel Elzaburu

y una Corona Vase (5)

literaria en
el

honor de Gautier Bentez.


J.

estudio de D. Jos

Acosta, Alejandrina Bentez y Arce de

Gautier. Puerto Rico, 1886.

34S

CAPTULO V

un poeta de Manat, llamado Francisco Alvarez (1847-1881), cuyos


versos postumos fueron coleccionados por devocin de algunos amigos. Las poesas de Alvarez son

muy
la

incorrectas,

como de quien no
que pudo adqui-

haba recibido ms educacin que


rir

elemental y

la

en vagas lecturas:

el

fondo es melanclico y algo pesimista, por

lo cual se le

ha comparado con Becquer, y aun con Bartrina; pero

su melancola no ha de achacarse imitacin literaria, puesto que


fu sincera
cia, senta

como de

quien, vctima de pertinaz incurable dolen-

acercarse cada

momento

la

inevitable muerte.

La Medi-

tacin Noctii7'na basta para caracterizarle,

es, sin

duda, su mejor

poesa

(]).

An

restan otros nombres:

D.Jos Mara Monje, correcto y


xviii,

fr-

gidsimo imitador de nuestros clsicos del siglo


te de Moratn

especialmense dio

y Jovellanos; D. Manuel Corchado, que


al

conocer en un concurso de 1862, por su valiente oda

pintor

Cam-

peche; y partidario luego de los delirios espiritistas,


especie de romancero de

muy

difundi-

dos en Puerto Kico, public Historias de Ultra-Tumba (1872) y una


la

segunda guerra

civil

que llam Pgi-

nas sangrientas (1875)


(i)

(2);

Carmen Hernndez,

poetisa que disput

Obras Literarias d Francisco Alvarez. Puerto Rico, imp. de Gonz-

lez, 1881.

de

las

poesas

Con un prlogo de D. Manuel Fernndez Juncos. Contiene, adems lricas, tres pequeos poemas y un drama en dos actos, repre-

sentado en Manat en iSSi.


(2)

Corotia Potica dedicada al Maestro Jos' Campeche, pintor ptierto-riqiela poesa


la

o.

Puerto Rico, imp. de El Boletin Mercantil, 1863. Adems de


la

de

Corchado, que fu

premiada en este certamen, abierto por


del Pas, figuran en el cuaderno otras
la

Sociedad

Econmica de Amigos

de Carmen

Hernndez, Alejandrina Bentez, Heraclio M. de

Guardia (venezolano)i

Juan Francisco Comas, Jos Coll y Britapaja, Ramn Marn y Federico Rosado y Brincau. Historias de Ultra-Tumba, por Manuel Corchado. Madrid, imprenta de
J.

M. Alcntara, 1872.
guerra

Pginas sangrientas. Coleccin de romances


civil,

escritos sobre episodios de la

por Alejandro Benisia y Manuel Cor(1878). Public,

chado. Madrid, imp. de

J.

Aguado, 1875. ./ Trabajo, poesa

adems, algunos

folletos

sobre cuestiones polticas, sociales y religiosas: Las

Barricadas (Barcelona, 1870),


de tnuerte y
la

La pena

de muerte (Barcelona, 1871),


1877), Dios, rplica

La pena

prueba de indicios (Madrid,

Ser y Cap-

devila. Colabor en la Revista de Estudios Psicolgicos y


piritistas.

en otros papeles es-

Para

el teatro escribi

Mara

Antonieta,

cuadro dramtico original

PUERTO RICO
el

349
clsico,

lauro Corchado, con versos de sabor

en

el

certamen

de Campeche; y otros muchos que no citamos, para no convertir


este trabajo en rida nomenclatura. Slo

haremos una excepcin

en pro del malogrado joven Manuel Elzaburu y Vizcarrondo, cuyo

nombre no
rece
les,

figura en las antologas puerto-riqueas,


otros.

aunque

lo

me-

mucho ms que
pero dej

Apenas conozco versos suyos


(el

origina-

muy

lindas traducciones de poetas franceses

moderla

nos, especialmente de Tefilo Gautier

Madrigal pantcista,

Sinfona en blanco mayor. Lo


Tristeza en el mar, I^a Rosa
artificio
el

qtic

dicen las golondrinas,

La

nube.
sutil

t).

quien conozca

el

extrao y

de

los

versos originales, no dejar de dar estos esfuerzos


sin

debido precio y preferirlos mucha hojarasca indgena que


las

provecho abruma

colecciones citadas (I).

La

literatura puerto-

y en verso, estrenado en Puerto Rico en 1880. Fu diputado Cortes por su isla, y muri en Madrid en 30 de Noviembre de 1884. Al ano siguiente se
public en Ponce una Corona Potica su memoria, y adems se imprimie-

ron sueltas otras composiciones elegaco-laudatorias.


(i)

a
el

continuacin damos todos los nombres de poetas que figuran en

las

dos colecciones ya citadas.

En

Nuevo Cancionero de Rodrguez:

Muerios: Jenaro Aranzamendi. Manuel Alonso.

Alejandrina

Bentez y

de Arce de Gautier.
ntez.

Manuel

Corchado.

Jos

J.

Dvila.

^Jos

Gautier y Be-

Alejandro Tapia y Rivera. Francisco Vassallo. Antonio Daubon. Ramn Marn. Jos Juan Francisco Comas. G. Padilla. Manuel Padilla. Manuel M. Sama. Rafael del Valle y Rodrguez.
nuel Soler y Martorell.
Fzolj."

Jos

Mara Monje. F. M. de Rodrguez. Francisco Pastrana.

Ma-

^Jos

En

los Poetas Puerto- Riqucos:

de Quiones

Aranzamendi. Alejandrina Bentez. rsula Cardona Manuel Corchado. Jos Jacinto Dvila. Eleuterio Derkes. Jos R. Freyre y Rivas. Gautier Bentez. Pastrana. Domingo M. Quijano. M. Soler y Martorell. Tapia y Rivera. F. Vassallo
Alueitos: Alvarez.
Anglica).
^J.

Santiago Vidarte.
Vivos: Francisco
J.

Amy. J.

B. Balseiro.

Salvador

Brau.

Cayetano

Coll

y Tost. Jos Coll y Britapaja. Antonio Cortn. Jos A. Daubon. J. J. Domnguez. Manuel Dueo Coln. Ramn Marn. Fidela Matheu de Rodrguez. Jos G. Padilla. Manuel Padilla Dvila. Jos Ramn Rodrguez

Mac-Carthy.
Segarra.

Lola Rodrguez de Ti. Manuel Mara Rafael del Valle. Manuel Zeno Ganda.

Sama.

Bonocio

Ti

De

estos poetas slo han publicado colecciones D. Eleuterio

Derkes (Puer-

350

CAPITULO V
la

riquea, ya bastante considerable en cantidad, dada

pequea
disci-

extensin de
plina. All,

la isla, es
el

de

las

que ms necesitan expurgo y

como en

resto de Amrica, se escriben demasiados

versos,

los poetas se

encuentran por docenas. Hasta pueblos sede Arecibo, que apenas habr sonado en

cundarios
los odos

como

la villa

de ningn lector europeo, poseen antologas especiales de

sus ingenios.

En

todo esto tiene que haber mucha maleza, que slo


los das

la crtica local

y de todos
de
la

puede

ir

arrancando con
la

mano y

fuerte. El pas que, la

hora presente, se honra con


autora de

delicada

castiza inspiracin

La

vuelta del pastor^ y cuenta

con un conocedor intrprete de


aprecio

la literatura inglesa tan lo

digno de

como Amy,

tiene

ya derecho ser juzgado por


la literatura

que

real-

mente

vale,

y ocupar en

americana

el

lugar modesto

sin duda,

pero no despreciable, que hasta ahora con evidente injus-

ticia se le

ha negado en todas
del

las

colecciones generales formadas


si

en

las

dems regiones

Nuevo Mundo. Pero

se ha de evitar

que

las apariencias

engaen, conviene que


la

la crtica

(que tiene ya

un rgano autorizado en

Revista Ptierto-Riquea, sostenida con

to Rico, imp. del Comercio, 1871), autor tambin de

uu drama en cuatro
1876; Cla-

actos y en prosa, Ertiesio Lefevre d el triunfo del talento, representado en

Guayamo,
ros

1871; Lola

Rodrguez de Ti (Mis Cantares, Mayagez,


J.

Nieblas, Mayagez, 1885); D. Jos


1879), y
J.

Domnguez, con

el

seudnimo de

Gerardo Alcides (Mayagez,

posteriormente un cuaderno de Odas

(Ecos y Notas. Ponce, 1884; libro que contiene estimables traducciones de Bryant, Longfellow, Whittier, Leigh

Elegiacas (Mayagez, 18S3); D. F.

Amy

nos traducidos

Hunt, Stedman y otros poetas anglo-americanos, y tambin versos castellaal ingls, entre ellos La Madrugada, de Milans); D. Rafael
del Valle (Arecibo, 1884).

Con
Para

el ttulo

de Notas Perdidas existe tambin una coleccin especial de

poetas arecibeos, publicada en 1879.


la

redaccin de este captulo hemos tenido presentes, adems de


la

las

colecciones impresas, una manuscrita remitida


la

Academia Espaola por


la isla.

Comisin

literaria

nombrada por

el

Capitn general Gobernador de

Debo tambin
ra,

preciosos datos

tante favorecedor, el

de mi antiguo amigo y conselegante poeta venezolano D. Miguel Snchez Pesquela diligencia


(a).

que reside aos hace en Puerto Rico con un cargo de magistratura


Actualmente es dignsimo magistrado de
la

(a)

Audiencia

territorial

de

la

Corua.

PUERTO RICO

351

loable constancia durante siete aos), sea inexorable en la aplica-

cin de las reglas del buen gusto,


ni al

y no ceda con excesiva


que
al

facilidad

engreimiento local, que sera prematuro,

ni las avasallado-

ras corrientes de la novsima literatura francesa,

quitar ca-

rcter espaol las nacientes literaturas de Amrica,

acabaran

por borrar tambin de

ellas

todo sello americano.

VI

VENEZUELA

La antigua Capitana general de Caracas, hoy Repblica de Venezuela, tiene la gloria de haber

dado

la

Amrica espaola, simulaparicin sbita de


patria

tneamente, su mayor hombre de armas y su mayor hombre de


letras:

Simn Bolvar y Andrs

Bello.

Pero

la

estos dos varones egregios,


al

que por breve tiempo ponen su


la

frente del

movimiento americano, ya en
la

esfera

de
la

la

accin

poltica,

ya en

de

las ideas,

contrasta,

si

no con

obscuridad

anterior de la historia de Venezuela (que, por el contrario, es en el

perodo de
lo

la

conquista, de las
el

ms

interesantes que

pueden

leerse),

menos con

puesto secundario que, pesar de su admirable

situacin geogrfica, de su vastsima


naturales,

extensin y de sus riquezas


el

ocup

el territorio

de Costa Firme en

cuadro inmenso

de

las

posesiones espaolas.

De

aqu

el

desarrollo lento

tardo de

la cultura,

que nunca, hasta


all,

los ltimos das


la

de

la

poca colonial,
Per, sino

pudo competir
con
la del

no ya con

de Mxico con

la del

vecino virreinato de

dependa Venezuela hasta

Nueva Granada, del cual, en parte, 1 73 1 (l)- La poblacin era muy mezclacomprenda

(i)

La Capitana

general, erigida definitivamente aquel ao,


la

las provincias

de Caracas (en

cual se incluan entonces las de Coro, Bar-

quisimeto y Carabobo),

Cuman

(incluyendo

la

de Barcelona), Guayana, Maisla

racaibo (y con ella Mrida y Trujillo), Barinas y Apure, la

de Margarita,

la

tes,

de Trinidad hasta que en 1797 cay en poder de los ingleses. Sus lmicomo se ve, eran inmensamente mayores que los de la primitiva goberla

nacin provincia de Venezuela, que segn

cdula de asiento de Carlos


el

con
el

los

Welseres en 1528, comprenda slo desde


la costa,

Cabo de

la

Vela hasta

de Macarapana, por

y por

el interior
I.

hasta el ro Casanare.
23

Mkkndez y Pelayo. Poesa

hispano-americaana.

354

CAPITULO VI

da: de los ochocientos mil habitantes

que prximamente se calcula-

ban principios de este

segn testimonio de Humboldt y Bonpland, haba ms de I20.000 indios, diez mil de ellos no redusiglo,

cidos vida civilizada,


cientos mil mestizos
raza blanca,

ms de sesenta mil negros, ms de cuatroy mulatos, y slo unos 2I2.000 individuos de entre criollos y espaoles. Con elementos tan heteroalta cultura

gneos y abigarrados, sin ningn centro de


dase los emporios de Mxico y Lima
,

que recor-

sin universidad

sin

im-

prenta hasta
ofrecernos

muy

entrado

el siglo xviii, la historia literaria

no puede
los

ms que pginas en blanco. Y,


la

sin

embargo, ya entre

conquistadores hubo quien diese culto


tellanos,

que dedic

musas; y Juan de Casmitad de sus elegas sucesos y personajes


las

de

lo

que hoy es jurisdiccin de \'enezuela, recogiendo innumera,

bles datos biogrficos sobre los primeros colonos


isla

encontr en

la

Margarita nada menos que cuatro poetas, y msicos tambin

segn parece:
Con cuyo son las damas y galanes Encienden ms sus pechos en amores..
All

..

tambin dulcsimo contento


concertadas en su punto,
lleva

De voces

Cuyos concentos

manso viento

los

puntos odos por trasunto:


el

Corre mano veloz

instrumento

Con un ingenioso contrapunto.


Enternecindose los corazones

Con nuevos

villancicos y canciones.

Porque tambin PoHhimna y Erato, Con la conversacin del duro Marte,

De nmero sonoro y verso grato, Tenan deste tiempo buena parte:


Rara
facilidad,
la

suave

trato,

en

De

los

composicin ingenio y arte, cuales discpulos y alumnos

Podramos aqu decir algunos.

aun t que sus herencias hoy posees,


preciars saber quin era
Virties,

No menos

Bartolom Ferfindez de

el

bienquisto Jorge de Herrera:

VENEZUELA

355

Hombres de ms

valor de lo que crees,


era,

con otros tambin de aquella

Fernn Mateos, Diego de Miranda,

Que

las

musas tenan de su banda.


(Elega XIV, part.
i.*)

Los

v'^ersos

no pueden ser peores

pero es curioso

el

testimonio

tratndose de 1550) prximamente.

fines del siglo xviii

principios del sigiiiente, encontramos

algunos versificadores gongorinos, de lo ms enftico

dentro de su gnero. Al frente de

la

Historia de la Conquista

tacin de

a Provincia de Venezuela,
(l), escribi el

de D. Jos

y perverso y Pode Oviedo y Baos

{Madrid, 1723)

licenciado D. Alonso de Escobar,

cannigo de

la

catedral de Caracas, examinador sinodal del obispadel Obispo,

do de Venezuela y secretario

un romanzn endecaslatr-

bo congratulando
minos:

la ciudad

de Caracas en estos revesados

Coronado Len, de cuyos

rizos

Altivas crenchas visten el copete,

Gallarda novedad que su nobleza

Generosa guard para sus


Ilustre concha,

sienes:

que en purpreas
los relieves

lneas

Del Mrice dibujas

En cruzados
Cuando en
Frtil ribera

diseos que se exaltan,

fuertes escudos te ennoblecen.

que en plateadas ondas

El elemento lquido guarnece,

Y
.\.

en vegetales minas sus tesoros prpura reducen


lo vrente;

Floresta americana, de quien Flora

Tiernos pimpollos libra en candideces

De

flores,

que perdiendo

la

hermosura.

Son

frutos suaves

que Pomona ofrece


vacos; pero baste

Por

lo

menos, haca versos sonoros, aunque

sta muestra. Del

mismo
y
al

autor hay un ridculo soneto con doble

acrstico, al principio

medio del verso. Otro de

los panegiristas

(i)

Reimpresa por

la

Biblioteca de les Americanistas, Madrd, 1885.

Dos

tomos. Ilustrada con notas y documentos, por D. Cesreo Fernndez Duro.

356

CAPTULO

VI

de Oviedo y Baos fu D. Ruy Fernndez de Fuenmayor, en un


soneto y en unas conceptuosas dcimas.

Hasta 1696 no hubo ms enseanzas que


tos

las
el

de algunos convenobispo D. Diego de

clases de gramtica.

En

aquel ao,

Baos y Sotomayor, natural de Santa Fe de Bogot, fund en


Caracas
el

colegio-seminario de Santa Rosa, con trece becas y


latina, filosofa aristotlica, teologa,

nueve ctedras de gramtica


cnones y msica
(l).

Pero

los
ir

venezolanos estudiosos padecan

la

incomodidad de tener que

graduarse

en

las

universidades

ms

menos lejanas de Santo Domingo, Mxico

y Santa Fe,

hasta que

por cdula de Felipe V, en 172 1, y bula apostlica de Inocencio XIII,

en

9 de Agosto del ao

siguiente,

qued convertido

Seminario Tridentino en Universidad Real y Pontificia, con

los-

dose

mismos derechos y privilegios que las dems de Amrica, amplinel nmero de sus enseanzas con las de Derecho Civil y MeLos
jesutas tuvieron
los

dicina.

tambin colegios, hasta su expulsin^


se les debi en gran parte

all,

como en
de
la

dems de Amrica,

la difusin

cultura clsica.
existi hasta
1

La imprenta no
rio

806, en que

el

general revoluciona-

Miranda

trajo

una ambulante para imprimir sus proclamas, que

fueron quemadas en Caracas por

mano

del \erdugo. Hasta

808

no-

empez
(i)

salir

la

Gaceta de Caracas

(2).

Con

tan tenues principios1,

Baralt, Historia de Venezuela, 2.^ edicin,

tomo

pg. 414.

El Sr. D. Vicente G. Quesada, en su libro


ca Espaola durante los siglos

La Vida Intehciiial en la AmriXVI, XVII y XiVII {Buenos Aires, 1910, tiraXI) dice que
el colegio fu

da aparte de
ca en qu
(2)

la

Revista de la Universidad^ tomo


el

fundado en 1682 por

obispo D. Antonio Gonzlez de Acua, pero no indi-

documento

se apoya.

Vid. Medina,

La

Imprenta en Caracas (1810- 1822) notas biogrficas

(Santiago de Chile, 1904).

Ninguno de

los 26

nmeros que comprende


excepto
el 10,

esta

exigua bibliografa puede calificarse de


madrigal bastante malo.

literario,

que

es

un

En Angostura

hizo imprimir Bolvar en 18 19 la Ley fundamental de la Re-

pblica de Colombia, y en 1S20 el Correo del Orinoco.

En Maracaibo hubo imprenta militar en 1822. Hay una poblacin venezolana de la cual tendramos que decir que se adelant mucho todas las restantes en el uso de la tipografa, si realmente la
Descripcin exacta de la provincia de Bcncztiela
(sic)

por D. Joseph Luis de

VENEZUELA

357
el

asombra
que

el desarrollo

que en breves aos logr

despierto y loza-

no ingenio de

los criollos

venezolanos. Porque no hay que olvidar

Bello, nacido en 1781

en pleno rgimen colonial, se form en


fraile

Caracas; que su primer maestro de humanidades fu un

de

la

Merced
fa

fray Cristbal de Ouesada;

que hizo
el

los estudios

de

filoso-

en

el

Seminario de Santa Rosa bajo


el

rectorado del presbtero

Montenegro,

bueno,

el

afectuoso, el sabio Dr. Montenegro,


la

como

le

llama Baralt; y que en

Real y Pontificia Universidad de

su patria encontr en 1/9/ un Dr. Escalera que le ensease las

Ma-

temticas y

la

Fsica Experimental.
clerical

Declmese cuanto

se quiera

contra
de

la

educacin

y espaola, siempre

persistir el

hecho

haber sido hijos de

ella Bello,

Olmedo y

Heredia, los tres

nomAntifa-

bres ms indiscutibles de

la literatura

americana.
las

Favorecida por su ventajosa posicin cerca del mar de


llas,

que Humboldt llama un Mediterrneo de muchas bocas;


III,

vorecida por las reformas de Carlos


cio
,

enriquecida por
la

el

comer-

y en

trato frecuente

no slo con

Metrpoli

sino con los

extranjeros, que,
libre,

ya en

los

breves perodos en que

el

comercio fu

ya por medio

del contrabando, difundieron sus industrias, ar-

tes, deas, libros

y comodidades, Caracas haba llegado

ser en

799
la

una de
visit

las

ciudades
el

ms

cultas del

mundo

americano. Entonces

Humboldt,

cual, en su Viaje

las regiones equinocciales,

declara haber encontrado en muchas familias principales gusto por


la instruccin,

conocimiento de

los

modelos de

las literaturas fran-

cesa

italiana,

y decidida

predileccin por la msica, que serva

como de
racas

lazo entre las diversas clases sociales.


la

Y aade

que en Ca-

y en

Habana crey

estar

dos Unidos que en ninguna otra


libros corran
ndice,

ms cerca de Cdiz y de los Estaparte de la Amrica espaola. Los


sin

de mano en mano,

exceptuar

los incluidos

en

el

que slo podan entrar de contrabando, y que en su circulaque aparece impresa en Valencia, Firme (como
1764,

Cisneros,

corresponde Nueva Va-

lencia de Costa

es verismil por su asunto)

y no
1812

Valencia

de

Espaa, punto que ao

me

parece completamente resuelto, pesar de lo que

dice Medina (Noticias de varias imprentas, pg. 42).

