Argumentos y Teorías
Argumentos y Teorías
Argumentos y Teorías
Cristina Ambrosini
EDUCANDO
Asti Vera, Carlos
Argumentos y teorías : aproximación a la epistemología / Carlos Asti
Vera y Cristina Ambrosini. - 1a ed. - Buenos Aires : C.C.C. Educando,
2009.
296 p.; 20x14 cm.
ISBN 978-987-9419-64-9
ISBN: 978-987-9419-64-9
No se permite la reproducción total o parcial, de este libro, ni su almace-
namiento en un sistema informático, ni su transmisión, en cualquier forma o
por cualquier medio, electrónico, mecánico, fotocopia u otros métodos, sin el
permiso previo del editor.
Índice
INTRODUCCIÓN .... 6
CAPÍTULO 1
CONSIDERACIONES SOBRE EL LENGUAJE 9
CAPÍTULO 2
ARGUMENTACIÓN: EL ESCENARIO FORMAL 38
CAPÍTULO 3
ARGUMENTACIÓN: EL ESCENARIO INFORMAL 72
CAPÍTULO 4
LAS CIENCIAS FORMALES ............162
CAPÍTULO 5
LA CUESTIÓN DEL MÉTODO EN LAS CIENCIAS FÁCTICAS 176
CAPÍTULO 6
EXPLICACIÓN Y PREDICCIÓN EN LAS CIENCIAS FÁCTICAS 213
CAPÍTULO 7
BIBLIOGRAFÍA.......................................................................................................268
INTRODUCCIÓN
LOS AUTORES
CAPÍTULO 1
1.1 L e n g u a j e y t e o r í a s científicas
Para el pensamiento mágico o primitivo, los nombres no son símbolos arbitrarios sino
parte vital de lo que definen. Así, los aborígenes de Australia reciben nombres secretos
que no deben oír los individuos de las tribus vecinas. En los conceptos de calumnia o
injuria perdura esta superstición o su sombra; no toleramos que al sonido de nuestro
nombre se vinculen ciertas palabras.
(Borges, 1952)
Cratilo afirma, Sócrates, que existe por naturaleza una rectitud de la denomina-
ción para cada una de las cosas, y que ésta no es una denominación que algunos
dan —una vez que han acordado darla, aplicando un elemento de su propio idio-
ma- sino que existe una rectitud natural de las denominaciones, la misma para
todos, tanto para los griegos como para los bárbaros.
Pues veamos otra vez lo que antes analizamos como si todo caminara, y se mo-
viera; así afirmamos que las palabras nos indican la esencia de las cosas (...)
recogiendo esto vemos que episteme (conocimiento) es ambivalente y que más bien
parece indicar que hace quedar (histesin) nuestra alma en las cosas y que no se
mueve con ellas.
hay que decir que tales nombres significan propiamente las cosas singulares. De
aquí que este nombre "hombre" ninguna cosa significa sino aquella que es un
hombre singular, y por eso nunca supone por una sustancia sino cuando supone
por un hombre particular
1.3 Uso y m e n c i ó n d e l l e n g u a j e
" 'mesa' tiene 4 letras" puesto que aquí nos referimos a la palabra "mesa" y no
al objeto mesa.
La distinción entre uso y mención es fundamental. En la Edad M e d i a
dio lugar a la llamada teoría de las suposiciones. Entre éstas había, en efecto,
dos que nos interesan aquí particularmente: la llamada suposición formal
(suppositio formalis) y la llamada suposición material (suppositio materialis).
Se decía que u n a expresión estaba en suppositio formalis cuando se refería a la
entidad, tal como en:
Dios es omnipotente
Dios es monosílabo
En nuestra convención:
"Dios" es monosílabo
-No, no entiendes —dijo el Caballero, que parecía un poco fastidiado.- Asi es llamado
el nombre. El nombre real es El Hombre Viejo, Viejo.
-Entonces yo debería haber dicho: "¿Así es llamada la canción?" —se conigió Alicia.
-¡No, eso es otra cosa completamente distinta! La canción es llamada Caminos y me-
dios, pero esa es solo la forma en que es llamada, ¿comprendes?
-Bueno, ¿qué es la canción, entonces?- preguntó Alicia, que ya estaba completamente
aturdida.
-A eso estaba llegando —dijo el Caballero-. La canción realmente es Sentado en una
tranquera y yo mismo inventé la música.
(Lewis Carroll, 1998)
1 . 4 . La Semiótica
No se trata de afirmar que hay signos o que el humo es el signo del fuego
sino que algunos fenómenos funcionan como signos de otros en la medida
en que un intérprete es capaz de adjudicarles un significado. Al hacer esto, el
intérprete puede adjudicar la ocurrencia del fenómeno sígnico a u n a causa
natural o no intencional y en ese caso se encuentra frente a un signo natural
o puede pensar que ese signo fue creado intencionalmente para transmitir un
mensaje, en cuyo caso es un símbolo. En el caso del h u m o podemos pensar
que estamos frente a un símbolo si alguien lo provoca con la intención de
mandar señales bajo el supuesto de que alguien puede interpretarlas. Un
grito, un gesto, un ruido pueden presentar alguna oscuridad para el intér-
prete, ya que puede ser considerado como un acto intencional o como un
signo natural. En cambio, una palabra, un número, una fórmula lógica o
matemática, claramente son símbolos, en la m e d i d a en que pertenecen a un
lenguaje creado intencionalmente para trasmitir significados usando códigos
convencionales.
La semiótica está constituida por otras disciplinas que estudian los distin-
tos aspectos o dimensiones de los signos. La semiótica puede ser considerada
como un metalenguaje. Ahora bien, los metalenguajes tienen tres dimen-
siones, cada una de las cuales da origen a una diferente rama del esrudio
semiótico: la sintaxis, la semántica y la pragmática.
tos aspectos del significado puede dar lugar a argumentos falaces como el
siguiente:
El universo contiene "cosas", por ejemplo "yo", "Londres", "rosas", "libros ingleses vie-
jos", "la carta que recibí ayer". Las "cosas" tienen "atributos", por ejemplo "grande",
"verde", "viejo", "que recibí ayer". Pero los atributos no pueden andar solos, no pueden
existir si no es en las cosas. Una cosa puede poseer muchos atributos; y un atributo
puede pertenecer a muchas cosas. Así la cosa "una rosa" puede poseer los atributos
"roja", "perfumada", "abierta", etc; y el atributo "rojo"puede pertenecer a las cosas
"una rosa", "un ladrillo", "una cinta", etc.
(Lewis Carroll 1988)
Esta distinción nos permite utilizar lenguajes formales que, desde el pun-
to de vista semántico, no comprometen el plano de la realidad, aunque sí
involucran las nociones de "verdadero" y "falso" que se deciden según reglas
dentro de un sistema y no con referencia a lo real. En el caso de las ciencias
formales, ordenadas según sus propios sistemas axiomáticos, la referencia ex-
tralingüística carece de importancia, por lo tanto, sus signos no tienen deno-
24 ARGUMENTOS Y TEORÍAS
ración mientras que en el caso de las ciencias fácticas revisten gran importan-
cia las distintas interpretaciones semánticas de los signos y la ubicación de
las entidades a las que se refieren en el plano de la realidad. Son términos sin
denotación ios que nombran:
definir los términos, es decir, para establecer su ubicación dentro del sistema
clasificatorio de un lenguaje. Esta clase de "inclusión lógica" no debe confun-
dirse con algún tipo de inclusión "real" que se reconoce cuando una entidad
está dentro de otra. Podemos decir que dentro de Buenos Aires se encuentra
el Jardín zoológico y que dentro de éste hay jaulas donde viven animales sin
que eso comprometa la designación, extensión o denotación de los términos
"jardín zoológico", "jaulas", "animales". En cambio podemos admitir que la
clase "número par" está incluida en la clase "número" o que "tigre" es una
especie de "animal mamífero".
La dimensión pragmática se ocupa del uso que se haga del signo, es decir,
intenta determinar la función que cumple el lenguaje para el hablante. En
esta disciplina se estudian las distintas funciones del lenguaje. Básicamente,
se distinguen tres:
La primera es la función de transmitir información. Algunos autores lla-
man a ésta función referencial, declarativa o informativa y es la que usamos
cuando afirmamos o negamos algo. En estos casos tiene sentido predicar la
verdad o falsedad de los enunciados y de este tipo son las expresiones que
forman las teorías científicas. "2 +2 = 4", "Barcelona es una ciudad con puer-
to marítimo", "el hielo flota en el agua" son enunciados a los que podemos
llamar proposiciones.
Otra función del lenguaje es la que expresa estados de ánimo, emociones,
opiniones o juicios de valor. Las metáforas y el lenguaje poético son los casos
más claros de lenguaje expresivo. "Qué bello día", "eres la luz de mis ojos" son
expresiones de las cuales no tiene sentido predicar la verdad o falsedad. Tam-
poco son preposicionales las expresiones que cumplen la función directiva, es
decir, las que comunican órdenes, mandatos, pedidos, ruegos. "Llame ya" es
una orden que puede o no ser cumplida pero que, como tal, no es ni verdade-
ra ni falsa y por lo tanto no puede ser considerada como una proposición.
Todo acto de habla es el resultado de diversas funciones del lenguaje, don-
de el acto proposicional (establecer una referencia y una predicación) es un
26 ARGUMENTOS Y TEORÍAS
reglas de formación oracional (de la lengua castellana, por ejemplo) y en otro sentido
por el uso del signo en el juego del lenguaje.
(Wittgenstein, I, 135,1988)
Al parecer, esta es una proposición que debe ser verdadera o falsa. Pode-
mos no estar en condiciones de saber si es verdadera o falsa, pero tiene que
ser alguna de las dos cosas. Para sostener que la proposición es verdadera de-
beríamos probar empíricamente que en tal coordenada de tiempo y espacio
había un paciente en la c a m a 12 del hospital porteño y que, efectivamente,
tuvo 39 grados de fiebre, es decir que la proposición se corresponde con un
28 ARGUMENTOS Y TEORÍAS
usada en p. C o n esta solución Tarski ataca una de las paradojas célebres y más
antiguas, la llamada "paradoja del mentiroso" que se presenta cuando alguien
afirma, por ejemplo, "esta oración es falsa". Si es falsa, entonces es verdadera
y viceversa. La paradoja se produce porque no hay distinción entre niveles de
lenguaje. Las nociones de "verdadero" y "falso" pertenecen, en esta jerarquía,
al metalenguaje. C o n esta formulación Tarski no intenta resolver el problema
metafísico de decidir qué es La Verdad, ni tampoco proporcionar "la teoría
correcta" ni "la única posible". Plenamente consciente de las limitaciones
de la lógica para resolver de una vez todos los problemas, afirma Tarski, con
cierta ironía destinada a desmitificar las elevadas pretensiones de posiciones
rivales:
tal vez valga la pena decir que la semántica, tal como se la concibe en este tra-
bajo (y en trabajos anteriores del autor) es una disciplina sobria y modesta que
no tiene pretensiones de ser una panacea universal para curar todos los males y
enfermedades de la humanidad, sean imaginarios o reales. No se encontrará en la
semántica remedio para la caries dental, el delirio de grandeza o los conflictos de
clase. Tampoco es la semántica un artificio para establecer que todos, con excep-
ción del que habla y sus amigos, dicen disparates.
