Conspiracin Octopus

Daniel Estulin
Traduccin: Joan Soler

Coleccin: La Trama, Afluentes serie negra EDICIONES B

1. edicin: mayo 2010 Ediciones B, S.A., 2006 para el sello Vergara Consell de Cent, 425 - 08009 Barcelona (Espaa) www.edicionesb.com ISBN: 978-84-666-4294-1

La mayor parte de lo que estn a punto de leer existe y es real en un universo paralelo de humo y espejos. Este mundo, desconocido para la mayora, es un lugar donde los gobiernos, los servicios de inteligencia y las sociedades secretas luchan por hacerse con el control. En este libro leern sobre operaciones trascendentales e inconcebibles. A la mayora de la gente le gustara atribuirlas a la mente imaginativa de un escritor de ficcin. Nada ms lejos de la verdad. PROMIS es real. Y no menos real e igual de aterrador es el mundo de Lila Dorada. Las descripciones que aparecen en esta novela sobre operaciones secretas extraoficiales son precisas y estn bien documentadas, gracias al acceso a decenas de miles de fuentes originales y documentos nunca vistos hasta ahora, guardados bajo llave y enterrados en archivos, tanto gubernamentales como particulares.

Prefacio
Izvestia Russian Daily Domingo, 24 de enero de 2010 PORTADA Unidad secreta japonesa vinculada a crmenes contra la humanidad durante la Segunda Guerra Mundial Mosc, 24 de enero Por uno de esos caprichos del destino, estn saliendo a la luz atrocidades incalificables cometidas durante la Segunda Guerra Mundial por una unidad mdica secreta de experimentacin, conocida como Unidad 731, del Ejrcito Imperial japons en el tristemente famoso campo de exterminio de Pingfan, Manchuria. Desde 1936 hasta 1943, en la Unidad 731 fueron asesinados entre 300.000 y 500.000 hombres, mujeres y nios. Las atrocidades all cometidas fueron peores que las de los campos nazis. El sufrimiento dur mucho ms..., y no sobrevivi ni un solo prisionero. Durante ms de sesenta y cinco aos, las macabras actividades de guerra biolgica de la Unidad 731 de Japn fueron el secreto ms horrible y duradero de la Segunda Guerra Mundial. Durante ms de sesenta y cinco aos los gobiernos estadounidense, britnico y japons negaron una y otra vez que esos hechos se hubieran producido. Hasta que, de pronto, intervino el destino y la historia empez a reescribirse a s misma palabra por palabra. Y un ser humano sufriente tras otro fueron abrindole paso a la verdad. El distrito de Kanda, en la periferia de Tokio, es la meca de las libreras de segunda mano. Comparables con las de Charing Cross Road en Londres, son frecuentadas por universitarios en busca de ocasiones. En 1984, un estudiante que miraba en una caja de viejos documentos desechados pertenecientes a un antiguo oficial del ejrcito, descubri el asombroso secreto de la Unidad 731. Los documentos revelaban detallados informes mdicos sobre individuos que padecan ttanos, desde el inicio de la enfermedad hasta el espantoso final. Slo haba una explicacin, pens el estudiante: experimentos con seres humanos. Por casualidad se haba descubierto el secreto mejor guardado de la Segunda Guerra Mundial. Pasaran otros doce aos hasta que los primeros implicados, hombres de cabello blanco y modales suaves, empezaran a ponerse en fila para contar sus historias antes de morir. No obstante, el destino hizo acto de presencia en su forma ms cruel. Uno a uno, los testigos vivos de los experimentos de la Unidad 731 fueron muriendo, llevndose sus secretos a la tumba. Al parecer, unos fallecieron por causas naturales y otros debido a accidentes inexplicados. A principios de 2008 todos haban muerto menos uno, Akira Shimada, un anciano frgil y viudo que viva cerca de Osaka, y que desde 1939 hasta 1943 estuvo destinado en el Grupo Minato (investigaciones sobre disentera) de la Unidad 731. Los oficiales estadounidenses encargados de interrogar a Akira Shimada despus de la guerra le preguntaron por qu lo hizo. Era una orden del emperador, y el emperador era Dios. No tuve eleccin. Si hubiese desobedecido, me habran matado. Tras tomar debida nota de la respuesta, los interrogadores militares bajo el mando directo de la Junta de Jefes del Estado Mayor clasificaron el informe como Doble Secreto. Los fiscales de los juicios por crmenes de guerra en Tokio fueron advertidos. A partir de entonces empez el mayor

encubrimiento de la guerra; se hizo correr una cortina de secretos no muy distinta del Teln de Acero, y sin duda ms duradera. Pasaran sesenta y tres aos antes de que la historia de Akira Shimada viera la luz. China Evening Post Mircoles, 10 de febrero de 2010 PORTADA Descubiertos secretos enterrados de la Segunda Guerra Mundial Pekn, 10 de febrero La guerra en el Pacfico est plagada de historias sobre la crueldad de los japoneses contra ciudadanos chinos, as como contra soldados britnicos y estadounidenses, entre otros. Las fuerzas imperiales japonesas no slo utilizaron prisioneros de guerra como esclavos para construir su ferrocarril en Birmania, sino que realizaron con ellos terribles experimentos mdicos en el cuartel general de la hermtica Unidad 731, centro para armas de guerra biolgicas y qumicas de Japn. No obstante, mientras eso se produca, otra fuerza japonesa an ms furtiva se dedicaba a una labor tan secreta que pasara a los anales de la historia como uno de los relatos ms explosivos de la Segunda Guerra Mundial. El proyecto llevaba el nombre de Lila Dorada y su cometido era saquear metdicamente el sudeste asitico. De cuntos tesoros estamos hablando? Nadie lo sabe con exactitud, pero al parecer de China y el sudeste de Asia se rapiaron cantidades tan enormes que, una vez terminada la guerra, Occidente decidi mantener dichas actividades en secreto. Ahora, en su ltimo libro, Lila Dorada, seguro que las revelaciones de la seora Lie Dan Luniset causarn un gran revuelo en Londres, Washington y Tokio, y con toda probabilidad contribuirn a que se interpongan demandas colectivas contra los gobiernos japons y estadounidense. Segn el editor de la seora Luniset, el fantasmagrico tesoro est escondido en depsitos situados en la espesa jungla de Irian Joya, en Indonesia, y alrededor de Rizal, en las laderas de Sierra Madre, la cadena montaosa ms larga de Filipinas. Debido al intenso acoso de los medios, el paradero de la seora Luniset ser un secreto celosamente guardado hasta la publicacin de su obra, a principios de esta primavera.

Introduccin
Hoy el Banco Mundial ha dejado caer una bomba en los mercados de inversiones de todo el mundo, al avisar de que, pese al bombo publicitario

de la recuperacin en la que Washington y Wall Street intentan hacernos creer, esta gran crisis econmica slo est agravndose. Las palabras del Banco Mundial son sencillas y claras: La recesin global se ha agravado hasta alcanzar niveles inimaginables slo seis meses atrs. Segn el Banco Mundial, este ao el Producto Interior Bruto de los pases desarrollados con mayores ingresos disminuir un 14,2 %, y el comercio global sufrir un apabullante descenso del 39,7 %. En palabras del propio Banco Mundial, el desempleo se halla en su peor nivel de la historia, y el nmero total de personas que viven por debajo del umbral de la pobreza se incrementar hasta alcanzar la cifra de casi tres mil millones. Entretanto, destacadas voces del Congreso estn pidiendo con insistencia al recientemente elegido presidente de Estados Unidos que suspenda temporalmente la Constitucin por la creciente inquietud que reina en el pas debido a la gravedad de la situacin econmica. Estn escuchando WIBT 99.6 en su dial de FM.

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La noche se resista a ceder terreno. Desde las doce, como si llegaran puntualmente a una cita, los copos de nieve tapaban el campo circundante. El lento amanecer del invierno se abra camino por un cielo cobrizo, mientras, en el asfalto, la primera luz del da acariciaba una cinta azul que alguien haba perdido. Las sombras de los rboles escarchados caan sobre la blancura como penachos azules. Shawnsee, Oklahoma, era la tpica ciudad del Medio Oeste, un lugar abstracto que quiz no habra existido a no ser por una tmida mencin, unos cincuenta aos antes, en una de las revistas de viajes ms populares de Estados Unidos. Lo que entonces llev a Shawnsee a algunos papamoscas fue su arteria comercial de moteles recin construidos, con su nen y su imaginera figurativa, y los drive-in de moda de la zona sur, a lo largo de la vieja Carretera 90, denominada la Vieja Ruta Espaola. Era cariosamente atractiva, con un estilo un tanto kitsch. Pas el tiempo, y la ciudad se fue haciendo ms y ms insustancial. La arteria comercial careca ahora de vida, pues las modernas autopistas haban crecido en detrimento de las viejas carreteras. Con el tiempo, Shawnsee se haba convertido en una especie en vas de extincin rpida: una destartalada gasolinera a la que slo se acceda por el extremo occidental; un puesto de refrescos cuyo propietario se sentaba en una silla de plstico plegable, esperando a

algn cliente y dando caladas a un cigarrillo. Y por fin el motel Merry Kone, un mamotreto de dos plantas y veintiocho habitaciones, con sus columnas de nen de los aos cincuenta sobresaliendo de un edificio central, un vestbulo con paneles de madera y un anticuado letrero de helados. Eso era todo lo que quedaba de la otrora orgullosa pero poco conocida Shawnsee. La transformacin antropomrfica de un cucurucho de helado recubierto de nen es lo nico que se recuerda del artculo de la revista, de una poca pasada y olvidada. Los buenos tiempos sin el buenos. Las habitaciones eran ms o menos iguales que las de cualquier otro motel del Medio Oeste americano. Haca varias dcadas que la pintura negra se haba desconchado siguiendo patrones simtricos. Los rados visillos tapaban las ventanas empaadas; la inadvertida puerta principal nunca cerraba. Las habitaciones eran de un marrn apagado, desgastado. De las alfombras emanaba un ligero olor a moho. Ni siquiera los productos de limpieza industriales podan borrar el tufo a deterioro. Esa noche, un vigilante paticorto y regordete estaba sentado en un taburete, apoyado en la pared. Tena las manos speras, y los dedos gruesos y sudorosos. A raz de un fornculo extirpado unos aos antes, presentaba una cicatriz en la mejilla izquierda. La cicatriz, as como su recortado bigote color miel, provocaba una especie de incomodidad moral a quien lo mirara. La otra persona despierta era una asistenta que unos minutos antes de las seis haba fichado debidamente. Para ella, eso significaba levantarse cada maana a las cinco. Una peineta se ergua como un ala en su ondulada cabellera gris. Haba envejecido con poca salud y ojeras. Tena una frente ancha y despejada, los ojos de color aguamarina y una boca grande y roja con una pelusa negra sobre el labio. Aquella noche nevosa y fatdica del 7 de febrero, en el motel Merry Kone de Shawnsee, Oklahoma, haba seis huspedes. Una pareja de edad avanzada camino de un entierro, un ruso nacionalizado estadounidense que deca continuamente nein en vez de no, un camionero de piernas largas y flacas, y un hombre grandote y huesudo con papada y mucha grasa en el centro. Y en la habitacin 206 un periodista desempleado de treinta y tantos aos: metro ochenta, el cuello esbelto, el pelo recortado, los ojos de un azul translcido, las orejas algo prominentes. Lo que la mayora de la gente recordaba de ese hombre era su mirada turbadora y penetrante. El resto de sus datos biogrficos se hallaran en el bolsillo interior con cremallera de su elegante pero gastado abrigo. Dormir... dormir profundamente. En la habitacin 206 un hombre dorma agitado. La intensidad y el colorido de sus sueos aumentaban incluso cuando ya se acercaba la vigilia. Un poco ms, pens. Se volvi y meti la mano debajo de la sbana, escuchando los relajantes sonidos del agua a lo lejos. Excelente, se dijo a s mismo. En la penumbra, una hermosa luz color mandarina haba llenado las esferas de vidrio de un enorme reloj de arena. Se abri una fachada naranja aterciopelada con una pequea puerta y una seal blanca, invitndolo a entrar. Entorn los ojos para ver la placa de latn. Nada. De repente not que su cuerpo era invadido por una creciente ligereza. Otra imagen: 1974. Salt un charco, y un escarabajo coprfago, que se haba pegado a una rama..., corra por el campo, solo, bajo las esplndidas nubes. Ay! Se pinch el dedo gordo del pie. Esto duele. Solo no... Con Simone. Ella le coge la mano, el viento desbaratando sus trenzas. No, no, ya me despierto.

Dormir, al fin, con un sueo profundo y desinhibido. Todo va bien. Duerme, Danny, duerme. Estaba tan adormilado que no respondi enseguida cuando una aguja hipodrmica se insert bajo una ua de su pie izquierdo. An nevaba un poco, pero, con la escurridiza imprevisibilidad de un ngel, la nieve cambiaba una y otra vez de direccin. Bueno, bueno, se ha acabado, dijo Simone en voz baja mientras los dos salan de una glorieta y saltaban sobre un pozo y el arco iris. Danny, Danny! l dio otro paso..., y todo termin. Estaba muerto. El telfono son una sola vez. El director adjunto de la CIA mir la pantallita y levant el auricular con su manaza, pero permaneci en silencio. Ya est susurr el hombre, apoyado contra la pared y repitiendo las palabras que haba pronunciado docenas de veces a lo largo de los ltimos aos. Bien susurr el hombre de la CIA. Se hallaba en el centro de la estancia, donde la nica fuente de luz eran los fros rayos que proyectaba la luna desde el cielo nocturno. Tiene...? Lo tengo. El asesino apret el asa de una gastada maleta, que coloc delante de l. Llamar al jefe enseguida. El resto del dinero le ser transferido por la maana. Merci.

2
No caba duda al respecto. El hombre sentado en una roca, acurrucado en un estrecho agujero, observaba un convoy de tres vehculos avanzar lentamente por un terreno rido. Tena ganas de pelea. Control. Lo perciba, lo senta, lo saboreaba. Lo tena en las puntas de los dedos. Poder absoluto. Resultaba extrao que algo que l buscaba desde haca tanto tiempo estuviera tan a menudo conectado con la rutina. S, haba trabajado por ello, con diligencia. Soberana. Solt un gruido. Vaya estupidez... Prefera ir despacio, desmenuzar los trozos poco a poco, evitando cambios repentinos del poder nacional al federal. Y por qu no regresar al perodo anterior a Hobbes? La Edad Media tena mucha ms humanidad, y una diversidad de identidades que en la actualidad podra constituir un modelo. La Edad Media es hermosa. Poderes sin territorios, sin soberana. El totalitarismo no existir. La democracia no necesita ninguna clase de soberana. Necesita un mundo de regiones y ciudades, sin estados-nacin soberanos que defiendan el bienestar general. Ms bien una estructura imperial, una nueva Edad Media con una esperanza de vida, una pobreza y una poblacin acordes. Los vehculos eran tres camiones con matrcula de California, indistinguibles de cualquier otro que pasara un da cualquiera por la zona. Poco a poco, el Hombre Poderoso se

concentr en el camin que iba delante. Intrincadas interdependencias humanas. Poder y riqueza. Un antdoto perfecto para seleccionar los montones de mentes inexpertas influenciadas por necesidades elementales. El colapso financiero mundial destruir la riqueza, acabar con el nivel de vida de todos y deshumanizar a la poblacin, convirtindola en un rebao de ovejas todava ms asustadas que ahora. El hombre se puso de pie en la roca. Permaneci un instante inmvil bajo los silenciosos tilos. La integracin del mundo debe ser el objetivo primordial de cualquier cultura progresista, y donde los gobiernos han fallado, los industriales triunfarn. Debemos tener una aristocracia selectiva, no de privilegios, sino de entendimiento y propsito. De lo contrario, la humanidad fracasar. La codicia es buena, dijo en voz alta mientras entraba en el campo visual de los faros y se diriga al convoy. Esta noche va a reunirse con uno de nuestros hombres en Shawnsee. Estar contento, Jefe. Un da este joven morir. Cncer, un ataque cardaco, leucemia, Parkinson, vete a saber. El hombre al que llamaban Jefe hizo una pausa. Slo queremos realizar un pedido urgente ante esa deseable eventualidad. El timbrazo de un telfono interrumpi la conversacin. El Jefe busc en el bolsillo y sac un mvil. S? Su voz sonaba brusca y spera. Ya est contest, todava oculto, el hombre de la CIA. Se llamaba Henry Stilton, director adjunto de la Agencia Central de Inteligencia. Era alto, desgarbado, e iba impecablemente vestido. En su rostro anodino destacaban una barbilla hendida y unas cejas pobladas. Bien dijo el Jefe, mirando de soslayo a su izquierda. Entorn los ojos mientras rememoraba recuerdos invisibles. Esto significa, literalmente, que se ha llevado los cdigos a la tumba. Ech whisky en un vaso. El hombre al que llamaban Jefe se volvi. Sin ese dinero el gobierno no tendr ms remedio que devaluar el dlar para evitar el desastre inmediato. Entorn los ojos, irritados por el humo del tubo de escape. Un colapso del valor del dlar causara, en el planeta entero, una implosin simultnea de las economas nacionales. Estamos un paso ms cerca. Un nuevo sistema monetario mundial. El hombre de la CIA eruct ligeramente mientras sacuda la cabeza. Los que dirigen los mercados monetarios controlan el mundo. Un nuevo orden mundial. Nos hallamos al borde de una nueva edad de las tinieblas global, que durar generaciones. Al final, slo sobrevivir una minora relativamente pequea de la poblacin del planeta. Quiz lo estemos celebrando demasiado pronto. No es posible que el gobierno tenga otras opciones? pregunt el director adjunto de la CIA, que haca girar el vaso en la mano como si fuese algo que l mismo haba fabricado y de lo que se estuviera despidiendo. Lo que se ha propuesto casi equivale a tomar cianuro como remedio para el mal aliento contest el Jefe. El gnero humano es la influencia ms poderosa para las formas

deliberadas de cambio progresista a estados superiores. Por eso se debe asfixiar a los primates superiores. Hundiendo los mercados mundiales seal el hombre de la CIA, que sonri tranquilamente aunque estaba inquieto. El dinero no tiene valor econmico intrnseco. Es un medio para alcanzar un fin deseado. Ya sabe lo que dicen, ignorancia no es lo mismo que inocencia coment Stilton, y solt un suspiro. Hummm, llame a Lovett y mantngame informado. El Jefe colg el telfono. Vamos. S, Jefe. Se abri la portezuela del conductor; el hombre subi y encendi las luces. Menos de diez segundos despus, los vehculos haban desaparecido. Reed introdujo en su boca el ltimo y suculento bocado de pan negro con una montaa de salsa de arndanos, tom una ltima copita de champn y ocup su sitio tras una mesa ovalada de caoba hecha a mano. Era el guardin de la cripta. Un nmero de cuenta. No, el nmero de cuenta. Era responsabilidad suya. Ms que el dinero en s, lo que lo excitaba era el impropio nmero de ceros que haba detrs de la primera cifra. Concentraba la atencin en ellos. Ah, la emocin del descubrimiento, la exaltacin de la riqueza, el conocimiento del poder... Reed senta que el dolor le abrasaba los ojos y las sienes y se desbocaba hacia abajo, hasta clavrsele en el pecho. Tena la mirada fija en la pantalla. El estruendo proceda de su interior, pero al principio haba sonado ms bien apagado. Cerr los prpados con fuerza, cont hasta cinco, hasta diez, y luego los abri, plenamente consciente del sbito temblor que lo inmovilizaba por momentos. 0.000000000. Cero. Cero dividido por cero, ms cero, multiplicado por cero. De repente, Reed fue presa de convulsiones borborgmicas. Un segundo destello confirm que algo desafinaba. Y ahora, mientras miraba boquiabierto la enorme pantalla de su ordenador y trataba de comprender, intent procesar el hecho de que una suma de dinero muy elevada... no, muy, muy elevada... no, fantasmagrica, haba desaparecido de su ordenador. Clav de nuevo la mirada en la pantalla, empotr la silla contra la mesa de caoba, se frot los ojos, sacudi la cabeza, puls varias veces la tecla de retorno, hizo una pausa, la puls unas cuantas veces ms. Por fin, decidi apagar el ordenador y volver a encenderlo. No puede ser, murmuraba a travs de los dientes apretados. El vrtigo que senta junto a aquel abismo lo empuj hacia delante. Como en estado de trance, tecle la jota mayscula, luego la i griega minscula y los nmeros 5, 7 y 2, asterisco, 4, el smbolo del dlar y finalmente el signo de interrogacin. Contrasea aceptada. Su cuenta bancaria estaba a cero. Tiene usted cero dlares en su cuenta. Reed se limpi el sudor de la frente, se sec las manos en los pantalones, cogi el teclado con ambas manos. Tena que recuperar la cordura concentrndose en cosas pequeas. Verificar la cuenta. Quizs el nmero de cuenta est equivocado. Eres presidente de Citibank. Conoces miles de nmeros de cuentas. Reed busc en el cajn superior y sac una gruesa libreta con tapas de cuero negras. La abri por la pgina 47, dolorosamente consciente de las gotas de sudor que corran... no, que

manaban por la parte posterior de su cuello. Empieza otra vez. Cero. Tienes cero dlares en tu cuenta corriente. Era una noche fra y lluviosa de febrero y el viento se colaba por la ventana entreabierta. Tranquilzate. Esto tiene una explicacin lgica. Tranquilzate, he dicho. S, s, me tranquilizo. Debo tranquilizarme. Se lav la cara, se cambi de ropa, se sirvi otra copa y volvi a empezar. Cero. Tienes cero dlares en tu cuenta corriente. Temblando de arriba abajo, se apart de la mesa, se puso de pie y ech a andar por el pasillo hasta la puerta principal. Cero. Cero. Cero. Cero. Cero. Cero. Cero. Cada cero proyectaba una sombra fatal sobre sus sentidos. Cero, murmur Reed cuando lleg al final del pasillo. Cero, repiti mientras sala al exterior. Era consciente de que le temblaban las manos. Se detuvo un momento y respir hondo, sujetndose la manga derecha con la mano izquierda. Ordenador averiado. Vete a la cama. Mira, es imposible. Se trata de un sistema blindado. Quin iba a atreverse... Soy John Reed... en caso de que ya no sea lo bastante lcido para recordar quin es John Reed, era... no, es y ser. Vaya estupidez. Con un gesto muy suyo, Reed sacudi la cabeza con vehemencia. De pronto, una leve sonrisa brill en su boca. Ordenador averiado. Ordenador averiado. Ordenador averiado..., mientras llegaba al pie de las escaleras. Entonces son el telfono. Reed levant el auricular con desgana. S? Su voz sonaba como si flotase en medio de un sueo angustioso. Tras un breve silencio, alguien dijo: Perdone, seor. Ciertos caballeros desean que acuda en persona, y cuanto antes, al lugar habitual. Se oy un clic y se cort la comunicacin. Teresa, un valle rodeado por montaas ricas en mrmol, es una de las zonas menos interesantes de Rizal, en las laderas de Sierra Madre, la cordillera ms larga de Filipinas. De hecho, podra no haber existido si no fuera por el arroz que se cultiva en terrazas desde hace siglos, en medio de los llanos del oeste y las onduladas colinas y escarpadas crestas del este. John Reed, presidente de Citibank, conoca bien el terreno. Estuvo ah, sesenta aos atrs, a las rdenes del general MacArthur. Lo vio de primera mano. rea de operaciones: el Pacfico. Poco despus de la guerra form parte de una expedicin secreta encargada de encontrar el tesoro y traerlo a casa. Los condujeron con los ojos vendados hasta una zona prxima al lago Caliraya, en Lumban, Filipinas. Les ordenaron cavar sin preguntar por qu ni para qu. Trabajaban de noche. Se avanzaba a duras penas. Todos los tneles estaban llenos de trampas y callejones sin salida que dificultaban y retrasaban la excavacin. Su equipo de bsqueda haba tardado ocho meses en encontrar la primera cmara del tesoro, situada a sesenta metros bajo tierra. Los japoneses lo haban enterrado y haban dejado seales extraas en las rocas, a fin de ocultar la verdadera ubicacin del botn. Sesenta aos atrs. Abri la puerta, sali a la galera y se qued mirando el colorido collage que vea desde el magnfico tico que daba al ro Hudson, en pleno centro de Nueva York. Y lo que contempl ese da le pareci una estampa de colores exquisitos, una benvola definicin de realismo enjaulado, como metfora de la forma artstica y, al mismo tiempo, del destino humano. Su destino. Ojal supieran...

Slo unos cuantos privilegiados saban que Teresa formaba parte de la mayor conspiracin de la historia de la humanidad, una leyenda susurrada entre quienes conocan el alucinante tesoro que fue robado y escondido por el Ejrcito Imperial japons en retirada durante los das ms duros de la Segunda Guerra Mundial. Un milln trescientas mil toneladas mtricas de oro. Se sirvi una copa. El equivalente a seis coma cuatro trillones de dlares. Hay alguien capaz de concebir una cifra tan extravagante? La cantidad de oro era diez veces superior a las cifras de las reservas oficiales de todo el mundo proporcionadas por el Banco Mundial. El hecho de que existiese tal cantidad de oro fuera de los circuitos oficiales resultaba increble, pens John Reed. Que un puado de gobiernos lo bastante afortunados para saber la verdad hubiera guardado el secreto, era algo extraordinario. Seis coma cuatro trillones de dlares escondidos en los agujeros ms profundos de las junglas de Sierra Madre, murmur para s, convirtiendo en palabras sus pensamientos. Reflexion sobre el hecho de que el oro, al igual que ocurre con los diamantes, es mucho ms comn en la naturaleza de lo que la gente cree. Si alguna vez llegaba a conocerse la verdad, sta destruira la economa mundial, porque la mayora de los pases todava utilizaban el patrn oro como respaldo de su moneda. Se le ocurri pensar que la naturaleza es bella pero no tiene nada de coherente. Ojal pudiera hacer retroceder el tiempo. Por qu es tan escurridizo? El futuro no viene despus del presente en lnea recta desde el pasado, ni tampoco el presente es una lnea recta. El futuro es imaginario y siempre puede ser anulado. Sobre todo si deciden matarme. Una parte del oro de Filipinas, el equivalente a unos cuantos billones de dlares, fue embarcado a Gnova a bordo del portaaviones President Eisenhower, y despus trasladado a diversos bancos de Suiza en un convoy fuertemente protegido. El resto... un secreto envuelto en misterio, guardado tras mil cerraduras de criptonita desde principios de la dcada de 1960, custodiado por cincuenta y cuatro fideicomisarios, en depsitos de Teresa y en las montaas selvticas de Irian Joya, Indonesia. Los fideicomisarios trabajaban de manera independiente, sin conocerse unos a otros. Pero estaban coordinados por una serie de directores del complejo industrial-militar, quienes a su vez eran controlados por su superior jerrquico. Y por encima de ellos, en el vrtice de la pirmide, Octopus: menos de una docena de miembros, estrechamente unidos y financieramente entrelazados. Los controladores de la riqueza del planeta, hombres cuyo poder haca girar el mundo. Reed trag saliva y puso mala cara. Durante varios segundos sigui mirando al frente. El gobierno utilizaba el oro oculto en Suiza como garanta monetaria de un programa comercial extraoficial con derecho ilimitado de giro sobre los depsitos. El dinero, poco ms de doscientos veinte billones de dlares, estaba depositado en treinta cuentas de Citibank. Su banco. Otra pausa. Se le crisp el rostro. De todos modos, el gobierno no era la nica entidad con acceso a ese dinero. Mediante cuentas espejo al margen de los libros, Octopus tambin saba sacar provecho del dinero del gobierno, utilizndolo para acaparar los mercados mundiales mediante fusiones y adquisiciones, con tapaderas y manipulando precios. Los pensamientos de Reed eran como piedras que caan en agua estancada. El gobierno... y... Octopus. Intereses entrelazados, objetivos diametralmente opuestos. Bien, alguien haba robado el dinero, y el mundo poda

sufrir una desintegracin financiera. Reed estaba citado a declarar, y Octopus quera respuestas... que l no tena. El mensajero haba sido muy correcto, pero en su voz haba algo inexplicablemente violento. Algo que hizo a Reed desear que fuese otro quien tuviera que enfrentarse a ellos. Personalmente, me sorprende que pase algo as estando JR de guardia solt con un bufido un individuo situado justo a la izquierda del hombre al que llamaban JR. Henry Stilton era director adjunto de la CIA. JR era, en efecto, John Reed, presidente de Citibank. A estas alturas, ni siquiera podemos empezar a calibrar las consecuencias. Stilton contaba sesenta y pocos aos y haba sobrevivido a tres administraciones presidenciales. Sacudi la ceniza de su puro cubano y mir desafiante a los presentes, como si esperase que al menos uno lo contradijera. Adems de Stilton y JR, haba otras dos personas sentadas a una mesa de reuniones de caoba en forma de U, en una estancia especialmente insonorizada cuya intimidad estaba garantizada por un blindaje de Faraday e interceptores de radiofrecuencia de banda ancha. Henry, no insinuars que en nuestras medidas de seguridad hay deficiencias o falta de supervisin. Verdad? John Reed tena una voz de bartono profunda y melosa, acentuada por aos de tabaco y bebida. Bud, para sus amigos, era un conservador reaganiano de setenta y cinco aos, con lo que superaba en edad a todos los presentes. En los pasillos del poder se deca que, si antes era ms fcil ver a un presidente de Estados Unidos que a Bud Reed, ahora era claramente distinto. Bueno, no s, Bud. Cmo lo llamaras t? Tienes ms agujeros que un colador. No lo tomes como algo personal. Me cio a los hechos. Caballeros, melodramas aparte, estamos en un aprieto de esos que pasan una vez en la vida y en el que, lamento decirlo, ojal yo nunca me hubiera visto implicado. El hombre se quit el abrigo cruzado de pelo de camello y lo colg pulcramente en el respaldo de su asiento. Hablaba con suavidad, como si escuchase el sonido de su voz, acariciando cada slaba al deslizarse de su boca. Con cincuenta y tres aos, era el ms joven del grupo, vicepresidente de Goldman Sachs y presidente honorario del poderoso Grupo Bilderberger. No era sobrino de nadie. Tampoco haba estudiado en Yale. De hecho, no haba completado los estudios universitarios, pero tena un gran talento para las finanzas. Su nombre era James F. Taylor. La F corresponda a Francis, el apellido de soltera de su madre. Saba de qu hablaba. Nadie en la mesa poda dudarlo. Reed arrug la nariz y parpade unas cuantas veces. El sistema es hermtico insisti. Ah, s? intervino un hombre calvo y fornido de Tejas. Entonces, dnde est el dinero? Oficialmente, era un analista de alto rango del Departamento de Estado. Extraoficialmente, ocupaba un puesto de responsabilidad en la Unidad de Estabilizacin Poltica, una rama de los servicios de inteligencia de Estados Unidos conocida como Operaciones Consulares. Su nombre era Robert Lovett. Lo describan como arquitecto de la Guerra Fra y haba sido ejecutivo de un viejo banco de Wall Street llamado Brown Brothers Harriman. Es hermtico, creedme! Dio un puetazo sobre la mesa.

Puedes repetirlo ad nauseam, Bud. Slo falta que te quites la ropa como en el sesenta y ocho para demostrar tu sinceridad... Dadme un tiempo y lo recuperar. Lo juro. Mejor que as sea replic Taylor. De lo contrario, la desaparicin del dinero provocar el hundimiento de la economa mundial. Yo har... Bud, ese dinero es el mecanismo de control de los intereses financieros de Octopus lo interrumpi Stilton. Es decir, nuestros intereses privados, en caso de que no lo hayas entendido. O sea, un instrumento de peso y una salvaguarda contra las polticas econmicas de los gobiernos soberanos apunt Taylor. Bud, cmo demonios se supone que vamos a construir un imperio si no tenemos ni un centavo a nuestro nombre? dijo Lovett. Hizo una pausa y aadi: En este momento somos un imperio de vctimas. Seor, vaya mierda... Se dio una palmada en la rodilla. A m, por lo pronto, no me gusta ser vctima, Bud. As que s bueno con nosotros y encuentra ese dinero. De cunto estaramos hablando? inquiri Stilton, para a continuacin levantar una reluciente bota sobre el brazo del silln y apretar la boca. Una cifra aproximada? En torno a doscientos billones contest Taylor. Stilton se rasc las axilas, pensativo. No se preocupen, caballeros dijo Reed. En cuanto averigemos cmo lograron los autores anular los mltiples sistemas de seguridad y apoderarse de nuestros fondos, tendremos una idea clara de dnde se encuentran. Trag saliva. Apostaron fuerte y les dio resultado. En cualquier caso, el dinero no es el factor determinante de la riqueza. Pero s nuestro poder. Bud, tu argumentacin hueca es propia del positivismo lgico, con una huella caracterstica no de un pensador original sino de un sicofante bizantino. Taylor le apret el brazo contra su cuerpo. Tienes una semana para encontrar el dinero. Reed se liber impulsivamente. Una semana.

3
En el motel Merry Kone, haba que abandonar la habitacin a las once. La mayora de los huspedes eran camioneros y viajantes que se iban al despuntar el da. El ingreso se haca al medioda, pero pocas personas se registraban en el Merry Kone antes de ponerse el sol. Shawnsee, Oklahoma, no era exactamente una atraccin turstica.

Qu extrao..., pens la mujer de la limpieza. Mir su reloj de plstico. Las doce treinta y cuatro. Hinch con sorna los orificios nasales. Dud un instante, acerc la oreja a la puerta y escuch durante unos segundos. De pronto, llam al contrachapado. Nada. Volvi a llamar, esta vez con insistencia e irritacin. El sonido era hueco, como si lo causara el bulto robusto de un puo cerrado. Entonces, la mujer abri con una tarjeta. Hola? Se detuvo un momento antes de entrar con decisin. Los pesados visillos permanecan corridos. La cama estaba sin hacer, pero la habitacin no pareca ocupada. La mujer entr en el cuarto de bao. Se qued boquiabierta. Al salir, estaba plida. Era como si dentro del pecho tuviera un globo que le impidiera respirar. De repente, llen el aire un grito desgarrador: Dios santo...! Por favor, que alguien me ayude. Hay un hombre muerto en la baera! Entr enseguida otra mujer de la limpieza, seguida del recepcionista. Se quedaron los tres clavados en el suelo. Luca... le dijo el recepcionista a la asistenta, empujndola fuera. Por favor, cierra la puerta y espera abajo. Yo llamar a la polica.

4
La parte ms profunda de la naturaleza humana cubre el planeta con una nauseabunda capa viscosa de rechazo. Un hombre con gafas oscuras de diseo y manos como hojas de hacha paseaba tranquilamente por la Piazza del Popolo, frente a un viejo y calvo vendedor de salchichas de rostro arrugado y unos nios gritones que iban de excursin. En el otro lado de la Piazza, en un hueco entre los edificios, se levantaba Santa Maria del Popolo, una de las primeras iglesias renacentistas de Roma, famosa por albergar el Martirio de san Pedro y la Conversin de san Pablo de Caravaggio, y la Capilla Chigi de Rafael. Se llamaba Curtis Fitzgerald, tena cuarenta y un aos y era ranger del ejrcito y miembro del Dcimo Grupo de Fuerzas Especiales de Estados Unidos. Lo apodaban el Guerrero Celta, y era evidente que para ese alto filadelfiano su imponente tamao supona una gran ventaja. Era un hombre de muchos proyectos, y a todas luces su cuerpo era uno de ellos. Curtis haba sido durante aos especialista de gama alta. En la jerga de los servicios de inteligencia, la expresin gama alta se refera a alguien acreditado para acceder a niveles de alto secreto. Y tras casi dos dcadas de servicio, a Curtis an le gustaba su trabajo.

Tal vez para concentrarse mientras dudaba entre varias direcciones, o quiz porque observaba ah cierta oculta relacin con su apuro actual, Curtis volvi a pensar en su ltima misin. El ltimo trabajo lo haba llevado a Bagram, una antigua base area sovitica situada a unos quinientos kilmetros al norte de Kabul, capital de Afganistn. Una causa de cinco estrellas, concebida para mejorar el estilo de vida de esos nauseabundos pastores de cabras, como los haban definido sus superiores. Durante la invasin sovitica de los aos ochenta, fue siempre el reducto ms seguro del pas, nunca en peligro real de ser atacado. Ahora era el principal centro de detencin de los ms duros y aguerridos prisioneros y simpatizantes de Al Qaeda. Bagram est situada en una llanura rodeada de cumbres nevadas, un escenario espectacular, la clase de propiedad inmobiliaria que en Estados Unidos estara bien regada y llena de campos de golf. Curtis era senior E, contrasea de investigador principal en un equipo especial de tres hombres. Los aliados haban capturado un HVT, un objetivo de alto valor, alguien que al parecer tena contactos directos con Osama bin Laden. Cuando lleg Curtis, el Prisionero n. 178 ya estaba esperando en una tienda militar junto con personal de alto rango, analistas del ejrcito y agentes de contraespionaje. La zona que albergaba los prisioneros era un enorme campo con lmites de adobe que, en otro tiempo, antes de la sequa, haba sido un exuberante huerto de manzanos. Dentro haba ocho tiendas de gran tamao, cada una con sus faldones permanentemente subidos y rodeadas por tres rollos de alambre. El cometido de Curtis consista en evaluar la importancia de cierto prisionero para los servicios de inteligencia, un arte impreciso para cuya ejecucin se apoyaba, en buena medida, en su perseverancia y sus instintos. Por dnde entraste en Pakistn? pregunt con su voz retumbante. Por Lahore contest el prisionero. Era mayor, quiz cincuenta y tantos, estaba ligeramente herido en el costado y en una mano, y temblaba de fro. Por qu entraste en Pakistn por Lahore? All me llev el billete. Quin le dijo al representante de la compaa area que tu ciudad de destino sera Lahore? Yo. Por qu queras ir all? Segua instrucciones. Curtis frunci el ceo. El interrogatorio estaba siguiendo una pauta desalentadoramente improductiva. Sigui adelante. Quin te pidi que fueras a Lahore? El imn de mi mezquita. Y l por qu te dijo que entraras en Pakistn por Lahore? All hay un hotel para inmigrantes. Cmo se llama? No me acuerdo. Describe el aspecto del hotel. Era grande. Cmo de grande exactamente? Muy, muy grande. Cuando digo exactamente, quiero que lo describas con detalle.

De acuerdo. Cmo de grande era exactamente el hotel en el que te alojaste siguiendo instrucciones del imn? Esper a que el prisionero hablara. Y sigui esperando, pues Curtis, como interrogador, dispona de todo el tiempo del mundo. Muy, muy, muy grande fue la respuesta. Este absurdo prosigui durante horas. El Prisionero n. 178 deca no recordar el nombre del hotel, los nombres de sus amigos en su Argelia natal, el nombre de su patrona, ni siquiera el nombre del imn de la mezquita. Para Curtis, aquello era increble. En los recovecos de la mente donde rega la lgica, Curtis saba que era imposible que tantos presos hubieran olvidado tantas cosas. Lo que desconcertaba a otros interrogadores era la mecnica refutacin de lo evidente. Y al estar prohibido castigar a nadie por no cooperar, no podan hacer nada al respecto. Curtis sigui adelante. Con quin tenas que reunirte en el hotel? Con un hombre. Quin te dijo que te reunieras con l en el hotel? El imn. Cmo se llamaba el hombre? No me acuerdo. Cmo ibas a reconocerlo? No lo s. Descrbelo. Era un hombre con barba. Curtis haba pasado ms de seis horas con el Prisionero n. 178. Ambos estaban fatigados y muertos de fro. La noche haba sido una prdida de tiempo. Curtis dio por terminada la sesin, le dijo al guardia que devolviera el preso a las jaulas y se levant para irse. Mientras recoga sus cosas, advirti en la mesa un papel con la palabra dueo garabateada. La haba escrito para s mismo mientras el Prisionero n. 178 farfullaba algo. Era un recordatorio para preguntarle quin era el propietario de la casa en que se haba alojado en Jalalabad. El prisionero se haba levantado de la silla metlica, y el polica militar ya le haba puesto el saco de arpillera sobre los ojos y lo acompaaba a la salida. Curtis, todava con el papel en la mano, rode la mesa, alz el borde de la capucha y, mucho ms alto que l, pregunt: De quin es la casa de Jalalabad? De Al-Jezari respondi el Prisionero n. 178 sin vacilar. Entonces irgui la cabeza con una sacudida que podra haber sido provocada por una descarga elctrica. Haba pronunciado un nombre. Se le haba escapado. Haba sido un pequeo error, pero para Curtis aquello probaba que en Afganistn era posible romper el cdigo de silencio. Al otro lado de la calle, las tiendas de souvenirs exhiban grandes psteres de esa famosa escena de la Capilla Sixtina, aquella en la que Dios se inclina y casi toca el dedo de Adn. A lo mejor Adn y Dios estn sealndose mutuamente pens Curtis por un instante , desafindose uno a otro a asumir la responsabilidad de lo que slo puede ser una Creacin bastante catica. Curtis senta respeto hacia Dios igual que lo senta hacia un arma cargada, o

hacia la mano que la sostena. Dios es la nica cosa segura que hay, pensaba el ranger del ejrcito. De pronto not una ligera vibracin en el bolsillo interior de la chaqueta. Una BlackBerry en versin militar. El sistema de mensajes de texto era un algoritmo flotante conectado al teclado. Imposible para los hackers. Puls la tecla de mensajes entrantes y luego un cdigo de paso. Por favor, teclea protocolo de e-mail, se lea en la pantalla. Curtis escribi SERIAL ECO99. Al cabo de unos instantes, apareci un mensaje: Akira Shimada, alto comisionado de la ONU, Roma, via Giustiniani, 11h 15m, maana.

5
Simone Casalaro entr en el aula con mpetu, tapada hasta las orejas. Se sacudi la nieve de las botas y se quit el abrigo, que al instante dej doblado sobre el respaldo de una silla. Abri el maletn con un fuerte clic, sac sus notas y lo cerr con otro clic. Noventa y cinco pares de ojos observaban todos sus movimientos. La clase de literatura del Renacimiento de la seora Casalaro en la Universidad Cornell de Ithaca, Nueva York, era la preferida del campus, slo eclipsada por la clase de msica folk que daba un intrprete de Nashville, famoso en otro tiempo pero ya retirado. El primer da de clase de la seora Casalaro, los alumnos eran recibidos con una brusquedad fingidamente imperiosa: Hoy compraris el libro de Dante y empezaris a leerlo enseguida. Leed cada palabra. No os saltis prrafos. En Dante no hay fragmentos aburridos. Apagad la televisin, guardad el iPod, quitaos de encima el reproductor de CD y cualquier otro artefacto estpido. A Dante hay que paladearlo, saborearlo, masticarlo, diseccionarlo y olerlo. Quiero que lo acariciis y que sea temporalmente vuestro compaero de juegos. La sala estall en aplausos y algunas risitas. Simone era una actriz excepcional, con un estilo extravagante, nico, que ninguno de los profesores del campus era capaz de imitar. Senta pasin por su materia y tena una habilidad especial para la provocacin. Pero, ms importante, lograba animar la imaginacin de sus estudiantes, un regalo que ellos conservaran durante el resto de su vida. Hace cien aos empez, Flaubert, en una carta a su amante, hizo la siguiente observacin: Qu erudito lo sera si slo conociera media docena de libros? Hizo una pausa y recorri la sala con la mirada. Este trimestre estudiaremos la Divina Comedia, que podemos describir simplemente como una alegora. La alegora de Dante, sin embargo, es ms compleja, y analizaremos otros niveles de significado, como el histrico, el moral, el literal y el analgico. De todos modos, no buscaremos el alma de la Italia de la poca en la obra de Dante, sino que indagaremos el genio

individual. El desarrollo del arte de la descripcin a lo largo de los siglos debe ser abordado en funcin del prodigioso ojo de un genio. Dante es este genio, y su ojo, como veremos en la Divina Comedia ralentiz el ritmo, es un rgano complejo que produce gradualmente las combinaciones de colores para nuestro disfrute, pues al leer, pensar y soar debis advertir y acariciar los detalles. Dejemos para otros los trillados clichs, las tendencias populares y los comentarios sociales. Cruz la sala a toda prisa hacia la pizarra, donde dibuj frenticamente el perfil del rostro de Dante. Cualquier obra de arte es una creacin del mundo nuevo. Un gran escritor es siempre un gran hechicero, un creador de fantasas y mundos mgicos. Y, en nuestro caso, Dante es un creador supremo de ficcin. Una chica alta y flacucha de la primera fila levant la mano. Profesora Casalaro, el ao pasado me dijeron que se aprende mucho sobre la gente y su cultura leyendo novelas histricas. Si leemos a Dante, conoceremos la Italia de su tiempo? Simone sinti vergenza ajena. El profesor Botkin, que haba impartido los clsicos del siglo xix durante los ltimos cinco aos en la misma aula, tena fama de dedicar bastante ms tiempo a la vida sexual de los autores que a su obra. Los alumnos llamaban a su asignatura SexLit. Simone mir a la estudiante y sonri. Alguien cree de veras que se puede aprender algo del pasado a partir de bestsellers encuadrados en la categora de novelas histricas? Desech la idea con un ademn. Podemos confiar realmente en el retrato que hace Jane Austen de la Inglaterra de los terratenientes cuando ella slo conoca el recibidor de un clrigo? Los que busquen hechos sobre la Rusia provinciana no los encontrarn en Gogol, quien, por cierto, pas la mayor parte de su vida en el extranjero. La verdad es que las grandes obras de arte son grandes cuentos de hadas, y este trimestre nos centraremos en uno de los ms extraordinarios de todos los tiempos. Seora Casalaro? un hombre llam a Simone, dejando la puerta del aula ligeramente entreabierta. Lamento molestarla. Podramos hablar un momento, por favor? Haba algo embarazoso en su conducta. Simone le ech un vistazo rpido, mir el reloj del extremo opuesto del aula y levant el ndice. Estar con usted en dos minutos. El hombre hizo un breve gesto de asentimiento. Esperar fuera. De acuerdo. Simone sonri y se estremeci por un instante; sinti que la envolva un escalofro. Mir el reloj. Faltaban dos minutos para las dos. Aunque los dos grandes acontecimientos por los que el siglo xv supuso un viraje decisivo en la historia, la invencin de la imprenta y el descubrimiento del Nuevo Mundo, an quedaban lejos, aqulla fue una poca de grandes hombres, de libertad de pensamiento y de expresin, de acciones brillantes y osadas. Advirti un movimiento general en el aula. Antes de iros... dijo Simone, alzando la voz mientras se acercaba al dibujo de Dante, recordad que en el estudio de Dante lo que ms nos interesa no es el activista poltico sino el gran artista del Renacimiento, su poderosa imaginacin y peculiar visin del mundo. La chica de la primera fila pareci vacilar mientras volva a leer el folleto del curso que Simone le haba dado al principio de la clase. Un chico pecoso pregunt desde la ltima fila: Profesora Casalaro, cmo puede ser a la vez poema y comedia?

Me alegra que lo preguntes dijo Simone. Dante llam al poema Comedia porque los poemas del mundo antiguo se clasificaban como Altos (Tragedia) y Bajos (Comedia). Los poemas bajos tenan finales felices y trataban sobre temas cotidianos o vulgares, mientras que los altos se dedicaban a cuestiones ms serias. De hecho, el adjetivo Divina se aadi mucho despus, en 1555, en la edicin de Ludovico. Son el timbre y el aire se impregn del familiar murmullo. Mientras los alumnos iban saliendo en fila, Simone sinti una calidez conocida. Por qu enseas literatura?, le pregunt una vez su hermano Danny. Porque me encantan las historias, cario. Seora Casalaro la voz del hombre era firme y nasal, pero tranquila, soy el detective Lyndon Torekull. Simone trag saliva. Le entr el pnico. Se estrecharon la mano. La de ella estaba pegajosa y flcida. Qu ocurre, detective? pregunt. Ha pasado algo? Las manos se le agarrotaron instintivamente mientras miraba al hombre a los ojos, y acto seguido apart los suyos. El rostro que tena delante era delgado y arrugado. Se trataba de un hombre recio, que luca tejanos y un abrigo sobre un grueso jersey rojo de cuello vuelto, y mostraba una sonrisa autoprotectora de disculpa. l dud un instante, se aclar la garganta y dijo, con voz sombra: Seora Casalaro... Torekull buscaba las palabras adecuadas. Algo se removi dentro de Simone. Qu ocurre? dijo con voz apenas audible. Seora Casalaro..., Danny..., quiero decir, hemos encontrado... Simone se qued helada. Sin abrir la boca, se sent en el borde de la mesa. Seora Casalaro continu el hombre, esta maana hemos encontrado el cadver de su hermano en un motel de Shawnsee, Oklahoma. Parece haberse suicidado. Simone not una asfixiante tensin en la garganta. Le pareci que iba a ser aplastada por el peso del mundo. Apart la mirada de Torekull. Durante unos instantes, sus ojos quedaron fijos en un resplandor extrao que se deslizaba por la mejilla de Dante, pintada en la pizarra. Seora Casalaro, nos consta que usted es el nico pariente vivo de Danny. El detective Torekull meti la mano en el bolsillo y le dio a Simone varias fotos escaneadas de un hombre muerto. Simone se oblig a mirar. Se le vino el mundo encima. El hombre de las fotos era su hermano Danny. Unos das antes, Danny le haba dicho que ira a Shawnsee a traer en bandeja la cabeza de Octopus. Las ltimas palabras de ella fueron: Ten cuidado, por favor, Danny. Todo esto me da mala espina. l sonri. Estar de vuelta en un par de das y comeremos helado, hermanita. Ella fingi no haberle odo. Ten cuidado, por favor. Esas palabras se dicen a menudo, pero en boca de Simone no eran mecnicas. Reflejaban sus sentimientos, su admiracin por lo que l haca, por su resolucin: hacer el bien en nombre de aquellos que haban padecido la codicia y la avaricia. Danny era periodista de investigacin, diez aos ms joven que ella, polticamente incorrecto, idealista e incorruptible. En el transcurso de ms de cinco aos de investigacin sobre lo que Danny llamaba un concilibulo de algo ms de veinte personas que controlan la mayor parte de la riqueza del mundo, se haba granjeado enemigos para ms de una vida.

Haba sido amenazado, obligado a salirse de la carretera y tiroteado varias veces. El ao anterior, su coche fue registrado por oficiales del Departamento del Sheriff de Tennessee, supuestamente en busca de drogas. Ese mismo verano pas tres semanas en el hospital tras ser golpeado con una palanca por un presunto ladrn. Nunca encontraron al agresor. Slo quedaron las secuelas de su trabajo: una cicatriz de diez centmetros en la parte posterior del cuello. Pero Danny segua imperturbable. Simone sostena con ambas manos una fotografa, por miedo a que se le cayera, como si fuera algo frgil y muy valioso. Hizo un esfuerzo por concentrarse y mirar. Era posible que se tratase de un error cruel? Ese hombre desnudo poda parecerse a Danny? Por un momento crey que iba a vomitar. Trag saliva con dificultad. Luego mir fijamente la foto. Danny tena las venas cortadas, se vea una botella de alcohol sobre una gastada alfombrilla de bao. Mir al detective, suplicndole respuestas con los ojos. Esta fotografa ha sido tomada hace menos de dos horas dijo l. En la habitacin del motel. Mientras Simone miraba el cuerpo sin vida, su conmocin y repugnancia iniciales dieron paso a un sbito ataque de ira. Quin le ha hecho esto? Seora Casalaro dijo el detective Torekull, nuestros informes preliminares sugieren que l mismo se infligi las heridas. Lo siento mucho. Ella devolvi las fotografas al detective, que permaneci de pie. Dios mo... murmur Simone. Por qu? Ten cuidado, grit Simone a su espalda. Aqulla fue la ltima imagen que tuvo de Danny: con zapatillas y sin calcetines, saliendo por la puerta a toda prisa. Su estar de vuelta en un par de das se perdi en el fuerte silbido del viento. Se cerr la puerta. Simone oa a Danny bajar las escaleras saltando los peldaos de tres en tres. Nos vemos en un par de das. Simone lo observ cruzar la calle, por el asfalto negro, sobre los neumticos de camin apoyados en la baranda junto a la tienda de accesorios para bicicletas, el color verde de un pub irlands..., todo aquello desfil ante ella por centsima vez. No te preocupes, todo le ir bien, como siempre, intent decirse a s misma. Pero esta vez no fue as. Haba algo que fallaba. Acaso fuera intuicin femenina. Se volvi y corri a la puerta. No, Simone, te ests volviendo paranoica. Fue al cuarto de bao y se ech agua en la cara. De repente not que se le doblaban las rodillas. Se agarr al lavabo. Luego se mir al espejo. El vrtigo se apoder de ella. Lo que vea en esa mujer que la miraba eran las mismas emociones que llenaban su subconsciente: el miedo. No, esta vez era algo que iba ms all del miedo. Era terror. Dio una bocanada y respir unos momentos de forma entrecortada. Danny, ten cuidado, por favor, susurr entonces. Torekull segua de pie, y al estar erguido pareca ms bajo. Los asustados ojos de Simone lo vean suspendido entre el mundo de ella y el de Danny. La voz de Torekull continuaba llenndole la cabeza y embotndole los sentidos. Haba dicho: Seora Casalaro, esta maana hemos encontrado el cadver de su hermano en un motel de Shawnsee, Oklahoma... En un motel de Shawnsee, Oklahoma... Shawnsee, Oklahoma. Simone intent cambiar de posicin, sin saber si quedarse de pie o sentarse. La

voz de Torekull estaba en todas partes. Se llev las manos a la espalda, y las mantuvo apretadas. l es todo lo que tengo... He estado esperando que viniera a casa con un helado dijo con un hilo de voz. Torekull se aclar la garganta con escasa elegancia. Seora Casalaro, le dijo Danny por qu iba a Shawnsee? No s. Vamos, no me acuerdo. Se le crisp la cara. Torekull frunci el ceo. Ella intent contener las lgrimas. No es verdad. Era un caso de corrupcin a alto nivel. Se apart las manos de la cara y las desliz hasta las rodillas, que agarr con firmeza. Rebobin la mente hasta tres semanas antes. Nunca haba visto a Danny tan serio: Simone, la mitad del Departamento de Polica de Nueva York est podrida. Aceptan sobornos. Si me pasa algo, no confes en ellos, a menos que ests totalmente segura, claro. La asust el temblor en la voz de Danny, que advirti la expresin de miedo en la cara de su hermana. Una arruga alrededor de la boca. l comprendi. No te preocupes. Slo son unos corruptos. Cuento all con un par de contactos, pero no tienen modo de desenmascarar la corrupcin sin comprometer docenas de bazas en operaciones paralelas. Torekull esper y luego consult la hora. En la habitacin de su hermano encontramos una nota manuscrita. Introdujo de nuevo la mano en el bolsillo del abrigo y sac un duplicado de lo que la polica haba hallado en Shawnsee. Simone fij la mirada en las tres lneas impresas. SIMONE, LO SIENTO, PERO YA NO PUEDO SEGUIR. SIEMPRE HE INTENTADO HACER LO CORRECTO. POR FAVOR, INTENTA PERDONARME. DANNY. Quin le hizo esto? pregunt, mirndolo con expresin de dolor. Danny no se mat. Su voz era fra como el hielo. Torekull vacil. sta no es su letra. Torekull la observ. Simone estaba tensa y tena los ojos muy abiertos. l desplaz el peso del cuerpo y luego habl, escogiendo las palabras con cuidado: Seora Casalaro, una de las ltimas llamadas telefnicas que hemos podido localizar la hizo a Langley. Hizo una pausa. El cuartel general de la CIA. Se ve que usted tiene todas las respuestas, detective. Por qu no llama y pregunta a esas personas? Sera automtico. Mir desafiante a Torekull. Seora Casalaro, teniendo en cuenta el complejo de plataformas del gobierno de Estados Unidos, nada es automtico. Torekull se sent en un taburete de acero pulido y volvi a estudiar la cara de Simone. Lo intent de otro modo: Si, como usted dice, su hermano fue asesinado, necesitaremos su ayuda. Hizo una pausa. Porque si es as, estamos hablando de asesinos profesionales, lo que significa que su vida tambin corre peligro. Simone apenas le oy. Gracias, detective. Lo tendr presente. Seora Casalaro, necesitamos de usted una declaracin firmada. Le importara acompaarme?

Los ojos de Simone seguan clavados en la ltima imagen de Danny: con zapatillas y sin calcetines, saliendo por la puerta a toda prisa. Asinti, con un escalofro, mientras alzaba la vista hacia Torekull.

6
Tres hombres (un europeo con acento australiano, un jordano y su guardaespaldas palestino) estaban de pie alrededor de una mesa situada en el centro de una pequea habitacin privada con ventanas de vidrio esmerilado, charlando con desgana. De pronto, se abri la puerta y entr un diminuto director de banco, seguido de dos fornidos guardias de seguridad que dejaron dos bales de madera frente a los cuatro hombres. Los bales estaban cerrados con candado. Cuando introdujeron el segundo, el director dijo, como para que constara en acta: No sabemos lo que hay en estos bales, ni queremos saberlo. El hombrecillo asinti con la cabeza y se fue. La puerta se cerr tras ellos con un ruido sordo. Por un momento, los tres hombres se quedaron en silencio, escuchando los pasos que se alejaban. Segn parece, han conseguido el permiso, no, Hassan? dijo el europeo. El hombre era alto, con una cabeza poblada de pelo canoso largo y suelto, peinado estratgicamente de izquierda a derecha, a travs de la alta frente, para disimular las entradas. Las orejas planas pegadas a una cabeza grande y un mentn muy pronunciado estaban en agudo contraste con una prominente nariz ligeramente ganchuda, aunque muy inglesa, que daba a su aspecto un aire picassiano. El jordano sac en silencio un juego de llaves y abri los bales. Estaban llenos de lminas de cartn perfectamente encajadas. Y en cada lmina, observ horrorizado el europeo, haba centenares de papiros pegados al cartn mediante pequeas tiras de cinta adhesiva transparente. Los textos estaban escritos en arameo y hebreo. Los acompaaban envolturas de momia egipcia con inscripciones en demtico, la forma escrita de los jeroglficos. El europeo saba que estas envolturas solan contener textos sagrados. Dedujo que los dueos de ese tesoro haban desenvuelto, como mnimo, una o dos momias. El precio es tres millones de libras esterlinas, Michael dijo el jordano con voz ronca, delatando su acento. Si puedes encontrar un comprador, mi jefe te dar una comisin del diez por ciento. De pronto, Michael oy un leve ruido, seguido de dos breves pitidos, lo que indicaba la recepcin de un mensaje de texto. Llev la mano al bolsillo, pero luego cambi de idea. Puedo? Sin tocar el cartn, Michael examin uno de los textos. Esta coleccin es un verdadero hallazgo. Los textos hablan del misterioso rbol sagrado atendido por sacerdotes

extraamente ataviados, todos ellos portadores de un cubo de agua en una mano y una pia en la otra. El jordano mir al experto y se encogi de hombros. El otro continu: Hassan, estas imgenes nunca aparecieron reflejadas en las tablillas de arcilla en las que se inscriban los escritos antiguos. Por eso han sido un enigma durante tanto tiempo. Ahora hemos encontrado el eslabn histrico que faltaba. Los ojos de Michael brillaban de excitacin. No s de qu ests hablando dijo el corpulento jordano. Del rbol de la Vida seal Michael Asbury, claramente entusiasmado, la espina dorsal de la misteriosa prctica juda conocida como Cbala. En beneficio de la ciencia, creo que deberamos informar a algunos especialistas. Temo que, sin un comprador, estos documentos desaparezcan en los recovecos ms ocultos del banco, unindose a otros muchos documentos histricos valiossimos, guardados bajo llave en cmaras acorazadas y cajas de seguridad. El jordano no respondi. Absorto en sus pensamientos, se acarici el grueso bigote, gesto comn a todos los hombres rabes. Har una llamada en tu nombre, Michael. El jordano sac un pesado mvil, modelo antiguo, y puls varios botones. El hombre a quien el jordano llamaba Michael peg los ojos a la pantallita: +962 4. Est llamando a Jerash, pens Michael. Jerash, una antigua ciudad situada a menos de una hora al norte de Amman, capital de Jordania, era una de las ciudades romanas mejor conservadas del mundo. De la breve conversacin en rabe que sigui a continuacin, Michael dedujo que Hassan estaba transmitiendo la peticin al otro extremo de la lnea. De repente, ste pas al ingls. Michael Asbury es uno de los historiadores de la religin ms importantes de la actualidad, y un destacado experto en cdices y textos coptos. Hassan escuch atentamente las instrucciones del hombre. Entiendo dijo finalmente en ingls antes de colgar. Michael, mi jefe, que representa a un cliente influyente, quiere que tomes una buena seleccin de fotografas que pueda ensear a posibles compradores. No faltaba ms! dijo Michael, salivando ante la idea de que uno de los mayores enigmas de la historia estuviera a su disposicin. Qu tal si...? El jordano sacudi la cabeza y mir a Michael. Pero con una condicin. No puedes hablar de esta coleccin con nadie ms, de acuerdo? Se oy otro ruido, seguido de dos pitidos cortos. Michael arrug la frente. Lo siento, est claro que alguien quiere hablar conmigo. Llev la mano al bolsillo superior y encendi el mvil. Tienes dos mensajes, deca el texto. Michael abri la bandeja de entrada y puls el botn. En la pantalla apareci un nombre conocido. Simone?, qu raro... Abri el mensaje y ley. La perplejidad y la tristeza en la cara de Michael avisaron al jordano de que algo andaba mal. Michael? Pareces trastornado. Movi la cabeza mansamente. Disculpadme, por favor balbuce. Debo hacer una llamada. Tendr que ir a Nueva York a primera hora de la maana. Mir al jordano. Volver enseguida. Consult el reloj. Las nueve veintitrs. El jordano puls un botn de la pared para llamar al director.

Al cabo de unos minutos, Michael marc el nmero de la operadora, que le pas con British Airways. Cinco minutos ms tarde, tena una reserva para el vuelo de las siete y media de la maana con destino Nueva York. Michael Asbury mir a lo lejos. Frente a l se alzaba la silueta de Londres, respirando en la oscuridad. Caa la noche. Dentro de poco cubrira la ciudad con una negrura limpiadora. Simone Casalaro... Algo se tens en su interior, y not una emocin fundida y peligrosa, que se desbordaba, borboteaba, engatusaba, intentaba salir. Ahora la vio tan ntidamente como la ltima vez que haban estado juntos. Su cuello blanco, brillante, a travs del largo pelo oscuro. Temeroso de que las imgenes se disolvieran en la nada, la evoc embelesado una y otra vez, hasta dibujarse en su rostro la mueca de un espasmo prematuro. Lade la cabeza. Se trataba de amor, lealtad, admiracin o devocin? Simone era nica en su crculo de amigos. Mujer de muchas vocaciones poco definidas, haba escogido una de ellas al azar, cuando pudo haber sido pintora, una maravillosa actriz de teatro o malabarista. l siempre la consider una belleza natural, con esos ojos muy separados y esa singular lnea de los labios en que pareca estar ya inscrita la geometra de la sonrisa. Ahora haba muerto su hermano y necesitaba ayuda. Aunque yendo en su ayuda no cambiara nada, s poda reducir las posibilidades en su contra. Y entonces..., pens. Tuvo otro recuerdo fugaz e inoportuno. La idea rond por su cabeza como la niebla matutina. Ahora no poda considerarla. Debera esperar. Not el asfixiante vaco que siempre acompa a su separacin. De todos modos, era imposible negarlo. En ese vaco algo estaba creciendo.

7
Ya era tarde cuando Simone sali de la comisara y se dirigi a pie hacia la estacin de tren ms cercana. A su derecha oy el estruendo de un tren que surga de un tnel, aproximndose. En el andn, el viento oblig a los pasajeros a juntarse. Te imaginas que el infierno fuera un invento de la teologa catlica? El recuerdo sobresalt a Simone. Mir a la derecha. A unos cinco metros haba una atractiva pareja, con idnticas levitas retorcindose en el viento. El tren haba reducido la marcha, frenando al tiempo que serpenteaba por una empinada pendiente antes de detenerse y soltar un belicoso suspiro de alivio. Simone subi como si estuviera en trance. Te acuerdas? dijo Danny. Me acuerdo respondi ella. ste es el final del mapa? pregunt l. Los mapas no tienen finales. Tienen niveles de ampliacin.

l lo pens un momento. Simone... Danny le tir de la manga. Cmo dibujaras el infierno? Movi los lpices de un lado a otro, cada vez ms deprisa. As. Ella seal la forma imaginaria que el lpiz de Danny dibujaba en el aire. El infierno es un abismo cnico que va desde la superficie de la tierra hasta el mismo centro, donde Satn y los traidores estn aplastados en un estancamiento helado. La primera espiral terminaba en un punto. Danny la mir detenidamente. Por fin, sac un portaminas de plata. Limbo... susurr, y un suspiro plateado perfil todo el abismo. Simone, perpleja, apart el rostro y se encamin hacia el pasillo. Tropez con la puerta del vagn siguiente cuando el tren fren en lo que sera un tramo de va muy empinado. Me permite? le dijo a una anciana con un vestido blanco a cuadros, sealando un libro que, con el lomo para arriba, yaca en un asiento vaco. S, claro contest la mujer con complacencia involuntaria, parpadeando y colocndose el libro en el regazo. Simone se sent y le lanz una mirada tmida y distrada. Quin le hara eso? Shawnsee... El cuerpo sin vida de Danny repantigado en una baera y con las venas cortadas. Fue un suicidio, seora Casalaro. Tiene alguna idea de por qu Danny quera ir a Shawnsee? Sabe qu estaba investigando? La voz uniforme de Torekull sonaba hueca, desvanecindose como una bocanada de humo, su almidonada pechera hinchndose como una joroba blancuzca. Simone volvi su plido rostro a la ventana. Ahora poda or las voces. No, no se hablaba mucho. Fragmentos de frases rompan el silencio en breves estallidos, como si vinieran de lejos y luego estuvieran cerca. Simone, si alguna vez me ocurre algo, quiero que hagas algo por m. La voz de Danny la sobresalt. De qu hablas? Lo hars por m? Hacer qu? Por qu te pones tan misterioso? Me ests asustando. He guardado algunos documentos privados. Hizo una pausa. Ya sabes, para que estn en lugar seguro. Por si... Volvi a interrumpirse, mordindose el labio inferior. Por si qu? Por si me sucede algo. Le dirigi una sonrisa amable pero cautelosa. Qu ests diciendo? Escucha, Simone, es slo una medida preventiva, nada ms. Bueno, pues dime de qu se trata. Lo sabrs cuando llegue el momento. Nunca haba visto a Danny asustado, pero aquel da lo estaba. Simone le haba suplicado que se lo contara para as poder ayudarlo, o al menos convencerlo de que se alejara del peligro. Ahora se inclin hacia delante. Los vagones rechinaban contra la va con ms fuerza, como si empujaran plomo. El tren se detuvo. Simone no saba cunto rato llevaban parados

cuando son su mvil. Se habra quedado adormilada. Lo sac del bolso y lo peg a la oreja. Era un mensaje de Michael. Se hallaba en el rea de embarque de Heathrow y aterrizara en el JFK al medioda. Poda pasar a recogerlo? Era ya ltima hora de la tarde de un largo da en Nueva York, pero en Londres iban cinco horas adelantados. Simone mir el reloj. Pasaban treinta y cuatro minutos de la medianoche. Mientras suba la escalera de su bloque, un hombre enclenque con un caniche, de piel aceitunada y canas en las sienes, sentado en un banco cercano, se levant y, con discrecin y sorprendente soltura, meti la mano en el bolsillo y llev el dedo al botn de una cmara oculta. Se alej tranquilamente y ocup un puesto de observacin al otro lado de la calle. Llevaba auriculares y mova la cabeza como si siguiera el ritmo de la msica. Pocas personas se habran dado cuenta de que la emisin que estaba escuchando era todo menos msica. Tras pulsar el botn del transmisor, dijo: Eureka Uno. El tono de su voz era pausado. Cul es tu informe? La voz metlica chisporrote a travs de los auriculares. Sujeto a la vista y a solas dijo el hombre. Mientras forcejeaba para contener las lgrimas, Simone busc las llaves y abri la puerta del edificio. El apartamento de Danny tena el acceso prohibido, al menos hasta que la polica concluyera las pesquisas. Y ella tena demasiadas cosas en la cabeza para advertir que otras tres personas estaban observando sus movimientos. Una era un joven con grandes patillas, vaqueros y el pelo largo. Las otras dos parecan una pareja de viejos vagabundos. Tampoco se fij en una mujer anodina de mediana edad, con una gran melena rubia y sucia debajo de un sombrero de borde ancho y un impermeable, que sala del ascensor cuando ella suba. La mujer abri el bolso, sac la polvera y revis su maquillaje, inclinando el espejito primero a la izquierda y luego a la derecha. Satisfecha, guard la polvera, cerr el bolso y sali del edificio; gir a la izquierda en la primera esquina, cruz la calle y subi a una limusina que la esperaba. S. El hombre sentado en el asiento de atrs respondi a su sonrisa. Merci, Mylene.

8
El Comit Contra la Tortura (CAT) es el conjunto de expertos independientes que controlan la puesta en prctica de la Convencin contra la tortura y otros tratos o castigos crueles, inhumanos o degradantes. Todo esto se explica con detalle en un Protocolo opcional de la Convencin, que fue aprobado el 18 de diciembre de 2002, en la 57. sesin de la Asamblea General de Naciones Unidas.

Un Subcomit de diez miembros sobre Prevencin de la tortura (SPT) es el encargado de redactar los informes para el alto comisionado. Las observaciones del SPT son confidenciales. Uno de esos informes, calificado como Secreto y Slo para tus ojos, fue entregado en mano en la Oficina del alto comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos (OHCHR) a principios de enero de este ao. El alto comisionado para los Derechos Humanos es el principal funcionario de la ONU en la materia. Su oficina est en Ginebra, Suiza, y tiene su sede en el histrico Palais Wilson, junto al lago Lman. Cuando Suiza se incorpor a la recin creada Liga de las Naciones en 1920, el edificio se convirti en el cuartel general del organismo. En 1924, el lugar adopt el nombre de Palais Wilson tras la muerte del presidente de Estados Unidos Woodrow Wilson, que haba desempeado un papel decisivo para sentar las bases del futuro gobierno mundial, creando la Liga de las Naciones durante la Conferencia de Paz de Pars de 1919. El alto comisionado de la ONU para los Derechos Humanos era Louise Arbour, antigua magistrada del Tribunal Supremo de Canad, que en los medios de comunicacin era ms conocida por haber sido fiscal principal en los juicios por el genocidio de Ruanda y por abusos de los derechos humanos en Yugoslavia en la dcada de 1990. Perdn por la interrupcin. La voz lleg antes de que la puerta estuviera abierta del todo. Puedo? Buenos das. S, por favor, entre. Me encanta la vista del lago por la maana. La alta comisionada se reclin en la silla, sonriendo para sus adentros. Frej Fenniche era funcionario superior de Derechos Humanos, y el responsable del HCM, material muy confidencial. Tena en las manos un sobre azul oscuro. Louise, creo que debera ver esto. Hizo una pausa, sin saber muy bien cmo seguir. Louise Arbour se incorpor frente a l. La sonrisa desapareci de su cara al instante. Rompi el sello de seguridad, se puso las gafas y ley rpidamente el informe. Potencial peligro para la seguridad del ltimo testigo de los experimentos en los campos de exterminio japoneses. Activadas medidas de seguridad. Testigo trasladado a Roma. La Interpol se encarga de la proteccin del testigo. Era como mnimo preocupante que diecisis de diecisiete testigos japoneses dispuestos a declarar, ante el alto comisionado, sobre los experimentos atroces con prisioneros en campos de concentracin japoneses durante la Segunda Guerra Mundial, hubieran muerto recientemente uno tras otro (aunque, como es lgico, eran de edad avanzada). Volvi a leer el informe. El ltimo prrafo le crisp los nervios. XD Prioridad Mxima Etiqueta Roja, pens. Importantsimo. La Interpol tena archivos especiales con etiquetas de diferentes colores. Las rojas tenan prioridad absoluta. Significaban que se estaban llevando a cabo investigaciones sobre Objetivos de alto valor, individuos que la Interpol quera detener de inmediato. En este informe, sin embargo, no se nombraba el Objetivo, el HVT. La alta comisionada reflexion, no por primera vez, sobre la naturaleza de la Interpol, la mayor organizacin policial del mundo, cuya misin, al menos en teora, es combatir el crimen internacional. Poca gente sabe que la Interpol, creada por la Casa de Rothschild en Viena en 1923, surgi pensando en la Primera Guerra Mundial. Esa familia crey necesaria una organizacin especial de inteligencia que velara por los intereses de los banqueros, que haban financiado a ambos bandos. Para no levantar sospechas, pidieron al prncipe Alberto de Mnaco que invitara a abogados, jueces y oficiales de polica de varios pases para que analizaran la cooperacin internacional contra la delincuencia.

En la actualidad, se recordaba Louise a s misma, la Interpol est provista de agentes del MI6, el MI5, la CIA, el Mossad, el FSB ruso y la Agencia de Polica Nacional de Japn, por nombrar slo algunas de las organizaciones ms conocidas. En teora, todas trabajan juntas con un objetivo comn: garantizar la paz y luchar contra el crimen internacional. En la prctica, cada pas tiene sus propios intereses y, a veces, tienen prioridad sobre los dems. Louise Arbour ley el ltimo prrafo por tercera vez. SEGN SEALES VAGAS Y CONTRADICTORIAS, HAY UN PELIGRO GRAVE PARA LA SEGURIDAD. SE REQUIEREN MEDIDAS ADICIONALES. Frej, a este hombre no debe pasarle nada. Entendido? Se reclin en la silla, pensando. Quin ms sabe que el testigo ha sido trasladado a Roma? Slo nosotros, el gobierno de Estados Unidos y la Interpol. Frej Fenniche era un hombre alto y delgado, con rasgos aquilinos, y un pelo rubio meticulosamente arreglado y cortado a la moda. Su ingls, con entonacin suiza, era refinado. Como antigua magistrada del Tribunal Supremo y fiscal principal en los juicios por el genocidio de Ruanda y los abusos contra los derechos humanos en Yugoslavia, Arbour estaba muy familiarizada con el establishment internacional de los servicios de inteligencia. En sus investigaciones era muy minuciosa, y la a menudo incomprensible sopa de letras de relaciones entrelazadas en los organismos estadounidenses, canadienses e internacionales, siempre la frustraba. Le recordaba hasta qu punto las organizaciones de inteligencia carecan de supervisin. Era un problema eterno. Cada divisin militar (el ejrcito, la marina, la fuerza area y el cuerpo de marines) tena sus propias unidades internas de inteligencia, los caciques secretos del poder norteamericano, como dijo un periodista. Esto iba desde lo inocuamente disparatado hasta lo insufriblemente absurdo, desde lo insensatamente peligroso hasta lo ridculamente intil. El Ministerio de Justicia de Estados Unidos no escatimaba recursos para la Oficina Central Nacional de Interpol-Estados Unidos, que a su vez competa por fondos con el FBI, tambin bajo la atenta mirada de la DEA, la Organizacin de lucha contra el contrabando y consumo de drogas. El Ministerio de Hacienda posea su propia e inmensa infraestructura con la Oficina de Alcohol, Tabaco y Armas de Fuego, mientras que el Ministerio de Defensa gastaba sus recursos en la Agencia de Inteligencia Militar. El Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca conservaba un conjunto aparte de analistas clave. Ubicada en Fort Meady, era la mayor organizacin de inteligencia de Estados Unidos, dedicada sobre todo a la informacin sobre seales. Adems, la Oficina de Inteligencia Naval trabajaba estrechamente con el FBI y el CSIC de Canad, integrado por casi trescientos ochenta organismos repartidos entre Canad y Estados Unidos, cuyo objetivo principal era facilitar la produccin y el intercambio de informacin sobre asuntos criminales. Las discrepancias y la no rendicin de cuentas lo dejaban a uno atnito: cualquier desacuerdo poda suponer un peligro para la seguridad y un fallo catastrfico. Una cosa era saber quin le estaba haciendo qu a quin en los rincones ms oscuros de Iraq o frica. Otra muy distinta, el peligro para la seguridad que amenazaba con socavar la operacin ms importante de la Comisin en el rea de los Crmenes contra la Humanidad. Frej, el hecho de que diecisis de diecisiete testigos dispuestos a presentarse tras ms de sesenta aos de silencio hayan muerto recientemente es una improbabilidad estadstica.

Le brillaban los ojos de clera. Tras unos instantes, extendi la mano y puls un botn del telfono. Jocelyn, por favor, consgueme un billete para el prximo vuelo a Roma. Su expresin se endureci. Esto no formaba parte del mundo ordenado y razonable de Louise Arbour; su mente precisa y analtica estaba siendo provocada. Su razonamiento se volvi implacable. Cada uno de los testigos clave vena con un cdigo de seguridad de doce dgitos. Sus identidades nunca fueron reveladas, es as? Frej asinti con ademn grave y en silencio. Por precaucin, la informacin sobre los testigos est compartimentada y separada de los archivos de seguridad, verdad? No estaba tanto preguntando como afirmando. Frej inclin la cabeza. O los chicos de la Interpol son incompetentes o tenemos un topo, aqu o en el nivel superior del gobierno de Estados Unidos, en cuyo caso est en peligro la operacin en curso. Louise, si nuestra organizacin est en peligro, le aseguro que debe de ser a un nivel muy alto. La alta comisionada mir con expectacin a su funcionario superior de Derechos Humanos. No conoca a nadie tan familiarizado con la lenta y pesada burocracia de Naciones Unidas. En la Interpol, los sistemas principales no estn bien coordinados debido a incompatibilidades de plataforma con los sistemas colaboradores. Frej repas dos docenas de categoras de seguridad y sus sistemas afines como un camarero que recita los platos del da. La CIA y el CSIC utilizan software Management Information del fiscal, que viene con el cdigo OCLC numerado 5882076. Los ministerios de Justicia y Hacienda usan tecnologa Omtool. Frej vio que el rostro de Louise se parta en una sonrisa burlona. A ella le encantaba la eficiencia, y, de las personas que haba conocido, Frej Fenniche era quien estaba ms cerca de la perfeccin burocrtica. Frej sigui hablando. Los sistemas heterogneos basados en la ejecucin sufren diversas limitaciones: estn sometidos a un espacio de estado insolublemente grande para escenarios ms complejos, y no pueden tener en cuenta algunos parmetros, como el aumento de fiabilidad de componentes individuales, las dependencias entre componentes, etctera. Y eso significa... Significa que, por alguna razn, el propio sistema se ve en peligro a causa de un sistema inhabilitante que anula todos los aspectos de su seguridad. Entonces, Frej, qu le dice su instinto? La Interpol est captando seales no especficas, aunque persistentes, sobre algn tipo de actividad extraoficial en la que est implicada una entidad desconocida. Louise Arbour asinti framente. Cundo anunci el Comit Contra la Tortura los avances en sus investigaciones sobre crmenes contra la humanidad, en los campos de concentracin japoneses durante la Segunda Guerra Mundial? Hace menos de cuatro meses. Ella encendi un cigarrillo. Me est diciendo que las diecisis personas citadas y dispuestas a testificar sobre abusos, torturas y crmenes contra la humanidad, que implicaran a gobiernos occidentales en connivencia con el Ejrcito Imperial japons, han muerto por causas naturales?

Frej saba que su jefa no quera una respuesta. Louise Arbour detestaba las anomalas, y esto, aparte de ser una anomala exasperante, era algo peor: una traicin. El sol haba ascendido hasta el punto medio de los rboles circundantes y entraba a chorros por las ventanas. Louise Arbour no necesitaba ningn estmulo para hacer su trabajo. Se puso en pie. El humo del cigarrillo subi y describi una espiral por encima de la mesa. La alta comisionada de la ONU pareca haberle echado el anzuelo a algo. Ah fuera alguien est acelerando todo esto hacia su premeditada e insondable conclusin. Este alguien puede ser uno de los nuestros. Le dio un escalofro. Me voy a Roma, Frej.

9
Novodevichy, tres aos antes El cementerio secular tambin conocido como Convento de las nuevas doncellas es el ms venerado de Mosc. Fue fundado por Basilio III en 1524 para conmemorar la reconquista de Smolensk a los lituanos en 1514. Ahora es la ltima morada de algunos de los ms clebres escritores y poetas de Rusia. Chjov fue uno de los primeros en ser enterrado aqu, en 1904, y no mucho despus fueron inhumados los restos de Gogol, tras ser trasladados desde el monasterio Danilov. La tumba de Gogol est vinculada simblicamente a la de otro famoso escritor, Bulgkov, autor de El maestro y Margarita. Una de las ironas del cementerio es que las vctimas del rgimen sovitico (perseguidas, encarceladas, exiliadas o enviadas a campos de internamiento a trabajar para investigadores y cientficos) estn enterradas al lado de los verdugos del Estado. As, el cementerio alberga a Grigori Nikulin y Mikhail Medvedev, miembros del NKVD que participaron en el asesinato del ltimo zar ruso Nicols II y su familia en Ekaterimburgo. En el Novodevichy tambin yacen los restos de otros muchos rusos destacados: los decembristas Matvei Muravyov y Sergei Trubetskoi, los compositores Sergei Prokofiev y Dmitri Shostakovich, o el cantante y actor Fyodor Chaliapin, uno de los ms grandes bajos rusos que actuara en los teatros de pera occidentales. Como todo lo ruso, el cementerio es inmenso (ms de sesenta hectreas) y est mal organizado. Las tumbas de rusos famosos indicadas en el mapa con un nmero rojo no corresponden a los lugares reales. Michael Asbury solt un suspiro mientras se acercaba a una mujer de mrmol blanco encerrada en cristal. Mir el mapa con desaliento. Dejad toda esperanza vosotros que

entris, murmur para s. A unos metros, una mujer de constitucin delgada, con pestaas largas y negras y una sonrisa forzada, se volvi. Dante dijo ella, esbozando la sonrisa ms radiante que Michael haba visto en su vida. Encantado de conocerla, Dante. l extendi la mano. Yo soy Michael. No, Dios, qu gracia... Ella sofoc una risita. Me llamo Simone, no Dante. Me refera a lo que ha dicho usted cuando se ha acercado al monumento. Haba en ella un aire exuberante, infantil. Se quedaron en silencio un momento. Es bastante confuso, no? El qu? dijo Michael. El mapa. Es poco claro. Ella lo mir burlona, estudiando sus rasgos. Michael percibi en el comportamiento de ella una curiosidad natural por la vida, y le devolvi la sonrisa. Es usted norteamericana? S. Y usted, es britnico? No, de hecho soy australiano, pero vivo en Londres. Hizo una pausa. Bueno, en realidad no es que viva en Londres, a menos que se considere vivir en un sitio estar all tres das al mes. Ella volvi a reprimir una risita. Y sonri de nuevo. l dijo: Tengo una idea. Por qu no volvemos a empezar? Vaya, qu divertido... dijo Simone. Dos adultos, ambos cohibidos, de pie frente a la tumba de la ex esposa de Stalin. Puede haber algo ms divertido? Mire. Seal un busto de mrmol blanco italiano que tena delante. ste es uno de los monumentos ms evocadores del cementerio. Nadezhda Alliluyeva fue la segunda esposa de Stalin. Se qued en silencio uno o dos segundos, contemplando algo. En ruso Nadezhda significa esperanza. Michael acarici la base del monumento finamente labrado. Me sorprende lo bien conservada que est. Es una copia dijo Simone. Qu? El original est en la galera Tretyakov. Claro dijo l. El mrmol resiste mal los efectos de la intemperie. De lo contrario, no habra durado tanto. La muerte de Nadezhda Alliluyeva sigue siendo un misterio. Unos dicen que se suicid. Otros, que fue asesinada por orden de su marido. Segn la leyenda, Stalin vena de noche y se sentaba aqu a llorar por su amada Nadezhda. Sonri otra vez. Supongo que nuestra vida est determinada tanto por los que nos dejan como por los que se quedan. Mi ex novio sola decir que la esperanza y la desesperanza persisten pese a los hechos. Pens en ello por un instante. De acuerdo, en aquel momento estaba colocado. Se le acerc y se situ frente a l. Soy Simone Casalaro. Doy clases de literatura italiana del Renacimiento. Es un placer conocerla, Simone. Me llamo Michael Asbury y soy historiador de la religin. Ella le tendi su pequea mano. l la tom. La not clida y suave. Durante las tres horas siguientes vagaron por los senderos y rincones de Novodevichy, subiendo y bajando por el csped empapado, los caminos adoquinados, el asfalto perfectamente pavimentado, las veredas. Ella le habl de su amor por la literatura italiana y la cultura rusa, de su hermano Danny, sus padres, sus viajes ms exticos. l le habl de su

bsqueda del Evangelio de Judas Iscariote, perdido haca mucho tiempo, de los descubrimientos que haba hecho acerca de Jesucristo y Mara Magdalena. En algunos silencios hubo intentos vacilantes de afecto, pero tambin algo ms. Para Michael era impensable, pues se acababan de conocer. Y, sin embargo, ah estaba, acariciando y suplicando que lo soltaran. Siguieron charlando y paseando, las miradas cada vez ms largas. Era impensable, pero ah estaba. Llegaron a una arcada semicerrada, una cpula redonda sobre un enorme prtico. Era un columbario en miniatura, erigido para albergar urnas cinerarias. Simone consult el mapa. Aqu est enterrada Anna Pavlova, sin duda una de las grandes bailarinas del siglo xx. Sus cenizas llegaron casi setenta aos despus de su muerte. Mir a Michael. En 1931 contrajo pleuresa. Los mdicos podran haberle salvado la vida con una intervencin que le habra daado las costillas y dejado incapaz de actuar. Pavlova prefiri morir a dejar la danza. Antes de morir, se dice que abri los ojos, alz la mano y pronunci estas ltimas palabras: Tened a punto mi vestido de cisne. Unos das ms tarde, en el teatro donde habra bailado El cisne, se atenuaron las luces, se levant el teln, y mientras la orquesta tocaba la conocida partitura de Saint-Sans, un foco se desplaz por el escenario vaco como si buscara a Pavlova. Se quedaron inmviles, saboreando el momento. Anocheca. Simone tembl de fro. Estaba al lado de l, mirando hacia abajo, y de pronto alz ambas manos y le acarici el rostro. Michael se qued paralizado. Ella se inclin hacia delante y roz los labios de l con los suyos. La mirada de Simone era serena, sin miedo, fija en Michael. ste la agarr por la cintura y la atrajo hacia s, los labios de ella en los suyos, sus pechos contra su cuerpo. El aire se llen de su calidez, de la emocin del descubrimiento. Se besaron y se abrazaron con la intensidad de dos personas que, de algn modo, saban que todo aquello era temporal. Damas y caballeros, estamos llegando al aeropuerto internacional John F. Kennedy... Una voz metlica sacudi a Michael, trasladndolo al presente. Los flecos de su memoria se dispersaron. Estaba a miles de kilmetros. Recogi cuidadosamente los fragmentos de sus recuerdos. Novodevichy..., y tres aos se desmenuzaron entre sus dedos. Mir por la ventanilla. All estaba la Gran Manzana. Nunca pensaba en Nueva York como una ciudad, sino ms bien como una entidad aparte, un pas por s mismo, un organismo vivo que respiraba, diferente de cualquier otro. Volvi a pensar en Simone. Cunto tiempo haba pasado? Su mente corri a la ltima noche que haban estado juntos. Junio pasado. En Londres. Ella iba camino de un simposio en Florencia. l tena que estar en El Cairo al da siguiente. Dios mo, hace ocho meses. Sinti una punzada. Cmo poda haber pasado tanto tiempo? Michael parpade con fuerza. Cuando estaban juntos, hablaban y hacan el amor. Eran dos desconocidos a los que el cruel transcurso del tiempo y el deterioro haban juntado temporalmente. Para ellos, eso tambin era una forma de conocimiento, el nacimiento de una consciencia que se saba provisional. Intentaron poner normalidad donde no la haba, recrear una vida real donde no exista. Pasaron otros tres das y otras tres noches, llenos de estmulos fsicos e intelectuales. El Cairo se volvi un recuerdo lejano; Florencia, un sueo irrealizable. Simone?, lo record como una pregunta y a la vez un intento intil de posponer lo inevitable. Y si nosotros... Pero call sin saber cmo seguir. Ella yaca en la cama.

Michael... dijo, mirndolo con ojos suplicantes. En esos ojos haba dolor y algo parecido al amor. Se incorpor y apoy suavemente la cabeza en el hombro de l. Si creamos una relacin normal, destruiremos el ms bello de los romances. Lo mir fijamente . No somos personas normales. Lo que tenemos es un sueo hecho realidad. Simone... repiti l con voz pastosa. Michael ella dud durante una fraccin de segundo, no puede ser mejor que esto. Puede ser distinto. Distinto no es necesariamente mejor, es slo eso, distinto. Simone, te ests desviando del tema. Desviarse de un tema es un oxmoron, cario. Slo estoy intentando entender dnde estamos. Michael, en nuestras circunstancias, es ms fcil ser solteros. T eres un historiador de arcanos que no ha ido a su casa desde hace ms de cinco meses. Yo soy una experta en el Renacimiento que pasa ms tiempo en la Biblioteca Nacional de Florencia que en su carsimo loft de Nueva York. Somos mundos aparte. Simone... Escchame bien, por favor. Los fines de semana que pasamos juntos logramos ser lo que realmente somos. Dos personas enamoradas, con un amor imposible. No tenemos ni idea de cmo hacer nuestro trabajo y conservar la relacin sin destruirla. Hizo una pausa. Adems, tengo miedo de cmo este intento serio podra afectar a lo que somos cuando estamos juntos. Y si fracasara, las repercusiones que esto podra tener, cmo sentiramos dolor en sitios que ni siquiera sabamos que existan. Exacto. Michael se levant y se acerc a la chimenea. Entonces soy slo alguien con quien tienes sexo trimestral. Michael, crea que eras t quien tenas sexo trimestral conmigo. Esto se ha complicado demasiado. Todo se fue al traste en una dcima de segundo. Michael sonri y se esforz por contener las lgrimas. Haba voces encima, a lo lejos, y tambin recuerdos. La vida real... Ella tena razn, desde luego. Eso nunca podra ser tan real como la vida. Los dos necesitaban espacio. l se soltara. La vida real... Qu era ese concepto escurridizo? Quizs una vida real no era una existencia, por slida e innegable que fuera, sino sus mejores momentos, cuando el yo es ms s mismo: la vida real ms que una simple existencia. El avin aterriz en la pista y se acerc a la terminal. Simone... El pensamiento le engatus para que regresara al aqu y ahora. La vera pronto. Su nombre sali de su subconsciente. Mientras se apresuraba hacia la salida, Simone fue apareciendo ante sus ojos. Notaba la boca seca. La mirada de ella era para Michael un grito que resonaba en los recovecos ms oscuros de su mente. Un instante despus, la estaba abrazando, la cara de ella tocndole el hombro, los labios temblorosos, el miedo y el desconcierto inscritos en sus ojos. La mejilla que l pretenda besar fue sustituida por la pasin de la boca. Lo invadieron la culpa y la ternura mezcladas con un deseo doloroso. Luego llegaron las lgrimas de ambos. Se sentan el uno al otro mientras permanecan abrazados. Estamos juntos. Entonces Michael record, y por un momento el mundo se detuvo. Michael, te necesito. Han matado a mi hermano.

10
En Roma, las oficinas regionales del alto comisionado de la ONU para los Derechos Humanos estn en la Via Giustiniani, justo frente a la Piazza Navona y el Palazzo Madama, sede del Senado italiano. El edificio fue construido a finales del siglo xiv sobre las ruinas de los antiguos baos por los monjes de la abada de Farfa, quienes en 1505 lo cedieron a la familia de los Mdicis. En cierta poca alberg a dos Mdicis, cardenales a la par que primos, Giovanni y Giuliano, que ms adelante fueron los papas Len X y Clemente VII, respectivamente. Aunque la Comisin se dedica a proteger los derechos humanos, en ese fro y lluvioso da de invierno, el 11 de febrero, fue un campamento fuertemente vigilado, rodeado por una docena de policas militares con perros guardianes. Curtis estaba sentado a una mesa, estudiando el mapa de Roma. El camino ms rpido para llegar a la sede del alto comisionado de la ONU para los Derechos Humanos sera tomar la via delle Quattro Fontane, girar a la izquierda en la via di Tritone, dejar atrs la via del Corso, sortear la Piazza Colonna y zigzaguear por la via dei Coronari. Frunci el ceo. Aunque era sbado y el trfico sera espordico, Coronari era una calle estrecha, de sentido nico y con muchos edificios, ideal para una emboscada. No, ese trazado no servira. Una ruta ms larga, pero tambin ms segura, pasara por la Via del Corso, de cuatro carriles, y luego lo obligara a girar a la derecha en la via Plebiscito para tomar el Corso del Rinascimento. Mir el reloj. Las once menos cuarto. Dentro de otros veinte minutos estara listo. Se abri la puerta corredera y entr un hombre musculoso con dos cafs en sendos vasos de plstico. Era casi tan alto como Curtis y tena las mejillas convexas, la barbilla hendida y la cabeza afeitada. Eh, Josh... Curtis asinti al ver el caf. Alguna novedad? pregunt Josh con un acento inconfundible del sur de Estados Unidos. Todava no, pero ya falta poco. Josh lanz una mirada recelosa al hombre mustio de rasgos orientales sentado en el rincn. En todo caso, cul es la historia de este viejo? pregunt a Curtis. XD Prioridad Mxima Etiqueta Roja respondi. Algo relativo a experimentos con prisioneros en la Segunda Guerra Mundial. Unos cuantos decidieron contar su historia antes de morir. Un poco tarde, no? dijo Josh, ajustndose su Heckler & Koch G36 en el costado. Ms vale tarde que nunca replic Curtis. Entonces, por qu Etiqueta Roja? Al parecer, alguien no quiere que esta historia se conozca. De diecisiete testigos, han muerto diecisis. Por causas naturales, sin duda. Josh esboz una sonrisita de complicidad. Luego, con su voz ms bien desdeosa, aadi: Japn y su jodida gilipollez ltimo modelo. No saben nada sobre la seguridad de hoy en da, maldita sea. Una panda de mezquinos. No dijo Curtis. Por eso les gusta seguir nuestro ejemplo. Un poco tarde, no? repiti Josh. Ms vale tarde que nunca.

