La Guerra Del Chaco
La Guerra Del Chaco
La Guerra Del Chaco
prohistoria
ediciones
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Rosario, 2010
ISBN 978-987-1304-55-4
Este libro recibió evaluación académica y su publicación ha sido recomendada por reconocidos especialistas
que asesoran a esta editorial en la selección de los materiales.
Prohibida la reproducción total o parcial de esta obra, incluido su diseño tipográfico y de portada, en cualquier
formato y por cualquier medio, mecánico o electrónico, sin expresa autorización del editor.
Este libro se terminó de imprimir en ART - talleres gráficos, Rosario, en el mes de Abril de 2010.
Tirada: 750 ejemplares.
Impreso en la Argentina
ISBN 978-987-1304-55-4
Índice
PRÓLOGO
Sandra Fernández............................................................................................. 11
INTRODUCCIÓN............................................................................................ 17
CAPÍTULO I
Nación y territorio en contexto de pre-guerra en el Chaco Boreal.................. 29
CAPÍTULO II
Los indígenas en la sede del comando de la primera división
del ejército paraguayo...................................................................................... 61
CAPÍTULO III
La entrada al Chaco Boreal: ferrocarriles y territorios privados.................... 87
CAPÍTULO IV
Prisioneros y extranjeros en el Chaco Boreal.................................................. 99
CAPÍTULO V
El médico fotógrafo: fortines, cementerios y extranjeros en campaña............ 111
CAPÍTULO VI
“Notables fotos y sobrehumanos sacrificios”: agua, pahuiches, indígenas..... 131
CAPÍTULO VII
La conjura del miedo y la propaganda bélica.................................................. 147
CAPÍTULO VIII
“Ayes de dolor”: sanidad militar y práctica médica en el frente de guerra.... 171
CAPÍTULO IX
La presencia de la Iglesia en la vida nacional: capellanes, cadáveres y
causa justa........................................................................................................ 201
CONCLUSIONES
La paz del vencedor y la nacionalización del Chaco paraguayo.....................
ANEXO
El Servicio Sanitario de la Primera División durante las acciones
de Saavedra, diciembre de 1932, por el Capitán Honoris Causa
doctor Carlos de Sanctis...................................................................................
PRÓLOGO
Sandra Fernández
E
n octubre pasado Christine Spengler, una prestigiosa fotógrafa, señalaba en una
entrevista que le realizaban por haber recibido la Medalla de la Legión Francesa,
máximo galardón civil francés por parte del presidente Nicolás Sarkozy, que “la
guerra no inspira, es sólo horror y miedo…”.
Como las imágenes de Spengler, hace más de setenta años las fotografías de
Carlos de Sanctis muestran con la crudeza más extrema, el terror y el desamparo de la
Guerra del Chaco. No es casualidad entonces que la idea central del libro que prologo
sea nada más y nada menos que ¡ESTO ES LA GUERRA!
Esas eran las palabras de De Sanctis para definir la crónica de su tarea como
médico y como corresponsal del conflicto. Palabras que Gabriela Dalla Corte retoma
para dar nombre y apellido a su tercer libro de autora y que, gráficamente como un
titular del matutino al cual el médico rosarino enviaba sus crónicas, ponen en autos a
los futuros lectores de la índole desgarradora de la colección celosamente guardada
durante décadas por la familia de Sanctis sobre la que el libro se basa.
Ocioso sería en este prólogo introducirnos en lo que muy bien hace la autora de
este texto. Gabriela Dalla Corte toma el corpus documental de De Sanctis, en especial
sus fotografías para componer un universo historiográfico complejo alrededor de las
vivencias de un corresponsal/colaborador de guerra que, como médico, llega al frente de
batalla para incorporarse a uno de los ejércitos contendientes: el de Paraguay. Tomados
de la colección “Carlos de Sanctis” del Museo Histórico Provincial de Rosario “Dr.
Julio Marc” la composición e interpretación de los materiales documentales por parte
de Gabriela vuelven a reconciliarnos con la lectura de la Historia. En un tiempo donde
las peores formas de la divulgación, en muchos casos propuestas desde la Web, nos
llevan a enfrentarnos día a día con la anodina práctica de pretender que las imágenes,
las cartas, documentos oficiales, en fin los retazos del pasado por sí solos, den cuenta
de lo real, la lectura de un texto que, pensado para un gran público no abandona las
mejores formas de hacer historia, abre las puertas y nos presenta una nueva entrada para
componer el complejo universo de la Guerra del Chaco. Dotar al material documental
de sentido, contextualizarlo, imprimir un curso a la interpretación es parte fundamental
del oficio de historiar. Y esa es una tarea que Gabriela cumple con maestría.
Si tuviéramos que reducir en una frase el tema de este libro, quizás podríamos
decir que es la guerra del Chaco en imágenes. No faltaríamos a la verdad si dijéramos
esto, pero opacaríamos bastante sus alcances. Carlos de Sanctis fue rumbo al escena-
rio de guerra en 1932. Escenario violento y dramático de un conflicto planteado entre
países limítrofes sudamericanos, el primero del siglo XX. Iba como médico, pero
1 REYES MATE, Manuel La herencia del olvido, errata naturae, Madrid, 2008.
2 SONTAG, Susan Ante el dolor de los demás, Alfaguara, Buenos Aires, 2004.
“Parece el Chaco como una herida que no cicatriza, siempre expuesta a nuevas infec-
ciones y a complicarse con cualesquier cosa. Mientras no se cierre definitivamente esta
controversia, choques de frontera, movimientos militares o civiles internos, o cues-
tiones de preponderancia sobre las rutas comerciales, darán orijen cada día a nuevas
sorpresas e inquietudes”
Oficio Confidencial 46 del 30 de octubre de 1931 “Sucesos
de orden interno”, AGHRE, v. 1287, O.C. de la LChP (Se-
rrano) al MRECH (Balmaceda) del 5 de enero de 1931 al
28 de diciembre de 1931
INTRODUCCIÓN
L
a guerra del Chaco fue declarada el 10 de mayo de 1933. Paraguay resultó
vencedor de esta contienda que permitió legitimar sus derechos sobre una
región en la que argumentaba ejercer una incuestionable jurisdicción civil y
militar desde tiempos “inmemoriales”. Meses antes del inicio del conflicto bélico, el
médico rosarino Carlos de Sanctis se incorporó de manera voluntaria como capitán
de sanidad honoris causa a la primera división del ejército. Un decreto presidencial le
permitió llevar un uniforme y le reconoció el goce de similares honores, prerrogativas
y obligaciones que al resto de los militares paraguayos.3 De Sanctis llegó a Asunción
llevando consigo el carnet núm. 265 que lo habilitaba como corresponsal especial de
La Capital así como una cámara fotográfica alemana con la que esperaba fotografiar
la campaña chaqueña y compartirla con sus lectores argentinos [1].4 Las instantáneas
que hiciera para La Capital le fueron de gran utilidad como apoyatura gráfica para
elaborar un informe sanitario que elevó al teniente coronel Carlos José Fernández con
quien había compartido intensos momentos en el Chaco. Años después, impresionado
por la difusión de las primeras imágenes del conflicto bélico europeo iniciado en 1939,
reunió su material gráfico y lo fue comentando a lo largo de las páginas que componen
Mi campaña en el Chaco, álbum de fotografías explicadas (1932-1933). La colección
no fue preparada para el gran público, pero es sugestivo que tampoco fuera pensada
como un simple álbum privado. El médico se impuso la tarea de dejar constancia gráfica
de los hechos de manera realista sin dejar de manifestar, por ejemplo, “que dos veces
he temblado de miedo, como otros camaradas”. Señaló que no había abandonado su
Zeiss Ykon Ikonta A “ni en los momentos de mayor apremio”, y que si ahora se decidía
por dar a conocer su trabajo era para contribuir “a hacer obra de paz, llevando a las
conciencias el horror de la guerra”.
3
Decreto presidencial paraguayo núm. 47.431, AGHRE, v. 1372, O.O. de la LChP (Gallardo) al MRECH
(Cruchaga) de 2 de enero de 1933 a 31 de diciembre de 1934; Decreto presidencial paraguayo núm. 45.629
del Ministerio de Guerra y Marina, fechado el 30 de noviembre de 1932 y refrendado por el presidente
Eusebio Ayala; O.C. 112 de 24 de julio de 1934 “Extranjeros en el ejército paraguayo”, AGHRE, v.
1423, O.C. de la LChP (Gallardo) al MRECH (Cruchaga) de 7 de enero a 31 de diciembre de 1934; O.C.
384/126 de 26 de noviembre de 1935 “Extranjeros contratados para el ejército paraguayo”, AGHRE, v.
1478, O.C. de la LChP (Figueroa) al MRECH de 2 de enero a 18 de diciembre de 1935.
4 Sin ser un fotógrafo profesional, de Sanctis se benefició de los equipos y materiales que las empresas
europeas exportaron en esos años a América Latina, véase MOLINERO CARDENAL, Antonio El óxido
del tiempo. Una posible historia de la fotografía, Omnicon, Madrid, 2001, pp. 361-376; “El Dr. de Sanctis
en viaje al Paraguay. Prestará su colaboración técnica a la Sanidad militar paraguaya”, en La Capital, 16
de noviembre de 1932, recorte incluido por Carlos de Sanctis con el mensaje de “Comentario de la prensa
de Rosario con motivo de mi partida”. Las imágenes aparecen numeradas en negrita y entre corchetes.
7 Documentación de la “Donación Carlos de Sanctis” efectuada por Jorge Alberto de Sanctis conteniendo un
cofre con un casco, una gorra de campaña, dos brazaletes, dos insignias de sanidad, una venda, un birrete,
dos charreteras, un sombrero, un portapliegue, dos pantalones, una camisa de fajina y una chaquetilla.
También un cuadro al óleo de su madre, Rosa Biancofiore de de Sanctis, un diploma de homenaje de sus
amigos cuando fue condecorado por José Félix Estigarribia con la Cruz del Defensor del Chaco el 21 de
diciembre de 1939, un diploma con motivo del combate de San Lorenzo, un diploma de sus amigos del
Martín Fierro, otro diploma de la Embajada Cultural, Comercial e Industrial de Rosario a Asunción, un
banderín enmarcado del centenario de la fundación de Rosario en 1852, una caja de sombreros de madera
conteniendo dos guardapolvos y doce sombreros, una valija de cuero marrón que contiene un bolso de
lona y cuero con las iniciales del médico, tres bolsas de campaña de lona, dos cuerdas y un cierre de
bolsa, dos valijas, y un retrato a carbón de Carlos de Sanctis firmado por T. Wagner en 1957, año en que
el médico falleció.
8 La frase también fue utilizada para dar a conocer la colección fotográfica sobre la Guerra Civil Española;
véase CAPA, Robert Esto es la guerra: Robert Capa en acción, Catálogo de Exposición, International
Center of Photography, Steidl, Göttingen, 2009.
9 Sobre el propietario de la empresa véase: LAGOS, Héctor Carlos Casado del Alisal. Su biografía, una
vida al servicio del progreso nacional, Impresores Peuser, Buenos Aires, 1949, pp. 150-152; Don Pascual
Chabás, Vida y obra 1850-1910, Aporte de los franceses al progreso de nuestras industrias básicas. Roca,
Almafuerte, Mitre, Sarmiento, Casado del Alisal en el itinerario del fundador Ferrocarriles Colonizadores,
Candelaria, Buenos Aires, 1962; Forjadores del surco por iniciativa privada, Candelaria y Villa Casilda,
biografía de la ciudad agraria, 1870-1907, Editorial Candelaria, Casilda, 1957.
por título “En Puerto Casado: la toldería de indios”. El médico se detiene por única
vez de manera explícita y describe las condiciones de vida del centenar de miembros
de la comunidad maskoy-sanapaná que residía a poca distancia de la fábrica taninera
de la empresa Carlos Casado SA. A partir de allí los indígenas dejan de ser registrados
como tales. La finalidad es sustentar la idea de que el Chaco era un territorio que podía
ser penetrado y ocupado por el ejército que representaba de manera lineal a la nación
paraguaya. Los capítulos tercero y cuarto, “Desde Puerto Casado hasta el Fortín Bo-
querón” y “Desde el Fortín Boquerón hasta el Fortín Alihuatá”, relatan las dificultades
de la marcha hacia el frente en Saavedra entre octubre y noviembre de 1932.10 Desde
esta perspectiva, esta extensa y extraordinaria colección fotográfica permite entender
la manera en que el Chaco Boreal fue ocupado por los ejércitos en pugna a través de
una guerra moderna11 que territorializó el espacio haciendo jugar las categorías de
frente y frontera e imponiendo una nueva relación con los indígenas chaqueños que, a
partir de Puerto Casado, sólo son mencionados como baqueanos y criollos, miembros
indiscutibles de la nación.
