El Aleph. Apuntes Definitivosd
El Aleph. Apuntes Definitivosd
El Aleph. Apuntes Definitivosd
0. VIDA Y PERSONALIDAD
Jorge Luis Borges nace en Buenos Aires en 1899, en el seno de una
familia acomodada; su padre es profesor y desde muy niño, lee vorazmente; a
los siete años comienza a escribir, y publica su primer trabajo a los diez. De
1914 a 1921, vive con su familia en Europa: primero, en Italia y en Suiza (donde
cursa el Bachillerato); luego, en España, donde entra en contacto con los
escritores de vanguardia. En 1921, regresa a Buenos Aires, adonde -como
sabemos- lleva el Ultraísmo. Se da a conocer como poeta y ensayista brillante
durante los años 20 y 30. Luego se convertiría en maestro indiscutible del
cuento. En 1955 es nombrado director de la Biblioteca Nacional de Buenos
Aires, cargo que ocupa hasta el año 1974.
Mientras tanto, Borges va perdiendo la vista; en 1956, ya le es imposible
leer y escribir (dicta sus obras a su madre o a algunos amigos entrañables,
como Bioy Casares). Borges, el devorador de libros, con toda aquella
biblioteca al alcance de su mano... y ciego, parece el personaje de uno de
sus cuentos. En los años 60, su obra es descubierta en Francia y, desde allí, su
fama adquiere alcance universal. Es recibido y homenajeado en numerosos
países. En varias ocasiones, es propuesto para el Premio Nobel, pero su nombre
es rechazado injustamente por la Academia Sueca, por razones políticas
(Borges ha mostrado últimamente su apoyo a Videla).
Dotado de una inteligencia excepcional y de una inmensa curiosidad,
lo primero que asombra en Borges es su vastísima cultura, que abarca los más
variados campos de las humanidades. Aunque su tierra argentina esté
presente en su obra, Borges no quiso encerrarse en los particularismos y fue tal
vez el primero en romper con una literatura orientada hacia la peculiaridad
americana. Él mismo dijo: «Creo que nuestra tradición es toda la cultura
occidental.»
Ideológicamente, es ante todo un escéptico, que ha renunciado a
entender el mundo. El mundo es para él un caos, un laberinto absurdo por el
que transita perdido el hombre, pobre criatura incapaz de penetrar su destino
o de gobernarlo. Tal concepción presenta algunos puntos de contacto con el
existencialismo, pero Borges refrena toda angustia: al absurdo del mundo no
opone sino una elegante ironía.
En España recibe el Premio Cervantes en 1979, y muere en 1986.
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- En 1949, aparece El Aleph (con diecisiete cuentos). Estos dos libros son,
sin duda, los que le han dado más fama.
- Les han seguido otros: El Hacedor (1960), que incluye también poemas,
El informe de Brodie (1970), El libro de arena (1975), Borges Rosa y Azul
(1977, dos cuentos).
Tales son los libros que han dado a Borges el singular puesto que hoy
ocupa en la literatura mundial y su magisterio -confesado o no- sobre
narradores más jóvenes.
3. Brevedad: Salvo el primero y el último (“El inmortal”, “El Aleph”), todos los
cuentos son breves o muy breves (“Los dos reyes y los dos laberintos”
apenas una carilla).
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7. Tendencia a la dualidad. En algunas historias, las vidas y destinos de dos
personajes corren parejas, llegando a producirse una identificación al
final: El guerrero lombardo y la mujer india de “El guerrero y la cautiva”,
Tadeo Isidoro Cruz y Martín Fierro en “Biografía de Tadeo Isidoro Cruz”,
Juan de Panonia y Aureliano en “Los teólogos”, etc.
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Su método consiste en convertir la realidad en ficción y asumir lo
fantástico como imprescindible para explicarla. Borges parte de la idea de
que el lenguaje no es suficiente para mostrar la realidad en su totalidad. Por
eso se muestra contrario a la literatura de carácter realista, llegando incluso a
negarla.
Él cree que a lo largo de la historia de la humanidad han sido muchos
los filósofos y las religiones que han intentado buscar sentido al Universo. Esta
gran cantidad de teorías son muestra de su fracaso, pues la realidad es
impenetrable y el hombre todavía no ha encontrado el sentido a su existencia.
