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Maples Arce Manuel Las Semillas Del Tiempo Obra Poetica 1919 1980

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o

MANUEL MAPLES AROE


1

Las

sem~llas

del tiempo

Obra potica 1919-1980


Estudio preliminar

por
RuBN BoNIFAZ Nuo

letras mexicanas
FONDO

DE

CULTURA

'

ECONMICA

Primera edicin, 1981

If you can look into the seeds of time,

And say which grain will grow and which will not,
Speak then to me, who neither beg nor fear
Your favors nor your hate.
SHAKESPEARE, Macbeth, act 1, scene 111, 58-61

D. R. @ 1981, FONDO DE CULTURA ECONMICA


Av. de la Universidad, 975; Mxico 12, D. F.

ISBN

968-16-0802-X

Jmpreso en Mxico

!ll
1

A la memria: de mis padres

ESTUDIO PRELIMINAR

MANUEL MAPLES y ADELA ARCE

WIDENER LIBRARY

SEMEJANTE al viajero ~que mira, como si l estuviera inmvil,


precipitarse hacia atrs de la ventana del tren el alud de los
paisajes inasibles; al viajero a quien los horizontes de ;r"Qoles y
ciudades y montaas visitan un instante, slo para escapar despus, huyendo irreparablemente a-Sil decadencia; al viajero para
tuyos ojos las primaveras no son otra cosa que pi'ticos efmeros
abiertos hacij uh otoo- ~e caducidad eterna; semejante a ese
viajero, es d hombre que ,cobra conciencia de la vida.
La existetia parece sintetizarse en una visin de viaje vertiginoso, de s mismo o de las cosas, pretexto para una aglomeracin de adioses desesperados. y sin sentido; parten a gritos los
aviones y las locomotoqs y los barcos; los jardines muertos se
desnudan entre cadas de sombras; las ciudades, en sucesin de
flameantes esquinas enrojecidas de crepsculos, objeto de miradas instantneas; las flores y las estrellas en<:;uentran su deshojamiento sin remedio; y el amor. es tambin un panorama pasajero, y la esperanza de permanencia buscaqa en la existencia
comunitaria albergada en Ia plenitud viviente de la -ciudad, fra1
casa tambin.
Slo restos. de bienes despedazados, vacuas imgenes de mrmol
en plazas-o en pa:n..teories, ofrendas fnebres, memorias fluviales;
slo anuncios de vaco, nicamente el vado retiene el hombre
entre sus maQos sin socorro.
Tal es la idea fundamental que del mundo humano se transparenta poi los poemas de Manuel Maples Arce. Aquello que,
dejando aparte ahora sus valores indiscutibles de renovacin y
creacin nueva, hace el fondo permanentemente valedero- de sus
cuatro.libros c;le poesa: 4ndamios it,Lteriores, Vrbe, Poemas interdictos y Memorial de la sangre.
Pero antes de asomarse a ese fondo, conviene, as sea. de modo
somero, reordar los afanes juveniles que vinieron a enriquecer
los crpins de uestra literatura.
Cuando, aplacados apenas los sbidimietos de las armas, la
9

reVolucih empezada en 1910 se-consolidaba en :gobierno; y los


generales, cambiados los campos de batalla por las oficinas, se
preocupaban por edificar cimientos de nuevas ciudades sobre las
cenizas de las ciudades antigua~, Manuel Maples Are~ pudo advertir que tales preocupaciones renovadoras no se extendan a
los mbitos del arte, en especial a los de la poesa, donde las
cosas permanecn como si nunca hubieran de ser alteradas-.
Los escritores posmodernistas persistan- en su inercia de colmar sus gastados moldes de vanas palabras, con asuntos 'tan gastados como. -stas; como si lo que sus predecesores haban hecho
fuera la sola realidad~, hablaban slo de eso .mismo, r~pitindolc;>
hasta empantanar-se en te_diosas frmulas sin. vida. En, medio de
ese cansancio, Manuel Maples .Ar~e quiso hacer que la revoltJcin removiera tambin el estado -de la cultura. Y_ consciente de
que nada ocurrira si se continuaba nutriendo la poesa con estmulos literarios referidos slo al espado- interno y a la moda,
decidi abrir los ojos sobre su propia individuali!;l_ad sumergida
en el mundo tan variable, tan agit}tdo a la sazn, e integrar col}.
sus mismos estmulos y con los de las cosas cirqmstantes, una
visin ms cabal, completa y verddera.
Busc entonces, para hacer poesa, aparte de lo meramente
subjetivo, humano indudablemente pero irremediablemente incompleto, aquello que el hombre creaba fuera de s, -que po~a
en el mundo. como producto de su espritu y sus m)liJ.OS, y que
integraba, necesariamente, el mbito donde l se mova. Ese m~
hito como- una -ptima ciudad, inmediata e indispensable. Y se
empe en llevar al interior de &!IS poemas la ciudad d~ la revolucin, originando .is, .desde ellos, la revolucin literaria.
As, entre el concierto de notas apagadas e insignificantes del
arte de aquellos das, hizo sonar notas que; por _diferentes y desusadas, parecieron all agrias, afiladas, rechinantes, d,_espacibles;
notas estridente_s d_ cuya cualidad tom el nombre de donde es
cop.qcido el- movimiento artstico del cual es fundaqo:r: y al cual
se _unieron _ilustres msicos, pintores, novelistas, poetas: el Estridentismo.
'
Para ?lcanzar el fin -propuesto, dos caminos eligi su accin
juvenil: el del esc~ndalo, destinado a d~spertar, a los problemas
vivos de la literatura, conciencias y gus_tos narcotizados pqr ls
delicuescencias burguesas a que haba conducido la fatiga del
10

modernismo, y el del esfuerzo c!:msciente por crear una nueva


manera de arte, ms acorde con los imperios del espritu y t;l
tiempo.
,
.
,
.
Inici el escndalo con algo que el consider a,_nalogo al grtto
de independencia del cura Hi<falgo; una _llamada a la libertad,
paralela eQ su seljtido a la_ de 1810, para despertar a q11ienes
dorman en su comodidad de tradiciones paralticas. Y su accin
fue rpida y trastornante. Naci entonces Actual, publicacin de
la IJ.Ueva doctrina que con .sus tres apariciones habra de relacionar la literatura mexicana con la de Europa y el resto de
Amrica, y de reunir en torno de ~aples Arce al gtl!po de artistas de genio inconforme y decidido talento al cual me refer antes, y que con l ibah a formar el ncleo del movimiento Estridentista. Con ese Actual, in~tentaba hacer valer una fuerza que
se opusiera radicalmente a las quietudes conservadoras de la
colectividad anquilosaqa, y acabar con la deca_dente poesa con
que se complaca sta. Segn crnicas de la poca, el escndalo
cu~pli su funcin, y las revisfas y los diarios dirigieron_ sQs
furias hacia quien osaba tales cosas.
Por otra parte, Maples Arce se ejercitaba .en trabajos ms
esencialmente profundos. Su espritu incesant~ se aplicaba a la
espe<;ulacin sobre los problemas de la poesa, por fijar sus finalidades y sus modos y sus mtodos y sus s_istemas. Explora,ba,
dentro y en torno de s, la manera del advenimiento de algo no
expresado anJes, lo qqe sera el verdadero gri_to de independencia para la poesa mexicana: "Imgenes enigmticas que no
pudieran formularse _racionalmente." "Cada verso deberia ence.rrar una imagen para pasar a otra, enlazada virtual o explcitamente .._. Desapar_ecan las relaciones visuales para transformarse
en algo prodigioso." Nec;:sidd de "ahondr las posibiliddes <.le
la, imagen, prescindiendo de los elementos lgicos que mantenan
su sentido explicativo".
.
De esta suerte, frutos de la reflexin y la voluntad, va dando
cuerpo y alma a los. principios que fundamentan s,u creacin
potica. Afn de originalidad, por d~sprecio de lo g~neralmente
admitido; importancia de la existencia. del hombre como individuo nico; inmersiiJ. qel !Jwn"Qr_e en la realidad, retl!ot e inmediata; significacin del tr~bajo colectivo; y algo nuevo tambin: la gp 0sicir al dolor,, llamada a sep4ltar tanta repetida
B

tristeza literaria; y asimismo el orgullo esencial de ser hombre,


de afrontar virilmente la condicin humana en la encrucijada
ineludible del espacio y el tiempo.
Sbre esos cimientos se asienta la obra potica de Maples
Arce; de esas races crecen sus cuatro libros, que de all toman
su efectiva unidad. Un solo espritu se manifiesta en ellos, y ert
su orden sucesivo va creciendo y perfeccionndose.
Tan coherentes son, tan unitarios en su sentido total, que la
lectura de uno solo de los poemas que componen cada uno de
ellos, basta para que, de modo natural, se revelen las cualidades
fundamentales de su-conjunto.

ANDAMIOS INTERIORES

En 1922; Maples Arce publica este libro, donde intenta poner


por obra los principios mediante los cuales iba a revolucionar la
literatura mexicana. Es urt libro breve, de apenas trescientos
versos. Pero en l, a pesar de que permanecen algunos acentos
de la literatura anterior, en espaol y en otros idiomas, hay una
voluntad de estilo propio, un impulso por modificar la tradicin
llevndola hacia fines y por caminos hasta entonces no admitidos
por los escritores de nuestro pas.
Apartndose de la polimetra -modernista, Andamios interiores
tiene, como base musical-de su composicin, el ritmo arcaico y
montono del alejandrino -del mester de clereca. No el alejandrino descoyuntado -Y mvil que produjo Dato con riqueza sin
paralelo, sino el compuesto regularmente de dos grupos heptaslabos repetidos -en invariable sucesin; de tal modo pudo demostrar que los esquemas rtmicos, como formas vadas, 'son
'capaces de recibir contenidos individuales que los singularizan
hacindolos siempre originales de nuevo.
La primera parte de este libro es "Ex libris".
Empieza el poeta por exponer su situacin en mbitos universales. La situacin del hombre en el espacio y el tiempo csmicos que, en ltima instancia, hallan correspondencia, como
en la imagen de un espejo vivo, en el tiempo y el espaci de la
interioridad humana. Es el principio guaroado por las tablas
de esmeralda del Trismegisto: "como es arriba es abajo".

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"Yo soy un puntp !Jlueyt9 en medio de la hora, 1 equidistante


al grito nufrago de una estrella. 1 Un parque de mnuprio se
engarrota en la somb:ra, 1 y la luna sin cuerda 1 me oprime en
las vidrieras."
'
Desde el exte~:,ior, se encuentra en estos vers9s la repeticin
de grupos de siete silab!, Jigados aqu ppr rimas asonantes en
o-a y e-a, que vienen a hacer el ritmo,, ya de suyo con esas caractersticas, todavi ms insistente y grave. Mrese ahora lo significado con tales recursos; .pero qo se olvide que Maples Arce
trat de crear imgenes no racionales, y que por esa causa todo
intento de anlisis conceptual corre el riesgo de ser mltiple y

a la vez in~<;>mpleto.
"Yo soy un punto m11erto, en medio de la hora."
Un punto. Esa dimensin que carece q. dimensin. Esa existencia -que apenas se c;listingue de la nada y ,que, con todo, es el
embrin espacial de laJorm'l_ d~ to<;la e;xistencia. Y e! ,punto est
situado e~ el centro -otro punt?- del dmpo inabarcable.
Porque la hora que lo co~tiene es la expresin de la ei:ernida"
temporal. La hora, aqu~ es en este sentido tan eterna como 1~.
totalidad sin lmites o la diezmillonsima p.d't~ de 'un segundo.
Pero el punto! al parecr inmvil -m11erto.-, se mueve en.
realidad con' velocidad de cada vertiginosa, como un sistema de
mndene, as, a la misma
tomos o un o sistema de galaxias;
distancia de una estrella que naufraga. Llevada por terribles
gravitaciones se desplaza la estrella, al parecer inmvil. Y el punto humano que la contempa sigue ~s caida con el mismo impulso, conserv~dose sin tregua equidistante a ella, sin ser c'apaz
de huirle o de alcanzarla.
Y considrese el valor expresivo de la sinestesia: la luz de la
estrella se contagia del grito aterrorizado del hombre que se siente caer sin trmino, llevado por el naufragio sin fondo del cuerpo
celeste: "al grito nufrago de una estrella".
Y despus; la concienCia de la conciencia del hombre que, sabindose 'parte fatal del universo en movimiento, sabe que est
en su poder oca~ionar un 111QVill!ient anlogo. Y otra vez, pero
ahora dentro de lmites creados por l mismo, se r~vel.a l.a ~qje
cin del hombre a las fuerzas incontrastables: "Un parque de
manubrio se engarrota en la sombra."
La noche .celeste se. ha concentrado en un jardn oscuro y ad-

se

13

quiere la docilidad de ser movida por l. mano deJ hombre, que


la hace girar como si buscara el da. Pero el manubrio que la
impulsa' se detiene, paralizado, porque el hombre ha percibido
una luz que quiere hacer durar: en el cielo de la noche, el creciente lunar, como un arco- tendido sin necesidad de nervio qt,te
lo tienda, h. encontraqo su contraparte en el interior humano
donde tambin hay un arco que, al dispararse, proyecta al_hombre como una flecha hacia los cristales de la ventana por donde
se asoma a mirar: "Y la luna sin cuerda 1 me oprime en las vidrieras."
Sigue a esta estrofa, como pausa de rposo, un dstico- que
significa lo que el hombt:e mira por su ventana: "Margaritas de
oro 1 deshojadas al viento." Y ia imagen de las margaritas de oro
lleva de inmediato a recordar las margaritas-estrellas del noctrno jardn visto por Amado Nervo, y las florecillas doradas
de Vctor Hugo que alumbraban, como el bordado de un vestido de primavera, la tumba de la muchacha muerta durante el
ltimo invierno. Y la estrella y la flor se emparientan, y se crea
en los versos de Maples Arce ~m nuevo ser, incorruptible y slido como el metal que lo constituye, y frgil a la vez, de modo
que se dispersa en medio del viento de la noche. Y el viento, en
esa accin, se hace uno con la mano del amante que quiere saber
si es amado. El hombre y el mundo, as, se han 1,1nido en su
sentido.
Ahora, en el ,punto de su unin, aparece la creacin humana,
la ciudad. Ciudad moderna y sorpresiva, inmediatamente habitable y armada contra las amenazas de la oscuridad; poderosa a
hacer comprensible el tiempo que la contiene, porque lo. divide
en- ao; qu~ a~su vez son meses y semanas y das distinguidos,
entre s en .almanaques de fu~cion~::s solemnes; de solemnidades
marcadas por acontecimientos cotidianos, cgmo el paso de un.
tranva_ por la penumbra de una calle llovida -y L asfaltad,;:t: "La
ciudad insurrecta d anu:p.cios luminosos 1 flota en los almana::
ques, 1 y all. de tarde en tarde, 1 por la calle plavchada se desangra un elCtrico."
Y .se hace perceptible la ciudad moderna, la luz que en los
anuncios claros se rebela contra la noche, su tiempo distribuido
por la voluntad del hombre, la mquina comunicante y viva, el

f4

tranva elctrico cuya luz es como la sangre que lo mueve y


lo dirige.
y el hombre, el punto central del tiempo, se !llira ahora, en
esta hora, en su universo, -en su ciudad, en su cuarto de ventanas de vidrio, en su corazn vigilante. Y piensa: "El insomnio,
lo mismo que una enredadera, 1 se abraza a los andamios sino
ples del telgrafo, 1 y mientras q~e los rui~os descerrajan las
puertas, 1 Ia- noche ha enflaquecido- lamiendo su recuerdo."
Es el amante desvelado. Buscan sus- pensamientos un medio
suficiente para alcanzar a la mujer. Y se queda simbolizado por
la telegrafa, con sus postes con travesaos como andamios para
construir la comunicacin, como l'Qoles -verdes -sinopfes- cuyos brotes de horas son palabras nacidas del nimo del insomne.
Y el silencio de sfe cbta voz y trata de resquebrar las puertas
de la casa donde ella duerme, mientras la -noche qu la recuerda
se va adelgazando cada vez ms en la proximidad del alba.
Y luego otra sinestesia: "El silencio amarillo suena sobre mis
ojos". Un silencio que suena como 'bajar de 'hojas otoales encima del tejado d~ los prpados. Y en seguida, tras esos ojos
cerrados, la imagen dela mujer. Un ser transparente -atra ve
Vctor Huga-; translcido cino un -prisma cristalino que de la
luz blanca construye el abanico 'multicolor del universo entero.
Todo, en esa 'excl.inacin: : Pr.ismal, difana ma, para sentirlo
.~
todo!"
El recuerdo de esa mujer se hace concreto: manos y palabr'as'
y abrazos de llorosas despedidas; :una estacin de trenes, con su
elemento de modernidad, para hacer vivir evidentemente la sensacin de la ausencia y la distancia: "Yo depart sus manos, 1
pero en aquella hora 1 gris de las e'staciones'; 1 sus -palabras
mojadas -se i echaron al cuello, 1 y una locomotora 1 sedienta
de kilmetros la -arranc de mis brazos."

Dos expresiones, una por su complejidad y la otra por su tecurso a un objeto real para explicar un sentimiento timo, sorr
de se'alarse: ''Sus palabras mojdas se -me echaron al- Cuello" y
"una locomotora. . . la arranc de mis brazos".
'
En la primera, las palabras mojadas, con esa cocisin, pre-'
sentan la imagen. de la mujer llorosa que -habla, que se hace
palabras de despedida para abrazar violentamente a aquel que
ha de ser abandonado; en la segunda, la accin real de la par-

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lida de la locomotora sirve pata dar re(\lid,a~ objetiva al padecimiento tenaz de la ausencia.
Pero eso ya pas. Ida la presencia de la amada, no queda de
sus pal~bras ms q~e la mc;moria de un sonido que hiela, en .tanto que la electricidad con su luz y su energa es no ms qu,e Ul),a
demencia .im~til entre la n,oche que llueve; s<;>lg en su cuarto en
que las ventanas se han vuelto espejos para la memoria, mira
reflejarse en ellos el );w_tel vecino, r~~1,1ep;la Jllsic_a_s q.bandondas
y ebrias, qjos. cansados por las horas del vino de fiesta, y perchas
cuyo esqueleto no alcanza. a calentarse con los a.brigos c()lggQs:
en ellas:
"El cielo es un obstculo para. el hotel inverso 1 refractado- en.
las lunas sombras de. lqs espejos; 1 los vio.lip.es se suben como la
cha~paa, 1 y mientras las ojeras sondean la madrugada 1 el
invierno huesoso tirita en los percheros."
Cabria ot>serva:r eQ esta estrofa que, por fin, se. rompe el ritmo de los heptaslabos repetidos, y que ello ocurre precisamente
en un verso dop.de se trlta de e_xpresar el-trastorno !fe la I?orrachera, cosa que se consigue por medio del empleo de una ruptura rtmica sorpres!va: ''Los violines ,se 1suben cm;n,o la c.l!n!J.paa"-verso en que, .adems, la violenta metonimia de violines por
msica, .acenta la efectividad de la imagen.
A continuacin, el abndonado recapi-tula en su fatiga. El caer
de sus soledades lo lleva a recordar la cada inicial de aquella
~strella que gritaba en su naufr'!gio a travs de espacios densos
y silenciosos. Y -la estrella nufraga .se sobrepone a su memoria y
se iguala con ella: "Mis nervi_os se derraman. 1 La estrella del
recu~rd(). 1 naufwga en ~1 agua 1 del silencio."
Y viene otra, vez el ansia de compaa que estimula las potencias recoilstructoras del alw<\ que i~agina; y la no!;he !fe las despedidas se contagia de las noches de amor: "T y yo l coincid-.
mos 1 en la noche terrible, 1 meditacin temJJca 1 <;leshoja,da
en jardines."
. Con esto vuelve a aparecer el parque de manubrio, y la des-.
pojada margarita J).OCturna .se convierte en el pensamientc;>mismo
de los amantes.
El r.ecqe:rdo YIJ!!lve, ya sin prden., a m_ezclds y caticas I!J.aterias evidentes:
"Locomotoras, gritos, 1 arsenales, telgrafos."
16

Y el poema se cierra con una, ref!e!~Qn so_bre la vida moderna,


con sus luchas, st.ls uniones, su necesidad 4~ organiz::~,c,in social,
predo}llinante sobre los des~os ip.djvjduales_; vi~a que se dilata
desde el centro del hombre,_ ese pll;nto ~n m.edio de la hora, equidistante a,l naufrag~o de las estrellas en el silencio, que, come;>
una piedra que cae ~n la superficie lqu,ida, ~ngendra en s mismo la IJ).::tgnitq9 .si.h trmino de lo .existente: "El amor y la
vida 1 son hoy sindicalistas; 1 y todo se dilata en crculos concntrico_s."
De esta manera, v::tlip.,dose de una serie de elem~_ntos aparentemente descoyuntados, construye una .coherente y completa
imagen d~l mul).qo,_-: cumple as -eso gue. los cl~icos lograron
acaso sin proponrselo, y. los conte_w.porneo_s pretende_n tan afanosamel}te.
VRBE .

El Sper-poema bolchv_ique en 5 cantos, segundq libro, de


poesa de Manuel Maples Arce, aparece en 1924. Se trata, como
lo ind~ca el. subttulo, .de un solo poemq., y. tiene qna extensin
aproximada de 200 v;rsos.
En aquel- ao-:no 1se hablaba todq.va_ d la camarilla revisionista de Mosc~ ni .se c.ondenaba a Trotsky a la muerte ni Stalin
se condenaba a la_vergenza, ni se usaba ~qu el pensamiento
de Lenin par_a j'!.!~.tificar la estupidez .. La revo;Iuci_ii rusa estaba
presente, y ;con sus grand,e,s llamas desp_ertaba la conciencia fraternal de los .hombres hacia .la necesid,ad d_e la justicia 'y la
accin.
r
Est_a situacin, se. refleja de diferentes maneras en el poema de
Maples Arce, alumb_radq por las lumbres rojas de.aquella: estrella.
Para conseguir su poema, ~l. arti_sta rene aqu dos gneros de
ex~eriencia: 1 !;Q~ectiva,_ fruto de sus circunstandas histricas y
s?o~les, y Ja individual y subjetiva, producto de sus propios sentlmie~tos que, al lado de aqullas, v~qdrh a parecer siempre
dolondos y al borde del fracaso, _insignificantes y. sin trascendencia gen~ral.
Ahora bien: c;omo fondo de la experiencia colectiva y la individua], Maples Arce elegir ~l panorama dinmico de la ciudad
moderna. Y en ~u- poema la ciudad no ,ser: ya solamente la de

17

-- 'IF

Mexico, sino una gran ciudad portuaria, un inmenso puerto


ocenico abierto a todas las esperanzas y a todos los peligros. El
viajero y fijo receptculo de las batallas y las victorias humanas:
Su poema, pues, comienza con una invocacin a la ciudad nueva, a la clil habr de adecuar emociones y palabras. Escrito en
versos breves de medida irreguiar, busca a conciencia que las
palabras y las imgenes en que se coridnsa expresen s materia
sorprendente y robusta, mltiple y ruidosa y en tensin. Asf se
inicia, pues, su primer canto, manifestando su intencin: "He
aqu1 mi poema 1 brutal 1 y multni:me 1 a ia nueva ciudad."
No es, as, una ciudacf apacible el objeto del canto. Es la ciudad contempornea, mltitdinaria de alias combatientes, que
en su agresivo desenfreno trasminarn el poem:a que la' celebra.
Esa ciudad en donde culminan juntamente los resultados de las
teoras de la ciencia y de la sociedad. Con el esfuerzo de sus maquinarias, con el escndalo asombroso de sus impulsos de vuelo:
"Oh ciudad toda tensa 1 de cables y de esfuerzos, 1 sonora toda 1
de motores y de alas. 1 Explosin simultnea 1 de las nuevas
teoras."
Un poto a la manera de Walt Whitman, avanza el poema,
grandilocuente y brusco; la doble aparicin de las palabras nueva y ciudad, seala el asunto primordial; palabras consider-adas
extrapoticas como brutal, cables, motores, explosin, marcan el
tono estridep.tista, que se equilibra y enriquece al cmbinrse
con otras palabras, sas s 'tradicionalmente emplea'das en .poesa;
como esfuerzos y alas, que con sus significados espirituales y as~
cendentes crean un ambiente optimista y triunfal.
Pero esas realizaciones verbales no bastan al poeta, que se
siente todava por encima de su tem~, urtqe ste pudiera
superar las realizaciones del propio autor del Canto a m mismo
o del pintor que ~ondens un mundo nuevo. Pus hablando de
esa misma ciudad tensa y sonora, reflexiona que est: "un poco
ms all En el plano espacial 1 de Whi:tman y de Turner 1 y
un poco ms acl 1 de Maples Arte".
Y piensa en. la ciudad alumbrada por el advenimiento de la
revolucin social, y en la incompetencia de los poetas contemporneos suyos para comprender su "irrupcin violenta e iluminadora. Y una imagen ingente y plstica, como la de un dios
gigantesco, le sirve para expresar su sensaCin del gran acoht'e'18

cimiento contemporneo: "Los- pulmones de Rusia 1 soplan ha


cia nosotros 1 el viento de la revolucin social."
Obsrvese, en primer lugar, la personificacin de Rusia, y luego, la manera como sta es definida por su parte que respira y
agita el aire mundial. Son los pulmones del gran pas los que
soplan, los que impulsan la revolucin hacia todas partes; y la
revolucin se metaforiza, sosteniendo la imagen inicial, en el
viento terrible empujado desde el fondo por los inmensos pulmones.
En. contraposicin .con la imagen portentosa, aparecen, sucios
y minimizadqs, los artistas iJllpotentes: "Los asaltabraguetas literarios f nada comprendern 1 de esta ,nuev~ belleza 1 sudorosa
del siglo."
,
Otra vez encontramos los dos planos verbales, el nuevo y el
tradicionalmente poti~.o .. Junto a la palabra asalta-braguetas,
la palabra b:ll~za. Y vase cmo esta .lti:ma se matiza y adquie:
re valores d1stmtos ~ntre dos objetivos: nueva --Otra vez esta
palabra- y sudorosa. Y cmo el empleo de este adjetiyo se hace
an ms efectivo por su situacin en ei encabalgamiento de dos
versos: "Esta nueva belleza 1 sudorosa." Y luego, el mbito temporal, presente y extenso; ef instante se engrandece y adquiere
la magnitud "del siglo".
Como frutos de un rbol celeste, los astros del romanticismo,
ya i_ntiles y _putrefactos, se desprendieron haci lo ms bajq de
la tierra; y lueden y corro~pen con quienes todava los cantan;
los que no han comprendido la nueva belleza sudorosa del trabajo y el combate: "Y las lunas 1 maduras 1 que cyeron, 1 son
esta podredumbre 1 que nos llega 1 de las atarjeas intelectuales."
Y hay que notar el adjetivo "maduras" atribuido a lunas, que
a_l _punto hace que stas se conciban como frutos arbreos, y justifiquen del todo el empleo del verbo caer. Vuelve el tema inicial del ,canto: "He qu mi poema", luego, la invocacin, directa: "Oh ciudad fuerte 1 y mltiple, f hecha toda de hierro y
acero!"
Mltiple la ciudad, como es multnime el poema que la celebra. Y la tensin, ls cables; los esfuerzos, el sonido de las alas
Y lo~ motot~s, se concentran en los metales industriales capaces y
flexibles: hierro y acero. Y' la ciudad est junto a un ocano poderoso, y. es lugar del trabajo humano: "Los muelles. Las drse:.
19

nas. 1Las gras", sigue Maple's Arce,eludie~do en su descripci?V


todo vnculo de carcter explicativo, y haciendo asi su descnp-

cin rpida y fectiva.