(Tarski, 1944)
1 . 5 . N o m b r a r y clasificar. V a g u e d a d y a m b i g ü e d a d .
Una de las actividades científicas más frecuentes es la que consiste en clasificar los
individuos de un ámbito determinado, de tal modo que podamos hablar, pensar
y formular leyes o hipótesis sobre ellos con más facilidad. Cuando nos ponemos a
clasificar un dominio de objetos, no consideramos terminada nuestra tarea hasta
que la clasificación o colección de clases introducidas los abarca a todos. Esto pue-
de precisarse diciendo que el resultado de clasificar un conjunto A ha de constituir
un recubrimiento de A.
Un recubrimiento de A es una familia de subconjuntos no vacíos de A tal que la
unión de todos ellos es idéntica a A
(Mosterín, 2000)
En el caso de los lenguajes ordinarios, tal operación se realiza con altos ni-
veles de ambigüedad y vaguedad. H a y vaguedad cuando no podernos decidir
con exactitud cuáles son los límites para la inclusión de individuos en una
clase. Términos como "muchos", "frío", "rebelde" o "joven" son de discutible
aplicación, ya que sugieren distintas aplicaciones según de q u é se trate. No
identificaríamos con la m i s m a edad a un "deportista joven" y a un "científi-
co joven" así como no es la m i s m a cantidad la que t o m a m o s en cuenta para
designar "muchos invitados a una fiesta" o "muchos manifestantes en Plaza
de M a y o " . "Wittgenstein recurre al concepto "aires de familia" para señalar el
tipo de parecido o semejanza que permite agrupar distintos individuos den-
tro de una clase. El ejemplo que toma es el de los juegos. L l a m a m o s "juego"
a actividades tan distintas como las que se practican con pelotas, con cartas,
Capítulo 1 31
sobre un tablero o sin ningún otro elemento -como muchos juegos infan-
tiles-, y a todos los agrupamos "olvidando ciertas diferencias", lo que luego
puede redundar en la vaguedad del significado.
La ambigüedad se presenta cuando una misma palabra tiene más de una
designación. También se utiliza el vocablo "polisemia" para indicar que un
término tiene vatios significados posibles. La palabra "masa" tiene distinto
significado según hablemos de física o de arte culinario. El diccionario expo-
ne las distintas acepciones que puede tener una palabra según a qué contexto
se aplique. Vaguedad y ambigüedad no deben verse como obstáculos en los
lenguajes comunes, ya que — en la mayoría de los casos- el uso resuelve la
cuestión. Precisamente el doble uso de los términos da lugar al uso poético
o humorístico donde se explota la perplejidad que produce la irrupción de
u n a palabra en un contexto inesperado. Valga como ejemplo el viejo chiste
en el que un hombre le dice a su vecino:
1 . 6 . La definición
definir hacemos mención del nombre a definir (el que se señala entre comi-
llas), al que llamamos definiendum y el definiens es la definición propiamente
dicha. El definiens es un conjunto de palabras que se utilizan para aclarar el
significado del definiendun. Esto implica que, al definir, aclaramos el signifi-
cado de un término y no de una cosa. Tomando en cuenta la definición por
género próximo y diferencia específica, se postulan algunas reglas a tomar en
cuenta al definir.
Reglas de la definición
1. No debe ser circular. No se debe definir una palabra usando la misma
palabra u otra palabra de la misma familia. Por ejemplo, definir "este-
toscopio" como "artefacto que sirve para estetoscopiar".
2. No debe ser demasiado amplia ni demasiado estrecha. La extensión
del definiendum debe ser igual a la del definiens. Por ejemplo, defi-
nir "perro" como "animal mamífero" (demasiado amplia), "planeta"
como "cuerpo celeste, opaco, que describe una órbita alrededor de
un sol, habitado" (demasiado estrecha).
3. No debe ser metafórica. Por ejemplo: "El hombre es un puente entre
el animal y el superhombre" (E Nietzsche), "El hombre es lobo del
hombre" (T. Hobbes). No debe estar formulada con términos ambi-
guos o excesivamente vagos.
4. No debe ser negativa cuando puede ser afirmativa. "Arroyo" enten-
dido como "curso de agua que no es un río". En otros casos, la ex-
presión misma parece obligar a una definición negativa. Por ejemplo:
"átomo", "inconsistente", "soltero", "ceguera".
5. No debe recurrirse a sinónimos. Ejemplo: pretender definir "perro"
como "can", o "caballo" como "equino". En estos casos el defecto
radica en que no se explícita ni el género ni la especie sino que se
expresa otro nombre con significado equivalente.
Es evidente que todo miembro de una especie es también miembro del género del
que esa, especie ha sido extraída, y que posee la diferencia de esa especie. Por tanto,
puede ser representado mediante un nombre compuesto de dos partes: una que
sea un nombre que designe cualquier miembro del género, y otra que exprese la
diferencia de esa especie. A ese nombre se le llama una "Definición" de cualquier
miembro de esa especie, y darle ese nombre es "definirlo". Por ejemplo: "tesoro"se
define como "cosa valiosa" donde "cosa" es género y "valiosa" es la diferencia.
Lewis Carroll (1988)
PREMISAS
INFORMACIÓN
Las leyes lógicas son reglas del lenguaje. Si se supone que el lenguaje es
un conjunto de convenciones, de símbolos por medio de los cuales hablamos
acerca de lo real, se concluye que las leyes lógicas son asimismo reglas que
regulan el uso de esas convenciones. No hay pues conflicto entre lógica y rea-
lidad, pero no hay tampoco identificación de la una con la otra o derivación
de una partiendo de otra. De hecho, no hay una lógica, sino muchas lógicas
posibles; la adopción de una de ellas depende de su capacidad para operar
sobre ciertos aspectos de lo real.
Las operaciones lógicas, y en particular las leyes lógicas, se aplican pues al
orden de la realidad o a los distintos órdenes de la realidad de modo parecido
a como "aplicamos" un mapa a la realidad para nuestra mejor orientación
40 ARGUMENTOS Y TEORÍAS
Una ley lógica es una fórmula que, interpretada, da como resultado una proposición
verdadera.
Se denomina ley lógica a toda forma preposicional tal que al sustituir sus va-
riables por constantes da por resultado una proposición verdadera. Por ejemplo:
"- - p p" que puede interpretarse como "No es cierto que Joaquín
Sabina no conoce Buenos Aires, entonces Joaquín Sabina conoce Buenos
Aires". Todas las tautologías son leyes lógicas, ya que son enunciados ver-
daderos en virtud de su estructura lógica, independientemente de qué sig-
nifique "p". Desde la perspectiva contemporánea no hay leyes lógicas más
importantes que otras.
*Respuesta al Test de inteligencia: El alemán tiene el pez
Casa N ° 1° 2° 3 o
4° 5°
Nacionalidad Noruego Danés Inglés Alemán .Sueco
Es un tigre
Si es un tigre, es un mamífero
Si es un mamífero, tiene pulmones
--------------------------------------------
Si es un tigre, tiene pulmones
"C") que sirven para representar cualquier tipo de proposición, por compleja
que sea. A B puede significar (p.q) (- q v r).
B
Que puede interpretarse como "Dado un antecedente y un consecuente,
si se afirma el antecedente, entonces se afirma el consecuente.
-A
Que puede interpretarse como "Dado un antecedente y un consecuente,
si se niega el consecuente, entonces se niega el antecedente.
A C
Que puede interpretarse como "Si se afirma A entonces B y B entonces
C, se afirma A entonces C."
Juan es argentino
Capítulo 2
Juan no es americano
-¿En qué medida sanear el Riachuelo mejoraría la vida de las personas que viven
cerca de él, por ejemplo, la vida de los que los que habitan en la isla Maciel?.
50 ARGUMENTOS Y TEORÍAS
-Probablemente en un 80 %.
todos los argumentos en los que se transita desde un enunciado (o conjunción de ellos)
implica al segundo.
C f . Strawson, 1 9 6 9 )
Capitulo 2 51
Por ejemplo:
Todos los mamíferos hasta ahora observados tienen pelo. Por lo tanto, todos
los mamíferos tienen pelo.
(Cf. Strawson, 1 9 6 9 )
Ahora bien ¿cuáles serían esas normas? ¿En qué consistirían los criterios
de pertinencia inductiva?
Antes de avanzar en esa determinación, vale la pena advertir el radical
cambio lingüístico que la ausencia del criterio de pertinencia deductiva ge-
nera en ámbitos inductivos. En un razonamiento inductivo las premisas sólo
respaldan a la conclusión, prestan un apoyo parcial, proporcionan alguna evi-
dencia a favor de la conclusión. Esta prudencia anticipa la resistencia a las
más feroces críticas que, desde Hume, se precipitan sobre la legitimidad de
los argumentos inductivos.
Si bien se puede observar que los reparos más importantes al inductivis-
mo impactan fundamentalmente sobre su eventual carácter de método de
Capitulo 2 53
plena , un apoyo total de las premisas a la conclusión. Tal apoyo sólo ocurre
en la relación deductiva de implicación o consecuencia lógica. La "negocia-
ción" inductivista consiste en reivindicar un prudente apoyo parcial como
razonable expectativa, apoyo que, sobre todo desde Hempel y Carnap, debe
entenderse como grado de confirmación. Esto es, lo que caracteriza a la induc-
ción es que las predicciones nunca se garantizan totalmente, sino que poseen
un grado más o menos alto de confirmación, entendida, como probabilidad.
En este sentido, Carnap realizó un ciclópeo intento por desarrollar una teoría
formal (y cuantitativa) del grado de confirmación o probabilidad lógica, ya
que el concepto de grado de confirmación de Hempel era exclusivamente
cualitativo. Vale la pena exponer más adelante el esfuerzo de Carnap. En
todo caso, la teoría del apoyo parcial y el grado de confirmación debería ser
el fundamento firme sobre el que se construyan los criterios de evaluación
inductiva.
Antes de seguir avanzando, es lícito preguntarse si es legítimo exponer
a la argumentación inductiva en el ámbito del escenario formal. Es decir
¿es posible formalizar un argumento inductivo? Salvo en el caso del intento
de Carnap, habría que dar una respuesta matizada. Si por "formalizar" se
entiende la posibilidad de abstraer una forma que prescinda del contenido
empírico específico de los argumentos inductivos y "desnude" una estructura
compuesta sólo por términos lógicos, variables y abreviaturas de nombres, el
famoso esquema respondería a esta caracterización:
X1 es A
X2 es A
---
Xn es A
Cuando los científicos hablan sobre una ley científica o una teoría, o incluso sobre
un enunciado singular, por ejemplo, una predicción, por una parte, y ciertos datos
a)"Este experimento una vez más confirma la teoría T" (o "...proporciona nueva
evidencia para...").
b) "La teoría cuántica es confirmada en un grado considerablemente más alto por los
56 ARGUMENTOS Y TEORÍAS
datos experimentales conocidos hoy que por los disponibles hace veinte años" (o "... es
Mientras que la lógica deductiva puede considerarse como la teoría basada en la con-
El 80% de los fumadores de más de tres paquetes diarios se enferman de alguna en-
(Cf.Lakatos, 1 9 9 9 )
la alta probabilidad y
(Cf. Popper, 1 9 6 3 )
62 ARGUMENTOS Y TEORÍAS
Sostengo que ni los animales ni los hombres utilizan ningún procedimiento como la
Por lo tanto, no es porque la inducción pueda manejarse sin justificación por lo que
(Cf. Popper, 1 9 9 5 )
Mas allá de las duras críticas de Popper, es lícito reconocer que la justifica-
ción probabilistica ha seguido firmemente instalada en el contexto de la teoría de
la inducción, aunque en las variantes que Carnap intentó superar.
