Jellinek Georg Teoria General Del Estado
Jellinek Georg Teoria General Del Estado
Jellinek Georg Teoria General Del Estado
DE LA NATURALEZADEL ESTADO
58 La escuela estoica es la primera que se ha ocupado de un modo profundo del proble-
ma del principio de unificacin. Vase la notable exposicin que hace de ello Goppert,
ber einheitliche, ZlIsammellgeselze und Gesamt-Sachen, 1871, pp. 10-11. Tambin la doc-
trina moderna del Estado ha buscado el principio de la unidad de pueblo y Estado. Vase
. Grotius, 11, 9, 3-4, YPufendorf, VIll, 12. La investigacin fundamental y sistemtica de este
" problema de la teora del conocimiento puede verse en Sigwart, 11, pp. 32-33,117-118,244-
245. Sobre lo que hay de relativo en el conceplo de la unidad en la literatura moderna,
"Simrnel, Geschichtsphilosophie, pp. 96-97, YJellinek, System, pp. 20-21.
a unidades, cada una de las cuales tiene que descansar en un
de unificaci6n, y este principio que nos ha de dar la unificacin
las relaciones de voluntad es el que se nos presenta como Estado.58
unidades espaciales y unidades temporales. Lo que en el espacio y
Ken el tiempo se nos presenta como limitado con respecto a algo, lo con-
i'{tebimos como una unidad. Estas unidades exteriores y mecnicas no
bastan para explicar el Estado. Una masa de hombres limitada con res-
a otra, mediante un territorio, tampoco es un Estado. Existe ade-
;/'ms otro orden de unidades: unidades causales. Todo lo que se puede
rreducir a una causa comn vale como una unidad. Estos elementos cau-
''':\'' sales unitivos existen en el Estado, pero no bastan para hacerle aparecer
'como una unidad general. El pueblo se nos presenta como una unidad
rme, porque est constituido por la procedencia comn de la raza, o sea,
de los miembros que lo componen. Cuando se trata de nuevas fundacio-
nes de Estado o de una disminucin en el mismo, falta esta razn causal
O es menor su influjo, como sucede, en un reducido lmite, en el curso
normal de las cosas mediante la emigraci6n y la inmigracin. Constitu-
'yen el tercer gnero las unidades formales. Junto a la forma permanente
se nos aparece una variedad que, no obstante las transformaciones y
.' .cambiosde sus partes, tiene siempre el mismo objeto. Tambin el Estado
: ofrece elementos formales y permanentes. Las instituciones estatistas
presntanse en la historia, durante largos periodos, con formas que perma-
necen invariables, y que permiten construir una representacin unitiva,
.. no obstante los cambios experimentados. Los parlamentos, los ministe-
ros, los ejrcitos, etc., los concebimos como unidades en su transforma-
cin histrica, esto es, como formas ms o menos constantes y que slo
lentamente se modifican. Las universidades, escuelas y regimientos cele-
bran sus centenarios gracias a que, a pesar de los cambios de su organi-
zacin y de su constitucin, han conservado ciertos elementos formales
que mantienen en ellas un carcter inequvoco; pero la categora de las
unidades formales tampoco sirve por s sola para ordenar la variedad de
,,' las relaciones estatistas.
Existen finalmente unidades teleolgicas. Una variedad que aparezca
puramente con un fin, siempre el mismo, tendremos que considerarla
necesariamente como una unidad que habr de ofrecer tanta ms fuer-
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DOCTRINA GENERAL SOCIAL DEL ESTADO 190
continuidad de las relaciones humanas, sino que ms bien, todo el saber',
y el poder del pasado ha de vivirse y remozarse en cada nueva genera-j
cin, mediante las enseanzas y experiencias que sta haya creado, y este.;,
proceso corresponde principalmente a la esfera de la conciencia. Rara
consideramos los hechos que nos muestran de un modo incuestionable'
que la existencia de los individuos es efecto no s610 de las fuerzas natu-.
rales que crean de una manera inconsciente, sino tambin de las acconesi
voluntarias, reflexivas, conscientes. El hambre y el impulso sexual son]
poderes naturales, pero su satisfaccin descansa sobre actos voluntarios)
La procreacin y la formaci6n de una generacin nueva,
no pueden explicarse meramente por impulsos ciegos y naturales, como lo
prueban los fenmenos ascticos, la limitacin artificial de la propagad
cin, la muerte y los malos tratos o el abandono de los nios en
pueblos salvajes, hechos que, ciertamente, han sido causas que han con.'1
tribuido a hacer morir a algunas razas. Nada, pues, de lo que descansa
permanentemente sobre la voluntad humana puede llamarse poder na-]
tural o pura formacin naturalista, so pena de negar toda distincin entre,'
el hecho exterior mecnico y el interior psicolgico, con lo que nos colo- ';,
caramos sobre una base metafsica.
Determinado de una manera ms concreta el Estado, diramos que..;.
consiste en relaciones de voluntad de una variedad de hombres.
el sustrato de este Estado hombres que mandan y hombres que obede-a
cen, pero el Estado posee adems un territorio; mas si se considera
fondo de las cosas, se vendr a reconocer que este territorio es un ele, .,.
mento que va adherido al hombre. La propiedad de ser sedentario es
algo que va unido al hecho de vivir los hombres en un Estado, y todos
los efectos jurdicos del territorio (como habremos de ver ms tarde) tie-
nen su raz en la vida interna de los hombres; por consiguiente, prescin-
diendo del sujeto humano, no hay territorio, sino slo una parte de su-
perficie de tierra.
Como ltima parte objetiva del Estado, ofrcense relaciones de volun-
tad entre el dominador y los dominados. Ambos estn en una continuidad
temporal, y por lo comn ---cuando se trata del territorio compuesto de'!:
un Estado- en continuidad espacial. Un orden de consideraciones te'l
ricas muestra que entre los dominadores, como entre los individuos dorni-
nados, existe un cambio constante, y que hay tantas relaciones de dorninoj
como individuos. Pero si se aslan estas relaciones y slo se les conside- J'
ra como relaciones de voluntad a voluntad, se ver que son idnticas y sus- .
ceptibles, por tanto, de ser ordenadas mediante conceptos superiores.
El primer problema que se presenta a la consideracin cientfica es el de
ordenar la variedad de los fenmenos. Este orden ha de alcanzarse me-
diante la relacin de los elementos que estn separados unos de otros, por
192 DOCTRINA GENERAL SOCftEL ESTADO
~ DE LANATURALEZADEL ESTADO
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za para nuestra conciencia. cuanto ms varios y vigorosos sean los efec-
tos de los fines que unifica. Sobre la unidad teleolgica de la naturaleza
descansa, para el pensar. la totalidad del proceso biolgico que denomi-
namos organismo. Sobre la unidad teleolgica en el mundo social se
apoya tambin la ordenacin y el juicio de nuestras acciones. el cambio
espiritual y econmico. la individualizacin de las cosas creadas por nos-
otros y para nosotros. As que puede considerarse el fin como el princi-
pium individuationis para todas las cosas humanas. Mediante la aplica-
cin de la categora de fin producimos la valoracin de las acciones. la
separamos de las indiferentes y unimos una serie de actos particulares
en una unidad. Los actos jurdicos y los delitos devienen de esta suerte,
mediante un orden de consideraciones teleolgicas, condensados en uni-
dades. Merced al fin unimos una variedad de cosas separadas espacial-
mente en la unidad de la cosa en el sentido jurdico. Por el fin dividimos
la diversidad de nuestras ocupaciones, y por l agrupamos la sucesin
no interrumpida de nuestros actos en varias unidades que significan,
desde un punto de vista puramente psicolgico, una pluralidad de actos
espirituales.
Esta unidad teleolgica es tambin una unidad esencial al Estado.
Una pluralidad de hombres aparecen unidos ante la conciencia cuando lo
estn por fines constantes y coherentes entre s. Tanto ms intensos son
estos fines, tanto mayor es la unidad entre ellos, y esta unidad se exte-
rioriza mediante la organizacin. esto es, mediante personas que tienen
como ocupacin cuidar. valindose de sus acciones, de que se mantenga
esta unidad de los fines. Tales unidades organizadas. constituidas por
hombres. llmanse unidades humanas colectivas o asociaciones. La uni-
dad teleolgica del Estado, por tanto, se denomina con ms rigor, unidad
de asociacin.
En esta unidad estn enlazadas necesariamente una con otra. la uni-
dad del todo y la variedad de las partes. La unidad est limitada exclusi-
vamente a los fines de la asociacin, por lo cual. el individuo tiene una
doble situacin: como miembro de aqulla y como individualidad libre.
La intensidad de la asociacin es distinta segn la fuerza y la significa-
cin de los fines que constituyen la asociacin; es mnima en las asociacio-
nes privadas. aumenta en las asociaciones de carcter pblico y alcanza
su grado mximo en el Estado. pues ste es el que posee el mayor nmero
de fines constantes y la organizacin ms perfecta y comprensiva. l es,
a su vez, el que encierra dentro de s a todas las dems asociaciones y el
que forma la unidad social ms necesaria. De todas las dems asociaciones
podemos sustraernos en el Estado moderno. Todos los poderes coacti-
vos de las asociaciones derivan del poder coactivo del Estado mismo, as
que solamente la coaccin del Estado es la que puede obligar a permane-
~
cer en la asociacin. Pero al mismo Estado nadie puede sustraerse. Tanto
el viajero como el sin patria permanecen sometidos al poder de un Es-
tado; pueden cambiar de uno a otro, pero no quedar sustrados perma-
nentemente a la institucin del Estado. tanto ms cuanto que el espacio
no sometido a los Estados en la superficie de la tierra disminuye de da
en da.
El fundamento exterior de la unidad asociativa del Estado est for-
mado por una parte limitada de la superficie de la tierra. Tiene un territo-
rio. es decir. un dominio limitado en el espacio sobre el cual slo l ejerce
el poder. Se puede determinar, pues. desde este punto de vista. el concepto
del Estado como la unidad de asociacin de hombres. domiciliados en
un territorio. Ala unidad de asociacin se suman tambin aquellos indi-
viduos pertenecientes a un Estado y que viven fuera de sus lmites. y
aunque no estn sometidos en igual medida que los que viven dentro del
propio territorio, no por eso deja de ser un fenmeno esencial a la vida
del Estado la existencia de nacionales en el extranjero.
Las relaciones polticas de voluntad que reunidas forman la unidad de
asociacin son esencialmente relaciones de dominacin. No quiere decir
esto que en el hecho de la dominacin se agote lo que es esencial al Es-
tado. sino que la existencia de estas relaciones es de tal suerte necesaria
a aqul. que sin ellas no podra ser pensado. El Estado tiene poder de man-
do, y mandar, dominar. significa tener la capacidad de poder hacer eje-
cutar incondicionadamente su voluntad a otras voluntades. Este poder
ilimitado. incondicionado. de vencer con la voluntad propia a todas las de-
ms slo lo tiene el Estado. Recibe su fuerza originariamente de s mismo.
y jurdicamente no deriva su poder de ningn otro, sino exclusivamente
de la propia asociacin.
Resulta. pues. que no es posible considerar al Estado como un con-
cepto que ha de someterse a una categora poltica superior de comuni-
dad.59 Comunidad poltica es el Estado o aquellas asociaciones dotadas
por l, con poder dominador, poltico quiere decir estatsta, porque en el
concepto de lo poltico se encuentra ya comprendido el concepto del Es-
tado. Todo poder de dominio ejercido dentro de aqul. solamente de l
puede provenir. y una comunidad que en algn sentido sea indepen-
diente y disfrute de un poder de dominacin no derivado, es en este res-
pecto mismo, Estado. Sin duda que no se puede evitar hablar de comu-
nidades. asociaciones y formaciones como conceptos auxiliares hasta
59 G. Meyer, pp. 2 SS., considera como comunidad poltica toda comunidad que tenga
de hecho un crculo ilimitado en su accin y que se extienda, en todos sentidos, en la vida
humana. Ahora bien, solamente tiene este campo de accin el Estado; no lo poseen ni las
asociaciones municipales ni las uniones de Estados, uniones que Meyer (pp. 42-47) coloca
en el nmero de las comunidades polticas.
194
DOCTRINA GENERAL SOCIAL DEL ESTADO
..,
~
~
DE LA NATURALEZADEL ESTADO 195
que no se decida si una asociacin tiene poder de dominacin originaria
o derivadamente; pero a estas representaciones no les corresponde otro
valor superior que el de medios auxiliares del convencmento.s" Resulta,
. pues, lo siguiente: el Estado es la unidad de asociacin dotada originaria-
mente de poder de dominacin, y formada por hombres asentados en un
territorio. 61
Gracias a la sntesis que logramos alcanzar por la unificacin interior
de las relaciones mltiples de voluntad, reciben estas relaciones mismas
una doble cualificacin. Los hechos voluntarios naturales que tienen lugar
dentro de la vida de los individuos, los relaciona nuestro pensar con la
unidad de asociacin. Desde el punto de vista de la unidad, los actos in-
dividuales que expresan a sta y se derivan de ella se atribuyen a la unidad
de la asociacin, y las personas que son causa de la voluntad dominante,
en tanto forman esta voluntad. son sus instrumentos, es decir, los rganos
del todo.s- Pero si es lgicamente necesaria la sntesis de la variedad hu-
mana en una unidad de fines, tambin es necesaria lgicamente la rela-
cin de la voluntad del rgano con la unidad de la asociacin y el atribuir
aqulla a sta.
De este modo, pasamos desde la ltima forma.perceptible de la vida
del Estado a la forma ms elevada de sntesis de los hechos de esta misma
vida. Si tal sntesis posee una significacin que trasciende del mundo de
nuestra experiencia interna, si hay algo que le corresponda en la na-
turaleza objetiva de las cosas, si las unidades que construimos necesaria-
mente en nuestro pensamiento mediante la aplicacin del concepto del
fin, existen tambin independientemente de nuestro pensar, no pode-
mos nosotros determinarlo mediante los medios auxiliares de la investi-
60 Dicho sea esto para refutar las objeciones de G. Meyer, op. cit., p. 3, n. 2.
61 Las observaciones que habrn de seguir darn un fundamento ms hondo a esta afir-
macin y la defendern de objeciones posibles. Digamos slo aqu que los comentarios de
Rehm, Staatslehre, p. 114, contra la necesidad de que el Estado tenga un poder de do-
minacin originario, descansan en una doctrina inexacta, que ms tarde refutaremos, sobre
el origen del Estado. Histricamente puede un Estado formarse mediante otro, pero jurdi-
camente recibe su poder de s mismo. El del Estado blgaro no se deriva del poder turco,
sino que es originariamente blgaro y no estaba contenido potencialmente en el de Tur-
qua, como sucede con los derechos de los municipios, derechos que tienen el carcter de
derivados del poder del Estado. El lenguaje de los documentos diplomticos de que hace
uso Rehm no tiene absolutamente importancia alguna cuando se trata de decidir cuestio-
nes tan fundamentales como sta. Lo que hayan pensado los redactores del acta del Con-
greso de Berln, a propsito de la conversin de Bulgaria en un Estado, no tiene inters
alguno para la ciencia; Turquia no poda "transformar en un Estado conforme a derecho
pblico" una parte de su territorio, porque segn el derecho pblico turco, un Estado no pue-
de crear a otro.
62 Con el uso del concepto rgano no se cae necesariamente en el dominio de la doctrina
orgnica del Estado; vase Jellinek, System, pp. 35-36. Esto es precisamente lo que Zorn
desconoce en la recensin que hizo de esta obra; vase Deutsche Literaturzeitung, 1904,
p.880.
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gacin centfca.es En este punto tiene su fin nuestro saber cientfico y
aqu comienza la especulacin metafsica, mas este lmite del saber cien-
tfico no debe superarse aqu.
b) El concepto jurdico del Estado
Al concepto del Estado que hemos tratado de explicar ha de unirse el
conocimiento jurdico del mismo. Si puede o no ser descrito el mismo
Estado como una formacin jurdica y en qu medida, es cuestin que
debe aclararse en otro lugar. Aqu hemos de partir del supuesto de la posi-
bilidad de la autolimitacin jurdica del Estado, por cuanto ste, al some-
terse al derecho, se convierte en sujeto de derechos y deberes.
El Estado desde su aspecto jurdico, segn las anteriores observaciones
crticas, no puede considerarse sino como sujeto de derecho, y en este
sentido, est prximo al concepto de la corporacin en el que es posible
subsumirlo. El sustrato de sta lo forman hombres que constituyen una
unidad de asociacin, cuya voluntad directora est asegurada por los
miembros de la asociacin misma. El concepto de la corporacin es un
concepto puramente jurdico, al cual. como a todo concepto de derecho,
no corresponde nada objetivamente perceptible en el mundo de los he-
63 E. Loening, op. cit., p. 916, parece atacar, en una larga polmica, mis anteriores ob-
servaciones; pero en realidad lo que ataca es lo contrario a ellas. Cmo hubiese podido yo
nunca emitir la idea de que nuestras abstracciones tienen una existencia fuera de nuestra
conciencia? Lo que yo he afirmado siempre es que semejante existencia era lo caracterstico
de un dogmatismo anticrtico. Evidentemente, Loening es un adepto de este dogmatismo;
cree, en efecto, en la existencia de un mundo objetivo, que podemos conocer y del cual
podemos separar sin dificultad y por simple reflexin, lo que solamente es psicolgico, es
decir, lo que solamente tiene un origen psicolgico producido en nosotros mediante una
abstraccin que se ejerce en vista de ciertos fines, sin necesidad lgica absoluta. Por esto
es por lo que opina que los conceptos jurdicos existen en nosotros mismos, y que las rela-
ciones jurdicas tienen existencia real fuera de nosotros; mas en su exposicin sigue exac-
tamente el mtodo que combate. En la p. 917 responde a la cuestin que yo planteo sobre
el gnero de unidad del Estado, diciendo que en nuestra concepcin solamente condensa-
mos la multiplicidad de las relaciones jurdicas en una unidad; pero a esta unidad subjeti-
va la considera como si se tratase de una sustancia real. Habla de la identidad del Estado
comode un hecho objetivo independiente de las diversas relaciones jurdicas; atribuye debe-
res al Estado; le concede una accin en el porvenir, y examina sus funciones, operaciones
todas del pensar que clasifican al Estado en la categora de la sustancia. De este modo
confirma que no son las innumerables relaciones de voluntad --que constituyen en ltimo
trmino los primeros elementos del Estado- los conceptos que podemos tomar en s mis-
mos para obedecer a nuestra necesidad de pensar sinttico, sino nicamente los concep-
tos formados segn los hechos. stos son los conceptos sobre los cuales debemos fundar
todoconocimiento til de lo que podemos saber y de lo que tratamos de conocer del Estado.
Cualquier tentativa que coloca inmediatamente sobre la base de una explicacin de los fe-
nmenos infinitamente complicados de la vida, los primeros elementos que pueden cono-
cerse de los fenmenos sociales y jurdicos, conducen a lo ms a un escolasticismo estril.
Unejemplo notable lo tenemos en Hold von Ferneck, 1, pp. 267-268.
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196 DOCTRINA GENERAL SO&ELESTADO
chos; es una forma de sntesis jurdica para expresar las relaciones jur-
dicas de la unidad de la asociacin y su enlace con el orden jurdico. Si se
atribuye al Estado Como a la cOrporacin jurdica el carcter de perso-
nalidad, no se hace uso de una hipstasis o ficcin, pues personalidad no
es otra cosa que sujeto de derecho, y significa, como hemos dicho, rela-
cin de una individualidad particular o colectiva con el orden jurdico.
Gran parte de los errores de la doctrina de la persona jurdica descansan
en la identificacin ingenua de la persona con el hombre, no obstante
bastar a todo jurista una ojeada rpida a la historia de la servidumbre
para darse cuenta fcilmente de que ambos conceptos no coinciden.