. ,
.
.
"Y la fiebre sexul 1 d~ las f,bm;.s , p:r;Qstgue, propome~do
una i~agen sugerente de las chimeneas flicas y el hervor Yital
y creador qel trabajo .clectivo.
.
.
Ahora d vasto panorma ciudadano se va r~due1endo a _los
ojos del poeta, y 1a ciudad .de todos se varhaciendo paulatmamente su ciudad, la que l habita, donde l ama y goza. y padece; un panorama d luz. batalladora,. junto' al paso del ue~po
que ya no es un' ~iglo general, sin~ un_a_s:~~e d_e d~s co~C::t~~:,
"Vroe: 1 Esoltas de tranvas que -recorren las calles subversistas. 1 Los esaparates asaltan las aceras, f y el sol, saque~ las
avenidas:
.
.
.
.. ., :.
Es un paisaje de calles recorridas :por mpetus r~vo~ucxo_nanos,
de gente que se transporta mecnicamente, I~uentra~ la lu,z
creada por el hombre toma por asalto lo que ue_ne mas pr?xiIllo mientras la' luz csmica se apodera de los cammos recorridos
'
por el hombre mismo.
.
.
.
y eso ocurre en el tiempo cuyo tJ:anscurso marcan medi~s de
rpida comunicac.in, momentos q'ue asienden .ye~ticalment~:
"Al margen de los das 1 tarifados de postes 'telefmcos / desfilan paisajes momentneos 1 ~or sistemas de t~bos ascenso~es."
Orden de ascensos como Sistemas planetariOS, yendo Siempr~
haci~ arriba. y luego, la ciudad, reducida ya a la que rodea. al
poeta, se co~d.ensa aq ms, y se hace. su ciudad int:~i~.r.,_ pobla:
da y defipjda algup.a ve-,. J_>Or la J11UJer q~e ama:~ Sub.Itamen
,te, J oh el fogonazo f verde de sus ojos!"
.
.
:Nuevamente la descripcin hecha al margen de, los pr~edt:.
mientas xaciqnales del idioma. Y otra vez el encabalgamiento
forzando la potencia imaginativa: La exclamaci?: "~h el fogonazo", expresin aislada, con sentido de e;xplostn vtole~ta, se.
remansa a. continuacin en la figura femenina: la explostn es
verde; es la mirada rpida y .deslumbradora de u~o~ ojos _rec.o~
dados: y ei tiempo ya no es siglo ni das; el sentumen.to IP:~WI
dual lo ha reducido a una hora, desde ,la. cual es posible mirar,
como desde una ventana; una ventana bajo la cual desfila el
progreso ~revoJq~ionari<>, opjeto y. producto de la ciudad moder-

....

-- -- --

na: "Bajo las pe7sianas ingenuas de-la hora / pasan los batallo-.
nes rojos.''
Y as se renueva. la visin de Rusia y su victoria iniciada. Y
otra vez el contraste fortalece el paso del poema: "El .romanti~
cismo canbal <f.e la msica yankee 1 ha. ido haciendo sus nidos
en los mstiles."
As, mientras las calles dtadinas se alumbran con el sol de l
revolucin, las cosas viejas, el romanticisrqo devorador de la dignidad humana, se refugian en la muestra artstica y ruin del pas
capitalista, y ocupan :clandestinamente al.turas viajeras. Y la idea
de los mstiles convoca la de los navos; y la de stos, la de los
puertos donde llegan a fondear.
Ahora sabemos por qu la ciudad invocada y cantada por
Maples Arce es un puerto de ocano. Porque un puerto, por- su
propia esencia, es una ciudad que no puede pertenecer a una
sola nacin, sino que es patria d.e todas: "Oh ciudad internaCional! 1 Hacia. qu rem<;>to meridiano 1 cort aquel trasatlntico? 1 Yo siento que se aleja todo." Es el puerto, como punto de
partida de un viaje salvador, cuyo 'trmino est en todas partes.
Y como hacia el niar enva la ciudad .sus barcos renovadores,
enva sus. trenes salvadores .hacia tierra adentro, hacia ciudades
lejanas que ocupan el.horizonte: "Yo siento que se aleja todo. 1
Los crepsculos ajados flotan entre la mampostera del panorama. 1 Trenes espectrales que van J hacia all f lejos, jadeantes

de civilizaciones."
Como una tela vieja y gastada, la lumbr~ del atardecer se
gasta an ms en las. "cimas de concreto de las ciUdades distantes.
Y en esa media claridad, como espectros de mquinas, jadean
los trenes llevando el peso de la comunicacin civilizadora.
De !nuevo bajo la luz de la tc'nica de los .encabalgamientos,
vale la pena leer los ltimos versos de esta estancia: "Trenes
espectraks que van", diceel primero de ellos, como si encerrara
un concepto completo. Pero el siguiente verso disipa esta idea:
los trenes van "hacia all"; como si fuera un all definido. Pero
esto tampoco es verdad. Los trenes "van hacia. all llejos", apun~
ta sin falla el segundo encabalgamiento. Y la idea de lejana se
acenta con. el jadear fatigado por
longitud del viaje de los
trenes civilizadores.
Un .nuevo.giro, y si"n transicin .aparente, el poema' se vuelve

la

21

de pronto, otra vez, a la multitud revolucionaria que desfila:


son "los batallones rojos", las "escoltas de tranvas", la revolucin social soplada por "los pulmones de Rusia".
La multitud de los desheredados ha dejado sus lugares habituales donde era vctima de opresin y miseria, y se ,ha lanzado
a las calles enlodadas por la injusticia, y camina por ellas crean
do con sus pasos los acordes de un himno guerrero: "La multitud desencajada 1 chapotea musicalmente en las calles."
Resalta ahora el concepto .de msica. como. fuerza libertaria y
civil que se insinu al principio del poema al decir que la ciudad es "sonora toda", y se enuncia con precisin en estos versos.
Los pasos de la multitud en rebelin hacen la msica que des~
truir la rabia rapaz de la burguesa, y crear los ..cimientos de
la ciudad futura, libre comor un grito que es un- canto, :que es
una bandera de guerra: "Y ahora, los. burgueses ladrones1 se
echar_n a temblar J por los caudales 1 que ro\>aron (!1 pueblo, .
pero alguien ocult bajo sus sueos 1 el pentagrama .espiritual
del explos_ivo."
Tras el prosasmo absoluto de los tres primeros versos, donde
no hay sino expresin llana de un deseo o de un anuncio; donde no hay ninguna trasposicin del lenguaje; despus de los tres
versos puramente enunciativos, vienen dos concentradamente
poticos, en su tema y en su expresin. En primer lugar, ese
sujeto indefinido de la. accin, ese "alguien", que puede ser
todos los que suean y luchan por la justicia; luego, la accin
mis!lla: "ocult bajo sus sueos". Y la idea del sueo como deseo
se funde con la del sueo como dormir; y, ligada con este segun~
do significado; la expresin "bajo sus sueos" trae de inmediato
la conciencia la expresin lxica "bajo l:r almohada"; expresin
que a la vez atrae de nuevo la del su.eo como visin y la del
ocultamiento de algo precioso en lugar secreto y defendido por
la cabeza misma de quien sobre l se apoya. Y lo que aquel
alguien guarda bajo el sueo-visin-almohada, es sw arma infalible y libertadora, que en. ese secreto crece y se prepara: "el
pentagrama espiritual del explosivo".
Reaparece de esta:manera el concepto de la msica. como arma;
el pentagrama es fruto del espritu que se enfrentar a las po~
tencias burguesas de la rapia, y la msica misma en l notada
ser el origen. de la explosin. que destruir aquellas potencias.

22

Y llega por ltima vez, la tercera, la mencin aJ propio poema,


que ahora, p.or medie;> de una triple oposicin; se define como
imgenes mltiples de amanecida: banderas, gritos de victoria,
aplausos, maanas que se encierran p~ra siempre, in~_architables
ya, dentro de los ojos libres que las miran: "He aqu mi poema: 1 Gallardetes 4e hurras al viento, 1 cabelleras incendiadas 1
y maanas c:;autivas en lqs ojos.:'
En seguida de ~s.e canto d~ voces y de llamas, de estandartes
triunfales y amanecer~s humanizados, llega la postrera invocacin de la. ciudad, ahora _ya vencedora; ya. toda de msica, de
ritmos que son los del esfuerzo, los de los moto:r,:es, los de las
alas; ri~mos que se desplieg:;m. como una. bandera roja. sobre. la
humamdad pred~st}nada: "Oh ciudad 1 musical 1 hecha toda
de ritmos mecnicos!"
. Esa ciudad .mc;>der~a~. pu~tQ de pai'tida, e~ puerto proftico y
hbre que envza su muszca libertadora hacia todos los puntos del
orbe. Y el poeta, como si viera de sbito que su entusiasmo lo ha
!~evado demas_iado a_njba en su entrega proftiqt, se recoge al
fmal -maravzlla del anticlmax-, se rec;:oge al final ~.n s mismo, Y reflexiona en la re<!lidacl del mundo y en la funcin que,
dentro del mundo, le, coz:r~ponde a l como poeta. y piensa en
el futuro humano, en la ndole trgica de la cqndicin humana
~ ~n el poder de la poesa como ins:rumento de dignidad; ei
un~co. qu~ para l ~s posible concebir y emplear en su cqm.bate;
el umco mde~tructzble contra la humillacin con qqe el hombre
se ve de contuwo amenazado por los poderes exteriores. y concluye as: "Maana, quizs, 1 s}Q la lumbre vzya: de mis. ver,
sos 1 alumbrar los horizomes humillados."

POEMAS ~NTERDICTOS

En la obra de .~odo poeta existe ~na sede de palabra,.,, significant_es qe conceptos o de contenidos emocionales, que .pueqen
servir de c1ave para descifrar l;r visin que l tiene del mundo.
Estas palabras son como un mjrador desde el cual el espritu
del lector _tiende la vista sobre el espectculo de su propio mundo conce~zdo por otros ojos, .revelado en aspectos para l hasta
entonces Ignorados. Porque I.a lectura de un poeta es, para quien

23

la hace, un instrumento iluminador de s mismo, que amplia y


nriq:Uece sus capacidades comprensivas de s mismo y de las
cosas que lo circundan.
Si se buscan esas plabras en la obra 'de Manuel Maples Are~,
esas palabras que ap<ti"ecen como seales definitivas a lo largo d
todos sus poemas, se encontrar un grupo de ellas que, aparentemente, designan realidades objetivas; ._vastas visiones abierta~- a
la distancia, como horizonte, panorama, continente, Atlntico;
visiones ms reducidas, como tiudad, puerto, y, complemento d
stas, otras an ms concretas como calles o ventanas o balcones
o jardines o parques o plazas o avenidas; junto a esas_ palabras
que designan realidades espaciales hay otras que expresan ideas
de tiempo: da, otoo, crepusculo, hora, tarde, noche; hay al
lado de las palabras designadoras de espacio de 'tiempo, otras
que de alguna manera mezclan, relaCionndolas, ambas catego"
tas, que n ello comienzan a cobrar un sentido de realidad
subjetiva.
Entre stas, por ejemplo, estn viaje, barcos, telgrafo, trenes,
trasatlnticos, telfono, navegacin, flores deshojadas, muerte,
hojas secas, cada de hojas, despedidas, adioses, espejos, trampolines; ya dentro del dominio de la sbjtividad, una nueva serie
de palabras significa un conjunto de estados arumicos entre los
cuales sobresalen el insomnio, el recuerdo, el sueo.
Mezcladas a los conjuntos lasta aqu ditJ:10s, se presentan
voes designadoras de objetos o estados de alma que se van asO"
ciando segn el caso a lo que ellos van significando: msica,
gritos, pjaros, pauelos, luna, muchedumbres, canciones, moto"
res, aplausos, pentagramas, parios, subversiones, despeaderos.'
Estas palabras, con los conceptos y emociones que tra:o.sporta:l,
aparecen, repito, a lo largo de toda la obra de Maples Arce.
Surgen en Andamios interiores, se enriquecen en Vrbe, y se alumbran en Poemas interdictos y Memorial de la sangre.
As comenzamos a verlo: tin_ vasto panorama espacial corre
hacia su propia ruina por los caminos voraces del tiem'po. Y pata'
el espritu del poeta vigilante -insomne- y memorioso, todo se
condensa en una visin de adis desesperado a s mismo 'y ~ todas
las tosas.
El tercer libro de poew.a:s de ManUel Maples Arce s Poemas
interdictos y fue publicado en Xalap en 1927'. DoiJlinads ya

24

~:p-

.... - -------

-~-----

por completo ss recursos, el poeta construye deslumbrantes arquitecturas verbales; situado e eF centro de su propia individualidad conquistada y consciente, mira todas las cosas a:- travs
de s mismo, sin ningU:ha contaminacin externa. Y las mismas
palabras reveladoras que aparecen en sus libros anteriores, se
condensan en ste y descubren plenamente ss ya esbozados contenidos de significacin profida.
Hallamos aqu tambin ios panoramas extensos, los horizontes como lmite siempre inalcanzable; los otoos que contagian
jardines y rboles y hojas y pjaros; los puertos, los ocanos, los
balcones, las calles, -la deshojadura del mundo entre la cual e_l
poeta, despierto sin remedio, hace trabajar su memoria. Y el recuerdo llega y se va con el tiempo, hcindose de modo itre-
misible doblemente pasado, y por lo mismo, doblemente inalcanzable.
Si; las cosas presentes no son para l ms que motivo de adis,
y lo mismo le ocurre con las cosas pretrtas que la memoria
vuelve a traer a su ahora fatalmente efimero. Huye irreparable el tiempo mientras l, cutivo del amor, siente que el amor
mismo se le escapa, se le escapa ya para siempre.
El adis y el recuerdo constituyen, as, la mdula er{torno a:
la cual este libro va creciendo. Y el adis y el recuerdo encuen
tran en el viaje el smbolo que los representa. Como asomd'
a 'u11a ventana en movimiento sin reposo, el poeta mira las- cosas
precipitarse en sentido inverso al de su camino. y de esta suerte
el espacio se puebla de condiciones temporales y pasa tambin;
es pretrito como la hora en que se vio su desapariCin.
y la vida, as, es un doble ir dejando atrs instantes y perspectivas. Y al admitirlo as el poeta, trata de alegrarse, con todo,
aunque al final hya de verse desolado por una angustia que
se le vin dentro y' que no fue poderoso a vencer.
Er timo poema de la primera parte del libro Poemas interdictos, se llama "80 H. P.". As como el primero, "Cancin desde
un aeroplano", describe la experiencia del viaje por el aire, con
sii dis~anciamiento natural de la tierra y quienes la habitan, ste
trata de i sensacin de Ul viaje'por caminos terrestres, impulsado; por el' mbtr d.e un automvil cuyo poder da nombre al
poema.
Aparece la sensaCin de lo que va dejlmdo'afrs en el tiempo

25

y en el espacio; 1: angustia de no poder retener nad;:.. Y otr~ vez


se percibe el gozo sorpresivo del momento, opacado en su misma
raz por la certeza final del abandono y de la muerte, qpe se
miran como un ;!j:rcito inevitable y adverso.
E~ paisaje cuya descripcin inicia el poema, tiene ya factores
de movimiento y decadencia que se irn desarrollando ms
tarde en sentidos particulares. Se preser,ttan en l puros elementos caractersticos de la poesa de Mapes Arce, todos definitorios de su concepcin peculi;:tr del mundo: la decadencia de las
cosas, simbolizada por el otoo; el balcn, cgmo mirador de lo
que en el npJndo ocurxe; la msica, como imagen de libertad; e~.
jardn, como ambiente dt:: libre sqledad; la arquitectura de las
construcciones urbanas; constitutiva de la ciudad como correlato.
objetivo de la subjetividaQ, del poeta, como motivo predilecto
de poesa. y adems, el sentido social que opone la triunfadora
aparicin prqleta:ria del jardn al asentimiento antirrevolucionario de las casas que lo circundan.
Y, por ltjmo y envolvindolo todo, la sensacin terrib~e de
lo que se va sin reparacin posiqle, lo que de continuo se pierde
para siempre.
Principia: "Pasal} ls avenidas del otoo J bajo los balcones
rparchitos de la msica, 1 y el jardn e~ conto un destello rojo 1
entre el aplauso qurgus de las arquitecturas."
As, nos deja ver una imagen de viaje en la cual el que se
muev~ np es el viajero sino el camino por dopde transita. In~
mvil el balcn decadep.te, es mirador para percibir la decadencia inmensa del tiempo en camino. Y el otofo viste de rojo al
jardn y de ese modo lo identifica con la revolucin de los pobres entre la riqueza situada en torno suyo.
Luego de esa descripcin general, un solo verso ep. ql]e reaparecen concentrados los elemeptos urbanos y los del tiempo
que se va, sirve de transicin al comienzo de l.<J. descripcin del
viaje que da motivo aJ poema: "Esquinas flameadas de pQnientes."
Es, pues, 1a ciudad en la tarde, con sus pasaje~iJ.S (;!squin<\S
consumindose en la luz del crepsculo, recorrida por el vehculo
en marcha. Y el vehculo es pequeo, y vive y pro~ege qm su
materia casi ani:nada a la mujer acompaada del hombre que lo
tripula: "El automvi~ sucinto 1 tiene a veces 1 'ternuq~ 1 mi1

26

- 'ip
nerales. 1 Para la amiga in~erferente 1 entregada a .las vueltas
del peligro."
Con qu parte del poeta interferir la presencia de esa amiga
que no teme el riesgo de los giros 4el automvil velocsimo?
El poema mismo parece responder a la posible pregunta. Su siguiente estanciar sintetiza la visin de la realidad inmediata en
aquel momento: la compaa femenina, condensada en una sonrisa en equilibrio sobre el movimiento y el peligro del viaje, y
una cabellera plida removida por el encuentro del aire, y el
paisaje huyente que se esparce como una caricia fugitiva dentro
de los ojos que lo miran: "he aqu su sonrisa equilibrista, 1 sus
cabellos boreales, / y sobre todo, el qmpo, 1 desparramado de
caricias'!.
Estn pl,anteados ya los elementos 'temticos del poema; el
poeta y la mujer que lo acompaa, dentr de un automvi~, han
dejado atrs la ciudad, como algo en proceso de destrucdqn, de
all las menciones de tintes crepusculares, y viajan velozmente
en el campo que los recibe como la libertad.
Ahora es ya la plenitud del viaje, en la cal se irn mezclando y ;lternando los estmulos de la mujer y del camino al aire
descubierto. Y, como otro Cristbal Coln, el poeta descubrir
un mundo desconocido para .todos, que esos estm4los irn revelando sola!llente a l, afortunado como nadie:
"Pases del quitasol 1 nuevo 1 mundo 1 latino f de sus ojos."
All est la idea, nace all para l la sensacin del descubrimiento. En los ojqs de ella, todo UQ. mundo desconocido, ~ro
lleno de antiguas tradicic:;mes y culturas propi<;:,ias. Y todo ese
mundo es slo para l, porque, la presentacin tipogrfiq del
pot::w.a as lo. revela, es una visin que slo l puede. disfrutar:
"-espectculo 1.exclusiva-", dice.
Todo esto se manifi~sta en un instante mismo,. como vuelve a
revelarlo la tipografa del poema. Y se manifiesta ~IJ. la identificacin del motor del automvil y el corazn del hombre; en el
ruido de la mquina y la angu,stia. del corazn, al.}.g4stia de soledad y de ansiedad y de amor; de este modo, por una p;;trte,
leemos: "En el motor 1 hay la misma cancin." Y frente a esto, y
como su equivalente, "(El corazn apretado como un pufo)". Y
es de observarse que la distribucin tipogrfica resulta aqu eficiente recurso potico, al presentar simultneamente realidages

'?.7


de orden diverso, realizando as una suerte de metfora .visual:
si dijera, por ejemplo, "Los pases del quit~sol, nuevo mundo
latino de sus ojos, son un espectculo exclusivo:', Y luttgo: "~n
el motor hay la misma cancin, mientras yo teng?' el corazon
apretado como un puo", el poema estara muy leJOS de coJ;Iseguir la comunicacin exacta e inmediata que logra con_ su presentacin en que los objetos pOticos, al colocarse frent~ a frente
las palabras que los designan, constituyen unidad efecuva.
La angustia sugerida por la expresin: "El corazn apretado
como un puo", no desaparece all, sino que se ~rolonga y se
extiende hasta abarcar el paisaje exterior y el mmo todo .del
poeta. Esa angustia vitd que le provoca el transcurso .que tod~
le arrebata. Como se aprieta su corazn, as es apretado el pai
saje que se va dejando en el pasado, con rapidez de-~faga de
tormenta, mientras hacia adelante la ruta se ~strecha Igual que;
en una pesadilla; e uiio de esos sueos tremendos en que uno
se esfuerza vanamente por apartar las paredes implacables que se
le cierran endma: "A veces pasan rfagas, paisajes estrujados, /Y
por momentos 1 el .camin es angosto como un sueo.'~
Pero, como si amaneciera o como si despertara, todo ese angostamiento de alma y de paisaje desaparee~- Se abre todo de
par en par, lo mismo que las puertas gel dia. Y esta aber~_ura
se produce y se revela mediante una imagen que, en su apar~e~
cia, es aquella favorita de Maples Arce de la mano que. deshoJa
una flor. Pero su significado no es aqu el de la prdida o el
acabamiento, sino el de la conquista de una inmensidad. Porque
'la flor deshojada no es ahora la margarita interrogada o la novia
blanca, sino la que -cntiene los. rumbos que conducen a wdas
partes, y de 'acuerdo con la cual se or'de?a _la. realidad del esp~;
cio. Y quien la deshoja es la mujer que s?lamente_ l ,est_ destinado a mirar en ese momento; describe, como s1 reflexiOnar~
sobre algo antes no 'advertido: "Entre sus dedos / se d~shoja / la
rosa 1 de los vientos." Abierto as mgicamente el camino, la 'alegra de asirse del momento presente ocupa al poeta. .
Habiendo admitido que todo se va, al igual que desaparecen
de su vista los rboles del camino que recorre; que todo regresa
haci ktrs, hacia su propio atardecer, que es su consuncin, se
rene todo l en fa gloriosa sensacin del presente; que toma
para l contenidos erticos irreemplazables.

28

,'p
Cierto, las cosas qlle ahora se miran marchan' hacia atrs, y
all se quedaQ,semej~ntes a barrios de ciudades perdidas. Per~
existe ahora algo posedo indudablemente, -llenq de movediza
alegra, rebelde en su evidente. sumisip, d_eslumbrante en su
fulgor de piel amorosamente .prxima.
Por eso, despus de figurar. as sus sensaciones de viaje y de
prdida: "Los rboles turistas 1 a intervalos 1 regresan cop. la
tarde. 1 Se van 1 quedando 1 at_:r~li 1 -los arrabale~ ./ del recuerdo", despus de figurarlas as, se detiene para exclamar, como si
designara lo que para l conforma la totalidad del mundo y la
vida: "~oh el alegre motn de su b.lancura!-"
Ahora lo pose~ todo. Lib:re. recorre Jas vecindades de lil ciudad amada, que ahg_ra, en su .coQ.ciencia de la,, r~alidad,. no es
ya la gra.q urbe lejana; el puerto de ocano, sino oqa vez su
ciudad de Mxico, donde ha buscado. y en~qntrado la posibilidad de; sei:.
De nuevo presentadas en orden simultn~o, aparecen la libertad musj_cal, ahora red!Jcida al mbito de su misma medida, y los
arrabales, no del recuerdq; s del presente espacial y temporal
en dqnde existe. Lo expresa de este modo: "Tacubaya, 1 San
Angel, 1 :'yfi~coac." "Pequeos, alrededores de la msica"_; medita, de. la mismfl suert~ que ~j encontrar(!. jq_s_to perderlq todo
despu_s de haberlo pQsedo rodo: "Despus 1 ~lq las praderas
del tiempo."~se tiempo vorz, aliado de la muerte que aguarda.
Tiefi.lpo 'Y muerte; confundidgs_ eli su conciepcia e identifica"
dos con la.:Qostilidad, multiplicada de Jas horas noctur.Qas, le dan
los ltimos versos: "All lejos 1 ejrcitos 1 de la noche 1 uos
esperan."
Es la ltimill e~peranzi: qpe el instante actual se prqlop.gue,
que la prdida, las filas destructor~s del tiempo, Ja oscura muerte, estn lejos. Que tengan q1,1e esperar todava largamente.

MEMORIAL ..'Qf. LA SANG~

El c1.1arto libro de Maple~ Arce, donde el p.odero (le alas de


las palaqras alcanza la perfeccin del equilibrio en vuelo, m::tntiene, revestidos p9r el lujo deJ idioma conqu.istado, los mis~p.os
sentidos trgicos de lo~ t:r:es anteriores. Pero deja ver los princi29

pos de una sabia comprensin de las cosas que, virilme~te, ~~n


asumidas con la serenidad espiritual lograda por e1 e1eroc10
pleno de la conciencia.

Agobiado por ese irse yendo incesante de todas las cosas: por
esa inmovilidad suya de viajero vertiginoso que presenoa la
dcadnci del mundo, el poeta intenta radicarse y enraizado
todo en un suelo firme, dentro y fura de si mismo.
Procura que las cosas se afirmen en una- pretendida duraci~
inmvil, y su esfuerzo no -da los :frutos buscados. Porque al arraigar su sueo slo lo arraiga i una terrible movilidad: " ... un
sueo arraig~do f en la luz vegetal, que se extiende en la tarde".
Si se coloca en el tiempo, ste es slo tina corriente de rumores:
"yo soy el pensamiento de -Uil ausente j a orillas de un esto
rumoroso de rboles". Su memoria, que persigue lo inmortal deJ
amor, se establece en un pedestal necesariamente transitorio, en
camino hacia una noche cercana: "un grito que se eleva sobre
el pedestal de la tarde!"
.
Y l, sin movimiento, s 'el punto donde convergen un mstante, para alejarse luego divergentes, rios, pasiones, fechas v?ltiles. y aspira a encontrar firmeza en lo pasajero, en esas_ m1~m~s
pr('!selJ.cias que llevan en s la certidumbre -de la ausencia: M1s
ros, mis cartaratas, mis rumores de bosques, f tdo lo que me
soiriia y me firma." Espera regresar con eflas, sacar de ellas
la evidencia de lo que existe libre del tiempo; pero al final lb
nico evidnt es el silenci; un silenCio slido eri el cual todo
viene a ser confundido: "Un abismo de letras, un cuerpo de silencio."
En medio de golpes y choques aniquilantes, trata de erguir
el inmenso da de la libertad, "el gran da que comienza";
pero la libertad es uii otoo que echa a volar pjaros como hojas
secas: "la libertad despide sus pjaros de octubre". Es una estacin combatida por constantes derrumbes, asediada "de estragos y de angustias". Los vientres preados sufren en sus frutos la
amenaza de hachas asesinas; contradice la quietud de los cielos
el angustiado fluir de la existencia; "palidez, sueos, / ceniza,
adis, bosque, mirada, mar, viento", todo lo efmero, forma los
elementos donde querra fundar la eternidad.
Y otra vez amenazan al fugitivo el silencio, la soledad a donde
todo se dirige, la noche donde el recuerdo mismo es deshecho;
30

las ciudades donde'se quiere fijar, le soh "nostalgia y estruendo";


el recuerdo de la gloria humana, consolidada e ""los esplendores
del orden'' de las estatuas y las ofrendas fnebres, es insuficiente
a conservar la realidad verdadera; la memoria se vuelve un ro
de sueos de los cuales no es posible despert!lr, y que acompaa
a las cosas en su desaparicin, y la libertad, "el gran da", "la
msica en la piedra", es 'tan endeble y pasajera "como un soplq
entre ras frondas".
Las eternas mujeres recibn en su seno las hojas mu('!rtas
de "los altos otc>s"; l trabajo 'humano irradia un "muerte de
acero"; las ciudades son incapaces de saciar su "sed amarga", su
anhelo de fijeza, y todo es un viento que arrebata lo -presente
con sus presagios inevitables. Y el poeta all, a la mitad del
cambio y el acabamiento, piensa en una suer"te de resurreccin
en un futuro imposible, donde poder despertar del recuerdo a
la sombra de las inmortales coberturas de un "rbol milenati"
y aspira a un olVido de donde, tin da, pueda renacer, tr~~sfigu:
rado en el contenido de una voz milagrosa.
La armona tambin se disipa en el tiempo. Como davada,
la luz se fundamenta en un acervo-de ruinas. Igual qu esa luz, el
poeta advierte en un 'instante la definitiva fuina de las cosas. Y
piensa en la vida que all existi antes que sutumb'iran; en la
clera, el amor, laS zozobras, el odio, que ahora son slo corrompida paz, miseria, ltirnicas presencias, Ciego, fotdo y mudo, "sirt
mirada y sin eco:. el cuerpo de lo que fue, nicamertte origina
ahora el espanto febril que s levanta como polvo de olvido.
Y le queda el amor. Pero el objeto del amor es tmbin rumores, luz, canto de pjaros que se desvanece, puerto de despedidas: flor "girando hacia la ausencia", fulgor ex'pirante, espectro, xtasis que -termi'na.
Contra Cl tiempo, duda sin tregua, -est la i"icia. que pru~ba
la certidumbre de la presencia. Pero bajo la caricia stn esos
cabellos que escapan como "de brisa", como sonido de "silbato
lejano"; est l transitoriedad que se une con el tiempo. Y la
carne se revela como ausenCia, eco 'de ausencia slo, intil "mrmol contra el viento".
En la tarde, la amada es convocada por un viento de velocidad
mecnica, "una brisa de hlices"; "expresos sinfnicos" arrastran
su sonrisa; sus seas son trasmitidas por raudos impresos; hacia
!H

ella va todo lo {uga?:, "los recuerdos,. las hlices, los rieles"; Eugaz
.ella se mueve con alas; sueos, vrtigo, electrici.dad. Nada ~uyo,
sino en ap,ri~lld<!. puede detenerse.
.
. .
El amor, pues, depositado en un objeto transttono,.. ~~ h<!c~
transitorio 'tambin, y ~arece Q.el pode; d~ est,.ablecer y h]ar.
y slq le queda al poeta, como posibilidad .de esperanza d~
permanencia, la existencia de ~a poesi~, suya o de otros. Aquel
deseo de que, en un canto futuro, sean rec~tadas su vida~ sq
fbula, su ausencia. De que, consolidapa en ~!'~J.cin. de a;t~. _la
vida se. conserve p<!J: si~mpre. Y pretende que arte y am~r,_ ah~
dos en .su fuente, consigan perpetuar ese fruto de prod1g10 en.
un seguro renacim~!!nto.
.
"Renacimiento" es el nombre de uno de los ltimos poe1pas
de -es~ libro .. Es un paisaj!! de f:l~rid~d..es y ~on!<!os. l;>esp.ud~ la
mujer ~qmo t;l m~r. adq:uier~ de st~ la vasta resonancia rtmica,
ese. ruido de masas translci_das que propaga sus ondas q:.no lu,
ces entre follaje a los. c:u.,'!.les ga fondo la q:uietud .gel cielo previo
al crepsculo: "Su desnudez marina resuena entre los rboles 1
como la clarida4 pulida de la tarde."
.
Cqmo u:g t!!IJ!Plo d~rrum\>adJ>, como una derrumbada constelacin de rosas _cuyos despojos se confunden un instant~ con la~
saladas rosas. \>l~:P.~~s g_~ lp~ labio& Il).a,tinqs en la arena JI toral, el
cuerpo desnudo se ti_encle de mrmoles y ptalos: "las _columnas
tendidas, las rosas de s'Q cl]erpo / d,esgarr~ga~, a, ~mlla de la
"
.~~pum; .
.
.
Per.o todo ese fulgor, toda esa msica, sucumb~n baJO u~ .p~so
im:xQrble; son empuj'!dO!l hacia. su destrucCJ1, son asflxtados
por el transcurso que todo lo destr:uye: "Oh, gloria-estrangulada
por el tjeyQpo!"
Trasminado por esa presencia temporal desoladora,. nac~ ~~
principio ,de la segu.nda e.stal)..cia. del poema. Y la rebel.~q. mterior del hombre contra lo que combate al cuerpo que l ama, se
asocia con rebeliones colectivas; el dolor social se incorpora al
individual, y se manifiesta en sangre y en grito .libertario; a~are
ce de nuevo el-otoo como signo de la disolucin, ahora signQ
tambin de .conocimiento: "Desi:Q.tegra el ot<;>&<> ~u conci~ncia
amarilla 1 mientras sangra la voz de las insurrecciones."

