Literatura Nicaragüense
Literatura Nicaragüense
Literatura Nicaragüense
La literatura nicaragense, se encuentra en constante crecimiento, y se remonta desde antes de la llegada de los espaoles a
Amrica.
Tiene sus comienzos en la era prehispnica, en el Canto al Sol de los nicaraguas, escrito en idioma nhuatl, que se ha
preservado oralmente:
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Cuando se mete el sol, mi seor,
Me duele, me duele el corazn.
Muri, no vive el sol,
el fuego del da.
Te quiero, yo te quiero,
fuego del da, no te vayas,
no te vayas fuego.
Se fue el sol.
Mi corazn llora.
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Tambin se conservan lamentos chorotegas, de la era colonial, que cantan sobre los extenuantes trabajos que deban realizar
al servicio de los espaoles conquistadores:
Aqullos son los caminos
por donde bamos a servir a los cristianos;
y aunque trabajbamos mucho,
volvamos al cabo de algn tiempo
a nuestras casas
y a nuestras mujeres
e hijos;
pero ahora vamos sin esperanza
de nunca ms volver,'
ni de verlos, ni de tener ms hijos.
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Tambin de la poca colonial es la obra el Gegense(el Viejo, en nhuatl) , o Macho Ratn.
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De autor annimo, es una
comedia bailada, la nica obra teatral de origen prehispnico que se conserva hasta la actualidad, que trata sobre un drama
dinstico Maya del siglo XV.
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Cantada originalmente en nhuatl, fue evolucionando, incluyendo partes en castellano, y
expresa en las versiones posteriores el rechazo local a la dominacin hispana, de manera burlesca y creativa:
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Colonia Aunque tuvo un comienzo excepcional, la literatura nicaragense no se desarrolla de la misma manera que
sus pueblos vecinos. Se mantiene eminentemente rural y oral, destacndose las leyendas y los cuentos de camino
(como el del To Coyote y el to Conejo), donde los animales antropomorfizados protagonizan historias claramente
relacionadas con las deidades indgenas.
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La literatura escrita se mantuvo casi exclusivamente en manos de extranjeros, que narran sus viajes por la regin. En este
sentido se puede destacar Dcadas del Nuevo Mundo, de Pedro Mrtir de Anglera, escrito entre 1494 y 1526, Brevsima
relacin de la destruccin de las Indias (1552), de Fray Bartolom de las Casas,
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y Los viajes de Tomas Gage por La Nueva Espaa
(1648), escrito por el fraile irlands Toms Gage,
En la parte introductoria su estudio El horror en la Literatura, H.P. Lovecraft seala: La emocinms antiguo y ms
intenso de lo miedos es el miedo a lo desconocido (1994:7).
Ese miedo a lo desconocido era el Plato fuerte de los relatos orales que los nios y adultos de Nicaragua escucharon
durante cientos de aos. Medio de control social el relato oral es en su gran mayora hijo de leyendas espaolas aclimatado
a estas latitudes trataba de preservar la moralidad y el orden social que la colonia haba impuesto y que la Iglesia
Catlicadeba a toda costa preservar. As, los espantos de los caminos y calles solitarias de aquellos das, atrapan
generalmente a hombres trasnochadores. Son similares a las algolas de la literatura arbiga, descrita por Rafael Cansinos
Assens en su estudio introductorio a Las mil y una noches: La algola es el demonio que acecha en la soledades y en las
sombras, el espritu malo de la tentacin que ronda siempre en torno al hombre solitario. (1971:332).
Lovecraft precisa en su estudio lo que debe de ser el relato preternatural: Debe contener cierta atmsfera de intenso e
inexplicable pavor a fuerzas exteriores y desconocidas, y el asomo expresado con una seriedad y una sensacin de presagio que
se va convirtiendo en el motivo principal de una idea terrible para el cerebro humano: la de una suspensin o trasgresin
maligna o particular que son nuestra nica salvaguardia frente a los ataques del caos y de los demonios de los espacios
insondables. (Op.cit:11).