Respondemos
Capítulo 2 63
La gran mayoría de los auditores de empresas consultoras son contadores. Pedro Ábaco
Es decir:
Ningún contador es miembro del Colegio de Abogados
¿esto haría que el argumento dejara de ser un buen argumento para con-
vertirse en malo? . Ésta es también una característica propia de la inducción:
un argumento inductivo evaluado como sólido no pasa a ser automáticamente
malo porque la experiencia aporte desdichados contraejemplos que hagan falsa
la conclusión. Este es el riesgo de la inducción, y tendremos que asumirlo si
queremos avanzar en el conocimiento extensivo. En términos de la teoría de
la predicción, podríamos decir que una hipótesis probabilística no permite
realizar predicciones individuales precisas. Aunque fuera posible cuantificar
la estimación probabilística de la primera premisa, afirmando que El 90 % de
los auditores de empresas consultoras son contadores, es claro que el argumentar
inductivo no puede garantizar que Pedro Abaco no estará incluido dentro del
10 % restante. Si lo pudiera garantizar, sería un argumento deductivo.
Enfaticemos, entonces, que pisamos terreno relativamente firme cuando
Capitulo 2 65
Marx era barbudo y comunista, Engels era barbudo y comunista, Lenin era barbudo
Taxista:
—Créame, señor, por aquí pasa mucha gente. A todos les pregunto lo mismo: ¿a quién
a Y". No tengo duda que X pierde. Le aclaro que debo haberle hecho esta pregunta a
Pasajero:
—Ejem.
Pasajero:
Taxista:
¿¿??
2.7 Analogía
estudios, escribieron un libro juntos...En fin, es muy probable que Y se enferme de Sida en
cualquier momento.
Por ejemplo:
La Tierra, Marte, Júpiter y Venus giran alrededor del sol en órbitas elípti-
cas, son de forma casi esféricas y brillan con luz refleja
La Tierra, Marte y Júpiter, además, rotan alrededor de un eje
Las primeras tienen como característica común que las premisas no son
atinentes para establecer la conclusión, que "no se sigue" de ellas (en cual-
quiera de las posibles variantes interpretativas del "no se sigue"). La mayoría
de estas falacias se conocen por sus nombres latinos (ad verecundiam, ad
ignorantiam, ad hominem, etc.). Nuevamente, es importante recordar - para
comprender cabalmente este tipo de argumentos - que la inatinencia no
depende de la falsedad de las premisas, sino de la deficiente transición a
la conclusión. Más aún, es frecuente que estas falacias partan de premisas
verdaderas (aunque no atinentes), lo que contribuye a conferirles cierto im-
pacto psicológico que es la fuente de su poder persuasivo.
El segundo grupo incluye a todas las falacias construidas a partir del uso
ambiguo o indeterminado de las palabras o de las afirmaciones que integran
el argumento. Antes se expuso una de estas falacias (la falacia del cuarto tér-
mino), luego se examinarán algunas más.
Veamos algunos ejemplos de falacias de inatinencia.
Es útil comenzar por una famosa falacia, llamada por los latinos argu-
mentum ad verecundiam, frecuentemente traducida como "argumento de
autoridad". Consiste en considerar como premisa justificatoria una apelación
a la autoridad de alguien que sostenga la conclusión que se desea imponer.
La primera dificultad de esta caracterización consiste en que la mayoría de
los especialistas admite que si bien toda falacia ad verecundiam es un argu-
mento de autoridad, no todos los argumentos de autoridad son falacias ad
verecundiam. Esto implica que la mera caracterización inicial de la falacia no
es criterio suficiente para identificar argumentos de autoridad falaces. El cri-
76 ARGUMENTOS Y TEORÍAS
La Inquisición debe haber estado justificada y haber sido benéfica, si pueblos enteros
la invocaron y defendieron, si hombres del más elevado espíritu la fundaron y crearon
separada e imparcialmente, y sus mismos adversarios la aplicaron por su cuenta, con-
testando a la hoguera con la hoguera.
debe haber estado justificada y haber sido benéfica. Es obvio que la posible
adhesión de "héroes espirituales" no agrega valor justificativo.
Coincidiendo con Copi en el reconocimiento del carácter no falaz
de los argumentos de autoridad basados en el dictamen de expertos en
el tema en discusión, Hamblin intenta "formalizar" un argumento de
autoridad así construido:
expertos", que así dependería de una prueba previa. Sería, en ese caso, una
suerte de argumento "de refuerzo", de dudosa aceptabilidad si no está "sol-
dado" a una prueba independiente, y de relativa redundancia (cuando no
inutilidad) si la prueba anterior es concluyente.
Como antes Copi y Hamblin, Walton reconoce que muchos argumentos
ad verecundiam pueden considerarse pertinentes. Admite que gran parte de
las cosas que aceptamos, las aceptamos sobre la base de la autoridad. Casi
todo lo que creemos se basa en opiniones de expertos: no exigimos pruebas
al médico para aceptar su diagnóstico, su condición de experto lo justifica.
Pone el énfasis en que aunque nos gusta pensar que poseemos la independen-
cia mental suficiente como para evaluar nuestras creencias, no es frecuente
que hagamos uso de esa supuesta autonomía cognitiva en un mundo domi-
nado por expertos y autoridades científicas. Considera que la argumentación
legal es una interesante fuente para evaluar argumentos ad verecundiam, por-
que la opinión de expertos ha sido largamente reconocida como evidencia
legítima en juicios. Sustenta una concepción "conversacional" y dialógica de
tales argumentos que lo coloca a mitad de camino entre la lógica informal
"estándar" antes expuesta y las nuevas teorías dialécticas (como la de Van Ee-
meren). En este sentido la evaluación de la no pertinencia de un argumento
de autoridad debería considerar al razonamiento tal como se presenta en un
caso específico, en el contexto del diálogo y la interacción.
Es necesario advertir que no es lo mismo un argumento expuesto por un
experto que un argumento de autoridad expuesto por un experto. La diferen-
cia no es precisamente sutil. Supongamos que un médico forense es urgido
agresivamente por el fiscal para que justifique una conclusión que acaba de
exponer. El médico, irritado, responde:
Siempre que una autoridad en afirmaciones tipo T realiza una afirmación T, realiza
una afirmación verdadera
por
La conclusión sería:
¡Por favor! No me hable de ese señor, que la noche del crimen estaba borracho en una
casa que no era de él, y en brazos de una mujer que no era su esposa.
Capítulo 3 83
nante del tipo "p es falso" - constituiría una falacia, pero si concluye en una
"duda razonable" y la demanda de prueba independiente, podría evaluarse
como aceptable. En este sentido habría que considerar la perspectiva según la
cual un argumento ad h o m i n e m puede tener el efecto razonable de cambiar la
carga de la prueba en una argumentación. (Cf. Comesaña,1999)
El análisis específico y contextual de cada argumento en particular per-
mitiría determinar si es un argumento ad hominen falaz o razonable. Una
vez más, todas las falacias ad hominen son argumentos contra el hombre,
pero no todo argumento contra el hombre es falaz.
Asimismo, revisten controversial interés las falacias causales. En términos
generales, la falacia causal más analizada y discutida es la que los latinos lla-
maban Post hoc ergo propter hoc
("después del hecho, por lo tanto debido al hecho"), aunque Copi ( entre
otros) proporciona una caracterización más general, afirmando que consi-
deraremos todo razonamiento que trata de establecer una conexión causal
erróneamente como un ejemplo de falacia de falsa causa. Ahora bien, ¿en
qué consiste el "error"?. ¿Se trata de una anomalía argumentativa o puede
atribuirse la irrelevancia del argumento a falta de información empírica?
Un primer aspecto que habría que considerar se vincula con las dificul-
tades filosóficas de la noción de causalidad. Desde Hume, la duda sobre
el carácter ontológico de la causalidad permitiría arrojar un manto de des-
confianza sobre cualquier argumento causal. Es suficientemente conocida la
crítica, que reduce la atribución de causalidad como conexión necesaria a un
"hábito psicológico". La ruptura de la conexión necesaria le permite afirmar
a Hume que nadie puede "inferir" un efecto a partir de la descripción de
la causa. Es la experiencia la que nos enseña qué cosa sigue a otra. En este
sentido, sólo nos enseña que
Un hecho sigue a otro, pero nunca podemos observar ningún vínculo entre ambos.
Parecen asociados (conjoined) pero nunca conectados ( connected)
Cf. Hume, 1962)
Capítulo 3 85
Hume acepta que los hombres tienen la idea de que existe una conexión
necesaria entre causa y efecto, y esa idea forma parte de lo que entienden por
conexión causal. Lo que niega es que tal conexión exista "fuera de la mente".
Esto es, la conexión necesaria es establecida a partir de hábitos de expecta-
tiva. Nos acostumbramos a que ciertos cambios aparecen frecuentemente
juntos, por lo que las asociaciones establecidas en las mentes conducen a
una habitual expectativa de ciertos hechos inminentes a partir de la expe-
riencia de otros hechos. De este modo, la atribución de causalidad depen-
de de lo que Hume llama bellamente costumary transition of imagination
(habitual transición de la imaginación).La importancia y la vigencia de la
discusión humeana sigue pesando en el pensamiento contemporáneo. Esto
generó que algunos prefirieran suplantar la noción de causa por una fun-
damentación legalista (es decir por una justificación basada en leyes). En
este sentido, no sería difícil analizar la relación causal en términos de una
ley empírica. Se podría decir que un enunciado de la forma A fue la causa
de B significa que A y B "ocurren", y que hay una ley de acuerdo con la
cual, siempre que A ocurre, B debe ocurrir también. Russell, por ejemplo,
defendía el punto de vista según el cual las leyes no son reglas inviolables
sino meras uniformidades. No seguiremos de cerca la discusión más re-
ciente (que compromete — entre otras cuestiones epistemológicas - a varios
de los modelos de explicación científica). Sólo puntualicemos que, desde
Hume, es frecuente que se considere que todos los enunciados generales
sobre conexiones necesarias deben entenderse como generalizaciones em-
píricas, es decir, inducciones, con lo que la admisión de argumentaciones
causales debería reposar sobre una previa aceptación - una vez más - de la
legitimidad de la argumentación inductiva.
Ayer me extraje una muela del juicio. Minutos más tarde llovió copiosamente. Por lo
tanto, es claro que los tratamientos odontológicos producen precipitaciones.
b)La causa como condición suficiente. Se entiende que una condición suficiente para
que se produzca un acontecimiento es una circunstancia en cuya presencia el aconte-
cimiento debe ocurrir.
Un ejemplo pertinente de Copi permite entender claramente la diferen-
cia. La presencia de oxigeno es una condición necesaria para que haya com-
bustión, pues en ausencia de oxígeno no puede haber combustión alguna.
Pero no es condición suficiente, dado que puede haber oxígeno sin que se
88 ARGUMENTOS Y TEORÍAS
produzca la combustión. Por otra parte, para toda sustancia hay un límite
de temperatura tal que hallarse por encima de esa temperatura en presencia
de oxígeno es una condición suficiente para la combustión de esa sustancia.