Por eso, él, como creador, intenta buscar explicaciones a la realidad del
hombre, aunque siempre dentro del terreno de lo fantástico, pues sus teorías
no dejan de ser meras conjeturas imposibles de comprobar.
Aparece así lo fantástico, lo irreal, la visión idealista del mundo como
núcleo temático de su producción. Para Borges, el universo es un laberinto
caótico por el que el hombre vaga perdido y en el que se han borrado los
límites entre ficción y realidad. Sobre ese universo/mundo absurdo el autor va
a formular sus hipótesis y conjeturas. Sus cuentos no se limitan a ser una
crónica de la realidad, sino que son un intento de desentrañar los enigmas que
ésta encierra.
En definitiva, los cuentos de Borges se caracterizan, salvo excepciones,
porque nos ponen en contacto con lo insólito o excepcional de la realidad. Su
verdadero objetivo es proponernos sutiles juegos mentales o de imaginación y
plantearnos profundos problemas metafísicos.
El propio Borges afirmó que “la literatura fantástica no es una evasión de
la realidad, sino que nos ayuda a comprenderla de un modo más profundo y
complejo”. Cuentos como “El inmortal”, “El muerto”, “La otra muerte”, “El
zahir”, “La escritura del dios” o “El Aleph” son buena prueba de ello.
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presenta como algo inexorable contra lo que es imposible rebelarse. En
“El muerto”, la muerte de Benjamín Otálora simboliza la inutilidad del
esfuerzo humano para decidir su futuro. Azevedo Bandeira representa el
papel de la divinidad que ya ha decidido el destino de Benjamín. Otros
cuentos donde aparece este tema son “Biografía de Tadeo Isidoro
Cruz” o “Emma Zunz”, en los que los dos protagonistas perciben sus
destinos mediante una revelación instantánea que da sentido a sus
vidas: en el primer caso la lucha contra Martín Fierro y en el segundo la
muerte por suicidio del padre de la protagonista.
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laberintos”, “El hombre en el umbral”), crueles ajusticiamientos (“Los
teólogos”), violencia institucional (“Biografía de Tadeo Isidoro Cruz”),
vidas delictivas, (“El muerto”, “La espera”), guerras (“Historia del
guerrero y la cautiva”, “Deutsches Réquiem”) y asesinatos (“Abenjacán
el Bojarí, muerto en su laberinto”, “La casa de Asterión). En el libro se
examinan los extravíos de los hombres. Muchos de los protagonistas son
asesinos, contrabandistas, monstruos, nazis, delincuentes o
contrabandistas que se ven empujados a la muerte en cumplimiento de
su destino.
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En el libro del universo Dios/Alguien ha escrito nuestro destino,
pero ese libro para nosotros es ilegible, pues nadie sabe encontrar una
explicación convincente para nuestra existencia. En este cuento,
Azevedo Bandeira representa el papel de la divinidad que ya ha
decidido el destino de Benjamín.
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6. La ley de la causalidad. Otra de las constantes de toda la obra de
Borges es la concepción de la existencia según la cual infinitas causas
han debido converger a lo largo de los siglos para producir un solo
efecto. La extraña complejidad del mundo se debe a la intrincada
concatenación de causas y efectos, según la cual absolutamente todo,
por nimio que parezca, tiene un sentido. En El Aleph aparece
desarrollada esta idea en “La otra muerte”, “La busca de Averroes” o
“Deutsches Réquiem”. En este último cuento, la Historia aparece como
una tupida red de causas/efectos imprevisibles, en la que los destinos
de Alemania y del propio Otto se justifican por la ley de la causalidad.
Tanto su muerte como la suerte de Alemania tienen sentido en los
caminos inextricables del destino, pues de su destrucción nacerá el
mundo nuevo que preconiza el nazismo.
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3. Presencia de tiempos paralelos. Algunos cuentos nos narran historias
que, a pesar de estar separadas en el tiempo, se producen de forma
paralela confluyendo en una sola el final.
Surge así la idea del tiempo circular o del eterno retorno. Este
tratamiento del tiempo aparece en “Historia del guerrero y la cautiva” o
“El hombre en el umbral”, en los que Borges nos cuenta la misma historia
referida a personas y épocas distintas.
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simbólica fundamental dentro del libro, pues responden a una de las
obsesiones del autor, la noción panteísta de que todo está en todas
partes y cualquier cosa es todas las cosas.
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