En

hubo

all

im-

prenta con

el carcter poltico

que entonces tuvieron

todas, ya en

poder de

los realistas, ya de los insurgentes.

358
cin

CAPTULO

VI las ideas

sombra de tejado iban difundiendo

revolucionarias

y enciclopedistas y preparando la explosin de 1 810. Pero en medio de esta fermentacin peligrosa, haba ansia de saber y evidente
mejora en
los estudios.

Montenegro, Escalona y Echezura, haban


de
Filosofa,

reformado
recho; los

los estudios

y
la

el

licenciado Sanz los de

De-

hermanos Luis y

Ja\'ier Ustriz tenan

en su casa una

academia privada de
producciones: su oda
to

literatura,

en

cual ley Bello sus primeras

A
la

la

Vacuna, sus traducciones del libro quin-

de

la

Eneida y de

tragedia Zulima, de Voltaire. All se dieron


la

conocer tambin otros aficionados

poesa, de quienes apenas

quedan muestras, porque

el

archivo de aquella pequea sociedad


(l).

desapareci en los disturbios civiles

Entre ellos se citan los

nombres de D. Vicente Tejera, D. Jos Luis Ramos, D. Domingo


Navas Spnola, D. Vicente
otros.
Salas,

D. Jos Domingo Daz y algunos de Racine, y algunas odas

Navas Spnola tradujo

la Ifigcnia,

de Horacio.

De Ramos, uno
1,

de

los firmantes del acta

de indepenrefe-

dencia de 181
rent.....

conozco una versin apreciable del Oh Navs,

El mdico Salas
el

compuso

el

poema

burlesco de

La

Medi-

comaqtiia, en

gusto prosaico de

Iriarte.

Se citan un ensayo dra-

mtico de D. Jos

Domingo

Daz, Ins,
la

De

Tejera, uno de los proceres de

y otro de Gonzlez, Anbal. independencia, no se conoce


las

con certidumbre poesa alguna, puesto que, de


Gaicano pone su nombre en
el

dos que

el

seor

Parnaso Venezolano

(2), la

Pard-

al)

Fuera de este grupo

literario,

compona versos msticos y conceptuo-

sos la monja carmelita sor Mara Josefa de los Angeles.


(2)

Parnaso Venezolano.
siglo

Colecciti de poesas de autores venezolanos desde

mediados del

'I11 hasta jiuestros das, precedida de

una introduccin

acerca del origen

y progreso de

la poesa en Venezuela,

por D. Julio Calcao,


Caracas, 1S92. Esta

individuo correspondiente de la Real Academia Espaola


coleccin,

ms completa y esmerada que


y laborioso secretario de
la

otras anteriores, fu formada por

el inteligente
liar los

Academia Venezolana, para auxi-

trabajos de

nuestra.

Vase adems:

Biblioteca de escritores venezolanos contemporneos, ordenada

con noticias biogrficas, por D. Jos Alara Rojas, Alinistro plenipotenciario de

Venezuela en Espaa. Pars, sin fecha (1S70?).

Parnaso Venezolano, publicado en Curazao


editorial de A. Bethencourt en varios

(Antilla Holandesa) por la casa

volmenes pequeos.

VENEZUELA
frasis del Miserere es

359

mucho ms
(l);

antigua que Tejera, y estaba im-

presa en

las

rimas de tan conocido autor


lo

como Gerardo Lobo,

des-

de 171 7, por

y la traduccin, muy popular en Venezuela y Nueva Granada, y aun en Espaa, del soneto francs de Hcsnault, El Aborto, anda tambin en litigio, y se le han atribuido

menos

diversos padres.

Como

se ve, todos estos ingenios pertenecan la

escuela literaria de! principio del siglo,

su poeta predilecto parece

haber sido Arriaza, que en

806

visit

Caracas

como

oficial

de

marina, y sin duda concurri


sos, tan populares

la tertulia

de

los Ustriz.

Sus ver-

en Amrica

como en Espaa,

se

pegaban dulceel

mente
clsico

al

odo,

est

probado que dejaron huella aun en

mismo
s

y seversimo

Bello.

La gran
cuna,
la la

figura literaria de este varn


la

memorable basta por

sola

para honrar, no solamente

regin de Venezuela, que

le

dio

la Repblica de Chile, que le dio hospitalidad y le confi


lej'es
la

redaccin de sus

la

educacin de su pueblo, sino toda


el

Amrica espaola, de
la

cual fu

principal educador: por en-

seanza directa en

ms

floreciente

de sus repblicas; indirecta-

mente y por sus escritos en todas las dems: comparable en algn modo con aquellos patriarcas de los pueblos primitivos, que el mito
clsico nos presenta, la vez filsofos

y poetas, atrayendo

los

hombres con
vida social,
al

armona para reducirlos cultura y mismo tiempo que levantaban los muros de las ciudael

halago de

la

des y escriban en tablas imperecederas los sagrados preceptos de


la ley.

Acerca de Bello

se

han compuesto

libros enteros,

no poco

voluminosos, y an puede escribirse mucho ms, porque no hay

pormenor

insignificante en su vida, ni apenas materia

de estudio

(i)

El Sr. Calcao insiste todava en su opinin, segn veo en

la

Historia
1907,

Constitucional de Venezuela de D. Jos Gil Fortoul (Berln, ed.

Heymann,

tomo

I,

pg. 89), pero alegando solamente que

la

Parfrasis est entre los

papeles de D. Vicente, de su puo y

letra, lo cual,

como

se ve, nada prueba,

puesto que pudo copiarla para su estudio, sin nimo de apropirsela. Nadie
tiene obligacin de conocer las

Rimas de Gerardo Lobo, pesar de


el

lo vul-

gares que son sus ediciones, pero


sis

hecho de hallarse entre

ellas la parfra-

del Miserere impresa

medio

siglo antes

de nacer Tejera, es innegable, y

cualquiera puede comprobarlo.

360

CAPTULO
l

VI

en que

no pusiese

la

mano. Sus timbres de psiclogo, de pedagode gramtico, de


gloria
crtico literario,

go, de jurisconsulto, de publicista,

no han obscurecido (por raro caso) su

de poeta, vinculada,
originales, sino en

no en

raptos pindricos ni en creaciones

muy

unas cuantas incomparables traducciones, y en un nmero todava

menor de fragmentos
de
de
el

descriptivos de naturaleza americana, don-

estudio de la diccin potica llega

perfeccin insuperables, y en los cuales renace


las

un grado de primor y la musa virgiliana


-

Gergicas para cantar nuevos frutos y nuevas labores y con

sagrar con su voz las vrgenes florestas del

Nuevo Mundo

(l).

(i)

Naci D. Andrs Bello en Caracas, en 29 de Noviembre de 1781. Desla

de su niez se deleitaba en

lectura de los clsicos de nuestra lengua, es-

pecialmente de Caldern y de Cervantes. Hizo sus estudios de latinidad y filosofa en el convento de la Merced, en el Seminario de Santa Rosa y en
la

Universidad de Caracas, con los maestros que en

el

texto quedan citados,


la

obteniendo ruidosos triunfos escolares. Comenz por dedicarse


boldt, quien

ense-

anza privada, contando entre sus discpulos Bolvar. El trato de

Hum-

acompa en algunas de sus excursiones,

le

abri nuevos

horizontes cientficos. Concurri la tertulia literaria de los Ustriz, y por recomendacin suya obtuvo el cargo de oficial de secretara en la Gobernacin y Capitana general de Venezuela, y luego el de secretario de
la

Junta

Central de

la

Vacuna.

En

tal

situacin le sorprendieron los sucesos de 1808

81 o.
la

En

los

primeros momentos no se mostr

muy

fervoroso partidario

de

independencia americana; pero es imputacin conocidamente calum-

niosa, y

que amarg en extremo su


las

vida, la

de que hubiese revelado


el

al

go-

bernador Emparn

tramas de los insurgentes. Basta

hecho de haber
la

sido enviado Bello Londres en 18 10


racas,
la

como comisionado de

Junta de Ca-

juntamente con Simn Bolvar y Lpez Mndez, para convencerse de plena confianza que en l tenan los fautores del movimiento revolucio-

nario.

Los comisionados caraqueos ajustaron una especie de convencin


con
el

oficiosa

gobierno ingls, que bajo capa fomentaba


5'

la

insurreccin de
sus paisanos
l

nuestras colonias,

Bello continu en Londres

como agente de

desde 1810 hasta

1829.

Durante aquellos aos, que fueron para

de penali-

dades y estrecheces, complet su educacin, ya en las bibliotecas, ya en el trato de doctos varones ingleses y espaoles, como James Mili, lord Holland,
D. Jos Mara Blanco (White), y D. Bartolom
tos poticos de la
J.

Gallardo.

De

entonces datan

sus primeras investigaciones sobre filologa castellana y sobre los

monumen-

Edad Media. En

1823 public, asociado con el colombiano

Garca del Ro, una revista titulada B.'boteca Americana Miscelfiea de Li-

VENEZUELA

361

Su prosa no

es brillante, ni

muy

trabajada, pero es

modelo de

sensatez, de cordura

y de caudalosa doctrina. Escriba como hablaba, enseando siempre, con maravillosa claridad y orden didctico.

tcratura, Artes y Ciencias, y

en 1825, con

el

mismo Garca

del Ro y los espa-

oles Mendvil y Salva, otra ms extensa c importante, el Repertorio Americano.

En

la

una en

la otra

estn sus mejores poesas, juntamente con nuellos

merosos artculos en prosa, algunos de

de gran novedad, erudicin c


las

importancia, entre los cuales merecen especial recuerdo

Indicaciones so-

bre la co?iveniencia de reformar la ortografa, y el tratado del uso antiguo de la

rima asonante en

la poesa latina de a

Edad Media y

en la francesa.

En

1829

se decidi abandonar el cargo de secretario de la legacin de Colombia,

que que

ejerca en Londres,
le

y aceptar

las

proposiciones del Gobierno de Chile,

nombr

oficial

mayor

del Ministerio

de Relaciones Exteriores. En
el

aquella Repblica encontr Bello su segunda patria, y

medio ms adecua-

do para el completo desarrollo de su accin educadora, por la cual se le compara con D. Alberto Lista. Ya en el colegio de Santiago, ya en su propia casa, comenz dar cursos de humanidades, de filosofa moral, de derecho de gentes y derecho romano, ejerciendo adems el magisterio de la crtica
en
el

peridico

oficial

El Araucano. Dos materias

solicitaron

con preferencia

su atencin por ser de utilidad ms inmediata en un Estado naciente: el

Derecho Internacional
riores,

como base para

el

arreglo de las relaciones exte-

y la Gramtica de la lengua patria, que estaba afeada en Chile con ms barbarismos y corruptelas que en ninguna otra parte de Amrica. Sus

excelentes libro didcticos sobre una y otra materia no han envejecido an, y ms menos modificados continan sirviendo de texto en todo el continente americano. Coron vida tan aprovechada y fecunda con dos

emla

presas cual ms gloriosas:

la

creacin de

la

Universidad de Chile, de

cual fu primer rector en 1843, formulando su programa cientfico en un

admirable discurso inaugural; y

la

redaccin del Cdigo Civil Cliileno (mo-

delo de otros de Amrica), que se promulg en 14 de Diciembre de 1855.


El crdito de su sabidura y rectitud era
escogi
los
tal

en sus ltimos aos, que se

le

como

arbitro en cuestiones internacionales,


el

Estados Unidos en 1864, y de Colombia y

del Ecuador y Per en 1865. Falleci en 15


la
la

como

de Octubre de aquel mismo ao, dejando


historia americana. El desarrollo

el

nombre ms venerable en

de

la civilizacin

chilena fu en gran parte


las ideas del siglo xviii;

obra suya. En sus mocedades pag algn tributo

pero en Chile estuvo siempre del lado de los principios catlicos y conservadores y de la tradicin espaola, que revive poderosa y lozana en sus escritos,

cuya coleccin es
oficial,

el

principal

monumento de

la

cultura americana.
5

Esta coleccin

publicada en cumplimiento de una ley de

de Sep-

362

CAPTULO
quien va ms atento
al

VI

como

provecho comn que

la

vana osten-

tacin del saber propio.

En
la

su espritu recto

y bien

equilibrado, se

juntaban dichosamente

audacia especulativa, que abre nuevos

tiembre de 1872, consta de


del eiiicndimienio, el

15

volmenes: El primero contiene


el

la Filosofa

segundo los EsUidios sobre


Gramdiica caslellana,

poema

del Cid, el tercero

las Poesas, el cuarto la

el

quinto los Opsculos gra-

maticales, el sexto,

noveno

los

sptimo y octavo los Opsculos crticos y literarios, el Opsculos jurdicos, el dcimo el Derecho iiiternacional, los toxin los Proyectos y Estudios para el Cdigo Civil, el xiv los

mos

XI,

xn y

Opsculos Cientificos, de los cuales el ms extenso es un tratado de


grafa, el

Cosmo-

XV una Miscelnea de

artculos de varias materias, especialmente

sobre libros de viajes.

La Vidu
lectos

de D. Andrs Bello, publicada en 1882 por el laboriosairao inves-

tigador literario D. Miguel Luis Amuntegui, uno de los discpulos predi-

que Bello dej en

Chile, es

uno de

los trabajos

ms completos que en

su lnea pueden encontrarse sobre ningn autor castellano, y compite en riqueza de materiales con las mejores biografas inglesas. Relzanla gran

nmero de

cartas literarias y polticas de Bello y de sus amigos, y varios opsculos importantes, que no han encontrado lugar en la coleccin de las

Obras por estar incompletos por cualquier otra causa.

En

esta biografa

ampli y refundi Amuntegui los varios estudios biogrficos que antes tena publicados sobre su maestro; pero todava en las introducciones los
diversos tomos de las Obras ha encontrado

mucho que aadir

la

Vida.

Hay

otro libro indispensable para el conocimiento de la biograa y de las


si

deas de Bello,

bien debe ser consultado con prudente cautela, porque


filosfico,

su autor, hombre de talento, pero acrrimo secuaz del positivismo

juzga su antiguo maestro desde el punto de vista de su escuela secta, y unas veces pretende hacerle suyo, y otras le trata con sequedad y dureza

como

enemigo de

fe emancipacin iiitelecluah, tirando disminuir

des-

virtuar su mrito influencia.


J.

Me

reero

los Recuerdos literarios

de don

V. Lastarria (Santiago de Chile,

187S).

Acerca de Bello y sus obras, comienza formarse lo que los alemanes llaman una literatura. Para los trabajos anteriores iSSi, nos remitimos al

esmerado catalogo que form D. Miguel Antonio Caro en


i

el

Homenaje del

Repertorio colombiano!' d la

Memoria de

A?idrs Bello en su centenario (Boartculos.

got, 1881), al cual

pueden aadirse ya muchos

Pero pocos tan


la

dignos de memoria
(por otra parte

como

el

admirable prologo del mismo Caro

edicin

muy

incompleta) de las Poesas de Bello, publicada en 1881 y los Estudios gramaticales introducel escritor

en

la Coleccin de escritores castellanos;

cin de las obras Jilolgicas de Bello,

por

colombiano D. Marco Fidel

VENEZUELA

363

rumbos, y

el

sentido de
til.

la realidad,

que convierte y traduce

la

especulacin en obra

De

los resultados

de su varia y rica cul-

tura personal, adapt la cultura chilena los que en su tiempo eran

adaptables;

aplicaciones;
tivo;

y por eso, ms que en la ms que en el Derecho


la filologa

filosofa pura, insisti

en sus

natural,

en
ni

el

Derecho posila alta critica,

ms que en
los

propiamente dicha
as,

en

en

la

gramtica. Los tiempos lo pedan

se

acomod

sabia-

mente
no por

tiempos, comenzando

el

edificio

por los cimientos

la cpula.

Poco

le

import ser tachado de pedagogo tmido,


la

de intolerante

purista,

de enemigo de

emancipacin intelectual.

Sin imponer cierto gnero de disciplina austera es imposible ense-

ar hablar, pensar, leer, un pueblo que acaba de

salir

de

la

menor edad.
latn
el

Otros, por desgracia de las repblicas americanas,

siguieron distinto camino;

y con aprender el francs y olvidar el y el castellano; con maldecir de las instituciones coloniales por mero hecho de ser espaolas, y con calcar servilmente las de los
lo que, si

Estados Unidos, dironse ya por suficientemente emancipados

imaginaron haber llegado de un salto

no

se conquista

por esfuerzo propio, racional y metdico, y en virtud de evolucin

no forzada, ser siempre vana apariencia de libertad y


trampantojo sin realidad
Bello
el

cultura,

ni eficacia.

Por haber sido

la

enseanza de

ms

fuerte dique contra toda


el

novedad temeraria; por haber


la

respetado en

derecho

el

elemento tradicional y

eterna fuente

de

la

sabidura escrita del pueblo romano; por haber sido toda su

\-ida

conservador

la

manera

inglesa,

como
el

Jovellanos entre nostipo

otros;

por haber representado en Amrica


clsica,

ms puro de
la

la

educacin

la

ms

alta

magistratura en lo tocante

len-

gua, fu aquel gran maestro blanco de las iras de todos ios insurrectos literarios, de todos los niveladores democrticos,

y hubo

quien,

como

el

famoso argentino Sarmiento, se atreviese pedir

Surez, en

la

misma

coleccin. (Madrid, Diciembre,


la

1S85).

Entre nosotros
Bello,
el

contribuy ms que nadie,

justa estimacin del


crticos,

nombre de
el

don

Manuel Caete en varios opsculos

especialmente en

discurso

que ley en sesin pblica de


nacimiento del poeta (1881).

la

Academia Espaola en

aniversario del

364

CAPTULO

VI

en

letras

de molde su perpetuo ostracismo de Amrica por

el cri-

men

capital inexpiable

de saber demasiado y de ser demasiado

literato.

Afortunadamente, Bello haba ido asentar su ctedra en un


pueblo americano que, menos dotado de condiciones brillantes que
cualquier otro, todos aventaja en lo firme de
la

voluntad, en

el

sentido grave

y maduro de
la

la

vida, en el culto de la ley, en el

constante anhelo de
lleg

perfeccin

y en

la

virtud del respeto.


los

No

educar poetas, porque

la tierra

no

daba de suyo, pero

educ hombres y ciudadanos, y su


la

espritu contina velando sobre

gran repblica, que por tantos aos ha sido excepcin solemne


el

entre

tumulto y agitacin

estril

de

las

restantes hijas de Espaa.

No

procede juzgar aqu Bello como escritor polgrafo; pero no

sera justo, tratndose

de

tal

varn, recordar slo su gloria de


definitiva lo

poeta. Es cierto

que sus versos han de ser en


la

que de

sus obras conservar \alor absoluto, porque


tica

misma

ndole didc-

de los dems trabajos de Bello, y


las

el

constante progreso que

va renovando

materias sobre que principalmente versan, acala historia

bar por relegarlos

de

la ciencia:

nica inmortalidad
la

que pueden esperar

los libros doctrinales

cuando desaparecen de

comn
de

enseanza. Pero hoy todava son tiles


difcil

y ensean mucho; y
y laborioso aunque sea de
espritu,

por otra parte sera


los versos

caracterizar

el

arte docto

de

Bello, sin representarnos primero,


el

un modo general,
rico

mundo de
,

ideas
el

que removi su

el

fondo de cultura

sobre

que pudo echar races y brotar


frutos, la planta

lozana,

con pompa de

flores

y de

de su exquisita

poesa.
Bello fu filsofo;

poco

metafsico, ciertamente,

y prevenido en
de
las cuales
l

demasa contra
le

las

que llamaba quimeras


el

ontolgicas,

apartaban de consuno

sentido de

la

realidad concreta, en

muy
la

poderoso, su temprana aficin

las ciencias

experimentales,
la cul-

estrecha familiaridad que por


el

muchos aos mantuv'o con

tura inglesa,

carcter especial del pueblo para quien escriba,

y
y

finalmente, sus hbitos de jurisconsulto romanista

sus tareas

preocupaciones de legislador. Pero fu psiclogo penetrante y agudo;


paciente obser\-ador de los fenmenos de
la sensibilidad

del en-

VENEZUELA
tendimiento;
aspecto,
tos
positivista mitigado,
si

365
se
la le

considera bajo cierto

ms bien audaz disidente de


esenciales, en

escuela escocesa en pun-

y cuestiones muy
es sin

que ms bien parece inclinarse


la

Stuart Mili que Hamilton.

