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Español Lecturas 6

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Espaol lecturas

Sexto grado

LIBRO DE LECTURAS
Sexto grado

Libro de lecturas. Sexto grado fue desarrollado por la Direccin General de Materiales e Informtica Educativa ( DGMIE ) de la Subsecretara de Educacin Bsica, Secretara de Educacin Pblica.

Coordinacin tcnico-pedaggica Direccin de Desarrollo e Innovacin de Materiales Educativos, DGMIE / SEP Mara Cristina Martnez Mercado Autores Antonio Domnguez Hidalgo, Aurora Consuelo Hernndez Hernndez (versin de Las hadas), Brbara Atilano Luna, Beatriz Espejo, Carlos Alberto Reyes Tosqui, Carlos Chimal, Carmina Narro, Edna Marisol Torres Olvera, Elsa Cross, Enrique Lepe Garca, Enrique Serna, Estela Maldonado Chvez, Francisco Hernndez, Francisco Hinojosa, Javier Malpica, Jos Agustn Escamilla Viveros, Jos Gordon, Karolina Grissel Lara Ramrez, Laura Martnez Belli, Luis Guillermo Silva Rojas, Luis Mario Moncada, M. B. Brozon, Manuel Acua, Marlene Guerin, Miguel ngel Prez Rojas, Norma Guadalupe Ramrez Sanabria, Pedro ngel Palou Garca, Sandra Lorenzano, Sergio M. Tenorio Sil, Vivian Mansour Manzur, Ximena Sifuentes Mar Coordinacin editorial Direccin Editorial, DGMIE / SEP Alejandro Portilla de Buen Cuidado editorial Modesta Garca Roa Coordinacin iconogrfica Fabiola Buenrostro Nava Produccin editorial Martn Aguilar Gallegos

Servicios editoriales (2011) Galera Diseo Direccin de arte Jos Luis Lugo Diseo y diagramacin Bredna Lago, Jos Luis Lugo Formacin Santiago Fernndez, Paloma Ibarra Edicin grfica e ilustracin Andrea Aguilar lvarez, Jos Alberto Alonso Rodrguez, Gustavo Amzaga Heiras, Julia Daz, Bredna Lago, Carla Fernndez, Santiago Fernndez, Paloma Ibarra, Artemio Rodrguez

Primera edicin, 2012 Primera reimpresin, 2013 (ciclo escolar 2013-2014) D.R. Secretara de Educacin Pblica, 2012 Argentina 28, Centro 06020, Mxico, D.F. ISBN: 978-607-469-730-8 Impreso en Mxico
DISTRIBUCIN GRATUITA - PROHIBIDA SU VENTA

Presentacin
La Subsecretara de Educacin Bsica, a travs de la Direccin General de Materiales Educativos, ha preparado este Libro de lecturas como material de apoyo para la formacin de nuevos lectores y el fomento a la lectura. En este contexto, la seleccin de textos que integran la presente publicacin responde a tres propsitos: leer para tomar decisiones, leer para disfrutar la experiencia literaria y leer para aprender. Con el objetivo de acercar a los nios y nias a la literatura contempornea, aquella que se est produciendo da a da en Mxico, hemos reunido en los libros lecturas de cuarto, quinto y sexto grados de primaria a escritores cuya trayectoria ya es parte del patrimonio cultural de Mxico. Consideramos que su aportacin, realizada ex profeso para estos libros, promueve y estimula la formacin de nuevos lectores. Asimismo, el apoyo de las familias es esencial para el desarrollo del hbito de la lectura en los nios y jvenes, por ello las convocamos a participar con nosotros en el propsito de hacer de la prctica lectora una actividad placentera. Cabe recordar a los padres la importancia de que sus hijos sean capaces de leer correctamente desde pequeos, ya que la ecacia en la comprensin lectora est directamente relacionada con el xito en la escuela y en el futuro profesional. Por las razones antes mencionadas, mejorar los niveles de lectura en nuestro pas debe ser una labor y un compromiso compartidos. Para alcanzar este objetivo, el libro que hoy tienen en sus manos ha sido concebido como un instrumento para impulsar la prctica de la lectura en la familia y cerrar la brecha entre el libro y el alumno. Este Libro de lecturas contribuir a que, por una parte, los alumnos lean por placer, amplen sus conocimientos generales y fortalezcan los valores para la convivencia familiar; por la otra, a estimular la participacin de los padres de familia la tarea de fomentar la competencia lectora y el progreso educativo de sus hijos.
SECRETARA
DE

EDUCACIN PBLICA

A los alumnos y maestros:


A lo largo de nuestra vida, la lectura es una habilidad indispensable para el aprendizaje. Con los libros saciamos nuestra curiosidad sobre los temas que nos interesan y se nos abren las puertas a mundos llenos de imaginacin y aventura. Este libro ofrece una serie de textos que han sido seleccionados para despertar el gusto por la lectura. Conviene adelantar que la lectura, como muchas otras actividades, requiere entrenamiento y prctica, as, lo que en un principio parece complicado y de poco inters, con la prctica ser diferente: se convertirn en lectores expertos, se divertirn y podrn compartir su experiencia con los dems. La lectura es una empresa importante en la que alumnos, familia y maestros debemos trabajar. La adquisicin de la uidez lectora permitir, por medio de la prctica y la retroalimentacin constantes, desarrollar la habilidad de leer un texto de manera rpida, precisa y con la diccin adecuada, para mejorar el rendimiento acadmico y conseguir el xito escolar. Por lo anterior, es recomendable abrir un espacio de intercambio de experiencias sobre la prctica de la lectura en la escuela y en el hogar, que funcione de manera peridica (mensual, quincenal o semanal), en el que se comenten las lecturas, las dicultades que se enfrentaron y las sugerencias, generales y particulares acerca de los temas planteados en la seccin Para comentar la lectura. nimo y disfruten su Libro de lecturas!

A la familia:
Leer en familia les dar la oportunidad de practicar diversas formas de leer, propiciar un espacio de convivencia que fortalecer signicativamente el aprendizaje escolar de los alumnos. Compartir la lectura con quienes nos rodean cumple varios propsitos: buscar informacin, dar solucin a situaciones problemticas y conocer escenarios, ambientes y entornos, que les permitan analizar, comparar y tomar decisiones. A continuacin presentamos algunas sugerencias que pueden apoyar la prctica de la lectura en casa: Acordar en familia el momento del da que dedicarn a la lectura. Elegir un lugar tranquilo, agradable y con buena iluminacin. Seleccionar juntos la lectura. En el caso de los ms pequeos conviene que la lectura se realice siguiendo el texto con el dedo. Esto les ayudar a relacionar la oralidad con la escritura de las palabras, es decir, reconocer que lo que est escrito, se puede leer. Comentar acerca del ttulo a fin de anticipar el contenido del texto y platicar de lo que se sabe del tema.  Comentar sobre las imgenes de manera que los nios puedan recrear lo que estn leyendo.  Que los nios identifiquen y nombren personajes y lugares de la historia.  Permitirles que interrumpan la lectura y preguntarles lo que creen que suceder a continuacin.  Propiciar que sus hijos hagan comentarios sobre la historia, que cambien algn pasaje a fin de promover la comprensin del texto y favorecer su creatividad. Alternar el lugar de lector, pues un buen lector se hace con la prctica.  Al concluir la lectura, conversar acerca de lo que leyeron. En este momento es recomendable revisar con los nios o jvenes las palabras que hayan omitido o ledo de manera incorrecta.  Recurrir a la seccin Para comentar la lectura, pues en ella se ofrece una serie de temas y preguntas relacionadas con cada texto. Es un complemento a las sugerencias, ideas y actividades que cada acompaante de lectura proponga. Recuerden que el maestro siempre est dispuesto a apoyarlos. Disfruten en familia la experiencia de la lectura!

ndice

10 El Batalln de San Patricio Carlos Alberto Reyes Tosqui 15 Los sapos son pjaros que cantan Beatriz Espejo 24 Avanza, joven Avanza! Estela Maldonado Chvez 27 Las hadas

102 Oda a las libreras de usado Antonio Domnguez Hidalgo 104 La mujer que se cas con un mueble Marlene Guerin 108 Hroe del equipo ecuestre (ancdota) Edna Marisol Torres Olvera 110 Rita, la punk Sandra Lorenzano 120 El fin del curso de verano

Versin Aurora Consuelo Hernndez 30 Despus de muertos, slo flores


Luis Guillermo Silva Rojas 35 El cuento chino de Cornelio Jos Gordon 42 Primavera de papel Enrique Lepe Garca 46 La luna de abril Miguel ngel Prez Rojas 51 El coyote hambriento,

(y el principio de una nueva vida)


M. B. Brozon 126 Zazil Laura Martnez Belli 131 La marimba y la luna Vivian Mansour Manzur 137 La prueba Jos Agustn Escamilla Viveros 143 Vuelo en-armnico (guila) 144 Vuelo en-armnico (sol) Sergio M. Tenorio Sil 149 El Seor Embajador Beatriz Espejo 153 Las tres r Ximena Sifuentes mar 157 Autobiografa veloz Francisco Hinojosa 162 Nicols Tesla, el inventor Carlos Chimal 169 Un da de noviembre Javier Malpica 174 La mudanza Elsa Cross 178 Diez consejos para evitar un incendio

prncipe de Texcoco
Edna Marisol Torres Olvera 53 Lotera Nacional Luis Mario Moncada 60 El mito de Atlatl Antonio Domnguez Hidalgo 64 Agujereado colador Laura Martnez Belli 70 La monja roja Karolina Grissel Lara Ramrez 74 Calaverita Francisco Hernndez 77 La recompensa de Nefru Enrique Serna 87 Rasgo de buen humor Manuel Acua 90 Antonio y los lectoroides Prpuras

(una aventura extraterrestre)


Pedro ngel Palou Garca 100 Igual que ayer. Norma Guadalupe Ramrez Sanabria

(cartel) 180 Lejano San Javier 186 Julia y Manuel


Carmina Narro

El Batalln de San Patricio


Carlos Alberto Reyes Tosqui

Uno de los episodios ms interesantes de la guerra entre Mxico y Estados Unidos es la historia del Batalln de San Patricio: un grupo de irlandeses que haban llegado recientemente a Amrica huyendo de la hambruna que se viva en su pas durante esos aos y quienes, ante la falta de trabajo en los Estados Unidos, haban decidido participar en la guerra contra Mxico porque como soldados recibiran un sueldo de siete dlares al mes. Durante el mes de abril de 1846, en las cercanas del poblado mexicano de Matamoros, en el actual estado de Tamaulipas, 48 de estos hombres decidieron desertar de las filas norteamericanas y unirse al ejrcito mexicano. Las causas de su decisin fueron varias. Una de ellas fue porque en los campamentos norteamericanos eran vejados y golpeados por sus propios compaeros de armas; quines, adems, les encomendaban las tareas ms pesadas y se burlaban de ellos por tener una religin diferente (Irlanda, al igual Mxico, era un pas de

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religin catlica, mientras que en Estados Unidos, la religin ms practicada era la protestante). Otra causa de su decisin fue que se haban enterado que el gobierno mexicano, sabedor de que la gran mayora de voluntarios del ejrcito norteamericano eran inmigrantes europeos recin llegados, haba prometido a quienes desertaran entregarles tierras al final de la guerra y obtener un grado mayor dentro del ejrcito mexicano, lo que implicaba un salario de 57 dlares mensuales. Aunque algunos de ellos reconocan que la guerra contra Mxico era injusta y que los norteamericanos slo queran apoderarse del territorio mexicano a cualquier precio. Fue as como naci el Batalln de San Patricio, haba adoptado ese nombre en honor al santo patrono de Irlanda. Su bandera era color esmeralda, con un trbol y un arpa irlandesa al centro, que los distingua y les daba un smbolo

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de identidad. Para julio de 1847, cuando los norteamericanos se dirigan a atacar la Ciudad de Mxico, el nmero de los san patricios rebasaba los 200 integrantes. Participaron en diferentes batallas en contra de los invasores norteamericanos, en las cuales se distinguieron por su valor y disciplina; hasta que, el da 20 de agosto de 1847, se realiz la batalla de Churubusco, que fue devastadora para los san patricios: muchos lograron escapar y ocultarse durante algn tiempo, otros murieron o resultaron heridos y 85 fueron hechos prisioneros. Todos fueron llevados a juicio militar por ser considerados desertores del ejrcito norteamericano, aunque las penas que recibieron fueron diferentes para cada uno de ellos. Algunos fueron condenados a recibir 50 latigazos en sus espaldas desnudas. Otros fueron marcados en la cara con una D con un hierro candente porque los norteamericanos los consideraban desertores. Finalmente, 50 san patricios fueron ahorcados de forma cruel y dramtica en el pueblo de San ngel, hoy en la Ciudad de Mxico. El da 13 de septiembre de 1847, antes de morir, a algunos de ellos se les oblig a observar cuando la bandera norteamericana fuera izada en el Castillo de Chapultepec, como smbolo de la victoria de los norteamericanos en esa guerra que ellos consideraban injusta. Si alguna vez visitas San ngel podrs encontrar, en el mismo lugar en el que fueron ahorcados los san patricios, una placa con la siguiente inscripcin: En memoria de los soldados irlandeses del heroico Batalln de San Patricio, mrtires que dieron sus vidas por la causa de Mxico durante la injusta invasin americana de 1847.

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Los sapos son pjaros que cantan


Beatriz Espejo Para Antonio Espejo Aguirre, que supo amar y ser amado

Un poderoso seor tuvo un solo hijo porque la diosa de la fertilidad lo distingui nicamente en la calidad de su fruto. Los supremos sacerdotes dijeron que era casi perfecto y le profetizaron buena fortuna. Lo llamaron Xcamb, o sea cocodrilo celeste, para que al reinar tomara decisiones movindose con la cautela de cuatro patas pegadas al suelo; sin embargo, auguraron tambin un temperamento demasiado amoroso en desacuerdo con ese nombre de conchas verdes que brillaban bajo el agua. Entre huesos de animales sacrificados y restos de yerbas quemadas levantando humo hacia los aires, aquellos sabios controladores del futuro vieron una irremediable tendencia a la pasin. El prncipe flaqueara si alguna vez el amor le extendiera los brazos en seal de bienvenida. Pusieron cara de profundo enojo, arrugaron ms las arrugas de su frente, intercambiaron opiniones y tras discutirlo aconsejaron tomar medidas protectoras. El rey oy atento, estoico y enigmtico, cualidades con las cuales gobernaba. Mir hacia lo alto y acariciando su collar de jades y turquesas no se entretuvo en tomar decisiones. Apenas el nio dejara el pecho de su madre, ira a un retiro custodiado por hombres donde se prohibira que le hablaran de esos sentimientos dulces y locos que los seres humanos tienen al enamorarse. Construy un palacio alejado de la ciudad y un laberinto lleno de trampas, esquinas y pasadizos ciegos para que Xcamb supiera que la inteligencia rinde frutos apoyada por el empeo de vencer los obstculos que enfrentamos diariamente. All, fue educado bajo la tutela de un maestro. Juntos observaban el movimiento de los astros; la enorme rueda de las estaciones marcando solsticios de verano e invierno cuando el sol se halla en uno de sus dos trpicos; equinoccios de primavera en que los das son iguales a las noches en todas partes; las pocas de florecimiento y cosecha. El maestro cumpla rdenes. Se encargaba de que el prncipe ignorara caricias y besos y, como era bondadoso, lo alejaba tambin de la crueldad y las ofensas. Xcamb creci desinteresado en apariencia de conquistas militares y humanas. Dispuesto a contemplar las constelaciones, la luz parpadeante de las lucirnagas; a divertirse con el vestido verde de los loros orgullosos de su perfil curvo y sus prpados arrugados; a escuchar la msica de los insectos, el suave tranco de los felinos, el zigzagueante desliz de los reptiles, el chillido de los grillos. Hasta que fue un adolescente. Entonces sus ojos parecan quejarse de la suerte, no porque sintieran nostalgia de su niez solitaria sino porque

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aoraban el porvenir. Las matemticas que su maestro se esforzaba en ensearle le servan para contar las horas de su encierro resbalndose hacia el momento de su liberacin, en que de acuerdo con su rango participara de las imposiciones y delicias cortesanas, portara los trajes apropiados para integrarse como otros jvenes a los juegos de pelota y aprendera las tcticas necesarias para ser gobernante. Aunque su horizonte se recortaba en matorrales y arbustos, su prisin le dejaba ver el Castillo de Kukulcn parado sobre sus pies de piedra entre los dems edificios, cambiando de color bajo la luna como un macho en medio del escenario dispuesto a que admiraran su hermosura. Desde otro ngulo, Xcamb identificaba la cabeza redonda del observatorio astronmico, donde le hubiera gustado mejorar sus estudios, y muchas casas llenas de personas entretenidas en tareas cotidianas; pero mientras ms pasaban los aos ms se aburra vagando por su laberinto. Quera que los mercaderes le revelaran aventuras en pases remotos. Algo le deca que atrs de la selva lo esperaba la sorpresa. Y por esos impulsos suyos apenas reprimidos, que los adivinos juzgaban tan malos, se aseguraba que en algn sendero iba a sucederle un encuentro maravilloso; sin embargo esa felicidad estaba tan lejana que su corazn palpitaba despacio, el desgano se apoderaba de su cuerpo y las ojeras empezaron a extenderse por sus mejillas. El maestro, que como todos los sabios saba bien poco, no aliviaba su tristeza. Le haca promesas que no poda cumplir y escapaban por las puertas

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o le enseaba poemas con palabras leves y profundas que se aposentaban en el alma del muchacho. Repeta que el secreto es permanecer activo, plantar maz, chiles y frijoles, cultivar henequn, labrar surcos para darse a conocer; pero eso eran normas adecuadas a los habitantes de las casas con techos de palma. La suerte del prncipe sera principesca y consistira en conducir un pueblo. El maestro le enseaba entonces las estrategias que la historia testimoniaba en cdices pintados por los antiguos, leyes que los legales practican, la bondad de quienes dejan recuerdos felices, los secretos de las plantas al desenvolver su corola sin que nadie lo note y de los sapos, pjaros que cantan cubiertos de verrugas, llamando a las hembras con su sonsonete espaciado y terco. Xcamb, a pesar de la paciencia que practicaba por disciplina, se ahogaba de impaciencia. A su tristeza suceda la desesperacin. Su alegra se volva mal humor como si lo angustiaran dolores crecindole por dentro. Del decaimiento entraba a las ansias de correr a zancadas para tropezarse con su destino. El maestro aceptaba que sus lecciones no guiaban lo suficiente a un discpulo tan inquieto. Le regal un perico cresta amarilla que contaba leyendas e historias. Les aada ese algo inefable que la literatura rescata para que el mundo sea ms bello y la gente sienta como si se baara en un cenote de agua clara. Al prncipe le gustaron y le sirvieron para meditar. Y entre el perico y el maestro lo adiestraron adems en el lenguaje de las aves, que haban aprendido de sus propios maestros, y que entendera cualquier nio, cualquier campesino entregado al cultivo de mameyes o zapotes, cualquiera abuela dispuesta a permanecer escuchando el susurro de las cosas.

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Despus de unos meses, el prncipe comprendi la conversacin de las lechuzas, unas seoras muertas de sueo y cargadas de vanidad que dominaban los enigmas del ms all hablando de ciencias ocultas hasta para los curanderos y se metan en problemas de alta metafsica. Se comunic con el murcilago que tal vez por sus largos encierros en las grutas no mostraba simpata hacia los extraos ni se interesaba en nada fuera de sus recorridos oscuros. Disfrut los trajines del chupamirto moviendo sus alas con rapidez y brillos metlicos por el jardn del trpico, admir sus cabriolas y giros airosos. Interpret a la golondrina que se acomodaba en las paredes, se mudaba pronto y jams estableca amistades duraderas. Descifr a los cuervos parados sobre las enramadas con su cola y su nariz afilados como cuchillos de obsidiana. Y escolt con la mirada el rumbo de los tucanes, llamados pam, formando bandas de doce que dejaban al volar manchas amarillas, naranjas y rojas y sueos enrollados como bolitas. Y de todas esas aves Xcamb tuvo enseanzas importantes. Se fueron los calores que blanqueaban las fachadas de los templos y sacaban humo de la tierra. Se fueron con sus atardeceres tibios parecidos a un regalo. Lleg la bendicin de las lluvias. Los aguaceros reverdecan el campo. Llegaron el otoo y el invierno con un ligero frescor. La rueda del tiempo trajo consigo nuevamente la primavera en que las avecillas se emparejaban y buscaban rincones para formar nidos. Los gorriones gorjeaban en lo alto de los tamarindos. Aquellos nidos y emparejamientos se acompaaron por clamores del polen fecundando plantas y los zumbidos de las abejas alrededor de sus panales. Y el amor cant en el viento. Anduvo recorriendo chozas, cmaras de palacios, escaleras de adoratorios. Se enrosc en el tronco de un caobo. Ese Kuch meda veinte metros y al contacto del amor se ti de rosa y lo mismo le sucedi a un mango que tocaba el firmamento con los brazos. Sus hojas le hacan seas relampagueantes al prncipe que participaba del contento. Las palomas se enamoraban. Reptaban las orqudeas por las ramas y el

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amor segua bailando entre trinos que aumentaban durante los atardeceres cuando los pjaros formaban ruidosas parvadas arriba de las ceibas. Y el prncipe apreci el ritmo imparable de la vida. Escuch decir amor a una voz que no haba odo antes. Convencido de que las matemticas y los clculos astronmicos no le servan para enamorarse, quiso que su maestro le explicara aquel milagro, que le descubriera el escondite de su pareja. El maestro asustado le dijo que lo ignoraba, que esperara los designios de su padre, pues el

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amor que trae tanta alegra tambin causa desventuras; adems, los prncipes se casaban por alianzas pactadas entre gobernantes para servir a sus reinos. Pero ninguna de estas razones apaciguaron a Xcamb. Senta el amor en torno suyo y deseaba participar en su banquete. La maana se acurrucaba bostezando en el cielo que de oscuro se tea de azul plido an sin esas nubes que lo llenan de figuras. El prncipe haba dormido mal. Puso sobre su hombro al perico que no paraba de hablar, entr en el laberinto y se doli de su juventud sin compaa; aunque esa misma juventud le daba fuerzas y rompa la sumisin a la que lo haban condenado los falsos consejeros, le prestaba impulsos para enfrentarlos. Saba de memoria las trampas y enredos del laberinto, sali aprisa y camin procurando no ser descubierto. Le preocupaba su maestro; sin embargo se propuso volver pronto para pasar inadvertido. Nadie se dio cuenta de su fuga. Nunca lo haban visto y no sospechaban que tuviera la valenta de abandonar su cautiverio. Como an era muy temprano encontr, acomodada en un tronco hueco, a una lechuza enemiga de la luminosidad y del ajetreo de los dems animales. Mal humorada, dej que el prncipe le preguntara si saba la manera de hallar a la princesa que de seguro lo esperaba con los mismos deseos que l senta. Piensas t, le repuso, que le resuelvo problemas a enamorados de mujeres que ni siquiera han visto? Soy una intelectual y mis pensamientos trepan muy alto. Mejor pregntale a un cuervo amigo mo. Despus de vivir aos dando tropezones se ha vuelto hechicero, hasta los coyotes lo consultan cuando tienen problemas. Lo vers cerca de aqu. Luego a la lechuza se le erizaron las plumas, entorn sus linternas amarillas y dio por terminado el dilogo. El prncipe no tuvo ms remedio que andar hacia el poniente hasta toparse con un cuervo andrajoso y encanecido. Se haba quedado tuerto y se sostena en una pata. Fijaba envidioso su ojo sano en un pjaro azul, con dos manchas prpuras sobre el pecho, empeado en comer mosquitos. El prncipe se acerc con el temor que inspiraban los poderes sobrenaturales del anciano, incluso su perico mostr una reverencia desacostumbrada. Y no lograron abrir la boca. El adivino adivinaba sus pensamientos. Ya s que buscan a la hermosa que se unir contigo aunque ests recin salido del cascarn. No debiste desafiar a tu padre porque de cualquier modo l previ ya un matrimonio conveniente. Y lo que ha de ser, ser, dijo agorero. A Xcamb le pareci aquel cascarrabias demasiado conservador. Inconforme con la respuesta, se adentr en una vereda abierta en la vegetacin por el misterio. Anduvo sin parar hasta que las piernas le dolieron y la tarde ensombreci su caminata. El perico se haba callado montado en el hombro volteando a derecha e izquierda para prevenirlo de algn desastre. Muy cansados, acabaron sentndose bajo la copa de un rbol que sangra. Cansados, se durmieron pronto; pero

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despertaron como si estuvieran en medio de algn temblor. El prncipe sinti un golpe duro en la cabeza, el perico revolote enojadsimo, perdi algunas plumas y olvidando la frialdad aristocrtica que imitaba por haber estado en palacios escupa maldiciones y le peda al prncipe regresar. El amor le daba risaporque jams lo haba sufrido y juzgaba aquella peregrinacin como los caprichos de un nio bobo. Pero al instante quedaron sorprendidos. Descubrieron que del rbol acababa de desprenderse un regalo. Una uol, hecha con la sangre blanca del hule rod a poca distancia. La bola refulga diciendo que el prncipe estaba listo para adiestrarse en el juego de pelota. Y Xcamb la recibi dichoso y la sostuvo entre sus manos. La noche con su abundancia de luceros era un espectculo precioso y la selva comenzaba su concierto de rugidos. Los viajeros inexpertos se creyeron rodeados por una manada de jaguares; pero los jaguares no son tan roncos. Se acercaba una tropa de monos saraguatos avanzando en fila apoyndose en sus manos, saltando sobre los follajes auxiliados por su larga cola que los pequeitos emplean para agarrarse de sus madres. Xcamb y su compaero los dejaron ir. Vieron estrellas fugaces cayendo al abismo y, como no saban qu hacer sin un gua, no abandonaron su refugio hasta que el alba filtr entre las ramas espejos que cambiaban de lugar y dos iguanas contemplaban quitadas de la pena inflando las bolsas de su cuello. Cruz un conejo, cruz un faisn, un venado les indic moviendo su cornamenta que lo siguieran. El prncipe apret su bola y continuaron el recorrido hacia el asombro. La vainilla exhalaba aromas, los bejucos acompasados les abran paso, los chicozapotes y las guanbanas se ofrecieron como alimentos. Los saludaron una hilera de flores silvestres con sus pistilos parados de puntitas y sus ptalos puntiagudos. Los cacaos dejaron sus granos como seal de que iban en direccin correcta. Los sapos entonaban su cancin y las ranas saltaban convertidas en pulidas esmeraldas. Ya no tuvieron dudas. El perico se adjudic todos los mritos y crey que ganara un lugar en el paraso arreglando casamientos. Y al terminar la vereda, como si hubieran dado con el final del arcoiris deshilachando sus cintas de colores, como si hubieran hallado un tributo de joyas preciosas, encontraron a una princesa que le extenda los brazos a Xcamb. Haba huido del palacio y del laberinto donde la recluyeron, porque al nacer los supremos sacerdotes pronosticaron que su temperamento amoroso no corresponda a su destino real.

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Avanza, joven Avanza!


Estela Maldonado Chvez

Avanza, joven Avanza! en la senda que has de correr espero en tu constancia y en tu afn de aprender, an te quedan tus libros, los lpices y el papel, atesora hoy tu tiempo, de ser joven y crecer.

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No te salgas del camino, no desves tu deber prepara para maana tu futuro con saber hoy el aula es tu batalla, las ciencias tus armas son, y tu coraje espartano, trabaja con gran tesn. Avanza, joven Avanza! camina sin rapidez, si vives con paz y en calma un triunfador has de ser!

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Las hadas
Charles Perrault*

Cierta viuda tena dos hijas: la mayor, por ser tan consentida, era soberbia y vanidosa; en cambio, la menor era dulce y bondadosa. Como cada cual ama a su semejante, la arrogante madre prefera a la hija mayor, y manifestaba una gran aversin por la otra, a quien obligaba a comer en la cocina, y realizar un trabajo incesante, como ir dos veces al da en busca de agua a un punto lejano donde se encontraba una fuente. Un da, cuando termin de llenar la enorme jarra y se dispona a volver a casa, se le acerc una pobre anciana y le rog le diera de beber. Con mucho gusto, mi buena seora le contest la hermosa joven y, al tiempo le acerc la jarra y le indic a la mujer que bebiera lo que quisiera. Una vez que hubo saciado su sed, la pobre mujer le dijo: Eres tan buena, tan hermosa y tan dulce que quiero concederte un don: cada lgrima tuya se convertir en una flor o en una piedra preciosa. La anciana era un hada que haba tomado la apariencia de una pobre aldeana para ver hasta donde llegaba la compasin de la joven. En cuanto lleg a casa, su madre la reprendi porque volva tarde de la fuente, propinndole un fuerte bofetn. La joven, se disculp, y dos lgrimas corrieron por sus mejillas. Al instante, una lgrima se convirti en una hermosa rosa y la otra en un bello diamante. Qu veo! exclam su madre llena de admiracin, me parece que te salen de los ojos flores y diamantes! A qu se debe eso, hija ma? Fue la primera vez que la llam hija. La pobre joven sollozando le cont lo que haba pasado, y mientras lloraba saltaron hermosas flores y piedras preciosas de sus lgrimas. Es necesario que enve a tu hermana a la fuente dijo la madre.

* Adaptacin de Aurora Consuelo Hernndez


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Despus se dirigi a la hija menor: Mira lo que sale de las lgrimas de tu hermana cuando llora. No te gustara poseer el mismo don? Para alcanzarlo slo tienes que ir por agua a la fuente, y cuando una pobre mujer te pida de beber, complcela con mucha amabilidad. Quiero que vayas en seguida orden la madre. No faltaba ms! exclam la mayor, ir a la fuente! Y tom una pequea jarra plata para no cargar demasiado. Mientras se diriga a la fuente, durante todo el camino iba renegando. Cuando lleg, vio salir del bosque a una dama magnficamente vestida que le pidi de beber. Era la misma hada que se haba aparecido a su hermana, pero esta vez se presentaba con las maneras y vestidos de una princesa, para ver hasta donde llegaba la actitud de la joven. Acaso he venido hasta aqu para darte de beber? le contest altanera la orgullosa joven. Crees que para eso he trado una jarra de plata? Aqu est la fuente y si tienes sed, pues bebe. Entonces el hada le contest, sin que sus palabras revelaran irritacin: No eres buena, y puesto que tan poca es tu amabilidad, te concedo un don: a cada lgrima que brote de tus ojos, saldr una culebra o un galpago. Al regresar a la casa, su madre grit: Y bien, hija ma? Y bien, madre ma! contest secamente, mientras saltaban dos vboras y dos galpagos. Cielos! exclam la madre. Tu hermana tiene la culpa de todo y me las pagar. Dicho esto, corri detrs de la menor para golpearla, la pobre joven asustada escap y se fue al bosque prximo donde se refugi. La encontr el hijo del rey que volva de caza, y al verla tan hermosa se acerc a ella a preguntarle que haca sola en tal sitio y por qu lloraba. Oh, seor, mi madre me ha echado de casa! El hijo del rey, que vio convertirse sus lgrimas en flores y piedras preciosas, le rog a la joven le dijera a qu se deba tal maravilla. La joven le cont su historia. Al escucharla, el prncipe se enamor, la llevo a palacio y se cas con ella. En cuanto a la hermana mayor, todo lo que pasaba le enfadaba y la hizo ms odiosa, tanto que hasta su madre la ech de la casa. Nadie quiso recibirla y se fue a perder al fondo bosque, en donde nunca se le encontr y no se supo ms de ella.

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Despus de muertos, slo flores


Luis Guillermo Silva Rojas

scar sali de su casa como cualquier otro da, sin imaginarse que la vida te tena preparada una gran experiencia. Camin por la calle oscura. Al llegar a la parada del camin, vio que una seora de edad avanzada estaba sentada con un bolso tejido, un rebozo cubriendo su cabeza, unas sandalias viejas que dejaban asomar unos pies sucios y callosos. scar le ofreci un poco de caf que Mara, su esposa, sola ponerle en un recipiente para llevarlo al trabajo. La anciana esboz una sonrisa y tom de un sorbo al caf caliente. scar se atrevi a preguntarle a dnde se diriga, para ver si sus caminos coincidan. Ella sonro y le dijo: No lo s an, ste parece ser mi ltimo viaje, pero no puedo llevar todas mis cosas conmigo, no tengo mucho, todo est en esta caja. Qu bueno que te has ofrecido a darme caf! Tal vez, tambin podras ayudarme con esta caja, pesa mucho y no la puedo cargar. Entonces, scar se percat de que la seora estaba sentada en una caja de madera, ms bien pareca un bal. Pens que efectivamente podra ser muy pesada para ella, y se ofreci a cargarla cuando llegara el autobs.

