Odo Marquard - Adios A Los Princípios - Parte 01 - Cap 1 2 3 4
Odo Marquard - Adios A Los Princípios - Parte 01 - Cap 1 2 3 4
Odo Marquard - Adios A Los Princípios - Parte 01 - Cap 1 2 3 4
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Odo Marquard
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Del autor 2000 De esta edicin Diputaci de Yal5J;Icia. Instituci Alfons el Magnnim ,t00(}',
\'I.S.B.N.: 84-7822-306-1 Depsito legal: V"2616-2000 Traduccin y notas: Enrique Ocaia Diseio cubierta: Paco Bascufn
IMPRENTA ROMEU, S.L.
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NOTA INTRODUCTORIA
Los textos compilados en este opsculo nacieron entre 1973 y escrito a propsito Adis a los principios como introtlUl'cina esta recoleccin; el resto de contribuciones aportan trahujos surgidos segn diversas circunstancias: todos e110sconverj,tt'll en la lnea de una filosofa escptica. Creo que el lector -tunto si est de buen nimo como malhumorado- espera una ~l"l'ie de instantneas deI estado deI pensamiento de un filsofo que suele moverse con lentitud y por ello -bajo una exposicin til.'luz de apenas ocho afios- podra ser captado de forma borro,'lU en sus perfiles. Como lema sirvan las siguientes palabras de las /listarias dei Sefor Keuner, de Brecht: lEn qu trabaja? pregunlaron aI Sr. K. y e1 Sr. K. respondi: Estoy muy atareado, me dedico a preparar mi prximo error.
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La filosofa --escribe Aristreles- es la ciencia teortica de primeros fundamentos y causas 1: se pregunta por los principios y --en su principalidad suma- por el primer principio. Decir__ ~dis (l_!2~ .R . riI1~l.2_~:.1,~,gEif(~<l:._9!!!~_~~~~i~ __ l:l:~!~s~~a fi.losofa?Esta preg_u_nt~ ~q~iv~~.!1I<l:."S:!!~,!!2IJ ..c!~_~!}2~ ..esc~p!icos son o no fil,?sofos; pues la formulacin deI ttulo. 9.11e ... encab~za este opsc~lo'y;~ introduccin no prolaman~.n-racionalis~!rio_crilico -cuyo dogmtico antidogmatismo me disgusta-, sino que subraya el giro hacia el escepticismo. Este giro traza hasta 'el momento el camiu()y el trabajo de mi filosofa: dar noticia sobre cllos -contndolo con gesto demorado: seminarrativo-- parece ser una tarea con sentido para la introduccin a un libro que compila algunos documentos tempranos, relativos a esa andadura. Este informe se articula en tres apartados: 1. Generacin escptica; 2. Desobediencia retrospectiva; 3. Escepticismo y finitud.
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1. Generacin escptica. EI escepticismo es un asunto antiguo y naturalmente pertenece a la historia de la filosofa: como escepticismo pirrnico y acadmico en la poca helnica; como escepticismo moralista en Montaigne y Charron; como escepticismo ilustrado en Bayle y Hume; como escepticismo antropolgico en Schulze (Enesidemo) y Plessner; como escepticismo histrico en Burckhardt y como escepticismo anti-histrico en Lwith. Se
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trata, por tanto, de una antigua tradicin filosfica fcilmente reconocible: lcmo fue a parar precisamente un hombre de mi generacin a esa tradicin, sin tener, en principio, conocimiento alguno de tal contexto? Relmut Schelsky intent ofrecer una respuesta en la primera edicin de su libro La generacin ''t!scptica (1957) 2. Para mi generacin -naC en 1928 y ai comienzo dei periodo comprendido entre 1945 y 1955 (cf. p. 5) haba dejado de ser nifio, sin por ello alcanzar la madurez (cf. p. 16 ss.)-, el giro hacia el escepticismo no fue en Alemania occidental precisamente un hecho extraordinario, sino una circunstancia normal. Segn Schelsky cabe distinguir, a partir dei cambio dei siglo, tres fases de la historia contempornea y figuras generacionales de la conducta juvenil: 1. Ia generacin dei movimiento juvenil; 2. la generacin de la juventud poltica y 3. la juventud alemana en los afios posteriores a la Segunda Guerra Mundial, para la cual hemos elegido provisionalmente la designacin de "generacin escptica" (p. 57). As pues nos encontramos, en primer lugar, con la generacin protoverde que hace suya la mxima-Mei13ner: excursionismo, guitarras y flautas dulces; despus le sucedi --en el periodo de entreguerras- la generacin de la militancia polticoideolgica radical, vocada a mejorar el mundo; a la postre se form, tras la segunda guerra mundial, la generacin escptica. Segn propia interpretacin de Schelsky, su escepticismo fue la reaccin a la generacin de la juventud poltica y ai descalabro en que se precipit y que trajo como consecuencia la respuesta a su autocompromiso; segn la experiencia de los ms viejos (discutida, discutible) la izquierda se rindi 3; mientras la experiencia de los ms jvenes (con espantosa evidencia, indiscutible) denunciaba que la derecha haba contribuido a la catstrofe. Tal experiencia se impuso como un shock desengafador; las consecuencias fueron procesos de alejamiento de la poltica y prdida de ideologa en la conciencia juvenil (p. 84): por ello la conciencia
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social de esa generacin (...] fue ms crtica, escptica, suspicaz, descreda o no tan ilusa como el resto de generaciones juveniles :Interiores (p. 488). Ese desencanto espiritual nos libera de cualguier obstculo para desarrollar en la juventud un inusitado sentido de la habilidad. En su conducta privada y social, tal generacin es ms acomodaticia, cercana a la realidad, dispuesta a intervenir y de xito ms seguro que cualquier otra juventud anterior (ibdem). eon su aguzado sentido para la realidad en los usuntos prcticos y viriles (p. 88), con su sentido para lo concreto (p. 89, 307 y ss.), su pseudomadurez (p. 93) se present como la versin alemana de la generacin que por _ doquier cimentaba la sociedad industrial (p. 493). En la medida en que esa generacin fue escptica, tom parte en su destino: mediante el giro hacia el cscepticismo. Pues -lo reitero- el giro hacia el escepticismo no fue para mi generacin un heho extraordinario, si no un proceso normal; cx.traordinario fue tan slo que gracias a ese giro fuera a parar entre filsofos y que an permanezca entre ellos. Pues, por regia general, tanto hoy como antafio, cursar estudios de filosofa no significa el comienzo de una carrera exitosa, sino el comienzo de una tragedia personal; en todo caso, no supone sentido alguno para lo concreto; por tanto, como estudiante de filosofa que adems cursaba germanstica, ai par que --en un principio- cursos de historia dei arte, despus historia, y finalmente teologa evanglica sistemtica y un poco de teologa catlica fundamental, no me encontraba ciertamente en el camino de los jvenes varones circunspectos, pero exitosos (p. 488), con aguzado sentido de la realidad para lo prctico y viril (p. 88) eso -jpor Zeus!- con toda seguridad que no. La siguiente circunstancia biogrfica puede explicar ese bloqueo dei sentido para lo concreto: durante el perodo 1940-1945 -hasta cumplir mis diciesiete afios- permaneCcomo alumno interno en una escuela poltica 4, un centro de
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H. Schelsky, Die skeptische Generation. Eine Soziologie der deutschen Jugend, DsseldorfJKOln, 1957; citado aqui segn la cuarta edicin de 1960. Cf. M. Sperber, Die vergebliche Warnung, Wien, 1973, p. 165 ss.
Cf. H. Scholtz, Nationalsozialistische Ausleseschulen. Internatsschulen ais Herrschaftsmittel des Fhrerstaats, Gdttingen, 1973, especialmente, p. 162 ss. (Vorgeschichte und Entwick1ung der Adolf-Hitler-Schulen 1936-1941), p. 254 ss., 374 ss.
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socializacin tardo y extremo de la generacin de la juventud poltica. Con una formacin slida, solo en mi extr~ftam~ento mundano tras el fin de la guerra y de un breve confmamlento militar, ll~gu con retraso a la realidad histrica de la generacin escptica y cumpl, en un primer momento, slo con la mitad de su labor generacional: es decir, no adquir el sentido astuto y realista para lo concreto, sino slo el sentido escptico, refrenado en virtud de esa exoneracin acadmica de las necesidades que entrafa ganarse la vida. Justo ese escepticismo me llev a la filosofa y en efecto a travs deI sendero compensatorio deI entu~iasmo por el arte experimentando con las facetas de la realI~~d mediante tonos, imgenes y palabras, aI cabo como seducclOn para perseverar en la vida. Me decid pues a re~orrer el sende~o de la esttica cuya andadura no consiste en realIzar las tentaclOnes artsticas, sino en saber explorar sus potencialidades. Tras el relativo azar que supuso no ser aceptado ni en Marburg ni en Kiel para cursar estudios universitarios, sino en Mnster, debido aI sistema de Numerus-Clausus vigente a la sazn, en la poca de 1947, no fue una casualidad que, una vez all, fuera a dar en seguida con aquel filsofo que se convertira en mi ~aestro: Joachim Ritter. Por entonces, Ritter comenzaba ::r dlctar su , ,. 5 Estticajilosjica, que, como teora de la compensaclOn estetlc.a , describa y criticaba la posicin de la posibilidad; y fue gracias a dicho curso que despert inmediatamente mi inters. Por cierto, se trataba de una leccin magistral, anterior a sus lecciones sobre filosofa prctica, donde formulara un propuesta positiva. Mediante ese curso de Esttica, Ritter se gan a los discpulos ms viejos de aquel variopinto y polmico grupo que en la posterior historia institucional de la filosofa de la Repblica Federal actuara como vanguardia deI pensamiento hermenutico, cuya vocacin sera rehabilitar la filosofa prctica. As se form la escuelaRitter, animada por la composicin heterognea del Collegi~m Philosophicum, donde se reunan tomistas, telogos evangehs5
tas, positivistas, lgicos, marxistas y escpticos 6. Pues Ritter no i~pona a sus discpulos sus propias tesis 7. AI margen de stas, Rltter me ha transmitido lasiguiente ensefanza: que observar es ~~ crucial que deducir; que nadie puede comenzar desde el prinCIpIO,que cada cual debe enlazar con precedentes: a saber el sentido para lo his~r~co;que si es necesario, resulta preferibl~ soportar las contradlcclOnes antes que ofrecer una solucin aparente' que tales contradicciones se muestran con mayor efecto en perso~ nas que en lecturas, y que esto exige ser capaz de vivir con formas de ~ensar extrafas y aprender de ellas; que, por consiguiente, la meJor constelacin filosfica es la menos uniforme; por otra parte, me ha ensefado el sentido para las instituciones y sus deberes; y, a la postre, que la experiencia --experiencia vital- es insustit~ible ?ar~ la filo~of~. La experiencia sin filosofa es ciega; la fIlosofIa SInexpenenCla es vaca: en efecto, no es posible filosof~a,alguna sin haber adquirido la experiencia respecto a la cual el fIlo~ofo ofrece una respuesta. Sin embargo, la experiencia requiere ~Iempo. ~or ello los discpulos de Ritter no convergen en sus teslS ~at~nal.es durante los aftos de estudios universitarios y aprendlzaJe, SInOtan slo tiempo despus: cuando cada uno por su lado ha~a reunido experiencias que ahora les hacan plausibles las propIas preguntas filosficas planteadas por Ritter; hoy me percato de que en la escuela de Ritter se da una convergencia escolar como efecto tardo manifestado a largo plazo. Antafto, no ~bstante, ~n .la poca estudiantil, el pensamiento gozaba de total lIbertad, l~mltada tan slo por deberes institucionales y por las preocupaclOnes perceptibles que Ritter padeca por cada uno de nosotros ..T~mbin se disfrutaba de la libertad de ser escptico. En mI lIbra de 1958 Mtodo escptico con vistas a Kant intent formular un escepticismo provisional como posicin en
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Cf. O. Marquard, Kunst als Kompensation ihres Endes en W. Oelm~ler Ced.), Asthetische Erfahrung, Paderborn, 1981 CKollaquium: Kunst und Phllasaphle, vaI. I), pp. 159-168.
R. Spaemann, Philosophie zwischen Metaphysik und Geschichte en Neue Zeitschrift fr systematische Theologie 1 (1959), p. 313; cf. H. Lbbe [entre otros] Ced.), Collegium Philosophicum. Studien, Joachim Ritter zum 60. Geburtstag Basel/Stuttgart, 1965. ' Resumido en: J. Ritter, Metaphysik und Politik. Studien zu Aristoteles Frankfurt a. M., 1969; J. R., Subjektivitat, Frankfurt a. M., 1974. und Hegel,
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sentido nutico. Se trataba de la edicin impresa (reescrita casi en su totalidad) de la tesis doctoral con la cual -Ritter haba viajado a Estambul por tres afios- me doctor en Freiburg en 1954, apoyado generosamente por mi director de tesis Max Mller 8. Se juzg que el libro era estilsticamente caprichoso. Compensacin por la presin deI tiempo bajo condiciones de ocio, medio para economizar popularidad, el trabajo de la forma estimula productivamente la escritura para quien escribir no resulta fcil. Un curriculum vitae no suele mencionar normalmente informacin relevante: datos ntimos, graves (existe el derecho fundamental a la inefabilidad); quiero decir -y por entonces comenz a decirque en filosofa slo se debera buscar un trato perseverante con aquellos pensamientos que an son objeto de atencin en situaciones arduas de la existencia y con los que, en caso necesario, se puede soportar toda una vida. Ello no excluye, como me ensefiaron sobre todo Kierkegard y Reine, una forma de expresin liviana e ingeniosa, sino que ms bien la presupone; el juego de expresin y composicin estticas no se opone, sino que complementa a lo serio: aquel juego mediante el cual se toma: tan en serio a lo serio que se juzga necesario tornarIo soportable. De este modo descubr mi propio gnero: literatura trascendental. 2. Desobediencia retrospectiva. El clima intelectual 'de la Repblica Federal sufri una transformacin: a la generacin escptica le sucedi una nueva generacin de juventud comprometida polticamente. En la filosofa le precedi el xito de la Escuela de Frankfurt, sobre todo entre profesores que ya no eran tan jvenes. La Teora crtica de Adorno y Rorkheimer dej tambin en m una huella indeleble; en 1956, en mi crculo de lectura deI Collegium Philosophicum, recomend e hice una resefia aprobatoria de Eros and civilization 9 de Rerbert Marcuse. Por entonces trabajaba ya en mi ejercicio de oposicin universita8 9
ria sobre Schelling y Freud 10 cuya tesis rezaba: desde una perspectiva filosfica, el psicoanlisis es una prolongacin deI idealismo alemn aplicando mtodos desencantados. Freud emple, especialmente en Ttem y tab 11, refirindose tambin a la teora de la conciencia moral, el concepto de obediencia retrospectiva (p. 173 ss.): los hijos de la horda originaria que haban asesinado aI padre revocaron su acto prohibiendo la muerte deI ttem, sustitucin deI padre, y renunciaron a recoger los frutos de su crimen, rehusando el contacto sexual con las hembras, accesibles ya para ellos (p. 173); la religin totmica, aI igual que la conciencia moral, surgi de la conciencia culpable de los hijos, como tentativa de apaciguar ese sentimiento y reconciliarse con el padre ofendido gracias a la obediencia retrospectiva (p. 175). La rebelin exitosa contra el padre fue sustituida retrospectivamente por el respeto ante la figura que ocup su lugar. A mi juicio, en la Repblica Federal Alemana, desde finales de los afios cincuenta, sobre todo como reposicin espectacular en los llamados movimientos estudiantiles a finales de los afios sesenta, se consum justamente el proceso contrario: la revuelta contra el dictador (el padre de la sociedad hurfana 12), casi ausente durante el periodo nacional-socialista comprendido entre 1933 y 1945, fue restituida provisionalmente por la rebelin contra el sistema que en 1945 haba ocupado ellugar de la dictadura, Por ello precisamente se sacrificaron y devoraron los Ttems y se violaron los tabes: tras la ola de voracidad materiallleg la ideolgica. Dispersa libremente en el ambiente, naci una nececidad cuasimoral de ndole revoltosa que andaba siempre buscando la oportunidad para desahogarse; se diriga, segn la lgica de la retrospectividad, ocasional y arbitrariamente contra el
O. Marquard, ber die Depotenzierung der Transzendentalphilosophie. Einige philosophische Motive eines neueren Psychologismus in der Philosophie, Trabajo de oposicin universitaria, Mnster, 1963. Freud, Totem und Tabu (1912), citado segn: S. F., Gesammelte Werke in Einze1banden, ed. por A. Freud [entre otros], vol. 9, Frankfurt a. M., 1968. Cf. A. Mitscherlich, Auf dem Weg zur vaterlosen Gesellschaft. Ideen zur Sozialpsychologie, Mnchen, 1968.
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Cf. M. Mller, Symbolos, Mnchen, 1967, p. 49. H. Marcuse, Eros and Civilization. A PhilosophicalInquiry into Freud, Boston, 1955; versin a1emana: Eros und Kultur, Frankfurt a. M., 1957; Triebstruktur und Gesellschaft, Frankfurt a. M., 1965.
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status quo deI momento: contra la Repblica Federal, es decir, contra un Estado democrtico y liberal digno de conservarse.
Como reflexin no es sino una tontera notable -lo formulo tajantemente, siguiendo la mxima de Goethe: no hay nada que despierte ms intransigencia que los errares enmendadosjugarse ese estado de cosas en favor de un principio revolucionario; pues no hay garanta alguna de que no empeoraremos las cosas, y menos an recurriendo a esa filosofa de la historia revolucionaria que promete panaceas mediante su ideal de progreso 13. En nuestra poca y lugar todos tenemos mucho ms que perder que slo nuestras cadenas 14. La protesta restrospectiva ignora todo esto; de este modo una democracia se toma en meta revolucionaria retrospectiva de una rebelin tarda contra la dictadura totalitaria: tamano absurdo se oculta en la extraordinaria retrospectividad de esa conducta rebelde. Para describirla disponemos de un concepto paralelo a la nocin freudiana de obediencia retrospectiva: con ello me refiero a lo que sucedi en Alemania a finales de los cincuenta y principios de los setenta: desobedienda retrospectiva.
Era la poca deI totemismo invertido. Este posee mecanismos y reacciones peculiares. Por ejemplo: el totemismo conduce aI ascetismo enftico; el totemismo invertido conduce allibe!inaje contestatario que se interpreta a s mismo como movimiento emancipatorio y antiautoritario. En el totemismo se desencadena, segn la interpretacin freudiana, una rebelin contra un hombre (el padre) para venerar retrospectivamente animales (el ttem); en el totemismo invertido se desencadena una rebelin demorada contra el Leviatn, el animal estatal, dirigida en realidad contra padres y hombres reales. Con ello, a veces cabe establecer, en trminos individuales o colectivos, una correlacin significativa entre el grado de conformismo pasado y el grado de distanciamiento actual. Tambin debe reconocerse que aI omitir antano
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toda intervencin, ahora, retrospectivamente, todo pensamiento se siente obligado a pasar inmediatamente a la accin, sin atender el consejo de Spinoza, segn el cual todo puede ser objeto de pensamiento, mas no todo puede ser objeto de accin 15. Sobre todo naci la asimilacin coactiva entre el mundo de ayer y el de hoy. Puesto que aquello contra lo cual fracas la revuelta era fascismo, se juzga necesario que el estado de cosas actual contra eI que se rebela la desobediencia retrospectiva sea tambin fascismo; con tal fin se transfigura la situacin, recurriendo aI correspondiente surtido de teoras. De lo contrario, se tomara demasiado evidente cuan absurda es esta desobediencia retrospectiva, y sera demasiado paImario que actualmente constituye, por regIa general, una desobediencia cmoda que cuesta poco a los transgresores. Por ello se desarrolla hasta grados de virtuosismo artstico la negativIzacin indiferenciada de la facticidad, es decir, la tcnica consistente en descubrir un pelo en cada sopa, extrafiamiento en cada realidad, represin en cada institucin, violencia y fascismo en cada relacin; si es necesario, el arte de negativizar opera secundariamente mediante la transformacin deI bien en mal 16 y mediante la denuncia de la miseria oculta 17. Las ntidas diferencias evidenciadas por doquier con el mundo de ayer se juzgan infamias adicionales deI mundo actual, enmascaramientos especialmente viles; de esta manera las diferencias devienen pruebas de afinidad. Nadie parece darse cuenta de que esta forzada asimilacin secundaria deI pasado y deI presente estaba predestinada, sin lugar a dudas, a mitigar retrospectivamente la gravedad dei fascismo, si alguien creyera realmente en tal amenaza, por lo visto' algo con lo que nadie cuenta seriamente.
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Cf. R. Koselleck, Kritik und Krise. Ein Beitrag zur Pathogenese der brgerlichen Welt, Freiburg/Mnchen, 1959. Cf. M. Merleau-Ponty, Die Abenteuer der Dialektik (1955), Frankfurt a. M., 1968, especialmente p. 245 8S.).
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Cf. Spinoza, Tractatus theologico-politicus (1670); versin alemana: Theologisch-politischer Traktat, ed. por G. Gawlick, Hamburg, 1976, p. 301 sS.; cf. R. Spaemann, Zur Kritik der politischen Utopie, Stuttgart, 1977, p. 87. Cf. O. Marquard, Artculo Malum I en: Historisches Worterbuch der Philosophie, vol. 5, Basel/Stuttgart 1980, pp. 652656: O. M., Vemunft als Grenzreaktion. Zur Verwandlung der Vemunft durch die Theodizee en H. Poser (ed.), Wandel des Vernunftbegriffs, Freiburg/Mnchen, 1981. H. Schelsky, Die Arbeit tun die anderen. Klassenkampf und Priesterherrschaft der lntellektuellen, Opladen, 1975, p. 84.
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La desobediencia retrospectiva no sobrevino inmediatamente tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, sino ms tarde, y no por azar: En primer lugar hay que comer, despus ya se moralizar (Brecht). Slo cuando, gracias a la reconstruccin, se lograron, en primer lugar, condiciones materiales para la supervivencia y, a continuacin, condiciones de sobreabundancia, el espanto por los horrores pasados conmocion a la conciencia moral; slo entonces se tomaron, con cierto retraso, objeto real de indignacin moral. Slo entonces se tuvo tiempo para sufrir sentimientos de culpa, para sentir malestar respecto aI propio pasado histrico. Por ello, slo entonces -y no antes- devino en gran medida irresistible y popular la oferta de exoneracin representada por la Crtica, entendida como desenmascaramiento de la alienacin. Dicha crtica se convirti rpidamente en monopolio de aquella filosofa revolucionaria de la historia hacia la que haba evolucionado, contra la resistencia inmediata de sus creadores y protagonistas, la Teora Crtica. Ese descargo presupone que ~uando pesan sentimientos de culpa- ya no es menester tener remordimientos de conciencia, si el crtico se identifica con la conciencia moral. A partir de la obediencia retrospectiva surge la conciencia moral que uno tiene; a partir de la desobediencia retrospectiva surge la conciencia moral que uno es: el Tribunal ante el ~ual el crtico no comparece pues se transforma en su instancia suprema *. La receta que proporcion xito a la crtica --como filosofa revolucionaria de la historia- consisti en transfigurar en principio vanguardista esa fuga desde tener-conciencia a ser-Ia-conciencia moral; y aI mismo tiempo en fundar sobre este dogma su pretensin de que slo los otros representan el pasado, mientras uno mismo tan slo promete el futuro, y precisamente gracias a ese decir no retrospectivo. Una de las Historias deI Sefzor Keuner de Brecht que lleva por ttulo: Medidas contra la violencia 18, narra la vida de un cierto senor Iggen (un tipo moderado y acomodado
Cf. Ia nota I deI traductor aI captulo EI hombre acusado y el hombre exonerado en la filosofa deI siglo XVIII. [N. deI T.] B. Brecht, Gesammelte Werke, ed. por la editorial Suhrkamp en colaboracin con E. Hauptmann, vol. 12, Frankfurt a. M., 1968, p. 375 s.
a la poca de la violencia) que dice no slo tras haber pasado la poca de la violencia. Esta historia -objeto de mi contr~bucin tarda ai sexJo Coloquio (1972) deI grupo Poetlk und Herrnenelltik 19 aI que pertenezco desde 1966 (grupo cuyo motor fue y es Hans Robert JauB)- parece interpretable en el sentido que nos atane: constituye la parbola de la desobediencia retrospectiva, cuyo ltimo captulo an est por escribir. Todo esto cabe en una introduccin autobiogrfica, puesto que se basa en la introspeccin, es decir, en un anlisis de mi actitud conformista con el movimiento de los anos sesenta y de mi giro hacia la renuncia, hacia una negacin de la negacin. Tambin pertenece a este captulo la sospecha de que, eu mi caso, ese gi~o, iniciado en 1967 -me percato tarde de las cosas, pues no dlSpongo de buenos frenos-, encontr un apoyo en la recuperacin, respecto aI mero escepticismo precedente, deI sentido par.alo c~ncreto. Pues entretanto haba dado el paso desde la preexlstencla hacia la existencia>~ el paso consistente en desposarse (1960) y convertirse en padre, en vez de obstinarse en la reflexin desmedida y en el virtuosismo deI desenmascaramiento; en satisfacer la necesidad institucional de las oposiciones universitarias (1963) y en asumir los deberes profesionales de la ensenanza acadmica, en primer lugar como profesor no titular en Mnste~, de.spus -a partir de 1965- en GieBen como Director deI Semman~ y como profesor titular y ms tarde -tras la reforma de los InstItutos de ensenanza superior- como profesor que haba dejado de ser titular; finalmente, como decano, irremediablemente obligado a desempenar ms de una funcin inherente a la administracin cientfica, a la poltica escolar y universitaria, funciones a las que no me
Cf. H. Weinrich (ed.), Positionen der Negativitiit, Mnchen, 1975, (Poetik und ~ Hermeneutik, vol. 6), p. 557 ss. (OI Cf. H. v. Hofmannstahl, Ad me ipsum en Aufzeichnungen (Gesammelte Werke in Einzelausgaben, ed., por H. Steiner), Frankfurt a. M., 1959, p. 211 ss. Constituye el trnsito desde la esfera de la existencia esttica, donde cada ser humano se considera nico, aI ser tico abierto a los otros: puedo jugarme mi vida, puedo con toda seriedad gastar bromas con mi vida: con la ajena no. S. Kierkegaard, Philosophische Brocken (1844), en: S. K., Gesammelte Werke, ed. por E. Hirsch y H. Gerdes, seccin 10, Dsseldorf, 1967, p. 6.
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he sustrado. Por lo dems, lo que Armand -el personaje de Gide- dice en la novela Lex fauxmonnayeurs sobre su familia: Vivimos de la fe dei pap, podra tambin parafrasearse de la ma. Pues mi familia vivi de las dudas y desesperaciones dei pap, de su talento para disfrutar con moderacin, sin rechazar la erudicin, de este capital y de su capacidad para vertido en las formulaciones didcticas de su literatura transcendental; gracias a ese capital no puede decirse que, tras mi segundo llamamiento a ctedra, mi familia haya, a la larga, mal vivido. Podra haber vivido mejor si hubiese acrecentado y consolidado este capital con un surtido de convicciones revolucionarias y sus respectivas teoras. Pero entonces tambin habra superado el umbral de tensin media aquella diastasis que fue determinante para toda aquellafase, a saber: el hecho de que se escindieran y extraaran mutuamente el mundo de la reflexin y el mundo de la vida, el mundo de la esperanza y el mundo de la experiencia, el mundo de la conviccin y el mundo de la responsabilidad, el mundo reformista y el mundo laboral, el mundo de las decisiones y el mundo de la accin, el mundo de la rebelin y el mundo de la verosimilitud. 3. Escepticismo y finitud. A mi juicio, la insostenibilidad de esa discrepancia condujo a lo que se ha denominado cambio de tendencia, es decir: haba llegado la hora de venerar las relaciones existentes. Pues existe un derecho de las cosas prximas frente a las cosas postreras. La resaca producida por los contenidos ilusorios de la desobediencia retrospectiva contribuy a esa nueva actitud sobria; en lo que a m respecta, me afliga que precisamente el escepticismo me hubiese conducido a una nueva credulidado Se dira que, para nuestra desazn, rige algo as como una. ley de conservacin de la ingenuidad. La desconfianza humana es una capacidad limitada: cuanto ms se la concentra contra uno de los frentes deI pensamiento, tanto ms fcilmente la ingenuidad acaba por vencer sobre los otras. EI escenario presente asiste a movimientos de contraofensiva opuestos a esa experiencia desazonadora: as, por ejemplo, nuestras escritores se transformaron -22-
en almas hirvientes: casi todo lo llevan a hervor de pura rabia o ai horno (o hacen ambas cosas a la vez). En cualquier caso, esa ebullicin produce libros. En lo que a m respecta slo soy capaz de hervir coo agua; pero incluso en este caso -tristesse oblige!naci<Suo libro: Schwierigkeiten mit der Geschichtsphilosophie (1973) [Dificultades con la Filosofa de la Historia], donde se intentaba efectuar un balance provisional de todo este contexto. La filosofa -mxima vlida tanto para la desobediencia retrospectiva como para las orgas de duda del mero escepticismo-- no es un amuleto que proteja contra senderos errados; cosa que le reproch y de este desengao naci el ensayo aqu impreso como segundo captulo: Inkompetenzkompensationskmpetenz? [l,Competencia para compensar la incompetencia?]. Lo escrib en 1973 con motivo deI 60 cumpleaos de Hermann Krings y naturalmente exageraba el escepticismo frente a la filosofa. Pero precisamente por ello se convirtio en representativo de aquella inseguridad de la filosofa respecto a s misma 21, tpicamente alemana, y de su cariz desesperado que --condicionada por su historiaconstituye el envs de una esperanza desmesurada. Pues, como ha demostrado Plessner, la nacin retrasada compensa su carencia --condicionada por su retraso- de realidades polticas liberales, proyectando expectativas desaforadas en la cultura dei espritu, especialmente sobre la filosofa. Pero la filosofa no puede sino defraudar esa expectativa desaforada (como muestra el sendero recorrido a travs dei siglo XIX, a lo largo del cual surgi precisamente el arte dei desengao: la crtica de la ideologa. AI contrario de lo que sucedi en las democracias anglosajonas, cuyas pretensiones filosficas supieron ser desde el principio ms modestas, en Alemania se impuso la tendencia a sustituir aI cabo la esperanza absoluta en la filosofa por una desesperacin aboluta respecto a sus posibilidades. Sobre ello versa tambin mi ensayo Competencia para compensar la incompetencia. En el fondo
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H. P1essner, Die verspiitete chen Geistes (1935/59), Skeptische Betrachtungen Philosophie?, Berln/Nueva
Nation. ber die politische Verfhrbarkeit brgerliFrankfurt a. M., 1974, p. 163; cf. O. Marquard, zur Lage der Phi1osophie en H. Lbbe (ed.), Wozu York, 1978, especialmente pp. 70-74.