Como concepto de derecho es, pues, el Estado, la Corporacin formada
por un pueblo, dotada de un poder de mando originario y asentada en un
determinado territorio; o para aplicar un trmino muy en uso, la Corpora-
cin territorial dotada de un poder de mando originario.
Una serie de investigaciones particulares aclararn y darn un funda-
mento ms profundo al concepto del Estado que acabamos de formular.
Las cuestiones relativas a la justificacin del mismo, a la naturaleza y ex-
tensin de sus fines, problemas todos que son constitutivos del concepto
del Estado, as como la doctrina acerca de la soberana, las trataremos en
captulos independientes.
f'..
VII. LAS DOCTRINAS SOBRE
LAJUSTIFICACIN DEL ESTADO
1. EL PROBLEMA
Las instituciones humanas diferncianse de los hechos naturales en que
deben principalmente su origen y desarrollo a un proceso de voluntad.
La voluntad humana jams obra meramente como una fuerza de la na-
turaleza. El efecto de sta hasta tanto que no lo aniquilan otras fuerzas,
no es interrumpible. Pero el efecto incesante de las acciones humanas de-
pende de consideraciones de ndole racional. No se presentan nunca las
acciones y pasiones en la vida social ante la conciencia individual, exclu-
sivamente bajo la categora de lo que tiene que ser (Mssen), sino siem-
pre bajo la de lo que debe ser (Sol/en).
Por esto depende de la naturaleza de nuestro pensar mismo el que pre-
sentemos la siguiente cuestin crtica frente a las instituciones sociales:
por qu existen? Esta cuestin no va encaminada de ningn modo, como
errneamente se suele considerar, a conocer los orgenes de las institu-
ciones. La respuesta a las cuestiones crticas sealadas aqu debe sumi-
nistramos no un conocimiento histrico, sino principios para las acciones.
Las instituciones necesitan para subsistir poder ser justificadas racional-
mente ante la conciencia de cada generacin.
ste es el caso de! Estado: toda generacin por una necesidad psicol-
gica se formula ante el Estado estas preguntas: por qu existe e! Estado
con un poder coactivo? Por qu debe e! individuo posponer su voluntad
a la de otro? Por qu y en qu medida ha de sacrificarse l por la comu-
nidad? La respuesta a estas cuestiones ha de ensear al individuo por qu
ha de reconocer al Estado. No se apoyan ellas sobre la base en que des-
cansa e! ser de las cosas, sino sobre aquella otra sobre la que gravita el
deber ser; no son cuestiones de naturaleza terica, sino de naturaleza
prctica.' Ellas forman un fundamento para la concepcin poltica del
I En la mayor parte de la literatura consagrada a estas cuestiones no ha llegado a ser
visto con claridad el problema: se mezcla y confunde el relativo a la justificacin del Esta-
do, con el que se refiere a sus orgenes histricos. Esta confusin se ve muy claramente en
Stahl, m2, pp. 169-170: Mohl, Enziklopadie, pp. 90-91, y Bluntschli, Die Lehre von modernen
Staat, 1, pp. 298-299, explican el aspecto histrico y el especulativo de la teora de los orge-
nes del Estado como miembros coordinados de una unidad, y estas dos categoras, lo his-
trico y lo especulativo, no siempre las diferencian lo bastante. La significacin plena del
problema la ha visto por vez primera J. G. Fichte, Beitrge zur Berichtigung der Urteile ber
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198 DOCTRINA GENERAL SOCIAL DEL ESTADO
,
,.,
LAS DOCTRINAS SOBRE LAJUSTIFICACIN DEL ESTADO 199
Estado en cuanto se proponen apoyar o modificar el orden existente
del Estado y sealan el punto en que la doctrina de ste necesita para su
perfeccionamiento del complemento de la investigacin poltica; de otro
modo sus resultados perderan sus bases firmes. As lo muestran cla-
ramente las grandes luchas ideales de la actualidad. El socialismo y el
anarquismo niegan la justificacin del Estado y consideran posible una
sociedad en que ste falte. El probar que el Estado es una institucin neo
cesaria y, por consiguiente, con derecho a ser reconocida, es lo que nos
mueve a investigar ms hondamente su naturaleza, lo que no haramos si
no rechazsemos la posibilidad de que slo fuera un episodio, una en-
fermedad en la evolucin de la historia de la humanidad.
Para contestar a las cuestiones que hemos expuesto, se puede tomar
un doble punto de vista: o se considera al Estado como un fenmeno his-
trico que adopta en su vida una pluralidad de formas, las cuales mantie-
nen, no obstante, ciertas funciones tpicas, o se le concibe como el eslabn
de una cadena de elementos trascendentes que subsisten con el carcter de
un ser verdadero y metafsico en el mundo de los fenmenos. Bajo el in-
flujo de la filosofa especulativa, fue este segundo punto de vista el que
domin hasta la segunda mitad del siglo XIX. Mas al perder su podero
esta filosofa, la ciencia positiva aparta a un lado la cuestin al com-
prender que se trataba de un problema meramente especulativo.t Los
sistemas de derecho pblico de los ltimos 30 aos no mencionan la
cuestin, porque consideran que la existencia histrica del Estado justifi-
ca a ste suficientemente. Pero la crtica socialista y la afirmacin del
anarquismo ha vuelto a suscitar el problema.
Bajo el influjo de la concepcin del derecho natural se ha designado a
las teoras que concuerdan en esta cuestin, como teoras que [unda-
mentan jurdicamente al Estado. Pero esta designacin es oscura e in-
exacta, puesto que unifica justificacin jurdica y justificacin tica; y
como habremos de demostrar, una mera justificacin poltica del Esta-
do es imposible. Ms bien se trata aqu de una cuestin que, en ltimo
trmino, corresponde a la tica, a saber: si el Estado ha de ser o no reco-
nocido partiendo de una necesidad que es superior al individuo y al Es-
tado y su derecho.
Son innumerables las teoras ticas y, con ellas, los ensayos que tratan
de justificar el Estado; pero pueden reducirse a determinadas ideas fun-
die [ranzsische Revolution. Siimtlich Werke, 1, pp. 80-81. Este punto de vista exacto ha sido
tambin aceptado posteriormente por Eotvos, Der Einfluss der hersschenden Ideen del 19
Jahrhunderts auf den Staat, 1854, pp. 58-59, YH. Schulze, Einleitung, p. 139.
2 Por lo comn las doctrinas que habrn de tratarse se refieren al Estado ideal, y la
cuestin de los orgenes histricos al Estado emprico. Vase Hegel, op. cit., 258;
H. A. Zacarae, 1, p. 57; H. Schulze, Einleitung, p. 39; Trendelenburg, op. cit., p. 344; Lasson,
op. cit., pp. 293-294.
damentales, esto es, comprenderse en un corto nmero de categoras
generales.
Cinco son las direcciones con las cuales se trata de probar la necesidad
del Estado, a saber: partiendo de una necesidad religiosa, de una nece-
sidad fsica, jurdica, moral y psicolgica. Cada una de ellas ser expuesta
y examinada separadamente en las pginas que siguen.
2. TEORAS PARTICULARES
a) Justificacin teolgico-religiosa del Estado
El Estado est fundado por Dios o por la Providencia divina, por consi-
guiente, todos se ven obligados por mandamiento de Dios a reconocerlo
ya someterse a su organizacin. Esta doctrina es la ms antigua y di-
fundida, y tiene plena validez en aquellos pueblos en que la comunidad
del Estado y la comunidad religiosa coinciden ms o menos: tal suceda
en Grecia y en Roma. Las palabras de Demstenes recogidas en el Di-
gesto, segn las cuales hay que prestar obediencia a la ley por ser obra y
don de Dios.I expresan de una manera relevante la conviccin popular de
los pueblos antiguos acerca de la sancin divina del orden del Estado.
La evolucin de esta doctrina es completamente distinta en el mundo
cristiano, que en el mundo antiguo. El cristianismo en su comienzo mos-
trse indiferente para con el Estado.s Pero tan pronto como le fue preci-
so ponerse en relacin con el imperio romano, dijo que deban ser reco-
nocidas las autoridades del Estado y que era preciso someterse a ellas, sin
duda para apartar de s la sospecha de enemistad hacia el Estado. Pero
esto cambia tan pronto como el cristianismo triunfa. Mediante san Juan
Crsstomo.> y singularmente mediante san Agustn, tiene lugar una
gran modificacin. San Agustn opone la civitas Dei a la civitas terrena, la
cual no es idntica al Estado que en la historia nos es dado, pero sigue sus
huellas.s y explica este Estado terrestre como una consecuencia necesa-
ria de la cada en el pecado. Tiene, pues, el Estado el valor de una obra del
J L. 2 D. De Legibus, 1, 3: ElJ"d El QT]1u 'lIVxutIwQov8w.
4 Tertuliano, Apologeticus, cap. XXXVII: "At enim nobis ab omni gloriae et dignitatis ardore
[ngentibus nulla est necessitas coetus, nec ul/a magis res aliena, qua m publica",
5 El Estado es tambin para l un mal necesario a causa del pecado. Vase H. von Eicken,
Geschichte und System der mittelalterlichen Weltanschauung, 1887, p. 122.
6 Sobre la construccin mstica de ambos Estados, en san Agustn, de civitate Dei, vase
Reuter; Augustinische Studien, 1887, pp. 128-129; Rehm, Geschichte, p. 156. Aun cuando el fin
de san Agustn es ante todo la defensa del cristianismo contra el paganismo, y no es posible
encontrar en l claramente formulada la oposicin entre Estado e Iglesia (Reuter, pp. 151-
152), ha sido interpretada su doctrina posteriormente como descansando en esta oposi-
cin y, as concebida, ha influido sobre la poltica de la dad Media.
,
LnCTRINAS SOBRE LA JUSTIFICACIN DEL ESTADO 20 I
famosa teora de las dos espadas, segn la cual. de una interpretacin
mstica de un pasaje del Evangelio de san Lucas se deduce que Dios
concedi, para proteger a la cristiandad, dos espadas, la espiritual y la
terrenal. Segn la concepcin clerical. ambas le haban sido dadas al
papa, y Dios apareca, al propio tiempo, como el Seor del mundo. De
estas espadas, la espiritual la conserva el papa, y la terrenal se la presta
alemperador; "la una es de la Iglesia, la otra sirve para la Iglesia", segn
opinaba Bonifacio VIII. Los partidarios del emperador, por el contrario,
consideran que ste ha sido investido por Dios inmediatamente con el
poder temporal. Esta lucha literaria para fijar la relacin del emperador
con Dios es como el acompaamiento terico de la contienda formidable
entre el Estado Yla Iglesia.
En la poca moderna tambin desempea un gran papel en las luchas
espirituales la fundamentacin teolgica del Estado Yes sumamente in-
teresante observar cmo partidos opuestos buscan en la voluntad divina
un fundamento a sus pretensiones para dar de este modo a sus exigen-
cias una base jurdica inconmovible. No slo la institucin del Estado
en general. sino incluso una forma determinada del Estado, la presen-
tan los partidarios de esta doctrina como revestida de una sancin divina
inmediata. De estos fenmenos se deduce que de las doctrinas eclesis-
ticas no se puede sacar conclusin alguna de estricto carcter poltico, ya
que en cada poca los partidos religiosos ms opuestos han derivado de
premisas teolgicas, los principios que les eran ms favorables. As, por
ejemplo, en la guerra de los aldeanos, los revolucionarios apoyaron sus
exigencias en el Evangelio y, basndose en este mismo, los combate Lu-
tero. Los monarcmacas protestantes del siglo XVI, al igual que los jesui-
tas espaoles de aquella poca, afirmaban enrgicamente que era obra
recomendada por Dios la de luchar contra los reyes enemigos de la Igle-
sia que cada cual representa. Jacobo I proclam el derecho divino de los
Estuardos, Ylos puritanos decapitaron a su hijo apoyndose tambin en
la idea de un mandamiento divino. Tanto el Commonwealth, como la for-
macin de los Estados republicanos en Nueva Inglaterra, parten de la
idea de que segn la ordenacin divina, el ms elevado poder eclesisti-
co y poltico debe tener como cimiento la comunidad del pueblo. Pero el
absolutismo del prncipe considrase tambin como debido a la gracia
de Dios. Bossuet prueba, apoyndose en la Sagrada Escritura, que la me-
jor forma del Estado, la preferida por Dios, es aquella segn la cual los
reyes son los representantes de Dios, y su trono, el trono de Dios mismo.
De igual modo se expresa Luis XIV.
En la poca de reaccin y restauracin que sigue a la Revolucin fran-
cesa, los partidarios del principio de legitimidad y los miembros de las cla-
ses sociales que haban sido aniquiladas por la Revolucin, apoderronse
DOCTRINA GENERAL SOftELESTADO 200
mal que haba de recibir al final de los tiempos el pago del pecado. No
es este Estado terrestre hijo de Dios, sino hijo del demonio, y por cons-
guiente, la doctrina del origen divino de la autoridad se encuentra en opo-
sicin con ella. As como el pecado fue permitido o tolerado por Dios, as
tambin lo fue el Estado, y en este sentido ocupa un lugar en el plan d-
vino del mundo. Como todo lo que deriva del pecado, sirve l tambin
para mostrar claramente la gracia divina que promete a los elegidos la
salvacin; triunfar la gracia cuando el Estado divino se sobreponga al
Estado terreno y la eternidad haya consumido el tiempo. Slo tiene una
justificacin relativa el Estado que se ofrece a Dios como su servidor, aun
cuando pertenezca a la tierra y a la vida perecedera."
Esta idea agustiniana atraviesa toda la doctrina de la Iglesia en la Edad
Media.f es an hoy el fundamento de la teora catlica del Estado y fue
recibida por la Reforma alemana siendo defendida an en nuestros das
por la ortodoxia protestante.? La tendencia prctica de esta doctrina
consista en someter el Estado a la Iglesia, lo cual llev a cabo poco tiem-
po despus de la cristianizacin del imperio romano. De la 'teora agus-
tiniana tom Gregorio VII sus armas ms poderosas para luchar con el
Emperador, 10 como igualmente las tomaron de esta doctrina todos los
que se colocan en esta lucha de parte del poder de la Iglesia.
Esta actitud violenta de la Iglesia frente al Estado no poda mantener-
se largo tiempo y nace una teora intermedia cuyos fundamentos fueron
buscados por sus iniciadores en pocas ms antiguas. I I Esta teora consi-
dera igualmente al Estado como nacido del pecado, pero adems lo creen
introducido para protegernos contra las consecuencias del mismo, asa
ber: el abuso de poder de los fuertes contra los dbiles. Gracias a la pro-
teccin de la Iglesia singularmente, poda el Estado borrar la mancha de su
origen.rs Esta doctrina alcanz su expresin ms conocida mediante la
7 Vase sobre el ltimo punto Gierke, Genossenschaitsrecht, 11, pp. 126-127.
8 Vase Van Eicken, op. cit., pp. 356-357.
9 Vase Stahl, Philosophie des Rechts, mi, pp. 153-154. Si Stahl mismo dice de san Agus-
tn que rebasa los lmtes, no por eso es el propio Stahl, a pesar de su afirmacin de que el
Estado es una institucin divina. completamente opuesto a la concepcin fundamental de
san Agustn, como puede verse por sus observaciones en la op. cit., pp. 48-49; 11, p. 179-180.
El orden terrenal descansa en el pecado, y la obra del Estado es la de servir a Dios. Como
se ve, esto corresponde perfectamente a la vieja doctrina cristiana. Con menos rodeos que
Stahl se ha reconocido partidario de la teora de san Agustn Von Mhler; Grundlagen eine
Philosophie derStaats und Rechtslehre nach evangelischen Prinzipien, 1873, pp. 126-127.
10 Principalmente en el escrito famoso dirigido al obispo Hermann von Metz, 1081,
Mon. Genn. SS., VII, p. 357. Los pasajes ms importantes los ha puesto de relieve Gierke,
Genossenschaftsrecht, m, p. 524, n. 16.
11 Vase la prueba en A. Teichmann, Eine Rede gegen die Bischofe. Altnorwegische
politische Zeitschrift aus Konig Sverres Zeit. Basler Universitatsprogramm, 1899, pp. 17
Y22.
12 Vase Eicken, op. cit., p. 364; Mirbt, Die Publizistik: im leitalter Gregors VII, 1894,
pp. 545-546.
202
DOCTRINA GENERAL SOCIAL DEL ESTADO
."
LAS DOCTRINAS SOBRE LAJUSTIFICACIN DEL ESTADO 203
de estas ideas y consideraron que slo una Constitucin formada hist-
ricamente, y favorable a sus pretensiones, podra tener la sancin divina.
Lo que los legitimistas franceses esbozaron fue aceptado despus por los
escritores catlicos alemanes y, ms tarde, reducido a sistema, desde un
punto de vista protestante, por Fr. J. Stahl. El Estado es para l un reino
tico-espiritual que descansa sobre la ordenacin y el mandamiento divino.
y no slo el Estado en general es institucin divina, sino la Constitucin
y las personas que de un modo concreto ejercen la autoridad, reciben de
Dios su sancin, no ya mediante actos inmediatos, sino por medio de la
Providencia.U Por tanto, slo las constituciones que descansan sobre
fundamentos histricos se apoyan en la ordenacin divina, en tanto que
los principios revolucionarios, es decir, aquellos que quieren fundar el
Estado sobre la personalidad humana, son contrarios a la divinidad. Prc-
ticamente, sus ideas estaban encaminadas a modernizar el antiguo pen-
samiento teocrtico en inters del partido conservador prusiano.
Rousseau ha criticado con gran mordacidad e irona el valor cientfi-
co de todo ensayo que trate de apoyar una forma determinada del Estado
en la voluntad divina, al decir que si todo poder viene de Dios, tambin
toda enfermedad tiene que ser enviada por el Altsimo. Se debe por esto
prohibir el acudir al mdico?14
En los tiempos modernos, la teora teolgica del Estado, la cual en su
orientacin catlica presenta un programa con un amplio contenido
prctico, ha tomado una actitud ms circunspecta. No le preocupa ya
fundamentalmente la forma del Estado, sino ms bien la relacin de
ste con la sociedad. Trata de organizar sta segn principios religiosos,
y as como antes trat de deducir de principios supremos la poltica en
general, as trata hoy de hacerlo con la poltica social de la Iglesia; pero
en verdad lo que hay es una acomodacin de estos principios a relacio-
nes sociales dadas, en inters de la Iglesia, exactamente igual a lo que
suceda antes con la modificacin de las formas polticas. 15
La exgesis de las teoras religiosas, de las cuales no es necesaria hoy
ya una crtica seria, ha contribuido en gran medida en nuestro tiempo, a
difundir un espritu antirreligioso en las masas socialistas. La observa-
cin, tan a menudo repetida en la literatura socialista, de que la religin
satisface exclusivamente la funcin social de afirmar las relaciones con-
cretas de poder y explotacin, es la respuesta inevitable a los ensayos
modernos que tratan de unir la religin y la poltica. La teora teolgica
13 Op. cit., 112, pp. 176-177.
14 "Ioute puissance vient de Dieu, je l'avou, mais toute maladie en vient aussi: c'est--dire
qu'il soit d{endu d'appeler le mdecin?" Contrat social, 1, p. 3.
15 Vase, por ejemplo, Prin, Christliche Politik, 1876; Pesch, Liberalismus, Sozialismus
und Christliche Gesellschaits ordnung, 2" ed., 1901.
IY
del Estado ofrece, de otra parte, al partido clerical bajo su forma catli-
ca, el fundamento terico para su enemiga contra el Estado, por cuanto
hoy, como hace siglos, niega el derecho propio e independiente de aqul.
Por esto falta a estas doctrinas el objetivo prctico de una justificacin
del Estado. Lejos de tender a la conservacin de ste, tienden a la des-
truccin del mismo.
