Devocion Matutina 2015
Devocion Matutina 2015
Devocion Matutina 2015
1o
enero
na pgina en blanco podra parecer que no dice nada porque nada hay
escrito en ella, pero puede sugerir o insinuar muchas cosas. Una pgina
blanca es una pgina inmaculada, limpia, sin borrones ni manchas. Tambin es
smbolo de lo indito; es el espacio donde todava se pueden escribir proyectos, trazar itinerarios, determinar acciones del futuro. El gran poeta Rabindranath Tagore, escribi estos maravillosos versos: Has escrito ya muchas pginas en tu libro;/ unas son tristes, otras alegres,/ unas limpias y claras,/ otras son
borrosas y oscuras./ Pero an queda una pgina en blanco, la que has /de escribir en este da./ Te falta por llenar la pgina de hoy./ Piensa y quiere que esta
sea la pgina/ ms bella, la ms sincera, la ms sentida./ Cada maana al despertar recuerda/ que an has de llenar la mejor de tus pginas,/ la que dir lo
mejor que t puedes dejar en el libro/ que ests escribiendo con tu propia vida./
Piensa que siempre te falta por escribir/ la pgina ms bella.
Al comienzo de un nuevo ao, la pgina blanca significa tiempo de oportunidad, de empezar de nuevo, de dejar atrs experiencias rotas. Es tiempo, para
algunos, de resucitar como el hijo de la viuda de Nan cuando Jess le dijo:
Joven, a ti te digo, levntate (Luc. 7:14). Y la oportunidad nos trae a nosotros
los cristianos retos y desafos. En este nuevo ao, estamos llamados a marcar
el rumbo de la iglesia en un mar de confusin y vientos vertiginosos. Hoy,
cuando debemos afrontar los hechizos de un mundo devorador de conciencias,
cuando el tiempo se nos acaba para el cumplimiento de la misin, Dios nos da
la providencial oportunidad de escribir la pgina ms bella, la mejor de nuestras pginas.
La pgina blanca representa tambin tiempo de aceptar compromisos. Daniel, al llegar a Babilonia, deportado, separado de sus padres, aunque escogido
para formar parte de la corte caldea, y aun sabiendo el peligro que corra en aquel
ambiente corrupto, tom una importante resolucin que escribi en esa nueva
pgina de su vida: Propuso en su corazn no contaminarse (Dan. 1:8).
En este ao, t tambin proponte no contaminar tu vida con malas influencias. Deja que el cielo te use como un poderoso testimonio de que hay un Dios
en los cielos...
enero
ace algunos aos, hablar del fin del mundo era un tema casi exclusivamente
religioso. Pareca que los sermones de lderes espirituales acerca del futuro
eran demasiado catastrficos, infaustos y negativos ante los discursos progresistas y vanguardistas de los sectores cientficos de la sociedad. Sin embargo, actualmente son los ambientalistas, los ecologistas e investigadores quienes estn
seriamente preocupados por el calentamiento global y el cambio climtico del
planeta, el cual ha provocado que hoy padezcamos cada vez ms huracanes y
ms agresivos as como ms terremotos. A eso hay que agregar las asfixiantes
crisis econmicas en diversas partes del mundo, as como la amenaza de estallidos sociales que eso puede provocar. Son tiempos de una enorme intranquilidad
social, como predijo la Biblia, un escenario de angustia de las gentes previo a
la venida de Jess a este mundo (Luc. 21:25).
En efecto, nueve veces, la expresin tiempo del fin y otros trminos paralelos
aparecen en el libro del profeta Daniel. Por otra parte, todos los ciclos profticos
que presenta se cierran con una descripcin de los eventos que tendrn lugar al final de la historia. Hasta el siglo XVIII, la parte de este libro relativa a los acontecimientos finales haba sido considerada como oculta, secreta, incomprensible, pero
en el siglo XIX, el tiempo del cumplimiento de lo profetizado estaba cerca y el libro deba ser estudiado y revelar los secretos tan celosamente guardados. As lo
comprendieron y proclamaron los pioneros de nuestra iglesia. Elena de White escribe: A medida que nos acerquemos al trmino de la historia de este mundo, las
profecas registradas por Daniel exigen nuestra atencin especial, puesto que se
relacionan con el tiempo mismo en el que estamos viviendo (Profetas y reyes, p.
245).
Los anuncios del libro de Daniel son una providencia especialmente revelada
para el pueblo de Dios del tiempo del fin. Ellos nos marcan el camino que debemos seguir y el mensaje del juicio que debemos predicar; nos dan fe y seguridad
en la direccin proftica de Dios; nos advierten y preparan para el gran reencuentro con nuestro Salvador. Nos recuerdan que hay un Dios en los cielos invitndonos a estar pendientes del reloj proftico, recordndonos que ha llegado el momento de estudiar las profecas que anuncian el devenir de este mundo.
Hoy es el tiempo ideal para levantar nuestras cabezas y observar con atencin el cumplimiento de las profecas que anuncian el regreso de Jess a este
mundo.
8
enero
enero
Dios es mi juez
Estuve mirando hasta que fueron puestos unos tronos
y se sent un Anciano de das []. Un ro de fuego proceda
y sala de delante de l; miles de miles lo servan,
y millones de millones estaban delante de l.
El juez se sent y los libros fueron abiertos
(Daniel 7:9, 10).
piensa en este evento como algo negativo. Sin embargo, si es un elemento vinculado a las acciones del Padre celestial, no puede ser algo malo. Al contrario, tiene
que haber propsitos santos, justos y buenos, tal como se revela el carcter de
Dios en las Sagradas Escrituras.
El tema del juicio es recurrente a lo largo del libro de Daniel. El nombre del
autor, Daniel, significa Dios es mi juez y, en la resolucin final de cada crisis
vivida por el protagonista del libro y sus amigos, as como en los eventos finales de cada visin proftica, Dios interviene en un acto de juicio que vindica a
sus hijos y dicta sentencia contra sus enemigos. En cada uno de los captulos
del libro de Daniel hay una referencia al tema del juicio. Es as como se presentan diversas escenas donde se observa un juicio, por ejemplo cuando se
juzga la filosofa de la falsa y la verdadera educacin entre los estudiantes hebreos y el resto de los jvenes. Qu los hace ms inteligentes? Por qu son
muchachos destacados en la escuela? Vinculado a esto est el juicio sobre el
rgimen alimentario saludable y el daino. Los caldeos creen que su alimentacin es la mejor, pero Daniel y sus compaeros han decidido seguir un estilo
de vida distinto, y eso los conduce a aprovechar mejor el aprendizaje. El tema
del juicio aparece tambin al evaluar los reinos de este mundo que son temporales y frgiles y el reino de Dios que es firme y eterno, la falsa y la
verdadera adoracin, la conducta soberbia y orgullosa del rey Nabucodonosor,
as como el acto sacrlego del rey Belsasar, entre otros.
El desenlace final de la historia de este mundo y de los hijos de Dios lo
determina la providencia divina. Mediante un acto de juicio, su voluntad soberana dice la ltima palabra y consuma la historia.
Pero hay un Dios en los cielos que es el verdadero Juez de nuestras acciones. No hay por qu temer sus juicios, ya que su naturaleza revela que es
misericordioso.
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enero
n los aos de posguerra, los estudiantes del Seminario Adventista de Madrid nos abastecamos de Biblias y literatura religiosa en la librera clandestina de una iglesia evanglica. El pastor era alemn y comparta su ministerio con el consulado de su pas en Madrid. Un da me habl de un libro muy
interesante titulado A Dios por la ciencia, que compr esperando encontrar en
l pruebas cientficas de la existencia de Dios, pero la verdad es que fue decepcionante. No, no las haba, los cientficos creyentes no lo haban podido demostrar pero hay miles de evidencias. En efecto, ms de cincuenta aos
despus, los grandes avances de la ciencia han demostrado que el macrouniverso de lo infinitamente grande, as como el microuniverso de lo infinitamente pequeo, son una obra de diseo. Ariel A. Roth, en La ciencia descubre a
Dios, pregunta a los cientficos cmo es posible que ese diseo inteligente que
se descubre en la naturaleza pueda ser el resultado del azar y no de la obra de
un Diseador, el Dios Creador de la Biblia.
El calor y la luz que nos vienen del sol, la formacin del carbono en las
molculas orgnicas de los seres vivos, el aire que respiramos, todos los equilibrios que posibilitan la vida en nuestro planeta son una evidencia incontrovertible de que el universo ha sido diseado para nuestro beneficio, hecho a la
medida del hombre, como dice Gnesis. S, hay un Dios en los cielos!
Pero hasta dnde necesitamos pruebas para creer en la presencia del
Padre celestial? Qu clase de testimonios necesitamos para creer que hay un
Dios en los cielos? Seguramente, el joven Daniel tuvo que enfrentar dichas
preguntas durante sus aos de estudio en las escuelas caldeas. En ms de una
ocasin tuvo que escuchar a maestros y sabios que negaban los principios bblicos que haba aprendido desde nio. No obstante, l saba en quin haba
credo. No tena ninguna duda de que haba un Dios en los cielos que vigilaba
su camino en aquellas lejanas tierras. Su lealtad a Dios y su dedicacin al estudio lo prepararon para convertirse en uno de los profetas ms importantes del
Antiguo Testamento.
Este da el Padre celestial quiere revelarte una faceta de su amor. Dispn tu
corazn para descubrirlo y reconocer que hay un Dios en los cielos! l te recompensar.
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Dios reina!
Jehov reina! Se ha vestido de majestad!
Jehov se ha vestido, se ha ceido de poder!
Afirm tambin el mundo y no ser removido
(Salmo 93:1).
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ios no es el responsable de todo lo que ocurre en este mundo, pero interviene con frecuencia para paliar, mitigar o impedir las consecuencias del
mal gobierno de los hombres: esto es la providencia. Es la disposicin que Dios
toma ante un hecho acontecido para componerlo o remediar el dao que pueda
resultar. Es el cuidado y la sabia previsin que Dios tiene de sus criaturas en
un mundo de eventualidades dolorosas. La providencia divina es el antdoto
del mal en el mundo, Dios ofrece soluciones y alternativas, Dios cambia las
circunstancias, escribe recto sobre los renglones torcidos que le damos los hombres. La providencia divina va ms all de las expectativas humanas, su cuidado y direccin nos permiten conocer alternativas que no habamos previsto.
Presentad todos vuestros planes a Dios, a fin de que l os ayude a ejecutarlos
o abandonarlos segn lo indique su Providencia. Aceptad los planes de Dios en
lugar de los vuestros, aunque esta aceptacin exija que renunciis a proyectos
por largo tiempo acariciados. As, vuestra vida ser siempre ms y ms amoldada conforme al ejemplo divino, y la paz de Dios, que sobrepuja todo entendimiento, guardar vuestros corazones y vuestros entendimientos en Cristo Jess
(Fil. 4:7) (Testimonios para la iglesia, t. 7, p. 46).
El alcance de la providencia divina, implcita en la frase del profeta Daniel
pero hay un Dios en los cielos, fue tratada por el mismo Jess en el sermn
de la montaa: Pues aun los cabellos de vuestra cabeza estn todos contados.
[] Vosotros pues, no os preocupis por lo que habis de comer ni por lo que
habis de beber, ni estis en ansiosa inquietud, porque todas estas cosas buscan
las gentes del mundo, pero vuestro Padre sabe que tenis necesidad de ellas
(Luc. 12:7, 29-30). Las soluciones ms convenientes, las salidas ms insospechadas, los cambios ms prodigiosos son los que la Providencia nos tiene a
menudo preparados en su extraordinario libro. En el libro de la providencia
divina o volumen de la vida, se nos da a cada uno una pgina. Esta pgina
contiene todo detalle de nuestra historia. Aun los cabellos de nuestra cabeza
estn contados. Dios no se olvida jams de sus hijos (El Deseado de todas las
gentes, p. 280).
Agradece hoy a Dios sus tiernos cuidados hacia ti. l te conoce mejor que
nadie.
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Dios es amor
Y nosotros hemos conocido y credo el amor que Dios
tiene para con nosotros. Dios es amor, y el que permanece
en amor permanece en Dios y Dios en l
(1 Juan 4:16).
11
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ecuerdo el incendio de la Biblioteca Nacional de Sarajevo (Bosnia-Herzegovina) a finales de agosto de 1992. El edificio era el smbolo de la
identidad de un pueblo, posea dos millones de libros y miles de documentos
y manuscritos de gran valor. El fuego de artillera del ejrcito serbobosnio
impact en el edificio y los libros all depositados ardieron.
Haciendo ahora un pequeo esfuerzo de imaginacin, supongamos que uno
de aquellos cdices de Sarajevo, era una copia nica de la primera epstola de
Juan donde el fuego haba destruido la mayor parte del captulo cuatro del escrito. En el versculo ocho, casi todo chamuscado, a duras penas se poda todava
leer Dios es, el resto era ilegible. Qu lstima! De no haberse quemado
hubisemos podido contar con una definicin de la naturaleza de Dios. El misterio pudo finalmente revelarse, la frase del manuscrito completarse, porqueseguimos imaginando los expertos, consiguieron desplegar la parte quemada del
captulo cuatro y mostrar, en el versculo diecisis, la palabra que faltaba: amor.
S, Dios es amor, el amor es su ser, su sustancia, su vida. El amor resume todas sus obras y explica todos sus caminos. El amor venci al pecado para darnos
la vida eterna. El amor es el objeto de la admiracin de los ngeles y lo ser para
nosotros en la eternidad. Los pensamientos de Dios son amor, su voluntad es
amor, su providencia es amor, sus dispensaciones son amor, su santidad es amor,
todo en l es amor. Dios es amor! Sus palabras son amor! Su celo es amor!
Sus gozos son amor! Sus lgrimas son amor! Sus reproches son amor! Sus
juicios son amor!
Este pequeo mundo es el mayor campo de operaciones del amor divino,
por eso es un libro de texto para el universo. Tanto los ngeles como los habitantes de los mundos no cados estudian los misterios del amor redentor manifestado en la cruz de Cristo y, junto a los redimidos, lo seguirn estudiando en
la eternidad. Entretanto, la luz que se desprende del Calvario es la fuente y la
inspiracin de todo acto de amor que se prodiga en la humanidad.
Dios te ama. No lo olvides. No importa quin seas. Decdete a compartir el
gran mensaje del amor de Dios donde quiera que vayas.
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12
enero
La caja de Pandora
Porque t, Seor Jehov, eres mi esperanza,
seguridad ma desde mi juventud
(Salmo 71:5).
uenta Hesodo, en su obra Los trabajos y los das, que Prometeo rob
el fuego del carro del dios Sol y lo entreg a los hombres. Zeus, el dios
principal, se enfad mucho y quiso castigarle mandando crear una mujer llamada Pandora, que envi a casa de Prometeo, donde viva tambin su hermano
Epimeteo, quien se enamor de ella y la tom como esposa. Pero Pandora traa
consigo una misteriosa caja que contena todos los males capaces de llenar el
mundo de desgracias y sufrimiento y todos los bienes para poder remediarlos.
Epimeteo advirti a Pandora del peligro de abrir aquella caja pero esta, vctima
de su curiosidad, la abri un aciago da; y de all se escaparon todos los males
que asaltan todava hoy a los desdichados mortales. Tambin salieron todos los
bienes, pero estos subieron de nuevo al Olimpo de los dioses. Asustada de lo
que haba hecho, Pandora, la primera mujer, cerr inmediatamente la caja quedando dentro el don de la esperanza, tan necesaria para superar precisamente
los males que acosan al hombre. Con el mito de la caja de Pandora explicaban
los antiguos griegos el origen del mal y su remedio.
La providencia divina rompe el fatalismo del mal, le abre vas alternativas,
lo encierra con sus promesas en un espacio de temporalidad y genera, en este
mundo, la esperanza. La esperanza es ms que una de las tres virtudes teologales, ms que una ilusin, es un estilo de vida, el de los hijos de Dios y ms
particularmente el de los que vivimos en la espera del advenimiento. La Biblia
es un mensaje que crea esperanza. Creer en Dios es esperar en l, y esperar
en l es ir ms all de las dolorosas eventualidades del presente, ms all de
los tristes presagios del futuro; es vivir seguros, confiados en la intervencin
divina en favor nuestro, y esto no solo en el horizonte de la historia de aqu y
ahora, sino en el horizonte de la eternidad junto a l.
Vivir con esperanza, como dice Elena de White, es un testimonio para el
mundo: Gozosos en la esperanza (Rom. 12:12). Doquiera vayamos, debemos llevar una atmsfera de esperanza y gozo cristianos; entonces quienes
estn separados de Cristo vern atractivo en la religin que profesamos; los
incrdulos vern la consistencia de nuestra fe (Dios nos cuida, p. 332).
Jess puede hacer que tu rostro refleje hoy esa bendita esperanza y que su
gracia elimine cualquier tristeza de tu corazn. Pdeselo!
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ay un Dios en los cielos. La realidad de la presencia de Dios en este mundo es una verdad incuestionable confirmada en su Palabra (Hech. 17:2728; Mat. 1:23). Adems, la Biblia ubica la morada de Dios en los cielos: Jehov tiene en el cielo su trono, A ti alc mis ojos, a ti que habitas en los cielos,
Esta fuerza oper en Cristo, resucitndolo de los muertos y sentndolo a su
derecha en los lugares celestiales (Sal. 11:4; 123:1; Efe. 1:20). Esto no significa que Dios est lejos de nuestros problemas y de nuestros destinos. Desde
los cielos, Dios contempla, mira a los hombres, se interesa y dirige las cosas
de este planeta.
El mundo de las cosas terrenales y las celestiales, aunque a veces enfrentados como consecuencia del pecado, no estn opuestos; las dimensiones vertical y horizontal de la vida humana se cruzan y entrelazan. Nuestra relacin con
el Dios que tiene su trono en los cielos ilumina, enriquece y asegura nuestra
situacin aqu en la tierra. Cristo vino a este mundo para unir de manera inseparable el cielo y la tierra.
En Cristo llegamos a estar ms ntimamente unidos a Dios que si nunca
hubisemos pecado. Al tomar nuestra naturaleza, el Salvador se vincul con la
humanidad por un vnculo que nunca se ha de romper. A travs de las edades
eternas, queda ligado con nosotros (El Deseado de todas las gentes, p. 17).
Con la ascensin de Cristo a los cielos junto al Padre, nos traslad msticamente con l a los lugares celestiales. La expresin lugares celestiales solo
aparece en Efesios (1:3, 20; 2:6; 3:10; 6:12) y destaca los beneficios obtenidos
por la victoria de Cristo en su encarnacin. A menos que comprendamos bien las
cosas celestiales, no podremos superar las circunstancias difciles que vivimos
en la tierra ni entender cmo Dios acta con nosotros.
El sueo de Jacob en Betel, la escalera que una el cielo y la tierra, no fue
nicamente una promesa de bendicin que iba a acompaar al patriarca en su
vida. Esa escalera sigue estando alzada para todos aquellos que quieran unir
sus experiencias dolorosas, inquietantes o gozosas, esperanzadas y promisorias con la providencia de un Dios que, desde los cielos, se sigue ocupando de
nosotros.
No crees que es necesario fortalecer tus vnculos con tu Padre celestial? l
te espera. Est listo para morar en tu corazn.
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Pen pocos das, lo perdi todo, las propiedades, los hijos, la salud, la espoobre Job! Su clamor es el de alguien que se siente abandonado por Dios;
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enero
mitir juicios sobre los ministros de Dios y hacer comparaciones entre ellos,
ha sido prctica inveterada de algunas iglesias. En la de Corinto, los creyentes se haban dividido en cuatro partidos rivales de acuerdo con sus preferencias: los de Pablo, el fundador de la iglesia; los de Apolos, un brillante
predicador de Alejandra; los de Cefas, por haber sido uno de los doce que
perteneci al grupo ntimo de Jess; y los de Cristo, que rechazaban cualquier
afiliacin, pero no menos agresivos que los otros, puesto que, entre ellos, haba
celos, contiendas y disensiones (1 Cor. 3:3) que daban lugar a divisiones
(1:10) y en las que los peor parados eran los propios ministros, denostados
por unos, que los juzgaban implacablemente, y aplaudidos por otros, que los
encomiaban en exceso. En este contexto, Pablo les dijo: En cuanto a m, en
muy poco tengo el ser juzgado por vosotros o por tribunal humano. Ni aun
yo mismo me juzgo! Aunque de nada tengo mala conciencia, no por eso soy
justificado; pero el que me juzga es el Seor (4:3, 4).
Quin no ha sido alguna vez juzgado mal, acusado de manera injusta?
Has sido alguna vez vctima de los celos, la perfidia o la maledicencia? Te
has visto calumniado, desprestigiado, hundido, denigrado o marginado por las
malas lenguas sin saber cmo defenderte y sin poder demostrar la verdad?
Si no te ha ocurrido todava, te puede llegar a suceder y, entonces, jams
has de olvidar la importancia de tener la conciencia tranquila, que Dios conoce la verdad, que l es justo y santo, que adems conoce tu corazn y que
l es quien te juzga y defiende. Tambin Daniel y Pablo fueron acusados y
denunciados sin motivo por sus enemigos u opositores, prfidos los unos o
simplemente equivocados los otros, pero a ambos, Dios los vindic, los exoner y los libr porque, al igual que Jess, encomendaba la causa al que juzga
justamente (1 Ped. 2:23).
Recuerda que, cuando eres vctima de malos entendidos y falsas acusaciones, hay un Dios en los cielos que en su momento dar a cada uno lo que le
corresponde.
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as controversias religiosas suelen ser encendidas, posiblemente porque estn en juego cuestiones trascendentales de las que depende, muchas veces,
la comprensin de la verdad. Pablo lo saba por propia experiencia y, aunque
trataba de combatir los artificios de error refirindose a la verdad en un espritu
de amor (Efe. 4:15), no le tembl la mano al denunciar los cambios doctrinales
de los glatas o los errores de los falsos maestros judaizantes (Gl. 3:1; 2 Cor.
2:17). Estas polmicas, tristemente, han sido a lo largo de la historia causa de
divisiones y disidencias. Y aunque los enfrentamientos entre la verdad y el
error han permitido desenmascarar doctrinas falsas que nada tenan que ver
con la sana doctrina, al denunciar interpretaciones fantasiosas de la Escritura e
identificar las apostasas, muchas veces, la hereja y el error se han enfrentado
no solamente a la verdad, sino tambin a la soberbia y el orgullo espiritual manifestados por los representantes de la ortodoxia. Por eso Pablo recomienda a
los romanos: Unnimes entre vosotros; no seis altivos, sino asociaos con los
humildes. No seis sabios en vuestra propia opinin.
Jams hemos de olvidar que solo Dios est en posesin de la verdad plena
porque l es la verdad, los hombres buscamos la verdad pero no la poseemos,
ella nos posee por la gracia de Dios, mediante su Palabra y la obra del Espritu
Santo; que en toda controversia o polmica de la naturaleza que sea, debemos
buscar dar gloria a Dios y no a nosotros mismos; que la arrogancia y la altivez
no son patrimonio de la verdad porque los que son de la verdad y poseen la
sabidura que procede de Dios llevan ante todo una vida pura; y adems son
pacficos, bondadosos y dciles. Son tambin compasivos, imparciales y sinceros, y hacen el bien (Sant. 3:17, DHH).
Pero hay un Dios en los cielos cuando me obstino en hacer valer mi
opinin en una polmica en la que hay confrontacin de pareceres; cuando
me siento superior; cuando creo ser el nico que tiene razn; cuando trato de
hacer prevalecer mi criterio; cuando lo que busco es enaltecer mi propia gloria;
cuando dudo de la honestidad y sinceridad de los oponentes; cuando, sin darme
cuenta, estoy actuando como un gran orgulloso o egosta y me he convertido en
un obstculo insalvable para el consenso y la unidad.
Pide hoy al cielo que aparte de tu vida ese espritu y te ayude a favorecer
la unidad en tu iglesia.
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18
enero
Velad conmigo
Volvi luego a sus discpulos y los hall durmiendo, y dijo a Pedro:
As que no habis podido velar conmigo una hora?
(Mateo 26:40).
n todo este relato de la oracin en el huerto de Getseman, hay varias palabras importantes y altamente significativas: la angustia y tristeza de Jess, su rogativa al Padre si es posible, pase de m esta copa, su sumisin a
la voluntad divina pero no sea como yo quiero, sino como t, el momento
pavoroso cuando la suerte de la humanidad penda de un hilo (El Deseado
de todas las gentes, p. 641). Pero yo encuentro una pequea palabra, exclusiva
del relato de Mateo, repetida dos veces, que me parece sensible y muy significativa, conmigo. Es tal la angustia que me invade, que me siento morir les
dijo. Quedaos aqu y permaneced despiertos conmigo (Mat. 26:38, NVI). Y,
por el hecho de encontrarlos dormidos tres veces, negndole la ayuda moral y
la compaa que necesitaba de ellos, esa palabra conmigo, incumplida, omisa
en la actitud de los discpulos, subraya an ms en el relato la gran soledad de
Jess en Getseman, tal como el profeta mesinico lo haba anunciado: He
pisado yo solo el lagar; de los pueblos nadie haba conmigo (Isa. 63:3).
Pero hay un Dios en los cielos cuando nos sentimos solos, sin apoyos
humanos, cuando nos ha fallado la ayuda que esperbamos; cuando ni la familia, ni los amigos, ni la iglesia, ni el pastor nos han ayudado a superar nuestra
desventura; cuando estamos llevando nuestra pesada cruz solos, en silencio,
sangrando por dentro, sin que nadie se percate de ello. Sin que nadie nos ofrezca una mano a la que aferrarnos, un hombro en el que apoyarnos. Cmo pueden guardar silencio y aparentemente ignorar o desentenderse de nuestro dolor
nuestros queridos amigos y hermanos?
Jams debemos olvidar que Dios conoce nuestro sufrimiento; que jams
estamos solos, que l camina siempre a nuestro lado, detrs de nosotros, extendiendo sus brazos amorosos para sujetarnos si vamos a caer, que podemos
comprobar las huellas que va dejando tras las nuestras sobre el terreno que
humedecen nuestras lgrimas y que, cuando solo se ven dos huellas, y creemos
que nos ha abandonado, es porque nos ha tomado en sus brazos
No! El Seor no se dormir, como hicieron los discpulos en la noche de
la gran afliccin de Jess. No dar tu pie al resbaladero ni se dormir el que
te guarda (Sal. 121:3).
Abre tu corazn a Jess en oracin. Exprsale tu gratitud y confisale tus
pecados. Guarda silencio y escucha su voz.
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enero
a Escritura compara el amor divino hacia sus hijos con el amor conyugal. En
la profeca de Oseas esta relacin toma tintes dramticos porque el Seor,
extraamente, ordena al profeta: Ve, toma por mujer a una prostituta y ten hijos
de prostitucin con ella, porque la tierra se prostituye apartndose de Jehov
(Ose. 1:2). La vida matrimonial de Oseas haba de ilustrar el misterio de los designios de Dios con Israel. Tom a Gomer por esposa, tuvo tres hijos varones con
ella, pero su mujer le fue infiel marchando tras sus amantes y abandonando a su
marido. El alma trastornada y agitada del profeta continu, sin embargo, amndola y esperando que regresase al hogar. As, el amor de Dios por su pueblo, la
ternura paternal con sus hijos, protagonizados en su trgica experiencia personal,
fueron el mensaje de conversin y esperanza dirigido a Israel.
En efecto, los sentimientos ms ntimos del ser humano se expresan en el
matrimonio y la vida familiar, pero esos lazos de ternura y cuerdas de amor se
rompen con el divorcio. De qu libera el divorcio y a qu precio? Se puede
hablar de divorcio real cuando existen hijos nacidos en el matrimonio? Cmo,
segn la Palabra de Dios, podemos estabilizar las relaciones conyugales o prevenirlas? Qu ayuda nos ofrece el Seor?
Qu desgracia! Todo un hermoso proyecto de vida se ha desmoronado.
Jams debemos olvidar que el divorcio ilustra en la Biblia la desdicha de la
ruptura con Dios, que lo que l junt no quiere que lo separe el hombre, que
sobre el matrimonio cristiano reposa una bendicin y bienaventuranza divinas
y el don de la gracia santificante para conservarlo y fortalecerlo que podemos
invocar, que el amor conyugal es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia; el amor no es jactancioso, no se envanece, no hace nada indebido, no
busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, sino
que se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo
soporta. El amor nunca deja de ser (1 Cor. 13:4-8).
No olvides que hay un Dios en los cielos cuando parece inevitable la ruptura conyugal; cuando los vnculos de amor parecen haber desaparecido; cuando tras el divorcio se siente frustracin, soledad y fracaso personal; cuando
mirando hacia atrs prevalecen la nostalgia, el sentimiento de culpa o el enojo.
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20
enero
Pan de sollozos
Antes que mi pan, llega mi suspiro, y mis gemidos corren
como el agua; porque me ha venido aquello que me espantaba,
me ha acontecido lo que yo tema
(Job 3:24, 25).
Hpor prescripcin mdica, ansiolticos? Sabas que en Suiza germaas sufrido algn proceso depresivo? Te has visto obligado(a) a tomar,
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21
enero
equeo o espacioso, ricamente amueblado o solo con lo esencial, acogedor siempre, qu seguridad nos da disponer de un lugar donde albergar a
nuestra familia! Espaa tiene uno de los ndices ms elevados de Europa de
viviendas compradas durante aquellos aos de la burbuja inmobiliaria, cuando
conseguir una hipoteca para comprar una propiedad era tan fcil. Pero qu
ha trado la crisis econmica? Desempleo, disminucin considerable de los
recursos, imposibilidad de hacer frente a las cuotas de los bancos y, como
consecuencia, desahucios! Segn datos de la Plataforma de Afectados por la
Hipoteca, en el primer semestre de 2012, se produjeron en Espaa 517 desahucios diarios y la cifra global de personas que no podan pagar su hipoteca
ascendi a 400.000. Pero el balance ms trgico de los desahucios fue la opcin que tomaron algunas personas desesperadas por la situacin: el suicidio.
Pero hay un Dios en los cielos cuando nos hemos quedado sin techo y
sin hogar; cuando ni las leyes, ni el estado, ni las entidades bancarias protegen
la seguridad de nuestras familias; cuando tambin nuestros hermanos pudientes
parecen desentenderse de nosotros olvidando aquellas palabras: Pero el que tiene
bienes de este mundo y ve a su hermano tener necesidad y cierra contra l su corazn, cmo mora el amor de Dios en l? (1 Juan 3:17); cuando interpelando con
angustia al Seor, le pregunto: Y t, Seor, cubrirs con tu justicia y tu amor mi
desamparo? Nos abrirs una puerta donde cobijar a mi familia?
Jams hemos de olvidar que el Salvador tampoco tuvo un hogar ni un lecho
donde recostar su cabeza, si no era el de sus amigos, que por ello comprende
nuestra indigencia y nos auxiliar, que nos asegura que, en esos desoladores juicios de desahucios, yo defender tu pleito y salvar a tus hijos (Isa.
49:25), que nuestros hermanos nos aman y saben lo que Dios espera de ellos,
que partas tu pan con el hambriento y recibas en tu casa al pobre sin techo
(Isa. 58:7, DHH), que Dios no nos va a dejar sin socorro y que, permtaseme
la licencia interpretativa, existe una puerta abierta, la cual nadie puede cerrar
(Apoc. 3:8).
Dios conoce tu necesidad. No caigas en la desesperacin. La solucin est
cerca.
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enero
En la encrucijada de la decisin
No me ruegues que te deje y me aparte de ti,
porque a dondequiera que t vayas, ir yo, y dondequiera
que vivas, vivir. Tu pueblo ser mi pueblo y tu Dios, mi Dios
(Rut 1:16).
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Aprovecha el da
Algrate, joven, en tu juventud, y tome placer tu corazn
en los das de tu adolescencia. Anda segn los caminos
de tu corazn y la vista de tus ojos, pero recuerda
que sobre todas estas cosas te juzgar Dios
(Eclesiasts 11:9).
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enero
l tema del Eclesiasts, carpe diem (aprovecha el da), es comn en la literatura universal. La expresin misma fue acuada por el poeta romano
Horacio (siglo I a.C.) en sus Odas. De ah naci la versin renacentista, alegre,
desenfadada, profana que el poeta Garcilaso de la Vega expresa as en su soneto XXIII:
Coged de vuestra alegre primavera
el dulce fruto, antes que el tiempo airado
cubra de nieve la dorada cumbre.
Como en Eclesiasts, la vida, la belleza, los placeres de la juventud, transcurren entre los dos adverbios de tiempo en tanto que y antes que, pero con
una diferencia sustancial: Salomn incluye, al final de todo, el juicio divino
que los poetas olvidan.
Pero hay un Dios en los cielos cuando convierto mi vida en una experiencia risuea, divertida pero irresponsable; cuando asocio las oportunidades
y los objetivos de la vida al placer, a la diversin y no al trabajo; cuando los
criterios y normas que guan mi conducta me los dictan los impulsos del corazn
y los reclamos de lo que me rodea; cuando el centro de la existencia, lo que ms
me importa, soy yo mismo, sin tener en cuenta a Dios, mis padres, mis maestros
o mis amigos; cuando quiero disfrutar con fuerza y pasin la inmediatez de las
emociones que me producen lo que veo, toco, gusto y siento, sin ejercer ningn
control cualitativo o cuantitativo; cuando quiero disfrutar de cada momento de
mi vida como si fuese el ltimo.
Jams hemos de olvidar que, aunque somos seres dotados de libre albedro
y podemos escoger, hacer o dejar de hacer, somos tambin seres moralmente
responsables de nuestros actos; que nuestras emociones y nuestros sentidos
deben estar bajo el control de nuestra inteligencia y conciencia; que, como
dice la Escritura, lo que sembramos, como lo que edificamos, tienen sus impepinables resultados en la vida que el tiempo y las dificultades sometern a
prueba; finalmente, que, como concluye Salomn: Teme a Dios y guarda sus
mandamientos, porque esto es el todo del hombre. Pues Dios traer toda obra a
juicio, juntamente con toda cosa oculta, sea buena o sea mala (Ecl. 12:13-14).
Que Dios te ayude a aprovechar tu tiempo.
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Miserable de m!
Queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal est en m.
[] Miserable de m! Quin me librar de este cuerpo de muerte?
Gracias doy a Dios, por Jesucristo Seor nuestro!
(Romanos 7:21, 24, 25).
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enero
o habitual y cotidiano, la costumbre o la rutina, lo que consideramos normal, las cosas que se renuevan indefectiblemente cada maana, como dice el
versculo de hoy, contienen, por lo general, bienes, bellezas, providencias y bendiciones que nos resultan inadvertidas: la libertad que gozamos, la variedad de
opciones que se nos ofrecen, el pan nuestro de cada da, la salud, el trabajo, el cario espontneo y seguro de la familia, la compaa y cooperacin de prximos
y extraos que llenan nuestra soledad. Cuntas bendiciones! Tambin podemos
mencionar el lienzo que un da nos encant y que tenemos colgado en nuestro
saln, la msica que nos infiere ritmo, gozo o bienestar en nuestras labores y en
nuestros reposos, el sol que nos calienta e ilumina, el aire que respiramos, el agua
que apaga nuestra sed, la naturaleza vestida de ocre castao en el otoo, el mar
y el cielo, las gemas resplandecientes que tachonan el firmamento. Hay miles
de cosas ms que nos parecen obvias porque hemos olvidado aquel asombro y
admiracin de cuando las vimos o sentimos por primera vez.
Vivo desde hace varios aos en Madrid y, por razones de trabajo, he visitado
muchas veces Barcelona; ambas ciudades tienen bellezas urbanas admirables,
pero cundo me arm de una cmara y sal de mi casa, como un turista ms,
para contemplar las maravillas desconocidas de mi propia ciudad? Recuerdo el
da en que volv a mi lugar de origen, donde pas los primeros dieciocho aos
de mi vida, y me dediqu simplemente a descubrir rincones, monumentos, ambientes espectaculares que me pasaron inadvertidos mientras conviv con ellos.
Lo mismo podemos decir de las misericordias, de las providencias y de
la fidelidad inconmovible de Dios por nosotros. Sus bendiciones se renuevan
cada maana y han pasado a ser, en nuestras vidas, algo consuetudinario. Ya
no tienen, en nuestro espritu, carcter de excepcionalidad. Pero la verdad es
que nos estamos perdiendo muchos gozos de la fe y de la vida porque la rutina
nos est impidiendo experimentar lo grande, lo hermoso, la singularidad del
amor divino. Ah! Si fusemos capaces de pararnos a mirar, a descubrir, como
Adn hizo en Edn, las cosas que acaban de surgir recin nacidas de la mano
prdiga en bondades de nuestro Dios. Si pudiramos recuperar la admiracin
y la gratitud exultantes de aquella primera vez y vivir como recin nacidos, en
el asombro permanente de las misericordias de Dios.
Te gustara renovar la esperanza en Dios en tu vida? Haz que suceda.
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Inspirada divinamente
Toda la Escritura es inspirada por Dios y til para ensear,
para redargir, para corregir, para instruir en justicia
(2 Timoteo 3:16).
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Sola Scriptura
No solo de pan vivir el hombre,
sino de toda palabra que sale de la boca de Dios
(Mateo 4:4).
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La lista verde
Hasta hoy Jehov no os ha dado corazn para entender,
ni ojos para ver, ni odos para or. [] Las cosas secretas
pertenecen a Jehov, nuestro Dios, pero las reveladas
son para nosotros y para nuestros hijos para siempre
(Deuteronomio 29:4, 29).
febrero
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El rumano de la Biblia
Cnticos fueron para m tus estatutos
en la casa en donde fui extranjero
(Salmo 119:54).
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l pastor Javier Moliner tuvo una conversin prodigiosa. Era sargento primero del ejrcito del aire, piloto de helicpteros e instructor de tropa en un destacamento militar de Sevilla. All conoci a dos soldados adventistas que lean
la Biblia, pretendan guardar el sbado y daban testimonio de su fe. Tratando de
mantener en su unidad la disciplina militar, se opuso abiertamente a los dos jvenes y les hizo la vida imposible con arrestos, persecuciones y humillaciones. El
suboficial Moliner era un hombre soez, bebedor, violento y profano, pero haba
en l un recndito sentimiento de admiracin por aquellos chicos que, en medio
de semejante hostilidad, se mantenan fieles a sus principios. Un da, uno de los
soldados adventistas, habl con l de la Biblia y Moliner fue impresionado por
el Espritu Santo, de forma que en un viaje a Sagunto, su ciudad natal, entr en
contacto con Francisco Domenech, profesor del colegio adventista local, quien
lo instruy en las principales enseanzas de la Biblia. Javier Moliner y su esposa
se convirtieron al evangelio. l dej el ejrcito, estudi el curso ministerial y
cambi la milicia por el ministerio pastoral. Su espritu haba sido penetrado,
transformado por la espada de dos filos.
La Biblia es el libro de la historia de la salvacin en la que Dios est comprometido a resolver el problema del pecado en este mundo. La Biblia presenta un extenso
repertorio de las acciones de Dios obrando en la transformacin de los efectos del
pecado en el ser humano. Esta transformacin es la concatenacin de los tres agentes implicados en el proceso de la revelacin: primeramente, Dios, el Autor de la
Biblia que ha convertido el texto literario humano en un encuentro con su propia
Palabra; en segundo lugar, el Espritu Santo, cuya influencia positiva obra en el espritu del lector, convencindole de pecado, de justicia y de juicio; y en tercer lugar,
el hombre en el ejercicio de su libertad incuestionable, escudriando las Escrituras,
recibiendo la Biblia como Palabra de Dios, aceptando su autoridad soberana y poniendo en prctica sus preceptos.
Elena de White dice: Esta palabra imparte poder; engendra vida. [] Transforma la naturaleza y vuelve a crear el alma a la imagen de Dios (La educacin,
p. 122).
Dios te puede transformar hoy a ti tambin a travs de su Palabra. Estdiala
con fervor!
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La Biblia y la libertad
Dijo entonces Jess a los judos que haban credo en l:
Si vosotros permanecis en mi palabra, seris verdaderamente mis
discpulos; y conoceris la verdad y la verdad os har libres
(Juan 8:31, 32).
febrero
febrero
uando visit por primera vez las tierras bblicas, fue una experiencia inolvidable. Recuerdo nuestra visita al Museo del Libro de Jerusaln, donde
se exhiban los famosos manuscritos del Mar Muerto. Mientras los observaba
con enorme emocin, me preguntaba cmo se descubrieron? A quines pertenecieron? Cul era su antigedad? Cul fue su aportacin a los estudios de
las Sagradas Escrituras?
En 1947, cuando los ataques de los eruditos de la alta crtica ponan en tela de
juicio la autenticidad de muchos libros de la Biblia, Mahoma Dib y Ahmed Mahoma dos beduinos que buscaban una cabra perdida por la rocosa ribera occidental
del Mar Muerto se toparon con una cueva donde encontraron ocho jarras de cermica. En una de ellas se guardaba un rollo grande y dos pequeos. Emocionados
por el hallazgo, los llevaron al campamento. En das sucesivos siguieron visitando
la cueva y encontraron nuevos fragmentos de otros rollos que vendieron a un anticuario de Beln. Los siete rollos encontrados en la primera cueva fueron Isaas
(completo), Isaas (fragmentario), Comentario a Habacuc, La regla de la comunidad, Apcrifo del Gnesis, La guerra de los hijos de la luz contra los hijos de las
tinieblas e Himnos. Despus de muchas peripecias, cuando los manuscritos llegaron
a manos de especialistas, se iniciaron excavaciones sistemticas en la zona y se
acredit que haban pertenecido a los esenios, una comunidad religiosa de Qumrn,
y haban sido escritos durante el siglo II a. C.
El descubrimiento de los rollos del Mar Muerto atrajo la atencin de muchos
eruditos y fortaleci la investigacin de los textos sagrados. Asimismo, las posteriores versiones de la Biblia tomaran en cuenta varios datos de gran valor lingstico
que proveeran una gran ayuda a la ciencia de la interpretacin de las Escrituras.
Hoy tenemos la certeza de que el texto bblico es confiable y corresponde al que
conocieron los antiguos hebreos. Dios, en su providencia, preserv el texto bblico
de alteraciones durante ms de mil aos.
Pero hay un Dios en los cielos cuando se duda de la autenticidad de la Biblia y
se le ataca despiadadamente. S, el Padre celestial es quien ha inspirado las Escrituras y sabe cmo defenderlas. No hay por qu desconfiar de la Biblia. Y cada vez que
se levanten ataques contra la autoridad de la Palabra de Dios, el Seor responder
oportunamente para establecer la veracidad de sus dichos.
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febrero
lguna vez has escuchado que hay ciertas versiones de la Biblia que
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Perdidos en Pars
Lmpara es a mis pies tu palabra y lumbrera a mi camino
(Salmo 119:105).
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febrero
is padres, aunque ambos eran espaoles, se conocieron y casaron en Pars (Francia), y all residieron durante quince aos. La mayor parte de
mi familia haba emigrado a Francia donde, debido al bloqueo que los pases
europeos hicieron a Espaa al terminar la Segunda Guerra Mundial, no pudimos viajar durante unos cuantos aos. Pero en 1954 las fronteras se abrieron
y mis padres decidieron que mi hermano mayor y yo de 16 aos hicisemos
un viaje a Francia para visitar a nuestros familiares. Conocer Pars me llenaba
de emocin.
El pastor de nuestra iglesia nos dijo que en Pars haba una comunidad
adventista muy importante y nos facilit la direccin: Boulevard de lHpital
133. As que decidimos llevar un bandern como un regalo y recuerdo de la Sociedad de Jvenes adventistas de Zaragoza a la Sociedad de Jvenes adventistas de Pars. El primer sbado que pasamos en la capital francesa, decidimos ir
a la iglesia y hacer la entrega del obsequio, pero nuestros familiares trabajaban
y no podan acompaarnos. Tomar un taxi resultaba extremadamente costoso
para nosotros, as que nuestros primos nos explicaron con todo detalle cmo
llegar usando el tren subterrneo. Y, muy contentos, aunque un tanto inconscientes de la complejidad de nuestra aventura en aquella enorme ciudad, con
ms entusiasmo que prudencia, salimos rumbo a la Iglesia Adventista de Boulevard de lHpital. Como era de esperar, nos perdimos en la intrincada maraa
de la red del metro. No hablbamos ni entendamos francs, de modo que, de
pronto, nos dimos cuenta de que estbamos en una situacin preocupante.
Una vez ms recurrimos a la providencia divina y, poco despus, vimos en
la estacin a una anciana que llevaba una Biblia en su mano y que se dispona
a tomar el prximo tren. Qu hacer? Era sbado y sin duda se trataba de una
hermana adventista que se diriga a la iglesia. Decidimos seguirla, transbordar
en las estaciones donde ella lo hiciera y bajarnos en la misma estacin. Y as
lo hicimos, la Biblia de aquella hermana fue para nosotros, como dice el texto,
lmpara a nuestros pies y lumbrera a nuestro camino. Qu alegra sentimos
cuando el director de Jvenes recibi de nuestras manos el bandern! Con
cunta gratitud saludamos a la seora que, con su Biblia en la mano, nos haba
llevado hasta la Iglesia Adventista!
No necesitas extraviarte en este mundo. La Biblia es una lmpara segura
para conducir tu camino a puerto seguro. Encindela todos los das!
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11
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n los grandes desiertos, el agua y los alimentos son muy escasos o inexistentes. Agotadas las reservas, de no encontrar un oasis donde avituallarse
se puede llegar a un punto sin retorno, es decir, no sobrevivir. Ams, hombre
de campo, conocedor de este peligro en los desiertos que rodean a Palestina,
ilustr con esa imagen la situacin de Israel.
El contexto en el que el profeta Ams pronuncia estas palabras es un tiempo en el que el pueblo de Israel, debido a su pertinaz desobediencia, haba perdido la posibilidad de reconciliarse con su Dios escuchando y obedeciendo su
Palabra. El punto sin retorno, la dramtica situacin en la que queriendo volver
a or la Palabra de Dios, ya no sera posible. A esto llama el profeta hambre
y sed de or la palabra de Jehov; hambre y sed irremediables, imposibles de
satisfacer, angustiosas, mortales espiritualmente. Ahora bien, no es que Dios
se aleje de los pecadores, ms bien, son ellos quienes, exhibiendo una actitud
obstinada, insisten en seguir por el camino de la desobediencia.
El alcance escatolgico de las palabras de Ams parece evidente. Hoy, el
pueblo de Dios, que se prepara para las escenas finales de la historia de este
mundo, debiera sentir hambre y sed de or la Palabra del Seor. Elena de
White advierte lo siguiente: Estn por sobrecogernos tiempos que probarn
las almas de los hombres; los que son dbiles en la fe no resistirn la prueba
de aquellos das de peligro. Las grandes verdades de la revelacin deben ser
estudiadas cuidadosamente, porque todos necesitaremos un conocimiento inteligente de la Palabra de Dios. El estudio de la Biblia y la comunin diaria con
Jess nos darn nociones bien definidas de responsabilidad personal y fuerza
para resistir el da de prueba y tentacin. Aquel cuya vida est unida con Cristo
por vnculos ocultos ser guardado por el poder de Dios mediante la fe que
salva (Testimonios para la iglesia, t. 5, p. 253).
Pero hay un Dios en los cielos cuando tenemos hambre y sed de la Palabra divina. Hoy es el momento para que seamos saciados a travs de un estudio
sensato de las Escrituras. El tiempo que hoy perdemos en actividades irrelevantes maana nos har falta para estudiar la Biblia. Recuerda que llegar un
da en que muchos buscarn el consejo divino y entonces ser demasiado tarde.
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12
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a vocacin proftica de Jeremas se produjo cuando todava no haba nacido: Antes que nacieras, te santifiqu, te di por profeta a las naciones (1:
5), y recibi el don proftico y la orden divina de comenzar su misin cuando
era un muchacho. l se resisti: Yo no s hablar, porque soy muchacho!
(1:6), pero el Seor le asegur su ayuda: Extendi Jehov su mano y toc mi
boca, y me dijo Jehov: He puesto mis palabras en tu boca (1:9). Ms tarde,
l cuenta lo que signific en su vida aquel encuentro personal con la Palabra de
Dios: Fueron halladas tus palabras, y yo las com. Tu palabra me fue por gozo
y por alegra de mi corazn (15:16).
El ministerio de Jeremas no fue fcil. Fue llamado a ser profeta en tiempo
de apostasa y crisis poltica en el reino de Jud, debiendo comunicar al pueblo
rebelde mensajes de parte de Dios que les anunciaban duros castigos. Su nimo
decay frente a la oposicin de todos y quiso dejar la Palabra de Dios, pero no
pudo!: Me sedujiste, Jehov, y me dej seducir! Ms fuerte fuiste que yo,
y me venciste! [] No obstante, haba en mi corazn como un fuego ardiente
metido en mis huesos. Trat de resistirlo, pero no pude (20:7-9).
La experiencia de Jeremas se puede aplicar al encuentro que tenemos con
Dios al leer su Palabra. En las pginas de la Biblia, Dios habla al hombre, nos
interpela, nos reprende, nos conmina a dejar un estilo de vida, nos muestra su
voluntad, nos anuncia sus planes, fortalece nuestra fe y esperanza; y nosotros
reaccionamos interpelando a Dios con confianza o duda, con devocin y con
sacrificio, con fidelidad y con amor. Pero, en todo caso, si nuestra bsqueda de
Dios es sincera y si el encuentro es real, la lectura de la Palabra de Dios nunca
nos puede dejar indiferentes. Dice Elena de White: Aquel que con espritu
dcil y sincero estudia la Palabra de Dios para comprender sus verdades, se
pondr en contacto con su Autor y, a menos que sea por propia decisin, no
tienen lmite las posibilidades de su desarrollo (La educacin, p. 112).
Crees que puedes tener un encuentro con Dios y experimentar el poder de
la Palabra? brele la puerta de tu corazn y sers testigo de grandes milagros
en tu vida.
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srael Moyano Herrero era un joven adventista de 20 aos oriundo de Barcelona (Espaa). Haba sido estudiante de bachillerato en el Colegio Adventista de Sagunto. Un da decidi ir a Estados Unidos para matricularse en un
curso de piloto de aviones y servir como piloto-misionero. Yo mismo le arregl
los documentos para que postulase como misionero. Pero cuando estaba realizando la ltima clase de prcticas de vuelo, sobrevolando los alrededores de
Los ngeles (EE. UU.), la avioneta cay al mar causando la muerte del instructor, de Israel y de otro joven espaol. Sus padres, su hermano, Joel, y todos
los que lo conocamos nos quedamos perplejos. Sus padres, desconsolados,
viajaron a Arizona (EE. UU.), donde viva, para recoger sus enseres personales
y all encontraron su Biblia en ingls, la que llevaba los sbados a la iglesia.
Israel era un joven vinculado a la iglesia, pero sin grandes manifestaciones
espirituales. En ocasiones, sus padres tenan la impresin de que le interesaba
ms vivir y disfrutar su juventud que prepararse para el advenimiento de Jess.
Pero Israel lea su Biblia. Cuando los padres ojearon aquella Biblia, pudieron
sentir las vibraciones de la fe de su hijo desaparecido, su espiritualidad, su esperanza, su compromiso con Dios y la profundidad de su experiencia personal con
Jess. Esa Biblia fue para ellos una especie de testamento espiritual de Israel.
En aquel ejemplar de las Escrituras, no solamente haba muchos pasajes
subrayados, sino tambin notas personales manuscritas en los mrgenes. Toda
una serie de reflexiones espirituales, pensamientos y aspiraciones que mostraban lo que pensaba de Dios, del servicio cristiano, de la experiencia religiosa.
Copi algunas de esas frases directamente de su Biblia, la mayor parte escritas
en ingls; pero la principal escrita en espaol, la lengua que sus padres podan
comprender, como si hubiera tenido al escribirla una premonicin de la tragedia que lo iba a arrancar del lado de su familia: Seor, qu puedo hacer hoy
por ti?; Dios mo, no me siento capaz de conducir este coche estacionado;
Nuestra situacin ante Dios no depende tanto de la cantidad de luz que hayamos recibido como del uso que estemos haciendo de la luz que poseemos;
Seor, dame la sabidura necesaria para aprender a orar, el valor para tratar
de orar y la perseverancia para continuar orando; Dios no siempre desea que
comprendamos todo, sino que confiemos todo a l.