Esto implica que si hay varias condiciones necesarias para la producción de
un hecho, la condición suficiente es una suerte de "suma simple" de todas
las condiciones necesarias. Esta distinción cobra particular importancia en
el caso de la dinámica social, dado que aunque, es frecuente que en el ám-
bito de la naturaleza se puedan identificar causas únicas, en la vida social
la causación suele ser múltiple. Desafiemos a un historiador a que reduzca
el estallido de la Revolución de mayo a una sola causa. Difícilmente podrá
hacerlo: seguramente realizará un balance interpretativo del "peso relativo"
de distintos factores causales de influencia en la común determinación de los
hechos. Ordenar esta causación puede llevarlo a dividir las causas en factores
(factor económico, factor político, factor cultural, etc.).
Se puede ver que, en el ejemplo (la influencia del empleado obsecuente
en el despido de otro) hay que inferir de qué tipo de condición se habla. En
principio, parecería que el actor que expone el argumento se está refiriendo
a una causa necesaria y suficiente, ya que no consigna otros factores de in-
cidencia causal alternativos. Sin embargo, si se lo forzara a precisar el argu-
mento, tal vez podría reconocer que también puede haber influido una vieja
enemistad producida por sucesivos desencuentros con su jefe sobre la manera
de administrar el trabajo en común, lo que convertiría a la primera causa
en necesaria pero no suficiente. Copi sostiene, curiosamente, que a veces la
atribución de causación múltiple puede responder a la falta de una descrip-
ción precisa del fenómeno. Por ejemplo, atribuir la muerte concreta de una
persona a varias causas se diluye con la autopsia, que prueba cuál fue la causa
única y hace desaparecer la aparente pluralidad. Sin embargo, la autop-
sia también podría haber revelado varias causas concurrentes de la muerte,
como simultáneas claudicaciones de un organismo derrotado. Por lo tanto,
si lo que intenta Copi es sostener que hay que tener información apropiada
para identificar la unicidad o pluralidad de causas, esto es cierto aunque ob-
Capítulo 3 89
Caballeros, estoy convencido de que, una vez que la analicen, llegarán a la conclu-
92 ARGUMENTOS Y TEORÍAS
En este caso, hay elementos tanto como para reconocer el efecto inti-
midante como para defender el carácter argumentativo y falaz del discurso,
puesto en evidencia a través de la sutil ilación de varios enunciados.
Una vez más, podríamos concluir que muchos discursos incorporan con-
vincentes recursos persuasivos que exhiben un "efecto" ad baculum, pero no
todos pueden evaluarse como discursos argumentativos. La mera amenaza
velada no constituye una falacia (si retenemos la caracterización de la falacia
como razonamiento).
El argumentum ad misericordiam consiste en apelar a la piedad para
lograr que se acepte una determinada conclusión. Frecuentemente se reco-
noce este argumento en algunos alegatos de juicios orales, toda vez que un
abogado defensor deja de lado los hechos que atañen al caso y trata de lograr
la absolución de su cliente despertando piedad en los miembros del jurado.
Precisamente Copi ejemplifica el argumento con un tramo de la defensa de
sí mismo que, en la Apología, Platón atribuye a Sócrates durante su juicio:
Claro amigo, yo soy un hombre y, como los otros hombres, una criatura de carne y
sangre, y no de madera o piedra como dice Homero; y tengo también familia, sí, y tres
hijos, ¡oh atenienses!, tres en número, uno casi un hombre y dos aún pequeños; sin
embargo, no traeré a ninguno de ellos ame vosotros para que os pida mi absolución
Una vez más, como sucede con la mayoría de las falacias no formales, no
toda apelación a la piedad puede considerarse como un argumento falaz. Es
necesario evaluar con detenimiento qué conclusión se intenta justificar, o
qué curso de acción se supone que debemos tomar.
Si se desea imponer la conclusión de que un acusado del que nos infor-
Capitulo 3 93
ma el jurado que ha tenido una infancia horrible es, por ello, inocente, la
falacia queda crudamente expuesta, pero ¿debemos considerar ilegítimo que
el defensor evalúe su triste vida como un atenuante que, al menos, permita
reducir su condena? El mismo Copi reconoce que es plausible la advertencia
de Hamblin cuando sostiene que en un litigio o en un discurso político, la
proposición es presentada primariamente como una guía para la acción, por
lo que, en lo que concierne a la acción, no es tan claro que la piedad y otras
emociones sean irrelevantes.
La falacia llamada Ignoratio elenchi (conclusión irrelevante) se comete
cuando un argumento que pretende establecer una conclusión determinada
es utilizado para probar una conclusión diferente. Es oportuna la ilustración
que Copi propone de esta falacia: si un legislador desea argumentar a favor
de un proyecto específico de legislación sobre la vivienda, y lo hace alegando
que todo el mundo debe tener viviendas decentes, comete claramente la fala-
cia expuesta, ya que no está en discusión la legitimidad de la afirmación que
sostiene que todo el mundo debe tener viviendas decentes, sino la pertinen-
cia de las medidas particulares que el proyecto implica, así como sus ventajas
comparativas respecto de otras alternativas legales. Veamos otro ejemplo:
No tiene sentido tornar un obrero calificado para esta tarea, porque muchos que son
considerados obreros calificados no lo son más que cualquier otro.
Un Tiranosaurio Rex era un animal. Por lo tanto, un Tiranosaurio Rex pequeño era
un animal pequeño.
Esta máquina es pesada; por lo tanto, todas las partes de esta máquina son pesadas.
[...] criticar el supuesto, asumido por la mayoría de los filósofos anglosajones, de que
todo argumento significativo puede expresarse en términos formales [...]
The uses... , la obra más famosa de Toulmin, reviste especial interés por
sus polémicos aportes al tema central que nos ocupa: la evaluación de los
argumentos formulados en el lenguaje ordinario. Gran parte de los ensayos
que la integran están sembrados de críticas a la dirección que la lógica habría
tomado a través de la historia. Lo que el autor denomina "consecución de
una autonomía completa" la habría apartado de las cuestiones prácticas sobre
cómo analizar y someter a crítica argumentos en diferentes campos. Según
Toulmin, algunas afirmaciones de Aristóteles "parecen justificar estas expec-
98 ARGUMENTOS Y TEORÍAS
hasta qué punto se puede ciertamente esperar que la lógica sea una ciencia formal y
sin embargo retenga la posibilidad de ser aplicada en la evaluación crítica de argu-
mentos reales.
( C f . Toulmin, 2 0 0 7 )
de la razón. Considera Toulmin que las reglas lógicas — aplicadas a los argu-
mentos - pueden entenderse como estándares de éxito que miden la eficacia,
es decir el logro del objetivo propuesto. Un argumento sólido (esto es una
afirmación central bien fundamentada y firmemente respaldada) es el que resiste
la crítica. De este modo, el punto de vista de Toulmin consiste en discutir la
naturaleza del proceso racional utilizando la "analogía jurídica": la cuestión
central de su perspectiva consiste en determinar cómo exponer y analizar
los argumentos de una manera "lógicamente transparente". Sostiene que su
enfoque analítico es significativamente más complejo que el que la lógica
habitualmente utiliza, lo que lo obliga a realizar una serie de distinciones no
habituales en un análisis lógico "normal".
Bien, intentemos aproximarnos a su teoría sobre el análisis y evaluación de
argumentos.
Para comenzar, procuremos seguir la génesis de la construcción de un
argumento, a la manera de Toulmin, con el fin de identificar su esquema
básico. Sugerimos al lector que imagine que alguien realiza la siguiente afir-
mación:
Si una persona nació en una provincia argentina, entonces esa persona es ciuda-
dana argentina
Es decir, incorporamos:
Porque G
Porque
D Por lo tanto, M, C
Volvamos al ejemplo:
Juan Carlos S. nació Por lo tanto, Juan Carlos S. es
en Salta, que es una supuestamente, ciudadano argentino
provincia argentina
teniendo en cuenta
Puede advertirse sin dificultad que el esquema básico "D — G — C" co-
rresponde a un modo silogístico en el que la premisa menor es un enuncia-
do particular. Toulmin nos explica que, a diferencia de Aristóteles, prefiere
analizar argumentos con conclusiones individuales, ya que son los que en
mayor grado se encuentran en discursos "naturales": intentos de justificar
una afirmación individual "garantizada" por una proposición general. Es fá-
cil exponer "a la Toulmin" ejemplos famosos:
Porque
Puede considerarse con casi total certeza que un argentino no será pai umbanda.
Pedro S. es argentino.
Ningún argentino es pai umbanda;
luego, con certeza, Pedro S. no es pai umbanda.
(Ej. 1)
Pedro S. es argentino.
La proporción conocida de argentinos que son pai umbanda es cero,
luego, con certeza, Pedro S. no es pai umbanda.
(Ej. la)
O bien:
Pedro S. es argentino.
Con total certeza un argentino no es pai umbanda,
luego, con certeza, Pedro S. no es pai umbanda.
(Ej. 1b )
Esto no quiere decir que los elaborados sistemas matemáticos que constituyen la "ló-
gica simbólica" deben ahora descartarse; sino que las personas que han invertido un
capital intelectual en ellos no deben hacerse ilusiones acerca de extender su relevancia
a los argumentos prácticos
(Cf. Toulmin, 2 0 0 7 )
Capítulo 3 109
man considera que cuando se trata de argumentar, ( esto es, de influir por
medio del discurso ) no es posible ignorar completamente las condiciones
psíquicas y sociales, sin las cuales la argumentación no tendría objeto ni efecto.
En la medida en que todo argumento pretende conquistar la adhesión de los
individuos, supone la existencia de un contacto intelectual. Argumentar re-
quiere atribuir un valor a la adhesión del interlocutor. Por ende, debe tomarlo
en cuenta, no simplemente elaborar "en abstracto" una estructura argumen-
tativa para impactar sobre él de una manera generalizada.
En síntesis, Perelman define al auditorio como
Quien las presenta no desempeña ningún papel esencial, sus demostraciones son in-
temporales, y no tiene motivos para hacer distinciones entre los auditorios a los que se
dirige, ya que se supone que todos se inclinan ante lo que es objetivamente válido.
Pues bien, la defensa justa y directa consiste en mostrar o bien que los hechos incrimi-
nados no han tenido lugar, o bien que, habiendo tenido lugar, son útiles a la ciudad
(Quintiliano)
[... ] consideraban que debían tener hacia sus inferiores la misma consideración que
ellos tenían a sus superiores [... ]
(Isócrates)
Capítulo 3 119
Todo historiador, para explicar lo que ha sido, se pregunta lo que hubiera podido ser
Es preciso hacer los preparativos para luchar contra el gran rey y no dejarse someter a
Egipto. En efecto, Darío no pasó a Europa antes de conquistar Egipto, y, cuando lo
hubo tomado, pasó, y, más tarde, Jerjes no emprendió nada antes de haberlo conquis-
tado, y, una vez que lo hizo, pasó a Europa, de manera que si el príncipe de que se
trate toma Egipto, pasará a Europa; por eso, no hay que dejarle que lo haga.
Si para las augustas diosas fue bueno someterse a la sentencia del Areópago, ¡ cómo no
va a ser lo mismo para Mixidémides!(Retórica, 1398 b.)
