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Historia 3 y 4 Alamos

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Desde que Adolfo Hitler decidi, durante la Segunda Guerra

Mundial, instalar campos de concentracin nazis, que luego se


transformaran en campos de extermino masivo, la humanidad ya
nunca ms volvi a ser la misma. Muchos aos despus, otros
como l haran algo trgicamente similar
En Chile, en 1973, cae el gobierno democrtico de Salvador
Allende. Y la Dictadura Militar da paso a un relato ampliamente
conocido y asimilado, aunque en la lectura del caso a caso nunca
terminar de impactar: detenidos, torturados, asesinados,
desaparecidos y la dispora ms grande de la que nuestro pas
tenga registro. Al poco tiempo, el miedo, la sospecha, la traicin,
haran lo suyo al interior del territorio. Afuera, el desarraigo y la
pena, tambin pasaran su cuenta. Eran los primeros aos, quiz
los ms feroces de un rgimen militar que se tom el poder solo
por la fuerza. La ms desigual, la ms brutal de la que se tiene
memoria.
Da del Patrimonio Cultural
En el Da del Patrimonio Cultural, pegado a la reja de un centro de
reclusin para menores, un letrero anuncia a visitantes sabatinos el
ingreso al ex Centro de Detencin y Tortura 3 y 4 lamos. Al leerlo,
una dedicatoria al ex Presidente Allende refleja tambin el
compromiso de quienes organizan esta ruta memorial: Con
Salvador Allende y su legado en la memoria. A un costado, tres
banderas rojas del Partido Socialista otorgan el nico color a un da
fro y nublado, casi triste. Sin duda, un da para recordar. Hoy, los
ex presos polticos, bien pueden hablar de una segunda
oportunidad sobre la tierra. Estn aqu para contar su historia y
para que nunca ms se repita.
Quien primero recibe a los visitantes es un hombre alto y
corpulento. Es Ral Brito, un militante histrico del PS. Luce lentes,
barba y un largo pelo cano, lo anuda con una colita tras su cabeza.
Un tinte reflexivo en su mirada y los pliegues de su rostro marcan el
paso de los aos. Pero, al igual que sus dems compaeros, se
destaca por su fuerza y energa. Cruzamos el portn verde oliva de
Gendarmera, sin obstculo alguno, indicio claro de que todo ha
sido previamente coordinado. Al entrar directamente a esta casona,
dos integrantes de la Corporacin nos aguardan: Soledad Castillo y
Shara Seplveda, ambas fueron compaeras de recinto. Hay una
sincera cordialidad en sus tratos y nos invitan a leer documentos y
a llevar la historia, sus historias, para que otros como nosotros,
tambin las conozcan. Sobre la superficie de una mesa redonda, se
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exponen dos exhibidores con libros testimoniales, calendarios,