En
sin

Filosofa del Entendimiento.,


la

que

duda

la

obra ms importante que en su gnero posee

literatura

americana (dicho sea


los
el

menoscabo

del aprecio

que nos

merecen
sin

ensayos de algunos pensadores cubanos), predomina


criterio doctrinal
la fe

duda

de

la

escuela de Edimburgo,
las

como

poda esperarse de

inquebrantable de Bello en
el

creencias

primordiales del gnero

humano y en
si

testimonio de conciencia;
el libro

pero hay patentes desviaciones, que ponen


la

dos pasos de

doctrina contraria,
la la

como

en

el espritu

de su autor combatieprudencia prctica. Su


l

sen reciamente
doctrina sobre

audacia especulativa

la

nocin de causa, que para

no es

ni principio

universal ni principio necesario con necesidad absoluta, sino

que se

confunde con

la

ley de sucesin
la

y conexin de

los

fenmenos, pa-

rece idntica la que en

Lgica de Stuart Mili se propugna; salvo

que
ma,
del

Bello,
la

como
al

creyente religioso, afirma, despecho de su siste-

realidad de la causa primera, libre inteligente, ordenadora

mundo,

paso que Stuart

Mili, slo

como

posible acepta

el

antecedente incondicionado y universal. La idea de substancia queda

tambin vacilante en

el

sistema de Bello, quien propiamente no rela del


la

conoce ms percepcin substancial que


de
la existencia
la

propio j'O, duda

mucho

de

la

materia, no repugna
las

hiptesis de Berkeley,

segn

cual los
la

modos de
la

causas materiales son

modos de
llega,

obrar de
la

energa divina, y existen, por tanto, originalmente en

substancia de Dios bajo

forma de leyes generales; y


de
la

aun-

que sea por

transitorio ejercicio gimnasia

mente, conclu-

siones resueltamente acosmistas que,


la materia,

negando

la

substancialidad

de

convierten

el

universo

fsico

en un gran vaco poblado

de apariencias vanas, en nada diferentes de un sueo. Pero no consiste

en estas rfagas de idealismo escptico

la

verdadera origina-

lidad de la filosofa de Bello, el cual, por otra parte, siguiendo la

buena tradicin hamiltoniana, defiende vigorosamente contra


Dr.

el

Brown

la

percepcin intuitiva y

la

unidad de

la

conciencia;

consiste, sobre todo, en sus magistrales anlisis, de los cuales pue-

366

CAPTULO
servir

VI

de

de tipo

el

que aplica

la

memoria y

la sugestin

de

los

recuerdos,

y especialmente y que
l
al

las

que llama anamnesis percep-

ciones renovadas,

distingue sutilmente de los

dems

ele-

mentos que concurren


del

fenmeno de

la

memoria. Su doctrina

mtodo inductivo, aunque derivada evidentemente de fuentes


muestra que estaba profundamente versado en
experimentales.
la filosofa

inglesas,

de

las ciencias

Bello no dej escrita su filosofa moral que, juzgar por ciertos


pasajes de un artculo suyo contra
la

teora de Jouffroy (l), quiz


utilitarismo,
si

no hubiera

salido exenta
el

de todo resabio de
sentido,

bien

interpretado en
recibido,

ms noble
an,
la

y disculpable en quien haba

muy mozo

influencia directa de

Bentham, cuyos
Mili,

manuscritos tuvo que descifrar por encargo de James

durante
libro

su permanencia en Inglaterra. Pero

si

no ha dejado ningn

de de

Filosofa del Derecho, es insigne lo

menos como
esta ciencia,
le

tratadista

Derecho de Gentes. Los Principios de

que public en
la vida,
el

1832 y fu retocando y mejorando mientras


sido obra clsica en Amrica, han corrido en

dur

han

Espaa bajo

nom-:
la

bre del peruano D.Jos Mara Pando, que se los apropi casi
letra;

y hoy mismo conservan todo


esta clase despus

el

valor que puede tener un


el

manual de

de

los

profundos cambios que

De(2).

recho internacional ha experimentado en estos ltimos aos


Sirvi de base ste,

como

tantos otros libros de

Derecho

Intersinla

nacional, la obra de Vattel, pero fu Bello de los primeros tieron la necesidad de reformarla,

que

reuniendo y metodizando

doctrina esparcida en voluminosas colecciones de jurisprudencia

mercantil
lija

y en
til,

repertorios diplomticos: empresa tan rida

y pro-

como

en que precedi Wheaton, y en que, despecho

del trabajo de compilacin, no se echa de

menos nunca

ni el juicio
la

sereno, ni

la

claridad de mtodo, en

extremo adecuado

ense-

(i)

Opsculos liierarios y crticos,

(2)

suplir estas deficiencias se

tomo i., pg. 337-386. encaminan las notas y apndices con

que

el

profesor colombiano, D. Carlos Martnez Silva, ha ilustrado el Derecho


Af^

internacional
ctstellanos).

Bello en

la

edicin de Madrid de 1883 (Coleccin de escritores

VENEZUELA

367

Aanza, ni la propiedad y pureza del lenguaje, que tan desatendida suele andar en esta clase de libros. La ciencia espaola, que des-

pus de sus grandes telogos del

siglo xvi,

fundadores de esta rama

y precursores de Grocio, apenas poda contar entre sus sucesores ms nombres dignos de consideraciones que los <Je Finestres, Dou y Abreu, ni ms tratadista sistemtico que Olde
la

ciencia jurdica

meda, puro abreviador y expurgador de Vattel, tuvo por primera


vez en
el

manual de Bello un

claro, elegante

men,

si

no de

los principios abstractos


las prcticas

su parte positiva y de

y compendioso resu lo menos de y convenciones ms generalde


la ciencia,
s

mente admitidas entre

los

pueblos cultos.

Mucho mayor
talizar la

esfuerzo, y tal

que por

slo bastara para inmor-

memoria de un hombre,

fu la redaccin del Cdigo Civil


el

Chileno de 1855, anterior todos los de Amrica, salvo


Luisiana;

de

la

y uno de

los

que, aun obedeciendo


el

la

tendencia uniforla pri-

mista que tuvo en todas partes

movimiento codificador de
al

mera mitad de nuestro


histrico

siglo,

hacen ms concesiones

elemento

y no
las

se reducen ser trasunto servil del Cdigo francs.


las

Seccin de
junto de

ms numerosas

importantes forman en

el

con-

obras de Bello

las relativas

cuestiones filolgicas: su
la

clebre Gramtica de la lengua castellana (1847), sin duda

que

ha obtenido ms reimpresiones y ha servido para estudio de mayor nmero de gentes y ha logrado comentadores y en nuestro
siglo

apologistas

ms

ilustres (I): su Anlisis ideolgica de los tiempos de

la conjugacin castellana,

que con ser trabajo de sus primeros aos,


(si

anterior su viaje Inglaterra

bien no publicado, y sin duda con


el

grandes enmiendas, hasta 1841), no deja de ser

ms

original

profundo de sus estudios

lingsticos: sus Principios de ortologa


la

mtrica (1835), definitivos en cuanto

doctrina general,

uni-

versalmente admitidos hoy por

los

mejores prosodistas, especial-

mente en

las cuestiones relativas sinalefa

hiato,

que parecen
al

agotadas por Bello.

No

pertenecen estos libros suyos

novsimo

(i)

Sobresalen entre ellos D. Rufino

J.

que en repetidas ediciones de Bogot y


tratados gramaticales de Bello.

Pars han dado

Cuervo y D. Miguel Antonio Caro, nuevo lustre los

368

CAPTULO
la filologa histrica,

VI

movimiento de

y ya bastaran

sus fechas para

indicarlo; pertenecen la escuela analtica del siglo xviii, pero esta

escuela en su

ms

alto

grado de perfeccin, aplicada por un entenla

dimiento vigoroso y sutilsimo, que logra defenderse de


cin ideolgica ( que fcilmente conduce
gramaticales),
los
el

abstrac-

abuso de las teoras

merced
la

la

observacin diaria y familiar del uso de


l

maestros de
el

lengua. As es que

se debe,

ms que

otro
la ser-

alguno,

haber emancipado nuestra disciplina gramatical de


la latina,

vidumbre en que viva respecto de


ran adaptar los tratadistas
las

que torpemente queel

un organismo tan diverso como

de
ab-

lenguas romances; y
exclusivo, el haber

tambin, en parte, aunque de un

modo
las

menos
tudio.

desembarazado nuestra mtrica de

surdas nociones de cantidad silbica, que totalmente viciaban su es-

Y aunque

la

Anlisis de los tiempos de la conjugacin parezca

primera vista trabajo

ms

ideolgico que prctico,

y ms adecuaal

do para mostrar

la

admirable perspicuidad y fuerza de mtodo de

su autor en este ensayo de lgebra gramatical, que para guiar


hablista al escritor en el recto uso de las formas, accidentes

matices del verbo, y especialmente en


temporales, todava es grande
el

la

expresin de relaciones
l

provecho que de

se saca, no slo

como modelo de
tico

diseccin gramatical, sino


los valores, as

y autorizado de
sin

como repertorio sintpropios como metafricos, de las

formas verbales,
al

cuyo exacto conocimiento no es hacedero dar

lenguaje aquel grado de precisin y transparencia que se requiefcil

re para que sea

vehculo de

la

idea.

Los tratados gramaticales


de Salva); pero no

de Bello son, ciertamente, obras de


de
la

transicin: traspasan los lmites

gramtica emprica (como

lo era

todava

la

llegan a invadir los de la

moderna gramtica comparativa; perteneal

cen

al

perodo intermedio,

perodo razonador y analtico. Los


la

defectos que en ellas pueden sealarse, son defectos propios de

escuela de Beauze, de Du-Marsais, de Condillac, de Destutt-Tracy,

pero

muy

mitigados por

el

genial espritu de Bello, que cada paso

se sobrepone las inevitables influencias de su educacin. Bello

estudi aisladamente

el castellano: le

estudi por va discursiva


la

en su estado moderno: no pretendi hacer


la lengua:

gramtica histrica de

no quiso,

ni

quiz hubiera podido, ponerle en relacin

VENEZUELA

369
la

con

las

dems lenguas romances

pues aunque

Gramtica de

Diez se haba publicado entre 1836 y 1842, los principios de su m-

todo no haban salido an de Alemania, y Bello no saba alemn.

Adems,

su objeto
la la

no era erudito, sino esencialmente prctico;


unidad lingstica en Amrica y oponerse
al

quera restablecer

desbordamiento de

barbarie neolgica, sin negar por eso los leg-

timos derechos del regionalismo provincialismo.

esto lo consi-

gui plenamente: fu an ms que legislador, por todos acatado:


fu el salv'ador de la integridad del castellano en

Amrica, y

al

mismo tiempo ense, y no poco, los espaoles peninsulares, perteneciendo al glorioso y escaso nmero de aquellos escritores y preceptistas casi forasteros, como Capmany, Puigblanch, etc., de quienes pudiramos decir, como Lope de Vega de los hermanos Argensolas, que vinieron de Aragn ( de Catalua de cualquiera otra parte) reformar en Castilla
la

lengua castellana.

A los
rio.

mritos eminentes de fillogo corresponden en Bello otros,


crtico literale

no menos positivos y memorables, de investigador y


Hasta
la

publicacin de sus obras completas no se

ha hecho

plena justicia en esta parte por lo disperso de sus trabajos y por ser

de gran rareza en Europa, y aun inasequibles veces,

las revistas

y peridicos en que primitivamente


documentos de
superior
la

los dio luz.

En

las

cuestiones

relativas los orgenes literarios de la

Edad Media y

los primeros

lengua castellana. Bello no slo aparece

muy
teme-

la crtica

de su tiempo, sino que puede decirse

sin

ridad que fu de los primeros que dieron fundamento cientfico


esta parte de la arqueologa literaria.

Desde 1827 haba ya


los prlogos
los Ros: errores

refuta-

do errores que
en
las historias

persistieron,

no slo en

de Duran, sino de vida

de Ticknor y

Amador de
siglo,

tan dura, que, despus de medio

todava no estn definitiva-

mente desarraigados, y
fabricantes de manuales

se

reproducen cualquier hora por los


Bello prob antes que nadie
la versificacin

y resmenes.

que

el

asonante no haba sido carcter peculiar de


filiacin

espaola,

y rastre su legtima ritmo de San Columbano, que es


desa Matilde., que es del
xi,

latino-eclesistica

en

el

del siglo vi, en la Vida de la con-

y en

otros

numerosos ejemplos:

le

encontr despus en series monorrimas en los cantares de gesta de


Mesndez t Pelato. /'7/a
hisj'ano-amcricana.
I.

24

37^
la

CAPITULO
I\edia francesa
,

VI

Edad

comenzando por
de

la

Cancin de Rolando;

y por

este

camino vino parar otra averiguacin todava ms


la

general importante:
francesa en
la

la

manifiesta influencia de la

epopeya
que

nuestra; influencia que exager al principio, pero

luego redujo sus lmites verdaderos. Bello determin antes que

Gastn Pars y Dozy,


intento

la

poca,

el

punto de composicin,
la

el

oculto

y aun ms

el

autor problable de
la

Crnica de Ttirpin. Bello

neg constantemente
sider los
\iejos

antigedad de los romances sueltos, y con rapsodias de


las

como fragmentos
el

antiguas

gestas picas compuestas en


interciso. Bello

metro largo de diez y


sobre

seis slabas

no se enga

ni

las relaciones entre el


el

Poema

del Cid

la

Crnica General, ni sobre

carcter de los fragmentos

picos que en esta obra aparecen incrustados y nos dan razn de


antiguas narraciones poticas anlogas las dos que conservamos,
ni

sobre

las

relaciones entre

la

Crnica del Cid y


la

la

General, de

donde seguramente fu extractada


de una compilacin intermedia.

primera, aunque por virtud

Aun

sin saber rabe, adivin antes


la

que Dozy

la

procedencia arbiga del relato de


al sitio

General en lo
la

concerniente

de Valencia. Comprendi desde

primera
ella

lectura el valor de la

Crnica Rimada, encontrando en

una

nueva y robusta confirmacin de su


sobre
la el solo

teora sobre el verso pico

transformacin del cantar de gesta en romance. Bello, con


esfuerzo de su sagacidad crtica, aplicada la imperfecta
,

edicin de Snchez

emprendi desde Amrica


llevarla

la

restauracin del
la

Poema
la

del Cid,

y consigui
xiv,

muy

adelante, regularizando

versificacin, explicando sus anomalas, levantando, por decirlo as,

capa del siglo

con que

el

brbaro copista del manuscrito


primitivo.

haba alterado

las lneas del


la

monumento

En

algn caso

adivin instintivamente

verdadera leccin del cdice mismo,

mal entendida por

el

docto y benemrito Snchez.

La

edicin

comentario que Bello dej preparado del Poema del Cid,

infinita-

mente superior a
los libros

la

de Damas-Hinard, parece un portento cuando

se repara que fu trabajada en un rincn de Amrica, con falta de

ms

indispensables,

y teniendo que valerse

el

autor casi

constantemente de notas tomadas durante su permanencia en Londres,

donde Bello ley

las principales

colecciones de textos de

la

VENEZUELA

37
franceses manuscritos. Pero

Edad Media, y aun algunos poemas


en
Cliile

ya no tuvo su disposicin
ni

la

cho tiempo

aun pudo adquirir

la del

Crnica General, y por muCid publicada por Huber.


ni

Cuarenta aos dur este trabajo formidable, en que

siquiera

pudo
ner,
ni

utilizar Bello la

imperfecta reproduccin paleogrfica de Ja-

que slo

lleg sus

manos en

los ltimos

meses de su

vida,

siquiera las conjeturas,

muchas veces temerarias, de Damasel

Hinard, cuya traduccin no \i nunca. Y, sin embargo,

trabajo
es toda-

de Bello, hecho

casi

con sus propios individuales esfuerzos,

va la hora presente,

y tomado en conjunto,

el

ms cabal que
y
en

tenemos sobre
desdeosa,
si

el

Poema
es

del Cid, pesar de la pretericin injusta


l

no

ignorancia pura, que suele hacerse de

Espaa.
lleva al

No hay que
de Snchez,

decir las ventajas enormes que su Glosario

ni el valor
la

de

las concisas,

pero

mentales, observaciones sobre


este gnero, que

gramtica del Poema.

muy fundaUn libro de


la

comenzado en 1827 y terminado en 1865, ha po-

dido publicarse en 188 1 sin que resulte anticuado en medio de


rpida carrera que
lla

hoy

llevan estos estudios, tiene sin


los trabajos

duda aquede Ferclsicos

marca de genio que hasta en


Bello debe ser de

de erudicin cabe. El
los

nombre de

hoy ms, juntamente con


los tres

nando W^olf y Mil y Fontanals, uno de

nombres

en

esta materia (l).

Nunca tuvo
tica

tales adivinaciones

y rasgos de genio

la

modesta

cr-

de D. Alberto

Lista,

con quien veces, en su condicin de eduBello.

cador, se ha

comparado

Pero es cierto que Bello, aunque

muy

superior en originalidad y en riqueza de doctrina, tiene evila

dentes semejanzas con Lista en


literarias,

tendencia general de sus ideas

y en aquella especie de templado eclecticismo, de clasicismo mitigado, que aplicaba al examen de la literatura moderna.
este concepto, los Opsculos literarios

En

criticas del

uno tienen

cercano parentesco con los Ensayos


obra

criticas

literarios del otro,


la crtica

que Bello tena en grande estima. No rehua Bello

(i)

ellos
la

hay que agregar hoy

el

de un sabio joven, que ha coronado

<iignamente
refiero D.

obra de estos preclaros varones. Bien se entender que


Pidal.

me

Ramn Menndez

372

CAPITULO
la crtica

\'I

de pormenor,
de

aplicarla, sobre todo, los

de preceptista y de gramtico, y gustaba que hacan intolerante ostentacin de

ella.

As

tritur el

pedantesco juicio de Hermosilla sobre Moratn

y Melndez, con no menos caudal de humanidades y de buenas razones, aunque con menos donaire que simultneamente lo haca
en Espaa D. Juan Nicasio Gallego en ciertos dilogos inolvidables.
Pero en general picaba ms
alto,

y,

como
las

Lista, gustaba

de en-

lazar la crtica parcial de las obras


rales

con

teoras literarias genel los

y con

los principios del gusto,

que eran en

que podan
clsico
los

esperarse de un filsofo escocs slido


la inglesa:

sobrio

y de un

modo de

entender

el

clasicismo

que, aun en

periodos ms acadmicos, ha sido


rable al libre vuelo de la fantasa
cesa.

mucho ms amplio y ms
que
el

favo-

sistema de

la

escuela fran-

As

es

que

Bello, traductor admirable


la

de Byron y de Vctor

Hugo, y recto apreciador de


poesa pica de
la

antigua comedia espaola

y de
lo

la

la

Edad

^ledia,

no necesit, para hacer


fe,

justicia

poesa moderna, ni renegar de su antigua


la

ni

quemar

que

haba adorado, ni tampoco incurrir en

manifiesta contradiccin
sola incurrir Lista re-

en que, por bien intencionado patriotismo,

probando en Vctor Hugo

lo

mismo que en Caldern admiraba^

Bello no transigi nunca con los desmanes del mal gusto, ni con
las.

orgas de la imaginacin; pero sin ser romntico en la prctica,

y conservando
nas,

sus peculiares predilecciones horacianas


el

virgilia-

supo distinguir en

movimiento romntico todos


l

los

elemenforzosa-

tos

de maravillosa poesa que en


triunfar

iban envueltos,
la

y que

mente tenan que

y regenerar

vida artstica.

Y ahora
ta; cuj-as

la

consideracin del crtico nos pone en frente del poe-

rimas es tiempo de atender,

despus de esta digre-

sin,

acaso larga, pero que no juzgamos inoportuna para comprenel

der qu especie de hombre era Bello, y cul haba de ser

carcter

dominante en su poesa, que no fu sino


tura.

la flor

del rbol de su culel princiel

Voz unnime de
mayor

la crtica es la

que concede Bello

pado de

los poetas americanos;

pero esto ha de entenderse en

sentido de

perfeccin, no de
le

lo cual es cierto

que muchos

mayor espontaneidad genial, en aventajan. La poesa de Bello es refle-

xiva,

y no

slo artstica, sino en alto grado artificiosa, pero con docto,

VENEZUELA
profundo y laudable
artificio,

373
espritu tan cultivado vena

que en un

ser segunda naturaleza.