Qu me ests diciendo? Que esperaron a que murieran diecisis de diecisiete testigos para pedir ayuda? pregunt Josh, incrdulo. Lo que oyes. Vaya lo de mierda resopl. Josh notaba que la clera creca en su interior. Y nosotros, qu pintamos en esto? El graznido sali hace varios das le inform Curtis con toda naturalidad. En la jerga de los servicios de inteligencia, graznido significa estado de mxima alerta. Por norma general, es transmitido a todas las organizaciones de seguridad enchufadas al sistema. El canal se utiliza cuando la urgencia supera al secreto. La Interpol fue informada de un peligro para la seguridad. La alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos quera que este hombre estuviera escondido antes de que salpicara la mierda. Por lo visto, no se fa de las fuerzas de seguridad italianas. As que, por eliminacin, nos ha tocado a nosotros. Sabes qu deca Napolen de los italianos? intervino Josh. No, qu? Si al final de la guerra resulta que luchan a tu lado, es slo porque durante el conflicto se cambiaron de bando dos veces.Rio con ganas. Curtis sonri. Desde cundo lo saba el gobierno? pregunt Josh, sealando con la cabeza en direccin al viejo. El siguiente silencio lo rompi la retumbante voz de Curtis. Probablemente, desde el final de la guerra. Cul? La Segunda Guerra Mundial aclar Curtis. Josh enarc las cejas. Mira, Josh, tienes razn. Esto huele a mierda. Es evidente que alguien est entrometindose desde dentro. Un sedn negro camuflado pas a toda velocidad por una calle resbaladiza, justo cuando la llovizna se converta en chaparrn. Rode el bloque, sali por la via dei Giardini, luego gir a la izquierda y poco a poco se meti dando marcha atrs en una plaza de aparcamiento reservada para los guardias de seguridad. Enfrente haba un teatro restaurado de dos plantas que, desde haca ms de una dcada, estaba ocupado por la divisin administrativa del Ministerio del Interior. Por las matrculas de seguridad (STP 8903), quienes estuvieran en el ajo sabran que el sedn era utilizado por ramas clandestinas del gobierno federal en operaciones delicadas y extraoficiales. STP, Servicios Especiales. Cdigo 89, subcdigo 03, operaciones de emergencia. Esta clase de operaciones jams se realizaban para ninguna delegacin del sistema judicial oficial. Se apearon tres hombres vestidos de civiles. Dos de ellos llevaban impermeable negro, las solapas subidas, los amplios bolsillos deformados por las poderosas armas que contenan. El tercero, ms bajo y fornido, luca un traje a rayas de tres piezas, bien cortado. En su atractivo rostro destacaban unas patillas largas y finas, con forma de ele. Los tres hombres cruzaron las puertas giratorias y entraron en el vestbulo, con su oscura y slida madera encerada y los ventanales que daban a un patio interior. Era un sbado por la maana, y el edificio estaba vaco salvo por un par de aburridos guardias jurados apostados en la entrada. Dganme. Uno de los guardias se levant de su silla. El hombre trajeado sac del bolsillo una placa azul con una estrella de cinco puntas: SISDE, servicios de inteligencia

nacionales italianos, dependientes del Ministerio del Interior. El vigilante se aclar la garganta . Buenos das, seor. En qu puedo ayudarlo? Venimos a recoger al testigo dijo el hombre. Hemos llegado lo antes posible. Los dos guardias jurados se miraron uno a otro. Por supuesto terci el primero tras una pausa. Puedo ver otra vez su placa, seor? Tengo que anotar el nmero. Hay algn problema? En absoluto. Seguro que es un malentendido. El guardia lo mir fijamente, y luego a sus dos compaeros. Desde luego que no. Vacil un momento. Slo que hace un rato han venido dos estadounidenses y nos han dicho lo mismo. Se han llevado al testigo? pregunt con voz tranquila el ms alto de los hombres con impermeable. Todava no, seor. Estn esperando la luz verde del cuartel general. Los tres hombres se miraron con complicidad. Somos una unidad de apoyo. El Ministerio del Interior recibi la noticia de que la vida del testigo poda correr peligro. Ha habido un cambio de rdenes. No se lo han dicho? Ya saben cmo funciona esto. No quieren riesgos. El hombre fornido sonri. Los dos guardias jurados volvieron a mirarse. Seor, nos han ordenado que verifiquemos dos veces con el Ministerio del Interior la identidad de todo aquel que se acerque a esta mesa a preguntar. La nica excepcin la constituyen los dos estadounidenses. Claro, entiendo dijo el hombre bajo y robusto, encogindose de hombros. El guardia jurado cogi el telfono y empez a marcar. Pero no har falta. Perdn? se sorprendi el guardia. El ms alto de los hombres de impermeable sac una 45 tctica, con doce balas en la recmara, y apunt a la cabeza del vigilante. ste solt el auricular, a punto de dejarse llevar por el pnico. El otro guardia permaneci sentado, inmvil, con los ojos clavados en el arma. Supongo que no han recibido el cambio de rdenes dijo el hombre de corta estatura, sonriendo al guardia. Es matar, no transferir. El hombre alto apret el gatillo. Cuatro ruidos sordos. La cabeza de uno de los guardias, y luego la del otro, dieron una brusca sacudida hacia atrs, y de las gargantas man la sangre. El asesino examin las estras del enorme silenciador. Tir de l hacindolo girar, apret el disparador de la recmara y comprob el cargador. Dos estorbos menos. Ahora falta uno dijo el hombre fornido a sus dos compaeros. Mir el reloj. Nos quedan doce minutos. Josh sac una foto de su cartera y la acarici. El mes que viene, Jessica empezar en la escuela de enfermera. Estoy muy orgulloso de ella. Le pedir que se case conmigo. Espero que no me rechace. Ella te quiere, Josh. Lo crees de veras? Slo hay que ver cmo te mira cada vez que le cuentas una de tus historias de guerra coment Curtis.

As que estamos en misin de paz de las Naciones Unidas, protegiendo a un criminal de guerra. Dios es misericordioso. Si un sistema se rom... Call de repente y lade la cabeza. Qu pasa, Josh? Curtis confiaba en el increble sexto sentido de Josh. En Afganistn, era el hombre punta de la avanzadilla del pelotn, una posicin peligrosa que requera actitud alerta y capacidad para reaccionar ante ataques inesperados. Josh miraba en la direccin del sonido, tras las dos puertas y el vestbulo. Sac la pistola. Curtis hizo lo propio. No s... Sonaba como una tos reumtica. Uno de los guardias habr tenido un ataque. Hizo una pausa, y luego, en silencio, salt de la mesa y se dirigi a la puerta, desde donde observ el pasillo a travs de la rendija entre el borde de la hoja y el marco. O esto o tenemos visita. Curtis empez a notar sarpullidos por el exceso de calor, luego fro y dolor muscular. Conoca los sntomas. En la instruccin lo llamaban estado de preparacin para el combate. Se acerc al japons sin hacer ruido. El viejo dio una boqueada involuntaria. Curtis alarg el brazo y con la mano le tap la boca. Se llev el dedo ndice a los labios y le orden que permaneciera callado. Curtis y Josh se miraron sin decir nada. No haba tiempo para pensar. La puerta corredera del otro extremo del pasillo se abri y se cerr con un sonido apenas perceptible. Los pasos eran apagados pero ntidos, pausados y cautos. Ya no haba duda. Tenan visita. El vestbulo torca ligeramente a la izquierda a lo largo de unos treinta metros, antes de llegar a un arco transversal que daba a un espacioso interior y a un largo pasillo lleno de despachos. Muy lejos? A diez del arco, y luego la longitud del pasillo. Treinta y pico metros contest Josh. No podemos quedarnos aqu apremi Curtis, y mir a Josh. Yo te cubro dijo con gravedad el sureo. En cuestin de segundos apareci el primer hombre en el extremo del pasillo. Con las solapas hacia arriba, dobl la esquina y se detuvo. En la mano izquierda sujetaba un arma de can largo rematada con un silenciador. El japons y yo intentaremos llegar a la columna del otro extremo. As, podemos retenerlos en el rincn hasta que lleguen refuerzos. Josh asinti. Hijos de puta... Curtis no estaba seguro de a quin se refera Josh, pero era capaz de confeccionar una lista de los que encajaran en la definicin. Cogi al anciano con su musculoso brazo izquierdo y lo levant ligeramente del suelo. Con la mano derecha empuaba el arma. El cuerpo del testigo se volvi flcido. Preparado? dijo Josh. A la de tres. Hizo una pausa. Se le hincharon las venas del cuello. Uno, dos, tres. La puerta se abri de par en par y un cegador escupitajo de luz acompa a la explosin de disparos. Josh apret el gatillo, apuntando al asesino alto en el otro extremo del corredor. Tras l, Curtis, manteniendo la cabeza baja, cruz el vestbulo como una flecha protegiendo al viejo con su cuerpo y disparando a la carrera. Objetivo cumplido! Curtis sinti que algo se agitaba en su interior, y se dio cuenta de que haba esperanza. Era la ms peligrosa de todas las emociones, y sin duda la ms necesaria.

Josh mir. Objetivo cumplido! De pronto, un dolor abrasador se extendi por su costado derecho, la sangre apelmazaba lo que quedaba de su camisa. Volvi a disparar, incapaz de ver adnde. Otra bala le perfor el cuello. Brot ms sangre. Josh saba que no poda quedarse donde estaba. Muvete, muvete, se repeta a s mismo. Tmbate! gritaba una voz lejana. Una parte de su mente se tambale. Me estoy muriendo. Curtis? Eres t? A Josh se le doblaron las rodillas; el cuerpo pareci vaciarse de energa y fluidos vitales. Mir al otro lado del pasillo y vio a Curtis. Josh cerr los ojos un instante y volvi a abrirlos, y esta accin le supuso ms esfuerzo que cualquier ejercicio fsico. Se desplom al suelo. Le sala un hilillo de sangre por la boca, agotado su sentido de la supervivencia. Me estoy muriendo. Ya no quedaba nada... Simplemente, ya no le importaba nada. Curtis se arrastr tras la columna, estirando el cuello para ver alrededor. La supervivencia no vendra de mantener el miedo a raya, sino de abrazarlo. Piensa en el trazado. Dnde est la salida? El edificio era de estilo drico, con columnas acanaladas sin base y un triglifo en lo alto. El suelo era un mosaico florentino, con finas piedras de colores incrustadas en una superficie de mrmol blanco. Oy de nuevo un silbido apagado, el ruido de un proyectil atravesando el aire. Por suerte, dio en el pedestal. El testigo solt un prolongado gemido y trat de incorporarse. No se levante! grit Curtis. El japons cay de rodillas. Curtis not unas manos viejas que se le agarraban, apretndole la carne con los decrpitos dedos. Senta correr la adrenalina por sus venas. Se le sec la boca, su corazn se puso a latir desaforado, se le hizo un nudo en el estmago. Alguien quiere a este testigo muerto, pens. Lo cual significaba que alguien saba que hoy iba a ser trasladado a un lugar seguro. Esto slo quera decir una cosa: todo el sistema estaba en una situacin comprometida. Se evapor la conciencia de la propia identidad, cediendo paso al instinto. El desafo estaba en llegar a tientas hasta la salida, improvisando cuando fuera necesario. Otra rfaga de tres disparos secos dio en la caa de mrmol, a menos de un metro. Las balas venan de la misma direccin, pero el sonido era ms fuerte. Estallidos de un arma ensordecida..., armas; otro pistolero. Muy lejos? Cuntos? Curtis saba que el tiempo corra a su favor. Los asesinos tenan que trabajar deprisa. Aun as, se movan metdicamente, tomndose su tiempo y cortndole las salidas. Comprob la recmara. Le quedaban seis balas. La nica huida posible consista en correr al descubierto a travs de una galera que daba a la entrada lateral. Era una invitacin y una trampa. Tentador y suicida. El testigo era un hombre frgil, de noventa aos. Lo mataran al instante. Oy unos pasos dbiles, gatunos. Alguien bajaba las escaleras, as que alguien lo estaba apuntando desde un punto elevado. Configuracin estndar en Operaciones Especiales. Cada agente tena conexin visual con al menos otros dos. As que deben de ser tres, concluy. Curtis repar en que el hombre que bajaba la escalera era un seuelo. Si intentaba sacarlo de ah, lo mataran en el fuego cruzado. Fuego cruzado! Eso es. La bala decisiva provendra del ala. Cualquier profesional se aprovechara de ello. Curtis trat de visualizar todos los detalles de la planta superior. La escalera principal se funda con unas escaleras de doble vuelta, que tenan un tramo ancho que iba desde la planta baja a un descansillo intermedio, y dos tramos laterales que iban desde este descansillo hasta la planta superior, ambos sostenidos por una slida balaustrada de mrmol. En la planta de

arriba, el pasillo, largo y ancho, conduca a una galera. Curtis estaba seguro de que el tercer tirador estaba all. Cunto tiempo llevaba esperando a que l saliera? Otra serie de disparos rebot en la base de la columna. Las balas no pretendan darle, sino obligarlo a salir. Instruccin de Operaciones Especiales, clarsimo. El testigo estaba paralizado y gema en japons. El sonido de pasos era cada vez ms fuerte, como si le hicieran seas para que se dejara ver. Un seuelo. Piensa rpido. Quin demonios es esa gente? Las incertidumbres comenzaban a cansarlo. A juzgar por el sonido de los pasos que se acercaban, el primer pistolero estaba a menos de quince metros del hueco de la escalera. Para tenerlo bien a tiro, Curtis deba salir de detrs de la columna, quedando al descubierto. Descartado... Lo matara el tercer hombre que cubra al seuelo. No pienses, acta. De pronto, siguiendo su instinto, se levant, manteniendo su posicin tras la columna, y apunt a un espacio vaco de la galera. Se movi alguien. El tirador reaccion y apunt al lugar donde debera haber estado Curtis, slo que l hizo lo nico que ningn profesional hara. La rfaga de fuego golpe el aire y los mosaicos florentinos, de donde saltaron esquirlas. Curtis apunt y dispar. Al instante, oy un breve grito gutural. Del cuerpo de un asesino manaba sangre a borbotones..., la velocidad y la presin indicaban que una bala haba destrozado una arteria cartida. Un tiro, un muerto. Cinco balas, dos pistoleros. Curtis avanz lentamente hacia el espacio abierto y se inclin sobre el tambor de la columna. Ahora el segundo pistolero tendra que cambiar de posicin si quera tener ngulo de tiro sobre Curtis. Eso significaba que el seuelo debera pararse. Un nuevo chasquido cuando el seuelo se aprestaba a disparar otra bala confirm su sospecha. Estn ganando tiempo. Qu tipo de arma tena el segundo asesino? A primera vista, pareca de pequeo calibre, quizs una AMT Lightning modificada, uno de esos modelos de culata plegable diseados para tirar desde una posicin emboscada. A su derecha, Curtis oy unos gemidos. La coordinacin lo era todo. Pasaran varios minutos antes de que llegara ayuda. Poda Curtis acercarse a la entrada lateral? Y si lo consegua, cmo poda saber que no era una trampa? De todos modos, no haba tiempo para planificar. Tena que vivir en el momento, o l y el viejo moriran. No tena eleccin. Puso su enorme mano en el hombro del viejo y lo empuj al suelo. No se mueva. Curtis no tena ni idea de si el japons lo haba entendido, pero, con la boca estirada y los ojos cerrados de terror, el anciano no ira a ninguna parte. De pronto, oy que alguien se le aproximaba con rapidez. Ahora! Curtis se lanz hacia delante, rod sobre s mismo al descubierto y dispar bajo, dndole al seuelo en la rodilla. Se oy un grito. El asesino cay de bruces y resbal unos pasos hacia su verdugo. Sin perder el ritmo, Curtis rod de nuevo sobre s mismo y apunt a la cabeza del seuelo. Apret el gatillo y se la revent: una masa horrible de sangre y tejido blanco, el resto del cerebro en fragmentos, la mitad del crneo destrozada. Le rozaron una serie rpida de disparos desde la planta superior. Las balas se empotraron en la pared de la derecha. Dos armas! Entonces no es una AMT Lightning, pens mientras se arrastraba de nuevo hasta debajo de la galera de la segunda planta. Curtis saba que quedaban suficientes proyectiles para matarlos a l y al anciano. Con todo, al menos la situacin no era tan desalentadora como antes. Tres tiros, y quedaba un pistolero. Curtis permaneci inmvil, conteniendo la respiracin. Al escuchar, le invadi una especie de parlisis. Senta en su mano el peso del arma (Ruger 44, una Redhawk), ms

poderosa de lo que el cometido exiga, pero ideal de cerca. Por fin, el tiempo estaba de su parte. Poda esperar indefinidamente. Los refuerzos llegaran de un momento a otro, siempre y cuando el viejo no se moviera. Entonces, con su visin perifrica, lo vio! El anciano, con la boca estirada por el miedo, avanzaba lentamente. Susurraba algo ininteligible, mirando alrededor con ojos desorbitados. Dios mo, no! Aquello era lo nico que no poda permitir, lo nico que lo pona en desventaja. Para cubrir al japons, Curtis debera retroceder hacia el espacio abierto de la galera, y exponerse as al pistolero de la planta superior. Algo se agit en su interior. Haba estado as antes. Fue en 2001, en las afueras de Jalalabad. Su patrulla fue sorprendida en un fuego cruzado del enemigo, con los talibanes teniendo la ventaja de la altura. Dos de sus compaeros murieron, y l mismo result herido. Sinti nuseas. Era una sensacin estremecedora. No pienses, acta! Curtis deba alcanzar al anciano y cubrirlo. De lo contrario, acabara muerto. Le quedaban tres balas... Tendra que usarlas con precisin. De pronto, oy un leve araazo. Un metal que rozaba la balaustrada de mrmol. Otro segundo, y el tirador apretara el gatillo. Estaba apuntando a la cabeza del anciano, sin duda. Un tiro limpio. Procedimiento estndar. Instruccin de las Fuerzas Especiales. Curtis oscil a su derecha, se agach y cubri el espacio despejado entre l y el viejo en lo que pareci un milisegundo. Despus se abalanz sobre el japons, su hombro se estrell contra el pecho del otro, y lo mand de vuelta a la columna dando tumbos. Llegaron las amortiguadas detonaciones. El asesino haba fallado! Cmo era posible? Qu suerte ms increble! A su alrededor estallaron todos los mosaicos florentinos. Se lanz otra vez a la derecha, lejos de la columna y el anciano. Actuaba por instinto, confiando en sus circuitos de la instruccin de Operaciones Especiales, instalados en lo ms hondo. Por fuerza, el asesino tena que estar delante de l. Apuntar y disparar. Hagas lo que hagas, no dejes que dispare l primero. Curtis se puso en pie de golpe, la mano izquierda sujetando la mueca derecha, el arma centrada, apuntando adonde crea que estaba el pistolero. Dispar tres veces. Se qued sin municin. Y si haba fallado? Luego lo supo. Un alarido, un grito y un jadeo procedentes de la galera de arriba. Despus nada. Curtis se qued inmvil, esperando. Silencio. Cubrir al testigo. Sin dejar de mirar hacia la galera, dio un paso atrs. De repente, sinti que se le propagaba un dolor por el pecho. Los latidos llegaron a ser tan violentos que se agach y cay de rodillas. Se le solt el arma de la mano. Una parte de su mente se tambale, confundida. Me han dado. Ser grave? El testigo... Proteger al testigo. Curtis intent levantarse. Le explot en el estmago un dolor punzante, se le doblaron las rodillas y cay de cabeza al suelo. Le manaba sangre a chorros. Sostenindose con ambas manos, Curtis trat de enfocar los ojos, rechazando el dolor. Oa los gritos y los pasos que se acercaban, las voces cada vez ms fuertes, corriendo hacia l. El testigo... Proteger al testigo. Curtis alz la cabeza haciendo muecas de dolor y mir a su derecha, al anciano japons. Se puso de pie poco a poco, apoyndose en la columna. Para Curtis, la habitacin oscilaba en crculos. Haba desaparecido el equilibrio y volvi a caerse, aunque logr detener torpemente la cada con los antebrazos. Los pasos enseguida llegaran a ellos. En lo ms hondo de su conciencia not una extraa sensacin de alivio. El testigo est seguro. Los asesinos estn muertos. Quines diablos eran? Oh, Dios mo... Estoy herido. Y ya no sinti nada.

11
La cuenca del Pinto est en el Parque Nacional Joshua Tree de California, rodeada por las cordilleras de Hexie, Pinto, Eagle y Cottonwood. Extendida de noroeste a sudeste por el centro del parque, los lmites septentrional y occidental de la cuenca comprenden los desiertos de Mojave y Sonora. Esta regin rida del sudeste de California ocupa ms de cuarenta mil kilmetros cuadrados y es famosa en todo el mundo por sus notorios afloramientos cortados a pico, conocidos con el nombre de monzogranito y que, segn los gelogos, tienen ms de cien millones de aos. Old Dale Road comienza en el Parque Nacional Joshua Tree, cruza la cuenca del Pinto y sale del parque para llegar a las montaas de Pinto, donde se convierte en Gold Crown Road. Se puede acceder a ella desde Pinto Basin Road, a once kilmetros al norte de Cottonwood Springs (en el mismo lugar donde empieza Black Eagle Mine Road), y desde Pinkham Canyon Road, a veintiocho kilmetros al noroeste de Lost Palms Oasis. Esta rea se conoce como zona de transicin y forma parte de una reserva federal de indios chemehuevi, del condado de San Bernardino. La superficie total es de doscientos noventa mil kilmetros cuadrados. La poblacin asciende a trescientas cuarenta y cinco personas. Todas estas carreteras aparecen marcadas en el mapa del Parque Nacional Joshua Tree, que se distribuye gratis en todas las reas de servicio. Bueno, en todas menos una. Un visitante no se detendra a pensar en esta carretera sin nombre y sin marcar, enclavada en lo ms profundo del parque, y aunque lo hiciera, se sentira disuadido por un sombro letrero del Ministerio de Defensa de Estados Unidos que advierte a los curiosos que se alejen. Si alguien, a travs de los canales oficiales, quisiera preguntar sobre el carcter exacto de las operaciones, se le dira educadamente que la zona forma parte del RDTAE, el programa del gobierno sobre Caracterizacin del Desierto, encargado de hacer pruebas militares en condiciones operativas ambientales desrticas. La carretera pertenece oficialmente a la reserva federal de los indios chemehuevi. Extraoficialmente, el gobierno estadounidense se la alquila a los indios y la utiliza para experimentos clandestinos. La carretera no marcada que conduce a las puertas del complejo, fuertemente protegidas, que se adentra unos doce kilmetros en la zona de transicin, se denomina Chiriaco Summit. Pero esto slo se sabe si se tiene acceso a las imgenes del satlite Landsat de deteccin a distancia. Todo el personal que trabaja en el complejo del gobierno, con acreditaciones de mximo nivel, son examinados de arriba abajo, y diversos sistemas de vigilancia visuales y de audio ofrecen, durante las veinticuatro horas, proteccin contra peligros para la seguridad. Para entrar o salir de las instalaciones de tres alas en forma de U, el empleado pasa su tarjeta por un lector electrnico y aprieta el pulgar contra un escner biomtrico del teclado, que comprueba los sesenta ndices de parecido. Una vez que el sistema confirma que es, en efecto, la misma persona, le da acceso al siguiente nivel de control. En el segundo control no hay ojos de cerradura ni lectores de tarjetas, sino algo mucho ms sofisticado y prcticamente infalible: un escner retiniano. Es muy difcil engaarlo, pues no hay tecnologa que permita falsificar una retina humana, y la retina de una persona fallecida se deteriora demasiado rpido para eludir fraudulentamente el escner. Requiere el uso de una mquina especial del tamao de una caja de zapatos, que consta de una fuente de luz infrarroja de baja intensidad en una especie de rectngulo horizontal de vidrio y un botn.

Cuando una persona mira por el ocular, un rayo invisible de infrarrojos recorre un camino circular en la retina. Los capilares llenos de sangre absorben luz infrarroja en una medida superior al tejido circundante. El escner mide este reflejo en trescientos veinte puntos. A continuacin, asigna un grado de intensidad entre cero y 4,095. Los nmeros resultantes se comprimen en un cdigo informtico de ochenta bytes. De resultas, los escneres retinianos presentan un ndice de error prcticamente igual a cero. Tan pronto est en el edificio, el empleado slo puede acceder a su oficina tecleando una serie de contraseas criptogrficas de alta calidad, hechas a medida y generadas por servidor, consistentes en una combinacin de sesenta y cuatro nmeros y letras que, por seguridad adicional, cambian cada semana. Cada una de las contraseas garantiza que no volver a producirse ninguna serie similar. Asimismo, dado que el nmero slo puede ser visualizado en una conexin SSL de alta seguridad, a prueba de curiosos y sustitutos, est protegido contra los hackers. Los protocolos de seguridad establecen incluso que, como salvaguarda adicional, los empleados nunca han de ser identificados por el nombre, sino por un nmero de seis dgitos. Uno de estos empleados, el n. 178917, ocup durante once aos un rincn de la segunda planta, exterior y muy iluminado. Contaba cuarenta y siete aos, meda 1,76 de estatura, pesaba 98 kilos, cara plida, barrigudo, cargado de espaldas, el rizado cabello castao cada vez ms escaso y con la raya en medio. Tena un tic nervioso, se morda las uas y llevaba un anodino traje gris, fabricado y vendido en Estados Unidos, sobre una camisa blanca y almidonada y una corbata de polister con el nudo mal hecho. Durante ms de once aos, acudi a trabajar entre las ocho treinta y ocho y las ocho cuarenta y tres de la maana. Durante ms de once aos, dedic los primeros cinco minutos a organizar su mesa: instrumentos de escritura a la derecha, papel a la izquierda, papelera oculta bajo la mesa, la grapadora en una bandeja de plata sobre un tapete de piel color vino junto a unas tijeras de oficina y un abridor de cartas. Guardaba sus efectos personales en una taquilla situada bajo la ventana que daba al patio principal. Durante ms de once aos, entre las ocho cuarenta y nueve y las ocho cincuenta y siete estuvo enfrascado en el crucigrama del New York Times, que siempre resolva, rara vez haciendo pausas de ms de uno o dos segundos. Durante ms de once aos, enroll el New York Times formando un tubo, que dej en la papelera de debajo de la mesa exactamente a las ocho cincuenta y ocho. A esa hora, durante ms de once aos, el empleado n. 178917 se levantaba, iba al cuarto de bao y se lavaba las manos. Durante ms de once aos, a las nueve en punto encendi el ordenador, se puso las gafas de lectura y activ su segura lista de mensajes de correo electrnico. Un da, hace siete meses, el empleado n. 178917 no se present a trabajar a su hora habitual, entre las ocho treinta y ocho y las ocho cuarenta y tres. Tampoco estaba all a las nueve. A las once y veintids, entraron en su despacho tres guardias jurados, retiraron la bandeja de plata, metieron los lpices y bolgrafos, el papel y la papelera en una caja, vaciaron los cajones y la taquilla, cerraron la oficina y se fueron. Su ausencia no afect a los dems empleados, pero s conmocion a los mximos responsables. En la cuenca del Pinto son una seal. Era una seal de aviso.

12
Sinti una punzada de dolor. Oa voces encima de l, lejanas y a la izquierda. Dnde estoy? Unos pasos. Zapatos con suela de goma. Una figura blanca cruz ante sus ojos como un espritu. Algo de plstico cay al suelo. Luego, una conversacin apagada. Una voz masculina y otra femenina. Est movindose. Alguien se acerc a su cama con cautela. Una pausa. Respiracin regular. Ese alguien se inclin hacia l. Puede orme? pregunt un hombre en voz baja, casi susurrando. Curtis asinti. Est herido, pero se recuperar. Dnde estoy? Un silencio. Est seguro y fuera de peligro. Una voz gravitaba en el aire. Curtis oblig a sus prpados a abrirse. Poco a poco se fue perfilando una silueta, una forma borrosa con una bata blanca iluminada por la luz natural que atravesaba las persianas venecianas. Quin es usted? pregunt Curtis con tono tenso. Un amigo contest una voz suave. Amigo? Quin? insisti Curtis, hablando en un tono apenas audible, consciente de que cada sonido que emita le provocaba malestar fsico. Otro silencio. Soy su mdico. El hombre de la bata blanca hizo especial hincapi en el su. Se abri la puerta, y luego se cerr silenciosamente. Pasos nuevos. Alguien haba entrado en la habitacin. Est despierto, madame. Gracias a Dios... Dos voces femeninas y una masculina. Cmo est? La voz era dulce y resuelta a la vez. Qu puede decirme sobre su estado? Cuatro disparos, uno en el estmago, otro en el cuello y dos en el muslo. La herida del estmago era profunda y habra sido mortal, si la bala no se hubiera quedado all. Lo del cuello ha sido un milagro. La bala pas a dos centmetros de la arteria cartida. El estmago ha requerido dos operaciones, pero est cicatrizando muy bien. La herida no haca peligrar su vida! Curtis trat de incorporarse, pero no tena fuerza. El hombre de la bata blanca le toc el hombro. Creo que debe descansar. Era ms una orden que una sugerencia. Alguien tom la mano de Curtis entre las suyas. l oblig a sus prpados a abrirse. Dios mo..., le dola. Se encontraba en una habitacin grande, blanca, con dos grandes ventanas de corredera. Curtis entorn los ojos y, con gran esfuerzo, logr mover la cabeza ligeramente a la derecha. Una mujer le sostena la mano y le deca algo, despacio, de forma metdica. Tena el cabello liso, castao rojizo y con la raya en medio, y las cejas arqueadas. Era de mediana edad pero an bonita, con un aire sensual y

maternal, pmulos altos, ojos color avellana. La nariz era grande, redondeada y levemente carnosa en la punta. Curtis senta sus manos clidas. Dnde estoy? volvi a preguntar. Est seguro y entre amigos. Es todo lo que importa. Observ a Curtis y sonri. Vesta una blusa blanca y unos pantalones negros. Curtis mir al frente, intentando recordar algo. La mujer call sin soltar la mano. Qu ocurre? dijo ella con voz suave. Cunto tiempo llevo aqu? Curtis parpade, orientndose. La irregularidad del sonido de su voz le caus una sensacin desagradable. Mir a la mujer y al mdico. El hombre de la bata blanca, consult el reloj, dud por un instante y luego le sonri. Diez das, una hora y veintisis minutos. Cmo se llama? Qu? Le pregunto cul es su nombre. Curtis cerr los ojos un instante. Curtis Fitzgerald. El mdico y la mujer se miraron uno a otro. Acto seguido, el hombre de la bata blanca se dirigi a alguien que estaba en el otro extremo de la habitacin. Enfermera, djenos un momento solos, por favor. S, doctor. La enfermera sali y cerr la puerta tras ella. Curtis, recuerda qu pas? La voz sonaba firme pero impasible. El mdico saba que esos instantes seran tan delicados como la intervencin quirrgica sufrida por su paciente. Japons... El mdico y la mujer intercambiaron miradas. S, el hombre japons dijo aliviado el mdico, permitindose una sonrisa vacilante . Qu nos puede decir sobre l? Protege al testigo. La mujer sostuvo la mano de Curtis en las suyas y la acarici dulcemente. Estaba sentada a su lado y le miraba. Usted participaba en una operacin del gobierno muy delicada. El hombre cuya proteccin le estaba encomendada est a salvo. Esto es lo primordial dijo ella. Quin es usted? Me llamo Louise Arbour. Soy la alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos. Durante los siguientes diez minutos, Louise Arbour repas los acontecimientos en la via dei Giardini. La respiracin de Curtis era regular, aunque tena los ojos cerrados. Escuchaba todas las palabras que deca la mujer, pero en su monlogo faltaba algo. Qu era? Intent recordar. Se caa... y luego resbalaba. Dolor agudo. Gritos. Levntate! Muvete! Qutate de en medio! La orden haba sido dada a gritos. Quin haba gritado? l? Estaba gritndole al japons? A alguien ms? Por qu no soy capaz de recordar? Se oan voces lejanas. El japons es un farol. Intent concentrarse en el presente. La voz de la mujer se volvi ms ntida. Curtis abri los ojos y la mir fijamente. El mundo est en deuda con usted, Curtis. Estuvo dispuesto a sacrificar su vida por la de otro hombre. Si alguna vez necesita algo, quiero que me llame. Le sonri y sigui acaricindole la mano. Curtis cerr los ojos de nuevo. Ahora oa pasos. Dnde? Cundo? El pnico se apoder de l por momentos. Tens el cuerpo. Doctor! Alarmada, Louise Arbour indic al mdico que se acercara.

Curtis, est usted a salvo. Intente relajarse. La voz tranquila del mdico produjo el efecto deseado. El cuerpo de Curtis perdi su rigidez. Hizo una pausa y aadi: Ha estado sometido a un estrs fsico extremo. Debe descansar. Por supuesto, doctor dijo la mujer. Curtis sigui el mdico, se halla usted entre amigos. Aqu no corre ningn peligro. Est seguro. Louise se quedar con usted y yo volver enseguida. Si me oye, haga una seal con la cabeza, por favor. Curtis asinti. Oy los pasos. La puerta se abri y se cerr en silencio. La Via dei Giardini, el tiroteo, los gritos, los asesinos. l estaba cayendo. De pronto, todo se detuvo. Curtis se qued en blanco por un momento. Alguien entr y cruz la habitacin discretamente. Oy deslizarse algo. El choque del plstico contra un armazn metlico. Se inmiscua un ruido grosero e inoportuno, perturbador y agitado. El ruido se entrometa en sus intentos de recordar. Perdi la concentracin por un instante... Recordar qu? Qu era? Puedes levantarte? Una explosin de fuego en el otro extremo del pasillo. Curtis concentr toda su energa en ese pasillo. All hay una sombra. Mantenlo en la oscuridad. En la menguante luz de la luna, la voz subi de tono. Frases cortas, apretadas. Es un montaje. Hay algo ms, pero l no debe averiguarlo nunca. Un hombre fuera de combate. Uno de los nuestros? Cuarenta y cinco segundos, soldado. Alguien sabe la verdad. l no debe averiguarla. Una sombra se mova! Curtis, con el corazn latiendo a un milln de pulsaciones por segundo, intent desesperadamente abrir las puertas de acero de su inconsciente, tratando de hallar una apariencia de lgica en la locura. Sonde y se esforz por comprender. Otro ruido sabote sus pensamientos. Maldita sea! Alfa Uno, Galgo. Hombre fuera de combate. Curtis se puso rgido, enojado por su incapacidad para encontrar las respuestas. Sigue buscando! Era consciente del dolor agudo en el pecho. No tena nada que ver con las heridas. Era el miedo. Pero a qu? Hay una puerta, a la verdad, y sta te har libre, dijo una voz benvola, mientras l daba un sorbo de whisky y coma un trozo de pizza. Qu verdad? La mente de Curtis estall. Quin eres? Est usted entre amigos. Aqu no corre ningn peligro. Est seguro. Peligro para la seguridad. Ellos lo saban. Quines son ellos? Qu saban? Por qu queran matar al viejo? El graznido sali hace varios das. La Interpol estaba informada. Peligro para la seguridad. Proteger al testigo a toda costa. Quines son ellos? Por qu matar al viejo? Suena a traicin, viejo. Alfa Uno, Galgo. Hombre fuera de combate. Oh, Dios mo. Basta ya! Es una trampa, no un laberinto. No puedo salir! Basta ya, soldado, es una orden! Treinta segundos. No soporto que nuestro gobierno haga el papel de Dios en nombre de la libertad, pues durante demasiado tiempo otros muchos lo han hecho sobre cuestiones de importancia para la humanidad, y con resultados desastrosos.

Curtis se qued paralizado y contuvo la respiracin. Tena el rostro contrado y los ojos cerrados. En los ms profundos recovecos de su memoria, algo estaba adquiriendo forma, acercndose al primer plano, deslizndose hasta el aqu y el ahora. El pasillo mascull para s mismo. Quin hay ah? Quin dijo eso? De pronto, sinti miedo. Rabia y miedo. Conoca la voz. La cara se perfilara con nitidez de un momento a otro. La cara del hombre que haba pronunciado esas frases. Lo dijo l? No, l no, otro. Alfa Uno, Galgo. Hombre fuera de combate. Muy bien, chicos, ahora est ah al descubierto. Llamamos a la caballera y nos olvidamos de todo. Ah, lo veo! Eh, t, el que ha dicho eso! Vulvete. Quin eres? Listos? Lleg la voz a la de tres. Las venas del cuello de Curtis se hincharon de antemano, los msculos de la mandbula palpitaron. Uno, dos, tres! Lo consegu! Josh, ests ah? Te encuentras bien? Lo consegu, Curtis, lo consegu. Hemos ganado! No, Josh, qutate de en medio! Agchate! Veinte segundos. Sopl una fortsima rfaga de viento. Luego hubo una explosin enorme. Josh! Eh, Curtis! Qu ests haciendo aqu? Curtis lleg como pudo a la seguridad de la columna. Alfa Uno, Galgo. Hombre fuera de combate! Curtis, est muy lejos la seguridad? Diez hasta el arco, diez la longitud del pasillo. Treinta y pico metros. No, dijiste esto. Maldita sea, lo dijiste! Sube! Ya est, amigo, hemos ganado. Josh lo mir. Una sonrisa triste. De repente, un temblor le recorri la cara. Me estoy muriendo, Curtis. Lleva a este hombre a lugar seguro. Es una orden. Diez segundos. Curtis senta que se desplomaba en el abismo. El dolor del pecho lo martirizaba. Estaba temblando. Josh, no, ir por ti. No te levantes. No te muevas! Ests herido! Ya voy! Lleva a este hombre a lugar seguro. Es una orden directa! Yo soy tu superior, maldita sea, Josh! Ahora voy. Te repondrs! Curtis intent cruzar el pasillo, pero una potente arma dispar sobre su hombro, tirndolo al suelo, inmovilizndolo contra la columna. Una nueva rfaga desde el otro extremo. Dnde est el testigo? Curtis se tambale hacia delante, intentando soltarse del asimiento mortal. Quin me est sujetando? Se ha acabado el tiempo. Demasiado tarde. Otra tanda de disparos. De su izquierda lleg una intensa luz que le quemaba los ojos, cegndolo. Busc su arma. No estaba. Dnde est mi pistola? El graznido sali hace varios das, Curtis. La Interpol estaba informada. Peligro para la seguridad. Proteger al testigo a toda costa. Quines son ellos? Por qu matar al viejo? Dnde est mi pistola? Suena a traicin. Es una trampa, no un laberinto. Alfa Uno, Galgo. Basta ya! Oh, Dios mo... Un hombre fuera de combate. No puedo salir! Se ha acabado!

Pas menos de un minuto. El dolor y la angustia seguan su curso, y los contornos de la realidad volvieron a hacerse visibles. Al darse cuenta de eso, se qued paralizado. Cerr los ojos. Todo ha terminado. Alguien estaba inyectndole algo en el brazo. Antes de perder el conocimiento, vio a Josh y pens que oa su acento sureo. Eh, amigo, ahora todo ir bien. Luego, otra vez la oscuridad y el sonido del viento.

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La limusina, un Rolls-Royce Corniche insonorizado de color burdeos, se detuvo frente al hotel Roosevelt de la calle Cuarenta y cinco, justo delante de Park Avenue. El Roosevelt era una decadente reliquia del viejo Nueva York. Situado en Madison Avenue, recibi su nombre en honor al presidente Theodore Roosevelt. Con sus cornisas revestidas de cobre y sus galeras y boutiques de lujo, el Roosevelt era un regreso a pocas pasadas, un esplndido viejo hotel en el epicentro de la Gran Manzana. Un hombre alto, fornido, elegantemente vestido y bronceado, cruz sin prisa las alfombras rojas extendidas en el vestbulo, una inmensa estancia de doscientos metros con incrustaciones de hojas doradas y escaleras de mrmol. El aspecto del establecimiento no haba cambiado desde que fuera inaugurado el 22 de septiembre de 1924. En el centro, colgada de una larga cadena, iluminaba el espacio una lmpara de araa de doscientas bombillas. Se abri la puerta del pasajero, y el hombre subi y se acomod en el asiento de cuero marrn oscuro. No estaba solo. Ya haba otro hombre sentado detrs. Tendra unos sesenta y cinco aos, pero mostraba un porte an erguido y tena la mente ms perspicaz que nunca. Su edad la delataba una cara arrugada debido a las tensiones de una vida que l no desvelara. Llevaba el cabello ceniciento cuidadosamente peinado y con la raya en un lado, lo que acentuaba los pmulos altos y los rasgos marcados. El hombre se inclin hacia delante y puls un botn. Una mampara opaca se levant en silencio frente a l, cerrando la parte trasera. Jean-Pierre, gracias por venir en tan poco tiempo. El hombre ms mayor hablaba con acento del Medio Oeste. El francs asinti en silencio. Para haber llegado de Pars hace nada, parece estar muy descansado. Le apetece beber algo? Coac, por favor contest en un impecable ingls, volviendo ligeramente la cabeza en la direccin del caballero de pelo ceniciento, que puls un botn. De la mampara se desliz un compartimiento de bebidas. Eligi una botella, sirvi dos vasos y aguard a que JeanPierre cogiera uno antes de servirse. Creo que ste le gustar le dijo al francs. Huele como el Richard Hennessy. Jean-Pierre asinti con la cabeza. Su anfitrin sonri. Sencillamente, el mejor.

El francs se moj los labios con la bebida. Acto seguido, sin dar la sensacin de tener prisa, observ a su anfitrin. ste se aclar la garganta y, tras una pausa, dijo: Necesitamos sus excepcionales habilidades. El francs asinti. Los dos hombres sonrieron e intercambiaron miradas. El anfitrin entreg a su invitado una carpeta en papel manila. Nuestras fuentes policiales nos informan de que los detectives registraron minuciosamente el apartamento del hombre muerto, pero no hallaron nada importante. Me gustara que usted echara otro vistazo. Le dio a Jean-Pierre una direccin. No se imagina lo esencial que es esta informacin para nuestros planes. Para que caiga la fruta, a veces hay que agitar el rbol dijo el francs. El cielo estaba encapotado. El denso gris de primera hora de la tarde brillaba en la brisa cuando la plida luz se filtraba por las ventanas. El hombre mayor dijo: De todos modos, tengo que reconocerle a este joven su perseverancia. Conect los puntos de tal modo, que habra resultado de lo ms incmodo para nuestra gente. Mir al francs. No obstante, la iluminacin es en efecto una cuestin de vida o muerte. Viene a pasitos y tiene un precio. Pensndolo bien, no s si es una suerte o una maldicin. O un poco de todo terci el francs, que encendi un cigarrillo Gitanes. S, s, tiene razn afirm el hombre mayor, ladeando la cabeza y mirando fijamente a Jean-Pierre. En la vida hay cosas peores, desde luego. Hizo una pausa muy expresiva, y a continuacin se inclin hacia delante y le dio unas palmaditas en el brazo. Como digo, la explicacin viene a pasitos. La condicin pertinente de saber demasiado y el precio que uno debe pagar por ese conocimiento. Bien dijo el francs, mirando expectante a su anfitrin. El otro asinti. Al abrir la puerta de la limusina, los chirridos y los clxones irrumpieron en el suntuoso interior. La puerta se cerr, y el vehculo arranc suavemente para perderse en el trfico de la hora punta. El francs baj el bordillo, cruz la calle y entr en Tudor City Park, un retirado refugio de exuberante vegetacin, acurrucado entre los rascacielos de Nueva York.

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Siete kilmetros al noroeste, en otro parque, esta vez en el Bronx, una pareja atractiva, aunque algo extraa, cruzaba la verja de otro bello jardn, raramente visitado pero magnfico. El Pearly Gates, situado entre Tratman Street y St. Peters Avenue, es uno de los ms pequeos y menos conocidos de Nueva York. Con una superficie de menos de una manzana y rodeado de robles palustres, el Pearly Gates fue diseado para subrayar la integracin de espacios verdes en reas urbanas habitadas. El nombre de Pearly Gates (Puertas del Paraso) deriva de la tradicin cristiana que habla del camino de entrada por el que han de pasar las almas para llegar a su dios despus de la muerte.

Simone... La voz de Michael era dulce, y la mirada, lnguida. Llevaba una chaqueta a cuadros verdes y grises a la que le faltaba el segundo botn contando desde abajo. Sostena las manos de ella en las suyas. Era curioso sentir tan cerca a alguien que le importaba tanto. En las semanas anteriores a su muerte, recuerdas que Danny te dijera algo que nos d una pista sobre quin pudo...? Hizo una pausa. No era capaz de decirlo. Caminaron en silencio durante unos minutos. Estaba investigando la corrupcin al mximo nivel en el gobierno de Estados Unidos dijo ella con voz dbil pero firme. Muy bien, o sea que no era un rollo de poca monta. Implicaba a gente importante. Personas de alto nivel cuya existencia se vera amenazada si el tema saliera a la luz. Hizo una pausa para resolver algo mentalmente. Cuando registr la casa, la polica no hall ninguna prueba. Ni cuadernos, ni cintas, ni documentos. No tiene sentido, porque evidentemente lo que Danny descubri hizo que alguien se sintiera muy incmodo. Michael imagin la imagen de Danny desplomado en la baera y con las venas cortadas. Sinti un escalofro. Mir a Simone con el rabillo del ojo. Tuvo la impresin de que ella haba pensado lo mismo. Durante un instante, ella le apret la mano y luego recobr el equilibrio apoyndose en el brazo de Michael. A menos, naturalmente, que quienquiera que matara a Danny ya estuviera all, robara las pruebas y se fuera antes de que llegara la polica aadi l. No lo creo, Michael. Danny estaba muy obsesionado con esta investigacin. Siempre llevaba encima documentos y transcripciones telefnicas. Decas que las numerosas pruebas que tu hermano haba reunido en estos cinco aos no cabran en una maleta. Se llev algo de esto a Shawnsee? Ella sacudi la cabeza. No lo s. Entonces, dnde estn? solt Michael alzando la voz. Aunque l no quisiera implicarte, tendra una pliza de seguros para que alguien recogiera los restos y se los llevara. Simone se apret la frente con la mano izquierda y cerr los ojos. Cario, hay alguna posibilidad de que Danny...? Michael hizo una pausa, sin saber cmo proseguir. Se hubiera suicidado? A Simone se le llenaron los ojos de lgrimas. Michael se acerc y la abraz. Es posible? Alguna vez...? No. Estaba en la recta final, Michael. Fueron cinco aos de duro trabajo. La ltima pieza del rompecabezas estaba en Shawnsee. El suicidio habra sido lo ltimo que se le hubiera pasado por la cabeza. No haca falta decir nada, pues nada trascendente quitara el dolor. l la abraz y ella le puso las manos en el pecho, con el rostro manchado de lgrimas. Por qu, Michael? Por qu? No lo s, Simone. Pero me quedar contigo hasta que lo averigemos. Y despus... Se indign consigo mismo. Cmo te atreves. Ella est sufriendo. Te necesita. Pero yo la necesito a ella... Por qu lo hicieron, Michael? Pidi un pauelo, y l sac del bolsillo uno azul arrugado, pero las lgrimas ya haban empezado a correr por las mejillas. Ella se tap los ojos mientras l permaneca delante con las manos extendidas. La respuesta es sencilla: porque quienes mataron a Danny pensaron que deban hacerlo. Slo tenemos que descubrir por qu.

Alguien saba que Danny iba a reunirse con su informador en Shawnsee. Lo que no sabemos es qu pruebas descubiertas por tu hermano encendieron las alarmas entre esos hombres poderosos. Michael pos la mano en el antebrazo de Simone. Aparte de ti, a quin ms confiara Danny su investigacin? No tena muchos amigos. Por mucho que yo le presionara, no me deca nada. Usaba cdigos para ponerse en contacto con la gente? Otros los utilizaban cuando necesitaban localizarlo a l? Qu clase de cdigos? No lo s. Por ejemplo, ste es un mensaje para Zorro Rojo de Perro de Caza. Zorro Rojo? Perro de Caza? Simone rio. Has aprendido esta jerga en una de tus excavaciones en Judea? Los dos se rieron. Ambos agradecan poder relajarse un momento. El instante pas en silencio mientras se miraban. Volvamos sobre ello, de acuerdo? dijo l. Danny recibe una llamada de alguien a quien conoce, alguien que promete entregarle pruebas de la existencia de una gigantesca conspiracin en la que estn involucradas algunas de las personas ms poderosas del mundo, as como revelarle la fuente de su riqueza. Luego, muere en algn momento de la noche. Call un instante. Simone, y si el asesino era...el propio contacto? Te dijo con quin iba a reunirse en Shawnsee? Simone sacudi la cabeza como si la hubiera alcanzado un rayo. Espera! Se me haba olvidado algo. Hace unos tres meses, un sedn camuflado ech a Danny de la carretera. Mi hermano tuvo la sensacin de que era un aviso para que abandonara las investigaciones. Se inclin hacia delante y cruz los delgados brazos. Unas noches despus dijo cosas en sueos. No tenan ningn sentido. An no lo tienen. Como qu? Repeta una y otra vez la palabra promise, promesa. Al da siguiente, le pregunt qu quera decir. Se qued lvido. Oh, no es nada, hermanita. Nada, repiti muy deprisa. Hblame de este nada, Danny, dije. Me mir con recelo, de una manera rara. Slo..., oh, en realidad no es nada, Simone, repiti. Pero era algo, Michael. Estaba plido. Sent que me invada el fro. Le dije que necesitaba saber algo, cualquier cosa, porque de lo contrario no podra aguantarlo. Simone se sent en silencio en un banco, ordenando sus ideas. Danny intent actuar con aire desenfadado, como si aquello no tuviera ninguna importancia. Le dije que estaba equivocado. Sobre qu?, fue su respuesta. Lo que ests pensando. No sabes qu estoy pensando, dijo. S lo s, Danny. Soy tu hermana. He visto antes esta mirada en tus ojos. No s a qu te refieres, insisti. Danny, le dije finalmente, perdiendo ya la calma, vi esta expresin en tu cara cuando te pregunt por promise. No se me olvida tu cara y no parar hasta que me lo digas. Hablo en serio. Simone se levant del banco. Una pareja de ancianos, andando despacio, con torpeza, pas por su lado y se sent en el banco. El encorvado viejo, con un traje rado y un bastn de madera remendado con cinta adhesiva, coloc una silla de ruedas de modo que le diera el sol de la tarde. Ests cmoda, cario?, dijo, apartando de los ojos de la mujer un mechn de cabello. Al final me explic que haba una especie de programa informtico que relacionaba a las personas ms poderosas del mundo desde la Segunda Guerra Mundial. Lo llamaba Octopus. Tambin dijo que con Octopus controlando promise, no se poda confiar en ningn dato, por seguro que fuera, en su formato electrnico.

Magnfico gru Michael entre dientes. Esto simplifica las cosas. Es como buscar una aguja en un pajar. Se qued en silencio unos instantes, sin querer hablar hasta haberlo considerado todo a fondo. Dime exactamente qu cont sobre este sistema informtico. Todo lo que dijo l, lo que dijiste t, todo lo dicho por l o por cualquier otro en cualquier momento a partir de entonces. Ahora le tocaba a Simone mostrarse sorprendida. No habl inmediatamente, sino al cabo de un rato. Le brillaba la mirada. Qu insinas? se sobresalt ella. Michael se rasc la cabeza. Lo siento, Michael, pero yo no... La voz se fue apagando. Le he dado muchas vueltas. Pero no hay nada ms. Es todo lo que dijo. Intent buscar el trmino en el ordenador, pero no sali nada. Como la pronunciacin afecta a la ortografa y la ortografa afecta a la pronunciacin, incluso trat de deletrearlo fonticamente, cambiando la raz de la palabra y sustituyndola por equivalentes fonticos. Y? Y nada. No existe. Se me olvidara por eso. Pero s que existe, Simone. Por eso Danny estaba tan asustado cuando le preguntaste. No tema por su vida, sino por la tuya. l saba qu era lo que estaba investigando, pero al dar t con ello pusiste tu vida en grave peligro. Simone pos la mano sobre la de Michael; la calidez del contacto pareca desplazarse por su brazo. Michael le dirigi una mirada larga y penetrante. Era como si mirase a travs de ella, a alguna bondad o sensatez esenciales que estuvieran ms all. Dios mo..., qu dara l por saber si en ese ms all estaba incluida Simone. Simone, supongamos que Octopus es una organizacin muy poderosa y no un grupo desorganizado de criminales que trabajan juntos. Llamemos planificadores a esta gente del gobierno de alto nivel. No podran hacer las cosas ellos solos. Necesitan a otros, menos poderosos, que ejecuten sus rdenes, investiguen, entreguen mercancas, intimiden..., maten. Los llamaremos los verdugos. Cmo lo sabes? Ella lo mir. Es el prototipo de poder absoluto. As lo llamaba un amigo mo dijo Michael, pensativo. Qu? Dnde? Simone salt del banco. Hace unos aos, en Abu Simbel, Egipto. Lugar adecuado, momento inoportuno. Una combinacin de mala suerte y parecido fsico. Me confundieron con un agente corrupto en posesin de secretos que podan haberle costado caro a esta organizacin de mltiples niveles. Era Octopus? Simone estaba paralizada. Abri los ojos como platos. Mi amigo la llamaba debilidad humana. Qu ms deca tu amigo? susurr ella. Que era imposible matarla con un arma. Simone baj la cabeza. Cmo es...? La organizacin a la que nos enfrentamos debe de ser grande, muy profesional y bien definida. O sea una especie de criminales que trabajan para el gobierno de Estados Unidos dijo Simone. O que colaboran con personas poderosas en busca de un beneficio personal. Gente que puede dar rdenes y que cuenta con otros para que las ejecuten a la perfeccin.

Y si Danny haba descubierto su modus operandi, entonces l supona un grave peligro para el conjunto de la operacin aadi ella, airada. O an peor apunt el historiador de arcanos. Qu puede ser peor, Michael? Ahora que Danny est muerto, ellos vendrn por ti porque no estn seguros de cunto sabes. Mientras ests viva, eres una amenaza para su supervivencia. Pero yo no s nada... Eso ellos no lo saben. Y si creen que sabes algo, estamos en peligro. Simone miraba en silencio a su amante y amigo. Estaba procesando algo ajeno a su gama de experiencias. Tenemos que hablar con Torekull, Simone. Quiz tu vida corra peligro. No! La resolucin de su respuesta les sorprendi a ambos. Por qu, Simone? Simone, la mitad del Departamento de Polica de Nueva York est podrida. Aceptan sobornos. Si me pasa algo, no confes en ellos, a menos que ests totalmente segura, claro. Danny me dijo que los miembros de la polica estn infectados. No todos, pero s muchos. Yo crea que era una obsesin suya, pero ahora s que es verdad. Pas un buen rato sin que se dijeran una palabra. Michael, me alegra mucho que hayas venido susurr al fin, moviendo con insistencia las separadas y negras pestaas. Yo tambin me alegro. Pero no pienses que he olvidado nuestra ltima conversacin; cuando te dije que estaba locamente enamorado de ti. La mir, incapaz de apartar sus ojos de ella. Simone sali de un trance. Con los ndices y los pulgares se abri los prpados. Tienes los ojos grandes como los de Kant, famoso por su iris verde. Pero slo se poda ver con una lmpara de luz de estrellas. Un silencio. Cuando todo haya terminado, vendrs unos das? l le acarici el brazo. Y si voy para siempre? dijo ella. Luego aadi: No te vayas nunca, Michael. Lo prometes? Sonri, extendi los brazos y se puso en pie, estirndose de puntillas como para vislumbrar algo que pasara delante de ella. Mrame. Voy hacia ti como esa efusiva dama de Chjov. Se sent a su lado. Estoy agotada. Me preguntaba si me ayudaras a dormir. No he descansado desde... Se masaje enrgicamente las sienes y, de pronto, alrededor todo comenz a temblar. Michael la sostuvo, en silencio. Pues claro dijo cuando las emociones decayeron y la mente volvi a tomar el control. Gracias. No puedo concentrarme. Esta maana me he limpiado los dientes con relajante muscular. Qu bien! Pues s. Tras una pausa, aadi: Gracias por venir. No estaba segura de si, ya sabes... Al fin y al cabo, eres... Alguien que est perdidamente enamorado de ti. Simone sonri, se entretuvo arreglndose la manga y habl sin mirarlo. Me encanta el modo en que se te estrechan los ojos cuando sientes algo profundo. Michael murmur algo. Cuntame cosas sobre Danny.

De veras quieres saber? Ella dio un paso hacia l. La bebida favorita de Danny era la leche con cacao. Y su pasta dentfrica, Osito Gominola Flinstone. Y su personaje cinematogrfico? R2D2. Qu? En serio? El robot con acento pijo de Kent? Nunca soport esa cosa estirada. Tras la muerte de mis padres, vivimos un tiempo en Egipto. Yo lo cri. Lo s, cario. Un da hubo un incendio, y lo perdimos todo. Los lbumes de fotos, las cosas de pap, el anillo de boda de mam... l qued afectado? En realidad, no. Y sabes qu dijo? Son slo cosas. Nos tenemos el uno al otro. Y yo dije: Adems del loft de Nueva York. Tu loft, dijo l. Pap te lo dej a ti. La dbil sonrisa de Simone se convirti de pronto en un extrao temblor. Lo mir de reojo, como si Michael fuera un reflejo en la superficie de un estanque. Se ha muerto, Michael. l permaneci inmvil un rato largo, pensando algo. Las marcadas arrugas de su rostro eran muy elocuentes. l y Simone estaban entregados a lo que hacan. En sus campos, eran personas de un talento excepcional que se haban visto metidas en un juego mortal de humo y espejos. La verdad estaba ah, pero Michael tena la seguridad de que no contaban con capacidad suficiente para descubrirla por ellos mismos. Cuanto ms hurgaran en ese laberinto, y cuanto ms estuvieran al corriente de Octopus, mayores seran las posibilidades de acabar muertos. Michael pensaba que Simone jams abandonara la bsqueda de los asesinos de su hermano, aunque al final tambin le costara a ella la vida. Escucha dijo Michael por fin, consciente de la decisin que haba tomado. Es slo cuestin de tiempo que ellos entiendan la situacin, que se den cuenta de que existes, de que existimos corrigi. Mataron a tu hermano en cuanto ste supuso una amenaza, y no dudarn en matarnos a nosotros. Me ests proponiendo que abandone? La cara de Simone estaba crispada de furia. No, estoy sugiriendo buscar ayuda. La nica posibilidad que tenemos de desentraar esto es con otro profesional, uno como ellos que nos eche una mano. Y dnde piensas encontrar una persona as? Michael hizo una pausa y luego sonri. Da la casualidad de que soy amigo de uno de los mejores del ramo. Se rio. Era una risa sincera. De qu conoces a ese hombre? Michael se puso serio en el acto. Te he hablado de Egipto, pero hay mucho ms. Hace cinco aos form parte de una expedicin cientfica de la UNESCO a la regin de Ghazni. Era el ltimo intento de la organizacin por salvar las dos estatuas de Buda del siglo ii a.C. que quedaban en Afganistn. Se trataba de monumentos valiossimos, de la poca preislmica, cuando el pas era un tramo clave de la antigua Ruta de la Seda. Esas estatuas eran lo nico que quedaba de la rica historia de Afganistn. Le apret la mano. La guerra haba destruido todo lo dems. Nos encontrbamos a menos de veinte kilmetros, pero estaba oscuro como boca de lobo y tuvimos que pararnos a pasar la noche. En un radio de sesenta kilmetros, todos los edificios estaban destruidos. Unos cuantos decidimos instalarnos en un almacn de tres plantas abandonado, situado en las afueras de Khushali Torikhel, que en otro tiempo haba

sido la oficina regional de una de las agencias alimentarias locales de la ONU. Lo que no sabamos era que los talibanes haban desalojado el lugar en su avance al norte, hacia Pakistn. Al parecer, las tropas estadounidenses tenan a este grupo concreto de talibanes en el punto de mira por haber matado a dos soldados de Estados Unidos en un control de carreteras rutinario. Para reducir al mnimo las bajas, se dejaron de tcticas sutiles y lanzaron un ataque de artillera. Se produjo sobre las dos de la maana. Un avin teledirigido arras una manzana. Un arquelogo italiano acab con las dos piernas rotas. Yo qued atrapado bajo una gran losa de cemento. Otros no tuvieron tanta suerte. Cuntos erais? pregunt ella, conteniendo la respiracin. Once. Tres cientficos, cinco arquelogos, yo y dos expertos en culturas antiguas. Y ese hombre? Curtis Fitzgerald. Tan pronto vieron su error, los norteamericanos enviaron a unos cuantos comandos para sacarnos de all. Menos mal. No exactamente. ramos supervivientes, y por tanto testigos presenciales de un incidente potencialmente embarazoso. Era preferible que estuviramos muertos y furamos enterrados con todos los honores a que nos hicieran desfilar frente a una audiencia internacional. El grupo de bsqueda cerr la zona, examin los escombros y nos abandonaron a nuestra suerte. Cmo lo sabes? Porque oa sus voces a lo lejos. Estaban a quinientos metros. Puede que no encontraran el montn de escombros correcto. Si hubieran buscado bien, lo habran encontrado. Y ese hombre, Curtis? Se qued atrs, arriesgando su vida. La orden era evacuar dijo Michael, irritado. Si no llega a ser por l, yo estara muerto. Sac su viejo mvil, marc un nmero, puls un dial extragrande y esper.

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Curtis se levant con las piernas entumecidas. Estaba recuperando la movilidad. El dolor haba remitido y las heridas sanaban. Ya le haban quitado los puntos. An llevaba el abdomen cubierto de vendajes, pero tras dos operaciones estaba cicatrizando. Lo notaba, como notaba que empezaba a regresar la fuerza. El sol rojizo de media tarde atravesaba como agujas las persianas venecianas, refulgiendo en la pared de la esterilizada habitacin de hospital. Y aunque todava no haba llegado la primavera, el tiempo era agradable. Mir por la ventana

sin propsito fijo, a la ciudad a sus pies, ensimismado. En las calles de Roma, la gente paseaba, hablaba y rea, se abrazaba y amaba. Nadie sospechaba nada. Haban pasado dos semanas y media, tiempo suficiente para curar las heridas; pero no para ahuyentar a los torturantes demonios que an lo araaban por dentro. Ech la cabeza hacia atrs y respir hondo. En la pantalla de su imaginacin vio el tiroteo de la Via dei Giardini, Josh desplomado en el suelo, acribillado a balazos, el testigo japons... Quines eran ellos? Los pensamientos de Curtis comenzaron a inundar su cerebro en respuesta al ataque recibido por su organismo. Por momentos sinti como si estuviera sonmbulo. Ahora el tiroteo pareca pertenecer a otra vida. Se halla usted entre amigos. Aqu no corre ningn peligro. Est seguro. Curtis se desconcentr al sonar el telfono. Quin querra localizarlo? Lo cogi y mir la pantallita. Era un nmero conocido, pero no lo identificaba. Hola. El tono sonaba ms a reproche que a saludo. Michael no reconoci inmediatamente la voz, pero igualmente lo invadi la calidez. A que no adivinas quin soy! Hubo una larga pausa. Pues no, la verdad solt la voz en el otro extremo de la lnea. El tono distante, la voz tranquila y glacial de un extrao, hicieron pensar a Michael que quiz se haba equivocado de nmero. Eh, amigo, ya s que ha pasado mucho tiempo desde las ltimas copas, pero en serio... No quiero pedirte dinero! Rio con ganas. Un silencio. Lo siento. Ahora la voz de Nueva York era seria y cauta, desprovista de humor y calidez. Me gustara hablar con Curtis Fitzgerald, por favor. Al habla. Quin me llama, por el amor de Dios? Curtis! dijo Michael. Soy Michael. No te acuerdas? solt medio en broma. Michael! Oh, lo siento. Dnde demonios ests? Lo habra sentido mucho ms si no hubieras cogido el telfono. Estoy en Nueva York. Qu, los nubios an te persiguen? No me digas que quieren recuperar ese traje horroroso que compraste al descendiente directo de Moiss. Rio a carcajadas. Vamos, Curtis, esto no tiene ninguna gracia! replic Michael con sorna. Que no tiene gracia? protest Curtis. Llegamos a una gasolinera en medio de un oasis en este lado de la frontera egipcia, cerca de Abu Simbel, y va y me entero de que tres hombres vestidos con sbanas te estn sacando a rastras del armatoste en forma de cuarto de bao! Dnde ests? En Roma. Roma? La ltima vez que supe de ti estabas en Afganistn. Qu haces en Roma? La verdad? Trabajo de niera. Pero ya est bien de hablar de m. Qu haces t en Nueva York? Han encontrado restos del Antiguo Testamento bajo un edificio de la ONU? Michael se qued callado un momento. Luego le cont a Curtis todo lo sucedido en las ltimas semanas, sobre Danny y Shawnsee, sobre alguien llamado Octopus y sobre promise. En Roma, un hombre escuchaba con semblante adusto el relato de su amigo. Luego habl con seguridad y energa.

Michael, quiero que vuelvas a llamarme desde un telfono pblico. Ya te lo explicar. Y colg al instante. No haban pasado cinco minutos cuando, en algn lugar de Roma, un nmero recibi una llamada. Se oy un tono antes de que respondiera una voz inquisitiva. S? Curtis, de qu va todo esto? A travs de la lnea, alcanzaba a or la respiracin de Roma, as como los fuertes latidos en su pecho. Michael, ojal me equivoque, pero creo que los dos corris grave peligro. En Nueva York hubo un silencio momentneo. Piensa bien antes de responder. Alguno de vosotros ha buscado en Google los trminos Octopus y promise? Simone. Como Danny no estaba muy dispuesto a hablar de su trabajo, ella busc en Internet. Desde dnde? La voz de Roma sonaba glida, casi amenazadora. Curtis oy una voz haciendo preguntas, y una mujer respondiendo. Desde su casa contest Nueva York. Sus bsquedas pueden haber desencadenado algo. Van por vosotros solt Curtis. Michael se puso en pie, agitado; en su frente palpitaba una vena. Mejor que te expliques. Varios organismos gubernamentales tienen programas de localizacin y seguimiento en Internet. El ms conocido es Carnivore, del FBI. Estos sistemas utilizan tcnicas de captura de tramas para controlar nodos especficos y ubicaciones de datos en la red. Cada ordenador tiene una direccin digital nica. Si Simone tecle promise, lo ms probable es que tropezara con algn dispositivo de las agencias del gobierno. No te sigo, Curtis. Eso significa que la propia investigacin de Simone habra activado una contrainvestigacin por parte del asesino de Danny. Lo cual significa que... ellos... saben quin es ella y dnde est. El vaporoso uso de la tercera persona del plural: ellos. Planificadores. Verdugos. Simone segua la conversacin en silencio. Michael la miraba fijamente, mientras su cuerpo se tensaba. Cundo hizo la bsqueda? Una semana antes de la muerte de Danny. Silencio en Roma. Un hombre alto y barbudo, sentado frente a ellos con los codos en las rodillas y las manos juntas, se levant despacio, cruz pausadamente el pequeo parque y se sent al lado del viejo con el traje rado y el bastn de madera remendado. Los dos miraban al frente, sin que nada diera a entender que se conocan. Pero hablaban. Hay alguien ms de quien debamos preocuparnos? En la voz del hombre se apreciaba un tono agrio. La pregunta revolote en el aire antes de ser arrastrada por el viento. Otro hombre, en otro sitio, parece saber mucho. Los matamos? dijo el de la barba. No, esperemos. Dejemos que vengan a nosotros. Para matar siempre hay tiempo. Una sonrisa riz los bordes de la cara del hombre barbudo, que se puso en pie y sigui lentamente a la extraa pareja fuera del parque.

La conversacin telefnica prosegua. Michael, escucha con atencin. Tomar el prximo vuelo a Nueva York. Pero, hasta que llegue, necesito que hagas algo por m. Tenis que marcharos ahora mismo. Lleva el coche de Simone a un taller de reparaciones para una puesta a punto, y salid con cualquier coche de alquiler que tengan all disponible. Si os estn siguiendo, es un modo fcil y barato de desaparecer por un tiempo sin dejar rastro. Buscad una pensin aislada en un radio de cincuenta kilmetros de Nueva York y esperad noticias mas. En cuanto aterrice, os llamo. No digis a nadie dnde estis. Dnde nos hemos metido, Curtis? Estis entre la espada y la pared, amigo mo. Si no sals cagando leches, tenis los das contados. Venga, en marcha. Te veo maana. Qu es promise? Qu significa? grit Michael en el auricular. Es un acrnimo de Sistema de Informacin sobre Gestin de los Fiscales. Se deletrea P-R-O-M-I-S. Salid de ah. Ahora! Era una orden. Se cort la comunicacin. Justo cuando Curtis colgaba el telfono, se abri la puerta. Seor Fitzgerald! Ah, hola, enfermera. Me alegra que haya pasado a verme. Qu est haciendo? Por favor, dgale al mdico que necesitaba estirar las piernas. Volver pronto. Estirar las piernas? S. Dnde? En Estados Unidos. Dgale al mdico que hoy no me espere levantado. Pero... Se cerr la puerta. Momentos despus, un hombre alto y fornido sala cojeando del hospital y paraba un taxi. Al aeropuerto, presto. Marc un nmero en el mvil. Al tercer tono, contest una mujer. Dgame. Seora Arbour, soy Curtis Fitzgerald. No mucho despus, en las sombras de la tarde, una camioneta llegaba a una aislada cabaa de troncos, oculta por pinos y abedules. Una atractiva pareja ocup una habitacin con vistas a un estanque artificial y a unas onduladas colinas. Al otro lado del ocano, en Roma, otra camioneta se detena en la terminal principal del aeropuerto Leonardo da Vinci. Curtis se ape cojeando del taxi y se dirigi al mostrador de Swiss Air. Tengo una reserva en un vuelo. Mi nombre es Fitzgerald. Como era de esperar, Curtis Fitzgerald viaj en primera clase.

16
Menos de veinticuatro horas despus, en un cntrico hotel de Nueva York, Curtis estaba en su habitacin de la vigsima tercera planta, estudiando el trfico con los prismticos. Haba dado a Michael instrucciones precisas: tenan que llegar al hotel antes de la hora punta, conducir hasta all desde la direccin opuesta, hacer una seal, girar y arrimarse al bordillo adyacente, esperar un minuto, luego reincorporarse al trfico, conducir hasta la siguiente rotonda, a unos trescientos metros, girar y meterse en el aparcamiento subterrneo. Desde su posicin estratgica, l podra seguir el patrn del trfico alrededor de la camioneta. Si alguien los segua, podra avisarles. A las cinco menos cuarto, Curtis vio una camioneta plateada acercarse al hotel desde la direccin opuesta y realizar la maniobra requerida. Satisfecho al comprobar que no los seguan, Curtis telefone a Michael y le dijo que subieran. Aguantar la tensin de la espera, una prctica en la que normalmente Curtis era excelente, le causaba dolor. No saba si era el dolor fsico o el nerviosismo de la espera. Unos golpecitos en la puerta pusieron fin a los nervios. Cruz con cautela la habitacin, abri e hizo pasar a sus invitados. Encantado de conocerte, Simone. Curtis le tendi la mano. Lamento lo de tu hermano. Gracias. Michael me ha hablado mucho de ti. Ah, s? Curtis enarc una ceja. Yo en tu lugar no creera una palabra. Casi todo era bueno. Ella sonri. Lo ves? Se volvi. Ha pasado mucho tiempo, Michael. Simone contempl cmo Michael y Curtis se daban uno de esos abrazos reservados a los viejos amigos. Me alegro de verte. Y gracias por venir. Michael le peg, juguetn, en el estmago. Curtis hizo todo lo posible para no doblarse, agarrndose al respaldo de la silla con la mano izquierda y al sof con la derecha. No pasa nada gru Curtis. Se le haba cortado la respiracin y se sujetaba el vientre con la mano derecha. Michael se angusti. Con nosotros puedes ser franco. Su voz era tensa. Escucharon en silencio mientras Curtis explicaba con todo detalle los hechos de la Via dei Giardini. Quines son ellos? pregunt Simone, sentada en el sof. Su nombre es un trabalenguas. A estas alturas, slo podemos especular. S que hay gente a sueldo del gobierno que entra y sale, agentes, antiguos agentes y tipos de la mafia, personas con habilidades muy valoradas y muy bien remuneradas cuando sirven al bando equivocado. Agentes independientes que trabajan por su cuenta y no se conocen unos a otros, si bien estn coordinados mediante una serie de controladores, quienes a su vez son controlados desde arriba contest Curtis hundindose en un silln situado frente a la chimenea. Estn en una operacin norteamericana? pregunt Simone. No estoy seguro. Tienden a meterse en asuntos internacionales, una especie de organizacin de mltiples capas con un crculo interno de intereses privados.

Hablas de una especie de concilibulo? terci Michael. Con qu fin? inquiri Simone. Debe de haber un mvil! Dinero? Lo dudo, Michael. Ya tienen casi todo el dinero del mundo. Entonces, qu? Riqueza, reconocimiento, notoriedad? Si es el mismo tipo de operacin, te aseguro que no mataron a Danny por lo que son, sino ms bien por lo que habra significado para ellos la revelacin de su identidad. Quiz no queran ser descuartizados por cosas que hicieron en el pasado. Despus de todo, Danny deca que esto se remontaba a la Segunda Guerra Mundial seal Simone. Si son personas situadas en altos niveles del gobierno, la investigacin de Danny quiz puso al descubierto sus transgresiones de cincuenta aos atrs dijo Michael. Es posible borrar los viejos crmenes. Fjate en lo de Roma dijo Curtis pensativo. Esto es distinto. Simone, qu decas sobre la reaccin de Danny cuando le preguntaste por PROMIS? Que se puso plido. Pero sa no es una reaccin normal si estamos hablando de viejas infracciones. No, esto no tiene que ver con el pasado. Es sobre el presente. Lo que pasara en la Segunda Guerra Mundial est relacionado con el presente, y muy probablemente con el futuro. Curtis dej que su mente vagara libremente. Danny tropez con algo grande. Una conspiracin de algunas de las personas ms poderosas del mundo, que persiguen un objetivo comn. Por qu lo dices? Simone lo mir fijamente. En realidad, no lo s. Por lo general es as como funciona. Una conspiracin de algunas de las personas ms poderosas del mundo persiguiendo un objetivo comn repiti Michael. Pero, con qu objetivo? Slo lo sabremos cuando recuperemos los documentos de Danny dijo Curtis. Lo que significa que volvemos a empezar desde cero solt Simone, desesperada. Porque quienes los tengan no se atrevern a asomar la cabeza. Eso si an estn vivos precis Michael. Curtis sacudi la cabeza, cerrando los ojos, y la oscuridad alivi por momentos el punzante dolor en el estmago. Y si el supuesto es errneo? Y si no vamos tras l sino tras ello? Qu quieres decir? inquiri Michael. Los dos estis desconcertados porque alguien tiene acceso a los documentos de Danny, y habis dado por sentado que fue Danny quien se los pas. Y si la suposicin es equivocada? Y si estamos buscando a alguien en vez de algo? Simone y Michael escuchaban en silencio. Nos falta una pieza concluyente del rompecabezas. He estado dndole vueltas desde que sub al avin anoche. Pensemos. Cul es la explicacin ms sencilla? Si esta organizacin, Octopus, persigue a alguien, los grados de lealtad a tu hermano son totalmente irrelevantes; esta persona no tiene ninguna posibilidad. Primero le inyectarn Amital, y su vida ser un libro abierto. Despus lo matarn, obtendrn la informacin necesaria e irn por vosotros. Pero no lo han hecho. Curtis hizo una pausa. Por qu? Porque no tienen lo que necesitan seal Simone. Exacto. Y eso significa que no debemos buscar quin sino el qu y el dnde. Puedo beber algo? Claro. Curtis se levant y fue al mueble bar. Dos medidas de whisky para l; una para Simone y Michael. Hielo?

No, gracias. Simone se puso en pie y se acerc a la ventana. Voy a volverme loca! Encima de no saber dnde est el probable quin... ahora nos cae encima el improbable qu! Curtis les llev los vasos. Simone terci Michael, t lo dijiste. Danny no tena muchos amigos, desde luego ninguno a quien pudiera confiar lo que estaba investigando. Pero tampoco iba a dejar que se desperdiciara su extraordinaria labor. Le haba dedicado demasiado. Eso hace que quedes slo t, su hermana, como nico pariente vivo, la persona a la que ms quera y en la que ms confiaba. Mientras estuviera vivo, Danny guardara las distancias contigo. Saba el peligro que corra. Por eso se puso lvido cuando le preguntaste por PROMIS. Pero tomara precauciones por si le suceda algo. T misma lo dijiste. Hizo copias de todos sus documentos. stos son ahora tu pliza de seguros. Michael hizo una pausa. Entonces, por qu no han venido por nosotros? Porque saben que Simone no los tiene. Recuerda la contrainvestigacin. Lo que no saben es quin los tiene. As que estn observando y esperando explic Curtis. ... Porque estn actuando en funcin del supuesto de que es l quien los tiene, y no el qu aadi Michael. Exacto. Simone dej el vaso de whisky y cogi una bolsa de cacahuetes de la cesta de bienvenida. Pues si es el qu, dnde est? En el nico lugar del mundo donde nadie lo buscara dijo Curtis. Y dnde est eso? Michael se inclin hacia delante. En el apartamento de Danny. Curtis ahora le tocaba a Michael poner objeciones, los detectives lo registraron de arriba abajo. Por si lo has olvidado, no encontraron nada. Michael, no encontraron nada porque no buscaron lo que deban. Michael se qued pensando, con su mente dando tumbos. Recorri la habitacin con los ojos. Lo que tenemos no es ninguna prueba, desde luego, pero tampoco hay que desecharlo dijo al fin. Simone intervino Curtis, en esta ecuacin hay dos elementos entrelazados: t y Danny por un lado, y Octopus y PROMIS por otro. Y estos elementos tienen un denominador comn. Teoras, suposiciones, ecuaciones. Estoy cansada de eso. Dej el vaso de un golpe en la mesa. Por el rabillo del ojo, Michael dirigi a Simone una mirada larga y tierna. Ella estaba conteniendo las lgrimas; sus dedos dibujaban algo en la mesa; su mente intentaba recordar un detalle. Simone, recuerdas qu te dijo Danny sobre PROMIS? Como interrogador experto que era, Curtis la iba guiando en la direccin adecuada. Dijo que, con Octopus controlando PROMIS, no se poda confiar en ningn dato en su formato electrnico, por seguro que fuera. PROMIS puede hacer lo que ningn otro programa ha podido hacer nunca: leer e integrar cualquier cantidad de programas informticos o bases de datos diferentes de manera simultnea, con independencia del lenguaje en el que estn escritos, del sistema operativo o

de las plataformas en las que las bases de datos estn instaladas. Asinti para s mismo. Hace poco, el Departamento de Seguridad Interior y la Agencia de Seguridad Nacional han dedicado ms fondos a la ciberseguridad que a ningn otro proyecto, concretamente al programa Managed Trusted Internet Protocol Services, que utiliza PROMIS aclar Curtis mientras haca un clculo mental. Por eso Danny te advirti de que, con PROMIS, no se poda confiar en ningn dato, por seguro que fuera, en su formato electrnico. Curtis se puso en pie. Nadie dijo nada. Era como si no lo hubieran odo, aunque l saba que lo haban odo perfectamente. Si PROMIS puede ver y or, tambin puede registrar patrones y perturbaciones estadsticas, pero slo si lo que buscamos est escondido en un sistema correlacionado aadi Curtis. Ahora bien, y si lo que estamos buscando no est realmente oculto en ningn sistema que PROMIS pueda reconocer? En el cielo y la tierra hay muchas cosas que no se revelaran en PROMIS. Un momento. Michael Asbury lade la cabeza. Danny saba que esta informacin deba de estar tan bien escondida que, por mucho que los asesinos la buscaran, no la encontraran. O al menos..., nunca sospecharan que deban mirar en cierto sitio. Simone alz la cabeza. Ests sugiriendo... S, claro! No slo debe de estar bien oculta dijo Michael, sino que t, Simone, tendras que poder reconocerlo. Disculpa dijo ella dirigindose a Curtis, has dicho Voltemand Hall, o te referas a un cortesano de Hamlet? Y qu tiene que ver esto con Danny? Perdn? Curtis crey haber entendido mal y le dirigi una mirada perpleja. Has dicho que si PROMIS puede ver y or, tambin puede registrar patrones y perturbaciones estadsticas, pero slo si Voltemand Hall... No he dicho nada sobre Voltemand Hall. Ni siquiera s qu es, Simone. Entonces, por qu lo has dicho? El qu? Lo que has dicho. Quizs es simple curiosidad. Voy al bao, con permiso. Tal vez cuando vuelva ya lo tenemos resuelto. De qu habla? susurr Curtis con una sonrisa asimtrica en la boca. Se me olvid decrtelo. Siempre que come cacahuetes de mala calidad sufre una reaccin alrgica que posteriormente le afecta al odo. No le hagas caso. Se le pasa rpido. Unos momentos despus, Simone entr en el saln y coloc, desafiante, la rodilla derecha en el brazo del sof. Qu decas, Michael? Que s, claro. No slo debe de estar bien oculto, sino que t tienes que poder acceder a ello. Entonces, qu podra ser? Algo que l supiera que reconoceras y seras capaz de descifrar. Piensa, Simone dijo Michael espolendola con tacto. Es sobre el qu agreg Curtis. Cmo lo disimulara Danny? Qu intereses tenais en comn? Qu sera ese algo que te llamara la atencin al instante? Te acuerdas? dijo Danny. Me acuerdo respondi ella. La primera espiral terminaba en un punto. ste es el final del mapa? pregunt l.

Los mapas no tienen finales. Tienen niveles de ampliacin. l lo pens un momento. Simone... Danny le tir de la manga, el infierno tiene geometra? Eso pensaba Galileo. Cmo dibujaras el infierno? l movi los lpices de un lado a otro, cada vez ms deprisa. As. Perdn? Curtis crey que haba vuelto a perderse algo. Dante dijo ella. La Divina Comedia.

17
Esa noche llova en Roma. Furiosas cortinas de agua bramaban sobre transentes y conductores, como una bestia rabiosa que intentara escapar de una jaula. La luna irrumpi con sus fros rayos. Un hombre bajo y fornido, vestido con una cazadora arrugada y mal entallada, se resguard bajo un pasadizo abovedado y mir el reloj. Se hallaba entre dos farolas, frente a las macizas puertas ornamentales de un edificio de apartamentos de piedra rojiza. Eran las cuatro y media de la maana. La llamada llegara de un momento a otro. Casi sumergido en la oscuridad, estir el cuello, a la izquierda, a la derecha y otra vez a la izquierda. El hombre oy el lento fragor de un vehculo que se acercaba. El haz de luz recorri la negrura y lo atrap por un instante en su guarida. Paralizado, se inclin hacia atrs y cerr los ojos, sintiendo en las sienes un extrao calor hmedo. Llegara la llamada? El hombre se ajust la cazadora con dedos torpes, se subi las mangas, se las baj. Volvi a mirar la hora. Las cuatro treinta y tres, las cuatro cuarenta, las cuatro cuarenta y siete... Lleg por fin cuando pasaba un minuto de la hora. Las cinco y un minuto de la maana. En Roma, la silueta baja y robusta respondi al primer timbrazo. S, s? repiti, pegndose el auricular a la oreja. El susurro era discordante. Qu pas en la Via dei Giardini? Quin fue el responsable? Tienes los detalles? El jefe est muerto, igual que los otros dos y los guardias. El testigo ha desaparecido. Creemos que se encuentra en Roma. Un extrao giro de los acontecimientos. Es posible que l nunca pensara testificar, y sin embargo, ha usado como cebo una trampa. Esa mujer, Arbour, averigu algo. Reforz la seguridad. Slo como precaucin. No tenan nada. Est en peligro alguna de nuestras fuentes?

Dios mo, no, no sospechan nada! En la via dei Giardini sobrevivi uno de los dos hombres. Qu sabemos de l? Est herido. Ayer sali para Nueva York. Nombre? Aspecto? Nombre desconocido. Tena una acreditacin Cuatro Cero. Aspecto: incompleto. Pero est en Nueva York? No conocemos su estado fsico. Lo que s sabemos es que recibi una llamada de alguien y poco despus sali del hospital. Direccin? Al aeropuerto. Vuelo Roma-Nueva York. Una decisin de ltima hora, est claro. Comprobad las ltimas incorporaciones en la lista de pasajeros. Mirad tambin si todo el mundo pas por la aduana. Necesitamos una descripcin fsica para maana por la maana. Los matamos? No hasta que averigemos quines son. Los quiero vivos, sobre todo a la mujer susurr una voz lejana. Hubo una breve pausa. Se me ocurre una explicacin dijo el hombre fornido de la cazadora mal entallada, imponindose poco a poco. Pngase en su lugar. Su hermano ha muerto. Ella cree que lo han asesinado. Est consumida por el dolor, que es inmenso, como tambin lo es su ira. Busca a la nica persona en quien puede confiar aparte de su hermano. Un hombre que conoci en otro tiempo, en quien confa..., quizs un amante o un viejo conocido. Qu hace? Silencio del otro. Ella no puede acudir a la polica porque su hermano cree que la polica est en el ajo. Nos aseguramos de esto. Representa la traicin. Djame pensarlo. Se produjo un largo silencio. Esta reaccin es racional. La voz sonaba como un eco lejano con acento del Medio Oeste. Lo cual significa que ella es previsible aadi el eco. Sugiero eliminar al soldado. El hombre de Roma aguant la respiracin y escuch. No hasta que yo lo diga. Necesitamos sus sinergias. La mujer no sabe dnde se ha metido. El profesor tampoco. El soldado s, pero necesita la ayuda de los otros dos para descubrir la verdad. Entre los tres lo resolvern. Por qu est tan seguro? Hemos interceptado una llamada desde Nueva York. Entretanto, nos ponemos cmodos, observamos y escuchamos. No podemos engaarlos con estratagemas. No tendremos por qu hacerlo. Recuerda, van a ciegas. No tienen pistas de los elementos involucrados ni de cmo pueden estar conectados. Si es preciso, se insinuarn promesas, intervendrn actores... Pero ya estn sentenciados. De acuerdo. La informacin saldr inmediatamente. Justo cuando el hombre guardaba el mvil, se oy un zumbido areo. Mir el reloj. En Nueva York an faltaba un rato para la medianoche. Se produjo una llamada con instrucciones precisas a un especialista de la Gran Manzana, el tan cacareado hombre punta de la avanzadilla. l sabra qu hacer, pues lo haba hecho antes. Por eso le conocan como el especialista. Su verdadero nombre no vena al caso. Haba utilizado tantos que haba perdido la cuenta. Simplemente, era un hombre de fiar que saba entrar y salir de los recintos ms fortificados e inexpugnables. El hombre invisible. Instrucciones enviadas y los equipos en sus puestos. El hombre de Roma sali de detrs del rbol y baj el bordillo despacio. Aparecan

las primeras luces en las ventanas, dos en el lado ms prximo, una enfrente, derramando su contenido en la calle. Mejor no quedarse ms tiempo de la cuenta. Podran hacer preguntas. Lo suyo era el anonimato y la coordinacin. Haba demasiado en juego.

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Qu has dicho? Ella dud y lo repiti con firmeza. He dicho que creo saber dnde pudo guardar Danny los cdigos! Curtis alz la cabeza lentamente. Se volvi y le devolvi la mirada, incrdulo. T lo has dicho, tena que ser algo que el asesino o los asesinos nunca pudieran sospechar, y nada electrnico. Respir hondo, vacil y luego sonri. Dante. Dante? Qu es esto? Curtis frunci el ceo, perplejo. Un escritor del Renacimiento italiano. De qu ests hablando? Ella se volvi y lo mir. Compartamos nuestro amor por Dante. Y? Tiene que estar en la Divina Comedia de Dante. Dnde? Dentro del libro. Quieres decir que Dante y tu hermano estaban investigando a esa gente, y que ahora que Danny est muerto el otro ha decidido contarlo todo en un libro? Curtis mir a Michael desconcertado. Mejor que lo localicemos. No hay por qu preocuparse. An tardarn seal Michael. Vaya, ahora eres un experto! Simone, si t y aqu el seor experto podis encontrarlo, tambin podrn ellos. Ellos no saben que lo tiene dijo ella con una amplia sonrisa. Es esto un dictamen de experta? De experta en el Renacimiento italiano precis Simone. Las valoraciones a menudo contienen hechos relacionados. Esto es una patochada murmur Curtis arqueando la espalda y notando las heridas . Una comediante italiana y un ratn de biblioteca jugando a soldaditos entre dos continentes. No entiendo nada. Por qu no vamos a ver a Dante y cogemos lo que necesitamos antes de que lleguen los asesinos de tu hermano? Porque est muerto, Curtis. Dios santo, o sea que lo encontraron. Cundo? Cmo?

Muri por causas naturales. Mejor que hagamos una doble comprobacin. Cundo muri? Oh..., hace unos setecientos aos. Curtis empezaba a dar seales de estar harto. Qu? De qu ests hablando? Danny y yo compartamos nuestro amor por la poesa clsica italiana. Bueno, en realidad era mi amor, y cuando muri nuestra madre, le compr a Danny un ejemplar de la Divina Comedia para consolarlo... l entonces tena diecisis aos. Los recuerdos volvieron en un instante. Fue en 1991. La ltima vez que la vieron viva, su cara plida, tocada con un sombrero de tres picos, andando pesadamente hacia la cmara, miraba desde la pantalla, cruzaba la mirada con ellos, pero era incapaz de reconocerlos, de ayudarlos y consolarlos, pues era slo una figura en una foto. Est viva porque se mueve y habla, porque estaba viva cuando se grab la pelcula; pero tambin muerta (la gente fotografiada siempre lo est, ya es un recuerdo). Est de veras ah, Simone? pregunt Danny, radiante a travs de las lgrimas, hojeando el libro y mirando expectante a su hermana. Al principio, ella no contest, y pas la palma de su mano izquierda por los nudillos de la derecha de Danny. Mira, cario, la muerte revela que no hay vida, slo un sueo de vida dijo despacio, haciendo pausas, escuchando el sonido de las palabras y su significado ntimo. l la observaba, ansioso. En Dante a Simone se le llenaron los ojos de lgrimas, ella nos ayudar a los dos a salvar el abismo entre expresin y pensamiento. Las palabras correctas te esperan en la orilla opuesta del ro neblinoso. Ella nos guiar hasta esos pensamientos an desnudos. Los ojos de Danny estaban empaados por las lgrimas. Nada la har volver, cario. La dbil voz de Simone vacil. Ms all de cualquier espiritualismo faciln, los muertos hablan. Nos aconsejan a travs del recuerdo, mediante nuestro conocimiento tardo, aunque a menudo luminoso, de lo que nos habran dicho. Incluso ahora, estando su hermano muerto, la voz era apagada. Pasbamos horas leyendo a Dante e imaginando que los dos vagbamos por las profundidades del infierno y las vertiginosas alturas del paraso. Para Danny fue una terapia. Se saba todos los cantos de memoria, y a menudo crea que visitaba a nuestra madre en el Paraso de la mano de Dante. Para l, la Divina Comedia fue una luz brillante en un universo oscuro. Simone... interrumpi Curtis, muy consciente de lo delicado del momento. Por qu ests tan segura de que las pistas de Danny se esconden en Dante? Te lo dijo personalmente? Quiero decir, si le suceda algo, dijo si haba un plan B? Dijo que cuando llegara el momento, yo lo sabra. Simone parpade, absorta en sus pensamientos.

