Hespeperia 1
Hespeperia 1
Hespeperia 1
1. INTRODUCCIÓN
El estudio de los discursos institucionales es uno de los campos
más interesantes que se ha planteado el análisis del discurso, porque si
bien se trata de enunciados altamente formalizados, muestran
peculiaridades en el nivel textual como producto de las variantes a las
que se recurre en las diferentes situaciones comunicativas.
El presente trabajo apunta a analizar el texto
judicial1considerando algunas de las peculiaridades observadas en la
1Consideramos como escrito judicial tanto la manifestación concreta de las leyes
como la modalidad escrita utilizada en su aplicación, siguiendo a Miriam Álvarez,
quien afirma que “el escrito judicial posee dos vertientes: los textos legales y los
judiciales propiamente dichos, derivados de la puesta en práctica de la legislación por
HESPERIA. ANUARIO DE FILOLOGÍA HISPÁNICA, I (1998)
10 ELISA COHEN
8. CONCLUSIONES
La selección verbal y el uso de ciertos adjetivos y léxico en un
DISCURSO JUDICIAL Y FLEXIÓN VERBAL
3
texto judicial, constituyen una organización discursiva que es
utilizada para cimentar una imagen que oscila muchas veces entre las
caracterizaciones positivas o negativas más extremos, de modo tal que
las particularidades morfológicas de un expediente judicial muestran
sin dudas sus implicancias discursivas, las posiciones y actitudes en
relación a los hechos y la ubicación de los declarantes en el contexto
más amplio de la investigación.
Por otra parte, generalmente en enunciados altamente
formalizados, como lo es el judicial, es difícil encontrar rasgos que
transmitan directamente el verdadero pensamiento del enunciador.
Toda palabra está medida, reglada y pensada a través del tamiz que
sugiere el abogado del declarante como parte de una estrategia
destinada a conseguir la absolución o la condena.
En efecto, el componente oral está encorsetado en estructuras
normativas que sin embargo traslucen aspectos expresivos del
enunciado que ocupado en sintetizar y organizar el discurso del
locutor, genera un texto con muchos elementos de la oralidad de
ambos participantes.
Las peculiaridades morfológicas de los textos judiciales serán
emergentes de las situaciones concretas de producción del discurso en
las que también la oralidad está modelada y retranscripta según los
conceptos normativos que tiene el locutor directo del discurso. Por
otra parte éste introduce elementos provenientes de su propio
expresividad, lo cual implica que constantemente estemos
desplazándonos por el terreno de la conjetura puesto que todo
discurso referido neutraliza la paternidad auténtica de las formas
expresivas.
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24 ELISA COHEN
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REGIONALISMO Y LITERATURA EN VALLE-INCLÁN.
TEXTOS (1925/1928)
Resumen.- Este trabajo analiza aspectos distintos del tradicionalismo de Valle Inclán, en especial en lo que
tiene que ver con su esencia gallega, que es analizada desde tres perspectivas: la vertiente metafísica, la
política y la literaria. El análisis de estos aspectos se documenta con textos de época poco conocidos que
ilustran mejor las afirmaciones vertidas en él.
Resumo.- Este traballo analiza aspectos distintos do tradicionalismo de Valle-Inclán, en especial no que
atinxe á súa esencia galega, que é analizada desde tres perspectivas: a vertente matafísica, a política e a
literaria. A análise de estes aspectos documéntase con textos da época pouco coñecidos que ilustran mellor
as afirmacións vertidas nel.
Abstract.- Hereby various aspects of Valle-Inclán’s tradicionalism are reviewed, especially his Galician
essence, wich is studied from mathaphysical, political and literary viewpoints. The analysis of these aspects
is downented by very little-known texts that better illustrate the assertions made.
carlista3.
El tradicionalismo de Valle-Inclán, en referencia a la esencia
gallega, tuvo tres dimensiones, a veces enlazadas: la metafísica, la
política y la literaria. La vertiente metafísica tuvo su máximo ejemplo
en La lámpara maravillosa, con alusiones a la Tierra de Salnés o a
Santiago de Compostela como elementos de intemporalidad. Este
momento pudo materializarse en las palabras previas de Valle a un
ensayo de García Martí:
añudados por la comunidad espiritual que se enjendra en la contemplación
del mismo paisaje nativo, y el conocimiento de las mismas almas: Amor y
Dolor, que canta y llora en torno a este mar azul con delfines, laureles y
pámpanos: el mar tirreno de Arosa4;
o en la serie de artículos sobre tema gallego escritos por García Martí
para el diario La Voz (14.Julio-25.Setiembre.1925) y que no dudaba en
encabezarlos o en articularlos con citas de Valle orientadas en el
mismo sentido: “Nuestro gran poeta Valle-Inclán, hablando de
Compostela, dijo “Allí las horas son una misma hora eternamente
repetida bajo el cielo lluvioso”5. El acierto de don Ramón, en palabras
de García Martí, era el de dar una categoría mítica a Galicia – “Con
sus ojos brujos ha sabido captar el alma de las cosas y de las gentes de
su tierra dándoles una categoría eterna”– o arquetípica, desde el punto
3En las mencionadas “Cartas” (4-XI-1891), Valle, ante unas ruinas, escoge el
aspecto legendario, más bien “bástame con la impresión artística y si se quiere un
poco saudosa [...] el hálito de vejez. Para una imaginación algo enamorada de las
cosas arcaicas y tradicionales” (Publicaciones..., ob. cit., pág. 77).
Véase el estudio de Margarita Santos Zas, Tradicionalismo y literatura en Valle-
Inclán (1889-1910), Boulder: Society of Spanish and Spanish-American Studies,
1993.
4V. García Martí, De la Felicidad (Eternas inquietudes), prólogo de D. Ramón del
Valle-Inclán, Madrid, Mundo Latino, s.a. [1924], pág. 9. La obra aparece ya
consignada en Bibliografía General Española e Hispanoamericana. 1924. I. Bibliografía,
Madrid-Barcelona: Cámaras Oficiales del Libro, 1925, pág. 99 (Nº 1149), en tanto
que el prólogo fue reproducido inmediatamente en La Voz (8-I-1925), pág. 4.
Apareció reseñada, posteriormente, en “Índice de Lecturas”, Social, La Habana
(Setiembre.1925), pág. 80.
5Victoriano Garcí Martí, “Galicia es un recuerdo... El alma gallega, pagana y
cristiana”, La Voz (14.Julio.1925), pág. 3. Otra cita encabeza el artículo: “Santiago de
Galicia ha sido uno de los santuarios del mundo y las almas todavía guardan allí los
ojos atentos para el milagro. Valle-Inclán”.
de vista práctico: “Yo le he oído hablar ante el mar de sus rías de
Arosa, de la pesca y sus industrias, justamente con un grupo de
pescadores e industriales en torno que le escuchaban boquiabiertos,
fijando los cánones ideales de las actividades de aquellas gentes”6.
El propio García Martí encauzaba la esencia gallega desde su
negación –“Galicia parece gozarse místicamente en no ser”7 y que
Valle trasladaba a la herencia gallega: “No tenemos más que piedras”8.
En la dimensión política, una de las constantes de su
pensamiento ideológico será la apuesta por un sistema territorial de la
nación, anticentralista, federalista, foralista. Como consecuencia, Valle
extendió esta concepción ideológica a Galicia. En 1935, declarará: “No
puede decirse [...] que Galicia ha tendido a separarse de España y
6Ambas citas en “Valle-Inclán, juzgado por la intelectualidad española [...]
Victoriano García Martí habla de Valle-Inclán”, Heraldo de Madrid (6.Enero.1936),
pág. 3. Insistirá en que su “fina sensibilidad recoge y capta las resonancias líricas del
alma del paisaje [...] sus ojos brujos han visto lo que hay de valores eternos en su
tierra y en sus gentes y han sabido extraer del plano anecdótico notas esenciales
fuera del tiempo y del espacio; las figuras líricas [...] que [...] extrae de tipos reales y
anecdóticos como verdaderos arquetipos”; “toda la gracia y todo el encanto de la
vida de egloga de los campos galaicos”, “Valle-Inclán hace una obra literaria de
sentido universal gracias, sin duda, a sus valores raciales. No importa que los temas
no sean siempre galaicos. Lo galaico es la sensibilidad finísima, el lente con que
enfoca las cosas, su modo de visión” (Victoriano García Martí, “Los retratos del
Ateneo. Valle-Inclán”, en José Esteban, Valle-Inclán visto por..., Madrid: Gráficas
Espejo, Colección Las Ediciones de El Espejo, 1973, págs. 260-261). En otro
artículo, Victoriano García Martí, “Homenaje a Valle-Inclán”, ABC
(29.Setiembre.1954), pág. 19, recordó cómo en un homenaje, hacia 1919, Valle
aludió “a la raza [...] y al maravilloso panorama [...] donde se encontraban escenarios
y figuras que fueron valorados y recogidos en su obra.
[...] aquí encontró anécdotas, paisajes y figuras a quienes dio categoría
artística [...] desencantando [...] el alma de las cosas”.
7 V. García Martí, De la zona atlántica (Galicia y Portugal). Ensayos, Madrid:
Sociedad General Española de Librería, 1934, pág. 22. Victoriano García Martí
(1881-1966) dedicó a Valle Una punta de Europa (Ritmo y matices de la vida gallega),
prólogo de José Ortega y Gasset, Madrid, Mundo Latino, 1927, pág. 5: “Dedicatoria
A mi ilustre amigo D. Ramón del Valle-Inclán devotamente. El Autor”. Fue
secretario del Ateneo de Madrid en 1932, durante la “Presidencia de D. Ramón del
Valle Inclán”, renunciando ambos (Victoriano García Martí, El Ateneo de Madrid
(1835-1935), Madrid: Dossat, 1948, pág. 276.) y, entre otros, dedicó un artículo a
“Valle-Inclán, en Compostela. Su expediente académico”, ABC (6.Febrero.1958).
8 Valle-Inclán, Entrevistas..., pág. 273.
28 ANTONIO GAGO RODÓ
erudición tamizada. Bajo la apariencia pesimista de sus opiniones sobre la tierra vive
una consoladora esperanza en su porvenir. En ella aprendimos más y mejores
lecciones de galleguismo que en toda la farragosa labor de los que viven de espaldas
a los días futuros”.
14Fuco, “Un rato de amena charla con don Ramón del Valle-Inclán. Sus
negaciones pesimistas, sus paradojas y sus fantásticas concepciones”, El Pueblo
Gallego, Vigo (18.Marzo.1925).
30 ANTONIO GAGO RODÓ
REGIONALISMO Y TEATRO
Superando la esfera literaria, merece mención aparte y destacada
el teatro. En 1925, después de su paso por Vigo, Valle acude al
reestreno de su obra La cabeza del Bautista (“novela macabra en un
acto”) en Barcelona (20-III) y queda seducido por la intensa
interpretación de la actriz Mimí Aguglia, lo que suscita en Valle “una
nueva ilusión por el teatro”, como le comunica en una carta, que
contiene el anuncio de un próximo “drama rústico”22. Espoleado por
este hecho, Valle aceptará la invitación para dar una charla, cuyo
hipotético título podría haber sido “De la importancia del decorado y
movimiento en el teatro”. En efecto, el 17 de setiembre de 1925, dará
una conferencia en el Liceo de Artesanos de Corcubión (La Coruña),
en que hablará “del arte en el teatro”, haciendo “encantadoras
descripciones de los modernos procedimientos en el decorado y en el
movimiento de los muñecos” (“De Corcubión...”. Véase Apéndice);
modernos, remitiendo posiblemente a las prácticas teatrales europeas.
Valle prestó desde tiempo atrás gran atención a la escenografía
en la representación escénica y a la creación de escenarios como
21Dougherty, “Valle-Inclán ante Galicia...”, Art. cit., pág. 111. No deja de ser
estimable anécdota que, incluso, a la muerte del autor, el Partido Galleguista tenga
representación en el sepelio y reparta una octavilla orlada de negro homenajeando a
don Ramón: “Fai unhas poucas horas o esprito supremo da arte da palabra e da
emoción estética de don Ramón del Valle-Inclán vivía con noso, partindo o noso
pan e disfroitando da lediza de Galiza. Agora seu corpiño morto, fébre,
espirtoalizado vai a recibire o baptismo derradeiro n'nnha coba na Terra galega. Il,
que sempre levou no i-lama a beleza e a traxedia da Galiza inmorrente ventando â
morte viuna acoller entre nos baixo os ceos invernizos de Compostela. Diante d'il
soio cabe marmular unha orazón e dicir como o Bardo: “certamente, iste era grande
cousa”. Ergamóslle un moimento sinxelo de predá cristián e admiración inmorrente.
Por istas liñas emozonadas o Partido Galeguista invita a todo o pobo de Sant-Iago a
comprir o derradeiro co artista cuia obra ha vivir namentras fique no mundo un
esprito sensibre â beleza a âsaudade. Condución do cadávere âs cinco da tarde. Casa
mortuoria Xêral Pardiñas, 9”” ([Jesús] Rey Alvite, “Crónica de Santiago. La muerte
de Valle-Inclán [...] Una octavilla del partido galleguista”, La Voz de Galicia, La
Coruña [7.Enero. 1936], pág. 10).
22 Lleva lugar y fecha de “Puebla del Caramiñal. Mayo de 1925”. Puede leerse
en Valle-Inclán, Entrevistas..., pág. 279-280.
34 ANTONIO GAGO RODÓ
23C. de Rivas Cherif, “El viaje de Valle-Inclán”, España (11. Mayo.1916) y Luis
Emilio Soto, “Valle-Inclán y el teatro nuevo”, La Nación, Buenos Aires
(3.Marzo.1929), respectivamente (Dru Dougherty, Un Valle-Inclán olvidado: entrevistas
y conferencias, Madrid: Fundamentos, 1983, pág. 75). Atención que encajaba dentro
del inflexible concepto escénico de Valle, sugerentemente comunicado en una carta
al propio Rivas Cherif: “sucesión de lugares para sugerir una superior unidad de
ambiente y volumen en el tiempo [...] Todo esto acentuado por la representación,
cuyas posibilidades emotivas de forma, luz y color -unidas a la prosodia- deben estar
en la mente del buen autor de comedias [...] Tanto transformación en la mecánica de
candilejas como en la técnica literaria” (Juan Antonio Hormigón, Valle-Inclán,
Madrid, Fundación Banco Exterior, 1987, pág. 548).
24En puridad, se trata de una “comedia lírica de costumbres populares”, pero
Valle la denomina “zarzuela llena de vivacidad [...] que hace pensar en las más
celebradas farsas de Shakespeare” (Dougherty, Un Valle-Inclán olvidado..., 59). En
1929, sintetiza: “Y es de lamentar la desparición de este género, que se conservaba
fiel a la estética española con su unidad de acción y variedad de lugar. En este
sentido [del] empleo de las mutaciones hay una obra de estructura genial que es
Alma de Dios” (Dru Dougherty, “Valle-Inclán ante el teatro clásico español: una
entrevista olvidada”, Ínsula, XLI, 476-477 (Julio-Agosto.1986), pág. 18.
25Faro de Vigo, Vigo (17.Julio.1896). Valle-Inclán, Bibliografía..., pág. 186. En el
suelto “Espectáculos [...] Obra nueva”, Heraldo de Madrid (20.Julio.1896), se añade
que se trata de una obra “de sabor local” y la nota “Correo de Teatros. Madrid”, El
Globo (21.Julio.1896), incluye la noticia de la nueva obra “cuya acción se desarrolla
en Galicia”.
proyectada junto a Camilo Bargiela en 1896, aunque no se inicie sino
con un “drama en tres actos”, Cenizas (1899). Pero como
consecuencia, entre Los molinos del Sarela y La Meiga hemos de resaltar
un vínculo, el de ser una obra de sabor local. Los autores de la zarzuela
opinaban que no era “empeño baladí para dos escritores castellanos
ofrecer una visión rapsódica de Galicia”26, sin olvidar además que ésta
última se estructuraba en “tres actos, divididos en seis cuadros”,
estructura en cuadros afin a Valle y plasmada, por ejemplo, antes en su
refundición de Fuente Ovejuna (27-X-1903) o en el estreno de su
comedia en dos actos, divididos en seis cuadros, La cabeza del dragón (5-
III-1910).
Sin embargo, ¿qué nuevo impulso acerca a Valle a la escena en
los años veinte o qué razón le llevaría a difundir su concepto escénico,
ante un público escogido, quizás, pero en un lugar de tan restringida
irradiación cultural? Que reservara su teoría teatral para difundirla en
Galicia o que se interesara por un tipo de obra regional haría buenas
las palabras de su compañero García Martí:
Se extingue la figura de D. Ramón en su país gallego, al que dio
todo y no pidió nada27.
APÉNDICE
ACTO:
- “D. Ramón del Valle-Inclán. Un banquete”, Faro de Vigo, Vigo,
Año 72, Nº 17.780 (18.Marzo.1925), pág. 1.
El glorioso escritor D. Ramón del Valle Inclán, fue ayer obsequiado
por un grupo de admiradores28 de nuestra ciudad.
26Y que el “asunto, y no pocos de sus accidentes y episodios, no podrían, a
nuestro juicio, suceder más que en Galicia” (Federico Romero y Guillermo
Fernández Shaw, “Autocríticas. “La meiga”, ABC [20.Diciembre.1928], pág. 10).
27“Valle-Inclán,...”, pág. 3. El 1 de abril de 1922, García Martí coorganizaba un
homenaje a Valle en el Café de Fornos de Madrid, proponiendo la adquisición de
unas “piedras seculares” ligadas a los Valle-Inclán, “iniciativa que conmovió a don
Ramón, obligándole a pronunciar [...] unas palabras de unción y de afecto a su
tierra” (V. García Martí, Un incidente literario. Valle Inclán-Baroja. Para alusiones”,
Santo y Seña [1.Diciembre.1942], pág. 17).
