La Santa Biblia 2
La Santa Biblia 2
La Santa Biblia 2
Parte # 2 (INCLUYE LOS KETUVIM O LOS ESCRITOS), los 12 libros intermedios del AT: 1 R, 2 R, 1 Cr,
2 Cr, Esd, Neh, Est, Job, Sal, Pr, Ec y Cnt
REYES
1 REYES 1
1 Cuando el rey David era viejo y avanzado en días, le cubrían de ropas, pero no se calentaba. 2 Le
dijeron, por tanto, sus siervos: Busquen para mi señor el rey una joven virgen, para que esté
delante del rey y lo abrigue, y duerma a su lado, y entrará en calor mi señor el rey. 3 Y buscaron
una joven hermosa por toda la tierra de Israel, y hallaron a Abisag sunamita, y la trajeron al rey. 4
Y la joven era hermosa; y ella abrigaba al rey, y le servía; pero el rey nunca la conoció.
5 Entonces Adonías hijo de Haguit se rebeló, diciendo: Yo reinaré. Y se hizo de carros y de gente de
a caballo, y de cincuenta hombres que corriesen delante de él. 6 Y su padre nunca le había
entristecido en todos sus días con decirle: ¿Por qué haces así? Además, éste era de muy hermoso
parecer; y había nacido después de Absalón. 7 Y se había puesto de acuerdo con Joab hijo de
Sarvia y con el sacerdote Abiatar, los cuales ayudaban a Adonías. 8 Pero el sacerdote Sadoc, y
Benaía hijo de Joiada, el profeta Natán, Simei, Rei y todos los grandes de David, no seguían a
Adonías.
9 Y matando Adonías ovejas y vacas y animales gordos junto a la peña de Zohelet, la cual está
cerca de la fuente de Rogel, convidó a todos sus hermanos los hijos del rey, y a todos los varones
de Judá, siervos del rey; 10 pero no convidó al profeta Natán, ni a Benaía, ni a los grandes, ni a
Salomón su hermano.
11 Entonces habló Natán a Betsabé madre de Salomón, diciendo: ¿No has oído que reina Adonías
hijo de Haguit, sin saberlo David nuestro señor? 12 Ven pues, ahora, y toma mi consejo, para que
conserves tu vida, y la de tu hijo Salomón. 13 Ve y entra al rey David, y dile: Rey señor mío, ¿no
juraste a tu sierva, diciendo: Salomón tu hijo reinará después de mí, y él se sentará en mi trono?
¿Por qué, pues, reina Adonías? 14 Y estando tú aún hablando con el rey, yo entraré tras ti y
reafirmaré tus razones.
15 Entonces Betsabé entró a la cámara del rey; y el rey era muy viejo, y Abisag sunamita le servía.
16 Y Betsabé se inclinó, e hizo reverencia al rey. Y el rey dijo: ¿Qué tienes? 17 Y ella le respondió:
Señor mío, tú juraste a tu sierva por Jehová tu Dios, diciendo: Salomón tu hijo reinará después de
mí, y él se sentará en mi trono. 18 Y he aquí ahora Adonías reina, y tú, mi señor rey, hasta ahora
no lo sabes. 19 Ha matado bueyes, y animales gordos, y muchas ovejas, y ha convidado a todos los
hijos del rey, al sacerdote Abiatar, y a Joab general del ejército; mas a Salomón tu siervo no ha
convidado. 20 Entre tanto, rey señor mío, los ojos de todo Israel están puestos en ti, para que les
declares quién se ha de sentar en el trono de mi señor el rey después de él. 21 De otra manera
sucederá que cuando mi señor el rey duerma con sus padres, yo y mi hijo Salomón seremos
tenidos por culpables.
22 Mientras aún hablaba ella con el rey, he aquí vino el profeta Natán. 23 Y dieron aviso al rey,
diciendo: He aquí el profeta Natán; el cual, cuando entró al rey, se postró delante del rey
inclinando su rostro a tierra. 24 Y dijo Natán: Rey señor mío, ¿has dicho tú: Adonías reinará
después de mí, y él se sentará en mi trono? 25 Porque hoy ha descendido, y ha matado bueyes y
animales gordos y muchas ovejas, y ha convidado a todos los hijos del rey, y a los capitanes del
ejército, y también al sacerdote Abiatar; y he aquí, están comiendo y bebiendo delante de él, y han
dicho: ¡Viva el rey Adonías! 26 Pero ni a mí tu siervo, ni al sacerdote Sadoc, ni a Benaía hijo de
Joiada, ni a Salomón tu siervo, ha convidado. 27 ¿Es este negocio ordenado por mi señor el rey, sin
haber declarado a tus siervos quién se había de sentar en el trono de mi señor el rey después de
él?
32 Y el rey David dijo: Llamadme al sacerdote Sadoc, al profeta Natán, y a Benaía hijo de Joiada. Y
ellos entraron a la presencia del rey. 33 Y el rey les dijo: Tomad con vosotros los siervos de vuestro
señor, y montad a Salomón mi hijo en mi mula, y llevadlo a Gihón; 34 y allí lo ungirán el sacerdote
Sadoc y el profeta Natán como rey sobre Israel, y tocaréis trompeta, diciendo: ¡Viva el rey
Salomón! 35 Después iréis vosotros detrás de él, y vendrá y se sentará en mi trono, y él reinará por
mí; porque a él he escogido para que sea príncipe sobre Israel y sobre Judá. 36 Entonces Benaía
hijo de Joiada respondió al rey y dijo: Amén. Así lo diga Jehová, Dios de mi señor el rey. 37 De la
manera que Jehová ha estado con mi señor el rey, así esté con Salomón, y haga mayor su trono
que el trono de mi señor el rey David.
38 Y descendieron el sacerdote Sadoc, el profeta Natán, Benaía hijo de Joiada, y los cereteos y los
peleteos, y montaron a Salomón en la mula del rey David, y lo llevaron a Gihón. 39 Y tomando el
sacerdote Sadoc el cuerno del aceite del tabernáculo, ungió a Salomón; y tocaron trompeta, y dijo
todo el pueblo: ¡Viva el rey Salomón! 40 Después subió todo el pueblo en pos de él, y cantaba la
gente con flautas, y hacían grandes alegrías, que parecía que la tierra se hundía con el clamor de
ellos.
41 Y lo oyó Adonías, y todos los convidados que con él estaban, cuando ya habían acabado de
comer. Y oyendo Joab el sonido de la trompeta, dijo: ¿Por qué se alborota la ciudad con
estruendo? 42 Mientras él aún hablaba, he aquí vino Jonatán hijo del sacerdote Abiatar, al cual
dijo Adonías: Entra, porque tú eres hombre valiente, y traerás buenas nuevas. 43 Jonatán
respondió y dijo a Adonías: Ciertamente nuestro señor el rey David ha hecho rey a Salomón; 44 y
el rey ha enviado con él al sacerdote Sadoc y al profeta Natán, y a Benaía hijo de Joiada, y también
a los cereteos y a los peleteos, los cuales le montaron en la mula del rey; 45 y el sacerdote Sadoc y
el profeta Natán lo han ungido por rey en Gihón, y de allí han subido con alegrías, y la ciudad está
llena de estruendo. Este es el alboroto que habéis oído. 46 También Salomón se ha sentado en el
trono del reino, 47 y aun los siervos del rey han venido a bendecir a nuestro señor el rey David,
diciendo: Dios haga bueno el nombre de Salomón más que tu nombre, y haga mayor su trono que
el tuyo. Y el rey adoró en la cama. 48 Además el rey ha dicho así: Bendito sea Jehová Dios de Israel,
que ha dado hoy quien se siente en mi trono, viéndolo mis ojos.
49 Ellos entonces se estremecieron, y se levantaron todos los convidados que estaban con
Adonías, y se fue cada uno por su camino. 50 Mas Adonías, temiendo de la presencia de Salomón,
se levantó y se fue, y se asió de los cuernos del altar. 51 Y se lo hicieron saber a Salomón, diciendo:
He aquí que Adonías tiene miedo del rey Salomón, pues se ha asido de los cuernos del altar,
diciendo: Júreme hoy el rey Salomón que no matará a espada a su siervo. 52 Y Salomón dijo: Si él
fuere hombre de bien, ni uno de sus cabellos caerá en tierra; mas si se hallare mal en él, morirá. 53
Y envió el rey Salomón, y lo trajeron del altar; y él vino, y se inclinó ante el rey Salomón. Y Salomón
le dijo: Vete a tu casa.
1 REYES 2
1 Llegaron los días en que David había de morir, y ordenó a Salomón su hijo, diciendo: 2 Yo sigo el
camino de todos en la tierra; esfuérzate, y sé hombre. 3 Guarda los preceptos de Jehová tu Dios,
andando en sus caminos, y observando sus estatutos y mandamientos, sus decretos y sus
testimonios, de la manera que está escrito en la ley de Moisés, para que prosperes en todo lo que
hagas y en todo aquello que emprendas; 4 para que confirme Jehová la palabra que me habló,
diciendo: Si tus hijos guardaren mi camino, andando delante de mí con verdad, de todo su corazón
y de toda su alma, jamás, dice, faltará a ti varón en el trono de Israel.
5 Ya sabes tú lo que me ha hecho Joab hijo de Sarvia, lo que hizo a dos generales del ejército de
Israel, a Abner hijo de Ner y a Amasa hijo de Jeter, a los cuales él mató, derramando en tiempo de
paz la sangre de guerra, y poniendo sangre de guerra en el talabarte que tenía sobre sus lomos, y
en los zapatos que tenía en sus pies. 6 Tú, pues, harás conforme a tu sabiduría; no dejarás
descender sus canas al Seol en paz. 7 Mas a los hijos de Barzilai galaadita harás misericordia, que
sean de los convidados a tu mesa; porque ellos vinieron de esta manera a mí, cuando iba huyendo
de Absalón tu hermano. 8 También tienes contigo a Simei hijo de Gera, hijo de Benjamín, de
Bahurim, el cual me maldijo con una maldición fuerte el día que yo iba a Mahanaim. Mas él mismo
descendió a recibirme al Jordán, y yo le juré por Jehová diciendo: Yo no te mataré a espada. 9 Pero
ahora no lo absolverás; pues hombre sabio eres, y sabes cómo debes hacer con él; y harás
descender sus canas con sangre al Seol.
Muerte de David
(1 Cr. 29. 26-30)
10 Y durmió David con sus padres, y fue sepultado en su ciudad. 11 Los días que reinó David sobre
Israel fueron cuarenta años; siete años reinó en Hebrón, y treinta y tres años reinó en Jerusalén.
12 Y se sentó Salomón en el trono de David su padre, y su reino fue firme en gran manera.
13 Entonces Adonías hijo de Haguit vino a Betsabé madre de Salomón; y ella le dijo: ¿Es tu venida
de paz? El respondió: Sí, de paz. 14 En seguida dijo: Una palabra tengo que decirte. Y ella dijo: Di.
15 El dijo: Tú sabes que el reino era mío, y que todo Israel había puesto en mí su rostro para que
yo reinara; mas el reino fue traspasado, y vino a ser de mi hermano, porque por Jehová era suyo.
16 Ahora yo te hago una petición; no me la niegues. Y ella le dijo: Habla. 17 El entonces dijo: Yo te
ruego que hables al rey Salomón (porque él no te lo negará), para que me dé Abisag sunamita por
mujer. 18 Y Betsabé dijo: Bien; yo hablaré por ti al rey.
19 Vino Betsabé al rey Salomón para hablarle por Adonías. Y el rey se levantó a recibirla, y se
inclinó ante ella, y volvió a sentarse en su trono, e hizo traer una silla para su madre, la cual se
sentó a su diestra. 20 Y ella dijo: Una pequeña petición pretendo de ti; no me la niegues. Y el rey le
dijo: Pide, madre mía, que yo no te la negaré. 21 Y ella dijo: Dese Abisag sunamita por mujer a tu
hermano Adonías. 22 El rey Salomón respondió y dijo a su madre: ¿Por qué pides a Abisag
sunamita para Adonías? Demanda también para él el reino; porque él es mi hermano mayor, y ya
tiene también al sacerdote Abiatar, y a Joab hijo de Sarvia. 23 Y el rey Salomón juró por Jehová,
diciendo: Así me haga Dios y aun me añada, que contra su vida ha hablado Adonías estas palabras.
24 Ahora, pues, vive Jehová, quien me ha confirmado y me ha puesto sobre el trono de David mi
padre, y quien me ha hecho casa, como me había dicho, que Adonías morirá hoy. 25 Entonces el
rey Salomón envió por mano de Benaía hijo de Joiada, el cual arremetió contra él, y murió.
26 Y el rey dijo al sacerdote Abiatar: Vete a Anatot, a tus heredades, pues eres digno de muerte;
pero no te mataré hoy, por cuanto has llevado el arca de Jehová el Señor delante de David mi
padre, y además has sido afligido en todas las cosas en que fue afligido mi padre. 27 Así echó
Salomón a Abiatar del sacerdocio de Jehová, para que se cumpliese la palabra de Jehová que había
dicho sobre la casa de Elí en Silo.
28 Y vino la noticia a Joab; porque también Joab se había adherido a Adonías, si bien no se había
adherido a Absalón. Y huyó Joab al tabernáculo de Jehová, y se asió de los cuernos del altar. 29 Y
se le hizo saber a Salomón que Joab había huido al tabernáculo de Jehová, y que estaba junto al
altar. Entonces envió Salomón a Benaía hijo de Joiada, diciendo: Ve, y arremete contra él. 30 Y
entró Benaía al tabernáculo de Jehová, y le dijo: El rey ha dicho que salgas. Y él dijo: No, sino que
aquí moriré. Y Benaía volvió con esta respuesta al rey, diciendo: Así dijo Joab, y así me respondió.
31 Y el rey le dijo: Haz como él ha dicho; mátale y entiérrale, y quita de mí y de la casa de mi padre
la sangre que Joab ha derramado injustamente. 32 Y Jehová hará volver su sangre sobre su cabeza;
porque él ha dado muerte a dos varones más justos y mejores que él, a los cuales mató a espada
sin que mi padre David supiese nada: a Abner hijo de Ner, general del ejército de Israel, y a Amasa
hijo de Jeter, general del ejército de Judá. 33 La sangre, pues, de ellos recaerá sobre la cabeza de
Joab, y sobre la cabeza de su descendencia para siempre; mas sobre David y sobre su
descendencia, y sobre su casa y sobre su trono, habrá perpetuamente paz de parte de Jehová. 34
Entonces Benaía hijo de Joiada subió y arremetió contra él, y lo mató; y fue sepultado en su casa
en el desierto. 35 Y el rey puso en su lugar a Benaía hijo de Joiada sobre el ejército, y a Sadoc puso
el rey por sacerdote en lugar de Abiatar.
36 Después envió el rey e hizo venir a Simei, y le dijo: Edifícate una casa en Jerusalén y mora ahí, y
no salgas de allí a una parte ni a otra; 37 porque sabe de cierto que el día que salieres y pasares el
torrente de Cedrón, sin duda morirás, y tu sangre será sobre tu cabeza. 38 Y Simei dijo al rey: La
palabra es buena; como el rey mi señor ha dicho, así lo hará tu siervo. Y habitó Simei en Jerusalén
muchos días.
39 Pero pasados tres años, aconteció que dos siervos de Simei huyeron a Aquis hijo de Maaca, rey
de Gat. Y dieron aviso a Simei, diciendo: He aquí que tus siervos están en Gat. 40 Entonces Simei
se levantó y ensilló su asno y fue a Aquis en Gat, para buscar a sus siervos. Fue, pues, Simei, y trajo
sus siervos de Gat. 41 Luego fue dicho a Salomón que Simei había ido de Jerusalén hasta Gat, y
que había vuelto. 42 Entonces el rey envió e hizo venir a Simei, y le dijo: ¿No te hice jurar yo por
Jehová, y te protesté diciendo: El día que salieres y fueres acá o allá, sabe de cierto que morirás? Y
tú me dijiste: La palabra es buena, yo la obedezco. 43 ¿Por qué, pues, no guardaste el juramento
de Jehová, y el mandamiento que yo te impuse? 44 Dijo además el rey a Simei: Tú sabes todo el
mal, el cual tu corazón bien sabe, que cometiste contra mi padre David; Jehová, pues, ha hecho
volver el mal sobre tu cabeza. 45 Y el rey Salomón será bendito, y el trono de David será firme
perpetuamente delante de Jehová. 46 Entonces el rey mandó a Benaía hijo de Joiada, el cual salió
y lo hirió, y murió.
Y el reino fue confirmado en la mano de Salomón.
1 REYES 3
1 Salomón hizo parentesco con Faraón rey de Egipto, pues tomó la hija de Faraón, y la trajo a la
ciudad de David, entre tanto que acababa de edificar su casa, y la casa de Jehová, y los muros de
Jerusalén alrededor. 2 Hasta entonces el pueblo sacrificaba en los lugares altos; porque no había
casa edificada al nombre de Jehová hasta aquellos tiempos.
(2 Cr. 1.1-13)
3 Mas Salomón amó a Jehová, andando en los estatutos de su padre David; solamente sacrificaba
y quemaba incienso en los lugares altos. 4 E iba el rey a Gabaón, porque aquél era el lugar alto
principal, y sacrificaba allí; mil holocaustos sacrificaba Salomón sobre aquel altar. 5 Y se le apareció
Jehová a Salomón en Gabaón una noche en sueños, y le dijo Dios: Pide lo que quieras que yo te dé.
6 Y Salomón dijo: Tú hiciste gran misericordia a tu siervo David mi padre, porque él anduvo
delante de ti en verdad, en justicia, y con rectitud de corazón para contigo; y tú le has reservado
esta tu gran misericordia, en que le diste hijo que se sentase en su trono, como sucede en este día.
7 Ahora pues, Jehová Dios mío, tú me has puesto a mí tu siervo por rey en lugar de David mi
padre; y yo soy joven, y no sé cómo entrar ni salir. 8 Y tu siervo está en medio de tu pueblo al cual
tú escogiste; un pueblo grande, que no se puede contar ni numerar por su multitud. 9 Da, pues, a
tu siervo corazón entendido para juzgar a tu pueblo, y para discernir entre lo bueno y lo malo;
porque ¿quién podrá gobernar este tu pueblo tan grande?
10 Y agradó delante del Señor que Salomón pidiese esto. 11 Y le dijo Dios: Porque has demandado
esto, y no pediste para ti muchos días, ni pediste para ti riquezas, ni pediste la vida de tus
enemigos, sino que demandaste para ti inteligencia para oir juicio, 12 he aquí lo he hecho
conforme a tus palabras; he aquí que te he dado corazón sabio y entendido, tanto que no ha
habido antes de ti otro como tú, ni después de ti se levantará otro como tú. 13 Y aun también te
he dado las cosas que no pediste, riquezas y gloria, de tal manera que entre los reyes ninguno
haya como tú en todos tus días. 14 Y si anduvieres en mis caminos, guardando mis estatutos y mis
mandamientos, como anduvo David tu padre, yo alargaré tus días.
15 Cuando Salomón despertó, vio que era sueño; y vino a Jerusalén, y se presentó delante del arca
del pacto de Jehová, y sacrificó holocaustos y ofreció sacrificios de paz, e hizo también banquete a
todos sus siervos.
16 En aquel tiempo vinieron al rey dos mujeres rameras, y se presentaron delante de él. 17 Y dijo
una de ellas: ¡Ah, señor mío! Yo y esta mujer morábamos en una misma casa, y yo di a luz estando
con ella en la casa. 18 Aconteció al tercer día después de dar yo a luz, que ésta dio a luz también, y
morábamos nosotras juntas; ninguno de fuera estaba en casa, sino nosotras dos en la casa. 19 Y
una noche el hijo de esta mujer murió, porque ella se acostó sobre él. 20 Y se levantó a
medianoche y tomó a mi hijo de junto a mí, estando yo tu sierva durmiendo, y lo puso a su lado, y
puso al lado mío su hijo muerto. 21 Y cuando yo me levanté de madrugada para dar el pecho a mi
hijo, he aquí que estaba muerto; pero lo observé por la mañana, y vi que no era mi hijo, el que yo
había dado a luz. 22 Entonces la otra mujer dijo: No; mi hijo es el que vive, y tu hijo es el muerto. Y
la otra volvió a decir: No; tu hijo es el muerto, y mi hijo es el que vive. Así hablaban delante del
rey.
23 El rey entonces dijo: Esta dice: Mi hijo es el que vive, y tu hijo es el muerto; y la otra dice: No,
mas el tuyo es el muerto, y mi hijo es el que vive. 24 Y dijo el rey: Traedme una espada. Y trajeron
al rey una espada. 25 En seguida el rey dijo: Partid por medio al niño vivo, y dad la mitad a la una, y
la otra mitad a la otra. 26 Entonces la mujer de quien era el hijo vivo, habló al rey (porque sus
entrañas se le conmovieron por su hijo), y dijo: ¡Ah, señor mío! dad a ésta el niño vivo, y no lo
matéis. Mas la otra dijo: Ni a mí ni a ti; partidlo. 27 Entonces el rey respondió y dijo: Dad a aquélla
el hijo vivo, y no lo matéis; ella es su madre. 28 Y todo Israel oyó aquel juicio que había dado el
rey; y temieron al rey, porque vieron que había en él sabiduría de Dios para juzgar.
1 REYES 4
1 Reinó, pues, el rey Salomón sobre todo Israel. 2 Y estos fueron los jefes que tuvo: Azarías hijo del
sacerdote Sadoc; 3 Elihoref y Ahías, hijos de Sisa, secretarios; Josafat hijo de Ahilud, canciller; 4
Benaía hijo de Joiada sobre el ejército; Sadoc y Abiatar, los sacerdotes; 5 Azarías hijo de Natán,
sobre los gobernadores; Zabud hijo de Natán, ministro principal y amigo del rey; 6 Ahisar,
mayordomo; y Adoniram hijo de Abda, sobre el tributo.
7 Tenía Salomón doce gobernadores sobre todo Israel, los cuales mantenían al rey y a su casa.
Cada uno de ellos estaba obligado a abastecerlo por un mes en el año. 8 Y estos son los nombres
de ellos: el hijo de Hur en el monte de Efraín; 9 el hijo de Decar en Macaz, en Saalbim, en Bet-
semes, en Elón y en Bet-hanán; 10 el hijo de Hesed en Arubot; éste tenía también a Soco y toda la
tierra de Hefer; 11 el hijo de Abinadab en todos los territorios de Dor; éste tenía por mujer a Tafat
hija de Salomón; 12 Baana hijo de Ahilud en Taanac y Meguido, en toda Bet-seán, que está cerca
de Saretán, más abajo de Jezreel, desde Bet-seán hasta Abel-mehola, y hasta el otro lado de
Jocmeam; 13 el hijo de Geber en Ramot de Galaad; éste tenía también las ciudades de Jair hijo de
Manasés, las cuales estaban en Galaad; tenía también la provincia de Argob que estaba en Basán,
sesenta grandes ciudades con muro y cerraduras de bronce; 14 Ahinadab hijo de Iddo en
Mahanaim; 15 Ahimaas en Neftalí; éste tomó también por mujer a Basemat hija de Salomón. 16
Baana hijo de Husai, en Aser y en Alot; 17 Josafat hijo de Parúa, en Isacar; 18 Simei hijo de Ela, en
Benjamín; 19 Geber hijo de Uri, en la tierra de Galaad, la tierra de Sehón rey de los amorreos y de
Og rey de Basán; éste era el único gobernador en aquella tierra.
20 Judá e Israel eran muchos, como la arena que está junto al mar en multitud, comiendo,
bebiendo y alegrándose. 21 Y Salomón señoreaba sobre todos los reinos desde el Eufrates hasta la
tierra de los filisteos y el límite con Egipto; y traían presentes, y sirvieron a Salomón todos los días
que vivió.
22 Y la provisión de Salomón para cada día era de treinta coros de flor de harina, sesenta coros de
harina, 23 diez bueyes gordos, veinte bueyes de pasto y cien ovejas; sin los ciervos, gacelas, corzos
y aves gordas. 24 Porque él señoreaba en toda la región al oeste del Eufrates, desde Tifsa hasta
Gaza, sobre todos los reyes al oeste del Eufrates; y tuvo paz por todos lados alrededor. 25 Y Judá e
Israel vivían seguros, cada uno debajo de su parra y debajo de su higuera, desde Dan hasta
Beerseba, todos los días de Salomón. 26 Además de esto, Salomón tenía cuarenta mil caballos en
sus caballerizas para sus carros, y doce mil jinetes. 27 Y estos gobernadores mantenían al rey
Salomón, y a todos los que a la mesa del rey Salomón venían, cada uno un mes, y hacían que nada
faltase. 28 Hacían también traer cebada y paja para los caballos y para las bestias de carga, al lugar
donde él estaba, cada uno conforme al turno que tenía.