19
El sol de ltima hora de la tarde estaba suspendido en el cielo. El da se escabulla lentamente cuando los tres llegaron al edificio de apartamentos de Danny. Las nubes buscaban el sol y el viento serpenteaba por las calles de la ciudad. Esa tarde invernal tocaba a su fin. El edificio tena una fachada poco inspirada, a excepcin de las ventanas, talladas como ojos de buey entre las olas de ladrillo rojo, que pasaban del amarillo limn al plateado bajo el vuelo de las nubes de invierno teidas de arena. El bloque se alzaba un tanto aislado en una zona de casas privadas con postigos tras las verjas de hierro. Los tres cruzaron el vestbulo en silencio. Por las grietas de los pisos de la primera planta se colaban las culebras. En el 1B, un inquilino estaba dando afanosos martillazos en la pared. Sin decir palabra, los tres subieron hasta el descansillo de la segunda planta. Simone reprima las lgrimas con estoicismo. Tras la muerte de Danny, se le vino el mundo encima. Simone... Estoy bien solt dando un respingo. No, no lo estoy susurr. En su voz se apreciaba angustia, pero tambin miedo y resolucin. Michael empez a hablar, pero ella lo interrumpi. Bueno, s... estoy... Y ahora Michael se dio cuenta de que Simone estaba extraamente ausente, como si no lo escuchara a l, sino a algo llegado de lejos. Hay luz en algn sitio? pregunt Curtis buscando a tientas un interruptor en la pared. Est bien... As es como debe ser replic Simone casi maquinalmente. Curtis encontr el interruptor y lo puls. Michael toc suavemente el fino codo de Simone, que sujet entre el ndice y el pulgar. Ella le dirigi una mirada intensa, sin parpadear. Con cuidado, para no alterar la expresin de angustia, le bes en la mejilla. Gracias. Es slo que... Se le quebr la voz. Guard silencio. Michael esper, pero Simone no volvi a hablar. Danny Casalaro viva en el piso de arriba de un complejo de cinco plantas de Greenwich Village. Por muy de postn que pareciera, durante todo el da y buena parte de la noche se oa el metro, dando la impresin de que todo el edificio se desplazaba lentamente. Simone llevaba un impermeable, una bufanda blanca y negra alrededor del cuello y un vestido azul brillante cerrado en la garganta, lo que acentuaba su figura delgada y bien proporcionada. Las lgrimas en sus largas y negrsimas pestaas se haban comido el rmel. Los tres se pararon a la entrada del apartamento 2B. Simone saba que llegara ese momento. La invadi un abrasador calor helado, seguido de una oleada de vrtigo y desorientacin. Sinti como si la tierra desapareciera bajo sus pies; tena la boca seca y un nudo en el estmago. Con aire distrado, se pas un dedo tembloroso por el ondulado pelo oscuro, descubriendo en el antebrazo una mancha de nacimiento. Qu estaba sintiendo? Era difcil contarlo. De pronto, en algn lugar abajo, oyeron un cerrojo, un pestillo hizo un ruido resonante y una puerta se abri de golpe. Un instante despus, sali al pasillo un hombre maduro en zapatillas de pana. Tras l se derramaron sonidos de algn espectculo deportivo, levitando una dcima de segundo antes de disolverse en el aire enrarecido. Un chasquido, y el pasador

volvi a su sitio. Se cerr la puerta. El hombre sac la pipa y la llen con cuidado. Con paso firme y tranquilo, baj las escaleras hasta la calle. Simone abri el bolso y sac una llave de un estuche metlico. La gir a la derecha, dud un momento y volvi a girarla. Los fuertes latidos de su corazn neutralizaban los dems sonidos. El cerrojo de seguridad cedi, y los pasadores se deslizaron con suavidad. Empuj la puerta con la palma de la mano derecha. Curtis mir a Simone en la chillona luz de la entrada; ella tena una mueca de dolor. No, no era una mueca, estaba mirando algo, conmocionada e incrdula. De repente solt un grito ahogado. Dios mo..., el horror se apoder de ella. Mientras tragaba aire, todo su cuerpo tembl por la angustia. Curtis la agarr y la apart de la posible lnea de fuego. Simone jadeaba. l se volvi, intentando entender la causa de su histeria. Entonces lo vio. El desbarajuste que se ofreca a sus ojos era indescriptible. Dios santo... Curtis sac el arma, una Heckler & Koch P7, durante mucho tiempo la preferida de los rangers del ejrcito. La brusquedad del movimiento le provoc un flujo de dolor en el cuerpo. Puso mala cara y forz la cabeza hacia el hombro derecho; el dolor punzante le subi hacia el pecho y le baj por el brazo hasta la boca del estmago, donde se aloj con un ruido sordo. Michael se le acerc instintivamente. No, gracias. Tengo que hacerlo yo solito. Curtis avanz; los inhibidores vendajes en la caja torcica y el pecho le resultaban cada vez ms incmodos. Era muy consciente de las limitaciones fsicas de su estado actual. Las heridas estaban cicatrizando, pero an les faltaba bastante. Su mente tena que funcionar mejor y ms deprisa que su cuerpo, lo cual aceptaba a regaadientes dadas las circunstancias. Apret la semiautomtica. Quedaos junto a la puerta susurr mientras echaba a andar lentamente por el pasillo. Y si os tiros, salid cagando leches. Volvi al cabo de un momento. Se han ido dijo mientras guardaba la H&K P7 en la funda. Se dirigi a la puerta, pas los dedos por el borde del marco y examin la cerradura. Simone dijo tras un silencio, quien sea saba qu estaba haciendo. Danny tom grandes precauciones para protegerse contra posibles visitas no deseadas. ste es el sistema ms sofisticado del mundo. Se llama Threat Con Delta y funciona con una combinacin de llave biomtrica y cilindro. Hizo una pausa y mir a ambos. Esto significa que el rastro auditivo puede darnos el da y la hora en que fue utilizada la llave electrnica. Seal el cdigo de barras lateral. Salvo en el caso de que registre cero, quiere decir que alguien fue capaz de anular el sistema sin dejar seales. Cmo es que Simone ha podido entrar sin tener acceso a los cdigos? pregunt Michael. Porque su llave anula el sistema mediante un microchip que lleva insertado. Quin hizo esto? No puedo respirar! Simone se quit el impermeable y lo dej caer al suelo. Matan a Danny, y ahora ellos registran el apartamento de arriba abajo! Ellos era una amenaza que lo deca todo y no deca nada. Dnde tienes tu impermeable? le pregunt Curtis. Ella estaba plida y asustada. Qu? Cgelo le dijo en voz baja.

S, claro. Simone estaba aturdida. Por qu han entrado a la fuerza? Ya ha venido la polica. No podemos quedarnos aqu. No es seguro repiti Curtis con tono ms enrgico, haciendo que ella se volviese. Simone lo mir con aire distrado. Debemos irnos enseguida. Me has odo, Simone? Ahora! Tenemos que encontrar el libro replic maquinalmente. Si es una obra tan conocida, comprmosla en una librera. No. Necesitamos el ejemplar de Danny. Si nos quedamos aqu mucho rato, tendremos problemas. Los que estuvieron aqu podran regresar. Quin eres t para darme rdenes? No me voy sin el libro de Dante! grit, apartando la mano de Curtis. Simone, si nos quedamos, nos buscaremos problemas! Aguard la respuesta; sta lleg con un vigor que lo cogi por sorpresa. No volvern, no te das cuenta? Por Dios, en qu mundo vives? Uno en el que lamento que hayas entrado t. Escchate a ti mismo, Curtis! Repartes palabras como si fuera dinero que no tienes. Qu insinas, Simone? Es que soy histrica, incompetente? No soy lo bastante lista para investigar la muerte de mi hermano? Simone, escchame. Slo quera decir... Curtis... Michael se le acerc y le puso la mano en el hombro, danos unos minutos para encontrarlo. Por favor... El ranger clav la mirada en su amigo mientras le palpitaba la mandbula cuadrada. Cinco minutos, Michael. Yo vigilar el rellano. No hay otra entrada. El historiador de arcanos se baj la cremallera de la cazadora. Hace calor o soy yo?, se pregunt, pero decidi no decirlo en voz alta. Seran sus sensaciones. Simone? Era una pregunta y una invitacin, todo a la vez. Ella se qued en su sitio, y acto seguido dio unos pasos al frente, como si hubiera cruzado un espejo. Todo y nada le resultaba familiar. El vestbulo se estrechaba formando un corredor exiguo y sin muebles. En cada lado haba dos puertas, dos habitaciones tirando a pequeas, un retrete y un cuarto de bao que daba a un patio interior. Al final del primer trecho, el comedor haba sido transformado en estudio por falta de espacio, y de la pared, clavado con chinchetas, colgaba el amarillento cartel de un circo de Volgorod de gira. Estaba amueblado con bastante mal gusto, mal iluminado, con una sombra perenne en un rincn y un jarrn de cristal en un estante inalcanzable. El jarrn, en otro tiempo el objeto ms hortera del apartamento, era ahora el nico superviviente, con su cscara vtrea envuelta en una capa de polvo vaporoso. Tras llegar al comedor, el pasillo daba un giro brusco a la izquierda. All se esconda la cocina. El estudio-comedor estaba lleno de estanteras, pero tambin haba libros en la mesa y en el suelo. Haba una foto de Danny apoyada en varios volmenes de clsicos rusos milagrosamente intactos. En la foto, se lo vea sentado en la misma pose que a veces adoptaba Chjov, la cabeza ligeramente gacha, las piernas cruzadas, los brazos agarrados uno a otro, inscrita en su rostro una expresin extraa y distante incubada en los ltimos meses de su vida.

Danny siempre haba dormido mal. El padre sostena con ambas manos la hucha con forma de cerdito y la agitaba suavemente. Qu le gustara a Danny si pudiera elegir algo en el mundo? La aterciopelada voz de su padre siempre fue muy musical. Estoy ahorrando todo el dinero, pap. Una pausa, una mirada. El padre pasaba el dedo ndice por la columna vertebral de un cochinillo de alabastro con una ranura en medio. Para qu? Quiero comprar un ro. Al da siguiente, el padre le dio a Danny una cinta azul. El padre: ojos castaos, mirada inteligente, cabello oscuro, facciones marcadas, cabezota de sabio. Tena algo muy difcil de expresar con palabras, una bruma, un misterio, la enigmtica cautela de un hombre posedo por el genio. Para Simone, su padre fue siempre aquel desconocido que examinaba su pasado de forma mucho ms espontnea de lo que hara con su futuro. Es una cinta mgica dijo al fin tras observar un buen rato la expresin confusa de Danny. Si la extiendes, ser larga como un ro. Qu hars con ella, Danny? Que un ro pueda medirse con cintas... Danny tena miedo de abrir la cinta y desenrollarla. Es un regalo importante, y hay que tratarlo con mucha responsabilidad dijo el padre. Danny se acerc y abraz a su padre, mientras ste contemplaba, divertido, el maravilloso impacto y la transformacin del nio: el hechizo y el jbilo al experimentar el placer de un descubrimiento. Desde aquel da, Danny durmi con la cinta bajo la almohada. Y soaba toda la noche. Simone... Michael se le acerc. Ella se volvi y entr en el estudio de Danny. Aydame a encontrar a Dante pidi en tono urgente. Simone tir del cajn izquierdo del escritorio y hurg frenticamente entre los papeles. No est aqu! exclam. Siempre lo guardaba en este cajn. Lo cerr de golpe . Ese montn de libros del rincn... El Dante de Danny tena el lomo de cuero negro... Por qu lo trajiste? En su voz haba una tensin que l tard en descifrar. A Curtis? Michael se puso de rodillas, demoliendo el montn mientras sus ojos y sus dedos se movan como locos. Es un analfabeto. Pura mierda. Simone, estoy pasmado. Nunca pens que la descendiente de una princesa italiana pudiera ser tan barriobajera solt Michael, buscando con afn en la pila de libros. Podemos resolverlo sin l, cario. Por favor, dile que se vaya. No, no podemos, Simone. Esto es real. Por ah andan tipos con armas de verdad que disparan balas de verdad y matan a personas de verdad. Es vulgar, cario. No usa nuestro lenguaje. No seas tan dura con Curtis. Lo has escuchado? Le he odo hablar con monoslabos. Con eso me basta. Simone... Michael, si yo estuviera escribiendo un libro, repintara la escena, para que su obstinacin pudiera ser desviada hacia su doble. Espectral o fantasmal, a menos que los fantasmas sean dobles..., uno andando, el otro intentando atraparlo. Vosotros dos tenis mucho en comn dijo l.

Lo he encontrado! exclam ella con agitacin triunfal. Lo nico que tenemos en comn, aunque por razones distintas, es un gran inters por muchas plantas desrticas de aspecto militar, en especial varias especies de pita, que l probablemente llamar cactus sin ms. De repente, un ruido. Algo roz ligeramente la pared. Curtis apret la pistola y se apart del hueco de la puerta. Los pasos eran sordos, pero ah estaban. Ntidos y acompasados. Uno, dos. Uno, dos. Taln, dedos, tacn, puntera, subiendo la escalera de manera cautelosa pero fluida. Otro ruido. Clic, una puerta que se abra. Arriba. Dos plantas por encima. Puerta metlica maciza. Alguien la cerr con cuidado. Metal contra metal, arriba. Uno, dos, tacn, puntera, abajo. Dos individuos que no queran ser vistos. Asesinos. En cuestin de segundos apareceran dos hombres, dos asesinos, en el apartamento de Danny. Les estaban esperando. Les haban tendido una trampa. Los cazadores estaban apostados. Empezaba la caza. Y ahora, qu? Maldita sea, Simone, ya te lo deca, no era seguro! Una sombra. El asesino de abajo haba llegado al primer rellano. En unos segundos estara ante Curtis. Tambin en unos segundos el hombre de arriba llegara al descansillo entre la segunda y la tercera planta. Curtis estara en el suyo. Con un rpido movimiento, abri y cerr la puerta del apartamento de Danny a su espalda, y se desplaz hacia el pasillo, empuando el arma. Curtis... Michael apareci en el otro extremo de la habitacin. Simone estaba a su lado. Hemos... Simone jade involuntariamente. Curtis alarg el brazo y le tap la boca con aspereza. No haba tiempo para pensar. Revisar e improvisar. En la cocina hay una ventana. Utilizadla para llegar a la escalera de incendios les susurr. Desde la ventana de la cocina no se llega a ninguna escalera de incendios! S se llega, Simone, si puedes caminar por la cornisa dos metros a tu derecha. Quieres que camine por la cornisa suspendida a veinte metros...? Simone farfullaba palabras entrecortadas. Un chirrido. Alguien intentaba abrir la cerradura en silencio. Desconcertada, Simone clav la mirada en la puerta. Curtis se volvi, extendi los brazos y con la rapidez de una cobra empuj a Michael y a ella fuera del campo visual en el preciso momento en que se abra la puerta, con dos haces de luz acompaando dos toses rpidas y dos explosiones apagadas. Curtis empuj la puerta del pasillo, se agach y la cerr al instante. Pasos, uno, dos, y luego varios disparos amortiguados seguidos de una luz blanca, cegadora. l respondi abriendo fuego. La detonacin de su arma era ensordecedora. El marco de la puerta se hizo aicos. Como si estuviera en trance, Simone dio un paso hacia el centro del pasillo. Pgate a la puta pared! Vamos! Yo los mantendr a raya. Curtis se volvi un poco a la derecha, apret el gatillo y oy que otros dos hacan lo mismo. Otra rfaga de balas arranc la parte superior de la puerta. Un fusil de asalto G36 con silenciador y visin infrarroja, pens. Un arma propia de un grupo de Operaciones Especiales. Se volvi y corri hacia el saln, abriendo y cerrando de golpe las dos puertas de los dormitorios para causar efecto. Al fondo oa a Michael intentando abrir la ventana de la

cocina haciendo palanca. Identificar y luego matar: se era el estilo de las Operaciones Especiales extraoficiales. Uno de los asesinos se puso en cuclillas y movi lentamente la cabeza hacia el rincn del arco de entrada. Curtis apunt y dispar. Fall por un pelo. Tres escupitajos, uno tras otro, dieron en la pared de su izquierda. El humo se mezclaba con el yeso pulverizado. Entonces Curtis comprendi que las armas de Operaciones Especiales slo podan significar una cosa. Esos tipos eran un equipo de limpieza. Una respuesta rpida. Entrar y salir. De cuatro a seis hombres. De cuatro a seis repiti en voz alta. De pronto, record algo y se le hel la sangre. Al otro lado de la puerta del pasillo haba dos hombres. Y los otros? Michael! Simone! Dios mo! Estaran esperndoles abajo. Al decirles que tomaran la salida de incendios haba firmado su sentencia de muerte. Y ahora, qu? No pierdas tiempo. No pienses, acta. Pasos al final del pasillo. Dedos, taln, uno, dos. Cruzaron una puerta. Fuego de armas automticas. Primer dormitorio. La madera hecha pedazos alrededor de la cerradura. La puerta cedi. Un asesino se precipit dentro, el otro cubri el corredor. Campo libre. Curtis se agazap. Otra tanda de disparos. Una explosin hizo temblar la pared. Ahora! Curtis embisti hasta chocar con la pared ms alejada del pasillo. Tiroteo. Notaba el calor abrasador de las balas rozando su sien. Gir a la derecha y dispar, y luego a la izquierda y volvi a disparar, con la pared como punto de referencia. Del asesino que cubra el pasillo lleg un aullido desgarrador. El arma abajo. Manchas de sangre. La bala le haba dado en la mueca. Los dedos retorcindose espasmdicamente tras el impacto. Michael, Simone! Dios mo, lo lamento! Curtis se alej del dormitorio. La cocina! Vete a la cocina. Pralos. Parar, a quines? La figura del segundo sicario cruz el marco de la puerta, sali al pasillo y apunt a la cabeza del ranger con un H&K G36. El hombre apret el gatillo. Se acab, pens fugazmente Curtis... pero oy la dulce irrevocabilidad de un agudo chasquido metlico. La recmara estaba vaca. Curtis gir sobre s mismo, levant el arma y dispar... pero oy un escalofriante chasquido metlico. Su recmara tambin estaba vaca. El asesino y su colega herido retrocedieron por el pasillo y salieron corriendo por la puerta. Haban escapado. Cuando una operacin acababa mal, haba que evacuar. Dnde estn? Un escuadrn de Operaciones Especiales con un objetivo civil era un trabajo de dos minutos como mximo. Cuatro hombres contra unos desprevenidos Michael y Simone tardaran mucho menos. Chirrido de neumticos! Cmo era posible? Por qu no gritaban? Curtis se apresur a la cocina. La ventana! Est cerrada. Qu demo...? Cruji una puerta a su espalda. Se volvi al instante. Desde un armario de limpieza asom la cara de Michael, y su brazo alrededor de Simone Casalaro. Ella estaba temblando y tena la cabeza pegada al hombro de Michael. Sollozaba en silencio, sin dar crdito. Danny la haba cerrado con candado susurr Michael. Durante unos momentos, los tres se quedaron inmviles en un crculo, sintiendo el cansancio y la esperanza que se daban mutuamente. Al final no haba liberacin ni clmax, slo conclusin. Curtis dej pasar unos minutos, hasta que disminuyeron los temblores y empezaron los sollozos y gimoteos.

Aqu tenis la respuesta dijo. No podemos quedarnos en el apartamento. No es un lugar seguro. Y luego aadi: Volvamos al hotel. Simone no poda alejar de su mente la mirada ni la voz de Curtis. Haba en ellas demasiada verdad para rechazarlas insensatamente. La ciudad se hallaba envuelta en una noche negra como la brea. A lo lejos, un reloj dio las doce. El inmenso cielo, baado en un rosa apagado, se iba oscureciendo. Una luna escurridiza y lustrada apareci sin apenas rozar el firmamento. Fuera, el viento soplaba con un bramido furioso, pero dentro todo estaba quieto. La sequedad del aire produca un asombroso contraste entre la luz y las sombras. Fulgor y detalles por un lado, una oscuridad absorbente por el otro.

20
Se llama Paulo Ignatius Scaroni dijo un hombre de Tejas, fornido y con entradas. Oficialmente, era un analista de alto rango del Departamento de Estado. Extraoficialmente, ocupaba un puesto de responsabilidad en la Unidad de Estabilizacin Poltica, una rama de los servicios de inteligencia de Estados Unidos conocida como Operaciones Consulares. Su nombre era Robert Lovett. Lo describan como el arquitecto de la Guerra Fra y haba sido ejecutivo del viejo banco Brown Brothers Harriman, de Wall Street. Seis personas estaban sentadas a una mesa de reuniones, de caoba y en forma de U, en un espacio especialmente insonorizado, intimidad garantizada por blindaje de Faraday e interceptores de radiofrecuencia de banda ancha. En cada sitio, un bloc y un lpiz. ste es el hombre que tiene el futuro del sistema financiero mundial pendiente de un hilo sigui el hombre Toda una declaracin dijo Edward McCloy, representante del crtel bancario ms importante del mundo, un hombre de cincuenta y pocos aos, complexin e inteligencia normales. Vesta camisa blanca de manga larga y pantalones negros de algodn. Deba el puesto a su to, John J. McCloy, ya fallecido, antiguo presidente del Chase Manhattan Bank y de la Fundacin Ford, controlada por Rockefeller, y antiguo miembro de la Comisin Warren. Edward McCloy se gradu en un pequeo college de Yale y estuvo a punto de ser nombrado miembro de la prestigiosa sociedad secreta Skull & Bones. A m, personalmente, me parece muy extrao resopl un tercer individuo que algo as pueda pasar estando JR de guardia. Henry L. Stilton era director adjunto de la CIA. El hombre al que se refera como JR era John Reed, presidente de Citibank. A estas alturas, no podemos siquiera empezar a entender las consecuencias de todo esto. Stilton, alto y desgarbado, iba impecablemente vestido. En su anodino rostro se distingua el mentn hendido y unas cejas pobladas. Con apenas sesenta aos, haba

sobrevivido a tres administraciones. Sacudi la ceniza de su puro habano y pase por la mesa una mirada desafiante, como si esperase que lo contradijera al menos uno de los presentes en la sala. Henry, espero que no insines que en nuestras medidas de seguridad hay deficiencias o falta de supervisin. John Reed tena una voz de bartono profunda y melosa, acentuada por aos de tabaco y bebida. Bueno..., no s, Bud. Pero cmo lo llamaras t? Tienes ms agujeros que un colador. No lo tomes como algo personal. Me cio estrictamente a los hechos. En la sala haba otro hombre, pero de momento su opinin no importaba. Estaba sentado discretamente, escuchndolo todo. Oficialmente, era un ex secretario del Tesoro. Extraoficialmente, consejero de un grupo de influyentes inversores, cuya identidad era un secreto celosamente guardado y cuyo dinero haca girar el mundo. Reed arrug la nariz y parpade unas cuantas veces. El sistema es hermtico. Nadie pudo preverlo. Fue chiripa. No podra volver a hacerlo remach. Lo repites hasta la saciedad, Bud. Pero aqu est el quid de la cuestin, no? replic Lovett, cruzando y descruzando las piernas. No tiene por qu volver a hacerlo porque ya lo ha hecho una vez... Los consultores con honorarios de escndalo y jerga estrambtica que te montaron el sistema estn navegando en un ro de mierda. Puedes llevar esto al banco, eso s, a condicin de que Scaroni est bien lejos. Creo que con las drogas, las sustancias qumicas y los sueros de la verdad de que dispone la Agencia podramos despachar la cuestin. Con su opinin, McCloy estaba siendo impreciso adrede. Pecaba de cauteloso. No, no podemos, Ed. Recuerda que es uno de los nuestros. Si fuera listo o trabajase para alguien, invertira el funcionamiento de la secuencia. Lo cual significa que no sabemos si lo que hay programado en esa cabeza es una ganancia inesperada o una gilipollez. Gracias por venir, seor secretario. Taylor se volvi y se dirigi al hombre sentado a su derecha. El problema que tenemos entre manos es muy urgente. Si no fuera as, no lo habramos molestado. Gracias por su deferencia. No hay de qu. Seor, quiere formular alguna pregunta antes de que prosigamos? Taylor se diriga al antiguo secretario del Tesoro, David Alexander Harriman III, abogado, banquero de inversiones y filntropo. Varias arrugas en torno a los ojos y la boca delataban un rostro demacrado, que pareca una mscara, tras varias operaciones de ciruga plstica. Algunos crean que rondaba los ochenta aos. Otros, que no pasaba de cincuenta y tantos. Pero su edad nunca estaba en el orden del da. Harriman era la avanzadilla de algunos individuos de identidad secreta que se contaban entre los ms poderosos del mundo. sa era su tarjeta de presentacin. La nica que necesitaba. Bueno, s, caballeros, creo que s dijo Harriman. Aunque su acento era indudablemente del Medio Oeste, hablaba con la elocuencia y el tono de quien se ha educado en los mejores internados del mundo. Quiz sera buena idea empezar por el principio. Muy bien, seor. Taylor asinti a todos los presentes. Seor secretario... enton el vicepresidente. En las comisuras de la boca de Harriman se formaron unas arrugas condescendientes. Fue slo un instante. Robert. Hizo una sea a Taylor, invitndolo a hablar.

Gracias, Jim. Hace diez das, un antiguo empleado del gobierno llamado Paulo Scaroni anul los mltiples y sofisticados sistemas de seguridad y se hizo con los fondos de los programas comerciales extraoficiales dirigidos por el gobierno. Secretario, est familiarizado con eso? Vagamente. Los nombres no tienen importancia para mis clientes. Slo los hechos y el resultado final. Quiz, con el fin de ser ms concretos, caballeros, podran ponerme al corriente..., en trminos muy generales, pues me he quedado al margen a propsito. Ya saben, toda precaucin es poca. Es un nombre anodino de algo dificilsimo de definir y que es mximo secreto dijo Lovett. Consista sobre todo en traer dinero procedente de toda clase de actividades. Harriman torci el gesto. Rob, cmo ha dicho? Seor secretario, el objetivo de este programa de instruccin era de carcter macroeconmico. Muy bien. Y qu ms? Significa que se estaban localizando dlares acumulados en las dcadas de los cuarenta y los cincuenta. Lovett estaba a todas luces buscando una salida. Tambin l pecaba de cauteloso. Lo cual es una bonita forma de decir que todo tena que ver con repatriar unos activos antes robados por alguien terci Taylor. Gracias, Jim. Ahora lo entiendo..., igual que la bendita Virgen. Slo que cuando los pases roban bienes valiosos en tiempo de guerra se dice que saquean, pero cuando los vencedores cogen estos mismos bienes, lo llaman recuperacin. Muy agudo, seor secretario. Cmo fueron repatriados exactamente estos fondos? Mediante cuentas paralelas o cuentas espejo al margen de los libros de contabilidad. Vaya operacin, caballeros! Han estado ustedes especulando con el dinero del gobierno. Los felicito aadi Harriman en tono de burla. Dos cuentas. Una para el examen pblico y otra slo para ser vista en privado. Esto equivale a decir que t y JR estabais llevando dos series de libros aadi Stilton. Algo as. Dime, Bud. Qu serie de libros nos ests enseando? No recuerdo que te hayas quejado nunca, especialmente en vista de los espectaculares beneficios que estaba generando la Agencia con un riesgo minsculo. El comercio paralelo consiste en eso dijo Stilton. Por Dios, Henry. Pareces un prvulo. Nadie presta dinero, ni siquiera para un coche, sin el aval o la garanta subsidiaria, ya se trate de comprar y vender un vehculo o un pas. Todo el mundo quiso estar en el ajo. Nadie estaba dispuesto a quedarse fuera dijo Reed con tono categrico. Bud, cuando dices todo el mundo, incluyes a la CIA? pregunt McCloy. T lo has dicho. Al FBI? Tambin. Al Tesoro de Estados Unidos?

Por el amor de Dios, todo el mundo significa todo el mundo. Se apuntaron todas las entidades gubernamentales, entre ellas la Reserva Federal, instituciones financieras internacionales e inversores acaudalados dijo el irritado presidente de Citibank. De cunto dinero estaramos hablando? pregunt el secretario. Una cifra aproximada? Unos doscientos billones de dlares. De dlares? intervino McCloy. S, de dlares estadounidenses. 223.104.000.008.003 es la cantidad exacta. Entiendo. Y ste es el dinero que ha sido robado por un antiguo empleado del gobierno de Estados Unidos. En esencia, s respondi Reed, con un gesto de desagrado. Por qu no decir s sin ms? replic Harriman. Y has tardado diez das en contrnoslo? Stilton, atnito, mir alrededor en busca de apoyo moral. Henry, salvo en los beneficios, nunca antes habas mostrado verdadero inters en ello. Porque t antes no la habas fastidiado. Hubo una larga pausa. Y ste es el dinero que has perdido t, Bud. No lo hemos perdido. Est expropiado temporalmente. Descifraremos su clave y lo recuperaremos. Y cmo piensas hacerlo? Stilton exhal el humo por la nariz mientras clavaba la mirada en su compaero. Estamos trabajando las veinticuatro horas del da, volviendo sobre sus pasos y rastreando los cdigos binarios a travs de las copias de seguridad del sistema. En toda la operacin tard siete minutos. Evidentemente, tena prisa. Quiz cometi algn error, en cuyo caso volveramos a tener el dinero. Tu gente debe de creer que ese tipo es idiota, Bud. Pero si fue capaz de saltarse parte del sistema y anular cada uno de vuestros indicadores de seguridad de mierda, de un sistema supuestamente inexpugnable, qu te hace pensar que te dej una rendija para que puedas meterte a hurtadillas y morderle el culo? Stilton descruz las piernas para mayor comodidad de la bragadura. Mira, Stilton, si eres tan listo, por qu no reservas una cmara de tortura? Quizs a base de hablarle consigas que se rinda. Ya basta, caballeros. Crea que aqu todos ramos adultos. Se supone que mantenemos conversaciones inteligentes y, en pocas de crisis, buscamos soluciones comunes. El silencio dur una dcima de segundo. Se aclararon gargantas, se intercambiaron miradas alrededor de la mesa. Quien tomara a David Alexander Harriman III a la ligera lo hara por su cuenta y riesgo. Caballeros intervino Reed, hay varios problemas que debemos abordar. Un porcentaje de los ingresos derivados de esta actividad secreta... O sea, fondos de reptiles interrumpi Harriman. S, seor secretario..., fondos de reptiles utilizados para financiar un amplio abanico de actividades clandestinas. Y ahora este dinero no est, pero las obligaciones del gobierno siguen pendientes de pago aadi Harriman. Al igual que la participacin del To Sam en los beneficios comerciales que se abonan automticamente en el Fondo de Estabilizacin Cambiaria aadi Taylor con gravedad. El secretario del Tesoro se incorpor.

Cunto tiempo creen que necesitar el gobierno de Estados Unidos para averiguar qu hay detrs de esto? Mir a Taylor. A ver si puedo rellenar los espacios en blanco, Jim. Golpeteaba, impaciente, en la mesa con el extremo del lpiz. ste es el dinero que habra usado el gobierno para reforzar la economa americana mediante, entre otras maniobras, la manipulacin del precio del oro... Cabra aadir que la economa estadounidense est a punto de incumplir todos los compromisos con sus acreedores internacionales, lo que har que nuestro dlar no tenga ningn valor y condenar a nuestro pas a una situacin tercermundista. El silencio en torno a la mesa era sepulcral. He estado sentado, escuchando a los cinco describir una operacin que llevaba en marcha ms de una dcada y en la que han estado implicados organismos del gobierno, redes de inteligencia, dinero pblico y privado y quin sabe cunta gente ms. Estoy en lo cierto? dijo el secretario. Adelante. Cul es su pregunta? Bud Reed estaba plido. Mi pregunta es elemental. Qu han utilizado como garanta para dar un sablazo al gobierno y financiar toda esta operacin valorada en billones de dlares? Silencio, no habl nadie. Bud, por qu tengo la desagradable sensacin de que estn ustedes a punto de soltarme una trola enorme? Seor secretario el hombre de Citi rompi por fin el silencio, usted comprende que el nombre y la operacin que voy a revelarle siguen siendo materia reservada, por recomendacin de los jefes del Estado Mayor y de una orden ejecutiva ininterrumpida de cinco presidentes consecutivos. Todo un rbol genealgico, verdad? Seor, creo que estar de acuerdo una vez que sepa lo que hay implicado, y que se entendi que las proporciones de la propia operacin y su objetivo global respondan al inters nacional de Estados Unidos explic el hombre de la CIA. Esos activos son grandes cantidades de oro robadas por los japoneses durante la Segunda Guerra Mundial. La posicin oficial del gobierno ha sido negar categricamente todo vnculo con esta base del activo dijo Lovett. Lila Dorada susurr teatralmente Reed. Dios mo... A ver si lo he entendido. Harriman se puso en pie y dio unos pasos. Han utilizado inmensas cantidades de lingotes de oro con el sello de una triple A como garanta en una operacin extraoficial que tiene, como acreedores, a todos los organismos gubernamentales del pas, por no mencionar a diversos inversores extranjeros. Y ahora que el dinero ha desaparecido, han perdido la garanta, pero todava estn obligados a pagar el capital y los intereses de doscientos veintitrs billones de dlares... Su voz se fue apagando. Todos asintieron en silencio.

21

Simone abri con cuidado el libro. En la primera pgina, Danny haba escrito algo. Ley la frase. El infierno tiene geometra? En el margen haba un garabato que representaba un infierno en forma de cono con un Satn diminuto en el centro. Tras l, creca un rbol con la forma de sus alas. Por un instante Simone pens que vea el fantasma de Danny de pie frente a ella, con sus vaqueros de pata de elefante, haciendo girar el lpiz cada vez ms deprisa. Qu estamos buscando? pregunt Curtis. Simone volvi en s. La Divina Comedia sigue siendo uno de los pilares sobre los que se alza la tradicin europea dijo con voz trmula. Es un poema narrativo perfectamente planificado, rigurosamente simtrico. Habla del descenso del poeta al Infierno y de cmo atraviesa el centro del mundo y asciende al monte Purgatorio. Desde el monte Purgatorio sigue hacia el Cielo hasta llegar ante Dios. Sin duda buscando los cdigos de Danny mascull Curtis para s. Por favor, podemos continuar? pidi Simone, sentada en un brazo del sof y con el libro en el regazo. Desde luego. El significado del poema se representa de manera simblica y numrica, describiendo la unin final de la voluntad humana individual con la voluntad universal, que, segn Dante, presida toda la creacin. Y aqu es donde aparece Octopus, no? dijo Curtis con obvia condescendencia. Simone prosigui con voz tranquila, pero mostrando su creciente irritacin. El poeta cuenta en primera persona su viaje por los tres reinos de los muertos, que tiene lugar durante el Triduo de Semana Santa, desde el Viernes Santo hasta el Domingo de Resurreccin, en la primavera de 1300. El poeta se pierde en un bosque. Trata de huir, pero cada vez que lo intenta se lo impide una fiera. Primero un leopardo, despus un len y finalmente un lobo. Todo esto, como el resto del poema, es muy simblico. Por fin, Dante es rescatado despus de que su amada Beatriz interceda en su favor. No poda decir simplemente lo que le pasaba por la cabeza. Habra sido pedir demasiado seal Curtis con aspereza. Esto es literatura, Curtis, no un peridico que uno lee camino del trabajo y luego tira como un par de zapatos viejos! Muy bien, Simone mascull Curtis, sacudiendo la cabeza. Su gua por el Infierno y el Purgatorio es el poeta latino Virgilio, y en el Paraso es Beatriz, el ideal de mujer de Dante. Virgilio conduce a Dante por los nueve crculos del Infierno. Los crculos son concntricos, y cada uno representa los distintos niveles de maldad. El final del Infierno de Dante es el centro de la Tierra, donde se mantiene atado a Satn. Como he sealado antes dijo Curtis entre dientes, Dios es lo nico seguro. Ella no lo oy. Durante un buen rato observ el garabato como si estuviera en trance, intentando recordar algo. Qu te parece esto, Michael? Simone le seal el dibujo de Danny. El silencio dur exactamente diez segundos. Dios mo! Lo increble est siempre enraizado en lo creble! No lo ves? Un rbol de la Vida exclam Michael sealando el dibujo de las alas de Satn. Los textos de Dante concuerdan con lo que podra denominarse Cbala cristiana. Se quit la chaqueta y la dej

distradamente en el respaldo de la silla. Simone se desprendi de la cadena que llevaba al cuello y mostr un esplndido colgante. Fue un regalo de Danny. Se lo vendi un hombre que conoci en Palestina. Entonces, Danny sabra algo de misticismo y de la Cbala, no, Simone? pregunt Michael. Qu es esto? inquiri Curtis. El rbol de la Vida es un concepto mstico de la Cbala juda que se utiliza para entender la naturaleza de Dios y el modo en que de la nada cre el mundo explic Simone. Las estructuras numricas reunidas en la Divina Comedia son demasiadas para ser una simple coincidencia. Esto concuerda completamente con el esquema cabalstico de la Salvacin en trminos cristianos aadi. Por favor... solt Curtis, visiblemente irritado. Michael entorn los ojos. Durante siglos, los nmeros representaron tanto ideas matemticas como smbolos metafsicos prosigui Simone, y estaban ntimamente entrelazados. Para los egipcios, los romanos y los griegos, simbolizaban los principios del mundo natural y los misterios del reino divino. Le brillaban los ojos. S, gracias. Ya basta. Ahora pensemos. Si eres Danny y sabes que corres peligro, cmo pasas informacin codificada? No pudo ser codificada de manera tradicional, pues l saba lo que estaba en juego. As que la ocult en la Divina Comedia de Dante, sabiendo que nosotros desentraaramos el misterio. Entonces, realmente crees... terci Simone. Curtis solt un gruido profundo. Digamos, sencillamente, que estoy en medio de una intensa experiencia religiosa. Meti una mano en el bolsillo y extrajo un bolgrafo y una hoja de papel. La dobl por la mitad y dibuj algo. Los bancos y las cmaras acorazadas funcionan con un sistema de claves. Estas claves pueden valerse de nmeros, letras o una combinacin de ambos. Descartando el hecho de que tu hermano quizs escondiera fsicamente, entre las pginas de un libro, un trozo de papel con un cdigo que hemos pasado por alto. Un libro no le corrigi Michael, este libro. Toc con el pulgar la gastada cubierta. Aunque los expertos hayan intentado ocultar las pruebas, te garantizo que Dante era un filsofo cabalista. Y eso qu importa? pregunt Curtis, impaciente. Para los cabalistas, el estudio de los nmeros era un ejercicio religioso contest Michael. De hecho, Dante les rinde homenaje diseminando por el poema una verdadera pltora de delicias numricas seal Simone. Sin embargo, la Cbala no se menciona en la Divina Comedia aadi con voz adormilada. Esto es porque Dante estaba obligado por un voto de silencio en la hermandad secreta de los cabalistas en Italia replic el historiador de arcanos. Hacia el 195 despus de Cristo, Clemente, obispo de Alejandra, escribi a Teodoro, uno de sus cannigos, sobre un asunto muy delicado. Tena que ver con una hermandad secreta no identificada que, segn explicaba Clemente, era un grupo hertico que se haba encontrado con los escritos secretos de los cabalistas. Adems, el obispo confirmaba que el secreto de los cabalistas era ledo y revelado slo a aquellos que estaban siendo iniciados en los grandes misterios. Los grandes misterios?

Clemente no era tonto. Saba muy bien que los egipcios y los griegos ocultaban conocimiento secreto en sus escritos e imgenes. Conoca los textos hermticos, los significados msticos contenidos en los nmeros y las proporciones. En los cmics o en las teoras csmicas siempre llega ese momento en que de repente empiezan a aparecer frmulas matemticas, que enseguida lo dejan a uno ciego solt tranquilamente Curtis, poniendo los ojos en blanco mientras, fuera, caa la nieve con una elegancia montona y estril. La Divina Comedia se compone de tres Cantos: Infierno, Purgatorio y Paraso, que constan a su vez de treinta y cuatro, treinta y tres y treinta y tres cantos, respectivamente explic Simone. El primer canto sirve como introduccin a la Divina Comedia, de modo que cada cantiche tiene una longitud de treinta y tres canti. Treinta y tres cantiche, nmero 33, rbol Cabalstico de la Vida. Hay treinta y dos caminos internos en el rbol, y el camino exterior nmero treinta y tres es el que conduce a Dios. En el Infierno, Dante est espiritualmente dormido y perdido en un bosque oscuro. Se encuentra con Virgilio, el ms grande de los poetas latinos. Curtis se inclin hacia delante, escuchando con atencin. Virgilio est interpretando la funcin que en las escuelas de la Cbala se conoce como conductor de almas. Virgilio conduce a Dante a travs del Infierno aclar Michael, que anot rpidamente los diversos niveles del Infierno de Dante: Hay nueve Crculos, ms el Pozo de los Gigantes; 9 + 1 = 10. Hizo una pausa. Fjate ahora en esta simetra. En el rbol de la Vida existen diez sefirot o atributos. Lo dibuj. El rbol tambin tiene una estructura de 9 + 1 = 10: Corona + Sabidura + Conocimiento; Amor + Discernimiento + Compasin; Entereza Duradera + Majestad + Fundamento. El Reino est solo. Si Dante est haciendo una referencia crptica al rbol de la Vida, entonces los treinta y dos caminos internos conducen inevitablemente al treinta y tres externo y a Lucifer, el Portador de Luz. Los treinta y tres cantos describen la experiencia de Dante en el lugar metafsico de la Tierra. Simone Hizo una pausa. Por no mencionar el elemento alqumico de la Tierra de Aristteles. Ahora Virgilio gua a Dante por el Agua alqumica y hasta los alrededores del Purgatorio sigui Michael. Al final, tras encontrarse con cuatro clases de Penitentes Tardos, llegan a la Puerta de San Pedro. Los penitentes y la puerta estn ubicados en el elemento alqumico del Aire. Dante se queda dormido y suea por primera vez. Se encuentran con el guardin, un ngel que golpea a Dante tres veces en el pecho y le pinta siete letras P en la frente. Esto es a todas luces un ritual de iniciacin. En trminos de misterio religioso, ha entrado en el Pronaos del Templo. Se ha trasladado al elemento alqumico del Fuego. Como Conductor de Almas, la tarea de Virgilio consiste en llevar a Dante al punto en que su Iniciador asuma el control dijo Simone. Se trata de Beatriz. Es muy significativo que el Iniciador de Dante sea una mujer. Aqu hay algo ms que el masculino exterior compensado por el femenino interior, que un poeta entrando en contacto con sus sentimientos. Beatriz est ejerciendo el papel de Isis, la Reina del Cielo y la Sabidura en los misterios helensticos. Michael se volvi hacia Curtis. Esto es lo que Clemente descubri e intent evitar desesperadamente: que el secreto cabalstico slo fuera ledo y revelado a quienes estuvieran siendo iniciados en los grandes misterios de los poderes mgicos y los smbolos metafsicos.

No lo ves? exclam Simone. Lo increble est siempre enraizado en lo creble. La estructura de la Divina Comedia concuerda perfectamente con la Cbala. Si Dante tena en mente la Cbala, tambin conocera el nmero mstico cabalstico 142857, que deriva de un antiguo dibujo de nueve lneas llamado eneagrama. En sentido figurado, el eneagrama es un mandala new age, una puerta mstica de entrada a la tipificacin de la personalidad. El dibujo se basa en la creencia en las propiedades msticas de los nmeros siete y tres. Consta de un crculo con nueve puntos equidistantes en la circunferencia. Los puntos estn conectados mediante dos figuras: una conecta el uno con el cuatro, con el dos, con el ocho, con el cinco, con el siete, y otra vez con el uno. La otra conecta el tres, el seis y el nueve. La secuencia 142857 se basa en el hecho de que dividir siete entre uno produce una repeticin infinita de dicha secuencia. Danny mencion que la cuenta secreta slo poda abrirse mediante una combinacin de cifra y palabras explic Simone. La cifra podra ser 142857. Seguro que ya sabis cules son las palabras. rbol de la Vida dijeron los tres al unsono. Los primeros rayos de luz comenzaban a filtrarse, trazando curvas sinuosas. Unos pasos apresurados en la calle, el impermeable con hombreras de gotas. Una Nueva York siempre viva, incluso a esa hora temprana o tarda, llena de sonidos confusos, de cantos y silbidos, que se elevaban por encima de la luna. Se acercaba el alba, y todos los rboles se inclinaban hasta el suelo, doblando las rodillas en silenciosa adoracin. Michael dej la ventana entreabierta y oy la msica de una banda tocando en algn sitio, no muy lejos.

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Fuera de estas cuatro paredes, alguien sabe algo de esto? pregunt Harriman, el antiguo secretario del Tesoro. Un antiguo periodista desempleado repuso el hombre de la CIA. Esto es un oxmoron, Henry. Estaba haciendo algo til antes o despus de desvelar los hechos? He dicho un antiguo desempleado porque est muerto aclar con gravedad el de la CIA. Encontraron su cadver en la habitacin del hotel donde se hospedaba. El informe final est pendiente. Pendiente? pregunt el secretario. Cundo muri? Hace nueve das. Segn la polica, fue un suicidio. Estuvimos implicados en la operacin?

Es una pregunta? Eso parece. Antes nunca queras saber nada. Hay eco o estoy oyendo voces? Quiero saber por qu antes no la habas cagado tanto como ahora. Se supone que era una operacin en mojado llevada a cabo por la Seccin Consular replic Lovett. Slo que... Slo que alguien se nos adelant. No hubo ninguna reaccin. El hombre del Departamento de Estado sac un sobre de papel manila del bolsillo superior de su chaqueta hecha a medida. Lo abri y entreg el contenido al secretario del Tesoro. Harriman lo examin entre suspiros. Dios santo... Era la fotografa de un cadver desplomado en una baera y con las muecas ensangrentadas. Haba una botella medio vaca de una bebida no identificada derramada por el suelo. Se la devolvi a Lovett sin decir palabra. Alguien nos la ha jugado? La idea de una posibilidad tan burda persisti en el ambiente. Es muy poco probable. Las personas al corriente estn en esta habitacin dijo Lovett acto seguido. Y todos los presentes tendramos mucho que perder si esto estallara. Qu hay de nuestros agentes sobre el terreno? pregunt Harriman. Negativo repuso Lovett. Era una operacin secuencial. Lo cual significa que estaban trabajando siguiendo rdenes ciegas. Compartimentacin total de los datos. Con todo, el periodista est muerto. Y el contacto se ha perdido aadi Lovett. Cunto saba? Bastante, o al menos eso pensaba alguien seal el banquero. Supongamos que se asustaron. Intent sonrer pero no pudo. Exactamente, Ed. Se asustaron. As que van y matan a un hombre por si acaso saba algo. Empuj la foto en direccin a Edward McCloy. Es tu valoracin profesional, Ed? Se mordi el labio y asinti en direccin a McCloy. Me aventurar y les dir lo que imagino que pas terci el antiguo secretario del Tesoro, que hizo una breve pausa. Seguro que nadie vio ni oy nada. Y tambin que la puerta estaba cerrada por dentro, y que quien lo hizo no dej huellas ni se encontraron trazas de veneno en el cadver. Qu tal voy, Henry? Rozando la perfeccin. Eso mismo creo yo dijo el antiguo secretario. Su reputacin era tan turbia como difana su mirada. Si presuponemos que ninguno de nosotros es responsable, dejemos un rato a quien lo hizo. Lovett se levant y camin hasta la pared ms alejada. Cunto sabamos sobre las actividades del periodista? Le hicimos advertencias serias hace unos tres meses dijo Stilton. Cmo? Debo explicarlo con detalle, JR? No, me lo imagino... contest Reed.

Ha dicho que estaba investigando. Toda la operacin o ciertas partes de la misma? inquiri el antiguo secretario. Empez con los aspectos econmicos de PROMIS y luego lo ampli a programas comerciales derivados, bancos y operaciones en el extranjero. Entonces es cuando tomamos medidas drsticas. El secretario solt un silbido suave, in crescendo, del tipo que emite un hombre al que han cogido por sorpresa. Operaciones en el extranjero es un concepto muy amplio. Conlleva demasiadas operaciones en demasiados pases. Significa esto que habra necesitado dinero? Exacto. Pero ha dicho que estaba sin empleo. Mir directamente a Stilton. De dnde venan sus fondos? No lo sabemos. Pero s parece que llevaba una vida modesta. Tenemos todos sus extractos de cuentas, facturas de telfono, impuestos, alquiler, todo. Un periodista que vive al da no hace operaciones en el extranjero. Es demasiado para su bolsillo. Cuntas veces ha estado fuera del pas en los dos ltimos aos? Cero. Ninguna. Nada de valor. Nada de nada. Por eso creemos que actuaba solo. Hace unos seis meses intent pedir prestados veinte mil dlares al First National Bank. Y? Su solicitud fue rechazada. Stilton cogi una carpeta amarilla y sac de ella un folio . Ningn empleo remunerado. No obstante, alguien consider prudente quitarlo de en medio y hacer que pareciera un suicidio. Hay alguien de quien debamos preocuparnos? Alguien que est metindose en nuestro territorio? pregunt Henry Stilton. Es una teora interesante. Lovett mir a Harriman y a Taylor. En el transcurso de su investigacin, con cuntas personas habra establecido contacto el periodista? pregunt Harriman. El hombre de la CIA cogi otra carpeta, sta de un amarillo brillante, y extrajo de ella otro folio. Ciento ocho contest. Harriman asinti en silencio. Supongamos que una de estas personas se enter de algo, o sospech algo dijo Taylor. Algo valioso, que pudiera proporcionarle..., proporcionarles, una riqueza incalculable... Estamos de acuerdo? Se sabe que el chico siempre llevaba consigo una maleta llena de documentos, enfrentando a una parte interesada con otra dijo Lovett. Un sistema ideal para que te maten apunt Reed. Hay que admitir que el muchacho tena huevos! exclam Stilton. Un gilipollas, pero con huevos. Veo que la virilidad es una cuestin importante para ti, Henry dijo McCloy con una sonrisita de complicidad. Sin embargo, segn el informe de la polica, la habitacin de Shawnsee estaba vaca lo interrumpi Lovett. Ni maleta ni documentos aadi con tono categrico. Lo que s sabemos es que realiz ms de sesenta llamadas telefnicas a dos personas en sus ltimas treinta y seis horas de vida. Hizo una pausa significativa. A alguien de Arlington.

La CIA? grit McCloy. sta es la primicia que buscbamos dijo Reed con tono burln. Ya probamos por ah, pero no hubo suerte. La pista se pierde en la puerta. Una ruta localizable slo hasta un nico complejo telefnico en Arlington, la autorizacin verificada mediante cdigo, y una llamada realizada sobre la base de la seguridad interna. Ni diario, ni cinta, ni referencia de la transmisin agreg Stilton con tono sombro. Lovett se dej caer en la silla. La autorizacin siempre puede localizarse a travs del cdigo. En este caso, el destinatario o director de Operaciones Consulares dijo Harriman. Salvo que alguien se tomara la molestia de evitar las Operaciones Consulares desviando la llamada a otra entidad situada fuera de la Agencia. Hizo una pausa y observ el bloc que tena delante. Fuera de la Agencia? Y dnde estara esta entidad? pregunt Lovett. En la cuenca del Pinto respondi Stilton, reclinndose en la silla. La cuenca del Pinto! exclam Reed. Qu demonios... Se detuvo a media frase. Mir a Lovett. Scaroni. Ese hijo de puta... Hay un detalle que an no hemos examinado terci Taylor, interrumpiendo el ltimo arrebato. Supongamos que le pagamos. l devuelve el dinero a cambio de una recompensa econmica ingresada en cuentas ciegas de Zurich, Berna, Bahamas o las islas del Canal, donde le resultaran accesibles. Le procuramos todos los cdigos y contracdigos necesarios para que pueda verificar los depsitos cada vez que lo desee. Recuperamos el dinero. l sale de la crcel y al instante pasa a ser el hombre ms rico del mundo. Sin resentimientos. Podramos incluso ponerlo por escrito. Con una condicin seal Reed. Que lo mantenga en secreto. Scaroni no aceptar. La riqueza se mide con el tiempo que uno tiene para disfrutarla. Sabe que no dispondr ni de cinco minutos dijo Harriman. Confiara Scaroni lo bastante en el periodista para dejarle tener la cuenta bancaria como respaldo? Por si le pasaba algo... Negativo replic el hombre del Departamento de Estado. Estoy de acuerdo afirm Stilton. Es un juego de alto riesgo. Uno no comparte informacin con gorrones al acecho. Y desde luego mantiene el crculo de confianza en el mnimo comn denominador. Es decir, en uno mismo. Taylor se puso en pie. De modo que volvemos a estar en el punto de partida terci Reed. La verdad, Bud, sin ese dinero estamos en un ro de mierda lo corrigi Harriman. Alguien ms est intentando encontrar el dinero. La diferencia es que ellos llevan ms tiempo buscando, y probablemente saben bastante ms que nosotros indic Taylor. Como apunte final, caballeros, slo decir que, a menos que encontremos el dinero perdido, el sistema financiero mundial se ir a pique. Esto provocar la mayor quiebra econmica de la historia, superando en mucho a la desintegracin de la Banca Lombard en 1345, que acab con buena parte de la civilizacin europea susurr Harriman con su acento del Medio Oeste. La reunin haba terminado, y los asistentes empezaron a despedirse. David Alexander Harriman III se acerc tranquilamente a James F. Taylor mientras los dems se estrechaban las manos con gravedad. He dado a mi chofer el da libre. Le importara llevarme a la oficina? dijo en voz baja.

Ser un placer contest el vicepresidente de Goldman Sachs. El sedn circul por Way Street, una zona residencial de las afueras de Washington, aminor la marcha en un cruce, dobl a la izquierda y enseguida se fundi en el trfico de la autopista. Los dos hombres hablaron breve y superficialmente, echndose frecuentes miradas. De pronto se quedaron callados. Mantengamos informado a nuestro hombre en Roma. Nos vendr bien. Es un idiota replic Taylor, mirando a Harriman. Y un fantico. En algn momento quiz necesitemos que nos cante El himno de la batalla de la Repblica mientras se pone por nosotros en el punto de mira. Volvieron a quedarse callados. Y qu hay de la hermana y los otros dos? Esperamos y miramos con paciencia y discrecin. Podemos aprender mucho. Siempre hay tiempo para actuar. Estoy de acuerdo. Hasta ahora no han conseguido nada susurr Taylor. Harriman sacudi la cabeza. Creo que s han conseguido algo. Lo que pasa es que an no lo saben precis mirando al frente. Por qu tengo la sensacin de que sabe usted ms de lo que cuenta? Por ahora es slo esto..., una sensacin fue la respuesta del anciano. Taylor entorn los ojos, examinando el semblante del otro en busca de pistas. Puede aclarrmelo? El hombre invisible. Est aqu? Lleg hace unos das de Pars. Aqu? All. Pero cmo hizo usted...? Informantes en Roma. Cmo si no? Uno no interroga a los informantes tan a fondo. Ya lo creo que s. Entiendo dijo Taylor haciendo una mueca. Pero y Scaroni? Me sorprendera. Es un pen. Quien sea, vino de algn sitio..., y se esfum. Taylor le contest con un silencio. Su rostro expres preocupacin y desdn. Para quin? Taylor volvi a guardar silencio. Se recost en el asiento, estir las piernas y mir por la ventanilla. Una ligera llovizna acariciaba suavemente el techo del sedn, salpicando el parabrisas. Ech un vistazo al hombre sentado a su lado. Harriman estaba absorto en sus pensamientos. Oigo a un hombre del pasado, un hombre que nunca fue. Se puso a recitar una vieja nana: Mientras suba la escalera, me encontr con un hombre que no estaba all. Hoy otra vez no estaba... Ojal, ojal l hubiera venido a jugar. Taylor sonri, burln, tras citar incorrectamente el ltimo verso. Jim... Seor secretario? Por ahora no mencionemos Roma. Hasta que las cosas estn ms claras.

James F. Taylor esboz una leve sonrisa. Su madre, la de la F de la inicial, lo hubiera aprobado.

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La Sala de Situacin de la Casa Blanca es un espacio de dos mil metros ubicado en el stano del ala oeste, utilizado por el gobierno como sala de reuniones y como centro de direccin de los servicios de inteligencia. Est gestionado conjuntamente por el Consejo de Seguridad Nacional y el Departamento de Seguridad Interior. Aquella maana, las personas convocadas a una reunin de emergencia, y coordinadas por el jefe del Estado Mayor de la Casa Blanca, eran economistas gubernamentales de mximo nivel, en cuya experiencia y competencia se basaba la estructura econmica del pas. Esas personas estudiaban todas las variables imaginables y prevean las consecuencias financieras de una operacin determinada. Todos los gobiernos del planeta les teman. Eran especialistas muy buscados, calculadoras humanas en cuyas recomendaciones y solvencia basaban los gobiernos su futuro econmico. Sin embargo, no ejercan ningn poder militar, no comandaban ejrcitos, no ordenaban actuar a submarinos nucleares ni a reactores supersnicos. Esas personas saban que slo entendiendo cmo funciona el dinero en tu favor puedes cambiar el mundo. Larry Summers, brillante, con mucha experiencia y un ego descomunal, padeca un dficit de sensibilidad. Era director del Consejo Econmico Nacional (NEC). Tradicionalmente, el director del NEC es el agente honesto del equipo econmico. Dada su fama de fanfarrn, en la nueva administracin muchos dudaban de que el seor Summers pudiera desempear esa funcin. Jim Nussle, director de Presupuesto de la Oficina de Gestin, era un republicano que gozaba del respeto de los dos partidos del Congreso por su capacidad para decir no a las cosas con las que no estaba de acuerdo. El jurado todava estaba deliberando sobre si el seor Nussle era lo bastante duro con el lpiz rojo. La nica mujer del equipo econmico, Kirsten Rommer, era una estratega extraordinariamente, destacada historiadora econmica, presidenta del Consejo de Asesores Econmicos y principal rival de Summers en su disputa por la atencin del presidente. Dicho esto, demasiada competencia de ideas puede generar el caos, y el presidente quizs increment el riesgo al crear an otro organismo. Tras elaborar un programa en torno a la idea de la economa primero, y ganar las elecciones por un amplio margen a su rival republicano, el presidente electo escogi a Paul Aletas Volcker, antiguo presidente de la Reserva Federal, como nuevo jefe de la Junta de Asesores para la Recuperacin Econmica, y a Austan Goolsbee, el consejero que ms tiempo llevaba a su servicio, como director de personal. Volcker, partidario de Rockefeller, era un hombre de alianzas discutibles, famoso por fomentar el concepto de crecimiento cero y por justificar sus acciones con una expresin

un tanto crptica: ste es el mbito de los desconocidos conocidos. Saba cmo conseguir cosas en Washington. Eran tiempos delicados, y el presidente necesitaba de sus aptitudes. Henry Kissinger dijo una vez que cada presidente debera tener un Larry Summers en su administracin. Dijo lo mismo de Nussle, Rommer y Volcker. Al formar su equipo econmico, el presidente electo haba tenido en cuenta ese consejo. Se apreciaba un marcado contraste con la anterior administracin, en la que los economistas nunca tuvieron mucho peso, en la que los puestos clave estaban ocupados por confidentes familiares y mercenarios polticos. Uno era un ejecutivo de la industria farmacutica, otro se encargaba de las relaciones de un banco de inversiones con el gobierno, y otros dos eran congresistas. Los cuatro haban estudiado Derecho. Los miembros del equipo entraron discretamente en la sala y tomaron asiento en la mesa. Larry Summers se sent a la izquierda del presidente. Jim Nussle, a la izquierda de Summers. Kirsten Rommer, en la segunda silla vaca a la derecha del presidente, en diagonal a Summers. Volcker se coloc en el lado opuesto de la mesa. Sufra fobia social aguda a causa de una misteriosa afliccin debido a la cual, con los aos, sus pies haban crecido hasta alcanzar un tamao desproporcionado. Por razones obvias, tomaba a mal su apodo de Aletas. Era una jerarqua arraigada en la lgica. De pronto se abri una puerta y se uni a ellos un hombre alto y delgado que pareca salido de un anuncio del Wall Street Journal. Damas y caballeros, debido a la urgencia del asunto he pedido al secretario de Estado que nos acompae en la reunin. El secretario de Estado, Brad Sorenson, ocup una silla vaca a la derecha del presidente. Salud a todos los presentes con una inclinacin de cabeza. Parece cansado, seor presidente dijo Jim Nussle, una vez que todo el mundo estuvo sentado y se hubieron regulado las luces. Lo estoy admiti el presidente. Lamento haberles convocado con tan poca antelacin. Estarn todos de acuerdo en que se trata de una emergencia nacional. Gracias por incluirnos, seor dijo Kirsten Rommer. El presidente asinti en silencio. Puls un botn incrustado en la mesa, frente a l. La primera diapositiva, por favor. Se apagaron las luces, y en una pantalla de plasma extragrande apareci una imagen sobrecogedora. Las calles adoquinadas de Budapest..., una zona de guerra. Manifestantes provistos de bloques de hielo destrozando el Ministerio de Finanzas hngaro. Centenares de personas abrindose paso a la fuerza hasta la asamblea legislativa. Damas y caballeros, esto es real. De momento, el colapso econmico est afectando con ms dureza a otros pases industrializados. En todo el mundo, las bolsas emergentes estn implosionando a un ritmo ms rpido que el nuestro. Europa ha accionado el turbo debido a la falta de gas natural ruso de las ltimas tres semanas. Al hundimiento econmico se ha sumado el sufrimiento humano a causa del fro, con temperaturas en torno a los cero grados. Se han producido disturbios desde Letonia, en el norte, hasta Sofa, en el sur. En todo el mundo, desde China e India hasta Europa, los pases industrializados se estn preparando para el malestar social. No es una novela. No es La rebelin de Atlas. Tiene que ver con el momento actual. Nos afecta a todos. Seal las imgenes de la pantalla. Ciudadanos enfurecidos por las estrecheces y la severa reduccin de los salarios, luchando por su supervivencia. Ahora el descontento social pasa de estar en suspenso a arder en primera lnea. Los lderes polticos y grupos de la oposicin de lugares tan lejanos como Corea del Sur y Turqua, Hungra,

Alemania, Austria, Francia, Mxico y Canad estn pidiendo la disolucin de los parlamentos nacionales. Esto es una locura susurr alguien. Le sigui un silencio sepulcral. Comencemos por Europa. El presidente hizo una pausa. Kirsten, puede usted retomarlo desde aqu... Desde luego. Kirsten Rommer se puso en pie. Caballeros, la Unin Monetaria Europea ha dejado a la mitad de Europa atrapada en la depresin. Los ltimos informes son catastrficos para los intereses estadounidenses y para la economa mundial en general. Mir los ensombrecidos semblantes a su alrededor. En Europa los acontecimientos se suceden con rapidez. En la regin mediterrnea, los mercados de bonos se hallan en alerta roja. Standard and Poors ha reducido la deuda griega hasta dejarla casi en nada, y el tejido social del pas est deshilachndose antes de que empiece el dolor, lo cual es mala seal. Los gobiernos espaol, portugus e irlands se muestran reacios a pagar su deuda a corto plazo, poniendo en peligro la solvencia del sistema financiero. Se aclar la garganta. Siguiente diapositiva, por favor. Se oy un clic, y apareci un grfico de barras tridimensional. Un gran anillo de pases de la UE que se extiende desde Europa oriental al Mare Nostrum y las tierras celtas est en una depresin como la de la dcada de 1930, o lo estar pronto. Cada uno es vctima de las polticas econmicas poco sensatas que le fueron endilgadas por lites esclavas del proyecto monetario europeo, en la UME o a punto de incorporarse a la misma. Kirsten Rommer se desplaz por la estancia. Los pases blticos y el sur de los Balcanes han sufrido los peores disturbios desde la cada del comunismo. El actual dficit por cuenta corriente de Letonia llega al veintisis por ciento del PIB. En Lituania, los antidisturbios dispararon balas de goma contra una manifestacin sindical. Los perros persiguieron a los rezagados hasta el ro Vilnius. El mircoles, una concentracin frente al parlamento de Estonia, en Tallin, termin de forma violenta. Murieron varios manifestantes. El inevitable descalabro est resultando pico. La presidenta del Consejo de Asesores Econmicos mir al fondo de la sala. Siguiente diapositiva, por favor. En la pantalla apareci un documento con el membrete Confidencial en rojo. Pese al vendaval de mentiras de los funcionarios letones y de la Unin Europea, ciertos documentos filtrados revelan que el Fondo Monetario Internacional pidi a Letonia la devaluacin como parte de un rescate conjunto de setecientos cincuenta mil millones de euros. Para compensar, se estn transfiriendo responsabilidades a los contribuyentes de Alemania, la economa europea ms fuerte. Y qu pasar cuando los abnegados ciudadanos alemanes se enteren? Era la primera vez que hablaba Sorenson. Rommer y el presidente miraron al secretario de Estado, pero no dijeron nada. De todos modos, esto slo es la vertiente econmica. Hay otras consecuencias terci el presidente de Estados Unidos. Damas y caballeros, aqu hay tanto de poltica como de geografa. Se est creando un nuevo orden basado en la geografa y el dinero, pues la geografa determina la toma de decisiones econmicas. Apareci otra diapositiva en la pantalla. Alguien se aclar la garganta. Otro se removi, nervioso, en el asiento. Seor secretario, prosiga. Un hombre alto y delgado se levant, se arregl la corbata y se acerc a la pantalla. Buenos das a todos. No hay tiempo para cortesas, as que, si no les importa, ir al grano. Mir un papel que tena delante. Los pases rabes han perdido cinco billones de

dlares, el sesenta y cinco por ciento de sus inversiones, y han cancelado o aplazado el ochenta por ciento de sus nuevos proyectos de desarrollo. Ya saben, esos hoteles en los que se puede esquiar dentro cuando fuera el termmetro marca cuarenta grados. Esta paralizacin har que en los pases rabes productores de petrleo se genere malestar social y que de inmediato lleguen la pobreza, el hambre y las enfermedades. Los lujos de los prncipes se vern ahora en marcado contraste con la vida de sus sbditos. As pues, la geografa nos proporciona nuestra primera falla tectnica poltica. En la pantalla se dibuj un mapa del mundo. Desde el sur del Bltico, pasando por Grecia y Turqua, y luego abrindose en abanico por Oriente Prximo, hay una nueva frontera de inminente agitacin. Esto es sumamente preocupante, seor presidente terci Paul Volcker, incrdulo. Supongo que es inevitable preguntar cundo nos afectar a nosotros. Brad... dijo el presidente en voz baja. S, seor presidente. Aqu habr malestar, que se producir de una manera convulsa en el plazo de seis meses como mximo. Los dos estados con ms probabilidades de padecer descontento social son Michigan y Ohio, que han sido duramente golpeados por la destruccin de empleo. Ohio es el que ms debera preocuparnos. Ya asolado por despidos masivos en el sector automovilstico y otras quiebras empresariales importantes, sus zonas industriales estn muy cerca de Kentucky, Virginia Occidental, Indiana y Pensilvania, donde hay mucha lea que puede arder. Si esto se extiende, lo har como un reguero de plvora. La serpiente que se come su propia cola para alimentarse. As funciona el dinero..., de momento seal Larry Summers con tono sarcstico. Pero hay ms. La agitacin social de Ohio podra contagiarse fcilmente a estados limtrofes y cruzar otra falla que corre de este a oeste, separando el norte y el sur: la lnea Mason-Dixon. Podran desencadenarse otros terremotos. Al este de Ohio estn Pensilvania y Nueva Jersey. La reunin estaba en su ecuador. El equipo econmico exploraba las cuestiones ms destacadas mientras el presidente tomaba notas bajo el resplandor de la lmpara Tensor. Cunto dinero necesita el gobierno de Estados Unidos para mantener la economa a flote y una fe moderada en el dlar? El presidente mir a su consejero econmico de ms rango. Larry? Un mnimo de dos mil ochocientos millones de dlares diarios en inversin extranjera directa, en buena parte mediante la compra de pagars del Tesoro para atender a la economa y abonar intereses, aunque una cifra ms realista se acercara a los cuatro mil millones. El presidente guard silencio durante lo que pareci una eternidad. En estas circunstancias, es posible que algn gobierno extranjero...? Quiero decir... No hay la menor posibilidad, seor presidente lo interrumpi el hombre. El presidente de Estados Unidos cruz los brazos y se reclin en la silla, absorto en sus pensamientos. Entiendo. Hizo una pausa. Qu opciones tenemos? Hace un mes disponamos de dos opciones: el Programa de Rescate de Activos con problemas y el Fondo de Estabilizacin dijo Larry Summers con tono sombro. Hace un mes? Significa eso que estas opciones ya no estn sobre la mesa? Summers trag saliva. S, seor. El Programa de Rescate ha sacado de apuros a las empresas. Pas la hoja del bloc. El Fondo de Estabilizacin garantiza la inversin directa en la economa por parte del gobierno de Estados Unidos, en caso de que fallen las otras alternativas para asegurar los

fondos necesarios. Garantiza que el gobierno no incumplir sus obligaciones con sus ciudadanos. Eso era hace un mes, no? Summers asinti en silencio. Y ahora? Al director del Consejo Econmico Nacional se le endureci la expresin. Mir a todos los presentes en la sala. Por fin habl: Ahora, seor, el dinero ha desaparecido. Qu insina? pregunt el presidente con tono ttrico. Que ha desaparecido. Por qu no he sido informado? Porque nos enteramos hace poco. Cundo? Ayer. Seor presidente, por eso insist en celebrar esta reunin de urgencia.

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BS Bank Schaffhausen. Cajas de seguridad annimas. Simone lo saba. Les haba dado el nombre del banco sin pararse a pensarlo. Se acerc al sof y sac del bolso una arrugada tarjeta comercial con dos rectngulos plateados sobre un nombre. El banco ofreca servicios en depsito con cdigo fuente informtico y copia de seguridad digitalizada sin rostro. Cualquiera puede entrar y, mediante la combinacin correcta, sacar el contenido explic. Fue idea de Danny. Siempre pens que era una tontera, hasta que le vi la cara cuando le pregunt sobre PROMIS. Suponiendo que la combinacin de nmero y palabra sea correcta, lo que es mucho suponer, debo entrar, abrir la caja, sacar lo que haya dentro y largarme sin ser visto dijo Curtis. Querrs decir que entramos, abrimos la caja y sacamos lo que haya dentro solt ella. No, lo har yo solo. Cmo? En las palabras de Simone se apreciaban rastros de tirantez. Se dirigi deprisa a la ventana, que abri de golpe. Not el viento fro en la cara. Es demasiado arriesgado. No puedo hacerlo si adems tengo que cubriros. Yo voy contigo, Curtis. Simone lo mir con resolucin y miedo. No puedo dejar que vengas conmigo. Ignoro qu peligros puede haber, y no quiero que te expongas..., por mi propio bien. Suponemos que tendrn el banco vigilado. Pero en esta ciudad hay muchos bancos. Cmo sabrn cul es? seal Michael.

Lo sabrn. Cmo? Es fcil. Slo tienen que seguirnos. Crees que nos estn siguiendo? intervino Simone. Desde mucho antes de que supierais lo que estaba pasando. Por qu no dijiste nada? pregunt ella. Estuvo clarsimo desde que registraron el apartamento de tu hermano. Crees que lo hicieron para inducirnos a actuar? Es lo que habra hecho yo respondi Curtis. Cunta gente habr trabajando para ellos? dijo Michael. Curtis sacudi la cabeza. Si se trata de una organizacin de mltiples niveles, suficientes para vigilar todas las esquinas del pas. Exageras... No podan saber adnde iramos. Piensa que hay muchas variables implicadas. Y si nos encuentran, qu harn? Nos matarn ante cientos de testigos? Matarte a ti? Ya veo que no lo entiendes, Simone. Curtis busc la forma de hacerle comprender. Te matarn, s, pero despus. Cuando acaben contigo, habrs deseado estar muerta hace mucho tiempo. Primero os secuestrarn, a menos que t y aqu el seor Indiana Jones dominis habilidades de autodefensa que yo mismo desconozco. Despus os ofrecern algo a cambio de informacin, y entonces yo estar contra un ejrcito entero de tipos malos intentando sacaros de ah mientras me mantengo sano y salvo. Si me niego a hacerlo, te torturarn mientras Indiana mira. A continuacin torturarn a Indiana Jones mientras miras t. Al final, tras no sacar nada de vosotros y darse cuenta de que realmente no sabais nada de importancia, os matarn. Mala planificacin? Podras llamarlo as. Simone habl con firmeza. Es mi hermano, Curtis. El ranger se acerc despacio y pos sus manos en los delicados hombros de Simone. Todo ir bien, te lo prometo. Hay un elemento sorpresa del que no hemos hablado. Recuerda, no tienen ninguna descripcin fsica ma, es decir, que puedo entrar y salir sin ser reconocido..., y esto slo es posible si lo hago solo. Michael se desanud la corbata antes de intervenir. Supongamos que obtienes la informacin. Necesitamos un lugar donde desaparecer. Un hotel aadi Simone. No, no podemos correr riesgos. Todos los lugares pblicos estarn vigilados. Hay demasiado en juego. Necesitamos un sitio donde estemos seguros. Y cmo vamos a encontrarlo? Tengo un viejo amigo dijo Curtis secamente. De confianza? Respondera de l con mi vida. Incluso en estas circunstancias? Era mi oficial al mando cuando me alist en el ejrcito. Acab en las Fuerzas Especiales por recomendacin suya. O sea que es militar dijo Simone. Lo que significa gobierno aadi Michael. Est fuera del gobierno. Fuera, pero en cierto modo dentro. En la esfera internacional.

La OTAN? No. Carlyle? Blackwater? Trabaja para Blackwater? solt, airada, Simone. Ya basta! No trabaja para Blackwater y no est en la OTAN. Quin es, entonces? No habis odo hablar de l. Es banquero. Y tiene influencia? Mucha. Tiene un cargo de gran responsabilidad en el Banco Mundial. Simone alarg la mano y le toc el brazo. Qu le contaremos? Curtis frunci el ceo y le cubri la mano con la suya. Lo imprescindible. Debemos cubrir los flancos. Crees que...? Simone preguntaba con los ojos como platos. Desde luego que no. Pero si algo falla, no quisiera perjudicarlo. Recuerda que el otro bando est jugando en serio. Con sus contactos tambin podra ayudarnos a llegar al fondo de todo esto seal Simone. Simone, la causa subyacente a todo mal es el dinero. El Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional son la encarnacin del dinero. Hasta que averigemos a qu nos enfrentamos, dejemos a mi amigo fuera de esto, por su propio bien. Curtis sac su BlackBerry militar, con seguridad VASP invulnerable a los hackers. Marc un nmero no incluido en la agenda y esper. Por fin, contest una voz masculina. Hola? Hola, Cristian dijo Curtis tras una pausa. Incluso para contestar el telfono tienes la virtud de la paciencia. Otra pausa. Esto cierra el paso a los invitados no deseados. Me preguntaba si tendra noticias tuyas. Roma est en todos los noticiarios. Cmo supiste que era yo? No fue difcil. Pocos hombres que yo conozca lo habran conseguido. Y qu hay de los que no conoces? A la larga habra acabado enterndome. Suele pasar cuando administras el dinero. Vaya, es estupendo saber de ti. Pero..., intuyo que es algo ms que una llamada de cortesa. Siempre has sido muy perspicaz. Va con el cargo. Supongo que s. El caso es que estoy con un par de amigos y tenemos un problema. Necesitamos un sitio donde escondernos. Problema resuelto. Est relacionado con Roma? Tal vez. Cundo te ver? Hoy mismo, despus de que anochezca dijo Curtis. Mandar a mi chofer. No. Cuanta menos gente implicada, mejor. Tan prudente como siempre. Lo haremos a tu manera. Cristian se rio. Me fascina tu estilo. Por supuesto. De lo contrario, el sistema no funcionara.

Los dos hombres se despidieron. Salvo por la agitacin en su mente, Curtis estaba sereno. Cubrir los flancos. Tener un lugar donde quedarse, ser invisible, pensar y planear. Quin es esa gente? No dejaba de repetirse a s mismo que lo haca por su amigo, y por Simone y su hermano, pero en el fondo Curtis Fitzgerald saba que aquello se haba convertido en algo personal. Pero cmo? Y por qu? Era Josh? La guerra? La falsedad de todo? Siempre era difcil asumir que algunas cosas no podan ser explicadas. La lgica debera esperar. Un directivo del Banco Mundial llamado Cristian dijo Michael sonriendo y levantando una ceja. Se trata de Cristian Belucci, vicepresidente ejecutivo del Banco? El hombre que ha convertido la portada de Time en su territorio predilecto? Estaba anonadado . Impresionantes credenciales, oficial. Nunca me hablaste de amigos de tan alto copete! Nunca preguntaste. Cmo es ese hombre? Ya sabemos algunas cosas, claro. Un fin de semana est jugando a polo en Sudfrica, otro corriendo en los encierros de Pamplona y otro en Londres asistiendo a un baile con la reina. Me lo imagino ms bien andando detrs de los toros. Jams le he visto correr. Hablas en serio? dijo Simone. Me temo que s. Lo atestigua una cicatriz de veintids centmetros que tiene en la parte interior del muslo derecho. Un chico travieso solt Simone sacudiendo la cabeza. Cmo dio el salto del ejrcito a la banca? inquiri Michael. Pertenece a un linaje de banqueros. Su abuelo fund un banco a mediados del siglo xix, el nico de la poca en Georgia, y me parece que tambin fue presidente de una importante entidad financiera en Nueva York. Su padre subvencion una de nuestras excavaciones dijo Michael. Creo que era presidente del Bank of America. Curtis se meti las manos en los bolsillos y se acerc a la ventana con aire desenfadado. Cristian Belucci ser amigo tuyo sigui Michael, pero para el resto del mundo es una celebridad. Curtis, ests seguro de que no atarn cabos? pregunt Simone. Imposible. Las conexiones son demasiado profundas. Y recuerda, ellos no saben quin soy.

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Larry Summers puls un botn verde de debajo de la mesa. Damas y caballeros, permtanme que hable claro. Es la peor crisis de la historia de nuestro pas. Con permiso del seor presidente, he pedido que nos acompaen tres de nuestros

jefes militares de alto rango. El presidente y yo creemos que tienen mucho que aportar a esta discusin. Se abri la puerta y entraron tres hombres de uniforme. Uno era el vicealmirante Alexander Hewitt, director de la FEMA, Agencia Federal de Gestin de la Emergencia. Actuando al margen de la constitucin, garantizara la continuidad de la accin poltica en el caso de un ataque demoledor que dejara inoperante al gobierno federal. La FEMA segua siendo uno de los secretos mejor guardados de la administracin de Estados Unidos, y tena su protegida sede en el monte Weather, Virginia. Bajo la presidencia de Bill Clinton, el director de la FEMA pas a ocupar un puesto del gobierno, razn por la cual el vicealmirante Hewitt tom asiento frente a Paul Volcker. El segundo hombre era William Staggs, coordinador de la Oficina de Estado de Preparacin Nacional. sta se encargaba de poner en prctica las resoluciones polticas en pocas de emergencia. El actual colapso financiero sin duda poda encuadrarse en esta categora. El tercer hombre que se incorporaba a la reunin era el general Joseph T. Jones II, el coordinador de mayor rango del Departamento de Seguridad Interior. Podemos reanudar la discusin, pues estos caballeros han estado siguiendo su desarrollo desde la sala contigua dijo el presidente. De cunto dinero estamos hablando? pregunt el secretario de Estado, perplejo. De billones de dlares. Larry, esto es inadmisible. Has perdido el juicio? Qu demonios ests dirigiendo? Ni ms ni menos que una organizacin muy eficiente que ha conseguido evitar una debacle de la economa en la primera semana de la llegada al poder de esta administracin, hace menos de dos meses. Entonces cmo diablos ha pasado esto? No lo sabemos. No tengo una explicacin lgica de cmo han desaparecido billones de dlares. Cmo se lleva alguien billones de dlares sin que el gobierno est sobre aviso? pregunt el vicealmirante Hewitt. Son nmeros en una pantalla. No es efectivo real. Alguien entr en un sistema inexpugnable y rob todo el dinero sin dejar rastro. Es ms, ese alguien, con unos conocimientos tcnicos obviamente extraordinarios, haba cerrado el sistema de tal modo que no pudimos abrirlo hasta anoche. Entonces por qu no se inform de ello, tres das? pregunt Hewitt. Si la prensa llega a saber algo, nos estalla la guerra civil en las manos. Es esto lo que quiere? Es esto lo que quiere la FEMA? De hecho, ustedes llevan ms de tres dcadas preparndose para esta eventualidad. Ya basta! interrumpi el presidente de Estados Unidos. Se hizo el silencio en la sala, una admisin de lo inimaginable. Lo rompi el general Joseph T. Jones II. Evidentemente, nadie cree que la crisis fuera imprevista. Pero cmo hemos llegado a esta situacin? Cogi sus notas y mir al director del Consejo Econmico Nacional. Protegiendo los prstamos predatorios y dejando que la crisis creciera. Podemos agradecrselo a la administracin anterior y sus ocho aos de ineptitud contest Summers. Cmo lograron esta proeza sin la supervisin del Congreso? Mediante una desconocida Agencia Federal del Tesoro llamada Agencia de Control de Divisas, OCC respondi Rommer. Jams haba odo hablar de ella terci Nussle con tono glacial.

La OCC existe desde la Guerra Civil explic Rommer. Su misin es garantizar la solidez fiscal de los bancos nacionales. Durante ciento cuarenta aos, examin los libros de los bancos para asegurarse de que las cuentas cuadraban, una tarea importante pero no polmica. Sin embargo, en 2003, por primera vez en la historia, en el punto lgido de la crisis de los prstamos predatorios, la OCC se acogi a una clusula de la ley del Banco Nacional de 1863 para emitir dictmenes formales que reemplazaron las leyes sobre prstamos predatorios, con lo que las volvieron inoperantes. De modo que se utiliz una agencia federal como instrumento contra los consumidores dijo Nussle. Con la connivencia del anterior presidente aadi Rommer. Y dnde est la autoridad del Estado en estos casos? Miran a otro lado? pregunt el hombre de Estado. Al contrario. Los cincuenta fiscales generales presentaron una mocin en el Tribunal Supremo para que la decisin de la OCC fuera anulada. Al frente estaba el fiscal general del estado de Nueva York, quien emprendi una cruzada personal contra la administracin. Eliot Spitzer aclar Sorenson. As es. Spitzer mand al Washington Post una opinin opuesta al editorial avisando de las prcticas del gobierno sobre los prstamos predatorios. Y tuvo algn impacto? Si lo tuvo, no fue el que esperaba Spitzer. A las tres semanas de haberse publicado el artculo, el New York Times aire un encuentro de Spitzer con una prostituta. El da que apareci el artculo en la pgina web del Washington Post, su hotel estaba vigilado por agentes federales. Coincidencia? Slo si uno cree en el ratoncito Prez, la alfombra mgica, la lmpara de Aladino o Santa Claus. De todos modos, la insistente obstruccin del Tesoro a partir de entonces, pese a la oposicin unnime de los cincuenta estados, da a entender que estaba en juego una intencin poltica de ms amplio alcance dijo Nussle. En la misma lnea seal Summers, la interminable burbuja inmobiliaria permiti a la anterior administracin compensar el coste aadido de un billn de dlares de su desgraciada aventura en Iraq al crear ttulos espurios que se vendieron por cientos de miles de millones, no slo en Estados Unidos sino en todo el mundo. Y entonces el sistema de crdito internacional se colaps debido al exceso de prstamos hipotecarios contaminados termin Volcker. A largo plazo, era una decisin poltica incorrecta. Sin embargo, ests sugiriendo que el anterior presidente lo hizo todo a propsito. Porque a corto plazo la crisis financiera y el rescate les permitieron iniciar una guerra costosa sin sufrir la debilitante inflacin que provoc en Estados Unidos la Guerra de Vietnam. Hubo una pausa. Ahora quiero estudiar la posibilidad de una guerra, en casa o en el extranjero. El presidente asinti hacia el secretario de Estado. Gracias otra vez, seor presidente. Norteamrica super la depresin de la dcada de 1890 con la Guerra de Cuba. Slo se salv de la Gran Depresin de la dcada de 1930 con la Segunda Guerra Mundial. Y sali de la recesin de finales de la dcada de 1940 gracias a la

Guerra de Corea. Ahora, dada la crisis actual, que nos afecta tanto a nosotros como al resto del mundo, debemos afrontar el peligro de otra guerra. Hizo una pausa. Tras los episodios de Letonia, Hungra, Lituania, Islandia, Alemania y Reino Unido, nos quedan pocas opciones. El presidente mir el reloj. Es bastante tarde, damas y caballeros. Cancelen su agenda para maana. sta es una prioridad A-1. Les ver aqu a las cuatro de la tarde. Buenas noches a todos.

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Se pusieron en marcha pasada la medianoche. Pero la hora no importaba. Cristian lo entendera. No tardaron ms de veinte minutos en detenerse frente a un edificio de piedra roja un tanto ruinoso, rodeado en un lado por un jardn descuidado y en el otro por un campo de juegos en miniatura. Simone y Michael se quedaron sorprendidos por la austeridad de la fachada, pues sin duda imaginaban que el famoso banquero vivira en uno de los edificios ms emblemticos de Nueva York. Llamaron por el interfono y entraron al instante. Una maciza doble puerta de hierro forjado, enmarcada sin pretensiones por un tubo de hierro, se cerr tras ellos con un lgubre golpe. Atrs quedaba el murmullo del trfico nocturno. Ests seguro de que es aqu? Ha pasado mucho tiempo pregunt Michael. Las apariencias engaan gru Curtis. Estaba bromeando, no lo tomes como algo personal replic Michael con tono agrio. Pasaron frente a una ancha escalera de piedra en el centro del vestbulo y subieron a un viejo y destartalado ascensor. Curtis puls la A del tico. El ascensor gimi cuando lleg a la primera planta, dio una sacudida vacilante cuando pasaron la segunda, desaceler en la tercera, avanz a trompicones al superar la cuarta, aceler en la quinta y se par a regaadientes en el tico, jadeando, mientras se desembarazaba de sus tres ocupantes. Simone suspir de alivio. Como fruto de una seal convenida, se abri la pesada puerta y apareci la delgada y adusta figura de Cristian Belucci. La bata de seda le daba un porte regio. Rondaba la setentena y tena el blanco pelo largo y suelto hasta los hombros, con la raya a la derecha para disimular las entradas. Mi querido Curtis, cmo ests? Han pasado tres aos..., no, cuatro! grit el banquero con su voz aguda mientras se le acercaba con las manos extendidas. Lo mir de arriba abajo. Pero bueno, si pareces recin salido de Auschwitz! Qu te ha pasado? Es una larga historia. Tengo mucho tiempo. Se volvi hacia sus amigos. Pido disculpas. Haca tiempo que no nos veamos. Me llamo Cristian Belucci. Y vosotros seris...

Yo soy Simone Casalaro y l es mi amigo Michael Asbury. El arquelogo? En realidad, historiador de arcanos le corrigi Michael. S, claro, ya me acuerdo. Coincidimos en... En Washington, en una recaudacin de fondos. El Smithsonian. Exacto. Bueno, vaya sorpresa... Cristian mir a Curtis. No saba que tenas amigos tan exquisitos. l tampoco mencion su nombre seal Michael. No me gusta alardear. Curtis se encogi de hombros. Todava en el rellano, charlaron animadamente. Curtis mir, ansioso, hacia el interior iluminado. Oh, claro. Perdonad, por favor. Qu descorts por mi parte... dijo el banquero. Bienvenidos a mi humilde morada. Simone fue la primera en cruzar la puerta y quedarse boquiabierta. El estudio de Cristian no se pareca a ningn otro espacio que hubiera visto antes. En todo caso, no era precisamente lo que uno llamara humilde morada. Tena ms de opulencia exagerada: dos alas, conectadas por una tercera que corra paralela al ro, altsimas ventanas con vidrieras de colores, suelo de mrmol, frescos dedicados a las glorias de Venecia del siglo xvi y piedra de color gris cremoso. El espacioso saln rectangular, contenido en las tres alas, estaba flanqueado por hornacinas que albergaban estatuas de artistas ilustres del Renacimiento. Un imponente patio cuadrangular daba paso a otra terraza con vistas magnficas sobre la ciudad. Simone mir alrededor mientras se diriga al centro de la estancia. Iban a tirar el edificio abajo dijo Cristian como disculpndose. As que compr los cuatro pisos y constru esto en el tico. Voy a encender la luz. Es mejor si est iluminado. De pronto, centenares de bombillas resaltaron el esplendor del lugar. Simone solt un breve grito. Es exactamente igual que la sala Tribuna de la Galera de los Uffizi en Florencia! exclam, incrdula. Es ms bien una buena copia indic Cristian. Encargu a un arquitecto de la familia, Francesco Buontalenti, que me hiciera una rplica de los Uffizi. Claro, viviendo en Nueva York la echo mucho de menos. Construida sobre un plano octogonal, la Tribuna se inspiraba en la Torre de los Vientos de Atenas, descrita por Vitrubio en su primer libro de Arquitectura. La estructura contenida en ella era un tema csmico que aluda a los cuatro elementos del universo. Largos manuscritos extrados de libros, notas indescifrables escritas con mano firme en innumerables hojas de papel, hileras y ms hileras de estantes con libros... Simone estaba asombrada por la magnificencia que la rodeaba. Vive usted aqu? Aqu es donde existo, Simone. ste es mi mundo, provisto de todas las comodidades necesarias. La verdad es que no me prodigo mucho en sociedad. De hecho, Curtis puede confirmrtelo, nunca me he sentido cmodo entre la multitud. Aqu puedo estar solo dijo en voz baja, mirando a lo lejos. Y de dnde saca el tiempo? Siempre est asistiendo a fiestas, actos benficos, o hablando en reuniones internacionales coment Simone.

Es parte de una actuacin cara, Simone. Pero va con el cargo. Llova ligeramente. El cielo anaranjado daba paso a un gris sombro. A lo lejos se oy un estruendo, y las sobresaltadas palomas alzaron el vuelo. Cristian se acerc a un armario de pared y tir de una palanca. Tras l apareci un bar bien surtido. Abri una botella de Single Malt Scotch Whisky y se sirvi un trago. Alguien quiere beber algo? Tengo una excelente seleccin de cosechas. Simone mir a Curtis. Me apetece una taza de t, gracias. Y t, Michael? Tomar un scotch, si no le importa. Curtis, querido dijo Cristian, andando con el garbo de un bailarn, ya conoces las normas de la casa. Dejmonos de ceremonias. Srvete t mismo lo que quieras. Y a partir de ahora se volvi y mir a los otros dos, esta regla es aplicable tambin a vosotros. Mene el dedo en broma ante Michael y Simone. Y bien... Cristian se sent en una butaca de su biblioteca repleta de libros y cruz las piernas. Observ a su amigo en silencio, absorbiendo todos los detalles como un banquero de inversiones que asimilara un balance. Curtis se sirvi una copa y se volvi para mirarlo. S que te mueres de ganas por preguntar. Pues venga, adelante. De acuerdo dijo el banquero, bajando el vaso. Qu pas en Roma? Mi compaero y yo debamos custodiar a un viejo testigo japons. Tena que ver con los crmenes contra la humanidad. De hecho, no conozco toda la historia. El conjunto de la operacin estaba muy compartimentado. Era una acreditacin Cuatro Cero, un asunto de prevencin mxima, del presidente de Estados Unidos a travs de Naciones Unidas. Aquella misma maana iban a ponerlo bajo custodia de la ONU. Alguien se enter e introdujo a su propio equipo en la ecuacin. Su plan era llevarse al viejo, matarlo y borrar la pizarra. Al parecer, se trataba del ltimo testigo vivo. Eran criminales de guerra, de la peor calaa, pero l quera contar una historia que alguien deseaba or. Una historia de hace sesenta aos? seal Cristian. Interesante. Ya sabes, el desconcierto es el arma ms poderosa. No, es la segunda, detrs del miedo. El secreto ser de gran importancia si han llegado al extremo de intentar eliminar todo rastro del mismo. Pero por qu ahora? Eso quisiera saber yo... Una invitacin a una decapitacin aadi despacio Cristian. Pero de quin? Qu le pas a tu amigo? Muri en el fuego cruzado. Dao colateral, como habras podido caer t. Evidentemente, alguien pens que eras prescindible. Pues se equivoc. En efecto. Quin se chiv? Alguien del gobierno? No lo creo. Cuatro Cero es algo estrictamente reservado. El crculo es reducidsimo. Y la Interpol? Tal vez. Era una XD Prioridad Mxima Etiqueta Roja. Naciones Unidas? pregunt Cristian sin dar crdito, alzando la voz. No lo s. Era HCM, material muy confidencial. Cierto. Muy compartimentado. Quin lo saba en la ONU?