El segundo álbum se titula En el frente y describe la entrada en Saavedra y la
tarea desarrollada por Carlos de Sanctis. A través del capítulo titulado “Primera Divi-
sión del Ejército Paraguayo en los Campos de Saavedra” podemos seguir el trayecto
de las tropas desde Punta Riel, el extremo del ferrocarril de la empresa Carlos Casado
SA ubicado en el kilómetro 145, hasta Saavedra que fue el sitio más avanzado al que
llegó el ejército paraguayo.12 Los fortines Palo Santo, Casanillo, Pozo Azul, Campo
Esperanza, Isla Poi (Plaza Militar), Arce y Alihuatá (Mayor Ruperto Centeno), son
descriptos en el capítulo “Vida de campaña en el frente”. Cerca de Isla Poi13 la primera
división fue atacada por escuadrillas aéreas enemigas y las fotografías tomadas por el
médico aparecen en el capítulo “Bombardeos aéreos” que reseña los movimientos de
tropas que afectaban a las colonias mennonitas en el sector Casado. La falta de agua, el
10 En ese momento los sectores central y sur pretendían alcanzar el río Pilcomayo por el fortín Muñoz
cortando las comunicaciones bolivianas por Platanillos hacia Ballivián, O.C. 70 de 10 de noviembre
de 1932, AGHRE, v. 1321, O.C. de la LChP (Gallardo) al MRECH de 2 de enero a 31 de diciembre de
1932.
11 HUGHES, Matthew “Logistics and the Chaco War: Bolivia versus Paraguay, 1932-1935”, en The Jour-
nal of Military History, Society for Military History, Vol. 69, núm. 2, abril 2005, pp. 411-437; también
MONDAIN, Pierre “La guerre du Chaco: Paraguay contre Bolivie (1932-35)”, en Revue Historique,
267/1 (Jan-Mar), 1982, p. 43.
12 Sobre el interés en el papel cumplido por los fortines como símbolo y garantía de ocupación efectiva,
véase Tel. 2 de 3 de enero de 1932, AGHRE, v. 1321, Tel. de la LChP al MRECH (Balmaceda) de 2 de
enero a 31 de diciembre de 1932.
13
Este fortín ya había sido atacado en 1930; volvió a ser bombardeado en febrero de 1933. O.C. 15 de
12 de mayo de 1930, AGHRE, v. 1241-C, O.C. del MRECH (Barros) a la LChP (Montt) de 4 de enero
de 1930 a 31 de diciembre de 1931; Tel. 33 de 3 de febrero de 1933, AGHRE, v. 1343, Tel. de la LChP
(Gallardo) al MRECH (Cruchaga) de 2 de enero a 31 de diciembre de 1933.
uso de pahuiches, los improvisados hospitales de campaña, son temas del capítulo “La
sanidad militar durante la batalla” que incluye el brazalete de la Sanidad Militar con el
sello de la Cruz Roja Paraguaya, imágenes de los paquetes de curación y del traslado
de heridos, soldados fotografiados mientras eran amputados, semblantes sufrientes,
cadáveres abandonados en un Chaco inhóspito y desconocido.
El tercer álbum comienza “En el Campo Jordán, el ataque boliviano del 27 de
diciembre de 1932”. Las cartas requisadas a los cadáveres bolivianos en el Cañadón
de la Muerte, así como recortes periodísticos, cánticos patrióticos, proclamas, ofrendas
espirituales y telegramas, acompañan el relato que de Sanctis hace de la tarea asumida
por los capellanes. El cura párroco de Caraguatay, Sixto Zenón Ferreyra, ofrece cere-
monias religiosas para levantar el ánimo de la tropa. El capítulo “Combate de artillería.
Navidad y Año Nuevo en el frente” retrata la vida en la línea de fuego entre Alihuatá
y el fortín Saavedra, y enseña la vestimenta desgastada, los animales de carga y el tipo
de armas transportadas por unos soldados extremadamente delgados. La “rudeza de
la vida de campaña hace perder la estética y el cuidado personal”, señaló de Sanctis
en una imagen tomada a finales de 1932 durante los enfrentamientos en Saavedra que
inaugura el capítulo once sobre “El regreso desde el Cañadón de la Muerte hasta el Río
Paraguay”. El último capítulo, “Desde el infierno del Chaco hasta la perla del Atlántico”,
contrasta la cruda vida chaqueña con la placentera existencia en una ciudad turística
como Mar del Plata en la que el médico se refugió a inicios de 1933 para sobreponerse
de sus vivencias paraguayas.
Desde la década de 1920 la presencia militar en el Chaco había preocupado de
manera creciente a agudos observadores extranjeros establecidos en Paraguay. Uno de
ellos, el chileno Gonzalo Montt Rivas, escribió en 1926 que “los fortines bolivianos
levantados en el territorio disputado no tienen como fin único servir de base para unas
tropas, supongo, más bien, que tal vez han sido construidos para poder alegar cuando
llegue el momento el hecho de la posesión”.14 Poco después de la advertencia de Montt
Rivas comenzaron a producirse los primeros choques entre las guarniciones bolivianas
y paraguayas desplegadas en este espacio, y se despertó el interés de la comunidad
internacional por la situación jurídica de los fortines que para algunos eran una herra-
mienta que aseguraba la defensa nacional y para otros un instrumento de ocupación
ilegítima del Chaco.15 Sin una declaración de guerra, el ejército boliviano tomó el fortín
Pitiantuta en junio de 1932 y llegó a 165 km de Punta Riel en las tierras de la empresa
14 O.C. 4 de 18 de enero de 1926 “La cuestión del Chaco”, AGHRE, vol. 1075, O.C. de la MChP (Montt) a
MRECCH de 3 de enero a 26 de diciembre de 1926; también O.C. 27 de 20 de junio de 1931 “Estado de
la situación concentración boliviana en el Chaco”, AGHRE, v. 1287, O.C. de la LChP (Montt) al MRECH
(Balmaceda) de 5 de enero a 28 de diciembre de 1931.
15 O.C. 15 de 12 de mayo de 1930, AGHRE, v. 1241-C, O.C. del MRECH (Barros) a la LChP (Montt) de 4
de enero de 1930 a 31 de diciembre de 1931; O.C. 116 de 10 de agosto de 1932, AGHRE, v. 1321, O.C.
de la LChW (Cruchaga) al MRECH de 2 de enero a 31 de diciembre de 1932.
Carlos Casado SA.16 Las tropas paraguayas recuperaron Pitiantuta al mes siguiente
y también ocuparon Boquerón el 29 de setiembre de 1932. Estos enfrentamientos se
saldaron con un gran número de muertos, la toma de importante material de guerra y
el retroceso del ejército boliviano hacia Saavedra, Arce y Muñoz.17 A estos fortines se
dirigió de Sanctis en noviembre de 1932 para hacerse cargo de los heridos paraguayos.
16
VON ECKSTEIN, Alejandro Pitiantuta, la chispa que encendió la hoguera en el Chaco paraguayo,
Fuerzas Armadas, Asunción, 1986.
17 O.C. 26 de 2 de mayo de 1933 “La guerra paraguayo-boliviana”, AGHRE, v. 1370, O.C. de la LChP
18 “Memorandum informal presentado a la Cancillería chilena por la Legación del Paraguay a cargo del
Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario J. Isidro Ramírez, 15 de agosto de 1932”, y Docu-
mento de 17 de agosto de 1932, AGHRE, v. 1333, Asunto Chaco, de 15 de mayo a 29 de diciembre de
1932; también Tel. 100 de 4 de agosto de 1931, AGHRE, v. 1271, Tel. de la LChP (Serrano) al MRECH
de 9 de enero a 30 de diciembre de 1931; O.C. 81 de 22 de noviembre de 1932, AGHRE, v. 1321, O.C.
de la LChP (Gallardo) al MRECH de 2 de enero a 31 de diciembre de 1932.
19 Véase JEFFS CASTRO, Leonardo “Combatientes e instructores militares chilenos en la Guerra del
sanitarias a aquel contexto prebélico, pero al mismo tiempo dejó asentado que él se
encontraba inmerso en una guerra, en un cruento, desorganizado e innecesario en-
frentamiento que había producido casi cien mil muertes paraguayas y bolivianas.21
Argentina, Brasil, Chile y Uruguay intervinieron durante todo el conflicto expresando
su intención de resolver pacíficamente el “asunto Chaco”, y se aseguraron el derecho de
facilitar la solución de la controversia. Cupo a los dos gobiernos más involucrados en
este conflicto, el argentino y el chileno, una posición diplomática encontrada en virtud
de las especiales relaciones que Argentina mantenía con Paraguay, y de las complejas
pero estrechas relaciones que Chile venía tejiendo con Bolivia a partir de la guerra del
Pacífico.22 La cancillería chilena, sin ir más lejos, observaba muy de cerca la presión
ejercida por Argentina y por ello los informes confidenciales que salieron de Asunción
rumbo a Santiago constituyen un contrapunto de especial riqueza para entender cómo el
Chaco Boreal pasó a ser una prioridad militar a finales de la década de 1920. La visión
del argentino de Sanctis se contrasta con los oficios confidenciales que enviaran a la
Moneda los diversos titulares de la representación chilena en Asunción (Consulado,
Legación y Encargado de Negocios), organismos que Paraguay consideraba de segunda
categoría por la escasa relevancia de la comunidad chilena en el país.23 El ministro ple-
nipotenciario chileno Enrique Gallardo Nieto, por ejemplo, informó a su canciller que
frecuentemente llegaban a Paraguay ciudadanos de los países vecinos con el propósito
de servir en la Cruz Roja Paraguaya, en la Intendencia del Ejército o en el frente. Pero
en realidad algunos ciudadanos chilenos despertaron recelo entre las autoridades locales,
fueron acusados de espías, obligados a dejar el país o encarcelados durante meses.24 Los
argentinos en general no corrieron esta suerte: mientras de Sanctis ingresaba al Chaco
21 Véase: BÁEZ, Cecilio Le Paraguay, son évolution historique et sa situation actuelle, Librairie Félix Alcan,
París, 1927; ARBO, Higinio La cuestión del Chaco Boreal, Conferencia pronunciada por el Ministro del
Paraguay en el Uruguay bajo los auspicios de la junta de Historia Nacional de Montevideo, Claudio
García Editor, Montevideo, 1931; QUEREJAZU CALVO, Roberto Historia de la guerra del Chaco,
Juventud, La Paz, 1990; QUEREJAZU CALVO, Roberto Masamaclay: historia política, diplomática
y militar de la Guerra del Chaco, Imprenta E. Burillo, La Paz, 1965, p. 450; ELÍO, Tomás Manuel (ex
ministro de Relaciones de Exteriores y Culto) La guerra y la paz del Chaco, artículos publicados por el
autor en El Diario en 1959, Talleres Gráficos Bolivianos, La Paz, 1970; ANTEZANA VILLAGRÁN,
Jorge La guerra del Chaco (hasta Campo Vía). Análisis y crítica sobre su conducción, Litografías e
Imprentas Unidas, La Paz, 1979.
22
Documento del MRECH “Orígenes del Memorandum sobre tránsito de armamentos para Bolivia”, y
Documento del MRECH, 1932, AGHRE, v. 1333, Asunto Chaco de 15 de mayo a 29 de diciembre de
1932.
23 “Memoria confidencial de la LChP de 1930”, AGHRE, v. 1287, O.C. de la LChP (Montt) al MRECH
ciudadano chileno”, AGHRE, v. 1372, O.C. de la LChP (Gallardo) al MRECH (Cruchaga) de 2 de enero
de 1933 a 31 de diciembre de 1934.
