La Casa Del Lago
La Casa Del Lago
La Casa Del Lago
PERSONAJES
Seor Leiton
Pablo
Ana
Magdalena
Elena
Un corte transversal nos deja ver la casa del seor Leiton de definido estilo
ingles, construida a fines de siglo. La luz va entrando lentamente en dos
espacios claramente definidos. En un primer plano, una biblioteca gana en
forma semicircular un espacio obsesivamente cargado de muebles. Frente a la
biblioteca, un escritorio con una lmpara encendida; delante dos sillones de un
cuerpo. Al fondo, sobre la derecha, un ventanal que comunica con el frente de
la casa; Delante del, un silln de dos cuerpos, un taburete y un banquillo. La
mayora de los muebles estn cubiertos con unas sbanas blancas, dando al lugar
un aspecto extrao. Al fondo, a la izquierda, tres pequeos escalones comunican
con una puerta de madera, la nica entrada al lugar. En un segundo plano, como
ESCENA 2
Magdalena entra sigilosamente al escritorio. Traba con cuidado su puerta. Se
acerca hacia la mesa, enciende una lmpara y comienza rpidamente a realizar
acciones transformadoras. Se coloca un camisn blanco, se suelta el pelo
dejando caer una cabellera negra y pesada, se entalca la cara y con su lengua
empapa obsesivamente sus labios, intentando dejarlos bien remarcados. Se
descalza rpidamente, corre a tomar la escalera de mano, la acerca a la
biblioteca y, subindose a ella, comenzar a revisar los libros. El reloj da siete
campanadas. Magdalena busca con mas desesperacin, baja la escalera, revisa el
escritorio, se tira al piso y comienza a recorrerlo con sus manos. Toca algo sobre
la alfombra, lo levanta y saca de all un libro. Se siente abrir la puerta,
Magdalena se levanta rpidamente, echando una ltima mirada al lugar.
LEITON: Pens en suspender por hoy la lectura. Ese muchacho debe estar por
llegar de un momento a otro y tendremos que atenderlo.
MAGDALENA: No creo que sea necesario, seor. Podemos interrumpir cuando l
llegue. Adems, yo ya tengo todo preparado. Hoy comenzamos un libro nuevo...
LEITON: (Interrumpiendo) Bien, me convenci. Usted siempre me convence.
MAGDALENA: (Corriendo a cerrar la puerta) S, seor.
LEITON: Y esa msica?
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ESCENA 3
Elena est sentada a los pies de la cama de Ana, mecindose sobre s
acompasadamente, cuando entra Magdalena.
ELENA: Magdalena, no te enojes, yo baje...
MAGDALENA:(Interrumpindola) Cuntas veces tengo que decirte que no dejes
el cuarto! No tens nada que hacer en el resto de la casa! T trabajo est
aqu! Sentte y cuidala!
ELENA: Tena mucha sed! Fijate! No hay agua en la jarra. Baje a buscar un vaso.
Tenia la boca seca, pastosa.
MAGDALENA: Seca? Seca? Con la humedad que hay en estos cuartos?
ELENA: Humedad?
MAGDALENA: S, humedad. No te diste cuenta? La tormenta trajo humedad.
ELENA: Pero yo igual tena la boca seca, quera tomar agua.
MAGDALENA: Y por eso bajaste y abriste la puerta de calle.
ELENA: Sent golpes, golpeaban muy fuerte. Me asust! Pens que poda ser el
mdico.
MAGDALENA: Qu mdico?
ELENA: El mdico de la seora.
MAGDALENA: Ah! S.
ELENA: Pero tens razn, pens mal. (Pausa) Vos me dijiste que habas hablado
esta tarde con l desde el telfono del escritorio y que te pidi que le
aumentaras la medicacin. (Pausa) Entonces, para qu iba a venir?
MAGDALENA: Tens razn.
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ELENA: Aunque igual podra haber venido. Como la seora est tan mal...
MAGDALENA: Mal?
ELENA. S!
MAGDALENA: Por qu mal? Duerme, descansa. No te gusta?
ELENA: No.
MAGDALENA: Por qu? Ests cansada de cuidarla?
ELENA: No, de cuidarla no. Pero s estoy un poco cansada.