Como Israel, escribe en tu Biblia tu dilogo con Dios, tu fe y confianza, tus
luchas, y el Espritu Santo que inspir ese libro transformar tu vida.
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La creacin de la atmsfera
Luego dijo Dios: Haya un firmamento en medio de las aguas,
para que separe las aguas de las aguas. E hizo Dios
un firmamento que separ las aguas que estaban debajo
del firmamento, de las aguas que estaban sobre el firmamento.
Y fue as. Al firmamento llam Dios cielos. Y fue la tarde
y la maana del segundo da
(Gnesis 1:6-8).
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La corona de la Creacin
Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen,
conforme a nuestra semejanza; y tenga potestad sobre los peces
del mar, las aves de los cielos y las bestias, sobre toda la tierra
y sobre todo animal que se arrastra sobre la tierra
(Gnesis 1:26).
e has preguntado alguna vez por qu cre Dios al ser humano? Qu propsito tena en su mente al crear semejantes criaturas a su imagen y semejanza? De acuerdo con la Biblia, el hombre fue creado para dar gloria a Dios,
pero no porque el Seor lo quisiera para formar un coro csmico de alabanza
perpetua. En realidad, el ser humano contribuye a la gloria de Dios debido a
que fue diseado de la manera ms honrosa para gozar de una comunin amorosa con el Padre celestial.
Despus de cinco das de la semana de la Creacin, lleg el turno para los
animales terrestres y el ser humano. El relato sagrado dice que cada uno de los
animales fueron creados segn su especie. En efecto, la enseanza que podemos extraer de la expresin segn su especie es el principio de la diversidad
y multiplicidad de los seres vivos creados por Dios, excepcin hecha del ser
humano, como veremos despus. Este principio, reiterado en el relato, es abiertamente contrario al postulado transformista de la escala sucesoria de los seres ms
sencillos a los ms complejos, que es el fundamento de la teora de la evolucin,
de forma que hace completamente incompatible evolucin y creacin. Dios cre
la vida ya diversificada, no sujeta a la macroevolucin de la transformacin de
una especie en otra. Fue posible despus, y todava ocurre, la microevolucin, es
decir, las mutaciones menores, los cambios y adaptaciones dentro de la especie.
Una vez creada la tierra con su abundante vida vegetal y animal, fue introducido en el escenario el hombre, corona de la creacin para quien la hermosa
tierra haba sido preparada. A l se le dio dominio sobre todo lo que sus ojos
pudiesen mirar [...]. Aqu se expone con claridad el origen de la raza humana
[]. No hay fundamento alguno para la suposicin de que el hombre lleg a
existir mediante un lento proceso evolutivo de las formas bajas de la vida animal
o vegetal. Estas enseanzas rebajan la obra sublime del Creador al nivel de las
mezquinas y terrenales concepciones humanas (Patriarcas y profetas, p. 24).
Adn fue creado para relacionarse con Dios como una Persona, para vivir
en una comunin amorosa con l, y seguir al Seor como su modelo de carcter, fuente de inspiracin y sabidura.
Esa misma oportunidad la tienes ahora mismo. Aprovchala!
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Monumento de la Creacin
El sptimo da concluy Dios la obra que hizo,
y repos el sptimo da de todo cuanto haba hecho.
Entonces bendijo Dios el sptimo da y lo santific,
porque en l repos de toda la obra que haba hecho en la creacin
(Gnesis 2:2, 3).
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l relato de la Creacin insiste en afirmar que la obra realizada por Dios era
sumamente buena. El adjetivo bueno que tiene varios significados en el
Antiguo Testamento, desde lo moralmente correcto hasta lo bello, agradable
y til, subraya particularmente en el relato que todo lo que existe es bueno
porque procede de Dios y corresponde al propsito para el que fue creado, es
decir, que el efecto producido por el acto creador coincide con el pensamiento
y la voluntad del Creador. Esta idea est en abierto contraste con los mitos
paganos que hablan de un mundo creado por dioses caprichosos, o con la teora de un universo errante que existe sin propsito alguno o maligno porque
representa una amenaza permanente para la tierra.
Nada imperfecto ha salido de las manos de Dios. Todo lo que l hace es
bueno en gran manera. Toda cosa, substancia y forma, apareci por la voluntad
creadora, libre, providente y todopoderosa de Dios. El mundo creado no es el
mejor de los mundos posibles ni el nico bueno. La posibilidad de su alteracin
pertenece incluso a su perfeccin; pues sin ella no habra libertad moral.
Cuando sali de las manos del Creador, la tierra era sumamente hermosa.
La superficie presentaba un aspecto multiforme, con montaas, colinas y llanuras, entrelazadas con magnficos ros y bellos lagos. [] El aire, limpio de
impuros miasmas, era saludable. [] La hueste anglica presenci la escena
con deleite, y se regocij en las maravillosas obras de Dios. [] La creacin
estaba ahora completa. [] El Edn floreca en la tierra. Adn y Eva tenan
libre acceso al rbol de la vida. Ninguna mcula de pecado o sombra de muerte
desfiguraba la hermosa creacin. Cuando alababan juntas todas las estrellas
del alba y se regocijaban todos los hijos de Dios (Job 38:7). [] El gran Jehov haba puesto los fundamentos de la tierra; haba vestido a todo el mundo con
un manto de belleza, y haba llenado el mundo de cosas tiles para el hombre;
haba creado todas las maravillas de la tierra y el mar (Patriarcas y profetas,
pp. 24, 26).
Desde la Creacin, todas las criaturas, tanto el diminuto insecto como el
hombre, dependen diariamente para su subsistencia y bienestar de la divina
Providencia.
No olvides que, cuando parece que sus bondades estn lejos de tu experiencia espiritual y cuando sus misericordias te resultan difciles de contemplar, ah
est l. Siempre poderoso para salvarte y mostrarte sus maravillas.
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Cristo Creador
Porque en l fueron creadas todas las cosas,
las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles
e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados,
sean potestades; todo fue creado por medio de l y para l.
Y l es antes que todas las cosas, y todas las cosas en l subsisten
(Colosenses 1:16, 17).
stos versculos afirman no solamente que Cristo fue uno con el Padre en
la obra de la Creacin, sino que adems es l tambin quien asegura su
subsistencia. S, como hemos visto, la Providencia divina en favor del hombre
se manifest con todo su poder y prevencin durante la semana de la Creacin;
la misma Providencia y el mismo poder sostienen aquella obra para que no
se destruya. El objeto y fin de la Creacin fue el ser humano, quien deba ser
beneficiario del equilibrio csmico que hizo del planeta Tierra la morada de
un ser a la imagen y semejanza divinas. Despus del pecado, esa intervencin
providente de la Deidad se hizo todava ms necesaria para que la redencin
del hombre cado llegara a su trmino final antes de que las fuerzas de la naturaleza, como consecuencia de la actividad rebelde e inconsecuente de la humanidad, pudieran ser alteradas y convertir en caos la obra perfecta del Creador.
Cristo fue y sigue siendo nuestra divina Providencia.
La Biblia dice al respecto: En el principio era el Verbo, el Verbo estaba
con Dios y el Verbo era Dios. Este estaba en el principio con Dios. Todas las
cosas por medio de l fueron hechas, y sin l nada de lo que ha sido hecho fue
hecho. En l estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz resplandece en las tinieblas, y las tinieblas no la dominaron (Juan 1:1-5).
En l subsisten el poder que mantiene con precisin matemtica los inmensos
astros del universo en sus rbitas sealadas, el poder que sostiene las partculas
del tomo en sus rbitas predeterminadas. En l subsisten tambin la gracia y
la misericordia que mantienen la nueva criatura en el horizonte de la salvacin.
Pero hay un Dios en los cielos cuando olvidamos que Jesucristo es Dios
poderoso, Creador del mundo y Sustentador del universo. Sus maravillosos
ojos se posan hoy sobre nuestras vidas para darnos grandes bendiciones.
Deja que su poder transformador repare las heridas que hay en tu conciencia y te brinde una paz integral.
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El pecado original
Sabemos que la Ley es espiritual; pero yo soy carnal,
vendido al pecado. Lo que hago, no lo entiendo,
pues no hago lo que quiero, sino lo que detesto, eso hago
(Romanos 7:14, 15).
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l 20 de abril de 2007, la Comisin Teolgica Internacional de la Iglesia Catlica, bajo el pontificado de Benedicto XVI, decidi eliminar la creencia
del limbo, lugar donde, segn la tradicin catlica multisecular, iban a parar los
nios que moran antes del bautismo, condenados por todas las penas atribuidas
al pecado original. Es verdad que el limbo nunca lleg a ser dogma de fe, pero
durante siglos fue defendido en los tratados de teologa y enseado en los catecismos: Para ser buen catlico habr que admitir esto que a causa del pecado
del primer hombre, todos los hijos de Adn vienen al mundo con un verdadero
pecado, que slo puede remitir el bautismo (Henri Rondet, El pecado original,
p. 218). La confesin protestante de Ausburgo, de 1530, deca ms o menos lo
mismo: Ese pecado original es verdaderamente un pecado que condena a la
maldicin y a la clera eterna de Dios a todos los que no nacen de nuevo por el
bautismo y el Espritu Santo (ibd., p. 212, nota 12).
No! No podemos entender as el pecado original. De hecho, la Escritura
jams emplea la expresin pecado original. Nadie es culpable desde el momento de nacer. Si nacisemos culpables, se cuestionara la viabilidad de la
justicia divina. Lo que el nio trae al nacer es el germen mrbido del pecado,
la tendencia a pecar, pero ser inocente hasta que, mediante actos personales,
libres y conscientes, haya ofendido a Dios. Lo que Adn nos ha transmitido
es la desviacin moral, la disposicin viciosa resultante de su acto culpable,
estar vendido al pecado, el pecado que est en m, como dice Pablo, es el
germen del pecado, el pecado potencial, que, si no interviene el Espritu Santo,
se desarrollar fatalmente en pecado de responsabilidad, en pecado de culpa.
Esta concepcin pesimista del hombre que justifica la necesidad de la salvacin en Cristo, no es hoy compartida por la psicologa contempornea, que
considera al hombre esencialmente bueno, con capacidad innata para desarrollar un carcter noble, de modo que el pecado solo es un accidente resultante
de una educacin viciada o una herencia gentica enferma. Pero no es as, Dios
nos sigue diciendo, como una advertencia providencial, lo que dijo a Can antes del asesinato de su hermano Abel: El pecado est a la puerta, acechando.
Con todo, t lo dominars (Gn. 4:7).
Pide a Dios que te libre de cualquier actitud pecaminosa. l te ayudar a
salir vencedor.
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Dnde ests t?
Pero Jehov Dios llam al hombre, y le pregunt: Dnde ests t?
(Gnesis 3:9).
oco despus de la cada, Dios hace una pregunta fundamental a Adn: Dnde ests t? Dios pregunta conociendo la respuesta, Dios busca habiendo ya
encontrado. Por qu? No solo la propia naturaleza de la gracia y el amor divino,
sino tambin la necesidad del arrepentimiento y de la fe humanos quedaban, de
este modo, evidenciados. No hay redencin sin confesin sincera, no hay confesin sin arrepentimiento, no hay arrepentimiento sin reconocimiento de culpa, no
hay reconocimiento de culpa sin autoexamen y reflexin profunda.
Dnde ests t? La pregunta lo incluye todo: habla, en primer lugar, de
la manifestacin de la gracia y el amor divinos buscando al hombre culpable,
desnudo, presa de temor y vergenza, escondido del Creador. Expresa tambin
la acusacin grave, sin paliativos, de la justicia divina que ha sido contravenida. Es, adems, una flecha lanzada a la conciencia del hombre, un apremio a
su naturaleza moral y responsable. Dnde ests t? Es aun una invitacin
solcita a la confesin, al reencuentro con el Creador, una apelacin a su capacidad de conversin y a la aceptacin de redencin.
Esta pregunta pronunciada por el Creador en el umbral mismo de la economa del pecado era el primer acto del plan de la salvacin, una primera profeca
mesinica que aseguraba la bsqueda por parte de Dios del pecador perdido.
La historia de la salvacin ser desde entonces una cadena ininterrumpida de
iniciativas divinas en busca de los seres humanos, de las cuales, Jesucristo
representa la realizacin suprema: Porque el Hijo del hombre vino a buscar y
a salvar lo que se haba perdido (Luc. 19:10).
Dnde ests t? no es una pregunta general, colectiva, lanzada al aire;
es directa, privada, personal, me concierne a m, y no puedo eludir ni mirar a
otra parte ni refugiarme en las carencias espirituales de otros, porque la salvacin es personal. Cmo debo responder? Parndome, reflexionando, mirando
primero hacia dentro, en una introspeccin que nos permita analizar nuestra
fe, esperanza, gozo, amor, las bases de nuestra religiosidad. Despus, hacia
arriba, hacia Dios, en busca de comunin, en peticin de ayuda y en splica de
auxilio. Finalmente, hacia afuera, hacia los que nos rodean y evaluar nuestra
responsabilidad respecto a ellos, reconociendo nuestros deberes familiares y
sociales. Qu nos revelan estas tres respuestas?
Hoy es tiempo de preguntarte dnde est tu vida espiritual y qu ests haciendo para ser un mejor cristiano. La pregunta del Edn sigue resonando en el
corazn humano para que no olvides que hay un Dios en los cielos.
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Pieles de cordero
Y Jehov Dios hizo para el hombre
y su mujer tnicas de pieles, y los visti
(Gnesis 3:21).
espus del relato de la tentacin y la cada, el captulo 3 del Gnesis presenta cinco episodios consecuentes del pecado de Adn y Eva: Dios busca
a la pareja humana y les pregunta dnde ests t?, anuncia el protoevangelio,
comunica a la mujer y al hombre cules sern las consecuencias del pecado, cubre la desnudez de la pareja confeccionando vestidos con las pieles de animales
y los expulsa del Edn, donde estaba el rbol de la vida, y pone querubines que
blandan una espada flamgera. Estos relatos deben entenderse en el marco de las
soluciones y remedios que Dios provey para la nueva situacin del ser humano.
Realizados inmediatamente despus de la cada, tienen un significado redentor y
son el comienzo mismo del largo camino del plan de la salvacin.
Una de las primeras sensaciones que Adn y Eva tuvieron despus de desobedecer fue la vergenza de estar desnudos. Elena de White dice que el manto de
luz que los haba cubierto desapareci y para reemplazarlo hicieron delantales;
porque no podan presentarse desnudos a la vista de Dios y los santos ngeles
(Patriarcas y profetas, p. 40). Haban perdido la inocencia y la desnudez impdica que ahora contemplaban sus ojos era el resultado del conocimiento del mal;
pero, lo que verdaderamente llenaba de vergenza su espritu era la desnudez del
alma, una conciencia culpable que quisieron acallar reemplazando el manto de
luz que haban perdido por vestidos de hojas de higuera.
As, vilmente vestidos, los encontr el Creador escondidos entre los rboles del huerto, con sus cuerpos torpemente cubiertos. El Seor no les pudo
devolver el manto de luz, pero les confeccion vestidos de pieles, para lo cual
hubo que sacrificar a unos animales. La muerte de esos animales para cubrir la
desnudez de su transgresin y sustituir los delantales que ellos se haban cosido
fue el primer sacrificio cruento del plan de la salvacin, la primera sangre de
expiacin por el pecado, un tipo o prefiguracin del propio sacrificio del Salvador. Adn y Eva comprendieron que para expiar la culpa y cubrir el pecado
alguien tena que morir. Y as naci el sistema de sacrificios que encontramos
en todo el Antiguo Testamento. Esas pieles tipificaban tambin la muerte vicaria del Cordero de Dios, el manto de justicia con el que Cristo reemplaza las
vestiduras viles del hombre pecador y las vestiduras blancas, limpias, de gala
con las que entraremos a las bodas del Cordero.
S, hay un Dios en los cielos que nos limpia de pecado. Agradcele hoy
esta bendicin.
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La espada flamgera
Ech, pues, fuera al hombre, y puso querubines al oriente
del huerto del Edn, y una espada flamgera que se revolva
por todos lados para guardar el camino del rbol de la vida
(Gnesis 3:24).
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No hall gracia
Pero No hall gracia ante los ojos de Jehov
(Gnesis 6:8).
pesar de ser un personaje controvertido para algunos, No tiene para nosotros un gran valor espiritual, que solo se puede entender si lo situamos en
los parmetros de una historia real y no como el actor de una escena de ficcin.
En realidad, No tiene mucho que ensearnos.
No es hijo de la esperanza. Lamec, su padre, le puso por nombre No
que significa consuelo, descanso, diciendo: Este nos aliviar de nuestras
obras y del trabajo de nuestras manos (Gn. 5:29). Lamec vio profticamente en su hijo un reformador de la inmoralidad reinante, tal vez el libertador
prometido a Eva. Pero No tambin es objeto de la gracia divina. No es
considerado hombre justo, era perfecto entre los hombres de su tiempo (6:
9). Pero fue en realidad un hombre justo, ntegro, perfecto? No. No fue declarado justo porque hall gracia palabra significativa que vemos aparecer
aqu en un contexto de inminente aplicacin de la justicia divina a una generacin de pecadores. No es un ejemplo de todos los que, como afirma el Nuevo
Testamento, hallan la salvacin en Cristo, por la gracia de Dios.
La Biblia dice tambin, camin No con Dios (6:9). Caminar con Dios
es la experiencia de la comunin con l, es mantener una relacin constante,
fortalecer los lazos de un verdadero compaerismo. Elena de White afirma:
Su relacin con Dios le comunicaba la fuerza del poder infinito (Patriarcas y
profetas, p. 83). Por eso, se convirti en un hombre de fe (Heb. 11:7) y crey
sin tener ningn elemento tangible: construy un arca en tierra seca, anunci
un diluvio antes que la humanidad conociese la lluvia como un pregonero
de justicia (2 Ped. 2:5). Durante ciento veinte aos predic el diluvio: Cada
martillazo dado en la construccin del arca era un testimonio para la gente
(ibd). Pero a pesar de la sinceridad de su predicacin, no obtuvo fruto de su
mensaje, sin embargo, no ces hasta que las puertas del arca fueron cerradas y,
dentro de ella, se salvaron l y su familia.
No es una viva ilustracin del proceso salvador que Dios sigue con los
mortales. Es un tipo de Cristo porque, como l, predic el arrepentimiento y
construy el arca, la iglesia, donde el mundo embarca para navegar con Jess,
nuestra salvacin; y como l, nosotros hemos de anunciar a nuestra generacin
que los juicios de Dios y la redencin final estn a las puertas.
Hoy es tiempo de proclamar al mundo que hay un Dios en los cielos dispuesto a perdonar y rescatar a los seres humanos de su propia destruccin.
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El arca de No
Yo enviar un diluvio de aguas sobre la tierra, para destruir
todo ser en que haya espritu de vida debajo del cielo;
todo lo que hay en la tierra morir. Pero establecer mi pacto
contigo, y t entrars en el arca, con tus hijos, tu mujer
y las mujeres de tus hijos
(Gnesis 6:17, 18).
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n los orgenes, Lucifer era un ser luminoso y puro, ocupaba una de las
ms elevadas posiciones del universo, la de querubn que cubra el trono
divino. Isaas, inspirado por Dios, atribuye al rey de Babilonia hechos que no
pudieron cumplirse ms que en la cada de Lucifer. Existe aqu, ms all del
rey de Babilonia, una personificacin de Satans.
Es difcil entender cmo en una mente perfecta hubo lugar para el pecado.
El pecado no se puede ni explicar ni mucho menos justificar; es, en esencia,
irracional. Lo conocemos por sus efectos inconcebibles, incomprensibles, desastrosos. Lo cierto es que, paulatinamente, Lucifer lleg a considerar que toda
su gloria era producto de s mismo y no de Dios, como era el caso. As que, si
l posea tanta grandeza y virtudes, su siguiente paso consisti en codiciar el
homenaje que nicamente merece Dios. Y claro, no pudo soportar ms cuando
Jess fue investido con mayor gloria y poder que l. Todos los habitantes del
cielo reconocieron la supremaca de Jesucristo y le rindieron adoracin. Lo
mismo hizo Lucifer, pero dentro de s haba un evidente malestar, una extraa
semilla que haba germinado en su cabeza. No, ya no era el mismo. Ya no
le agradaba estar junto a su Padre y gozarse con su presencia. Ahora viva
inconforme, molesto y lleno de envidia hacia Jess. El Padre observaba muy
atento la actitud de su amado Lucifer y medit muy bien cmo iba a enfrentar
la situacin.
Elena de White aclara el punto: Para convencerlo de su error, se hizo
cuanto esfuerzo podan sugerir la sabidura y el amor infinitos. Se le prob que
su desafecto no tena razn de ser, y se le hizo saber cul sera el resultado si
persista en su rebelda. [] Lucifer qued convencido de que se hallaba en el
error. [] Defendi persistentemente su conducta, y se dedic de lleno al gran
conflicto contra su Creador. As fue como Lucifer, el portador de luz, el que
comparta la gloria de Dios, el ministro de su trono, mediante la transgresin,
se convirti en Satans, el adversario de Dios y de los seres santos (Patriarcas y profetas, p. 19).
Aprende hoy a ser feliz con lo que Dios te da.
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a obra ms influyente de Johann Wolfgang Von Goethe es Fausto, un individuo que pacta con el diablo y le vende su alma a cambio de que le
asegure juventud, conocimiento, felicidad y toda clase de pasiones y placeres.
De este modo, el hombre se convierte en un ser dependiente y sometido a
Mefistfeles, un demonio sbdito del diablo, a quien ha dado la propiedad de
su alma. Pero en la versin de Goethe, Fausto se salva finalmente de la condenacin en el infierno porque no cesa nunca de tender hacia un ideal. Al igual
que otras obras literarias, este relato ilustra la historia del gran conflicto entre
el bien y el mal.
De verdad tiene Satans poder para otorgar felicidad a quienes hagan
un pacto con l? Es realmente el prncipe de este mundo? As lo crey l
cuando derrot a la humanidad en el jardn del Edn. Entonces, reclam este
planeta como suyo asegurando que los seres humanos le haban dado la soberana del mismo. Ahora l dominaba a sus habitantes y, por lo tanto, al mundo
entero. No obstante, cuando Adn entreg su soberana en las manos de Satans, Cristo continu siendo an el Rey legtimo. [] Satans puede ejercer
su usurpada autoridad nicamente en la medida en que Dios lo permite (El
Deseado de todas las gentes, p. 103). Cmo se poda echar por tierra la farsa
del supuesto reinado de Lucifer? A travs de Jess quien, como un ser humano
ms, iba a permanecer leal a Dios. As se demostrara que Satans no haba
obtenido completo dominio de la especie humana, y que su pretensin al reino
del mundo era falsa. Todos los que deseasen liberacin de su poder, podran ser
librados (ibd., p. 89). Despus que Jess hubo consumado su obra expiatoria
y restauradora, recuper la soberana de este mundo. Satans fue destituido y,
desde entonces, lucha desesperadamente contra ese nuevo poder que obra con
paciencia por dominar en el corazn de los hombres.
Actualmente, el mundo parece entregado completamente a Satans. l se
levanta erguido asegurando que el planeta le pertenece. Pero no es verdad. Su
dominio no es completo y nunca lo ha sido. Hay vidas que no domina, como
la tuya y la ma. Seguramente ms de una vez ha estado a punto de conquistar
nuestros corazones, pero no lo ha logrado, ya que todava nos queda aliento
para acudir a Jess y ser librados de su poder, para luego testificar con poder
que hay un Dios en los cielos.
Dile hoy a Jess: Slvame, te pertenezco.
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Un mundo encantado
No andis como los otros gentiles [] teniendo el entendimiento
entenebrecido, ajenos de la vida de Dios por la ignorancia
que en ellos hay, por la dureza de su corazn
(Efesios 4:17, 18).
veces, mis nietecillos me piden que les cuente el cuento de La Cenicienta de Charles Perrault: el encantamiento del hada madrina convirti una
criada en una hermosa princesa; una calabaza, en una majestuosa carroza; y
unos ratoncillos, en unos briosos caballos, pero al llegar las doce de la noche
todo volva a su verdadera realidad. As ocurre con muchas de las fantasas con
las que Satans tiene encantados a los hombres en este mundo. Elena de White
dice: Nos encontramos en el terreno encantado de Satans (El conflicto de
los siglos, p. 586).
Cuando Sal Bellow recibi el Premio Nobel de Literatura en 1976, dijo
en su discurso de recepcin: Los escritores actuales estamos traicionando a la
humanidad. El intelectual se refera a los conceptos que han generalizado los
escritores en su produccin literaria y que han roto con valores tradicionales
sin aportar nada positivo y edificante. Below calificaba de viejos monstruos
de un museo paleontolgico a los creadores de las doctrinas filosficas que
tanto han influido en la literatura contempornea: Nietzsche, Marx, Freud,
Baudelaire. Algunos contenidos de la narrativa contempornea, del teatro, del
cine, de la poesa actual, entre otras influencias, revelan que el prncipe de este
mundo est nutriendo nuestra mente y nuestro espritu de fantasas, fbulas,
seuelos, vicios y costumbres que nos encantan y hechizan. Dichas influencias
alejan paulatinamente el alma de la oracin y del deseo de estar con Jess. De
pronto, como en el Edn, la presencia de Dios ya no resulta tan atractiva para
los seres humanos. Solo la Palabra de Dios puede romper ese hechizo y volver
las cosas de este mundo a su verdadera realidad.
Este mundo es como un castillo encantado. El ser humano es como un galgo corriendo en un candromo, afanndose por alcanzar el seuelo, la liebre,
pero esta es simplemente de trapo y, adems, nunca la alcanza. Este mundo es
tambin como un gran espectculo de fuegos artificiales, el cielo se ilumina,
no se ven las estrellas pero todo se acaba y lo que queda es humo y un fuerte
olor a plvora. As es el terreno encantado de Satans, un sitio donde la falsa
felicidad y la alegra son efmeras, y donde todo aquel que se fascina con sus
sortilegios consumir sus mejores aos, desaprovechar sus oportunidades de
salvacin y no percibir que hay un Dios en los cielos.
Que Dios te ayude a librarte de las malas influencias que acechan tu vida.
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De quin es la culpa?
Al pasar Jess vio a un hombre ciego de nacimiento.
Y le preguntaron sus discpulos, diciendo: Rab, quin pec,
este o sus padres, para que haya nacido ciego?
Respondi Jess: No es que pec este, ni sus padres,
sino para que las obras de Dios se manifiesten en l
(Juan 9:1-3).
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e acuerdo con el pensamiento judo prevalente, el sufrimiento era consecuencia inexorable de los pecados del individuo o de sus ascendientes.
Como aquel hombre haba nacido ciego, la culpa de su ceguera solo poda
corresponder a sus padres, lo cual cuestionaba la justicia divina. Jess desat
aquel nudo gordiano respondiendo: No es que pec este, ni sus padres, sino
para que las obras de Dios se manifiesten en l. As traspuso el problema a
una cuestin mucho ms complicada: Dios y el mal. En realidad se trataba de
la gran pregunta: De quin es la culpa? Es Dios responsable de que exista el
mal en el mundo con todas sus dolorosas consecuencias?
El sufrimiento individual depende mucho ms del pecado colectivo de la
humanidad que del pecado privado del individuo; Jess seal que, as como el
mal tiene su propia obra que opera en la tierra, as tambin Dios tiene la suya,
consistente en convertir el mal en la materia prima del bien. El sufrimiento
interpela a Dios y nos interpela personalmente ordenndonos realizar con los
que sufren una misin divina, las obras de Dios, socorrindoles material y
espiritualmente. La continuacin del relato muestra que eso es lo que Jess
hizo con aquel ciego, no solo le dio la vista, adems lo ilumin moralmente y
le ofreci la salvacin.
A la pregunta De quin es la culpa?, la Biblia responde que Dios no es
responsable. Todo en la Creacin era bueno en gran manera. Dios sembr
buena simiente en su campo. El mal vino de fuera, ya que Satans introdujo el
pecado en el mundo. l es el enemigo que sembr la cizaa. Entonces, Dios
se solidariz con el sufrimiento humano y le ofreci un remedio contra el mal.
Ahora bien, el hombre haba sido advertido sobre la presencia de un enemigo
en el huerto del Edn. No obstante, el hombre entreg su confianza en el diablo
haciendo un mal uso de su libre albedro. Escogi la desobediencia y, como
resultado, provoc el mal. El pecado de Adn fue transmitido como tendencia
a todos sus descendientes. As fue como Satans se convirti en el prncipe
de este mundo.
Satans es el responsable del pecado. Pero el Seor ha prometido erradicar
lo uno y lo otro. Pronto el mundo sabr que hay un Dios en los cielos!
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rancisco Luis era un joven de unos veinte aos que estaba inicindose en
el conocimiento de la Palabra de Dios. El pastor Luis Bueno le imparta
estudios bblicos en su casa, junto a su madre y su hermana. Un da, el joven se
present con lesiones y quemaduras en la cara y la madre le cont al pastor que
su hijo tena una enfermedad extraa: a veces sufra convulsiones que le arrojaban contra la pared, le tiraban de la cama contra el suelo, o, como en aquella
ocasin, le lanzaban contra la estufa de la casa. El pastor le pregunt si haban
visitado a un mdico y la madre le respondi que s y le mostr las medicinas que estaba tomando. El pastor qued perplejo. Era verdad que en aquella
ocasin haba observado en Francisco Luis una mirada triste. Apenas hablaba
durante los estudios bblicos. El pastor or por l y su familia, y comenz a estudiar su caso, sus reacciones, sus gestos y a analizar sus muy escasas palabras.
Recuerdo el da que conoc a Francisco Luis. Haba venido a la iglesia a
una conferencia bblica, y yo estaba all, en los comienzos de mi frecuentacin
de la iglesia. Al terminar la reunin, despus que se fueron la mayor parte de
los asistentes, Francisco Luis sufri una de aquellas extraas convulsiones.
Fue horrible. Con el rostro desencajado, los ojos muy abiertos, los brazos por
delante como protegindose de algo o de alguien, daba saltos de seis hileras
de sillas en la sala de reuniones, mientras mantena un dilogo feroz con el
demonio al que increpaba: Vete Satans! Djame! No me atormentes! Los
hermanos de la iglesia queran sujetarlo, pero cuatro o cinco hombres no podan con l! Todos estbamos orando muy asustados y, pasados unos terribles
minutos, se calm. El pastor lo estuvo visitando durante meses. Los miembros
de iglesia y su familia hicimos de su caso un permanente motivo de oracin y,
pasado un tiempo, Francisco Luis fue liberado por el Seor y recuper un porte
sereno y confiado. Ahora nos miraba a la cara como con gratitud y sonriente.
Posteriormente, se bautiz y llev una vida normal hasta su fallecimiento. Durante aos yo fui uno de sus amigos de la iglesia.
S, la posesin existe. Doy fe de ello. Pero el poder del evangelio es ms
fuerte que el demonio. El mal no prevalece porque hay un Dios en los cielos.
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as asechanzas del diablo son los procedimientos engaosos que usa para
veces en el Nuevo Testamento, las dos en la Epstola a los Efesios (4: 4; 6:11).
Elena de White dedica todo un captulo en El conflicto de los siglos a desenmascarar los errores, seducciones y estratagemas del diablo en el tiempo del fin, poco
antes de los grandes engaos que precedern a la segunda venida de Jess.
Y cules son esas estratagemas?
1. Bien sabe Satans que todos aquellos a quienes pueda inducir a descuidar
la oracin y el estudio de las Escrituras sern vencidos por sus ataques (p.
510).
2. Siempre ha habido una categora de personas que [] hacen consistir su
religin en buscar alguna falta en el carcter de aquellos con quienes no
estn de acuerdo, o algn error en su credo. Son los mejores agentes de
Satans (p. 510).
3. La teora segn la cual nada importa lo que los hombres creen, es uno de
los engaos que ms xito da a Satans (p. 510).
4. Parte de su plan consiste en introducir en la iglesia elementos no
regenerados y faltos de sinceridad que fomenten la duda y la incredulidad
(p. 511).
5. Son muchos los que dan por hechos cientficos lo que no pasa de ser meras
teoras y elucubraciones, y piensan que la Palabra de Dios debe ser probada
por las enseanzas de la falsamente llamada ciencia (p. 513).
6. Una de las seducciones magistrales de Satans consiste en mantener a los
espritus de los hombres investigando y haciendo conjeturas sobre las cosas
que Dios no ha dado a conocer y que no quiere que entendamos (p. 513).
7. Otro error peligroso es el de la doctrina que niega la divinidad de Cristo, y
asevera que l no existi antes de su venida a este mundo (p. 515).
8. Otro error sutil y perjudicial que se est difundiendo rpidamente, consiste
en creer que Satans no es un ser personal (p. 515).
9. Nada desea l tanto como destruir la confianza en Dios y en su Palabra (p.
516).
Guarda hoy esta gran verdad en tu corazn: Satans sabe muy bien que el
alma ms dbil pero que permanece en Jess puede ms que todas las huestes
de las tinieblas (p. 520).
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El proceso de la tentacin
Cuando alguno es tentado no diga que es tentado de parte de Dios,
porque Dios no puede ser tentado por el mal ni l tienta a nadie;
sino que cada uno es tentado, cuando de su propia pasin es atrado
y seducido. Entonces la pasin, despus que ha concebido, da a luz
el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte
(Santiago 1:13-15).
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n este importante pasaje sobre la tentacin, Santiago no implica en ese proceso al tentador, a saber, al diablo. La tentacin parece producirse en el interior del espritu humano como resultado de las pasiones de nuestra naturaleza
cada que seducen la conciencia y la voluntad del individuo reclamando ser
satisfechas y, una vez consumadas, generan el pecado. Es verdad que la carne
de pecado ejerce en nosotros una evidente propensin a pecar, que la semilla
del mal est sembrada en nuestras vidas por herencia o educacin, que el medio que nos rodea est contaminado y representa una incitacin al pecado, que
la cada en el Edn debilit considerablemente nuestro libre albedro, y que Satans, con toda su sabidura, es capaz de intuir o conocer nuestras debilidades,
pero no tiene poder para acceder a nuestros pensamientos. Cul es entonces la
funcin del diablo en la tentacin? La experiencia de Jess en los cuarenta das
que permaneci en el desierto nos ilustra el proceso de la tentacin.
Nuestro Salvador tom la humanidad con todo su pasivo. Fue tentado en
todo, como nosotros, pero sin dar lugar al pecado. Jess no fue al desierto
buscando la tentacin, ms bien, el Espritu Santo le impeli a ir. Tampoco
nosotros debemos invitar a la tentacin frecuentando lugares, oyendo o viendo
escenas donde sufriremos la provocacin del pecado. Jess demostr que Satans no ejerce un dominio absoluto sobre el hombre, no estamos fatalmente
condenados a caer, podemos prever la tentacin y resistir. Satans someti a
Cristo a las tentaciones de los apetitos sensuales, el amor al mundo con todos
sus atractivos y la del amor a la vanidad y el orgullo, las mismas pruebas a las
que frecuentemente nos somete a nosotros.
Aunque no puede condicionar nuestra capacidad decisoria, conoce nuestras flaquezas y ataca los puntos dbiles de nuestro carcter. Siempre que nos
encontremos desanimados, perplejos por las circunstancias o afligidos por las
necesidades materiales, Satans estar dispuesto a aprovechar nuestra impotencia para seducirnos y engaarnos. l crea las circunstancias que nos inducen a pecar y no est ausente en el proceso de la tentacin. Por eso hemos de
protegernos como Cristo lo hizo: asistidos por el Espritu Santo.
Hay un Dios en los cielos para vencer la tentacin!
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Milagros mentirosos
Porque se levantarn falsos cristos y falsos profetas,
y harn grandes seales y prodigios, de tal manera
que engaarn, si es posible, aun a los escogidos
(Mateo 24:24).
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unque a veces nos parecen hiperblicas esta y otras descripciones coloristas que los textos de estilo apocalptico nos presentan del final del diablo,
sus ngeles y de los rprobos en general, la enseanza que ofrecen, corroborada por toda la escatologa bblica, es extremadamente esperanzadora para los
justos y contundente para los impenitentes: Lucifer, el arcngel convertido en
Satans por su alzamiento contra la autoridad de Dios, todo el mal que acarre
su rebelin en el cielo y en la tierra, el pecado con sus tintes tenebrosos, la
muerte, el sepulcro, el sufrimiento, la violencia, la mentira, todo tendr un
final, morirn de una muerte eterna. La gran controversia se habr terminado
con la victoria del bien. El universo celestial quedar definitivamente purificado, redimido de las consecuencias del mal csmico y as entraremos en la paz
y en la dicha eternas.
El apstol Pablo introduce esta enseanza fundamental en el contexto de
la realidad de la resurreccin, estableciendo el proceso que seguir la historia
final de la salvacin: Por cuanto la muerte entr por un hombre, tambin por
un hombre la resurreccin de los muertos. [] Pero cada uno en su debido
orden: Cristo, las primicias; luego los que son de Cristo, en su venida. Luego
el fin, cuando entregue el Reino al Dios y Padre, cuando haya suprimido todo
dominio, toda autoridad y todo poder. Preciso es que l reine hasta que haya
puesto a todos sus enemigos debajo de sus pies. [] para que Dios sea todo
en todos (1 Cor. 15:21, 23-25, 28). Es curioso observar que, al referirse a los
poderes que Cristo suprimir cuando llegue el fin, Pablo emplea los mismos
trminos que cuando dice en Efesios: Porque no tenemos lucha contra sangre
y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de
las tinieblas de este mundo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes (6:12). Por consiguiente, la existencia y poder de Satans estn
limitados en el tiempo y en el espacio.
El lago de fuego y azufre representa la desaparicin definitiva del pecado.
Este ser el destino final del prncipe de este mundo. Nunca ms se levantar
para confundir o destruir la vida de los dems. Ese da, quedar ms que evidente que hay un Dios en los cielos
Recuerda hoy que el mal no prevalecer. Pronto viviremos en un mundo
mejor.
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22
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uy extraa, aunque precisa, haba sido la orden del Seor con respecto
al sacrificio: Toma ahora a tu hijo, tu nico, Isaac, a quien amas, vete a
tierra de Moriah y ofrcelo all en holocausto (Gn. 22:2). Jams Dios haba
pedido sacrificios humanos, pero aqu, el cordero del holocausto era Isaac!
Cmo le anunciara que la vctima era l mismo? El chico era fuerte y poda
oponerse a la atribulada autoridad del padre. Cada paso que daban les alejaba
de Beerseba, adonde volvera solo con los criados. Los pasos cansinos del
patriarca vacilaban, las manos le temblaban y su espritu se agitaba mientras
caminaban, e iba orando, tal vez con sollozos y gritos por dentro.
En medio de aquella angustia, su confianza en Dios nunca le abandon.
Una fe poderosa le haca creer que, despus de muerto, Dios poda resucitar
a Isaac y devolvrselo. La visin proftica del sacrificio de Jess en una cruz
tambin le anim; l, un pobre mortal, iba a emular el don precioso, infinito,
del Hijo de Dios para redimir a la humanidad.
Cuando llegaron cerca del lugar del sacrificio e Isaac pregunt a su padre dnde estaba el cordero para el holocausto, la respuesta de Abraham fue mesinica,
porque revel el plan de Dios para la salvacin del hombre: Dios proveer el
cordero para el holocausto, hijo mo. Y as fue. Cuando el joven sumiso ya estaba
en el altar y Abraham haba levantado la temblorosa mano con el cuchillo, una
voz le detuvo y un carnero enredado en un zarzal fue la confirmacin del cielo a
la palabra del patriarca. Por eso Abraham llam aquel lugar Jehov proveer.
Aquellas palabras de Moriah volvieron a ser confirmadas cuando Jess
dijo: Abraham se goz de que haba de ver mi da (Juan 8:56). Tambin
cuando Juan Bautista present a Jess: Este es el cordero de Dios (Juan 1:
29). Finalmente, en el Glgota, cerca del monte Moriah, cuando el Salvador
muri en la cruz, un cordero a punto de ser ofrecido por el sacerdote en el templo huy de sus manos librndose de la muerte gracias al Cordero provisto por
Dios para morir en lugar del hombre.
Nunca olvides que Dios ha provisto lo necesario para que t tambin seas
salvo. No es imposible. Lo ms difcil lo ha hecho l. Acepta hoy al Cordero
de Dios.
87
23
marzo
24
marzo
acob haba tenido veinte aos para reconocer que las promesas de Dios no
haban sido palabras vacas. Cuando sali de Canan no llevaba en su mano
ms que un bastn; hoy, al volver a la orilla de ese mismo Jordn, estaba rodeado de una familia numerosa y de abundante ganado. Jacob haba emprendido aquel largo viaje por orden de Dios, pero cuando se encontraba a pocas
jornadas del final del viaje, un recuerdo renaci vivamente en su conciencia: el
engao que haba privado a su hermano del derecho a la primogenitura. Jacob
se sinti entonces sumido en un angustioso conflicto interno en el que las promesas de Dios y el temor a la venganza de Esa, la inseguridad y la esperanza,
estaban frente a frente. Entonces, tom cuatro iniciativas con objeto de preparar el encuentro con su violento hermano; en esto, manifest todava la astucia
que le haba caracterizado hasta ese momento.
En primer lugar, envi a su hermano un mensaje lleno de sumisin (Gn.
32:3-5), pero los mensajeros volvieron con la noticia de que Esa vena a su
encuentro con cuatrocientos hombres, lo que le produjo mucho temor y angustia.
Terminara aquel viaje en una brutal masacre por su culpa? Entonces, tom la
segunda iniciativa: dividi el ganado y sus siervos en dos cuadrillas (32:6-8).
Si su hermano atacaba a una de ellas, la otra podra tener tiempo para huir y
salvarse. Pero estas medidas dictadas por su prudencia seran intiles si Dios no
intervena, por esta razn tom una tercera iniciativa: recurri a la oracin (32:912), la oracin convencional, tratando de implicar a Dios en su difcil situacin.
A la maana siguiente, Jacob tom una cuarta iniciativa: envi a su hermano un rico presente de lo mejor de sus ganados, tres manadas separadas una
de otra (32:13-21). Y es curioso, porque en su reflexin personal, atormentado
por su pecado, us la frase apaciguar su ira (vers. 20), expresin tcnica
de los sacrificios para designar la expiacin. Poda aquel presente expiar su
pecado? Era Esa quien poda devolverle la paz del perdn? No, Jacob saba
que solamente Dios poda expiar su pecado por medio de la confesin y el
arrepentimiento sinceros, por ello volvi a orar a su Dios.
Pero hay un Dios en los cielos cuando los malos recuerdos emergen a
la conciencia y vuelven a influir en las decisiones presentes. Nada te apartar
de l.
89
25
marzo
90
El llanto de Jos
Yo soy Jos, vuestro hermano, el que vendisteis a los egipcios.
Ahora, pues, no os entristezcis ni os pese haberme vendido ac,
porque para salvar vidas me envi Dios delante de vosotros
(Gnesis 45:4, 5).
26
marzo
27
marzo
lifaz, uno de los amigos del patriarca Job que fueron a consolarle, hizo aqu
una declaracin ambivalente acerca de la amistad con Dios. Sus palabras son
verdad para aquellos que, habiendo roto su relacin con Dios y perdido su amistad,
vuelven a l y reanudan los vnculos que tuvieron con el Omnipotente. Pero Job
nunca rompi la relacin con su Padre celestial, nunca perdi la confianza en l,
tampoco dej de ser amigo de Dios, aunque las desventuras pareciesen indicar
que estaba abandonado de su mano. En medio de la prueba, el patriarca saba que
poda seguir contando con Dios y le fue siempre fiel hasta su restitucin. Por eso
las palabras de Elifaz no le incumban, pero tal vez s a nosotros.
Tienes algn amigo ntimo? Has experimentado los vnculos de la verdadera amistad? Hay amigos ms unidos que un hermano, el amigo de verdad es
como un hermano en tiempo de angustia. La amistad autntica es una relacin
voluntaria, profunda, desinteresada, responsable, que, como el matrimonio autntico, tampoco se rompe nunca.
Benito es un amigo de la infancia que, despus de ms de sesenta aos y aunque nuestras vidas han discurrido por caminos diferentes, seguimos unidos incluso en la fe, nos relacionamos epistolarmente, nos ayudamos econmicamente, nos interesamos y cooperamos en nuestras ocupaciones, nos preocupamos de
nuestra salud y, cuando hemos vivido momentos difciles, nos hemos aconsejado
con sinceridad y ofrecido cobijo en nuestros hogares. As son los amigos del
alma (Deut. 13:6) o amigos ntimos.
As es la amistad con Dios. Es un vnculo especial de intimidad que nos concede a los que nos hemos reconciliado con l. Abraham fue el amigo de Dios para
siempre (2 Crn. 20:7). Jess repiti dos veces a sus discpulos: Vosotros sois
mis amigos (Juan 15:14). Lzaro, Marta y Mara eran sus amigos ntimos; Pedro,
Santiago y Juan fueron sus discpulos especiales; incluso a Judas le llam amigo.
Como amigos del Salvador, l nos defiende y protege del diablo, nos rodea con
sus brazos cariosamente, se interesa por nuestros problemas y aflicciones, nos
acompaa en las experiencias buenas y malas de la vida, nos aconseja, nos reprende con amor, llora con y por nosotros, da su vida por nosotros (Juan 15:13). No lo
olvidemos, Dios es nuestro mejor amigo (El camino a Cristo, p. 103).
Abre tu corazn a Jess hoy como a un amigo. La experiencia ser inolvidable.
92
El gran Yo Soy
Respondi Dios a Moiss: Yo soy el que soy. Y aadi:
As dirs a los hijos de Israel: Yo soy me envi a vosotros
(xodo 3:14).
28
marzo
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29
marzo
sta expresin alude al hecho de que los perros cuando gruen dan a su
lengua forma de punta. Los perros ladran al menor ruido que escuchan en
su territorio. Como animales de guarda, muchas veces anuncian con sus ladridos los peligros, los intrusos o los ruidos que oyen. Durante las diez plagas de
Egipto Israel no iba a sufrir el ms leve dao. En las casas de los israelitas la
tranquilidad, el silencio ms profundo y la paz mostraran la proteccin divina,
en oposicin a los gritos y lamentos que se producirn en las de los egipcios.
Como asegura la promesa: Caern a tu lado mil y diez mil a tu diestra, mas a
ti no llegarn (Salmo 91:7).
Israel fue librado en la tierra de Gosn, mientras que los egipcios sufrieron
los desastres de las plagas. Mientras los hijos de Dios se mantengan bajo su
dependencia (a la sombra del Todopoderoso), tendrn la proteccin del cielo;
y si el sufrimiento toca nuestras vidas, nuestros padecimientos se convertirn
en mensajeros celestiales que nos transmitirn el alentador consuelo de la confianza en Dios. Esto marca la diferencia. Cristo anunci a sus discpulos tribulaciones (Juan 16:33), pero lejos de alcanzar al hombre interior y hacerle dao,
conducirn a una victoria ms completa a aquel fiel que sepa humildemente
quedar escondido en el retiro que el Salvador le ha abierto.
No siempre los hijos de Dios son librados de las calamidades que afectan a
la sociedad en general; sin embargo, cuando es necesario que el mundo reciba
un testimonio sobre dnde est la verdad, cuando el Seor quiere sealar la diferencia entre los que confan en l y los que no, como ocurri en las plagas de
Egipto, cuando el propio pueblo de Dios necesita confirmar de nuevo su seguridad en el Seor, l hace el milagro. La historia de los hijos de Dios est llena
de experiencias en las que fue evidente la diferencia y el Seor salv a los suyos protegindolos de una catstrofe general. Y esta proteccin y salvacin del
mal ser la suerte de los redimidos en las escenas finales, cuando el uno ser
tomado y el otro dejado, cuando Dios librar, sin excepcin, a los redimidos.
Vive hoy con la certeza de que Dios te librar de cualquier dificultad por la
que ests pasando. O acaso tienes una mejor opcin?
94
Duro de corazn
Moiss y Aarn hicieron todos estos prodigios delante del faran,
pues Jehov haba endurecido el corazn del faran,
y este no dej salir a los hijos de Israel fuera de su pas
(xodo 11:10).
30
marzo
31
marzo
unque los israelitas haban salido de Egipto con mano poderosa, el faran
deplor haberlos dejado marchar. Haba perdido la nica mano de obra de que
dispona. As que prepar a su vigoroso ejrcito, acompaado de sacerdotes y personajes ilustres de su reino, y sali en busca de los esclavos. El faran quera intimidar
a los hebreos mediante el despliegue de gran podero. Los israelitas, por su parte,
una ingente masa de hombres, mujeres y nios, ganados y enseres, se crean victoriosos y estaban muy confiados. Dios tena que llevarlos de nuevo a una desafiante
prueba de fe que los iba a marcar de manera definitiva.
En vez de seguir la ruta directa a Canan que pasaba por el pas de los filisteos,
personas muy belicosas, el Seor los dirigi hacia los lagos de las riberas del mar
Rojo. La nube que los guiaba los desvi hacia un desfiladero para que acampasen
junto al mar, pero la situacin no poda ser ms desesperada: a los lados tenan las
escabrosas laderas de la montaa; delante, el mar cuyas aguas parecan una barrera
infranqueable; detrs, la vanguardia del ejrcito egipcio.
Qu podan hacer? All se manifestaron cuatro actitudes diferentes:
1. El pueblo, espantado, empez a protestar y acusar a Moiss; cay en un
profundo estado de pesimismo e incredulidad, aorando la esclavitud en
Egipto.
2. Moiss entenda que haba que presentar batalla a los egipcios, clam a
Dios, trat de calmar al pueblo y afirm su seguridad en Dios: No temis,
estad firmes y ved la salvacin que Jehov os dar hoy []. Jehov pelear
por vosotros (xo. 14:13, 14).
3. Los egipcios, que alcanzaron a los israelitas junto al mar, seguros de que
podan capturarlos, les siguieron ciegamente cuando estos penetraron en el
mar abierto.
4. Dios consideraba que necesitaban ejercer una fe activa, por eso indic
a Moiss que deban marchar; pero hacia dnde? Hacia atrs? No!
Era la esclavitud. Hacia la montaa? Imposible! Hacia el mar? S!
Marchar significaba avanzar, obedecer, enfilar hacia el milagro, hacia una
intervencin muy poderosa de Dios. Y as lo hicieron, con una fe audaz,
decidida, porque la fe nunca retrocede, ni escapa. Y la vara de Moiss separ
las aguas y pasaron el mar en seco.
Dios tiene poder para ofrecer soluciones donde no hay ninguna salida. No lo
olvides. Para l no existen imposibles. Bscalo hoy.
96
1o
abril
l xodo y la posesin de la tierra prometida habran podido concluir cuarenta aos antes si los doce espas que fueron a la tierra de Canan hubieran tenido la actitud de Josu y Caleb. De regreso a Cades-Barnea trajeron a
la congregacin frutos de la tierra; asimismo, hubo dos informes: el de Josu
y Caleb y el de los otros diez expedicionarios (Nm. 13:3-14, 38). Estableciendo la correspondencia entre el xodo y la peregrinacin de la Iglesia en
este mundo, Elena de White dijo: Durante cuarenta aos, la incredulidad, la
murmuracin y la rebelin impidieron la entrada del antiguo Israel en la tierra
de Canan. Los mismos pecados han demorado la entrada del moderno Israel
en la Canan celestial. En ninguno de los dos casos faltaron las promesas de
Dios (El evangelismo, p. 505).
Qu haba de diferente en la actitud de Caleb? El primer contraste entre
Josu y Caleb y los diez espas fue la incredulidad de unos y la fe de los otros.
La incredulidad supona el olvido de las maravillas que Dios haba hecho a favor de Israel (Nm. 14:11), as como una constante ingratitud al Padre celestial
(Nmeros 14:3) que fomentaba en el pueblo pesimismo, desesperacin, obstinacin, crticas contra los lderes y la necia idea de regresar a Egipto (14:1-4).
Le fe de Josu y Caleb no cerr los ojos a las complejas condiciones del xodo,
tampoco fue irracional ni temeraria, ms bien, fue sincera y objetiva. La fe gener valor en lugar de desaliento, absoluta confianza en la Providencia (14:5-9).
El segundo contraste entre los diez espas y Josu y Caleb fue la fidelidad;
los primeros no fueron fieles a Dios en sus caminos; Josu y Caleb, por el contrario, anduvieron siempre en pos del Seor (32:11, 12).