1- El Folklore
La tradicin oral nuestra es rica en cuentos de caminos . Cuentos de aparecidos y de seres espectrales que pueblan las
noches en busca de trasnochadores a los que arrastran a las profundidades de los infiernos. Estos relatos vienen en su gran
mayora de los das dela Colonia Espaola, y de su eficacia como transmisores de sentimientos nos da fe Rubn Daro en su
autografa.
Los espritus de los muertos rondaban las calles de pueblos y ciudades y los caminos dela Nicaragua colonial. La creencia
popular estableca que una persona se converta en fantasma, espanto o aparecido si en vida:
a) haba cometido algn crimen;
b) haba vendido su alma al demonio;
c) no haba heredado su dinero y egostamente lo haba dejado enterrado en botijas,
d) si haba realizado alguna promesa importante o tena una deuda y mora sin dar cabal cumplimiento a sus obligaciones.
Entonces no gozaba del descanso eterno, sino que noche tras noche, su espectro rondaba la escena de su crimen, hasta que
alguna persona valiente lo enfrentaba y cumpla con algn encargo del muerto. En mucho de estos casos, el ser de
ultratumba recompensaba al valiente con un tesoro.
Otros seres ultraterrenos que asolaban los caminos eran las ceguas. Mitad mujeres, mitad animales, salan en los caminos
rurales o en las rondas de los pueblos y tenan comercio carnal con los trasnochadores. Estos se convertan en victimas de
retraso mental o jugados de cegua como dice la sabidura popular. El estudioso de nuestro folklore, Francisco Prez
Estrada, dice de este personaje en su ensayo El pensamiento mgico Nicaragense; La Cegua, sustantivo que viene del
nahuatl ciguatl que significa mujer. Esta cegua tiene caractersticas que se asemejan a las de la encantadora y clsica Circe, o
mejor decir, es el concepto de la circe, en versin Centroamericana. Sin embargo, la cegua tiene ms atributos de bruja, en
cuanto se cree que volaba de un lugar a otro, por muy distante que fuese a velocidades increbles, mgicas. (1992:70).
El mismo demonio se apareca, ya en forma de un caballero en un alazn negro, con la montura con toda la herrera de
plata, con espuelas de plata, pretendiendo casarse con alguna joven, bella, virtuosa y pobre, la que era salvada por la
milagrosa intervencin de un santo o dela Virgen Mara.Otras veces era un nio que peda en un camino a un caballero que
lo llevara y una vez montado en el caballo, en la grupa, mostraba unas uas terribles y un tufo a azufre. Si el caballero que
daba el raid estaba en pecado mortal la aventura conclua con un viaje seguro al infierno. Si por contrario, tena una vida
pura era salvado por las potencias celestiales.
Otra vertiente de estos relatos es la existencia de sitios encantados donde la naturaleza tiene una belleza sobrenatural. Si el
viajero corta una fruta o una flor se queda para siempre preso del hechizo del lugar. El plan de las flores en el volcn
Mombacho o el Charco Verde en la isla de Ometepe, son ejemplos de lo anterior.
Encontramos historias de duendes, que se regocijan en realizar bromas groseras a los habitantes de una casa. Mujeres que
se despojan de su apariencia humana y se trasforman en monas, la mona-bruja para robar gallinas o comer carne de
muerto en los cementerios.
Finalmente, tenemos las historias de piraguas, barcos que salen de su destino en un Viernes Santo, desafiando la creencia
popular que en un da como ese no se debe hacer nada por respeto a Jess que fue crucificado en una fecha similar. Se le
llamaba la piragua penadora. Todos los viernes Santos en los puertos del gran lago, se oye la campana de la piragua
avisando que se acerca al muelle y nunca nadie atraca. El tren fantasma es obviamente una modernizacin de esa leyenda.