Debe hacerse una distincin entre estos partidos polticos que luchan
exteriormente valindose de armas trascendentes y aquellas doctrinas
polticas y teolgicas que relacionan con Dios tanto el fenmeno del Es-
tado como la totalidad de su evolucin histrica, con lo cual se expresan
dos cosas: una, la conviccin de la racionalidad del orden del Estado, y
otra, la de que el Estado, como todo lo que existe, procede de la causa pri-
mera de las cosas. No puede alcanzarse con esta concepcin un conoci-
miento cientfico satisfactorio, pues deriva todo de la unidad ltima, con
lo que queda por explicar lo individual en su peculiaridad. Asimismo el
carcter racional del Estado deviene supuesto por su relacin ntima
con la voluntad divina, pero no probado, como lo demuestra una ojeada
rpida a aquellas doctrinas teolgicas que hablan de la conviccin de que
el Estado est dominado por un carcter antidivino. He aqu por qu
necesita la teora teolgica, bajo esta forma, otras razones que traten de
justificar el Estado. Vista ms de cerca, obsrvase que en sus comienzos
Dios es la causa remota del Estado, en tanto que su causa prxima ha de
ser buscada en otro principio.
b) La. teora de la fuerza
La esencia de esta doctrina consiste en que concibe al Estado como el
dominio de los fuertes sobre los dbiles, y explica esta relacin fundndo-
la en una tendencia de la naturaleza. El Estado descansa, pues, para ella,
en una ley natural que el arbitrio humano no puede evitar. Por esto debe
reconocer el individuo al Estado, esto es, debe someterse por reflexin
pensando que el Estado es un poder natural del cual no es posible evadir-
se, del propio modo que del calor del sol, de los movimientos de la tierra o
del flujo y reflujo de los mares. La teora de la fuerza es como la forma
materialista que se opone a la doctrina teolgica. Pedase en la primera,
sumisin a una voluntad divina; pdese en esta segunda, sumisin a las
fuerzas ciegas de la vida social.
La teora de la fuerza tiene antecedentes muy antiguos: de una manera
aguda y clara, fue expuesta por los jvenes sofistas. Para ellos, el Estado
slo era una institucin existente en inters de los poderosos con objeto de
organizar la explotacin social, y el derecho se propone encadenar los
~ , ~ ~ ~ . .. , ~
204 DOCTRINA GENERAL SOC8>EL ESTADO
dbiles a los fuertes; pero si el fuerte llega a adquirir conciencia de ello,
romper este yugo contrario a la naturaleza y rehabilitar el dominio deo
las leyes naturales.re De una manera breve y epigramtica ha sido ex.
presada la doctrina del derecho del ms fuerte en las palabras que pone
Plutarco en boca de Brennus.t?
En la poca moderna, la teoria de la fuerza no aparece sino en la lucha
contra la concepcin teolgica. Hobbes no conceda ms lmite al dere.
cho del individuo en el estado de naturaleza que el de su fuerza, y afirma.
ba que el Estado de fuerza y el Estado contractual eran de igual condicin,
que tenan iguales derechos con respecto a sus miembros; Spinoza llega
a identificar derecho y fuerza. Pero esta Proposicin, tan mal compren.
dida frecuentemente, significa tan slo que en el reino de la naturaleza,
que coincide con el concepto del reino de Dios, todo sucede necesariamen-
te, y, por tanto, todo est justificado; que carecemos de una medida ob-
jetiva para poder separar lo justo de lo injusto dentro del orden infinito
de los fenmenos naturales-re y que no puede concebirse una organiza-
cin jurdica en que falte la fuerza. De aqu que slo sea posible asignar
un carcter relativo al derecho positivo, que no coincida con el crculo de
poder del individuo.
En la lucha contra la doctrina contractualista del derecho natural en
el siglo XIX ha afirmado C. L. van Haller de una manera rotunda, que la
dominacin del Estado descansa en la desigualdad de los hombres y es
una consecuencia inseparable de las leyes naturales, y que los motivos
naturales por los cuales estos hechos acontecen, ni han llegado a su fin
ni podrn llegar jamas.is En nuestro tiempo, la doctrina socialista acer-
ca de la sociedad, que concibe el orden concreto del Estado como la
expresin de las relaciones de fuerza entre las clases sociales, ha dado
una nueva forma al pensamiento de los sofistas. Las relaciones efecti-
vas de fuerza, dice Lassalle, en que consiste toda sociedad, constituyen
aquella fuerza en todo momento activa que determina las leyes y efectos
jurdicos de esta sociedad, a tal punto que, en rigor, ni pueden ser ni son
otra cosa que lo que esas fuerzas son,20 y F. Engels dice, basndose en la
doctrina de Marx: "El Estado es el opresor de la sociedad civilizada,
pues en todos los periodos ejemplares de la historia ha sido, sin excep-
cin, el instrumento de las clases dominantes y la mquina para manteo
16 Vase Platn, Gorgias, 482, E. s. Rep., l. 338. C. s.
17 Vitae XI, Camillus, XVII, 3, 4. Que el ms fuerte domine es llamado 1tQECJl3iJtatOC; tiiiv
vuev.
lB "PerJIIS itaque naturae intelligo ipsas naturae leges, seu regulas secundum quas omnia
[iunt, hoc est, ipsam naturae potentiam,' atque a Deo totius naturae et consequenter unlus
cujusque individui naturale Jus eo usque se extendit, quo eius potentia". Trat, polit., 11, 4.
190p. cit., 1, p. 340.
20 Ober Verfassungswesen, 6" ed., 1877, p. 7.
L&CTRINAS SOBRE LAJUSTIFICACIN DEL ESTADO 205
ner a los sometidos en servidumbre y perpetuar la explotacin de las
clases".21
La teora de la fuerza con dificultad se encuentra sin que vaya unida a
alguna otra. En Spinoza, por ejemplo, la acompaan ciertos elementos
la doctrina contractual: en Haller; elementos de derecho privado patrimo-
nial. Los socialistas modernos, finalmente, consideran que este hecho
brutal, que en el proceso de la evolucin slo entra en un momento de-
terminado de la historia econmica, consistente en la formacin de rela-
ciones de fuerza del Estado, a causa de las luchas de clase, habr de ser
transformada un da, para dar paso a una sociedad que descanse sobre la
solidaridad. Efecto de la evolucin de las fuerzas naturales, llegar un mo-
mento para la humanidad, en que cese la lucha por la concurrencia y,
por tanto, lo que denominamos hoy Estado. La sociedad que organice la
produccin sobre los fundamentos de las asociaciones libres e iguales
de los productores llevar toda la actual mquina del Estado a los mu-
seos de antigedades junto a la rueca y al hacha de bronce.V De esta
suerte, es negada por los socialistas la eficacia del Estado, al menos pro fu-
turo, en cuanto necesidad de la naturaleza.
La teoria de la fuerza encuentra aparentemente un fundamento slido
en los hechos histricos, ya que en el proceso histrico de formacin de
los mismos es una excepcin encontrar un Estado que haya nacido sin
ser fruto de la victoria: la guerra ha sido, las ms de las veces, la creado-
ra de los Estados. Igualmente encuentra esta teora apoyo en el hecho
innegable de que todo Estado por su naturaleza es una organizacin de
fuerza y de dominacin. Mas la teora de la fuerza se propone no la ex-
plicacin, sino la justificacin de lo dado, y esta justificacin slo puede
hacerse refirindose al futuro y no al pasado. Sin duda, como en otro lu-
gar habr de ser expuesto, lo dado tiene una significacin normativade
las cosas humanas. Pero existe un segundo factor que se opone al recono-
cimiento de los hechos como normativos, que es el impulso a reformar
lo dado conforme a determinados objetivos. Por eso la teora de la fuerza
slo convence a quienes aceptan lo dado de un modo fatalista y lo conside-
ran inmutable, pero no a quienes quieren hacer el experimento de ver si
esto no podria ser de otro modo. Pues el conocimiento de todas las cosas
naturales descansa exclusivamente en la experiencia, y es preciso some-
ter tanto ms a prueba la experiencia cuanto que a menudo vemos cmo
infinidad de leyes que eran consideradas naturales, son errneas.
Los partidarios de esta doctrina desconocen que este poder de domi-
nacin es predominantemente de naturaleza psicolgica y no fsica, lo
cual explica perfectamente que sea una minora en vez de una mayora
21 Der Ursprung der Familie, p. 143.
22 Engels, op. cito, p. 140.
206 DOCTRINA GENERAL SOCIAL DEL ESTADO
,.,
LAS DOCTRINAS SOBRE LAJUSTIFICACIN DEL ESTADO
207
la que frecuentemente mande. El poder, por ejemplo, que asegura la do-
minacin britnica en la India, no sera suficiente para mantener some-
tido a su obediencia, por algn tiempo, a un pequeo pueblo germnico.
Por esto, las relaciones de dependencia estatistas y sociales estn condi-
cionadas ante todo por la riqueza moral y espiritual de los dominadores
y dominados.
Las consecuencias prcticas de la teora de la fuerza son, no las de
fundamentar el Estado, sino las de destruirlo, porque si el Estado no es
ms que una fuerza irracional, brutal, por qu no ha de hacer el ensayo el
que est sometido a este poder, de sacudir su yugo, de eliminar la auto-
ridad o de aniquilar nuestra civilizacin tanto ms cuanto que tales ac-
ciones, como todo lo que pasa, no quedan fuera de la necesidad de las
"leyes naturales"? Puesto que no hay un lazo comn que una al domina-
dor y a los dominados, faltan a tal concepcin del Estado todos los moti-
vos ticos que podran evitar el origen y la ejecucin de esta doctrina
destructora del mismo. De estas doctrinas se han deducido consecuencias
anarquistas, al frente de las cuales se encuentra la proposicin de que el
Estado descansa en el poder y la fuerza, y que es, por consiguiente, ajeno
a l una forma superior moral. Y as como mediante esta teora aparece
justificada de una parte una negacin, tambin aparece justificada, de
otra, la tendencia a producir revoluciones que transformen fundamental-
mente todo lo existente.
Las leyes naturales, pues, tienen valor tan slo dentro de determina-
dos lmites y bajo ciertos supuestos. La concepcin mecnico-emprica de
la naturaleza y de la historia exige que se comprueben en la prctica
estos lmites: por esto los planes ms radicales y socialistas son, si no
consecuencias lgicas de la teora de la fuerza, s consecuencias psicol-
gicas, y esto radica en la esencia de la naturaleza humana: no someterse
ciegamente a los poderes de la naturaleza, sino ensayar primero si pue-
den vencerse mediante acciones humanas. Precisamente en la lucha por
vencer o idealizar a la naturaleza, consiste la cultura.
Falta, pues, a la teora de la fuerza, su objetivo, porque no justifica el
Estado, sino que lo destruye y prepara el camino a la revolucin perma-
nente. Esto nos descubre una gran irona que ha sido frecuente en la his-
toria de las teoras morales y polticas. La "Restauracin de las ciencias
del Estado", tan admirada por la reaccin alemana, no ha logrado hacer
revivir el Estado de la Edad Media, pero en cambio esta teora ha llega-
do a ser el pensamiento fundamental, la estrella norte de las tendencias
revolucionarias modernas.
Aun para aquellos que se mantienen apoyados sobre las bases del Es-
tado dado, la teora de la fuerza es un motivo de incitacin a la lucha
permanente con el orden dado; porque si el Estado por su naturaleza no
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es otra cosa que el hecho de dominacin, es natural que en los que estn
sometidos exista la tendencia psicolgica de alcanzar por todos los me-
dios la domnacn.zs Esta teora no puede, pues, oponer a los dominados
un motivo que pueda hacer contener sus impulsos, un mejor derecho, es
decir, ms justo, por parte de aquellos que disfrutan del poder. Por esto
sacaron de tales premisas los sofistas la consecuencia irrefutable de que
quien est instruido acerca de la naturaleza del Estado, debe luchar por to-
dos los medios por alcanzar la dominacin, y las palabras de Callicles24
significan la ltima consecuencia de la sabidura. Los consejos que da
Maquiavelo a los que estn en posesin del imperio para permanecer en
l necesitan admitirlos los partidarios de la teora de la fuerza como ver-
dades polticas inconcusas. Acerca de estas teoras puede discutirse a lo
ms si son o no acertadas, pero no si son viables.
c) Las teoras jurtdicas
Por teoras jurdicas entiendo aquellos grupos de doctrinas que apoyan
el Estado sobre un principio de orden jurdico considerando a este mis-
mo como producto del derecho. Todas parten explcita o implcitamente
de la idea de que hay un orden jurdico que precede al Estado, que le es
superior y del cual deriva ste. Bajo tres formas se presenta histrica-
mente esta doctrina: como una institucin del derecho de familia, de dere-
cho patrimonial, o de derecho contractual. Nos hallamos, pues, ante las
teoras patriarcal, patrimonial y del contrato.
a) Fundamentacin del Estado sobre el derecho de familia.- La teora
patriarcal. La concepcin de que el Estado procede histricamente de
la familia y es como una ampliacin de ella se funda en los recuerdos
histricos de muchos pueblos. As, por ejemplo, los griegos se represen-
tan el proceso de la formacin de los Estados como una ampliacin lenta
de la familia y como una unificacin de varias familias, que de esta suerte
llegan a formar una comunidad. Roma igualmente conserva en su orga-
nizacin huellas profundas de una originaria federacin de familias. En
los escritos bblicos aparece tambin el Estado israelita como nacido del
seno de una familia. En una poca en que no existan las investigaciones
cientficas acerca de la civilizacin, el pensamiento estaba teido de un
color teolgico, tomndose la familia como base del Estado, y de esta
1) Esto lo ha demostrado ya Rousseau de un modo brillante: "Sit6t que c'est le force qui
(ait ledroit, /'effet cllal1ge avec la cause, toute (orce qui y surmonte la premire succde d SOI1
droit, Sit6t qu '011 peut dsobeir impltllmel1t, 011 le peut legitimenient, et puisque le plus [art d
toujours raison, iI en s'agit que de (aire el1 sorte qu'on soit le plus [ort". (Contrat social, 1,3),
14 Platn, Gorgias, 1. e,
<,."";;..... ~ = ~ . ~ ...,"'''''
25 Patriarcha or the Natural Power o'[the Kings. Este escrito. que haba llegado a ser
extrao, ha sido editado en la obra de Locke, Two treatises on civil Government, Morleys Uni-
versal Library, 2
a
ed., Londres, 1887. La misma idea de Filmer, de la que se encuentran ras-
tros muy antiguos, haba sido desarrollada por el holands Graswinckel en su libro De Jure
maiestatis, 1642, polemizando contra los jesuitas Bellarrnn y Surez, el ltimo de los cuales
considera en su obra Tractatus de Legibus de Deo legislatore, 1619,1, m, 1, que el hombre nace
libre de toda autoridad. Vase tambin Jellinek, Adam in der Staatslehre, 1893, pp, 11-12.
ze Algernon Sidney, Discourses concerning government, 1698 (15 aos despus de la
muerte del autor): vase su doctrina. Liepmann, Die Rechtsphilosophie de l.-l. Rousseau,
1898, pp. 50-51.
27 De cive, IX, lO, Leviatn, xx.
28 Leviatn, 1. c. Hobbes, ElIglich Works, ed. de Molesworth, 11I,1839, p. 186.
29 Huellas de esta doctrina se encuentran en Haller, op. cit., 1, p. 515.
manera e! derecho de veneracin y acatamiento, tanto divino como huma-
no, que se deba a los ascendientes, trasladbase a los directores del Es:
tado como padres de la gran familia. Durante la lucha de Carlos 1con el
Parlamento ingls fue defendida esta doctrina por sir Robert Filmer,25
quien consideraba que Adn haba sido e! rey de! gnero humano, y los
monarcas no eran sino los sucesores de Adn, correspondindoles, por
tanto, ejercer sobre sus sbditos e! poder paterno que todos deban reco-
nocerles. Bajo Carlos 11 fue impreso este escrito, que lleg a ser conside-
rado por los partidarios de la dinasta como una suerte de Evangelio, lo
que fue razn bastante para que A. Sidney26 y Locke protestaran de un
modo enrgico contra esta doctrina absurda, pero de gran influjo en su
tiempo. Su solo servicio fue dar ocasin a las investigaciones sobre e! Es-
tado de Sidney y de Locke; combatirla sera hoy absolutamente super-
fluo, incluso si se tomase en serio su argumentacin, porque el poder
paterno ha sido reconocido como producto de una larga evolucin his-
trica. Se trata realmente de una derivacin poco desarrollada de las
doctrinas religiosas. No se propone siquiera justificar el Estado, sino una
forma particular y subordinada de! mismo, a saber, la monarqua abso-
luta; pero de las otras formas del Estado no dice absolutamente nada.
Como quiera que considera a la totalidad de los sbditos como eterna-
mente menores, pupilos, slo hall el aplauso de los que se encontraban
espiritualmente en una actitud de menores.
Esta doctrina ha sido expuesta de un modo completamente distinto a
como lo hicieron Graswinckel y Filmer, por Hobbes, para quien e! Estado
patriarcal era una de las formas histricas posibles del Estado natural
o de! Estado de fuerza, teniendo sta en aqul e! mismo carcter abso-
luto que en e! Estado contractual.I? Hobbes no hace descansar el domi-
nio patriarcal en el derecho de los ascendientes, sino que lo funda en el
consenso entre padre e hijos,28 De esta manera identifcase esta doctri-
na con la teora del contrato como base de! Estado.t?
b) La teora patrimonial. La concepcin de que e! orden de la propiedad
30 Hanc ellim ob causam maxime ut sua tenerent res publicae, civitatesque constitutae
sunt, De off. n, 21 y 73.
31 Vase Biener, De natura et indole dominii in territoriis Germaniae, 1780, pp. 40-41.
Considera la superioritas territorialis como una parte fundamental de la propiedad; llama
a los prncipes domini terrae and dominium et superioritatem nati domini hereditarii et
naturales, p. 46. Sobre la teora patrimonial del Estado en los ltimos decenios del antiguo
imperio, vase la investigacin profunda de Preuss, Gemeinde, p. 327.
32 Gracia establece una distincin entre Estado patrimonial y Estado usufructuario, I, 1,
3 Y11; \, 11, 6, 3, 7, 12, categoras que posteriormente fueron aceptadas por Pufendorf y Wolff.
209
LAftCTRINAS SOBRE LAJUSTIFICACIN DEL ESTADO
precede temporal. o al menos lgicamente, al orden del Estado, no fue ex-
traa a la Antigedad. Se encuentra indicada en e! libro 11 de la Repbli-
cade Platn, donde los orgenes de! Estado son atribuidos a la unin de
distintas profesiones econmicas y a la necesaria agrupacin de las dis-
tintas ocupaciones humanas a causa de nuestras propias necesidades.
De una manera completamente clara, dice Cicern que el motivo de la
formacin del Estado se encuentra en la proteccin de la propiedad.3
En la literatura moderna sobre el derecho natural, as como en los teo-
rizadores socialistas de la actualidad, la propiedad ha sido considerada
a menudo como la causa de! Estado y el fundamento jurdico del mis-
mo; pero una derivacin sistemtica del Estado de un orden econmico
preestatista, jams se ha hecho. La concepcin germnica da vigor al
sistema feudal al considerar que el reyes el propietario supremo de to-
das las tierras, con lo cual hace creer al mundo medieval que los Estados
particulares se justifican basndose en la propiedad territorial. En Ale-
mania esta idea subray la gran significacin que tena la posesin de la
tierra para alcanzar y ejercer el derecho de autoridad, con lo cual apare-
ce la posesin de la tierra como un anejo de la soberana territorial.
Hasta e! fin de los antiguos imperios ha habido publicistas representan-
tes de esta doctrina,31 quienes no podan explicar los fundamentos del
poder de! imperio ya que lo que estaba enlazado de jure con la posesin
territorial era, no el poder imperial, sino la soberana territorial. Por lo
dems, e! Estado patrimonial slo fue considerado (principalmente por
Grocio)32 como una forma posible del Estado.