Ahora el templo derrumbado, sus "columnas tendidas", rec;;obra su p.dqle carnal, removido precisamente p.or sq patentsc.o

p
con el mareri~l ptreo, cuyo fro lo sacude con un contacto de
vida consumida y pretrita, vida que le llega hasta lo intimo
despertando -~tra. vez, en su perfecta individualidad, los impulsos de la sohdar1dad .humana hacia la justicia. D'espertado el
cuerpo en la tarde junto al mar, siente en su interior la rebelda
contra el tiempo que lo estrangula y lo arruina, y .se contrae de
sbito a causa de. ese hecho, y se solidariza con todo cuanto se
opone en el mundo a las fuerzas injustas: "viene un soplo de
mrmol a estremecer su carne / y surge de la memoria de las ruinas, 1 las entraas crispadas de injusticias":
Y el hombre, junto a aquel cuerpo rendido ya a las amenazas
del tiempo, quiere verlo otra vez de mrmol, como un templo pe
renne> pleno ep. la duracin sin lmite de su materia y resplandeciente de belleza sin trminn. Pero en ese mismo instante cae en.
la cuenta de que la misma belleza que deba darle f\.mdameD'to'
inacabable es el principio de. su acabamiento: porque la fuerza
de la belleza es tan grande que lo absorbe todo y lo consume
como una hoguera despiadada: "belleza que consume, eternidad
petrificada!"

De esta manera, del primero al ltimo .de sus libros, Manuel


Maples Arce mantiene un tono y un sentido unitarios y coherentes. Su concepcin ~de la vida humana, de la funcin del' hombre y .del Illundo, su aspiracin a Jos valores del individuo y de
~a soe1edad, dan cue.rpo a una obra admirable tambin por sus
Impulsos de superacin formal.
Exltado por las fuerzas colectivas que en l cobraban indiv~dualidad, tr~baj en esa obra conquistando los poderes necesanos para descifrar y revolucionar lo existente, y para extraer de
la asediante fugacidad alguna luz que alumbrara lo permanente
del hombre.
Sabiendo que los elementos int~riores slo podran convertirse en objeto artstico si su expresin se relacionaba con la evidencia, exterior del mund~ como mbito para el hombre y como
receptaculo de la modermdad, escribi.
_Y as se formaron Andamios interiores, Vrbe, Poemas interdzctos, Memorial de la sangre. Libros breves, de apenas unos
centenares de versos. Y con todo eso, fueron bastantes a remover
33

la literatura mexicana, y a crearle elementos que. todava la sostienen y la .alimentan.


.A partir. de Maples Arce, la literatura se .ha ido haciendQ ms
libre; ms sabia, ms encaminada a la participacin con lo verdadeyamente humano. Aquel deseo suyo de ~acer recordar a gritos, a sacudidas, a. palos, si fuera preciso, a quienes. vda <:lurmiendo en su falta de espritu y de visin del presente y el
futuro, se realiz, pues, a fin de cuentas. Porque las letras na-.
cionales se modificaron, encaminadas a ms altas direcciones, y
encarnadas en una expresin ms directa y eprgica,. ms rigur.o-
sa y ms clara, respondiendo a su llamado.
Y no obstante, as pueda parecer extrao, ni :Maples Arce ni
el Estridentismo han recibido todava el alto lugar. que en la
historia y. la crtica de nuestra literatura les corresponde por
indudable justicia.
Acaso es porque tod.ava. su revolucin .no es perdnada
por q'\lienes sienten que vino a destruir, cpsa que toda revolucin est destinada .a hacer, s:uaciones y objetos que les parece_n,
amables y buenos, aunque se avergencen de reconocerlo. No
pudiendo ya recurrir al amparo de sus prejuicios y sus gustos,
los crticos, con respecto a Maples Arce, han preferido la cmoda a()titud del silencio y el resentimiento.
Por fortuna, esa actitud comienza a verse tambin como ya
vencida. La mejor prueba, esta edicin qe da hoy a la luz el
Fondo de Cultura Econmica', reiterando su uso de mantener
al alcance del pblico la obra de nuestros ms valiosos escritores.
RuBN BoNIFAZ Nuo

p
Andamios~ interiores
r

Poemas radiogrficos

1922
Verdadero artista es el hombre que cree
absolutamente en s, porque l es absolutamente l mismo.
SCAR WILDE

A la que sacudi sobre mi vida U!}a primavera. de. alas.

Prisma

Yo soy un punto muerto en medio de la hora


equidistante al ~Vito nufrago de una estrella.'
Un parque de manubrio se engarrota en la sombray la luna sin cuerda '
'
me oprime en las vidrieras.
Margaritas de oro
deshojadas al vien~o.
La ciudad insurrecta de anuncios luminosos
flota en los alma;naques,
y all de tarde en tarde
'
por la calle planchada se desangra un elctrico.
El insomnio, lo mismo que una enredadera
.

34:

'

35

se abraza a los andamios sinoples del telgrafo,


y mientras que los ruidos descerrajan las puertas,
la noche ha enflaquecido lamiendo su recuerdo.
El silencio amarillo suena sobre mis ojos.
Prisma!, difana ma, para sentirlo todo!

'Pt
El amor y la vida
son hoy sindicalistas,
y todo se dilata .en crculos concntricos.

y 0 depart sus mans,

pero en ~q uella hora


gris de las estacipne~,
sus palabras mojadas se me echaron al cuello,
y una locomotora
sedienta de kilmetros la arranc de mis brazos.
Hoy suenan sus palabras ms heladas que nunca.
Y la locura de Edison a manos de la lluvia!
El cielo es un obstculo para el Q.ptel inverso
refractado en las lunas sombras de los espejos;
los violines se suben como la champaa,
y mientras las ojeras sondean la madrugada,
el invierno huesoso tirita en los percheros.
Mis nervios se derraman.
La estrella del recuerdo
naufraga en el agua
del silencio.
coincidimos
en la noche terrible,
med tacin temtica
deshojada en jardines.

FLORES ARITMTICAS

Esas rosas. elctricas ...

Esas rosas elctricas de los cafs con msica


que estilizan sus noches con, "poses" opersticas,
languidecen de muerte, como las semifusas,
en tanto que en la orquesta se encienden anilinas
y bosteza la ~filis entre "tubos de estufa".
Equivocando un salto de trampoln, las joyas
se confund~n estrellas de catlogos "Osram.
Y olvidado en) el.honibro de algun~ Margarita;
deshojada por todos los poetas franceses,
me galvaniza una de estas plidas "sticas"
que desvelan de .balde sus ojeras dramticas,
y un recuerdo de otoo de hospital se me entibia.
Y entre sorbos de exticos nombres fermentados,
el amor, que es un fcil juego de cubilete,
prende ~n una absurda figura literaria
el dibujo meldico de un vals incandescente.

'

Locomotoras, gritos,
arsenales, telgrafos.

El violn se accidenta eri sollozos teatrales,


y se atraganta un pjaro Jos ltimos compases.

36

37


Este techo se llueve.
La noche en el jardn
se da toques con pilas elctricas de ter,
y la luna est al ltimo grito de Pars.
En la sala ruidosa,
el mesero acadmico descorchaba las horas.

p:
Pero todo esto es slo
un. efecto ciriemtico,
porque ahora, siguiendo el entierro .de coches,
all de tarde en tarde estornuda un voltaico
sobre las caras lvidas de los "players" romnticos,
y florecen algunos aeroplanos de hidrgeno.
En la esquina, un "umpire" de trfico, a su modo,
va midiendo los "outs", y ~n este amarillismo,
se promulga un sistema 1uminista de rtulos.

Todo en un plano oblicuo ...


Por la calle verdosa hay brumas de suicidio.
En tanto que la tisis -todo en un plano oblicuopaseante de automvil y tedio triangular,
me electrizo en el vrtice agudo de m mismo.
Van cayendo las horas de un modo vertical.
Y simultaneizada bajo la sombra eclptica
de aquel sombrero unnime,
se ladea una sonrisa,
mientras que la, blancura err xtasis de..frasco
se envuelve en una llama d'Orsay de. gasolina.
Me debrayo en un claro
de anuncio cinemtico.
Y detrs de la lluvia que pein los jardines
hay un hervor galante de encajes auditivos;
a aquel violn morado le operan la laringe
y una estrella reciente -se desangra en .suspiros.
Un incendio de aplausos consume las lunetas
de la clnica, y luego -oh annima. de siempre!desvistiendo sus laxas indolencias modernas,
reincide -flor de lucro- tras los impertinentes.
38

A veces, con la. tarde ...

A veces, con la tarde luida de los bordes,


un fracaso de alas se barre en el jardn.
Y mientras que la vida esquina a los relojes,
se pierden por la: acera los pasos de la noche.
Amarillismo
gris.
Mis ojos deletrean la ciudad algebraica
entre las subversiones de los escaparates;
detrs de los tranv~as se explican las fachadas
y las alas del viento se rompen en los cables.
Siento ntegra: toda la instalacin esttica
lateral a las ca~les alambradas de ruido,
que quiebran sobre el piano sus manos antispticas,
y luego se recogen en un libro mullido;
-39

A travs del insomnio centrado en las ventanas


trepidan los andamjos de una virginidad,
y al final de un acceso paroxista de lgrimas,
llamas de podredumbre suben del bulevar.
Y equivocadamente, mi corazn payaso,
se engolfa entre nocturnos encantos de a 2 pesos:
amor, mi vida, etc., y algn coche rel\mtico
suea con un voltaico que le asesina e] sueo.
Sombra laboratorio. Las cosas bajo sobre.
F. T
Ventilador elctrico, champagne
Marinetti = a
Nocturno futurista
1912.
Y 200 estrellas de vicio a flor de noche
escupen pendejadas y besos de papel.

VOCES AMARILLAS-

Y nada de hojas secas ...

(La maana romntica, como un ruido espumoso,


se derrama en la calle de este barrjo )ntoloro
por donde a veces pasan repartiendo programas,
y es una clara msica que se oye con lo_~ ojos
]a palidez enferma de la sper-amada.)
(En tanto que un poeta,
colgado en la ventana,
40

..
se muere haciendo grgaras
de plata
electrizada,
subido a los peldaos de una escala
cromtica,
barnizo sus dolencias con vocablos azules
- '
y anclada en un letargo de cosas pa.nol'micas,
su vida se evapora lo mismo que un perfume.)
-~i

tristeza de antes es la misma de, hoy.


-T siempre con tus cosas.
_,:Oh po~~a, perdn!
(En el jardn morado
se rompe el equilibrio fragante .de una flor.)
-Sol, blancura, etc., y nada de hojas se<;;a.
-La vida es slo un grito que se me cuelga al cuello
]o mismo que un adis.
Hablemos de otra cosa,
te lo ruego.
(Su voz
tiene dobleces romnticos de felpa
que estuvo mucho tiempo guardada en naftalina,
y duerme .en sus cansancios ingrvidos de enferma,
la elegancia de todas las cosas amarillas.)
(Y mientras la maana, atnita de. espejos,

estlla en el alfizar de la hora vulgr,


el dolor se derrama, lo mismo que un tintero,
sobre la partitura de. su alma. musical.)

41

En la dolencia esttica ...

(En la dolencia esttica de este jardn mecnico,


el olor de las horas huele a convalecencia,
y el pentagrama elctrico de tods los tejados
se muere en el alero del ltimo almanaque.
Extasiada en maneras musicales de enferma
inmoviliza un sueo su vertical blancura,
en tanto que un obscuro violn de quinto piso
se deshoja a lo l'lrgo de un poema de Schumann,
y en todos los peridicos se ha suicidado un tsico.)

Por las horas de cuento ...

Por las horas de cuento de estos parques sn rosas


ambulan, un diptongo de ensueo, nuestras sombra~.
Y en tanto que algn piano fantstico, desvela
los bemoles romnticos de un estudio sin luna
sus ojo~ se ad~rmecen en un cansancio felpa, '
como Sl estuv1era: muriendo de blancura.

(Y despus, quedamente:)
-Amor, oyes las hojas?
~.so!

-Hoy pasan los entierros


lo mismo que eh otoo.
-Ese tema no es tema

-Si no es

de primavera.

que llora con Beethoven ...

(En el jardn hay cinco centavos de silencio)

(Y seguimos del brazo. nuestro obscuro diptongo,


por los parque~ af~micos,
lacrimean tes de oro ... )

-Quiero un poco de sol azucarado.


-T pides imposibles.
-Mira mis manos mustias,
mis dedos casi yettos ..
(Mientras medito un lento otnps de 3 X 4)
-Oh virgen supertnica!
se dijo murmurando.
tf en esta tarde lrica

-Soy slo una quimera,

85-74, seorita ...

la primavera pasa en motocicleta,


y al oro moribundo, historiada de cintas,
lo mismo que un refajo se seca mi tristeza.)

-Entonces?
-Tal vez es un,a enferma

-Me quisiera morir!


-No digas esas cosas
que me hacen tanto mal!
-Si la vida es tan triste!
-Pero no pienses eso.
-Si la vida es tan triste!
-Me duele el corazn cuando t ests as.
Doblaremos la hoja.
(Y sobre el mismo tema
su voz, casi ojerosa:)
'
-Me quisiera morir!
Me quisiera morir!
43

42

(Y en el clorofonnado cansaq~io de la sombra,


nuestras 2 vidas juntas, por el 'parque sin rosas,
se pierden en la noche romntica de otoo
ambulando en silencio la teora de un diptongo.)

PERFUMES AP A.GADOS

Al margen. de la lluvia ...

Al margen de la lluvia en los cafs insomnes,


los perfiles se duermen en las lminas sordas.
Yes ahora que todo coincide en los relojes:
mi corazn nostlgico ardindose en la sombra.

de unos cuantos renglones desgarrados de adioses:


oh su carne amarilla!
mis dedos retroactivos!
(en el piano automtico
se va haciendo de noche.)
Y en el mismo declive del interior romntico
me interrumpo en un faro de automvil, en 'tanto,
-bohemios romboidales- mi corazn se liueve
la tarde en las vidrieras traqueta como un t:en
y mi dolor naufraga, definitivamente
'
en la literatur de tods los "ayer". '

Tras los adioses ltimos ...

Despu~

de los vulgares asombros del peridico


en que slo se oye el humo de las pipas,
florecen a intervalos las actituds lvidas
retroprximamente de los paraguas cnicos.

Tardes alcanforadas eh vidrieras de enfermo


tras los adioses ltimos de las locomotoras, '
Y en las palpitaciones cardacas del pauelo
hay un desgarramiento de frases espasmdicas.

Deduzco de Ja lluvia que esto es definitivo.


Quin est en el manubrio? Hay :up. corto circuito.

El ascensor elctrico y un piano intermitente


complican_ el sistema de la casa de "apa_rtments",
y en el grito morado de los ltimos trenes
intuyo la distancia.

La trama es complicado siniestro de oficina,


y algunas seoritas,
literalmente tericas,
se han vuelto perifrsticas, ahora en re bemol,
con abandonos tctiles _sobre el -papel de lija.
Explotan las- estrellas
elctricas en flor.
Pero ms que todo esto, en el sintaxicidio

44

,..

A espaldas de la ausencia se demuda el telgrafo.


Despachos emotivos desangran mi interior.
Sugerencia, L-IO Y recortes de peridicos;
oh dolorosa ma,
t ests lejos de todo,
y estas horas que caen amarillean la vida!

45

En el.fru-fru inalmbrico del vestido automtico


que enreda por la casa su pauta secc_io~4L
incido sobre un xtasis de sol a las v1dneras,
y la ciudad es una ferretera espectral.
Las canciones domsticas
de codos a l~ ~alle.
(Ella era un desmayo de prestigios supremos
y dolencias catlicas de perfumes envqeltos
a travs de m's Q.edosl)

Mis besos apretados


florecan en su carne.
Aquel adis,_ el ltim~,
fue un grito sin salida.
La ciudad paroxista
nos llegaba hasta el cuello,
y un final de kilmetros subray sus congojas.
Oh el camino de hierro!

Accidente de lgrimas. Locomotora& Jt.i,:was


renegridas a fuerza de gritamos adis,
y ella en 3 latitudes, cida de blartcura,
derramada en silencio sobre mi corazn.

Como

un~

gqte:J;"a ...

Como una gotera de cristal, su recu;rdo,


agujera el.silenciode mis das amarillos.

Un incendio de alas
a travs del telgrafo.
Trgicas chimeneas
agujeran el cielo.
.
Y el humo de las fbricas!
(As, todo, de lejos, se me dice como algo
imposible que nunca he tenido en las manos.)

Un piano tangencial se acomoda en la sombra


del jardn inconcreto; los interiores tod~s
se exponen .a la lluvia -selecciones de pera-.
En las esquinas nrdicas hay manifiestos rojos.

Tramitamos. palabras
por sellos de- <;:arreo,
y la vida automtica

.
se asolea en los andamios de un vulgar rotat1vo.
Las canciones florecen
a travs de la lluvia,
en la tarde :vaca, sin teclado y sin lgrimas.
Los tranvas se llevaron las calles cinemticas
.empapeladas .de ventanas..

46

47

Vrbe
Sper-poema bolchevique
en 5 cantos

1924
A los obreros de Mxico

He aqu mi poema
brutal
y multnime
a la nueva ciudad.

bh ciudad toda tensa


de cables y de esfuerzos,
sonora toda
de motores y de alas.
Explosin simultnea
de las nuevas teoras,
un poco ms all
En el plano espacial
de Whitman y de Turner
y un poco ms ac
de Maples Arce.

Los pulmones de Rusia


soplan hacia nosotros
el viento de la revolucin social.
Los asalta-braguetas literarios
nada comprendern
de esta nueva belleza
sudorosa del siglo,
y las lunas
maduras
que cayeron,
son esta podredumbre
que nos llega
de las atarjeas intelectuales.
He aqu mi poema:
Oh ciudad fuerte
y mltiple,
hecha toda de hierro y de acero!
Los muelles. Las drsenas.
Las grt'tas.
Y la fiebre sexual
de las fbricas.
Vrbe:
Escoltas de tranvas
que recorren las calles subversistas,
Los escaparates asaltan las aceras,
y el sol, saquea las avenidas.
Al margen de los das
tarifados de postes telefnicos
desfilan :paisajes momentneos
sistemas de tubos ascensores.

poi

Sbitamente,
oh el fogonazo
verde de sus ojos!

- .'

49

F
!

Bajo las persianas ingenuas de la hora


pasan los batallones rojos.
El romanticismo canbal de la msica yankee
ha ido haciendo sus nidos en los mstiles.
Oh ciudad internacional!
Hacia qu remoto meridiano
cort aquel trasatlntico?
Yo siento que se aleja todo.
Los crepsculos ajados
flotan entre la mampostera, del panorama.
Trenes espectrales que van
hacia all
lejos, jadeantes de civilizaciones.
La multitud desencajada
chapotea musicalmente en las calles.
Y ahora, los burgueses ladrones, se echarn a temblar
por los caudales
que robaron al pueblo,
pero alguien ocult bajo sus sueos
el pentagrama espiritual del explosivo.
He aqu mi poema:
Gallardetes de hurras al viento,
cabelleras incendiadas
y maanas cautivas en los ojos.
Oh ciudad
musical
hecha toqa de ritmos mecnicos!
Maana, quizs,
slo la lumbre viva de mis versos
alumbrar los horizontes humillados.

50

li

Esta nueva profundidad del panorama


es una proyeccin hacia los espejismos interiores.
La muchedumbre sonora
hoy rebasa las plazas comunales
y los hurras triunfales
del obregonismo
reverberan al sol de las fachadas.
Oh muchacha romntica
flamarazo de oro!
Tal vez entre mis manos
slo quedaron los momentos -vivos.
Los paisajes vestidos de amarillo
se durmieron detrs de los cristales,
y la ciudad, arrebatada,
se ha quedado temblando en los cordajes.
Los aplausos son aquella muralla.
-Dios mo!
-No temas, es la oia romntica de las multitudes.
Despus, sobre los desbordes del silencio,
la noche tarahumara ir creciendo.
Apaga tus vidrieras.
Entre la maquinaria del insomnio,
la lujuria, son millones de ojos
que se untan en la carne.
Un pjaro de acero
ha emprorado su norte hacia una estrella.
El puerto:
lejanas incendiadas,

51

el humo de las fbricas.


Sobre los tendederos de la msica
se asolea su recuerdo.
Un adis trsatlntico salt desde la borda,

y mientras los pulmones

del viento
se supuran,
perdida en los obscuros pasillos de la msica
alguna novia blanca
se deshoja.

Los motores cantan


sobre el panorama muerto.

IV
111
Entre los matorrales del silencio
la obscuridad lame la. sangre del crepsculo.
Las estrellas cadas,
son pjaros ~uertos
en el agua sin sueo
f
del espejo.

La tarde, acribillada de ventanas,


flota sobre los hilos del telfono,
y entre los atravesaos
inversos de la hora
se cuelgan los adioses de las mquinas:

Y las artillerts
sonoras del Atlntico
se apagan;m,
al fin,
en la distancia.

Su juventud maravillosa
estall una maana
entre mis dedos,
y en el agua vaca
de los espejos,
,naufragaron los rostros olvidados.

Sobre la arboladura del otoo,


sopla un viento nocturno:
es el viento de Rusia,
de las grandes tragedias,

Oh la pobre ciudad sindicalista


andamiada
de hurras y de gritos!

y el jardn,
amarillo,
se va a pique en la sombra.
Sbito, su recuerdo,
chisporrotea en los interiores apagados.

Los obreros
son rojos
y marillos.
J.

Hay un florecimiento de -pistolas


dspus del trampoJn' !le: los discursos,

52

~-

Sus palabras de oro


criban <::n mi memoria.

53

' [

Los ros de blusas azules


desbordan las esclusas de las fbric;as,
y los rboles agitadores
manotean sus discursos e~ la acera.
Los huelguistas se arrojan
pedradas y denuestos,
y la vida, es una tumultuosa
conversin hacia la izquierda.

La baha,
florecida
de mstiles y lunas,
se derrama
sobre la partitura
ingenua de sus manos,
y el grito lejano
de un vapor,
hacia los mares nrdicos.

Al margen de la almohada,
la noche, es un despeadero;
y el insomnio,
se ha quedado escarbandp en mi cerebro.
De quin son esas voces
que sobrenadan en la sombra?
Y estos trenes que allan
hacia los horizontes devastados.
Los soldados
dormirn esta noche en el infierno.
Dios mo!
Y de todo ,este desastre,
slo unos cuantos ,pedazos
blancos
de su recuerdo,
se me han quedado entre las manos.

Las hordas salyajes de la noche


se echaron sobre la ciudc,td amedrentada.

Adis
al continente naufragado!
Entre los hilos de -su nombre
se quedaron las plumas de los pjaros.
Pobre Celia Mara Dolores;
el panorama est dentro de nosotros.
Bajo los hachazos del silencio
las arquitecturas de hierro se devastan.
Hay oleadas de sangre y nubarrones de odio.
Desolacin.
Los discursos marihuanas
de los diputados
salpicaron de mierda su recuerdo,
pero,
sobre las multitudes de mi alma
se ha despeado su ternura.
Ocotln
all lejos.
' Voces.

54

551

Los impactos picotean sobre


las trincheras.

Poemas interdictos
1927

La lujuria apedre toda la noche


los balcones a obscuras de una virginidad.
La metralla
hace saltar pedazos del silencio.

El estremecimiento
humanidad.

e~

la parte mejor de la

GoETHE

Las calles
sonoras y desiertas,
son ros de sombra,
que van a dar al mar,
y el cielo, deshilachado,.
es la nueva
bandera
que flamea
sobre la ciudad.

POEMAS INTERDICTOS

Cancin desde un aeroplano

Estoy a la intemperie
de todas ]as estticas;
operador siniestro
de los grandes sistemas,
tengo las manos
llenas
de azules continentes.
Aqu, desde esta borda,
esperar la cada de las hojas.
La aviacin
anticipa sus despojos,
y un puado de pjaros
defiende su memoria.
Cancin
florecida
56

57

de las rosas areas,


propulsin
entusiasta
de las hlices nuevas,
metfora inefable despejada de alas.
Cantar.
Cantar.
Todo es desde arriba
equilibrado y superior,
y la vida
es el aplauso que resuena
en el hondo lC;t~i.do del avin.
Sbitamente
el corazn
voltea los panoramas inminentes;
.
todas las calles salen hacia la soledad de los horanos;
subversin
de las perspectivas evidentes;
.
.
Iooping the loop
en el trampoln romntico del cielo,
ejercicio moderno
en el ambiente ingenuo del poema;
la Naturaleza subiendo
el color del firmamento.
Al llegar te entregar este viaje de sorpresas,
equilibrio perfecto de mi vuelo astronmico;
t estars esperndome en el manicomio de la .tarde,
as, desvanecida de distancias,
acaso lloras sobre la palabra otoo.
Ciudades del norte
de la Amrica nuestra,
tuya y ma;
58

1 1

NewcYork,
Chicago,
Baltimore.
Reglamenta el gobierno los colores del da,
puertos tropicales
del Atlntico,
azules litorales
del jardn oceanogrfico,
donde se hacen seales
los vapores mercantes;
palmeras emigrantes,
ro canbal de la moda,
primavera, siempre t, tan esbelta de flores.
Pas donde los pjaros hicieron sus columpios.
Hojeando tu perfume se marchitan las cosas,
y t lejanamen te sonres y destellas,
oh novia electoral, carroussel de miradas!
lanzar la candidatura de tu amor
hoy que todo se apoya en tu garganta,
la orquesta del viento y los colores desnudos.
Algo est aconteciendo all en el corazn.
Las estaciones girando
mientras capitalizo tu nostalgia,
y todo equivocado de sueos y de imgenes;
la victoria alumbra mis sentidos
y laten los signos del zodaco.
Soledad apretada contra e,l pecho infinito.
De este lado del tiempo,
sostengo el pulso de mi canto;
tu recuerdo se agranda como un remordimiento,
y el paisaje entreabierto se me cae de las manq~.
59

estallan en)os hilQs


de los pentagramas
internacionales.

El corazn
me ahoga en la distancia ..