Ms que

el ttulo

de gran poeta, que con

demasiada

ha adjudicado, y que en rigor debe reservarse para los ingenios verdaderamente creadores, le cuadra el de
facilidad se le

poeta perfecto dentro de su gnero y escuela, y en dos tres composiciones nicamente. Bello, de quien no puede decirse que cultivara,

lo

menos originalmente y con


ni el narrativo,

fortuna,
ni el

ninguno de

los
el

grandes
lrico

gneros poticos,

dramtico, ni

en

sus manifestaciones

ms

altas,

es clsico insuperable

modelo en
lo

un gnero de menos pureza

esttica,
la

pero sembrado por

mismo

de escollos y dificultades, en
tica;

poesa cientfica descriptiva didc-

yes, ademas, consumado maestro de diccin potica, sabiamen-

te pintoresca, laboriosamente acicalada

bruida,

la

cual toda

materia puede aplicarse,


diente de la materia.

tiene su propio valor formal, indepen-

En

este concepto,

ms

restringido

tcnico,

puede llamarse Bello creador de una nueva forma


dejar de tener parentesco

clsica que, sin

con otras muchas anteriores, muestra, no

obstante, su sello peculiar entre las variedades del clasicismo espaol,

por

lo cual sus

versos no se confunden con los de ningn otro conni

temporneo suyo,
Moratn y Arriaza,

con

los

de Quintana y Gallego,
de Lista y Reinoso,
ni

ni

con
ios

los

de

ni

con

los

con

de Ol-

medo y

Heredia.
esta poesa
las

Las cualidades sustanciales de

han sido apreciadas por

Caro mejor que por ningn otro en


la

palabras siguientes: hay en

poesa de Bello cierto aspecto de serena majestad, solemne

suave melancola;
sin

ostenta, l

ms que

nadie, pureza

y y correccin
las

sequedad, decoro sin afectacin, ornato sin exceso, elegancia y

propiedad juntas, nitidez de expresin, ritmo exquisito:

ms

altas

y preciadas dotes de elocucin y


de
la

estilo.

Estos justos loores han de entenderse de aquellas escasas poesas

edad madura de Bello, en que su


alta.

estilo llega la

perfeccin

ms

para declarar cules sean stas, conviene dividir sus

Poesas en tres grupos series, que corresponden exactamente


los tres

grandes perodos de su largusima vida:


el

el

de educacin en
el

Caracas hasta ISIO,

de estancia en Inglaterra hasta 1829, y

de

magisterio en Chile hasta 1865.

37+

CAPITULO

VI

Las poesas del primer perodo, que Bello seguramente no hubiera


publicado nunca, apenas tienen inters ms que

como

tanteos

y
la

ensayos, que nos dan

la

clave de la formacin de su gusto

y de

vacilacin que forzosamente haba de

acompaar

los

primeros pasos

de su musa hasta que regiamente posase su sandalia de oro en las


selvas americanas.
del siglo XVIII,

Unas veces

se le

ve arrastrado por
fastidiosos
la

el

prosasmo

como en dos

lnguidos,

y adulatorios y ras-

poemas en accin de
trera, indigna

gracias Carlos
la

IV por

benfica expedicin

enviada Amrica propagar

^'acuna: poesa oficinesca

por todos conceptos de su nombre, y mucho ms

por

la terrible

comparacin que

suscita

con

la

grandiosa oda que

aquel
El

mismo acontecimiento

inspir simultneamente Quintana.

numen de

Bello no puede volar todava con alas propias; pero


fcil,

cuando traduce imita, aparece


en
las elegantes

ameno y
la

gracioso,

como

octavas en que parafrasea

gloga segunda de

Virgilio;
co,

en
el

la linda

y en

delicado

y verdaderamente horaciana odita A/ Anauy suave romancillo heptasilbico que se titula


Horacio, y lo es en cuanto los pensaal

imitacin de

La nave de
el

mientos, pero no en cuanto

estilo,

que est evidentemente

tra-

bajado sobre

modelo de

las

Barquillas de Lope. Los primeros

orgenes literarios de Bello quedan patentes con esto: Horacio

Virgilio

la

escuela italo-espaola del siglo xvi, con algunos

toques, aunque pocos


siglo
XVII,

y sobriamente aplicados, de la manera del ms independiente y fogosa. No en vano haba sido

Bello lector asiduo de Caldern antes de someterse la disciplina

de Horacio.

Un

soneto, no

ms que mediano,

la victoria

de Bailen, pone

tr-

mino
de

esta primera poca literaria de Bello, el cual por trece aos,,


el

dedicados en Inglaterra acrisolar y depurar su gusto con


la

estudio
silencio

lengua griega y de

las literaturas

modernas guarda
,

(apenas interrumpido por los bellos tercetos de la epstola Olmedo,

ms

familiar

de tono, pero no menos pulcra y limada que cual-

quiera de las de los dos hermanos Argensolas),


el

slo le

rompe para

pblico en 1823

827, publicando en las dos rev-istas que diri-

gi, sus

dos composiciones magistrales;

muy

desigual una de ellas^

aunque sembrada de

trozos bellsimos, por lo cual nunca pas del

VENEZUELA
estado de fragmentos; admirable de todo punto
la

375
otra,

tal,

que
dos
inti-

por

sola vincula la inmortalidad al


la

nombre de

Bello. Estas

composiciones son

Alocucin la Poesa, ms propiamente

tulada Fragmentos de

un poema

sobre Amrica
otra se
,

cultura en

la

Zona Trrida. Una y

y la Silva la Agricomprenden bajo el


bien se repara, son
el

rtulo genrico de Silvas Americanas


partes de un

si

mismo conjunto, y debieron


la

entrar juntas en
sin

plan
el

primitivo. Pero publicada

Alocucin,

y convencido

duda

mismo
del

Bello de su desigualdad, fu enfrindose en la continuacin


la

poema, y determin aprovechar

parte descriptiva de los frag-

mentos publicados, para una nueva composicin de ms reducidas


dimensiones, de ms unidad en
lles,

el pian,

y de

tal

perfeccin de deta-

que hiciera olvidar


bellos despojos.

la

obra primitiva, enriquecindose con sus


la

ms

Por eso en
,

Alocucin d
las

la

Poesa y en

la

Silva la Agricultura
vegetales del

son casi idnticas

enumeraciones de
los eptetos

los

Nuevo Mundo, y muy semejantes

con que

estn caracterizados; y hasta hay dos tres versos que se han con-

servado intactos:

Donde candida miel

llevan las caas,

animado carmn
el

la

tuna cra;

Donde tremola

algodn su nieve

Y el ajians sazona
De
sus racimos
el
la

su ambrosia;
variada copia

Rinde

palmar, de azucarados globos

El zapotillo, su manteca ofrece

La verde

palta,

da

el ail su tinta,

Bajo su dulce carga desfallece


El banano,
el

caf el

aroma acendra

De

sus albos jazmines, y el cacao

Cuaja en urnas de fnirpura su almendra.

Quien compare esta potica enumeracin con


en
la

la

que luego

se lee

Silva la Agricultura, comprender


al

el

lento

sabio artificio

con que Bello no se cansaba de volver


dejar de advertir
al

yunque
el

sus versos;

y no
ideas

mismo tiempo que

crculo de sus
la

poticas no era

muy
s

amplio cuando tan lcilmente caa en

tenta-

cin de copiarse
la

mismo. Pero, por una parte,


tal,

la

perfeccin de
si

segunda prueba es

cjue justifica esta especie

de auto-plagio,

376
vale la frase;

CAPTULO

VI

de

ella

todo

lo

y por otra la jllocucn la Poesa, aun descartando que con mejoras pas la Zona Trrida, tiene belle-

zas propias,

as histricas

como

descriptivas,

que notaremos des-

pus y que hacen deplorar ms amargamente que el buen gusto del autor no hubiese atenuado la monotona prosaica de algunos
trozos,

que parecen pura gaceta rimada, de nfima calidad potica.

Son, pues, ambas Silvas dos hermanas de


pero es imposible separarlas en
el juicio,

muy

desigual belleza,

porque aun predominando

en

una el carcter histrico-geogrfico, y en la otra el descripy moral, vienen formar juntas una especie de poema americano, en que se cantan el clima, el suelo, las producciones y los
la

tivo

hombres, se ensalza
consejos tiles

los

guerreros de

la

independencia, se dan

civilizadores para lo porvenir.

El carcter de estas Silvas de Bello ha sido perfectamente definido por D. Miguel A. Caro, llamndolas poesa
el

cientfica.,

no en

sentido de que den

la

enseanza de ningn arte ciencia, en


pero no serian poesa; sino en
el

cuyo caso seran muy

cientficas,

sentido de que dan bella

y viva y concreta

realizacin ciertos

conceptos sobre la naturaleza, la moral y la historia, y se engalanan con hermosas descripciones de objetos naturales y de labores humanas, fielmente ajustadas la precisin y
cientfico,
al

rigor del conocimiento


el

pero interpretado y transformado ste por


es una

espritu

potico,

que

manera

ideal

bella

expresar

las cosas,

cualesquiera que ellas

de concebir, sentir y sean. Tal linaje de poesa


el

es ciertamente tan legtimo

como

cualquier otro, cuando

poeta

sabe encontrarle; y no hay razn para restringir los dominios del


poeta, privndole de los goces de la contemplacin cientfica, que

ya en

misma

tiene \'eces algo

de

esttica,

subjetivismo de pasin, que puede ser enfermizo

y encerrndole en un y estril. La facul-

tad de convertir lo cientficamente entendido y contemplado en

fuente de emocin potica, es rarsima; pero por lo

mismo

es

ms
nin-

digna de alabanza en quien

la tiene,

y no ha de confundirse de

gn modo con
anza.
la

La

exposicin rimada y pueril de cualquier enseenseanza directa y formal podr ser incompatible con
la
la

poesa (aunque no lo fuera en las edades primitivas, en que


el

poesa fu

nico lenguaje humano), pero

la

ciencia no lo es ni lo

VENEZUELA

377

ha sido nunca.
tese lo

Si se rechaza el
el

termino de poesa didctica, acp-

menos
la

de poesa

cientfica,

como no

se quiera excluir
el

del arte algunos de los


sido.

ms grandes poetas que en

mundo han

Cuando
alto,

contemplacin cientfico-potica llega su grado


el

ms

todo

sistema del

mundo cabe
el arte
l

sintticamente en los

inmortales exmetros de Lucrecio.

Cuando una musa ms apacible


di\ino de
la

vaga por senderos ms risueos, nace


cin virgiliana, analtica y precisa; y

descrip-

pertenecen, aunque natu-

ralmente larga distancia,

las

dos Silvas de Bello.

Que

su ambicin

fu la de ser el poeta de unas Gergicas nuevas, bien claro lo dijo

en aquellos versos de

la

Alocucin d la Poesa:
ti

Tiempo vendr cuando de


Algn Marn americano,

inspirado

oh Diosa!

Tambin

las mieses, los


al

rebaos cante,
avasallado,
la

El rico suelo

hombre
al

Y las

ddivas mil con que

zona

De Febo amada
Pero aunque no
lo dijera,

labrador corona

bien claro se deducira de su estilo y

de innumerables y patentes reminiscencias; aunque en las Silvas Americanas abunden tambin las imitaciones de otros poetas clsicos,

brados pasajes de

y especialmente de Horacio. Uno de los ms hermosos y celela Agricultura en la Zona Trrida; aquellos verla

sos de tan severa exhortacin moral

juventud americana; aquella


la

pintura enrgica de

la

depravacin y licencia de

vida muelle y

afeminada de

las

ciudades en contraste con los austeros

hbitos de la vida rstica, es imitacin

muy
la

ajustada,

y varoniles y en los lti3.

mos

versos Uega ser traduccin, de


Delicia

oda

6.* del libro

del

lrico latino.

Maiorum:
doceri gaudei Io?icos
e fingitur

Motus

Afatura virgo,

artibus

lam

nimc, et incestos amores

De

tenero mcditattcr uneui.

Crece

En De

la

materna escuela
disipacin y el galanteo

la

378

CAPTULO VI
La tierna virgen; y al delito espuela el ejemplo que el deseo.

Es antes

Non

his juveiitiis oria parentibus

InfecU aequor sanguine punteo,

Pyrnimque

et ingentem cecidit

Anliochum, Annibalemqiu dirum:

Sed rusticorum msenla militum


Proles, sabellis docta ligonibus

Versare glebas, et severae

Mairis ad arbirium
Portare fustes

recisos

No
Antes

asi trat la
la

triunfadora
la

Roma

Las artes de
fi las

paz y de

guerra;

riendas del Estado

A
Y

la

robusta

mano
humoso campesino
que
al

Que
Los

tost el sol y encalleci el arado (O,

bajo el techo

hijos educ,

el

conjurado

Mundo
Pero
el el influjo

allanaron

valor latino.

de Horacio es siempre secundario incidental en


la

arte

de Bello, que nunca tiene

concentracin

lrica

de su

modelo, y que prefera sus Stiras y Epstolas sus odas. Bello no es, en rigor, poeta horaciano, sino poeta profundamente virgiliano.

esto no slo por

la

traduccin casi

literal

de muchos

versos, eptetos imgenes de las Gergicas, que va incrustando

en sus Silvas, y que por


dos, V. gr.:

lo regular

nunca han sido mejor traduci-

lUius inmensae ntperunt harrea messes

bajo el peso de los largos bienes

Con que al colono acude. Hace crujir los vastos almacenes

(i)

En

este

hermoso verso parece descubrirse tambin una reminiscencia


stira

de Quevedo en

de asunto

muy

anlogo y hablando tambin del arado:

Que un tiempo

encalleci

manos

reales,

detrs de l los cnsules gimieron

VENEZUELA.
Satis Jam pridem sanguinc nostro

379

Laomedonteae Itiimus perjuria TrojE


Asaz de nuestros padres malhadados

Expiamos

la

brbara conquista

(i

1.

Sin contar con otros muchos en que las imgenes de


antigua aparecen rejuvenecidas por
el

la

poesa

espectculo de un

mundo

nuevo, de un nuevo cielo y nuevas constelaciones:

Maximus

hic flexti sinuoso elabitur


in

Anguis
Arctos-,

Circum, perqu duas

moi em fliiminis

Arctos Oceani metucutes aequore

tingi.....

Donde

un tiempo

el

vasto

Dragn del Norte su dorada espira Desvuelve en torno al luminar inmvil

Que

el

rumbo

al

marinero audaz seala;

paloma candida de Arauco En las australes ondas moja el ala.


la

Pero de
las

el espritu

del poeta de

Mantua no revive
el

slo en los detalles


la

Silvas Americanas^ sino en

plan mismo, en

concepcin

general de una

otra,

que son dos pensamientos


Italia.

virgilianos. Bello

canta

la

Zona Trrida como Virgilio

El Salve fecunda

sona..., es

un eco del Salve magna parens fnigmn... El poeta llama

a los americanos la labor del

campo y

las artes de la paz,

como

Virgilio congregaba los pueblos itlicos despus del sangriento

tumulto de

las

guerras

civiles.
la

La enumeracin

triunfal

de

las ciuda-

des y de los hroes en


el desfile

Alocucin la Poesa, recuerda en seguida


los futuros

de

las

sombras de

romanos, que va mostrando


Elseos.
la diccin

Eneas su padre Anquises en los

Campos

Y
gilio;

an hay ms:

el arte

docto ingenioso de

de Vir-

aquellos procedimientos suyos para injertar

bellezas ajenas; aquel artificio de la

y transponer las imitacin compuesta, que (como

(i)

Parece por
la

el giro

de

la frase

que

Bello,

adems del texto, record

aqu

traduccin de Fr. Luis de Len:


que ya asaz con muertes duras

Pagamos

las troyanas falsas juras

380

CAPTULO

VI

not delicadamente Sainte-Beuve), combina muchos elementos en

una

sola frase,

les

da bajo esta forma definitiva un valor y un


tres colores

alma nueva, dos

que vienen

fundirse en

un

solo
sola

rayo, dos tres jugos di\ersos que no


miel, es el secreto

componen ms que una

mismo de

la

excelencia del estilo de Bello, que

y gergico resulta, sin duda, el ms virgiliano de como Garcilaso lo es en lo buclico y en las divinas bellezas de sentimiento. La poesa agrcola de Bello naci, como la de Virgilio, del amor simultneo la naturaleza y los grandes
en
lo descriptivo

nuestros poetas,

poetas de otros tiempos; en su varia y complicadsima urdimbre

han entrado
de
la

hilos

de innumerables

telas, y, sin

embargo,

el

color

trama parece uno.


la

En

poesa de Bello han de distinguirse dos elementos distintos,


el

pero no antagnicos. Por una parte. Bello es

ltimo discpulo de

aquella escuela descriptivo-didlctica, derivada de Virgilio

y de nues-

tro Columela: continuada por los poetas humanistas del Renaci-

miento,

como
el

Fracstor, el

repugnante de su asunto, como Vida en


drez
el

mayor de todos pesar de lo ingrato y el poema del juego del Ajelos

y en

de

la cra

de

gusanos de seda, como Pontano en


citrorum cultu: tradicin que des-

De

Hortis Hesperidum sive

De

pus, con inspiracin

menos

fresca

bilidad para realzar lo prosaico

y lozana, pero con notable hay pequeo, ^addere rebus angustis


Jess, autores de innumera-

konorems/, convirtieron en patrimonio suyo, casi exclusivo, los versificadores latinos de la

Compaa de

bles

y muy

elegantes
los

poemas

didasclicos de materia botnica


el

agronmica, como

Huertos del P. Rapin,

y Praedium Rusticum,

de Vanire,
por

el

De

Connubiis jlorum, de La Croix, y otros muchos


las

que cantan parcialmente algunas de


el

producciones celebradas

mismo

Bello, v. gr., el caf

(Faba arbica- Caffeum), asunto

de dos diversos poemitas de Toms Bernardo Fellon y Guillermo


Massieu.

Obra maestra de

este

gnero es

la Rusticatio

Mexicana,

del guatemalteco P. Landvar, que,

ce creble que fuese

como libro americano, no pareignorado por hombre de tan inmensa lectura

como D. Andrs
con entero
rigor,

Bello.

De

esta poesa latina jesutica (llamada as


citar,

puesto que apenas se puede

aun entre sus

cultivadores seglares, ninguno que no saliese de las aulas de la

Com-

VENEZUELA
paa (i) es una degeneracin
la

38

poesa descriptiva del siglo xvii!


la

en lenguas vulgares, especialmente


el

que

floreci

en Francia con

abate Delille y sus discpulos. Pero este gnero, que en latn se

tolera,

y aun
es

divierte,

como una

especie de gimnasia recreativa,

resulta pueril
existe,
sificar

y enfadoso en una lengua vulgar, en que ni siquiera mucho menor, el mrito de la dificultad vencida. Verla fsica, la historia natural, la

enteras

agricultura

la jardila

nera,

como pretendi
el

Delille,

era una tarea absurda, de

cual

toda su habilidad de versificador, riqueza de vocabulario, y destreza en


Bello,

uso de las perfrasis, no podan sacarle airoso. As es que


el

que estimaba mucho

talento de Delille,

y que tradujo meoriginal,

dianamente un fragmento de sus Jardines y admirablemente otro


sobre

La

Luz.,

que vale por cualquiera composicin


la

se

guard bien de imitar en sus propias Silvas

taracea prolija
el

y me-

nuda de aquel

hbil

mecnico de versos; y tratando

paisaje
l la

agricultura americana de un

modo

casi lrico,

puso en

y la emo-

cin del desterrado,


del ciudadano

el

severo magisterio del moralista,


ci\il, la

la

pasin

comprometido en lucha
cientfica,

elevada y serena

contemplacin

y
en

otros elementos de inters


el

humano,

que en vano

se buscaran

arte frivolo del abate Delille:


(2).

mero

pasaitiempo de sociedad sin jugo de ideal potico

Lo que

salv Bello del contagio de la falsa poesa didctica, fu,

no slo su virtud potica, que era


plada y modesta, sino
el

muy

real

aunque pareciese tem-

severo
al

y formal

estudio de la ciencia del

mundo

fsico

y de

sus leyes,

cual se haba consagrado

muy joven.

(i)

Por ejemplo, nuestro D. Ignacio Lpez de Ayala, ejegante autor de


latinos,

dos poemas

uno sobre

las

termas de Archena y otro sobre

la

pesca

de

los atunes (Cetarion).

(2)

Ms nobles ejemplos de una poesa


Italia.

sabia y anloga la suya


el

pudo
desmis-

encontrar Bello en

Me

parece indudable que conoci

Invito a Lesla la

bia Cidoftia, poeraita del sabio

Lorenzo Mascheroni, que viene ser

cripcin de un gabinete de Fsica. Bello pertenece, en cierto modo,

ma

familia potica

que

el

abate Parini, y construa sus versos con un arti-

ficio

parecido

al

de // Giorno, donde tambin se canta con ingeniosas pery se alude


la

frasis el caf, el azcar, el cacao,

conquista de Amrica, con

el espritu filantrpico del siglo xviii.