El tercer contraste fue la consagracin, la abnegacin y el espritu de sacrificio. Nueve veces aparece la palabra nosotros en el informe de los diez
espas, pero Josu y Caleb se olvidaron de s mismos y pusieron todo lo que
posean al servicio del pueblo de Dios.
Finalmente, los diez espas y el pueblo que les segua quisieron apedrear a
Josu y Caleb (14:10), su violencia criminal contrast con el espritu de solidaridad y unidad que durante cuarenta aos manifestaron Josu y Caleb.
Como Josu y Caleb, t tambin puedes hoy mostrar una actitud diferente
al pesimismo imperante y reconocer a Dios delante de los dems.
97
abril
Me harn un santuario
y habitar entre ellos
Me erigirn un santuario, y habitar en medio de ellos
(xodo 25:8).
98
abril
s propio del ser humano acariciar ilusiones, albergar esperanzas, realizar o iniciar proyectos. Pero no siempre nuestras ilusiones se materializan ni nuestras
expectativas llegan a ser realidades. Tambin es caracterstico de la experiencia humana el no ver siempre alcanzadas las metas propuestas; no poder gustar, gozar o
vivir aquello por lo que hemos luchado, orado y trabajado. Y as, la vida nos depara
a veces decepciones, frustraciones, desencantos que tornan nuestra existencia aparentemente estril, como si hubiera sido un sueo fatal (un matrimonio fracasado,
un empleo perdido, unos estudios truncados, un puesto profesional concedido a
otro, no ser reelegidos para una responsabilidad directiva en el servicio a la iglesia).
Y para los creyentes que entretejemos a Dios mediante la fe en la trama y urdimbre
de nuestros proyectos y anhelos, una tal experiencia es an ms traumtica porque
puede acarrearnos una cierta prdida de la confianza y seguridad en ese Dios providente al que hemos vinculado en las realizaciones de nuestra vida.
En la vida de Moiss encontramos un ejemplo de esta perpleja situacin. Despus de cuarenta aos de prodigios y maravillas, habiendo sido no solo testigo sino
protagonista muy comprometido en aquel largo camino por el desierto, cuando ya
se encontraba a orillas del Jordn, cuando iba a finalizar su carrera con el pueblo
de Israel, el Seor le dijo: No pasars este Jordn. Aquel Jordn de sus anhelos
se convirti para Moiss en el smbolo de sus esperanzas rotas, de un doloroso y
trgico fracaso. Or al Seor, con fervor, con lgrimas, con abatimiento: Pase yo,
te ruego, y vea aquella tierra buena, que est a la parte all del Jordn, aquel buen
monte y el Lbano (Deut. 3:25), pero la voz de Dios cort su plegaria y le dijo
expeditivo: Basta!, no me hables ms de este asunto (3:26).
Todos hemos tenido alguna vez un Jordn que Dios no nos ha permitido pasar.
Por la fe visualizamos ms all de las realidades temporales que esperbamos en
este mundo y vemos nuestro porvenir eterno. Por la fe penetramos el insondable
misterio de los planes de Dios, en cuyas manos tenemos encomendadas nuestras
vidas. Entonces, la decepcin y la frustracin desaparecen. La experiencia del creyente la resume el profeta con las animadoras palabras: El justo por su fe vivir
(Hab. 2:4).
No te desanimes si las cosas no salen como esperas. Sigue a Jess. Vas por el
camino correcto.
99
abril
Un mejor futuro
Mientras oraba, la apariencia de su rostro cambi
y su vestido se volvi blanco y resplandeciente. Y dos varones
hablaban con l, los cuales eran Moiss y Elas.
Estos aparecieron rodeados de gloria; y hablaban de su partida,
que Jess iba a cumplir en Jerusaln
(Lucas 9:29-31).
uando analizamos las causas por las que el Seor no permiti a Moiss
pasar el Jordn nos quedamos sorprendidos de la contundencia con que
l responde a los ruegos del lder hebreo. Siete veces repite la misma palabra:
No pasars este Jordn. Ms bien, correra la misma suerte que la generacin
que sali de Egipto. Por qu? El pueblo haba llegado a Cades y no haba
agua. Los israelitas reprocharon a su dirigente el haberles sacado de Egipto
para morir de sed en el desierto (Nm. 20:4, 5). Dios orden a Moiss que,
delante de la congregacin, hablase a la pea, y esta les dara agua. Sin embargo, l habl al pueblo airadamente y golpe la pea con su vara dos veces y
brot el agua (vers. 10, 11). Esto no agrad al Seor, que reprendi a Moiss y
a Aarn (vers. 12; 27:14).
Los pecados de Moiss haban sido mostrar incredulidad y no haber santificado a Dios delante del pueblo, adems de exhibir su abierta rebelda. Son muy
graves, es cierto, porque se trata de pecados de liderazgo. Pero cmo se poda
acusar a Moiss de rebelda o menosprecio del nombre de Dios? Un hombre
que hablaba con Dios cara a cara, que haba realizado prodigios y seales en
su nombre y del que se dice nunca ms se levant un profeta en Israel como
Moiss (Deut. 34:10). Una sola falta y perdi la esperanza de entrar en la
tierra de Canan. Era esto justo?
A decir verdad, el Seor s escuch el ruego reiterado de Moiss, porque
s pas aquel Jordn. Pero no sucedi como el viejo lder quera, sino como el
Seor tena previsto. Moiss muri all, pero no permaneci mucho tiempo en
aquella tumba como el testimonio de una misin sin concluir, de un fracaso o
decepcin. Dios lo resucit con un cuerpo incorruptible. Estuvo presente en el
corazn mismo de la tierra de Canan al lado de Jess el Hijo de Dios, aquel
ngel de Jehov que le haba acompaado en el xodo por el desierto. Esta
fue la respuesta que el Padre celestial dio a las plegarias de Moiss que quera
pasar el Jordn.
Tambin t puedes en este tiempo tener respuesta a tu pequeo Jordn infranqueable. Como Moiss, acepta la voluntad de Dios aunque no la entiendas.
l sabe lo que es mejor para ti.
100
abril
abril
Todo se cumpli
No falt ni una palabra de todas las buenas promesas
que Jehov haba hecho a la casa de Israel. Todo se cumpli
(Josu 21:45).
102
abril
abril
a brillante y providencial historia de la conquista de Canan dej, no obstante, algunas sombras que constituyeron los condicionantes dolorosos de la
historia subsiguiente. En sus palabras de despedida, Josu reconoci que Dios
haba expulsado a naciones grandes y poderosas, pero que quedaba todava un
resto que deban combatir y dominar sin hacer ningn tipo de alianza con ellos
(Jos. 23:6-12). Si no lo hacan, les dijo: Sabed que Jehov, vuestro Dios, no
seguir expulsando ante vosotros a estas naciones, sino que os sern como lazo,
trampa y azote para vuestros costados y espinas para vuestros ojos, hasta que
desaparezcis de esta buena tierra que Jehov, vuestro Dios, os ha dado (Jos.
23:13).
Lamentablemente, despus de la muerte de Josu las tribus ya no actuaron
como un solo pueblo. Muy pronto, los cananeos descubrieron la debilidad de
sus invasores y los dominaron. As comenz la triste historia de la poca de los
jueces, una historia de fragmentacin de las fuerzas israelitas, de abandono de
la lucha de conquista que quedaba pendiente, de anarqua y, lo que es todava
peor, de idolatra, mezcla con aquellas gentes y prdida de su fidelidad a la
alianza que tenan pactada con Dios. Las palabras de Josu se cumplieron literalmente y aquellos pueblos los subyugaron y atormentaron. Israel suplicaba
arrepentido, entonces, el auxilio divino y, de entre aquellos que permanecan
todava fieles a Dios, el Seor suscit en varias ocasiones un juez o caudillo
para liberarlos.
Esta historia de unos trescientos aos de duracin est salpicada de actos de
herosmo y de providenciales intervenciones del cielo, a la vez que acontecimientos escabrosos en el seno del pueblo hebreo. Est claro, una vez ms, que
las victorias, triunfos de la fe e intervenciones prodigiosas de Dios no son permanentes. El pueblo de Dios debe mantener su fidelidad y estar en constante
estado de vigilancia; de lo contrario, las glorias de ayer pueden convertirse en
desastres de hoy. El pecado y la apostasa desagradan al Padre celestial, quien
a veces permite que suframos las consecuencias de nuestros propios errores,
no como venganza, sino para que volvamos nuestro rostro a l en splica de
perdn y ayuda. De esto, el libro de los Jueces es un testimonio indiscutible y
convencido.
Hacer lo que uno quiere no necesariamente es el camino ms seguro (Prov.
14:12). Es mejor obedecer a Dios y su Palabra. No lo olvides.
104
abril
uchas de las enseanzas de los relatos blicos del libro de los Jueces
tienen una aplicacin espiritual en el trabajo misionero de la iglesia en
medio de un mundo hostil, fuertemente armado y pertrechado como aquellos
pueblos cananeos que seguan dominando en sus ciudades-estado de las llanuras palestinas. Como entonces, el pueblo de Dios se encuentra a menudo oprimido por agentes de Satans que le mantienen paralizado, en medio de gentes
que deberan estar recibiendo la influencia de nuestra fe y esperanza. Esto es
una realidad dolorosa particularmente en los pases desarrollados del mundo
occidental. En estos territorios, los carros herrados cananeos, es decir, las
poderosas armas de los enemigos del pueblo de Dios, son la incredulidad, el
materialismo, la indiferencia, la frivolidad y la inmoralidad, todas ellas pertenecientes al vigoroso arsenal de la secularizacin. Hoy es un tiempo en el
que la confrontacin entre el bien y el mal es un imperativo ineludible para la
iglesia.
Pero tambin hoy, en medio de la crisis general de valores de estos tiempos,
Dios ha suscitado una nueva Dbora que, con sus mensajes profticos, est
levantando el nimo del amedrentado pueblo de Dios. Tambin hoy hay heroicos soldados, sabios estrategas como Barac, que han movilizado sus valientes
para conducirlos a victorias insospechadas en las que la providencia divina
desbaratar y anular las fuerzas del enemigo. Como entonces, la sierva del
Seor dijo: Levntate, porque este es el da!
Levantarse significa, en primer lugar, dejar la postracin religiosa, pasar a la
accin, resplandecer: Levntate, resplandece []. Porque he aqu que tinieblas
cubrirn la tierra y oscuridad las naciones; mas sobre ti amanecer Jehov y sobre
ti ser vista su gloria (Isa. 60:1-3). Levantarse significa adiestrar nuestros ejrcitos
para la batalla, porque sin armas y sin organizacin no venceremos. El canto pico
de Dbora dice que los israelitas haban dejado de blandir la espada, tensar el arco
y arrojar la lanza (Juec. 5:8). Levantarse significa comenzar la lucha espiritual, una
lucha incruenta, de amor y testimonio, una lucha de fe: No hay nada que el mundo
necesite tanto como la manifestacin del amor del Salvador por medio de los seres
humanos. Todo el cielo est esperando a los hombres y a las mujeres por medio de
los cuales pueda Dios revelar el poder del cristianismo (Los hechos de los apstoles, p. 479). Esos hombres y mujeres somos nosotros.
Obedece al Seor y levntate! Hoy vers la mano de Dios en tu vida.
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urante siete aos los amalecitas y madianitas haban oprimido al pueblo de Israel. Robaban sus cosechas, destruan sus viviendas y mataban
a sus jvenes. El empobrecimiento era cada vez mayor. Ellos ni siquiera estaban bien organizados y se vean indefensos ante un ejrcito bien pertrechado.
Desesperados, levantaron su voz a Dios pidiendo su ayuda. Necesitaban un
lder. Pero el Seor ya lo tena visto. Se trataba de Geden, quien entonces se
preguntaba cmo se podra hacer para sacudir el yugo opresor de su pueblo
(Patriarcas y profetas, p. 530).
La Biblia presenta entonces un dilogo entre el ngel de Jehov y Geden
(6:11-16) que, en realidad, es el dilogo entre Dios y su pueblo oprimido, una
expresin del razonamiento del creyente en momentos de incertidumbre e inseguridad. Adems, representa aun la reflexin entre la orden imperativa de
Dios y la fe vacilante que trata de eludirla. El punto central de este dilogo se
encuentra en el versculo 14, donde encontramos cuatro ideas bien diferenciadas: la interpelacin de Dios a Geden (mirndolo Jehov, le dijo), la orden
imperativa (Salvars a Israel de la mano de los madianitas), el descubrimiento de su fuerza (Ve con esta tu fuerza) y la promesa (no te envo yo?).
Dios nunca se desentiende de nuestras luchas ntimas o interrogaciones de
fe. l nos mira porque quiere ser nuestro interlocutor personal. Su respuesta es,
muchas veces, una orden imperativa: Ve! Una especie de latigazo a nuestra
voluntad paralizada por la apata o la impotencia; un estmulo y una promesa
para nuestros sentimientos desencantados. Ve con esta tu fuerza!, nos dice.
Pero cul es nuestra fuerza? Nuestra fuerza reposa en la Palabra de Dios, la
espada de dos filos; en el evangelio eterno, potencia de Dios para salvacin;
en Jesucristo, que es Dios en y con nosotros, en el poder de la gracia que nos
rehabilita y transforma, en la bienaventurada esperanza que ilumina el presente
y el futuro, y en el Espritu Santo que nos cualifica y potencia.
Dios te asegura su direccin y ayuda; te dice que l est comprometido
contigo, que tus batallas son las suyas, que l es quien ordena la batalla, quien
crea la estrategia a seguir, quien te garantiza la victoria final.
Acaso crees que no hay nada que puedas hacer por Dios? No te engaes.
Para l, eres un elemento fundamental para proclamar su Palabra en este tiempo. Acepta su llamado y decdete a seguir sus indicaciones.
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abril
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13
abril
a opresin filistea sobre los israelitas fue su azote durante muchos aos.
Lucharon contra ellos Samgar, Sansn, Sal y David, quien los venci
definitivamente. En este episodio aparece Samuel, pero no para dirigir a Israel
en una batalla, ms bien, su lucha contra los filisteos es espiritual y empieza
predicando por las ciudades de Israel: Si de todo vuestro corazn os volvis
a Jehov, quitad los dioses ajenos y a Astaroth de entre vosotros, y preparad
vuestro corazn a Jehov y solo a l servid y os librar de la mano de los Filisteos (7:3). Despus, reuni una gran asamblea en Mizpa, celebr un ayuno
solemne donde el pueblo confes sus pecados. Entonces, Samuel ofreci sacrificios y, en ese momento, lleg la noticia a la asamblea de que los filisteos venan contra ellos. Los israelitas se llenaron de temor. Aquella reunin no era un
consejo de guerra, no haba soldados, no llevaban armas, cmo iba a terminar
aquel encuentro espiritual? Dios intervino y una tempestad terrible cay sobre
los filisteos destruyendo su ejrcito en el mismo campo donde, veinte aos
antes, las huestes filisteas, haban derrotado a Israel, matado a los sacerdotes y
tomado el arca de Dios (Patriarcas y profetas, p. 579).
Para que tan prodigioso acontecimiento no fuera olvidado por los israelitas,
Samuel hizo erigir una enorme piedra como monumento recordativo y la llam
Eben-ezer, que quiere decir piedra de ayuda, declarando delante del pueblo:
Hasta aqu nos ayud Jehov. As fue como los israelitas se vieron libres de
las razias filisteas durante toda la administracin de Samuel.
El recuerdo de Eben-ezer tampoco puede ser olvidado por la iglesia. Ya s
que hay cientos de instituciones religiosas en el mundo que han tomado este
ttulo para identificarse, que hay personas e incluso iglesias que lo utilizan con
regularidad. No, el recuerdo al que me refiero es doble, primero que es hoy
muy necesario que la verdadera religin del corazn reviva como sucedi en
el antiguo Israel. El arrepentimiento es el primer paso que debe dar todo aquel
que quiera volver a Dios. [] Individualmente debemos humillar nuestras almas ante Dios, y apartar nuestros dolos (ibd., p. 578). En segundo lugar, que
Dios nos ha estado guiando hasta aqu y nos ha acompaado en toda circunstancia, incluso aun en las aparentes derrotas.
Acaso no es un buen momento para que reconozcas que hasta aqu te ha
ayudado Dios? Valora tus circunstancias y vers lo bueno que ha sido contigo.
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14
abril
braham era ya muy viejo cuando hizo jurar a su mayordomo, Eliezer, que
no tomara esposa para Isaac de entre las mujeres cananeas, sino entre las
de su propia estirpe. Fue as como Eliezer parti a buscar una esposa para el
hijo de su amo. El siervo fue al pozo por la tarde, cuando las mujeres salen para
llevar agua a sus casas y or a Dios: Jehov, Dios de mi seor Abraham, haz,
te ruego, que hoy tenga yo un buen encuentro, y ten misericordia de mi seor
Abraham (Gn. 24:12). Entonces, apareci Rebeca, una joven de aspecto
muy hermoso quien respondi a la prueba: solcita, dio de beber al mayordomo y tambin a sus camellos. Dios condujo al anciano hacia la hija de un
sobrino de Abraham, respondiendo oportunamente sus oraciones.
Elena de White dice: Si alguna vez se debe buscar en oracin la direccin
divina, es antes de dar un paso que ha de vincular a dos personas para toda la
vida (Patriarcas y profetas, p. 154). Eliezer explic a los parientes de la joven el
motivo de su viaje. Todos reconocieron que Dios haba intervenido. Se ofrecieron presentes, y el mayordomo y la familia de Rebeca prepararon los esponsales.
Y ella? Acaso no tena nada que decir? Sus familiares le preguntaron: Irs
t con este varn? Rebeca respondi afirmativamente. Su respuesta positiva
revel que tambin ella era una joven de fe: acept separarse de los suyos, marchar lejos para encontrarse con su futuro esposo e iniciar con l la maravillosa
aventura del matrimonio bajo la direccin de Dios.
Por fin llegaron a Palestina. Rebeca hizo aquel largo viaje en silencio,
orando, confiada en Dios. El relato nos cuenta que cuando ya estaban cerca
del lugar, Isaac, quien haba salido a dar un paseo por el campo, apareci en
escena. Por fin, Rebeca e Isaac se encontraron frente a frente. La paciencia, la
fe en Dios y la confianza en sus padres haba dado fruto: justos formaran una
de las parejas ms slidas de la Biblia. Ahora haba llegado el momento de
entregarse el uno al otro: Luego Isaac la trajo a la tienda de su madre Sara,
y tom a Rebeca por mujer y la am. As se consol Isaac de la muerte de su
madre (Gn. 24:66).
Dios conoce cules son tus necesidades. Qudate hoy con esta promesa:
Delitate asimismo en Jehov y l te conceder las peticiones de tu corazn
(Sal. 37:4).
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iempre han sido muy importantes las palabras de despedida, los adioses
pronunciados por alguien importante. Hoy quiero meditar en las ltimas
palabras de Josu dirigidas al pueblo de Israel, cuando la conquista estaba terminada, repartido el territorio e iniciada la vida regular en la tierra prometida,
todava poblada por pueblos cananeos. Los trminos finales de sus palabras,
recogidas en nuestro texto, son un eco lejano de las del propio Moiss antes de
morir: A los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, de que
os he puesto delante la vida y la muerte, la bendicin y la maldicin; escoge,
pues, la vida, para que vivas t y tu descendencia (Deut. 30:19). Ambos insisten en el imperativo de la eleccin entre la fidelidad o la rebelda, la obediencia
o la desobediencia, la bendicin o la maldicin.
Josu aade algo que me parece significativo: el acuerdo y compromiso asumido por toda su familia. Aunque la fidelidad al Seor y la salvacin son cuestiones que incumben al individuo personalmente, nunca la Palabra de Dios ha
inhibido, en el proceso de la conversin, a la familia como una unidad solidaria,
representativa y garante de sus miembros. En el episodio de la conversin del
carcelero de Filipos, Pablo y Silas dieron el mensaje del Seor a este y a todos
los de su casa, l y todos los suyos fueron bautizados por haber credo en Dios
(Hech. 16:32-34). Nadie fue forzado a aceptar, todos fueron primeramente adoctrinados, pero nadie fue objeto de exclusin, ni siquiera los esclavos.
Josu se declar guardin de su familia en el compromiso de escoger la
fidelidad a Dios. Saba que esto implicaba educacin, instruccin, prevencin,
amor y autoridad; pero no renunci a ello, lo asumi y proclam firmemente la
adhesin solidaria de su casa a Dios. Los Diez Mandamientos se promulgaron
en un contexto social que integraba y responsabilizaba a toda la familia: Yo
soy Jehov, tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre
los hijos hasta la tercera y cuarta generacin de los que me aborrecen, y hago
misericordia por millares a los que me aman y guardan mis mandamientos;
adems, la observancia del sbado involucra a todos miembros del hogar (xo.
20:5, 6, 10).
Resuelve hoy servir a Dios con toda tu familia. Que nada te aparte de este
objetivo.
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anoa y su esposa haban clamado repetidas veces a Dios que los liberase
de la opresin filistea y Dios les respondi hacindolos responsables de
criar y educar al futuro juez de Israel. La preocupacin de aquellos padres por
seguir fielmente la orden del Seor es evidente en el relato. Manoa, deseoso de
escuchar personalmente al mensajero divino, or para que el ngel volviera y
repitiese la instruccin, luego, le hizo esta pregunta: Cul debe ser la manera
de vivir del nio y qu debemos hacer con l? Hoy, como en tiempos de Manoa, nuestros hijos deben ser criados bajo el control del cielo porque los hijos
son una herencia de Dios (Sal. 127:3).
La respuesta del ngel del Seor fue que madre e hijo deban abstenerse de
bebidas alcohlicas y alimentos inmundos porque el nio deba ser consagrado
como nazareo desde antes del nacimiento (Juec. 13:7, 14). El nazareato era
un voto de consagracin a Dios, temporal o vitalicio, para el cumplimiento de
una misin. El nazareo no se deba cortar el cabello, no poda acercarse a un
cadver; era como un sacerdote laico. Es evidente que Sansn, siendo adulto,
no respet siempre los votos del nazareato.
La Biblia es todo un programa educativo; en ella Dios nos da instrucciones,
consejos, rdenes, nos muestra ejemplos acerca de la crianza de los hijos. El
hogar y la escuela son el alma mater, el alma que alimenta, el troquel que da
forma a la personalidad y el carcter. El Shem que los judos deban recitar
tres veces al da mirando hacia Jerusaln, dice literalmente: Oye, Israel: Jehov, nuestro Dios, Jehov uno es. Amars a Jehov, tu Dios, de todo tu corazn,
de toda tu alma y con todas tus fuerzas. Estas palabras que yo te mando hoy,
estarn sobre tu corazn. Se las repetirs a tus hijos, y les hablars de ellas
estando en tu casa y andando por el camino, al acostarte y cuando te levantes
(Deut. 6:4-7).
Una razn del excelente vnculo familiar que todava hoy conservan las
familias judas se debe al Shem. El profeta Malaquas anunci una reforma
especial dentro de la familia adventista, antes de que llegue el da de Jehov
grande y terrible (4:5, 6) y Elena de White dedic 2.500 pginas de sus escritos
a la familia cristiana y a la educacin de los nios.
Pregunta hoy al Seor cmo puedes ayudar a otros a acercarse a l. Tu
servicio es muy importante.
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a resurreccin de Lzaro es reconocida por Elena de White como el mayor de los milagros de Cristo, el cual lleg a ser la evidencia ms positiva de su carcter divino (El Deseado de todas las gentes, pp. 482, 486).
Encontramos en este magnfico relato (Juan 11) tres imperativos enfticos y
significativos, dos de ellos dirigidos a la iglesia; el ms vehemente, dirigido
al difunto. Estas rdenes tienen que ver con el regreso a la vida espiritual de
quienes han muerto tambin al evangelio, con su restitucin en la familia y en
la iglesia:
Quitad la piedra. Si bien es cierto que Cristo es el nico que les puede
devolver la vida, ha de contar con nuestra colaboracin para preparar su
accin. Esa piedra que mantiene a un buen nmero de creyentes en el
sepulcro es la de creer que ya nada se puede hacer por ellos; es la piedra
de nuestro desprecio o condena; es la piedra de nuestra indiferencia o
intolerancia; puede ser la piedra de nuestro orgullo que no est dispuesto
a ir en su busca.
Lzaro, ven fuera! Los que hoy viven alejados de la iglesia no son
extraos a la voz de Cristo. Conservan la semilla de la vida porque
fueron amigos de Jess. Es necesario simplemente que despierten al
or el clamor de su voz. El mismo poder que en la resurreccin del
da postrero penetrar el mundo del silencio, puede irrumpir hoy en el
mundo del silencio de los muertos espirituales. Y el grito del Prncipe
de la vida que hizo eco en el espritu dormido de Lzaro puede hacerlo
en el de tu amigo, tu hermano, tu hijo, mi hijo y sacarlos de la tumba.
Desatadlo y dejadlo ir. Cristo les ha devuelto la vida, han salido del
sepulcro, pero todava llevan el sudario y las vendas de los difuntos.
Son las reminiscencias de su estancia en el mundo: el aspecto, las
costumbres, una voluntad dbil, vulnerable, amistades de todo
esto hemos de ayudarles a desprenderse. Es una obra de amor, de
comprensin, de paciencia. Dejadles ir, no les pongis en cuarentena,
no les sealis con el dedo porque estuvieron con los muertos. Son
ahora, como Lzaro, vivos rescatados de entre los muertos!
Dios puede hoy renovar tu vida espiritual, levantarte del letargo en que te
encuentras y reavivar tus anhelos misioneros.
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cerca del ministerio del profeta Samuel, dice Elena de White: Desde los
tiempos de Josu, jams haba sido administrado el gobierno con tanta sabidura y xito como durante la administracin de Samuel. [] haba trabajado
con infatigable y desinteresado celo por el bienestar de su pueblo y la nacin
haba prosperado bajo su gobierno sabio (Patriarcas y profetas, p. 654). Pero
cuando tuvo que proveer su sucesin, se encontr con el grave problema de
que sus hijos, Joel y Abas, no eran dignos de ocupar su puesto. Cul haba
sido la causa? Posiblemente haba sido indulgente con ellos y, sin duda, su
dedicacin incondicional a los asuntos del pueblo le haba sustrado parte del
tiempo que necesitaba dedicar a la educacin de sus hijos.
El xito o el fracaso en la vida de un hombre no solo se miden por lo que
hizo, sino tambin por lo que pudo y debi hacer, y no hizo. Los fracasos, en
la vida familiar particularmente, son siempre graves y dolorosos. En el caso de
Samuel, el mal testimonio de sus hijos trajo para el pueblo de Israel cambios
muy importantes en su sistema de gobierno; Israel dej de ser una teocracia
para convertirse en una monarqua autocrtica como las que tenan los pueblos
vecinos.
La expresin tus hijos no andan en tus caminos debiera hacer eco en la
conciencia de las familias cristianas de nuestro tiempo. Se ha constatado que
existe un aumento alarmante en el nmero de jvenes que abandonan la iglesia. Roger Dudley, en su libro Why Teenagers reject religion?, afirma: Entre
los adolescentes, el rechazo de la religin est en un nivel emocional y no
en un nivel intelectual (p. 25). Les ha faltado la compaa, el consejo, la
direccin de los padres? Tal vez, porque en el estilo de vida actual, los padres
apenas tienen tiempo para estar con sus hijos, contribuyendo, sin quererlo, a
que otras influencias funestas les hagan abandonar el camino de sus padres.
Para terminar, Elena de White nos advierte: Trabajad para impedir que
vuestros hijos se ahoguen en las influencias viciosas y corruptoras del mundo
como si estuvieseis trabajando por vuestra propia vida. Estamos muy atrasados
en el cumplimiento de nuestro deber en este importante asunto (Testimonios
para la iglesia, t. 6, p. 203).
Pero hay un Dios en los cielos cuando los hijos se rebelan contra la fe
que les hemos enseado. Oremos por su salvacin y acerqumonos a ellos.
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il aos antes de que los pastores de Beln oyeran cantar al coro angelical
y fueran a adorar al nio Jess en el establo de Beln, otro pastorcillo
cuidaba los rebaos de su padre en las mismas colinas de Beln.
Aquel muchacho lleg a ser el ms grande de los reyes de Israel, un brillante estratega militar, un msico virtuoso, un genial compositor y poeta, ancestro
de Jess de Nazaret, un tipo del Mesas Rey, un hombre segn el corazn de
Dios Pues bien, ni sus hermanos, ni su padre, ni el propio profeta Samuel
haban visto en aquel muchacho rubio, de bello aspecto, de estatura normal,
experto con la honda, valiente con las bestias que atacaban al ganado, otra cosa
que un msico sensible y un pastorcillo responsable. Samuel se equivoc, porque al ver a Eliab, el primognito de Isa, muy parecido a Sal en estatura, de
porte principesco y bellas facciones, pens que l era el elegido del cielo, pero
el Seor le dijo: No mires a su parecer, ni a lo grande de su estatura, porque yo
lo desecho; porque Jehov no mira lo que mira el hombre, pues el hombre mira
lo que est delante de sus ojos, pero Jehov mira el corazn. Por qu escogi
Dios a David? Qu vio el Seor en l? Observ su corazn.
Al respecto, Elena de White dice lo siguiente: La sabidura y la excelencia
del carcter y de la conducta expresan la verdadera belleza del hombre; el valor
intrnseco y la excelencia del corazn determinan que seamos aceptados por el
Seor de los ejrcitos. [] Del error de Samuel podemos aprender cun vana
es la estima que se basa en la hermosura del rostro o la nobleza de la estatura.
Podemos ver cun incapaz es la sabidura del hombre para comprender los
secretos del corazn o los consejos de Dios, sin una iluminacin especial del
cielo (Patriarcas y profetas, p. 626).
Aunque el profeta realiz en secreto la ceremonia del ungimiento y el joven pastor volvi a las colinas con los ganados de su padre, para David fue el
anuncio del destino sagrado que le esperaba, por eso decidi ser siempre fiel al
propsito de Dios. Todo eso vio la Providencia en el corazn de David.
Recuerda hoy que Dios observa tu corazn. El carcter es lo que nico que
llevars al cielo.
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e dice que el filsofo griego Digenes viva en un tonel, solo tena un palo, una
alforja y una escudilla e iba siempre descalzo. Se cuenta que, a plena luz del da,
lo vieron por las calles de Atenas con una lmpara encendida en la mano. Cuando
le preguntaron: Digenes, a quin buscas?, l respondi: Busco un hombre.
Goliat tambin buscaba un hombre que pelease con l. El guerrero filisteo iba
bien pertrechado, tena amplia experiencia en la guerra y estaba seguro de su victoria. As que, durante cuarenta das estuvo desafiando al ejrcito de Israel para que
alguien luchase con l cuerpo a cuerpo. Entre los hebreos nadie estaba dispuesto a
correr un riesgo tan alto. Sal se recluy en su tienda sin saber qu hacer. Quin
podra estar dispuesto a combatir contra el gigante? Ese hombre fue el joven David.
Aparentemente, Goliat era muy superior a David, pero el chico tena virtudes muy
valiosas para obtener una verdadera conquista:
1. Era espiritual, porque interpret aquella situacin crtica como un desafo al
Dios del cielo.
2. No adopt una actitud crtica frente a la cobarda de los lderes.
3. No qued indiferente ante aquel desafo. Estaba dispuesto a pelear.
4. Haba sido ungido por el profeta Samuel y estaba convencido de que tena
una misin que cumplir.
5. Tena convicciones religiosas profundas y saba de quin dependa la
victoria.
6. Era un joven experimentado en afrontar peligros.
7. Conoca cules eran sus armas y pele con aquella que mejor dominaba.
8. No improvis su estrategia. Traz un plan que, con la ayuda de Dios, poda
darle la victoria.
9. No actu con arrogancia despus de la victoria.
La iglesia y el mundo necesitan hoy hombres como David, dispuestos a pelear
con los nuevos gigantes de este tiempo que retan al pueblo de Dios. Elena de White
dice: La mayor necesidad del mundo es la de hombres que no se vendan ni se
compren; hombres que sean sinceros y honrados en lo ms ntimo de sus almas;
hombres que no teman dar al pecado el nombre que le corresponde; hombres cuya
conciencia sea tan leal al deber como la brjula al polo; hombres que se mantengan
de parte de la justicia aunque se desplomen los cielos (La educacin, p. 54).
Ests listo para enfrentar a tus gigantes este da? No temas a la batalla. No ests
solo. Dios est a tu lado.
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n el pueblo de Israel lleg a haber guerreros que usaban la honda con gran
habilidad, incluso se cuenta de algunos honderos zurdos capaces darle a
un cabello sin errar (Juec. 20:16). La Biblia dice que David escogi cuidadosamente cinco piedras para enfrentarse al gigante. La seleccin de las piedras era
muy importante para los honderos, por eso buscaban las ms duras, alisadas,
aerodinmicas y con el peso apropiado. Si se lanzaban desde una distancia
conveniente, ni muy cerca ni muy lejos, podan ser letales, segn la parte del
cuerpo donde impactaran. Pero qu representaban las cinco piedras que David meti en su zurrn? Esas cinco piedras son otras tantas armas espirituales
que debemos usar en la lucha contra el mal:
1. La piedra de la fe. David dijo al filisteo: T vienes contra m con
espada, lanza y jabalina; pero yo voy contra ti en el nombre de Jehov
de los ejrcitos, el Dios de los escuadrones de Israel, a quien t has
provocado (1 Sam. 17:45).
2. La piedra del amor al pueblo de Dios. Cuando David escuch las
palabras de Goliat desafiando al ejrcito israelita, con indignacin
dijo: Quin es este filisteo incircunciso para que provoque a los
escuadrones del Dios viviente? (1 Sam. 17:26).
3. La piedra del arrojo y del valor. Llevado ante el amedrentado rey
Sal, David le asegur sin temblarle las piernas: Que nadie se
desanime a causa de ese; tu siervo ir y pelear contra este filisteo (1
Sam. 17:32).
4. La piedra de la prevencin y prudencia. Pero ni la fe ni el valor de
David fueron temerarios. l se provey de cinco piedras, por si fallaba
con las primeras, evit el cuerpo a cuerpo y, cuando vio que Goliat
retiraba el yelmo de su cabeza, tir a la frente del gigante, su punto ms
vulnerable. Y acert.
5. La piedra de la destreza y la experiencia. David haba vencido osos y
leones con la misma honda. Tena muy buena puntera y acert a clavar
la primera piedra en la frente del gigante.
S, son las piedras de la fe, el amor, el valor, la prudencia y la destreza. Y
cada vez que las usemos para enfrentar a los gigantes de nuestro tiempo, seremos testigos de que hay un Dios en los cielos.
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l Salmo 19 fue una de las porciones de las Escrituras que aprend de memoria en las Clases Progresivas, cuando tena doce aos. Hoy, ms de sesenta
aos despus, la verdad es que todava soy capaz de recitarlo con admiracin:
Los cielos cuentan la gloria de Dios y el firmamento anuncia la obra de sus
manos. Pero haba una frase en el Salmo 19 que no entend hasta que fui pastor:
Quin puede discernir sus propios errores? Lbrame de los que me son ocultos. Cometemos errores que no conocemos? Podemos ser responsables de los
pecados ocultos que se producen sin que tengamos plena conciencia de ello? De
qu est hablando el salmista?
Desconocemos la fecha exacta en que fueron escritos ciertos salmos, pero el
19 bien pudo redactarse tras la visita que el profeta Natn hizo al rey para denunciarle su grave pecado en el caso de Uras, cuya esposa, Betsab, haba tomado
David, ordenando despus que el soldado muriera en el campo de batalla. El sabio
profeta cont al rey una parbola: un hombre rico que tena muchas ovejas para
obsequiar y agasajar a un visitante se haba apoderado de la nica cordera de
un ciudadano pobre a la cual este cuidaba con mucho cario. Al escuchar el rey
semejante injusticia y atropello, reaccion con gran furia y conden al agraviador
como alguien digno de muerte. Entonces, hubo un momento de silencio y el profeta, sealando con su dedo al monarca, le acus: T eres ese hombre!
No siempre nos damos cuenta de lo estamos haciendo. El pecado genera
una especie de obnubilacin de la conciencia. Los pecados ocultos resultan de
tendencias internas incontroladas; son los pecados de costumbre, aquellos que,
siendo graves, nuestra acomodaticia conciencia los trata con enorme permisividad; pecados que justificamos cuando son nuestros porque tenemos un velo
en los ojos que nos impide reconocerlos, pero que juzgamos con extremada
dureza cuando son yerros ajenos. David comprendi al profeta y se arrepinti
amargamente de aquel pecado cuya aspereza y malignidad haban quedado
mitigadas ante s mismo, pero no ante el juicio de Dios.
Pide a Dios que te ayude a ser consciente de tus pecados ocultos y arrepintete de ellos. En Jess encontrars perdn. Entonces, tendrs poder para
enfrentar los desafos que la vida te depara.
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osafat crea en los profetas de Dios. En su alianza con Acab, rey de Israel,
para pelear contra los sirios, pidi que antes de salir a la batalla se consultara
a Dios. Ante tal peticin, Acab llam a sus cuatrocientos profetas palaciegos que
presagiaban una gran victoria. Josafat se dio cuenta de que eran profetas falsos e
insisti: Hay an aqu algn profeta de Jehov, para que por medio de l consultemos? La respuesta de Acab es muy significativa: An hay aqu un hombre
por medio del cual podemos preguntar a Jehov; pero yo lo aborrezco, porque
nunca me profetiza cosa buena, sino siempre mal. Es Micaas hijo de Imla (2
Crn. 18:7). Josafat pidi que trajeran a Micaas, y cuando este anunci la derrota que sufriran contra los sirios, donde el propio Acab sera herido de muerte, el
rey de Israel lo mand a la crcel.
He aqu dos actitudes respecto a los profetas del Seor. Dos actitudes contrapuestas, aleccionadoras, que se pueden repetir tambin hoy en relacin al
don proftico: incredulidad y fe, confianza y enemistad.
La incredulidad se manifiesta en la indiferencia hacia el profeta; es decir,
se conocen sus escritos pero no son tomados en cuenta. Se revela tambin en
la desconfianza: el mensaje proftico no se considera fiable y se cuestiona su
autenticidad y autoridad. Tambin es una forma de incredulidad la negligencia,
ya que se tiene respeto a sus escritos pero no se practican sus enseanzas. La
incredulidad activa puede atacar, criticar y perseguir al profeta, al punto de
aborrecerle. Estas actitudes son fruto del orgullo que se antepone a la palabra
inspirada; pero tambin es fruto que dimana del engreimiento el fanatismo que
se excede en la interpretacin y uso de esos escritos.
La fe y la confianza no implican una actitud ciega o absurda. La fe es el
resultado de la experiencia personal y del conocimiento progresivo: Leer para
creer. Por eso, la fe se debe manifestar en la bsqueda confiada, incluso en la
investigacin rigurosa. La creencia en el profeta se acredita adems en la enseanza, la difusin y la defensa de sus escritos. Finalmente, la fe en la obra del
profeta se testimonia con el uso o puesta en prctica de sus mensajes. As nos
lo ensea la Biblia: Bienaventurado el que lee y los que oyen las palabras de
esta profeca, y guardan las cosas en ella escritas, porque el tiempo est cerca
(Apoc. 1:3).
Pide al Seor que hoy te ayude a confiar en sus profetas.
127
mayo
l reino de Jud se encontraba abocado a una invasin de los moabitas, amonitas y edomitas. Josafat y todo su pueblo oraron fervientemente a Dios,
quien les respondi por medio del profeta Jahaziel: No temis ni os amedrentis
delante de esta multitud tan grande, porque no es vuestra la guerra, sino de Dios.
[] Jud y Jerusaln, no temis ni desmayis; salid maana contra ellos, porque
Jehov estar con vosotros (2 Crn. 20:15-17). Mientras se dirigan a la batalla, Josafat dijo: Creed en Jehov, vuestro Dios y estaris seguros; creed a sus
profetas y seris prosperados. La palabra del rey se cumpli plenamente. Los
invasores fueron destruidos dejando un cuantioso botn de guerra.
La realidad del don proftico en la Iglesia Adventista, tal como se manifest en el ministerio de Elena de White, es una cuestin de naturaleza espiritual que confirma la majestuosa providencia divina. En los ms de ciento
setenta aos aos de nuestra historia, las palabras de Josafat se han cumplido
cabalmente tambin en nosotros. Tanto el testimonio de nuestros pioneros, que
fueron testigos personales, custodios y jueces del don, como el de los analistas
contemporneos, que pueden evaluar su obra desde la perspectiva de ms de
un siglo y medio de distancia, todos son unnimes en reconocer que la Iglesia
no sera lo que es sin esa providencial manifestacin del don proftico.
Arthur G. Daniells, presidente de la Asociacin General de 1901 a 1922, dej
escrito un testimonio de la obra de Elena de White: Durante quince aos de los
veintiuno que dur mi presidencia de la Asociacin General, la Sra. de White fue
mi principal consejera terrenal. [] Los grandes problemas que sus mensajes me
imponan, provocaron veintenas de entrevistas personales, y ocasionalmente muchos mensajes de instruccin y amonestacin y, a veces, de reprensin necesaria.
[] Ahora, en edad provecta, con la obligacin de expresar solamente la verdad
sincera y sobriamente, puedo decir que es mi profunda conviccin que la vida de
la Sra. de White trasciende por mucho de cualquier persona que yo haya conocido
alguna vez o con la cual me haya relacionado. [] Fue la personificacin del serio
fervor en los asuntos del reino. Ni una sola vez le o jactarse del misericordioso
don que Dios le haba concedido. O de los resultados maravillosos de sus esfuerzos. Se regocijaba de los frutos, pero daba toda la gloria a Aquel que obraba por
su medio (El permanente don de profeca, pp. 433, 434).
Agradece hoy al Seor el don de profeca.
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l Carmelo era un lugar cubierto de bosques y florestas, aunque ahora, debido a la pertinaz sequa, estaba agostado. En una de sus cumbres, contrastaban los altares erigidos para el culto de Baal y Astart con el derruido altar al
Dios del cielo. Elas eligi este lugar elevado para que se manifestase el poder
de Dios y se vindicase el honor de su nombre. Las multitudes fueron llegando
a la cumbre con expectacin. La comitiva de los profetas de Jezabel desfil
primero delante del pueblo, despus el rey ocup su trono. Frente a todos ellos
estaba Elas, el nico que se haba presentado en nombre del Seor.
Sin temor, el profeta se mantuvo en pie y clam: Hasta cundo vacilareis
vosotros entre dos pensamientos? Si Jehov es Dios, seguidle; si Baal, id en
pos de l. Pero nadie se atrevi a manifestar su lealtad al Seor. Necesitaban
algo ms, una muestra incontrovertible de que Jehov era Dios. Qu triste! El
Seor aborrece la indiferencia y la deslealtad en tiempos de crisis para su causa. Los que somos hoy un espectculo para el mundo y los ngeles, lo seremos
mucho ms cuando lleguen las escenas finales de la gran controversia entre el
bien y el mal.
La voz de Elas rompi de nuevo el silencio y propuso los trminos de la
prueba: dos bueyes para dos sacrificios, aquel sobre el cual descendiera la llama
divina y lo consumiera sera el Dios verdadero. Primero los sacerdotes de Baal
ofrecieron en su altar uno de los bueyes. Durante todo el da, estuvieron celebrando ritos y ceremonias, invocando el nombre de sus dioses, danzando, cantando, se sajaban el cuerpo con lancetas, pero no vino fuego del cielo. Despus,
a la hora del sacrificio de la tarde, Elas reconstruy con doce piedras el altar de
Jehov, compuso la lea y la vctima y orden al pueblo que derramase sobre el
altar y el holocausto doce cntaros de agua. Amonest al pueblo por la apostasa
que haba trado aquella terrible sequa, se postr ante el altar de Dios y pidi
la respuesta del cielo. Expectacin, silencio opresivo, solemnidad, terror en los
sacerdotes de Baal y, de pronto, como brillantes relmpagos, llamas de fuego
consumieron el sacrificio, evaporaron el agua y lamieron las piedras del altar. La
gente cay de rodillas y clam: Jehov es Dios! Jehov es Dios!
T tambin proclama tu lealtad a Dios.
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oras despus del sacrificio del Carmelo, la lluvia todava no haba llegado.
Elas or seis veces a Dios y seis veces su criado volvi diciendo que no
haba seales de lluvia. El profeta empezaba a inquietarse. Quien haba denunciado duramente la apostasa del pueblo, estaba ahora suplicando por agua, la
renovacin en Israel de las bendiciones temporales de la vida. La sptima vez,
los nubarrones de la tormenta llegaron y de qu manera! De inmediato, el
siervo de Dios advirti al rey que descendiese a Jezreel, pero era ya de noche,
la oscuridad y la lluvia torrencial no dejaban ver el camino, as que Elas avanz delante del carro de aquel rey impo sealndole la ruta como un humilde
criado.
Cuando la reina Jezabel se enter de lo sucedido en el Carmelo, la muerte
de los cuatrocientos profetas de Baal la llen de ira y amenaz de muerte a
Elas (1 Rey. 19:2). Esa misma noche, un mensajero despert al profeta y le
transmiti las palabras de Jezabel y, de manera incomprensible, el poderoso
paladn de la verdad del cielo se llen de temor y entr en una terrible depresin. Pero el que haba sido bendecido con tantas evidencias del cuidado
amante de Dios, no estaba exento de las debilidades humanas, y en esa hora
sombra le abandonaron su fe y su valor (Profetas y reyes, p. 117). Y es que,
en las batallas de la fe, no basta con obtener la victoria una vez por todas;
nuevos conflictos volvern a poner a prueba nuestra confianza en Dios. En la
experiencia religiosa, nadie puede pretender vivir de las rentas.
En Horeb, donde Moiss haba visto la espalda de Jehov, se volvi a revelar el Seor a Elas, pero no en el huracn, ni el terremoto, ni en el fuego, sino
en un silbo apacible y delicado. Y de pie, en la boca de la cueva, cubierto su
rostro, escuch dos veces la inquisitiva pregunta: Qu haces aqu, Elas? Su
misin no haba terminado. Su desnimo y su frustracin le estaban apartando
de la gran reforma religiosa que le quedaba por hacer. Asimismo, a todo hijo de
Dios cuya voz el enemigo de las almas ha logrado silenciar con el abatimiento,
se le dirige la misma pregunta, y solo con fe abnegada, aferrados a Jess y al
amor de Dios podrn responder de la mejor manera.
Te sientes triste? No te abandones a la desesperanza. Tu misin no ha
terminado. Disponte hoy a escuchar la voz del Seor.
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anto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento la figura de Elas es un referente esencial del verdadero pueblo de Dios: la experiencia de su vida, llena
de hechos portentosos fruto de una fe poderosa, su valor al denunciar los pecados de
la casa real y del pueblo apstata, el episodio del monte Carmelo desafiando en
nombre del Seor al falso culto de los dolos cananeos y haciendo descender fuego del cielo, el propio abatimiento en Horeb, su ascensin a los cielos en un carro
de fuego. Elas, este personaje singular de la historia sagrada, nos es presentado
como un antecedente proftico de la obra de Juan el Bautista (Mat. 11:14) y como
un tipo escatolgico del pueblo de Dios de los ltimos tiempos.
Como en los tiempos de Elas, hoy tambin el mundo y muchas iglesias cristianas yerran por los caminos de la apostasa, la indiferencia religiosa, la incredulidad
y la perversa transgresin de la Ley de Dios. Una sofisticada marea de mal que
camufla los mismos pecados de entonces nos invade: la idolatra, la sensualidad
obscena, la violencia y la rebelin contra Dios. Por ello, Dios necesita tambin hoy
hombres y mujeres animados con el espritu y el poder de Elas, porque tambin
como entonces, el Seor tiene reservados en Israel, siete mil, cuyas rodillas no se
doblaron ante Baal y cuyas bocas no lo besaron (1 Rey. 19:18).
En qu se distingue y manifiesta el espritu y el poder de Elas?:
1. Indignacin y protesta ante la apostasa reinante.
2. Fe anclada en el poder de Dios.
3. Talante reformador no claudicante.
4. Espritu de oracin y devocin.
5. Valor indmito al denunciar el mal.
6. Mensaje claro y certero.
7. Comportamiento personal coherente y ejemplar.
8. Humildad y espritu de adaptacin.
9. Amor y compasin por el pueblo.
10. Un individuo dependiente de Dios y no un superhombre lleno de orgullo.
Ests dispuesto a asumir un liderazgo como el de Elas en este tiempo?
Deseas usar los dones que el cielo te ha dado en el servicio cristiano? Dios te
necesita y te usar para proclamar poderosamente su Palabra. Acepta hoy el reto
de compartir el evangelio para que el mundo sepa que hay un Dios en los cielos.
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las haba recibido la orden del Seor de ungir como profeta en su lugar,
a Eliseo, hijo de un rico hacendado. Pero cuando lleg a la casa lo hall
arando un campo con una de las doce yuntas de bueyes de su padre, como uno
ms de los mozos de labranza. Iba a ser este labriego el sucesor del eminente
profeta Elas? Salvadas todas las distancias, debo confesar que a m, a los dieciocho aos, me encontr el Seor en Talleres Roicor, un modesto constructor
de maquinaria para la fabricacin de calzado. Yo iba vestido con un peto azul,
tena las manos sucias y estaba de pie vigilando una mquina que daba forma
a una pieza de acero. En aquel pequeo taller trabajaba como mecnico ajustador. All escuch el llamamiento divino.
Elena de White comenta: Lleg el llamamiento proftico a Eliseo mientras
que, con los criados de su padre, estaba arando en el campo. Se haba dedicado
al trabajo que tena ms a mano. [] Da tras da, por la experiencia prctica,
adquira idoneidad para una obra ms amplia y elevada. Aprenda a servir; y al
aprender esto, aprenda tambin a dar instrucciones y a dirigir (Profetas y reyes,
p. 162).
No fue fcil ocupar el puesto dejado por Elas, un reformador, profeta,
maestro de profetas y poderoso en milagros; pero el ministerio de Eliseo, aunque diferente, no fue menos importante. Estuvo siempre cerca del pueblo, fue
una persona influyente sobre los reyes de Israel, se ocup de las escuelas de
los profetas, en particular de la de Gilgal, y el Seor le honr tambin dndole
el don de hacer portentos. Elena de White nos explica en qu reside el xito de
un servidor de Dios: El xito no depende tanto del talento como de la energa
y de la buena voluntad, del cumplimiento concienzudo de los deberes diarios,
el espritu contento, el inters sincero y sin afectacin por el bienestar de los
dems. [...] Las tareas ms comunes, realizadas con una fidelidad impregnada
de amor, son hermosas a la vista de Dios (ibd., p. 164).
Has escuchado ya la voz del Seor proponindote servirlo? Dnde y
cmo te va a encontrar? Tal vez como mdico, abogado, maestro, hombre de
negocios, agricultor, profesional, mecnico. No lo dudes! Deja los bueyes
y sal corriendo tras el Seor!
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El nio no despierta
Eliseo se levant entonces y la sigui. Giezi se haba adelantado
a ellos y haba puesto el bastn sobre el rostro del nio,
pero este no tena voz ni daba seales de vida; as que volvi
a encontrarse con Eliseo y le dijo: El nio no despierta
(2 Reyes 4:31).
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readas por el profeta Samuel para paliar la infidelidad de la educacin impartida en los hogares israelitas, las escuelas de los profetas fueron, como hoy lo
son las escuelas adventistas, una providencia divina en favor del pueblo de Dios.
Elena de White las describe as: Estas escuelas tenan por objeto servir como
barrera contra la corrupcin que se propagaba por todas partes, atender al bienestar
mental y espiritual de la juventud, y estimular la prosperidad de la nacin, proveyndola de hombres preparados para actuar en el temor de Dios []. Los alumnos
de estas escuelas se sostenan cultivando la tierra, o realizando algn otro trabajo
manual. []. En esas escuelas, los principales temas de estudio eran la ley de Dios,
con las instrucciones dadas a Moiss, la historia, la msica sagrada y la poesa. []
En los relatos de la historia sagrada, se rastreaban las pisadas de Jehov. [] Se
fomentaba el espritu de devocin y no solo se enseaba a los alumnos que deban
orar, sino la forma de hacerlo, de acercarse al Creador, de ejercitar la fe en l y de
comprender y obedecer las enseanzas de su Espritu (La educacin, pp. 46, 47).