28Asistieron –según la crónica– el abogado Juan Amoedo, el doctor Millán, el
arquitecto Jenaro Lafuente, el doctor Arbones, el fotógrafo Casado, Joaquín
36 ANTONIO GAGO RODÓ
OPINIONES:
-Victoriano García Martí30, “Por tierras gallegas. Hacia una nueva
CONFERENCIA:
-M., “De Corcubión. Valle Inclán y Garcí Martí”, La Voz de Galicia,
La Coruña, Año XLIV, Nº 14.286 (23.Setiembre.1925), pág. 5.
Acompañando al insigne maestro don Ramón del Valle Inclán,
pasó unos días entre nosotros -siguiendo su viaje de estudio a través
de Galicia- el admirado colaborador de La Voz de Galicia y “La Voz”
de Madrid, Victoriano García Martí.
Aprovechando la permanencia en Corcubión del distinguido
ensayista y del egregio literato, la junta directiva31 de la sociedad cultural
“Liceo de Artesanos, invitó a ambos ilustres huéspedes a dar unas
conferencias. Accedieron amablemente.
El acto tuvo lugar, ante una concurrencia numerosísima, a las diez y
media de la noche del pasado jueves.
Presentó a los oradores el abogado y colaborador de “El Sol” D.
31 El suelto “De la provincia [...] Corcubión. El señor Valle-Inclán”, El Ideal
Gallego, La Coruña (20.Setiembre.1925), pág. 3, añade que “fue invitado por el
presidente del “Liceo”, señor Cabrinety”.
José Miñones32, bibliotecario de la sociedad. Dijo de García Martí, que
su labor literaria era sobradamente conocida del público corcubionés,
que seguía con profunda admiración sus notables publicaciones.
Refiriéndose a la interesante campaña que García Martí viene
desarrollando en “La Voz”, afirmó que la región entera tiene motivos
de agradecimiento para el periodista que así supo cantar las bellezas de
nuestras rías y paisajes, lanzando, a la vez, ideas de tanta trascendencia
como la creación de un grupo de “Amigos de Galicia”, idea que
comenta ampliamente la prensa regional.
A continuación estudió los valores de la generación del 98,
haciendo destacar, de entre todos, la personalidad de D. Ramón del
Valle Inclán.
Seguidamente inició su conferencia Victoriano García Martí, que
fue acogido con grandes demostraciones de cariño. Acertó a analizar,
sintéticamente, la figura de Valle Inclán como literato y como
observador. En párrafos elocuentes refirió ingeniosísimas anécdotas
del “Manco de la Puebla”, haciendo una maravillosa crítica de sus
obras.
Al levantarse a hablar D. Ramón del Valle Inclán, el público, puesto
en pie, prorrumpió en ovaciones estruendosas.
Valle Inclán nos contó muchas cosas del arte en el teatro y de la
técnica en la novela. Con relación al teatro hizo encantadoras
descripciones de los modernos procedimientos en el decorado y en el
movimiento de los muñecos. Cerró su amenísima disertación leyendo
el preludio y primera jornada de su formidable farsa sentimental y
grotesta [sic] “La Marquesa Rosalinda”.
El público salió complacidísimo de la velada y lamentando que la
lectura no se prolongase hasta el final de la comedia.
Los Sres. Valle Inclán y García Martí, acompañados de un grupo
numeroso de amigos, visitaron Finisterre, Cée y El Pindo. En el
hermoso castillo de Ameijenda, fueron obsequiados con un lunch por
su distinguido propietario D. Plácido Castro33. Esta madrugada
32Se trata de José Miñones Bernárdez (Ibid.), colaborador de La Voz de Galicia.
33 La nota “Valle Inclán y García Martí”, Faro de Vigo, Vigo (18.
Setiembre.1925), anunciaba las conferencias del día anterior e informaba de la visita
al “cabo de Finisterre”, mientras que el suelto “De la Provincia [...]”, art. cit., añadía
que, en compañía de Miñones, los escritores visitaron “el faro, semáforo y estación
40 ANTONIO GAGO RODÓ
CARTA: 27-XII-928
(vid.infra ).
3.Lenguaje de las milicias universitarias (actual IMEC).
4.Lenguaje del Servicio Militar o de los soldados de reemplazo. Esta
jerga tiene una serie de características que lo caracterizan y separan de
los otros tres subtipos del lenguaje militar.
a) Se trata de un lenguaje muy definido en lo que respecta a dos
de las variables sociales: sexo masculino y edad entre 18 y 28 años; sin
embargo es muy difuso en cuanto a la variable socio-económica y el
nivel de estudios.
b) El lenguaje del Servicio Militar es una especie de “pidgin”
constituido por “préstamos” de otros argots relacionados con él y que
lo convierten a su vez en un nuevo argot; en especial debemos
destacar los “préstamos” del lenguaje de los militares profesionales (ir
a piñón, páter), del lenguaje de la droga (rayarse, fumeta ) y del lenguaje
juvenil lato sensu o incluso del argot común (chupa, rebotarse,
escaquearse, pringar). Se trata de un lenguaje desconocido por el recluta
recién llegado, rápidamente asimilado para satisfacer las más mínimas
necesidades comunicativas (como ocurre con el pidgin) y que una vez
acabado el Servicio Militar suele ser rápidamente olvidado35. Es por
tanto, un lenguaje instrumental y de circunstancias, sin voluntad de
permanencia: una especie de “pidgin” que jamás llegará a convertirse
en “criollo”.
c) Como corolario del rasgo anterior, podemos afirmar que es
un lenguaje que se inscribe perfectamente en las coordenadas que P.
Daniel (1992: 20) asigna al concepto de argot: un lenguaje grupal,
críptico y de germanía que “se desarrolla con especial intensidad en
ámbitos cerrados -campamentos y cuarteles militares, cárceles,
internados, escuelas-, en donde la conciencia de grupo es mayor, por
lo que el argot es un distintivo de clase y un elemento integrador”.
Así pues, observamos que el lenguaje del Servicio Militar es un
lenguaje argótico y grupal, identificador y cohesionador de un
colectivo que se encuentra en una precaria situación socio-jurídica, un
lenguaje rápidamente asimilado por sus miembros y que se encuentra
35 De hecho, la inmensa mayoría de los pre-informantes que habían acabado el
Servicio Militar hacía más de tres años fueron incapaces de responder a un mínimo
de preguntas de nuestro cuestionario, razón por la cual fueron excluidos de la
nómina final de informantes (vid.infra ).
en un proceso de continua creación (por medio de relexificaciones,
cambios semánticos, nuevas metáforas).
En el aspecto metodológico, nos hemos decidido por el
procedimiento de encuesta, siguiendo en términos generales el modelo
elaborado por J. M. Navarro (1989: 293-303) en su estudio sobre el
lenguaje de los estudiantes. Ahora bien, nuestro modelo presenta
algunas particularidades motivadas por el tipo de lenguaje tratado y los
informantes:
1. Hemos confeccionado una encuesta de 62 preguntas que no
han sido organizadas por campos semánticos; con ello hemos
pretendido evitar que algunas respuestas contaminaran a otras o que
alguna palabra de una pregunta contuviera la respuesta de la pregunta
siguiente.
2. La encuesta fue contestada por 24 informantes, todos ellos
residentes en Valencia y su área urbana, aunque habían realizado el
servicio militar en diversos lugares del Estado Español (Valencia,
Región Centro, Baleares y Ceuta-Melilla) entre 1989 y 1993.
3. En cuanto a los datos sociológicos, hemos consignado los
estudios, clase social y, sobre todo, el lugar y año del Servicio Militar,
ya que -como veremos- el lenguaje de los soldados es en cierto modo
una especie de diasistema con variedades diatópicas.
4. En algunas preguntas se ha admitido que un mismo
informante dé más de una respuesta, lo cual explica que en estos casos
la suma de los porcentajes de las respuestas sea superior al 100%.
lenguaje:
a) En primer lugar, el ámbito -ya citado- de “lo no humano”,
donde se pueden incluir los términos empleados para designar al
soldado novato (pollo, monstruo, chinche, bulto ), al cabo primero (tirilla ) y
al policía militar (calimero )36.
b) Es fácil de comprender que el sexo sea uno de los grandes
centros de interés del militar de reemplazo: ya es un concepto-eje en
el lenguaje juvenil (P. Daniel, 1992:17) y aquí lo es todavía más por
razones obvias. Por ello, algunos objetos y acciones propios de la vida
militar son nombrados mediante metáforas “sexuales”. Así, el fusil
CETME se compara a una novia, porque siempre se le lleva de la
mano; a la prenda que se pone en el cuello cuando hace frío se la da el
sensual nombre de braga (100%). La concepción de la relación sexual
como agresión, ya denunciada por P. Daniel (1992:21), se hace
evidente en el hecho de que las expresiones que significan ‘copular”
también significan ‘arrestar”, como follarse (75%), que a su vez tiene el
complejo símil deshumanizado de pasar baqueta [al cañón de un fusil]
(17%); igualmente, la acción de comunicar a un superior una acción
digna de arresto, denominada en el argot de los militares profesionales
dar parte, se convierte aquí en la metáfora sexual-agresiva de meter parte
(16%) -posiblemente por analogía con follar ‘arrestar”.
c) Por último, el otro gran centro de expansión es la droga,
realidad omnipresente en todos los cuarteles. Así, el argot de la droga
ha dado nombre a otra acción frecuente en la vida militar: cuando un
mando -sobre todo un sargento- parece perder los estribos y actúa de
manera incomprensible, sobre todo en el sentido de mandar realizar
excesiva instrucción (p. ej. paso ligero) a los reclutas, se dice que ese
mando se ha rayado (58%). Aunque es posible interpretar la etimología
de esta expresión en el sentido de que “se ha pasado de la raya” o
“actúa como un disco rayado”, nosotros pensamos que la fuente está
en el lenguaje de la droga: ese mando actúa de la misma manera que
aquellos que han esnifado una raya de cocaína, de ahí rayarse. Esta
suposición queda confirmada por otras respuestas que los informantes
han dado a esta misma pregunta, mucho más explícitas en su alusión a
3.1.3.Sufijación expresiva.
Al estudiar la morfología del lenguaje juvenil, G. Herrero
(1989:183-184) practica la siguiente distinción:
a)cuando la palabra es sentida por el grupo como término
propio e identificativo, ya no hace falta otra señal indicativa y se deriva
con sufijos de la lengua general: porro > porrete, porrero.
b)cuando la palabra no es propia del grupo, hay una tendencia a
EL ARGOT DE LOS SOLDADOS DE REEMPLAZO...
imprimir la marca del grupo, y por ello sus derivados adoptan sufijos
propios de este grupo, como -ata, -aca, -eta .
Esta afirmación de G. Herrero parece cumplirse en el sentido
de que las voces más típicas del lenguaje de los soldados -aunque
procedan de otras jergas- suelen formar derivados con sufijos
habituales en castellano: es el caso de plantón (91%; “determinados
tipos de vigilancia donde se está de pie”), tirilla (83%)/tirita (8%; ‘tira
amarilla en la hombrera que designa por sinécdoque al cabo primero”),
vinillo (33%; “celebración de la licienciatura de un reemplazo”), chupita
(8%; “chaqueta militar”), pollete (8%; ‘soldado novato”), marronero
(50%; “soldado que es arrestado con frecuencia”), chocolatero (8%;
“soldado que es asiduo fumador de porros”), porrero (33%), marronazo
(17%; “acción ilegal, digna de arresto”) así como diversas voces
formadas con el sufijo -ada, tres con el sentido de “acción” como son
marronada (41%; “acción ilegal, digna de arresto”), putada
(17%)/novatada (66%; “broma pesada que se gasta a los novatos”) y
una con significado colectivo, mesiada (8%; “conjunto de soldados
mesías que celebran su licenciatura”).
Sin embargo, la distinción de G. Herrero no parece cumplirse
totalmente, ya que algunas voces que designan realidades propias del
grupo forman derivados con sufijos propios del lenguaje juvenil, con
lo cual se daría una redundancia en el indicativo de pertenencia al
grupo: es el caso de camareta (75%; “lugar donde duermen seis u ocho
reclutas”), padraco (66%) abuelaco (8%; “distintos tipos de soldado
veterano”) y, en general, muchas de las voces mencionadas en el
apartado anterior (volunta, paraca, mimeta).
4. FRASEOLOGÍA
Como en todo lenguaje jergal, la fraseología del lenguaje de los
soldados es rica y a la vez complicada. A la hora de organizar en
grupos las unidades fraseológicas nos serviremos de la clasificación
propuesta por A.Zuluaga (1980:135-140):
1.Locuciones adnominales. En cierto modo podríamos
incluir la locución de bonito, empleada por el 91% de los informantes
para referirse al traje que se lleva en ocasiones de gala como desfiles,
juras de bandera, etc.
2.Locuciones verbales:
1. Ir a piñón, metáfora tomada del tecnolecto de la mecánica, y
que tiene un doble sentido (de hecho corresponde a dos preguntas
distintas del cuestionario):
a) Para un 66% de los informantes significaba el hecho de hacer
guardias cada dos días.
b) Para un 58% correspondía a al hecho de no llevar el paso
bien, y alternó con otra locución verbal basada en el tecnolecto de la
mecánica del automóvil, ir con la directa (8%).
2. Para la idea de “hacer guardias”, chupar guardias y pelar guardias
se reparten un 17% cada uno, frente al verbo dominante, pringar
(66%).
3. A partir de la palabra-eje del argot de la delincuencia marrón,
hemos registrado las siguientes locuciones verbales:
-comerse el marrón (25%) y pillar de marrón (8%), para la idea de
“cometer una acción ilegal, merecedora de arresto”;
-ir de marrón (41%) y buscarse marrones (8%), para “el hecho de
presentar una actitud desafiante y cometer faltas con frecuencia”.
4. Subirse a las barbas fue elicitada por un 8% de los informantes
para expresar la idea de ‘rebelarse contra un soldado veterano, cabo o
sargento previa provocación de éstos”, frente al mayoritario rebotarse
(83%).
5.Dar parte fue elicitada por el 50% de los informantes para el
significado de “comunicar a un superior una acción ilegal, merecedora
de arresto”, mientras que el 17% optó por una variante de claras
connotaciones sexuales, meter parte, posiblemente por analogía con
follar ‘arrestar”.
En cuanto a las unidades fraseológicas que equivalen a un
enunciado -en la clasificación de A.Zuluaga (1980:135-140)- hemos
registrado en nuestro corpus las expresiones dos piedras, poka y (soy)
civil, las cuales se suelen pronunciar como únicos constituyentes de un
acto de habla o enunciación, y en unos contextos muy determinados.
Estas expresiones corresponden a la subcategoría que A.Zuluaga
(1980:207-213) denomina fórmulas de fijación pragmática, es decir,
EL ARGOT DE LOS SOLDADOS DE REEMPLAZO...
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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ZULUAGA, Alberto (1980), Introducción al estudio de las expresiones fijas, Peter Lang:
Francfort.
UNA PROPUESTA DE CLASIFICACIÓN DE LA
INTERFERENCIA LINGÜÍSTICA A PARTIR DE DOS
LENGUAS EN CONTACTO: EL CATALÁN Y EL ESPAÑOL
Son diversos y muy diferentes los puntos de vista desde los que
se ha intentado clasificar las interferencias y, aunque muy
someramente, vamos a dar un repaso a algunos de los más
significativos. En primer lugar, es posible tomar la interferencia como
proceso y establecer las distintas fases del mismo. En esa línea,
Weinreich (1953: 11) establece dos fases: la interferencia en el habla,
que afecta a los individuos bilingües y se produce en el momento de la
situación comunicativa, pero no es un uso lingüístico totalmente
asentado; y la interferencia en la lengua, interferencia que está ya
integrada en el sistema y que no forma parte únicamente del habla de
los bilingües, sino que ha sido incorporada también por los individuos
monolingües. En la misma línea, desde una perspectiva diacrónica,
Payrató (1985:59) establece cuatro estadios diferentes que van desde
los rasgos o elementos de una lengua A que utiliza un hablante
bilingüe cuando se expresa en una lengua B, pero que ni son utilizados
por los monolingües ni la normativa los acepta, hasta aquellos
UNA
PROPUESTA DE CLASIFICACIÓN DE LA INTERFERENCIA 61
Por eso no quería decirnos a dónde iba, por ejemplo. Mederos (1988:242)
también cita el eso precedido de la preposición por como conector
causal. Sin embargo, en nuestro fragmento, por eso está traduciendo
literalmente la forma per això del catalán que, además del que
acabamos de citar, puede tener valor concesivo o adversativo y ser
extraoracional o discursivo40. Según Badia (1994:314), hay
conjunciones adversativas que implican una cierta pausa de separación
entre las dos oraciones que, al mismo tiempo, enlazan. La mayoría de
estas conjunciones tienen un marcado significado concesivo. Entre
ellas se encuentra per això, una locución típica del catalán hablado más
corriente; se usa pospuesta y tiene un significado adversativo (pero) o
concesivo (aunque), por lo que no debe confundirse con la causal (por
esta razón). Es lo que sucede en nuestro ejemplo, donde la forma por
eso no remite a la posible causa de la falta de memoria, ya que esta no
aparece en ningún caso, sino que equivaldría a un pero adversativo: el
día que me fui sola me fui a pasear, pero no me acuerdo de qué día era.