Aunque la Iglesia Catlica formalmente rechaza la existencia de los fantasmas, en todas las leyendas encontramos un fuerte
componente religioso. El alma de un muerto pena porque durante su vida al verse en un trance difcil hizo una promesa a
un santo, quien lo sac del apuro y luego no cumpli con lo prometido. El agua bendita (agua de la pila bautismal o agua
bendecida por un cura) ahuyenta al diablo, a las brujas y a los espantos. Igual funcin cumple la palma bendita.
Los recuerdos de Rubn Daro son muy precisos en cuanto al impacto que las leyendas causan en la mentalidad de un nio;
La casa era para mi temerosa por las noches. Andaban lechuzas en los aleros. Me contaban cuentos de nimas en pena y
aparecidos los dos nicos sirvientes; la Serapia y el I ndio Goyo. Viva an la madre de mi ta abuela, una anciana, toda blanca
por los aos, y atacada de un temblor continuo. Ella tambin me infunda miedos, me hablaba de un fraile sin cabeza, de una
mano peluda, que persegua como una araa..Se mostraba, no a lo lejos de mi casa, la ventana por donde, a la Juana
Cristina, mujer muy pecadora y loca de su cuerpo, se la haba llevado los demonios. Una noche, la mujer grit desusadamente;
los vecinos se asomaron atemorizados, y alcanzaron a ver a la J uana Cristina, por el aire, llevada por los diablos, que hacan un
gran ruido, y dejaban un hedor a azufre. Y as se me nutra el espritu, con cuantas tradiciones y consejas y sucedidos
semejantes. De all mi horror a las tinieblas nocturnas y el tormento de ciertas pesadillas inenarrables. (1986:12)
Para la antroploga Milagros Palma, quien realiz un estudio y compil estas leyendas, debajo de la fantasmagora esta
arropada una historia tenebrosa, una historia de terror ancestral. A fin de cuentas no existe amnesia histrica, porque todos los
pueblos han registrado su historia de alguna manera y nuestro pueblo al igual que muchos otros, la a grabado en su memoria y
as la ha eternizado, pero valindose de las tcnicas de este antiguo cdigo que trasporta el pasado. Nuestra historia tiene su
especificidad y lo esencial del discurso conciente en dibujar monstruosas mascaras que han encubierto los mecanismos de
reproduccin de una oprobiosa estructura de dominacin. (1984:14)
Milagros pretende encontrar en estas leyendas los recuerdos que subyacen en la mentalidad colectiva del choque brutal de la
conquista. Reduce todo a la lucha explotador-explotado, pero pretende encontrar en las leyendas, la visin de los vencidos.
Maniquea la visin de la antroploga y muy superficial su estudio. Le falt buscar en las leyendas espaolas, escudriar en
las races de nuestra literatura oral y no contentarse con la facilista explicacin de la lucha de clases. Su libro tiene el valor
que recoge una gran cantidad de leyendas de nuestra tradicin oral.
La mona bruja tiene un origen arbigo. Es una de las ghoulas que tanto encendieron la imaginacin rabe y que
encontramos en las mil y una noches. Al respecto, apunta Rafael Cansinos Assens en su estudio introductorio a ese libro
universal: son casi exclusivamente hembras y pueden tener comercio sexual con los hombres Los demonlogos occidentales,
como Vierus y De Plancy, apenas si se detienen al tratar a las gulas, limitndose a equipararlas a las empusas griegas, con las
que tienen, efectivamente, una semejanza que frisa en la identidad, puesson una suerte de horribles espectros que pueden
tomar toda clase de formas, de perro, de mujer, de buey y de vbora, y que de suyo tienen un mirar ferozigual que las gulas, las
empusas salen de noche a los caminos a asaltar a los viajeros. (Op. Cit: 321 y 322).
