Vii. Alquimia y Espagiria
Vii. Alquimia y Espagiria
Vii. Alquimia y Espagiria
ALQUIMIA Y ESPAGIRIA
Es de suponer que gran nmero de sabios qumicos -y asimismo ciertos alquimistas- no
compartirn nuestros
puntos de vista. Pero ello no basta para detenernos. Aunque tuviramos que pasar por ser
partidarios decididos de las
teoras ms subversivas, no temeramos desarrollar aqu nuestro pensamiento, pues
estimamos que la verdad tiene
muchos ms atractivos que un vulgar prejuicio, y que, en su misma desnudez, resulta
preferible al error mejor
revestido y ms suntuosamente arropado.
Todos los autores que desde Lavoisier han escrito sobre la historia qumica, coinciden en
profesar que nuestra
qumica proviene, por filiacin directa, de la vieja alquimia. En consecuencia, el origen de
una se confunde con el
de la otra. A la alquimia, se dice, le debera la ciencia actual los hechos positivos sobre los
que ha sido edificada,
gracias a la paciente labor de los alquimistas antiguos.
Esta hiptesis, a la que se poda haber concedido tan slo un valor relativo y convencional,
est admitida hoy como
verdad demostrada, y la ciencia alqumica, despojada de su propio fondo, pierde todo
cuanto era susceptible de
motivar su existencia y de justificar su razn de ser. Vista as, a distancia, bajo las brumas
legendarias y el velo de
los siglos, no ofrece ya sino una forma vaga, nebulosa, sin consistencia. Fantasma
impreciso, espectro mentiroso, la
maravillosa y decepcionante quimera bien merece ser relegada a la categora de las
ilusiones de antao, de las falsas
ciencias, tal como pretende, por otra parte, un eminente profesor 1 .
Pero donde las pruebas seran necesarias, donde hay hechos que se afirman indispensables,
se contentan con
oponer a las pretensiones hermticas una peticin de principio. La Escuela, impaciente,
no discute, sino que zanja.
Pues bien; nosotros, a nuestra vez, certificamos, proponindonos demostrar que los sabios
que de buena fe han
adoptado y propagado esta hiptesis, han errado por ignorancia o defecto de penetracin.
No comprendiendo sino en
parte los libros que estudiaban, tomaron la apariencia por la realidad. Digamos, pues, sin
ms, puesto que tantas
personas instruidas y sinceras parecen ignorarlo, que la antepasada real de nuestra qumica
es la antigua espagiria
y no la ciencia hermtica misma. Existe, en efecto, un profundo abismo entre la espagiria y
la alquimia, y esto es
precisamente lo que nos esforzaremos en determinar en tanto, por lo menos, que sea
posible, sin ir ms all de los
lmites permitidos. Esperamos, sin embargo, profundizar lo bastante el anlisis y dar las
precisiones suficientes para
alimentar nuestra tesis, felices, al menos, de dar a los qumicos enemigos del prejuicio un
testimonio de nuestros
buenos deseos y de nuestra solicitud.
Hubo en la Edad Media -verosmilmente, incluso, en la antigedad griega, si nos referimos
a las obras de Zsimo y
de Ostanes- dos grados, dos rdene