Tenemos, por lo tanto, una interferencia41, de la que, por una
parte, no es suficiente decir que es gramatical, puesto que por eso es un
conector que supera los límites de la oración; pero además, es una
interferencia que en el terreno puramente semántico puede inducir a
error a un hablante monolingüe que desconozca el catalán, quien
seguramente se quedará a medias en la interpretación del mensaje, ya
que le faltará la causa a la que remite por eso. Así pues, podríamos
catalogar esta interferencia como básicamente discursiva, si bien con
implicaciones semánticas.
Veamos ahora otro caso en el que se mezclan muy claramente
los niveles lingüísticos:
40 Para una visión global de la panorámica actual en el terreno de los elementos
de relación, ver Fuentes (1987, 1993 y 1996), Garrido Medina (1993) y Portolés
(1993), entre otros.
41 Esta expresión está documentada como interferencia en Badia (1964, 1981),
Payrató (1985; 89), Payrató-Tusón (1991), Szigetvári (1994) y en Atienza et al.
(1996). Ver, por ejemplo: “en catalán se produce con más frecuencia que en
castellano (por lo menos en el uso oral-coloquial) la gramaticalización o el vaciado
semántico de eso, que pierde su capacidad anafórica. En este caso, en el uso de los
bilingües, se notará un uso como conector puramente adversativo y no anafórico de
la unidad e incluso, en ocasiones, como marcador: la crítica, por eso, fue de lo más
duro” (Atienza et al. 1996).
(2) Lo que pasa es que al abrir los domingos, pues entonces mucha gente se
van con toda la familia a pasar todo el día a los almacenes, y entonces se
olvidan de las tiendas pequeñas. Pero que... aparte de eso... se va... se va
haciendo.
En esta ocasión, se trata de un calco semántico, noción que será
explicada más adelante; sin duda, el informante considera que vas
haciendo, como traducción de vas fent, es un sinónimo de la forma
castellana ir tirando. Sin embargo, así como ir tirando es una expresión
lexicalizada para indicar que las cosas funcionan aunque con cierta
precariedad (Moliner, DUE 1992 (2ª):1321, subvoce tirar), que no
necesita complemento alguno, el verbo hacer sí exige un objeto directo,
por lo que la sintaxis oracional también se resiente. Estamos, pues,
ante un calco semántico con implicaciones sintácticas.
Así pues, detectamos dos problemas básicos en las
clasificaciones de interferencias que existen: que las categorías
empleadas son insuficientes y que no se refleja suficientemente la
interrelación entre los niveles lingüísticos.
44 Ver Moliner (DUE 1992 (2ª); 169, subvoce ir). Esta expresión también puede
considerarse un calco semántico susceptible de inducir a error a un interlocutor no
conocedor del catalán.
45 Lo cual no resulta del todo anormal porque ese mismo sufijo forma otras
palabras en español; por ejemplo, de agreujament --> agravamiento, de aixecament-->
levantamiento, de mirament--> miramiento y, además, embotellamiento, lucimiento,
corrimiento, etc. Es decir, series amplias que hacen productivo el calco.
que es el que funciona en catalán en estos casos. En (5), la palabra
alicates, masculina en español, toma el género femenino del catalán
alicates (BEC 1987, ed. 1992:109, subvoce alicates)46, produciendo el
desajuste en español.
on hi ha moltes races.(11) Jugàvem més. Tampoc no n'hi havia els cotxes que n'hi ha ara
i...(12) Llavors, quan ja em començo a adaptar, és quan hauria de venir, perquè com a màxim
m'hi estic tres mesos.
48 ¿Se trata de préstamos o de calcos lingüísticos? Para una visión del estado de
la cuestión, ver Nicolas (1994; 75-101).
49 En Atienza et al. (1996), los calcos formales se dividen en: a. Palabras con la
marca ant. en el Diccionario de la lengua española (DRAE 1992); b. Palabras con baja
frecuencia de uso; y c. Formas inexistentes en español. Sin embargo, la clasificación
parte del registro escrito, por lo que una buena parte de ese léxico, posiblemente, no
aparecería fácilmente en lengua oral.
50 En cuanto a los factores o circunstancias que pueden influir en la mayor
abundancia de interferencia léxico-semántica, el tipo de actividad es uno de ellos, ya
que a un bilingüe que esté acostumbrado a hablar de un tema en una de las lenguas,
es posible que le falte disponibilidad léxica en la otra; asimismo, aun cuando tenga la
misma disponibilidad, si utiliza más una de ellas, puede tender a utilizar su léxico
mientras habla la otra; finalmente, la lengua de uso menos frecuente es más
susceptible a las interferencias y a los préstamos, que la más habitual. Pero además
de estos factores más o menos objetivos, también hay que tener en cuenta las
características particulares de cada hablante: su nivel de sensibilidad hacia cada
lengua, el nivel de educación y de conocimiento y los rasgos de su personalidad,
entre otros (Baetens 1986, trad. 1989; 98-100).
(13)Hombre, sí que lo echo a faltar, pero bueno, supongo que todas las
personas que trabajan,les ocurre lo mismo que a mí (echar de menos)
(14) Pues íbamos y remenábamos la tierra (removíamos)
(15) Total, que en contas de llegar a la una, llegamos a la una y media (en
lugar de).
(16) Me daba una mandra decirle hola (pereza)51.
Son ejemplos de calcos semánticos52 (17-19):
(17)Teníamos una paradita en el mercado (puesto)
51 (13). Home, sí que el trobo a faltar, però bé, suposo que a tothom que treballa, li
passa igual.(14) Doncs anàvem i remenàvem la terra. (15) Total, en comptes d'arribar
a l'una, arribàrem a dos quarts de dues. (16) Em feia una mandra dir-li hola.
52 Sin embargo, si bien en la teoría resulta relativamente simple distinguir entre
calco formal y calco semántico, en la práctica nos hemos encontrado con serias
dificultades en el momento de decidir si determinada secuencia correspondía a uno
u otro grupo.
Veámoslo con algunos ejemplos procedentes tanto de la categorización como
del análisis de la segunda parte. Hemos considerado un calco formal la expresión
echar a faltar que, según hemos podido ver, parece que podría derivar del cruce entre
echar en falta del español y trobar a faltar del catalán. La hemos considerado un calco
formal porque da como resultado una estructura inexistente en español. Pero nos
planteamos la siguiente cuestión: ¿un hablante de Sevilla, por citar una zona
monolingüe, no nos entendería si le dijésemos: Hombre, sí que lo echo a faltar, pero
supongo que a todos los que trabajan les ocurre lo mismo (se están refiriendo a un bebé de
pocos meses)? A pesar de que se trata de una estructura que no funciona, no se
produciría el mismo problema en la comunicación que si dijéramos que hay que
remenar la tierra o que la Universidad nos aclapara, por ejemplo. Esta cuestión nos
ha hecho dudar en muchos casos, aunque finalmente hemos optado por mantener
esta y otras secuencias similares en el apartado de los calcos formales.
Otra dificultad diferente nos la plantean casos como el que sigue: Y entonces te
llevas a la una, lo más temprano. Aquí lo que tenemos es que la hablante ha calcado
tal cual la forma et lleves (te levantas), dando como resultado te llevas que podría ser
una forma completamente normal del verbo llevar. ¿Podemos decir aquí que ha
habido un desplazamiento semántico? Más bien nos parece que la coincidencia entre
ambas formas es una pura casualidad. Pues bien, este caso, como nos parecía muy
claro, lo hemos mantenido entre los calcos formales, a pesar de la existencia del
verbo llevar en español, pero hemos encontrado otros menos claros sobre los que
nos ha sido difícil decidir. A pesar de todo, hemos intentado mantener el criterio de
que si la expresión existe en español, lo colocamos entre los calcos semánticos. En
los casos en que no ha sido así, ha intentado justificarse.
Todo esto nos lleva, una vez más, a la conclusión de que las etiquetas no son
más que instrumentos para ordenar la realidad, pero la realidad es tan compleja que
no se deja compartimentar; concretamente, los niveles lingüísticos se mezclan
UNA
PROPUESTA DE CLASIFICACIÓN DE LA INTERFERENCIA 71
(18) Cuando era pequeño, miraba de participar en todas las actividades
(procuraba).
(19) En Inglaterra, el día que llegué ¡hacía unas ojeras! (tenía)53.
57 Nos consta que se trata de un término en boga que puede referirse a muchos
aspectos diferentes, pero no nos parece que exista otro mejor y lo suficientemente
general para englobar las diferentes interferencias a las que puede dar cabida este
apartado.
malentendidos entre los interlocutores. Pues bien, creemos que en
estos casos nos encontramos también ante un problema de
interferencia, aunque no afecte directamente al código lingüístico.
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LA ESTRUCTURA DE DOÑA BERTA COMO DENUNCIA
DEL INMOVILISMO SOCIAL CARLISTA Y CAPITALISTA
Resumen.- La novela corta Doña Berta, de Leopoldo Alas Clarín, es objeto en este trabajo de un
pormenorizado análisis en el que, partiendo de su sencillez y sistematismo, elementos estos que en su
momento sirvieron a Ricardo Gullón para caracterizar a las novelas breves de Clarín, permite enlazar la
dimensión estructural de la obra con su plano intencional, donde se denuncian los estragos producidos por
dos formas de sociedad inmovilista: el carlismo y el capitalismo.
Resumo.- A novela Doña Berta, de Leopoldo Alas Clarín, é obxecto neste traballo dunha pormenorizada
análise en que, partindo da sua simplicidade e sistematismo, elementos estes que no seu momento serviron
a Ricardo Gullón para caracterizar as novelas de Clarín, permite enlazar a dimensión estructural da obra co
seu plano intencional, onde se denuncian os estragos producidos polas dúas formas de sociedade
inmobilista: o carlismo e o capitalismo.
Abstract.- Hereby Clarin’s short novel Doña Berta is subjected to a detailed analysis, which taking account
of the novel’s simplicity and systematism (elements enabled Ricardo Gullón to characterize Clarin’s novels)
allows to relate the work’s structured dimension with its intentional place, where the havocs played by the
two forms of inmobilist society (Carlism and Capitalism) are denounced.
I: ciDesrópn eld
posible formulación esquemática:
I: daoci(nPuestr lurcena
deshumani zad).
marchitan las más lozanas flores campestres y matan, al brotar, la más fresca
hierba del Aren fecundo, señalando su verdura inmaculada con cicatrices que
lo cruzan como bandas un pecho; cicatrices hechas a patadas (pág. 134).
En este sentido, el interés por confinar los márgenes
descriptivos a un ámbito puramente espacial, se manifiesta mediante
fórmulas metanarrativas que descartan toda posible interferencia
argumental en la puesta en escena:
dejando estas tristezas para luego, seguiré diciendo que más allá [...] (pág. 134).
Por otro lado, si reparamos ahora en VIII62, la descripción del
medio urbano se nos presenta de nuevo asociada a esa “amenaza” o,
por seguir nuestro esquema, a aquella deshumanización de la que
hablábamos en Posadorio. Si, ya desde el comienzo de VIII, y recreando
un claro ambiente premonitorio, se atribuye a la nevada ese “silencio
felino que tiene el aire traidor del andar del gato” (pág. 178), será
frecuente a partir de aquí todo un cúmulo de factores que, en este
caso, representan el “miedo que le inspiraban todos los desconocidos,
más que uno a uno, considerados en conjunto, como multitud, como
gente” (pág. 179). No menos significativos al respecto son “los coches
tan caros y tan peligrosos” (pág. 179); elementos, en fin, dispersos en
el primer párrafo, y que el autor se encargará seguidamente de agrupar,
apuntando que “Temía a la multitud..., pero sobre todo temía el ser
atropellada, pisada, triturada por caballos, por ruedas. Cada coche,
61 Comp. Elías García Domínguez, “Los cuentos rurales de Clarín”, AO, XIX
(1969), págs. 221-42, donde la función ornamental es descartada como único objeto
de la descripción paisajística.
62 De obligada mención resulta el ejemplar “comentario” de este capítulo por J.
M. Martínez Cachero, “Doña Berta de Rondaliego en Madrid (Leopoldo Alas: Doña
Berta, VIII)”, en Andrés Amorós et al., El comentario de textos, 3: La novela realista,
Madrid: Castalia, 1979, págs. 255-78.
LA ESTRUCTURA DE DOÑA BERTA COMO DENUNCIA...
cada carro, era una fiera suelta que se le echaba encima [...]. El tranvía
le parecía un monstruo cauteloso, una serpiente insidiosa. La
guillotina se la figuraba como una cosa semejante a las ruedas
escondidas resbalando con una cuchilla sobre las dos líneas de hierro”
(pág. 180).
De este modo, el desarrollo de la acción se irá demorando
durante todo el capítulo a fin de perfilar lo que, de forma obsesiva63,
termina pronto convirtiéndose en “universo poblado de fantasmas”
(pág. 183). Y, junto a esta reiterada deshumanización del entorno, el
estatismo de la acción64 confiere a I y VIII una especificidad temática
destinada a reforzar su cohesión estructural. En efecto, “Pasó algunos
días en Madrid sin pensar en moverse, sin imaginar que fuera posible
empezar de algún modo sus diligencias” (pág. 184) y, pese a ciertas
averiguaciones sobre el paradero del cuadro, “en esto andaba; en los
pasos de sus pretensiones para verlo” (pág. 184), con lo que sus
razonamientos se volcarán sobre el párrafo final para compartir los
preparativos de la búsqueda con el lector:
¡Pícara casualidad! O aquel día, o tal vez nunca. Había que atravesar mucha
nieve... No importaba. Tomaría un simón, por extraordinario, si era que los
dejaban circular aquel día. ¡Iba a ver a su hijo! (pág. 185)
Debe señalarse, por último, como técnica quizá más notoria en
la vinculación de I y VIII, la evidente –y homóloga– circularidad con
que se dispone la descripción del entorno rural y urbano. Recordemos,
pues, junto a las frases introductorias, los respectivos cierres de
capítulo:
Hay un lugar en el Norte de España [...] (pág. 133); todo eso, digo, se llama
Posadorio (pág. 135);
Amanecía, y la nieve que caía a montones, [...] iba echando, capa sobre capa,
por toda la anchura de la Puerta del Sol [...] (pág. 178); La Puerta del Sol,
nevada, solitaria, silenciosa [...] (pág. 185).
En resumen, el alcance totalizador de las frases introductorias,
verdaderos epígrafes que nos indican la función de puesta en escena; la
agresividad que se desprende en la descripción del ámbito social; el
65 Bien es cierto que hay en VIII (pág. 179) una importante comparación entre
“calles” y “callejas”, entre los “árboles” y los “árboles de verdad”, además de
anotarse cómo en la urbe “el campo no era campo, era un desierto”. Y es que “para
una pobre vieja de Susacasa, aquel rincón de la verde alegría, es demasiada pena
estar tan lejos del verdadero mundo, de la verdadera tierra, y estar separada de la
frescura, de la hierba, de las ramas, por estas leguas y leguas de piedra y polvo”. No
obstante, se trata de una añoranza volcada sobre elementos físicos –particularmente
paisajísticos–, cuestión no atingente a lo que aquí se ha abordado en términos de
entorno social.
66 Excepción a esto son ciertos párrafos como el último de IV, donde, después
de producirse un retroceso temporal, la narración conecta de nuevo con este tiempo
indeterminado al que se adscribe el apartado III y, con ello, se retoma también la
temática del aislamiento.
LA ESTRUCTURA DE DOÑA BERTA COMO DENUNCIA...
67 Vid., sin embargo, Mariano Baquero Goyanes, “Clarín, creador del cuento
español”, Cuadernos de Literatura (enero-junio, 1949), págs. 145-69; en particular,
págs. 167-8. En otra línea, se ocupó Phyllis Z. Boring del tema en “Some reflections
on Clarín´s Doña Berta”, Romance Notes, 11 (1969), págs. 322-5. No obstante, el
alcance de sus observaciones fue parcialmente relativizado por G. Sobejano, Clarín
en su obra ejemplar, Madrid: Castalia, 1985, pág. 91.
68 Bastante gráfico es el modo en que se comunican el encargado de la
mudanza y los cuatro obreros empleados, quienes, generalmente, se limitan a
encogerse de hombros o a hacer algún otro gesto de indiferencia ante Berta. Por
contra, la anciana hará uso inagotable de expresiones exclamativas.
69 Aunque no hemos localizado el término ‘muni” en los diccionarios
consultados, Rodríguez Marín da esta lectura en su edición de Clarín, Relatos breves,
Madrid: Castalia didáctica, 1986, pág. 48, n. 12. Según comprobó el profesor Ruiz
LA ESTRUCTURA DE DOÑA BERTA COMO DENUNCIA...
con una cara de pascua hace la vida de un muni... que hilara y lavara la ropa,
mucha ropa, blanca, en casa, y que amasara el pan en casa también (pág. 136).
Tanto es así, y tal es su dedicación a las tareas rutinarias de la
vida en Posadorio, que llega a producirse, por así llamarlo, una suerte
de rapto contemplativo en el que, curiosamente, la colada pasa a
integrarse en el entorno paisajístico, que –no se olvide– actúa como
“marco” figurado de un cuadro en el que, según pensamos, se creará
un símbolo de vida asociado a las costumbres rurales:
doña Berta, sorda, callada, contempla risueña y dando gracias a Dios, la nieve
de lino inmaculado que tiene a los pies, y la verdura que también parece
lavada, que sirve de marco a la ropa, extendiéndose por el bosque [...] (pág. 136).
En cuanto al capítulo IX, el aislamiento de Berta se justifica en
parte por una radical indiferencia hacia toda ocupación que la distraiga
de su búsqueda. Por citar un ejemplo, recordemos cómo al llegar el día
en que emprende su viaje hacia el lugar del cuadro, apenas encuentra,
como es lógico, ocasión para pensar en el almuerzo:
Llegó la hora, después de almorzar mal, de prisa y sin apetito (pág. 186).