Elas y Eliseo combinaron su ministerio entre el pueblo con la enseanza en
los tres centros de Gilgal, Betel y Jeric. Eliseo se esforz por hacer progresar
la importante obra educativa que realizaban las escuelas de los profetas. En la
providencia de Dios, sus palabras de instruccin a los fervorosos grupos de jvenes all congregados, eran confirmadas por las profundas instancias del Espritu
Santo, y a veces por otras inequvocas evidencias de su autoridad como siervo de
Jehov (Profetas y reyes, p. 181).
En el tiempo de su apogeo, estas escuelas contribuyeron a poner los cimientos de la prosperidad que caracteriz los reinados de David y Salomn.
Asimismo, las instituciones educativas adventistas, herederas de aquellas escuelas de los profetas, son hoy una bendicin del Seor para la iglesia. Las
regiones que gozan de una infraestructura pedaggica bien organizada prosperan tanto en la ganancia y conservacin de las almas como en los recursos
econmicos de que disponen.
Ora por las escuelas adventistas. Ruega a Dios para que sus maestros estn
a la altura de su sagrada vocacin y que sus alumnos puedan ser formados en
el liderazgo cristiano.
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Un ejrcito invisible
Eliseo respondi: No tengas miedo, porque ms son
los que estn con nosotros que los que estn con ellos.
Y or Eliseo, diciendo: Te ruego, Jehov, que abras sus ojos
para que vea. Jehov abri entonces los ojos del criado,
y este vio que el monte estaba lleno de gente de a caballo
y de carros de fuego alrededor de Eliseo.
(2 Reyes 6:16, 17).
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os planes y estrategias de guerra del rey de Siria contra Israel fueron revelados a Eliseo por Dios mismo, y el profeta advirti al monarca hebreo
para que los previniese y se defendiera. El gobernante sirio lleg a creer que
haba traidores o espas en su propia corte, pero alguien le dijo: No, rey y
seor mo; el profeta Eliseo, que est en Israel, es el que hace saber al rey de
Israel las palabras que t hablas en tu habitacin ms secreta (2 Rey. 6:12).
Haba un profeta en Israel que aconsejaba a su rey! Qu distinta podra ser
nuestra historia si escuchsemos siempre los consejos y advertencias de los
profetas de Dios!
Pero al rey de Siria no se le ocurri otra solucin que eliminar al siervo de
Dios en Israel. Dispuso un cuidadoso plan de apresamiento de Eliseo para acallar su voz en la corte de Samaria. Qu osada! Podrn los enemigos del pueblo de Dios silenciar a los profetas del Altsimo? No! Solamente los propios
israelitas, con su inconsciente y pertinaz rechazo de los portavoces del cielo,
podan hacer nulos sus mensajes. Eliseo y su criado se encontraban en Dotn,
aquel memorable lugar donde los hermanos de Jos lo haban vendido como
esclavo, abriendo sin saberlo, un imprevisible camino a la providencia divina.
El rey de Siria envi todo un batalln a sitiar la ciudad de noche. Apresaran
al profeta o volvera a manifestarse all la providencia divina?
A la maana siguiente, el criado de Eliseo advirti horrorizado al profeta
de la situacin: Ah, seor mo! qu haremos? Como el criado no vea otra
cosa que muchos soldados enemigos, el profeta or al Seor: Te ruego, Jehov, que abras sus ojos para que vea. El Seor abri los ojos al criado y, oh
maravilla!, entonces vio aquel ingente ejrcito invisible de gente de a caballo
y carros de fuego alrededor de Eliseo.
Los soldados sirios no lograron ver nada porque solo los ojos de la fe ven
las providencias del cielo. Por eso, cuando los peligros parecen irremediables,
pidamos a Dios que nos abra los ojos para que veamos lo que otros no pueden
ver, que ms son los que estn con nosotros que los que estn con ellos.
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l rey Jos era idlatra; sin embargo, un da fue a consultar Eliseo, cuando
el profeta se encontraba ya en su lecho de muerte. Los sirios dominaban
entonces todas las ciudades al este del Jordn y el rey de Israel quera saber si
deba ir a la guerra contra ellos. Sollozando, se acerc al lecho del profeta. Y el
profeta, casi moribundo, le respondi mediante uno de esos gestos simblicos
que eran, en realidad, verdaderas profecas en accin: Eliseo le dijo: Toma
un arco y unas flechas. Tom l entonces un arco y unas flechas. Luego dijo
Eliseo al rey de Israel: Pon tu mano sobre el arco. Y puso l su mano sobre
el arco. Entonces puso Eliseo sus manos sobre las manos del rey y dijo: Abre
la ventana que da al oriente. Cuando l la abri, le dijo Eliseo: Tira. l lo
hizo y Eliseo dijo: Flecha de salvacin de Jehov y flecha de salvacin contra
Siria. T herirs a los sirios en Afec hasta exterminarlos (2 Rey. 13:14-17).
Pero el profeta no haba terminado su mensaje, le pidi que volviese a
tomar las flechas y que tirase, esta vez, a tierra. El rey lo hizo nicamente tres
veces y se detuvo. Por qu solo tres!, exclam Eliseo con disgusto. Jos
haba limitado su victoria contra los sirios. Elena de White hace una magnfica
aplicacin de este hecho cuando dice: La leccin es para todos los que ocupan puestos de confianza. Cuando Dios prepara el camino para la realizacin
de cierta obra, y da seguridad de xito, el instrumento escogido debe hacer
cuanto est en su poder para obtener el resultado prometido. Se le dar xito
en proporcin al entusiasmo y la perseverancia con que haga la obra. Dios
puede realizar milagros para su pueblo tan solo si este desempea su parte con
energa incansable. Llama a su obra hombres de devocin y de valor moral,
que sientan un amor ardiente por las almas y un celo inquebrantable. Los tales
no hallarn ninguna tarea demasiado ardua, ninguna perspectiva demasiado
desesperada; y seguirn trabajando indmitos hasta que la derrota aparente se
trueque en gloriosa victoria (Profetas y reyes, p. 196).
Da tu mayor esfuerzo hoy en cualquier cosa que hagas. Muestra entusiasmo. Pronto vers los resultados.
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urante cinco siglos, los archivos secretos de la Inquisicin espaola estuvieron cerrados a los investigadores. Pero, a partir de 1978, en ocasin
del quinto centenario de su fundacin por los Reyes Catlicos y el papa Sixto
IV, la Seccin Inquisicin del Archivo Histrico Nacional qued abierta para
su estudio y publicacin. Yo fui uno de los beneficiarios de esta apertura. Ah,
tuve ocasin de sostener en mis manos legajos que haca ms de trescientos
aos que no se abran y de consultarlos, con tapas de pergamino y hojas de
papel de hilo, manuscritos por los notarios de la Inquisicin, algunos de los
cuales contenan bulas papales, cartas del rey Felipe IV, actas de las sesiones
de los tribunales, votos de los inquisidores, sentencias, autos de fe, entre otros.
Ahora, el estudio del polmico tribunal de la Inquisicin estaba por revelar
secretos hasta entonces no revelados. Para m fue una experiencia apasionante
e inolvidable.
Descubrir el libro de la Ley perdido en el templo desde haca casi un siglo
debi ser algo sorprendente. Hilcas, el sumo sacerdote que lo encontr, lo entreg a un secretario del rey Josas, dando lugar a la reforma religiosa ms importante de la historia del reino de Jud: se derribaron todos los altares donde se
renda culto a dioses paganos, se talaron los bosques de los altos donde Manass,
su padre, haba levantado santuarios idoltricos, se reorganizaron el personal
y los servicios del santuario y se celebr la Pascua que, desde los tiempos del
rey Ezequas, casi un siglo atrs, no se haba solemnizado. Al respecto, dice la
Biblia: No se haba celebrado una Pascua como esta en Israel desde los das del
profeta Samuel; ni ningn rey de Israel celebr la Pascua tal como la que celebr
el rey Josas, los sacerdotes y los levitas, todo Jud e Israel, que all se hallaban
presentes, junto con los habitantes de Jerusaln (2 Crn. 35:18).
Todos tenemos libros que dejaron una huella importante en nuestra vida,
libros valiosos para nuestra vida espiritual, tal vez ocultos, almacenados en
cajas en el trastero de nuestra casa. Por qu no volver a leerlos para que nos
recuerden algo esencial de nuestro pasado y podamos recuperar el amor, la
devocin, la fe y la esperanza que hoy se han enfriado?
Y qu hay de la Biblia? La ests estudiando cada maana o acaso permanece polvorienta en algn rincn de tu morada? brela! Descubrirs que hay
un Dios en los cielos.
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zequas no solamente fue un rey que ejecut en Jud lo bueno, recto y verdadero delante de Jehov su Dios [] que busc a su Dios de todo corazn y fue
prosperado (2 Crn. 31:20, 21), tambin fue un soberano altamente privilegiado
por la gracia divina. En el sexto ao de su reinado, fue testigo de la toma de Samaria
por los asirios, concluyendo as la apostasa del reino del norte. Ocho aos ms tarde, Senaquerib siti Jerusaln, pero el Seor la liber milagrosamente.
Ezequas purific el templo de Jerusaln y restaur el culto verdadero, restableci el servicio de los sacerdotes y levitas; adems, celebr la Pascua con
todo su pueblo. Durante su administracin, hizo trabajos pblicos que dotaron a
Jerusaln de agua potable, con gran regocijo de sus habitantes. Tuvo el privilegio
de contar con el ministerio proftico de Isaas. Por si fuera poco, cuando padeci
una enfermedad mortal, clam a Dios fervorosamente y fue sanado, otorgndole
quince aos ms de vida.
La noticia de su curacin fue conocida por otros pueblos; el rey de Babilonia
envi una comitiva a Jerusaln para felicitarle y llevarle cartas y presentes. Fue
despus de esa visita que Isaas pregunt al rey. Qu han visto en tu casa? En
los milagros de la gracia de Dios hay un elemento exterior (material) y un elemento interior (espiritual). El elemento exterior est representado por las bendiciones
materiales recibidas, las realizaciones conseguidas, los cambios producidos por
la gracia divina. El elemento interior es la gracia misma, su naturaleza, su origen
divino, su poder transformador.
Todos tenemos mucho que contar acerca de la gracia de Dios en nuestras vidas, pero a menudo nos conformamos con mostrar nuestros logros y no el poder,
las proezas y no la grandeza del amor divino. Nuestra fe vale ms que nuestros
mtodos y recursos, nuestras experiencias con Dios valen ms que nuestra ciencia
o doctrina, nuestra comunin con el Todopoderoso ms que nuestras hazaas.
Ezequas se equivoc mostrando nicamente sus tesoros a los babilonios, y aos
despus, las tropas de Nabucodonosor expoliaron a Jerusaln de dichos tesoros.
Qu vas a mostrar a tus semejantes en este da? Qu vern ellos en ti? No
olvides que lo mejor que tienes es tu fe. Comprtela.
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Iba yo pidiendo, de puerta en puerta, por el camino de la aldea, cuando tu carro de oro apareci a lo lejos como un sueo magnfico [].
Mis esperanzas volaron hasta el cielo, y pens que mis das
malos se haban acabado [].
La carroza se par a mi lado. Me miraste y bajaste sonriendo. Sent
que la felicidad de la vida me haba llegado al fin. Y de pronto, t
me tendiste tu diestra dicindome: Puedes darme alguna cosa?
Ah, qu ocurrencia de tu realeza! Pedirle a un mendigo! Yo
estaba confuso y no saba qu hacer. Luego saqu despacio de
mi saco un granito de trigo, y te lo di.
Pero qu sorpresa la ma cuando, al vaciar por la tarde mi saco en
el suelo, encontr un granito de oro en la miseria del montn. Qu
amargamente llor de no haber tenido corazn para drteme todo!
(R. Tagore, La ofrenda lrica, poema).
Este poema ilustra una de las enseanzas del Sermn del Monte: Dios nos
invita a dar sin importar cules sean nuestros recursos. Adems, nos asegura que
recibiremos grandes bendiciones. Dios es el gran Dador de la revelacin bblica:
De tal manera am Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unignito, para que
todo aquel que en l cree no se pierda, sino que tenga vida eterna (Juan 3:16).
Este ejemplo de generosidad absoluta nos cautiva y nos invita a dar nosotros tambin. En el Nuevo Testamento encontramos testimonios de generosidad ejemplares: la ofrenda de la viuda, el vaso con el ungento de Mara de Betania, el
sepulcro nuevo de Jos de Arimatea, la propiedad que Bernab dio a los apstoles,
los macedonios que sostuvieron el ministerio de Pablo en feso, etctera.
A veces somos pobres porque invertimos en este mundo, donde la polilla
y el moho destruyen, y donde ladrones entran y hurtan (Mat. 6:19) y no en el
cielo. A veces somos pobres porque damos solo lo que nos sobra, y guardamos
la mayor parte por temor a que nos falte. Pero cuanto ms damos, ms recibimos, dice nuestro versculo de hoy. A veces somos pobres porque creemos,
como el mendigo del poema de Tagore, que en las cosas del reino de Dios solo
venimos a recibir, no a dar, y esto es falso. La experiencia cristiana es un trueque de fe: lo que damos Dios nos lo devuelve convertido en oro.
Decdete hoy a dar sin esperar recibir nada a cambio.
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Un obrero aprobado
Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado,
como obrero que no tiene de qu avergonzarse,
que usa bien la palabra de verdad
(2 Timoteo 2:15).
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iglesia y los reformadores del siglo XVI encontraron en el caballo blanco la causa de Cristo durante el primer siglo del cristianismo. Los intrpretes preteristas
de hoy lo reconocen como un smbolo del poder militar y lo identifican con
el Imperio romano o con sus ms encarnizados enemigos, los partos. Los futuristas dicen que es un smbolo del anticristo final. Algunos autores catlicos
consideran que este caballo representa a Cristo mismo y a su iglesia caminando
victoriosos a travs de la historia. Finalmente, la posicin historicista que compartimos los adventistas ha recuperado la interpretacin original y ve aqu los
triunfos del cristianismo en la era apostlica.
Tanto una correcta exgesis como la comprobacin histrica que podemos
hacer con la Escritura, confirman que el cristianismo apostlico fue un movimiento evangelizador victorioso. La Biblia jams asocia la palabra victoria con
las potencias del mal. El mal, en el lenguaje bblico, es un poder vencido. La
victoria es siempre referida a los triunfos de la verdad, del pueblo de Dios, del
evangelio y de la gracia de Dios. El color blanco, aplicado siempre a las cosas
del cielo, y el mensaje profundo del Apocalipsis, corroboran esta interpretacin.
La iglesia es ahora militante. Ahora nos vemos frente a un mundo sumido
en las tinieblas de medianoche, casi completamente entregado a la idolatra.
Pero llega el da en que la batalla habr sido peleada, la victoria ganada. La voluntad de Dios ha de ser hecha en la tierra, como es hecha en el cielo. Entonces
las naciones no reconocern otra ley que la del cielo. Todos formarn una familia feliz y unida, revestidos de las vestiduras de alabanza y de agradecimiento,
el manto de la justicia de Cristo. Toda la naturaleza, con belleza insuperable,
ofrecer a Dios un constante tributo de alabanza y adoracin (Testimonios
para la iglesia, t. 8, p. 19).
La verdad triunfar, musitaba moribundo Juan Hus mientras su cuerpo se
consuma en la hoguera. Y el reformador checo tena razn: ni la apostasa, ni
la persecucin, ni el mundo secularizado, ni cualquier otro ataque, por violento
que sea, contra la verdad del evangelio podr hacerla desaparecer. La iglesia,
los fieles hijos de Dios, el mensaje para nuestros das triunfar, vencer. Esta
es la teologa de la historia que el caballo blanco nos aporta.
Lleva hoy el estandarte de la verdad dondequiera que vayas.
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Secretos de la victoria
Y todos los das, en el Templo y por las casas,
incesantemente, enseaban y predicaban a Jesucristo
(Hechos 5:42).
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a pregunta que cabe hacer ahora es: Fue realmente la iglesia apostlica una
iglesia de vencedores? Y si lo fue, cules fueron los secretos de sus victorias?
S, la crnica del cristianismo primitivo est jalonada de grandes victorias
del evangelio. El libro de los Hechos dice que en Pentecosts se aadieron
aquel da como tres mil personas (2:41). Tras la persecucin del Sanedrn, la
palabra del Seor creca y el nmero de los discpulos se multiplicaba grandemente en Jerusaln; tambin muchos de los sacerdotes obedecan a la fe (6:7).
En Samaria, despus del apedreamiento de Esteban, cuando creyeron a Felipe, que anunciaba el evangelio del reino de Dios y el nombre de Jesucristo, se
bautizaban hombres y mujeres (8:12). En Antioqua, gran nmero crey y se
convirti al Seor (11:21). En el primer viaje misionero de Pablo, en Iconio,
crey una gran multitud de judos y de griegos (14:1).
La misma crnica del libro de los Hechos nos revela las constantes repetitivas o secretos de sus victorias:
1. Seis veces se reitera el espritu de unidad y de oracin que anim a la
iglesia apostlica: La multitud de los que haban credo era de un corazn y un alma. [] tenan todas las cosas en comn (4:32).
2. Hay siete referencias que dicen que su predicacin era un testimonio,
resultado exultante, de lo que haban vivido con Cristo: A este Jess
resucit Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos (2:32).
3. Diez veces se reconoce la presencia real del Espritu Santo en la iglesia,
todos fueron llenos del Espritu Santo y hablaban con valenta la palabra de Dios (4:31).
4. Eran hombres llenos de fe y del Espritu Santo (6:5).
5. Eran hombres y mujeres que consideraban la evangelizacin como un
estilo de vida: Y todos los das, en el Templo y por las casas, incesantemente, enseaban y predicaban a Jesucristo (5:42).
6. El ltimo secreto del xito de aquella iglesia, nos lo revela el propio
texto descriptivo del Apocalipsis: la seguridad en la victoria, salan
venciendo y para vencer (Apoc. 6:2).
Si la iglesia apostlica ha sido un referente para todas las pocas del cristianismo militante, cunto ms para nosotros, la iglesia remanente, porque con
el mismo impulso con que comenz la obra de Dios entonces, as se concluir.
Crees esto? Pues, vvelo.
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Concete a ti mismo
Examinaos a vosotros mismos, para ver si estis en la fe;
probaos a vosotros mismos. O no os conocis a vosotros mismos?
No sabis que Jesucristo est en vosotros?
(2 Corintios 13:5).
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El mito de la caverna
Ahora vemos por espejo, oscuramente;
pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte,
pero entonces conocer como fui conocido
(1 Corintios 13:12).
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l Dr. Norbert Hugde era profesor de Griego y Exgesis del Nuevo Testamento en el Seminario Adventista de Collonges (Francia). En su tesis
doctoral, La parbola del espejo en los escritos de Pablo, establece la coincidencia puramente formal entre el mito de La caverna, uno de los dilogos
de La repblica de Platn, y la parbola del espejo en este pasaje. El apstol
Pablo habla de las excelencias del amor sobre cualquier otro don del Espritu,
de su continuidad en la eternidad y de su desarrollo y plenitud cuando dejemos de
conocer parcialmente, cuando nuestra comprensin del amor deje de ser defectuosa, como un enigma reflejado en un espejo, cuando venga lo que es perfecto
y podamos ver cara a cara.
En el mito de La caverna, Platn dice que el hombre se encuentra encadenado en una caverna, sin otra luz que la que puede entrar parcialmente por la boca
de la cueva. Sobre la pared, se proyectan las sombras de unos porteadores que
llevan sobre s cargas, las realidades materiales, tangibles y visibles de este mundo. El conocimiento que puede tener el hombre dentro de la caverna del mundo
que le rodea, de los otros, de s mismo, incluso de Dios, es limitado, parcial,
imperfecto, enigmtico. Para tener la visin clara y un conocimiento pleno de la
realidad, el hombre debe salir de la caverna y ver el mundo de las ideas cara a
cara, y esto nicamente lo puede conseguir por medio de la sabidura. La ignorancia es el Mal y la sabidura es el Bien, afirma Platn.
Pablo no refrenda, por supuesto, la teora redentora de Platn, conocida sin
duda por sus interlocutores, pero hace uso de la ilustracin, tal vez como un
recurso de contextualizacin. El hombre, en su condicin sin Cristo y sin la revelacin, tiene aqu y ahora una percepcin limitada y, a veces, defectuosa del
bien y del mal, no puede fiarse de sus sentidos, ni de su entendimiento oscurecido, entenebrecido por el pecado, necesita que el Espritu Santo alumbre su
vida, esclarezca su entendimiento, rompa sus cadenas y lo saque a la luz para
que vea: Porque Dios, que mand que de las tinieblas resplandeciera la luz, es
el que resplandeci en nuestros corazones, para iluminacin del conocimiento
de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo (2 Cor. 4:6). Y as, un da, podr
completar el plan divino de verle cara a cara.
Deja que hoy brille en tu vida la luz divina.
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Yo tengo un sueo
Cuando Jehov hizo volver de la cautividad a Sin,
fuimos como los que suean. Entonces nuestra boca se llen
de risa y nuestra lengua de alabanza. Entonces decan
entre las naciones: Grandes cosas ha hecho Jehov con estos!
(Salmo 126:1, 2).
l 28 de agosto de 1963, cien aos despus de que el egregio presidente, Abraham Lincoln, proclamara la abolicin de la esclavitud y la emancipacin de los
negros en los Estados Unidos de Norteamrica, el pastor bautista y lder afroamericano de la resistencia pacfica, Martin Luther King, pronunci el famoso discurso
I Have a Dream [Yo tengo un sueo] en Washington, D. C., considerado uno de los
ms elocuentes y mejores de la historia. Haciendo mencin del discurso de Lincoln
en Gettysburg proclamando la emancipacin, dijo con voz trmula: Aquello lleg
como un amanecer de alegra para terminar la larga noche de cautiverio. Pero,
cien aos despus, era obvio que el pueblo estadounidense haba fallado en sus
promesas a los afroamericanos, por ello, Luther King afirm, esta vez con vehemencia: No, no; no estamos satisfechos y nunca estaremos satisfechos en tanto a
nuestros hijos les sea arrancado su ser y robada su dignidad por carteles que rezan:
Solamente para blancos. [] No, no estamos satisfechos, y no estaremos satisfechos hasta que la justicia nos caiga como una catarata y el bien como un arroyo
impetuoso, citando Ams 5:24.
El momento ms emotivo del discurso fue cuando describi con acentos de
nostalgia y esperanza su sueo, el de un pas donde no existirn nunca ms los
prejuicios raciales: Yo tengo un sueo que un da los hijos de los ex esclavos y
los hijos de los ex propietarios de esclavos sern capaces de sentarse juntos en
la mesa de la hermandad. [] Yo tengo un sueo hoy! Que un da pequeos
nios negros y pequeas nias negras sern capaces de unir sus manos con pequeos nios blancos y nias blancas como hermanos y hermanas. Y termin
el discurso con un canto exaltado a la libertad: Y cuando esto ocurra, cuando
dejemos resonar la libertad, cuando todos los hijos de Dios, negros y blancos,
judos y gentiles, protestantes y catlicos, sern capaces de unir sus manos y
cantar las palabras de un viejo canto religioso negro: Por fin somos libres!
Por fin somos libres! Gracias a Dios todopoderoso, por fin somos libres! .
Hermoso! No te parece que el sueo de Martin Luther King y ese canto
final a la libertad sern tambin nuestros cuando Cristo venga y termine definitivamente con la esclavitud que sufrimos en este mundo?
No permitas que este sueo no sea hoy una realidad en tu vida y en la de
quienes te rodean.
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n el nmero 44, correspondiente a diciembre de 2002, de la revista Actualit des religions, editada en Francia, haba un informe titulado Europa y
las religiones, que comentaba una encuesta sobre las relaciones de la sociedad
europea con la religin (LEuropean Value Survey). Esta encuesta se realiz
en tres etapas:1981, 1990 y 1999, siempre con las mismas preguntas. Los resultados permitan descubrir cul haba sido el desarrollo religioso de los europeos en un perodo de unos veinte aos. Entre los resultados se apuntaba un
retroceso significativo del cristianismo en la sociedad europea, la prdida del
concepto de autoridad religiosa, un aumento del atesmo de conviccin, la progresin de los jvenes en la fe y, posiblemente la tendencia ms generalizada,
el incremento de los creyentes no afiliados a una religin, lo que se ha llamado
el sagrado salvaje, una religiosidad autnoma, la crisis de la pertenencia
espiritual, la moda de creer sin pertenecer a una institucin religiosa.
La falta de compromiso con los imperativos de una determinada profesin
religiosa; la prdida de la identidad, diluida en un colectivo general uniforme,
sin ideologas; el rechazo del concepto de iglesia como institucin, con sus
rganos de direccin y gobierno; la desaparicin del concepto de misin en
el mundo y de kerigma, el mensaje que debe proclamarse; un humanismo que
hace del individuo el centro del querer, del deber y del hacer generando autonoma, independencia y subjetivismo respecto a la creencia en Dios, etctera.
Todo esto conforma un tipo de religiosidad propia del hombre de nuestro tiempo, del hombre posmoderno, en muchos aspectos secular.
Pero, como en la crisis del becerro de oro, los verdaderos creyentes debemos hoy significarnos, tomar una posicin firme por Jehov, debemos saber
quin es nuestro Dios, y vivir nuestra fe, nuestra esperanza y el amor cristiano
sin titubeos, sin equvocos, con sentido de la responsabilidad personal, sincera
y autnticamente, libre y solidariamente.
Hoy, no es el tiempo de contemporizar con un sentimiento espiritual vago,
general, sin especificidad; tampoco es el tiempo de ocultar o negar nuestra
profesin religiosa, sino de gritar, clamar, con conviccin, quines somos, qu
creemos y qu esperamos.
Porque hay un Dios en los cielos compromtete hoy a servirle de todo
corazn y proclamar su Palabra dondequiera que vayas.
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Amenazado de muerte
Cuando fue de da, algunos de los judos tramaron un complot
y se juramentaron bajo maldicin, diciendo que no comeran
ni beberan hasta que hubieran dado muerte a Pablo.
Eran ms de cuarenta los que haban hecho esta conjuracin
(Hechos 23:12, 13).
n cierta ocasin, estaba visitando la Iglesia de Badalona (Barcelona, Espaa) cuyo pastor no estaba todava ordenado. Haba preparado para el
bautismo a una seora de veintinueve aos y me pidi que la bautizase. Todo
estaba listo para el bautismo cuando, de pronto, apareci su marido tremendamente enfadado. Bajo ningn concepto estaba dispuesto a permitir el bautismo
de su esposa y as nos lo comunic con exasperacin; pero ella, con firmeza,
insista que quera bautizarse. Hablamos como pudimos con el esposo, tratamos de calmarle, pero fue intil, as que les pedimos que hablasen ellos a solas.
Al terminar, nada haba cambiado, insinuamos a la catecmena la posibilidad
de celebrar el bautismo en otra ocasin y lugar, pero se neg, aduciendo que
aquella era una decisin que le incumba a ella y no a su marido, y que peda
ser bautizada. Entonces el esposo se quit la alianza, la arroj contra el suelo y,
dirigindose a m, me dijo: Le aseguro que usted pagar con su vida el haber
bautizado a mi esposa!, y se march. La iglesia entera or fervientemente al
Seor; haba temor en los hermanos, pero el bautismo tuvo lugar.
Menos de un ao despus, me encontr con la pareja en una convencin
de Ministerios Personales, y l me dijo que haba venido para pedirme consejo. Qu consejo? Con tristeza me rog que les ayudase a salvar su hogar.
Hablamos como amigos, pues l me haba convertido en un consejero, pero
no acept mis recomendaciones, as que me acerqu a ella y le aconsej sobre
cmo una esposa adventista deba conducir el matrimonio con un esposo que
no lo era. Todava en dos ocasiones ms me vi con ellos, pero la situacin no
haba cambiado: su esposo le haca la vida imposible, le impeda ir a la iglesia
y terminaron por divorciarse. l se volvi a casar y ella, con quien he hablado
antes de escribir esta pgina, cuarenta aos despus, sigue fiel a su fe en la
Iglesia Central de Barcelona. Una hija del matrimonio es tambin miembro
de la iglesia. l, tristemente, enviud y padece un cncer terminal de prstata.
Dios protegi a Pablo muchas veces de los peligros y amenazas de muerte,
y sigue guardando a todos aquellos que le sirven, le obedecen fielmente y le
aman.
152
Yo estaba all!
No os hemos dado a conocer el poder y la venida de nuestro Seor
Jesucristo siguiendo fbulas artificiosas, sino como habiendo visto
con nuestros propios ojos su majestad, pues cuando l recibi de Dios
Padre honra y gloria, le fue enviada desde la magnfica gloria
una voz que deca: Este es mi Hijo amado, en el cual
tengo complacencia. Y nosotros omos esta voz enviada del cielo,
cuando estbamos con l en el monte santo
(2 Pedro 1:16-18).
27
mayo
28
mayo
Extranjeros y advenedizos
Porque nosotros, extranjeros y advenedizos somos delante de ti,
como todos nuestros padres; y nuestros das sobre la tierra,
cual sombra que no dura
(1 Crnicas 29:15).
154
29
mayo
155
30
mayo
Perfectos en Cristo
Yo soy la vid, vosotros los pmpanos;
el que permanece en m y yo en l, este lleva mucho fruto,
porque separados de m nada podis hacer
(Juan 15:5).
Prisioneros de esperanza
Volveos a la fortaleza, prisioneros de la esperanza;
hoy tambin os anuncio que os dar doble recompensa
(Zacaras 9:12).
31
mayo
l tema de la esperanza es realmente inagotable, porque inagotable e insoslayable es tambin el dolor que padecemos en este mundo, las cadenas que
nos atan a imponderables que nos hacen sufrir y de los que no podemos librarnos
por nosotros mismos. Los antiguos griegos, antes de que apareciesen los escritos
del saber filosfico, inventaron el saber mitolgico para explicar las realidades
que vivimos y sufrimos en este mundo. En el mito de Prometeo, este titn del
Olimpo rob el fuego a los dioses y se lo entreg a los hombres. Como castigo,
Zeus le conden a estar encadenado a una roca y all un guila vena cada da y
le devoraba el hgado; pero, como Prometeo era inmortal, tena la facultad de regenerarlo durante la noche, de forma que el sufrimiento infligido por el guila se
repeta sin fin. Un da, Hrcules, hijo de Zeus, se compadeci de l, mat al guila y liber a Prometeo de sus cadenas. As intuyeron los antiguos la posibilidad
de una solucin para el gnero humano: Hrcules, el libertador, era su esperanza.
Ms tarde, Aristteles dira: La esperanza es el soar del hombre despierto.
Esta idea, aunque pagana en su forma, es parecida en su fondo a la de la
Sagrada Escritura. En efecto, el tema de la esperanza ha sido y sigue siendo
el gran mensaje de la revelacin bblica, una solucin a los sufrimientos del
hombre, y no solamente en un futuro lejano de promesa escatolgica, sino
tambin en el devenir de cada da de nuestra vida actual. Podramos decir que
al hombre que cree en Jesucristo se le abre una perspectiva de vida, un refugio
y proteccin contra el temor y el sufrimiento.
Sobre un promontorio, a las afueras de Nassau, en las Bahamas, estn las
ruinas de una gran fortaleza que defenda el acceso a la ciudad de los ataques
piratas. Ningn barco poda aproximarse bajo el fuego de sus caones. Y cuando
haba amenaza de invasin, los habitantes de Nassau abandonaban la ciudad y
se refugiaban en la fortaleza. En la ciudad eran libres; dentro de la fortaleza eran
prisioneros, pero prisioneros de esperanza. Abandonar la fortaleza durante un
asedio pona en peligro sus vidas.
As es la esperanza de nuestro versculo de hoy. En la fortaleza somos prisioneros de esperanza en las manos de un Dios omnipotente, cautivos en el
calor y proteccin de su seno, alborozados en la esperanza de la eternidad.
157
junio
Luz y tinieblas
Otra vez Jess les habl, diciendo:
Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no andar en tinieblas,
sino que tendr la luz de la vida
(Juan 8:12).
junio
junio
unque durante toda su vida pblica, Jess tuvo un contacto regular con la
gente, en el ao de la popularidad, en Galilea, era seguido por multitudes
vidas de su enseanza y expectantes de las seales que haca. Dice Marcos de
este perodo: Pero Jess se retir al mar con sus discpulos, y lo sigui gran
multitud de Galilea. Tambin de Judea, de Jerusaln, de Idumea, del otro lado
del Jordn y de los alrededores de Tiro y de Sidn, oyendo cun grandes cosas
haca, grandes multitudes vinieron a l (Mar. 3:7, 8). Este perodo se cerr con
la primera multiplicacin de los panes y los peces y la predicacin del sermn
del pan de vida, en la sinagoga de Capernam, donde muchos discpulos lo
abandonaron: Dura es esta palabra; quin la puede or? [...] Desde entonces
muchos de sus discpulos volvieron atrs y ya no andaban con l (Juan 6:60,
66).
En las narraciones evanglicas del ao de la popularidad, hay una expresin que se repite con frecuencia: Al ver las multitudes. Jess no era indiferente a la situacin de sus contemporneos. Viva entre ellos, se haba encarnado para participar de sus debilidades y aliviarlos de sus dolores. Algunos
textos sealan explcitamente el sentimiento que produca, en el corazn del
Salvador, esta visin de las personas: Tuvo compasin de ellos y san a los
que de ellos estaban enfermos (Mat. 14: 14). Pero no solo curaba sus cuerpos,
sino tambin sus mentes mediante la predicacin y la enseanza (Luc. 9:11).
Las gentes acudan a l tambin para escucharle y recibir sanidad (Luc. 6:17).
La misin de la iglesia no puede permanecer ajena a la verdadera situacin
del mundo. Hemos de ser observadores atentos y compasivos de las gentes,
especialmente de sus sufrimientos. Hemos de ser solidarios y, en la medida de
lo posible, responsables. Fue por amor y compasin a la humanidad que Jess
vino a este mundo, fue por amor y compasin por los hombres que fue clavado
en una cruz. Por ello, la iglesia debe encontrar en el amor y la compasin por
la humanidad la verdadera motivacin de la misin: Existe escasamente una
dcima parte de la compasin que debiera haber por las almas que no estn
salvadas. Quedan muchos por amonestar, y sin embargo, cun pocos son los
que simpatizan lo suficiente con Dios para ver almas ganadas para Cristo!
(Obreros evanglicos, p. 121).
T yo estamos aqu para que todos sepan que hay un Dios en los cielos.
160
junio
junio
Bienaventurados
Porque el reino de Dios no es comida ni bebida,
sino justicia, paz y gozo en el Espritu Santo
(Rom. 14:17).
162
junio
espiritual donde el creyente no encuentra en s mismo ningn mrito para alcanzar la salvacin. No son pobres en el Espritu Santo, ni en inteligencia, no
carecen de valores morales, no les falta integridad; son los quebrantados de
corazn y [] los contritos de espritu (Sal. 34:18). Por eso, Cristo los considera bienaventurados.
En los tiempos de Cristo, los lderes religiosos de Israel se consideraban espiritualmente ricos. La escena de la parbola del fariseo y el publicano ilustra muy
bien la actitud soberbia de alguien que se considera a s mismo un modelo de lo
que Dios espera de los seres humanos. Un rico en espritu no tiene necesidad
del arrepentimiento, ni del perdn divino, ni de la orientacin de las Escrituras.
l ya lo sabe todo. No hay mucho qu ensearle. Ms bien, est para criticar a
los dems y lanzar virulentos comentarios sobre la ralea de creyentes que no
ha alcanzado sus elevados niveles de crecimiento en la fe. Lo interesante es
que Dios rechaza de manera contundente este tipo de actitudes, ya que conllevan
una evaluacin equivocada de lo que significa ser cristianos, un garrafal desconocimiento de la misericordia divina, as como un profundo desprecio hacia
aquellos que no se amoldan a sus ideas, ya sea en pensamiento o accin.
Una actitud similar se escucha en la iglesia de Laodicea: Yo soy rico, me
he enriquecido y de nada tengo necesidad. Aunque, el propio Jess establece su verdadera condicin espiritual: Pero no sabes que eres desventurado,
miserable, pobre, ciego y ests desnudo (Apoc. 3:17). De ah, la dicha de ser
pobres en espritu. Los que comprenden bien que les es imposible salvarse
y que por s mismos no pueden hacer ningn acto justo son los que aprecian la
ayuda que les ofrece Cristo. Estos son los pobres en espritu, a quienes l llama
bienaventurados (El discurso maestro de Jesucristo, p. 12). A estos se dirige
tambin el testigo fiel y verdadero.
Tienes una profunda necesidad del perdn de Dios? Eres consciente de
que ninguno de tus mritos es suficiente para alcanzar la salvacin? Entonces,
para ti hay una buena noticia. El Seor te dar aquello que tanto anhelas: la
justificacin por la fe en Jesucristo.
Ruega hoy al Seor que te ayude a vivir con una constante necesidad de su
gracia. Eso te har muy feliz.
163
junio
Bsido heridos por la enfermedad, el infortunio o el duelo? El texto paienaventurados los que lloran? Cmo pueden ser felices los que han
recera una contradiccin, porque el mismo Jess no pudo evitar las lgrimas
en varias ocasiones. Llor cuando vio el desconsuelo de Marta y Mara por la
muerte de su hermano Lzaro. Tambin llor por Jerusaln cuyo rechazo del
Mesas le iba a acarrear, aos despus, la destruccin, en tiempos del emperador Tito (ver Luc. 19:41-44).
El llanto de los hijos de Dios tendr consuelo aqu y ahora. Dice Elena de
White: Si la recibimos con fe, la prueba que parece tan amarga y difcil de soportar resultar una bendicin. El golpe cruel que marchita los gozos terrenales
nos har dirigir los ojos al cielo. Cuntos son los que nunca habran conocido a
Jess si la tristeza no los hubiera movido a buscar consuelo en l! (El discurso
maestro de Jesucristo, p. 10). Cristo resucit a Lzaro y lo devolvi a sus afligidas hermanas; los llantos de Getseman y el sufrimiento de la cruz se tornaron
en la gloria de la resurreccin y la victoria sobre la muerte. El profeta Isaas dijo
del Cristo que haba de venir: Me ha enviado a consolar a todos los tristes, a
dar a los afligidos de Sin una corona en vez de ceniza, perfume de alegra en
vez de llanto, cantos de alabanza en vez de desesperacin (61:2, 3, DHH). Y un
sbado, en la sinagoga de Nazaret, Jess dijo a sus conciudadanos: Hoy mismo
se ha cumplido la Escritura que ustedes acaban de or (Luc. 4:21, DHH).
Esta bienaventuranza tiene an otra aplicacin: sealar a aquellos que lloran por sus pecados la tristeza de la contricin, del arrepentimiento, los que
claman por el perdn divino, este es el nico llanto que es segn Dios: La
tristeza que es segn Dios produce arrepentimiento para salvacin, de lo cual
no hay que arrepentirse; pero la tristeza del mundo produce muerte (2 Cor. 7:
10). A estos, el consuelo les viene con el perdn divino que es mucho ms que
un acto jurdico que nos libera de la condenacin: No es solo el perdn por el
pecado. Es tambin la redencin del pecado. Es la efusin del amor redentor
que transforma el corazn (ibd., p. 97).
Eres consciente del profundo dolor que tus pecados causan al Padre celestial? Reconoces tu responsabilidad en los grandes errores que has cometido?
Entonces, vas por buen camino. No ests lejos del reino de los cielos.
164
junio
junio
Los misericordiosos
alcanzarn misericordia
Jehov pas por delante de l y exclam: Jehov! Jehov!
Dios fuerte, misericordioso y piadoso; tardo para la ira
y grande en misericordia y verdad, que guarda misericordia
a millares, que perdona la iniquidad, la rebelin y el pecado,
pero que de ningn modo tendr por inocente al malvado; que castiga
la maldad de los padres en los hijos y en los hijos de los hijos,
hasta la tercera y cuarta generacin
(xodo 34:6, 7).
10
junio
unque algunos intrpretes dicen que Moiss es el sujeto del verbo exclamar, el relato cuenta nicamente lo que Moiss escuch, no lo que vio,
porque en realidad no vio nada: Y cuando pase mi gloria, yo te pondr en una
hendidura de la pea, y te cubrir con mi mano hasta que haya pasado (xo.
33:22). Por consiguiente, quien exclam y proclam los atributos divinos y, en
particular, la misericordia, no fue Moiss, sino el Seor mismo.
El trmino misericordioso (misericors, en latn) es una palabra compuesta de
miseror que significa compadecerse, y cor cuyo significado es corazn, es
decir, significa el que se compadece de corazn, el entraablemente inclinado a la
clemencia, la piedad, la compasin. El mismo significado tiene praeis, la palabra
griega usada en esta bienaventuranza. Pero el corazn del hombre es falaz: Engaoso es el corazn ms que todas las cosas y perverso; quin lo conocer?
(Jer. 17:9). Solo en Dios la misericordia pertenece a su esencia misma, por consiguiente, siempre que alguien manifiesta un espritu de misericordia no se debe a
un impulso propio. Dios es la fuente de toda misericordia, y los misericordiosos
solo pueden llegar a ser participantes de la naturaleza divina cuando el Espritu
Santo ha intervenido quirrgicamente su corazn: Y les dar otro corazn y
pondr en ellos un nuevo espritu; quitar el corazn de piedra de en medio de su
carne y les dar un corazn de carne (Eze. 11:19).
El que se sabe objeto de la misericordia divina no es misericordioso, ms bien,
es hecho misericordioso, por eso Cristo dijo que alcanzaran misericordia. Los
misericordiosos son aquellos que manifiestan compasin hacia los pobres, los
dolientes y los oprimidos. Pero no se trata solamente de practicar la beneficencia,
sino de mucho ms, como practicar el perdn, motivar a los desanimados e identificarse con el dolor ajeno. Conlleva no preguntarse si el menesteroso es digno de
ayuda, simplemente hay que socorrerlo y, si est al alcance, redimirlo de su estado
de necesidad. Palabras y actos de bondad, miradas de simpata, expresiones de
gratitud son el lenguaje de los misericordiosos de corazn.
Este da pide a Dios que te ayude a ser piadoso con los dems.
167
11
junio
ay una curiosa correspondencia antagnica entre las ocho bienaventuranzas pronunciadas al comienzo del ministerio pblico de Jess y los ocho
ayes lanzados contra los fariseos y escribas. Las bienaventuranzas son el camino abierto por Cristo para acceder al reino de los cielos, los ayes sealan
que los escribas y fariseos cerraban el reino de los cielos a los hombres (Mat.
23:13, 15). Las bienaventuranzas exaltan la bondad y la misericordia con los
menesterosos, los ayes condenan a los lderes del pueblo por el modo como
trataban a las viudas, y por el olvido de la justicia, la misericordia y la fe (Mat.
23:14, 23). Jess llama bienaventurados a los mansos, pacificadores que sufren
persecucin; en los ayes, Jess acusa a los fariseos y escribas de perseguidores
y asesinos (Mat. 23:34, 35).
Tambin la bienaventuranza de los limpios de corazn tiene su contraposicin en los ayes. La limpieza a la que se refiere Jess no es el ideal imposible del
corazn exento de pecado; no es simplemente estar limpio de concupiscencia; es
la limpieza del corazn sincero, fiel, servidor de Dios; es el corazn del hombre
que subir al lugar santo de Dios: El limpio de manos y puro de corazn; el que
no ha elevado su alma a cosas vanas ni ha jurado con engao (Sal. 24:4). Es
todo lo contrario de la falsedad hipcrita de los fariseos y escribas: Limpiis lo
de fuera del vaso y del plato, pero por dentro estis llenos de robo y de injusticia
(Mat. 23:25).
Jess dijo que estos vern a Dios. Cmo lo vern? Dnde? Como en
otras promesas de las bienaventuranzas, esas bendiciones se cumplen aqu y
ahora; y ms plenamente, en la eternidad. Elena de White nos asegura: Cuando estamos escondidos en Cristo vemos el amor de Dios. [] Por la fe lo
contemplamos aqu y ahora. En las experiencias diarias percibimos su bondad
y compasin al manifestarse su providencia. [] Los de limpio corazn viven
como en la presencia de Dios durante los das que l les concede aqu en la tierra y lo vern cara a cara en el estado futuro e inmortal, as como Adn cuando
andaba y hablaba con l en el Edn (El discurso maestro de Jesucristo, p. 27).
Este da pdele a Dios que limpie tu corazn. En l hay poder para transformar tu vida.
168
Los pacificadores
sern llamados hijos de Dios
El que quiere amar la vida y ver das buenos,
refrene su lengua de mal y sus labios no hablen engao;
aprtese del mal y haga el bien; busque la paz y sgala
(1 Pedro 3:10, 11).
12
junio
a paz verdadera se funda primeramente en la paz con Dios: la reconciliacin obrada por Jesucristo y la justificacin aceptada por la fe nos devuelven la armona con Dios. As lo dice el apstol Pablo: Justificados, pues, por
la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Seor Jesucristo, por quien
tambin tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y
nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios (Rom. 5:1, 2). La segunda
condicin de la paz verdadera es la paz con nosotros mismos, una conciencia
sin remordimiento, un espritu sereno, una mentalidad positiva concretan la
paz interior. Finalmente, la tercera condicin de la paz verdadera es la paz
con nuestro prjimo: nuestra familia, nuestros hermanos en la fe, los extraos,
incluso los que se consideran nuestros enemigos. El que est en armona con
Dios y con su prjimo no sabr lo que es la desdicha. No habr envidia en su
corazn ni su imaginacin albergar el mal; all no podr existir el odio (El
discurso maestro de Jesucristo, p. 27).
Los pacificadores construyen la paz. No se conforman con gozarla como
un fruto personal de su equilibrio mental, ms bien, crean los condicionantes
necesarios para que otros tengan paz; se comprometen, buscan, propician, defienden y siguen la concordia. Un constructor de paz es un activista silencioso,
bondadoso y benigno de la bandera de la conciliacin, es un resistente pacfico
contra la violencia, como lo fue Jess, por eso son llamados hijos de Dios: El
corazn que est de acuerdo con Dios participa de la paz del cielo y esparcir
una influencia bendita. [] quienquiera que incite a los dems, por palabra o
por hechos, a renunciar al pecado y entregarse a Dios, es un pacificador. []
El espritu de paz es prueba de su relacin con el cielo (ibd., p. 28). El texto
de Pedro nos dice que este es el secreto: gozar de la vida y ver das buenos.
Te invito a ser un pacificador que revele al mundo la esencia del evangelio.
Muestra con tus actitudes el equilibrio y la serenidad que resultan de haber
estado en comunin con Jess. Entonces, muchos podrn percibir que hay un
Dios en los cielos
169
13
junio
Bienaventurados
los que padecen persecucin
El hermano entregar a la muerte al hermano, y el padre al hijo;
y se levantarn los hijos contra los padres, y los matarn.
Y seris odiados por todos por causa de mi nombre;
pero el que persevere hasta el fin, este ser salvo
(Mar. 13:12, 13).
omo una prueba ms del gran conflicto entre Cristo y Satans en este mundo,
los hijos de Dios han padecido persecucin a lo largo de los siglos. Y aunque
parezca paradjico, esta situacin se agravar en el tiempo del fin como una ms
de las seales precursoras del fin. Pero cmo es posible que haya persecucin en
un tiempo de libertades individuales y de derechos humanos? Lo cierto es que no
todos los pases del mundo gozan plenamente de esos privilegios y la intolerancia
religiosa est tomando formas muy diferentes, segn los gobiernos en funciones.
Pero, tristemente, mucha gente sigue muriendo a causa de conflictos religiosos.
En la actualidad, se considera que hay tres principales zonas donde florece la
intolerancia religiosa: los pases con una slida presencia del fundamentalismo islmico, las regiones donde an hay regmenes totalitarios de impronta comunista y
aquellos lugares donde existen nacionalismos tnicos. Aunque parezca extrao, los
cristianos conforman el grupo religioso ms perseguido y discriminado del mundo;
asimismo, el 75% de los atentados contra la libertad religiosa tienen como blanco
a los cristianos.
No, no solamente se refera Cristo en esta octava bienaventuranza a las diez
crueles persecuciones del Imperio romano, a todos los mrtires medievales o a las
obligadas delaciones inquisitoriales de padres a hijos, de hermanos a hermanos e
incluso entre esposos que podan llevarles a la muerte en la hoguera. Cristo consider
tambin bienaventurados a los que vivirn la gran afliccin final que preceder a la
Segunda Venida y el establecimiento del reino de los cielos. Persecucin, oposicin,
falta de libertades, muerte? Tal vez, pero tambin bienaventuranza porque el tiempo
de entrar en el reino ya ha llegado. Los brazos abiertos del Rey de reyes nos esperan.
Pero hay un Dios en los cielos cuando sufrimos algn tipo de intolerancia
religiosa y persecucin, ah est l, a nuestro lado, para recordarnos que nada nos
puede separar de su amor: Quin nos separar del amor de Cristo? Tribulacin,
angustia, persecucin, hambre, desnudez, peligro o espada? [] Por lo cual estoy
seguro de que ni la muerte ni la vida, ni ngeles ni principados ni potestades, ni lo
presente ni lo por venir, ni lo alto ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos
podr separar del amor de Dios [] (Rom. 8:35-39).
No desmayes. l sigue a tu lado.
170
Gozosos en la persecucin
Bienaventurados seris cuando por mi causa os insulten,
os persigan y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo.
Gozaos y alegraos, porque vuestra recompensa es grande
en los cielos, pues as persiguieron a los profetas que vivieron
antes de vosotros
(Mateo 5:11, 12).
14
junio
n una ocasin, un grupo de disidentes de una importante iglesia de la Unin Adventista Espaola, con inusual hostilidad, se propuso desprestigiar ante la sociedad la fe de sus antiguos correligionarios. No solo comparecieron en programas de
radio y televisin, sino que se pusieron en contacto con una diputada de un partido
poltico que haba iniciado una campaa de investigacin y denuncia de lo que ella
entenda como sectas peligrosas. Le entregaron documentacin y publicaciones a
las que la seora diputada, inducida por los disidentes y protegida por la inmunidad
parlamentaria, daba una interpretacin sesgada, deliberadamente denigrante de la
Iglesia Adventista. Aunque algunos medios de comunicacin acusaron a la diputada
de oportunismo y de falta de mundo poltico, durante algunos aos, fue la voz ms
autorizada en Espaa sobre el tema de las sectas.
Nunca acept nuestras invitaciones para visitar las oficinas o alguna de nuestras iglesias, para consultar los archivos o preguntar directamente a los miembros.
Nunca quiso hablar con nosotros para aclarar los errores que estaba publicando; por
el contrario, sus invectivas y falsas acusaciones se repetan semana tras semana en
peridicos, revistas y entrevistas. Para los adventistas espaoles fue una verdadera
pesadilla. Finalmente, en las elecciones de 1990, perdi el acta de diputada, fue
desposeda de inmunidad y tuvo que afrontar veintiocho juicios de denuncias por
difamacin. En ese tiempo, acept un debate conmigo por radio y qued clara la
desinformacin de que haba sido vctima por no escuchar ms que a disidentes de
nuestra Iglesia. Nunca ms volvi a hablar contra los adventistas del sptimo da.
Bienaventurados seris cuando por mi causa os insulten, os persigan y digan
toda clase de mal contra vosotros, mintiendo. Esta sutil persecucin no atenta
contra la integridad fsica o la vida de los hijos de Dios, sino contra su honor, su
credibilidad y su reputacin. No los encierra en sombros calabozos de piedra,
sino en crceles de papel, encadenados por cadenas de palabras, imgenes y
columnas periodsticas que, amparadas por la libertad de expresin, injurian,
ultrajan y denigran impunemente, a la iglesia. Cuidado! esta persecucin no es
menos cruenta que las otras y s es mucho menos honrosa.
No olvides que Dios protege a su iglesia contra cualquier ataque. Si hoy recibes
un ataque por causa de Jess, recuerda que tu recompensa ser mucho mayor.
171
15
junio
172
La sal de la tierra
Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal pierde su sabor,
con qu ser salada? No sirve ms para nada,
sino para ser echada fuera y pisoteada por los hombres
(Mateo 5:13).
16
junio
173
17
junio
l sermn del monte fue pronunciado por Jess en la ladera de una colina
que formaba un anfiteatro natural, por eso pudo ser escuchado por la multitud presente. Elena de White dice que acababa de salir el sol y su luz iluminaba
las casas, de modo que los oyentes de Jess podan, girando la cabeza, comprobar la verosimilitud de lo que el Maestro deca.