25 “Del Chaco paraguayo: episodios de campamento, por el Dr. Carlos de Sanctis, especial para La Capital”,
La Capital, 1 de enero de 1934.
26 Véase informes de la Legación de Bolivia en Londres en agosto y setiembre de 1932: “The conflict bet-
ween Bolivia and Paraguay, historical outline of the boundary dispute”; “Bolivia and the River Paraguay”,
“Public Opinion”, “Territorial sovereignty of the Gran Chaco”, “Fortín Boquerón”, AGHRE, v. 1327,
Correspondencia de la Embajada de Chile en Gran Bretaña (Enrique Villegas Echiburú) y el MRECH
de 4 de enero a 30 de diciembre de 1932. En esta misma línea el Manifiesto The Chaco Dispute. Proofs
and Truths, a document by the Mayor University of Saint Francis Xavier et Chuquisaca, Imprimerie Le
Livre Libre, París, 1932, utilizado por la Legación de Bolivia en la capital británica.
27 O.C. 5 de 15 de abril de 1929, AGHRE, v. 1183-A, O.C. del MRECH (Ríos) a la LChEUA (Dávila) de
CAPÍTULO I
¿
A
A quién beneficiaba la posesión del Chaco Boreal? La importancia de este
espacio disputado desde hacía décadas crecía día a día, más por las expectati-
vas que generaba que por los recursos potenciales existentes. El desarrollo
ganadero acompañaba desde finales del siglo XIX la explotación taninera en los grandes
bosques chaqueños por parte de fuertes empresas nacionales y extranjeras que valo-
rizaban la zona en litigio, pero desde la década de 1920 los yacimientos petrolíferos
(primero explorados por sindicatos chilenos y posteriormente adquiridos por la Standard
Oil & Co de la mano de Spruille Braden a quien se le atribuyó la condición de testaferro
de la compañía)28 dotaron a estos territorios de una renovada importancia. A finales de
1929 Bolivia ya había enviado al Chaco cerca de 14.000 hombres relativamente bien
equipados. Desde el año siguiente las diversas cancillerías latinoamericanas fueron
informadas de que Bolivia había contratado un empréstito en Londres para adquirir
material bélico a firmas francesas, belgas y checoslovacas, de construir el ferrocarril
desde Cochabamba a Santa Cruz de la Sierra, y de fortalecer los fortines en la zona
disputada.29 En 1930 el gobierno paraguayo tomó conocimiento de las importantes
concesiones obtenidas por la petrolera estadounidense en Bolivia y del inicio de los
primeros sondeos en los terrenos petrolíferos de la zona chaqueña, y se convenció de
que el enemigo recibía ayuda económica de la Standard Oil & Co que tenía grandes
expectativas en la “inmensa riqueza” existente en las tierras cercanas al río Paraguay.
Los publicistas paraguayos se hicieron eco de la idea de que el petróleo surgía de manera
28 MONIZ BANDEIRA, L. A. “A guerra do Chaco”, en Revista Brasileira Política Internacional, núm. 41,
1, 1998, pp. 162-197; SEIFERHELD, Alfredo M. Economía y petróleo durante la guerra del Chaco, El
Lector, Asunción, 1983.
29 O.C. 3 de 12 de enero de 1926 “El Paraguay contrata misión militar francesa”, AGHRE, vol. 1075, O.C.
espontánea de la tierra y que esta situación explicaba el interés boliviano por “territorios
que nunca ha poseído si no es en el papel de sus mapas”. Debido a la presión ejercida
por la empresa y a la publicidad que se dio a sus contactos con el gobierno boliviano,
la Standard Oil & Co fue de inmediato acusada de entregar víveres al ejército para
ocupar los fortines chaqueños, de espiar las guarniciones paraguayas, de entregar pe-
tróleo refinado a la aviación de Villa Montes, de ayudar a concentrar 6.500 bolivianos
en Roboré, y de fomentar la requisa de camiones marca General Motors existentes
desde Potosí hasta Tarija.30 Las embajadas londinenses ratificaron la información de
que la Standard Oil & Co estaba detrás de este proyecto, pero advirtieron que Bolivia
estaba prometiendo el mismo petróleo también a la empresa rival, la británica Royal
Dutch Schell, cuyo presidente había asumido aquel empréstito denunciado por diversos
representantes diplomáticos.31
Comenzaba así la dura disputa por una región poco tentadora que hacía prácti-
camente imposible la actividad agrícola por la carencia de agua, y que exponía a los
rebaños a serias inundaciones o a una intensa salobridad durante la época de descenso
de los escasos ríos existentes, un espacio otrora calificado de desierto inhabitable y ajeno
a la civilización.32 La Sociedad de Naciones lanzó una advertencia acerca del aumento
de la presencia de personal militar boliviano en el Chaco y de la reciente naturalización
del general alemán Hans Kundt que, apoyado por el gobierno boliviano, comenzó a
recorrer las fortificaciones y guarniciones chaqueñas con la finalidad de prepararlas
para la guerra.33 La prensa paraguaya no se quedó atrás y afirmó que “la indiada bo-
30
O.C. 19/9 de 28 de agosto de 1924 “La cuestión de límites entre el Paraguay y Bolivia”, AGHRE, v. 996,
O.C. de la MChP (Orrego) al MRECH de 7 de enero a 8 de diciembre de 1924; Tel. 99 de 3 de agosto de
1931, AGHRE, v. 1271, Tel. de la LChP (Serrano) al MRECH de 9 de enero a 30 de diciembre de 1931;
O.C. 32 de 3 de agosto de 1931 “Preparativos militares en la zona del Chaco y Memorandum del gobierno
del Paraguay”, AGHRE, v. 1287, O.C. de la LChP (Serrano) al MRECH (Balmaceda) de 5 de enero a 28
de diciembre de 1931; O.C. 72 de 11 de noviembre de 1932 y 120 de 31 de diciembre de 1932, AGHRE,
v. 1321, O.C. de la LChP (Gallardo) al MRECH de 2 de enero a 31 de diciembre de 1932.
31 Tel. 2 de 2 de enero, 26 y 27 de 24 de enero de 1930, AGHRE, v. 1185, Tel. de la LChEUA al MRECH de
1 de enero de 1929 a 23 de abril de 1930. Sobre la política boliviana en los ámbitos internacionales véase
AGUIRRE ACHÁ, José El desacuerdo y el conflicto entre Bolivia y el Paraguay: exposición sintética
para la prensa extranjera y la apreciación mundial, Renacimiento, La Paz, 1929; también OTERO,
Adolfo Bolivia-Paraguay: el arbitraje integral propuesto por Bolivia y la amigable actitud del gobierno
argentino, Comercial, Barcelona, 1928.
32 “El Chaco paraguayo y las pretensiones de Bolivia (artículo publicado en Revista Chilena, de octubre de
1926)”, en DEL POZO CANO, Raúl El Chaco paraguayo y el Vaticano, Imprenta Nacional, Asunción,
1927, pp. 69-89; O.C. 4 de 18 de enero de 1926 “La cuestión del Chaco”, AGHRE, vol. 1075, O.C. de
la MChP (Montt) a MRECCH de 3 de enero a 26 de diciembre de 1926; Tel. 99 de 3 de agosto de 1931,
AGHRE, v. 1291, Tel. de la LChP (Serrano) al MRECH (Izquierdo) de 9 de enero de 1931 a 21 de enero
de 1932.
33 PEDRAJA TOMÁN, René de la Wars of Latin America, 1899-1941, McFarland & Co, 2006; GOEBEL,
Michael “Decentring the German Spirit: The Weimar Republic´s Cultural Relations with Latin America”,
en Journal of Contemporary History, Vol. 44, núm. 2, 2009, pp. 221-245.
(30%), Bolivia (15%) y Brasil (3%). Después de la guerra de la Triple alianza, Argentina incorporó el
Chaco Central que luego se convertiría en el Territorio Nacional de Formosa, hoy provincia de Formosa,
y consolidó su dominio en el Chaco Austral, Territorio Nacional del Chaco, hoy provincia del Chaco.
36
AUDIBERT, Alejandro Los límites de la antigua provincia del Paraguay, La Económica, Buenos Aires,
1892.
37 O.C. 13/7 de 25 de agosto de 1924 “Informe sobre cuestión Chaco. Límites con Bolivia”, AGHRE, v.
996, O.C. de la MChP (Fernández Fernández) al MRECH de 7 de enero a 8 de diciembre de 1924; O.C.
de 3 de enero de 1929 “Memoria anual 1928”, AGHRE, v. 1206, O.C. de la LChP (Montt) al MRECH
(Ríos) de 3 de enero a 271 de diciembre de 929; O.C. 42 de 11 de mayo de 1933, AGHRE, v. 1373-A,
O.C. de la LPCh (Ramírez) al MRECH (Cruchaga) de 9 de enero a 29 de diciembre de 1933; O.C. 69 de
31 de octubre de 1933 “Acompaña memorandum de la Cancillería de Paraguay sobre última proposición
de Argentina y Brasil en el asunto del Chaco”, AGHRE, v. 1370, O.C. de la LChP (Gallardo) al MRECH
(Cruchaga) de 10 de enero a 31 de diciembre de 1933; O.C. 43 de 21 de marzo de 1934, AGHRE, v.
1423, O.C. del MRECH (Cruchaga) a la LChP (Gallardo) de 7 de enero a 31 de diciembre de 1934.
publicado por la Imprenta Jacobo Peuser. La tesis paraguaya reconoció que los actos
posesorios habían sido distintos en los dos sectores chaqueños principales. En el sector
oeste, por un lado, se expresaban en mensuras judiciales, venta y transmisión de tierras,
sucesiones, pago de contribución territorial, particiones de condominio, embargos
y sentencias judiciales. En el sector norte, por el otro, aquellos actos posesorios se
expresaban a través de la instalación de los fuertes Olimpo (Borbón), Bahía Negra,
Galpón, Patria, y del funcionamiento de obrajes y estancias. En su alegato Cecilio Báez
acusó a Bolivia de mostrar una histórica incapacidad para ocupar el territorio más allá
de Santa Cruz de la Sierra, y de penetrar clandestinamente en un territorio poseído
y poblado, utilizando “puestos militares llamados fortines” que atentaban contra la
ocupación pacífica representada por la civilización del trabajo de las “poblaciones,
colonias, fábricas, establecimientos ganaderos, ferrocarriles, escuelas y hospitales”
paraguayos.38
El alegato boliviano también presentó sus propios argumentos a la Comisión
de Investigación y Conciliación Boliviano-Paraguaya de la Unión Panamericana de
Washington. Se defendió a través de los ensayos civilizadores implementados en el
patrimonio nacional constituido por “territorios antes abandonados a la barbarie”, es
decir, en manos indígenas. La esforzada obra colonizadora boliviana había consistido
en el fomento de exploraciones científicas, el establecimiento de reducciones a cargo
de misioneros y la construcción de fortines sobre tierras explotadas ilegítimamente por
capitales extranjeros apoyados por el gobierno paraguayo. Aquí estaba el centro del
debate entre ambos países ya que según el alegato boliviano,
“…llegó un momento en que los fortines bolivianos se encontraron
con los puertos avanzados del ejército del Paraguay, afanado de
su parte en la conquista del Chaco, con el auxilio de algunas
empresas explotadoras extranjeras a las que el gobierno paraguayo
había entregado a bajo precio y en diferentes épocas gran parte
del territorio en disputa, para poder alegar después derechos de
ocupación, sobre la base de establecimientos fundados sin el capital
ni el esfuerzo del propio país”.
Después de presentarse como un triste país enclaustrado, Bolivia alegó que no había
entregado sus tierras a empresas extranjeras como sí había hecho Paraguay hacia el
occidente de su río principal que era, a su vez, el verdadero límite de su territorio
soberano. Lo cierto es que el río Paraguay era la arteria fluvial que unía los destinos
brasileros, paraguayos, argentinos y uruguayos en el continente, y de ahí la intención
boliviana de llegar a sus aguas. En síntesis, Paraguay defendió la integridad territorial
38 DEMELAS, Danièle Nationalisme sans nation? La Bolivie aux XIXe-XXe siècles, Editions du CNRS,
Paris, 1980, pp. 70-71.
