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Cuatro Calles y Un Problema

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Cuatro calles y un problema" Graciela Montes

Haba una vez un chico, ms bien chico, que tena un problema muy grande.
El chico se llamaba Panchito.
El problema no se llamaba Panchito ni de ninguna otra manera.
Los problemas, en general, no tienen nombre.
Panchito tena un problema porque le faltaban cuatro calles y se le estaba haciendo muy tarde.
cuatro calles no son tantas calles pens Panchito mientras caminaba a ratos y, a ratos,
corra.

Pero en cuatro calles pueden suceder muchas cosas.
Cuando estaba a punto de llegar a la primera calle, Panchito tuvo la ocurrencia de mirar hacia
arriba, y vio una nube, una nube de nada, una nube poca cosa, blanca redonda y tan solitaria
en el cielo.
- Una nube es una nube, y nada mas- dijo Panchito sin detenerse ni un momento.
Pero no todas las nubes son iguales, y sta empez a crecer y a crecer.
Creci inmensamente, creci hasta tapar el sol y todo el cielo.
De blanca que era, se puso gris y despus negra, hasta echar relmpagos por todos los
rincones.

Empez a llover. Llovi a chorros, a cntaros, a mares.
La ciudad de Panchito se inundo. Por las esquinas corran ros caudalosos y caan cataratas de
todos los balcones. Panchito no tuvo ms remedio que ponerse a nadar. Y nado y nado tanto
que llego al Uruguay.
Por suerte paso por ah una lancha que lo llevo de vuelta hasta el puerto de su ciudad y luego
un camin que lo dejo justo en la calle que estaba por cruzar cuando empez a llover.

Panchito echo a correr y enseguida cruzo la calle. De modo que faltaban solo tres.
- Tres calles no son tantas calles- dijo panchito sin dejar ni por un momento de correr.
Pero en tres calles pueden suceder muchas cosas.
Cuando estaba a punto de cruzar la segunda calle, Panchito sinti que lo despeinaba un viento.
- El viento es el viento, y nada mas- dijo Panchito.
Pero hay vientos y vientos, y no todos los vientos son iguales.
Este empez a soplar ms fuerte. Mucho muchsimo ms fuerte.
De viento que era, se convirti en ventarrn y despus en huracn.
Arranco los arboles de raz y los arrojo por el aire. Hizo girar casas como helicpteros en el
cielo.
Todo, todo se vol. Tambin se vol Panchito. Vol a gran velocidad, envuelto en el viento, y
termino aterrizando en un bosque de Canad.
Al cabo de un tiempo encontr a una persona muy amable que le prest dinero para comprar
un pasaje de avin. Y as pudo volver a su ciudad en mes, una semana y cinco das ms tarde.

Corri hasta llegar a la calle que estaba a punto de cruzar cuando se vol con el viento.
Y la cruz sin ms. De modo que ya no le faltaban ms de dos calles.
- Dos calles no son tantas calles- dijo Panchito moviendo las piernas como remolinos.
Pero en dos calles pueden suceder muchas cosas.
Cuando estaba por llegar a la tercerz calle, Panchito le dio una patada a una piedrecita.
La piedrecita tuvo la mala idea de ir rodando, rodando hasta caer en un pozo.

- Un pozo es un pozo y nada mas- dijo Panchito, pero no resisti la tentacin de asomarse.
Entonces not que no todos los pozos son iguales, y que ste era un pozo muy profundo.
De tanto asomarse, Panchito cay. Y sigui cayendo y cayendo hasta llegar al centro de la
tierra. Se dio cuenta de que haba llegado al centro de la tierra porque haba un cartel que
deca: Aqu centro de la tierra. Para llegar a china suba los escalones.
Panchito subi 525.408 (quinientos veinticinco mil cuatrocientos ocho) escalones y lleg hasta
China.
Le cost muchsimo hacerse entender, y fue por eso por lo que tardo medio ao, cinco meses y
una semana en regresar a la calle que estaba a punto de llegar cuando se cay por el pozo.
Corri hasta la esquina pensando que ya no le faltaba tanto.
Pero en una calle pueden suceder muchas cosas.

Cuando iba a llegar a la ltima calle, Panchito se tropez con un gato amarillo.
- Un gato es un gato, y nada mas- dijo panchito.
Pero est claro que no todos los gatos son iguales.
Y ste, ms que un gato, era un gatazo. Ms que un gatazo, era un tigre hecho y derecho, con
rayas negras y dientes blancos y luminosos.
- Roarr!- rugi el tigre, y le mostr una garra.
Panchito ech a correr. Corri muchsimo y sin parar. Corri das y noches. Tanto corri que
dio la vuelta entera al mundo y termin por regresar a su calle; pero, eso s, unos cuatro aos,
nueve das y quince horas ms tarde.

Entonces aprovech para correr un poco ms y terminar de cruzarla ultima calle.
- Parece que por fin he llegado- dijo Panchito pasndose la mano por la frente, y se acerc a
una casa gris que tena un cartel en la puerta.
Toc timbre. La puerta se abri y apareci un dragn.
Un dragn enorme, verde, de ojos rojos, que echaba fuego por la boca y que dijo:
- Hooolaaa, Panchitoooo!...-.
Esta vez, Panchito no ech a correr porque mir mejor y vio que no era un dragn, sino un
seor alto, de barba roja y bata verde.
- Por fin, Panchito- dijo el seor alto mientras lo invitaba a pasar. - Crea que no venas ya. Es
un poco tarde. Vamos! Al silln! A ver si sacamos de una vez por todas esa muela.
- Hola, doctor Ruiz- dijo Panchito.
Le temblaban un poco las piernas, pero seguramente era de haber corrido.

Panchito se sent en el silln, que era muy cmodo pero un poco grande, y el doctor Ruiz le
dejo jugar con el agua, tambin le dejo hacer sonar el torno.
Despus, le dio un liquido que haca cosquillas y le sac la muela, casi, casi sin que Panchito se
diese cuenta.
Panchito guardo la muela dentro de su pauelo y se baj del silln.
El doctor Ruiz lo acompao hasta la puerta y le dijo:
- Suerte con el ratoncito, Panchito. Y la prxima vez no llegues tan tarde-.
Entonces Panchito le dijo adis al doctor Ruiz y se volvi caminando las cuatro calles hasta
llegar a su casa.
Pero en cuatro calles un pueden suceder muchas cosas, y a l no le sucedi nada importante.

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