Vosotros sois la luz del mundo, nos parece una palabra sorprendente porque Jess est aplicando a sus discpulos algo que, en un sentido absoluto, solo
le corresponde a l: Yo soy la luz del mundo (Juan 8:12). Por consiguiente,
los discpulos solo podemos reflejar la luz de Cristo y para ello necesitamos
vivir en perfecta relacin con l. El apstol Pablo dice a los Efesios: Antes
vivais en la oscuridad; pero ahora, al estar unidos al Seor, vivs en la luz.
Portaos como quienes pertenecen a la luz (Efe. 5:8, DHH). Elena de White
afirma: La humanidad por s misma no tiene luz. Aparte de Cristo somos un
cirio que todava no se ha encendido [] no tenemos un solo rayo de luz para
disipar la obscuridad del mundo. Pero cuando nos volvemos hacia el Sol de
justicia, cuando nos relacionamos con Cristo, el alma entera fulgura con el
brillo de la presencia divina (El discurso maestro de Jesucristo, p. 36). Y una
aclaracin pertinente, Jess no dijo que esas buenas obras deban servir para
exaltar el mrito humano, sino para glorificar a vuestro Padre que est en los
cielos.
Cules son las buenas obras a las que se refiere Jess? Elena de White nos
da la respuesta: Las pruebas soportadas con paciencia, las bendiciones recibidas con gratitud, las tentaciones resistidas valerosamente, la mansedumbre,
la bondad, la compasin y el amor revelados constantemente son las luces que
brillan en el carcter, en contraste con la oscuridad del corazn egosta, en el
cual jams penetr la luz de la vida (ibd., p. 40).
Hoy tienes el privilegio de ser un canal de luz para iluminar la vida de
otras personas. Acepta al Seor en tu vida para que su luz brille a travs de tus
acciones y palabras a lo largo de este da.
174
18
junio
19
junio
stos versculos y los que le siguen son una de las partes ms hermosas
del evangelio. Osteis que fue dicho se est refiriendo a Levtico 19:18:
No te vengars ni guardars rencor a los hijos de tu pueblo, sino amars a tu
prjimo como a ti mismo. Pero este amor al prjimo se limitaba a los hijos de
Israel y a los extranjeros residentes entre los israelitas (Deut. 10:18, 19). Ni en
la ley ni en todo el Antiguo Testamento hay un precepto o recomendacin que
hable de amar a los enemigos, tampoco que ordene que se les odie o aborrezca.
En el sermn de la montaa Jess condena tambin el formalismo, la ciega
adhesin de los fariseos a la letra de la ley. Osteis que fue dicho a los antiguos pero yo os digo (Mat. 5:21, 22), Jess reemplaza la cmara fotogrfica de la moral farisaica que ve solo el exterior por el aparato de rayos X del
Espritu Santo que ve, descubre y juzga el interior, el corazn.
A la ley del talin, ojo por ojo y diente por diente (Mat. 5:38-42) que fue
dada para reglamentar la venganza y frenar el mal, Jess opone el principio
activo de la no violencia que consiste en abrir la conciencia del otro, introducir
en ella un rayo de luz, no reaccionar con la fuerza, sino con el Espritu que
penetra y redarguye: poner la otra mejilla, darle el manto si te ha tomado la
tnica, llevar una carga dos millas si te ha obligado a una.
En el mismo contexto de la tica de relaciones interpersonales, Jess supera
totalmente los lmites impuestos por la moral rabnica y asciende al cenit mismo de la moral cristiana: el amor a los enemigos (Mat. 5:43, 45) y no apelando
a sentimientos pasajeros, sino a los santos principios que emanan del propio
amor divino. El Seor sabe que no se puede ser genuinos creyentes teniendo el
corazn lleno de odio, aun cuando existan razones que lo justifiquen. Al orar
por los enemigos, los odios y rencores se van superando independientemente
de que en ellos haya un cambio de actitud. Entonces, hay paz en el corazn.
En este da, te exhorto a orar por aquellos que te han lastimado y te han
hecho dao. Dile a Dios: Padre, perdnalos, porque no saben lo que hacen
(Luc. 23:34).
176
La anttesis de la venganza
No paguis a nadie mal por mal; procurad lo bueno delante
de todos los hombres. Si es posible, en cuanto dependa de vosotros,
estad en paz con todos los hombres. No os venguis vosotros mismos,
amados mos, sino dejad lugar a la ira de Dios, porque escrito est:
Ma es la venganza, yo pagar, dice el Seor
(Romanos 12:17-19).
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Tsus oraciones sin ser visto una de aquellas madrugadas que l pasaba a
solas con Dios? Conocemos algunas de sus oraciones, pero no tenemos de ellas
ms que unas cuantas palabras que los evangelistas nos han transmitido. Los
discpulos haban estado alejados por corto tiempo de su Seor y, al volver, lo
encontraron absorto en comunin con Dios. Como si no percibiese su presencia, l continu orando en voz alta. Su rostro irradiaba un resplandor celestial.
Pareca estar en la misma presencia del Invisible; haba un poder viviente en
sus palabras, como si hablara con Dios (La oracin, p. 345). Cuando hubo
terminado, profundamente impresionados, exclamaron: Seor, ensanos a
orar. Segn el evangelista Lucas, as naci el Padrenuestro, como una respuesta a esta peticin de los discpulos.
Todos admiramos el ministerio de Cristo y nos preguntamos cmo y dnde
encontr el poder indiscutible de su vida. Elena de White nos dice: La vida
terrenal del Salvador fue una vida de comunin con la naturaleza y con Dios.
En esta comunin nos revel el secreto de una vida llena de poder (El ministerio de curacin, p. 33).
En efecto, cada vez que el Salvador tuvo que afrontar una circunstancia difcil, los evangelios nos lo presentan de rodillas ante el Padre. Para l, la oracin
era mucho ms que una prctica religiosa piadosa, ms que un convencionalismo
formal del lenguaje espiritual, ms que un instrumento de comunicacin con
Dios. La oracin es la esencia de la religin misma, no un medio, sino un fin, la
llave de la relacin del creyente con Dios, el aliento del alma, la fuente del poder
espiritual.
Estando en este mundo, Jess consider imprescindible la oracin en su
vida. Incluso, la Biblia dice que lleg a pasar toda una noche en oracin. En
esos momentos encontraba mucha paz al estar en comunin con el Padre celestial. Si l, un ejemplo vivo de lo que significa creer, senta una profunda
necesidad de orar, cunto ms nosotros debiramos sentir una enorme avidez
de acercarnos a nuestro Padre celestial! En realidad, no somos conscientes de
la relevancia de la oracin en nuestras vidas.
Hoy te invito a dedicar tiempo a la oracin y abrir tu corazn a Dios como
a un Amigo. l mismo te ensear a orar.
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Aprender a orar
Vosotros, pues, oraris as
(Mateo 6:9).
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que nos dirijamos a l como un hijo lo hace a su padre, con el mismo respeto,
con el mismo afecto, con la misma confianza. Por qu ha escogido Dios tal
nombre? Porque quiere que en el mismo umbral de la oracin modelo, al comienzo de todas sus splicas, aparezca, como una manifestacin de su gracia,
el milagro de la reconciliacin. Dios quiere que el Padrenuestro sea una respuesta de la buena nueva de nuestra adopcin.
No nos engaemos, estbamos perdidos y en nuestro extravo perdimos
a nuestro Padre celestial; nuestra incredulidad, nuestra rebelda y nuestro
egosmo nos convirtieron en hurfanos, sin Padre, sin Dios. Pronunciar, por
consiguiente, ese nombre, ignorando la buena nueva de la reconciliacin, es
una mentira, ms an, es una pretensin diablica, porque solo Jess es por
derecho Hijo de Dios y solo l puede llamar a Dios Padre, nosotros no. Pero
Jess, en la cruz, nos ha reconciliado con Dios, nos ha transmitido el derecho de hijos, nos ha hecho posible la adopcin filial: Porque todos sois hijos
de Dios por la fe en Cristo Jess (Gl. 3:26); Habis recibido el espritu
de adopcin, por el cual clamamos, Abba Padre (Rom. 8:15). Jesucristo nos
ha abierto la puerta de la casa paterna donde podemos contemplar los tesoros
del corazn de Dios abierto a sus hijos.
Y decimos Padre nuestro, no mi Padre porque es una oracin de intercesin en la que nos presentamos al Padre como representantes de la familia
humana, del mundo entero que, por nuestro medio, tiene as acceso al trono de
la gracia y a la ternura del Padre de todos.
Seguimos diciendo, que ests en los cielos para recordarnos que nuestro
Padre es Dios. Ese cielo es la divinidad, es la soberana, la gloria del Padre
nuestro, su independencia y libertad absolutas; el misterio de su presencia cerca de cada uno de nosotros y, a la vez, de la infinita distancia que lo separa de
nosotros. El Padre nuestro que ests en los cielos est en los cielos porque es
Dios y solo la oracin de la fe, la oracin de los hijos de Dios puede alcanzarle
y tocarle. S, es Padre, pero es tambin Dios.
No olvides hoy que Dios es tu Padre. Te pareces a l. Le perteneces. Permtele cuidarte como uno de sus amados hijos.
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espus de habernos dirigido a Dios como nuestro Padre que est en los
cielos, no hubiramos pensado en hacerle esta primera peticin: Santificado sea tu nombre. Qu nos quiere ensear Jess con esta primera peticin
de la oracin modelo?
Jess, en la oracin sacerdotal, dijo: He manifestado tu nombre a los
hombres que del mundo me diste (Juan 17:6). Y Pablo nos hace la siguiente
admonicin: Y todo lo que hacis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo
en el nombre del Seor Jess (Col. 3:17). Nosotros, como pueblo de Dios,
llevamos el nombre de Dios delante de los hombres de forma que el mundo
conoce su santidad, su verdad, su justicia a travs de nuestro testimonio; su
nombre est asociado estrechamente a nuestra vida. Esta primera peticin del
Padrenuestro supone, por consiguiente, la eliminacin de toda gloria humana,
de todo mrito humano, la exaltacin exclusiva del nombre de Dios. En el
camino de la salvacin, como dijo Pedro, no podemos poner nuestra confianza
en ningn otro nombre que no sea el de Jesucristo: Y en ningn otro hay salvacin, porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que
podamos ser salvos (Hech. 4:12).
Santificar el nombre de Dios significa que jams su nombre sirva para cubrir
infamias o empresas de iniquidad, un Dios que nos ha ordenado: No tomars el
nombre de Jehov, tu Dios, en vano (xo. 20:7), que no puede ver la injusticia
o la mentira, que tiene horror a la violencia que no soporta la opresin de alguna
de sus criaturas ni la expoliacin de sus derechos. Que quiere que el mundo se
pueda dar cuenta de lo que l es a travs de lo que es la iglesia.
Ms de 400.000 personas visitan cada ao la catedral gtica de Len (Espaa) (1205-1301), la pulchra leonina, para contemplar sus 1.850 m2 de maravillosas vidrieras medievales que reducen los muros a su mnima expresin, dando al interior del templo un inigualable espectro lumnico. Un da, una maestra
de la ciudad pregunt a una alumna si poda explicar a sus compaeras lo que
era un santo y la nia que, sin duda, haba visto los maravillosos vitrales de la
catedral con sus figuras polcromas iluminadas por la luz, dijo: Un santo es un
hombre hecho de vidrios de colores y tiritas de plomo a travs del cual pasa la
luz del cielo.
Muestra hoy al mundo con tu vida que Dios es amor.
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Venga tu reino
Preguntado por los fariseos cundo haba de venir
el reino de Dios, les respondi y dijo: El reino de Dios
no vendr con advertencia, ni dirn: Helo aqu,
o Helo all, porque el reino de Dios est entre vosotros
(Lucas 17:20, 21).
odas las literaturas del mundo han recordado con nostalgia el paraso perdido y esperado con anhelo la vuelta de una edad de oro, sueo y aspiracin
suprema de la humanidad, para restablecer en este mundo la paz, el gozo perdurable, la dicha y la felicidad de todos. Cervantes, en Don Quijote de la Mancha,
aludiendo a Las metamorfosis del poeta latino Ovidio, describe ese mundo ideal
del pasado y del futuro: Dichosa edad y siglos dichosos aquellos a quien los
antiguos pusieron nombre de dorados porque entonces, los que en ella vivan
ignoraban estas dos palabras de tuyo y mo! Eran en aquella santa edad todas
las cosas comunes. [] Todo era paz entonces, todo amistad, todo concordia.
[] no haba el fraude, ni la malicia mezclndose con la verdad y llaneza. La
justicia se estaba en sus propios trminos, sin que la osasen turbar ni ofender los
del favor y los del inters que tanto ahora la menoscaban, turban y persiguen
Qu es, en realidad, el reino de Dios y por qu si ya est entre nosotros
hemos de convertirlo en splica y esperanza de nuestras plegarias? Para la
mayor parte de los hombres, el reino de Dios es un estado superior que se
alcanzar poco a poco con o sin la ayuda de Dios. Pero para los cristianos, el
reino de Dios es Jesucristo, venido del Padre a este mundo, con todo el poder
de la gracia salvadora.
Hoy, el reino de Dios es un reino invisible, una inmensa espera, la espera
de su regreso, de una segunda venida en la que establecer definitivamente su
reino en la tierra. Cuando nosotros pedimos venga tu reino, pedimos que
Jesucristo regrese, pero no a nuestros corazones, espiritualmente, porque eso
ya lo hace por medio del Espritu Santo, tampoco que venga como ya lo hizo,
cubriendo su divinidad, sino que venga como Rey de gloria, como Seor todopoderoso, como Juez de toda la tierra.
Se trata de un evento visible por todos, final, es decir, ms all del cual no
hay nada ms que esperar. Cuando pedimos venga tu reino, no pedimos una
edad de oro creada por los hombres, no el sueo de los poetas, sino las maravillas del reino que nos prometi Jess, el cese y abandono sincero de todos los
pequeos reinos que hemos instaurado en nuestras vidas.
Hoy puedes empezar a vivir el cielo en la tierra. Decide hacerlo.
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Hgase tu voluntad
El hacer tu voluntad, Dios mo, me ha agradado,
y tu Ley est en medio de mi corazn
(Salmo 40:8).
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os aos de la posguerra fueron aos muy duros para muchas familias espaolas: racionamiento de los vveres, desempleo, salarios de miseria, viviendas sin los ms elementales medios higinicos. El pan estaba racionado
y era escaso y negro, no porque fuera integral, sino porque estaba hecho de
una mezcla de harinas de toda clase. Mi to Jos, hermano de mi madre, era
conductor de camiones y haca el transporte de pescado desde San Sebastin
hasta Zaragoza, pasando por la regin navarra donde, debido a sus fueros histricos y a la colaboracin que prestaron en la Guerra Civil al ejrcito del
general Francisco Franco, el pan no estaba racionado. Ah tenan pan blanco,
macerado, muy entrado en harina, esponjoso, con la costra brillante, crujiente.
Mi to compraba unas cuantas barras de ese pan y, cuando llegaba a Zaragoza,
nos traa a casa una o dos barras. Recuerdo que mi padre tomaba aquel pan en
las manos, lo parta en rodajas y nos lo comamos como postre. Para m y mis
hermanos era un verdadero festn y an hoy, en mi mesa, yo no sabra terminar
una comida sin echarme a la boca un trozo de pan.
El pan es el alimento bsico de millones de personas. Representa, por consiguiente, todo lo que necesitamos para subsistir. Hasta aqu, el Padrenuestro
nos ha invitado a pedir por el nombre, el reino y la voluntad divinos; ahora
debemos pedir por nosotros, con esa confianza concreta y precisa del hijo que
pide a su padre el alimento para poder vivir. Danos hoy, reza el Padrenuestro, porque Dios es el nico que posee todo, el gran dador de todo y el hombre,
su criatura, el que recibe todo. En esta oracin, volvemos a ser criaturas junto
al Creador, con los vnculos de confianza que nos permiten ir y venir sin preocupacin porque sabemos que Dios tiene cuidado de nosotros.
Pero la peticin del pan cotidiano va ms all de nuestras carencias materiales; pedimos tambin el pan de la amistad y el afecto humano; el pan del amor
conyugal y la paz familiar; el pan de la salud y el gozo de vivir; el pan de la
libertad y la paz social. Y ese pan cotidiano del Padrenuestro representa adems
el pan del cielo, la Palabra de Dios, el pan de vida, el que alimenta y hace vivir
nuestra fe: Escrito est: No con solo de pan vivir el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios (Mat. 4:4).
Alimenta hoy tu vida con la Palabra de Dios.
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an solo tena doce aos, pero senta una enorme curiosidad por saber cmo
era aquella iglesia protestante que, desde haca unos meses, frecuentaba mi
hermano Adolfo. Yo arda en deseos de ir con l, pero me consideraba an pequeo. Sin embargo, esperaba la ocasin propicia y, un da, lleg. Mi hermano
iba a participar en una representacin de teatro en la iglesia, le haban asignado
el papel de rey, as que le pregunt si poda acompaarlo. Adolfo accedi y as se
produjo mi primer contacto con la Iglesia Adventista de Zaragoza. Me recibieron
unos jovencitos de mi edad y me trataron tan bien que decid no perder aquellas
amistades, que an conservo ms de sesenta aos despus.
Aquella representacin teatral era la parbola de los dos deudores; yo jams haba escuchado esa historia, y qued muy impresionado. El rey tena
un deudor que le deba una inmensa fortuna y, como no la poda saldar, se la
perdon. Pero al deudor del rey, un consiervo le deba una suma infinitamente
inferior y, como tampoco la poda saldar, lo meti en la crcel. El rey lo supo,
se enfad muchsimo y no condon la deuda a su deudor. Acaso el perdn
divino depende de nuestro perdn?
En esta parbola, el rey perdona la deuda inconmensurable sin condiciones, pero el primer deudor no ha comprendido la realidad ni el alcance de ese
perdn. No se trata de interrogarte, he perdonado lo suficiente como para que
Dios me pueda perdonar a m? Ms bien, la pregunta ha de ser, entiendo que
el perdn que pido a Dios es el mismo perdn que mi prjimo espera de m?
S lo que estoy pidiendo?
El perdn es ms que conseguir la paz de la conciencia. El perdn divino nos
compromete, no puede estar inactivo un solo instante, no puede permanecer en
m sin pasar a mi hermano. En realidad, no podemos pedir: Perdnanos nuestras
faltas, sin aadir inmediatamente, y concdeme la gracia de perdonar como
t nos perdonas. Yo no entiendo ni creo en el perdn que imploro si este no ha
arrancado de mi corazn el resentimiento y el odio. Esta peticin del Padrenuestro es, sin duda, la ms importante con respecto a nosotros mismos; pero es, al
mismo tiempo, la mayor exigencia que nos obliga a ser coherentes y perdonar a
nuestros deudores.
Hoy es tiempo de perdonar y vivir sin rencores. No lo dejes para maana.
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ntes de saber exactamente qu es lo que Cristo quiere decir en esta peticin del Padrenuestro, debemos aclarar el significado de dos trminos: el
verbo eisenegkes, traducido generalmente por meter, inducir, puede tambin significar dejar caer; y el sustantivo peirasmn, traducido por tentacin, significa originalmente prueba. As pues, una correcta traduccin de
la frase sera: No nos dejes caer en la prueba. Esta traduccin es acorde con
Santiago 1:13: Cuando alguno es tentado no diga que es tentado de parte de
Dios, porque Dios no puede ser tentado por el mal ni l tienta a nadie. Pero
si bien es cierto que Dios no es el agente de nuestras pruebas, nada escapa al
control de la voluntad divina. No nos dejes caer en la prueba significa, por
consiguiente, que reconocemos la direccin de Dios en nuestras vidas. Elena
de White dice: Aunque la prueba no debe desalentarnos por amarga que sea,
hemos de orar que Dios no permita que seamos puestos en situacin de ser
seducidos por los deseos de nuestros propios corazones malos. Al elevar la oracin que nos ense Cristo, nos entregamos a la direccin de Dios y le pedimos
que nos gue por sendas seguras (El discurso maestro de Jesucristo, p. 100).
Hasta que llegue el reino de Dios, seguimos viviendo en un mundo de tentacin y de prueba. En esta peticin Dios quiere que no olvidemos la realidad del
planeta. Somos tentados por todo lo que ocurre contrario a la voluntad de Dios:
por el poder de las tinieblas, de la mentira y de la violencia; por el poder del odio,
de la enfermedad y del sufrimiento; somos tentados por el poder de la iniquidad.
Todo ello pone a prueba nuestra fe en la bondad y la soberana de Dios. Pero
tambin la bonanza, la paz y la tranquilidad pueden convertirse en una tentacin
peligrosa, no porque nos induzcan a dudar, sino a olvidar a Dios. Sera una victoria del tentador si llegase a instalarnos en un estado en el que no necesitemos
velar o combatir contra la tentacin.
Con la expresin no nos metas en tentacin estamos mostrando que podemos tener confianza. Dios est al timn de nuestras vidas y no os dejar ser
probados ms de lo que podis resistir, sino que dar tambin juntamente con
la prueba la salida, para que podis soportarla.
No cedas hoy a la tentacin. Jess te ayudar.
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odas las evidencias textuales de que disponemos muestran que la doxologa con la que termina el Padrenuestro no pertenece a la oracin original de
Jess, sino que fue aadida ms tarde como expresin del espritu de adoracin
con el que la iglesia primitiva recibi y guard las palabras del Maestro. Tanto
en el Antiguo Testamento, particularmente en los Salmos, como en el Nuevo
Testamento, sobre todo en las Epstolas de Pablo, encontramos estas frmulas
de oracin litrgica que reconocen y celebran la gloria de Dios.
Despus de haber expresado nuestra peticin de pan y perdn, de rogar auxilio
divino en las pruebas y en la liberacin del poder del maligno, tenemos que
volver de nuevo nuestro rostro hacia Aquel a quien imploramos. Al final de la
oracin, como un acto de reverencia, hemos de afirmar nuestro reconocimiento
de la Deidad y del misterio de su soberana.
Hay dos peligros al orar: uno, el de no pensar lo que decimos y repetir
como autmatas las frmulas rutinarias que hemos aprendido; el otro, mucho
ms general y sensible, es el de no pensar en el Ser a quien nos dirigimos. La
mejor oracin puede ser, sin percatarnos de ello, aquella en la que el creyente
desahoga su corazn ante el Padre celestial y busca encontrar alivio. La oracin que agrada a Dios es aquella que tiene en cuenta la presencia real del
Seor, aquella en la que establecemos un dilogo con l.
Tuyo es, reza el Padrenuestro. Tuyo es, or el rey David. Nuestra
existencia autntica le pertenece, est contenida en ese Tuyo es Lo que somos o lo que podremos llegar a ser, gracias a la satisfaccin divina de nuestras
peticiones y splicas. Todo en el mundo de hoy, de maana y de pasado maana, depende del reconocimiento admirado y de la certeza prodigiosa de que la
magnificencia, el poder, la gloria, la victoria y el honor, as como el reino, las
riquezas y la fuerza proceden de nuestro Padre celestial.
Hoy te invito a reconocer la soberana divina en tu vida. Recordarlo te ayudar a enfrentar mejor los afanes de este da.
191
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Amn
El Amn, el testigo fiel y verdadero,
el Principio de la creacin de Dios
(Apocalipsis 3:14).
192
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as enseanzas acerca de la confianza en Dios ocupan buena parte de la Biblia. Antes de concluir el sermn de la montaa, Jess hizo mencin del cuidado que Dios tiene de las aves y las flores, aplicndola a la implcita confianza
que el creyente debe tener en l: No har mucho ms por vosotros, hombres de
poca fe? No os angustiis, pues, diciendo: Qu comeremos, o qu beberemos,
o qu vestiremos?, porque los gentiles se angustian por todas estas cosas, pero
vuestro Padre celestial sabe que tenis necesidad de todas ellas (Mat. 6:30-32).
Pero la inquietud por las necesidades bsicas de la vida, la incertidumbre
sobre cmo satisfacerlas en perodos de escasez, el deseo de asegurarnos un
futuro prspero, todo esto es absolutamente lcito y conveniente en un mundo
inestable donde las crisis pueden cambiar en pocos das el estado del bienestar
por condiciones de precariedad. Entonces, cmo articul Jess la confianza
en Dios con estas lgicas y legtimas preocupaciones del creyente? Lo que
Jess nos quiso ensear se resume en tres principios:
1. Hemos de evitar la angustia, la inseguridad y la desconfianza nacidas de
la incredulidad. Somos creyentes, tenemos nuestra vida anclada en las
promesas de Dios y, aunque la situacin se muestre sin salida aparente,
podemos recordar lo siguiente: Todo el cielo est interesado en nuestro
bienestar. No debemos tolerar que las perplejidades y las congojas cotidianas corroan nuestra alma y ensombrezcan nuestro semblante (El
camino a Cristo, p. 122).
2. Procuremos resolver el da a da sin que el afn por los problemas de
maana nos sobrecargue. El fiel cumplimiento de los deberes de hoy
es la mejor preparacin para las pruebas de maana. No amontonemos
las eventualidades y los cuidados de maana para aadirlos a la carga
de hoy (El ministerio de curacin, p. 382).
3. Buscar de todo corazn al Seor y poner nuestras vidas en sus manos.
Los que aceptan el principio de dar al servicio y la honra de Dios el lugar
supremo, vern desvanecerse las perplejidades y percibirn una clara senda delante de sus pies (El Deseado de todas las gentes, p. 297).
Solo por hoy decide ser feliz. Disfruta las alegras que el cielo te da. No te
angusties por el da que an no ha llegado porque hay un Dios en los cielos
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a respuesta de Cristo a la cuestin del ayuno plantea el choque entre el judasmo y el cristianismo, las viejas tradiciones y las nuevas que tratan de implantarse, el inveterado problema de los cambios en el medio religioso, la renovacin
que exigen los nuevos tiempos. Pero nos preguntamos: son necesarios los cambios en la iglesia? Qu es el vino nuevo? Qu son los odres viejos?
El vino nuevo es el contenido, el mensaje, aquello que destacamos de la
doctrina, es decir, la verdad presente. El vino nuevo no es necesariamente nuevo
en el sentido de diferente. La palabra griega nes, significa nuevo en el tiempo, reciente, moderno, no nuevo en naturaleza. Elena de White afirma: La
enseanza de Cristo, aunque representada por el nuevo vino, no era una doctrina
nueva, sino la revelacin de lo que haba sido enseado desde el principio (El
Deseado de todas las gentes, p. 245).
Los odres son el continente, las estructuras, el lenguaje definitorio, los mtodos, las tcticas e instituciones en los que conservamos el mensaje. Los odres
envejecen y devienen frgiles, inservibles para contener el vino nuevo. Por eso
necesitamos odres nuevos, los cuales representan las nuevas estrategias, los nuevos recursos y medios, las nuevas formas y estructuras; son nuevos, kains en el
original, en calidad y naturaleza; son diferentes y exigen renovacin y cambio
en las actividades y planes. Y es curioso, el vino aejo, del que solo habla el
evangelista Lucas, es bueno, es incluso mejor y gusta porque es un referente que
nunca debemos olvidar y porque de l ha surgido el nuevo.
Los cambios son necesarios, pero solo del continente del mensaje, no del
contenido. Por el contrario, en un tiempo de prdida de identidad, debemos
proteger la nuestra. Es un error grave definir los signos de identidad con aquellas prcticas o estructuras que, por naturaleza, son cambiables. La identidad
debe estar determinada por las doctrinas que creemos y por los principios que
vivimos. Lo que define una identidad no es el continente sino el contenido.
Los signos ideolgicos de nuestra identidad nunca deben cambiar; pero
todo lo dems, puede y debe cambiar.
Recuerda que Dios te puede ayudar a eliminar aquello que no es necesario
en tu vida y a integrar lo que s lo es.
194
julio
ay dos declaraciones de Jess en los evangelios que, a primera vista, parecen contradictorias entre s: El que no est conmigo, est contra m
(Mat. 12:30) y el que no est contra nosotros, por nosotros est (Mar. 9:40).
Significan ambas lo mismo aunque dicho de distinta manera? Se contradijo el
Maestro? Son los dos asertos vlidos y verdaderos? Digamos, en primer lugar,
que el contexto de ambas es completamente diferente. La primera pertenece a las
polmicas mantenidas por Jess con los fariseos, quienes atribuan sus milagros
al poder del maligno. Jess subraya en su respuesta la imposibilidad de pelear
contra el demonio siendo sbdito suyo, y despus, por analoga, hace una aplicacin al discipulado. La segunda se produce en un contexto domstico. Jess
quiere corregir el concepto equivocado que tenan sobre los criterios de autenticidad del discipulado. En sntesis, lo que Jess quiso dar a entender con estas
aseveraciones es lo siguiente: Dentro de nosotros pero contra nosotros y fuera
de nosotros pero con nosotros. El primer episodio habla de identidad, coherencia interna entre los miembros, y el segundo habla de tolerancia, de respeto a las
convicciones de los otros.
La identidad conlleva tener conciencia de que pertenecemos a algo. Los signos de una identidad se manifiestan tanto en lo que hacemos y creemos como en
lo que rechazamos y negamos. Aplicadas a nuestra iglesia podramos decir que
las omisiones intencionadas de doctrinas fundamentales, las claudicaciones para
no ser diferentes, los que alardean de romper tabes, los iconoclastas, los crticos
irresponsables, los que quisieran secularizar las doctrinas, todos estos estn contra
Cristo; no recogen, solo desparraman. No se puede servir a dos seores, Cristo
reclama de la iglesia remanente, compromiso, adhesin plena, lealtad.
Pero tambin estn contra Cristo los que han tergiversado el mensaje adventista, los legalistas pertinaces; los que han hecho de la denuncia y condena de sus
propios hermanos, de los lderes de la iglesia y de las instituciones un arma arrojadiza permanente; los que se muestran crticos, independientes, tambin estos
estn contra Cristo porque, lejos de edificar la iglesia, la dividen, la polarizan, la
debilitan (Mat. 12: 25). Conmigo o contra m. Cristo no nos ha dado otra alternativa. Es verdad, no podemos pretender la uniformidad, pero s la unidad en la
diversidad. Unidad en lo fundamental, diversidad en lo accesorio.
Pide hoy a Dios que te ayude a estar siempre del lado de Jess, sirviendo
fielmente ah donde l quiere que ests.
195
julio
ra Semana Santa y me encontraba en el campo de instruccin militar. Aunque eran das de fiesta, el jefe del destacamento decidi no dar permiso a
ningn soldado. El Jueves Santo por la noche, los soldados estaban armando
jaleo y tirndose las almohadas. De pronto, entr el sargento de semana y les
increp diciendo:
Gamberros, no respetis el carcter religioso de estas fechas! Por qu
no estis rezando? Os habis dado cuenta de cmo Puyol cumple cada noche
con su religin?
Se hizo el silencio. Uno de los soldados que era un catlico practicante
invit a unos cuantos a rezar el rosario. Cuando comenzaron, yo me sent en la
cama. Entonces, el sargento se acerc y me dijo:
Puyol, vosotros tambin rezis el rosario?
No, mi sargento, pero no me parece correcto que mientras mis compaeros rezan yo est durmiendo.
A la maana siguiente, el oficial de guardia me llam y me dijo:
Puyol, vete de permiso hasta el lunes.
En el pasaje de hoy, Jess da a sus discpulos una gran leccin de tolerancia
activa. Los apstoles crean que el criterio de la autenticidad cristiana era formar
parte del grupo de discpulos del Maestro; Jess les corrigi diciendo que el discipulado verdadero depende del estado de la mente y el corazn: estar o no estar
a favor de Cristo. Elena de White escribi cientos de pginas para desenmascarar
la apostasa de las iglesias cristianas histricas; sin embargo, consideraba a esos
creyentes como sbditos potenciales del reino de Dios e incluye declaraciones
que son una exaltacin de la tolerancia: Es verdad que hay verdaderos cristianos
en la iglesia catlica romana. En ella, millares de personas sirven a Dios segn
las mejores luces que tienen (El conflicto de los siglos, p. 553); Por lo que el
Seor me ha mostrado, s que se salvar un gran nmero de entre los catlicos.
[] No debe haber desviaciones del camino para atacar a otras denominaciones;
porque eso crea tan solo un espritu combativo, y cierra los odos y los corazones
para la entrada de la verdad (El evangelismo, p. 418).
Pide hoy a Dios ser ms comprensivo y amistoso con aquellos que no comparten tu fe.
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10
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ess se haba retirado con sus discpulos al norte de Galilea. Quin dicen
las gentes que soy? Y vosotros quin decs que soy?, les pregunt. La
respuesta de Pedro, t eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente, hizo mucho
bien a Jess en aquel momento. Entonces, Jess les anunci que pronto tendra que padecer a causa de los dirigentes religiosos de Jerusaln y ser muerto
para resucitar al tercer da. Fue entonces cuando se produjo la escena narrada
por nuestro versculo de hoy, donde la bondad parece estar representada por
Pedro aconsejando a Jess evitar la cruz, mientras que la crueldad parece estar
representada por Jess quien, con su actitud, propiciaba el sufrimiento que le
esperaba en Jerusaln.
La bondad de Pedro es falsa y aun diablica, porque est insinuando a
Jess lo mismo que Satans haba estado intentando desde el comienzo de su
ministerio: evitar la cruz, ya que sin cruz el diablo saldra vencedor en el gran
conflicto (Juan 12:31, 32). En cuanto a la crueldad de Jess es aparente porque
l no nos dice nigate a ti mismo, toma tu cruz y sgueme (Mat. 16:24) para
dejarnos despus desprotegidos y solos, sino para unirnos a l y ofrecernos su
proteccin. La falsa bondad de Pedro es confundir lo que es de Dios con lo que
es de los hombres; la aparente crueldad de Jess es entender y aceptar lo que
viene de Dios y no lo que ofrecen los hombres.
La balanza falsa es un smbolo de todo trato desleal, de todo artificio para
ocultar el egosmo y la injusticia bajo una apariencia de equidad y honradez.
Dios no favorecer en el menor grado estas prcticas. l repudia toda conducta
falsa. Aborrece todo egosmo y codicia. No tolerar una negociacin despiadada, sino que pagar con la misma medida. [] Cuando uno se entrega al
egosmo o a la conducta indebida demuestra que no teme al Seor o reverencia
su nombre. Aquellos que estn relacionados con Dios no solo descartarn toda
injusticia, sino que manifestarn su misericordia y bondad hacia todos aquellos
con quienes tienen que ver (Nuestra elevada vocacin, p. 227).
Porque hay un Dios en los cielos acepta hoy su voluntad.
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Escribe! Escribe!
Todo lo puedo en Cristo que me fortalece
(Filipenses 4:13).
n los 88 aos de vida de Elena de White, en medio de circunstancias unas veces gozosas y otras tristes, con padecimientos fsicos que parecan desmentir
el cuidado amoroso de Dios (la muerte de su esposo cuando ella tena cincuenta
y tres aos, el fallecimiento de dos de sus hijos, la oposicin de prximos y
extraos), la providencia divina nunca estuvo ausente en la vida de la sierva del
Seor. A veces, la gracia de Dios no se manifiesta de inmediato, como pedimos
y esperamos, pero cuando disponemos de la perspectiva histrica necesaria para
hacer un juicio justo de la realidad, reconocemos que Dios nunca nos ha fallado.
De todos los milagros sucedidos en la vida de Elena de White, pocos son
tan sorprendentes como la importancia de su obra como escritora: A los 17
aos, cuando todos mis amigos pensaron que yo haba quedado permanentemente invlida debido a un grave accidente que haba sufrido en mi niez,
un visitante celestial vino y me habl diciendo: Tengo un mensaje para que
des. Cmo! pens, ciertamente debe haber un gran error. Otra vez se
pronunciaron las palabras: Tengo un mensaje para que des. Escribe y manda a
la gente lo que te doy. Hasta ese tiempo, mi mano temblorosa no haba podido
escribir una lnea. Contest: No puedo hacerlo. No puedo hacerlo. Escribe!
Escribe!, fueron las palabras pronunciadas otra vez. Tom pluma y papel, y
comenc a escribir, y cunto he escrito desde entonces, es imposible calcularlo.
El vigor, el poder, eran de Dios. [] Pero tenemos el privilegio de colocarnos
en la debida relacin con Dios y determinar que, mediante su ayuda, haremos
nuestra parte en esta obra para mejorarla. Se revelar la gloria de Dios en la
vida de los que humildemente, pero sin vacilaciones, llevan a cabo esta resolucin. S esto por experiencia (Mensajes selectos, t. 1, p. 118).
El mismo apstol que escuch una vez decir al Seor, Bstate mi gracia,
porque mi poder se perfecciona en la debilidad (2 Cor. 12:9), escribir ms
tarde desde una prisin en Roma a la iglesia de Filipos: Todo lo puedo en
Cristo que me fortalece. Por qu? Porque estaba viendo la manifestacin
del poder de Dios en la propia casa del Csar: Quiero que sepis, hermanos,
que las cosas que me han sucedido, han contribuido ms bien al progreso del
evangelio, de tal manera que en todo el pretorio y entre todos los dems se ha
hecho evidente que estoy preso por causa de Cristo (Fil. 1:12, 13).
La certeza del don proftico en la iglesia nos recuerda este da que hay un
Dios en los cielos.
202
16
julio
17
julio
Crees esto?
Le dijo Jess: Yo soy la resurreccin y la vida;
el que cree en m, aunque est muerto, vivir. Y todo aquel
que vive y cree en m, no morir eternamente. Crees esto?
(Juan 11:25, 26).
204
A m lo hicisteis
De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno
de estos mis hermanos ms pequeos, a m lo hicisteis
(Mateo 25:40).
18
julio
19
julio
Simn, duermes?
Y esto, conociendo el tiempo, que es ya hora
de levantarnos del sueo, porque ahora est ms cerca
de nosotros nuestra salvacin que cuando cremos
(Romanos 13:11).
l relato evanglico de la vida del apstol Pedro dice que, en tres ocasiones
importantes, Pedro se qued dormido en momentos relevantes de su vida.
La primera vez, Pedro se durmi en el momento de la transfiguracin (Luc.
9:28-36). Se acercaba la semana de la Pasin, Jess tom a Pedro, Santiago
y Juan y se los llev a un monte para orar. Mientras l oraba, su rostro y sus
vestidos se volvieron resplandecientes, entonces, Moiss y Elas aparecieron
en su gloria y hablaban con l. Pero Pedro y sus compaeros estaban rendidos
de sueo y, por poco, se quedan sin contemplar la gloria de Jess ni escuchar
la voz del cielo que confirm la divinidad del Maestro.
La segunda vez, Pedro se qued dormido en el Getseman (Mar. 14:32-42).
Jess estaba angustiado, necesitaba ms que nunca el apoyo de los suyos y la
ayuda del Padre. As que tom, de nuevo, a Pedro, Santiago y Juan y los llev al
lugar donde habitualmente se reunan para orar. Les pidi que orasen por l y por
ellos mismos para no entrar en tentacin; mientras, l haca lo mismo un poco ms
lejos llorando y sudando sangre. Pero en dos ocasiones los encontr durmiendo,
rendidos de sueo: Simn, duermes? No has podido velar una hora?
La tercera vez, Pedro se qued dormido en la prisin de Jerusaln (Hech.
12:6-11). Herodes, el tetrarca, haba matado ya a Santiago y quera hacer lo
mismo con Pedro para congraciarse con los judos. Pero este, en un calabozo,
entre dos soldados, sujeto con dos cadenas, dorma plcidamente. Un ngel del
Seor toc a Pedro en el costado para despertarlo y lo sac de la crcel.
Como Pedro, a veces dormimos cuando debiramos estar despiertos y velando. Dormimos cuando Dios nos va a manifestar su poder, cuando va a reconfortar nuestra fe y seguridad en l, cuando nos quiere preparar para momentos
difciles en los que seremos probados. Como Pedro, a veces dormimos cuando
Jess espera nuestra colaboracin responsable, comprometida y activa. Dormimos inconscientes mientras l se preocupa porque est en juego la salvacin
de las almas. Acaso dormimos como las vrgenes fatuas esperando su venida?
Atencin! Pablo nos dice: Es ya hora de levantarnos del sueo, porque ahora
est ms cerca de nosotros nuestra salvacin que cuando cremos.
Pidamos a Dios hoy que nos ayude a velar y orar en todo momento. As
estaremos listos para enfrentar los desafos de la vida.
206
La muerte de un hijo
El que no escatim ni a su propio Hijo,
sino que lo entreg por todos nosotros,
cmo no nos dar tambin con l todas las cosas?
(Romanos 8:32).
20
julio
207
21
julio
El pez
Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios
(Hechos 8:37).
ace varios aos compr un pequeo libro de oracin para jvenes de Francisco Garca-Salve titulado El pez. En esa obra el autor comentaba que,
desde finales del siglo II, Jesucristo era llamado Pez. Tambin, aseguraba
que, entre los primeros cristianos, la figura del pez era frecuente, y se conserva
en epitafios, inscripciones y figuras. En algn momento, los cristianos perseguidos llegaron a reconocerse por una contrasea en forma de pez.
Durante un viaje de estudios, visit las catacumbas de Roma, cementerios
subterrneos que sirvieron de refugio y lugar de culto a los cristianos durante
las persecuciones del Imperio romano. En los muros de esos lugares se podan
ver los smbolos cristianos del Salvador, la iglesia, la esperanza cristiana, el
Espritu Santo, que los primeros cristianos pintaban y que los perseguidores
no podan entender, pero s los fieles. Uno de los ms frecuentes era el pez:
unas veces solo, otras asociado a la cruz, a un arca o barco, junto a un ancla o
cerca de una paloma. Seguramente, al ver esa figura se sentan reconfortados
al recordar a Dios, en quien haban credo y por quien haban dado sus vidas.
A pesar de estar presos y vivir en persecucin, se gozaban en afirmar de una
u otra manera que la salvacin nicamente viene de Jess. As, podan hacer
frente a todo tipo de ataques por parte de Satans.
El smbolo del pez era un secreto de la iglesia primitiva para enfrentar
a los emisarios del mal. Los primeros cristianos estaban llamados a menudo a
hacer frente cara a cara a las potestades de las tinieblas. Por medio de sofistera
y persecucin el enemigo se esforzaba por apartarlos de la verdadera fe. Ahora, cuando el fin de las cosas terrenales se acerca rpidamente, Satans realiza
desesperados esfuerzos por entrampar al mundo. Inventa muchos planes para
ocupar las mentes y apartar la atencin de las verdades esenciales para la salvacin. En todas las ciudades sus agentes estn organizando afanosamente en
partidos a aquellos que se oponen a la ley de Dios. El gran engaador est tratando de introducir elementos de confusin y rebelin, y los hombres se estn
enardeciendo con un celo que no est de acuerdo con su conocimiento (Los
hechos de los apstoles, p. 178).
Todos nosotros tenemos claves, secretos, smbolos para dialogar con el Seor. salos hoy! No olvides que la persecucin se libra tambin en la mente.
Por eso es muy importante repetir este da la ms sublime declaracin que un ser
humano puede hacer: Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios.
208
El magnetismo de la Cruz
Y yo, cuando sea levantado de la tierra, a todos atraer a m mismo.
Esto deca dando a entender de qu muerte iba a morir
(Juan 12:32, 33).
22
julio
ace aos, durante los actos de dedicacin de la nueva iglesia del campus
adventista de Collonges-sous-Salve (Francia), se presentaron las tres
cruces instaladas en el edificio: la cruz exterior, en la fachada, indicando el carcter sagrado del edificio. En el interior, en el muro del estrado, la cruz que se
iluminaba y que presida los actos de culto. Finalmente, una tercera cruz, en el
vestbulo, en un bajorrelieve hecho con escayola y resina que representaba un
haz de surcos confluyendo en un punto de intercesin y que, en su base, tena
el texto: A todos atraer a m mismo.
Atraer, magnfica palabra cuyo verbo original, elkuo, significa arrastrar hacia, atraer con fuerza, como un imn atrae al hierro y al acero. Y eso
ha sido y es realmente la Cruz, un poderoso imn espiritual, irresistible y transformador. El apstol Pablo deca: La palabra de la cruz es locura a los que se
pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios (1 Cor.
1:18). La Cruz es instrumento de reconciliacin con Dios (Col. 1:20), seguir
a Jess es seguirle cada da con una cruz (Luc. 9:23). La cruz, un instrumento
de tortura, es vida, porque el imn de la Cruz ejerce una atraccin de ternura
y de amor divinos.
Tratemos de ilustrar la atraccin de la Cruz: toma un imn y pequeos trozos
de acero de formas y colores diferentes, el imn atraer a todos, sin excepcin.
Pon sobre una hoja de papel esas mismas piezas de acero y por debajo de la
hoja haz correr el imn de un lado para otro, las piezas seguirn al imn por
dondequiera que vaya. Toma ahora una fina barrita de acero y deja que se imante
durante un corto espacio de tiempo. La barrita adquirir el poder de atraccin del
imn y atraer, a su vez, a las pequeas piezas de acero. As tambin, la Cruz
nos transmite su poder de atraccin. Pero deja la barrita separada del imn un
instante y dale uno o ms fuertes golpes con una gruesa barra de madera. Ah! la
barrita ha perdido totalmente su poder de atraccin. La separacin de la Cruz y
las tentaciones de Satans nos roban el magnetismo de la Cruz.
No lo olvidemos: con la Cruz, tenemos poder de atraccin; sin ella, nos volvemos individuos inertes sin capacidad de transmitir el amor salvador de Jess.
209
23
julio
Cruz y resurreccin
Mientras suba Jess a Jerusaln, tom a sus doce discpulos
aparte y les dijo por el camino: Ahora subimos a Jerusaln,
y el Hijo del hombre ser entregado a los principales sacerdotes
y a los escribas. Lo condenarn a muerte y lo entregarn
a los gentiles para que se burlen de l, lo azoten y lo crucifiquen;
pero al tercer da resucitar
(Mateo 20:17-19).
24
julio
l islamismo es hoy una de las religiones ms importantes del mundo. Aunque parezca extrao, para los musulmanes, Jess ocupa un lugar importante en el Corn, su libro sagrado. De las 114 suras o captulos en que est dividido, 15 hablan de Jess y le consagran 93 versculos. En trminos generales,
el Corn eleva a Jess a un nivel nunca alcanzado por ningn otro personaje
cornico, salvo, por supuesto, Al. Predominan en l los relatos concernientes
a Mara y su familia, al precursor Juan Bautista, al nacimiento y a la infancia
de Jess.
Adems, Cristo es siempre llamado Jess, hijo de Mara, para subrayar
su humanidad. Sin embargo, el Corn considera la concepcin de Jess como
una obra del Espritu: A Mara, hija de Inrm, que conserv su virginidad, le
inspiramos una parte de nuestro espritu (LXVI:12). Jess es considerado un
perfecto musulmn. Su venida fue una seal de Al, un testimonio de la misericordia divina, que l prob con sus milagros. Jess confirm las Escrituras
precedentes, trajo el evangelio y anunci la venida de Mahoma, que el Corn
confunde con el Consolador prometido por Cristo. El segundo advenimiento de Jess est presentado en la tradicin heterodoxa del Mahdi, personaje
mesinico que limpiar al mundo de toda iniquidad y establecer un reino de
justicia y paz.
Honrado con los ttulos de Servidor de Al, Mesas, el Verbo, un Espritu
emanado de Al, Jess no es ms que un enviado, un profeta, una criatura divina, pero no es Dios. Adems, el Corn guarda un absoluto silencio sobre la
obra redentora de Jess y, por consiguiente, niega su pasin y la muerte real
en la cruz. Sin la cruz, al islamismo le falta la nocin de amor de Dios por el
hombre y del hombre por Dios; por el contrario, la sumisin y la obediencia a
Al son objeto de gloria para los musulmanes.
Eliminar la cruz de la esperanza cristiana es eliminar su propia esencia. Sin
la cruz, el cristianismo se reduce a una serie de relatos morales antiguos, una
lista de buenos deseos y algunas promesas para vivir mejor. El eje sobre el que
gira la Biblia es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo (Juan 1: 36).
Hoy te invito a mirar la cruz de Cristo y ponderar el sacrificio que hizo por
ti y el inmenso valor que tienes a sus ojos.
211
25
julio
El indulto
Bienaventurado aquel cuya transgresin ha sido perdonada
y cubierto su pecado. Bienaventurado el hombre a quien Jehov
no culpa de iniquidad y en cuyo espritu no hay engao
(Salmo 32:1, 2).
El neonatlogo
Desead, como nios recin nacidos, la leche espiritual
no adulterada, para que por ella crezcis para salvacin,
ya que habis gustado la bondad del Seor
(1 Pedro 2:2, 3).
26
julio
27
julio
Un prdigo
en la Segunda Guerra Mundial
Porque este, mi hijo, muerto era y ha revivido;
se haba perdido y es hallado
(Lucas 15:24).
214
Su sangre me cubri
En l tenemos redencin por su sangre,
el perdn de pecados segn las riquezas de su gracia.
(Efesios 1: 7)
28
julio
29
julio
ace aos, cuando acudamos al Consejo Anual de la entonces Divisin Euroafricana, los presidentes de los campos de Europa occidental esperbamos
con inquietud la llegada de los representantes de los pases del bloque comunista.
No siempre las autoridades les permitan viajar, pero cuando podan hacerlo, nos
contaban historias estremecedoras padecidas por pastores y miembros de iglesia en
aquellos pases: encarcelamientos, trabajos en las minas, torturas, hambre, falsos
pastores infiltrados por el Gobierno. A aquella poca pertenece un librito escrito
por Richard Wurmbrand, un pastor evanglico fundador de la Iglesia Subterrnea,
titulado Torturado para Cristo. En l cita a hombres y mujeres que fueron hroes
de la iglesia mrtir de aquel tiempo.
El versculo de hoy ha sido objeto de diversas interpretaciones. El apstol habla de que est completando lo que falta de las aflicciones de Cristo por la iglesia.
Cmo debemos entenderlo? Por supuesto que no falt nada a las aflicciones redentoras de la Cruz. Todo lo necesario fue ampliamente satisfecho por el Salvador.
Tampoco podemos deducir que Pablo est atribuyendo a sus padecimientos un
valor expiatorio para remisin de los pecados propios o ajenos, entonces, qu
sufrimientos faltaban?
Las aflicciones de Cristo a los que Pablo se refiere estn situadas en el contexto de la iglesia, que es su cuerpo; no son los padecimientos mediante los
cuales salv a la humanidad. La palabra griega thlipseon, traducida por aflicciones, nunca se aplica a los sufrimientos de Cristo en la cruz. De lo que aqu
se trata es de las aflicciones apostlicas, las que se padecen por causa de la predicacin del evangelio. La proclamacin y defensa de la verdad en el tiempo y
en el espacio para la extensin de la iglesia en el mundo, deba ser completada
por los creyentes: El que en m cree, las obras que yo hago, l tambin las har;
y aun mayores har, porque yo voy al Padre (Juan 14:12). Y los padecimientos,
persecuciones y privaciones soportadas en la misin, son un signo de identificacin con Cristo, de modo que nuestras aflicciones, aqu y ahora, son tambin las
suyas: Al contrario, gozaos por cuanto sois participantes de los padecimientos
de Cristo, para que tambin en la revelacin de su gloria os gocis con gran alegra (1 Ped. 4:13).
Crees que aun el dolor puede acercarte a Dios? Esa es su promesa. Que
nada te separe hoy del amor divino.
216
Vive la vida!
El ladrn no viene sino para hurtar, matar y destruir;
yo he venido para que tengan vida,
y para que la tengan en abundancia
(Juan 10:10).
30
julio
217
31
julio
Cartas de Cristo
Y es manifiesto que sois carta de Cristo expedida por nosotros,
escrita no con tinta, sino con el Espritu del Dios vivo;
no en tablas de piedra, sino en tablas de carne del corazn
(2 Corintios 3:3).
u es una carta viviente? Quin y cmo han sido escritas las cartas a
Pablo quiso decir es que en todo tiempo, pero particularmente cuando surge la
duda o se desdea la obra de Cristo en el mundo, nosotros, llamados a representarle ante los hombres hasta que vuelva, somos su carta abierta, viviente,
probatoria, testimonio convincente de su bondad y verdad, el mejor argumento
en favor o en contra de Cristo.