16 de noviembre de 1932; “Ayer partió para el frente de guerra paraguayo, el médico Carlos de Sanctis”,
en La Tierra, 17 de noviembre de 1932; “El Dr. de Sanctis en viaje al Paraguay. Prestará su colaboración
técnica a la Sanidad militar paraguaya”, en La Capital, 16 de noviembre de 1932; “Se hizo objeto de una
cariñosa despedida al Dr. Carlos de Sanctis”, en La Capital, 17 de noviembre de 1932, recortes incluidos
en la colección con la leyenda “Comentario de la prensa de Rosario con motivo de mi partida”.
en las relaciones entre Paraguay y Argentina. Uno de esos lugares era la confluencia
de los ríos Alto Paraná y Paraguay, frontera entre ambos países que fotografió por su
alto “valor geográfico e internacional” [2]. La colección representa así la diferencia
territorial de las dos naciones.
También desde el Washington Carlos de Sanctis fotografió Huamaitá, la antigua
fortaleza ubicada a más de 400 km al sur de Asunción que en la actualidad se encuen-
tra incorporada al departamento de Ñeembucú y constituye un Monumento Nacional
por excelencia en el país. Humaitá, que fuera utilizada hasta el final de la guerra de la
Triple Alianza como base de operaciones de campaña, había resistido los bombardeos
aliados hasta 1868.42 El médico retrató las ruinas de la iglesia de San Carlos Borromeo
indicando que había sido destruida por la escuadra brasileña, y recordó que Humaitá
era el símbolo del sentimiento patriótico y de la sangre derramada de la vilipendiada
nación paraguaya que no dudó en levantarse “en armas” para resguardar el territorio
hasta ver prácticamente exterminada su población. Humaitá simbolizaba la usurpación
que habían sufrido los paraguayos por parte de los aliados,43 y en esos meses de prepa-
ración del nuevo conflicto bélico sirvió para fortalecer la idea de que el pueblo estaba
listo para sacrificarse como había hecho en 1870. No es una casualidad el hecho de que
el gobierno paraguayo denominara Humaitá a uno de los dos cañoneros que adquirió
Eligio Ayala a los astilleros genoveses en 1926 (el otro era el cañonero Paraguay) para
complementar la defensa en el Chaco y mantener, según el decreto oportunamente
dictado, “el dominio de los ríos nacionales, asegurar las comunicaciones fluviales y
cooperar a los fines militares de la Nación”.44
42 El desarrollo de esta guerra ha sido fundante en la configuración del Estado y de la identidad nacional
paraguaya. Como ejemplo, Ramón Monte Domecq indicó en 1911, en un libro dedicado a la celebración
del primer centenario de la independencia y citando un artículo del periodista Ignacio Ibarra, que la guerra
duró seis años “durante los cuales el Paraguay no recibió del extranjero ni un solo fusil ni un solo tiro,
pues estaba completamente encerrado por el enemigo, que sin contar las ventajas de la posición y del
armamento, representaba una fuerza dos veces superior”; MONTE DOMECQ, Ramón La República del
Paraguay en su primer centenario,1811-1911, Compañía Sudamericana de Billetes de Banco, Buenos
Aires, 1911. En esta línea, el supuesto “aislamiento” del que fue acusado Paraguay aparecería no sólo
constituyendo los gobiernos paraguayos hasta entonces, sino también la organización y supervivencia
del Estado y de la sociedad civil durante todo el conflicto. En oposición a aquel aislamiento, la guerra
del Chaco supondría una apertura hacia los países vecinos, particularmente el argentino, y europeos.
43 Como sabemos, la idealización de la guerra de la Triple Alianza como hecho fundante de la nación tuvo
como principal propulsor al intelectual paraguayo Juan Emiliano O´Leary; véase RODRÍGUEZ ALCA-
LÁ, Guido “Imágenes de la guerra de la Triple Alianza”, en Diálogos, DHI/PPH/UEM, Vol. 10, 2006,
pp. 105-115; también GONZÁLEZ, Teodosio Infortunios del Paraguay, Talleres Gráficos Argentinos
L. J. Rosso, Buenos Aires, 1931; CAPDEVILA, Luc “El macizo de la Guerra de la Triple Alianza como
substrato de la identidad paraguaya”, en Nuevo Mundo Mundos Nuevos [en línea], Coloquios, 2009,
http://nuevomundo.revues.org/index48902.html. En guaraní, yma significa antigüedad e itá, piedra.
44
O.C. 15 de 18 de mayo de 1931 “Se incorporan a la flota paraguaya dos nuevos monitores”, AGHRE, v.
1289, O.C. de la LChP (Serrano) al MRECH (Izquierdo) de 6 de enero a 31 de diciembre de 1931; O.C.
[2] Confluencia de los ríos Alto Paraná y Paraguay. En éste lugar empieza el territorio paragua-
yo, al Norte de la línea divisoria, el Alto Paraná, que lo separa de la provincia de Corrientes,
al Sud. Esta es una foto de un lugar que al observarlo parece no tener importancia, pero que
tienen gran valor geográfico e internacional.
productos para una exposición permanente; véase O.C. 2 de 18 de marzo de 1924 “Política interna e
informaciones generales”, AGHRE, v. 996, O.C. de la MChP (Montt) al MRECH de 7 de enero a 8 de
diciembre de 1924; O.C. 35 de 10 de julio de 1930, AGHRE, v. 1242, O.C. de la LChP al MRECH (Ba-
rros) de 9 de enero a 31 de diciembre de 1930; O.C. 133/46 de 8 de mayo de 1935 “Conversación con
director diario El Orden”, AGHRE, v. 1478, O.C. de la LChP (Figueroa) al MRECH de 2 de enero a 18
de diciembre de 1935; O.C. 291/101 de 21 de setiembre de 1935 “El 18 de septiembre y el sentimiento
paraguayo”, AGHRE, v. 1478, O.C. de la LChP (Figueroa) al MRECH de 2 de enero a 18 de diciembre
de 1935; O.O. 164/83 de 15 de junio de 1935 “Manifestación prensa a representantes grupo mediador”,
AGHRE, v. 1480, O.O. de la LChP (Figueroa) al MRECH de 2 de enero a 31 de diciembre de 1935.
46 O.C. 7 de 29 de febrero de 1928, AGHRE, v. 1157, O.C. de la LChP (Montt) al MRECH (Ríos) de 3
de enero a 24 de diciembre de 1928; Tel. oficial urgente de 30 de mayo de 1931, AGHRE, v. 1291, Tel.
de la LChP (Serrano) al MRECH (Izquierdo) de 9 de enero de 1931 a 21 de enero de 1932; O.C. 44 de
17 de agosto de 1933, AGHRE, v. 1370, O.C. de la LChP (Gallardo) al MRECH (Cruchaga) de 10 de
enero a 31 de diciembre de 1933; O.C. 124/44 de 2 de mayo de 1935 “Ataques de la prensa. Conferencia
con Ministro de Relaciones Exteriores”; O.C. 160/61 de 10 de junio de 1935 “Declaraciones presidente
[Eusebio] Ayala”; y O.C. 167/64 de 19 de junio de 1935 “Solicita información sobre manifestaciones a
Chile”, AGHRE, v. 1478, O.C. de la LChP (Figueroa) al MRECH de 2 de enero a 18 de diciembre de
1935.
47
“Arribó ayer a Asunción el Dr. Carlos de Sanctis”,en El Liberal, Asunción, 20 de noviembre de 1932;
“Un nuevo aporte para la sanidad paraguaya”, en El Orden, Asunción, Paraguay, 21 de noviembre de
1932, “Un médico argentino que se alistó en nuestra Sanidad Militar, Dr. Carlos de Sanctis”, en El Diario,
Asunción, Paraguay, 22 de noviembre de 1932, en “Comentarios de los diarios paraguayos El Liberal, El
Diario y El Orden con motivo de mi arribo a Asunción y de mi incorporación a la Sanidad Militar”.
lo que venía siendo una estrecha relación que benefició también a argentinos como de
Sanctis. No constan artículos de o sobre de Sanctis editados en los medios no vinculados
al liberalismo oficialista. La Tribuna, que era dirigido por el senador liberal Julio Bajac
y pertenecía al ex presidente Eduardo Schaerer que había disputado con Guggiari la
dirección del partido, por ejemplo, tenía una tirada similar a El Liberal pero no publicó
ninguna referencia sobre el argentino.48 Tampoco se dijo nada en los otros periódicos
de la tarde, La Unión y Patria, órganos oficiales del Partido Nacional Republicano o
Colorado nacido como el Liberal en la década de 1880. La Prensa y Crítica, ambos
dependientes de empresas particulares y especializados en la actividad comercial, no
se hicieron eco de la llegada de Carlos de Sanctis a Paraguay.49
Ya en la ciudad de Asunción, de Sanctis fotografió la aduana y el cañonero Hu-
maitá al que describió como un centinela de la ciudad que estaba “listo para repeler un
posible ataque aéreo de los aviones bolivianos y para transportar tropas hasta Puerto
Casado”. Podía conducir hasta un millar de hombres en poco menos de veinte horas y
formó parte del programa de expansión naval que fue complementado por un sistema de
fletes mercantes y barcos que remontaban el río Paraguay llevando soldados y víveres.
De Sanctis se alojó en el Hotel Cosmos y desde la última planta fotografió el edificio
del Ministerio de Marina [3]. También registró escenas de la tranquila vida asunceña
y posteriormente las contrastó con las peripecias chaqueñas [4]. Finalmente fotografió
la fachada de la iglesia de la Concepción que, según el médico, es “el lugar más alto
de la ciudad, lo primero que suelen apoderarse los revolucionarios para dominar la
plaza”. La alusión a estos “revolucionarios” merece una atención especial ya que refiere
48 Tel. de 30 de setiembre de 1931, AGHRE, v. 1291, Tel. de la LChP (Serrano) al MRECH (Izquierdo)
de 9 de enero de 1931 a 21 de enero de 1932; O.O. 30 de 4 de abril de 1933 “Elecciones en Paraguay”,
AGHRE, v. 1372, O.O. de la LChP (Gallardo) al MRECH (Cruchaga) de 2 de enero de 1933 a 31 de
diciembre de 1934; O.C. 197/70 de 13 de julio de 1935 “Discurso Senador [Julio] Bajac sobre protocolo
Buenos Aires”, AGHRE, v. 1478, O.C. de la LChP (Figueroa) al MRECH de 2 de enero a 18 de diciembre
de 1935; O.O. 164/83 de 15 de junio de 1935 “Manifestación prensa a representantes grupo mediador”;
O.O. 173/88 de 25 de junio de 1935 “Contesta circular”, AGHRE, v. 1480, O.O. de la LChP (Figueroa)
al MRECH de 2 de enero a 31 de diciembre de 1935.
49 O.C. 4 de 18 de junio de 1924 “Nombramiento de Ministro en Chile. Política internacional. Cuestiones
con Bolivia”, AGHRE, v. 996, O.C. de la MChP (Montt) al MRECH de 7 de enero a 8 de diciembre de
1924; O.C. 20 de 3 de mayo de 1929 “Paraguay-Argentina”, AGHRE, v. 1206, O.C. de la LChP (Montt)
al MRECH (Ríos) de 3 de enero a 27 de diciembre de 1929; O.C. 32 de 3 de junio de 1930, AGHRE, v.
1242, O.C. de la LChP al MRECH (Barros) de 9 de enero a 31 de diciembre de 1930; O.C. 38 de 15 de
octubre de 1930, AGHRE, v. 1241-C, O.C. del MRECH (Barros) a la LChP (Montt) de 4 de enero de
1930 a 31 de diciembre de 1931; Tel. 55 de mayo de 1931, AGHRE, v. 1291, Tel. de la LChP (Serrano)
al MRECH (Izquierdo) de 9 de enero de 1931 a 21 de enero de 1932; “Memoria confidencial de la LChP
de 1930”, AGHRE, v. 1287, O.C. de la LChP (Montt) al MRECH (Balmaceda) de 5 de enero a 28 de
diciembre de 1931; O.C. 30 de 4 de abril de 1933 “Elecciones en Paraguay”, AGHRE, v. 1372, O.C. de
la LChP (Gallardo) al MRECH (Cruchaga) de 2 de enero de 1933 a 31 de diciembre de 1934.