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Al llegar el camin, scar tom la caja de la seora dndose cuenta que no pesaba de manera excesiva, pero pens: para la seora puede ser pesada en verdad. Tom el brazo de la seora y la ayud a subir las escalinatas. Entonces, la anciana, mientras tomaba la mano de scar, le entreg un papel doblado, le pidi que cuidara sus cosas mientras ella iba a comprar algo y despareci. scar extraado ley el papelito que deca: En mi bal, cargo con todas mis pertenencias, desde ahora sern tuyas, pero cuando veas que la muerte se acerca a ti y ests completamente solo y sin familia, tendrs que deshacerte de ella como yo lo hago ahora. Todo lo que hay dentro es tuyo. Recuerda: aunque dejes vaca la caja, la debes regalar antes de morir. En ese momento, el chofer del camin llam a los pasajeros. scar no se poda ir; tena que buscar a la seora. No estaba por ningn lado, haba desaparecido. En verdad era muy extrao lo que estaba pasando. Volte a ver el bal, pens que tampoco estara, pero, ah estaba tal cual lo haba dejado la seora. Se le estaba haciendo tarde para llegar a su trabajo, as que decidi llamar a su jefe para explicarle lo sucedido. Su jefe estaba muy molesto y no entenda razones, as que le dijo por el telfono: no me importa lo que te pasa, no puedes llegar tarde al trabajo, y menos faltar a trabajar por ayudar a una seora desconocida. Ests despedido.

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scar estaba atnito, haba perdido su trabajo sin saber realmente por qu Cmo le iba a explicar a Mara lo sucedido? Tom el bal y regres a su casa, con su termo en una mano y el bal en la otra. Al llegar, Mara lo recibi con sorpresa, pues no era la hora acostumbrada para el regreso del trabajo de scar. Le pregunt qu estaba pasando y por qu regresaba tan temprano del trabajo; al ver la cara de scar a punto de soltar el llanto, sin entender, pero tratando de comprenderlo, lo tom entre sus brazos y lo acun como si fuera un nio desvalido. scar se sent en la silla del comedor, puso el viejo bal sobre la mesa y le cont toda la historia. Mara escuch con atencin y al terminar, pregunt: Ya viste lo que hay en el bal?. scar respondi que no, pues con todo lo que haba ocurrido, no haba pasado por su cabeza echar un vistazo dentro de la caja. Estir la mano y tomando la pequea aldaba la abri. Entonces se dio cuenta que slo eran papeles revueltos sin ms, un atadillo envuelto en un listn rosa, tal vez cartas de amor, otros papeles doblados cuidadosamente con palabras y palabras, y sobre dirigido a scar con una nota que deca: Mi familia me ech a la calle, despojndome de todas mis pertenencias; pero yo, cuidadosamente, guard mi testamento, en el que claramente indico que la persona que posea esta llave ser la duea de todo lo mo. Y en un pauelo doblado estaba una llave dorada, con una inscripcin que indicaba que el bal tena un sobrefondo que se abra slo con esa llave. scar y Mara lo abrieron con cuidado y encontraron algunas escrituras de propiedades y dos tarjetas de ahorro. Mara estaba llorando, scar la tom entre sus brazos y le dijo: No tomaremos este dinero, lo guardaremos para cuando seamos viejos. Yo saldr maana a buscar trabajo. No entiendo lo que ha pasado. Es claro que esta anciana quiso darnos un mensaje: debemos atender a nuestros padres. Ellos nos dieron todo mientras fueron jvenes, ahora nos toca a nosotros devolverles con afecto y atencin, todo lo que han hecho por nosotros. Debemos ir a visitarlos. Tu pap querr saber de nosotros. Desde ahora nos organizaremos para ir un domingo a casa de tu madre y otro domingo a casa de mis padres. Ellos tienen que saber cunto los queremos y recibir todo lo necesario ahora que estn vivos. Despus de muertos, slo flores.

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El cuento chino de Cornelio


Jos Gordon

Quin cree en el amor a primera vista?. Cornelio escucha atentamente las palabras de la profesora Luisa Mara. Los estudiantes se quedan callados. Cornelio levanta una mano que nadie ve. Ni l mismo. Tiene los brazos cruzados para tratar de tapar un agujero a la altura del corazn en el suter rojo desteido del uniforme de la escuela. La maana es oscura. La luz de un foco peln est encendida en el saln de clases. La llovizna salpica los vidrios de la ventana. Cornelio no siente fro. Por qu las palabras de la maestra le dan calor? Por qu crean una gran burbuja que lo envuelve y hacen que no se sientan los ruidos de la calle? La profesora est leyendo un cuento de un escritor japons: Jakuri Muramaki. Habla de un hombre que se cruza en la calle con la chica cien por ciento perfecta. El corazn de l (y el de Cornelio) palpitan como si hubiera un temblor de tierra cuando la maestra lee las palabras: Desde el instante en el que percib su silueta, mi corazn se puso a palpitar como si hubiera un temblor de tierra, mi boca se sec como si estuviera llena de arena. La boca de Cornelio tambin se llena de arena. De repente ve una sombra en los ojos de la maestra y siente una punzada en la boca del estmago. La profesora contina el relato: el hombre y la mujer no se dicen nada. Se alejan para siempre. Ustedes qu hubieran hecho? pregunta la maestra. Nadie se atreve a dar una respuesta. Recuerden que es la pareja ideal insiste la maestra. Federico, que se cree el galn de la clase, levanta la mano: Yo le hubiera preguntado la hora, un primo mo dice que eso nunca falla para ligar. Se oyen risas burlonas y la voz perdida en medio de murmullos de una nia: Pero qu falta de imaginacin! Qu tal si te doy la hora y de todas maneras te vas para siempre! Es la voz de Rossana. Cornelio la reconoce. Slo con escucharla su corazn palpita. Baja el rostro moreno que siente de color rojo para que nadie se d cuenta de lo que est pasando. Qu hubiera dicho el muchacho del cuento?, se pregunta Cornelio en voz tan bajita que ni siquiera l mismo se escucha.

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La profesora pregunta: Saben lo que el muchacho del cuento hubiera dicho? Cornelio sonre. Levanta la vista. La maestra sigue con la lectura. Cornelio puede ver al muchacho del cuento que se acerca con la chica y que ya sabe lo que le hubiera dicho: que hace muchos aos, dos jvenes solitarios estaban convencidosdeque en alguna parte exista la persona ideal que les estaba destinada. Afortunadamente, el milagro ocurri. No lo podan creer. Qu suerte un encuentro as! Cornelio pens que tambin tena mucha suerte, pero por otra razn. Le encantaban estos momentos en los que la profesora les deca: Les traigo un regalito y se pona a leerles un cuento y apuntaba en el pizarrn los nombres de los autores. Cornelio apunt tambin en su cuaderno el nombre del escritor que sonaba a un restorn japons, como el que vea de lejos en el camin que tomaba para visitar a su ta. Cuando volvi a ver el pizarrn se dio cuenta que no haba escrito bien el nombre. Tach y escribi con letra muy pequea pero grande como su timidez: Haruki Murakami. La maestra segua leyendo el cuento: el hombre y la mujer no podan creer tanta felicidad. Decidieron hacer una prueba. Si eran de verdad el uno para el otro, se volveran a encontrar por casualidad, de la misma manera milagrosa. Cornelio

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vuelve a ver una sombra en los ojos de la maestra. Ella contina el relato: los muchachos se volvieron a encontrar varios aos despus. Se cruzaron en plena calle sin saber qu decirse y desaparecieron en la multitud, cada uno por su lado, para siempre. Los estudiantes estn en completo silencio. La maestra levanta la vista del libro. Observa la llovizna que salpica los vidrios de la ventana. Ve el reloj y concluye: As se van en nuestras vidas los encuentros que perdemos por faltadepalabras, por faltadeimaginacin. Ve el reloj nuevamente. Suena la campana.

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Cornelio pide permiso para usar la computadora de la escuela. Busca el cuento de Murakami y lo imprime. Lo guarda en su mochila y lo lee una y otra vez. Investiga sobre el escritor japons. Sabe que a la maestra le gusta preguntar sobre los cuentos que les lee. Cules son los que ms les han gustado? Cmo se relaciona el cuento de la semana pasada con sus vidas? Qu han averiguado sobre los escritores? Cornelio levanta la mano. Para su sorpresa su mano realmente est levantada. Su voz es muy bajita y tierna: Maestra. A m me gust mucho el cuento de Murakami. Lo que averig de l y que me llam la atencin es que dice que nunca publica un libro sin drselo a leer a su esposa. Eso se me hizo muy gracioso. Por qu tiene que pedir permiso a su mujer? Es raro eso. No? Pero la verdad me gust los compaeros se sorprenden al orlo hablar en clases. Se sorprenden ms cuando Cornelio dice que quiere leer una carta que acaba de escribir. Sus palabras son pronunciadas con gran rapidez, como en un suspiro: El cuento de Murakami me gust en parte porque estoy enamorado. En el saln de clases estallan las risas y el bullicio, como cuando todos salen al recreo. La maestra pide silencio con un gesto. Le dice a Cornelio que contine. Cornelio abre de manera nerviosa una hoja doblada tantas veces que parece acorden para un examen. Se arma de valor y lee sin levantar la vista: Querida amiga. Hola. Espero que te encuentres muy bien. Te escribo esta carta para saludarte y tambin para compartir contigo algo que he estado pensando. Cuando lemos el cuento de Murakami, como se dice, me qued el saco. Contigo me pasa algo parecido. Te veo y me hacen falta las palabras. Leer este cuento me hizo pensar que debo quitarme la timidez que tengo para hablarte, porque si no me pasar lo mismo que al de la historia y no quiero que eso ocurra. Por eso he tomado la decisin de sacar a la luz mis sentimientos. Estoy seguro de que, aunque casi nunca hemos hablado, sabes lo que siento por ti. No puede ser que a m sea al nico que me est pasando esto. Si estamos destinados a ser amigos, te esperar a la salida en el patio, debajo de la canasta de bsquet. Espero que no te incomode lo que escribo. Me despido y agradezco que hayas escuchado esta carta. Cornelio levanta la vista. La maestra empieza a aplaudir lentamente. Las nias se unen a los aplausos. Los compaeros poco a poco tambin aplauden hasta que retumba todo el saln.

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Cornelio est solo, parado bajo la canasta sin redes del bsquet. Su mochila est en el suelo. El sol pega con fuerza. En los pasillos del segundo piso de la escuela sus compaeros se asoman para verlo. Algunos se burlan: Cornelio Murakami! A ver si aprendes que la vida no es un cuento chino. Suenan las carcajadas. Cornelio sigue parado, como una estatua pequea. Se ve todava ms bajito de lo que es. No es un cuento chino. Es un cuento japons, piensa Cornelio mientras se re por dentro. Las nias salen juntas, en bolita, de la escuela. Rossana se queda viendo al autor de la carta. Cornelio se emociona, pero como en el cuento, ella pasa de largo sin decirle una palabra. Se aleja junto con sus amigas. Es un cuento como el de Murakami. Se puede contar de otra manera? A Rossana tambin le haba gustado el cuento de Murakami, entonces se dio la vuelta y modific la escena final. Esto, aunque parece de pelcula, sucedi realmente cuando terminaba el ao de la generacin de sexto de primaria. Ante la mirada atnita de sus amigas y de sus compaeros, bajo la luz intensa del sol, bajo la canasta de bsquet, se distinguan dos siluetas en las que relumbraban unos suteres rojos.

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Primavera de papel
Enrique Lepe Garca

En la casa de mis abuelos, la primavera empezaba en octubre. Las paredes de la sala se iban llenando de flores, hojas, enredaderas, ptalos de colores Y en el piso iba engordando una alfombra de tringulos verdes, rosas, amarillos, rojos, morados Pero era una primavera de papel. Mis tas, las solteras eternas, apenas empezaba el mes de las lunas ms hermosas, sacaban de los roperos las viejas tijeras, los moldes, el pegamento; encargaban de la tienda el papel crep, los alambres; reunan viejos peridicos, con nuevos bros; se reunan en torno de una fogata de charlas en que ardan las palabras y empezaban a elaborar sus coronas del Da de Muertos. Y es que en la casa de los abuelos habitaban ms muertos que vivos: los dueos de la casa ya no estaban, mi ta Mara encabezaba la fila de los hermanos difuntos, y mi ta Meche todava dejaba sentir sus ausencias por la casa. Mi primo Too ya no poda mirar con sus ojos de vivo esta primavera de octubre, y seguro que desde All nos mandaba sus recuerdos para estas fechas. Otros primos, tos, hermanos, sobrinos, papas e hijos se iban nombrando en los murmullos del recuerdo, mientras las flores de papel coloreaban las manos de las mujeres de la casa.

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Durante 31 atardeceres, las manos de las tas iban tejiendo al calor de las llamas de las plticas, las coronas de nuestros muertos. Y cuando acababa el mes, bamos en procesin hacia el camposanto del pueblo para coronar las tumbas de nuestros fallecidos: la primavera de la casa se iba a alegrar la soledad de nuestros difuntos. Yo no recuerdo que en el pueblo de Quesera, donde se fui escribiendo mi infancia, la gente hiciera altares para sus muertos. Lo digo desde esta distancia, con ms altura en la edad: desde el centro del pas veo que la tradicin de los altares de muertos bien puede atravesar el territorio mexicano; pero en mi pueblo, plantado en el estado de Colima, esta tradicin no la tengo ni siquiera borrosa en la memoria. Ms bien recuerdo que, semanas antes del Da de Muertos, todas las casas del pueblo tenan su primavera de papel de la que iban saliendo las coronas de los difuntos. De hecho, aquellas primaveras caseras escondan un concurso tcito: a ver quin haca las mejores coronas, las ms grandes, las ms coloridas, las ms hermosas. En el puente de los das que va de octubre a noviembre, el camposanto del pueblo se llenaba de colores. Nuestro panten perda, en esos das, su fealdad

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natural: las lomas y las barrancas, los pozos y los tepetates, en que est clavado nuestro cementerio, se vean bonitos por unos das. Y es que todo Quesera es una loma, un cerro de los cerros que rodean el volcn. Este pueblo de octubres primaverales est colgando en la orilla del pueblo de Colima y se asoma entre barrancas al estado de Jalisco. Quesera es hermano de Comala: ese pueblo del que Rulfo tom el nombre para pintar el pueblo de los muertos de Pedro Pramo. Yo creo que don Juan tom el nombre de all pero la soledad de Quesera. Comala y mi pueblo son hermanos: hijos del mismo Colima.

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Hace mucho que no voy al pueblo de Quesera: dicen que por ah el tiempo no pasa, que las mismas personas que habitaron mi infancia viven todava en el pueblo, aunque ya se llamen muertas; dicen que todava las primaveras de octubre florecen en las casas; que en las primeras noches de noviembre las tumbas blanquean de tantas flores; dicen que todava yo mismo, con una niez que no se muere, me asomo de vez en cuando a la casa de los abuelos, para juntar los tringulos de colores que van dejando las manos inasibles de las tas solteras que habitan la casa abandonada.

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La luna de abril
Miguel ngel Prez Rojas

La luna brillaba enorme en el fondo de un cielo casi sin estrellas, pues la gran cantidad de luz elctrica opacaba su brillo natural. Faltaban pocos das para que celebrramos el 30 de abril, da del nio. Tal vez, mi ltima celebracin de este da, pues el prximo ao pasara a la secundaria, y me haban comentado que en muchas escuelas ya no hacan fiesta para los nios, ya que consideraban que eran mayores y que no era necesario hacer este tipo de fiestas. As, todos mis compaeros y yo esperbamos con gran deseo nuestra fiesta de este ao. Estaba previsto que saldramos de paseo para festejar, todos estbamos muy ansiosos; tenamos que aceptar que, efectivamente, estbamos dejando de ser nios, aunque yo pienso que sera muy bueno que la infancia durara toda la vida, para no perder la capacidad de jugar, de asombrarnos de todo lo nuevo que aparece en nuestras vidas y poder ver, con menos ansiedad el conjunto de obligaciones que a veces agobian a los adultos.

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Era la noche del 25, en la radio y la televisin se anunciaba que no habra clases al siguiente da. Todas las escuelas deban cerrar sus puertas, pues una gran amenaza se esparca por toda la ciudad, una enfermedad que podra matar a toda la poblacin, por eso, era importante que se encerraran en sus casas y que no dejaran entrar a nadie: no se saluden de mano, mucho menos de beso. Repetan una y otra vez: a lavarse las manos, muchas, muchas veces al da, usar tapabocas, no congregarse, no salir, no visitar a nadie, no recibir visitas. Los das corrieron, la luna en el cielo, brillaba espledorosamente sin que nadie la tomara en cuenta. Todos estaban muy preocupados por el virus desconocido que amenazaba con quitarle la vida a quien se viera contagiado. Como hablaban de virus, y esta palabra se usa mucho en la computacin me imagin que se referan a un virus de este tipo, se destruira el disco duro, se perderan los archivos y la computadora quedara totalmente inservible, tal vez llegara a travs de Internet o, quiz, al usar un usb infectado por este virus. Pero no, decan que el mal poda llegar por una mano, incluso, por mano amiga que se haba contaminado de la saliva de un enfermo. De mano, en mano, de beso en beso, de saludo en saludo. Las casas se volvieron crceles desinfectadas. El silencio. La televisin repitiendo lo mismo todo el da y la noche. La radio insistiendo: lvense las manos, no salgan. Cerraron los comercios, los restaurantes, los partidos de futbol se jugaron a puerta cerrada. A quin le iba a importar el da del nio? Y as fue, este ao, el da del nio pas inadvertido. As, como nadie miraba la luna de abril, nadie pensaba en que los nios, este ao, no tendramos nuestra fiesta. Todos estaban preocupados, iban a las tiendas y se gastaban su dinero en jabones, alcohol, tapabocas, toallas, todo lo que pudiera protegerlos contra ese virus que agobiaba el andar de los habitantes de la ciudad ms grande y, a mi parecer, bella del mundo. Algunos restaurantes cerraron unos das, despus, sacaron las mesas para dejarlas separadas unas de otras. Conocimos a una amiga cuya ta, despus de estos das ya no pudo levantar su negocio y lo tuvo que cerrar.

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Todo lo que suceda era muy raro. Generaba incertidumbre e incomprensin. Cuntos das estaramos sin clases? Cunto tiempo dejaramos de saludar con beso a los amigos? Cunto tiempo respirarimos el aroma del tapabocas? No se saba. Las noticias determinaban actuar con precausin. Yo me haca estas preguntas y muchas ms. Me pesaba, de verdad, que se hubiera suspendido el paseo. Pero se sucedan a otros los das y todo paraca que durara mucho ms. Empez el 26 y segua, rompi el 30 y los primeros das de mayo. En Mxico se conmemora el da del trabajo el 1. de mayo y, el 5 de mayo, cuando el general Ignacio Zaragoza comand al ejrcito mexicano contra la invasin francesa en el triunfo de la batalla de Puebla. Luego el 10 se celebra el da de la madre y 15, el del maestro; pero nada, ninguna de estas fiestas se celebraron este ao, ni el cumpleaos de mi hermano, ni el de Sebastin, ni el de Debbie, todos tenamos que estar en nuestras casas y no reunirnos con otros, no haba fiestas, ni comidas en compaa de los amigos, ni nada que celebrar. De verdad, que pareca una pelcula de esas que presentan ciudades destruidas y derrumbadas por distintas razones. Aqu, ahora, el virus caminaba por los barandales, los picaportes, las computadoras, los ratones de la compu, los telfonos, las llaves. Estaba presente en todas partes y era mejor cuidarse de l con llevar la limpieza al extremo mismo si las cosas continuaban igual. Los das fueron pasando, uno tras otro, hasta que las cosas, lentamente, volvieron a su lugar. Los nios, a las escuelas, los trabajadores a sus empresas y los comedores pudieron de nuevo abrir sus puertas, con guantes y tapabocas, las mesas separadas entre s y todo, absolutamente todo, desinfectado. Pero no todas las historias terminan bien. Adems, aqu no termina an la historia. El tiempo que se pasa, no vuelve jams y el tiempo de este ao, cuando tenamos que celebrar el da del nio no volver, no volver jams. Terminada la poca de los tapabocas y los guantes, parece que slo quedaban recuerdos, aunque, viendo bien las cosas, quedaron aprendizajes que durarn toda la vida: no se estornuda en la mano, pues los virus del estornudo se quedan y luego se pegan en las cosas que tocamos o en otras manos al saludar; por eso, el estornudo debe ir al hueco del codo; tambin, que nuestra manos siempre deben estar limpias, ya no slo para este virus, que a la mera hora no fue tan daino, pero s contra todos los dems microbios que nos asechan y enferman del estmago. Este famoso virus vino a recordarnos la importancia de ser siempre prudente, de vivir con higiene y cuidarnos los unos a los otros. Dice mi abuela: No hay mal que por bien no venga y, as es. Ya que ha pasado todo, nos podemos dar cuenta que no fue tan dramtico lo que sucedi pero ahora podemos vivir mejor si lo aprendido no lo guardamos en un saco roto. Sabemos que el tiempo no se puede recuperar, pero la alegra de vivir s.

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As que este cuento termina bien. No tuvimos estas fiestas, pero otras fiestas vendrn. La secundaria fue fabulosa, como dicen que es. En lugar de la maestra Carmelita y el maestro de deportes, tuvimos a 13 maestros. Te imaginas lo que fue congeniar con 13 maestros, cada uno con su propia manera de ver las cosas? Con todo, mis tas me platicaban que la secundaria y luego la preparatoria son pocas fenomenales. Son momentos decisivos para la vida de cualquier persona. Poco a poco te van enseando lo que el hombre ha ido descubriendo a lo largo de la historia de la humanidad. Ah, en la secundaria, te forjas como ciudadano del mundo, te comprometes con la existencia y encuentras el proyecto de tu vida. En verdad, pensando en todo lo bueno que trae consigo la secundaria, se vuelve poco importante que no haya habido una fiesta ese ao. Despus de todo, cada ao tiene un mes de abril, y en todos los meses, como abril, en el cielo brilla una luna. A veces volte la mirada al cielo y ah est. La luna de abril de mis das de infancia.

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El coyote hambriento, prncipe de Texcoco


Edna Marisol Torres Olvera

Nezahualcoyotl, Coyote Hambriento, prncipe de Texcoco, naci en 1402 y muri en 1472. Su nombre era Acolmiztli, hijo del sexto seor de los chichimecas, y de Matlalcihuatzin, hija de Huitzilihutl, segundo seor de Tenochtitlan. Recibi una educacin propia de su linaje, aprendi todo lo necesario para ser un gobernante de su pueblo: escritura, costumbres, ritos, tradiciones e historia de sus antepasados chichimecas, toltecas, mexicas y acolhuas. A pesar de estas enseanzas y condicin privilegiada, no pudo evitar los problemas y desventuras de todo ser humano. Uno de los sucesos ms difciles que cambi su vida fue provocado por Tezozomoc, seor de Azcapotzalco, cuando asesin a su padre frente a sus ojos, mientras l se ocultaba para no ser visto. Esta situacin motiv a Acolmiztli a cambiar su nombre por el de Nezahualcoyotl que significa coyote hambriento o en ayuno, como una forma de sacrificio y promesa de justicia. A partir de la muerte de su padre, tuvo que ser desterrado y combatir las constantes persecuciones de Tezozomoc para darle muerte, se ocult en Tlaxcala y se tuvo que ir a vivir con las hermanas de su madre a Tenochtitlan. Pese a todo esto, Nezahualcoytl fue un hombre de gran fortaleza, poeta, filsofo y arquitecto de grandes obras como calzadas, jardines, monumentos, presas, acueductos, los bosques de Tezcutzingo y Chapultepec. En fin, un hombre virtuoso que gracias a su gran elocuencia dise las estrategias necesarias para recuperar el trono que le corresponda a su padre.

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Lotera Nacional
Luis Mario Moncada

De color azul y plata, rodada 26, era la ms linda bicicleta que uno pudiera soar, aunque fuera usada y en el taller de bicis la vendieran en mil pesos. Quin pudiera tener esa cantidad para llevarse la preciosura que colgaba como trofeo a la mitad del taller! Pero nunca en la vida haba tenido mil pesos Bueno, estuve a un pelito de tenerlos. Mi mam me haba mandado a cobrar un cheque al banco que estaba cerca de la Lotera Nacional, donde ella trabajaba. Pon mucha atencin y cuenta bien el dinero me dijo, a pesar de que no era la primera vez que me mandaba a cobrar los 800 pesos de su quincena; pero ya saben, cuando tienes 12 aos, los paps te lo explican todo dos veces, como si no entendieras. El cajero me entreg ocho billetes de cien; yo los cont dos veces antes de guardarlos en mi pantaln, y camin de regreso a la Lotera. Al salir, una seora de aspecto humilde y poco ms de 50 aos se acerc para preguntarme por una calle, y yo, que conoca el rumbo, le respond sin dudar que esa era la calle. Es que no s leer, y ando buscando una direccin me dijo con voz dbil, mientras sacaba un papel doblado de su bolsa descosida. Lo puso frente a m para que yo leyera un nombre y una direccin. Entonces me explic que tena que cobrar un premio de la lotera, pero como no saba leer le haban dado el nombre de un licenciado que la ayudara con el trmite. Junto al papel haba un cachito de lotera con terminacin en 7. Yo volte para mirar los nmeros de las casas y descubr que cerca de all estaba el edificio que ella buscaba, as que la acompa a la puerta. Antes de tocar el timbre del despacho, sali del edificio un hombre de traje que ya peinaba canas. Seora Emilia? La seora volte hacia l mientras afirmaba con la cabeza. Licenciado? El hombre dijo que llevaba horas esperando y pidi disculpas por no hacerla pasar pues ya se estaba yendo.

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Pero si trae el cachito de lotera podemos ir a cobrarlo ahora mismo. La seora Emilia le mostr el cachito, el licenciado lo revis detenidamente y sac un papel peridico doblado que tena los resultados de la lotera. Es verdad que el peridico se vea viejo, pero nadie repar en el asunto. Lo que los tres buscbamos con ansiedad era el nmero del cachito con terminacin en 7 que, segn descubr en ese momento, no haba ganado cualquier premio, sino el premio mayor de la lotera: 150 mil pesos por cachito! Premio mayor!, premio mayor! El licenciado me dijo que haba sido muy amable en acompaar a la seora, y sugiri que, en agradecimiento, fuera con ellos a cobrar el cachito. Tal vez la seora aceptara darme una retribucin, algo simblico: mil pesos o algo as. Despus de todo ella iba a cobrar 150 veces esa cantidad! Mientras la seora asenta yo ya no vi nada; lo que vea era una hermosa bicicleta azul y plata de rodada 26. Me vi pedaleando en el parque. Me vi feliz, rebasando la velocidad del sonido La imagen se borr cuando, inesperadamente, la seora comenz a retorcerse de dolor. El licenciado pregunt qu le pasaba y ella se aguant otro retortijn antes de afirmar que eran los dolores de la diabetes. Est enferma? pregunt el licenciado con preocupacin, y ella respondi que si no iba al Seguro para aplicarse una inyeccin el dolor aumentara cada vez ms. Qu hacemos? me pregunt el licenciado, pero yo no supe qu responder ante la inesperada situacin. Para colmo, la seora deca entre retortijones que no poda llevar el cachito porque en el Seguro le iban a pedir que se quitara la ropa, y ella tena miedo que se lo fueran a robar. Entonces, el licenciado me mir de arriba abajo como evaluando si era persona de fiar, y me pregunt si poda ayudarlos. Sss vacil en responder, porque no entend lo que pretenda. El licenciado mir a ambos lados de la calle antes de exponer el plan: Yo voy a acompaar a la seora al Seguro y t nos vas a esperar en la escalinata de la lotera. T vas a guardar el cachito! Nadie va a imaginar que un nio lleva el premio mayor en su bolsillo, verdad? y volte como esperando la aprobacin de la seora. Pero de verdad podemos confiar en ti?, me pregunt, como sospechando que la codicia se despertaba en mi interior. Por m no hay problema respond con la mayor conviccin que pude.

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El licenciado le hizo un gesto a la seora, como interrogando si ella confiaba en m, y como ella no deca nada, l se puso de mi lado diciendo que yo pareca un nio muy decente. La gente decente no necesita robar porque no le hace falta dinero dijo, mirndome comprensivamente, mientras meta la mano a su bolsillo y sacaba un fajo de billetes. Yo tengo dinero y agit el fajo soy una persona decente. Y t, eres t una persona decente? Ambos me miraron fijamente y yo no supe qu hacer, hasta que met la mano en el pantaln y mostr los 800 pesos de mi mam. El licenciado sonri confiado en que todo saldra bien. Y para no dejar dudas propuso que envolviramos el cachito en un pauelo, as nadie sospechara nada. Yo no entend muy bien cul era el sentido; no pensaba enserselo a nadie. Sin embargo, estuve de acuerdo. Despus de todo no poda desperdiciar la oportunidad que tena de comprar la bicicleta soada. Era un pauelo de rayas verdes que el licenciado extendi sobre la palma de su mano, poniendo all el cachito. Entonces nos mir fijamente y propuso algo que sellara definitivamente nuestra complicidad. Vamos a guardar nuestro dinero junto con el cachito dijo, as lo vas a cuidar con ms empeo. Sin pensarlo dos veces, el licenciado puso su fajo de billetes sobre el pauelo, esperando que yo hiciera lo mismo. Yo segua sin entender muy bien el objetivo, pero para que no desconfiaran volv a sacar mis ocho billetes de cien y los puse en el pauelo de rayas verdes. Entonces, el licenciado hizo un rpido nudo y, antes de entregrmelo, me advirti por ltima vez: Gurdatelo muy bien; gurdatelo as Y mientras lo deca meti su mano adentro del saco, como indicndome la forma en que deba guardarlo. Acto seguido meti el pauelo en mi pantaln sin que yo lo tocara y me hizo poner las dos manos encima, con la promesa de que no las despegara de all. Yo asent, obediente, y me fui caminando hacia la Lotera Nacional, mientras ellos se alejaban en sentido contrario. Cuando los perd de vista ech a correr para llegar ms rpido. Mi corazn lata con una fuerza que nunca antes haba sentido. Al llegar a la escalinata de la Lotera dud sobre lo que tena que hacer: los espero o no?. Fueron unos instantes de mirar al angelito y al diablito que se paran en tu hombro para aconsejarte. No, pens resuelto, lo voy a cobrar yo. Y me enfil resuelto a las cajas de la Lotera. Escog una que estaba vaca y puse sobre el mostrador el pauelo de rayas verdes.

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Qu? me pregunt la cajera, esbozando una sonrisa enigmtica. Vengo a cobrar un cachito dije lo ms serio que pude. El premio mayor, no? Y al decirlo, la cajera de al lado solt una risa medio descarada. Mi cajera tom el pauelo, que en ese momento me extra, tena demasiados nudos. A qu hora se los hizo?, me preguntaba mientras las uas largas de la cajera deshacan los nudos uno tras otro. Fueron largos segundos de no entender nada. Cuando termin con el ltimo nudo yo haba perdido el aplomo, pero an tena esperanzas de ver all mi gran tesoro Adentro del pauelo no haba ms que papelitos blancos, papelitos blancos y nada ms que papelitos blancos. Los estafadores haban hecho un trabajo perfecto. Al menos no hubo ninguna burla ni regao cuando sub al piso 15 de la Lotera a decirle a mi mam que me haban robado toda la quincena. Slo hubo un silencio enorme en toda la oficina. Y un hoyo en la boca del estmago que me acompa todo el camino de regreso a casa. Cuando pas frente al taller no quise ni voltear a ver la bicicleta de mis sueos y me segu de largo hasta llegar a la casa y meterme a la cama, donde me pas todo el da reconstruyendo la escena.