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tan slo deseaba para la filosofa el final de su desmesura 22; en ese sentido reiter y fortaleci el giro hacia el escepticismo. Reiterado y fortalecido, ese giro hacia el escepticismo tuvo que hacerse ms escptico frente a s mismo, ante todo frente a la inquietante sospecha de que fortaleca indirectamente las ilusiones respecto a una mejora mundana. Haba llegado entonces el momento de reducir el potencial ilusorio de la filosofa, es decir, devolver a la cadena humana el rango de soberana casi divina que se dira contenida en la duda radical (en lo que a m respecta mediante un nfasis existencialista) y volver a definir el escepticismo como filosofa de la finitud. Por ello ahora, aI par que la duda, adquirieron relevancia rasgos que siempre han caracterizado, como demuestra la historia, aI escepticismo: el respeto por la persona singular y la disposicin a vivir segn las costumbres dei padre, es decir, a obrar segn una tradicin consuetudinaria, siempre que no existan razones de peso que constrifian a una accin contraria. Esto resulta inevitable para los hombres en cuanto seres singulares. Lerta~I!~, el esepJ.i.cismodesea evitar rasgQs ind.eS.~.a1JkserL.~L seLsmgular: f'~ aSJ>ir~:l;.f<?r:n2~r .a,,~~~dividuo. ~~2~contar.col1.... circunstan(:..~ cias inevitables de)2~~ndicin s~!J.glllar: todo ser humano se ve confrontado C?!1ll.~iQ91 puesto que. J~D C)Ja,ntoserpara la muerte, nacUI:<J!.!!.ed.e mQriren su lU~ .. Qreste hechola vida deI ser ~liuin~no es sieI!).1lli:..gem.~.~i~illL.Qrl<ve.para liberarlt:... a,yoluntad, AAMfr>v-'mediante algun~Jmsfoml.c.tQI!.de su circunstancia irreme5iiable: seniJlamente, aI ser humano le falta tiem.Q2:,,~oL~llo de.be siempre, hasta cieitQ":Q1," cons~!v.a,rSlj pasado hist,rio: delJe ~_gf~~~;~IIt!i_mne~t'l.tffidicin: la eleccin qll'eyo soy.24 tiene como sU{~l rocoso la no eleccin que yo soy; esta ltima es si~mpregl,l~traciJ:~WiSiQla-n~ysaria, a saber:.I:<IJ:techo que -debidoa.l.b!.eyed..a.QJ:l~_IlE:~~tg.vida- superanllesJra capacidad de fundamen~i9n. Por ello, si bajo las condiciones te!l1pora.... __...... "'----__ .'_ ..... 0...._.... - ..
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les de nuestra vira brevis hay ansias de fundamentacin, no debem~scar. ~l f~~am;nto de l-@o eleccin;;'-'slnojStfar n;estra,oeie~ci~-aOtr~~i~~~~inY"cl~p~s()"~-laprubr s~bre quien. emprende la transformaCiit. AI asumIr'esir'gla 25, co~sc'encia de la mortalidad'humana, el esceptidsmo-se"lnc1ina hacia -lo conservador. Erc()iice.pto-'ae.Qs~[Yilini=nQ:_ debe interpretase -en-hsoltii; ~~~n sentido enftico; ms bien ha de cQ.I[lp'reTlders~ enos.en!id9 quirrgico.: cornoc!1~.5io 10,~SL~~.9S pon.~~r.an _~ _~ .. ~siiQ~ible iQ.t~.t:Y~n!~ .J1~~.t:Y,'!!l.E_<:>.~~1.2.r.&~E.?_.~L~ nec~~a;rigeJ(tiIp~rlos ri0l!:e.s, u!1.<:iiente, un bra~o.0lJ.!l.jE~esti!10' Lill artisse-recurre aI escalpelo slo si resulta necesario(siexisten r~~ones que obligan a ello); si no se renuIlGiaajIlterverilf.opo se.corta todO.'N na)' operacin sin tratanli~l1!oQIlS.~rYghPJleS no esposible-exdrp~i~ un hombre completo. Quienes aborrecen el concepto de conservaciri tienden, con 'iritencin o sin el1a, a pasar por alto este detalle. De modo anlogo no cabe transformar todo ni, por el1o, tampoco cabe convertir los azares inmutables en objeto de acusacin. Por esta razn, tanto los filsofos de la historia como los filsofos de la tica discursiva, responsables de una hipertribunalizacin(9de la realidad, provocan algo distinto de lo que pretendan. He intentado demostrar esta idea (con vistas a la constelacin inicial de este asunto) en el ensayo Der angeklagte und der entlastete Mensch in der Philosophie des 18. J ahrhunderts [EI hombre acusado y el hombre exonerado en la filosofa dei siglo XVIII], impreso como tercer captulo. Los filsofos de la hipertribunalizacin no fundan la racionalidad absoluta, sino que practican una evasin hacia la inimputabili~"n~_'_" ."..~-, ,.,.,._.,~----~---"
_-- .. _ _-'"-_ , _ ..._~_'~' __ ~.~ "'_.,._. __ . _
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Cf. h. Cohen, Ethik des reinen Willens, Berln, 1904, p. 502: La modestia es por ell0 la virtud deI escepticismo. Cf. M. Heidegger, Sein und Zeit, Halle, 1927, p. 235 ss. I.-P. Sartre, L' etre et le nant, Pars, 1943, p. 638: <de choix que je suis.
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Es obligada la referencia, en primer lugar, a M. Kriele, Theorie der Rechtsgewinnung, Berln, 1967; N. Luhmann, Status quo aIs Argument en H. Baier (ed.), Studenten in Opposition. Beitrage zur Soziologie der Hochschule, Bielefeld, 1968 (p. 78: conservadurismo involuntario por complejidad); H. Lbbe, Geschichtsbegrijf und Geschichtsinteresse. Analytik und Pragmatik der Historie, Basel/Stuttgart, 1977, p. 329 ss. El vocablo acunado por Marquard es bertribunalisierung, tan extrafo en alemn como en castellano su equivalente directo. Otra posible traduccin de1 trmino seria hiperjudicializacin, cuyas connotaciones actuales no se alejan demasiado deI espritu jacobino que inspira la invencin deI autor. [N. deI To]
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dad, hacia la inmunidad crtica, ocupando ellugar de las libertades que, antes de cualquier fundacin de principios, nos constituyen. Pero junto a ellas se encuentran las usanzas 26. ~amos costumbres -inclui da la tradici~nfilosfica pOfillle morimos denl~siado pro!!!2...Para emp;~4~!.M~foml;;"()l~~. ~~~i~~~funcf~~!1.!~I2.'l~~L a~olu!!!~ Eues J.2~U~~~lltif9S,.C:QIlss:~m~ de su.}]}grtEQ.!1j:ie.MJ1~Jl.Q.ue.uta-la..ioe,v.itabilidad.d.e,,1, ..tTacli;iones; tienen cC?nciens.il!Q~.'ill!,~Ug ..9.u~.Uualmente y con el e~tatus,de llsanzasQ ostumb~---: se sae de fOIlUa, cQnsu~tudinaria. p~E.~ii~j2i~is~i~~~~~~~.solllto aguellos. qu"e,)2()rpincirio, nl:)sa~~Il Il~!~t,!..~n.~212.Jl ..,1LYI) nada que P!l~gi1 elevarse. a principio;el ~ept!c;is!!l9JlQ~J~.Qo,te()sis gela pt;IJ?l~ji~ad,sino taIlJQ!QuI) s~J:5JE~.s!~e_C!4iQ~.lq~princi~ios. Frente a este escepticismo, la filosofa fundamentalista quiere un saber fundamentado en principias. Por ello se pregunta por los principios y por el principio originario. Independientemente de cmo sea pensado, ese principio absoluto, que, por as decirlo, es la conciencia moral que la realidad debe tener, transforma la realidad fctica en su totalidad en algo dependiente, contingente, injustificado que debe ser redimido de su ausencia de principias o de su reluctancia a los principios; redencin lograda gracias a una fundamentacin o a una transformacin que afirme nuevos principias. AI transformar la realidad en algo necesitado de justificacin, como tribunalizacin tendenciosa de la misma, la filosofa fundamentalista proporciona un ejemplo radical deI ansia de transformacin. Pero si, debido aI condicionamiento que supone nuestra mortalidad, el peso de la demostracin recae sobre la filosofa transformadora, entonces (puesto que la facticidad es el a priori de los principios, y precisamente gracias a su caducidad) la filosofa fundamentalista no tiene a la facticidad como objeto principal de su justificacin, sino que, en primer lugar, debe justificarse a s misma 27. Sin embargo, ambas justificaciones de la filosofa
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D. Hume, An Enquiry concerning Human Understanding (1748), Secc. v: custam ar habit. Cf. O. Marquard, "ber die Unvermeidlichkeit von blichkeiten en W. Oelmller (ed.), Normen und Geschichte, Paderborn, 1979 (Materiales para una discusin sobre normas, vaI. 3), pp. 332342.
fundamentalista -la justificacin deI principio frente a lo fctico y la justificacin de lo fctico frente aI principio-- resultan o demasiado hueras o llegan demasiado tarde, a saber: como respuesta infinita a un ser finito, no puede llegar sino tras la muerte. En el caso de que la liebre transcendental -cosa improbable- llegase realmente a toda prisa portando la nueva de la filosofa fundamentalista (y diera noticia no de la nada, sino de algo real), el erizo finito estara ya desde siempre muerto. ~a hacia los IJrin~i9..~.1ilf&.a-:1.~.Yi2e~fi1n~rai-no J2odemos~ardii~qlle. ,iQ:llrinipio.s.nQs,.cQnc.edan...peJJDis.l@:.~Qmenzar~a viyir;, Q!1.e.Ulletra fI)l1~n~eiefI)pre m~.~.~!()~ qu~.l~~jJ!ill~ipios: precisallleilte esto.~bl.iglJt selJt?r _d~~p~.dim9U!~.~lJg.; ..:eor esto,el h2!I1!JTe fin}t\>d.e~evi\lir -por eIJD9IIlentO.C!;)I)~!lI)~()ral provisional, mas" en todo caso, hasta S.U" mll~Jle:-:-:;;ljl1tifiaciQIlmed,iante principios (d{:tal m0cl2Hlle la .c.QI1ci~!J,i)]19r1 se encuentra'siempre fI)s prxima a la soledad, qu.e.~ l~. uniyeX.alid;-my'fiideedad es ante todo capacidad para la soledad). EI ho~~re. debe' existir "cQI)ting~ntemente y, a partir de cQntil)g~!lci~:que son ~lternativasel.~gfQl~ ~olllll,tad,sill,o ..(cQlllQJa no eleccin~>que l es). destinos incontrolables d{: los. que ~o cabe zafarse. Pues el hombre: es uo ser que se veQbliga<:lQllenlz'lr cem.!radilw1~.".YJ;lue .. !lo.. ,se .sitaMlt~ ell"QffiQ=~Ll)JL<:le Buridan frente aI montn de heno, sino que se encuentra inII2erso en ellas, sin poder apenas sustraerse a su pasado. PoPl J:!lotiv.Q:.. el principio absolu~ deL dio'"Jllil!lot~ig.-J1~plaz, .ciertamente, desde el punto de ~ista teo!gico-I!!e.tlI.S::Q .. -LQ~tiI!P; misel~Il-;!e~z~4retml~rn.;~~i~~~!1!~_:::C2.Q}2 ..!!!.ux_!~rde,tras la rnuerte de Dios;~~n "ir~l,!<:lg~J"cJ!,tl1Xg!QJ~ II!q,g.~rnI~ifC'~~- saber:,.c,lii'<<lpposibilidadde QI!trollLJQ.J1llte.f,edenteS,o,como ,<~imPQsibi1idad ge. controlar Js on,secueIlcAs~>. S~b~e estas cuestiones versa el cuarto captulo, un ensayo de 1976 titulado Ende des Schicksals? Einige Bemerkungen ber die Unvermeidlichkeit des Unverfgbaren ["Fin deI destino? Algunas observaciones sobre la ineluctabilidad de lo incontrolable]. Vivir con contingencias, es decir, tener un destino result~ ine.'2:a~.le_~~~.~,l,~s hom~r~~ ~~~~~~!i_~1!!ll~rtalidad.
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Todas estas meditaciones dicen adis a la filosofa fundament~~ta: ~~9~.~!?dic~.!1 adis--'la fiio~~ar:;o fnrlamellt.alista: es ~c:clr, al esc~ptiisrno. ~te-Tffig-IJJmbre a despedirsed~ la hber:tad a9.~w.J~.1l~m}!Q.I.J~ JibenCl:~>I:~~t91~~. se clic en plu~al: Lasl19m~des. E~~~sse consiguen graciasa la variedad deI mundo pr~~~2Cistente, ggci~~~<lJi~la!lli1.l!iEI[cidad -la rivalidad, el conflito equilibrado" ... ?Lg.ll!r.lll2esa::-:~c!~sus poderes neutraliza o liJ;nitaJa.mes(.o.sQhre..el iudddJ!Q.);~~s libertades surgen media~te la.~\~iiQn,g~-'podems... Estas libertades tienen sentido para el escepticIsmo, no para la filosofa fundamentalista. Esto determina aI mismo tiempo el papel de su duda. En cuanto divisin incluso de aquellos poderes que son las convicciones, la duda escptica es sensible a la divisin de poderes. Dudar no entrana perplejidad absoluta, sino el sentido pluralista para la isosthenes diaphonia ~8, --el contrapeso- no slo de dogmas antagnicos, sino tambln de realidades conflictivas, que precisamente por ello -jdivide et liberaliter vive!- dejan en libertad aI individuo y le conceden aquella exoneracin deI absoluto que tambin se lleva a cabo como divisin mtica de los poderes, segn ha mostrado Hans Blumenberg 29. En mi ensayo escrito a comienzos de 1978 y 9.ue se presenta como quinto captulo Lob des Polytheismus. Uber Monomythie und Polymythie [Loa deI politesmo. Sobre monomiticidad y polimiticidad] intent (siguiendo las huellas de Blumenberg 30) mostrar la validez de la siguiente tesis: ser libre no co~iste en tener permiso para narrar de forma monom~ una so~_historia, sino en conservar de forma polimtica un acervo gr~c~~~~_~b~~Iia divi~in d~-fll:lfl!;;-s p()~er~s_9.1!~_r~~~ent;n las h!.s~.~:_Ias. SI frente a esa multiplicidad y variedad s~uel1uiriese
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uQaaY1!Q-, ..~st.~JIIJl-,__ (i.fip. ele.cu~mas,hel1l1enutica. En el ensayo, escrito en 1979, Frage nach' der 'Frg~:-'~;:'T'die die Hermeneutik die Antwort ist [Pregunta por la pregunta cuya respuesta es la hermenutica], confirmacin tarda, largo tiempo debida, de mi pertenencia a la escuela hermenutica, quise justamente subrayar la siguiente tesis: la hermenutica es el arte, necesario a la vida human.<lLP..~-QI!~llJJ:.~Q!D.QI~~sivaJ::!!ente e- el s~nder~.~~~mting~.!!~ifl~.l11.!~_e . .9:eb~~ _!?.ns~!.Y_~~.LE2.~tener a dlstaIl,~l"~, J)~e.s"!~ 9~e.,.. ~~~l:) .yiy'.i"~!l.tes fi!l.tc;>s, s212.P(l_d~El:0s ljh~r~()s.d.~ellas hasta ciert() lm~!e. La parte ms m(ldema. de ese ar.!e.~~_~oIl~i~t,e. en.-le~r y dejar leer-_mod~rar!~.sexj~nci~s de aquel texto absoluto, que dio lugai a disputas lllOrtales en las gu~rras civiles hermenuticas (elurD!eJa glle.rr(is qe.):~ligin), interpretndolo como un texto relativo -neutral literano!~S!e.tlQ~e.nt~e_(l!rQ.!?xtQ ~e.ltj'ys, y !9gQ.. e.1l(l.~Q.nj.!!Ka.!!Q.0 ta~bi~.n e~J?I~r~!.los mo~os de le,ctura, las form.as.g~re.~epsin. En definitiva>.. se trata tambin...delograr una divisin de_aquellos pod~[e.9.ueson.los te.~!2' y Js)ntemr.etaciones-,-de modo talg,ue e.J .. l!gs:leC?~"l::.~.~nui~.~_.e... ~"Le.~epti.iQl.(l~ form~al d~ .. ~sc;e.pt,icismo es la herrneIlutica. ~_~1]1Q.s ..s.QllOLtar.lllle1itra c~IltiIlge.nc;~~;..~e.c;i~~mI~!~:.~~L~~~~ticismo --=,como_~ ... ha exe!l~!Q~Il~~!~}!1t[9Ql!c;.cj!1--= .no.J~r<2E.0!~.i2.!!~"E!Dgn ..onocimientClabsoluto,porguetoda filosoff~.ehaya enmarafiada en una vic!iharto'-dfic[is-y' paracan~M~~rtid;~b-;~~'absruta sobre.~ misma: .. La vida -die un refrn- ~s duia, p~r~~jercita: sobre todo nos prepara para aceptar -more sceptico- su finitud.
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Cf. M. Hossenfelder, Introduccin a: Sextus Empiricus. Grundzge der pyrronischen Skepsis, Frankfurt a, M., 1968, especialmente p. 42 ss, H. Blumenberg, Arbeit am Mythos, Frankfurt a. M., 1979; cf. O. Marquard, Laudatio auf Hans Blumenberg en Jahrbuch der deutschen Akademie fr Sprache und Dichtung 1980/11, Heidelberg, 1981, pp. 53-56. Cf. Marqua,rd, Ein1eitung zur Diskussion von H. Blumenberg, Wrrkhchkeltsbegnff und Wirkungspotential des Mythos en M. Fuhrmannn (ed.), Terror und Spiel, Probleme der Mythenrezeption, Mnchen, 1971, (Poetik und Hearmeneutik vol. 4), pp. 527-530.
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Segn nos narra un cuento sobre una competicin de verdugos chinos, el segundo finalista se vio en la tesitura de tener que superar a su rival, que, en su turno inmediatamente anterior a l, haba logrado una decapitacin tan precisa que se dira insuperable. EI ambiente era tenso. Blandiendo su afilado acero, el verdugo asest un golpe. Sin embargo, la cabeza de la vctima no rod al suelo y el delincuente, que pareca conservar an la cabeza sobre sus hombros, fij su mirada, atnito, en el verdugo, como si no comprendiera lo que haba sucedido. A continuacin ste le imprec: jlncline la cabeza! Me interesa saber qu pensamientos rumiaba esa cabeza antes de que se inclinara; pues tendran que asemejarse a los pensamientos que la filosofa rumia sobre s misma. Puede parecer inoportuno comenzar con nimo grave un acontecimiento festivo, especialmente un acto en honar deI Sr. Kring, estableciendo una asociacin con una competicin de verdugos. No obstante, formamos, a la postre, una reunin de filsofos y, en caso de duda, stos saben a qu me refiero. Ciertamente resulta indiscutible que los filsofos tienen cabeza -pues en definitiva se trata de su herramientay tambin, si, por una vez, me excluyo a m mismo, es irrecusable que son toda una cabeza. Mas l,con cunta firmeza se asienta sobre su cuerpo? Esta es la pregunta real
-y quizs an de modo ms perentorio--, la pregunta metafrica que se plantea cuando se debe hablar, por invitacin de los organizadores de este encuentro, sobre competencia e incompetencia de la filosofa, y cuando el dilogo debe centrarse --como requisito completamente inevitable- sobre el destino de la decapitatio de la filosofa mediante reducein radical de su competencia, y ello en conexin con el hecho de que la filosofa an porta su cabeza con altivez palmaria. Quiero p!~~~!!tarillisconsideraciQnes.Lr~m~tQ_.ell_dos ap,!!!dQs-=_~lJ>!i!!1et apartadQ trataM2bre la reduccin de comp~tencia.f!1Q~6fic.a; ~!seKuIl4_l?rtado trata sobre la compensacin filosfica de dich'a reducci9n. 1. En primer lugar pues algunas alusiones generales sobre la reduccin de competencia filosfica l,Qu significa en este contexto competencia? En principio, proceder respecto ai concepto de competencia de la forma ms vaga posible: sin referencias filolgicas ai diccionario Thesaurus, que inserta el vocablo en el campo semntico de la rivalidad; sin referencias jurdicas a la historia terminolgica realizada por doctos en la ciencia dei derecho; sin referendas biolgicas a investigadores en embriologa; sin referencias lingsticas a Chomsky y sin referencias comunicativas a Habermas. Me limitar tan slo a constatar algo evidente, a saber: que competencia tiene que ver de algn modo con entendimiefl!()l.:J.p~X(Il~P?~~~~~~, asr~()Ill.ocon_el hecl1o'd-~~~,!e i'Mw.e~tendimientolcap:icicill;ciY. gisposici~!1..~~_t:ntreveran; mas en filosofa no .c(ibe contar necesariamente con ello desde su origen, pues si~mprehan existido filsofos que no eran entendidos..~n nada, se senta'ijcapaces de algo y se mostraban dispuestos a todo. Hace dos mil anos no habra planteado ningn problema sabr si este estado de cosas era total y absolutamente atinado respecto a la filosofa; hoy da constituye un problema; y de este modo la historia llega ya inmediatamente desde el comienzo a esta consideracin en relacin a la filosofa y su competencia. Par~seLqu es cOmpele!!ciJilo~fi_:J.Jjg~rnosrecurrir ala historia de la filoso-~;.~!a: .S}l}..~,~~~~g,()~.~.!() nos dice que sili~-~p~rad~-'~npr9greso en la disminucin desus competencias: la historia de la filo-32-
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soffl e.s. J:j._hi~tQ!::u;t~J:j. [~q]!(;j!lQ~.~oll1Eete_n_cia filosfica. Con u~!l formulaein ciertamente medio -~presur~da,'proc~so redueti voPe~:E~e:~t:nt~r:~e:~~ b!~~~~Et~iQIi~~Rill!~tiyi::n su origen la filos()!a .. era competente en.t()do;. poste~iormente, reujo su competencfa a "Ciertasmaterls;'ffnfrlle~ie 'cnserva slo"una competen(; a saber: lcompetencia par~'~~~i~~~~~~su propia ineompetenci. Esta hi~:riadiscurri as: en el curso' d su onerosa vida, la fiiosofa fue, ai menos, desafiada tres veces de modo extremo, ai par que sometida a pretensiones desaforadas y, con ello, a la postre, agotada, extenuada y expulsada de la competicin por sujetos competentes, es decir, por rivales en asuntos de competencia. L'l-primera vez, en poca temprana, desde el punto de vista de la Biblia, afront el desafo soteriolgico, y por segunda X. tercera vez, tardamente, es decir, en.peri()doHJg!:!~Sy pseudop()~(burgus, la flosofa se e~frent6 ai desaJ!2.teS!1()19zi.co ypoltico. E;Lreto soteriolgico exigia)a filosofa glliar .aJos ho~._~.~a._~~lvacin..' rero no fue .cap~z, ~()mo s~ d.elllos!I cuando el ~r~~!i~!1!~lllQ.~!!p~rJ)_ la filo1lofaE:ntal empE:DO: de este modo perdl .sl!. competeni,a,sal'i[la y l filosofa s~ reduj() alJn caso de ~sistencia; ..durante cierto tiempo encontr ocupcin como. ancilla te?logica. El .. desafo tecnolgico exigi a la filosofa el deber de couducir a los hombres hacia .. un saber pragrntic9; pero no fue capaz, como se demostr cuando las ciencias exactas superaron a la filosofa en tal empeno: de este modoperdi ~u c()1!11?~~~nolgica y la filosofa sered~i--;rCSil-de asiste.~si~i.. .. sh!E~nte~ierto tie~~L enc~~ ~cupaC?in.cOTJ)- . .flllj!Jp sc!ent~a~c..' ~mo teora.cl.e1aci~!1Si:J.,. r;Lgesill19 ..PQ~it,i.~0 exigi a la filos()!~.e!,.~_9~:.~.?nd1i.crr a 1?.~J}2,!!}QI!.~,~1~~lici4~~,~t~~t.~, pet:2..~<?.!~~,~m!.~,.E>1l12. ~ dem9~tr cu~d()Ja J2r!1x!~ ..Q0lgi~a super:! la .~il()~()!!a~. t:l~~()e,J:.1.SeR.~~iQ .!!': ,9IIw_en_,entLd.Q in~!i!~~ioI1~lp~~'.l_~()faE.tible )'10 posible: de este modo perdi su competencia poltica y la filosofi se reduJo 'a uI caso de asisi~ncia; durante Ciit"timp"eflcoI1tr "QCUP.rCl.fi ':co"inoncllla emancipationis, como criada ( digamos:j;rrespetar la igu;ldd d~.'d~!~~~~~m~L~.ii~()!. de la ~!J:.lanci'p~in en !~Etofiiosofa de la historia. En el curso de esta historia de hiperblicas preten-
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siones y prdidas llega tambin a tornarse dudoso si tiene sentido transfigurar como dominio separado lo que de provechoso con vistas a la salvacin, a la tecnologa y a la poltica pudo, y quizs puede encontrarse, en la filosofa: dudo que no represente sino un po deseo profesoral, la idea segn la cualla filosofa debera salvar -y en caso de que realmente fuera necesario- sera capaz de salvar el sano entendimiento humano y la sobria razn contra aquellos que realmente desearan separarIa de su realidad cotidiana. Por supuesto, hay gente que entiende la filosofa como un amuleto que protege contra extravos; sin embargo -exactamente aI contrario de lo que ocurre con aquella herradura que desempena un p~l relevante en una conocida ancdota narrada por Niels Boln\Y-, la filosofa no es til porque se profese fe en e11a. Con e110se roza aquel mbito respecto aI cualla filosofa, jams goz deI monopolio de la competencia, es decir, la sabidura vital. Cuando andaba en juego dar voz a esta sabidura, los poetas ya se presentaban siempre, aI menos, como competidores de los filsofos. De este modo parece tambin amenazada una especialidad que posee la filosofa, la cual podra definir as: la filosofa es aquella sabidura de la vejez alcanzada por quienes an no son ancianos; simulacin de experiencia vital para y mediante aque110sque carecen de ella. Aqu el proceso biolgico supone una arremetida contra semejante competencia: aunque a veces 'pase tambin inadvertido, los filsofos, incluso, son cada vez ms viejos, y entonces ---como supongo slo por ahora y slo algunas veces- pueden reemplazar la filosofa mediante la sabidura de los anos, de modo que aquella ya no les sea ms necesaria. Con todo, ser experiencia vital para aquellos que no la tienen, ser sabidura de los anos para los que an no son viejos, constituye, en
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de contenido filosfico narradas por cientficos contemporneos tienden, finalmente, a converger con el sentido de las ancdotas de NielsBohr; aqu se hace referencia a la siguiente ancdota: Niels-Bohr recibe visita en su refugio de esquiadores, sobre cuya puerta cuelga una herradura. El visitante seftala la heiradura y pregunta a Bohr: Usted, corno cientfico natural, Lcree realmente en ello? Bohr: Por supuesto, no creo en ello; mas me he dejado convencer de que las herraduras tambin pueden causar efectos, aunque no se tenga fe en ellas.
definitiva, no slo una posible definicin parcial de la filosofa, sino la verdadera definicin parcial de las ciencias deI espritu, en cuanto su trabajo consiste en rememorar, y precisamente por e110 son ahaTa objeto de impugnacin, cosa que las honra; pues donde se proyectan reformas que entrafian riesgos, resulta plausible que se demuestre inters en disminuir el peligro en los mecanismos de contraI deI xito, mediante la prohibicin de la memoria histrica. l,Rememora mejor la filosofa que las ciencias deI espritu? Sin duda, apenas: y as en esas ciencias de la remembranza --que desde el siglo XIX se convirtieron en modelo para la filosofa, como consecuencia de su restante prdida de competencia- le ha crecido a la filosofa un competidor competente que pone en tela de juicio su quizs postrera competencia: la competencia de la remembranza. Es evidente que lasco~petencias de la filosofa se h~_!~2~9ca .. s!~,qu~dar si:IiilnQt~~@~:~iQ~ri~~~fg~!fiii9.ue no teng~ ~bsolutamente nada ms que dec!LQ"I!~_tQla'J~_~".J;~sti~~~j.1e~2..~sa posibili<:l~dsyna,gP,C~mrcl . g~J,rngJ?r~<jQ!llinant~ en slljetos cOIIlJ?~t~l1t~.que .e.yql)YD!mn~I)JJ!1 ,~ltl,,",ip siJ;tesl'~[n~,. en el caso ms Jav9raply .la filo~of(aonserva un segundo papel en el reparto: Y l,de qu~ irvy .ser li! Sygunda ,eu el rePart?, 'sI el primer papel es realment~ el bueno, y ,aqems j.ros est indispuesto? La filosofa ha llegado a~ufin:fi19O(W1!Q.~.!Las el fin de Il:lfilo,sofia. l,Q,u,hacer? --;00 c,itO. aqu al,.,enin, ino Reparticin de la tierra de Schi11er.l,Qu haer? se. pregllPta Zeus, el mundo ha dejado de existir; pero la njca prop1.!e~.cle ayjida constructiva que da Zeus enla.opr dy Snly,f ygigy a los poetas no precisamente a los filsofos: no presta .~)'udajustamente a los fil?sofos. As, con todo, queda por deeir cjueInf()rmr-sbre'la situain de la competencia filosfica constituye una org;de":iPJ1J;lcios 'fasos o resenas sobreosai'inexisientes'.' ,. _nNo~ante l,es esto realmente verdad? y ,es necesario que sea as? Lo admito gustosamente: pueden existir comp~I!fias resictualesparala filosofa, quizs incluso n slo, si cabe, residaIes~ con todo, carezco de competencia para hablar sobre e11o,'~~rencia completamente personal; pues me faltan entendimiento y capacidad, en todo caso conservo la disposicin,
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reIevantes~
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y permtanme aclarar esto con brevedad. No soy un entendido, aI menos por razones de cortesa: sera descorts suscitar la impresin, por remota que fuera, de que, para reparar en una competencia que ellos mismos --quizas como nicos- conocen, los filsofos de Munich necesitan a un forastero, a un frisio oriental nacido en la lejana Pomerania, que pasa su irresoluta vida a los pies deI Vogelberg, y que, por ello, entiende ms bien de la parte inconformista deI folklore radical deI sur de Hesse. Tampoco soy capaz de apreciar semejante competencia y ciertamente por razones de incapacidad: mi lugar de trabajo no es precisamente un instituto para ingenuos, sino un instituto dedicado a la investigacin de la ingenuidad perdida, un centro de perplejidad intensificada; y a un filsofo tal -llammoslo un sentimental- le resulta difcil habrselas con la teoria, con la teoria que nace deI asombro, con esa gratitud por el bienestar deI mundo, sin destinatario, que exhorta a contemplar su orden bello, bueno y verdadero; este filsofo no es, por tanto, un virtuoso deI asombro, pues lo nico que realmente lo deja pasmado es el hecho, tan provisional como inverosmil, de salir con vida. Sin embargo, me muestro dispuesto a expresarme sobre competencias supervivientes de la filosofa. En definitiva, tambin cabe proponer una int~!J>r_~~in completamente distinta d.eese proceso g!?1?-~!~J?.~<!ia cl~~~!!1peteJ:!ias de la filosfa: no comounijfQt;:sQ qe~~:tQll.ifjQ!l,iI!_c-.!!!.2-un sendero" tr~Y~cl~lllal Sy alig~ranlas alforjas; pues !aJ ;,~a prdlda d~"obligaciones s!~ni!~3':1~_~!1!t?_':lUd_aR~J .. mQsofa una ganancia delibertad;su desposeimiento puede significar un alivio: .si en-I actl1aHda~oyano est constrenida a nada, esto.puede sig-;;ifi~a~ p~~cisa!.ll~llt~ q!!e ahra le.resulta lcito cas~todQ,._Por lo taI11:~~fR.fib~gu~an lequede ms de una tarea. eue.s, ala.postre an cuenta con sus dominios indiscutibles: la histQriJL.d.e la filos(>fa,adems dela lgica que, por supuesto, vive en sjmbiosi;oQn-la matemtica ...Las simlJiosis SOllde granimportancia: so~;e.tqd~"Para l;fjls~fii-f~Ild~~~t~l de las ciencias prt,lculare. Segn el dicho de Heidegger, en stas hay tant filosofa ~~mo capacidad respecto a las crisis de fundamentos: por tanto, queda como labor filosfica el tratamiento de las crisis de funda::.1, ..... '''".~ ........... ~
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mento. Pero l,quin es en verdad competente aI respecto? l,Los filsofos puros? l,0 los cientficos de la ciencia misma afectada por la correspondiente crisis? Qu cosa no se har -como aquel clebre Wiesel- por mor de la rima; mi meditacin no se haria escritura ni se tomara peripecia, si no insistiese principalmente en afirmar con tenacidad el carcter radical de la historia de reduccin de la competencia filosfica y, por ende en proponer de forma expresa la siguien.te ~_!!~Qcia hi~.!j,-.9.!:1e vuelvo a formular: ... en su .(>rig~n,l:i filo~ofa. era C9ml2.~1!:?1~.~n tod;p~st~;i~~~~te redulo.. .c~p~t~n~Ia:~~~1~.~s.,Il}a!e~s; finlmente s91(>. conserva una .. compete~cia,a saber: Iacompetenciaopara co~fe's;-;e"-~~'p~opi~ lnmpeienda~ Y s(st'es ..!1sf, eIltonces a la filosofa no li queda absolutamente nad, es decir, le sobrevivel!i iluIlaculada, puray desnuda inc()ml?~t~ncia:"S,.cQ,l]lo -por citar a Scrates- una sola e insignificante pequenez, una peq~~[ie~1 'l&9.etr I]luy poco socrtica, Un qenO:QiiYi~)j:e a la-.filosofa en materia menos problemtica, sino que, poroel contrario, consuma su problematicidad; algo que, con vistas a la filosfa devenida radicalmente iIl<:ompetente,.deseara denomillar: su competencia para compensar incompetenci~s.