Examinemos brevemente los argumentos basados en esquemas de diso-
ciación. En primer lugar, establece Perelman una diferencia entre dos pro-
Capítulo 3 123
de ios hechos y las verdades de la rama en cuestión, sino que también permita
apreciar el poder de los razonamientos utilizados en la materia, A veces el
orador puede abordar todos los temas y servirse de todo tipo de argumentos,
pero - frecuentemente - su discurso está limitado por las reglas, ios métodos
y las técnicas propias de la disciplina en que desarrolla su argumentación.
Nos acercamos ai final del itinerario que propone el Tratado. Para com-
prender plenamente las consideraciones de cierre de la obra, parece útil — an-
tes de exponerlas - tomar en cuenta un trabajo de 1968 llamado Le Raison-
nement Pratique, en el que Perelman discute la diferencia entre razonamiento
teórico y razonamiento práctico (cita, entre otros, a Toulmin) , asociando
centralmente a este último tipo de razonamiento con la toma de decisiones.
Sostiene que mientras que el razonamiento teórico consiste en realizar una
inferencia que extrae una conclusión a partir de premisas, el razonamiento
práctico es aquél que justifica una decisión. Afirma que es lícito hablar de ra-
zonamiento práctico sólo cuando la decisión depende de aquél que la toma,
de modo que tal decisión no se desprende automáticamente de premisas en
función de regias de inferencia indiscutibles, con independencia de la inter-
vención de una voluntad humana.
Considera como ejemplo ilustrativo de razonamiento práctico la sen-
tencia de un tribunal que expone la decisión, tanto como ios motivos que
justifican la disposición adoptada por el juez, así como los "considerandos"
que presentan las razones por las cuales el juicio no puede considerarse ni
ilegal ni arbitrario. También propone como ejemplo pertinente un proyecto
de ley precedido de un preámbulo, asociado no tanto a las premisas a partir
de las cuales se realiza la inferencia, sino más bien a las razones que militan
a favor de su adopción. Se puede ver, apunta Perelman, que el razonamiento
práctico puede desembocar tanto en una decisión concerniente a una sola
situación concreta (el caso del juez), como una decisión de principio, que
regla un gran número de situaciones (el caso del legislador). En este sentido,
gracias a la técnica del precedente - que sugiere o impone tratar de la misma
manera situaciones esencialmente semejantes - las razones de una decisión
Capítulo 3 127
(la ratio decidendi) suministran una regla en la que otros jueces, en el marco
del mismo sistema jurídico (Kelsen) , deberían o podrían inspirarse para
tomar decisiones concernientes a situaciones similares.
Sostiene Perelman que, a diferencia del razonamiento teórico, caracteri-
zado por la necesidad impersonal de la inferencia formal , el razonamiento
práctico supone la posibilidad de elegir, pero de modo tal que el argumento
desarrollado aleja a la decisión de la arbitrariedad, en la medida en que no
todas las posibles decisiones tienen el mismo valor. Para reemplazar a la cer-
teza incontrastable de la necesidad lógica, el razonamiento práctico puede
enarbolar diferentes criterios evaluativos. Por ejemplo, preferir un curso de
acción por considerarlo comparativamente más oportuno o razonable. Se
puede también partir de una estimación de eficacia: tal sería la perspectiva
de Aristóteles, cuando en la Ética a Nicómaco afirma que la deliberación y la
decisión no conciernen al fin sino a los medios. Por último, puede estimarse
la decisión confrontándola con una regla a la que se conforma y que de otro
modo se habría podido violar. Esto es, la eficacia y la oportunidad no son
los únicos factores a tener en cuenta en la deliberación previa a la decisión:
tal deliberación puede tomar igualmente en consideración su conformidad a
una regla moral o jurídica.
En última instancia, considera Perelman que - cuando se trata de llegar a
una decisión que será obligatoria para un grupo de individuos - la elección
no puede justificarse por su conformidad a verdades intemporales e imperso-
nales, ya que , en ese caso, no habría posibilidad de verdadera decisión ni de
razonamiento práctico alguno. Es necesario evaluar muchas alternativas para
poder elegir. El razonamiento práctico adquiere toda su importancia filosófi-
ca en ausencia de una verdad o de una autoridad perfecta que suministre un
criterio indubitable para dar valor a nuestras decisiones. Es justamente frente
a valores y normas múltiples, a autoridades imperfectas, que se hace manifiesta
la importancia del razonamiento práctico. Con palabras del autor:
( C f . Perelman, 1968 ) .
Esta asimilación (un más que cuestionable uso del argumento por analo-
gía) se completa con la presentación del razonamiento práctico como "apun-
tando a la coexistencia pacífica de una pluralidad de seres libre pero razona-
bles". Es interesante advertir el intento de lograr un efecto persuasivo a través
de esta afirmación, que persigue que el lector "complete" el discurso con la
asimilación "pensamiento formal = falta de libertad".
Capítulo 3 133
X: - Es necesario que el Ciclo Básico Común sea más básico y más común.
No teníamos más opción que salir a comer ajuera, porque no había nada
para comer en casa y todos los almacenes estaban cerrados
no tengo tiempo
porque
Se puede ver que - para evidenciar con claridad que los argumentos que
forman parte de una argumentación múltiple apoyan el mismo punto de
vista - a cada argumento se le asigna el número del punto de vista seguido
por un decimal ( 1 . 1 , 1.2, 1.3, etc.).
Hay algunas dificultades con esta distinción. En primer lugar, un lógico
fundamentalista podría sostener, no sin razones, que los argumentos no pa-
recen estructuralmente distintos. Ambos ejemplos podrían leerse como dos
argumentos simples, cada uno de ellos compuesto por dos premisas y una
conclusión. Examinemos de cerca la cuestión. Es posible observar que - sal-
vo cuando expresamente se presentan razonamientos deductivos (silogismos
o inferencias condicionales) - la mayor parte de los ejemplos que los autores
proporcionan forman parte de lo que se suele denominar "argumentos por
razones", es decir, argumentos en los que las premisas pretenden proporcio-
nar buenas razones para aceptar la conclusión, confieren cierto apoyo (fuerte
Capítulo 3 143
Para que sea considerado consistente, un argumento único debe comprender tres
requerimientos: cada uno de los enunciados que conforma el argumento debe ser
aceptable, el razonamiento subyacente al argumento debe ser válido y el esquema
argumentativo empleado debe ser apropiado
( Cf. van Eemeren et al, 2 0 0 6 )
Un ejemplo de la segunda:
Capítulo 3 145
X emplea poco tiempo para la preparación de sus clases, porque es un profesor expe-
rimentado. (Y los profesores experimentados utilizan poco tiempo en la preparación
de sus clases.)
Todos los profesores experimentados destinan poco tiempo a la preparación de sus clases;
X destina poco tiempo para la preparación de sus clases. Por lo tanto, X es un profesor
experimentado
Es decir:
Todo P es M
148 ARGUMENTOS Y TEORÍAS
Todos los profesores experimentados destinan poco tiempo a la preparación desús clases,
X es un profesor experimentado. Por lo tanto, X destina poco tiempo para la prepa-
ración de sus clases
Es decir: Todo M es P
aesM
Regla 1. Las partes no deben impedirse unas a otras el presentar puntos de vista o ponerlos
en duda.
Es decir, ambos "contendientes"deben otorgarse mutuamente una abso-
luta libertad para proponer y criticar puntos de vista. Si las posiciones no
150 ARGUMENTOS Y TEORÍAS
Lo he convocado para informarle que he decidido realizar una reforma integral del
plan de estudios. Podemos discutir algunos detalles de implementación, pero en los
aspectos principales las decisiones están tomadas.
Bueno, Asti Vera, siendo profesor, que otra cosa se supone que va a hacer usted sino
sostener que los docentes deben cobrar más?
Usted critica a los cazadores, pero también es responsable, ¿acaso las vacas que devo-
ró diariamente se suicidaron?
Como bien aclaran los autores, si alguien propone puntos de vista in-
consistentes, no es una falacia evaluarlos como tales. Pero, en el ejemplo, en
modo alguno se prueba que es correcto sacrificar animales por el placer de los
cazadores (o que la crítica incurre en una contradicción), sino que se intenta
desacreditar al crítico debido a ciertas circunstancias especiales de su vida
personal, en este caso el no ser vegetariano.
Regla 2, Una parte que presenta un punto de vista está obligada a defenderlo si la otra parte
le solicita hacerlo.
que cuando sólo una parte propone un punto de vista, sólo esa parte tiene
algo que defender, por lo que la inversión de la carga de la prueba sería
injustificada, en la medida en que el antagonista no sostendría un punto de
vista propio. Es necesario poner el énfasis en que esta perspectiva es aplicable
siempre que pueda asegurarse que lo que el antagonista plantea es una duda
que no llega a constituir un punto de vista propio. En cambio, parece claro
que cuando, por ejemplo, X sostiene que p es verdadera, y Z que p es falsa,
existirían ya dos puntos de vista opuestos, por lo que no sería ilegítimo que
cualquiera de los dos exija al otro que justifique su posición.
En rigor, invertir la carga de la prueba puede ser, en muchos casos, una
propuesta aceptable. ( Cf. Comesaña, 1998 ).
Van Eemeren et al admiten que en determinadas circunstancias la situa-
ción se complica: cuando ambas partes proponen un punto de vista clara-
mente distinto (diferencia de opinión mixta), ambas deben defender el suyo.
La decisión sobre el orden de la defensa tendría que basarse en algún criterio
supletorio. Uno de tales criterios, llamado "principio de presunción", consi-
dera que la carga de la prueba debe quedar del lado del que propone cambiar
el statu quo. Por ejemplo, si en una empresa alguien desea implementar un
conjunto de medidas creativas que tendrán como resultado una modificación
profunda de la cultura de la organización, no debería ser el presidente de la
empresa el que justifique su resistencia al cambio, sino el innovador el que
defienda su proyecto. Aunque, en principio, de esta regla puede emanar un
tufillo conservador, en casos como el ejemplificado es razonable exigir al in-
novador que demuestre la factibilidad y viabilidad del proyecto, dado que lo
que está en juego no es simplemente zanjar una diferencia de opinión, sino —
consecuentemente- apoyar o inhibir medidas concretas que tendrán efectos
muy directos sobre la organización y las personas que en ella trabajan.
Un segundo criterio, conocido en el derecho civil como principio de
imparcialidad, sostiene que el punto de vista que es más fácil de defender
debería ser defendido primero. El ejemplo que van Eemeren et al proponen
es oportuno: si una ex esposa que recibe una pensión por alimentos advierte
Capitulo 3 153
¡Por favor!, esto ya fue absolutamente demostrado... (por nuestro líder, por nuestros
correligionarios, por nuestros antepasados, por las encuestas, por fuentes habitualmen-
te bien informadas, etc. )
Regla 3. El ataque de una parte contra un punto de vista debe referirse al punto de vista que
realmente ha sido presentado por la otra parte
Según Feyerabend, los principios metodológicos del racionalismo critico y del empiris-
mo proporcionaron descripciones falsas del desarrollo de la ciencia [... ] Pero Feyera-
bend construye un espantapájaros a fin de luego poder quemarlo más fácilmente con
el fuego de su pseudoanarquismo. Ni el racionalista crítico ni el epistemólogo desean
simplemente describir el desarrollo histórico de la ciencia...
(Cf.Lenk, 1990)
X:
Considero que los "reality shows" son una lamentable parodia, porque....