MAGDALENA: Bueno, ya vas a descansar. Yo voy a preparar un cuarto para
nuestro visitante.
ELENA: Qu cuarto le vas a preparar?
MAGDALENA: No s. El que encuentre desocupado.
ELENA: Pero si estn todos...
MAGDALENA: (Interrumpindola) Todos qu? Que mala memoria que tens! En
cambio, a m las cosas se me fijan. Viste la foto que tenemos en nuestro cuarto?
Me acuerdo el trabajo que le dio a mam sacarla. Haba mucho viento y se nos
volaban los moos del peinado. Y en esa foto no tengo ms de dos o tres aos.
ELENA: Haba viento?
MAGDALENA: S, en el mar suele haber viento. (Pausa) La verdad es que deberas
preocuparte, no pods tener tan poca memoria.
ELENA: Preocuparme. Por qu? Ya tens memoria vos.
MAGDALENA: Pero vos tendras que tener tu propia memoria.
ELENA: Podra tomar notas.
MAGDALENA: No es mala idea. Si quers, vos me dictas. Yo te escribo
ELENA: Sabes una cosa? Cuando vi all abajo a ese muchacho, me di cuenta que
haca mucho tiempo que no vemos a nadie.
MAGDALENA: Hace poco vimos al mdico.
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ELENA: Qu medico?
MAGDALENA: Al mdico de la seora.
ELENA: Ah, s!, el mdico. Tens razn. Pero no me gusta que ese muchacho se
quede.
MAGDALENA: No te preocupes, se va a ir en seguida. Esta casa tiene esa virtud:
hace que uno no pueda dejar de pensar. Tanto es as que, finalmente, despus,
en medio de este encierro, le va a pasar lo que a vos; empezar a perder la
memoria y querr huir, recordar.
ELENA: Tens razn. Seguro que va a llamar pidiendo que lo vengan a buscar.
MAGDALENA: A llamar? Cmo va a llamar?
ELENA: Por telfono.
MAGDALENA: Por telfono! Tens razn. Sera bueno que arreglasen el telfono.
ELENA: Por que no lo escribs?
MAGDALENA: Cmo?
ELENA: Digo, por qu no bajas y lo escribs como haces vos, "Arreglar el
telfono".
MAGDALENA: S! Tens razn. Voy a bajar a escribirlo. (Pausa, acercndose a la
cama de Ana) Sigue durmiendo, mira parece una santa. Qu dir el sacerdote
cuando la vea? Seguro que va a impresionarlo. Porque impresiona.
ELENA: Va a venir un sacerdote?
MAGDALENA: Lo digo por el visitante.
ELENA: No era seminarista?
MAGDALENA: Por eso, seminarista, sacerdote. Bueno, ya va a ser sacerdote. Voy
a ir a prepararle el cuarto.
ELENA: No te olvides del telfono.
MAGDALENA: S, ya bajo.
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ESCENA 4
La biblioteca iluminada tenuemente. Frente a una lmpara que se encuentra
encendida sobre el escritorio, Pablo lee concentradamente. Magdalena
entrando.
MAGDALENA: Permiso, vengo a tomar unas notas.
PABLO: Si necesita estar sola, me voy
MAGDALENA: No, qudese. Es un momento. Enseguida voy a prepararle su cuarto.
Me imagino que debe estar muy cansado.
PABLO: S, fue un viaje bastante largo y los caminos se nos hacen ms largos de
lo habitual cuando no estamos acostumbrados a hacerlos.
MAGDALENA: No es mi caso. Yo siempre hago el mismo camino. Voy de este
escritorio a los cuartos, de los cuartos a la cocina y de all a mi cuarto. Recorro
bastante, pero, como siempre es el mismo camino, no se me hace tan largo.
Atender una casa tan grande es muchsimo trabajo.
PABLO: Supongo que s. (Pausa) No sale?
MAGDALENA: Adnde? A la calle?
PABLO: S.
MAGDALENA: Para qu?
PABLO: No s. No necesita salir?
MAGDALENA: No! Si quiero pasear, para m no hay mejor paseo que caminar un
rato frente a esta biblioteca. Y ver gente? Estos cuartos estn llenos de gente.