29 Y Dios dio a Salomón sabiduría y prudencia muy grandes, y anchura de corazón como la arena
que está a la orilla del mar. 30 Era mayor la sabiduría de Salomón que la de todos los orientales, y
que toda la sabiduría de los egipcios. 31 Aun fue más sabio que todos los hombres, más que Etán
ezraíta, y que Hemán, Calcol y Darda, hijos de Mahol; y fue conocido entre todas las naciones de
alrededor. 32 Y compuso tres mil proverbios, y sus cantares fueron mil cinco. 33 También disertó
sobre los árboles, desde el cedro del Líbano hasta el hisopo que nace en la pared. Asimismo
disertó sobre los animales, sobre las aves, sobre los reptiles y sobre los peces. 34 Y para oír la
sabiduría de Salomón venían de todos los pueblos y de todos los reyes de la tierra, adonde había
llegado la fama de su sabiduría.
(2 Cr. 2.1-18)
1 REYES 5
1 Hiram rey de Tiro envió también sus siervos a Salomón, luego que oyó que lo habían ungido por
rey en lugar de su padre; porque Hiram siempre había amado a David. 2 Entonces Salomón envió a
decir a Hiram: 3 Tú sabes que mi padre David no pudo edificar casa al nombre de Jehová su Dios,
por las guerras que le rodearon, hasta que Jehová puso sus enemigos bajo las plantas de sus pies.
4 Ahora Jehová mi Dios me ha dado paz por todas partes; pues ni hay adversarios, ni mal que
temer. 5 Yo, por tanto, he determinado ahora edificar casa al nombre de Jehová mi Dios, según lo
que Jehová habló a David mi padre, diciendo: Tu hijo, a quien yo pondré en lugar tuyo en tu trono,
él edificará casa a mi nombre. 6 Manda, pues, ahora, que me corten cedros del Líbano; y mis
siervos estarán con los tuyos, y yo te daré por tus siervos el salario que tú dijeres; porque tú sabes
bien que ninguno hay entre nosotros que sepa labrar madera como los sidonios.
7 Cuando Hiram oyó las palabras de Salomón, se alegró en gran manera, y dijo: Bendito sea hoy
Jehová, que dio hijo sabio a David sobre este pueblo tan grande. 8 Y envió Hiram a decir a
Salomón: He oído lo que me mandaste a decir; yo haré todo lo que te plazca acerca de la madera
de cedro y la madera de ciprés. 9 Mis siervos la llevarán desde el Líbano al mar, y la enviaré en
balsas por mar hasta el lugar que tú me señales, y allí se desatará, y tú la tomarás; y tú cumplirás
mi deseo al dar de comer a mi familia. 10 Dio, pues, Hiram a Salomón madera de cedro y madera
de ciprés, toda la que quiso. 11 Y Salomón daba a Hiram veinte mil coros de trigo para el sustento
de su familia, y veinte coros de aceite puro; esto daba Salomón a Hiram cada año. 12 Jehová, pues,
dio a Salomón sabiduría como le había dicho; y hubo paz entre Hiram y Salomón, e hicieron pacto
entre ambos.
13 Y el rey Salomón decretó leva en todo Israel, y la leva fue de treinta mil hombres, 14 los cuales
enviaba al Líbano de diez mil en diez mil, cada mes por turno, viniendo así a estar un mes en el
Líbano, y dos meses en sus casas; y Adoniram estaba encargado de aquella leva. 15 Tenía también
Salomón setenta mil que llevaban las cargas, y ochenta mil cortadores en el monte; 16 sin los
principales oficiales de Salomón que estaban sobre la obra, tres mil trescientos, los cuales tenían a
cargo el pueblo que hacía la obra. 17 Y mandó el rey que trajesen piedras grandes, piedras
costosas, para los cimientos de la casa, y piedras labradas. 18 Y los albañiles de Salomón y los de
Hiram, y los hombres de Gebal, cortaron y prepararon la madera y la cantería para labrar la casa.
(2 Cr. 3. 1-14)
1 REYES 6
1 En el año cuatrocientos ochenta después que los hijos de Israel salieron de Egipto, el cuarto año
del principio del reino de Salomón sobre Israel, en el mes de Zif, que es el mes segundo, comenzó
él a edificar la casa de Jehová. 2 La casa que el rey Salomón edificó a Jehová tenía sesenta codos
de largo y veinte de ancho, y treinta codos de alto. 3 Y el pórtico delante del templo de la casa
tenía veinte codos de largo a lo ancho de la casa, y el ancho delante de la casa era de diez codos. 4
E hizo a la casa ventanas anchas por dentro y estrechas por fuera. 5 Edificó también junto al muro
de la casa aposentos alrededor, contra las paredes de la casa alrededor del templo y del lugar
santísimo; e hizo cámaras laterales alrededor. 6 El aposento de abajo era de cinco codos de ancho,
el de en medio de seis codos de ancho, y el tercero de siete codos de ancho; porque por fuera
había hecho disminuciones a la casa alrededor, para no empotrar las vigas en las paredes de la
casa.
7 Y cuando se edificó la casa, la fabricaron de piedras que traían ya acabadas, de tal manera que
cuando la edificaban, ni martillos ni hachas se oyeron en la casa, ni ningún otro instrumento de
hierro.
8 La puerta del aposento de en medio estaba al lado derecho de la casa; y se subía por una
escalera de caracol al de en medio, y del aposento de en medio al tercero. 9 Labró, pues, la casa, y
la terminó; y la cubrió con artesonados de cedro. 10 Edificó asimismo el aposento alrededor de
toda la casa, de altura de cinco codos, el cual se apoyaba en la casa con maderas de cedro.
11 Y vino palabra de Jehová a Salomón, diciendo: 12 Con relación a esta casa que tú edificas, si
anduvieres en mis estatutos e hicieres mis decretos, y guardares todos mis mandamientos
andando en ellos, yo cumpliré contigo mi palabra que hablé a David tu padre; 13 y habitaré en ella
en medio de los hijos de Israel, y no dejaré a mi pueblo Israel.
14 Así, pues, Salomón labró la casa y la terminó. 15 Y cubrió las paredes de la casa con tablas de
cedro, revistiéndola de madera por dentro, desde el suelo de la casa hasta las vigas de la
techumbre; cubrió también el pavimento con madera de ciprés. 16 Asimismo hizo al final de la
casa un edificio de veinte codos, de tablas de cedro desde el suelo hasta lo más alto; así hizo en la
casa un aposento que es el lugar santísimo. 17 La casa, esto es, el templo de adelante, tenía
cuarenta codos. 18 Y la casa estaba cubierta de cedro por dentro, y tenía entalladuras de calabazas
silvestres y de botones de flores. Todo era cedro; ninguna piedra se veía. 19 Y adornó el lugar
santísimo por dentro en medio de la casa, para poner allí el arca del pacto de Jehová. 20 El lugar
santísimo estaba en la parte de adentro, el cual tenía veinte codos de largo, veinte de ancho, y
veinte de altura; y lo cubrió de oro purísimo; asimismo cubrió de oro el altar de cedro. 21 De
manera que Salomón cubrió de oro puro la casa por dentro, y cerró la entrada del santuario con
cadenas de oro, y lo cubrió de oro. 22 Cubrió, pues, de oro toda la casa de arriba abajo, y asimismo
cubrió de oro todo el altar que estaba frente al lugar santísimo.
23 Hizo también en el lugar santísimo dos querubines de madera de olivo, cada uno de diez codos
de altura. 24 Una ala del querubín tenía cinco codos, y la otra ala del querubín otros cinco codos;
así que había diez codos desde la punta de una ala hasta la punta de la otra. 25 Asimismo el otro
querubín tenía diez codos; porque ambos querubines eran de un mismo tamaño y de una misma
hechura. 26 La altura del uno era de diez codos, y asimismo la del otro. 27 Puso estos querubines
dentro de la casa en el lugar santísimo, los cuales extendían sus alas, de modo que el ala de uno
tocaba una pared, y el ala del otro tocaba la otra pared, y las otras dos alas se tocaban la una a la
otra en medio de la casa. 28 Y cubrió de oro los querubines.
29 Y esculpió todas las paredes de la casa alrededor de diversas figuras, de querubines, de
palmeras y de botones de flores, por dentro y por fuera. 30 Y cubrió de oro el piso de la casa, por
dentro y por fuera.
31 A la entrada del santuario hizo puertas de madera de olivo; y el umbral y los postes eran de
cinco esquinas. 32 Las dos puertas eran de madera de olivo; y talló en ellas figuras de querubines,
de palmeras y de botones de flores, y las cubrió de oro; cubrió también de oro los querubines y las
palmeras.
33 Igualmente hizo a la puerta del templo postes cuadrados de madera de olivo. 34 Pero las dos
puertas eran de madera de ciprés; y las dos hojas de una puerta giraban, y las otras dos hojas de la
otra puerta también giraban. 35 Y talló en ellas querubines y palmeras y botones de flores, y las
cubrió de oro ajustado a las talladuras. 36 Y edificó el atrio interior de tres hileras de piedras
labradas, y de una hilera de vigas de cedro.
1 REYES 7
2 Asimismo edificó la casa del bosque del Líbano, la cual tenía cien codos de longitud, cincuenta
codos de anchura y treinta codos de altura, sobre cuatro hileras de columnas de cedro, con vigas
de cedro sobre las columnas. 3 Y estaba cubierta de tablas de cedro arriba sobre las vigas, que se
apoyaban en cuarenta y cinco columnas; cada hilera tenía quince columnas. 4 Y había tres hileras
de ventanas, una ventana contra la otra en tres hileras. 5 Todas las puertas y los postes eran
cuadrados; y unas ventanas estaban frente a las otras en tres hileras.
6 También hizo un pórtico de columnas, que tenía cincuenta codos de largo y treinta codos de
ancho; y este pórtico estaba delante de las primeras, con sus columnas y maderos
correspondientes.
7 Hizo asimismo el pórtico del trono en que había de juzgar, el pórtico del juicio, y lo cubrió de
cedro del suelo al techo.
8 Y la casa en que él moraba, en otro atrio dentro del pórtico, era de obra semejante a ésta.
Edificó también Salomón para la hija de Faraón, que había tomado por mujer, una casa de hechura
semejante a la del pórtico.
9 Todas aquellas obras fueron de piedras costosas, cortadas y ajustadas con sierras según las
medidas, así por dentro como por fuera, desde el cimiento hasta los remates, y asimismo por
fuera hasta el gran atrio. 10 El cimiento era de piedras costosas, piedras grandes, piedras de diez
codos y piedras de ocho codos. 11 De allí hacia arriba eran también piedras costosas, labradas
conforme a sus medidas, y madera de cedro. 12 Y en el gran atrio alrededor había tres hileras de
piedras labradas, y una hilera de vigas de cedro; y así también el atrio interior de la casa de Jehová,
y el atrio de la casa.
13 Y envió el rey Salomón, e hizo venir de Tiro a Hiram, 14 hijo de una viuda de la tribu de Neftalí.
Su padre, que trabajaba en bronce, era de Tiro; e Hiram era lleno de sabiduría, inteligencia y
ciencia en toda obra de bronce. Este, pues, vino al rey Salomón, e hizo toda su obra.
15 Y vació dos columnas de bronce; la altura de cada una era de dieciocho codos, y rodeaba a una
y otra un hilo de doce codos. 16 Hizo también dos capiteles de fundición de bronce, para que
fuesen puestos sobre las cabezas de las columnas; la altura de un capitel era de cinco codos, y la
del otro capitel también de cinco codos. 17 Había trenzas a manera de red, y unos cordones a
manera de cadenas, para los capiteles que se habían de poner sobre las cabezas de las columnas;
siete para cada capitel. 18 Hizo también dos hileras de granadas alrededor de la red, para cubrir
los capiteles que estaban en las cabezas de las columnas con las granadas; y de la misma forma
hizo en el otro capitel. 19 Los capiteles que estaban sobre las columnas en el pórtico, tenían forma
de lirios, y eran de cuatro codos. 20 Tenían también los capiteles de las dos columnas, doscientas
granadas en dos hileras alrededor en cada capitel, encima de su globo, el cual estaba rodeado por
la red. 21 Estas columnas erigió en el pórtico del templo; y cuando hubo alzado la columna del
lado derecho, le puso por nombre Jaquín, y alzando la columna del lado izquierdo, llamó su
nombre Boaz. 22 Y puso en las cabezas de las columnas tallado en forma de lirios, y así se acabó la
obra de las columnas.
(2 Cr. 4. 1—5. 1)
23 Hizo fundir asimismo un mar de diez codos de un lado al otro, perfectamente redondo; su
altura era de cinco codos, y lo ceñía alrededor un cordón de treinta codos. 24 Y rodeaban aquel
mar por debajo de su borde alrededor unas bolas como calabazas, diez en cada codo, que ceñían
el mar alrededor en dos filas, las cuales habían sido fundidas cuando el mar fue fundido. 25 Y
descansaba sobre doce bueyes; tres miraban al norte, tres miraban al occidente, tres miraban al
sur, y tres miraban al oriente; sobre estos se apoyaba el mar, y las ancas de ellos estaban hacia la
parte de adentro. 26 El grueso del mar era de un palmo menor, y el borde era labrado como el
borde de un cáliz o de flor de lis; y cabían en él dos mil batos.
27 Hizo también diez basas de bronce, siendo la longitud de cada basa de cuatro codos, y la
anchura de cuatro codos, y de tres codos la altura. 28 La obra de las basas era esta: tenían unos
tableros, los cuales estaban entre molduras; 29 y sobre aquellos tableros que estaban entre las
molduras, había figuras de leones, de bueyes y de querubines; y sobre las molduras de la basa, así
encima como debajo de los leones y de los bueyes, había unas añadiduras de bajo relieve. 30 Cada
basa tenía cuatro ruedas de bronce, con ejes de bronce, y en sus cuatro esquinas había repisas de
fundición que sobresalían de los festones, para venir a quedar debajo de la fuente. 31 Y la boca de
la fuente entraba un codo en el remate que salía para arriba de la basa; y la boca era redonda, de
la misma hechura del remate, y éste de codo y medio. Había también sobre la boca entalladuras
con sus tableros, los cuales eran cuadrados, no redondos. 32 Las cuatro ruedas estaban debajo de
los tableros, y los ejes de las ruedas nacían en la misma basa. La altura de cada rueda era de un
codo y medio. 33 Y la forma de las ruedas era como la de las ruedas de un carro; sus ejes, sus
rayos, sus cubos y sus cinchos, todo era de fundición. 34 Asimismo las cuatro repisas de las cuatro
esquinas de cada basa; y las repisas eran parte de la misma basa. 35 Y en lo alto de la basa había
una pieza redonda de medio codo de altura, y encima de la basa sus molduras y tableros, los
cuales salían de ella misma. 36 E hizo en las tablas de las molduras, y en los tableros, entalladuras
de querubines, de leones y de palmeras, con proporción en el espacio de cada una, y alrededor
otros adornos. 37 De esta forma hizo diez basas, fundidas de una misma manera, de una misma
medida y de una misma entalladura.
38 Hizo también diez fuentes de bronce; cada fuente contenía cuarenta batos, y cada una era de
cuatro codos; y colocó una fuente sobre cada una de las diez basas. 39 Y puso cinco basas a la
mano derecha de la casa, y las otras cinco a la mano izquierda; y colocó el mar al lado derecho de
la casa, al oriente, hacia el sur.
40 Asimismo hizo Hiram fuentes, y tenazas, y cuencos. Así terminó toda la obra que hizo a
Salomón para la casa de Jehová: 41 dos columnas, y los capiteles redondos que estaban en lo alto
de las dos columnas; y dos redes que cubrían los dos capiteles redondos que estaban sobre la
cabeza de las columnas; 42 cuatrocientas granadas para las dos redes, dos hileras de granadas en
cada red, para cubrir los dos capiteles redondos que estaban sobre las cabezas de las columnas; 43
las diez basas, y las diez fuentes sobre las basas; 44 un mar, con doce bueyes debajo del mar; 45 y
calderos, paletas, cuencos, y todos los utensilios que Hiram hizo al rey Salomón, para la casa de
Jehová, de bronce bruñido. 46 Todo lo hizo fundir el rey en la llanura del Jordán, en tierra arcillosa,
entre Sucot y Saretán. 47 Y no inquirió Salomón el peso del bronce de todos los utensilios, por la
gran cantidad de ellos.
48 Entonces hizo Salomón todos los enseres que pertenecían a la casa de Jehová: un altar de oro, y
una mesa también de oro, sobre la cual estaban los panes de la proposición; 49 cinco candeleros
de oro purísimo a la mano derecha, y otros cinco a la izquierda, frente al lugar santísimo; con las
flores, las lámparas y tenazas de oro. 50 Asimismo los cántaros, despabiladeras, tazas, cucharillas e
incensarios, de oro purísimo; también de oro los quiciales de las puertas de la casa de adentro, del
lugar santísimo, y los de las puertas del templo.
51 Así se terminó toda la obra que dispuso hacer el rey Salomón para la casa de Jehová. Y metió
Salomón lo que David su padre había dedicado, plata, oro y utensilios; y depositó todo en las
tesorerías de la casa de Jehová.
1 REYES 8
1 Entonces Salomón reunió ante sí en Jerusalén a los ancianos de Israel, a todos los jefes de las
tribus, y a los principales de las familias de los hijos de Israel, para traer el arca del pacto de Jehová
de la ciudad de David, la cual es Sion. 2 Y se reunieron con el rey Salomón todos los varones de
Israel en el mes de Etanim, que es el mes séptimo, en el día de la fiesta solemne. 3 Y vinieron
todos los ancianos de Israel, y los sacerdotes tomaron el arca. 4 Y llevaron el arca de Jehová, y el
tabernáculo de reunión, y todos los utensilios sagrados que estaban en el tabernáculo, los cuales
llevaban los sacerdotes y levitas. 5 Y el rey Salomón, y toda la congregación de Israel que se había
reunido con él, estaban con él delante del arca, sacrificando ovejas y bueyes, que por la multitud
no se podían contar ni numerar. 6 Y los sacerdotes metieron el arca del pacto de Jehová en su
lugar, en el santuario de la casa, en el lugar santísimo, debajo de las alas de los querubines. 7
Porque los querubines tenían extendidas las alas sobre el lugar del arca, y así cubrían los
querubines el arca y sus varas por encima. 8 Y sacaron las varas, de manera que sus extremos se
dejaban ver desde el lugar santo, que está delante del lugar santísimo, pero no se dejaban ver
desde más afuera; y así quedaron hasta hoy. 9 En el arca ninguna cosa había sino las dos tablas de
piedra que allí había puesto Moisés en Horeb, donde Jehová hizo pacto con los hijos de Israel,
cuando salieron de la tierra de Egipto. 10 Y cuando los sacerdotes salieron del santuario, la nube
llenó la casa de Jehová. 11 Y los sacerdotes no pudieron permanecer para ministrar por causa de la
nube; porque la gloria de Jehová había llenado la casa de Jehová.
(2 Cr. 6.1—7.10)
22 Luego se puso Salomón delante del altar de Jehová, en presencia de toda la congregación de
Israel, y extendiendo sus manos al cielo, 23 dijo: Jehová Dios de Israel, no hay Dios como tú, ni
arriba en los cielos ni abajo en la tierra, que guardas el pacto y la misericordia a tus siervos, los que
andan delante de ti con todo su corazón; 24 que has cumplido a tu siervo David mi padre lo que le
prometiste; lo dijiste con tu boca, y con tu mano lo has cumplido, como sucede en este día. 25
Ahora, pues, Jehová Dios de Israel, cumple a tu siervo David mi padre lo que le prometiste,
diciendo: No te faltará varón delante de mí, que se siente en el trono de Israel, con tal que tus
hijos guarden mi camino y anden delante de mí como tú has andado delante de mí. 26 Ahora,
pues, oh Jehová Dios de Israel, cúmplase la palabra que dijiste a tu siervo David mi padre.
27 Pero ¿es verdad que Dios morará sobre la tierra? He aquí que los cielos, los cielos de los cielos,
no te pueden contener; ¿cuánto menos esta casa que yo he edificado? 28 Con todo, tú atenderás
a la oración de tu siervo, y a su plegaria, oh Jehová Dios mío, oyendo el clamor y la oración que tu
siervo hace hoy delante de ti; 29 que estén tus ojos abiertos de noche y de día sobre esta casa,
sobre este lugar del cual has dicho: Mi nombre estará allí; y que oigas la oración que tu siervo haga
en este lugar. 30 Oye, pues, la oración de tu siervo, y de tu pueblo Israel; cuando oren en este
lugar, también tú lo oirás en el lugar de tu morada, en los cielos; escucha y perdona.
33 Si tu pueblo Israel fuere derrotado delante de sus enemigos por haber pecado contra ti, y se
volvieren a ti y confesaren tu nombre, y oraren y te rogaren y suplicaren en esta casa, 34 tú oirás
en los cielos, y perdonarás el pecado de tu pueblo Israel, y los volverás a la tierra que diste a sus
padres.
35 Si el cielo se cerrare y no lloviere, por haber ellos pecado contra ti, y te rogaren en este lugar y
confesaren tu nombre, y se volvieren del pecado, cuando los afligieres, 36 tú oirás en los cielos, y
perdonarás el pecado de tus siervos y de tu pueblo Israel, enseñándoles el buen camino en que
anden; y darás lluvias sobre tu tierra, la cual diste a tu pueblo por heredad.
37 Si en la tierra hubiere hambre, pestilencia, tizoncillo, añublo, langosta o pulgón; si sus enemigos
los sitiaren en la tierra en donde habiten; cualquier plaga o enfermedad que sea; 38 toda oración y
toda súplica que hiciere cualquier hombre, o todo tu pueblo Israel, cuando cualquiera sintiere la
plaga en su corazón, y extendiere sus manos a esta casa, 39 tú oirás en los cielos, en el lugar de tu
morada, y perdonarás, y actuarás, y darás a cada uno conforme a sus caminos, cuyo corazón tú
conoces (porque sólo tú conoces el corazón de todos los hijos de los hombres); 40 para que te
teman todos los días que vivan sobre la faz de la tierra que tú diste a nuestros padres.
41 Asimismo el extranjero, que no es de tu pueblo Israel, que viniere de lejanas tierras a causa de
tu nombre 42 (pues oirán de tu gran nombre, de tu mano fuerte y de tu brazo extendido), y viniere
a orar a esta casa, 43 tú oirás en los cielos, en el lugar de tu morada, y harás conforme a todo
aquello por lo cual el extranjero hubiere clamado a ti, para que todos los pueblos de la tierra
conozcan tu nombre y te teman, como tu pueblo Israel, y entiendan que tu nombre es invocado
sobre esta casa que yo edifiqué.
44 Si tu pueblo saliere en batalla contra sus enemigos por el camino que tú les mandes, y oraren a
Jehová con el rostro hacia la ciudad que tú elegiste, y hacia la casa que yo edifiqué a tu nombre, 45
tú oirás en los cielos su oración y su súplica, y les harás justicia.
46 Si pecaren contra ti (porque no hay hombre que no peque), y estuvieres airado contra ellos, y
los entregares delante del enemigo, para que los cautive y lleve a tierra enemiga, sea lejos o cerca,
47 y ellos volvieren en sí en la tierra donde fueren cautivos; si se convirtieren, y oraren a ti en la
tierra de los que los cautivaron, y dijeren: Pecamos, hemos hecho lo malo, hemos cometido
impiedad; 48 y si se convirtieren a ti de todo su corazón y de toda su alma, en la tierra de sus
enemigos que los hubieren llevado cautivos, y oraren a ti con el rostro hacia su tierra que tú diste
a sus padres, y hacia la ciudad que tú elegiste y la casa que yo he edificado a tu nombre, 49 tú
oirás en los cielos, en el lugar de tu morada, su oración y su súplica, y les harás justicia. 50 Y
perdonarás a tu pueblo que había pecado contra ti, y todas sus infracciones con que se hayan
rebelado contra ti, y harás que tengan de ellos misericordia los que los hubieren llevado cautivos;
51 porque ellos son tu pueblo y tu heredad, el cual tú sacaste de Egipto, de en medio del horno de
hierro. 52 Estén, pues, atentos tus ojos a la oración de tu siervo y a la plegaria de tu pueblo Israel,
para oírlos en todo aquello por lo cual te invocaren; 53 porque tú los apartaste para ti como
heredad tuya de entre todos los pueblos de la tierra, como lo dijiste por medio de Moisés tu
siervo, cuando sacaste a nuestros padres de Egipto, oh Señor Jehová.
54 Cuando acabó Salomón de hacer a Jehová toda esta oración y súplica, se levantó de estar de
rodillas delante del altar de Jehová con sus manos extendidas al cielo; 55 y puesto en pie, bendijo
a toda la congregación de Israel, diciendo en voz alta: 56 Bendito sea Jehová, que ha dado paz a su
pueblo Israel, conforme a todo lo que él había dicho; ninguna palabra de todas sus promesas que
expresó por Moisés su siervo, ha faltado. 57 Esté con nosotros Jehová nuestro Dios, como estuvo
con nuestros padres, y no nos desampare ni nos deje. 58 Incline nuestro corazón hacia él, para que
andemos en todos sus caminos, y guardemos sus mandamientos y sus estatutos y sus decretos, los
cuales mandó a nuestros padres. 59 Y estas mis palabras con que he orado delante de Jehová,
estén cerca de Jehová nuestro Dios de día y de noche, para que él proteja la causa de su siervo y
de su pueblo Israel, cada cosa en su tiempo; 60 a fin de que todos los pueblos de la tierra sepan
que Jehová es Dios, y que no hay otro. 61 Sea, pues, perfecto vuestro corazón para con Jehová
nuestro Dios, andando en sus estatutos y guardando sus mandamientos, como en el día de hoy.
