Hojas Sueltas
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Gracias.
Mensaje
Querido hermano.,
Perdona que distraiga tu atención y que te suplique la limosna de CINCO
MINUTOS, pero en los últimos años he aprendido que la mejor manera de
mantener y acrecentar mi sobriedad es compartiéndola con otros, y es ése el
motivo que me impulsa a formar estas líneas.
Todo el mundo se daba cuenta de lo “cuesta abajo” que yo iba, todo el mundo…
menos yo. Yo no me daba cuenta de que estaba bebiendo COMPULSIVAMENTE.
Una obsesión mental y una cumpulsi6n física me empujaban a seguir bebiendo.
Yo, que durante una prolongada época de mi vida de borracho no concebía
beber solo, ya estaba bebiendo solo, sin más compañía que una compulsión
superior a mis fuerzas... Yo, que durante mis muchos años de bebedor no
concebía beber por la mañana, ya estaba bebiendo al despuntar el alba.
Había caminado cuatro cuadros, cuando vi una de las cantinas que yo solía
frecuentar, pero no renuncié a mi firme resolución de NO BEBER MAS:
sencillamente, hice una pequeña enmienda a ese resolución y me dije:
Solamente Dios y yo sabemos lo que sufrí en los ocho meses que siguieron a ese
trago “pa los nervios”. Al verme impotente para luchar contra el alcohol, perdí
todo fuente de fe, de ambición, de esperanza... y seguí bebiendo porque ya no
podía parar; considerándome el más infeliz, el más vicioso y el más degenerado
de los hombres: con un temor a todo y a nada, y utilizando esa forma lenta de
suicidio a que recurren los que no tienen el valor de cortarse los venas o
pegarse un tiro.
Al contarme los episodios de sus vidas, veía yo, en las de ellos, episodios de la
mía. Porque ellos también supieron del dormir a medias: del vómito amarillo y
verde de la bilis; del nerviosismo cruel., del temor; de la ansiedad; de las
amnesias... del dolor... de la pérdida de las naturales ambiciones... ¡De la
derrota! Por primera vez en mi vida supe que yo no estaba solo. ¡Que éramos
muchos los que íbamos en la misma lancha!
Aprendí muchas cosas. Dios me ayudó a tener la mente receptiva. Aprendí que
el alcoholismo es una Enfermedad, que el alcohólico es un enfermo.
Aprendí que el pasado es un cheque cancelado y no debe ser, como era, motivo
de tortura y preocupación en el presente. Aprendí que, por más poder que yo
tuviera, no podría retroceder mi pasado para arreglarlo a mi modo de hoy. (Y,
efectivamente, hoy para mí el pasado es un cheque cancelado que llevo en mi
cartera y que, de vez en cuando, lo miro en forma positiva, para mi salvación).
Te aseguro que es maravillosa, en todo sentido, esa tabla de salvación que para
mí ha sido ALCOHOLICOS ANONIMOS. A esa tabla vivo aferrado 24 horas tras
24 horas. La tabla es larga y fuerte, hay espacio para muchas manos todavía.
Uno es AYER, con sus temores e inquietudes, con sus flaquezas y desvíos, con
sus penas y tribulaciones. AYER se marchó para siempre y está fuera de nuestro
alcance. Ni siquiera el poder de todo el oro del mundo podría devolvernos el
AYER; no podremos borrar ni una sola palabra de las que AYER dijimos. AYER se
marchó para siempre.
El otro día que no debe preocuparnos es MAÑANA. Está cerca, pero no pueden
sus vicisitudes, adversidades y dificultades mortificamos; ni tampoco sus
halagadoras promesas y lúgubres decepciones. MAÑANA está fuera de nuestro al-
cance.
Sólo nos resta un día: HOY. Cualquier persona puede enfrentarse a sus problemas
de un solo día y mantenerse SOBRIA. Cuando agregamos las cargas de esas dos
eternidades, AYER y MAÑANA, es cuando caemos en un estado depresivo y toma-
mos la primera copa.
No son las cosas de HOY las que nos vuelven locos. Lo que nos enloquece y nos
lanza a la bebida es el remordimiento y la amargura por algo que aconteció
AYER, y el miedo por lo que sucederá MAÑANA.
Por lo tanto, vamos a conformarnos con vivir un solo día a la vez y nos
mantendremos SOBRIOS.