Pero veo que a usted le importa mucho ver gente?
PABLO: Si, yo necesito estar con gente.
MAGDALENA: Entonces se va a sentir muy a gusto en este lugar.
PABLO: Yo le haba entendido al seor Leiton que ustedes vivan solos en este
lugar.
MAGDALENA: Bueno, yo esperaba que usted me entendiera, o que lo entendiera
al seor Leiton. Solos, solos, no estamos. Tampoco tan acompaados.
PABLO: No entiendo lo que quiere decirme.
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PABLO: Le pedira que llame al seor Leiton para aclarar esta situacin. Quiero
saber de inmediato si es que hubo un mal entendido. Si lleg a ser as, ya mismo
me comunico con el seminario para ver...
MAGDALENA: (Interrumpindolo) Ve! Me olvidaba, ahora que habl de
comunicarse me acord que yo bajaba por el telfono. (Yendo al telfono) Que
increble! No funciona. Tendra que pedir... (Pausa) Cmo se dice?. Pedir...
PABLO: Reparacin?
MAGDALENA: Eso! Reparacin! Usted sabe cmo se hace, joven?
PABLO: Tiene que llamar a alguien que sepa reparar.
MAGDALENA: Llamar? Disculpe, pero de dnde saco ese libro que tiene en la
mano?
PABLO: De all, de la biblioteca.
MAGDALENA: Y quien le abri la puerta?
PABLO: Nadie. Estaba abierta.
MAGDALENA: Le pedira por favor que no vuelva a hacerlo. No tome ningn libro
sin mi permiso. Quiero que sepa que me est comprometiendo.
PABLO: Le pido disculpas. Tiene usted razn.
MAGDALENA: Esta biblioteca est bajo mi cuidado y mi responsabilidad. Desde
que el seor Leiton qued ciego, yo soy quien la ordena y vigila. Adems, puede
ver que ese libro que tiene en la mano lleva puesto en su lomo un nmero, y, si
tiene un nmero, es porque tiene una ficha, que yo debera tomar para poder a
notar que ese libro lo tiene usted. Entiende? Si el seor Leiton me preguntara
por el libro nmero, nmero... (Haciendo una sea)
PABLO: 466.
MAGDALENA: 466. Yo tendra que poder decirle que lo tiene el seor.
(Reponiendo nuevamente la sea)
PABLO: Pablo Barman.
MAGDALENA: Se da cuenta? La prxima vez necesito que me avise. Lo mismo si
necesita que le lea.
PABLO: Que usted me lea?
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LEITON: Ah! Menos mal, porque este clima tan seco me mata. Bueno, pero
pensemos qu cuarto podra ser.
PABLO: Seor, yo realmente no quisiera ocasionarle ningn problema. Puedo
dormir en cualquier lugar. Pero si tiene inconveniente, yo puedo irme a un hotel.
Creo que el mareo es por el cansancio y la falta de algo caliente en el estmago.
MAGDALENA: Creo que el joven intenta decirle que me he olvidado de servirle
algo de tomar.
LEITON: No lo intenta, lo ha dicho. Pero que descortesa para con una persona
que acaba de hacer tantos kilmetros! Joven. acompae a Magdalena hasta la
cocina. Ella le servir algo caliente.
PABLO: Permiso.
LEITON: Ah! y no olvide de llevar su valija. As despus, va para su cuarto.
Quiero ahorrarle camino. Buenas noches y sientas como en su casa.
Un estruendo. Golpes fuertes dados como en el vaco.
PABLO: (Volvindose) Y eso?
MAGDALENA: Relmpagos. Parece que va a seguir lloviendo.
LEITON: Mejor. este clima tan seco me mata.
ESCENA 5
La maana siguiente en la biblioteca. Pablo duerme sobre un silln, de costado
en el piso se encuentra su valija. La luz del da entra tmidamente por el
ventanal. Por la puerta vemos aparecer a Ana. Es de una delgadez excesiva.
Lleva un camisn blanco que la cubre hasta los tobillos. Entra buscando algo. Al
llegar hacia los sillones descubre a Pablo. Se acerca y comienza a mirarlo
detenidamente.
ANA Buenos das. (Tocndolo) Buenos das.