382

CAPTULO
el

VI

estimulado por
el

ejemplo y los consejos de Humboldt.


las

he aqu

segundo elemento cuya presencia reconocemos en

Si/vas Atne-

ricanas,

y que templa y robustece


.

el

impulso

literario,

impidindole
arts-

degenerar en vano dilettantismo Si algn gnero de creacin


tica

puede reclamar como suyo

el siglo xviii,

es sin

duda

el

consorcio

de
en

la literatura

y de

la ciencia, la invasin del espirite naturalista


J.

la

prosa de Buffon, de

Jacobo Rousseau, de Bernardino de

Saint-Pierre; sin contar con aquella especie de

monismo potico

que centellea en algunas pginas de Diderot. El grande heredero de


la tradicin cientfica del siglo xviii,

destinado sobrepujarla

muy

pronto

hacer entrar en nuevas vas el pensamiento moderno,

hered tambin aquellas luminosas condiciones de exposicin; y desde el Viaje de las regiones ecuatoriales hasta el Cosmos, mereci

por medio

siglo el

nombre de mago de
tiene

la ciencia,

juntando en rara

armona

las

cualidades de genio inventivo

y las de

expositor animado
el

brillante.

Humboldt

que reclamar tambin su parte en

canto de Bello; y para no citar ms ejemplos, el bello mito de la diosa Huitaca y del civilizador Xenqueteba, y del despeamiento
del
cin
el

Tequendama y
d

la

inundacin del valle de Bogot, en

la

Alocu-

la Poesa, est

tomado de

los Paisajes de las cordilleras,

mismo

Bello lo declara as en una nota.

De

la originalidad

de

la tentativa

de Bello dentro de

la literatura

espaola, no puede dudarse; lo cual no quiere decir que carezca de

algunos y

muy

calificados precedentes: la

Grandeza Mexicana en

lo

descriptivo, el

didctico.

Poema de la Pintura, de Pablo de Cspedes, en lo Nada primera vista ms remoto de la manera laboriosa
la

y un

tanto rgida de Bello que


la

abundancia despilfarrada del obispo


la

Valbuena; pero

semejanza reside, no slo en

comunidad

del

tema americano,
no deja de
en

sino en ciertos detalles de labor fina

prolija

que

intercalar

Valbuena en medio de

la

intemperante prodi-

galidad de sus descripciones. Pero por punto general, es cierto que


ellas, lo

mismo que en
Bello.

las del Ariosto, su


icstico, al

maestro predilecto, do-

mina

\o fantstico

sobre lo

revs de lo que acontece en


la

Virgilio

y en

Cspedes pertenece
lo

escuela de stos ltisus cuadros, la co-

mos, aunque en sus octavas,


rreccin del dibujante

mismo que en
de
la

el arte clsico

composicin no em-

VENEZUELA
pezca
lo brillante

383

y armonioso del colorido. Cspedes, discpulo


si

asombroso de

Virgilio,

ya no

rival
el

como

la

descripcin del caballo y

elogio de la tinta,

y mulo suyo en episodios tiene ms

alma potica, ms empuje y grandeza que Bello; pero el numen que le inspira es tambin el numen de las Gergicas, aunque aplicado
diversa materia; y fu
principales maestros
sin

duda

el

racionero cordobs uno de los


el arte

que ensearon Bello

exquisito de en-

noblecerlo todo con los matices

y lumbres de
la

la

diccin potica,

como

haba descrito y ennoblecido

cuadrcula

la

concha de

los colores.

El sentimiento de

la

naturaleza nunca ha sido


s

muy

poderoso en
es-

Espaa,

ni tal

que por

solo bastara dar vida

un gnero

pecial de poesa. El paisaje en nuestros

buclicos es convencional,

on

los autores

de poemas caballerescos quimrico y arbitrario. Slo

por lujo y gallarda de estilo se hacan alguna vez largas enumeraciones de plantas, frutos, aves y peces, caracterizndolos con
eptetos pintorescos.

Lope de Vega
lricas

tiene

muchas en sus comedias,

y aun en composiciones
ila,

inserto en la

como el Canto del Gigante CrisalArcadia. Al mismo gnero de descripcin, pero


naturalista, pertenece la

con ms acentuado carcter de exactitud


gloga de Pedro Soto de Rojas, Marcelo

Fenijardo, que segura-

mente Bello habra

ledo en el

Parnaso Espaol, de Sedao.

Pero hay antecedentes ms inmediatos. D. Miguel A. Caro, autor


del juicio
Bello, ha

ms profundo que conocemos sobre


hecho notar no slo
las

las

obras poticas de
las

analogas indudables, sino

de-

liberadas imitaciones que el poeta venezolano hizo de algunos pasos del

muy

estimable poemita de Arriaza, Emilia las Artes, obra que

qued incompleta y yace injustamente olvidada, con estar sembrada de elegantes versos y felices descripciones, y ser sin duda de lo

ms limado que nos dej

su autor, renunciando por esta vez sus

hbitos de improvisacin. El ingenio frivolo

y ameno de Arriaza no

alcanz, sin embargo, dar unidad ni transcendencia potica su

obra, que se reduce una serie de vistosos paisajes de abanico; por


lo cual,

y por

otras razones,
le

queda

inferior las Silvas

Americanas;

pero es cierto que Bello

en

el

arte de versificar,

y y aun en imgenes y comparaciones, como

imit en ciertos toques descriptivos

384

CAPTULO
la

VI

puede notarse en
poeta espaol:

siguiente, en

que notoriamente

la

ventaja es del

ARRIAZA
Y como si en jardn de avaro dueo, Que entre sus flores vive aprisionado, Dama gentil se asoma, de halageo
Mirar,

que con su ruego y con su agrado


el ceo;

Del severo guardin desarma

Que

entra alegre, y se arroja, y el nevado


al suelo,

Pecho redina

las

hermosas

Manos perdidas vagan por

las rosas;

Y
En

escogiendo fragancia y colorido.

tantas flores prase indecisa;

Mas codiciosa del botn florido, Son su despojo al fin cuantas divisa:
Hasta que expira
el

plazo concedido,

involuntario el pie
al

mueve

remisa,

Parecindole

paso que se aleja


las

Flores ms lindas

que atrs se deja

BELLO
Como
en aquel jardn que han adornado
Naturaleza y arte competencia.

Con vago
La ms

revolar

la

abeja altiva

sutil

y delicada esencia

De las ms olorosas flores liba; La dems turba deja, aunque de galas Brillante, y de suave aroma llena,

torna, fatigadas ya las alas


la

De

dulce tarea,

la

colmena

Y no habr fundamento para


hasta ahora, que ciertas octavas de

decir,

aunque no se haya notado

publicada en 1S06, contienen


culiiira ai la

La Agresin Britnica, de Maury, ya como el programa de La Agri-

que tanto admiraba


tena por

zona trrida, y pudieron y debieron influir en Bello, la pericia tcnica del vate malagueo, y que le
los

uno de

ms primorosos

artistas

mtricos de nuestra

lengua? Pues Maury, en

Lm

Agresin, no slo poetiza, con perfrasis

de

la

misma

familia
la

que

las

de Bello,

la cochinilla, el ail, el

palo

de campeche y

caa de azcar, sino que en robustsimas octavas

VENEZUELA
canta
la

3H5
le

grandeza de

los

Andes, de

la

cual

parecen dbil remedo

las cordilleras

de Europa:
Si bien Pirene

en puntas de diamante

A Y

las etreas auras se sublima,

del golfo Tirreno

al

mar de Atlante
falda

Los recios brazos tiende y

opima;

La esmalta Cerescon pincel brillante Mientras marmrea nieve orla su cima, Y se derrumba en rugidor torrente,

se liquida saludable fuente:


Si

Apenino en su

altura excelso niega

Que humano

pie sus trminos transite,

Y Y A A

antes all se espacia en grata vega.


al

Que

delicioso

Edn

quiz compite;

humillndose ms, rendido llega perderse en


la

concha de Anfitrite,

un lado envuelto en olas espumosas,


Dbil

Al otro en frutos y odorantes rosas:

remedo son de
medio

la alta,

ingente

Sierra adusta y feraz, trono de Pales,

Que

alzando, en

al

Ecuador,

la frente,

Del Austro vio

los

yermos arenales,
la

eslabonando fu

zona ardiente,

Y va
Que

encontrar las Osas boreales; tanto en montes se enrisc fecundo

El hemisferio occidental del mundo.

Donde, par de

la

cumbre
el

spera, inculta,
fros;

Hrrida, veis hermosos bosques

Do

los

barrancos que

verdor oculta

Abismos son y pilagos los ros; Y un monte y otro monte all sepulta

En cavernosos cncavos sombros


El rojo mineral y tersa plata,

A
El arte de
la

los hijos del sol

ddiva ingrata.

descripcin americana, lo

menos de

la

descripcin

por grandes masas, estaba adivinado, pero haba que descargarle de


tanta

pompa y

fausto retrico,

ste fu el triunfo de Bello, siemartificio.

pre ms sencillo y modesto, aun en su majestuoso

Pero no puede decirse que


siempre. Haba dicho

al

imitar al poeta andaluz le mejorase


la cochinilla
T,

Maury de

del ail:
25

Menndez y Pelato. Poesa hispano-americana.

386

CAPTULO
Mientras purpreo

VI

el insectillu

indiano

Ya del sionio mrice desdoro,

Los albos copos


Se apresta
Copia
el

teir se apresta

Cual pdico rubor frente modesta.


polvo que en pureza tanta
del cerleo cielo

el zafiro

escribe Bello:
Bulle carmn viviente en tus nopales

Que afrenta fuera al

viricc de Tiro,

de tu

ail la tinta

generosa
zafiro.

mula

es

de

la

lumbre del

El segundo verso es casi idntico,


Sfin.

saho poner Tiro en vez de


pertenece
al

El carmn viviente es una de aquellas felicsimas invenciones


rival;

de expresin pintoresca en que Bello no tiene

mismo gnero que

los sarmientos trepadores., las rosas de oro

el

velln de nieve del algodn, las

timas de ptirpura del cacao, y


la

los albos

jazmines del caf. Pero en su lnea no vale menos


racin iA pdico rubor en que

delicada

compatan
feliz

Maury
el

enlaza de un

modo
el

como inesperado

lo fsico

con

lo moral.

en

la

descripcin de

la

caa de azcar triunfa tambin


cas. T.os tres versos

vate de Mlaga sobre

de Cara-

de

Bello:

T das la caa hermosa De do la miel se acendra, Por quien desdea el mundo

los panales

son compendio, pero no sustitucin ventajosa, de esta octava de


Agresiji Britnica:

La

Mas qu otra planta en vastago lozano


Predilecta del
sol,

frondosa crece,
til africano,

esclavo della el

Tal vez con ayes lnguidos

la

mece?

Liba

la

abeja almibares en vano

cuantas flores primavera ofrece:


el tributario

Con ms dulzura

arbusto

En nevado

panal deleita

el gusto.

despu.s de esta diseccin, quiz en demasa prolija, dir algu-

no: qu le

queda propio

Bello, tributario

de tantos poetas y pro-

VENEZUELA
sistas distintos?

387
casi todo: le

mi entender,

le

queda

queda su ma-

ravilloso estilo, del cual ha dicho el gran poeta

colombiano
el

Pombo
al

que es un manso

ro

cargado de riqueza y con


sabor, la vez latino
el

fondo de oro.

Le queda aquel peregrino

y americano, que

mismo tiempo que nos halaga


plantas intertropicales.

gusto con

la

quinta esencia del nclas exticas

tar clsico, estimula el paladar

con

el

jugo destilado de

En

los cantos

de Bello llegan nosotros

los

sones de

y de la flauta de Sicilia, armoniosamente mezclados con el yarav amoroso, que suena desde el lejano
la

avena

virgiliana

tambo, mientras brillan en


Austral,

el cielo las

cuatro lumbres de la Cruz

se perciben en el ambiente tibio

sas huellas del cocuyo fosforescente.

y regalado las luminoLe queda la fusin de lo anti-

guo y de

lo

novsimo, de

la precisin naturalista

y de

la

nostalgia

del proscrito; el arte de dar cierto gnero de vida moral lo inani-

mado, personificando

al

maz

jefe altanero de la
al

espigada
el

tribui>\

haciendo desmayar dulcemente

banano, rendido bajo

peso de
el

su carga; mostrndonos la solicitud casi maternal con que

bucare

corpulento ampara
Caro,
la

la

tierna teobroma,

y poetizando, como ya not


slo detalles exquisitos,
el

lucha por
el

la

existencia en las plantas cuyas races viene

angosto

seno de

la tierra.

Y no le

quedan

sino cuadros de gran composicin clsica,

como

incendio
le

y
la

la re-

poblacin de
digno

las florestas,

que por cualquier lado que se


pinturas picas idlicas,

mire es

de

las

Gergicas

(l);

como

edad
la

de oro de Cundinamarca y el salto audaz del Bogot espumoso y montaa abierta por el cetro divino de Nenqueteba.
En
cuadro del incendio

(i)

el

me

parece que record Bello otro

muy

semejante, que se halla en una silva atribuida con algn fundamento Rioja,
tanto por su estilo

como por

hallarse en el

mismo cdice

(M. 82
las

de

la Biblio-

teca Nacional) que contiene sus poesas.


nes.

Pueden cotejarse

dos descripcio-

Vase

la

del antiguo poeta

No

as

vagante llama
sobre antigua selva,

Tiende

el cabello

Y rompe

y se derrama Por los hojosos senos, ambiciosa De conservar su luz maravillosa; Y esforzada del viento Discurre por el bosque paso lento.

Esplende y arde en

el silencio

oscuro,

388
Quiere esto decir que
tos?

CAPTULO
las Sik-as

VI

Americanas carezcan de defeclos tiene,

Toda obra

del ingenio

humano

por breve que sea su

extensin.

Zm Zona Trrida

se acerca la perfeccin

de

estilo

en

cuanto cabe, pero todava puede notarse, en medio de tantos granos de oro puro, alguna muestra de metal ms
afectada
vil,

alguna

perfrasis-

pseudoclsica; por ejemplo, aquella rebuscadsima hablan-

do

del caf:

el

perfume

le das

que

en los festines

La fiebre La parte moral de


la

insana templar Lieo.

misma Silva comienza admirablemente,


de sermn, y slo

pero-

se prolonga demasiado, tiene ciertas trazas

la

no-

bleza de la frase protege

realza algunos pasajes,

que evidente-

mente fueron pensados de un modo

prosaico. Pero

donde

la

des-

igualdad llega ser intolerable, es en ciertos fragmentos de

la

Alola

cucin a Poesa. Al ponerla en mi coleccin, cercen ntegra

segunda parte; no en verdad por escrpulos


las injurias

patriticos, puesto
la

que

contra Espaa nadie perjudican ms que

memo-

mula de

los astros

Arde y esplende al rutilante y puro Cndido aparecer de la maana,

sobra y vence al sol siempre segura. Abrasadora del verdor del pino, Levanta entre sus ramas Globos de fuego y mquinas de Il.im.is, Y en el slido tronco y ms secreto Del laurel y el abeto. Estalla, gime y luce. Nunca del Euro Noto oscurecida, Ni de la inmensa pluvia destruida.

(Qu miro?

.\lto torrente

De

sonorosa llama

Corre, y sobre las ridas ruinas De la postrada selva se derrama.

El raudo incendio gran distancia bram.a, Y el humo en negro remolino sube,

Aglomerando nube sobre nube. Ya, de lo que antes era


Verdor hermoso y
fresca lozana,

Slo difuntos troncos, Slo cenizas quedan monumento


:

De

la

dicha mortal, burla del viento.

VENEZUELA
ria

389

de su autor, y por otra parte estn tan floja y desmayadamente dichas, que no prueban gran conviccin en el nimo de Bello, sospechoso en su tiempo de
tibio republicanismo,
ni

papel del patriota por fuerza;

y de hacer un poco el pueden hacer gran mella en quien

no tuvo reparo en

insertar

elogiar el Canto de

Olmedo

Bolvar.

Pero literariamente da pena (aunque por otra parte nos parezca


los

espaoles justo castigo de un malo y descastado impulso) ver

tal

hombre como

Bello

empleado en

la

afanosa tarea de tejer un

catlogo histrico de los libertadores y de sus hazaas, en versos

que veces
que

(sin

irreverencia sea dicho) nos parecen dignos de alterla

nar con los dsticos de


dira
el

Historia de

Espaa

del P. Isla. Quin

delicioso poeta virgiliano tuvo valor para afear

una de

sus obras ms selectas con renglones de esta guisa?:

la

memoria eternizar desea

De aquellos granaderos de caballo Que mand en Chacabuco Necochea.


Ni sepultada quedar en olvido

La

Paz,

que tantos.claros

hijos llora,

Ni Santa Cruz, ni menos Chuquisaca,

Ni Cochabamba
Ni t de Ribas callars
la

fama,

A Y

quien vio victorioso Niquitao,

Horcones, Ocumare, Vijirima,


dejando otros nombres que no menos
loa

Dignos de

Venezuela estima
el traidor

Muera (respondes)

Baraya,

que

destierro su familia vaya.

Ortiz, Garca

de Toledo, expira,
Castillo,

Granados, Amador,

mueren.

Yace Cabal, de Popayn


Gutirrez,
el

llorado

postrero aliento exhala.

Indudablemente no era tarea digna de Bello


Aquiles y Diomedes de

la

de

\-ersificar este
la

padrn de vecindad, por mucho que naturalmente halagase

vani-

dad de

los

la

epopeya americana.

390
Claro que no todo en
la

CAPTULO

VI

segunda parte de

la

Alocucin es de este

gnero

trivial

y fastidioso; Bello no poda dormitar tanto tiempo sees,

guido. Magnfico

por ejemplo, y de emocin

muy

virgiliana, el re-

cuerdo que tributa su infortunado amigo y Mecenas Javier Ustriz:

Alma incontaminada,

noble, pura,

De elevados espritus modelo. Aun en la edad obscura En que el premio de honor se


Slo
al

dispensaba

que precio
el

vil
la

su

honor venda,

en que

rubor de

virtud, altivo

Desdn y rebelin se interpretaba. La Msica, la dulce Poesa,


Son tu delicia ahora como un da?

O ms

altos objetos das la mente,

con
la

los hroes,

con

las

almas bellas

De

pasada edad y
el

la

presente

Conversas, y

gran libro desarrollas

De los De
La

destinos del linaje humano?

mrtires que dieron por la patria


vida, el santo coro te rodea:

Rgulo, Trascas, Marco Bruto, Decio,

Cuantos inmortaliza Atenas Cuantos Esparta y


el

libre.

romano Tibre.

Miranda, Roscio de

la

naciente libertad no slo defensor, sino

maestro y padre, San Martn y otros capitanes y proceres de la independencia, estn digna y decorosamente celebrados. es grandio-

sa la imagen con que el poeta excusa la pretericin del elogio de Bolvar, el

ms grande de

sus hroes, pero no el predilecto de su alma:

Pues como aquel samn que siglos cuenta. De las vecinas gentes venerado. Que vio en torno su basa corpulenta
Kl bosque

muchas veces renovado,


la

vasto espacio cubre con

hojosa

Copa, de mil inviernos victoriosa;


As tu gloria
al cielo

se sublima.

Libertador del pueblo colombiano;

Digna de que

la

lleven dulce rima

culta historia al

tiempo ms

lejano.

VENEZUELA

391
se dividen naturalmente

Las poesas del tercer perodo de Bello

en dos grupos:

el

de originales y

el

de traducciones. Versos origiiniciativa propia: algunas


la

nales hizo pocos en Chile,

y menos an por
mejor es

odas patriticas, de
al

las cuales la

que compuso en

34

Diez y ocho de Septiembre, correcta, elevada, llena de sabias ense-

anzas polticas: un canto elegiaco y semirromntico.

El

Incendio

de la Compaa^ muestra palpable de que Dios no llamaba don

Andrs Bello por


literarias

los

caminos del nuevo lirismo; algunas

stiras

chistosas

ligeras, fbulas,

y de buena doctrina; bastantes composiciones versos de lbum y otras bagatelas. Ninguna de ellas
es

puede despreciarse, porque Bello


gua y
estilo potico;

siempre gran maestro de lenni

pero es cierto que no aaden

una hoja de

laurel su corona.

Donde volvemos
es

encontrar al excelente poeta

de otros tiempos

en sus traducciones imitaciones. La edad y

los ridos

y consle

tantes estudios haban podido resfriar su vida potica propia, que

siempre fu menos ardiente que luminosa; pero en cambio

haban

hecho comprender y sentir cada da mejor


penetrar en
el

la

inspiracin ajena,

secreto de los estilos

ms

di\'ersos.

Gracias eso,
castellana

pudo un mismo hombre dar propia y adecuada vestidura


obras de inspiracin

El Sarclanpalo y
rado, de Boyardo;
tasas

el

Rudens, de Plauto, y Marino Fallero, de Byron; El Orlando enamotan diversa


el

como
los

un fragmento de
,

Niebelungen, y varias fan-

Orientales

de Vctor Hugo.