Y, en su temprana visita a la iglesia, también el motivo es
conocido:
Para estar bien preparada, para ganar la voluntad divina a fin de que todo le
saliera bien en sus atrevidas pretensiones, primero iba a la iglesia a misa de
alba (pág. 185).
Para terminar con este punto, cabría quizá sugerir una conexión
entre aquel “rapto contemplativo” aludido en II y el esperado
encuentro que ahora, por mediación del cuadro de Valencia, se efectúa
entre la anciana y el capitán, quien “como un sueño, [...] la miró a ella
un instante con ojos de sublime espanto, de heroico terror...” (pág.
189). Si la imagen de las ropas tendidas trascendía el estadio de lo real y
se instalaba en un plano de corte simbólico, ahora la anciana se desliga
de la realidad física del lienzo y, más importante, el nuevo “rapto
contemplativo” adquiere el valor simbólico de su búsqueda en la urbe.
En efecto, lejos de quedar –y cito– “in albis” (pág. 186), la sola visión
del retrato supone, junto al encuentro de su hijo, una asombrosa
Silva –comunicación personal– se documenta tan sólo en Doña Berta y en otra obra,
las Vidas de santos o los munis de la India, de Eugenio Noel.
recuperación de sí misma y de sus propias vivencias, pues “Sí, era su
capitán, mezclado con ella misma, con su hermano mayor; era un
Rondaliego injerto en el esposo de su alma: ¡era su hijo!” (pág. 189).
Haciendo recuento de los mecanismos que, con mayor o menor
flexibilidad, nos permiten incardinar II y IX en el segundo bloque
estructural, podemos contar, nuevamente, con la función de las frases
iniciales de capítulo; a lo que se añade la utilización, tan recurrente
como específica, de un campo léxico relativo a la soledad; la
imposibilidad de comunicación entre Berta y los diversos personajes
secundarios; y, finalmente, la descripción –y proyección simbólica– de
las actividades relacionadas con la asunción de los sistemas de vida
representados en Madrid y Posadorio. Rasgos con los que se
ambiciona –y, a nuestro juicio, se logra– dotar de una consistente
envergadura homodiegética al aislamiento de Berta.
Apuntábamos antes, a propósito de los personajes secundarios
de II y IX, su distinto tratamiento respecto a los de I y VIII. En líneas
generales, se trataba de destacar un notable aumento de concreción a la
hora de delinear los caracteres del segundo bloque estructural. No
obstante, tanto los personajes secundarios de I y VIII como, incluso, los
de II y IX, parecen responder a la tradicional denominación de personajes
planos, noción que, si nos centramos ahora en los personajes
secundarios de III-IV y los de X, podrá fácilmente contraponerse a la
también tradicional de personajes en relieve70. Visto así, y esbozado con
ello el primer punto de contacto entre III-IV y X, nos detendremos
seguidamente en el tipo de caracterización asignada a la familia carlista
de III-IV y al capitalista de X, con objeto de aducir cierta proximidad
ideológica latente en sus respectivas pautas de comportamiento social.
De los cuatro hermanos de Berta, ya desde el comienzo de su
caracterización, se nos dice que eran “Todos buenos, afables, [...]
hacían obras de caridad..., desde lejos” (pág. 139) y que “siempre que
había ocasión, los Rondaliegos ejercían su caridad por aquellos
contornos” (pág. 141). Este peculiar ejercicio de la caridad pública, a
un prójimo “a quien amaban como hermano en Cristo, no en
Rondaliego” (pág. 139), lo hallaremos igualmente secundado por el
75 Comp. Katherine Reiss, art. cit. (1955, I), págs. 121-2: “Importante papel
juega, respecto al aspecto verosímil de los sucesos de una narración, la motivación,
con la cual el autor sabe prepararlos [...] En ninguna de sus narraciones breves un
suceso, una acción, resulta ser desconcertante, imposible por ilógica. Aunque nos
hallemos más de una vez ante un giro inesperado que toma un acontecer, al pensarlo
bien, siempre nos convencemos de que no podía ser de otra manera. Siempre están
perfectamente motivados y preparados los sucesos o las actitudes de algún
personaje”.
amigos” (pág. 153), son numerosas las notas destinadas a resaltar el
acto comunicativo entre Valencia y Berta. En el caso de aquél,
destacará el interés por contrarrestar la sordera de Berta “con voz y
gesto para que se le entendiera mejor” (pág. 154) y “Doña Berta,
asombrada, agradeciendo al artista las voces que éste daba para que
ella no perdiese ni una sola palabra, escuchó la historia del cuadro
célebre, y supo [...]” (pág. 159).
Y no menos valiosa al respecto es la confianza inspirada a Berta
por el artista:
ante aquella dulzura, ante aquel candor retratado en aquella sonrisa del genio
[...] sintió el pecho lleno de la muerta juventud, como si se lo inundara de luz
misteriosa la presencia de un aparecido, el amor suyo; y con el espíritu retozón
y aventurero que le había hecho cantar poco antes y salir al bosque, se decidió
a hablar de sus amores [...] Doña Berta pensaba: “¡Parece mentira, pero es la
primera vez en la vida que hablo con otro de estas cosas!” Y era verdad; jamás
en sus labios habían estado aquellas palabras, que eran toda la historia de su
alma (pág. 155-6).
Paralelamente, si ya veíamos cómo la simple “sonrisa del genio”
le da lugar a “hablar de sus amores”, igual circunstancia comunicativa
se cumplirá con el pintor:
Habían hablado mucho. Aunque él había procurado que la conversación le
dejase en la sombra, para observar mejor, y fuese toda la luz a caer sobre la
historia de la anciana y sobre sus dominios, la curiosidad de doña Berta, y al
fin el placer que siempre causa comunicar nuestras penas y esperanzas a las
personas que se muestran inteligentes de corazón, hicieron que el mismo pintor
se olvidara a ratos de su estudio para pensar en sí mismo. También contó su
historia [...] (pág. 155).
En conclusión, la orientación vivencial de Berta se desvía
radicalmente a partir de V, lo que, junto a esa concesión narrativa a los
elementos que intervienen en la comunicación, pondrá punto final al
aislamiento de la anciana. Deducimos, así, un evidente rechazo por la
drástica reclusión que imponen los Rondaliego, circunstancia en la que
ya es posible confirmar el desenlace del modo de vida adscrito al
entorno rural.
Así planteado, si en lo hasta ahora expuesto nos propusimos
explicitar la función de V en relación a los apartados comprendidos
entre I y IV, nos detendremos a continuación en esta misma relación de
LA ESTRUCTURA DE DOÑA BERTA COMO DENUNCIA...
XI con los capítulos VIII al X, no sin antes señalar otro punto de enlace
entre V y XI, relativo esta vez a un peculiar paralelismo en la
presentación del estado de ánimo de Berta. En efecto, con una serie de
grados intermedios, la protagonista pasa en V de un estado inicial de
“alegría inmotivada” (pág. 151) a “caer en su silla, llorando, llorando
con una solemnidad que sobrecogió al pintor” (pág. 160), situación
que podrá contrastarse con la de XI, donde, después de encabezarse el
capítulo con el sueño de Berta, tan esperanzador como soñado, pronto
“recordó el sueño y se puso de mal humor, porque [...] las cosas
soñadas no se cumplen” (pág. 197). Acto seguido, “Salió al comedor a
pedir el chocolate, y se encontró allí con un incidente molesto, que era
importuno sobre todo, porque, haciéndola irritarse76, le quitaba aquella
unción que necesitaba para ir a dar el último ataque al empedernido
Creso y a ver si había milagro” (pág. 198). De hecho, la funcionalidad
del recurso se pondrá de manifiesto cuando, al anunciarse el siguiente
eslabón de su proceso anímico, se retomen los anteriores incidentes:
Salió doña Berta de su posada, triste, alicaída, disgustada y contrariada con el
incidente del gato y el recuerdo del sueño, que tan bueno hubiera sido para
realidad. Era día de fiesta; la circulación a tales horas producía espanto en el
ánimo de la Rondaliego (p. 198-9).
Y esta evolución desfavorable en el estado de ánimo de Berta,
además de constituir, como decíamos antes, “punto de enlace entre V y
XI”, obtendrá asimismo la importante función de anticipar –e incluso
provocar– la ya casi inminente aparición del desenlace. Según leemos,
“arribó a la calle de la Montera, y la subió despacio, porque se
fatigaba. Se sentía más cansada que nunca. Era la debilidad acaso; el
chocolate se le había atragantado con la riña del gato” (pág. 199).
Nos queda implicada, con ello, la creación de un “soporte de lo
verosímil” análogo al de V, con lo que, dada esta “debilidad” tan
extremada, nos aparecen justificados los últimos “pasos” de la anciana,
quien “se olvidó por un momento, contra su costumbre77, del peligro y de
sus cuidados para no ser atropellada [...] Mientras meditaba así, había
dado algunos pasos sin sentir por dónde iba” (págs. 199-200). No
obstante, con la irrupción del tranvía, de la que, curiosamente, Berta
76 La cursiva es nuestra.
77 La cursiva es nuestra.
percibe una primera impresión afín a la de V con la llegada del pintor78,
la narración –y, por tanto, el desenlace– aún no ha alcanzado su
verdadero término, sino que habrá de informarse todavía de la escasa
afección que el incidente origina entre las gentes que transitan por la
calle de Fuencarral79:
En el público había más simpatía que lástima. De una manera o de otra,
aquella mujercilla endeble no podía durar mucho; tenía que descomponerse
pronto. En pocos minutos se borró la huella de aquel dolor; se restableció el
tránsito, desapareció el cadáver, desapareció el tranvía, y el siniestro pasó de la
calle al Juzgado y a los periódicos. Así acabó la última Rondaliego, doña
Berta, la de Posadorio (pág. 200).
Se tratará, según señaló Martínez Cachero, de una “presentación
y corroboración por la vía de sucedidos verosímiles del radical
desvalimiento del ser humano frente a la existencia implacable y sin
entrañas”80. Como podrá comprobarse, la incapacidad en Berta de
asimilar los numerosos “peligro(s)” de las calles, la consecuencia
directa de esta citada inadaptación al entorno urbano y, ya en última
instancia, la denuncia explícita del narrador a esa falta de humanidad
mostrada por el “corro” de curiosos que ven morir a la “mujercilla
endeble”, conformarán en XI las principales notas de rechazo al
sistema de vida urbano y, como era esperable, el desenlace lógico de
aquella búsqueda ya iniciada en el apartado VIII.
En cuanto al conjunto de las propiedades que se comparten en
V y XI, dispondremos, con este cuarto bloque estructural, de tres rasgos
fundamentales como lo son, en primer término, la descripción de un
proceso de abatimiento anímico; en segundo (y, desde luego, dispuesto
en apoyo del anterior rasgo) la creación de un soporte de verosimilitud; y,
ya por último, la función global del desenlace.
Iniciamos aquí, para cerrar nuestro análisis, la exposición de
algunas consideraciones en las que, con una mayor resolución
explicativa, nos pareció factible apoyarnos a fin de enunciar una
78 Cfr. “En aquel momento oyó un ruido confuso como de voces”, de pág. 200,
frente a “Un ruido en la maleza, que llegó a oír cuando ya estuvo muy próximo”, en
pág. 152.
79 Vid. al respecto K. Reiss, art. cit. (1955, I), pág. 114.
80 Cfr. F. Caudet y J. M. Martínez Cachero, “Pérez Galdós y Clarín”, en Historia
de la Literatura Española, Madrid: Ediciones Júcar, 1993, pág. 268.
LA ESTRUCTURA DE DOÑA BERTA COMO DENUNCIA...
Motifs in the Shorts Stories of Leopoldo Alas”, REH, X (1976), págs. 391-403.
82 Comp. K. Reiss, art. cit. (1955, I), pág. 115: “En las novelas clarinianas los
personajes suelen ser distintos según el ángulo desde el que se los contemple, ángulo
que suele ser otro personaje de la novela. En sus novelas cortas y cuentos, “Clarín”
maneja también este perspectivismo psicológico al presentar sus personajes [...]”.
LA ESTRUCTURA DE DOÑA BERTA COMO DENUNCIA...
personaje, Sabelona, que, tras ocupar las primeras líneas de los citados
apartados, se extiende en su tratamiento con objeto de destacar la
decisión del ama de encaminarse hacia “países tan distantes de
Susacasa”; decisión en la que podrán cifrarse el resto de elementos
temáticos de VI y VII, y que, según nos parece, se destina a soportar una
función de enlace entre los apartados comprendidos del I al V y los del
VIII al XI. De hecho, si atendemos a otro de los temas desarrollados en
VI y VII, la cuestión del préstamo de don Casto83, la función de enlace
-consistente en la pérdida de Posadorio como medio para efectuar el
viaje- será validada como verosímil a partir de la caracterización moral
del Sr. Pumariega. Así, después de una primera descripción del
sonriente e hipócrita usurero84, éste “insistía en querer engañarla, en
hacerla ver que no perdía a Susacasa necesariamente en las
combinaciones que él la proponía; ella fingió que caía en la trampa;
comprendió que de aquella aventura salía Pumariega dueño de los
dominios de Rondaliego, pero en eso precisamente consistía su
sacrificio; a eso iba ella [...]” (pág. 170). Y, zanjados con éxito sus
tratos preliminares con la “parte contraria” (pág. 170), “en una altura
que dominaba a Zaornín [...] se detuvo [don Casto] y dio vuelta al
caballo para contemplar el perímetro y el buen aspecto de sus nuevas
posesiones. [...] Bien comprendía ella que para siempre jamás se
despedía de Posadorio, del Aren, de todo...” (pág. 171).
Finalmente, el tratamiento argumental del tema adquiere hacia el
penúltimo párrafo de VII su máximo grado de dramatismo,
apuntándose que “En el patio estaban ya don Casto y el espolique; el
verdugo y su ayudante, y también el burro en que doña Berta había de
montar para ir al palo” (pág. 178). Cúmulo, pues, de circunstancias que,
subordinadas a resaltar como cuestión central la decisión del viaje85,
83 Cfr. ed. cit., págs. 169-73 y, ya en VII, págs. 175-8.
84 Cfr. pág. 169 y, sobre la funcionalidad de los nombres propios, el art. cit. de
K. Reiss (1955, I), pág. 101-2. A lo indicado por la estudiosa habría que añadir
cómo, en el caso de Pumariega, las características del personaje se manifiestan por
su contrario al bautizarse como “Casto” precisamente a uno de los caracteres menos
honestos. Vid. asimismo John W. Kronic, “The Function of Names in the Stories
of Alas”, MLN, LXXX (1965), págs. 260-5.
85 Cuestión que obtiene también su propio desarrollo. Sobre la articulación
verosímil de las diferentes relaciones de ideas y sucesos que llevan a Berta a su
arriesgada resolución, vid. K. Reiss, art. cit. (1955, I), págs. 124-5.
suavizarán el tránsito de I-V a VIII-XI. Pero reparemos en el parecido
fraseológico con que se cierran estos apartados: “Se decidió que el gato
iría a Madrid con doña Berta” (pág. 174), “El gato iba en una cesta”
(pág. 178).
8629 Cfr. K. Reiss, art. cit. (1955, I), pág. 78, que, en realidad, resulta compatible
-supongo- con lo indicado acerca de las “narraciones poéticas” en las págs. 81-2.
87 Así, en su conocida carta a Galdós: “Por otoño publicaré Doña Berta, una
nouvelle que me está publicando la Ilustración Española y que creo que es de lo que
me ha salido menos malo” (cfr. Cartas a Galdós, presentadas por S. Ortega, Madrid:
Revista de Occidente, 1964, pág. 260).
LENGUAS Y DIALECTOS ROMÁNICOS DE LA PENÍNSULA
IBÉRICA EN EL “MITHRIDATES” DE ADELUNG & VATER
Hans-J. Niederehe
UNIVERSIDAD DE TRÉVERIS, ALEMANIA
Resumen.- En este artículo intentaré investigar, basándome en los comentarios de Adelung y Vater a
propósito de las lenguas hispánicas (en las que incluyen también el portugués), el valor de algunos
comentarios hechos sobre esta obra y añadiré algunos comentarios sobre la visión que la lingüística alemana
a principios del siglo XIX tenía de las lenguas y dialectos de la Península Ibérica.
Resumo.- Neste artigo tentarei investigar, baseándome nos comentarios de Adelung & Vater a propósito
das linguas hispánicas (nas que inclúen o portugués), o valor de algúns comentarios feitos sobre esta obra e
acrecentarei algúns comentarios sobre a visión que a lingüística alemana a principios do século XIX tiña das
linguas e dialectos da Península Ibérica.
Abstract.- Taking into account Adelung&Vaterr’s comments on the Hispanic Languages (including
Portuguese) the value of some reviews concerning this work is discoussed. Some remarks are also made on
the vision which the German Linguistics traditionally held about the Iberian Languages and dialects in the
beginning of the 19th century.
88 “Mithridates [el VI, 132-66] Ponti atque Bythyniae rex inclitus, qui a Cn.
