Un dragón solitario que vivía en una cueva decide buscar amigos y llega a un valle habitado solo por niños. Aunque los asusta al principio, gana su confianza regalándoles libros que ha leído, y se hace amigo de los niños contándoles historias. El rey lo nombra guardián de los libros y el Dragón Tragacuentos pasa sus días leyendo y compartiendo historias con los niños.
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Un dragón solitario que vivía en una cueva decide buscar amigos y llega a un valle habitado solo por niños. Aunque los asusta al principio, gana su confianza regalándoles libros que ha leído, y se hace amigo de los niños contándoles historias. El rey lo nombra guardián de los libros y el Dragón Tragacuentos pasa sus días leyendo y compartiendo historias con los niños.
Un dragón solitario que vivía en una cueva decide buscar amigos y llega a un valle habitado solo por niños. Aunque los asusta al principio, gana su confianza regalándoles libros que ha leído, y se hace amigo de los niños contándoles historias. El rey lo nombra guardián de los libros y el Dragón Tragacuentos pasa sus días leyendo y compartiendo historias con los niños.
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EL DRAGÓN TRAGACUENTOS
Hace años vivía un enorme Dragón en las montañas. Su casa
era una fría cueva y se pasaba todo el día comiendo frutos del bosque y durmiendo. No tenía amigos porque los animales se asustaban de él. Se encontraba triste y solo. Un buen día decidió abandonar su casa para buscar amigos. Con sus pequeñas alas y con un gran esfuerzo; ya que no estaba acostumbrado y además le costaba mucho moverse, por su enorme peso, decidió emprender el vuelo en busca de nuevos y remotos lugares. Paso por desiertos y montañas nevadas hasta que llegó a un precioso valle donde contempló un pequeño país donde sólo vivían niños y niñas. Se acercó hasta allí a curiosear pero al verlo, todos los pequeños de aquel país salían corriendo despavoridos y muertos de miedo. La noticia se divulgó rápidamente y llegó hasta el castillo donde vivían el pequeño rey y la pequeña reina. Aquel sitio le encantó al Dragón, que además, se encontraba muy débil después de votar distancias tan largas y decidió quedarse a descansar en un bosque cercano. El rey y la reina, que también eran niños, como todos los demás, decidieron ir con sus soldados a capturar al Dragón, pues temían que aquel enorme animal incendiara el castillo y todas las casas del pueblo, pues los dragones echan fuego por la boca. Al cabo de unos días se encontraba el Dragón durmiendo plácidamente a la sombra de un nogal, cuando sintió unos pinchazos en su cola. Cuando despertó comprobó que le rodeaban un montón de pequeños niños y niñas que le lanzaban diminutas flechas que apenas le hacían cosquillas. Se levantó malhumorado y dio un gran rugido. Los niños salieron espantados y el Dragón echó a volar hasta el castillo. Nadie se atrevió a entrar y el Dragón se quedó allí a vivir. Le gustaba el castillo, pues había mucha comida y leña para calentarse al fuego. Un buen día visitando las habitaciones del castillo descubrió una gran sala que estaba repleta de libros y como se aburría mucho empezó a leerlos. Descubrió que aquellos litros escondían historias maravillosas de niños y niñas, de enanos y ogros, de gigantes y elfos y se pasaba el día leyendo. Cuando pasó el invierno ya se había leído un montón de libros y pensó que sería bueno que los niños y niñas de aquel país pudieran conocer aquellas historias. Así que decidió repartirlos. Par ano asustar a los pequeños habitantes de aquel lugar cogió un gran saco y metió en él todos los libros que pudo. Echó a volar y desde el aire iba arrojándolos allí donde veía niños y niñas jugando. Ellos y ellas se quedaron sorprendidos de aquel regalo llovido del cielo y comprendieron que el Dragón no podía ser malo. Cuando ya se habían leído aquellos libros un grupo de valientes con el rey y la reina decidieron ir al castillo a visitar al dragón. Cuando llegaron al castillo, algo asustados, le pidieron al Dragón que les dejara más libros para leer. El Dragón se sintió muy feliz de recibir aquella visita y les dijo que podrían ir siempre que quisieran para coger otros libros o para que él les contara aquellas historias pero que tenían que devolverlos para que todos los niños y niñas pudieran disfrutar con ellos. No podía regalárselos, sólo se los prestaba. También les dijo que tendrían que cuidar muy bien los libros, porque son tesoros, por tanto, no podían estropearlos o pintar en ellos y que si alguno lo hacía no volvería a prestarle más cuentos. Después les dijo al rey y a la reina que podían volver al castillo y les pidió permiso para vivir allí. El rey se mostró muy feliz y le nombró guardián de los libros y le pusieron por nombre el Dragón Tragacuentos. El Dragón Tragacuentos se hizo amigo de todos los niños y niñas rápidamente y casi todos los días recibía la visita de alguno que iba a pedirle un libro para leerlo en su casa. Cuando llegó la primavera comprobaron que al Dragón le estaba creciendo la cola, ya que cada vez que leía un libro le crecía un poco más. Los domingos los niños y niñas de aquel país se acercaban hasta el castillo para que el Dragón les contara una de aquellas maravillosas historias, pero no creáis, se la contaba de una forma muy peculiar, ya que todos y todas se subían a su cola, y el Dragón echaba a volar… Y colorín colorado…