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Cmo haban podido engaarme? A qu hora lo hicieron? Si vuelven los pasos y desmenuzan el relato descubrirn dnde y cmo estuvo el engao: comprendern, por ejemplo, que el peridico tena el mismo nmero que el cachito, pero no la misma fecha; por eso se vea tan viejo. Confirmarn que nunca tocamos un timbre en el edificio y que no exista el despacho del licenciado porque, en realidad, l slo fingi que sala de su oficina. Se darn cuenta tambin que resultaba absurda la idea de darme a guardar el cachito a m: si a la que iban a inyectar era a la seora, por qu no poda el licenciado guardar el cachito? Lo que haban hecho era alimentar mi codicia. Y, por ltimo, descubrirn que al momento de ensearme cmo deba guardar el pauelo, all fue donde el licenciado intercambi los pauelos: meti su mano al saco y guard el pauelo del dinero mientras hbilmente sacaba un segundo pauelo idntico, pero lleno de papelitos blancos. Por qu yo nunca quise darme cuenta? Tal vez porque lograron sembrarme la ambicin? Tal vez porque era un ingenuo? O porque eran ellos unos estafadores profesionales? O las tres al mismo tiempo? Lo cierto es que esa quincena no la olvidar jams. Despus de esa estafa, pasaron diez aos para que yo comprara una bicicleta, que encantado pagu con mi primer salario. Pero lo ms cierto de todo es que, desde entonces, nunca juego a la lotera.

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El mito de Atlatl
Antonio Domnguez Hidalgo

Yo soy todos, porque si no, nada sera. Estara solo y segn me han enseado mis antepasados, poco podra yo hacer sin la ayuda de los dems, pues cada quien es como un dedo de la mano, diferente, pero en unin, los cinco, los diez, pueden realizar muchas cosas. Por eso me siento feliz y satisfecho cuando junto con todos los que usamos el atlatl, este maravilloso instrumento que inventaron nuestros abuelos toltecas y que nos sirve para cazar, pescar y defendernos gracias a nuestra hermanita caa, a unas cuerdas y los dardos, vamos levantando con todo el sudor que provoca nuestro esfuerzo, la primera de las estatuas gigantescas que representan a quienes con su valor, su voluntad y su inteligencia creadora nos han dado el Tloque Nahuaque, la comunidad, la hermandad, en la cual vivimos. Los hombres de conocimiento combatientes. Ellos supieron utilizar al mximo el atlatl y lo portan a su lado. Al ponerlos en la parte plana de la pirmide, el momuxtli, nos harn sentir que son el sostn del cielo, ese espacio bajo el cual transcurren hoy nuestras vidas. Uf, un poco ms y lograremos instalar el primero. Fuerza! Podemos lograrlo! Somos muchos quienes lo estamos haciendo y todos respondemos como uno. Es necesario colocarlos todos para la gran fiesta o mitote de la atadura de aos. Un nuevo ciclo comenzar, aunque yo siento un poco de temor, pues he

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visto que se aproximan en la nueva era, algunos cambios. Ce acatl Topiltzin, nuestro seor Quetzalcoatl, que lleva el nombre del smbolo creador, ha estado preocupado y se le nota como triste, hasta angustiado, a pesar de su seo severo, pero amable. Digo que he visto, porque yo, como individuo poseo un don que me ha otorgado el Teotl Ipalnemohuani, la energa por la cual todos vivimos, y que consiste en descubrir por medio de los signos que van apareciendo en la naturaleza y en la sociedad, lo que puede suceder. Es como un proceder numrico que me permite anticipar los hechos posibles de suceder. Descifro y comprendo las infinitas combinatorias sgnicas. Dicen que soy un vidente y por eso mi nombre, como persona, Cuauhtlatoa, est formado por dos palabras Cuauhtli que significa en nuestra lengua, guila, pues mis ojos como los de ella, pueden ver a grandes distancias, y tlatoa, que quiere decir hablar. Mi fama como portador de un atlatl se debe a esta cualidad que con frecuencia me asusta, pues no quisiera que pasara lo que deduzco en los ageros que veo, y sin embargo tengo la obligacin moral de comunicarlo para prevenir e intentar evitar la realizacin, o por lo menos suavizar, los presagios que siempre nos rondan: sequas, diluvios, invasiones, enfermedades; aunque tambin abundancia, alegra, mayores uniones entre los pueblos.

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Al fin hemos colocado el primer macehualli atlatl! El recordado elegido portador de un atlatl. Pero faltan ms y debemos continuar con los que siguen. Este primero nos ha llevado mucho tiempo esculpirlo. Hemos trado entre todos, enormes bloques de piedra de las sierras circunvecinas y de las muy lejanas, y nadie ha dejado de mostrar sus fuerzas para lograr esta alegra individual de contribuir a la felicidad colectiva. A veces, cuando toco las piedras, aparecen en mi mente unos signos extraos (Atlantes de Tula) que me indican que sern eternas y en un lejano futuro causar asombro esto que hacemos con gran contento; por nuestro propio gusto y con toda la fuerza de nuestra voluntad irradiada por nuestro cerebro y que da rdenes de entereza a nuestros msculos y a nuestra resistencia. Me asusta un poco los rumbos que adquirirn nuestras grandes estatuas; a muchos les asustarn; a otros les sorprender hasta la admiracin infinita; unos supersticiosos invasores las tomarn como engendros del mal, pero con el tiempo, cuando ellos se alejen y los nuevos das maduren, les servirn a los futuros videntes para aprender lo que para entonces parecer olvidado. As ser como nuestros esfuerzos de hoy, repercutirn en la salvacin del maana. Ya el grupo de los ocelotl atlatl, ocelotes combatientes, traen la segunda escultura. Qu aguerridos son! Cunta musculacin despliegan! Es un asombro ver el feliz esfuerzo que hacen! Ya la pusieron al pie de la escalinata central. Ahora nos toca a nosotros, los del calpulli Cuauhtli atlatl, los que formamos la comunidad de los videntes, subirla poco a poco. Adelante compaeros! Tihui, tihui! Vamos juntos... Uf! Vamos, vamos! Un poco ms...y ya!

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Agujereado colador
Laura Martnez Belli

Tres cosas que Beatriz no decidi afectaron su vida: su peso, su estatura y su miopa. Y por esas tres cosas, precisamente, Beatriz odiaba ir a la escuela. No le gustaba la forma en que Arturo y Valentina la molestaban. Todo el da se la pasaban incordindola con comentarios de mal gusto. Que si estaba gorda, que si estaba chaparra, que si usaba lentes. Comentarios crueles y estpidos que, aunque al principio le resbalaban como mantequilla en pan caliente, al escucharlos constantemente terminaron haciendo mella en un corazn noble, pero ajado. A fuerza de escuchar las burlas de sus compaeros y sus insistentes menosprecios, Beatriz termin por convertirse en una especie de colador. Cualquier comentario amable o de aliento terminaba por escurrirse por los agujeros de su alma sin que nada pudiera contenerlos. Pero Beatriz tena un don secreto a la espera de alguien que viniera a descubrirlo como un jeroglfico o una gran piedra de Roseta: su voz. Su vozarrn, para ser exactos. El volumen de su caja torcica era tal, que cuando Beatriz cantaba, su voz resonaba como en teatro griego. Pero Beatriz slo cantaba en la regadera o si insistan mucho en los cumpleaos de sus paps. Todos los invitados comprendan la insistencia de los familiares cuando despus de mucho rogar, apareca una tmida Beatriz en escena, y a viva voz comenzaba a cantar como la mejor de las sopranos. Algunos se emocionaban hasta las lgrimas, otros, sin habla, se limitaban a aplaudir a la nia y a su maravillosa capacidad de entonar las notas ms difciles. Pero en la escuela nadie saba que Beatriz cantaba. Mucho menos Arturo y Valentina, que juzgaban por lo que vean en la superficie. En realidad, ellos eran a su vez personas ms inseguras que Beatriz, y slo molestndola conseguan proyectar una imagen superior de s mismos. Molestar a Beatriz slo era un reflejo de cun pequeos se sentan ellos. Y as fueron pasando das, escondiendo sus dones tras una coraza. Hasta que lleg el concurso. El letrero deca: IX Festival de Talento y por la fecha del cartel, estaba prximo a celebrarse. Los nios, quien ms, quien menos, se inscribieron en manada. Incluso Beatriz se apunt en la lista. Estaba emocionada. Lleg a imaginarse dando gracias a un pblico en pie. En su ensoacin estaba cuando sinti que le golpeaban en la nuca. Zas!

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Qu te pasa, gorda a poco piensas participar para que todos se ran de ti? Sin necesidad de voltear, Beatriz supo muy bien quin le hablaba. Conoca esa voz porque se colaba en sus pesadillas. Ni siquiera se atrevi a levantar la mirada. Pens en contestar, pero el miedo se lo impidi. De nuevo, otro insulto. Otro menosprecio. La sonrisa de Beatriz desapareci, y ella como tantas otras veces se convirti en un colador. Pero de pronto, de la nada sali otra voz. Jams la haba escuchado antes. Era una voz fuerte, segura, firme. La voz dijo: Djala en paz. Slo entonces Beatriz alz la vista, sorprendida. Y lo vio. Ah estaba l. De pie. Desafiante, sostenindoles la mirada a Arturo y a Valentina sin parpadear. Nunca lo haba visto antes. Y t quin eres? Su novio? dijeron socarrones. Beatriz contuvo la respiracin. Djala en paz o te arrepentirs. Haba algo en l que impona respeto. Quizs era su forma de mirar. Miraba como los valientes. Como miran aquellos que no se callan ante las injusticias, ni se achantan ante la adversidad. Era, simple y llanamente, un triunfador. Arturo y Valentina se dieron media vuelta, burlones. Disimulando con sus muecas el jarro de agua fra que acababan de recibir. Cuando se fueron, el chico le pregunt a Beatriz: Ests bien? a lo que ella respondi asintiendo con la cabeza. Luego, l le dijo: Por qu dejas que te hablen as? Beatriz se sinti sumamente incmoda. A qu se refera el muchacho? Qu quera decir con eso? Ni modo que se pusiera de a pechito. Ellos, por maldad, la traan con ella desde haca aos. Y ya se haba vuelto costumbre. Incluso se sinti culpable. Quiso argumentar muchas cosas, en lugar de eso, tan slo dijo: Porque s. El muchacho la mir severo, como un juez justiciero. Beatriz se achant. Despus l le habl: Escucha bien lo que voy a decirte. Beatriz se acomod los lentes sobre el puente de la nariz. Vas a cantar en ese concurso Beatriz abri los ojos como hacen los bhos. Cmo saba este muchacho,

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al que no haba visto jams en su vida, que ella saba, poda, cantar? Sin embargo, no interrumpi. Y vas a ganar. Y cuando ganes, vas a ir donde este par de escuincles babosos y les vas a decir que sta es la ltima vez, me sigues?, la ltima vez que se burlan de ti o de alguien ms. Y se lo vas a decir segura, contenta. Pero lo ms importante, es que t te lo creas. Porque si t no te quieres y te respetas y te valoras, jams nadie lo har. Beatriz escuch la retahla motivacional con la saliva atorada en la garganta. Sinti como si una mano invisible la zarandeara. La abofeteara. Le gritara despierta, reacciona, no te dejes. Y luego sinti un abrazo clido, como si algo o alguien la apapachara, transmitindole paz y fortaleza. De pronto, Beatriz se reconoci fuerte, capaz, y no entendi cmo se haba dejado achantar por palabras tan necias como las de Arturo. Ella no era una foto en un anuario, ni las medidas de su cintura. Cerr los ojos un momento, y al abrirlos, el muchacho ya no estaba. A partir de ese da comenz a cantar a todas horas. En los pasillos de la escuela, mientras esperaba el transporte, cuando ayudaba a hacer la compra. Todo el tiempo iba cantando. Y con cada meloda se reforzaba en la idea de que ella era grande, talentosa, capaz. Comenz a cuidar su dieta y cada vez que se vea al espejo se reconoca nueva. Diferente. Hasta que lleg el da del festival. Y cant. Cant con toda su alma a ese muchacho al que nunca ms volvi a ver, pero que le haba hecho creer, as, sin ms, que haba una salida. Que aguantar el maltrato, el acoso, la humillacin, no es opcin ni debe tolerarse. Al terminar, recibi una ovacin ms gratificante que cualquier premio. Y se prometi que jams permitira que nadie la menoscabara ni menospreciara de nuevo. Ella era Beatriz, la de la voz portentosa. Y vena envuelta en ese paquete. Quien no fuera capaz de ver la belleza del conjunto no mereca ni la ms diminuta de sus lgrimas. Y Beatriz jams volvi a ser el agujereado colador que una vez fue.

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La monja roja
Karolina Grissel Lara Ramrez

Por fin, hogar dulce hogar. Regreso a casa para descansar despus de una larga jornada de trabajo, prendo el televisor insisten en que votar es importante, por favor, el voto, para qu pensar en cosas innecesarias?, maana hay ms trabajo. Decido ir a dormir. Sueo que recorro un hermoso parque, en l me encuentro con una estatua de un hombre que tiene su mano izquierda en el pecho y la mano derecha se encuentra levantada hacia el cielo, el clima de ese lugar es clido; de repente, una mujer se acerca a m, ella est vestida elegantemente con un vestido rojo, me llama por mi nombre: Ximena, y me pregunta: Elvia: Ha cambiado nuestro pas para nosotras las mujeres? Ximena: S, pero Quin eres t? Dnde me encuentro? Elvia: Soy Elvia y te encuentras en Motul, Yucatn, ciudad donde yo nac en el 1878. Ximena: Y tus paps, cmo se llamaron? Elvia: Mi mam Doa Adela Puerto Sols y mi pap Don Justiniano Carrillo Pasos. Ximena: Tuviste hermanos? Elvia: S, 13 hermanos, Felipe uno de mis hermanos mayores fue gobernador de nuestro estado, es el hombre aquel del cual se inspiraron para la estatua que se encuentra en este parque. De pequea observaba las injusticias, las desigualdades econmicas, la explotacin que pasaban los campesinos mayas con jornadas largas de trabajo y sin salario, las mujeres no tenan tantas posibilidades educativas y econmicas, hay tantas cosas, mare! Fui bilinge: domin la lengua maya y el castellano. Estudi en una escuela religiosa y tambin ayudaba a mis padres a atender una tienda de abarrotes, pero a los 13 aos me enamor de un joven maestro llamado Vicente Prez Mendiburo. Era unos aos ms grande que yo, con l tuve a mi nico hijo, al que decidimos ponerle por nombre Marcial.

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Ximena: Tan joven te casaste!? Elvia: S, en mi poca las mujeres se casaban muy jvenes Bueno, desafortunadamente, enviud 10 aos ms tarde. Ximena: Yo tengo 25 aos y no he casado an, no es una decisin que me parezca oportuna. Adems, ahora las mujeres y los hombres tenemos los mismos derechos. Es una decisin que me toca a m y slo a m. Elvia (muy contenta): De verdad!? Yo de joven no poda tomar decisiones, me asignaron marido y marido tom. Sin embargo, como me qued viuda tuve que trabajar. Haba aprendido taquimecanografa y un tiempo despus decid ser maestra, me inspiraron las ideas del sacerdote cataln anarquista Serafn Garca, y de Rita Cetina, maestra que fund la primera organizacin feminista de Yucatn La Siempreviva, y una revista con el mismo nombre. Con los artculos de esta revista yo aprend mucho de lo que s. Antes de que se levantara en armas nuestro pas, trabaj activamente para la causa antirreleccionista contra los gobernantes de esos tiempos, era mensajera y propagandista.

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Durante la Revolucin fund, con la ayuda de ms mujeres, la primera organizacin femenina campesina, en 1912. Por ello, era conocida como la Monja Roja del Mayab, por mis ideas socialistas; luch por la reivindicacin de los derechos polticos de las mujeres, por buscar incorporarlas en la poltica agraria y que a las mujeres jefas de familia, se les garantizara los mismos derechos que a los hombres en la distribucin de tierras, por eso tena enemigos. Tiempo despus de la Revolucin fui la primera candidata de izquierda electa al congreso yucateco, cargo que desempe por dos aos y que tuve que dejar por amenazas de muerte. En los congresos feministas que asistamos, destacbamos las demandas que queramos lograr: control natal, el divorcio y el voto femenino. Aos ms tarde desaparecieron estos grupos, pero contine mi lucha de manera individual por la ciudadana de las mexicanas, present ante el Congreso de la Unin una reforma al artculo 34 constitucional, para hacer valer el derecho a

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la Mujer, pasaron diferentes presidentes y ninguno enviaba una iniciativa de ley para reformar este artculo, hasta que Adolfo Ruiz Cortines lo hizo posible en el ao de 1953. Ximena: Y por qu t te apareces en mi sueo Elvia? Elvia: Porque t crees que el voto no es importante y vaya que lo es. Te cuento que en mi poca no tenamos la posibilidad de elegir, de estudiar, de que reconocieran nuestro trabajo, de tener un salario. En cambio ahora, t puedes elegir cuntos hijos tener, as como disfrutar de muchos derechos ms; mismos por los que, las mujeres luchamos en la Revolucin, y dimos incluso hasta la vida para que posteriormente las mujeres disfrutramos de stos. Es la hora de partir para m, y para ti de despertar no slo de este sueo, recuerda que el voto no es nicamente marcar una hoja para ponerla en una casilla, es el derecho de elegir y piensa en las mujeres que lucharon por ello. Adis, espero que vuelvas a mi Motul querido.

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Calaverita
Francisco Hernndez

Wolfgang Amadeus Mozart Hubo silencio en las calles, la Muerte, sola, rea. Silencio en montes, en valles. En toda la geografa.

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Mozart supo desde nio de su no larga existencia. Por eso enganch al cario con la msica y su esencia. La Muerte segua bromeando con sus armas de maldad. Ella lo estara escuchando por toda la eternidad!

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La recompensa de Nefru
Enrique Serna

Pasada la medianoche, Nefru se levant de la cama y camin descalzo hacia el dormitorio de sus padres: ambos roncaban con un sueo de piedra. Era el momento de emprender la gran aventura que haba estado planeando en los ltimos meses. Suti, su mono, le salt a los hombros con ganas de jugar y tuvo que apartarlo de un manotazo. Fue a la cocina en busca de una lmpara de aceite, que se at a la cintura con una cuerda. Por si las dudas tambin se meti una daga en el taparrabos: as estara ms seguro si alguien lo atacaba. Con el mayor sigilo abri la reja de bamb que daba a la calle. Estaba desierta y slo se escuchaban a lo lejos los aullidos de los lobos y el ulular de las hienas. Desde su nacimiento, Nefru haba vivido en Deir el Medineh, la aldea de trabajadores que erigan y adornaban las tumbas de los faraones, y tena un mapa mental de sus callejuelas que le permiti caminar a ciegas, en medio de la espesa oscuridad, sin tropezar con ningn hoyanco. Ms all de la aldea comenzaban las dunas del desierto. Al empezar a recorrer sus abruptas veredas encendi la lmpara de aceite. No tema a las fieras de los alrededores, porque el fuego las ahuyentaba. En cambio le aterraba toparse con alguno de los animales fantsticos que merodeaban por el desierto: leones alados, lobos con hocico de vbora, halcones gigantes que podan alzarlo en vilo con sus enormes garras. Al cabo de una larga caminata lleg al Valle de Los Reyes, el gran cementerio de los faraones egipcios. Era un valle rido, circundado por peascos y montaas de piedra caliza donde jams haba crecido una hierba. Los promontorios alzados en el valle indicaban el lugar de las tumbas y cada uno tena una puerta de piedra sellada a cal y canto. Nefru haba odo historias fabulosas sobre los tesoros que los faraones se llevaban al inframundo, para gozar en el ms all los mismos lujos y comodidades que tuvieron en vida, pero jams haba podido ver una tumba por dentro. La nica vez que le haba manifestado ese anhelo a su padre, se llev un duro regao: Ests loco? Los faraones son dioses y sus tumbas son sagradas. Profanarlas puede costarte la vida. La prohibicin slo aviv ms su curiosidad y a partir de entonces, bajo el pretexto de llevarle la comida a su padre, que trabajaba en el valle con un grupo de canteros y escultores, se haba dedicado a explorar la necrpolis por su cuenta. De tanto subir y bajar por las pequeas lomas, haba descubierto que

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una de las tumbas ms antiguas, la del faran Tutmosis I, excavada al pie de un roquedal, en el recodo ms apartado del valle, tena una imperceptible hendidura en la bveda, por la que poda caber un muchacho flexible y delgado como l. Era una tumba con tres siglos de antigedad, olvidada por los sacerdotes de Tebas, que slo llevaban ofrendas a los faraones de la ltima dinasta. Cuando lleg a ese inhspito confn del cementerio, Nefru escal el promontorio como una lagartija, localiz la hendidura de la bveda y trat de ensancharla usando como mazo una piedra de buen tamao. Cuando ya haba metido la mitad del cuerpo hasta la cintura, se qued con las piernas colgando en el aire. No haba tomado en cuenta que esas bvedas podan tener una altura considerable. O saltaba al vaco, exponindose a una fractura, o volva a casa con el rabo entre las piernas. El golpe contra la piedra caliza fue duro, pero pudo amortiguarlo con el muelleo de las rodillas. Slo se false el tobillo derecho, uno de sus puntos ms dbiles. El fro le puso la piel de gallina y lament haber salido de casa con el pecho desnudo. Al encender la lmpara de aceite advirti que no estaba en la galera principal de la tumba, sino en el corredor de acceso, una gruta decorada con relieves multicolores de escenas de caza, pesca y trabajos agrcolas. Soy el primero en ver estas hermosas pinturas, pens con orgullo, slo por esta hazaa merezco hacerme famoso. Camin por el estrecho pasadizo, cojeando un poco por la torcedura del tobillo, hasta llegar a un punto donde el corredor se bifurcaba. Tom el pasillo de la izquierda hasta topar con una pared llena de jeroglficos. Era un falso corredor para despistar a los intrusos. No le sorprendi hallarlo, pues de tanto escuchar las charlas de su padre con otros obreros y artesanos de la necrpolis, saba que por dentro las tumbas tenan esas trampas. Regres a la bifurcacin tiritando de fro: ya empezaba a sentir en la garganta un incmodo escozor con flemas. Tom el pasillo de la derecha, adornado con pinturas de Osiris, el dios descuartizado y momificado que juzgaba a los muertos en el cielo inferior, y lleg a otro callejn sin salida. Aydame, Osiris, padre mo, si me pierdo en este laberinto quiz nunca pueda salir, pens con espanto. Se imagin una muerte horrible por inanicin, la angustia de su madre cuando lo buscara por toda la aldea, la gula de los gusanos devorando sus vsceras. Quin le mandaba ser tan atrevido y tan loco. Pero al recargarse en el muro para tomar aire, descubri que una de las rocas estaba suelta. La empuj con todas sus fuerzas, los pies recargados en el muro opuesto para tener un punto de apoyo, y cuando al fin logr removerla se meti de cabeza por el boquete. Haba dado con la cmara funeraria! Honor a ti, patriarca de las tinieblas, me inclino ante tu poder con humildad y fervor. En la bveda del techo estaba pintado un cielo azul oscuro con estrellas doradas, el emblema de la diosa Nut, la seora de la noche, tambin llamada

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la Vaca del Cielo, que se tenda con el cuerpo arqueado sobre su marido Geb, el dios de la tierra. Ambos haban procreado a Osiris en el principio de los tiempos. Como los muertos se unan al sol en su peregrinaje nocturno, deban quedar cobijados por el firmamento. Contempl el cuerpo estrellado de Nut con el fervor que sus padres le haban inculcado desde la cuna, y avanz despacio hasta el centro de la cmara mortuoria. El corazn le dio un vuelco al encontrar una barca solar chapada en oro, con asientos forrados de seda carmes. Era idntica a la que navegaba por el Nilo en los das de fiesta, cuando los sacerdotes de Tebas sacaban en procesin la estatua del dios Amn-Ra. El muerto la necesitaba para surcar los ros subterrneos en su viaje a los aposentos del sol. Nefru lo saba y sin embargo tuvo el atrevimiento de sentarse en el sitio destinado al faran. Por un momento sinti el dulce mareo del poder absoluto, pero temi despertar la ira de los dioses y se levant de inmediato. Detrs de la barca solar haba un cofre de marfil con incrustaciones de zafiros, envuelto en un denso velo de telaraas. En sus cuatro costados tena relieves que describan las gestas heroicas del faran en las guerras contra Nubia y Siria. Levant la tapa con ansiedad, haciendo chirriar los enmohecidos goznes. Contena vasos de alabastro, figurillas de campesinos y artesanos tallados en madera (la cuadrilla de siervos que deba trabajar para el difunto en la otra vida), un matamoscas que poda serle til en su travesa fluvial, una jarra de cristal cortado que alguna vez estuvo llena de vino, un ojo de Horus con incrustaciones de lapislzuli, numerosas estatuillas del faran, la efigie de Anubis, el perro negro que acompaaba a los muertos en su viaje de ultratumba y una montaa de alhajas que fue sacando de dos en dos, y de tres en tres, deslumbrado por el fulgor de las piedras preciosas. Pero apenas tuvo tiempo de engolosinarse con ellas, porque de pronto repar en la pieza ms importante de la tumba: la capilla de madera recubierta de oro que encerraba el sarcfago de Tutmosis I. No pudo descifrar los jeroglficos inscritos en la superficie exterior, porque en Egipto slo saban leer los nobles, la casta sacerdotal y los escribas de la corte, pero un reverente pavor le hizo recordar las advertencias de su padre. Si violaba el sepulcro tal vez quedara reducido a cenizas, pero la tentacin de ver a la momia de Tutmosis I era demasiado fuerte. Hizo un esfuerzo sobrehumano para tratar de abrir las pesadas puertas plegables, cerradas con tornillos de bano. Imposible, la gruesa madera de cedro con espigas de bronce y roble era inexpugnable. Cuando haca el segundo intento por allanar el sepulcro, pujando hasta ponerse morado, lo sobresalt un ruido de pasos que provenan de la gruta de acceso. Cuidado, quiz era un centinela. Apag la lmpara de aceite y corri a esconderse detrs de la capilla. Enseguida irrumpieron en la

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cmara funeraria tres hombres de fea catadura, con la barba mal rasurada, que llevaban sacos de camo, trancas y herramientas para excavar. Dos de ellos eran altos y fornidos, el otro, delgado y pequeo. Hasta el escondite de Nefru lleg su tufo a cerveza. Si me descubren estoy perdido, pens, empuando la daga con el pulso trmulo. Por fortuna se dirigieron al cofre de marfil, como si conocieran de antemano la disposicin de los tesoros y tuvieran un plan bien estudiado. Quiz entraron por la puerta principal dedujo Nefru, pues no han advertido el agujero que abr: deben estar coludidos con algn centinela. Los hachones que llevaban eran ms potentes que su lamparita y la tumba qued mejor iluminada. Nefru pudo ver con claridad como echaban en los sacos todas las joyas y objetos preciosos del cofre. Cuando terminaron de vaciarlo se dirigieron a la capilla. branla orden el ladrn de baja estatura, lampio y picado de viruelas, que pareca el cerebro de la banda. Los dos fortachones forzaron las puertas plegables con una destreza que denotaba allanamientos previos. Pero adentro haba otra capilla, ms pequea y lujosa, con el techo inclinado. Esta vez, el propio jefe de la banda destroz el cerrojo con un mazo. Pero dentro de la segunda capilla haba una tercera ms pequea. Nefru pens que el truco de las capillas superpuestas se prolongara hasta el infinito. Los fortachones abrieron a patadas la tercera capilla, impacientes ya por largarse de ah. En su interior haba un sarcfago de cuarcita roja con la efigie del faran. Bravo, esto se merece un brindis. A tu salud, majestad el hampn cacarizo sac del saco una jarra de cerveza, brind con el difunto, y despus de eructar en forma soez le pas la bebida a los dos compinches. Envalentonados por el trago, los ladrones abrieron el sarcfago con un cincel y un mazo. La momia del faran, asombrosamente bien conservada, tena un rictus de dolor en los labios, como si hubiera sufrido atroces tormentos para expiar sus culpas. O haba torcido la boca en protesta por ese ultraje? Una enmaraada cabellera negra le bajaba hasta la cintura y el cutis amarillento con textura de pergamino permita adivinar su fisonoma severa y autoritaria. En los gruesos vendajes de lino que envolvan su cuerpo llevaba prendido un escarabajo de rub, una habichuela de oro, un pectoral con el ojo de Horus, y otros amuletos que deban protegerlo contra los colmillos de Apofis, la serpiente que torturaba a los muertos impos. Lamento perturbar tu sueo dijo el jefe de los ladrones, pero me van a pagar una fortuna por ti.

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En son de burla, el rufin acarici con la punta del dedo la barbilla de la momia. Pareca saborear al mximo la oportunidad de humillar a un hombre que en vida haba sido venerado como una deidad. Nefru tuvo ganas de estornudar. A duras penas logr controlarse, las sienes palpitantes de angustia. Esos malditos no se tentaran el corazn para matar al nico testigo de su sacrilegio. Pero aunque se tap la nariz con los dedos, la comezn nasal volvi con ms fuerza. Ach! Qu fue eso? dijo el ladrn ms fornido, repentinamente acobardado. Es l, huyamos! el jefe cacarizo seal a la momia del faran, y los tres corrieron despavoridos. Nefru se qued escondido un buen rato detrs de la capilla, por miedo a que los ladrones volvieran. Finalmente se atrevi a salir, sorprendido por el

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efecto imprevisto de su estornudo. Sin querer haba salvado al faran de errar en las tinieblas y caer en las fauces de Apofis. Alarmado por los destrozos de los profanadores, tap como pudo el sarcfago de madera, cerr las puertas de las tres capillas y volvi a guardar en el cofre todos los tesoros que los rufianes haban abandonado en su precipitada fuga. l era un explorador temerario, no un vil ladrn, y el comportamiento de los saqueadores le haba repugnado. Volvi a casa poco antes del amanecer, dbil y aquejado por una tos seca. Desde la calle no se poda abrir la reja de bamb. Trep como una lagartija el muro de adobe, raspndose las piernas y los brazos con las espinas de la enredadera. Se desliz por el techo hacia la terraza, procurando no hacer ruido, y logr meter las piernas por un hueco del emparrado. Momentos despus, cuando su madre entr al cuarto a despertarlo, lo encontr acatarrado y con fiebre. Le prepar una infusin de hibisco y le orden que se metiera todo el da en la cama. Durmi de un tirn ms de siete horas, soando que salvaba los doce obstculos del inframundo para obtener el mximo premio destinado a los muertos: vivir para siempre convertido en estrella. Lo despert a media tarde una charla de sus padres en el cuarto vecino. Ech a perder la estatua de la reina dijo su padre, angustiado. Sin querer le part el dedo gordo del pie y ahora tendr que pagar todo el bloque de granito. Es enorme y cuesta una fortuna. Pero mi nico bien es esta casa. No pueden echarnos a la calle por un accidente. Claro que pueden, y encima voy a recibir doscientos bastonazos. Osiris nos ayudar, voy a implorarle clemencia. Nefru se sinti culpable por dedicarse a profanar tumbas mientras la familia pasaba apuros. Para colmo, su gripa empeoraba. Al filo del anochecer solt un violento estornudo. Pero en vez de arrojar mocos por la nariz le sali una pequea turquesa. Alcanz a ocultar la piedra bajo la manta antes de que su madre entrara en el cuarto. Tpate bien, mi amor lo reprendi con afecto, no s cmo pudiste resfriarte si aqu hace tanto calor. Nefru sigui estornudando toda la noche piedras preciosas: rubes, perlas, amatistas, cornalinas, hasta reunir debajo de las sbanas un pequeo tesoro. Con cada estornudo iba desapareciendo la congestin de los bronquios, la debilidad muscular y el dolor de cabeza. Antes de que sus padres se despertaran dej el montculo de piedras preciosas en el altar familiar donde su madre haba estado orando. Creer que Osiris oy sus ruegos, pens, pero yo s a quin debemos darle las gracias.

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Rasgo de buen humor1


Manuel Acua

Y qu? Ser posible que nosotros tanto amemos la gloria y sus fulgores la ciencia y sus placeres, que olvidemos por eso los amores, y ms que los amores, las mujeres? Seremos tan ridculos y necios que por no darle celos a la ciencia, no hablemos de los ojos de Dolores, de la dulce sonrisa de Clemencia, de aqulla que, tierna y seductora, an no hace un cuarto de hora todava, con su boca de aurora, No te vayas tan pronto, nos deca? Seremos tan ingratos y tan crueles, y tan duros y esquivos con las bellas, que no alcemos la copa brindando a la salud de todas ellas? Yo, a lo menos por m, protesto y juro que si al irme trepando a la escalera que a la gloria encamina, la gloria me dijera: Sube, que aqu te espera la que tanto te halaga y te fascina; y a la vez una chica me gritar: Baje usted, que lo aguardo aqu en la esquina, yo juro, lo protesto y lo repito, si sucediera semejante historia, a riesgo de pasar por un bendito primero iba a la esquina que a la gloria.

http://orbita.starmedia.com/toqomx/POEMAS.htm

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Porque ser muy tonto cambiar una corona por un beso; ms como yo de sabio no presumo, me atengo a lo que soy, de carne y hueso, y prefiero los besos y no el humo, que al fin, la gloria no es ms que eso. Por lo dems, seores, quin ser aquel, en fin, que no ha sentido con su libro de texto bajo el brazo no se olvid de Lucio de Robredo por seguir paso a paso, a alguna que nos hizo con el dedo una sea de amor, as al acaso? O bien, que aprovechando la sordera de la obesa mam que la acompaa, nos dice: No me sigas! porque mam me pega y me regaa? Y quin no ha consentido en separarse del objeto amado con tal de no mirarlo confundido? Quin ser aquel, en fin, que no ha sentido latir su corazn de enamorado, y a quin, ms que al caf, lo ha develado el caf de no ser correspondido? Al aire, pues, seores lancemos nuestras hurras por las bellas, por sus gracias, sus chistes, sus amores, sus perros y sus gatos y sus flores y cuanto tiene la relacin con ellas. Al aire nuestras hurras de las criaturas por el ser divino por la mitad del hombre, por el gnero humano femenino.