T. S. H.
1

Sobre el despeadero nocturno del silencio


las estrdls arrojan sus progwwas,
y en el audin inverso del ensueo,,
se pierden las palabras
..
olvidadas.
T.S.H.
de los pasos
hundidos
en la sombra
vac~ de los jardines.

Ahora es el "Jazz-Band"
de Nueva York;
son los puertos sincrnicos
florecidos de vicio
y la propulsin de los motores.

11

Manicomio de Hertz, de Marconi, de Edison!

El reloj
de la luna mercuri<).l
ha ladrado la hora a los cuatro horizontes.

El cerebr fontico baraja


la perspectiva accidental
de los idiomas.
Hallo!

.'

La soledad,
es un balcn
abierto
hacia la noche.
.
.. l ;

Una estrella de oro


ha cado en el mar.

'
En dnde estar el nido
de esta cancin mecnica?
Las antenas insomnes del recuerdo
recogen los mensajes
inalmbricos
de algn adis deshilachado.

Prim.avera

El jardn alusivo

se envaguece de

esper~s

y el corazn despierta a las ltimas cosas.

Mujeres naufragadas
que equivocaron las direcciones
trasatlnticas;
y las voces
deauxilio
como flores

60

Un soplo de radiolas
avienta hacia nosotros
sus rumores de vidrio.
Los poetas comentan la renuncia del da:

..
j

61

Las calles vagabundas regresan del exilio.


Una tenue esperanza me llev a sus caricias;
su imagen repentina me estremece en lo hondo;
anida su blancura en la tarde latente,
y mientras que descie su busto de suspiros
los rboles alumbran nuestro secreto csmico.
La ausencia es el perfume que me deja en el pecho.
La pierdo en la espesura,
de la vida moderna,
y nuevamente vuelvo,
al campo de deportes con sus lunas autnticas.
Apuesto a su sonrisa en el juego de pkar,
lecturas de la msica anegadas de lgrimas.
Cuando pongo en sus manos
el cheque de mi adis,
los expresos sonmbulos
despiden nuestras sombras,
y el mareo de los puertos dentro del corazn.
(Solfea la primavera
sus lecciones.)

y el jardn es como un destello rojo


entre el aplauso burgus de las arquitecturas.
Esqujnas flameadas de ponientes.
El automvil sucin,to
tiene a veces
ternuras
minerales.
Para la amiga interferente
entregada a las vueltas del peligro;
he aqu su sonrisa equilibrista,
sus cabellos boreales,
y sobre todo, el campo,
desparramado de caricias.

Pases del quitasol


-espectculo
exclusivo~

nuevo
mundo
lati11o
de sus ojos.

De pronto el desenlace obscuro de la clula.

En el m~tor
{ (El corazn apretado
hay la mtsma cancin. como un puo)

Transar con los pjaros su recuerdo sangrante.

A veces pasan rfagas, paisajes estrujados,


y por momentos
el camino es angosto como un sueo.

80 H.P.
Pasan las avenidas del otoo
bajo los balcones marchitos de la msica,

62

Entre sus dedos


se deshoja
la rosa
de los vientos.
63

Los rqoles turistas


a intervalos
regresan con la tarde.
Se van
quedando

El humo de los barcos


desmadeja el paisaje;
brumosa travesa
florecida de pipas,,
oh rubia transente de las zonas martimas!
de pronto, eres la imagen
movible del acuario.

..

atrs
los arrabales
del recuerdo

Hay un trfico ardiente c;le ;:tvenidas


frente al hotel abanicado de palmeras.

-oh el alegre motn de. su blancura!"Te asomas por la celosa


de las canciones
al puerto palpitante de motores
y los colores de la lejana
me miran en tus tiernos ojos.

Tacubaya, { Pec_'eos
San Angel,
alrededores de la' msica. t
Mixcoac.
Despus
slo las praderas

Entre las enredaderas venenosas


que enmaraan el sueo
recojo sus seales amorosas;
la dicha nos espera
en el alegre verano de sus besos;
la arrodilla el ocano de caricias,
y el piano
es ma hamaca en la alameda.

del tiempo

All lejos
ejrcitos'
de la noche
nos esperan.
f

Se rene la luna all en los mstiles,

P_uerto
Llegaron nuestros pasos hast~ Ja borda qe la tarde;
el Atlntico canta debajo de los muelles,
y presiento un reflejo de mujeres
que sonren al comercio
de los pases nuevos.

y un viento de ceniza

me arrebata su nombre;
la navegacin agitada de pauelos,
y los adioses surcan nuestros pechos,
y eri la dbil memoria de todos estos goces,
slo los ptalos de su estremecimiento
perfuman las orillas de la noche.

i-

iit
;~

64

J
.

65

repetirn su arenga proletaria


{rente a las ciudades.

Revolucin

En el mitin romntico de la partida,


donde todos lloramos
hoy recojo la espera de su cita;
la estacin
despedazada se queda entre sus manos;
y su desmayo
es el alto momento del adis.
Beso la fotografa de su memoria
y el tren despavorido se aleja entre la sombra,
mientras deshojo los caminos nuevos.

El viento es el apstol de esta hora interdicta.


Oh pocas marchitas
que sacudieron sus ltimos otoos!
Barrunta su recuerdo los horizontes prximos
desahuciados de pjaros,
y las corolas deshojan su teclado.
Sopla el viento absoluto contra la materia
csmica; la msica
es la propaganda que flota en los balcones,
y el paisaje despunta
en las veletas.

Pronto llegaremos a la cordillera,


Oh tierna geografa
de nuestro Mxico,
sus paisajes avinicos,
alturas inefables de la economa
poltica; el humo de las factoras
perdidas en la niebla
del tiempo,
y los rumores eclcticos
de los levantamientos.
Noche adentro
los soldados,
se arrancaron
del pecho
las canciones populares.

Viento, dictadura
de hierro
que estremece las confederaciones!
Oh las muchedumbres
azules
y sonoras, que suben
hasta los corazones!
La tarde es un motn sangriento
en los suburbios;
rboles harapientos
que piden limosna en las ventanas;
las fbricas se abrasan
en e incendio del crepsculo,
y en el cielo brillante
los aviones
ejecutan maniobras vesperales.
Banderas clamorosas

La artillera
enemiga, nos espa
en las mrgenes de la Naturaleza;
, los ruidos subterrneos
l pueblan nuestro sobresalto
~ Y se derrumba el panorama.

67

Trenes militares
que van hacia los cuatro puntos cardinales,
al bautizo de sangre
donde todo es confusin,
y los hombres borrachos
juegan a los naipes
y a los sacrificios humanos;
trenes sonoros y marciales
donde hicimos cantando la Revolucin.
Nunca como ahora me he sentido tan cerca de.Ja muerte.
Pasamos la velada junto a la lumbre intacta del xecuerdo,
pero llegan los otros de improviso
apagando el concepto de las cosas,
las imgenes tiernas al borde del horscopo.
All lejos,
mujeres preadas
se han quedado rogando
por nosotros
a los Cristos de Piedra.
Despus de la matanza
otra vez el viento
espanta
la hojarasca de los sueos.
Sacudo el alba de mis versos
.sobre los corazones enemigos,
y el tacto helado de los siglos
me acaricia en la frente,
mientras que la angustia del silencio
corre por las entraas de los nombres querido"s.

POEMAS DE LA LEJANA

Partida

Yo soy una estacin sentimental


y los adioses pitan como trenes.
Es intil llorar.
En los contornos del crepsculo;
ventanas encendidas
hacia los rumbos
nuevos.
Palpita
todava
la alondra
vesperal:
de su puelo.

Ruta

A bordo del expreso


volamos sobre la irrealidad del continente.
La tarde apagada 'en los espejos,
y los adioses sangran en mi mente.
El corazn nostlgico presiente
a lo largo de este viaje,
literaturas vagabundas

68'
69

11.

nos deshoj en la dich~ .de la carne,


y el corazn flucta
entre ella y la desolacin del viaje.

que sacudieron las plumas


de sus alas,
en los fros corredores del paisaje.

En la aglomeracin de los and~nes


rompieron de pronto los sollozos;
despus, toda la noche
debajo de mis sueos,
escucho sus lamentos
y sus ruegos.

Van pasando las campias sonmbulas


mientras el tren se aleja entre los tneles del sueo.
All de tarde en tarde,
ciudades
apedreadas de gritos y adioses.
Ros de adormidera~
que vienen del fondo de los aos,
pasan interminablemente,
bajo los puentes,
que afirmaron
su salto metlico
sobre las vertientes.
Despus, montaas, silenciosos ejrcitos
allan a la muerte.
Entre las rendijas de la noche
me atormenta el insomnio de una estrella.
Trenes que marchan siempre hacia la ausencia,
un da,
sin saberlo,
nos cruzaremos
en la geografa.

El tren es una rfaga de hierro


que azota el panorama y lo conmueve todo.
;

A,puro su recuerdo
hasta el fondo
del xtasis,
y laten en el pecho
los colores lejanos de sus ojos.
Hoy pasaremos junto del otoo
y estarn amarillas las praderas.
Me estremezco pr ella!
Horizontes deshabitados de la a1,1sencia!
Maana estar todo
nublado de sus lgrimas,
y la vida que llega
es dbil como un soplo.

Paroxismo
Camino de otros sueos salimos con la tarde;
una extraa aventura
70

71


Evocacin

Al final de este viaje


he inclinado mis sueos
sobre la barandilla de su nombre.
El agua turbia de la sombra
ha metido la noche
hasta l~s corazones.
-M uched'um-bres inmviles
estn asediando el horizonte.He apretado su imagen
contra mi desconsuelo,
y la luna, apoyada en los cristales,
es el fro
deshielo
de su frente.
Un perfume imprevisto
la enciende en mi meq1oria;,
tiene el "filing" latino
su actitud de dulzura.
Oh su carne platnica,
inocente
geometra que descansa en su seno!
La sonrisa es la flor del equilibrio orgnico,
y el campo
la estremece,
bajo mi abrazo
panormiq>.

72

''ti

fero a pesar de todo,


el otoo
inquilino
reg de hojas secas su recuerdo.
Oh mi novia lejana,
humareda romntica
de los primeros versos.

Saudade

Estoy solo en el ltimo tramo de la ausencia,


y el dolor, hace horizonte en mi demencia.
All lejos,
el panorama maldito.
Yo abandon la Confederacin sonora de su carne!
Sobre todo su voz,
hecha pedazos
entre los tubos
de la msica!
En el jardn interdicto
-azoro unnimeel auditorio congelado de 1 luna.
Bu recuerdo es slo una resonancia

entre la arquitectura del insomnio.


Dios mo,
tengo las manos llenas de sangre!

73

Y los aviones,
pjaros de estos climas estticos,
no escribirn su nombre
en el agua del cielo.

Memorial de la sangre
1947
A Blanche

Memorial de la sangre

En la desierta obscuridad en donde brota la sangre,


la noche de la angustia rompe
la forma maternal que un gemido desflora:
misterio ensangrentado de tu cuerpo,
primer deslumbramiento, lo azulinisw\m<Jdo.
Oh lcida experiencia!
Como un sueo arraigado
en la luz vegetal, que se ext.iende en la tarde
yo soy el pensamiento de un ausente
a orillas de un esto rumoroso de rboles,
la pura desnudez de la memoria abierta
al jardn inmortal de los amantes,
un grito que se eleva sobre el pedestal de la tarde!
T no estabas anunciado en los libros,
ni en los calendarios de piedra,
pero yo te presenta
en la fuente original que se derrama en el pecho.
Los ros ancestrales del tumulto
conducen hasta ti, parecido al silencio
golpeado de mi pulso:

74

75

t eres la promesa eterna de la sangre.


.
Cuando oprimiendo el pecho por donde cru:zah las paswnes
slo tenga el gesto indefenso del silencio,
cuando la tierra en m se haya callado
y despierte la luz en otros ojos,
cuando un tacto de metal me arranque
la voz, y .slo sea
un sollozo de piedra reprimido
o una fecha de pjaros,
que sea mi voluntad este deseo que crece!
Ms all de nuestro amor -transpuesto ocano-,
un pas de ardientes jeroglficos te es~era.
Ante ti su esplendor de piedras desCI?-adas.
La estrofa secular de las pirmides
te arranca un grito ensangrentado
de belleza.

Qu es lo que perdura del poema?


Ah! la esperanza obscu'ta de la metamorfosiS.
Un abismo de letras, un cuerpo de silencio.

Escucha, fuerza creadora,


el grito de distancias que afluye hasta mrs _labios;
la naturaleza despierta sorprendida en 'tu rostro,
que surge desde el fondo plido del agua.

06

T llegas en la hora
en que una tempestad de ;;tcero
sopla sobre lejanas poblaciones,
y otros van a confundirse
en un abrazo sangriento de naciones.
Oh! t, hecho de mi sangre y de mi fu~rza,
t de forma mor~f. t que no rezas,
.
absoluta presencia que sube de las profundi(i~des.
T traes el germen
.

de la rebelin que desciende al mismo tiempo


que la energa secreta de las venas:
entraable momento pe las formas
o clamor en<;ep.dido en el,espa<;io yehemente.
Sopla un viento c,le arpas
..
que infunde al otoo sus ms antiguos recuerdos:
y todo recomienza en 'el poder profundo de un latido.

El pueblo persuadido de smbolos at~nticos


profiere la unidad cerrada de los punos.
T ves el trabajo humano
y la reparticin de tierras.
.
. .
Ah el da geomtrico de las altiplamCies
y la gran primavera inaccesible de los lagos!

Mis ros, mis cataratas, mis rumores, de bosques,


todo lo que me sonoriza y me afirma,
un da, invisible,
revivir en la voz de mi regreso.
Por eso canto lo real, el fuego
frtil que devora la ausencia,

la evidencia de existir contra .los dolos,


la libertad terrestre de los sexos.

Espaa, 1936
.Ptl
V oicj le temps des assassins.
RIMBAUD
r

La maana resuena atacada err lo aJto de" motores,


espejos sepulcrales rompen :sus imgenes
77

y despedazan las risas de los nios,


mientras la sombra golpeada de los rboles
cae inerte al fondo de las fosas.
Yo siento la agona de los suplicios
y los llantos agrietan mi memoria.
Oh Espaa negra de sangre y de sollozos!
Voy a la multitud en que el da me transforma;
t ests aqu tras,pasada de hierro,
pero no veo tu tostro.
Slo el grito palpable de tus venas.
Ests toda cubierta de heridas,
surcada de arrugas corrosivas,
la primavera de tu cuerpo se mezcla a los metales
y un furor de potencias te amenaza con su aliento enemigo.
Desconozco los sitios alterados de ,pjaros.
Los perfumes baleare~ dudan en mi recuerdo,
y la carne gimiente de azucenas oprimidas,
implora, retorcida de angustia, en, los crueles arrodillamientos.
"
Yo he visto volar los. buitres del escombro,
arrasar los hospitales y las maternidades,
marchitar la rosa escolar de las declinaciones
y aniquilar el pulso confiado de los hombres.

Los agentes del crimen excavan el silencio,


siembran agujeros de muerte y de 1humo en las ciudades,
introducen venenos amarillos ed\os prpados,
injurian con saliva de nitratos
el recuerdo de Goya y de Velzquez
y riegan de terrores el sueo de las muchedumbres.

De pronto, marca un paso de acero tu evidencia,


la voz reminiscente de ~irena,
la mirada de fuego de las fbulas,
transformada de ira en la matanza,
luchas contra la bestia africana que alla ensangrentada
tras un bosque colrico de armas.
Un viento de barrotes duramente esculpido
sopla contra los pechos ampliados de fronteras.
Tu instinto inextinguible no quiere que sucumbas.
Se oye un clamor potente de horizontes vengativos,
y te levantas, en el gran da que comienza,
palpitante, deslumbrada del mundo,
cort un esca]ofro de cementerios.

Este da de pasin ...

Este da de pasin a travs de multitudes,


de hierro traspasadas las entraas,
fiebre de las manos qeja escapar el grito
que la libertad. despide sus .pjaros de octubre.
da de pasin eh las plazas febriles
corazn sacud sus sueos seculares
oye que se desploma una muralla
voces. La infamia militar estalla
deja su marca lvida en las carnes del pueblo.
da de pasin y de acontecimientos,
el antro de los sueos;
p-~uu.~ vuestra angustia de belleza
no temis la ira que deslumbra vuestros hu~sos.
~~ ~,... u,~

Sangre, sangre de libertad mancha tus imgenes


y el sudor de la muerte envenena tus. piedras!
11

78

79

Este da en que un orden de mrmol se derrumb~,


los hombres a quienes la jorna<;la illlprime
su martirio de hierro,
vienen desde la soledad nocturna de la hulla,
de los obscuros fondos dd castigo,
de las callejuelas de la desgracia y del crimen,,
de las praderas antiguas de la noche,
errantes, borrosos por las deportaciones,
sin edad y sin rostro,
por un tiempo cargado de huelgas
punzados por la miseria y por los clavos.
Este da de pasin y de lamentaciones,
mientras sangra todo pecho, toda car.Q.e, todo overol hu~ano,
los nios extraviados lloran en los quicios de las puertas
y las mujeres de luto siguen los entierros
con los prpados enrojecidos por el olor de las farmacias.
Este da de eternidad y d.e derrumbes,
un espasmo de orgullo agita a los tiranos
y llena de estragos y de angustias
las ediciones sangrientas de la tarde.
Qu significa el misterio del hombre?
En este da de ejecuciones y sentencias
se forman torbellinos de basura en los barrios
y el pueblo se amotina en los mercados,
.
y las madres preguntan por sus hijos
y una sombra ecleswstica ensombrece las <;iudades.
En este da de hlcaustos.
pasa un soplo fnebre anunciando
sequas de la beileza, .rebeliones de hambre.
En un solo da cuntos pj(!ro.s
abatidos por el odio!
Cuntos cuerpos :rrtt.Hila.Aos por las represalias!. .

8Q

Se oyen lamentos de dolor en h huerto.


El ojo de la fuerza nos asedia
entre las zarzas devastadas.
Cae un cuerpo pesado entre las hojas.
Ya el xido de la guerra se extiende eQ. l<ts. praderas
y el yodo del otoo mancqa IQs ca$lvetes.
Con un solo pensamiento; en este da de violencia,
salimos al encuentro de la injuria,
a estrangular la garganta de los das obscuros
en las prisiones donde se pudre el olvido.
Este da de pasin en que las explosiones
despiertan el furor de las arterias
y martillea la clera, annima en la sangre,
sudamos resplandores de acero
en un silencio angustiado de cabellos.
Oh, t resucitado a imagen de mi violencia,
memoria de lodo y sangre de as fundaciones
hasta donde mi planta posa el sufrimiento!
Oh, t a quien creen sin defensa, extinguido,
pero que todava respiras
y marchas de pie, sangran.te, por los barrios fatdicos!
Hay una razn de suprema esperaq.za:
hablemos con los puos de 1a resolucin extrema;
preparemos las armas nuevas en la fuerza del silencio.

Cntico de 'fiberadn

Hacia otras perdurables realidades despierto


buscando ardientemente tus promesas;.
~1

los frutos engaosos del sueo se corrompen


y en e}: fragoso corazn te siento:
brillante fuerza que doblegas selvas
y del alto silencio arrobamiento.
Quin eres t que un palpitar dichoso
al evocar la juventud, trasciendes,
anloga de lirios en la sombra?
T mueres y renaces intacta de los xtasis.
Por ti yergue la luz columnas <;le hermosura
y al blanco mrmol
te confa desnuda,
pero t no eres eso, ni tampoco la nube, ni la ola, ni el rbol.
El violento presagio que atormenta al ppeta
rompe crceles eternas de repente;
una llama sin labios resiste en las th~.ieblas
y un segundo mortal aglpase en las venas
tras el adis agnico de los sexos suprstites.
Yo quiero detener tu trnsito de siglos
de la antigua memoria de los bosques
a las limpias claridades que en la frente reposan,
y aprisionar con todos los sentidos
t apariencia, insinuada en los latidos
del otoo que llega por el campo
persiguiendo las potencias frutales
o en la contemplacin purprea que obscurece la clera.
Y contra certidumbre de brbaros horrores,
vienes y enigmtica, al instante, huyes,
dejndome un combate de atroces sujeciones.
Y en las horas radiantes en que mayo
cribado de esplendores,
en el alma penetra
y se diluye,
a travs del mirfico fulgor de los follajes,

82

empedernidos ruiseores
desalteran su sed de impaciente belleza.
La muerte abre su surco y depo~ita, su .germen negro.
Y cuando las estrellas y los ros de la fiebre
y el vientre de las mujeres y el hacha de los verdugos
y el cielo y la existencia mutilada
despeen mi silencio,
t de futura vida,
estremecido, por la fuerza insonora de mi canto,
proclamars la dura voluntad de mi estrofa,
y al soplo irresistible que del eterno mar te invoca,
volver a florecer quemante y viva
la voz que aqu dejaron mis labios calcinados.
Me desborda un deseo de ignotas maravillas.
La turbadora brisa
el alma me satra de frescas pubescencias:
nostalgias de jardines esclarecen sus litros,
y de la fiel semblanza superpuesta de ptalos
la obscuridad borra su imagen
y entre mis manos
queda slo el tremor de un acto.
Eres t el arcano latido de la sangre?
Un til secreto que exalta y nos libera?
Sublime perfeccin de arduos imposibles
o el progreso ardiente que se eleva
en el hombre?
Al curso inteligible
del tiempo da mi nombre
demudada de ausencias y estupores silbicos.
Razones son de .ti el pes de las maternidades,
palidez, sueos,
ceniza, adis, bosque, mirada,
mar, viento, eternos elementos,
83

' o

Llamamientos urgentes me vuelyen' multitudes

la irrupcin de la msica en la piedra,


la verdad misteriosa qu<; ~n sus ojos avanza.

y el trino del motor las fuentes suplantando.

Qu espanto de absdlto
brota de los anales de la piedra?
Potencias del silencio nos abisman
en el misterio de las metamorfosis.
Yo abro espacios de fuerza hacia la noche
donde se pierden las trilms del recuerdo
que persiguen los gritos famlicos del tiempo.

Mi destino es vivir volcanes de belleza.


Del seno impenetrable de la noche
nacer la avidez incisiva de los pjaros.
Quin eres t que a m llegas
alcanzando,
por mltiples, transportes
de ala hasta mi frente
con un ruido de hierro,
como un vrtigo cruento
entre las sombras adversas de l;;t poca?
Oigo, oigo el furor astral de tu presencia,
tus labios persuasivos como un canto de bronce.

'

(::on una voluntad de alt,iplanicies


que apaga la f~ebre de 'los soles borgenes
salto de las palabras a los puos del alba.
Las maanas irrumpen con un grifo de alas
entre las juventudes jubilosas del aire:
hermosura inmortal que me tiende los brazos.
ms all de los bosques, del deseo; de las rejas .

,Fundacin del olvido

A travs de frontets que disea la: sangre


mis sentidos descubren silentes claridads:
esfinges, simetras, ofrendas, signos,
entretejidas vias a la ms pura gloria.
Me esttertfecen las formas apacibles dd mrmoi
y vulan de "los ,prpados enigmas de :las fbulas.

Desde el silencio azul del horizonte dicto


rumbos de soledad hacia lo incierto;
la memoria transcurre con tiempo flVor.able
y a penas si la brisa da seales de pjaros.
-

Mi corazn escucha, oh tardes laboriosas


de suspensos rumores,
al hombre que se enjuga el sudor religioso
mientras suean las vrgenes exultantes-mensajes
y los altos otoos
en sus se~os deshojan sus ramajes de oro.

Resuena el mar con ecos. forestales. de espuma


-las .olas desenrollan sus rdenes oralesde pie en los corredores. de fbricas martimas
os presiento criaturas de lejanosumbrales.
t

A veces por pu}m.ntes caminqs de latidos


atravieso los ros torrenciales del odio;
me detengo en ciudades de nostalgia y de,estruendo
donde la fra imagen de l htn?- RQ llega.

Me acerco a la vida elemental de los sexos,


a la muerte de acero que irradia -del trabajo;
mi rostro alucinado se pierde entre otros rostros,
85

84
1

extranjero, en un puebl<;>
que flage~a la muerte.
Camino en las ciudades con una sed amarga
y me devora un fuego de blasf~mias;
miro los esplendores del orden,
las estatuas ecuestres,
las cenizas votivas y los dientes
orificados de la fuerza.
J \

leyes de violencia dominan


las propiedades cmplices del da
y un viento fnebre qe escorias
que presagia los males de la. ciencia
barre de estragos y dudas la memoria.

Elega meditrrnea

De recuerdos impuros disipada en el tiempo


tu antigua armona se ha derrumbado;
la luz vigila inmvil sus ruinas de silencio
y el mar nos estremece con lejanos fragmentos
de homricos rumores.

Leo proclamas del sol que nos prometen


las herencias del sueo, los tiempos .luminosos
(demagogias de abril) oh bblicas jvenes
que os alejis por 1os floridos v,iales.
Poblado el air~ terso ~st de vuestro gozo.

Oh, ternuras sangrientas que abrasan los ojos y la frente


y abren hondos sollozos en el pecho del hombre!
Difana sed de insaciable justicia.
Agrieta el sol las rotas de cristal y .penetra
en los muros de hiedra y de sangre.
La claridad me roba toda sombra de signos.
Oh, belle~a nimbada omo un sueo,
delicia sin palabras, baada por los golfos!

Siento el hlito seductor de vuestros labios,


la libertad como un sopl<;> entre las frop.das.,
Cr~c~rJ cambiar como :la vida d~. l.a tierra,
pasar un tiempo de amor
y deslumbrag.tes trigos en silencio,
y despertar un da de la fluvial m~mori
de los siglos;-a, la sombra
del <\!1?91 milenario,
-oh inefable delicia de los deltasconfiado en la clida pubertad de la_s. rosas.

Su cuerpo dej impreso en la ausencia


el olor sin memoria de las cosas extintas,
marmreas formas que ignoran la caricia
una rfaga de siglos destruy su mirada
y del milagro, ciega,
la arcaica primavera con su exange sonrisa,
a iluminar su rostro de embriagada ausencia, llega,
y as esperas el da de glor'ia de los dioses.

Que el olvido descienda por las lin~as del sueo!


Ya la creacin imprime sus dedos en mi frente
y alzan su voz ardiente

86

de otras razas sonoras las sirenas,


y recitan mi vida, mi fbula, mi ausencia!

Qu lejos de tu xtasis, Helena,


' t
cuando la clera inefable agitaba: a los hombres, '
r '!
y esparcas el delirio cruel en los corazones!
Tu soledad desfallecida es ~<:t nica prueba de otras ppcas:t
87

\'\.
Hoy todava la paz que te circunda alteras
y remueves la: tierra de zozobras mortales,
un crter se presiente tras barrotes de odio
y la memoria acaba su agona,
aqu, donde cesa de respirar el silencio.
Oh! das corrompidos de miseria y de lodo,
que excav de horror la tirana;
contra el alma conspiran augurios de tristeza.
Slo cumbres fatales
de la antigua belleza
me retienen.
De su abrupto recuerdo el fuego crepitante,
la culpable cabellera ondea
al pie de la violencia,.
las bestias fabulosas husmean en su garganta de nieve .
el olor sofocante que invade sus c;aminos
y el esplendor amortiguado de su sexo duerm"e
entre los pliegues profundos de la muerte.
Oh, Mar Mediterrneo que arrullaste las pocas d"e oro,
mar de viajes ardientes y cadencia eterna,
espuma entre columnas, discpulas del tiempo,
tu razn de diamante purifica mis sueos!
Si la toca el repentino qielo de los siglps
la sangre sin color suspende su latido,
forma pura, el milagro. visible arde e.~ Il!is ojos;
reconozco su espritu lejano
que surge incorruptible de los aos.
Para qu revivir la luz de los sentidos?
Vivo slo del brillo de tu ausencia,
y la llaga que nie" abre un ruiseor efmero
me impide ver la flora del sueo en sus entraas,
y cantar es esta fuerza mortal que me. destroza.

88

Duerme, duerme, aparente de rosas,


, d e tannas
..
\
como
un ca'l'd
1 o no
\
.
'
que yo sienta correr bajo tu pulso
la 'verdadera vida.
El sol, los 'rboles, el cielo;
claridades primeras de tu mente,
firmamento de mrgenes y .mrmoles las fuentes.
El esto fecunda: tu presencia
oculta entre jardines y mgicos crepusculos
mientras se enfra el amarillo. de las
vias '
.
y me arranco del pecho <fespoblado de pjaros
arroyos tumultuosos"de .rumores obscuros.
T reflejas los deseos, los sueos
contagiosos. E.Q. tus ojos eternos nada ~~.fi.lpia:
tu evidencia carnal es igual ~ pli no.stalgia:
cuando pas ya la tempestad, la metralla, ,el espasmo.
Mi dolor se concentra en tll _z;ul.abismo ,
y tu misma sospec;.h!l; <te acero es mi t9rmento,
Quin volver a verte deslumbrada de siglos?
Oh! cuerpo incorpreo sil} Jrt~rftda y sin eco,
soplo espantoso que propagas las fiebres inmortales
y levantas del J>?lvo la multitud del olviqo! .