Y:
Comprendo caballero, seguramente usted prefiere los teleteatros para la
hora del té. Debería tener en cuenta que se trata de un género de ficción aún
más degradante, porque...
A menos que X advierta que Y ha fabricado un espantapájaros que se le
parece, pero que ama los teleteatros, ingresará en un tramo argumentativo
donde insensiblemente se hallará defendiendo la ventaja comparativa de los
teleteatros (a los que tal vez detesta tanto como a los reality shows).
Apuntan ccn agudeza van Eemeren et al que existen marcadores que sue-
len proporcionar una pista firme de que se está construyendo un espanta-
pájaros. Expresiones tales como: "Claramente el señor es de la opinión de
que..." o "El autor obviamente supone que...", suelen iniciar la manufactura
del espantapájaros argumentativo.
Regla 4. Una pane sólo puede defender su punto de vista presentando una argumentación que
esté relacionada con ese punto de vista
Es decir, la regla proscribe la defensa de un punto de vista realizada a tra-
vés de la instrumentación de argumentos irrelevantes. La primera violación
Capitulo 3 155
Una parte sólo puede defender su punto de vista por medio de argumentos
Es asimismo controversial incluir dentro de las violaciones a esta regla el
argumentum ad verecundiam, toda vez que, con ese criterio, cualquier falacia
de inatinencia podría evaluarse como violación de la regla 4. En defensa de
los autores, vale la pena recordar que la noción de "conclusión inatinente" —
lo hemos visto — puede abarcar un amplio número de falacias no tipificadas
bajo un rótulo específico.
Regla 5. Una parte no puede presentar algo falsamente como si fuera una premisa dejada
implícita por la otra parte, ni puede negar una premisa que él mismo ha dejado implícita
Regla 6. Ninguna parte puede presentar falsamente una premisa como sí fuera un punto de
partida aceptado, ni puede negar una premisa que representa un punto de partida aceptado
Así como es estéril debatir con alguien que rechaza respetar las reglas
de la discusión, de la misma manera es en vano discutir con quien no se
compromete con las premisas de partida. En rigor, tanto la defensa como el
ataque presuponen aceptar por ambas partes un conjunto inicial de enun-
ciados. Apuntan correctamente Van Eemeren et al que no es necesario que
los contendientes crean efectivamente que las proposiciones de inicio son
aceptables, sólo es necesario que las acepten como tales en tanto punto de
partida de la discusión, para - más adelante — comprobar su aceptabilidad o
demostrar su carácter insostenible. Apuntan los autores que la violación de
esta regla puede desarrollarse a través de varias maniobras distractivas. En
primer lugar, mediante la formulación de una proposición polémica enmas-
carada como una presuposición aceptada. Por ejemplo, en lugar de pretender
introducir directamente la afirmación: X es adicto a las drogas, se afirma: No
se comprende cómo X no intenta luchar contra su adicción. Esta interesante
observación apunta, en rigor, a desnudar una variante de la maniobra "dar
por sentado". Un segundo recurso consistiría en utilizar la famosa pregunta
Capítulo 3 157
Regla 7. Una. parte no puede considerar que un punto de vista ha sido defendido conclu-
yentemente si la defensa no se ha llevado a cabo por medio de un esquema argumentativo
apropiado que se haya aplicado correctamente
No voy a perder el tiempo discutiendo con usted ¿ Cuántos votos sacó?. Ni siquiera
llegó al 1 %.
Entre otras, consideran los autores que pueden ejemplificar sendas viola-
ciones a esta regla las falacias ya expuestas argumentum ad verecundiam, post
hoc ergo propter hoc y falacias de falsa analogía.
Bien, es forzoso admitir que hay un problema metodológico con esta
regla. En rigor, su nivel no es el de las otras reglas, porque todas ellas po-
drían considerarse como sub-clases de la regla 7. En este sentido, se trata
158 ARGUMENTOS Y TEORÍAS
de una suerte de "meta — regla", que prescribe algo así como "Ningún
argumento debe ser falaz". Todas las reglas hasta ahora expuestas pueden
considerarse como especificaciones de esta "meta — regia", al punto que
cualquiera de la vasta gama de falacias informales - de atinencia o ambi-
güedad — puede evaluarse como violación de la regla número 7. Y, a la vez,
cada regla anteriormente presentada expone diferentes maneras de violar la
regla que prescribe que el esquema argumentativo debe ser correcto. Real-
mente, se impone una depuración conceptual y metodológica, que nivele
perspectivas y reordene el andamio metodológico de un esquema teórico
que, en general, es creativo y fecundo.
Regla 8. En su argumentación las partes sólo pueden usar argumentos que sean lógicamente
válidos o que sean susceptibles de ser validados explicitando una o más premisas implícitas
Regla 9. Una defensa fallida de un punto de vista debe tener como resultado que la parte que
lo presentó se retracte de él y una defensa concluyente debe tener como resultado que la otra
parte se retracte de sus dudas acerca del punto de vista
Bueno, si ése es el caso, entonces no puedo pensar en ninguna otra objeción. Pero
aún así no estoy de acuerdo con eso
Se pone nítidamente en evidencia el empecinado rechazo del antagonista
a la posibilidad de retractación, aunque no está claro que se trate de una
maniobra argumentativa (recordemos que el cierre se verifica una vez que el
proceso de argumentación finalizó). De todos modos, es lícito reconocer que
los autores definen simplemente a las falacias como
violaciones de las reglas de una discusión crítica que falsean o impiden la resolución
de una diferencia de opinión,
Regla 10. Las partes no deben usar formulaciones que resulten insuficientemente claras o con-
fusamente ambiguas y deben interpretar las formulaciones de la parte contraria tan cuidadosa
y exactamente como les sea posible
Y la segunda definición:
Los axiomas tienen un carácter general, mientras que los postulados son
considerados como los puntos de partida específicos de cada ciencia. Lo im-
portante es que, tanto axiomas como postulados, son considerados verdades
evidentes que no tienen ni necesitan demostración. Sobre la base de ellos,
demuestra un conjunto de proposiciones. Estas proposiciones demostradas
son los teoremas. Por ejemplo:
"En los triángulos isósceles los ángulos de la base son iguales entre sí, y
si se prolongan las rectas iguales (lados), los ángulos debajo de la base serán
también iguales entre sí".
Entre los postulados de Euclides, los cuatro primeros expresan nociones
más o menos evidentes para la intuición. En cambio el quinto postulado,
conocido también como el Postulado de las paralelas, carece de este tipo de
evidencia y resulta más complicado de entender. De hecho, tal parece que
Euclides mismo evitó usarlo, lo que llevaría a pensar que fue el primer geó-
metra no euclideano (Schuster, 1992)
Durante el siglo XIX y principios del XX, desarrollos revolucionarios en
166 ARGUMENTOS Y TEORÍAS
tiene que afrontar no es saber si los enunciados de partida que utiliza son
verdaderos, sino si las conclusiones a las que arriba son consecuencias lógicas
necesarias de estas hipótesis de partida.
El carácter formal de la lógica se revela en el hecho de que esta disciplina
se ocupa únicamente de estructuras formales y de las relaciones entre tales
estructuras. Una de estas relaciones es, por ejemplo, la deducibilidad. Sin
embargo, una lógica puede ser formal sin ser todavía formalizada. Una lógica
se halla formalizada cuando se enumeran en ella todos los signos no defini-
dos; se especifica en qué condiciones una fórmula dada pertenece al sistema;
se enumeran los axiomas usados como premisas y las reglas de inferencia
consideradas como aceptables, etc.
Así, por ejemplo, la lógica aristotélica es una lógica formal, que puede ser
formalizada, tal como lo ha hecho J. Lukasiewicz en su obra sobre la silogísti-
ca aristotélica. Vale la pena advertir que los términos 'formal' y 'formalizado'
no deben confundirse con el vocablo 'formalista', que se utiliza para designar
una de las tres grandes escuelas en la matemática contemporánea, junto a las
escuelas logicista e intuicionista. En el ámbito de la lógica y la matemática, el
Formalismo es un movimiento impulsado por Hilbert en los años 20. Hilbert
inventó un lenguaje de la lógica y comenzó a trasladar las afirmaciones de la
teoría de números dentro de él. Su propósito era construir sistemas formales
completos para las principales teorías de la matemática clásica. Completos en
el sentido de que cualquier afirmación puede o bien ser demostrada o bien
ser demostrada su negación. El programa de Hilbert también requería que se
demostrara la consistencia de dichos sistemas formales.
A fines del siglo XIX, Giuseppe Peano (1858- 1932) intenta sistematizar
axiomáticamente las verdades conocidas tradicionalmente sobre los núme-
ros naturales, sus propiedades y operaciones básicas. Citamos, a modo de
ejemplo, algunos componentes del sistema axiomático construido:
Términos primitivos
Cl Número natural
C2 Cero
C3 El siguiente de
Axiomas
Al Si un objeto es número natural, el siguiente también lo es
A2 El cero es un número natural
A3 El cero no es el siguiente de ningún número natural
A4 Dos objetos con el mismo siguiente son el mismo número natural
A5 Si el cero tiene una propiedad (j) y el que un número natural sea
(j) implica que su siguiente también es (j), entonces todo número natu-
ral tiene (j)
A5 es considerado un esquema axiomático ya que contiene una variable
(j), en este caso, una variable para propiedades, lo que da lugar a axiomas es-
pecíficos para los casos de ejemplificación, como advierten Díez y Moulines
(1999).
Teoremas
TI El siguiente del siguiente de cero es un número natural
T2 El siguiente del siguiente del cero no es el siguiente del cero
T3 Cero no es el siguiente del siguiente del cero
Capítulo 4 169
Definiciones
D1 Uno es el siguiente del cero
D2 Dos es el siguiente de uno
Los principios que vamos a estudiar tienen por objeto asegurar al conocimiento ma-
temático el mayor grado posible de claridad y certeza. Desde este punto de vista sería
ideal un procedimiento que permitiese aclarar el sentido de todas las expresiones que
apareciesen en esta ciencia y fundamentar todos sus teoremas. Ahora bien, es fácil
ver que este ideal no sería realizable nunca. En efecto, cuando se trata de aclarar la
significación de una expresión, hay que emplear necesariamente otras expresiones;
que nunca llegaría al fin, al que hablando gráficamente llamamos retroceso infinito
—regressus in infinitum- Exactamente lo mismo pasa al fundamentar los teoremas
matemáticos: para fundamentar un teorema, debemos recurrir a otros y (si queremos
evitar el círculo vicioso) recaemos también en el regressus in infinitum.
Capítulo 4 171
Como expresión del compromiso entre aquel ideal inasequible y las posibilidades rea-
les, en la edificación de las disciplinas matemáticas hemos instituido ciertos princi-
pios, que podemos describir de la manera siguiente:
Caracterizamos, ante todo, un pequeño grupo de expresiones de ella que nos pa-
rezcan comprensibles de por sí; llamaremos a las expresiones de este grupo con-
ceptos fundamentales o conceptos no definidos (...) la proposición que nos da
tal determinación de la significación se llama, como es sabido, definición, y los
conceptos deducidos reciben también el nombre de conceptos definidos.
Lo mismo procederemos con las proposiciones de la ciencia considerada. Elegi-
remos algunos de éstos, los que nos parezcan más evidentes, como proposiciones
fundamentales o axiomas y los reputaremos ciertos sin fundamentos de ningún
modo. En cambio nos obligaremos a fundamentar todas las demás, llamadas pro-
posiciones deducidas o teoremas (...) también sabemos que esta fundamentación
de los teoremas matemáticos se denomina demostración.