Haller fue el primero que dio a la teora de la fuerza, tan enrgica-
mente defendida por l, una forma que le ha consentido ser al propio
tiempo el representante ms vigoroso de la doctrina patrimonial. El po-
der, que es en realidad el que constituye e! fundamento ltimo del Esta-
do, se manifiesta como poder de propiedad en el que radica la razn del
reconocimiento del Estado. Los creadores de ste son para Haller hom-
bres independientes a causa de sus bienes, o sea de su poder (prncipes
y corporaciones): tan pronto como se alcanza riqueza mediante la pose-
sin de tierras, y se adquiere, por tanto, el poder que va unido a ellas, se
entra en la categora de los prncipes. stos y las comunidades republi-
:i'
DOCTRINA GENERAL SOC8>EL ESTADO 208
210
1
DOCTRINA GENERAL SOCIAL DEL ESTADO
"
LAS DOCTRINAS SOBRE LAJUSTIFICACIN DEL ESTADO 219
La doctrina de Hobbes acerca del contrato estatista pas al continente
bajo una forma cientfica, mediante Pufendorf, quien divide el contrato
de Hobbes en varios actos implcitos en l: en un contrato de unin, me-
diante el cual los individuos forman un pueblo en un decretum por el cual
el pueblo adopta la forma de Estado, y en un contrato de sujecin, me-
diante el que se le traspasa al soberano el poder de gobernar.e- con lo
que el Estado aparece como independiente de la existencia de la dinasta
de entonces. Pufendorf considera el carcter racional de la doctrina,
tanto al explicar los contratos como el contenido de voluntad, no expreso,
de los que constituyeron originariamente los Estados y, en parte, al con-
siderar que los recin nacidos y los extranjeros quedan sometidos tcita-
mente al Estado. Pero para Pufendorf es tambin un hecho histrico que
el origen contractual de los Estados, y su doctrina, con diversas modifi-
caciones, fue lo que domin en el derecho natural hasta fines del siglo pa-
sado, en que se mezcla lo histrico con lo racional.
Rousseau toma un camino completamente distinto respecto a la doc-
trina del contrato.e> No hay duda alguna, para quien haya ledo real-
mente su Contrato social, que en su obra, que lleg a intimidar al mundo,
no se propuso explicar el sistema existente, sino mostrar y justificar aquel
Estado que corresponda a la naturaleza de los hombres.es Partiendo del
hecho de que el hombre ha nacido libre y en todas partes se encuentra
encadenado, quiere, no dilucidar la cuestin histrica consistente en sa-
ber cmo se ha formado la situacin actual, sino ms bien resolver el
problema de cmo es posible legitimar este estado actual.e? Despus de
haber criticado y rechazado las doctrinas hasta entonces combatidas so-
bre los fundamentos del Estado, toma como punto de partida el princi-
64 VII, 2, 7 Y 8.
65 Vase sobre l. ltimamente, las observaciones enteramente apologticas de Haymann
en su libro l. l. Rousseau, Sozialphilosophie, 1898. Aun cuando en esta obra se refutan
muchos de los errores comunes acerca de la doctrina de Rousseau, no obstante no ha tenido
resultado este ensayo, que ha pretendido hacer de Rousseau el creador de un sistema aca-
bado, de pensamiento enteramente original.
66 De igual suerte que Rousseau, y tal vez influido por l, Blackstone Commentaries, 1, p. 52,
habla de un "original contract of society". Vase tambin Rehm, Staatslehre, p. 267.
67 "Ilhomme est ne libre, et partout il est dans les [ers, tel se croit le maitre des autres, qui
Ile laisse pas d'tre plus esclave qu'eux. Comment ce changement s'est-il-fait? le l'ignore.
Qu 'estoce qui peut le rendre legitime? le erois pouvoir rsoudre cette question" (Contras
social, 1, 1). En su introduccin al Discurso sobre la desigualdad entre los hombres, Rousseau
rechaz enrgicamente todo historicismo: "Commen;ons done par carter tous les [aits, car
ils ne touchent point ala question. 1/ ne [aut pas prendre les recherches dans lesquelles on
peut entrer sur ce sujet pour des vrits historiques, mais seulement pour des raisonnemellts
hypothtiques et conditionnels", J. G. Fichte, Beitrage, W. W., VI, p. 80, combati enrgica-
mente en pro de esta concepcin justa. As lo ha reconocido tambin en nuestros das
Stammler, Die Theorie des Anarchismus, 1894, p. 14; Liepmann, pp. 95 ss., y bajo una forma
ms adecuada a la teora de Rousseau; Haymann, op. cit., pp. 57 ss.; Rehm, Staatslehre
p. 267, YGierke, Althusius, pp. 348 ss.
'i:ir
po, defendido ya briosamente por Locke, de que la libertad es inseparable
de la naturaleza del hombre, a causa de lo cual no puede renunciarse a
ella. para llegar a la exigencia de que sea el contrato social el fundamen-
to del Estado, y de este modo los que acuerdan el contrato se colocan bajo
la direccin de la voluntad formada por la comunidad. De este modo, la
voluntad del individuo forma parte de la voluntad general, y, por consi-
guiente, cada cual, en el Estado as construido. permanece sometido slo
a s mismo, es decir. que el propio principio de libertad aparece amparado
por el Estado.es Aparentemente, el contrato que, segn Rousseau, funda
el Estado, tiene puramente un carcter social; mas si se observa con al-
guna atencin. se advierte que pasa en l como en Hobbes, esto es. que
va acompaado el contrato social de un contrato de sujecin, ya que el
individuo tiene dos cualidades en el contrato: de un lado, es ciudadano y
partcipe de la voluntad general; de otro, es sbdito, y, por tanto, est so-
metido a esta voluntad. Como se ve, pues, el contrato de sujecin en nin-
gn momento deja de estar unido al contrato social.s?
De estos hechos racionales saca Rousseau una serie de consecuencias
profundas y decisivas completamente opuestas a lo existente, puesto
que la voluntad general no era, segn l, delegable, y tena a su vez el ca-
rcter de indivisible e inalienable, el objeto de la voluntad general, o sea
la ley, necesitaba ser el acuerdo tomado en comn por el pueblo sobe-
rano, cualquiera que fuese la forma de gobierno, ya que su problema no
es otro que el de la ejecucin de las leyes. El Estado racional y conforme
a derecho es, y permanece. la democracia directa. pensamiento cuyo
influjo poderoso se refleja an hoy en los programas de los partidos
radicales.
Apoyndose en Rousseau, y en cuestiones de importancia, con inde-
pendencia de l, Kant,70 cuya gran autoridad ha servido de sostn hasta
muy entrado el siglo XIX a la teora del contrato,"! mostr de una manera
68 Ad. Menzel, Wandlungen in der Staatslehre des Spinoza, 1898, pp. 23 ss., ha hecho fijar
la atencin sobre las profundas analogas de esta doctrina de Rousseau con las de Spino-
za. La dea de que en la democracia cada uno slo est sometido a su propia voluntad, en-
cuntrase en las concepciones antiguas. As, por ejemplo, Aristteles, PoI., VII, 2, 1317,
b. 14 ss.: J.1EV ouv t'ttQO<; tv'tttV o'A.iA.UeE r J.1T] lieX<Jteal,
Il<A.I<J'ta J.1EV lt ttOE J.1T] xu'ta xut <J\JJ.1PUttalltu'tT] 'tT]v 4votQuv
TI]v xu't 16loov.
69 "Al'garddes associs, ils... s'appellent el! patieulier citoyens, eOl1ll1le participant al'au-
torit souveraine, et sujets, comme soumis aux lois de l'tat." 1, 6.
70 Antes que l, Fichte, en la obra ya citada de la poca de su juventud, publicada en
1793, casi cuatro aos antes de haber aparecido la doctrina del derecho de Kant.
71 Tratar de explicar los innumerables matices que ha tenido la doctrina del contrato
despus de Kant nos llevara demasiado lejos y seria, por otra parte, intil, ya que no contie-
ne idea original alguna. Se reproducen los antiguos errores. As, por ejemplo, Rotteck, 11,
p. 52, explica el contrato constitutvo del Estado como realmente acaecido, es decir, que el
contrato es para l el fundamento racional e histrico del Estado.
. . . ~ . y ~ > ~ ~ . .
220 DOCTRINA GENERAL S O ~ DEL ESTADO
explcita que el contrato social es de naturaleza exclusivamente racio-
nal, mediante las siguientes palabras: "El acto por el cual el pueblo se
constituye a s mismo en Estado, es decir, segn la idea del mismo, o sea,
la nica manera como puede ser pensado conforme a derecho, es el con-
trato originario mediante el cual todos (omnes et singuli) renuncian a su
libertad en el pueblo para volverla a tomar como miembros de un ser
comn, esto es, del pueblo considerado como Estado (u niversi). 72
La crtica de la teora del contrato slo tiene para qu ocuparse del
aspecto racional de la misma. La teora del contrato como teora en que
se trata de fundamentar los orgenes histricos del Estado es, por su falta ;,
de base histrica, imposible de tomar en serio desde el punto de vista de"
la ciencia moderna. En otro lugar se aclarar el valor de los ejemplos .
histricos que se aducen para mostrar la fundacin contractual de los Es-
tados. Como teora histrica era la doctrina del contrato la consecuen-
cia necesaria de la cultura de una poca cuyo conocimiento de la exis-
tencia primitiva del gnero humano parta de la representacin de una
situacin en que no exista el Estado y de la cual salieron los hombres,
por reflexin, para alcanzar un fin claramente reconocido y determinado.
La gran significacin y la autoridad secular de que ha gozado la doc-
trina del contrato descansan en el carcter racionalista de sus ideas fun-
damentales, en que aparece el Estado creado por el individuo como pro-
ducto racional de su propia voluntad. No puede darse una justificacin
ms honda del Estado que aquella que prueba al individuo que l mismo
lo ha considerado como necesario, y por consiguiente que lo ha creado
libre y conscientemente, y el reconocerlo es por tanto la consecuencia
de su propia accin. Esta doctrina debe ir, adems, unida a todas aqueo
llas que se ocupan del origen del Estado, en cuanto desarrolladas en su
totalidad; lo que se propone es dar la base racional no del pasado, sino,
como toda doctrina de justificacin, exclusivamente del Estado actual y
futuro."! Aun cuando hayan sido las fuerzas ciegas de la naturaleza las
72 Rechtslehre, 47, Yms adelante: "Tratar de rastrear para descubrir las huellas histri-
cas de este mecanismo es vano, porque no se puede remontar a los comienzos de la sociedad
civil (pues los salvajes no acuerdan crear instrumento alguno que ponga de manifiesto su
sometimiento a la ley, y de la naturaleza de los hombres salvajes se desprende que han co-
menzado con la fuerza)". Igualmente vase 52; pero debe advertirse que antes de Kant ha-
ba ya combatido Svarez en Alemania por esta idea al redactarse el Allg. Landrechts. Svarez
funda el ejercicio de todas las funciones por parte de la autoridad superior frente a los miem-
bros del Estado, en el principio del contrato constitutivo del mismo, y contina as: "Esta
proposicin fundamental no la tengo, ciertamente, como exacta histricamente, porque la
historia prueba, al menos la de la mayor parte de los Estados antiguos y modernos, que
stos han tenido su origen en una sumisin fsica y moral; pero esto no obstante, es filosfi-
camente verdadera la hiptesis del contrato y muy cmoda para explicar los derechos y
deberes entre el soberano y los sbditos". Vase Sti:ilzel, Carl Gottlieb Svarez, 1885, p. 384.
13 Desde este punto de vista, defiende Eotvos, op. cit., H, p. 61,Ia doctrina del contrato,
que ha sido reconocida por l puramente como una teora de justificacin.
LAftOCTRINAS SOBRE LA JUSTIFICACIN DEL ESTADO 221
que hayan formado en su actual modo de ser el Estado, por qu no ha-
ba de ser lo transmitido conformado con nuestra naturaleza esencial
como ha sucedido con otras instituciones, por ejemplo, la familia? De
aqu que no pueda decirse que se ha refutado la teora del contrato por-
que se pruebe que no corresponde a un hecho histrico. cosa que sigue
siendo para muchos e! argumento fundamental contra la misma.
No obstante haberlo negado, la doctrina de Spencer no es otra que la
del derecho natural presentada en una nueva forma. Spencer, siguiendo
las huellas de Cornte. distingue dos estados sociales que se oponen, a sa-
ber: el guerrero, que se basa en la ley, y el industrial, que reposa sobre el
contrato. Este ltimo es e! que la historia indica para el futuro,74 con lo
cual aparece fijado el fin de la misma all donde la doctrina del derecho
natural vea el comienzo. La sociedad libre, edificada sobre bases colecti-
vistas, tal como el socialismo la suea y la exige, no es otra cosa que el
Estado contractual, al que no se le da el nombre de Estado por la idea de
poder coactivo que puede sugerir y por razones de agitacin poltica. Aun
rechazando enrgicamente toda fundamentacin atomstica de! Estado
y concibindolo como producto inmediato de las fuerzas naturales y es-
pirituales, como organismo de cualquier ndole, no es posible rechazar la
idea, segn la cual lo necesariamente objetivo pueda llegar a ser querido
tambin racionalmente, Yque en este querer racional, con el cual habra
de conformarse y unirse el contenido de los dems quereres, habra de
radicar para el individuo la justificacin de la exigencia de entregarse al
todo. El querer consciente de lo objetivamente necesario es la idea fun-
damental que incide en algunos sistemas ticos tan profundamente pen-
sados como el del estoicismo en la Antigedad Yel de Spinoza en la
Edad Moderna. Es preciso tener siempre presente que el ser y el reconoci-
miento de lo que es, son dos cosas completamente distintas. De aqu que
con palabras polmicas o de lucha, como la de atomismo, mecanismo e
individualismo, nada quede refutado.
El error de la teora del contrato y de toda doctrina jurdica puede
decirse que radica exclusivamente en su concepcin falsa del derecho.
Siempre parten de un derecho que existe sin organizacin social. Toma
una o varias proposiciones de un orden jurdico existente en un Estado
y deriva de ste aqullas, lo que es ingenuo: O'tEQOV 1tQO'tEQOV. Cunto
tiempo no ha sido preciso antes de que se haya hallado el principio de la
fuerza obligatoria de los contratos, que tan evidente parece al derecho
natural! Que el mero consenso tiene fuerza obligatoria absoluta es, aun
hoy mismo, una proposicin que no deja de ser vlida con algunas ex-
cepciones. Adems, es imposible mostrar que el derecho objetivo es la
74 Op. cit., VIn, caps. XVII YXVIll.
222 DOCTRINA GENERAL SOCIAL DEL ESTADO
LAS DOCTRINAS SOBRE LAJUSTIFICACIN DEL ESTADO
223
consecuencia jurdica y el contenido del contrato fundamental. De esta
manera se comprende el hecho tan interesante como rico en doctrina que
puede encontrarse, as en los escritores de derecho natural, como en los
que tratan del contrato del Estado, a saber: que las exigencias polticas
circunstanciales aparecen deducidas de premisas generales, en las que,
abierta u ocultamente, haban sido ya introducidas estas denominadas
consecuencias. La falta ms grave de la fundamentacin del contrato en
la escuela del derecho natural es la imposibilidad en que se encuentra
para mostrar que el consenso dado por los individuos es bastante para
unirles de una manera absoluta. Si el hombre es libre por naturaleza, en-
tonces la proposicin de Rousseau, la libertad es irrenunciable, capacita
al individuo en fuerza de esta irrenunciabilidad de la libertad a romper
en cualquier momento el contrato. Yesta ltima consecuencia lgica del
derecho natural la ha puesto de relieve Fichte de manera harto clara. Si
alguien cambia de voluntad, desde ese mismo momento no est ya den-
tro del contrato, ni tiene ningn derecho respecto al Estado ni el Estado
respecto a l.75 Pero si puede un individuo salir del Estado, pueden ha-
cerlo varios, que se encontrarn los unos frente a los otros y todos fren-
te al Estado que acaban de abandonar, bajo el imperio del mero derecho
natural, y si los que se han separado desean unirse ms estrechamente y
acordar un nuevo contrato de ciudadana bajo condiciones ms de su
gusto, pueden, en virtud del derecho natural, en cuyos dominios se en-
cuentran, as acordarlo, y de esta manera habran creado un nuevo
Estado.ts
Desarrollada lgicamente hasta el fin, la teora del contrato lejos de ser
una doctrina que fundamente al Estado, lo destruye. Y si bien esta con-
secuencia slo ha sido mostrada por Fichte, dbese a que los dems, o
han aceptado sin crtica la proposicin de que el contrato tiene una fuer-
za absoluta para obligar, considerndola como dogma indubitable, o bien
han levantado otro poder para justificar al Estado a ms del principio
del contrato. Para muchos, el contrato no es sino la causa prxima del
Estado, tras el cual est como causa remota, bien un impulso natural, bien
una ordenacin superior moral, de suerte que estas doctrinas van a des-
embocar en el camino trazado por las teoras psicolgicas y ticas.
Aunque la doctrina del contrato, por consiguiente, no cumple su fin, el
7S Op, cit., p. 115. El hecho de que los contratos no obligan, segn el derecho natural,
fue antes ya observado por Spinoza, por lo que su doctrina del contrato como fundamento
del Estado (Tract. theologico-politicus, c. XVI) slo tena por objeto el reconocimiento libre,
por parte de sus miembros, de la necesidad objetiva para ellos de una asociacin de poder.
76 Op. cit., p. 148. Fichte contina despus: "Acada revolucin corresponde romper con
los contratos anteriores y establecer la unin mediante otros nuevos; ambos son conforme
a derecho; por consiguiente, tambin lo es toda revolucin en que ambos acuerdos se
hacen conforme a ley; es decir, en que esto acontece por un acto de libre voluntad".
r
influjo histrico que ha ejercido es extraordinario. Todo el Estado mo-
derno se halla saturado del espritu de esta doctrina, tanto en su estructu-
ra, cuanto en sus instituciones. Haremos notar tan slo que la idea de los
derechos de libertad expresamente formulados, la exigencia de la funda-
cin de un Estado de derecho y la satisfaccin de esta exigencia median-
te garantas jurdicas, singularmente para los derechos pblicos del in-
dividuo, as como los principios de los partidos polticos y econmicos
liberales, estn formados bajo su influjo. Por la estrecha relacin en que
se encuentra con la moderna teora de la soberana popular, ha sido el
fundamento de donde se han sacado las consecuencias que de este prin-
cipio se han deducido. En la doctrina plebiscitaria de los franceses, en
el referendum constitucional suizo y americano, pervive el influjo de esa
doctrina, as como en las exigencias del partido demcrata-socialista
alemn. Seora soberana en el ltimo siglo, ha ayudado a derruir en
Europa un mundo antiguo y ha favorecido la reaccin de uno nuevo ms
all del ocano. Las doctrinas polticas -yen esto se asemejan a las
religiosas- no influyen en la medida del carcter abstracto de la verdad
que encierran, sino por la fuerza y la profundidad con que son capaces
de intimidar a los espritus.
