El Imperio Del Consumo
El Imperio Del Consumo
El Imperio Del Consumo
eso muchos hemos perdido la capacidad de ver lo que en verdad nos venden:
basura disfrazada de comida con baja inversin (sabor y color) y grandes
dividendos. Y otra vez, no es la publicidad en s la perversa sino el modo en
que se usa.
En un intento de reducir el consumo de grasas saturadas, en diciembre de
2011 Dinamarca introdujo el primer impuesto sobre la grasa alimentaria en el
mundo mediante la imposicin de un recargo en todos los alimentos que
contengan ms del 2,3 por ciento de grasa saturada . Hungra tambin ha
impuesto un impuesto sobre los alimentos envasados que contienen
concentraciones nocivas.
Lo tpico que siempre escuchamos a nuestro alrededor cuando alguien quiere
bajar de peso es: Ya me he comprado mis barritas de cereales, entonces nos
quedamos paralizamos y le tenemos que decir: pero tu sabe lo que
engordan? La respuesta siempre es la misma: Son integrales y tienen mucha
fibra, lo malo no es que te lo diga alguien que quiere adelgazar, es que te lo
dicen tambin muy convencidas personas que son diabticas. En estos casos
es cuando ya nos echamos las manos a la cabeza, hay que ver que buen
trabajo hace el marketing!, cmo algo tan insano te pueden hacer creer que
sea saludable.
Es normal, ya que cualquiera se puede confundir viendo esas fotos con algo
tan sano como los frutos secos, frutas o avena, y en un cartel llamativo
diciendo que solo contiene por ejemplo 82 caloras por barrita. Es ah donde
est la trampa la barrita pesa muy poco y si lo traducimos al baremos de 100
gr esto nos dara una cantidad de caloras desorbitadas, eso junto
con cantidades excesivas de azcar, grasas saturadas, edulcorantes,
conservantes y diversos ingredientes que se pueden ser cualquier cosa menos
algo saludable.
Analizando esta nos encontramos con ms de lo mismo 37% de ella es azcar,
por cada barra ahora tenemos casi 3 cucharadas y las famosas grasas
saturadas. Las caloras seran de 89 kcal por cada barra equivalente casi 2
manzanas.
Toda esta cantidad de azcar afecta nuestro ndice glucmico elevndolo
demasiado primero y luego bajndolo de golpe haciendo que sintamos hambre
antes, con el resultado final de que aumentemos de peso y crendonos la
compulsividad ante la comida.
Algunos productores se dedican ahora a comercializar alimentos con sustancias
capaces de tener efectos positivos sobre la salud cuando en realidad provocan
efectos secundarios capaces de producir efectos totalmente contrarios como
vmitos, incontinencia, contracciones en el vientre, desmayos o diarreas.
Algunas de estas sustancias son el polister o la sacarosa.
Uno de los casos denunciados es el del Olestra, un sustitutivo de la grasa que,
desde su entrada en el mercado, ha provocado problemas de salud al menos a
unas 200.000 personas. Adems, el mercado estadounidense facilita a los
consumidores el acceso a patatas fritas acompaadas de advertencias escritas
sobre la posibilidad de sufrir problemas estomacales y diarreas despus de su
consumo.
La insuficiencia social.
Para Fiske, el centro comercial acepta dos metforas: la religin o la guerra. Por
un lado, el consumismo es la religin contempornea, el intercambio de dinero
por bienes se torna en la nueva comunin y el centro comercial en la catedral
del consumo, y por otro lado, de acuerdo con Pressdee (1986), Fiske reconoce
el poder del consumidor o la compra proletaria, prctica cultural de oposicin
que describe el vitrineo, en donde dicha eleccin implica tambin el poder del
dbil respecto de los usos culturales de los objetos de consumo. Los poderosos
esperan que los dbiles se conviertan eventualmente en consumidores, pero
no tienen el control sobre su voluntad. Los centros comerciales son los lugares
donde la estrategia de los poderosos es ms vulnerable a las incursiones
tcticas de los dbiles, y las mujeres son particularmente adeptas a las
guerrillas (Fiske, 1989: 18).
Siguiendo a Bowlby (1987), Fiske comenta que en el centro comercial, las
mujeres son pblicas, poderosas, libres, y ocupan roles distintos a los de la
familia nuclear; entonces, comprar es visto como una prctica de oposicin,
fuente de autoestima y empoderamiento: el lugar de la mujer ya no es la
cocina sino el mal. En la estructura de valores del capitalismo patriarcal, ganar
es masculino mientras que gastar es femenino, diferencia entre trabajo y ocio,
las mujeres son consumidoras y los hombres productores. Esta estructura
patriarcal se resume de la siguiente manera:
Lo
Lo femenino
masculino
Pblico
Trabajo
Privado (domstico
subjetivo)
Ingresos
Ocio
Producci Gastos
n
Consumo
Empodera
dos
Desempoderadas
Libertad
Esclavitud
Sin embargo, comprar permite a las mujeres cruzar esta ambigua frontera
entre lo pblico y lo privado. Las mujeres pueden encontrar fuentes
deempoderamiento en su lado de la estructura de valores impuesta por el
patriarcado, aunada a su habilidad de escapar de la misma. Ir de compras, si
bien aparentemente fija a las mujeres como consumidoras domsticas sin
Fuente de informacin.
http://es.maquilasolidarity.org/temas/derechos
http://www.ilo.org/wcmsp5/groups/public/---ed_dialogue/--actrav/documents/publication/wcms_153938.pdf
http://www.urbanoperu.com/comida-basura-about-junk-food.html
http://www.adelgazarsinhacerdietas.com/2014/03/barritas-de-cerealescomida-basura.html
http://www.consumer.es/seguridad-alimentaria/2003/08/13/7826.php
http://fido.palermo.edu/servicios_dyc/publicacionesdc/vista/detalle_articulo.
php?id_articulo=988&id_libro=10
http://www.nittua.eu/wiki/index.php/Valor_social
http://www.culturayrs.org.mx/revista/num1/cornejo.htm