62 Entonces el rey, y todo Israel con él, sacrificaron víctimas delante de Jehová. 63 Y ofreció
Salomón sacrificios de paz, los cuales ofreció a Jehová: veintidós mil bueyes y ciento veinte mil
ovejas. Así dedicaron el rey y todos los hijos de Israel la casa de Jehová. 64 Aquel mismo día
santificó el rey el medio del atrio, el cual estaba delante de la casa de Jehová; porque ofreció allí
los holocaustos, las ofrendas y la grosura de los sacrificios de paz, por cuanto el altar de bronce
que estaba delante de Jehová era pequeño, y no cabían en él los holocaustos, las ofrendas y la
grosura de los sacrificios de paz.
65 En aquel tiempo Salomón hizo fiesta, y con él todo Israel, una gran congregación, desde donde
entran en Hamat hasta el río de Egipto, delante de Jehová nuestro Dios, por siete días y aun por
otros siete días, esto es, por catorce días. 66 Y al octavo día despidió al pueblo; y ellos,
bendiciendo al rey, se fueron a sus moradas alegres y gozosos de corazón, por todos los beneficios
que Jehová había hecho a David su siervo y a su pueblo Israel.
(2 Cr. 7. 11-22)
1 REYES 9
1 Cuando Salomón hubo acabado la obra de la casa de Jehová, y la casa real, y todo lo que
Salomón quiso hacer, 2 Jehová apareció a Salomón la segunda vez, como le había aparecido en
Gabaón. 3 Y le dijo Jehová: Yo he oído tu oración y tu ruego que has hecho en mi presencia. Yo he
santificado esta casa que tú has edificado, para poner mi nombre en ella para siempre; y en ella
estarán mis ojos y mi corazón todos los días. 4 Y si tú anduvieres delante de mí como anduvo
David tu padre, en integridad de corazón y en equidad, haciendo todas las cosas que yo te he
mandado, y guardando mis estatutos y mis decretos, 5 yo afirmaré el trono de tu reino sobre
Israel para siempre, como hablé a David tu padre, diciendo: No faltará varón de tu descendencia
en el trono de Israel. 6 Mas si obstinadamente os apartareis de mí vosotros y vuestros hijos, y no
guardareis mis mandamientos y mis estatutos que yo he puesto delante de vosotros, sino que
fuereis y sirviereis a dioses ajenos, y los adorareis; 7 yo cortaré a Israel de sobre la faz de la tierra
que les he entregado; y esta casa que he santificado a mi nombre, yo la echaré de delante de mí, e
Israel será por proverbio y refrán a todos los pueblos; 8 y esta casa, que estaba en estima,
cualquiera que pase por ella se asombrará, y se burlará, y dirá: ¿Por qué ha hecho así Jehová a esta
tierra y a esta casa? 9 Y dirán: Por cuanto dejaron a Jehová su Dios, que había sacado a sus padres
de tierra de Egipto, y echaron mano a dioses ajenos, y los adoraron y los sirvieron; por eso ha
traído Jehová sobre ellos todo este mal.
(2 Cr. 8. 1-18)
10 Aconteció al cabo de veinte años, cuando Salomón ya había edificado las dos casas, la casa de
Jehová y la casa real, 11 para las cuales Hiram rey de Tiro había traído a Salomón madera de cedro
y de ciprés, y cuanto oro quiso, que el rey Salomón dio a Hiram veinte ciudades en tierra de
Galilea. 12 Y salió Hiram de Tiro para ver las ciudades que Salomón le había dado, y no le gustaron.
13 Y dijo: ¿Qué ciudades son estas que me has dado, hermano? Y les puso por nombre, la tierra de
Cabul, nombre que tiene hasta hoy. 14 E Hiram había enviado al rey ciento veinte talentos de oro.
15 Esta es la razón de la leva que el rey Salomón impuso para edificar la casa de Jehová, y su
propia casa, y Milo, y el muro de Jerusalén, y Hazor, Meguido y Gezer: 16 Faraón el rey de Egipto
había subido y tomado a Gezer, y la quemó, y dio muerte a los cananeos que habitaban la ciudad,
y la dio en dote a su hija la mujer de Salomón. 17 Restauró, pues, Salomón a Gezer y a la baja Bet-
horón, 18 a Baalat, y a Tadmor en tierra del desierto; 19 asimismo todas las ciudades donde
Salomón tenía provisiones, y las ciudades de los carros, y las ciudades de la gente de a caballo, y
todo lo que Salomón quiso edificar en Jerusalén, en el Líbano, y en toda la tierra de su señorío. 20
A todos los pueblos que quedaron de los amorreos, heteos, ferezeos, heveos y jebuseos, que no
eran de los hijos de Israel; 21 a sus hijos que quedaron en la tierra después de ellos, que los hijos
de Israel no pudieron acabar, hizo Salomón que sirviesen con tributo hasta hoy. 22 Mas a ninguno
de los hijos de Israel impuso Salomón servicio, sino que eran hombres de guerra, o sus criados, sus
príncipes, sus capitanes, comandantes de sus carros, o su gente de a caballo.
23 Y los que Salomón había hecho jefes y vigilantes sobre las obras eran quinientos cincuenta, los
cuales estaban sobre el pueblo que trabajaba en aquella obra.
24 Y subió la hija de Faraón de la ciudad de David a su casa que Salomón le había edificado;
entonces edificó él a Milo.
25 Y ofrecía Salomón tres veces cada año holocaustos y sacrificios de paz sobre el altar que él
edificó a Jehová, y quemaba incienso sobre el que estaba delante de Jehová, después que la casa
fue terminada.
26 Hizo también el rey Salomón naves en Ezión-geber, que está junto a Elot en la ribera del Mar
Rojo, en la tierra de Edom. 27 Y envió Hiram en ellas a sus siervos, marineros y diestros en el mar,
con los siervos de Salomón, 28 los cuales fueron a Ofir y tomaron de allí oro, cuatrocientos veinte
talentos, y lo trajeron al rey Salomón.
(2 Cr. 9. 1-12)
1 REYES 10
1 Oyendo la reina de Sabá la fama que Salomón había alcanzado por el nombre de Jehová, vino a
probarle con preguntas difíciles. 2 Y vino a Jerusalén con un séquito muy grande, con camellos
cargados de especias, y oro en gran abundancia, y piedras preciosas; y cuando vino a Salomón, le
expuso todo lo que en su corazón tenía. 3 Y Salomón le contestó todas sus preguntas, y nada hubo
que el rey no le contestase. 4 Y cuando la reina de Sabá vio toda la sabiduría de Salomón, y la casa
que había edificado, 5 asimismo la comida de su mesa, las habitaciones de sus oficiales, el estado y
los vestidos de los que le servían, sus maestresalas, y sus holocaustos que ofrecía en la casa de
Jehová, se quedó asombrada.
6 Y dijo al rey: Verdad es lo que oí en mi tierra de tus cosas y de tu sabiduría; 7 pero yo no lo creía,
hasta que he venido, y mis ojos han visto que ni aun se me dijo la mitad; es mayor tu sabiduría y
bien, que la fama que yo había oído. 8 Bienaventurados tus hombres, dichosos estos tus siervos,
que están continuamente delante de ti, y oyen tu sabiduría. 9 Jehová tu Dios sea bendito, que se
agradó de ti para ponerte en el trono de Israel; porque Jehová ha amado siempre a Israel, te ha
puesto por rey, para que hagas derecho y justicia. 10 Y dio ella al rey ciento veinte talentos de oro,
y mucha especiería, y piedras preciosas; nunca vino tan gran cantidad de especias, como la reina
de Sabá dio al rey Salomón.
11 La flota de Hiram que había traído el oro de Ofir, traía también de Ofir mucha madera de
sándalo, y piedras preciosas. 12 Y de la madera de sándalo hizo el rey balaustres para la casa de
Jehová y para las casas reales, arpas también y salterios para los cantores; nunca vino semejante
madera de sándalo, ni se ha visto hasta hoy.
13 Y el rey Salomón dio a la reina de Sabá todo lo que ella quiso, y todo lo que pidió, además de lo
que Salomón le dio. Y ella se volvió, y se fue a su tierra con sus criados.
(2 Cr. 9. 13-24)
14 El peso del oro que Salomón tenía de renta cada año, era seiscientos sesenta y seis talentos de
oro; 15 sin lo de los mercaderes, y lo de la contratación de especias, y lo de todos los reyes de
Arabia, y de los principales de la tierra. 16 Hizo también el rey Salomón doscientos escudos
grandes de oro batido; seiscientos siclos de oro gastó en cada escudo. 17 Asimismo hizo
trescientos escudos de oro batido, en cada uno de los cuales gastó tres libras de oro; y el rey los
puso en la casa del bosque del Líbano. 18 Hizo también el rey un gran trono de marfil, el cual
cubrió de oro purísimo. 19 Seis gradas tenía el trono, y la parte alta era redonda por el respaldo; y
a uno y otro lado tenía brazos cerca del asiento, junto a los cuales estaban colocados dos leones.
20 Estaban también doce leones puestos allí sobre las seis gradas, de un lado y de otro; en ningún
otro reino se había hecho trono semejante. 21 Y todos los vasos de beber del rey Salomón eran de
oro, y asimismo toda la vajilla de la casa del bosque del Líbano era de oro fino; nada de plata,
porque en tiempo de Salomón no era apreciada. 22 Porque el rey tenía en el mar una flota de
naves de Tarsis, con la flota de Hiram. Una vez cada tres años venía la flota de Tarsis, y traía oro,
plata, marfil, monos y pavos reales.
23 Así excedía el rey Salomón a todos los reyes de la tierra en riquezas y en sabiduría. 24 Toda la
tierra procuraba ver la cara de Salomón, para oír la sabiduría que Dios había puesto en su corazón.
25 Y todos le llevaban cada año sus presentes: alhajas de oro y de plata, vestidos, armas, especias
aromáticas, caballos y mulos.
26 Y juntó Salomón carros y gente de a caballo; y tenía mil cuatrocientos carros, y doce mil jinetes,
los cuales puso en las ciudades de los carros, y con el rey en Jerusalén. 27 E hizo el rey que en
Jerusalén la plata llegara a ser como piedras, y los cedros como cabrahigos de la Sefela en
abundancia. 28 Y traían de Egipto caballos y lienzos a Salomón; porque la compañía de los
mercaderes del rey compraba caballos y lienzos. 29 Y venía y salía de Egipto, el carro por
seiscientas piezas de plata, y el caballo por ciento cincuenta; y así los adquirían por mano de ellos
todos los reyes de los heteos, y de Siria.
1 REYES 11
1 Pero el rey Salomón amó, además de la hija de Faraón, a muchas mujeres extranjeras; a las de
Moab, a las de Amón, a las de Edom, a las de Sidón, y a las heteas; 2 gentes de las cuales Jehová
había dicho a los hijos de Israel: No os llegaréis a ellas, ni ellas se llegarán a vosotros; porque
ciertamente harán inclinar vuestros corazones tras sus dioses. A éstas, pues, se juntó Salomón con
amor. 3 Y tuvo setecientas mujeres reinas y trescientas concubinas; y sus mujeres desviaron su
corazón. 4 Y cuando Salomón era ya viejo, sus mujeres inclinaron su corazón tras dioses ajenos, y
su corazón no era perfecto con Jehová su Dios, como el corazón de su padre David. 5 Porque
Salomón siguió a Astoret, diosa de los sidonios, y a Milcom, ídolo abominable de los amonitas. 6 E
hizo Salomón lo malo ante los ojos de Jehová, y no siguió cumplidamente a Jehová como David su
padre. 7 Entonces edificó Salomón un lugar alto a Quemos, ídolo abominable de Moab, en el
monte que está enfrente de Jerusalén, y a Moloc, ídolo abominable de los hijos de Amón. 8 Así
hizo para todas sus mujeres extranjeras, las cuales quemaban incienso y ofrecían sacrificios a sus
dioses.
9 Y se enojó Jehová contra Salomón, por cuanto su corazón se había apartado de Jehová Dios de
Israel, que se le había aparecido dos veces, 10 y le había mandado acerca de esto, que no siguiese
a dioses ajenos; mas él no guardó lo que le mandó Jehová. 11 Y dijo Jehová a Salomón: Por cuanto
ha habido esto en ti, y no has guardado mi pacto y mis estatutos que yo te mandé, romperé de ti
el reino, y lo entregaré a tu siervo. 12 Sin embargo, no lo haré en tus días, por amor a David tu
padre; lo romperé de la mano de tu hijo. 13 Pero no romperé todo el reino, sino que daré una
tribu a tu hijo, por amor a David mi siervo, y por amor a Jerusalén, la cual yo he elegido.
14 Y Jehová suscitó un adversario a Salomón: Hadad edomita, de sangre real, el cual estaba en
Edom. 15 Porque cuando David estaba en Edom, y subió Joab el general del ejército a enterrar los
muertos, y mató a todos los varones de Edom 16 (porque seis meses habitó allí Joab, y todo Israel,
hasta que hubo acabado con todo el sexo masculino en Edom), 17 Hadad huyó, y con él algunos
varones edomitas de los siervos de su padre, y se fue a Egipto; era entonces Hadad muchacho
pequeño. 18 Y se levantaron de Madián, y vinieron a Parán; y tomando consigo hombres de Parán,
vinieron a Egipto, a Faraón rey de Egipto, el cual les dio casa y les señaló alimentos, y aun les dio
tierra. 19 Y halló Hadad gran favor delante de Faraón, el cual le dio por mujer la hermana de su
esposa, la hermana de la reina Tahpenes. 20 Y la hermana de Tahpenes le dio a luz su hijo
Genubat, al cual destetó Tahpenes en casa de Faraón; y estaba Genubat en casa de Faraón entre
los hijos de Faraón. 21 Y oyendo Hadad en Egipto que David había dormido con sus padres, y que
era muerto Joab general del ejército, Hadad dijo a Faraón: Déjame ir a mi tierra. 22 Faraón le
respondió: ¿Por qué? ¿Qué te falta conmigo, que procuras irte a tu tierra? El respondió: Nada; con
todo, te ruego que me dejes ir.
23 Dios también levantó por adversario contra Salomón a Rezón hijo de Eliada, el cual había huido
de su amo Hadad-ezer, rey de Soba. 24 Y había juntado gente contra él, y se había hecho capitán
de una compañía, cuando David deshizo a los de Soba. Después fueron a Damasco y habitaron allí,
y le hicieron rey en Damasco. 25 Y fue adversario de Israel todos los días de Salomón; y fue otro
mal con el de Hadad, porque aborreció a Israel, y reinó sobre Siria.
26 También Jeroboam hijo de Nabat, efrateo de Sereda, siervo de Salomón, cuya madre se
llamaba Zerúa, la cual era viuda, alzó su mano contra el rey. 27 La causa por la cual éste alzó su
mano contra el rey fue esta: Salomón, edificando a Milo, cerró el portillo de la ciudad de David su
padre. 28 Y este varón Jeroboam era valiente y esforzado; y viendo Salomón al joven que era
hombre activo, le encomendó todo el cargo de la casa de José. 29 Aconteció, pues, en aquel
tiempo, que saliendo Jeroboam de Jerusalén, le encontró en el camino el profeta Ahías silonita, y
éste estaba cubierto con una capa nueva; y estaban ellos dos solos en el campo. 30 Y tomando
Ahías la capa nueva que tenía sobre sí, la rompió en doce pedazos, 31 y dijo a Jeroboam: Toma
para ti los diez pedazos; porque así dijo Jehová Dios de Israel: He aquí que yo rompo el reino de la
mano de Salomón, y a ti te daré diez tribus; 32 y él tendrá una tribu por amor a David mi siervo, y
por amor a Jerusalén, ciudad que yo he elegido de todas las tribus de Israel; 33 por cuanto me han
dejado, y han adorado a Astoret diosa de los sidonios, a Quemos dios de Moab, y a Moloc dios de
los hijos de Amón; y no han andado en mis caminos para hacer lo recto delante de mis ojos, y mis
estatutos y mis decretos, como hizo David su padre. 34 Pero no quitaré nada del reino de sus
manos, sino que lo retendré por rey todos los días de su vida, por amor a David mi siervo, al cual
yo elegí, y quien guardó mis mandamientos y mis estatutos. 35 Pero quitaré el reino de la mano de
su hijo, y lo daré a ti, las diez tribus. 36 Y a su hijo daré una tribu, para que mi siervo David tenga
lámpara todos los días delante de mí en Jerusalén, ciudad que yo me elegí para poner en ella mi
nombre. 37 Yo, pues, te tomaré a ti, y tú reinarás en todas las cosas que deseare tu alma, y serás
rey sobre Israel. 38 Y si prestares oído a todas las cosas que te mandare, y anduvieres en mis
caminos, e hicieres lo recto delante de mis ojos, guardando mis estatutos y mis mandamientos,
como hizo David mi siervo, yo estaré contigo y te edificaré casa firme, como la edifiqué a David, y
yo te entregaré a Israel. 39 Y yo afligiré a la descendencia de David a causa de esto, mas no para
siempre. 40 Por esto Salomón procuró matar a Jeroboam, pero Jeroboam se levantó y huyó a
Egipto, a Sisac rey de Egipto, y estuvo en Egipto hasta la muerte de Salomón.
Muerte de Salomón
(2 Cr. 9.29-31)
41 Los demás hechos de Salomón, y todo lo que hizo, y su sabiduría, ¿no está escrito en el libro de
los hechos de Salomón? 42 Los días que Salomón reinó en Jerusalén sobre todo Israel fueron
cuarenta años. 43 Y durmió Salomón con sus padres, y fue sepultado en la ciudad de su padre
David; y reinó en su lugar Roboam su hijo.
Rebelión de Israel
(2 Cr. 10.1—11.4)
1 REYES 12
1 Roboam fue a Siquem, porque todo Israel había venido a Siquem para hacerle rey. 2 Y aconteció
que cuando lo oyó Jeroboam hijo de Nabat, que aún estaba en Egipto, adonde había huido de
delante del rey Salomón, y habitaba en Egipto, 3 enviaron a llamarle. Vino, pues, Jeroboam, y toda
la congregación de Israel, y hablaron a Roboam, diciendo: 4 Tu padre agravó nuestro yugo, mas
ahora disminuye tú algo de la dura servidumbre de tu padre, y del yugo pesado que puso sobre
nosotros, y te serviremos. 5 Y él les dijo: Idos, y de aquí a tres días volved a mí. Y el pueblo se fue.
6 Entonces el rey Roboam pidió consejo de los ancianos que habían estado delante de Salomón su
padre cuando vivía, y dijo: ¿Cómo aconsejáis vosotros que responda a este pueblo? 7 Y ellos le
hablaron diciendo: Si tú fueres hoy siervo de este pueblo y lo sirvieres, y respondiéndoles buenas
palabras les hablares, ellos te servirán para siempre. 8 Pero él dejó el consejo que los ancianos le
habían dado, y pidió consejo de los jóvenes que se habían criado con él, y estaban delante de él. 9
Y les dijo: ¿Cómo aconsejáis vosotros que respondamos a este pueblo, que me ha hablado
diciendo: Disminuye algo del yugo que tu padre puso sobre nosotros? 10 Entonces los jóvenes que
se habían criado con él le respondieron diciendo: Así hablarás a este pueblo que te ha dicho estas
palabras: Tu padre agravó nuestro yugo, mas tú disminúyenos algo; así les hablarás: El menor
dedo de los míos es más grueso que los lomos de mi padre. 11 Ahora, pues, mi padre os cargó de
pesado yugo, mas yo añadiré a vuestro yugo; mi padre os castigó con azotes, mas yo os castigaré
con escorpiones.
12 Al tercer día vino Jeroboam con todo el pueblo a Roboam, según el rey lo había mandado,
diciendo: Volved a mí al tercer día. 13 Y el rey respondió al pueblo duramente, dejando el consejo
que los ancianos le habían dado; 14 y les habló conforme al consejo de los jóvenes, diciendo: Mi
padre agravó vuestro yugo, pero yo añadiré a vuestro yugo; mi padre os castigó con azotes, mas
yo os castigaré con escorpiones. 15 Y no oyó el rey al pueblo; porque era designio de Jehová para
confirmar la palabra que Jehová había hablado por medio de Ahías silonita a Jeroboam hijo de
Nabat.
16 Cuando todo el pueblo vio que el rey no les había oído, le respondió estas palabras, diciendo:
¿Qué parte tenemos nosotros con David? No tenemos heredad en el hijo de Isaí. ¡Israel, a tus
tiendas! ¡Provee ahora en tu casa, David! Entonces Israel se fue a sus tiendas. 17 Pero reinó
Roboam sobre los hijos de Israel que moraban en las ciudades de Judá. 18 Y el rey Roboam envió a
Adoram, que estaba sobre los tributos; pero lo apedreó todo Israel, y murió. Entonces el rey
Roboam se apresuró a subirse en un carro y huir a Jerusalén. 19 Así se apartó Israel de la casa de
David hasta hoy. 20 Y aconteció que oyendo todo Israel que Jeroboam había vuelto, enviaron a
llamarle a la congregación, y le hicieron rey sobre todo Israel, sin quedar tribu alguna que siguiese
la casa de David, sino sólo la tribu de Judá.
21 Y cuando Roboam vino a Jerusalén, reunió a toda la casa de Judá y a la tribu de Benjamín,
ciento ochenta mil hombres, guerreros escogidos, con el fin de hacer guerra a la casa de Israel, y
hacer volver el reino a Roboam hijo de Salomón. 22 Pero vino palabra de Jehová a Semaías varón
de Dios, diciendo: 23 Habla a Roboam hijo de Salomón, rey de Judá, y a toda la casa de Judá y de
Benjamín, y a los demás del pueblo, diciendo: 24 Así ha dicho Jehová: No vayáis, ni peleéis contra
vuestros hermanos los hijos de Israel; volveos cada uno a su casa, porque esto lo he hecho yo. Y
ellos oyeron la palabra de Dios, y volvieron y se fueron, conforme a la palabra de Jehová.
El pecado de Jeroboam
25 Entonces reedificó Jeroboam a Siquem en el monte de Efraín, y habitó en ella; y saliendo de allí,
reedificó a Penuel. 26 Y dijo Jeroboam en su corazón: Ahora se volverá el reino a la casa de David,
27 si este pueblo subiere a ofrecer sacrificios en la casa de Jehová en Jerusalén; porque el corazón
de este pueblo se volverá a su señor Roboam rey de Judá, y me matarán a mí, y se volverán a
Roboam rey de Judá. 28 Y habiendo tenido consejo, hizo el rey dos becerros de oro, y dijo al
pueblo: Bastante habéis subido a Jerusalén; he aquí tus dioses, oh Israel, los cuales te hicieron
subir de la tierra de Egipto. 29 Y puso uno en Bet-el, y el otro en Dan. 30 Y esto fue causa de
pecado; porque el pueblo iba a adorar delante de uno hasta Dan. 31 Hizo también casas sobre los
lugares altos, e hizo sacerdotes de entre el pueblo, que no eran de los hijos de Leví. 32 Entonces
instituyó Jeroboam fiesta solemne en el mes octavo, a los quince días del mes, conforme a la fiesta
solemne que se celebraba en Judá; y sacrificó sobre un altar. Así hizo en Bet-el, ofreciendo
sacrificios a los becerros que había hecho. Ordenó también en Bet-el sacerdotes para los lugares
altos que él había fabricado. 33 Sacrificó, pues, sobre el altar que él había hecho en Bet-el, a los
quince días del mes octavo, el mes que él había inventado de su propio corazón; e hizo fiesta a los
hijos de Israel, y subió al altar para quemar incienso.
1 REYES 13
1 He aquí que un varón de Dios por palabra de Jehová vino de Judá a Bet-el; y estando Jeroboam
junto al altar para quemar incienso, 2 aquél clamó contra el altar por palabra de Jehová y dijo:
Altar, altar, así ha dicho Jehová: He aquí que a la casa de David nacerá un hijo llamado Josías, el
cual sacrificará sobre ti a los sacerdotes de los lugares altos que queman sobre ti incienso, y sobre
ti quemarán huesos de hombres. 3 Y aquel mismo día dio una señal, diciendo: Esta es la señal de
que Jehová ha hablado: he aquí que el altar se quebrará, y la ceniza que sobre él está se
derramará. 4 Cuando el rey Jeroboam oyó la palabra del varón de Dios, que había clamado contra
el altar de Bet-el, extendiendo su mano desde el altar, dijo: ¡Prendedle! Mas la mano que había
extendido contra él, se le secó, y no la pudo enderezar. 5 Y el altar se rompió, y se derramó la
ceniza del altar, conforme a la señal que el varón de Dios había dado por palabra de Jehová. 6
Entonces respondiendo el rey, dijo al varón de Dios: Te pido que ruegues ante la presencia de
Jehová tu Dios, y ores por mí, para que mi mano me sea restaurada. Y el varón de Dios oró a
Jehová, y la mano del rey se le restauró, y quedó como era antes. 7 Y el rey dijo al varón de Dios:
Ven conmigo a casa, y comerás, y yo te daré un presente. 8 Pero el varón de Dios dijo al rey:
Aunque me dieras la mitad de tu casa, no iría contigo, ni comería pan ni bebería agua en este
lugar. 9 Porque así me está ordenado por palabra de Jehová, diciendo: No comas pan, ni bebas
agua, ni regreses por el camino que fueres. 10 Regresó, pues, por otro camino, y no volvió por el
camino por donde había venido a Bet-el.