Es comn a todas las teoras jurdicas el error de apoyarse en un orden
de derecho previo al Estado. Pero, despus de haber alcanzado la ciencia
moderna una clara visin sobre la naturaleza del derecho, habrn de ser
abandonadas todas ellas al pasado, aunque sus efectos continen dejn-
dose sentir realmente en el futuro.
d) Las teoras ticas
Probar que el Estado es una necesidad moral, y justificarlo de este modo
ante el individuo, es ya una consecuencia implcita en las teoras religio-
sas, puesto que el acto de la voluntad divina que funda al Estado contiene
al mismo tiempo una exigencia moral respecto del individuo, cual es, la
de reconocerlo. Pero independientemente de los fundamentos religiosos,
encuntrase ya en la Antigedad la justificacin tica del Estado. Para la
filosofa antigua, considerada en el momento de su culminacin, la vida
del hombre fuera de la del Estado no puede comprenderse. En Platn
como en Aristteles, el hombre slo es hombre en el pleno sentido de la
palabra, por vivir dentro de la comunidad ordenada en forma de Estado,
ya que slo dentro de ste puede desarrollarse la totalidad de la natura-
leza humana. Fuera del Estado, nicamente se comprende o un Dios o
un animal. Pero la perfeccin moral a la cual debe tender el hombre slo
es posible dentro del Estado. Mas tambin la doctrina del derecho natu-
'"""...... ...Jiii;!, .........""""""
reina en la literatura poltica, no son completamente conscientes de
ello. Puesto que el Estado no existe fuera de los hombres, sino que ms
bien se lleva a cabo su vida mediante las acciones de los hombres, la ne-
cesidad histrica de que se habla slo puede ser llamada cientficamente
psicolgica. Todos aquellos que creen que el Estado es una formacin
natural o un producto del espritu del pueblo, o un hecho histrico, y de
algn modo tratan de justificarlo, pertenecen, por tanto, a esta doctrina.
El padre de ella es Aristteles por sus famosas observaciones sobre la
disposicin del hombre para formar el Estado y la eficacia de los impul-
sos que lo llevan a formar crculos sociales que le sirvan de complemento.
La doctrina psicolgica est tambin en relacin mayor o menor con
otras doctrinas, como por ejemplo, con la del derecho natural, en cuanto
atribuye a determinados impulsos humanos -por ejemplo, impulso so-
cial, tendencia a la utilidad, temor- el carcter de motor para las forma-
ciones del Estado. Singularmente se le encuentra en los tiempos moder-
nos unida a las teoras ticas, por cuanto los fenmenos psicolgicos del
Estado se consideran al mismo tiempo como racionales.
83
Lo que ha lle-
gado a ser en la historia lleva en s mismo, segn esta concepcin, la exi-
gencia moral de ser reconocida como racional. Pero dado el apartamien-
to actual de la metafsica, la cuestin relativa a la racionalidad absoluta
del Estado no suele ser ya tratada, y tanto los flsofoss- como los histo-
riadores, suponen una justificacin puramente psicolgica del Estado
basndolo en la organizacin humana y en la necesidad histrica de su
existencia.
La crtica de estas dos ltimas teoras hoy dominantes habr de ser
hecha cuando hagamos la explicacin sistemtica del problema que pasa-
mos a exponer.
224 DOCTRINA GENERAL S06ELESTADO
ral, Como hemos visto, afirma frecuentemente que la causa remota del
Estado es una ordenacin moral. Tal es el caso, por ejemplo, de Hobbes,
para quien, en la conformidad de la ley moral con la lex naturae funda-
mentatis, se encuentra la causa remota, y esta ley ordena buscar la paz
que slo se puede hallar de un modo permanente en el Estado.?" Segn
los principios de C. Wolff, la necesidad de institutir el Estado es una
consecuencia del ms alto deber moral o sea, del de perfeccin.78 Kant
explica la ley juridica con un imperativo categrico, y, por tanto, tambin
la justificacin de una asociacin de hombres bajo leyes jurdicas que es
el modo como concibe el Estado. Fichte ha descrito ms enrgicamente
la unin para fundar un Estado como un deber absoluto que haba de
consistir en realizar libremente el Estado racional. La ley jurdica, dice l
en su ltima obra, contiene para todo hombre, al propio tiempo, una obli-
gacin moral de reconocerla y de secundarla. Quien no quiera colaborar
en el problema de realizar el Estado racional lesiona el derecho de los de-
ms. Quien tal haga, no debe tolerarlo, sino dominarlo como si se tratase
de una fuerza salvaje.
De una manera diferente a como lo ha hecho la escuela del derecho
natural, ha afirmado Hegel la necesidad moral del Estado, apoyndose
en concepciones antiguas.eo Considera Hegel al Estado como el sumo
grado que en la evolucin dialctica alcanza el espritu objetivo y le atri-
buye el valor de realidad de la idea moral. En cuanto el Estado es una
realidad que ha devenido factca, es racional por s mismo, y el ms alto
deber del individuo consiste en ser miembro de este Estado.81 La idea de
la necesidad tica del reconocimiento de ste ha sido muy comn en la
literatura posterior a Hegel, hasta nuestros das, aun cuando expresada
de muy diversas maneras,82 y se encuentra en estrecha relacin con la si-
guiente teora de que vamos a ocuparnos en primer lugar.
LAftCTRINAS SOBRE LAJUSTIFICACIN DEL ESTADO 225
e) Teora psicolgica
Aesta teora pertenecen la mayor parte de los que consideran al Estado
como una necesidad histrica, si bien, a causa de la gran oscuridad que
77 De cive, 11, 2.
78 Jus naturae, n, 78 Y 79, Y/II. 1.
79 Introduccin, e, 45.
80 Staatslehre oder ber das Verhdltnis der Urstaates mm Vemllnftreich, 1813, W. W., IY,
p.434.
81 Philosophie des Rechts, 258.
82 Schmitthenner; Grundlinien des allg. oder idealen Staatsrecht, 1845, p. 263. H. A. Za-
chariae, r, p. 63. Zopfl, r, p. 80. H. Schulze, Einleitllng, p. 153. Ahrens, r, p. 271. Trendelenburg,
p.330.
3. EVOLUCIN SISTEMTICA DE LA DOCTRINA DE LA JUSTIFICACIN
La ojeada crtica que hemos hecho de las diferentes teorias nos permite
ver que no se ocupan de justificar la comunidad del Estado en su totali-
dad, sino tan slo uno de sus elementos, principalmente el del imperium,
esto es, el poder de mando o poder coactivo. ste es nicamente el que
indica el punto en que la voluntad individual se encuentra frente a otra
que tiene la exigencia de ser quien la determine y, en caso necesario, la que
83 Por esto se podran nombrar aqu muchos partidarios de las doctrinas ticas. Vase
Lasson, op. cit., pp. 298-299.
84 En los sistemas de tica ms recientes de Wundt, Paulsen y Hoffding, todos los cuales
habran de tratar ex professo del fundamento del Estado, no se explica esta cuestin y apenas
si se indica.
226
1
DOCTRINA GENERAL SOCIAL DEL ESTADO
"
ORIGEN Y DESAPARICIN DE LOS ESTADOS 271
en s mismos. Por consiguiente, se pueden fijar las condiciones sobre las
cuales reconocern los otros Estados a una comunidad como tal Estado
o la rechazarn; pero lo que no pueden estos Estados es reglar la crea-
cin de los mismos. El Estado es tal, en fuerza de su naturaleza interna,
y entra en la comunidad del derecho internacional a causa del reconoci-
miento expreso o implcito de los otros miembros de esta comunidad.
Del propio modo que toda individualidad adviene en persona mediante el
reconocimiento de ella por una comunidad jurdica. El derecho interna-
cional, por tanto, tiene como factum la existencia de los Estados, pero
no puede crear este factum mismo'?
Pero tampoco el derecho pblico es capaz de formar el proceso de la
formacin de los Estados. ste no puede fijar un derecho que sirva de
base a su propio origen, porque para esto necesitara precisamente existir
l con anterioridad, es decir, para poder crear el derecho. El acto de crea-
cin de los Estados puede ser juzgado, sin duda alguna, segn el derecho
de los Estados de que se trate: puede ser contrario al orden jurdico de
estos Estados o conforme a l. Pero jams puede juzgarse el Estado as
nacido segn el derecho de otro, porque el derecho slo valora lo que est
sometido a su soberana.
El fundamento ms hondo de este fenmeno radica en la doble natu-
raleza del Estado. Slo quien crea poder conocer a ste estudindolo ex-
clusivamente como institucin jurdica es el que puede plantear la cues-
tin acerca del fundamento jurdico de un Estado concreto. El Estado
es primeramente una formacin histrico-social a la que se adosa el dere-
cho, pero que no pudo crear a ste, sino que es ms bien el fundamento
de su existencia. Los hechos jurdicos preceden al nacimiento de los indi-
viduos humanos y se enlazan con ellos. Pero el acto del nacimiento mis-
mo queda completamente fuera del derecho.f
Por esta razn, la existencia jurdica de un Estado slo puede descansar
en su propia voluntad. Un Estado jams puede ser creado jurdicamente
7 Haenel, Staatsrecht, 1, p. 36, Y Anschtz, Emiklopadie, p. 209, afirman la existencia de
principios de derecho internacional acerca de la formacin de los Estados; mas la prueba
de su afirmacin tiene por base una petitio principii, porque, segn ellos, el imperio alemn
ha sido creado mediante la unin (Vereinwarung), con lo cual vienen a afirmar que un
Estado puede nacer mediante un acto jurdico.
s Vase Gierke, en Schmollers Jahrbuch, 1883, pp. 85-86, donde l se muestra esencial-
mente de acuerdo con mis doctrinas expuestas en Lehre von den Staatenverbindungen,
pp. 253-254. Acerca del origen puramente social y prejurdico de la corporacin en general,
se ha expresado muy enrgicamente Gierke, Genossenschafstheorie, pp. 23-24; Deutsches
Privatrecht, 1, pp. 483-484. Los hechos sociales que le sirven de fundamento van unidos a
proposiciones jurdicas. Esto vale, sin duda alguna, para las corporaciones que se forman
bajo el orden jurdico existente en un Estado. Pero no se puede aplicar esto a los Estados
mismos, porque los principios de derecho internacional que habran de reglar tales for
maciones no existen. Se encuentra de acuerdo conmigo principalmente, Seidler, Jur. Krit.,
pp. 71-72.
..1
:7,
por otro, cualquiera que sea la participacin que hayan tenido uno o va-
rios Estados en el proceso de la formacin histrica de un segundo Es-
tado. El Estado es tal, por poseer rganos encargados de ejercer funcio-
nes de un modo inmediato. Ha menester, adems, querer atender estas
funciones de un modo libre. Una coaccin para imponer una determi-
nada organizacin a un Estado, no son conceptos concordables, y una
coaccin sobre los rganos supremos encargados de ejercer las funcio-
nes constitucionales equivaldra a privar a stos de su carcter de rganos
del Estado.? La formacin del Reino de Westfalia fue ordenada por un
decreto de Napolen en el que fijaba aquel soberano los principios de la
organizacin de este Estado. Pero solamente la libre voluntad de Jernimo
hizo posible que se llevase a cabo esta constitucin, y al mismo tiempo
que fuese posible el nuevo Estado, el cual pudo considerar desde este
momento aquel decreto como una ley de s mismo. Cuando Luis Bonapar-
te, no queriendo sufrir por ms tiempo la arbitrariedad fraternal, abdic
la corona de Holanda, lo que tuvo como consecuencia la incorporacin
de este Estado al imperio francs, psose bien de manifiesto que aun esos
Estados aparentes, como los de estos strapas napolenicos, necesitaban
para poder existir, una voluntad que no estuviera sometida al peso de
una coaccin.
Aun all donde un Estado conserva su organizacin y existencia hist-
ricas gracias a uno o varos.tv no existe un nexo jurdico entre el Estado
creador y el Estado creado. Pueden atribuirse al nuevo Estado obliga-
ciones de derecho internacional, pero stas suponen ya la existencia de
aqul y no estn derivadas del acto de creacin. El orden del nuevo Esta-
do, cualquiera que pueda ser la procedencia del mismo, descansa jurdi-
camente slo en su propia voluntad. Al transformarse un miembro de
un Estado en un Estado independiente, ha sido muy frecuente que con-
serve la constitucin de que procede, la cual, no obstante permanecer
con sus palabras casi intactas, adquira como constitucin de un nuevo
Estado un carcter completamente distinto, que no poda ser derivada
jurdicamente de la forma anterior.'!
Estudiando el origen de nuevos Estados en una confederacin, es como
puede verse de una manera clara y rica en enseanzas el hecho, externo al
derecho, de la formacin de los Estados. As, por ejemplo, los Estados
9 Por esto no radica en la libre eleccin del poder del Estado, el determinar qu consti-
lucin se ha de introducir. Un ejemplo notable de esto lo ofrecen las luchas constituciona-
les austriacas de 1861 a 1867. La constitucin del 26 de febrero de 1861 haba establecido dos
Reichsrat, uno ms reducido y otro ms amplio, en el que habran de tener cabida los dipu-
tados de Hungra. Pero jams pudo llegar a constituirse este ltimo, porque el Landtag de
Hungra se neg a enviar representante.
10 Como sucedi en Europa con Cracovia, las islas jnicas y Bulgaria.
11Vase el captulo xv de esta misma obra.
272 LA DOCTRINA GENERAL s08DEL ESTADO
Unidos de Amrca.t- Los tenitorios americanos advienen en Estados cuan-
do una ley de la Unin los autoriza por un Enabling Act, para que se oro .
ganicen como Estado los habitantes del territorio de que se trata. Sobre
la base de esta ley se convoca una asamblea constituyente, que elabora
una Constitucin. Mas para estas constituciones existen ciertas condi-
ciones restrictivas en las leyes de la Unin (por ejemplo, necesidad de
libertad absoluta y prohibicin del control de la Iglesia en las escuelas
pblicas). La Constitucin hecha conforme a estos principios, mediante
la cual se constituye el nuevo Estado y por cuya virtud se crean y entran
en actividad los rganos de la nueva comunidad, no es una ley de la
Unin, sino una ley del Estado. As. por ejemplo, el Enabling Act del 22 de
febrero de 1889, que divide el tenitorio de Dakota en dos Estados, Norte
y Sur, autoriza al pueblo de estos dos Estados futuros a darse una Cons-
titucin.U En este caso. la Constitucin de ambos Estados descansa ex-
clusivamente en sus propias leyes. por eso principia la Constitucin de
Dakota del Sur de 10de octubre de 1889 expresamente con estas pala-
bras: "We, the people ofSouth Dakota [. .. } do ordain and establish this
Constitution for the State of Soutlt Dakota'.w De igual modo sucede con
los dems Estados federados americanos. Ms comprensivamente y en
fecha reciente, ha tenido lugar esto mismo en el Brasil, el cual se ha trans-
formado de un Estado unitario en federal, en virtud de la autorizacin
concedida por el poder central a las antiguas provincias para convertirse
en Estados.U
Tambin en estos casos en que parece mostrarse muy claramente una
continuidad jurdica, el acto de creacin del Estado es realmente con-
secuencia de un hecho que queda fuera del orden del derecho. El poder
central, que dominaba ilimitadamente hasta ahora sobre estos territo-
rios, retrocede para dar espacio a la formacin de Estados. No los crea
l, pues, sino que permite crearlos. El acto de creacin de los Estados no
radica en el poder central, sino en la voluntad de cada asamblea consti-
tuyente, cuya accin de erigir el Estado no puede ser jurdicamente cua-
12 Vase sobre esto, Jameson: A Ireatise on Constitutional Conventions, 4" ed., Chicago,
1887, pp. 173 ss. Von Holst, Das Staatsrecht den Vereinigten Staaten von Amerika (Hand-
bucb des 61f. Rechts}, pp. 95 ss. Schlief, Die Staatsrechtliche Stellung der Territorien, en el
Arch. tar 61f. Recht, IV, pp. 314 ss. M. Farraud, The Legislation of Congress for lile Govem-
ment of Organiced Territories oithe United States. Newark, 1896, pp. 53 ss.
IJ Vase la Laws passed at the second Session ofthe Legislature of the State of Sout Dakota,
Pierre, 1891, pp. 3 ss.
14 "Nosotros, el pueblo de Dakota del Sur [... ] hacemos, ordenamos y establecemos esta
Constitucin para el Estado de Dakota del Sur." Op. cit., p. 16.
I S Constitucin de los Estados Unidos del Brasil, del 24 de febrero de 1891, artculo 2;
"Cada una de las antiguas provincias formar un Estado". Vanse tambin los artculos 4 y
63. Esta constitucin ha sido traducida y publicada en francs en el Annuaire de legislation
trangre, XXII, 1892, pp. 977-978.
.i.
f1tORIGEN y DESAPARICIN DE LOS ESTADOS 273
lcada. porque falta el orden jurdico con que pudiera ser medida. Una
vezformado el Estado es cuando pueden alcanzar significacin jurdica
retrospectivamente los hechos que dieron lugar a esta formacin, en
cuanto pueden ser juzgados ellos segn el derecho de los nuevos Esta-
dos, siempre que haya alcanzado aqul para stos un valor jurdico. Pero
el acto decisivo de creacin, en s mismo. permanece sin duda alguna
fuera del derecho y como su supuesto.
Un Estado puede nacer mediante una lenta formacin histrica; as
aconteca con los Estados territoriales de los antiguos reinos alemanes,
que jams fueron reconocidos como tales expresamente por el imperio.
Tampoco en este caso poda determinarse jurdicamente el proceso de
formacin de los Estados. Estaba terminado el proceso y el acto de crea-
cin llevado a cabo, tan pronto como se tuvo la conviccin del origen
jurdico del poder del Estado y se le hizo descender histricamente de la
esfera del imperio. Los seores territoriales alemanes consideraban su
poder como una gracia divina; es decir. como un derecho que les pertene-
ca a ellos originariamente. Ms tarde explicaremos cmo hubo doctrinas
jurdicas que contribuyeron a afirmar estas convicciones.
Es posible que los efectos de los actos que forman los Estados no ha-
yan adquirido claridad en la conciencia de los actores. La organizacin
de los ejrcitos y de las autoridades en Brandeburgo YPrusia a partir del
Gran Elector ha ido formando lentamente un solo Estado. de los Estados
prusianos, lo cual no pudo verse con perfecta claridad juridica sino des-
pus de la disolucin del imperio.
16
Nadie puede determinar taxativa-
mente la hora en que naci la unidad del Estado prusiano. porque no es
posible fijar en qu momento las partes dejan de ser tales. Lo mismo exac-
tamente puede decirse de la monarqua austriaca, donde, a partir de
Mara Teresa, existe una organizacin comn entre los territorios here-
dados alemanes y bohemios; ella fue quien hizo un Estado unitario de es-
tos territorios sin que la conversin de estos dos grupos en provincia haya
sido expresamente formulada.
Este acto de creacin. pues, queda fuera del derecho. pero slo l. Todos
los actos que le preceden y le siguen han de ser juzgados en el mundo
de los Estados modernos segn algn derecho. Las personas que fundan
el Estado estn siempre sometidas a un orden jurdico conforme al cual
sus acciones, en tanto que la fundacin misma no se ha llevado a cabo,
aparecen como conformes al derecho o como contrarias al msmo.!" lo
cual tiene una consecuencia importante, Yes que all donde la fundacin
16 Vase Bornhak, Preusssche Slaats-und Rechtsgeschichte, 1903, pp. 146-148. Aun era
posible a Schlflzer escribir en 1779 al ministro zedlitz: "La monarqua prusiana es un agre-
gado de Estados grandes y pequeos". Vase Max Lehmann, Preiherrvon Stein, n, 1903, p. 13.
17 Esto ha sido tratado muy acertadamente por Laband, l. p. 33.
18 O mejor dicho, que no estn ordenados, puesto que hay pocos puntos en el derecho
internacional que puedan estar tan poco claros como la doctrina de la sucesin de los Es-
tados. Vase sobre las distintas teoras acerca de esto: Max Huber, Die Staatensukzession,
1898, pp. 8-9. La propia solucin organolgica que da Huber al problema queda tambin
sometida a la crtica.
