La Operación Mincemeat durante la Segunda Guerra Mundial engañó exitosamente a los nazis sobre dónde los aliados desembarcarían basándose en una idea tomada de una novela policial. Más tarde, la deserción de Kim Philby a la Unión Soviética desde el servicio secreto británico desató una caza de brujas y paranoia dentro de la inteligencia británica y estadounidense en busca de más espías. Philby no fue bien recibido en la Unión Soviética y pasó sus últimos años bebiendo
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La Operación Mincemeat durante la Segunda Guerra Mundial engañó exitosamente a los nazis sobre dónde los aliados desembarcarían basándose en una idea tomada de una novela policial. Más tarde, la deserción de Kim Philby a la Unión Soviética desde el servicio secreto británico desató una caza de brujas y paranoia dentro de la inteligencia británica y estadounidense en busca de más espías. Philby no fue bien recibido en la Unión Soviética y pasó sus últimos años bebiendo
La Operación Mincemeat durante la Segunda Guerra Mundial engañó exitosamente a los nazis sobre dónde los aliados desembarcarían basándose en una idea tomada de una novela policial. Más tarde, la deserción de Kim Philby a la Unión Soviética desde el servicio secreto británico desató una caza de brujas y paranoia dentro de la inteligencia británica y estadounidense en busca de más espías. Philby no fue bien recibido en la Unión Soviética y pasó sus últimos años bebiendo
La Operación Mincemeat durante la Segunda Guerra Mundial engañó exitosamente a los nazis sobre dónde los aliados desembarcarían basándose en una idea tomada de una novela policial. Más tarde, la deserción de Kim Philby a la Unión Soviética desde el servicio secreto británico desató una caza de brujas y paranoia dentro de la inteligencia británica y estadounidense en busca de más espías. Philby no fue bien recibido en la Unión Soviética y pasó sus últimos años bebiendo
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Una selva de espejos
Por Juan Forn
Cuando llueve pienso en espas. Ser por los impermeables. O porque hace poco salieron a la luz los papeles clasificados de la Operacin Mincemeat, el modo en que el espionaje ingls consigui hacer creer a los nazis que los aliados no desembarcaran en Normanda. Cmo? Tirando un cadver al mar cerca de la costa espaola, que la polica franquista encontrara. El cadver deba llevar encima informacin supuestamente secreta. Las autoridades consulares inglesas deban mostrar urgencia por recuperar el cadver, para que los espaoles sospecharan y avisaran a su aliada Alemania. La informacin deba estar en clave, pero ser descifrable para los nazis. El cadver deba ser reciente y parecer ahogado en forma accidental. El plan, asombrosamente, funcion. Digo asombrosamente porque la idea vena de una novelita policial. La pesc el agente Ian Fleming (futuro creador de James Bond) en un libro llamado The Milliners Hat Mystery (escrito en 1937 por el comandante retirado de Scotland Yard Basil Thomson). Fleming redact un memo estrictamente confidencial y lo someti a sus jefes. El memo lleg a manos de John Cecil Masterman quien, haciendo honor a su nombre, fue la mente maestra de Operacin Mincemeat (Masterman escriba novelitas de misterio en su tiempo libre, protagonizadas por un don de Oxford). Para ajustar detalles puso a cargo a Charles Fraser-Smith (el hombre en que se basara Ian Fleming para su personaje de Q), quien ya haba inventado para el servicio secreto ingls el chocolate de ajo, que daba el aliento correcto a los agentes que desembarcaban clandestinamente en suelo francs. Fraser-Smith trabaj con dos agentes que no escriban novelitas de misterio pero las consuman inveteradamente en Oxford (y por esa razn haban sido reclutados): Ewen Montagu, pionero del tenis de mesa en Inglaterra, y Jock Horsfall, campen de automovilismo ingls en los aos previos a la guerra, que en su legajo era definido como soltero, nocturno y alrgico a los nios. Aunque los muchachitos de Oxford fueran a veces un poco menos que correctos en misin o entre misiones (haba cierta propensin a los artculos de cuero negro, a las sustancias prohibidas, a los tacos altos y los guantes largos de noche; de tanto en tanto, personal diplomtico tena que retirarlos discretamente de una comisara o un hotelucho y ponerlos en el primer vuelo de vuelta a casa), el servicio secreto ingls se jactaba de su eficacia y su patriotismo hasta que lo arruinaron los chicos de