La comisionada para los Derechos Humanos y sus dos colaboradores de ms confianza. Eso ser territorio de Arbour. Cristian hizo una pausa y descruz los brazos. Hemos coincidido algunas veces en actos internacionales. Es tranquila, rigurosa, brusca y sobre todo exigente. Para algunos una arpa, pero yo no sera tan duro. Al fin y al cabo, es una mujer inteligente que destaca en un mundo de hombres. Una buena chica francocanadiense de Shefferville que, por instinto, supo cmo abrirse paso a empujones. Si quisieran sobornarla, no tendran ninguna posibilidad. Parece una contradiccin. Cul? Tranquila, rigurosa, brusca... Slo los idelogos se permiten el lujo de gritar. En general, las personas inteligentes tienen otras cosas en la cabeza. No me pareci una ideloga. O sea que la conoces. Fue a verme al hospital en Roma. Cristian asinti. Aj. Propio de Louise. Es muy leal a la gente como t, tranquila y eficiente. Se incorpor. Las historias que t y ella podis contar son distintas, pero estn atravesadas por temas comunes. Violencia, muerte, dolor, prdida o apariencia de prdida, y finalmente memoria. En las guerras las personas cambian. Alz la mano, como previendo la siguiente pregunta de Curtis. Y t? No salgo de mi asombro. Fama, gloria, aventuras... coment Curtis. Cristian torci el gesto. Te has olvidado de la fortuna. Un idiota de Money Magazine me ha incluido en la lista de las doscientas personas ms ricas del mundo. Y? Chismorreos aburridsimos. Ya conoces la historia. Vietnam, servicio civil, Harvard, negocio familiar, matrimonio feliz..., cncer, luego la muerte de ella, alcohol para ahogar las penas, y despus nada. Cmo lo llevas? Me temo que mal. No negar que intento desesperadamente llenar el vaco cruzando el globo en busca de causas justas en las que colgar mi sombrero filantrpico y distraerme. Hizo una pausa. Al menos de forma temporal. All estaban las imgenes, los indescriptibles momentos recordados, expulsados provisionalmente de su vida slo para levantarse y atacarlo cada vez que se negaban a permanecer enterrados. Cunto deseaba el olvido, un indulto temporal, aunque lo bastante largo para ahogar su tristeza y hacer que se desvaneciera la pesadilla, slo una vez ms. Tena la mirada perdida, nublada. Cristian tom un sorbo de su copa antes de continuar: Ah, me olvidaba... Meti la mano en el bolsillo y sac una tarjeta. Si hay alguna urgencia, por favor, llama a este nmero. Aqu est tu equipo telefnico, Curtis. Es un telfono especial. Utiliza tecnologa digital de espectro difuso. Digital qu? pregunt Simone. El espectro difuso se us por primera vez en la Segunda Guerra Mundial como mtodo para evitar que los torpedos fueran interceptados en su trayecto hacia el objetivo. Estas

seales son difciles de detectar y desmodular, adems de resistentes a los bloqueos o interferencias, porque se difunden en diversas frecuencias explic Curtis. Cmo? Simone, imagnalo como un Dante tecnolgico. El ranger sonri. Lo importante es que los tipos malos no puedan escucharnos. Exacto dijo Cristian, que se volvi hacia Simone. Puedo hacerte una pregunta, seorita? Desde luego. Cmo has acabado liada con Curtis? Por lo que veo, l y t no sois del mismo barrio. Soy experta en el Renacimiento. Ah, s? Interesante... Cristian arque las cejas y mir burlonamente a Curtis. Simone advirti en el rostro del banquero una sonrisa pcara. No, no es eso. Lo conoc a travs de Michael. Claro, mil perdones. Qu impertinente he sido. Call un momento. Y qu tienen en comn un cualificado experto en Operaciones Especiales, una especialista en el Renacimiento y un historiador de arcanos? Simone dej de sonrer mientras miraba al banquero y a sus amigos. Mi hermano fue asesinado, y yo no poda resolverlo sola. Cristian pareci consternado. Lo siento. Cundo ocurri? Hace poco, en Shawnsee, Oklahoma. Con la ayuda de Michael, Simone repas la historia, omitiendo, tal como haba remarcado Curtis, la parte relativa a PROMIS y pasando por alto Octopus. Aquello la estaba desgarrando, pero tambin actu como un antdoto, curando su angustia. El tiempo es un verdadero narctico. O bien el dolor va desapareciendo al seguir su curso, o bien se aprende a convivir con l. En su caso, el dolor no haba desaparecido, pero Simone se dio cuenta de que su insistencia en la bsqueda de la verdad aligeraba su peso. Pero... por qu l? inquiri el banquero. Ojal lo supiera contest Simone. Sin embargo, ah est la clave, verdad, Curtis? Algo que Danny saba. Y algunos llegaron al extremo de asegurarse de que ese algo jams llegara a saberse. Descruz las piernas y se puso en pie. De modo que estamos en un callejn sin salida. Tenemos los papeles de mi hermano. Curtis la mir, contrariado. No la corrigi. Lo que tenemos es un par de palabras y un nmero que pertenecen a una caja de seguridad annima. Si tenemos suerte y damos con la combinacin, quiz podamos ver qu hay dentro. Simone cree que Danny escondi pruebas de lo que estaba investigando. Y t no? No estoy autorizado a hacer conjeturas. Entiendo que lo haris maana dijo el banquero. As que buenas noches, amigos. Los acompa a las habitaciones. Descansa, Curtis, es la mejor arma. Que duermas bien. El telfono cuyo nmero no estaba incluido en la agenda sigui sonando durante una eternidad. Un hombre intentaba hablar con un importante poltico de Washington, una figura

destacada en la toma de decisiones. La casa a la que llamaba estaba al final de la calle Veinticuatro Norte, en Arlington, Virginia, y se elevaba sobre el ro Potomac. Se trataba de una mansin blanca retirada de la carretera, rodeada de cedros rojos y robles imponentes. El poltico importante era, de hecho, el antiguo secretario del Tesoro, colaborador en muchas causas de inters en todo el mundo. El secretario tiene corazn para los pobres, le gustaba decir a su gente. Cabra pasar por alto la irregularidad geomtrica y la aparente hilaridad de la frase, ya que por pobres no se referan a los cientos de millones de personas hambrientas y desnutridas, sino a los pobres de espritu, pues de ellos es el reino: los senadores, generales y primeros ministros que se acercaban al final de la calle Veinticuatro de Arlington en limusinas negras y descomunales todoterrenos para rendir homenaje al dios del dinero. S? El seor secretario cogi su telfono privado y busc a tientas las gafas en la oscuridad. El reloj marcaba las tres y diecisiete de la maana. Seor secretario? Supongo que es importante. O eso, o est usted en el huso horario equivocado. Lo es, confe en m. Los han seguido hasta un edificio de Lower Manhattan. Ah, s? Espere, falta lo mejor. El hombre que han ido a ver se llama Cristian Belucci. El del Banco Mundial? Caramba, vaya noticin. Esto se pone interesante. Un hombre famoso que guarda secretos. Cul es la conexin? Se aclar la garganta. No lo s. Nuestra gente est en ello. Lo necesito para ayer. Est claro? Como el agua. Seguimos el enlace. A cuntos tenemos sobre el terreno? Listos? Seis. Tres equipos. Pon dos sobre l. Entonces nos quedan cuatro para cubrir a los tres. Sospecho que esto tiene una explicacin. Hubo una pausa. El que sobrevivi en Roma est en el apartamento de Belucci con el Enterrador y el Hada, como usted los llama. Bien. Hoy puede ser nuestro da de suerte. Ojal pudiera compartir su entusiasmo, seor. El soldado Joe nos da mucho trabajo. Es una complicacin innecesaria. Lo imprevisto funciona. l nos guiar hasta nuestro objetivo. Dedica todo lo que puedas a Belucci. Tengo la impresin de que va a entrar en escena. Cul es su papel? No lo s. A m lo que me interesa es la secuencia de los hechos. Y eso qu significa, seor secretario? Significa que deberemos aplicar las matemticas. Un nio puede mirar un dibujo y no verlo, pero est ah. Tenemos que averiguar cmo estn conectados los hechos. Las secuencias verdaderas no cambian. Los patrones del pensamiento humano tampoco. Saca todo lo que puedas del muerto y haz un grfico con todos sus contactos. Que los equipos estn en sus puestos a partir de las seis. Buenas noches, seor secretario. Quizs hayamos descubierto al benefactor financiero del periodista muerto.

27
Aquella maana, el cielo amenazaba tormenta. Curtis mir alrededor, en estado de alerta, listo para reconocer cualquier desviacin en la conducta de la gente. Era un da corriente en una ciudad corriente para quienes ya no advertan la eclctica magnificencia de la Gran Manzana. Escudri la calle. Ningn perseguidor, de momento. Cogi un taxi en la 16. Avenida, recorri quince manzanas, y luego cambi de taxi y recorri ocho manzanas en direccin opuesta antes de entrar en el metro. Sali a cuatro travesas del banco y camin con paso seguro hacia el oeste, fingiendo falta de rumbo y mirando en los escaparates por si alguien lo segua. Nada. Dobl la esquina, subi por una calle contigua y pas dos veces por delante del banco antes de acercarse. El primer paso consista en averiguar el nivel de seguridad del BS Bank Schaffhausen. Hazte invisible. Para ello, Curtis necesitaba encontrar el porte adecuado y la expresin facial a juego. Las piedras estaban desgastadas por los efectos de la intemperie, el mrmol blanco haca resaltar los colores oscurecidos por los hongos. Y encumbrndose, la construccin de acero y pizarra del BS Bank Schaffhausen. El interior tena un atrio de varias plantas de vidrio ingleteado sobre baldosas hexagonales de granito. Montado en el marco de una puerta haba un cuadrado de cristal con la mirada oscura y vidriosa de una pantalla de televisin. Curtis saba que eso formaba parte de un sistema audiovisual de nueva generacin: incrustadas en el plano de silicato haba centenares de lentes microscpicas que captaban luz fraccionada en un ngulo de ciento ochenta grados. El resultado era una especie de ojo compuesto, como el de un insecto, todo integrado mediante un ordenador en una nica imagen mvil. Se qued de pie al final de la cola con cara de aburrimiento. En sus ojos tena la mirada de alguien que reciba rdenes y haca lo que otros, mejores y ms listos, le decan que deba hacer con miedo y desdn. Desdn porque, para sus superiores, l formaba parte del populacho; miedo porque era un animal temido por su fuerza bruta. Un hombre fuerte, corto de entendederas, que al final de la semana ahogaba sus penas con cerveza. Curtis no destacaba; era invisible para los dems. Ech un vistazo al espacio abierto sin fijarse en nadie. Haba seis cajeros, separados entre s por mamparas de caoba de apenas cinco centmetros. Dos mesas de atencin al pblico. Vacas. Las otras cuatro las ocupaban una mujer rechoncha con el pelo oxigenado y grandes pendientes chapados en oro, una becaria, un hombre alto y flaco con gafas, y una atractiva rubia de grandes pechos con falda y blusa blanca. Curtis se fij en la falda. No era tan corta como para atraer miradas indiscretas pero s como para moverse con rapidez. En la cola haba once personas. Cuatro hombres y siete mujeres. En el pasillo, con el hasto grabado en el rostro, otras tres esperaban sus respectivas citas. Los observ a todos en busca de anomalas, aislando a cada uno, mirando sus ojos, captando el lenguaje corporal. Una reaccin inoportuna; una mirada brusca; un movimiento involuntario. El desafo consista en ver a travs de la rutina. Era posible prever y ensayar cualquier cosa rutinizada para no desentonar, y se poda identificar y contrarrestar algo demasiado ensayado. Alguien que pareciera demasiado aburrido, demasiado ansioso, demasiado atento a algo, que apartara la mirada como siguiendo una seal convenida. Despus venan los cuerpos y las caras, la ropa, los zapatos y los complementos. Si algo destacaba o se sala de lo comn, no debera estar all en circunstancias normales? Una

postura corporal que denotase cierta tensin o alguna destreza oculta. Un bolgrafo muy grueso y muy largo, o una cartera que abultaba demasiado. Cada persona poda cumplir un papel concreto. Un padre de familia apoyado contra la pared, un joven empresario esperando su primer prstamo, una mujer regordeta..., todos llenaban el espacio con su presencia, y, una vez ubicados, podan ser reemplazados por otros parecidos. Nada. Curtis estaba satisfecho porque no se le haba adelantado ningn equipo de vigilancia. Estaba siendo demasiado cauteloso cuando nada lo justificaba? Alcanza el objetivo, se dijo. El ranger saba que se acceda a las cajas de seguridad a travs de unas puertas correderas de cristal, que dentro se transformaban en una pantalla metlica de malla fina. Pareca decorativo, pero en realidad era algo funcional. Puls un botn que sobresala de un octgono, a su izquierda. Los paneles se abrieron en silencio con una especie de soplido. La sala era un espacio rectangular rodeado por una malla ferromagntica conectada a tierra. El escudo protector bloqueaba la transmisin de cualquier seal de radiofrecuencia. Por aqu, seor dijo el empleado de mediana edad y cabello muy corto que evidentemente estaba esperndolo. Curtis se sobresalt un poco. Cmo saba que vena? Una expresin burlona apareci en los ojos del hombre. S, claro mascull Curtis. El cuadrado de cristal. El empleado del banco sac un impreso de Schaffhausen con dos lneas en blanco. Curtis escribi 142857 en la lnea superior y rbol de la Vida en la de abajo. Entreg el papel al empleado, que lo observ un instante. Espreme en la habitacin verde de la derecha. Vendr enseguida con su caja, seor. Al ver que Curtis titubeaba, aadi: Seor, si quiere privacidad tendr que entrar. Sonri amablemente. Curtis estudi las inflexiones de su voz. Era anormalmente agradable? Sonaba extraamente suave y dura? De todos modos, estaba en un banco, un sitio donde la gente guarda el dinero. Cuanto ms dinero, ms agradable el comportamiento. Entr en la habitacin verde. Era pequea, de unos tres metros por cinco, revestida con paneles y amueblada con dos sillones de cuero colocados el uno junto al otro y una mesa de caoba arrimada a la pared. Oy unos pasos que se acercaban, resueltos, y se volvi al instante. Al abrirse la puerta, apareci el mismo empleado del banco con una caja metlica. El hombre sac un manojo de llaves y lo sostuvo frente a Curtis. Cuando haya terminado, pulse el botn de encima de la mesa. Vendr alguien a buscarlo. Gracias. Puedo ayudarlo en algo ms? No, gracias dijo, y repiti: Gracias. Tras una levsima inclinacin de la cabeza, el empleado se march. Curtis aguard a que se cerrara la puerta y se sent en silencio frente a la caja con forma de cpula, atento a posibles pasos. Nada. Mir el reloj. Las diez y cuarto. Cogi una llave, la introdujo en la cerradura y la gir a la derecha. Oy un chasquido. Increble! Simone tena razn. Danny haba escondido los cdigos en un poema del siglo xiv. Abri la dura tapa de la caja y examin el contenido. Sac un fajo de notas. Debajo haba un montn de resmenes contables sujetos con un clip enorme. Lo coloc todo con cuidado sobre la mesa arrimada a la pared. Los siguientes

documentos estaban unidos mediante una goma elstica, como las que antes usaban las nias para sujetarse la coleta. Quit la goma y desenroll el contenido. Le bast echar un vistazo para comprobar que eran copias de certificados de oro. Los hoje y sac una al azar. Sus ojos fueron instintivamente al centro del papel. De pronto, le llam la atencin un nmero. 750 toneladas mtricas. Se inclin hacia delante y ley toda la lnea: Fue emitido como garanta de una parte del depsito de Metal Oro..., de hasta 750 toneladas mtricas. Se le estir el labio inferior mientras su cara adquira una expresin de incredulidad. Cunto ser esto en dlares? Cristian lo sabr. Sac al azar otros certificados slo para comprobar que, de hecho, en el primero se consignaba la cantidad de oro ms pequea de todas. Entre otros objetos, Curtis encontr tres DVD, fotografas de personas que no conoca, cablegramas y diarios de llamadas guardados en carpetas, numerosos diagramas as como notas y cuadernos llenos de letra pequea, descuidada y apresurada. Aquello lo vera ms tarde. As que coloc el contenido de la caja en dos bolsas de cuero que se ci al cuerpo con correas, una a la espalda y otra al pecho, echando el jersey por encima y ajustndose bien la cazadora. Palp el fro acero de su arma. Estaba en el bolsillo interior, fcil de coger si era preciso. Ojal no lo sea, por Dios. Cerr la caja. Lo revis todo y puls el botn. Al cabo de un minuto oy un chasquido y se abri la puerta. Est todo a gusto del seor? dijo el empleado con una sonrisa que quera ser tranquilizadora. S, gracias. Curtis se hizo a un lado para que pasara. Despus de usted, por favor dijo el empleado inclinando la cabeza. No, insisto, por favor. Adems, sin su ayuda no encontrar la salida. Curtis esboz la tpica sonrisa ingenua de alumno torpe. Siga recto por el pasillo, seor, a la derecha, por la puerta corredera, y enseguida estar de nuevo en el vestbulo. Mir con expectacin a Curtis. Gracias otra vez. No habr problema. Curtis se despidi con otra sonrisa. En cuestin de segundos estuvo en el vestbulo. Curtis ech un vistazo a su alrededor. Las mismas expresiones aburridas, el mismo malhumor, las mismas posturas. Nadie pareca alterar el orden natural de las cosas. Otros diez metros y estara fuera del edificio. Asi un picaporte grande y pesado y tir de l. Por fin era libre. Se volvi hacia la derecha. Entonces lo vio. Un hombre con un impermeable oscuro y con la mano derecha en el enorme bolsillo, sin duda empuando un arma, dobl la esquina en el preciso instante en que l sala del banco. Curtis lo estudi. Caminaba de manera muy despreocupada, pero con la mirada atenta. Sus actos eran reflejos. Tena el cuello corto y muy musculoso. Ningn rasgo fsico identificatorio pens fugazmente Curtis. rdenes demasiado precipitadas. El equipo no haba tenido tiempo de tenderle la trampa. El hombre que tena delante no saba cmo era su aspecto. El control lo asumieron los circuitos de instruccin instalados en lo ms profundo. Sin mover la cabeza, Curtis mir a izquierda y derecha. El movimiento fue apenas perceptible. No haba nadie ms, por ahora. El ejecutor lo haba sorprendido mirando? Imposible, demasiado lejos. O no? Ahora el hombre caminaba ms deprisa, pero la aceleracin casi no se not. Se trataba de un profesional magnficamente preparado que conoca la importancia del autocontrol. Curtis aminor el paso, mirando al frente al pasar por su lado. De repente, el hombre le agarr la mueca con su mano grande y fuerte. Curtis intent coger el arma, pero el hombre era muy hbil y reaccion a la velocidad del rayo. Aplast el pulpejo de la mano contra la pistola, con lo que sta sali volando. Acta! No pienses! El otro le retorci la mueca, hacindolo

caer de rodillas mientras le propinaba un puetazo que no le alcanz la cabeza por centmetros. Curtis, con la mano derecha alzada, dio un fuerte golpe al hombre en la caja torcica, justo por debajo de la axila. El tipo lanz un grito, ech bruscamente la cabeza hacia atrs, con sorpresa en la cara, pero no lo solt, sino que le hinc a Curtis la rodilla en la garganta y lo golpe en la mejilla izquierda. El ranger no vio venir el golpe. Slo supo que el lado izquierdo de su crneo pareci partirse. La fuerza del impacto impuls a Curtis hacia atrs, pero el hombre segua sacudindolo. De repente lanz el dorso de la mano contra la boca de Curtis, que sinti algo caliente bajando hacia el mentn. No haba tiempo para pensar. De un momento a otro llegaran otros, y todo estara perdido. Tena que liberarse. Con el rabillo del ojo vislumbr una sombra, una mancha negra. Un arma! Lade el cuerpo a la derecha, logr levantarse y luego, sbitamente, sin avisar, arrastr el pie del suelo de modo que el taln dio en el brazo del hombre hacindole saltar el arma de las manos, una pistola del calibre 38 con un cilindro perforado en el can. El asesino se apart tambalendose. Entonces Curtis le hundi la mano derecha en el pecho, y con la izquierda le arpone la laringe con un golpe cuidadosamente dirigido. El hombre reprimi un gemido ronco, tosi con espasmos y, tras alejarse cojeando, cay a tierra arandose el cuello con ambas manos. Forcejeaba por respirar, rodando por el suelo, mientras el destruido cartlago impeda la circulacin de aire. Curtis logr tenerse en pie. Su rostro era un revoltijo sangriento, y un dolor sordo le suba por el cuello hasta la cabeza, que senta hinchada y entumecida. Estaba lleno de cardenales, pero no tena nada roto. An haba esperanza. Podra moverse, pero antes de nada deba salir de all. La pelea haba durado quince segundos, tiempo suficiente para congregar a una pequea multitud de mirones. Sin embargo, los sicarios eran ms. Pero quines? Dnde estaban? Sin duda, se trataba de profesionales. Un bloqueo de tres puntos habra sido un procedimiento corriente: en uno y otro extremo de la manzana se habra colocado una unidad antes de que los agentes bajaran al banco. No tendran identificacin fsica, pero el dispositivo era hermtico. Slo poda pasar cruzando por la fuerza. Se puso en pie tambalendose, camin inseguro, detenindose para afirmar las piernas cuando perda el equilibrio. No te pares. Dios mo, estoy herido. Al verlos, se le hel la sangre. Dos vehculos, un sedn azul oscuro y una camioneta blanca, convergan en Curtis desde direcciones opuestas. Los flancos estaban cubiertos; la trampa, tendida. Lo haban pillado, pero nadie hizo nada. El copiloto del sedn hablaba sin parar por un radiotelfono. Los hombres tenan conexin visual, auditiva y electrnica con otros dos... Pero dnde estaba el otro? Operaciones Especiales!, cruz fugazmente por su cabeza. Cmo es posible? Quin es esa gente? Estaba herido, y ellos lo saban. La multitud! No podan matarlo con tanta gente alrededor. Demasiados testigos. Alguien anotara la matrcula y llamara a la polica. La polica, seguridad. Ulular de sirenas y chirrido de neumticos. Vaya suerte, la suya... Sano y salvo. El sonido se acercaba, inyectndose desafiante en el aire del final de la maana. Llegaran a tiempo? La pregunta nunca obtuvo respuesta. Curtis oy un ruido ensordecedor, metal contra metal, explotando en miles de pedazos. El lado del conductor del coche patrulla se levant del suelo, tras el impacto de un camin de dos toneladas, que lanz a los ocupantes contra el parabrisas. Por la postura de los cuerpos, Curtis supo que ambos policas estaban muertos. Dos hombres se apearon lenta y metdicamente.

Las voces y los gritos de la gente asustada saturaban el ambiente. No habra indulto. El sedn azul puso la primera, cruz la lnea central y se par a menos de treinta metros. Dios mo! Y ahora qu? Curtis no poda dejar que se le aproximaran. Con la gente atendiendo a los cuerpos despedazados, nada impeda a los asesinos acercrsele y meterle un balazo. La muchedumbre y el ruido eran su amparo. Nunca lo veran muerto. Qu les haca pensar que no poda huir? Porque saban que estaba herido. Porque haba al menos otros dos, y l se encontraba solo. Sin necesidad de mirar, Curtis supo que otro equipo se diriga hacia l desde el lado opuesto, abrindose paso entre la gente, con las manos en el mortfero acero oculto en los abrigos. l no poda perder tiempo. Se concentr en los hombres que tena delante. Los dos se aproximaban, uno desde el lado izquierdo de la calle, la segunda arma directamente desde delante, como los dos flancos en un ataque de pinza. En silencio. Izquierda, derecha. Uno, dos. Mucha potencia de fuego para capturar a un hombre. Eso si la orden era capturar. No, la orden era matar, lo vea en sus ojos. La sonrisa mortal de los asesinos profesionales. No habra conmutacin de pena. Curtis lo entendi entonces. La trampa haba sido tendida con una precisin extraordinaria. Los dos equipos estaban en su sitio, cubriendo los flancos desde el lado derecho, y los edificios oficiando como proteccin natural en la izquierda. Dos asesinos expertos se ocupaban de las interferencias: haban matado a los agentes de polica sin dudarlo un momento. A menos que hiciera algo, l sera el siguiente. Y todo habra sido intil. Lo mataran y luego iran por Simone y Michael..., de manera silenciosa e infalible. El asesino de enfrente alz la cabeza un par de centmetros y mir ms all de Curtis. Qu buscaba? Observa sus ojos! El asesino atenda a alguien que haba detrs, fuera de su alcance. El equipo de refuerzo estaba en su posicin. Alfa Uno, Galgo. Hombre fuera de combate. Muy bien, chicos, ahora est ah al descubierto. Llamamos a la caballera y nos olvidamos de todo. Alejaos de m! No morir, no dejar que me maten! Invierte el sentido de la trampa, maldita sea! Tienes slo diez segundos antes de que lleguen por detrs. Curtis tena la muerte delante. Se hallaban a menos de veinte metros. Quedarse ah significaba fenecer. Palp la culata de su arma. La multitud se hallaba en mitad de la calle, presa de un ataque de histeria. Bien, el flanco izquierdo estaba cubierto. Pero deba actuar. Crgate al asesino de la derecha. Por qu? No lo s. Hazlo y ya est. Ahora! Curtis se tir a la izquierda con la automtica extendida, y le dio al hombre en el pecho, que por el impacto se elev del suelo impulsado hacia arriba, para desplomarse a continuacin con un ruido sordo, como si le hubieran sacado la alfombra de debajo. Uno menos. Curtis not junto al hombro derecho dos disparos, que se incrustaron en un panel de adorno de una fachada. Rod sobre s mismo con el cuerpo dolorido. Otras dos balas rebotaron en una piedra, mandando al aire humo y partculas diminutas. El asesino se agach como un profesional acorralando a su presa. Pero Curtis tambin era un experto. Eliminara al asesino. Alfa Uno, Galgo. Hombre fuera de combate. No es uno de los nuestros, se oy decir mientras rodaba, y de pronto se levant, la mano izquierda sujetando la mueca derecha, y dispar dos tiros certeros. Dos menos, pero faltan muchos. Dnde estn? El sedn. A por l. Curtis se puso en pie y corri hacia el vehculo, ahora a escasos metros. Los otros dos asesinos se habran dado cuenta de lo que estaba haciendo. Uno de ellos se apoy en una rodilla, sostuvo firmemente el arma, apunt con mano segura y dispar repetidamente. Las balas destrozaron uno de los faros y rebotaron en el parachoques. Milagrosamente, el parabrisas y los neumticos no recibieron impactos. Pero no estaban apuntando al coche. Disparaban a matar. Las rdenes eran sas. Tras rodar de nuevo y dar una voltereta, Curtis qued a unos centmetros del sedn.

Sin volverse, dispar a su espalda, esperando que, contra todo pronstico, las balas alcanzaran su objetivo. No fue as. De todos modos, pudo ganar unos segundos mientras los dos asesinos corran para protegerse. Se levant y dio un paso lateral, tir de la puerta y, en un solo movimiento, se lanz al interior del vehculo. Las llaves estaban puestas. Los asesinos tenan el control, sin dudar nunca del resultado. Control significaba tener los medios para huir, y deprisa. Sus dedos actuaron frenticamente. Puso el motor en marcha, dio marcha atrs y aceler. El coche salt hacia atrs y gir a lo loco. Pudo or los gritos de confusin de la segunda unidad. Pagaran un precio. Lo saba. Seguro que quien hubiera contratado a esos hombres no se tomaba los fracasos a la ligera.

28
Edward McCloy puso sus pies sobre la mesa, cogi el Herald Tribune, pas las pginas hasta la seccin de Deportes y lo abri de golpe. La llovizna de primera hora de la maana dej paso a una tormenta. l pens que la lluvia siempre lo pona melanclico. La humedad y la monotona del exterior reflejaban su alma. Como la mayora de las personas con aptitudes corrientes y de inteligencia inferior a la media, McCloy mova los labios al leer. Sus ojos saltaron a la placa de latn que, apoyada de lado en la mesa, anunciaba sus impresionantes credenciales: representante principal. S, l, Edward McCloy, era el representante principal del crtel bancario ms poderoso del mundo. Sobre el papel era el mximo responsable de las decisiones que afectaban a la lite del dinero. En la prctica, era un simple chapero de gente poderosa que lo utilizaba como tapadera para encubrir sus delitos financieros. Si no hubiera sido por mi hermano, t, maldito idiota, estaras limpiando las calles de estircol bram su padre, resentido. Nunca se me dieron bien las finanzas, pap. Qu diablos estudiaste en el colegio de mariquitas al que te mand tu madre? Historia del arte y radiodifusin. Y qu piensas hacer con eso? Me encanta el baloncesto, pap. Eres un enano de metro sesenta y ocho. En qu posicin piensas jugar? Quiero ser locutor. En una ciudad sin equipo de baloncesto? Y cmo vas a ganarte la vida? Brian Gumble lo hizo. Quin coo es se? se agit el padre. El chico de mi dormitorio. Es locutor de la NBA. El negro? se tiene la cabeza en su sitio, hijo. T tienes demasiada mierda.

Jack, no seas tan duro con l intervino la madre. Lo ests presionando demasiado. Tiene pjaros en la cabeza, Mary, y no es bueno en nada. Radiodifusin y arte... Manda cojones! Pap, hay personas muy respetables que son mecenas artsticos. Todos tienen currculum empresarial, idiota. Son mecenas de las artes para poder envolver su dinero sucio en un manto de respetabilidad. Y el to John? Qu pasa con l? rugi el padre. Es presidente de la Fundacin Ford. Estn muy implicados en el mundo de las artes. Esto es respetable. Antes de que tu to dirigiera Ford, se haba graduado en Yale, imbcil, y haba sido miembro de Skull & Bones. Por no hablar de su papel en la Comisin Warren. Estudi arte como asignatura complementaria. Fue el encargado de la limpieza en el asesinato de Kennedy. Recuerdas los tres vagabundos en el Grassy Knoll? S contest el hijo, indeciso. Un da despus de la muerte de Kennedy, los tres vagabundos estaban muertos y enterrados. Tu to an conserva la pala. se es su certificado de respetabilidad. El guardin de los secretos. El padre hizo una pausa para recobrar el aliento. Ahora que lo hemos aclarado, comenzars a trabajar como ayudante de tu to en el Chase Manhattan Bank. No la cagues. Mantn la boca cerrada, haz lo que te digan, lame el culo adecuado y llegars lejos. Me oyes, muchacho? S, pap. De eso haca ms de veinte aos. Y por eso Edward McCloy, principal representante del crtel bancario ms importante del mundo, estaba tan deprimido esa maana. Se haba pasado los ltimos veinte aos con la boca cerrada y lamiendo los culos adecuados, casi siempre contra su criterio. Mir la hora. Las doce menos diez. Aunque el sueo de ser locutor se haba esfumado, nunca se perda el programa de su compaero de dormitorio, sobre todo ahora que se haba convertido en el locutor de televisin ms popular de Norteamrica. McCloy puso el canal en que daban deportes todo el da. De pronto, son el telfono. S? Mejor que enciendas el televisor, Ed. Est encendido. Quin habla? No me refiero al canal de deportes. Quin crees que soy? Tu hada madrina? Henry? Doy por sentado que no nos pueden or. Un momento, por Dios! Qu canal? Da igual. Cualquiera menos el deportivo. Est en todos los noticiarios. De qu se trata? interrumpi McCloy, echndose hacia delante en la silla. Era una pregunta retrica, pues ya lo saba. Moviendo frenticamente los dedos, logr poner la CNN. Se le hel la sangre al leer las noticias sobreimpresas en la parte inferior de la pantalla. Qu ha ocurrido? pregunt McCloy, presa del pnico. Es lo que estamos intentando averiguar.

Son nuestros? Lo curioso es que no. Entonces, quines son? Quin? corrigi el hombre de la CIA. Qu? dijo McCloy. Qu dices? Alguien invirti el sentido de la trampa e introdujo su propio equipo. Todo es tan desconcertante... solt McCloy. Qu quieres que haga? Quiero que hables con tu gente del Schaffhausen y obtengas una descripcin detallada de todo aquel que estaba dentro. Luego quedamos en el sitio de siempre. Este tipo, sea quien sea, al final del da estar ms muerto que el pomo de una puerta. Ah, Ed... S? Rapidito, eh? Y se cort la comunicacin. A las tres, los guardianes de secretos de Octopus estaban sentados a una mesa de reuniones, de caoba y en forma de U, en un espacio especialmente insonorizado (intimidad garantizada por blindaje de Faraday e interceptores de radiofrecuencia de banda ancha). Los saludos fueron superficiales y distrados; los apretones de manos, fros y flcidos; las recriminaciones, breves. No tena sentido volver sobre errores pasados. Una descripcin, por favor pidi el ex secretario del Tesoro. Es alto, entre metro noventa y metro noventa y cinco. Cuarenta y pocos aos contest el hombre del Departamento de Estado. El pelo. Color, longitud? Muy corto, estilo militar. Castao claro. Aj, todo cuadra. Se llama Curtis Fitzgerald. Fuerzas Especiales. Al menos ste es el nombre que utiliz para hacer la reserva de su vuelo a Nueva York dijo el hombre de la CIA . Viaj en primera clase. Eso cuesta siete mil dlares. De dnde sac el dinero? terci en voz baja el hombre de Goldman Sachs. Buena pregunta. Quiz trabaj como un condenado para su pas, pero dudo que ste lo haya correspondido solt el hombre del Departamento de Estado. Estamos seguros del nombre? insisti Harriman, el tan cacareado ex secretario del Tesoro. Enseguida lo comprobaremos. Cualquier empleado federal, incluso los que trabajan para el gobierno sin atribucin, tendr al menos un listado en su base de datos seal Stilton. Bien. Hagamos una referencia cruzada con otros organismos por si en Inteligencia hay algo. Eso est hecho. Cmo lo vas a hacer sin levantar sospechas? Mediante una lista de vigilancia, una base de datos colectiva coordinada por el Departamento de Justicia para su uso por mltiples agencias federales. Lovett, mire en el Departamento de Estado por si tuviera algn empleo civil como tapadera aadi Harriman con tono concluyente. Ed, tienes la contrasea que us para abrir la cuenta? S, al empleado del banco le pareci graciosa.

Qu te dijo? Nombre: rbol de la Vida. Nmero: 142857. No me jodas. Qu significa esto? El antiguo secretario del Tesoro le toc el brazo, con la pipa en una mano y el encendedor en la otra. Rob, ponga a nuestros informticos a trabajar en eso. A ver si pueden descifrar la contrasea en cristiano. Segn el empleado del banco, la combinacin tena al menos seis meses de existencia seal McCloy. Lo cual significa que vino a Nueva York porque alguien lo necesitaba terci Reed. De ah la llamada telefnica y la salida del hospital de Roma aadi Stilton. Ahora tiene sentido. Sabes lo que me gusta de ti, Henry? dijo el ex secretario del Tesoro. Que soy alto y guapo y que las mujeres no pueden quitar las manos de mis enormes huevos de acero? Que tu olfato no est del todo ajustado. Has desarrollado una especie de sensibilidad por lo podrido. El que esta maana ha organizado la inversin de la trampa, nos llevaba la delantera, saba qu piezas del rompecabezas estaran en su sitio y cundo. Ah fuera hay alguien que nos vigila y se entera de todo lo que hacemos y decimos apunt Taylor, pensativo. O sea, que tenemos ms agujeros que un colador afirm Stilton con gravedad. Te gusta esta frase, verdad, Henry? inquiri Lovett. Quin habr sido? terci Taylor. Un enigma personificado con muchos secretos que contar seal Harriman. No importa. La casa del pas del sol naciente se desmoron dijo McCloy de modo categrico. Todos menos uno observ Lovett. Un viejo decrpito aferrndose a los ltimos restos de cordura dijo McCloy. Y los documentos les record Stilton. Y el dinero, no lo olvidemos aadi el antiguo secretario del Tesoro con tono cortante. Varios billones de dlares que ya no controlamos. Al menos hasta que consigamos el nmero de cuenta bancaria de Scaroni puntualiz Lovett. Al margen de quines sean, busquen en Pingfan y Tokio. Quiero saber dnde encontraron lo que estaban buscando dijo Harriman. Y tambin en los archivos secretos de Langley, enterrados en las mazmorras. Negativo. Cada visita a los archivos secretos queda automticamente registrada con la hora y la fecha precis Stilton. Hasta esta maana, estos archivos llevaban en el agujero negro algo ms de sesenta aos. David Alexander Harriman III rompi el silencio que sigui. Sea quien sea, tiene lnea directa con nuestro campamento y est esperando nuestra reaccin. Quiere obligarnos a actuar. Es una secuencia de hechos que nos incumbe. Un patrn. El periodista muerto fue su presa. Y Roma es nuestra cagada aadi JR.

De repente, alguien entra en nuestra secuencia y el patrn no se altera. Se produce un tiroteo, pero la presa se convierte en depredador. Los acontecimientos de esta maana son la prueba definitiva apostill el antiguo secretario del Tesoro. Y Scaroni? Eso tenemos que averiguarlo. Una falta de patrn no excluye el patrn propiamente dicho, aunque todava no lo vemos. Es ms, es alguien con quien probablemente estamos familiarizados, alguien que podra andar por ah con un letrero en el pecho y no lo veramos. Es Fitzgerald parte de esto? Y qu hay de los dems? Olvidemos a los otros dos. Segn nuestros informes, se trata de un asunto afectivo. Si Shimada habla, perderemos la ventaja que an tenemos. Hay que encontrarlo y matarlo. Hizo una pausa. Pero volvemos a estar con el periodista muerto... Muchas preguntas y poco tiempo para responderlas.

29
Pero bueno, vaya aspecto tienes. Pensbamos que habas muerto. En las noticias no se habla de otra cosa. Michael lo mir con impotencia. Ests herido, Curtis. A Curtis le dola la cabeza y el antebrazo, y tena la mejilla izquierda magullada. Pues deberas ver al otro to replic, an en trance. Llamar a un mdico. Es amigo mo. Curtis alz la cabeza. No, no te molestes. Y luego aadi: Qu haces aqu, Cristian? Por televisin he visto lo que has hecho y he decidido venir y pedirte un autgrafo. Estate quieto, por favor dijo Curtis, a punto de rerse, llevando instintivamente la mano al estmago mientras respiraba despacio. Curtis, has conseguido...? Simone lo miraba con ojos suplicantes. S. Cogi la automtica del cinturn y la dej sobre la mesita. Luego se baj la cremallera de la cazadora y se quit el jersey, descubriendo dos bolsas negras de cuero atadas al pecho y la espalda. Curtis se las dio a Simone, a quien se le aceler el corazn. En sus ojos haba dolor, pero tambin algo ms, algo que ella no saba muy bien cmo describir. Por unos instantes, not la presencia de Danny mientras abrazaba las bolsas contra el pecho. Las abri y coloc su contenido sobre la mesa. Entre esas hojas habra un nombre que vinculaba a alguien con el asesinato de Danny. Esos documentos trazaban todas las lneas de

sus cinco aos de investigacin. Sin duda, lo mat lo que haba averiguado. Cristian cogi los DVD. Los imprimir en un momento. Y desapareci en su estudio. Tiene que estar aqu dijo Simone, con miedo en la cara y la voz. Curtis hoje las pginas de la libreta encuadernada en cuero, que entreg a Simone. sta se sent en la silla junto a la ventana e inhal su olor antes de pasar las hojas lenta y amorosamente. Cristian tard casi dos horas en imprimir el contenido de los tres DVD. Tuvo que mandar a alguien por ms papel y cartuchos de tinta. Hacia las cuatro estaban todos en el estudio examinando los documentos y las fotografas. Dividieron el material en tres montones. Cada uno perfilaba una lnea de investigacin distinta: Octopus, PROMIS y el oro. Luego se acomodaron en el saln y empezaron a leer. Utilizaron el mtodo habitual tanto en el mundo acadmico como en los anlisis de informacin secreta. Lo leyeron todo deprisa, intentando captar la idea y el razonamiento generales. Ya habra tiempo para diseccionar lo concreto, para estudiar cada dato al mnimo detalle. Al llegar ese momento, colocaron los detalles en un montn ms pequeo y tambin los clasificaron. De vez en cuando, un comentario rompa el silencio. Hay una copia de un certificado de oro de setecientas cincuenta toneladas mtricas a nombre de... Simone les dio el nombre. Cunto dinero sera eso? pregunt Curtis. Cristian encendi un cigarrillo. En una tonelada mtrica hay treinta y dos mil ciento cincuenta onzas, unos novecientos once kilos dijo Cristian, que sac una calculadora de juguete de gran tamao con enormes botones de colores. Todos miraban al banquero. A mil dlares la onza... Hizo una pausa mientras repasaba el clculo. Esto da unos veinticuatro mil millones de dlares. Simone se qued helada. Michael y Curtis se miraron. Cmo podra alguien apoderarse de tanto dinero? inquiri Michael. No se trata de una persona real. Cada certificado va acompaado de diversos documentos adicionales, los cuales deben ser verificados jurdicamente en el momento de la venta. Slo con que faltara un papel, los dems documentos quedaran invalidados. Call un momento. Este procedimiento est diseado para proteger la identidad del verdadero titular. El nombre que figura en el certificado es una cortina de humo. No lo olvidis, es oro negro. Sacudi la ceniza. Petrleo? pregunt Simone, molesta. No, quiero decir ilegal, oro robado. El banquero mene la cabeza, adelantndose a la siguiente pregunta de Simone. Segn una leyenda, el oro perteneca a los faraones egipcios. Otros dicen que tiene su origen en la Cuarta Cruzada. Existe tambin una versin moderna que lo sita en torno a la Segunda Guerra Mundial. Hizo una pausa y aadi: No s qu versin creerme. Entonces, si alguien quisiera canjear este certificado por efectivo... Tendra que ser oro, Michael interrumpi Cristian. sas son las reglas. Dnde se podran encontrar setecientas cincuenta toneladas mtricas de oro? pregunt Curtis. Simone hojeaba la libreta de Danny, buscando algo que haba visto. Aqu. Seal algo. En un crculo y muy subrayado, 750 toneladas mtricas, y a continuacin la palabra fuente con un enorme signo de interrogacin.

Sera eso lo que Danny iba a averiguar a Shawnsee? sugiri el banquero con aire pensativo. No haban pasado cinco minutos cuando Simone volvi a hablar. Estas iniciales... Las he visto..., pero dnde? Un momento... Haba algo en el cuaderno de Danny sobre Citibank. Qu era? Simone lo ley rpidamente, y al ver la descuidada letra de su hermano asomaron lgrimas en sus ojos. Danny, te quiero. Cunto te echo de menos... Entonces lo vio: Citi-CTP/gov., y a continuacin un enorme signo de interrogacin. La combinacin de palabras tena varios crculos alrededor y pona un nfasis particular en las misteriosas iniciales CTP. Cristian, tiene alguna idea de a qu podra referirse Danny...? Mir a Cristian, y le recorri un espasmo de temor. l tena los ojos clavados en Simone, reflejando a partes iguales el miedo y la incredulidad. Era evidente que Cristian saba de qu se trataba. Se llev los dedos a la cara, se limpi el sudor de la frente y acto seguido observ a sus tres compaeros. Hizo una pausa y se agarr al borde de la mesa, pensativo. Luego dijo: No estoy preparado para hablar, es decir, no debera, lo cual, dadas las circunstancias, desde luego estara totalmente justificado. Cristian hizo una pausa, y cuando volvi a hablar, su voz infunda miedo. Curtis observaba a su amigo. Algo de lo que acababa de decir Simone lo haba perturbado en lo ms hondo. Era eso posible? Con el vaso en la mano, Cristian se sent en una silla y se qued mirando al frente. Ser mejor que hablemos. Una limusina color burdeos estaba aparcada frente a un inmaculado y altsimo edificio de oficinas del sur de Manhattan. El chofer de uniforme mir el reloj del salpicadero y se acomod las gafas. Las cinco y tres minutos. Busc un cigarrillo en el bolsillo, encendi la radio y llev el dial a la nica emisora que le era permitido escuchar, 97.5 FM, Marketwatch. Desvi la mirada hacia la entrada. El hombre al que esperaba saldra de un momento a otro y se acercara deprisa al coche. La voz del locutor radiofnico era aguda y jocosa. Esto podra ser importante y podra hacerles dao de veras. No se hablaba nada de ellos cuando comenz la crisis hace tres semanas. Eso me hizo pensar que Citi estaba jugando fuerte entre bastidores y bajo la alfombra. Es el nico que puede evitarlo. Seguro que la gente que ha presentado esta demanda tendr pruebas irrefutables. La partida est amaada desde hace tiempo. Y los que ganan una partida amaada se vuelven estpidos. Ojal hubiese inventado yo este estilo, porque es muy bueno. Jonathan, puedes explicarnos las novedades del da? Qu hemos visto hoy? Exactamente lo que yo prevea. Los mercados globales estn fundindose y no tendremos que esperar mucho para ver cmo el tsunami viaja por todo el mundo. Si analizamos la Gran Depresin, vemos que la historia se repite. No quedan muchos de los que la vivieron de primera mano, en persona y de cerca. Bueno, considermonos afortunados o desafortunados, porque estamos a punto

de vivirla otra vez, slo que ahora va a golpearnos ms rpido y con sobresaltos ms contundentes. No es maravilloso el progreso? Se abrieron las enormes puertas dobles de cristal, y un hombre alto se dirigi apresuradamente hasta el coche. Tena unos setenta aos, era ancho de espaldas y con el porte erguido, el cabello ceniciento peinado con la raya a un lado, y las facciones marcadas. El hombre asinti distradamente cuando el chofer le abri la puerta de atrs. En ese momento slo se pronunci una frase. Llvame a casa. Tena una voz profunda y melosa de bartono acentuada por aos de bebida y tabaco. S, seor Reed. El chofer puso el vehculo en marcha y se fundi en el trfico de la hora punta. Una carrera contrarreloj favorece totalmente a Wells Fargo. El valor de Wachovia se evapora cada da a medida que los titulares de cuentas las cancelan llevados por el pnico. CitiGroup espera evitar su muerte cayendo sobre estos depsitos. Los minutos importan, y ambos bandos han acordado suspender el litigio hasta el mircoles, litigio que durante el fin de semana tuvo a los abogados de Citi aporreando la puerta del juez de Connecticut. Veamos, Mark: Wells Fargo es una empresa de California, CitiGroup es de Nueva York y Wachovia tiene su sede en Carolina del Norte. Esto suena a caso del Tribunal Supremo, no te parece? Jonathan, si se pleitea sobre esto, Wachovia y CitiGroup estn sentenciadas. Wachovia acaba sin valor alguno y CitiGroup implosiona. El hombre del pelo ceniciento, ensimismado, puso el codo en el alfizar de la ventanilla y apoy el mentn en el pulgar. Alcanz una cajita entre los dos asientos traseros, abri de golpe uno de los compartimentos y puls un botn. Una mampara de cristal se alz en silencio, separndolo del chofer. El anochecer envolva la ciudad, absorbindola en el silencio. Los faros estaban encendidos. Por el parabrisas entraba una luz dbil, un haz reflectante que de vez en cuando iluminaba al ocupante, bandolo con colores suaves y fluorescentes en la avalancha del trfico. El hombre del pelo ceniciento sac el mvil. S? En el otro extremo de la lnea, un hombre habl con voz suave y tranquila. Tengo que verle. Hubo una pausa. Dadas las circunstancias, quiz no sea buena idea. Necesito verle insisti el hombre del pelo ceniciento. La situacin se les est yendo de las manos. Por eso he de verle. Cuando acced a trabajar con ustedes, ped una sola cosa. Recuerda? Silencio. S, lo recuerdo. Acced a trabajar con ustedes slo si se me permita establecer los trminos del compromiso cuando lo juzgara conveniente. Ahora no es un buen momento.

Esccheme... La voz del hombre del pelo ceniciento era dura y desesperada. Le he pagado un montn de dinero durante aos. Lo he convertido en un hombre rico. As que est en deuda conmigo. Me lo debe. No le debo nada. Los dos nos hicimos ricos porque yo soy muy bueno en lo mo. Bueno y discreto. Adis y buena suerte. Y se cort la comunicacin. El hombre del pelo ceniciento golpe repetidamente el sistema intercomunicador, provocando que la radio invadiera la aislada rea trasera de la limusina. Los accionistas estn deshacindose de valores como si se tratara de un lince rojo en llamas. Me estremezco al contemplar lo que podra quedar de Citi al final del ao. Como deca antes, esto eliminar toda esperanza. Mark, entonces de qu ests hablando? De una capitulacin real, global? La desaparicin de CitiGroup tal vez no se produzca maana, pero he aqu una pista. Intent acceder a esta historia en la pgina web de Reuters un minuto despus de que apareciera publicada en el Eastern Daylight Time de las cuatro y cincuenta y seis de la tarde. Haba tantas consultas que tard dos minutos en descargarla y otros dos en guardar la informacin. Las pantallas estaran abarrotadas de rdenes, inversiones al descubierto y opciones de venta. Un aviso para los no iniciados. ste es territorio de tiburones importantes: para ganar dinero en la subida y en la bajada. El resto, que haga el puetero favor de quedarse fuera, por su propio bien. Apaga esto! grit el hombre del pelo ceniciento, clavando los ojos en el chofer a travs del retrovisor. Apag el intercomunicador y volvi a marcar el nmero. El hombre oy un chasquido, pero esta vez fue recibido por un silencio. Jean-Pierre, quiero que me escuche con atencin. Su voz era spera y amenazadora . Tal como estn las cosas, tengo poco que perder. Le recuerdo que obra en mi poder el expediente completo. La Agencia colabor muchsimo ms que usted ahora. Si me hundo, usted se hunde conmigo. Respiraba con dificultad. Recoja los apuntes y las cartas y nos libramos del problema. Mate a Scaroni y limpie la pizarra. Nadie puede seguir el rastro hasta nosotros. Comprende? De acuerdo dijo una voz al otro lado de la lnea. Dnde? Recibi la direccin. S que podemos... sta ser nuestra ltima reunin interrumpi la voz. Se produjo un chasquido sbito y se cort la comunicacin. Tiene que ver con dinero a punta pala. Tanto, que pondra en tela de juicio el mundo de los bancos, las finanzas y la economa explic Cristian sin rodeos, levantndose, como si previera que los presentes lo refutaran. Expuls el humo por la nariz y clav en Simone sus ojos duros y brillantes. Se dice que este mundo en realidad no existe. Pero vaya si existe... El mundo en sombras donde el CTP vive y fabrica dinero del aire es el pequeo y sucio secreto de la economa occidental. Se sent de nuevo, frente a ellos.

Qu es el CTP? pregunt Simone con voz tensa. Es el Programa Comercial Paralelo, una operacin extraoficial muy especulativa controlada por el gobierno. Quin est detrs? pregunt Curtis. Diversos organismos del gobierno de Estados Unidos. Dios! gru el ranger. Por qu no me sorprende? Se refiere a la CIA y el FBI? inquiri Simone, perpleja. Ellos son la punta del iceberg. Toda esta sopa de letras de agencias participa en la actividad de generar beneficios espectaculares corriendo muy poco riesgo, y los que son invitados de manera exclusiva a participar como aportadores de fondos acumulan capital a un ritmo escandalosamente alto. Es un mtodo de creacin de dinero que ningn sistema de supervisin o rendicin de cuentas es capaz de poner en evidencia. Es legal? Quiero decir, ellos... pregunt Simone. Cristian neg con la cabeza. El comercio interior realizado por personas que controlan los mercados? No: es absoluta y decididamente ilegal. Dirigi una mirada furtiva a Simone y luego a Michael. Est diciendo que los bancos actan en connivencia con nuestro gobierno en la direccin de estos programas? Y tambin muchos inversores ricos. Los bancos y los bancos centrales que participan en el CTP llevan dos libros, uno para el examen pblico y otro para verlo en privado. Desde cundo? inquiri Simone con inocencia. Desde tiempo inmemorial. Ella suspir, indignada. Sabe quin cre el programa? pregunt Michael. No. Y la verdad es que no quiero saberlo. As duermo mejor, entiendes? De todos modos, quien lo puso en marcha tena que estar situado en un nivel alto. Se refiere al presidente de Estados Unidos? pregunt Simone, cuya ingenuidad hizo sonrer a Michael. No, no me refiero al gobierno. Hay entidades mucho ms poderosas que los gobiernos. Puedo deciros que el Banco Mundial est involucrado en la parte extraoficial de todo esto. Este programa comercial extraoficial paralelo dirigido por el gobierno tiene que ver con dinero, Simone, igual que el Banco Mundial. No es mi rea de competencia, pero si lo fuera dudo mucho que hubiera podido hacer algo para impedirlo contest Cristian con un tono de gravedad ofendida. Ella lo mir burlona, pero no dijo nada. Al final dijo Cristian con tristeza, la codicia slo es bonita en Navidad. Qu hacen con el dinero? pregunt un Michael desconcertado. Una parte del dinero ilegal se est usando para rescatar los principales bancos del mundo que se enfrentan a crisis de insolvencia, como consecuencia de unas insensatas polticas de prstamo y de la debacle de las infames hipotecas subprime. Os revelar un pequeo secreto. Bancos como Citi, HSBC, Chase Manhattan, Bank of New York, Lehman Brothers, Wachovia o Goldman Sachs estn en quiebra y se hallan al borde de la desintegracin financiera. Y la otra parte? insisti Michael. La otra justificacin de estos programas es la creacin de inmensas reservas de dinero en efectivo destinado a ser utilizado en operaciones sancionadas.

Son operaciones ilegales? dijo Michael. Sera una forma de llamarlas. De cunto dinero estamos hablando? Cristian sacudi la cabeza. La reserva de fondos que ahora se mantiene en cuentas aletargadas y hurfanas asciende a billones de dlares, suficiente para cancelar la deuda nacional de Estados Unidos y todas las dems deudas del planeta. Simone crey no haberlo entendido. Cunto? Nadie conoce la cantidad exacta. Pero podemos decir sin temor a equivocarnos que se trata de billones, entre las decenas y las centenas. Existe tal cantidad de dinero? Sobre todo en el ciberespacio, Simone. No sera posible transferirla fsicamente a ninguna parte. Pero en todo caso no hay por qu hacerlo, pues se puede mover cualquier cantidad de fondos en una millonsima de segundo tan slo pulsando una tecla. Si el dinero apareci por arte de magia como consecuencia de cierto malabarismo extico de humo y espejos financieros, la pregunta es adnde fue a parar seal Curtis. A treinta cuentas sueltas del CitiGroup susurr Cristian. Quin controla esas cuentas? pregunt Curtis. No lo s. Es un sistema muy opaco, que funciona de arriba abajo en distintos pases y con diferentes participantes, quienes responden ante el Consejo de Directores. La cabeza visible de este Consejo es John Reed, presidente de Citibank, aunque dudo que sea l quien mande realmente. Lo ms probable es que sea un testaferro. Evidentemente, Danny estableci una conexin CTP-Citi afirm Simone. Tiene alguna idea de adnde lleg con eso? Mir los diversos montones cuidadosamente colocados en un lado de la mesa. Saba que lo preguntaras replic el banquero, cabeceando. Ojal pudiera ser de ms ayuda. Y cmo encaja en esto Citibank? terci Michael. Citi es el principal vehculo de esta operacin en Estados Unidos. Lo hace a travs de John Reed, que est muy bien conectado con el gobierno. Este hombre es responsable de infinitas intrigas e ilegalidades. Cristian tom un sorbo, invadido por el miedo. As es que Danny descubri un vnculo entre Citibank y las operaciones extraoficiales gubernamentales de creacin de dinero dijo Curtis levantndose despacio de la silla. Lo que no sabemos es lo lejos que lleg en su investigacin antes de ser asesinado precis Cristian. Michael anot algo en el reverso de un sobre que haba sacado de uno de los bolsillos de su anticuada chaqueta a cuadros. No crees que deberamos acudir a la polica? A ver, Curtis, a cunta gente piensas cargarte antes de que todo haya acabado? No! grit Simone. No podemos implicar a la polica. Danny me advirti de que la mitad del Departamento de Polica de Nueva York es corrupto. Me dijo explcitamente que no confiara en nadie, en el caso... respir hondo, en el caso de que le sucediera algo. Y el FBI? No, hasta que sepamos a qu nos enfrentamos seal Curtis. Shawnsee fue algo organizado. Lo que no sabemos es quin lo hizo y por qu.

Pero empezamos a tener una idea puntualiz Michael. Y eso me pone los pelos de punta indic el banquero. En todo caso, sabemos mucho ms que hace veinticuatro horas. Tambin sabemos que Citi se halla en una situacin desesperada debido a los infames prstamos de la ltima dcada. Sin una rpida inyeccin de capital, el banco podra implosionar y arrastrar con ello al resto de la economa norteamericana y mundial. Cul es el comn denominador de todo esto? inquiri Curtis. El hombre que estaba all..., el presidente de Citi, John Reed. Da la casualidad de que est ligado al aparato gubernamental explic Cristian, con la mirada fija en su viejo amigo, en otro tiempo subordinado a su oficial al mando. Por eso prefieres no implicar al FBI? Antes de hacerlo pblico, debemos estar seguros contest Curtis. Crees que Reed est involucrado? pregunt Simone. Curtis solt un suspiro. No lo s. Puede que Reed ejerza cierto control o que responda ante otro, quien a su vez tenga un superior. Puede que todo est conectado con un hilo invisible..., y tapado con una cortina negra. Se qued ensimismado. Eso los hace muy peligrosos. El qu? pregunt Simone. El hecho de no responder ante nadie. Curtis hizo un gesto en direccin al banquero. La creacin de dinero no sujeta a ninguna forma de supervisin aclar el banquero. Si investigamos bien, podemos llegar a ellos dijo Curtis, con la mirada clavada en Cristian. Deberamos contar con un interrogador experto. Cristian mir a su amigo con complicidad. Tal vez Reed? Para empezar matiz Curtis. Pero habr otros, pues l forma parte de una red. En cuanto sepamos quines son, presionaremos, iremos tras ellos de distintas maneras, pero lanzando bsicamente el mismo mensaje: un periodista ya fallecido reuni pruebas condenatorias que pueden hacer volar la cabeza de Octopus con nombres, crmenes, certificados de oro, diarios telefnicos, cuentas bancarias secretas... el arsenal completo. l lo tena. Ahora lo tenemos nosotros. Nos vieron cogerlo. Correr la voz de que alguien ms poderoso que Octopus quiere comprar este material. Nosotros necesitamos dinero y estamos dispuestos a venderlo al mejor postor. Paso a paso seal Cristian. Un timbrazo rompi la concentracin de todos. Simone dio un brinco, busc el mvil en el bolso y contest. Hola? En el otro extremo de la lnea, la voz era una seductora mezcla de lija frotando granito con una pizca de miel. Simone? S? Ella no reconoci la voz. Simone Casalaro? S. Simone Casalaro Walker? Quin me llama? grito al auricular, claramente turbada. Cmo sabe mi nombre completo? Curtis se acerc en silencio y puls un botn. Puso el telfono en manos libres.

Soy un amigo. Mis amigos no susurran al telfono. Hablan alto dijo con la voz algo ms controlada que el tembleque de su cuerpo. El hombre respondi con un silencio glido. Luego habl. Permtame decirle que est usted luchando contra un mal laberntico tan incomprensible que ni siquiera sabe de qu ni de quin se trata. Ahora le tocaba a Simone guardar silencio. Por fin le sali la voz. Quin es usted? Por qu me llama? pregunt, alarmada. Mir a Curtis y aadi: Llamar a la polica. Oh, vamos... fue la seca y lenta respuesta. Curtis estaba inmvil frente a Simone, observando todos sus movimientos. Le toc el codo ligeramente. Ella alz la vista. Aguanta todo lo posible le susurr. Ella asinti en silencio y trag saliva. Cmo s que usted es un amigo? Buena chica dijo Curtis en voz baja, apretndole suavemente el codo y guindole el ojo. La voz de lija contra granito se call un momento, como poniendo los pensamientos en orden. Empecemos con el gobierno y un grupo de personas muy poderosas denominado Octopus. En un segundo plano, Cristian permaneca quieto, oyendo horrorizado aquella voz invisible. Tienen ustedes algo que ellos quieren. Nosotros qu? La voz de ella son irritada y acusadora. Si se lo dan, estn todos muertos. Si no..., estn muertos igualmente. No lo entiendo. Qu es lo que tenemos? ley Simone en el bloc de Curtis. Tienen ustedes la clave. De qu habla? El nmero de la cuenta bancaria. Qu cuenta bancaria? inquiri ella con una latente hostilidad. La lija no le hizo caso. Mire, no pasa nada, por horrible o ilegal que sea, sin la aprobacin del gobierno. Sabe qu es lo peor de todo esto? Los que estn en el poder, que deben admitir que saban y estaban en el ajo. Curtis garabate algo en el bloc. Ella lo ley. Trabaja usted para el gobierno? S. Pero esto fue antes. Antes de qu? pregunt Simone, indecisa. Antes contest la lija frotando granito. Y qu hay de la gente que dirige Octopus? El Consejo de Directores? Perros alfa, antiguos jefes de los organismos gubernamentales: FBI, CIA, NSA, ONI, DIA, el Pentgono. El tpico ejemplo de complejo industrial-militar, que, cuando le has quitado todas las plumas, se queda en connivencia industrial-militar. Y cmo sabe usted todo esto? Lo s, y punto. La voz adquiri un temblor lrico. Aj... Simone aguardaba mientras Curtis escriba frenticamente. Dice que es el ejemplo clsico de complejo industrial-militar. Quin hay concretamente en este complejo?

Bancos, compaas aseguradoras, conglomerados del petrleo... Lea la lista de las quinientas empresas de Fortune. Estn ah. Entonces, qu son? Empresas privadas que trabajan para el gobierno? Simone iba leyendo el bloc. Son una fachada. Del gobierno? No exactamente. De quin? De algunas personas muy poderosas. Puede darme un nombre? Ni hablar, no por telfono. Qu pinta usted en todo esto? Yo fui director de las instalaciones secretas del gobierno de la cuenca del Pinto, California. Estrictamente confidencial. Compartimentacin absoluta. Simone mir a Curtis desconcertada, aunque se recuper casi al instante. Ha dicho que esto es un mal laberntico tan incomprensible... Debo irme. l la cort, pero permaneci al aparato, como si esperase que pasara algo. No, espere grit ella. No puede irse! Usted me ha llamado a m. Si est intentando avisarme, an no s quin es. Y quin es esa gente malvada. Cmo s que lo que me ha dicho es verdad? Est usted en peligro? Por eso me llama? Curtis asinti. Saba que en los siguientes sesenta segundos estara la clave. Eso depender de usted dijo la voz. De m? Un silencio. Por qu no dice nada? Su hermano Danny solt la voz, sin ms. El sonido del nombre reson como un trueno en su interior. Simone mir incrdula el auricular; luego a Curtis, horrorizada. De repente, se puso a soltar chillidos. Usted lo mat! Fue usted! Los ojos de Simone se volvieron inexpresivos. El instinto impuls a Michael a levantarse. Ve con ella, te necesita. Pero yo tambin la necesito... La atrajo hacia s y la abraz. Yo no mat a su hermano. Usted lo mat! Fue usted! grit de nuevo. La voz hizo una pausa, esperando que a Simone se le pasara el ataque. Intente escucharme. Yo no habra podido matarlo. Cristian tendi su copa a Simone. Ella bebi y apoy la frente en el pecho de Michael. Cmo voy a creerle? dijo con el rostro baado de lgrimas, suplicando respuestas. Porque estoy en la crcel. Qu? Digo que estoy en la crcel repiti la voz. Debo irme. Y colg el telfono.

30
Est en la crcel dijo el jefe supremo de Citibank en el opulento saln que daba al ro Hudson. Localice a Scaroni y acabe con l. Consiga los cdigos y zanjemos el asunto. Lo zanjar usted lo corrigi un hombre alto y elegantemente vestido, que luca bronceado y un par de botas de piel de caimn. As es. Tiene idea de la cantidad de dinero de la que estamos hablando? Lo recompensar. Ser ms rico de lo que jams ha soado. Yo ya era rico al nacer, Bud. El hombre de las botas de piel de caimn mir su reloj de oro Patek Philippe edicin especial Calatrava. Acto seguido aadi: Esto tendr una explicacin. Bud contrajo el rostro. Vyase a la puta mierda! A m no me hable como si fuera su sbdito! Incumpli un acuerdo y falt a su palabra. Esto es cuestin de vida o muerte, Jean-Pierre! No est de acuerdo? El hombre que responda al nombre de Jean-Pierre tuvo el gesto de guardar silencio. Por qu cree que he acudido a usted? insisti Bud. Eso mismo me pregunto yo. Usted ha sido adiestrado para el control de la mente. Conoce esta mierda a fondo. Abrirle la mente a Scaroni ser una cuestin de sincronizacin. Por el amor de Dios, tan difcil le parece? Nuestros mdicos le han inyectado de todo, lo hemos abrumado con nombres, nmeros y claves de acceso, toda clase de informacin..., lo suficiente para conseguir un croquis de dnde lo ha escondido. Adems, nuestros informticos... No lo entiende, verdad, Bud? terci el hombre de las botas de piel de caimn, reloj de oro Calatrava de cinco mil dlares y acento francs. Es que no funciona as. Si le he entendido bien, est usted hablando de la capacidad para manipular la memoria y acceder a la mente humana, con o sin la cooperacin voluntaria de la persona en cuestin. No con tantas palabras, pero s. Slo que en este caso no puede hacerse porque l es uno de los nuestros. Crea que esto se haba entendido. Y qu diferencia hay, maldita sea! El gobierno nunca deja rastros, Bud. Cuando programaron a Scaroni, seguramente establecieron en esa retorcida mente suya tantos callejones sin salida que tardaramos mil aos en analizar todas las opciones. A la mierda! Veo que no me ha entendido. Tal vez es un problema cultural bram Reed. Si no consigo el nmero de la cuenta corriente y recupero el dinero, ser hombre muerto. Ya podra serlo, pero crame, ni en broma me hundir yo solo. Si me caigo de culo, voy a salpicar todo lo que pueda. Est claro? Seal al francs con su dedo grande y grueso. El francs se encogi de hombros. Esto no es asunto mo. Pero lo otro s. No se puede hacer. Con Scaroni, no. No podemos asegurar que no lo han programado para decirnos lo que queremos or y mandarnos, cmo dice usted, a cazar pjaros.

A cazar un ganso salvaje corrigi el jefe supremo de Citibank, Bud para los amigos, con la voz rotunda y llena de odio. Ah, bueno... replic el francs suspirando. El ingls no es una vlvula de escape precisamente apta para mis emociones. Siempre acabo valorando mi querida lengua francesa cuando la tragedia ha terminado. Qu romntico... JR torci el gesto. Ahora esccheme, Jean-Pierre. Quiz me toma por idiota. Pero he visto muchas cosas en mi vida. En Corea dispar a los amarillos mucho antes de que a su pap se le pusiera dura con su madre. No soy una oficina de empleo, Bud. No necesito su currculum. Soy un asesino a sueldo con un doctorado en economa por la Sorbona y estudios de filosofa en la Universidad de Lausana. Creo en el genio del mercado y en la importancia de la seguridad. Mato a gente, s, pero no tengo ninguna pulsin de muerte ni soy un luntico. Entonces juntmoslos, Jean-Pierre. Metamos el mercado y la seguridad en una operacin. Ellos al descubierto, y nosotros encubiertos. Usted y yo. Los dos y nada ms. Un acuerdo aparte, como si dijramos? Sin nadie ms implicado? Dejmonos de gilipolleces. Nada de como si dijramos, sino tal como decimos terci el jefe supremo acercndose al asesino. ste alz las cejas. Eso es inviable. Est tocando los circuitos equivocados, la mente limpia la pizarra. Y punto. No obtendr nada porque al sujeto del test le habrn dado con un martillo neumtico. De viaje al espacio para siempre. Un hombre sin pasado. Y usted, sin el dinero. Entonces, hagmoslo por fases, recupermoslo poco a poco. Menos riesgo, tardaremos ms, pero jugaremos con sus reglas. Debemos hacerlo. Si no recuperamos los cdigos y el dinero, implosionar la economa del mundo entero. Parece usted preocupado. Pues claro que lo estoy, joder... Bud, su ternura es conmovedora. De todos modos, a los monstruos oscuros les tiene sin cuidado la ternura. No son lo bastante sutiles o humanos para identificar lo que valoramos. Estoy hablando de vida humana! En primer lugar, rechacemos la moralizacin deliberada que mata todo vestigio de humanidad. Segundo, no se envuelva con la bandera de la urbanidad, Bud. Desde cundo le importa a usted la gente une merde? Cmo la llama su amigo Rockefeller? La plebe, no? En todo caso, cientos de millones de personas pasan hambre. Y quin dice que eso es malo? Los fantasmas no siempre pueden escoger a sus acompaantes. Hizo una pausa. Traer a Scaroni por pasos puede funcionar. Deme un par de das para pensarlo. Veinticuatro horas, Jean-Pierre. Es todo lo que puedo darle.

31

Louise Arbour retir a un lado el informe de la ONU de doscientas cincuenta pginas sobre el interrogatorio de Shimada, apoy los codos en una gruesa mesa de caoba y se tap la cara con las manos. La habitacin estaba a oscuras. La luz de una luna creciente le enmarcaba la cabeza formando un halo achatado. Unas nubes transparentes se desparramaban por el cielo nocturno sin llegar a tocar la luna. Louise permaneci inmvil, con el rostro demacrado. Su padre muri en 1944, das antes de que una avanzadilla de tropas britnicas liberase su campo de concentracin. Su nombre se convirti en un recuerdo. Uno de los misterios de la muerte es que afecte tan poco a todos, salvo a los ntimos. La ltima imagen de l. La ltima fotografa. La ltima nota. Todo lo ltimo del mundo. La nota, escrita con pulso inseguro en un papel tan frgil que se desintegraba, estaba fechada el 2 de febrero de 1944. Lleg el 10 de marzo. Quin la envi? Cmo? Desde dnde? Nadie lo saba. Pingfan, Manchuria, 2 de febrero de 1944 Mi querida Katherine, ya me queda poco. Cuando recibas esta nota, habr muerto con la ayuda de Dios. El tifus y la tuberculosis han devastado mi cuerpo hasta volverlo irreconocible. Los guardianes me han roto las piernas y todos los dedos menos dos, el ndice de la derecha y el pulgar de la izquierda. Pero no puedo quejarme. Uno de los guardias jvenes, al ver mi lamentable estado, me ha dado cada da quince gramos extra de pan. Ya s, no parece mucho, pero aqu, en Pingfan, cuatro migas son una comida. Me gustara contarte muchas cosas, aun sabiendo que no volver a verte. En general, hemos tenido suerte. Nos hemos querido profunda y generosamente. Qu ms podamos pedir? Todos los instantes que me queden en esta tierra los pasar pensando en ti y en Louise. Dios mo..., cunto me gustara veros, aunque slo fuera un instante. Cuida de ella y dile que la quise mucho. Haba vivido en Shefferville con sus progenitores hasta que el padre fue enviado a la guerra. Era piloto de la Royal Canadian Air Force. De golpe, el mundo de Louise se vino abajo. Despus de la guerra, su madre se traslad a la ciudad de Qubec y conoci a un ex marine que se haba hecho soldado tras haber perdido su granja, y regres en tan malas condiciones que le diagnosticaron sndrome de estrs postraumtico. Empez a beber, primero con moderacin. Cuando los empleos se desplazaron al sur, perdi la ayuda del ejrcito. Los tres vivan de la pensin de viudedad de la madre y una pequea ddiva de desempleo a cargo del gobierno. Lo de la bebida empeor. Comenz a pegarles, primero un poco, luego ms... Tena das buenos y malos. Louise acab siendo una experta en distinguirlos, aprendi las sutilezas. Fue duro para una nia. Era el Da de la Madre. Louise dej de soltar risitas y salt de pie a un banco de arena. La madre mir a su pequea y con el dedo le hizo seas para que se acercara. Aqu dijo sealando el gran bolsillo del bolso. La nia contuvo la respiracin, e inmediatamente meti las manos en el bolso. De pronto, un chillido. Mam! Desenvolvi ruidosamente con dedos temblorosos. Era una piruleta enorme con forma de corazn. Sopl otra rfaga de viento. Por qu lo has comprado? Una mano que golpea. Un ruido sordo. Alguien que se cae. Otro golpe. Es el Da de la Madre! Oa los sollozos ahogados de su madre.

Pese a su propio miedo, Louise intent, titubeante, consolarla y protegerla. La madre, tumbada boca arriba en el saln, se estremeci al notar el cuerpo de la nia. De pronto se acab el escalofro y surgi una mirada perdida. Y de nuevo volvi la calma. La voz de la madre resonaba en los recovecos ms profundos de la memoria. Al cabo de ocho meses pasando de un pariente a otro, fue enviada a un orfanato catlico de Montreal, despus a un orfanato protestante y luego a otro del gobierno. El calor, la fetidez, los insultos, la depravacin, los gritos, todo reverberaba en los asquerosos corredores y los cuartos traseros ms alejados. Siempre durmiendo en el peor catre. Siempre con lo poco que le haba robado a ella. Era una adulta en un cuerpo de nia. La mandbula apretada, los ojos hundidos. Sola en un continente inmenso, en un mundo desconocido. Su resolucin la empujaba a seguir adelante. La resolucin de un adulto en un cuerpo de nia. Cuntos aos tienes? El hombre rondaba la cincuentena, era bajo, gordo y calvo, y tena una mirada afable e inquisitiva. Diecisiete contest ella, frotndose los nudillos de la mano derecha. l la mir de arriba abajo. Qu sabes hacer? Cocinar y limpiar. El hombre suspir. En fin, no tiene nada de malo. Louise consigui un trabajo en un chteau ruinoso situado en uno de los barrios ms pobres de Montreal. Primero limpiar y luego cocinar. El cocinero oficial era un bebedor empedernido, y pronto Louise estuvo cocinando por los dos. Una maana, el cincuentn, calvo y de mirada inquisitiva, le dijo que nunca haba comido tan bien desde la muerte de su mujer. Louise se qued all un ao y ahorr cada centavo que ganaba. Quiso la suerte que hubiera una biblioteca pblica delante del chteau. Durante las pocas horas de tiempo libre, lea y lea. Un da cumpli realmente los diecisiete y fue a la Universidad McGill. En aquella poca, los hurfanos del ejrcito canadiense eran admitidos sin examen de ingreso y tenan la matrcula gratuita. La mayora de esa gente, como les llamaban, abandonaban los estudios enseguida. Demasiado para su coco, decan. Esa adulta en un cuerpo de nia se convirti en una adulta hecha y derecha, demasiado sensata para su edad, segn algunos. Otros decan simplemente: No queremos a la gente como t. Siempre se contuvo, menos aquella vez. Conocis su verdadera historia? Era una reina de la moda, alta, delgada, rubia, hija de un poli local. Su madre huy con un marinero borracho. Risas. Vaya, te hemos roto el corazn? Un cebo. Louise no representaba ni una mota en la felicidad de ellas. La desgracia de una vida de exclusin. Para saberlo hay que ser desgraciado. La felicidad no est para identidades. Todas las familias desdichadas son iguales, pues cuentan con ser siempre desdichadas. Louise se contuvo otro rato. Not que su corazn aminoraba el ritmo. Vio formarse la bruma roja frente a sus ojos. Y se volvi invulnerable. Vio a su madre sonriendo.

Me temo que esta vez habis ido demasiado lejos dijo Louise con tranquila determinacin. La damita cometi el error de dar un paso en direccin a Louise. Antes de saber qu haba pasado, tena el pelo rubio en la cara, la cabeza entre las piernas, los brazos cados a los lados del cuerpo, y a Louise de pie, limpindose de los puos la sangre de la rubia. A partir de entonces, dejaron de llamarla esa gente y pas a ser Louise. A Louise Arbour se le apareci un mundo nuevo. En Montreal ampli su crculo de amigos, y la vida universitaria lleg a ser su vida. Enseguida se sinti atrada por el Derecho, y comprendi que la mayora de las leyes estn determinadas por las fuerzas econmicas y las cuestiones internacionales. Un da, un hombre le ofreci un trabajo en un famoso bufete de Ottawa con el patrocinio del gobierno canadiense. Seis meses al ao era estudiante. Los otros seis, una profesional remunerada en una prestigiosa firma de abogados. Los seis meses se convirtieron en un contrato de tres aos. Ahora tena veinticinco y era licenciada en Derecho. En el anuario de su graduacin, en el margen a la derecha de su nombre, escribi: Quiero representar a los que no tienen voz. El lenguaje, incluso el ms brillante, es una especie de dficit de razn en nuestro mundo de empobrecimiento y autocomplacencia. Louise encendi un cigarrillo y not la soledad en la negra noche. Shimada. S-h-i-m-ad-a. A..., no, K de kilo, Sylvia, no Q de queso, I-R-A. Seora Arbour, en este edificio no se puede fumar. Su pasante sonri, incmoda. Por qu no? No lo s tartamude. Sylvia, siempre obedeces estas normas absurdas? Yo no fumo, seora. Pues quiz deberas empezar. Es bueno para el cutis y para el sentido comn. La aristocracia de la percepcin. S-h-i-m-a-d-a. No puedes negar tu prdida sin nombrarla y volver a sufrir. El autor es el destino, el que establece la trama. Ella persigue una percepcin, un sentido de lo que ha ido mal, una marca profunda de la ley moral. Todas las familias felices son felices, cada una a su manera. La felicidad y el paraso..., seguramente no es que no vaya a durar, sino que no puede durar. El paraso y la prdida son recprocamente esenciales porque, si no puedes perderlo, no es paraso. La invadi un fro viento de angustia. Vuelve a estar en su ciudad natal, sosteniendo la mano de su padre. Mira el collage de colores que tiene delante. Es morado a lo lejos, azul elctrico al acercarse, azul diamante entre los rboles. Cada color concierne a la muerte o al recuerdo de una prdida. Una rfaga de aire, un fantasma ciego, pasa rozando un paseo entarimado en la playa. Se hincha y se desliza en sus honduras, agarrando a un anciano oriental que est sentado en un banco de madera, que masculla algo entre dientes... Pero esta imagen se desvanece bruscamente, fundindose en el complicado entorno, y luego desaparece una y otra vez. Y todo vuelve a quedarse quieto. Le cruza la memoria algo parecido a una estrella fugaz. No hay clausura, y esto es ms de lo que su razn puede controlar, pues se sobresalta al darse

cuenta de que, en un mundo donde es posible tal inhumanidad, no cabe esperar ninguna conciencia, y por tanto ninguna toma de conciencia. Necesitamos estas estrategias desesperadas slo para lo verdaderamente imperdonable. El dolor no compensado segn un orden de sentido. Por qu? Criaturas inocentes destrozadas por la crueldad del azar... Todas las familias desdichadas son iguales, y sus historias son las mismas: una imagen descomponindose en el espejo. Otra rfaga de viento. sta es ms comedida, una ligera brisa que agita los geranios del balcn y desaparece en un cegador paisaje lejano. En la dbil luz de la lmpara, Louise Arbour sostena la ltima nota de su padre, preservada para la eternidad con una funda de plstico. La pretensin de olvidar distorsiona todo lo que decidimos recordar de manera consciente. Tiempo y espacio, y una paz curiosa, como si se acabara el mundo, como si se detuviera el tiempo... De pronto, empez a llorar. Al fin exhal un suspiro, se enjug las lgrimas y sacudi la cabeza, reprimiendo otra avalancha de gimoteos. Cogi el telfono de su estudio privado y marc una extensin. Oui, madame? Quel est le rapport de situation sur notre homme? El guardia mir la pantalla de plasma que tena delante. Est sentado en la cama. Son las cinco y diez de la madrugada. Qu est haciendo? Parece que est meditando. Cuntas personas lo protegen? Una docena, seora Arbour. Maana quiero hablar con Shimada. Bonne nuit, monsieur. Oui, madame. Ya sabis quin es el siguiente al que llamaremos, no? dijo Curtis sin apasionamiento. Ya es la hora. El hombre merece la que va a caerle seal Cristian sin mirar a nadie en concreto. Curtis cogi su telfono especial y marc un nmero. Con deslumbrante claridad, el destino, o acaso era Dios, estaba instando a John Reed a que captara el momento en el momento, el latido en el latido, la conciencia en la conciencia, una toma de conciencia no del yo solo sino del mundo, y el yo en el momento de la percepcin... En resumen, que entrara en razn. S? Buenos das, seor Reed. Qu? Slo he dicho buenos das. Hay una crisis que requiere su atencin inmediata. Taylor? No, y espero que no vuelva a mencionar ese nombre.

Quin demonios es usted? bram Reed al auricular. Alguien que tiene algo que quiz le interese. De qu est hablando? Es un bromista? Octopus, seor presidente. Dios santo! respondi la voz repentinamente baja de Reed. Aunque se control al instante, ya era demasiado tarde. Roger uno, pens Curtis. Haz un croquis a partir de insinuaciones, sin pensar. Cmo lo haca? La voz? El tono? Pausas o silencios? De momento tena un nombre nuevo, alguien llamado Taylor, alguien lo bastante importante para estar incluido en las compaas de Reed. No te pares. Que siga desconcertado y a la defensiva. No tengo ni idea de qu est diciendo. Y cmo diablos conoce mi nmero privado? Qu intenta venderme? Usted lo ha dicho, estamos vendiendo mercancas, no aparatos. Mercancas que le llevan a una carretera de ladrillo amarillo. Mercancas que pueden traer a Dorothy de vuelta a Kansas. Ahora, esccheme, gilipollas. Su melodrama no me asusta en lo ms mnimo. He visto coos que le encresparan el pelo del culo hasta volverlo una bola rizada. Hable claro. No tengo paciencia para estupideces. Bien, seor presidente, vayamos al grano. Periodista muerto. Shawnsee, Oklahoma. Fechas, buzones muertos virtuales, CTP, abuso de informacin privilegiada, cuentas bancarias secretas, nombres de destinatarios para los agentes del gobierno... Y mucho ms. En el otro extremo de la lnea se produjo una larga pausa. Djeme adivinar... dijo el banquero cul de los tres patanes puede ser usted. No es ninguna chica, as que quedan otros dos. Su voz es demasiado controlada y profesional para ser el desenterrador, de modo que, por eliminacin, debe de ser el seor Fitzgerald, a menos que me llame el propio Cristian Belucci. No, conozco su voz, y usted no es l. Curtis se reclin en el silln, con el pulso acelerado, los pensamientos entrechocando, ningn juicio, slo caos. Como he dicho, un periodista ya fallecido reuni pruebas condenatorias que podran volar la cabeza de Octopus. l lo tena. Ahora lo tenemos nosotros. As que lo mataron ustedes. Eso sera inhumano. Hicimos la parte difcil. Cul? Descubrimos el modo de abrir la cuenta y extraer la informacin de una caja de seguridad annima. Fue el fruto de cinco aos de investigacin. De ustedes? De l. Pero claro, usted esto ya lo saba, no? Cunto tiempo calcula que podr conservarla antes de que la recuperemos? Recuperarla? Est insinuando que es suya, seor Reed? Un raciocinio endeble, seor Fitzgerald. Ahora escuche con atencin. Tenga lo que tenga, nosotros lo queremos. Nosotros! Oh, no, seor presidente. Nosotros no, ellos! Ellos lo quieren y estn dispuestos a pagar una recompensa considerable por el privilegio de chantajearlo a usted. Ellos? dijo Reed. Ellos, seor Reed. Quines son ellos?

Ellos son ellos. Deje de tocarme las pelotas y hable claro, muchacho! Ellos. Un poderoso conglomerado financiero. Una corporacin con recursos ilimitados. El dinero no importa, slo la informacin. Por qu haba dicho ellos? A qu vena? La tercera persona del plural siempre sonaba misteriosa. Los trucos de un interrogador experto. Reed pic el anzuelo. Quines son ellos? insisti. Ya se lo he dicho, un conglomerado..., interesado en un acuerdo econmico. Mucho dinero. Curtis tena de nuevo el control, y Reed estaba preparado para escuchar. Gente a sueldo del gobierno que entra y sale, agentes, antiguos agentes y mafiosos, personas con habilidades muy valoradas y muy bien remuneradas cuando trabajan para el bando equivocado. Agentes independientes que trabajan por su cuenta y no se conocen unos a otros, si bien estn coordinados mediante una serie de controladores, quienes a su vez son controlados desde arriba. Para describir tu operacin utiliza su propia medicina. Fueron tratados injustamente una vez, hace tiempo, y ahora quieren ser compensados con creces. Es esto lo que Scaroni le ha contado? Scaroni? Es ste el nombre de una seductora mezcla de lija frotando granito con una pizca de miel? Tenemos fuentes de gran alcance. Entonces sabr que Scaroni es un ex agente de la CIA. Ex porque estaba sucio incluso para los pervertidos patrones de la Agencia. Curtis intentaba apoyarse en algo concreto. Scaroni no preocupa a nuestra gente. Al fin y al cabo, est en la crcel..., y bajo control. Reed domin su asombro. Qu tiene que ver esto conmigo? Muy poco, salvo que usted resulta ser parte de la organizacin culpable, y uno de sus eslabones ms dbiles. Tiene idea de a quin se est enfrentando? Creo que s. Est usted loco. Es hombre muerto. Las amenazas no nos asustan. Y s, estoy lo bastante loco para sacar a la luz a Octopus y los billones de dlares en fondos ilegales con ganancias blanqueadas en cuentas del Citi. Imagine cmo quedara su reputacin. Despus de eso, cunto tiempo sera capaz Octopus de mantenerlo ah? Esto es una locura. De pronto, usted aparece e intenta intimidar al presidente de la segunda institucin financiera ms importante del mundo. Que en su tiempo libre trabaja adems para un poderoso concilibulo de criminales. Hizo una pausa, y luego volvi sobre ello, esta vez mostrndose ms comprensivo y con ganas de llegar a un arreglo. Por favor, seor Reed. Slo somos unos intermediarios que intentan ganarse la vida. Est sugiriendo un arreglo? Basado en la comprensin mutua. Hubo una larga pausa.

Durante cunto tiempo han estado ustedes planeando esto? La voz era puro hielo, un muelle listo para saltar a la primera oportunidad. Curtis saba que deba ir con cuidado. El tiempo no tiene importancia. Reed no le hizo caso y sigui insistiendo. Un mes? Dos? Un ao? Dos aos? Tres? Cuatro? Se detuvo en cuatro. Hasta dnde han llegado? Creen que nosotros no podemos averiguarlo? La pregunta era un arma de doble filo, lo bastante vaga para suscitar una suposicin que conducira a indirectas y errores maysculos, y lo bastante concreta para quienes conocieran la respuesta correcta. Lo bastante lejos para saber que podemos negociar desde una posicin de fuerza, seor Reed. Bueno, entonces escuche esto. Alguien ms est echando brotes en su territorio. Quin? El Bank Schaffhausen. No era nuestra operacin. Si est sugiriendo que tiene otro comprador, entonces alguien nuevo se ha incorporado a la subasta. Tres es multitud, y usted est jugando una partida que no puede ganar seal el banquero con tono sombro. Curtis se qued helado. Qu haba querido decir? Estaba mintiendo? Probablemente no. La voz de Reed era firme. Hablaba en serio. De hecho, Schaffhausen no era la operacin de Octopus. Entonces, de quin? Aqul era un momento clave. Curtis notaba que la verdad estaba engatusndolo desde algn sitio inalcanzable. Quedaban muchos cabos sueltos. El presidente de Citibank se apoy en la pared. Haba algo en esa llamada que le haca arrugar la nariz. Al principio le entr el pnico, pero despus fue fro y analtico. Tena una bien ganada reputacin. Era ms fcil ver al presidente de Estados Unidos que a John Bud Reed. Menos de cinco minutos despus de haberse marchado el asesino francs, reciba una llamada, aparentemente de alguien que quera venderle la misma informacin que l intentaba sacarle a Scaroni mediante Jean-Pierre. Estaran trabajando juntos Jean-Pierre y ese gilipollas? Para quin? Para el Consejo? Le dio un escalofro. Imposible! Ridculo! exclam en voz alta. Perdn? dijo Curtis representando su papel a la perfeccin. No he dicho nada. Tena la vaga sensacin de que de pronto todo se haba vuelto del revs y que, para comprender, deba mirar las cosas en orden inverso. Era algo oscuro y amenazador, y sin embargo suave y silencioso. Y ah estaba l, en una especie de estupor, de desamparo, intentando juntar las piezas para evitar el espantoso impacto. Si creen que me utilizarn como chivo expiatorio... Volvi a estremecerse. Basta! Haba algo de lo que debiera preocuparse? No. l era John Reed. S, haba algo que le preocupaba. Una forma, todava no definida, se haba deslizado en su existencia. Haba un problema, una crisis, que no se resolvera por s sola. Hay una crisis que requiere su atencin inmediata. Desde luego que s. Perdn? No he dicho nada! Deje de parlotear. Estoy pensando. Si realmente van a por m, tengo que protegerme, al menos hasta que pueda mandar el asunto a paseo. Aquello apestaba. Reed estaba resuelto a averiguar qu se coca. Que siga al telfono.Cul es su juego? Nada que no pueda resolverse de forma amistosa. Qu insina?

Podemos relacionar esta valiosa informacin con diversas soluciones mutuamente beneficiosas a las que se ha llegado de manera creativa. Cmo? Un intercambio. Al fin y al cabo, todos buscamos lo mismo. No s por qu, pero lo dudo. Sus palabras me duelen, seor Reed. Mire, nosotros buscamos lo que algunos llamaran ventajas econmicas injustificadas basadas en informacin privilegiada, igual que ustedes. Secretos, si lo prefiere. Esccheme bien. CitiGroup es una entidad financiera. Su informacin est a disposicin del pblico a travs de la Comisin de Seguridad. No estamos ocultando nada. En serio? Entonces quiz pueda explicarme el significado de las siguientes cuatro palabras: treinta cuentas, CTP, CitiGroup. Cuntos dlares hay ah, seor Reed? ste se recost en el silln desde donde disfrutaba de una impresionante vista del ro Hudson. Hay poco que usted no sepa. Tenemos nuestras fuentes. Desde luego, aquel hombre esperaba que Curtis supiera mucho ms de lo que saba. Un muerto de hambre convertido en cadver solt Reed, burlndose por lo bajo. No sabe nada y me est chantajeando. Estaba recuperando la confianza en s mismo. Curtis hizo una pausa para explorar y descartar opciones, como un adicto al ajedrez que juega dos partidas simultneas. No puedo perderlo ahora. El hilo de Ariadna... adnde lleva? A la no rendicin de cuentas? Eso es! Puede que Reed ejerza cierto control o que sea uno de los muchos del escalafn, que responda ante otro que a su vez tenga su propio escalafn. Conectado todo con un hilo invisible..., y tapado con una cortina negra... No rendir cuentas. Creacin de dinero sin ningn sistema de supervisin que lo ponga en evidencia. Qu quiere? Reed rompi el silencio. Una cooperacin mutuamente beneficiosa. Ustedes van tras ciertas cosas, y nosotros quiz podamos ayudarles, siempre y cuando podamos confiar en ustedes. Recuerde, seor Reed: se trata de ventajas econmicas basadas en informacin privilegiada. Y usted se halla en una posicin privilegiada para acceder a esta informacin. Siga. Si la parte agraviada llega a apoderarse de lo que hemos reunido, ya sabe a qu informacin me refiero..., cuentas bancarias secretas, CTP, nombres de destinatarios..., a saber qu podra hacer con ello. Naturalmente, ciertos datos perjudiciales, documentos vitales, si prefiere, relativos a usted, podran simplemente desaparecer. Su voz se fue apagando. Un dossier incompleto? En lo que concierne a nuestro cliente, para empezar esta informacin podra no estar aqu. Quin va a decir nada? Hubo una pausa muy larga. De pronto, Reed, con tono pausado y grave, dijo: Su oferta podra interesarme. Un hombre asustado dispuesto a cambiar de bando. Cuidado. Elimina el entusiasmo de tu voz. Sonido indiferente. Se supone que eres un emisario. Aplaudo su decisin. Estoy en condiciones de transmitirla a mis superiores, que a su vez la harn llegar a otros que llegarn a las conclusiones apropiadas. Curtis volvi a callarse, esperando que Reed diera el primer paso. Sigue ah?

S, claro. Quiz como signo de buena voluntad, est usted dispuesto a darnos alguna informacin til. Reed estaba siendo arrinconado y lo saba, pero, dadas las circunstancias, poco poda hacer al respecto. Era una partida de ajedrez, e iba perdiendo. Scaroni fue un montaje. Est en la crcel porque acab en posesin de algo que de entrada no era suyo. Hasta que no lo recuperemos, no saldr. Scaroni? Un montaje? De quin? Dnde estaba el beneficio? Cunto se supone que s? Curtis intuy que de momento deba eludir esa clase de preguntas. Hasta ahora no me ha dicho nada que no supiera dijo Curtis. Tal vez pueda echarle una mano. se era el momento crucial. Octopus... a cuntos conoce personalmente? Reed no dijo nada. Curtis contuvo la respiracin. Y qu hay de Taylor? Un nuevo rico. Una joven promesa. Qu ms puede contarme? Pensaba que ya lo conoca. Lo que nosotros sepamos o pensemos da igual, seor Reed. Quiero or lo que usted sabe. Veamos cun a fondo hemos penetrado en la organizacin. Es presidente de Bilderberg y vicepresidente de Goldman Sachs. Curtis quiso gritarle: Qu? Bilderberg, Goldman Sachs, CitiGroup, Octopus, el complejo industrial-militar, la CIA, el ejrcito, los servicios de inteligencia, el FBI, bancos, gobiernos... Quines son ustedes? Qu buscan? Pero se dijo: Contrlate. No dejes que se escape ahora. Y los dems? Son todos hombres de carrera: militares, Inteligencia, negocios. FBI, CIA, NSA, ONI, DIA, Pentgono, complejo industrial-militar, lo que realmente significa connivencia industrial-militar. S, ya lo sabemos. Est claro que han hecho ustedes los deberes replic Reed con aspereza. Quin en concreto? No lo saben? Vamos, seor Reed, su interrogatorio empieza a aburrirme. Simplemente quiero comprobar hasta qu punto es usted sincero. El ritmo estaba claramente de su lado. Sigue... Hay varios niveles. Los peldaos inferiores son burcratas gubernamentales de grado intermedio. Subiendo por el escalafn encontramos a planificadores militares de alto rango y sus controladores, luego el Consejo Asesor de Inteligencia... El Consejo? dijo Curtis. Reed prosigui: La mayora tiene una gran influencia local. Es as como lo queramos. Por qu? Porque nos conviene. Hizo una pausa. Y porque casi nadie conoce la historia real. Qu historia? Qu secreto es digno de tal conspiracin? Nosotros lo sabemos y ustedes lo saben dijo Curtis con rotundidad, disimulando su asombro ante lo que estaba oyendo, pero otros tal vez no lo vean igual. Sobre todo si llegan a saber la verdad.

Esto no habra sido un problema si Scaroni no hubiera dado con las cuentas bancarias. Curtis hizo todo lo posible para ser coherente. Estn ustedes cerca de averiguar dnde l...? Hizo la tpica pausa de quien no quiere que una informacin valiosa como aqulla se divulgue por la lnea telefnica. Ya sabe... El resto qued sin decir. Espacios en blanco llenados por quienes contaban con que Curtis saba. Ms cerca, no cerca. A menos que recuperemos lo que cogi... repiti mecnicamente. S! Qu cogi? Y qu pas? Por qu no me lo cuenta sin ms? Por qu no s leer el pensamiento? Dgamelo, maldita sea! Pero todo lo que Curtis dijo fue: Entiendo. Volver a llamarle. Curtis Fitzgerald, ranger del ejrcito y miembro de las Fuerzas Especiales de Estados Unidos, colg el telfono y apoy en la pared su asustado cuerpo. La conversacin con Reed haba sido una misin peligrosa. Lo que haba descubierto le pona los pelos de punta. En la vida hay cosas que deberan permanecer en sus agujeros negros, cerradas con candado y sin salir a la luz. Lo que acababa de averiguar encajaba en esa categora.