[3] Asunción: foto tomada desde el Hotel Cosmos. La cruz señala el edificio de una dependencia
del Ministerio de Marina. Al fondo el Río Paraguay.
a los conflictos políticos y sociales sufridos por el país en los años previos a su llegada
y que explican finalmente la salida guerrera en el Chaco Boreal.
Desde 1929 venían produciéndose en Paraguay numerosas manifestaciones que
la policía atribuyó de manera inmediata a comunistas y antipatriotas establecidos en el
país.50 Ahogar aquellas manifestaciones se convirtió en una prioridad para el gobierno,
los religiosos y los militares. Los diplomáticos también se ocuparon del tema: Gonzalo
Montt Rivas, por ejemplo, informó a la cancillería chilena que desde hacía tiempo un
grupo formado por estudiantes y obreros se reunía diariamente en una plaza de Asunción
para escuchar a los oradores que, haciendo uso de un lenguaje insultante, atacaban al
gobierno nacional y a los Estados vecinos. Las autoridades no habían tomado nunca
ninguna medida para evitar las manifestaciones, señaló Montt Rivas, pero habían co-
menzado a preocuparse ya que “no sólo se trataba de atacar a los gobiernos burgueses
sino que también se insinuaba una campaña desmoralizadora ante el peligro boliviano”.
Los graves problemas suscitados en el Chaco empezaron a ser utilizados por el gobierno
50 O.C. 25 de 26 de agosto de 1929, AGHRE, v. 1206-A, O.C. del MRECH (Ríos) a la Legación de Chile
en Uruguay (Orrego) de 14 de enero a 20 de diciembre de 1929.
con la intención de desviar la atención pública de las rencillas domésticas que, como
dijera el propio Montt Rivas, “tantas sorpresas puede dar en el porvenir”.51
Así, entre los conflictos domésticos y el ansia por poseer la “tripa gorda de la
América” que era el río Paraguay, las décadas de 1920 y 1930 ofrecerían un complejo
panorama para los países en conflicto. Durante ese periodo el Chaco articuló en parte la
lucha política de los dos partidos mayoritarios paraguayos, el Colorado y el Liberal. Los
colorados incorporaron sistemáticamente la lucha armada por el Chaco en el programa
de sus candidatos presidenciales y se negaron a ceder a Bolivia un puerto sobre el río
Paraguay. Los liberales, con un discurso menos belicoso, corrían con cierta ventaja
ya que desde 1904 controlaban la mayoría de los dispositivos institucionales. Durante
la presidencia de Eligio Ayala profesionalizaron a la oficialidad enviándola a Chile y
contratando una Misión Militar en Francia; obtuvieron fondos para adquirir armas y
construir cuarteles en la zona occidental; reorganizaron la representación diplomáti-
ca en los países americanos (Estados Unidos, México, Cuba, Argentina, Uruguay y
Brasil) y europeos (Gran Bretaña, Francia, Italia y España); y enviaron a un ministro
plenipotenciario a los países andinos (Chile, Perú y Bolivia) después de mantener el
cargo acéfalo durante un quinquenio.52 Pero por sobre todo fue la estrecha relación
con Argentina la que condicionó la política paraguaya en aquellas décadas. Argentina
salió en apoyo de su país vecino asumiendo unilateralmente la limpieza del río Para-
guay, enviando jefes militares para ayudar al ejército, y otorgando facilidades para la
internación de yerba mate hacia el importante mercado de consumo de la zona sur del
espacio rioplatense. Argentina también becó a estudiantes paraguayos y comisionó a
diversos profesores universitarios para que dictaran conferencias en Asunción. Se habló
de que Argentina condonaría la deuda que Paraguay arrastraba desde la guerra de la
Triple Alianza, calculada en millones de libras esterlinas, y que devolvería los trofeos
de guerra expuestos en diversos museos argentinos.53 El canciller paraguayo confesó
51 O.C. 22 de 8 de junio de 1929 “Incidentes relacionados con la actividad comunista”, AGHRE, v. 1206,
O.C. de la LChP (Montt) al MRECH (Ríos) de 3 de enero a 27 de diciembre de 1929; O.C. 1 de 6 de enero
de 1931 “Intranquilidad motivada por sucesos militares”, AGHRE, v. 1287, O.C. de la LChP (Montt) al
MRECH (Balmaceda) de 5 de enero a 28 de diciembre de 1931.
52 Modesto Guggiari fue sustituido por el colorado Arsenio López Decoud quien por aceptar este puesto
oficial fue expulsado de sus filas; O.C. 2 de 9 de enero de 1926 “Breve información sobre las relaciones
internacionales del Paraguay”, O.C. 3 de 12 de enero de 1926 “El Paraguay contrata misión militar fran-
cesa” y O.C. 4 de 18 de enero de 1926 “La cuestión del Chaco”, AGHRE, vol. 1075, O.C. de la MChP
(Montt) a MRECCH de 3 de enero a 26 de diciembre de 1926.
53 O.C. 9 de 27 de marzo de 1928 “Se intensifica la política argentina en el Paraguay”, AGHRE, v. 1157,
al responsable de la Legación chilena, Gonzalo Montt Rivas, que no daba un paso sin
consultar al gobierno argentino, y este último concluyó que en virtud de su posición
geográfica tierras adentro a mil millas del mar, Paraguay era un simple tributario del
país vecino:
“La única salida hasta hoy es a través de Argentina ya sea por
ferrocarril o fluvial. La moneda argentina circula como la nacional
y en el tipo de cambio se ha fijado en vista de esta circunstancia.
La totalidad de la exportación se hace a la Argentina; otro tanto
puede decirse respecto a las importaciones que todas vienen de
la Argentina o vía argentina. Las familias pudientes envían a sus
hijos, hombres y mujeres, a educarse a Buenos Aires, que es la
Meca de este pueblo. Muchas relaciones de familia unen a las
sociedades de los dos países […] unas personas de una misma
familia tienen que entender de los asuntos de sus respectivos
países. En fin, todo contribuye a que el Paraguay sea considerado
como una prolongación de Argentina. Por eso, para hacer política
en este país, es indispensable trabajar desde Buenos Aires donde
residen habitualmente hombres como Manuel Gondra, que están
en contacto diario con la cancillería argentina y que son los que
orientan los rumbos del gobierno paraguayo”.54
En 1928 José Patricio Guggiari accedió a la presidencia paraguaya. Desde hacía años
llevaba adelante una intensa campaña electoral buscando adeptos en los pueblos del
interior y ofreciendo facilidades a un pobre campesinado que estaba literalmente some-
tido a jefes políticos departamentales elegidos de entre las filas liberales por el propio
Guggiari. Los colorados, por su parte, protestaban de manera sistemática contra la falta
de garantías electorales y proclamaban el abstencionismo como estrategia política. El
camino elegido por Guggiari acrecentó el faccionalismo que se tornó verdaderamente
virulento durante la convención liberal convocada en 1929. Guggiari, que era apoyado
por los delegados de provincias, debatió sobre la política a seguir con el representante
del ala más conservadora del Partido Liberal, su primo hermano Eusebio Ayala, en un
contexto internacional profundamente alterado por la crisis económica que provocó la
estrepitosa caída de los precios de las exportaciones de algodón, tanino, yerba mate,
tabaco y maderas paraguayas, y que forzó al gobierno a lanzar un empréstito interno
de 2 millones y medio de pesos oro que fue suscrito en una quinta parte por los gran-
Ricardo “Contribuciones para el estudio de las ideas políticas de Perón”, en Estudios Sociales, año V,
núm. 8, 1995, pp. 31-48.
54 O.C. 2 de 9 de enero de 1926 “Breve información sobre las relaciones internacionales del Paraguay”,
AGHRE, vol. 1075, O.C. de la MChP (Montt) a MRECCH de 3 de enero a 26 de diciembre de 1926.
[4] Una calle de Asunción, a medio día, en verano. Observar el declive de la ciudad, hacia el
río y el tipo de empedrado que es general en Asunción; Asunción desde el Hotel Cosmos.
55 O.C. 1 de 9 de enero de 1926 “Informaciones generales sobre política interna”, AGHRE, vol. 1075, O.C.
de la MChP (Montt) a MRECCH de 3 de enero a 26 de diciembre de 1926; O.C. 4 de 16 de enero de 1929
“Diversas acciones de ámbito interno” y O.C. 11 de 20 de febrero de 1929 “Política Interna”, AGHRE,
v. 1206, O.C. de la LChP (Montt) al MRECH (Ríos) de 3 de enero a 27 de diciembre de 1929.
56 Según Montt Rivas, “no hay dos jefes que marchen de acuerdo, tampoco pueden presentar las institucio-
nes armadas un frente único, cada mayor pretende ser presidente de la Junta proyectada” para un golpe
de Estado, O.C. 23 de 19 de mayo de 1931 “Informe de la comisión parlamentaria sobre los sucesos del
fortín Coronel Martínez”; También “Memoria confidencial de la LChP de 1930”, AGHRE, v. 1287, O.C.
de la LChP (Montt) al MRECH (Balmaceda) de 5 de enero a 28 de diciembre de 1931; también O.C. 32
de 20 de julio de 1929 “Paraguay-Bolivia. Conferencia de Washington”, AGHRE, v. 1206, O.C. de la
LChP (Montt) al MRECH (Ríos) de 3 de enero a 27 de diciembre de 1929.
57 O.C. 27 de 20 de junio de 1931 “Estado de la situación concentración boliviana en el Chaco” y O.C. 49
58 O.C. 14 de 16 de abril de 1928 “Se intensifica la política argentina”, AGHRE, v. 1157, O.C. de la LChP
(Montt) al MRECH (Ríos) de 3 de enero a 24 de diciembre de 1928; O.C. 20 de 3 de mayo de 1929
“Paraguay-Argentina”, AGHRE, v. 1206, O.C. de la LChP (Montt) al MRECH (Ríos) de 3 de enero a 27
de diciembre de 1929; Tel. 124 de 24 de setiembre de 1931, AGHRE, v. 1271, Tel. de la LChP (Serrano)
al MRECH de 9 de enero a 30 de diciembre de 1931; Tel. setiembre de 1931, AGHRE, v. 1291, Tel. de
la LChP (Serrano) al MRECH (Izquierdo) de 9 de enero de 1931 a 21 de enero de 1932.
59 La percepción era que el Banco El Hogar Argentino pretendía “garantizar la influencia del acreedor sobre
el deudor”; O.C. 1 de 9 de enero de 1930 “Memoria confidencial de la LChP año 1929”, AGHRE, v.
