Análisis Antigona
Análisis Antigona
Análisis Antigona
Creonte: Es que podran ellos, al darle tierra, premiar como a su bienhechor al que vino a
incendiar sus templos con sus columnatas, y a quemar las ofrendas que se les hacen y a
trastornar el pas y sus leyes? Cundo has visto t que los dioses honren a los malvados? No,
ciertamente.
leyes no escritas, inmutables de los dioses. No son de hoy ni ayer esas leyes; existen desde
siempre y nadie sabe a qu tiempos se remontan.
ANTIGONA PREFIERE MROIR A VIVIR EN DESGRACIAS
Quin es el que, teniendo que vivir como yo en medio de innumerables angustias, no considera
ms ventajoso morir? ()Si, a pesar de todo, te parece que he obrado como una insensata,
bueno ser que sepas que es quizs un loco quien me trata de loca.
HIJA DE EDIPO
CORIFEO: En esta naturaleza inflexible se reconoce a la hija del indomable Edipo: no ha
aprendido a ceder ante la desgracia.
PELEA ANTIGONA CREONTE
CREONTE: Pero al hombre virtuoso no se le debe igual trato que al malvado. ANTGONA: Quin
sabe si esas mximas son santas all abajo? CREONTE: No; nunca un enemigo mo ser mi
amigo despus de muerto. ANTGONA: No he nacido para compartir el odio, sino el amor.
ISMENA DICE Q ES COMPLICE DE ANTIGONA
CREONTE: Estas dos muchachas, lo aseguro, estn locas. Una acaba de perder la razn; la otra
la haba perdido desde el da en que naci.
Coro
CORO: Dichosos aquellos cuya vida se ha deslizado sin haber probado los frutos de la desgracia.
Porque cuando un hogar sufre los embates de los dioses, el infortunio se ceba en l sin tregua
sobre toda su descendencia. Al modo como cuando los vientos impetuosos de Tracia azotan, las
aguas remueven hasta el fondo los abismos submarinos, y levantan las profundas arenas, que el
viento dispersa, y las olas mugen y braman batiendo las costas, en la mansin de los Labdcidas,
voy viendo desde hace mucho tiempo cmo nuevas desgracias se van acumulando unas tras
otras a las que padecieron los que ya no existen. Una generacin no libera a la siguiente; un dios
se encarniza con ella sin darle reposo. Hoy que la luz de una esperanza se columbraba para la
casa de Edipo en sus ltimos retoos, he aqu que un polvo sangriento otorgado a los dioses
infernales, unas palabras poco sensatas, y el espritu ciego y vengativo de un alma, han
extinguido esa luz. Qu orgullo humano podra, oh Zeus!, atajar tu poder, que jams doma ni el
suelo, que todo lo envejece, ni el transcurso divino de los meses infatigables? Exento de vejez,
reinas como soberano en el resplandor reverberante del Olimpo. Para el hombre esta ley
inmutable prevalecer por toda la eternidad, y regir, como en el pasado, en el presente y en el
porvenir; en la vida de los mortales nada grave ocurre sin que la desgracia se mezcle en ello. La
esperanza inconstante es un consuelo, en verdad, para muchos hombres; pero para otros muchos
no es ms que un engao de sus crdulos anhelos. Se infiltra en ellos sin que se den cuenta
hasta el momento en que el fuego abrasa sus pies. Un sabio dijo un da estas memorables
palabras: El mal se reviste con el aspecto del bien para aquel a quien un dios empuja a la
perdicin; entonces sus das no estn por mucho tiempo al abrigo de la desgracia.
SOBRE EL GOBIERNO
HEMN: No hay ciudad que pertenezca a un solo hombre.
Unicamente en un desierto tendras derecho a gobernar solo.
Torutra
CREONTE:q La llevar por un sendero estrecho y abandonado y la encerrar viva en caverna de
una roca, sin ms alimento que el mnimo necesario, que evite el sacrilegio y preserve de esa
mancha a la ciudad entera. All, implorando a Hades, el nico dios al que ella adora, obtendr
quizs de l escapar a la muerte, o, cuando menos, aprender que rendir culto a los muertos es
una cosa superflua.
CORO
CORO: Eros, invencible Eros, t que te abates sobre los seres de quien te apoderas y que durante
la noche te posas sobre las tiernas mejillas de las doncellas; t, que vagabundeas por la extensin
de los mares y frecuentas los cubiles en que las fieras se guarecen, nadie entre los Inmortales
puede escapar de ti, nadie entre los hombres de efmera existencia sabra evitarte; t haces
perder la razn al que posees. Hasta los corazones de los mismos justos los haces injustos y los
llevas a la ruina. Por ti acaba de estallar este conflicto entre seres de la misma sangre. Triunfa
radiante el atractivo que provocan los ojos de una doncella, cuyo lecho es deseable, y tu fuerza
equivale al poder que mantiene las eternas leyes del mundo. Pues Afrodita, diosa irresistible, se
burla de nosotros.
ANTIGONA
mi esposo ser el Aqueronte
ANTGONA: Oh sepulcro, cmara nupcial, eterna morada subterrnea que siempre ha de
guardarme! Voy a juntarme con casi todos los mos, a quienes Persfone ya ha recibido entre las
sombras! Desciendo la ltima y la ms desgraciada, antes de haber vivido la parte de vida que
me haba sido asignada! All al menos ir nutriendo la certera esperanza de que mi llegada ser
grata a mi padre (mi querido padre); grata a ti, madre ma, y grata a ti tambin, hermano mo,
bienamado! Mis propias manos, despus de vuestra muerte, os han lavado, os han vestido y han
derramado sobre vosotros las libaciones funerarias; y hoy, Polinice, por haber sepultado tus
restos, he aqu mi recompensa! No he hecho, sin embargo, a juicio de las personas sensatas,
ms que rendirte los honores que te deba. (Es verdad que si hubiese sido madre con hijos por
quienes mira2r, si mi esposo hubiese estado consumindose por la muerte, nunca me hubiera
impuesto tal tarea en contra del pensar de los ciudadanos. Pero qu razn justifica lo que acabo
de decir? Despus de la muerte de un esposo me hubiera sido permitido tomar otro esposo; y por
el hijo que hubiese perdido me hubiera podido nacer otro. Pero puesto que tengo a mi padre y a
mi madre encerrados en el Hades, ya no me puede nacer otro hermano.) Por esta razn, oh
hermano mo!, te he honrado ms que a nadie, aunque a los ojos de Creonte haya cometido un
crimen y realizado una accin inaudita. Y ahora, con las manos atadas, me arrastran al suplicio sin
haber conocido el himeneo, sin haber gustado de las felicidades del matrimonio ni de las de criar
hijos. Abandonada de mis amigos, desgraciada!, voy a encerrarme viva en la caverna
subterrnea de los muertos. Qu ley divina he podido transgredir? De qu me sirve,
infortunada, elevar todava mi mirada hacia los dioses? Qu ayuda puedo invocar, ya que el
premio de mi piedad es ser tratada como una impa? Si la suerte que me aflige es justa a los ojos
de los dioses, acepto sin quejarme el crimen y la pena; pero si los que me juzgan lo hacen
injustamente, ojal tengan ellos que soportar ms males que los que me hacen sufrir inicuamente.
EURIDICE