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Antonio y los Lectroides Prpuras (una aventura extraterrestre)


Pedro ngel Palou Garca

El da en que Antonio cumpli diez aos no fue el ms feliz de su vida, como se lo haba imaginado. Ni siquiera ocurrieron las cosas como en su cumpleaos nmero nueve donde lo nico que le importaba era que sus amigos se divirtieran y en lugar de hacer una gran fiesta los invit a comer, al boliche y al cine: comieron tantas palomitas que Antonio crey que reventaran. Su mam le arm una casa de campaa en el jardn y all durmieron pensando que el mundo es mejor cuando se tienen nueve aos. Qu horrible tener ocho, eres un beb! le dijo a su mam esa maana de hace un ao. Esta nueva maana, ahora, en este mismo instante Antonio cumple diez aos. Todos estn despiertos ya en la casa, se escuchan ruidos terribles en la cocina, como si su pap que es chef quisiera matar a los sartenes o castigar a los huevos tibios. La regadera en el cuarto de su hermano produce silbidos como los de un barco de vapor y el sol entra tibio y veloz por su ventana como empujndolo de la cama: Anda, flojo, que hoy es tu cumpleaos! parece decirle. Antonio se estira como un gato, bosteza por ltima vez y al fin se levanta. Nadie lo saluda, nadie lo felicita. Parece que todos se hubiesen olvidado de qu da es. 29 de mayo, el mejor da de la humanidad! quiere gritarles, pero le da pena.

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Mejor se viste, se peina el cabello que ahora se ha dejado largo y que casi le tapa los ojos como a un perro viejo de los Pirineos. Entonces se escucha la primera seal de que el da no va a ser el mejor: Antonio, aprate, se hace tarde para la escuela! seguido de un: No te va a dar tiempo de desayunar, tus vitaminas, Antonio! A veces los adultos no se dan cuenta de que el tiempo puede pasar ms lento, ms calmado, ms a gusto y que los minutos s alcanzan para hacer todo lo que uno se ha propuesto. Con desgana Antonio toma el maletn de la escuela y llega a la mesa donde ya todos estn desayunando. Su hermana disfrazada de princesa y su hermano de corredor de Frmula 1. El nico que falta es su pap que trae lo que falta del desayuno. Nada de un pastel, ni velas, ni canciones. Antonio piensa que es mejor no recordarles, a ver cunto duran sin darse cuenta de que l ya es un ao ms viejo. En el colegio, a pesar de que todos sus amigos conocen la fecha tampoco se acuerdan. Lo saludan como todos los das, hasta un poco ms distantes. Alonso le dice que si quiere jugar futbol y le tira el baln a la barriga, sacndole el aire. Luego su maestra empieza a poner cifras en el pizarrn. Nmeros locos, gigantescos, como l nunca ha visto. Antonio, despierta le grita, contesta este ejercicio, cunto es 8670,000,001,000 por 12,456,000,000,000?

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Por su cabeza danzan los nmeros macabramente como en uno de los cuentos de terror que su pap le cuenta frente a la chimenea en las noches de otoo. Una voz le susurra la respuesta y l la dice. De dnde viene esa voz? Es una voz como elctrica, como si saliera de una grabadora vieja, sin pilas. No es la de ninguno de sus amigos. La clase de matemticas termina y todos salen al recreo. Antonio se queda a buscar de dnde sali esa voz amistosa y metlica que le salv la vida. Nada. Por ningn lado aparece. Ser que ya empez a volverse loco como dice Alonso que les pasa a los nios que son muy callados como l? Entonces las cosas se complican porque siente en su odo un cosquilleo que le produce risa, como si algo muy pequeo se moviera dentro de l. Con la mano se rasca y entonces la voz le grita: Cuidado, me haces dao! Quin eres? Dnde ests? Descansando en tu oreja, intentando dormir una siesta. Eres un insecto? Los insectos no hablan.

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No, fro froooo, como dicen ustedes los humanos. Soy P-309, mucho gusto. P-309, eso no puede ser un nombre? Soy hijo de y de P... Y no me digas que eres el hijo nmero 309. Al final dices algo inteligente. Efectivamente soy su ltimo vstago, su benjamn. Entonces la criatura da un salto de su oreja y viene a caer en la madera de su escritorio. Es prpura y no tiene forma. O s, una especie de cilindro con ojos. Diminuto. A Antonio le asombra que pueda salir una voz tan potente de un individuo tan pequeo. De dnde vienes, P-309? Somos los Lectroides Prpuras, Antonio, y vivimos a aos luz del sistema solar. Para ti Plutn est lejsimos ya ni crees que se trate de un planeta. Bueno, nosotros vivimos muchsimo ms lejos que Plutn. Plutn est a la vuelta de la esquina comparado con nuestro pequeo planeta. Si eso es cierto no podras haber viajado hasta aqu. Te hubieras tardado tantos aos luz que ya seras ms viejo que mi abuelo.

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No estoy aqu. Lo que ests viendo de m es una proyeccin de mis tomos. Y ahora el gran acto, mi querido Antonio. T ya tampoco vas a estar aqu. De quin sabe qu lugar sac una pistolita pequesima y plateada y le apunto al corazn. Antonio se desmay al instante. Cuando despert, quin sabe si muchas horas o un minuto despus, se encontraba junto a P-309, pero en un lugar extrao. Rojo y seco como un desierto, pero sin camaleones ni cactus. Despierta, amigo, has llegado a mi planeta. O ms bien, para que no te asustes, una proyeccin de tus tomos ha viajado conmigo hasta este lugar. Te parece bonito? Un poco seco, a decir verdad. Nosotros no necesitamos agua. Y ahora, manos a la obra. Acompame. Adnde? Exijo una explicacin, prcticamente me secuestraste... Efectivamente, querido amigo. Eres requerido para un experimento sobre el comportamiento de los humanos. Y para qu demonios quieren saber cmo nos comportamos los humanos si ustedes viven hasta el fin del mundo? Dirs del universo, Antonio. Es muy simple: queremos ver si tu planeta es seguro para nosotros. El nuestro va a explotar muy pronto. Se colapsar para siempre. Necesitamos encontrar una casa.

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Y no pudieron buscarse una ms cerca? No, nuestros enemigos se hallan en todos los planetas cercanos. Necesitamos ir a un lugar donde no nos conozcan. Pero cmo hablas... Andando, que nos esperan. El laboratorio (P-309 le explic que era un laboratorio) era la casa o la guarida o la bodega de la amplsima familia del Lectroide Prpura. Salieron del diminuto receptculo, como del tamao de una caja de galletas, los 308 hermanos de su amigo y los dos padres. Todos vestidos con unas ridculas batas blancas como de doctor y empezaron a trepar por su cuerpo hasta que lo vencieron y cay. No le pareci a Antonio una bienvenida amable, pero no le dieron tiempo de protestar. Los 309 pequeos lo amarraron de pies y manos mientras sus paps con gran esfuerzo le colocaban un casco. Qu hacen? P-309 les explic con paciencia: Vamos a grabar toda tu vida. Oyes bien: todas las horas de tu vida desde que te sacaron de tu mam. Todas las veces que lloraste. Todas las veces que vomitaste. Todas la veces que hiciste caca. Todas las veces que dijiste yo no fui, fue mi hermano. Todas las veces que dijiste mentiras. Todas las veces que comiste brcoli. Ya prale. Te entend perfectamente.

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No creo. Una vez que te hayamos exprimido como a una naranja no te quedar ningn recuerdo. se es el nico inconveniente de nuestra mquina, graba todo pero se lo roba de tu cabeza. Y cmo voy a regresar a la Tierra sin saber quin soy? Ese no es nuestro problema. Analizaremos todos los segundos de todas las horas de todos los das de todas las semanas de todos los meses de todos los aos de tu larga vida de nueve aos. Diez, P-309, diez aotes, ni uno ms ni uno menos. Nueve, Antonio. Hasta maana cumples diez aos. Por eso tenamos que raptarte hoy. Despus de los diez aos no sabemos por qu esta mquina ya no graba nada. Como si te volvieras transparente. Era hoy o nunca. Entonces sinti nuevamente que se desvaneca y cerr los ojos. Volvi a despertar. Otra vez sin saber cunto tiempo haba pasado. Pero ahora con un gran dolor de cabeza. All estaba el LectroidePpura. Ya lo haban desamarrado y ninguno de los hermanos se encontraba por all. No hay tiempo que perder, tengo que regresarte a la Tierra.

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Qu Tierra? Dnde vives. Y dnde vivo? En la Tierra. Cul Tierra? Ya, ya, ya. Vayamos por partes. T te llamas Antonio. Eres un terrcola y yo te rapt de tu planeta, te traje aqu para grabar todas las escenas de tu vida. Ahora tienes que regresar. Qu Tierra? Adnde? A la Tierra. Cul Tierra? Mira, no me voy a poner a discutir contigo. Entonces P-309 sac de nuevo su pistola y ambos regresaron a la Tierra con el consabido dormir y despertar. Estaban de nuevo en el saln de matemticas de Antonio. Pero Antonio no saba ya qu eran las matemticas ni quin era Antonio. Le haban

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borrado el pasado. Lo haban dejado en blanco. De nada le haba servido vivir tantsimos aos, diez, si no poda acordarse de nada. Todo le pareca extrao. Alonso entr al saln. Qu te pasa, Antonio? Por qu no saliste a jugar futbol? Quin eres? No te hagas, Alonso. No me vas a decir que perdiste la memoria. Creo que s. No s quin eres t. No s quin soy yo. Y tampoco s quin es P-309. P-309? Ahora s te volviste loco. Vamos a la enfermera. La doctora del colegio no pudo descubrir nada anormal: ni calentura, ni un tumor, ni una raspada, ni una cada. Le dio un poco de agua y le dijo que no se hiciera el chistoso. Todo para no ir a clases. Regresa a tu saln. La maestra se pas toda la hora hablando de las montaas ms grandes de la Tierra. Les enseaba fotos y les deca cuntos miles de metros medan. Antonio poda acordarse perfectamente de los nombres y las alturas. Pero no poda acordarse de nada ms. La maestra lo felicit cuando dijo que el Everest meda 8848 metros y eso que ese dato lo haba dicho al principio de la clase. O que la cima del Kalapathar est a 5600 metros de altura. En fin, esos datos con los que las maestras te atiborran en la primaria y luego olvidas para siempre a menos que te vuelvas alpinista profesional. Escuch cmo Alonso, su amigo, se rea atrs de l. Luego le dio mucho sueo, como si no hubiera dormido en diez aos y cerr los ojos que pesaban como dos costales de piedras. Al despertar se dio cuenta de lo que en realidad haba pasado: estaba en su cama, recin despierto. Saba su nombre, el de sus hermanos y sus paps. Se acordaba de todo. Qu tranquilidad, todo haba sido un sueo! Escuch el grito entonces de sus paps y de sus hermanos: Felicidades! Y despus de vestirse a prisa y medio peinarse lleg hasta la mesa de desayunar y ya lo estaba esperando un pastel gigante con diez velitas encendidas. Le cantaron las maanitas, lo abrazaron, le dieron regalos: su pap un coche de control remoto, su mam un lbum de las escenas ms divertidas de sus diez aos lleno de dibujos y recados, su hermano un dibujo precioso, quiz su retrato aunque l no estaba tan panzn y su hermana un beso lleno de huevo y un abrazo muy apretadito, como a Antonio le gustan. Cuando se bajaba del coche para ir a la escuela se dijo: Menos mal que todo fue un sueo! Ahora s a festejar! Entonces sinti un cosquilleo en la oreja y una voz metlica que le deca: Felicidades, Antonio, qu aventura!

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Igual que ayer


Norma Guadalupe Ramrez Sanabria

Sin duda estoy cambiando, mi cuerpo ya no es el mismo. Noto cambios importantes y me siento confundido: Qu ser? Qu ser? Ser que ya no soy igual que ayer? Todos notan que he crecido, que he engordado o que he enflacado, el caso es que me recuerdan que mi cuerpo est cambiando. Est mal? Est bien? Ser que ya no soy igual que ayer? Me parece muy extrao y no s cmo decirlo. Es normal? no lo es? Ser que ya no soy igual que ayer? Que ya no soy un nio, murmuran por todos lados. Qu soy yo? No lo s. Ser que ya no soy igual que ayer?

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Me miro frente al espejo y me cuesta asimilarlo. Mi cara ya no es la misma pero tengo que aceptarlo. Han cambiado tantas cosas en mi vida y en mi mente. Poco a poco ir entendiendo que mi voz es diferente. Me cuesta pensar que mi infancia ha quedado atrs. Sin embargo, estoy contento, pues una etapa nueva he de comenzar. Comprendo que mis compaeros se sientan igual, pues juntos vamos creciendo, no se apuren, es normal! Los cambios son necesarios, los debemos aceptar, son parte del proceso si queremos madurar. Quirete tal como eres! no te fijes en los dems. Lo importante es que te sientas seguro y natural.

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Oda a las libreras de usado


Antonio Domnguez Hidalgo

Oh, libreras amigas! Todas brindan la emocin de gastarme mis ahorritos en una gran recreacin. No importa que sean domingos; se abren esas libreras donde leo tantos ttulos colmados de maravillas. Mesas y estantes dispuestos cual laberintos de vas; en ellos libros encuentro que me dan su fantasa. As descubr a Salgari, con sus hroes de aventura, y supe que Julio Verne haba viajado a la luna.

Con las Mil y una noches me he pasado muchos das gozando con Sherezada su divertida agona. Juan de Pardaillan, qu astuto, sorteando la cruel intriga que Catalina de Mdicis tramaba en cualquier esquina. Los libros de Paul Feval me entretienen como pocos y Xavier de Montepin casi me vuelve loco. He descubierto a Dumas y todos sus mosqueteros, El conde de Montecristo y otros cuentos muy amenos como los del General

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que se llamaba Vicente y sus leyendas en verso que disfruta tanta gente. Gracias libreras amigas que me brindan la emocin de gastarme mis domingos en esta gran diversin de leer y de leer; como dijo el Periquillo, el ms hermoso placer. Vctor Hugo me va a hablar de Quasimodo en Pars o Edgar Allan adems del misterio de un mandril. Tambin Alicia all est con sus disparates mil al lado de Peter Pan.

Qu vivan las libreras nidos de nunca acabar!

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La mujer que se cas con un mueble


Marlene Guerin

Cuando se tiene nueve aos es difcil entender muchas de las cosas extraas que hacen los adultos. Siempre me dicen que cuando crezca entender, pero simplemente no creo que lo ilgico se vuelva lgico o por hacerme mayor me vuelva loca. Una de las cosas que nunca he entendido es por qu los adultos comen salsa si siempre terminan padeciendo, ya sea en el momento del picor o ms tarde por gastritis. No s si es porque no aprenden o encuentran divertido el sufrimiento; cosa que nunca creo encontrar divertida. Otra cosa que nunca he entendido es por qu todos los das se levantan muy temprano y se arreglan muchsimo para ir a un lugar que no les gusta. Deberan conseguir un trabajo que los hiciera felices, as se arreglaran con entusiasmo. Yo no ira a lugares que no me gustan y mucho menos me arreglara para ello. Tambin cuando van a restaurantes es horrible que se peleen por pagar la cuenta; si uno de ellos ya se ha ofrecido, por qu el otro insiste en querer gastar su dinero? Yo no gastara mi dinero si me estn invitando. O incluso cuando ya se han despedido que todava se queden otra media hora hablando, cundo el adis dej de ser vlido? Pero lo que en serio nunca creo entender aunque crezca, es por qu mi hermana se cas con un mueble. Recuerdo cuando bamos de vacaciones a la playa. Mi hermana, hija de mi pap pero no de mi mam, era siempre la primera en hacer amigos; primero porque es 12 aos mayor que yo y entiende cosas que yo todava no entiendo, y segundo porque siempre fue muy platicadora. S, la playa le encantaba todava hace un ao, cuando segua siendo soltera. Recuerdo que nadaba todo el da y jugaba voleibol cuando se cansaba de tomar el sol con sus nuevos amigos. Un da mi hermana fue a una fiesta en casa del amigo de su amigo y se divirti como siempre; ri, platic y

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bail con todos, pero bailar le dio mucha sed, entonces se fue a buscar la cocina y en su camino se top con la sala. Era una sala inmensa y antigua, as que no pudo evitar echar un vistazo. Lo primero que vio fue un candelabro de cristal que colgaba en lo alto. Luego vio un librero gigante, que por su glorioso acabado pareca que contena todo el conocimiento del mundo. En el piso haba un tapete rabe tejido a mano que abarcaba toda la estancia. Sobre el tapete estaba una vitrina antiqusima, llena de figurines de porcelana, que si yo hubiera visto me hubieran dado miedo, pero mi hermana era ms grande y entenda mejor. Del otro lado haba un trinchador con adornos suecos y un bal de madera cerrado con un candado pesado; quin sabe qu guardaran ah. Pero lo que ms le llam la atencin a mi hermana, fue un silln antiguo prpura, que adems de estar acolchonado, tena un cajn integrado en la parte inferior. De tanto bailar con todos sin parar, mi hermana decidi sentarse slo un segundo, olvidando la sed que la haba llevado hasta la sala. Ese momento fue suficiente para que ella se quedara dormida siete das seguidos.

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Cuando volvi a la casa ya era otra. Primero su talento de platicar slo se centraba en hablar del dichoso mueble. Luego con el paso de los das sus desapariciones espordicas se convirtieron en rutina, pues se la pasaba metida en casa del amigo de su amigo; seguramente dormida con el mueble, pues no creo que haya platicado mucho si el silln nunca hablaba. Luego la situacin empeor cuando el mueble se mud a la casa. Mi hermana perdi su talento de platicar y tambin perdi a sus amigos, pues nunca les regresaba las llamadas y ya no los vea por estar encerrada con el silln prpura que le haba robado la alegra que todos conocamos. Nunca voy a entender por qu alguien preferira estar con un mueble, pues a pesar de que sea cmodo, especial y guarda los secretos en su cajn, sigue siendo slo un mueble! Me da lo que necesito deca mi hermana. Lo que necesitas es suficiente? Esa pregunta que nunca le hice rond mi cabeza durante algunos das y al final llegu a la conclusin de que no hay nada ms necesario que ser uno mismo, o acaso un adulto pensar diferente? Yo ya no s, con eso de que los adultos hacen cosas que yo no entiendo.

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Mi hermana dej de ser mi hermana transcurrido el ao, cuando por fin decidi casarse y darme un mueble prpura como cuado. Deca que era muy conveniente porque nunca se involucraba con nadie que no fuera ella, pero ms bien creo que eso fue precisamente lo que caus que nadie fuera a la boda. Mi no hermana ya tampoco viaja; dice que no le gusta, pero yo s que eso es mentira, pues nos encantaba ir a la playa antes, cuando segua siendo mi hermana. Pero hasta yo, que slo tengo nueve aos, me doy cuenta de que un viaje a la playa sera complicado para ella pues implicara que cargara al mueble hasta all y cuidarlo de que la humedad no lo echara a perder. Nadar ni se diga! Porque a pesar de que la madera flota, un mueble no est diseado para hacer ese tipo de cosas aventureras. Siempre me he preguntado, no se pudo haber casado con uno de sus amigos? O quizs, con un amigo de sus amigos? sos s platicaban como ella antes de perder el talento; tambin les gustaba la playa, el voleibol y tomar el sol. Pero ella decidi dejar de ser ella, para ser del mueble. Eso es la cosa que sobre todas las cosas no voy a entender nunca, aunque crezca. Y aunque logre entender otras cosas que ahora considero locuras, puedo decir con seguridad que yo nunca me casara con un mueble, o acaso eso es crecer? Espero que no.

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Hroe del equipo ecuestre (ancdota)


Edna Marisol Torres Olvera

Hace unos das llegu a Chihuahua y hoy decid ir a la plaza del pueblo. Una pareja de gente mayor platicaba en una banca. Me atrajo lo que decan y me acerqu ms para alcanzar a escucharlos mejor, se vean agitados, pero contentos: l no ha muerto deca la mujer, cuando el hombre replic Te refieres al chamaco aqul que creci montado en caballo? S, al hijo del coronel Antonio Mariles y de doa Virginia Corts. Claro!, ese que andaba en una cosa de equitacin, haya por Londres. Todo un hroe! La pltica me resultaba intrigante, pens que alguien se haba accidentado y tal vez necesitara ayuda, as que me acerqu an ms de forma sigilosa para averiguar lo que estaba sucediendo. No haba ningn herido, entonces, mi curiosidad fue mayor y me atreva a hablar con la mujer y le pregunt:

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De quin hablan? A qu hroe se refieren? Nia de mi vida, t no eres de aqu, verdad? Si no sabras que nos estamos refiriendo a Humberto Mariles Corts, el hroe de Chihuhua. Bueno uno de sus hroes. No creers que no tenemos ms? As es, vine de vista y no s quin es, no lo conozco, nunca he odo hablar de l. El hombre sonri y respetuosamente se dirigi a m para decirme Vaya!, que si es alguien importante! Si lo conocen por aqu y por all, su fama lleg a todos lados, cuando en las Olimpiadas de Londres en 1984 gan las dos primeras medallas de oro en el equipo ecuestre, montado en el Arete, nombre de su caballo, dando unos saltos que como solamente l lo sabe hacer, con una tcnica que..., l es todo para nuestro Mxico, y adems es mi Coronel. Apenada contest ah, pues, ahora ya entiendo por qu lo llaman hroe. Y la mujer aclar: Por eso decimos que l no ha muerto, afirman que muri un 7 de diciembre en 1972, pero para nosotros no es as, est en nuestro recuerdo y lo conservaremos siempre vivo en nuestra memoria. Ya era tarde, me desped muy contenta por haber aprendido algo tan interesante. A veces oigo con desnimo que los mexicanos nunca ganamos en los Juegos Olmpicos, pero como ves, esto no es cierto. Tambin en el deporte en Mxico hay hroes.

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Rita, la punk
Sandra Lorenzano

Para Javiera, que podra haber sido amiga de Rita

Ella era la chica ms rara de todo 6 B. Ms que eso: la ms rara de toda la escuela. Haba quienes decan que hasta tena un piercing en el ombligo. Ninguno lo haba visto nunca. Pero tampoco haban visto un microbio y la maestra aseguraba que ah estaban por millones a punto siempre de provocarles alguna enfermedad. Aunque todas tenan que ir con ese ridculo uniforme de suetercito rojo y falda gris, ella siempre se las ingeniaba para ponerse algo que la distinguiera: una camiseta negra debajo de la blanca, un sombrero que enseguida le hacan quitar (qu importaba?, ya todos lo haban visto), botas pesadas llenas de hebillas, alfileres atravesados en cualquier lado, y los infaltables audfonos, claro. Lo importante era que nadie se olvidara de su verdadera personalidad: Rita, la punk de la primaria Benemrito de las Amricas (qu palabra ms rara benemrito! La escuela era el lugar de las palabras extraas; palabras que nunca podan usarse en la vida normal: lgebra, gerundio, monocotiledneas la lista era casi infinita). Chayo, a levantarse!, le gritaba su mam desde la cocina todas las maanas a las 6:30. Chayo, Chayo musitaba ella tapndose la cara con la almohada. Rosario! A quin se le haba ocurrido ponerle ese nombre de nia bien portada y hasta un poco tonta? A tu abuela, por supuesto, cmo te bamos a poner si naciste el 7 de octubre, el da de la Virgen del Rosario. Cuntas veces te lo tengo que explicar? Pero, mam, se levantaba farfullando: ahora soy Rita. El olorcito a caf recin hecho y a pan tostado que le preparaba su mam haca que depusiera las armas y aceptara dejar la discusin para otro momento. Chayo, Rita, lo que quieras. Ahora aprate que se te va a hacer tarde. Y le daba un beso en la cabeza al pasar. La idea la tuvo cuando su to Alejandro, el hermano ms chico de su pap, le dijo As vestida pareces Rita Guerrero. Quin?, pregunt ella extraada. La cantante del grupo Santa Sabina, la mejor voz del rock mexicano. Y agreg una frase que todava hace que le duela el amor propio: Uy, nia, an tienes mucho que aprender. Investigando en Internet sobre esa banda, descubri que ella no era la nica mujer a la que le gustaba andar toda de negro. Hasta la sombra de los prpados!, gritaba su ta Ins horrorizada. Desde entonces haba decidido cambiarse el nombre y hacer que todos aceptaran su nueva personalidad: Rita, la punk.

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Ahora que haba conseguido esos audfonos chiquitos que casi no se vean poda escuchar msica en paz todo el da. Bueno, todo el da no: la maestra de laboratorio era una bala descubriendo sus trampas. Rosario, qu tal est la msica? Cmo se haba dado cuenta? Pero a pesar de todo eso le caa bien porque se vea que le gustaban los animales. Ella hasta quera hacerse vegetariana. Qu necesidad haba de matar animales para comer. Pero su mam insista: Ests creciendo, Chayo; tienes que alimentarte bien. Las protenas son muy importantes. Y la verdad es que renunciar a unos taquitos al pastor o a las albndigas que le haca su abuela no era fcil. Ser ms adelante, pensaba Por eso ella, Rita, fue la primera en darse cuenta de que algo raro estaba pasando con los perros del barrio. Primero fue Sultn. A Rita le llam la atencin que no saliera a saludarla cuando pas el jueves por la puerta de la tlapalera. Siempre que iba de camino a su casa, Sultn sala brincando y moviendo ese rabito que les dejan a los boxer. Qu cruel cortarles la cola! Ella lo acariciaba y l la acompaaba hasta la esquina. Nunca cruzaba. El viernes tampoco vio a Rub que dorma siempre enroscada en la puerta de la casa de Mario esperando que l llegara de trabajar. Mario la haba encontrado un da al bajar del microbs. Estaba flaqusima y se vea que le haban pegado. No tena placa. Ni raza. As que l la llev al veterinario y se la qued. Rita iba en tercero cuando pas eso. Ya haca como tres aos que la vea todos los das al volver de la escuela. Pero ese viernes no estaba.

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Elena, no viste pasar a Pantufla por ac?, le pregunt Hilda, la de la peluquera a su mam el sbado justo cuando ella Rita la punk sala a comprar pan dulce. As que tampoco Pantufla estaba? Se acuerda muy bien de todo porque no fue lo nico raro que pas en febrero. Todo empez el 14. El da ms cursi del ao. Cmo detestaba ella esas florecitas y paletas con forma de corazn que todos se regalaban. Qu tontera. No se daban cuenta de que esa fiesta era un invento comercial para vender ms? Ya sali la amargada, le contest Araceli mordiendo la flor de malvavisco que algn menso le haba regalado. Por eso estuvo a punto de tirar, sin haber visto lo que vena adentro, el sobre que apareci entre las hojas de su cuaderno. Era una notita. Muy rara, la verdad.
Una vez, al filo de una lgubre media noche, mientras dbil y cansado, en tristes reflexiones embebido, inclinado sobre un viejo y raro libro de olvidada ciencia, cabeceando, casi dormido, se oy de sbito un leve golpe, como si suavemente tocaran, tocaran a la puerta de mi cuarto.

Y eso? Un mensajito romntico estaba claro que no era. Desde la primera lnea se le fueron las ganas de tirar esa tarjeta escrita con letra parejita. La palabra lgubre la enganch. Y a media noche. Quin tocaba a la puerta? Por qu? Y lo que era ms importante todava: quin le haba dejado ese sobre? El martes encontr otro. Ahora en el libro de matemticas.
Ah! aquel lcido recuerdo de un glido diciembre; espectros de brasas moribundas reflejadas en el suelo

Esa historia se iba poniendo interesante. Glido diciembre, brasas moribundas. Sera la letra de una cancin de The Cure que ella no conoca? El mircoles el sobre estaba adentro de la mochila.

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Y el crujir triste, vago, escalofriante de la seda de las cortinas rojas me llenaba de fantsticos terrores jams antes sentidos.

Vago? Escalofriante? Fantsticos terrores? Ese tipo s que saba escribir de verdad, y no esos poemitas oos que les gustaban a las nias. Quin era el visitante que quera entrar al cuarto de ese otro personaje? Cmo eran los terrores que lo llenaban? Y quin sera el extrao mensajero que quera entrar en la vida de Rita dejndole esas tarjetas? Seguro nadie de su saln. Esos chicos lo nico que saban era hablar de futbol o de coches. Ah, y de tontos jueguitos de video! El jueves finalmente lo vio: justo en el momento en que con un sobre en la mano se acercaba a su banca. No poda ser. Qu haces ah?, le grit jalndole la manga de la sudadera. Estaba gritando como su mam cuando la regaaba. Uy, no haba querido que la voz le saliera as. Cmo se llamaba ese chico nuevo? De dnde haban dicho que vena? De Tlaxcala? De Oaxaca? Haba entrado en enero y no en septiembre como todos los dems. La maestra les dio alguna explicacin cuando lo present. Que haba viajado ms de un mes, que iba a encontrarse con su hermano mayor al otro lado, o algo as. Ella estaba escuchando a los Ramones y no prest atencin. Le daba igual que hubiera un compaero ms o menos. Por su ciudad siempre pasaban los que se iban a trabajar a Estados Unidos. Eso s. Se quedaban unos das cerca de la estacin de trenes y despus seguan el viaje. Nunca le haba tocado que alguno estuviera con ella en la escuela, pero la verdad tampoco le importaba mucho. l escriba esas canciones? No poda ser! Y con el mismo tono sangrn le pregunt T escribes esas canciones? No, yo no contest. Y no es una cancin. Se qued callado un momento y luego agreg: Si no lo conoces, es que no eres tan darketa como crees. Qu saba l de esas cosas si acababa de llegar del campo? Ella era Rita, la punk de la primaria Benemrito de las Amricas. Ella s saba (aunque les digo un secreto? la verdad es que nunca haba ledo algo como eso). Es un poema que se llama El cuervo y lo escribi Edgar Allan Poe. Un poema? Entonces no todos eran versitos oos? Hola, soy Francisco dijo l cuando ella finalmente le solt la manga. Me dicen Pancho. Eso es casi peor que llamarse Chayo, pens Rita. Pues para ella sera Franc de ah en adelante. Franc: el amigo que le descubri la poesa maldita. En serio se llama as? Poesa maldita?

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En serio. Entonces eran parecidos a los punks de hoy? S, ms o menos, pero hace casi 200 aos. Si quieres te dejo ver el poema completo. Claro que quera! Le mostr entonces varios pedazos ya recortados y listos para ponerlos en nuevos sobres e ir dejndoselos en su mochila a lo largo de los das. Ley uno por uno hasta llegar al ltimo:
Y el Cuervo nunca emprendi el vuelo. Y sus ojos tienen la apariencia de los de un demonio que est soando. Y la luz de la lmpara que sobre l se derrama tiende en el suelo su sombra. Y mi alma, del fondo de esa sombra que flota sobre el suelo, no podr liberarse. Nunca ms!

Nunca ms. De dnde saba l todas esas cosas? Me las cuenta mi hermano. El que se fue a trabajar a Chicago. Cuando mi mam junte el dinero que nos falta, nos vamos nosotros tambin para all. Ese da, el da en que se hizo amiga de Franc, cuando el Nunca ms, la frase que el cuervo de Poe repeta, se volvi el santo y sea secreto de los dos amigos, fue cuando Sultn no sali a saludarla, por eso se acuerda muy bien. Despus pas lo de Pantufla y lo de Rub. No dejes que Rocky salga a la calle, ma, alguien est haciendo desaparecer a los perros. De qu hablas, Chayo? Te lo juro contest ella.