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2. Sobre ella ---es decir, sobre esa competencia para compensar incompetencias- deseo sugerir dos o~~erv.l!fionesi!1JrodCiorias, dos observaciones intermediarias y una observaci~i10gal:Llegad~te ilUntosupongo que habrn barruntado que he interpretado mi pretendido tema de un modo muy particular: es decir, aqu no me interesan las fronteras ~p.J~~Lm.Qjto infinitamente ... inmenio ae la ncol1pet(;~c:i:i~i~ ~L"mlli!2_o.L'![!llj.~~E~e red.ucido de J~c2rnl?~.~I1Ei~fnoS.2J.al ~}p.9,.~~. !E.~_.i~~res'!..!!!!a nQ-frontenl: la aleacin de in9!J1P~!~~!.!!.Y ..SQQlJ2.~ten.i~y..respecto a la filosofa una tal aleacin es aql1~llo que Ded~l}()mi!l'!Q9: su compettfnciapara coIIlpensar incoIllpetencias. Por consiguiente, comenzar con dos obserVaciones introductorias:
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a) Esa competencia para compensar incompetencias guarda una estrecha relacin con la incompetencia filosfica; pues slo es -37-
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necesario compensar donde existe una merma; y de este modo, por tanto, l~ comp~!~1}i,J~2e!ic:lpara c()illPJli'i.\lJiQQomp.e.tencias es ante tod~n sntoma de_s~J~~~t1?:E~!i?!!cia. b) Noe..xistirli~t~! .. c:()rp.p~!eI.lc~:l2ar C;1l1Q~JlaIinmpetencias si slo ex~r..i~'!f()!llJ2~t~J:!ifiI9cS-iiclL~da_ii~no mos~r<le i~9ilii}lIlQst:ll,g~:l por slloQIl:lpetenci.~~UlQllgiaest e~b~~<l~~~tgdgs: ..siIl.~xc!~lir!~ ma. La filosofa afiora ~~~ antigua condicin, cuandodisfrutaba deI privilegio de ser ~l1a.rp.'lt,ria con rango. Y en efecto: ella era algo y no lo puede olvidar, incluso cuando se persuade de que an representa algo, aunque tan slo sea superfluo. Ciertamente, la filosofa, como disciplina incompetente, representa de hecho lo superfluo, mas no se limita simplemente a ser tal, sino que constituye aquel saber superfluo, enamorado deI conocimiento til y, sin duda, con una pasin desdichada. No puede soportar en absoluto el verse reducida a la mera superfluidad. Esto encuentra sobre todo su confirmacin en una fenmeno pattico: el entusiasmo de los filsofos por actividades accesorias no remuneradas. Si el hombre es el ser viviente activo, el filsofo es el ser vivo suplementariamente activo; florecen actividades extraprofesionales de autoconfirmacin. Con ello, su conocida aficin por la pseudojurisprudencia no constituye,. por cierto, ms que la secreta venganza que se toma la matemtica desplazada de la filosofa por semejante exclusin; cuando la matemtica desaparece de la filosofa, se genera aquel espacio vaco que tiende a ser ocupado por lo que slo los filsofos consideran lgica jurdica. Los filsofos se toman fetichistas de la autonoma administrativa universitaria, adictos a la estadstica fundamental, consejeras de fundaciones y asesores de representaciones opersticas, turistas de investigacin, deportistas de resistencia en la competicin interdisciplinar, elaboradores de planes, estatutos y normas, grises eminencias de la transparencia total, es decir, oscurantistas de la diafanidad, consoloradores de almas ambulantes y polticos municipales, productores, directos e indirectos, de avalanchas de papel informativo, pedantes secundarios de saln, etc. Y con ello -con ese ser para el infarto de miocar-
dio a la bsqueda deI trastomo circulatorio como piedra de toque de la propia realidad- crean cada vez ms lo que Gehlen ha denominado la evasin hacia el exceso de trabajo: suspiro, luego soy, y adems til. Por ello -puesto que los filsofos contemporneos viven como aquellos seres superfluos que estn enamorados de un saber til, con una pasin desdichada y nostlgica de viejas competencias, de tal modo que practican su correspondiente servicio amoroso, en caso necesario, mediante actividades accesorias-, la superfluidad acta como categora de justificacin, como paliativo imperfecto, cuando aparece una teora de la utilidad de lo superfluo; por ejemplo, mediante el hecho de que alguien extienda a la filosofa la categora vebleriana deI ocio suplente, que en el mundo de la gente refinada fue absuelta en su tiempo por mujeres y sirvientes; pues, con frecuencia, los filsofos son exactamente esto: ociosos suplentes en pos de gente bien; por ello frecuentan los espacios de los poderosos, con preferencia los centros deI dominio futuro, que tambin ejercen su poder en la actualidad; de tal modo que resulta posible el siguiente caso lmite: que los filfosos se demoren en sus propios centros de poder. EI filsofo se convierte en parsito como smbolo de su estatus, representando naturalmente un papel ya largo tiempo superado de nuevo por otros personajes. Y con ello el filsofo simboliza -ya sea en los terrenos de dominio deI propietario o deI funcionario: aI menos en este punto ambas posibilidades llevan aI mismo resultado-- realmente los siguientes hechos: que la vida de uno entrafia la muerte de otro, que los seres humanos viven deI sufrimiento de otras seres humanos, la libertad de la servidumbre, la igualdad de la diferencia, el fijar la mirada deI apartar la mirada, la dicha de la desdicha: sin duda, esto es y no es as. EI parsito se entiende siempre por s mismo: la filosofa consiste en no querer la validez de esa frase y aI mismo tiempo sobreentender que es el parsito; y cuando tiene conciencia moral, le atormenta; y cuando ha perdido sus competencias, pero no la impresin de que debera tener alguna, se encuentra expuesta a ese tormento de forma inmediata y por ello a la intemperie. Lo que he denominado nostalgia por la competencia articula ese tormento y lo canaliza hacia
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compensaciones: la filosofa se consuela mientras -a la vista de ese tormento-- o no se desespera o quiere desesperarse; y esto significa que enJ-~~$jc~por lacoIllj>eteIl~~~~fil()~QfLa._Q_anula la competencia rl&stillgii; os-e_Qnviert.ekIlevsi-n de la _._---competencia y busca nostalgia sin competencia, es decir, iIl~Qmpettmcla-absoluta con buenos semtimientos; Q se acurruc~a_Ia espera de competencia y busca competencia sin nostalgia, es d~ir,:~~ioi~{~~2!!1ii~!enciacon preteiislQnesjJtlvas.&ll:. .eS::Ya s~sus~rae ._~_~_~_~n!r~a tener concienc!a }l!Qra1 aI par que en su acusacin intenta o no ser el s.tIj~!O acusl!do o.bien s~r.q~~~Il~~~~_la acu~~ln~-2.declarse i!1GRaZde respond~ a imputaciones o convertirse en el imputador m,mo: .la filQsofa d~ja de tener ciicIeni~j!iral para evadirse hacia a.l@na variante de la abs'l irresponsabilidad o blen para ser la c9nciencia moral. Enc-iifo aes<<tener conciencia moral, su competencia. para C2LJ.:lQ~~~~IT1p~i~fic}a:ses~f~aJlia aC@ella total iri~oI!i2et~!!~iafll!~_~_~_i~a..en el hec.llQ.d.~!l)_l!l!~_~Ilc;!:i ..<lJ:>soluta de filosofao. Q~~I! fl!g~4<1Ej.qllelliL!Jlpeteni<UotaJeIl.'l!le consiste el hecp0<:ielluelfilosofase erijaenconciencia absoluta dei mundo. p~~ ta~t~,-~lis~fo~s: o sl~ ~~'d~;~forado 0'8610 Ull]uez .Q. _ri:~i:Q}L.l_~~~~_ que se trate de una disyunin real. Esas dos posibilidades decompensacin de la incompete!1cia que hn sI 'mrobJto'de-'ref~!~ncia: la estilizacin de la filosofa eninstani.aabsohita o su autotransformacin en una nada caIllz a. de derta vi(:::~.riim)'e!l en el fondo figuras sustitutorias o formas sucesorasde escllelas antiqusimas de la filosofa: el dogm~ti~rp.o.x~(e~~~pIi~~~. A continuacin intentar caracte;izar ambas figuras en dos observaciones intermediarias. a) EI dogmatismo sellalIlallo)' d~crti.C-L,.QffiQ1le didlO, represen1a lLQ.Qs,ii6n de la total compet~Q.j.a._ de .. Ja..filQs,ofa redian.!_t?)~.Jg1Lgel <~lt<D\i;;~~!1!encia mor,!l.. "ill.. ~~~ef>~.l .... ~9.ncL~I!~ia moral. Parece que en la teora freudiana de la economa deI super-yo se ha sealado ese fenmeno engendrador de tanto malestar, a saber: que aI identificarse absolutamente con la conciencia, el sujeto puede ahorrarse la necesidad de tener conciencia moral. No es necesario que sea as, pera esto aclara por
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qu la crtica puede llegar a ser atractiva no por el hecho de ser crtica, sino precisamente por la exoneracin que ofrece mediante el beneficio de la inimputabilidad. Por ello tampoco en casa deI crtico es lcito hablar de exoneracin: se pondra el dedo en la naga. L3;._C:E!ti_~_~~~ sOp'e~~~J._C(;my~~r1~ JQ.<!~n~ q~eto de acu!,iq!!"y.hace comparecer a todo ante. su tribunal:.De esa form se.RTese~tacomo un sibndeniiQ=d~JJ.na irdi-i':<>p:~es en, primer lugar -en la religiIlc::::DiQSJley1>lLJ_sJ?2Qlbr~s. a jui~i<?;p()st~~i.o:mente -en-l.'l.te()~ic:ea-:-Ios.llombres jll~g~.1?-~ a Diq~.i.Y cQI1.lJi~IIl.n.~n.lariti=Js lw.t:nbres-..lmtaWafl..juicio contra s mismos. EI Tribunal de la Crtica es, por tanto, autotr~b~~a.~i~-m~~~~!~.~r~~Ey~~1>:I<?'~-;j2()~ ~~~()}~ ~r~~~_~~~liif el exe.ed!eIl!e.<:i.e.D.Q..Qrese.!lJ:~rS~ ..~<:>m<? gl,l~JlqQ-!:~.IL! ..<:l;I,slJ .... s!!10 como fiscal; se exoner~, mientras juzglparll I!().s~rjlJ.zgad.C>.;)a crtica.s~_!.<:>"Illa _Y..~ll~.i~~<:~_~~~E~ft<:>.~J ..SllPS!:Y~Q~JllQ.d_Q_q:ue..ella misma se identifica con aquel super-yo que el prjimo tan slo tiene:Yqlle se e!1l!-eIlt!~.llllS~!1g;_~!l-~Cc;~gi~~~ sf Ia crtica ya seha sustJ:a.!.-J.1!.enl~.f~~ Ypara s, pues son los otros quienes sufren.la situac;in de ondena; Ylacrftica se-Zf""osTuiillnte, mi~~t~;s l~s"~ir()s son sentenci~dos y la fil~sofa ~~~~ ~ritica'se torn "eii"nis;;:;a absolutamente inacusab~~ es decir,aquello ll~~ los h9J'l1bresnuncapueden ser realmente: el absoluto allende todo juicio, porque slo l constituye la instancia que jti~gay sei:nca aJ()s_ ()tr,9,s,: Hubo un tiempo en que la filosofa tenll.conciencia moral, pero abora la ha dejado tras de s mientras se sita a la cabeza como absoluta: en1Qg,ll!du.mt<rl,}a !ilo~()f:i es abora la conciencia moral, y, por cierto, la conciencia absoluta. Las consecuencias instl~~~o~l._al.cI1i@-I!<!s:"aiIK:d~ 19 lllIi. ~'! la filo;:: co.~~--di.siplina~utnolI}a, natlInl.llIlente lleg ~lJcho msjos. Por til que pueda ser, su organizacin en un instituto centrar no es indispensable, pues l~ filosofa ~s aqu~-::~Qlluta c0!E:?es- I!,o~l() central, sino ubiclIa,Y.Jl1ni.i>r~s~v!: la filosofa crtica afecta a todo y, por ello, todo deviene filosofa crtica. Disuelve mbitos materiales y conceptos objetivos, reemplazndolos mediante conceptos reflexivos de cariz emancipatorio que son esencialmente medios de seduccin y de ruptura: atraen hacia
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el progreso y vencen cualquier resistencia. La crtica ya no conoce ningn objeto, tan slo relevancias: y as todo se vuelve idntico: filosofa y poltica, utopa y autoconservacin, actividad principal y actividad accesoria, transparencia y opacidad, filosofa y ciencia particular, todas las disciplinas son idnticas entre s; slo que, de este modo, las disciplinas mismas pierden su identidado eon ello surge el peligro de que esa ciencia global integradora con fines emancipatorios --que, por as decirlo, se encuentra a mitad de camino entre la idiotez disciplinar y la idiotez global integrada, pretendidamente til, entre la tirana de los valores y la tirana de los rangos- se convierta en aquella caricatura militante deI sistema de la identidad donde no slo todos los gatos son pardos, sino que tambin todas las disciplinas son grises, puesto que todo se integra en la misma identidad de pensamiento, sin lugar para la diferencia: esa diferencia pues -se juzga- es mala, tanto si es falsa como si es superflua, lo que en la prctica significa: cuando es correcta, pero inoportuna. Pues l~iL1.!~_~~~stcon la crHi!L~J-f_~~!1t.J,J2.9L~g~ .e~. pecm:ninoso, As enS,:e tranceb:,t.:intico,en cuyo xtasisnose perrnite,,!ningn miewbro hurta;se al~eb.~i~~gl.!~~~');~;'comulgadas las partes que~ernianecensobrias.l;as ciencias vuelven a ser potenci,!lmente h~!:.ticas: sus investigaci()nes y resultados se someten de nuevo. ~!!na censura en n~m~red~ja salvacin. Haberse liberado de todo ello: tal fue el ~e~tici~'d~'i-a ;~demidad; rehabilitarlo .. es.el signo cl~la contramoclemiclacl.Aes }Jreciobusca la filosofa, bajo la Tbr.ica decr:tica,c:()tppt;,t~nc:i~ ~bsoluta de carcter dogmtico. ~) La~Qs~Qifical ~s)a fOIfllasuc~~nul~l e$~pticisIllo: representa la posicin de,la inompetencia total de la filosofa, toinada tal cual es, mediili laJuga .del tener conciencia alma capacidad, ms o,fi.:lel}Q~"m()l~r:llla., de inimputabilidad y, por tanto, "'a una auseJ1siac4~_JjlQ~Qfll:_ 2ge .filsofos re.sRS~_ti"ameQte. Aqu es totalmenteevi?entela relevancia?e, .l~.l~sl'.~nsa, lai,mp_ortanciad~l exonracIn','l~valeflcia concedida ~la exencin, de m~d~ que n~~s~~~c~~~~l?~~~Rlay~_()~!e._~S!~__ ~sunto. Hay div'ersas clases de tal ausencia. A cualquiera que se ocupe de actividades musesticas o que se ausente por viaje, en ciertas circuns-42-
tancias, resulta habitual la no presencia obtenida mediante el estar en otra parte. Pera, sin ser asunto de una determinada escuela o corriente filosfica, es posible cierta ausencia que estriba en no estar an presente de forma constante; y esto puede suceder hermenuticamente: porque el dilogo an no ha finalizado; o dialcticamente: porque an no se ha incorporado el elemento contrario; o analticamente: porque la afirmacin an se presenta demasiado inmune; o antropolgicamente: porque antes que nada uno ha de viajar indispensablemente una vez ms a los Bororos; o histricamente: porque todo depende an previamente de investigar detalladamente la gnosis; o desde la filosofa de la historia: porque an hay que esperar a la base o a la sftperestructura o a lo que constata de forma absoluta a quin debe esperarse; o transcendentalmente: porque an no se han reunido todas las condiciones de posibilidad o porque ya son demasiadas; o estticamente: porque el ritmo an no est acompasado o slo cuando el ritmo acompase; o desde el punto de vista de una reconstruccin racional: porque el predicado decisivo no ha introducido an suficiente consenso; o desde el punto de vista de un diccionario de historia conceptual: porque uno slo se ha informado hasta la letra I; o segn un escepticismo directo: mientras se permanece superfluo y se duerme, cuando no se desarrollan precisamente actividades accesorias con fines tiles -deberamos preservamos de escpticos con actividades accesorias- y etctera; para una tal ausencia lo mejor es, en efecto, disponer de todas las filosofas o, en todo caso, deI mayor nmero posible para no excluir precisamente a las otras. L~in filosfica es aqu soledad _~oB otro~ medios. La consecuencia institucional es la organizacin de meca~iSiTI(;s inhibidon;~ delajre'sencia. "fambinen este mbit-nvieneqe-f=~1.ii~fa~.~~1im~_lg-; central, aqu es til un centro, puesto que esto -donde existen facultades o departamentosjustificl .l!lll_s..~~!!..d_a.: ..()Qltg~~i.9n de_e.s.tarpresente que _entr'. ..<.n conflicto con la prilllera, .Q.e1ll-.J1_q~~.es.P~.r,l!I_911~QOS re.s:01~~s; geE=l}~.is~oE?:petent~~!!..J.~ filosofa, .obre tOQo para la filosofa priI11era,siIlo sI2_~gJ-Jilos.2_ seguJ}da.,,)a di~ersa, la escpiic,encentia-~bstculos en el centro a causa de
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la ~~l_i.~ad en 1:1. esp~_~iaJidcl_~~~usa._clelcentro YEl!eQe ...graci.as a ello --:~~g:nl~.~y"i<!e.n.._ci~ __ <:!e:l t~rcer lugar--:!~<l.!><l.ia~su departamento exterior para art~ d~ excntr~co~;~n_Qs._QJ:110 un emeriiits praecox, unSisifo que, antes de que le arrolle la piedra, se ve obligado, en primer lugar, ajugar constructivamente con ella y, ciertamente, usando palabras y nada ms. Pero a partir de la nada no deviene nada; y esta es lo que nos motiva, cada vez que una espera tensa se resuelve en nada: tal es, como es sabido, la definicin kantiana de la risa, y quizs esta filosofa escptica -tristesse oblige~ es de nimo alegre y sereno y si cabe -en la era de la ciencia triste- alberga el ltimo exilio de la serenidad, un exilio triste, pues quien re de tal forma, no tiene nada de lo que rer. Llegamos ya a mi observacin epilogal. Cuand() lafilos()fa se toma insegura de. su competencia, cuando d~viene-~a::d~ vez-;s incompilltenQ!':.!g1c:ade sus co~pet~ni:is perdidas, ent()Il~s se plantea un reto de:fipH!Yg.;. quierr.~t todo o nada. Ya haba apntado ambas posibilidades, cuya identidad mutua es mucho ms evidente de lo que podria serles grato; c0!1stituye!!iI.!!~'!!!Q_de compensaciIlQio.-!jLI1resin ejerci.<:1a por.la reduccin de cOlppetencia. en filo~()fia: son ~2!!lQ~!l~!0_nes de incompetencias. i,Justifica esto el discurso sobre una compet~-nda, sobre una cpmpetencia filosfica para compensar incompetencias? Cabra pensar en aquel uso deI vocablo competencia, notable desde el punto de vista histrico conceptual, presente en el mbito del derecho cannico: en ste competencia es un 'terminus technicus para designar la concesin de alimentos a los clrigos que es exigible y, por ello, imposible de embargar para la conduccin de una vida religiosa adecuada a su estamento. Pues ese significado deI trmino competencia puede ser acentuado bien como referencia a las condiciones de posibilidad de la casta sacerdotal, de la potes tas clavium, o bien como referencia a la tenta mnima de aquellos individuos que no toman parte en la vida activa; significado a propsito de cual un filsofo que ha pasado por la escuela de la sospecha de Marx, Nietzsche, Freud, Heidegger y Adorno, se pregunta con suspicacia de buen aprendiz, por qu realmente los
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tericos actuales de la competencia han hecho caso omiso de l en sus actuaciones cientficas. Y as nos encontramos ciertamente con las dos posibilidades, ya esbozadas, mediante las Ellales la filosofa compensa su incompetencia: poder de llaves>..~)absoluto o vita postuma. Claro est: competencia sugiere rendimiento; sin embargo lo que yo he descrito eran ms bien fallos de rendimiento. Talvez_b~da .~ filosof[a -elejo abierta alguna posibilidad y lo digo con reservas- I!.~~~!l~!1it.!..!Il~().Q9rtunid-Q.Qill:.a dejar d~ serYIl_r~ngj!!1!ell_t_~_f~I!~~;t~l_v~z slo con.~~J:VeJ_l?-sibilidad de~onfesrse~2.:AI!!2.ll.ces .!!2.!e.n aP2d~.r bs()luJQ.Y_ll.0 seria ellal11isma,_ sino que, en ~1_Ill~j2r.~e:.I~~_~'!9_,-~emI1ef-!ia una funci~.~u.stitutoria: .Il,~d() I~ fg~~_()fa .c . ~gl.'_~ _t?~tQ.e.I} ..u cl!~I!t.a,_9.lJj?:S ... e..t()m~._hl,l!Ilana, Plle..s~r~s~umanQ~_Q!L~Uen.s que ._sa~e. S:;IIlP~_ns'!r careIlcias. Por encargo yo tenfaO cu'; exponer una ponencia sobre competencia e incompetencia de la filosofa; en lugar de ello, he realizado algo opuesto: una antiponencia. En sus antimemorias, Malraux ha planteado la pregunta de si en una poca en que ni siquiera los retratos quieren representar parecidos, las memorias estn obligadas a respetar la relacin de semejanza. AI par que recuerdo el derecho fundamental a la inefabilidad en la poca de la transparencia total, extiendo esa pregunta no a las ponencias en general, sino a esta ponencia en particularDrespecto a la cual debo por cierto subrayar expresamente que ya me aproximo a su fin, no sea que a ustedes se les ocurra la espantosa idea de que, por fidelidad
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poder o competencia eclesistica para perdonar los pecados (San Mateo, 16, 19). [N. d. T.] Tomado directamente, esta contraviene a la razn acadmica, aI imaginarse a la filosofa como algo respecto a lo cual uno debe comportarse actualmente de forma escptica, y ciertamente tanto frente ai dogmatismo de la crtica como frente aI escepticismo de la insignificancia convertida en posicin. Pera -sobre todo cuando tambin cabe leerlo como dialctica de sus resultados fallidos, que desea provocar una analtica de sus rendimientos-, aI cabo, vale indirectamente lo contrario; pues i,qu fuerza vital inquebrantable no demostrar, con todo, la filosofa como disciplina ya slo por el hecho de que se puede permitir lo siguiente, a saber: justo en una ocasin representativa, alentar a los derrotistas notarias deI gremio (en lo que concieme a su actividad principal) para que militen como infundidores de nimo.
a cierta verSlOn deI principio deI eterno retomo de lo mismo, comenzara inmediatamente a exponer, una vez ms, mi ponencia, si concluyo de la siguiente manera: segn nos narra un cuento sobre una competicin de verdugos chinos, el segundo finalista se vio en la tesitura de tener que superar a su rival, que, en su turno inmediatamente anterior a l, haba logrado una decapitacin tan precisa que se dira insuperable. El ambiente era tenso. Blandiendo su afilado acero el verdugo asest un golpe. Sin embargo, la cabeza de la vctima no rod sobre el suelo y el delincuente, que rareca conservar an la cabeza sobre sus hombros, fij su mirada, atnito, en el verdugo, como si no comprendiera lo que haba sucedido. A continuacin ste le imprec: jIncline la cabeza! Me interesa --dijesaber qu pensamientos rumiaba esa cabeza antes de que se inclinara; pues -segn juzgabatendran que asemejarse a los pensamientos que la filosofa rumia sobre s misma. Sospecho que ahora, desde hace, aI menos, cuarenta y cinco minutos, les oprime la siguiente pregunta respecto a mi ponencia: i,tardar an mucho en inclinar, como conclusin, la cabeza?
El filsofo no es el experto, sino el especialista deI experto: su doble para escenas peligrosas. Precisamente, tal es mi papel aqu aI efectuar un anlisis de la nueva determinacin deI ser humano en el sigla XVIII. De ello extraigo la siguiente conclusin: un especialista que no obre con riesgo no es digno de tal nombre; por tanto, en las pginas siguientes actuar de forma arriesgada. Tratar mi tema de la manera as deducida en cinco apartados que recibirn el siguiente ttulo: 1. Nuevas filosofas; 2. Homo comp'ensator; 3. Hipert~ibun~liza~in; 4. Evasin hacia la inimp~tabihdad; 5. Fuga hacIa la ldent1dad con la conciencia moraY y su colapso. Con ello llegamos a nuestro asunto: aI ser humano.
1.
Nuevas filosofas ustedes sepan de antemano cuI suele ser eI mi discurso, a saber: IaJeodicea. Y qu suerte haya publicado ellibro de susodicho ttulo I en pleno sigla XVIII; pues de lo contrario me
~JFlucht
ins Gewissensein: es decir, fuga desde el tener conciencia moral (Gewissenhaben) ai privilegio de ser la conciencia moral (Gewissensein). El s~eto deja de tener simplemente escrpulos o remordimientos para identific~ se plenamente con la conciencia moral, para ser literalmente la conciencia e!1itson~ga.a los dems sjn ser nunca s~iljuici;'lN.""d.T:jG. W. Leibniz, Essais de Thodice sur la bont de Dieu, la m;;;:t de l' homme et l' origine du mal (1710).