Por una parte, el día de AYER ya paso; por la otra, nadie sabe lo que sucederá
MAÑANA. En consecuencia, lo que está en sus manos es tratar de no beber las
veinticuatro horas del día de HOY. Estas veinticuatro horas llegan sumar días,
semanas, meses, años... ¡Toda una vida¡
BANCO DE LA SOBRIEDAD
El 10 de Junio de 1935 se fundó, en Akron Ohio. U.S.A., el primer Banco de la
Sobriedad de Alcohólicos Anónimos. Fueron sus fundadores un corredor de la
bolsa de valores de Wall Street arruinado, llamado Bill W., y un médico cirujano
sin clientela, llamado Bob S., su Presidente: Dios.
Este Banco se fundó sin capital alguno. Sin embargo actualmente cuenta con
más de 30,000 sucursales, distribuidas en más de 90 países y con más de un
millón de cuentas buenas.
Para fundar y operar un banco se necesita gran cantidad de dinero. Luego hay
Que esperar un año para poder cobrar dividendos en las cuentas de ahorro.
En todos los demás bancos del mundo, los beneficios se les abonan a las
personas que poseen la cuenta. En el Banco de la Sobriedad los dividendos se
reparten entre distintas personas. Así, los familiares más cercanos de los
alcohólicos depositantes reciben "dividendos de felicidad y tranquilidad”, a los
jefes y patrones de los depositantes se les pagan "dividendos de responsabilidad
y trabajo'', y los que poseen la cuenta reciben "dividendos de sobriedad”.
El Banco de la Sobriedad de A.A. es muy liberal, pues siempre tiene abiertas sus
puertas para el nuevo depositante, aun para aquellos que quieren volver a ser
depositantes del Banco, a éstos se les brinda la oportunidad de reabrir su cuenta,
a pesar de sus fallas anteriores.
El único requisito que pide este Banco de la Sobriedad de A.A. es estar siempre al
día con la cuenta: y si se está al día con ella, si cada 24 horas se depositan 24
horas de no haber probado ni una copa de alcohol. se siguen obteniendo enormes
Intereses.
FORTALEZA: Estado de ánimo que nos permite tratar los problemas y las
realidades de la vida sin depender para ello del alcohol; entereza para sobrellevar
las cosas que no podemos cambiar; una determinación de sostenerse en la
actitud de pedir la ayuda de DIOS para todo problema, desagradable o no, que
nos pueda hacer volver a la borrachera; ausencia de miedo en la práctica de la fe,
la humildad, la honradez y la abnegación.
Este don debe ser usado desinteresadamente. Trae consigo una grave
responsabilidad. Ni un solo día debe parecerte demasiado largo. No alegues que
tu tiempo es demasiado valioso. Ningún caso debe parecerte demasiado
lastimoso, ninguna tarea demasiado dura, ningún esfuerzo demasiado grande.
Debe ser usado con tolerancia, por que no he limitado su aplicación a ninguna
raza, credo o secta. Puedes esperar la crítica personal, la cual será corriente
por su falta de apreciación, ridiculizada será tú suerte, tus motivos mal
juzgados. Debes estar preparado para la adversidad, por que lo que los
hombres llaman adversidad es para ti la escalera que debes usar para
ascender los peldaños hacia la perfección espiritual. Recuerda que en el
ejercicio de este poder no te exigiré más allá de tus fuerzas.
Guarda siempre en tu mente la entrada que un día hiciste por primera vez
en Alcohólicos Anónimos, especialmente porque eres poderoso, y ello solamente
por tu buena voluntad de cambiar de vida y, bajo mi custodia, esa
compensación llegará a ti.
1.- Cultive continuamente la aceptación del hecho de que debe escoger entre la
borrachera infeliz y el privarse de UNA SOLA COPITA.
3.- Espere, como cosa natural e inevitable, que por un tiempo (y puede ser largo),
experimentará repentinamente:
4.- Tenga presente que es cuando no desea beber que debe almacenar fuerzas
para no hacerlo cuando sienta el deseo de tomar.
6.- No se permita, ni por una fracción de segundo, pensar así: "Qué lástima (o
que injusticia) que yo no pueda tomar como la llamada gente normal”.
7.- No se permita pensar ni hablar de algún placer real o imaginario que en un
tiempo le proporcionaba el alcohol.
8-- No se permita pensar que una o dos copas podrían mejorar una situación
difícil, o al menos hacerla más tolerable. Sustituya ese pensamiento con este
otro: “Una copa hará peor la cosa; una copa terminará en una borrachera”.