Una carta viviente es un mensaje enviado al mundo a travs del testimonio
de la vida de las personas llamadas cristianas. La iglesia es, en efecto, una
carta, un certificado de Cristo, firmado por l, acreditado por l, del que se
reconoce Autor y remitente, es la expresin viviente de una comunicacin que
Cristo quiere hacer a los hombres. Estas cartas dictadas por Cristo han sido
escritas no con tinta, no por los hombres ni con mtodos humanos, sino con
el Espritu de Dios que, como dijo Jess a Nicodemo, cumple en nosotros una
obra silenciosa, una transformacin profunda asimilada a un nuevo nacimiento
en Cristo Jess: Si alguno est en Cristo, nueva criatura es: las cosas viejas
pasaron; todas son hechas nuevas (2 Cor. 5:17).
Tambin la materia en la cual se ha escrito es una materia viviente, no en
tablas de piedra como las de Moiss sino en el corazn de carne. Hubiese sido
ms lgico que Pablo comparase el corazn de carne en el que escribe el Espritu Santo con el papel que normalmente se usaba para escribir cartas, pero
quiso aludir de este modo a la nueva alianza en la que, como dice Jeremas, el
Seor promete: Pondr mi ley en su mente y la escribir en su corazn (Jer.
31:33).
Somos cartas de Cristo, mensajes de vida, de acciones que hablan con mayor poder que las palabras. Somos siempre conscientes de ello? Nos damos
cuenta de la enorme responsabilidad que significa ser mensajeros de la verdad
cristiana?
En este da, te invito a renovar tu fe en Cristo. Pdele que te ayude a representar dignamente el alto honor de ser un cristiano redimido para habitar en las
mansiones celestiales.
218
agosto
agosto
El rostro de Jess
All se transfigur delante de ellos,
y resplandeci su rostro como el sol
(Mateo 17:2).
ron los fluidos de la cabeza del cuerpo muerto de Cristo en el sudario de Turn;
reprodujo el rostro de aquel negativo. Pero esa reliquia es falsa, no envolvi el
cuerpo muerto de Jess porque se ha demostrado por las pruebas del carbono
14 que la tela corresponde a la Edad Media. Adems, ese dibujo pretende describir el rostro de un Cristo muerto, mientras que los Evangelios y las Epstolas
nos muestran a un Cristo vivo porque describen los rasgos morales, las cualidades espirituales reflejadas en su rostro. He aqu algunos ejemplos.
Un texto de Lucas nos dice que Cristo tuvo un rostro intrpido: Cuando se
cumpli el tiempo en que l haba de ser recibido arriba, afirm su rostro para
ir a Jerusaln (9:51). Hay vidas que se crecen en las adversidades; el rostro
de Cristo era de esos que, ante las pruebas, se muestran resueltos, con arrojo,
serenos, valientes.
Pedro nos describe un rostro que no hace componendas con el pecado: El
rostro del Seor est contra aquellos que hacen mal (1 Ped. 3:12). Ese rostro
muestra la precisin moral con la que Dios considera al mal. Asimismo, el
Cristo de los Evangelios no esconda su enfado ante el cinismo de los fariseos
(Mar. 3:5).
En Getseman, Cristo mostr un rostro suplicante y a la vez sumiso: Se
postr sobre su rostro, orando y diciendo: Padre mo, si es posible, pase de m
esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como t (Mat. 26:39). Cristo
sinti el peso de los pecados de la raza humana, pero acept la voluntad del
Padre. La culpa del pecado fue agona en su espritu y obediencia en su rostro.
Debido al odio feroz de quienes lo condenaron y asesinaron, Cristo revel
un rostro humillado que, en realidad, era un semblante de amor compasivo:
Entonces lo escupieron en el rostro y le dieron puetazos (Mat. 26:67), un
rostro ensangrentado, coronado de espinas. Sobre aquel rostro se ensa la
furia del infierno, pero l soport con firmeza. Magnfico ejemplo para todos!
Asimismo, en el monte de la transfiguracin resplandeci su rostro como el
sol (Mat. 17:2).
Todos nosotros podemos tener el rostro de Cristo, podemos reproducir en
nuestras vidas sus rasgos de carcter mediante la contemplacin (2 Cor. 3:18).
Que sea esa nuestra oracin en esta maana.
220
agosto
ess y Judas estn frente a frente. Aunque las versiones de la ltima cena que
nos presentan los cuatro evangelistas tienen diferencias importantes, hay un
hecho que ninguno omite: la declaracin de Jess de que iba a ser entregado por
uno de los doce y las reacciones que esto produjo en ellos. Todos tenan la sensacin de estar viviendo momentos muy trascendentes y que algo importante iba a
suceder, pero cuando el Maestro dijo con tristeza: De cierto, de cierto os digo que
uno de vosotros me va a entregar (Juan 13:21), se entristecieron en gran manera
y comenz a escucharse el grito de sus conciencias: Soy yo, Seor?
En el cenculo, junto al Maestro, hubo dos tipos de conciencia: las conciencias de los once (incluida la de Pedro que le negara poco despus tres veces), sensibles, abiertas, sinceras; y la conciencia de Judas, insensible, rigurosa, hipcrita.
Por eso Jess hizo a la conciencia de Judas apelaciones cada vez ms directas:
1. Durante el lavamiento de los pies, Jess acarici en silencio las
extremidades de su discpulo.
2. En la mesa, Jess dijo: Uno de vosotros me va a entregar (Mat. 26: 21).
Un poco ms tarde, el Seor precis: El que mete la mano conmigo en
el plato (26:23). Recurri despus a la amenaza directa: Ay de aquel
hombre por quien el Hijo del hombre es entregado! Bueno le fuera no
haber nacido (26:24). Juan se acerc al Maestro y le pregunt: Seor,
quin es? Y Jess respondi: A quien yo le d el pan mojado, se
es. Y, mojando el pan, lo dio a Judas Iscariote hijo de Simn (Juan
13:6). Y su ltimo intento de hablar directamente al corazn de Judas
fue la respuesta a la pregunta hipcrita que Judas le dirigi: Soy yo,
Maestro? Jess le respondi: T lo has dicho.
3. Satans, en ese momento, entr en l, dice el texto, as que Cristo le
increp: Lo que vas a hacer, hazlo pronto (Juan 13:27).
4. Este triste relato acerca de Judas y su conciencia concluye con una
siniestra declaracin del evangelista: Cuando l tom el bocado, sali
en seguida. Era ya de noche (Juan 13:30).
Cuando la conciencia resiste impasible las bondadosas invitaciones del Seor, la luz de Dios que nos ha rodeado desaparece y nos envuelven las tinieblas
de la obcecacin y de la sinrazn. Satans toma posesin de nuestra vida y nadie puede imaginar entonces a qu extremos de maldad podemos llegar. Judas
entreg a Jess a sus enemigos y luego se ahorc.
221
agosto
No te negar!
Pedro le dijo: Aunque tenga que morir contigo, no te negar
(Mateo 26:35).
222
agosto
agosto
Cristo o Barrabs
Reunidos, pues, ellos, les pregunt Pilato: A quin queris
que os suelte: a Barrabs o a Jess, llamado el Cristo?
(Mateo 27:17).
Qu har de Jess
llamado el Cristo?
Pilato les pregunt: Qu, pues, har de Jess,
llamado el Cristo? Todos le dijeron: Sea crucificado!
(Mateo 27:22).
agosto
agosto
Este es el hombre!
Y sali Jess llevando la corona de espinas
y el manto de prpura. Pilato les dijo: Este es el hombre!
(Juan 19:5).
espus de haber sido azotado, Jess fue humillado por los soldados romanos que le pusieron un manto de prpura, le pusieron una corona de
espinas en las sienes, una caa en la mano derecha y pasando delante de l,
rodilla en tierra, se burlaban diciendo: Salve, rey de los judos! Adems,
lo escupan, lo golpeaban con una caa en la cabeza y lo abofeteaban. As fue
presentado de nuevo al pueblo. No obstante, a pesar de haber sido torturado,
su rostro segua emanando misericordia: El semblante del Salvador no estaba
desfigurado delante de sus enemigos. Cada rasgo expresaba bondad y resignacin y la ms tierna compasin por sus crueles verdugos. [] Algunos de los
espectadores lloraban. Al mirar a Jess sus corazones se llenaron de simpata.
An los sacerdotes y prncipes estaban convencidos de que era todo lo que
aseveraba ser (El Deseado de todas las gentes, p. 684). Pilato, afirmando de
nuevo la inocencia de Jess, se lo present diciendo: Este es el hombre!
Por qu us el procurador romano esta frase para referirse a Jess? No lo
sabemos. Sin embargo, pronunci una gran verdad, ya que Jess era el Verbo
de Dios que se haba hecho hombre para salvar a la raza humana. Gracias a
eso, se convirti en el representante de toda la humanidad ante Dios tomando
sobre s sus pecados y muriendo por ellos en la cruz del Calvario. Este acto
demostr el enorme valor que tiene cada ser humano para Jess, sin importar
el color de su piel, su nacionalidad o su credo, ya que l nos am y dio su
vida por nosotros antes de que creyramos en l: Pero Dios muestra su amor
para con nosotros, en que siendo an pecadores, Cristo muri por nosotros
(Rom. 5:8).
Los lderes judos, aunque convencidos de que Jess era lo que aseveraba
ser, gritaron todava con ms fuerza: Crucifcale! Crucifcale! Este encuentro con los sacerdotes y prncipes de Israel signific la quiebra, la ruptura definitiva del Mesas con el pueblo de la promesa. En su presentacin a los judos
por Pilato, Jess pasaba a ser el Mesas, el Hombre, el Redentor y Salvador de
toda la humanidad a quien representaba.
Tienes graves dificultades y no sabes cmo enfrentarlas? Te agobian las
presiones de la vida? Vives grandes perplejidades? Busca a Jess! Este es el
Hombre que puede ayudarte a superar cualquier obstculo!
226
agosto
10
agosto
La crucifixin
Cuando llegaron al lugar llamado de la Calavera, lo crucificaron
all, y a los malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda
(Lucas 23:33).
228
11
agosto
ateo dice que, cuando fue crucificado, muchas mujeres que le haban
seguido desde Galilea para servirle se quedaron mirando de lejos a Jess
(27:55), pero Juan indica que al pie de la cruz estuvieron su madre y la hermana de su madre, Mara mujer de Cleofs, y Mara Magdalena (19:25). Estas
mujeres fueron testigos de los horrores de la crucifixin; escucharon la furia
satnica de sacerdotes y escribas que le escarnecan; presenciaron la brutal ejecucin de la soldadesca romana; les sobrecogieron con espanto los fenmenos
naturales que acompaaron la muerte del Salvador: las tinieblas que envolvieron al Glgota y el terremoto que fractur las peas. Aquellas mujeres vieron
con angustia los sufrimientos agnicos de Jess y sintieron en sus cuerpos la
punzada de un dolor profundo indecible.
Pero Mara, la angustiada madre del Salvador, sufri de manera particular
este instante. En un determinado momento, ante el brutal espectculo, Juan debi
retirarla del lugar de los padecimientos de su hijo: Vio sus manos extendidas
sobre la cruz; se trajeron el martillo y los clavos, y mientras estos se hundan a
travs de la tierna carne, los afligidos discpulos apartaron de la cruel escena el
cuerpo desfallecido de la madre de Jess (El Deseado de todas las gentes, p.
693). En el momento de morir, cuando senta que le faltaba la respiracin, en los
estertores de la muerte, Jess recorri con la mirada a los que estaban cerca de
la cruz y, al ver a su madre, dijo: Mujer, he ah tu hijo; y luego dirigindose a
Juan, le dijo: He ah tu madre. Elena de White comenta de nuevo: Oh Salvador compasivo y amante! En medio de todo su dolor fsico y su angustia mental,
tuvo un cuidado reflexivo para su madre! No tena dinero con que proveer a su
comodidad, pero estaba l entronizado en el corazn de Juan y le dio a su madre
como legado precioso. [] El perfecto ejemplo de amor filial de Cristo resplandece con brillo siempre vivo a travs de la neblina de los siglos (ibd., p. 700).
Porque hay un Dios en los cielos cuida, ama y protege a las personas que
tienes a tu cargo.
229
12
agosto
l plan trazado por la Deidad para salvar a la humanidad es denominado misterio en el Nuevo Testamento y se hace referencia a l de diferentes modos:
El misterio del reino (Mar. 4:11); el misterio de la piedad (1 Tim. 3:16);
el misterio de la fe (1 Tim. 3:9); el misterio de Dios y Cristo (Col. 2:2); el
misterio del evangelio (Efe. 6:19); el misterio de su voluntad (Efe. 1:9). En
efecto, el misterio de la salvacin tiene implicaciones que pueden resultar difciles de comprender sin ejercer la fe: la encarnacin del Hijo de Dios, su anonadacin siendo Dios; las nociones de sustitucin, propiciacin, expiacin, muerte y
abandono del Padre; todo ello es un misterio insondable pero, como dice Pablo,
ese misterio ha sido revelado (Efe. 1:9). En los dramticos actos de la Pasin de
Cristo, lo sobrenatural est ntimamente unido al ms crudo naturalismo de los
sufrimientos, la angustia agnica y finalmente la muerte real soportada por el
Hijo del Hombre. Nos sorprende el clamor de Cristo en la cruz: Dios mo, Dios
mo, por qu me has desamparado? Desgarrador! Tena el amado Salvador
que pasar solo aquel trance de dolor y muerte? No haba dicho Cristo a los judos: Mi Padre hasta ahora trabaja, y yo trabajo (Juan 5:17)? Dnde estaba el
Padre mientras Jess agonizaba en la cruz?
Sobre Cristo como sustituto y garante nuestro fue puesta la iniquidad de
todos nosotros. [] Pero en estos momentos, sintiendo el terrible peso de la
culpabilidad que lleva, no puede ver el rostro reconciliador del Padre. Al sentir
el Salvador que de l se retraa el semblante divino en esta hora de suprema
angustia, atraves su corazn un pesar que nunca podr comprender plenamente el hombre. [] Como fnebre mortaja, una oscuridad completa rode la
cruz. [] En esa densa oscuridad, se ocultaba la presencia de Dios. [] Dios
y sus santos ngeles estaban al lado de la cruz. El Padre estaba con su Hijo.
Sin embargo, su presencia no se revel. [] En aquella hora terrible, Cristo
no fue consolado por la presencia del Padre (El Deseado de todas las gentes,
pp. 701, 702).
Cuando reflexionamos sobre los sufrimientos y la muerte de Cristo en el
Calvario, el realismo estremecedor de esas escenas nos hace pensar que solo
pudo tener lugar por un amor infinito hacia la humanidad, por ti y por m.
230
Consumado es!
Cuando Jess tom el vinagre, dijo: Consumado es!
E inclinando la cabeza, entreg el espritu
(Juan 19:30).
13
agosto
ucas y Juan son los nicos que describen el momento mismo de la muerte
de Jess. Ambos coinciden en sealar que el Seor entreg su espritu.
Pero Juan aade una corta frase de Jess que, sin duda, cuando escribi su
Evangelio a finales del siglo I, haba adquirido un profundo significado en la
iglesia primitiva: Consumado es! La sexta palabra de Jess en la cruz que,
como el resto de las cuatro ltimas, tiene que ver con su obra de salvacin. En
efecto, el significado mltiple del verbo empleado aqu puede ser ejecutar,
cumplir, consumar, acabar, pagar, pero qu? De qu se trata? De
la salvacin del mundo, de la redencin de la humanidad. Sus sufrimientos y
su muerte iban a permitir al hombre pecador alcanzar la justificacin y la vida
eterna.
En la oracin sacerdotal, Cristo ya haba anunciado al Padre: He acabado
la obra que me diste que hiciera (Juan 17:4). Ahora, en el momento de su
muerte, confirma con un grito de victoria que esa obra ha sido consumada.
El plan de la salvacin, concebido desde antes de la fundacin del mundo, ha
sido ejecutado. Se han cumplido los anuncios de los profetas mesinicos. Se
ha pagado el rescate para librar al hombre de la esclavitud del mal. Finalmente, se ha logrado el objetivo de la encarnacin del Hijo de Dios. La muerte de
Cristo en la cruz no fue el fracaso de su ministerio en esta tierra; no sucumbi
ante la crueldad, las pasiones y el odio de los que le crucificaron. Su muerte
fue una victoria contundente y su grito final, Consumado es!, un clamor de
triunfo que reson en el Calvario, en este mundo, en los cielos y por la eternidad. Todo el cielo se asoci al triunfo de Cristo. Satans, derrotado, saba
que haba perdido su reino. [] El clamor, Consumado es, tuvo profundo
significado para los ngeles y los mundos que no haban cado. La gran obra
de la redencin se realiz tanto para ellos como para nosotros. Ellos comparten
con nosotros los frutos de la victoria de Cristo. [] Satans vio que su disfraz
le haba sido arrancado. Su administracin quedaba desenmascarada delante
de los ngeles que no haban cado y delante del universo celestial. Se haba
revelado como homicida. [] haba perdido la simpata de los seres celestiales (El Deseado de todas las gentes, pp. 706, 709).
As como Jess termin su obra, decidamos hoy cumplir la misin que l
tiene para nosotros.
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14
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El camino a Emas
l les dijo: Qu plticas son stas que tenis
entre vosotros mientras caminis, y por qu estis tristes?
(Lucas 24:17).
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15
agosto
os discpulos de Emas tenan los ojos velados y Jess se los abri. Cmo
lo hizo? Primeramente, hizo falta eliminar sus preocupaciones. En todas
nuestras crisis, generalmente hacemos de nosotros mismos el centro de nuestras inquietudes, de modo que todo gire en torno a nosotros. El mejor remedio
para la tristeza, la frustracin o la depresin es ser capaz de olvidarse de uno
mismo y ocuparse de otras cosas y de otras personas.
El Maestro les ense despus a buscar las respuestas en las Escrituras. En la
Biblia debemos tratar de encontrar la respuesta a nuestras dudas, perplejidades,
crisis y preguntas. Asimismo, Cristo les ense a tener confianza en la Biblia.
Finalmente, Jess les mostr la suprema necesidad de la muerte del Mesas.
Aquellos discpulos no haban comprendido hasta ese momento que la muerte
de Cristo era necesaria, estaba anunciada y que no fue un accidente desdichado
de su ministerio. El Seor les dijo: No era necesario que el Cristo padeciera
estas cosas y que entrara en su gloria? (Luc. 24:26). A continuacin, les dio
un estudio bblico: Y comenzando desde Moiss y siguiendo por todos los
profetas, les declaraba en todas las Escrituras lo que de l decan (vers. 27).
La cruz, el sufrimiento y el dolor son un componente indispensable del discipulado. Ignorarlo es aadir al sufrimiento, el dolor de la incomprensin de los
planes divinos.
Por fin llegaron a la aldea de Emas. El da declinaba y el misterioso acompaante hizo como que iba ms lejos. Pero los entusiasmados discpulos lo obligaron a quedarse. A travs del estudio de las Escrituras estamos aprendiendo a
conocer y apreciar la compaa de Jess. El siguiente paso es invitarle a entrar en
la intimidad de nuestra vida, sentarlo a nuestra mesa, cenar con l. Esto es lo que
nos ensea la historia de los discpulos de Emas. Es la experiencia magnfica
de la comunin.
Y as reconocieron al glorioso Maestro resucitado. Qu sorpresa! Qu
bendicin! Qu revelacin! Cuando parta el pan desapareci de su vista
(vers. 30). Entonces ellos reconocieron haber sentido el influjo sobrenatural de
Jess mientras les explicaba las Escrituras: No arda nuestro corazn en nosotros, mientras nos hablaba en el camino y cuando nos abra las Escrituras?
(vers. 32).
Hoy pdele a Jess que te ayude a entender las Escrituras.
233
16
agosto
De regreso a Jerusaln
Levantndose en esa misma hora, volvieron a Jerusaln;
y hallaron a los once reunidos y a los que estaban con ellos,
que decan: Ha resucitado el Seor verdaderamente,
y ha aparecido a Simn
(Lucas 24:33, 34).
ess desapareci de la vista de los dos discpulos de Emas en el mismo momento en que lo reconocieron. Por qu? Durante ms de tres aos, aquellos
hombres haban fundado su fe y confianza en Jess en su presencia visible, audible, tangible. Haban formado parte de su crculo de amigos, haban sido testigos
de las manifestaciones pblicas de su divinidad. Pero cuando lo crucificaron y
sepultaron dejaron de verlo y creyeron que lo haban perdido para siempre. Necesitaban ahora tener una presencia interior de Jess en sus vidas, ver por la fe
al Invisible. Por eso Jess desapareci. Ya tenan evidencias de su resurreccin.
Ahora, como Toms, necesitaban creer sin ver. Y es que todos necesitamos tener
esa presencia interna de Cristo, una realidad interior no condicionada por las
circunstancias, una presencia exclusivamente por la fe. Pero la fe integral no es
tampoco un misticismo interno, carente de realismo.
Desde Emas, posiblemente sin terminar de cenar, volvieron a Jerusaln.
La noche, la oscuridad, el cansancio, los impedimentos, nada tiene valor cuando arde el corazn por haber visto a Cristo resucitado. Si en el viaje de ida
iban despacio, con paso cansino, hablando con pesar, melanclicos, el camino
de regreso a Jerusaln era ahora camino de gozo y no de tristezas, camino de
certezas y no de dudas, camino sin Cristo al lado pero con Cristo dentro, camino de esperanza y no de nostalgias, camino de hallazgos y no de prdidas, camino de victoria y no de fracaso. Era el mismo camino, pero mucho ms corto
ahora porque haba fuego dentro de sus corazones. Reparemos en la expresin
de gozo alborozado con que comienza y termina el Evangelio de Juan: Hemos
hallado al Mesas (Juan 1:41; 20:25).
As interpreta Elena de White el viaje de regreso a Jerusaln de los dos discpulos de Emas: La noche es oscura, pero el Sol de justicia resplandece sobre
ellos. Su corazn salta de gozo. [] Cristo ha resucitado, repiten vez tras vez.
Tal es el mensaje que llevan a los entristecidos discpulos. Deben contarles la
maravillosa historia del viaje a Emas. Deben decirles quin se les uni en el
camino. Llevan el mayor mensaje que fuera jams dado al mundo, un mensaje
de alegres nuevas, de las cuales dependen las esperanzas de la familia humana
para este tiempo y para la eternidad (El Deseado de todas las gentes, p. 742).
Este da pide a Dios que encienda tu corazn de fervor espiritual.
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17
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l leer el relato de la crucifixin, observamos la reiteracin que los evangelistas hacen del verbo mirar, como si verdaderamente quisiese significar
que aquellas escenas del Glgota resultaron ser un espectculo para muchos: El
pueblo estaba mirando (Luc. 23:35); Los que pasaban le insultaban meneando la cabeza (Mar. 15:29); Cuando el centurin vio lo que haba acontecido,
dio gloria a Dios (Luc. 23:47); Toda la multitud de los que estaban presentes
en este espectculo, viendo lo que haba acontecido, se volvan golpendose el
pecho (vers. 48); Pero todos sus conocidos, y las mujeres que lo haban seguido desde Galilea, estaban mirando estas cosas de lejos (vers. 49). Juan aade
que los soldados que fueron a romper las piernas a los crucificados para que no
quedasen all durante el sbado, como lo vieron ya muerto, no le quebraron las
piernas. [] Y el que lo vio da testimonio, y su testimonio es verdadero [].
Y tambin otra Escritura dice: Mirarn al que traspasaron (Juan 19:33-37).
Las miradas de odio y de escarnio de unos, las miradas de compasin y dolor
de otros, la mirada de arrepentimiento y de fe del buen ladrn, las miradas de los
curiosos vidos de sensacionalismos o las miradas furtivas de los que pasaban,
nos dice Juan que fueron el cumplimiento de la profeca de Zacaras, mirarn
al que traspasaron. Pero, en realidad, quines fueron los que traspasaron el
costado del Salvador? Qu desgarr su corazn y traspas su alma ms profundamente que aquella lanza su costado? Fue el pecado del mundo, la maldad de
los hombres. Por eso todos debemos mirar al crucificado.
Pero la profeca de Zacaras no agot su cumplimiento en el Calvario. Juan
anunci un cumplimiento futuro, mucho ms general y grandioso, cuando Jess venga en las nubes de los cielos. Entonces, todo ojo lo ver, y los que lo
traspasaron (Apoc. 1:7). Y entonces, cada uno le ver segn haya mirado hoy
al crucificado. Todos, muy pronto, veremos a aquel a quien nuestros pecados
traspasaron. Con qu confusin o con qu gozo. Imposible de expresar ni de
presentir.
Miremos hoy al Salvador clavado en una cruz con una mirada profunda
de fe, de amor, de esperanza y, cuando l vuelva, obtendremos la vida eterna.
235
18
agosto
Declogo de la excelencia
Maridos, amad a vuestras mujeres, as como Cristo am a la iglesia
y se entreg a s mismo por ella, para santificarla,
habindola purificado en el lavamiento del agua por la palabra,
a fin de presentrsela a s mismo, una iglesia gloriosa,
que no tuviera mancha ni arruga ni cosa semejante,
sino que fuera santa y sin mancha.
(Efesios 5:25-27).
Mayordomos de Dios
Las riquezas y la gloria proceden de ti,
y t dominas sobre todo; en tu mano est la fuerza y el poder,
y en tu mano el dar grandeza y poder a todos
(1 Crnicas 29:12).
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20
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Hazme a m primero
Elas le dijo: No tengas temor: ve y haz como has dicho;
pero hazme con ello primero una pequea torta cocida debajo
de la ceniza, y tremela. Despus la hars para ti y para tu hijo
(1 Reyes 17:13).
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22
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Todos queremos ms
Sean vuestras costumbres sin avaricia,
contentos con lo que tenis ahora, pues l dijo:
No te desamparar ni te dejar. As que podemos decir
confiadamente: El Seor es mi ayudador;
no temer lo que me pueda hacer el hombre
(Hebreos 13:5, 6).
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La ofrenda de la viuda
Entonces, llamando a sus discpulos, les dijo:
De cierto os digo que esta viuda pobre
ech ms que todos los que han echado en el arca,
porque todos han echado de lo que les sobra, pero esta,
de su pobreza ech todo lo que tena, todo su sustento
(Marcos 12:43, 44).
n 2001, Mozambique perteneca a la Divisin Euroafricana. Yo me encontraba en Mocuba, al norte del pas, para inaugurar y dedicar una hermosa
iglesia que haba sido construida por Enrique Lerma, un misionero espaol.
Despus de los actos de dedicacin, el presidente de la Misin invit a los
hermanos a ofrecer donativos. Me qued asombrado al ver cmo se formaba
una enorme fila de cientos de personas que fueron desfilando delante de una
mesa y depositando sus ofrendas. Me situ delante de la mesa, quera ver de
cerca qu daban y cmo lo hacan. Nunca lo olvidar! Entregaban al Seor
ofrendas muy modestas porque eran muy pobres: algo de arroz, algn arrugado
billete de 100 meticais (0,008 dlares estadounidenses), un huevo de gallina,
un coco, pltanos, races de mandioca Depositaban la ofrenda con la mano
derecha mientras sujetaban la mueca con la izquierda, en silencio, con devocin, como un signo de entrega total, de reconocimiento y adoracin. No pude
evitar que las lgrimas afloraran a mis ojos, y record aquellas dos blancas de
la ofrenda de la viuda que un da contempl Jess.
La moneda griega de cobre ms pequea era la blanca, equivalente a 1/128
de un denario, que era el salario de un da. Ni entonces ni hoy esos valores son
una cantidad apreciable, pero Jess no estaba mirando las manos que daban, ni
cunto daban; su mirada penetraba hasta el corazn, por eso, llam a sus discpulos y les dijo: De cierto os digo que esta viuda pobre ech ms que todos
[] esta, de su pobreza, ech todo lo que tena, todo su sustento.
En el ao 2002 inauguramos un sbado la estacin misionera de Munguluni
(Mozambique). Al concluir el servicio comenz a llover torrencialmente, los
cientos de asistentes se refugiaron debajo de grandes rboles. Yo corra junto
a unas hermanas, una de las cuales llevaba algo envuelto en un pauelo. Le
pregunt qu era y me lo mostr. Eran dos pltanos, y me dijo: Es mi comida,
quieres uno? Como la viuda del evangelio, de su pobreza, quiso compartir
conmigo todo su sustento. Qu maravilla!
Que hoy sepas y puedas compartir lo que tienes.
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ecuerdo que, cuando empec a estudiar la Biblia y me explicaron la profeca de la estatua de Daniel 2, qued maravillado por la correspondencia
entre la interpretacin de los diferentes metales de la estatua y su exacto cumplimiento en la sucesin de imperios que nos ensea la historia antigua. Y es
que ninguna otra profeca bblica ha contribuido tanto como esta en la confirmacin de la soberana de Dios en la historia del mundo.
Aquel coloso metlico de cabeza de oro, pecho y brazos de plata, vientre
y muslos de bronce, piernas de hierro y pies de hierro mezclado con barro que
el rey vio en sueos, era en realidad un gigante con los pies de barro. Despus, el
monarca vio cmo una piedra no cortada por mano humana cay sobre los pies
de la estatua y la desmenuz, convirtindola en polvo que se lleva el viento sin
dejar rastro y, en su lugar, aquella roca lleg a ser una montaa que llen toda
la tierra. Daniel dio la siguiente interpretacin al sueo del gobernante: la cabeza de oro representaba al propio rey Nabucodonosor y su imperio; respecto
a los otros metales de la estatua, representaban la sucesin de grandes imperios
hasta el final de la historia y el establecimiento del reino eterno de Dios.
Durante casi veinte siglos la interpretacin tradicional de judos y cristianos ha coincidido en ver en los cuatro metales de la estatua: Babilonia, Medopersia, Grecia y Roma. En cuanto a la piedra, muchos son los que ven en la
roca un emblema de Cristo viniendo en las nubes de los cielos, al final de los
tiempos. En efecto, la historia de las naciones es como un imponente gigante
de aspecto terrible, pero con los pies de barro, una historia que no prevalecer
porque el Dios del cielo la har desaparecer con la venida del Rey de reyes y
Seor de seores.
Porque hay un Dios en los cielos podemos estar seguros de que la profeca
de la segunda venida de Jess se cumplir con la misma precisin y exactitud
que la sucesin de los imperios.
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nuevo una esperanza mesinica. Pero esta venida no se puede confundir con
la primera, ni tampoco con el encuentro personal con Cristo en el proceso de
la salvacin, ni como algunos han dicho, con la llegada del Consolador prometido que lo representa. La segunda venida de Cristo es la consumacin final de
la obra redentora que realiz en la primera: As tambin Cristo fue ofrecido
una sola vez para llevar los pecados de muchos; y aparecer por segunda vez,
sin relacin con el pecado, para salvar a los que lo esperan (Heb. 9:28).
La proclamacin de la venida de Cristo debera ser ahora lo que fue la
hecha por los ngeles a los pastores de Beln, es decir, buenas nuevas de gran
gozo. Los que aman verdaderamente al Salvador no pueden menos que recibir
con aclamaciones de alegra el anuncio fundado en la Palabra de Dios de que
Aquel en quien se concentran sus esperanzas para la vida eterna volver, no
para ser insultado, despreciado y rechazado como en su primer advenimiento,
sino con poder y gloria, para redimir a su pueblo (El conflicto de los siglos,
p. 338).
Vendr otra vez, la promesa, resuena como un eco cada vez que el Nuevo Testamento menciona la esperanza en el glorioso advenimiento. Impregna
decisivamente la vida de la iglesia en un programa de esperanza activa y comunicativa. Es el referente ilusionado del saludo de los primeros cristianos,
Maranata, el Seor viene! Orienta la aplicacin prctica de la reflexin teolgica de las epstolas. Da al concepto tiempo un sentido salvfico para el mundo,
como tiempo de gracia y, para la iglesia, se convierte en la oportunidad, el
tiempo para obrar y concluir la misin. Finalmente, Vendr otra vez es la
llave que clausura los orculos sagrados, las revelaciones bblicas que Dios
ha dado al mundo: Ciertamente vengo en breve. Amn! Ven, Seor Jess!
(Apoc. 22:20).
Porque hay un Dios en los cielos te aseguro que Jess regresar pronto
en las nubes de los cielos en la gloria de su Padre (Mat. 16:27).
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a sociedad juda del tiempo de Jess estaba imbuida de falsas esperanzas mesinicas que llegaron a seducir incluso a los propios discpulos de
Jess. Esenios, fariseos y zelotes tenan todos algo en comn: la espera de
la inminente aparicin del Mesas, jefe espiritual y militar, para establecer el
reino teocrtico de Israel que sometera a todas las naciones paganas bajo el
cetro de la monarqua restaurada de David. La respuesta de Jess a sus discpulos, en el sermn proftico, tuvo como fin corregir esas expectativas y no
dejarlos en la incertidumbre con respecto a su venida. Su mensaje es conminatorio y tranquilizante a la vez. Las seales del fin son ms llamamientos de
la gracia divina a la preparacin espiritual durante la espera que indicadores
cronolgicos; deben entenderse globalmente como tendencias ms que como
hechos aislados.
El libro de Apocalipsis ha sido llamado el libro de las voces del cielo. Y si
las voces del cielo han sido permanentes a lo largo de toda la historia de este
mundo, en el tiempo del fin, esas voces se intensifican, se hacen ms frecuentes, ms perentorias, ms fuertes. Son como el ruido de muchas aguas, como el
retumbar de siete truenos, como un len cuando ruge, como la voz de una gran
compaa, como el sonido de una trompeta. Esas voces del cielo son como gritos que Dios dirige a la humanidad y a la iglesia para anunciarles la proximidad
de su venida. Esas voces en creciente intensidad son las seales de los tiempos,
los acontecimientos, las catstrofes y desastres que estn ocurriendo hoy en la
sociedad, en la poltica, en la economa, en la naturaleza.
Aun as, hay muchos que desconocen este mensaje. Por qu? He aqu
la respuesta: Es resultado de un esfuerzo del prncipe de las tinieblas para
ocultar a los hombres lo que revela sus engaos. Por esto Cristo, el Revelador,
previendo la guerra que se hara al estudio del Apocalipsis, pronunci una bendicin sobre cuantos leyesen, oyesen y guardasen las palabras de la profeca
(El conflicto de los siglos, p. 341).
Pero las seales de los tiempos son tambin,mensajes de amor y de gracia
que advierten para salvar, que muestran que el Seor no quiere que nadie perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento (2 Ped. 3: 9), que crecen y
se intensifican al mismo ritmo que lo hace el mal.
Hoy te invito a estudiar las profecas bblicas y a estar atento a las seales
que te anuncian el pronto regreso de Jess a este mundo.
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agosto
l peridico suizo Le Matin public el 16 de diciembre de 1996 una interesante noticia. El Estado de Israel estaba estudiando un proyecto, Apocalipsis
en el ao 2000, en el que se pretenda invitar a los turistas a presenciar el fin del
mundo en Meguido, lugar donde la Biblia sita el Armagedn. Usando las tecnologas ms innovadoras y las convencionales queran reproducir escenas apocalpticas del triunfo final del bien sobre el mal. Esta Disneylandia escatolgica
tena una finalidad comercial, atraer a diez millones de visitantes cristianos. El
Vaticano, sin saberlo, iba a colaborar, pues de 1997 a 2000, los peregrinos que
visitasen Tierra Santa recibiran una indulgencia especial del papa.
En los medios teolgicos se ha producido un proceso de secularizacin de
la esperanza. Adems, se han desarrollado varias ideas que afirman que la realizacin de la esperanza cristiana se produce a travs de acontecimientos histricos generados por los seres humanos. Por si fuera poco, la vulgarizacin y
trivializacin con la que algunos han tratado el fin del mundo y su corolario, la
segunda venida de Cristo, han dado lugar a que este tema se haya convertido en
algo incierto, fantasioso, irrisorio, especulativo e irreal para los ms escpticos.
Es evidente que toda esa parafernalia grotesca de la que se ha rodeado el
advenimiento del Seor es una seal de los tiempos que cumple la advertencia
de Cristo: grandes seales y prodigios de falsos cristos y supuestos profetas que
seduciran incluso a los escogidos. Por eso tenemos que estar prevenidos, pues
se tratar de ridiculizar nuestro mensaje y poner en duda la esperanza adventista.
Sin embargo, esta esperanza es la gran respuesta que la iglesia tiene hoy para
el hombre posmoderno, cargado de inquietudes respecto al futuro, totalmente
intoxicado y confundido por la depauperacin que han sufrido las expectativas
de la esperanza cristiana. Jess advirti que antes de su venida habra muchos
charlatanes y engaadores predicando disparates con Biblia en mano para engaar a mucha gente, incluso a algunos adventistas, quienes pagaran muy caro su
descuido en el estudio de las Escrituras, dando odos a estos embaucadores, y
siguiendo su comezn de or, se amontonarn maestros conforme a sus propias
pasiones (2 Tim. 4:3). Lamentablemente, apostatarn de la fe, escuchando a
espritus engaadores y a doctrinas de demonios, de hipcritas y mentirosos,
cuya conciencia est cauterizada (1 Tim. 4:1, 2).
Ests preparado para mantenerte fiel a la Santa Palabra de Dios?
249
septiembre
Riquezas podridas
Vamos ahora, ricos! Llorad y aullad por las miserias
que os vendrn. Vuestras riquezas estn podridas
y vuestras ropas, comidas de polilla
(Santiago 5:1, 2).
stas palabras de Santiago guardan una dramtica similitud con la crisis econmica global que estamos viviendo en este tiempo, una crisis como no se haba
conocido desde 1929: recesin de la economa en varios de los pases ms ricos del
mundo, estados opulentos que necesitan un rescate de miles de millones de euros,
aumento de la tasa de desempleo; prdida del llamado estado de bienestar, quiebra
de grandes bancos por la acumulacin de activos txicos, entre otros.
Esta situacin est produciendo un cambio drstico en las economas, tanto privadas como pblicas, que estn generando alteraciones sociales, huelgas,
clamores y protestas en la calle, una crisis social de graves dimensiones. Esa
crisis econmica, como dice Santiago, se produce en la proximidad de la venida
del Seor. En realidad, la situacin actual, preludio de tiempos an peores, es el
fracaso de filosofas materialistas que fundaron su seguridad y confianza en la
ciencia y la tecnologa, en el poder, la fuerza y las riquezas. Como dijo Jeremas:
No se alabe el sabio en su sabidura, ni en su valenta se alabe el valiente, ni
el rico se alabe en sus riquezas (Jer. 9:23). Porque el desarrollo tecnolgico
llev a la humanidad a la bomba atmica en Hiroshima, el poder ha dado lugar a
continuas guerras y masacres de inocentes, y la bonanza econmica result una
riqueza podrida que nos ha conducido a la crisis econmica actual.
Lamentablemente, a veces los abusos tambin ocurren entre algunos que
se dicen creyentes. Qu revelacin se har el da de Dios, cuando los tesoros amontonados, y los sueldos retenidos fraudulentamente, clamen contra sus
poseedores, quienes eran cristianos supuestamente buenos, y se halagaban a
s mismos con la idea de que estaban guardando la ley de Dios, cuando amaban ms las ganancias que lo que se haba comprado con la sangre de Cristo,
las almas de los hombres (Consejos sobre mayordoma cristiana, p. 129). El
pueblo de Dios, aun teniendo la interpretacin proftica del tiempo, no est
exonerado de las crisis y las sufre con paciencia al lado de sus conciudadanos.
Pero no la enfrenta de la misma manera. Nuestra seguridad en la providencia
divina nos permite afirmar con el apstol Pablo: Estamos atribulados en todo,
mas no angustiados; en apuros, pero no desesperados; perseguidos, pero no
desamparados; derribados, pero no destruidos (2 Cor. 4:8, 9).
Porque hay un Dios en los cielos enfrenta tu crisis confiando en el apoyo
divino.
250
Yo lo esperaba antes
de ir al servicio militar
El cielo y la tierra pasarn, pero mis palabras no pasarn.
Pero del da y la hora nadie sabe, ni aun los ngeles de los cielos,
sino solo mi Padre
(Mateo 24:35, 36).
septiembre
uando yo era un muchacho acostumbraba a ir a casa de una familia adventista a jugar con el hijo menor. Un da, mientras jugbamos en el patio de la
casa, le pregunt con la candidez y confianza que me inspiraba saber que l era
un adventista de nacimiento:
Dime, Daniel, cundo crees t que vendr el Seor?
Daniel, que haba escuchado muchas veces a su madre y a su padre que
el fin estaba muy cerca, me respondi con el aire grave de quien se sabe un
experto en la materia:
Antes de que t y yo vayamos al servicio militar Cristo ya habr venido.
La afirmacin me pareci razonable y continuamos jugando. Para m, la
Segunda Venida llenaba el horizonte de mis expectativas de jovencito. Estaba
seguro que sera testigo de ella antes de la edad madura.
Han pasado ms de sesenta aos desde entonces. Daniel y yo fuimos al servicio militar. Luego, terminamos nuestra preparacin ministerial en el seminario
adventista. Comenzamos a predicar el inminente regreso del Seor con la fuerza
de la juventud. Nos jubilamos a los setenta aos y el Seor an no ha venido. Decepcin? Dudas sobre la verosimilitud de la venida? De ninguna manera! Acaso,
una comprensin ms correcta y profunda de la espera del advenimiento. Los discpulos, momentos antes de la ascensin de Jess, le preguntaron: Restaurars el
reino a Israel en este tiempo? A lo que l respondi: No os toca a vosotros saber
los tiempos o las ocasiones que el Padre puso en su sola potestad (Hech. 1:6, 7).
El apstol Pedro nos da una primera clave: el tiempo no tiene el mismo
valor para nosotros que para Dios. El tiempo es la existencia humana subordinada a un principio y un fin, en contraposicin con la permanente eternidad
divina: Pero, amados, no ignoris que, para el Seor, un da es como mil aos
y mil aos como un da (2 Ped. 3:8). Habacuc interpel al Seor y le pregunt:
Hasta cundo, Jehov, gritar sin que t escuches, y clamar a causa de la
violencia sin que t salves? (Hab. 1:2). Y el Seor le dio la consigna definitiva para todos los que esperamos ansiosos la manifestacin gloriosa de Jess:
Aunque la visin tarda en cumplirse, se cumplir a su tiempo, no fallar.
Aunque tarde, esprala, porque sin duda vendr, no tardar (2: 3).
Porque hay un Dios en los cielos confa en esta bendita promesa.
251
septiembre
l 22 de octubre de este ao har 171 aos que los adventistas estamos predicando la inminencia del regreso del Seor. Somos un movimiento que inici
su andadura religiosa con un mensaje preciso sobre el tiempo del fin: La hora de
su juicio ha llegado (Apoc. 14:7), pero ese juicio todava no ha concluido. Hoy
volvemos a hablar de la demora porque nuestra iglesia no puede soslayar este
problema, porque una correcta interpretacin de la demora de la Segunda Venida
no solamente explica y justifica la razn de ser de nuestra iglesia, sino que llega
a ser una verdadera clave de la praxis interna y externa de sus miembros. Nos
hemos equivocado los adventistas del sptimo da al anunciar el regreso del Seor en el tiempo histrico? O debiramos remitir el advenimiento, como hacen
muchos cristianos, a un final de los tiempos absoluto que no est conectado con
la cronologa? No! Las profecas y el plan de la salvacin se cumplen y resuelven en el marco de la historia de la humanidad.
Por qu el Seor no ha venido? El texto de Proverbios dice que la esperanza que se demora tormento es del corazn y, en efecto, los adventistas
podemos estar sufriendo las consecuencias de la crisis de la demora. Jess
nos advirti contra esto. En tres de las cuatro parbolas del sermn escatolgico nos habla de esa tardanza. En la parbola de los dos siervos, el siervo
negligente, cansado de esperar, pens: mi Seor tarda en venir y se entreg
a una vida inconsecuente. En la parbola de las diez vrgenes, Jess nos puso
sobre aviso de que como el novio tardaba, cabecearon todas y se durmieron
(Mat. 25:5). En cuanto a la parbola de los talentos, Jess seal que despus
de mucho tiempo regres el seor de aquellos siervos y arregl cuentas con
ellos (25:19); los siervos tuvieron suficiente tiempo para hacer prosperar los
bienes del seor antes de rendirle cuentas. Cuidado! La crisis de la demora
puede producir entre nosotros inseguridad en el mensaje, falta de unanimidad
doctrinal y abandono de la proclamacin; puede arraigarnos a este mundo con
la prdida del sentido de provisionalidad y puede tener consecuencias ticas y
espirituales nefastas en nuestras vidas.
Elena de White dijo: La demora es solamente aparente, pues en el tiempo
sealado, nuestro Seor vendr (Carta 38, 1888). Y cundo vendr? De la
Segunda Venida nos separa no un tiempo, sino una misin: nuestra preparacin
espiritual y la del mundo para recibir al Seor.
Pide a Dios hoy que te ayude a cumplir la misin.
252
septiembre
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urante varios aos, particip con mi esposa en la recepcin que los reyes de
Espaa ofrecan el 23 de abril en el Palacio Real, en ocasin de la entrega del
premio Cervantes de literatura. En la invitacin al acto, la Secretara de la Casa
Real indicaba con todo detalle el protocolo a seguir: vestido corto para las seoras,
traje obscuro para los caballeros, hora y lugar de llegada, saln del encuentro con
los reyes, orden de prelacin para el saludo, lugar del refectorio y hora de clausura.
Tambin hay un protocolo de preparacin para el glorioso encuentro que
tendr lugar cuando Jess vuelva, como Rey de reyes y Seor de seores. La
promesa del advenimiento del Seor est siempre asociada a la necesidad de
una preparacin responsable. En qu consiste el protocolo de preparacin
para el encuentro con el Salvador? Qu requiere el Seor de aquellos que
esperamos la Segunda Venida? Tres elementos fundamentales que la divinidad
ha exigido a su pueblo en tres encuentros pasados entre Dios y los hombres.
1. Santificacin. En el encuentro de Dios con los israelitas en el Sina,
Dios pidi a Moiss: Ve al pueblo, y santifcalos hoy y maana. Que
laven sus vestidos y estn preparados para el tercer da, porque al tercer
da Jehov descender a la vista de todo el pueblo sobre el monte Sina
(xo. 19:10, 11).
2. Arrepentimiento. En el encuentro de Jess con los judos en el Jordn,
Juan el Bautista, su heraldo y precursor, prepar el camino diciendo:
Arrepentos, porque el reino de los cielos se ha acercado (Mat. 3:2).
3. Unidad. Finalmente, cuando se iba a producir el descenso del Espritu
Santo en el seno de la iglesia cristiana, en Pentecosts, dice el texto:
Todos estos perseveraban unnimes en oracin y ruego (Hech. 1:14).
No cabe duda que estos tres encuentros prefiguraban el gran encuentro final,
el ms grandioso y definitivo. Por eso nos sirven de pauta y modelo: el arrepentimiento sincero y cabal, un reavivamiento de la verdadera piedad es la ms urgente
de nuestras necesidades. La santificacin designa una forma de vida en estrecha
relacin con Dios y una disposicin mental: sinceridad, rectitud, integridad; el ideal
a alcanzar es la piedad, la semejanza a Dios, un camino de progreso continuo. Finalmente, Dios quiere encontrarse con una iglesia en plena comunin con l y los unos
con los otros, no con un pueblo dividido y enfrascado en disputas internas.
Hoy es tiempo de prepararnos para ese encuentro y ajustarnos al protocolo
celestial para recibir al bendito Jess.
254
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res fueron los objetivos del sermn proftico de Jess que determinaron,
por otra parte, la estructura de la redaccin de Mateo. En su primera parte (Mat. 24:4-36), Jess previene a la iglesia contra el engao de las falsas
concepciones escatolgicas de entonces y da las verdaderas seales del fin
que nos llevarn a la Parusa manifiesta. En la segunda parte (Mat. 24:37-44),
encontramos las admoniciones acerca de la vigilancia, porque desconocemos
cundo ha de venir el Seor. Jess nos presenta la Parusa inesperada o sbita.
La tercera parte (Mat. 24:45-25:46), compuesta por cuatro parbolas, est consagrada a explicar en qu consiste la vigilancia y cmo la iglesia debe vivir la
espera del advenimiento.
Estas cuatro parbolas nos hablan de una espera activa ante una tarea asignada (Mar. 13:34). Existe una relacin estrecha entre la actitud de la espera y la
mayordoma cristiana: 1) la mayordoma de la bondad y el amor de Dios (parbola del juicio final); 2) la mayordoma de la casa de Dios (parbola de los dos
siervos); 3) la mayordoma de los talentos dados a la iglesia (parbola de los
talentos) y 4) la mayordoma del don de la fe (parbola de las diez vrgenes).
En la parbola de los talentos se desarrolla principalmente la infidelidad del
siervo que recibi un solo talento y no negoci con l. Este servidor negligente no era un gran pecador. No haba disipado ni malgastado los bienes de su
seor. Su pecado consisti en no hacer nada con el talento que haba recibido.
Tambin cometi el pecado de tener miedo, le falt el valor de correr el riesgo de lo desconocido, le falt el coraje de aceptar los retos que presentan los
planes nuevos. Pec al pretender justificarse. Atribuy al propio seor y a las
circunstancias la responsabilidad de su negligente administracin. Finalmente,
esta parbola nos ensea la ley bblica de la proporcin en el servicio a Dios.
Proporcin entre lo que damos y lo que hemos recibido; entre nuestra fidelidad
en lo poco y lo mucho que el Seor nos va a confiar; entre tener y recibir ms
y no tener y perderlo todo. Todo esto se aplica a la espera activa, a la obra que
nos falta por cumplir para que el Seor venga.
Porque hay un Dios en los cielos procura en este da ser fiel aun en lo
muy poco.
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a parbola de las diez vrgenes la pronunci Jess casi al final del sermn
proftico, al anochecer, mientras se vean a lo lejos las luces de un cortejo
nupcial como el que estaba narrando. Las diez doncellas, con sus lmparas
de aceite encendidas, estaban esperando a la puerta de la casa de la novia la
llegada del novio con la intencin de acompaarla a casa de este, donde la comitiva celebrara los festejos nupciales. Pero el esposo tard, las vrgenes se
durmieron, y cuando despertaron con el clamor de media noche sus lmparas
se estaban apagando. Cinco tenan reserva de aceite, las otras cinco no y, tristemente, se quedaron fuera del cortejo nupcial.
De las cuatro parbolas del sermn de Jess, esta es la que presenta los resultados ms dramticos porque, aparentemente, las diez muchachas eran iguales, pero
no tuvieron el mismo final. Todas tenan sus lmparas encendidas cuando llegaron, se
cansaron de esperar y se durmieron. Cuando las lmparas empezaron a apagarse,
se despertaron a tiempo de aderezarlas para salir al encuentro del esposo, pero solo
cinco haban previsto las eventualidades de una espera prolongada.
El aceite representa al Espritu Santo que nos provee del don de la fe para mantenernos vigilantes y activos en la espera del advenimiento. Pero algunos tienen
expectativas equivocadas con relacin a la inminencia: sitan el advenimiento en
un tiempo determinado, no hacen acopio de fe para los das malos, y como Jess no
ha venido tan pronto como ellos esperaban, se desaniman y pierden la fe. La esperanza que nos puede sostener en la demora es un valor espiritual intransferible. Si la
poseemos, nos sentiremos seguros aunque la espera se prolongue.
Vctor Hugo describe en Los miserables a un pajarito posado en una dbil
ramita de un arbusto que se inclinaba hacia la corriente de un arroyo tumultuoso. Con su peso, el pajarito haca que la rama se doblase de modo que pareca
iba a romperse de un momento a otro; adems, un fuerte viento azotaba al
pajarillo dando la sensacin que iba a ser arrastrado fuera de su precario apoyo
y lanzado a la corriente. Pero, a pesar de todo esto, el pajarillo trinaba! Por
qu? Porque saba que tena alas.
Pide hoy el Espritu Santo, la gran provisin divina para estar listos para el
regreso de Cristo.
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258
La piedrecita blanca
Al vencedor le dar de comer del man escondido, y le dar
una piedrecita blanca y en la piedrecita un nombre nuevo escrito,
el cual nadie conoce sino el que lo recibe
(Apocalipsis 2:17).
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11
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a historia del caballo de Troya cuenta cmo sucumbi aquella inexpugnable ciudad a los ataques de los griegos. Su significado sigue teniendo
vigencia porque ilustra magistralmente los peligros que amenazan a todo aquel
que introduce en su propia casa las armas del enemigo. Griegos y troyanos estaban en guerra. Mil naves griegas haban cercado la ciudad de Troya, pero sus
murallas y la feroz defensa de los troyanos no les haban permitido penetrar.