PABLO: Por qu no me llamaron?
ANA: No s.
PABLO: Quien es usted?
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ANA: Soy Ana, la mujer de esta casa. La esposa del seor Leiton. Usted supongo
que es el sacerdote que mi esposo esperaba.
PABLO: S, pero no soy sacerdote, soy seminarista. Por qu me dejaron
durmiendo ac?
ANA: La verdad que no s. Es el lugar de la casa menos agradable para poder
dormir. Se escucha mucho ruido, las voces, la gente. Pero usted se ve que
descans bien.
PABLO: La otra seora me dijo que me iba a preparar un cuarto.
ANA: Ah! Se va a cansar de esperar. Hizo bien en dormir aqu. Hasta que
desocupen uno, convencer a los otros para que salgan...
PABLO: Qu otros?
ANA: Los otros. Pero cmo? No los escucho? A m, a veces no me dejan dormir,
pero usted pudo descansar tranquilo. De dnde viene?
PABLO: De lejos. Quisiera hablar a Santa Fe. Cmo podra hacer?
ANA: Es de Santa Fe?
PABLO: S.
ANA: (Comienza a rer con una mueca histrica) Perdneme.
PABLO: Se re? De que se re?
ANA: Me causa gracia. Un seminarista que viene de Santa Fe, es un poco
recargado. No cree?
PABLO: No, no creo. Ese telfono todava no funciona?
ANA: Creo que no.
PABLO: (Corroborando) No, todava no. Bueno, voy a tener que salir a hablar.
Quiero comunicarme con el seminario, decirles que llegu bien, y arreglar mi
vuelta.
ANA: Su vuelta? Si recin acaba de llegar. Espere tranquilizarse.
PABLO: No, quiero volverme.
ANA: Por qu? No lo esta pasando bien?
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PABLO: No!
ANA: Qu descorts! Pero, bueno, est bien, es sincero. No se apure, esto es
slo una primera impresin. Despus comenzar a gustarle. Yo lo entiendo, a m
me pas lo mismo la primera vez.
PABLO: Qu hace usted aqu?
ANA: Vivo. Bueno, viva, porque ahora me estoy muriendo. Pero, bueno, son
cosas de la vida. Usted tambin se va a morir alguna vez.
PABLO: Seguro!
ANA: Pngase cmodo. Me alegra mucho verlo. Me encanta verlo. Hace tanto que
no vea a alguien joven, as tan joven como usted. Que lindo! Qu edad tiene?
PABLO: 28.
ANA: "29 abriles! Volver a tenerlos! Si cuando me acuerdo". No me voy a poner
a llorar nada porque se me arruga la piel. Cmo se llama?
PABLO: Pablo Burman.
ANA: Burman. Cmo se escribe?
PABLO: As como suena.
ANA: Tome, me lo escribe?
Pablo lo hace desganadamente.
ANA: Tiene razn, es como suena. Bueno lo voy a dejar ac pinchado as no me lo
olvido. (Se lo pincha con una alfiler del camisn)
PABLO: Dnde est el seor Leiton?
ANA: Lo extraa?
PABLO: Cmo?
ANA: Le pregunto si lo extraa. Yo s, antes lo extraaba mucho. Ahora me
acostumbro a estar por momentos sin l. Pero, claro, ahora es distinto, ya s
quin soy.
PABLO: Quin es?
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ANA: Ana Letieri! Encantada! Me encanta su piel. Nada que ver con la ma.
PABLO: Qu tiene?
ANA: Dnde?
PABLO: All en los brazos, esas manchas oscuras.
ANA: Vio que desagradables?
PABLO: Parecen moretones.
ANA: Son moretones.
PABLO: Quin la golpeo?
ANA: La vida. Ah! Si me habr cado! Por eso, mire, una con el tiempo entiende
que tiene que andar por aquellos caminos conocidos. Yo por eso aprend ste, y
de ste no me sacan. De mi cuarto al escritorio y del escritorio al cuarto; listo,
ya no me golpeo ms. Dgame no tengo razn? Mire como estoy. Estaba cansada
de golpearme.
PABLO: Tiene razn.
ANA: De qu se re?
PABLO: No, no me rea.