11 Moraba entonces en Bet-el un viejo profeta, al cual vino su hijo y le contó todo lo que el varón
de Dios había hecho aquel día en Bet-el; le contaron también a su padre las palabras que había
hablado al rey. 12 Y su padre les dijo: ¿Por qué camino se fue? Y sus hijos le mostraron el camino
por donde había regresado el varón de Dios que había venido de Judá. 13 Y él dijo a sus hijos:
Ensilladme el asno. Y ellos le ensillaron el asno, y él lo montó. 14 Y yendo tras el varón de Dios, le
halló sentado debajo de una encina, y le dijo: ¿Eres tú el varón de Dios que vino de Judá? El dijo:
Yo soy. 15 Entonces le dijo: Ven conmigo a casa, y come pan. 16 Mas él respondió: No podré
volver contigo, ni iré contigo, ni tampoco comeré pan ni beberé agua contigo en este lugar. 17
Porque por palabra de Dios me ha sido dicho: No comas pan ni bebas agua allí, ni regreses por el
camino por donde fueres. 18 Y el otro le dijo, mintiéndole: Yo también soy profeta como tú, y un
ángel me ha hablado por palabra de Jehová, diciendo: Tráele contigo a tu casa, para que coma pan
y beba agua. 19 Entonces volvió con él, y comió pan en su casa, y bebió agua.
20 Y aconteció que estando ellos en la mesa, vino palabra de Jehová al profeta que le había hecho
volver. 21 Y clamó al varón de Dios que había venido de Judá, diciendo: Así dijo Jehová: Por cuanto
has sido rebelde al mandato de Jehová, y no guardaste el mandamiento que Jehová tu Dios te
había prescrito, 22 sino que volviste, y comiste pan y bebiste agua en el lugar donde Jehová te
había dicho que no comieses pan ni bebieses agua, no entrará tu cuerpo en el sepulcro de tus
padres. 23 Cuando había comido pan y bebido, el que le había hecho volver le ensilló el asno. 24 Y
yéndose, le topó un león en el camino, y le mató; y su cuerpo estaba echado en el camino, y el
asno junto a él, y el león también junto al cuerpo. 25 Y he aquí unos que pasaban, y vieron el
cuerpo que estaba echado en el camino, y el león que estaba junto al cuerpo; y vinieron y lo
dijeron en la ciudad donde el viejo profeta habitaba.
26 Oyéndolo el profeta que le había hecho volver del camino, dijo: El varón de Dios es, que fue
rebelde al mandato de Jehová; por tanto, Jehová le ha entregado al león, que le ha quebrantado y
matado, conforme a la palabra de Jehová que él le dijo. 27 Y habló a sus hijos, y les dijo:
Ensilladme un asno. Y ellos se lo ensillaron. 28 Y él fue, y halló el cuerpo tendido en el camino, y el
asno y el león que estaban junto al cuerpo; el león no había comido el cuerpo, ni dañado al asno.
29 Entonces tomó el profeta el cuerpo del varón de Dios, y lo puso sobre el asno y se lo llevó. Y el
profeta viejo vino a la ciudad, para endecharle y enterrarle. 30 Y puso el cuerpo en su sepulcro; y
le endecharon, diciendo: ¡Ay, hermano mío! 31 Y después que le hubieron enterrado, habló a sus
hijos, diciendo: Cuando yo muera, enterradme en el sepulcro en que está sepultado el varón de
Dios; poned mis huesos junto a los suyos. 32 Porque sin duda vendrá lo que él dijo a voces por
palabra de Jehová contra el altar que está en Bet-el, y contra todas las cosas de los lugares altos
que están en las ciudades de Samaria.
33 Con todo esto, no se apartó Jeroboam de su mal camino, sino que volvió a hacer sacerdotes de
los lugares altos de entre el pueblo, y a quien quería lo consagraba para que fuese de los
sacerdotes de los lugares altos. 34 Y esto fue causa de pecado a la casa de Jeroboam, por lo cual
fue cortada y raída de sobre la faz de la tierra.
1 REYES 14
1 En aquel tiempo Abías hijo de Jeroboam cayó enfermo. 2 Y dijo Jeroboam a su mujer: Levántate
ahora y disfrázate, para que no te conozcan que eres la mujer de Jeroboam, y ve a Silo; porque allá
está el profeta Ahías, el que me dijo que yo había de ser rey sobre este pueblo. 3 Y toma en tu
mano diez panes, y tortas, y una vasija de miel, y ve a él, para que te declare lo que ha de ser de
este niño.
4 Y la mujer de Jeroboam lo hizo así; y se levantó y fue a Silo, y vino a casa de Ahías. Y ya no podía
ver Ahías, porque sus ojos se habían oscurecido a causa de su vejez. 5 Mas Jehová había dicho a
Ahías: He aquí que la mujer de Jeroboam vendrá a consultarte por su hijo, que está enfermo; así y
así le responderás, pues cuando ella viniere, vendrá disfrazada.
6 Cuando Ahías oyó el sonido de sus pies, al entrar ella por la puerta, dijo: Entra, mujer de
Jeroboam. ¿Por qué te finges otra? He aquí yo soy enviado a ti con revelación dura. 7 Ve y di a
Jeroboam: Así dijo Jehová Dios de Israel: Por cuanto yo te levanté de en medio del pueblo, y te
hice príncipe sobre mi pueblo Israel, 8 y rompí el reino de la casa de David y te lo entregué a ti; y
tú no has sido como David mi siervo, que guardó mis mandamientos y anduvo en pos de mí con
todo su corazón, haciendo solamente lo recto delante de mis ojos, 9 sino que hiciste lo malo sobre
todos los que han sido antes de ti, pues fuiste y te hiciste dioses ajenos e imágenes de fundición
para enojarme, y a mí me echaste tras tus espaldas; 10 por tanto, he aquí que yo traigo mal sobre
la casa de Jeroboam, y destruiré de Jeroboam todo varón, así el siervo como el libre en Israel; y
barreré la posteridad de la casa de Jeroboam como se barre el estiércol, hasta que sea acabada. 11
El que muera de los de Jeroboam en la ciudad, lo comerán los perros, y el que muera en el campo,
lo comerán las aves del cielo; porque Jehová lo ha dicho. 12 Y tú levántate y vete a tu casa; y al
poner tu pie en la ciudad, morirá el niño. 13 Y todo Israel lo endechará, y le enterrarán; porque de
los de Jeroboam, sólo él será sepultado, por cuanto se ha hallado en él alguna cosa buena delante
de Jehová Dios de Israel, en la casa de Jeroboam. 14 Y Jehová levantará para sí un rey sobre Israel,
el cual destruirá la casa de Jeroboam en este día; y lo hará ahora mismo. 15 Jehová sacudirá a
Israel al modo que la caña se agita en las aguas; y él arrancará a Israel de esta buena tierra que
había dado a sus padres, y los esparcirá más allá del Eufrates, por cuanto han hecho sus imágenes
de Asera, enojando a Jehová. 16 Y él entregará a Israel por los pecados de Jeroboam, el cual pecó,
y ha hecho pecar a Israel.
17 Entonces la mujer de Jeroboam se levantó y se marchó, y vino a Tirsa; y entrando ella por el
umbral de la casa, el niño murió. 18 Y lo enterraron, y lo endechó todo Israel, conforme a la
palabra de Jehová, la cual él había hablado por su siervo el profeta Ahías. 19 Los demás hechos de
Jeroboam, las guerras que hizo, y cómo reinó, todo está escrito en el libro de las historias de los
reyes de Israel. 20 El tiempo que reinó Jeroboam fue de veintidós años; y habiendo dormido con
sus padres, reinó en su lugar Nadab su hijo.
Reinado de Roboam
(2 Cr. 12.1-16)
21 Roboam hijo de Salomón reinó en Judá. De cuarenta y un años era Roboam cuando comenzó a
reinar, y diecisiete años reinó en Jerusalén, ciudad que Jehová eligió de todas las tribus de Israel,
para poner allí su nombre. El nombre de su madre fue Naama, amonita. 22 Y Judá hizo lo malo
ante los ojos de Jehová, y le enojaron más que todo lo que sus padres habían hecho en sus
pecados que cometieron. 23 Porque ellos también se edificaron lugares altos, estatuas, e
imágenes de Asera, en todo collado alto y debajo de todo árbol frondoso. 24 Hubo también
sodomitas en la tierra, e hicieron conforme a todas las abominaciones de las naciones que Jehová
había echado delante de los hijos de Israel.
25 Al quinto año del rey Roboam subió Sisac rey de Egipto contra Jerusalén, 26 y tomó los tesoros
de la casa de Jehová, y los tesoros de la casa real, y lo saqueó todo; también se llevó todos los
escudos de oro que Salomón había hecho. 27 Y en lugar de ellos hizo el rey Roboam escudos de
bronce, y los dio a los capitanes de los de la guardia, quienes custodiaban la puerta de la casa real.
28 Cuando el rey entraba en la casa de Jehová, los de la guardia los llevaban; y los ponían en la
cámara de los de la guardia.
29 Los demás hechos de Roboam, y todo lo que hizo, ¿no está escrito en las crónicas de los reyes
de Judá? 30 Y hubo guerra entre Roboam y Jeroboam todos los días. 31 Y durmió Roboam con sus
padres, y fue sepultado con sus padres en la ciudad de David. El nombre de su madre fue Naama,
amonita. Y reinó en su lugar Abiam su hijo.
Reinado de Abiam
(2 Cr. 13.1-22)
1 REYES 15
1 En el año dieciocho del rey Jeroboam hijo de Nabat, Abiam comenzó a reinar sobre Judá, 2 y
reinó tres años en Jerusalén. El nombre de su madre fue Maaca, hija de Abisalom. 3 Y anduvo en
todos los pecados que su padre había cometido antes de él; y no fue su corazón perfecto con
Jehová su Dios, como el corazón de David su padre. 4 Mas por amor a David, Jehová su Dios le dio
lámpara en Jerusalén, levantando a su hijo después de él, y sosteniendo a Jerusalén; 5 por cuanto
David había hecho lo recto ante los ojos de Jehová, y de ninguna cosa que le mandase se había
apartado en todos los días de su vida, salvo en lo tocante a Urías heteo. 6 Y hubo guerra entre
Roboam, y Jeroboam todos los días de su vida. 7 Los demás hechos de Abiam, y todo lo que hizo,
¿no está escrito en el libro de las crónicas de los reyes de Judá? Y hubo guerra entre Abiam y
Jeroboam. 8 Y durmió Abiam con sus padres, y lo sepultaron en la ciudad de David; y reinó Asa su
hijo en su lugar.
Reinado de Asa
9 En el año veinte de Jeroboam rey de Israel, Asa comenzó a reinar sobre Judá. 10 Y reinó cuarenta
y un años en Jerusalén; el nombre de su madre fue Maaca, hija de Abisalom. 11 Asa hizo lo recto
ante los ojos de Jehová, como David su padre. 12 Porque quitó del país a los sodomitas, y quitó
todos los ídolos que sus padres habían hecho. 13 También privó a su madre Maaca de ser reina
madre, porque había hecho un ídolo de Asera. Además deshizo Asa el ídolo de su madre, y lo
quemó junto al torrente de Cedrón. 14 Sin embargo, los lugares altos no se quitaron. Con todo, el
corazón de Asa fue perfecto para con Jehová toda su vida. 15 También metió en la casa de Jehová
lo que su padre había dedicado, y lo que él dedicó: oro, plata y alhajas.
(2 Cr. 16.1-10)
16 Hubo guerra entre Asa y Baasa rey de Israel, todo el tiempo de ambos. 17 Y subió Baasa rey de
Israel contra Judá, y edificó a Ramá, para no dejar a ninguno salir ni entrar a Asa rey de Judá. 18
Entonces tomando Asa toda la plata y el oro que había quedado en los tesoros de la casa de
Jehová, y los tesoros de la casa real, los entregó a sus siervos, y los envió el rey Asa a Ben-adad hijo
de Tabrimón, hijo de Hezión, rey de Siria, el cual residía en Damasco, diciendo: 19 Haya alianza
entre nosotros, como entre mi padre y el tuyo. He aquí yo te envío un presente de plata y de oro;
ve, y rompe tu pacto con Baasa rey de Israel, para que se aparte de mí. 20 Y Ben-adad consintió
con el rey Asa, y envió los príncipes de los ejércitos que tenía contra las ciudades de Israel, y
conquistó Ijón, Dan, Abel-bet-maaca, y toda Cineret, con toda la tierra de Neftalí. 21 Oyendo esto
Baasa, dejó de edificar a Ramá, y se quedó en Tirsa. 22 Entonces el rey Asa convocó a todo Judá,
sin exceptuar a ninguno; y quitaron de Ramá la piedra y la madera con que Baasa edificaba, y
edificó el rey Asa con ello a Geba de Benjamín, y a Mizpa.
Muerte de Asa
(2 Cr. 16.11-14)
23 Los demás hechos de Asa, y todo su poderío, y todo lo que hizo, y las ciudades que edificó, ¿no
está todo escrito en el libro de las crónicas de los reyes de Judá? Mas en los días de su vejez
enfermó de los pies. 24 Y durmió Asa con sus padres, y fue sepultado con ellos en la ciudad de
David su padre; y reinó en su lugar Josafat su hijo.
Reinado de Nadab
25 Nadab hijo de Jeroboam comenzó a reinar sobre Israel en el segundo año de Asa rey de Judá; y
reinó sobre Israel dos años. 26 E hizo lo malo ante los ojos de Jehová, andando en el camino de su
padre, y en los pecados con que hizo pecar a Israel.
27 Y Baasa hijo de Ahías, el cual era de la casa de Isacar, conspiró contra él, y lo hirió Baasa en
Gibetón, que era de los filisteos; porque Nadab y todo Israel tenían sitiado a Gibetón. 28 Lo mató,
pues, Baasa en el tercer año de Asa rey de Judá, y reinó en lugar suyo. 29 Y cuando él vino al reino,
mató a toda la casa de Jeroboam, sin dejar alma viviente de los de Jeroboam, hasta raerla,
conforme a la palabra que Jehová habló por su siervo Ahías silonita; 30 por los pecados que
Jeroboam había cometido, y con los cuales hizo pecar a Israel; y por su provocación con que
provocó a enojo a Jehová Dios de Israel.
31 Los demás hechos de Nadab, y todo lo que hizo, ¿no está todo escrito en el libro de las crónicas
de los reyes de Israel? 32 Y hubo guerra entre Asa y Baasa rey de Israel, todo el tiempo de ambos.
Reinado de Baasa
33 En el tercer año de Asa rey de Judá, comenzó a reinar Baasa hijo de Ahías sobre todo Israel en
Tirsa; y reinó veinticuatro años. 34 E hizo lo malo ante los ojos de Jehová, y anduvo en el camino
de Jeroboam, y en su pecado con que hizo pecar a Israel.
1 REYES 16
1 Y vino palabra de Jehová a Jehú hijo de Hanani contra Baasa, diciendo: 2 Por cuanto yo te
levanté del polvo y te puse por príncipe sobre mi pueblo Israel, y has andado en el camino de
Jeroboam, y has hecho pecar a mi pueblo Israel, provocándome a ira con tus pecados; 3 he aquí yo
barreré la posteridad de Baasa, y la posteridad de su casa; y pondré su casa como la casa de
Jeroboam hijo de Nabat. 4 El que de Baasa fuere muerto en la ciudad, lo comerán los perros; y el
que de él fuere muerto en el campo, lo comerán las aves del cielo.
5 Los demás hechos de Baasa, y las cosas que hizo, y su poderío, ¿no está todo escrito en el libro
de las crónicas de los reyes de Israel? 6 Y durmió Baasa con sus padres, y fue sepultado en Tirsa, y
reinó en su lugar Ela su hijo. 7 Pero la palabra de Jehová por el profeta Jehú hijo de Hanani había
sido contra Baasa y también contra su casa, con motivo de todo lo malo que hizo ante los ojos de
Jehová, provocándole a ira con las obras de sus manos, para que fuese hecha como la casa de
Jeroboam; y porque la había destruido.
8 En el año veintiséis de Asa rey de Judá comenzó a reinar Ela hijo de Baasa sobre Israel en Tirsa; y
reinó dos años. 9 Y conspiró contra él su siervo Zimri, comandante de la mitad de los carros. Y
estando él en Tirsa, bebiendo y embriagado en casa de Arsa su mayordomo en Tirsa, 10 vino Zimri
y lo hirió y lo mató, en el año veintisiete de Asa rey de Judá; y reinó en lugar suyo.
11 Y luego que llegó a reinar y estuvo sentado en su trono, mató a toda la casa de Baasa, sin dejar
en ella varón, ni parientes ni amigos. 12 Así exterminó Zimri a toda la casa de Baasa, conforme a la
palabra que Jehová había proferido contra Baasa por medio del profeta Jehú, 13 por todos los
pecados de Baasa y los pecados de Ela su hijo, con los cuales ellos pecaron e hicieron pecar a
Israel, provocando a enojo con sus vanidades a Jehová Dios de Israel. 14 Los demás hechos de Ela,
y todo lo que hizo, ¿no está todo escrito en el libro de las crónicas de los reyes de Israel?
15 En el año veintisiete de Asa rey de Judá, comenzó a reinar Zimri, y reinó siete días en Tirsa; y el
pueblo había acampado contra Gibetón, ciudad de los filisteos. 16 Y el pueblo que estaba en el
campamento oyó decir: Zimri ha conspirado, y ha dado muerte al rey. Entonces todo Israel puso
aquel mismo día por rey sobre Israel a Omri, general del ejército, en el campo de batalla. 17 Y
subió Omri de Gibetón, y con él todo Israel, y sitiaron a Tirsa. 18 Mas viendo Zimri tomada la
ciudad, se metió en el palacio de la casa real, y prendió fuego a la casa consigo; y así murió, 19 por
los pecados que había cometido, haciendo lo malo ante los ojos de Jehová, y andando en los
caminos de Jeroboam, y en su pecado que cometió, haciendo pecar a Israel. 20 El resto de los
hechos de Zimri, y la conspiración que hizo, ¿no está todo escrito en el libro de las crónicas de los
reyes de Israel?
Reinado de Omri
21 Entonces el pueblo de Israel fue dividido en dos partes: la mitad del pueblo seguía a Tibni hijo
de Ginat para hacerlo rey, y la otra mitad seguía a Omri. 22 Mas el pueblo que seguía a Omri pudo
más que el que seguía a Tibni hijo de Ginat; y Tibni murió, y Omri fue rey. 23 En el año treinta y
uno de Asa rey de Judá, comenzó a reinar Omri sobre Israel, y reinó doce años; en Tirsa reinó seis
años. 24 Y Omri compró a Semer el monte de Samaria por dos talentos de plata, y edificó en el
monte; y llamó el nombre de la ciudad que edificó, Samaria, del nombre de Semer, que fue dueño
de aquel monte.
25 Y Omri hizo lo malo ante los ojos de Jehová, e hizo peor que todos los que habían reinado antes
de él; 26 pues anduvo en todos los caminos de Jeroboam hijo de Nabat, y en el pecado con el cual
hizo pecar a Israel, provocando a ira a Jehová Dios de Israel con sus ídolos. 27 Los demás hechos
de Omri, y todo lo que hizo, y las valentías que ejecutó, ¿no está todo escrito en el libro de las
crónicas de los reyes de Israel? 28 Y Omri durmió con sus padres, y fue sepultado en Samaria, y
reinó en lugar suyo Acab su hijo.
Reinado de Acab
29 Comenzó a reinar Acab hijo de Omri sobre Israel el año treinta y ocho de Asa rey de Judá. 30 Y
reinó Acab hijo de Omri sobre Israel en Samaria veintidós años. Y Acab hijo de Omri hizo lo malo
ante los ojos de Jehová, más que todos los que reinaron antes de él. 31 Porque le fue ligera cosa
andar en los pecados de Jeroboam hijo de Nabat, y tomó por mujer a Jezabel, hija de Et-baal rey
de los sidonios, y fue y sirvió a Baal, y lo adoró. 32 E hizo altar a Baal, en el templo de Baal que él
edificó en Samaria. 33 Hizo también Acab una imagen de Asera, haciendo así Acab más que todos
los reyes de Israel que reinaron antes que él, para provocar la ira de Jehová Dios de Israel. 34 En su
tiempo Hiel de Bet-el reedificó a Jericó. A precio de la vida de Abiram su primogénito echó el
cimiento, y a precio de la vida de Segub su hijo menor puso sus puertas, conforme a la palabra que
Jehová había hablado por Josué hijo de Nun.
1 REYES 17
1 Entonces Elías tisbita, que era de los moradores de Galaad, dijo a Acab: Vive Jehová Dios de
Israel, en cuya presencia estoy, que no habrá lluvia ni rocío en estos años, sino por mi palabra. 2 Y
vino a él palabra de Jehová, diciendo: 3 Apártate de aquí, y vuélvete al oriente, y escóndete en el
arroyo de Querit, que está frente al Jordán. 4 Beberás del arroyo; y yo he mandado a los cuervos
que te den allí de comer. 5 Y él fue e hizo conforme a la palabra de Jehová; pues se fue y vivió
junto al arroyo de Querit, que está frente al Jordán. 6 Y los cuervos le traían pan y carne por la
mañana, y pan y carne por la tarde; y bebía del arroyo. 7 Pasados algunos días, se secó el arroyo,
porque no había llovido sobre la tierra.
8 Vino luego a él palabra de Jehová, diciendo: 9 Levántate, vete a Sarepta de Sidón, y mora allí; he
aquí yo he dado orden allí a una mujer viuda que te sustente. 10 Entonces él se levantó y se fue a
Sarepta. Y cuando llegó a la puerta de la ciudad, he aquí una mujer viuda que estaba allí
recogiendo leña; y él la llamó, y le dijo: Te ruego que me traigas un poco de agua en un vaso, para
que beba. 11 Y yendo ella para traérsela, él la volvió a llamar, y le dijo: Te ruego que me traigas
también un bocado de pan en tu mano. 12 Y ella respondió: Vive Jehová tu Dios, que no tengo pan
cocido; solamente un puñado de harina tengo en la tinaja, y un poco de aceite en una vasija; y
ahora recogía dos leños, para entrar y prepararlo para mí y para mi hijo, para que lo comamos, y
nos dejemos morir. 13 Elías le dijo: No tengas temor; ve, haz como has dicho; pero hazme a mí
primero de ello una pequeña torta cocida debajo de la ceniza, y tráemela; y después harás para ti
y para tu hijo. 14 Porque Jehová Dios de Israel ha dicho así: La harina de la tinaja no escaseará, ni
el aceite de la vasija disminuirá, hasta el día en que Jehová haga llover sobre la faz de la tierra. 15
Entonces ella fue e hizo como le dijo Elías; y comió él, y ella, y su casa, muchos días. 16 Y la harina
de la tinaja no escaseó, ni el aceite de la vasija menguó, conforme a la palabra que Jehová había
dicho por Elías.
17 Después de estas cosas aconteció que cayó enfermo el hijo del ama de la casa; y la enfermedad
fue tan grave que no quedó en él aliento. 18 Y ella dijo a Elías: ¿Qué tengo yo contigo, varón de
Dios? ¿Has venido a mí para traer a memoria mis iniquidades, y para hacer morir a mi hijo? 19 El le
dijo: Dame acá tu hijo. Entonces él lo tomó de su regazo, y lo llevó al aposento donde él estaba, y
lo puso sobre su cama. 20 Y clamando a Jehová, dijo: Jehová Dios mío, ¿aun a la viuda en cuya casa
estoy hospedado has afligido, haciéndole morir su hijo? 21 Y se tendió sobre el niño tres veces, y
clamó a Jehová y dijo: Jehová Dios mío, te ruego que hagas volver el alma de este niño a él. 22 Y
Jehová oyó la voz de Elías, y el alma del niño volvió a él, y revivió. 23 Tomando luego Elías al niño,
lo trajo del aposento a la casa, y lo dio a su madre, y le dijo Elías: Mira, tu hijo vive. 24 Entonces la
mujer dijo a Elías: Ahora conozco que tú eres varón de Dios, y que la palabra de Jehová es verdad
en tu boca.
1 REYES 18
1 Pasados muchos días, vino palabra de Jehová a Elías en el tercer año, diciendo: Ve, muéstrate a
Acab, y yo haré llover sobre la faz de la tierra. 2 Fue, pues, Elías a mostrarse a Acab. Y el hambre
era grave en Samaria. 3 Y Acab llamó a Abdías su mayordomo. Abdías era en gran manera
temeroso de Jehová. 4 Porque cuando Jezabel destruía a los profetas de Jehová, Abdías tomó a
cien profetas y los escondió de cincuenta en cincuenta en cuevas, y los sustentó con pan y agua. 5
Dijo, pues, Acab a Abdías: Ve por el país a todas las fuentes de aguas, y a todos los arroyos, a ver si
acaso hallaremos hierba con que conservemos la vida a los caballos y a las mulas, para que no nos
quedemos sin bestias. 6 Y dividieron entre sí el país para recorrerlo; Acab fue por un camino, y
Abdías fue separadamente por otro.