Cambridge. Los famosos Cuatro de Cambridge eran igual de nenes bien que sus colegas de Oxford, slo que comunistas: entraron en el servicio secreto ingls para pasar informacin a los rusos y lo hicieron desde los aos 30 hasta 1951. Fue el primer gran escndalo de la Guerra Fra y el primer papeln de la CIA, porque tres de los chicos de Cambridge estaban trabajando en Washington cuando los descubrieron. Kim Philby, que era el cerebro del grupo, ayud a huir a la URSS a Guy Burgess y Donald McLean, volvi a Londres a enfrentar la tormenta (foto), soport una investigacin y hasta un careo en la Cmara de los Comunes logr que le creyeran y que incluso lo reincorporaran al servicio. Lo mandaron a Beirut, estuvo hasta 1963 operando y, cuando el cerco volvi a cerrarse sobre l, hizo creer que estaba dispuesto a confesar y se escabull en un buque petrolero ruso que sala de Beirut esa noche. Philby era el mejor amigo ingls que tena James Jesus Angleton, uno de los fundadores de la CIA. Angleton haba trabajado en el servicio secreto britnico durante la guerra y, cuando le toc crear el departamento de contrainteligencia de la CIA, se bas en lo que haba aprendido de sus amiguitos. Reclutaba sus agentes en Yale tal como el MI5 se nutra de Oxford pero, en lugar de hacerlos leer o escribir novelas de misterio, Angleton prefera (por gusto propio y por sutil influencia de Philby) la expansin de la mente a travs de la poesa: Es posible y correcto para un poeta transmitir dos ideas distintas e incluso opuestas al mismo tiempo. All donde otros vean lneas rectas, Angleton vea sinuosidades y nudos y doblefondos. El ejercicio del espionaje no era un relato que marchaba hacia su conclusin prefijada, como los policiales victorianos. Era, segn la frase de T. S. Eliot que Angleton no se cansaba de repetir, una selva de espejos. La noticia de la desercin de Philby lo embarc en una demente bsqueda de dobles agentes, o topos, a lo largo de los diez aos siguientes. Cuando lo jubilaron, anticipadamente, en 1975 (hartos de que se lo pasara reflotando viejos legajos y adosndoles la leyenda: Esto fue obra de Kim), el dao que haba infligido a la agencia en su paranoica depuracin era casi la tarea perfecta que hubiera realizado un topo real en un puesto como el de Singleton, en palabras off the record de un veterano de la CIA. Algo similar pas puertas adentro del MI5 en Londres. La defeccin de Philby desat una investigacin que sac a la luz al cuarto judas de Cambridge (el historiador de arte Anthony Blunt, que logr, a cambio de una completa confesin y lloriqueante promesa de enmienda, que lo dejaran en su puesto de curador permanente de la pinacoteca de su majestad hasta 1979). Supuestamente haba un quinto judas, y el encargado de descubrirlo fue el sabueso Peter Wright, que investig por las suyas a algunos de sus jefes y descubri que uno haba fraguado sus notas de Cambridge para entrar al servicio y a otro logr ponerle un falso espejo en su oficina (Tarea ingrata. El sospechoso se hurga largamente la nariz frente al espejo cada maana), hasta que fue pasado a retiro y termin sus das en Tasmania, escribiendo libros de conspiraciones. En su necrolgica, los diarios escribieron: Ningn otro oficial de la inteligencia britnica salvo Kim Philby caus ms absurdos trastornos a la poltica inglesa. A Philby no le fue mejor en la URSS. Aunque su llegada a Mosc fue celebrada por el diario Izvestia con el ttulo Bienvenido, camarada Philby, nunca le dieron el rango de general o al menos de coronel de la KGB que l esperaba. Ni siquiera le dieron oficina propia. Su nica actividad era dar charlas formativas a agentes de bajo rango. Nunca aprendi ruso, pero era capaz de beber cantidades industriales de vodka. Se la pasaba en un silln de su monoambiente moscovita escuchando la BBC por radio y leyendo los libros y diarios en ingls que le permitan recibir de Inglaterra. Sus preferidos eran los de sus ex camaradas Graham Greene y John LeCarr. Cuando estaba por morir, de cirrosis, en 1988, y el servicio secreto ingls se enter de que los soviticos pretendan iconizarlo pstumamente, propuso bajo cuerda al Duque de Kent que concediera a Philby la Orden de San Jorge para bloquear ms humillaciones diplomticas. El plan no prosper. En cuanto a la iconizacin pstuma de Philby en la URSS, consisti en hacerlo estampilla, una de las ms baratas: haba que ponerle como veinte Philby a una carta para que llegase de Mosc a Londres. El sobre pareca una selva de espejos, propiamente.