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habra dirigido -a pesar de todo-- con esta exposicin a una sociedad dedicada a la investigacin de un siglo falso, segn mi tesis. De este modo, sin embargo, me resulta lcito ante este auditorio reparar en la teodicea, aunque, claro est, la traer a colacin un poco ms tarde. Antes que nada debo avanzar la siguiente constatacin: las definiciones deI hombre ofrecidas por los profesores de filosofa, sujetos casi exclusivamente a la tradicin, de una manera a veces refinada, por lo general ocultan ms que desvelan la transforma'i~n . <:I.eLEQ!lg:p..!o antro"QolgicQ.-~r,g..,en el siglo XVIII, la nueva determinacin deI ser humano a la sazn vigente. Por ello es necesario abrir la perspectiva hacia fenmenos que tengan, en lo que a esto respecta, un valor adicional de carcter reveladoro~ esta clase de fenmenos deI sigloKY~I!J2ert~!1ecen una ser.k..de nue~as disSP'li'la1!lq2iigJd.L':ie,,_~ace..~~g.!!.[a gracias a SH a 1~J>r~&(~Jl: ~~stas ejercen sobre las filosofas fundamentales oficiales; cabe suponer gue estas discip!i~~~iiil- e~.~uini,'Lii2ii:eri :~Iiiili:r~!i~g2~.9l1e las viej~ fiI9Sof.. !!"(l9jS~C?gl!l}l~Ilte .5<sl(ll:>le~!2!!S"c!!Q. en!fl .apas~de exp.r~.saLQ, aI m<:I}()~~~,LC?J2l~cja.12~~Hn,m248.,ttti~f~0. A primera vista se diria que e~te proceso afecta ,sg!>I~tili!<1-~ la s~.LugljL!!!.@ del~o. En efecto, el siglo XVIII es -independientemente de otras interpretaciones- el siglo de la Sattelzeit~ este
concepto acuado por Reinhardt Koselleck 2, y que nosotros aplicamos en este contexto, viene a decir: P.,9codes2us-9~J 7~~Q..!i~llen l~&,!!Ae X01ll1,a.sl~1!}t~e'!.!9cla,1}'IJ~",~Q~Q<.~9ntkci.miem~.wllficativos, fen~~en()~(l~e~~a2e. StIl'"~'Y',jmaru~n.te=QY~~=lJll-~~e vi~~st6rls~-;~.2P5~m~ (as como las garrapatas se sienten siempre atradas por el cido butrico, los investigadores histrico-conceptuales siempre van a parar aI ao 1750). Respecto a este periodo temporal, la historia conceptual puede demostrar tambin de modo privilegiado el avance de esas nuevas ftlosofas. A la s,aznsurgen: a) lwjo:i9fif/;d.f la !Jist.o.r./1, que se bautiza s misma de t~l modo. Resumiendo el artculo histQ.adeI'diccionario de conceptos fundamentales histricos [Geschichtlichen Grundbegriffe], Koselleck ha demostrado de nuevo: solamente tras la introduccin aI Essai sur les moeurs de Voltaire (1756, 1765) 3, que lleva por ttulo Philosophie de l'histoire, se suceden rpidamente una serie de libros que ponen en circulaci6n esa disciplina filosfica y ---como muy tarde a partir de Fichte- la elevan a filosofa fundamental con ttulo acadmico; tal filosofa c9I1cede
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blecid~.~ ..por lavi~j.~.rpetaff~is~~J.l ..Y51lo.llm.Q.]uJY!J9..I!ro gr.e~.or y em~~ci[Jator. Mas este hecho debera dar a pensar que la filosofade la hisfria no es en absoluto la nica filosofa indita de esta poca. Pues tambin nace: b) la antropologafilosffca. Es cierto que existe aproximadamente desde 1600 4; mas, como muy bien ha comprobado
2
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La traduccin de este abstruso concepto merece una explicacin, puesto que aun habiendo sido acuiado por Koselleck, desempeia un papel fundamental en las investigaciones de Marquard. Sattelzeit significa literalmente la poca de la silla de montar a caballo o pOCTr'vesaio; sin embargo, ~Lco por parte. d~J<Jl~elleck d!.j,gmLITIiJ2jA!!Pll~Il9g.!k.U"j!!lsijlm.QJrn!b!ll!Jlitrico (En la introduccin ai Historisches Lexicon se refiere, poco despus de menc~ar la Sattelzeit, a las diversas Epochenschwellen). En un escrito de 1996 Koselleck ha reconocido que la eleccin dei concepto de Sattelzeit ha tendido a oscurecer ms que a clarificar el proyecto de la Begriffsgeschichte: Perhaps Schwellenzeit (threshold period) woul have been a less ambiguous metaphor. Cf. R. Koselleck, A Response to Comments on the Geschichtliche Grundbegriffe en The meaning of historical terms and concepts, New Studies on Begriffsgeschichte (ed, H. Lehman y M, Richter), German Historical Institute, Washington, 1996, p. 69. A la luz de estas consideraciones, y primando como criterio la comprensibilidad por parte dei lector, el traductor estima justificado traducir Sattelzeit por poca-umbral. [N. d. T.]
R. Koselleck, Richtlinien fr das Lexikon politisch-sozialer Begriffe der Neuzeit, en: Archiv fr Begriffsgeschichte 9 (1967), p. 82,91,95. Cf. R. Koselleck, Artculo Geschichte/Historie, en: O. Brunner/W. ConzelR. Koselleck (eds.), Geschichtliche Grundbegrif.fe. Historisches Lexikon zur poI itisch-sozialen Sprache in Deutschland, vaI. 2, Stuttgart, 1975, especialmente, p. 658 ss. Cf. O. Marquard, Zur Geschichte des philosophischen Begriffs Anthropologie seit dem Ende des 18. Jahrhunderts (1963), en: O. M., Schwierigkeiten mit der Geschichtsphilosophie, Frankfurt a. M., 1973, p.122-144 Y 213-248 as como O. M., Artculo Anthropalogie, en: J. Ritter [entre otros] (ed.), Historisches Worterbuch der Philosophie, vol. 1, Basel/Stuttgart 1971, p. 362-374.
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Mareta Linden en sus recin publicadas Investigaciones sobre el concepto de antropologa en el siglo XVIII 5, es slo en esta poca --en la que Gottfried Polycarp Mller dict durante 1719 en Leipizig la primera leccin de antropologa como disciplina autnoma- cuando, desde la segunda mitad deI siglo, la antropologa filosfica hace su primera irrupcin decisiva como rplica vitaloide aI dualismo cartesiano en el ser humano. Tras la aparicin, en 1754, de la Antropologia naturalis sublimior de Struve --especialmente tras la Antropologa para mdicos y sabios de Platner que se public en 1772, el afio en que Kant inicia su curso de antropologa (el mismo afio de la publicacin deI escrito de Herder sobre el origen deI lenguaje, tras el cual Wilhelm v. dJr<,JJ\V Humboldt publica su Plan de una antropologa comparativa en .", 1795) 6_ llega una coyuntura favorable para la antropologa filo!},Jfl sfica: propone una concepcin deI hombre que resultaba ilcita ;L"t/h~- para la forma ms J'oven de la vieja metafsica, para el dualismo '~J(,,~ cartesiano; es decir, S~fO!1ibea~hombre como un todo psicosomtico, no tan slo COJ1l0 res Q&itans, sino como homo natur~l i~-.~ t i'1c1fyi!f:lg,}i.;.Y~aJ.f!p_!!~. .Q9t~!~?l~orl!eamente
Schiller (1794), Y en el sistema transcendental de Schelling (1800) 7. En cuanto deviene filosofa central dominante, ~ilos9(a test~tiaJ!!!:e valer una concepcin deI hombre ilegtima d~.ge la.perspectiva deI primado metafsicamente exacto de lo racional
y~!~~giii~le:"S2~~m~_sensililli~et genirJE.
0*
c) laJjlosofa esttica. En 1750 aparece su libro inaugural, la Aesthetica de Baumgarten, que rehabilita la sensibilidad -(08YJOLS-; tal productividad imaginativa sirve de apoyo aesa filosofa de las bellas artes, a la cual -tras haber importado Kant en sus Observaciones de 1764 las ideas de Burke expresadas en On the sublime, publicadas en 1757- la Crtica deI Juicio de Kant (1790) confiere una posicin filosfica central, que se consuma en las Cartas sobre la educacin esttica deI hombre de
5
Ahora, tras estas tres indicaciones, formular mi pregunta: i.,~or qu avanzan precisamente esas tres nuevas fllosgfjas -cu ando menos: la filosofa de la historia, la antropologa filosfica y la filosofa esttica- simultneamente y podramos decir, con tal denuedo, conforme a la poca-umbral [sattelzeitbrav]YP2!'sn!~Jqtt~cel!}not!iI}.g'lIJl~!1te 12/!.Qpespus de 1720J Quizs pueda decirse -aplicando aI siglo XVIII un concepto fenomenolgico tardo, con todo el respeto que merece Oetinger 8_ que se trata de filosofas con una nueva determinacin deI hombre, gracias a la cual intentan compensar una merma en el mundo de la vida, especfica de la mitad deI siglo. Una determinacin ms concreta de esa atrofia deI mundo de la vida puede realizarse de formas diversas: recurriendo a la tesis~arl Schmitt ~ .de Lepenies -sit venia dicta-- sobre el nacimiento de una interioridaU2l![g!:!~sa n.LQ!(ilmente hipertrfica Q melancfu:.a a partir deI espiIjtu.~~~icino de la asci.!l.doJ2ido~~L!W, exceso dY..~Qrden 9 ab!'5?1.u.ti~!~;" o mediante la t<e.~ adici2,nal de Kose!t~E.k,segn la cual resultan necesarias n)le.V<l~Qete:cwjna~iQ!l<s.~dida..,en
7
M. Linden, Untersuchungen zum Anthropologiebegriff des 18. Jahrhunderts, BernjFrankfurt a. M., 1976 (Studien zur Philosophie des 18. Jahrhunderts, voI. 1), especialmente. p. 36 ss. K. W. F. Struve, Anthropologia naturalis sublimior, Jena, 1754; E. Platner, Anthropologie fr Arzte und Weltweise, vol. I, Leipzig 1772; L Kant, Anthropologie im pragmatischer Hinsicht (1798), para la datacin deI comienzo de la leccin cf. Carta a Markus Herz, en: Werke, ed. de Ernst Cassirer, vol. 2, Hildesheim 1973, p. 116 s.; J. G. Herder, ber den Ursprung der Sprache (1772): W. v. Humboldt, "Plan einer vergleichenden Anthropologie (1795), en: Werke in fnf Banden, ed. por A. Flitner y K. Giel, vol. I, Stuttgart, 1978, pp. 337-375.
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A. G. Baumgarten, Aesthetica (1750); E. Burke, A Philosophical Enquiry into the Origin of our Ideas of the Sublime and Beautiful (1757); L Kant, Beobachtungen ber das Gefhl des Schonen und Erhabenen (1764); L Kant, Kritik der Urteil~kraft (1790); Schiller, ber die iisthetische Erziehung des Menschen (1794/95): F. W. J. Schelling, System des transzendentalen ldealismus (1800), 6. Pargrafo, en: Siimtliche Werke, ed. por K. F. A. Schelling, Abt. I, vol. 3, Stuttgart/Augsburg 1860, p. 612-629. E. Husserl, Die Krisis der europaischen Wissenchaften und die transzendentale Phiinomenologie (1935/36), en: E. H., Gesammelte Werke. Husserliana, vol. 6, Den Haag 1954, especialmente p. 48 sS.; cf. R. Piepmier, Aporien des Lebensbegriff seit Oetinger, Freiburg/Mnchen 1978. C. Schmitt, Der Leviathan in der Staatslehre des Thomas Hobbes, Hamburg, 1938; cf. R. Koselleck, Kritik und Krise. Ein Beitrag zur Pathogenese der brgerlichen Welt, Freiburg/Mnchen, 1959; W. Lepenies, Melancholie und Gesellchaft, Frankfurt a. M., 1969.
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que experienciay.es~~~anz~ seescinden con la crec;i~DJ~Ace1~r;aS@I))!~]K~2~QQ=dipo. Joachim Ritter !la denominado este fenmeno disociacin de procedencia y futuro 11 y ha elaborado a este respecto teoremas de compensacin, entre los cuales slo mencionar uno a modo de ejemplo: el hecho de que en el siglo XVIII la creciente objetivacin cientfica deI mundo active un proceso de desencantamiento resulta compensado de forma consecuente justo con la formacin del rgano responsable de un nuevo encantamiento: el rgano de lo esttico 12. Por regIa general todas esastesis se me antojan plausibles y no es mi propsito cuestionarlas; tan slo deseara intentar complementarIas indicando una causa adicional y concomitante de esas innovaciones simultneas que hemos esbozado -filosofa de la historia, antropologa filosfica, filosofa esttica-.1!i. tt?s~sEezaas!=laJ0rtEaci,n s}lpl!!!l}~1! baGia ..17~Qc d~e~~_l!Si,R!ina"fiI2~{1fi<::as gue o~recenu.!1a nueva ,letelJI1in,!~fl J:l~LhQ~Qll:m~.J;1S:~IJ~.e,al fenme_~2.9ll~'"~rnieIlza<l~~tYcg2~r~ flla sJl~.n .~s."leGit~J.enmeno de llipert,r!pu.nhziIl~~ c1elm!mdo humano; sql1~i!1t..e.ntos. de compensar estahipe;JriI;U.lDalizilG!Qnrnediante un::t~yasin h~cia la inimputabilidad. ~ .. -2. Homo compensalor. Para explicar y hacer plausible esta tesis elegir como hilo conduct().rp~ovisional la atencin haCia aquel conceptqe he empfeadcono piedr~ angular en la formulacin de mi tesis: el concepto de compensa.i~1J 13. No preten,~ ".".,~.. .. .. 'C ... : '" ... " ..... _~
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Ro Koselleck, Geschichte/Historie, especialmente 702 SSo; Ro Ko, "Erfahrungsraum" und "Erwartungshorizont"-zweihistorischeKategorien, en: Go Patzig!Eo Scheibe/WoWieland (edo), Logik, Ethik, Theorie der Geisteswissenchajten, Hamburg,1977, po191-208, especialmente po197 sSo El futuroque comienzacon la sociedadse comportade formadiscontinua respecto aI pasado:JoRitter,Subjektivitat, FrankfurtaoMo,1974, po27; cfoJoR., Metaphysik und Politik, FrankfurtaoMo,1969, especialmente po212 SSo, 338 SSo CfoRitter,Subjektivitat, espopo141 SSo Cf. 00 Marquard,Kompensation, en: 1. Ritter[entreotros](edo), Historisches Worterbuch der Philosophie vol. 4, 8asel/Stuttgart,1976, po 912-918; 00 Mo, Kompensationo berlegungen zu einerVerlaufsfigur geschichtlicher Prozesse en: K GoFaber/Chro Meier,Historische Prozesse, Mnchen,1978 (Theorie der Geschichteo Beitrage zur Historik, vol. 2), po330-362: 00 Mo, GlckimUnglcko
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do con ello proyectar de forma anacrnica sobre el siglo XVIII una categoria ulterior, formada, por ejemplo, en la escuela psicoanaltica y mediante esta coyuntura favorable extendida hoy da a la conciencia comn; ms bien ~! OIlE,eJ2lQ=QeS_OIDillillsasi9.m:ocededet!!mQ.~~Q1rnrn,lQ.biM.Ik<il96.tko qcl~ XYIII )! c~til~~c.si~ ~ll~~'.<llIl~J~o.~ii!~,~I!,E!~E!~~,!o argumenta!ivo ~~ 1~"i~K~n~~~~ Rio,fh~g~!r-=~>~.~,",r<l1tb~~"yJ)z progr~ltic~a.J11!~~~J!.i!IJ)~J)J}DG,\ado:-;;g~J., leoai('&}. Su inventor, Leibniz, subraya su propsito de justificar a Dios frente aI mal mundano: EI creador de la naturaleza ha compensado estos males y carencias mediante incontables comodidades; todava en 1755 el joven Kant se propon fortalecer este argumento: La compensacin deI mal--escribe en su Nova dilucidatioes realmente el designio que el creador divino ha tenido ante sus ojos 14. Pero en la forma optimista de la teodicea leibniciana ste no es an el argumento central, sino tan slo un teorema secundario que le flanquea. Slo cuando, en tomo a la mitad del~iglo, la teodicea leibniciana entre en cnSIS, el concepto de c0!!1~Esacin se tornar dominante; slo cuando el problema gue pl~"t!~!U..Q.S.nHlles ya I!0 pueda resolverse me.ill.i!lJ.teel cons.sJZ!.0 dell!1ej~!:_~!~Ll"mmLd9~p.ill.ililes ~j~ntear~e del~a inte:?~.iva, c~ntral y eSJ2es!!~..;;;;;);'..,.dQnd~15i~te ~rp~J!llaci~nJ21!~}~~.paJt:~: ~21~st9.ne..lajJJ,Q~--fu~.mnt~pcin equ~l~~~a.<!?~~:.~,!a,l>~s~~!a-'.!e ~al~~~!~~s. En este sentido eXIste mas de un campo de bsqueda, si bien nombrar slo cuatro. Adquiere inters a) ~Lar"l!:..de, cO!!!pensacin~o.ndividual para balancear la suma de males mediantebInes;el su]eique domina este arte es ZurTheoriedesindirekten Glckszwischen Theodizee undGeschichtsphilosophie en:GoBien(edo), Die Frage nach dem Glck. Stuttgart, 1978, po93-110 L'auteurde la naturea compenscesmaux[..o]par millecommodits ordinaires et continuelles: GoWo Leibniz,Thodice, en: Die philosophischen Schriften, edo por Colo Gerhardt,Berlin, 1875-90, vol. 6, Nachdro Hildesheim1961, po409; Namea ipsamalorum[...] compensatio [0'0] est proprieille finis,quemob oculos habuit artifex:I. Kant, Principiorum primorumcognitionismetaphysicae novadilucidatio, en: Gesammelte Schriften, edopor la Academia prusianade las Ciencias,vol. 1, Berlin,1902, po4050
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sobre todo el sabia. Muchos tratados du bonheur con el tema paralelo sagesse -que Robert Mauzi ha investigado para la Francia dei siglo XVIII 15_ retoman, a mi juicio, la correspondiente tesis ciceroniana formulada en De natura deorum, segn la cual los sapientes, incommoda in vita [...] commodorum conpensatione leniant 16; el arte de la compensacin se torna decisivo puesto que <l..abi<Le.~Llli!el ip.dividJ,lQ.q.Y.e -como hombre equilibrado- sab~Y,iyjrde.Lorma mesurag~:.~oll:li1J'! la t~cnica.~jtllq~LcRm!aJ2.es2.c~9Ei!ll?!.ad()!..,gri'ti~~~ la f,!cultad de compensar males mediante comodidades. Adquiere inters =,
~ ,..:;.. ~."c:!'. ~ .. ,,:=:c,:c; .. , ..
b) el mecanismo de c011!:E!l.nsacin mundano para balan~ear el mal mediante bienes; la filosofa aporta mesura y hace balanc~ predominan la"i'~lheurs no compensadas de forma suficiente (como defiende Maupertius en su Essai de philosophie morale de 1749, siguiendo en este sentido a Bayle); o predominan las bonheurs (Antoine Lasalle, que representa esta tesis siguiendo a Leibniz, escribe en su Balance naturelle (1788): tout est compens ici bas); a la postre: malheurs y bonheurs se equilibran mutuamente en la balanza; esto afirman -haciendo valer expresamente resultados compensatorios- tanto Robinet en De la nature de 1761 como Kant en las Magnitudes negativas de 1763, sin olvidar a Sylvain Marchal en su manual para infantes reales titulado Apologues modernes; ste escribe en su leccin sobre La Balance: Bienes y males permanecen en un equilibrio suficientemente perfecto: todo en la vida se compensa [tout est compens dans la vie]@ E~t~!~.ui~la c9wpeQ.\cin slJ.gj~ a
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menudo la doctrina, inspirada Ror Newton, sobre el ori~!!i!.~ la r~li2i:!c:Ll...12lLT!ir .2?1 eguilibrio entre atraccin y repulsin gU?~a travs de la pieza fundamental de dinmica de los Primer!EJ!!,incip,i:i.iN.wliiicQsde la ~tural de Kant alcan~y' tamQin cqn(i&1!La,b!!_Qerti.r de 1797, la teoria de la indifel~bor\!da P~5;~lliI!L~~~_~.lema del.ilo.s.ufa de la natillmL_~ tauiJl,~lJn~lU29fg del.~la!!~.iel eg!!ilibri 18. Finalmente, esta tesis de la compensacin encuentra en 1808 su resumen esencial en ellibro de Pierre Hyacinthe Azais Des compensations dans les destines humaines, antes de que a mitad deI siglo XIX sea retomada de forma estocstica por Coumot, enftica por Emerson y escptica por Burkhardt, para, a continucin, -a travs deI camino de la fisiologa deI cerebro- caer en manos deI psicoanlisis 19. Tambin interesa -sin salir de la segunda mitad deI sigla XVIII- de manera an ms consecuente
einzufhrell (1763), en: Gesammelte Schriften, vol. 2, 1905, p. 179 ss. en relacin con p. 197; S. Marchal, Apologues modernes, l'usage du Dauphin, premies lecons dufils ain d'un Roi, Bruxelles, 1788, p. 51 (tal indicacin se la debo a H. Hudde). Cf. 1. Kant, Negative GriBen, p. 172 <Repugnancia real) y especialmente p. 198; Metaphysische Anfangsgrnde der Naturwissenchaft (1786), en: Gesammelte Schriften, vol. 4, 1911, p. 523 <Suplemento general a la dinmica): J. G. Fichte, Grundlage der gesammten Wissenchaftslehre (1794), en: Sammt1iche Werke, ed. por l. H. Fichte, vol. I, Berlin, 1845, p. 110 <Magnitudes negativas); F. W. J. Schelling, ldeen zu einer Philosophie der Natur (1797), en: Sammt1iche Werke, abt. I, vol. 2, 1860, p. 178 sS., y p. 227 sS.; cf. Einleitung zu dem Entwurf eines Systems der Philosophie (1801), Op. cit., abt. 1, vol. 3, 1860, especialmente p. 287 ss. y Darstellung meines Systems der Philosophie (1801), Op. cit., vol. 4, 1859, especialmente p. 125 ss. <Indiferencia de lo subjetivo y de lo objetivo) y p. 162 ss.: Ambas fuerzas que se oponen la una a la otra se limitan respectivamente hasta lograr una situacin de equilibrio, en que consiste la realidad; se trata de una suerte de <<isosthenes diaphonia, que no slo puede darse entre dogmas, sino tambin entre fuerzas: de ese modo el mundo entero seria desde cierta perspectiva un escptico. P. H. Azais, Des compensations dans le destines humaines, Paris, 1808; A. Coumot, Exposition de la thorie des chances et des probabilits, Paris, 1843, ch. 9, & 103; R. W. Emerson, Compensation (1865), en: The Completes Works, Centenary Edition, vol. 2/3, London, 1904, p. 91-127. J. Burckhardt, Weltgeschichtliche Betrachtungen (1868), en: Gesammelte Werke, vol. 4, Stuttgart, 1970, p. 193 s.; A. Adler, Studie ber Minderwertigkeit von Organen (1907); C. G. Jung, Zur Psychologie der dementia praecox (1907).
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\::2)
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R. Mauzi, L' ide du bonheur dans la littrature et la pense jrancaise au XVIII siecle, Paris 1960, 1967. Cicero, De natura deorum 1, 21; cf. Cicero, Tusculanae disputationes 5, 95. P. Bayle, Rponse aux questions d' un Provincial (1704), en: Oeuvres diverses, La Haye, 1727-31, vol. 3, esp. p. 650 s.; P. L. M. de Maupertius, Essai de philosophie moral (1749); Leibniz, Thodice, p. 266 S.; A. de Lasalle, Balance naturelle (1788); J. B. Robinet, De la nature, Amsterdan, 1761, p. 3: D'ou rsulte un quilibre ncessaire des biens et des maux dans la nature cf. p. ej. p. 126 sS.: De la Guerre: compensation des maux qu'elle produit (tal indicacin se la debo a R. W. Schmidt); l'economie universelle, afin de compenser tout: p. 105, 109, 133 Y otras; 1. Kant, Versuch, den Begriff der negativen GriBen in die Weltweisheit
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c) el p,.()grama de comJl.ensa~n_del.I!iormismo social, por ejemplo, en el utilitarismo: C.LIan.QQLl!: Qesar de tQdo, el balan~ de male~L~~nes ~~.!!1'!!~j!~(lj!!~-!i~f[l_ctQJiO, s~ d~Qe eq!!!librar con medidas pragm.!i(;~,!:.g~12.mg[;,f:i .... ll-I1iendo deI pri!!~o: the greatest happines of the greatest number. Helvetius en 1758 y Bentham en 1776 yen 1789, respectivamente, proclamaron y ejecutaron de forma planificada tal principio de compenser le malheur20 Este principio plantea de forma inevitable el siguiente problema: l,cmo son o pueden ser desagraviados -mediante compensacionesaquellos individuos que no pertenecen ai greatest number y cuya happines no alcanza the greatest?; la cuestin fue planteada, entre otros, por el Chevalier de Chastellux en 1772 en su libro De la felieit publique, respondiendo: Le bonheur se compense assez 21. d) Las indicaciones anteriores no atafien sino a la forma dbil dei concepto de compensacin: a pesar deI mal hay bienes que lo compensan de modo ms o menos satisfactorio. Pero exist0illn.bin una versin fuerte deI Erincipio de compensacin: slo
aciagos resultados, escribe: No existe mal en el mundo con el fin de engendrar desesperacin, sino para fomentar actividad. Y esa idea se extiende desde Mandeville (hay -mal umprivates vices, pera en el fondo no son sino -bonum a travs de un malumpublic benefits) hasta Herder (el ser humano es -malumun hurfano de la naturaleza, pero -bonum a travs de un malumslo por ello posee lenguaje). Esa figura se encuentra en 1784 en la obra de Kant (hay -mal um- antagonismos, pero -bonum a travs de un malumdan alas aI progreso) y en 1790 en la obra de Schiller (existe -malumel pecado original, pero -bonum a travs de un malumgracias a l se progresa hacia la cultura). Poco despus, en el mismo afio --en la Crtica dei Juicio- dicha figura deviene tesis central de la esttica de lo sublime: ciertamente -malumnuestros sentidos son limitados, pero -bonum a travs de un mal um- gracias a ello la razn demuestra su poder 23. Y un largo etctera. Todas estas indicaciones deberan demostrar la actualidad deI concepto de compensacin en el siglo XVIII. Especialmente, la 'l(v.m seg_unda mitad deI siglo constuye la verdadera era de la comi"~ \ _ pensacin: hace pblico el homo compensator. Dime cmo com-~ pensas y te dir quin eres; y as como la frmula directriz de la ""~ segunda mitad deI siglo XVII fue la cartesiana: Je pense, je)o~ suis, cabe decir que la frmula directriz de la segunda mitad deI ~ '0/0 siglo XVIII que, hasta donde llega mi conocimiento, qued tcita, fue: Je compense, je suis. Tal sera la frmula de un viceoptimismo indirecto que vendra a compensar el fracaso deI clsico
A. Pope, An Essay on Man (1733/34), Ep, n, v. 241 ss,; T. R. Malthus, Essay on the Principie of Population (1798), (trad,-a1emana): Das Bevolkerungsgesetz, editado y traducido por C. M, Barth, Mnchen, 1977, p. 170; B. de Mandeville, The Fable ofthe Bees or Private Vices, Public Benefits (1725); J, G, Herder, ber den Ursprung der Sprache (1772), en: Sammtliche Werke, edit, por B. Suphan, vol. 5, Berlin, 1895, especialmente, p, 27 sS.; L Kant, Idee zu einer allgemeinen Geschichte in weltbrgerlicher Absicht (1784), en: Gesammelte Schriften, vol. 8, 1912, especialmente, p, 20 ss,; F. v, Schiller, Etwas ber die erste Menschengesellchaft nach dem Leitfaden der mosaischen Urkunde (1790); L Kant, Kritik der Urteilskraft (1790), en: Gesammelte Schriften, vol. 5, 1908, p, 244 S5,
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22
C. A, Helvetius, De l' esprit, Pars, 1758; J, Bentham, A Fragment on Governement, London, 1776; J, B., An Introduction to lhe Principies of Morais and Legislations, London, 1789, Chevalier de Chastellux [annimo], De la Flicit publique ou Considrations sur le sort des hommes dans les dijfrentes poques de l' histoire, Amsterdan, 1772, cil. en: R. Bury, The Idea of Progress, An Inquiry into its Origin and Growth (1932), New York, 1955, p, 190 (Debo tal observacin a H, Hudde), Cf, Leibniz, Thodice, p, 108,
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optimismo leibniciano. ~uesto que el con~~el~global que entraa el pensamiento dei mejor d~lQLmul1fu>....posibles entra en crisis, tiene que se!._~~~ig-z!:?~_~ ace!y<?..~~ ~~~i!p-~~~.~~s~as medias J'-p"~queas gue h.~posible e[ conc..~o de compensaci_p.J~o..ulLo-,--Jll~dios de sigl0 ~Lt2!'!ll!._~Lc_<?Esepto capital. Mas ~::-tal es la conclusin a la que deseaba llegar- el concepto ~e. cg.!!1l?~E~~7in .~l1iere tal imJ22.I1!!19.~~~Eus de 1750, no deberaso1J2.r~Il~er, 9.ue a continuacin ell?generase tambin
comJi~1s~io~~~-ft1.~ciiTdV1ms:~~~~~s~.~ii!!~~1i10-
l~~1 'h'vC~
tivas m~giq!}J.~ ifj!f!:,_li~~s..q[i~!,:s. AI menos a travs de las que, 'poco despus de 1750, avanzan ellas mismas con fuerza compensatoria; tales son aI menos las mencionadas aI comienzo: la filosofa de la hi~!2Ii.~_~a_antropolog~ fgo~2tica..l}a !i!?sofa estti-
la existencia dei mal en el mundo. Ya la teodicea leibniciana contiene pues una nueva det~rminaci~~nstituIfen,yif~~sI~J~,~i11.iiQ,,_~,m~Cc~o.dm;..de 019..8. En este juicio Dios es el Absoluto acusado, el Acusado absoluto. Como ya he afirmado, el argumento capital de su defensa, de la teodicea en su tipo leibniciano, no consiste en alegar bienes como compensacin suficiente deI mal, sino ms bien en lo siguiente: la creacin es el arte dei mejor de los mundos posibles; por ello Dios debe --como el poltico con su arte de lo posible: teniendo en cuenta compatibilidadesaceptar los males: lo ptimo c()mo fin justifica la existencia<i<:;_nwl~ comQ,,1LWUm,iQu.de esiliiITfd~~,:.~Ii,~l~JP::aiitJD;-_:ELw;fujpjQ...fiIDd-qw~ntal secr~to .de e.sta t~odicea es ;p()rello~h()rribil~ dicty:-::::: l m<1,xima: eD'~I~]!!t~~~ilil4i9[l\j~~~rgiliL~D~~~~~Ei~~(~jyi;_~se p~~c~p~0_~~!~~,J~_S!!!i~~~~~=~~~ic?'~,;:;)~1l~.deb~ra9s:mp,.trar de forma OptlrnISta que DlOS es bueno~ despiC;rt:a.dudas sobre.,su b?ndad .... I2E.~E,gJ22E!:'~[u.e~~Qi(wj~m1~~,$~e hizo i~~~b-=~<i~~}r~~~erHjj f~n l.s,QmQ.r~itMQ.~I1~L~jQ!Jlafse artificio ficticio en el contexto argumentativo de la dudametdica, -q~~~~~}~,~~~rr~~v"i!abl~~~ =m~L@w~a optiJEi~~~l,~,l!j~~~~f~25in-::::~!::nsfi~ur_ar~!~=S~~E!2,}E2,cI2, en uq cl~,!!l()~i2J>~l~Wi Y,;!,;illit~en 1755, el desastre de Lisboa -sobre cuya elaboracin literaria Harald Weinrich nos ha ofrecido alguna informacin 24_, hizo todo esto evidente, causando, si cabe, una impresin mundial, tiempo despus de que se hubiera expresa'do en filosofa dudas acerca dei optimismo; entre otros testimonios cabe citar la posicin de Philo en los Dialogues concerning natural Religion de Hume, escritos a partir de 1751 y el intento de refutaci~n de0ptiffiiSinO propuesto como tema de conc1!rso ya en 1753 por la Academia Prusiana-=.J)~~
24
~ . fW: c~:.-~.-"",g~-dichas filosofas C2-~",~1!S."l!).,llO",_~_-,lgQ, o, in,Significante, sino un.l:l~~I2!l~,~E.~Ltp.~'}s!2.~~}~ viE..~.Slq~d~,1!!g~q. modo carac,~ teriza esp:cfi~3!!1~tenl~ . ~J.~rr!ftQ~Q~.~!g!~LX.. c!Lmo tal cabe d~t~.rmiJir,;-pes=-segn mi tesis- estas fi~2sofas recientes de la ~P~~,~l.!m9.~,j~Sat!~J.~~t] c0E!pel!.~rLLJ!ledi~nte Ia evasin hacia la inimput~iJiqad>~ll~_~!p~!1rip.t!l)al~f!()n_.de la ~alida,d b.igll"W.!lll~,GWiY)EJ!J~JzIl a e,s!~,Ql.~c~r~. Pero Len qu consiste tal fenmeno?
