Conspiración Octopus
Conspiración Octopus
Conspiración Octopus
—3—
Daniel Estulin
—5—
Barcelona • Bogotá • Buenos Aires • Caracas • Madrid • México D.F. • Montevideo • Quito • Santiago de Chile
—7—
Moscú, 24 de enero
Por uno de esos caprichos del destino, están saliendo a la luz
atrocidades incalificables cometidas durante la Segunda Guerra
Mundial por una unidad médica secreta de experimentación,
conocida como Unidad 731, del Ejército Imperial japonés en el
tristemente famoso campo de exterminio de Pingfan, Manchuria.
Desde 1936 hasta 1943, en la Unidad 731 fueron asesinados en-
tre 300.000 y 500.000 hombres, mujeres y niños. Las atrocidades
allí cometidas fueron peores que las de los campos nazis. El su-
frimiento duró mucho más..., y no sobrevivió ni un solo prisio-
nero.
Durante más de sesenta y cinco años, las macabras actividades
de guerra biológica de la Unidad 731 de Japón fueron el secreto
más horrible y duradero de la Segunda Guerra Mundial. Duran-
te más de sesenta y cinco años los gobiernos estadounidense,
británico y japonés negaron una y otra vez que esos hechos se
—9—
— 10 —
Pekín, 10 de febrero
La guerra en el Pacífico está plagada de historias sobre la
crueldad de los japoneses contra ciudadanos chinos, así como
contra soldados británicos y estadounidenses, entre otros. Las
fuerzas imperiales japonesas no sólo utilizaron prisioneros de
guerra como esclavos para construir su ferrocarril en Birmania,
sino que realizaron con ellos terribles experimentos médicos en
el cuartel general de la hermética Unidad 731, centro para armas
de guerra biológicas y químicas de Japón. No obstante, mientras
eso se producía, otra fuerza japonesa aún más furtiva se dedicaba
a una labor tan secreta que pasaría a los anales de la historia
como uno de los relatos más explosivos de la Segunda Guerra
Mundial.
El proyecto llevaba el nombre de Lila Dorada y su cometido
era saquear metódicamente el sudeste asiático. ¿De cuántos teso-
ros estamos hablando? Nadie lo sabe con exactitud, pero al pa-
recer de China y el sudeste de Asia se rapiñaron cantidades tan
enormes que, una vez terminada la guerra, Occidente decidió
mantener dichas actividades en secreto.
Ahora, en su último libro, Lila Dorada, seguro que las reve-
laciones de la señora Lie D’an Luniset causarán un gran revuelo
en Londres, Washington y Tokio, y con toda probabilidad con-
tribuirán a que se interpongan demandas colectivas contra los
gobiernos japonés y estadounidense. Según el editor de la señora
— 11 —
— 12 —
— 13 —
— 15 —
— 16 —
— 17 —
— 18 —
— 19 —
— 20 —
— 21 —
— 22 —
— 23 —
— 24 —
— 25 —
— 26 —
— 27 —
— 28 —
— 29 —