(Tarski, 1951)
c) Completo: Esto permite derivar de los axiomas todas las leyes del sis-
tema. En un sistema completo, el agregado de una ley no derivable hace
inconsistente el sistema.
Capítulo 4 173
l)Un cálculo abstracto que es el esqueleto lógico del sistema explicativo y que
3)Una interpretación o modelo del cálculo abstracto que provea a la estructura esque-
Nagel, 1991)
180 ARGUMENTOS Y TEORÍAS
En este sentido, Popper sostenía que los sistemas teóricos deben estar
formulados de un modo claro, definido y riguroso que tienda a la forma de
un sistema axiomatizado.
Se pretende reunir todos los supuestos que se necesitan —pero sólo éstos-y
formar con ellos el ápice del sistema; tales supuestos se suelen llamar los
se eligen de tal modo que todos los demás enunciados pertenecientes al sistema
lógicas o matemáticas.
(Popper, 1980)
Es claro que lo arriba citado implica que Popper concibe al sistema axio-
mático —en el caso de las ciencias fácticas- como un sistema de hipótesis. Por
eso advierte que no debe considerarse a los axiomas como verdaderos a prio-
ri. Si se tratara de axiomas lógicos o matemáticos serían tautologías, pero al
conferirles el carácter de hipótesis su verdad o falsedad resultará de la con-
trastación empírica.
En tanto sistema axiomático, un sistema teórico de las ciencias empíricas
debe cumplir asimismo con las condiciones de ser consistente e independiente.
En cuanto a las relaciones del sistema con el conjunto de la teoría, ios axio-
mas deben ser suficientes (para deducir todos los enunciados pertenecientes a
la teoría) y necesarios (no deben contener supuestos superfluos).
Hl Hipótesis fundamental
Deducción
H2 H3 H4
Hipótesis derivadas
H5 H6
O1 O2 O3 Consecuencias
observacionales
2)No puede haber contradicciones en las hipótesis. Así como una hipóte-
sis no puede ser una trivialidad tautológica, tampoco puede ser falsa para
cualquier mundo posible. Esto rige tanto para las hipótesis fundamenta-
les como para las derivadas. Si de una hipótesis fundamental deducimos
simultáneamente A y no-A, la teoría es inconsistente.
3)La teoría debe ser contrastable (es decir, debe poder inferir consecuen-
182 ARGUMENTOS Y TEORÍAS
el acto de concebir o inventar una teoría, no me parece que exija un análisis lógico. La
cuestión de cómo se le ocurre una idea nueva a una persona, ya sea un tema musical,
la idea de que las ideas correctas caen del cielo, mientras los métodos de verifica-
ción son sumamente rígidos y predeterminados, es uno de les peores legados del
Círculo de Viena. (...) Pero lo correcto de una idea no es certificado por el hecho
ideas aplicándolas y viendo si tienen éxito, y las ideas llevan al fracaso cuando son
Putnam, 1985)
(Lakatos, 1987)
respuestas que decenios más adelante dará a los interrogantes que le planteamos.
Quizá las dé tales que derrumben todo nuestro artificial edificio de hipótesis
(Freud, 1989)
Capitulo 5 189
El gran prestigio adquirido por las ciencias naturales (física, biología, quí-
mica) se debe, en parte, a la contribución exitosa a la tecnología, tanto como
a la posibilidad de reemplazar las explicaciones mágicas o mitológicas por
explicaciones que sigan algún criterio de racionalidad. Este prestigio hace
que algunos epistemólogos consideren conocimiento científico ejemplar al
alcanzado por la física o por las ramas del conocimiento que han conseguido
un desarrollo comparable, de allí que se consideren "métodos científicos" a
los utilizados en estas ciencias.
Los logros alcanzados por la epistemología actual son, en parte, deudo-
res del Inductivismo, perspectiva que identifica a la ciencia como una forma
de conocimiento que alcanza un alto grado de objetividad, neutralidad y
progreso. Según esta tendencia, la observación cuidadosa y desprejuiciada
está al comienzo de todo proceso cognitivo. Los enunciados basados en la
observación y la experimentación son considerados "científicos" en oposi-
Capítulo 5 191
casos, y que será verídico en todos los casos semejantes al primero en ciertas
determinadas relaciones de la clase. A Mill pertenece la descripción clásica
de los métodos de la inducción científica, elaborada de acuerdo con la
tradición de Bacon: el método de semejanza o concordancia, el método de
diferencia, el método combinado de semejanza y diferencia, el método de
residuos y el de las variaciones concomitantes. Estos "cánones del método
inductivo" constituyen una formulación de varios procedimientos induc-
tivos considerados parte del método experimental, destinado a determinar
bajo qué condiciones podemos afirmar que A es causa de B. Actualmente
estos criterios son reformulados en términos estadísticos.
mo, deben dormir sobre sábanas usadas por enfermos, y estar en contacto
con recipientes sucios de excrementos, vómitos y sangre de enfermo. Si no se
contagian y luego contraen la enfermedad al ser picados por mosquitos, esa
es la causa. Es posible que la picadura no sea la única causa, pero puede ser
considerada como un factor importante en el contagio de la enfermedad.
Tanto el método de la concordancia como el de la diferencia, tomados
en sentido estricto, son impracticables (Klimovsky, 1998). Pues, ¿cuán-
tas variables hay involucradas?¿cómo hacer para que algunas variables se
mantengan constantes? Por ejemplo, cómo lograr que no se muevan los
planetas, o que no se reproduzcan las células en un organismo vivo. C o m o
veremos más adelante, estos métodos son impracticables si no suponemos
hipótesis previas acerca de cuáles son las variables pertinentes para mante-
ner constantes o no. Estos cánones, reformulados en términos estadísticos,
indicarían que, a igualdad de valor de las demás variables pertinentes, si la
correlación de A con B es alta y la de no A con no B también lo es, entonces
hay una correlación causal.
tir que hay una relación causal entre el uso de fertilizante y el rendimiento
de la cosecha, si aplicando en distintas partes de su campo más fertilizante
obtiene más cosecha. El uso de este método es muy frecuente en economía.
Si la demanda de un producto permanece constante, entonces todo aumento
en la oferta irá acompañado de una disminución en el precio. Esta variación
probaría que hay una relación causal entre oferta y precio de un producto. El
método de variación concomitante es importante porque es el único método
cuantitativo de inferencia inductiva, ya que los otros son cualitativos. Es por
eso que su uso presupone algún procedimiento para medir los grados en que
el fenómeno varía.
Según Mill, sus métodos sirven para descubrir tanto como para probar
o demostrar conexiones causales. Los métodos son reglas para la prueba. Las
críticas al uso de los métodos de Mill no están referidas tanto al método
mismo como a los méritos desmedidos que se les adjudica. Los métodos de
Mili son más limitados de lo que imaginó su creador pero, dentro de sus
restricciones, son útiles para las ciencias fácticas. Pueden usarse junto con
la hipótesis de que las circunstancias mencionadas son las únicas atinentes al
fenómeno. Existen infinitas variables en el universo. Decidir cuáles son las
variables pertinentes y cuáles no supone el uso de hipótesis previas. Cuando
se interpreta los resultados de estos métodos estadísticamente, lo que se in-
vestiga es si la correlación de las variables es alta, tanto positivamente como
negativamente.
En el esquema tradicional del método científico, tal como lo presenta
el inductivismo ( y se puede encontrar todavía en manuales escolares y en
folletos científicos ) aparece expuesta la siguiente secuencia a seguir por el
investigador:
1. Observación y registro de los hechos.
2. Análisis y clasificación de éstos.
3. Derivación inductiva de generalizaciones. Establecimiento de enun-
ciados generales a partir de las observaciones particulares.
4. Contrastación empírica de las conclusiones.
196 ARGUMENTOS Y TEORÍAS
sell. Este pavo descubrió que en su primera mañana en la granja avícola comía
sacó conclusiones precipitadas. Esperó hasta que recogió una gran cantidad de
observaciones del hecho de que comía a las 9 de la mañana e hizo estas observa-
fríos y calurosos, en días lluviosos y en días soleados. Cada día añadía un nuevo
Capitulo 5 197
(Chalmers, 1988)
tos términos, el argumento de Hume no tiene escapatoria. Si por "α justifica ß" se
llevar hasta las últimas consecuencias sus teorías ya que, como afirmó Hume,
el inductivismo es inconsecuente cuando no puede fundamentar el princi-
pio mismo de la inducción, que sostiene que "el futuro está contenido en el
pasado, es decir, lo que ocurrió hasta ahora en el pasado seguirá ocurriendo
en el futuro". Dicho de otro modo, "la naturaleza es constante." Como vi-
mos, si este principio se intenta fundamentar de manera inductiva, se cae en
un círculo vicioso. Hume renuncia a todo esfuerzo de fundamentación al
afirmar que tal principio de la inducción es un hábito, en la medida en que
la espera del futuro a partir de los acontecimientos pasados es puramente
subjetiva, y no hay nada en la realidad que pueda garantizar tal sucesión de
acontecimientos. Frente al problema, estos autores encontraron un nuevo
modo de justificación al dar un paso al costado para refugiarse en el cál-
culo de probabilidades y en una lógica confirmacionista. Dado que lo que
distingue a la inducción de la deducción es que las predicciones nunca se
garantizan totalmente, sino que tienen un grado más o menos alto de pro-
babilidad, se suplanta la pretensión de verificación por la de confirmación.
Reichenbach está de acuerdo con Hume en que no se puede probar la verdad
del principio de inducción, aunque no coincide en la necesidad de renunciar
a su justificación, planteando la cuestión sobre otras bases. De este modo,
asimila el problema de la inducción a la conducta del apostador: el jugador
no sabe si su suposición resultará un estado de cosas verdadero pero le asigna
un grado de probabilidad, y en esta suposición descansa su toma de decisión.
De la misma manera se interpreta la actitud frente a las proposiciones em-
píricas referidas al futuro: apostamos sobre la base de la probabilidad que
asignamos a nuestra jugada. No hay apuestas verdaderas o falsas, sino más o
menos probables de que se cumplan: del mismo modo, la inducción busca
fundamentar la apuesta maximizadora. Según Reichenbach, Hume demos-
tró la imposibilidad ontológica del principio de la inducción, es decir, la im-
posibilidad de demostrar la regularidad de los comportamientos naturales.
Su propuesta, en cambio, parte de la necesidad de una prueba epistemológica
a partir de sostener la siguiente tesis: "la posibilidad de predicciones presupone
200 ARGUMENTOS Y TEORÍAS
Sabemos que una red más grande y de trama más fina promete más rendimiento
pero no puede garantizar al pescador conseguir ni un sólo pez, tampoco la ciencia
contiene para nosotros ninguna garantía de éxito (...) Somos pescadores en el mar del
conocimiento; echemos nuestras redes y esperemos.
(Reichenbach, 1972)
Carnap concuerda con Reichenbach en que la búsqueda de un método
que permita pasar, sin error, de los hechos a la ley, es una empresa imposible,
Capítulo 5 201
5.6. M é t o d o hipotético-deductivo
H 3 C. O.