"'1'::;i;.
3.
Hipertribunalizacin
La coyuntura, favorable ,al;p~nsamiento de la cornpensacin tras~T~5~es~erres~lt~do~dJ ' l teok~a)ibniciana: l,valeTar;;bin~~t;t~~p;;~'I;s compensaciones ~i~~as: fi'Sillievas filosofas de la poca umbral [Sattelzeit]? Yo afirmo que s. Tambin el avance de la filosofa de la historia, de la antropologa fiI2~_i~i~ySle-la fi1oso.fi~c.a.e.s.dic!llLde..llll.JlJodo generl=un resultado de la9uiebrade la te~q~c~flJ~i1?l)iciana. 'ta. te~~<Lq\i~L~~b~l~ hizo publica en 1710, es la primera filosofa nueva deI siglo XVIII. Su novedad consiste, entre otros aspectos, en que trat1~f?_~~!~.!~!9~5)r~"s.!!"!!!L1?XQ.C~J}: en un proceso entablado por el hombre contra Dios, alegando como cargo
25
H Weinrich, Literaturgeschichte eines Weltereignisses: das Erdbeben von Lissabon (1964), en: H W" Literatur fr Leser, Stuttgart, 1971, p, 64-76, Cf. la datacin a travs de G. Gawlick en: D. Hume, Dialogue her natrliche Religion, Hamburg, 1968, p, IX ss.; respecto aI tema de concurso sobre el optimismo <On demande l'exmen du systeme de Pope, contenu dans la proposition: Tout est bien cf, A V. Harnack, Geschichte der Koniglich Preuj3ischen Akademie der Wissenchaften zu Berlin, vol. 1, Ber1in, 1901, p. 404.
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.. ~~~:~r6 %~~~~~~~~i:i[~~~:~Zl~;~~~:lr!:::;~l~~i~~
nuev~y decisiva detertIlinacin deI l!IHbre que ttaeQnsigo..la rdicaiiiFci()n-d~ite~aic~ en iu viraje hacia la filosoffa~.de.,la h[stori~~j;ooQ~sp~e~de lY}9y ~sob~ela cual deseo aqu Uamm:.la atenciI:>~1hornbre' s~"ioij el acusa~o ';lbsoluto; !al~s -in n'e~1hariig~'que'h~-iI~ado 'hipertrib~nlizacin>;:~la
"""'.,",'-' ... '''''" .. ~i>', ... ' .~ ....
0.0
en adelante arraig la creencia de g~ la teodicea tiene xito no cuando --comoen Leibniz-:- Diosesdiscu12ado mediante el p;i~~iEl.ocreaci~alel fin j~~5i1ica ls<-m;;'di~;;, sino slo cuanda Dios~~ e~-d;~;'i~princI~lo~l)ond~-e-s~principio, en cuanto principi~~~~;:~T~7;a:rprillanec'-~on todo intacto, ha de llegarse, a la postre: a la siguiente con~lusin: Di()~=d.t::.b.~ ser liberado de. s'pape d~mi;rriico~n f~de:~u.~1~g02.~g~cjr PW-a s~I''-iiL~~!?iiilliJ~~~g~f!i[frsE~~~~o~s~~:~iiE:~~!~~ercaii.?~~_~~!i~~~acl~_st~=~!:.~S!_l?~.s~~!-!~L'll!.e' .. ,~!1~~~~~j.~entedespus de 175?,.la filosofa de la historialll0deTIlaex!rgLlgi:\esta.onscue~1a::IiI5ms~rq~-"iela~o_~~i~fenCe-Di~~,~~!. de su bondad-:,mieIltras, con obj~tiY?_c:lt?~x.pner~~I?J,l?12g1illlla como crea(lr'fniI115re .. vez de"aDios, y.hace 1eJ.~!!ad esacreasi:Qii:9..lI' -=Corrio'Vico pens6 por jJrimia vez= ~mbrepu~d~ti~mQraf.J?}?LS l:r~,!llQ.,_~:~s!~slE, la Historia. La filosofa~de'E-istoria es la consumacin de la teoai'"Ofginada por una crisis de sta, la cual es provocada por la radicalizacin de la teodicea misma: la absolucin de Dios por la inocencia ms palmaria posible, a saber: por la inocencia debida a la inexistencia. A travs de este atesmo ad maiorem Dei gloriam 26, el ser humano hereda las funciones de la divinidad: no slo la funcin de creador, sino tambin, precisamente por ello (y esto es aqu lo importante) su funcin como fiscal de la teodicea. P~ la filosofa de la historia adguiere validez la siguiente afinnaci1l;_la filosofa.se reduce a un pro~~~.hQ_l!!~r_eigll~.~je,!Lo.e1.ft.Sal bSft;'pero aI ll1enos algo hacambi~d?: el ~ornb~~,en vez de
realidad vital humana: que a partir de entonces el ser human.o.,,n tribunal perp~iu.J,=./f;Y!2"Jig..aJ~~~J:b.f,~Sq"lI:i!,~ej~sig,!atfo.,~G;j!1Ejfi/lr..~~~adoa legitimarse absolu!amente. feZEs esta detennlnacndcl hombre realmente nueva? A primera vista parece ser completamente antigua, es decir, aI menos tan antigua como el Cristianismo. Tambin aqu ciertamente el hombre es acusado absolutamente, a saber: por el Absoluto, por Dios, a causa de sus pecados. Pero esa acusacin absoluta resulta aI mismo tiempo mitigada cristianamente en grado absoluto: mediante la gracia divina. Desde un punto de vista cristiano, el hombre no se ve presionado a una justificacin absoluta, pues su justificacin -que los cristianos no pueden esperar de parte deI hombre, puesto que juzgan a ste totalmente incapaz de proporcionarIa- ya ha sucedido: mediante el acto divino de redencin en favor deI Cristianismo. Slo por esta razn fue posible que -por ejemplo- la raz antigua deI gnero autobiogrfico, la necesidad de la apologa 27, --como ha demostrado notablemente Manfred Fuhrmann en el VIII volumen de Poetik und Hermeneutik- fuera reemplazada, a partir de San Agustn, por la licencia de confesin respecto a la propia menesterosidad y particularidad; es slo con el cristianismo -bajo la proteccin de la gracia divina- cuando el gnero autobiogrfico pudo, de acuerdo con su tendencia, tomarse sincero y sensible a la individualidad, porque no es sino entonces -a pesar deI pecado y gracias aI acto divino de justificacin- cuando el hombre es exonerado, en un grado secundario, dada su indigencia, de la necesidad de justificacin, exoneracin facilitada por el estado de gracia 28. Por tanto, gradas a la concesin cristiana de grada el hombre es dispensado de su estado de inculpadn absoluta. En la poca
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cuant,cusabso!~!~~p'gEJ.is;;Ytlf~"llJ;;;r;;;m:SQiiil~~L~ce
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27
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Cf. O. Marquard, <<Idealismus und Theodizee (1965). en: O. M., Schwierigkeiten mit der Geschichtsphilosophie, Frankfurt a. M., 1973. p. 65. cf. p. 52-65 Y 167 178 as como p. 70.
28
Cf. M. Fuhrmann. Rechtfertigung durch 1dentitat-ber eine Wurzel des Autobiographischen. en: O. Marquard/K. Stierle (ed.), ldentitat. Mnchen. 1979, (Poetik und Hermeneutik, vol. 8), p. 685-690. Cf. O. Marquard, Identitat-Autobiographie-Verantwortung (ein Annaherungsversuch>, Op. cit., p. 690-699.
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moderna esta stuacin experimenta un cambio. Como muy tarde, a comienzos deI siglo XVIII, cuando el discurso de la Teodicea toma a Dios en acusado absoluto y aI hombre en fiscal absoluto, la acusacin absoluta se hace despiadada. Ante todo simplemente porque aI hombre no le es dado perdonar, en virtud de un acto de gracia, a Dios. Cuando a continuacin la teodicea radicalizada, la filosofa de la historia, inculpa de fQrmu.h.soluta al hombre, en lgar de a Dios, la acusacin absoluta .Qersevera en s~ inmisericQr~ l:a p!!!:ida de gracia es un proc~.2. esp-e~!I~~~ente moderno y ~ausalmente decisivo para la hiJ2er!fib1Lttalizacin de la realidad virar humn"":La inculpacin.~ tO!1HL!lUlrtm~insoportable e in~?!!:ible, por~e a travs de~2i~.2.J?rQce~sgjlLaCJlsacion absoluta, deiJicia aJa. existencia de mal en. el il1undo, afecta..in piedad aI h?mbr~ iE2m~pis~ti~2~i~Xa=~J:it~~ii:~~ una necesidad total de justificacin. La pregunta planteada por Leibniz aI Crea3or: <~,prq'ii~oser y no ms bien nada? no slo se convierte, conforme a la teodicea, en un proceso jurdico de acusacin: l.Con qu derecho hay ser y no ms bien nada? 29; pues esta cuestin, pasando a travs de Kant como quaestio juris de su Deduccion transcendental, limitada tan slo a las categoras (<<l.Conqu derecho los a prioris tienen algn valor y no ms bien ninguno ?@l, acaba por ganar en intensidad y ubicuidad, y se transforma en absoluta inculpacin indiscriminada sin posibilidad de gracia alguna: l.con qu derecho existes y no eres ms bien
29
nada?, l.con qu derecho eres tal como eres y no ms bien de un modo diverso?. A partir de entonces, todo hombre se ve obligado, bajo la presin de esta pregunta, a ponerse total y constantemente a disposicin: cada hombre --como causa sui secularizada- carga, sin posi~Fdad de perdn, con el ~so de la Qrueba de que le sea lcito ser y de que le sea lcito ser tal como s. De tal modo sevuelve obigcin exclusiva deI hombre comparecer ante un tribunal permanente, donde acta aI mismo tiempo como juez y fiscal; excusarse deI hecho de que exista y de que su existencia sea precisamente tal como es. Denomino tribunalizacin aI hecho, originado alrededor de 1750, de que todo hombre se sienta coaccionado a una legitimacin total, conforme ala tendencia radical de la teodicea a transformarse en filosofa de la historia; que este proceso devenga adems total y refractario a la concesin de gracia lo denomino hipertribunalizacin de la realidad de la vida humana: su efecto -y el ejemplo inmediato en la realidad es naturalmente la obsesin inquisitorial desatada en la Revolucin Francesa-; como digo, su efecto en el hombre supone una amenaz~Yl!!~~a .~JLJ;!1!!ndo d~.l~Lviqa, pues _ lo reitero-- result insoportable y vitalmente insufrible. ,"".,;"',,.,.;~"";;,,,.~~,,.,P _--=~..==;; ~;,~; .. .-"-~,,,-,_.,,~ ~~~.~~",,,,,",,".~"'~~""' . ;. _."'=,-;,,, .
4.
G. Wo Leibniz, Principes de la natures et de la grace, fonds en raison, en: Philosophische Schriften vol. 6, po 602: Pourquoi il y a plustot quelche chose que rien?o L Kant, Kritik der reinen Vernunft (1781), en: Gesammelte Sehriften, vol. 4,1911, B 117 So:Los juristas, cuando hablan de derechos y pretensiones, distinguen en una causa la cuestin acerca de lo que es justo (quid juris), de la cuestin que atafie a los hechos (quid facti), y en tanto que exigen prueba de ambas, denominan deduccin a la primera, que debe demostrar los derechos o la pretensin de legitimidad [o .. l. Pera, entre los diversos conceptos que forman el tejido deI conoci~ miento humano, hay algunos que estn destinados a un uso puro a priori (com~ pletamente independiente de toda experiencia); y entonces su derecho necesita en todo momento de una deduccin: de una deduccin transcendental; cf. la nota siguienteo
~ebido a.es!~~~!Zertrib.!:lla]~~~,i<2I1j'.~~~=u. ~~A~!<?! ig9.H2I1a!'le par~ la".. vi~~. ~H!~l!~~!l~lmLll~seosi.<i<:Lde exoI1er,~si.lJ_!.!!~a nect;~l<i.~s!.~n!itri~un&rf~~.,.LL~.l'!~~n coAe justifj~a~iQn: la supertribunalizacin ~alum-juerza --bonum a travs de un malum-- a una evasin hacia la inimputalibilidad. En este momento -es decir, poco despus de la mitad deI siglo-- adquieren importancia aquellas nuevas filosofas que hacen valer --compensatoriamenteen el hombre aquellos rasgos resistentes, refractarios y renuentes a la absoluta presin inculpatoria planteada por la cuestin de la legitimacin total. 'I!le_'_QEJ_~2!'e todo, lil .. aJ}.t1'2E2~.1.la est.ti&.aJ:jJn~.Q.fifo~ .PJ.lS)filosof.a.de la.~i~~~Ei~;~~.~()J:~ se lJa sugeri~c()~!!1Y~_llE_SoJlistintQ;ose -63-
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teI)Xl"~5:~~jg.,,I.9s:; elIasl,,~t,9_~jd2"~~R,~~aIon. como filo sofas del h~~ eu 1?1!ca de_~LJ}~~s1n. Es tiempo, a mi jui cio, de que ambas sean interpretadas como filosofas de la evasin hacia ~it:!i!!!E~.!lidad. Indicar aqu contoda parquedad -sin pretensiones de exhaustividad- slo siete resultados que (antes de todo arte ms reciente especializado en no dejar vestigios para la imputabilidad) ganan valor precisamente con esas filosofas -a veces una, a veces otra, a veces ambas conjuntamente-o Pertenece: a) a la evasin hacia la inimputabilidad el hecho de que el ser humano traze los lmites de su propiacau~alidad y con elIo el riibit?_~!!endeel cual no tiene sentido plantear cuestiones de legjtimacin. Lo ms esencial de esos lmites, en un horizonte posteolgico, es aquello que en el hombre mismo es naturaleza. Precisamente ~l abordar y resaltar aquelIo que la naturaleza hace deI hombre, R a diferencia de aquello que eI hombre debe y puede hacer o hace ~ como agente libre (no mediante su programa moral o pragmtico , sino mediante su progra~ fisiolgico), la antropologa - --=:ri!osfica alcaDzar pleno ~it~ en la segl;lnda mitad deI siglo XV"!!!~S2!Il2~ente.filo.~2fic_()"_c!~ ..!!!l. r~!!l!:.n,s!'_~a..s!a la naturaleza, cuyo fin es evadirse hacia la inimputabilidad. Pertenece ",,,.,,:.,= ..
~ """"'~=":=""~=',," ,,,",,,,.:,,,:=.,,.:,,,,.~.,,..,,.,,, ...,.,,,~.,,,~,,,,,,.,,~., ..~~
Rousseau- es la coyuntura de ese rendimiento de exoneracinQ pertenece a la evasin hacia la inimputabilidad. De forma complementaria, resulta, entre otros aspectos, revelador que as como antafio San Agustn slo alcanz la vieja sinceridad de sus Conjesiones bajo la proteccin de la gracia, Rousseau slo pudo lograr la nouvelle sincrit de sus Confessions bajo la proteccin de esa naturaleza: la valoracin positiva de la n.aturaleza virgen es una compensacin profana de la' prdida de gracia. Pertenece c) a la evasin hacia la inimputabilidad la coyuntura faV!)o rable a la individualidad . que en la antropologa filosfica de la seg:;-~a mitad del siglo XVIII es apoyada porIa formacin de la caracterstica antropolgica y reforzada por la gnesis deI sentido histrico 33. lndividuum est ineftabile: precisamente por ello -porque la exigencia de justificacin no puede alcanzar a la individualidad inefable deI individuo- e!lJombre permanece, en tan to indiYi<il!Q.,1efrl!.WiQ_JM..f.Y.~,li.QDes._hU~na.iQrWUi~ qu~- dev~l1iI"_ I2t~,;i~l!!1~l!leJ2.QLf.U~Ljm!iti2.L!2: 4?3,f!e n2i!.!!L~: I
si8i~'xviII la carre!!! dei ind~!r:Lu!l.es la cg;rreriL!le S11.i1JfiflJ!E!:
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b) a la evasin hacia la inimputabilidad la proteccin de aquella necesidad de anonimato que surge inevitablemente cuando se siente eI peso que supone la obligacin de justificarse totalmente y exponerse a la luz pblica. Esa pasin por situaciones en que uno se toma inencontrable e inidentificable y, por tanto, refractario a las exigencias de legitimacin, se satisface en la naturaleza virgen: sta concede vacaciones respecto aI yo acusado; en ella el sujeto se pierde, huyendo de la intervencin identificadora y apresadora de la exigencia de una justificacin total. La coyuntura favorable a una nostalgia de una naturaleza virgen -facilitada de nuevo poco despus de 1750, entre otros, por
Rousseau, Discours sur la question, si le rtablissement des Sciences et des Arts a contribu purer les moeurs (1750; J.-J. R., Julie ou la Nouvel!e Hloise (1761). En este respecto el descubrimiento dei paisaje -por ejemplono slo es una compensacin de la prdida de naturalidad propia dei mundo moderno devenido'artificial: cf. J. Ritter, Landschaft. Zu Funktion des sthetischen in der modernen Welt (1963)>> en: J. R., Subjektivitat, p. 141 sS.; el paisaje ofrece ms bien -como muy tarde, a finales dei siglo XIX y en el siglo XX, la gran ciudad, que desempena una funcin equivalente, la de ofrecer anonimato-Ia posibilidad asimismo de sustraerse a la total intervencin inculpadora e identificante de la Historia universa!, como historia dei tribunal mundial. sumergindose en el anonimato; la naturaleza como refugio satisface -por ejemplo, como paisaje virgen-Ia necesidad de soledad as definida; cf. J.-J. Rousseau, Les reveries du promeneur solitaire La caracterstica Humboldt, Plan ca a tarea central la individualidad Die Entstehung (1782). antropolgica: cf. L Kant, Anthropologie, p. 283 sS.: W. v. einer vergleichenden Anthropologie (1795), eleva la caracterstide la antropologa: cf. Linden, Untersuchungen, p. 139 sS.; sobre como objectum proprium dei sentido histrico cf. F. Meinecke, des Historismus (1936), Mnchen, 1965.
33
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Cf. I. Kant, Anthropologie in pragmatischer Hinsicht, en: Gesammelte Schriften, vol. 7, 1917, p. ]]9; pero la antropologa filosfica logra xito recomendo el camino opuesto ai programa kantiano: a travs deI giro hacia la naturaleza.
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d) a la evasin hacia la inimputabilidad el entusiasmo de la ausencia: el hombre deviene inimputable gradas aI viaje y, en Par.t~,gracias a su prepar~~_~stimacin. Por ello ejercen fascinacin la actlvldad de los etna-antroplogos, por ejemplo, de Forster, Bougainville y Blumenbach. Cuando permanecer en casa supone cada vez, en mayor medida, tener que vivir autoexcusndose ante un tribunal, las tierras y pueblos extranjeros atraen como oportunidades de ausentarse de casa; por ello tambin florece pronto la literatura de viaje, desde el relato ficticio --el Sentimental Journey de Steme- hasta las grandes recopilaciones de informes de viajeros que comienzan a publicarse en Alemania justo a partir de 1764 34. eon ello no slo existen viajes a tierras extranjeras como incursin en el espacio, sino tambin viajes en el tiempo: excursiones mentales historiogrficas en el pasado, en la prehistoria. La identidad entre lo extranjero y lo prehistrico da lugar a la prehistoria extranjera: por ello poco despus de 1750 --como oposicin aI monomito adicto a1 tribunal de la Historia exclusiva- se desarrolla un inters opuesto por los polimitos, especialmente por la mitologa oriental preclsica de cariz extico-no occidental, gracias, entre otros, a Heyne y Zoega:!!J Extranjero, prehistoria y prehistoria extranjera: he ah oportunidades para tomarse inimputable mediante la ausencia procurada por el viaje o la emigracin. EI sigla XVIII es un sigla deI vije como e'.:.asin hacia la inimputabilidad J~en cuanta tal, -nota be~e- protagonista de un furor vi<ili:[oJ;~asterior g,ue se alimenta ~e~I}l!smomotivo, h.astalleg~c~!t~Ei~~1l).2actu~b'.511!.1!_~~entl!~~~ cuanto ms tlempo debe pasar el investigador de hoy en
~~_.""",",~~~' '.'--'="'-''~""'-""~=".~."i"""'" ~-"""''' __ '_. .,.,.,-"; ..".".O-=' .....,,~,,.~, ....,... ,... ~... .,,=.,-.. ".~1 . _
se'
uq,llell()s tribunales en 9..uese han convertido las comisiones administrativas de la universidad tras su reforma, tanto ms irresistible Vl!.~!.~e la posibili~ ausentarse a trav~s deI viajt';,:1?!~,isamente por ello se viaja, por ejemplo, a Wolfebttel. Pertenece
e) a la evasin hacia la inimputabilidad el sucedneo de uusencia para sedentarios crnicos: tal es la situacin de la entermedad; gradas a la nosologa antropolgica y aI nacimi~e .Iaclnica 36en la poca de la muerte de la metafs,ka...l..la enfermedcfde~ne una ocasin tan dolorosa com-;-atractiva yara..e2}.ol1ei~se. En la seg'lmda fi.litad del.~llili>X'y~~!!tacin deI hombrecomo paciente ofrece una c~~ra f,,Y.Qffi.l~Ul-I" la tmtropolog1~mChC;'1'ailtrOJLQrog71osfica se escribe tambin
LI la Sil.zn
e~-g~~_"~~ap~r.1J2~~,u]~~iir~Qs~~~;ne
la forma ms fascinante de enfermedad..;.,donde,bjSigIio de la hipi-tribunalizacin, el hombre acumula cada vez mayor responsabilidad, ste prefiere compensatoriamente la irresponsabilidad ('Omo desideratum: adems, en el contexto de la teoria deI genio de la esttica filosfica, la valmacin positiva de la locura 37 supone una evasin hacia la inimputabilidad. Pertenece
f)
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Sammlung der besten und ausfhrliehsten Reisebeschreibungen, Berlin, 1764 ss.; G. Foster, Neue Geschiehte der Land- und Seereisen, Hamburg, 1781 ss.: Bibliothek der neuesten Reisebeschreibungen, Berlin, 1786 ss.; Magazin von merkwrdigen neuen Reisebesehreibungen, Berlin, 1790 ss. Cf. Elogio dei politesmo. Sobre monomiticidad y polimiticidad en el presente volumen vase p. 99 y ss.; en general cabe decir que lo que en el siglo XVII todava era considerado, por ejemplo, en Descartes peligroso, se convierte en atractivo: Discourse de la mthode (1637), 1,8: Car c'est quasi le meme de converser avec ceux des autres siec!es, que de voyager [...] mais lorsqu'on emploit trop de temps voyager on devient enfin tranger en son pays.
Cf. M. Foucault, Die Geburt der Klinik (1963), Mnchen, 1973. Cf. M. Foucault, Wahnsinn und Gesellchaft (1961), Frankfurt a. M. 1973: centrndose en el perodo comprendido entre 1657 y 1794; respecto a procesos ulteriores cf. O. Marquard, ber einige Beziehungen zwischen sthetik und Therapeutik in der Philosophie des 19. Jahrhunderts (1963), en: O. M., Schwierigkeiten mit der Geschichtsphilosophie, p. 85-106 y 185-208. La determinaci6n dei artista mediante la mana, que fue establecida por Plat6n en el Ion con intenci6n polmica, se torna actua1mente moderna -ai par que se valora positivamente la locura en la determinaci6n afirmativa deI genio; en este sentido resulta -por ejemplosintomtico el hecho de que Kant se dedique simultneamente ai problema esttico y aI problema psiquitrico-antropoI6gico: I. Kant, Beobachtungen ber das Gefhl des Schonen und Erhabenen (1764); Versuch llber die Krankheiten des Kopfes (1764). Cf. tambin Lepenies, Melancholie und Gesellchaft. .
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imitatio aI genio-- la fantasa se presenta, precisamente en la s~~~~da mitad deI sigla XVIII, como la fuerza 2roductiva ms nob!e y el gusto como la facultad r9tiva direc!!iz: Tacto [...] es el concepta deI slglo XVIII, resume Hannelore Klein su trabaj9#alizado con Herr Fabian: There is no disputing about taste0'.el gusta hace precisamente a\1QraCarrera pOTQne ~ :i!ta al~~~~ _~~E.utaB","!117!!.~ e.~~~!1E~,9~ J~tti~acin: un re ugio P~~q.eI.~!2m~Cllfll;lt;J?ysC;qlff1lJ, dispensa ddjJeh~j a.d.Jk..iJJstitifE:iQ.l1, ~na resurreccin deI sentido, generalmente perdido, para lo palmano. EI arte, en cuanto se toma vacaciones de todo tribuna~1.~e. t~m~~~~.B~~=~J!,~~~.~EtiiQ~~.i S.~~.;jo,jpalcanzable P2!.va institucional; y la obra de arte esttica en~udece ante todo cuando se plantea la pregunta: icon qu derecho ...? La esttica adqui~re una impoEancia cre5ie!1~e Ill!J!i<:..n~en la medjda...e.tkque J, se r~slste. aesa, e,xigenciadelegitimacill;precisamente en la ~ se~u~~a.~l~~~=~~:}!~I~=f~fI! l~i0e."ieii.G~p-z1Wsta coSii",,1>tUlrs~~~ ~~~aE?cen~~~~,~~,I!?~I!:~o,.l_~J.~.,Y"i.claJ-~L~ista, como Olfllaw,,~Elgl~~: ~~l~~,~~~, ~1.!~J.Q2!!)J~_$~!!1I!1~L.cuya met~es la .evaslOnnacIa la llllmputabi!i<:!,!d. A la postre pertenece
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XVIII, los lmites de la exigencia de justificacin absoluta dirigidos aI hombre: la concepcin y proclamacin de los derechos undamentales y de los erechos deI hombre. que deben proteger, en
g) tambin a la evasin hacia la inimputabilidad el intento de establecer jurdicamente, justo en la segunda mitad deI siglo
~ H. Klein, There is no disputing about taste. Untersuchungen zum e~glisChen Geschmacksbegriff im 18. Jahrhundert, Mnster, 1967, p. 141; cf. K. Stierle/H. Klein/F. Schmmer, Artculo Geschmack, en: Ritter (ed.), Historisches Worterbuch der Philosophie, vol. 3, p. 444-456; tambin el anlisis dei sentido social dei gusto en el siglo XVIII en la obra de H.-G. Gadamer, Wahrheit und Methode (1960), Tbngen 1972, p. 31 ss., acenta, con la ndemostrabilidad dei gusto --con el hecho de que se encuentre aquende toda argumentacin-, pruebas en favor de una resistencia a la exigencia de legitimacin que apoyan, a mi juicio, la interpretacin de su carrera como fenmeno de una evasin hacia la inimputabilidad. La interpretacin esbozada aqu, en conexin con puntos de vista de las lecciones de Esttica de 1. Ritter (Mnster 1948 ss.) -Cf. tambin O. Marquard, Kant und die Wende zur sthetik, en: Zeitschriftfr philosophische Forschung 6 (1962), p. 231-243 y 363-374-- de la gn!!$.!.s;!e la esttica constituyeal.lIlismo tiempo --como complemento de la tesis de Ritter-Iatenta~ de ap!!~~_~r si~f. 'XVIII la macrotesis sguiente que yo he inteI\tado ;e~j;borar: la estl~ticadY e( irit! .. e,s\tlS:?~~~~&C::~:'()2!,? c,q-JTIP~psacinde'l~'p&:did~ ~s~;iQf~~~ d ~"tnul) o.
un.a medida jurdicamente practicable, la exoneracin de justificaci6n respecto aI ser mismo y a la manera de ser de los hombre.sQV De hecho, la transformacin deI hombre en acusado abSQIUtO) ohliga a intentar deffriifY~lmites dentro de los cuale~'se ~~~exonercode'tal inculpacin. Nos hemos-;-~~st~mbrad'.'con1:emplar-esi:S-dereciiosfundamentales que nos defienden contra la coaccin a la legitimacin como resultado deI progreso facilitado por la filosofa de la historia; por el contrario, ahora debemos intentar comprenderlos como medidas preventivas y protectoras frente a las consecuencias de la tribunalizacin: como fenmenos de la evasin hacia la inimputabilidad. Estas siete indicaciones --que, sin lugar a dudas, pueden y deben ser complementadas- pretendan mostrar que la antropo- ~ log!.~ est!ica no solameI!.te,)2er()sobre todo~lla~- obti~- ~ rien xito tras 1750, porque para el hombre como acusado absolu- ~ t;conitrefido por la tribunalizacin deI mundo de la vida, se ha ~\ \.. vuelto perentoria la necesidad de transformarse E}..hombre eXOJ]e- ~ rdo: la antro~~loga.Lla .~~~~ti~~ f~ica~!~an~an conj~m:a- ~ m,ente como a~entes,.s!~.~u~~omE..~.~~!~,~~,h,.!S!! la.* ~ini!!,put..,b"t~id~ I~~
5.