1221, O.C. de la LChP (Montt) al MRECH de 9 de enero a 18 de diciembre de 1930; O.C. de 3 de enero
de 1929 “Memoria anual 1928”; O.C. 20 de 3 de mayo de 1929 “Paraguay-Argentina”; O.C. 20 de 17 de
junio de 1929 “Bancos argentinos en el Paraguay”; O.C. 53 de 3 de diciembre de 1929 “Instalación de
un banco argentino en el Paraguay”, AGHRE, v. 1206, O.C. de la LChP (Montt) al MRECH (Ríos) de 3
de enero a 27 de diciembre de 1929; O.C. 12 de 19 de marzo de 1931 “Comercio paraguayo-argentino”,
AGHRE, v. 1287, O.C. de la LChP (Montt) al MRECH (Balmaceda) de 5 de enero a 28 de diciembre
de 1931; O.C. 13 de 24 de abril de 1931, AGHRE, v. 1241-C, O.C. del MRECH (Barros) a la LChP
(Montt) de 4 de enero de 1930 a 31 de diciembre de 1931; Tel. 116 de 7 de setiembre de 1931; 117 de
7 de setiembre de 1931, 120 de 11 de setiembre de 1931, 124 de 24 de setiembre de 1931 y 132 de 29
pago de impuestos al capital y rentas durante cincuenta años recibió intensas críticas
porque parecía que Argentina penetraba en los centros vitales de Paraguay, es decir, en
los establecimientos industriales, ganaderos y agrícolas. También colocaba al país en
una situación “colonial” al forzarlo a utilizar el peso argentino como moneda oficial
en las operaciones bursátiles y en las compañías de servicios de luz o teléfono. Con el
tiempo se observó que Paraguay adquirió armamento y combustible a través de agentes
radicados en Argentina; los frigoríficos, sociedades ganaderas, yerbales, curtiembres,
quebrachales o aserraderos eran argentinos aunque participaran accionistas extranjeros,
y durante décadas se habían tejido intensas relaciones de parentesco entre miembros
destacados de la política y de la economía de ambos países. No eran tanto “razones de
orden patriótico y moral” las que sustentaban el viejo pleito chaqueño, sino razones
de orden material o económico: a Paraguay le interesaba defender el Chaco porque, de
alguna manera, así defendía los capitales argentinos calculados en la década de 1930
en 200 millones de pesos oro sellado, dos millones de cabezas de ganado, 450 km de
vías férreas, numerosos puertos y embarcaderos.60
Al iniciarse el año 1931 la fuerte disputa facciosa paraguaya se acompañó de
diversas intentonas para derrocar al presidente Guggiari. Una de esas intentonas fue
comandada por el ex presidente paraguayo Eduardo Schaerer que contaba con un
importante apoyo militar y del diario La Tribuna, y que acabó siendo deportado a la
Argentina.61 En ese momento los alumnos de la Escuela Militar, creada en 1915 por el
coronel Manlio Schenoni Lugo, estaban alcanzando el grado de tenientes coroneles, y
algunos de ellos se afiliaron al Partido Liberal o participaron de las revueltas comandadas
Chaco”, AGHRE, v. 1372, O.O. de la LChP (Gallardo) al MRECH (Cruchaga) de 2 de enero de 1933 a
31 de diciembre de 1934; O.C. 67 de 28 de octubre de 1933, AGHRE, v. 1370, O.C. de la LChP (Gal-
lardo) al MRECH (Cruchaga) de 10 de enero a 31 de diciembre de 1933; O.C. 32/9 de 2 de febrero de
1935 “Aumento de asignación” y O.C. 66/20 de 9 de marzo de 1935 “Situación del Paraguay respecto
a la Argentina”, AGHRE, v. 1478, O.C. de la LChP (Figueroa) al MRECH de 2 de enero a 18 de dici-
embre de 1935. Sobre el periodo véase, GUY, Donna J. “La industria argentina, 1870-1940. Legislación
comercial, mercado de acciones y capitalización extranjera”, en Desarrollo Económico, Vol. 22, núm.
87, octubre-diciembre de 1962.
61 El senador Modesto Guggiari, primo hermano del presidente José Patricio Guggiari, resultó expulsado
del Partido Liberal por su oposición interna; O.C. 20 de 20 de abril de 1931 “Intentona revolucionaria
fracasada”, AGHRE, v. 1287, O.C. de la LChP (Montt) al MRECH (Balmaceda) de 5 de enero a 28 de
diciembre de 1931; O.C. 27 de 2 de mayo de 1933; O.C. 28 de 13 de mayo de 1933 “Sobre la situación
militar en el Chaco” y O.C. 34 de 16 de junio de 1933 “Conclusión”, AGHRE, v. 1370, O.C. de la LChP
(Gallardo) al MRECH (Cruchaga) de 10 de enero a 31 de diciembre de 1933.
por el coronel Rafael Franco. Los rebeldes que se mostraron abiertamente contrarios
al gobierno fueron enviados al Chaco con la finalidad de restablecer la autoridad.62
Pero esta no fue la única decisión de Guggiari: a mediados de febrero de 1931 llegó a
Asunción la Misión Militar enviada por el gobierno de facto de José Félix Uriburu. Sus
miembros ostentaron el grado honoris causa en el nivel inmediatamente superior al que
tenían en el ejército argentino, estaban autorizados a vestir el uniforme militar para-
guayo, y fueron puestos a disposición del Ministerio de Guerra y Marina para realizar
estudios en el Chaco. Dominaban la lengua guaraní, lo que les permitía desempeñarse
en mejores condiciones ya que se entendían fácilmente con la tropa y con el resto de
la oficialidad del país. Una parte de la prensa asunceña mostró una franca oposición
al secretismo que había acompañado al ingreso de los militares argentinos a Paraguay,
siendo que ese país los había exterminado y cercenado su territorio en la guerra de la
Triple Alianza. El gobierno paraguayo persiguió a los medios gráficos “deslenguados”
acusándolos de haber “perdido todo respeto a lo humano y divino”.63
La prensa no fue la única sorprendida: los diplomáticos chilenos, por ejemplo,
cuestionaron la presencia de argentinos aunque por razones distintas, ya que conside-
raban que la intención del gobierno paraguayo era doble, por un lado, proteger a los
“numerosos capitalistas argentinos que tienen invertidos grandes capitales y son dueños
de enormes extensiones de tierras”, y por el otro, controlar a los argentinos, muchos
de ellos militares deportados, que desde Asunción o la ciudad de Posadas conspiraban
contra el régimen instaurado con el golpe de Estado del general José Félix Uriburu.64
62 Tras la guerra, Franco asumiría la presidencia del país; O.C. 33 de 4 de setiembre de 1931 “Nombramiento
de adicto militar a la Legación en Chile”; O.C. 50 de 22 de octubre de 1931, AGHRE, v. 1289, O.C. de
la MChP (Orrego) al MRECH (Izquierdo) de 6 de enero a 31 de diciembre de 1931; Tel. 127 de 26 de
setiembre de 1931, 135 de 2 de octubre de 1931 y 146 de 15 de octubre de 1931, AGHRE, v. 1291, Tel.
de la LChP (Serrano) al MRECH (Izquierdo) de 9 de enero de 1931 a 21 de enero de 1932; O.C. 66 de
26 de octubre de 1933, AGHRE, v. 1370, O.C. de la LChP (Gallardo) al MRECH (Cruchaga) de 10 de
enero a 31 de diciembre de 1933. Véase LOVEMAN, Brian “Variations on Patriotic Themes: La patria
and the Armed Froces from the Great Depression to the Cold War”, en For la patria. Politics and the
armed forces in Latin America, Wilmington, 1999, pp. 101-138.
63 Tel. 21 de 27 de febrero de 1931, AGHRE, v. 1291, Tel. de la LChP (Serrano) al MRECH (Izquierdo) de
setiembre de 1932 “Elementos bélicos para el Paraguay”, AGHRE, v. 1334, O.C. de la LChP (Gallardo)
al MRECH de 29 de enero a 31 de diciembre de 1932.
65 O.C. 1 de 9 de enero de 1930 “Memoria confidencial de la LChP año 1929”, AGHRE, v. 1221, O.C. de
cito paraguayo debe inscribirse en la alianza tejida entre un gobierno presidido por un
militar y otro necesitado de apoyo armado.68
La Misión Militar asumió la dirección de la Escuela de Aviación y la elaboración
del proyecto de ley de servicio militar obligatorio paraguayo que se discutía desde
1924.69 Medió también en la compra de armas a España para equipar a unos 15.000 sol-
dados.70 En abril de 1931 abrió las puertas en Asunción de un instituto llamado Escuela
Superior de Guerra (ESG) que formó a un importante número de oficiales de todas las
armas en los conocimientos superiores necesarios para el servicio del Estado Mayor y
para el ejercicio de los altos mandos. Pocos meses después ya se creía firmemente que
Argentina empujaría al Paraguay a una guerra contra Bolivia.71 El gobierno argentino
envió 20.000 fusiles y se comprometió a pagar los salarios de oficiales y jefes que co-
laboraron con la nueva institución militar. Figuran entre ellos tres tenientes coroneles
argentinos, su director, Abraham Schweiser (adicto militar argentino en el Paraguay);
68
La tarea de las instituciones armadas, según Guggiari, era defender la integridad territorial y consolidar las
instituciones del país por la vía jurídica o por la fuerza, O.C. 3 de 24 de enero de 1931 “Política interna,
discurso del Presidente”, AGHRE, v. 1287, O.C. de la LChP (Montt) al MRECH (Balmaceda) de 5 de
enero a 28 de diciembre de 1931.
69 En 1924 el gobierno paraguayo había acordado con Argentina, Uruguay e Italia el envío de medio
centenar de soldados a la Escuela de Aviación Militar, y contrató pilotos argentinos además de apoyar
la formación de tenientes paraguayos en Brasil. También organizó un ejército cinco veces mayor que el
contemplado en los presupuestos nacionales, cambiando el rumbo de la organización militar del país.
La Ley del Servicio Militar Obligatorio comenzó a ser aplicada a todos los ciudadanos paraguayos entre
los 18 y los 20 años de edad, y se aplicó el carácter de reservistas a los hombres de 20 a 45 años. O.C.
1 de 9 de febrero de 1924 “Informaciones políticas”; O.C. 2 de 18 de marzo de 1924 “Política interna e
informaciones generales”; O.C. 7/3 de 15 de agosto de 1924 “La transmisión del mando presidencial”;
O.C. 13/7 de 25 de agosto de 1924 “Informe sobre cuestión Chaco. Límites con Bolivia”, AGHRE,
v. 996, O.C. de la MChP (Fernández Fernández) al MRECH de 7 de enero a 8 de diciembre de 1924;
O.C. 12 de 3 de abril de 1931 “Mensaje presidencial”, AGHRE, v. 1289, O.C. de la LChP (Serrano) al
MRECH (Izquierdo) de 6 de enero a 31 de diciembre de 1931; O.C. 9248/36 de 22 de octubre de 1931,
AGHRE, v. 1289, O.C. del MRECH (Izquierdo) a la MChP (Orrego) de 6 de enero a 31 de diciembre
de 1931; O.C. 1 de 10 de setiembre de 1932 “El conflicto paraguayo-boliviano. Orígenes de las últimas
dificultades. Los armamentos”, AGHRE, v. 1334, O.C. de la LChP (Gallardo) al MRECH de 29 de enero
a 31 de diciembre de 1932; O.C. 4 de 11 de agosto de 1932 y 5 de 29 de setiembre de 1932, AGHRE, v.
1334, O.C. del MRECH (Barriga Errázuriz) y la LChP (Gallardo) de 29 de enero a 31 de diciembre de
1932.
70 O.C. 3 de 24 de enero de 1931 “Política interna, discurso del Presidente” y “Memoria confidencial de la
LChP de 1930”, AGHRE, v. 1287, O.C. de la LChP (Montt) al MRECH (Balmaceda) de 5 de enero a 28
de diciembre de 1931.
71 O.C. 8 de 3 de marzo de 1931 “Misión militar argentina en el Paraguay”, O.C. 15 de 25 de marzo de 1931
“Nuevo ministro argentino”, O.C. 16 de 1 de abril de 1931, y O.C. 17 de 3 de abril de 1931 “Comentarios
sobre la Misión Militar argentina”, AGHRE, v. 1287, O.C. de la LChP (Montt) al MRECH (Balmaceda)
de 5 de enero a 28 de diciembre de 1931; O.C. 30 de 19 de julio de 1931 “Celebración fiesta nacional
argentina en Paraguay”, AGHRE, v. 1287, O.C. de la LChP (Serrano) al MRECH (Balmaceda) de 5 de
enero a 28 de diciembre de 1931.
18 de diciembre de 1930.
74 O.C. 66 de 26 de octubre de 1933, AGHRE, v. 1370, O.C. de la LChP (Gallardo) al MRECH (Cruchaga)
de 10 de enero a 31 de diciembre de 1933; O.C. 107 de 20 de julio de 1934 “La tragedia de la sed en
el Chaco”, AGHRE, v. 1423, O.C. de la LChP (Gallardo) al MRECH (Cruchaga) de 7 de enero a 31 de
diciembre de 1934. En este grupo de paraguayos formados en la Escuela Militar de Schenoni y luego
incluidos en la ESG se encontraba Amancio Pampliega, que entre otras acciones sería el responsable de
la delegación paraguaya enviada a la asunción como presidente del teniente general Juan Domingo Perón
en Argentina, 1946. Véase PAMPLIEGA, Amancio Fusil al hombro, Napa, Asunción, 1982.