7 Y yendo Abdías por el camino, se encontró con Elías; y cuando lo reconoció, se postró sobre su
rostro y dijo: ¿No eres tú mi señor Elías? 8 Y él respondió: Yo soy; ve, di a tu amo: Aquí está Elías. 9
Pero él dijo: ¿En qué he pecado, para que entregues a tu siervo en mano de Acab para que me
mate? 10 Vive Jehová tu Dios, que no ha habido nación ni reino adonde mi señor no haya enviado
a buscarte, y todos han respondido: No está aquí; y a reinos y a naciones él ha hecho jurar que no
te han hallado. 11 ¿Y ahora tú dices: Ve, di a tu amo: Aquí está Elías? 12 Acontecerá que luego que
yo me haya ido, el Espíritu de Jehová te llevará adonde yo no sepa, y al venir yo y dar las nuevas a
Acab, al no hallarte él, me matará; y tu siervo teme a Jehová desde su juventud. 13 ¿No ha sido
dicho a mi señor lo que hice, cuando Jezabel mataba a los profetas de Jehová; que escondí a cien
varones de los profetas de Jehová de cincuenta en cincuenta en cuevas, y los mantuve con pan y
agua? 14 ¿Y ahora dices tú: Ve, di a tu amo: Aquí está Elías; para que él me mate? 15 Y le dijo Elías:
Vive Jehová de los ejércitos, en cuya presencia estoy, que hoy me mostraré a él. 16 Entonces
Abdías fue a encontrarse con Acab, y le dio el aviso; y Acab vino a encontrarse con Elías.
17 Cuando Acab vio a Elías, le dijo: ¿Eres tú el que turbas a Israel? 18 Y él respondió: Yo no he
turbado a Israel, sino tú y la casa de tu padre, dejando los mandamientos de Jehová, y siguiendo a
los baales. 19 Envía, pues, ahora y congrégame a todo Israel en el monte Carmelo, y los
cuatrocientos cincuenta profetas de Baal, y los cuatrocientos profetas de Asera, que comen de la
mesa de Jezabel.
20 Entonces Acab convocó a todos los hijos de Israel, y reunió a los profetas en el monte Carmelo.
21 Y acercándose Elías a todo el pueblo, dijo: ¿Hasta cuándo claudicaréis vosotros entre dos
pensamientos? Si Jehová es Dios, seguidle; y si Baal, id en pos de él. Y el pueblo no respondió
palabra. 22 Y Elías volvió a decir al pueblo: Sólo yo he quedado profeta de Jehová; mas de los
profetas de Baal hay cuatrocientos cincuenta hombres. 23 Dénsenos, pues, dos bueyes, y escojan
ellos uno, y córtenlo en pedazos, y pónganlo sobre leña, pero no pongan fuego debajo; y yo
prepararé el otro buey, y lo pondré sobre leña, y ningún fuego pondré debajo. 24 Invocad luego
vosotros el nombre de vuestros dioses, y yo invocaré el nombre de Jehová; y el Dios que
respondiere por medio de fuego, ése sea Dios. Y todo el pueblo respondió, diciendo: Bien dicho.
25 Entonces Elías dijo a los profetas de Baal: Escogeos un buey, y preparadlo vosotros primero,
pues que sois los más; e invocad el nombre de vuestros dioses, mas no pongáis fuego debajo. 26 Y
ellos tomaron el buey que les fue dado y lo prepararon, e invocaron el nombre de Baal desde la
mañana hasta el mediodía, diciendo: ¡Baal, respóndenos! Pero no había voz, ni quien respondiese;
entre tanto, ellos andaban saltando cerca del altar que habían hecho. 27 Y aconteció al mediodía,
que Elías se burlaba de ellos, diciendo: Gritad en alta voz, porque dios es; quizá está meditando, o
tiene algún trabajo, o va de camino; tal vez duerme, y hay que despertarle. 28 Y ellos clamaban a
grandes voces, y se sajaban con cuchillos y con lancetas conforme a su costumbre, hasta chorrear
la sangre sobre ellos. 29 Pasó el mediodía, y ellos siguieron gritando frenéticamente hasta la hora
de ofrecerse el sacrificio, pero no hubo ninguna voz, ni quien respondiese ni escuchase.
30 Entonces dijo Elías a todo el pueblo: Acercaos a mí. Y todo el pueblo se le acercó; y él arregló el
altar de Jehová que estaba arruinado. 31 Y tomando Elías doce piedras, conforme al número de las
tribus de los hijos de Jacob, al cual había sido dada palabra de Jehová diciendo, Israel será tu
nombre, 32 edificó con las piedras un altar en el nombre de Jehová; después hizo una zanja
alrededor del altar, en que cupieran dos medidas de grano. 33 Preparó luego la leña, y cortó el
buey en pedazos, y lo puso sobre la leña. 34 Y dijo: Llenad cuatro cántaros de agua, y derramadla
sobre el holocausto y sobre la leña. Y dijo: Hacedlo otra vez; y otra vez lo hicieron. Dijo aún:
Hacedlo la tercera vez; y lo hicieron la tercera vez, 35 de manera que el agua corría alrededor del
altar, y también se había llenado de agua la zanja.
36 Cuando llegó la hora de ofrecerse el holocausto, se acercó el profeta Elías y dijo: Jehová Dios de
Abraham, de Isaac y de Israel, sea hoy manifiesto que tú eres Dios en Israel, y que yo soy tu siervo,
y que por mandato tuyo he hecho todas estas cosas. 37 Respóndeme, Jehová, respóndeme, para
que conozca este pueblo que tú, oh Jehová, eres el Dios, y que tú vuelves a ti el corazón de ellos.
38 Entonces cayó fuego de Jehová, y consumió el holocausto, la leña, las piedras y el polvo, y aun
lamió el agua que estaba en la zanja. 39 Viéndolo todo el pueblo, se postraron y dijeron: ¡Jehová
es el Dios, Jehová es el Dios! 40 Entonces Elías les dijo: Prended a los profetas de Baal, para que no
escape ninguno. Y ellos los prendieron; y los llevó Elías al arroyo de Cisón, y allí los degolló.
41 Entonces Elías dijo a Acab: Sube, come y bebe; porque una lluvia grande se oye. 42 Acab subió a
comer y a beber. Y Elías subió a la cumbre del Carmelo, y postrándose en tierra, puso su rostro
entre las rodillas. 43 Y dijo a su criado: Sube ahora, y mira hacia el mar. Y él subió, y miró, y dijo:
No hay nada. Y él le volvió a decir: Vuelve siete veces. 44 A la séptima vez dijo: Yo veo una
pequeña nube como la palma de la mano de un hombre, que sube del mar. Y él dijo: Ve, y di a
Acab: Unce tu carro y desciende, para que la lluvia no te ataje. 45 Y aconteció, estando en esto,
que los cielos se oscurecieron con nubes y viento, y hubo una gran lluvia. Y subiendo Acab, vino a
Jezreel. 46 Y la mano de Jehová estuvo sobre Elías, el cual ciñó sus lomos, y corrió delante de Acab
hasta llegar a Jezreel.
Elías huye a Horeb
1 REYES 19
1 Acab dio a Jezabel la nueva de todo lo que Elías había hecho, y de cómo había matado a espada
a todos los profetas. 2 Entonces envió Jezabel a Elías un mensajero, diciendo: Así me hagan los
dioses, y aun me añadan, si mañana a estas horas yo no he puesto tu persona como la de uno de
ellos. 3 Viendo, pues, el peligro, se levantó y se fue para salvar su vida, y vino a Beerseba, que está
en Judá, y dejó allí a su criado.
4 Y él se fue por el desierto un día de camino, y vino y se sentó debajo de un enebro; y deseando
morirse, dijo: Basta ya, oh Jehová, quítame la vida, pues no soy yo mejor que mis padres. 5 Y
echándose debajo del enebro, se quedó dormido; y he aquí luego un ángel le tocó, y le dijo:
Levántate, come. 6 Entonces él miró, y he aquí a su cabecera una torta cocida sobre las ascuas, y
una vasija de agua; y comió y bebió, y volvió a dormirse. 7 Y volviendo el ángel de Jehová la
segunda vez, lo tocó, diciendo: Levántate y come, porque largo camino te resta. 8 Se levantó,
pues, y comió y bebió; y fortalecido con aquella comida caminó cuarenta días y cuarenta noches
hasta Horeb, el monte de Dios.
9 Y allí se metió en una cueva, donde pasó la noche. Y vino a él palabra de Jehová, el cual le dijo:
¿Qué haces aquí, Elías? 10 El respondió: He sentido un vivo celo por Jehová Dios de los ejércitos;
porque los hijos de Israel han dejado tu pacto, han derribado tus altares, y han matado a espada a
tus profetas; y sólo yo he quedado, y me buscan para quitarme la vida. 11 El le dijo: Sal fuera, y
ponte en el monte delante de Jehová. Y he aquí Jehová que pasaba, y un grande y poderoso viento
que rompía los montes, y quebraba las peñas delante de Jehová; pero Jehová no estaba en el
viento. Y tras el viento un terremoto; pero Jehová no estaba en el terremoto. 12 Y tras el
terremoto un fuego; pero Jehová no estaba en el fuego. Y tras el fuego un silbo apacible y
delicado. 13 Y cuando lo oyó Elías, cubrió su rostro con su manto, y salió, y se puso a la puerta de
la cueva. Y he aquí vino a él una voz, diciendo: ¿Qué haces aquí, Elías? 14 El respondió: He sentido
un vivo celo por Jehová Dios de los ejércitos; porque los hijos de Israel han dejado tu pacto, han
derribado tus altares, y han matado a espada a tus profetas; y sólo yo he quedado, y me buscan
para quitarme la vida. 15 Y le dio Jehová: Ve, vuélvete por tu camino, por el desierto de Damasco;
y llegarás, y ungirás a Hazael por rey de Siria. 16 A Jehú hijo de Nimsi ungirás por rey sobre Israel; y
a Eliseo hijo de Safat, de Abel-mehola, ungirás para que sea profeta en tu lugar. 17 Y el que
escapare de la espada de Hazael, Jehú lo matará; y el que escapare de la espada de Jehú, Eliseo lo
matará. 18 Y yo haré que queden en Israel siete mil, cuyas rodillas no se doblaron ante Baal, y
cuyas bocas no lo besaron.
Llamamiento de Eliseo
19 Partiendo él de allí, halló a Eliseo hijo de Safat, que araba con doce yuntas delante de sí, y él
tenía la última. Y pasando Elías por delante de él, echó sobre él su manto. 20 Entonces dejando él
los bueyes, vino corriendo en pos de Elías, y dijo: Te ruego que me dejes besar a mi padre y a mi
madre, y luego te seguiré. Y él le dijo: Ve, vuelve; ¿qué te he hecho yo? 21 Y se volvió, y tomó un
par de bueyes y los mató, y con el arado de los bueyes coció la carne, y la dio al pueblo para que
comiesen. Después se levantó y fue tras Elías, y le servía.
1 REYES 20
1 Entonces Ben-adad rey de Siria juntó a todo su ejército, y con él a treinta y dos reyes, con
caballos y carros; y subió y sitió a Samaria, y la combatió. 2 Y envió mensajeros a la ciudad a Acab
rey de Israel, diciendo: 3 Así ha dicho Ben-adad: Tu plata y tu oro son míos, y tus mujeres y tus
hijos hermosos son míos. 4 Y el rey de Israel respondió y dijo: Como tú dices, rey señor mío, yo soy
tuyo, y todo lo que tengo. 5 Volviendo los mensajeros otra vez, dijeron: Así dijo Ben-adad: Yo te
envié a decir: Tu plata y tu oro, y tus mujeres y tus hijos me darás. 6 Además, mañana a estas
horas enviaré yo a ti mis siervos, los cuales registrarán tu casa, y las casas de tus siervos; y
tomarán y llevarán todo lo precioso que tengas.
7 Entonces el rey de Israel llamó a todos los ancianos del país, y les dijo: Entended, y ved ahora
cómo éste no busca sino mal; pues ha enviado a mí por mis mujeres y mis hijos, y por mi plata y
por mi oro, y yo no se lo he negado. 8 Y todos los ancianos y todo el pueblo le respondieron: No le
obedezcas, ni hagas lo que te pide. 9 Entonces él respondió a los embajadores de Ben-adad: Decid
al rey mi señor: Haré todo lo que mandaste a tu siervo al principio; mas esto no lo puedo hacer. Y
los embajadores fueron, y le dieron la respuesta. 10 Y Ben-adad nuevamente le envió a decir: Así
me hagan los dioses, y aun me añadan, que el polvo de Samaria no bastará a los puños de todo el
pueblo que me sigue. 11 Y el rey de Israel respondió y dijo: Decidle que no se alabe tanto el que se
ciñe las armas, como el que las desciñe.
12 Y cuando él oyó esta palabra, estando bebiendo con los reyes en las tiendas, dijo a sus siervos:
Disponeos. Y ellos se dispusieron contra la ciudad. 13 Y he aquí un profeta vino a Acab rey de
Israel, y le dijo: Así ha dicho Jehová: ¿Has visto esta gran multitud? He aquí yo te la entregaré hoy
en tu mano, para que conozcas que yo soy Jehová. 14 Y respondió Acab: ¿Por mano de quién? El
dijo: Así ha dicho Jehová: Por mano de los siervos de los príncipes de las provincias. Y dijo Acab:
¿Quién comenzará la batalla? Y él respondió: Tú. 15 Entonces él pasó revista a los siervos de los
príncipes de las provincias, los cuales fueron doscientos treinta y dos. Luego pasó revista a todo el
pueblo, a todos los hijos de Israel, que fueron siete mil.
19 Salieron, pues, de la ciudad los siervos de los príncipes de las provincias, y en pos de ellos el
ejército. 20 Y mató cada uno al que venía contra él; y huyeron los sirios, siguiéndoles los de Israel.
Y el rey de Siria, Ben-adad, se escapó en un caballo con alguna gente de caballería. 21 Y salió el rey
de Israel, e hirió la gente de a caballo, y los carros, y deshizo a los sirios causándoles gran estrago.
22 Vino luego el profeta al rey de Israel y le dijo: Ve, fortalécete, y considera y mira lo que hagas;
porque pasado un año, el rey de Siria vendrá contra ti.
23 Y los siervos del rey de Siria le dijeron: Sus dioses son dioses de los montes, por eso nos han
vencido; mas si peleáremos con ellos en la llanura, se verá si no los vencemos. 24 Haz, pues, así:
Saca a los reyes cada uno de su puesto, y pon capitanes en lugar de ellos. 25 Y tú fórmate otro
ejército como el ejército que perdiste, caballo por caballo, y carro por carro; luego pelearemos con
ellos en campo raso, y veremos si no los vencemos. Y él les dio oído, y lo hizo así.
26 Pasado un año, Ben-adad pasó revista al ejército de los sirios, y vino a Afec para pelear contra
Israel. 27 Los hijos de Israel fueron también inspeccionados, y tomando provisiones fueron al
encuentro de ellos; y acamparon los hijos de Israel delante de ellos como dos rebañuelos de
cabras, y los sirios llenaban la tierra. 28 Vino entonces el varón de Dios al rey de Israel, y le habló
diciendo: Así dijo Jehová: Por cuanto los sirios han dicho: Jehová es Dios de los montes, y no Dios
de los valles, yo entregaré toda esta gran multitud en tu mano, para que conozcáis que yo soy
Jehová. 29 Siete días estuvieron acampados los unos frente a los otros, y al séptimo día se dio la
batalla; y los hijos de Israel mataron de los sirios en un solo día cien mil hombres de a pie. 30 Los
demás huyeron a Afec, a la ciudad; y el muro cayó sobre veintisiete mil hombres que habían
quedado. También Ben- adad vino huyendo a la ciudad, y se escondía de aposento en aposento.
31 Entonces sus siervos le dijeron: He aquí, hemos oído de los reyes de la casa de Israel, que son
reyes clementes; pongamos, pues, ahora cilicio en nuestros lomos, y sogas en nuestros cuellos, y
salgamos al rey de Israel, a ver si por ventura te salva la vida. 32 Ciñeron, pues, sus lomos con
cilicio, y sogas a sus cuellos, y vinieron al rey de Israel y le dijeron: Tu siervo Ben-adad dice: Te
ruego que viva mi alma. Y él respondió: Si él vive aún, mi hermano es. 33 Esto tomaron aquellos
hombres por buen augurio, y se apresuraron a tomar la palabra de su boca, y dijeron: Tu hermano
Ben-adad vive. Y él dijo: Id y traedle. Ben-adad entonces se presentó a Acab, y él le hizo subir en
un carro. 34 Y le dijo Ben-adad: Las ciudades que mi padre tomó al tuyo, yo las restituiré; y haz
plazas en Damasco para ti, como mi padre las hizo en Samaria. Y yo, dijo Acab, te dejaré partir con
este pacto. Hizo, pues, pacto con él, y le dejó ir.
35 Entonces un varón de los hijos de los profetas dijo a su compañero por palabra de Dios:
Hiéreme ahora. Mas el otro no quiso herirle. 36 El le dijo: Por cuanto no has obedecido a la
palabra de Jehová, he aquí que cuando te apartes de mí, te herirá un león. Y cuando se apartó de
él, le encontró un león, y le mató. 37 Luego se encontró con otro hombre, y le dijo: Hiéreme
ahora. Y el hombre le dio un golpe, y le hizo una herida. 38 Y el profeta se fue, y se puso delante
del rey en el camino, y se disfrazó, poniéndose una venda sobre los ojos. 39 Y cuando el rey
pasaba, él dio voces al rey, y dijo: Tu siervo salió en medio de la batalla; y he aquí que se me
acercó un soldado y me trajo un hombre, diciéndome: Guarda a este hombre, y si llegare a huir, tu
vida será por la suya, o pagarás un talento de plata. 40 Y mientras tu siervo estaba ocupado en una
y en otra cosa, el hombre desapareció. Entonces el rey de Israel le dijo: Esa será tu sentencia; tú la
has pronunciado. 41 Pero él se quitó de pronto la venda de sobre sus ojos, y el rey de Israel
conoció que era de los profetas. 42 Y él le dijo: Así ha dicho Jehová: Por cuanto soltaste de la mano
el hombre de mi anatema, tu vida será por la suya, y tu pueblo por el suyo. 43 Y el rey de Israel se
fue a su casa triste y enojado, y llegó a Samaria.
1 REYES 21
1 Pasadas estas cosas, aconteció que Nabot de Jezreel tenía allí una viña junto al palacio de Acab
rey de Samaria. 2 Y Acab habló a Nabot, diciendo: Dame tu viña para un huerto de legumbres,
porque está cercana a mi casa, y yo te daré por ella otra viña mejor que esta; o si mejor te
pareciere, te pagaré su valor en dinero. 3 Y Nabot respondió a Acab: Guárdeme Jehová de que yo
te dé a ti la heredad de mis padres. 4 Y vino Acab a su casa triste y enojado, por la palabra que
Nabot de Jezreel le había respondido, diciendo: No te daré la heredad de mis padres. Y se acostó
en su cama, y volvió su rostro, y no comió.
5 Vino a él su mujer Jezabel, y le dijo: ¿Por qué está tan decaído tu espíritu, y no comes? 6 El
respondió: Porque hablé con Nabot de Jezreel, y le dije que me diera su viña por dinero, o que si
más quería, le daría otra viña por ella; y él respondió: Yo no te daré mi viña. 7 Y su mujer Jezabel le
dijo: ¿Eres tú ahora rey sobre Israel? Levántate, y come y alégrate; yo te daré la viña de Nabot de
Jezreel.
8 Entonces ella escribió cartas en nombre de Acab, y las selló con su anillo, y las envió a los
ancianos y a los principales que moraban en la ciudad con Nabot. 9 Y las cartas que escribió decían
así: Proclamad ayuno, y poned a Nabot delante del pueblo; 10 y poned a dos hombres perversos
delante de él, que atestigüen contra él y digan: Tú has blasfemado a Dios y al rey. Y entonces
sacadlo, y apedreadlo para que muera. 11 Y los de su ciudad, los ancianos y los principales que
moraban en su ciudad, hicieron como Jezabel les mandó, conforme a lo escrito en las cartas que
ella les había enviado. 12 Y promulgaron ayuno, y pusieron a Nabot delante del pueblo. 13
Vinieron entonces dos hombres perversos, y se sentaron delante de él; y aquellos hombres
perversos atestiguaron contra Nabot delante del pueblo, diciendo: Nabot ha blasfemado a Dios y
al rey. Y lo llevaron fuera de la ciudad y lo apedrearon, y murió. 14 Después enviaron a decir a
Jezabel: Nabot ha sido apedreado y ha muerto.
15 Cuando Jezabel oyó que Nabot había sido apedreado y muerto, dijo a Acab: Levántate y toma la
viña de Nabot de Jezreel, que no te la quiso dar por dinero; porque Nabot no vive, sino que ha
muerto. 16 Y oyendo Acab que Nabot era muerto, se levantó para descender a la viña de Nabot de
Jezreel, para tomar posesión de ella.
17 Entonces vino palabra de Jehová a Elías tisbita, diciendo: 18 Levántate, desciende a encontrarte
con Acab rey de Israel, que está en Samaria; he aquí él está en la viña de Nabot, a la cual ha
descendido para tomar posesión de ella. 19 Y le hablarás diciendo: Así ha dicho Jehová: ¿No
mataste, y también has despojado? Y volverás a hablarle, diciendo: Así ha dicho Jehová: En el
mismo lugar donde lamieron los perros la sangre de Nabot, los perros lamerán también tu sangre,
tu misma sangre.
20 Y Acab dijo a Elías: ¿Me has hallado, enemigo mío? El respondió: Te he encontrado, porque te
has vendido a hacer lo malo delante de Jehová. 21 He aquí yo traigo mal sobre ti, y barreré tu
posteridad y destruiré hasta el último varón de la casa de Acab, tanto el siervo como el libre en
Israel. 22 Y pondré tu casa como la casa de Jeroboam hijo de Nabat, y como la casa de Baasa hijo
de Ahías, por la rebelión con que me provocaste a ira, y con que has hecho pecar a Israel. 23 De
Jezabel también ha hablado Jehová, diciendo: Los perros comerán a Jezabel en el muro de Jezreel.
24 El que de Acab fuere muerto en la ciudad, los perros lo comerán, y el que fuere muerto en el
campo, lo comerán las aves del cielo.
25 (A la verdad ninguno fue como Acab, que se vendió para hacer lo malo ante los ojos de Jehová;
porque Jezabel su mujer lo incitaba. 26 El fue en gran manera abominable, caminando en pos de
los ídolos, conforme a todo lo que hicieron los amorreos, a los cuales lanzó Jehová de delante de
los hijos de Israel.)
27 Y sucedió que cuando Acab oyó estas palabras, rasgó sus vestidos y puso cilicio sobre su carne,
ayunó, y durmió en cilicio, y anduvo humillado. 28 Entonces vino palabra de Jehová a Elías tisbita,
diciendo: 29 ¿No has visto cómo Acab se ha humillado delante de mí? Pues por cuanto se ha
humillado delante de mí, no traeré el mal en sus días; en los días de su hijo traeré el mal sobre su
casa.
(2 Cr. 18.1-34)
1 REYES 22
1 Tres años pasaron sin guerra entre los sirios e Israel. 2 Y aconteció al tercer año, que Josafat rey
de Judá descendió al rey de Israel. 3 Y el rey de Israel dijo a sus siervos: ¿No sabéis que Ramot de
Galaad es nuestra, y nosotros no hemos hecho nada para tomarla de mano del rey de Siria? 4 Y
dijo a Josafat: ¿Quieres venir conmigo a pelear contra Ramot de Galaad? Y Josafat respondió al rey
de Israel: Yo soy como tú, y mi pueblo como tu pueblo, y mis caballos como tus caballos.
5 Dijo luego Josafat al rey de Israel: Yo te ruego que consultes hoy la palabra de Jehová. 6
Entonces el rey de Israel reunió a los profetas, como cuatrocientos hombres, a los cuales dijo: ¿Iré
a la guerra contra Ramot de Galaad, o la dejaré? Y ellos dijeron: Sube, porque Jehová la entregará
en mano del rey. 7 Y dijo Josafat: ¿Hay aún aquí algún profeta de Jehová, por el cual consultemos?
8 El rey de Israel respondió a Josafat: Aún hay un varón por el cual podríamos consultar a Jehová,
Micaías hijo de Imla; mas yo le aborrezco, porque nunca me profetiza bien, sino solamente mal. Y
Josafat dijo: No hable el rey así. 9 Entonces el rey de Israel llamó a un oficial, y le dijo: Trae pronto
a Micaías hijo de Imla. 10 Y el rey de Israel y Josafat rey de Judá estaban sentados cada uno en su
silla, vestidos de sus ropas reales, en la plaza junto a la entrada de la puerta de Samaria; y todos
los profetas profetizaban delante de ellos. 11 Y Sedequías hijo de Quenaana se había hecho unos
cuernos de hierro, y dijo: Así ha dicho Jehová: Con éstos acornearás a los sirios hasta acabarlos. 12
Y todos los profetas profetizaban de la misma manera, diciendo: Sube a Ramot de Galaad, y serás
prosperado; porque Jehová la entregará en mano del rey.