ANA: Sin embargo, me pareci verle como una mueca. Rase si quiere.
PABLO: Es que no quiero rerme.
ANA: Est bien. Pero si se llega a rer, avseme. Hace mucho que tampoco veo
rerse a nadie.
ESCENA 6
Magdalena entra con una bandeja. Lleva una gran tetera que contrasta con una
tacita muy pequea.
MAGDALENA: Buenos das!
ANA: Para usted tambin?
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ESCENA 7
Entra Leiton vestido con una bata larga de color roja en una seda desteida y
manchada por el tiempo.
LEITON: Buenos das!
ANA: Buenos das seor
LEITON: Ana aqu? Qu milagro!
PABLO: Buenos das, seor Leiton! Quera hablar con usted.
LEITON: Pero fjese qu maravilla! Mi mujer aqu!
PABLO: Seor Leiton...
LEITON: S, ya me imagino. Pero, Magdalena, suspenda la clase de hoy.
PABLO: Hay un mal entendido, no quiero que me d clase.
MAGDALENA: (Siempre leyendo) Seor Pablo Burman se enfra su desayuno.
LEITON: Mejor, Magdalena. Y que espere. Sirva el desayuno aqu para todos.
Magdalena sale rpidamente.
PABLO: Seor Leiton, necesito aclarar esta situacin. Creo que hubo un mal
entendido. Posiblemente usted no deseaba recibirme...
LEITON: Y entonces, por qu lo recib? Quin me obligo? Ya le dije que esto no
es un seminario. O a usted le recuerda al seminario?
PABLO: No.
LEITON: Una escuela militar, una clnica psiquitrica, una organizacin poltica.
Dgame, qu le recuerda?
PABLO: Nada, no me recuerda nada.
LEITON: Entonces deje de insistir con eso de "quin me oblig". Por favor,
sintese, pngase cmodo. Dgame, usted que puede, cmo la ve a mi esposa.
PABLO: Bien, yo la veo bien. Y seguramente se va a poner mejor.
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ESCENA 8
Ana sale. Despus de un momento, se escuchan nuevamente estruendos y golpes
dados como en el vaco.
PABLO: (Mirando fijo a Leiton) Escuch?
LEITON: S!
PABLO: Qu es eso? No me va a decir que es una orquesta.
LEITON: Amigo mo, veo que la literatura ha favorecido notablemente su
imaginacin.
PABLO: Pero, escuch ese ruido?
LEITON: S, y yo tambin me pregunto qu podr ser. Hace aos que lo escucho.
Los ruidos crecen.
PABLO: Escuche, es horrible. Qu es? Problemas de construccin?
LEITON: Le parece? Sin embargo, esta casa es bastante slida. Si le molesta
mucho, llamo a Magdalena y le pido que nos lea.
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ESCENA 9
Ana, sentada frente al tocador. Tiene puesto un vestido viejo. Elena, parada
detrs de ella intenta arreglarla.
ANA: No, no estoy linda. El espejo no miente. Por lo menos, a m no. Soy yo
Tengo cara de asustada. Si pudiera bajar sin que nada me importase.
ELENA: Qu susto me hizo pegar! Pens que se haba ido.
ANA: Que me haba ido?... Adnde?
ELENA: No s, pero corr enseguida al placard, a fijarme si estaba su valija. Me
tranquiliz verla.
ANA: Mi valija! Dnde est?
ELENA: Quiere que la saque?
ANA: S, sacala Elena.
Elena saca la valija del placard y la pone sobre la cama. Las dos se sientan
frente a ella.
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ANA: Qu hermoso! Me encanta verla cada tanto y pensar, Elena, pensar en una
maana como sta, en que realmente es posible que entre el sol, y entonces
veamos con mucha ms claridad.
ELENA: Si pudiramos abrir las ventanas!
ANA: Lo viste?
ELENA: A quin?
ANA: A l... Est all abajo... Es hermoso. El es un sol. Me veo linda?
ELENA: Si usted siempre fue linda.
Elena comienza a revisar los cajones y luego dentro de los placares
ELENA: Seora, dgame, no se acuerda?
ANA: Qu cosa?