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Me tienes que ayudar: estn desapareciendo los perros de cerca de mi casa le dijo a Franc a la salida. Primero acompame a llevarle a mi mam unos hilos que me encarg y que le compr en el mercado. Despus te ayudo con lo que quieras. Rita iba poco por aquel rumbo cerca de la estacin de trenes. Desde que era chica le decan que era peligroso. Ahora s, Franc, necesitaramos que el cuervo de tu cancin viniera con la respuesta. No es cancin, Rita. Bueno, del poema o lo que sea.
Profeta dije ser maligno, pjaro o demonio, siempre profeta, si el tentador te ha enviado, o la tempestad te ha empujado hacia estas costas, desolado, aunque intrpido, hacia esta desierta tierra encantada, hacia esta casa tan frecuentada por el honor. Dime la verdad, te lo imploro.

Te lo sabes de memoria? Ese chico que vena del campo era el personaje ms raro que se haba cruzado en su camino. De eso no tena Rita ninguna duda. Al pasar por la calle Constitucin Nacional escucharon un ruido. No era medianoche, ni se un espacio en el que hubiera cuervos, pero empezaron a sentirse tan inquietos como el personaje de Edgar Allan Poe. Un aullido? Un gruido? Sala de un local abandonado. Ah donde antes estaba el taller mecnico, Rita se acordaba muy bien porque muchos sbados haba acompaado a su pap. Las ventanas estaban cerradas y no quedaba ningn resquicio por el cual asomarse. Vamos a la azotea!, grit Rita, porque le pareci recordar que haba una claraboya en el techo.

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Yo me subo primero porque soy el hombre y puede ser peligroso ella lo mir con burla: meda como diez centmetros ms que Franc y no pareca nada dbil, por cierto. T sers el hombre, pero yo soy ms fuerte y mucho ms gil, as que mejor deja de decir tonteras le contest riendo mientras se trepaba por las barras de metal que estaban pegadas a la pared y que seguramente servan para revisar el tinaco. Tena razn: all estaba la claraboya, rota como casi todo en esa casa, y poda ver a los perros encerrados en un cuarto. Haba como ocho. Tenemos que avisarle a alguien antes de que llegue el que se los rob deca Rita mientras bajaba, y los dos se echaron a correr. Ya s! A la maestra de laboratorio, que adora a los animales. Fueron a buscarla, y ella empez a correr junto con ellos cuando le contaron de qu se trataba. Pasaron los tres por las oficinas del presidente municipal y lograron que uno de sus ayudantes se sumara tambin a la carrera. Todos llegaron sudorosos y agitados en el momento en que un hombre gordo y con un bigote largo y canoso estaba entrando a la casa. NOOOOO! grit Rita con una voz tan aguda que el hombre se volte para ver de dnde haba salido. En ese momento, lleg el ayudante del presidente municipal y lo detuvo. Despus ayudamos a llevar a cada perro a su casa. Y eso fue todo dijo Rita. En el recreo, los de 6 B haban hecho bolita alrededor de la pareja ms rara de toda la escuela: la nia del piercing en el ombligo y el chico migrante. Eran los hroes. Los tenan encerrados para venderlos. Nos cont la maestra de laboratorio que algunas fbricas de cigarros los usan para probar los efectos del humo. Los tienen conectados a mquinas que les hacen respirar aire contaminado hasta que los matan. Esa historia era peor que cualquier pelcula de terror porque era verdadera, pensaron los de 6 B. Saben cundo van a volver sos a ponerle la mano encima a un perro despus del castigo que les espera? La pregunta los dej a todos en silencio esperando que ella misma diera la respuesta. Entonces Rita, la punk de la primaria Benemrito de las Amricas, se puso los audfonos, agarr a Franc del brazo y se dio la vuelta, no sin antes decirles a sus compaeros una frase enigmtica: Pues como dijo el cuervo: Nunca ms.*

* Si quieres saber ms de Rita la punk, puedes entrar a la pgina web <www.ritalapunk.blogspot.com>.

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El fin del curso de verano (y el principio de una nueva vida)


M. B. Brozon

Era la ltima semana del curso de verano. Las tres primeras haban sido en el deportivo de la ciudad y esa ltima era en Tupitla, en la playa. Llegamos casi al anochecer, despus de un camino como de seis horas en camin, a una casa del deportivo que est a una cuadras de la playa. Y aunque todos tenamos nimo y ganas de irnos a nadar, el profesor Quezadas dijo que mejor cenramos y nos furamos a dormir. Que estbamos cansados y que haba grandes planes para el da siguiente. Cundo nos bamos a imaginar que en lugar de pasarnos el da nadando en el mar y tomando el sol, amaneceramos en la calle, afuera de una casa que estuvo a punto de caerse, sin luz, sin agua y con mucho pero mucho miedo. Nos cost mucho trabajo dormirnos porque queramos hacer ms planes; habamos esperado mucho tiempo por ese viaje; para muchos era el primero

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que hacamos con amigos y sin los paps. Pero el profesor Quezadas pas uno por uno a los tres cuartos que ocupamos en la casa y nos call porque l y las personas que atienden el lugar ya se queran dormir. Eso como a la media noche. A m me toc con Surez y con Roberto, y todava despus, con las luces apagadas y la casa en silencio, seguimos platicando un rato en voz bajita hasta que se nos acab el tema y entonces s nos dormimos. No pareci que haba pasado mucho tiempo cuando o a Surez gritando. Un momento despus me acab de despertar un fuerte movimiento y e sonido de los vidrios rotos y las cosas cayendo del suelo. Est temblando, gritaba Surez y tras sus gritos y los crujidos de las paredes de nuestro cuarto podamos or las voces de los dems compaeros y la del profesor Quezadas que gritaba nuestros nombres. Yo tena el cerebro todava un poco dormido y no saba si eso era parte de una pesadilla. No puedo pararme, dijo.

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Roberto y fue hasta entonces que yo lo intent, pero me ca en el suelo. Qu hacemos?, grit, pero no tuve respuesta. En ese momento pasaron por mi cabeza todas las cosas que me contaron mis paps del terremoto que sucedi en la ciudad cuando yo todava no era ni proyecto, y que no tena nada que ver con los temblorcitos que s me ha tocado sentir; me acord de todo lo que me contaron como si lo hubiera odo el da anterior y decid que, aunque fuera a gatas, tenamos que salir del cuarto antes de que el techo se nos viniera encima; pero era muy difcil a oscuras y con tanto movimiento, as es que slo seguimos el sonido de nuestras voces hasta que estuvimos los tres juntos cerca de la puerta. Se nos va a caer esto encima, grit Surez y yo: no, no se va a caer nada pero tpate la cabeza mejor. Dije eso para ser optimista y precavido al mismo tiempo. Roberto estaba callado porque, nos dijo despus, aunque quera hablar no le sala la voz. Pero a pesar de mi optimismo empezamos a sentir cmo caa algo encima de nosotros y fue cuando pens: Ya valimos y lo iba a decir pero en ese momento las sacudidas pararon y el movimiento fue hacindose poco a poco ms leve hasta que se detuvo por completo. Y entonces lo dije, slo para comprobar que poda hablar, pues si poda hablar, aunque sea para decir ya valimos significaba todo lo contrario: no habamos valido y podamos empezar a respirar de nuevo el aire polvoriento. La luz de una lmpara se acercaba, seguida de las voces de nuestros dems compaeros y la del profesor Quezadas, quien gritaba que tenamos que salir de all. Nos ayud a ponernos de pie y nos llev sanos y salvos a la calle, que estaba alumbrada slo por la luz de la luna y en la que yo estaba muy dispuesto a tirarme a reposar del susto, pero la gente de la casa nos dijo que tenamos que correr hacia la parte alta del pueblo, pues luego de un terremoto siempre viene un tsunami. As es que volvimos a la casa con gran pavor a recoger nuestros zapatos, porque las calles estaban tapizadas de vidrios rotos, y con las piernas an

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temblorosas corrimos a travs del pueblo que pareca fantasma, hasta que llegamos a un lugar seguro. All arriba esperamos la luz del da mientras escuchbamos las noticias en un radio de pilas. Supimos que ramos sobrevivientes del quinto peor terremoto de la historia. El sueo venca al miedo a ratos, y as hasta que nos sorprendi la luz de la madrugada que nos dej ver realmente todo lo que haba pasado y lo que pasara despus: las enormes olas que llegaron ms all de la pensin donde nos habamos ido a dormir la noche anterior y que se llevaron casas, autos, y a la gente que se haba quedado cerca de la playa. A la luz del da ya no sentamos tanto miedo, pero empezamos a preocuparnos por las noticias que les llegaran a nuestros paps. El profesor Quezadas intentaba una y otra vez comunicarse a travs de su celular, pero no haba lneas. Propuse que entre todos intentramos una conexin teleptica con ellos, y aunque no era muy probable que sirviera, al menos a nosotros nos funcion para matar un poco el tiempo, y olvidarnos del hambre que empezbamos a sentir. El profesor Quezadas, con otros adultos que se haban establecido tambin por all se turnaban para bajar a conseguir comida y agua. Lo poco que traan lo repartamos

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entre todos. Era como un gran campamento que habra sido emocionante de no ser por todas las malas noticias de las que nos enterbamos por la radio. Al da siguiente el profesor Quezadas pudo hacer una llamada al celular del pap de Surez, que estaba con todos los paps de nosotros. Les ha de haber vuelto el alma al cuerpo, dijo una anciana que andaba por all cuando cortamos la comunicacin despus de que cada uno salud a sus paps, rapidsimo para que no se acabara la pila. No dejamos de hablar en toda la tarde de lo que haba pasado. Pareca que estbamos en una caja de cereal que alguien furioso agitaba para servirse, dijo Juan Manuel que piensa mucho en comida. Yo ms bien me imagin como su una serpiente metlica e inmensa hubiera pasado por debajo de la pensin. El profesor Quezadas dijo que esas cosas pasan, y que aun con toda la tecnologa que tenemos en el mundo, los terremotos son imposibles de predecir y de detener. Dijo que lo primero que haramos al llegar a la ciudad sera organizar simulacros. Tenemos que estar preparados por si vuelve a ocurrir algn da. Hasta la tarde del da siguiente pudo llegar el autobs para recogernos y llevarnos de regreso a nuestras casas, con lo puesto. Todo lo que habamos llevado lo arrastr el mar. Pero eso s, bamos llenos de nimo porque pronto veramos a nuestros paps y volveramos a nuestra vida normal. A nuestra nueva vida, como dijo el profesor Quezadas. Y s, de algn modo haba sido como nacer otra vez. Y lo bueno fue que, a partir de entonces, el profesor, mis mejores amigos y yo compartimos un nuevo cumpleaos y una experiencia que no olvidaremos jams.

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Zazil
Laura Martnez Belli

Esa maana, a Emilio lo despertaron las voces de la gente discutiendo al pie de la ventana. Por quinta noche consecutiva los aluxes haban destrozado la milpa. Los sembrados estaban desbaratados, como si alguien de pies diminutos hubiese bailado toda la noche sobre la cosecha. Emilio se desperez. Se lav la cara y se dispuso a desayunar. Durante el desayuno apenas habl. Estaba atento a las palabras de sus mayores, argumentando que si deban o no poner ofrendas de fuego o comida a los aluxes para que dejaran de molestar. Unos decan que los aluxes se haban enojado con ellos por su indiferencia, otros decan que eran malos espritus y deban ahuyentarlos. Emilio no perda detalle. No era la primera vez que oa hablar de los aluxes. Su abuela le haba contado que eran criaturas de los bosques que salan al mundo con el brote de la luz de la luna, cuando los hombres se entregaban al sueo. Eran criaturas giles, ligeras y traviesas. Pocas personas podan verlos le haban dicho, pero ella aseguraba haber tenido una amiga alux. Emilio siempre sinti curiosidad por esta historia.

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As que esa maana, nada ms terminar su desayuno, Emilio sali corriendo hacia casa de su abuela con la curiosidad latindole en las orejas. Corri y corri por los senderos con la urgencia que solo causan las ganas de saber. En el camino, tuvo que esquivar varias ramas de rboles y algunos charcos de agua que la lluvia del da anterior haba dejado en el camino. Por fin, lleg a casa de su abuela. Chiich! llam Emilio a su abuela. Y de una puerta de madera pintada de azul, emergi la abuela como un suspiro. Tena el cabello recogido en una gran trenza, y la mirada sabia de quienes han vivido ya la vida completa. Al verlo, la abuela sonri. Emilio, tras una breve pltica de cortesa, le pidi sin rodeos que le contar la historia de Zazil. La abuela se evadi de sus recuerdos. Haca tiempo que nadie le recordaba ese nombre. Se sent en una mecedora de mimbre blanco y empez a balancearse, como si el vaivn pudiera traer imgenes a la memoria. Y comenz a hablar.

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Una vez, hace ya mucho tiempo, conoc a una alux. Se llamaba Zazil, y tena los ojos del color de la miel. Sin embargo, Zazil haba aprendido a percibir el mundo no con la vista, sino a travs de la palma de la mano. Le gustaba salir en la oscuridad y pasearse entre los rboles. Sentir el viento en su pelo, el fresco de la noche en las pestaas. Zazil era respetada por todos los aluxes de la comarca porque observaba con inteligencia. Rara vez se la vea haciendo travesuras, a diferencia de otros aluxes, que nada ms esperaban a que uno se descuidara para cambiar las cosas de lugar. Pero sobre todo, Zazil tena curiosidad por las cosas del mundo. Cuando nadie la vea, corra a las casas de los hombres y se paseaba entre sus mesas. Observaba con curiosidad tenedores, cuchillos y cucharas, y cerraba los ojos para aprender cmo se senta tocar el fro metal de los cubiertos, o la flcida consistencia de la gelatina. Zazil, al igual que todos los aluxes, tena cuidado en no dejarse ver. Pero un da, quizs porque estaba absorta en el calor que emanaba una vela, yo la descubr. Emilio abri los ojos de par en par. Y qu hiciste, Chiich? pregunt. La abuela sonri. Luego le dijo: La salud. Y qu hizo ella? pregunt de nuevo Emilio. La abuela sonri otra vez. Al principio estaba tan sorprendida como yo. Creo que yo le causaba ms curiosidad que ella a m. Al fin, desde nia nos haban hablado de los aluxes. De cmo cuidaban la milpa y ahuyentaban a los animales de rapia o ayudaban a delatar ladrones. Pero no s si ella saba quines o cmo ramos nosotros. Nos hicimos amigas. Ella me dijo que se llamaba Zazil. Y una vez al mes, por las noches, cuando todos dorman, ella aventaba piedrecitas al marco de mi ventana para que yo bajara y le contara historias de nuestro mundo. Yo le mostraba todo tipo de objetos y ella disfrutaba palpndolos con los ojos cerrados. As fue durante aos. Hasta que crec y me enamor de tu abuelo. Entonces, Zazil dej de visitarme. Y no volv a verla nunca ms. Emilio pudo sentir en su abuela una gran nostalgia. Y entonces, si son buenos y amigables dijo Emilio rompiendo el silencio, por qu la gente est ahora asustada porque los aluxes destruyen sus cosechas, Chiich? La abuela mir fijamente a Emilio y le dijo: La gente se asusta de lo que no conoce, Emilio. El miedo es la ignorancia.

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Emilio medit un momento. Luego, abraz a su abuela muy fuerte y le dio un beso en la mejilla. No te preocupes, Chiich le dijo al despedirse. Ya s qu hacer para que Zazil vuelva a cuidar nuestras milpas. Esa noche, antes de irse a dormir. Emilio dejo sobre la mesa del comedor una campana de metal, la trenza de cabello de su hermana, un pedazo de madera de una silla pulida por su pap, un cucharn de peltre y una vela encendida. Despus, con mucho cuidado y empeo, escribi una nota en un pedazo de papel que dej a la vista. La nota deca: Zazil, esta ofrenda es para ti. Espero como t, aprender a apreciar las pequeas cosas de la vida. A la maana siguiente, la milpa amaneci frondosa. Y los vegetales cultivados en ella brillaron como si fueran pequeos pedazos de sol.

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La marimba y la luna
Vivian Mansour Manzur

Confo en ti. Tiene que ser de madera de hormiguillo. Y adems, debes fabricarla cuando sea luna llena. Me das tu palabra que vas a cumplir con estos dos compromisos? Claro que s, te la doy dijo el carpintero con solemnidad. Don Abel, msico de profesin, quera heredarle a su nieto la ms hermosa marimba para que lo recordara cada vez que pusiera bailar a las taquetas. Porque don Abel ya tena muchos aos encima y saba que la msica dejara de tocar para l muy pronto. El carpintero, de nombre Ismael, era muy bueno en su oficio, pero era la primera vez que alguien le encargaba fabricar una marimba. Puso todo su empeo en conseguir madera de hormiguillo, fragante y hermosa en tablones perfectos. Saba que ni el cedro ni la caoba eran maderas sonoras, pero que s lo eran la llamada palo de rosa, el hormiguillo y el granadillo. La madera de cedro se usaba para la ornamentacin de las incrustaciones que adornaban el frente del instrumento. El asunto de la madera estaba resuelto. Pero el requisito de fabricarla a la luz de la luna llena le pareca absurdo. Ni que se tratara de armar un atad para vampiros. Definitivamente no la armara durante la luna llena. Se trataba de una supersticin sin sentido. As que se concentr en trabajar a plena luz del da. Saba que la marimba deba tener una membrana para que el sonido rebotara sobre ella, dndole a los sonidos ese brillo y esa resonancia tan caractersticos. Consigui entonces, la tripa de un cerdo, la curti y estir para formar esa extraa tela llamada cachimba. A duros golpes de martillo uni todas las partes, adornndolas lo mejor que pudo con triangulitos de maderas muy finas. Se la present con orgullo a don Abel. Se organiz una gran fiesta para el nieto donde por primera vez se estrenara. Todos muy engalanados se reunieron en el jardn de doa Rosaura. Se prepar una tamaliza y barbacoa. El nieto, que cumpla ocho aos, tena el pelo engominado y lo haban vestido con la guayabera de su primo, que le quedaba un poco chica, dando como consecuencia que el ombligo se le asomara cada vez que se rea. Todo era fiesta y algaraba. Lleg el momento esperado: don Abel pidi silencio, tom las taquetas, recin lijadas y barnizadas. La fiesta cobr seriedad. Las alz y las golpe sobre las teclas de la marimba. Pero en lugar de escuchar la voz cantarina del instrumento, se escucharon sonidos feos y desgarrados como gemidos.

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Una serie de desgracias sucedieron a continuacin: un gato que dormitaba bajo un platanar, se despert al escuchar el sonido, lo confundi con un maullido en celo y corri como flecha a buscar compaera. En su carrera, tumb el vitrolero de agua de tamarindo. Al caer estrepitosamente al suelo doce litros de agua, una de las gotas cay justo en el ojo de Robertito que ciego y lloroso, camin frotndose los ojos. A tropezones, sin darse cuenta, lleg hasta uno de los pilares que sostena la carpa de tela que serva de techo. Al derrumbarse uno de los palos que servan de sostn, toda la estructura cay sobre los asombrados invitados. La lona blanca cubri a los invitados. Aunque todos salieron ilesos del percance, la marimba qued en el piso, totalmente destrozada.

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Don Abel, todava con las taquetas en mano, mir seriamente a Ismael. No cumpliste tu palabra. Claro que s, don Abel. La hice con la madera que usted me orden. Pero no la fabricaste bajo la luz de la luna llena. Cmo lo sabe, don Abel? pregunt con una vocecilla culpable, el carpintero. Porque est apolillada. Si construyes una marimba por la noche, no agarra polilla porque el insecto no sale de noche. La luz potente de la luna llena lo deslumbra. Al armarla de da el olor a madera dulce atrae al bicho. Y adems ve perfectamente en la luz del da y sabe bien cmo penetrar en la madera. Al no cumplir con tu palabra, la marimba est apolillada. Y como consecuencia, el sonido que emite est destemplado, es decir, desafinado. Perdneme, don Abel. La voy a volver a armar. No cumplir un compromiso tiene consecuencias. Esta fiesta se pospone un ao entero, hasta que mi nieto cumpla los nueve y para que don Ismael tenga un ao entero para buscar la luna llena y cumplir con su palabra. As lo hizo Ismael al trmino de un ao, aprendiendo que un compromiso roto puede desafinar un buen nombre y tambin puede acabar con una buena fiesta.

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La prueba
Jos Agustn Escamilla Viveros

Siempre fui un viejo grun. Ahora que estoy muerto y soy un fantasma veo a mis familiares llorando frente a mi atad. Me duele mucho que mi hija est deshecha. La acompaa Eduardo, su novio, por qu siempre me cay tan gordo? Por qu lloran todos si siempre los trat mal? Nunca cre en la existencia del cielo o del infierno, pero veo una luz muy blanca y siento la necesidad de seguirla. En un instante estoy ante un anciano que tiene una barba muy larga y blanca. Del lado derecho de su tnica cuelga un manojo de llaves. Me mira, sonre y me dice: Eusebio, aunque fuiste un buen hombre, jams demostraste amor por tus semejantes. Para que entres al cielo, es necesario que regreses a la Tierra y aprendas a amar a tu prjimo. Voy a resucitar? No, reencarnars. Ser nia o nio? No reencarnars en un ser humano. Hoy voy a regresar? No, an no es tiempo. Duerme. No tuve tiempo para protestar. Todo se volvi oscuro y me qued dormido. Los aos pasaron tan rpido como un pestaeo. Una luz intensa me despierta. Es momento de volver. Es tu oportunidad para demostrar que amas a tu prjimo Me orden el anciano de la barba blanca. A quin debo amar? Lo sabrs en su momento. De repente regres la oscuridad, avanzo lentamente por un tnel tibio y hmedo, ahora una luz muy intensa me deslumbra, siento fro, unas manos me estrujan, me limpian con un trapo y me ponen sobre una almohada junto con otros cachorros. Soy un perro! Por qu reencarn en un perro? De qu trata este plan? Cmo voy a demostrar que amo a mi prjimo si soy un perro? Tengo hambre y fro. Por instinto busco el cuerpo de mi madre y sus tetas. Encuentro una, me aferro a ella y la leche sale dulce y tibia. Esto es vida.

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Los das de mi vida como perro pasan muy rpido, ya tengo un mes y medio. Los dueos nos colocan a mis hermanos y a m en una gran caja de cartn, parece que nos van a vender, porque oigo muchas voces de nios. Acert. Qu lindos perritos! las manos de los nios nos toman con rudeza, mis hermanos lloran. Dos nios, al parecer hermanos, me miran enternecidos. El mayor me toma con cuidado, el menor me acaricia mientras le dice a su mam: Podemos quedarnos con ste, mami? Veo a la seora, me parece conocida. Caramba! Es mi hija! Qu guapa es! Mi hija paga, los nios, que son mis nietos, estn felices, rien para cargarme. Subimos a un coche. Despus llegamos a su casa. Si mi misin es demostrarle amor a mi prjimo no me va a costar ningn trabajo, pues mis nietecitos son adorables. Toda la tarde jugu con los nios. Desde hace mucho tiempo no me senta tan feliz. En la noche lleg mi yerno. Por fin conocera al afortunado que se cas con mi princesa. Salgo de la caja de cartn que me sirve de casa. Todo est oscuro y slo distingo su silueta. Es delgado. Una luz se enciende Eduardo? Mi hija se cas con ese haragn? Ahora s lo muerdo! Me lanzo contra l, pero mi nieto me levanta y me muestra orgulloso ante su padre. Te gusta, papi? Es muy bonito, cmo se llama? Chester!

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Me gusta el nombre y el perrito tambin Eduardo extiende la mano para acariciarme y aprovecho la oportunidad para morderlo Auch! Ser un buen guardin porque es muy bravo. No muerdas a tu amo! dijo el nio, de castigo dormirs en el patio. Empiezo a llorar. Me levantan el castigo. Dormir en la sala. Al poco rato los nios se despiden de m y mi hija los lleva a dormir. Ella y Eduardo se quedan en la sala. Cmo te fue hoy en el juzgado, amor? pregunta ella. Tuve mucho trabajo. Estoy preocupado porque se desahogaron las pruebas contra la banda de secuestradores. El jefe de ellos me dijo que ms me vala que el dictamen fuera favorable porque si no me ira mal. Qu le contestaste? pregunt angustiada mi hija. Que yo no dictara la sentencia. No temas. Todo estar bien le dijo l mientras la abrazaba. Esa noche fue de perros para m. Qu poda hacer un cachorro contra unos delincuentes? Quin podr ayudarme? Qu har? Proteger a mis nios y a mi hija de esos malvados. No permitir que les hagan dao! Mi infancia perruna fue feliz, salvo por los baos y las vacunas. En las tardes jugaba con mis nios. En la noche sala a esperar a mi yerno, quien se haba convertido en un buen hombre. Era trabajador, amaba a mi hija y adoraba a sus pequeos. Lo haba juzgado mal.

Chester
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Una noche, mientras esperaba a Eduardo, vi que un taxi se estacion en la acera de enfrente. Dos tipos vean con insistencia la casa. Esto no me gusta nada, empec a ladrar con todas mis fuerzas. Los vecinos se asomaron a sus ventanas. El auto arranc y se fue. Poco despus lleg Eduardo en su coche. Me dio tanto gusto verlo que mi cola se meneaba de un lado a otro. Mi yerno se baj para abrir y en ese instante escuch pasos apresurados: los tipos haban vuelto. Uno de ellos se llev la mano a la bolsa y sac un objeto puntiagudo que brill en la oscuridad. No lo pens dos veces, salt sobre el hombre, lo desarm, lo mord con todas mis fuerzas hasta que cay; el otro se qued paralizado, tambin me lanc contra

l y un bang me detuvo en el aire, ca, en cmara lenta lo vi apuntarle a Eduardo Dios mo, dame fuerzas, pens y me levant de nuevo, le mord la mano con la que sostena la pistola y no lo solt. A lo lejos escuch sirenas y los comentarios de los vecinos. Qu perro tan valiente! Llamen a un veterinario! Cuando lleg la polica yo me senta muy dbil y solt al hombre. Todo lo vea lejano, ajeno. Me estaba muriendo de nuevo. Haba pasado la prueba.

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Vuelo en-armnico1 (guila)


Sergio M. Tenorio Sil

La cadencia inicial casi terminaba cuando sal impulsado desde el ltimo asiento del segundo piso, hacia lo ms alto del recinto; all, en medio de la oscuridad y sostenido por las corrientes de aire, me acopl a la msica que inundaba el espacio. Comenc a planear suavemente, siguiendo el contorno apenas visible de las paredes, sin que hubiese nada que me distrajera. Debajo, slo haba sombras. Descend en una curva cada vez ms cerrada y de repente me encontr en un rea intensamente iluminada. Ahora poda ver el origen de la msica: decenas de hombres frotaban, sacudan, golpeaban, soplaban sus instrumentos creando el mar de sonidos sobre el cual yo navegaba, todos con la vista puesta hacia el centro del rea en donde un hombre, colocado junto al piano, los diriga. Observ la concentracin en sus rostros, la precisin de sus manos, el alma puesta en lo que hacan; quise ser como ellos y, sin preocuparme del sentido que pudiera tener mi vuelo, puse todo mi ser en que fuera el ms preciso, el ms perfecto, en total armona con la meloda que me acompaaba. De pronto, la corriente de aire ocasionada por las trompetas y trombones que se incorporaban a la meloda tocada por los violines, aunada al calor causado por la luces, me impuls nuevamente llevndome hacia el patio de butacas. Ahora poda ver con claridad lo que desde arriba slo parecan sombras y que, en realidad, eran aquellos para quienes se creaba la msica. Casi todos estaban concentrados en el escenario pero mirando con detenimiento, poda percibir qu diferentes eran unos de otros. Algunos lo miraban fijamente; otros movan discretamente manos, pies, cabeza, al ritmo de la msica; uno ms pareca cantar moviendo casi imperceptiblemente los labios, mientras a su lado otro ocultaba un bostezo, sin que faltara el que se haba quedado dormido. Pero ninguno pareca ver hacia arriba, nadie me miraba, nadie prestaba atencin a mi vuelo tan efmero como las notas que escuchaban. La gravedad me venca y no tardara en caer; nadie sabra de m, nadie nadie? Apenas vislumbrado, un rostro con ojos azorados me segua sin apartarse de m, mudo testigo de mi existencia mientras lenta, pero inexorablemente, caa para perderme en algn oscuro rincn. Pero no!, mi final no sera as. La orquesta ex1 En-armnico. Se dice de un sonido musical que es enarmnico de otro cuando ambos tienen el mismo tono pero se escriben con diferente nota musical. Por ejemplo, el sonido intermedio entre Do y Re se puede escribir indistintamente como Do sostenido o como Re bemol, va a depender de la nota de la que surge la intermedia. Aqu es usada para describir un mismo evento desde dos puntos de vista diferentes, como el guila o Sol de una moneda.

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plot con toda su potencia y aprovechando la turbulencia de aire generada, gir y me enfil como un proyectil hacia el centro mismo de la msica Atrapado e inmovilizado entre dos cuerdas metlicas, en la penumbra de la caja de resonancia del piano, vea como los macillos2 se movan sin cesar acercndose y alejndose de m, haciendo sonar las cuerdas. Al golpear las que me aprisionaban el sonido ocasionado fue sordo y seco, nuevamente fueron golpeadas y de nuevo el mismo sonido. Entonces apareci frente a m un rostro que, en menos tiempo de lo que dura un comps, transit al verme, de intrigado a contrariado, asombrado y enojado. Un instante despus desapareci y los macillos se alejaron pero slo para volver con ms bro. Antes de llegar a m, una mano penetr en la caja, me estruj, me arroj con violencia y fui a dar debajo de una butaca vaca en la primera fila. La msica ces, los aplausos estallaron y el pianista, con el rostro contrado por la furia contenida, se retir rpidamente ante el asombro de msicos y espectadores que no comprendan la causa de su huida. Los aplausos cesaron, se encendieron las luces y una multitud de pies pas junto a m. Una mano me levant, alis mis alas y me levant haca un rostro sonriente, aquel que haba seguido asombrado mi vuelo, el vuelo de un humilde avioncito de papel!

Vuelo en-armnico (Sol)


A diferencia del resto de la temporada, adems de que la sala de conciertos no se haba llenado, la funcin terminaba con el concierto solista. Lo primero se deba probablemente a que el programa no resultaba muy atractivo y el concierto se realizaba al salir del puente del Da de muertos; lo segundo, se deba con seguridad a la duracin, inusualmente larga del segundo. Concierto para piano de Johannes Brahms. El caso es que cuando hacia el final de dicho Concierto, a pesar de la maestra de Jorge al piano y de Eduardo al frente de la orquesta, yo estaba harto. Aburrido escudriaba el techo de la sala de conciertos desde una butaca de la planta baja cuando, saliendo de lo ms alto del segundo piso, apareci ante mis ojos un pequeo objeto planeando en lo ms alto de la sala. Apenas distinguible en la oscuridad se mova suavemente hacia el costado derecho de la sala descendiendo con lentitud. Asombrado lo fui siguiendo con la mirada
2 Macillo. Pieza del piano, en forma de mazo con mango que, unida a la tecla por uno de sus lados, golpea las cuerdas hacindolas sonar.

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hasta perderlo de vista al pasar entre la placas del plafn acstico, por lo que supuse que se habra atorado o habra cado entre las butacas del coro. Pero he aqu que habiendo girado por detrs del escenario, reapareci por el lado izquierdo, sobre la orquesta, dirigindose hacia las butacas del primer piso. Cuando pareca que iba a caer, ascendi levemente, gir y, para mi sorpresa y gozo, se precipit como un kamikaze3 haca el interior del piano solista. Pareca que all terminara el asunto; ni Jorge concentrado sobre el teclado, ni Eduardo junto a l, se haban dado cuenta de lo sucedido. Sin embargo, cuando la partitura lo llev hacia las notas altas del piano, Jorge debi notar alguna resistencia en el teclado o un sonido diferente al esperado, por lo que aprovechando un pausa en que la orquesta deba dar respuesta al solista, sin dejar de tocar, se puso de pie para asomarse dentro del piano. Su rostro se contrajo y el movimiento de su cabeza delataba perfectamente su molestia. Sigui tocando y cuando la partitura volvi a llevarlo a la derecha, sin dejar de tocar con la izquierda, meti la mano derecha dentro del piano, arroj al intruso, convertido en una bola informe, que rebot en el extremo del escenario y fue a parar debajo de una butaca vaca de la primera fila. Minutos despus el concierto termin y como de costumbre, la sala revent en aplausos. Jorge frente al teclado, respir profundamente, se levant y sali de la sala ante la mirada azorada del director el cual se preparaba para agradecer conjuntamente con su solista. El pblico ya aplauda de pie por lo que despus de un breve titubeo, el Concertino dio la seal para que la orquesta se levantara de sus asientos para agradecer los aplausos mientras Eduardo sala en busca de Jorge. Al cabo de unos instantes, Eduardo regres solo al escenario para agradecer al pblico mostrando un rostro contrariado. El pblico comenz a solicitar con aplausos el encore;4 Eduardo volvi a salir en busca de Jorge y nuevamente regres solo. Mientras agradeca, se encendieron las luces, los aplausos se extinguieron, la orquesta abandon el escenario y la gente comenz a salir de la sala. Antes de que yo pudiera moverme, un nio de nueve o diez aos que se encontraba tres butacas delante de m, se dirigi a la primera fila, recogi el objeto del piso y dndole forma, con una sonrisa corri a reunirse con su familia. Fue un concierto inolvidable, al menos para Jorge y para m quienes, aunque por distintas razones, siempre recordaremos aquel da en que Brahms fue vencido por el vuelo de un sencillo avioncito de papel!

