El Polvo Del Saber
El Polvo Del Saber
El Polvo Del Saber
(trascripcin)
Todos los das al salir de la universidad o entre dos cursos caminaba hasta la
calle Washington y me detena un momento a contemplar, por entre las verjas, los
muros grises de la casona, que protegan celosa, secretamente, la clave de la
sabidura.
Desde nio saba que en esa casa se conservaba la biblioteca de mi bisabuelo.
De esta haba odo hablar a mi padre, quien siempre atribuy la quiebra de su
salid a la vez que tuvo que mudarla de casa, Mientras mi bisabuelo vivi, los diez
mil volmenes estuvieron en la residencia familiar de la calle Espritu Santo. Pero a
la muerte del patriarca, sus hijos se repartieron sus bienes y la biblioteca le toco al
to Ramn, que era profesor universitario.
Ramn era casado con una seora riqusima, estril, sorda e irritante, que lo
martiriz toda su vida. Para desquitarse del fracaso matrimonial, la engaaba con
cuanta mujer le pase por delante. Como no tena hijos, hizo de mi padre su sobrino
preferido, lo que significaba al mismo tiempo que una expectativa de herencia una
fuente de obligaciones. Es as que cuando hubo que trasladar la biblioteca de
espritu santo a su casa de la calle Washington, mi padre fue el encargado de la
mudanza.
Contaba mi padre que en trasladar los miles de volmenes tard un mes. Tuvo
que escalar altsimas estanteras, encajonar los libros, llevarlos a la otra casa,
volver a ordenarlos y clasificarlos, todo esto en un mundo de pelusas y polilla.
Cuando termin su trabajo qued cansado para el resto de su vida. Pero toda esa
fatiga tena su recompensa. Cuando tio Ramn le pregunt qu quera que le
dejara al morir, mi padre respondi sin vacilar:
-tu biblioteca.
Mientras to ramn vivi, mi padre iba regularmente a leer a su casa. Ya desde
entonces se familiarizaba con un bien que algn da sera suyo. Como mi
Me recibi en su suite y me invit una taza de t con galletas. Era una momia
pintarrajeada, enjoyada, verdaderamente siniestra. No abri prcticamente la
boca, pero yo adivine que vea en mi la imagen de su marido, de mi padre, de todo
lo que aborreca. Durante los diez minutos que estuvimos juntos, tomo nota de mi
embarazoso pedido, leyendo mi discurso en el movimiento de mis labios. Su
respuesta fue tajante y fra: nada de lo que era suyo pasara a nuestra familia.
Al poco tiempo de regresar a buenos aires falleci. Su casa de la calle Washington
y todo lo que contena fue heredado por sus parientes y de este modo la biblioteca
se alej an ms de mis manos. El destino de estos libros, en verdad, era derivar
cada vez ms, por el mecanismo de las trasmisiones hereditarias, hacia personas
cada vez menos vinculadas a ellos, chacareros del sur o annimos bonaerenses
que fabrican tal vez productos en los que entraba el tocino y la rapia.
La casa de la calle Washington continu un tiempo cerrada. Pero quien la heredo
por algn misterio, un mdico de Arequipa- resolvi sacar de ella algn provecho y
como era muy grande la convirti en pensin de estudiantes. De ello me enter
por azar, cuando terminaba mis estudios y haba dejado de rondar por la vieja
casona, perdida ya toda ilusin.
Un condiscpulo de provincia, de quien me hice amigo, me pidi un da que loa
acompaara a su casa para preparar un examen. Y sorpresa ma me condujo
hasta la mansin de la calle Washington yo cre que se trataba de una broma
impa pero me explico que haca meses viva all, junto con otros cinco
estudiantes de su terruo.
Yo entr en la casa devotamente, atento a todo lo que me rodeaba. En el vestbulo
haba una seora guapa, probablemente la administradora de la pensin, motivo
que yo desde, para observar ms bien el mobiliario e ir adivinando la
distribucin de las piezas, en busca de la legendaria biblioteca. No me fue difcil
reconocer sofs, consolas, cuadros, alfombras, que hasta encontr solo haba
visto en los lbumes de fotos de familia. Pero todos aquellos objetos que en las