19 En caso de incorporacin, se consigue el mantenimiento del derecho mediante el hecho
jurdico del reconocimiento previo por el Estado anexionante del orden jurdico del Esta-
do anexionado, y de aqu que sea cuestionable la presuncin de si contina o no este recono-
cimiento.
se hace respetando el orden jurdico, el Estado recin creado no necesita
un reconocimiento especial de aquellos otros Estados a cuya esfera jur-
dica alcanza de algn modo su creacin, sino que su reconocimiento
resulta como un efecto inmediato y evidente, en tanto que cuando se trata
del caso opuesto, se hace necesario un acto de reconocimiento por parte de
los Estados lesionados, bien que este reconocimiento sea obligatorio o
no segn el derecho internacional. y pueda hacerse expresamente o se-
guirse como una concesin tcita.
La nueva formacin de un Estado se considera, pues, acabada, si too
dos los elementos esenciales de un Estado existen realmente y de una
manera indubitable en el caso dado, y la comunidad as formada est en
situacin de actuar como tal. As sucede cuando sus rganos ejercitan
realmente la soberana, y a ellos se obedece de un modo efectivo. Con este
hecho se enlaza inmediatamente el derecho. Respecto del exterior, el
nuevo Estado entra en la comunidad de los mismos, y como necesita mano
tener una relacin con los dems, se reconoce como obligado al derecho
internacional tal como ste se halla en el momento de la creacin del
Estado. Por esto acepta como suyos ante todo los deberes que ordena el
derecho internacional respecto a la sucesin de los Estados. lB Respecto
al interior, no existe ningn principio jurdico que lo obligue a recono-
cer el derecho existente, pues el derecho internacional no ordena las re-
laciones internas de los Estados, y no hay otro derecho que pueda obligar
a dos Estados separados entre s a tener un orden comn. Formalmente,
el Estado parece completamente libre de formar, segn su sentir, el nuevo
sistema jurdico de su vida y de tomar del antiguo lo que le plazca. Mas
esta libertad formal encuntrase ante obligaciones materiales. El nuevo
Estado est determinado, sin duda alguna, por su fin, y conforme al fin
jurdico que le es propio segn la conviccin de sus miembros, est obli-
gado materialmente a modificar lo menos posible la situacin jurdica.
Por esto toma del derecho en vigor hasta entonces, en el Estado desapare-
cido, cuanto para su propio orden jurdico conviene, a menos que sea
necesario para el nuevo Estado la destruccin de las relaciones del anti-
guo, o conserven validez para l por no haber sido suprimidas por un'
acto expreso.!?
20 Estas cuestiones trtanse por lo comn en los sistemas de derecho internacional. As,
por ejemplo, Rivier, Principes, 11, pp. 436-437; Ullmann, op. cit., p. 70; pero falta una inves-
tigacin fundamental acerca de este problema. Ullmann, en la obra y pasaje citados, hace
consistir la conservacin del orden jurdico en que el objeto de la adquisicin sea una aso-
ciacin corporativa organizada con un orden jurdico propio, cuya soberana slo puede
ser cambiada por el nuevo poseedor mediante otros actos jurdicos voluntarios. Pero en
qu orden jurdico tiene su origen este principio? En el derecho internacional segurarnen-
te no (pues falta un sujeto internacional justificado que est frente al del adquirente y slo
indirectamente pueden tener estos casos un aspecto de derecho internacional, es, a saber,
cuando entra en cuestin el derecho de un tercer Estado); por consiguiente, slo puede te-
nerlo en el derecho pblico. Pero dnde hallar el derecho pblico positivo que asegure a
los territorios anexionados su derecho? No pertenece, pues, el principio de UJlmann a la
esfera del derecho positivo, sino al de la aequitas creadora del derecho. La prctica prusia-
na de 1866 corresponde, sin duda alguna, al punto de vista aceptado por nosotros, por
cuanto confirma de un modo expreso el derecho existente. Dice el acta patente de anexin
de Hannover: "Queremos conservar las leves e instituciones existentes hasta ahora en
Hannover en cuanto son la expresin autorizada de sus peculiaridades; pueden permane-
cer en vigor sin hacer agravio a la unidad e intereses del Estado mediante pretensiones ex-
tremadas". Tambin quedaban garantidos expresamente los derechos adquiridos. Vase
Preussisclie Gesetzsammlung, 1866, p. 592. En el mismo sentido se procedi para las dems
anexiones a Prusia.
275
ORIGEN Y DESAPARICIN DE LOS ESTADOS
No es esto un principio de derecho natural, pero corresponde a la
prctica dominante, y las desviaciones de esta regla se consideran, dadas
las modernas concepciones del derecho, como injustas. Por esto es el
Estado formalmente libre de reconocer el derecho existente; pero pesa
sobre l la exigencia tico-poltica que lo impele a reconocerlo con las
restricciones sealadas. Comnmente, tiene esto lugar de un modo tcito.
De tal modo estn dominados los poderes formativos de los Estados por
las concepciones dominantes acerca de lo que debe ser el derecho, que se
deduce de ellas inmediatamente la voluntad presunta de mantener como
vlido dentro del nuevo Estado todo el derecho anterior que no ha sido
derogado. En otro caso, es decir, si as no fuera, resultara en este terri-
torio que haba una completa ausencia del derecho, hasta que un acto
expreso legislativo lo promulgase. Pero esta situacin jams puede pre-
sumirse como voluntad de un Estado. Este derecho conservado experi-
menta una transformacin honda, porque, a pesar de la continuidad e
igualdad material con el derecho anterior, procede de una fuente distin-
ta, y esto es de importancia suma para su evolucin.
Exactamente lo mismo puede decirse cuando se trate de cesiones de
territorio. En el derecho internacional no hay nada determinado respecto
al derecho que ha de valer en el territorio separado, a no ser que de un
modo excepcional el cesionario haya dado seguridades acerca de esto al
cedente. Tan pronto como un Estado tiene en su poder, jurdicamente,
un territorio, la situacin jurdica de ste slo puede ser juzgada frente
al Estado segn el derecho propio al mismo, y no podra ser obligado
formal y jurdicamente por una voluntad superior a la del Estado.zv
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LADOCTRINA GENERAL SOCIAL DEL ESTADO 274
276 LADOCTRINA GENERAL SofIt. DEL ESTADO
Por ltimo, se debe examinar cunto tiempo permanece un Estado en
e! mismo lugar. La doctrina dominante en el derecho internacional afirma'
que ni los cambios profundos de la constitucin, ni las revoluciones, ni el
aumento o disminucin de! territorio del Estado, y por consiguiente de la
poblacin, destruyen la identidad del Estado; pero este principio recono-
cido por la generalidad, slo es admisible aceptando el punto de vista de
la teora de la asociacin. Una unidad asociativa es independiente del
nmero de sus miembros y de la extensin de su dominio. Un cambio
en su constitucin altera la forma pero no el ser de la asociacin. La
unidad de sta permanece la misma, en tanto que los elementos de la
asociacin estn en una perfecta continuidad temporal y los fines con-
cretos de ella sean, al menos en su mayor parte, objeto de su atencin
incesante) 1
No es fcil decidir en cada caso particular si un nuevo Estado se puede
considerar como realmente nuevo o si slo ha experimentado una mo-
dificacin en alguno de sus elementos. As, por ejemplo, parece como si
en 1707 el reino de Inglaterra hubiese dejado de existir para dar lugar
mediante la unin con Escocia al reino de la Gran Bretaa. Realmente,
al unirse a Inglaterra Escocia, lo que sufri fue una ampliacin de ex-
tensin, ya que la unin slo tuvo esencialmente como consecuencia, al-
gunas pequeas modificaciones sin importancia en la estructura del
Parlamento ingls. Este mismo resultado fue e! de la unin de Irlanda con
la Gran Bretaa en 1800, no obstante haberse considerado esto en el
lenguaje oficial como la formacin de una nueva comunidad-Estado
constituida por otras dos que haban permanecido hasta entonces inde-
pendientes. No se les ha ocurrido por esto a los ingleses pensar que Gui-
llenno IV fuera el primer rey de este nombre por el hecho de que hubiera
sido realmente el primero de la Gran Bretaa. De suerte que los ingleses
no han aplicado las consecuencias de esta transformacin, que en la ter-
21 Esta unidad ha de ser apreciada segn las normas sociales valorativas existentes en
aquella poca. como acontece siempre que hay un cambio en los elementos constitutivos de
una unidad social. Las concepciones modernas acerca de la identidad no podran ser apli-
cadas. sin sufrir alteracin, a las modificaciones de los Estados medievales, quienes. no obs-
tante, conservaban un fundamento social que permanecia siempre el mismo. Que la cuestin
relativa a la identidad de los Estados y la de los elementos que los garantizan fue discutida
en la Antigedad. lo prueban las observaciones de Aristteles en PoI., m, l. La solucin
que Aristteles da al problema, a saber: que el Estado en s mismo cambia al mismo tiern-
po que cambia su constitucin, es la que corresponde a su concepcin fundamental acerca
de la esencia de las cosas, la cual se encuentra segn l, en la forma. Apartir de Grecia, ha
sido rechazada esta opinin por todos los teorizadores del derecho internacional con aro
gurnentos que no corresponden a la calidad de los que esgriman los adversarios; tanto
ms, cuanto que Aristteles mismo no desconoca la significacin prctica de la cuestin
de la persistencia de las obligaciones de los Estados transformados respecto de otros, y
admita desde su punto de vista la posibilidad de una solucin que correspondiese a la
necesidad de las relaciones entre los Estados.
)1&'
ftORIGEN y DESAPARICIN DE LOS ESTADOS 277
minologa oficial ha experimentado Inglaterra, a la cronologa de sus
reyes.
Nos ofrece un ejemplo opuesto el reino de Italia. Formalmente, Italia
se ha constituido mediante la incorporacin de la provincia italiana de
Austria, yel resto de los Estados de la pennsula de los Apeninos, al reino
de Cerdea. y la constitucin de sta, extiende su accin sobre toda Italia.
Oficialmente slo parece haberse transformado el nombre de Cerdea.
en Estado de Italia, el cual haba de constituir con aqulla el mismo Es-
tado y el mismo sujeto de derecho internacional. Pero contradice esto el
carcter de mera provincia que toma dentro del Estado italiano el primi-
tivo reino de Cerdea; la elevacin de Roma a capital; la organizacin de
todo el Estado y la fijacin de rganos inmediatos para el mismo. Estos
hechos histrico-polticos estn en desacuerdo con las teoras oficiales,
y no consienten se considere a Italia meramente como una Cerdea ex-
tendida, sino ms bien que se considere a Cerdea como reabsorbida por
el nuevo Estado que forma Italia.
Estos ejemplos nos ensean cun prximos pueden hallarse estos dos
fenmenos: la formacin de un Estado Yla transformacin del mismo.
El iatus de dos rdenes jurdicos que acompaa a todo proceso secunda-
rio de formacin de un Estado, salvo que esto suceda en un territorio
hasta entonces sin Estado, puede ser tan insignificante que llegue a ser
muy difcil, en casos particulares, fijar los lmites de ambos. En el proce-
so histrico existen por todas partes imperceptibles momentos de transi-
cin; mas el derecho, a causa de su naturaleza conceptual, necesita lmi-
tes precisos en estos casos en que la nueva formacin de un Estado slo
puede determinarse a posteriori; es absolutamente evidente, a causa de
la ininterrumpida continuidad de la historia, que el nueva poder del Es-
tado reconoce al que hasta entonces exista y no ha sido aniquilado por la
modificacin de las relaciones polticas.
En cada caso concreto en que se pone en cuestin si se ha formado o no
un Estado, slo es posible fijar su existencia o negarla atendiendo a la
situacin concreta de las cosas en aquel momento. Los principios genera-
les con que se puedan diferenciar las formaciones dudosas de las que son
indudables, casi son imposibles.
Un Estado permanece idntico y contina, por tanto, en su calidad de
tal cuando a causa de una capitis diminutio, se convierte de soberano en
no soberano. Al entrar en un Estado federal pierde el poder de un Estado
la nota de soberana, pero conserva todas las notas esenciales del Es-
tado.22 Los Estados de la Alemania del Sur, por ejemplo, han permanecido
22 El punto de vista opuesto fue mantenido por m en otra ocasin. Vase Lehre V011 den
Staatenverbindullge'l, pp. so ss.
278
~
LADOCTRINA GENERAL SOCIAL DEL ESTADO
~
ORIGEN Y DESAPARICIN DE LOS ESTADOS 279
los mismos que eran antes, no obstante haber entrado a formar parte del
reino alemn.
2. LA DESAPARICIN DE LOS ESTADOS
La desaparicin de un Estado puede ser, como su origen, una cuestin
meramente de hecho que se desarrolle fuera del dominio del orden jur-
dico. Si los acontecimientos naturales destruyen el territorio de un Estado
o su pueblo, el Estado toca igualmente a su fin. Tambin puede tener lu-
gar el fin efectivo del Estado por disolucin de la unidad de la asociacin
cuando deja de existir el poder del Estado por desaparecer los rganos
supremos o porque rehsa continuar funcionando: el ejemplo ms claro
de esto lo ofrece la disolucin del Sacro Imperio Romano Germnico en
1806. La renuncia de la corona imperial de Francisco II no fue el funda-
mento jurdico de la disolucin del reino. La declaracin hecha por l:
"consideramos el oficio y dignidad superior del reino como extinguidos
a causa de la unin de la Confederacin del Rin y nos consideramos a
nosotros mismos desligados de todos los deberes que habamos aceptado
respecto del imperio alemn", exceda las atribuciones del emperador, y
la ruptura efectiva de la Confederacin del Rin y del imperio deja como
existente e intacta la asociacin en los restantes territorios, los cuales
constituan la mayor parte del imperio.
La ruina de un Estado es un hecho puramente real cuando se debe a
un acto de poder, tenga o no un carcter guerrero, bien porque se trate de
ocupaciones debidas a la decisin de una parte sin fundamento jurdico
alguno (por ejemplo, reparticin de Polonia) o revoluciones (Estados del
centro y sur de Italia en 1860-1861).
Pero en todos los dems casos, la desaparicin de un Estado es un he-
cho. No desaparece un Estado porque l decida no continuar existien-
do o unirse a otro. Ms bien se necesita que cese el poder pblico de
ejercer sus funciones y comience en su lugar a llenar su actividad otro
Estado.
Estos hechos son aquellos que el derecho internacional suele ocu-
parse en clasificar. La divisin de un Estado, la divisin por poderes
extranjeros, la conquista, la anexin voluntaria a otro Estado, la conver-
sin de una variedad de Estados en uno, son hechos que tienen, ante todo,
una naturaleza real, a saber: la disolucin de asociaciones estatistas
existentes.
Con estos hechos pueden enlazarse actos jurdicos, pero de una manera
completamente distinta que cuando se trataba del origen de un Estado.
Este ltimo se llevaba a cabo fuera del derecho porque no exista orden
alguno con el que pudiesen juzgarse los hechos que daban lugar al adveni-
_.
~
; ~ ~
miento del Estado; pero no sucede lo mismo cuando se trata de la des-
aparicin del Estado.
Puede suceder que el Estado deje de existir conforme a su propio or-
den jurdico; es decir; puede acontecer que legalice los actos que lo enca-
minan a su desaparicin. El principado de los Hohenzollern y el ducado
de Lauenburg han sido incorporados al reino de Prusia en virtud.de la
voluntad legal de estos Estados, manifestada de conformidad con su cons-
titucin. En estos casos precede a la desaparicin del Estado un contrato
de sujecin que lo obliga a hacerse desaparecer. Pero puede extenderse un
Estado, de conformidad con el orden que regula dentro de su dominio la
validez jurdica de los cambios de territorio, ms all de sus primitivos l-
mites y el derecho internacional reconoce a esta extensin un valor jurdi-
co, incluso si es resultado de la conquista y contraria a la voluntad del
Estado desaparecido, e incluso cuando este acto de fuerza ha sido acom-
paado de la violacin de la norma del derecho internacional. Esta ex-
tensin tiene lugar mediante el acto de incorporacin, al cual se le ha de
atribuir un valor jurdico. Pero existe una diferencia entre la incorpora-
cin que tiene lugar por la voluntad de ambas partes y la que slo desea
una de ellas, a saber, que en el primer caso, la totalidad de los hechos que
originan la cesacin del poder de un Estado y la sustitucin de este poder
por uno nuevo, son jurdicos, en tanto que en el segundo caso, el acto de
la destruccin real de un Estado precede al acto jurdico de la incorpora-
cin. Existe aqu siempre una situacin de hecho, cual es la ocupacin, a
la que puede unrsele el acto jurdico de la incorporacin. sta se en-
cuentra completada en el momento en que el sujeto activo de la incor-
poracin da a conocer, de una manera suficiente segn el derecho interna-
cional, que considera como perteneciente a l, el territorio que ocupa. Por
consiguiente, no coinciden de ninguna manera este acto y la incorpo-
racin desde el punto de vista del derecho pblico particular del Estado;
ms bien puede decirse que estos actos acontecen distanciados tem-
poralmente, pues el segundo no necesita llegar a tener efecto en general,
como habremos de explicar en otro lugar.
Las mismas cuestiones principales que hemos encontrado cuando se
trata de la desaparicin total de un Estado, las hallamos tambin al tener-
nos que referir a la separacin de partes del Estado. Estos actos correspon-
den igualmente, como cuando se trata de la desaparicin de la posesin
en derecho privado, a la esfera de lo real. Este hecho, como toda clase de
cesiones, puede ir acompaado del derecho y estar fundado en el mismo,
pero puede suceder que la separacin de estos elementos sea debida a
un acto de poder. Sin embargo, no podra conservar durante largo tiem-
po un mero carcter de hecho, porque el poder mismo del intercambio
en las relaciones internacionales fuerza al Estado lesionado a reconocer
< o n - ~ ~ ~ ~ - -
80RIGENy DESAPARICIN DE LOS ESTADOS 281
en qu momento han perdido completamente su carcter de Estado los
territorios bohemios. tanto ms cuanto que el concepto del Estado es hoy
un concepto distante de las oscuridades y confusiones caractersticas
del siglo XVIII. Igualmente la existencia de un Estado blgaro independien-
teentre los aos 1687 Y1867 ha sido muchas veces puesta en duda y slo
ha sido afirmada de manera indubitable, por vez primera. mediante las
leyes promulgadas en la ltima fecha citada.
LA DOCTRINA GENERAL S08DEL ESTADO 280
los hechos ocurridos, mediante lo cual la separacin y la incorporacin
adquieren un carcter jurdico. En este punto concreto. diferncianse es-.''1
tos hechos de la desaparicin total de un Estado; pues, en este ltimo t
caso, no queda nadie con e! derecho o el deber de reconocer el nuevo esta- '
do de cosas creado. Los soberanos legtimos destronados y toda clase de
pretendientes no tienen derecho alguno a combatir o a reconocer un oro
den de cosas contrario a sus exigencias. pero que est afirmado. Las ac-
ciones de estas personas son de gran significacin desde un punto de vis-
ta poltico; pero jurdicamente, toda accin slo puede ser juzgada de
acuerdo con el orden jurdico existente. cualquiera que pueda haber sido
el modo como ste naciese, y as considerados, los actos de estos preten-
dientes o tienen un carcter indiferente para e! derecho, o son contrarios
al mismo. Slo quien considere que existe un orden jurdico natural, per-
fecto. que est sobre el derecho pblico positivo y sobre el internacional,
y por consiguiente, que desconozca la importancia de las relaciones en-
tre fuerzas para la vida de los Estados. puede llamarse partidario de la
doctrina de! principio de la legitimidad.
23
Es posible tambin el renacimiento de un Estado desaparecido cuando
los elementos de la asociacin se unen de nuevo. Mas si este Estado que
renace es o no idntico al que desapareci, slo puede ser determinado
mediante consideraciones sociales, pero no por un razonamiento formal
jurdico. La continuidad y discontinuidad de las relaciones jurdicas en-
gendradas por la muerte y resurreccin de un Estado slo puede ser me-
dida conforme a una justicia que est sobre el derecho. Justamente es-
tas relaciones muestran de un modo claro que la conexin entre lo social
y lo jurdico en la vida del Estado no necesita coincidir.