En

estas traducciones

adaptaciones Bello hizo milagros, y, atendiendo algunas de

ellas,

sobre todo
tos

al largo fragmento del Sardanpalo y los catorce canque dej traducidos del poema de Boyardo refundido por el

Berni, no se le

puede negar

la

palma entre todos

los traductores

poticos de la pasada generacin literaria, que los tuvo excelentes

en Espaa y en Amrica. Entrar en

el

mecanismo de

estas versiones
til

y compararlas con

los originales, sera

ciertamente tarea

fe-

cunda en grandes enseanzas de lengua y de versificacin; pero aqu no podemos ni intentarla siquiera. Las de Vctor Hugo no son
traducciones ni quieren serlo, sino imitaciones

muy
y

castellanizadas,
le desarrolla

en que Bello se apodera del pensamiento

original,

en

nuestra lengua conforme nuestros hbitos

lricos, las

condiciones

392

CAPITULO

VI

de nuestra versificacin

la idiosincrasia potica del

imitador.
la

esto lo consigue de tal

modo, que una de esas imitaciones,


el

Oracin por todos, es sabida de todo

mundo en Amrica, y

esti-

la

mada por muchos como la mejor poesa de Bello, la ms humana, ms rica de afectos; y no hay espaol que habiendo ledo aquellas
y
sollozantes, vuelva mirar

estrofas melanclicas

en su vida

el

texto francs sin encontrarle notoriamente inferior.


error de perspectiva en esto:

Habr acaso
el

yo no

lo s,

pero consigno
la

hecho

como

parte

y como

testigo.

Lo mismo acontece con

titulada

Moiss en el Nilo, bella en francs (dice Caro), ms bella, intachable en


la

versin castellana de Bello.


el

tratndose de ver-

siones poticas,

voto de D. Miguel Antonio Caro

me

parece

el

primer voto de calidad en nuestra lengua.


Para m
la

obra maestra de Bello,

como

hablista

y como

versifi-

cador, es su traduccin del Orlando enamorado, que incompleta

todo

como

est, es la

mejor traduccin de poema largo


literatura.

italiano
el

y que

tenemos en nuestra
te,

Podr lamentarse que

intrpreel

en vez de ejercitarse en Boyardo, no hubiera empleado


los tres picos

tiem-

po en alguno de
la

mayores; pero

el

gusto individual,
trillados,

casualidad,

el

deseo de caminar por senderos menos


el

bastan para explicar esta predileccin. Por otra parte,


fu gran poeta, de no

Boyardo

menor

fantasa

y seguramente de ms invenla

cin que

el

Ariosto, y merece bien este homenaje postumo de

musa
serias
ellas,

castellana,

que en

el siglo

xvi le debi inspiraciones


los cantos
el

muy
y

feli-

ces. Bello

ha encabezado todos

con introducciones jocolas del

de su propia cosecha, en

tono de

Ariosto;

as

en

como en

la

traduccin de las octavas italianas, derrama teso-

ros de diccin pintoresca, limpia


lencia, al freno

castiza, dcil, sin

apremio

ni vio-

de oro de una versificacin acendrada, intachable,


las

llena

de \ariedad y de armona, dignsima de estudio en

pausas

mtricas

y en

la

variedad de inflexiones, sin caer en aquel escabroso

y sistemtico

alio

que hace de tan spero acceso


siglo xix
la

las
el

octavas de
prosodista

Esvero y Almedora, nico poema del


ha ido acompaando constantemente
El dominio de
la

en que

labor del poeta.

octava real que haba adquirido Bello merced

esta gran faena, quiso aplicarle luego

un cuento leyenda

origi-

VENEZUELA
nal,

393

en

el

gnero de

las

de Mora, titulada El Proscripto, en que

travs de una fbula sencilla y domstica se propona describir


tipos

del canto quinto,


la

y costumbres de la poca colonial. Pero este ensayo no pas y aunque las octavas son generalmente buenas y
fcil

narracin corre

interesante, con bellos rasgos en la parte


la

seria,

hay que confesar que

parte cmica est

muy

lejana del

donaire de Batres, con quien ningn poeta americano puede competir en esto.

El

nombre de

Bello suscita inmediatamente en

la

memoria
y

el

de

otro venezolano, D. Rafael Mara Baralt, tambin fillogo

poeta,

honra de Amrica por su nacimiento y educacin, benemrito de

Espaa por haber

escrito

y publicado aqu sus

principales obras

(l).

(i)

Naci D. Rafael Mara Baralt en Maracaibo

el 3

de Julio de 1810. Pas


1.

su infancia en Santo Domingo, y no regres Venezuela hasta 182

En

la

Universidad de Bogot hizo sus estudios de latinidad y


los

filosofa,

y comenz
la

de jurisprudencia, que hubo de interrumpir para lanzarse en

revolu-

cin venezolana de 1830, que definitivamente separ Venezuela de


bia.

Colom1841 se

Entrando en

el

servicio militar, lleg capitn de artillera.

En

traslad Pars con objeto de imprimir su Historia de Venezuela; en 1843

pas Espaa con una Comisin histrico-diplomtica, y en Sevilla y en

Madrid residi todo


ola y

lo restante

de su

vida, adquiriendo nacionalidad espael

desempeando puestos importantes, como


la

de director de

la

Gaceta

y administrador de
individuo de

Imprenta Nacional. En 1853 tom posesin de plaza de


la

nmero de

Real Academia Espaola. Falleci en Madrid


l es la

el

de

Julio

de

iSo.

La biografa ms extensa que hay de que

que escribi
ellos

D. Juan Antonio Losada Pieres en sus Semblatizas Zulianas.


Falta una coleccin de sus escritos
sera importante.

Muchos de

andan dispersos en
laborador, tales

los varios peridicos

de que fu

director, redactor co-

como El

Siglo

XX, El Tiempo y El Espectador.


primero en
liberal.
el

Como

escritor poltico figur


la

partido progresista y semi-

democrtico, y luego en

Unin

En

1849 public, en colaboracin


folletos polticos, entre los

con D. Nemesio Fernndez Cuesta, una serie de


cuales pertenece Baralt slo
el

titulado Libertad de Imprenta.

Pero

las

obras ms importantes de Baralt son su Resumen de la historia de

l'enezucla (Pars, 1841-1843, tres

volmenes), en

la cual

tuvo por colaborador

histrico,

no

literario, D.

Ramn

Daz; el Diccionario de Galicismos (Madrid,

1855), el Diccionario'AIatriz de la lengua castellana,

ras entregas, y el discurso de recepcin en

la

que no pas de las primeAcademia Espaola.


l

La coleccin de sus

poesas,

esmeradamente corregidas por

y dispuestas

394-

CAPITULO

VI

Pero considerado como poeta, Baralt est gran distancia de Bello,

aunque en

cierto

modo

pertenezca su escuela.

Hay en

las

poesas

de Baralt constante nobleza y correccin de


losa conciencia literaria, todos los

buena y escrupuprimores que nacen del trato asiestilo,

duo con

los

modelos, del conocimiento slido de

la lengua, del

buen

juicio en el plan

y en

la distribucin

de los pensamientos, del pru-

dente y sobrio uso de cuantas figuras recomiendan los preceptistas;


pero, con rara excepcin, son versos sin alma, construidos de una

manera
que
ritos

exterior y mecnica,

empedrados de reminiscencias de todas


la fatiga

partes, revelando

en cada estancia
al

que costaban

al

autor y
los

se

comunica

lector irremediablemeute, sin

que todos

m-

que hemos reconocido basten compensarlo. La frialdad de


la frialdad

Baralt no es

del

grande

artista

que por amor

la

belleza
la

pura y marmrea se levanta sobre su propia emocin personal y


excluye de su obra; es
los versos
la frialdad

del gramtico que se ejercita en


clase.

como en un tema de

Su Oda

Cristbal Colon,
el

que tanto aplauso obtuvo cuando fu premiada por


drid en 1849, es, sin duda, pieza de esmerada

Liceo de Ma-

prolija literatura,

pero demasiado larga y metdica, poco lrica, en suma, y compuesta de piececillas de mosaico, cuyas junturas se ven muy las claras.

Aun

la

misma descripcin de Amrica, hecha en cuatro


que son quiz
lo

gallardas

estrofas,

mejor de

la

oda, est tejida, en parte, con

pensamientos y

frases conocidsimas

de Arguijo, Gngora y otros


lo

poetas nuestros. Pero aqu, por raro caso,

que Baralt pone de su

cosecha no vale menos que lo que traslada. Comprense estas dos


estrofas:
All raudo,

espumoso,

Rey

de los otr^ ros, se dilata

para

la
la

prensa, debe publicarse, segn acuerdo tomado, hace bastantes aos,

por

Real Academia Espaola, cuyo lustre Secretario perpetuo, D. MaBaus, debimos, en 1892, el haber podido examinarlas des-

nuel

Tamayo y

pacio.

El cuaderno de Poesas de Baralt, impreso en Curazao en

18SS por

la

misma
vicio
fie

casa editorial (Bethencourt y Compaa),

de reimprimir su Historia de Feneaie/a,

que ha hecho el buen serno contiene sino mnima parte

sus obras poticas.

VENEZUELA
Maran caudaloso
.

395

En crespas ondas de luciente plata, Y en el seno de Atlante se dilata.


All fieros volcanes,

Emulo

al

ancho mar lago sonoro,

Tormentas, huracanes:

Son rboles y piedras un tesoro, Los montes plata, las arenas oro.

Consideradas como ejercicio de imitacin y alarde de

estilo, las

poesas de Baralt tienen mrito indudable dentro de aquel movi-

miento de reaccin que contra

los desenfrenos del lirismo


1

romnti-

co pareci iniciarse despus de


fueros de la lengua potica

844, volviendo por los hollados


la

y por

cultura

y aseo

del estilo, in-

tentando reanudar

la

tradicin de las escuelas salmantina

sevillalejos,

na de principios del

siglo.

En

este

camino se fu demasiado

y por huir de
lo

lo

desordenado, exuberante y monstruoso, vino


al

darse en lo tmido y apocado; por aversin

desalio se cay en

relamido y

artificioso; resucitronse

todo gnero de inversiones,

perfrasis

latinismos: la majestad sonora se confundi

muchas veces
que por muque pudira-

con

la

pompa

hueca, con

el nfasis

oratorio

la

rimbombancia, na-

ciendo de aqu un gnero de

falso

y aparatoso

lirismo,

cho tiempo domin y an domina en todos

los versos

mos
en su

llamar

oficiales,

en los poemas de certamen y en las odas de

circunstancias.
lnea,

vueltas de algunas composiciones recomendables

pero de todo punto inferiores los modelos de Quintana,


Lista, este neoclasicismo

Gallego

postumo, de tercera cuarta


ciertas

mano, nicamente ha servido para conservar


mtricas de buen origen, cierto respeto

tradiciones

la sintaxis

la prosodia,

que nunca estn de ms y deben exigirse todo el mundo. Baralt fu, no slo de los mejores hablistas, sino de los ms poetas entre los

que siguieron esta tendencia.

No

le faltaba

imagina-

y meditaba largamente el plan de sus odas. En ocasiones parece que slo le falta libertad para mover los
cin; tenia caudal de ideas,
brazos,

voluntariamente se impone en cada

y que con pequeo esfuerzo podra romper las ligaduras que frase. l, que escriba una prosa
la

tan limpia, tan desembarazada, tan sabrosa, parece sometido en

395

CAPTULO
le

VI

poesa un canon inflexible, que

entorpece

los
le

mejores impulsos,

que
de

le

enturbia los

ms

felices conceptos,
le

que

aparta casi siempre

la

expresin natural y

hace sudar por trochas y veredas desficticia.

usadas en busca de un gnero de perfeccin convencional y

La

poesa de Baralt no carece de afectos humanos, limpios

y gene-

rosos,

ya de

religin,

ya de

patria, 3'a

de amistad; y cuando por rara

excepcin deja correr con alguna libertad esta vena de sentimiento,

como en

la

preciosa silva

una flor

marchita.,

que tiene algo de

la

melancola y ternura de Cienfuegos, con una pureza de estilo que

Cienfuegos no mostr nunca; bien en

las apacibles liras del

Adis

la Patria, en algn idilio

en prosa, como Et rbol del buen pas-

tor, resulta

plo,

en

la

mucho ms poeta que en las odas de aparato; por ejempomposa declamacin A Espaa, donde no se ve otro prola

psito que el de acumular versos sonoros.

No
esta

quisiramos haber sido demasiadamente duros con


es gloria

memoria

de tan insigne humanista, cuyo nombre

indisputable de

Academia

(l).

Fu gran
las

literato

y poeta mediano; pero no hay

composicin suya, aun de

ms endebles, que como dechado de

diccin no pueda recomendarse.

adems, fu poeta sensato, pe-

netrado de

la

dignidad de su

arte,

incapaz de envilecerle en objetos

triviales ni afearle

con inmundo desalio: sacerdote convencido de


de

una religin

literaria

muy

austera observancia:

duro con

las

flaquezas de estilo de los dems, pero todava

ms

rgido consigo
ideas,

propio,

como

lo

prueba
la

el

increble
l

tormento que daba sus

hasta encontrarles
sin duda,

forma que

crea

ms

perfecta:

amanerado

pero con amaneramiento noble y decoroso: enamorado

ferviente de

un

ideal tcnico; lo cual

siempre es digno de respeto,

y ms en das en que la lengua y el gusto andaban por el suelo, y en que la cultura literaria pareca amenazada por un aluvin de traductores brbaros, de dramaturgos frenticos y de lricos destartalados incomprensibles. Si Baralt, como otros muchos, exager
la

reaccin

fu dar en la poesa acadmica del siglo xvni, es-

cuela que haba tenido sus grandes das, pero cuya restauracin era

ya inoportuna y tena que ser infecunda,


La Espaola, ne nombre de

la

misma dureza y
la

extre-

(i)

!a

cual escrib

presente Historia.

VENEZUELA

397
l

mosidad de
los

la

reaccin que simultneamente con


crticos,

hicieron por

aos de 1848 diversos

prosistas
la

poetas,

prueba

la

gravedad de aquel estado de anarqua, y

necesidad de ponerle

algn remedio. La educacin de Baralt haba sido rigurosamente


clsica;
el trato

y en

Sevilla

hubo de confirmar

sus principios literarios con

de Lista y sus ltimos discpulos. Esta es la filiacin que se trasluce en sus versos, de los cuales bien puede decirse que pertela

necen

escuela sevillana

ms que

ninguna otra. Pero

no haba
abjur

dejado de tener algunas veleidades romnticas, de


luego;

las cuales

y hay
lel

entre sus versos inditos un poemita fantstico,

El

til-

timo da

y un prlogo, con variedad de metros, coros de espritus y aquelarre de diablos; ensayo que prueba que pas como tantos otros por la influencia de Espronceda, y que
inundo^ en dos cuadros

no

le faltaban
al

condiciones para brillar en un gnero enteramente

opuesto

que por ltimo vino adoptar. Hay en este poema un

jugo, una vida, una lozana que luego rara vez tornan encontrarse

en sus versos; sin duda porque

el

exceso de disciplina que tan


las

rgidamente se someti vino agostar en parte


fantasa.

flores

de su

En
taja nal,
la

cambio,

como

prosista

merece toda

clase

de elogios, y aven-

no poco D. Andrs

Bello,

cuya prosa, aunque sabia y doctrien


el

no

tiene ninguna cualidad relevante. Por el contrario,

Baralt,

vocacin de prosista, que suele ser tarda, apareci desde


escrita antes

primer

momento. Su Historia de Venezuela estaba


ya
el escritor

de 184 1, y

aparece en

ella

completamente formado.

No

es
la

esta

decir

que como obra de

historia est exenta

de defectos:

parte

antigua no es
nistas

ms que un resumen elegante y rpido de


sin

los cro-

ms conocidos,

ninguna investigacin propia, y con gra-

ves omisiones.

En
ms

la

parte moderna, es decir, en los dos tomos con-

sagrados narrar
imparcialidad

la

guerra de separacin, no siempre

brilla la

rigurosa,

aunque

el

historiador parece diligente

y bien informado por


drama; pero
clara
la

testigos

narracin es de las
sin

y actores de aquel complicadsimo ms interesantes y animadas:

y progresiva,

que

la

atencin se distraiga en los innume-

rables episodios: amplia unas veces sin caer en difusin, otras veces

densa sin caer en obscuridad: interrumpida hbilmente con retratos

39!^

CAPITULO
los personajes,

VI

de

que son como descansos en

la

interminable pro-

cesin de las operaciones de aquellas guerras tan continuas, tan

menudas, tan

difciles

de exponer sin producir confusin y hasto.

Slo pueden notarse algunos galicismos bastante graves, que en


otro autor lo pareceran menos, pero que

pasman en quien

iba

ser luego tan acrrimo perseguidor de ellos.

la

La obra maestra de Baralt es sin duda su discurso de entrada en Academia Espaola: discurso que, juicio nuestro y sin ofensa

de nadie, no cede ningn otro entre los muchos, y excelentes algunos, que en aquella Corporacin y en acto anlogo se han pronunciado. Al ocupar
la silla

ennoblecida por Donoso Corts, parece


tal

que Baralt
le

sinti

toda

la

grandeza del empeo en que

situacin

colocaba;

al

juzgar las ideas y estilo de su predecesor, no slo

se

mostr

el

pulcro escritor de siempre, sino que levantndose

mufue-

cho sobre su manera habitual, y haciendo bizarro alarde de aptitudes de pensador, hasta entonces no sospechadas en
.se

como no
all,

por algn rasgo fugitivo de sus opsculos


cimas serenas de
la

polticos, se levant

las

contemplacin

filosfica,

y desde
vigor

con

acrisolada lengua, tan rica de precisin

y armona, con un sentido tradicional la vez que expansivo, con audacia mesurada y solemne, con suave moderacin de estilo, tanto ms insinuante cuanto mas apacible, reivindic los fueros de
la

como de

razn hu-

mana, escarnecidos por


el

las elocuentes

paradojas de Donoso; hizo

proceso del tradicionalismo


el peligro

filosfico

del escepticismo mstico,

mostr

que para

la

integridad de nuestro

modo de

ser

nacional, as en la esfera del pensamiento,


scrita,

como en

su manifestacin

envolvan

las

doctrinas de la escuela neocatlica francesa,


final-

de que Donoso haba sido intrprete elocuentsimo; y mostr,


mente, con
.ser el

el

ejemplo, no menos que con


la

la doctrina,

cul deba

verdadero temple de

moderna lengua

castellana aplicada

las

ms

altas materias especulativas.

Este magnfico discurso, aislado

como

est,

nos hace entrever un Baralt

muy

superior

al

que en

el

resto de sus obras

y en

el

tenor de su vida se nos aparece.


las

Pero
sias

ni el discurso
suscita,

de recepcin, que, por


ser del agrado

graves controverni sus libros

que

no poda
se

de todos;

de

Historia,

que apenas

han ledo en Elspaa, y que Baralt tena

VENEZUELA

399

muy

buenas razones

laia

desear que no fuesen ms ledos; ni sus

artculos

folletos polticos,

condenados por su misma naturaleza

vida

muy

efmera;

ni

la

Diccionzrio Matriz de la
proyecto, han dado
ilisfruta
al

grande y quiz temeraria empresa de su Lengua Castellana, que apenas pas de


d('

nombre

Baralt

la

fama y autoridad de que


de la lengua fran-

en Espaa y en Amrica por su tan popular Diccionario de

Galicismos, sea de las voces, locuciones


cesa que se

y frases

han introducido en

el

habla castellana moderna, con el

Juicio critico de las que deben adoptarse, j la equivalencia castiza de


as

que no se hallan en

este caso

(1855). Apenas hay ejemplo de

otro trabajo filolgico que, emprendido


escritor particular,

y llevado trmino por un

acatado por

la

haya conseguido tan fcilmente ser recibido y opinin general. En este sentido, el libro de Baralt,
la

que era antdoto necesario contra


lenguas neolatinas, ha hccln)

nube de barbarismos con que


la

una turba inepta deshonraba y envileca

dao,

al

caer

ms rica y sonora de las y ha hecho tambin algn en manos de pedantes que le toman como una especie

mucho

bien,

de Alcorn, y aplican tontas y locas sus sentencias, cerrando


los ojos ante galicismos los registrase,

que son evidentes, por ms que Baralt no


fea nota palabras
y^

y tildando con
pusiese,

giros,

que no

lo

son aunque

l los

deben tolerarse como necesarios. La

obra de Baralt es un ensayo docto, ingenioso y ameno, con razn


veces, con chiste casi siempre. Hasta cuando no acierta eny ms veces flaquea cuando propone el remedio que cuando denuncia la falta. Las equivalencias que propone suelen ser largos

muchas

sea,

rodeos,

y veces no quieren y

decir ni por

asomo

lo

que dice

el

gala

licismo censurado. Otro inconveniente grave de la obra,

lo

que

da

el

carcter casustico

arbitrario

que amengua en parte su

valor,

es la ausencia

de una

clasificacin general

de los galicismos, segn

sean de palabra, de giro de concepto, adems de otra clasificacin


histrica

que permitiese distinguir

los

verdaderos galicismos de

aquellas otras palabras que pertenecieron en un tiempo todas las

lenguas romances varias de


del latn

ellas,

y que cualquiera de

las

hijas

puede reivindicar con pleno derecho. Baralt parece extrao

todo estudio de gramtica comparada, y preocupado slo con levantar un muro entre el castellano y el francs, suele dar en deci-

40O

CAPITULO

VI

siones caprichosas, que parecen hijas del mal

humor mas que de un

sistema racional y consecuente. Pero con todos sus defectos, y

condicin de no tomarle por orculo,


es libro que no puede faltar de la

el

Diccionario de Galicismos
escritor

mesa de ningn

que es-

time en algo

la

pureza de diccin.