3 Kamikaze. Piloto suicida japons. 4 Encore. Voz francesa que en el mbito musical se usa para designar la pieza fuera de programa interpretada al final de un concierto a solicitud del pblico.

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El Seor Embajador
Beatriz Espejo

Para Agustn Gutirrez Canet

Con su abrigo grueso, su larga bufanda y su estatura alta de hombre altivo, dice que para ejercer su cargo hay que parecerlo. Por eso siempre est impecable aunque su cabellera que admite algunas canas se alborote con vientecillos caractersticos a principios de septiembre. Hombre consciente de que el tiempo est vivo y no se detiene nunca, se fija horarios y procura cumplirlos. Sabe que del equinoccio de primavera en que los das son iguales en toda la Tierra, vendr el solsticio de Capricornio y el hemisferio boreal prolongar sus noches. Aparecer escarcha sobre los tejados citadinos y las palas quitanieve circularn recorriendo calles y banquetas. Desayuna a buena hora, aunque haya cumplido sus deberes en alguna recepcin que abandona temprano. Entonces inicia tareas cotidianas sin ser interrumpido. Redacta discursos habituales con clara idea de lo que se propone decir, contesta mails, escribe artculos, organiza exposiciones artsticas en que selecciona materiales y resalta la importancia del arte mexicano. Planea eventos. Slo con esa vida metdica puede conseguir lo que ha conseguido. Y no cambia horarios a menos que se presenten eventualidades insalvables.

Cuando ms metido estaba en su trabajo y poco antes de abandonar la residencia rumbo a la embajada, algo interrumpe su atencin. Es un clamoreo extrao, inconsolable. Primero no alcanz a identificarlo; luego lo escuch viniendo desde la gran terraza construida sobre una fachada interior que da al mar y donde mira muchas veces los crepsculos de Helsinki. El horizonte se parte en dos azules distintos marcados por una raya como si seres superiores usaran reglas para no cometer equivocaciones en su bandera. Aprovechan primero un azul claro y luminoso; el segundo ms oscuro y denso y el cuadro se ilumina con una roja mancha solar apoderndose del panorama por las maanas y desapareciendo rumbo a la negrura del anochecer. Pero en ese momento se llenaba de fuertes y vivos colores y las sombras huan extendindose hacia puntos lejanos, se dispersaban por bosques y jardines.

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Los gritos descorazonados guiaron al Seor Embajador, le dijeron que pisara cuidadosamente, como si el piso estuviera muy frgil, para no lastimar a una criatura negrusca, medio emplumada que se cay del nido formado arriba del techo y con los ojillos semiabiertos esperaba entontecida la ayuda de una gaviota que volaba angustiada por un dinamismo sin tregua espantando a los intrusos que intentaran lastimar a su polluelo. La presencia del Seor Embajador la alarm. Temi lo peor aleteando con las alas extendidas como hojas de navaja, gritando violentamente, dando giros en el aire. Aumentaron sus ansias cuando la cocinera a pedido de su patrn convencido de que las nicas cosas terrestres que podemos llevarnos al cielo son las que regalamos, dej cerca trozos de pescado crudo que fueron rechazados con movimientos circulares viendo enemigos en ese par de humanos piadosos cuya ayuda despreciaba. No tena otra forma de comunicarse sino por aleteos y alborotos. Exiga quedarse sola mientras redoblaba una actividad constante. Sala rumbo al ocano y segundos despus regresaba con pedacitos de comida recin cazada. Los colocaba suavemente en el pico de su cra. Los habitantes de la casa sintieron que su presencia resultaba intil y se limitaron a observar esa escena detrs de las cortinas. Asombrados del infatigable ir y venir, hora tras hora, minuto a minuto, sin descanso. La gaviota estaba segura de que el tiempo imparable y mostrenco era su enemigo o su aliado? Segura de que haban llegado los momentos de emigrar. Y ah quedaron diplomtico y sirvienta mirando un rato, desapercibidos tras cortinas que al abrirse operaban milagros y el paisaje se converta en sutiles movimientos de la gasa.

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El Seor Embajador persuadido de que su ayuda sobraba. Pidi un automvil y sali a cumplir tareas. Sin embargo cuando regres por la tarde, pues a Dios gracias no tena compromisos pendientes, an no se solucionaba el problema. Segua como lo haba dejado; aunque la gaviota no perda esperanzas. Una fuerza mil veces mayor a su tamao la impulsaba. El Seor Embajador casi se acostumbr a los chillidos con los que durmi a pesar de que llegaban hasta su cuarto. El da siguiente se dispuso a retomar rutinas. Adoraba el silencio y sin embargo sinti inquietud porque el ruido haba terminado. Se enroll rpidamente su bufanda sobre la bata y fue a la terraza. La hall vaca. Se haban ido. El cielo segua dividido en dos; abajo, algo brumoso; arriba transparente y el sol cumpla citas diurnas imponiendo su boceto rojo con un glorioso mpetu igual a una pintura abstracta hecha en el taller del cosmos. Adems se imponan los diferentes tonos grises y verdes de las casas y las plantas extendidas bajo ellas o trepando bardas. La bufanda del Seor Embajador lo convirti de pronto en un nio fugitivo de obligaciones ministeriales arropado por una lana ardiente protegindolo del fro para observar tanto misterio hablndole a los ojos. Supo que el orden y la bondad regresaban al mundo y se detuvo un rato contemplando. All, todava no muy lejos, madre e hijo iban juntos. Ella cambiaba posiciones, se pona arriba, a la derecha, a la izquierda ensendole cmo volar y cuidando que no cayera nuevamente. Ambos fueron dos puntitos cada vez ms distantes; pero el amor y la persistencia se besaban uno al otro.

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Las tres r
Ximena Sifuentes Mar

Qu es basura o residuos? La basura o ms propiamente llamada residuos slidos, son aquellas cosas que han dejado de desempear la funcin para la cual fueron creadas, que consideramos ya no sirven, y por tal motivo nos deshacemos de ellas o las eliminamos de nuestras vidas. La problemtica de los residuos slidos, empez cuando el hombre se asent en un lugar y debido a su capacidad para transformar el medio ambiente, empez a producir deshechos inorgnicos. Los deshechos inorgnicos estn compuestos por materiales que no se degradan fcilmente o esta degradacin se da en tiempos muy largos, ejemplo de ellos son: rocas, metales, vidrios, cartn, aluminio, plstico de todo tipo incluido el PET, tetra pack, etctera. Otro tipo de deshechos ms nobles son los orgnicos, aquellos que proceden de seres vivos que al morir se degradan biolgicamente (se pudren), como por ejemplo los desperdicios de comida, jardinera, animales muertos. Por su misma naturaleza son ms fcilmente degradables que los inorgnicos. Separa los residuos en orgnicos e inorgnicos, y lo que se considera basura como los papeles del bao, los paales o los objetos mdicos como vendas, jeringas etctera, no te preocupes si el camin los vuelve a juntar, las acciones y la voluntad comienza en uno mismo. Existen tres R que debes aprender y aplicar todos los das y en todo lugar.

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1.  Reducir, es decir, cambiar los hbitos de consumo, disminuye la compra de cosas que son innecesarias y cambia comida chatarra por comida fresca: frutas, verduras, legumbres. Utiliza un vaso de plstico para tu jugo o si tus paps compran caf diles que lleven una taza trmica; para las compras en el sper lleven bolsas de tela. 2.  Reutiliza, si no puedes reducir tu consumo, entonces vuelve a usar los envases, las bolsas, los vasos de unicel, el vidrio, el papel, el aluminio. Tambin puedes hacer manualidades. 3.  Reciclar, es una alternativa de solucin del reaprovechamiento de residuos slidos, cada vez tiene mayor aceptacin en el mundo por sus ventajas econmicas, sociales, ambientales y sanitarias. En esta R, se llevan a cabo procesos qumicos, por ejemplo, el tetra pack tiene cuatro capaz distintas plstico, aluminio y dos tipos de papel. Al reciclar un envase de stos se hace otros ms, al igual que los envases de PET, con stos se hacen ms envases o se puede obtener una fibra parecida al polister. Para hacer ms claro lo anterior te ponemos un ejemplo: Qu haces con tus libretas de fin de curso? Si aplicamos las tres r, lo primero es reducir. Para esto, revisamos nuestras libretas, despus identificamos si tenemos hojas blancas, si tenemos hojas con espacio suficiente para realizar ms escritos y las que ya han sido utilizadas en su totalidad. Posteriormente reutilizamos. De los cuadernos que tengan hojas en blanco, podemos elaborar una nueva libreta y de las que tienen espacio, hacer escritos que necesitemos. Finalmente, reciclamos. Si existen cuadernos que ya no tengan espacio en blanco podemos juntarlos y venderlos, o bien, elaborar otro tipo de papel con ste. La recuperacin biolgica de estas acciones es la produccin de composta, abono orgnico que constituye una fuente energtica importante en los cultivos agrcolas, a la vez que se puede obtener un combustible gaseoso llamado metano. Un medio ambiente saludable proporciona bienes y servicios a los seres humanos y otros organismos vivos. Por ello, es de vital importancia cuidarlo, implementando acciones que permitan aplicar las tres r.

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Autobiografa veloz
Francisco Hinojosa

De nio slo lea historietas. Salvo los libros escolares, los dems eran para m objetos muy lejanos. Pero no slo para m: para los nios mexicanos que no vivan en un ambiente que propiciara la lectura. Ah, pero las historietas. Esos cuadernitos llenos de ilustraciones que narraban las aventuras de superhroes o que contaban nuevos episodios de la vida de personajes ya conocidos, casi familiares, me llenaban la cabeza y me hacan feliz. Adems de ese placentero pasatiempo, me dedicaba a jugar futbol con mi hermano Javier. Sin nuestras sesiones diarias de pelota, bien uniformados la mayora de las veces, en el jardn de los abuelos o en la calle, la vida no hubiera sido tan disfrutable. Y no slo la pelota: jugar a lo que fuera, con la participacin de mis otros dos hermanos, era lo que le daba el sentido a todo. Cuatro nios ya eran una buena banda como para inventarse sbados y domingos sin desperdicio. Para ese entonces ya saba dos cosas importantes sobre m mismo: que me gustaban los mundos imaginarios de las historietas y que haba nacido con una clara inclinacin hacia el juego. Fue hasta los diecisis aos que comenc a leer libros. Resulta que mi hermano y compaero de juego de futbol tena otras habilidades, adems de meter goles en mi portera: le gustaba recitar poemas. Un da decidi participar en su escuela en un concurso. Iba en primero de secundaria y crea que tena pocas posibilidades de ganar, ya que los de tercero eran ms experimentados. Pero gan recitando un poema de Garca Lorca, y con ello obtuvo como premio una medalla y un libro, Crimen y castigo, de un ruso llamado Fdor Dostoievski, un libro por cierto poco cercano a un joven de trece o catorce aos. Lo dej a un lado: la satisfaccin de haberle ganado a los mayores era suficiente recompensa. Un da en el que no tena nada que hacer tom el ejemplar y comenc a leerlo. Le la primera pgina, la segunda, la tercera, la cuarta y sin darme cuenta en poco tiempo ya estaba demasiado metido en la historia como para poder abandonarla. Iba a la escuela, regresaba a la casa, coma, me olvidaba de la tarea y me dispona a leer toda la tarde y toda la noche hasta que el sueo me ganaba. Recuerdo esas tardes con mucha nostalgia. Pero pronto lleg el da temido en el que habra de leer la palabra FIN. Sent que algo se haba roto en m. Y ahora qu hago?, me dije. Muchas de las ltimas horas las haba pasado junto a personajes que tena poco tiempo de conocer y en un pas que saba de su existencia slo porque me haban hecho aprender de memoria su

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capital. Cuando lea, mi cabeza se llenaba por completo de todo cuanto pasaba en la novela. Digamos que al abrir sus pginas abra tambin una puerta que me dejaba entrar a Mosc en pleno siglo xix. En mi casa no haba muchos libros, pero s los suficientes como para saciar esa nueva sed: quera seguir leyendo historias. As comenz mi amor por los libros, porque muy pronto descubr que adems de novelas poda leer muchas otras cosas: una biografa de Leonardo da Vinci, un tratado sobre las hormigas, poemas de Rafael Alberti, el relato de un hombre que un buen da amanece convertido en un insecto, una mala versin de La divina comedia. Un ao despus me enferm de hepatitis, lo cual me oblig a estar dos meses en cama. Lo sent casi como un premio: era una inmejorable situacin para dedicarme a leer. Sin embargo, lea de una manera desordenada: los libros que caan en mis manos, los que haba en la casa, los que me regalaban, los que empezaba a comprar con lo que tena de dinero. Y as fue durante ms de un ao. Hasta que se me ocurri ponerle un orden a las lecturas y dejarme guiar por quienes ms saban: me met a estudiar en la universidad una carrera que tuviera que ver con los libros, Letras Hispnicas. Y luego lleg algo que no me imaginaba: que ese gusto por la lectura desembocara en un deseo de escribir. Sera yo capaz de crear mundos como los que llenaban las pginas de mis libros? A quin haba que pedirle permiso para escribir? Como a los dieciocho aos hice mis primeros intentos: me dediqu con esmero a escribir poesa. Lo hice con mucho entusiasmo y guiado por los escritores que ms me gustaban entonces. Los imitaba, los copiaba, trataba de ser como ellos. En unos cuantos aos llegu a juntar un montn de hojas escritas, casi siempre, con una mquina mecnica. Sin embargo, poco a

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poco me di cuenta de que los poemas que escriba empezaban a contar algo, hasta que un da escrib una historia. Disfrut tanto hacerlo que supe de inmediato que lo mo era ms el cuento que la poesa. Gracias a algunos compaeros de la carrera, comenc a escribir y publicar reseas de libros en revistas literarias. Unos editores, que haban ledo esas reseas, me llamaron un da para pedirme que les hiciera un trabajo: adaptar algunos mitos prehispnicos de la creacin y algunas leyendas de la poca de la Colonia para ser ledos por nios de diez a doce aos. Salieron de all dos hermosos volmenes titulados El sol, la luna y las estrellas y La vieja que coma gente. Gustaron tanto esos libros que a los mismos editores se les ocurri otro proyecto: publicar cuentos para nios que tuvieran que ver con distintas etapas de la historia de Mxico. A m me encargaron que lo hiciera sobre la primera mitad del siglo xx. Escribir un cuento que transcurriera en los aos cuarenta era todo un reto para m. Y adems tena que ser para nios. Eso no estaba en mis planes originales, pero por qu no intentarlo? Para situarme en la poca, me puse a leer libros de historia y a consultar peridicos de esos aos. Al poco tiempo empezaron a llegar las ideas. Se me ocurri escribir el relato de un nio que vende peridicos en las calles del centro de la Ciudad de Mxico. De esa manera podra situar las acciones en el momento histrico que haba elegido, ya que el personaje poda gritar las noticias de una manera natural. Termin el cuento, lo entregu a mis editores y ellos, responsablemente, se lo dieron a leer a varios nios lectores. La respuesta fue contundente: este cuento no nos gusta. Cuando me dieron la noticia me puse triste: saba que haba fracasado en ese primer intento de escribir para nios. Despus de releer el cuento y notar todos los errores que haba cometido, decid rehacerlo. Al cabo de unos das

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lo termin y lo volv a presentar. Los nios leyeron la nueva versin y al fin la aprobaron: ahora s nos gusta. Ese primer cuento se llam A golpe de calcetn. Lo que aprend al ser rechazado esa vez fue importante, ya que desde entonces he escrito ms de veinte libros a partir de la idea de que los nios son lectores muy exigentes. Leer libros sigue siendo una de mis actividades favoritas. Gracias a ellos puedo viajar a travs del tiempo y del espacio desde la tranquilidad de un silln en mi casa, conocer a personajes que se parecen a los de la vida real pero que estn hechos de palabras, vivir historias que otros imaginaron, dejarme llevar por la msica de un poema. Y all estn siempre los libros, listos para brindar sus pginas sin exigir nada a cambio. Escribir es otra de las actividades a las que ms tiempo dedico. Quizs decid escribir para agradecer as lo que los libros me han regalado a manos llenas. Y tambin para contarme a m mismo las historias que no le de nio. Cuando mis editores me dijeron que ese primer cuento que haba escrito fue disfrutado por sus nios lectores, supe que tena una nueva responsabilidad: exigirme a m para cumplir con sus expectativas. Algo ms: he aprendido que si quiero que alguien disfrute con lo que escribo, debo disfrutarlo yo tambin. En cuanto a las historietas, hace mucho que no leo una. Sin embargo, reconozco que me dejaron una gran huella que est presente en todo lo que escribo. En una imagen de cmic aparece un personaje que para hablar despliega un globito: en l caben, digamos, siete, ocho o nueve palabras, pero no

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diez. sa es la enseanza: no hay que escribir palabras de ms, slo las justas. Uno de mis primeros cuentos para adultos porque tambin escribo para adultos acaba de aparecer en formato de cmic: se llama Informe negro y es de corte policiaco. Sin haberlo planeado as, un texto mo me hace regresar, 45 aos despus, a mis orgenes como lector de historietas. Y finalmente, el juego. Conforme pasa el tiempo, cada vez estoy ms convencido de que a m me toc relacionarme con el mundo a travs del juego y del humor. Y eso puede ser contagioso, ya que por lo general ese estado de nimo festivo suele compartirse: veo a quienes me rodean familiares, amigos, conocidos como compaeros de juego.

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Nicols Tesla, el inventor


Carlos Chimal

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Ese da Agustn aprendi en la escuela algo que despert su inters. l no saba, por ejemplo, que hace unos 150 aos atrs la gente no tena luz elctrica en sus casas ni poda escuchar la radio, ya no digamos ver televisin o usar el Internet. No fue sino hasta que se conocieron las propiedades elctricas y magnticas de algunos materiales y objetos que se intent dominar y transformar su energa. Eso lo impresion, as como saber que uno de los domadores de tales fuerzas fue el ingeniero e inventor Nicols Tesla, quien naci en 1856, en lo que entonces era el Imperio Austro-Hngaro. Despus de la clase Agustn sali al patio, se sent bajo un rbol y se qued dormido. So que viajaba en el tiempo y se entrevistaba con la persona cuyas ideas y dispositivos iluminaron y cambiaron el mundo. Su sueo lo llev a la ciudad de Nueva York durante el atardecer de un da soleado de 1942. Ah not cun oscuras se ponan las calles apenas se ocultaba el sol, en comparacin con las ciudades del siglo xxi. El mundo estaba en guerra, s, pero de todos modos el suministro elctrico en la calles y en las casas no era continuo. La luz era tenue, a veces plida cuando bajaba de intensidad, mientras que a veces aumentaba hasta reventar las bombillas o focos. Agustn se acerc al enorme edificio del hotel donde Nicols Tesla haba vivido los ltimos seis aos de su vida. Subi hasta el piso 33 del rascacielos. A pesar de que estaba sentado en un silln de piel negra Agustn pudo notar que se trataba de un hombre muy alto. Los pmulos se le haban hundido y la mirada de sus ojos negros pareca tender hacia el visitante una especie de energa magntica. Su frente morena era amplia y an conservaba una cabellera casi juvenil, si bien totalmente encanecida. Seor Tesla, de quin cree que sac usted el gusto por inventar aparatos? Tesla hizo una mueca. Luego se qued viendo al horizonte. De mi madre, sin duda, ella saba disear artefactos para resolver carencias. Desde muy chiquito fue bueno para las matemticas, verdad? dijo Agustn. Todo puede expresarse en nmeros respondi Tesla.

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Mientras trabajaba como ingeniero en Budapest, en 1882, tuvo usted una especie de iluminacin y descubri la corriente alterna. En qu se distingue de la corriente directa? En efecto sigui Tesla, de pronto vi el dispositivo dibujado en mi cabeza. La corriente directa, que fluye en una sola direccin, fue descubierta por el ingrato de Edison. Produce luz elctrica pero no es confiable. Tiene el grave problema de que necesita conductores cada vez ms gruesos si se quiere llevar energa a sitios ms lejanos desde donde se genera y si se desea aumentar la intensidad. En cambio mi motor que induce la corriente alterna, en la que la energa cambia de direccin 50 o 60 veces por segundo, es ideal para alimentar sitios que se hallan a grandes distancias de la fuente. Por qu dej a Edison? Tesla adopt un semblante an ms adusto del que tena. En realidad se vea sombro. Respondi: Fue ingrato, como dije antes, pues no slo le ayud a mejorar el desempeo de sus dinamos, sino que le demostr la ineficacia de la corriente directa. Electrificar Norteamrica de esa manera hubiera significado instalar estaciones de suministro cada tres kilmetros. Los cables de alta tensin de la corriente alterna pueden ir mucho ms lejos. Tesla tena razn, todas las casas e industria hoy en da reciben fluido elctrico de esta forma. La corriente directa slo se usa para activar las bateras, por ejemplo, de los automviles. Cul considera que fue su mayor logro? Cuando abandon a Edison le vend 40 patentes a Jorge Westinghouse. Iniciamos as la guerra de las corrientes con la compaa de Edison, la cual gan cuando en 1893 logr iluminar la Feria Mundial de Chicago. Ms tarde dise la primera presa hidroelctrica, as que con la fuerza de las cataratas del ro Nigara consegu suministrar de energa confiable y continua a bajo precio, aunque a m me hubiera gustado ofrecerla gratis a todo el mundo. Lo intent? Una vez. Convenc al banquero J.P. Morgan de financiar una enorme fuente generadora que usara la Tierra como enorme imn para enviar corrientes a todos, sin necesidad de cables. Y no funcion?

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Nunca fue terminada. Comet el error de anunciarle antes de tiempo al banquero de mis intenciones, las cuales fueron consideradas una locura, de manera que al da siguiente el proyecto termin. Pero usted no dej de inventar. Es cierto. Sabe?, cuando alguien me habla, las palabras adquieren volumen y no s hasta qu punto son reales o no. Para dominar esas alucinaciones invento cosas, remedios, soluciones para hacer mejor la vida de las personas. Por qu rechaz la nominacin al premio Nobel de Fsica, primero en 1912 y luego en 1915? Lo dije en su momento. A Guillermo Marconi lo reconocieron 1909 sobre todo por haber sido el primero en enviar una seal de radio trasatlntica basndose en una docena de inventos mos! Y en cuanto al rumor de 1915, se trataba de compartirlo con Edison. Ni l ni yo lo hubisemos aceptado. Poco despus de la muerte de Tesla, acaecida en enero de 1943, le fue reconocida legalmente la paternidad de la transmisin inalmbrica. De hecho, la bobina de Tesla fue utilizada en aparatos electrodomsticos tpicos del siglo xx, como la radio y la televisin, hasta antes de la aparicin de las pantallas de plasma y lcd, as como la radio digital. Incluso Tesla invent un sistema de transmisin de voz e imagen parecido a lo que conocemos hoy en da como Internet, ide submarinos controlados a distancia y descubri las seales emanadas de las estrellas llamadas plsares, que l confundi con seales de seres extraterrestres. Ingeniero Tesla, cmo quisiera ser recordado? Alarg los labios, en lo que Agustn interpret como una sonrisa, y dijo: El futuro mostrar la verdad y se evaluar a cada uno segn sus ideas y logros. El presente es de ellos (refirindose a quienes lo haban olvidado), pero el futuro, para el que realmente he trabajado, es mo. Entonces Agustn fue despertado por un compaero, pues ya haba que regresar a clases.

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Un da de noviembre
Javier Malpica

Estamos cerca de la estacin de trenes de la ciudad de Ixtepec en Oaxaca. La incipiente luz de un foco alumbra a muchos hombres y mujeres que duermen a los lados de las vas del tren. Un tren estacionado, parece dormir junto con ellos. Efran, un nio de unos diez aos, se aferra a una cobija mientras observa a unos metros de distancia a Luis, otro nio de unos nueve o diez aos que duerme en el suelo. Luis: (Habla entre sueos). Ayer no vendimos flores, abuela... pero maana veras que s.... venderemos todas las flores. Nos quedaremos por ac mam y yo nos quedaremos. Efran se acerca. Luis: Maana en el camposanto, abuela. Venderemos todas las flores de mayo. No vayas a dejar que me vaya abuela... Efran zarandea a Luis. Efran: Despierta... Despierta... Estabas teniendo un mal sueo. Luis: Qu pasa? Efran: Te despert porque estabas hablando muy duro Luis: Estaba hablando? Efran: En sueos. Luis: Creo que fue una pesadilla. Efran: Te despert porque podas despertar a los adultos. Ya ves cmo se ponen los adultos cuando estn ruqueando y los despiertan. Luis: A ti no te despert? Efran: Ni siquiera me he dormido... Luis: No tienes sueo? Efran: No puedo dormir. Tengo hambre. Luis: Tambin yo... Me podra comer diez platos de gallopinto. Efran: Gallopinto? Qu es eso? Luis: Un platillo que hace mi abuela con frijoles y arroz. Efran: Pues yo me podra comer un enorme plato de logro con papas. Luis: Nunca he comido uno de esos. Efran: Todos lo hacen en mi pueblo. Creme, es riqusimo. Luis: Extraas tu casa? Efran: Las montaas. Extrao las montaas y el cielo. A veces el cielo es tan azul que puedes ver hasta los cndor volar. Dicen que ya no hay, pero juro que los he visto.

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Luis: Yo extrao las flores. Creo que estaba soando con ellas. Efran: Mi hermana me dijo que lo mejor era estar descansado. Dicen que no es bueno subir al tren si ests cansado. Tengo sueo, pero no puedo dormir. Luis: No quiero volver a trepar all arriba. Efran: Mi hermana dice que el tren no nos va esperar. En cuanto el tren despierte hay que apurarse a tomarlo. Dicen que... Efran se ha quedado mirando a un arbusto, donde surge la luz de una vela. Luis: Qu pasa? Qu miras? Efran le seala donde est la luz. Oculta en el arbusto, Mara los llama. Voz de Mara: Tienen hambre? Luis: Este... Efran: (Duda un poco. Al fin se anima a responder). Llevamos dos das sin comer. Mara: Acrquense. Sigan la luz... Luis y Efran se acercan hasta el arbusto, lo rodean, alejndose del tren y la gente que duerme. Ah se encuentran con Mara una nia de diez aos que viste un tpico vestido de tehuana. Lleva una vela prendida y carga una canasta con viandas. Efran: Me asustaste. Luis: A m tambin. Mara: Tengan... pero que no los vea nadie... Son tortillas con un poco de mole Slo tengan cuidado, porque es un poco picoso. Tambin tengo pitayas, camarn seco y agua de chiya por si tienen sed, Luis y Efran comen y beben vidamente mientras conversan. Luis: Tambin eres de lejos? Mara: Yo vivo aqu. Cerca del ojo de agua. Y ustedes de dnde vienen? Luis: Soy de un pueblo que se llama Catarina. Mara: No conozco ese pueblo. Efran: Ni yo. Luis: Est en Nicaragua... es mi pas. Efran: Mi pas se llama Ecuador. Mara: Qu bueno que hablan espaol. Una vez me toc conocer a un nio de Brasil. A se s que no le entenda nada. Mi profesor dice que en Brasil se habla portugus, pero que en casi toda Amrica Latina se habla espaol. Luis: Vas a la escuela? Efran: Yo dej de ir a la escuela hace mucho. Tuve

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que ayudar con la cosecha de la papa. Mara: En la escuela me ensearon a coser. Miren, entre mi abuela y yo hicimos este vestido. Luis: Es muy bonito. Mara: Es un vestido de tehuana. Luis: Me gustan las flores en la falda negra. Efran: Vienes de una fiesta? Mara: Hoy es da de difuntos, no lo saben? Hoy es da de pasar la noche en el cementerio. Luis: En mi pueblo pasamos el da de muertos en el camposanto, pero no la noche. Lavamos y pintamos las tumbas. Y las llenamos de flores todo se ve muy bonito rojo y azul. Efran: Creo que en mi pueblo lo nico que hace la gente el da de muertos es comer guaguas de pan y beber colada morada. Mara: Aqu prendemos velas y llevamos comida a nuestros difuntos su comida favorita, Por eso le llevo a mi pap su plato con mole, agua y un poco de mezcal. A l le gustaba mucho mi vestido de tehuana. Le gustaba cuando en las fiestas bailaba con mi mam el Baile de la Escoba. Efran: Se muri tu pap? Mara: Mi pap subi en el tren. Quera llegar a los Estados Unidos. Como todos. Se qued sin trabajo en el rastro y quiso ir al otro lado... Yo hubiera querido que se quedara. Aunque no tuviramos dinero. Efran: Nosotros tambin nos quedamos sin dinero. Cosechbamos patatas y mi hermana las venda en el mercado...Y a veces vendamos alguna de nuestras ovejas para no estar tan pobres. Vendimos la ltima antes de venir para ac. Lo vendimos todo. Mara: Si yo fuera presidente, hara una ley para que ya no hubiera dinero. As no habra ni pobres ni ricos. Efran: Mis hermanos mayores se fueron de mi pueblo hace siete aos. Mara: Casi todos los que toman el tren van a California. Le dijeron a pap que en California pagaban muy bien por recolectar fruta. Efran: Mi hermana y yo vamos a una ciudad que se llama Chicago. Dicen que por all hace mucho fro, pero all viven mis hermanos. No s por qu todos quieren ir a Estados Unidos, yo hubiera preferido ir a Espaa, como el to de mi amigo Sal. Dice mi amigo que all no hace tanto fro y que la

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gente come tortillas de paps y beben mucho vino. Claro que estoy chico para tomar vino. Mara: (Hablndole a Luis que se ha quedado pensativo). Y t por qu te quedaste tan callado? Tambin vas a ir a buscar a tu familia? Luis: En mi pueblo vendamos flores cerca del camposanto. Yo iba con mi mam todos los das. Llevbamos de todas las flores; flores de mayo, sacuanjoche y tres moos, pero apenas sacbamos para comer. Por eso nos fuimos del pueblo la primera vez Yo ya me haba subido al tren. Hace como dos meses que mi mam, mi padrastro y yo nos fuimos a una ciudad llamada Jurez, en la frontera, pero no pudimos cruzar. No sabamos que haba que pagarle a un seor para que poder pasar. Nos quedamos a vivir ah. Mam se puso a trabajar en una fbrica para juntar. Cuando al fin juntamos el dinero, mam habl a nuestro pueblo. La abuela le dijo que mi abuelo estaba enfermo. Nos regresamos a verlo. Mam quera que me quedara con mi padrastro, pero yo no quise. Prefer venir con ella. Pero no me gusta el tren. No quiero subirme otra vez. Efran: Dicen que en Estados Unidos la gente slo come hamburguesas y pizzas. Yo nunca he comido una pizza. Tal vez eso voy a comer toda mi vida. Luis: Mi padrastro se enoj mucho cuando nos vinimos. Dijo que si nos tardbamos, l cruzara sin nosotros. Por eso todo lo hicimos muy contra el cacho, o sea, muy rpido. Mara: A veces cuando no puedo dormir me doy una vuelta por ac. Sin que se d cuenta mi abuela. Desde que se fue mi pap, vengo a traerle comida a la gente. El da de muertos, traigo comida a todos los que han muerto en el tren... los que se caen y los que han sufrido algn accidente. Luis: Qu horas son? El tren debera de haber salido. Mara: El tren ya se fue. Se fue hace mucho. Luis y Efran se dirigen a las vas. Ya no est la gente. Tampoco el tren.