Un da, los sitiadores simularon retirarse dejando junto a la muralla un enorme
caballo de madera que se consider como una ofrenda a los dioses para que
protegieran su retirada. Sin embargo, en el vientre de aquel enorme equino
estaban escondidos un nmero importante de guerreros griegos; el resto estaba
oculto en las naves ubicadas en la prxima isla de Tnedos.
Libres del duro asedio, los troyanos salieron para contemplar aquel monumental caballo. Era una maravilla, as que discutieron qu deban hacer con l.
Finalmente, ayudados por el testimonio de falsos desertores del ejrcito griego,
decidieron introducirlo en la ciudad. Hubo que abrir una brecha en la muralla
para que entrara aquella fatal mquina de guerra y la llevaron a lo alto de la
acrpolis. Pero, a media noche, cuando todos dorman confiados, uno de los
falsos desertores abri las trampas del caballo y sali de su vientre un pequeo
ejrcito que mat a los centinelas de las puertas, las abri de par en par y dio
aviso al resto del ejrcito que esperaba en las naves. Llegados los soldados entre
las sombras, incendiaron la ciudad, hicieron arder sus palacios y sus templos;
y sus defensores, desprevenidos, sorprendidos y engaados, sucumbieron. As
cay Troya, la gloriosa ciudad.
Dietrich Von Hildebrand escribi hace unos aos un libro titulado El caballo de Troya en la ciudad de Dios, donde advierte a la iglesia de los peligros que corre al contemplar con admiracin, discutir con pasin, aceptar y,
finalmente, introducir en nuestro medio, los principios filosficos que rigen en
este mundo. Sin duda que para incorporarlos a la iglesia tendremos que abrir
brechas en esa muralla inexpugnable que hasta ahora la ha protegido. Elena
de White nos dice: Los pecados que dominan al mundo han penetrado en las
iglesias, y en el corazn de aquellos que aseveran ser el pueblo peculiar de
Dios (Testimonios para la iglesia, t. 5, p. 431), por eso Jess or al Padre: No
ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal.
Procura hoy no abrir las puertas de tu corazn al enemigo.
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12
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e todas las parbolas con las que Jeremas acompa sus mensajes, la del
alfarero y el vaso es la que aporta ms realismo. En un tiempo de apostasas,
de cambios drsticos, de peligros para el pueblo de Dios, el profeta recibe la orden de ilustrar el mensaje del cielo dirigido a los judos yendo a casa del alfarero.
All vio cmo trabajaba el barro en el torno, haciendo un vaso que no le sali
bien; el vaso se rompi en sus manos y tuvo que volver a empezar y hacer otro.
Qu lecciones recibimos de esta parbola del alfarero y el vaso?
1. Solo somos barro maleable, hmedo, blando, susceptible de recibir del
Alfarero divino formas diversas.
2. Estamos dando vueltas en el torno de la vida, viviendo circunstancias, experiencias, unas veces buenas y otras malas, que nos forman o deforman.
3. Estamos en sus manos, sus dedos estn trabajando en nosotros. Dios
est usando esos giros de la vida para moldear nuestro carcter; nada
en nuestra vida es fortuito, cada vuelta del barro se convierte en una
providencia divina.
4. Dios tiene un plan para nosotros. El Alfarero divino no nos hace a todos
iguales, no nos fabrica en serie. Las huellas de sus dedos en el carcter
nos hacen irrepetibles, pero todos tiles.
5. El Alfarero divino no siempre tiene xito con nosotros, porque no anula
nuestra libertad, porque el barro humano no es una masa inerte, en realidad, todos participamos en ese proceso con nuestro sometimiento o con
nuestra rebelda y, a veces, nuestra vasija se le rompe en las manos.
6. Dios no arroja disgustado el barro. Junto al torno tiene agua, con la cual
humedece de nuevo la masa y comienza una nueva vasija. As acta la
paciencia divina con nosotros.
Nadie es perfecto ni ha llegado al ideal que Dios tiene para cada uno de sus
hijos. Seguramente que nos hemos equivocado ms de una vez. Cuntas veces
se ha roto nuestro vaso en las manos del Alfarero divino? Cuntas veces ha comenzado de nuevo con nosotros? No agotemos la paciencia divina. Digmosle
como Saulo de Tarso: Qu har, Seor?
Porque hay un Dios en los cielos l puede ayudarte a superar tus defectos
de carcter y malas actitudes personales. Confa en l y djalo actuar en ti.
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na y otra vez los dedos del alfarero han intentado modelar un vaso perfecto. Pero siempre ha salido torcido. Llega un momento en que el barro
se ha vuelto rgido, imposible de moldear, y solo puede producir vasijas defectuosas que no sirven para nada. El profeta deba ilustrar la dramtica situacin
de Israel, as que compr una vasija torcida y dijo que era un vaso que ya no
poda ser restaurado y, ante los ojos de los lderes del pueblo, lo lanz contra
el suelo. Conoces la experiencia de alguien a quien le ocurri algo parecido?
Tengo en mi poder una carta de un joven al que llamar Leoncio, que escribi
a Agustn, un amigo de la iglesia. Era natural del sureste de Espaa, tena treinta
aos y haba sido adventista alguna vez. El Seor haba trabajado con l de mil
maneras, pero cada vez que haba comenzado a modelar el barro de su vida se
escapaba de sus manos. Despus de haber conocido el evangelio, frecuent diversas agrupaciones religiosas, se afili a una comuna, conoci el placer y apur
su copa hasta la ltima gota. Pero su insatisfaccin y soledad iban creciendo hasta llegar a la desesperacin. En la carta escrita a Agustn, evoca lo que aprendi
en nuestra iglesia, pero sin haber descubierto lo fundamental: el poder salvador
de la gracia de Dios:
Amigo Agustn, tengo esperanza de que el Seor acoger mi espritu en
este da. Te ruego que escribas a mi madre con la idea de que no conozca la
verdad []. Escrbele y anmala, que no conozca que dejo este mundo [].
Encrgate de mi equipaje. Medita y haz las cosas bien, sin levantar polvo que
pueda perjudicar a nuestros hermanos. Ayuna, que te fortalecer. Tambin tengo la esperanza de que nos podamos ver en la tierra nueva.
Al da siguiente, Leoncio se lanz desde uno de los puentes del ro que
pasaba por la ciudad. Su cuerpo destrozado, como un cntaro roto, yaca en
el lecho seco del ro. Yo estaba casualmente en aquella poblacin aquel da y,
con el pastor de la iglesia, tuvimos que comunicar la noticia a su pobre madre.
T todava ests entre los dedos del Alfarero divino. Que l modele tu vida,
que haga de ti una vasija til, un vaso de honra.
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l tema central de todo el libro de Job es la fe. En la introduccin de la historia, Satans plantea a Dios la naturaleza de la fe de Job: Teme Job a Dios
de balde? Cree y confa en ti por nada? El diablo est insinuando que la fe y el
servicio de Job a Dios es simplemente el resultado del inters. Adems, niega
que pueda haber una fe que se viva honestamente y que sea buena en s misma.
Segn Satans, la fe existe por lo que da, no por lo que es. Por eso propone a Dios que retire las bendiciones al patriarca y este revelar su verdadero
carcter. Y as comenz la prueba de fe de Job. Dios permiti a Satans que
llevara a Job al infortunio: primero, el diablo le despoj de sus posesiones,
despus de su casa y sus hijos y, finalmente, atac su cuerpo con una pavorosa
enfermedad. Pero el texto bblico dice: En todo esto no pec Job ni atribuy
a Dios despropsito alguno (Job 1:22). El relato concluye con la aparicin en
escena de la esposa del patriarca, como ejemplo de la fe interesada y egosta de
la acusacin diablica: An te mantienes en tu integridad? Maldice a Dios
y murete! (Job 2:9); la fe genuina de Job se manifiesta una vez ms: Como
suele hablar cualquier mujer insensata, as has hablado. Pues qu? Recibiremos de Dios el bien, y el mal no lo recibiremos? (vers. 10).
Algunos definen la fe interesada como fe utilitaria, es decir, la que antepone los beneficios y utilidad de la fe a cualquier otra de sus cualidades. La
fe utilitaria es sutil pero, en realidad, confunde a Dios con sus bendiciones:
si recibimos proteccin, cuidado, prosperidad, entonces, Dios es real. Pero si
la desgracia, el sufrimiento o el infortunio nos ocurren, Dios nos ha fallado
y dudamos de su existencia. En la galera de los hroes de la fe se dice que
Moiss se sostuvo como viendo al Invisible (Heb. 11:27). Y en la ejemplar
experiencia de Job, con su final feliz, el patriarca termina reconociendo: De
odas te conoca, mas ahora mis ojos te ven (Job 42:5).
Pide hoy al Seor que te ayude a seguir el ejemplo de Job, de modo que tu
fe sea genuina y puedas experimentar que hay un Dios en los cielos.
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El aguijn en la carne
Y para que la grandeza de las revelaciones no me exaltara,
me fue dado un aguijn en mi carne, un mensajero de Satans
que me abofetee, para que no me enaltezca
(2 Corintios 12:7).
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Yo s a quin he credo
Pero no me avergenzo, porque yo s a quin he credo
y estoy seguro de que es poderoso para guardar
mi depsito para aquel da
(2 Timoteo 1:12).
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El naufragio en la fe
Este mandamiento, hijo Timoteo, te encargo, para que,
conforme a las profecas que se hicieron antes en cuanto a ti,
milites por ellas la buena milicia, manteniendo la fe
y buena conciencia. Por desecharla, algunos naufragaron
en cuanto a la fe. Entre ellos estn Himeneo y Alejandro,
a quienes entregu a Satans para que aprendan a no blasfemar
(1 Timoteo 1:18-20).
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19
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Ven y ve
Felipe era de Betsaida, la ciudad de Andrs y Pedro. Felipe
encontr a Natanael y le dijo: Hemos encontrado a aquel
de quien escribieron Moiss, en la Ley, y tambin los Profetas:
a Jess hijo de Jos, de Nazaret. Natanael le dijo: De Nazaret
puede salir algo bueno? Respondi Felipe: Ven y ve
(Juan 1:44-46).
asilda era una mujer de porte sencillo pero afable, siempre sonriente, poco
habladora pero de mirada entre escrutadora y bondadosa; tendra entonces
unos sesenta aos, y le acompaaban a las reuniones su hijo y su nuera. Casilda
no saba escribir y apenas poda leer, pero, en su humilde bolso, llevaba siempre una Biblia que haba aprendido a manejar, algunos folletos y hojitas con la
direccin de la iglesia. Era una ferviente y convencida adventista y una gran
misionera. Adems de sus hijos, varias personas invitadas por ella frecuentaban
las conferencias bblicas que todos los domingos daba el pastor Daniel Sanz.
Pero cmo lo haca? Oh! El Espritu Santo le haba otorgado varios dones, uno
de ellos especial, particularmente diseado para ella, don que ejerca con gran
eficacia.
Casilda paseaba por los jardines y parques de la ciudad, por los lugares por
donde transitaba ms gente. Se sentaba en un banco, sacaba su Biblia y buscaba
algn texto que tena subrayado. Cuando alguien se sentaba a su lado, le peda
amablemente que le leyera el pasaje, excusndose por apenas saber leer. Es fcil
imaginar que, en la mayora de los casos, la peticin daba lugar a preguntas
de parte del lector y a testimonios de la hermana Casilda. Despus, cuando la
ocasin era propicia y, como hizo Felipe con Natanael, evitando siempre la discusin, Casilda Olivares invitaba a su lector y compaero de banco: Ven y ve.
Un domingo por la tarde, la vi llegar al vestbulo de la Iglesia central de Madrid
(Espaa) acompaada de un elegante seor, con cara de curiosidad, que era extranjero y que solo hablaba ingls y entenda un poquito el espaol! Afortunadamente, nuestro pastor pudo comunicarse con l en su lengua y el caballero se
qued a escuchar la conferencia, sentado junto a Casilda.
Cul era el don de esta hermana? Cmo consegua traer a la iglesia a
viandantes, incluso extranjeros? No lo s bien, pero, en todo caso, tena consagracin, amor por las almas, sabidura de lo alto, humildad, bondad, persuasin, paciencia y el don particular de inspirar confianza. An hoy, Ven y ve,
sigue siendo uno de los recursos del cielo para llevar las almas a Jess.
Pide al Dios de los cielos que te ayude hoy a ejercitar tus dones porque, no
lo dudes, los tienes.
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na vez que Jess ascendi al cielo, la iglesia primitiva enfrent todo tipo
de desafos para mantenerse firme en la esperanza del evangelio. Un aluvin de ideas vinculadas con las enseanzas cristianas se empez a escuchar
en diversas congregaciones; sin embargo, algunas de ellas resultaban un tanto
radicales. El problema es que algunas posturas extremas por parte de algunos
creyentes inhiban a otras personas para acercarse a la iglesia. Algo similar
sucede hoy. Algunas expresiones autoritarias de la fe por parte de algunos sectores de la iglesia estorban a un buen nmero de personas para entregar su vida
al Seor: A consecuencia del fanatismo y malicia resultantes de la obra de
hombres que falsamente se decan enseados por Dios, mucha gente buena y
seria mira con grave recelo y no da crdito a quienes se apoyan en la revelacin
divina. Pero el que busca la verdad se ha de prevenir igualmente contra los engaos de falsos profetas e instructores y contra el fracaso en el reconocimiento
de la verdad. Dice el apstol: No menospreciis las profecas. Examinadlo
todo; retened lo bueno (Testimonios selectos, t. 1, p. 242). El apstol Pablo
nos recuerda que no hemos de aceptar todas las opciones que se nos ofrecen sin
ms, ni admitirlas indiscriminadamente. Ms bien, nos invita a usar un buen
criterio selectivo y tener un objetivo.
En armona con esta exhortacin, los creyentes en Cristo han de considerar ingenuamente las pruebas de que el actual movimiento adventista est
guiado por Dios, al paso que consideran la manifestacin del don de profeca
relacionado con este movimiento. Es peligroso menospreciar la obra del Espritu Santo manifestada en dicho don de profeca. Sin embargo, se nos amonesta
a guardarnos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de
ovejas, mas de dentro son lobos rapaces. La prueba se nos da en que por sus
frutos los conoceris (ibd.).
Tambin hemos de abstenernos del mal. La eleccin entre las muchas y diversas opciones que encontramos en la vida siguiendo un criterio moral y espiritual es
la mejor de las pedagogas; y tiene un objetivo: retener lo bueno, es decir, que su
finalidad es conseguir lo bueno, buscar y alcanzar la verdad. El apstol Pablo explica en otro pasaje lo que debemos examinar: Todo lo que es verdadero, todo lo
honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre;
si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad (Fil. 4:8).
Este da pide a Dios que te aleje del mal.
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l 12 de agosto de 2012, Abel Kirui, natural de Kenia, adventista del sptimo da, cruz la lnea de meta de la maratn de los Juegos Olmpicos de
Londres. Entonces, cay de rodillas, inclin su cabeza y se puso a orar. Haba
ganado la medalla de plata! El mundo entero fue testigo de su gesto de gratitud
a Dios.
Cmo se alcanzan estos objetivos? Con mucho esfuerzo y trabajo. Abel
dedica cuatro meses preparndose intensivamente para una carrera: corre veintin kilmetros por la maana y quince por la tarde; adems, se acuesta temprano y se levanta antes de la salida del sol para encontrarse con Dios. A eso
hay que agregar una alimentacin sana. Los maratonistas solo corren dos o tres
carreras grandes cada ao. Su lema es: Las casualidades son oportunidades
que favorecen a los que estn preparados para aprovecharlas.
Los juegos olmpicos comenzaron en 776 a.C., en Olimpia (Grecia) y fueron suspendidos en el 394 d.C. por el emperador Teodosio. Eran practicados
nicamente por hombres y los vencedores reciban como premio una corona de
ramas de olivo. Quince siglos despus, el barn Pierre de Coubertin consigui
restablecerlos el 16 de junio de 1896, inicindose as los juegos olmpicos de
la era moderna. En su discurso de inauguracin pronunci el lema Citius, ms
rpido, la carrera; Altius, ms alto, el salto; y Fortius, ms fuerte, la lucha.
El apstol Pablo usa repetidas veces en sus epstolas la imagen de los atletas
compitiendo en el estadio para ilustrar los altos ideales ticos y ascticos de la
vida cristiana: la superacin, la perseverancia, la resolucin firme, el esfuerzo,
el sacrificio, el respeto de las normas, la finalizacin de la prueba, la llegada a la
meta, la recepcin del premio. Los atletas se esfuerzan por obtener el triunfo, pero
los cristianos tenemos algo mucho mayor que la victoria (Rom. 8:37). Nuestro
galardn es estar al lado de nuestro amado Jess: Por lo cual estoy seguro de que
ni la muerte ni la vida, ni ngeles ni principados ni potestades, ni lo presente ni lo
por venir, ni lo alto ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podr separar
del amor de Dios, que es en Cristo Jess, Seor nuestro (8:38, 39).
Prosigue hoy tu carrera cristiana hasta llegar a la meta. Pronto el buen Dios
te dar la corona de vencedor.
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La cultura de la violencia
La tierra se corrompi delante de Dios, y estaba la tierra llena
de violencia. Y mir Dios la tierra, y vio que estaba corrompida,
porque toda carne haba corrompido su camino sobre la tierra
(Gnesis 6:11, 12).
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ess convirti en una seal de los tiempos la analoga entre el tiempo del
fin y la poca antediluviana. Elena de White describe as los das de No:
Cualquiera que codiciaba las mujeres o los bienes de su prjimo, los tomaba
por la fuerza, y los hombres se regocijaban en sus hechos de violencia. []
hasta que llegaron a considerar la vida humana con sorprendente indiferencia
(Patriarcas y profetas, p. 71). Es verdad que hoy muchas actitudes inmorales
o corruptas toman formas ms sofisticadas y sutiles que entonces y que, bajo
el manto de la igualdad, la libertad, la emancipacin y la superacin de tabes,
la sociedad contempornea est endosando prcticas abiertamente contrarias a
las buenas costumbres, al equilibrio y al bien comn de las mayoras. Algunas
de estas rupturas son incluso contra natura, es decir, contra las leyes inveteradas que siempre nos dict la naturaleza, por ejemplo, el matrimonio entre
personas del mismo sexo.
Podemos dar a estas prcticas rango de seal de los tiempos como dijo
Jess? Sin duda, porque representan la mutacin de las cosas que parecan
tener estado fijo, por su generalizacin y aculturacin, y por las consecuencias
funestas que se les atribuyen. Te propongo un sencillo ejercicio: toma un peridico, un nmero cualquiera, y consigue tres rotuladores de color rojo, verde
y negro; comienza a pasar sus pginas y lee los titulares. Cada vez que encuentres una noticia que tenga que ver con la violencia (crmenes, terrorismo,
robos, secuestros, asesinatos, guerras, revoluciones, agresiones) pon una seal
roja; cada vez que encuentres noticias que tengan que ver con la corrupcin,
la inmoralidad, la deshonestidad, el soborno, pon una seal verde; y cada vez
que encuentres una noticia que tenga que ver con otras seales (hambres, terremotos, enfermedades, angustia de gentes, persecuciones religiosas) pon una
seal negra. Haz el recuento. Cul es el resultado? Una descripcin estadstica sorprendente de la crnica de un da de nuestro tiempo, un grito desgarrador,
apremiante de las seales del fin. Como en los das de No, este es el tiempo
en que estamos viviendo.
Permanece atento a las seales, porque hay un Dios en los cielos que
pronto regresar a la tierra.
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septiembre todo lo que haban hecho y lo que haban enseado. l les dijo: Venid
vosotros aparte, a un lugar desierto, y descansad un poco
(Marcos 6:30, 31).
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Seguimos en Dachau
Jess llor
(Juan 11:35).
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Justa indignacin
Airaos, pero no pequis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo,
ni deis lugar al diablo
(Efesios 4:26, 27).
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La revolucin de la gracia
Doy gracias al que me fortaleci, a Cristo Jess, nuestro Seor,
porque, tenindome por fiel, me puso en el ministerio,
habiendo yo sido antes blasfemo, perseguidor e injuriador;
pero fui recibido a misericordia porque lo hice por ignorancia,
en incredulidad. Y la gracia de nuestro Seor fue ms abundante
con la fe y el amor que es en Cristo Jess
(1 Timoteo 1:12-14).
30
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n realidad, el reino de Dios, el mundo mejor, empieza en el nuevo nacimiento espiritual que debe operarse en el ser humano. Todo lo que no cambie
el corazn humano no podr lograr la ruptura de las cadenas de dolor de este
mundo. La conversin a Cristo, la obra del Espritu Santo, es la revolucin ms
radical y profunda que pueda efectuarse para conseguir un mundo mejor.
Esta fue la nica revolucin que Cristo ense y de la cual, la experiencia
de Pablo es un buen ejemplo. De un pertinaz perseguidor de los cristianos,
blasfemo, violento, injuriador, Dios hizo un ministro fiel del evangelio, constructor de la paz, el amor y la igualdad entre los hombres. La descripcin de su
conversin es de lo ms emocionante: Durante algn tiempo fue un poderoso
instrumento en manos de Satans para proseguir su rebelin contra el Hijo de
Dios. Pero pronto este implacable perseguidor iba a ser empleado para edificar
la iglesia que estaba a la sazn demoliendo. Alguien ms poderoso que Satans
haba escogido a Saulo para ocupar el sitio del martirizado Esteban, para predicar y sufrir por el Nombre y difundir extensamente las nuevas de salvacin
por medio de su sangre (Los hechos de los apstoles, p. 84).
Quien fuera un temerario perseguidor de la iglesia, ahora era un poderoso
instrumento de Dios y canal del amor celestial, como se observa en sus palabras a Filemn: Te ruego por mi hijo Onsimo, a quien engendr en mis
prisiones, el cual en otro tiempo te fue intil, pero ahora a ti y a m nos es til.
Te lo envo de nuevo. T, pues, recbelo como a m mismo. Yo quisiera retenerlo conmigo, para que en lugar tuyo me sirviera en mis prisiones por causa
del evangelio. Pero nada quise hacer sin tu consentimiento, para que tu favor
no fuera forzado, sino voluntario. Quiz se apart de ti por algn tiempo para
que lo recibas para siempre, no ya como esclavo, sino como ms que esclavo,
como hermano amado, mayormente para m, pero cunto ms para ti, tanto en
la carne como en el Seor (File. 1:10-16).
Esta es la revolucin de la gracia, silenciosa, pacfica, eficaz y profunda que
Dios puede obrar hoy en tu corazn.
279
octubre
a frase latina homo homini lupus (el hombre es un lobo para el hombre)
fue popularizada por el filsofo ingls Thomas Hobbes en su obra Leviatn, un autor que haba soportado las penalidades de la cruel Guerra Civil
inglesa de 1642 a 1651.
El hombre puede llegar a ser un lobo, un depredador para sus semejantes.
El profeta Jeremas, que es el escritor bblico que mayor uso hace de la palabra
corazn para referirse a la voluntad humana, corrobora la frase latina de Plauto
con expresiones tales como: Engaoso es el corazn ms que todas las cosas,
y perverso (Jer. 17:9); no andarn ms tras la dureza de su malvado corazn
(3:17); y Ezequiel habla tambin de hombres de duro rostro y de empedernido
corazn (Eze. 2:4), aquellos cuyo corazn anda tras el deseo de sus idolatras
y de sus abominaciones (11:21) que tienen corazn de piedra (11:19; 36:26).
Solamente la inspiracin homicida del diablo, desde el fratricidio de Abel
hasta hoy, ha podido llenar la crnica humana de tantas muertes violentas, masacres, genocidios, holocaustos, terrorismo y crueldades cometidas por unos
hombres contra otros. El libro del historiador francs Guy Richard Lhistoire
inhumaine [La historia inhumana] es una narracin que causa espanto por todos los medios, sofisticaciones y armas usadas por el hombre para torturar, hacer sufrir, mutilar y asesinar a otros seres humanos. Y sin necesidad de recurrir
a esos hechos trgicos de la historia, las noticias de prensa de cada da estn
cuajadas de titulares que nos sobrecogen.
El versculo de esta maana pregunta si hay alguien capaz de comprender el
corazn humano. Y Dios responde: Yo, Jehov, que escudrio la mente, que
pruebo el corazn, para dar a cada uno segn su camino, segn el fruto de sus
obras! (Jer. 17:10). Solo Dios puede neutralizar la obra siniestra del prncipe de
este mundo transformando el corazn de los hombres. l anuncia una nueva alianza con el hombre, la alianza del nuevo nacimiento y del amor, en la cual promete:
Os dar un corazn nuevo y pondr un espritu nuevo dentro de vosotros. Quitar
de vosotros el corazn de piedra y os dar un corazn de carne (Eze. 36:26).
La promesa de transformar nuestros corazones nos llena de esperanza y
seguridad. Porque hay un Dios en los cielos nuestro futuro puede ser muy
diferente.
280
octubre
octubre
La violencia de gnero
As tambin los maridos deben amar a sus mujeres
como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer,
a s mismo se ama, pues nadie odi jams a su propio cuerpo,
sino que lo sustenta y lo cuida, como tambin Cristo a la iglesia,
porque somos miembros de su cuerpo, de su carne y de sus huesos
(Efesios 5:28-30).
octubre
ace ya muchos aos que ofici mi primera boda como pastor ordenado.
Los contrayentes eran alumnos del seminario adventista que tuvieron
despus un hermoso y consagrado ministerio sirviendo al Seor incluso en
las misiones extranjeras. El tema escogido para aquella boda fue el que el
mismo Creador trat en la primera boda en el Edn; Jess lo cit tambin en el
Evangelio (Mat. 19:5, 6), y Pablo lo esgrime como argumento en su Epstola
a los Efesios: Por esto dejar el hombre a su padre y a su madre, se unir a su
mujer y los dos sern una sola carne (Efe. 5:31). Yo estoy convencido que si
la expresin una sola carne fuera comprendida en todo su alcance, si el objetivo de todo matrimonio fuera pasar del dos inicial al uno conyugal, no habra
infelicidad en las parejas y, sobre todo, no se producira esa crnica negra de
nuestro tiempo a la que llamamos violencia de gnero.
Ningn dardo duele ms que aquel que lanza la persona que alguna vez
despert nuestro ms profundo amor. Por eso, es en el hogar donde se construye
la felicidad o la desdicha de nuestras vidas: Nadie puede destruir tan completamente la felicidad y utilidad de una mujer, y hacer de su vida una carga dolorosa, como su propio esposo; y nadie puede hacer la centsima parte de lo que la
propia esposa puede hacer para enfriar las esperanzas y aspiraciones de un hombre, paralizar sus energas y destruir su influencia y sus perspectivas. De la hora
de su casamiento data para muchos hombres y mujeres el xito o el fracaso en
esta vida, as como sus esperanzas para la venidera (El hogar cristiano, p. 34).
El amor que surge en una relacin de pareja debe madurar, crecer y alcanzar su cenit en la consecucin del ideal una sola carne. Pero no siempre
ocurre as, a veces, porque tuvo un mal origen, tambin porque no prevaleci
en su pugna contra el egosmo y, finalmente, porque no existi un referente
espiritual del amor, como indica nuestro versculo, amar a nuestras esposas,
como Cristo am a la iglesia.
Coloca tu vida en manos de Dios este da para que te ensee a dar y recibir
amor.
283
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284
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Trata de ancianos
De cierto, de cierto te digo: Cuando eras ms joven,
te ceas e ibas a donde queras; pero cuando ya seas viejo,
extenders tus manos y te ceir otro,
y te llevar a donde no quieras
(Juan 21:18).
286
octubre
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El da y la hora
Pero de aquel da y de la hora nadie sabe,
ni aun los ngeles que estn en el cielo, ni el Hijo, sino el Padre
(Marcos 13:32).
Amor fraternal
Permanezca el amor fraternal
(Hebreos 13:1).
10
octubre
n septiembre de 1953 se celebr en la Iglesia central de Barcelona el primer Congreso Nacional de Jvenes de la Iglesia Adventista de Espaa. Yo
tena catorce aos y era el director de la por aquel entonces llamada Sociedad
de Cadetes de la Iglesia de Zaragoza. Recuerdo que el lema del Congreso fue
Permanezca el amor fraternal. En efecto, el amor fraternal se iba a convertir
durante mi experiencia religiosa en uno de los descubrimientos ms apreciados
y en una de las mayores bendiciones que he encontrado en la Iglesia Adventista.
Tratando de ser objetivo, al hacer hoy balance de mis ms de sesenta aos
de profesin de fe adventista, puedo decir que he tenido, tengo y espero seguir teniendo en la iglesia muchos buenos amigos, hermanos queridos, que me
han manifestado de mil maneras los encantos del verdadero amor fraternal;
conservo el amor fraternal indiscutible de los hermanos de las iglesias a las
que he servido como pastor o en las que hice algn esfuerzo de evangelizacin. Aprecio particularmente el amor fraternal de mis colegas en el ministerio,
compaeros de estudio, alumnos o colaboradores. Guardo muchas cartas en las
que los testimonios de aprecio, amistad y afecto no son puras frmulas convencionales, sino la expresin de lo que nuestro versculo llama amor fraternal,
que en el lenguaje del Nuevo Testamento se formula con la palabra filadelfia,
sin paralelo en el Antiguo Testamento.
El trmino filadelfia es usado solo cinco veces en el Nuevo Testamento
(1 Tes. 4:9; Rom. 12:10; 1 Ped. 1:22, 23; 2 Ped. 1:5-7; Heb. 13:1). Pues bien,
al analizar detenidamente estos textos, nos percatamos de que el amor fraternal no es el afecto general que debemos tener al gnero humano, ni es el amor
filial o paternal de los consanguneos, ni es el amor a los amigos. Ms bien,
filadelfia, en el Nuevo Testamento es un trmino especializado que se emplea
para referirse al afecto singular, espiritual, que debe existir entre los hijos de
Dios. Es un fruto de la regeneracin obrada por el Espritu Santo en el creyente; asociado en estos textos al verbo amar, podemos decir que es amar al modo
de Dios; es entraable de todo corazn y es sincero, ajeno a la hipocresa. Pero
filadelfia se puede enfriar e incluso perder, por eso Pablo recomienda a los
hebreos: Permanezca el amor fraternal. No lo perdamos porque por propia
experiencia puedo decir que es uno de los ms ricos privilegios que tenemos
como adventistas.
Te invito a ser hoy amable con los dems y mostrar un rostro amigable.
Pronto cosechars lo que ests sembrando.
289
11
octubre
Cultura y religin
Pero cuando venga el Hijo del hombre,
hallar fe en la tierra?
(Lucas 18:8)
290
El xito no es casualidad
Por la maana siembra tu semilla, y a la tarde no dejes reposar
tus manos; pues no sabes qu es lo mejor, si esto o aquello,
o si lo uno y lo otro es igualmente bueno
(Eclesiasts 11:6).
12
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13
octubre
292
14
octubre
15
octubre
Intoxicacin masiva
Amados, no creis a todo espritu, sino probad los espritus
si son de Dios, porque muchos falsos profetas han salido
por el mundo. En esto conoced el Espritu de Dios: todo espritu
que confiesa que Jesucristo ha venido en carne, es de Dios
(1 Juan 4:1, 2).
con los sntomas de una neumona atpica: tos, fiebre alta, dificultad respiratoria,
dolor torcico, dolores musculares intensos, alteraciones cutneas y, en algunos
casos, muerte inminente. Los epidemilogos registraron ms de setecientos fallecimientos, y miles de pacientes quedaron seriamente daados por lo que, finalmente, se diagnostic como una intoxicacin masiva producida por el consumo
de aceite txico de colza desnaturalizado (de uso industrial).
La variedad conocida como canola del aceite de colza es comestible y tiene
gran riqueza en cidos grasos no saturados, omega-6 y omega-3, que son buenos
para la salud. Se le considera por sus propiedades muy parecido al aceite de
oliva. Pero, desnaturalizado para fines industriales, es txico, venenoso, mortal.
Por un afn de lucro, los importadores de este aceite industrial lo comercializaron de forma fraudulenta para el consumo humano, vendindolo a bajo precio
y mediante la venta ambulante. Fue adquirido por las clases obreras, personas
mayores, conventos de religiosas, instituciones benficas; es decir, gente con
limitados recursos econmicos.
En la Sagrada Escritura, el aceite de oliva es un smbolo del Espritu Santo. El
que se usaba para la alimentar la llama de las lmparas del templo representaba la
presencia divina all y en las unciones de reyes, sacerdotes y profetas. El acto de
derramar sobre sus cabezas aceite significaba que se les comunicaba el Espritu
de Dios (1 Sam. 16:13), los profetas eran los hombres de Espritu (Zac. 4:14;
Ose. 9:7) y Cristo, el Mesas, el Ungido, estaba lleno de Espritu Santo.
Por consiguiente, los falsos espritus contra los que nos previene Juan, los
espritus que no son de Dios, los profetas que engaan, falsifican o mienten, producen una intoxicacin espiritual, como la del aceite de colza adulterado, cuyos
efectos sobre la vida espiritual pueden ser letales o generar serios problemas en
la salud espiritual de los creyentes. El apstol Juan nos dice que hay que examinarlos y detectar su naturaleza txica. Solo los espritus que exaltan, honran y
proclaman la encarnacin de Cristo como nico Salvador, son de Dios.
Pide al Seor hoy ser lleno del Espritu Santo.
294
16
octubre
17
octubre
alguien le explique el aire interpuesto entre las figuras de las infantas y sus
damas. Te imaginas a un sordo acompaando con sus palmas la interpretacin
de la famosa marcha Radetzky en el concierto de Ao Nuevo de Viena? Todo
parece un juego de imaginacin, pero en realidad lo que est diciendo nuestro
versculo de hoy es que el pueblo de Israel era ciego y sordo porque no vea ni
oa ni comprenda lo que el Seor les estaba mostrando y diciendo a travs de
las maravillas de los acontecimientos.
S, en la iglesia puede haber sordos de corazn que no sienten, ciegos de
fe que no creen, los que no transmiten porque no oyen, los que no entienden
porque no ven. Si pudiramos abrir nuestros odos cerrados e iluminar nuestros ojos apagados, qu maravilla! Seramos testigos de los milagros de Dios,
veramos y oiramos la explosin de luz multicolor del infinito amor divino
en este mundo, tendramos nuestro espritu alegre, sereno y confortado y unas
enormes ganas de contar a otros lo que estamos presenciando y escuchando.
El Seor dijo: Mirad a m y sed salvos, todos los trminos de la tierra,
porque yo soy Dios, y no hay otro! (Isa. 45:22) y, desde entonces, la salvacin
se resume en un cruce de miradas entre el Salvador y el hombre, y en una escucha atenta de la Palabra de Dios, de la que viene la fe que salva. La mirada de
Jess se encontr con la de Pedro en el patio del sumo sacerdote. Pedro record
sus palabras y llor amargamente. Tambin miraron a Jess el paraltico del
estanque, el endemoniado gadareno, el leproso, la mujer con flujo de sangre
que fueron sanados; la viuda de Nan, Jairo y su esposa a quienes les devolvi
sus hijos con vida. Miraron a Jess, con ojos sin luz, el ciego Bartimeo, el ciego de Betsaida y el ciego de nacimiento, y despus vieron; y aquel malhechor
del Glgota clavado en una cruz tambin mir a Jess casi agnicamente, y el
Seor le prometi la entrada en el Paraso. A todos mir Jess y les dijo: Sed
salvos.
Mralo a l este da. l te ensear a escuchar su voz y entender su Palabra.
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La resistencia pacfica
Cuando lo maldecan, no responda con maldicin;
cuando padeca, no amenazaba, sino que
encomendaba la causa al que juzga justamente
(1 Pedro 2:23).
20
octubre
21
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22
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i alguna vez el Seor cumpli esta hermosa promesa, lo fue con el don de su
propio Hijo, y con el ministerio de mi buen amigo, el pastor Ignacio Lpez,
fallecido a los 49 aos de edad, vctima de una hemorragia en una operacin
quirrgica. Mi amistad con Ignacio data de nuestro tiempo de estudiantes, primero en Madrid, aos duros aquellos, en los que o te forjabas una vocacin en
el yunque de las dificultades o buscabas otros derroteros para la vida.
Trabajador incansable, concienzudo, prctico, ahorrador, generoso, creyente
convencido, ejemplar. Ignacio era un hombre bueno. As lo calific un periodista
de Almera, su ltima iglesia, en una corta resea de su muerte publicada en un
diario de la ciudad: Hoy ha muerto un hombre bueno. Como dijo el pastor
Andrs Tejel en la necrolgica que public en la Revista Adventista: Adis Ignacio, hasta luego. Pronto te veremos. Te has ido de aqu sin pelearte con nadie.
Contigo no iban la guerra, las luchas, las crticas. T solo sabas pensar bien,
comprenderlo todo, amar a la gente. Caminaste por la tierra acariciando, sonriendo, consolando, amando. No s quin ocupar tu puesto. Hasta pronto.
Cunto bien hace a la iglesia el fiel servicio de un pastor! La huella que
deja en la vida de mucha gente a veces es difcil de borrar. El pastor est llamado a mostrar una gran sensibilidad hacia sus hermanos en Cristo, hombres y
mujeres falibles que enfrentan cotidianamente la batalla de la fe, de la cual no
siempre salen victoriosos. La iglesia sobre la tierra est compuesta de hombres y mujeres propensos a errar, los cuales necesitan paciencia y cuidadoso
esfuerzo para ser preparados y disciplinados para trabajar con aceptacin en
esta vida y para que en la vida futura sean coronados de gloria e inmortalidad.
Se necesitan pastores pastores fieles que no lisonjeen al pueblo de Dios ni lo
traten duramente, sino que lo alimenten con el pan de vida; hombres que sientan diariamente en sus vidas el poder transformador del Espritu Santo, y que
abriguen un fuerte y desinteresado amor hacia aquellos por los cuales trabajan
(Los hechos de los apstoles, p. 419).
Pide hoy a Dios que d a su iglesia pastores que sigan la voluntad divina y
que ministren a sus congregaciones con inteligencia y sentido comn.
301
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Como la ua cuando
se separa de la carne
Salieron de nosotros, pero no eran de nosotros, porque
si hubieran sido de nosotros, habran permanecido con nosotros;
pero salieron para que se manifestara que no todos son de nosotros
(1 Juan 2:19).
24
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Ade realismo, el autor del poema medieval Cantar del Mo Cid expresa
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304
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n los mensajes a las siete iglesias dados por Jesucristo en Apocalipsis hay
una insistencia que se repite de distintas maneras: guardar, retener, prevalecer, etctera, siempre como admonicin para que el creyente adopte una posicin firme en las pruebas que sufre o con respecto a la verdad que posee: S
fiel hasta la muerte, Acurdate, pues, de lo que has recibido y odo, Retn
lo que tienes. Estos mismos imperativos los encontramos en las Epstolas de
Pablo: Estad firmes y retened la doctrina que habis aprendido (2 Tes. 2:15),
Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesin de nuestra fe (Heb. 10:23),
Retn la forma de las sanas palabras (2 Tim. 1:13).
Es interesante comprobar que el significado del verbo krato, empleado en
el imperativo retn, es ser fuerte, pero tambin puede significar defender
y en otros pasajes se ha traducido por prevalecer, vencer. El mensaje del
Apocalipsis quiere decir que debemos conservar y defender lo que nos pertenece, como un soldado defiende su puesto de guardia. Por qu? Porque hay
peligros reales que amenazan el depsito sagrado que Dios ha confiado a la
iglesia.
Un peligro que acecha al pueblo de Dios es la incredulidad: Una lnea de
incredulidad se extiende a travs del continente, y est en comunicacin con la
iglesia de Dios (Testimonios para la iglesia, t. 5, p. 274). La duda, el escepticismo o el rechazo abierto de verdades fundamentales confiadas a la iglesia
remanente, como la doctrina del santuario y todas sus implicaciones profticas,
la verdad de los dones espirituales y su manifestacin en Elena de White, la
iglesia, su organizacin y su autoridad, parecen ser objeto hoy de especiales
ataques desde dentro y fuera de la iglesia. Pero no lo olvidemos: Ninguna de
las ramas de la verdad, que han hecho al pueblo adventista del sptimo da lo
que es debe debilitarse. [...] debemos permanecer firmes en la defensa de nuestros principios a plena vista del mundo (El otro poder, p. 52).
Vivimos en una poca de grandes disparates y zarandeo en cuestiones de la
interpretacin bblica. Hay muchas tentaciones atractivas luchando por captar
nuestra atencin y distraernos de las cosas espirituales. Es muy fcil perder el
rumbo cuando no sabemos retener nuestras principios cristianos.
Pidamos hoy al cielo que nos ayude a mantenernos leales a su Palabra y su
verdad en estos momentos cruciales de la historia.
305
27
octubre
Temerarias palabras
Ahora, pues, yo te ruego que hagas un trato
con el rey de Asiria, mi seor: Yo te dar dos mil caballos,
si t puedes dar jinetes que los monten
(Isaas 36:8).
306
Vivir es Cristo
Porque para m el vivir es Cristo y el morir, ganancia
(Filipenses 1:21).
28
octubre
n junio de 1964 me gradu en la Facultad de Teologa Adventista de Collonges-sous-Salve (Francia). Nuestro invitado fue Charles Winandi y
nuestra divisa Vivir es Cristo; y este fue tambin el tema de mi primer sermn. Vivir es Cristo es una interpretacin de la vida verdaderamente sugestiva para un cristiano. Al recibirlo del apstol Pablo, no puedo por menos
que recordar aquella otra interpretacin de la vida que Caldern de la Barca
escribi en La vida es sueo:
Qu es la vida? Un frenes.
Qu es la vida? Una ilusin,
una sombra, una ficcin;
y el mayor bien es pequeo;
que toda la vida es sueo,
y los sueos, sueos son.
Es el contraste entre una visin pesimista, decepcionante de la vida y una
exultante manifestacin del todo de la vida de un cristiano.
Qu significaba para Pablo vivir? Lo que podemos inferir de este versculo
y de otros paralelos (Gl. 2:20) es que el cristianismo es ms que la pertenencia
a una religin, es ms que un cuerpo de creencias, es ms que un cdigo de comportamiento. El cristianismo es Cristo, es una experiencia de identificacin con
l, una manera de dar significado a lo cotidiano.
El apstol Pablo da tres dimensiones a la comprensin de su divisa vivir es
Cristo. En primer lugar, vivir gracias a Cristo, porque l es nuestro Creador:
Para nosotros solo hay un Dios, el Padre [] y un Seor, Jesucristo por medio
del cual han sido creadas todas las cosas y por quien nosotros tambin existimos
(1 Cor. 8:6) y es tambin nuestro Redentor que os dio vida a vosotros, cuando
estabais muertos en vuestros delitos y pecados (Efe. 2:1). En segundo lugar,
vivir en Cristo se refiere a la experiencia de la conversin y de la comunin con
l: De modo que si alguno est en Cristo, nueva criatura es: las cosas viejas
pasaron; todas son hechas nuevas (2 Cor. 5:17). Pablo usa la expresin en
Cristo 165 veces en sus epstolas siempre para asociarnos a la nueva relacin
del creyente con el Salvador. En tercer lugar, vivir para Cristo es la dimensin del
servicio, la vida como sacrificio, como el don de s mismo a Dios: Y l por todos
muri, para que los que viven ya no vivan para s, sino para aquel que muri y
resucit por ellos (2 Cor. 5:15).
Se puede expresar ms en tan pocas palabras?
307
29
octubre
308
No hay ms all
Saldrn y vern los cadveres de los hombres que se rebelaron
contra m; porque su gusano nunca morir ni su fuego se apagar
(Isaas 66:24).
30
octubre
l culto perpetuo que rendirn los redimidos de Jehov (Isa. 66:23) , el profeta
Isaas contrapone el castigo de resultados eternos que recibirn los impenitentes. Jess recogi esta misma imagen del gusano que no muere y del fuego que no
se apaga cuando habl de los despojos humanos que sern echados en la gehena, el
vertedero del valle de Hinom, que algunas versiones traducen por infierno (Mar.
9:48). Pero qu quisieron ensear Isaas y Jess con este simbolismo? Pretenden
esas imgenes, en el contexto ideolgico hebreo en el que fueron dichas, corroborar la existencia de un infierno de penas eternas como algunos cristianos ensean?
El telogo suizo Emmanuel Ptavel-Olliff, escribi en 1891 el libro Le problme
de limmortalit [El problema de la inmortalidad], donde aclara:
1. El gusano no tiene la funcin de hacer sufrir a los cadveres, sino de destruirlos. Lo que los gusanos hacen es realmente acelerar la desaparicin de
lo que ha cesado de vivir. El gusano es esencialmente un necrfago, un destructor. El gusano y el fuego perpetuos simbolizan, pues, la eterna perdurabilidad de la muerte, la imposibilidad de resucitar para la vida eterna.
2. El fuego eterno o inextinguible es, por su parte, el agente de una destruccin completa e irremediable. El incendio de los palacios de Jerusaln (Jer.
17:27), las ciudades de Sodoma y Gomorra, condenadas al fuego eterno
(Jud. 7), no estn ardiendo todava. De acuerdo con una filologa bblica
elemental, el fuego no es eterno, sino que tiene resultados eternos.
3. Tambin los cadveres del texto tienen un significado simblico. Ante
todo son, por excelencia, un emblema de la insensibilidad. La perpetuidad de un cadver en descomposicin es el smbolo de una muerte eterna
sin ninguna posibilidad de vida futura. Tambin pueden simbolizar el recuerdo presente de un ser que vivi y que ya no es.
La nocin de sufrimientos interminables es absolutamente extraa a ese vasto simbolismo que encontramos en los profetas bblicos. Ningn texto de los
libros cannicos de la Biblia contiene una simple slaba relativa a eventuales
tormentos eternos de los rprobos. Para ellos solo hay una sentencia: no hay ms
all. La gehena citada por Jess era un servicio pblico donde se quemaban los
cadveres de animales y de criminales; jams, en ninguna de las catorce veces
que se cita el trmino, est asociado a tormentos sensibles.
Dios ha previsto misericordiosamente el final eterno de los impenitentes.
309
31
octubre
Una oracin de fe
Y la oracin de fe salvar al enfermo, y el Seor lo levantar;
y si ha cometido pecados, le sern perdonados
(Santiago 5:15).
oms era un buen amigo y hermano de la Iglesia Central de Madrid (Espaa). Haba conocido la fe adventista en la juventud y fue bautizado a los
dieciocho aos. Incluso, tuvo que sufrir la crcel en el penal castrense de Mahn
por mantenerse fiel al Seor durante el servicio militar. Toda la iglesia or por
l. Se cas y tuvo ocho hijos, pero cuando los nios eran todava pequeos, le
diagnosticaron una cirrosis heptica congnita en estado avanzado. En enero de
1982, los mdicos no le daban ms de una semana de vida. Pidi ser ungido y,
como ramos amigos, quiso que yo participase. Cuando llegamos a la habitacin
del hospital, Toms estaba postrado en su cama. No abri los ojos ni nos dijo
una sola palabra. Al terminar, lo dejamos solo con su esposa. Eran casi las diez
de la noche. Cerca de la una de la madrugada, son el telfono en mi casa. Era
Toms! Me cont que haba estado perfectamente consciente durante la uncin
y que, cuando hice la oracin, l not cmo una especie de corriente elctrica
atravesaba su cuerpo; despus, cuando qued solo con su esposa, tuvo sed, le
pidi un vaso de agua, se sent en el borde de la cama, se irgui y comenz a
caminar por la habitacin. Dos o tres das despus le dieron el alta en el hospital.
Durante diez aos, Toms fue llevando su enfermedad lo mejor que pudo,
pero en enero de 1992, unas varices gstricas sangrantes y unas hernias inguinales que le produjeron enormes edemas, obligaron a los mdicos a intervenirle quirrgicamente, a vida o muerte. Toms pidi ser ungido de nuevo
y en vsperas de la operacin fuimos al hospital. Ped a una enfermera que,
durante unos minutos, no entraran en la habitacin porque bamos a tener un
acto religioso. Y as fue, Toms fue operado, a vida o muerte y el Seor,
respondiendo a nuestras oraciones, salv al enfermo y lo levant. Unos das
ms tarde, supimos que el cirujano que lo intervino pregunt a uno de los familiares: Qu hicieron ustedes en la vspera de la operacin en la habitacin
de Toms? En ese acto hubo mucho poder. Toms vivi an un ao y once
meses. Falleci el 1 de noviembre de 1993.
Hay poder en la oracin de fe. Pon tus enfermedades en las manos del Seor y sabrs que hay un Dios en los cielos.
310
Volar ms alto
Mas los que esperan en Jehov tendrn nuevas fuerzas,
levantarn alas como las guilas, corrern y no se cansarn,
caminarn y no se fatigarn
(Isaas 40:31).
noviembre
n el libro La educacin, Elena de White tiene una cita preciosa sobre las
guilas de los Alpes: El guila de los Alpes es a veces arrojada por la
tempestad a los estrechos desfiladeros de las montaas. Las nubes tormentosas
cercan a esta poderosa ave del bosque y con su masa oscura la separan de las
alturas asoladas donde ha construido su nido. Se precipita de aqu para all,
bate el aire con sus fuertes alas y despierta el eco de las montaas con sus gritos. Al fin se eleva con una nota de triunfo y, atravesando las nubes, se encuentra una vez ms en la claridad solar, por encima de la oscuridad y la tempestad.
Nosotros tambin podemos hallarnos rodeados de dificultades, desaliento y
oscuridad. [] ms all de las nubes brilla la luz de Dios. Podemos elevarnos
con las alas de la fe hasta la regin de la luz de su presencia (p. 105).
En efecto, en los Alpes se pueden ver las guilas exhibiendo su majestuoso
vuelo en medio de las cumbres. Elena de White las vio, sin duda, en las dos
visitas que hizo a Torre Pellice, en los valles valdenses del Piamonte (Italia)
en 1885 y 1886. Las guilas son citadas en las Escrituras veinticinco veces,
siempre para subrayar la fuerza de su vuelo, sus potentes alas, el cuidado y
adiestramiento de sus polluelos. Tanto Elena de White como el texto de Isaas
evocan las guilas superando los vientos y las tormentas y elevndose por encima de la tempestad.
Qu significa para nosotros volar ms alto cuando tenemos una meta que
alcanzar o estamos en medio de una tormenta de la vida? Volar ms alto, por encima de los obstculos, de la oscuridad y las dificultades, sin esperar simplemente a que se disipen. Volar ms alto, ms cerca de Dios, ms dependientes de l,
experimentando su seguridad inquebrantable. Volar ms alto, elevar, aumentar,
no solo nuestra comunin con Dios, sino tambin nuestro compromiso y lealtad. Volar ms alto, ser ms intrpidos, enfrentar las dificultades con ms arrojo,
con ms valor y coraje. Volar ms alto, alcanzar mayor preparacin, ms capacitacin, ms experiencia, proveernos de ms y mejores recursos. Volar ms alto,
ser ms eficaces, aspirar a la excelencia, no conformarnos con la mediocridad.
Volar ms alto, pedir ayuda, incrementar los colaboradores, crear un equipo.
Porque hay un Dios en los cielos decdete a volar ms alto! l te ayudar a superar las adversidades con el poder de su Espritu Santo.
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Vivir en libertad
Vosotros, hermanos, a libertad fuisteis llamados;
solamente que no usis la libertad como ocasin para la carne,
sino servos por amor los unos a los otros
(Glatas 5:13).
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Me ahogo!
Cuando pases por las aguas, yo estar contigo;
y si por los ros, no te anegarn
(Isaas 43:2).
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Juslibol
Esto es bueno y agradable a Dios nuestro Salvador,
pues l quiere que todos sean salvos y lleguen a conocer la verdad
(1 Timoteo 2:3, 4).
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curri en el Edn, como un primer testimonio significativo de las consecuencias del pecado, la palabra miedo apareci en el lenguaje y en la
mente del hombre por primera vez para designar un sentimiento nuevo, extrao, de inseguridad, de vulnerabilidad, de impotencia y desnudez interior; de
soledad, ante el alejamiento del Creador generado por la desobediencia. Haban querido ser autnomos y, como consecuencia, sintieron el miedo provocado por una nueva comprensin del Dios Creador. A partir de ese momento, el
imperio del miedo se estableci en este mundo. En aquellos albores de la vida
en la tierra, cun significativo es el miedo de Can, despus de haber matado a
su hermano Abel y recibido la maldicin divina, cuando expresa en su angustia
el temor de la culpabilidad: Entonces Can respondi a Jehov: Grande es mi
culpa para ser soportada. Hoy me echas de la tierra, y habr de esconderme de
tu presencia, errante y extranjero en la tierra; y suceder que cualquiera que me
encuentre, me matar (Gn. 4:13, 14).