Hay que destacar que en la mayora de las leyendas la mujer juega un papel intrnsecamente malvado. Para la historiadora
peruana, Mara Emma Mannarelli, en su obra Pecados Pblicos ello se debe que:
Los conquistadores espaoles eran tributarios de una tradicin en la que el estatus de la naturaleza femenina era discutible. Las
autoridades religiosas haban argumentado la inferioridad de las mujeres. Esta concepcin la encontramos a lo largo de toda la
tradicin occidental. Estas ideas son recogidas en el siglo XV y condensadas en el Manual para los inquisidores Malleus
Maleficarum: las mujeres eran moral y mentalmente inferiores a los hombres. Estas eran particularmente proclives al mal y
dbiles frente a las tentaciones, lo que las haca fciles vehculos de las obras del demonio. (1994:34).
Las leyendas no permanecen estticas. Cambian segn el sentido de los tiempos y se aclimatan segn las caractersticas de
determinadas regiones. Forman parte de nuestro acervo cultural y las tenemos que estudiar en su justa dimensin.
II.- LA LITERATURA
Rubn Daro es quien despunta en la adaptacin de la leyenda a la literatura. Su cuento La larva es muestra de una obra
en la que no estn de por medio los valores religiosos o morales, sino que est subyacente en el relato un horror, que
Lovecraft denominar aos despus csmico. Segn el mismo Rubn, este cuento est inspirado en un personaje mtico de
Len.
Carlos A. Bravo y Adolfo Calero Orozco, considerados como los fundadores de la narrativa nicaragense, recogieron
leyendas en sus escritos. Carlos A. Bravo recrea varias en su obra. En la prosa breve Un animal inverosmil aborda la
leyenda de La Mocuana, un animal fabuloso de la zona de Sbaco. Los lugares encantados de la Poza Santa, Guadalupe, el
Tionoste cobran vida en su prosa narrativa, en especial Chico Largo, el clebre espanto que habita en El Charco Verde de la
isla de Ometepe. Nicaragua, teatro de lo grandioso es el ttulo de su obra publicada.
Calero Orozco dedica un cuento al tema de los muertos aparecen a un amigo para despedirse antes de su viaje al ms
all. Compaero de cama es el nombre de la pieza narrativa.
Fernando Silva en su libro de cuentos inicial, De tierra y agua recrea el tema de la mona-bruja en el cuento La mica donde
una de estas criaturas aterroriza a un viajero a lo largo del camino. Todo con un excelente dominio del habla nicaragense y
una gran agilidad verbal.
Juan Aburto, quien inaugura el paisaje urbano en la narrativa nicaragense, tiene una obra donde da rienda suelta a la
ficcin plena. Es uno de los ltimos libros de Juan y se titula Los desaparecidos. All recrea a la Carreta Nagua y La
Cegua con admirable maestra.
Csar A. Ramrez Fajardo, msico, folklorista, mdico y escritor, en su libro Cuentos, caminos y personas recoge en las
narraciones La mona de Sasama, y Pozas del ro Matagalpa leyendas de la zona central del pas.
Liliam Valladares, duea de una poderosa imaginacin retrata a un tren fantasma en su cuento El cruce, publicado en
Cuadernos Universitarios, No. 15: Homenaje a la mujer nicaragense.
Especial mencin hay que hacer de Pablo Antonio Cuadra, quien escribi una versin del Barco negro y recogi una
buena cantidad de leyendas. Junto con Francisco Prez Estrada public Muestrario del Folklore Nicaragense.
Recientemente, Ricardo Pasos ha recreado leyendas en su obra Las semillas de la luna. Aunque el listado anterior puede
parecer numeroso, los autores nicaragenses no han aprovechado lo suficiente el bagaje literario que nuestras leyendas
brindan.
III.- LEYENDAS MGICAS DE NICARAGUA
Los cuentos que integran mi libro son recreaciones de leyendas nicaragenses. Se han ambientado en el presente siglo y en
algunos hay una re-interpretacin de los mitos. Dos de ellos, Un deudor honorable y La promesa del Tata Vicente
abordan la historia del muerto que regresa del ms all a pagar una promesa o una deuda. Son historias de mi propia
familia, en cuyo seno nos ensearon a creer en su veracidad como si de un libro sagrado se tratara.