Como he dicho, la filosofil de la historia constituye, por el contrario, un caso distinto: es.~l.~~~nte.filosfico de la hil?ertr~-
(3'
"
Bill of Rights en la constitucin de Virginia, 1776; 1789 Bill of Rights en la constitucin de los Estados Unidos y Dclaration des droits de I' homme et du citoyen en Francia: cf. M. Kriele, Einfhrung in die Staatslehre, Reinbeck bei Hamburg, 1975, especialmente p. 149 ss. Lo que me importa seialar aqu es sobre todo que los derechos fundamentales y los derechos dei Hombre no institucionalizan la obligacin de convertirse en hombre universal, sino ms bien la libertad de permanecer este hombre particular; no me es posible tratar en este lugar los problemas hennenuticos que plantea dicha tesis.
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nal~za.cin por excelen~ia. No obstante, creo que -por muy inverosImIl que pueda sonar en principiora>resenta aI mismo tiemp~oel agente de una evasiQu hacia la inim utabilidad: diante un aume!}to ~~ la l!~te~cia tri~~ ptcfealismo alem' , que se entendlO a SI mIsmo como accin pafme evolucin Francesa 40, ha elevado la filosofa de la historia, bajo esta forma, a filosofa capital y fundamental. Radicalizando la teora kantiana de la autonoma de la conciencia moral, Fichte, sobre todo, en su Fundamento de toda la Doctrina de la ciencia de 1794 -un libro deI siglo XVIII- determina la Historia deI espritu humano 41 como el proceso mediante eI cual eI yo se pone a s mismo oponindose aI no-yo y ciertamente hasta el Absoluto. ' Haba subrayado que la teodicea radicalizada mediante la j~bilacin de Dios s~ distingue de la teodicea clsica en que, a la vIsta de los males eXIstentes en eI mundo, hace culpable absoluto --en lugar de a Dios- ai hombre; mas aI mismo tiempo -tengo que subrayar ahora lo que antes no fue seiialadoretoma de la teodicea clsica el hecho de que el ser humano acte como fiscal absoluto. Pera no en vano esto ofrece aquella oportunidad de exoneracin especial que comprende la versin de filosofa de la historia prapia de la Doctrina de la ciencia: la Historia es el procedimi~~to ??ediante el cual es~ qoble.Q.Q~Js:.QmJ2QiYl..Y. .ujet de la aC4saCl()ll absolu!-..se escm<!~J""seest;blyc~~J?~ IQLhombres u~ divisin deI trabajo, por as decido, una divisi~ de la vida, d~ tal modo que el hombre -su,~s~ment~:=.~fapa de su paQeI de.~cusado absoluto aI par que=Sll~siy.meTlty---:;:- onvierte el pa~~. acusador absoluto en su ~L.~~~I}!E.Y.2~E~tonces el yo
40
dej a de ser el objeto de acusacinG:)mientras ocupa ~..,g.r el no~Q, t()!J11nfiQs.e:a:JW:elis.ufiifu~VOe1Scin. Sin duda, los hombres devienen acusados absolutos, pero tan slo los otros hombres, porque uno mismo monopoliza el papel deI acusador absoluto. Esto es lo que a veces denomino el neomaniquesmo de la filosofa de la historia institucional: el hombre creador como acusado y el acusador alias elhombre redeIltor~~~j1i!i.cl.~~s~~i_~1 Inismo persnaje, se~~fLilderi.-B Ia pr~~.i..?_n.:.~~}a hip~rtr!b1!.n.alizacin, la Histri sepresenta c().rnola fugah~cia~dela.1}1Y~~Q!p0 absoluta .inculpacn:-'dt~j ~~4().!if\; .d~~ 13cS;QndiiQ .. d~b.s911lJo inculp<imoconstfuin 4~. a@yllos~r~s .g4e.119!~P!~s~n.tan la vanguarQ.i-;.J-j~. m()~imient~~J.:yg!1-!dia. h~stri.ca -slo poco despus denominada dialctica~~_a l~ vIsta deI mal, la fUglLaJAill.-l-..-ncie!!@.t::!! .9..\!e_!!.IlQ.~~_ 9J1yi~.rutP-!.alos otros, ~<Uldo. que .losotros tan s!slJ- .t~!1g(Ln.".deJl.!JlQ.dQ.qe_~1 acusauor see-xrri-pi(njfiti~l1!~~<kJ-ne.esi.d-d_<ie.Jel1grlfE se deja de comparecer a~te el tribunal mientras se pasa a encarnar su mxima instancia; y el gran gasto en indignacin moral que se derrocha no es sino la ocupacin contra aquello que ya no alcanza ms a ser, sino tan slo, de una manera precaria, mediante esa fuga, a juzgar. Desde la filosofa de la historia, la historia es la
fU..8.9:.1!!rmanente de ese tena conciencia moral ai he~~o de ser la conciencia moral: 42 de esta forma, como autoabsoluclOn deI hombreque intensifica la presin legitirn,adora sobre otros hombres, la historia constituye tamb,ill. una ev~sin hacia la ini~utabilidad: aqt1eIla qe armr~zctiemQWillnt&Tn~t;;'Ja=rm~Blidad ... la..hipertribunaliz~n.;:::,JL~.-het;,la.d&.,);ltrQ~!:a fllosoffude la historiahace tambn'delhombre inculpad? ....--atal preci----un hombre e~oneradO,J ~pr~cisam~ll.tesere~~imle~t?,en maieri~t'aeexonein =,zno~l~bei1~jii t~ de'S{i'iitQ,~ pues tambin ella establece una nue-
Cf. F. W. J. Schelling, lmmanuel Kant (l80~), en: Sdmtliche Werke, vol. 6, 1860, esp. p. 4 sS.; G. W. F. Hegel, Vorlesungen ber die Geschichte der Philosophie (1816 ss.), en: Werke in 20 Bdnden, Theorie-Werkausgabe, Red. E. Moldenhauer yK. M. Michel, vol. 20, Frankfurt a. M., 1971, p. 314 y 331 S.; Vorlesungen ber dle Phllosophie der Geschichte (1822 sS.), Op. cit., vol. 11, 1970, p. 525 SS.; cf. H. Heme, Zur Geschichte der Religion und Philosophie in Deutschland (1834), en: Siimtliche Werke, ed. por E. EIster, vol. 4, Leipzig/Wie n, 1890, especialmen. te p. 245 ss. La dotrina de la ciencia debe ser una historia pragmtica deI espritu humano: J. G. Fichte, Grundlage der Gesammten Wissenchaftslehre (1794), en: Siimmtliche Werke, vol. 1, p. 222.
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~li~iiii~'l:i:Y.PliCy acusativo
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42
41
de objeto. [N. d. T.) Cf. O. Marquard, Schwierigkeiten mit der Geschichtsphilosophie, esp. p. 14 sS., 73 sS.: O. M., lnkompetenzkompensationskompetenz? en el presente volumen pp. 31 sS.; O. M., Exile der Heiterkeit, en: W. Preisendanz/R. Waming (ed.), Das Komische, Mnchen, 1976 (Poetik und Hermeneutik, vol. 7), esp. p. 138 ss.
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va determinacin deI hombre: pero esa nueva detenninacin --eabra pensar- determina la eliminacin deI hombre; pues se dira que as como la teodicea fU<:~~~.!...negar a Dios, la filosofa de la histor@ es consecuent~~a,lnegar el hombre: por el ~ho de que lo fragmenta e~ dos: el ab@luto despiadado y su enemlgo absoluto. La nueva determinacin dei hombre en la filosofa dei siglo XVIII -no all donde penniieeIi:illderado, es decir, en la esttica y en la antropologa, sino all donde se radicaliza, en la filosofa de la historia- de~ina aI hombre aI fin de sll.humanid~_,~E2cesQ.1.e_~xtiez!1de ms al!1LQ~1~!gI0 XVIII; yo no he propuesto aqu sino un esbozo; no me corresponde en este lugar proseguir con su desarrollo. Como conclusin pues tan slo una observacin: quien cava una fosa a los dems, corre el riesgo de sepultarse l mismo. Quien, como los filsofos de la historia, ensena continuamente a su prjimo --en la manera ya esbozada- el arte dialctico de inculpar e incriminar constante y nicamente a los otros, no debe sorprenderse si su prjimo acaba finalmente por aprender ese arte y -devolviendo el dardo-- lo aplican contra los filsofos de la historia mismos y -por adhesin tribal a los miembros dei gremio-- finalmente contra los filsofos en su conjunto. En 1818, de Bonald escribi: Hoy da constituye un artculo de fe que los filsofos deI siglo XVIII no tienen nada que ver con flUestras catstrofes [...]. Yo preferira en todo caso, para gloria no slo de la filosofa, sino tambin de la nacin, conceder a ambas un poco ms de culpa. Helmuth Plessner ha encabezado su ensayo sobre la nacin retardada con esas palabras; 43 y el expropiador ms exitoso de la tesis deI libro de Plessner, Georg Lukacs, ha aguzado ese pensamiento en su Destruccin de la razn con la siguiente frase: no hay ninguna filosofa inocente (y con ello resultaba ms sincero de lo que deseara.e ~a tesis sobre la culpabilidad-.e la
43
filosofa se transfiere aI patriWQDjO de la opinin pblica. porque h;ba-;;;ontecido dos cosas en relacin con la filosofa. En I?rimel l~g~...'. C01T!..cLErO~~~sencia~LililiLX;VIIL -Ia traDsformaciri'de la.filosofa enun~nto.1!artis;~ partir de Sij concep(]6n- com=iria~d< tO~2-1Q.J22.~ible(Christian Wolff, 1709Tsevoviaqel1- ifaparticular llamada crtica (Kant, 1781) 45. En segundo lugar, como proceso esencial deI siglo XIX, puesto que el asunto parti.!!larllamado fjlosofa,...9!1e en cuantofilosofa de la historia promeJ,a J~ satisfaccin~de to.~asJ~s espe~anzas, se deseng'~M ne~ameJ)te ~l2,ect02...,u.co~~Jido, y tal desengai mediante lUilQ.Qia1~~iQ~jJ!lbl~llL~\l~_~! desellgioTespCi a~1;fi~f?li~~~celLd~ir,=tiJ.~..srti,!;} de la. id~ologI4(S p;;p~liida(rse=cibea que, por su parte, promete exonercTn: a partir de entonces, los no-filsofos representan aI h~~bre disculpado, pues, en fffiii~lios, el filsofo es ms b'lenI1ombre desenmascarado y acusado. La situacin de la filosoffdevlene as lo contrario de todo lo que ella deseaba como filosofa de la historia: ejemplifica la situacin de una huida fallida hacia la identificacin con el ser de la conciencia moral, dei Absoluto colapsado, de la acusacin invertida. As, ai final de este proceso, es decir, hoy da, la filosofa representa el chivo expiatorio universal, manejable, de lavado fcil y sin arrugas; como allround-alibi bien entrenado forma en adelante parte de la economa profilctica de la exoneracin de cada uno 47. Esta constitucin filosfica se presta naturalmente a mltiples usos, es, por as decirlo, polivalente; el filsofo puede, por ejemplo, profesionalizarla y puede entonces --en la poca deI turismo cientfico como viajero hacia la exoneracin, como especialista para empresas arriesgadas, como stuntman transcendentaldoblar a expertos, all donde podra ser peligroso que entraran en escena
Cf. N. Hinske, Die Geliebte mit den vielen Gesichtem, en: H. Lbbe (ed.), Wozu Philosophie? Stelllungnahmen eines Arbeitskrises, Berlin/New York 1978, esp. p. 322 sS.; cf. Plessner, Die verspatete Nation, esp. p. 144 ss . 4" Plessner, Die verspatete Nation, p. 119 ss. ''7 Cf. O. Marquard, Skeptische Betrachtungen zur Lage der Philosophie, en: H. Lbbe (ed.), Wozu Philosophie?, esp. 84-87.
4S
. g
H. Plessner, Die verspatete Nation. ber die politische chen Geistes (1935), Frankfurt a. M., 1974, p. 6.
Verfhrbarkeit
brgerli-
G. Lukcs, Die Zerstorung der Vernunft (1954), Berlin, 1955, p. 6: No hay ninguna visin deI mundo (Weltanschauung) "inocente"; como demuestra el contexto, se alude a la filosofa.
ellos mismos: por ejemplo los ex . preguntan por la nueva det~rm' ~~rtos deI sIgla XVIII que se de la poca. Con esta observa ~~acfI.onldel hombre en Ia filosofa ClOn ma no qu' , I e pasado con el presente, sino tambin ema tan solo reunir sa, ~na vez ms, que esta es vlido subrayar de forma ~xprecomlenzo: que mi experto n I ~ara lo que he sugendo aI . , o era a gUlen aut ( . que ejercIa el papel de doble n ICO, SInOalguien un doubl. ' por tanto, eI producto de un doble: l.FIN DEL DESTINO?
ALGUNAS OBSERVACIONES SOBRE LA INELUCTABILIDAD DE LO INCONTROLABLE
Vivimo.i-..elL1.~.r:td~ _l.Q~,@'Lfubricabl~s. Antano nada se reduca a objeto fabricable; con eI tiempo comenzaron a fabricarse aIgunas cosas; hoy no existe nada que no sea fabricable. Don~~.~e..fap'ric.~? ..~~.. R~!1~!-!L de~s.=-yiy'!mO_UlUe~L mismo tiempo en la era de los desechos. Antafio nada era desechable, posteririllel1te aumeriiariTis'~csas desechables, hoy todo se reduce a desecho: se fabrican botellas y bolsas de un solo uso, paquetes y contenidos de un solo uso, y en general existen el mundo y la cosa para usar y tirar. En las pginas siguientes intentar -como en general he intentado"trsveees:'-l'OITii.iTleiipensarriienf:I~'n'SQlq' usO: Elpen.~affii~lli-:J!!l~~i-l!s-:is~quel pensamientoque tan slo se pien~a)' se usa una :v_e~.yi~spus nqnca vuelve:i.4.rie I~njil aprehensi6n'de 'ese concepto proceder por pasos y a travs de esos pasos mi meditacin se artiular en cinco apartados. Se trata de los sigllientes: 1 ... fiIldel de~tino: Dias; 2 Fin de Dias: fuerza productiva deI hombre; 3. Destiqo incgnito: imposibilidadde controlarlosantecedentes; 4. Destino incgnito: imp()sibilidad .de controlar las consecuencias; 5. Comienzo con d'se~ace ill. Tras mostrar la articu.l,!,cin~tetdamos a la cosa misma.
Esta formulacin
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1. Fin dei destino: Dios. Habent sua fata fata: los destinos mirQ2~~!~I! ..~u~2~gill>. Paes aI principio eran, baJo.diversas formas --en cuanto. Moira, Ananke, co.n cierta limitacin co.mo Nmesis, Daimon, Tyche, finalmente como. Heimarmene y Fatum- oficial y expresamente destino; parece, sin embargo, que ulteriormente dejan de ser tal; el sendero conduce deI fato aI hecho, dei destino a la capacidad de produccin *. D~tino -la voz alemana 2 es tarda, se manifiesta en el siglo. d~~~~iete~stino. y sus races-etimo.!QgR~~I~!!~:i~Ei!~.@s 3 so.n palabras que indican algo. ine!l.!..c.l.'!!J.l~!1S?fesari,-deKtdo, f;[tT;-es-aecir,indican ~que deh:cho no cabe elegir, hacer a variar!.sin<?,~!~o. ..9!'~J'!!f~<:kii<?I~Ii(}Jie a una <:ie farm;1 prep~t~~~~. e i~~E2~!!:()la~le. ~<?~s t~~.c2!o.!o)nesperado. 'i repentino, el revs deI. d~s!!!1.<?1._jQ2. ta~.2~tn.~gll~!!0que determina, se impo.n..e a cae en s~erte a.,una ~.xj"t~IlSi!l, ge!enp.inada a lo.,largalg una v,ida: sl.lsue~te?late~ital. Moira guarda relacin co.nMeros: parte; nadie puede vivirtdo, y no sla po.rque sea mortal. Adems parece que ningn destino. es idntico a atro; sin embargo., hay destinos que nas taca vivir a todo.s,co.moel nacimienta y la muerte. EI destina rene y asla. Ha'l destino.s calectivos: el diluvio que anega a todos. Hay destinas individuales: el diluvio ai que sobrevive No. Los destinas estigmatizan: en casa extrema mediante la deformacin interna a externa de un individuo que lo.co.nde-na a la so.ledad o bien me?iante la defarmacin de toda una estirpe. La maldicin de los Atridas aparta un ejempla o -para na referir cantinuamente casas serio.s- el destina de aquella familia, en la que, tras engendrar a un erudito distrada, la esterilidad se transmiti durante generaciones. Los destinos distinguen. Dicho segn la moda: fundan identidades; 'l la hacen incluso cuanda na se traJuego de palabras intraducible: vom Schicksal zum Machsah>. [N. deI T.] Cf. el artculo Destino en: Deutsches Worterbuch, ed. por J. y W. Grimm, vol. 8, Leipzig, 1893, p. 2.659 ss. Cf. especialmente el artculo Heimarmene (W. Gundel) en: Paulys Realencyclopadie der Classischen Altertumswissenchaft, beg. von G. Wissowa, vol. 7, Stuttgart, 1912, pp. 2.622-45; el artculo Fatum (Heimarmene) (H. O. Schrder) en: Realenzyklopadie fr Antike und Christentum, vol. 7, Stuttgart, 1969, p. 525 hasta 636.
ta de una suerte excesivamente feliz o de una fatalidad extrema. Adems uno. tiene que aferrar su destino, en casa cantraria, probablemente, no prenda: el fatum necesita la virtus; 4 hay que ver cma se engarzan mrito. 'l dicha 5 y cma se entrelaz~n culpa 'l fatalidad. Pera puede que mrito. '1 culpa se~ ellas ~l,Smos, por su parte, dicha 'l fatalidad '1,par tanta, destma. Tamblen en este caso -y par daquier en el cantexta deI hado-- se ~ratade Lanecesidad predeterminada, deI carcter incantrolable, lITemediable y na factible de aquella que cada una es 'l le suced~; Toda ella hace alusin ai destina; mas parece tamblen que todo. ella es ya pasada. EI destino. 'la na est ms I}P !!J date; e~t anticuado: una aportunidad par_~()l~~_sI~_n_ast,!!giil'y_.c_()!?-_g~~~S financiadosinstltucanalment:' Hay ,da.,cada una. y'iY.~.~l!.y~ga misrna como.mayor de~a~d:ef varn, ia mujer '1el nina se poseen a s mismos; segiideTde una educacin anti-autaritaria, el viviente se po.see a s mismo 'la incluso en la fase prenatal. !:~s circunstancias san configuradas 'l. p!().sI.':!~i!!,!~_ los hombres mi~mos en virtlld -d~-si!iJJ_tids<tifminin;..12.L~L-traria,~e dra-qu~_(~L~esti~~L~_I1.9-_~j~r.c;_e,_~l!.j.Qmi!1i~ Tal etla em~aci6ri' -moderna dei destino: Los seres humanos -escnbe MarX6=:hacen-f1os illismos su Historia; el mundo histrico -segn farmulacin de un fichteano precoz, a s~~er: Novalis 7_ es hechura. En la actualidad esto resulta mamlestamente palmario.' vivimas en un mundo de artefactos presentes '1 futuras: lo que e~ se hace; '1 lo que an na se ha hecha, ya es o ser factible en breve tiempo. Ya na existe la incantrolable, lo que se zafa a
4
Cf. M. Landmann, Virtus und Fatum, en: M. L., Pluralitat und Antinomie, Mnchen/Basel, 1963, pp. 151-197; M. L., Eine Lanze fr das SchicksaI, en: M. L., Das Ende des lndividuums. Anthropologische Skizzen, Stuttgart, 1971, pp. 208-214. J. W. Goethe, Faust 11, V. 5.061-64, en: Werke, Hamburger Ausg. en 14 volmenes, vol. 3, Mnchen 1976, p. 158. K. Marx, Der 18te Brumaire des Louis Napoleon, en K. Marx/F. Engels, Werke, ed. por el Institut fr Marxismus-Leninismus en ZK de la SED, vol. 8, Berlm, 1960, p. 115. . . Novalis, Das Allgemeine Brouillon (1798/99), en: Schriften. D/e Werke Friedrich von Hardenberg, ed. por P. Kluckhohn y R. Samuel, vol. 3, Stuttgart, 1969, p. 247 ss.
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todo hacer; se dira que el sino ha agotado su papel, que el destino ha llegado a su fino Esto afecta tambin a los sucedneos modernos deI destino; evidentemente pierden su valor estimulante para un pro o un contra. AI parecer, el determinismo ya no provoca desazn a nadie. Parece que la distincin spengleriana entre principio de causalidad e idea de destino 8 es una sutilidad obsoleta que ya no merece la atencin. EI Jensenismus 9 psicopedaggico es, aI parecer, -y lo subrayo: al parecer-, una posicin pasada de moda. Y el anlisis deI destino 10 de Szondis supona, en el mejor de los casos, una forma de combate en retirada. Ya no se nos ocurre nada respecto aI destino, salvo --con o sin Estudios previos para sabotear el destino 11_ la siguiente idea, a saber: que nosotros mismos lo hacemos. Pues la opinin dominante --dominante en el sentido de que todo el que se oponga a ella, parece cargar a priori con el peso de la prueba y suscita contra s la sospecha de irresolucin o de insostenibilidad moralcomo digo, la opinin dominante reza: todo es factible todo est a ?~sposiciI1C t<:>1o p;;~-debe ser transformado, y t;ansfo~acin equivale siempre a mejora. La filosofa de la histQria ,emanciJ:latoriaproclama ta! opiplQ'!!:llpor mayor, el psicoanlisis lo descubre -a la vista de individuos y grupos- aI por menOl;.En uno de sus dos discursos ms bellos sobre Freud, Thomas Mann recuef(:1iltambin una formulacin freudiana, segn la cual el donador de todas las realidades mora en nosotros mismos, y cita una frase de Jung, que desenmascara 12 todo suceso que sobreviene como un hacer: incluso aquello que supuestamente slo nos acontece no es sino autofactura enmascarada, artefacto camuflado. EI destino es hechura inconsciente. Con ello -aI parecer8 9
la pretensin de validez deI concepto de destino y sus variantes fracasa como categora ontolgica seria. En todo caso, all donde el progreso no ha desescombrado todo, yacen an dispersas algunas ruinas deI destino como piedras de escndalo; en parte, como atractivo para la curiosidad: los caprichos deI destino0y la fuerza de atraccin de lo relativo 13; en parte, con resonancias mundanas o malvadas desde el punto de vista de la historia contempornea como el fatalismo de las comunidades de destino conjuradas o como aquello que precisamente es elegante (chie) la mode en la elegancia vigente hasta el chie radical 14. En conjunto puede decirse que la realidad entra en un proceso de desfatalizacin con la marcha triunfal de la ptica segn la cual todo es transformable y factible. Por ello el .. h(ldo tambin_,e..rni,g}:':l l1(l~~ __ ~)_!.I1~,q q~..2Iot~ge o.e! sino'E:l destin~I.!!1?i~-~n- ategC;r!(lr(lr':lllt~Slti<l.~~_!a.-.!~l.gedia{!)Wallenstein es frtil eneste sentLdo:En tu pecha l.alen las estre1I'!~A~JQJ!~.tiJ.l..Ql>_~6_,-J~"=Q~~Qu....~~rgen las rep~~o,t"'i' c/Literalmente, los caprichos deI objeto, die Tcke des Objekts: resistencia aparente de una cosa inanimada. [N. deI T.] 11 F. Th. Vischer, Auch Einer. Eine Reisebekanntschaft (1879), Stuttgart/Leipzig/ Berlin/Wien 1891, p. 24, entre otras; W. v. Scholz, Der Zufall, eine Voiform des Schicksals (Die Anziehungskraft des Bezglichen), Stuttgart, 1924. 14 T. Wolfe, Radical Chic und Mau Mau bei der WohIfahrtsbeh6rde (1970), Hamburg, 1972, especialmente p. 5 ss. . Resulta representativo: F. W. J. Schelling, Philosophische Briefe ber Dogmatismus und Kritizismus (1795), en: Siimmtliche Werke, ed. por K. F. A. Schelling, Secc. 1, vol. 1, Stuttgart/Augsburg, 1857, especialmente p. 336 ss., Philosophie der Kunst (1802), Ibidem., Secc. 1, vol. 5, 1860, p. 693 ss.; cf. Ibidem., p. 429, as como System des transzendentalen Idealismus (1800), ibidem., secc. 1, vol. 3, 1860, p. 603 ss.: E!,periodo h~~E:~~Q.~ti!:1.~~ ..e~~1 periodo trgico, la tragedia es confli~!2.~.ILtrfJibe~g..Y..c!!sti!l.(),D!!e.n.!I'ls.qlle en el'epos;>iiCt'<~erdStill>; (;L 5, p. 646). Por el contrario, segn G. W. F. Hegel: eI destino['.Tdomina <~enelepgs,. no, ':01l!9 J},"sll.~!J:l!.e!:1.te .se. :ree, en el drama; Vorlesungerlib;die' sthetik (1818 ss.), en: Werke"in 20 Biinden, The~rie Werkausg., Red. E. Moldenhauer y K. M. Michel, vol. 15, Frankfurt a. M., 1970, p. 364; cf. p. 521 ss.: La t~-.Qej!1l!~s.~..! el des!iIl.~.y..... ~s.!.~~ece el muIldo tico. Cf. en general. B. v. Wiese, Die deutsche Tragodie von Lessing bis HebbT(948), Hamburg, 1961. . F. Schiller, Die Piccolomini (1799) 11, 6, en: Siimtliche Werke, Sakularausg, en 16 vol., vol. 5, ed., por J. Minor, Stuttgart/Berlin [1905], p. 105.
10 11
O. Spengler, Der Untergang des Abendlandes (1918), Mnchen, 1972, p. 152 ss. Cf. H. J. Eysenck, Vererbung, InteIligenz und Erziehung. Zur Kritik der piidago. gischen Milieutheorie (1971), Stuttgart, 1975, p. 36 ss. L. Szondi, Schicksalsanalyse (1944), Basel, 1948. U. Sonnemann, Negative Anthropologie. Hamburg, 1969. Vorstudien zur Sabotage des Schicksals,
12
Th. Mann, Freud und die Zukunft (1936), en: Werke. Schriften und Reden zur Literatur, Kunst und Philosophie, vol. 2, Frankfurt a. M. 1960, p. 222, 221; cf. en total p. 213-231.
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nes sobre las fechas deI destino y la Prim"'l!.q_,!!g,4L~las llamadas tragedias deI destino. O la fortuna se presenta en forma lrica: sCd~bes.~:"~~,}}QJ>..uec!~_~E.~~r '~fe-~I'~n:usm()>>: - Goethe, Pr2!cp-atbras rficas 17; ~"H01derl~: ~~"{asJ>~c-as;;~';~<lcanci~,?:~~l 9.e.~_t,0..5:~~i:-IY.~~2!i~;.P~I2J~!.11 Ferill~ct 'RiljQlund: El_c!estin()_~E!i~~.~l~.Q!!l(U~J()_cl~j.a t04() i.e;~al de P!11~~lm@ O entra en escena de forma casi musical: As llama el destino a la puerta, una formulacin que entre tanto ha comenzado a husmear; y de la sinfona deI destino se llega a la pera -El poder de la fortunay a la opereta: El amor, el amor es un poder fatal; lo s: esto es falso; el amor es naturalmente un poder celeste; pero -alternado entre StrauB y Zigeunerbaronel poder deI destino se hizo valer, no slo por razones rtmicas; pues el destino deviene al cabo una pieza de xito extraordinario. Ningn proveedor de canciones de xito puede habrselas sin l: la meloda de la fortuna forma parte de la banda sonora de Love Story; y: Dn hombre retoma aI hogar ...ha narrado su suerte a las estrellas ... Se encuentra aI pie deI abismo deI tiempo ... Su destino le tena reservado dicha y dolor: as canta --en PolydorFreddy 19 a los que no creen en astros, sino en estrellitas. Esto es un tema fecundo e interesante: las Heimarmene desde Zeno hasta Heino. En conjunto cabe reconocer lo que deseo decir, incluso si slo eran sugerencias cuya verdad resulta discutible: el destino abandona la realidad desf~talizada, que se tornaoficialmente-bjetode proJ)os!!-:e:.:ila esfer,,: esttica banal y trivial: a la ensoacin confeccin. de
Esta historia de debilitamiento deI destinocuxofinsepresenla de '~;t~'~~<:I;)~-corrlIenza, ... n() x~rro, ~nerm;tif,1ili~rg().el C ristian;s~~. clilld(;'los j;ri~er<is pdres:al~=.{gi~sj ~~X!1:>lan contra f~t~rn 'f contimatli'ernati~us -=-P.2.Lgtrlt()2S;9.Il1r~Jos astrl0!i0s:ios diYI;1?S~~C.!2~::-:,20, O.~l~iit.~bJ:e .dlibr.t;:.albetido constituaC pi-obl~I!!a<sl~< fond9.: ..12s,"P~4r~s""s,.~ 9Ps>!l.!'!.I1_.al h~\do como prtxt-i~' ethicis. Sin embargo, el problema central roal eraste:efhacl llce la competencia a l:'L-.mniI19te!lia!e ()ios. N;;;'otros,'c-;:-istianos:;scribe Tatian, df:luPI-:y.!lS Eq.l!..V
('t\&tEeOL,~~~~~5?_~-.r~ii~~~~~~j~~~-~Ir}l~_~DUillLf-Q!l.Q~~.
mos estfeITs errantes, sino lln,_llic".~~n!:_fL@,.jillll.s-XITla \)ios omIllpteiite-:-N~;~-~i~g;n gorrin cae de la azotea, si no S suvoluntad. Pues, aI mismo tiempo, m~s all de los detall~s, l)ios es el ductor t09g..P.QQ.~r2s,Y.JJ:l.!.~cie.n!e.,.'p-r_'nl~_e.}_~~spuesta incondriiida a la preg1!nta.2!:jI!Il~ia a~~~l~t~":_i.J22!_~ huy ser irl'() ~_~ bie.!LIl~'[.. Lo diverso a Dios -lo que no tiene la callsa desll_~x~'!~I!_i~ l'n s '~lsm()':-iclLinill~m:i:=:.:.!'<ILas1.:12iguii.s, ... _~.9j!!.~!~~Ld~Pios; porque I lo origina} eng~ndrde)a. I,l9~! ~Q~S!!:,Jo cre~..Y.lo l'(lnserva per concursum Dei et per creatiqrte.11'1: c:9nt.~n.Y!-!.'!l;.I-'..2..ill!.e untes era la"pree;unta impotente por el des.ti!1 =L.Il9Lgy~j,,Qnlcnce] precis~m'ente a m~,a 11080tros, a ~l, a~U.aJ"~. el!2s,lJ.~~.~~ir, lu pregunta dell1ai1ido: h~ dia, <;doIi?-ini()dt~J,!!m!ig!?_I!cia>~ 22_ vie;ne sueerada, tantod"esde la Biblia cristiana como d~sdt::.l.. ~tt~olog~ met~E~iC~rneciIaI!~Ja-~~gll~!~iilil~.~~i~~~i'?!~t,~: r~spuesta absoluta es Dias: ~.<?lo~! ..fE~gOE!qclgI?2.<!~ .. r?~~ .~_12.~~le "
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:t.rv.",.,7 -
En: Werke, Hamburger Ausg., vol. 1, Mnchen, 1974, p. 359. (8) F. Raimund, "Der Verschwender. Original-Zaubermarchen in drei Aufzgen - (1834) m, 6, en: Samtliehe Werke, hist,-Krit. Siiku1ar-ausg., 00. por F. Brukner y E, castle, voI. 2, Wien [1934], p. 434 ss. Cf. con el tema igualdad mediante el destino e igualdad de los destinos, entre otros. P. H. Azai's, Des eompensations dans les destines humaines (1808), vol. 1, Paris, 1818, p. 29: Le sort de l'homme, considr dans son ensembles, est l'ouvrage de la nature entiere, et tous les hom, mes sont gaux par leur sort. 19 [F. Quinn] ,<Ein Mann kehrt heim, Text und Musik von P. Orloff, en: top Schlagertextheft, Nr. 43, Hamburg [o. J.], p. 12.