9.- Piense, al ver a una persona ciega o severamente impedida, cuán regocijada
estaría esa persona si pudiera solucionar su problema con simplemente abste-
nerse de tomar una copa hoy. Piense con gratitud cuán afortunado es usted de
tener un problema ten pequeño y tan sencillo.
b) Lo bueno que es estar libre del temor a las consecuencias de una borrachera
recién terminada, o a una borrachera por venir y que nunca entes ha podido
evitar.
c) La satisfacción de haberse librado de las “malas lenguas” y de esa mezcla de
lástima y desprecio con que lo miraba la gente.
15.- Y no olvide usted que, cuando está desanimado, con la resistencia baja y
cuando su mente está perturbada y confusa, encontrará mucho consuelo en un
amigo verdadero y comprensivo.
Pero si lo olvido, volveré a la duda, volveré el vacío, andaré sin ruta, vagare
sin rumbo, por tratar de alejarme de charlar con mi hermano...
LA CRUZ DE LA SOBRIEDAD
La aspiración principal de la humanidad es encaminarse hacia una plenitud
de vida. Existe una escuela de filosofía que cree que una vida cabal está dividida
en cuatro clasificaciones, siendo iguales todas ellas:
FIGURA 1.- Una vida normal. Todos los brazos de la cruz son iguales; como
deben serlo La Familia, el Trabajo, la Diversión, y Alcohólicos Anónimos, en un
programa de vida bien equilibrado,
1.- Acepta las críticas con agradecimiento, pues sinceramente se alegra de que
le den esas oportunidades de mejorarse.
8.- Ha dejado atrás lo etapa dé “todo o nada”. Reconoce que ninguna persona o
situación es ni “completamente buena” ni “completamente mala”.
13.- Se alegra sinceramente del éxito y buena fortuna de que gozan otras
personas. Ha superado la etapa de la envidia y los celos.
14.- Tiene una actitud mental receptiva y amplia que le permite escuchar con
respeto e interés las opiniones de otras personas.
Los herederos del Dr. Jung han dado su autorización para publicar su carta en
la revista “Gra pevine” de A.A.
23 de enero de 1961
Le hizo usted notar que tal experiencia, si llegaba a ocurrir, podría darle
una nueva motivación ahí donde ninguna otra cosa podría hacerlo. Pero sí le
advirtió que, en tanto que tales experiencias habían logrado a veces la
recuperación de alcohólicos, eran relativamente raras. Le recomendó que se
situara en una atmósfera religiosa y que esperara los resultados. Creo que ésta
fue la esencia de sus consejos.
Al regresar a Nueva York se volvió muy activo con los Grupos Oxford, los que
entonces eran dirigidos por el ministro episcopal, Dr. Samuel Shoemaker. El
Dr. Shoemaker había sido uno de los fundadores de ese movimiento, y la suya
era una personalidad poderosa que emanaba una inmensa sinceridad y
convicción.
De nuevo volví a estar el cuidado del Dr. Silkworth, quien podría devolverme la
sobriedad y así poder tener una visión más clara de la experiencia de
liberación de mi amigo, y de la manera en que lo abordó a él Roland H.
Desintoxicado nuevamente del alcohol, me encontraba terriblemente deprimido.
Esto parecía ser causado por mi incapacidad de adquirir ni la más ligera fe.
Edwin T. me visitó nuevamente y repitió las sencillas fórmulas de los Grupos
Oxford. Poco después que se fue, me sentí más deprimido aún. En el colmo de la
desesperación, grite: “Si hay un Dios, que se me presente” Inmediatamente me
vino una iluminación enorme en impacto y dimensión algo que desde entonces
he tratado de describir en el libro ”Alcohólicos Anónimos” y también en “La
Mayoría de Edad de A.A” los textos básicos que le estoy enviando.
William, G. W.
Sr. William G. W.
Alcoólicos Anônimos
Nueva York 17.
¿Cómo podía uno formular tal percepción en un lenguaje que no fuera mal
interpretado en nuestros días?
(*) “Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, así clama por ti, oh Dios, el alma mia”.-
(Mi alma tiene sed de Dios. Salmo 41. 2).
Estas son las razones por las cuales no le pude dar a Roland H, una explicación
lo suficientemente completa, pero la estoy arriesgando con usted, porque he
llegado a la conclusión, por medio de su carta sincera y razonable, que ha
logrado tener un punto de vista que está por encima de las trivialidades que
usualmente se escuchan acerca del alcoholismo y que conducen a conclusiones
erróneas.
Como usted ve, alcohol en latín es “spiritus”, y ustedes usan la misma palabra
para la más elevada experiencia religiosa y para el veneno más destructivo. Por
lo tanto, una fórmula provechosa es: “spiritus contra spiritum”.
suyo
Carl G. Jung