13 Y el mensajero que había ido a llamar a Micaías, le habló diciendo: He aquí que las palabras de
los profetas a una voz anuncian al rey cosas buenas; sea ahora tu palabra conforme a la palabra de
alguno de ellos, y anuncia también buen éxito. 14 Y Micaías respondió: Vive Jehová, que lo que
Jehová me hablare, eso diré. 15 Vino, pues, al rey, y el rey le dijo: Micaías, ¿iremos a pelear contra
Ramot de Galaad, o la dejaremos? El le respondió: Sube, y serás prosperado, y Jehová la entregará
en mano del rey. 16 Y el rey le dijo: ¿Hasta cuántas veces he de exigirte que no me digas sino la
verdad en el nombre de Jehová? 17 Entonces él dijo: Yo vi a todo Israel esparcido por los montes,
como ovejas que no tienen pastor; y Jehová dijo: Estos no tienen señor; vuélvase cada uno a su
casa en paz. 18 Y el rey de Israel dijo a Josafat: ¿No te lo había yo dicho? Ninguna cosa buena
profetizará él acerca de mí, sino solamente el mal. 19 Entonces él dijo: Oye, pues, palabra de
Jehová: Yo vi a Jehová sentado en su trono, y todo el ejército de los cielos estaba junto a él, a su
derecha y a su izquierda. 20 Y Jehová dijo: ¿Quién inducirá a Acab, para que suba y caiga en Ramot
de Galaad? Y uno decía de una manera, y otro decía de otra. 21 Y salió un espíritu y se puso
delante de Jehová, y dijo: Yo le induciré. Y Jehová le dijo: ¿De qué manera? 22 El dijo: Yo saldré, y
seré espíritu de mentira en boca de todos sus profetas. Y él dijo: Le inducirás, y aun lo conseguirás;
vé, pues, y hazlo así. 23 Y ahora, he aquí Jehová ha puesto espíritu de mentira en la boca de todos
tus profetas, y Jehová ha decretado el mal acerca de ti.
24 Entonces se acercó Sedequías hijo de Quenaana y golpeó a Micaías en la mejilla, diciendo: ¿Por
dónde se fue de mí el Espíritu de Jehová para hablarte a ti? 25 Y Micaías respondió: He aquí tú lo
verás en aquel día, cuando te irás metiendo de aposento en aposento para esconderte. 26
Entonces el rey de Israel dijo: Toma a Micaías, y llévalo a Amón gobernador de la ciudad, y a Joás
hijo del rey; 27 y dirás: Así ha dicho el rey: Echad a éste en la cárcel, y mantenedle con pan de
angustia y con agua de aflicción, hasta que yo vuelva en paz. 28 Y dijo Micaías: Si llegas a volver en
paz, Jehová no ha hablado por mí. En seguida dijo: Oíd, pueblos todos.
29 Subió, pues, el rey de Israel con Josafat rey de Judá a Ramot de Galaad. 30 Y el rey de Israel dijo
a Josafat: Yo me disfrazaré, y entraré en la batalla; y tú ponte tus vestidos. Y el rey de Israel se
disfrazó, y entró en la batalla. 31 Mas el rey de Siria había mandado a sus treinta y dos capitanes
de los carros, diciendo: No peleéis ni con grande ni con chico, sino sólo contra el rey de Israel. 32
Cuando los capitanes de los carros vieron a Josafat, dijeron: Ciertamente éste es el rey de Israel; y
vinieron contra él para pelear con él; mas el rey Josafat gritó. 33 Viendo entonces los capitanes de
los carros que no era el rey de Israel, se apartaron de él. 34 Y un hombre disparó su arco a la
ventura e hirió al rey de Israel por entre las junturas de la armadura, por lo que dijo él a su
cochero: Da la vuelta, y sácame del campo, pues estoy herido. 35 Pero la batalla había arreciado
aquel día, y el rey estuvo en su carro delante de los sirios, y a la tarde murió; y la sangre de la
herida corría por el fondo del carro. 36 Y a la puesta del sol salió un pregón por el campamento,
diciendo: ¡Cada uno a su ciudad, y cada cual a su tierra!
37 Murió, pues, el rey, y fue traído a Samaria; y sepultaron al rey en Samaria. 38 Y lavaron el carro
en el estanque de Samaria; y los perros lamieron su sangre (y también las rameras se lavaban allí),
conforme a la palabra que Jehová había hablado. 39 El resto de los hechos de Acab, y todo lo que
hizo, y la casa de marfil que construyó, y todas las ciudades que edificó, ¿no está escrito en el libro
de las crónicas de los reyes de Israel? 40 Y durmió Acab con sus padres, y reinó en su lugar Ocozías
su hijo.
Reinado de Josafat
(2 Cr. 20.31-37)
41 Josafat hijo de Asa comenzó a reinar sobre Judá en el cuarto año de Acab rey de Israel. 42 Era
Josafat de treinta y cinco años cuando comenzó a reinar, y reinó veinticinco años en Jerusalén. El
nombre de su madre fue Azuba hija de Silhi. 43 Y anduvo en todo el camino de Asa su padre, sin
desviarse de él, haciendo lo recto ante los ojos de Jehová. Con todo eso, los lugares altos no
fueron quitados; porque el pueblo sacrificaba aún, y quemaba incienso en ellos. 44 Y Josafat hizo
paz con el rey de Israel.
45 Los demás hechos de Josafat, y sus hazañas, y las guerras que hizo, ¿no están escritos en el
libro de las crónicas de los reyes de Judá? 46 Barrió también de la tierra el resto de los sodomitas
que había quedado en el tiempo de su padre Asa.
47 No había entonces rey en Edom; había gobernador en lugar de rey. 48 Josafat había hecho
naves de Tarsis, las cuales habían de ir a Ofir por oro; mas no fueron, porque se rompieron en
Ezión-geber. 49 Entonces Ocozías hijo de Acab dijo a Josafat: Vayan mis siervos con los tuyos en las
naves. Mas Josafat no quiso. 50 Y durmió Josafat con sus padres, y fue sepultado con ellos en la
ciudad de David su padre; y en su lugar reinó Joram su hijo.
51 Ocozías hijo de Acab comenzó a reinar sobre Israel en Samaria, el año diecisiete de Josafat rey
de Judá; y reinó dos años sobre Israel. 52 E hizo lo malo ante los ojos de Jehová, y anduvo en el
camino de su padre, y en el camino de su madre, y en el camino de Jeroboam hijo de Nabat, que
hizo pecar a Israel; 53 porque sirvió a Baal, y lo adoró, y provocó a ira a Jehová Dios de Israel,
conforme a todas las cosas que había hecho su padre.
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REYES
Muerte de Ocozías
2 REYES 1
5 Cuando los mensajeros se volvieron al rey, él les dijo: ¿Por qué os habéis vuelto? 6 Ellos le
respondieron: Encontramos a un varón que nos dijo: Id, y volveos al rey que os envió, y decidle:
Así ha dicho Jehová: ¿No hay Dios en Israel, que tú envías a consultar a Baal-zebub dios de Ecrón?
Por tanto, del lecho en que estás no te levantarás; de cierto morirás. 7 Entonces él les dijo: ¿Cómo
era aquel varón que encontrasteis, y os dijo tales palabras? 8 Y ellos le respondieron: Un varón
que tenía vestido de pelo, y ceñía sus lomos con un cinturón de cuero. Entonces él dijo: Es Elías
tisbita.
9 Luego envió a él un capitán de cincuenta con sus cincuenta, el cual subió a donde él estaba; y he
aquí que él estaba sentado en la cumbre del monte. Y el capitán le dijo: Varón de Dios, el rey ha
dicho que desciendas. 10 Y Elías respondió y dijo al capitán de cincuenta: Si yo soy varón de Dios,
descienda fuego del cielo, y consúmate con tus cincuenta. Y descendió fuego del cielo, que lo
consumió a él y a sus cincuenta.
11 Volvió el rey a enviar a él otro capitán de cincuenta con sus cincuenta; y le habló y dijo: Varón
de Dios, el rey ha dicho así: Desciende pronto. 12 Y le respondió Elías y dijo: Si yo soy varón de
Dios, descienda fuego del cielo, y consúmate con tus cincuenta. Y descendió fuego del cielo, y lo
consumió a él y a sus cincuenta.
13 Volvió a enviar al tercer capitán de cincuenta con sus cincuenta; y subiendo aquel tercer
capitán de cincuenta, se puso de rodillas delante de Elías y le rogó, diciendo: Varón de Dios, te
ruego que sea de valor delante de tus ojos mi vida, y la vida de estos tus cincuenta siervos. 14 He
aquí ha descendido fuego del cielo, y ha consumido a los dos primeros capitanes de cincuenta con
sus cincuenta; sea estimada ahora mi vida delante de tus ojos. 15 Entonces el ángel de Jehová dijo
a Elías: Desciende con él; no tengas miedo de él. Y él se levantó, y descendió con él al rey. 16 Y le
dijo: Así ha dicho Jehová: Por cuanto enviaste mensajeros a consultar a Baal-zebub dios de Ecrón,
¿no hay Dios en Israel para consultar en su palabra? No te levantarás, por tanto, del lecho en que
estás, sino que de cierto morirás.
17 Y murió conforme a la palabra de Jehová, que había hablado Elías. Reinó en su lugar Joram, en
el segundo año de Joram hijo de Josafat, rey de Judá; porque Ocozías no tenía hijo. 18 Los demás
hechos de Ocozías, ¿no están escritos en el libro de las crónicas de los reyes de Israel?
2 REYES 2
1 Aconteció que cuando quiso Jehová alzar a Elías en un torbellino al cielo, Elías venía con Eliseo
de Gilgal. 2 Y dijo Elías a Eliseo: Quédate ahora aquí, porque Jehová me ha enviado a Bet-el. Y
Eliseo dijo: Vive Jehová, y vive tu alma, que no te dejaré. Descendieron, pues, a Bet-el. 3 Y saliendo
a Eliseo los hijos de los profetas que estaban en Bet-el, le dijeron: ¿Sabes que Jehová te quitará
hoy a tu señor de sobre ti? Y él dijo: Sí, yo lo sé; callad.
4 Y Elías le volvió a decir: Eliseo, quédate aquí ahora, porque Jehová me ha enviado a Jericó. Y él
dijo: Vive Jehová, y vive tu alma, que no te dejaré. Vinieron, pues, a Jericó. 5 Y se acercaron a
Eliseo los hijos de los profetas que estaban en Jericó, y le dijeron: ¿Sabes que Jehová te quitará
hoy a tu señor de sobre ti? El respondió: Sí, yo lo sé; callad.
6 Y Elías le dijo: Te ruego que te quedes aquí, porque Jehová me ha enviado al Jordán. Y él dijo:
Vive Jehová, y vive tu alma, que no te dejaré. Fueron, pues, ambos. 7 Y vinieron cincuenta varones
de los hijos de los profetas, y se pararon delante a lo lejos; y ellos dos se pararon junto al Jordán. 8
Tomando entonces Elías su manto, lo dobló, y golpeó las aguas, las cuales se apartaron a uno y a
otro lado, y pasaron ambos por lo seco.
9 Cuando habían pasado, Elías dijo a Eliseo: Pide lo que quieras que haga por ti, antes que yo sea
quitado de ti. Y dijo Eliseo: Te ruego que una doble porción de tu espíritu sea sobre mí. 10 El le
dijo: Cosa difícil has pedido. Si me vieres cuando fuere quitado de ti, te será hecho así; mas si no,
no.
11 Y aconteció que yendo ellos y hablando, he aquí un carro de fuego con caballos de fuego apartó
a los dos; y Elías subió al cielo en un torbellino. 12 Viéndolo Eliseo, clamaba: ¡Padre mío, padre
mío, carro de Israel y su gente de a caballo! Y nunca más le vio; y tomando sus vestidos, los rompió
en dos partes. 13 Alzó luego el manto de Elías que se le había caído, y volvió, y se paró a la orilla
del Jordán. 14 Y tomando el manto de Elías que se le había caído, golpeó las aguas, y dijo: ¿Dónde
está Jehová, el Dios de Elías? Y así que hubo golpeado del mismo modo las aguas, se apartaron a
uno y a otro lado, y pasó Eliseo.
15 Viéndole los hijos de los profetas que estaban en Jericó al otro lado, dijeron: El espíritu de Elías
reposó sobre Eliseo. Y vinieron a recibirle, y se postraron delante de él. 16 Y dijeron: He aquí hay
con tus siervos cincuenta varones fuertes; vayan ahora y busquen a tu señor; quizá lo ha levantado
el Espíritu de Jehová, y lo ha echado en algún monte o en algún valle. Y él les dijo: No enviéis. 17
Mas ellos le importunaron, hasta que avergonzándose dijo: Enviad. Entonces ellos enviaron
cincuenta hombres, los cuales lo buscaron tres días, mas no lo hallaron. 18 Y cuando volvieron a
Eliseo, que se había quedado en Jericó, él les dijo: ¿No os dije yo que no fueseis?
19 Y los hombres de la ciudad dijeron a Eliseo: He aquí, el lugar en donde está colocada esta
ciudad es bueno, como mi señor ve; mas las aguas son malas, y la tierra es estéril. 20 Entonces él
dijo: Traedme una vasija nueva, y poned en ella sal. Y se la trajeron. 21 Y saliendo él a los
manantiales de las aguas, echó dentro la sal, y dijo: Así ha dicho Jehová: Yo sané estas aguas, y no
habrá más en ellas muerte ni enfermedad. 22 Y fueron sanas las aguas hasta hoy, conforme a la
palabra que habló Eliseo.
23 Después subió de allí a Bet-el; y subiendo por el camino, salieron unos muchachos de la ciudad,
y se burlaban de él, diciendo: ¡Calvo, sube! ¡calvo, sube! 24 Y mirando él atrás, los vio, y los
maldijo en el nombre de Jehová. Y salieron dos osos del monte, y despedazaron de ellos a
cuarenta y dos muchachos. 25 De allí fue al monte Carmelo, y de allí volvió a Samaria.
2 REYES 3
1 Joram hijo de Acab comenzó a reinar en Samaria sobre Israel el año dieciocho de Josafat rey de
Judá; y reinó doce años. 2 E hizo lo malo ante los ojos de Jehová, aunque no como su padre y su
madre; porque quitó las estatuas de Baal que su padre había hecho. 3 Pero se entregó a los
pecados de Jeroboam hijo de Nabat, que hizo pecar a Israel, y no se apartó de ellos.
4 Entonces Mesa rey de Moab era propietario de ganados, y pagaba al rey de Israel cien mil
corderos y cien mil carneros con sus vellones. 5 Pero muerto Acab, el rey de Moab se rebeló
contra el rey de Israel. 6 Salió entonces de Samaria el rey Joram, y pasó revista a todo Israel. 7 Y
fue y envió a decir a Josafat rey de Judá: El rey de Moab se ha rebelado contra mí: ¿irás tú
conmigo a la guerra contra Moab? Y él respondió: Iré, porque yo soy como tú; mi pueblo como tu
pueblo, y mis caballos como los tuyos. 8 Y dijo: ¿Por qué camino iremos? Y él respondió: Por el
camino del desierto de Edom.
9 Salieron, pues, el rey de Israel, el rey de Judá, y el rey de Edom; y como anduvieron rodeando
por el desierto siete días de camino, les faltó agua para el ejército, y para las bestias que los
seguían. 10 Entonces el rey de Israel dijo: ¡Ah! que ha llamado Jehová a estos tres reyes para
entregarlos en manos de los moabitas. 11 Mas Josafat dijo: ¿No hay aquí profeta de Jehová, para
que consultemos a Jehová por medio de él? Y uno de los siervos del rey de Israel respondió y dijo:
Aquí está Eliseo hijo de Safat, que servía a Elías. 12 Y Josafat dijo: Este tendrá palabra de Jehová. Y
descendieron a él el rey de Israel, y Josafat, y el rey de Edom.
13 Entonces Eliseo dijo al rey de Israel: ¿Qué tengo yo contigo? Ve a los profetas de tu padre, y a
los profetas de tu madre. Y el rey de Israel le respondió: No; porque Jehová ha reunido a estos tres
reyes para entregarlos en manos de los moabitas. 14 Y Eliseo dijo: Vive Jehová de los ejércitos, en
cuya presencia estoy, que si no tuviese respeto al rostro de Josafat rey de Judá, no te mirara a ti, ni
te viera. 15 Mas ahora traedme un tañedor. Y mientras el tañedor tocaba, la mano de Jehová vino
sobre Eliseo, 16 quien dijo: Así ha dicho Jehová: Haced en este valle muchos estanques. 17 Porque
Jehová ha dicho así: No veréis viento, ni veréis lluvia; pero este valle será lleno de agua, y beberéis
vosotros, y vuestras bestias y vuestros ganados. 18 Y esto es cosa ligera en los ojos de Jehová;
entregará también a los moabitas en vuestras manos. 19 Y destruiréis toda ciudad fortificada y
toda villa hermosa, y talaréis todo buen árbol, cegaréis todas las fuentes de aguas, y destruiréis
con piedras toda tierra fértil. 20 Aconteció, pues, que por la mañana, cuando se ofrece el sacrificio,
he aquí vinieron aguas por el camino de Edom, y la tierra se llenó de aguas.
21 Cuanto todos los de Moab oyeron que los reyes subían a pelear contra ellos, se juntaron desde
los que apenas podían ceñir armadura en adelante, y se pusieron en la frontera. 22 Cuando se
levantaron por la mañana, y brilló el sol sobre las aguas, vieron los de Moab desde lejos las aguas
rojas como sangre; 23 y dijeron: ¡Esto es sangre de espada! Los reyes se han vuelto uno contra
otro, y cada uno ha dado muerte a su compañero. Ahora, pues, ¡Moab, al botín! 24 Pero cuando
llegaron al campamento de Israel, se levantaron los israelitas y atacaron a los de Moab, los cuales
huyeron de delante de ellos; pero los persiguieron matando a los de Moab. 25 Y asolaron las
ciudades, y en todas las tierras fértiles echó cada uno su piedra, y las llenaron; cegaron también
todas las fuentes de las aguas, y derribaron todos los buenos árboles; hasta que en Kir-hareset
solamente dejaron piedras, porque los honderos la rodearon y la destruyeron. 26 Y cuando el rey
de Moab vio que era vencido en la batalla, tomó consigo setecientos hombres que manejaban
espada, para atacar al rey de Edom; mas no pudieron. 27 Entonces arrebató a su primogénito que
había de reinar en su lugar, y lo sacrificó en holocausto sobre el muro. Y hubo grande enojo contra
Israel; y se apartaron de él, y se volvieron a su tierra.
El aceite de la viuda
2 REYES 4
1 Una mujer, de las mujeres de los hijos de los profetas, clamó a Eliseo, diciendo: Tu siervo mi
marido ha muerto; y tú sabes que tu siervo era temeroso de Jehová; y ha venido el acreedor para
tomarse dos hijos míos por siervos. 2 Y Eliseo le dijo: ¿Qué te haré yo? Declárame qué tienes en
casa. Y ella dijo: Tu sierva ninguna cosa tiene en casa, sino una vasija de aceite. 3 El le dijo: Ve y
pide para ti vasijas prestadas de todos tus vecinos, vasijas vacías, no pocas. 4 Entra luego, y
enciérrate tú y tus hijos; y echa en todas las vasijas, y cuando una esté llena, ponla aparte. 5 Y se
fue la mujer, y cerró la puerta encerrándose ella y sus hijos; y ellos le traían las vasijas, y ella
echaba del aceite. 6 Cuando las vasijas estuvieron llenas, dijo a un hijo suyo: Tráeme aún otras
vasijas. Y él dijo: No hay más vasijas. Entonces cesó el aceite. 7 Vino ella luego, y lo contó al varón
de Dios, el cual dijo: Ve y vende el aceite, y paga a tus acreedores; y tú y tus hijos vivid de lo que
quede.
Eliseo y la sunamita
8 Aconteció también que un día pasaba Eliseo por Sunem; y había allí una mujer importante, que
le invitaba insistentemente a que comiese; y cuando él pasaba por allí, venía a la casa de ella a
comer. 9 Y ella dijo a su marido: He aquí ahora, yo entiendo que éste que siempre pasa por
nuestra casa, es varón santo de Dios. 10 Yo te ruego que hagamos un pequeño aposento de
paredes, y pongamos allí cama, mesa, silla y candelero, para que cuando él viniere a nosotros, se
quede en él.
11 Y aconteció que un día vino él por allí, y se quedó en aquel aposento, y allí durmió. 12 Entonces
dijo a Giezi su criado: Llama a esta sunamita. Y cuando la llamó, vino ella delante de él. 13 Dijo él
entonces a Giezi: Dile: He aquí tú has estado solícita por nosotros con todo este esmero; ¿qué
quieres que haga por ti? ¿Necesitas que hable por ti al rey, o al general del ejército? Y ella
respondió: Yo habito en medio de mi pueblo. 14 Y él dijo: ¿Qué, pues, haremos por ella? Y Giezi
respondió: He aquí que ella no tiene hijo, y su marido es viejo. 15 Dijo entonces: Llámala. Y él la
llamó, y ella se paró a la puerta. 16 Y él le dijo: El año que viene, por este tiempo, abrazarás un
hijo. Y ella dijo: No, señor mío, varón de Dios, no hagas burla de tu sierva. 17 Mas la mujer
concibió, y dio a luz un hijo el año siguiente, en el tiempo que Eliseo le había dicho.
18 Y el niño creció. Pero aconteció un día, que vino a su padre, que estaba con los segadores; 19 y
dijo a su padre: ¡Ay, mi cabeza, mi cabeza! Y el padre dijo a un criado: Llévalo a su madre. 20 Y
habiéndole él tomado y traído a su madre, estuvo sentado en sus rodillas hasta el mediodía, y
murió. 21 Ella entonces subió, y lo puso sobre la cama del varón de Dios, y cerrando la puerta, se
salió. 22 Llamando luego a su marido, le dijo: Te ruego que envíes conmigo a alguno de los criados
y una de las asnas, para que yo vaya corriendo al varón de Dios, y regrese. 23 El dijo: ¿Para qué vas
a verle hoy? No es nueva luna, ni día de reposo. Y ella respondió: Paz. 24 Después hizo enalbardar
el asna, y dijo al criado: Guía y anda; y no me hagas detener en el camino, sino cuando yo te lo
dijere. 25 Partió, pues, y vino al varón de Dios, al monte Carmelo.
Y cuando el varón de Dios la vio de lejos, dijo a su criado Giezi: He aquí la sunamita. 26 Te ruego
que vayas ahora corriendo a recibirla, y le digas: ¿Te va bien a ti? ¿Le va bien a tu marido, y a tu
hijo? Y ella dijo: Bien. 27 Luego que llegó a donde estaba el varón de Dios en el monte, se asió de
sus pies. Y se acercó Giezi para quitarla; pero el varón de Dios le dijo: Déjala, porque su alma está
en amargura, y Jehová me ha encubierto el motivo, y no me lo ha revelado. 28 Y ella dijo: ¿Pedí yo
hijo a mi señor? ¿No dije yo que no te burlases de mí? 29 Entonces dijo él a Giezi: Ciñe tus lomos, y
toma mi báculo en tu mano, y ve; si alguno te encontrare, no lo saludes, y si alguno te saludare, no
le respondas; y pondrás mi báculo sobre el rostro del niño. 30 Y dijo la madre del niño: Vive
Jehová, y vive tu alma, que no te dejaré. 31 El entonces se levantó y la siguió. Y Giezi había ido
delante de ellos, y había puesto el báculo sobre el rostro del niño; pero no tenía voz ni sentido, y
así se había vuelto para encontrar a Eliseo, y se lo declaró, diciendo: El niño no despierta.
32 Y venido Eliseo a la casa, he aquí que el niño estaba muerto tendido sobre su cama. 33
Entrando él entonces, cerró la puerta tras ambos, y oró a Jehová. 34 Después subió y se tendió
sobre el niño, poniendo su boca sobre la boca de él, y sus ojos sobre sus ojos, y sus manos sobre
las manos suyas; así se tendió sobre él, y el cuerpo del niño entró en calor. 35 Volviéndose luego,
se paseó por la casa a una y otra parte, y después subió, y se tendió sobre él nuevamente, y el niño
estornudó siete veces, y abrió sus ojos. 36 Entonces llamó él a Giezi, y le dijo: Llama a esta
sunamita. Y él la llamó. Y entrando ella, él le dijo: Toma tu hijo. 37 Y así que ella entró, se echó a
sus pies, y se inclinó a tierra; y después tomó a su hijo, y salió.
38 Eliseo volvió a Gilgal cuando había una grande hambre en la tierra. Y los hijos de los profetas
estaban con él, por lo que dijo a su criado: Pon una olla grande, y haz potaje para los hijos de los
profetas. 39 Y salió uno al campo a recoger hierbas, y halló una como parra montés, y de ella llenó
su falda de calabazas silvestres; y volvió, y las cortó en la olla del potaje, pues no sabía lo que era.