32
Y bien? La pregunta de Michael contena un desamparo latente. Cmo demonios nos hemos metido en este lo? El ranger sacudi la cabeza. Curtis? Simone lo miraba con los ojos abiertos como platos. Dios, lo siento, Simone. Y volvi a negar con la cabeza. Qu ha dicho? terci Cristian. Digmoslo as contest Curtis, cerrando los ojos. Qu debemos pensar si el presidente del poderoso Grupo Bilderberger, que adems resulta ser vicepresidente de Goldman Sachs... ste sera James F. Taylor interrumpi Cristian. ... se sienta en el mismo Consejo de Directores como presidente de CitiGroup, estando ambas entidades de algn modo vinculadas a Octopus... Todo es parte del complejo industrial-militar concluy Cristian. Cuyos integrantes son altos cargos del FBI, la CIA, la NSA, la ONI, la DIA, el Pentgono, el Departamento de Defensa... aadi Michael, componiendo la frase entera. Por no mencionar los bancos y el gobierno, conectados a los programas comerciales paralelos de creacin de dinero seal Cristian. Vaya grupito... Hay ms. Reed me ha dicho que Bank Schaffhausen no era una operacin suya.

Entonces, es que hay alguien ms? Alguien desconocido para ellos y nosotros? As es respondi Curtis con gravedad. Cristian... Curtis mir de reojo a su amigo. Saben que nosotros estamos aqu y que t ests implicado. Te he puesto en peligro. El banquero ech el cuerpo hacia delante en la silla. Prendi una cerilla, encendi un cigarrillo, rode el sof y se sirvi una copa. Casi todas mis razones para vivir murieron con mi esposa, hasta ahora. No me quitis sta, por favor. Hizo una pausa. En cualquier caso, soy demasiado importante para que me hagan nada. Sonri. Bien, qu hay de ese otro grupo? Alguien nuevo se ha incorporado a la subasta. stas han sido sus palabras. Tambin ha dicho que la mayora tiene mucha influencia. Que as lo queran ellos explic Curtis. Le he preguntado por qu, y ha contestado que les conviene porque casi nadie conoce la historia real. Qu historia? No lo s. Por qu no le pediste detalles? Se supone que conozco la respuesta. Peldaos inferiores, el escalafn, sus controladores, y luego el Consejo de Directores. El clsico tinglado de toda sociedad secreta aadi Cristian. A qu se refiere? inquiri Simone. Cristian suspir ruidosamente y apag el cigarrillo en el cenicero. La organizacin se estructura en crculos concntricos, con la capa exterior siempre protegiendo al miembro interior ms dominante que coordina las operaciones. Todo esto, desde luego, es un eufemismo para la creacin de una red global de crteles gigantescos ms poderosos que los propios pases, a cuyo servicio estn, en teora, una araa virtual de intereses industriales, econmicos, polticos y financieros. Curtis pens que fuera cual fuera la historia real que Reed y los del Consejo estuvieran ocultando, el mundo de la codicia y la corrupcin era la norma, y no una anomala. Tena un diseo de mltiples capas, en crculos concntricos, repleto de personajes cuya brjula moral estaba tan jodida que Curtis se preguntaba cmo llegaban a distinguir el mal del mal entre ellos. Esto es gordo y feo. Alguien recuerda la pelcula La masa devoradora? O soy el nico lo bastante viejo para recordar el estreno? dijo Cristian. Yo la vi en reposiciones un cuarto de siglo despus seal Curtis sonriendo de oreja a oreja. Comprtate con las personas mayores. Lo siento. Esto da ms miedo que la pelcula. Reed ha admitido una cosa curiosa, casi como una ocurrencia tarda. Ha dicho que Scaroni est en la crcel porque era un montaje, y que no habra pasado nada si no hubiera dado con las cuentas bancarias... Por lo visto, se apoder de dinero que para empezar no era suyo. Hasta que nosotros no lo recuperemos, no saldr. stas han sido sus palabras. Qu dinero hay que recuperar? No lo s. En ese momento dese ser capaz de leerle el pensamiento, pero no funcion. Siempre buscando lo difcil... solt Michael con sorna.

El omnipresente nosotros aadi Cristian en voz baja. Debemos buscar ayuda. Conozco a gente del gobierno, senadores y congresistas importantes, gente de la nueva administracin que me debe favores. Pueden ayudarnos. Dejadme hablar con ellos. No, no podemos acudir al gobierno hasta que sepamos a qu nos enfrentamos. El FBI, la CIA, la Oficina de Inteligencia Naval, todos estn metidos. Mucho dinero y ninguna rendicin de cuentas. El gobierno de Estados Unidos y Octopus. Connivencia industrialmilitar y robo a lo grande. Ni hablar. No hasta que sepamos exactamente con quines estamos lidiando y en quines podemos confiar. Cada vez nos falta menos para averiguar de qu va todo esto. Otro paso clave, y sabremos qu historia real hay detrs de esta gente, por qu los ms importantes y poderosos hacen causa comn. Curtis no alz la voz. No tena por qu. Bast con su tono sepulcral. Cristian lo entendi. Tengo la sospecha de que Reed no es el guardin de la cripta, sino que rinde cuentas ante alguien. La nica forma de resolverlo es tirando de ellos hacia fuera seal Curtis. T lo has dicho, crculos concntricos con la capa exterior protegiendo siempre a los miembros interiores ms dominantes. Qu ests proponiendo? Curtis mir primero por la ventana y luego a Cristian. Cuanto mayor sea el cebo, mayor ser el pez dijo tras una breve pausa. Estamos columpindonos sin saberlo ante algo que, sea lo que sea, se muestra activo. Reed est preocupado, y supongo que los dems tambin. En cuanto tengamos los nombres, podremos tirar de ellos individualmente. Puedo hacerlo. Lo he notado cuando lo tena arrinconado. l ha reaccionado como si fuera un espectador, alguien lo bastante involucrado para tomar decisiones..., pero no el que las toma. Bienvenido al verdadero club de los elegidos! exclam Cristian. Te gustara saber por qu? Porque la mayora de esas personas ha necesitado ms de un tercio de siglo de duro trabajo, contactos e incontables millones, para estar donde ahora estn. Con independencia de lo que les asuste, simplemente no tienen tiempo suficiente para empezar de nuevo, razn por la cual permanecern unidos, excretando los restos de las partes en descomposicin, los proverbiales eslabones dbiles, pero siempre trabajando juntos hacia el objetivo comn que tengan en el punto de mira. Y qu hacemos con Scaroni? Intentamos contactarlo? pregunt Simone. No, no descubramos nuestro juego. Dejemos que venga l. Lo ha hecho una vez y volver a hacerlo. Por qu ests tan seguro? Tiene una historia que contar. Hoy ha sido el primer captulo. Cristian mir el reloj. El resto deber esperar a maana. Tengo una reunin a primera hora y ya hace rato que debera estar acostado. Buenas noches a todos. Frej Fenniche, funcionario superior de Derechos Humanos y segundo de Louise Arbour, se arregl la corbata mientras, con un maletn azul oscuro en la mano izquierda, suba la escalera de mrmol de un edificio de oficinas situado en el centro de Washington. Lleg con cautela al descansillo de la tercera planta. Ninguna de las tres puertas tena una placa. Frej se qued quieto un momento, sin saber muy bien cmo seguir. Se acerc a la puerta de enfrente, peg la oreja al macizo panel de madera y escuch los apagados sonidos de dentro. De pronto

oy un clic a su derecha. La puerta qued entreabierta. Frej se volvi con rigidez y entr en la dbil luz que asomaba. Hola dijo vacilante, al tiempo que empujaba cuidadosamente la puerta con la palma de su mano sudorosa. Por aqu fue la respuesta procedente de algn lugar invisible. Siguiendo el sonido, Frej Fenniche dio unos golpecitos en la puerta, volvi a ajustarse la corbata y entr. Hola, jefe. Tiene un aspecto estupendo dijo con aire desenfadado. Intent sonrer, pero no surti efecto. El hombre se volvi. Luca un traje de raya diplomtica, bien entallado. Rezumaba confianza en s mismo. Era importante y poderoso, quizs importante por ser poderoso, pero, claro, para muchos de sus seguidores era el poder lo que lo haca importante. Trae la informacin? pregunt el jefe con voz montona. S. Frej abri el maletn, que contena dos folios con las letras HCM, material muy confidencial, impresas en la parte superior. Estaban firmados y fechados por la alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, la honorable Louise Arbour. El hombre esboz una sonrisa. Buen trabajo, Frej. Encantado de estar a su servicio fue la aliviada respuesta del segundo de la alta comisionada. Aj. El jefe alcanz una bolsa de tela gruesa, que entreg lentamente a Frej Fenniche. Aqu tiene una parte de su recompensa. Frej abri la cremallera de la bolsa. Estaba llena de billetes de cien dlares pulcramente ordenados en paquetes de cien, hasta completar diez mil por paquete. Doscientos cincuenta mil dlares, tal como quedamos. S, jefe. Gracias. Qu va a hacer con el dinero? Tal vez me retire. O a lo mejor me compro un restaurante o un pequeo hotel en la Riviera. Bueno, adis y buena cacera. Su voz haba adquirido un temblor lrico. Frej se dio la vuelta y ech a andar hacia la puerta. Ha dicho que era una parte de la recompensa? pregunt ladeando inquisidoramente la cabeza hacia el jefe. Es que hay otra parte? Quizs un plus por el trabajo bien hecho? Rio calladamente. S, un plus. Has elegido bien la palabra replic el jefe, volvindose, pistola en mano. Frej, horrorizado, dio un grito ahogado. Qu..., qu est haciendo? fueron sus palabras. Debo decir, Frej, que lo que le falta de visin lo compensa con ambicin. Pero yo le he dado lo que quera. Lo he hecho bien! As es. Pero, por desgracia para usted, vendi al mejor postor. Yo soy su fiel servidor! Estoy de su parte! replic Frej, retirndose despacio de la mesa. Quin me asegura que maana no ofrecer esta valiosa informacin a Octopus por una cantidad superior? El jefe hizo una pausa para tomar un sorbo de agua. Qu? El jefe dispar un solo tiro a la parte superior de la garganta de Frej.

En algn lugar de Roma, el plido espectro de Shimada, el ltimo miembro de la unidad japonesa de experimentacin mdica, conocida como Unidad 731, se incorpora despacio en su pequea cama. Tiene las flacas piernas embutidas en un pijama demasiado largo para su cuerpo. Apenas si ha dormido una hora. La noche es azul griscea, fra y sin luna. La habitacin flota en la oscuridad con la especial intensidad que uno percibe de noche. La lmpara, la mesa, unas zapatillas pulcramente dispuestas, hasta que aparece de pronto un trocito del objeto plateado y se enjaula en el marco de una ventana solitaria. Durante unos instantes, el espejo en la pared refleja el pelo blanco de su cabeza. Fue hace mucho tiempo. La maana invernal titilaba bajo la lluvia. Las hojas de los sauces llorones de Manchuria se agitaban en el viento; las densas sombras del follaje temblaban en un camino pulcramente abierto. Las imponentes verjas. Inmensas nubes color de fuego. Los arbustos, la valla de alambre, la oscuridad, las relucientes instalaciones. Ambiente soporfero. Gente por todas partes. Autobuses de anchas caderas rodando por la nica carretera pavimentada de todo el complejo, alejndose en el inquieto destello del da. Anchos neumticos que dejaban huellas plateadas en los charcos del asfalto, la agrietada superficie acurrucada en las arrugas. Los charcos parecan agujeros en la arena oscura, aberturas a otros cielos que se deslizaran bajo tierra. Aqu y all, una luz roja brillaba sobre una puerta. No entrar. A lo lejos, un trueno negro se hinchaba en pliegues de terciopelo. Junto a una de las columnas, cerca del cuerpo de guardia, una mujer de un amarillo cadavrico, rostro estrecho y piernas cortas, de unos treinta aos y visiblemente enferma, esperaba sentada en un taburete. Ella tambin buscaba a tientas algo invisible en el aire. Entre las columnas pasaban guardias sin demasiado entusiasmo, gritando de vez en cuando rdenes en japons, golpeando de vez en cuando a alguien con la culata del fusil. Cay un anciano chino. Lo devolvieron a la fila a puntapis. Magullado y golpeado, el hombre sigui resoplando mientras se le formaba un hilillo rojo y brillante en el extremo de su larga y huesuda nariz. Alz la vista y vio a Shimada, plido como una mscara de yeso, las blancas cejas reunidas en la frente arrugada, los finos labios apretados sin hostilidad. Se oy algn disparo cercano, cada descarga retumbando en el cielo, y ms all de la tenue niebla plateada de los rboles, muy por encima de las estructuras prefabricadas que ocultaban algunas de las peores atrocidades conocidas. La memoria es un acto de voluntad. Shimada mir hacia arriba. Dnde estaba? Lleg la imagen del ltimo y ruidoso autobs; el interior estaba lleno de siluetas negras que desaparecan en la oscuridad de su frgil memoria. Y cuando el vehculo, crujiendo y temblando, se par a unos trescientos metros, alcanz a or a las golondrinas duricas yendo a recibir a los recin llegados. Al cabo de unos minutos, ella sigui el mismo camino, con las cortas piernas colgando en el aire, demasiado dbil para andar. Dos guardias se la llevaron a toda prisa, agarrndola por los esculidos codos. Baj su mirada, cansada. Despus, inclinndose, solloz en silencio. La cama emiti un crujido apagado. En algn lugar, un reloj de torre con su equilibrio habitualmente embelesado dio cinco veces su mensaje. Shimada levant la mano derecha, abri los dedos y la dej caer despacio en el aire. El tiempo, cruel transcurso y deterioro, es tambin una forma de conocimiento, el nacimiento de una conciencia que se sabe temporal. La vergenza, la desaparicin de una forma sin vida, es una disolucin del yo. Son las ruinas del yo, una accin que slo deja restos desperdigados. Dolor y paranoia. Reconoci el paisaje, aunque no la condicin fsica. La referencia se convirti en mana: una definicin de realismo poco sentimental.

Shimada se puso de pie y sacudi la cabeza, reprimiendo las lgrimas. El reloj haca tictac. En el cristal azul de la ventana se solapaban unos primorosos dibujos de escarcha. Todo estaba en calma. Cerr los ojos con fuerza, ahuyentando las lgrimas. Volvi a abrirlos y cerrarlos, y tuvo la fugaz sensacin de que la vida primitiva yaca desnuda frente a l, horrenda en su tristeza, humillantemente vana, estril, desprovista de los milagros del amor. El sedn azul oscuro tom la ltima curva de la carretera que se extenda cuesta abajo por el campo y adelant, como una bala, un Mini atrapado en el barro de un camino vedado an sin terminar. Los quejidos espasmdicos del pequeo vehculo se desvanecieron en la fra noche de Washington junto con sus ocupantes: dos jovencitas estudiantes de secundaria de linaje intachable y con unos sombreros que parecan coliflores. El impreciso resplandor de luna se abri paso en el agobiante fondo negro. Stilton se relaj, estir el cuello y apoy la cabeza en el asiento de piel, con los ojos entornados y fumando. Contempl las volutas de humo confundirse con las sombras reflejadas en el cristal, con una rodilla alzada y rascndose distradamente la ingle con una mano, mientras abra y cerraba la otra en torno a un objeto plateado con esferas azules. Comprob la hora en su reloj de pulsera. Cogi el telfono y tecle cuatro nmeros. No haban transcurrido ni tres segundos cuando pregunt con voz firme: Algn mensaje? No, seor respondi, alarmada, la secretaria. De acuerdo dijo el director adjunto de la CIA. Apag el telfono antes de terminar la frase, presa de un repentino ataque de ira y confusin. Menos de cuatro minutos despus son su telfono. Estoy preocupado por Arbour. Podra hacernos mucho dao dijo Stilton. Las arrugas de su rostro parecan ms profundas a la luz de la luna. No hay de qu preocuparse. Shimada es nuestro. Cmo est tan seguro? Las medidas de seguridad de la Interpol sern extraordinarias. Los privilegiados disfrutan de aplazamientos, Henry. Sencillamente, cambiamos las condiciones del acuerdo. Cmo? pregunt Stilton, enderezando la espalda y los hombros. Tenemos lnea directa con su campamento. Stilton se mir en el espejo y comprob que su piel tena un saludable tono rojizo. Pero... A propsito, Henry... Confo en que Octopus no sospeche nada de su traicin, eh? El director adjunto de la CIA sinti que un escalofro recorra su espalda. Eso delo por hecho, jefe. Stilton trag saliva No. Mejor delo usted por hecho. Buenas noches, Henry. Felices sueos. Tras un clic, se cort la comunicacin.

33
El guardia descorri el cerrojo pero dej la puerta cerrada, sin saber muy bien cmo proseguir. Louise Arbour dio un empujoncito, y la puerta se abri. Pas adentro, y sus medias color melocotn se materializaron en la estancia, seguidas de una joven intrprete que luca un sombrero blanco y tena un rostro agradable. Frufr de vestidos. Con los hombros encorvados, Shimada pareci emerger de un trance y no dirigi ninguna mirada extraviada a nadie en concreto. Louise entr con cautela en la minscula habitacin y la recorri rpidamente con los ojos. El aire estaba impregnado de un extrao olor a piel de manzana oxidada. Shimada se puso en pie e hizo una torpe reverencia. Louise se acerc y le toc el antebrazo en un gesto expresivo. Al estar las cortinas corridas, la nica provena de era una lmpara de mesa que Shimada haba dejado en el suelo. Louise se sent en el borde de la cama y, con un movimiento de la mano, invit al hombre a hacer lo mismo. El antiguo carcelero japons permaneci de pie, inmvil. Me alegra mucho conocerlo. El tono de Louise era clido y seductor. Mir vacilante a su compaera, que tradujo. Shimada escuch con la cabeza ladeada. Despus se sent agarrndose las rodillas con las palmas de las manos. Louise lo acarici con los ojos. Est usted cmodo? le pregunt rozndole el brazo. El contacto fue una descarga elctrica. Al principio, Shimada no respondi. Se qued mirando el suelo. Una bombilla carmes arda sobre una puerta negra. Despus se levant muy lentamente, con la espalda en forma de signo de interrogacin, y dio unos vacilantes pasos al frente. Luego se lo pens mejor, se volvi y regres. Por fin se detuvo. Por favor... dijo Louise con voz suave. He venido como amiga. No quiero hacerle dao, slo protegerlo y ayudarlo. Shimada la escrut con la mirada. Entonces se sent y cerr los ojos, consolndose un instante en la oscuridad, quiz persiguiendo algn pensamiento. Louise se sent a su lado, casi pegada a l, pero con suficiente espacio entre ellos para la intimidad del momento. No he venido a interrogarlo, seor Shimada. Aguard a que la intrprete hiciera su labor. He venido a verlo porque quiero compartir con usted algo muy personal. En la vida, a veces hay vnculos que no se pueden romper nunca, como el amor y la bondad. A veces, uno encuentra a esa persona que permanecer a su lado para siempre. Hizo una pausa. Me gustara compartir algo muy ntimo sobre mi infancia. Usted es la nica persona que puede ayudarme en esta bsqueda. Shimada alz despacio la cabeza y la mir, con la sorpresa inscrita en su cara marchita. Apart la mirada un momento. Louise le habl de su padre, de su ltima carta, y de un guardia gracias al cual el encarcelamiento fue un poco ms llevadero. No he perdido la fe en la humanidad, seor Shimada. En el fondo, creo que la gente quiere ayudar a los dems, no hacerles dao. Shimada escuchaba con atencin. Aquello era todo lo que ella saba. Con el corazn latindole violentamente, Louise describi a su padre, le ense al japons una fotografa suya y luego le hizo una pregunta. Conoci a este hombre? Era blanco, con ojos afables y bondadosos. Estuvo en el campo en la misma poca.

Shimada permaneca quieto, analizndole el rostro, interrogndola con sus propios ojos. Los dos unidos en ese instante por la vergenza de la muerte. Quiero contarle un secreto que he guardado toda mi vida en mi bal de tesoros. Despus de todos estos aos, oigo la risa de mi padre en sueos..., cuando no sus gritos imaginarios. Louise perdi la mirada en algo ajeno a las palabras, a los sonidos, a la realidad... Parpade y observ una sombra alargada que se parta en el borde de una grieta y se deslizaba sin temor hasta la pared ms alejada. Por un momento tuvo miedo de mirar al hombre, que estaba viejo, enfermo y solo. Por un momento se permiti un silencio descaradamente sincero y largo, en una especie de expectativa acongojada, mientras los recuerdos y las emociones seguan su curso. Shimada se inclin hacia delante, los huesudos codos en las rodillas, las manos ahuecadas bajo el mentn, la mirada perdida. Respir hondo bajo el impulso de la hermosa mujer que tena delante. Algo empez de pronto a tomar forma en los recovecos ms profundos de su memoria. Louise sonri entre las sombras. l dijo algo en voz baja. Son como una palabra o dos slabas de otra, como si terminase una frase larga. La intrprete se qued tan sorprendida que le pidi que lo repitiera. As lo hizo Shimada. La mujer tradujo. l sacudi la cabeza, y por la mejilla le rod una lgrima. El japons sac un pauelo y se sec los ojos y las mejillas. Se oa el tictac del reloj. Cerr los ojos con fuerza, pero sus pensamientos se escurran hacia ese rincn de la memoria donde los soldados regresaban de entre los muertos. Louise habl de repente. Pdale que lo repita, por favor. Crea no haberlo entendido. l estaba sentado con las manos en el regazo y unos ojos tristes. Poco antes de que las tropas britnicas invadieran Pingfan, algunos de nosotros fuimos trasladados a otra unidad secreta, cargados con tesoros robados que haban estado escondidos en unos depsitos. Algunos de mis amigos fueron enviados a Irian Joya, en Indonesia. A m me mandaron a Rizal, en Filipinas. Qu tesoros? pregunt Louise con tono suplicante. Principalmente oro. Mi memoria ya no es la que era, pero an recuerdo el mapa del lugar donde lo ocultamos todo. Qu tesoros? insisti Louise, retorciendo las manos en las bordadas costuras de su larga falda. Se llamaba Lila Dorada. Shimada solt un suspiro de alivio, dolorosamente consciente de que, en ese momento, lo invada una alegra desconocida. Interrmpele exigi una voz spera al telfono. S, seor. Enseguida. Jefe? Era el tono de un hombre ansioso por complacer. Qu ha pasado? Creamos que estaba atado y no lo estaba. A qu se refiere, coronel? Fitzgerald est vivo. Ya lo s! Cree que soy idiota? El coronel trag saliva, tomando la crtica como un viejo boxeador que encaja un golpe: se encogi y cerr los ojos un instante. An podemos...

Olvdese de Fitzgerald. Quiero a Shimada. Pero no... Est en Roma, Villa Stanley dijo el hombre al que llamaban jefe. Quiero que utilice a los mismos hombres que en Colombia. Colg el telfono. Recjame en el sitio de siempre dentro de una hora orden una voz al auricular. El hombre del otro extremo de la lnea asinti, aliviado. Gracias. Saba que estara de acuerdo conmigo. Gracias a usted por hacrmelo ver, Bud dijo un hombre elegantemente vestido que se ajustaba las gafas. Dentro de una hora repiti Bud Reed, con los ojos brillndole. Maana por la maana har la transferencia habitual. Cmo no... Usted siempre ha sido muy generoso con el dinero. Se lo merece. Es el mejor. Colgaron el telfono a la vez. En Nueva York, un Mercedes S-600 negro se detuvo sigiloso a unos setenta metros de una verja separada de la zona de carga por molduras de acero. La atenda un sooliento y mal pagado guardia, cuya visin del coche resultaba obstruida a la izquierda por unos voluminosos fletes de buques que iban a ser cargados al da siguiente, y a la derecha por la sombra de una gra fija. El rea estaba desierta, y la hilera de almacenes, a oscuras por orden municipal. La garita del guardia, de madera oscura con postigos verdes, pareca una estructura modificada en forma de A. Era la hora perfecta para una reunin alejada de miradas curiosas o de cualquier trasiego de mercancas. En diagonal, apenas a cien metros del Mercedes aparcado, estaba la oficina, cerrada con candado y con todas las luces interiores apagadas. El hombre al volante apag el motor, pero no hizo ningn movimiento para apearse. En cambio, ajust los retrovisores para ver mejor, confiando en que la persona que estaba esperando aparecera de un momento a otro. No haba pasado un minuto cuando se oyeron unos golpecitos en la ventanilla del pasajero. El conductor abri la puerta y dej entrar al otro. Esto parece una nevera dijo el hombre, limpindose la humedad de las gafas. El conductor le tendi la mano. Me alegra tenerlo en mi equipo. El hombre se la estrech en silencio. Dgame, qu le ha hecho cambiar de opinin? Su perseverancia. El francs respir hondo. No haba otro modo, Jean-Pierre dijo el banquero, convencido de sus palabras. Dgame, Bud, se lo ha dicho a alguien ms? Dobl las gafas y las guard. A quin demonios se lo voy a decir? Llmelo obsesin por las referencias. Ya no s de quin fiarme. Qu hay del Consejo? No, all hay algo que falla. Se qued en silencio unos instantes. Lo sabe el Consejo? Reed neg rotundamente con la cabeza y dijo:

Quera preguntarle algo. Poco despus de que usted se marchara, recib una llamada de un hombre que afirmaba tener acceso a los papeles y documentos del hombre muerto. Dijo que alguien estaba dispuesto a pagar un montn de dinero para chantajearnos. Por qu dira eso? Mir con patetismo al francs. Supongo que cuando dice chantajearnos se refiere al Consejo. Hijo de puta... Est muy claro. Scaroni tiene el dinero y ese otro los documentos. Ya lo ve, Bud, su estupenda estrategia se viene abajo. La estrategia es sensata! Reed golpe el reposabrazos. Ah, s? Quiz sea ingeniosa, pero no sensata. No es lo que se imagina dijo Reed, respirando con dificultad. Octopus est formado por un selecto grupo de personas y corporaciones muy poderosas. Pocos son los invitados. Hizo una pausa para recobrar el aliento. Esto es slo una parte. Hay otras dos condiciones. Lo s muy bien, Bud. Gracias lo interrumpi Jean Pierre. Imposible. Usted no forma parte de... Del Consejo? De Octopus? Entonces, cmo...? Se detuvo en mitad de la frase y clav la mirada en el francs. Quin mejor para telegrafiar todos sus movimientos que un ex agente psicpata de la Agencia que se meti en su impenetrable sistema y se llev billones de dlares? PROMIS est vivito y coleando, Bud, y slo Scaroni pudo provocarlo. l es nuestro infiltrado. Reed se qued boquiabierto, pero se recuper enseguida y lanz la mano derecha al cuello del francs. Con unos reflejos rapidsimos, Jean-Pierre desvi el golpe con la mano izquierda mientras propinaba un fuerte uppercut a la barbilla de Bud con la derecha. Reed dio un grito y se desplom en el asiento. El hombre con un doctorado en la Sorbona sac un arma, una Heckler & Koch P7 con silenciador incorporado. Esper a que Reed volviera en s. Qu promesas le hizo al hombre del telfono? Para Jean-Pierre, la realidad consista en dos pares de ojos y dos pares de manos. l era el especialista, el asesino. El mundo haba desaparecido. Slo quedaban l y su vctima. Reed se fij en la pistola. Qu est haciendo? chill. Qu dice? Cree que no lo sabemos? Bud, su cooperacin mutuamente beneficiosa basada en informacin privilegiada nos coloca en una situacin muy incmoda. Si uno traiciona los principios de la acumulacin de dinero y poder, los otros le traicionan a l. Resumiendo, se ha convertido usted en alguien de poco fiar. Era una tctica para sonsacarle. Yo nunca traicionara al Consejo. A m me da igual el Consejo replic lentamente el francs. Quin es usted? grit Reed con odio en la voz, apretando sus grandes puos. Las armas vencen a los puos contest el francs, apuntando la pistola en su cabeza. Mir su caro reloj. Pasaban siete minutos de la medianoche. Pongamos al da las noticias econmicas. Encienda la radio, por favor. Reed lo miraba con incredulidad. Venga! orden con frialdad. Y hablando de Rusia, Jonathan...

Nuestro presidente consigui su alto el fuego en Somalia. Pero no todo ha sido cosa suya. Un nuevo protagonista se ha sumado a Estados Unidos y Rusia en su guerra global contra la piratera. Yo lo llamara GMacarroni, pero los italianos me demandaran con razn. Otra noticia destacada es que, por primera vez en la historia, China ha enviado barcos de guerra a patrullar el golfo de Adn en el combate contra los piratas. Mark, explcanos esto. Bien, veamos. Es la primera vez que buques de guerra chinos se han aventurado ms all de los ocanos Pacfico e ndico. Estados Unidos, Rusia y China estn tomando medidas para controlar los mares alrededor del Cuerno de frica y el estrecho de Ormuz. Est bastante claro que ciertas partes del obsoleto mapa son vigiladas conjuntamente por las tres grandes potencias. Estn movindose para controlar el petrleo de Oriente Prximo, el sesenta por ciento de todo el petrleo conocido del planeta. Sospecho que hay un acuerdo triple y muy secreto en virtud del cual muchas decisiones sobre quin vive y quin muere se tomarn as. No obstante, lo que da ms miedo es que la OPEP acaba de recortar la produccin diaria en ms de dos millones de barriles y el precio del petrleo sigue bajando. Quienquiera que est dirigiendo la operacin no puede controlar la implosin econmica... El Perodo de Estancamiento Desigual, descrito durante tanto tiempo y con tanta precisin, se parece a un crac inicial abrupto, seguido de un aplanamiento y quiz de una tenue seal de recuperacin antes de caernos por el precipicio. La reaccin ante las medidas de la OPEP me dice que tenemos poco tiempo. Gracias, Mark, volveremos despus de la publicidad. Mire, nunca podra aceptar su misin porque Scaroni me conoce dijo el francs levantando la voz. Ya cumpl el contrato sobre Daniel Casalaro. Y cobr por ello replic Reed. Dos veces. Sonri. En honor a la verdad, antes de morir merece usted saber que trabajo para otro agente pagador. Reed salt del asiento echando chispas. Ya ve, Bud, que lo nico nuevo en el mundo es la historia que usted no conoce. Como ltimo acto de rebelda, el banquero se lanz hacia delante antes incluso de or el estallido que acompaaba al tiro. El asesino, con un estilo muy afinado, dispar el arma dos veces seguidas. Los tiros resonaron brevemente en el mullido interior del lujoso Mercedes. Reed se desplom sobre el volante, con ojos de bho. El nombre es... El francs se inclin y se lo susurr al odo. Reed lade el cuello y se apoy en el volante. Quera repetirlo, gritarlo, pero de pronto man la sangre y Jean-Pierre slo oy la voz ronca y ahogada de un hombre muerto. Su cuerpo cay hacia delante con los ojos abiertos. Reed miraba a su verdugo desde el ms all.

34
Simone Casalaro se levant de la cama con la marca de la almohada en la mejilla. Tena los nervios extraordinariamente receptivos tras una noche inquieta. En la habitacin de al lado, Michael se rea a carcajadas mientras contaba con gran regocijo cmo los nubios haban intentado secuestrarlo y envolverlo con una alfombra. Un dbil rayo de luz se colaba por las persianas venecianas, formando dos escaleras doradas en el suelo. Simone se qued un momento de pie junto al cristal de la ventana, mientras en su interior brotaba una sensacin de frescura parecida a la fragancia de los claveles hmedos. Todo era perfecto. Michael. Su amor por l estaba un poco apagado. Era algo imperceptible; las sombras oblicuas de lo desconocido se proyectaban hacia el futuro con particular claridad. Como si, por algn plan diablico, siempre acabaran de llegar o de irse. Siempre. Te quiero, Michael. Toma, ya lo he dicho. Qu significa? Qu supone para nosotros? La total imprevisibilidad del futuro, el pasado no como una sucesin rgida de episodios sino como un almacn de imgenes recordadas y pautas ocultas que contuvieran la clave de los misteriosos diseos de nuestras vidas. El modo en que viva su relacin, con la ligereza o la pesadez de la interpretacin que uno y otro hacan de la misma... El tono ms que la verdad de sus afirmaciones. l la haca muy feliz. Entonces, qu pasaba? Perteneca ella a un mundo en que la presunta normalidad quedaba desterrada al fondo de la conciencia? Ahora que Danny estaba muerto, Simone se hallaba en una especie de infierno donde todas las dems emociones se le antojaban imposibles. Dios mo, cunto lo echaba de menos... La ausencia poda ser remediada, interpretada, llenada. Pero y la prdida? Lo extraaba, ansiaba verlo, aunque slo fuera fugazmente, apenas un da. Danny! Silencio..., sobre ellos se extenda una burbuja mgica de vidrio que le permita respirar con l como si fueran uno. Familias desdichadas. La frase de Tolsti se vuelve del revs: todas se parecen, se hallan en un crculo previsible de sufrimiento, desavenencias y tristeza; su uniformidad tiene sin cuidado a la felicidad, que no conoce la caridad, no recurre a la mera amabilidad. La felicidad es variada y mltiple; el dolor es reiterativo, siempre muestra la misma cara severa y terca. Una persona slo sabe que es desdichada y prev que seguir sindolo. Existe la creencia, sin duda endmica, de que no es que no vaya a durar sino que no puede durar. El destino y la felicidad, siempre como fin imaginado, son expresiones del valor de la sensacin: se mide en funcin de lo que significara perderla. A Simone, la palabra amor le pareca un simple nombre para la distancia, para lo desconocido. Tengo miedo, Michael. Clic. Del saln llegaba el sonido de la msica, unos bongos, un xilfono, luego una flauta. Clic. Un perro que ladraba, unas risas enlatadas. Otro clic. Una voz ronca que anunciaba la llegada de un circo ruso. Clic. Alguien que jadeaba y emita resoplidos asmticos. Clic. Oh... entonces no lo has odo?, deca la sorprendida voz. Risas. Plaf! Son una especie de bofetada. Ms risas enlatadas. Por qu se le dice al pblico cundo debe rer?, pensaba Simone. Es un xito! Un nuevo bestseller de Justin Underhand. Una novela de espas, una obra maestra llena de accin. Imgenes amenazadoras para llevarte, lleno de energa visual, por el viaje de tu vida! Sinti vergenza ajena. Crea que el arte, en cuanto entraba en contacto con la poltica, se hunda inevitablemente hasta el nivel de cualquier basura ideolgica.

Basura bajo mano pens a propsito del apellido de aquel autor, y rio para sus adentros. Nabokov habra dado su aprobacin. Las voces del saln se intensificaron. Ser un viaje esplndido. se era Michael. Eso espero dijo Curtis. S, eso espero repiti con gravedad. Pensaban que ella estara escuchando, lo saba. Se oy una risa mientras se vesta. Buenos das, guapsima! grit Michael, con el mando de la tele en la mano, los pies sobre la mesa y una sonrisa de oreja a oreja. Te hemos despertado? Haca tiempo que no vea uno de esos programas. Seal el televisor. Sabas que hay reality shows que recrean mis excavaciones en Judea? Rio dbilmente. Con su camisa de seda, su corbata a cuadros y sus botas de goma podra haber participado en el espectculo. Lo abraz y se acurruc a su lado. Buenos das, Simone. En la mesa hay caf, zumo de naranjas recin exprimidas y fruta fresca, varios tipos de cereales, beicon, tortitas, salchichas y nueces. Caf, vale. Negro, por favor, y muy fuerte. Dirigi una sonrisa a Curtis. Nueces? Ests de broma? Clic. De los creadores de Spasm IV llega Raw Hide. Con ms accin, ms peligrosa, ms deliciosamente fantstica! Clic. A quin amamos? A Jess! A quin? A Jess! Jess es el Seor, alabado sea el Seor, alabado sea Jess Clic. ... Nos trae las ltimas noticias del tiroteo an sin esclarecer. Ambos se incorporaron, atnitos, con la vista fija en el televisor, mientras la cmara avanzaba hacia un Mercedes 600 y en la parte superior de la pantalla apareca el nombre de la ya identificada vctima del tiroteo de la noche anterior. Curtis! ... John Reed, respetado y poderoso presidente de una de las principales entidades financieras de Norteamrica, CitiGroup, fue asesinado anoche en lo que seguramente ser una investigacin que saltar a los titulares. El Departamento de Polica de Nueva York ha declinado hacer comentarios sobre esta muerte. Ciertas fuentes han afirmado, a condicin de preservar su anonimato, que Citi estaba implicado en negociaciones con una entidad financiera an desconocida para afrontar las elevadas prdidas en el conjunto de sus principales divisiones de inversin. Un portavoz ha dicho que no haba relacin alguna entre la muerte de Reed y las actuales actividades del grupo, pero no ha querido dar ms detalles al haber una investigacin en curso. La cmara se acerc a una sbana blanca manchada de sangre que cubra el cadver mientras era introducido en una ambulancia. Acto seguido aparecieron morbosas imgenes del interior del Mercedes y la fotografa corporativa de Reed en el margen derecho.

Y ahora los deportes. El agente de David Jones, el outfielder de los Yankees, ha declarado rotundamente que su cliente no tuvo relaciones sexuales con un prostituto octogenario disfrazado de Santa Claus en unos urinarios pblicos, lo que constituira una evidente infraccin del convenio colectivo de la Liga Americana de Bisbol... Qu ocurre? pregunt Simone, inquieta. Alguien se ha adelantado. Literalmente, ha desenfundado antes respondi Curtis. Estamos columpindonos sin saberlo ante algo que, sea lo que sea, se muestra activo apunt Michael. No, activo no seal el ranger. Necesitbamos a Reed para sacarlos a la luz. Estaba dispuesto a dar informacin a cambio de nuestro silencio. En este caso, crea de veras que haba alguien ms. As es. No nosotros, sino alguien real. Recordad lo que dijo sobre Schaffhausen. Dnde est el nmero de Cristian? Aqu, ya lo tengo. Hola. Cristian lo cogi al primer tono. Reed ha muerto. Lo s. Ahora no puedo hablar. Estoy esperando una llamada del presidente de Estados Unidos. Cul es la misteriosa entidad financiera con la que estaba negociando Citi? susurr Curtis. Nosotros. El gobierno ya no da ms de s, y quera que prestramos dinero a Citi con su garanta como respaldo. El Banco Mundial prestando dinero a una empresa estadounidense a costa del contribuyente? Me imagino los titulares. Aqu ha estallado todo por los aires. Alguien ha filtrado al Times un documento preliminar. Si se publica, estamos acabados. Por eso va a llamarme el presidente. Estn cerrando filas. Adems, corremos el peligro de que se enteren otros. Dios, no me hagas hablar. Ya te telefonear. Cristian colg el auricular de golpe. Curtis sacudi la cabeza, como si estuviera recordando una vieja meloda. Luego se dirigi a Michael y Simone. Danny estaba a punto de sacar Octopus a la luz, un concilibulo de unas veinte personas que controlan la mayor parte de la riqueza del mundo. Tenemos sus documentos de Schaffhausen. Ahora est muerto. Reed estaba dispuesto a cooperar. Con su ayuda, habramos puesto a Octopus en evidencia. Ahora Reed tambin est muerto. Quienes los han matado no lo han hecho por lo que saban, sino por la trascendencia pblica de lo descubierto. Os acordis de lo que deca Reed? Que casi nadie conoce la historia real contest Michael. Esto viene de muy atrs. Por eso la historia permanece oculta. Y si se trata de una historia de hace sesenta aos, los hechos de Roma son relevantes aadi el historiador de arcanos. Curtis consult la hora. Son casi las diez. En Langley tengo un viejo colega, un analista de alto nivel con acreditacin Cuatro Cero. Sabe dnde estn enterrados los cadveres. Le dir que haga girar discretamente los discos y anote cualquier anomala que vea sobre esto. Una vieja historia. Old Boyss Club. Corea, Japn dijo Curtis, golpendose la rodilla. Quin es?

Est en la CIA, trabaja en una de las subestaciones de la ciudad. En octubre de 2001, form parte de una misin ultrasecreta en el interior de Afganistn. Fueron los primeros en entrar. Mir a los otros dos. Cristian tiene razn. La cosa va de asociaciones. Para sacarlos debemos atar un cebo a un rbol; y para tener el cebo adecuado, necesito ms datos de la CIA. Qu quieres que hagamos? pregunt Simone. Que vayis a la Biblioteca de Referencia del New York Times y miris los archivos sobre Reed. Nombres, fechas, fotos, viejas secuencias microfilmadas, todo lo que podis pillar dijo con voz tranquila, glacial. Michael mir a Curtis. Qu pasa con el cebo? Esto es parte del juego, Michael. No lo sabremos hasta que se disipe la niebla. ste mir a Curtis con aire burln. Quin es el cebo? Yo.

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Cualquier grupo tnico puede hacer de una gran urbe su propio Edn territorial. Brighton Beach Avenue, en Brooklyn, es el centro del sector ruso del viejo y tnicamente denso barrio de Nueva York, donde los ruinosos edificios son neoyorquinos, pero los sonidos y los olores son rusos, los letreros de las tiendas estn en dos alfabetos, y los escaparates no han perdido ese anticuado aspecto sovitico, con luces rodeadas por matrioskas y samovares. All las mujeres tienen un semblante apagado, el pelo amarillo, grandes pechos, un temperamento tenso, delantales de colores y hablan con sus paisanos en una peculiar mezcla de ingls rusificado. Con todo, es el Edn en la medida en que el hombre es capaz de reproducirlo. Aqu los rusos, que adems estn por todas partes, no son slo rusos, sino que hablan en ruso y recrean lo que solan hacer en la desaparecida Unin Sovitica. Tres horas despus, Curtis paseaba por Brighton Beach. Dej atrs To Vania, un pequeo restaurante lleno de humo que ofreca, con un toque inconfundiblemente ruso, toda clase de vodkas, blinis y caviar. Pas luego junto a Rego Park, cruz el paseo de tablas y accedi a la amplia playa frente al mar. No tuvo que esperar mucho. Su contacto se le acercaba, luciendo un abrigo impermeable con cinturn y bolsillos, camisa blanca, pantalones blancos, y una cmara colgada al hombro. Estaba comiendo caramelos de una bolsa, y llevaba el pelo engominado con el caracterstico estilo de Elvis. Me alegro de verte, Curtis.

Gracias por venir, Barry. Me has trado algo? Digamos que ests en deuda conmigo y pienso cobrrmelo. Tengo dos entradas para la subasta de objetos de Elvis Presley de la semana que viene y espero que me acompaes. Para darme apoyo moral. Por qu necesitas apoyo moral para ir a un espectculo as? A ver, el fantico de Elvis eres t. Porque acabo de pedir prestados treinta mil dlares para pujar por el mono de pavo real que desde mayo de 1974 llev durante cinco meses de conciertos. Vas a gastarte treinta mil dlares en un mono de pavo real? Es un conjunto de una pieza con cremallera, delante un diamante falso y detrs plumas que bajan en espiral por las perneras hasta los extremos acampanados. Muy bien. Pongamos que ya lo tienes. Ests yendo a casa con un mono de pavo real de Elvis de treinta mil dlares en una bolsa de plstico. Cmo te sientes? Los de la generacin del baby boom an se acuerdan de cmo les hizo sentir el Rey cuando eran jvenes, y quieren cosas de Elvis que les ayuden a recordar los viejos tiempos. Deberas ir al mdico, Barry! Me he despedido de uno hace menos de una hora replic Barry Kumnick antes de meterse otro caramelo en la boca. EA. EA? EA. Elvis Annimo. Sonri de oreja a oreja. Corta el rollo. Qu me traes? Una contradiccin un tanto increble. Explcate. Lo de Roma fue un montaje. Un... qu? Curtis se temi lo peor. Caminemos un poco. Y baja la voz, amigo. Digo que fue un montaje. Una partida amaada desde el principio, con el resultado determinado de antemano. Curtis estaba demasiado atnito para hablar. Pas las fotos de archivo de los dos asesinos por el software de identificacin de caras NGI, tecnologa de nueva generacin. Rollo futurista. Se basa en un algoritmo de emparejamiento... y es infalible. Una cicatriz distintiva o una mandbula asimtrica podran suponer la diferencia entre un caso fro y otro cerrado. A que no lo adivinas? Crea que an estaba en fase de planificacin. Vamos veinte aos por delante de toda esta historia. Imagina cualquier cosa y luego llvala a la ensima potencia. Ah estamos. Por qu es tan secreto? Para los organismos de defensa de la privacidad, es una amenaza doble: como paso hacia un estado policial y como mina de oro de datos personales para que los delincuentes cibernticos la desvalijen. Pensaba que el gobierno todava estaba entretenindose con los microondas y los escneres del iris. As es, si crees a Popular Mechanic. En todo caso, pas las dos fotos de los asesinos, y a que no lo adivinas? Tengo que hacerlo? replic Curtis con tono grave. Aparecen en la lista de NADDIS del FBI. Seguridad etiqueta negra. Slo para tus ojos.

Sistema de Informacin Sobre Narcticos y Drogas Peligrosas. Se facilitan nmeros de NADDIS a sospechosos de trfico de drogas y asesinos a sueldo cuando la DEA o el FBI han iniciado investigaciones oficiales. Curtis hizo una pausa. Quin puso la etiqueta negra? El Departamento de Defensa. Cundo? Aqu viene lo absurdo. Una hora despus de caer muertos. Esto da miedo, joder... Los dos tipos? Son asesinos profesionales de un crtel de narcotraficantes. La Camorra explic Kumnick. He mirado a fondo en los archivos. Bosnia, Kosovo, Chechenia, Ruanda, Birmania, Pakistn, Laos, Vietnam, Indonesia, Irn, Libia, Mxico. Qu tienen en comn esos respetables sitios? Son regiones alejadas, peligrosas y productoras de drogas. Exacto. Ahora una pregunta extra y la posibilidad de ganar una bala entre los ojos. Sabes para quin trabajaban? Para el Departamento de Defensa. Ha aprobado el curso, soldado. Y en qu clase de operacin? pregunt Curtis. Proporcionando apoyo logstico a los militares norteamericanos y sus clientes. Un momento, Barry, que me falta el aire. Ahora las cosas ya no son lo que parecen, eh, muchacho? Justo cuando crees que ya lo entiendes todo se seal la sien, te follan con ganas. A lo bruto y a fondo. Si no te quieren con ternura, sin duda te querrn con crueldad. Curtis se reclin y dijo: Si el Departamento de Defensa puso negro sobre negro, seguridad slo para tus ojos, significa que formaba parte de la conspiracin de Roma. Es decir, que toda la operacin estaba controlada por el gobierno, no? aadi Kumnick con total naturalidad. Es improbable. El individuo era un testigo japons. Se trataba de una acreditacin Cuatro Cero, un asunto de prevencin mxima. Conocan la operacin desde el presidente de Estados Unidos hasta la Interpol y la alta comisionada de la ONU. Lo cual significa que, aunque el mismo presidente hubiera querido a ese hombre muerto, no habra podido hacer nada al respecto seal Kumnick. O sea, que el negro sobre negro no era una operacin autorizada por el Departamento de Defensa. Sino ms bien por alguno de sus alter ego malficos. Curtis asinti en silencio y exclam: Impresionante! Pero he guardado lo mejor para el final. Roma. S, Roma. Me queran muerto. A ti y al japo. Y al japo. Un momento... Has dicho dos asesinos, pero eran tres. Ya lo s. El tercer hombre era el de la galera. Desde luego, tena otras instrucciones. Curtis sacudi la cabeza. l crea que ramos del mismo equipo. Por eso fall. Tena que hacerlo. Compartimentacin. T y el prisionero tenais que escapar! dijo Kumnick. Con su ayuda.

Slo que t no lo sabas. Pero quien le dio las rdenes, s. As, cuando le dispar, l tambin abri fuego. Exacto. Eres un elemento de primera, y ni siquiera lo sabas, soldadito. Kumnick se rio. l era la pliza de seguros del japo, en el caso de que uno de los asesinos de la Camorra llegase hasta nosotros antes de que yo los eliminara. Y entonces te cargaste a tu observador involuntario. Bum! De primera, joder... Y ahora el to est muerto. Kumnick solt un silbido. Cmo lo has deducido? A Curtis le temblaba la mandbula. Ese hombre formaba parte de una unidad de francotiradores de lite adscrita al Ministerio del Interior italiano. No tena ningn vnculo con la Camorra. Mir fijamente a Curtis y luego hizo una aclaracin. Cuando nuestro gobierno indaga vnculos en algn sitio, busca en todas las bases de datos disponibles. Vienen a m. Esto es lo que yo hago. Curtis volvi a sacudir la cabeza y dijo: Era una misin delicada. Quien lo envi no quera dejar cabos sueltos. As funcionan las conspiraciones. Estando el tercer hombre muerto, el vnculo con su escalafn tambin quedaba cortado. Y as slo quedis t y el viejo. Vaya mierda pinchada en un palo! exclam Kumnick. Volvamos sobre eso. Octopus quiere muerto al viejo. Por tanto, planean una secuencia que debe eliminarlo sin dejar rastro. Mandan a su equipo A. Pero alguien que est al corriente introduce, discretamente y sin cometer errores, a su propio francotirador en la operacin y lo vuelve todo del revs. Alguien que saba lo que se propona el Consejo y por qu. Alguien con sus propios motivos para mantener al anciano con vida. Bienvenido al mundo real. Gracias. Debo irme... Cudate, Barry. Entonces, qu pasa con Elvis? le grit Kumnick a su espalda. Lo dejar para otro momento, si no te importa. Mono de pavo real, aqu estoy! Las damas me amarn por l y dentro de l. Ojal estuviera en tus pantalones. Curtis sonri. Kumnick rio. Mantenme informado. Kumnick se acerc y abraz a Curtis. Me debes un favor, pero no pareces en condiciones de devolvrmelo. Estaremos en contacto, Barry. Hasta luego, colega.

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Sucedi por la noche, como siempre. Un avin de carga aterriz en la oscuridad, con las luces apagadas para no ser detectado, y avanz pesadamente por una pista llena de baches y surcos hasta un hangar situado en el otro extremo. El horizonte era plano como el lecho marino, salvo unos enormes montones de grava gris a lo lejos. La escalerilla baj y dej ver a una docena de agentes en uniforme, surgiendo como aliengenas en la luz rojiza de la bodega. Trece hombres. Una docena de fraile. Colocacin reticular, configuracin habitual en Operaciones Especiales. Cada agente tena contacto (visual, auditivo o electrnico) con al menos otros dos. Respuesta y proteccin coordinadas en caso de que alguno fuera eliminado por fuego enemigo. Cada uno iba provisto de un fusil militar de asalto, seguramente un Heckler & Koch G36. Treinta balas OTAN de 5,56 x 45 mm, gran potencia, polmero negro ligero, normalmente reservado a los miembros de las Fuerzas Especiales: las miras pticas utilizaban un retculo de punto rojo. Azotadas por los fros vientos del norte, sus cabezas estaban cubiertas con pauelos, y era visible el aliento en el glido aire del invierno romano. Aquella pista de aterrizaje no perteneca a ningn aeropuerto, ya fuera civil o militar. De hecho, no estaba en ningn mapa oficial. Un Jeep rematado con una lona se detuvo junto al avin de carga, y un hombre se ape. La gordura y la impasibilidad le daban un aspecto imponente. Coronel dijo alguien vestido con una camiseta que pona 3.er Batalln de Seales: Perros de Seales. El TOC est listo. La Serie 93 viene de camino. TOC significaba Centro de Operaciones Tcticas, y era la oficina central de una unidad militar. La Serie 93 se refera al grupo de refuerzos. El hombre a quien se diriga como coronel sac una versin militar de una BlackBerry para mensajes de texto y tecle algo. Seguridad VASP de extremo a extremo. Era el equipo estndar para operaciones clandestinas. Varios vehculos se detuvieron junto al avin. Se cargaron fusiles de asalto y otro material militar. Todo el proceso dur menos de diez minutos. El avin se tambale haciendo temblar el fuselaje, mientras se iniciaba la carrera por la pista. En cuestin de segundos despeg. Las dos ltimas sombras en tierra observaron la trayectoria durante unos instantes, y a continuacin cruzaron un puente slido y macizo cuya anchura apenas permita el paso de un vehculo. Los dos hombres iban vestidos como los dems, con uniforme y pauelo en la cabeza. Ambos apartaron el rostro para evitar las rfagas de viento que los zarandeaban. Anduvieron deprisa, entre los rboles, hasta llegar a un pequeo claro donde haba un vehculo parecido a un Jeep, slo que mucho ms grande y pesado, con neumticos de baja presin y goma muy gruesa. El ms alto de los dos hombres sac un comunicador electrnico, un pequeo modelo en un armazn gris de plstico duro pero con una seal de gran potencia. Aqu Alfa Beta Lambda. Es secreto. La respuesta fue inaudible. Menos de diez segundos despus, las luces traseras del Jeep desaparecieron en la noche.

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La Biblioteca de Referencia del New York Times, en el 620 de la Octava Avenida, es una de las bibliotecas de investigacin ms avanzadas del mundo, por no decir que posee una de las ms amplias hemerotecas, que se remonta a principios de la dcada de 1850. Donada a la ciudad por la familia Astor e inmejorablemente situada frente al Hotel Astoria, es la biblioteca par excellence de toda clase de investigadores. Con esplndidas ventanas arqueadas sobre piedra caliza de Purbeck, y embellecida con largas galeras de hierro forjado y un patio privado cerrado, ofrece a los usuarios la intimidad que requiere su trabajo. Michael y Simone subieron las escaleras hasta la primera planta y tomaron un pasillo que desembocaba en la gran sala de lectura, en la que haba enormes mesas rectangulares en hileras de seis, cada una de ellas provista de un ordenador de pantalla plana. En menos de tres horas, haban seleccionado una considerable cantidad de material sobre John Reed, el fallecido presidente del antao poderoso CitiGroup. Los dosieres confirmaban que, en los once aos como mximo dirigente de Citi, Reed haba demostrado tener el don de estar siempre en el lugar adecuado en el momento oportuno, mientras administraba con cuidado la credibilidad y el prestigio de la entidad. Tena adems una familia: una esposa afectuosa y unos hijos amantsimos. Estampas de Harvard, actividades, instantneas escolares de grupo. Un muchacho con camiseta amarilla del college y pantaln corto. El joven Reed pareca seguro de s mismo, con los hombros hacia atrs y el pecho hinchado. Ms adelante posaba en actos de beneficencia, fotografas con presidentes, lderes extranjeros, nios discapacitados y acontecimientos deportivos patrocinados por Citi. Reed siempre estaba en primera fila. En el lugar adecuado en el momento oportuno, dirigindose al pblico. Una mentira magnficamente interconectada. Era una vida armada a partir de innumerables fragmentos del mundo real, un riachuelo de episodios intensos transformado en un torrente continuo de mucho bombo y platillo en publicaciones importantes. Una pizarra borrada y vuelta a utilizar. Michael y Simone decidieron retroceder a sus comienzos. De dnde vena Reed? Quiz la poltica no era su terreno predilecto, pero ellos eran investigadores avezados. Saban que el noventa por ciento de la informacin estaba en la punta de los dedos. Slo haba que saber dnde y cmo buscarla. Estuvo Reed en la guerra? En cul? A las rdenes de quin? Dnde? Cunto tiempo? Los primeros aos de su carrera, sus aos de formacin, sus amigos, las organizaciones a las que perteneci, cundo se incorpor a ellas... Al cabo de dos horas fue emergiendo el perfil de un hombre que combati a las rdenes del general MacArthur. Zona de operaciones: Corea, escenario del Pacfico. Buena parte de las acciones se llevaban a cabo sin la difusin en titulares; los dictados de la seguridad nacional requeran que en el Pacfico la guerra se librase de forma secreta. Reed result herido de gravedad. Recibi la Medalla de Honor del Congreso por hacer algo insensato, como salvar la vida de otro soldado, segn un Navy News de 1956. Si estuvo en la guerra, encontraran el rastro. En vez de crnicas minuciosas, la investigacin ofreca ejemplos caractersticos. Centenares de hilos inconexos que llegaban a formar algo coherente. No era la historia de una sola batalla. La Guerra de Corea de Reed haba sido sobre todo una guerra en la selva, con el objetivo de transportar tropas y suministros. Haba que preservar el secreto a toda costa. Eso fue entonces. Y ahora? Simone se detuvo un momento, apart uno de los tomos y mir a Michael, indecisa.

Minucias de nada solt frotndose los ojos. Una mezcla cegadora de sutilezas astutas e imgenes baratas. Viejos bales, crceles militares y bufones modernos. Se reclin en la silla, se quit los zapatos y dej los pies colgando. Michael notaba los movimientos ms simples de Simone, cmo respiraba, se retorca, viva, mientras l no mostraba ninguna seal de vida. Estos dedos preciosos te vienen de familia? De dnde crees que procede nuestro segundo apellido? Casalaro? Walker. De los dedos de los pies? Nada menos. Los dedos y la carretera que se pierde de vista.* Las carreteras se mueven, Michael? En efecto. Simone balance los pies un poco ms. Recuerdas la primera vez que nos alojamos en aquella extraa pensin de Giovanni del Brina? pregunt Simone. Hicimos el amor entre los aromas de la noche y los gritos de los animales nocturnos contest l. Haca un calor insoportable y estbamos desnudos, salvo la hoja de parra que te pusiste en tus partes. Y t eras un sueo, y lo sigues siendo. Estbamos entrelazados como serpientes. Y as fue cada noche durante toda la estancia. Con la luz de la vela coqueteando con tus pezones. Y al final se te caa la baba por todo mi cuerpo. Seal de buen sexo. Aquella noche tuve once orgasmos. Qu otra cosa queras que hiciera? Baja la voz, boba... De pronto, Simone se avergonz y cambi de actitud. Cerca, pas alguien con un carrito metlico lleno de libros. El carrito tena una rueda torcida y silbaba sobre el suelo de linleo. Mejor volvamos a lo nuestro dijo Simone con un tono apagado. Michael alz la vista, pero no logr cruzar su mirada con la de ella. Siguieron excavando. A finales de la primavera de 1956, Reed formaba parte de un grupo secreto de soldados adiestrados en Australia que fueron enviados en misin secreta a Filipinas. Qu haba dicho Curtis? Old Boys Club. Una vieja historia de sesenta aos. Japn, Corea. Reed, MacArthur, Australia, Filipinas... Cmo encajaban en el cuadro? Iban amparados por el cortafuegos del gobierno, pero el sistema era hermtico. Se haban pasado el da buscando pistas sobre John Bud Reed y su peculiar universo de humo y espejos, dominio exclusivo de quienes se han pasado la vida sorteando peligros y desapareciendo a la primera seal de amenaza. Los dos vean a travs de algo que no era para ellos.

A las cuatro llamaran a Curtis, que haba estado recorriendo las calles de Nueva York, resolviendo mentalmente el rompecabezas. Tambin haba retrocedido en el tiempo, recordando todas las conversaciones, los nombres, las fechas y los lugares desde que se metiera en esa locura. Lo haba anotado todo, nombres clave en el lado izquierdo de la pgina, y a la derecha datos sin importancia aparente. Todo estaba conectado por un hilo invisible. De eso haca treinta minutos. Desde entonces, haba intentado aclararse las ideas y ahora estaba a dos manzanas de la biblioteca. Consult la hora. Las cuatro y veinte. Por qu demonios tardaban tanto? Estamos persiguiendo una manada de lobos. Sacudi la cabeza. Cogi el telfono al primer timbrazo. Era Michael. Reed sirvi dos veces en el escenario del Pacfico. Una a las rdenes de MacArthur en Corea, transportando tropas y suministros; y la segunda como integrante de un grupo militar secreto adiestrado en Australia y enviado luego en misin clandestina a la jungla de Filipinas. Qu clase de misin? No lo s. El sistema era hermtico. Cundo fue eso? insisti Curtis. En 1952 y 1956. Recuerdas lo que dijo Cristian sobre el CTP? Que era una operacin extraoficial del gobierno muy especulativa y generadora de cuantiosos beneficios sin demasiado riesgo. Ah est toda la sopa de letras de los organismos. Esto incluira al Departamento de Defensa, no? Por qu lo preguntas? Reed, MacArthur, Corea, Filipinas, todos los organismos habidos y por haber. Bingo! Curtis solt un suspiro. Pensaba que te hara ilusin. Es que la idea de una subasta de objetos de Elvis Presley me da escalofros.

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Barry Kumnick se puso en pie cuando son el telfono. Has perdido la cabeza, Curtis? susurr al auricular. Desde qu aparato me ests llamando? Uno digital con tecnologa de espectro difuso. Vaya... dijo Kumnick, sorprendido. Retiro lo dicho. De todos modos, nunca haba conocido a nadie que pidiese de forma tan persistente y obstinada que lo echaran al mar. Barry, lo entiendo. Segn t, estoy buscando problemas. Qu tal una variacin sobre el tema? Puedes ser algo ms explcito? Qu tal una bala en tu crneo? Te parece lo bastante explcito?

S que no es una barrera idiomtica dijo Curtis, pero ahora mismo no te sigo. Pues a ver si sigues esto, ranger: has dado con la historia ms explosiva de la Segunda Guerra Mundial, te lo juro, y que el dios todopoderoso de Graceland me ayude! Soy todo odos! exclam Curtis, fascinado por lo que estaba oyendo. Prefiero no meterme en esto. Kumnick pareca alterado. Est ms all de la acreditacin Delta. Qu sacaste? Bsqueda negativa, sin resultados, lo que da a entender que el asunto estaba a un nivel demasiado escondido. Incluso para un analista cualificado de la CIA con una acreditacin Cuatro Cero! Cuatro Cero es lo mximo, colega. Ms arriba no hay nada. He estado preguntando a todos los que me deben algn favor, y hasta ahora..., nada. Barry, dame un nombre, algo..., lo que sea para seguir adelante. Ya he llegado muy lejos. T ests hasta arriba de duplicidades del gobierno, Curtis. Ah es donde ests. Crees que lo estoy haciendo porque me aburro? Tienes idea de cunta gente ha muerto por culpa de esto? Su servidor no quiere engrosar esta desagradable estadstica. Barry hizo una pausa . Qu est pasando, Curtis? Personas muy peligrosas, que no rinden cuentas ante nadie salvo a s mismas, han penetrado en reas que yo consideraba errneamente impenetrables. Curtis hizo una mueca. Kumnick frunci el ceo y chasque la lengua. Con qu fin? Esto es lo que queremos averiguar. Un hombre al que yo no conoca nos ha llevado adonde estamos. l antes no era importante, no habra merecido siquiera dos lneas en el obituario de un peridico local. Ahora est muerto porque descubri cosas que esa gente no quera que l supiera. Ese hombre es importante porque lo que descubri podra cambiar el mundo. Cmo? Un pequeo grupo de individuos muy poderosos est a punto de apoderarse de los mercados financieros mundiales. Si lo logra en el actual clima de colapso econmico, estaremos a un paso de la tercera guerra mundial. El rostro de Kumnick palideci en la dbil luz de aquella fra tarde de finales de invierno. En el otro extremo de la lnea, la voz esper a que el hombre de la CIA por fin hablara. Tienes que ver a un hombre encubierto. Es profesor de estudios orientales en la Universidad de Cornell. Qu le digo? Se llama Stephen Armitage. T slo dile: Lila Dorada. Qu significa? Para algunos, es el viejo relato de una esposa. Para otros, una leyenda sobre un tesoro perdido o robado. Un momento. Hace poco le algo de esto. El proyecto Lila Dorada y el botn de la Segunda Guerra Mundial. Yo me ocupar de las presentaciones. Y se cort la comunicacin. Curtis se aboton la chaqueta y se subi las solapas. El crepsculo iba borrndolo todo. Un brillo plido surcaba el cielo como un reflejo de radios colosales. Ech a andar despacio calle abajo. Dej atrs la oficina de correos, el supermercado y a varios mendigos calvos, de

barbas rojizas, con los hombros cados y las manos extendidas. Cruz un parque en miniatura, un terreno de arena salpicado de bancos pintados con spray por un tal Joey, que proclamaba su amor eterno hacia Sarah con letras grandes y vigorosas. Lila Dorada. Esas dos palabras seguan siendo una bruma, un misterio, pero sus sombras ya le perseguan. Curtis quera pisar esa sombra para impedir que volviera a desaparecer en un nebuloso olvido de almas muertas. Simone y Michael se encontraban en el rincn ms oscuro de un bar alargado, comiendo pastel de riones y bebiendo t servido por una camarera pelirroja ms bien menuda, con pecas, la frente brillante y un vestido tpicamente irlands. Aqu y all, se apreciaba un resquicio de rayos amarillos, desparramados bajo las ramas de pino, antes de desmoronarse y desaparecer entre sus retazos. Alrededor, las lmparas del local emitan su resplandor anaranjado, y el torpe aletargamiento del final de la jornada los envolva con un bullicio hueco, al tiempo que unos ojos fros y escurridizos buscaban, de manera dolorosa y obstinada, el modo de pasar entre las convulsas sacudidas de una msica. Ella levant la mano hacia la luz y extendi los dedos, disfrutando de los juegos de luces y sombras que iban y venan a travs de ellos. Ah quedaba su ubicua calidez, su activa ociosidad, sombra anaranjada en los reflejos de las ventanas del restaurante. l la mir en la penumbra. Simone tena los ojos cansados. Para Michael, segua siendo tan encantadora e invulnerable como siempre. Qu? dijo ella sonriendo; esa tierna sonrisa de Simone que Michael conoca tan bien. Londres. Florencia. Mosc. Felicidad. Amor. Michael se encogi de hombros. Se segua maravillando ante la curiosa fuerza que lo haba arrastrado con descaro al extrao y maravilloso mundo de Simone. Qu? Ella alz un poco la voz, apoyndose en el antebrazo de Michael. Una promesa de afecto y algo ms. Eres increble dijo l, sin poder apartar la mirada de su rostro. Te adoro. Nunca en mi vida amar a nadie como a ti. Ella se le haba acercado, con el rostro crispado por el dolor de la felicidad, se le aferraba, susurrndole algo al odo, algo que l no alcanzaba a entender entre el murmullo ambiental. Le besaba el cuello, la oreja, la mano, otra vez el cuello, tiraba de su manga, sonriendo y susurrando otra vez, ajena a los dems. Michael volvi a reconocer en ella todo lo que haba amado: el suave contorno de su expresivo rostro, estrechndose hacia la barbilla, las negrsimas pestaas, su bufanda al cuello, la postura desenfadada, la avidez con que viva, senta y se expresaba. Simone lo devoraba todo. Eso es exactamente lo que siento por ti, ya me entiendes dijo ella volviendo hacia l su cabeza gacha. Le meti las manos en el bolsillo de su chaqueta a cuadros. Te vibra el brazo. Dios! Michael busc a tientas el mvil. Hola! No me esperis levantados. Tuvimos una oportunidad. Ahora no me hagas preguntas; es algo que viene del espacio sideral, pero no importa, de verdad. Adnde vas? A ver a un hombre que sabe cosas. Quin es? Le conoces?

Personalmente no, pero es la pieza que falta en el rompecabezas. La Universidad de Cornell est en la calle Setenta y cuatro de Nueva York, en el Upper East Side de Manhattan, entre Central Park y el East River. La zona se conoce como Distrito de las medias de seda, y tiene el metro cuadrado ms caro de Estados Unidos. A menudo denominada Weill Cornell para abreviar, la universidad alberga dos secciones de la Cornell, el Weill Medical College y el Departamento Weill Cornell de Estudios Orientales. Forma parte de la Ivy League, que durante ms de un siglo ha sido sinnimo de excelencia acadmica y elitismo social, y representa una filosofa educativa propia de las escuelas ms antiguas del pas. Segn el censo de 2005, en el Upper East Side residan 234.856 personas, veintids mil de las cuales asistan a la Universidad de Cornell, eso sin contar unos doscientos profesores y el resto de personal. Uno de ellos se llamaba Stephen Armitage, y era profesor de estudios orientales y agente especial encubierto de la CIA. Pare ah dijo Curtis, abriendo la portezuela del taxi a la carrera. Era ltima hora de la tarde, es decir, Armitage poda estar en cualquier sitio del extenso campus urbano. Cruz el parque, abri el portillo y cort por el camino que conduca al Colegio Mayor Carl Sagan. Por favor... Se acerc a un par de jvenes que bajaban a zancadas los peldaos empedrados, lisos por dcadas de uso. Estoy buscando el Departamento de Estudios Orientales. Est usted delante dijo un chico con el pelo crespo, sealando a su espalda. A la derecha, al final del pasillo. Curtis subi las escaleras, tom el pasillo y cruz un arco que daba a un laberinto de despachos ocupados por las ms destacadas eminencias de la disciplina. La plantilla de profesores de Cornell contaba con seis becarios Rhodes y cuarenta candidatos al Premio Nobel. La puerta de Armitage era la ltima a la izquierda, oculta tras una columna. Se acerc, permaneci unos instantes escuchando y por fin llam con suavidad. Al otro lado, oy el sonido apagado de una silla que se deslizaba por el suelo seguido de unos pasos. Se abri la puerta. Usted debe de ser el seor Stephen Armitage. El hombre tena un aspecto mustio y una mata de pelo como la de Beethoven. Emiti un murmullo ronco, frunci la frente y se son la nariz. Doctor Stephen Armitage. Las manos le temblaban. En qu puedo ayudarle? Curtis mir a la izquierda, hacia el pasillo. Lila Dorada susurr. El silencio fue breve. Despus brotaron las palabras denotando sorpresa y miedo. Lo siento, debe de haber un malentendido. Esto es el Departamento de Estudios Orientales. Seguramente busca usted al profesor Lilem, del Weill Medical College. No, creo que he venido al lugar correcto. Lila Dorada repiti Curtis despacio, la mirada fija en el hombre que tena delante. Ahora el otro le escudriaba, intentando leerle el pensamiento y averiguar sus intenciones. Era demasiado peligroso que los secretos que guardaba fueran descubiertos por alguien vivo..., porque los muertos no hablan. Quin es usted? Un amigo comn me dio esta direccin junto con las palabras correspondientes. Sigui otra larga pausa.

Armitage le indic a Curtis que entrara en el despacho. El ranger ech un vistazo a la estancia y advirti el inconfundible olor del mundo acadmico. La mesa del profesor estaba llena de carpetas de colores y sobres apilados; encima, peridicos viejos, algunos de los cuales haban cado al suelo y haban acabado bajo la mesa. Junto al escritorio, algo parecido a un vaso cuadrado contena tres bolgrafos, medio lpiz mordido, un marcador y una goma enorme que recordaba a una tortuga tomando el sol. Tambin haba una silla atiborrada de exmenes, una vieja mquina de escribir Urania en el estante a su espalda, varias fotografas, diplomas, ttulos..., nada espartano. Es ms, resultaba autntico, no un espacio montado a toda prisa slo para salvar las apariencias, como pasaba en las operaciones de los servicios secretos, sino real, extraordinariamente expresivo, receptivo a todas las demandas de inspiracin de su actual ocupante. Un amigo comn? pregunt Armitage con un tono ligeramente jocoso y distrado, pronunciando comn con una n suave, como sola hacer cuando estaba perplejo. Barry Kumnick. Y usted quin es? Curtis Fitzgerald. Armitage sonri. Por favor, perdneme. Me estoy haciendo viejo, y mi memoria ya no es la que era. El profesor de estudios orientales observ con picarda y asinti. S, parece que tenemos un amigo comn. Y l me ha hablado de usted. Se dirigi a la parte posterior de la mesa, acerc la silla y se sent. As que quiere usted saber sobre Lila Dorada. Mir fijamente a Curtis. Por qu? No tiene por qu conocer los detalles. De hecho, es mejor as. Curtis tom asiento, y su enorme cuerpo redujo al mnimo el tamao de la silla. Cmo puedo estar seguro de que la informacin que usted busca ser utilizada con sensatez? Yo no explico mis mtodos, pero utilizo la confianza de un amigo comn como tarjeta de visita. Armitage se qued callado unos segundos, estudiando a Curtis. De pronto, se reclin en la silla y puso las manos en los reposabrazos. A lo largo de los aos, han sido muchos los que han intentado tener acceso al secreto. Pocos han sobrevivido para contarlo, y los que lo han conseguido, mejor sera que se metieran en un agujero negro y profundo antes de que los encuentren y los interroguen sobre los detalles. La mente de Curtis daba vueltas, corra acelerada, procesando informacin. Armitage no era ni un mentiroso ni un idiota. Kumnick era un amigo. El viejo saba que Curtis ira a verlo; conoca su aspecto, lo esperaba. Seguramente por eso estaba en el despacho, aguardndolo, en vez de exponerse a miradas indiscretas en el campus. As que... por qu esa pantomima? Por qu el numerito? Porque el hombre de la CIA estaba protegiendo dos territorios, el de la Agencia y el suyo. A Curtis slo le quedaba una opcin: contar parte de la verdad, cuanto menos mejor, con tono verosmil. Los hechos innegables y los acontecimientos fcilmente verificables. Un periodista de investigacin fallecido, hermano de una amiga, descubri una conspiracin relacionada con algunas de las personas ms poderosas del mundo. Esas personas tenan varias cosas en comn: la Segunda Guerra Mundial, finales de la dcada de

1940, principios y mediados de la de 1950, Japn, Corea, Filipinas, la actual crisis financiera y el oro. Armitage extendi las manos. Un grupo de hombres poderosos. Hizo una pausa. Son estadounidenses? Son de todas partes. Cul es el nombre de la conspiracin? Tiene distintos nombres. Si se supiera el nombre verdadero, podra ser peligroso. Curtis esper. Armitage hizo lo propio. Se llaman a s mismos Octopus. El nombre lo descubri el hermano de mi amiga. Octopus? Como la Agencia. El erudito sacudi la cabeza. Use todas las palabras mgicas que se le ocurran. Cmo? Est en el manual de la CIA dijo Armitage. Alguien de la Agencia pens que si se utilizaban clichs para contraseas, la propia operacin sonara ms legtima. Call un momento. El silencio se vio realzado por el zumbido de un gran ventilador cercano. Curtis observ al erudito; el viejo miraba por la ventana, con aire pensativo. Qu es Lila Dorada? insisti Curtis. El nombre de un poema escrito por el emperador japons Hiro-Hito. Y un secreto. Un poema? Qu tiene que ver un poema con un secreto tan peligroso que los hombres prefieren llevrselo a la tumba antes de revelar su contenido? Entre 1936 y 1942, y actuando a las rdenes de un prncipe de la casa imperial, una unidad secreta dirigida por el hermano pequeo del emperador recibi el encargo de saquear metdicamente el sudeste asitico. Era Lila Dorada. El valor del botn arramblado por Lila Dorada es increble. Toda la parte de Asia controlada por los japoneses haba sido rastreada en busca de tesoros. De hecho, la cantidad de oro robado entre 1937 y 1942 supera la suma de las reservas de oro de todos los bancos centrales del mundo. Es, sin duda, la mayor conspiracin conocida en la historia de la humanidad. No por las dimensiones, sino por lo que esconda. Porque si esas cantidades reales de oro y dinero salen algn da a la luz, pondrn al descubierto un secreto mucho ms confidencial. Levant el dedo ndice y lanz a Curtis una mirada elocuente: La cantidad de oro enterrado en Filipinas durante la Segunda Guerra Mundial es diez veces superior a la cifra oficial de ciento cuarenta mil toneladas mtricas supuestamente extradas en ms de seis mil aos de historia. Es inslito que existan semejantes cantidades de oro al margen del circuito oficial. Y es an ms espeluznante que dicho secreto est protegido. Ha dicho entre 1937 y 1942? A principios de 1943, la mayor parte fue enviado por barco al cuartel general del prncipe Chichibu, en Filipinas. Qu pas en 1943? Stalingrado. El principio del fin. Los ms astutos comandantes alemanes y japoneses lo entendieron enseguida. Era cuestin de tiempo. Trasladar el tesoro a Japn no era viable. Haba que cambiar de planes, aunque slo fuera como medida provisional. El ejrcito japons despach el oro a las islas y se vio obligado a dejarlo all, con la vana esperanza de regresar despus de la guerra y recuperar el botn en secreto. Un grupo de oficiales japoneses, con la ayuda de una brigada especial del cuerpo de ingenieros, comenz a enterrar el tesoro. Tardaron meses en excavar y construir complejos sistemas de tneles lo bastante grandes para almacenar los camiones y lo bastante profundos

para discurrir por debajo de la superficie del agua. Se acerc a un mueble de cerezo. Necesito una copa para ayudar a mantener este horroroso hbito mo. Quiere una? Armitage agarr el tirador y abri una portezuela que ocultaba un minibar muy bien aprovisionado. Tal vez luego. Armitage se encogi de hombros. Esto no har que la historia fluya ms rpido, ya sabe. Armitage tom un trago de brandy. He bebido la cicuta demasiadas veces, Curtis. Apur el resto de bebida y se sec la boca con el dorso de la mano. Para entender esta historia, para calibrar de veras su intensidad y su horror, hay que visualizarla, saborear el sudor y oler la podredumbre. Hay que imaginarse lo que debieron de pasar los presos que cavaron aquellos tneles bajo el ojo atento de los sargentos mayores japoneses y el bramido del viento, hasta arriba de barro, pasando hambre y medio desnudos, atormentados por insectos del tamao de un puo, dndose cuenta de que no tenan la menor posibilidad de salir de all con vida. Este srdido episodio pierde parte de su encanto estereogrfico y no se puede entender en toda su dimensin: la maldad elevada a la ensima potencia. Asinti con la cabeza y frunci el ceo. Antes de ser enterrada, aquella gran cantidad de oro y otros tesoros estuvieron repartidos en bales de varios tamaos. La mayor parte, correspondiente a un total de ciento setenta y dos bales, acab en las islas Filipinas antes de terminar la Segunda Guerra Mundial. Oro y plata en lingotes, diamantes, platino y valiosos objetos religiosos, incluida una estatua de Buda de oro que pesaba una tonelada, valorados en ciento noventa mil millones de dlares de los de 1943, fueron enterrados ah junto con prisioneros de guerra aliados que haban sido forzados a cavar los tneles. Y entonces qu ocurri? Se est adelantando. Y aunque s que la distancia ms corta entre dos puntos es la lnea recta, djeme disfrutar de las curvas. No s cuntas historias ms de Lila Dorada tengo dentro. Ya ve que no estoy muy bien de salud. Tosi y se limpi la boca con la servilleta roja. Los cartgrafos japoneses confeccionaron mapas de todos los escondites, y los contables del emperador marcaron cada bal con un nmero de tres dgitos que representaba el valor de la carga de cada uno en yenes japoneses. Uno de los ciento setenta y dos vehculos tena el 777, el equivalente a ms de noventa mil toneladas mtricas de oro, el setenta y cinco por ciento de las reservas oficiales de oro del mundo. Un valor de ciento dos billones de dlares estadounidenses del ao 1945, cuando el tipo de cambio era de tres yenes y medio por dlar, una cantidad que empequeece la deuda global actual y lo deja a uno aturdido. Armitage hizo otra pausa. Curtis pareca anonadado. Est hablando de billones de dlares segn el tipo de cambio actual. En realidad son trillones, una cantidad tan extravagante que desafa cualquier realidad del universo conocido. Es imposible ocultar una conspiracin de ese tipo. Alguien deba de saberlo. En efecto. Era un secreto demasiado tentador para mantenerlo oculto en un calabozo oscuro. A finales de 1944, Estados Unidos descifr las comunicaciones codificadas del Japn imperial y elabor sus propios planes para hacerse con el botn. Recuerda el famoso discurso de Roosevelt sobre la rendicin incondicional de las potencias del Eje? Conferencia de Casablanca, enero de 1943 dijo Curtis maquinalmente. Joder! El viejo se rio.

Roosevelt, el gran humanitario, no tena en mente ninguna vctima cuando sorprendi a Churchill con sus precipitadas palabras. O sea que el gobierno lo saba. Lo saba Roosevelt. Lo saba el presidente de Estados Unidos. Supongo que entiende la gravedad de la acusacin. Y Churchill? Armitage neg con la cabeza. Los estadounidenses descifraron los cdigos y preservaron el secreto. Entre 1948 y 1956, agentes de la CIA iniciaron en Filipinas una recuperacin clandestina. Tardaron cuatro meses en encontrar la primera cueva, situada a ms de setenta metros de profundidad. Lila Dorada haba sepultado el tesoro mediante una sofisticada tcnica creada por ingenieros japoneses. Dejaron seales sobre cmo hallarla por medio de formaciones rocosas inhabituales y otros signos topogrficos que disimulaban fcilmente su ubicacin. Qu hicieron entonces con el oro? Una parte se convirti en la base de los fondos para operaciones extraoficiales de la CIA durante los primeros aos de la posguerra, cuyo fin era crear una red anticomunista mundial. Para garantizar lealtad a la causa, la CIA distribuy certificados de lingotes de oro entre gente influyente de todo el planeta. Y el resto? Lo dejaron en la selva, a buen recaudo. Y all sigue. Filipinas... Lo saba Ferdinand Marcos? Desde luego que s. Lo descubri en 1953. Naturalmente, en esa poca l no era ms que un modesto matn y un buscavidas. Sin embargo, tena una ambicin sin lmites, algo que el gobierno estadounidense subestim. Entre 1953 y 1970, con la ayuda de los prisioneros de guerra japoneses, Marcos desenterr seiscientas toneladas de oro..., hasta que a finales de 1971 encontr el mapa y se puso a trabajar en serio. Cuando hubo terminado, Marcos haba sacado treinta y dos mil toneladas del tesoro oculto. Cmo? Uno de los prisioneros haba formado parte del original Lila Dorada. A cambio de su libertad, dibuj a Marcos una pequea seccin del mapa, la parte que haba memorizado en 1943. Han pasado veintiocho aos. Qu fue de l? Lo encontraron en una choza de la jungla con la garganta perforada quirrgicamente. Su billete a la libertad, imagino. Imaginemos. Qu pas con el oro de Marcos? Nuestro gobierno lo confisc cuando Marcos fue derrocado. Alguien ms conoca el mapa del tesoro? Nuestro gobierno segursimo que no. Al menos no entonces. Y qu hay de los prisioneros? Est hablando de la mayor conspiracin de la historia de la humanidad. La mayora de quienes tuvieron la mala suerte de formar parte de Lila Dorada fueron enterrados con el tesoro. Son los supremos guardianes de la cripta. Incluso los soldados japoneses? Sobre todo ellos. Quin ms iba a saber dnde encontrarlo? Los prisioneros de guerra? Todos estaban trabajando sobre el terreno. Nadie sobrevivi a la dura prueba. En 1982

le un informe de una subcomisin del Congreso sobre el tema. Armitage se recost en la silla. De todos modos, es una cuestin interesante. En el caos de los ltimos das de la guerra, supongo que algunos de ellos podran haber escapado de las garras de sus verdugos japoneses. Sabe usted algo que yo no sepa? Es slo un presentimiento, pero, como usted ha dicho, las posibilidades son escasas. Si alguien sobrevivi, ahora tendr noventa aos. Diecisis testigos... dispuestos a testificar... tortura... crmenes contra la humanidad... Ejrcito Imperial japons... todos muertos en accidente o por causas naturales. Menos uno. Akira Shimada. Roma. Mapa. Lila Dorada. El tercer hombre era el hombre de la galera. Tena otras instrucciones. Crea que eras del mismo equipo. Por eso fall el tiro. Compartimentacin. T y el prisionero tenais que escapar! Con su ayuda. Pero t no lo sabas. Quien lo envi no quera dejar cabos sueltos. Con el tercer hombre muerto, el vnculo con su escalafn tambin quedaba cortado. Y as slo quedis t y el viejo. Por qu slo Filipinas? En ningn momento he dicho slo Filipinas. En la jungla de Indonesia tambin se enterraron cofres de oro, platino, piedras preciosas y objetos religiosos de valor incalculable. En la historia contempornea hay un episodio prcticamente desconocido: en 1955, el presidente indonesio Ahmed Sukarno, junto con otros dirigentes del Tercer Mundo, planeaba crear un banco secreto de pases no alineados utilizando como garanta billones de dlares en reservas de oro de la Segunda Guerra Mundial que haban sido recuperadas. Por qu razn? La creacin de una entidad tan poderosa cuyas reservas de oro dejaran pequeas a las disponibles en Occidente habra hecho temblar de miedo tanto a los gobiernos occidentales como a la fraternidad bancaria euro-norteamericana. Cul fue la reaccin de Occidente? Enviar a Indonesia una delegacin de alto nivel que, bajo los auspicios de la reconstruccin de la posguerra, discuti el asunto con Sukarno. A cambio, prometan ms cooperacin occidental, reconocimiento del rgimen, proteccin contra sus enemigos, aranceles bajos para las mercancas indonesias, etctera. Fue la primera misin exterior de Kissinger y su primer fracaso no oficial. Qu respondi Sukarno? Tras escuchar educadamente a los rostros plidos, les ense uno de los depsitos secretos en los que estaban ocultos objetos valiossimos, gemas, joyas y una cantidad extraordinaria de metales preciosos. Haba tal tecnologa punta, incluso para los criterios actuales, que a su lado Fort Knox pareca un campamento de boy scouts. Los rostros plidos no haban visto en su vida nada parecido. Haba filas y filas de cajas de metales preciosos de la UBS, la Unin de Bancos de Suiza, cada una con barras de oro o platino J. M. Hallmarked de un kilo, cada barra con un certificado y un nmero nicos con el distintivo Johnson Mathey; certificados bancarios de depsito de oro y rubes. En total, miles de toneladas. Tarjetas Vault Keys y Depositor ID de oro. Era como las mil y una noches. Tras recuperarse los visitantes del impacto, Sukarno les dijo que se fueran a frer esprragos. Kissinger explot y amenaz personalmente con asesinarlo. Filipinas e Indonesia. Ferdinand Marcos y Sukarno. Por qu ninguna de las partes afectadas entabl acciones judiciales para recuperar las propiedades robadas? Hay un perodo de cuarenta aos en el que un pas puede reclamar.

Los gobiernos? Y sacar a la luz toda la conspiracin? Habra que tener nueve vidas para intentarlo. Mtaselo en la cabeza, joven: las personas involucradas no tenan intencin alguna de devolver el botn a sus legtimos dueos, se tratara de Marcos, Sukarno, Roosevelt, la CIA o cualquiera de los bancos que guardaron el tesoro en sus cmaras acorazadas. Curtis arque las cejas. S. A veces la verdad supera a la ficcin. Quin controla las cuentas? Puedo decirle que una pequea parte est controlada por el Vaticano. El Vaticano! Quin cree que ayud a huir a los criminales de guerra nazis y japoneses hacia Latinoamrica y Estados Unidos? La Santa Sede? Se hizo a travs de monseor Giovanni Montini, subsecretario de Estado durante la guerra. Curtis exclam: Conoce la famosa escena de la Capilla Sixtina, en la que Dios se inclina y casi toca la el dedo de Adn? A menudo me pregunto si Adn y Dios no estaran sealndose realmente el uno al otro, desafindose mutuamente a asumir la responsabilidad de lo que slo puede verse como una Creacin bastante catica. Ahora ya estoy convencido. Armitage rio con amargura, aunque no capt la irona. Ha dicho que una pequea parte est controlada por el Vaticano. Si estamos hablando de trillones de dlares cun de pequeo es pequeo? Cuarenta y siete mil toneladas mtricas de oro, cuyo valor sera de unos dos billones de dlares. Qu hijos de puta! Cuidado, esto es una blasfemia. Pues demndeme. Qu hay del resto del dinero? Armitage se encogi de hombros. Prefiero no saberlo. Crame, he procurado con todas mis fuerzas no enterarme de la identidad de esa gente, y al cabo de todos estos aos sigo prefiriendo la comodidad hmeda de una cueva a un atad dos metros bajo tierra. Curtis se tap los ojos con la mano. Frente a l pasaron imgenes brillantes e impregnadas de detalles. Ahora los rasgos estaban vvidamente claros. Le estoy muy agradecido, Stephen dijo, con la cabeza en otra parte. A veces, en el engao, lo mejor es la simplicidad avalada por la autoridad. Ya me tema que se quedara un rato a oscuras. Armitage observ a Curtis. As que, sea lo que sea, lo ha resuelto. Bravo... Lo supona. Le he seguido el rastro. Ya sabe; las viejas costumbres no se pierden fcilmente. Lo que he visto me ha impresionado. En la vida hay mucho de intrascendente, y mucho de excepcional. Es usted un verdadero patriota. Dios, bandera, pas. Todos cometemos errores. La juventud impresionable y todo ese rollo. El tiempo es algo valiossimo, Curtis. Y los aos ensean muchas cosas. Quiz la vida tena en mente algo distinto, algo ms profundo y sutil. El problema es que soy demasiado viejo, y nunca entender por qu el mal es, en ltima instancia, ms atractivo que el bien. Apoy la oreja en su mano blanca y temblorosa, y con el peso de la cabeza hizo crujir las articulaciones de los dedos. Hay personas que cuando se desmorona su sistema de creencias no saben qu hacer.

Curtis asinti. Est usted frente a una de estas vctimas. No estoy orgulloso de ello, pero tampoco me avergenza. Se acerc y le tendi la mano. Gracias de parte de los dos. Armitage enarc las cejas. Los dos? De m y del hombre que no pudo terminar lo que empez. De nada. Ahora lrguese de mi despacho. Tengo cosas que hacer! Curtis abri la puerta. Segn su reloj, haban pasado cinco horas. Stephen... El erudito levant la mirada. Estoy en deuda con usted.

39
Curtis abandon, triunfante, el edificio y sali a la noche temblando. El corazn le lata con fuerza. Anduvo un rato y se par. Recorri unos metros ms, llevado por la inercia, en direccin a la torre del reloj, mirando continuamente la calzada. Algo cruja bajo sus pies, pero l no lo oa. Por dentro lo consuman los nuevos datos sobre una conspiracin pasmosa. Lila Dorada. Esas dos palabras ya no eran invisibles, aunque s persista el enigma. Lila Dorada. Deseaba poder pisar de nuevo la fetidez que desprenda, impedir que desapareciera en un nebuloso olvido de almas muertas. Curtis cogi el telfono y marc un nmero. En Roma eran las seis de la maana. Arbour lo entendera. Tras ms tonos de los necesarios, contest una voz pastosa. Louise Arbour... Soy Curtis Fitzgerald. Espero que todava se acuerde de m. Es una emergencia. Pues claro, Curtis. Los restos de sueo desaparecieron al instante, y la voz en Roma son clara y expectante. No tengo tiempo de explicarlo. El prisionero japons, el hombre que yo estuve custodiando, se encuentra a salvo? Repito, es una emergencia. S, al menos hasta hace cuatro horas. De qu se trata? Est segura de que en este momento l no corre peligro? Lo est custodiando las veinticuatro horas un destacamento de lite de las Fuerzas Especiales. Me informan de cualquier cambio en su estado. Nadie entra en el recinto sin mi autorizacin o, en mi ausencia, la del capitn del destacamento, ya sea el lechero, una colegiala, un autobs de lnea que se haya equivocado de calle o un electricista. El problema es que no sabemos qu buscar salvo desconocidos con armas, por lo que, a menos que se paren y se identifiquen debidamente, mis rdenes son disparar a matar. Alguien ha intentado ponerse en contacto con l?