Pompeio bello superatus est, duarum et uiginti gentium, quas sub dicione habuit,
linguas percalluit earumque omnium gentium uiris haut umquam per interpretem
conlocutus est, sed ut quemque ab eo appellari usus fuit, proinde lingua et oratione
ipsius non minus scite, quam si gentilis eius esset, locutus est.” (Aulus Gellius Noctes
atticae, XVII, 2 [ed. Theodor Reinach, Leipzig: Teubner, 1895])
que “en una auténtica historia de la lingüística románica, el Mithridates
ocupará, por su difusión, muy probablemente una plaza más
importante de la que hasta ahora se le atribuye”.89 - En las líneas
siguientes intentaré investigar, basándome en los comentarios de
Adelung y Vater a propósito de las lenguas hispánicas (en las que in-
cluyen también el portugués), el valor de tales juicios y añadiré algunos
comentarios sobre la visión que la lingüística alemana a principios del
siglo XIX tenía de las lenguas y dialectos de la Península Ibérica.
2. EL ESPAÑOL EN EL MITHRIDATES
En el Mithridates, el español [“das Spanische”] cuenta, junto con
el italiano, el francés y el “Romanisch oder Rhätisch”, es decir el
retorromano o ladino, como una “hija del latín” (Adelung & Vater II,
1809, xii). Pero contrariamente a la doctrina aceptada generalmente en
nuestros días, Adelung no incluye el rumano en el apartado de las
“hijas del latín” sino que lo trata por separado (II, 723) bajo el título
“Römisch-Slavisch oder Wallachisch” [“romano-eslavo o valaco”], lo
que Vater, en el tomo IV de la obra, critica con las palabras siguientes:
Del valaco hubiera tenido que tratarse en otro lugar del que se ha hecho aquí.
Tendría que colocarse al final de la sección V., inmediatamente después del
retorromano, por estar el valaco también muy cerca de las hijas ‹elaboradas›
(véase más abajo) de la lengua latina tratadas aquí bajo los puntos A. [italiano]
B. [español] C. [francés].90
iberorrománicas”.
Ahora bien, para Adelung y Vater, esta repartición no se justifica
lingüísticamente. Más de una vez subrayan, en el Mithridates, que el
portugués se diferencia notablemente de todas las otras lenguas
románicas y constatan que
“conserva, entre las lenguas románicas, buen número de palabras latinas en
exclusividad que, además, han llegado al portugués fonéticamente más pro-
fundamente trasformadas que a los otros idiomas románicos”. 91
La estrecha unidad entre el español y el portugués se basa, para
los dos eruditos, únicamente en la historia.
Eso explica por qué el capítulo sobre el portugués empieza con
una introducción histórica que dice así:
“La mayor parte del antiguo Portugal - hasta el Tajo, pero excluyendo el área
de su desembocadura - se constituyó en Estado en 1109, de lo que hoy sería
una provincia española, reconquistada de los árabes. El rey Alfonso VI la dejó
en herencia al hasta ahora gobernador de ella, al esposo de su hija natural
Teresa, el conde Henrique de Borgoña. Gracias a sus actividades y mayor-
mente a las del hijo de este último, Alfonso I,92 Portugal se expandió hacia el
sur.”
Aparentemente, la historia de un país es, para los eruditos de
comienzos del siglo XIX, prioritaria, el análisis y la descripción del
idioma hablado en él es, por consiguiente, secundario.
91 “Das Portugiesische hat eine Menge von Lateinischen Wörtern aller Art
unter all ihren Schwestern allein behalten. Aber dagegen haben die Lateinischen
Wörter in keiner derselben eine solche Umgestaltung der Laute erfahren, als im
Portgiesischen” (II, 549-550; véase también 482).
92 “Der größere Theil des bisherigen Portugals, bis zum Tajo, aber nicht ganz
bis zu dessen Ausflusse, wurde 1109 aus einer Spanischen, den Arabern
abgewonnenen Provinz ein eigener Staat, den König Alphons VI. bey seinem Tode
dem bisherigen Statthalter desselben, dem Grafen Heinrich von Burgund, Gemahl
seiner natürlichen Tochter Theresia überließ, und der theils von diesem, noch mehr
aber von dessen Sohne Alphons I. nach Süden erweitert wurde” (II, 549).
la invasión de los Bárbaros y la dominación multisecular de los árabes.
Sigue el estudio lingüístico del español que, en efecto, se reduce
a un estudio del origen y formación del léxico español; escriben: “De
tal diversidad [de gentes] se han formado los elementos constitutivos
del léxico del español actual”.93 Para confirmar su afirmación, ofrecen
dos tablas, una con “los restos del gótico”, la otra, con “los restos del
árabe” (cf. II, 536). A la luz de nuestros conocimientos actuales, la
primera de las tablas, la de “los restos del gótico”, está totalmente
superada. La segunda que brinda la lista de los arabismos (“los que se
reconocen por el artículo árabe antepuesto al” [cf. pág. 536]), es, por el
contrario, en sus líneas generales, correcta. A la tabla de los arabismos
siguen tres “palabras no latinas”, es decir, “las que han entrado en el
idioma de los romanos por influencia de pueblos extranjeros” y que se
atribuyen a Isidoro de Sevilla (ca. 560/570–636). Se trata de gato [hoy
“de origen del latín tardío cattus, a su vez de origen incierto”], camina
[recte: camino, del céltico camminus] y madera [hoy < lat. materia].
Estos “restos de idiomas diferentes” han entrado en la “base”,
el latín, contribuyendo así a la formación de las lenguas románicas.
Ahora bien, la “base” o, como prefieren decir Adelung y Vater, “la
madre del español” no es el latín de Cesar y Cicerón, sino la lengua
“Romana rústica”, una especie de sociolecto hablado principalmente
por los “soldados, esclavos, colonistas, comerciantes, recaudadores y
abogados” (cf. II, 477).
A pesar de estos préstamos, se puede decir, según Adelung y
Vater, que se ha conservado la base latina del español de modo tan
perfecto que merece el calificativo de “hija más parecida a su madre, el
latín,”. La frase entera reza así:
“Han surgido los elementos constitutivos del léxico del español actual de la
diversidad de la base latina en que la ‹Romana rustica› sigue siendo tan
importante que merece este idioma el calificativo de ‹hija más parecida a su
madre, el latín›”.94
95Al contrario, Malkiel (1973, 591) habla del mérito de Adelung y Vater de
haber reconocido “the primacy granted to Italian over its cognates (a hierachical
ordering which, needless to insist, was to reappear as late as 1853 in Diez”s
Etymologisches Wörterbuch […]”.
96“[…] die Sprachmischung zeigt sich nur in der Lautlehre und em Wortgehalte;
daher steht das Spanische im Allgemeinen dem Lateinischen näher, als selbst das
Italienische” (Vater 1847, 377).
97Véase la ed. de Ludwig Pfandel en Revue Hispanique 1920, pág. 1320
98Cfr.: “Nimmt man hierzu, daß bey dieser Umbildung der Sprache diese gar
nicht geschrieben wurde, und also der Leitung und Fixirung durch Schrift entbehrte
[…]” (II, 482).
mal interpretada, que “en los siglos XI y XII se fijaron las
características de los idiomas hermanos y se produjo, por consiguiente,
la separación mútua de ellos”.99 El punto de vista de Adelung y Vater
se llamaría hoy en día “historia de elaboración” de un idioma
[“Ausbaugeschichte”, según Kloss; cf. Muljaciç 1986]; ellos mismos
prefieren hablar de “perfeccionamiento” [“Ausbildung”], término al
que tendremos la oportunidad de volver.
La “historia de elaboración” del español empieza, según ellos,
con Gonzalo de Berceo y pasa a Alfonso el Sabio de quien se subraya
especialmente la producción de textos legales, sigue con Luis de León
y Nebrija y llega hasta la fundación de la “Academie der
Wissenschaften zu Madrit” [“la academia de las ciencias de Madrid”]
(II, 539). Es decir, el interés de Adelung y Vater va hacia lo que en
nuestros días se llamaría “historia externa de un idioma”.
Inmediatamente después de la cita siguen unos escuetos
comentarios sobre lo que podría entenderse como “historia interna”
del español. Se refieren a cambios fonéticos más o menos regulares
que se observan con frecuencia, como, p. ej., au > o, e > ie, cl / pl > ll, t
> d, f > h, etc. No está equivocado Lüdtke (1978, 171) al conjeturar
que hay que buscar la fuente de tales ideas en Aldrete y Mayáns, es
decir, que no son ideas originales de Adelung y Vater sino communis
opinio de los eruditos de por entonces. Al compararlas con otros
comentarios en el Mithridates sobre cambios fonéticos,100 queda claro
que no forman cuerpo de doctrina con algo que podríamos llamar
gramática histórica de las lenguas románicas, sino que, acaso, pueden
considerarse como observaciones episódicas (por regla general acerta-
das) de relaciones de equivalencias fonéticas entre dos idiomas lo que
muestra otra vez el interés predominante de Adelung y Vater hacia la
“elaboración” de los idiomas.
99“Das eilfte und zwölfte Jahrhundert sind die Zeit der Fixirung des
unterschiedlichen Characters dieser verschwisterten Sprachen, und also ihre
Absonderung von einander.” (II, 482).
100A propósito del portugués declaran que es aquí dondo los cámbios fonéticos
son mucho más radicales que en cualquier otro idioma románico (cfr. II, 550). A
propósito del francés constatan que “al formarse del latín corrompido y de sus
mezclas ha experimentado más cambios fonéticos ‹según los órganos› y más
contracciones fonéticos que sus hermanos más cercanos” (II, 566).
106 HANS-J. NIEDEREHE
3. LOS “DIALECTOS”
Sigue una relación bastante detallada de los “dialectos” de
España (“Mundarten”; II, 544-549). Van presentados según el mismo
esquema que en el del capítulo principal, es decir, empiezan con un
esbozo de la historia territorial, siguen comentarios sobre la
“elaboración” o el “perfeccionamiento” del dialecto y se terminan,
dado el caso, con referencias bibliográficas.
Distingue tres territorios, el del oeste, el del este y el del sur.
Esta fragmentación se debe “al dominio de los árabes” en la Península
Ibérica.
Las partes no sometidas al dominio de los árabes o sólo por poco tiempo no
tuvieron la misma suerte ni el mismo gobierno. Las partes occidentales for-
maron pronto el reino de León y de Castilla; las orientales quedaron debajo
del imperio de los francos, aunque por poco tiempo. Las meridionales, al
contrario, permanecieron durante siglos en esta relación [con los árabes].”101
101“Die Theile von Spanien, welche der Herrschaft der Araber entweder nicht
unterworfen oder sehr bald entrissen wurden, hatten nicht einerley Schicksal und
Regierung. Die westlichen bildeten bald die Königreiche Leon und Castilien, die
östlichen gehörten aber nur für kurze Zeit zum Frankischen Reiche, die südlichen
blieben aber lange in dieser Verbindung” (II, 544).
3.1. Los dialectos orientales: catalán, valenciano.
A los dialectos orientales pertenece, en primer lugar, el catalán,
del que se dice lo siguiente:
“La lengua catalana que con la conquista de Valencia se expandió, por su
vecindad [geográfica], a aquella provincia, se unió totalmente al idioma del sur
de Francia (del que trataremos más adelante) y pertenece a los dialectos de
aquélla. Floreció al igual de aquélla [lengua del sur de Francia, el “occitano”],
en la época llamada ‹de los poetas provenzales›. Pero después de unirse el
Condado de Barcelona a la Corona de Aragón y de entrar ella además en una
relación excepcional con Francia, el catalán o - como se le llama en España,
de acuerdo con el nombre de la antigua provincia limosina […] - la ‹lengua
limosina›,102 se convirtió en ‹patois› [variante considerada socialmente muy
baja y de uso restringido] que, como tal y por separado, tomó su carácter
especial, lo que veremos al tratar de la Francia del sur donde el idioma esta-
blecido se ha desmoronado en ‹patois› de varias regiones”.103
Este “desmoronamiento” se explica, según se desprende de este
párrafo, por los cambios de poder y, como lo veremos más adelante,
por el hecho de dejar de ser utilizado por escrito. No terminan la
semblanza del catalán sin añadir también unos comentarios sobre lo
que podríamos llamar las características propiamente lingüísticas, es
decir, los rasgos que caracterizan y diferencian a la vez el catalán de las
hablas vecinas.
“El catalán - de acuerdo con lo dicho antes - tiene gran afinidad
con los ‹patois› del sur de Francia, sobre todo con el bearnés. No
obstante se le considera como dialecto español.” Después de
102Para esta idea cfr. August Rafanell, ed. 1991. Un nom per a la llengua. El
concepte de lemosí en la història del català. Vic: Eumo.
103“Die Sprache Catalonies, welche wegen ihrer Nähe auf Valentia mit der
Eroberung dieser Provinz überging, schloß sich ganz an diese Sprache des südlichen
Frankreichs an, von der im Folgenden gehandelt werden wird, gehört unter die
Mundarten derselben, und blühte eben so gut als diese in der Periode der
sogenannten Provençalen-Dichter. Seitdem aber die Grafschaft Barellona nicht bloß
mit der Krone Arragonies verbunden worden war, sondern auch später außer allem
Verhälnis mit Frankreich kam: so wurde diese Catalonische, oder wie sie in Spanien,
von der ehemaligen Landschaft Limosin oder Limousin in Guienne, besonders auch
heißt: Limosinische Sprache zum bloßen Patois, welches, als solches und getrennt,
hier eben so seine eigenthümlichen Charakter annehm, als wir dies im südlichen
Frankreich sehen werden, als dessen Sprache zum Patois verscheidener Gegenden
verfiel.” (II, 544 sq.)
108 HANS-J. NIEDEREHE
104“Das Catalonische zeigt zwar seine große Ähnlichkeit mit dieser [scil. der
limosinischen Sprache], besonders mit der Bearnesiscen noch, wird aber nun als
eine Spanische Volksmundart betrachtet. Es hat seine Nüancen zu und um
Barcellona, und zu Valencia. In ersterem Dialecte hat man eine Menge kleiner
Nachspiele Synetes, s. C. A. Fischer”s Reise von Amsterdam über Madrit und Cadix
nach Genua, Br. 43. In den Kanzleyen und bey den Vornehmeren herrscht das
Castilische; aber auch in jene Volkssprache werden die Aussprache und die
Endungen Spanischer und Französischer Wörter oft sehr komisch gemischt. Das
Patois von Valencia nimmt sich, besonders im Munde der Frauenzimmer, äußerst
sanft und harmonisch aus, und seine große Verwandtschaft mit dem Französischen
zeigt sich nicht bloß in den einzelnen Wörtern, sondern auch den Wendungen der
Sätze.Einiges zur Vergleichung ist in C. A. Fischer”s Gemählde von Valencia, T. II.
S. 88. aufgestellt. So allgemein dieses Patois hier gesprochen wird, so versteht man
doch fast eben so allgemein, selbst auf dem Lande das Spanische. In Mallorca
spricht man Catalonisch, aber die Vocale mit größerer Stärke und Öffnung des
Mundes, und zugleich sehr lieblich aus; a und e lassen sich kaum von einader
unterscheiden. Der provinziellen Ausdrücke sind viele.” (II, 545 sq.)
de lengua general del país en tiempo del emperador Carlos V, y del que
Sánchez reproduce los primeros monumentos, entre otros también el
antiguo Poèma del Cid (de los hechos de Don Rodrigo de Bivar llamado
el Cid campeador) t. I. pág. 231 sqq.” Y continúan: “Se dice que el
castellano más puro se habla en la zona de Toledo”.
De ahí pasan sin interrupción alguna al “dialecto aragonés” al
declarar: “Variantes más antiguas de este idioma [!], formado en la
parte no-árabe de España, las constituyen el dialecto aragonés y el
gallego-portugués.”105
Antes de pasar al aragonés, resumamos brevemente las ideas
historiográficas que se desprenden de este breve pasaje. Queda claro
por la cita que no sólo la elaboración por escrito confiere a un dialecto
- en este caso el “dialecto castellano” - su rango de idioma, sino
también el hecho de estar vinculado con el poder político. Así se
comprende por qué - según Adelung y Vater - un idioma vuelve al
estado de dialecto o decae al estado de ‹patois› al dejar de ser escrito y,
sobre todo, al pasar a estar bajo el dominio “de otro señor”. Eso vale
en buena parte también para “el dialecto aragonés”.
105“[…] Sanchez angeführte Colleccion […], welche übrigens den zweiten, seit
Kaiser Carl V. zur allgemeinen Sprache Spaniens emporgehobenen Hauptdialect,
den Castilianischen, betrifft, dessen früheste Denkmäler man dort findet, unter
anderem auch das alte Poèma del Cid, (von den Thaten des Don Rodrigo de Bivar
genannt el Cid campeador) T. I S. 231 ff. Am reinsten soll das Castilianische um
Toledo gesprochen werden. Ältere Abarten dieser in dem nicht-Arabischen Spanien
gebildeten Sprache waren der Arragonische Dialect, ind der Gallizisch-Portugiesische.”
(II, 547).
110 HANS-J. NIEDEREHE
Bearn y Perche después de la conquista de Zaragoza en 1119”.106
A esta introducción a la historia territorial del aragonés sigue, de
acuerdo con el esquema general del Mithridates, un comentario sobre la
“historia de la elaboración” del dialecto que revela claramente el
“paradigma historiográfico” de Adelung y Vater.
“El idioma aragonés se perfeccionó por separado del castellano y tuvo sus es-
critores hasta que perdió esta influencia debajo y después del emperador
Carlos V, y todos los escritores comenzaron a escribir en castellano y aban-
donaron el aragonés convirtiéndole en ‹patois› del que carecemos informa-
ciones más precisas, lo mismo que en el caso de otros dialectos populares de
otras partes de España y de sus provincialismos”.107
Lo que reduce el aragonés al estado de “patois” es el hecho de
que “los escritores se metieron a escribir en castellano”, y el cambio
del poder en España, “debajo y después del emperador Carlos V”.