Ni Bello

ni Baralt dejaron discpulos


el

en Venezuela. El primero
la

llev su actividad literaria Chile;

segundo
sin

Aladre Patria,
le tuviese

donde obtuvo consideracin y honores,


extranjero.

que nadie

por

La

literatura venezolana, apartada totalmente


fillogos, se abri la licencia

de

la se-

vera disciplina de aquellos


representada
all

romntica,

especialmente por Abigil Lozano y Maitn. Pero

antes de hablar de ellos conviene decir algo de dos notables escritores

que Venezuela dio


al

al

romanticismo peninsular, como haba

dado dos
neral

clasicismo. Estos dos poetas romnticos fueron el

Ge-

Ros de Olano y D. Jos Heriberto Garca de Quevedo. Don Antonio Ros de Olano slo fu caraqueo por la casualidad
y
los

del nacimiento,

once aos abandon su

patria,

de

la

cual

dice en un soneto: Nac espaol en


la

ciudad riente,

Rod mi cuna
Bese
las

entre perpetuas flores.

aves de plumaje ardiente;

Trajronme de nio mis mayores;


Hoy, en mi patria
histrica, la

muerte

Las junta en un amor con dos amores.

Su vida

militar
la

poltica est

demasiado reciente para que pueda

ser juzgada con

severa imparcialidad propia de la Historia.


la

Tom

parte en grandes sucesos, vivi mucho en


cablo,

plena extensin del vo-

y no fu vulgar en nada.
civil

tres revoluciones, la
si

primera

guerra

y una guerra nacional va unido su nombre,

no como

actor principal,

como de

los

ms sealados entre

los

de segundo

orden, con cierto carcter personal


intent. El
afiliado

excntrico en cuanto hizo


las letras,

mismo puesto
los

le

corresponde en

donde, aun

uno de

grupos romnticos, describi siempre una rbi-

ta solitaria.

Era, sin duda,

hombre de notable
que
as le

ingenio, de rara cultura


la

muy

varias facultades,

hacan apto para

guerra

y de como

VENEZUELA
para
el

401

consejo, para

la

oratoria parlamentaria

como para
tal

la

poesa

la novela.

Pero no se aventurar mucho quien crea que su prila literaria, cultivada


la

mordial vocacin fu

con

celo en

medio

de

los azares

de su vida, despecho de
los militares escritores,

vulgarsima preocupacin
si

que persigue
mejor y ms
Ni los \-ersos

como

mucha

parte de

la

clsica literatura espaola


ni la

no fuese obra de soldados.

prosa fueron nunca para Ros de Olano distrac-

cin pueril petulante alarde de invadir ajeno campo, sino que en


ellos deposit lo

ms hondo de su

naturaleza moral, lo

ms

sutil

refinado de su espritu, que era de los

ms complicados y nebuloclase

sos que pueden encontrarse.

Ros de Olano perteneca aquella


naturalmente afectados, no por

de escritores que son


por
lo tortuoso

moda

literaria, sino

y enmaraado de

sus concepciones acerca del arte

la vida.
el

Rara

vez, sobre todo en prosa, deca las

mismas cosas que todo


consiste en

mun-

do, las deca de la

misma manera; pero


el

que tena un

peculiar
estilo.

modo de

ver y de sentir,

cual fielmente se reflejaba en su

Podr agradar ms menos, pero es cierto que hace pensar,


la

que interesa por


alguno de

extraeza y que no se parece otro escritor

los nuestros,

aunque

Richter,

HofTmann y Edgar
naturaleza se trueca

Poe entre

los extraos.

Su ardiente amor

la

en vrtigo pantesta; su idealismo, en visin catalptica; su sensibilidad, en punzante neurosis.

En

esta literatura dolorosa, pero tenta-

dora, todas las sensaciones se aguzan hasta confinar con el delirio;


lo material se

evapora; lo ideal se materializa; los contrarios parece

que

se requieren

amorosamente y que
ir

se abrazan para producir

creaciones disformes; cree uno


el hilo

entendiendo,

y de

sbito pierde

y vuelve

hundirse en una sima


el

ms

lbrega,

que improvi-

samente parece aclararse por


luminoso.

rpido trnsito de algn fantasma

Todo
lo

todo esto

lo ms discorde resulta aqu consecuente y lgico. expone Ros de Olano en una prosa sui generis, re-

torcida

y tenebrosa,

llena por igual

de arcasmos y de neologismos,
fusin

medio germnica y medio picaresca, extraa


de Quevedo.

de Hoffmann y

Despus de El Diablo

las

carga y otros ensayos de novela ms

menos revesada,

lleg la cspide del gnero en


hispa

El Doctor

L<u-

Mekkdez t Pblayo. /'(Mfl

402

CAPITULO

VI

milla (1863), especie de logogrifo filosfico, que hasta ahora no ha


sido totalmente descifrado por nadie,

como tampoco

lo

han sido

otros cuentos posteriores, v. gr., la Historia verdadera cuento estrambtico^ que

da

lo

mismo, de Maese Cornelia Tcito,

el

Origen del

apellido de los Palominos de Pancorvo,

y otros no menos recnditos,


los

que hacen Ros de Olano precursor notorio de


escritores

enigmticos

que ahora arman tanto ruido en Francia con nombre de

decadentistas
el

simbolistas. P^n vida del General deca

Alarcn en
si

prlogo que puso sus obras: Todava no se sabe


el

el

autor

quiere no quiere que

lector las entienda.


al

Lo que

nosotros tene-

mos averiguado

es

que desprecia

que no

las entiende,

y que se

enoja con los que se dan por entendidos.

Como
dolo.

poeta perteneci Ros de Olano aquella

fi-accin del ro-

manticismo que tena Espronceda, no ya por maestro, sino por

Espronceda

le

admiti su
el

ms ntima
le

familiaridad; escribie-

ron juntos una comedia;

gran poeta

dedico El Diablo Mundo,

y su frente puso Ros de Olano un prlogo mistaggico y apocalptico, desarrollando no s qu huecas teoras sobre la epopeya en sus
relaciones con
la historia

de

la

humanidad, para deducir


su

la

obligada

consecuencia de que

el

poema de
el

amigo

iba completar
l

sar las tres cuatro nicas


;

epopeyas que

reconoca,
la

y eclipy que eran

modo de

piedras miliarias en

camino de

evolucin humana.

Este ensayo de esttica romntica, que pareci


1840, sac de pronto
el

muy

profundo en

nombre de Ros de Olano de

la

semiobscu-

ridad literaria en que haba \ivido hasta entonces,


da, l

y desde aquel
los es-

Miguel de los Santos Alvarez, cuyos versos citaba Espron-

ceda por epgrafe del canto 2, fueron conocidos por todos


paoles

como

los

Dii Minores de aquel Parnaso. Pero Miguel de


el

los

Santos (carioso nombre con que todo

mundo designaba
ingenio, de

aquel inge-

pesimista sin hil) no ha dejado en sus escritos, con ser


niosos,

muy

ms que una pequesima parte de su

cuya ex-

tensin

originalidad difcilmente se formarn idea los venideros.


(

Ros de Olano, ms afortunado ms diligente en esto


calificarse l propio entre los escritores ovparos

pesar de

y no

vivparos), ha

dejado, adems de sus novelas, un

tomo de poesas

lricas, del cual

pueden entresacarse media docena de sonetos de primer orden.

VENEZUELA
dignos de
los

403
los bellos

honores de cualquier Antologa castellana;

romances descriptivos

del Letigiiaje de las Estaciones^ pesar

de

algunas tintas excesivamente grises, que de vez en cuando


la

rompen

armona buclica y venatoria del conjunto;

la fbula

dramtica de

Calatea, no original del todo, pero ricamente versificada, con

mu-

cho lujo de paganismo potico; algunas octavas del poema burlesco

La

Gallomagia, y aqu y

all,

aun en composiciones ms desiguales,

trozos arrogantes de descripcin potica,

como

ste

que tomo de

una poesa de su extrema

vejez, quiz la ltima de todas las suyas,

Meditacin sobre el Cedro Deodara:


En dnde estoy?

Un tiempo ms remoto
la

Desde

el inculto

monte
velluda

llanura

Y
So

del estrecho valle las colinas,

El gil
el

gamo y

la

fiera,

pabelln de prvidas encinas


la rstica

Vivieron en

pradera

tranquilos y en paz aqu vivieron,

Sin que del cazador les acosara

Ni venablo,

ni jara,

Ni alevoso arcabuz
Suelta de los lebreles

Que nunca
la trailla

vieron

En demanda
Ni
el aullido

feroz la carrera,

tenaz de su garganta,

el

noble son de venatoria trompa

Dentro del bosque plcido advirtieron


Al jabal
la

mansa

cervatilla

El repentino trance en que murieron


Traspasados del plomo
la cuchilla.

En

prosa quedarn de

l,

ms que

sus novelas, las relaciones

que
que

escribi de algunos episodios de sus campaas, con

ms

llaneza

de ordinario, en por
la rojiza la

estilo

vigoroso

realista

pero iluminado siempre

llama de cierta fantasa ttrica y misantrpica, que


la

recuerda

de Goya en Los Desastres de

guerra

(l).

(i)

Naci D. Antonio Ros de Olano en Caracas, en 1802, segn

el

Parna-

so Colombiano,

Alfrez de
te aos;

la

y los once aos vino Espaa. Comenz su carrera como Guardia Real; sirvi muy honrosamente en la guerra de los sieactiva en la poltica; fu

tom parte

uno de

los generales que,

unidos

404
Si SUS

CAPITULO

VI

ambiciones poticas hubiesen correspondido sus fuerzas,


Si

gran poeta habra sido D. Jos Heriberto Garca de Quevedo.


por
la

grandeza de

los propsitos
el

y por

la

trascendencia de los
las

asuntos hubiera de graduarse

mrito de

obras de ingenio,

Garca de Quevedo, autor de tres poemas filosficos


hubiera tocado
basta
la la

y humanitarios,
s

meta, y sera otro Goethe otro Byron. Pero no


,

voluntad pertinacsima

ni la confianza

en

propio, ni la

admiracin por
ni el

los excelsos poetas

el

sentimiento de sus bellezas,

amor

desinteresado y noble

las ideas,

para simular aquel

gnero de inspiracin divina que en

los

grandes monumentos poti-

cos campea. Era Garca de Quevedo escritor

muy

culto, familiari-

zado desde
jeras,

muy temprano
,

con

las principales literaturas


la

extran-

conocedor de varias lenguas, \ersado en no ajeno lecturas slidas de

vida poltica

y diplomtica

religin

filosofa,

muy

engolfado en lucubraciones sociales, de

las cuales
tal

haba dedu-

cido una especie de doctrina optimista, que


sus poemas, convertira
el

como

la

expone en

universo en nueva Jauja. Era, adems,


caballerosos, bizarro intrpido

hombre de sentimientos nobles y


de su persona, enemigo de
los dbiles

la grosera

y del desorden, protector de

y de

los injuriados,
le

arrogancia, que fcilmente


llado

alguna punta de quijotismo y haca degenerar en quimerista atropesin

no

petulante.
sin

En

el

fondo,

muy buen
la

sujeto,

y de un corazn
de su per-

de oro;
sona y

ms grave defecto que

altanera enftica

estilo,

derivada de cierta iiuga/omaiiia desequilibrada aspi-

D. Leopoldo O'Doonell, iniciaron

el

movimiento revolucionario de
desarme de
la Milicia

1854,

formaron
ra,

el

partido de
la

la

Unin Liberal. Como Director general de Infanteel

prepar

contrarrevolucin de 1856 y
la

Nacio-

nal.

Mand en

guerra de frica (1850-1860) uno de los cuerpos de ejrcito,


el ttulo

obteniendo por premio de sus brillantes servicios


Guad-el-Jel.

de Marqus de

De nuevo, aunque por breves

horas, volvi la vida revolu-

cionaria en Septiembre de 1868. Muri en Madrid, en 1887.

Ni el to
en

Entre sus obras recordamos, adems de las citadas en el texto, la comedia ni el sobrino, compuesta en colaboracin con Espronceda.
Sus PoesiaSs con un prlogo de Alarcn (que haba militado sus rdenes
la gloriosa

campaa de
1

frica),

forman un tomo de

la

Coleccin de escrito-

res castellanos {^\ixAT\,

886).

VENEZUELA
racin de grandezas, que en su \ida
llera
le

405

conduca remedar

la

caba-

andante, y en literatura

le

llevaba

componer epopeyas

simblicas

y trascendentales.
y malas partes de su carcter y de sus ideas no las de su ingenio, con no ser stas vul-

estas buenas

correspondan exactamente
gares ni
raria

y constantemente
el

mucho menos. Era un poeta de segundo orden, que temese empe en empresas de aquellas que slo
el

para

genio estn reservadas. Pero

fracaso inevitable de su ten-

tativa

no debe hacernos olvidar

lo

que estas obras contienen de


lo

estimable,

los indicios

que dan de

que hubiera podido valer su


al

autor en gnero menos ambicioso; limitndose, por ejemplo,


tivo de la poesa lrica, en

cul-

que haba comenzado ensayarse con


1

muy buen
poltica

xito,

cuando en

849 dio
de
los

luz sus

Odas

Italia,

que

contienen trozos de bella poesa histrica y de inflamada elocuencia

y algunas

felices imitaciones

los

metros y del

estilo

de

Manzoni. Fu Garca de Quevedo de

primeros que, separndose

del trillado sendero de la imitacin de los romnticos franceses,

volvi los ojos una poesa

ms

afn la nuestra,

mucho ms ade-

cuada nuestro gusto, mucho ms enlazada con nuestra tradicin


clsica;

y
el

as

en estas odas

como en
y
del

la

parte de colaboracin que


evidentes de su predilec-

tuvo en

Poema de Mara, dej muestras


ellos.

cin por los poetas italianos

aprovechado estudio que haba


las

hecho de

La ms antigua traduccin, entre


se

innumerables
la

que en castellano

han publicado de

la

oda del 5 de Mayo, fu


infelices.

suya, aunque sea, por cierto, de las

ms

Estas primeras odas pusieron tan en boga por algn tiempo en


-

los crculos literarios el


la

nombre

del joven venezolano, desconocido

vspera, que Zorrilla, que estaba entonces en el apogeo de su

popularidad, no tuvo reparo en aceptarle p,or colaborador nada

menos que en
amores.

tres

poemas, Mara, lia de Dios y Un cuento de

Y aunque

generalmente se tenga por

muy
lo

inferior la parte

que trabaj Garca de Quevedo,


porque
Zorrilla deje

m no

me

parece tanto; no

de ser poeta superior y fuera de comparacin,

sino porque aquellos

poemas suyos son de notoria decadencia, y


que

por decirlo

as,

trabajos de librera, salvo algn fragmento, en


la

qued impresa

garra del len. Garca de Quevedo, que no tena

406

CAPTULO

VI

SU reputacin hecha, procedi, naturalmente, con

ms timidez y
la

cor>

ms

estudio,

y aunque en
el

el

poema de

la

Virgen uno y otro

salie-

ron del paso con

socorrido recurso de versificar

prosa del abate

Orsini, todava en

medio de aquel
,

frrago,

cumplir un compromiso editorial

rimado de prisa y para encontr el continuador medio


lricas

de intercalar algunas composiciones


s

dignas de vivir por

solas:

La
el

Ascensin
el

pesar del terrible recuerdo que su ttulo

sugiere,

y que

autor de ningn

modo
Fe

trat

de esquivar, antes
la

adopt

metro y alguna idea de Fr. Luis de Len);


cristiana.

Predica-

cin del Evangelio; las octavas la

En

los otros

poe-

mas, especialmente en Un cuento de amores. Garca de Quevedo^

que tena notable habilidad para remedar

estilos ajenos, imita

de

tat

modo
se

la

pompa y
l.

lozana del estilo de Zorrilla,

que algunas veces

confunde con

Otro tanto puede decirse de

los bellos trozos


filosficos

que hay lastimosa-

mente perdidos en
Delirium,

los tres

poemas
El

de Garca de Ouevedo,.

La Segunda

vida,

Troscripto. Estas obras, en las cuales

su autor fundaba las

ms

fantsticas esperanzas

de inmortalidad,

nacieron muertas, y son de aquel gnero de tentativas picas sobre


las cuales

puede repetirse

la

fatal sentencia: es la

mejor epopeya

que ha

salido este ao.

No

es fcil dar idea

de tan extraas y desla

mesuradas composiciones, cuyo fondo viene ser


el

redencin por
social.

amor, terminando con una especie de palingenesia


las
la

El

autor acumula cuadros de toda especie y de todas


llas,

pocas: bata-

amores y
pero

desafos;
la

y emplea alternativamente

forma

lrica,

la

dramtica y

narrativa, con toda variedad de estilos


tena

y de me-

tros;

como no

mucha imaginacin,

resulta estril

montono en medio de
aturde
cos,

tanta abundancia, no acierta nunca prela

sentar un cuadro que se grabe indeleblemente en

memoria,

y marea con
la

tanta procesin de personajes reales

alegri-

y por buscar

la

novedad cae en invenciones tan


la

estrafalarias

como
calles

de hacer que

enamorada

Julieta vuelva la vida, se


las

levante de su lecho de

mrmol en Verona y eche andar por


Algunos episodios
histricos,

de

la

ciudad hasta que tropieza con un coronel austraco, que

se apresura violarla.
los

por ejemplo,

romances

relativos las

campaas

del

Gran Capitn (en que se

VENEZUELA

407
estilo

observa una imitacin no mal hecha del


poticas del

de

las

narraciones

entonacin,

Duque de Rivas) y algunos fragmentos lricos de noble como la Oda d a libertad-, son lo nico que puede sal-

varse del naufragio de estos poemas.

De

las

numerosas obras drala

mticas de Garca de Oue\edo, que ensay todos los gneros:


tragedia clsica,
social, la
ni el

melodrama,

la

comedia de costumbres,
la

el

drama
que

comedia de capa y espada,


ttulo

zarzuela

no ha sobrevivido
la

un solo

en

la

memoria de

las gentes.

Rarsima fu

lleg representarse,

y ninguna con xito, aunque en esto hubiera

cierta injusticia, pues entonces,

como

ahora, se representaban
al

aplaudan cosas peores que stas, que

cabo arguyen loable

apli-

cacin y respeto

al arte.

La ms interesante de

estas piezas es Isabel

de Me'd'cis, fundada en una novela del florentino Guerrazzi, Isabella


Orsini.

Tambin

se ejercit Garca

de Quevedo en

el

cuento en

prosa, en la relacin de viajes

y en

la crtica,

pero sin xito notable.

Su laboriosidad, su

fe artstica, la

nobleza de su alma, su positiva

instruccin, la rectitud de sus ideas

la

amenidad con que generalque haba

mente

escriba,

merecan mejor premio del que obtuvieron. Su nom-

brada fu de las

ms

efmeras; las grandes esperanzas con

empezado su carrera no
pero intemperante,

se realizaron nunca; su idealismo generoso,

le llev

estrellarse mil veces en

la

prosa; su
le

vida result una novela sin sentido,

y cuando una bala perdida


el

mat en

las calles

de Pars, hasta en

azar de esta muerte san-

grienta, pero sin gloria, pareci visible la


le

misma

irona trgica

que

haba perseguido siempre

(l).

(i)

Naci Garca de Quevedo en Coro


la

el

ao de

18 19,

y se educ en Puer-

Continu sus estudios en Francia y en Espaa, y luego emprendi largos viajes, no solo por el continente europeo, sino por Asia y Amrica. Fu ciudadano espaol siempre, y sirvi con luciseis aos.

to Rico desde

edad de

miento, primero en

la

Guardia Real, y despus en


el

la

diplomacia. Entre los

diversos lances

que en 1855 tuvo con Alarcn, que entonces redactaba El Ltigo. Garca de Quevedo se distingui por lo fervoroso de sus sentimientos monrquicos y por su adhesin personal la
ci

honor de su vida, es clebre

reina D.* Isabel. IVIuri en Pars el 6 de Junio de 1871, consecuencia de


lazo

que recibi

al

pasar por una de las barricadas en los das de la


literarias estn reunidas

un baCommune
coleccin

Sus Obras poticas y

en dos tomos de

la

400

CAPITULO VI
ahora ya es tiempo de volver los ojos Caracas, que por los
1

aos de
biano

842

848, segn expresin del notable escritor colomel

Camacho Roldan, mereca


la literatura

nombre de
las

la

Atenas de

Am-

rica. All se

reimpriman vidamente

ms notables produccio-

nes de

espaola contempornea y traducciones de la


el

francesa.