Elega paterna

Por los trnsitos mortales de la sangre, llego,


padre de tierra.
El capricho de un trino
colma el claro sosiego.
En dnde estn las sombras familiares?

89


Dnde las voces sec.ul<J.;res
que el dolor soterra?
Un soplo repentino
la flor de vuestro esfuerzo aterra
y las horas no lucen ya su brillodivin.o.
La luz bate sus alas en las logias de esto
y a los esquivos senos se retira.
La tierra, el aire, el mar bravo
insinan una virtud gentil.
Es una v~d la sangre en que se mira
mi sueo florecido. Un deseo vago suspira
por las cimas de abril.
Gira el tiempo en su pura geometra
y en el ayer perfecto nos reposa:
El mar trmulamente
como un romance antiguo entre el pinar se oa.
Siento afi la mordente maravilla
y yo apoyado en la viril mejilla
buscando por la sombra ardiente
el carro de la Osa.
Los aos ms hermosos pasan en vana espera
desdeando en soledad seera
los vientos del favor;
en eL pecho socaba su n~stalgia la onda
mientras el mar marmreo corre entre la fronda
con el mismo furor.
De dudas y deseos entretejida
contempl en los ~esnudos
ramajes del inyiel)lo
la claridad de vvestra vida
declinar.
~o

Por qu impetuosos cauces de misterio eterno


serpea la sangre y rompe sus terribles nudos?
Me esclaviza la fuerza de ese obscuro anhelar.
Se extingue lentamente
la memoria de un da antiguo y fuert~
que borra al duro afn mortales huellas.
En su rostro se ha helado la verdad de la muerte;
ninguna nube cruza por su plida frel}te,
la v.oz yerta y silente
la semblanza alta de estrellas.
Oh signos argentados! oh mgicos tributos!
un tardo rayo alumbra la artera
gracia que os evoca, espritu que. elevas
los gloriosos frutos
sobre el poder tranquilo de las glebas.
Como en spera cumbre
la altiva primavera
brota y esplende
de su triste veste
una fnebre llama mi dolor enciende.
Oh frgiles criaturas! Oh padres de cenj~al
Un abrazo glacial en ;pol:vo os ~terniza
y ante el sueo desierto que duerme la creacin
la viva soledad de vuestra ausencia siento
mientras un viento
incierto
como de mar y huerto,
turba mi expectacin.
Mis obscuros ausentes,
dormid en vuestra orilla,
al pie de los baluartes que escande el oleaje.

9!

El inclume azul del medioda,


eri m clava sus garras relucientes
y arde el suplicio estril de la arcilla.
Sobre reliquias rotas
que devast el ultraje
del tiempo, cedro y palma
cernidos de gaviotas
-epigrafa
blanca y fugazel silencio perlcido se astilla
y corl su grito
entra en el alma
el infinito
de la marina paz.

Plenitud

Certifico el color de la maana


bajo el pulso incesante de la duda.
Oh redondez de mi deseo sin nube,
la caricia te vuelve certidumbre!
Sus cabellos de brisa entre los pjaros
y es ya medioda de su presencia.
La claridad pensada de sti sexo
despertando de un sueo sin memoria.
De su carne de ausencia slo el eco:
la mejilla de IJ1rmol contra el viento.

LA MEMORIA Y EL- VIENTO


Cita
Metamorfosis
Slo t .d~ rumores advertida
en la luz ya desnuda de problemas;
la autridad del ruiseor desvanecida
puerto libre la estrofa: de pauelos!
Mas el ptalo fijo te delata,
si fingido, girando hacia la ausencia
en espiral recuerdo de su iinageh,
fulgor de la definicin que expira.
Y eres al fin, espectro de la rosa,
mi texto de belleza en las rodillas,
delirante confn de nuestro xtasis.

De palpitantes trminos la espera,


me llama la sirena. de labios fonognicos.
Que perezca la Horda y la Academia!
Mi memoria de rfaga hacia ella.
Sonoriza. el expreso an nuestra ausencia
en la maana difana del pecho.
Su voz, reproducida en el comercio,
transpuesta -de la muerte-, ilesa.
Un segundo de pjaros la em.paa,
mas vuelve en s desde el mortal comienzo.
Oh sol~d<J.d frutal de su promesa
-ppho amoroso del esto d~s!_erto; inis sentidos .sip brizna de horizonte.

Venus prospecto
Una brisa de hlices publica
su aparicip, transflmica en la tarde.
Los expresos sinfnicos transportan sus sonrisas,
y su voz reverbera blanca de abecec;larios.
Un silbato lejano da idea de sus cabellos,
y transmiten sus seas veloces, los peridicos.
Suben, bajan de precio las reglas del desnudo
y saludan los pjaros sus ofertas risueas.
Telegramas ingenuos, sin races de imprenta,
la aproximan; convergen hacia ella
los recuerdos, las hlices, los rieles.
Por declives de pjaros desciende,
escaleras de sueo la sorprenden,
y habla sola, de noche, con palabras de vrtigo
verbigrafisilovelosilsticamente
en los eclipses rtmicos de la General Electric.
Mas duerme; al fin, detenida,
de su salto d"e trnsito,
a la prisa,
toda trmula de vida,
sin memoria del Louvre entre mis brazos.

Ocenida
El azul colonial de los prospectos
despierta bruscamente mis instintos 'de imprenta;
un grito de horizontes la refugia en mis brazos
mientras la tarde vuela de la palabra "Spolding".

94

Las olas recomienzan su cortejo sonoro


y una sombra de barco desliza su respuesta;
queda el viento supuesto por letras de veleta
y su adis es el trnsito a un enigma silbico.
Un tic de golondrina desnuda mis sentidos,
-meridiano de mstiles sin erro_res de sombra-,
el ocano confunde su vaivn en mi pecho
y remueve mi obscura inmensidad de masas.
Su pauelo persigiJe mi memoria geogrfica
sobre l9- soledad celeste de los mapas.
Duerme un rumor de ~rgepes marinas,
vuelve su recuerdo de contornos sonoros
y mi silencio afronta su presencia de espuma.

Verbo
La palabra principia su rumor de Universo.
No hay indicio siquiera de fractura en el aire.
La letra estereoscpica que corre .por mis venas
acumula en silencio sus promesas de idioma.
Los deportes agrupan su alfabeto de hurras
y las sirenas cantan sus barcos al odo;
sonoriza septiembre la trasmisin de un trino
y en voz alta despido un motor de saliva.
El rumor estertreo que recorre a la rosa
en el disco respira su "modelo de ausencias:
hallo! hallo! a qu extremo ha llegado
su sombra ligersima de ali~nto telefnico.
Yo comienzo a llamarla con fuerzas ferroviarias
y una diccin de fbricas me responde en la URSS,
95

mientras la brisa oyente multiplica su nombre


hasta el fondo ortofnico
de la multitud.

Su miraga difunde el azul de las fbulas


y palpita en sus labios un rumor de riberas.
Viene la geometra perenne de las olas
a mezclar su comps a nuestro abrazo
mientras el mar mueve sus mquinas
bajo la claridad' de fras devastaciones.

Renacimiento
T sonres desde el orde de un xtasis desnud
y despiertan de pronto 'los jbilos. a~c~nos,
pero la ~qrma slo responde por el tacto.
Una caiici flota 'despiendida de' mundo:

Su desnudez marina resuena entre los rboles


como .}a .claridad pulida de la tarde;
las columnas lendidas, las rosas de su cuerpo
desgarradas, a orilla de la espuma.
Oh, gloria estrangulada por el tiempo!

..

'

;.

"

Desintegra el otoo su conciencia amarilla


mientras sangra la voz de las insurrecciones;
viene un soplo de mrmol a estremecer su carne
y surge de la memoria de ias ruinas,
las entraas crispadas de injusticias,
i belleza. que. consume,. eternidad petrificada!

Transfiguraci'~

Busco en la soledad pens1da para pianos


la memoria de fuentes que dicta su presencia;
el verano sofoca los frutos de sus senos
y un xtasis de estrellas colma nuestro silencio.
Abismado en sus ojos de infinita nostal&"ia
imploro su respuesta blanca y vaga de estatua;
las palabras expiran sacudidas de vuelos
y mis manos expertas descifran sus cabellos.

Verano

Cediendo a mis caricias una rosa sangrante


su seduccin mortal, al fin, se hace visible;
transparece en la carne un sueo de jardines
y despierta en mis brazos cambiada por la tarde.

La maana es un grito salpicado de pianos


que abre las v"entanas al ardor del verano;
la brisa hace volar su ropa de campias
en las playas de luz por donde van sus pasos.
Oh desnudez marina de palmas exaltada,
reconozco la espuma de sus hombros '
ert el salto de mrmol sin apoyo,
vuelo frgil que se quiebra eQ. el agua.
96

""
1!1$,
..

91

Mensaje
"l

Poemas no coteccionados

. J

.Para. Mireya -: 1\-lanuel


;'l
;

Sombra, cielo, misterio tremante entre ramaJeS,


jardn que juni'o enciende con luz flava y ~rdiente.
tOh belleza inefable que a -~ llega~ s~nne1_1.te J ~
sobre olas de ausencia y polvosos muajesl
i
'..
'
' ~

,)l.;

Cuando en la soledad, el. tiempo detenido,,


en secret'me "en'tiegue su' mas bello- presente,
la piedad y el furor se habrn ya confundido,
mas brillar el deseo de tu fuerza impaciente.
Ven entonces con1manos de. n~car,y de olvido:
apaga t esa fiebre y serena esa frente.

.,

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f!

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;:t

.... ,

. r

Esas cursis romant1cas ...

Esas .cursis romntiCas de 'los 'ojos rasgados


que hemos visto en ~los' baiies ~ilenciosas llegar,
cori la mano en los senos levemente ondulados,
semi-espejan saludM'iixtilneos de :fiac.'
Y en la' enfefia "sonrisa 'de los labios. pitads
la nostalgia se asoma cuando tocan un vals,
tal parece que aoran viejos bailes pasados
del invierno.que nu~ca ya ja~s volver.
"t.

_.

A veces en la punta de un saludo mundano,


nos alargan la pulcr:a laxi_tud .de una mano,
meniqudes<;'<!m~nte, ~otpo haciendq un favor,

r ;.;

PERSONAS Y RETRATOS:
.'

.&. '

,I
t

1919-1980

-'

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'll . .

'.

1 ' . !.,1

.,

..

";.~_JJ

l,.

.,.t~L

y en las caras clownescas, la boca ensangrentada


se rasga en un fruncido, cual, .si-p'na Pl!~flla<:!,a 1 ~
partiera en dos mitades n breve fOraz!l,.;m 1 , ;

:~ '

,.

...t

....

_1

r99

Oh los ~gicos gozos!


Viviente .hermosura,
alianzas con la verdura
sobre el prado ~e n~estros retozos.

Como danza gozosa por h orilla


que sigue un vivo imaginar divino
la cie er viento peregrino.
.
Mi mensaje la alcanza en la mejilla.

Osado aquel
que intente copiarte
-paradigma del artepor buril o pincel!

Qu pretende de .m l maravilla;
el mrmol blanco que del Ponto vino
y en un ciego tumulto de contino
a su pasin de espumas me arrodilla?
. :,

' 1

l.

Trmulo palpitar,
locura o razn
de no pdder sujetar
la insuicia de la ocasin.
Yo tengo la quemadura
de su visitacin,
y el mar
la ternura
d'e:su despertar . '.

Ondea su flagrante cabellera,


ensortijado hechizo de la primavera,
eg. el misterio de la tarde pura,.
y mt; rwdo a sus. grac,i;.s in.wortales
viendo correr las mrgenes navales
de 5!onde nace, y mue:e s~ henl!OSlp:;a. 1 ;
'

A 'ldolina
't

100

~ r.

'

"f"'

__! ~ ~

1.~

' ,.

Ro~agnoili
J

r~ .. ~

un retrato

De tarde er el' azul aparecida,

Escuchh en el mend de soled~a~coirriado


tL
el recurso de un triiid que interpone la tarde,bajo la fresca sombra del azul cobarde.

'eh gala de otro tiempo, los cabellos castaos

Oh delcia imperante
del musical gorjeo!
Comparado
al andante
de su voz, el discurso encumbrado
es un ftil gangueo.

En sus ojos serenos como en los claros lagos


avistamos las lindes de los pases vagos;
reprimido en sus 'mimos hay un vuelo de encajes
y en su alma el encanto de los hondos celajes.

con colores de Rubens el pincl de la vida


ha pintado la rosa de sus mgicos aos.

Cuando el tiempo destruya su belleza imperante


A?k

101

y ya no pueda ver su son~isa seda~ te,-~~


brillar sobre el polvo de alguna galena

t entras en el mundo
cuando me marcho yo.

su minuto de gracia para la eternidad ..


Que la pint, dirn, la fantasa,
pero yo slo supe que eras pura verdad!

La vida dra un segundo,


apenas es, ya pas.
vs a dedrne tina cosa:
ViVir en tu corazn?
.

A un amigo*
Aunque a su corazn le fatigue la fspera
.
volver a verlo antes de que d,ecJipe el a~o.,f, _._)
Auguro que los campos c~c.ros de primav~ra ..
iluminen su alma con el .f:r~~co:t. de !lnta~o.,) , l
Yo no s por qu fui a remotas frontera~, 'F- ~ r
en busca de otros cielos como los emigrante~, , L
cuando gloria y honores no son ms que q~~}P~r~s.
Ah el to de la belleza! Ah, mirajes distantes!
Mucho lo he recordado en los tiempos postreros:
en un tren, a la o.rill~. del ~ar, ~n los senderos
de un parque, en -el silencio de un sala vaca.
Sueo que un da elevemos.nuestrac;opa t;spumante
y que apun,te. ~:o, sus ojps aqueLfulgor chisp~an~e
de cuando goberna'f?.a "Ji a. 1a vez combati!'. .. l
Heriberto Jara.

. D pie, ante m, inocente,


cae un pl}rpuia. claror
de estrellas- sobre 'la ttent.
Por la gracia de tu amor,
cuando me m:ire"s de lejos,
hz que envuelto. en tus reflejos
sea menos mi qolor.

r .

Elega
a Ignacio Milln,
~
,'
r
1

Tt

,,
.-

l"l ... "r __

_1

'.

I.,.

Antes de que empezara mit viaje por el pmndo, ,


. .
,
mi: hermandad con Milln era ya ftuto cierto. '
De su balcn veamos reil.cerse los barcos
..
sobre el-sedeo azl de' l~"mar incesante.
i
.

Leamos a Shakespeare y a Goethe los dos juntos


con el alm:a en 'un pu, pues buscbamos ambos
los niveles ms .altos que se asigna el espritu.
Un dulce deporte co:il'suma nuestros sueos: r 1
seguir a las muchachs por las cailes"del p'etto:
.

-1

.
l
En Jalapa, vergel de''airebolad~~ tarde~,
qu alegra verlo! Traa o_iisigo :siempre
la"s nvedades de" la Revista d(/ Occidente:
t
.. ~,
...
_.r-Lr-r...
El Espectador de Ortega y Gasset,
, . ; J
embeleso; poesa, r~sas de Aranjuez;'
La Decadencia famosa de Oswaid Spengler, ~;r
~

_......._

~-

'

'

'' -

Mi!'ia hab~l.
(

' .'"f"

02

'1! ' '

Mara Isabel, azul, rosa,


nia: de mi expecfain;:.-1. ~

'"!'"

~ '

,..

i'o3

del que amaba lo fustico;


o las Cartas Biolgicas qu~ e~CJ;iqip ygn Uxwell
celebrando una dama,
tersas como el cuerpo de una mujer,
libros henchidos de enc!lnto y pc;q~miento
que eran una fiesta del al~a y lQf ~eptidos.
Entonces aprend qu~ el_ es.tremecimiento
es la mejor parte de las vidas humanas.
Como otros ahora quieren -cambiarlq..ro.qg,
ahondbamos nosott;as .en el ser y. lo ~terno.
.En un jardn de enhiestas. aratJcarias
entumidos por los vientos del Cofre
glosbamos los folios ltimos del oto~o.
Cuando en Veracruz yo, una vez, goberqaba
le encomend un asunto.que tena sus bemoles:
un g~neral siniestro, de estirados bigotes,
ahorcaba campesinos sin formacin de causa,
desolando los campos con sanguinaria saa.
Abnegado acept6 con un' ges'to cumplid~.
Lo enfrent el bufn trgico jactndose de hombre;
tranquilo respon_dile, que t~~bin )l lo. era.
Bregaron !argamente con _un enCOJ1~;yiyo . 1 .
-razones diamantinas contra
bravatas
necias-.

' 1
....
.
..

Pero Mill1:,1 ms. firme. a~incaba sus .rejgne~ .


...Vuelv~ a su ac<?m~t\~a 1 al fin. lo desfachiza
y le arranca la mscag c;le sefj.pr de la muerte.
Tal fue mi camarada de aquel tiempo difunto.
Hay cosas que se ignoran y no dice,Ja historia
pero que la. poesa ha de poner en claro.
Tena Milln el habla 7de la gente nortea
y un aire triste y distrado.
Comparta con Schweitzer, de _la msica eJ gusto:
sus manos imantadas r.ec;orrap el ~;cJado
'
donde pasaba en xtasis horas _desafectadas,
cuando cuerpos y b~t;n.es no son ya repartibles
104

y nos hall<!~Os s~los f1:~nte a l_as estrellas.


Pareca salir d<:_! .una antigua balada.
Este lgn!lc_iQq~e canto cqn palaqras .moradas
no anq!lVO ~n redondeles entre amarillos ternos.
y azules monosabios com9 el de Gard Lqrca,
citando toros bravos y esqu!vando el embite
con el garbq _y_ Ja gracia q u~ ~s, glqr:ia ~e tendidos,
pero :os aseguro que vala un .as d~ orp~.
l miraba. tan Qlo ~1 ci.n.cho P.~i Zodaco
y la constelacin Q.e Cnce:r,.Lc~r~C$1, de Tauro,
vigila'Qa las ~~lul~.s y su orden simtrico,
y sajal>a en la 5=ame l;last~ los entr~sijos.
''
A su perfil renda las-lnguidas I)lujeres,
y a una de P!i.s 1p.rimas la tena fa~cinada.
Posiblem~nte f!lguna haJ?ra perdido el pvl~o,.
pero nunca ab'!ls de sus viriles fueros.
He aqu ,a mi hroe en ,Nue-ya, York~ b<;ta~o
por john D. Rockeffeler para seguir1su lucha
contra el pulpo de seda engrafiado en )_a car!J.e ..!
Est enamprado de una joven rub<!',
que _escribe una: columq~ en .el World Telegraph.
Una,.foto. b.or.rosa recuerd~ nuestra imagen
igual que si e~tuviqmos alAondo de: un estanq.ue
de hojas apagadas por la estacin cobriza.
Desde Radio City admiramos a Manhattan; la lquida,
ceida por el Hudson, East River y las
lejaQ.~flS -espumosas de Long Island.
Al c.aer -de !a tarde fuimos a pasearnos
' .
;;t River Si~e Drive, del braz<;>.
Un Qt<?o bermejo ven<r de Massacbusetts,
dond~; vivi Dos Passos, qu~ ~e tradujo Vrbe,
y era ~1 m._s _grande de la generacin perdida.
Un enjambre de acero zumba ent~e las astilla,
de un cielo picoteado por :estrellas fur~ivas,
fosforece la risa carmn de la. mu~hac.ha
105

y los tres nos sentimos vivamente felices.


Rodeado por el xito, el_amor -y los vots, ' _:.
preside la! mundial avanzada de un sueo.~
~
Milln va por el mundo, siempre preocupado: ~
Vive modestamente. Su juventud medita, '
;
pues el dlar io agobia " -/
y s'u anguStia eS'muy hnda frent~ ai mal-deplorable
especialmente cuando alcanza a l!il ser querido,' :
su mujer, su "iiei-mana, un ntimo nlig.- ~r,...,.
Lector alguna vez tuviste t u amigo?- ~-
-T
Conociste, por gracia, la amistad verdadera?'
'
No es acaso una estrelia, una alta espern'za;
{
una fuerza taigible que tiene nuestra barc

confiada contra el'vien'to que azota la ribera?. .


Mill~ tenda su_ brazo, su corazn ver'dico
~
en generosa ayuda, pero "falta de- pron~o, ;,
~ !
la obscuridad le cubre lo~ ojos patal siempre: _,]
y nos hunde en -la noche: de un- tiempd desvalido'.l
Ay! mi llanto


< 1W)
corre por el silenCio que esconden las ciudades; i
:Profetisa del suefo, haz t este milagro.' : ~
Regrsame su sombra~ aufique -est' ms~ 'osctir. l J
1
..
q'll:e el mismsimo Fausto l tan claro!
'J,
y permite'qlie venga
-
.- : 1 _;~.
'<1! -respirar tohmigo -el aire del pdema-.
Las viejas diS<:iplina~~de los poetas -trgicos. - 1 ,
llegan hasta la rena rnianciaca de cadveres,.: t"

f
frente al mat-y las oh1,sque en voz alta te nombran:
Milln, Milln, Millri, te lhmii las site"ns :1 r
desde la nieol inmehsa de mi vieja memoria. 1
Cuando. lega el crepsculo me quedo pensti\;oy me dig-o a: m{ mismo, ante tu- apagamiento:

t ya no tienes penas,
yo tengo sosiego~=. ' . -l
Duerme, querido amigo,- el sueo del olvido.- ' r
La vida es ci qe hye, y su furor, l naaa. - '
J

.,

'

'

'

'

j''l

io6

- ,

(En el 80 anivers"fio, de
'Gepnn List Arzubide)

LA P~~

DORAITA

Te escribo de un taf'de una: plaza de ~yer, _ quiz la q1s hermosa de cuantas conoc.
El sol apenas dora. su gracia de 'mujer:.
el tiempo y la .historia estn frent~- a m. -

Es primero de mayo y llevo en el ojal


la brizna de muguet que me prendi mi amor,
como augu~io dichoso en este mes floral.
Miro a veces la plaza y contemplo hi flor.
Tengo _pocos amigos, la mayor parte han muerto,
estoy casi solo como en el desierto, ~
f
y r~s_uena en mi pecho mi lejano fragor.
1/

'
CONFRN'rACIONES

..

ni"

Estrofas' para un amigo'

l
__ ,_

Si al cumplir los 80 el paY.so te hablara,


te dira cosas duras deliacerte estremecer,
pues ya< no hay sonrisa p~ra: alegrar tu cara:
pobre arbusto floriao- que tunde una mujer!
Lstima que ya' ta;de te lleg.la leccion,
", J
cuando la noC:he emproia su sombra a. tu balcrit:~- ....

. ,,o#

c._.,J

Porque una vez a Frari.cfort llevaste- una band~ra


que un joven guerrillew captur al -invasor.

Pretendes que el a pi;. uso se oiga en la tierra enteray que todos te adniren: por tu inmenso valor?

Por qu anda~ contando que yo soy 1\b~ral?


Yo con Adam Smith no tengo ningn trato
y apena~ si en la escuela conoc su retrato.
En serio te lo digQ, pues mis maestros son:
Don Quijote, Hamlet, Dante y el Mago Simn.

Entre copas de vino se pusieron contentos,


y cuando se dispersaron en la soledad
del pueblo, c"menz .Ua lrga: amistad.
Tan slo por poner en Flandes una pica,
escribiste de Brujas, con el otro Germn:
hoy salimos de "brujas"! Sin una perra chicar
salieron los dos juntos con rumbo hacia Paname. _
Planeabas t casarte con una viuda rica,
pero no era el camihOque va a. la Moza Rica,
A lo lejos sombreaban los pantanos de Dam:rpe.

En las brumas del yo,1seryo es esencial.


Mi crtica comienza a partir de m mismo,
y no es importante que est cerca el abismo ..
Asumo lo fatal.
Ya resuenan los cascos de los temidos potros!
Miro dentro de m. Me apart de los otros.
Que los perros se pongan a ladrar!
La caravana pasa sin siquiera: voltear.

,ENCUENTROS

'.

Haz mejor el balance de tus bienes. y males. . \ , .


En un pueblo perdido te, e.!J:cgntraste .a. Cueto.
Andaban por la sierra, de maestros rurales,
henchidos de proyectos. Llegaron a caballo.
El escultor dinmico de la inquietud _constate,
buscador pitagrico de lo nuevo y cambiante,
era flaco y chispeante,, pareca .un esquel~to.
de Posada, saliendq, alegre, sie la hu.sa ..
Lo pint Ramn.Alva. con copete <;le gall?:
qued todo su estilo ~n el cuadro seero!
plano como baraja y color de frambuesa.
T, vindolo, exclamaste jubiloso, el primero:
-Me gusta para amigo el del ancho sombrero!
Del alma te sali aque~ grito sin precio.
En la noche hubo baile. Una sola be,da4
haba ev. el lugar. La exhibiste a los vientos
lo mism~ que un cirquero q:ue salta ~el trapecio.
Mil mentiras contaste como reales
. '-eyentos.
-

JOS

L _

Mucqas veces contaste que por- los bulevare~


te encontraste una rubi, de iQ.verosmil chic,,
que tena la fragancia: de los nuevos cantares.
(T llevabas al cuello tu mascada batic.).
-De qu pas viene este hombre ana,rf!.njad9? (Sic)
pregunt. Y te dijo: :T sers mi. "beguin"-, ,
que Cueto te tradujo mu_y bien .como "pel!)ta",
porque t de francs no parlal;>as qi jota,.
Y por aquella loca d~ ltan sandia locura
que a ti te volvi loco con .J~ l9ca ,aventura,
caste en la quimera .de <;:reert~ Do~ J't,J.a~.
.

Ya eras t esclavo de la frivolidad


cuando entraste de arriero en ~a vieja heredad.
con laborde (un poeta mediano), Lombardo,
Campa y Velasco. Nuestro amigo el panadero,
recuerdo que una vez le ~alt al letrado '
fulgurante y certero,
como un gato pardo,
creo que cuando aquel
rindi los sindicatos
<H grupo de Fidel
y los cinco lobatos.
T esperabas en~onces que alzaran el teln:
el aplauso y elpOlico fueron tu perdicin.

r ~i

.'

109

LAMsCARA

.,

Oh! T que palideces al nombre de: Vancoqyer!,


como. dice Thiry, el po~ta soldado..
Scate la verdad de l ms entraado.
Confiesa ante tu amigo,
que es poeta y testigo.
.
T tenas en Puebla aquella novia pber
de floridos balcones que -dejaste plantada
en la ciudad anglica de luz azulejada.

Entonces slo hapa:Gic,:atero~ Il)jtQtes,, . ' ~ _,.,


un solo Huitzilac, pequ~fi.o~. 'topiJ~jos,. ; 1
pero no Tlatelolco~, ni: siq!liera de lej9s, .
porque slo se lJ.Sa.ban.,IIJ.!lngueras y ga,rrote~,
y no la vil m~gaJla d~ 1~ gwl)des matanzas
que en octubre dejaron tan sangri~ntas Ji!b.ranz~s.__
Las cosas :qlJ<; han_pasdo en d .M~~!co aciago!
Hay crmenes peores que Jos qel mis~o ~ago,l

'

\~

...

EL

Como un vendaval de 'Hojas azotadas;

huyendO de Un mOtln de pals'y enb'OSldaS 11 : !~~ T


una tarde a mi caSa llegaste acompaado
de Leopoldo Mn~ez, imestro- am~go llorado,
con unas raspaduras que mi madre c~r.
Sentada en su butaque claramente la ve?
aplicndote rnica y un ligero parcheo,
con la misma dulzura qe a un hijo feo.
Todava esa tarde prepar un'os tamales:
(que eran, t dijiste, un }Joema enrolla_do),
usando hojas de pltan, el amabie secreto .. , '
de su ingenio y el gusto de l,as tierras natales.
&

f '

"

.. ,

. tr,

T llevabas
l'mscara canbal
en que Cueto
' r .
.
.
.
, .,.
fij tu risa abrupta, como un lrio reto.
_ ") y :;-;.1
Quin no . te recno~~? ES es~ tu r~t'rat_~ ..fl.J
, .!-y no le hace falta ni el menor garabato. .n!.o {

PAS DE LA

Aviador temerario que los cielos cruzaste,


con la gorra en :Ja Il!a!J.01 a Mosc saludaste.
fliciste una- pirueta, frente a San .B~Hio,
fuiste a Samarcand e:q. busca ,d~ 1111 -idilio,
el corazn robastf. a L_!lJ Dama .de .fiq.ue~ _;o .
y un capullo dejaste. Se11 .Uon Juan es t\1, -fi<;.
.