75 O.C. 21 de 12 de abril de 1931 “Sucesos del fortín Coronel Martínez, sublevación de tropas” y O.C.
23 de 19 de mayo de 1931 “Informe de la comisión parlamentaria sobre los sucesos del fortín Coronel
Martínez, AGHRE, v. 1287, O.C. de la LChP (Montt) al MRECH (Balmaceda) de 5 de enero a 28 de
diciembre de 1931.
a sus habitantes. El responsable chileno fue todavía más lejos al describir la escasa
preparación y la pobreza mental de los políticos paraguayos que sólo tenían “cierta
instrucción primaria” y se correspondían “al tipo ‘gaucho’, como se les llama todavía”.
No abundaban los egresados universitarios o del Colegio Nacional, y los representantes
concurrían al Congreso “con los zapatos en la mano, sin nada en la cabeza, para discutir
en guaraní las cualidades de sus respectivos caudillos”.76
A inicios de octubre de 1931 el coronel Rafael Franco fue acusado de insubordi-
nación, colocado en situación de retiro, detenido y entregado al Juzgado Militar, medida
que provocó una fuerte reacción: el 23 de octubre de 1931 se produjo un levantamiento
de medio millar de manifestantes, estudiantes universitarios y trabajadores, que exigie-
ron la renuncia del presidente José Patricio Guggiari. Un grupo se manifestó exigiendo
mayor energía por parte del gobierno en la “cuestión Chaco”, la reincorporación de
jefes militares retirados por sus ideas políticas contrarias a la facción liberal gobernante,
y la expulsión de parte del profesorado de las Facultades de Medicina y Derecho. El
conflicto, que había sido precedido por una huelga de estudiantes y profesores de la
Escuela de Medicina, degeneró en ataques a Guggiari cuya casa fue apedreada junto
con la sede del periódico oficialista El Liberal. La manifestación fue calificada de “in-
tentona comunista”. Se produjeron tiroteos en las calles de Asunción, los movilizados
quisieron entrar en el Palacio de Gobierno, pero la rebelión fue reprimida por el mayor
Arturo Bray –que se había manifestado contrario a las estrategias implementadas por
Estigarribia–77 mientras la policía prohibía los meeting. La manifestación llegó a la
Escuela Militar pero los cadetes se negaron a adherirse y cantaron al unísono el Himno
Nacional simbolizando así la unidad del ejército con la nación paraguaya. Los mani-
festantes buscaron refugio en la Universidad y en el Colegio Nacional pero algunos de
ellos cayeron durante la represión policial. Inmediatamente las cancillerías extranjeras
fueron informadas de la muerte de al menos cuatro personas y un número no definido
de heridos. El responsable de la misión chilena en Asunción, Orrego Luco, advirtió que
“el ejemplo de la indisciplina universitaria está llegando a los colegios y sus muchachos
también pretenden opinar e intervenir en la cosa pública”; Serrano Pellé, por su parte,
hizo una inteligente advertencia a la Moneda: “…sin duda que el gobierno va a cuidar
mucho del Ejército y Marina y de la defensa material de la Nación […] se va a mirar
76 O.C. 3 de 18 de junio de 1924 “Informaciones política interna” y O.C. 4 de 18 de junio de 1924 “Nom-
bramiento de Ministro en Chile. Política internacional. Cuestiones con Bolivia”, AGHRE, v. 996, O.C.
de la MChP (Montt) al MRECH de 7 de enero a 8 de diciembre de 1924; O.C. 12/6 de 22 de agosto de
1924 “Nuevo Gobierno”, AGHRE, v. 996, O.C. de la MChP (Fernández Fernández) al MRECH de 7
de enero a 8 de diciembre de 1924; O.C. 9 de 27 de marzo de 1928 “Se intensifica la política argentina
en el Paraguay”, AGHRE, v. 1157, O.C. de la LChP (Montt) al MRECH (Ríos) de 3 de enero a 24 de
diciembre de 1928; O.C. de 2 de abril de 1929 “Política Interna”, AGHRE, v. 1206, O.C. de la LChP
(Montt) al MRECH (Ríos) de 3 de enero a 27 de diciembre de 1929.
77
O.C. 107 de 20 de julio de 1934 “La tragedia de la sed en el Chaco”, AGHRE, v. 1423, O.C. de la LChP
(Gallardo) al MRECH (Cruchaga) de 7 de enero a 31 de diciembre de 1934.
con mayor cuidado el no herir los sentimientos patrióticos de las poblaciones, transando
más, sobre puntos que éstas miren como de honor nacional”.78
El gobierno paraguayo se reunió en la Escuela Militar mientras las víctimas eran
enterradas en Asunción donde estaba vigente el estado de sitio. El comercio permaneció
cerrado, la ciudad quedó paralizada y las tropas ocuparon los locales universitarios
además de apresar a los directores de los órganos de la oposición. Los representantes
del Partido Colorado renunciaron en masa a sus cargos en el Congreso. El presidente
Guggiari contrarrestó las manifestaciones con un “patriótico” desfile de alumnos a
quienes expresó su deseo de que no siguieran el ejemplo de “la Rusia de Lenin” sino
el de la grande “democracia americana donde la previsión de los gobernantes, el buen
sentido de los capitalistas y la inteligente comprensión de sus responsabilidades por
parte de las clases trabajadoras ha hecho posible la coincidencia de los intereses de
unos y otros”. Al mismo tiempo, la policía paraguaya contraatacó informando a la
representación consular que los dirigentes “comunistas”, muchos de ellos extranjeros,
recibían apoyo económico y logístico ruso y argentino en las ciudades y pueblos de
campaña para influenciar a estudiantes, obreros y campesinos. La situación fue cali-
ficada de oscura y delicada y el gobierno difundió la acusación de que detrás de las
manifestaciones podía estar la “mano boliviana” interesada en atacar a la patria y al
ejército paraguayos a través de agentes infiltrados aunque la policía reconoció que
debían operar con demasiado sigilo ya que “todavía no se puede dar con ellos”. Fue
entonces cuando más de medio millar de políticos y oficiales militares decidieron
buscar ayuda en los consulados. La Legación chilena, por ejemplo, aceptó el pedido
de asilo de abogados y profesores universitarios, entre ellos Juan Stefanich y Adriano
Irala, ambos miembros del directorio de la LNI y del periódico independiente La
Nación, siendo el primero abogado del Banco El Hogar Argentino y el segundo yerno
del senador liberal Manuel Burgos.79 El argumento utilizado por la delegación chile-
na fue que la sociedad paraguaya era “pequeña, donde todos se conocen, si no están
emparentados por los lazos de sangre, hace llegar hasta los vencedores la desgracia de
los vencidos”. Las estrechas relaciones de los paraguayos se verificaban, por ejemplo,
en la deportación de Justo Pastor Benítez que participaba en la Sociedad de Derecho
78 ���������������������������������������������������������������������������������������������������
O.C. 45 de 29 de noviembre de 1931 “El conflicto estudiantil”, AGHRE, v. 1289, O.C. de la MChP (Or-
rego) al MRECH (Izquierdo) de 6 de enero a 31 de diciembre de 1931; O.C. 46 de 30 de octubre de 1931
“Sucesos de orden interno”, AGHRE, v. 1287, O.C. de la LChP (Serrano) al MRECH (Balmaceda) de 5
de enero a 28 de diciembre de 1931.
79 Entre las obras de Stefanich destacan Alberdi, la Argentina y el Paraguay (1920); La Guerra del Chaco
(1934), y El 23 de octubre de 1931: Primera batalla por la defensa del Chaco y primer grito de la
revolución defebrero de 1936 (1959); véase O.C. 13 de 9 de abril de 1930, AGHRE, v. 1221, O.C. de la
LChP (Montt) al MRECH de 9 de enero a 18 de diciembre de 1930; Tel. 163 de 29 de octubre de 1931,
AGHRE, v. 1271, Tel. de la LChP (Serrano) al MRECH de 9 de enero a 30 de diciembre de 1931; O.C.
43 de 9 de diciembre de 1931, AGHRE, v. 1289, O.C. de la MChP (Orrego) al MRECH (Izquierdo) de
6 de enero a 31 de diciembre de 1931.
80 Tel. 157, enero de 1931, AGHRE, v. 1291, Tel. de la LChP (Serrano) al MRECH (Izquierdo) de 9 de enero
de 1931 a 21 de enero de 1932; Tel. 88 de 11 de julio de 1931, 114 de 7 de setiembre de 1931, 135 de
2 de octubre de 1931, 146 de 15 de octubre de 1931, 152 y 153 de 23 de octubre de 1931, 155 de 25 de
octubre de 1931, 162 de 28 de octubre de 1931, AGHRE, v. 1271, Tel. de la LChP (Serrano) al MRECH
de 9 de enero a 30 de diciembre de 1931; O.C. 20 de 3 de mayo de 1929 “Paraguay-Argentina”, AGHRE,
v. 1206, O.C. de la LChP (Montt) al MRECH (Ríos) de 3 de enero a 27 de diciembre de 1929; O.C. 34
de 6 de julio de 1930 y 48 de 9 de noviembre de 1930, AGHRE, v. 1242, O.C. de la LChP al MRECH
(Barros) de 9 de enero a 31 de diciembre de 1930; O.C. 45 de 29 de octubre de 1931 “Algunos políticos
buscan asilo en la Legación”, AGHRE, v. 1287, O.C. de la LChP (Serrano) al MRECH (Balmaceda) de
5 de enero a 28 de diciembre de 1931; Tel. 155 de 23 de octubre de 1931 y Tel. 156, 1931, AGHRE, v.
1291, Tel. de la LChP (Serrano) al MRECH (Izquierdo) de 9 de enero de 1931 a 21 de enero de 1932.
81 Tel. oficial urgente recomendado de 18 de enero de 1931 y Tel. 156 de 1931, AGHRE, v. 1291, Tel. de la
85 O.C. 3 de 7 de marzo de 1931, AGHRE, v. 1241-C, O.C. del MRECH (Barros) a la LChP (Montt) de 4
de enero de 1930 a 31 de diciembre de 1931; O.C. 3 de 7 de enero de 1932, AGHRE, v. 1334, O.C. del
MRECH (Barriga Errázuriz y Matte Gormaz) y la LChP (Serrano) de 29 de enero a 31 de diciembre
de 1932; O.O. 193 b/19 “Intercambio de fichas dactiloscópicas de subversivos, Santiago, 8 de enero de
1935”, que incluye “Copia de la Dirección de Investigaciones, Identificación y Pasaportes, Santiago, 22
de noviembre de 1934”; O.O. 220/114 de 4 de agosto de 1935 “Entrada de extranjeros al país”, AGHRE,
v. 1480, O.O. de la LChP (Figueroa) al MRECH de 2 de enero a 31 de diciembre de 1935. Cabe señalar
que estas medidas siguieron aplicándose después de la guerra con los extranjeros que permanecieron en
el Paraguay Oriental, a excepción de los de nacionalidad argentina que no fueron perseguidos.
86 O.O. 44 de 5 de agosto de 1933 “Oficina de Investigaciones”, AGHRE, v. 1372, O.O. de la LChP (Ga-
Boreal que se expresó en la distribución de las tropas por sectores. Los 5.000 hombres
de la tercera división fueron enviados a Bahía Negra, Fuerte Olimpo y Puerto Sastre
en el Alto Paraguay, llamado Comando del sector Norte (COMANOR). Los 5.000
hombres de la quinta división fueron localizados en Rosario, Villa Hayes y Puerto
Galileo, denominado Comando del sector Sur (COMANSUR). La primera, segunda
y cuarta divisiones, formadas por unos 15.000 hombres, llegaron al sector central en
Concepción y los Puertos Pinasco y Casado, puntos privilegiados desde los que se
proveía de víveres, carros, caballos, bueyes, útiles y municiones a las tropas de los
fortines Boquerón y Arce. Se trataba del Comando del Chaco (Comanchaco) que José
Félix Estigarribia había visitado en 1931 eligiendo como sede a Puerto Casado, tempo-
ralmente denominado Puerto Militar.88 La importancia que tenían Concepción, Pinasco
y Casado para el ejército en campaña hizo que la aviación boliviana las bombardeara
entre febrero y mayo de 1933, destruyendo en el caso de Pinasco la estación de radio y
la cabecera de la vía. Un empleado de la fábrica de Pinasco, Carlos Waddington Cood,
describió la matanza de población civil de la siguiente manera:
“…yo deseaba protestar contra esos cuicos del modo más enérgico,
no por el bombardeo de este puerto, para el que tienen razones
suficientes, ya que es uno de los dos puntos de donde se mandan
tropas, municiones, y provisiones al frente paraguayo, pero sí por
el hecho de usar bombas a metrallar con la intención, no de destruir
el puerto y ferrocarril, pero únicamente de matar y atemorizar a
la población civil indefensa. Eso es el hecho inicuo, netamente
boliviano […] las bombas que cayeron fue a algo menos de
cien metros de la oficina nuestra, y estamos todos aglomerados,
alrededor de la fábrica y de la cabecera del ferrocarril”.