40 Después sirvió para que comieran los hombres; pero sucedió que comiendo ellos de aquel
guisado, gritaron diciendo: ¡Varón de Dios, hay muerte en esa olla! Y no lo pudieron comer. 41 El
entonces dijo: Traed harina. Y la esparció en la olla, y dijo: Da de comer a la gente. Y no hubo más
mal en la olla.
42 Vino entonces un hombre de Baal-salisa, el cual trajo al varón de Dios panes de primicias,
veinte panes de cebada, y trigo nuevo en su espiga. Y él dijo: Da a la gente para que coma. 43 Y
respondió su sirviente: ¿Cómo pondré esto delante de cien hombres? Pero él volvió a decir: Da a la
gente para que coma, porque así ha dicho Jehová: Comerán, y sobrará. 44 Entonces lo puso
delante de ellos, y comieron, y les sobró, conforme a la palabra de Jehová.
Eliseo y Naamán
2 REYES 5
1 Naamán, general del ejército del rey de Siria, era varón grande delante de su señor, y lo tenía en
alta estima, porque por medio de él había dado Jehová salvación a Siria. Era este hombre valeroso
en extremo, pero leproso. 2 Y de Siria habían salido bandas armadas, y habían llevado cautiva de la
tierra de Israel a una muchacha, la cual servía a la mujer de Naamán. 3 Esta dijo a su señora: Si
rogase mi señor al profeta que está en Samaria, él lo sanaría de su lepra. 4 Entrando Naamán a su
señor, le relató diciendo: Así y así ha dicho una muchacha que es de la tierra de Israel. 5 Y le dijo el
rey de Siria: Anda, ve, y yo enviaré cartas al rey de Israel.
Salió, pues, él, llevando consigo diez talentos de plata, y seis mil piezas de oro, y diez mudas de
vestidos. 6 Tomó también cartas para el rey de Israel, que decían así: Cuando lleguen a ti estas
cartas, sabe por ellas que yo envío a ti mi siervo Naamán, para que lo sanes de su lepra. 7 Luego
que el rey de Israel leyó las cartas, rasgó sus vestidos, y dijo: ¿Soy yo Dios, que mate y dé vida,
para que éste envíe a mí a que sane un hombre de su lepra? Considerad ahora, y ved cómo busca
ocasión contra mí.
8 Cuando Eliseo el varón de Dios oyó que el rey de Israel había rasgado sus vestidos, envió a decir
al rey: ¿Por qué has rasgado tus vestidos? Venga ahora a mí, y sabrá que hay profeta en Israel. 9 Y
vino Naamán con sus caballos y con su carro, y se paró a las puertas de la casa de Eliseo. 10
Entonces Eliseo le envió un mensajero, diciendo: Vé y lávate siete veces en el Jordán, y tu carne se
te restaurará, y serás limpio. 11 Y Naamán se fue enojado, diciendo: He aquí yo decía para mí:
Saldrá él luego, y estando en pie invocará el nombre de Jehová su Dios, y alzará su mano y tocará
el lugar, y sanará la lepra. 12 Abana y Farfar, ríos de Damasco, ¿no son mejores que todas las
aguas de Israel? Si me lavare en ellos, ¿no seré también limpio? Y se volvió, y se fue enojado. 13
Mas sus criados se le acercaron y le hablaron diciendo: Padre mío, si el profeta te mandara alguna
gran cosa, ¿no la harías? ¿Cuánto más, diciéndote: Lávate, y serás limpio? 14 El entonces
descendió, y se zambulló siete veces en el Jordán, conforme a la palabra del varón de Dios; y su
carne se volvió como la carne de un niño, y quedó limpio.
15 Y volvió al varón de Dios, él y toda su compañía, y se puso delante de él, y dijo: He aquí ahora
conozco que no hay Dios en toda la tierra, sino en Israel. Te ruego que recibas algún presente de
tu siervo. 16 Mas él dijo: Vive Jehová, en cuya presencia estoy, que no lo aceptaré. Y le instaba que
aceptara alguna cosa, pero él no quiso. 17 Entonces Naamán dijo: Te ruego, pues, ¿de esta tierra
no se dará a tu siervo la carga de un par de mulas? Porque de aquí en adelante tu siervo no
sacrificará holocausto ni ofrecerá sacrificio a otros dioses, sino a Jehová. 18 En esto perdone
Jehová a tu siervo: que cuando mi señor el rey entrare en el templo de Rimón para adorar en él, y
se apoyare sobre mi brazo, si yo también me inclinare en el templo de Rimón; cuando haga tal,
Jehová perdone en esto a tu siervo. 19 Y él le dijo: Ve en paz. Se fue, pues, y caminó como media
legua de tierra.
20 Entonces Giezi, criado de Eliseo el varón de Dios, dijo entre sí: He aquí mi señor estorbó a este
sirio Naamán, no tomando de su mano las cosas que había traído. Vive Jehová, que correré yo tras
él y tomaré de él alguna cosa. 21 Y siguió Giezi a Naamán; y cuando vio Naamán que venía
corriendo tras él, se bajó del carro para recibirle, y dijo: ¿Va todo bien? 22 Y él dijo: Bien. Mi señor
me envía a decirte: He aquí vinieron a mí en esta hora del monte de Efraín dos jóvenes de los hijos
de los profetas; te ruego que les des un talento de plata, y dos vestidos nuevos. 23 Dijo Naamán:
Te ruego que tomes dos talentos. Y le insistió, y ató dos talentos de plata en dos bolsas, y dos
vestidos nuevos, y lo puso todo a cuestas a dos de sus criados para que lo llevasen delante de él.
24 Y así que llegó a un lugar secreto, él lo tomó de mano de ellos, y lo guardó en la casa; luego
mandó a los hombres que se fuesen. 25 Y él entró, y se puso delante de su señor. Y Eliseo le dijo:
¿De dónde vienes, Giezi? Y él dijo: Tu siervo no ha ido a ninguna parte. 26 El entonces le dijo: ¿No
estaba también allí mi corazón, cuando el hombre volvió de su carro a recibirte? ¿Es tiempo de
tomar plata, y de tomar vestidos, olivares, viñas, ovejas, bueyes, siervos y siervas? 27 Por tanto, la
lepra de Naamán se te pegará a ti y a tu descendencia para siempre. Y salió de delante de él
leproso, blanco como la nieve.
2 REYES 6
1 Los hijos de los profetas dijeron a Eliseo: He aquí, el lugar en que moramos contigo nos es
estrecho. 2 Vamos ahora al Jordán, y tomemos de allí cada uno una viga, y hagamos allí lugar en
que habitemos. Y él dijo: Andad. 3 Y dijo uno: Te rogamos que vengas con tus siervos. Y él
respondió: Yo iré. 4 Se fue, pues, con ellos; y cuando llegaron al Jordán, cortaron la madera. 5 Y
aconteció que mientras uno derribaba un árbol, se le cayó el hacha en el agua; y gritó diciendo:
¡Ah, señor mío, era prestada! 6 El varón de Dios preguntó: ¿Dónde cayó? Y él le mostró el lugar.
Entonces cortó él un palo, y lo echó allí; e hizo flotar el hierro. 7 Y dijo: Tómalo. Y él extendió la
mano, y lo tomó.
8 Tenía el rey de Siria guerra contra Israel, y consultando con sus siervos, dijo: En tal y tal lugar
estará mi campamento. 9 Y el varón de Dios envió a decir al rey de Israel: Mira que no pases por
tal lugar, porque los sirios van allí. 10 Entonces el rey de Israel envió a aquel lugar que el varón de
Dios había dicho; y así lo hizo una y otra vez con el fin de cuidarse.
11 Y el corazón del rey de Siria se turbó por esto; y llamando a sus siervos, les dijo: ¿No me
declararéis vosotros quién de los nuestros es del rey de Israel? 12 Entonces uno de los siervos dijo:
No, rey señor mío, sino que el profeta Eliseo está en Israel, el cual declara al rey de Israel las
palabras que tú hablas en tu cámara más secreta. 13 Y él dijo: Id, y mirad dónde está, para que yo
envíe a prenderlo. Y le fue dicho: He aquí que él está en Dotán. 14 Entonces envió el rey allá gente
de a caballo, y carros, y un gran ejército, los cuales vinieron de noche, y sitiaron la ciudad.
15 Y se levantó de mañana y salió el que servía al varón de Dios, y he aquí el ejército que tenía
sitiada la ciudad, con gente de a caballo y carros. Entonces su criado le dijo: ¡Ah, señor mío! ¿qué
haremos? 16 El le dijo: No tengas miedo, porque más son los que están con nosotros que los que
están con ellos. 17 Y oró Eliseo, y dijo: Te ruego, oh Jehová, que abras sus ojos para que vea.
Entonces Jehová abrió los ojos del criado, y miró; y he aquí que el monte estaba lleno de gente de
a caballo, y de carros de fuego alrededor de Eliseo. 18 Y luego que los sirios descendieron a él, oró
Eliseo a Jehová, y dijo: Te ruego que hieras con ceguera a esta gente. Y los hirió con ceguera,
conforme a la petición de Eliseo. 19 Después les dijo Eliseo: No es este el camino, ni es esta la
ciudad; seguidme, y yo os guiaré al hombre que buscáis. Y los guió a Samaria.
20 Y cuando llegaron a Samaria, dijo Eliseo: Jehová, abre los ojos de éstos, para que vean. Y Jehová
abrió sus ojos, y miraron, y se hallaban en medio de Samaria. 21 Cuando el rey de Israel los hubo
visto, dijo a Eliseo: ¿Los mataré, padre mío? 22 El le respondió: No los mates. ¿Matarías tú a los
que tomaste cautivos con tu espada y con tu arco? Pon delante de ellos pan y agua, para que
coman y beban, y vuelvan a sus señores. 23 Entonces se les preparó una gran comida; y cuando
habían comido y bebido, los envió, y ellos se volvieron a su señor. Y nunca más vinieron bandas
armadas de Siria a la tierra de Israel.
24 Después de esto aconteció que Ben-adad rey de Siria reunió todo su ejército, y subió y sitió a
Samaria. 25 Y hubo gran hambre en Samaria, a consecuencia de aquel sitio; tanto que la cabeza de
un asno se vendía por ochenta piezas de plata, y la cuarta parte de un cab de estiércol de palomas
por cinco piezas de plata. 26 Y pasando el rey de Israel por el muro, una mujer le gritó, y dijo:
Salva, rey señor mío. 27 Y él dijo: Si no te salva Jehová, ¿de dónde te puedo salvar yo? ¿Del
granero, o del lagar? 28 Y le dijo el rey: ¿Qué tienes? Ella respondió: Esta mujer me dijo: Da acá tu
hijo, y comámoslo hoy, y mañana comeremos el mío. 29 Cocimos, pues, a mi hijo, y lo comimos. El
día siguiente yo le dije: Da acá tu hijo, y comámoslo. Mas ella ha escondido a su hijo. 30 Cuando el
rey oyó las palabras de aquella mujer, rasgó sus vestidos, y pasó así por el muro; y el pueblo vio el
cilicio que traía interiormente sobre su cuerpo. 31 Y él dijo: Así me haga Dios, y aun me añada, si la
cabeza de Eliseo hijo de Safat queda sobre él hoy.
32 Y Eliseo estaba sentado en su casa, y con él estaban sentados los ancianos; y el rey envió a él un
hombre. Mas antes que el mensajero viniese a él, dijo él a los ancianos: ¿No habéis visto cómo
este hijo de homicida envía a cortarme la cabeza? Mirad, pues, y cuando viniere el mensajero,
cerrad la puerta, e impedidle la entrada. ¿No se oye tras él el ruido de los pasos de su amo? 33
Aún estaba él hablando con ellos, y he aquí el mensajero que descendía a él; y dijo: Ciertamente
este mal de Jehová viene. ¿Para qué he de esperar más a Jehová?
2 REYES 7
1 Dijo entonces Eliseo: Oíd palabra de Jehová: Así dijo Jehová: Mañana a estas horas valdrá el seah
de flor de harina un siclo, y dos seahs de cebada un siclo, a la puerta de Samaria. 2 Y un príncipe
sobre cuyo brazo el rey se apoyaba, respondió al varón de Dios, y dijo: Si Jehová hiciese ahora
ventanas en el cielo, ¿sería esto así? Y él dijo: He aquí tú lo verás con tus ojos, mas no comerás de
ello.
3 Había a la entrada de la puerta cuatro hombres leprosos, los cuales dijeron el uno al otro: ¿Para
qué nos estamos aquí hasta que muramos? 4 Si tratáremos de entrar en la ciudad, por el hambre
que hay en la ciudad moriremos en ella; y si nos quedamos aquí, también moriremos. Vamos,
pues, ahora, y pasemos al campamento de los sirios; si ellos nos dieren la vida, viviremos; y si nos
dieren la muerte, moriremos. 5 Se levantaron, pues, al anochecer, para ir al campamento de los
sirios; y llegando a la entrada del campamento de los sirios, no había allí nadie. 6 Porque Jehová
había hecho que en el campamento de los sirios se oyese estruendo de carros, ruido de caballos, y
estrépito de gran ejército; y se dijeron unos a otros: He aquí, el rey de Israel ha tomado a sueldo
contra nosotros a los reyes de los heteos y a los reyes de los egipcios, para que vengan contra
nosotros. 7 Y así se levantaron y huyeron al anochecer, abandonando sus tiendas, sus caballos, sus
asnos, y el campamento como estaba; y habían huido para salvar sus vidas. 8 Cuando los leprosos
llegaron a la entrada del campamento, entraron en una tienda y comieron y bebieron, y tomaron
de allí plata y oro y vestidos, y fueron y lo escondieron; y vueltos, entraron en otra tienda, y de allí
también tomaron, y fueron y lo escondieron.
9 Luego se dijeron el uno al otro: No estamos haciendo bien. Hoy es día de buena nueva, y
nosotros callamos; y si esperamos hasta el amanecer, nos alcanzará nuestra maldad. Vamos pues,
ahora, entremos y demos la nueva en casa del rey. 10 Vinieron, pues, y gritaron a los guardas de la
puerta de la ciudad, y les declararon, diciendo: Nosotros fuimos al campamento de los sirios, y he
aquí que no había allí nadie, ni voz de hombre, sino caballos atados, asnos también atados, y el
campamento intacto. 11 Los porteros gritaron, y lo anunciaron dentro, en el palacio del rey. 12 Y
se levantó el rey de noche, y dijo a sus siervos: Yo os declararé lo que nos han hecho los sirios.
Ellos saben que tenemos hambre, y han salido de las tiendas y se han escondido en el campo,
diciendo: Cuando hayan salido de la ciudad, los tomaremos vivos, y entraremos en la ciudad. 13
Entonces respondió uno de sus siervos y dijo: Tomen ahora cinco de los caballos que han quedado
en la ciudad (porque los que quedan acá también perecerán como toda la multitud de Israel que
ya ha perecido), y enviemos y veamos qué hay. 14 Tomaron, pues, dos caballos de un carro, y
envió el rey al campamento de los sirios, diciendo: Id y ved. 15 Y ellos fueron, y los siguieron hasta
el Jordán; y he aquí que todo el camino estaba lleno de vestidos y enseres que los sirios habían
arrojado por la premura. Y volvieron los mensajeros y lo hicieron saber al rey.
16 Entonces el pueblo salió, y saqueó el campamento de los sirios. Y fue vendido un seah de flor
de harina por un siclo, y dos seahs de cebada por un siclo, conforme a la palabra de Jehová. 17 Y el
rey puso a la puerta a aquel príncipe sobre cuyo brazo él se apoyaba; y lo atropelló el pueblo a la
entrada, y murió, conforme a lo que había dicho el varón de Dios, cuando el rey descendió a él. 18
Aconteció, pues, de la manera que el varón de Dios había hablado al rey, diciendo: Dos seahs de
cebada por un siclo, y el seah de flor de harina será vendido por un siclo mañana a estas horas, a la
puerta de Samaria. 19 A lo cual aquel príncipe había respondido al varón de Dios, diciendo: Si
Jehová hiciese ventanas en el cielo, ¿pudiera suceder esto? Y él dijo: He aquí tú lo verás con tus
ojos, mas no comerás de ello. 20 Y le sucedió así; porque el pueblo le atropelló a la entrada, y
murió.
2 REYES 8
1 Habló Eliseo a aquella mujer a cuyo hijo él había hecho vivir, diciendo: Levántate, vete tú y toda
tu casa a vivir donde puedas; porque Jehová ha llamado el hambre, la cual vendrá sobre la tierra
por siete años. 2 Entonces la mujer se levantó, e hizo como el varón de Dios le dijo; y se fue ella
con su familia, y vivió en tierra de los filisteos siete años. 3 Y cuando habían pasado los siete años,
la mujer volvió de la tierra de los filisteos; después salió para implorar al rey por su casa y por sus
tierras. 4 Y había el rey hablado con Giezi, criado del varón de Dios, diciéndole: Te ruego que me
cuentes todas las maravillas que ha hecho Eliseo. 5 Y mientras él estaba contando al rey cómo
había hecho vivir a un muerto, he aquí que la mujer, a cuyo hijo él había hecho vivir, vino para
implorar al rey por su casa y por sus tierras. Entonces dijo Giezi: Rey señor mío, esta es la mujer, y
este es su hijo, al cual Eliseo hizo vivir. 6 Y preguntando el rey a la mujer, ella se lo contó. Entonces
el rey ordenó a un oficial, al cual dijo: Hazle devolver todas las cosas que eran suyas, y todos los
frutos de sus tierras desde el día que dejó el país hasta ahora.
7 Eliseo se fue luego a Damasco; y Ben-adad rey de Siria estaba enfermo, al cual dieron aviso,
diciendo: El varón de Dios ha venido aquí. 8 Y el rey dijo a Hazael: Toma en tu mano un presente, y
ve a recibir al varón de Dios, y consulta por él a Jehová, diciendo: ¿Sanaré de esta enfermedad? 9
Tomó, pues, Hazael en su mano un presente de entre los bienes de Damasco, cuarenta camellos
cargados, y fue a su encuentro, y llegando se puso delante de él, y dijo: Tu hijo Ben-adad rey de
Siria me ha enviado a ti, diciendo: ¿Sanaré de esta enfermedad? 10 Y Eliseo le dijo: Ve, dile:
Seguramente sanarás. Sin embargo, Jehová me ha mostrado que él morirá ciertamente. 11 Y el
varón de Dios le miró fijamente, y estuvo así hasta hacerlo ruborizarse; luego lloró el varón de
Dios. 12 Entonces le dijo Hazael: ¿Por qué llora mi señor? Y él respondió: Porque sé el mal que
harás a los hijos de Israel; a sus fortalezas pegarás fuego, a sus jóvenes matarás a espada, y
estrellarás a sus niños, y abrirás el vientre a sus mujeres que estén encintas. 13 Y Hazael dijo: Pues,
¿qué es tu siervo, este perro, para que haga tan grandes cosas? Y respondió Eliseo: Jehová me ha
mostrado que tú serás rey de Siria. 14 Y Hazael se fue, y vino a su señor, el cual le dijo: ¿Qué te ha
dicho Eliseo? Y él respondió: Me dijo que seguramente sanarás. 15 El día siguiente, tomó un paño
y lo metió en agua, y lo puso sobre el rostro de Ben-adad, y murió; y reinó Hazael en su lugar.
(2 Cr. 21.1-20)
16 En el quinto año de Joram hijo de Acab, rey de Israel, y siendo Josafat rey de Judá, comenzó a
reinar Joram hijo de Josafat, rey de Judá. 17 De treinta y dos años era cuando comenzó a reinar, y
ocho años reinó en Jerusalén. 18 Y anduvo en el camino de los reyes de Israel, como hizo la casa
de Acab, porque una hija de Acab fue su mujer; e hizo lo malo ante los ojos de Jehová. 19 Con todo
eso, Jehová no quiso destruir a Judá, por amor a David su siervo, porque había prometido darle
lámpara a él y a sus hijos perpetuamente.
20 En el tiempo de él se rebeló Edom contra el dominio de Judá, y pusieron rey sobre ellos. 21
Joram, por tanto, pasó a Zair, y todos sus carros con él; y levantándose de noche atacó a los de
Edom, los cuales le habían sitiado, y a los capitanes de los carros; y el pueblo huyó a sus tiendas.
22 No obstante, Edom se libertó del dominio de Judá, hasta hoy. También se rebeló Libna en el
mismo tiempo. 23 Los demás hechos de Joram, y todo lo que hizo, ¿no están escritos en el libro de
las crónicas de los reyes de Judá? 24 Y durmió Joram con sus padres, y fue sepultado con ellos en
la ciudad de David; y reinó en lugar suyo Ocozías, su hijo.
(2 Cr. 22.1-6)
25 En el año doce de Joram hijo de Acab, rey de Israel, comenzó a reinar Ocozías hijo de Joram, rey
de Judá. 26 De veintidós años era Ocozías cuando comenzó a reinar, y reinó un año en Jerusalén.
El nombre de su madre fue Atalía, hija de Omri rey de Israel. 27 Anduvo en el camino de la casa de
Acab, e hizo lo malo ante los ojos de Jehová, como la casa de Acab; porque era yerno de la casa de
Acab.
28 Y fue a la guerra con Joram hijo de Acab a Ramot de Galaad, contra Hazael rey de Siria; y los
sirios hirieron a Joram. 29 Y el rey Joram se volvió a Jezreel para curarse de las heridas que los
sirios le hicieron frente a Ramot, cuando peleó contra Hazael rey de Siria. Y descendió Ocozías hijo
de Joram rey de Judá, a visitar a Joram hijo de Acab en Jezreel, porque estaba enfermo.
2 REYES 9
1 Entonces el profeta Eliseo llamó a uno de los hijos de los profetas, y le dijo: Ciñe tus lomos, y
toma esta redoma de aceite en tu mano, y ve a Ramot de Galaad. 2 Cuando llegues allá, verás allí a
Jehú hijo de Josafat hijo de Nimsi; y entrando, haz que se levante de entre sus hermanos, y llévalo
a la cámara. 3 Toma luego la redoma de aceite, y derrámala sobre su cabeza y di: Así dijo Jehová:
Yo te he ungido por rey sobre Israel. Y abriendo la puerta, echa a huir, y no esperes.
4 Fue, pues, el joven, el profeta, a Ramot de Galaad. 5 Cuando él entró, he aquí los príncipes del
ejército que estaban sentados. Y él dijo: Príncipe, una palabra tengo que decirte. Jehú dijo: ¿A cuál
de todos nosotros? Y él dijo: A ti, príncipe. 6 Y él se levantó, y entró en casa; y el otro derramó el
aceite sobre su cabeza, y le dijo: Así dijo Jehová Dios de Israel: Yo te he ungido por rey sobre Israel,
pueblo de Jehová. 7 Herirás la casa de Acab tu señor, para que yo vengue la sangre de mis siervos
los profetas, y la sangre de todos los siervos de Jehová, de la mano de Jezabel. 8 Y perecerá toda la
casa de Acab, y destruiré de Acab todo varón, así al siervo como al libre en Israel. 9 Y yo pondré la
casa de Acab como la casa de Jeroboam hijo de Nabat, y como la casa de Baasa hijo de Ahías. 10 Y
a Jezabel la comerán los perros en el campo de Jezreel, y no habrá quien la sepulte. En seguida
abrió la puerta, y echó a huir.
11 Después salió Jehú a los siervos de su señor, y le dijeron: ¿Hay paz? ¿Para qué vino a ti aquel
loco? Y él les dijo: Vosotros conocéis al hombre y sus palabras. 12 Ellos dijeron: Mentira;
decláranoslo ahora. Y él dijo: Así y así me habló, diciendo: Así ha dicho Jehová: Yo te he ungido por
rey sobre Israel. 13 Entonces cada uno tomó apresuradamente su manto, y lo puso debajo de Jehú
en un trono alto, y tocaron corneta, y dijeron: Jehú es rey.
14 Así conspiró Jehú hijo de Josafat, hijo de Nimsi, contra Joram. (Estaba entonces Joram
guardando a Ramot de Galaad con todo Israel, por causa de Hazael rey de Siria; 15 pero se había
vuelto el rey Joram a Jezreel, para curarse de las heridas que los sirios le habían hecho, peleando
contra Hazael rey de Siria.) Y Jehú dijo: Si es vuestra voluntad, ninguno escape de la ciudad, para ir
a dar las nuevas en Jezreel. 16 Entonces Jehú cabalgó y fue a Jezreel, porque Joram estaba allí
enfermo. También estaba Ocozías rey de Judá, que había descendido a visitar a Joram.
17 Y el atalaya que estaba en la torre de Jezreel vio la tropa de Jehú que venía, y dijo: Veo una
tropa. Y Joram dijo: Ordena a un jinete que vaya a reconocerlos, y les diga: ¿Hay paz? 18 Fue, pues,
el jinete a reconocerlos, y dijo: El rey dice así: ¿Hay paz? Y Jehú le dijo: ¿Qué tienes tú que ver con
la paz? Vuélvete conmigo. El atalaya dio luego aviso, diciendo: El mensajero llegó hasta ellos, y no
vuelve. 19 Entonces envió otro jinete, el cual llegando a ellos, dijo: El rey dice así: ¿Hay paz? Y Jehú
respondió: ¿Qué tienes tú que ver con la paz? Vuélvete conmigo. 20 El atalaya volvió a decir:
También éste llegó a ellos y no vuelve; y el marchar del que viene es como el marchar de Jehú hijo
de Nimsi, porque viene impetuosamente.