106Die Sprache des Arragonesischen Reichs war gemischt aus der beschriebenen
Catalonischen oder Limosinischen und der eigentlichen Spanischen. Nicht bloß die
Nachbarschaft Frankreichs, der ehemalige Einfluß desselben, dessen Dauer
unbestimmbar ist, und die Versetzung der Grafen von Barcellona auf den Thron
von Arragonien machen jene Mischung sehr begreiflich, sondern auch die Menge
Süd-Französischer Ritter, welche im Mittelalter ihren Ruhm darin suchten, gegen die
ungläubigen Saracenen in den Heeren der Königen von Arragonien zu fechten, und
die von diesen Königen hernach Besitzungen in diesem Reiche zur Belohnung
erhielten, so z.B. die Grafen Gaston und Rotron von Bearn und Perche nach der
Eroberung von Saragossa 1119.” (II, 547)
107“Die Arragonesische Sprache bildete sich abgesondert von der Castilischen
weiter aus, und hatte ihre Schriftsteller, bis sie unter und nach Kaiser Karl V. diesen
Einfluß verlor, alle Schriftsteller Castilianisch schrieben, und das Arragonische
Patois übrig blieb, von welchem nähere Nachrichten mangeln. Eben so mangeln sie
über die Volksdialecte anderer Gegenden Spaniens, und ihre Provinzialismen.” (II,
547 sq.)
provincias en el reino suevo. En los siglos XI y XII, la misma Galicia estaba
separada, a su vez, algunas veces del Reino Castellano. Esta separación se
manifiesta especialmente debajo del gobierno de Urraca y del hijo que tuvo
con Raimundo, conde de Borgoña, el futuro rey Alfonso VII, a quien
perteneció Galicia.”108
De la elaboración del gallego se lee:
El perfeccionamiento del gallego lo prepararon, en tiempo temprano, los
poetas. Además, varios autores han intentado derivar la poesía castellana de la
portuguesa y gallega, una tesis contra la que se opone Sánchez en su Colec-
ción mencionada tomo I, página 171. El rey Alfonso X el Sabio escribió poe-
sías en este dialecto y su crónica rimada Cronica en coplas redondillas por el Rey
Don Alonso el ultimo, reproducido en Sanchez t. I pág. 171 pertenece también
a este contexto”.109
Bajo las característica lingüísticas del gallego cuenta, según
Adelung y Vater, “la influencia del portugués”, sobre todo en las zonas
fronterizas “como Badajoz donde el ‹accento› del español se acerca al
del portugués” (cf. II, 549). “Esta semejanza es mucho más grande y
más genuina en el caso del gallego pero con la diferencia de que el
portugués se ha hecho idioma […] por un perfeccionamiento
continuo, mientras que el gallego, al contrario, se ha reducido a
‹patois›.”110
113“[…] derjenige Inbegriff vernehmlicher Laute, durch welche ein Volk [oder
eine Nation] sich seine Vorstellungen mitzutheilen pflegt” (1781, § 2).
114 HANS-J. NIEDEREHE
114“[…] schon für sich allein zu einer Beurtheilung der Verwandtschaft und des
Unterschiedes der Sprachen” (I, iv).
románicos y encuentra, en vez de esto, palabras heredadas del latín.
Cabe añadir que, según el paradigma de Diez, también la
función de los textos es totalmente distinta de la del Mithridates. Ya no
son hitos en la elaboración del idioma, sino meramente documentos
de una época determinada del idioma. Lo mismo se puede decir del
estudio de las palabras, de la fonética y de otras muchas cosas. El
cambio paradigmático es profundo. Ya no hay camino del Mithridates a
la escuela de Diez que, por eso, pasa por alto los estudios de Adelung y
Vater. Pero eso no quiere decir que, desde ahora, las ideas de Adelung
y Vater hayan pasado al depósito de chatarra de la historia para
siempre. Hace algunos años que se ha vuelto, en la sociolingüística, a la
idea de la “elaboración” de los idiomas, propagadas por Adelung y
Vater en su tiempo, que al parecer sirve para la descripción de proble-
mas que plantea la lingüística moderna (cf. Muljaciç 1986). Por lo visto,
hay que utilizar el calificativo “superado” con cierto cuidado, por lo
menos en lingüística.
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LA PASIVA CON SE AGENTIVA EN LOS TEXTOS
JURÍDICO-ADMINISTRATIVOS: SU INCIDENCIA
PRAGMÁTICA
115 En la actualidad los porcentajes de este tipo de construcción son muy bajos
y se oponen a los de las construcciones pasivas analíticas. Los datos porcentuales
que aportamos en este punto, los hemos tomado de la primera parte del libro de
Félix Sepúlveda Barrios (1988), en la que analiza una serie de textos, entre los que
no incluye los de carácter jurídico. Los resultados son evidentes: de los 2.194
ejemplos de pasiva refleja, sólo dos casos expresan el agente, es decir, un 0'09 por
ciento que se enfrenta al casi 30 % de la pasiva análitica agentiva. A nuestro parecer,
estos números variarían si el autor hubiera vaciado textos legales.
116 Se observa un mayor incremento en la presencia de esta construcción
refleja agentiva en la actualidad en los textos legales. En nuestro estudio sobre la
pasiva en español medieval, hemos contabilizado una frecuencia porcentual de
aparición en los textos literarios relativamente baja: 0'8, 3 y 1'54 para los siglos XIII,
XIV y XV respectivamente. En el siglo XVII, Félix Sepúlveda Barrios (1988:386)
indica que el 1'37% de los casos de pasiva refleja llevan el agente expreso.
en que es inexistente entre los documentos notariales y forales que
hemos analizado, hallándose exclusivamente en obras de carácter
literario, por lo que vemos cómo su empleo se reduce hoy a un
determinado tipo de lenguaje y se adecua a las peculiaridades propias
de éste.
[2] “ca a otros non guia sy non a los que se lligan a el e se quieren guiar por
el” (Libro del Caballero Zifar, pág. 351, lín. 3-5)
sea aleatoria. De hecho las tablas indican que la presencia del agente es
muy significativa con la pasiva con ser, dado que el número real (122)
es superior al número teórico que le correspondería (34'32). Por otro
lado, pero con un signo contrario, es igualmente notable el hecho de
que el número real de agentes expresos con la pasiva refleja (74) sea
menor que su número teórico (161'68).
Lo que es evidente, si tenemos en cuenta los porcentajes que
aparecen en la nota 1, es que los textos jurídicos difieren de los
literarios a este respecto. Hemos comentado que una de las
características de este tipo de escritos es justamente la objetividad que
lleva al realce del objeto y a la indeterminación del agente. Por lo tanto,
es lógico pensar que el número de agentes expresos con ser + participio
sea menor. Extraña, sin embargo, la presencia del agente en una
construcción que como la pasiva refleja se caracteriza por todo lo
contrario. En este artículo, pues, intentaremos mostrar los motivos que
pueden haber originado la mayor frecuencia de esta segunda
construcción, propia del lenguaje jurídico-administrativo en la
actualidad.
Relacionado con esto, se podría explicar, en principio, el mayor
número de construcciones participiales con agente expreso que se
contabilizan en estos documentos, por una especie de repartición
entre ambos tipos oracionales, de forma que en el caso de que se
prefiera destacar el objeto, mencionando al mismo tiempo el agente de
la acción, el hablante emplee ser + participio, y por el contrario, si lo que
se desea es la indeterminación del agente, se use la pasiva con se, pero
éste no es el fenómeno que analizamos ahora.
2. Además de este factor que acabamos de mencionar,
tendremos en cuenta todos aquellos criterios que, a nuestro parecer,
pueden justificar las formas que hemos seleccionado.
2.1. La incompatibilidad aspectual entre el verbo ser y el
participio de los verbos desinentes en los tiempos imperfectos es una
de las posibles causas que propició el incremento de la pasiva refleja,
en oposición a ser + participio, que desde el siglo XV poseía una serie
de limitaciones que impedían la extensión de su empleo.
Las estructuras reflejas con agente expreso se construyen en
nuestro corpus sólo con verbos desinentes. En ese caso, si se requiere
un tiempo imperfecto como el presente atemporal, no es posible la
alternancia con ser + participio y podría considerarse este aspecto
sintáctico como una de las razones de la aparición anómala de este
complemento.
Así sucede en los siguientes ejemplos:
[5] “la amplitud de la tutela jurídica, de lo que el Juez debe conceder o negar,
es decir, el objeto del proceso, se fija taxativamente por las partes.” (Albacas
López, 1987:7)
[9] “en esencia vienen a rebatir los motivos de tal oposición, en el sentido de
que no se ha probado fehacientemente por quienes han recurrido, la falta de
novedad que aducen del modelo industrial concedido por el Registro.”
(Aranzadi, 1970:2069)
Es decir, aunque las limitaciones aspectuales de ser + participio
pueden explicar algunos ejemplos con agente, este criterio no es el
único válido para justificar la presencia de dicho complemento junto a
la pasiva con se en nuestros textos.
2.2. En segundo lugar, nos hemos detenido en el estudio de la
naturaleza semántica y sintáctica del SN-sujeto, que en ocasiones ha
sido pertinente en el empleo del agente en la pasiva refleja. El carácter
animado del sujeto podría requerir la presencia del agente que incidiría
122 AMPARO RICÓS VIDAL
y afirmaría así el valor pasivo del paciente [+animado], pero los casos
que hemos analizado son exclusivamente de cosa, por lo que este
criterio tampoco es relevante en el grupo de ejemplos que integra
nuestro corpus de estudio.
2.3. Un tercer factor que hemos tenido en cuenta es la
naturaleza semántica del agente. Excepto en cuatro ocasiones en los
que remiten a leyes, disposiciones o decretos, que exigen determinada
conducta, y cuyo significado puede interferir con el instrumental, el
resto de agentes119 se refiere a los interlocutores del proceso, bien
mediante términos legales (apelante, apelado, actor, actora) (35 ocasiones)
[10], bien a través de oraciones subordinadas (5 casos) [11], bien
mediante denominaciones de colectivos que constituyen las partes
jurídicas (28 casos) (Administración, Gobierno, Consejo Social de la
Universidad...) [12].
[10] “CONSIDERANDO que habiéndose alegado por el apelado que el
presente recurso de apelación fue mal admitido...” (Albacas López, 1978:87)
[11] “Entender otra cosa sería tanto como admitir que la valoración de tales
pruebas puede hacerse de modo parcial e interesado por el que recurre”
(Aranzadi, 1994:15)
119 Salvo dos agentes anecdóticos que se hallan en la parte narrativa del
documento.
V + PAC + AG. De ahí que se posponga el sujeto paciente en estos
casos, posición propia del objetivo, e incluso, lo que es más frecuente,
que el agente se halle antepuesto al paciente de forma que quede
destacado sobre el objeto de la acción (en 26 ocasiones el paciente está
explícito), con una función contrastiva. En tercer lugar, con sólo siete
ejemplos, se puede mantener el orden informativo de la oración activa:
AG + V + PAC [17].
[13] PAC + V + AG (27): “Si se trata de expropiación ordinaria, los intereses
del artículo 56 de la Ley de Expropiación Forzosa, por demora de la
determinación del justiprecio, se deben transcurridos seis meses desde que se
produce el acuerdo de necesidad de ocupación hasta que el justiprecio se
fija por el Jurado” (Vicente Almela, 1994:9743)
[14.] PAC + AG. + V (2): “Que constituye el objeto del presente recurso la
impugnación que por la parte actora se realiza de cuatro resoluciones del
TEAR de Valencia.” (Boletín, 1994:250)
[16] V + PAC. + AG. (4): “Notificada la anterior sentencia, así como el Auto
aclaratorio, se interpusieron recursos de apelación por los mencionados
en el encabezamiento de esta sentencia, mediante escritos debidamente
fundamentados.” (Sentencia, 1994)
[19] “lo cual la priva de verdadero valor y eficacia para los fines perseguidos
con la aludida oposición que por los recurrentes se ha formulado al registro
del modelo industrial que ahora se enjuicia.” (Aranzadi, 1970:2069)
Estos ejemplos muestran cómo con la pasiva no se enfoca
exclusivamente el paciente o el agente, idea que se encuentra con
frecuencia en las gramáticas o estudios sobre el tema (Gili Gaya
(1961/85:221-222); Pena (1982:216)). La pasiva con se, al igual que la
pasiva con ser, es un instrumento sintáctico de enfatización de un
elemento oracional, en este caso la acción verbal, que se convierte en
el centro de la comunicación. A diferencia de con ser + participio, el
elemento destacado no adquiere valor estilístico, sino que sirve, como
desarrollaremos más adelante, para evitar la ambigüedad e incidir en la
objetividad del escrito.
2.4.2. Podemos también mencionar otras funciones textuales de
la pasiva (Duskova (1970:142); Hendricks (1976:69-70)). Algunos de
los ejemplos que hemos analizado explicitan el agente, señalan así el
tópico del discurso y favorecen la progresión temática del texto. Ese es
el caso de [20], en el que la presencia de la pasiva permite enlazar
ambas oraciones mediante un demostrativo anafórico, sujeto paciente
con valor temático. Además se requiere la expresión del agente:
[20] “CONSIDERANDO que el Conseller de Cultura, Educación y Ciencia
es competente para conocer el recurso y éste se ha interpuesto por quienes
son titulares de un derecho que le confiere legitimación activa para recurrir la
orden de pruebas selectivas para funcionarios docentes de enseñanza
secundaria, profesores técnicos de Formación Profesional, profesores de
escuelas oficiales de idiomas, profesores y maestros de taller de artes plásticas
y diseño y profesores de música y artes escénico, dentro del plazo de un mes
y cumpliendo todos los requisitos formales, por lo que procede entrar en el
examen de las cuestiones que al respecto en él se plantean.” (Resolución,
1991)
Por otra parte, la presencia del agentivo sirve como elemento de
unión entre los diversos artículos de una Ley o los diferentes apartados
de una sentencia, alternando incluso con construcciones activas y
pasivas participiales, como vemos en [21]:
[21] “Este objeto único y común a todas las cuestiones acumuladas consiste
en la posible incompatibilidad con la autonomía universitaria, reconocida en
el artículo 27.10 de la Constitución, de los artículos 2 y 4, disposición
adicional y disposiciones transitorias de la citada Ley Autonómica de
Reorganización Universitaria de Canarias, problema de fondo al que se
anteponen por el Gobierno y el Parlamento de la Comunidad
Autónoma de Canarias diversos motivos de inadmisibilidad que
requieren resolución prioritaria
121 Los datos que aportamos del lenguaje coloquial los hemos obtenido tras la
lectura de parte del corpus del grupo Val.Es.Co de la Universitat de València.
construcciones activas o enfatizadoras, se une una serie de hechos
lingüísticos motivados por la materia objeto de este tipo de lenguaje, y
todo ello diferencia a los textos legales de los literarios, en los que la
pasiva no viene requerida por los condicionamientos del escrito y
adquiere su uso un valor estilístico.
Entre estos rasgos lingüísticos se observa en el lenguaje jurídico
cómo la pasiva refleja y la pasiva analítica, especialmente cuando no son
agentivas, restan importancia al agente [33], presentan como sujeto
gramatical un sustantivo inanimado que no puede ser ejecutor de la
acción [34] y se limitan a presentar el proceso verbal en su desarrollo
[35]. La pasiva refleja agentiva puede asimismo diluir la importancia
del agente, cuya presencia es necesaria para evitar la ambigüedad,
dejándolo en un segundo lugar, o viene impuesta por la tradición
jurídica, pero a pesar de ello, en todos los casos se incide en la acción
verbal que queda así destacada [36].
[33] “En consecuencia no puede aceptarse como argumento la posibilidad
de una sentencia revocatoria de la de instancia” (Auto, 1992)
[36] “la protección que se establece en favor de los pensionistas que sin duda
es aplicable a las de la Seguridad Social, como acertadamente se aprecia por
el Juez “a quo”, tiene su fundamento y razón de ser en motivos de orden
social” (Albacas López, 1978:83).
Al topicalizar el objeto de la acción, que se convierte en el sujeto
de la construcción, y especialmente al situarlo en la posición inicial, se
realza el objeto del proceso, que generalmente va acompañado de una
serie de recursos que lo destacan y definen [5].
El carácter generalizador de la ley impone el uso del presente
130 AMPARO RICÓS VIDAL
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1. METÁFORAS
La metáfora es sin duda el recurso que mejor se acomoda a la
definición de concepto proporcionada por Gracián: “Acto del
entendimiento, que exprime la correspondencia que se halla entre los
objectos”142. Los elogios del jesuita no dejan lugar a dudas:
La semejanza o metáfora, ya por lo gustoso de su artificio, ya por lo fácil de la
acomodación, por lo sublime a veces del término a quien se transfiere o
asemeja el sujeto, suele ser la ordinaria oficina de los discursos, y aunque tan
común, se hallan en ella compuestos extraordinarios, por lo prodigioso de la
correspondencia y careo.143
Lía Schwartz ha señalado que el juego de palabras predominaba
142 Baltasar Gracián, Agudeza y arte de ingenio, ed. de Evaristo Correa Calderón,
Madrid: Castalia, 1987, I, pág. 55.
143 Agudeza y arte de ingenio, II, ed. cit., pág. 179.
en general en las obras tempranas, mientras que la metáfora, el
procedimiento más complejo y sorprendente del lenguaje poético de
Quevedo al acercar entre sí dos objetos en principio apartados (a veces
hasta lo imposible) y que exige para su cabal comprensión buenas
dosis de ingenio por parte del lector, se imponía en los últimos sueños
y en La hora de todos144. Borges achacaba a Quevedo su olvido de que la
metáfora es el contacto momentáneo de dos imágenes, no la metódica
asimilación de dos cosas145, y sin embargo difícilmente se encontrarán
en otros autores engarces metafóricos tan alejados o en apariencia
caprichosos146, “rompiendo asociaciones viciosas y asociando
lejanías”147. En efecto, sobre todo en su madurez, Quevedo aplica las
metáforas “con furor, atacado de lo que Lida llamaba “frenesí de
verbalismo creador”. Y es porque el objeto contemplado se le
descompone en seguida, como la luz al pasar por un prisma, en una
sucesión incoercible de palabras, de imágenes sucesivas, en que, en
rigor, consiste su invención”148.