ELENA: Ese mdico que vino una vez. En algn lado debe haber dejado una
direccin y un telfono.
ANA: La verdad es que no me acuerdo. Tengo tan poca memoria. Por qu no le
preguntas a Magdalena?
ELENA: No! A Magdalena no. En algn lado tiene que estar.
ANA: Elena, te sents mal?
ELENA: S, cansada.
ANA: Ven, sentate al lado mo. Quers que te cuente un cuento?
ELENA: No, yo nunca entiendo lo cuentos. Lo que yo quiero es saber dnde estn
esos papeles. (Pausa) Igual, de qu me servira encontrarlos si yo no s leer.
ANA: Viste? Y por qu no aprendiste?
ELENA: Porque para aprender hace falta memoria, y yo no la tengo.
ANA: Si quers yo te leo.
ELENA: Eso haba pensado.
ANA: Cuentos.
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ESCENA 10
En la biblioteca, Pablo se encuentra sentado frente al escritorio que ha sido
cubierto con una sbana blanca. En el centro, una fuente tapada con un lienzo
color rojo. Ahora todos los muebles del escritorio han quedado cubiertos. Pablo
mira fijamente la fuente. Entra Ana. Lleva puesto su vestido viejo y en la cabeza
un sombrerito con dos margaritas de plstico prendidas a un costado. Elena
entra tras ella y se queda temerosa parada cerca de la puerta.
ANA: Permiso. Le presento a Elena, mi nana.
PABLO: La conozco, fue quien me recibi cuando llegu.
ANA: Igual que a m. Ella tambin me recibi! Entonces, somos hermanos de
nana.
PABLO: Cmo?
ANA: No! No lo hagamos tan familiar, no nos conviene. Disculpe, es una
tendencia que tengo. Cmo se encuentra?
PABLO: Hambriento, sediento.
ANA: (Acercndose) Disimule. A Elena estas cosas le dan un poco de pudor y debo
confesarle que a m tambin.
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PABLO: De qu habla?
ANA: De su sed, de mi sed, ambos estamos hambrientos y necesitados.
PABLO: Creo que esto es un error.
ANA: Para usted todo es un error. Yo creo que su vida ha sido un error. Porque no
intenta otro camino.
PABLO: Yo estaba muy bien antes de entrar a esta casa.
ANA: Ah! S? Y despus, qu le pas?
PABLO: No s!
ANA: No sabe, pero tiene hambre y tiene sed. En el seminario nunca estuvo
necesitado?
PABLO: De qu?
ANA: No s, usted dice que aqu tiene necesidades.
PABLO: Por supuesto que tena necesidades. Por eso es que entr al seminario.
Un hombre siempre tiene necesidades pero adnde quiere llegar con esto?
ANA: A que me mire.
PABLO: Ahora la estoy mirando. (Pausa) Me da pena. (Pausa) Me da lstima.
ANA: Elena, dejanos solos.
ELENA: No puedo, seora! Es mi obligacin cuidarla.
ANA: Es un momento.
ELENA: Seora, me pone en una mala situacin.
PABLO: Salga! Y si le preguntan, dgales que yo se lo ped.
ELENA: Est bien! (Sale)
PABLO: Qu busca de m?
ANA: Djeme mirarme, por favor, aunque ms no sea por un instante. Siempre
necesito alguien en quien mirarme.
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ESCENA 11
Se abre rpidamente la puerta, Ana se recompone rpidamente y se oculta
detrs de Pablo.
LEITON: Con quin estoy?
PABLO: Con nosotros.
LEITON: Nosotros! (Pausa)
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ELENA: No s, pero quizs este joven tenga cuentos ms hermosos para contarle.
ANA: Tengo miedo.
ELENA: De qu?
ANA: De no ver. Dicen que el sol es terrible, que encandila...
ELENA: No se preocupe. Joven, usted conoce el sol?
PABLO: S, venga, deme la mano.
Los tres salen lentamente las mujeres aferradas a la valija y cubrindose detrs
de Pablo.
La escena queda devastada. Magdalena y Leiton, frente a la trampa abierta. La
msica de Wagner se confunde con el sonido del agua que golpea en el stano.
Se escucha murmurar algunas palabras lejanas de Leiton.
FIN
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