'

l.

.
lNTERROGJ\,CIONES

Cuntame ahora algog,ue _se<~_! ge, iwpor~ancia.


Florecieron de nuevo las rosas de JUan Diego?
El Ego del.ggbier.110. ~s ya. el otro Ego? __
La ciudad se e.mb.al~ama con la ,misqStJ!ag~ncia?
Te paseas todava_f>9r.l<l; calJe ~ad~r] .
Comes y bebes b~en1Ml1~r9e~,en l_a ma!J~~:t;l.a} .. - L .t
Del placer de la carne sientes an la gana?
Andas como siempr_e.L!llegre y Pl!llagguero..
contando tus hazaa~ <;qn g~sticulaciones, ~ T'. por cafs y oficinas, ;por.]:)Itres. y p;;tnt~Q!J~~L~ ,
Sigues enamoradQ. d.ela,,Maja, De,sn!lila?.!_ J i. J r.
,
Entre el tiempo y su cuerpo no hay un pliegue de duda?
Ests con tu or~g_Io plantado c;p. urm._$_squi!la~
y la Internaciog?Lg_'!n~trrrea~ eJl S9rflip~?_J;.
~:1p :..
1 .;..

C1,1ando te pas el su.sto te er~uiste ~?gallado,


como si estuvieras ,are11gapdo de un estrado:
"En aquella refriega gi(:~pal}o Je~~~t
la bandera del pueblg-qu~, un_soba.rq~ ti,r,
y en cuanto a mi~ h~J;!d.as, ~-e. s_uro ~9n sal.iya."
Oh hombre emP.av.es.ego-.que. t~ c;ife.s de oli~a!

HQ

'

':

:\

1 ...

In

Queda algo que palpite en" tu vida azotaaa,

una flor, una risa, una 1-rga inhada?'


Gallardo todava piiisas alfombr:arla vida
con los ptalos nuevos de-la dnicin perd-ida?
~
Cuntos jueces sostienen de verdad la jstieia?
Hay quien se rebele' contra la im"pudicia?
Trata, como en la Biblia, de encontrar ~ "Iliezi Justos1'
y pregunta a los que pare~can ms adustos,
~
si habr nombres de calles para Bassols y Jara,
hroes de romancero, sin falta y sin tara.
Queda la de Esperanza,'
que en otra lontananza
fue amante de un Regente.
.. n '
Oste algo igual de la. "perduta gente?'?
. ro~ r
No pronuncio su nombe' 1porque est ya muerto,r
y no tier:te defensa, ni abrigo, hi puerto. '
'
Pero en verdad te digo que era un gran pill
y tan slo merece mCdespredo am.arilfo.

Sin embargo, no es esto, lo que a m me espanta,


sino la indiferencia col) que el pueblo aguanta.
1

E& VLS"bEL

PEYOTE

Si vas por el desierto hay Ul pueblo en cucas, )h


no preguntes qu hace: viendo est maravillas. : ~
En bermejos crepsculos:y Itvido de tediopasa su vida entera d ,spera 'sin remedio. 1

f .

Los pesos que t ves flotando en los1mercados


como peces de plata. que parecen volar,
son turbios espejismos de remotos pasados,
una pera oa que nadie ha de cntar.
Los emblemas. de gloria, blasones y colores
que ondulan contra 'el cielo y tomas por banderas,
son tan slo tendidos de pobres lavanderas
que lavan en un charco su .ropa y sus amores.

La lujosa chatarra por la calle estrq,gada,


y los barcos de vidrio qu~ no saben flotar,
son infames lud:ib:tiQs de .una mascarada
que no limpian los siglos ni las agl)as del mar.
Las flores y l?s :fi:y~os de nuestra cornucopia
que contemplan tus ojos como sueos de miel,
qu son sino quimeras .q.e n.uestra triste inopia,
los terrones del tiempo, del milagro la hiel?
Si hasta el fin de la :t;~;ocpe te llega u~a sonrisa
y la patria te dice que quiere hacerte honor,
es la voz del fantasma vago de Mapa Lisa
que se cerca de puntas, y en tu alma desliza
un arsnico dulce, un engao en su flor.

....

Si Xochi pili te ofrenda mi raino de flores,.


no es la primavera de los suaves alcores:
son tan slo los cardos de -speros desier_tos
enyueltos en el polvo 'de _los recursos murtos.

'.

Ese vals que escuchaste transportado de gloria


es la vida que gira y girar es vivir?

A las vueltas del tiempo, rep~san,do tu historia
te responden las olas que girar ~s- m~rir.
'

Si alguien por el' camin-o 'te grita Adenf!-' . es porque falS ruta hace en el mismo instimte.

ii2

Pero t no por eso vas a fruncir el ceo,


pues sabes que si, es 'no, dnde la vida es sueo.

Ay, amigo del alma, que crees ser el maligno!


Que las ascuas son rosas que acarician tus pies!

113

Inocente del mito que te asombras del signo,


que pierdes el horscopo y ves lo que no es!
No creas a tus ojos si hacia ellos aflora
la princesa oferente, cuyo nombre es Flor,
que llevaba en su seno para el' .rey una aurora
junto con el hijo de su blanco licor;
ni a Ilhuicamina, que asol las Huastecas,
y en las Guerras Floridas fue el Gran FlechadOF;
ni tampoco al sangrante, lapidado de Chalma,
el ms triste y tiznado charrasqueado de1 alma;
ni a Marina y Corts, el de las piernas chuecas,
que tortur a Cuauhtmoc con vil iniquidad;
ni a la divina Eulalia de los piadosos huesos
despreciada por sabios sin sapiencia ni sesos.
Los miles de payasos que te hablan con muecas,
Moctezuma, el monarca de la "silla de oro"
y su largo cortejo abigarrado y sonoro.
son slo los delirios de una oscura ebnedad.
Pero si un da acaso por camino llanero
ves que vienen hablando un noble caballero
y un rstico montado en un burro, zaguero
-el primor, el ejemplo de nuestra humanidadlmpiate bien los ojos, rndeles el sombrero,
has visto a Don Quijote y a Sancho, su escudero:
viste la eternidad.
All lejos, muy lejos hay un pueblo perdido
entre cactus y breas y un nevado volcn.
Una inmensa corr~ente de podre lo ha tendido,
la nusea, el olvido y las piedras por pan.
T, como los huicl:wles, espera las auroras,
y mira cmo pasa la danza de las horas.,
ll4

li

'

.
.

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.,,

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ALARMA

Los negocios del diablo prosperan ms que nunca.


Si estallara la guerra sera todo espelunca.
En verdad, en verdad, tomos y neutrones
se esparcen por la tierra. Perecern naciones,
se borrar la vida, se acabar el gozo,
ya nada crecer, y el tiempo ser un pozo
que vigila en silencio un fantasma homicida.
Salud! Salud! Oh hombres de blindados edculos,
os espera la muerte infausta, sin testculos!

BIFURCACIN

Va llegando la hora de que nos despidamos.


T te vas al infierno. No es en lo que quedamos?
Busca en crculos leves a Paolo y Francesca.
Que sus lenguas de fuego te sean delicia frescal
No merecen reproches por sus dulces deslices
pues mucho se amaban, y "no hay nada ms triste
en la miseria que rec<;>:rqqr los tiempos felices".
Si te encuentras a Arqueles por 'tos des~alladeros
(pues fue amante tarobin, discpulo de Eros),
dile mi voz sentida: que mi amistad persiste.
Un amigo que parte por oscuros senderos
es una sombra ms que entra en nuestra ~ida.
Yo me voy al espritu, a Dios,
o con Hamlet quizs a la. vieja, ribera
sin regreso, o a mi infa:q.cia marinera.
Ser-ah es lo importante; no estar tumbado.
La vida es la muerte? o La muerte es la vida?
Es un sueo acaso? El capricho del Hado?
Quin sabe, quin sabe, hay an que esperar.
ll5

Quisiera marcharme, pero antes desalterarme,


y a borbotones bebetme el mar.

La poesa es' lo que vive ms que .una ~sepultura


Es la pura excepcin. Un soplo de. altura.
. .,
La flor invulnerable a la espada temida.
El ltimo Yedu'to qu nos deja la vida.
Es angustia, horizonte, anhelo del confn.

A~is.

ARS PoT{CA

Hay algo todava que no debo callar.


Es siempre preferible solame:pte gustar
a unos cuantos selectos que a mil de lq vulgar.
No busques a la Plebe, no sigas las charangas.
No creas que la poesa es un juego de mangas.
Tampoco el espejo del tiempo en que te ves.
Es lo real absouto como dijo un romntico.
El rosal, la mujer, la estrella de mi cntico
o la viva nostalgia de lo q.ue pudo ser?
Poesa es lo que es.
Son Las flores del mal, de Carlos Baudlire,
Rimbaud, Nerval, Stphan Mallarm,
maestro de la ausencht y el imposible qu?
Cendrars, Apollinaire.
Incluyo a las E'spaas:
A Jorge Manrique, ei de la muert~~:rida, 1
Gngora, Quevedo, quien dijo del Osuna:
"Su tumba son de J'lndes las campaas
y su epitafio la sahgrienta 'fiiiia",
Juan Ramn, andaluz de universal medida,
'carda Larca, el gitano, eterrio asesinado,
Aleixandre, el Nobel de vendimias extra~s,
el segundo Machado, el del tiem.po y la vida.
A Mxico tambin con Ramn Lpez Velarde,
el primero en Zozobra; sin desdn para tantos
de un afn infinito, tuyo corazn arde
bajo el cielo sediento de pjaros y hechizos
en las altas planicies, y los que nuevos cantos
trajimos de los ros de viejos parasos.
116

DESTELLOS

'

Hoy sal
busca d~ mi perd,ida juve!Jtud;
y encontr su~ destellos: la alegra, a salud,
la amistad,' que hace'I1 bien. Expulsa al tiempo ruin,
la polilla, la mscara. Manda a volar el frac.
Que el mundo de la mentira y la farsa haga. crac!,
Recuerd las bellezas de nombre fronteriz:
la danza y el teatro, la poesa y el hechizo.
Tenas t un apetito de tiburn ha~briep,~o;
yo una larga avidez de camello sediento.
El mundo era tav leve: ci~Jo, estrellas, mar,
la aventura infinita como el respirar..
De qu mangos, _de q11 gl\ayas, de q pias
me perd,
pues a aquella fruta coh lores, de campias
no volV!
Olvida tu cadver, que nada te atorinente,
y bbete conmigo, melanclicamente,
los ltimos raudales de un da acariciador.
Porque nunca desert~s la amis!a~ y et amor!
Y aun, que en muchos aos, lo mismo que en la escuela,
cuando oigas tu nombre, puedas decir P~esente!
La vida se marchita <;on el tiempo q4e vuela
'
bajo el veredicto de la hiz mortecina.
T, vive en mi poema de confeti y carmn.
Desastre mexicano! Diana de la: vicioiia(
Poeta, malgr t9ut, y a peSa.r de la e'stotia

'1-)
'-

con una virtud rara que te saca la espina,


y para todos brilla: ser amigo sin fin.
Bruselas, 19 de mayo de 1978

Autorretrato con paisaje


No todo en m es cuerpo, apariencia y figura;
la voluptuosidad enciende mi vivir,
y aunque el sol de mis das ya casi no fulgura
an me queda un hondo y doliente sentir.
Extrao el ancho mundo de los antiguos viajes.
Contemplo, reflexiono, dramatizo. Sonro
a mi juventud y al brillo de sus mirajes:
al fondo una atalaya y la cinta de un ro.
No vivo del decir sino de lo que hago.
Morir viviendo en la poesa es halago.
como brisa que surca un recuerdo -naval.
A veces en el alma me prende un sueo vago
que me deja en un_ xt:5is, y presiento el amago
de alguien que, me mira coh un :mirar letal.

TRES CIUDADES

A Veracruz
Gaya ciudad de acentos liberales
que ostentas la flor de la sonrisa;
118.

el albedro marino de la brisa


alborozado corre en tus portales.

Ceida del azul de tus cristales,


tu palacio es florn de una premisa:
preside las instancias de la prisa
y la locura de tus carnavales.
Ajustada a verdad igual que- a norma
proclamaste las Leyes de Reforma
desde el viril coraje de tu orilla.
Tus muchachas de gracia sevillana
pregonan el fulgor de la maana
y son de tus balcones maravilla.

Guadalajara

Al pie ,de tus enhiestas torres, dqnes


de la belleza son y la apostura
tus !ll~jeres, primores de escultura,
y estamps insurgentes tus varones.
Qu ms gracia pedir a los blasones
que engalanan el aire de tu plaza,
en donde el alma entera se solaza
con el donaire de tus canciones?
Si en tus oscuros ojos me mirara,
sentira la calca de mi infancia
caldeada por el sol de la pradera,
y bebera oh! Guadalajara,
en tu barro de abscndita fragancia
todo el deleite de la primavera.
119

A Puebla,
i

r"

Oh! Puebla de, barroca arquitectura


a quien Myo engalana de banderas;
tienes un don feliz de primaveras
que en mi: memoria para siempre dura.

,;~
~~

Los sones de campanas por la altura


van volando a morir entre las eras,
donde se alzan las cpulas seeras
que aposc;!ntan la luz de tu hermosura. ,

por eso al recordar mi jtiventd y amores,


a tus plantas, igual que un haz de flores,
pongo la estrof~
m'i rendi~iehto.

-.

. .

Cuando en pensarme y en pensarte quiero,


apoyada en. la mano la mejilla,
miro el agua correr desde la orilla
iguaf que 'en tiempos de mi amor primero.

EL POETA Y EL RfO
'

. . :y una ~ter:~a. !J.Ostalgia dc_: esmeralda.


MANUEL

Jos

Eyp<;~lldor d.el. tiempo- .....

'

);.. ,,

'

Evocando del tiempo en la. distancia


el ro de. qtj .~daq ;u:nan~ci.dii.
120

Como en un espejismo de mi infancia,


miro el confn. El alma, desasida
del mundo y de su ansia,
tiene un leve temblor de despedida~

C-qando en pensarme ...

?e

"

~~

Al ocaso ardern las viejas fraguas


del sol, mientras tus aguas
corren hacia la mar y hacia la nada.

Pasa el tiempo, co~ l t,lmbin''la vida,


el alma queda en soledad transida
y es tan slo rescoldo el sentimiento;

.,

Volver a tus riberas, claro ro,


a retemplar mi espritu en tu bro,
antes de' a.ndar la ltima jornada.

r.,

'\

aspir,o el alto don de su fragancia


y proclamo mi pasmo ant~ la vida.

.1

THN

T fuiste el paraso tempranero


en que colm las ansias de mi arcilla,
y en mi pech? enc~ndi~te la am~ri~la_t
brasa del trpico altanero.
Ya cristalino o ewpa.'ldo espejo, '
a medida que avan~.t tu -corriente,
hundidos sueos p.or el cauce v~ejo
121

suman las sombras de aquel tiempo


y me parece ver en tu reflejo
los aos que pasaron por mi frente.

ausen~e,

Contigo van ...

Contigo van l1li alma y xp,i albedro,


mi afn, mi vida y mis desvelos,.
mientras que los marmreos cielos
duermen al fo:p.do de tu ca1,1ce qo.

Qu es lo que me aguarda cuando muera?


Mi crne es slo un fruto magullado
que se pudre al sol de las praderas?
Cuando acabe el favor de la mentira,
despliega el rumor de tus palmeras
y mira con al1lor a quien te mira.

Por el mar las banderas del hasto


se agitan ya entre revueltos vuelos
encrespados, y vagan mis anhelos
en la marina azul del tremolo.

De la. ausencia de.vuelto ...

Olvidando el fluir de tus cristales


alcanzas los tumultos litorales
en _un pacto sellado cop. la suerte;

De la ausencia devuelto a estas orillas,


drag:r:t verde que guardas mi tesoro
(el dolo, el mago y lo que lloro),
que tu claro satn corten mis quillas!

que retratadas queden en tu historia


tra~spareQ.te -mi vida y n:ti memoria-,
redimidas del sueo de la muerte.

Oigo el ~ulso latir ...

Oigo el pulso latir de tus riberas


que la vida y la muerte- me ensearon;
forastero, crec junto a tus eras,
y tus aguas al mundo me llevaron.
122

De tus fr.escas muchachas tempraneras,


la belleza y la gracia me elevaron,
aliadas de tus fuerzas y banderas.
Que el texto de tus aguas sea alabado!

El poema laprado y sin astillas,


la caoba y el cedro que deploro,
lucen en ti el cielo con que brillas,
las arenas, las estrellas de oro.
Tras los trances del mar y _sus murales
avanzas de l;..s reas sepulcrales,
y despacioso pasas por mi puerta
cantando tus baladas de marino, .,
mientras que yo contemplo mi destino
y los despojos de mi vida muerta.
123

Por qu en su afn la .carne floreCida


junta al goce la.pena de la vida?
.
Como el pjaro oculto entre las brumas

Como Leopardi muo ...

Coll}Q_ Leopardi miro el infinito,


de la antigua colina de mi infancia;
el lejano cristal en la <Hstancia
corriendo va a la mar de ronco grito.
El reflejo del tiempo indiferente
-esencia de las cosas que p,asaron-,,
se pare~e a.!as tramas que Uevar,on
mi fortuna y mi ansia a tu corriente.

que lanza al ~ire su dolido grito,


envo mi mensaje al inJinito,
.sobre el sueo .del mar y las espumas.

P'reiudio en la montaa ...


~

Vosotras aguas hondas y sumisas,


apariencia de cosas verdaderas,
tan slo sois las sombras. tornadizas
de la vida, los juegos temporales,
la mapa, el pensamiento, las quimers
del hombre y ss d'uelos ancestrales.
~

Las antorchas alumbran el camino


que va al puerto; velera arboladura
finge a la noche leve veladura
y fuegos de San Telmo en lo marino.

A travs de las sombras de abalorio,


la luna de mbar como un ostensorio,
silenciosa resbala en la arboleda.

Esperar paciente ...


...

4,

Esperar paciente en la ribera


que a m llegue el tiempo prometido:
siento ya qu se acerca a mi latido ' '
la amarga broca de la edad postrra.
1

,r,

Contemplando en tus aguas de esmeralda


mi nostalgia_y:.tu eterna primavra, .
una vez ms-Ia;parda

semente.ra~

dar su fruto eSarlata y gualda;


124'

Preludio en la montaa del en<;:ino,


qu misterio te lleva, linfa pura,
para bajar curiosa a Ja llanura
y volcarte en el mar de tu destino?

-"' "'

Yo, conduzco a mi pueblo, ptegrino,


entre votivas piedrs y adivino
cerca el mar de la sal y la alborada.

Oh tiempo! i.h ro ...


Oh tiempo! Oh ro de la existencial
Voy en la entraa de tu ser fluido,
125

marcho por el caudal de tu experiencia


que atrs dej mi ltimo latidoi

Los dones de una virgen. que desgarra su velo?


El canto y el amor en :p.uestro cora~n?

Herclito, conozco tu sentencia:


nadie, nadie remonta lo vivido,
ni dos veces ba su diferencia
en las aguas del tiempo que es olvido.

Dirase que el tiempo se ha Uevado tus rqsas,


yo estoy carcomido de miserias y brozas,
pero :me dura an aquella enca,ntacin.

Ro de cristal, s, adis te digo,


con las mismas palabras de un amigo
que como yo vag por los ocanos,
mientras miro en tus fondosy ramajes'
los sangrientos derrumbes tramontanos,
que son de nuestra vida los -mirajes.

.EL ORO DE LOS DfAS

El tiempo y las rosas

Pocas veces mi vida


como cuando en tu
tenas un aire vag<i,
que me hizo pensar

tanto se ha conturbado,
reino. un da te encontr;
lejano y ensoado
en la verdad que, fue.

Dije, quin, quin ser esa criatura alada,


tan leve, que levanta las fuerzas de mi ser?
Y me inclin, rendido, a tu ideal mirada:
sent la primavera de un nuevo renacer.
Qu es la vida, et misterio, -la delicia, el anhelo?
126

Bruselas

Bruselas es mi novia, mi bcaro, mi amada,


no he podido olvidarla desde que la encontr;
transito an por sus calles y su plaza dorada
que me hablan de otros tiempos, mas no s bien de qu.
Tiene como una suave sonrisa anublada
sus jardines prendidos de mi alma est~
siento yo la nostalgia de su vida velada, '
los castaos de oro, las cosas que se van.
Ciudad de encajes leves y de piedras labradas,
de tintes mortecinos y buuelos de miel;
me deleito en tus nobles pinturas apagadas,
en tus ostras plateadas y tu sabio l\1osel.
Amigos, camaradas del arte y del estilo,
gozad como testigos de tan raro esplendor.
Cuando cierro los ojos creo enhebrar el hilo
de la amistad distante, la poesa y el amor.
Con Breughel y corr Ensor me pierdo en los cortejos.
Valedme Vandercammen, Ayguesparse y Flouquet,
Marlow, Goffin, Verhesen, Norge, Thiry, Plisnier
y los otros de Francia que nos miran de lejos
127

o acaso se durmieron en los viejos espejos


y sus cegados ojos ya no nos pueden ver? '

.,.~

_..,

~-

. !.:.fi'l.,

~..

" - . ,~. - : ~
- _ ! !. :. .....,.
1i j ~
r- r: . . )._ r-~j
TrabaJo en una estancia que mira hacia el pasado:
en silen~o~ t;n,edito y ,escribo
.mi pensat,,.,
. . ::!.>
~;.,-ji_
,.r ~'"' ',~_Jf!)1
la tarde s<:_ "d~spide en. un trance mora~o.
. _, ~Una slaBa-a veces me apar,ta~d un.~sf!r. <.... :,_:
.t. '1

Qu es lo ~que ha pasado? Q fue de nuestro ayer?


Yo amo vuestro trato y vuestro parcer,
Los Cantares de Elskmp, de Verha~ren, Las Horas,
su jardn y su tumba, del Escalda, las proras
y la Eva divina de Carlos Van Lerberghe,
pero amo sobre todo, ms que todas las cosas,
el primor de las rosas
que me dio una mujer.

't

';,_

...

~~--

- l..

poeta y el cigo
\

Cunto me gustara que 'los viejos juglares


cantaran las estrofas d mi -viviente afn,
por calles trajinantes de mancillados lares!
Y que siempre se canten en las tardes de duelo,
polvorosas. de gente, como en Portobelo;
entn; harapos y huesos que al camposailto van ..

128

ll

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" "~ t:'~I1 ~. -;


J. " .~ . '
f_~: -~
... ~ .~ 1 v (
Las hojas ..de m,i cant? ~e junta~ una.~. illnat,' ,(,!:'! 'w"l:i:!l
y en la n_o?~~ '!?!uid.as, Al~}~s. qc;ja_la -1~~~! :...~; {
que acar~q_!l.S<?nando~l.~ gmt,ap;:a_. del mar... :"'"' !:. c;:r~:q

En sus brazos hrezaba .un acorden doliente


de voces quejumbrosas y dolor de arrabal.
Cant algo pareCido a mi vagar trausente,
por el tiempo y los muros de una edad idal.

..

En cerrada claus~r~ estoy libre .del mundo,: .~


oh la, 111~ g~ sJ~.:vefe~.~e he escapad~ ~;~ab~nd~,, .,
que ni el mismo sofista me pudiera alcanzar!
r

Una tarde que en ,Londres paseaba' ociosamente '


adosado a una esquina hall un ci~g cantor;
pareca una escultura por su mirar ausente.
Mi socorro eri ss manos le puse con fervor.

No tengo yo taller, pues mi quehacer es leve:


en ronda las palabras me vienen a buscar.
Ni ostento joya ilusa, ni tengo premio aleve.
Yo me gano -~a glori_!l ~o~ mi propio cantt_!., _
'

El

;-,

...

~"l

Otoflo
.

. 1

...

1-

El otoo ha acampado su cortejo dora<;lo


y difunde vibrantes leyendas de metales,
mientras yo sueo que unos ojos suavemente imantados
de soledad, alivian mis vigilias mortales.
Pasa el viento accionando su~discurs amarillo.
El agua confidente adara sus escalas
y el sol, que luce apenas con apagado brillo;
ensaya sus esgrimas en las dortidas salas.
12!)

Otoo, encantarpiento de la leve piqtura,


me miro en ti y recorro tu triste agrimensura
buscando en el retiro de la tarde velada,
del vino de tus vias la ardiente certidumbre,
pero hallo slo el imperio de la herrumbre,
y en lugar del prodigio la carne desahuciada.

11

Yo tuve del amor la seduccin triunfante


y de los das vacantes esplndidos destellos,
el dulce rendimiento de su gracia fragante
y l sonata ardiente del viento en sus cabellos.
Yo penetr al jardn de un verdor susurrante
una noche radiante de silencio y de estrellas,
y gust del festn las primicias ms bellas,
pero el encanto dura lo que dura un instante.
Qu se hicieron sus risas y el reino milenario
que yo puse a sus plantas? Qu se hizo el salario
de sus besos? Qu las ureas bonanzas
del otoo y el arte? Todo desvanecido.
La sombra ha descendido a mis tristes labranzas.
Y ahora slo tengo las nieves y el olvido.

Yo respir la Arabia de los tibios jazmines


q~~ brota suavemente de su cuerpo fragante
teJido con el gozo de la hora radiante
Y las rosas carnales a las diosas afines.
El viento termin con visiones y halagos,
acumul el otoo sus brbaros estragos;
fue su paso un momento de breve claridad.
Oh gloria! Oh anhelo! bh duzura sumisa!
Qu tristeza pensar en su sonrisa
prendida al artilugio de la eternidad!

Post Scriptu.m
(Sobre un tema de Cames)

Mi vida por el mundo qued hecha pedazos,


pero mi corazn no deja de palpitar.
Cuando llegue el final de mis hondos ocasos
durarn aun siquiera el rumor de mis pasos,
los barruntos del mar?
Que un llanto contenido me premie cuando muera!
Que atruene el ocano su estrofa de cristal!
Que en tus ojos esplenda la antigua primavera
y d mi polvo para ti un rosal!

III

Teora
Cuando miro a trav$ de los viejos jardines
de las vagas marinas el azul deslumbrante,
se enciende su recuerdo de gracia palpitante
al fondo de una fiesta de mgicos confi_nes.
130

Sobre una sola tecla


el agua 'insista
sin argumentos.
131

AIRE DE AUSEN CIA

y a los :biseles de la .luz poniente '


vuela la metafsica del 'da.. ,. L'
.

El pueblo

l~jano
~

t,.

Yo nac e~ un.p~eb~o. que ~~~,s~o .ul}a villa!


una iglesia en su atno rebanaba el lugar,
traspasaba~ el. aire perfum~s-de vainil~~;
.. ,
mi madre ail tena. sus ,~l~_s, y ~u l. hogar.

El genio de S eterna fantaSa'


-Rayo o Trueno de mitos' corscahtesha vuelto a florecer. a: los viandantes.

~ (

t;

Su nana le deca cosas-d maravilia:


-Vela, se me figura que te vas a enmaplar,
y ella sonrea, radiante la mejilla,
al galn forasteroque;ila ioa a bscar.

.\

..

~ ,,

.,

: .. .tj

'J

..

t :

~ ~-

' .
1

'

La vida d :"tn ltro


1"\ hecho por .tres o cuatro,
afirma Caldern. '
Van llegando al tablado
gente de mi pasado,
sombras de
telr?n':
.,
Cristina y Se~eriano
cogidos de 1a mano,
Mariana, la mucama,
l

Zaleta, el em~.rujaqo _;
y brujo del pistn
que perdi la chavetal.
'
por la que no lo ama,
pues ama p ~oJr_o.,;p_arqn. \
Y o sueo ton lo arcano
y el diablo entra en Jo ;ya~o__
haciendq una piru(:t_a :. .l :... ,
por el escotilln ..
q

..... t

1"

\'

mi,

'T"

1 . l

.~tjnr J'

.~:~

.!:.1

1. ... 1.~)

IJ '

. - l ' )

Bajo abrasantes soles tropicales


por el camino voy de la vainilla;
absorto, con ojos ~ensuaJes,
descubro del Tajn la mara.villa.
Vallada de verdura reluciente
descorre su votiva gradera, :

132

' Sere11ata p'ueril

y sueo con e1 pueblo ~n :sus hor~s :~ejotes, ' .


en las bellas criaturas y susr tiernos amotes 1 1
oyendo en ~is umbrales los latidos Clel mar. ' 1

.. '

'
.

Muchas veces peqsando en el tiempo y la vida,


el destino y la muerte, mi alma oscurecida,
r
' r 1' .f
recibe las caricias ae1 amor. familiar
. r
, .
~ '
1 ,.. '
1 l
1

Ausentes estn dioses y :pinturas:


pero desde el azul de s-ds ?lturas'~1siento el duro latir de sb.s darmiht:es.