En el pasaje seleccionado, las calzas acuchilladas se convierten
en “dos enjugadores de obra que llamaban calzas”; el enjugador era una
“especie de camilla redonda hecha de aros y tablas delgadas de
madera, con un enrejado de cordel en la parte superior, que sirve para
enjugar y calentar la ropa” (DRAE). Imagen metafórica en
consonancia con las anteriores de sonajas de gamuza y tajadas de paño o
terciopelo: es decir, la parte inferior de su cuerpo, con las calzas atacadas,
se asocia metafóricamente por semejanza a una sonaja o un enjugador,
y agujereada como éste último (las calzas acuchilladas presentaban unas
aberturas por donde se dejaba ver el forro de otro color).
144 Lía Schwartz, Quevedo: discurso y representación, ed. cit., pág. 19.
145 Jorge Luis Borges, prólogo a Francisco de Quevedo, Prosa y verso, ed. de J. L.
Borges y Adolfo Bioy Casares, Buenos Aires: Emecé, 1948, recogido como
“Quevedo” en Otras inquisiciones (1952); cito por la edición de Obras completas, II,
Buenos Aires: Emecé, 1989, pág. 40.
146 Véanse, por ejemplo, los intrincados caminos que sigue nuestro autor para
asociar una nariz chata a un ser humano en cuclillas, magistralmente expuestos por
Dámaso Alonso en “El desgarrón afectivo en la poesía de Quevedo”, ed. cit. págs.
531-2. Podrían aducirse, sin duda, muchos más casos.
147 Fernando Lázaro Carreter, “Quevedo: la invención por la palabra”, Actas de
la II Academia Literaria Renacentista (1980), ed. cit., pág. 23
148 Ibid., págs. 17-8.
142 MANUEL URÍ MARTÍN
2. DILOGÍAS
Veste aquí embutido en unas (cuando Dios te haga merced) cachondas (así se
llamaban)...
Así comienza la descripción del interlocutor vestido con las
antiguas prendas. La dilogía de esta primera frase viene explicada por
la aclaración “respetuosa” que Quevedo pospone a la palabra cachondas
(“las calzas acuchilladas, que se usaban antiguamente”, define Aut);
aunque quizá no sea preciso explicitar el segundo sentido, Covarrubias
lo describe con elocuente plasticidad: “La perra que está salida y se va
a buscar a los perros [...]. Y transfiérese a la muger que incitada del
calor de la luxuria, se va a buscar los hombres mancebos y valientes, y
otros cualquiera”. Palabra de palmarias resonancias malsonantes que
provocan esa aclaración –y, en cierta medida, justificación– un tanto
burlona inmediatamente posterior (“así se llamaban”).
Quevedo ha tratado en el Chitón temas económicos y
hacendísticos, y de asientos extrae una silepsis; en primer lugar, es un
término de costurería que hoy no resulta usual, como lo era en la
época (la definición que ofrece el Diccionario de Autoridades es “las
tirillas de lienzo doblado, que sirven para el cuello y puños de la camisa
[...]. Llámanse assientos porque en ellas se fija y assienta lo demás de la
ropa”); pero además, “por el asiento, mezcla de contrato de anticipo
de fondos y de operación de cambio [...], los hombres de negocios, o
banqueros ya de la Corona, anticipaban a la monarquía las cantidades
que ésta pidiera, en los lugares que los necesitara, a los plazos que
pudiera convenirle”149, y de ahí la petición al interlocutor:
Atiende y vuelve esos ojos buscones de achaques a tu gaznate, perdido como
Hacienda Real a puros asientos.150
En te desensabanó el tragar, nos encontramos con una imagen
grotesca de por sí bastante visual, pero a primera vista unívoca. A la
vista de este texto, el Diccionario de Autoridades propone esta definición
de desensabanar: “Quitar las sábanas, dexar sin ellas al que las tenía.
Metaphoricamente significa quitar algun estorbo, impedimento, ù
embarazo”. En efecto, podemos imaginar al interlocutor vestido con
los cuellos antiguos como embutido en una sábana de la que Felipe IV,
con las nuevas medidas, libera al interpelado, imagen grotesca e
hiperbólica de regusto muy conceptista. Pero una jácara que relata los
últimos momentos de vida de un rufián nos da la clave para descifrar
un segundo significado del vocablo:
Descosido tiene el cuerpo
a jiferadas Gorgolla,
muy cerca de ensabanar
sus bienes y su persona.151
Resulta evidente que Quevedo no asocia el término ensabanar a
una sábana cualquiera, sino a la mortaja con que se envuelve un
cadáver para introducirlo en el sepulcro, con lo que desensabanar
vendría a significar “resucitar”. La frase queda así enriquecida por el
propio significado dilógico, por la atribución de una cualidad de un ser
vivo (“morir” o “resucitar”) a un hecho fisiológico como tragar, y por
la referencia a la muerte que, recuérdese, era una de las notas
características de la imaginería grotesca y de sabor decididamente
barroco. Este tipo de expresiones, por lo demás, son muy quevedianas;
el padre de Pablos declaraba:
155 Francisco de Quevedo, Pregmática que este año de 1600 se ordenó, en Obras
festivas, ed. Pablo Jauralde, Madrid: Castalia, 1981, págs. 81-2.
146 MANUEL URÍ MARTÍN
4. COMPARACIONES
El Diccionario de términos filológicos la define así: “En su acepción
retórica (“Comparatio”, “Collatio”, “Similitudo”, “Homoiosis”),
procedimiento de la amplificatio y del adorno, consistente en
comparar un hecho real (objeto, cualidad, proceso, etc.) con una
imagen”157.
Buen número de las comparaciones establecidas en el Chitón
presentan abundantes puntos de contacto con los procedimientos
metafóricos que se han analizado. Así, dice del libelista, en una
comparación cosificadora, que disparó morrillos como un trabuco;
asimismo, en la descripción de una fantasmagórica ciudad
superpoblada de validos, pide al interlocutor que imagine “que en cada
plazuela hubiera un privadito, como ahora una fuente”. Otras veces se
humaniza uno de los términos comparados: “Del doblón y del real de
a ocho se hablaba como de los difuntos”; otras, se entrecruzan las
funciones de las distintas partes del cuerpo: “Tu lengua [...] parece
mano que discurre sobre las teclas”. En otras ocasiones, la
comparación sirve para introducir un juego paradójico (“parece cosa y
cosa que nos cobremos con la pérdida y que nos perdamos con los
premios”, “cuesta más y empeña más y hurta más el castigo que el
delito”), un insulto (“reconoce tu sentencia como el Diablo”, “sólo te
llevaba de ventaja el Judas el bote y el ingüente”) o una parodia de los
modelos petrarquistas (“Tajo, Duero, Miño y Segre tienen oro en los
157 Fernando Lázaro Carreter, Diccionario de términos filológicos, Madrid: Gredos,
1962, pág. 97.
148 MANUEL URÍ MARTÍN
5. INSULTOS
Ya se ha reseñado el proceso metafórico (lindante con el
insulto) mediante el que Quevedo transforma a su interlocutor en un
animal (chicharra, sapo, picaza, gusano, tiburón, murciélago...) y que
constituye una fuente fecunda a la que acude con frecuencia.
El escritor quiere arrinconar al destinatario en posiciones
161 María Teresa Llano Gago, La obra de Quevedo. Algunos recursos humorísticos,
Salamanca: Universidad, 1984, pág. 157.
150 MANUEL URÍ MARTÍN
7. ALUSIÓN ESCATOLÓGICA
Se ha señalado más arriba el valor e intencionalidad de las
alusiones escatológicas, en estrecha relación con el carácer satírico del
Chitón. Como indica Hodgart:
La técnica esencial de la sátira consiste en la reducción o degradación del
satirizado mediante el rebajamiento de su dignidad, poniendo de relieve las
funciones orgánicas primarias que lo asimilan al mundo animal y lo despojan
de pretensiones espirituales y metafísicas elevadas.162
Las alusiones a lo largo de la obra son frecuentes; baste una
sumaria relación: “mal de orina”, “estangurria”, “pues le ayudarán a
vomitar”, “vaciadas-vaciar”, “minas corrientes”, “de los excrementos
sucios se pagaba tributo”... En el fragmento escogido no aparece una
alusión directa, pero después de mencionar diferentes tipos de calzas,
se excusa Quevedo diciendo: “Dejo el nombre que no se puede decir
sin el perdón delante”; el nombre es, con toda probabilidad, pedorreras,
palabra de evidentes ecos malsonantes que además supone de forma
implícita una dilogía: 1. “calzas”; 2. “El que freqüentemente, ò sin
reparo, expele las ventosidades del vientre” (Aut). En este contexto
podría sorprender la inclusión de un latinismo como turbamulta (aún
no lexicalizado en la época, como atestigua el Diccionario de
Autoridades), pero justamente una de las características de este género
de escritos, herencia de la sátira lucianesca, es la confluencia de los
estilos culto y vulgar, y constituye un recurso constante en toda la
obra.
8. PARALELISMO
162 Mathew Hodgart, La sátira, Madrid: Guadarrama, 1969, págs. 115-29.
“Disposición del discurso de tal modo que se repitan en dos o
más versos (o miembros) sucesivos, o en dos estrofas seguidas, un
mismo pensamiento o dos pensamientos antitéticos [...]. O bien,
mantenimiento de una misma estructura en dos o más frases
seguidas”163. Tomado en un sentido estricto y aplicado a la prosa, el
paralelismo viene dado por la reiteración regular de frases, sintagmas o
palabras164. En el ámbito de la retórica clásica se manifiesta sobre todo
bajo la figura del isocolon165. No obstante, otras figuras como la
enumeración, la antítesis, la anáfora, el políptoton, la exclamatio o la
interrogatio refuerzan el efecto paralelístico en la mayor parte de los
casos. En este texto, presentan una función anafórica elementos como
“mírate”, “mira”, “de todo...” o “a Rey que...”
Para aligerar la monotonía y la lentitud rítmica que en ocasiones
produce la reiteración constante de las mismas estructuras, lo normal
es que cuando la enumeración se prolonga en exceso, mediante un
zeugma Quevedo recurra a la supresión de algunos elementos que se
sobreentienden en el discurso. En el siguiente ejemplo, como queda
dicho, se remeda paródica y reiteradamente una frase hecha (de todo
corazón) para, por fin, repetirse la estructura a Rey que + verbo +
complementos, suprimiendo en los dos casos el primer elemento de los
últimos miembros:
Dime, desventurado, ¿cómo no te vuelves
de todo corazón,
de toda valona,
de todo grigüesco, calzón y zaragüelle
a Rey que dio carta de horro a las caderas,
a Rey que desencarceló los pescuezos,
a Rey que desavahó las nueces,
a Rey que te abarató la gala,
te facilitó el adorno,
te desensabanó el tragar
y te desencalzó el portante?
163 Fernando Lázaro Carreter, Diccionario de términos filológicos, ed. cit., pág. 312.
164 Antonio Azaustre, Paralelismo y sintaxis del estilo en la prosa de Quevedo,
Santiago: Universidad, 1996, pág. 17.
165 Asumo la unificación que hace Antonio Azaustre (op. cit., págs. 17-8) de las
figuras de isocolon (semejante longitud de frases y oraciones) y parison (semejanza
estructural o de orden en la disposición de sus elementos).
152 MANUEL URÍ MARTÍN
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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castellano medieval), Universidad de Santiago de Compostela, (Verba, anejo 37)
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Inmaculada C. Báez Montero
Universidade de Vigo
SALINAS ESPINOSA, Concepción, Poesía y prosa didáctica en el siglo XV: La obra del
bachiller Alfonso de la Torre, Zaragoza, Prensas Universitarias de Zaragoza
(Humanidades, 30), 1997, 320 pp.
SCHMITTER, Peter (ed.), Geschichte der Sprachtheorie (1): Zur Theorie und Methode der
Geschichtsschreibung der Linguistik, Tübingen: Gunter Narr Verlag, 1987.
Hacer una reseña de un volumen que apareció hace ahora diez años exige, sin
duda, una justificación previa. Entre las varias que se me ocurren, debo señalar, en
primer lugar, que en nuestro país ha tenido un escaso eco la serie Geschichte der
Sprachtheorie (GdS), inaugurada por el libro que reseñamos. Ello se debe a razones que
nada tienen que ver con la calidad de la obra: a finales de los años 80 todavía no eran
especialmente estrechas las relaciones entre los investigadores españoles y alemanes
interesados por la historiografía lingüística. Lo cierto es que, en España, la misma
historiografía lingüística ni como disciplina filológica, ni como ámbito interdisplinario
ofrecía la imagen de vitalidad que en la actualidad manifiesta. Esta situación ha ido
cambiando progresivamente con el correr del tiempo y es lógico que sintamos ahora
la necesidad de rescatar algunas aportaciones verdaderamente interesantes, que
corren el riesgo de quedar injustamente en el olvido. Por otra parte, debe
considerarse que la mencionada serie se trata de un proyecto en marcha. Han
164 RESEÑAS
aparecido hasta ahora otros dos volúmenes desde que lo hizo el primero que
reseñamos aquí, el último el año 1995.
La colección, dirigida por Peter Schmitter, es fruto de la colaboración
internacional de especialistas en los diversos temas objeto de estudio. La adopción de
un punto de vista deliberadamente amplio y abarcador conduce a que, no sólo la
descripción gramatical o lexicográfica sea el centro de interés, sino que se abra hacia
todo aquello que pueda ser considerado “reflexión sobre el lenguaje”. Esta idea, que
es la que está siendo aplicada en los volúmenes ya aparecidos, es uno de los aspectos
más destacables y del que creo debería tomarse ejemplo en otro tipo de
investigaciones semejantes, ya estén o no ceñidas a una tradición lingüística
determinada.
A modo de descripción general y orientadora de su contenido, señalamos el
plan de la obra.
Volúmenes ya publicados:
GdS 1: Zur Theorie und Methode der Geschichtsschreibung der Linguistik, Peter
Schmitter (ed.), Tübingen: Gunter Narr Verlag, 1987, 257 págs., ISBN 3-87808-671-
7.
GdS 2: Sprachtheorien der abendländischen Antike, Peter Schmitter (ed.),
Tübingen: Gunter Narr Verlag, 1991, 430 págs., ISBN 3-87808-672-5.
GdS 3: Sprachtheorien in Spätantike und Mittelalter, Sten Ebbensen (ed.),
Tübingen: Gunter Narr Verlag, 1995, 408 págs., ISBN 3-87808-673-3.
Volúmenes en preparación, según los planes del editor y ya anunciados son:
GdS 4: Sprachtheorien der Neuzeit I –que tratará sobre el contexto
epistemológico de las teorías lingüísticas y gramaticales en Edad Moderna.
GdS 5: Sprachtheorien der Neuzeit II –que abarcará desde la Grammaire de Port-
Royal (1660) hasta la constitución de las modernas disciplinas lingüísticas.
GdS 6.1/6.2: Sprachtheorien der Neuzeit III –dedicados al estudio de la
descripción gramatical y la enseñanza de la lengua en este período.
GdS 7: Sprachtheorien der Neuzeit IV –dedicado al desarrollo de la retórica y la
estilística.
GdS 8: Sprachtheorien nicht-westlicher Tradition –donde se abordarán las
tradiciones lingüísticas diversas de la occidental.
GdS 9: Materialen zur Geschichte der Spachtheorie –que, a modo de complemento
debe facilitar una visión cronológica, así como una completa bibliografía.
A continuación, señalaremos algunos de los aspectos que nos parecen más
relevantes del primero de los volúmenes aparecidos.
El subtítulo Zur Theorie und Methode der Geschichtsschreibung der Linguistik que
inicia la serie GdS es bien explícito en cuanto a su fin e intenciones: Analysen und
Reflexionen.
El preámbulo de Peter Schmitter que sirve de introducción supone una clara
declaración de intenciones, cuyo fundamento son las reflexiones humboldtianas Über
die Aufgabe des Geschichtsschreibers: “la búsqueda de la “forma”, de los “principios” que
“conducen” el desarrollo histórico y la esperanza de mejor entenderse a sí mismo y el
propio presente, si esos principios llegan a ser conocidos” (pág. 7). Evidentemente,
esta justificación es válida también para la obra entera, de manera que la tarea
historiográfica nos aparece aquí como una permanente necesidad de cualquier
tiempo.
