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El Dragón Tragacuentos

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EL DRAGÓN TRAGACUENTOS

Hace años vivía un enorme Dragón en las montañas. Su casa


era una fría cueva y se pasaba todo el día comiendo frutos del
bosque y durmiendo. No tenía amigos porque los animales se
asustaban de él. Se encontraba triste y solo.
Un buen día decidió abandonar su casa para buscar amigos.
Con sus pequeñas alas y con un gran esfuerzo; ya que no estaba
acostumbrado y además le costaba mucho moverse, por su enorme
peso, decidió emprender el vuelo en busca de nuevos y remotos
lugares. Paso por desiertos y montañas nevadas hasta que llegó a
un precioso valle donde contempló un pequeño país donde sólo
vivían niños y niñas.
Se acercó hasta allí a curiosear pero al verlo, todos los
pequeños de aquel país salían corriendo despavoridos y muertos de
miedo. La noticia se divulgó rápidamente y llegó hasta el castillo
donde vivían el pequeño rey y la pequeña reina.
Aquel sitio le encantó al Dragón, que además, se encontraba
muy débil después de votar distancias tan largas y decidió quedarse
a descansar en un bosque cercano.
El rey y la reina, que también eran niños, como todos los
demás, decidieron ir con sus soldados a capturar al Dragón, pues
temían que aquel enorme animal incendiara el castillo y todas las
casas del pueblo, pues los dragones echan fuego por la boca.
Al cabo de unos días se encontraba el Dragón durmiendo
plácidamente a la sombra de un nogal, cuando sintió unos
pinchazos en su cola. Cuando despertó comprobó que le rodeaban
un montón de pequeños niños y niñas que le lanzaban diminutas
flechas que apenas le hacían cosquillas. Se levantó malhumorado y
dio un gran rugido. Los niños salieron espantados y el Dragón echó
a volar hasta el castillo. Nadie se atrevió a entrar y el Dragón se
quedó allí a vivir. Le gustaba el castillo, pues había mucha comida y
leña para calentarse al fuego.
Un buen día visitando las habitaciones del castillo descubrió
una gran sala que estaba repleta de libros y como se aburría mucho
empezó a leerlos. Descubrió que aquellos litros escondían historias
maravillosas de niños y niñas, de enanos y ogros, de gigantes y
elfos y se pasaba el día leyendo.
Cuando pasó el invierno ya se había leído un montón de libros
y pensó que sería bueno que los niños y niñas de aquel país
pudieran conocer aquellas historias. Así que decidió repartirlos.
Par ano asustar a los pequeños habitantes de aquel lugar
cogió un gran saco y metió en él todos los libros que pudo. Echó a
volar y desde el aire iba arrojándolos allí donde veía niños y niñas
jugando.
Ellos y ellas se quedaron sorprendidos de aquel regalo llovido
del cielo y comprendieron que el Dragón no podía ser malo. Cuando
ya se habían leído aquellos libros un grupo de valientes con el rey y
la reina decidieron ir al castillo a visitar al dragón.
Cuando llegaron al castillo, algo asustados, le pidieron al
Dragón que les dejara más libros para leer. El Dragón se sintió muy
feliz de recibir aquella visita y les dijo que podrían ir siempre que
quisieran para coger otros libros o para que él les contara aquellas
historias pero que tenían que devolverlos para que todos los niños y
niñas pudieran disfrutar con ellos. No podía regalárselos, sólo se los
prestaba.
También les dijo que tendrían que cuidar muy bien los libros,
porque son tesoros, por tanto, no podían estropearlos o pintar en
ellos y que si alguno lo hacía no volvería a prestarle más cuentos.
Después les dijo al rey y a la reina que podían volver al
castillo y les pidió permiso para vivir allí. El rey se mostró muy feliz y
le nombró guardián de los libros y le pusieron por nombre el Dragón
Tragacuentos.
El Dragón Tragacuentos se hizo amigo de todos los niños y
niñas rápidamente y casi todos los días recibía la visita de alguno
que iba a pedirle un libro para leerlo en su casa.
Cuando llegó la primavera comprobaron que al Dragón le
estaba creciendo la cola, ya que cada vez que leía un libro le crecía
un poco más. Los domingos los niños y niñas de aquel país se
acercaban hasta el castillo para que el Dragón les contara una de
aquellas maravillosas historias, pero no creáis, se la contaba de una
forma muy peculiar, ya que todos y todas se subían a su cola, y el
Dragón echaba a volar…
Y colorín colorado…

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