.)

133

Las brujas bailan al son


de una msica terqueante
para volver al amante
de nuevo a su posesin.
El aquelarre hace ronda
delante del guajolote,
palabras del epazote
se oyen en lq trapisonda.
-Por aqu hs d llegar;
trn la noche del Erebo
frente a la vela de cebo
a fuerza tienes que entrar.
Est en su punto el conjuro
cuando el guanajo hace tong!
Surti ya efecto lo oscuro
por arte del Malintn.
Con el alma fatigacJ,a
pasaba horas de extraez
viendo entre la palizada
las sagas de m,i niez.
Es noche de retreta
la pena de Zaleta
suspira en la veleta
que escala su pistn.
Su larga queja ensaya
al pie de la A talaya,
y al diablo le da raya
el encantado son.
Con lrica acrobacia,
trasunto de la gracia,
sus altas notM hacia
la noche alzan su son.
Planea por los tejados,
se planta en los estrados,
134

y en bailes y tinglado'S
arguye su pasin.
Todo es suave y vago,
la noche mero halago,
la mar pleno cantar.
El mgico insondable
que cuelga sus tesoros
tachado de meteoros
me clava el formidable
mirar del ultramar.
Entonces me deca:
Cul es la profeca?
La vida es un afn?
Hay gentes laceradas,
mujeres encintadas
y buques que se van.
M u chachas de ojos zarcos
que esperan blancos barcos
riberas de la mar,
con senos y caderas
de tensas primaveras,
como barcas veleras
ansan tambin bogar.
Yo andaba por los cielos
buscando en mis desvelos
la curva kepleriana,
cuando el sutil intruso
ligero me pr.opuso
los senos de Mariana.
Con golpe acelerado:
-Estate bien portado,
135

Olvde..nse mis seas


y grtenle q las peas
los que ver}drn atrs.
El eco es el segundo
y no don Segismundo,
que desde el otro mundo.
responda al trasbarrs ..

te vas a condenar.-.
tus das_ :cqntados
gritme el emf?oscado
con hond(). resr?na,r.
Mas hcele yo'1trente,
y le solt estridete:
-Me haes los mindadps."
-De m te has de acordar.
'

~Estn

Natura es un enigma , .
que pone como estigma
su sexo al tulipn,
desde su verde entraq,
la vida es miel de caa,
azcar de arrayn.

Algunas' sombras rafas


detrs de las mamparas
estn a lo que estn.
La trova co~ s~ lazd
las ata en :breve plazo: . .
Caern o ~no caern?" ' ' \
.
i
'
t
Si mudan las estrellas, i.." .
cunto ms las doncellas!
'
~

'
Modele Dios su barro
,;
de donde yo me agarro
igual que hierro d imn~-,
Que no me queme el fuego .
1
de su divino Ego,
'
y same leve el jue..go

de vienen y se van.

"t.

El tiempo_ chinchurreta
y el vicio con careta
del brazo juntos vqn~
Que suba el proxeneta,.
ms alto que un cometa,,
y enrdese en ~u treta
el diablo-sacristn. .
(_

' '1' ... "'

Hemb;as. de vida. air(l.da


ostentan de p0;5ada
sus garbos y rabeles
con ilusorio afn.
-Que dos tan zalamera:s,
requiebro a las- troneras.
Y ellas: -Pero mieles
.al (lsno no se dan.

'
r

-La rueda de la v'ida


est ya prevenida,
tu suerte' est perdida,
no puedes e'scapar,
pues un golpe ocenico
que alcance hasta '_lo p'riic

te hal:Ft de sepultar. ' 1


-Que calle el' agorer,

ya s: que somos cero'


y todo ha de acabar.. !
La muerte rasca y rasca
en forma que da. basca
su rspido violn.
)37

Tras ojos van las manos


de cuerdos y de insanos:
deshacen los gusanos
la carne hasta s1t fin.
Suenan ranas' y grillos
sus agrios caramillos,
y el diablo se divierte
con el de los platillos.
La dulce queja vierte
su vano lamentar.
Mariana en su ventana
siente las languideces
de una dicha lejana
que nunca ha de llegar.
M e arrullan las mareas
de las aguas leteas.
Sombras consoladoras
que me cerris la mano,
llevadme a las auroras.
El alma mira a veces
el fondo del arcano.
Oh estelar portento!
Amable serenata!
El ro va con ~ento
seoro de plata.
Un nio escucha atento
la endecha estremecida
que discurre en el viento
y le embruja la vida.
En la noche de seda
la rutilante luna,
desde sus miradores,
138

en el azul vigila
la casa de la cuna
ya sin sus moradores.
Adis., gentil Zaleta,
.en mi corazn queda
tu mgica escaleta
y la
queja de tus amores.
Quin, con la meloda
de' tu msica, un da,
hubiera imaginado
que me consolara
del hoy y del pasado?
1

....

Eri mis odos


jams se apagarn
de tus sonidos
los dolientes ayes,
que como errantes layes
sobre los mares van.

* * *
Despej la noche el ceo,
se desnubl' mi pesar,
como en el viejo cantar,
todo fue tan slo un sueo
a las orillas del mar.
Cuando levant la vista entre el cerro y la solana caa la claridad del cielo; las sombras de los rboles comenzaban a
concretarse y despertaban las primeras disonancias matinales.
El mar -plata y azul, vaivn y espuma-= tiene una suave
palpitacin. No me canso de contemplar el horizonte y la
curva del cielo. Siento una vaga nostalgia,. sensacin fabulOsa de tiempo y de distancia. La inmensidad se esfuerza por
139

.,

alcanzar las huellas de mis pasqs. en_la arena. Embelesado


recorro sus movimientos, la. semntica. de las mareas rezumantes de espuma que adicionan guarismos ~umentando las
primas nuticas y las corrientes reformatorias: Oh almirante
de los milenarios, adelantado;~zul deJas tierras contingentes!
Hurra por el montaje de horizontes~ la"~sucesin suntuaria
y el supervit de pjaros! Sobrellevas .en tus cambios la medida de la contradiccin humana. Los imp~lsos y sofrenas
de tu mecanismo son lajmagen de la. eternid4d. Mrate en el
alinde de la estupefae<;:i(>p. franqueada por noviembres de
prpura y refrenda nuestro pa.cto metamrfico endosando
las eflorescencias de tu reino contra las ltimas libranzas
del sueo. Que tus resonancias de. can'to tibetano vengan
rodando en el tumulto del silencio la voz blanca de Dios
-alfa y omega, todo y nada-'- mientras deploro el tiempo
maravilloso de mi infancia frente _a la honda inquietud de
la transitoriedad de la vida!

,\

Pesvanecimiento

Por la tarde enqm!:<!da


.. ' ' . '
que ~:ecorr~n patrull;~ inyernales, , .
yo busco en la. <lllJ.~ur- de ~va, imagen borrada
la dicha que.:rompieron. }o~~-~brazosfatales.
~

:_,

140

:.

-:{

"

La

'
plaza iabrada

En una tarde clC:\r y azul como. mi aniada


llegaban a la plaza bandadas de estudintes,
se aplauda, se rea. ,con riss coruscantes
en la solemn_idad de la piedra labrada:
!od~ tena J1 aii~ ,brilht'nte de parada,
trradtaban de gozo los. jvenes serp.blantes,
apenas un presagio: .los. esbirros con guantes,
y la sangre corri por la plaza labrada.

Muchos, 'muchos subieron la esclera mellada


Y sintieron las rfagas. Los das espeluznantes
alcanzaron el gri~_o 'de la carne" sangrad,a:
esperan en la sombra de l~s tiempos distantes.
Adelante, adel~ilteds~banderas chasqueantes,
por los qu~ no volvieron ~e la plal<l: labrada!

. .f

Viene un rumQr tremante


qe cr!~t,!lles
:.~r
-~1::.-J' I
.--.:: 'fle lo~, l;?arrigs lejanos como~ una m,ar~j-~a,, t ~ ' 1
_ h_asta._ e~. silencio ~rrante
.,.j . ,~ ,, : ""r.l"', d~ los:_hqspitaJ~~.. ", ~ '' .
, n "}t,
~.
oC:\.;r' .. 1/'
nr
. r
En .el jardn de alma 4eshojada.,h' _
~presiento su:sonrisa_ a. 1a melancola .ligada ..
,

Mas su llegada espero


sin signo de apariencia,
pues su pisar ligero
no toca ya sendas terrenales:
,
desvestida de carne camina en la balada.

Cancin

~ntigua

Por el camino de Jalapa,


de Jalapa a Coatepec,
una tarde por el bosque,
a tres nias me encontr.
141

Una se llamaba Carmen,


la otra, de gracia, Ins.
Ah qu diablo de muchacho!
De la ltima me olvid:

TRES CANCIONES EXISTENCIALES

El viaJero
U na vesta de rosado
y la otra de caf.
Ah Manuel de mis pecados!
La tercera iba de qu?
Por el camino de Jalapa,
de Jalapa a Coatepec,
una tarde de verano
a las tres me declar;
La primera dijo quin sabe?
la segunda: lo pensar,
la tercera, baj los ojos,
y ya no supe despus.
Haba flores! haba pjaros!
y corrientes de cristal!
Haba danzas acordadas!
.y capullos que cortar!
Cuando pasaron los aos
y a Jalapa regres,
no haba bosque, ni muchachas.
Muerto estaba mi querer.

En mi viaje por el mundo


perd las ansias de ser.
Ya no soy el vagabundo
que todo lo quiso ver.
El tiempo como un fluido
se ha llevado mi querer;
presente apenas ya es ido,
qu queda de nuestro ayer?
Solo estoy con el &"usano
que me comienza a roer;
l es hoy el soberano,
y algo va a acontecer.

Historia personal

De nio hacia las estrellas


por los tapancos mir,
y dije: ir hacia ellas,
por la escala subir.
De joven por el camino
una muchacha me hall,

142

143

;'

1 .

y dije: es mi destino, ' r


es ella a quien seguir.

HAMLET O EL OSCURO
Yo le doy m moribunda voz.

De viejo cuando en la nada


de la noche tite rtcontr,
volv a cambiar de tonada:
a la tierra bajar!

Hamlet (escena final)

Personajes
"J. .

HAMLET,

Tiempo y etern'idad

Prncipe de Dinamarca. Barbn, pelirrojo.

EL POETA ADOLESCENTE.
LA MUERTE.

VocEs.
El tiempo que me acribilla
me da mucl:to ,en qu pensar:
es cosa, que maravilla
qlle. siendo slo arenilla
se mezcle a la eternidad.
.1

'

"

~~ ! ' <

La vida es _la tar~l>ill~


lll'
que ahon.d? m,testra ,ansi~dad:
yo no voy .tta~."lo que ~rilla: ,
Yo busco la eternidad.
El mundo de la mirilla
se me Jha vuelto
obscuridad:
1
tl.
fuera dapza la gavilla.
Yo marcho en la eternidad.
1

'

l.

..
i44

.& -

'.i.

La escena es en un aserradero del ro Tuxpan

PoETA;

Por qu caminos osqnqs


nos trajo la voluntad
para' ponernos en frente
de nuestra adversidad?.
Fue Dios el que de repente
de nada sac el conjuro
y puso lo diferente
para integrar al futuro
la poesa y la verdad?
Cmo seria la alborada
d~ no haber la fantasa,
el jardn y la serpiente
de aquell.! edad sibilina,
el Quijote, 1Celestina;
el amor y la doncella,
rumor, onomatopeya,
barcos de vela en la ra?
Cmo sera Jo primero?
Sera Dios el botero

.\

145

el holllbre el que pasara

de la onda a lo certero?
J;>or las espumas del mar,
por el cielo de ail,
por las manos de marfil
de Ofelia en trance sutil,
por el arte de alta ley,
por las pas de nuestra grey,
por las hierbas de aburar,
no me hagas desesperar,
Oh Hamlet, de mi emocin,
abandona tu atad,
venga a m tu aparicin,
scame de esta inquietud,
y aydame a ventilar
el pasmo de la cuestin.
(Hamlet llega a bordo de un remolcado_r. Salta al muelle)
HAMLET:
PoETA:

HAMLET:
PoETA:

HAMLET:
PoETA:
HAMLET:
PoETA:
HAMLET:

Hola, chico, andas de pinta.


Vine a encontrarte,
.l
pues supe de buena tinta
que llegabas.
De qu suerte?:
El to de Dinamarca,
t sabes, gente de. marca, ~
me dio el nortazo, Qu tal?
Viento y lluvia de repuesto
por tu tierra.
Sabes esto?
Lo aprend en la ;Cantona!~
Cmo estn en Elsinor?
Lo mismo que en Helsinborg.
Y aqu?~ '
Menos peor.
Peor es superlativo. . '

146

1 _f~

es el pasaje agotado
sobre la etern cuestin:" 1
T o be or not to .be . : ._
HAMLET: Djalo p~ra despus
porque est en el tercer acto.
PoETA:
Pero estuvo de.. antewano
en el segupdo.
HAMLET:
l]n tracto
lo arranc de su lugar. 1
PoETA:
Derecho v(!.mos al pu~to:
Seguirs tras el difunto?
HAMLET: Espectro -qu.err\s decir ..
Es lo mismo que~morii:.
''
Estuviste conturb:.do
cuando hablabas con' el en_te
y no queras avanzar
ms all. del terrado.
HAMLET: T leste ma.l mi .drama;
Nada de eso es..ciertq,
Ests en: grJln. _(Jesconciertq
con tus .cuentos <;le pilmama.
Siempre t tan arrogante. '
PoETA:
No dudo que seas valie~te,
lo probaste en lta mar
al abordar l<:>s piratas
en incr~ble. disl<J.t~,
cuando salt el disparate
y dio banda,zo.s tu autor.
Pero te encogiste f.r~Qte
al fantasma peregrino
tan parecido. a tu padre.
.'
HAMLET: Por el ~gntrario, fui adredemente .etr.e..mj gente
para abririi_le camino.
Sin -embargo, e% p.atural

PoETA:

.,

que estuviera asombrado


por lo. sobrenatural.
'
Qu. haras .tsi un-finad , I
te salta qe un matorral?
PoETA:
Yo exclamara Qu padre! HAMLET: Es una finta vulgar
indigna de ti, rapaz~
Si amas reahnenteal arte
tendrs' que repttarte
y c~irte a :lo veraz!
Tienesque "ser", no ''ha'hlat",
como esa gente qe vuela
d~ un romance de vihuela
tras -el aplauso banal.
PoETA:
Y si fui ya no ser?.
,.Y si vivo morir~?
Y si muero acabar?: ' HAMLET: Lo que pa's, ya~ps.: 1 ~'
Es fuerte forzosidad.
.,.,,
POETA:
Un pleriasnio te a,garr
y el que agarr.:.
HAMLET:
Tu tendhcia es trastor'
y te gusta ei calairifnir.
~
PoETA:
Tu quoque. Av<; y abur! '
f
(Quiere .irse,
HAMLET:

~,

POETA:
HAMLET:

y HdmTet

l'e- sujeta

., cuello)

por 'el

,-

Agu(!.rda. Vas ;i etenaer' .. )


que para 'la eternidad '
no importa la actualidad,
el fin es ser o noser:
Eres Hamlet o su sqmbra:?
Del infinit eres dueo
i
y me evocas: Q11e te asolbh?
149

148

Pasar del sueo ~a la sombra


para volver luego al sueo.
HAMLET: Es lo mismo sueo y sombra,
Tu vida es una sonata
en las manos de una joven
que recorre su ,teclado
instigada por Bee:hoven ..
Sueo Y"spmbra, sombra y sueo,
que la enciende y desbarata
en Sl,l fuga de fogata,
para abajo y para arriba,
y como una catarata
a la tnuer.te te derriba.
PoETA:
Quiero que poQgas tu empeo
en resolver la cuestin,
que esto a m me quita el sueo,
pues el que haba no nombra.
y agrava ms mi afliccin ..
Si tarda la previsin,
cuando termine la espera
estaremos ya al ras,
y lo que venga de fuera
o lo que. quede en cantera .
ser el paree y no. la paz.
.
HAMLET: S que es. gran~e .tu ambicin.
El engao de tu sueo
es tu propia. perdicin.
PoETA:
Quisiera yo recordar
en este mismo lugar:
Dar o no dar es la cuestin.

~\

PoETA:

HAMLET:

sa es la cuestacin.
M e sacars canas verdes,
jams vi. tal sinrazn.
T ni ~tas ni desatas,
y si :de la cuestin tratas,:

l.

\
l

! .1

t te pierdes y me pierdes
y no queda apelacin.
PoETA:
No volver a transgredir
la ley de nuestro vivir
aunque sea -contract.l;
de clialquir manera mata.
HAMLET: Lo que el tiempo te sopl
ei viento se lo llev,
y la vida te amarg,
pero todo queda igual.
PoETA:
Tu crueldad con os galanos
Rosencrantz y Guildenstern
te mancha. Erais realmente amigos, pues no en vano
ellos crean servirte,
ya que ignoraban la urdimbre
inventada por el rey.
Obedecerle era ley.
Los trataste a o gitano.
HAMLET: Pero t ignoras el timbre
del pbder y la realeza;
yo mando por mi cabeza
y no por lo que otros ven.
PoETA:
No creo que estuvo bien
el pliego en substitucin
al que envi el soberano:
tuviste la ide<!, villano, "
de escribir en el papel,
mtalos hasta inconfesos.
Qu dices. de estos excesos?
Cuando estaba humillado el. ~
asesino y a tu alcance,
con el alma ya serena
de lq J1mJindicia _lustrado;
no cumpliste su condena,

151

esperando mejor, trance


cuando se .hallara .en pecado
para mandarlo al azufi:e,
porque ~~ e.n el qu~ se, s~fr!;,
y no en ~a _glqria ~in pen~
en donde al fil). el_!_Il_<:!lva_qq __ ,
pue,de gloriarse a la buen~.. t
Por qu no,la paridad?
Con mi p~<;lre, a, ~ste ~nwr
s, porque muri en la flor
de su crimen y Becado,
y p,~;ra s~ igv~Ja;lo, ' .1
el otr deb~ mori; .
.
igualmente ..C()~denado.
PoETA:
Peto no los cablleros - , r, ,
'
.tus .amigos, compaeros
de aprendi_z~jes, y~ j!f<::rg
con quiene~;en Y~teJ!berga,
estabas ..,t:an. aso.ciado ,,_;:. ~ .. r
cuando todo_era bonanza .
y- no andabas preocupa9-9, 1 <
por ni~guna, ~3l~w!<tn~'!- : '"l
como-,hox,. '!-can_<:~;radp;_.,.
1
con m~_rcas, ;lt; W1la,ff,i~n.2;a..
HAMLET: Se meJ.p:ts6la m_anQ.,
1 .
El poder es el podeF.~1.) ~~ i:.
Pero nq pn~<i~s pon_er,l .,,. . ,
en dudalmi:.tn.ca&tillado~~
,
'
.
Tengo el gusto,delicado,:_ -'
a la poesa me- inclino.'. . -_.'
Cuando me .invocaste
J
no tard al fiel contraste,!
y aqu me. tienes a tino.
y otra: por lo que ms quieras,.
no preteridas ayudarm~,,...:

'1

\
PoETA:
HAMLET:

HAMLET:

PoETA:
HAMLET:

"

PoETA: -

"

152

'

'

'

'

HAMLET:

PoETA:

pues me pones aJ revs,_


y a punto e~ts' de inmolarme
en nombre, gloria y prez..
Si sigues con tus manejos.
me regresar a Jutlandia.
Yo me voy a, Disneylanc;J.ia
y as estaremos par~jps.
Te equivocas: disparejos.
Disneylandia es la trolera;
mi tierra, si ventanera
de la mar, es verdadera.
Mentira hay que es verdad.
Acaso es adivinanza?
Ser la divina holganza. del castillo de Baviera,
porque se :es Disneylandia
de mentirosa verdad.
Acertaste .a la primera.
Pero entonces:la sirena
no es vuestra_. macarena? ~
Se oye su cantilena?
No es de esa idoneidad.
La pescaron en u,n cuento.
Es. tan slo un repulgo~
que al pasajero vulgo
le regala la ciudad..
Sigamos con el recuento.
A mf me causa mosqtio
tu supest lelmiento:
En t drama' hay uri muestrario
de tod'o lo que es obsceno,
pues con un lenguaje inmundo,
en estilo cuartelario
y frases d~ doble empleo
insultaste a medio mund

153
1

sin poner ningn refreno.


Te alejabas de la gente
para fingirte demente
y volver a tu devaneo,
soez, duro, inclemente.
HAMLET: Prefiero abrir el pichel
y no tragarme la hiel
que me envenene el aliento.
Queras que me befaran
y a las barbas me soplaran?:
PoETA:
Recuerdo- bien el fragmento
cuando ests frente a ti mismo
y haces sonar tu lirismo
autoritativamente
con un arremetimiento
rayano en el paroxismo.
HAMLET: El rey se tena en gin'dia,
cuidaba su retaguardia,
estaba a la defensiva,
despachaba mensajeros
y pona sellos arteros.
PoETA:
Ofelia deca malicias,
y ya me .imagino el aire
que pondra< cuando al socire'
"Mi seor", te repeta
de deliciosa manera
lo qut; ella se sab_a,
con la misma insensatez, 1
que en la reunin de muj~r~~
las chicas todas a una
'
sin temor a cosa alguna
aventaron las chancletas
bailando en las losetas
con bellos, descalzos pies.
La reina te alcahueteaba
1~4

defendiendo tu mana
cuando a Polonia, sin vida,
dejaste de una estocada,
y expusiste. su barriga
digna de mejor intriga.
Tambin los sepultureros
hicieron sus chistes torvos,
y todos ponan estorbos
que estropeaban el mandat,
que adrede el destino loco
con un pretexto barato
guardaba en su desbarato.
Slo Horado era sensato
'
pues era parco al hablar,
por lo que se supo poco,
Y ante la duda es mejor
absolver que condenar.
El acero y la ficcin,
la aagaza, el expediente,
he aqu tu sealamiento
y tu determinacin.
HAMLET: N o sa"b es 1o que es la tica,
y yo s mi" qbligacin
de prncipe y de poeta.
POETA:
Entonces, anacoreta
prefiero ser y no Borgia.
HAMLET: T sales de alguna logia
liberal, chambn, inculto,
hablas por aprpximacin,
slo al ta,nteo y al bulto. .
j Por mi sangre eliza.btica deba darte un coscorrn!
PoETA:
No seas tan impaciente,
atempera tu corriente.
No. es q"LJe. yo quiera insultarte
155

ya que sqy tJ! dmirador,.


pero deseo recordarte
que eres un egocentrista.
En tu hqnd con!ficin,,
;
eres un gran egosta,
un autntico anarquista.
HAMLET: Y t un ~oberb!o embrolln.'
Prefiero que t nie d~gas,
pero dme!den cantigas; .;,
las flo.r~s -que;! te ensearon
en el famoso plantel. 1 1.
-:1-.
(Cant(J,r en, tono cfe:.f?t;Llada)

,-f r

PoETA:

Que los que la tierra ,araron 1


no siempre la cosecharon,.
y que los enanos
que en ella. brin~arol)
nunca, nunca la amaron ..
Que jurat es perjurial ,.,
y vivir exist~:nsial. , .. . . 1
Que la ~ctual g_ev-eracin,
que cri la televisin
se olvid de Altisidora,
. ,., . ,..
de Helena y -d~ Mona. I;isa, . , I
y encanallada de. amor,
,
toma por alta' s~~;a
,.
a la rubia Speriot.:1,
.l
Dijeron que subira
...
la vida ton amargor,
y que -to<'o .akendera '
con Zuoiri en ascensor'
r .., "l
hasta D1os con sus querellas,
pero que las estfell's
giraran .por el amor.
En cuan i:o a r!=Or~ de altura ,
-

..

156

'1.

(eso dijo Ap-ollinaite)


Cri&to es el gran triunfador
refuontando la investidura
mejor -que un aviador.
Que el diablo a m no me triz;;i
ni en mircoles de cenjza._ '
HMv!LET: Querrs decir que te tizna.
PoETA:
se an no est en brizna~
pues yo nad en- V eracruz
donde la- churre no es biina
y el calor es nuestra cruz.
Slo tena siete eneros
y andaba de talabarte:
seas de m puede _darte
a gente de mi letrero.
Yo conquist mi renombre
apostrofando al ms- hombre
de os lobos- esteparios,
y con mi fuerza tirana
mat pulgas a desgana
y me un a los futurarios.
A m nadie me la pega
y ninguno a m me enarca.
HAMLET: Rimas a contra y talega
y acaso slo es trasiega.
POETA:
Igual que l.:ope qe Vega
y Caldern de la Barca.

"

(Fin,de la- balada)


HAMLET:
PoETA:

_.

'

Y qu dijeron del .diablo?


Que huele a azufre el vocablo;
que el diablo es un amargatlo1
un frvolo empetatad
'(
que ha perdido la sonrisa, p
157

HAMLET:
PoETA:
HAMLET:

PoETA:

HAMLET:
POETA:

HAMLET:
PoETA:

HAMLET:
1?8

e fin, un pobre nahu(\1,


con decirte que va a misa,
y no hace ni bien ni mal.
Sabes lo que. es retrica?
La caja: metafrica,
igual a la de Pandora.
Nunca la abras jams,
no sabes lo que atesora,
sus gajes fueron dolores
para Goethe y los amores
que no goz en Marienba~.
A quin asiste la rima?
A la frase que se arrima.
Si sta -es oportuna,
acaso te har soar.
Pero si rima a la tuna.
seguro p~etd~ el azar.
Qu razn me puec;les dar?
La rima, Hamlet, desva
del hilo de la poesa
y nos hace titubear.
Has visto ~1 equilibrista
que tiene puesta la vista,
en vilq, a lq esencial?
Acierta slo ~~ artista,,
pero no el hombre ca~w:~l:
Entonces el. casualista
no es ms que un- arribista?
No hay nada que lo redima
pues slo quiere medrar.
Cabal es el de la prima
y no el mero apPstaclor:
el' unq tan slo .tima
y el otro ~cierta .en rigor.
Hubp un tiempo. en que la l,una

'

fue amada de los. poetas;


Leopardi, Laforgue, Lugones,
la rodearon de canciones
de una manera .importuna.
PoETA:
Yo era entonces modernista
y un poco -crepuscular,
y en mis horas indiscretas
la segua con la vista
alzarse sobre las mieses,
o en jardines, de cipreses
deslizar su aristocracia.
Tampoco le quise hablar.
Nunca le dije "Qu tienes?""
como Juan Ramn Jimnez.
Le sonr~ algunas veces
a su quimrica- gracia.
Fue pobre nuestra a,mistad.
Cuando comprend que ya
muerta para siempre est,
de ella me desped,
y dando nuevos virajes
la olvid pronto en los viajes
que por el mundo emprend.
HAMLET: Cmo consona la luna?
PoETA:
Mirndose en la laguna
y volvindose de plata;
gst~.l<!- en la: s~rena_ta
y quiebra a la For.tunata,
que vida no hay ms <p;~e lJ.IJa:.
HAMLET: Canijo, t me: das soga,
te metes en las mareas
y todo lo bemoleas.
No eres el nio que se ahoga:
si el pozo est destapado;.
ya ni creo que nioseas.
159

POETA:
HAMLET:
POETA:
HAMLET:
POETA:
HAMLET:
POETA:
HAMLET:
POETA:
HAMLET:
POETA:
HAMLET:

PoETA:

Qu hermosa revelacin
de Jo que estaba ocultado,
apenas tornasolado
vulvese brillante sol!
HAMLET: Qu te. importa< lo encubierto?
T piensa slo en lo cierto,
lo precipuo es .la cuestin.
Cuando te grite la parca
ya tu tiempo se acab,
procura estar en la barca
y que tu "yo" sea tu. "yo".
A favor de quin ests?
PoETA:
Miremos a .Un9 por unO".
HAMLET: Te simpatiza. Unamuno,
Sartre, Marcel, Kierkegaard?
No olvides al nzifs
PoETA:
Heidegger.
Faltaba ms!
HAMLET:
Das Nichts nichtet.
En suma, Nadas de nada.
Aparta lo sibiino,
al' 'pan pan y al vino vino.
HAMLET: Sartre dijo: Soy la n.da.
Y yo digo, n soy l,
PoETA:
pues lo~ falso est en la mente~
HAMLET: Lucrecio afirm tambin
que el miedo era inexistente
y est sl ttas la frente.
Nada digas de repente,
hablar es delicuescente,
y tente tieso a tu vez.
La vida es sentimental.
PoETA:
HAMLET: La vida es. circunstancial.:
La vida tan slo es una,
PoETA:
HAMLET: Querrs.decir que no es dada:

POETA:

i
1

:1\
11

El tiempo no vale nada.