En consecuencia, más que un lexicon o una enciclopedia que difícilmente
podría sustraerse de presentar cuestiones “coaguladas” –en gráfica y feliz expresión
de Schmitter–, lo que el lector encontrará es un sugerente mosaico de problemas
epistemológicos clave en la labor del historiógrafo, que surgen con la espontaneidad
natural de una investigación viva. Ese afán se mantiene en los otros volúmenes y
supone una llamada de atención no tenida en cuenta en otras publicaciones más
recientes –al estilo del Lexicon Grammaticorum. Who is Who in the History of World
Linguistics, editado por H. Stammerjohan (Tübingen, Niemeyer, 1996), por citar un
trabajo que ha contado con colaboradores de prestigio fuera de toda discusión–, a las
que no sé si se puede declarar exentas de cierto grado de “coagulación”, que es quizá
el origen de la parcialidad en lo que se considera lingüística –sólo la gramática, parece
en el ejemplo citado, sin referencias a otras disciplinas como la lexicografía, ni a las
concepciones lingüísticas, ni a las instituciones nacionales, ni a las tradiciones
lingüísticas particulares…
La presentación inicial del primer volumen de GdS corre a cargo de Hans
Arens con sus Gedanken zur Historiographie der Linguistik articulados en torno a las que
considera tres exigencias de la historiografía de la lingüística. La primera de estas
exigencias es aumentar el material de estudio –tarea que no puede darse nunca
alegremente por concluida. La segunda es convertir ese material en hechos
verdaderamente relevantes, cosa que sólo se puede lograr si el objeto de estudio se
considera en su ser y en su intención. La tercera es establecer las relaciones entre los
hechos y el espíritu del tiempo en que acaecen. A partir de estas consideraciones, se
abren obviamente múltiples cuestiones, algunas de las cuales serán abordadas de
modo particular en los siguientes capítulos.
Sylvain Auroux ofrece en su Histoire des sciences et entropie des systemes
scientifiques. Les horizons de retrospection un amplio abanico y sugerente de reflexiones
acerca de las relaciones entre la actividad historiográfica, la pura epistemología y la
actividad científica a la luz de la paulatina organización internacional de la
investigación en historiografía lingüística, con abundancia de datos y fechas. Auroux
previene del peligro de convertir la investigación epistemológica en una actividad con
fin en sí misma, cosa que podría suceder si la profesionalización de la historia de las
teorías lingüísticas condujera a una diversificación y a una especialización tales que
llegara a convertirla en un “sistema” al margen de otro “sistema”, el constituido por
la propia investigación lingüística, del que quedaría desconectado.
Herbert E. Brekle ofrece un intento sistemático de definición de
determinados aspectos “sustanciales” de la historiografía lingüística y de delimitación
“metodológica” de sus tareas en Was heißt und zu welchem Ende studiert man
Sprachwissenschafsgeschichte, que es una adaptación del primer capítulo de su Einführung
in die Geschichte der Sprachwissenschaft (Darmstadt: Wissenschaftliche Buchgesellschaft,
1985). Brekle escoge el cuestionario, tan tradicional como de probada eficacia, quis,
quid, ubi, quibus auxiliis, cur, quomodo, quando, para caracterizar de modo ordenado la
166 RESEÑAS
historiografía lingüística, al tiempo que devela sus prespuestos epistemológicos y
desenmascara las raíces de ciertas falsificaciones, errores y usos interesados de la
historia de la lingüística.
Uno de los problemas que últimamente está recibiendo mayor atención por
parte de los historiógrafos de la lingüística es el del metalenguaje. A este tema se ciñe
el artículo de Konrad Koerner: Das Problem der Metasprache in der
Sprachwissenschaftsgeschichtsschreibung. Como es habitual, Koerner no se queda en la
mera reflexión teórica, sino que muestra claramente ejemplos de uso equivocado de
aspectos metalingüísticos. Ya en clave positiva, concluye Koerner con distintas
reflexiones acerca del modo en que deben tratarse las ideas lingüísticas de otras
épocas, inscritas por tanto en contextos ideológicos diversos: contextualización (Geist
der Zeiten), inserción del texto objeto de estudio en sus interrelaciones históricas,
culturales y lingüísticas (Gesamthorizont) y prudente empleo de un metalenguaje, que
permita hacer accesible al lector de hoy las ideas de otras épocas.
El colofón a la primera parte del libro corresponde al propio Peter Schmitter
con su Fortschritt. Zu einer umstrittenen Interpretationskategorie in der Geschichtsschreibung der
Linguistik und der Semiotik. Las reflexiones sobre el progreso en historiografía
lingüística que introduce Schmitter no dejan de suscitar interrogantes: es eso mismo
lo que otorga a sus reflexiones metodológicas indiscutible interés. Quizá resulta
excesivamente estricto su planteamiento sobre los niveles de la actividad
historiográfica, por las conclusiones que de él se derivan: una arriesgada
metahistoriografía. Al margen de este artículo, es de lectura inexcusable para aquel
que quiera ocuparse en tareas historiográficas, el brevísimo prólogo al tomo segundo
de la serie (págs. VII-XII), al que me refiero aquí por tratarse también de una
reflexión metodológica y orientadora del resto de la obra: la esquemática concreción
sobre qué deba entenderse por “Sprachtheorie”, así como las consecuencias de la
aplicación de este concepto sobre la obra –lo que podríamos llamar el tipo
historiográfico resultante–, no tienen pérdida.
En buena medida, aquel loable propósito inicial del editor de presentar una
investigación viva, se manifiesta claramente, en la segunda parte del volumen: en los
Fallstudien. En ella, al hilo de las reflexiones de F. Douay-Soublin, R. Engler, A.
Eschbach, E. Hültenschmidt, L. Jäger y L. Kaczmarek sobre temas más concretos,
aparecen nuevas reflexiones y análisis sobre los más diversos aspectos de la labor
historiográfica.
Especialmente acertado parece el final dispuesto por Schmitter para este
volumen. Efectivamente, de alguna manera, el artículo de R. H. Robins A
contemporary evaluation of western grammatical studies in the Middle Ages, ofrece, a partir del
examen de las investigaciones llevadas a cabo sobre la lingüística medieval, que son a
las que, al fin y al cabo, se debe en buena parte el mérito de haber sido el
desencadenante del crecimiento de la actividad historiográfica, puede considerarse un
equilibrado compendio vivo de los presupuestos epistemológicos expuestos en los
diversos apartados y, en ese sentido, un ajustado balance de todo el libro.
En definitiva, el conjunto de estudios que reúne Schmitter, merece, sin duda
ninguna, ser tenido en cuenta por los historiadores de la lingüística. Y sería muy de
desear que los volúmenes que aún no han aparecido, sean publicados cuanto antes
para completar la serie.
Miguel Ángel Esparza Torres
Universidad de Vigo
Estudios sobre Emilia Pardo Bazán. In Memoriam de Maurice Hemingway, José Manuel
González Herrán compilador. Universidad de Santiago de Compostela.
Consorcio de Santiago, 1997.
Como es suficientemente conocido, en los primeros años del Siglo de Oro los
libros impresos van incluyendo o poco a poco elementos editoriales diversos, pero
todavía carecen de la uniformidad que, tanto en su aspecto externo, como en lo que
se refiere a elementos legales, adquirirán con el tiempo. Pronto, sin embargo, se
establecieron leyes para regular la publicación de libros: la pragmática de 1502 dictada
en Toledo por los Reyes Católicos y, sobre todo, las ordenanzas de 1554 y la
pragmática de 1558 obligaron a los editores a seguir una serie de pasos
imprescindibles para permitir la publicación de un libro en esa época. Desde
entonces -con la complementariedad de la pragmática de 1627 que obligaba a la
indicación expresa del año de impresión- todo libro que quisiera imprimirse debía
constar de una serie de elementos: obligatorios legalmente, unos; exigidos por las
costumbres literarias, otros.
La constitución del libro español en el Siglo de Oro ha sido objeto de
abundantes trabajos, ya clásicos algunos (Águstín González de Amezúa, José Simón
Díaz, Jaime Moll, Pablo Jauralde), y de otros más recientes que han ido perfilando y
precisando mejor detalles, aspectos diversos: ilustración (José María Díez Borque),
imprenta (Julián Martín Abad...), inventarios (Jean Michel Laspéras, Trevor J.
Dadson), a los que cabe añadir este libro de Anne Cayuela que ahora reseño.
No es nueva la dedicación de la hispanista francesa a estos temas, pues ya
había publicado anteriormente interesantes trabajos sobre la cuestión (“La stratégie
préliminaire des Obras métricas de Francisco Manuel de Melo”, MCV, XXVIII, 2,
1992, págs. 7-26; “Rire pour lire, lire pour rire. Production et réception du chiste dans
le paratexte de la fiction en prose du XVIIe. siècle”, Tigre, 7, Novembre 1993, págs.
121-137; “Las mujeres de Lope: un seductor en sus dedicatorias”, Edad de Oro, XIV,
1995, págs. 73-83). En el caso que nos ocupa ahora, partiendo de la bibliografía
clásica bien conocida con el adecuado complemento de las últimas tendencias de
crítica literaria aplicada al libro (Genette, Chartier, Estética de la Recepción) y de la
propia investigación en archivos y bibliotecas, la autora lleva a cabo un denso y
penetrante estudio de los preliminares que solían encabezar los libros auriseculares.
Son tres las coordenadas básicas que sigue este trabajo: 1) mostrar la necesidad de
tener muy en cuenta las circunstancias que rodean la publicación de un libro en el
Siglo de Oro; 2) analizar la manera en que los preliminares -lo que la autora
denomina, utilizando terminología de Genette, paratexto- sirven también para
presentar y representar de alguna manera al autor y lectores del libro; y 3) poner de
relieve la importancia de estudiar no sólo el prólogo, quizás la instancia preliminar
más conocida, sino también el resto de constituyentes del paratexto (tasas, privilegio,
172 RESEÑAS
aprobaciones...), pues son “autant de signaux, d”instructions et de consignes de
decodage qui déterminent une marge et une liberté de manoeuvre plus ou moins
grande aux lecteurs” (págs. 10-11). Esta investigación se aplica a un corpus bastante
extenso de obras en prosa de ficción publicadas entre 1599 y finales del siglo XVII.
El libro, a su vez, esta dividido en tres partes. De la primera (“Autour du
texte”), me permito destacar los capítulos primero (págs. 15-53), sobre legislación,
con excelente documentación y puesta al día de los datos conocidos; y tercero (págs.
83-129), sobre lectores y compradores de libros de entretenimiento, que incluye,
entre otros elementos, un valioso cuadro estadístico de ese tipo de libros, tomando la
autora como base todos los inventarios de la epoca a los ha podido acceder (págs. 89-
96), así como consideraciones también interesantes sobre la difusión oral de la
literatura (págs. 108 y ss.) que muestran cómo ya muy avanzado el siglo XVII todavía
era un medio frecuente para acceder a una obra literaria. En la segunda parte
(“Instances de l”auteur et du lecteur dans les paratextes”), creo que alcanza especial
relieve el sugerente análisis que se hace de las referencias a los lectores en los
prólogos (capág. II, págs. 161-177), mientras que en la tercera parte (“De la poétique
du paratexte à la poétique des genres narratifs”), la autora se mueve en un nivel más
teórico, pero sin abandonar nunca la ejemplificación práctica con textos muy
diversos.
Este trabajo de Anne Cayuela se cierra con dos extensas y muy útiles
bibliografías: una primera de Ediciones de obras de ficción en prosa (págs. 332-383), que se
constituye en un amplio catálogo de la ficción en prosa del Siglo de Oro, en el que a
la sintética descripción de la obra inventariada se añade la signatura del ejemplar
utilizado y la edición moderna de la obra, en su caso. Supera, por otra parte,
bibliografías anteriores, como la de Begoña Ripoll (La novela barroca, Salamanca:
Universidad de Salamanca, 1991). La segunda, más breve y en la que se deslizan
algunas erratas fácilmente subsanables en una segunda edición de la obra, incorpora
la bibliografía de consulta citada a lo largo del texto (págs. 383-418).
Un índice onomástico completa este libro de la profesora Cayuela, que cabe
ser considerado como una destacada contribución a los estudios sobre imprenta,
legislación del libro e historia de la lectura en la España del Siglo XVII.
José Montero Reguera
Universidad de Vigo
GALEOTE, Manuel, Léxico indígena de flora y fauna en tratados sobre las Indias
Occidentales de autores andaluces, Universidad de Granada, 1997.
Bajo el título Léxico indígena de flora y fauna en tratados sobre las Indias Occidentales
de autores andaluces, Manuel Galeote realiza un estudio exhaustivo del léxico
indoamericano de la flora y fauna en las fuentes historiográficas y científicas, debidas
a autores andaluces del siglo XVI y principios del XVII. Con ello pretende demostrar
la gran cantidad de términos y préstamos presentes en la economía indígena que la
lengua española adoptó, como por ejemplo nombres de cultivos, plantas medicinales,
árboles y frutos, especies animales, etc.
Entre los problemas metodológicos que se le han presentado al autor, se
encuentra la delimitación de los conceptos de indigenismo (indoamericanismo o
americanismo) y de préstamo. Él mismo los distingue en la introducción de la
siguiente manera:
Los indigenismos son voces extranjeras que han sido adaptadas muy
tempranamente y conservan las características fonético-fonológicas de la lengua
originaria, por tanto se hallan incrustados como organismos extraños en la lengua
literaria.
Los préstamos son voces indígenas adaptadas en su pronunciación o en su
forma gramatical al español para designar las nuevas realidades del mundo animal y
vegetal, es decir todos aquellos elementos trasvasados desde las lenguas
indoamericanas al español.
En sentido amplio identifica los indigenismos con los americanismos, pero
no entendidos como voces nacidas en América, puesto que éstas últimas no serían de
origen indígena y quedarían fuera de la investigación.
La obra en conjunto presenta una estructura muy bien organizada: comienza
con una introducción, en la que describe de forma muy general los objetivos de la
misma. Seguidamente, presenta el vocabulario ordenado alfabéticamente en campos
onomiasológicos: la flora en la que incluye las plantas cultivadas, silvestres y
medicinales; arbustos, drogas, especias y otras sustancias; árboles frutales, frutas y
otros árboles, y fauna :aves, mamíferos, cuadrúpedos, roedores, reptiles y quelonios
además de animales marinos e insectos.
Como complemento al estudio del léxico anterior, incluye muy
acertadamente otro listado de términos de plantas y animales de filiación indígena
desconocida, no documentados en los diccionarios sino en los propios textos, y
ordenados alfabéticamente.
Las conclusiones van seguidas de un completo apéndice en el que describe a
cada uno de los autores de los tratados historiográficos y científicos cuyas obras
forman parte de la documentación utilizada por el investigador.
La obra concluye con la enumeración de las distintas fuentes cronísticas y
científicas utilizadas en la investigación, sin dejar de lado la selección bibliográfica, ni
tampoco un índice de términos generales, de abreviaturas y siglas.
La importancia del trabajo, entre otras cosas, radica en que cada artículo
plantea la significación histórica del término, su procedencia etimológica, la
documentación histórica, etc, teniendo en cuenta el área geográfica de su
procedencia: taína, náhuatl, quechua o guaraní. Todos los artículos que constituyen el
vocabulario recopilado, van documentados con información historico-lingüística,
botánica, zoológica, etc. Además considera el grado de incorporación de los términos
indoamericanos al español y la productividad léxica de los mismos.
Por lo que respecta a las conclusiones a las que llega el investigador, son de
señalar las siguientes:
De la totalidad de indigenismos y préstamos indoamericanos, la mayoría se
174 RESEÑAS
incluyen en la flora, con un número de 222 términos, frente a los 92 pertenecientes a
la fauna y dentro de este grupo los más numerosos son los de las plantas medicinales,
drogas y otras sustancias y plantas cultivadas, tal como lo documentan las tablas que
incluye en su estudio.
En relación a la fauna americana, incluye el grupo de las aves y de los
animales cuadrúpedos como los dos campos onomasiológicos más numerosos.
En cuanto a las obras que más indoamericanismos recogen, figura, en primer
lugar, la de Vázquez Espinosa, quizá como dice Galeote, por ser la más extensa y
tardía; y la de Ximénez de Quesada, en último lugar. Entre estas dos obras se sitúan
por orden decreciente la de Fray Agustín Farfán, Alonso de Zorita, Juan de Cárdenas,
Nicolás Monardes, Miguel Cabello Valboa, Pedro Ordóñez de Ceballos y Martín
Fernández de Enciso.
Las lenguas indígenas que dan lugar a mayor número de indoamericanismos
son el náhuatl , con el 30.57% del total de voces, seguida del quechua (18.15%), el
taína (10.50%) y el tupí-guaraní (4.77%).
Por lo que respecta a la división entre flora y fauna, el número de voces en las
distintas lenguas varía: los nahuatlismos son mayoritarios en la flora (27.38%), al igual
que los quechuísmos que también duplican a los de la fauna (11.78% frente al
6.36%).
Sin embargo, dentro del dominio de la fauna, los términos de origen quechua
son los más numerosos de todos los nombres indígenas de animales (21.73%),
seguidos de los nahuatlismos (10.86%), las voces taínas y tupí-guaraní (8.69%) y de
las chibchas.
Independientemente de estos porcentajes, tampoco pueden olvidarse los
indigenismos de origen incierto relativos a la fauna, que representan el 11.78% del
total de voces analizadas.
A modo de conclusión, puede afirmarse que se trata de un excelente trabajo
de investigación digno de ser consultado por cualquiera que esté interesado por este
tema, ya que encontrará todo tipo de información muy bien documentada -tantas son
las obras que han servido de soporte a esta investigación. No podemos olvidar
tampoco, la completísima selección de referencias bibliográficas que adjunta el autor
a su estudio, de indudable utilidad. Todo ello, al margen de la ingente cantidad de
términos pertenecientes al léxico indígena, que pueden ser consultados de forma
rápida gracias a la presentación alfabética.
Consideramos, en fin, que con este trabajo, el autor realiza una aproximación
rigurosa al conocimiento de la terminología indoamericana incorporada al español.
Fátima Souto Garrido
Universidad de Vigo
Índice
Elisa Cohen de Chervonagura , Discurso judicial y flexión verbal.........................................9
David Mañero Lozano, La estructura de Doña Berta como denuncIa del inmovilismo social
carlista y capitalista...................................................................................................
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RESEÑAS..........................................................................................................................
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