24
As como puede dudarse de la existencia de un nuevo Estado, puede
tambin ponerse en duda la desaparicin de un Estado; confirman esto,
los ejemplos que hemos citado. Aellos ha de aadirse el de un Estado que
en el transcurso de la evolucin histrica se funde o se asocia a otro. El
ejemplo ms relevante de esto nos lo ofrece la historia de Austria. Antes
de la pragmtica-sancin, era ya muy dudoso que los distintos territo-
rios de Habsburgo formaran un Estado comn, y la pragmtica-sancin
ha dado a estos territorios la unin indisoluble, pero no una unidad de
Estado. Hemos hecho notar en otro lugar que la formacin del Estado
austriaco no fue acompaada de una declaracin expresa de lo que ceda
el Estado a sus partes. No es posible determinar con entera seguridad
23 Sobre esto vase el cap. XI.
24 Afin de explicar la continuidad jurdica en estos casos, se ha aceptado el recurso que
ofrece la ficcin romana del postliminium. Para comprender la completa falta de solidez y
valor de esta construccin cuyas huellas se advierten en los sistemas del derecho internacio-
nal, vanse las observaciones importantsimas de Brockhaus en Holzendorffs Rechtslexikon,
I1/, 3" ed., Postliminium, pp. 97-98.
1.
,
TIPOS HISTRICOS FUNDAMENTALES DE ESTADOS
1. EL ANTIGUO ESTADO ORIENTAL
283
X. TIPOS HISTRICOS
FUNDAMENTALES DE ESTADOS
COMO TODO FENMENO HISTRICO, el Estado est sometido a un cambio per-
manente en sus formas. Por esto, dentro del tipo general que hemos halla-
do, particularzase el Estado de mltiples maneras. Los elementos del
concepto del Estado en sus dos formas, social y jurdico, se muestran de
distinta manera en los diferentes crculos que forman la vida de la cultura,
y depende de las propiedades generales de un pueblo y de una poca, tanto
el que se llegue a tener conciencia de estas propiedades como la manera de
alcanzarlas. Por esto es altamente instructivo considerar los tipos de Esta-
do que tienen una relacin histrica con el Estado actual, ya porque le
unan con l una inmediata continuidad histrica, ya porque el conocimien-
to de los unos haya influido en el otro. Los tipos que hemos de considerar
aqu son los del antiguo mundo oriental, y ms singularmente el de los
israelitas, griegos, romanos, Edad Media y, por fin, el Estado moderno.
Estas formaciones de Estados han de ser comprendidas evidentemente,
tomo todo lo histrico, en un fluir permanente, de suerte que el comienzo
y el fin revistan en cada uno un aspecto enteramente distinto; pero en
toda esta evolucin y transformacin pueden encontrarse muchas notas
permanentes que a travs de todos los cambios sufridos en el tiempo dan
a un Estado o a un grupo determinado de Estado, un tipo especial; slo
este hecho es bastante para evitamos el creer que la historia poltica de
un pueblo es nicamente una confusin de noticias sin conexin interior
y con un mero nexo temporal.
De las primitivas formaciones de los Estados slo habremos de hacer
notar aquello que es esencial para el conocimiento del Estado moderno.
Una consideracin total de la evolucin histrica del Estado no cae dentro
de la doctrina de ste, sino de la historia poltica y de la historia de la culo
tura, as como de la doctrina de la sociedad en todas sus disciplinas parti-
culares; es ms, estudiar de un modo completo en el curso de la historia
un aspecto determinado del Estado significa el esfuerzo aunado de mu-
chos investigadores. La cuestin que se trata en este lugar es tan slo la
que hace referencia a la asociacin del Estado y al lugar que, dentro del
mismo, corresponde al individuo, para ver si est en oposicin o se con-
forma con las relaciones anlogas existentes en el Estado moderno'!
1 La oscuridad metdica de R. Schmidt se muestra de un modo patente en cmo poleo
miza contra las observaciones que habrn de seguir, op. cit., II, 1, p. 839, nota. No toma en
282
ir:
f<
Nuestro conocimiento acerca de la naturaleza y de las instituciones de
los antiguos Estados orientales es muy defectuoso y no puede emitirse
juicio alguno definitivo si se ha de tomar como base los resultados de la in-
vestigacin histrica sobre los hechos que hubieron de conducir a la for-
macin de imperios tan poderosos, sobre su organizacin interior y sobre
los fundamentos del orden jurdico en que se apoyaban.s Poco se alcanza
con designar a estos Estados con las expresiones de Estado desptico o
Estado teocrtico) En lo que respecta al despotismo del Estado orien-
tal,jams estuvo tan acentuado que impidiese la existencia de un orden ju-
rdico. Hubo un derecho egipcio, persa, indio, etc., con instituciones muy
determinadas, y un derecho ordenado.s La consideracin desdeosa que
los helenos tuvieron de la esclavitud de los antiguos pueblos orientales, la
cual ha influido hasta nuestro tiempo, ha sido exagerada grandemente
y tiene su base en la identificacin que hacan los griegos entre libertad y
participacin en la soberana; pero la Verdad del caso es ms bien que el
derecho del individuo no poda hacerse valer para con el monarca, sino
contra su subordinado, y que, como ocurre en todos los Estados en quie-
nes la plenitud del poder reside en un rgano sin restriccin alguna, slo
consideracin, a pesar de las lneas anteriores que parecen excluir toda interpretacin err-
nea, que no se trata aqu de tipos que abarquen la totalidad del Estado, sino slo de tipos
que fijen la situacin del individuo dentro de la asociacin del Estado. De este modo rela-
ciona este autor los Estados egipcio y persa, las asociaciones atenienses basadas sobl'e la
consanguinidad, con la asociacin del Estado, la diarqua romana de prncipe y senado, el
Estado de la Edad Media, apoyndose en una distincin mediante la cual quedan amalga-
mados los elementos y aparece negada toda oposicin esencial en estas formaciones, llama-
das anlogas, tan separadas unas de otras por el tiempo y por su distinto carcter cultural.
Deaqu habra de deducirse que el individuo no ha experimentado ninguna modificacin
fundamental en su situacin respecto al Estado desde la poca de los faraones!
2 Sobre los comienzos de la historia oriental hace notar I. van Ranken, Weltgeschichte,
4' ed., 1, p. 86, que no se presenta en general al comienzo en forma de grandes monarquas,
sino en pequeos crculos de tribus o de corporaciones anlogas al Estado, las cuales
mantienen un rgimen de autoridad peculiar e independiente las unas de las otras. Vase
tambin Ed. Meyer, Geschichte des Altertums, 1, 1884, p. 618.
3 Todos los signos inducen a creer que estas formas fueron el punto final de una histo-
ria larga y rica en cambios. Las tradiciones israelitas de la poca premonrquica, la organi-
zacin aristocrtica de las colonias fenicias y el reinado del pueblo entre los persas (Ed.
Meyer, 1, p. 608) muestran que el Oriente no fue menos vario en su poltica que lo que ha
sido Occidente.
4 Singularmente el conocimiento progresivo del derecho babilnico y egipcio nos ha
hecho comprender la existencia de instituciones jurdicas bastante perfeccionadas que no
concuerdan con las representaciones que solemos tener acerca del despotismo oriental.
VaseRevillout, Cours de Droit gyptien. 1, 1884, YLes Obligations ell droit gyptien, 1886. Vase
tambin Mttes, Reichsrecht 1IIldVolksrecht in den ostlichen Provillzen romischen Kaiserreichs,
1891, pp. 56-57. Sobre el derecho del antiguo Oriente da noticias amplias L. Flix, op. cit.,
IV, 1, pp. 152-153.
284 LADOCTRINA GENERAL SO<ftDEL ESTADO
pueden encontrarse las garantas para la conservacin del orden jurfd...
co en la naturaleza contingente de las personas que detentan el poder. _";
En Oriente, por tanto, el individuo tiene una capacidad de derecho pri- .
vado limitada. Lo mismo sucede con una parte del pueblo respecto de la
capacidad para el derecho pblico, puesto que la pertenencia a una de.
terminada clase o casta es lo que le da una calificacin pblica para que
le sea otorgada una funcin u oficio. Por ltimo, como frecuentemente
slo pagan tributos y proveen de soldados al ejrcito las comunidades so-
juzgadas, tienen los grandes Estados una disposicin interior que hace
aparecer la totalidad de su asociacin mucho ms ftil e insignificante que
la de los modernos Estados unitarios y centralizados. 5
La teocracia, palabra creada por Josephus,e expresa una variedad de
representaciones polticas, de suerte que es preciso darse cuenta del con.
tenido circunstancial y concreto que en cada caso particular le corres-
ponde. Es comn a estas representaciones el significar una relacin en-
tre el soberano del Estado y el poder divino; mas se pueden distinguir dos
tipos fundamentales: o bien el soberano es representante del poder divino,
y su voluntad es semejante a la de la divinidad, o est limitado por el po-
der de sta, que expresa su voluntad superior al Estado mediante otros r-
ganos. De este modo, la teocracia puede tener como resultado el fortaleci-
miento del poder del Estado o la debilitacin del mismo. Estas relaciones
se modifican tambin conforme a la peculiaridad de las concepciones re-
ligiosas, dentro de las que existen oposiciones fundamentales, como se
puede ver en la de los arios y semitas.
En general, puede decirse del primer tipo que apenas si reconoce el
derecho del individuo, y que el Estado mismo toma el carcter de un ob-
jeto sometido a un poder extrao y superior al propio Estado. Por consi-
guiente, se afirma un dualismo peculiar por obra del cual el Estado ha me-
nester de un complemento trascendente y suprahumano, gracias al cual
adquiere capacidad para vivir.
El segundo tipo, por el contrario, plantea un dualismo dentro de la vida
del Estado, formado por dos poderes: uno humano y otro de origen supra-
humano. Hasta qu punto este segundo poder ejercitado por los sacer-
dotes no slo limita sino domina y llega a transformar el dualismo en el
sentido favorable al tipo primero, es cuestin que slo puede fijarse en
cada Estado particular.
Sin duda alguna, el ms importante de todos estos Estados es el israe-
lita, que corresponde al segundo tipo'? Sus instituciones, tal como han
s As, principalmente en el Estado persa. Vase Ranke, l. pp. 150 ss.
6 Contra Apon, 2, 16. Comprese con Wellhausen, Prolegomena zur Geschichte Israels,
4"ed., 1895, p. 417.
7 Sobre las relaciones estatistas anteriores al periodo del destierro, vase Stade, Geschichte
---..
4'os HISTRICOS FUNDAMENTALES DE ESTADOS 285
sido descritas por la Biblia, no slo han influido en la construccin de la
Iglesia primitiva, sino en las ideas polticas de la Edad Media y aun en las
de la poca moderna.
Las nuevas investigaciones han mostrado que el calificativo de teocra-
cia slo es aplicable de un modo completo a la poca de la dominacin ex-
tranjera en el Estado de Israel, es decir, slo a Judea.s La idea de que los
mandamientos de Jehov son superiores al poder de los reyes y que no es
el rey aquel por cuya voz Jehov habla a su pueblo, existi tambin en la
poca primera de los reyes. En todo caso, este hecho es uno de los efectos
histricos del Estado israelita. Por consiguiente, la realeza era concebida
desde antiguo en este pueblo como un poder limitado unido a la ley de
Jehov, la cual habra de realizar. En la literatura general no se halla pue-
blo alguno en que se encuentren juicios tan agrios y en que se vitupere a
los reyes tan acerbamente como en el pueblo de Israel. La idolatra de los
monarcas, tan frecuente en otros pueblos orientales, fue desconocida por
el pueblo israelita, y aquel Mesas soberano que para el futuro anuncia-
ban los profetas no era un hecho histrico, sino slo una esperanza para
el porvenir.
Adase a esto una tendencia vigorosa de democracia, impresa en la
legislacin juda, la cual en su solicitud para con los desposedos que no
gozaban de todos los derechos y las clases sociales sometidas a un rgi-
men de dependencia, llegaron a alcanzar un nivel mucho ms alto que nin-
gn otro pueblo occidental de la Antigedad, y no slo era objeto de su
cuidado el que perteneca a la propia nacin, sino tambin el extranjero
yel esclavo. Es verdad que la ley se expresa slo de un modo imperativo;
mas detrs de ella se oculta de un modo anlogo a la que tanta semejanza
tiene en este punto con ella, la ley de las Doce Tablas, el reconocimiento de
los derechos subjetivos. El israelita tiene una personalidad determinada
que puede hacer valer frente a frente del rey, porque el problema para ste
consiste precisamente en otorgarle la proteccin jurdica, conforme a la
ley que a l mismo le obliga. Slo ante Jehov encuntrase el israelita des-
posedo de todo derecho.
Estas ideas no son obstculo para que la realeza luche por adquirir
aquel poder de arbitrariedad que es nota comn al Oriente.? si bien perma-
nece siempre viva la conciencia de las obligaciones del rey, y aqu tiene
su lugar el carcter fundamentalmente democrtico de la poltica del pue-
blo de Israel. Perduran los recuerdos de la poca anterior a los reyes, segn
des Volkes Israel, r, 1887, pp. 410 ss. Ed. Meyer, 1, pp. 346 ss., 566 ss. Renan, Histoire du peuple
d'Israel, n, IlI, 1891 a 1893. Sobre la poca posterior al destierro, adems de las obras ya
citadas, es la ms digna de nota la de Wellhausen, op, cit., p. 345.
8 Wellhausen, op. cit., p. 444.
9 El concepto del despotismo oriental slo tiene un valor limitado cuando se le aplica al
reino de Israel. Vase Wellhausen, Israelitische und judische Geschichte, 2 ed., 1895, p. 86.
2. EL ESTADO HELNICO
La caracterstica del Estado helnico, que durante mucho tiempo ha sido
identificado errneamente con el Estado antiguo en general, como si res-
pondiese el Estado romano a igual tipo que el griego, ha llegado a alcan-
zar en la literatura moderna una gran precisin en lo que respecta a su
contenido. Como nota fundamental del Estado griego habra de sealarse
su omnipotencia, el desvalimiento del individuo frente al Estado. Aqul se
disuelve dentro de ste y no es tal sino por el Estado. La libertad antigua
consista exclusivamente en que el individuo tena capacidad para parti-
cipar en la formacin de las leyes soberanas; pero stas dominaban al
individuo totalmente, sin dejarle esfera alguna de libertad en el sentido
ms importante que tiene este concepto de libertad para el hombre mo-
derno. Por eso, la idea socialista, segn la cual el individuo slo tiene el
valor de miembro de una comunidad, halla su expresin ms alta y ms
pura en el Estado griego cuando se trataba, al menos, del ciudadano. En
oposicin a l, el Estado moderno ha reconocido al individuo como un po-
der, con una esfera independiente, y l mismo (el Estado) se ha puesto al
servicio de la evolucin de la persona individual.
Mas estos juicios que tradicionalmente se han venido emitiendo acerca
del Estado helnico proceden de dos fuentes distintas: de un lado han
los cuales la institucin de la soberana real procede de la voluntad del
pueblo que recibe despus la sancin divina. As pues, la soberana tras-
cendente de Jehov no es un hecho natural, sino que descansa en el so-
metimiento expreso del pueblo, llevado a cabo en la forma de un contrato.
Ya hemos hecho notar cunta importancia ha tenido ms tarde esta con-
cepcin para prestar apoyo a las exigencias democrticas.
A pesar de todo, la forma de la monarqua israelita no se separa del
tipo comn al Oriente. No se habla para nada de una participacin regla-
da del pueblo en el gobierno, si bien muchas veces rey y pueblo contraen
obligaciones mutuas en la forma de un pacto ante Jehov.
Los elementos opuestos que se encuentran en este Estado se reflejan
en los efectos igualmente contrapuestos que de l se derivan: la forma dua-
lista del poder soberano y su reunin en una mano poderosa, la libertad
del pueblo que rechaza la realeza o se somete a ella, el poder absoluto del
prncipe establecido por Dios, el cual reconoce sin duda alguna limitacio-
nes religiosas, pero no limitaciones jurdicas, todas stas son posiciones
que apoyan sus pretensiones doctrinales en el Antiguo Testamento, el cual
ha desempeado, a causa de ello, un papel de importancia suma en la his-
toria de la doctrina poltica.
287
TIPOS HISTRICOS FUNDAMENTALES DE ESTADOS
\O Singularmente olvdase por lo comn al juzgar la doctrina platnica, que el filsofo
slo debe tener participacin, segn l, en la vida del Estado perfecto; pero en el Estado
real y defectuoso, nicamente es el cuerpo el que vive y no el espritu como dice Platn en
el Teetetes, 173. Acerca de la oposicin entre las relaciones politicas reales de los griegos y
los ideales platnicos, vase Windelband, Platn, 1900, p. 168.
11 Sobre la falta fundamental de la concepcin del Estado de Aristteles, quien ni era
un escritor de derecho pblico ni un historiador, vase Wilamowitz-Moellendorff, Aristo-
tels und Athen, 1, 1893, pp. 265-266.
12 Hobbes, Leviatn, XXI, pp. 201 ss., combate la doctrina antigua segn la cual la li-
bertad slo se realiza en la democracia, mientras que Hobbes afirma que esta libertad es la
libertad del Estado, pero no la del individuo. sta es igual en todas las formas del Estado:
nacido bajo el influjo dominante de las ideas polticas de Platn y
Aristteles, a quienes es comn la expresin de que el individuo no se
pertenece, sino que pertenece al Estado, pero fueron olvidadas aquellas
observaciones de ambos pensadores que estaban en contradiccin, preci-
samente, con la afirmacin antes emitida. 10 Adems, no se tiene para nada
en cuenta el resto de la literatura poltica en que se haba descrito de un
modo completamente diferente el Estado y sus relaciones respecto al
individuo, y se desconoce el hecho histrico importantsimo de que el in-
dividuo moderno tiene su fundamento terico precisamente en las anti-
guas doctrinas, lo cual, o se ignora o se dice que se trata de una desviacin
de la llamada verdadera idea del Estado entre los griegos. Pero la direc-
cin individualista de la antigua doctrina del Estado se hallaba fundada,
no menos que la opuesta, en las relaciones polticas y sociales de entonces,
del propio modo que en la actualidad las concepciones contradictorias del
Estado nacen con igual necesidad y exclusivismo de la oposicin de fuer-
zas que reinan en la sociedad. Adems se olvida que ambos pensadores
construyen teoras que an hoy estn por realizar. Tener la doctrina plat-
nica y aristotlica como la expresin adecuada de la esencia del Estado
griego seria cientficamente igual que tratar de explicar el Estado alemn
por las observaciones que nuestros filsofos Kant, Fichte y Hegel han he-
cho acerca de las cuestiones fundamentales de las doctrinas del Estado.! 1
Finalmente no se tiene en cuenta que la suerte ha preservado de la des-
aparicin precisamente las obras de los dos mayores pensadores griegos,
en tanto que ha desaparecido una rica literatura poltica de otras escuelas.
El tipo del Estado antiguo creado en vista de la doctrina platnico-
aristotlica es un tipo ideal, pero no un tipo emprico.
La segunda fuente de las opiniones ms comunes acerca del Estado
helnico es el liberalismo moderno, cuya doctrina consiste en poner en
trminos muy claros y mediante una anttesis tan vigorosa como le es po-
sible, la doctrina de las relaciones del Estado con el individuo. Los gran-
des escritores sobre doctrina del Estado de los siglos XVI y XVII aplicaron
las antiguas teoras a los tiempos modernos, sin darse cuenta de la dis-
tincin fundamental que entre uno y otro Estado exista. 12 Pero incluso
.,
LA DOCTRINA GENERAL SOCIAL DEL ESTADO 286
ftsHISTRICOS FUNDAMENTALES DE ESTADOS 289
influjo europeo, a saber: Benjamin Constant.l? La libertad antigua signi-
ficaba tanto como la participacin en el poder del Estado; pero la libertad
moderna quiere decir ser libre frente al poder del Estado, y poseer el dere-
cho, no de dominar, pero s de influir en el poder del Estado para inters
de los individuos.
