En El Principio
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Figuras retóricas:
Este poema, como muchos otros de Blas de Otero, está repleto de figuras retóricas, cosa que
ayuda sobremanera a situarse en él.
La primera figura retórica que podemos encontrar es una anáfora (“todo”) encabalgada que se
repite en el primer verso de los dos primeros cuartetos. En el segundo verso hallamos una imagen
poética, que viene seguida de otra imagen poética en el siguiente verso. En el cuarto verso hay
una anáfora “me queda la palabra” que se repetirá en el último verso de los tres cuartetos.
En el verso número seis encontramos una ligera antítesis “lo que era mío y resultó ser nada”,
seguido de nuevo por otra imagen poética en el siguiente verso “si he segado las sombras en
silencio”. En el noveno verso hallamos un encabalgamiento “rostro || puro”, y por último, en el
verso número once podemos encontrar una imagen poética. Estructura del poema:
El poema está compuesto por tres cuartetos de versos que oscilan del heptasílabo al alejandrino
con una cierta regularidad. Su rima es completamente irregular, por lo que nos encontraríamos
ante una composición poética de verso blanco.
El poema está dividido en tres partes: Introducción, desarrollo y desenlace.
La primera parte corresponde al primer cuarteto, en el que Otero nos introduce a lo que será el
resto del poema, y en el que aparece por primera vez la repetición “me queda la palabra”.
El desarrollo está compuesto por el segundo cuarteto, y en él Otero nos transmite su sufrimiento,
decepciones y todas las experiencias dolorosas. Finaliza otra vez con la mencionada anáfora.
Por último, el desenlace corresponde al tercer y último cuarteto. En él el autor relata como
finalmente consigue ver, a costa de mucho sufrimiento, el verdadero rostro de su patria, que es
una visión absolutamente desoladora.
Hombre, de Blas de Otero
HOMBRE
1.- Este poema es un soneto
Análisis temático:
En este poema, el tema principal que Blas de Otero nos intenta transmitir es su lucha contra la
muerte, que se acerca a él para llevárselo.
Subtemas:
En el segundo cuarteto habla directamente con Dios y le manifiesta su deseo de tenerlo a su lado,
si su muerte es irremediable. Se siente solo y no cree que Dios le esté escuchando. Por eso intenta
verlo arañando sombras.
En el primer terceto el poeta quiere acercarse a Dios para tocarlo, para verlo, pero cada vez que lo
intenta, Dios le corta el paso, “le cercena la mano, le saja los ojos”. Muestra su deseo de sed de
Dios, pero éste no le da de beber.
En el segundo terceto hace una reflexión: el ser hombre comporta sufrir todos los horrores y ser
un fugitivo, como un ángel que quiere volar, pero a quien se le obliga a quedarse amarradocomo
está.
En este verso hay una personificación ya que atribuye a la muerte una propiedad humana: la
lucha.
En este caso hay un epíteto “inerte”, que e significa sin vida, inmóvil.
En este caso se producen dos efectos, hay una anáfora “Oh Dios.”; y también hay otro
encabalgamiento con el siguiente verso.
Aquí en este caso se producen tres efectos: la continuación del encabalgamiento anterior “no sé
cuándo oirás mi voz.”; la anáfora de “Oh Dios”; y finalmente este verso finaliza también con un
encabalgamiento que termina en el siguiente.
En este verso finalizan los encabalgamientos con este último: “Estoy hablando solo.” También hay
una metáfora y una figura poética: “Arañando sombras para verte.”
• “Alzo la mano, y tú me la cercenas.”
Aquí aparece otra figura poética “alzo la mano y tú me la cercenas” y en éste caso hay también
una antítesis (yo → tú).
Aquí lo que aparece es otra imagen poética “abro los ojos”; y hay la misma antítesis (yo → tú).
En este verso aparece un hipérbaton, “sed tengo”; sigue con la misma antítesis (yo → tú); aparece
otro hipérbaton, “sal se vuelven tus arenas”; y por último, todo este verso, en su conjunto, forma
una aliteración :se repiten las “s”.
En este caso lo que aparece es una antítesis “ser y no ser”. Hay también una anáfora: “ser”.
Aquí, y para finalizar el soneto, el poeta usa una antítesis, o contradicción, ya que dice ser un ángel
(símbolo de libertad, pureza,…) con grandes alas de cadenas, o sea, que está atado con cadenas y
por lo tanto no puede volar y ser libre para poder llegar al cielo, que es lo que realmente desea.
5.- Este poema de Blas de Otero se sitúa en su etapa existencialista. En esta etapa trata temas
sobre el amor, la condición mortal del hombre (como en este poema). Temas relacionados con
peleas entre Dios y el poeta en los que Dios significa lo máximo. Su existencialismo surge como
respuesta a la crisis espiritual de 1945 durante la cual pierde la fe. Tras los intentos de unión
mística de la etapa religiosa, el yo poético se queda solo y comienza la búsqueda de una nueva fe
o una razón para vivir. El hombre es un ser destinado a la muerte en un mundo de desolación y
ruinas. Ansioso por sobrevivir, por no perderse en la nada, busca a Dios. Lo que antes era una
llamada, ahora es una pregunta a gritos. Sin embargo, sólo obtiene silencio como respuesta; en
ese silencio su corazón se llena de miedo a la muerte, que le aprisiona y le condena a que todas las
cosas que está haciendo no sirvan para nada.
Cantar de amigo
Blas de Otero consigue en este “Cantar de amigo”, inscrito en la tradición paralelística de la lírica
medieval galaico-portuguesa, unos sorprendentes efectos expresivos por medio del paralelismo,
que es precisamente el recurso constructivo que pone en pie el poema.
Es esta una composición constituida por once secuencias paralelísticas, cada una de las cuales está
formada por tres elementos semejantes (la letra indica, precisamente, la relación de identidad):
De estos tres elementos que integran cada secuencia paralelística, el primero -que se inicia con la
reiteración del adverbio interrogativo dónde- (A: “¿Dónde está Blas de Otero?”) y el tercero (C:
“con los ojos abiertos”) se repiten invariablemente, salvo en la secuencia novena, en la que “con
los ojos abiertos” se reemplaza por “invisible entre los guerrilleros”; y el segundo elemento (B1-
B11) es el que presenta variaciones conceptuales. Este montaje paralelístico confiere al poema de
Otero una enorme cohesión estructural y ayuda a crear esa obsesiva atmósfera dramática que
realza el contenido expresado.