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Efran: Pero... y mi hermana? No se ira sin m... Luis: Mi mam, tampoco me abandonara. No debimos separarnos. No la veo. Mara: No se preocupen... ellas no los abandonaron. Efran: Dnde estn? Dnde est mi aa? Mara: El da que mi padre tom el tren yo vine a despedirlo...Yo era chica y lloraba mucho. No quera que subiera sobre los vagones, se me haca muy peligroso, pero muchos se treparon...luego nos enteramos que el tren se descarril muy cerca de aqu. Iban muchos... gente de muchos lugares... Luis: Mi mam estaba aqu hace rato. Efran: Ustedes escucharon cuando se fue el tren? Mara: Todos los das de difuntos vengo a iluminarle los pasos a mi padre y a todos los que no pueden encontrar su camino de regreso. Por eso traigo muchos ptalos de flor de cempazuchitl. (Mara saca dos velas de su canasta). No me recuerdan? Yo los vi subir ese da. T (enciende una vela y se la pasa a Luis) ibas llorando y a ti (enciende otra vela y se la da a Efran) te iba cargando una muchacha. Te estabas cayendo de sueo. Luis: Entonces ya no tenemos que subir al tren? Efran: Creo que ya no tengo sueo. Mara: Por qu no me acompaan a buscar a mi padre... seguro que en el camino encontramos a sus familias. Deben estar perdidas, como ustedes. Luis: Cuando vea a mi mam le voy a decir que regresemos con nuestro abuelos y nuestras flores. Efran: Podr volver a ver las montaas y los cndor volar? Mara: Y hasta podrs volar con ellos... Mara va regando ptalos de flor mientras avanzan, Se pierden en la oscuridad. El silbato del tren se escucha en la lejana.

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La mudanza
Elsa Cross

Ese da, cuando llegu de la escuela, vi que el camin de mudanzas iba arrancando de la casa de Esteban. Sent horrible. Era mi mejor amigo. Y ahora, cundo lo iba a ver?, con quin iba a jugar? Entr a la casa. Cuando mi mam me llam a comer, no tena hambre. Hice a medias la tarea. Estaba triste, y de la tristeza pas al aburrimiento, porque Pablo y sus hermanos, y Poncho, slo salan a jugar porque estaba Esteban. Yo no me llevaba mucho con ellos. Es ms: a Poncho no le gustaba que estuviera yo, porque era nia. Y a m me aburra mucho jugar con nias; ni siquiera tena muchas muecas. Me pareca ms divertido jugar a los vaqueros, treparse a los rboles y hacer coleadas en patines a media calle. Entonces no haba mucho trfico y siempre podamos jugar afuera. Yo no tena hermanos ni Esteban tampoco, as que supongo que cada uno era como el hermano que al otro le faltaba. Y aunque yo slo extraaba no tener hermanos porque no tena con quin pelearme, Esteban y yo rara vez nos pelebamos. Esteban no tena pap tampoco. Su pap haba nacido del lado americano, y cuando empez la guerra lo llamaron a las armas y muri en combate.

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Esteban tena apenas dos aos, as que no se acordaba de l. En su cuarto tena una foto de su pap, con su uniforme. Cuando hablaba de l se pona triste. Nos llevbamos muy bien Esteban y yo. Siempre nos gustaban las mismas cosas, y a veces l tena la mitad de una idea y yo la completaba. Como la vez que inventamos un aeropuerto en la azotea, porque tenamos muchos avioncitos, y con unas cubetas viejas que Estaban parti a la mitad, con unas tablas, cartones y palos de escoba, l arm las pistas de aterrizaje y los hangares, y yo los mostradores y las salas de espera; jugamos como tres das al aeropuerto. Y otra vez que se nos antoj jugar a cocinar, fue en serio, e hicimos unas palanquetas de cacahuate, que eran muy fciles de hacer y a todo el mundo le encantaron. Hasta llevamos a la escuela. Nos divertamos tanto juntos, que ni veamos televisin. Nuestros paps ya saban que Esteban y yo nos bamos a extraar cuando ellos se cambiaran de casa, y el ltimo mes nos llevaron a muchos lados juntos. La mam de Esteban nos llev al cine y a una feria donde Esteban gan al tiro al blanco. De premio le dieron un conejo de peluche, que me regal. Mis paps nos llevaron de da de campo a La Marquesa y nos alquilaron unos caballitos, y anduvimos muy contentos. Nos tomaron muchas fotos y le dimos a Esteban una copia, que pusimos en lbum chiquito. Fuimos tambin a Chapultepec y al Museo del Papalote. Pas toda la tarde. Me acordaba del camin de mudanzas y me daban ganas de llorar. No saba qu hacer. Sal a la calle a patinar, pero sola era un poco aburrido. Me volv a meter. Prend la televisin y todos los programas me parecieron tontos. La apagu. Mejor acab la tarea.

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Despus de tres semanas la mam de Esteban habl por telfono; ya haban acomodado todo en su nuevo departamento y me invitaron a comer un da. Despus de la comida salimos a jugar y fuimos a un terreno baldo donde Estaban me ense una madriguera de conejos que haba encontrado, entre un montn de escombro. Se alcanzaban a ver unos conejitos, pero le haban dicho que uno no debe tocarlos cuando estn todava con su mam, porque la mam percibe un olor extrao y luego ya no los quiere. Me ense tambin una mata de tomates verdes y cortamos muchsimos y los llevamos a su casa. Esteban tambin vino un da, pero como se haban cambiado tan lejos era difcil estar yendo y viniendo, as que luego solo nos veamos en las fiestas de cumpleaos. Cuando Esteban cumpli 13 aos fue muy chistoso. Yo haba entrado en la pubertad y haba crecido tanto en los ltimos meses, que estaba mucho ms alta que Esteban, aunque yo era un ao menor. Esteban se sac mucho de onda cuando me vio. Su mam dijo que yo era ya toda una seorita. Y yo me mora de risa al ver que Esteban segua siendo un nio. Pero no le dije nada ni le hice burla. Por suerte, porque cuando lo volv a ver, l se haba dado un tremendo estirn y estaba altsimo, mucho ms que yo. Esa vez, que era mi cumpleaos, nos dimos cuenta de que habamos cambiado mucho. Ya no sabamos bien ni de qu hablar. l tena otros amigos y yo tambin. Estbamos ya en secundaria y las cosas eran distintas. Me di cuenta de que tal vez no volveramos a vernos, porque ellos se iban a mudar otra vez, pero ahora se iban al norte, al pueblo de su mam. Cuando nos despedimos, sent que tena que decirle algo, pero tem que se fuera a rer de m, o que me dijera que yo era una cursi. Me iba a quedar callada, pero pens que luego me iba a arrepentir siempre de no haberle dicho lo que senta. Gracias por ser mi amigo cuando ramos nios le dije. Gracias a ti tambin me respondi. La pasamos muy bien. S, la pasamos sper bien. Yo te extra cuando te fuiste. Qu bueno que pudimos jugar tanto. Nos dimos un abrazo de despedida, con mucho cario, y se fue.

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Diez consejos para evitar un incendio

1.  Evita sobrecargar enchufes. Desconecta los aparatos elctricos despus de utilizarlos.

2.  Maneja con cuidado cerillos o encendedores y nunca los dejes a la mano de nias o nios ms pequeos.

3.  Cuida cuando algn adulto plancha la ropa que la plancha no se quede encendida apoyada en la ropa ni sobre la tabla de planchar, ya que la ropa se puede quemar y producir un incendio.

4.  Si ves que alguna persona est fumando, tirando las colillas encendidas en la basura o en la calle. No lo permitas, puede provocar un incendio!

5.  Si en tu casa utilizan braseros de carbn o lea, solicita que los prendan al aire libre o en un lugar ventilado.

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6.  Vigila con los adultos de casa que no se queden velas o veladoras encendidas cuando salen de casa o van a dormir.

7.  Evita prender cohetes, ya que adems del riesgo de producir un incendio, puedes sufrir graves quemaduras.

8.  Si en tu casa cuentan con un calentador elctrico, comenta con tu familia que no se coloque cerca de muebles o cortinas y que no se debe utilizar para secar la ropa.

9.  Evita manipular y guardar productos flamables (fijador de pelo, desodorante en aerosol, aceite, etctera) cerca de puntos calientes como hornos, estufas, o alguien que est fumando.

10.  Elabora un directorio con los nmeros de emergencia y colcalo en un lugar visible!

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Lejano San Javier


Inegi

Soy orgullosamente sonorense y, cuando era nio, recorr con mi pap, quien era comerciante, gran parte de mi estado. El conocimiento que tengo de Sonora me ha servido en distintos trabajos: uno de los que ms me ha gustado es el de entrevistador del Inegi, y he participado en varios operativos censales, lo que me ha permitido seguir conociendo ms a mi querido terruo, porque he tenido que visitar los poblados ms lejanos, pues Sonora es un estado muy grande. Los censos de poblacin y vivienda se realizan cada 10 aos para contar a todos los habitantes del Mxico; para ello, se visitan todas las viviendas que hay en el pas, en serio, quiero decir, todas. Hay lugares donde estn juntas, pero hay otros en los que se encuentran lejos unas de otras. Es ah donde los entrevistadores del Inegi tenemos que recorrer grandes distancias, por montes, llanuras y desiertos.

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En el Censo de Poblacin y Vivienda 2010, me toc visitar el lejano San Javier despus de atravesar kilmetros por carretera: de Tucutillo a San Vito de los Dolores, por Machaca de Potro, Gallina de Oro, Fuerte Viento, Los Calores y San Guillermo Mrtir. Cuando pens que haba llegado a mi destino, an me faltaba la gran aventura de atravesar el Desierto de Altar, con sus 200 kilmetros de arena! All a lo lejos, entre dunas y matorrales, se vean unos crculos de agua, eran espejismos de lagunas en el desierto. Segu mi travesa contra viento y polvo hasta que, al anochecer, logr llegar al lugar conocido como Potrero de Cochis, un rancho de pitahayas, sahuaros y tristeza. Me pareci que por momentos haba llegado al otro lado del mundo. Por la lejana, pens que aquel llano estaba abandonado, pero las huellas de llantas marcadas me indicaban que era un paso frecuente de algn vehculo con motor y un lugar importante, porque el portn estaba celosamente resguardado por un candado del tamao de mi puo. Baj de mi vehculo, que pareca hervir en su interior como cafetera y en la cual yo me vena cocinando. Limpi los cristales de mis lentes porque se haban empaado con el sudor que empapaba mi cabeza y me escurra por la frente y las patillas. Me quit la gorra para limpiarme el brazo y me la volv a poner, aun cuando estaba mojada. La gorra es junto con el chaleco, la mochila y la credencial el uniforme que los entrevistadores del Inegi debamos usar para que la gente nos identificara fcilmente siempre que visitbamos sus viviendas.

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Camin algunos pasos hacia la puerta construida con tubos de metal, y ese trayecto fue suficiente para que me llenara de alguates (esas bolitas espinosas que pican bastante feo). De repente, escuch que se acercaba un vehculo, era un vaquero del siglo xxi, montando una cuatrimoto que envidiara cualquier chavalo, as como su atuendo: botas de piel de vbora, cinto piteado, pelo largo y sombrero. Desmont de su cuaco de fierro y, sin decirme nada, abri la puerta como seal de me daba el paso a un lugar desconocido y misterioso. Me hizo el ademn de seguirlo; entr y cerr la puerta. Despus, se sent nuevamente en la moto y me invit con seas a montarme detrs de l. El aire caliente se mezclaba con su humor corporal, era un olor guardado de muchos das, combinacin de sudor, bacanora y macho endurecido por los rayos del Sol. Condujo hecho la mocha como 20 minutos por la zona desrtica, entre estircol y candelillas, que aquel vaquero culebrn sorteaba con destreza. Se detuvo frente a una casa construida de yutes y adobes (esas construcciones frescas en el da y abrigadoras por la noche); en ese momento, me dijo que a l ya lo haban censado, que vive cerca y que despus de revisar su rancho volvera por m. De la vivienda salieron un hombre pequeo cuyas arrugas me recordaron a la Sierra Madre Occidental: con surcos hondos y heridos por el aire

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caliente y los grandes cambios de temperatura que se dan en el desierto y un esculido perro que mova su cola en vaivn, como un pndulo a ritmo de samba, el cual se me acerc y comenz a olisquearme, pero el seor le grit: Ey, Jaino, tate sosiego, qutate, uchi perro!. El Jaino se ech sin perderme de vista con su mirada triste. Psele, ndele, venga, ver, sintese me dijo. Acerc una silla para m, me sent en silencio, me mir... lo mir, y luego volte a ver al desierto infinito, como olvidando mi presencia en su casa. Yo tambin hice lo mismo y, por un instante, nos quedamos sin hablar, confundindonos con el horizonte en cada respiracin. En ese momento, sent que la vida es como un largo da. Ms que nunca, pude disfrutar el ocaso, que se lleva las palabras y atrapa el alma detrs de las montaas. Volvimos a mirarnos y saqu un cuestionario del Censo de mi mochila, alistndome para iniciar su llenado. Por la hora, se me antojaba el queso panela soroso que estaba cerca de esas tortillas sobaqueras del tamao de mi panza, con un poco de frijoles maniados y chiltepn que tan rico preparan los yoremes del lugar y, por supuesto, unas riqusimas pitahayas de temporada, ese fruto del desierto de pulpa espumosa con la que se hace la mejor nieve del mundo.

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Dgame exclam el seor, con lo que me regres a la realidad, aqu no ha venido nadie en muchos aos, ni un zancudo ni la polica. Me da gusto que me visite, aqu vivo yo solo y cuido los campos estos. Nadie viene pac afirm contundente, mientras me serva caf de talega en una taza de peltre despostillada y se espantaba los bobitos que fastidiaban los odos. Le voy a hacer unas preguntas del Censo de Poblacin 2010, no me voy a tardar; es rpido, necesito unos 10 minutos y ya le dije. Trdese lo que quiera, aqu lo que sobra es tiempo! Tmese su caf y agarre un cacho de coyota con panocha, ndele. Tengo 73 aos, me trajo un to desde Zacatecas pa buscar trabajo en el riel, pero a m no me gust la vaina, haba que apuchar mucho. Me la pas en los ejidos, en los campos de jornalero, me pagaban una miseria, pero me gustaba el campo y, pues ah me acabalaba con una cosa o con otra. Me la pasaba de colero en las fiestas. Aqu me cas, tuve cinco hijas, pero mi seora muri porque era guacha, de all de Aguascalientes y no aguantaba los calores de por ac. Mis hijas se fueron con los maridos pa Tijuana porque trabajan con los gringos levantando la cosecha. Dos de mis hijas son enfermeras, otra es maestra, una ms anda por Los Cabos y la otra creo que trabaja en el gobierno. Eh, pu! Y de nde es usted me pregunt.

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Pues yo nac en Cananea, pero mi pap es de Chinapa y mi mam de Banamichi contest. S pues, ahora la gente es de todas partes y de ninguna. Nacen all, se viene pac, se pasan al otro lado, se cambian pall, tienen hijos ms pac. Y antes, los montones de chamacos que andaban ah chiroteando y ora, pues las mujeres ya tienen menos hijos coment el seor. T bueno! Permtame hacerle unas preguntas le dije, pues tena pendiente de que se me fuera el alma al cielo y se me olvidara llenar el cuestionario del Censo, que era para lo que estaba yo all. Ah, claro que s, pues ust hgalas, las que quiera afirm el seor. Mire, ver, cuntos habitantes hay en este inmueble? Inmueble? Cmo es eso? Pos aqu noms vivo yo y el Jaino, cmo voy a tener a alguien conmigo? Eso djelo al patrn, que es el que lo trajo y vive ms paall con su familia, fuera del rancho, yo noms se lo cuido y l viene a darse sus vueltas y pedirme cuentas. Y de inmuebles, pues yo tengo la mesita, una cama, un ropero y nada ms. O qu inmuebles dice ust? respondi sorprendido. Entre pltica y pltica, le fui haciendo cada pregunta del cuestionario. Me dio la impresin de que algunas le parecan extraas, pero todo lo responda con su visin clara y sencilla de la vida. Oiga, dnde le pongo ahora la etiqueta de censado? le pregunt. Pos, pngamela aqu en la oreja, as se las pongo yo a las vacas rindose a carcajadas. Pegu la etiqueta en el poste izquierdo al frente de la casa, el que detena el alero; sent la resequedad de la madera expuesta al Sol y al viento tantos aos; pens que as quisiera estar yo cuando est aejo: firme, correoso, macizo y sosteniendo un hogar. El vaquero estuvo de regreso como me lo ofreci. Me mont nuevamente en su moto, ya era tarde, hora de regresar en que mi casa. Entonces, tom la mochila entre mis brazos y la abrac por el miedo de que se fuera a perder en el camino. Saba que no slo traa un cuestionario para el Censo, sino una historia de mi tierra en un bonche de palabras que resonaban todava en mis odos. Traa la historia de un hombre que vivi y fue contado para fecundar el guato de informacin que, unos meses despus, tendramos. Al verlos, yo podr leer, sin perder el asombro, que entre los montones de nmeros estn las almas de los hombres que habitan el desierto de Sonora.

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Julia y Manuel
Carmina Narro

Las filas empezaban a formarse lentamente entre el barullo de los nios uniformados de caf y verde porque el timbre del fin de recreo haba sonado. Julia los vea desde el piso de arriba como si fueran clulas vivas en un microscopio; se movan como si da tras da tuvieran que aprender nuevamente cul era su lugar. Baj las escaleras tranquilamente y cuando lleg a la fila, avent a alguna de sus compaeras contra otras que ya se estaban formando; otra nia la avent a ella y entre el chacoteo, volte hacia la fila de 5 A para ver a Manuel Orozco. l ya estaba formado, vindola a distancia, como todos los das. Siempre en algn momento de la formacin sus miradas se encontraban y se quedaban largo rato as, mirndose, a unos diez metros de distancia el uno del otro con nios formados de por medio que terminaban siendo invisibles para ellos hasta que la directora deca por el micrfono que avanzara 4 A y Julia despus de subir las escaleras se cercioraba de que Manuel la segua viendo. As fue da tras da mientras estuvieron en esa escuela.

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Era 1979 y haca un ao que no se hablaban despus de haber sido novios una semana. Slo en dos ocasiones ms volvieron a cruzar palabra. La diferencia entre ser novios y ser amigos para ellos consista en que al llegar y despedirse, se saludaban de beso en la mejilla y a medio recreo, el nio dejaba de jugar espiro, platicaba unos cinco minutos con la nia en la lnea divisoria del patio de hombres y mujeres. Casi toda la escuela saba que Julia y Manuel se gustaban. Ella se dio cuenta porque un da su maestra la mand a darle un recado a la maestra de 5 A. A Julia le sudaban las manos cuando toc la puerta y con voz temblorosa pregunt si poda pasar. Cuando entr, todo el saln empez a gritar Manuel! Mira quin est ah! Manuel! Manuel! Todo el saln se volvi una algaraba, tanto que la maestra tuvo que azotar el borrador contra el escritorio

y pedir silencio. Julia record alguna caricatura de chimpancs alborotados. Manuel no tuvo ms remedio que recargarse en el pupitre y taparse la cabeza con los brazos como si los gritos fueran piedras que le lanzaban. Julia sali de ah feliz, los labios no le alcanzaban para su sonrisa. Que ella le segua gustando a Manuel no era una fantasa; todos los nios de un saln no podan estar equivocados. Inmediatamente se par en seco y su sonrisa se congel. Pasara lo mismo si Manuel entrara en su saln? No. Ya haba entrado. Haba sido cuando ella acababa de ingresar y a l lo haban castigado llevndolo al

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saln de Julia. Desde entonces Manuel la vea insistentemente, incluso la maestra le haba dicho que se pusiera a hacer las planas, que no estaba en el saln de vacaciones. Julia tambin era rebelde por naturaleza pero ahora todo el tiempo estaba provocando que la sacaran de la clase para coincidir con Manuel, que bastante seguido tambin estaba en el pasillo por ser igualmente indisciplinado. Slo una vez coincidieron los dos fuera de su respectivo saln. Sin embargo ninguno de los dos hizo el menor movimiento por entablar comunicacin. Se la pasaron recargados contra la pared, ella con las manos unidas atrs y l con los brazos cruzados al pecho, mirndose. As estuvieron todo el tiempo que faltaba para la hora de salida. Era el ltimo da de clases, venan las vacaciones largas y no cruzaron palabra. Eran los primeros das del siguiente ao escolar y la maestra Tayde dijo por el micrfono en la formacin de entrada que se iban a realizar elecciones en la escuela con todo lo que ello conllevaba y que estas actividades iban encaminadas a promover la participacin del alumnado para un mejor funcionamiento de la escuela a partir de inculcarnos un sentido cvico. Habra una planilla azul y una verde, se elegiran representantes, habra campaas de proselitismo, votacin y la planilla elegida sera quien instaurara las actividades comunitarias y de recreacin lo que restaba del ao. Julia no estaba muy segura de que todos hubieran entendido algo del discurso entero, pero todo mundo empez a gritar hurras y a aplaudir ante su desconcierto. Apenas haba pasado una semana cuando surgi la primera desavenencia entre los maestros porque Manuel y Julia haban sido elegidos por sus respectivos grupos para representarlos a pesar de su mala conducta. Fue la maestra de canto quien puso punto final al conflicto cuando dijo que no iban a tener la menor credibilidad si no respetaban la votacin del alumnado. Que era vergonzoso que en ese momento quisieran impugnar las elecciones porque finalmente el error haba sido de quien no haba aclarado que los elegidos tenan que ser alumnos modelos; que eso bien lo hubieran podido establecer las maestras de cada saln, que entonces dnde quedaba la democracia. Un da Julia fue citada a la hora del recreo en el saln de 6 A para una junta de todos los representantes de la primaria. Entr un poco nerviosa, mordiendo una bolsita de chamoy. Ah estaba Manuel con Susana Carren, una nia chaparrita con unos senos enormes para su edad. Julia siempre la relacionaba con la reproduccin de un cuadro de Velsquez que haba en la sala de su casa: un nio que pareca enano por como estaba vestido, con un sobrero raro, trepado en un caballo panzn. Julia iba a acompaada de Sal Ricalde, un nio tan guapo como poco carismtico; hubiera querido estar en la planilla

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azul junto a Manuel, en lugar de la nomo de Susana que se la pasaba rindose, jalndolo del brazo para acaparar su atencin. Manuel slo se dedicaba a molestar al bonachn de Sal, que desde haca tiempo sufra su acoso constante por el simple hecho de ser un nio bonito y porque se rumoraba que l y Julia se gustaban. Ante esta situacin, Julia se senta francamente sola y en desventaja. Seran dos semanas de campaa en la que se realizaran juegos, campeonatos deportivos, peridicos murales con los eventos del mes y cosas por el estilo. Quedaban estrictamente prohibidos los regalos con el objeto de inducir el voto. A Julia no le pareca nada atractivo tener que organizar actividades y mucho menos implantar medidas de orden. Lo nico que le interesaba era participar para tratar con l aunque estuvieran en bandos contrarios. Todos esos das fue la guerra. Manuel ya no la miraba si no era con cierta sorna y ella responda con una indiferencia bastante arrogante que lograba con gran naturalidad. Ahora estaban compitiendo y lo nico que importaba era ganarle el uno al otro. No se poda decir que fuera una tarea fcil porque en lo que Manuel reuni a los mejores de cada saln para competencias de espiro, Julia organiz carreras de patines aprovechando la popularidad de Sal entre la poblacin femenina, mientras ella haca otro tanto con la mejor de sus sonrisas entre los nios, hasta que un da Manuel se le puso enfrente y le dijo as, sin ms, que era una resbalosa. Julia se qued muda y con ojos de plato. Cuando pudo pensar en una respuesta hi-

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riente, Manuel ya estaba en los espiros, metindose en un juego que no era de l, dndole un golpe a la pera. A Julia se le llenaron los ojos de agua de puro coraje, hubiera querido pegarle como l le pegaba a la pera. Era la primera vez que le hablaba despus de su ruptura y le deca eso. Se fue a meter al bao porque no estaba segura de poder controlar las lgrimas. Cuando pas un rato, se sinti un poco reconfortada porque tal vez su arrebato haba sido provocado por los celos. Con Manuel siempre era igual, la haca sentir mal, la haca sentir bien, la descontrolaba; con l nunca se senta segura de nada. Y ultimadamente con qu derecho le deca algo si l se la pasaba chacoteando con Susana Carren y sus amigas que tenan la gracia de un ostin y que muy pronto se dedicaron a hacerle la vida imposible a Julia. Si quera encargarle a alguna nia que ya estaba formada en la cooperativa que le comprara algo, ellas, que siempre la andaban rondando, la acusaban con la maestra porque no estaba haciendo fila. Si pasaba al bao, tena que soportar que la remedaran como caminaba ante las risas de los que se daban cuenta. Un da ya estaban en formacin y una de ellas avent a otra contra Julia, que llevaba un refresco. Julia vaci el resto que le quedaba del Boing en Susana y todava alcanz a darle dos golpes con el puo cerrado. Pocas cosas haba disfrutado tanto en su vida. Una vez ms Julia estaba en la Direccin, Manuel no estaba ah y su representacin de la planilla verde se tambaleaba como Susana Carren cuando le dio el primer puetazo. Ya no quera competir, se quera ir a su casa a jugar con su perro sin preguntas de su mam. La maestra Tayde apareci en la puerta recriminndola con la mirada. Julia no baj la vista y se pudo dar cuenta de que en el fondo no haba dureza en sus ojos. Ella me empuj, todo el tiempo me estn molestando. Caste en la provocacin, Julia. Pero s sabe que siempre me estn molestando? S, pero eso no te justifica. Vas a estar suspendida por tres das y vas a entregar un trabajo sobre la violencia tan extenso que no vas a tener tiempo de nada. Bueno, pero puedo dejar de representar a la planilla? No. Vas a terminar lo que empezaste y bien. Ya faltaban pocos das para el conteo de los votos y Julia estaba harta. Manuel ya casi ni la vea y cuando llegaba a sorprenderlo, se volteaba de inmediato. Eso ya no estaba resultando divertido. Julia estaba estirando un limpiatipo, viendo los hilitos tan porosos que se formaban y tan suaves al aplastarlos, cuando recibi un papel arrugado de una de sus amigas. A. O. y las de su salon estan aciendo papelitos en el salon de cantos y juegos. Julia, sin entender muy bien lo que pasaba, sospechando que no era nada bueno, pidi permiso para ir al bao. Subi las escaleras de preprimaria para poder asomarse al saln sin que fuera vista. Ah estaban. Sentados

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en ruedita recortando los papeles y ponindoles el sello de la escuela, falsificando boletas de votacin. A Julia le dieron ganas de llorar. No slo Manuel estaba haciendo trampa, sino que la haba traicionado. Varios nios de ambas planillas haban sido comisionados para hacerlas. Todo tena que ser muy exacto: papel lustre morado de ocho por diez centmetros, escritos a mquina con los nombres de todos los representantes y el sello de la escuela. Seguramente haban comprado el papel en la tienda de Los Chinos porque la mayora vivan en la colonia, pero sobre todo quin sabe cmo le haban hecho para conseguir el sello. Baj las escaleras de preprimaria y se dirigi al bao por si acaso la vean no se dieran cuenta de donde vena. De repente sinti una punzada en el estmago: Y si su mam pensaba que ella era la que haba hecho trampa? Y la maestra Tayde? Julia siempre la haba mirado con admiracin y no saba por qu pero crea que la maestra Tayde tambin vea en ella algo que le agradaba a pesar de todo. Sinti un alboroto en su estmago, como si sus tripas se estuvieran peleando. Tampoco se crea capaz de acusar a Manuel. A Susana Carren s, pero si la acusaba a ella, era lo mismo que acusarlo a l. Si

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no lo haca sera su cmplice, pero nadie tena por qu saber lo que haba visto, pero la que le haba aventado el papelito lo poda decir, pero... muchos peros, demasiados peros. Lo nico bueno que poda pasar era que la letra de la mquina de escribir que haban utilizado fuera distinta a la de la escuela y que eso los delatara. Iba caminando pensativa por el patio cuando su maestra le grit desde arriba que se tardara todo lo que quisiera, que al fin y al cabo ya le iba a poner falta. Julia le grit que no y se ech a correr escaleras arriba. Todo el resto del da Julia estuvo inquieta, no saba qu hacer. Le dola que Manuel no hubiera pensado que tambin le estaba haciendo trampa a ella. Le dola y le daba coraje al mismo tiempo. Julia se la pas toda la tarde en el columpio del parque pensando. Si al da siguiente lo acusaba, ya nunca volteara a verla, se enojara con ella y la posibilidad de que algn da volvieran a ser novios quedaba reducida a nada. Y si no lo acusaba, podra ser que l se sintiera tan bien por haberle ganado que tal vez hasta le volvera a hablar... Eso era horrible. As hasta le iba a caer gordo. Gordsimo. Lo podra odiar. Slo el da que su perrita Dina se haba perdido era tan triste como se. Al da siguiente se levant ms temprano que de costumbre, quera llegar pronto a la escuela aunque no supiera todava lo que iba a hacer. Manuel estaba con Susana Carren y las nias ostin al lado de los bebederos cuando entr. La miraron todos al mismo tiempo. Algo haba pasado. Ver coraje en los ojos de Manuel hizo que tomara una decisin. l haba he-

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cho trampa y si no lo acusaba iba a ser su cmplice y adems su cmplice para perjudicarla a ella. Pensndolo as, no se explicaba por qu haba tardado tanto en decir lo que saba. Ira en ese momento a hablar con la maestra Tayde. Pero entonces l ya nunca iba a ser su novio... No, no era tan fcil decidir. Julia estaba en clase de matemticas cuando una nia de su planilla de tercero lleg a decirle a la maestra que llamaban a Julia de la Direccin. La maestra Tayde estaba sentada en su escritorio y Manuel, Susana Carren y las ostin. Qu pas, Julia? pregunt severamente la maestra. Con qu? Con las boletas de votacin. Y por qu me pregunta a m? No seas majadera. Te estoy preguntando a ti porque t sabes! La maestra Tayde haba perdido la compostura. Manuel estaba en su clsica actitud: los brazos cruzados al pecho y la cabeza ligeramente echada hacia atrs indolente, retador y no le quitaba la vista de encima como dicindole que era una traidora. Ella no hizo nada dijo Manuel con tono indiferente. Contigo no estoy hablando, Orozco le dijo la maestra Tayde. Me imagino que Julia no iba a hacer boletas azules para que ustedes le ganaran, verdad?

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Entonces para qu la llam? Ella no tiene nada que ver repuso Manuel. La maestra Tayde estall en clera. Mira, jovencito, t no tienes porqu cuestionar lo que hago o dejo de hacer. Te queda claro? Lo que hiciste fue muy grave y an as tienes el descaro de tener esa actitud. Quin sabe qu tanto le sigui diciendo la directora a Manuel, Julia slo pensaba en que segua sin saber qu hacer. No quera que Manuel pensara que era una traidora, pero l ya la haba traicionado, aunque ahora tratara de exculparla. Los ojos de Isabel Carren eran cuchillos girando de coraje. Julia le sonri para hacerla enojar ms. Maestra Tayde dijo Julia, me va a castigar por no haber dicho lo que saba? Eso se llama complicidad. Lo sabes, no? S, maestra. Pero a los soplones en las pelculas siempre los matan... dijo Manuel entre dientes. Qu dices, Manuel? pregunt la directora con los ojos brillosos, casi fuera de rbita. Que a los soplones no los quiere nadie. Entonces no ha de ser muy bueno, no? La maestra Tayde se sali de sus casillas. Le dijo que no slo lo iba a expulsar definitivamente por lo del fraude, sino por irrespetuoso. Julia iba a ser expulsada una semana por no haber dicho lo que saba. Pudo haberse defendido alegando que ella apenas se haba enterado el da anterior, pero prefiri recibir el castigo sin decir nada. Al fin y al cabo, en el fondo, algo le deca que se lo mereca. Susana Carren y las nias ostin fueron expulsadas definitivamente. Julia fue a recoger su mochila al saln soportando las miradas curiosas de sus compaeros. Saban que haba sido expulsada, pero no saban por qu. Le dijo a la maestra en voz baja que haba sido suspendida y sali. Afuera, a media cuadra de la escuela, estaba Manuel esperndola. Ella camin hacia l con el estmago tan alborotado que se le figuraba que se poda escuchar el relajo de sus tripas. Ojal te hubiera acusado le dijo Julia fingiendo ms enojo del que senta. Y por qu no lo hiciste? No s.