Directamente? No. Su ubicacin es secreta. A travs de la Comisin de Naciones Unidas? S. Varios periodistas, algunos polticos, un famoso reality show italiano, el Time Magazine y el New York Times. A todos se les ha negado el acceso a Shimada en nombre de la seguridad. Qu ocurre, Curtis? Sus preguntas son muy raras. Le recuerdo que est hablando con... Lo s, comisionada. Pero le estoy pidiendo ayuda. Recuerde que mi compaero muri y yo result gravemente herido defendiendo a su hombre. De nuevo un silencio en Roma. Louise, por favor, piense si alguien ms ha intentado verlo. Curtis, jams olvidar su acto de servicio en Roma, pero crame, Shimada est a salvo. No llegarn hasta l. Cuando dice llegar a l se refiere a matarlo, no? Exacto. Louise, no quieren matarlo. Quieren sacarlo de ah. En Roma hubo una pausa. En la cabeza de Louise sonaron las alarmas. Muy bien, Curtis, si lo ha dicho para causar efecto, soy toda odos. Con el menor nmero de palabras posible, Curtis explic a Arbour lo que haba averiguado gracias a Armitage. Si los otros estn muertos, por qu quieren a Shimada vivo? Ha odo hablar alguna vez de Lila Dorada? Shimada me cont que haba pertenecido a una unidad secreta encargada de esconder tesoros robados. Pero en nuestros archivos no consta absolutamente nada sobre Lila Dorada. No ha odo hablar de ella ni el embajador norteamericano en la ONU ni la gente con quien hemos hablado a travs de los conductos oficiales. Supuse que sera por lo avanzado de su edad. Louise, todos los gobiernos estn dirigidos por mentirosos y no hay que creer nada de lo que dicen. Lila Dorada es real. Estamos hablando del mayor atraco de la historia de la humanidad. Durante la Segunda Guerra Mundial, una unidad secreta del Ejrcito Imperial japons tuvo el cometido de saquear el sudeste asitico. La operacin recibi el nombre de Lila Dorada. La cantidad y el valor de lo robado son alucinantes. Todo parece indicar que Shimada estuvo ah. Aunque eso fuera cierto, qu le hace pensar que quieren llevrselo? Porque l sabe dnde est enterrada parte del tesoro. Entiendo. De cunto dinero se trata, Curtis? No estoy exagerando, y s que es difcil de creer, pero me han hablado de trillones de dlares. Si me lo hubiera dicho otro, no le habra credo. Quin querra llevarse al prisionero? No lo s. Pero sea quien sea, estaba al corriente de la operacin secreta de Roma y fue capaz de introducir a su propio hombre sin despertar nuestras sospechas ni las de los asesinos. Tiene usted alguna idea de a quin benefici el atraco? Mi fuente me habl de un conglomerado, una especie de trust, pero desconoca los detalles. Por tanto, no sabemos qu esperar ni dnde buscar... Un segundo. No cuelgue. Louise salt de la cama y se dirigi al tocador. Sac una radio de una funda, puls un botn y dio las siguientes rdenes. Quiero que un coche pase a recogerme en veinte minutos. Luego llamen a Villa Stanley y dganles que estn en alerta mxima. Que estn de servicio todos los hombres

disponibles. Y avisen al capitn que estar ah en una hora. Deprisa! Volvi al telfono. Curtis? Sigo aqu. Estaremos en contacto. El capitn estaba inmvil, con las manos en la repisa de la ventana y la cara en el borde del cristal. Miraba el jardn. El paso de la oscuridad al amanecer enmarcaba el paisaje circundante en todo su esplendor, con la luz sesgada de todo el hemisferio occidental extendiendo una pelcula de azul lechoso por el terreno arenoso. Hasta qu punto exactamente debemos estar listos, capitn? pregunt uno de los guardias. Todo lo que podamos respondi el hombre con tono grave. Ms all, en el otro extremo de la finca, la parte que daba a un barranco, se formaba otro grupo. Recordad, el gas lacrimgeno est en mi mando a distancia, y en el de Billy las bombas de tubo, que tienen un radio de accin de cinco metros. Preparados para la accin, chicos? Ir despacio es ir suave; ir suave es ir rpido. Vamos dijo el coronel vestido con traje de campaa. Villa Stanley se hallaba en unas colinas cubiertas de viedos, a siete kilmetros al norte de Roma. En los lados sur, este y oeste, por el muro del recinto se colaban rayos invisibles de luz baja. El muro del lado norte, que rodeaba la enorme extensin de terreno, era ms efectista que prctico: de una altura algo inferior a cuatro metros, estaba concebido para parecer mucho ms alto desde abajo y slo tena acceso a travs de un barranco lleno de zarzas. El primer comando se agach, y su compaero coloc sobre sus hombros primero el pie izquierdo y luego el derecho. El comando se levant en silencio y sin esfuerzo, y el segundo hombre agarr el borde del muro y se impuls con suavidad hacia arriba, lanzando un brazo y despus el otro para agarrar el borde opuesto. Los otros siguieron sus pasos. Trece hombres. La docena del fraile. Se desplegaron en abanico como sombras y desaparecieron rpidamente en la noche, fundindose con el campo. El hombre calvo con orejas como paletas de ping pong se desliz por el muro exterior hasta el inclinado precipicio. Se arrastr unos diez metros y se puso en pie, escudriando la oscuridad. Eco Lambda Uno a Base, cambio. Adelante, Eco Lambda Uno fue la respuesta. Una ramita rota. Salieron tres hombres hablando. El comando se peg al muro y aguard a que pasaran. El viento soplaba con fuerza. Estoy dentro. Informa, Eco Lambda Uno. El primer comando explor el terreno con sus prismticos infrarrojos trmicos T1G7. La gran extensin de csped, que iba desde la verja principal hasta el camino circular de entrada, a unos ochenta metros, estaba salpicada de cipreses plantados en hileras largas y ordenadas, lo que procuraba un importante rasgo escultrico a ese paisaje primigenio. El camino que

conduca a la entrada delantera tena a ambos lados dos pesadas cadenas suspendidas sobre unos gruesos pilotes de hierro. A cincuenta metros, a ambos lados del edificio principal, el terreno se suavizaba, y a la larga se nivelaba y se extenda hasta donde alcanzaba la vista. Al final se disolva en un ancho horizonte verde y ondulante, salpicado de olmos y pinares. A travs de las ramas de los altos pinos, se apreciaban unas luces en la casa. Dos hombres en la entrada. Tres guardias con las manecillas marcando las dos, uno a las doce y otro a las nueve. Y en la casa? Cuatro en la primera planta, seis en la segunda. Shimada podra estar en cualquier parte. Lo encontraremos. Recibido. Un sonido amortiguado sobre gravilla se acercaba. El pie de alguien tocaba y presionaba con cuidado la superficie, manteniendo el peso repartido equitativamente. Peligro cerca, a las dos, cuarenta metros restall la voz en el auricular. Activad el seuelo orden el coronel. El hombre se puso en cuclillas, cogi un par de piedras y se abri paso hacia lo que, como saba por los planos, era un sendero de grava que llevaba al camino de entrada circular. Los ngulos del recorrido a travs de los rboles lo ocultaban a los hombres apostados en la casa. Veinte metros, dieciocho, diecisiete... Lanz la piedra en la direccin del viento. El guardia se volvi con el dedo en el gatillo, agachado, mostrando el pnico de la indecisin, y se acerc despacio hacia el origen del sonido. Doce metros con las manecillas marcando la una murmur la voz. Tir la piedra ms pequea, casi a los pies del guardia. ste se dio la vuelta con creciente ansiedad. En ese preciso instante, el segundo comando se levant. Agarr al otro por el cuello, ahogando todo sonido, y hundi su cuchillo Junglee de las Fuerzas Especiales en el pecho del guardia, que solt un gaido mientras su cuerpo sin vida se desplomaba en el suelo. El segundo comando tir de l para esconderlo. Equipo dos, adelante dijo una voz metlica. En el lado oeste de la finca, dos hombres salieron en el acto de la densa maleza que los amparaba, y empezaron a recorrer un amplio arco hacia el norte, que los condujo ms all de la entrada lateral y luego de nuevo hacia sta, en una estrecha elevacin. Uno de los dos comandos mir el reloj. Haban tardado cuarenta y ocho segundos en llegar a su sitio. Al cabo de dos minutos aparecieron los dos guardias, a unos setenta metros, caminando por el camino desde la verja. Arriba, los del equipo tres estaban uno al lado del otro, agachados bajo el muro, esperando la seal, concentrados en un punto acordado de antemano. Sus cuerpos haban sido adiestrados para moverse al instante. Haban elegido con cuidado su lnea de observacin, una costumbre del asesino de refuerzo. Los guardias estaban destinados a morir en el fuego cruzado. Diez segundos dijo la voz. Nueve, ocho, siete... Los dos guardias se encontraban a menos de treinta metros, hablando tranquilamente, apenas a unos segundos de caer en una trampa mortal. Los equipos dos y tres estaban listos. Seis, cinco, cuatro...

Un reflector barra el terreno a unos treinta metros a la derecha del equipo dos, entrecruzando las imgenes. Tres, dos... sigui la voz en el auricular. Los del equipo dos, colocados en la posicin ms elevada, levantaron las armas. El sonido despert el instinto. Uno de los guardias irgui la cabeza. Uno, fuego! La orden se oy a la vez que las balas salan de unas armas de asalto de gran potencia con mira infrarroja, provistas de un cilindro perforado, es decir, un silenciador permanentemente asegurado. Tras haber apuntado con precisin, destrozaron el pecho, el cuello y el crneo de las vctimas. El equipo dos baj de la elevacin al tiempo que el equipo tres surga desde abajo. Bombas de tubo y gas lacrimgeno listos. Corto. Recibido, tres. Equipo cuatro, adelante. Un escupitajo, y luego otro. Uno de los guardias del permetro sur se desplom como si le hubieran sacado la alfombra de debajo. Sombras. Uno, dos, tres. Una luz, un arma; no, un cuchillo. Hoja de acero, borde irregular. La mano que lo blanda era la de un experto. Los comandos opuestos chocaron en la cabeza del guardia: Usa el arma... no, no. No hay tiempo. Coge el cuchillo. Es demasiado tarde? Gira en el sentido de las agujas del reloj. Lejos de los rboles, hacia un claro! Un ruido sordo, otro ms. La sombra se esfum. Dnde? Cmo? Una locura! El guardia corri hacia delante y a la izquierda, y tropez con algo slido. Dos cuerpos. Ahora lo entenda. Uno de los francotiradores lo estaba cubriendo. Que Dios lo amparara... Se dej caer al suelo, escudriando la maleza. Una sombra. Una mano. Demasiado tarde! El guardia ech la cabeza atrs de una sacudida cuando el filo de la hoja le cort la carne de la mejilla. El comando manejaba la hoja siguiendo un movimiento conciso, habilidoso, semicircular, protegiendo su cuerpo con la mano izquierda mientras la derecha se abalanzaba sobre la vctima empuando el cuchillo. Justo cuando la hoja volva a intentarlo en su cabeza, el guardia la emprendi a patadas con el pie derecho y alcanz a su atacante en la rtula. Luego, instintivamente, cruz las muecas y cerr el paso al filo de acero. El comando se fue a la izquierda, liberando el cuchillo y cogindolo con la otra mano. Los dos hombres se miraron uno a otro por un instante. Acto seguido, el atacante, con los ojos encendidos, flexion su enorme brazo derecho, y la hoja dentada sali disparada y dio en el mentn del guardia, aunque la erupcin de sangre fue engaosa. El guardia hizo una mueca, respirando entre los dientes apretados, y se alej del agresor unos metros, tambalendose. La luz se reflejaba en el acero. Un arma! El guardia se tir al suelo y rod mientras el atacante pateaba el arma en vano para alejarla, intentando pisarle la cabeza. El comando se lanz hacia delante y dio un tajo al guardia en el antebrazo. An sobre una rodilla, el guardia baj el brazo torcindole la mueca, estrellando su hombro en el cuerpo del asesino, haciendo que se girase de lado. Despus le arrebat el cuchillo al tiempo que lanzaba el brazo con toda la fuerza de la que fue capaz. La larga y dentada hoja recorri la corta distancia y perfor el cuello del comando. En el acto, la sangre le apelmaz el cabello rubio. El comando dio un grito ahogado, espir de forma audible, se qued flcido y cay hacia atrs en la hierba. El guardia, jadeando, busc el botn de transmisin en su radio. Hizo un gesto de dolor y se limpi la sangre de la cara, obligndose a mantener la concentracin.

Ascolta! C unemergenza...! Qu? grit su capitn. Tenemos compaa. Estamos listos. Una sombra. O era una premonicin? Esperando su seal, coronel. Una seal significaba la muerte. El capitn se tir al suelo una dcima de segundo antes de que una explosin cudruple hiciera aicos el cristal de la ventana de su oficina provisional. Activad las bombas de tubo en los sectores oeste y norte fue la brusca respuesta. El sonido se transform en otro mientras bajaba la temperatura. La explosin fue ensordecedora. Hubo una erupcin de llamas hacia el cielo de primera hora de la maana. Un inmenso muro de fuego destruy un depsito de combustible y mand los restos al cosmos llameante. Equipo Alfa, mantened el fuego y la posicin grit el capitn a las fuerzas de lite situadas en la segunda planta de Villa Stanley. Equipo dos! Si podemos empujarlos al sector oeste, los dispersaremos. Entrarn por la puerta principal! respondi uno de sus agentes. Exacto! replic el capitn. Equipo dos, preparado? Voy con usted, capitn chill uno de los hombres de la unidad de lite que protega a Shimada. Dispone de pocos efectivos. Segundos despus, empezaron las explosiones desde atrs, primero en el sector norte de la Villa y luego en el oeste. La comunicacin con el centro de refuerzos se ha cortado, seor dijo uno de los hombres. Otra explosin hizo estallar la piedra y la madera. Capitn, estn utilizando... Una nueva explosin, ahora mucho ms cerca del edificio principal. El hombre dio con la cabeza en el hormign y solt un gemido. Pronto! grit el capitn a la radio. Estn utilizando misiles termodirigidos. Vosotros dos... Seor? Cubridme. Hay que sacarlos de ah. Demasiado peligroso, capitn. Ellos son los que morirn! Cubridme, he dicho. Es una orden. Tres, dos, uno, vamos! grit el capitn con su Uzi en bandolera mientras bajaba los peldaos de la escalera seguido de dos hombres fornidos con el pelo corto. Una vez abajo, la gravilla estall a su alrededor. Acto seguido, l zigzague como un loco hacia la proteccin de un Jeep. Dolor! La onda expansiva lo atraves como un rayo. El capitn est herido! Yo lo cubro! ste se llev la mano al hombro y borde la furgoneta con el arma disparando a los uniformes militares que tena delante. Uno abatido, luego otro. Los accesos de dolor le contraan los msculos. Apret el fuego automtico. Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, los proyectiles cortaban el aire..., y de repente nada. Las explosiones fueron reemplazadas por el escalofriante sonido de algo que se atascaba cuando la bala de la recmara no sala. Se haba quedado sin municin!

El capitn ech mano de su pistola Beretta, con el brazo izquierdo flcido y sangrando, el derecho agarrando el arma, los dos centinelas a cada lado. Dispar sobre una figura que se mova deprisa a unos treinta metros. El estallido ensordecedor fue intil. Otro estallido, y otro, el tercero y por fin el cuarto, mucho ms fuerte y cercano que los otros tres. Estn atacando el sector oeste, capitn! Debemos retirarnos. No! chill el capitn sobre el caos general. stos son nuestros! Estn atrapados. Ahora tienen que pasar por la entrada principal. Es su nica va para entrar o salir. Sucedi en ese momento. Se oyeron cuatro explosiones ms, una tras otra, procedentes del lado norte del permetro. El enorme muro de cuatro metros explot con tal fuerza que tembl la tierra. Estamos atrapados, coronel. Debemos evacuar dijo el comando bajito con un rugido spero. Un silencio. Coronel? Evaca, Eco Lambda Uno. Se ha acabado. Una descarga de arma automtica surgi de las sombras justo detrs del sendero de grava y mat a uno de los francotiradores del tejado. Su cuerpo acribillado rod y se desplom ms all del campo visual. La herida en la cabeza era el certificado de defuncin. De pronto, otra gran explosin destroz la verja metlica principal, y acto seguido un Hammer atraves los escombros y el humo negro en direccin al este de la finca. Haba hombres corriendo hacia los vehculos. En cuestin de segundos, escaparan. Cortadles el paso! grit el capitn. Estn huyendo! Otra explosin destruy un gran sector del muro, y el Hammer avanz dando bandazos por el boquete abierto. Al cabo de un segundo ya no estaban. El capitn atraves el agujero del muro y persigui al vehculo en un vano intento de atraparlo. Tir de la palanca selectiva y luego del gatillo para el fuego automtico, vaciando el cargador con rabia. Capitn, capitn! bram uno de los guardias supervivientes. Qu? Ha venido a verle la alta comisionada de la ONU.

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Ley marcial afirm el director de la FEMA. En las circunstancias actuales, es muy probable que el ejrcito se vea obligado a redefinir su papel de controlador del pueblo norteamericano, no slo de protector.

Es un escenario muy peligroso reflexion el general Joseph T. Jones II, el coordinador de ms rango del Departamento de Seguridad Interior. En un sistema de gobierno constitucional basado en el equilibrio de poderes, aparece un poder militar radicalmente nuevo que todava no est equilibrado del todo. No estabas escuchando, Joe? solt, enojado, el director de la FEMA. El panorama que describimos aqu es una emergencia nacional con el Cdigo Alerta Roja. El Cdigo Alerta Roja creara las condiciones para la suspensin de las funciones habituales del gobierno civil dijo Sorenson, el secretario de Estado. Por no hablar de la suspensin de la Constitucin de Estados Unidos. El gobierno no renunciar a estos derechos por capricho, Al. Crea que el objetivo era defender Estados Unidos contra todos los enemigos, tanto interiores como extranjeros. Al, si nos limitamos a la Alerta Roja... los organismos civiles del gobierno cesarn en sus funciones y sern sustituidos por una administracin de emergencia. O sea, usted aclar Sorenson. La Constitucin tiene suficientes salvaguardas para evitar cualquier abuso intencionado de poder, Brad. Si hablas de la ley Posse Comitatus de 1878, que en teora impide a los militares intervenir en la poltica civil y las funciones judiciales, entonces s, esta ley an est vigente. Pero en la prctica, y gracias al anterior inquilino de la Casa Blanca, la legislacin ya no sirve para impedir la militarizacin de las instituciones civiles. Ciertas disposiciones legales actuales permiten a los militares intervenir en actividades ligadas a la imposicin del cumplimiento de la ley, aunque no haya una situacin de emergencia. Una simple amenaza bastara. Lo cual significa que podra implantarse la ley marcial incluso en el caso de una falsa alerta terrorista basada en informacin fabricada por los servicios de inteligencia. Esto supone una rendija legal lo bastante grande para que pase por ella un batalln de tanques. Debemos proteger el pas y presentar batalla al enemigo! Si Norteamrica est siendo atacada, no cabe la disensin! La funcin del gobierno democrticamente elegido no es declarar la guerra a la gente de Estados Unidos! Su funcin es mantener la ley y el orden, aunque esto requiera la promulgacin de la ley marcial. Te refieres al Nuevo Orden Mundial, no? Caballeros, ya he odo bastante. Estamos aqu para encontrar soluciones, no para defender ideologas individuales. Sin duda, Estados Unidos se halla en la crisis ms grave de su historia. Bill, cul sera la implicacin de los militares en una situacin de emergencia de Alerta Roja? El presidente se diriga a William Staggs, el hombre que estaba al frente de la Oficina de Estado de Preparacin Nacional. Esto sera COG, seor presidente, Continuidad del Gobierno, instalado el 11 de septiembre de 2001. Se formara de inmediato un gobierno paralelo clasificado como Continuidad del Plan de Operaciones y coordinado por la FEMA, lo que originara la reubicacin de personal clave en emplazamientos secretos. Qu conlleva la Continuidad del Plan de Operaciones? Prepararse ante amenazas y agresiones al territorio de Estados Unidos, prevenirlas, desactivarlas, adelantarse, defenderse y responder a ellas. Y tambin a los peligros para la soberana, la poblacin y las infraestructuras del pas, as como gestionar la crisis y sus

consecuencias. En el caso del Cdigo Alerta Roja, se declarara una emergencia nacional. Diversas funciones del gobierno civil seran transferidas al cuartel general de la FEMA, que ya cuenta con varias estructuras que le permiten supervisar las instituciones civiles. En otras palabras, en el caso de un Cdigo Alerta Roja por amenaza terrorista..., la FEMA estara al cargo del pas aclar el presidente. Sin la previa aprobacin del comandante en jefe aadi Staggs. Es decir, usted, seor presidente puntualiz el general Jones. Slo que, para intervenir en los asuntos civiles del pas, la FEMA no necesita una alerta mxima, un atentado terrorista o una situacin de guerra aclar Sorenson. Requiere un desencadenante, desde el desplome econmico y la agitacin social hasta cierres bancarios que se tradujeran en violencia contra instituciones financieras. Larry? Seor presidente dijo Larry Summers, los ltimos datos recibidos hace menos de media hora pronostican un empeoramiento econmico que ocasionar la prdida de hasta ochenta y un millones de puestos de trabajo a finales de ao. Dnde? pregunt el presidente, desconcertado. En Estados Unidos y Europa occidental. El presidente se dej caer en la silla. Segn un inquietante documento confidencial que circula entre los congresistas de ms rango, la NSA advierte de un futuro desastroso para Estados Unidos si el pas no pone orden en su casa financiera. El informe recibe el nombre de C&R porque, al parecer, dice que si Amrica no paga la deuda y los prstamos suscritos con China, Japn y Rusia, que estn apuntalando financieramente al gobierno norteamericano, y los cancela de forma unilateral, puede encontrarse con una guerra de consecuencias catastrficas a nivel mundial. Conflicto es la palabra correspondiente a la C. Hizo una pausa y se sirvi una copa. El otro escenario es que el gobierno federal se vea obligado a subir drsticamente los impuestos para saldar la deuda con los pases extranjeros hasta el punto de que el pueblo norteamericano reaccione con una revolucin popular contra el gobierno. La palabra correspondiente a la R es Revolucin. Para que esto no pase, seor presidente terci el vicealmirante Hewitt, estamos animando a gentes de todo el pas para que construyan cuerpos de ciudadanos mediante la incorporacin de programas nacionales ya existentes como los de la vigilancia de barrios, los equipos de respuesta comunitaria de emergencia, los voluntarios del servicio policial o el cuerpo de reserva mdica. Santo Dios, Al! Ests creando un Estado de Seguridad Nacional y preparando el terreno para la militarizacin de instituciones civiles. Estamos creando las condiciones necesarias para mantener el pas a salvo! Siempre que a la guerra se la llama paz, se alude a la persecucin como seguridad, y el asesinato es liberacin. La corrupcin del lenguaje precede la corrupcin de la vida y la dignidad. Al final, el estado, el rgimen, la clase o las ideas permanecen intactos mientras la vida humana se hace aicos. Brad, creo que te has equivocado de profesin. Como predicador habras ganado una fortuna. Vete a la mierda, Hewitt! Recuerda con quin ests hablando. El poder poltico es ante todo una ilusin, Brad. No te des tanto bombo. Salvo cuando uno es presidente de Estados Unidos. Una de las cosas ms maravillosas de ser quien soy, es que no tengo por qu andarme con sutilezas. Ya estoy harto de los dos!

Cruzaron el vestbulo y saludaron al portero, que estaba sentado en su taburete tras un mostrador de madera, leyendo el peridico y relamindose con desgana. Su gravedad y los sonidos forzados de aprobacin muda al leer algn tpico de moda escrito por un gacetillero bien pagado, interrumpidos al aclararse de vez en cuando la garganta, sugera a las claras timidez de los sentidos. El hombre se encogi de hombros al advertir que los intrusos eran viejos conocidos. Todo estaba tranquilo y mal. Michael haba estado antes all. Dios santo... siempre que estaban separados la amaba a ella y a su recuerdo. Sin embargo, con independencia de lo hondo que hurgara en su interior, no consegua hallar una pizca de alegra. Su idilio con Simone, por una especie de connivencia entre los dos protagonistas y su destino, siempre haba seguido un patrn convenido de expectativas frustradas y sueos rotos. Ella empuj la puerta y Michael cruz la lnea divisoria, salvando en el acto la distancia entre el entonces y el ahora. Una rfaga de viento tir al suelo varias hojas de papel. l se qued un momento junto al etreo cristal de la ventana, observando, y la tenue luz se derram sobre ellos. Aunque haba dejado de llover haca horas, el suelo segua mojado. Al notar que Simone lo miraba, se volvi con rapidez. Slo vio algo alzada la sombreada comisura derecha de sus labios. Ella se acerc por detrs y desliz la mano bajo la camisa de Michael, quien sinti un escalofro, y despus le recorri todo el cuerpo una oleada instantnea de embeleso. Michael se inclin y acarici con los labios la belleza oscura del cuello de Simone; la mordi con delicadeza y alz la vista. Sus ojos miraban los de Michael, la ropa suba y bajaba al comps de sus jadeos, acentuando los firmes pechos, los pezones. Michael la inmoviliz contra el cristal y se acerc lentamente. Sujetndola por la cintura con la mano izquierda, desliz la derecha bajo el top y, en cuanto not la firmeza y la calidez seca de su desnudez, hirvi en su interior una increble dicha. Simone solt un grito, agarrando con sus manos el cuerpo de Michael. La euforia le tensaba las venas, y exhal un suspiro de alivio al aferrarse con desespero. Michael se recost en el sof y cerr los ojos como en estado de trance. La desesperacin del deseo... Con los sentimientos mezclados y una lujuria inexcusable, absorbi el contacto, tan ligero, tan mudo. El cabello rubio de Simone, liso como el de una bruja, colgaba largo y desmadejado sobre su blanco cuello con elegancia triangular. Tena los labios rosados, de perfil perfecto, ligeramente separados; el sano y caliente rubor, la blancura sin brillo de su piel suave, la lnea larga y ntida de la garganta, una caricia en accin, dilatadas las coralinas ventanas de la nariz, los ojos graves y apagados, los hmedos prpados convexos. Con el corazn palpitante, la atrajo hacia s e inhal el ardor de todo su cuerpo. Michael, con los latidos lamindole el pecho y una mano acariciando el clido vello pbico, se inclin hacia Simone, mientras ella se echaba hacia atrs con urgencia delirante. Le desabroch el vestido de seda negra y tir de ella, llevando las manos a sus pequeos pechos y sintiendo la sensacin ms dulce de su vida. Dios todopoderoso! En los ltimos tres aos la haba acariciado y posedo muchas veces. La sent encima de l; el movimiento rtmico de los pequeos pechos cambiaba o se paraba del todo, el compacto trasero se hunda ms y ms en las arenas movedizas del mgico momento. Le bailaba el pelo rubio en la cara. El fino vestido de seda atado al cuello estaba tan abierto por la espalda que, cada vez que la ahuecaba (mientras se balanceaba mecnicamente), el pequeo cuerpo rodaba y se tensaba bajo su lazo de encaje.

l se peg a su oreja caliente a travs de los tupidos mechones de pelo. En sus brazos, la mujer se agitaba, zafndose por momentos. La aturdida mirada de Simone se fundi con el discreto regocijo de Michael. l se estremeci de placer. Ella alcanz sus calzoncillos. Michael cerr los ojos y evoc la imagen de Simone, una imagen de dicha tan segura y llena de vida como una llama tapada con la mano. El largo haz de luz que entraba, sesgado, por la cristalera resplandeca en la vivienda de dos plantas, y mientras l se incorporaba en una concentracin extasiada, se le enrosc la punta de la lengua en la comisura de la boca. Lleg una msica lejana..., un saxo. Rapsodia rusa. La-do-mi-do-re-do-si-mi-re-la. Estaba a punto de echarse a llorar... todo era bello, la vida, el amor, la promesa, el consuelo. Qu sencillo! Qu hermoso! Qu maravilloso! La vida. La-do-mi-do-re-do-si-mi-re-la contra los inconsolables jadeos de dos personas enamoradas. Y entonces sucedi lo impensable. Son el mvil de Simone. El aparato emita un ruido absurdo, palpitante; la cscara redonda y oscura vibraba y se mova en la mesa como un escarabajo agitando torpemente sus patitas en el aire. Michael tuvo la tentacin de aplastarlo con el tacn de su zapato y luego torturar con diligencia a la despachurrada vctima que an se retorca. No susurr l, que tir del lbulo de Simone con sus dientes, y luego pronunci unas cuantas palabras inconexas. Simone dijo: Pasa de la medianoche. Debe de ser importante. Ya volvern a llamar. Y si no lo hacen? Por qu no lo haran? Y por qu s? Porque evidentemente quieren hablar contigo. Exacto. Se apart de l, despeinada y con la blusa desabrochada. Hola? Simone? Se qued paralizada. Era l, la seductora mezcla de lija frotando granito. S? Deberamos conocernos. Como una bocanada de humo, la voz levit en el aire. Simone mir a Michael. Es l musit. Ella ley sus labios. Cmo se pone el manos libres? Simone se encogi de hombros consternada, mordindose el labio inferior. No lo s. Michael sac enseguida su anticuado mvil. No serva. Lo arroj, furioso, al sof. Por qu me llama a estas horas tan intempestivas? Hubo una pausa. Michael pos la mano en el hombro de Simone, asindolo con firmeza. Qu quera preguntar ella? No se acordaba! Por qu no lo recuerdo? Dios mo, Curtis, dime qu debo decir! Splamelo! Poco a poco se fueron perfilando las imgenes.

Cmo conoci a mi hermano Danny? Los ojos de Simone suplicaban, pero su voz sonaba controlada. l vino a verme. Aquello era una contradiccin. Si est usted donde dice que est, cmo puede llamarme? No soy del todo intil, ya sabe. Este nmero es imposible de localizar. Por qu est en la crcel? Particip en el desarrollo y la modificacin de software para PROMIS. Danny estaba investigando a PROMIS, pero cuando le pregunt sobre eso pareci aturdido, y me dijo que no era nada. Brotaron imgenes ante sus ojos. Unos sonidos discordantes le agredan los odos. Danny, en sueos repetas una y otra vez la palabra promesa. Qu quiere decir? Oh, no es nada, hermanita. Nada. Hblame de este nada. Slo..., oh, en realidad no es nada, Simone. Qu es PROMIS? Es un software informtico. Debera entender lo que hay detrs. Yo llev a cabo la modificacin en la reserva Cabezn de la cuenca del Pinto. En una reserva india? repiti ella de forma maquinal. Es muy complicado dijo una voz montona en el otro extremo de la lnea. Por qu hay unas instalaciones del gobierno en una reserva india? Son naciones soberanas que no dependen de la jurisdiccin federal. No le sigo. Valindose de los tratados entre el gobierno de Estados Unidos y los pueblos indios norteamericanos, que reconocen las reservas como naciones soberanas, la CIA ha eludido desde hace tiempo las prohibiciones legales de actuar dentro del pas. Los nativos han recibido considerables recompensas econmicas, y la seguridad adicional ofrecida por la polica tribal en reas remotas ha sido una bendicin del cielo para los agentes encubiertos. Podemos volver sobre PROMIS? No tena que haber dicho nada. Es demasiado peligroso. Chasque la lengua. Mi hermano est muerto, y yo no parar hasta encontrar a los responsables. La lija frotando granito solt un suspiro. PROMIS es un programa especial. Uno de sus puntos fuertes es la banca y la gestin de dinero. Yo estaba verificando la funcionalidad del sistema cuando encontr cuentas bancarias secretas que contenan un montn de pasta. Call un momento. PROMIS puede hacer esto, ya lo ve. Era dinero del gobierno? No exactamente. Digamos que eran cuentas conjuntas del gobierno y un grupo internacional. Y? Las cuentas estaban marcadas con bandera. Bandera? No comprendo... El otro volvi a suspirar. Es como una advertencia. Cada vez que el ordenador recibe una visita, el organismo emisor es notificado sobre quin hizo la peticin y de dnde procede. Hay diferentes sistemas capaces de hacer esto. Uno es FOIMS (Gestin de Informacin de Sucursales); tambin NCIC y NADDIS. Pueden localizar cualquier cosa.

Por qu estaban marcadas? Se trataba de cuentas secretas. Quien las abri no quera que ese dinero fuera descubierto. Es lo que ustedes llaman cuentas inactivas? pregunt Simone, recordando la conversacin con Cristian. No estaban inactivas, pues el dinero se estaba utilizando para alterar mercados financieros, lograr el control de empresas o derrocar gobiernos. Qu hizo con l? Lo escond. Por qu? Para protegerme. Lo escond todo. Por eso me tendieron una trampa con el fin de incriminarme. Le tendieron una trampa! Simone asinti como hacen las personas cuando repiten palabras que las han dejado atnitas. Por qu lo hicieron? Porque lo que descubr desafiaba la imaginacin. De cunto dinero estamos hablando? De muchsimo. Ms del que usted pueda llegar a figurarse. En las notas de Danny encontr una referencia a algo llamado CTP. Le suena? Hubo una pausa. No lo haba odo nunca. Esta operacin CTP supona la creacin de dinero para fines dudosos por parte de un gran nmero de organismos de Estados Unidos. Creo que la CIA estaba implicada. Simone esper. Es lo ms probable. Es usted de la CIA? Lo repudiaron porque era demasiado, incluso para ellos? Es esto lo que le han dicho? Que me repudiaron? La respuesta del hombre contena una buena dosis de ira. No con estas palabras, pero es ms o menos lo que o. Simone se esforz por recordar la expresin exacta. Y usted les cree? la interrumpi la voz. No tengo ni idea de quines son ninguno de ustedes. La voz guard silencio. En la quietud, Simone alcanzaba a or la respiracin lenta y pausada del hombre en el otro extremo de la lnea. No s nada al respecto. Tan slo soy un especialista informtico. No todos los que trabajan para la CIA llevan un arma y matan gente. Ahora le tocaba a Simone guardar silencio. En las palabras de l haba mucha verdad. Lo siento, no era mi intencin. No pasa nada. En todo caso, usted debe hacer preguntas. Cmo, si no, va a averiguar cosas? Dice que le tendieron una trampa. Cmo? Con drogas. Asaltaron mi casa con una orden judicial falsa y al parecer hallaron metanfetaminas. Slo que esas metanfetaminas son las mismas que la Agencia ha estado distribuyendo en Latinoamrica. Fue una maquinacin. Una cabeza de turco declar contra m en el juicio. Quin?

Un camello de medio pelo en libertad condicional. Si no testificaba, le quitaran la condicional y lo mandaran de nuevo a la crcel. Su abogado no le interrog en el estrado? se era el plan. Y? Encontraron al testigo flotando en el ro, con una bala en el ojo izquierdo. La polica acus a una banda rival. Caso cerrado. Cundo tiene que comparecer otra vez ante el tribunal? Pronto, pero da igual. Quieren tenerme encerrado hasta que les devuelva el dinero. Entretanto, en la prensa estn llevando a cabo una campaa difamatoria en toda regla. Hace poco, en un reportaje de la CNN aparecieron en la reserva de Cabezn unos exteriores que consistan en una extensin de tierra desnuda, cielo azul, arena y artemisa. De pronto el comentarista dijo: Aqu, en la reserva india, es donde Paulo Ignatius Scaroni afirma haber modificado el software de PROMIS. No ensearon el complejo de la oficina tribal, ni la zona industrial, ni los laboratorios farmacuticos. Slo un terreno pelado, como si yo tuviera mi ordenador en un tipi en mitad del desierto! O sea que ste es su nombre. Paulo Ignatius Scaroni. A Simone le brillaron los ojos. Se inclin hacia Michael. S dijo la seductora mezcla de lija frotando granito con una pizca de miel. Se qued callado un momento. Por eso la llam la otra noche. A Simone el corazn le dio un brinco. Por un instante sinti una fuerte sacudida de miedo. S? S que est buscando a los asesinos de su hermano. Puedo ayudarla a encontrarlos si usted me ayuda a salir de la crcel. Usted sabe quines mataron a mi hermano! Simone cerr los ojos un instante. No exactamente. Pero s s dnde buscarlos y cmo hacerlos salir a la luz. Trato hecho? Simone tena la cara paralizada de asombro, el dolor del recuerdo en los ojos. Cmo puedo ayudarlo a salir de prisin? Tengo que demostrar que trabajaba para el gobierno. Si lo consigo, podr probar que la acusacin de tenencia de drogas fue un montaje. Puede probarlo? Con su ayuda, s. Cmo? Fuera tengo mucho material comprometedor. Lo guard para cuando la situacin se complicara. Bueno, ahora est cayendo una buena, un chaparrn, dira yo. Est bien escondido. Pero no puedo llegar a l. Necesito que alguien de fuera sea mis ojos y mis odos. Tengo que pensarlo subray Simone, que busc el brazo de Michael y tir de l. Si no puede ayudarme, perderemos los dos, y para ellos sern todas las bazas. Durante unos instantes, Simone se qued en silencio, los ojos empaados por el velo de las lgrimas, las manos temblando, el temblor extendindose a la cabeza. Est usted en peligro? pregunt ella con calma. Michael la ayudaba a mantenerse firme, con la mano derecha en el hombro y la izquierda sostenindole la mano. No pueden tocarme hasta que recuperen el dinero. Tambin tengo discos, material realmente delicado que revela toda la operacin de la A a la Z.

Pueden sonsacrselo de algn modo? No lo harn. Y lo saben. Es una larga historia. Cmo pueden incriminarlo as, sin ms? Se hace continuamente. Habr en el gobierno alguien en quien pueda confiar. Ni en broma. Paulo, si usted tiene todas las pruebas... por qu no da toda esta informacin al gobierno? Mire los papeles y la gente implicada y ver que todos los caminos conducen al gobierno. La copia de PROMIS con la que trabaj yo? Era del Departamento de Justicia. Me lleg ilegalmente por medio de un infiltrado. Lo rob? exclam ella con voz entrecortada. Como le he dicho, se hace continuamente. Cul es la relacin entre el Departamento de Justicia y PROMIS? Son las mismas personas. La mayora de los organismos gubernamentales del pas estn involucrados. El comn denominador es el dinero desaparecido. Sin l, estn todos jodidos. Compruebe las notas de Danny. S que l se haca preguntas al respecto. Tiene que estar ah. Se haca preguntas sobre quin? No lo s. Se me ha acabado el tiempo. Debo irme. Recuerde, yo la ayudar a usted si usted me ayuda a m. Volver a llamarla. Cundo? Se cort la comunicacin. Michael se dirigi al sof donde haba dejado caer su anticuado telfono con grandes botones verdes y marc el nmero de Curtis. No hubo respuesta. Sac un papelito de la cartera, verific el nmero y mand un mensaje de texto. Si Cristian est despierto, nos devolver la llamada. El telfono son al instante. Al cabo de cinco minutos, Michael y Simone cruzaban el vestbulo en direccin a la salida, no sin antes saludar al portero, que segua sentado en su taburete leyendo el peridico y relamindose con desgana.

41
Era pasada la medianoche cuando el agotado vicepresidente del Banco Mundial sali de su oficina del 1818 de la Calle H, en Washington, par un taxi para el corto trayecto al aeropuerto, subi a bordo de un jet privado a disposicin de todos los altos ejecutivos del Banco, y menos de una hora despus aterrizaba en el aeropuerto de La Guardia de Nueva

York. Diez minutos ms tarde, Cristian abandonaba un aparcamiento para ejecutivos en el extremo este de la terminal nacional uno, reservado para funcionarios gubernamentales y lites empresariales, meti la quinta en su Bentley y pas el cruce a toda velocidad justo cuando se pona el semforo en rojo. Calificar ese da de brutal sera quedarse corto. Alguien del Banco Mundial haba filtrado un borrador de documento preliminar conjunto del Banco y CitiGroup, auspiciado por la Casa Blanca a travs de un columnista financiero del New York Times. El gobierno presion al director del peridico para que entendiera que, en ese caso, renunciar a la confidencialidad de la fuente periodstica interesaba a todos. El columnista financiero, bajo amenaza de despido fulminante, les haba dado el nombre de Mike ODonnell, irlands afable y miembro destacado de la plantilla de Cristian. Esto colocaba a Cristian inmediatamente bajo sospecha como el hombre que estaba tras la filtracin, razn por la cual el presidente de Estados Unidos no le haba hecho la llamada telefnica prevista. Adems, no haba forma de encontrar a ODonnell. Tena un almuerzo de trabajo con un ejecutivo de Goldman Sachs, pero se lo haba saltado sin dar explicaciones, y una entrevista a las seis y media de la tarde que haba cancelado enviando un breve mensaje de texto en el que deca que se haba demorado. No dej un nmero de telfono, ni siquiera uno de emergencia, en el que pudieran localizarle. Por lo que Cristian saba de ODonnell, esa omisin era inslita, sobre todo en un momento de desintegracin de los mercados financieros y de apremiantes problemas econmicos para el recin elegido presidente. Haba demasiadas personas que pudieran precisar su consejo, su aprobacin, su firma o informacin de alguna clase. Como principal ayudante de Belucci, pocos conocan el funcionamiento interno del Banco Mundial mejor que ODonnell. No era lgico que cortara este vnculo a menos que se viera presionado a hacerlo por alguien a espaldas de Cristian o por voluntad propia. Lo que tambin resultaba extrao era que la noche anterior haba limpiado su mesa, llevndose todos los efectos personales, como si previera la crisis y la traicin. Le haban pasado informacin? Quin? Por qu? Las sospechas recaan de nuevo sobre Cristian. Si ODonnell era la fuente de la filtracin, el vicepresidente ejecutivo del Banco Mundial querra, por razones obvias, que el culpable estuviera a salvo y lo ms lejos posible. Cristian puls el botn y llev el dial a 107.0 KFPQ, cadena de noticias. A finales del ao pasado, los consumidores cerraron de golpe sus billeteros, y los fabricantes norteamericanos estaban tan poco preparados, que no pudieron detener sus cadenas de montaje lo bastante deprisa. Por eso estamos viendo tantos despidos. Slo la semana pasada se anunciaron otros quinientos mil! Apuntemos esta cifra. La semana pasada medio milln de personas se quedaron sin empleo. Mike, antes de hablar de acontecimientos venideros, creo que debemos echar un vistazo al asombroso drama que se est representando en el escenario. La actuacin improvisada, no ensayada, sin precedentes, de los protagonistas de primera lnea en Washington. La economa est hundindose deprisa, se les escapa de las manos. As es, Martin. Y todo el mundo est furioso ante los setecientos mil millones de dlares de despilfarro del TARP (el Programa de Rescate de Activos con Problemas). El ex secretario del Tesoro dijo al Congreso: Si no actuamos de forma rpida y radical, nos estallar un desastre en las

manos, el peor colapso de Wall Street que nadie haya experimentado jams. Ahora, la nueva administracin reclama al Congreso: Si no actuamos de forma rpida y radical, nos estallar un desastre en las manos, el peor colapso de Wall Street que nadie haya experimentado jams. As habla el nuevo presidente, Martin! El dinero del TARP, Mike, ha sido succionado en un agujero negro financiero. En los prximos sesenta das, se quedarn horrorizados por lo rpido que golpea..., y ms adelante van a horrorizarse de nuevo al ver lo prolongada que puede ser la crisis del empleo. Con ademn sombro, Cristian cambi de emisora. Pero las noticias no eran mejores. Muy bien, Larry, all vamos con nuestro segundo parte. Una interminable reaccin en cadena de quiebras. Hasta hace poco, Katie, pareca que el impacto era mayor en la propiedad inmobiliaria y las actividades financieras afines. Ahora est propagndose... a minoristas, grupos mediticos e incluso de telecomunicaciones. sta es la primera lista. La segunda es la de las empresas no financieras que, a nuestro juicio, estn condenadas a la quiebra a finales de ao. Sea como fuere, sufrirn unas prdidas increbles de puestos de trabajo cuando no desaparezcan directamente. Tienes alguna otra previsin financiera, Larry? Uf... Una fuerte, Katie. Bien, una previsin final y global: ste ser el ao de la Gran Dustbowl* Financiera. Cuando los futuros historiadores escriban el captulo correspondiente a este ao, pondrn que fue el ao en que Norteamrica padeci una hambruna de dinero de proporciones picas. Si vamos sumando, todo se reduce a una disminucin de los ingresos..., millones de cheques llevados por el viento, rentas por intereses reducidas prcticamente a cero, dividendos retrasados, rebajados o cancelados, minusvalas de las acciones, el patrimonio nacional esfumado. Para muchos norteamericanos, el panorama es alarmante: las facturas se amontonan; se pierden las casas, los coches..., todo aquello logrado tras una vida de trabajo: una ola gigantesca de bancarrotas personales. No nos queda mucho tiempo, Larry. As que djame traer esta historia al presente... Cristian movi el dial en sentido contrario a las agujas del reloj, hasta 97.5 Marketwatch. Jonathan, es inminente una fuerte presin sobre el dlar, y desde el momento en que empiece estaremos viviendo en un mundo nuevo implacable y despiadado. Ayer, el Boston Herald informaba de unas sorprendentes declaraciones de Stephen Roach, principal economista del importantsimo banco de inversiones Morgan Stanley.

La semana pasada, Roach se reuni en el centro con grupos seleccionados de gestores de fondos, incluido uno de Fidelity. Su prediccin: Norteamrica no tiene ms que un diez por ciento de posibilidades de evitar el Armagedn econmico. La prensa no pudo asistir a las reuniones. Sin embargo, el Boston Herald se hizo con una copia de la exposicin de Roach. Una fuente atnita que haba estado presente en uno de los actos dijo: Me sorprendi lo extremista que fue; mucho ms, a mi entender, que en pblico. Cristian frunci el ceo y cambi a una emisora de AM. Por desgracia, las noticias slo empeoraron. Senador Inhofe, alguien de D.C. estaba pasndoles una buena historia antes del rescate, la historia de que si ustedes no hacan eso, iban a ver algo de las proporciones de una depresin, en la que haba gente hablando de instituir la ley marcial, agitacin civil..., quin les pas este material? Antes tuvimos una teleconferencia, el viernes, hace una semana y media. En esta teleconferencia, y supongo que no tengo por qu callarme lo que dijo, pint el cuadro que acaba usted de describir: Esto es lo ms grave que se nos ha planteado jams. Cristian apag la radio y se qued absorto en sus pensamientos. El CTP era real, desde luego. Una parte del dinero del fondo comn, billones de dlares, creado mediante programas comerciales paralelos, estaba siendo utilizado activamente para salvar muchos de los principales bancos del mundo que afrontaban una crisis de insolvencia. Por eso se puso en marcha el CTP. No obstante, la crisis se agravaba por momentos, con el gobierno balbuceando en el mejor de los casos, y paralizado en el peor, incapaz de enderezar la situacin. Por qu pidi el gobierno al Banco Mundial cien mil millones de dlares si tena acceso a billones a travs de los programas? A menos, claro est, que no tuviera realmente acceso a ese dinero. As pues, qu pas? Cristian repar en que, si el dinero no estaba, toda la economa mundial se hallaba conectada a la mquina de respiracin asistida, con meses, como mucho, de vida. Lo recorri un escalofro. Tena tal confusin mental que tuvo que cerrar los ojos un momento para encontrarle un sentido a todo. Dnde est el dinero? El Bentley de Cristian gir a la izquierda y subi sin esfuerzo por una rampa empinada mientras se abran en silencio las puertas del garaje. En menos de treinta segundos haba aparcado el coche y cerrado la portezuela. Mir la hora. Las dos menos cinco dijo alguien a Cristian en un susurro. Cristian se volvi de golpe. Sali una sombra de detrs de la columna. Sostena en las manos un objeto alargado. Alarmado, Cristian mir la sombra y luego el objeto. Comprendi al instante de qu se trataba. No lo haga, por favor. Si quiere dinero, se lo dar. Puedo pagar. Dio un paso vacilante, y otro. El fervor unido a la desesperacin en sus ojos muy abiertos, ansiosos. Ya estoy bien pagado, pero gracias por su amable oferta.

Fueron dos tiros seguidos. Cristian not un calor abrasador al caer de espaldas. La mano izquierda an sujetaba el maletn, la derecha, el estmago. Oy pasos, lentos y pausados. Ahora tena la sombra encima. Por lo visto, he fallado. La sombra se detuvo, examinando desde arriba a su vctima cada. No estoy acostumbrado a disparar sobre personas que estn de mala racha. Solt una risotada. Psimo intento de ser gracioso. En todo caso, los cidos del estmago se filtrarn hasta la cavidad torcica y lo envenenarn por dentro antes de que llegue la ambulancia. Se sec la frente con el dorso de la mano enguantada y se agach junto a Cristian, apoyado en los codos. Una luz se deslizaba en sus gemelos de plata. La sombra estaba tan cerca de la cara de Cristian, que ste poda olerle el peppermint. Le gusta la poesa, seor Belucci? La sombra se quit una pelusa de la manga. La vida es un gozo trmulo, un regalo que nos es concedido. Desgraciadamente, cuando le damos el valor que tiene suele ser demasiado tarde. Abri la puerta del conductor, se inclin y se mir en el retrovisor. ste es mi regalo de despedida para usted: La otra forma, si es forma lo que forma no tena de miembros y junturas distinguibles, o sustancia ha de llamarse lo que forma pareca; pues pareca una y otra. Milton. El paraso perdido. La muerte nos gua con delicadeza, seor Belucci. El asesino examin el cilindro, la fea prolongacin perforada de un can que garantizaba la reduccin del nivel de decibelios de un disparo al de un escupitajo. Sopl una rfaga de viento. Pero Cristian ya no oa. Vea las cosas a travs de una bruma, y al hallarse en un estado prximo a la muerte, sin darse an plenamente cuenta del final, ahora se vea a s mismo envuelto en llamas, fundindose con la nube paradisaca hasta desaparecer en un maravilloso desfiladero del cielo. Daccord, mon ami. Au revoir, monsieur. Simone estaba sentada a la mesa del servicio de habitaciones del saln de Cristian, leyendo una de las revistas de viajes. Imposible concentrarse. Mir el reloj. Por qu tardar tanto? Dej la revista y se sirvi otra taza de t, echando continuos vistazos a la puerta. De repente, el telfono de Michael emiti dos pitidos agudos, provocando una tensin en la garganta de Simone. Michael alcanz el aparato; era un mensaje de Cristian. En la pantallita, las cuatro frases en verde ms siniestras que haba visto jams. Han disparado a Cristian. Se encuentra en el garaje. No hay modo de saber si su estado es grave. El trayecto al vestbulo fue a la vez interminable e insoportable. Se abrieron las puertas del ascensor y los dos salieron con cautela. Cristian... susurraron ambos al unsono. Aqu. La voz se oa apenas. Oh, Dios mo! Qu ha pasado? No hay tiempo de explicarlo. Estaba apoyado en la rueda delantera, la puerta del conductor entreabierta, el mvil en la mano izquierda. Se incorpor con dificultad, la cabeza

le dio breves y leves sacudidas. Llamad a una ambulancia, deprisa dijo an entre susurros, sin casi mover los labios. Michael marc el nmero. No... Aqu hay poca cobertura. Arriba. Retir la mano derecha y dej caer su peso en el regazo. Michael subi corriendo las escaleras y regres enseguida. La ambulancia llegar en cinco minutos. No haban pasado doce minutos cuando Cristian era introducido en la ambulancia del Servicio Mdico de Emergencias por dos enfermeros. Simone y Michael subieron con l. Son el telfono. Michael, soy yo. Perdona que te llame tan tarde. Estabas dormido? Qu ha pasado? Habis conseguido algo? No respondi secamente el historiador de arcanos. Han disparado a Cristian. Qu? Lo que has odo. Cmo? En el garaje. La polica est intentando atar cabos. Nosotros vamos camino del hospital. De ah la sirena? S. Cmo ha sido? Est claro que alguien conoca su horario y lo estaba esperando. El Bank Schaffhausen. No era nuestra operacin. Si est sugiriendo que tiene otro comprador, entonces alguien nuevo se ha incorporado a la subasta. Tres es multitud, y usted est jugando una partida que no puede ganar, record Curtis. Michael, esto es cada vez ms peligroso. Si alguno de vosotros an tena dudas, Reed estaba en lo cierto. Hay alguien ms, otro jugador, ms importante y temible que Octopus, porque se ha infiltrado en nuestras lneas y en las de ellos. Lo puedes repetir? Le ha disparado la misma gente que invirti el sentido de la trampa en Roma. No te sigo, Curtis. Qu me ests diciendo? El xito de una trampa reside bsicamente en la sencillez y la rapidez. Cristian ha sido tiroteado por los mismos que introdujeron a su propio hombre en Roma. Te dije que eran tres asesinos, recuerdas? Dos eran de la Camorra. El otro era mi apoyo. Tu apoyo! Pero yo entonces no lo saba. Era por si los dos mafiosos me mataban. El asesino de la galera haba sido infiltrado por la misma gente que ha disparado a Cristian. Si yo hubiera muerto, su cometido era eliminar a los de la Camorra. Pero t lo eliminaste. Cortando as su conexin con quien estuviera detrs. Por qu la pantomima? El japo. Era su pliza de seguros. El tipo no estaba all para matarlo, sino para ayudarlo a escapar. Muy bien. Soy corto de entendederas dijo Michael con voz apagada. Es una vieja historia. Michael. Old Boys Club. Segunda Guerra Mundial, Corea, Japn, Lila Dorada.

42
El presidente, con aire pensativo, se puso en pie y se dirigi a los presentes. Damas y caballeros, les ped que asistieran a esta reunin porque, como presidente de Estados Unidos, tengo la responsabilidad moral y la obligacin constitucional de estar al frente de este gran pas forjado gracias a intrpidos pioneros y gigantes intelectuales dijo con voz vacilante y resuelta a la vez. Si pensamos en la seguridad mundial, la crisis financiera tiene prioridad mxima y conlleva un riesgo mayor que las guerras de Iraq y Afganistn. El alcance de la crisis, tal como estamos viendo, nos resulta incomprensible. El ritmo al que estn deteriorndose los escenarios global y nacional es equiparable al ritmo al que los partidos polticos estn adoptando posturas insostenibles y moralmente dudosas que acarrean la necesidad de garantizar el fracaso del otro bando. El presidente frunci el entrecejo y mir al director de la FEMA y a su secretario de Estado. Al, Brad, tambin est clarsimo que toda propuesta de abordar los problemas econmicos no slo va a ser algo desesperado y precipitado, sino que va a parecerlo. Esta mierda es contagiosa. Hemos pasado el puerto Cada en Barrena, el puerto Mentiras, el puerto Gilipolleces, y estamos subiendo al puerto Final. Nuestra impotencia para afrontar un conjunto totalmente nuevo de problemas gravsimos corre el riesgo de ser vista como lo que es: una barra de labios para un cadver. El presidente haba hablado con una claridad aterradora. En el otro extremo de la mesa, Paul Volcker estaba completamente inmvil. Tena los muslos separados de tal modo que la base redondeada de su estmago descansaba en el borde del asiento. No se movi nadie. El presidente se aclar la garganta, impulsado a hacer ruido por el silencio descaradamente sincero de la sala. Luego continu. Estamos en el Titanic, con una premonicin clara como el agua sobre lo que est a punto de pasar. No tiene nada que ver con cambiar de sitio las tumbonas o pedir ms o pintarlas de otro color, llamarlas con otro nombre o ensearlas al pblico. La gente no lo aceptara. Para superar esto, necesitamos que nuestra nacin, nuestra gente, est unida. Volcker neg con la cabeza. Ahora le tocaba a l. Seor presidente, para que la gente est de nuestro lado, tendremos que ser claros con respecto a ciertas indiscreciones gubernamentales justificadoras de excesos en el pasado. Es la nica manera de hacerlo. Hizo una pausa. El presidente permaneci callado. Volcker retom la palabra: Est de acuerdo en que saquemos a la luz los chanchullos financieros que tenemos guardados en el stano federal para que la gente se ponga de nuestra parte? Si es necesario, s.

Seor, sin duda nos encontraremos con una oposicin tan tremenda por parte de personas muy atrincheradas en el propio sistema, que quiz la presidencia no baste para que cedan, no digamos ya para que cambien de opinin. La gente que controla el dinero no permitir que se desvanezca ese control al tiempo que desaparece todo a su alrededor. Hizo una pausa, reflexionando sobre la gravedad de lo que estaba diciendo. El dinero establece sus propias reglas, seor. sta es la regla nmero uno del poder absoluto. No sea ridculo, Paul dijo el presidente, inclinndose hacia delante y mirando fijamente a Volcker. El poder absoluto, el Nuevo Orden Mundial, las sociedades secretas e incluso Blancanieves y los siete enanitos no son cosas monolticas. No hay un grupo de tipos ricos que se renan en una habitacin para discutir sobre el futuro del planeta. Los americanos estn hartos de or que todos les han mentido y engaado! replic el nuevo jefe de la Junta de Asesores para la Recuperacin Econmica. Se muestran indignados y desafiantes. Y ahora queremos desenterrar miles de cadveres y secretos vergonzosos para dar titulares. Es que queremos propiciar una revolucin? Seor presidente, creo que Paul tiene razn terci Summers con tono sombro. El Partido Demcrata y el Partido Republicano prefieren paralizar el gobierno para salvar su matrimonio de conveniencia con el fin de proteger a su padre: el sistema monetario global, antes que ponerse en evidencia como lo que son. La cosa no puede empeorar ms replic el presidente. Y ahora est claro para el resto de los pases que, para sobrevivir, hay que acabar con este sistema, es decir, nosotros, sobre todo el dlar como divisa mundial de reserva. Quin se atrever? dijo Hewitt. Al, somos el pas ms poderoso del mundo, pero no somos ms poderosos que el mundo. Se levant. Nuestra prioridad inmediata debe ser el dinero perdido. Encuntrenlo. Me da igual con quin diablos cierran un trato, pero encuentren ese dinero. Larry, cunto tiempo tenemos? Un mes, a lo sumo dos, seor presidente contest el director del Consejo Econmico Nacional. Veremos qu viene despus. El sistema est roto por razones que van ms all de la corrupcin. Y no podr ser arreglado cuando una guerra mundial y un desmoronamiento econmico sin precedentes estn derribando todos los muros entre la humanidad y lo inimaginable. Dios mo... El presidente se tap la cara con las manos y se qued inmvil unos segundos. Y entonces qu? Kirsten Rommer, destacada historiadora econmica y presidenta del Consejo de Asesores Econmicos, se puso en pie. La primera fase? El fracaso sistmico que paralizar nuestra economa. El pas se para en seco con un chirrido. Nada de prestaciones sociales, impuestos estatales o subsidios de desempleo. Se acabaron la seguridad social, la asistencia sanitaria, el apoyo a la infancia, los vales de alimentos para los pobres o el dinero para pagar a los tres millones y medio de funcionarios. Hizo una pausa. El panorama que preveo es que, en cuestin de das, el pnico disparar los precios de forma considerable. Y como la oferta ya no podr satisfacer la demanda, el mercado se paralizar a unos precios demasiado elevados para los engranajes del comercio e incluso para la vida cotidiana. Ya no llegarn camiones a los supermercados. El acaparamiento y la incertidumbre provocarn cortes de luz, violencia y caos. La polica y el ejrcito sern capaces de mantener el orden slo en la primera fase.

El dao derivado de varios das de escasez y cortes de luz pronto causar perjuicios permanentes, que se iniciarn cuando las empresas y los consumidores no paguen sus facturas y dejen de trabajar. sta ser la segunda fase. La respiracin dbil y sostenida del presidente era para Rommer la confirmacin de que el comandante en jefe haba captado la gravedad de la situacin. Despus de que nuestro pas se vea afectado por una depresin casi instantnea, y de que naciones de todo el mundo se vengan abajo, y de que la gente haya hecho intentos desesperados por alimentarse, calentarse y conseguir agua potable, no habr salvacin. Comienza la extincin. Los pobres sern los primeros en sufrir las consecuencias, que en su caso sern mximas. Tambin sern los primeros en morir. sta es la fase final dijo Rommer a punto de quebrrsele la voz. Es muy duro y doloroso admitir esta realidad. Sin embargo, seor presidente, la madre naturaleza no concede tiempos muertos. El presidente asinti, aceptando la conclusin final de Rommer. La poltica no es un fin sino un medio. Como otros valores, tiene sus falsificaciones. Se ha puesto tanto nfasis en lo falso que ha quedado oscurecida la importancia de lo verdadero, y la poltica ha acabado transmitiendo un mensaje de egosmo artero y astuto, y no de servicio franco y sincero. El presidente call un instante y luego prosigui: Quiero soluciones claras. Le dola la espalda y la cabeza. Seor, creo que en este momento es un imperativo incuestionable identificar sistemas de misin crtica intervino William Staggs, coordinador de la Oficina de Estado de Preparacin Nacional. Los cuchillos estn altos y se acercan rpidamente puntos de no retorno. Si esto va mucho ms lejos, sabremos enseguida si Estados Unidos y el resto del mundo viven o mueren. Es ms, sabremos si la sociedad civilizada es una opcin o un sueo irrealizable. Si no es una opcin vlida, los brbaros que estn a las puertas entrarn llevando consigo un hambre de lobo. Qu est sugiriendo? Quiz tengamos que quemar algunos puentes y dejar que se produzcan algunas muertes..., para salvar benvolamente al resto del pas. Santo cielo susurr el presidente. Se da cuenta de lo que est diciendo? Seor, a veces se consigue la mejor luz de un puente en llamas. Est proponiendo que sacrifiquemos a millones de personas inocentes! El problema, seor, es que no tenemos un plan B, y ahora es demasiado tarde para idear un plan C o un plan D. Nuestra nica esperanza es encontrar los billones perdidos. El vicealmirante Hewitt se aclar la garganta. Seor presidente, creo que en nombre de la seguridad nacional hemos de iniciar preparativos en tiempo real para la ley marcial. El progreso es lo que saca luz de la oscuridad, civilizacin del desorden, prosperidad de la pobreza. Todos estos elementos esenciales estn siendo puestos en entredicho y amenazados. En la sala todos guardaban silencio. Se miraron unos a otros y luego observaron al presidente de Estados Unidos. Sorenson, el secretario de Estado, arrug la frente mientras sus ojos lanzaban una mirada inquisidora. El presidente asinti lentamente, masajendose las sienes con las palmas de las manos. Dicen que una vez a Voltaire un discpulo suyo le dijo: Me gustara fundar una religin nueva, cmo lo hago? A lo que el maestro respondi: Es muy sencillo. Haz que te crucifiquen y luego resucita de entre los muertos. Hizo una pausa, pero ahora el silencio

era diferente. Y cuando volvi a hablar tambin el tono era otro. Me estn pidiendo que funde una religin nueva para que el mundo resucite de entre los muertos. Voltaire tambin dijo que el can, en sus diversas formas, saldra a escena antes de que todo hubiera terminado seal el general Joseph T. Jones II, coordinador principal del Departamento de Seguridad Interior, que sac un sobre de papel manila con las palabras Secreto, Informacin Especial Compartimentada inscritas en letra negrita y mayscula, la mxima clasificacin del gobierno de Estados Unidos. Seor presidente, la Agencia hace muchas cosas en muchos mbitos, desde recogida de datos de Inteligencia en bruto hasta guerra econmica, reconocimiento de satlites, operaciones paramilitares que requieren cobertura y desmentido, o trfico de drogas. Pero desde sus inicios se ha centrado, en mayor o menor medida, en la recogida de datos a largo plazo y operaciones encubiertas que han requerido el gasto y la paciencia de colocar a NOC (agentes encubiertos no oficiales), o bazas en misiones que pueden llegar a tardar cinco, diez o quince aos en dar frutos. Estos programas se han centrado siempre en eventualidades y si...?, las cuales daban a entender que eran posibles mltiples resultados, que haba alternativas futuras en las que se deba actuar e influir. Y? pregunt Sorenson. Ya no quedan eventualidades y si...?, Brad. Insinas que todos los pases del mundo estn apostando lo que tienen sabiendo que despus de este ao habr terminado la partida. No es eso? El coordinador principal del Departamento de Seguridad Interior contest sin la menor vacilacin. S. No hay ms maanas para arreglar nada. Ya est montado el escenario para el verdadero Armagedn. As que no tenemos eleccin. Me temo que no, seor presidente dijo el director de la FEMA. Estn en peligro nuestra Constitucin, nuestros recursos, nuestro crdito, nuestra credibilidad, nuestra confianza, nuestra industria manufacturera, nuestros empleos, nuestros ahorros, casas, cuentas bancarias y, en ltima instancia, nuestra esperanza. Estamos dispuestos a considerar un fait accompli la liquidacin de este gran pas? Tenemos que prepararnos para lo inevitable, pues, como ha dicho Kirsten, no hay plan B. Muy bien, Al. Me gustara or tu opinin. Seor presidente... Lo lamento, Brad. No tienes ni idea de cunto lamento tener que hacer esto. Que algn da Dios se apiade de mi alma. Hewitt sac una carpeta de papel manila. Los servicios de inteligencia en el campo de batalla es un bicho diferente, seor. Presupone que no hay nada ms importante que la batalla que acaba de comenzar. Si no se gana, no hay opciones futuras. Por eso nada importa ms que la guerra que est librndose actualmente. Debido a la confidencialidad y a la necesidad de limitar la informacin a lo estrictamente imprescindible, el nombre de la operacin es Preparacin para Emergencia del Comando Norte. La reunin termin unos minutos antes de las cuatro de la maana, y todos abandonaron la Sala de Situacin de la Casa Blanca. El secretario de Estado y el presidente fueron los ltimos en salir. Brad, he de hacer una mencin especial por lo que has dicho ah dentro dijo el presidente con la mano en el hombro de Sorenson. Eres una de las pocas reliquias que ha ledo la Constitucin y entiende qu significa realmente la autoridad civil. Caminaron en

silencio unos instantes, absorto cada uno en sus pensamientos, luchando cada cual contra sus demonios. Desde cundo nos conocemos, Brad? Cuarenta aos, mes arriba mes abajo. Desde el instituto. Dios mo, me dejabas copiar tus exmenes de mates, te acuerdas? Siempre se lo echar en cara, seor! Sorenson sonri. No, no lo hars. Eres demasiado tico. Siguieron andando unos cuantos metros ms, inmersos en el silencio. Qu pasa si tienen razn? Si slo nos queda una alternativa? Entonces qu? Las repercusiones me aterran. Escucha, Brad, Hewitt es un hijo de puta, pero en lo suyo es competente. Le necesitamos. Tambin discrepo de sus mtodos y sus principios, pero esto no va de simpatas y antipatas personales, sino de hacer lo correcto en el momento ms decisivo de la historia del mundo. Y lo que hace falta ahora mismo es garantizar que disponemos de los medios para ello. Necesitamos tiempo y a Hewitt. Quiz podamos ganar tiempo y ganrnoslo a l. No es esto precisamente lo que yo tena pensado, seor. Lo s, Brad, lo s. Mantendr a Hewitt lo ms lejos posible del Departamento de Estado para que no se inmiscuya en nada tuyo, pero hemos de hacerle sitio, echarle un cable si quieres, algo tangible a lo que pueda agarrarse conociendo su valor. Seor presidente, no entiendo una palabra. Lo s. Estoy siendo crptico adrede. Silencio. Luego prosigui: Dejemos que juegue a soldaditos. Es lo que hace mejor. Pero al final los soldados no pueden arreglrselas solos... Porque no tienen ni idea de poltica interrumpi el secretario de Estado. Exacto. Recuerda, hasta el ltimo momento las decisiones se tomarn aqu, en la Casa Blanca. El presidente mir a Sorenson y le dirigi una sonrisa tmida y tranquila. Lo tendr amarrado mientras t buscas el dinero. Por cierto aadi mientras ambos iban hacia la salida... Cmo lo hicieron? Sorenson mir de reojo al presidente. Te conozco, Brad. Cachearas a Jesucristo si tuvieras ocasin. Mediante un sistema informtico muy sofisticado. El presidente alz las cejas. Un programa informtico? El programa informtico, seor: PROMIS. El ascensor se par en la tercera planta, son el timbre y se abri la puerta. A su derecha, seor dijo un hombre calvo y de semblante apagado que pareca un banquero arruinado. El pasillo brillaba con un blanco inmaculado, lo que cuadraba con la fama del hospital Mount Sinai. Curtis dobl a la derecha y continu pasillo abajo, advirtiendo que las habitaciones que dejaba atrs eran como suites de hotel, mucho ms grandes que las de los hospitales normales. Pero claro, el Mount Sinai no era un hospital corriente. Se trataba de un centro de salud para los ms ricos y poderosos del mundo, donde eran desplumados abusivamente por los servicios que se les prestaban. Con respecto a la admisin, tan exigible era la exclusividad como la seguridad. Uno de los dos guardias, que luca el uniforme de una empresa privada de seguridad (aunque parte de la entidad era propiedad del gobierno),

verific el nombre de Curtis en una lista y con un educado por aqu, seor lo gui a travs de una puerta de roble barnizado con una luz roja parpadeante en lo alto del marco. ... permaneca fiel a los cuellos almidonados y los gemelos estaba diciendo Simone, pasndose la lengua por los labios y devolviendo la taza a la mesa. El aroma del caf haba invadido la habitacin. Fiel a quin y dnde?... Curtis! Michael se relami y sacudi la cabeza. La tensin se reflejaba en su plida cara. Le estaba hablando a Michael de mi padre. Curtis mir a la izquierda. La cama estaba intacta. Le recorri el cuello un cosquilleo de aprensin e inquietud. Est en el quirfano. Nos han dicho que esperemos aqu. Hubo una pausa. Otros diez minutos y habra sido demasiado tarde. Curtis miraba al vaco. Fjate en nosotros dijo Simone intentando levantar el nimo general... Tenemos un aspecto horrible. Curtis mir la pantalla de plasma situada en el rincn de la habitacin. Ha salido el tiroteo en las noticias? pregunt. En un boletn especial de la CNN. Pocos detalles; hablaba de un atraco contest Michael. Curtis dijo Simone en voz baja, en la televisin hemos odo cosas tremendas... No saba cmo preguntarle. Estaban hablando de ley marcial? El resto qued sin decir. Simone se alej de la mesa y se apoy en la pared ms alejada. Curtis cerr los ojos como si estuviera en trance. Michael mir a Simone; ambos miraron a Curtis y luego uno a otro de nuevo. No, no puede ser. El ranger neg con la cabeza. Cuentan aproximadamente con el diez por ciento de la fuerza militar. Entonces, de qu estn hablando? inquiri Simone con el cuerpo doblado y tenso. En realidad, todas estas leyes de referencia que el gobierno est intentando promulgar pretenden una cosa: el control de los ciudadanos mediante tecnologa que puede privarles del acceso a dinero en efectivo y crdito, o, lo que es lo mismo, alimentos y movilidad. Eso unido a una vigilancia electrnica casi omnipresente y a algunas armas muy efectivas, aunque no letales, de negacin de rea. A qu viene la urgencia? Llmalo variante del principio antrpico. Qu? Matriz de probabilidades. Cuando estis en la autopista, habis notado con qu frecuencia os encontris en el carril lento? S. Por qu pasa eso? Porque es el carril con ms coches. Es un chiste malo o qu? No. Segn las leyes de probabilidad, lo ms viable es que un conductor est en ese carril. T, por ejemplo. No es tu imaginacin lo que te hace pensar que los otros carriles van ms rpido. Es un hecho: van ms rpido. Qu te ensearon exactamente en la escuela de los rangers? pregunt Michael. Venga, cllate. Recuerdas mi conversacin con Reed? Creo que tuviste mucha suerte.

Ni hablar. Pongamos que te dije que un tal seor Reed, del que no sabas nada, perteneca a una empresa criminal cuya rea de operaciones era el mundo, y t tenas que adivinar, basndote slo en este dato, si tena algo que ver con Roma o no. An es una conjetura. No lo es. El interrogador juega con las probabilidades, intenta que el otro descubra su juego basndose en lo que cree que sabes t. Se denomina inferencia. Qu tiene que ver todo esto con la ley marcial? Es como si de una persona de la que no sabes nada, salvo que vive en este planeta, te pidieran que dedujeses su estatus social, y t dijeras que esa persona es pobre. Te equivocars con menos frecuencia que si dijeras que es rica, simplemente porque la mitad del planeta subsiste con menos de dos dlares diarios. Qu tiene que ver con la ley marcial? volvi a preguntar Michael. Creo que ahora tienen ms miedo de que, entre los que estn a punto de morir, surja un Espartaco, o varios. Esto es una matriz de probabilidades. Por eso hablan de ley marcial. Simone se sent en el borde de la silla, luchando por mantener los ojos abiertos. Curtis se apoy en la pared y guard silencio. Continuamente le vena a la cabeza un pensamiento aterrador. Al implicar a Cristian, haba puesto su vida en peligro. Tiempo presente. An corra peligro, an no estaba a salvo. Le recorri un escalofro. Identific el sntoma. Miedo. No, tena miedo por l mismo. Curtis mir a su viejo amigo. Michael se puso en pie, agitado; le palpitaba una vena en la frente. Era como si le estuviera leyendo el pensamiento. Primero Curtis, luego Cristian. Cul sera la siguiente vctima de esa locura? Llam Scaroni dijo Simone. Curtis sacudi la cabeza, incrdulo. Cundo? Anoche. Lo grabaste? No. No supimos cmo poner el maldito manos libres. Curtis sacudi la cabeza, incrdulo. Y qu dijo? Si yo lo ayudo a salir de la crcel, l me ayudar a encontrar al asesino de Danny. Eso dijo? Y cmo piensa ayudar si est en la crcel? Crees que no est ah? No lo s, y hasta que no lo pueda averiguar, es una lija frotando granito. Si pertenece a Inteligencia en la cuerda floja, entonces las reglas estn claras. Inteligencia en la cuerda floja? Oficial de Operaciones Negras aclar Curtis. Scaroni es un apellido italiano. No creo que sea negro. No me refiero a un oficial negro, sino a una persona que participa en una operacin secreta extraoficial. Esto es un especialista en la cuerda floja. Dices cualquier cosa, haces cualquier cosa, manipulas, urdes situaciones, mientes y engaas sin parar, en especial si puedes conseguir alguna ventaja y gracias a ello tender una trampa explic Curtis con la voz tensa, al borde del rencor. Porque esta ventaja slo se puede lograr engaando a fuentes que se saben poseedoras de secretos peligrosos para su vida. Es programador informtico. Eso te dijo? S replic ella con dignidad.

Y le creste. Puede que lo sea o que te engaara para tener ventaja. Por qu? Esto es lo que debemos averiguar. No te parece extrao recibir la llamada de un hombre que posee la pieza crucial del rompecabezas que por lo visto te falta a ti? Podra ser una coincidencia dijo ella. He estudiado coincidencias extraas e informacin desconectada, sobre todo en lo que concierne a Octopus. Investigar a Scaroni. Qu ms te dijo? Que mientras estaba verificando la funcionalidad de PROMIS se encontr con cuentas secretas en las que haba un montn de dinero. Dijo que lo pillaron porque las cuentas estaban marcadas con banderas, pero aun as tuvo tiempo de esconder la pasta. Curtis se haba sentado en la repisa de la ventana y ahora miraba fijamente a la profesora del Renacimiento, plenamente consciente de cul sera su siguiente paso. Cul era el comn denominador de la investigacin de Danny? pregunt con tono retrico. El CTP dijo Michael. Resultado final? Dinero aadi Curtis. Oro? Dinero. Acaparando los mercados mundiales mediante el control de la provisin de fondos. El gobierno de Estados Unidos? Una entidad que utiliza el dinero para promover sus objetivos. PROMIS? Un programa informtico que permite seguirlo todo de cerca terci Michael. Bingo! Al cabo de una hora, se abri la puerta, dejando ver primero la almohada, luego la cama, un paciente de cara plida, la enfermera y por fin el mdico, que se llev el ndice a los labios para indicar silencio. Salud con la cabeza a Simone e hizo una seal para que los tres se acercaran. Se ha salvado por los pelos, pero vivir. Est muy sedado y muy dbil. Se despertar de un momento a otro. Cuando lo haga, les permito estar con l cinco minutos, ni un segundo ms. Se sentaron los tres en absoluto silencio. Era importante no hacer ruidos ni movimientos fsicos sbitos que pudieran sobresaltar al paciente. Menos de veinte minutos despus, Cristian abri los ojos. Cmo le dola, por Dios! Vio una cara, pero estaba borrosa y desenfocada. La bruma de su mente no se haba disipado del todo. Primero lleg el sonido. Hizo un ruido para reconocer la presencia de los otros. Cmo te las arreglas para tener tan buen aspecto despus de que te hayan pegado dos tiros? pregunt Curtis con delicadeza. Cristian hizo una mueca de dolor y apart la vista. Luego llegaron las palabras. No me hagas rer. Casi no puedo respirar susurr por la comisura de la boca. El mdico levant la mano. Cinco minutos. l y la enfermera salieron en silencio. Curtis esper unos segundos, escuchando los ruidos de fuera. Murmullos de dos, no, tres personas. Despus unos pasos. Se acerc a la cama despacio, con cautela. Cristian su voz era a un tiempo tranquilizadora y socarrona, si puedes orme, parpadea. Cristian parpade. Ests herido de gravedad, pero te recuperars. Hablaba de manera lenta y pausada. El paciente volvi a parpadear. Viste quin te dispar? Cristian trat de mover el cuerpo, pero no tena fuerza. No.

Curtis estaba inmvil frente a l. Viste algo? pregunt con tono contenido. Una sombra respondi el hombre herido tras una larga pausa. Hablaba francs. Hizo un gesto de dolor. Curtis... ste se puso en cuclillas junto a la cama. Estoy aqu fue la respuesta. El dinero ha desaparecido susurr Cristian en un tono apagado, esperando que Curtis pudiera orlo. ste contuvo la respiracin. Qu dinero? El paciente lo oa a travs de una densa niebla de dolor. El CTP. Curtis mir la hora. Casi haban pasado los cinco minutos y saba que no tendra sentido discutir con el mdico. Cunto dinero? Todo..., creo fue la respuesta. La reserva amalgamada de fondos que ahora se mantiene en cuentas aletargadas y hurfanas asciende a billones de dlares. Estaba verificando la funcionalidad del sistema y se encontr con unas cuentas que contenan un montn de dinero. Creo que s quin lo tiene. Cristian reuni la fuerza necesaria para abrir los ojos. Debes... encontrar... ese dinero... Encontrarlo..., si no... Y ya no pudo hablar ms, todo se detuvo, se hizo el silencio. Se abri la puerta, oy los pasos de alguien a lo lejos..., susurros..., y el sonido de una puerta al cerrarse. Luego nada.

43
Como si siguiera una seal convenida, un descapotable negro, un Lincoln Continental y un descomunal todoterreno se detuvieron en una casa situada al final de la calle Veinticuatro norte de Arlington, Virginia. Los traseros metlicos se internaron en la oscura humedad del asfalto, iluminado por reflectores que brillaban sobre el camino circular de entrada, frente a unos anchos escalones de pizarra que conducan a una puerta maciza de roble. La blanca mansin estaba retirada de la carretera, rodeada por cedros rojos y gruesos robles. Anocheca; las farolas ya haban empezado a alumbrar, baando la casa con un ocre clido e intenso. Unas nubes lisas y transparentes cubran el cielo. Todo estaba en calma, todo era inesperado y mgico. Todo estaba a punto. Robert Lovett puls suavemente el timbre, que fue seguido de un brusco bum cuando los otros se amontonaron a su espalda. Se son la nariz en un pauelo y no pudo reprimir un

convulsivo bostezo. Los salud discretamente una voz algo apagada, a la que siguieron unas pisadas firmes. Un chasquido. La llave gir y se abri la puerta. Caballeros. Era ms una orden que una invitacin. Los cuatro hombres entraron en el estudio en silencio. David Alexander Harriman III encendi la luz, y las sombras negras desaparecieron, proyectando su tono pardo en el linleo rosado, en los estantes de madera que cubran las paredes y en las hileras de libros. Por las ventanas de cristal cilindrado entraba la suave luz de una luna nueva, reflejando la tenue incandescencia de la noche. Un pramo silencioso. Una noche para recordar. Supongo que se han enterado. Harriman tir sobre la mesita de caoba una edicin de ltima hora del Washington Post. Mir a Lovett. Creo que tendra mejor aspecto si durmiera un poco. Lovett se sent en un mullido silln y volvi a sonarse la nariz. Han sido unos das muy largos dijo. Esta maana he ledo lo de Belucci. Dicen que es un atraco coment Ed McCloy, representante del crtel bancario. Son los mismos que se cargaron a nuestro Reed? pregunt tirndose enrgicamente de una oreja. No, Ed, a Reed nos lo cargamos nosotros, y a menos que t sepas algo que nosotros no sepamos, lo de Belucci fue obra de otro explic Henry L. Stilton, director adjunto de la CIA, inclinndose hacia delante y quitndose un cojn de debajo. Qu sabes, Henry? Est en el Mount Sinai. Segn los rumores, su estado oscila entre grave y crtico. De momento no ir a ninguna parte. A ver si el destino nos echa una mano. De lo contrario... Se aclar la garganta. Entretanto tenemos asuntos que atender. Harriman cogi un vaso, ech en l un par de cubitos de hielo y lo llen de bourbon. Su tono era reposado y despreocupado. Robert? Los cuatro hombres contuvieron la respiracin cuando Robert Lovett, oficialmente analista de alto rango del Departamento de Estado, aunque ms conocido como agente encubierto en la Unidad de Estabilizacin Poltica (una rama de los servicios de inteligencia conocida como Operaciones Consulares), explic sus conclusiones sobre el diagrama de conexiones de Danny Casalaro, incluidas las ciento ocho fuentes con las que el fallecido periodista haba contactado durante su investigacin. Se han analizado y descartado ciento cuatro por diversas razones. Tres haban muerto por causas naturales, y lo que saban o sospechaban las dems, todas legtimas, tena relativamente poca importancia. Hemos examinado a conciencia diarios telefnicos, cargos de tarjetas de crdito, extractos bancarios, relaciones personales y profesionales, cualquier cosa que pudiera revelar algn conocimiento previo de la situacin real. Nada. Y los cuatro restantes? pregunt el antiguo secretario del Tesoro con ojos perspicaces. Uno es Scaroni. El otro, Mike ODonnell. La mano derecha de Belucci aadi James F. Taylor, que luca un jersey blanco de cuello vuelto bajo una chaqueta de tweed. Alguna novedad al respecto? inquiri Harriman vagando la mirada de un lado a otro. Mientras hablamos est siendo interrogado dijo un hombre de la Unidad de Estabilizacin Poltica. Estupendo. Tnganos al corriente.

El tercer hombre es un fiscal honrado. El pasado ao encabez la acusacin del gobierno contra los narcotraficantes colombianos... Algunos de los cuales tuvieron la mala pata de ser grabados por el FBI mientras pasaban su mercanca a agentes camuflados seal Stilton. Conozco a ese hombre. Unos tipos de la mafia intentaron comprar su silencio, y los meti en la crcel. Hay algo que debes saber, Henry. Est previsto que este fiscal testifique a favor de Scaroni en el juicio. Harriman se puso en pie y esboz una sonrisita. Siempre hay un alma cndida que cree que un hombre puede cambiar el rumbo de las cosas. Y entonces hay que matarlo para sacarlo de su error. Mir a Stilton. Es el fastidio de la democracia. Creo que deberamos hacer una visita a ese fiscal dijo Taylor. Espero que el siguiente sea nuestro topo de la CIA. Harriman no iba a aflojar. He dejado lo mejor para el final dijo Lovett, lleno de sombra satisfaccin. Quin? insisti Harriman. Hagamos memoria. No lo encontrbamos porque haba una ruta que sorteaba Operaciones Consulares, una autorizacin verificada por cdigo y una llamada realizada sobre la base de la seguridad interna. Lovett se desabroch la americana marrn de lana y polister. No haba diario, cinta ni referencias de la transmisin. S, me acuerdo seal McCloy. Pero encontramos el punto dbil. Mir alrededor con aire satisfecho. Las lneas con autorizaciones por cdigo tienen un nivel 28A-40J de acreditacin. sta es su denominacin tcnica. Es el caso slo de las personas con Tres Cero y Cuatro Cero. Salvo por razones de seguridad, no se identifican con nombres sino con nmeros dijo Stilton. Cmo lo conseguiste? Aislamos a todos los candidatos potenciales Tres Cero y Cuatro Cero y comprobamos su paradero en el momento de la llamada. Esto nos proporcion una contrasea de conocimiento cero a efectos de verificacin. Como es sabido, caballeros, para los casos de emergencia nacional existe en intranet un sistema de verificacin de acceso limitado creado para operaciones conjuntas con otras agencias. Gracias a este sistema, obtuvimos un listado abreviado de personal que nos brind una confirmacin de mximo nivel. Tras una simple solicitud a los Servicios de Inteligencia Conjuntos, conseguimos una fotografa digital de las dos nicas personas que pudieron haber hecho la llamada. Una estaba siendo sometida a una operacin de apendicectoma, hecho confirmado por el personal mdico de Bethesda y cmaras de circuito cerrado, tanto en Langley, donde el hombre sufri el ataque mientras andaba por el pasillo, como en Bethesda. Y el otro? El otro es una acreditacin Cuatro Cero de nuestra subestacin de Nueva York. Sabes, Robert? Casi he entendido todo lo que acabas de decir. Harriman lade la cabeza. El nombre, por favor. Brandon Barry Kumnick. Lovett sac una fotografa del sobre de papel manila. El ex secretario de Estado alcanz el telfono. Jean-Pierre? Oui? Soy David Harriman. Tengo una misin que requiere su atencin inmediata.

Estoy a su servicio, seor secretario. Ser recompensado con generosidad. Como de costumbre, tratndose de usted. Recibir la foto de un hombre. Averige qu sabe. Luego elimnelo. Lo antes posible. Harriman se acerc a la unidad de entretenimiento que haba de pared a pared y encendi el televisor. Stephanie, qu cuentan las fuentes de la Casa Blanca? Lou, si alguien tena dudas de que este voraz mercado bajista estar con nosotros mucho, mucho tiempo..., los acontecimientos de esta semana deberan disiparlas por completo. Primero, slo ayer, el Dow Jones lleg a un nuevo mnimo en veintisis aos, superando los mnimos de los peores das de la crisis bancaria del ao pasado. Segundo, esta semana Martin Ship, presidente de la Reserva Federal, ha revelado que las promesas iniciales de que este ao la economa estadounidense iba a crecer quedarn en nada. Al revs, ahora avisan de que la economa de Estados Unidos seguir hundindose hasta niveles que no se vean desde la Segunda Guerra Mundial. Tercero, los inversores han rechazado el plan de estmulo del gobierno al votar con los pies: en los dos meses transcurridos desde que el presidente asumiera el cargo y empezara a exponer sus planes para estimular la economa, los precios de la Bolsa han bajado ms de un cuarenta y uno por ciento. Stephanie, hay alguna luz de esperanza en todo esto? Bueno, veamos. Las acciones de General Motors caen un veintids por ciento, a 1,56 dlares, niveles que no se vean desde hace setenta y un aos, lo que coloca su capitalizacin de mercado por debajo de cien mil millones de dlares. Esto va a doler. Y los bancos? Luces de esperanza en los bancos, Lou? Las acciones de Bank of America han alcanzado un nuevo mnimo, y las de CitiGroup se han desplomado llegando al nivel ms bajo en veintiocho aos, mientras los dos gigantes financieros se enfrentan a su desaparicin ante la incapacidad del gobierno para mantener a flote el barco que se hunde. Perdn por el juego de palabras. Gracias, Stephanie. En el mbito internacional, hoy se ha disuelto el gobierno de coalicin de Letonia, lo que agrava las turbulencias polticas del pas bltico, en un momento en que su economa se halla sumida en una grave crisis y los inversores estn cada vez ms preocupados por la situacin en Europa oriental. En enero, Riga, la capital, se vio sacudida por protestas contra la poltica econmica. El hundimiento del gobierno letn se produce slo semanas despus de que dimitiera el gobierno de Islandia ante la abrumadora crisis que ha desmantelado la economa de la isla, y menos de una semana despus de que el presidente lituano y el primer ministro estonio presentaran su dimisin tras perder la votacin de una mocin de confianza.

Estn viendo la Crnica de Lou Dobbs en la CNN. De repente, todo se difumin en un orden silencioso, pero all estaban los cinco, en la intensa negrura de una noche de invierno a altas horas, sentados en el estudio y paralizados por lo que acababan de or en la tele. Si no encontramos el dinero, nada de eso tendr la mnima importancia solt Harriman con las manos a la espalda y cara de asco. Estamos haciendo lo que podemos dijo Edward McCloy, encogindose de hombros. Ed, llevamos una dcada comprando empresas de todo el mundo mediante fusiones y adquisiciones, utilizando testaferros, acaparando los mercados mundiales y manipulando precios con cuentas espejo al margen de los libros de contabilidad. Y todo mediante un programa de creacin de dinero llamado CTP. Con la economa mundial vinindose abajo, nuestra inversin inicial ha perdido su valor, y nuestra garanta subsidiaria ha sido requisada porque un antiguo empleado del gobierno que verificaba un programa informtico se encontr con cuentas secretas que contenan billones de dlares en fondos de reptiles slush funds. As que ya lo ves, Ed, tenis que hacerlo mejor.

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Pasadas las siete de la maana siguiente, Curtis volvi a telefonear a Barry Kumnick. No puedo seguir con esto, Curtis. Tarde o temprano lo descubrirn. Y no soy un servicio de informacin telefnico. Sabiendo lo que sabes, me sorprende que todava respires. En cuanto a si llego o no a la semana que viene, en Londres las apuestas estn tres contra cinco. Corta el rollo... Vaya da ms asqueroso, y an no ha empezado. Un perro callejero se me ha meado encima y una paloma se me ha cagado en la manga de la camisa. Dicen que trae buena suerte. Qu demonios es esto de llamarme a las siete de la maana? Ya conoces el refrn, a quien madruga Dios le ayuda. Barry, t siempre has estado al pie del can desde que te conozco... Hace diecisiete aos, lo s. Siempre me dices lo mismo cuando necesitas un favor. A este ritmo, aunque aparezcas ante mi puerta con el mono de pavo real de Elvis, seguirs estando en deuda conmigo. Calla un momento, mira el panorama y encuntrame un hilo. Casalaro, Octopus; diecisis testigos japoneses de la Segunda Guerra Mundial, el Vaticano, oro, Lila Dorada; CTP, Reed; y ahora Cristian Belucci con el regalito de un asesino psicpata francs que recita

poesa. Sin embargo, no hay ninguna lgica que vincule alguno de estos elementos a una causa comn. Reed es parte del crtel... Era. Reed formaba parte del crtel con algunos capullos poderosos, pero alguien crey oportuno quitarlo de en medio. Nada tiene sentido. Es un galimatas! Curtis, chico, tmate un calmante. Yo lo hago, y obran milagros. Cmo crees que he conseguido estar enterrado aqu tanto tiempo? Tmate t el calmante, Barry. Y luego Belucci, vicepresidente del Banco Mundial y uno de los hombres ms ricos del mundo, es tiroteado en su garaje en mitad de la noche. Su Bentley est intacto, as que descartemos el atraco. No obstante, la prensa est dando la lata con el rollo del caco que quiere robar a un banquero y la pifia. Exacto. Lo que me preocupa es la secuencia de los hechos, Barry. Aunque Reed y Belucci estn en polos opuestos, los dos atentados son demasiado seguidos. Dos banqueros. Ambos ricos, ambos en puestos destacados, aunque, como es obvio, si hablamos de Cristian Belucci la riqueza es un trmino relativo. Fue cuestin de horas, no? Menos de un da. Estn igualmente en las antpodas. Sin embargo, la matriz de probabilidad me dice que quien mat a Reed tambin dispar a Belucci. Por qu? Un asesino en serie de banqueros? Un propietario contrariado? Barry! Vale. Me pides un hilo. No creo que a las siete de la maana pueda darte ninguno, pero s algo parecido. Kumnick se reclin en la silla giratoria y luego se oli la manga de la camisa. Asqueroso. El qu? La mierda de pjaro. Huele a vomitona de beb de tres das, pero, claro, como no tienes hijos, t de eso qu sabrs. Puso los pies sobre la mesa. La primera vez que me hablaste de Danny Casalaro dijiste que estaba a punto de vincular a algunas de las personas ms ricas del mundo con una red de actividades criminales llevadas a cabo a lo largo de los ltimos sesenta aos. Cul es la premisa? Que unos cuantos de estos tos ricos lo queran muerto, no? sta es la premisa, de acuerdo admiti Curtis. Al principio no me lo cre. Pero tras analizar las notas de Danny, descubrimos una red de engaos que no estbamos buscando. Por eso llamaste a Reed? S, para hacer salir a la luz a los dems, sin esperar encontrarme un crtel global de gente del gobierno, servicios de inteligencia, mafia y criminales que no se conocen entre s pero que estn coordinados por una serie de controladores, que, a su vez, estn coordinados desde arriba en su escalafn. Y encima de todos, Octopus. As los llamaba Danny. Ocho pies, ocho corazones. No puedes ser asesinado y morir de inanicin. Me gusta el simbolismo. Y entonces le dije a Reed que la informacin interesaba a otro grupo capaz de volarle la cabeza a Octopus. ste es el escenario de fondo, no? La lgica est ah. Danny lo tena. Ahora lo tienes t. Eres el intermediario, y lo que quieres es dinero. Descubres algo importante. No es nada personal dijo Kumnick con total naturalidad. Reed estaba dispuesto a ceder. Y entonces van y lo matan. Como si alguien estuviera mirando y escuchando aadi Kumnick.