El miedo es una perturbacin angustiosa del nimo por un riesgo o dao
real o imaginario. El miedo genera ansiedad, inseguridad, temor e incluso pavor, como resultado de la percepcin de algo que amenaza y altera la estabilidad
personal. Los temores se pueden agudizar y crear estados de ansiedad que trastornan la vida y la vuelven poco apetecible.
Desde el punto de vista teolgico, el miedo es una consecuencia la primera de la separacin de Dios motivada por el pecado. Es el resultado de
la ruptura del vnculo de dependencia del hombre con el Dios creador. Dios
cre un ser semejante a l, cuya subsistencia estaba garantizada por un vnculo
de estrecha comunin. Los seres humanos fuimos creados de tal manera que
nuestro bienestar y estabilidad emocional dependen necesariamente de nuestra
relacin con Dios: la adoracin, la confianza, el amor, la obediencia son la
condicin de la vida plena del ser humano.
Soren Kierkegaard dice que la vida fuera de Dios est caracterizada por la
duda, la sensualidad, el temor o la desesperacin. Lo opuesto es una relacin
personal entre el hombre y Dios: En el da que temo, yo en ti confo (Sal.
56:3).
Porque hay un Dios en los cielos l puede ayudarte a superar tus miedos.
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Tengo miedo!
Y cualquiera que reciba en mi nombre
a un nio como este, a m me recibe
(Mateo 18:5).
ace algunos aos, una de las noticias ms estremecedoras que he escuchado tuvo que ver con un nio de diez aos que apareci colgado en el
trastero de su casa. Tena solo diez aos. Era un nio normal. Pero lo cierto es
que haba preparado su muerte con la fra crueldad de un adulto. Sobre la mesa
de estudio estaba esa carta que repite lo tan sabido: No culpis a nadie de mi
muerte. Me quito la vida voluntariamente. Y, luego, por toda explicacin, dos
nicas, horribles, vertiginosas palabras: Tengo miedo.
Tena miedo. Ni l mismo hubiera sabido explicar muy claramente de qu.
Pero estaba solo. Tan solo como todos los nios encerrados en las cuatro paredes de esa infinita soledad que sienten los pequeos cuando no son suficientemente amados. Este chico, mientras suba el tramo de escalera que iba del
sptimo al octavo piso donde estaba el trastero, no saba, no haba ledo todas
esas estadsticas que aseguran que anualmente en el mundo ms de dos millones de nios son sometidos a malos tratos; que en Estados Unidos cada ao los
hospitales atienden entre cien y doscientos mil casos de nios torturados, entre
sesenta y cien mil casos de pequeos sometidos a violencia sexual y que cerca
de ochocientos mil son abandonados por sus padres y familiares. Tampoco saba mientras pasaba su cinturn alrededor del tubo de la calefaccin que aquel
trgico momento formaba parte del Ao Internacional del Nio
Por si fuera poco, el miedo tambin facilita que diversas enfermedades
afecten nuestras vidas: Muy ntima es la relacin entre la mente y el cuerpo.
Cuando una est afectada, el otro simpatiza con ella. La condicin de la mente
influye en la salud mucho ms de lo que generalmente se cree. Muchas enfermedades son el resultado de la depresin mental. Las penas, la ansiedad, el
descontento, remordimiento, sentimiento de culpabilidad y desconfianza, menoscaban las fuerzas vitales y llevan al decaimiento y a la muerte (Consejos
sobre la salud, p. 341).
En estos tiempos de sobreexposicin a todo tipo de informacin (gran parte
de ella muy frustrante), nios, jvenes y adultos somos proclives a padecer los
efectos del miedo. Por eso, recibir a Jess en nuestras vidas es tan importante.
Su presencia abrir horizontes de esperanza que cambiarn las perspectivas
ms pesimistas.
Acrcate hoy como un nio a Jess. Reconoce tus debilidades. Confisale
lo vulnerable que te sientes. Dile que tienes miedo. l te recibir y te dar paz.
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No temas!
No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes,
porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudar,
siempre te sustentar con la diestra de mi justicia
(Isaas 41:10).
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n nuevo factor de temor se ha incorporado a la crnica habitual de nuestros das, se trata del terrorismo. Los atentados del 11 de septiembre de
2001 en Nueva York, y los de Atocha, en Madrid, del 11 de marzo de 2004, ambos con lamentables vctimas mortales, produjeron una ola de temor colectivo;
las catstrofes naturales que se repiten con una frecuencia inaudita causando
devastacin y ruina en diferentes partes del mundo a travs de terremotos,
tornados, tsunamis, huracanes; los presagios de desastres ecolgicos y la crisis
econmica mundial tambin se anotan en esta lista de desencadenantes del
miedo. Por si fuera poco, el sida ha puesto a algunos pases africanos en vas
de la extincin. Todos estos sucesos han desarrollado el miedo colectivo y la
angustia de la sociedad.
Pero dnde se encuentra el remedio? La respuesta es clara y curiosa a la vez:
se encuentra en el mensaje del primer ngel proclamado por la Biblia: Temed
a Dios y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado. Adorad a aquel que
hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas! (Apocalipsis 14: 6-7).
El remedio es el evangelio eterno, el conocimiento del tiempo y el temor de
Dios. El evangelio es un mensaje de paz, de gozo, de salvacin. Comporta un
principio de esperanza que genera en el creyente un condicionamiento psicolgico positivo frente al dolor y al temor de los tiempos actuales. El conocimiento del tiempo, el estudio de las profecas del fin, descorre el velo del futuro y
nos permite saber que es inminente el regreso del Salvador. Por eso Jess dijo:
Cuando estas cosas comiencen a suceder, erguos y levantad vuestra cabeza,
porque vuestra redencin est cerca (Luc. 21:28). Finalmente, el temor de Dios
es el remedio paradjico contra el temor caracterstico de nuestro tiempo. En
realidad, el temor de Dios no es miedo sino piedad, no es solamente reverencia
sino dependencia, fe y confianza en el Padre celestial. Es el reconocimiento de
su existencia, de su soberana en el mundo y de su providencia.
Los hijos de Dios no necesitamos vivir desalentados y paralizados por el
miedo. La esperanza en Cristo y sus benditas promesas nos brindan la fortaleza
para enfrentar las crisis que vendrn.
Enfrenta cada nuevo da con la seguridad que te da saber que hay un Dios
en los cielos.
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s curioso, David est pidiendo a Dios lo mismo que aquel monje annimo
que escribi Las glosas emilianenses. Est pidiendo gozo. Corra el ao
977, en el monasterio benedictino de Suso, en San Milln de la Cogolla, en
el corazn de la naciente Castilla, un monje escribir, en el margen del texto
latino de un sermn de San Agustn sobre las seales del fin, las famosas glosas
que representan las primeras clusulas redactadas en castellano. Este es pues,
el origen del espaol, lengua hablada hoy por ms de cuatrocientos millones
de personas en el mundo.
Pues bien, esas primeras frases escritas en espaol, son en realidad una oracin musitada con estremecimiento por el monje, despus de leer los horrores del
fin del mundo que San Agustn anunciaba para el ao 1000 de la Era Cristiana, es
decir, para unos veintitrs aos ms tarde. Esta es la transcripcin de esa oracin
al castellano actual, hecha por el fillogo Ramn Menndez Pidal: Con la ayuda de nuestro dueo, don Cristo, don Salvador, el cual dueo es en la honra y
el cual dueo tiene la potestad con el Padre, con el Espritu Santo en los siglos
de los siglos. Hganos Dios omnipotente tal servicio hacer que delante de su
faz gozosos seamos.
El monje del monasterio de San Milln pide en su oracin gozo en una poca de temor, de miedo generalizado por los desastres y calamidades anunciados
para el ao 1000. Entonces eran presagios catastrofistas vaticinados por profetas de mal agero; hoy, desgraciadamente, son datos, informes, hechos reales
de la crnica diaria de nuestro tiempo. Paradojas de la historia, la oracin del
monje debiera ser, mil aos despus, la nuestra.
Con un nudo de inquietud en las gargantas pidamos al Salvador: Con tu
ayuda Seor y Salvador nuestro Jesucristo, que compartes con el Padre y con
el Espritu Santo la potestad sobre todo lo que existe, que conduces los siglos
de los siglos de la historia de este mundo al soberano cumplimiento final de
tu santa voluntad, pedimos, en este tiempo de temor y de angustia de gentes,
que presentes a tu pueblo delante de la faz del Padre, llenos de gozo real y
verdadero. Amn.
Los seres humanos seguimos teniendo sed de gozo, alegra y felicidad.
Ninguna de esas virtudes es pecaminosa. Ms bien, son dones del Espritu
Santo (Gl. 5:22). T tambin puedes acceder a ellas, cambiar tu vida y experimentar que hay un Dios en los cielos.
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a primera vez que habl con el teniente coronel jefe del batalln donde
prest el servicio militar fue en el campamento de instruccin. Yo era un
recluta que me negaba a hacer instruccin en sbado porque era adventista del
sptimo da. Aquel sbado, como no quise incorporarme al pelotn de instruccin, me encerraron en el calabozo, esperando que llegase el teniente coronel
para que ordenara lo que tenan que hacer conmigo. Cuando lleg, me dijo que
deba cumplir enteramente el programa de instruccin ordenado por la Capitana General y que ese programa inclua prcticas los sbados por la maana. Ni
l, ni nadie, podan dispensarme de los ejercicios del sbado durante el perodo
de instruccin. Me qued preocupado, sin saber lo que la Providencia podra
prever para m el siguiente sbado.
Record entonces que ante una situacin extrema, el Salmo 37 deca: Confa
en l y l har. Pas la semana orando y lleg aquel sbado decisivo. Nunca supe
por qu ese sbado no hubo ejercicios de instruccin. Durante la siguiente semana, el capitn mdico me incorpor como socorrista al dispensario, y tampoco s
bien por qu nunca ms hubo instruccin los sbados por la maana.
Al terminar el campamento, el teniente coronel jefe volvi a hablar conmigo,
esta vez para decirme: Soldado, te vamos a destinar a donde se lleva el control de
las guardias de oficiales, suboficiales y tropa. En ese destino jams tendra problemas con el sbado. Tiempo despus, el teniente coronel me llam a su despacho y
me dijo: Te vamos a dar el pase pernocta para que puedas continuar tus estudios
de bachillerato. El pase pernocta era un permiso para dormir en casa todas las
noches, un privilegio que solo tenamos tres soldados del batalln.
Aquel jefe militar haba servido en Marruecos, donde conoci a familias
judas que guardaban el sbado. Era viudo, con un hijo de mi edad, y se interesaba por mi iglesia: Cmo celebris vuestro culto? Se casan vuestros
pastores? Tenis iglesias en muchos lugares? En uno de estos sorprendentes
interrogatorios, me confi: Soldado, puedo asistir a tu iglesia? No, no te inquietes, ir de paisano. Aunque le hice una invitacin formal, nunca se atrevi
a visitarnos. Cuando me licenci, fui a despedirme de l y le regal una Biblia
como recuerdo.
Cuando decidimos ser fieles al Seor, l abre las puertas para que aquellos
que nos rodean perciban que hay un Dios en los cielos.
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El tesoro escondido
Adems el reino de los cielos es semejante a un tesoro escondido
en un campo, el cual un hombre halla y lo esconde de nuevo;
y gozoso por ello va y vende todo lo que tiene
y compra aquel campo
(Mateo 13:44).
uando yo era muchacho, me gustaba jugar con mis amigos por los pasadizos
subterrneos de las ruinas del Castillo Palomar buscando tesoros. Aquel viejo
recinto del que solo quedaban algunos vestigios haba sido durante la Edad Media
un importante palacio de alguno de los jeques rabes que durante varios siglos dominaron la regin. La fantasa y el afn de aventura juvenil nos haca pensar que en
aquellas cuevas, salas subterrneas y estrechos pasadizos que un da comunicaron
el bosque con el interior del palacio poda haber quedado escondido algn tesoro
con monedas, joyas y objetos de la poca. Nunca hallamos nada.
Un da, convoqu a mis amigos en una de las cuevas del Castillo Palomar.
Tena que comunicarles algo muy importante: yo, de doce aos de edad, haba
descubierto un tesoro! Ya haban pasado unos meses desde el feliz descubrimiento, pero haba guardado silencio hasta estar plenamente seguro del valor
de lo que haba encontrado. La expectacin de mis amigos fue enorme. Dnde?
Cundo? Qu contena? Quin lo saba adems de nosotros?
Pronto todo qued revelado. Les expliqu que, llevado por mi hermano mayor, haba comenzado a frecuentar la Iglesia Adventista de nuestra ciudad, ubicada en una vivienda donde se haban derribado paredes para construir la sala
de reuniones y en cuya puerta de entrada siempre haba un polica vigilando, all
se daban conferencias sobre las profecas bblicas. All, haba encontrado a un
grupo de muchachos de mi edad, simpticos, amables, inteligentes que me contaban cosas acerca del evangelio que yo nunca haba odo. All, en una Biblia que
me haba regalado mi hermano, haba descubierto lo que Jess haba hecho para
salvar al mundo de las consecuencias del pecado. S, all, en mi Biblia, haba encontrado el tesoro escondido del que habl Jess en la parbola. Invit a Benito
y Gary a compartir conmigo aquel tesoro y ellos aceptaron. Entonces, renunciamos a nuestros juegos en las ruinas del Castillo Palomar y nos aficionamos desde
entonces a buscar, investigar, conocer el tesoro imperecedero del reino de Dios.
Y hoy, ms de sesenta aos despus, los tres amigos seguimos descubriendo
nuevas riquezas escondidas en la Palabra de Dios: el inconmensurable valor de
la misericordia divina, su providencia y sus promesas.
Hay grandes tesoros para ti en la Palabra de Dios. Dispn tu corazn hoy
para encontrarlos.
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esde que ramos nios, mi padre haca el recuento de sus ingresos del
da y nos dejaba encima de la mesa un poco de la calderilla que haba
recogido en su trabajo, indicando en una hoja de su libreta a quin iba destinada: Esto para Adolfo, esto para Carlos, esto para Pedro. Lo primero que
hacamos los nios al levantarnos mi padre ya haba salido a trabajar era ir
rpidamente a la mesa del comedor para saber a quin y cunto nos haba dejado aquella noche. As fue durante casi diez aos, hasta que fuimos mayores
y pudimos tener nuestros propios ingresos como resultado de nuestro trabajo.
Cuando decid ir a estudiar al seminario adventista de Madrid, el plan era
que primeramente, durante el verano, yo me fuera a colportar para ganarme la
colegiatura. Tarea ardua y difcil en aquel momento, no solamente por la precaria
situacin econmica del pas, sino tambin por mi timidez hacia la gente. Aquella maana, la ltima que iba a pasar en mi casa, al levantarme me acerqu como
era habitual a la mesa. No haba calderilla! Ms bien, encontr un billete de mil
pesetas con la habitual hojita de papel, en la que mi padre haba escrito: Esto
para Carlos, para que no pase hambre. Mil pesetas! Casi el salario mensual de
un trabajador de entonces! Despus de la comida, en el momento de despedirnos,
mi padre volvi a expresar sus presagios pesimistas respecto al colportaje, dirigindose al joven que la editorial haba enviado para instruirme: Carlos en los
estudios ir bien, pero en el colportaje ser un fracaso. Y se fue.
Pero en aquel venturoso verano de 1956 las cosas salieron de acuerdo con
los providentes planes de Dios. Nuestro versculo de hoy dice que Dios es
poderoso para sorprendernos con resultados mucho ms abundantes de lo que
fueron capaces de calcular nuestros pronsticos. Y as fue. Mis ventas en el
colportaje me permitieron ganar no una escolaridad sino tres. Cuando concluy aquella campaa de verano, fui el primero en ventas de los colportores
estudiantes, regres a mi casa con una cartilla de ahorros donde guardaba sustanciosas ganancias y, lo ms importante, tanto mi padre como mi madre, mis
hermanos y yo mismo habamos comprendido que en las situaciones difciles
Dios no nos deja calderilla en los bolsillos, sino mucho ms, muchsimo ms
de lo que podamos pedir o entender.
Recuerda hoy que los planes de Dios estn por encima del ms elevado
pensamiento humano.
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Discpulos en secreto
Despus de todo esto, Jos de Arimatea, que era
discpulo de Jess, pero secretamente por miedo de los judos,
rog a Pilato que le permitiera llevarse el cuerpo de Jess;
y Pilato se lo concedi. Entonces fue y se llev el cuerpo de Jess
(Juan 19:38).
oncepcin tena 18 aos cuando comenc mi ministerio en la pequea ciudad de Liria (Valencia, Espaa). Alicia, una joven de la iglesia, me la present y me dijo que quera recibir estudios bblicos, a pesar de la oposicin de sus
padres. Era hija nica. Adems, sus padres tenan una buena posicin econmica
y eran muy conocidos en la ciudad y, bajo ningn concepto, iban a permitir que
su hija se relacionara con los protestantes de la granja, como llamaban en el
pueblo a los adventistas. En aquel tiempo, los prejuicios religiosos eran enormes,
propiciados por las autoridades y por los dos arciprestes de las dos iglesias parroquiales ms importantes de la ciudad.
A pesar de todo, Concepcin era una joven valiente, dispuesta a seguir adelante con su propsito de conocer la Palabra de Dios. La cuestin era cundo
y dnde. Para evitar que sus padres se enteraran y se lo impidieran, decidimos
que los estudios bblicos los recibira en las ruinas de una vieja ermita no muy
lejos de su casa, a la hora de la siesta, mientras sus padres dorman. Y as lo
hicimos durante casi un ao. La joven, acompaada de Alicia, vena por un
camino al lugar escogido, y yo iba por otro. Concepcin se bautiz en secreto
y, hasta hoy, es una fiel miembro de la iglesia de Liria. Cuando sus padres murieron, ya se haba casado, pero ella, de acuerdo con su esposo, testific abiertamente en el pueblo de su fe adventista y, llegado el momento de construir un
nuevo templo, ayud con generosidad a este y a otros proyectos de la iglesia.
Durante un tiempo, Jos de Arimatea y Nicodemo fueron discpulos de
Jess en secreto, defendiendo la causa de Cristo e impidiendo que el sanedrn
la hiciera abortar. Pero cuando fue necesario romper aquel anonimato y evitar
que el cuerpo muerto de Jess fuese sepultado en una tumba deshonrosa, ellos,
hombres ricos e influyentes, consiguieron que Pilato les entregara el cuerpo
para embalsamarlo y darle digna sepultura.
Si Dios te ha llamado a servirle en medio de circunstancias complicadas, es
posible que, por tu propia seguridad, tengas que ser de los discpulos secretos
del Seor. Pero se dar el momento para que, abiertamente, puedas proclamar
la verdad que est hoy en tu corazn. Confa en l!
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El fruto de la perseverancia
No nos cansemos, pues, de hacer bien,
porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos
(Glatas 6:9).
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El Mdico divino
l es quien perdona todas tus maldades,
el que sana todas tus dolencias, el que rescata del hoyo tu vida,
el que te corona de favores y misericordias
(Salmo 103:3, 4).
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l Hospital Universitario La Paz es uno de los mayores policlnicos de Madrid y uno de los tres mejores hospitales de Espaa. Desde hace varios
aos, mi familia nos hemos aficionado a este hospital, primero yo, afectado
de un infarto en las arterias coronarias. Dos meses ms tarde, mi hermano,
aquejado tambin de un infarto de miocardio. Cinco meses despus, mi hijo, a
quien le practicaron una artroscopia y unas semanas ms tarde mi esposa fue
operada para implantarle una prtesis de rodilla. Muchos asocian un hospital
con el dolor, con la enfermedad o con el sufrimiento y es verdad, en cierta medida. En un hospital se hacen diagnsticos fatales, se sufre y algunos pacientes
mueren.
Pero tambin se tratan y curan muchas enfermedades, se alivian dolencias,
se dan cuidados paliativos, se evitan muchas muertes. En el Hospital Universitario La Paz hay un servicio de facultativos especializados en tratar y evitar
el dolor de los pacientes. Y hay ms: cunto amor, cuidado, solicitud del personal que trabaja en ese hospital. Cunta ciencia y experiencia de parte de sus
mdicos y enfermeras para combatir los males del cuerpo humano! Qu gran
alivio! Qu confianza despiertan en los pacientes! Es como si el Dios de los
cielos, a quien el rey David bendeca con toda su alma por todos sus beneficios,
hubiese delegado en esas instituciones de salud y en su personal, la misin
benfica de paliar, de socorrer, de combatir la enfermedad y el sufrimiento
inherente a la vida en este mundo. En este punto, hay algo que todos los que
trabajan en los servicios de salud han de recordar: Cristo es el verdadero jefe
de la profesin mdica. El supremo Mdico se encuentra siempre al lado de
todo aquel que ejerce esa profesin en el temor de Dios y trabaja para aliviar
las dolencias humanas. [] La enfermedad, el padecimiento y la muerte son
obra de un poder enemigo. Satans es el que destruye; Dios el que restaura (El
ministerio de curacin, pp. 75, 76).
La promesa de la Biblia es que Dios es el que sana todas tus dolencias fsicas y emocionales. No hay nada que el Seor no pueda curar. Y cuando un ser
humano que ejerce la profesin mdica se coloca en sus manos, puede ser un
gran instrumento de restauracin, esperanza y bienestar hacia sus semejantes.
Hoy es un buen da para proclamar a otros que en Jess hay sanidad.
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unque muchas veces se ha usado este versculo para hablar del matrimonio, hoy quisiera citarlo como referente de la relacin personal que deben
tener los miembros de iglesia unos con otros y con Cristo.
Todos nosotros, individualmente, somos en la iglesia como hilos, hebras
compuestos de diferentes fibras y colores: unas fuertes y finas como la seda;
otras ms comunes pero muy verstiles y tiles, como la lana, el algodn o el
lino; algunas son especialmente resistentes, como el camo; otras ms bastas,
aunque fuertes, como el esparto. No incluyo aqu las fibras sintticas porque
no son autnticas, no son una creacin de Dios, son un sucedneo de las fibras
naturales inventado por el hombre.
A causa del pecado, somos todos hilos frgiles que nos rompemos fcilmente, que no resistimos cuando estamos sometidos a fuertes tensiones o a ciertos
golpes que nos cortan como si fueran tijeras. Pero, cuando con los vnculos del
compaerismo cristiano y el amor fraternal nos juntamos y trenzamos unos con
otros, nos fortalecemos y adquirimos mayor resistencia sin perder la elasticidad
de la individualidad, porque como dice el texto: Si caen, el uno levantar a
su compaero (Ecl. 4:10). En efecto, no solo el matrimonio y la familia, sino
tambin la amistad, la solidaridad, la asociacin de miembros de iglesia para la
vida colectiva nos dan ms fuerza y nos hacen casi irrompibles. Somos como un
hermoso cordn de muchos cabos.
Pero aun as, los ataques del diablo, las circunstancias graves de la vida
cristiana y, sobre todo, los problemas personales de la convivencia, nos desgastan primero y nos deshilachan despus, reduciendo considerablemente nuestra
resistencia y pudiendo llegar incluso a rompernos. Por eso, necesitamos estar
trenzados con Cristo. Dios el gran Tejedor del cielo, hace girar y girar, por medio del Espritu Santo, el huso y la rueca, y sus finos dedos hilan con destreza
las hebras humanas de algodn, de lana o de seda con las preciosas y fuertes
hebras de Cristo, de oro y de acero. Y as, los tres cabos del cordn resultante:
el tuyo, el mo y el de Cristo, perfectamente trenzados, hacen un cordn que
nada ni nadie puede romper.
Porque hay un Dios en los cielos t puedes mantener una relacin ms
slida con tus seres queridos. Decdete hoy a hacer todo lo que est en tus manos para que esto sea posible.
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diciembre
n el Salmo 119, David canta el valor que tuvo la Ley de Dios en su vida.
Gracia y Ley aparecen juntas en este texto. En la antigua alianza, los hombres no eran salvos por la observancia de la Ley, y en la nueva alianza tampoco
lo son por la gracia sin la Ley. Ley y gracia han intervenido siempre en el proceso de la salvacin, cada una cumpliendo su funcin.
La funcin de la Ley es dar a conocer el pecado, desarrollando en el hombre
el sentimiento de culpa. Es lo que Pablo llama estar bajo la Ley (Gl. 4:5).
Pero, adems, la Ley muestra la imposibilidad de los esfuerzos humanos por
guardarla y, al acusarnos, se convierte en un agente de condenacin y muerte;
es vivir bajo la condenacin de la Ley. De este modo, este ideal inaccesible
y a la vez obligatorio nos arroja, suplicantes de perdn y ayuda, a los pies de
Cristo, convirtindose en nuestro gua para llevarnos a Cristo, a fin de que
furamos justificados por la fe (Gl. 3:24).
La Ley no nos puede salvar por s misma. Pretenderlo es confundir el remedio, tan intil como el empleo en fricciones de un medicamento que debe ser
ingerido. La Ley revela la magnitud del pecado, pero entonces entra en funcin
la gracia (Rom. 5:20, 21). La gracia perdona nuestras faltas, se posesiona de
nuestra voluntad, despierta nuestra gratitud y amor a Dios, y se convierte en
una fuerza interior nueva que nos libera del pecado y de la condenacin de la
Ley. Es lo que Pablo llama estar bajo la gracia (Rom. 6:14) estableciendo en
nuestro interior la Ley de Dios.
Pretender ser salvo por gracia olvidando la Ley es confundir peligrosamente el remedio; ingerir un producto de aplicacin externa puede resultar
letal. David lo saba; por eso, ruega a Dios: Concdeme tu Ley. Ahora ya
no estamos bajo la ley, estamos bajo la gracia, pero ms que nunca con la
Ley: Establecer la ley, he aqu la obra por excelencia, he aqu el milagro del
evangelio. Qu es un cristiano? Es un hombre en quien la ley ha sido establecida, es un hombre que ama desde ahora toda la voluntad de su Dios, en otros
trminos, es un hombre que ha nacido de nuevo (Agenor de Gasparin, Paroles
de verit, pp. 7, 8).
En esta ocasin, suplica la gracia de Dios para vivir conforme a los principios de la Ley de Dios.
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De ninguna manera!
Luego, por la fe invalidamos la Ley?
De ninguna manera! Ms bien, confirmamos la Ley
(Romanos 3:31).
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Maravillosismos
Cosas que ojo no vio ni odo oy
ni han subido al corazn del hombre,
son las que Dios ha preparado para los que lo aman
(1 Corintios 2:9).
diciembre
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n el largo proceso de la salvacin, ha existido siempre un ideal, una suprema aspiracin que ha servido de motor del proceso mismo. Es el ideal de
perfeccin: Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que est en los
cielos es perfecto. Qu es la perfeccin? Es un ideal alcanzable o inalcanzable? Tiene un valor absoluto o relativo? Cul es el modelo?
Desde los orgenes del cristianismo, la perfeccin del creyente ha sido objeto de speras discusiones que, en algunos casos, dieron lugar a actitudes y
palabras contrarias al ideal mismo que se debata. Las principales conclusiones
que se han dado, pueden resumirse en cuatro:
1. Pesimista. La perfeccin es un ideal moral inalcanzable para el hombre,
solo Cristo lo consigui.
2. Voluntarista. Constituye el objetivo supremo de la vida cristiana al que
todos debemos tender.
3. Coercitiva. Es una condicin necesariamente imperativa de la salvacin.
4. Vicaria. La perfeccin absoluta solo existe en Dios, en el hombre tiene
un valor relativo. Pero todos podemos ser perfectos en Cristo y por
Cristo. Esta postura corresponde a la tesis bblica.
La palabra empleada en el Nuevo Testamento para perfecto, es el adjetivo tleios, que significa pleno, completo, que ha alcanzado su desarrollo
posible, que ha obtenido su objetivo o que ha llegado a la madurez. Qu
madurez? La que corresponde a cada individuo involucrado. Esta palabra describe muy bien la conquista de la madurez espiritual fundada en la fe.
Hecha la salvedad de que no son lo mismo la perfeccin y la santidad divinas,
por sorprendente que parezca, solo encontramos un pasaje en la Biblia que presente la perfeccin como un atributo divino: el versculo de hoy. Los escritores sagrados jams han querido hablar de la perfeccin de la Divinidad, como lo hacen de
la santidad, para definir la naturaleza de Dios. El trmino perfecto est siempre
aplicado a las obras de Dios, a sus caminos, a su Ley, a su omnisciencia. Incluso
en esta declaracin de Jess se relaciona la perfeccin divina con la misericordia
que debemos tener con todos los hombres (Mat. 5:46-48).
As pues, perfectos? S, como Dios es perfecto, pero como dice Elena de
White: As como Dios es perfecto en su esfera, hemos de serlo nosotros en la
nuestra (Patriarcas y profetas, p. 558).
Procura en este da alcanzar la perfeccin cristiana que Dios espera de ti.
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l hombre fue creado a la imagen de Dios, sin ningn estigma de mal, mancha o propensin al pecado, fue dotado con la capacidad de desarrollarse
y crecer; es decir, Dios cre al hombre perfectible, al contrario de los animales
que no pueden cambiar sus instintos atvicos. Dice Elena de White: Cre
Dios al hombre a su imagen, con el propsito de que, cuanto ms viviera, ms
plenamente revelara esa imagen, ms plenamente reflejara la gloria del Creador. Todas sus facultades eran susceptibles de desarrollo; su capacidad y vigor
deban aumentar continuamente (La educacin, p. 15).
Despus del pecado, el hombre perdi de manera progresiva el reflejo de la
perfeccin divina que tena cuando sali de las manos del Creador; hoy, aunque
todava guardamos vestigios muy dbiles de aquella perfeccin original, la imagen
de Dios se encuentra profundamente alterada, empobrecida y desfigurada por las
fatales consecuencias del pecado. Los hombres, por nosotros mismos somos incapaces de alcanzar el ideal divino del Edn: El ideal que Dios tiene para sus hijos
est por encima del alcance del ms elevado pensamiento humano. El blanco a
alcanzar es la piedad, la semejanza a Dios (ibd., p. 17). Pero en todo ese proceso
de degradacin causado por el imperio del mal, no hemos perdido la perfectibilidad. De la misma manera que conservamos la individualidad, la facultad de pensar
y hacer, el libre albedro y, por consiguiente la responsabilidad moral y espiritual,
seguimos teniendo la capacidad de progresar y mejorar. Incluso en la eternidad seguiremos creciendo: Y en el cielo mejoraremos continuamente (Mensajes para
los jvenes, p. 70).
La perfectibilidad es usada por el Espritu Santo en su obra con nosotros y es el
fundamento de todo crecimiento moral y espiritual. Con respecto al amor conyugal, algunos dejan grabado en medallas el aforismo: Hoy ms que ayer pero menos que maana, pues bien, lo mismo podemos afirmar del incremento del amor
entre los hermanos y la santidad, como expresa Pablo en el versculo de hoy sobre
el desarrollo en la fe, el aumento en el conocimiento de Dios, de la progresin en
la obra del Seor. Por la misma razn podemos tambin hablar del crecimiento
en la perfeccin, sabiendo que este es un camino progresivo que culminar en la
semejanza con Jess, cuando l venga (1 Juan 3:2).
No olvides que este camino es arduo; pero, al final, es el ms seguro.
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No soy perfecto
No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto;
sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual
fui tambin asido por Cristo Jess
(Filipenses 3:12).
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Prosigo a la meta
Prosigo a la meta, al premio del supremo
llamamiento de Dios en Cristo Jess
(Filipenses 3:14).
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l clmax de la experiencia que Pablo narra a los filipenses sobre la perfeccin es la expresin enftica prosigo a la meta. Ante la constatacin sincera de su imperfeccin y previniendo del futuro, Pablo poda adoptar cuatro
actitudes diferentes:
1. Abandonar. Los fracasos del pasado y el reconocimiento de su impotencia no le permiten continuar la lucha, quiere liberarse de la tensin
que le provoca la bsqueda de la perfeccin.
2. Mostrar inseguridad. Ante los pequeos avances y largos retrocesos, no
se atreve a abandonar pero tampoco avanza. En realidad, la situacin es
cada vez peor, se est empobreciendo.
3. Justificar los errores cometidos. Tratar de buscar culpables y hacerlos
responsables de su estado. Sentirse vctima de las circunstancias. Esta
actitud, lejos de exonerarlo, lo envilece.
4. Proseguir, seguir luchando, perseverar, a pesar de las dificultades y de
los fracasos anteriores. Es lo que realmente Pablo hace, con renovados
nimos, le dice al Seor: Seor, prosigo, cuenta conmigo, ten an paciencia y aydame a mejorar.
Cuando el apstol pronuncia estas palabras, se encuentra en Roma privado de
libertad. En medio de la afliccin de la prisin, escribe a los filipenses y les cuenta
que, una vez ms, le ha dicho S a Dios, que ha renovado su compromiso con l
en la conquista de la perfeccin. Acaso es necesario el sufrimiento para continuar
luchando por la perfeccin? Hay aflicciones que son verdaderas providencias divinas que nos ayudan a mejorar y a depender mucho ms de Dios. Como dice Pedro:
Quien ha padecido en la carne, termin con el pecado (1 Ped. 4:1).
Qu esperaba Pablo al final de esa carrera en busca de la santidad? Literalmente, el premio del combate; como en los juegos olmpicos, la recompensa a los
que son ganadores. Es curioso, ese premio es el supremo llamamiento de Dios en
Cristo Jess o dicho de otro modo la renovacin del llamamiento de Dios, para
Pablo es una repeticin de aquel encuentro en su camino de Damasco donde escuch por primera vez el supremo llamamiento del cielo.
Del mismo modo, en nuestra experiencia cristiana hemos de renovar nuestra adhesin a Dios y decirle muchas veces, en muchas circunstancias, S, Seor, prosigo al blanco, cuenta conmigo. El Seor nos reitera insistentemente
su vocacin santa, su promesa, la seguridad de la perfeccin en Cristo.
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Ciro el ungido
As dice Jehov a su ungido,a Ciro, al cual tom yo
por su mano derecha para sujetar naciones delante de l
y desatar lomos de reyes;para abrir puertas delante de l,
puertas que no se cerrarn
(Isaas 45:1).
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La profeca mesinica
Porque un nio nos ha nacido,
hijo nos ha sido dado, y el principado sobre su hombro.
Se llamar su nombre Admirable consejero,
Dios fuerte, Padre eterno, Prncipe de paz
(Isaas 9:6).
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n cierta ocasin, fui a Gibraltar para hacerme cargo de dos pequeas iglesias:
La Lnea de la Concepcin y Algeciras (Cdiz, Espaa). Entre las personas que estaban recibiendo estudios bblicos, haba una seora culta y de buena
posicin. Un da, al presentarle el estudio sobre la profeca bblica, qued muy
impactada por el cumplimiento de las profecas mesinicas de Isaas:
Cundo fueron escritas? pregunt.
Setecientos aos antes de Cristo respond.
Pero acaso se trata de una interpolacin, es decir, una especie de profeca
post eventum? cuestion la seora.
Imposible, porque en una copia del profeta Isaas, del ao 150 a.C. hallada
entre los manuscritos del Mar Muerto, ya se encontraban esos textos fue mi
respuesta.
No sern el resultado de una intuicin sabia o del acierto casual de
Isaas? interpel la mujer.
No, solamente por inspiracin divina, pudo el profeta hacer anuncios tan
precisos y detallados le contest amablemente.
En efecto, la profeca mesinica, contrastado su cumplimiento por el Nuevo Testamento, es uno de los testimonios ms convincentes del origen divino
de las Escrituras y de la autenticidad redentora de Jess. Tanto en los Evangelios como en las predicaciones de los apstoles del libro de los Hechos, y en
las Epstolas, se da fuerza probatoria al mensaje acerca de Jess con la frase
para que se cumpliese lo que fue dicho por el profeta (Mat. 2:23). Tanto el
nacimiento como la pasin del Hijo de Dios, su obra y el profundo significado
teolgico y salvfico de su muerte, estaban predichos por los profetas bblicos.
Isaas, el profeta mesinico, nos anuncia el nacimiento virginal del Mesas
(7:14), sus ttulos y nombres (9:6), el espritu que Dios le otorgara (11:1, 2), el
gozo de su advenimiento (25:9), la obra del precursor (40:3-5), la gloria de su
advenimiento (62:11), el carcter espiritual de su obra (61:1-3), el carcter vicario de sus sufrimientos y muerte (53:2-9). El profeta Daniel predijo la fecha de
su bautismo y de su muerte (9:24-27), Miqueas el lugar de su nacimiento (5:2),
Zacaras su entrada triunfal en Jerusaln y el espectculo de la cruz (9:9; 12:10),
Hageo la entrada en el templo del Deseado de todas las gentes (2:7).
Hoy demos gracias a Dios por la certeza de la palabra proftica.
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Un cmputo proftico
de cumplimiento matemtico
Setenta semanas estn determinadas sobre tu pueblo y sobre tu santa
ciudad, para terminar la prevaricacin, poner fin al pecado y expiar la
iniquidad, para traer la justicia perdurable, sellar la visin y la profeca
y ungir al Santo de los santos
(Daniel 9:24).
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El mismo sentir
Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo tambin en Cristo
Jess: l, siendo en forma de Dios, no estim el ser igual a Dios
como cosa a que aferrarse, sino que se despoj a s mismo,
tom la forma de siervo y se hizo semejante a los hombres.
Mas an, hallndose en la condicin de hombre, se humill
a s mismo, hacindose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz
(Filipenses 2:5-8).
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uando la lengua espaola estaba en sus albores, all por los siglos X y XI,
autores annimos se inspiraron en los relatos de la Navidad o de la Pasin
del Seor para crear las primeras formas del teatro. Los actos se representaban en
las iglesias por varones que interpretaban tanto los papeles de hombres como de
mujeres. La pieza ms antigua de la literatura dramtica espaola es precisamente un fragmento del relato de la Navidad titulado El auto de los Reyes Magos,
encontrado en la sacrista de la catedral de Toledo a finales del siglo XII.
Los relatos de la Natividad tienen un valor asombroso, indiscutible, por la
caracterizacin bien definida de sus personajes, por la plasticidad de sus escenas
y por el argumento. Cada personaje acta interpretando su papel ante el Nio
Jess, el personaje central de la escena. Y todos los protagonistas y todas las
escenas estn cargados de un profundo significado tico, espiritual y teolgico.
Pero cul es el argumento del auto de la Natividad? Se entiende por argumento el mensaje lanzado por los personajes de la funcin, la enseanza
didctica, moral o espiritual que podemos sacar de ella. El apstol Pablo nos
revela que el principal argumento, la leccin sublime de la Navidad es la renuncia, el anonadamiento o kenosis del Hijo de Dios. Pues bien, como en un
gran escenario, cada personaje de las historias de la Navidad va a interpretar su
papel, emulando o contradiciendo el renunciamiento ejemplar del Nio Jess
acostadito en el pesebre del establo donde naci.
Pero hay ms, la renuncia es la clave del verdadero discipulado con Cristo y los creyentes de todos los tiempos debiramos contemplar el relato del
nacimiento de Jess con espritu de humildad y admiracin: Nos asombra el
sacrificio realizado por el Salvador al trocar el trono del cielo por el pesebre,
y la compaa de los ngeles que lo adoraban por las bestias del establo. La
presuncin y el orgullo humanos quedan reprendidos en su presencia (El Deseado de todas las gentes, p. 32). Por eso, el texto litrgico del apstol Pablo
a los Filipenses comienza con la admonicin: Haya, pues, en vosotros este
sentir que hubo tambin en Cristo Jess.
Que este da haya en ti el deseo de servir al cielo.
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os y Mara estaban desposados. Los desposorios eran un compromiso formal, previo al matrimonio en el que, aunque no habitaban juntos todava, se
consideraban tan ligados entre s que se les llamaba marido y mujer debiendo,
para deshacer el desposorio, repudiar con carta de divorcio como si se tratase
de cnyuges. Algn tiempo despus del desposorio, el marido llevaba solemnemente a la novia a su casa y el matrimonio se consideraba consumado. En
el caso de Jos y Mara, lo que posiblemente ocurri fue que despus de tres
meses de estancia de Mara en casa de Elisabet, Jos quiso llevarla a su morada
y descubri entonces aquel sorprendente embarazo.
Su primera actitud fue la perplejidad ante dos deberes contradictorios: por
una parte, no poda casarse con Mara no sabiendo o no creyendo el origen del
embarazo; pero, por otra, la pureza, el candor, las explicaciones y las lgrimas
de su prometida, no le permitan tampoco exponerla a la ignominia y menos
an al rigor de la ley. As que decidi separarse de ella secretamente, sin indicar la causa, lo cual implicaba que tendra que llevar con Mara parte del
oprobio. Pero Dios conoca las intenciones de Jos y tena otro plan: el ngel
revelara a este buen hombre la realidad de lo que haba ocurrido y le pedira
que aceptase el plan divino con todas sus consecuencias. Y Jos, confiando en
la justa y sabia Providencia, renunciando a cualquier defensa de su honor como
esposo de Mara, acept e hizo como el ngel del Seor le haba mandado, y
recibi a su mujer (Mat. 1:24).
Jess creci en Nazaret rodeado de amigos y vecinos. Sin embargo, cuando
lleg el tiempo de iniciar su ministerio y llevar a cabo milagros y maravillas,
as como exponer poderosamente las Escrituras, aquellos que lo haban visto
crecer se preguntaban con asombro: No es este el hijo del carpintero? (Mat.
13:55). Jos acept ser el padre adoptivo de Jess. No solamente desempe
este papel en las escenas de la Navidad, sino a lo largo del resto de su vida.
Pero hay un Dios en los cielos cuando no entendemos la voluntad de
Dios y cuando sus peticiones resultan aparentemente incomprensibles. Confa
hoy en su Palabra. Recuerda las palabras que Jess dijo a Pedro: Lo que yo
hago, t no lo comprendes ahora, pero lo entenders despus (Juan 13:7).
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Pasemos a Beln!
Sucedi que cuando los ngeles se fueron de ellos al cielo,
los pastores se dijeron unos a otros: Pasemos, pues, hasta Beln,
y veamos esto que ha sucedido y que el Seor nos ha manifestado
(Lucas 2:15).
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parte de las riquezas y del saber de su nacin. Entre ellos haba muchos que
explotaban la credulidad del pueblo. Otros eran hombres rectos que estudiaban
las indicaciones de la Providencia en la naturaleza, quienes eran honrados por
su integridad y sabidura. De este carcter eran los sabios que vinieron a Jess.
[] Con gozo supieron los magos que su venida se acercaba, y que todo el
mundo iba a ser llenado con el conocimiento de la gloria del Seor (El Deseado de todas las gentes, p. 41).
Elena de White comenta que Dios revel a los sabios que haba llegado la
hora de ir en busca del Prncipe recin nacido. Ellos vieron una estrella que no
corresponda con ningn planeta o astro conocido que se detuvo en el cielo llamando profundamente su atencin y convirtindose finalmente en la gua que
les fue mostrando el camino a Beln. Tambin, precisa que: Mientras tenan
la estrella por delante como seal exterior, tambin tenan la evidencia interior
del Espritu Santo, quien estaba impresionando sus corazones y les inspiraba
esperanza (ibd., p. 42).
Despus de un largo viaje, los sabios llegaron a su destino y qu encontraron? Aparentemente todo result decepcionante: la estrella desapareci cuando
entraron a Jerusaln. En la ciudad, no haba signos del nacimiento del Rey; en el
palacio, encontraron un tirano en lugar del Hijo de Dios; los escribas y doctores
de la ley que fueron consultados mostraron indiferencia hacia ellos porque eran
extranjeros. Posteriormente, fueron conducidos de nuevo a una humilde casa. Tenan motivos para dudar de aquella revelacin y considerar un fracaso su viaje? S,
por supuesto, pero ningn obstculo hizo vacilar la fe de aquellos sabios. Entraron
en la casa, se postraron, adoraron al nio y abriendo sus tesoros. Ofrecieron oro,
incienso y mirra a aquel que haban buscado con amor y hallado con gozo.
Los sabios de Oriente representan a todos aquellos ilustrados, ricos o poderosos de este mundo que vencen con una slida confianza en Dios los prejuicios nacionalistas o de clase, que saben renunciar a las dudas de la razn y,
contra toda supuesta evidencia, manifiestan una fe sencilla, pero firme.
Sigue hoy a Jess dondequiera que l te indique.
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El burlador burlado
Herodes entonces, cuando se vio burlado por los sabios,
se enoj mucho y mand matar a todos los nios menores
de dos aos que haba en Beln y en todos sus alrededores,
conforme al tiempo indicado por los sabios
(Mateo 2:16).
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l drama de la Navidad no ha terminado. Aquellas actitudes, aquellas representaciones, aquel argumento, son un ejemplo que se repite hoy con otros escenarios en la vida de millones de personas. No me refiero a las escenificaciones
y belenes montados cuando llega el tiempo de adviento, sino a las reacciones,
a las bsquedas, a los rechazos y a los compromisos que se siguen produciendo
hoy con relacin al Nio de Beln. Como entonces, sigue habiendo:
1. Maras, humildes, resignadas dispuestas a sufrir el oprobio y a padecer incomprensiones y afrentas por la causa de Cristo. Maras que,
como aquella, aceptan la misin que Dios les propone.
2. Individuos de recta conciencia y fiel sumisin, como Jos, dispuestos
a aceptar las revelaciones de Dios permitiendo que sus dudas no sean
invencibles, que hacen causa comn con el Seor, que creen y guardan
en silencio, abnegadamente, los misterios de la encarnacin.
3. Personas sencillas, como los pastores que, sin prejuicios, aceptan el
anuncio divino, que le honran con gozo, que proclaman con entusiasmo, que lo adoran y sirven con pureza y sencillez de corazn.
4. Hombres educados, como los sabios de Oriente, de fe inquebrantable,
seguros de la revelacin divina, dispuestos a llegar al final del camino a
pesar de los obstculos; que rinden a Jess pleitesa, lo adoran y ofrecen
generosas ofrendas.
Pero sin duda, en este tiempo tambin hay:
1. Gentes como los habitantes de Beln, muy ocupadas, absorbidas por los
quehaceres e intereses de la vida como para ofrecer a Jess la atencin,
el amor y el calor que este solicita.
2. Intelectuales y conocedores como los sacerdotes y escribas, imbuidos
de su ciencia, orgullosos de sus privilegios, dispuestos a defender lo
que les mantiene en puestos de honor antes que la verdad, incapaces de
comprender e interesarse por la fe sencilla de otros.
3. Herodes hipcritas, que tratan de hacer lo contrario de lo que dicen,
crueles y prfidos que ostentan el poder nicamente para impedir el
advenimiento del Salvador y de su proclamacin.
S, los relatos de la Navidad se repiten. Es el gran teatro del mundo. Con
quin te identificas t?
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De la Creacin a la salvacin
Ensanos de tal modo a contar nuestros das
que traigamos al corazn sabidura
(Salmo 90:12).
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legados a los das finales de este 2015, es bueno hacer una reflexin sobre
el significado del tiempo en la Biblia. As podremos mirar hacia atrs y hacia delante con sabidura, y disear el presente y el futuro. Deca John Ruskin,
socilogo ingls, a sus alumnos que cada da es como la miniatura de toda
la vida, el que sepa hacer de cada da lo que quisiera que llegase a ser toda su
vida, ser la persona ms feliz.
En el concepto bblico del tiempo, la Creacin es el comienzo temporal de
las cosas. Lo que no comenz con las cosas creadas, es decir, con el tiempo, pertenece al orden de la eternidad, como el Verbo, que ya exista con Dios cuando
todas las cosas fueron creadas. Dios haba dicho a Adn: El da que de l comieres, morirs. As pues, el pecado iba a dar al tiempo una dimensin dramtica,
la muerte, que es el proceso inverso a la creacin, el regreso a la nada. Con la
muerte el tiempo se detiene, la existencia consciente desaparece. Pero el tiempo,
en la economa del pecado es, adems, envejecimiento, prdida de vitalidad hasta que llega la muerte. Podemos, pues, decir que el tiempo, a nivel personal, es el
tirano que nos lleva de la cuna a la tumba.
El Creador intervino para dar al tiempo una nueva dimensin. Dios convirti el tiempo, irremediablemente malo, en tiempo redentor, en historia de la
salvacin, en manifestacin de su gracia salvadora: La gracia de Dios se ha
manifestado para salvacin a toda la humanidad (Tito 2:11). Dios mismo se
hizo criatura humana, se someti a la tirana del tiempo, se hizo mortal para as
librarnos del pecado, vencer la muerte y devolvernos la eternidad!
Entre la dimensin dramtica del tiempo y su dimensin salvfica, la Biblia habla del tiempo de promesa, tiempo de la espera mesinica, tiempo de
espera y esperanza para Israel y para la iglesia: Renunciando a la impiedad
y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente,
mientras aguardamos la esperanza bienaventurada y la manifestacin gloriosa
de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo (vers. 12, 13). Y esa espera conlleva otra dimensin ms: el tiempo de preparacin, el tiempo de arrepentimiento y conversin, el tiempo de la salvacin personal. Ahora es el tiempo
aceptable; ahora es el da de salvacin (2 Cor. 6:2). Tiempo de oportunidad
irrepetible que debemos tomar seriamente en consideracin: Si os hoy su voz,
no endurezcis vuestros corazones como en la provocacin (Heb. 3:15).
Que Dios te ayude hoy a administrar correctamente tu vida.
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El tiempo no ser ms
El ngel que vi de pie sobre el mar y sobre la tierra
levant su mano hacia el cielo y jur por el que vive
por los siglos de los siglos, que cre el cielo y las cosas
que estn en l, y la tierra y las cosas que estn en ella,
y el mar y las cosas que estn en l, que el tiempo no sera ms
(Apocalipsis 10:5, 6).
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eorges Stveny y Jean Zurcher fueron dos obreros prominentes de la entonces Divisin Euroafricana, queridos y admirados por m. Ambos haban dirigido nuestro Seminario Adventista de Collonges (Francia); ambos haban sido
secretarios generales de la Divisin; ambos eran telogos reputados, autores de
varios libros, profundamente convencidos del mensaje adventista y defensores
comprometidos de nuestra doctrina. Mantuve con estos dos pastores una relacin
de sincera amistad y reconocimiento. En el verano del ao 2000, Georges Stveny, a quien le acababan de diagnosticar una enfermedad terminal, me deca:
El cese brutal de todas mis actividades me ha llegado como un rayo cado del
cielo, completamente inesperado. A decir verdad, es lo que me ha causado mayor
mal. Pero qu importa siempre que la comunin con Cristo permanezca intacta? A ello nos aferramos mi esposa y yo, sabiendo que los hijos de Dios, en sus
tragedias, no estn sin socorro (Isa. 63:9). El Seor le prolong la vida cuatro
aos ms.
En cuanto a Jean Zurcher, en 2001 nos comunicaba: En lo que a m concierne, voy a tener que cesar en mis actividades de investigacin y como escritor.
Dentro de unos das ir al hospital de Lausana (Suiza) para ser operado del hgado. Se trata de extirpar un tumor canceroso. El Seor, en su bondad, har que
todas las cosas concurran en favor de mi restablecimiento. Le estoy pidiendo me
conceda la gracia de servirlo todava por algn tiempo. Y el Seor le regal dos
aos ms de vida.
El tiempo de vida de los hijos de Dios lo administra el Seor mismo. A la
higuera de la parbola se le dio un ao ms. Ese ao de gracia prolongado fue
un tiempo providencial, porque el viador se comprometi a multiplicar sus
esfuerzos para que diese fruto. La parbola nos habla de intercesin, ayuda,
apoyo eficaz, nuevos dones y nuevas oportunidades. El mensaje de la parbola
es de promesa y misericordia que podemos aplicar al comienzo de un nuevo
ao.
Ante el inminente 2016, asociemos nuestros planes y proyectos a la gracia
y la providencia divinas, y emprendamos el nuevo ao con absoluta confianza
como hicieron Georges y Jean, mis amigos, cuando supieron que les quedaba
poco tiempo.
Pero hay un Dios en los cielos que conoce la lnea del tiempo de nuestra
vida. Por eso, vive hoy y maana para honrarlo con tu vida.
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