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Inicio

Perfil

Julia Fernndez Alva

Muro Informacin Fotos Notas Amigos

Amigos (420) Manuel Orozco

Susana Carren

Sal Ricalde

Maestra Tayde

Julia hubiera querido preguntarle muchas cosas, pero no dijo nada. l tampoco. Ella fue sintiendo su mirada hasta que dobl la primera esquina. Tuvieron que pasar treinta aos para que Julia un da supiera de l en una red social. Lo encontr muy parecido al nio que recordaba. En la foto estaba con su hijo de la edad que l tena cuando lo conoci. Estaban en un bosque nevado, l abrazaba a la que supona era su esposa. Se vean como una familia feliz. A Julia le pareci de pronto que guardaba cierto parecido con ella. Desech casi inmediatamente la idea. Se qued pensativa, dud si ponerse en contacto con l. No terminaba de sentirse a gusto en las redes sociales y decidi no hacerse presente. Pens que esa nueva manera de relacionarse ya le haba dado algo bueno porque haba podido ver a Manuel una vez ms. Aunque fuera en foto. Aunque hubieran pasado ms de treinta aos. Aunque fuera slo una vez ms.

La nia ostin

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Para comentar la lectura


Las lecturas que contiene este libro son una seleccin de diversos gneros: poesa, relato, fbula, textos informativos, refraneros populares, entre otros. De la experiencia de la lectura brotan nuevas inquietudes, ideas e inters por temas distintos. Su propsito es abrir una puerta al conocimiento, pero tambin ser un espacio de entretenimiento, disfrute y convivencia. As, una vez que compartieron las lecturas, reconocieron personajes, historias y objetos, y quiz se detuvieron especialmente en un detalle que capt su atencin, a continuacin les sugerimos algunas preguntas que sern tiles para continuar los comentarios sobre las lecturas. Estas preguntas y muchas otras, tantas como su imaginacin proponga, les permitirn dialogar, enriquecer su lectura, atender a otros temas que tal vez en un principio pasaron desapercibidos y rearmar aquellos que les eran familiares.
El Batalln de San Patricio (p.10) Carlos Alberto Reyes Tosqui Los sapos son pjaros que cantan (p. 15) Beatriz Espejo Avanza jovenavanza! (p. 24) Estela Maldonado Chvez Las hadas (p. 27) Versin Aurora Consuelo Hernndez Despus de muertos, slo ores (p. 30) Luis Guillermo Silva Rojas El cuento chino de Cornelio (p. 35) Jos Gordon Primavera de papel (p. 42) Enrique Lepe Garca La luna de abril (p. 46) Miguel ngel Prez Rojas El coyote hambriento, prncipe de Texcoco (p. 51) Edna Marisol Torres Olvera Lotera Nacional (p. 53) Luis Mario Moncada El mito de Atlatl (p. 60) Antonio Domnguez Hidalgo Agujereado colador (p. 64) Laura Martnez Belli La monja roja (p. 70) Karolina Grissel Lara Ramrez Calaverita (p. 74) Francisco Hernndez La recompensa de Nefru (p. 77) Enrique Serna Rasgo de buen humor (p. 87) Manuel Acua
Quines eran los integrantes del Batalln de San Patricio? Cul fue la causa por la que luchaban? Qu informacin tienes relacionada con la invasin americana de 1847? Por qu al principe lo llamaron Xcamb? Cmo ayud el perico al prncipe Xcamb a encontrar el amor? Qu imaginas que sucedi cuando Xcamb encontr a la princesa? A qu se refiere la autora cuando dice que el joven debe atesorar su tiempo? Qu quiere decir que para los jvenes el aula es su batalla? Qu te gustara hacer cuando crezcas? Cmo se representa el bien y el mal en el cuento? Por qu premi el hada a la hermana menor? A dnde se diriga scar cuando se encontr a la anciana? Por qu la anciana decidi dejarle a scar sus pertenencias? Cules son las semejanzas entre el cuento de Murakami y la historia de Cornelio? Por qu se separaron por segunda vez los muchachos del cuento de Murakami? Cul fue el dato que ms llam tu atencin sobre la biografa de Murakami? Cmo se celebra en el pueblo de Quesera el Da de Muertos? Cmo se celebra la tradicin del da de muertos en el sur de la Repblica Mexicana? Qu tradiciones celebran en el lugar donde vives? Por qu no se celebr el Da del Nio en 2009? Qu precauciones se tomaron para evitar el contagio del virus de la influenza? En tu escuela qu medidas tomaron durante la epidemia de influenza? Por qu Acolmiztli cambi su nombre a Nezahualcyotl? A qu dedic su vida Nezahualcoyotl? Cmo fue el engao que le hicieron el licenciado y la seora al protagonista? Qu leccin aprendi el muchacho engaado? Qu era el atlatl? En qu consista la ceremonia que se realizaba en la en la parte plana de la pirmide? Qu representan los macehualli atlatl? Por qu no aceptaba Beatriz los comentarios amables o de aliento? Qu hizo el muchacho desconocido para ayudar a Beatriz? Quin es el agujereado colador? Qu hizo Elvia Carrillo Puerto? Cmo era la participacin social y poltica de la mujer en Mxico antes de 1953? Por qu es importante el voto para todos los ciudadanos? Quin fue Mozart? De sus obras ms famosas cules conoces? Qu se guarda en la tumba de los faraones? Por qu Nefru no saba leer? Cmo pudo salvar Nefru a su familia de la ruina? A quin van dedicados estos versos? Qu es lo que halagan los hombres a las mujeres?

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Antonio y los lectroides Prpuras (una aventura extraterrestre) (p. 90) Pedro ngel Palou Garca Igual que ayer (p. 100) Norma Guadalupe Ramrez Sanabria Oda a las libreras de usado (p.102) Antonio Domnguez Hidalgo La mujer que se cas con un mueble (p. 104) Marlene Guerin Hroe del equipo ecuestre (ancdota) (p. 108) Edna Marisol Torres Olvera Rita, la punk (p. 110) Sandra Lorenzano El n del curso de verano (y el principio de una nueva vida) (p. 120) M. B. Brozon Zazil (p. 126) Laura Martnez Belli La marimba y la luna (p. 131) Vivian Mansour Manzur La prueba (p. 137) Jos Agustn Escamilla Viveros Vuelo en-armnico (p. 143 y 144) Sergio M. Tenorio Sil El Seor Embajador (p. 149) Beatriz Espejo Las tres r (p. 153) Ximena Sifuentes Mar Autobiografa veloz (p. 157) Francisco Hinojosa Nicols Tesla, el inventor (p. 162) Carlos Chimal Un da de noviembre (p. 169) Javier Malpica La mudanza (p. 174) Elsa Cross Diez consejos para evitar un incendio (p. 178) Brbara Atilano Luna Lejano San Javier (p. 180) Inegi Julia y Manuel (p. 186) Carmina Narro

Por qu los lectroides prpuras van a buscar a Antonio? Para qu se llev P-309 a Antonio a su planeta? De qu otra manera te gustara que terminara la historia? Cules son los principales cambios que experimenta el personaje del cuento? Ahora que ests en 6, qu cambios has sentido? Qu se vende en las libreras de usado? Cul es el libro que ms te ha gustado? Cmo era el carcter de la hermana antes de casarse con el mueble? Ests de acuerdo con que al crecer se hacen cosas raras?, cmo cules? Por qu Humberto Mariles Corts era considerado un hroe? Por qu es importante conservar a alguien querido o importante en el recuerdo? Conoces a algn otro hroe como Humberto? Por qu a Rita la punk le gustaba llamar la atencin? Por qu se comunicaba Franc con Rita la punk a travs de un poema? Consideras que Rita la punk y Franc fueron valientes al salvar a los perros?, por qu? En dnde pasaran la ltima semana del curso de verano? Sabes cules son las medidas de precaucin que debes tomar en caso de temblor? Qu ocurri para que los aluxes dejaran de destruir la cosecha? Por qu slo algunas personas pueden ver a los aluxes? Por qu Chiich se sorprendi menos que Zazil cuando se encontraron por primera vez? Qu es una marimba? Para qu la mandaron hacer? Cul instrumento tocas o te gustara tocar? Cmo era el cachorro en qu reencarn el hombre viejo? Cmo demostr el viejo amor por su familia? Quin narra en la primera parte y quin en la segunda? Por qu el concierto fue inolvidable? Cules son tus rutinas? Qu hubieras hecho en el lugar del Seor Embajador ante el accidente de la gaviota? Qu opinas de los cuidados que le prodig la gaviota a su cra cuando se cay? Propn una accin por cada r. cmo puedes reconocer un desecho orgnico? Por qu son importantes para el autor el juego y el humor? Cmo comenz su amor por los libros? Qu consigui el autor con la lectura? Cul fue la principal aportacin de Nicols Tesla? Cmo te imaginas la vida en el siglo xix? Cmo sera la vida actual si no existiera la luz elctrica? Qu haca Mara cuando iba a las vas del tren? Qu le ocurri al pap de Mara cuando viaj en el tren? Para ti cul es el valor de la amistad? Por qu Esteban y la narradora eran buenos amigos? Cmo ocurri que dejaran de ser buenos amigos? Cmo evitaras un incendio? Cmo sabes a quin debes dirigirte cuando tengas una emergencia? Cul es la funcin de un entrevistador del Inegi? Dnde se localiza la poblacin de San Javier? Cules son los principales aspectos sobre los que platicaron para cada pregunta del cuestionario del censo? Cmo se hubieran resuelto los conictos de forma no violenta? Por qu Julia y Manuel no son capaces de tener una relacin sin violencia? Por qu Julia no quiso establecer contacto con Manuel utilizando la red social?

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Acerca de los autores


Cada uno de los autores de tu Libro de lecturas ha puesto su imaginacin y talento para que logres entrar a esos anhelados mundos de aventura, diversin y fantasa. Gracias a los textos que escri bieron pensando en ti, podrs conservar, ampliar o alimentar tu gusto por la lectura. Te invitamos a conocerlos! Antonio Domnguez Hidalgo. Profesor de educacin primaria, maestro en Lengua y Literatura Espaolas, doctor en Pedagoga, diplomado en Lenguaje y Literatura, especializado en lingstica y semitica. Naci en la Ciudad de Mxi co en 1944. Sus estudios los hizo en la Benemrita Escuela Nacional de Maestros, en la Escuela Normal Superior de Mxico y en el extranjero. Ha escrito hasta la fecha ms de 190 libros. Es catedrtico de la Escuela Normal Superior de Mxico desde 1967. Con ese carcter participa como asesor en la DGME en la revisin de los libros de texto gratuitos de Espaol para la educacin primaria. Aurora Consuelo Hernndez Hernndez. Catedrtica formadora de docentes por la Escuela Nacional para Maestras de Jardines de Nios. Se ha desempeado como jefa del departamento de Calidad de la Educacin (INEA), investigadora cientfica, en la Direccin General Adjunta de Contenidos y Mtodos Educativos, coauto ra de Mi cuaderno de trabajo, nivel preescolar (SEP, 1982), coautora del Libro para el maestro, 2 grado de educacin primaria (1981), coautora de los libros de texto de los seis grados de Espaol, primaria, 2010. Brbara Atilano Luna Estudi la licenciatura en Pedagoga en la Universidad Nacional Autnoma de Mxico. Ha participado en la elaboracin de las Guas articuladoras de apoyo a la docencia, as como en la revisin tcnico-pedaggica del libro Prevencin de la violencia y perspectiva de gnero para educacin primaria, editado por la SEP en colaboracin con el Programa Universitario de Estudios de Gnero (PUEG) de la UNAM. Actualmente estudia la maestra en Pedagoga en la Facultad de Filosofa y Letras de la misma universidad. Beatriz Espejo. Originaria de Veracruz, es maestra y doctora en Letras Hispnicas por la UNAM. Fund y dirigi la revista El Rehilete (1961-1971). Ha sido conferencista en diversas ciudades del pas y del extranjero. Su primera coleccin de textos breves La otra hermana (1958) apareci como el nmero uno de los ya clebres Cuadernos del Unicornio que editaba Juan Jos Arreola. Posterior mente escribi Biografa de Leonardo Da Vinci (1967), por encargo de Jos Revueltas. Es investiga dora de tiempo completo en el Instituto de Investigaciones Filolgicas y maestra de posgrado y licenciatura en la UNAM. Recibi el Premio Universidad Nacional en el rubro de Excelencia Ar tstica y Difusin de la Cultura (2008), la Medalla Bellas Artes (2009) y la Medalla Jaime Sabines (2011). Carlos Alberto Reyes Tosqui. Naci en la Ciudad de Mxico, en 1967. Estudi la licenciatura en Historia en la Escuela Nacional de Antropologa e Historia, la maes tra en Humanidades en la Universidad Autnoma Metropolitana, y actualmente estudia el doctorado en Historia en la UAM-Iztapalapa. Fue jefe de departamento en la Direccin General de Materiales Educativos por 13 aos, durante los cuales fue autor de 10 materiales educativos para educacin primaria y secundaria, entre los que se encuentran los Libros de Texto Gratuitos de Historia de la RIEB. Carlos Chimal. Novelista y escritor cientfico mexicano. Hizo estudios de Qumica y de Lengua y Literatura Hispnicas, ambas en la UNAM. Fue becario del INBA bajo la tutora de Augusto Monterroso. Como escritor cientfico fue becario del Consejo Britnico en la Universidad de Cambridge. Forma parte del grupo de escritores cientficos adscritos al CERN en Ginebra, as como del Instituto de Astrofsica de Canarias. Ha sido tres veces becario del Hawthornden Cast le for Writers, en Escocia.

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Tambin ha sido becario del Sistema Nacional de Creadores de Arte. Carmina Narro. Dramaturga, directora de escena, cuentista y guionista. Naci en Sinaloa, Mxico. Egresada del Ncleo de Estudios Teatrales (NET) con Hctor Mendoza. Estudi dramaturgia en el taller de Hugo Argelles y anlisis teatral con Vicente Leero; direccin de escena con Juan Jos Gurrola, de quien fue asis tente de direccin. A los 22 aos escribi y dirigi su primera obra: Recuerdos de Bruces, con la que gan el premio Salvador Novo de la UCCT, en 1992. Obtuvo el premio Bravo a la mejor comedia del critor. En ao, en 1996, por su obra Credencial de es 2005, estren en Nueva York el libreto de su pera Loveless (La pera del desamor) con msica de Jorge Sosa, y su obra Round de sombras con actores del Actors Studio y msicos del Mannes College of Music de la New School Uni versity. Edna Marisol Torres Olvera. Licenciada en Pedagoga egresada de la Facultad de Filosofa y Letras de la UNAM. Durante el 2008 y 2009 desarroll actividades relacionadas con la investiga cin educativa como becaria en el Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educacin de la UNAM. Actualmente proporciona asesora pedaggica en la Direccin General de Materiales Educativos de la SEP. Elsa Cross. Poeta mexicana nacida en 1946. Tiene maestra y doctorado en Filosofa por la UNAM, donde es profesora titular de Filosofa de la religin, adems es miembro del Sistema Nacional de Creadores. Ha publicado veintids libros de poemas. Los ms recientes son: El vino de las cosas (2005), Bomarzo (2009) y Nadir (2010). Tambin es autora de los libros para nios El himno de las ranas (1992 ) y Ta Chita y Jernimo (2006). Entre los premios que ha reci bido se encuentran: Premio Nacional de Poesa Aguascalientes (1989), Premio Internacional de Poesa Jaime Sabines (1992), Premio Xavier Villaurrutia

(2007) y Premio Roger Caillois para autores latinoamericanos (Pars, 2010). Enrique Lepe Garca. Originario de Colima, Mxico. Estudi en la Normal de Maestros de Ciudad Guzmn, Jalisco. Es licenciado en Educacin Media con especialidad en Lengua y Litera tura Espaolas y curs la maestra en Investigacin Educativa en la Universidad de Colima. Ha trabajado como profesor de educacin primaria y maestro de espaol en la educacin secundaria de 1986 a 2001. De 1996 a la fecha ha impartido cursos y talleres de actualizacin a maestros de educacin bsica en el mbito de la enseanza del espaol, temas especializados en el lenguaje y en la formacin de lectores. Enrique Serna. Narrador y ensayista nacido en la Ciudad de Mxico. Estudi Letras Hispnicas en la UNAM. Ha publicado las novelas Uno soaba que era rey (1989), do a los aniSeorita Mxico (1991), El mie males (1995), El seductor de la patria (1999), ngeles del abismo (2003), Fruta verde (2006) y La sangre erguida (2010); los libros de cuentos Amores de segunda mano (1991) y El orgasmgrafo (2001); y las colecciones de ensayos Las caricaturas me hacen llorar (1996) y Giros negros (2008). Ha ganado el premio Mazatln de Literatura, el Premio de Narrativa Colima y el Premio Antonin Artaud. Sus libros se han traducido al francs, al italiano, ingls y portugus. Estela Maldonado Chvez. Naci en la Ciudad de Mxico, en 1933. Egresada de la Escuela Nor mal de Maestros en la Generacin (1951). Es miembro fundadora, en 1968, del Sistema Nacional de Enseanza Secundaria por Televisin, ahora Telesecundaria. Profesora de Espaol y de Enseanza Secundaria por Televisin. Se ha desempeado como profesora en el Instituto Politcnico Nacional, y durante veinte aos como directora general en el Colegio Israelita Beth Yaacov. Escribe poesa infantil y colabora actualmente en la DGME, como revisora tcnico pedaggica de los libros de texto.

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Francisco Hernndez. Poeta mexicano nacido en San Andrs Tuxtla, Veracruz, en 1946. Es una de las voces representativas de la nueva poesa mexicana. Su poesa es muy verstil y maneja con igual vigor los temas sensuales, el humor negro y la aoranza. En 1982 obtuvo el Premio Nacional de Poesa de Aguascalientes, en 1993 el Premio Carlos Pellicer por obra publicada, y en 1994 el Premio Xavier Villaurrutia. Actualmente es becario del Sistema Nacional de Creadores de Arte del Fonca. Foto: Sofa Hernndez Francisco Hinojosa. Naci en la Ciudad de Mxico, el 28 de febrero de 1954. Poeta, narrador y editor. Estudi la carrera de Lengua y Literatura Hispnicas en la Universidad Nacional Autno ma de Mxico. Una gran parte de su obra ha sido dedicada a la literatura para nios y jvenes. Ha impartido talleres de literatura infantil en distintos pases. Ha publicado, entre otros, los siguien tes libros: A golpe de calcetn, Cuando los ratones se daban la gran vida, Anbal y Melquades, Amads de anis... amads de codorniz y La peor seora del mundo. Javier Malpica. Naci en la ciudad de Mxico en 1965. Despus de estudiar la licenciatura en F sica, realiz el diplomado en Creacin Literaria en la Escuela de Escritores de la Sogem. Ha escrito ms de diez dramas (varios en coautora con su hermano Antonio), la mayor parte de ellos han sido llevados a escena. Entre sus obras destacan: Cartas en el asunto, El ltimo viaje, Pap est en la Atlntida. Ha recibido varios premios y reconocimientos en literatura infantil. Jos Agustn Escamilla Viveros. Naci en la Ciudad de Mxico en 1960. Curs la carrera de Periodismo y Comunicacin Colectiva en la Universidad Nacional Autnoma de Mxico. Desde 1990 comenz a trabajar en el mbito editorial cuando ingres como corrector de estilo y ortoti pogrfico

en el Semanario Punto. Tambin trabaj en Limusa, Pearson Educacin de Mxico, entre otras editoriales. Desde 1996 trabaja como editor en la DGME de la Secretara de Educacin P blica. Jos Gordn. Novelista, escritor de ensayos y traductor. Es autor, entre otros libros, de Tocar lo invisible, El libro del destino, El novelista miope y la poeta hind. Junto con Guadalupe Alonso escribi el libro Revelado instantneo, las claves de la memoria, un registro de sus conversaciones con algunos de los creadores sobresalientes de nuestro tiempos, entre ellos, Elie Wiesel, Nadine Gordimer, Juan Goytisolo, Pierre Alechinsky, Philip Glass y Yehuda Amijai. Actualmente escribe la columna de ciencia y arte en la Revista de la Universidad, espacio en donde tambin publica sus entrevistas. Es cribe y conduce una serie de cpsulas televisivas llamadas Imaginantes, ganadora en NewYork Film Festival. Karolina Grissel Lara Ramrez. Egresada de la licenciatura en Pedagoga por la Universidad Nacional Autnoma de Mxico. Ha impartido clases en preescolar y participado en la elaboracin de Guas articuladoras de apoyo a la docencia, as como en la revisin tcnico-pedaggica del libro Prevencin de la violencia y perspectiva de gnero para preescolar y primaria, editado por la SEP y el Programa Universitario de Estudios de Gnero de la UNAM. Actualmente colabora en la eva luacin de materiales educativos para primaria y secundaria. Laura Martnez Belli. Originaria de Espaa. Estudi Ciencias de la Informacin e Historia del Arte en la Universidad Complutense de Madrid, y en 1995 se traslad a Mxico donde continu sus estudios en la Universidad Iberoamericana. En 1998, regres a Espaa y colabor en institu ciones dedicadas a la proteccin del patrimonio artstico, hasta que en 2004 retorn a Mxico, donde estableci su residencia. En 2007 public su primera novela titulada Por si no te vuelvo a ver, a la que le sigui El ladrn de clices que se convirti en un xito de ventas.

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Luis Guillermo Silva Rojas. Estudi Comunicacin en la UNAM y Msica (piano y direccin de orquesta) en el Conservatorio Nacional de Msica. Ha sido coordinador de medios en diversas campaas polticas. Tambin se ha desempeado como locutor de radio, y actualmente es produc tor y conductor independiente de radio en un sitio electrnico con un programa semanal. Luis Mario Moncada Gil. Actor, escritor dramtico, investigador y docente originario de Hermo sillo, Sonora. Egresado con mencin honorfica de la licenciatura en Literatura Dramtica y Teatro de la UNAM. Como actor ha participado en Los negros pjaros del adis (1999), Hans Quehans, las opi niones de un payaso (2000) y ms recientemente Mamut o la prehistoria del sexo (2009). Ha sido titular del Centro Nacional de Investigacin Teatral Rodolfo Usigli (citru), de la Direccin de Teatro y Danza de la UNAM, coordinador del Colegio de Literatura Dramtica y Teatro de la Facultad de Filosofa y Letras de la UNAM y durante siete aos fue director del Centro Cultural Helnico. M. B. Brozon. Narradora y guionista de cine y radio. Naci en la Ciudad de Mxico en 1970. Es egresada de la carrera de Comunicacin por la Universidad Iberoamericana. Ha estudiado varios diplomados de creacin literaria en la Escuela de Escritores de la Sogem, de donde es actualmente consejera adjunta de la rama de literatura. Ha escrito libros de narrativa para nios, como Memorias de un amigo casi verdadero (2008); El vrtigo (2006); Alguien en la ventana (2006); Historia sobre un corazn roto y tal vez un par de colmillos (2002); Un ngel en la azotea y otros cuentos de Navidad (1999) y Cuentos de monstruos para nios (1999). Foto: Salvador Castaeda, CNL-INBA Manuel Acua (1849-1873) Poeta y dramaturgo considerado uno de los ms destacados y caractersticos representantes del romanticismo mexicano. Es conocido tambin por su faceta de poltico y periodista de ideas liberales y positivistas.
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Marlene Guerin. Naci en la Cuidad de Mxico. Estudi cine en la Asociacin Mexicana de Cineastas Independientes (AMCI) y se titul de la carrera de Comunicacin con el subsistema de Cine en la Universidad Iberoamericana. Su cortometraje Ergo, te amo fue el ganador del Premio del Ju rado en Quickflick Film Festival Junio 2009, que a su vez fue seleccionado por Quickflick World para mostrarlo en diez cuidades, incluyendo Tokyo, Londres, Buenos Aires, Sao Paulo, Berln, Barcelona, Nueva York, Mumbai y Beijing. Actualmente trabaja en la preproduccin de un largo metraje escrito por ella. Miguel ngel Prez Rojas. Naci en la Ciudad de Mxico el 10 de diciembre de 1994. En primer grado de primaria fue diagnosticado con trastorno por dficit de atencin e hiperactividad, por lo que recibi apoyo a travs de la msica y la lectura. Actualmente estudia msica y el primer ao de bachi llerato. Norma Guadalupe Ramrez Sanabria. Licenciada en Pedagoga, egresada de la Universidad Nacional Autnoma de Mxico. Desde hace tres aos participa en la Direccin General de Mate riales Educativos como revisora tcnico pedaggica para la asignatura de Espaol. Actualmente se desempea como docente en la escuela Primaria Mara Patio Vda. de Olmedo de la Ciudad de Mxico. Pedro ngel Palou Garca. Escritor mexicano nacido en la ciudad de Puebla. Licenciado en Lingstica y Literatura Hispnica, maestro en Ciencias del Len guaje por la Benemrita Universidad Autnoma de Puebla, doctor en Ciencias Sociales por El Colegi de Michoacn. Es autor de novelas, ensayos literarios, crnicas histricas, y se le reconoce como miembro de la generacin del crack, junto con Ignacio Padilla y Jorge Volpi. Algunos de sus libros son: Con la

muerte en los puos, Quien dice sombra, Zapata (2006), Morelos: morir es nada (2007), Pobre patria ma, La profundidad de la piel (2010). Sandra Lorenzano. Escritora y crtica literaria. Doctora en Letras (UNAM), especialista en arte y literatura latinoamericanos. Fue durante diez aos miembro del Sistema Nacional de Investigado res, y actualmente lo es del Sistema Nacional de Creadores de Arte. Es vicerrectora acadmica de la Universidad del Claustro de Sor Juana, donde fund y dirige el Programa de Escritura Creativa. Cre y conduce el primer taller literario radiofnico de Mxico: En busca del cuento perdido, que se transmite semanalmente por varias estaciones del Instituto Mexicano de la Radio. Sergio M. Tenorio Sil. Arquitecto egresado de la FES Acatln UNAM. Ha cursadoestudios de cuento y ensayo en la Casa del Lago. Actualmente realiza es tudios de Filosofa en la Facultad de Filosofa y Letras de la UNAM.

Vivian Mansour Manzur. Es una reconocida autora de literatura infantil, entre los cuales destacan Fuiste t y El enmascarado de lata, Ladridos en el infinito, El peinado de la ta Chofi, La gran huida, La vida til de Pillo Polilla, novela juvenil ganadora del Premio de Literatura Infantil y Juvenil 1995, y Familias familiares, novela juvenil ganadora del certamen A la Orilla del Viento (1997) del Fondo de Cultura Econmica. Ximena Sifuentes Mar. Estudi la preparatoria agrcola en la Universidad Autnoma de Chapin go, ha participado en diferentes actividades dirigidas a la concientizacin ambiental y ecolgica como: el Pepenafest, organizado por el Gobierno del Distrito Federal, la Secretaria del Medio Ambiente y algunas ONG, reforestacin en una comunidad mazahua del Estado de Mxico orga nizada por la ONG Manos a la tierra y talleres de vinculacin estudiantil en los estados de Oaxaca, Veracruz y Chihuahua. Actualmente estudia la licenciatura en Agronoma en la Universidad Au tnoma Metropolitana.

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Estndares nacionales de habilidad lectora


El desarrollo de la habilidad lectora es determinante para afinar las competencias en todas las reas del conocimiento, tanto en la escuela como en otros mbitos de la vida. Mediante la lectura se desarrollan las capacidades de observacin, atencin, concentracin, anlisis y pensamiento crtico. No menos importante es la cualidad de la lectura de ser un espacio para la diversin y para satisfacer la curiosidad sobre innumerables temas de inters. Para que el acto de lectura ocurra a plenitud se requieren dos procesos: en un primer nivel, la decodificacin de las palabras; en un segundo nivel, la comprensin del significado del texto. El lector deber ser capaz de entender y reflexionar sobre lo que lee. En este sentido, la Secretara de Educacin Pblica pone a disposicin de quienes acompaan a los nios en el desarrollo de su habilidad lectora determinados estndares que establecen el nmero de palabras por minuto que se espera que los alumnos de educacin bsica puedan leer en voz alta al terminar el grado escolar que cursan. Tales estndares no pretenden forzar a los nios a alcanzar los valores mximos, sino darles seguimiento y parmetros de referencia que los respalde en el proceso de mejora constante.
Nivel Grado 1 2 Primaria 3 4 5 6 1 Secundaria 2 3 Palabras ledas por minuto 35 a 59 60 a 84 85 a 99 100 a 114 115 a 124 125 a 134 135 a 144 145 a 154 155 a 169

En el acompaamiento de los nios en el desarrollo de su habilidad lectora, usted puede jugar un papel muy importante. stas son algunas sugerencias: 1. Lea en voz alta los primeros cinco minutos, para que su lectura sirva de modelo (si usted no sabe leer, entonces es de gran utilidad que escuche al nio cuando l lea). 2. Invite al nio a que lea en voz alta los siguientes diez minutos. 3. Al finalizar la lectura, platique con l sobre lo que leyeron, acerca de sus reflexiones e inquietudes que les gener la lectura. 4. Revise con el nio las palabras que omiti o que se le dificultaron al momento de leerlas. Conviene que por lo menos cada ocho das cuente las palabras que lee el nio en un minuto y lleve un registro para observar su avance.

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SEP
DIRECCIN GENERAL DE MATERIALES E INFORMTICA EDUCATIVA
Direccin de Desarrollo e Innovacin de Materiales Educativos Versalles 49, tercer piso, Col. Jurez, Delegacin Cuauhtmoc, C.P. 06600, Mxico, D.F.

Datos generales Entidad: Escuela: Turno: Matutino Vespertino Escuela de tiempo completo

Nombre del alumno: Domicilio del alumno: Grado:

Referencias iconogrficas
Para la publicacin de este Libro de lecturas. Sexto grado de primaria, decidimos recurrir a la obra de litgrafos y grabadores para dar a conocer a las nuevas generaciones las tcnicas utilizadas en este tipo de propuesta plstica. Las obras aqu publicadas estn protegidas por las leyes de derechos de autor y su reproduccin en este libro ha sido con nes educativos.
Busch, Wilhlem, Sammlung mit Max und Moritz, Brawn Sdneider, Mnich. Catlogo ilustrado de ferretera, Mxico, sin datos. Consolidated Dental Manufacturing Company. Illustrated and Descriptive Catalogue, Nueva York, Consolidated Dental Manufacturing Company, 1899. Enciclopedia Ilustrada Segu. Diccionario Universal, Barcelona, Centro Editorial Artstico de Miguel Segu, 3 tomos, 1943. Estrin, Michael, 2,000 Designs. Forms and Ornaments, Nueva York, WM Penn Publishing, 1947. Figuier, Louis, Le Savant du Foyer. Ou Notions Scientiques Sur les Objects Usuels de la Vie, Pars, Librairie de L. Hachette et Cie, 1864. George, Ross F., Arte de hacer carteles a pluma o pincel, Pensilvania, Hunt Pen Company, 1952. Grabado de la primera imprenta en Mxico, 1534 (primera en el continente americano), Other Images. Guptill, Arthur L., Drawing Whith Pen and Ink and a Word Concerning the Brush, Nueva York, The Pencil Points Press, 1930. Handbook of Designs and Motif, Nueva York, Tudor Publishing Company, 1950. Harter, Jim, Animal. 1914 Copyright-Free Illustrations, Nueva York, Dover Publications, 1979. Harter, Jim, Hands. A Pictorial Archive from Nineteenth-Century Sources, Nueva York, Dover Publications, 1980. Harter, Jim, Men. A Pictorial Archive from Nineteenth-Century Sources, Nueva York, DoverPublications, 1980. Harter, Jim, Women. A Pictorial Archive from Nineteenth-Century Sources, Nueva York, Dover Publications, 1982. La sagrada biblia, trad. de D. Felipe Scio, Barcelona, Grande establecimiento tipogrco editorial de Ramn Molinas, 2 tomos, 1865. Lehner, Ernst, Symbols, Signs and Signets, Nueva York, Dover Publications, 1950. Mendenhall, John, Scan this Book Two, Nueva York, Art Direction Book Company, 1996. Nessbitt, Alexander, 200 Decoratives TitlePages. An Anthology of Copyright-Free Illustrations for Artists and Desingners, Nueva York, Dover Publications, 1992. Olian, Joanne, Childrens Fashions 1860-1912. Designs from La Mode Illustre, Nueva York, Dover Publications, 1944. Quinn, Gerard, The Clip Art Book, Nueva York, Crescent Book, 1990. Saunders, J. B. de C. M. y Charles D. OMalley, The Illustrations from the Works of Andreas Versalius of Brussels, Nueva York, Dover Publications, 1950. The Deance Machine Works, Catalogue 194, Ohio, Deance, 1850. Websters New International Dictionary, 2a. ed., Springeld, Merriam Company Publishers, 1953.

Libro de lecturas. Sexto grado, se imprimi por encargo de la Comisin Nacional de Libros de Texto Gratuitos, en los talleres de &&&&, con domicilio en &&&&, en el mes de &&& de 2012. El tiraje fue de &&& ejemplares.

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