La aviación paraguaya no pudo contrarrestar a la boliviana porque, tal como afirmaron
los observadores, en esos momentos aquella estaba verdaderamente “en mantillas”.89
88 ZOOK, David Hartzler La conducción de la guerra del Chaco, El Lector, Asunción, 1997. También:
O.C. 4 de 18 de enero de 1926 “La cuestión del Chaco”, AGHRE, vol. 1075, O.C. de la MChP (Montt)
a MRECCH de 3 de enero a 26 de diciembre de 1926; O.C. 70 de 10 de noviembre de 1932, AGHRE, v.
1321, O.C. de la LChP (Gallardo) al MRECH de 2 de enero a 31 de diciembre de 1932; O.C. 25 de 1 de
mayo de 1933 “Sobre el bombardeo de Puerto Pinasco”, incluye carta del residente Carlos Waddington
Cood, AGHRE, v. 1370, O.C. de la LChP (Gallardo) al MRECH (Cruchaga) de 10 de enero a 31 de
diciembre de 1933.
89 O.C. 25 de 1 de mayo de 1933 “Sobre el bombardeo de Puerto Pinasco”, incluye carta del residente Carlos
Waddington Cood; O.C. 63 de 14 de octubre de 1933, AGHRE, v. 1370, O.C. de la LChP (Gallardo) al
MRECH (Cruchaga) de 10 de enero a 31 de diciembre de 1933; ANTEZANA VILLAGRÁN, Jorge La
guerra del Chaco (hasta Campo Vía). Análisis y crítica sobre su conducción, Litografías e Imprentas
Unidas, La Paz, 1979; FERNÁNDEZ, Carlos José (coronel) La guerra del Chaco, I: Boquerón, cit., p.
94.
En julio de 1932 unos diez mil reservistas de las tres armas fueron concentrados
en Asunción para dirigirse a Puerto Casado. Las “damas de la alta sociedad” paraguaya
colaboraron con los preparativos de la guerra confeccionando equipos para la sanidad
y el ejército. Se organizaron los comités patrióticos encargados de rememorar la tradi-
ción recordando el valor de la guerra contra la Triple Alianza. Durante la presidencia
de Eusebio Ayala se declaró la guerra contra Bolivia en mayo de 1933 y se mantuvo
el estado de sitio en todo el territorio nacional incluyendo el Chaco Boreal. Fue enton-
ces cuando cesó la actividad partidaria ya que el campo democrático fue literalmente
obturado en pos de una causa común, de la defensa nacional del territorio invadido y
de la protección de la patria y del sentimiento patriótico. La guerra aportó calma a la
vida política nacional y clausuró el faccionalismo del partido gobernante, el Liberal,
que tenía mayoría absoluta en el Congreso. El grupo schaerista, acusado hasta enton-
ces de intentar derribar el gobierno, empezó a apoyar las decisiones administrativas
y militares. El alto espíritu patriótico silenció la opinión pública contraria a la guerra;
diputados y senadores evitaron muchas veces el hacer cuestión constitucional de algunas
resoluciones del ejecutivo dada la difícil situación por la que atravesaba el país; no se
debatieron siquiera las leyes presupuestarias; y se acalló a la prensa del Partido Nacional
Republicano o Colorado: Patria, por ejemplo, fue clausurada a inicios de 1933 por su
oposición a los latifundistas argentinos en Paraguay y por fomentar la abstención como
manifestación de la disconformidad con las leyes electorales.90
Desde hacía varios años se denunciaba la presencia de extranjeros en Puerto Suá-
rez en la zona del Alto Paraguay y de un millar de reservistas bolivianos establecidos
a una hora del puerto brasilero de Corumbá, el más importante del Estado de Matto
Grosso, dando por sentado que Brasil apoyaba a Bolivia en sus pretensiones chaque-
ñas.91 En ese tenso ambiente, caracterizado por los intentos de Ayala por consolidarse
90 O.C. 44 de 17 de agosto de 1933 y O.C. 67 de 28 de octubre de 1933, AGHRE, v. 1370, O.C. de la LChP
(Gallardo) al MRECH (Cruchaga) de 10 de enero a 31 de diciembre de 1933; O.C. 43 de 27 de noviembre
de 1930, AGHRE, v. 1241-C, O.C. del MRECH (Barros) a la LChP (Montt) de 4 de enero de 1930 a 31
de diciembre de 1931; O.O. 30 de 4 de abril de 1933 “Elecciones en Paraguay”, AGHRE, v. 1372, O.O.
de la LChP (Gallardo) al MRECH (Cruchaga) de 2 de enero de 1933 a 31 de diciembre de 1934. Pese
a estar en minoría, los colorados consiguieron que sus miembros asumieran cargos diplomáticos; véase
O.C. 19 de 23 de abril de 1929 “Diversas impresiones de política Interna”, AGHRE, v. 1206, O.C. de la
LChP (Montt) al MRECH (Ríos) de 3 de enero a 27 de diciembre de 1929.
91 O.C. 14 de 24 de marzo de 1931 “Situación interna”; O.C. 19 de 16 de abril de 1931, O.C. 22 de 5 de
mayo de 1931, AGHRE, v. 1287, O.C. de la LChP (Montt) al MRECH (Balmaceda) de 5 de enero a 28
de diciembre de 1931; Tel. oficial urgente recomendado 144 de 13 de octubre de 1931, AGHRE, v. 1291,
Tel. de la LChP (Serrano) al MRECH (Izquierdo) de 9 de enero de 1931 a 21 de enero de 1932; O.C. 4 de
18 de enero de 1926 “La cuestión del Chaco”, AGHRE, vol. 1075, O.C. de la MChP (Montt) a MRECCH
de 3 de enero a 26 de diciembre de 1926; O.C. 12 de 7 de setiembre de 1932, AGHRE, v. 1321, O.C. de
la LChP (Gallardo) al MRECH de 2 de enero a 31 de diciembre de 1932; Tel. de 23 de julio, 4 y 6 de
agosto de 1932, AGHRE, v. 1335, Tel. del CGChA (Beraud Cuevas; Rojas Gatica) al MRECH de 1 de
enero a 29 de diciembre de 1932.
92 DÍAZ LEÓN, Carlos (general de Sanidad) La Sanidad Militar paraguaya en la Guerra del Chaco, Sa-
nidad en Campaña, historia documentada de su actuación (v. 3), Asunción, 1959. También en relación
con la organización de la Sanidad Militar, véase RECALDE, Sergio 1932-1935, La sanidad militar en
la Guerra del Chaco y el Dr. Juan Francisco Recalde V., Orbis, Asunción, 1981.
93 Cabe señalar que la LChP vendió al ejército paraguayo cien mil metros de brin verde para los uniformes
a finales de 1932; O.C. 105 de 21 de diciembre de 1932, AGHRE, v. 1321, O.C. de la LChP (Gallardo)
al MRECH de 2 de enero a 31 de diciembre de 1932; Oficio 2 de 2 de enero de 1933 “Sobre pedido de
brin para el ejército”, AGHRE, v. 1372, O.C. de la LChP (Gallardo) al MRECH (Cruchaga) de 2 de enero
de 1933 a 31 de diciembre de 1934.
94
O.C. 1 de 8 de enero de 1935 “Acusa recibo”, AGHRE, v. 1479, O.C. de la LChP al MRECH (Cruchaga)
de 8 de enero a 27 de diciembre de 1935.
95 RODRIGUEZ ALCALÁ, Guido y CAPDEVILA, Luc Une colonie française au Paraguay: la Nouvelle-
confeccionó material bélico para el ejército boliviano; O.C. 22 de 5 de abril de 1935 “Copia de la comu-
nicación confidencial 2 de la Legación de Chile en Checoslovaquia del 9 de febrero de 1935”, AGHRE,
v. 1479, O.C. de la LChP al MRECH (Cruchaga) de 8 de enero a 27 de diciembre de 1935.
[5] El vapor de la carrera ‘Ciudad de Concepción’ nos conduce desde Asunción hasta Puerto
Casado. Viajan un distinguido núcleo de jefes y oficiales. La simpática dama es mi madrina de
guerra, Alba de von Novak, correntina que vive en Asunción. Todos quieren disputarse la madrina,
que siguió viaje hasta Bahía Negra, encontrándola a mi regreso en la Capital Paraguaya. 1.
Coronel [Eusebio] Ayala, Jefe de Estado Mayor, 2. Doctor en Odontología, Dr. [Víctor M.] Vera,
3- Dr. M[anuel] Escalante Rubio, voluntario salvadoreño, 4. Mayor de Farmacia, Sr. Santiviago,
5. Un checoeslovaco, para buscar agua y construir pozos en el Chaco.
98
El documento fue firmado por más de un centenar de mujeres bolivianas cuya identidad puede consul-
tarse en O.C. 118 de 2 de octubre de 1933 de la LChB, reenviado por el MRECH (Cruchaga) a la LChP
(Gallardo), AGHRE, v. 1370, O.C. de 10 de enero a 31 de diciembre de 1933.
En 1932, momento en que Carlos de Sanctis llegó a Puerto Casado, sus propie-
tarios, los Casado-Sastre, estaban emparentados con el entonces presidente argentino
Agustín Pedro Justo y era conocida la ayuda que este último daba a Paraguay a condición
de que no fuesen tocados los intereses argentinos. Así lo consignó confidencialmente
el ministro plenipotenciario Ernesto Gallardo Nieto a la cancillería, al reproducirle los
comentarios de la oficialidad paraguaya de que Argentina había prometido enviar ma-
terial bélico y sanitario al Chaco a cambio de ayuda para sus empresas: “…en vista de
los cuantiosos intereses argentinos del estanciero señor Casado, cuñado del presidente
general Justo, que iban a ser defendidos por soldados paraguayos”, señaló Gallardo
Nieto, Argentina “contribuiría en forma eficaz al éxito de la campaña militar […] mucha
culpa de esta guerra la tiene Argentina. Igual concepto he oído al senador y director
de El Diario, Eliseo da Rosa…”. Al mismo tiempo, representantes de las 42 colonias
extranjeras establecidas en Paraguay también formaron la Legión Civil Extranjera para
dar apoyo al país en la guerra. Tantos extranjeros podrían llamar la atención si el propio
gobierno paraguayo no hubiese reconocido al acabar el conflicto que el país carecía de
un ejército profesional propio, y que la avanzada en el Chaco había sido sustentada por
un pueblo entero que empuñó las armas y empujó a su juventud a enrolarse.99
99 El 15 de febrero de 1935 la Legión organizó incluso una manifestación de solidaridad ante el anuncio de
sanciones por parte de la Sociedad de Naciones; O.C. 3 de 10 de enero de 1933, O.C. 7 de 25 de enero
de 1933, AGHRE, v. 1370, O.C. de la LChP (Gallardo) al MRECH (Cruchaga) de 10 de enero a 31 de
diciembre de 1933; O.C. 116 de 30 de diciembre de 1932, AGHRE, v. 1321, O.C. de la LChP (Gallardo)
al MRECH de 2 de enero a 31 de diciembre de 1932; O.O. 47/25 de 20 de febrero de 1935 “Manifestación
de la Legión Cívica”, AGHRE, v. 1480, O.O. de la LChP (Figueroa) al MRECH de 2 de enero a 31 de
diciembre de 1935; O.C. 46/13 de 19 de febrero de 1935 “Viaje del Presidente [Eusebio Ayala] al Chaco”,
O.C. 387/128 de 29 de noviembre de 1935 “Devolución de prisioneros”, AGHRE, v. 1478, O.C. de la
LChP (Figueroa) al MRECH de 2 de enero a 18 de diciembre de 1935.