Tatian, Oratio ad Graecos 9, 5; Debo en este punto pasar a tratar el hecho de que la tradicin patrstica, en el fondo ya desde Justino --cf. espec. Agustn (entre otras obras De civitate Dei 5, I ss.)-, matiza, de vez en cuando, esa disyuntiva, convirtindola en una interpretacin mediadora: la providencia omnipotente~ de Dios y~no comporta ll! negacin dei hado, p~s st~..Q!5:s~~!~, :n~s b~e~'(;0E10 cxpl'~;in equvoc~~.in..~_1l..QU_Q!2~ilt1l2<l_.diY..~~a: para una versin moderna cf~ R.O;-;-ardini Freiheit, Gnade, Sehieksal (1948), Mnchen, 1967, esp.
ais Orientierungsproblem,
Freiburg,
1975,
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ms- hace y gua todo. ~sa IlamadaaDios__......alaccmtingencia de las criaturas y .. a l~nil)Ote~Ci~ "d:riior- . pC)Jl'flii la carred~J9iFados: .. rJ5iosiJno~yo~nip()"tenteesaflri'aerdestfn():. mundo. mQC!~mQ, ..!12.I-~cer, ;610 'cops~~~-;~e"fin deI destino, en el fondo acontecido,ya tempranamente. . ...._.
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2.
Dios --el Dias de la Biblia: el Dios de Abraham, de Isaac, de Jacob, que se convirti en el Dios de los filsofos y los doctos-, Dios es el f!!!_~L~s.....~.LaJit l.guentrafia .el fin de Dios? Ei~ de Dios: con tal expresin refi~r; u~~'i~p~~~i~ gue prece constitui.r ~n gr~n m~4~,~~.<lJ.l1!u!ldo moderno y su tendenci hacia la prodllc.c,in.Ante semejantes elementos constitutivos no es buenofiarse de la experiencia personal: es demasiado solitaria. Por ello me basar en la experiencia de otros individuos: en un fillogo, dos telogos, una sociloga, un metafsico y finalmente -in cumuloen varios filsofos. El fillogo es Nietzsche; su formulacin es clebre: Dias ha muerto 23. AI decir de Nietzsc~~,_!!_f~u~'lc:l~l.;:t m1.!erte ~e l)i2S_~S.~l:l:C.2!11i.a1!n. La compasin (Mitlei) presupone sufrimiento (Lei): el mal en e1 mundo. Si Deus, unde malum? (Si existe Dias lcule'sel origen d.t?l mal?). Esaprt;gllntl-Iapregunta por su c0tlllmsi~~es causa. de la muei1 de Dis, a saber: la pregunta de l,a:-teoli~~a9.~e Dias se plantea a s mismo; pues: si malum, unde Deus? Donde existe el mal,. Dias s!o puede j1.!stif~qlrse-incluso ante si mism-- mediante su no existencia: mediante su muerte. La 'existenci~ Y..~L!l:lj.II:eDlQ.dcl..maL:;;;~Lfr,aso de la creaci6n'y-de la redencin- fuerzan el fin de Dios, en todo caso, el 'ii "ele su omnipotencia, .gue,aJ~ p2stre,iIIlPia. elmismo. resultago. Dos telogos, el joven Habemias')/ertrd[o~Oerni-H~nhoff, dicen en
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el rondo exactamente lo mismo, aunque cada uno a su modo. Oeing Hanhoff lo formula de modo directo y sistemtico, mientras, en su tentativa de teodicea, afirma que [Dios] puede renunciar a su omnipotencia 24, es decir, a su divinidad en favor de una libertad finita, y de hecho renuncia; de esta guisa resulta posible para aquellos seres que no son Dios, es decir, para los ~eres humanos, la libertad de hacer y empeorar. EI joven Habermas formul la misma tesis como interpretacin de la filo~ofa de las edades deI mundo de Schelling; considerando la corrupcin de la creacin, la idea schellingniana de una contraccin de Dios --expresada en su filosofa de las eras deI mundopromete una Teodicea; segn la interpretacin habermasiana de la tesis de Schelling, aI Dios que se le ha escurrido el mundo entre las manos, cuya historia precisamente por ello es entregada aI Dios invertido de la humanidad social, se llega a travs deI repliegue de Dias sobre s mismo y sobre su pasado 25; mediante ese repliegue Dias cede la Historia a la libertad humana: su dimisin convierte a Dias, por as decirlo, en fundador deI hegelianismo de izquierda e, incluso, en protector indirecto de la Teora Crtica. Me parece que Dorothee Solle, una sociloga especializada en germanstica y en teologa, alude a la misma idea: su Teologa tras la muerte de Dios, creyendo en Dios de forma atesta, trata deI repliegue divino: versa sobre eI Dias impotente en el mundo. que, en principio, necesita ayuda de Cristo como representante deI Dios ausente y despus de los hombres que, como representantes de ese representante, actan cllos mismos en lugar de Dias, con lo que, sin embargo, ste llega a su fin 26. La muerte de Dios insta a los hombres a producir sus
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ij
L. Oeing-Hanhoff, Mensch und Recht bei Thomas von Aquin, en: Philosophisches Jahrbuch 82 (1975), p. 29; cf. p. 28-31. J. Habermas, Dialektischer Idealismus im bergang zum MaterialismusGeschichtsphilosophische Folgerungen aus Schellings Idee einer Contraction Gottes (1963), en: J. H., Theorie und Praxis, Frankfurt a. M., 1971, pp. 172-227, esp. p. 190193. D. Salle, Stellvertretung. Ein Kapitel Theologie nach dem Tode Gottes, Stuttgart/Berlin, 1965, esp. p. 189205; D. S., Atheistisch an Gott glauben, 01ton, 1968, esp. p. 68 ss.
F. Nietzsche, entre otras obras en: Diefrohliche Wissenchaft (1881/82), en: Werke, ed. por K. Schlechta, vol. 2, Mnchen, 1955, p. 115, 126-128,206; Also sprach Zarathustra (1883/84), Ibidem., p. 279,280,348 <ha muerto de compasin por los hombres), p. 498, 501, 522 ss.
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cos~s por s mismos. Se trata deI pensamiento de Heidegger tradUCldoallenguaje teolgico, eon lo cual nombro ahora a un metaf.sico.que no quiere pasar por tal: cuando se retira a lo largo de su hlstona, el ser -y el ser es un pseudnimo de Dios- entrega en cuanto tal el mundo a la lgica metafsica de la objetivacin, a la voluntad de poder y a la tcnica; los hombres adquieren poder para producir puesto que el ser -junto con Cristo, el ltimo de los di~ses, .segn las. diversas inte~,eetaciones heideggerianas de Holderlm- se retna de la escen-:~) Represe que las voces aqu citadas no slo dicen algo semejante, sino que aseveran lo mismo. Esta tesis resulta verosmil si nos damos cuenta de que, en el fondo, no hay ninguna diferencia entre pensar la dimisin de Dios como un acontecimiento interino o como un hecho definitivo; y que slo hay una leve diferencia de matiz entre el derrocamiento deI poder divino y la negacin de su existencia; y con ello tambin asume importancia secundaria si esto sucede gracias a los hombres o por accin divina misma: si, por tanto, son los hombres los que -de forma anti-teolgicaatesta- ya no tienen fe en Dios o si -de forma teolgico-atesta- es Dios mismo quien ya no cree en su divinidad y por ello se retira y fenece. Lo subrayo de nuevo: todos dicen lo mismo. Pues l~s que yo he citado aqu conjuntamente -bajo etiquetas que dlcen la verdad- puede que no deseen realmente ser citdos conjuntamente. Precisamente, su acuerdo, tan cuidadosamente camuflado por ellos mismos, es una prueba especialmente irrefutable de que constituye una tendencia convergente de la historia de la filosofa moderna --de la ,utocomprensin modema-: una convergencia que tampoco debera realment;7~;P~~demos. Pues el
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27 '
en general M. Heidegger, Die seinsgeschichtliche Bestimmung de~ Nlhlhsmus (1944-46), en: M. H., Nielzsche, vol. 2, Pfullingen, 1961, p. 335-398, esp. p. 353: Permanece en el ocultamiento dei ser en cuanto tal. EI ser mismo no aparece; p. 355: EI ser mismo se Sustrae; p. 383: Lo esencial dei nihilismo es el no aparecer dei ser en cuanto tal [...] el ser [subsiste] con su propia esencia en si mismo [...] Mas cuando el ser mismo se retira a su sustraccin ms lejana, se yergue, en su dominio total, el ente en cuanto tal, desasido en la determinacin exclusiva para el ser. EI ente en cuanto tal aparece como voluntad de poder Cf. W. Weischedel, Der Gott der Philosophen, vol. I, Darmstadt, 1972, esp. p. 491 ss.
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p~9~rde ]a liberta~hllmaIla se mItre de la impotencia divina~ .ue el ser human.9.1Po"<!~rii9.i~.~QiiXi~i11[illi~m:QmJi1.~ffiL~riiQ..Qr y re~;I1!Q1.:"~9~1?y Jl1hecpo qu~"1!QL ~H. p,r~J.?i9.~Se:~~Q~~~E La aut~,nom~.d~lserhullJ.'trLQ,S, J:1lJtre~ 1,_p~rC;!iQ,g~,Q9der givin...Por priqi~!2:J.~~U.Q~~!L~!E!?_~~m.!L::::9~~de Kan.Lhasta Marx,cyaposicill radical viene representada, ami juicio, por Fihte~ha afnllado =9n.imeu6n:(IQ:~JIi!Y.19h~~xm:esamente diferenciada~ esta tendencia, ,deDv;wdo_ ~J~t .PQ!1fl,,!d divina Taconclusin de su inexistenci~:. 9Jl~!~!!~~o2jQS2EJ.s!~ntemente, los seres humanos se yenobligados a producirl~ realidad por s rnismos, puestoqlle)?i9~e: J?~~Il2,,Y~,~e.'ia,i!~el mal, las.antinorni~sy 10s.antagSlfli,~I1}()s-::~~QI2.P!.1~~e.!1~~~r.Jl bondad fprecio de su iIlexistencia.e.,!~~!~,~~1l!!~1~2s!ic~,~~fu.ndada en,llnatelsmo.dmaiorem Deiilor.i(J.rn: 28 logue, eIl principio, representaba~ ~onjuntame~te los :~llt2&e.s"it'tc,s=~!~orment,'a sager: una teoi()g~\; s!~fJ?U~emerifl1s. Es -nota bened!~.~ pensar que al-~mienzo de ese .Pr0cesoA~~E}da.Ee poder divino se eIlcoIltr~s~lateologa de la o,I]2Il~.e2!~l1~!a ~~!~~a de:'las P.?~~~~~Es<~~I~.g<4.~{M~.1fii,~j~ililJ;nL'l-\le.mn.d\!ce desde la teolo~ade~a E5:t~,!~~q.q-!!~,qJl1:~q,~ ~..2!m~ l~QlQgi:.2~!~ absconaiii,-; drD7e~.cac~ Y.de hl te()log!l;t.g~LJ2gus,..emeritu.s, hasta lateoi?ga posterior aTa'rrmerte deDios:he ah un secuencia dignd~,.~~f~r';'iIZsincl~.r~~~,~~iE~ten7i'inerSTno imp9tencia desarrollada con otros m~9iQs. Valga esto slo como obse~aci6ll-complementaria. Pues aqu quera, en suma, indicar nicamente lo que la filosofa pasa por alto cuando --como es constitutivo de la modemidad- se somete a debate lo que he denominado el fin de Dios. Reitero mi pregunta: Dios es el fin deI destino; si esto es as l,que'", significa el fin de Dios? ,Acaso retoma. el destinO -'.n,)aj ','J;V; mode~~dad post~sta? Ciert~ente .p.a~eceque ocu.rr~ lo ,fQ.J!!:ra-:~~ rio: ~!!IJase la mIrada aI mundo art~f1cIalen que VIV1ID.Q.S-y"- su I\ttilt~ autocomprensin esbozada aI comlenzo. l,Pero es verdad reall me-nteque en-el mundo actual-mediante la modificada omnipo-
vez
"(ti"
2"
Cf, Odo Marquard, ldealismus und Theodizee (1965), en: O. M., Schwierigkeiten mil der Geschichtsphilosophie. Frankfurt a. M., 1973, pr, 5265.
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tencia productiva de los hombres heredada de Dios- el destino ha sido vencido definitivamente y ha llegado a su fin? iO tan slo se trata de una apariencia? lN o resulta burlada la tendencia oficial y manifiesta a la.omnipotencia productiva, siempre que es posible, por una tendenCla latente y oficiosa: mediante el refortalecimiento. indirecto d~l fa~o? Ha !legado el momento de formular y examInar esa tesls, SIn duda, osada: desde el punto de vista de la .~)\' m~rni~a~, tras_~!.!~naldeI Destinoc()mo final"de D;~s--forffia p~~~~ .. I)E~~~.~~~f~~i~1. ~e desf~ta.ii~~in'del ~~~~d~-~~=escL P?n.~i:nteref~talizacin oficios"a;o'dicho' de otr~ ~~ci:Tderro.uLc~!e~!?~<:>.aIT.lO:9y r"mnipotencia divina ~o ti~n~-~~;;~ resul~.~ t~do tan sglQel triup.fo,oficial de la libertad hu~a~a .s'i~~j'ambin 1 ~I t<.- el retomo oficioso deI destino. ... ~._--
tt.,fttu9ue pueden c?ntnbulf a conceder cierta plausibilidad a la tesis formulada antenormente. ,~rJ.., ~~ {J("ulr,<. t\f4ll>,,(,l,>lot4. 3. Destino incgnito: imposibilidad de controlar los antecedentes
l', .,t.t",,\vV' .~(ir('< AgJ(.
Una de Ias i~dicaciones atafie aI hecho, inevitable .para el hombre, deI c~~~.~~!jncontrohlble de l2s .. ~~!~E.~~.<::I1!es.~. segn parece, resulta -prima facie de modo paradjico-- irrecusablemente moderno; cabe interpretarIa como un retomo deI hado, sin duda, transformado y bajo un pseudnimo. Deseo explicarlo brevemente. Para los hombres es un asunto difcilse.E.!lir siendo humanos
tr~'ii1ae-"DiOs:-Tll
va.~ los. hombr~e encnentran, cQm~pirantes, bajo Ia CO~~~l~~_ de tal ~anchdatura, bajo Ia ~~~.ncia de Ia sucesin, bl,jo la t>!~~!21].~~_~,~Ja al2QJ'Q~Ls-:_fLl!Q..k.ncumbe ms bien lo_g~e_ antafio ~r,!:JHPQ_l.iy.i!LQ;h~~.1;:JPJ"do._Cll~bstru:~~".s~ .P.Q!1e.u_e.s.a.pIe.s.iQrul~ .Y.aI!z:lfJlacia el Absolut~' s; les plantea el_PX2~.I~l?-;lLm9d~m9.J!~lv~a,LS!!JjJ.!l}~.~nii.~~a.sI~16n, en .que Ia defmlclOn teolgica de esa finitud -Ia determincin
Ci.t-\
est cada vez menos a disJ>?sicin. E:Il este fi!~I!!l4:c'1!1~ mrtafidad: desde la fiisOfeX'lstencial cc;~~~<se; para Ia muerte:>, Ia antropologa como exoneracin, tan slo aplazada, deI perecer 29, Vita brevis: esto es vlido tambin para el pormenor. como cabe constatar en Ia presin deI plazo ejercida por Ias necesidades de previsin; justamente por eIlo Ia ganancia de tiempo es -a pesar deI peligro deI tedio-- un bonum evidentissimum. Pf.!2 pLr~I_~~.a.Ilt~ g~e~~:l' n<:>. ~.~t~. ~gIl.~~~~.Q!~S~E l~~.~.~~,?!n finitud es mortalidad,. 'I'<l11. sl<:?djse.tmplisam~I).t~ .llJg~L9,.~S aI men?s ..re~uHaoo i~r'-mpoit~nte: que. lps seres humanos nllnca comienz"an desde' eI"EigI>). l,liid::;s:'~~;frii: ~iwdo cesa, Iieg.~~.~s~ iiI,lj_p~r9S!H\llg.CQm!~A~~ldn,~ ..Q!l~illia en el origen'.J>lles realidad est Ysiempxe.Mi ... adclantucwseles, y .los howbie~ se vefl obligados a cOl1ectar.Nil1g1,DP-Q11lQre encarna elorigeIlabsoluto: cada uno vive con antecedent~sjI1S2n..trolables. Por Ilo existe un derecho de Ias cosas prximas respecto a' Ias primigenias y un ritual de modestia moderno que demuestre ese estatus no originario dei hombre, su influjo en las generaciones posteriores -su d<:'pendencia. inevitable, respecto a los aIlteedentes incontrolables~ en"iI estribael recp-.azociii;ometafsico de Ias preguntas por el origen absoluto. Quien se interroga poreI rigen, quiere ser elorigeri; yquien des' ser ~l.?rigen, no desea ser un hombre, sino el Absoluto. Por eIlo los hombres, en.cuanto representantes de Ia ITlodern.i.da ... cl,.. clien .a .... sI .J.... s a los principios, en favor de su humanidacl' rehusillldo leve.11ir Absolutos-; dicen adis ai px.fJ y apuestan por concepciones ql!e .suspend~~ y tornan superflua la pregunta por el origen a~~oluto: Ia pregunta por la justificacin absoluta. Hans Blumenberg 30 hnterpretado la idea moderna de autoconservacin como un tal teorema de la suspensin: puesto que --en consecuencia- Ia
ptiiito
como criatura-
surgetl'eIltallva(I'nnrrnfficIijnte
su
d~sae
h.~
29
30
M. Heidegger, Sein und Zeit, Halle, 1927; A. Gehlen, Der Mensch. Seine Natur und seine Stellung in der Welt (1940), Frankfurt a. M., 1971. H. Blumenberg, Selbsterhaltung und Beharrung. Zur Konstitution der neuzeitli chen Rationalitiit, Wiesbaden, 1970; cf. esp. p. 39: primariamente como una frase sobre el peso de la prueba.
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autoconservacin ahoTa la conservacin de lo extrafio mediante la creacin, vale a continuacin la conjetura refutable de que la realidad se funda en principios de razn suficiente: lo existente es y permanece conservatione sui, cuando no se transforma por causas escudrifiables; por ello ya no es necesario fundamentar por qu hay ser y no ms bien nada, sino tan slo por qu se puede llegar a ser diferente, en caso de que se establezca tal diferencia. Segn Blumenberg, se trata de una suerte de regIa deI peso de la prueba: tal regIa reduce el peso de la fundamentacin a magnitudes finitas, es decir, a magnitudes canjeables humanamente, mientras constata que el peso de la fundamentacin, de la prueba cae deI lado de la transformacin. Conectando con la tradicin de los juristas ingleses de la common law, Martin Kriel&1Dhademostrado que todoesto no slo es vlido cuandoSqieren comprender teorticamente transformaciones, sino sobre todo cuando se desean producirlas desde un punto de vista prctico: tambin entonces cbe conjeturar que sea razonablemente refutable -debe ser subrayado: refutable-Ia sufic1encia de lo existente: el peso de Ia prueba lllcumbe a quien emprellde"itransformacin. Nlk1sChmann 32 deD.lliiaesta-actltud~~;onsrvadr~o involuntario por complejidad: ste es inevitable, porque para una capacidad finita no todo se encuentra disponible aI mismo tiempo, sino slo estn a disposicin, de modo sucesivo, elementos' determinados por alternativas determinadas que llevan el peso de la prueba; proceder de un modo diverso sera tan complicado que nuestra inteligencia finita, necesitada de una reduccin de la complejidad, se vera superada; por ello, segn Luhmann, existe la necesidad imperiosa de una recepcin de la historia como base de la accin. Precisado segn la teora sistmica, no se trata sino deI pensamiento fundamental de la aplicacin hermenutica en la
f'\M. Kriele, Theorie der Rechtsgewinnung, Berlin, 1967; Resumen p. 312: [...] presunto carcter vinculante de los prejuicios. Existe una conjetura (refutable) favorable a la racionalidad de los prejuicios en su conjunto; cf., M. K., Die Herausjorderung des Verjassungsstaats, NeuwiedIBerlin, 1970, esp. p. 18-20. N. Luhmann, Status quo aIs Argument, en: H. Baier (ed.), Studenten in Opposition. Beitriige zur Soziologie der deutschen Hochschule, Bielefeld, 1968, pp. 73-82, esp. p. 78, 81.
filosofa moderna: slo en tanto los hechos existentes histricamente estn ya siempre ah, sin intervencin, como antecedentes, la propia accin tiene alguna posibilidad; ningn ser humano puede comenzar absolu.ta;nente d.esde.el princ~pio"tO?Ohombr)..S..e ve obligado --como dma Joach1m R1tter: h1poleptlcamente>~ a conectar con lo que ya est ah: el futuro necesita pasado. Esa idea hermenutica favorece y ejercita el amor Jati, el ser hijo de su tiempo: Hic Rhodus, hic saltus; 34 y no son precisamente grandes saltos aquellos que cabe dar. l:.~.Y~ exist~I1!~".2~!~~i!l~_el espacio de jy~o como fait aS;,J),111p.lf_,OillO \1aJ] no slo f.!l_ el sentid~-&l micro_.gestino_~~qgJMm~.!!!QJ.~l.1!!bin en el sentido deI macr;ftestino Jatum: Al~i~mo .!~~tE20 e n~~..ar!9-.Q~~nta esi'n-e!i:~~~i!&.iill:.~jimjillg.9!Lgf:!Il!cti~~!_sl~~~e preclsrrie~tecon~<!~ 1mL~~I~~ Jmilll!JlO lfL9J2Q!lllllid';ld de forj'!L~.E!!iYid~.im~t.2_gge_~UQ~_l),O ~on el absglY!Q."JlS<Q.t;sitan esa magnitu~ d~.cont~C:;19~qe.l.o contrariQn~'p"QQr..;;m"yivir, ni ):p.ucho menos'cambrm::Todo esto cabe taJpbin. fonnularl() (l.~:precisa-
1eq~~
J. Ritter, Metaphysik und Politik, Frankfurt a. M., 1969, p. 64: EI metodo hermenutico conduce [...] por el camino de' la conexin hipolptica: p. 66: Hypolepsis hermenutica. Cf. el artculo Hypolepsis de G. Bien en: J. Ritter [entre otros] (Ed.), Historisches Worterbuch der Philosophie, vol. 3, Basel/Stuttgart, 1974, 1.252-54. Cf. H.-G. Gadamer, Wahrheit und Methode (1960), Tbingen, 1972, pp. 250-290; estn por examinar las relaciones entre la tesis de Kriele sobre el presunto carcter vinculante de los prejuicios y la rehabilitacin deI concepto de prejuicio en Gadamer (p. 261). G. W. F. Hegel, Grundlinien der Philosophie des Rechts (1821), en: Werke, Theorie-Werkausg., vol. 7, 1970, p. 26.
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hombre, aun cuan~o n0'l!liera ser fatalista, necesita.,~l!~22~.!Sl!J.te, m'iiCilftaIsm:ET h~chC;"d~-~---'no' -de 'hacerlo todo, di~ho-de otro modo, que la mayor parte de las cosa~ ha~ de tr~scUITlr'haniillscuiTid sieiIpr~ ya siri nu~stJ;ajnt~~~!i"n: ese fato.. ~es decir, desti[\o,es la COlldicinde posibilidad de la ac~in en mbitos abrts aI obrar humano. Este fatalismo'("ini parecer, razonable)y sus ... agnte's' ---:-pore[emplo:las)iis.!I~~ciones- reduce ellastre de la acci6n a una dimensin apropiada a la capacidad d~-~ct~aan~fi'miia: neva"tdbrr posibl'afllcance-de las dotes humanas de autor. La prctica humana slo hace lo poco que an cabe hacer: parqueeIfselJ?9~1~~~~:~0 que unametiidIy'consderabi haya,Il_~5Ia_.!!l!~_gue hacer. Almi'smo timpo, sta es la razn, por la cuaIIos hombres -=tias la despedida de la scientia non humana sed divina de la metafsica, que se torna, por tanto scientia humana, las huma-Lv nities- perseveran en su disposicin a la teora; pues teoria es ~ aquello que se hace cuando ya no hay nada ms que hacer. En conL~y junt() pa~ec;eque en la m~dernida<l-tras el fin de Dios ~exlste relacin.de c(),Ildicioml!l2i~n~o e,n!re fatalismo y hJ1Ill~l..i~d; (.. ,,,_ en_~~tecontexto, _ eI esfuerzo ~_~}oshombre,s.R()!. s~I~a::_!Lh1!!l1a'lhf.Jt'tJl~~adfrente a todaexig~ncia de apoteosis, obIiga.a.uo ref()f1~I~s,i,te J."",' ~i,e,n.todeI destino. Esta era una de mis dos indicaciones.