Puede decirse que

romanticismo hizo simultneamente

su entrada en

Amrica por Venezuela y por Buenos Aires. De Venezuela pas Nueva Granada, y de Buenos Aires Chile. Dos poetas venezolanos personifican especialmente este movi-

miento: Abigil Lozano


frutado en
va;

y Jos Antonio Maitn. Uno y otro han disAmrica gran popularidad, la cual, en parte, dura toda-

pero sus mritos distan

mucho de

ser iguales ni equivalentes.

Abigil Lozano (que era varn, pesar de su nombre femenino),


es, sin

duda, uno de los ms huecos y desatinados poetas que en

ninguna parte pueden encontrarse. Sus composiciones son un conjunto de palabras sonoras, que halagan por un dejan vacio de toda forma
el

momento
l la

el

odo

entendimiento. Para

poesa

no era

ms que
por
el la

el arte

de hacer versos rimbombantes y estrepitosos. Se


hroe cualquier otro asunto, porque

leen sus odas Bolvar, y nada se encuentra que no pueda aplicarse


igual cualquier otro

autor no concreta ni determina nada. Slo sacamos en limpio que

deidad tutelar de

las

montaas americanas colg de

las

ramas de

una palmera una inmensa campana de metal, y que su primer taido fulgur en los horizontes un letrero que deca Libertador. En
de Baudry
primero contiene todos

(Pars,

1S63). El

los

poemas que en

el

texto se citan, y adems

La Caverna

del Diablo (leyenda fantstica) Tisaferna

lricas,

(monlogo en prosa), Pensamientos (tambin en prosa) y muchas poesas entre ellas algunas versiones de Filicaia, Manzoni y Byron, y un.i
coleccioncita de poesas chinas traducidas del francs.

El segundo tomo comprende sus obras dramticas, saber: Nobleza contra


nobleza.

Un paje y un caballero, Don Bernardo de Cabrera, Isabel de Me'dicis, La Hurfana, El Candiota, Patria y Amor en porfa (imitacin, en verso, de
de Octavio Feuillet, leyenda dramtica, arreglada despus nuestra

Alicia,

escena por D. Mariano Catalina), Coriolano, El Juicio pblico. Contrastes (en


colaboracin con
luz,.

el

Marqus de Aun, hoy Duque de

Rivas), Tinieblas v

Treinta mil duros de renta, y finalmente, cuatro novelas cortas y otro.s

opsculos en prosa.

VENEZUELA
otros versos todava
cjue

4O9

ms absurdos, compara Bolvar con Jehov,


la

sac los

mundos de

nada,

y vuelve

al

consabido letrero:
hice hombre:

Pas mi edad de nio, mas Juego

me

Vi en un saln suntuoso

la

forma de un varn:

vida

la

pupila busc sus pies el nombre,


el

sorprendida
l es!

alma deletre: Simn. eco remed:

aletargados mis labios pronunciaron,

l es!

en sus contornos
rodillas

el

Trmulas mis
jl es!

de hinojos se postraron: de nuevo


repiti.

convulso

el labio

fuistes ese

hombre, magntico dibujo.


sin

Colgado por adorno

voz en

la

pared!

T fuiste el rayo ardiente que el vila produjo, Que atosig de Iberia la sanguinaria sed.
Washington y otros hroes atletas que lidiaron Son tomos tan slo que giran junto ti; Los Alpes un coloso sobre su cima alzaron.

Mas yo sobre

los

Andes ms grande que

l te vi.

Parece imposible amontonar mayor nmero de disparates,

y, sin

embargo, esto pas por modelo de lirismo y de libertad de inspiracin, y Abigil Lozano, que no tena ms condiciones que las de
versificador rotundo,

aunque montono, inund


el

la

Amrica

del Sur

de alejandrinos calcados sobre

patrn de

las

Nubes de

Zorrilla,
la

tuvo una plaga de imitadores, hasta que vino arrancarle


el

palma

montas Fernando Velarde con


la cordillera de los

los

bloques granticos de su
reci-

Canto

Andes, capaz de dejar afnico un

tador de pulmones de hierro.

De
los

todos los poetas del romanticismo espaol,

el

predilecto de
el

americanos fu Zorrilla, que por muchos aspectos era


la

que

menos convena para maestro de


Pero como no podan imitarle en
grandeza,
le

poesa de un Alundo Nuevo.

lo pico,

donde

est su

verdadera
desali-

imitaban en

lo lrico,

donde

Zorrilla es

no slo

ado, sino muchas veces incoherente, y casi siempre exterior y superficial,


ria

disimulando con

el lujo asitico

de

la

versificacin la penu-

de ideas y emociones. Concretado

el zorrillismo
la

americano

la

reproduccin de esta parte mas endeble de

obra del maestro,

4IO

CAPITULO

VI

hubo de exagerar naturalmente


zano fu
la

los vicios

de su

estilo,

y Abigil Lo-

caricatura venezolana de Zorrilla. Poeta sin gusto, sin

estudios, pero de

muy buen

odo y de cierta fantasa que pudira-

mos

decir pirotcnica de farol de iluminaciones, fu uno de los


la tolerancia

grandes corruptores del gusto en Amrica; y


crticos

que hasta

muy

estimables, fascinados por el


l,

nmero y sonoridad de
el

sus rimas, tuvieron con

contribuy acrecentar

dao, hacien-

do incurables sus
hubiera valido
el

resabios.

Con mejor

escuela

direccin, algo

ms
deli-

que veces encontraba versos tan suaves y

cados

como

stos de su poesa

la

Noche:
nocturnas

Huy
}'

la luz

Las
el

slfides

Rpidas cruzan

dormido viento,

vierten sobre el mutido sooliento


opio blando de sus negras urnas.

El

En
por
lo

los alejandrinos,

que eran su especialidad, de


la

la

cual abus

mismo, acierta muchas veces con

factura elegante

y gra-

ciosa:

Cuan bellas son tus aguas azules y dormidas,

Tus

islas solitarias, tu

calma perenal,

tus garcetas blancas,

que habitan escondidas

Sus olvidados nidos pintados de coral!


Acaso un Dios marino visita en
la alta

noche

Tu

alczar incrustado

de concha y
aguas

caracol,

tiran los delfines su misterioso coche.

Que

se

hunde entre

las

al

asomar

el sol!

(O

D. Jos Antonio Maitn fu poeta


no,

muy

diverso de Abigil Loza-

sin

duda

el

mejor de

la

escuela romntica de su pas.

No

est
l

exento del pecado de zorrillismo, pero aun esta imitacin es en

ms

racional que en Abigil. Por otra parte, bien se

le

pueden per-

(i)

Naci D. Abigil Lozano en Valencia de Venezuela


los aos

el 25

de Mayo

de 1821. Empez publicar sus versos por


no,

de Caracas. Figur en

el

de 1843 en El Venezolapartido conservador de su pas, siendo varias

veces Diputado y Cnsul de Venezuela en Pars. IMuri en Nueva York en


Julio

de

1866.

VENEZUELA

4II

donar
reno,

los insulsos cuentos


el

leyendas de

La Mscara y de El

Se-

hinchadsimo paralelo de Bolvar con Alejandro, Csar y

Napolen, en gracia de sus composiciones de sentimiento, en que

afectuosa, rivaliza

no imita nadie, y en que, dejndose llevar de su ndole tierna y muchas veces con Milans, y otras le vence. Su
el

vida modesta y apacible, pasada en gran parte en

delicioso valle
el

del Ckoroni, entre pjaros y flores, se refleja fielmente en

manso
tal

raudal de sus composiciones, que parecen nacidas sin esfuerzo;


es su claridad

limpieza. El poeta acierta, sin embargo,

mante-

nerse en

la lnea

que separa

lo natural

sencillo

de

lo trivial

y propensa-

saico; rara vez cae

en amaneramiento sentimental, y en medio de

su llaneza de

estilo

y de

la

poca 6 ninguna novedad de

los

mientos, conserva

el inefable

aroma

del sentim.iento potico:

Qu nos importa vivir


Si,

aunque cien aos contemos.


los
el

Se tocan en

extremos
morir?

El nacer con

De qu vale un ao ms

De

existencia pasajera,

Si es la vida

una carrera

Ms

inquieta que fugaz?


tu luz

De qu vale que

Mi

vista ansiosa

deslumbre,

Si al fin es fuerza

que alumbre

Un

sepulcro y una cruz?


el da

Vendr

en que renuncie

A esta gran naturaleza, A su pompa, su belleza, Y mi ltimo adis pronuncie.


En vano entonces
la tierra

Brotar plantas y flores:

No ms ver los primores Que ella en sus senos encierra. En vano soberbio el mar
Ostentar su presencia:

No ms desde una eminencia Yo lo podr contemplar.

412

CAPITULO

VI

En vano

levantar

Su blando arrullo la fuente; Que su murmurio inocente


Para m no sonar.

Ni habr un eco en
Ni para Para
el

el odo,

pecho habr amores,


el sentido.

la vista colores,

Ni placer para

Entonces, luna, del cielo

Emperatriz y seora, Benigna dispensadora

De
En

la calma y del consuelo; Entonces t seguirs

tu

marcha misteriosa,
silenciosa,

mi tumba

Blanca luna, alumbrars.

un grande infortunio domstico debi Maitn sus mejores

ins-

piraciones.

El Canto fnebre, consagrado


en rigor
seis
tal

la

memoria de su mujer,
por un

y que no
serie

es

canto, en la acepcin tradicional, sino una


lricas

de diez y

composiciones

enlazadas entre

mismo estado de
poesa ntima
tellana,

sentimiento, abunda en bellezas de una especie de

y familiar, que entonces era nueva en la literatura casy que luego ha producido maravillas, siendo no pequeo
el

honor para Maitn


vena.

haber sido de los primeros en descubrir esta


entendida con
el

La poesa de

los afectos domsticos,

profundo

realismo con que


ronil
las
(si

la

han entendido con que

los ingleses,
la la

con

la

ternura va-

vale la expresin)

vemos en

el

gran elegiaco de

Contemplaciones, no cuadraba
l

ndole blanda
el

y femenina
las

del

ingenio de Alaitn; pero tambin

tuvo

don de

lgrimas y

supo arrancarlas sus lectores

il).

Escribi para dar expansin a un

(i)

Naci Maitn en Puerto-Cabello,


la

el 21

de Octubre de 1804.
la

conse-

cuencia de los sucesos de

guerra,

hubo de pasar
al

Habana, donde reci-

bi educacin. All conoci

al literato

colombiano D. Jos Fernndez Madrid,


servicio de su repblica.
el

que andando
tario

el

tiempo

le hizo

entrar

Fu Secre-

de

la

Legacin de Colombia en Londres. Pero


hizo abandonar en 1834
la

amor

la tierra natal

al retiro le

vida diplomtica.

Desde entonces
1835 y 1836 ha-

vivi casi constantemente en el pintoresco pueblecillo

de Choron, donde

compuso

la

mayor parte de sus

versos. Falleci en 1874.

En

VENEZUELA

4 1 3.

gran dolor de su alma y no para levantar figura. Ni siquiera rehuye


los
tela

pormenores que parecen ms caseros; y el lecho en desorden, an no bien fra, la muda labor abandonada
Caliente todava

la

Con
contribuyen a
junto.
la

la

presin reciente de su mano;

verdadera y honda emocin que produce

el

con-

Indicaremos algo sobre


nuestra coleccin figuran.
ralista
la

los

dems poetas venezolanos que en


Toro, orador, poeta, natu-

Don Fermn
los

y por todos conceptos uno de

hombres mas notables de

Repblica (1807-1873), es autor de una poesa deliciosa y verda-

deramente etrea
visto

la ninfa de

Anauco. Los dems versos que he

de

no valen
lujo

tanto, ni

con mucho, pero en todos hay rasgos


la

de talento y

de diccin. Se atrevi cantar

Zona Trrida
l.

despus de Bello, haciendo estudio de no encontrarse con


tendencias eran clsicas,
Ctase
na,
to

Sus

como

lo

prueba~el Canto la Conquista.


sus obras
el

como

la

ms importante de

poema Hecatonjo-

que no lleg terminar. Slo hemos visto un notable fragmenlas

consagrado

antigedades americanas.
clsicos,

Fueron tambin poetas, ms menos


Blanco, D. Juan Vicente Gonzlez, D.

D. Luis Alejandro

Cecilio

Acosta y D. Jess

Mara Morales Marcano. Gonzlez, hombre de estupenda memoria

y excntrico
dor,

carcter, a

mas celebrado como maestro y educaescritor polmico,


polticos,

como

preceptista

y como

que como poeta.


por ejemplo, los

Tienen mrito, no obstante, sus versos


titulados

Amor y paz,

en cuya versificacin se notan reminiscencias

de

los poetas italianos.

Tambin D.

Cecilio Acosta,

varn exce-

lente

y venerable cuanto desgraciado (X819-1881), escribi ms en prosa que en verso, aunque sus condiciones eran ms de poeta que

ba escrito dos tragedias clsicas,

que no tuvieron

xito.
1841.

La

lectura de los

versos de Zorrilla le hizo cambiar de

rumbo desde

En

1851 public en

Caracas prende

la

coleccin de sus versos. Obras Poticas de Jos A. Maitin. Comlas obras publicadas

por

el

autor en diversas pocas y algunas otras

piezas inditas.

414

CAPITULO VI
prosista.

de

En

prosa y en verso fu dechado de correccin y pul-

critud; pero

en sus artculos y discursos pecaba un tanto de verboel

so y redundante, complacase demasiado en


bras,

rodeo de

las pala-

era de los hablistas que parece que se escuchan.

Nada de
Gota del

estos defectos

muy
me

poco, hay en sus poesas, no intachables de

forma, pero delicadas


roco,

patriarcales.

La

Casita blanca,

La

El

Vspero,

parecen tres joyas. El diplomtico y ministro

Morales Marcano (1830-1888) dej indita una traduccin de Horacio,

de que se han publicado algunas muestras, que

si

no estn

libres

de algn reparo en
slidos estudios de

lo tocante la inteligencia del texto,

prueban
versifica-

humanidades y mritos relevantes de

dor acrisolado y numeroso.

En

la

poesa ligera y en la stira poltica han dejado fama

el

dola

noso improvisador D. Rafael Arvelo, que lleg Presidente de


Repblica, y
el

humanista D. Jess Mara Sistiaga (182 3- 1 889),

autor de ingeniosas fbulas y cuadros de costumbres,

como La

Vida en Ro Chico, Una corrida de

toros, etc.

La

gracia de estos

poetas, por tan local, pierde algo al pasar Europa.

quirido

Despus de Maitn y Toro, los poetas venezolanos que han admayor celebridad (excluyendo los que an viven) son don
gnero ele-

Eloy Escobar, D. Jos Ramos Ypez y D. Francisco G. Pardo. Escobar (1824-1889) se distingui principalmente en
giaco, unas veces con las formas clsicas
el

otras con metros

estilo

que recuerdan nuestro malogrado Aguilera. D. Jos Ramos Ypez


(l),

bizarro general de marina, gran patricio, honra de Mara-

caibo, dej,

adems de dos leyendas en prosa potica (Anaida

Igiiaraya), gran

nmero de

versos,

que muestran su aptitud para

muy

diversos gneros, desde la meditacin filosfica

el

epitalamio

clsico, hasta el

de sus ms

devoto y popular villancico. La Ramilletera es una agradables composiciones. D. Francisco G. Pardo

(1829-1872) fu versificador gallardo y robusto, aunque un tanto viciado por los hbitos de la falsa y aparatosa poesa de certamen.

(i)

Supongo que su verdadero

apellido sera Yepes, alterado por


fatal

la

pro-

nunciacin americana. Naci en 1822 en Maracaibo, y por un se ahog en aquel lago el 22 de Agosto de 1S81.

accidente

VENEZUELA

415

El Porvenir

de Amrica, I^j Libertad -^ otras odas suyas pertenecen

este gnero.

Ms

sinceridad

y ms mpetu

lrico

hay en

la

oda
es-

Mjico despus del fusilamiento de Maximiliano; y mucha gala y


plendidez de diccin en
las

octavas que sirven de preludio un

poema que
los

dej indito sobre Caracas: octavas que, por otra parte,


las

son un remedo harto patente de


Cantos del Trovador.

de Zorrilla en

la

introduccin

De

todo

lo

expuesto puede

inferirse,
la

no slo

la

abundancia de

la

cosecha potica en Venezuela, sino

variedad de rumbos que ha

tomado

la

inspiracin de sus cantores. All,

aunque en menor grado


se han con-

y con

disciplina

menos severa que en Nueva Granada,


la

servado tradiciones de buen gusto, que resistieron

avenida ro-

mntica y que hoy mismo hacen reverdecer los lauros de Bello y de Baralt en la frente de un suave poeta mstico, de origen italiano,
tan digno de loa por
la
la

elegante sencillez de sus versos,

como por
las ideas

pureza de vida espiritual que en

ellos se manifiesta (l). Siguien-

do direccin totalmente opuesta, un ingenio germnico por

la

educacin, aunque meridional por lo impetuoso de los afectos,

vctima dolorosa de las contradicciones intelectuales de nuestro


siglo, dio

cuerpo y voz en su poesa elocuente y sincera


la

al

fervo-

roso anhelo del ideal y

negacin pesin)ista, que alternativacaliginosa.


la

mente invadan su alma atormentada y


traslad nuestra lengua todo
ne, invirtiendo

no slo fu

poeta original, sino profundamente versado en


el

lengua alemana:

Btuh der

Lieder, de Enrique Hei-

muchos aos en dar

su traduccin el

mayor grado
el

de exactitud posible, y llegando remedar veces


rima,
la

metro,

la

disposicin de las estrofas

y hasta

la

colocacin de los

acentos.

Llamse
la
al

J.

A. Prez

Bonalde: fu amigo mo:

me honr
hoy no
caminos

en 1885 con
s
si

dedicatoria de su mejor trabajo literario:

pertenece

mundo de

los vivos.

Por dos

distintos

ha llegado m

la noticia

de su muerte, pero no de un
la

autorizado que no deje algn resquicio

duda. Por eso

modo tan me he

abstenido de insertar en

la

Antologa versos suyos y de consagrar-

(i)

Aldese aqu D. Jos Antonio Culcaiio, que


publicacin de este libro.

falleci

poco despus

de

la

41
les el

CAPTULO

VI

detenido estudio que por su valor intrnseco y su especial

carcter reclaman.

Mi amistad espera y desea que

el triste

rumor

no se confirme, y que Prez Bonalde pueda todava leer su nombre en estas lneas, expresin fiel del aprecio en que siempre tuve
su ingenio

su nativa bondad, deplorando su

amarga

filosofa (l).

(i)

Era
el

cierta

desgraciadamente

la noticia

de

la

muerte de Bonalde, en

quien perdi

la literatura

venezolana uno de sus mayores ingenios.


los ltimos

Sobre
libro

movimiento intelectual de

aos puede consultarse


el siglo

el

de D. Gonzalo Picn Febres, La literatura venezolana en

XIX

(Caracas. 1906).

FIN DEL

TOMO PRIMERO

ndice
Pigs.

Advektencias generales
Captulo primero.
Captulo
II.

II

Mxico
Central

21

Amrica

175

Captulo

III.

Cuba

213
291

Captulo IV. Captulo V.

Santo Domingo
Venezuela

Puerto Rico

329
353

Captulo VI.

De Ja presente- edicin de las Obras completas del Excmo. Sr. D. Marcelino


Menndez y Pelayo,
se

imprimen

25 ejemplares en papel japons, y 100 en papel de hilo, con filigrana


propia.

Xo se vendern por separado los tomos de ninguna de estas ediciones especiales. La persona que adquiera el tomo de una de ellas se entiende comprometida para los tomos siguientes, hasta que se d por terminada la publicacin de toi

das

las

obras.

OBRAS COMPLETAS
DON MARCELIiNO xMENENDEZ Y PELAY
EDICIN- DEFIXniVA,

REVISADA POR EL AUTOR

TOMOS PUBLICADOS
Tomo

I.

Historia de los Heterodoxos espaoles.

Tomo

I.

II.

Historia de la Poesa hisparw-americana.

Tomo

I.

EN PRENSA
Historia de la Poesa castellana en la

Edad

Media.
II.

Tomo

I.

Historia de los Heterodoxos espaoles.

Tomo

Historia de a Poesa hispano-americana.

Tomo II.

También podría gustarte