Hay patos en la laguna.
Yo nado ~Qn la .quimera.
T nadas con la fr:Utera.
Yo sufro con la frutera.
Y t sufres con la quimera.
Bailemos con la s~rrana.
Corramos por la pradera.
La vida est en el maana.
Pero el maana no es nada;
Dale espaldas a la nada.
Trinquemos con
. Santillana
.
pero ya no digas nada.
La nada es desnarigada,.
la desnarigada es nada.

(Interviene la Muerte)
MUERTE:

PoETA:

160

~l

l:IAMLET:
POETA:
HAMLET:
.

POETA:
HAMLET:
POETA:
HAMLET:
PoETA:

Fantoches de la tiznada
vern si la nada es nada
nadie puede probar nada.
La nada es nada de nada.
Y la misma nada es nada.
Yo nado con la quimera.
Cambie171os por la pantera~
La muerte es ms. sandunguera.
Da vueltas.l.a ventolera.
Yo lucho contra la nada.
La nada es tu compaera.
Entonces yo soy la nada?
Ah viento de ventolera!
Y~ no quierQ nada, nada. (Pausa.)
Dime, Hamlet, mi hermano,
por qu dudas en, la accin?
Si sabe~- que todo es vano,
..
!61

con los p~los en la mao


dueo eres de la cuestion.
Si dudo, amgo Manuel,
es a causa dCl taslumbre;
lo que hoy es tapado' fiel
maana ser deslumbre
y querrn morir por l.
En este mundo bribn
el juego-de la mentira
est en nuestro corazn.
Cuando ia alondra suspira
y te arrlla su cancin,
la verdad es qu ya expira
y acab nuestra ilusi~n.
PoETA:
Hamlet, Hamlet, dirr amarga
suena en m tu reflexin.
Yo crea la vida larga,
de una eterna duracin,
pero hoy s que IIOS embarga
el roedor de la razn~
HAMLET: Mantente siempre en la brecha~
N o aceptes la cosa hecha: '
es parte de la cuestin.
PoETA:
Mira, Hamlet, nuestra historia
es cosa pan1. soar;
(:Q:q1Q t yo am la gloria,
la mujer, la tierra, el mar.
Nunca ducho fi en la esgrima,
ni acerbo. Cuanto a la rima
la tom con suavidad.
No supe estirrhe callado:
mi vida fe uh altercado
con Dios y la Eternidcl.
Yo no estuve en el infierno '
pues J}O me parezco a Dante;

l llevaba siempre l'nidt


y yo la cfuis ~ica; J:
l era poeta tomista
y yo avanguardista.

HAMLET:

HAMLET:

PoETA:

HAMLET:
PoETA:

HAMLET:

PoETA:

HAMLET:

No quiero tirarte eJ guante:


pero fuiste del gobierno, r,
te subiste l carrusel.
~
1
Pero no estuve con l
ni l con rol sacramento.
En el establecimieqto
las almas son de cemento
y las glorias de papel.
Eso suena a desahogo.
Siempre fui a la verdad
fiel, y jams me arrogo
el gesto del demagogo
o cosa que n es verai.
.

Mejor es qu~ est.~ ca!lftdO,


no digas una ,palabra,
--l :
la obra' es la que nos labra
y olvdate lo dems.
Contigo ir hasta el final.
En aquel tiempo lejano
en que te entretenas
fuera de lo cortesano
y de tus melancolas?
Yo me suba al castillo
a mirar la lejana,
el mar estaba a rastri,Ilo,
azul, grseo, lechoso;
y mi alm se dilataba- .
en tanto que yo sofiaba,
y me senta dichoso.
Zrpaban barcos del' pueti:o r ~
y pensaba adnde irn?

..
163

PoETA:

Todo leve pareca,


pues tena. el p~cpo abierto,
cuando pesaba -lo a,rcano;
es verdad que an no ,haba
tomado la mu~rte en mano
y Ofeli,a era mi imn.
Extrao los tiempos viejos
y los bailes de candil,
a Ofelia entre los espejos,
Laertes de aire gen ti l.
Todo aquello est tan lejos
y tan bello era, que
parece que nunca fue.
Qu vivos nuestrosrefl~j?sl
Yo entraba como un alfil
deslizndome en el parqu;
ep. escaques, de ajedrez
los pajes; la reina, el rey,
remedaban un ballet.
Me sala por los espejos
.
y h~bja reverencias mil.
,
Qu fue, Hamlet, lo que fue?

El tiempo se hizo senil.


Tengo una aprehensin s_utj.,l
que no te puedo pcul~r.
No puedo entender la treta, ,
de aquella escena obs<;>leta
el). que la insultaste vil._
HAMLET: Ella era ~e la Secreta
y se me vol"i hostiL
PoETA:
Dices qu~ -~ra garfil?
HAMLET: No. Pero _s e~stafetil.)
PoETA:
Refire~e la parl~ta.
HAMLET: Mel~ !m,apd el Chaml;>eln
con el fin de aveiig:uar

PoETA:
HAMLET:
PoETA:
HMLET:
POETA:

HAMLET:

POETA:
HAMLET:
PoETA:

HAMLET:
PoETA:

1(14

HAMLET:
POETA:

si iba bien de la cabeza


y poderse asegurar
ya con entera certeza
de ser farsa mi desmn.
Mas t cmo lo supiste?
Lo supo la Conasupo.
Pero si all nadie supo
que es paq, a~car, yaqta,r.
Ah rayos,_ truenos del lssste,
adnde :vas a parar!.
Eso lo supo el autor
pero t no lo supiste,
era tan. slo una treta
que te endos Chequexpir.
Precisa es la conjetura:
Ante el rey, Polonio dijo,
"Le echar mi hija".
Pero t no estabas ah,
y fue antes de la rija.
Me dispona a salir.
Son solamente sospechas,
acaso- creste or,
pudiste or de travs
o lo leste despus.
Era O~elia de las derechas?
Me parece que te propasas.
Y t cuando en su regazo
te acostaste en la funcin,
no dist acaso sospecha~?
(fe- acuerdas de la razn
que diste, saliendo al paso
de la real invitacin?
No metal, divino raso
debi ser tu sinrazn.
Trajiste el manuscrito?
165

All no est el finiquito


de todo lo que P'!~
Fue
el da ger San Valentn
PoETA:
que perdi su doncellez.
HAMLET: Estoy de chismes ahto
y hay que. buscarles' fin.
Antes de que se ahogara
PoETA:
aquella linda criatura
y de esa manera rara,,
que parece una impostura,
a la reina le cont
lo de antes y despus.
Tambin el rey. Jo escuch.
Est all Jo que repito,
aunque con mayor pnmor.
Lelo entre renglones,
canciones y dec~pciones
que a m mismo me confi.
HAMLET: Me las voy a procurar.
Tu trato con la beldad
PoETA:
lleno est de oscuridad.
Hay quien dice que l<J, amabas,
mas no era ho~do tu amor.
Rumoran que os besabais
mientras .que en la soledad
las horas lentas pasabais
en cefjida intimidad.
HAMLET: Por aquella nqvia muerta
me rehso a declarar;
que el mundo crea lo que quiera:
la ~ida es una q:uimera
y Ofelia no ha de tornar.

HAMLET:

(Cantado en tono de balada)


PoETA:

Y si otra vez el amor


te tienta con su dulzor?
HAMLET: No le habr de .contestar.
PoETA:
Y si la primavera
viene a tu I:enc;licjn?
HAMLET: Cerrar mi corazn.
PoETA:
Y si te diera a besar
su boca c9mo UJJ<\. (lor?
HAMLET: No lo quiero ni soar.
Fue la carne mancillada
la que a mi madre perdi.
POETA:
Y si te entrega la llave
de su ntimo candor?
HAMLET: Tirara la llave al mar.
POETA:
Y ... ?
HAMLET:
Eres t' el tentador?
No conjures al amor,
mejor djalo pasar.
(Termina la balada)
PoETA:

1'

HAMLET:

~66

Otra c<;>sa hay que aclarar.


Por qu gritaste a. L;iertes
con esas palabras fuertes
y tan fuera de lugar?
Te acuerdas del cementerio,
cuando los sepultureros
sacaro~J; la calavera
de Yorick, ya sin sus fueros?
En aquello hay un m,isterio.
Por qu en esos andurriales?
Yo sala del tr~molo
de los piratas
167

lt

'

Qu lo!
POETA:
HAMLET: para caer en la hu esa
abrumado de tristeza.
Mas tus gritos infernales?
PoETA:
Tu querella irracional
en medio del barrizal?
Acababan de enterrar
a Ofelia. T la ofuscaste,
la dejaste ml herida
y causaste su suicidio
(deberas ir a presidio),
pero antes, de una embestida,
a su padre le sangraste.
Dijiste, es. una r<1,t~,
no era cierto, fue :un;;:t errat,
y hasta lo puedo jurar.
HAMLET: Me saltaba en la retina.
Estab;;:t tras la. cprtina.
PoETA:
HAMLET: Ya no importa, un b9tarate,
que tena qu_e despachar.
Escrito a ntivitate
estaba ya.
-Tate, tate ...
PoETA:
Todo es veneno y acero.
en tu determinacin.
HAMLET: Lo ms terrible del drama:,
por la ca~sa de un botri, 1
fue la muerte a la derrama:.
Explcate, barbinzn.
PoETA:
HAMLET: Tena veneno el flor~te
de Laertes, que entr en la trama,
pero hubo el truequ~ fatal.
Yo pinclilo a l, el uaf
me esgrafi a m, igual.
En la copa haba cicuta
168

\l
POETA:
HAMLET:

POETA:

HAMLET:

POETA:
1!

HAMLET:
POETA:
HAMLET:
POETA:
i

1
1

11

.j
1

HAMLET:

que la re.ina, por error,


en medio de la disp..ita
be~i ante el usurpador.
Pero no result mal,
sali ganando el autor.
La fuerza del desatino
provocada por el cetro
nos enred en el destino
y en sus redes nos togi.
Slo dije: Vade retro,
y en un goipe de costado
mi espada lo congel.
Palabras,. declamaciones '
hay muchas contradicciones
en tu. manera de aCtuar.
Ya te expliqu que lo oculto
me inql)ce a desvariar,
a veces lo de ms bulto
es difcil de feriar.
Te cargas mucho a lo oscuro,
toma un poco .de bromuro
y deja de cavilar.
Me quieres t provocar?,
No. Ambos somos hlientes.
Llevaras la de perder.
Estaramos a la par.
Me he batido hasta los dientes
al lado de Lagarder.
Por casualidad tambin
de farra con Sandokn
no te fuiste alguna vez?
Vestiras de caftn
'
'
fumaras en narguil
estaras con la odalisca
ms hermosa del harn
69

queriendc;> sacarle pizca,


y te arrojaste a \os pies
de la hija d~l sultn,
que te dara un tente en pie.
La reina de Saba no te
hizo un t~l~guio
o cualq~ier otro escarceo
que resaltara su alio
como aquel dulce meneo
con que destrozaba. a Antqnio,
y no era sino _el demonio
,
disfrazado de mujer?
Me adi~inas el tup.
PoETA:
Lees mejor que en el caf.
HAMLET: Sospecho que son patraas.
Ests mostrando tus maas.
No:Hamlet, te Io aseguro
PoETA:
que no son cosas de ayer,
el tiempo est ya maduro.
HAMLET: Hay algo que huele mal
en este reino letal:
una peste de salmuera.
Las jaibas de la albufera.
PoETA:
HAMLET: Todo est en putrefaccin.
Ya no se ve el cielo.
El aire .tan alabado
por el pincel de, Velasc~
ahora est hecho un asco.
No te salgas del presente.
PoETA:
No abandones la cuestin.
HAMLET: Todo est. contaminado,
desborda ya la cloaca
y corre la masa eJ11prica,
se dira que es la lrica.
Hacen oras y alharaca.
170

El pasado es el prese:qte T >


y el presente es el futuro._,
HAMLET: El tie!llpo. :P9 est enfren~e,
tampoco detrs del muro.
Est, s, precisamente
en el pt.Il).to d~l momento,
no es cosa de .conjuro
mas de ~iempo simplemente.,
Desinteresadamente
POETA:
Einstein tocaba el violn
en urr tiempo diferente.
Su maestro le deca:
muchacho, cuenta hasta tres
o qu no sabes contar?
Pero l entraba a destiempo
y se quedaba. atrs,.
en .un tiempo sin comps,
de aquel tiempo sinfn
en qt.Ie se meda el tiempo -'
con la cuerda de un violn
"' ~.'
y la vida vala ms.
HAMLET: Ah! qu diablo de muchacho,
cree que era menos gacho
el tiempo de aquel violn,
cuando Einstein, enclavijado1
sonando desafinado,
perda las horas sin fin.
Pero todo es relativo.
Yo no hablo de, lo vulgar, PoETA:
sino de lo sustantivo,
hablo de la eternidad.
HAMLET: Crees que el espacio es ~urvo:?
Quiz yo no soy tan furbo
PoETA:
(quiero decir tan taimado)
como E~nstein pretend~

PoETA:

1'
1

,.

~.

171

ser l, porque si sala


por el costado de orinte
volvera por el ponient.
Pero quin lo contara?
Quin lo vio alguna vez?
Yo prefiero ir de frente
como el judo portugus,
que a fuerz de caminar,
es decir, durar, durar,
ya nunca regres, pues
al fin se encontr con Dios,
y as siguieron los dos
en la misma. progresin.
El tiempo con que yo cuento
no se parece al de ayer.
Si acaso queda un re'flejo
de aquel tiempo en el espejo
quedara algo por ver.
HAMLET: Y qu cosas hay que ver?'
Que er pobre duerme en petate
PoETA:
y se acuesta con su mujr,
los das son- de metate
y las noches de querer.
'
HAMLET: Y" si aumenta la ral~a?
No es cosa que 'importe a l,
PoETA:
eso es tan ~lo cuestin
de la ley de poblacin.
Listo a perder la zalea
quier morir al' arranco,
en el pr~mer atrabanco
y de mane? liviana,
porqe es hombre de travs:
"Si me 'han de matar mafiana:
que me fuaten de una ve~."
Que Mxico, existencial,
r

'172

'.

dialctico, iropariguaJ,
es slo u~o, :rio dos; Y si vaja hay para-dos,
,pues es pas de excep~in,
Y aunq~e no tiene Dios,
s tiene su calavera
'
su Tonantzin agorera
. crismada de Concepcin.
Que este pueblo de rebozo
anda en busca di mejor;
si~te tiene ya en retozo
Y. es ca paz de echarse al pozo
s1 a! traste da con su gozo
el emboscado mayor.
Baraja y deja cortar.
HAMLET: Hablamos distinto idioma.
Yo digo las cosas cienas
1
aunque parezcan oscuras;
t las cosas alertas
"' '
como si fueran locuras.
PoETA:
Hablo lo mejor qve Roma,
me ense d~ .su. vivencia
. '
a veces un poco vago,
"
pues me el}canta el simbolismo
me gusta" la_ ambivalencia,
'
aire y donaire de FranGia.
U na expresin sin Jtalago,
un _p_oema sin fragancia
me cae como sinapismo.
..
HAMLET: Sin embargo, hay algo acjago
en tu lengu_aje extraplan.o; ~ '
presiento omo un enga!o.~ - ~
En algunos intersti(:ig~
.se ven ya los estropicios;
;de la, verdad, y los vicios.
-

'

J'"

173

---

""

.....

-POETA:

HAMLET:
PoETA:
HAMLET:
PoETA:
HAMLET:

aparecen sin empao;


Debes tenerme confianza.
t
Sellemos la Nueva AlianZa.
con la sangre de un cristiano,
o, mejor, dam~ la mano.
Es firme tu vocacin? . l
Soy hombre determinad.o.
En las tinieblas cmo .eres? .
Yo soy el que vive y muere.
Est fuera de cuestin.
En ti quisiera creer,
pero no es firme tq trza,
hay alg que no me pasa.
Tu repique es de doblez
en toda la encoraa<}ura,
'
y es extraa tu frescura,
que me hace comparecer.
Eres como fos polticos,
que esperan los tiempos pt'icos
para salir al encuentro. '

'
A ellos y a ti les digo _
que ya el gusan enemigo
les est royendo de:vtrd.
Pero, H:amlet, s indulgente,
no te eniades del relente.' '
Crees qe todo el inundo gir
l
en tomo a lo que nos t1ra.
Mira un poto lo medulaF, ..
al trauma, 3! ;lo trausente~
- \'",.
Qu me quieres s1,1gerir? .
Que- n todo es s:oaF,. ..
que. no todo .es morir,.
que no es todo acabr~ Hay que mediar, hay que transar,
hay que entender, h,ay..que adquirir,

PoEtA:

HAMLET:
PoETA:

ha{querer, hay'que omer;


hay que emprender, hay que elegir,
hay qe tomar, hay que escupir,
hay que variar.
HAMLET: Eso ser en la otra esfera
de la comparsa embuster~.
No sabes 'adnde va8.
Presenta tus posiCiones.
PoETA:
No seas tan absoluto.
HAMLET: Slo hay poluto e inipolto.
PoETA:
Y entonces lo insoluto
quin lo va a agarrotar?
HAMLET: Esperemos el positivo.
POETA~
No siembres ya ms cizaa
Y deja crecer la caa.
La patria es lo relativo
Y ya no queda canuto.
Menester es cultivar.
HAMLET: No s lo que t pretendes
ni a qu es lo que tiendes.
En esa dubitacin
est nuestra ,perdicin.
PoETA:
No somos acaso el mismo?
HAMLET: Di mejor un similismo.
Me Ueva.~s al abismo
si no ahincas la cuestin.
De ti seguro no es.toy: . ..
son raros tus procederes.
Solamente el absoluto
podr decirme quin eres
Y quin yo creo que. soy.
Escoge: ser o no -ser.
POETA:
Por qu ests ahu,izotado?
HAMI.ET: Me atacas al aguafuerte.Y entintas mucho eliodillo

74
175

,~ ~ ,,,.J.... ;;a.va;;wmliJAt.mzaua:;q;IM,.&A#ili!Pftfm;f.!!..... !!

.......m: .... .....

,\,.tijll~

-~-

en las prueb<ts de mi .~ue:rt~,


sacas verde el amarillo
y estropeas mi estampado ..
Eso ser disipado
PoETA:
cuando salga- el eJllbozado,
pues tal es. su cometer,
que si uno est amarrado
no habr de. desmerecer.
HAMLET: No te sal~s del pr~sente,
no abandones la cuestin.
La cuestin es el futur~
PoETA:
y el futuro. sucesin.
HAMLET: "To be or no~ to be." .
"Ser o no ser" eso .es todo.
De tal hombre tal-h<~.za;ia.
PoETA:
Rompamos la telaraa
y los sellos del Nirvana.
Saltemos por la vent<;ma,
Corramos hacia el maana
que es hora .de m~druga~. ,
Que salte todo en a~cos!
Que gorjeen los ruiseor~s!
Qu~ hablen ms los pericos!
Ya no caben ms cuestiones.
Las cosas estn bien claras;
pueden mostrarse las caras
y el pueblo mire visiones.
HAMLET: AhJ pcaro, salteaddr
del poder y del estado.
No necesito ser brujo
para que del emburujo
sepa que eres coautor.
Cuando se quite el tapujo
PoETA:
a la cosa solapada
comenzar :el :arrempujo
hacia l dicha embuchada.

'

176

HAMLET:

..
.l

t I

Entonces de la empanada
qu?
Ni nadas de la: nada
PoETA:
porque se habrn vuelto orujo.
HAMLET: T eres del alib.
PoETA:
N o, ni del alelev
porque nunca me escond.
HAMLET: Agente de la gazapa,
chanchullero, urdemalas,
que todo lo descabalas.
No vales una zurrapa.
PoETA:
sos eran los del rey
pero no los de mi ley;
esos .fueron los de ayer
pero ya no se han de ver.
HAMLET: Yo crea que tus anhelos
miraban a la poesa,
y <).Ue con ella tUS duelos
y tu languor finiran.
Qu desengao ay de m!
siempre, siempre l tem.
Me heriste en -el corazn.
PoETA:
Yo no quise hacerte mal.
Perdname, somos dbiles.
HAMLET: S, somos flbiles, flbiles,
y' equivocas la emulsin.
POETA:
Ah, Ham'Iet de mi ambiCin!
C~o -pude traicionarte!
HAMLET: Yo mismo me lo .pregunto
para Uegar hasta el :punto
de igualar tll condicin.
PoETA:
Pero la c'ulp~ e; de Olarte"'
y la tergiver-sacin,
que yo nunca tuve parte
en aquella rebelin.
177

\
1

HAMLET:
PoETA:

La vida tiene rigores


que mudan el parecer,
los que ayer fueron albores
maana sombra han de ser.
HAMLET: Yo crea en tu poesa,
y slo por cofrada
abandon mi panten.
PoETA:
Me acongoja tu pesar
y que todo tenga un fin.
Volvamos a lo ninguno,
a la nada, al Nahui Olin.
Por ti lo har, lo har por ti.
Votar por Unamuno,
por Dilthey, por Kierkegaard~
Por ti -lo har, lo har por U.
Quieres que vote al cetro,
que siga con el espectro?
.
Por ti lo har, lo har por tl.
O que no vuelva a votar? .
Por ti Jo har, lo har por U.
Lo qu~ quiero es tu ami&tad,
la gracia, la eternidad.
HAMLET: Me has herido, yo cre;;.
en ti como en la verdad.
Si quieres que yo l):_le lan,<;e, ~
PoETA:
por ti lo har? lo har pqr: u.
HAMLET: Pero t no tie~es ch!;Lnq:.
Por f~vor n_o digas cha,n~e,
PoETA:
es mejor decir opcin.
HAMLET: Ya no importa lo q!le diga,
todo vale una l:l_iga.
La pqesa por l<;>s suelos.
A qu sirven mis Q.esvelos?
Pero yo no soy c_ulpable.
PoETA:
El culpable es vulnerable.

J78

Donde se oculta la mgica.


La cubren extraos velos.

HAMLET: Ah, que la, vida es 'trgica 1


PoETA:
Yo sufro tu desventura.
Aqu est la noche oscura.
Oh Hamletl, nuestro futuro
ya no es nada prematuro.
La luna patibularia
anda rondando la agraria.
Hay sombras por la ribera,
y la Pea est enfoscada,
arrecia la marejada,
y la bandera del norte
alza su saudo porte.
Volveremos cual la ola
con su retorno eterno
o seremos arrumbados
en el ms negado infierno?
No somos los ms pintados?
HAMLET: -La: muerte. se pinta sola
y nos deja amoratados,
sin que importe nuestro rumbo,
ni el iscrono retumbo,
ni el mundo y su batahola.
POETA:
Vivir es cosa de espanto,
pero he olvidado llorar.
HAMLET: Te aguardo en el camposanto
antes que el servil- gusano
te comience a barrenar.
Y all t dec_idirs
acerca de tus querefes,
si el falso panten prefiereS
con las glorias del montn
o el eterno vetdadero
de la nica cuestin.
179

'

---~~---

PoETA:

HAMLET:
PoETA:
HAMLET:
PoETA:

HAMLET:
POETA:
HAMLET:

VocEs:

PoETA:

Gracias, Hamlet, .noble amigo,


djame estrechar tu mano.
Me conmueve tu emocin ..
Poeta, pr~cipe, abrigo
la dicha de estar contigo
en la ltima cuestin.
Adis, grandsimo pillo.
Adis, prncipe a.Illarillo.
No te vayas hacia atrs.
y t .no caigas al ras.
Me parece haber soado..
.
Tendr que e~piar ,mi pecado,
pues no quiero ~er c1,1lpado.
"Ser o no ser" eso es todo.
Yo te honrar a mi- modo:
a ti mi postrera voz.
Di a Horado que me despido,
que l diga mi galardn,
,
s ya intil lo. dems.
Remember me es lo que pidQ.
El tapado es Fortimbrs.
Viva la internacio~al
de los poetas! Viva!

Que viva Hamletl Queviva!.


Viva Knokke y su bienal!
Acabad con los ca:dquesl ,
Perezcan judas y triques!
Que viva la recidiva
de la trag~dia inmortal!
Si la pieza os }:ta gv.stado,
Maples .Arce hoy os invit_
al banquete b.amletian_o, r ~
mas sabed qu~ en e~ta cita
no manduf.fl el invitado;
el que come es el gus~no.;

A Hamlet
;Oh Hamlet, camarada de este sueo
que
has venido
a buscarme hasta mi ~o1

mira conmigo en el destino umbro


Y lbrame de angustias con tu empeo!
Es mejor reposarse como un leo
que aguantar el horror de lo baldo?
O por la oculta voz del albedro
volver la daga en propio desempeo?

j.

Al punto de partir para lo eterno


mi temor a lo oculto es un infierno
-flor, mi vida de ayer, slo un m~mento,
s que estoy en la ltima jornada,
pues de la muerte voy en seguimiento,
a las nadas de nada de Ia nada.

180
1

181

\.
',,.!

Jl

NDICE
'

, ,............

"""".-----.

g.

Estudio preliminar

ANDAMIOS INTERIORES
Poemas radiogrficos

1922
35

Prisma
Flores aritmticas

Esas rosas elctricas ...


Todo en un plano oblicuo ...
A veces, con la tarde ...

37
38
39

V oces amarillas
40

Y nada de hojas secas .. .


En la dolencia esttica .. .
:J.>or las horas de cuento .. .

42
43

Perfumes apagados

44
45
46.

Al margen de la lluvia .. .
Tras los adioses ltimos .. .
Como una gotera. . . .

' l1

VRBE
Sper-poema bolchevique en 5 cantos

1924
l.
U.
IH.
IV.

He aqu mi poema. . . .
Esta nueva profundidad del panorama ...
La tarde, acribillada de ventanas .. .
Entre los matorrales del silencio .. .
V.. Las hordas salvajes de la noche. . . .

48
51

52
53
54
185

'

....

POEMAS INTERDICTOS

Transfiguracin
Mensaje

1927
Poema~

97
98

inter(iictos

Cancin desde un aeroplano .


T.S.H.
Primavera
80 R.P. .
Puerto
Revolucin

. POEMAS NO COLECCIONADOS
1919-1980

5'/

60

61
62
64

Personas y retratos

66

Poemas de la lejana

Partida .
Ruta.
Paroxismo
Evocacin
Saudade .

69
69

70
72
73

'

1 '

La plaza dorada .
Confrontaciones
. Encuentros .

La mscara .
1
El pas de la U
Interrogaciones
El vals del peyote
Alarma
Bifurcacin
Ars Potica
Destellos .
Autorretrato con paisaje

MEMORIAL DE LA SANGRE

1947

75

M'emorial de la sangre
Espaa, 1936
Este da de pasin ...
Cntico de -liberacin
Fundacin del. olvido
Elega mediterrnea
Elega paterna .

Esas cursis romnticas ...


A Gloria Campobello .
A Idolina Romagnolli
A un retrato
A un amigo
Mara Isabel
Elega a Ignacio Milln
Estrofas para un amigo

.77
79
81

84
. 87

99

lOO
lOO
101
102
102
103
107
107
107

-J98
110

'Iil

ni

112
' 115"
115
116
117

118

89
Trt;s ciudades

La memoria y el viento

Metamorfosis
Plenitud .
Cita .
Venus prospecto
Ocenida
Verbo
Renacimiento .
Verano
186

A Veracruz .
A Guadalajara .
A Puebla

92
93
93
94
94

.'

~.

120

El poeta y el ro

95'

, 96
96

118
119

'

11

Evocando el tiempo .. .
Cuando en pensarme .. .
Contigo van ...
Oigo el pulso latir ...

120
121
122
122
187

De la ausencia devuelto ...


'Como Leopardi miro. . . .
Esperar paciente. . . .
Preludio en la montaa ...
Oh tiempo! Oh ro! ...

'

123
124
124
125
125

El oro de los das


i.

El tiempo y las rosas


Bruselas .
El poeta y el ciego
Recluso en libertad
Otoo
Post Scriptum
Teora

126
127
128
129
129
131
131

Aire de ausencia
El pueblo lejano
Tajn
Serenata pueril .
Desvanecimiento
La plaza labrada
Cancin antigua

132
132
133

Las semillas del tiempo


Se acab de imprimir el da 31
de agosto de 1981 en los talleres de
Grfica Panamericana, S. C. L., Parroquia 911, Mxico 12, D. F. Se
tiraron 3 000 ejemplares y en su
composicin se emplearon tipos Garamond de 18 y Baskerville de 12,
11:13, 10:12 y 10:11 puntos. Cuidaron la edicin el autor
y Lorenzo ,Jvila.

140

141
141

Tres canciones existenciales


El viajero
Historia personal
Tiempo y eternidad

143
143
144
01

:z

Hamlet o el oscuro
Pieza teatral
A Hamlet

188

145
181

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