chapitas y dpticos que hablan profusamente de 3 y 4 lamos.
En este lugar, las edificaciones se ordenan horizontalmente
alrededor de un patio central. En l, exactamente al norte, se ubica
la casa patrimonial de 4 lamos, cuya construccin de carcter
neocolonial reporta junto con las dems construcciones los lmites
del patio central. Sus techos estn coronados con tejas y sus
paredes, con arcos de medio punto. Bajo esta definicin
arquitectnica, nadie pensara que en este sitio hubo tal cantidad
de abusos y actos de crueldad. Pero seguimos. El patio central
posee una connotacin particularmente histrica, porque era el
punto de reunin de las familias con sus hijos, padres y abuelos que
se hallaban prisioneros en ese momento. Donde antes haba llanto
y demostraciones de los afectos ms humanos, ahora solo se
estacionan autos suponemos- de funcionarios de Gendarmera.
En una esquina de este mismo patio, Nez, un ex dirigente del
Partido Comunista y ahora presidente de la Corporacin 3 y 4
lamos, invita y rene a los visitantes. Su simpata y jovialidad
atrae de inmediato la atencin de quienes lo escuchan en un sacro
silencio. Todos quieren conocer la historia por dentro de este
antiguo centro carcelario durante la Dictadura Militar. Nez,
tambin es uno de los sobrevivientes de aquella poca oscura.
Para la historia oficial de aquellos tiempos; es decir, la impuesta por
el rgimen militar, los malos, que en realidad eran los buenos,
deban ser privados de libertad y tambin de su dignidad, porque
queran implantar una segunda Cuba en Chile y otra serie de frases
ilustres, con las que se acostumbraba justificar sus actos ms
atroces y demonizar a quienes haban formado parte de la
Izquierda y as perpetuar el miedo, por largas dcadas, en la
psiquis de una poblacin moralmente devastada. Una de las ms
recordadas por lo tristemente clebre de su contenido, fue aquella
del Almirante Merino, quien en 1986 dijera que hay dos tipos de
seres humanos: Unos que los llamo humanos y los otros,
humanoides. Para l, los humanoides pertenecan a las filas del
Partido Comunista. Su cita era un ejemplo clsico de cmo se
despreciaba la vida humana. Dicha por quien sola detentar el
poder de turno, era casi un declogo de comportamiento que
emul ms de algn adscrito al rgimen.
La idea era conseguir informacin poltica y desbaratar todo
vestigio de lucha partidaria por recuperar la democracia. Para ello,
los privaban no solo de su libertad, sino tambin del sol, del tiempo
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real, del aire libre, aunque jams, nos confiesan, pero jams, de su
amor por seguir viviendo. Si la primera lucha la haban perdido; de
la segunda, la mejor de todas, saldran victoriosos.
Nez sigue rememorando y gesticulando, no quiere olvidar ningn
dato ni menos dejar de colocar los nfasis necesarios para dar a
conocer la historia de lo que fue este centro y su propio paso por l.
A su lado, nios y adultos lo observan impvidos. Hay conmocin
en sus miradas. Sus expresiones no dan crdito a lo que escuchan.
Conmueven los ejemplos de los ex detenidos y la forma cmo
lograban burlar la vigilancia, para darse fuerza unos a otros,
compartiendo informacin o bien apoyando a quien se hallaba ms
dbil o simplemente estaba solo.
Centro de Detencin Tres y Cuatro Alamos
Entre 1974 y 1977, uno de los perodos ms crueles de la Dictadura
de Pinochet, 3 y 4 lamos fue el centro de detenciones legales e
ilegales, de torturas y exterminio de personas ms grande que tuvo
el pas. Creado por decisin administrativa, fue ubicado en lo que
antiguamente era la periferia de Santiago, en calle Canad 5359,
esquina Llico, a la altura del 3 mil de Vicua Mackenna, paradero 5,
casi al llegar a Departamental. Por esos aos, el recinto estaba bajo
el mando de un Coronel de Carabineros llamado Conrado Pacheco,
recordado por los sobrevivientes como un tipo sdico, de tomo y
lomo. Muchos aos despus, sera pasado a retiro como un acto
de compensacin menor- por reiteradas estafas y cheques
protestados. Hoy se sabe que vive en la Gran Avenida, solo de su
retiro y de sus macabros recuerdos.
A este lugar solo podan acceder funcionarios de la Direccin
Nacional de Inteligencia y Carabineros. La temible DINA, cuya sigla
era sinnimo de los mayores horrores perpetrados por el mundo
militar. Hasta hoy, solo una parte de este sitio ha sido declarada
Monumento Nacional, la que, adems, an no ha sido entregada a
ningn organismo de Derechos Humanos.
Un hombre de unos ochenta aos, con voz emocionada pregunta:
Queda algn recuerdo de los compaeros?. Nez comprende la
emocin y le toma el hombro, en un gesto de cario, para
enseguida responder: Adentro quedan numerosos recuerdos.
Todava estn las piezas que entonces eran las celdas. Por eso
queremos que los pabellones, tambin sean reconocidos como
monumento nacional.

Para Nez, esta es una lucha que no se transar con nada. En


este Campo, lo ms importante para la Corporacin es
salvaguardar el pabelln de 4 lamos y los dos pabellones de 3
lamos, porque el de mujeres desgraciadamente se elimin. Este
era el lugar donde estaba la convivencia cotidiana de los presos,
expresa con una conviccin que rememora su paso por la tortura y
su coraje para salir adelante.
Por ahora, solamente est reconocida la casona de Administracin
y el Patio de Visitas. Suena a comedia del absurdo: Un sitio histrico
al que se le reconoce que fue crcel, pero no as las celdas donde
estuvieron los detenidos. Y ah est el peligro, nos indica el
mismo Nez, porque mientras no haya reconocimiento, puede
haber destruccin y levantamiento de edificios. El fin de la
memoria.

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