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Didascalias - Alejandro Dolina

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DIDASCALIAS

Emma como para decirle algo, pero luego retrocede,


horrorizado ante s mismo. Con ambas manos se toma la
cabeza y se mira en un espejo francs, que otras veces lo ha
reflejado en compaa de amantes ocasionales. Peter se
retira del espejo, tal vez avergonzado de los innumerables
adulterios que ha llegado a cometer en esa misma sala.
Caviloso, mete las manos en los bolsillos de la chaqueta y
vuelve a acercarse a Emma. De pronto se detiene. Con aire
espantado saca del bolsillo derecho una carta. Comienza a
romperla, pero luego se arrepiente y la guarda. Es evidente
que se trata de la carta que esa misma tarde le ha escrito
Adelia, la mucama. Como si temiera que Emma fuera a darse
cuenta de que en aquella carta figura el plan detallado de su

Personajes: Peter; Emma, su mujer; Adelia, la mucama.

asesinato, Peter introduce el papel hasta el fondo del bolsillo

El comedor de una lujosa casa. Al comenzar la accin,

de su chaqueta. Una chaqueta cara, tpica de quienes

Emma est sentada en un silln leyendo una novela. Entra

habiendo tenido un origen humilde se han casado por dinero

Peter.

con una mujer a la que no amaban. Peter saca un pauelo


Peter: (camina con el paso lento de los traidores, con

manchado de rouge y se seca la transpiracin. De su bolsillo

la morosidad de los que habiendo decidido cometer un acto

cae un cuatro de copas. Peter lo recoge apresuradamente,

brutal esperan, sin embargo, que una circunstancia fortuita

temiendo que Emma vaya a sospechar que ha estado

venga a redimirlos a ltimo momento. Se va acercando a

jugando y perdiendo durante muchos aos y que ahora

solamente

podr

salvarlo

una

herencia

afortunada.

Disimulando su inquietud, sonre).


-Buenos das, Emma.
Emma: (mira al pblico como expresando que ya est
en antecedentes del siniestro plan que se prepara en su
contra. Sonre con la superioridad de las mujeres que han
tomado hace poco un nuevo amante).
-Buenos das, Peter.
Adelia: (entra con una bandeja y dos copas llenas.

ingerido un antdoto que los pone a cubierto de cualquier


veneno).
-Brindamos?
Peter: -Salud. (Bebe la copa hasta el fondo, con la
ingenuidad de los que ignoran que el verdadero veneno ha
sido puesto en la comida unas horas antes. Se acomoda la
corbata que le ha regalado Adelia, en un gesto que le
resultara pattico si supiera que ambos van morir.)
Emma: (un poco lnguida porque no ha comido.)

Tiene en su rostro la expresin inquieta de las mucamas que


tienen con su patrn una historia demasiado profunda. Deja
las bebidas sobre una mesita. Mira hacia todos lados, como si
temiera que alguien pudiera descubrir que una de las dos
copas est envenenada. Mete las manos en el bolsillo de su

-Salud. (Bebe poniendo los ojos en blanco, como quien


piensa en un joven amante, que es adems el
cocinero.)

uniforme y suspira profundamente, como satisfecha de saber


que all tiene los dos pasajes del avin que a la maana

TELN

siguiente habr de conducir al Caribe a ella y a Peter. Se


retira).

Dolina Alejandro, El Libro del Fantasma, Buenos Aires:


Emma: (con la crueldad soberbia de los que han

Colihue, 2005. Ilustraciones de Carlos Nine.

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