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El Valor de La Castidad

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Por definicin de refiere a la virtud de quien se abstiene de todo

goce carnal o sexual, o se atiene a lo que se considera como lcito. Es decir, la castidad es el comportamiento voluntario a la moderacin y adecuada regulacin de placeres o actos sexuales, ya sea por motivos religiosos o sociales.
Desde el punto de vista de la moral del cristianismo, la castidad

es la virtud que gobierna y modera el deseo del placer sexual segn los principios de la fe y la razn. Por la castidad la persona adquiere dominio de su sexualidad, todo ello para ser capaz de integrarla en una personalidad compatible con los puntos de vista religiosos. Para el cristianismo no es una negacin de la sexualidad sino un fruto del Espritu Santo y consiste en el dominio de s mismo, en la capacidad de orientar el instinto sexual hacia causas ms morales ligadas al crecimiento espiritual y corporal de las personas.

Existen muchos factores que influyen en la visin de la

castidad y la sexualidad: religin, valores, tradiciones, educacin sexual. Tambin estas opiniones van cambiando a travs del tiempo.
Existen tres formas de la virtud de la castidad: una de

los esposos, otra de las viudas, otra de la virginidad. En el cristianismo las parejas de novios deben practicar la castidad, en este caso, la abstinencia sexual. En estos trminos, las relaciones sexuales son castas slo dentro del matrimonio.

Ofensas:
La lujuria, ya que para la iglesia es vista como un deseo o

un goce "desordenado" del placer venreo. Ante la moral cristiana, el placer sexual es moralmente desordenado cuando es buscado por s mismo. La masturbacin. Se considera un acto antinatural y egosta. La pornografa, segn la iglesia y la moral cristiana "desnaturaliza la finalidad del acto sexual". La prostitucin La violacin El incesto

Cuanto ms comprendan los fieles la excelencia de la castidad y su funcin necesaria en la vida de los hombres y de las mujeres, tanto mejor percibirn, por una especie de instinto espiritual, lo que ella exige y aconseja; y mejor sabrn tambin aceptar y cumplir, dciles a la doctrina de la Iglesia, lo que la recta conciencia les dicte en los casos concretos

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