Si estaban vigilndolo, entonces sabran que estaba dispuesto a ceder dijo Curtis pensativo, con una voz que denotaba algo ms que incertidumbre. Alguien en alguna parte estara alerta. Reed era un peso pesado. No podan permitirlo, est claro, Curtis. Alguien del Consejo entendi enseguida quines eran sus miembros vulnerables. Y entonces disparan a Cristian. No haba pasado un da. Tuvo que haber una polinizacin cruzada en algn sitio. Una qu? solt Curtis. Te robaron el escenario, muchacho. Estaban mirando y escuchando. Si Reed forma parte del Consejo, y el Consejo forma parte de Octopus, entonces otro grupo est utilizndote para que te hagas con el control de los asuntos de Octopus. Ojo por ojo, diente por diente. Reed, y luego Cristian. El ataque a Belucci lo demuestra, a menos que le disparases en el garaje para no dejar rastros mientras alguien como t y con tu acento estaba en el despacho de Armitage hablando de Lila Dorada. Barry, en mi vida he conocido a nadie con un humor tan enfermizo. Cmo crees que aguanto el da? Con drogas? Y mi pervertido sentido del humor. Te tienen exactamente donde quieren, slo que t no sabes nada de ellos, y todos sus actores principales y secundarios estn desplegados. Encaja. Algo simpln, pero encaja. Hay ms, al menos desde mi posicin estratgica. Es de veras interesante. Soy todo odos dijo Curtis. Octopus y los de arriba. Quin demonios es ms poderoso que esa gente? Escchame, Curtis. De momento, slo es una teora, llena de adjetivos viriles y bravatas. A ver si podemos separar lo que es importante de lo que es simplemente cierto. T eres de las Fuerzas Especiales, no? Quiero decir, sta es tu formacin. Dcimo Grupo de las Fuerzas Especiales. Cul es el emblema de la unidad? Un Caballo de Troya rodeado por tres flechas que giran en crculo. A qu te dedicabas? A interrogar a los presos y simpatizantes ms duros de Al Qaeda. HVS, es decir, sujetos de alto valor. Hizo una pausa, como si le hubiera alcanzado un rayo. Operacin Caballo de Troya. Exacto. Tu anterior destino estaba en Fort Devens, Maryland... Sede del Centro de la FEMA, conocido como Centro Troyano precis Curtis, cuyos pensamientos iban tras las palabras de Kumnick. Ves el patrn? Simbolismo: mientras Troya dorma, los griegos entraron metidos en el caballo. Una vez dentro de la ciudad, salieron y masacraron a la gente. Me has seguido hasta aqu? Curtis asinti despacio con una sombra resolucin en el rostro. Hasta aqu. Ahora rellenemos los espacios en blanco. Mientras andabas por ah intentando desenmaraar todo esto, alguien muy poderoso se ha cruzado en tu camino. Tenas a un observador de primera y ni siquiera lo sabas, artillero... Era la pliza de seguros del japo... Slo que alguien introduce de forma discreta y silenciosa a su propia gente

en la operacin y lo vuelve todo del revs. Alguien que saba lo que se propona el Consejo y por qu. Alguien con sus propias razones para mantener al anciano con vida. Mientras Norteamrica duerme, se est construyendo el Caballo de Troya conocido como FEMA. Ley marcial y toda esa gilipollez del fin del mundo aadi Kumnick. Cuidado con el reformador moralista seal Curtis haciendo crujir los nudillos de su mano derecha. An no he terminado. Recuerda el simbolismo dijo Kumnick. Un Caballo de Troya rodeado por tres flechas girando en un crculo. Ahora proyecta su imagen simblica en un significado verbal. Un Caballo de Troya que surge de las tres flechas girando en un crculo... Dios santo! El logotipo de la Comisin Trilateral. El gobierno mundial. Exacto. Tres flechas girando que representan tres mercados dirigidos por los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas dijo Kumnick. Las Amricas. Es decir, Estados Unidos. Asia. Esto sera China. Europa, representada en la ONU por Rusia, Reino Unido, Francia. Mientras la economa mundial se viene abajo y queda para el arrastre, controlas a la poblacin en tres frentes: las Amricas, Asia y Europa. Y mediante tres mercados: Hong Kong, Wall Street y el mbito econmico europeo. ste sera el primer nivel de control. Los presidentes y primeros ministros dirigen pases individuales bajo tres mercados de la Comisin Trilateral, controlados realmente por las quinientas empresas de Fortune agreg Curtis pensando en voz alta. sta sera tu Sociedad Annima Mundial. Segundo nivel de control. Cuanto ms fuertes sean las quinientas empresas de Fortune, ms fuerte ser su mercado. El mercado es Octopus terci Kumnick. Tres flechas, tres mercados, tres reas. Tres. El nmero sagrado de la trinidad. Tambin t? protest Curtis, pensativo. Encaja. Una teora simplona de la conspiracin, pero encaja. Esto es diferente porque estamos enfrentndonos a personas reales y crmenes reales. Por no hablar del lamentable hecho de que los medios de comunicacin utilizan la expresin terico de la conspiracin para estigmatizar a todo aquel que hable de ella. Bien, qu tal si de la conspiracin extraemos una teora? Despus de todo lo que dijiste de Octopus, hice algunas comprobaciones. Adelante, hijo de Elvis. Imagnate! Suspir. Los tres mercados en uno bajo el control de la Comisin Trilateral. Qu te sugiere esto? La teora del gobierno sobre el Nuevo Orden Mundial. Correcto. Para poner en marcha cada mercado habra que controlar, poseer o influir en cuatro cosas: servicios de inteligencia, fuerzas armadas, bancos e inteligencia artificial. Adquirir legalmente los cuatro sera difcil... A menos que se formara un Octopus de hombres que trabajaran con vistas a ese objetivo! Santo Dios...! interrumpi Curtis en estado de shock.

Toda esta sopa de letras de agencias participa en la actividad de generar beneficios espectaculares corriendo muy poco riesgo... Es un mtodo de creacin de dinero que ningn sistema de supervisin o rendicin de cuentas es capaz de poner en evidencia... De todos modos, quien lo pusiera en marcha tena que estar en un nivel alto, pens Curtis, y prosigui: Pero no se puede hacer slo por la fuerza. Tampoco hara falta replic el analista de la CIA con una acreditacin de mxima seguridad, si tienes en las yemas de los dedos la ms sofisticada inteligencia artificial del mundo. PROMIS. Exacto. Al final es esto, no? dijo Curtis, cerrando los ojos y masajendose la parte posterior del cuello con la palma de la mano derecha. Por su cabeza cruzaron imgenes reales e inventadas. Barry, puedes concederme alguna otra prebenda? Eres un caradura, Curtis solt el analista, con los ojos prcticamente girando en las rbitas. sta es la ltima vez. Y no quiero volver a or que me llevaste a cuestas diecisis kilmetros con mi pierna rota por las montaas de Waziristan para ponerme a salvo. Punto final, ranger. Se te ha acabado el crdito. Gracias, amigo. Estoy en deuda contigo. Curtis, cada vez que dices esto me meto en un lo. PROMIS era un proyecto supersecreto salido de la NSA. En Vint Hill Farm, Manassas, Virginia. Hizo una pausa, meditando sobre algo obviamente importante y delicado. Con cierto solapamiento por parte de la Agencia. Pero por qu preguntas? Yo ni siquiera quiero saberlo. Barry, ser el ltimo favor que te pida. Tienes la palabra del Dcimo Grupo de las Fuerzas Especiales. Necesito... Oh, no le interrumpi Kumnick. Curtis, el sudor fro y la urticaria me tienen frito. Figrate lo que sera este favor de despedida. Curtis se qued callado, tena la cara y el cuello perlados de sudor. Poda tocar la verdad con la punta de los dedos, pero necesitaba desesperadamente... ... el nombre del capitoste de Langley que lo hizo. Qu? Ni hablar! Es una acreditacin Delta. Sabes cul es el castigo por buscar sin autorizacin en los archivos Delta? Treinta aos de cadena perpetua. Me resultara ms fcil sacar de este edificio al Yeti, a E.T. o al maldito monstruo del lago Ness que conseguirte esta informacin. Has acabado? Curtis echaba chispas por los ojos. Me temo que el que ha acabado eres t. Lo llaman el hombre invisible. Sabes por qu? Porque bebe pociones mgicas y anda por ah con una bolsa sobre la cabeza? Porque en el mundo apenas un puado de personas le han visto la cara, y t quieres que te lo sirva en bandeja y extienda una velluda alfombra roja de bienvenida para que puedas interrogarle sobre PROMIS. Eres an ms temerario de lo que crea! Puedes hacerlo o no? Corres hacia un potencial desastre sin tener un plan! No piensas en el futuro; qu coo, no piensas y punto. Para abrir la cerradura de criptonita que guarda este nombre, yo debera vrmelas con datos codificados y no con personas de carne y hueso, Curtis. No hay ningn factor humano implicado en esta bsqueda, ni porosidad de la razn humana, ni

mirillas para ver en el cerebro. Las personas se pueden equivocar y tienen sentimientos; las mquinas trabajan exclusivamente con datos codificados. El ranger se senta como si de repente la gravedad hubiera triplicado su fuerza. Qu me dices, pues? Que no puedes llegar a esta informacin a lo bruto, si esto es lo que pensabas que yo hara. Mis posibilidades de sacar su nombre a la luz oscilaran entre escasas y nulas. Bueno, las escasas acaban de abandonar el edificio. Curtis oy las palabras de su amigo como si hubieran sido pronunciadas desde muy lejos. Durante unos instantes no hablaron. A Curtis le quedaba una bala. Sera una partida de todo o nada. Barry, te imaginas volver al pasado con el conocimiento del presente? Qu quieres decir? En Afganistn te salv la vida arriesgando la ma. En teora era algo insensato. Diecisis kilmetros sobre el terreno ms accidentado de la Tierra, sin comida ni agua, con un M-16 medio descargado en bandolera y t a la espalda con una pierna rota, huyendo de caudillos locales, combatientes talibanes y terroristas de Al Qaeda, todos armados hasta los dientes. Si no puedes darme lo que necesito, lo entender dijo con calma, en su tono de resignacin ante lo inevitable. Pero si tuviera que volver a hacer lo que hice por los dos, sabiendo lo que s ahora, lo hara igualmente, porque los compaeros de armas se ayudan unos a otros. En el otro extremo de la lnea, la pausa fue atrozmente larga. Kumnick estaba ah. Curtis alcanzaba a or su respiracin profunda. De pronto exhal ruidosamente, y el ranger solt un suspiro de alivio. An tienes tu BlackBerry? S. Dame un par de horas. Gracias. Lamento haber sacado... No lo interrumpi el analista. Yo s lo lamento. Si no hubiera sido por ti, hoy no estara aqu. Te lo agradezco. Es lo menos que puedo hacer por ti.

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Curtis dobl la esquina a toda prisa y tom Blight Avenue, una calle pequea y sin salida, paralela a la calle Ciento Treinta y cinco, en el corazn de Harlem. De repente, supo que se haba complicado la vida. Un Cadillac azul descapotable se par frente a l de manera inquietante, con un chirrido de frenos, y tres negros de veintipocos aos con abrigos hasta los

tobillos se apearon en tropel y se dirigieron a l con aire pendenciero, cortndole el camino, mientras los altavoces del coche tuneado emitan un rap atronador. Qu pasa, colgado cara de vainilla, hijoputa tocapelotas solt el conductor, que luca una evidente cicatriz en la mejilla derecha. Los efectos de la droga se reflejaban en sus pupilas dilatadas. Los tres matones tenan un modo especial de estar de pie, las rodillas algo dobladas, los miembros superiores sueltos y oscilando ligeramente. Sus cuerpos parecan armas contundentes. No te importar que yo y mis colegas aparquemos aqu la mesa de autopsias, verdad? Se echaron a rer. Es que hoy es uno de esos das en que mi culo negro slo quiere estar tranquilo. Lo pillas? dijo el ms bajo de los tres, enjuto y nervudo, claramente tenso, con una mirada impetuosa en su rostro desafiante. Y todos los hijoputas estn dando la vara, mierda... Entiendes lo que te digo? El tercer negro, rechoncho, con dos incisivos de oro y macizas cadenas doradas al cuello, extendi las piernas, cruz los brazos y mir a Curtis de arriba abajo. No quiero problemas con vosotros, tos dijo Curtis con actitud despreocupada y la mente en alerta mxima. Eh, no me vengas con tu jodida mierda. Ests en nuestro territorio. Para entrar aqu hay que pagar peaje, ya me entiendes. Yo yo yo yo. Bang, bang, derrapa, derrapa, negrata, danos el bling bling, porquera. Creo que no habla ingls. Por qu no le enseas un poco? dijo el conductor de la cicatriz a su amigo musculoso. Los tres se rieron escandalosamente, entrechocando las palmas y haciendo gestos con el cuello para decirle a Curtis sus intenciones de cortarle el suyo. No quiero problemas con vosotros, tos repiti. La voz de Curtis era acero en hormign, su mente iba acelerada, captando todos los detalles de sus agresores. Es slo un chulo sin putas. Golpea. Los sonidos de fondo del rap se sumaban a la morbosidad del momento. Esquizofrenia, cuntos de vosotros la sufren? Cuntos hijos de puta pueden decir que son psicticos? Cuntos hijos de puta pueden decir que su cerebro tiene la raz podrida en el tiesto? Lo veis como yo, o no? Si es que s, sabris de qu estoy hablando. Cuando se te est pudriendo la lengua en tu boca de algodn, Cuando acabas siendo tan dependiente de la hierba, Llegas a gastarte mil dlares en la mquina... Haz lo que quieras... Yo me quedar aqu sentado y slo liar, Dios mo, canutos. Fuma mi hierba... Y si me mandas a la mierda, que te jodan. Te dar una patada en el culo... No digas gilipolleces y estaremos de puta madre...

El ms bajito de los tres negros avanz hacia Curtis, con las manos en los bolsillos del abrigo. De pronto sac una navaja automtica y arremeti contra l. Con la mano izquierda, el ranger agarr el brazo del chico cuando se acercaba con un movimiento circular, lo retorci en el sentido de las agujas del reloj y luego le asest un golpe duro y seco en la parte interna de la mueca. El matn solt la navaja en el preciso instante en que Curtis daba un paso adelante y estrellaba su cabeza contra la nariz del agresor, que dio un gaido mientras se caa y empezaba a manarle sangre de las fosas nasales. El segundo negro se le acerc en silencio y sin avisar. Curtis lo cogi de la solapa aprovechando su impulso y tir de l hacia delante. Levant su mano libre y agarr la garganta del hombre, acero en la carne, clavando los dedos, cortndole el aire con una llave al cuello. Al matn se le doblaron las rodillas al tiempo que Curtis estrellaba el codo derecho en su cara. Estuvo por un momento de espaldas al jefe, un negro fornido. Una sombra. Curtis se dio la vuelta, y sigui girando por instinto. El negro lo embisti, las enormes manos pasaron a un milmetro de la cabeza de Curtis, rozndole la oreja. Y entonces el ranger, con rapidez felina, lanz el pie izquierdo e impact en el rin del adversario, incrustando en la carne su bota con puntera de acero y estampndole el puo en la garganta. El negro se desplom al suelo. Curtis mir alrededor. Aparte del Cadillac con sus altavoces incorporados, la calle estaba desierta. Me muero por salir de aqu, farfull. Comprob el nmero que le haba dado Kumnick. Era una manzana ms arriba. El edificio era viejo, aunque, bien mirado, mostraba un aspecto sorprendentemente decoroso. Curtis puso la mano en la baranda y subi a toda prisa los siete escalones hasta el descansillo. El nombre, Sandorf, A., estaba bajo una ranura de correo de la quinta, una campana debajo de las letras. Se requera discrecin. Nada de polis. Entonces se acord. Estaba en Harlem. Nadie en su sano juicio se atrevera a patrullar ese olvidado lugar. Busc en el bolsillo y sac una llave fina, plana salvo las cinco diminutas elevaciones entre los resaltes. Era una llave maestra, diseada para usarla en cerraduras de resorte, con la suficiente fuerza para que la clavija superior saltara un instante y ello permitiera pasar la lnea de corte. En ese mismo instante, antes de que el muelle empujara la clavija otra vez hacia abajo, la llave girara. Curtis situ la llave maestra frente al ojo de la cerradura, la introdujo hasta mitad de recorrido, la golpe con la palma de la mano derecha obligndola a penetrar y la gir al mismo tiempo. La cerradura hizo un ruidito seco, y la puerta se abri. Entr sin hacer ruido y cerr a su espalda. No poda coger el ascensor, pues el ruido poda alertar a Alan Sandorf. Lo llaman el hombre invisible. Curtis no quera arriesgarse a que el hombre invisible se le escapara. PROMIS. El hombre tena que saber algo. Dio el primer paso, con cautela. La vieja escalera cruji. Subi los escalones rpido y en silencio, de dos en dos o de tres en tres; la idea de un hombre invisible lo impulsaba hacia delante y hacia arriba. No haban pasado treinta segundos y ya estaba en la ltima planta. El apartamento de Sandorf se hallaba al final del pasillo. Otro callejn sin salida. Curtis frunci el ceo. Se qued quieto unos segundos, recobrando el aliento. Estaba a punto de llamar al timbre que haba a la derecha de la puerta, pero se lo pens dos veces. Si por algn motivo Sandorf no quera dejarle entrar, el tono atraera una atencin no deseada. Volva a ser un hombre blanco en pleno Harlem. l era la atencin no deseada. Curtis se acerc a la puerta y llam con delicadeza.

Al principio oy un sonido extrao, que luego fue adquiriendo intensidad. Alguien se aproximaba. De pronto, el sonido se desvaneci. Dentro del apartamento haba alguien escuchando. Curtis oy un chasquido, y se abri la puerta. El silencio fue breve. S? dijo un negro ms bien bajito haciendo un mohn. Tena una voz grave que poda muy bien ser la de un bartono. Rondaba la cincuentena y era delgado y con barriga cervecera; pareca ligeramente arrugado por el sueo, y llevaba zapatillas de felpa y una bata de seda con ovejas verdes. Alan Sandorf? Eso depende de lo que est buscando. Sabidura. Perdone? Empuj la puerta para abrirla del todo. Mire. Como ve, se ha equivocado de sitio. Curtis se par en el umbral del saln. Era una buhardilla grande y llena de trastos. Pareca ms un rastro que el habitculo de alguien. Tiene personalidad. Parece el cuartel general del New York Times dijo Curtis. Es eso lo que lee usted? A veces. Sandorf solt un bufido. Leer el Times es como asistir a las exequias de un gramtico famoso replic el negro. sta es la valoracin que hace de m, Alan? Las valoraciones contienen a menudo hechos afines. Se volvi sobre su taln derecho y mir de frente a Curtis. Seguro que me entiende. Yo... Sandorf levant la mano. Tome asiento, hijo. Curtis mir al hombre con curiosidad imperiosa. PROMIS. Cunto de ello es real y cunto un mito? Sandorf apoy la espalda en la pared y examin al visitante. Qu quiere? pregunt en un susurro socarrn, levantando la ceja derecha. Lo llaman el hombre invisible, Alan. El genio que hay detrs de PROMIS. Hizo una pausa. Por favor, tengo que saber qu puede hacer PROMIS. Qu ha hecho. Sepa que se ha metido en una operacin del gobierno delicadsima. Esto es lo esencial. Mis cicatrices dan fe de ello. Muy bien. Se encogi de hombros. Es su funeral dijo el negro con aire despreocupado mientras se diriga al centro de la estancia. Por definicin, los mitos no pueden resolverse, pero es posible comprender e integrar los hechos. Se sent en el sof con pausado deleite. Imagnese que posee un software capaz de pensar y de comprender todas las lenguas del mundo, que proporciona mirillas para las cmaras ms secretas y recnditas de los ordenadores de los dems, que puede introducir en ellos datos a escondidas, entrar por la puerta de atrs en cuentas bancarias ocultas y luego retirar el dinero sin dejar rastro. Esto podra rellenar espacios en blanco situados ms all del razonamiento humano, y tambin prever las acciones de la gente..., mucho antes de ser llevadas a cabo. Y todo con un margen de error del uno por ciento. Qu hara usted? Seguramente lo utilizara, no? Y ellos?

Mire, muy pocos entienden qu es PROMIS. Es muchas cosas para mucha gente. Piense en la pintura. Para el cientfico, un copo de nieve es un copo de nieve. Pero, para un artista, puede ser un dibujo complicado o un conjunto de superficies curvas. PROMIS es un producto. Por debajo es algo ms importante y ms personal, o sea, la actitud del artista ante el mundo invisible en general: una cuestin de actitud mental. La ceguera, la proverbial prerrogativa del amante, contribuye al resultado final igual que la visin. Slo mediante una combinacin de amor y ceguera cabe apreciar plenamente el efecto completo de PROMIS, esttica pura. Para qu se usaba al principio? Lo conceb para seguir la pista de casos judiciales a travs de los poderes legislativo, ejecutivo y judicial, integrando ordenadores de montones de fiscalas en todo el pas. Cuantos ms datos se cargaban, con ms precisin poda el sistema analizar y predecir el resultado final. Curtis advirti que en la voz de Sandorf haba un tono de queja, pero ningn rastro de ocultacin o engao. Estaba diciendo la verdad. Los que en una conversacin normal dicen la verdad dan por sentado que se les va a creer. Sandorf lo daba por sentado. Cmo funciona? inquiri Curtis. En realidad, es muy sencillo. Se introduce en el software toda la informacin sobre alguien, antecedentes educativos, militares, criminales, profesionales, historial crediticio, bsicamente todo aquello a lo que se pueda llegar, y luego el software se encarga de hacer una evaluacin y de procurar unas conclusiones basadas en la informacin disponible. Cuanta ms informacin tengamos, mejores predicciones efectuar el software. Sandorf rio bajito. Se levant y fue cojeando hasta la cocina. Le apetece un caf? Claro, por qu no. Solo, por favor. PROMIS puede predecir literalmente lo que har un ser humano basndose en la informacin que tiene de la persona grit desde la cocina. El gobierno y los espas enseguida identificaron las aplicaciones financieras y militares de PROMIS, en especial la NSA, que cada da reciba millones de bits de inteligencia en sus centros, con un anticuado Cray Supercomputer Network para registrarlos, ordenarlos y analizarlos. Llev una taza de caf a Curtis. ste tom un sorbo y casi sinti nuseas. Est bueno? Aj contest Curtis sin saber cmo deshacerse del asqueroso terrn que tena en la boca. No se corte, en la cocina hay ms. Sandorf se son la nariz con un pauelo, que luego examin con cuidado. En resumidas cuentas, quien contara con PROMIS, una vez que ste estuviera acoplado con inteligencia artificial, podra predecir los futuros sobre activos fsicos, la evolucin de la propiedad inmobiliaria, incluso los futuros movimientos de ejrcitos enteros en el campo de batalla, por no hablar de hbitos de compra de los pases, costumbres ligadas a las drogas, estereotipos, tendencias psicolgicas. Todo en tiempo real y basndose en la informacin introducida. Interesante, pero esto no es lo que tena usted en mente cuando lo cre, verdad? Mi programa cruzaba un umbral en la evolucin de la programacin informtica. Un salto cuntico, si lo prefiere. Est familiarizado con la teora de las investigaciones sociales de modelado de bloques? Debera estarlo? Describe la misma posicin ventajosa desde una perspectiva hipottica y en la vida real explic Sandorf. Por ejemplo, coja un punto fsico real del espacio. Ahora aljelo

mentalmente todo lo que pueda. La progenie de PROMIS posibilit la colocacin de satlites en el espacio, tan lejos que son intocables. El gran cuadro primordial. Lo va entendiendo! Sandorf se rio. Ms que una risa, era un sonido gutural. Hay otra ventaja, y es impresionante. Empez a beber. Curtis no haba visto jams a una persona beber con tanto deleite. Me encanta una buena taza de caf! Pues eso, geomtica. El trmino se aplica a un grupo afn de ciencias, todas ellas relacionadas con imgenes por satlite y utilizadas para desarrollar sistemas de informacin geogrfica, de posicionamiento global y deteccin remota desde el espacio. Lo bueno es que pueden determinar las ubicaciones de recursos naturales tales como petrleo, metales preciosos y otras materias primas. Suena a timo perfecto. Lo es, sobre todo si has mejorado el software de PROMIS con tecnologa secreta. Se puso en pie y se dirigi a la ventana. Al procurar al pas cliente un software basado en PROMIS, sera posible reunir una base de datos global de todos los recursos naturales comercializables. Y no hara falta ni siquiera tocar los recursos, pues los mercados de futuros y materias primas existen para todos. As, un programa basado en PROMIS, y mejorado con inteligencia artificial, sera el tinglado perfecto para conseguir beneficios de miles de millones de dlares mediante la vigilancia y la manipulacin del clima poltico mundial. Est usted seguro? pregunt Curtis, claramente perplejo. Ciertas investigaciones posteriores han demostrado que una remota posicin hipottica similar eliminara el azar de todas las actividades humanas. Todo sera visible en trminos de patrones mensurables y predecibles. Como ha dicho usted, el gran cuadro primordial. La otra cosa a recordar es que si las matemticas han demostrado que todos los seres humanos de la Tierra estn conectados entre s por seis grados de separacin, en las operaciones encubiertas este nmero se reduce hasta aproximadamente tres. En la historia de PROMIS, a menudo baja a dos. Un mundo muy pequeo... Pero PROMIS no es un virus. Debe estar instalado como programa en los sistemas informticos en los que se quiere penetrar. Se acerc cojeando a la estantera. Mire aqu, a su derecha. El estante de arriba, lomo de cuero rojo, un cuaderno escrito por un tipo llamado Massimo Grimaldi, la mente informtica ms preclara de la historia. Lo dej aqu hace ms de cinco aos y creo que no lo he tocado desde entonces. Curtis baj un libro pesado y mohoso cubierto por una gruesa capa de polvo. Sandorf encontr la pgina y se la ense. Ve esto? Qu es? Un chip de memoria Elbit Flash. Y qu tiene de particular? PROMIS est provisto de un chip de memoria Elbit Flash que activa el ordenador cuando est apagado. Cmo lo hace? Los chips Elbit funcionan con la electricidad ambiental. Si se combinan con otro chip recin creado, el Petrie, capaz de almacenar hasta seis meses de pulsaciones, ahora, con la creacin de Grimaldi, es posible transmitir de golpe toda la actividad de un ordenador en mitad de la noche a un receptor cercano, pongamos, en un camin en marcha o incluso en un satlite de inteligencia de seales que vuele bajo.

Interesante. Slo? En PROMIS hay algo ms que debe usted conocer: la trampilla. sta da acceso a la informacin almacenada en la base de datos que tendr todo aquel que conozca el cdigo de acceso correcto. Los archivos de Inteligencia y de los bancos a los que se llega por la trampilla de Troya permiten el libre acceso a los gobiernos... Lo que garantiza la supervivencia del dlar estadounidense dentro del pas y en el extranjero aadi Curtis. S! Despus de todo, no es usted ningn tarugo. Tmelo como un cumplido, en serio. Curtis hizo un notable esfuerzo por permanecer callado. Sandorf dej el libro de Grimaldi sobre una destartalada mesa que tena delante. Una vez vendido a pases extranjeros, nuestro gobierno podra acceder al software inteligencia artificial-PROMIS sin que lo supiera el otro gobierno. Recuerde, no es gente buena, se trata de matones financieros de la peor especie. Lo que est usted describiendo va ms all de los tejemanejes econmicos. Cul es el objetivo? Mire a su alrededor. El mundo est yndose al infierno en un plispls, antes de tener tiempo de decir Dios, ten piedad. El objetivo es penetrar en todos los sistemas bancarios del mundo. Entonces esa gente podra valerse de PROMIS tanto para predecir como para influir en el movimiento de los mercados financieros mundiales. Curtis record lo siguiente: Mientras la economa mundial se viene abajo... controlas a la poblacin en tres frentes: las Amricas, Asia y Europa. Y mediante tres mercados: Hong Kong, Wall Street y el mbito econmico europeo... Los presidentes y primeros ministros dirigen pases individuales bajo tres mercados de la Comisin Trilateral, controlados realmente por las quinientas empresas de Fortune... sta sera tu Sociedad Annima Mundial... Cuanto ms fuertes sean las quinientas empresas de Fortune, ms fuerte ser su mercado... El mercado es Octopus. Luego dijo: Tengo entendido que para poner en marcha cada mercado hay que controlar, poseer o influir en los servicios de inteligencia, las fuerzas armadas y los bancos, as como la inteligencia artificial. Esto es lo que dicen. Pero... por qu hara falta ahora meterse a controlar todas las operaciones militares y de inteligencia de un pas extranjero? Hay un modo ms fcil de conseguir lo que quieres. Adapta a PROMIS una versin de la trampilla de Troya en todos los ordenadores que vendas a Canad, Europa y Asia, tanto privados como gubernamentales, para controlar sus acciones militares, bancarias y de inteligencia. Accedes a sus bancos y sabes qu hace quin y quin se est preparando para hacer qu. Esto coloca todos los datos en un riesgo permanente de exposicin. Exacto solt Sandorf. Son conscientes de ello los gobiernos? Lo dudo, pero, aunque lo fueran, poco es lo que pueden hacer a estas alturas de la partida. Son sistemas de misin crtica que requieren aos de perfeccionamiento, no algo que se hace en un santiamn en un chiringuito de perritos calientes. Una vez que el software de PROMIS estuviera en funcionamiento, quien poseyera el sistema podra fcilmente obligar a todos los pases a cooperar. Porque el software controlara los bancos nacionales, los servicios de inteligencia y los ejrcitos dijo Curtis.

Exacto. Al arrinconar, mediante el libre acceso, a los bancos, los militares y las agencias de inteligencia, slo se precisa la amenaza del uso de la fuerza. Un arma es eficaz slo si alguien conoce su capacidad. Antes de utilizar la bomba atmica, sta era irrelevante. El sndrome Nagasaki. Pero cmo es que el mundo entero ha permitido que esto pasara? No lo ha permitido. Ha visto el cuaderno? Se lo robaron a Grimaldi. Lo asesinaron e hicieron que pareciera un accidente. Cmo ha llegado a sus manos? inquiri Curtis, incrdulo. Fue un regalo de la gente que lo mat contest Sandorf con toda naturalidad. Qu pas? Segn la versin oficial, se golpe la cabeza en la baera y se ahog en seis centmetros de agua. Dios Santo..., Grimaldi era un judo italiano. Tena una napia ms larga que la de Pinocho. Cmo diablos te vas a ahogar, boca abajo, en seis centmetros de agua? O sea que nadie lo saba. Es un secreto envuelto en un halo de misterio. A los gobiernos se les suministr software PROMIS modificado que ellos modificaron a su vez, o creyeron haber modificado, para eliminar la trampilla. Sin embargo, algo que ninguno saba es que los chips Elbit de los sistemas evitaban las trampillas y permitan la transmisin de datos cuando todos pensaban que los ordenadores estaban apagados y a salvo. As es como puedes inutilizar lo que hacen Canad, Europa y Asia, sobre todo China y Japn, si no te gusta. Puede usted pararlos? Yo? Me toma el pelo, verdad, hijo? Mreme... Sandorf se subi la manga de su bata de seda para dejar a la vista las profundas cicatrices de la mano izquierda. Soy yonqui. Si quiero mear, ni siquiera me puedo bajar los pantalones a tiempo. Me lo hago encima. Hizo una pausa. Y aunque no fuera as, sera demasiado tarde. Qu quiere decir? De veras no lo entiende? Tiene una pista, agente. Es cuarto y gol en la yarda dos, y quedan diez segundos para acabar el partido. Tengo otra pregunta. Las palabras de Curtis sonaban apocopadas. Ya me lo imaginaba. No poda ser que se hubiera tomado usted tantas molestias para conseguir slo un poco de ruido de fondo. Supongamos que alguien quiere utilizar PROMIS para entrar en un sistema blindado. Se puede hacer? Sandorf se reclin, absorto en sus pensamientos. Cruz los brazos en su prominente estmago. Debera ser alguien muy bueno. Est pensando en alguien en concreto? Pues s. Le dice algo el nombre de Paulo Scaroni? S, un asqueroso hijo de puta. Un demonio residente en el laberinto. Descruz los brazos, se incorpor con torpeza y se acerc a unos centmetros del poderoso cuerpo de Curtis, agarrndole el antebrazo con las largas y huesudas manos. Curtis alcanz a oler el aliento ftido. Le dar un consejo, hijo. Mejor que se cuente los dedos cada vez que estreche la mano de ese tipo. Sandorf lo solt, pero permaneci flotando el olor nauseabundo. De todos modos, es realmente bueno. Hay muy pocos que puedan compararse con l, quizs un centenar en todo el mundo. Mir a Curtis. Supongo que est al corriente de los miles de millones perdidos.

Querr decir billones. El hombre sonri. Le faltaban dos incisivos. Los otros dientes eran marrones con un matiz amarillento o estaban picados. Lo que quiero decir es lo siguiente. La penetracin y el robo del dinero era el banco de pruebas, las Arenas Blancas de la bomba atmica econmica PROMIS. Cmo acab l implicado en el asunto? El gobierno lo mand ah para que ayudara a crear un mejor sistema de inteligencia artificial a partir de PROMIS. Scaroni tena su propio sistema, as que el matrimonio entre mi nio y el suyo dio como resultado un hbrido. Este hbrido fue utilizado por el gobierno de Estados Unidos para obtener datos de inteligencia financiera y controlar transacciones bancarias. Para quin? inquiri Curtis. En un principio para la CIA, entre otras organizaciones. Se trataba de una conspiracin del complejo industrial-militar con todas las de la ley. Llegaba hasta arriba. Su territorio favorito. Y los dems?, se dijo Curtis. Todos hombres de carrera; militares, inteligencia, negocios. FBI, CIA, NSA, ONI, DIA, Pentgono, complejo industrial-militar. El pensamiento del ranger regres a las palabras de Sandorf. Quin estaba en lo ms alto? Le suena el nombre de Henry Stilton? Los ojos de Curtis se abrieron como platos. El segundo al mando en la Agencia. ste. Montaron una conspiracin para robarme el software, modificarlo e incluir una trampilla que permitira a quienes lo supieran acceder al programa en otros ordenadores y luego venderlo a agencias de inteligencia extranjeras. Empec a olerme algo cuando las agencias de otros pases, como Canad, comenzaron a pedirme servicios de apoyo en francs, cuando yo nunca les haba vendido nada. Qu puede decirme de Scaroni? Cuando slo contaba diez aos, cable el barrio de sus padres con un sistema de telfonos privados que funcionaba perfectamente y sala ms barato que el de Ma Bell. En octavo gan un concurso cientfico por un sistema de snar tridimensional. Digmoslo as, hijo: uno nunca olvida a un joven de diecisis aos que se presenta en clase con su propio lser de argn. Sandorf se dirigi al balcn cojeando, abri la puerta y sali a la terraza. Para gran sorpresa de Curtis, era..., bueno, un jardn Zen. Un trozo de tierra de cuatro metros de largo por cinco de ancho, con una sencilla disposicin de catorce rocas y piedras, arena, grava y guijarros. En japons se llaman karesansui. Significa agua seca y montaa. La impresin del agua la da el modo de rastrillar la arena sobre la tierra, lo que crea un dibujo de ondas mientras las piedras y las rocas desperdigadas representan montaas e islas. Digno de verse dijo Curtis. Esto no ha sucedido por casualidad. Sandorf sonri. Por un instante, su desfigurado rostro pareci humano. Aqu hay catorce rocas y piedras. Segn la leyenda, cuando una persona alcanza la forma ms elevada de iluminacin Zen, la decimoquinta roca se le hace visible. Fascinante. Por qu alguien como usted vive aqu?

Por seguridad contest el hombre negro. Aqu, en pleno Harlem? Cuando al lado de este lugar la Dresde bombardeada parecera Versalles? solt Curtis creyendo que se le escapaba algo. En todo caso, pens que, en vista del intelecto de Sandorf, era un comentario sugestivo. Se imagina a un esbirro blanco intentando robarme en este agujero? Podra usted desaparecer. Ir a vivir a algn otro sitio. Sandorf neg con la cabeza. No, no puedo. Lo sabran en menos que canta un gallo. Prosigui sin esperar a la rplica de Curtis. En el trceps derecho llevo un microchip. Me tienen atado corto. Hizo una pausa y baj la voz. Y porque soy yonqui. Sandorf se apoy en la pared, con los ojos entornados y los labios temblando. Se aclar la garganta. Poco despus de producirse el hbrido entre PROMIS y el modelo de Scaroni, me secuestraron. Cada pocas horas me inyectaban drogas. Eso era su pliza de seguros. Cuando por fin me dejaron ir, haban pasado ms de tres meses. A juzgar por el clima y la vegetacin, dira que era una clnica estatal situada en algn lugar del oeste, pero no puedo probar nada. Perdi la mirada en el vaco. Tiempo atrs, en Washington causaba sensacin. Mreme ahora dijo Sandorf con su voz de bartono, frotndose la coronilla. Pero sigue vivo, no? dijo Curtis. Por si el sistema se estropea y no queda nadie para arreglarlo dijo Sandorf con amargura. Puedo ayudarlo a luchar contra esto. Usted ya sabe que, para las fuerzas oscuras, la solucin ideal es la posibilidad gratuita de que si el objetivo del descrdito, es decir yo, es sometido a las acusaciones socialmente ms censurables, se autodestruya, con lo cual se reforzara la fraguada aura de sospecha y se anulara la necesidad de llevar a cabo ms difamaciones. Cabrones... sta es la municin habitual de las operaciones de contraespionaje de la Agencia para neutralizar las amenazas ms preocupantes solt Curtis, indignado. As es si tienes alguna clase de vulnerabilidad o esqueletos en el armario! aadi Sandorf. Muchos se han suicidado o han intentado evadirse con el alcohol y las drogas. Vidas destruidas en la bsqueda de la verdad..., y mediante acusaciones falsas. Se tumb en el sof. Estoy en deuda con usted, seor Sandorf. Si un da quiere abandonar esta cloaca... Sandorf levant la mano derecha. Por Dios..., vaya a sentirse culpable a otro sitio. Enderez los hombros y la espalda . No me malinterprete. Esto es slo un hombre muerto que habla con otro. Curtis baj la mirada y suspir. Sandorf lo mir por ltima vez y volvi la cabeza. Cudese, agente. Michael observ las teclas verde y roja intermitentes de su telfono. S? Michael? Hola. Curtis, dnde ests? Siempre que llamo me preguntas lo mismo. A ver si cambiamos el disco, amigo.

Muy bien. Ests vivo y a salvo, herido de gravedad con las tripas desparramadas en algn sitio dejado de la mano de Dios, tendido en una zanja desangrndote, o muerto y hablndome desde la tumba? Un placer. A m tambin me gusta or tu voz. En serio... dnde ests? Cavando un tnel para salir de una cloaca. Saba que estabas herido! Es grave? Dios mo, estamos en el hospital... Quiz Simone puede quedarse... Encontr al hombre invisible. Muy bien. Ests estresado. Desvaras. Pero no te preocupes; iremos a buscarte. Aqu hay gente maja que puede ayudarte. Cristian puede pagar. Pero dime... Por qu no te callas un momento? Encontr al hombre que cre PROMIS. Ah, s? Dnde vive? En Harlem. Harlem, Nueva Inglaterra? Una ciudad preciosa. Unas casas magnficas. Yo tena all una ta, bueno, en realidad era la ta de mi madre por su segundo matrimonio. Katherine Jane Kanter. La agente de Grace Kelly? Era bastante mayor cuando... Michael! S, perdona... Ha sido un da largo. Cristian est mejor. Lo peor ya ha pasado. Me callo, de acuerdo. Ahora tenemos la mayor parte de las piezas. El tipo del trullo ha vuelto a llamar. Scaroni? se. La verdad es que yo no me fo. Has conseguido alguna informacin sobre l? Me han dicho que estrecharle la mano puede ser peligroso para la salud. Tiene alguna enfermedad? Ms de las que te imaginas, Michael. Maana comparecer ante el tribunal. Dnde? Manassas, Virginia. Territorio CIA. No me lo perdera por nada del mundo. T? Y nosotros? Es preciso que os quedis con Cristian, al menos hasta el final de la sesin. Luego os llamo. En las afueras de Washington, un cadver ensangrentado, con el brazo derecho roto, los ojos salidos de las rbitas y la cara deformada por la muerte, fue arrojado desde una furgoneta blanca al ro Potomac. Un hombre con el imponente tatuaje de un pual en el antebrazo derecho cogi el telfono del coche y marc un nmero. Trabajo hecho. Qu ha averiguado? fue la respuesta. Nada. Para ser un hombre que no saba demasiado, tard un rato en decirlo. Coja el coche y permanezca frente al hospital. Otro equipo lo relevar a medianoche. Informe inmediatamente de cualquier movimiento. No se mueva de ah hasta que le avisemos. No me falle.

Comprendido, seor secretario.

46
Curtis torci a la izquierda y tom un ancho pasillo con mamparas de vidrio. Luego gir bruscamente a la derecha y enfil un pasillo estrecho, ste con mucha menos gente y muchos ms abogados. Despus otra vez a la derecha para llegar, tras cruzar unas puertas acristaladas, a un corredor an ms estrecho y atestado de agentes de polica. El juicio de Scaroni se celebraba en la sala C. Las medidas de seguridad eran de lo ms estrictas. No slo se registraba a todo el mundo con un detector de metales manual, sino que se inspeccionaban individualmente todos los bolsillos y maletines. Los alguaciles estaban en mxima alerta. Entr en una sala casi vaca y vio a Paulo Scaroni con grilletes, sentado a la mesa de los abogados y vestido con el mono carcelario. Su abogado era un hombre de sesenta y tantos aos con mejillas sonrosadas y vestido de negro: pantalones negros, corbata negra, zapatos negros, una elegante perilla y un largo mechn de pelo negro teido que llevaba peinado de izquierda a derecha. Estaba sentado a una mesa rectangular con un vaso de agua en una mano y en la otra un fajo de documentos convenientemente doblados. Scaroni presentaba un aspecto gris, fatigado. Su cara ovalada pareca cubierta de rasgos superpuestos, y sus ojos azules, de sabueso triste, miraban por encima de unas grandes bolsas y una nariz ganchuda. Se volvi para ver quin entraba. Su mirada se detuvo en Curtis con una codicia extraa, nada sutil. Scaroni se inclin hacia su abogado, que se volvi, mir, entorn los ojos y susurr algo al odo de su cliente. Aunque estaba previsto que la sesin empezara poco antes del medioda, por razones de seguridad se traslad a otra sala y se cambi la hora: sera a las once. La vista haba comenzado haca un rato, cuando entr Curtis, quien lo primero que oy fue al juez haciendo referencia a la supresin de ciertos documentos. Estos fragmentos sern eliminados con tijeras, y una vez eliminados han de ser destruidos. Entonces el juez mir alrededor y se dirigi al fiscal, que estaba en pleno interrogatorio de uno de los testigos. Podra extenderse sobre el contenido de la carta? pregunt el acusador pblico. En esencia, la carta expresaba el entusiasmo por la potencial aplicacin de tecnologas y peda una lista de todos los participantes activos en la empresa conjunta respondi el testigo. Conoca los nombres de algunos de los participantes? Conoca a todos los participantes, porque yo era jefe de proyectos en las instalaciones del gobierno en la cuenca del Pinto.

Puede decirle al tribunal si alguien de la sala particip con usted en la empresa conjunta? Scaroni se incorpor en la silla con la cara crispada y un tic nervioso en el ojo izquierdo. Pareca una enorme lata de gusanos retorcindose. Tras negar el testigo con la cabeza, Scaroni hizo una mueca y susurr algo al odo de su abogado. Cul era el esquema bsico de la propuesta? Vehculos blindados Bradley para transporte de tropas. Llevamos a cabo una demostracin de prueba de un dispositivo mejorado para aerdromos que la empresa desarroll. Que yo desarroll! grit Scaroni, saltando de su asiento. Silencio! El mazo del juez baj de golpe. Contine, por favor dijo el fiscal tras una pausa, mirando con desdn a Scaroni. Tambin realizamos una prueba con un artefacto explosivo de implosin hidrodinmica. Nuestro laboratorio construy un prototipo, pero lo hicimos ms grande porque los jefes de la empresa queran una demostracin por todo lo alto. Provoc un incidente diplomtico, ya que la prueba fue detectada por satlites de observacin rusos y chinos. Ahora le tocaba interrogar al equipo de Scaroni. Su abogado se puso en pie, sacudi la cabeza, sac un pauelo, se son la nariz, trag saliva y dijo: Conoce a este hombre, Paulo Scaroni? Seal a su cliente con el pequeo y grueso dedo ndice. Personalmente, no fue la respuesta. Saba que l era vicepresidente de las instalaciones que acaba usted de mencionar? Lo desconoca. Por encima de mi escalafn hay varios niveles. Podra hacer conjeturas, pero no. Dice que el vehculo blindado Bradley se desarroll en la cuenca del Pinto. S, seor. De hecho, en los folletos promocionales se dice que Bradley fue desarrollado por un equipo dirigido por el propio vicepresidente de la corporacin. No tengo buena memoria. Pero me gustara ver esos folletos. Cul era su cargo antes de llegar a supuesto jefe de proyectos? Protesto! fue la rplica del fiscal. Se admite la protesta dijo el juez sin inmutarse. Cul era su cargo antes de llegar a jefe de proyectos? El abogado de Scaroni corrigi su frase. Me ocupaba de supervisar personalmente todos los contratos y patentes de la empresa. El abogado de Scaroni desenroll los documentos que tena en la mano. Saba usted que tres de las patentes ms lucrativas y vanguardistas, como las Aplicaciones de la Teora de la Perturbacin para aumentar la transferencia de energa, la Aplicacin de Mtodos Estacionarios a polvos y aerosoles para aumentar la transferencia de energa, y la Aplicacin de la Teora de la Perturbacin a sistemas de flujo hidrodinmico, eran en realidad inventos de Paulo Scaroni? Defina invento, por favor. No es cierto que fue Scaroni, y no usted ni Santa Claus, quien tuvo la inteligencia para inventar las patentes antedichas? grit el abogado de Scaroni, actuando con la pericia

de un letrado consumado que atrapa al testigo estrella de la acusacin con un interrogatorio censurable. Protesto! Protesto! El fiscal estaba fuera de s. Que yo sepa, no. Por desgracia, algunos de los documentos a los que usted se refiere fueron destruidos durante el reciente incendio que arras el ala oeste del complejo. An estamos intentando reponer el material perdido. El testigo observ al fiscal. Curtis advirti que el testigo menta porque, por instinto, los mentirosos suelen mirarte atentamente despus de hablar para ver si te lo has tragado o deben hacer algo ms para convencerte. El abogado de Scaroni no hizo ms preguntas, y el testigo fue invitado a retirarse. Pas con gesto hurao frente a la mesa del acusado. El juicio de Scaroni no iba bien. Su equipo esperaba que la influencia y la credibilidad del siguiente testigo cambiaran la situacin. Puede usted decir su nombre para que conste en acta, por favor? pidi el abogado de Scaroni. Curtis advirti que, aunque el hombre de las mejillas sonrosadas tena un aspecto cmico, no era tonto. Le daba igual revelar sus emociones ante el tribunal. Me llamo Brian Leyton. Soy ayudante del fiscal general de Estados Unidos en Washington, D.C. Conoce al acusado, Paulo Scaroni? No. El abogado de Scaroni tard varios segundos en asimilar la respuesta. Como si estuviera en trance, contempl la superficie de la mesa y sujet distradamente los documentos enrollados. Luego alz los ojos y observ primero a su cliente, que se encontraba en estado de shock, y despus a Leyton. Curtis tambin se dio cuenta de lo sucedido. Tambin l volvi a representar la fraccin de segundo en la que un ayudante del fiscal de Estados Unidos deca al tribunal, mintiendo, que no conoca al acusado. En esa fraccin de segundo, la expresin de Leyton fue de inequvoca resignacin y cristalino desdn. Hacia el sistema? Hacia s mismo? Hacia Scaroni? Una locura. Conoce usted personalmente al seor Scaroni? pregunt, muy despacio, el hombre de las mejillas sonrosadas. No recuerdo haber conocido personalmente al seor Scaroni contest con calma el ayudante del fiscal. Ha estado alguna vez en su despacho con el seor Scaroni y en presencia de tres agentes federales? He hablado con miles de personas encargadas del cumplimiento de la ley, y no puedo estar seguro de haber hablado o no con el seor Scaroni en presencia de agentes federales, por telfono o en persona. El abogado de Scaroni frunci el ceo con inquietud. Encabez usted la acusacin del gobierno contra la mafia rusa por intentar robar sondas de inspeccin profunda de paquetes, un elemento clave del sistema estadounidense de defensa nacional? As es. Cundo? El ao pasado.

No fue Paulo Scaroni quien filtr el dato al gobierno de Estados Unidos? pregunt al instante, pues quera que el jurado oyera la versin de su cliente. Protesto! grit el fiscal. Quin pas la informacin al gobierno de Estados Unidos? insisti, reformulando la pregunta. Mi oficina fue informada por un agente especial de alto rango que est al frente del FBI, en Washington. No estoy en condiciones de especular sobre quin le inform a l. El juez mir la hora. Habra un breve receso de quince minutos. El mazo baj en el preciso instante en que el juez sacaba un pauelo limpio de una ordenada pila del cajn superior.

47
Simone mir a Cristian y luego el monitor. Se mantenan las constantes vitales, y la respiracin era regular. Luego se volvi hacia Michael. Jams dejar de buscarlos, Michael. Comprendo lo insignificante que soy para ellos. Lo s, no se han parado a pensar en Danny desde aquel da fatdico. Sin embargo, yo no he dejado de pensar en l desde entonces. Al margen de las mil maneras en que intento distraerme, cada noche me acuesto repasando todos los detalles del ltimo da que pasamos juntos, y preguntndome qu hice mal o por qu no lo entend o no lo prev... Y cmo en ese breve instante alguien puede arrebatarte totalmente la felicidad. Hablaba con voz temblorosa. A veces llego incluso a convencerme a m misma de que todo es un error, de que de un momento a otro Danny cruzar este umbral, de que llamar porque ver luz debajo de la puerta. Pero no lo hace ni lo har nunca, y eso me est matando... Y despus de todo, por largo que pueda ser, aparece alguien que te quiere; que te quiere de veras y a quien t quieres, que te hace sentir til y feliz, y piensas en lo que sucedera si esto no saliera bien y cmo los trocitos de tu alma se perderan para siempre. Y me estremezco ante la idea de perderte. Aspir lo que pareca todo el aire de la habitacin. Oh, Dios mo, estoy tan cansada... Cundo terminar todo esto? Cundo? Ojal hubiera escuchado a mi corazn y no lo hubiera dejado marchar. Simone... Michael se acerc a ella. Danny saba exactamente lo que estaba haciendo cuando se matricul en la escuela de periodismo, cuando estableci su primer contacto y cuando sigui a la bestia hasta su guarida. Saba quin era. Amaba lo que haca. Michael... No tienes por qu llevar esta carga.

Ella examin su rostro como si fuera el de un desconocido. Advirti que esconda sentimientos nocivos. Clav la mirada en sus ojos. Eran cautelosos, en busca de pequeas injusticias a las que responder. Michael... El nombre flotaba en el aire como una bocanada de humo. No sonres mucho, pero cuando lo haces es como cuando se disipan las nubes. Me haces sentir superflua, como si hubiera usurpado el sitio de alguien brome, mientras brillaba en sus labios una sonrisa extraa, aparentemente gratuita. Michael se inclin y la bes con ternura. Creo que, dadas las circunstancias, lo ms adecuado sera salir de puntillas por la puerta, pero, por desgracia, de alguna manera estoy inmovilizado dijo Cristian; se relami los labios y sacudi la cabeza. Cristian, slo estbamos... El banquero alz la palma de la mano derecha. Sobran las explicaciones. Dnde est Curtis? En el juicio de Scaroni. Dnde? pregunt con tono de perplejidad. Eso no importa. Cree que puede matar dos pjaros de un tiro. Un destello atraves las persianas seguido, seis segundos despus, de un fuerte trueno. En Nueva York, el tiempo era fro y desapacible; un cielo nacarado pasaba en vuelo rasante, mientras Manassas disfrutaba de los ltimos rayos de sol. La sesin del da iniciaba su tramo final. Agotada por las prolongadas tensiones, e indignada por haberse visto obligada a revolcarse en porquera inventada, la defensa llam a Paulo Scaroni al estrado. Se acababa el tiempo, y no estaba ms cerca de demostrar que, en otra poca, el acusado haba trabajado para el gobierno de Estados Unidos. Era fatal que todos los testigos del gobierno estuvieran claramente coaccionados e intimidados para dar a su testimonio un giro perjudicial y ensayado. Era inconcebible que un testigo clave de la defensa cometiera perjurio en el estrado. La pregunta era por qu. En cierta poca, Scaroni trabaj en un proyecto secreto de empresa conjunta en Nicosia, Chipre, junto a otros empleados gubernamentales que haban efectuado declaraciones selladas sobre el caso. se era su nico rayo de esperanza, una posibilidad de demostrar a qu se haba dedicado. Despus de que las objeciones de los abogados del gobierno fueran consideradas totalmente irrelevantes, se pidi al acusado que describiera con el mayor detalle posible las instalaciones de Nicosia. Luego se compar su testimonio con las declaraciones selladas de los otros miembros del equipo. Encajaban. La defensa pregunt cmo poda ser que un supuesto civil, sin vnculos con una corporacin militar como el complejo de la cuenca del Pinto, tuviera acceso a informacin confidencial sobre sus instalaciones en el extranjero. Era una pregunta retrica, dada la insistencia del gobierno en que Scaroni nunca haba trabajado para l en ninguno de sus proyectos, ni dentro del pas ni en el extranjero. Curtis no saba cmo rebatira el gobierno ese testimonio potencialmente perjudicial para sus intereses. Diez minutos despus, vio al fiscal cruzar y pasar al universo paralelo de humo y espejos. Para refutar la afirmacin de Scaroni, el abogado de la acusacin sugiri que el acusado, que haba sido encarcelado sin fianza, desde su celda haba conseguido piratear el sistema informtico de la CIA y haba averiguado lo de Nicosia y los detalles del caso. La vista acab sin conclusiones y se fij fecha y hora para la semana siguiente.

Michael puls la tecla del altavoz de su anticuado telfono. Qu ha ocurrido? Pidi a Curtis que contara el desarrollo del juicio. Crea que el abogado deba testificar a favor de Scaroni. No es eso lo que dijo? Me parece que sus posibilidades de salir de la crcel son entre escasas y nulas coment Simone. Slo que esas escasas posibilidades an estn en el edificio replic Curtis. Qu quieres decir? Scaroni esperaba que el tribunal lo exculpara. Hoy el gobierno ha aprovechado para demostrarle que no va a ser as. Increble, toda esa gente testificando contra l... Michael se debata entre las dobleces del gobierno y su propia ingenuidad. El gobierno est poniendo sus patos en fila y preparndose para disparar. Pero an le est dejando cierto margen de accin. Por qu, Curtis? pregunt Michael. Todava tienen esperanzas de que Scaroni regrese del fro y les d lo que quieren. Entonces, le crees? Slo que est en prisin y que rob el dinero. Lo que no sabemos es para quin trabaja. Hizo una pausa, senta como si su mente diera bandazos: Y no olvides nunca que siempre es ms eficaz ser sincero en privado. De lo contrario, tu mvil puede ser un tanto sospechoso. Scaroni trabaj al servicio del gobierno de Estados Unidos en el desarrollo y la modificacin de software para PROMIS aadi Simone. Por qu su abogado no lo ha mencionado? Lo ha hecho, pero el juez se ha asegurado de que esos puntos se suprimieran con tijeras y, una vez suprimidos, que fueran destruidos. Indignada, Simone no lleg a iniciar la frase. Pero... Tiene que ver con PROMIS, Simone. Nunca dejarn que esto aflore. Por eso deben destruirlo a l y a todo aquel que lo haga parecer creble. La reserva amalgamada de varios billones de dlares, creada y mantenida en cuentas aletargadas y hurfanas, fue robada mediante PROMIS con ayuda de Scaroni. Sandorf me cont hasta aqu. Cristian tambin debi de darse cuenta. Quiz por eso atentaron contra l. Esto es plutonio. El que se acerca acaba muerto. A ver si te pillo dijo Michael sacudiendo la cabeza. El CTP era una operacin gubernamental para evitar que el sistema financiero mundial implosionara. Lo que pasa es que una gente poderosa llamada Octopus estaba utilizando este dinero para generar beneficios espectaculares corriendo muy poco riesgo. Lo recuerdas? Los bancos y los bancos centrales que participan en el CTP llevan dos libros, uno para el examen pblico y otro para verlo en privado. Cmo encaja en esto Scaroni? inquiri Michael. El gobierno le encarg que ayudara a crear un sistema mejorado de inteligencia artificial a partir de PROMIS. l ya tena su propio sistema, por lo que la unin entre el de Sandorf y el suyo origin un hbrido. En cuanto Octopus tuvo el hbrido, se libr de Sandorf. Por qu?

Porque Scaroni era uno de los suyos, al menos al principio, y Alan Sandorf no. Sandorf me dijo que la penetracin y el robo del dinero fue el banco de pruebas de la bomba atmica econmica llamada PROMIS. Recuerdas lo que deca Cristian? dijo Michael. Que en el ciberespacio pueden existir esas cantidades de dinero porque nunca se pueden transferir a ninguna parte respondi Simone. Tambin deca que no era necesario, pues es posible mover cualquier cantidad de dinero en una millonsima de segundo con slo pulsar una tecla. Y aqu es donde aparece PROMIS terci Curtis. Sobre todo sabiendo que una buena parte estaba depositada en treinta cuentas en un grupo sin fisuras de CitiGroup. Cuyo presidente, John Reed, est ahora criando malvas. Curtis repas su visita al extrao mundo de Alan Sandorf: su teora de por qu los conspiradores obligaran a todos los pases de la Tierra a cooperar con quien poseyera el sistema, y lo fcil que sera eso con PROMIS, pues la combinacin PROMIS-inteligencia artificial controlara bancos nacionales, ejrcitos y agencias de inteligencia. La pregunta es por qu lo estn haciendo. Por fanatismo repuso framente Curtis. Sin el dinero del CTP inyectado en el sistema, la economa mundial se ira a pique, dejando centenares de millones de muertos y miles de millones de hambrientos e indigentes. Pero eso tiene un precio. Quizs el propio titiritero, quienquiera que sea, sabe cul es el precio, pero no los otros, que obedecen rdenes a ciegas. Este fanatismo ha impedido que los conspiradores vieran las verdaderas consecuencias de sus chanchullos. En cuanto aumente el clamor, empiece a morirse la gente y se extienda la indignacin, el mundo se ver abocado a la guerra. Estn jugando con fuego, que al final los devorar cuando los disturbios se propaguen por todos los pases, poniendo fin al viejo orden y estableciendo uno nuevo, un Nuevo Orden Mundial con la ayuda de la inteligencia artificial ms poderosa del mundo, PROMIS. Simone estaba estupefacta. Michael tena la mirada perdida. Sus rostros se ensombrecieron. Curtis mir el reloj. Cambio de planes. Debo ver a alguien. Es importante. Quedamos luego en el hospital. Necesitas ayuda? No, qu va. Curtis se acomod en el asiento delantero del Lincoln Continental naranja. El estruendo del motor no pretenda saludarle. El taxi aceler calle abajo.

48

Supersticin infantil. No tena ni pies ni cabeza que por la maana, camino del trabajo, pasara por una acera y por la tarde, de regreso a casa, pasara por la otra. Brandon Barry Kumnick frunci el ceo. Elvis era supersticioso, igual que Sharon Tate, Roman Polanski y Howard Hughes. No, Hughes era lisa y llanamente raro. Volvi sobre Elvis. Si era bueno para el Rey, era bueno para Barry. Concluy que la manipulacin de la supersticin era un asunto delicado. Meterse con creencias muy profundas supona jugar a ser Dios, y slo deba intentarse si uno poda salirse con la suya y el juego mereca la pena. Merece la pena una acera? Tambin resolvi que el fracaso puede desembocar en el ridculo, algo que ni l ni el Rey digeran demasiado bien, y en acusaciones de torpeza (jams!) e insensibilidad capaces de manchar la reputacin de un individuo. Kumnick lo analiz desde ngulos distintos. Lleg felizmente a la conclusin de que haba supersticiones buenas y supersticiones malas. Las suyas (y como es lgico las de Elvis) eran indudablemente buenas. El resto... No, no haba excusa para el fracaso. Caa la tarde sobre la concentracin de gruidos apagados de la Gran Manzana. Los sonidos y olores de Nueva York, agitndose, vibrando a esa hora temprana de la tarde, baaban la ciudad con una luz color mandarina. Kumnick respir hondo. En la acera se vean restos blancos de nieve hmeda. Lentamente, una tras otra, caan gotas de agua haciendo plaf. De un balcn, an colgaban las cintas de alguna festividad religiosa. (Si hubiera caminado por el otro lado no las habra visto.) Una pareja paseaba un perro. El chucho rod sobre la gravilla, corri unos metros y cay de lado. Por qu tiene la gente como mascotas a criaturas de aspecto sarnoso? Pis un excremento de perro por segunda vez. Supersticin... Por lo visto, tambin a Elvis le haba pasado. Un sedn negro se acerc en silencio junto a Kumnick y, sin que mediara cambio de ritmo, se abri la puerta del pasajero, y una mano poderosa agarr a Kumnick por el pescuezo y tir de l hacia dentro. La puerta se cerr y el sedn aceler. Menos mal que me he puesto una muda limpia dijo Kumnick en voz alta. Quines sois, tos? Oh, a propsito..., voy colocado. El hombre del tatuaje se volvi hacia Kumnick. Eres una pieza valiosa. No alimentes la vanidad de un hombre replic el analista, intentando incorporarse. No iba a poder. Un par de fuertes manos lo agarraron del cuello mientras alguien le pona en la cara un trapo suave y hmedo y el conductor encenda la radio. Primero fue la clasificacin crediticia en Europa oriental, que hace menos de dos semanas se redujo a basura, y ahora son las tribulaciones financieras de Europa occidental las que ocupan el centro del escenario. As es, Larry. En Italia, el aumento de permutas financieras ligadas a crditos impagados ha alcanzado niveles de rcord despus de que los Servicios de Clasificacin de Standard & Poor situaran la clasificacin crediticia de este pas en el estatus de basura. Hoy, a primera hora, en un informe aparte, S&P haba advertido de que en Europa occidental estn presentes todos los ingredientes de una crisis importante. Por si fuera poco, el Servicio de Inversores de Moody coloc a Francia y Austria en situacin de revisin para un posible descenso que se producira a principios de la semana prxima, mencionando la incertidumbre poltica y las preocupaciones

relativas al sector bancario. Ayer, el hundimiento del gobierno de coalicin italiano propag por todo el mundo la inquietud sobre el posible efecto domin en el resto de las economas de Europa occidental. Gracias, Marian. Dentro del pas, los bancos ms grandes estn tan cerca de venirse abajo, y la economa mundial est desintegrndose con tal rapidez, que es inminente una debacle en Wall Street. En concreto, es cada vez ms probable que las previsiones de los ltimos meses se cumplan en un breve perodo de tiempo, incluyendo la quiebra de los mercados burstiles. Una rpida disminucin en las acciones de aproximadamente tres mil en el ndice Dow y de trescientos en el S&P..., o incluso ms. David, esto est empezando a parecerse cada vez ms al Armagedn y al da del Juicio Final. Dinos tus predicciones a corto plazo. Gracias, Larry. Son de veras a corto plazo. A semanas vista, me refiero, no meses. Antes de nada, quiebras de empresas: una reaccin en cadena de expedientes acogidos al Captulo 11 o adquisiciones federales, incluyendo no slo General Motors y Chrysler sino tambin Jet Blue, Macys, Saks Fifth Avenue, Sears, Toys R Us, U.S. Airways e incluso gigantes como Ford o General Electric. A continuacin, quiebras de los superbancos: bancarrotas o nacionalizaciones no slo de CitiGroup y Bank of America, sino tambin de JP Morgan Chase y HSBC. Tercero, una epidemia a escala nacional de quiebras de bancos medianos y pequeos. Cuarto, hundimiento de los seguros: esta maana, Washington ha anunciado que AIG, la compaa aseguradora ms importante del pas, perdi en los tres ltimos meses del ao pasado la pasmosa cifra de 61.700 millones de dlares. Se trata de la mayor prdida sufrida por una empresa de Estados Unidos. Ms grande que las prdidas rcord de Bank of America y CitiGroup sumadas! Peor an: para evitar que AIG desaparezca, Washington ha prometido otros trescientos mil millones de dlares, de modo que el rescate total para esta empresa asciende a la mareante cifra de cuatrocientos cincuenta mil millones de dlares. Esto equivale al ciento treinta por ciento de todo el dficit presupuestario del gobierno de Estados Unidos de todo el ao pasado! Es ms, las acciones de la empresa, que en mayo pasado se vendan a casi cincuenta dlares cada una, ahora estn a slo cuarenta y nueve centavos. A un inversor que ocho meses atrs comprara diez mil dlares de acciones de AIG le quedan ahora noventa y ocho dlares. El resto, la friolera de 9.902 dlares, se lo ha llevado el viento. De todos modos, lo que queda por ver es cmo piensa el nuevo presidente cumplir las promesas que ha hecho su gobierno en los dos ltimos meses. Cunto dinero ha prometido? Alguien lleva la cuenta? Marian, si contamos los trescientos mil millones de dlares a AIG, estamos ante un total de ocho billones de dlares! Como lo oyes. Y la pregunta es: disponen de ese dinero? Supongo que lo sabremos dentro de poco.

49
La fra lluvia persista sobre la capital, aunque cada vez con menos fuerza. Los ojos del presidente se perdan ms all de la biblioteca a prueba de balas, junto a la ventana que daba sobre el bien cuidado csped de la Casa Blanca. Pareca ms gris a esa hora, bajo la evanescente luz de una tormenta vespertina, en esa tarde invernal anormalmente clida para la poca. Iba vestido con una camisa de tres botones y cuello abierto, gemelos de oro y elegantes pantalones negros, y tena las largas piernas separadas y la mano izquierda flcida en la hebilla del cinturn. El hombre tena muchas cosas en la cabeza. Una nacin en guerra consigo misma, gente en guerra con el gobierno, pases en guerra entre s. Una guerra por la supervivencia. Le recorri un escalofro. Cmo aoraba los inviernos nevados de su infancia... Cerr los ojos y se traslad a la Navidad de su infancia, y de repente record el saln de su casa familiar envuelto en un paraso multicolor de hojas muertas, una gran cantidad de libros con pginas de bordes dorados, el rbol de Navidad... La imagen se demor en su mente, llenndolo de calidez. Son un zumbido procedente de su consola telefnica, una especie de grito ronco. El recuerdo se retir en silencio, esfumndose en las profundidades de la tierra. Qu estoy haciendo? Mir la hora. Eran las cinco y cuarto. S? Seor presidente, el secretario de Estado, Brad Sorenson, quiere verlo. Hazlo pasar fue la escueta respuesta. Se aclar la garganta. La puerta se abri un par de centmetros. Con delicadeza, sin asomar la cabeza, Brad Sorenson dijo: Tiene un momento? Podra ser importante. Quiz tengamos una pista sobre el asunto PROMIS. Un hombre fue a ver a alguien que al parecer trabaj en el desarrollo del software. Cundo y quines? El presidente mir fijamente a su secretario de Estado, se volvi y se sent en su suntuosa silla de cuero. Ayer. Segn la descripcin fsica, los datos circunstanciales y los informes de Inteligencia, este hombre se llama Curtis Fitzgerald. Es ranger del ejrcito, miembro del Dcimo Grupo de las Fuerzas Especiales. Dej un sobre de papel manila sobre la mesa del presidente. Un trabajo rpido. La descripcin fsica? Es un informe de uno de nuestros agentes secretos que result herido de gravedad en un altercado con ese individuo. Seor secretario? Ver, seor presidente. El hombre que desarroll el software vive en Harlem. Se llama Alan Sandorf. Tenemos entendido que Fitzgerald fue a verlo. Ese Fitzgerald el presidente abri la carpeta y examin el envidiable historial de Fitzgerald, es uno de los nuestros? Quizs. En este momento slo podemos hacer conjeturas. En todo caso, qu motivos tendra para ir a ver a Sandorf? Cmo averigu su paradero? Qu papel est jugando? El presidente no dijo nada. Tras l haba una mesa de pino maciza, en la que se vea una bandeja de plata con vasos, hielo y botellas de agua. Quiere beber algo? Hizo un gesto distrado en direccin a la mesa, levantndose despacio. Seor, ahora mismo no hay modo de saber cunto sabe Fitzgerald dijo Sorenson.

El presidente clav la mirada en el secretario de Estado. Por fin el enojo y la frustracin afloraban lentamente. Brad, ya tenemos bastantes problemas. Prescindamos de esta complicacin. Abri una botella de agua y dio un trago ms largo de lo que pretenda. Cree que l o ellos estn relacionados de algn modo con el robo del dinero? Alan Sandorf est siendo interrogado por nuestra gente en este preciso instante. Y Fitzgerald? No, seor. Nuestros hombres estn esperando instrucciones. Segn su historial, quien le toma a la ligera lo hace por su cuenta y riesgo. El presidente guard silencio un momento. Luego habl con firmeza y mirada penetrante. Empowerment, seor secretario! Por el amor de Dios, triganlo para interrogarlo. Estamos a escasas semanas de una debacle total... y usted jugueteando con los pulgares mientras espera instrucciones! Traiga a ese hombre para interrogarlo lo ms pronto posible! S, seor. Enseguida. Son el telfono. O tal vez no. Ella slo saba que l estaba en el otro extremo de la lnea. Qu pas en el juicio? El silencio de Scaroni acentuaba la tensin. Me trataron como si estuviera loco y me llamaron mentiroso! Paulo, no dijo que Leyton estaba de su parte? Ahora el silencio fue ms intenso que antes. Tuve con l un encuentro de tres horas cara a cara, en su oficina y en presencia de tres agentes del FBI, donde les di valiosos datos de Inteligencia. Por qu no cita a esos agentes para que comparezcan ante el tribunal y testifiquen en su favor? Ya lo hicimos hace dos semanas. Fantstico! O sea que an tiene una posibilidad. Simone se sinti aliviada. No lo creo. Va usted a desistir, Paulo? Murieron la semana pasada, cuando su todoterreno salt la valla de proteccin y cayeron por un barranco a treinta kilmetros por hora. Al parecer, el conductor se qued dormido al volante. Otro silencio. Las palabras de Scaroni resonaban con fuerza en la cabeza de Simone, que hizo una mueca de dolor y cerr brevemente los ojos antes de responder. Las cosas malas les pasan a las buenas personas. No tan deprisa. Esto huele a operacin sucia y sin cuartel, tan nauseabunda que puedo olerlo. Leyton estaba al tanto de la situacin. Era ayudante del fiscal de distrito de Estados Unidos. Est metido en esto hasta el cuello. Y entonces, por qu minti en el juicio? Me dijeron que yo era mi peor enemigo. Supongo que lo decan en serio. Y ahora qu? Se me acaban las opciones. Debo hablar con alguien de FinCen. De dnde? Es la Red de Agentes contra Delitos Financieros. Algunos de los polis clave estn trabajando en mi defensa. Simone oy a Scaroni aporrear con el puo algo metlico. No

se imagina lo furioso que estoy. Me siento traicionado. El hombre torci el gesto. Esto es lo que pasa. Ms all del atrezo me espera un partido despiadado. Paulo! Simone tena la cara colorada, la mirada intensa y alerta. No tengo ni idea de lo que est diciendo! Escuche, confo en usted. l prosigui como si Simone no hubiera hablado. Dios mo, aparte de mi abogado quiz sea la nica persona de quien me fo. Estoy en un aprieto. Me la han jugado. Hizo una pausa. Fue un momento tenso. Hay un hombre. Debe decirle que necesito ayuda de un experto. Por qu no lo llama usted? No es del todo intil, recuerda? Con esta gente, no dijo con calma. No tengo el equipo para anular su seguridad. En la liga que estamos jugando, los nicos tos que disponen de los medios y a los que yo puedo llegar estn en FinCen. Este tipo es un tcnico de mximo nivel que habla mi mismo lenguaje. Paulo, por qu confa en m? El corazn le lata con fuerza. Porque ellos mataron a su hermano contest Scaroni con impaciencia. Su causa es justa. No est aqu por el dinero. Muy bien replic ella al instante, aunque slo fuera para eliminar el dolor. El gobierno tiene todos mis documentos y archivos. Tiene todos mis discos pticos de almacenamiento, cada uno de los cuales, y son ciento treinta, alberga ms de veinte mil pginas. Me han fastidiado de mala manera... Paulo, si no dispone del equipo para anular su seguridad... Hay que conseguir un experto que hable mi lenguaje. Le contar todo lo que s, y l podr hacer tanto dao que ya no les va a hacer falta el testimonio de nadie ms. Paulo, todo lo que sabe sobre qu? Cmo se hizo con ese material? Yo manejaba el dinero para ellos, vale? Para quines? Para la gente del gobierno. Yo cre sus buzones muertos virtuales. Qu es esto? Es un modo de evitar reconciliaciones A.C.H. a diario. Lo har con un experto, ya me entiende, no puedo hablar de esto con un ser humano normal. Paulo, tiene pruebas? Esto pas cuando yo estaba verificando el sistema. Pero tema por mi vida... Ya se lo dije. As que el gobierno decidi ponerme la zancadilla. Y desde entonces estoy en la crcel. Escuche, Paulo, qu necesita del tcnico de FinCen? Si obtengo ayuda de la gente de FinCen, puedo reconstruir mis archivos. Necesito dos tipos de ordenadores. Un VAX 11730 con dos discos RLO II, un RA80 y un accionador de cinta TU80. Esto es un paquete. Luego necesito un ordenador VAX 3900. La explicacin de que me haga falta el VAX ms viejo y ms lento es que s de dnde sacar todo el material, sin problemas. Tengo el VAX en un lugar seguro, pero necesito un sitio para montarlos y a alguien para manejarlos y seguir sin ms mis instrucciones. Qu quiere decir con que lo tiene en un lugar seguro? Digamos que prev la futura necesidad de un escondite para mis archivos, por si las cosas se descontrolaban. Los archivos y el equipo informtico guardados all son mi ltima baza. Bien, la mquina VAX Series 3900..., es demasiado complicado hablar ahora de los dispositivos de almacenamiento masivo, pero el caso es que stos son los dos niveles de aparatos que necesito.

Quiere que lleve estos ordenadores a su abogado? No, no! Djelos en el sitio donde estn. Ni siquiera s dnde! Encuentre al hombre de FinCen. Si los obligamos a moverse, los destrozaremos. No quiero desmerecerla, pero esto no est a su alcance. Lo que yo hago es modificar algunas rutinas del VAX BMS para activar una clave de cifrado de libreta de un solo uso. Por eso me hacen falta dos accionadores RLO II en el VAX 11730, porque un RLO II Platter es un planificador de sistemas y el otro es la libreta de un solo uso. Los datos estn en una cinta de pistas mltiples 1625 BPI 9, en el accionador de cinta TU80. sta es la configuracin del sistema. No entiendo una palabra de lo que est diciendo! Cmo se llama l? Por el amor de Dios! Ya se lo deca! No puedo hablar con una persona normal. Encuntreme a alguien que conozca mi lenguaje. Tiene que ponerme en contacto con el hombre de FinCen. Qu es la clave de cifrado? Bueno, son diez dgitos..., una libreta de un solo uso, pero tiene un sistema de expansin de nmeros primos pseudoaleatorios. Paulo, puede usted acceder a material del gobierno? S, por medio de PROMIS. Tanto el FBI como el Departamento de Justicia tienen ordenadores centrales Amdahl. ste es mi prototipo. Mire, quiero este RLO II Platter en manos de alguien que haga con l lo que yo le diga. Que nadie lo toque sin or primero mis instrucciones. Ha de ser ste en concreto? S, de lo contrario tardar seis meses en reescribir el subconjunto. Ellos quieren que les d los cdigos para desentraarlo todo. Si lo hiciera, tampoco sabran qu hacer con ellos de todos modos. Se armaran un lo. Paulo, qu va a proporcionar a FinCen? Voy a mostrarles cmo estos chicos manejaban a diario la parte vital del flujo de caja. Desenmascarar toda la operacin. Se refiere al CTP? Abuso de informacin privilegiada, bancos, el gobierno... Si encuentra a mi hombre en FinCen, l aceptar encantado, de acuerdo? Pero tenemos que empezar ya. Necesitamos tiempo para que las cosas estn en marcha y nosotros nos sintamos seguros, flexibles y funcionales en su sistema en el mbito internacional. Sern capaces de observar las transacciones diarias. Paulo... Simone habl con toda la calma de la que pudo hacer acopio, pero respiraba con dificultad . Me dijo que si yo lo ayudaba... Se le quebr la voz. La envolvi el miedo mezclado con el anhelo doloroso y el amor por su hermano. Lo s interrumpi Scaroni, ahora ms tranquilo. En la quietud, Simone alcanzaba a or la respiracin lenta y pausada de su interlocutor. Dos das antes de que fuera descubierto su cadver, Danny me telefone por la tarde por una lnea terrestre, pero le dio seal de ocupado. Antes de que yo pudiera devolverle la llamada, l ya haba salido para Shawnsee. Por qu no lo llam al mvil? inquiri Simone. Lo hice. Pero lo tena desconectado. Sabe con quin iba a verse?

Creo que con agentes del FBI. Me dijo que el Bureau estaba interesado en los bancos y las operaciones financieras en el extranjero que l estaba investigando. El hecho de que Danny estuviera metido hasta las cejas en blanqueo de dinero y programas comerciales derivados, y que se hubiera tropezado con PROMIS, me indicaba que, sin saberlo, haba puesto el pie en la mayor operacin de Inteligencia encubierta del mundo. Y dirigida por el gobierno matiz ella. En realidad, gente de dentro y fuera del gobierno. Lo s. De todos modos, por qu el FBI quera encontrarse con Danny? Para matarlo? Esto habra sido contraproducente. El Bureau se juega mucho en este asunto, se da cuenta? Crean que la operacin y la gente que haba detrs suponan una pesadilla de seguridad nacional para el pas y para el planeta. Hizo una pausa. Ella suspir con impaciencia. Fueron a buscar sus papeles. Por qu? Porque cada vez estaba ms claro que el FBI haba dado, sin querer, con una operacin CIA-gobierno de Estados Unidos que inclua a miembros de alto nivel del gobierno. Usted debera saberlo. La mayora est en las notas de Danny. Un momento. Simone sacudi la cabeza con brusquedad. Usted dijo que la CIA y el FBI estaban en el ajo. Ahora dice que el Bureau estaba investigando el vnculo CIAgobierno. No lo entiendo. Entre la gente de dentro y fuera del gobierno hay algunas manzanas podridas. La agencia propiamente dicha no est implicada explic Scaroni. Creo que me he alargado ms de la cuenta. Volver a llamarla. Espere! Y el nombre del to de...? S pens ella. De dnde demonios...? Una motocicleta pas con la celeridad de un rayo. A travs de su pelo sopl una rfaga de aire limpio y fuerte. Maldita sea! Simone baj del bordillo y al instante choc con una anciana de pelo anaranjado que arrastraba los pies como un prisionero con grilletes, mientras coma un bocadillo de pan sin corteza. Simone haba dado tres pasos fuera del ascensor junto a la habitacin de hospital de Cristian, que segua acompaado de Michael, cuando son su mvil. Simone, soy yo, Michael. Qu ha pasado? Han encontrado el cadver de ODonnell. Qu? Cort cuando el guardia armado abri la puerta. Dnde? Hola los salud ahora en persona. En las afueras de Washington, cerca del ro Potomac. Antes de matarlo lo torturaron. Dios mo! exclam Simone. La polica est intentando atar cabos. Todo apunta a que la muerte de ODonnell y el atentado contra Cristian estn relacionados. Pero por qu? Recuerdas una historia de hace unos das sobre una entidad financiera no identificada que estaba negociando un paquete de medidas de urgencia con CitiGroup? Bueno, pues

ramos nosotros explic Cristian, a todas luces agitado. El gobierno ya no daba ms de s y quera que prestramos dinero a Citi con su aval. Y? Bueno, alguien filtr un documento preliminar al Times. Parece que este alguien fue Mike ODonnell, aunque no podan demostrarlo y l desapareci esa misma tarde. La filtracin provoc un gran bochorno en el gobierno. Insina que el gobierno de Estados Unidos est detrs del asesinato de ODonnell y su atentado? Vaya disparate! El gobierno, no. Mi nivel es demasiado alto. De todas formas, la muerte de Mike me ha turbado, por no decir otra cosa. Su voz sonaba apagada. Pues claro, Cristian. De lo contrario, no sera humano. Simone hizo lo que pudo para distraer su preocupacin transformndola en exclamacin emocional. Luego le ofreci una bebida. Tome, parece que tiene sed. l sonri. Gracias por colmarme de mil pequeas atenciones. El telfono de Michael solt un pitido. Un mensaje. Curtis quiere que usted contacte con l le dijo a Cristian. Qu? Que Curtis quiere que le llame. Ha pasado algo. Dnde est mi telfono? Tome, use el mo. Cristian mir a Michael. Ests de broma, no? No sabra qu hacer con esto solt hinchando las mejillas y buscando a tientas bajo la almohada. Aqu est. Se tumb jadeando, triunfante como un gladiador herido, con ambos omplatos apretados contra la cama y un diminuto artefacto plateado en la mano derecha. Muy amable de tu parte, de todas formas. Incorprame. Cristian sonri, entorn los ojos, se inclin hacia delante con las manos extendidas y volvi a sonrer. Marc un nmero. Contestaron al primer tono. Ests bien? No contest Cristian con aspereza. Mike ODonnell est muerto. En realidad, primero lo torturaron y luego lo mataron. Estoy muy preocupado... Yo tambin lo interrumpi Curtis, sin molestarse en quitar importancia a las palabras de Cristian. Barry Kumnick ha desaparecido. Qu? Me has odo perfectamente. Kumnick se ha esfumado sin dejar rastro. Ests seguro? Es de la CIA! Hablas como si la CIA fuera sinnimo de teora csmica irrefutable. Es un hombre previsible y meticuloso con sus rutinas, eso s. Ha estado llegando a casa cada da a las tres y cuarto durante los ltimos diecisiete aos. Menos hoy. Exacto. Quiz se entretuvo en el trabajo. Descartado. Se fue a las dos y cuarenta y tres. A las tres y cinco suele pasar por una grasienta pizzera a comerse un trozo de BigEasy. Menos hoy. BigEasy?

Una cosa asquerosa que lleva de todo. El caso es que no apareci por primera vez desde que abrieron el local hace cinco aos. De lunes a viernes una pizza BigEasy que lleva de todo? Con qu clase de personas andas, Curtis? Con las que corren con los toros en Pamplona. Ya est bien, gracias. Capto la idea. La dependienta de una tienda de ropa fue la ltima persona en verlo, mientras l observaba embobado un caniche. Cmo est tan segura de que era Barry Kumnick? No se me ocurre nadie ms capaz de tener una discusin acalorada consigo mismo en medio de la calle. Esto es de locos. Podra ser la Agencia? Por lo que dijiste, penetr en los archivos Delta sin la pertinente autorizacin. La Agencia no tena por qu secuestrarlo en plena calle cuando poda detenerle in situ. Octopus dijo el banquero, conmocionado. Dios mo, son ellos! exclam con voz dbil y tono abatido. O los que estn siguiendo de cerca a Octopus. Acurdate de Roma. Y nosotros en medio. Quin prefieres que te coma, Godzilla o King Kong? En realidad, es an peor. Peor? Me ests diciendo que nos persigue otra espantosa criatura manga con la que no estoy familiarizado? Cuando atiborren a Barry de drogas, le obligarn a cantar. PROMIS, Sandorf, Armitage, Lila Dorada, por no hablar de los cdigos que l utiliz para obtener esa informacin secreta. Lo contar todo. Las buenas personas caen derrotadas. Esto es lo que menos me preocupa replic Curtis con aire sombro. En cuanto hayan acabado con Barry, me temo que ya no lo necesitarn. No estars insinuando que lo van a matar, verdad? Me limito a constatar el hecho. Lo matarn, a menos que yo lo encuentre primero.

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Una hora y media despus de haber hablado con Cristian, Curtis no estaba ms cerca de descubrir qu le haba pasado a Barry Kumnick. Apoyado en la baranda, mientras miraba a unos hombres que descargaban cajas de verduras, segua dndole vueltas en la cabeza la misma pregunta: Por qu? Qu saba Barry que lo converta en un objetivo? Mientras se diriga a pie a un edificio de apartamentos al otro lado de la calle, desde donde Kumnick fue

visto por ltima vez, Curtis not que lo seguan. Dobl bruscamente la esquina, pas frente a un toldo rojo y subi por una calle contigua, plenamente consciente de su entorno mientras adoptaba el gesto de un paseante sin rumbo. En los siguientes quince minutos subi y baj por varias calles al azar, slo para comprobar que lo segua el mismo hombre bajo y fornido con cara mustia y una bolsa de plstico. A Curtis le molestaba algo de su perseguidor. Eran los pasos. En Delta Con tenan un nombre para eso: vigilancia ambiental. Era algo ms que ver a alguien, sentirlo, olerlo, ser consciente de su presencia en todo momento. Si el hombre estaba siguindolo, resultaba muy fcil descubrirlo. Qu hara? Aunque el tipo de cara mustia se pusiera a la altura de Curtis, las posibilidades de detener al ranger, ms alto y ms fuerte, eran, en el mejor de los casos, escasas. El perseguidor tena que saberlo, lo cual significaba que era un cebo. Y si el hombre bajo y fornido era un cebo... dnde estaba el verdadero perseguidor? Al final de la manzana, Curtis dobl a la izquierda y tom un pasaje peatonal mucho ms estrecho. La civilizacin se detuvo de repente. La calle y el pasaje terminaban, y al frente slo haba un callejn oscuro. Curtis se meti por ah, escuchando los pasos que se acercaban. En cuanto el hombre de la cara mustia lleg a su altura, Curtis lo hizo girar y lo inmoviliz contra la pared. Levante las manos! dijo el hombre bajito, respirando con dificultad. Est de broma, eh? replic Curtis, incrdulo. Me temo que no dijo una voz desde el extremo oscuro del callejn. Curtis gir bruscamente la cabeza a la derecha al tiempo que apartaba al hombre y coga su arma. Baje el arma! Si se mueve, es hombre muerto! Aquella voz acostumbrada a gritar rdenes claras y escuetas. Oy unos pasos lentos y pausados. He dicho que baje el arma. Estaba en estado de shock. Octopus! No puede ser! Alguien lo empuj hacia la pared. Vulvase, la cara contra la pared y las piernas abiertas! Muvase!... Ya! El hombre de cara mustia se arregl la corbata. En la jerga de Inteligencia me llaman seuelo. Sonri. La ha pifiado, seor. Kumnick estaba lnguidamente sentado en una silla. Por la ventana medio abierta alcanzaba a ver pastos, una granja. En su nariz persista el olor acre. Tena las manos y los pies atados con correas de cuero. Tras recobrar el conocimiento, fue plenamente consciente de la imagen de un sedn y una mano que lo arrastraba hacia dentro. La imagen permaneci en su interior como una ola luminosa y glacial, lista para tragrselo, una y otra vez. Se abri la puerta y alguien entr sin prisas. Kumnick entorn los ojos. Qued enfocada la forma del hombre. Era alto, corpulento, iba vestido con elegancia, y luca un saludable bronceado y unas botas de piel de caimn. Me perdonar por utilizar un mtodo tan indecoroso para evitar que se marche. El hombre comprob las cintas y luego sac de su maletn un botiqun metlico, que coloc en una mesa contigua. Va a pincharme? Naturalmente, seor. No hace falta, se lo aseguro. Prometo contarlo todo. Slo tiene que preguntar dijo Kumnick con calma.

Gracias por su amable ofrecimiento, seor. No obstante, en nuestra profesin, una palabra equivocada o fuera de lugar puede ser fatal. El tipo sonri. Le suplico un poco de comprensin. Al fin y al cabo, estoy haciendo esto por su bien. Est planeando mandarme al otro barrio. Kumnick se encogi. Peor an, est poniendo mi honor en entredicho. Lo tomo como una afrenta. El hombre se dio la vuelta. Su rostro sigui inexpresivo durante unos instantes, pero sus ojos ambarinos, elocuentes, examinaron el semblante de Kumnick en busca de pistas. Nomeolvides en el otro mundo aadi el analista de la CIA. En efecto. El olvido es una actuacin de una noche. Reflexion sobre ello un poco ms. Muy bien. Por qu no. Despus de todo, los dos somos personas civilizadas. Exacto! El hombre acerc una silla y se coloc frente al analista. Empecemos por las preguntas fciles. Genial! Cmo se llama? Me llamo Brandon Barry Kumnick, aunque normalmente quito el Brandon, pues era el nombre del padre de mi padrastro. No quiero aburrirle con la historia de mi familia, ya que estoy seguro de que tiene cosas ms importantes que hacer y gente a quien matar. Muy bien. Gracias. A qu se dedica, seor Kumnick? Soy analista de la CIA en la subestacin de Nueva York. Es verdad! El asesino bati palmas. Le pido perdn por haber dudado de su sinceridad! No es preciso, seor. Imagino que en su profesin se encuentra con individuos de lo ms desagradables. Torci el gesto. As es, sin duda. No puede ni imaginrselo. Chasque la lengua con cierto disgusto . Una ltima pregunta fcil, seor Kumnick. De dnde es? Soy de un lugar llamado Estados Unidos de Amrica, aunque nac en una base norteamericana de Tuchil. Si est usted en Norteamrica, desplace un dedo de la mano derecha hasta el otro lado del ocano Atlntico. Lo primero que alcanza el dedo, suponiendo que no resulte devorado por un pez a medio camino, es un trozo de tierra llamado Europa. De ah viene el queso y el buen vino, el crquet, los dardos, la costumbre de beber cerveza, las familias reales y un amplio surtido de asesinos profesionales. No debera perdrselo. Pero si va directamente al sur desde Europa, hacia el ombligo, al final advertir una gran masa de tierra que algunos llaman frica porque aqu tuvo su origen el peinado afro. En la tierra afro... Basta! El asesino alz la mano con un gesto que no resultaba desconocido. Luego esboz una leve sonrisa, sacudi la cabeza y se volvi. Es usted un hombre gracioso, seor analista. Lo s. Y usted, seor Darkman, es un idiota si cree que voy a contarle algo replic Kumnick con descaro. Lo que ms mueve a compasin en el mundo, seor Kumnick, es la incapacidad de la mente humana para correlacionar todo su contenido dijo el asesino cruzando la estancia hacia el botiqun metlico. Quiz tenga que ver con Internet: la digitalizacin de datos ha incrementado nuestra memoria RAM. Esto no significa forzosamente que establezcamos correlaciones de manera correcta; aunque todo est conectado, vemos puntos ms que nada.

Slo que lo que hacemos con ellos, seor Kumnick, cmo somos capaces de conectarlos, est convirtindose en el problema de nuestra poca. Y en el metanivel del mito sabemos que es posible efectuar algunas de las conexiones ms significativas. Call un momento. Nuestro exquisito objetivo, seor, est al doblar la esquina. Las esquinas nunca se doblan rio Kumnick. El francs no. Kumnick hizo una pausa . Y qu hace usted? Hago muchas cosas, pero una de ellas, antes de salir a hacer esas cosas que hago, es fabricarme una leyenda, una tapadera. Una mentira, si lo prefiere, que se sostiene el tiempo suficiente para que yo pueda hacer mi trabajo. ste es el plan, en todo caso. As que es usted espa. Decir que los espas se fabrican leyendas es slo una manera educada de decir que mienten. De forma habitual, regular, reflexiva y para vivir matiz el francs con regocijo. Es un arte? pregunt Kumnick. Es un mito respondi el hombre. Esto es lo que pasa con los mitos, seor Darkman. Incluso el creado por un escritorzuelo de novelas baratas como usted: no necesita siquiera saber que existe para llegar a formar parte de l. Es usted un agente de Inteligencia, seor Darkman! Y usted un fantico religioso, seor Kumnick. Los agentes de Inteligencia y los fanticos religiosos tienen mucho en comn, seor Darkman. Unos y otros afirman ser capaces de influir en los hechos gracias a sus capacidades y poderes especiales, seor Kumnick. Por no hablar de la manipulacin de la realidad. Y cuando persiguen sus objetivos, unos y otros son despiadados y a menudo inmorales, valindose del sexo ilcito, el consumo de drogas ilegales e incluso el asesinato para alcanzar sus enigmticos fines. Aparte del consumo de drogas, incluso de las variedades ms suaves, lo dir por usted. Y cuando uno puede manipular tan fcilmente la percepcin de la realidad, a la larga llega a darse cuenta de que la Verdad es en s misma una cosa maleable. Por tanto, seor Kumnick, es perfectamente lgico que el fantico y el espa se sientan mutuamente atrados e intenten aprender uno del otro. El arte de la asimetra. Jean-Pierre se volvi hacia Kumnick . Me temo que debemos empezar. Abri la caja metlica, levant la tapa y sac dos viales incoloros y un estuche con dos jeringuillas. No creo que funcione. An estoy grogui por los efectos secundarios del ter etlico puro. Es lo que utiliz para anestesiarme, no? Gracias por preocuparse. Es de lo ms atento, seor Kumnick. Por suerte para usted, esto no es incompatible con las otras sustancias qumicas. Con la rapidez de un practicante avezado, el francs rompi la minscula ampolla de vidrio, introdujo en ella la jeringuilla, la sac y la hundi en el muslo del analista. Kumnick tir violentamente de las correas de cuero, balancendose de un lado a otro, con la esperanza de que una cada rompera la silla, aflojara los lazos y le ayudara a salir del lo en que estaba metido. Cuanto ms se mueva, ms rpido har efecto dijo con calma el francs, que acto seguido mir el reloj. En cualquier momento a partir de ahora. Examin las dilatadas pupilas del prisionero y el pulso cardaco. Ahora! El francs se coloc frente al analista . Va usted a volver atrs, pero no mucho, slo unas semanas. Se vio con un hombre curioso.