Chez les anciens, l'individu, souverain prsque habituellement dans les affaires
publiques, est esclave dans tous ces rapports privs. Comme citoyen i1 decide de
lapaix et de la guerre;comme particulier i1 est circonscrit, observ, reprim dans
tous ses mouvements [... ) Chez les modernes, au contraire, l'individu, indpen-
dant dans sa vie prive, n'est, meme dans les tats les plus libres, souverain
qu'en apparence.tv
En Alemania, por vez primera se encuentra expresada una idea anloga
a sta en Tittmann.s! al que siguen inmediatamente Cucumus.P Plat-
ner
23
y Vollgraff.z- Ms tarde, y apoyndose en Platn y el Estado espar-
tano, StahJ,25 cuya doctrina pretende mostrar que ha faltado a los grie-
gos completamente la idea de una esfera de derechos individuales. Una
teora anloga es aquella que hay en el fondo de las investigaciones de
K. F. Hermannse acerca del Estado griego. Pero aparte de esto, la doctri-
na del Estado en Alemania permanece durante largo tiempo ignorante
". de este problema. Los escritores polticos de las dcadas de 1830 y 1840,
como Schmitthenner.?? Dahlmann,28 describen las antiguas formas del
Estado sin entrar en esta cuestin. Por vez primera reaparece esta
anttesis en los representantes ms preclaros del movimiento cientfi-
co del liberalismo alemn, y reaparece formulado de una manera an
ms precisa que lo hiciera Benjamin Constant. R. von Mohl se expresa,
19 "De la libert des anciens compare acelle des modernes." Discurso pronunciado en el
Athne Royal de Pars en 1819. Impreso en la obra Constant, Cours de Politique constitu-
tionnelle, ed. Laboulaye, 11, 1861, pp. 359-360.
20 Ibidem, p. 842.
21 Darstellung der griechischen Staatswerfassungen, 1822, p. 15, escribe con cierta cautela:
"En la poca moderna el Estado se ocupa ms de la seguridad de los fines individuales de
lo que lo hacan los griegos, para quienes el objeto de mayor atencin se encontraba en la
seguridad de todo, de la Constitucin, de la igualdad".
22 ber den Staat und die Gesetze des Altertums, 1824, p. 18.
23 Der Prozess und die Klagen bei den Attikern, 1, 1824, pp. 11-12.
24 Antike Politik, 1828, pp. 69-70.
25 En primer lugar, en la Philosophie des Rechtes, 1, 1" ed., 1830, p. 43-44. Stahl niega,
apoyndose en la concepcin popular, exteriorizada en los mitos, y basndose, adems, en
la doctrina platnica, que hayan conocido los griegos en general el concepto del derecho
subjetivo. As pues, este escritor es mucho ms radical que cuantos de ex professo se haban
ocupado antes que l del estudio del Estado y el derecho en la Antigedad griega.
26 Griechisches, Staatsaltertmer (publicado por vez primera en 1831), S" ed., 1884, 51,
pp. 218-219. Es siempre de mucha mayor reserva que Stahl.
27 Grundlinien der allgemeinen oder idealen Staatsrechtes, 1845, pp. 42 ss.
28 Op. cit., pp. 21-22.
LA DOCTRINA GENERAL SOcfltDEL ESTADO
288
Montesquieu ignora la oposicin que existe entre la antigua y moderna l-
bertad.ie La concepcin de la libertad en Rousseau procede directamen-
te de los antiguos. La comunidad democrtica de una ciudad griegars
corresponde perfectamente al ideal de Estado de Rousseau. La idea de
una esfera originaria de libertad que hubiera de respetar el Estado, la re.
chaza ste de un modo expreso. 15 Tampoco tena la doctrina del Estado
reinante en Alemania al comienzo del siglo XIX un concepto claro de la
oposicin entre la libertad griega y la moderna. 16 Hegel dice en sus leccio-
nes sobre filosofa de la historia: "En Atenas exista una libertad real y
una igualdad vital de costumbres y de educacin [... ] Junto a esta igualdad
y dentro de esta libertad podan tener cabida toda clase de desigualdades
entre los caracteres y las disposiciones intelectuales, as como toda clase
de diferencias entre los individuos, los cuales encontraban en aquel medio
incitaciones poderosas para su propia evolucin". 17
Prescindiendo de una afirmacin incidental de Ferguson.ie quien por
vez primera, de un modo agudo y brillante, ha hecho resaltar la anttesis
radical entre la libertad antigua y la moderna, fue el portavoz del libera-
lismo francs en aquella poca en que este liberalismo alcanz su mayor
"Whether a commonwealth be monarchical, or popular, the [reedom is still the same", (Ora
sea monrquica o popular [la organizacin de] una comunidad, la libertad siempre es
la misma.) Esto es, el sometimiento del individuo al Estado es igualmente ilimitado en
todas partes.
13 En el Esprit des lois, XI, 3, desarrolla Montesquieu el concepto de la libertad poltica
como aquel derecho individual de hacer todo lo que las leyes permiten: mas sta no es la
libertad democrtica, afiade l: "Il est vrai que dans les dmocraties le peuple parait [aire ce
qu 'il velU. mais la libert politique ne consiste point a [aire ce que l'on veut". La libertad
poltica slo puede hallarse, por consiguiente, en las formas moderadas de gobiernos. De
la falta de libertad de los antiguos no habla nunca Montesquieu.
14 Claro es que quedan excluidos esclavos y metecos.
15 Vase Jellinek, Die Erklarzmg des Menscllen und Burgerrechte, 2" ed., 1904, pp. 5-6.
16 Welcker, Die letzien Grunde von Recht, Staat itnd Stra[e, 1813, p. 350, considera el
Estado helnico como construido sobre la ms perfecta libertad y personalidad del individuo.
La subordinacin del individuo al todo era voluntaria; pero el griego considera la partici-
pacin en el Estado como lo ms digno de valor. "Este sentido de la libertad y del derecho
se consideraba como el ms elevado, al cual se ofreca como ofrenda voluntariamente lo
mejor del individuo y aun su propio derecho", p. 357. El Estado, segn Licurgo, es para
este autor; la corporeizacin perfecta de la idea del Estado griego, pues ha sabido conciliar
la absoluta independencia, unidad y rigor del todo con una guallibertad e independencia
del individuo, p. 388.
17
2" ed., p. 317.
18 Op. cit., 1, 8" ed., Basilea, 1789, p. 85. "To tlte ancient Greek, or the Roman, the indivi-
dual was nothing, and the public every thing. To the modern, in too many nations o[Europe,
the individual is every tlting, and the public nothing." [Para los griegos antiguos o los roma-
nos, el individuo no significaba nada y lo pblico todo; para los modernos, en muchas
naciones de Europa, el individuo es todo, y lo pblico, nada.] La oposicin entre la libertad
poltica y la libertad civil ha sido subrayada por vez primera por Priestley: An essay on the
[irst principies o[Government and o[the nature o[political, civil and religious Libeny, Londres,
1768, pp. 12 ss.; pero en ningn lugar ha mostrado con ejemplos la oposicin entre el
Estado antiguo y el Estado moderno.
~ ~
principalmente en su Enciclopedia de las ciencias del Estado, en estos
trminos:
29 Enziklopadie, 1"ed., 1859, p. 319, e igualmente Gesc und Literatur der Staatswissensehaf-
ten, 1, 1855, p. 222. Antes de MohI haba afirmado Bluntschli, Al/gem. Staatsrecht, 1"ed., 1852,
p. 29, la superioridad y omnipotencia del Estado griego en la misma forma que Hermann.
30 Op. cit., p. 26.
31 L'tat et ses limites, 1863, pp. 103-104.
32 Op. cit., pp. 26-27.
Entre los antguos el individuo est al servicio de! Estado, y halla la satisfac-
cin de sus fines mediante el bien del Estado. Entre los modernos es el Estado
el que sirve para los individuos y alcanza su gloria cuando consigue e! bien de
sus ciudadanos. La libertad consiste entre los griegos en la participacin en
e! gobierno; hoy en ser gobernados por e! mnimum de gobierno posible. En el
Estado antiguo las prestaciones de los ciudadanos son como el remate de su
personalidad; en la poca moderna significa una limitacin de la msma.I?
TIPOS HISTRICOS FUNDAMENTALES DE ESTADOS 291
pasado extrao a ella, y de ningn modo se apoya, por tanto, en la idea de
un despojo completo del individuo en beneficio de la comunidad. Con
razn ha mostrado Pohlmann que el motivo del fundamento del Estado
ideal para Platn es el inters individual, y ste que stos armonizan con
los intereses sociales, hallando, pues, los primeros en el Estado que l
exige, la ms segura garanta.3
3
En la Atenas del siglo IV el individuo tena
precisamente un poder tan grande y tan reconocido que todo reformador
social necesitaba contar con l. En su crtica de la repblica platnica,
Aristteles ha tratado de demostrar que la ignorancia de la naturaleza de
la individualidad era el error fundamental de la doctrina platnica del
Estado.s-
Exista una segunda razn para que fuese estimado el Estado lacede-
monio como el normal y comn a los griegos, cual es el influjo ejercido
por O. Mller mediante su obra sobre los dorios. Bajo sus efectos, singu-
larmente, llega Hermann a la afirmacin de que la Constitucin esparta-
na en sus bases ha sido el reflejo ms consciente y preciso de la idea del
Estado griego.sf Ysucede con esto, lo que tan comn es en la historia de la
doctrina del Estado, esto es, que una vez creado un tipo ideal, aquellos fe-
nmenos histricos que no concuerdan con l se les considera como des-
viaciones de lo normal. Pero la investigacin moderna, ms libre de cons-
trucciones, ve en el cosmos licrgico, donde la libertad del individuo est
limitada exteriormente y ste se encuentra completamente cogido por la
comunidad, un producto artificioso nacido de la necesidad de reunir todas
las fuerzas para conservar la soberana en los pases conquistados, y na-
cido igualmente de la oposicin entre los nobles y el rey, quienes median-
te la organizacin del Estado quedaban recprocamente obligados.se El
Estado lacedemonio, por tanto, es igual a los otros Estados dorios, pero
en modo alguno puede considerarse como el Estado normal griego; ms
bien podra atribuir este carcter; a causa de su influjo en la cultura, inclu-
so en la de hoy, al Estado de Atenas, que es el que ante todo ha de investi-
gar quien se proponga estudiar la historia de la evolucin del Estado occi-
dental. En lo que sigue, pues, habrn de sealarse aquellas peculiaridades
del Estado helnico que no han sido suficientemente subrayadas y que
tienen una gran significacin para el conocimiento del actual.
El Estado griego es Estado ciudad, es decir, polis; originariamente es la
aldea fortificada; ms tarde, la ciudad edificada en torno a esta aldea
llega a formar el Estado, o al menos, el ncleo de una comunidad estatis-
33 Geschiehte des antiken CommwJismus und Sozialismus, 1, 1893, pp. 388-389.
34 Polltik, u, 2. 1261, a, y s.
350p. cit., p. 218.
36 Vase Busolt, Die griechischen. Staats-und Rechtsaltertmer; H. B. d. k/as. Altertums-
wissenschaft, 2
a
ed., 1892, p. 95.
,...;
. ~
LA DOCTRINA GENERAL SOCIAL DEL ESTADO 290
De Mohl data en Alemania la communis opinio sobre la distincin
entre la libertad antigua y moderna, la cual queda firmemente estableci-
da posteriormente hacia el ao 1860, por obra de las investigaciones de
Hldenbrand.w Laboulayet! y Foustels de Coulanges.V
Una investigacin crtica de esta doctrina nos mostraria ante todo cun
errneo es tratar de caracterizar slo con algunas palabras, un espacio de
tiempo que comprende varios siglos. El Estado espartano en la poca de la
guerra de Mesina, y Atenas en los das de Demstenes, no slo estn tem-
poralmente a distancia el uno del otro, sino que en lo que toca a la es-
tructura poltica interna de ambos los separa tanta diferencia como a la
Venecia del siglo XIV con la Italia de hoy. No slo el Estado antiguo se ha
formado revistiendo aspectos varios, sino que la evolucin interna de los
mismos se ha llevado a cabo de una manera bastante anloga al modo
como el Estado de la Edad Media se ha transformado en Estado moderno.
Adems, debe tenerse en cuenta que las descripciones ms tpicas del
Estado heleno son predominantemente retratos del Estado militar es-
partano. Sin duda se debe esto a que este ltimo, tal como entonces se ha-
blaba ya de su pasado, fue tomado por Jenofonte y Platn como el mo-
delo que era necesario oponer al Estado ateniense que haba degenerado
en una democracia desenfrenada. El propio Aristteles, ms tarde, en su
Poltica, no ha permanecido ajeno al influjo de esta visin del Estado es-
partano, pues muchas instituciones de la Laconia hallaron cabida en el
plan de su Estado ideal. Esta exigencia colectivista, tan vigorosamente re-
flejada en las instituciones del Estado, fue entonces para Atenas, que es
a la que fundamentalmente nos referimos ahora, no una realidad juridica
sino proyecto de una Constitucin futura, basada en instituciones de un
37 Busolt, p. 24.
38 Apenas si conocemos nada seguro sobre los comienzos de la ordenacin de los Estados
entre los griegos. Vase sobre esto Ed. Meyer, Gesch. d. Altertums, u, pp. 79-BO. Adems, so-
bre las formas primitivas del. Estado-raza, Estado-tribu y Estado-ciudad o Estado-cantonal.
vase la obra citada de Meyer, pp. 302-303; as como Busolt, pp. 23-24, para el estudio de
las corporaciones que cogen un distrito o cantn existentes an en algunas tribus en la po-
ca de la guerra del Peloponeso, las cuales corporaciones han formado tambin sin duda
algunas unidades para fines polticos y de culto.
39 La imperfeccin de la idea monrquica en la Antigedad fue mostrada ya por Mon-
tesquieu, xi, pp. By 9. Vase adems, sobre este punto, Kaerst, Studien zur Entwicklung und
Theoretischen Begrndung der Monarchie im Altertum, IB9B; Hist. Bibliothek, VI, cap. 2,
pp. 12-13.
OOS HISTRICOS FUNDAMENTALES DE ESTADOS 293
i:'! pacin reside justamente lo esencial del ciudadano, lo que lo diferencia del
mero habitante.
Mas la polis no era exclusivamente una pluralidad de Estados. sino al
propio tiempo una com,J.midad de cultura: sta es la distincin radical de
la misma respecto de sus anlogas de Oriente. En primer lugar. no exista
leyalguna que prescribiese una direccin concreta a la evolucin poltica,
ni autoridad del Estado que valiese como instituida inmediatamente por
Dios, sino que siempre descansa la polis en la unidad inquebrantable de
lo que en el mundo moderno ha sido separado: Estado e Iglesia.
40
Por
esto el Estado helnico haba de tener una gran cantidad de exigencias
para sus ciudadanos.
Esta unin entre comunidad de Estado y comunidad de culto explica
tambin otro fenmeno importante, que es el hacernos comprensivas
las exigencias que inciden en las doctrinas de los grandes pensadores
griegos. para quienes la educacin del ciudadano para la virtud, es el fin
ltimo del Estado. y la conducta moral, el deber supremo del ciudadano.
stas son las consecuencias naturales de una concepcin del Estado,
cuyas races proceden de la antigua conviccin del pueblo. que ve en el
Estado la obra de Dios y la morada pennanente del mismo, cuya venera-
cin era el deber primero y sumo del ciudadano. El Estado antiguo es
Iglesia al propio tiempo. y por eso no slo ha de ocuparse del derecho,
sino tambin de la honestidad de la vida. Abarca cuanto es sagrado y
querido al hombre, de aqu que el griego no deba entregarse al Estado
por temor a una coaccin exterior, sino por devocin. Es verdad que el
Estado slo le garantiza su vida de ciudadano. pero sta abarca justa-
mente todo lo que solamente es en el hombre digno de l.
A partir de la poca de la guerra con los persas sufri el Estado grie-
go. y singularmente Atenas. una evolucin intensa, que se mostr en la
corriente ms y ms acentuada que tendi a desligar a los individuos de
las obligaciones que primitivamente tuvieron. Aquella entrega ingenua
de los ciudadanos antiguos para con el Estado es atacada en lo ms n-
timo por una crtica desoladora. La sofstica afirma la doctrina del dere-
cho del ms fuerte. 4 1 Lo que los antiguos consideraban como parte divina
40 Cuando Rehm hace notar en Staatslehre. p. 34. que los griegos distinguan entre lo hu-
mano y lo religioso, as como entre la comunidad de Estado y la comunidad de culto. slo
tiene razn en cuanto esto pueda significar que la oposicin entre lo humano y lo divino le
era perfectamente conocida; pero era para ellos inconcebible una comunidad de Estado
independiente sin un culto particular. La fundacin de una ciudad implicaba ante todo la
ereccin de un nuevo templo para el culto. "La cit etait la runion de ces qui avaient les
memes dietu protecteurs et qui accomplisaiertt I'actereligieux au meme autel." F. de CouJanges,
p.166.
4\ P6hlmann ha demostrado que esta doctrina no queda circunscrita al pequeo grupo
de los sofistas. Vase op. cit., p. Sl. n. l. Vase adems'DUm
m1er
Prolegomena zu Platos
Staat, Basilea, 1B91. p. 30.
LA DOCTRINA GENERAL soft DEL ESTADO 292
ta cuya magnitud territorial era anloga a la de un cantn suizo.P La
significacin que ha tenido la pequeez de la polis y de su carcter de
ciudad en la evolucin de la cultura helnica ha sido explicada muy freo
cuentemente; sin embargo, muchas de las notas que se han fijado no
son exclusivas de los helenos. sino que tambin, posteriormente, comuni-
dades cantonales o ciudades que han llegado a tener un carcter de Es-
tado han participado de esas mismas notas que se crean peculiares de
los griegos.
Mas es una nota enteramente propia del Estado griego, la de haber
presentado en todas sus formas, como caracterstica esencial y primera.
la unidad interior. Principi la historia antigua con el Estado ya forma-
do, y hasta donde llegan a abarcar los recuerdos de los pueblos antiguos.
el Estado siempre se ostenta como una institucin perfecta.Jf Lo que
errneamente ha sido considerado como una caracterstica general del
Estado antiguo, a saber. su omnipotencia respecto de la vida individual,
cuya esfera por entero dominaba, slo vale para tomarlo como punto de
partida.
Son muy varias las causas de este fenmeno admirable. En lo que con-
cierne a la unidad interior, se adapta tanto ms a la polis, cuanto que a
los griegos, la monarqua. que slo haba existido en los comienzos, no les
es conocida ms que de nombre.J? Odiaban la tirana, y la soberana del
pueblo con varios matices era la forma de gobierno que exiga el espri-
tu nacional. El carcter dualista del Estado medieval slo ha sido posi-
ble, como habremos de ver dentro de poco, a causa de la realeza. El ca-
rcter primitivo de las relaciones internacionales y el desamparo poltico
en que se hallaban los vencidos llevaban consigo la existencia de la polis
y el que cada vez fuesen hacindose ms estrechos los lazos de los indi-
viduos entre s. Por esto tambin ha de explicarse de este modo el porqu
de unirse y obligarse el ciudadano a una pequea comunidad. De otra
parte. la clase dominante al menos no se daba cuenta de la falta de li-
bertad. porque lo que el individuo perda en beneficio del Estado lo reciba
con creces mediante su participacin en el gobierno, y en esta partici-
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