-CO
- H
Si la Consecuencia observacional fuera verdadera, podríamos construir el
siguiente esquema:
Capítulo 5 203
H
Pero, como vimos, este esquema responde a la Falacia de afirmación del
consecuente, de modo que podrían ser verdaderas las premisas y falsa la con-
clusión. Por lo tanto, no verifica la hipótesis, que puede ser considerada como
corroborada o confirmada, según el punto de vista epistemológico que se
adopte. La deducción de consecuencias observacionales verdaderas no per-
mite inferir que la hipótesis es verdadera. En todo caso puede decirse (pers-
pectiva inductivísta) que la hipótesis ha sido confirmada. Si se reiteran los
experimentos y se obtiene un gran número de consecuencias observacionales
verdaderas, podría afirmarse por inducción que la hipótesis es probablemen-
te verdadera, es decir, que existe un alto grado de probabilidad y que esa
probabilidad puede medirse.A esta postura, denominada confirmacionismo,
adhieren Carnap y Hempel.
La corriente epistemológica llamada refutacionismo, liderada por Karl Po-
pper, ha dado gran importancia a la asimetría entre verificación y refutación ,
produciendo una interpretación distinta de esta situación, ya que su postura
parte del rechazo a la inducción como método científico y al inductivismo en
cualquiera de sus versiones. Si bien Popper nació en Viena y tuvo contactos
con el Círculo de Viena, no formó parte de él. Sin embargo, compartía con el
movimiento neopositivista la convicción de que ninguna actividad filosófica
que se separe de la ciencia puede conducir a resultados válidos, por lo que
resaltaba, en consecuencia, la necesidad de establecer una demarcación entre
ciencia y metafísica. A pesar de esta coincidencia, se oponía al inductivismo
como método de la ciencia, y ai principio de verificación como criterio de
demarcación entre ciencia y metafísica. Proponía, en cambio, que la ciencia
se caracterizara por el método hipotético deductivo, considerando a la falsabi-
lidad el camino para segregar a la ciencia de la metafísica. Para Popper una
hipótesis "disparatada" se distingue de una hipótesis científica en que esta
204 ARGUMENTOS Y TEORÍAS
ran por lo general como los mejores ejemplos de teorías científicas nunca habrían
sido desarrolladas, porque habrían sido rechazadas en su infancia. Dado cual-
quier ejemplo de una teoría científica clásica, ya sea en el momento de su primera
Resultó que nunca fue posible explicar esta falsación de tal manera que la teoría
de Newton quedara protegida
(Chalmers, 1988)
cionismo refinado estriba en que una teoría nunca puede ser falsada por la
observación ni por experimento alguno pero sí por otra teoría: ningún expe-
rimento, informe experimental, enunciado observacional o hipótesis falsado-
ra de bajo nivel bien corroborada puede originar por sí mismo la falsación.
No hay falsación sin la emergencia de una teoría mejor. (Echeverría, 1999)
Por lo tanto
L l , L2,...Ln
C l , C2,...Cn
Capítulo 6 217
p=0,9
Juana se recuperó rápidamente
Una de las razones centrales por las que Hempel considera a la explica-
ción deductiva como fundamental está asociada al hecho de que la relación
de implicación lógica entre premisas y conclusión maximiza el valor pre-
218 ARGUMENTOS Y TEORÍAS
(Elster, 2 0 0 2 )
Una ley general afirma que, dadas ciertas condiciones iniciales, un hecho
de un cierto tipo (la causa) siempre producirá un hecho de otro tipo (el efec-
to). En este sentido, la explicación nomológico-deductiva adopta la forma:
"Si se dan las condiciones Cl, C2...Cn, entonces siempre E. La explicación
por mecanismos, en cambio, adoptaría la forma: Si se dan C l , C2...Cn, en-
tonces a veces E. El mismo Elster admite que su fuerza explicativa no parece
ser muy prometedora, y su fuerza predictiva es aún mucho más débil. Pero
es evidente que esta perspectiva permite explicar el fracaso de vastos plexos
de predicciones en el mundo social (realizadas bajo la ilusión legaliforme
). Es oportuno ilustrar lo arriba expuesto. Elster hace suyo un ejemplo de
George Vaillant. Un ambiente alcohólico (por ejemplo padres alcohólicos)
puede dar lugar a niños alcohólicos o abstemios. Ambas reacciones expresan
mecanismos. No estamos en condiciones de predecir qué ocurrirá con el hijo
de un alcohólico, pero — sea en definitiva abstemio o alcohólico- suponemos
que podemos explicar por qué. Es claro que la explicación por mecanismos
no sólo está asociada a la intencionalidad (propia de la dimensión humana
y visible en el ejemplo proporcionado). También las reacciones animales
Capítulo 6 223
José de San Martin, de pié en la cubierta del barco, con la mirada lejana posada sobre
CORRIENTES EPISTEMOLÓGICAS
CONTEMPORÁNEAS
fico del Círculo de Viena). Este folleto, escrito por Carnap, Neurath y Hahn,
pone en evidencia cómo se situaba a sí mismo el Círculo dentro de la historia
de la filosofía y de la ciencia. Reconocen como sus principales precursores a
H u m e , Comte, Mill, Avenarius y Mach, Helmholtz, Reimann, Poincaré, En-
riques, D u h e m , Boltzmann y Einstein. C o m o lógicos se reconocen deudores
de Leibniz, Peano, Frege, Schröder, Russell, Witehead y Wittgenstein. En la
mayoría de los casos sólo reconocen el aspecto parcial del aporte de estos au-
tores, especialmente en el campo sociológico y moral cuando citan a Epicu-
ro, Bentham, Comte, Spencer, Feuerbach y Marx, entre otros. También en
1929 el Círculo de Viena organizó su primer congreso en Praga y entre 1930
y 1940 le sucedieron nuevos congresos en Königsberg, Copenhague, Praga,
París y Cambridge. Estos Congresos permitieron difundir los lemas del Cír-
culo por los principales centros académicos mundiales y captar el interés de
importantes científicos. En Escandinavia tomaron contacto con Eino Kaila,
Arne Naess, Alce, Petzäl, Joergen Joergensen y con la escuela de los empi-
ristas de Upsala; con el grupo holandés reunido en torno a Mannoury; con
el grupo de lógicos dirigido por Heinrich Scholtz; con filósofos norteame-
ricanos como Nagel, Morris y Quine y muy especialmente con los filósofos
analíticos británicos como Susan Stebbing, Gilbert Ryle, RB.Braithwaite,
John Wisdom y AJ.Ayer. También consolidó el Círculo importantes alianzas
con los más influyentes lógicos polacos, entre cuyas figuras pueden citarse a
Lukasiewicz, Lesnievsky, Chwistek, Kotarbinski, Ajdukiewicz y Tarski quien
ejerció una poderosa influencia sobre los miembros del Círculo, en especial
sobre Carnap. El principal medio de publicación del grupo fue la revista An-
nalen der Philosophie también conocida como Erkenntnis que -bajo la direc-
ción de Carnap y Reichenbach- consiguió diseminar por todo el mundo las
ideas de los miembros del círculo. Otros aportes aparecieron en una recopi-
lación de monografías bajo el título Einheitswissenschaft (Ciencia Unificada)
junto a una colección de libros dirigida por Schlick. Los positivistas vieneses
propusieron a la filosofía avanzar "sobre la segura senda de la ciencia" inte-
grando la física y la biología en una ciencia unificada , empírica e inductiva,
230 ARGUMENTOS Y TEORÍAS
7. 6 . : Después de Kuhn
a)Los "continuadores"
Kuhn. Tanto Feyerabend como Laudan desarrollaron una teoría propia, pero
pueden evaluarse legítimamente como insertos en la corriente historicista
que inició Kuhn.
Paul Feyerabend, como Lakatos, proviene de la "ortodoxia" popperiana.
A partir de su estancia en Berkeley tomó contacto con las teorías de Kuhn
para, por último, fundar el "anarquismo" epistemológico a partir de su famo-
sa obra Contra el método. Recordemos que tanto la ciencia moderna como la
epistemología de la primera mitad del siglo XX compartieron la idea de un
método común a gran parte de las disciplinas científicas. En la mayoría de
los grandes representantes de la concepción heredada el poder generalizador
y la precisión del método dependen de considerarlo como lógica aplicada,
antes que como un plexo de recomendaciones convencionales. Tanto las tesis
de Kuhn como sus propias indagaciones sobre historia de la ciencia condu-
jeron a Feyerabend a sostener el pluralismo metodológico en los siguientes
términos:
...mi intención no es sustituir un conjunto de reglas generales por otro conjunto: por el
contrario, mi intención es convencer al lector de que todas las metodologías, incluidas
las más obvias, tienen sus limites
(Feyerabend, 1975)
... existen teorías científicas que son mutuamente inconmensurables aunque en apa-
riencia se ocupen del "mismo objeto".
(Feyerabend, 1975)
El dadaísta está convencido de que una vida que valga la pena de vivir sólo podrá
darse cuando comencemos a tomarnos frivolamente las cosas y cuando eliminemos
de nuestro lenguaje los significados profundos, pero ya podridos, que éste ha acu-
mulado a lo largo de los siglos...Espero que, tras haber leído el panfleto, el lector
me recuerde como un dadaísta petulante y no como un anarquista serio.
(Feyerabend, 1986)
Como dijo con fina ironía Newton- Smith, todo indica que su deseo se
verá cumplido.
Pero pienso que en este punto puede ser más útil decir, mejor, que la epistemología
todavía sigue, si bien con una nueva formulación ... La epistemología , o algo
que se le parece, entra sencillamente en línea como un capitulo de la psicología
y, por lo tanto, de la ciencia natural. Estudia un fenómeno natural, a saber, el
sujeto humano físico.
(Quine, 1969)
Diez años más tarde, Richard Rorty publicó Philosophy and the mirror
of nature, donde —retomando el planteo de Quine- sostenía, por ejemplo, lo
que sigue:
Si contamos con la psicofisiologia para dar cuenta de los mecanismos causales, y con
la sociología y la historia de la ciencia para señalar cuándo se invocan o eluden los
enunciados de observación en la construcción o demolición d,e teorías, entonces la
epistemología no tiene nada que hacer
(Rorty, 1979)
Rorty consideraba que si Quine hubiera dado un paso más, necesaria-
mente el certificado de defunción de la reconstrucción racional validacionis-
ta se hubiera extendido a la epistemología misma. Lo cierto es que ambos
Capítulo 7 261
tante recordar que Norwood Russell Hanson intentó estructurar una "lógica
del descubrimiento" a la luz del razonamiento retroductivo. Se vió obligado
a incorporar un uso casuístico de la psicología gestáltica que, a la luz del state
of the art de los estudios cognitivos, resulta ahora envejecido. Por otra parte,
es dudoso que haya logrado siquiera bosquejar una teoría formal explícita de
la retroducción. Sin embargo, su intento, aunque parcialmente frustrado,
fue profético y valioso. Por lo demás, es un crudo síntoma de la dificultad
pata tratar con eficacia estas cuestiones sin un herramental cognitivo ade-
cuado. Tal dificultad se puede reconocer en el hecho de que casi veinte años
después del intento de Hanson, Harold Brown — una vez más acosado por
el fantasma aún activo del anti-psicologismo- propuso una explicación del
descubrimiento científico basada...¡en la dialéctica platónica!
Convengamos en que este recurso, como la "intuición bergsoniana" de
Popper, resultan apelaciones curiosas en boca de epistemólogos.
A M O D O DE CIERRE
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