Un hombre que haca preguntas. Que necesitaba saber cosas secretas. Secretos. Un hombre. Secretos! No! exclam Kumnick con la mirada nublada. Secretos de Estado. Un hombre malo. Peligroso para su pas. Proteger el pas contra los hombres malos con secretos. Cul es su nombre? El nombre del hombre malo con secretos. Kumnick se desplom en la silla. El francs lo agarr del pelo y lo levant con violencia. Proteger el pas. Es una emergencia prosigui Jean-Pierre. Todo el mundo lo sabe. Hombre malo. Secretos. Emergencia... Nombre..., hombre..., hombre malo..., emergencia. El susurro era de tanteo, la mirada, vaca y cadavrica. Tenemos que saber el nombre... del hombre malo... con secretos continuaba el francs. Hay que detenerlo..., hombre malo. Arm... atg... ge... El nombre del hombre malo es Armagge? Armagge nombre del hombre malo..., emergencia..., secretos..., proteger el pas del hombre malo Armagge. No! Los ojos de Kumnick se abrieron como platos. No! chill, retorcindose desesperado en la silla. Nombre..., hombre malo..., Armagge. Armit... age. Nombre de hombre malo es Armitage. Hermitage? Nombre de hombre malo..., Hermitage? Hermitage, el museo Hermitage? Hermitage es el nombre clave del hombre malo? No! Kumnick daba sacudidas con la cabeza, echando espuma por la boca. No! Armitage, nombre del hombre malo es Armitage. Stephen Armitage. Pues claro que s. Pero ahora necesito otro nombre. Un hombre entrometido. Un hombre ms joven. Un hombre que haca preguntas. Que necesitaba saber. Saber cosas secretas. Secretos. Un hombre ms joven. Secretos, secretos, secretos! El francs entorn los ojos. Aaaah! Kumnick tiraba de las correas con los ojos totalmente abiertos, mortificado por el dolor. Nombre del hombre ms joven..., hombre joven con secretos. Proteger el pas. No! No! Nombre del hombre malo con secretos grit ahora. El asesino francs pas a utilizar un alfabeto militar alternativo de la poca actual. Alfa, Bravo, Charlie, Delta, Eco, Foxtrot, Golf, Hotel, India, Juliet, Kilo, Lima. Alfa corresponde a A, y A a Armitage. Aaah... Kumnick sacaba espuma por la boca. El francs se coloc detrs de l, lo cogi por el cuello y empez a apretar despacio. El sadismo vengativo se canaliz hasta su cara, que se retorci en un ceo sombro. Alfa, Bravo, Charlie, Delta, Eco, Foxtrot. Alfa corresponde a A, y A a Armitage. Hombre malo. Hombre ms joven..., secretos..., emergencia..., proteger el pas contra un hombre malo ms joven. Alfa corresponde a A, y A a Armitage. Kumnick parpadeaba; los ojos parecan a punto de salrsele de las rbitas. Hombre ms joven..., secretos..., emergencia..., proteger el pas contra un hombre malo ms joven. Pero cmo podemos estar seguros? Cul es su nombre... el nombre del hombre ms joven..., emergencia..., emergencia..., emergencia..., proteger su pas..., secretos.

Alfa, Bravo, Charlie, Delta, Eco, Foxtrot, Golf, Hotel, India, Juliet, Kilo, Lima, Mike, Noviembre, Oscar, Papa. No! Fue un grito desgarrador. Debajo de la silla se form un charco amarillo. Pero el asesino francs adiestrado en el Instituto Tavistock no iba a aflojar. Hombre ms joven..., secretos..., emergencia..., proteger el pas contra un hombre malo ms joven! Hombre ms joven..., hombre ms joven..., hombre ms joven..., Hombre ms joven... musit Kumnick. Su cabeza recorra un laberinto terrorfico. Ahora, mtelo! Mate al hombre..., hombre malo..., hombre ms joven. Mtelo! Mtelo! Quebec, Romeo, Sierra, Tango, Uniforme, Victor, Whisky, Xenn, Yanqui, Zul. Alfa corresponde a A, y A a Armitage. Mate a Armitage. Mtelo. Alfa corresponde a A, y A a Armitage. Mate a Armitage. Mtelo ahora! Mate al hombre joven o mate a Armitage. El francs se inclin hacia delante, frente contra frente, pupila contra pupila. Alfa, Bravo, Charlie, Delta, Eco. Alfa corresponde a A, y A a Armitage; Bravo corresponde a B, y B a... Casalaro. Charlie corresponde a C, y C a Casalaro. Danny Casalaro. Hombre ms joven..., hombre ms joven malo..., emergencia..., secretos..., cdigos..., mtelo replic Kumnick con una voz apenas audible. Cdigos comenz el francs, que, de pie detrs de Kumnick, acerc la silla con violencia, los labios ahora pegados a la oreja del analista, la voz baja, firme y metlica. Cdigos, cdigos, cdigos! Sin los cdigos no podemos hacer nada! Tenemos que saber. Tenemos que saber ahora. Ahora! Tenemos que saber los cdigos ahora. Quin tiene los cdigos, quin los tiene ahora? El ensordecedor grito de desafo llen la pequea habitacin: No, no! No se lo dir! Con su enorme fuerza, el francs empuj la silla hacia la pared. Kumnick dio un alarido y se desplom al suelo. El asesino lo agarr por el cabello y estrell su cara contra el piso, repitiendo: Cdigos, cdigos, cdigos! Sin los cdigos no podemos hacer nada! Tenemos que saber. Tenemos que saber ahora. Ahora! Ahora! Ahora..., tenemos que saber los cdigos ahora. Quin tiene los cdigos, quin tiene los cdigos ahora? Necesito los cdigos. Los cdigos. Cdigos..., ahora..., cdigos. El francs mir la hora. Kumnick estaba vinindose abajo, pero la dosis an surtira efecto otros tres minutos. Comprob el pulso del analista, y acto seguido se acerc a la mesa y sac otros dos viales y dos jeringuillas. Voy a lanzarle al espacio, seor Kumnick, y me dir lo que yo necesito saber. Le hundi la primera aguja hipodrmica en el brazo, y luego la otra. Aaah...! El grito fue prolongado. La reaccin, casi instantnea. El organismo, en guerra consigo mismo. Droga sobre droga, droga acelerando droga. Kumnick estaba listo para empezar. Bien. El hombre tiene los cdigos? El hombre malo tiene los cdigos? Alfa, Bravo, Charlie, Delta, Eco. Alfa corresponde a A, y A a Armitage. Charlie corresponde a C, y C a Casalaro. El hombre ms joven tiene los cdigos? Dmelos! O morir! Cul es el cdigo? El cdigo que le dio el hombre malo... Su pas..., proteger su pas..., los cdigos pueden proteger su pas..., cul es el cdigo para proteger su pas. Deme los cdigos! Dmelos a m! Dmelos a m ahora!

Por favor! Cdigos en el espacio. El espacio es nuestro sentido de la visin y el tacto. Vea los cdigos. Toque los cdigos. Cdigos..., proteger el pas..., los cdigos protegen pas..., pas..., pas..., pa... Kumnick sufri un espasmo; empezaba a perder el conocimiento. El francs corri a tomarle el pulso. Era un martillo neumtico. Le quedaba menos de un minuto. Vea-cdigos-toque-cdigos-espacio. Cdigos en el espacio. El espacio. Este espacio. Mi espacio. Deme los cdigos para proteger el espacio. Su espacio contra el hombre malo. Es una serie de nmeros..., pseudoaleatorios..., de fuerza criptogrfica..., una combinacin de treinta cifras. Necesito duplicar este cdigo? Duplicar el cdigo para proteger su pas. No se puede. No volver..., a producirse jams... ninguna serie similar. Necesito el cdigo. Deme los cdigos. Tiene los cdigos Casalaro? S..., Casalaro..., cdigos. Casalaro est muerto. Quin ms tiene los cdigos? Muerto? Casalaro muerto... Muerto? Treinta segundos. Cuando tiene los cdigos para proteger su pas, cmo se pone en contacto con el hombre que tiene los cdigos? Ella..., lo sabe... Quince segundos. Lo sabe? Cdigos! Quin ms sabe los cdigos? Diez segundos. Quin ms sabe los cdigos? Su hermana. Contacto con..., hermana..., hermana conoce los cdigos. La hermana de Casalaro? Hermana..., cuaderno. Kumnick dio una ltima sacudida y se desplom inconsciente.

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Los cuatro hombres llegaron a la hilera de ascensores mientras el quinto pulsaba el botn y esperaba con una llave en la mano. La puerta de la izquierda se abri con una suave vibracin. Entraron, el hombre introdujo la llave en el orificio situado encima del panel azul con las letras SS, la gir, apret el botn inferior y aguard a que el mecanismo realizara su funcin. La puerta se cerr con un zumbido, y el ascensor baj directamente al nivel subterrneo. Se abri la puerta y salieron los cuatro marines.

Muvase! Uno de ellos grit la orden a un hombre alto de pie entre ellos, al tiempo que lo empujaba hacia delante. Siguieron todos por el largo pasillo hasta una gran puerta de acero con un letrero metlico en el centro: Sala de Situacin de la Casa Blanca. Vulvase! Curtis obedeci llevndose las manos a la espalda. Delante orden el marine, que era casi tan alto como Curtis y muy musculoso. Las manos delante, donde yo pueda verlas. Curtis se cogi las manos y las alz hasta el pecho. El hombre lo empuj contra la pared y lo agarr con puo de hierro. Ahora esccheme, seor. No s quin es ni qu ha hecho, y francamente me importa una mierda. Pero escuche bien... Soy ranger del ejrcito, Dcimo Grupo de las Fuerzas Especiales interrumpi Curtis clavando su mirada en el marine. El hombre dio un paso atrs, pero enseguida recobr la postura. Como si es el Papa. El hombre que va a ver ahora est bajo mi responsabilidad, y en mi presencia no va a pasarle nada, entendido? Lo esposaron. Haga lo que le digo, y le prometo que no me cabrear. Y crame dijo hundiendo un grueso dedo ndice en el plexo solar de Curtis, no le gustara verme cabreado. Sargento. Se abri la puerta y apareci el presidente de Estados Unidos. Espere fuera, por favor. Si lo necesito, lo llamar. Sin duda, seor. Ahora mismo, seor. Mir a Curtis. Un paso en falso y estoy aqu dentro antes de que pueda parpadear. El presidente esper a que el sargento de marines saliera, y cerr l mismo la puerta a su espalda. Bienvenido a la Sala de Situacin de la Casa Blanca, seor Fitzgerald. Se preguntar por qu est aqu. Sin duda, seor. Es usted Curtis Fitzgerald, ranger del ejrcito, Dcimo Grupo de las Fuerzas Especiales? S, seor. El presidente asinti con la cabeza. Entonces, es usted el hombre al que yo quera ver. Hay formas ms fciles de hacerme venir a la Casa Blanca, seor presidente. Ah, s? Poda habrmelo pedido sin ms. Y habra venido? Seguramente. Sin averiguar antes el motivo? Curtis examin el rostro cansado y arrugado del presidente. Seguramente, no. Lo que me figuraba... Tras una larga pausa, el presidente dijo: Cul era su relacin con Alan Sandorf? Curtis se puso rgido. Seor? Intent mover el brazo, pero llevaba las esposas muy apretadas. El movimiento no le pas inadvertido al presidente, que aguard. Un periodista de investigacin ya fallecido descubri una tremenda conspiracin que conduca hasta algunas de las personas ms poderosas del mundo. La denomin Octopus.

Curtis call por un instante. Seor, hemos descubierto que el elemento clave de la conspiracin es la combinacin PROMIS-inteligencia artificial. O sea, que usted sabe acerca de PROMIS. S, seor. sta es una de las razones por las que quera verlo, seor Fitzgerald. El presidente hizo una pausa. Qu le cont Alan Sandorf? Que PROMIS cruz un umbral en la evolucin de la programacin informtica, un salto cuntico en reas como la teora de las investigaciones sociales de bloques o la tecnologa de la geomtica, que, segn Sandorf, eliminaran el azar de toda actividad humana. Todo sera visible en funcin de patrones previsibles. El gran cuadro primordial dijo el presidente. S, lo sabemos. Le explic tambin cmo PROMIS pronosticara e influira en el movimiento de los mercados financieros mundiales mediante el control de bancos nacionales, ejrcitos y agencias de inteligencia? S, seor. Le dijo algo ms? Por favor, seor Fitzgerald, pinselo bien antes de responder. Curtis se qued un rato callado, observando el rostro del presidente. Seor dijo al fin, yo no soy la nica persona que tiene acceso a esta informacin. Si usted... El presidente levant la mano derecha. Seor Fitzgerald..., puedo llamarlo Curtis? S, seor. Curtis, el gobierno no tiene intencin de hacerle ningn dao a usted ni a sus amigos. De lo contrario, no estara ahora mismo hablando con usted. Cogi el telfono. Sargento, entre, por favor. Se abri la puerta y el sargento de marines entr y se cuadr. Seor! Qutele las esposas, por favor. El presidente esper. Curtis, tengo la impresin de que usted y el gobierno de Estados Unidos persiguen a la misma gente. Creemos que obra en su poder cierta informacin, en realidad cuentas bancarias, que pueden evitar la implosin del mundo. Sin esta informacin, y la idea debera asustar a cualquiera, Estados Unidos y el mundo estn condenados a la extincin. Curtis se inclin hacia delante. Debo entender esto en sentido literal, seor? Dadas las circunstancias, sabiendo lo que usted sabe y lo que ha pasado, seguramente yo no lo hara. El nico modo de convencerlo es dndole la palabra del presidente de los Estados Unidos de Amrica. Se acerc a la consola que haba en el extremo opuesto de la sala y se sent. Quiero que vea esto. Despus, usted decide si la palabra del presidente vale algo. Puls un botn, se apagaron las luces, y aparecieron al instante imgenes sorprendentes en media docena de pantallas de plasma de gran tamao colocadas una al lado de otra en la pared de enfrente. sta fue grabada la semana pasada. Por razones de seguridad, todas las reuniones internas se registran automticamente. En honor de Curtis, el presidente volvi a ver una escena familiar. Las adoquinadas calles de Budapest..., una zona de guerra. Manifestantes provistos de bloques de hielo grabados destrozaban el Ministerio de Finanzas hngaro. En seis pantallas a la vez, se proyectaban

imgenes de cientos de personas enfurecidas intentando abrirse paso a la fuerza hasta la asamblea legislativa. Quiz lo ha visto en el noticiario vespertino, Curtis. Hizo una pausa incmoda. Lo que no ha salido es lo que sigue. En la oscuridad, Curtis oa la voz de un hombre que ahora pareca estar a su lado. Esto es real, damas y caballeros. De momento, el colapso econmico est afectando con ms dureza a otros pases industrializados con ms dureza que a Norteamrica. En todo el mundo, las bolsas emergentes estn implosionando a un ritmo ms rpido que el nuestro. Europa ha accionado el turbo debido a la falta de gas natural ruso de las ltimas tres semanas. Al hundimiento econmico se ha sumado el sufrimiento humano a causa del fro, con temperaturas en torno a los cero grados. Se han producido disturbios desde Letonia, en el norte, hasta Sofa, en el sur. En todo el mundo, desde China e India hasta Europa, los pases industrializados se estn preparando para el malestar social. No es una novela. No es La rebelin de Atlas. Tiene que ver con el momento actual. Nos afecta a todos. El presidente puls un botn de la consola y movi la secuencia hacia delante. Ciudadanos enfurecidos por las estrecheces y la severa reduccin de los salarios, luchando por su supervivencia. Ahora el descontento social pasa de estar en suspenso a arder en primera lnea. Lderes polticos y grupos de la oposicin de lugares tan lejanos como Corea del Sur y Turqua, Hungra, Alemania, Austria, Francia, Mxico y Canad estn pidiendo la disolucin de los parlamentos nacionales. Curtis estaba anonadado. El presidente volvi a mover la secuencia unos fotogramas ms adelante. En la pantalla, una mujer cruz la sala. Caballeros, la Unin Monetaria Europea ha dejado a la mitad de Europa atrapada en la depresin. Los ltimos informes son catastrficos para los intereses estadounidenses y para la economa mundial en general. Se llama Kirsten Rommer y es la presidenta del Consejo de Asesores Econmicos susurr el presidente. Un gran anillo de pases de la UE que se extiende de Europa oriental al Mare Nostrum y las tierras celtas est en una depresin como la de la dcada de 1930, o lo estar pronto. Cada uno es vctima de polticas econmicas poco sensatas que le fueron endilgadas por elites esclavas del proyecto monetario europeo, en la UME o a punto de incorporarse a la misma... Los pases blticos y el sur de los Balcanes han sufrido los peores disturbios desde la cada del comunismo. El presidente manipulaba la consola en silencio, haciendo avanzar la grabacin cuando era preciso.

Desde el sur del Bltico, pasando por Grecia y Turqua, y luego abrindose en abanico por Oriente Prximo, hay una nueva frontera de inminente agitacin. Curtis mir al presidente. Conozco esta voz. Es la del secretario de Estado. Cundo fue eso? pregunt. La semana pasada. Lea el monitor de derecha a izquierda. Esto es sumamente preocupante, seor presidente. Supongo que es inevitable preguntar cundo nos afectar a nosotros. Es Paul Volcker? pregunt Curtis. El mismo. Djeme avanzar unos minutos. Quiero que oiga lo que deca Sorenson. Seor presidente, aqu habr malestar, que se producir de una manera convulsa en el plazo de seis meses como mximo. El presidente puls el botn de pausa y se volvi hacia Curtis. No tenga en cuenta lo de los seis meses. Es una vieja historia. Volvi a pulsar play en la consola. Los dos estados con ms probabilidades de padecer descontento social son Michigan y Ohio, que han sido duramente golpeados por la destruccin de empleo... Pero hay ms. La agitacin social de Ohio podra contagiarse fcilmente a estados limtrofes y cruzar otra falla que corre de este a oeste, separando el norte y el sur: la lnea Mason-Dixon. Podran desencadenarse otros terremotos. Al este de Ohio estn Pensilvania y Nueva Jersey. El presidente baj los ojos y dijo con tono sombro: Ahora mire esto. Cunto dinero necesita el gobierno de Estados Unidos para mantener la economa a flote y una fe moderada en el dlar? Un mnimo de dos mil ochocientos millones de dlares diarios en inversin extranjera directa, en buena parte mediante la compra de pagars del Tesoro para atender a la economa y abonar intereses, aunque una cifra ms realista se acercara a los cuatro mil millones. ste es Larry Summers, director del Consejo Econmico Nacional. Curtis, atnito, vio cmo el presidente de Estados Unidos permaneca callado durante lo que pareci una eternidad. En estas circunstancias, es posible que algn gobierno extranjero...? Quiero decir... No hay la menor posibilidad, seor presidente lo interrumpi alguien.

Entiendo dijo. Y al cabo de un momento aadi: Qu opciones tenemos? Hace un mes disponamos de dos opciones: el Programa de Rescate de Activos con Problemas y el Fondo de Estabilizacin. Hace un mes? Significa eso que estas opciones ya no estn sobre la mesa? Curtis observaba, estupefacto, cmo Summers tragaba saliva. S, seor. El Programa de Rescate ha sacado de apuros a las empresas. El Fondo de Estabilizacin garantiza la inversin directa en la economa por parte del gobierno de Estados Unidos, en caso de que fallen las otras alternativas para asegurar los fondos necesarios. Garantiza que el gobierno no incumplir sus obligaciones con sus ciudadanos. Eso era hace un mes, no? Y ahora? En la pantalla, todos miraban a Summers. Ahora, seor, el dinero ha desaparecido. Qu insina? pregunt el presidente con tono ttrico. Curtis not punzadas en las sienes. Que ha desaparecido. Por qu no he sido informado? Porque nos hemos enterado hace poco. Cundo? Ayer. Seor presidente, por eso insist en celebrar esta reunin de urgencia. Santo cielo! exclam Curtis. Es esto cierto? Luego vio que Summers coga algo de debajo de la mesa. Permtanme que hable claro. Es la peor crisis de la historia de nuestro pas. Con permiso del seor presidente, he pedido que nos acompaen tres de nuestros jefes militares de alto rango. Se abri la puerta y entraron tres hombres de uniforme. Curtis los reconoci al instante: el vicealmirante Alexander Hewitt, William Staggs y el general Joseph T. Jones II. El presidente se salt las presentaciones e hizo avanzar las imgenes hasta el siguiente momento importante. De cunto dinero estamos hablando? De billones de dlares. Larry, esto es inadmisible. Has perdido el juicio? Qu demonios ests dirigiendo?

Una organizacin muy eficiente que ha conseguido evitar una debacle de la economa en la primera semana de la llegada al poder de esta administracin, hace menos de dos meses. Entonces, cmo diablos ha pasado esto? No lo sabemos. No tengo una explicacin lgica de cmo han desaparecido billones de dlares. Cmo se lleva alguien billones de dlares sin que el gobierno est sobre aviso? Alexander Hewitt dijo Curtis sin apartar la mirada de la pantalla. Son nmeros en una pantalla. No es efectivo real. Alguien entr en un sistema inexpugnable y rob todo el dinero sin dejar rastro. Es ms, ese alguien, con unos conocimientos tcnicos obviamente extraordinarios, haba cerrado el sistema de tal modo que no pudimos abrirlo hasta anoche. Entonces, por qu no se inform de ello ayer? pregunt Hewitt. Si la prensa llega a saber algo, nos estalla la guerra civil en las manos. Es eso lo que quiere? Es eso lo que quiere la FEMA? De hecho, ustedes llevan ms de tres dcadas preparndose para esta eventualidad. Ya basta! El presidente se volvi con mirada penetrante. Nunca haba visto a su comandante en jefe gritar a sus subordinados, verdad? No, seor. Lo que Curtis haba visto y odo era paralizador. La estructura econmica mundial tambalendose al borde del desastre. Quera correr hacia la pantalla y golpear con las manos aquellas imgenes terribles. Perdi por un momento la nocin del tiempo. Despus, poco a poco, consciente de la fastidiosa mirada del presidente, fue recuperndose del estado de shock. La reserva amalgamada de fondos que ahora se mantiene en cuentas aletargadas y hurfanas asciende a billones de dlares. El dinero ha desaparecido... Qu dinero? CTP... De qu cantidad estamos hablando? Todo, creo... Al parecer estaba verificando la funcionalidad del sistema cuando se encontr con unas cuentas que contenan unas cantidades enormes... Deben ustedes averiguar dnde est ese dinero. Encuntrenlo. Si no... De pronto apareci la brecha. Con la mirada fija en el presidente, Curtis dijo: Paulo Scaroni. Sandorf me dijo que sta era su operacin, que la penetracin y el robo del dinero era el banco de pruebas, las Arenas Blancas de la bomba atmica econmica llamada PROMIS. S, somos conscientes de eso.

Para quin trabaja l? No lo sabemos. Como tampoco sabemos el paradero de los fondos. Curtis mir al presidente. Por qu no imprimen ms billetes y ya est? El presidente sacudi la cabeza. No es posible. Tardaramos veinte aos en emitir doscientos billones de dlares. Disponemos, como mucho, de un da. Un da! Doscientos billones de dlares? Estoy alucinando, seor? No, ha odo bien. Son doscientos billones de dlares. El mundo est al borde del colapso. El sistema financiero mundial es insolvente. Qu locura! explot el ranger. Preside usted el gobierno de Estados Unidos, no el de una repblica bananera! Adems, con el CTP no hace falta disponer fsicamente del efectivo. Son slo nmeros en el ciberespacio. El Programa Comercial Paralelo..., ese pequeo y sucio secreto de la economa occidental dijo el presidente. Olvdelo. Funcionaba cuando el sistema financiero mundial tena una base slida. En la actualidad, es papel mojado, como el papel higinico o las servilletas, y no tiene ms respaldo que las ilusiones de cada uno. Curtis comprendi al instante. En estas circunstancias, es posible que algn gobierno extranjero...? Quiero decir... No hay la menor posibilidad, seor presidente. Y el oro? pregunt Curtis. S algo de Lila Dorada. El oro ya no es nuestro. Se ha utilizado como garanta subsidiaria de los billones. Por el amor de Dios, seor presidente, es una emergencia internacional! Estar de acuerdo conmigo en que estas reglas no son aplicables. Venda el oro. Y utilice las ganancias para salvar al mundo! Desgraciadamente, la mayora de los depsitos de Lila Dorada estn ocultos bajo el aeropuerto de Kloten, el almacn de lingotes ms grande de Suiza. Ahora olvide que le he dicho esto. Qu? Me estoy despidiendo. Digo que, tal como estn las cosas, es inevitable el hundimiento total de nuestro sistema financiero, que nos hallamos en la modalidad de supervivencia, escondindonos, con la esperanza de emerger ms adelante, una vez que se haya asentado el polvo, para tomar el control de lo poco que quede. Qu est diciendo? Era como si el presidente de Estados Unidos lo hubiera abofeteado, en directo y en horario de mxima audiencia. En este momento slo Dios puede salvarnos, algo harto improbable, dada la contradictoria relacin de la sociedad con el Creador. Curtis se levant y agarr el respaldo de la silla. Hasta que encontremos el dinero continu el presidente, ese oro no es nuestro. Y no vamos a poner un anuncio en los peridicos... Porque estamos hablando de oro robado durante la Segunda Guerra Mundial. Exacto. Se da cuenta del apuro en el que estamos? Y la gente que hay detrs de Octopus? El Consejo de Directores? pregunt Curtis.

Los perpetradores. Entonces, ustedes saben lo de Stilton. Pues claro. Y tambin lo de Reed, Harriman, McCloy, Lovett y Taylor. Harriman? Curtis se qued boquiabierto. El ex secretario del Tesoro David Alexander Harriman III? El nico e inimitable. El de la superacaudalada familia del establishment del Este? El Harriman temeroso de Dios y asiduo de la iglesia? Ir a la iglesia no significa que seas cristiano, igual que ir a un tren de lavado no significa que tengas coche. Dios santo! Vaya hijo de puta... En condiciones normales, le habra recordado que en presencia del presidente de Estados Unidos debe moderar su lenguaje. Pero difcilmente podemos considerar normal esta poca, as que coincido con usted. Vaya hijo de puta. Los socilogos denominan a esta situacin desviacin de la elite, algo que se produce cuando los miembros de una elite empiezan a creer que las reglas ya no les son aplicables. Curtis sinti que volvan la frustracin y la ira. Por qu no ordena su detencin, seor? Y desinfectar toda la operacin? Curtis alz la vista. Roma! Roma repiti el presidente. No una operacin, sino dos. Como deca, tenemos motivos para creer que usted y el gobierno de Estados Unidos persiguen a la misma gente. Por qu ese testigo japons es...? Shimada... ... Tan importante? Era una acreditacin Cuatro Cero, un asunto de prevencin mxima, del presidente de Estados Unidos a travs de Naciones Unidas. Shimada es un criminal de guerra. Era un criminal de guerra. Un punto de referencia. Y lo sigue siendo. Los crmenes de guerra no prescriben, seor. Por una vez un presidente podra no jugar a ser Dios! Para m, Curtis, Dios llega a ser una figura de cualquier orden que haya en el mundo..., el destino es el destino. Usted dicta rdenes. Esto es real. El denominado realismo representa normalidad donde slo hay hechos inslitos, y la normalidad propiamente dicha es un sueo lejano disfrazado de situacin. Mire a su alrededor, por el amor de Dios. Curtis no poda controlarse. Se inclin sobre la mesa y grit: Usted tena que saberlo! Mi compaero muri protegiendo a ese hombre! Fuimos utilizados! Quiz no me ha odo! Busque otra expresin. No me confunda solt Curtis al instante, sacudiendo la cabeza enrgicamente. Por qu, seor? Cul es el coste de la muerte? Es decir, cunto cuesta en la moneda del alma humana? El presidente se coloc detrs de la mesa con expresin avergonzada y asinti con gravedad.

Lamento lo de su compaero. Hizo una pausa. Curtis haca gestos de impotencia, buscando con la mirada algo, cualquier cosa. Por Dios, Curtis, usted debe de saberlo. No es un nio ingenuo. A ver, usted conoce su mundo, el mundo de las eventualidades que nunca entran en juego, de trampas que no se accionan, de asesinatos y caos y tejemanejes. Escoja! Lo convirti en su vida! Lo sacrific todo por ello! Est casado? Tiene novia? Hijos? Familia? Yo no lo escog por usted, igual que no le ped que me votara. No lo hice. Bien dijo el presidente de Estados Unidos, ahora bajando la voz. Dej una vida razonablemente relajada por otra en la que me despierto en mitad de la noche baado en sudor fro. Hace dos meses que no duermo. Y el caso es que, a veces, su mundo y el mo se cruzan porque ambos tenemos un trabajo que hacer: cuidar del mundo normal y corriente de gente normal y corriente que trabaja de nueve a cinco y hace barbacoas y picnics, y el domingo lleva a sus hijos a partidos de ftbol y a fiestas de cumpleaos. La seguridad del mundo normal depende de garantizar que los tipos malos no se salgan con la suya. En ocasiones, esto significa hacer la vista gorda o cooperar con el enemigo de tu enemigo, o incluso con el mejor amigo de tu enemigo. Son medidas extraordinarias, Curtis, que me hacen poner en duda mi cordura ms a menudo de lo que se imagina. Curtis permaneci inmvil, asimilando la informacin en silencio, observando al presidente mientras ste iba de un lado a otro con ritmo pausado pero urgente. Bueno dijo el presidente con aspereza, lo que voy a decirle va ms all de cualquier autorizacin con la que est familiarizado. Se trata de un programa de acceso especial de nivel Omega. Esta informacin no existe oficialmente. Debe darme su palabra de que jams la revelar. Si se lo cuenta a alguien fuera de estas paredes, ser desahuciado y posteriormente eliminado por orden directa del presidente de Estados Unidos, entendido, soldado? Sus gestos eran vehementes. Curtis notaba la violencia en sus ojos. S, seor. Tiene la palabra de un ranger del ejrcito, 10. Grupo de las Fuerzas Especiales. Un sensacional grupo de luchadores. Todos hroes, del primero al ltimo. S, seor. Gracias, seor. Muy bien. Le suena algo llamado T linfocitos citotxicos? No, seor presidente. No me pida que le explique los trminos mdicos en latn, no los conozco. De hecho, la terminologa suele enturbiar la imagen. Slo s que habra sido el sueo hmedo de Hitler. Es algo selectivo hasta un punto que asusta. Con el material gentico adecuado, es posible acabar con segmentos enteros de humanidad. Resulta imparable. Dios mo! Y eso qu tiene que ver con Shimada? Durante la guerra, fue investigador en una unidad secreta, la 731, del Ejrcito Imperial japons en el tristemente famoso campo de exterminio de Pingfan. En los anales de la historia, nada se le puede comparar. No sobrevivi ningn prisionero. En comparacin, Auschwitz fue un campamento de boy scouts. Se llevaron a cabo experimentos indescriptibles con seres humanos. Puede ser ms concreto? No, no puedo. Son de esas cosas que la mente borra. Pero, por qu l?

Shimada era investigador. Tom notas de todos los experimentos, incluidos datos y frmulas secretas sobre la guerra biolgica y la tecnologa para la guerra microbiolgica que desarrollaron en Pingfan. Por gneros. Los chinos? Al principio s, los chinos. Despus de la guerra, fue liberado y las actividades de la unidad fueron clasificadas como secretas y enterradas bajo chorradas burocrticas. Caso cerrado. Hasta que l decidi contar la historia antes de que fuera demasiado tarde. Entonces, Shimada no tuvo nada que ver con Lila Dorada? El presidente asinti con la cabeza. S tuvo que ver dijo el presidente, y Curtis lo mir con atencin. Poco antes de que el campo se cerrara, los capos japoneses tenan claro que la guerra estaba perdida. Su prioridad pas a ser la proteccin del oro robado. Deca usted que Shimada era investigador. No lo entiendo. Se les estaba acabando la mano de obra. Sus ejrcitos se vean obligados a retroceder en todo el Pacfico. Nuestros submarinos cortaban sus rutas martimas. Dedicaron todos los hombres disponibles a la descomunal tarea de enterrar los tesoros. Es el nico superviviente. El presidente pos su mano en el fornido antebrazo de Curtis. Quiero que vea el resto dijo con calma. Se acerc a la consola, puls play, y una imagen congelada se fundi con algo aterrador y cercano. Ley marcial. En las circunstancias actuales, es muy probable que el ejrcito se vea obligado a redefinir su papel de controlador del pueblo norteamericano, no slo de protector. Slo que, para intervenir en los asuntos civiles de un pas, la FEMA no necesita una alerta mxima, un atentado terrorista o una situacin de guerra. Requiere un desencadenante, desde el desplome econmico y la agitacin social hasta cierres bancarios que se tradujeran en violencia contra instituciones financieras. Larry? Seor presidente, los ltimos datos recibidos hace menos de media hora pronostican un empeoramiento econmico que ocasionar la prdida de hasta ochenta y un millones de puestos de trabajo a finales de este ao. Dnde? En Estados Unidos y Europa occidental. Curtis observ la imagen del presidente desplomado en la silla. La crisis financiera tiene prioridad mxima y conlleva un riesgo mayor que las guerras de Iraq y Afganistn. El alcance de la crisis, tal como estamos viendo, nos resulta incomprensible. El ritmo al que estn deteriorndose los escenarios global y nacional es equiparable al ritmo al que los partidos polticos estn adoptando posturas insostenibles y moralmente dudosas que acarrean la necesidad de garantizar el fracaso del otro bando. El presidente frunci el entrecejo y mir al director de la FEMA y a su secretario de Estado. Al, Brad, tambin est clarsimo que toda propuesta de abordar los problemas econmicos no slo va a ser algo

desesperado y precipitado, sino que va a parecerlo. Esta mierda es contagiosa. Hemos pasado el puerto Cada en Barrena, el puerto Mentiras, el puerto Gilipolleces, y estamos subiendo el puerto Final. Nuestra impotencia para afrontar un conjunto totalmente nuevo de problemas gravsimos corre el riesgo de ser vista como lo que es: una barra de labios para un cadver. Curtis aguant la respiracin. En la pantalla, nadie se mova. El presidente se aclar la garganta y continu. Estamos en el Titanic, con una premonicin clara como el agua sobre lo que est a punto de pasar. No tiene nada que ver con cambiar de sitio las tumbonas o pedir ms o pintarlas de otro color, llamarlas con otro nombre o ensearlas al pblico. La gente no lo aceptara. Para superar esto, necesitamos que nuestra nacin, nuestra gente, est unida. El presidente guard silencio. A continuacin, movi la imagen hacia delante unos doce minutos unos guarismos digitales en verde indicaban la hora y el minuto exactos de la grabacin. Cielos! exclam Curtis mientras vea que el presidente se tapaba la cara con las manos, inmvil durante unos segundos. Y ahora, qu? Kirsten Rommer se puso en pie. La primera fase? El fracaso sistmico que paralizar nuestra economa. El pas se para en seco con un chirrido. Nada de prestaciones sociales o subsidios de desempleo. Se acabaron la seguridad social, la asistencia sanitaria, el apoyo a la infancia, los vales de alimentos para los pobres o el dinero para pagar a los tres millones y medio de funcionarios. El panorama que preveo es que, en cuestin de das, el pnico disparar los precios de forma considerable. Y como la oferta ya no podr satisfacer la demanda, el mercado se paralizar a unos precios demasiado elevados para los engranajes del comercio e incluso para la vida cotidiana. Ya no llegarn camiones a los supermercados. El acaparamiento y la incertidumbre provocarn cortes de luz, violencia y caos. La polica y el ejrcito sern capaces de mantener el orden slo en la primera fase. El dao derivado de varios das de escasez y cortes de luz pronto causar perjuicios permanentes, que se iniciarn cuando las empresas y los consumidores no paguen sus facturas y dejen de trabajar. sta ser la segunda fase. Despus de que nuestro pas se vea afectado por una depresin casi instantnea, y de que naciones de todo el mundo se vengan abajo, y de que la gente haya hecho intentos desesperados por alimentarse, calentarse y conseguir agua potable, no habr salvacin. Comienza la extincin. Los pobres sern los primeros en sufrir las consecuencias, que en su caso sern mximas. Tambin sern los primeros en morir. sta es la fase final. Se le quebr la voz. Es muy

duro y doloroso admitir esta realidad. Sin embargo, seor presidente, la madre naturaleza no concede tiempos muertos. Curtis se dej caer en el silln situado a la izquierda del presidente, un tanto violento por haberse sentado en presencia de su anfitrin sin antes pedirle permiso. Seor, creo que en este momento es un imperativo incuestionable identificar sistemas de misin crtica. Qu est sugiriendo? Quiz tengamos que quemar algunos puentes y dejar que se produzcan algunas muertes... para salvar benvolamente al resto del pas. Santo cielo... Se da cuenta de lo que est diciendo? Seor, a veces se consigue la mejor luz de un puente en llamas. Est proponiendo que sacrifiquemos a millones de personas inocentes! El problema, seor, es que no tenemos un plan B, y ahora es demasiado tarde para idear un plan C o un plan D. Nuestra nica esperanza es encontrar los billones perdidos. El vicealmirante Hewitt se aclar la garganta, rgido en su silla, y dijo: Seor presidente, creo que en nombre de la seguridad nacional hemos de iniciar preparativos en tiempo real para la ley marcial. Curtis se desaboton la camisa. Seor presidente, ha dicho que tenamos la cuenta bancaria capaz de impedir que el mundo implosione. Lo siento mucho, pero no s de qu est hablando. En cuanto el gobierno se enter de que Scaroni haba forzado el sistema y robado el dinero, investigamos hasta tener un diagrama de sus contactos en los ltimos seis meses. El presidente hizo una pausa. Uno de ellos era Mike ODonnell. La mano derecha de Cristian Belucci en el Banco Mundial? El presidente asinti en silencio. Le intervenimos los telfonos. Una de las llamadas que interceptamos era de Scaroni, que le propona un trato. Para demostrar su inocencia, le dijo Scaroni, necesitaba recuperar una serie de nmeros pseudoaleatorios de fuerza criptogrfica, consistente en una combinacin de treinta cifras que le haba robado un periodista de investigacin. Danny Casalaro? exclam Curtis entre conmocionado y atnito, saltando del silln. Segn Scaroni, este nmero, junto con una rutina de interceptacin de errores utilizada simultneamente con la modalidad de memoria protegida, era la clave para obtener una informacin que exonerara a Scaroni de toda culpa y demostrara la implicacin del gobierno en la trampa que le fue tendida. Esto no es lo que nos cont Scaroni. Scaroni es un fullero, Curtis. A cada uno lo que ms conviene. El presidente levant la mano para no ser interrumpido, con la mirada fija en Curtis. No me pida los detalles, slo estoy parafraseando lo que me han dicho los expertos. A cambio, Scaroni pagara a ODonnell dos millones de dlares en efectivo al recibo de la mercanca. El presidente mir a Curtis y

cogi su vaso. Sin embargo, haba algo que Scaroni no saba de ODonnell. Hizo suposiciones simplistas y le sali el tiro por la culata. ODonnell tena un alto nivel de competencia en informtica. El banquero sabra que las series de nmeros pseudoaleatorios de fuerza criptogrfica se utilizaban para buzones muertos virtuales en actividades ilegales como el sistema de pago interbancario Swift CHIPS, que utiliza la cmara de compensacin financiera online. El presidente dej el vaso vaco en la mesa. Y ah es donde Scaroni tena escondidos los doscientos billones de dlares en fondos para casos de emergencia. Una locura... De pronto salan a la luz nuevas posibilidades. Entonces habl Curtis. Tiene usted toda la razn, ODonnell deba de saberlo. Trabajaba para el Banco Mundial. De pronto, Curtis mir al presidente sin pestaear. Insina que el Banco Mundial tambin est implicado en toda esta basura? Esto excede sus competencias, caballero. ODonnell se volvi curioso o codicioso, o ambas cosas, e hizo algo que no deba. Llam a Casalaro y le transmiti lo que Scaroni le haba dicho. Cmo lo sabe? Porque ODonnell llam luego a Scaroni y se encar con l acerca de Casalaro. Lo tenemos grabado. Como es lgico, esto no estaba previsto. Obviamente, Scaroni no esperaba que ODonnell se encarase con l. Alguien haba menospreciado la determinacin del asesor de Belucci por llegar al fondo del asunto. Su plan haba fallado. As que lo mataron. Lo habran hecho igualmente, desde luego antes de haber tenido la oportunidad de gastar parte del dinero, en el caso de haber entregado a Scaroni la combinacin de treinta nmeros. Saba l la combinacin? Curtis contuvo el aliento. No, Danny Casalaro se neg a revelarle nada. Y por eso cree que la tenemos nosotros? Bank Schaffhausen, Curtis. No somos exactamente una repblica bananera..., todava. Seor, revisamos todos los documentos y no encontramos nada que se pareciera remotamente a ese nmero. Miren otra vez interrumpi el presidente. Comprubenlo de nuevo. Repasen sus registros, diarios, archivos... No busquen algo que falta. Busquen algo que est ah. Dio un puetazo sobre la mesa. Entre esos papeles hay una bomba de relojera a punto de explotar. Hay que descubrirla y desactivarla. Tenemos un da, Curtis, hasta esta noche para ser exactos. Maldita sea! Curtis observ al presidente. Seor, creo que el jurado acaba de regresar a la sala. Se ha ganado usted el voto de este norteamericano para las prximas elecciones. El problema no soy yo dijo el presidente. En todo caso, lleguemos primero a maana, y luego a pasado maana, y luego al otro da, y al otro. Si despus hay algo, se lo har saber, no lo dude. Solt un suspiro. ltimamente, los das se funden unos con otros. La semana pasada, anteayer, ayer, hoy, maana. Es una pesadilla sin fin. S dijo Curtis, sin sentir la necesidad de aadir nada. Se abri la puerta de golpe. Disculpe, seor presidente. Brad? El presidente mir a su secretario de Estado con ademn interrogativo. Debe ver esto.

Al instante, desaparecieron las imgenes congeladas de la gran pantalla de plasma, que fue ocupada por el conocido rostro televisivo de un entendido. Creo que casi todo el mundo ha empezado a aceptarlo. Hoy se ha alcanzado el ndice 1.800 en los primeros cuarenta y cinco minutos, y puede que sea el mejor da de la semana antes de que Wall Street cierre. AIG y Citi estn a escasas horas de quedarse oficialmente sin efectivo y declararse en quiebra. Sus respectivos Consejos de Directores tienen previsto reunirse hacia la medianoche. Los antao iconos de Wall Street se han convertido en especies en vas de extincin. Qu ms tienes para nosotros, Jimbo? Larry, ha llegado el momento de hacer las cosas sencillas. En primer lugar, una epidemia en los pagos por parte de miles de ciudades, estados y otros emisores de bonos municipales exentos de impuestos en las ltimas veinticuatro horas; cierre de mercados de valores en la mayor parte de Asia. Recuerden, en Oriente es primera hora de la maana. El mercado del crdito est congelado: una paralizacin virtual de todo el mercado de la deuda a excepcin del Tesoro de Estados Unidos, que, segn se rumorea, tiene suficiente efectivo para aplazar su propio cierre otros dos das. Un alud de ventas (y prcticamente ausencia de compradores) de bonos corporativos, efectos negociables, ttulos respaldados por activos, bonos municipales y toda clase de prstamos bancarios; colapso de los bonos del Estado: un descenso del noventa por ciento en el precio de los bonos del Estado a medio y largo plazo, mientras el Tesoro de Estados Unidos pugna agresivamente por los escasos fondos para financiar el creciente dficit del presupuesto. Sorprendente? Quizs. Evitable? No. El viernes pasado George Soros dijo que el sistema financiero se ha desintegrado produciendo una turbulencia ms grave que durante la Gran Depresin y con un declive comparable al de la cada de la Unin Sovitica, mientras que Paul Volcker deca que no recordaba ninguna poca, ni siquiera en la Gran Depresin, en que las cosas empeorasen tan deprisa y de manera tan uniforme en todo el mundo. Por cierto, corre el rumor de que Soros ha perdido ms del ochenta y siete por ciento de su patrimonio en los ltimos seis meses. Y ahora qu? Estamos asistiendo al final de una reaccin en cadena de impagados, una cada libre de los mercados financieros. Ya no valen los s, pero, quizs o tal vez. Esto es lo que hay, amigos. Ha empezado la cuenta atrs financiera del desmoronamiento del mundo. Cunto tiempo tenemos, Jimbo? A juzgar por la velocidad de la desintegracin, dos das como mximo, aunque algunos analistas creen que slo quedan unas horas para el Armagedn financiero. El presidente puls un botn de la consola.

Ahora se ir usted volando a casa, seor Fitzgerald. Por favor, llmeme esta noche, si es que llegamos. Seor, antes de irme quiero pedirle un favor. Si tiene que ver con salvar el mundo, concedido. Cuando sus hombres me detuvieron, yo estaba buscando a alguien. Tengo motivos para pensar que fue secuestrado.

52
El conductor mir la hora, se reclin en el asiento, le dio al interruptor y puls el botn de transmisin. Adelante, Roger Uno. Est a punto de llegar el turno siguiente. Los dos hombres que han sustituido a los guardias de la entrada son de los nuestros. Tiene diez minutos para recoger el paquete. Entrar y salir. Entendido, seor secretario. Se volvi y mir al pasajero. Empieza la funcin. El asesino se ajust la chapa, abri la guantera, sac un instrumento cilndrico, lo encaj en el corto can y examin las estras del silenciador. Gir y dio un tirn, puls el botn de retenida y comprob el cargador. El segundo guardia apoyado contra la pared se frot los ojos y mir el reloj. Diez minutos. Se llamaba Dougie, aunque todos le llamaban Gordon debido a su asombroso parecido con Flash Gordon. Era un veinteaero con el cabello rubio y los ojos azules. El uniforme le quedaba grande. l y su compaero haban estado en su puesto durante casi seis horas. El hombre cuya proteccin tenan encomendada era a todas luces alguien importante, pues la poltica de la empresa era la de un guardia por operacin. El tipo que diriga la empresa en nombre de su familia era un marrullero, pero necesitaban el trabajo, sobre todo en este ciclo a la baja. Un guardia por operacin. Mantener los precios y aumentar los beneficios. El hombre de la habitacin estaba ahora bajo su responsabilidad: custodia continua, no reveladas las razones subyacentes, lo cual no era lo ms acertado, pues la naturaleza humana tiene la costumbre de despertar la curiosidad de las personas. Tras unas deliberaciones un tanto prolongadas, concluyeron que el fornido individuo no era un deportista famoso ni una estrella de cine conocida. As que su inters en l mengu de forma considerable. Diez minutos y nos vamos.

Qu aburrimiento, to... Bostez. Su compaero hizo lo propio. Quieres una coca-cola? Te debo una de la semana pasada. Light. Me muero de sed. J.J. se dio unas palmaditas en la tripa. Muero, muermo, la sed me da muermo. Te gusta? Me encanta. Eres un diccionario con patas. Unas nubes grises, enormes y enojadas, se arremolinaban en el aire enrarecido, transformando la ciudad en una versin macabra de s misma. Los dos asesinos subieron la escalera de mrmol, dejaron atrs la recepcin y tomaron el largo y estrecho pasillo de la derecha que conduca a otra puerta situada a unos metros. Llevaban los livianos chalecos antibalas Monocrys ocultos tras sendos trajes grises de raya diplomtica hechos a medida. Justo a su izquierda haba un guardarropa debidamente atendido. Luego estaban las oficinas de la gerencia y el personal, y a continuacin una puerta de vidrio y el patio interior. El ms fornido de los dos hombres se detuvo y estudi a la gente de alrededor. Mir a su compaero, en cuya expresin apreci un gesto evaluador. El segundo hombre le devolvi la mirada. Vamos. Rodearon el descansillo de la segunda planta y subieron por la escalera hasta la tercera. Ah estaba! El hombre ms corpulento abri la puerta con cuidado y mir en ambas direcciones del pasillo. A su derecha, alguien de uniforme sacaba algo de una mquina de bebidas. Disculpe. S? El hombre alz la vista. Usted y yo tenemos que hablar. Y le apart con el arma. Hablaba en voz baja, con la mirada ms all del hombro del guardia. Sera estpido ocultar algo aadi el otro asesino, que sac el arma y la apret contra la sien del hombre, sintiendo la excitacin del triunfo sobre la vida y la muerte, pues tena una vida en sus manos. El guardia respiraba con dificultad y parpadeaba con rapidez. Not que le bajaba un hilillo por la pierna. Responda s o no, entendido? dijo el asesino, y al ver que el guardia estaba mudo de terror, insisti: Entendido? El hombre emiti una tos metlica, con el miedo reflejado en los ojos. Estaba al borde de la histeria. El asesino levant a J.J. del suelo, lo empuj al hueco que albergaba la mquina de bebidas, lo agarr del codo y le presion con el pulgar las terminaciones nerviosas. El insoportable dolor hizo dar al guardia un grito ahogado. Dnde est Cristian Belucci? Por el pasillo, tercera puerta pasado el ascensor, a la izquierda respondi el guardia, despacio. El asesino peg el arma a la sien del hombre, dejando que el fro del pesado metal hiciera sentir su presencia. Cuntos guardias? Por favor, yo no s nada. No se lo dir a nadie. No s quines son ustedes! Quiero vivir, por favor. Cuntos? El asesino tir del guardia hacia arriba, empujndolo al hueco, y le estamp la espalda contra la pared. Dos. Yo y el compaero susurr, aterrado.

Para quin trabajan? Para el gobierno. El asesino sacudi la cabeza. La instruccin ya no es lo que era, colega seal el asesino, que levant el arma, ajust el silenciador y dispar dos tiros a la garganta del hombre. A la escalera dijo el ms fornido de los asesinos. Dougie reprimi un bostezo y se rasc la cabeza cuando de repente oy que la barrera protectora de la slida puerta metlica de la salida se abra. Mir a la derecha, justo a tiempo de ver a dos hombres que doblaban la esquina y seguan, sin prisa, pasillo abajo, hacia l. Dougie se separ de la pared y se situ frente a los dos hombres. En qu puedo ayudarles, caballeros? Sonri. Hemos venido a ver al seor Belucci dijo el ms corpulento de los dos asesinos. Somos sus colaboradores. Colaboradores? S, seor. l es un hombre muy importante. Qu tragedia... Ambos cabecearon. El guardia repas la lista de visitantes. Lo siento. Ahora mismo no tengo a ninguno apuntado. Debern aclararlo con la empresa de seguridad. Tenemos rdenes estrictas. El hombre ms fornido sonri. Lo entendemos. Mire, estamos aqu para asistir a un simposio. Slo por un da aadi el otro asesino. Slo hoy dijo el ms fornido. Mostr una placa identificativa. Doogie la mir. El Banco Mundial? El rostro de la placa corresponda al del hombre que la llevaba . No s... Mir el pasillo. Nos vamos dentro de unos minutos. Quiz podran venir cuando est el otro turno. Nos encantara, pero por desgracia slo tenemos un par de minutos. Vaya... Seor, mi compaero estar de vuelta enseguida. Creo... Eh, espere un momento! Tiene un arma! Para el joven todo sucedi con el impacto de un trueno furioso, como los que le gustaba or en su granja de Iowa. Dougie alcanz su pistola. El asesino extendi la mano hacia una Heckler & Koch MP5K surgida de la nada. Hubo un resplandor, un escupitajo, un disparo, luego otro, y Dougie sinti el calor abrasador de la bala que le haba perforado el estmago. Se le doblaron las rodillas y cay al suelo. Locura, otra vez. Empezaba la cacera. Cristian estaba sentado en la cama cuando lo invadi una abrumadora sensacin de miedo. Alcanzaba a or diversas voces apagadas. Luego, un ruido sordo. Por un momento, su cuerpo se vio sacudido por ondas expansivas mientras intentaba concentrarse, borrando los dems sonidos, dividiendo su mente en fragmentos. Haba alguien al otro lado de la puerta, lo saba; alguien que no deba estar all. Un sonido de tacones. Le recordaba otro sonido de otra poca. Dnde? Cundo?Con torpeza, Cristian se inclin en direccin a la puerta, agarrado a la barra metlica con la mano derecha, escuchando. El cuerpo entero le temblaba de fatiga. Se oy un chasquido metlico cuando alguien hizo girar el pesado pomo de metal, pero la puerta no cedi. Estaba cerrada! Cristian cogi su telfono y empez a marcar. Not

un dolor punzante en el estmago, jadeaba por momentos, respiraba con dificultad, intentando llenar sus pulmones de aire. Otro sonido, y otro. Dnde estaban los guardias? Una explosin revent la cerradura. El tiempo se detuvo. Al instante siguiente, Cristian vio explotar el monitor en una nube de cristales, antes incluso de or el estruendo que la acompaaba. Fue tal el estallido de luz que le dolan los ojos. Irrumpi en la habitacin una figura vestida con traje de raya diplomtica, con la pistola automtica lista para hacer fuego. Detrs, su compaero arrastraba el cuerpo sin vida del guardia jurado. El ms fornido de los dos hombres sonri. Era una sonrisa tan desprovista de calidez que slo poda traducirse en amenaza. En sus ojos azules no caba la duda. Usted debe de ser el seor Belucci. Hizo un leve mohn. As que todo se ha desarrollado segn el plan previsto. Qu pretenden? pregunt Cristian con voz neutra. Enmendar un error contest el asesino. Cristian tard poco en comprender la insinuacin. Sea cual sea su maniobra, no se saldrn con la suya. De repente cay en la cuenta de que an sostena un minsculo objeto plateado en la mano derecha. Pulsa el botn y se efectuar la llamada.Se incorpor. Como pasa en muchas operaciones oscuras... apret discretamente el botn verde lo que no sobrevive es la exposicin a la luz. Algo se movi con reflejos rpidos como el rayo. Cristian saba que el golpe llegara: frente a sus ojos giraron crculos de luz blanca y brillante mientras senta estallar el dolor en la sien, antes incluso de registrar el movimiento de la mano del hombre. Sbelo por la cintura orden el primer asesino. A su derecha se movi algo. Los ojos se le fueron instintivamente hacia el movimiento mientras su mente divagaba. La sombra se desplaz. De pronto oy dos escupitajos amortiguados y un grito espantoso. Su compaero cay de bruces. Le sala un hilo de sangre por la comisura de la boca; tena las balas incrustadas en la espalda. El primer hombre se lanz contra la cama de Cristian, arma en ristre. Demasiado tarde. Sonaron otras tres detonaciones en el fondo de la habitacin. El hombre se desplom en el suelo con la garganta destrozada. Cristian solt un gruido. Se incorpor sobre el codo y mir a sus agresores. Por qu demonios has tardado tanto? Lo siento, jefe. Problemas imprevistos. Todo resuelto. Ests listo? pregunt a su colega.

53

El estruendo de un Hawker 750 iba aumentando a medida que Curtis se acercaba al avin. La puerta del fuselaje del Lear Jet oficial se abri de golpe y las escaleras electrnicas bajaron suavemente. Tengo que hacer una llamada dijo Curtis alzando la voz por encima del ruido del motor para que le oyera el funcionario del gobierno que lo acompaaba. Simone tena la impresin de que era ya noche cerrada, aunque en realidad slo eran las ocho y media. Una nube enorme, negro azulada, con un agujero en medio como de dnut, se deslizaba con lentitud por el cielo cargado. An lloviznaba ligeramente; unas flechas rectas golpeaban la ventana y caan a la calle. Los sonidos ascendan ms y ms hasta empapar los listones de caoba de la ventana. Simone abri las grandes puertas de doble hoja que daban al patio cuadrangular de Cristian y camin despacio hasta un extremo, a una terraza con una de las vistas ms espectaculares de la ciudad. Abajo, oa el ruido sordo de ruedas recorriendo la calzada desigual. El telfono no son, sino que pareci entrar en erupcin. Sobresaltada, Simone lo cogi ms por instinto que por necesidad. El timbre haca vibrar su mano; el sonido la turbaba. Simone! Curtis? Eh! Dnde ests? En Washington. Qu haces all? Me secuestraron. Oh, Dios mo! Quin? El presidente de Estados Unidos. Curtis, cario, ests mal? dijo con calma, y luego volvi a gritar al auricular: Tena que ocurrir! ltimamente has estado sometido a mucha tensin! Qu os pasa a los dos? Nosotros dos? De quin ests hablando? Estoy hablando de ti y del donjun se. No est... Bueno, quiero decir, si ests hablando metafsicamente, entonces... Ya basta, Simone! Tampoco es para ponerse as. Curtis se coloc el telfono bajo la barbilla y puso la mano izquierda sobre el auricular. Escucha con atencin. Busca a Michael. Revisad los papeles de Danny, diarios, documentos, lo que sea. El presidente est convencido de que tenemos los cdigos y el nmero de cuenta bancaria. Hablas en serio? Su consejo es no buscar algo que falta sino algo que est ah, algo que en principio no hemos visto. Por qu el presidente de Estados Unidos est interesado en los papeles de Danny? Porque tu hermano rob los cdigos y el dinero de Scaroni, y muy probablemente lo escondi en la Divina Comedia de Dante, como hizo con la combinacin clave de letras y nmeros de la caja de seguridad de Schaffhausen. Qu? Vaya estupidez. Miramos minuciosamente todos los papeles, Curtis. Examinamos todos los documentos de pies a cabeza, todos los certificados de oro, todos los discos y los recortes de peridico. Ah no hay nada! A qu viene esto?

Escucha, Simone. En algn sitio de esa caja hay algo que se nos ha pasado por alto, por alguna razn, no s, algo que nos conducir a la cuenta de Scaroni y a los billones de dlares que el gobierno necesita para salvar al mundo de la quiebra. Busca a Michael, encargad unas pizzas y una cafetera, y manos a la obra. Me voy ahora, as que en dos horas os ver en casa de Cristian. De acuerdo. A propsito, cmo est? He llamado al hospital en cuanto he llegado, hace menos de veinte minutos, pero no he podido hablar con l. Quieres que...? No! Michael y los papeles de Danny, por este orden. Simone, si hemos de creer al presidente dijo mirando el reloj, disponemos de unas cuatro horas. Y se cort la comunicacin. El vuelo al aeropuerto de La Guardia y el desplazamiento en un vehculo oficial haban sido extraamente perturbadores. Curtis volvi sobre sus pensamientos, analizando los aspectos ms crticos de todo lo que haba sucedido en el ltimo mes. Era plenamente consciente de los pocos progresos que haban hecho en ese tiempo. Era como si una parte de su mente se negara a funcionar, con independencia de cmo tratara l de articular sus razonamientos. Las ideas clave estaban bloqueadas por una compulsin insondable. S sondeaba Curtis, en cambio, que las constantes vitales del mundo pendan de un hilo. El sedn negro con matrcula del gobierno par delante del edificio. Curtis se ape, dio las gracias al conductor y al escolta, y se dirigi a la puerta. Dej atrs la amplia escalera de piedra del centro del vestbulo y subi al viejo y destartalado ascensor. ste, como siempre, al llegar a la primera planta, dio temblorosas sacudidas al superar la segunda, redujo la marcha en la tercera, traquete al pasar la cuarta y aceler prometedoramente en la quinta antes de pararse a regaadientes en el tico. Menos mal! Michael suspir del aliviado y lo agarr de la mano. Qu ocurre? Se han llevado a Cristian! Oh, Dios! Cundo? Cmo? Lo invadi un dolor anestsico. No lo s. Dos hombres de traje se cargaron a los dos guardias, entraron en la habitacin y lo secuestraron. Curtis cogi el telfono que le tenda Michael. Marc un nmero privado con mano temblorosa. S, espero. Alguna novedad en el asunto Schaffhausen? pregunt Curtis mientras esperaba que la Casa Blanca contestara. Michael neg con la cabeza. Nada. Hemos revisado los artculos de peridico y los certificados de oro, y... Seor presidente? Soy Curtis Fitzgerald... S, seor, gracias, seor... Estoy de vuelta y estamos trabajando... Lo s, seor. Somos conscientes de ello. Seor presidente, ahora mismo para usted esto quiz sea un fastidio, pero Cristian Belucci ha sido secuestrado a punta de pistola en el hospital Mount Sinai. Primero fue el ayudante del seor Belucci, Mike ODonnell; despus, mi amigo Barry Kumnick, y ahora Cristian Belucci. Est todo relacionado. El comn denominador es el conocimiento... Gracias, seor, descuide. Y bien? pregunt Michael.

El gobierno dictar una orden de busca y captura. La polica y el FBI peinarn las calles; las agencias federales pondrn a trabajar a sus agentes encubiertos en las alcantarillas. Si an est vivo, lo encontrarn. Hizo una pausa y luego se acerc al televisor y puls un botn. En todo caso, cabe esperar que lo encuentren en mejor estado que a ODonnell. Dios! La pantalla fue ocupada por el rostro de un hombre rechoncho con un tic nervioso. GM est en su lecho de muerte: hace dos aos les advert de que General Motors iba camino de la quiebra. Esta maana, los propios auditores de GM han avisado de que hay serias dudas de que el fabricante de coches llegue vivo a la prxima semana. Bank of America, CitiGroup y AIG estn a menos de dos horas de declararse en quiebra. En cuanto el presidente admita que no hay dinero en la hucha, estas instituciones cancelarn sus operaciones. Caroline? Michael! Curtis! El grito fue paralizador, una invitacin a una decapitacin o algn problema annimo que amenazaba su misma cordura. Las reverberaciones se extendan en crculos cada vez mayores. James, en Los ngeles, Washington, Chicago, Nueva York y Miami, los bancos y edificios gubernamentales estn rodeados por miles de mercenarios, o contratistas, que han levantado barricadas y controles... y delante de ellos centenares de miles de americanos furiosos se mantienen firmes y exigen su bien ganado dinero. Apagad ese maldito trasto! chill Simone, que entr en la habitacin y se dirigi a la enorme mesa de centro, con un bloc y un lpiz en una mano y el cuaderno de Danny en la otra. Djalo. Debemos saber qu est pasando grit Curtis en respuesta. Luego llamas a tu nuevo amigo. Cul? dijo Curtis. El maldito presidente que nos meti en este lo. Qu coo dices? Ya me has odo, Curtis. Todos son iguales. Los mismos perros con distintos collares. Sin embargo, quizs el signo revelador del inminente Armagedn es un desplome casi seguro de JP Morgan Chase. Recuerden, tiene 91,3 billones de dlares en derivados, cuyo valor terico es 40,6 veces la totalidad de sus activos. Adems, ah se incluyen 9,2 billones de permutas financieras ligadas a crditos impagados, sin lugar a dudas la forma ms arriesgada de derivado. Peor an, el Contralor de la Moneda de Estados Unidos advierte de que JP Morgan Chase Bank tambin est expuesto a elevadsimos riesgos bancarios con sus socios comerciales: por cada dlar de capital, el banco tiene un riesgo bancario de cuatro dlares, casi el doble que la media de Bank of America y Citibank. Balance final: los cuatro bancos ms grandes de Norteamrica (JP Morgan Chase, Citibank, Bank of America y Wells Fargo) estn a punto de convertirse en carne de can.

El reloj de pulsera que colgaba del gancho de la lmpara de mesa marcaba las diez y ocho minutos. Me parece que lo tengo! Simone recuper poco a poco la calma. Mirad esto! Mostr el gastado diario de Danny e indic un texto escrito en el margen de la pgina diecisiete. A mitad del camino de la vida yo me encontraba en una selva oscura con la senda derecha ya perdida Yo ech a andar, y t detrs seguas. Qu? dijo Curtis. Se quit la chaqueta y la dej caer en el sof que tena delante. El texto est equivocado. Qu quieres decir? Infierno. Canto I. Debera decir: A mitad del camino de la vida yo me encontraba en una selva oscura con la senda derecha ya perdida l ech a andar, y yo detrs segua. Que aparece varias estrofas ms adelante. Por qu aadira Danny este verso al inicio? pregunt Michael. En la Divina Comedia, Dante permite que las palabras de los personajes se apoderen del poema a medida que avanza, dndoles, ms que al narrador, la primera o la ltima palabra de un canto explic Simone. Slo que, en este caso, es el propio Danny quien escribe. Esta invencin improvisada no era slo un garabato. Estaba pensada para nosotros aadi ella. Michael asinti. Hay que buscar algo que est ah, algo que en principio no hemos repiti Curtis. Necesitamos un nmero de treinta dgitos. La conferencia de prensa del presidente est prevista para medianoche. Nos queda una hora y cincuenta minutos! La imagen ampliada es igualmente sombra... Bloomberg acaba de informar de que, en los ltimos tres meses del ao pasado, los beneficios de la empresa AVERAGE S&P han experimentado una cada en picado del ochenta y ocho por ciento. Ahora, el Servicio de Inversores de Moody predice que los impagados de bonos corporativos superarn los niveles de la Gran Depresin! El propio JP Morgan est avisando de que AT&T Inc..., DuPont..., Textron y otras veinte grandes empresas no financieras seguramente recortarn o eliminarn ms del setenta por ciento de sus plantillas en un esfuerzo por sobrevivir. Entretanto, la Reserva Federal slo ahora admite que algo va realmente mal. Diez de los doce bancos de distrito de la Reserva han anunciado que se han desangrado y que no tienen esperanza de recuperarse. Lo que no sabemos es cmo dijo Michael.

Los tres primeros versos son la secuencia inicial del Canto I. Pero el ltimo... Que dej caer ah... Exacto, aparece mucho ms adelante. Seal el ltimo verso de Danny. Yo ech a andar, y t detrs seguas. Muy bien. Estamos buscando una serie de nmeros pseudoaleatorios de fuerza criptogrfica consistente en una combinacin de treinta cifras dijo Curtis mirando, nervioso, el reloj. Ests de acuerdo en que el texto es un mtodo estndar para codificar informacin confidencial? Totalmente contest Michael. Entonces necesitamos una clave para descodificarlo. Pero es que hay literalmente miles de claves... coment el historiador de arcanos. Miles? Cmo puede ser? exclam Simone. Tenemos un problema seal Curtis. Qu tipo de clave usar. Cules son las opciones? inquiri Simone. Antes de nada, moderna o antigua? pregunt Curtis. Teniendo en cuenta la habilidad de Danny con la Cbala y los eneagramas, yo dira antigua. Michael los mir a los dos. De acuerdo. Bien. Hay claves de reflexin, como un misterioso smbolo gnstico conocido como abraxas, del que se sabe que aparece en sustituciones. No, no servir corrigi al instante. Por qu no? Todos los conjuntos de nmeros resultantes de la traduccin de nombres a sus equivalentes numricos se basan en uno de los diez primeros. Los dgitos se agregan, lo que nos da un nmero, o el nmero, pero no la serie de nmeros pseudoaleatorios de fuerza criptogrfica consistente en una combinacin de treinta. En trminos sencillos, el Banco Mundial acaba de anunciar que dentro de pocas horas la economa mundial sufrir un colapso general. Segn el Banco Asitico de Desarrollo, durante los tres ltimos meses desaparecieron ciento cincuenta billones de dlares en inversiones. Y, como la espada de Damocles, los cientos de billones en derivados y deudas incobrables an se ciernen sobre la actividad bancaria mundial. Si la reunin de urgencia del Banco Mundial de esta maana, la sesin de urgencia del Fondo Monetario Internacional de esta tarde, y la reunin de alto nivel del comit presidencial de nuestro gobierno demuestran algo, ser que si estn ustedes esperando la burocracia para salvarse, estarn esperando hasta el da del Juicio Final. Su nica esperanza pasa por asumir el control de su propio destino..., organizar su propio rescate. A ver si entienden lo que les digo: estn ustedes solos. Su gobierno les ha abandonado. Curtis dirigi a la televisin una mirada mustia. Fuera. El siguiente! Algo ms cerca de casa. Vamos! Una vez transcrito, el cdigo bancario de Schaffhausen de Danny era sencillo. Un nmero de seis dgitos y una palabra. Aqu no servir. Demasiado voluminoso. Siguiente. Nos queda una hora y treinta y cinco minutos. Estn las famosas tablillas de Peterborough, en Ontario, Canad. La escritura ha sido identificada como una forma de runas escandinavas o, para ser exactos, caracteres prerrnicos denominados Tifinagh, utilizados por los tuareg y que se remontan a 800 a.C.

Qu tiene que ver eso con Dante? Las tablillas se basaban en la representacin de un leopardo, un len y un lobo en diferentes fases de su existencia. Los mismos animales que impidieron a Dante escapar cuando se vio perdido en el bosque aadi Simone. Exacto. No servir. Los datos de input deben relacionar treinta caracteres hexadecimales codificados mediante cuatro bits de datos binarios utilizando un algoritmo de clave simtrica o asimtrica. Con imgenes no funciona. Michael, necesitamos claves de texto. El tiempo se acababa, y en la pgina los garabatos crecan. Estaban sondeando las matemticas, obligando a sus mentes a funcionar, plenamente conscientes de su precario estado de cautividad en el zoo de los nmeros: el caos estilstico y la presencia de numerales que haban enloquecido, haban asumido una identidad propia y haban sido liberados en el bosque de un reino buclico y numrico. Las palabras se cuentan entre nuestras mejores rutas hasta lo que hay ms all de las palabras, y se sabe que la naturaleza imita al arte. Slo que en este caso hemos de alejar las palabras de la paradoja y dirigirlas hacia algo parecido a un milagro. Un milagro numrico susurr Simone, mirando al techo. Espera! Qu pasa? pregunt Curtis con ansiedad. Do, la, mi, re, fa, sol, si... la, re, fa, mi, sol, si, do tararea Simone. Esto es lo que quera decir Danny con l ech a andar y yo detrs segua. Qu? dijo Curtis con la tensin reflejada en el rostro. Est invitndome a seguirle al Canto I. Era una especie de competicin amistosa entre nosotros para ver quin saba ms de Dante. Los dos destacbamos en los habituales juegos de trivial sobre Dante, as que Danny y yo nos inventbamos juegos y nos retbamos mutuamente. Danny invent ste para ver quin era capaz de recitar los versos del Canto I en orden alfabtico. Para recordar mejor, l cantaba ABC a medida que recorra el texto. Por ejemplo, el primer verso con la primera letra A aparece en el verso 9, el de la B en el verso 13, y as sucesivamente. Hoy, en una histrica Revuelta de los Contribuyentes, millones de norteamericanos de un lado a otro del pas han tomado las calles y se han hecho or. Casi en todas partes donde uno mira, ve rostros de airados contribuyentes exigiendo que Washington deje de llevar a la quiebra a Norteamrica..., deje de regalar nuestro dinero a los ejecutivos que hundieron sus propias empresas. Para decenas de millones la fiesta ha terminado, ha destrozado sus viejos sueos de vivir en la tierra de la libertad. Sus familias se han arruinado. Hoy estn tomando las calles. Sus acciones an pueden suponer, para millones de estadounidenses, un rayo de esperanza de un futuro mejor. Los tres miraban fijamente la pantalla. Curtis consult la hora. Faltan cuarenta y cinco minutos para que hable el presidente. Yo llevo la A a la I, y t la J a la R aadi mirando a Michael. No, en el Canto I no hay ninguna J seal Simone. Entonces, cmo demonios vamos a componer el alfabeto? grit Michael.

Slo las letras que hay aqu. Y slo la primera vez que cada una de ellas aparece en el texto aclar Simone. Qu piensas? pregunt Michael con calma. Los mtodos modernos de cifrado pueden dividirse con arreglo a dos criterios: por el tipo de clave utilizada y por el tipo de datos de input explic Curtis, enderezndose en la silla. Segn la clave usada, el cdigo cifrado se divide en algoritmos de clave simtrica, cuando se utiliza la misma clave para codificar y descodificar, y algoritmos de clave asimtrica, cuando las claves utilizadas son dos. En un algoritmo de clave simtrica, el emisor y el receptor deben tener una clave compartida establecida de antemano; el emisor la usa para codificar y el receptor para descodificar. El emisor y el receptor. Danny y Simone. Para que un algoritmo de clave simtrica funcione, debe tener treinta caracteres hexadecimales codificados en cuatro bits de datos binarios, que es la longitud real de clave binaria utilizada por la clave precompartida (PSK, preshared key) WiFi WPA. Coge el libro! grit Michael. Son el telfono. La discordante seal provoc una brusca tensin en la garganta de Curtis. Respondi al primer tono; el presidente de Estados Unidos estaba al aparato. Sus primeras palabras fueron las ms inquietantes que jams haba odo. Tengo malas noticias para usted, Curtis. Kumnick? Eso me temo. Hubo una pausa larga. Est vivo? Lo siento. Ha muerto. Se produjo otra pausa, ms breve pero igual de intensa. Cmo lo mataron? Con los brazos amarrados a la espalda. Estaba atado con un cable de telfono desde las piernas flexionadas hasta el cuello. Nuestra gente cree que al final las piernas cedieron, y el cable se tens como la cuerda de un arco, de modo que se fue apretando el lazo del cuello hasta que muri poco a poco estrangulado. Curtis miraba fijamente las persianas venecianas. Sus ojos se posaron en la luna. Curtis? Necesitamos ms tiempo, seor presidente. Y colg el telfono. Qu letras? pregunt Michael. Todas excepto J, K, L, P, Q, V, X y Z. Los tres se pusieron a trabajar. Al cabo de unos momentos tenan el resultado: 913115488422310112324071159868. Curtis barri con la mirada la hilera de nmeros. Y si estaban equivocados? Y si Danny sencillamente haba cometido un error y los haba enviado sin querer a la madriguera? Reflexion y cerr esta lnea de pensamiento. En ese momento, el enemigo era no slo el tiempo sino tambin el hecho de pensar tangencialmente. El telfono volvi a sonar. Curtis? Creo que casi lo tenemos, seor presidente. Mandar de inmediato un equipo a la casa.

No queremos distracciones. Le llamar en los prximos diez minutos. Sern los diez minutos ms largos de mi vida, Curtis. Seor? Cristian Belucci sigue sin aparecer. Estamos haciendo ms de lo humanamente posible para encontrarlo, crame. Le creo. Colg otra vez el telfono. Malditas sean las fuerzas que aniquilan el orden y la felicidad del mundo. Simone se acerc sigilosamente y lo abraz un instante. Debe de ser difcil librarse de las viejas pesadillas. l sacudi la cabeza. Esto deber esperar, Simone. Slo hay tiempo para una cosa. Era asombroso lo deprisa que se les acababa el tiempo..., y el presidente de Estados Unidos iba a comparecer ante el mundo entero en poco ms de media hora. Sus palabras cambiaran la historia o destruiran el mundo. Los ojos de Curtis hicieron converger de nuevo la luz. Veinte minutos, Curtis! 913115488422310112324071159868. Cuntalos! Cuntos hay? pregunt Michael, conteniendo la respiracin. Treinta! exclam Simone. El nmero! Una serie de nmeros pseudoaleatorios de fuerza criptogrfica consistente en una combinacin de treinta! Llama al presidente. Fue como el impacto de una bala llena de mercurio. Una figura vestida de negro irrumpi de golpe a travs de las puertas dobles abiertas. Un hombre alto y corpulento y con un saludable bronceado empuj con el hombro derecho a Michael, mandndolo al otro lado de la habitacin. Los tres han hecho un trabajo realmente admirable! Apunt al ranger con su arma, una Heckler & Koch P7 provista de silenciador. No se mueva, yo que usted no lo hara. El asesino francs extendi la mano, agarr a Simone del antebrazo y la atrajo hacia s con violencia, pasndole el brazo izquierdo alrededor del cuello con la automtica apretada contra la sien. En los thrillers malos de escritorzuelos de tercera fila, ahora el asesino dira que contar hasta cinco al tiempo que la desventurada vctima le entrega dcilmente el arma, todo con la esperanza de aplazar lo inevitable. Slo que el asesino no sabe que el hroe tiene algunos trucos escondidos en, cmo diramos, la manga? Mir al adversario que tena delante. Usted debe de ser Curtis. Me han contado cosas fantsticas sobre sus grandes aptitudes. Un verdadero placer conocerlo. Con el arma apuntando a la sien de Simone, el hombre se desabroch el abrigo negro con la mano izquierda. Me llamo Jean-Pierre. Sintense, por favor. No s quin es usted ni qu quiere solt Curtis, recuperndose poco a poco del sobresalto. Si pretende robar a Cristian... empez a decir Michael. Robarle? Entonces no lo saben! Es el viejo juego de los bobos y los genios. No hay postura intermedia. Ustedes tres son los bobos y nosotros los genios. Si no est aqu para robar... entonces, qu quiere? inquiri Curtis. El nmero, naturalmente dijo con una sonrisa.

Con el fin de destruir el mundo? El francs volvi a sonrer. Para llegar a una verdad simple, no hay que creerse la historia oficial. Curtis neg con la cabeza. Por desgracia, no lo sabemos. Como un estpido, pens que podramos resolverlo. Lo que tenemos es exacto slo en parte. El acertijo de Danny es demasiado difcil. El asesino examin el rostro del ranger, luego solt un suspir y sacudi la cabeza. En serio? Le he sobrestimado. Me haban dicho que era usted un hombre de muchos recursos, quizs incluso de mi nivel, pero resulta que es uno de estos plumferos de tercera. Retir la mano izquierda del cuello de Simone, a quien solt y empuj hacia Curtis con fuerza considerable. Como un estpido, hipcrita expresin, es ms una autofelicitacin que una autoacusacin. Cede usted como un estpido ante lo que, a su juicio, es un riesgo calculado de forma nada estpida. Son el telfono, y Curtis se lanz hacia l en el preciso instante en que una bala pasaba a escasos centmetros de su mano. Se qued paralizado. Dgale al presidente que necesita otro par de minutos. Son el segundo tono, y el tercero. Dos minutos! Venga! Conteste! Curtis alcanz, indeciso, el auricular. S? Corre el rumor de que no tenemos el nmero. Dgame que me equivoco dijo el presidente con aspereza. Necesitamos otro par de minutos, seor presidente. Cre que haba dicho... Otros dos minutos. Curtis... Lo saba, y tanto que lo saba... No s si quiero or esto, seor presidente. Hemos encontrado el cadver de Belucci. Que Dios se apiade de su alma, lo considere hermano o loco. Curtis se apart de la mesa, alejndose del hedor que de repente le llenaba la nariz y los pulmones. Yo no rezo susurr. Luego lo repiti, ms tranquilo. No creo. Dios es lo nico seguro que se puede ser. Cerr los ojos casi involuntariamente, reconfortndose en la oscuridad. Cul fue la causa de su muerte? Envenenamiento. Toxicidad qumica de etiologa desconocida. Est usted seguro de que es l? En este momento, no. Fue la respuesta de un hombre que acarreaba el peso del mundo sobre los hombros. Estamos comparando muestras de ADN del fallecido con datos de Belucci. Aydenos a encontrar el nmero y a poner fin a esta locura. Necesitamos otro par de minutos, seor. Colg el telfono. Cristian? dijo Simone con voz entrecortada y los recuerdos agitados. Michael parpade; tena el rostro baado en lgrimas. El nmero, seor Fitzgerald. Le recuerdo que el arma est en mi mano, no en la suya. Se oy un chasquido: el percutor en posicin de disparo. Y si me niego? Una expresin fugaz cruz sus ojos.

Entonces los matar, a usted y a sus amigos. Morir pobre... El francs volvi a sonrer y se encogi de hombros. Yo nunca he sido pobre. Curtis se estir para intentar captar la histeria en dicha afirmacin. No haba nada. Era cierto que el hombre no necesitaba el dinero. Entonces, por qu quera el nmero? Para quin trabaja? Para m. De pie en el vano de las puertas dobles haba alguien con quien los tres estaban ntimamente familiarizados. Curtis se inclin hacia delante en la silla, atnito. Cristian... dijo con voz apenas audible. Por un momento Simone crey estar soando. Y lo del hospital? Y el atentado? dijo Michael tartamudeando, en su semblante reflejados el sobresalto y la traicin. Un riesgo necesario, aunque aceptable, cuando el destino y la fortuna del mundo penden de un hilo contest Cristian mirando por encima del francs. Jean-Pierre es un tirador experto. Sabe cmo hacer que parezca grave sin que haya riesgo de muerte. Creedme, por favor, no tena intencin alguna de implicaros a los tres. En este momento somos enemigos, y nadie pretende lo contrario. Pero esto no habra pasado si tu hermano, Simone, no hubiera robado las tarjetas con la serie de nmeros pseudoaleatorios de fuerza criptogrfica, consistente en una combinacin de treinta cifras. Tena una mirada impasible. La muerte de tu hermano fue una muerte innecesaria. Pero l no revelaba el nmero. Qu iba a hacer yo? Usted! Usted... mat a mi hermano! solt Simone con voz gutural, temblorosa a causa de la emocin que la embargaba, taladrndolo con la mirada, incapaz de apartar de s la imagen del hombre al que haba admirado profundamente y cuya prdida haba lamentado haca slo unos instantes. Qu te hizo pensar que matando a Danny descubriras el nmero? pregunt Curtis con los ojos fijos en el arma del asesino francs. Tenamos tu perfil psicolgico, Simone. Eneagrama, tipo de personalidad. Era inevitable dijo el banquero. Y aadi con sorna: Pero sabamos que no ataras todos los cabos t sola. Su mirada era dura, la sonrisa desdeosa. Sabamos que llamaras a tu viejo amor, Michael, y que l acudira enseguida. Se le borr la sonrisa. Tambin sabamos que los dos no erais lo bastante listos para resolver los peligros asociados. Hizo una pausa. Si no me hubiera llevado los documentos de Schaffhausen... Por favor, no subestimes el nivel de clculo y planificacin que ha habido en esta operacin interrumpi Cristian Belucci. Habamos recuperado los documentos del seor Casalaro mucho antes de que t aparecieras en escena. Call un momento. Por desgracia para ti, Simone, el acertijo de Danny era demasiado difcil para nosotros. No sabamos descifrarlo. Cristian palideci. Y entonces me metiste a m dijo Curtis sin emocin alguna en la voz. Yo, meterte? solt Cristian, incrdulo. Me siento honrado, pero me atribuyes ms mrito del que merezco. Cmo iba yo a saber que Michael te pedira ayuda? Te meti el azar, Curtis. De vez en cuando hay que admitir que el estpido azar desempea un papel importante, por no decir preponderante, en los asuntos humanos.

Y qu hay de Roma? Creste oportuno proporcionarme mi propio observador. Roma no tuvo nada que ver con Danny Casalaro. El banquero se encogi de hombros. Yo necesitaba a Shimada vivo, necesitaba el mapa aadi sin rodeos. Roma fue un detalle por mi parte. No es que no te creyera capaz... pero hasta que no lo intenta, uno no lo sabe. Suspir con aoranza. Alguien tena que ser. Has hecho trabajos fabulosos. Tu fama realmente te precede. Era un asunto difcil, lleno de obstculos y peligros. Pocos habran sabido desenvolverse ah. Sin embargo, creste oportuno mandar a Roma a mi propio observador. El banquero se encogi de hombros. Ya te he dicho que fue un detalle por mi parte. Aun as, para que el plan funcionara, tuvimos que acudir a... ti... en busca de ayuda seal Michael. Pues claro! exclam Belucci. Cuando llamaste a Curtis desde Nueva York, intervino la providencia con su torpe ineficacia subhumana. En cuanto Curtis se hubo implicado en el caso Casalaro, ca en la cuenta de que poda matar dos pjaros de un tiro. A Simone le pareci que la temperatura de la habitacin haba cado en picado. Es usted un ser repugnante! grit. Y t, querida, un ejemplo especialmente encantador de clich. Tu cantarina edificacin es enternecedora en un sentido lacrimgeno, Simone, pero en nuestro caso est totalmente fuera de lugar. ste es el triunfo de la autoparodia, suficiente casi para alejarnos de la virtud para siempre. Siempre puede uno contar con un asesino para una prosa elegante dijo Michael. A Cristian se le esfum la sonrisa de la cara. Por qu necesita el nmero, Cristian? pregunt Michael. Ya es uno de los hombres ms ricos del mundo. Yo no quiero el dinero, an no lo entendis! exclam Cristian, irritado. Necesito... Mantenerlo alejado del presidente para precipitar la destruccin del mundo lo interrumpi Michael, haciendo encajar por fin todas las piezas del rompecabezas. Exacto dijo el banquero. Simone fulmin a Belucci con la mirada. La persona no amada se inventa para s misma un mundo de poder. Crees que destruyendo el mundo vas a vencer? Crees que puedes asignar un contador de probabilidades a una catstrofe como sta? dijo el ranger. Curtis, en el mundo de los bancos y las finanzas de alto riesgo hacemos esto continuamente. Lo importante no es lo que pasa sino lo que podra pasar. Cmo se atreve! Est embelleciendo sus crmenes! Simone... Cristian sacudi la cabeza, la melanclica, la inteligente, la caprichosa Simone, con el don de convertir todo sentimiento en algo elegante. Exhal un suspiro. El populacho, que vive en un yermo urbano y sentimental de glamour brumoso y tristeza tranquila, extraamente resignado a su pasado vaco, su presente vano y su futuro corrompido... Por un momento desapareci su aire de equilibrio. Hace dos mil quinientos aos quiz se dijera que el hombre se conoca a s mismo igual que conoca cualquier otra parte de su mundo. Hoy l mismo es lo ms incomprensible. Ni la evolucin biolgica ni la cultural son garanta alguna de que estemos avanzando ineludiblemente hacia un mundo mejor.

Nos est ofreciendo un mundo mejor movido por la benevolencia? No puedo creerlo! chill Simone. Una densa maraa de falsas ilusiones y estupideces interaccionando de manera lgica! Podemos derrotar a la democracia nicamente mediante un conflicto armado porque los privilegiados conocen el funcionamiento de la mente humana, las interioridades mentales ocultas tras la persona. Ha preparado el mundo para la destruccin dijo Michael. Y nosotros para la redencin! Curtis se levant despacio. El presidente llamar de un momento a otro. Qu hars cuando el gobierno descubra la verdad sobre tu doble? Observ con atencin a sus dos adversarios. Belucci neg con la cabeza. No creo que esto suceda. Vaya, pues entonces es que no sabes mucho sobre forenses. Ah, no? Huellas dactilares, registros dentales... Los eliminamos: arrancamos los dientes, quemamos las huellas. Tu ADN... Para compararlo con el del sosias que matamos? termin la frase el banquero. Resulta que destruimos todas las muestras externas de ADN, por lo que no habr nada con qu comparar. La sociedad moderna nos ensea a dudar con remordimiento, pero a veces tenemos que dudar de nuestras dudas. Se qued con la mirada perdida, como un nio mirando al vaco y sonriendo al comprender que la pesadilla ha terminado, o que la puerta ha quedado abierta. Ganar mediante un doble farol aparentemente perverso. Son el telfono en el preciso instante en que Curtis daba un paso en direccin al asesino francs. No lo hagas, Curtis. El tono del banquero era aviesamente seco y carente de toda emocin. Ni siquiera t tendras alguna posibilidad contra este hombre. Coge el telfono. Dile al presidente que el ltimo nmero es un siete en vez de un ocho. Venga! El banquero parpade. Coge el telfono! S? En el reloj de pie dieron las doce de la noche. Tenemos el nmero, seor presidente. Gracias a Dios! El presidente guard silencio un instante, y luego tom aire, preparndose para desahogarse antes de que fuera demasiado tarde. En el jardn, un gato sali de debajo de un arbusto, mir con sorpresa la ventana iluminada y se esfum sin ms. An habr un maana. Buena suerte, seor presidente. Sin el menor aviso, Simone arremeti contra Belucci, lanzando su pequeo cuerpo hacia el enorme banquero, con sus garras de gata haciendo sangrar la cara del hombre a quien ahora odiaba ms que al mismo pecado. Sonaron disparos del arma del asesino, una..., dos balas dieron en el trax de Simone. Se le doblaron las rodillas, pero ella no cedi. Danny, mi queridsimo Danny, ya no falta mucho. Esprame. En el violento forcejeo con el hombre que haba planeado la muerte de su hermano, le ara los ojos, derramando sangre en su rostro. El grito spero, el sonido de la angustia y de los rpidos pasos de la muerte acercndose, codiciando su prxima vctima, ahogaban el resto de los ruidos.

Ahora! Curtis despleg su cuerpo como una pantera negra y zigzague en diagonal, cruzando la habitacin hacia el francs, por manos dos arietes extendidos buscando su objetivo. Son un disparo en el preciso instante en que su inmenso antebrazo derecho tocaba la cabeza del francs, quien se tambale. Curtis not una punzante sacudida de dolor en el omplato izquierdo al tiempo que el tiro lo echaba atrs, y luego la sangre le empap la camisa. El francs recobr el equilibrio. Dios santo... ya est? Entonces, de la muerte segura surgi una sbita posibilidad de salvacin. Curtis oy el estrpito de algo metlico en el suelo, a su izquierda. El francs mir en la direccin del sonido justo cuando Michael le estrellaba en la cabeza un pesado jarrn. El asesino trastabill hacia atrs sin soltar el arma. Olvidndose del agudo dolor, Curtis lo embisti, baj vertiginosamente el brazo, agarr la mueca del hombre, y estrell contra l su hombro bueno, dando un nuevo tirn mientras Jean-Pierre se tambaleaba de lado. Le abri la mano hacia atrs y le rompi la mueca. Ahora era l quien tena el arma en sus manos. Dispar una vez. La cabeza del asesino estall. El hombre estaba muerto. Michael le arrebat el arma a Curtis. Simone se desplom en el suelo en el preciso instante en que el disparo de una Heckler & Koch P7 alcanzaba el estmago del banquero. Michael! Fue ms bien un susurro. La oscuridad se alej y volvi la esperanza. Simone senta que invada su cuerpo una creciente ligereza. Dormir, al fin dormir profundamente. En el crepsculo, una hermosa luz color mandarina llenaba las esferas de vidrio de un enorme reloj de arena. Apareci una fachada naranja aterciopelada con una pequea puerta y un letrero blanco; la puerta se abri, invitndola a entrar. Ella atraves un pasadizo oscuro, y tras salir hacia una hermosa puesta de sol, vio a su hermano. Danny! Te quiero. Cunto te he echado de menos, cario. Simone! Fue un alarido. Michael sinti que su alma se rompa en mil pedazos. Empez a gritar sonidos inconexos. Son el telfono. El nmero est equivocado! Me oye? Es un nmero equivocado! Qu ha pasado? pregunt el presidente de Estados Unidos con voz temblorosa, a punto de explotar. Lo s. Le he dado otro nmero. Tena que hacerlo. En la lnea hubo un silencio. Que usted qu? Olvdese del cadver de Belucci. No es l. Cmo? Belucci estaba aqu. l y un asesino francs llamado Jean-Pierre. Fue l quien manej los hilos desde detrs de la cortina. Cristian Belucci! El presidente hizo una pausa. Mando a Delta Force por usted..., pero dgame el nmero correcto. No hace falta, seor presidente. El nmero est bien. Slo hay que cambiar el ltimo dgito por el ocho. Curtis mir a un Michael emocionalmente destrozado que sostena el cuerpo herido de su amante, acaricindole la cara, besndole los labios. Seor, todo ha terminado para todos. Qu puede hacer un mundo agradecido por ustedes tres? Simone Casalaro est malherida, seor presidente.

La ambulancia estar ah en menos de cuatro minutos. El helicptero del Servicio Mdico de Urgencias esperar en un claro a menos de quinientos metros de la casa. A Curtis se le saltaron las lgrimas de alegra y de tristeza. De pronto vio a Dios como un nombre para el silencio que sobrevive a nuestra propia conciencia. No creo que sea el momento de caer en sentimentalismos, Curtis, pero la historia del hombre es la historia del dolor. El mundo nunca podr pagarles a ustedes tres lo que han hecho. Le queda algo por hacer, seor presidente le interrumpi el ranger. El mundo entero est esperando su liderazgo. Curtis hizo una pausa. Le deseo buena suerte. El tiempo haba cambiado. Las nubes crecan y se apelotonaban en el cielo nocturno de color carmes. El aire se volva borroso, pero de vez en cuando, aqu y all y durante unos segundos mgicos, la luna atravesaba las nubes, maduraba por momentos e iluminaba la orilla izquierda con su brillo mate. Bueno, Jimbo, vaya historia. Una historia con un final hollywoodiense. As es, JC, quin deca que los finales felices eran cosa del pasado? Anoche, ante la mayor audiencia de la historia, el presidente de Estados Unidos reclam su derecho a la inmortalidad al salvar al mundo de caer al precipicio. Al parecer, costar doscientos billones de dlares, dijo, pero el mundo puede suspirar aliviado. T lo has dicho, Jimbo. En Boston, Filadelfia, Nueva York, Chicago, Seattle, Houston, San Francisco, Miami y muchsimas ms ciudades y poblaciones de este gran pas, la gente salt de alegra cuando el presidente dio a las fuerzas armadas de Estados Unidos la orden de desacuartelarse. A pesar de las nubes oscuras que se forman alrededor de nosotros dijo el presidente, miro hacia el futuro y veo motivos para la esperanza. La proximidad de una montaa majestuosa es una bendicin contradictoria: por un lado nos vemos honrados por la magnanimidad de sus pastos y la munificencia de sus laderas, pero por otro quiz no veamos nunca dnde estamos, sentados bajo la sombra de tal grandeza y aceptando el consuelo de esta seguridad. El presidente acab su discurso diciendo: Ante esto, ante mis hijos y los vuestros, comprometo mi fortuna, mi honor, mi vida. Vaya da, JC. Crees que se presentar a las prximas elecciones presidenciales? Si yo fuera el Congreso, lo nombrara presidente de por vida. De hecho, la Reina de Inglaterra lo ha llamado mi caballero de la brillante armadura. Bueno, tiene mi voto. Otras noticias. David Harriman III, antiguo secretario del Tesoro, fue detenido anoche por agentes federales acusado de asesinato, intento de asesinato, connivencia y limitacin al libre comercio, junto con Henry Stilton, director adjunto de la CIA, James F. Taylor, vicepresidente de Goldman Sachs, y Robert Lovett, alto cargo del Departamento de Estado. Los detalles son muy esquemticos, pero esto promete convertirse en un circo meditico no visto desde el juicio a OJ Simpson por asesinato. Por ltimo, hoy a primera hora ha muerto Akira Shimada (s que he destrozado su nombre), que en otro tiempo perteneci a una despiadada unidad del Ejrcito Imperial japons. Adquiri cierta notoriedad hace slo unos das, cuando su testimonio frente a un

mundo atnico revel algunos de los abusos de poder y de los secretos mejor guardados de la Segunda Guerra Mundial. Y un ultimsimo apunte, Jimbo. Esta seora tiene, desde luego, un impecable sentido de la oportunidad. Sabes de quin estoy hablando? De la Reina de Inglaterra. Quiz sea pequea de estatura, pero sin duda es grande en prestigio. La Lila Dorada de la seora Lie Dan Luniset ha vendido un milln de ejemplares en su primer da en las libreras. Es como si Shimada y su... Cllate, JC. Con todo, te imaginas? Un milln de libros. Qu exitazo! Estn viendo el noticiario nocturno en FTNBC-TV. Buenas noches a todos.