La sonrisa dela Rosa Vsquez recrea el tema de la cegua, dndole al espanto el carcter de fmina vengadora. El
testamento es mi versin personal del mito del coronel Arrechavala, personaje que an hoy en da aterroriza las noches
leonesas. De la misma ciudad y por boca del notable estudioso rubendariano, Edgardo Buitrago, conoc la leyenda de la
Taconuda. Mi cuento se titula Una mujer con zapatos de tacn alto.
La carreta de los muertos da vida a la leyenda que en Nicaragua se conoce como la carreta-nagua. Extraa dieta
constituye una ambientacin de la come-muerto, ese ghoul o ser demonaco que nos llega desde las pginas de Las mil y una
noches y que probablemente fue la leyenda que ms pobl de fantasas tenebrosas mi propia infancia. La piragua del
cnsul aborda el tema de la piragua penadora,leyenda de las riberas del Gran Lago de Nicaragua. Se juega en este cuento
con el tema histrico y con el mito siempre presente en el imaginario colectivo nicaragense de la posible construccin de un
canal interocenico por nuestro territorio nacional.
Finalmente en Pequeos arquitectos trato a esos seres menudos cuyas travesuras han sido objeto de muchsimas pginas
de la literatura universal: los duendes.
Esta obra tiene por comn denominador la leyenda como elemento bsico para tejer la trama de cada cuento. No se tome al
pie de la letra como si fuese la leyenda original.
Quiero cerrar esta nota sealando que las leyendas se han transmitido oralmente y mantenido vivas por siglos. Mi padre
que contempl el aparecimiento de la energa elctrica en el paisaje urbano dela Nicaraguade este siglo, me deca que: la
luz elctrica borr a las ceguas de las calles. La masificacin de la televisin desde los aos sesenta ha venido a reemplazar
de las mentes infantiles estas leyendas. Las veladas en que las abuelas contaban a sus nietos y amiguitos todas esas joyas del
folklore, son cosa del pasado. La ciencia-ficcin y los muequitos cargados de violencia han terminado con el reinado de
la leyenda. Queda en manos de los maestros, el divulgarlas en las escuelas, ya no como transmisoras de terror e
instrumentos de control y represin sociales, sino como piezas de nuestro folklore para que no se pierda este rasgo de
nuestra identidad.
ARACTERISTICAS DE LAS LEYENDAS
Al caer la tarde en el campo, los miembros de una familia se renen en el espacio del corredor de la casa hacienda, junto a
las amistades de visita, para conversar entre el descanso despus de duras faenas en los terrenos de cultivos o de atencin al
ganado, surgen los temas de la vida cotidiana, los movimientos climticos atmosfricos o de la salud. El paisaje contemplado
se va oscureciendo, las aves de corral suben a los rboles de carbn para pasar la noche y protegerse de los depredadores
nocturnos, es el momento de la penumbra y el paso de la oscuridad cuando dan inicio a las narraciones de cuentos y
leyendas. Esta convivencia y experiencia con el mundo de las creencias en un mundo mgico, religioso y de fantasa, va
desapareciendo en algunos poblados urbanos o rurales con la llegada de la luz elctrica y de la televisin.
Estas leyendas se han ido transmitiendo durante muchos aos por va oral de generacin en generacin, a veces enriquecidas
con detalles, dramatizados, recreadas su ambientacin con sonidos guturales. Actualmente podemos diferenciar algunas de
las leyendas que tienen una herencia de la cultura ancestrales aborgenes como son las relacionadas con las creencias en los
animales acompaantes, llamados naguales, tal es el caso de El cadejo, en otros casos tienen similitudes con leyendas nahuas
o aztecas como es el caso de La llorona, estas son populares en Mxico y Guatemala. En otros encontramos referencia a la
licantropa, la creencia popular mtica de que algunos seres humanos se conviertan en animales, perro, yegua, mono, tigre o
cerdo, como son las leyendas: El mico, La mica, La chancha bruja. La creencia y descripcin de seres monstruosos
aparecidos en las montaas con los pies para atrs, como el caso del Sisimique o las apariciones de mujeres trasformadas y
monstruosas como podemos encontrar en La cegua o La Ciguanabana.