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La otra indicacin atafie aI hecho, inevitable para los hombres, de la imposibilidad de contr2_la.0~.s_~~I1.~~':!.e!!E.i.~. Tambin aI parecer -y prima facies de modo paradjico- resulta irrecusablemente moderno; y tambin, justamente, es interpretable como un retomo deI hado, sin duda transformado y bajo un pseudnimo. Deseo asimismo explicarlo brevemente. Como he dicho, para los hombres es un asunto difcil seguir siendo humanos tras el fin de Dios. Pu~s.!anJ?~().!1~~mo~uesto de Dios queda vacante, los hombres se eIlc~~~~:~_~~j() }.~2re-90-
sin deI ~irante a la candidatura, bajo la exigencia de sucesin y bajo f presin ejercida poreI ansia de apoteosis. Por ello -lo reiierc;:..:::'~~f horrlbi~~fmii~i~!!1sJi~!1J~~-!1tafio era trabajo de'Dios: -hacer1oto~ Los sereshul)1a!!Qs~ft:rrm!Qn..~J:llP.ei.,~S~ trbafoh3:~~~.u.~Q~i~~d~!l..a laRIesi!!.Qe.. a.J],l1i,~fl.~'~.2~ra escaparil fatalismo antes esbozado. Por ello los hombres devienen entonces por sffiismos lo Absoluto, como, a mi juicio, ejemplifica la historia de la filosofa con el trnsito de Kant a Fichte, es decir, el paso hacia el fin de la modestia, el trnsito de la modernidad hacia la contramodernidad. Pero i,cmo es posible? i,A.~~S.2 ..PJ!~(I~. !J,nJ!QlTlbre s~r el Absc)hl!p? La re_~p~~sJsica para .1~ma.n~!p~:lj!1 absoMahAcj .(11 As.Ql':!.t2_c!!~ stpy~sIe, lurgo de~e;._eJ.pre~ado en.!ajerg~ actual:yI h2f!1Q.KI2~~e SitillUetencia contrf<ctiCa..'frestono son sino excusas kantianas, no es sino url"med pretexto positivista. Q~.. ~[;temd:9!!~oJlS_Q.hlto~ se r~:,:~.c;e.s:l.a~~~~~. !()spri~<:ipi()s;se.rest~blt?~9.e.I111eyo laR!~gunta pore,l origen absolut9. i,Por qu -as suena su versin modern,iiansformada en pregunta por la legitimacin absoluta-, por qu, es decir, con qu derecho hay ser y no ms bien nada: excepto yo mismo? El hombre que se interr()g~.poE el origen absol.J:l~o, se emplaza mediante esapi~gl}t eIl ~l()rig~n.absolut(), a..sab.er: se toma el super-yo de,l todo..de la r~,!lid.ad..' .Mientras tantoleg la era de la comniai6Il ~ue no es slo di.a!gi~a-bilateral,.sin,o interactiva::ffiUitlierl- ese yo se ha transformado en un nosotros: una comunidad comunicativa absoluta, en uo super-nosotros absoluto. Nada tiene pern:lisopa~a oponrse~e, todo debe estar a su favor; y~a su'favor: en-cs ra~. As todo ha de conve1irse en su crIaiir'illdiailte la competencia de creacin contrafctica de ese nosotros: mediante sociofactura absoluta. Por esto, para los seres humanos!odQ es factible de forma neoabsoluta. -- o=.~~~~ . Pero a ~s.eJ!~c;erab~~ltito .contqJtic;Q.l(1, fl;illa-pues con todo es fctlcamente humano- d~ h~~E()la 0illni,P9teEci~or ello su accin tiene efectos no deseados. Las consecuencias y efectos lateral~-se-zaf~n-a su contrr;-resultan incontrolables; y las razones de que esto sea as son especificables, por ejemplo,
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ao~T~n-s(si'~~P;:~~~!fi
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sociolgicamente: Friedrich H. Tenbruck 35 ha intentado especificarIas. Las realidades (realidades sociales, por ejemplo, instituciones), que a causa de su fracaso o disfuncin manifiestas cabe abolir mediante intervencin activa cumplen, por regIa general, funciones latentes, cuya no satisfaccin ocasiona desgracias. Yen la medida en que los resultados -obtenidos mediante una transformacin exitosa- pasan por obvios, el valor de su satisfaccin tiende a cero. Esta sorprende no slo a los productores prcticos --que planifican en el momento de la carencia, razn por la cual sobrevaloran necesariamente el valor de satisfaccin dei xito-, sino tambin a los miembros de la Escuela crtica despreciadores de las constantes tericas, cuando consideran acrticamente el valor gratificatorio de tales resultados como constantes: los dialcticos -sobre todo los que viven para la revolucin y de su demora- apenas cuentan con eI hecho de que esto les sorprende aI pensar siempre en relacin a los otros y escasamente en relacin a s mismos, a saber: la dialctica. Luego: no slo, por ejemplo, la planificacin productiva incumplida, sino tambin la lograda se planifican -aI menos parcialmente- atendiendo aI xito. Por e11o,en la era deI ceIo productivo de los hombres, capaz de aniquilar el destino, las buenas intenciones no son ya la satisfaccin deI bien; el control absoluto presuponel() incontrolablWos resultac!g_sc.Cl.!riI?I2EI}~ten J~nli~~!lc;~nesCy'-el'iitt?n! -l~. ~~j~~~~~solutament~ ellllunloselllal()gra introduc~Ildollls.. cOl1fusinen el murido~'Dsd 'i~"ii~~~i~cin~rrices~ ha~ta l~ a~t~:ilid1t4: ... ~Sts sola's gIi1d~;'~~Qe-;i~~~ias d~'4esengano sufridas ~l'i~te~t~;'os horiibrs-hc~is; LWsrnos, y elevarse aI rango de diosesil1terin?~;.e.)(pe~~~ci~iq~~:?!:~.sul?()nen 'la ip.controlabilicIad. de.lQs.yf~Ctos de. f~accin. Por estar,a~~n,los seres hurnan()s -ensillcrona c~~ ei pr~g;~~~'~eI'IJr~duccin'y sus dimension~s- deben !l1geni~rse .tcnicspahtviYj:r::Qn' e~os desenganos. Mas justan:ente esas tcnicas rea.ctivn, a mi juicio, el hado. . Constltuyer"t'~i~~ ... ~Iborar .. el. desengano. Naturalmente, '~pirncipio 'seInt~~t'a evitar el des'engaftcicon el mero artificio de ignorarlo: de este modo, por ejemplo, se selec-
pa~a..
35
Vernunft, Freiburg/Mnchen,
1972.
ciona actualmente el recuerdo: el sentido histrico; no debe 11evarse a cabo la comparacin entre aque110que se produjo y aque110que exista previamente. Pero, segn parece, esto no basta; se debe recurrir a medios ms poderosos. Por e110se 11egaa la gran cultura de las excusas, a la coyuntura favorable para los arregl.os de exoneracin, a una exorbitante necesidad de chivos expiatorios, dicho con parquedad: aI arte de no dejar vestigio. La sociedad se contempla como coartada bien vista, apta para satisfacer mtiples fines; y la sociedad se limita sobre todo a los otros. Pues donde lasco~as van mal, enlaIl}()gemjg_<i.!!()E_1:>~ .!~!'!",9.1L.~los re;P~ri;alJl~s sonlos h~lllb!es,. p~ro si~mpre l.<?s .otr()s .h<?lllbres. Como e)(pI1caCrtxrr~ora'd' ia'd(fer~~~i~i,~y~X2rjte intenciolles y resultdos efectivos se reqme:r:~JJig,\l:QL~t$~.ontraautor, que -como dia~olus rediviYLt,l'::;;:;;.1tl!ii>n.x'l!::l.c;~~fracasar las obras benficas deI progreso .. F;s,ateIl~:teI1.~i~ ..~..s,~n.-ti~~e traicionado e impedido, que Manes Sperber36 deIl9rniI1~Jainterp;etacin poli~iaca.de la historia, sirv~p_rJ1Xin1reJue~p(),!1sabilidad, recllrriendo. a otras neo-parca..sX.IlC!.IIl~,~<ie2!~S!(),,9.ue -a diferencia de las viejas hilanderas deI destino- ya.no se d~fi. nen por su inclusin en el sector textil, s~Il(),.Ill~~~!<:IlY'?~,~u ref.~rencia semntica aI sector metalrgico: como trefiladoras, q\le maguinan intrigas. Mientras se inculpa a stas, el super-yo mismo, creador de' mundos hace caso omiso de sus desenganos creativos; por as decirIo, el nosotros se afirma a s mismo, mientras se separa deI no-nosotros: en caso extremo se aparta de los enemigos a los que se imputa la culpa por el fracaso en su hacer autnomo. Cuando los seres humanos se elevan a lo Absoluto, van u parar a esa separacin o nemistad forzada. No actan pues, ~11 la tendencia. de forma humana, como hombres, sino slo de f~. ma absoluta, como enemigos d.een~rnil~~L~afilosofa neoabsotu. ta deIhmbre-que-~e hac~'!...smisllliL segn parece no s:SJ.1Q, tefga.'trasel fin de;Qi9,~. ~m.<;U2!1lQin an!.rQll.2loga tras _~lfln ., de iiIiurilrla<iTodo transcurre as: la intencin absoluta d~ ho~b-;es-d-srabsoruis:s~-' desarro11~. com2._arte de no habt sido: 3J1edldegr sidootros. Se trata de un_i()rtal~cirni~nt()tndir~~~_d~1 destinn,
ciiiarte'rl:o:~ja-!:'i~iiiiQ;,9~~
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lO. !~U~~.tiiiJu
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cuanto ms .. se disponen los hombres .. a producir la realidad por s ~ ". "" -." _--- ~~-~--~-"".+ '--'.,.~-~_ ".. _.~,.. ~ _.--._"--mismos, tanfo-ms"-se"dec1aran a la postre --desengafadosresp~cto n~al'uedenhcery que 1lis l51fil'fiYde"paecer. EI" aniifa~lj!ll9 ~PJ:oqel!!9.. J!~oa_bQlll_tQ:~J!l~cji>.ajQd= se inclina manifiestamente a convertirse en su contratio: fatalismo; elprocesode desf~1izaindermllaoprovoa'Inairectamente uq.retorno~lhado. -------AI mismo tiempo se llega -y esto confirma nuestro resultado-- a una invocacin directa a la gran necesidad: a una necesidad deI bien que supera, domina, vence astutamente y al menos compensa a largo plazo las consecuencias graves deI hacer humano. De hecho, cuando loshombre.1.~_~E~!1?odern!zJ}~~~!1_"ellos mismos su Historia, buscan una g~rantasobrehumana de que en la)list~!i-;it:.glte~~cedOr"l~m~i9!-Y"~j)2~!e.. ~~~~n, i~dep~ndiente~e~te .~~J2_ql1e._9.~i!si2!1~n !~lizJEe~_t_e y_~~, cu~_~aves devengan las con~ecllenciasr~su1tantes de su ~acer. Surge el lnters"eu el curso necsarlo-~onfffii"I desinO=- de ahist~ria. Por supuesto, omo escribe Georg Bchner: Me siento como aniquilado bajo el atroz fatalismo de la historia; 37 donde la confianza_~!!_~.I~~c~t?E.~~~~s,~~~~el.E~~s.o ~~.~.!~~i.c.9.P.~~~~}E}l~,!!~e.<l~ .. ~al ~~~? ~rlreS.~!Q. y'.~~~~sl'Er'!F!2n., se n~cesita disl?<?D;eEJ2o!~_ticipado d~_ ,fi!!dQr~~.'!!l!!~TrleJ1tario~. q)le infllJ1clau P.e .oue.y cOIJ.fianza-'~nsu bue~.traI1scurso. Se ~resentan como postulados: e~ Qrim~rlugai -Dios,=a~sp~usTNtiliareza, a l~lp()s!r,~~lespfr!!ll.lel mundo>;'y'tros 'suJ~ios--protgonistasque)eganhasta el pr,oletarido y las erit~~.antjelitismo. Desde una perspectiva filosficotranscendental, todos ellos pertenecen a la..QoctriI!ade los postulad()s.38:pa'y~q1!~!s:erE?ellos.Jm~~ g~.!()4a~ formMscr,bs~~er en~elIos. Oponindose a los hados, deben prevenir consecuencias fa.tales de la accin. Mientras tanto tales postulados se han trans-
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36
37
G, Bchner, Samtliehe Werke nebst Briefen und anderen Dokumenten, J. Meinerts, Darmstadt, 1963, p, 391.
38
En el sentido de L Kant, Kritik der praktischen Vernunft (1788), en: Gesammelte Sehriften, ed. por la Academia prusiana de las Ciencias, vol. 5, Berlin, 1908, p. 122 ss.
ferido desde el ms all hasta el ms ac histrico y han ocupado plaza de plantilla: como augures de la presin ejercid~ ~or l.a,s cireunstancias. F'orman los estados mayores de la planlfIcaclOn de las burocracia~ delN.9greso en el mundo admlll1strado; son -no eaoesin've:iiO= postulados intramundanos: lo que sacE:!i!::~~~n aurela extrarrmndna, lo ganane'prestigio mundano!~~!~~~~ a qu --=paril"ndode 'la idea d~ q~e-(i~I1;aJ)~IL<::Qn.~~2.~~_<!!.fEil sextrae T~-nCiusf?nA~'gue .el consejo difcil es bueno---:-esos pst~li~~'yI}9 s:l() sepOS!~!~_~~~C.~l?~~.9,.!~~~~,!!.Q.~~~ngan=~~on tambin objeto de retribuciQJ1:Il)QiJ)..l~J!.~i&.rm-i.Qn.de poder, honorx dinero. Pertenecen a las nece~i.clag~.sqll,~..o!L!orzdas 'poi las graves consecuencias efectuadas .. ~~Jl?~~ ... ~l1!?norim:impulsan el curso dei mundo, bajo sU1?u~s!o",domi!!iQ . a,.una ev~sin hacia adelaJ1te. Gracias a complicados clculos, tales n;cesidades son formuladas y proclamadas mediante grandes planes: el plan global es _~a~c:l,efl!i~.Q __ g~ horscopoX fa~o. Siempre me han impresionado los cuentos en que se presentan, una tras otra, varias hadas a una ama cualquiera para que exprese all sus deseos: sin duda, stas eran las colaboradoras de los grupos de planificacin de antafo donde desear an prestaba ayuda. EI hada penltima es siempre el hada mala: libera las maldiciones. Hoy da es superflua. Constituye uno de los raros ejemplos de desmantelamiento de la divisin del trabajo el hecho de que hoy da las maldiciones se incluyan, inmediatamente para su desarrollo, en las planificaciones bienintencionadas; pues -segn palabras no literales de Benn- lo opuesto a bueno es bienintencionado; y las planificaciones actuales estn todas empedradas de buenas intenciones. Los forjadores de aquellos cuentos tenan -a mi juicio-- una gran sensibilidad para lo que suceda en la realidad; pues la ltima hada, la buena hada, nunca era capaz de .deshacer esas maldiciones; tan slo poda prestar ayuda concedlendo un contradeseo equilibrador: mediante una compensacin. Ese hada que se presentaba aI final era por tanto el hada compensatol'ia. Tambin la industria compensatoria actual -la crisis empresarial de planificadores y productores- debe contravirar: trabaja contrll las consecuencias que se despliegan sin control; pero -aquf lus
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hadas buenas y malas son estrictamente idnticas- esto vuelve a engendrar, ai mismo tiempo y por s mismo, consecuencias que escapan a todo control, y -si no me engafio- esto ocurre tanto ms cuanto menos se cumplen -debido a la euforia de la omnipotencia- los deberes hipolpticos de conexin con antecedentes naturales e histricos. Donde -mediante la evasin imperativa hacia deiante- el futuro deja de tener mramientos respecto ai pasado, los planes de compensacin se vuelven, en el mejor de lo casos, papel desechable; entonces proyectan futuros que nunca advenirn, adquiriendo un nuevo cariz musestico: un futurlogo es un anticuario que vuelve la mirada hacia adelante. En casos graves, no obstante, planes e intervenciones se convierten en cmplices involuntarios dei carcter incontrolable dei devenir dei mundo; entonces los intentos ms ansiosos por obrar hacia un dominio actan de hecho como fomento de la fatalidad: en caso extremo como una extensin de la ley de conservacin de la absurdidad. Siempre se restablece un mnimo de confusin' donde los intentos de imponer orden causan estorbo, tal esto;bo es inmediatamente suprimido de nuevo, gracias precisamente a los intentos de crear ordeno Quien considere la esencia de la planificacin -por ejemplo, la esencia de la planificacin educativatiene que extraer realmente la conclusin de que este curso. es el ms probable: con frecuencia planificacin significa continuacin dei caos mediante la aplicacin de otros medios. Esta es la astucia de la sinrazn: la omnipotencia dei hacer humano refuerza lo incontrolable, la fatalidad; su antifatalismo autnomo se desenmascara como fatalismo antiautnomo; ai desplazar -felizmente- el fato, lo vuelven a conjurar, y justo cuando los hombres se convierten en albaceas oficiales de su fin absoluto, el destino torna entonces a una existencia oficiosa.
trminos siguientes: en la poca moderna, tras eI fin dei destinQY tras eLfin de Dias, forma parte dei proceso oficial de desfatalizadn dei mundo su refatalizacin oficiosa; o dicho con otras palabras:'erd~~~;;tt;-dei-;omnipotencia divina no slo implica ertrlunfo ofici:l1 de la liberfd humaIii;smotiiblnerret"rno ofiic)s--deldestim.- Tu~e Ia op;rt~cid;d de sugerir, hasta qu pu'to ese retom dei fato comporta ai mismo tiempo Ia permanencia de fatalidades: no, por cierto, de forma incondicionada, sino slo cuando los hombres olvidan las obligaciones de conexin con la tradicin, propias de su condicin finita, y ocupan una posicin de omnipotencia contrafctica. Esta precisamente parece ser la tendencia dominante, es decir.. noiIla.tJisniQmodemo_de la~~!l!.~~ hUIl!~~nte~~~i~t~'~_ esboz ~-gJ2r!!ll~ra indicacin, sino el fatalismo antimoderno que resulta dei trnsito haci~-l:l-'d~smsuraantihuIll.~I?:~ d~I~~f.lJ~rZO hUill.Jill9:JJ..o.!..lc-I.1.far 0lml .. ~.~~~~~~5~~'~~!'~~;:~~I~~~_~~:~~_~~_~~~~~da indicacin. Por e o caue Lemerun uesen ace lata!, Quien c6ieftiy 'maIsulclfxin sobre un retorno indirecto dei destino, expresando su temor de que el desenlace sea fatal, tendr motivos para sefialar dos circunstancias que relativizen el resultado. En primer lugar: este ciclo de conferencias comienza con mi meditacin, pero -jgracias a Dios!- no concluye con ella; de este modo ai inaugurador de este ciclo le resulta lcito desviar las expectativas de s mismo sobre aquellos que no hablarn como debutantes en primer lugar, sino que tomarn la palabra como los ms adelantados slo tras el inaugurador. En segundo lugar: debido a este comienzo con desenlace fatal, debo hacer hincapi en la validez de 10 que expres ai principio. Me haba propuesto aprehender el pensamiento de un solo uso, un pensamiento sin consistencia, que se ve de nuevo inmediatamente librado dei lastre de su contenido, puesto que se desvanece enseguida; pues -lo reitero- el pensamiento de un solo uso es aquel pensamienJ
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Tales eran las dos indicaciones, tan solo dos, tradas a colacin para ilustrar una tesis global y osada que haba formulado en los -96-
Formulacin de Schwabing-Oblomow en: May Spils (Reg.), Zur Saehe, Sehatzehen, Frankfurt a. M., Nobis- Verleih, 1969; cf. F. Schiller, Die Braut von Messina (1803) 1,8, en: Samtliehe Werke, Slikularausg., vol. 7, [1905], p. 41: S, no ha comenzado bien, creedme, y no terminar bien.
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to que slo se piensa y usa una sola vez y posteriormente no vuelve nunca ms a darse, a no ser que de modo fatal aflore como problema de contaminacin deI medio ambiente; justamente as -segn creo--- sucede aqu con ese teorema de desecho sobre el fin malogrado y el refuerzo indirecto del destino.
La conciencia del gran honor que supone la invitacin a participar en este Congreso sobre el mito se entrevera en mis adentros con un gran miedo y una titubeante esperanza. Temo que me hayan invitado porque presuponen que soy un filsofo competente en materia de mitologa. Tal suposicin es sencillamente un error, pues carezco de semejante competencia. Sin embargo, aliento la tmida esperanza, ya aludida, de que, por el contrario, -aun conociendo mi incompetencia en filosofa deI mito ms de lo que me fuera grato--- me hayan invitado por dos razones muy distintas: por una de ellas o incluso por ambas al mismo tiempo. Una razn podra ser la siguiente. Ustedes permiten que hable no a pesar, sino precisamente a causa de mi incompetencia en materia de filosofa del mito, porque en este congreso se desea ---digamos: por r~zones de igualdad- que tome la palabra un representante de los no especialistas, cuya forma de expresin sea un ejemplo de incompetencia. Claro est, slo se invita a uno -en definitiva todas las regIas de igualdad han comenzado con poco---, pera, con todo, cuentan aI menos con esta excepcin. En este caso es evidente que se desea fletar a un incompetente forneo, aunque no se piense necesariamente en m, pues l,quin estaria dispuesto a cometer una fechoria y permanecer despus en ellugar deI crimen? La otra razn podria ser la siguiente. Ustedes se han enterado de que yo imputo a la filosofa una competencia para compensar la incompetencia; de esta manera pueden haber
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concluido que si esto tiene validez general, debe ser tambin vlido para un caso particular, es decir, para eI tema deI mito. Y entonces el autor de estas reflexiones medio maledicentes respecto a la filosofa tiene el deber de mostrar en un caso concreto qu puede ofrecer para justificar su imputacin. Pues bien, h.~i oferta: un elogio deI po_~itesmo. Con ello naturalmente no hago, como dice el dicho, sino-IIevarTchuzas a Atena~ pues abordo meditaciones que lindan -y ciertamente no por casualidad- con pensamientos que, de forma mucho ms exhaustiva, suele cultivar y publicar en diversos ensayos, en una universidad del lugar, en competencia con la de ustedes, Michael Landmann. En concreto, cabe destacar su estudio ms sobresaliente, Pluralitat und Antinomie 1. Lo que, por mi parte, d~~ecir_!llt:~~~gto -sin superar a Landmann, tan slo aventurndome por otros derroteros que acaso vayan demasiado lejos-, se divideen l~~_ sigy.irntes cu1!.!!:.o apat1adoLLl?.!Lda sobI~>l,~ttiJ21gie;2,M!Qmitiidd y po!iJ:.I:li ti.!Q~d; .. 3."gLilll.~,~tll!.P~JJJ~tJlgIlll}p!)1iti~~~fensa de una polimiilcid~d ilustrada. Comenzar, segn usanza completamenie-convenclonal,-pore'l primer apartado. 1. Duda sobre el Striptease Desde diversas perspectivas, hoy da el mito es un objeto controveI!i~o. No obstante, se puede simplificar tranquilamente el asunto, aunque no debiera tolerarse. An as, empezar con la siguiente simplificacin. A mi juicio, cabe ~istinguir, en primer lu,g,<tr, dos po~i.c:io_I2~"sJu.E-cl~!!1~~!~!~..L,.~l!i.j~~socian terc~r.a::Ls clQSpr:imepis9.!:n..P.ill1~lL!!!!-.J2.~!!lis~.Eo..!ll tl-:S'e "dira que el ttulo que Wilhelm Nestle aplic con gran xito a la cultura griega -Vom Mythos zum Logos [Del mito allogos] 2_ ha
superado su referente originario para caracterizar el curso universal de la historia de la conciencia en su postrer estadio. Como ilustracin parece que esa historia -sin importar si se corresponde o no aI sentido preciso de la formulacin de Bultmannconverge con el gran proceso de desmitologizacin. Sea lo 9!!e , fur~J.LmitJLe.s....enJQ..(kLk~Q .!!.!1. f.~E5~.f!1~!lQ.~.~!~!..I}.2~Jl ..mm - 'j'I<,u\N': to de~e.j~~.~!!!~-9u~~~.t.<;>. ~~~ ... ~<~!.!~~,:~lora!~~~nla posicin }"N I ~ .. como al~o.2?~~~Yl?~.~~eJ~~E_" 1~.l'.9-~i.si.2!L~.29!:no.~!g;negatiV. '7 AmbosJJuI1t()~d.e_~sta =la aceptaci~n: ms o menos alegre,. de P,o. ~4 Ladecaden~~a,"~~l mito, ~esde Comte-hasf!I?rkheierycimo; 'V:r..... su ellrgico rechazo,m~s (, m~n~iarmaI1t.e:desdeviohSt la w li.esc~ela ~e!~~gg~~~~I1.~= estn in~~it~~I~m~Pt~~nJQ~g~~~ando~' ',~ l~ hlstonau.12lvers~l,dela conciencia, aI menos ensup()~tE~!~2ta-~v dlO, c()mo lIllstraclOn, se concibe a s misma comoproceso de desmitologlzaCli."Pr~. 4e.s_~~i~!~~ esta. ilJ.:te!:preiaCl6n de la(,,' I historia? -.. -~-'~-'-"" "
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A.~~j!1~io, eS~J?':()~e.so .~istrico haci~ ... la.Aes~itologizacin .\li$"y es, como)"listor,ia, un mito: de tal modo que la muerte ~~!.!~.i~ose to~e ~lla misr,na mito pqr!..~J~~~!Qilli!lqs, una prue,?a de su ~t?lat1va mmortahdad. Como poco constituye un " indicio de que no podemos habmoslas sin mitos. Tampoco esa tesis -posicill 3:::-;es enabsoluto nu~v<l:.e.e.!!'2~e.~!.f imilc1ta(2) en la obra de Lvi-Strauss y si no yerro tambin~n !a.deHans~1 Blumenberg: de modo expreso fue defendida por KikowskW.w
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Eulen nach Athen tragen, nach Spree-Athen, El equivalente en castellano sera: echar agua en el mar, Jlevar lefia aI monte. [N. dei T.] M. Landmann, Polytheismus, en: Pluralitiit und Antinomie, Mnchen/Basel 1963, pp. 104-150: Cf. tambin M. L., Pluralistische Endzeit, en: M. L., Das Ende des Individuums. Anthropologische Skizzen, Stuttgart, 1971, pp. 147 ss. W. Nestle, Vom Mythos zum Logos. Die Selbstentfaltung des griechischen Denkens von Homer bis auf die Sophistik und Socrates, Stuttgar, 1940.
C. Lvi-Strauss, Das wilde Denken (1962), Frankfurt. a. M., 1973, especialmente pp. 302 ss.; respecto a la forma fundamental dei argumento de LviStrauss (el hombre moderno estiliza en el otm, en la naturaleza lejana y en el salvaje aquello que l no quiere ser, sin por eso dejar de serlo) cf. C. L-S" Rasse und Geschichte (1952), Frankfurt a. M., 1972, especialmente pp. 16 ss.; una aplicacin ejemplar de este argumento se encuentra en C. L-S., Das Ende des Totemismus (1962), Frankfurt a. M., 1965; cf. para una visin global, C. L-S., Mythologica (1964 ss.), especialmente el volumen 4, 2 <Der nackte Mensch) [El hombre desnudo], Frankfurt a. M, 1976, especialmente pp. 765 ss.: el mito no puede morir sin resucitar a su vez en la msica.-H. Blumenberg, "Wirklichkeitsbegriff und Wirkungspotential des Mythos en: M. Fuhrmann (ed.), Terror und Spiel. Probleme der Mythenrezeption, Mnchen, 1971 (Poetik und Hermeneutik, vol. 4), pp. 11-66, cf. pp. 527 sS.-L, Kolakowski, Die Gegenwiirtigkeit des Mythos, Mnchen, 1974 (2 ed.).
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Me apwpiar ~~.~~est~ .!~!cera... p<:sic.~?n, .sei~ ..~~~E:1j!.~!:_:~~~9uier caso oferta alguna de fundanientacion. Los homhres no pueden vivir siIl,mitos. Esta afirmacin no debera asiorfn'S':pues, (,qu ha de entenderse por mito? S~g~I),:&risttel,~EE.~<"l!!Y!.l!2E.~i!9_~:~~.L91~n.g1JSlgl escuchar historias: .. chismes .cotidianos! leyenda~,. fbulas, sagas,epop~yas, relatos de v1aIe:~c~e~to, np~elis~pol~c~~l~~tod.()~llo que cabe narrar comohistori~. De un modo muy elemental, los mitos son justamente eso: historias. Podra decirse que un mito es algo ms ficticio que una history y ms real que una story. Pero ello no cambia la tesis fundamental: los mitos son historias. Quien desee decir adis a los mitos, deber tambin decir adis a las historias, mas esto es imposible. Pues, segn Wilhellll Schapp, nosotros, seres humanos, estamos siempre enmarafiados en nistorias: la hi~ia repr,,~.~e.!!!!.!11h2m~re(V~s~~ib.~=Ee~ndose: con ple?a razn,. a cualqlIie~ s~r 1?:l;!ill~l1'.~e~!~,~_~iJ.l!Linevita5Iement~ enmailldos'ri'''historlas lo .9\l~ po tll~.rZ-.a.lliUTar estay otrashistorias. esto que nos acontec~.eJ.a vece.~J!!!J.la libertad restante: aI menos, nm:rarxv.ol~e~ a.narr~ la.tralll~.~I)~Iter~ble deelashistorias: F:st9J!lm1~niQ)J.aeJ119S, ~ieii!Q~i~mpr~ nos percatamos de co~stituye una storia. Promete0: he ah eI varri que representa la historia, la cual, a su vez, representa aI hombre. Por supuesto, resulta interesante plantearse la 'cuestin de cundo los mitos pueden ser parcos y cundo deben desarrollar cierta prolijidad mtica 5, segn expresin de Blumenberg. Mas, de un modo u otro, nos las habemos con historias. Y, sin duda, tambin resulta importante saber si, como afirma Gehlen6, las historias devienen mitos cuando permanecen, en cier-
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W. Schapp. In Geschichten verstrickt. Zum Sein von Mensch und Ding, Hamburg, 1953, p. 1 Y 103; para una recepcin actual de estas consideraciones cf. H. Lbbe. Geschichtsbegrif.f und Geschichtsinteresse. Analytik und Pragmatik der.Historie. Basel/Stuttgart, 1977, especialmente pp.145 sS., 168 ss., el cual subraya el carcter primario y dominante de las historias como acontecimientos (sobre todo pp. 54 ss,) y su constitucin como cultura de la experiencia de la contingencia (pp. 269 ss.). Blumenberg, Wirklichkeitsbegriff, pp. 43 ss. A. Gehlen, Urmensch und Spiitkultur. Philosophische Ergebnisse und Aussagen, Frankfurt a. M./Bonn 1964, especialmente p. 22.
to modo, insatisfechas, es decir, cuando se cancela la posibilidad de identificar empricamente a sus personajes. En el fondo, estas actan en los mitos como sustitutos en una narracin en s, cuyos puestos tan slo seran ocupados en el momento concreto de la recepcin. As la historia representa a cualquiera, pero, en definitiva, no es sino una historia. E incluso cuando parece que el ncleo de esa historia es un sistema semiolgico 7, por as decirlo, matemtica enmascarada, entonces nos encontramos ante mitos no porque esas historias sean matemtica, sino porque esa matemtica se narra en historias. Todo esto establece ciertamente matices, pero aI mismo tiempo confirma la tesis fundamental: los mitos son historias. . Pero cuando se conquista realment~5EnocimieJ'J.to_{ll0 debe cesar la narracin de historias? Cuando entra en escena la verdad ~no deben desvanecerse los mitos? Precisamente ese supue~to me pareceun craso err()r.Nodiscllto que los mitos hayan de hecho ocupado el Iiliar~~I1, ,,:clo~~e la verdad cuando los hOIllb~e~tq~ava no disponan de un saber adecuado: pero esto no es sino, 1!.n extranam~~!() . r~~P~Ei:oO" siifinalidad. P~es los mitos, cuando no se reformulan para desempenar una funcin antimtica, no son en absolutopeldaftos previos o prtesis de la verdad, aI contrario, 11.1. tcnica mtica -la narracin de historias- es algo esencialmente diverso, a saber: el arte de llevar .al alcaIlcede nuestras dotes vita}es"i-~Iiii~_~~L~l:!~~_I!!~:~i;o _un~-~~!dai~~i~t~~t~j)~~~~r~~l general, no ca?e afiflllar 9.u.~_s~~ l,1.~Qi.~g<i2 verdad cuando s~ resu1i-'todavfainefable;;;'ente abstracta ----comol p()~~j~mpI2,.en los resultados de la ciencia exacta, en las frmulas-, o bien cuando:resulta existencialmente cruel, ~omo'IJoreJempio, en la as~yeracin de que la verdad de la vida es la -muert: hist:i.Ts-=-los mitos- no slo pueden, sino que dehn auxilamospara narrar ess verdades en el seno de nuestro mJ!JldPyii~L.r>l!illi-!las en- nue~t~~ mundo vital con aquella distancia que nos permite soportrias. Para tal fin no disponemos, eu' ii1iima instanci.:-'sho de sobre todo, si es vlida la mxima de Schelling: el
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