Otras leyendas son producto de la creacin de los pobladores y de una cultura mestiza en el perodo colonial, esto se puede
percibir en las leyendas: La Mocuana, El padre sin cabeza, El caballo de Arechavala y La carreta nagua.
Despus de realizar lecturas por varias de estas leyendas, encontramos algunas particularidades como:
Muchos sucesos ocurren por la noche.
Se hace alusin al temor, al miedo y al pnico.
Hombres mujeriegos que visitan por las noches a sus novias.
Sustos de hombres despus de haber salido tomados de alguna cantina.
Se toma como referencia la alusin a ros, pozas, cuevas encantadas; el agua relacionado con la serpiente.
Utilizacin del color negro como referencia a lo tenebroso, o de la maldad.
Jinetes montados en corceles negros, duendes, hombres sin cabeza, mujeres lavando en ro, rostros de calavera, cuerpos
esquelticos.
Espritus fantasmagricos en forma de animales, cangrejo, ejemplo: la leyenda de El punche de oro, en Len.
Uso de elementos para contrarrestar encantos mgicos, por ejemplo: agua bendita, mostaza bendita y el cordn de San
Francisco.
Similitud de leyendas en diversos sitios geogrficos como Apante, Matagalpa y la montaa de Tepesomoto en Somoto.
Patrimonio Cultural de Nicaragua
Patrimonio Histrico Cultural de Nicaragua
Patrimonio Histrico Cultural de Nicaragua les da forma y las preserva. Gran parte del pueblo indgena no
saba leer ni escribir, no tena acceso a la educacin, causa que propici que la tradicin oral fuera el recurso
principal para la realizacin de su literaturidad. Bajo esta perspectiva, consideraremos la co-existencia de una
literatura culta y otra inculta. La literatura oral del mundo rural. A lo largo del perodo colonial, nuestra
literatura es fundamentalmente annima y oral, fruto de la hacienda ganadera que convoca a los peones
alrededor de las fogatas. Es en ese espacio de comunicacin se difundirn y mutarn, bordoneados en las
guitarras, los romances llegados de Espaa, que todava sobreviven, y all mismo nacer nuestra narrativa
hbrida, que se transmitir en delante de generacin en generacin, y de boca en boca. De parecida manera, los
cuentos del Caribe que han llegado hasta nosotros, se inventan en las pequeas aldeas de pescadores
indgenas juntos a los ros, con una carga muchas veces religiosa, de tributo a la naturaleza deificada. Esta
tradicin oral se vuelve, as, la mejor expresin de nuestro mestizaje cultural, y de all nacen las leyendas, las
consejas, los cuentos de camino (como el del To Coyote y el to Conejo), donde los animales pasan a encarnar
la condicin humana, con todas sus trampas, astucias y debilidades; las que se refieren a deidades de origen
claramente indgena (la Cegua, mujer encantada que atrae a la perdicin a los hombres descarriados; el
Cadejo, un perro mtico de doble naturaleza: el Cadejo negro, que persigue a los transgresores nocturnos; y el
Cadejo blanco, que ampara en los caminos a los bien portados). Surgen tambin en los ambientes de las
ciudades coloniales las historias de aparecidos incubadas en los ambientes nocturnos, que se prestan para
eltemor, el que a su vez despierta la imaginacin (frailes sin cabeza, jinetes fantasmas, como en el caso de
Arrechavala, muy popular en la ciudad de Len).