21 Entonces Joram dijo: Unce el carro. Y cuando estaba uncido su carro, salieron Joram rey de
Israel y Ocozías rey de Judá, cada uno en su carro, y salieron a encontrar a Jehú, al cual hallaron en
la heredad de Nabot de Jezreel. 22 Cuando vio Joram a Jehú, dijo: ¿Hay paz, Jehú? Y él respondió:
¿Qué paz, con las fornicaciones de Jezabel tu madre, y sus muchas hechicerías? 23 Entonces Joram
volvió las riendas y huyó, y dijo a Ocozías: ¡Traición, Ocozías! 24 Pero Jehú entesó su arco, e hirió a
Joram entre las espaldas; y la saeta salió por su corazón, y él cayó en su carro. 25 Dijo luego Jehú a
Bidcar su capitán: Tómalo, y échalo a un extremo de la heredad de Nabot de Jezreel. Acuérdate
que cuando tú y yo íbamos juntos con la gente de Acab su padre, Jehová pronunció esta sentencia
sobre él, diciendo: 26 Que yo he visto ayer la sangre de Nabot, y la sangre de sus hijos, dijo Jehová;
y te daré la paga en esta heredad, dijo Jehová. Tómalo pues, ahora, y échalo en la heredad de
Nabot, conforme a la palabra de Jehová.
(2 Cr. 22.7-9)
27 Viendo esto Ocozías rey de Judá, huyó por el camino de la casa del huerto. Y lo siguió Jehú,
diciendo: Herid también a éste en el carro. Y le hirieron a la subida de Gur, junto a Ibleam. Y
Ocozías huyó a Meguido, pero murió allí. 28 Y sus siervos le llevaron en un carro a Jerusalén, y allá
le sepultaron con sus padres, en su sepulcro en la ciudad de David.
29 En el undécimo año de Joram hijo de Acab, comenzó a reinar Ocozías sobre Judá.
Muerte de Jezabel
30 Vino después Jehú a Jezreel; y cuando Jezabel lo oyó, se pintó los ojos con antimonio, y atavió
su cabeza, y se asomó a una ventana. 31 Y cuando entraba Jehú por la puerta, ella dijo: ¿Sucedió
bien a Zimri, que mató a su señor? 32 Alzando él entonces su rostro hacia la ventana, dijo: ¿Quién
está conmigo? ¿quién? Y se inclinaron hacia él dos o tres eunucos. 33 Y él les dijo: Echadla abajo. Y
ellos la echaron; y parte de su sangre salpicó en la pared, y en los caballos; y él la atropelló. 34
Entró luego, y después que comió y bebió, dijo: Id ahora a ver a aquella maldita, y sepultadla, pues
es hija de rey. 35 Pero cuando fueron para sepultarla, no hallaron de ella más que la calavera, y los
pies, y las palmas de las manos. 36 Y volvieron, y se lo dijeron. Y él dijo: Esta es la palabra de Dios,
la cual él habló por medio de su siervo Elías tisbita, diciendo: En la heredad de Jezreel comerán los
perros las carnes de Jezabel, 37 y el cuerpo de Jezabel será como estiércol sobre la faz de la tierra
en la heredad de Jezreel, de manera que nadie pueda decir: Esta es Jezabel.
2 REYES 10
1 Tenía Acab en Samaria setenta hijos; y Jehú escribió cartas y las envió a Samaria a los principales
de Jezreel, a los ancianos y a los ayos de Acab, diciendo: 2 Inmediatamente que lleguen estas
cartas a vosotros los que tenéis a los hijos de vuestro señor, y los que tienen carros y gente de a
caballo, la ciudad fortificada, y las armas, 3 escoged al mejor y al más recto de los hijos de vuestro
señor, y ponedlo en el trono de su padre, y pelead por la casa de vuestro señor. 4 Pero ellos
tuvieron gran temor, y dijeron: He aquí, dos reyes no pudieron resistirle; ¿cómo le resistiremos
nosotros? 5 Y el mayordomo, el gobernador de la ciudad, los ancianos y los ayos enviaron a decir a
Jehú: Siervos tuyos somos, y haremos todo lo que nos mandes; no elegiremos por rey a ninguno,
haz lo que bien te parezca. 6 El entonces les escribió la segunda vez, diciendo: Si sois míos, y
queréis obedecerme, tomad las cabezas de los hijos varones de vuestro señor, y venid a mí
mañana a esta hora, a Jezreel. Y los hijos del rey, setenta varones, estaban con los principales de la
ciudad, que los criaban. 7 Cuando las cartas llegaron a ellos, tomaron a los hijos del rey, y
degollaron a los setenta varones, y pusieron sus cabezas en canastas, y se las enviaron a Jezreel. 8
Y vino un mensajero que le dio las nuevas, diciendo: Han traído las cabezas de los hijos del rey. Y él
le dijo: Ponedlas en dos montones a la entrada de la puerta hasta la mañana. 9 Venida la mañana,
salió él, y estando en pie dijo a todo el pueblo: Vosotros sois justos; he aquí yo he conspirado
contra mi señor, y le he dado muerte; pero ¿quién ha dado muerte a todos éstos? 10 Sabed ahora
que de la palabra que Jehová habló sobre la casa de Acab, nada caerá en tierra; y que Jehová ha
hecho lo que dijo por su siervo Elías. 11 Mató entonces Jehú a todos los que habían quedado de la
casa de Acab en Jezreel, a todos sus príncipes, a todos sus familiares, y a sus sacerdotes, hasta que
no quedó ninguno.
12 Luego se levantó de allí para ir a Samaria; y en el camino llegó a una casa de esquileo de
pastores. 13 Y halló allí a los hermanos de Ocozías rey de Judá, y les dijo: ¿Quiénes sois vosotros? Y
ellos dijeron: Somos hermanos de Ocozías, y hemos venido a saludar a los hijos del rey, y a los
hijos de la reina. 14 Entonces él dijo: Prendedlos vivos. Y después que los tomaron vivos, los
degollaron junto al pozo de la casa de esquileo, cuarenta y dos varones, sin dejar ninguno de ellos.
15 Yéndose luego de allí, se encontró con Jonadab hijo de Recab; y después que lo hubo saludado,
le dijo: ¿Es recto tu corazón, como el mío es recto con el tuyo? Y Jonadab dijo: Lo es. Pues que lo
es, dame la mano. Y él le dio la mano. Luego lo hizo subir consigo en el carro, 16 y le dijo: Ven
conmigo, y verás mi celo por Jehová. Lo pusieron, pues, en su carro. 17 Y luego que Jehú hubo
llegado a Samaria, mató a todos los que habían quedado de Acab en Samaria, hasta exterminarlos,
conforme a la palabra de Jehová, que había hablado por Elías.
18 Después reunió Jehú a todo el pueblo, y les dijo: Acab sirvió poco a Baal, mas Jehú lo servirá
mucho. 19 Llamadme, pues, luego a todos los profetas de Baal, a todos sus siervos y a todos sus
sacerdotes; que no falte uno, porque tengo un gran sacrificio para Baal; cualquiera que faltare no
vivirá. Esto hacía Jehú con astucia, para exterminar a los que honraban a Baal. 20 Y dijo Jehú:
Santificad un día solemne a Baal. Y ellos convocaron. 21 Y envió Jehú por todo Israel, y vinieron
todos los siervos de Baal, de tal manera que no hubo ninguno que no viniese. Y entraron en el
templo de Baal, y el templo de Baal se llenó de extremo a extremo. 22 Entonces dijo al que tenía el
cargo de las vestiduras: Saca vestiduras para todos los siervos de Baal. Y él les sacó vestiduras. 23 Y
entró Jehú con Jonadab hijo de Recab en el templo de Baal, y dijo a los siervos de Baal: Mirad y
ved que no haya aquí entre vosotros alguno de los siervos de Jehová, sino sólo los siervos de Baal.
24 Y cuando ellos entraron para hacer sacrificios y holocaustos, Jehú puso fuera a ochenta
hombres, y les dijo: Cualquiera que dejare vivo a alguno de aquellos hombres que yo he puesto en
vuestras manos, su vida será por la del otro. 25 Y después que acabaron ellos de hacer el
holocausto, Jehú dijo a los de su guardia y a los capitanes: Entrad, y matadlos; que no escape
ninguno. Y los mataron a espada, y los dejaron tendidos los de la guardia y los capitanes. Y fueron
hasta el lugar santo del templo de Baal, 26 y sacaron las estatuas del templo de Baal, y las
quemaron. 27 Y quebraron la estatua de Baal, y derribaron el templo de Baal, y lo convirtieron en
letrinas hasta hoy.
28 Así exterminó Jehú a Baal de Israel. 29 Con todo eso, Jehú no se apartó de los pecados de
Jeroboam hijo de Nabat, que hizo pecar a Israel; y dejó en pie los becerros de oro que estaban en
Bet-el y en Dan. 30 Y Jehová dijo a Jehú: Por cuanto has hecho bien ejecutando lo recto delante de
mis ojos, e hiciste a la casa de Acab conforme a todo lo que estaba en mi corazón, tus hijos se
sentarán sobre el trono de Israel hasta la cuarta generación. 31 Mas Jehú no cuidó de andar en la
ley de Jehová Dios de Israel con todo su corazón, ni se apartó de los pecados de Jeroboam, el que
había hecho pecar a Israel.
32 En aquellos días comenzó Jehová a cercenar el territorio de Israel; y los derrotó Hazael por
todas las fronteras, 33 desde el Jordán al nacimiento del sol, toda la tierra de Galaad, de Gad, de
Rubén y de Manasés, desde Aroer que está junto al arroyo de Arnón, hasta Galaad y Basán. 34 Los
demás hechos de Jehú, y todo lo que hizo, y toda su valentía, ¿no está escrito en el libro de las
crónicas de los reyes de Israel? 35 Y durmió Jehú con sus padres, y lo sepultaron en Samaria; y
reinó en su lugar Joacaz su hijo. 36 El tiempo que reinó Jehú sobre Israel en Samaria fue de
veintiocho años.
(2 Cr. 22.10—23.21)
2 REYES 11
1 Cuando Atalía madre de Ocozías vio que su hijo era muerto, se levantó y destruyó toda la
descendencia real. 2 Pero Josaba hija del rey Joram, hermana de Ocozías, tomó a Joás hijo de
Ocozías y lo sacó furtivamente de entre los hijos del rey a quienes estaban matando, y lo ocultó de
Atalía, a él y a su ama, en la cámara de dormir, y en esta forma no lo mataron. 3 Y estuvo con ella
escondido en la casa de Jehová seis años; y Atalía fue reina sobre el país.
4 Mas al séptimo año envió Joiada y tomó jefes de centenas, capitanes, y gente de la guardia, y los
metió consigo en la casa de Jehová, e hizo con ellos alianza, juramentándolos en la casa de Jehová;
y les mostró el hijo del rey. 5 Y les mandó diciendo: Esto es lo que habéis de hacer: la tercera parte
de vosotros tendrá la guardia de la casa del rey el día de reposo. 6 Otra tercera parte estará a la
puerta de Shur, y la otra tercera parte a la puerta del postigo de la guardia; así guardaréis la casa,
para que no sea allanada. 7 Mas las dos partes de vosotros que salen el día de reposo tendréis la
guardia de la casa de Jehová junto al rey. 8 Y estaréis alrededor del rey por todos lados, teniendo
cada uno sus armas en las manos; y cualquiera que entrare en las filas, sea muerto. Y estaréis con
el rey cuando salga, y cuando entre.
9 Los jefes de centenas, pues, hicieron todo como el sacerdote Joiada les mandó; y tomando cada
uno a los suyos, esto es, los que entraban el día de reposo y los que salían el día de reposo,
vinieron al sacerdote Joiada. 10 Y el sacerdote dio a los jefes de centenas las lanzas y los escudos
que habían sido del rey David, que estaban en la casa de Jehová. 11 Y los de la guardia se pusieron
en fila, teniendo cada uno sus armas en sus manos, desde el lado derecho de la casa hasta el lado
izquierdo, junto al altar y el templo, en derredor del rey. 12 Sacando luego Joiada al hijo del rey, le
puso la corona y el testimonio, y le hicieron rey ungiéndole; y batiendo las manos dijeron: ¡Viva el
rey!
13 Oyendo Atalía el estruendo del pueblo que corría, entró al pueblo en el templo de Jehová. 14 Y
cuando miró, he aquí que el rey estaba junto a la columna, conforme a la costumbre, y los
príncipes y los trompeteros junto al rey; y todo el pueblo del país se regocijaba, y tocaban las
trompetas. Entonces Atalía, rasgando sus vestidos, clamó a voz en cuello: ¡Traición, traición! 15
Mas el sacerdote Joiada mandó a los jefes de centenas que gobernaban el ejército, y les dijo:
Sacadla fuera del recinto del templo, y al que la siguiere, matadlo a espada. (Porque el sacerdote
dijo que no la matasen en el templo de Jehová.) 16 Le abrieron, pues, paso; y en el camino por
donde entran los de a caballo a la casa del rey, allí la mataron.
17 Entonces Joiada hizo pacto entre Jehová y el rey y el pueblo, que serían pueblo de Jehová; y
asimismo entre el rey y el pueblo. 18 Y todo el pueblo de la tierra entró en el templo de Baal, y lo
derribaron; asimismo despedazaron enteramente sus altares y sus imágenes, y mataron a Matán
sacerdote de Baal delante de los altares. Y el sacerdote puso guarnición sobre la casa de Jehová.
19 Después tomó a los jefes de centenas, los capitanes, la guardia y todo el pueblo de la tierra, y
llevaron al rey desde la casa de Jehová, y vinieron por el camino de la puerta de la guardia a la casa
del rey; y se sentó el rey en el trono de los reyes. 20 Y todo el pueblo de la tierra se regocijó, y la
ciudad estuvo en reposo, habiendo sido Atalía muerta a espada junto a la casa del rey.
(2 Cr. 24.1-27)
2 REYES 12
1 En el séptimo año de Jehú comenzó a reinar Joás, y reinó cuarenta años en Jerusalén. El nombre
de su madre fue Sibia, de Beerseba. 2 Y Joás hizo lo recto ante los ojos de Jehová todo el tiempo
que le dirigió el sacerdote Joiada. 3 Con todo eso, los lugares altos no se quitaron, porque el
pueblo aún sacrificaba y quemaba incienso en los lugares altos.
4 Y Joás dijo a los sacerdotes: Todo el dinero consagrado que se suele traer a la casa de Jehová, el
dinero del rescate de cada persona según está estipulado, y todo el dinero que cada uno de su
propia voluntad trae a la casa de Jehová, 5 recíbanlo los sacerdotes, cada uno de mano de sus
familiares, y reparen los portillos del templo dondequiera que se hallen grietas. 6 Pero en el año
veintitrés del rey Joás aún no habían reparado los sacerdotes las grietas del templo. 7 Llamó
entonces el rey Joás al sumo sacerdote Joiada y a los sacerdotes, y les dijo: ¿Por qué no reparáis
las grietas del templo? Ahora, pues, no toméis más el dinero de vuestros familiares, sino dadlo
para reparar las grietas del templo. 8 Y los sacerdotes consintieron en no tomar más dinero del
pueblo, ni tener el cargo de reparar las grietas del templo.
9 Mas el sumo sacerdote Joiada tomó un arca e hizo en la tapa un agujero, y la puso junto al altar,
a la mano derecha así que se entra en el templo de Jehová; y los sacerdotes que guardaban la
puerta ponían allí todo el dinero que se traía a la casa de Jehová. 10 Y cuando veían que había
mucho dinero en el arca, venía el secretario del rey y el sumo sacerdote, y contaban el dinero que
hallaban en el templo de Jehová, y lo guardaban. 11 Y daban el dinero suficiente a los que hacían
la obra, y a los que tenían a su cargo la casa de Jehová; y ellos lo gastaban en pagar a los
carpinteros y maestros que reparaban la casa de Jehová, 12 y a los albañiles y canteros; y en
comprar la madera y piedra de cantería para reparar las grietas de la casa de Jehová, y en todo lo
que se gastaba en la casa para repararla. 13 Mas de aquel dinero que se traía a la casa de Jehová,
no se hacían tazas de plata, ni despabiladeras, ni jofainas, ni trompetas; ni ningún otro utensilio de
oro ni de plata se hacía para el templo de Jehová; 14 porque lo daban a los que hacían la obra, y
con él reparaban la casa de Jehová. 15 Y no se tomaba cuenta a los hombres en cuyas manos el
dinero era entregado, para que ellos lo diesen a los que hacían la obra; porque lo hacían ellos
fielmente. 16 El dinero por el pecado, y el dinero por la culpa, no se llevaba a la casa de Jehová;
porque era de los sacerdotes.
17 Entonces subió Hazael rey de Siria, y peleó contra Gat, y la tomó. Y se propuso Hazael subir
contra Jerusalén; 18 por lo cual tomó Joás rey de Judá todas las ofrendas que habían dedicado
Josafat y Joram y Ocozías sus padres, reyes de Judá, y las que él había dedicado, y todo el oro que
se halló en los tesoros de la casa de Jehová y en la casa del rey, y lo envió a Hazael rey de Siria; y él
se retiró de Jerusalén.
19 Los demás hechos de Joás, y todo lo que hizo, ¿no está escrito en el libro de las crónicas de los
reyes de Judá? 20 Y se levantaron sus siervos, y conspiraron en conjuración, y mataron a Joás en la
casa de Milo, cuando descendía él a Sila; 21 pues Josacar hijo de Simeat y Jozabad hijo de Somer,
sus siervos, le hirieron, y murió. Y lo sepultaron con sus padres en la ciudad de David, y reinó en su
lugar Amasías su hijo.
Reinado de Joacaz
2 REYES 13
1 En el año veintitrés de Joás hijo de Ocozías, rey de Judá, comenzó a reinar Joacaz hijo de Jehú
sobre Israel en Samaria; y reinó diecisiete años. 2 E hizo lo malo ante los ojos de Jehová, y siguió
en los pecados de Jeroboam hijo de Nabat, el que hizo pecar a Israel; y no se apartó de ellos. 3 Y se
encendió el furor de Jehová contra Israel, y los entregó en mano de Hazael rey de Siria, y en mano
de Ben-adad hijo de Hazael, por largo tiempo. 4 Mas Joacaz oró en presencia de Jehová, y Jehová
lo oyó; porque miró la aflicción de Israel, pues el rey de Siria los afligía. 5 (Y dio Jehová salvador a
Israel, y salieron del poder de los sirios; y habitaron los hijos de Israel en sus tiendas, como antes.
6 Con todo eso, no se apartaron de los pecados de la casa de Jeroboam, el que hizo pecar a Israel;
en ellos anduvieron; y también la imagen de Asera permaneció en Samaria.) 7 Porque no le había
quedado gente a Joacaz, sino cincuenta hombres de a caballo, diez carros, y diez mil hombres de a
pie; pues el rey de Siria los había destruido, y los había puesto como el polvo para hollar. 8 El resto
de los hechos de Joacaz, y todo lo que hizo, y sus valentías, ¿no está escrito en el libro de las
crónicas de los reyes de Israel? 9 Y durmió Joacaz con sus padres, y lo sepultaron en Samaria, y
reinó en su lugar Joás su hijo.
10 El año treinta y siete de Joás rey de Judá, comenzó a reinar Joás hijo de Joacaz sobre Israel en
Samaria; y reinó dieciséis años. 11 E hizo lo malo ante los ojos de Jehová; no se apartó de todos los
pecados de Jeroboam hijo de Nabat, el que hizo pecar a Israel; en ellos anduvo. 12 Los demás
hechos de Joás, y todo lo que hizo, y el esfuerzo con que guerreó contra Amasías rey de Judá, ¿no
está escrito en el libro de las crónicas de los reyes de Israel? 13 Y durmió Joás con sus padres, y se
sentó Jeroboam sobre su trono; y Joás fue sepultado en Samaria con los reyes de Israel.
Profecía final y muerte de Eliseo
14 Estaba Eliseo enfermo de la enfermedad de que murió. Y descendió a él Joás rey de Israel, y
llorando delante de él, dijo: ¡Padre mío, padre mío, carro de Israel y su gente de a caballo! 15 Y le
dijo Eliseo: Toma un arco y unas saetas. Tomó él entonces un arco y unas saetas. 16 Luego dijo
Eliseo al rey de Israel: Pon tu mano sobre el arco. Y puso él su mano sobre el arco. Entonces puso
Eliseo sus manos sobre las manos del rey, 17 y dijo: Abre la ventana que da al oriente. Y cuando él
la abrió, dijo Eliseo: Tira. Y tirando él, dijo Eliseo: Saeta de salvación de Jehová, y saeta de salvación
contra Siria; porque herirás a los sirios en Afec hasta consumirlos. 18 Y le volvió a decir: Toma las
saetas. Y luego que el rey de Israel las hubo tomado, le dijo: Golpea la tierra. Y él la golpeó tres
veces, y se detuvo. 19 Entonces el varón de Dios, enojado contra él, le dijo: Al dar cinco o seis
golpes, hubieras derrotado a Siria hasta no quedar ninguno; pero ahora sólo tres veces derrotarás
a Siria.
22 Hazael, pues, rey de Siria, afligió a Israel todo el tiempo de Joacaz. 23 Mas Jehová tuvo
misericordia de ellos, y se compadeció de ellos y los miró, a causa de su pacto con Abraham, Isaac
y Jacob; y no quiso destruirlos ni echarlos de delante de su presencia hasta hoy.
24 Y murió Hazael rey de Siria, y reinó en su lugar Ben-adad su hijo. 25 Y volvió Joás hijo de Joacaz
y tomó de mano de Ben-adad hijo de Hazael las ciudades que éste había tomado en guerra de
mano de Joacaz su padre. Tres veces lo derrotó Joás, y restituyó las ciudades a Israel.
Reinado de Amasías
(2 Cr. 25.1-28)
2 REYES 14
1 En el año segundo de Joás hijo de Joacaz rey de Israel, comenzó a reinar Amasías hijo de Joás rey
de Judá. 2 Cuando comenzó a reinar era de veinticinco años, y veintinueve años reinó en
Jerusalén; el nombre de su madre fue Joadán, de Jerusalén. 3 Y él hizo lo recto ante los ojos de
Jehová, aunque no como David su padre; hizo conforme a todas las cosas que había hecho Joás su
padre. 4 Con todo eso, los lugares altos no fueron quitados, porque el pueblo aún sacrificaba y
quemaba incienso en esos lugares altos. 5 Y cuando hubo afirmado en sus manos el reino, mató a
los siervos que habían dado muerte al rey su padre. 6 Pero no mató a los hijos de los que le dieron
muerte, conforme a lo que está escrito en el libro de la ley de Moisés, donde Jehová mandó
diciendo: No matarán a los padres por los hijos, ni a los hijos por los padres, sino que cada uno
morirá por su propio pecado.
7 Este mató asimismo a diez mil edomitas en el Valle de la Sal, y tomó a Sela en batalla, y la llamó
Jocteel, hasta hoy.
8 Entonces Amasías envió mensajeros a Joás hijo de Joacaz, hijo de Jehú, rey de Israel, diciendo:
Ven, para que nos veamos las caras. 9 Y Joás rey de Israel envió a Amasías rey de Judá esta
respuesta: El cardo que está en el Líbano envió a decir al cedro que está en el Líbano: Da tu hija
por mujer a mi hijo. Y pasaron las fieras que están en el Líbano, y hollaron el cardo. 10
Ciertamente has derrotado a Edom, y tu corazón se ha envanecido; gloríate pues, mas quédate en
tu casa. ¿Para qué te metes en un mal, para que caigas tú y Judá contigo?
11 Pero Amasías no escuchó; por lo cual subió Joás rey de Israel, y se vieron las caras él y Amasías
rey de Judá, en Bet-semes, que es de Judá. 12 Y Judá cayó delante de Israel, y huyeron, cada uno a
su tienda. 13 Además Joás rey de Israel tomó a Amasías rey de Judá, hijo de Joás hijo de Ocozías,
en Bet-semes; y vino a Jerusalén, y rompió el muro de Jerusalén desde la puerta de Efraín hasta la
puerta de la esquina, cuatrocientos codos. 14 Y tomó todo el oro, y la plata, y todos los utensilios
que fueron hallados en la casa de Jehová, y en los tesoros de la casa del rey, y a los hijos tomó en
rehenes, y volvió a Samaria.
15 Los demás hechos que ejecutó Joás, y sus hazañas, y cómo peleó contra Amasías rey de Judá,
¿no está escrito en el libro de las crónicas de los reyes de Israel? 16 Y durmió Joás con sus padres,
y fue sepultado en Samaria con los reyes de Israel; y reinó en su lugar Jeroboam su hijo.
17 Y Amasías hijo de Joás, rey de Judá, vivió después de la muerte de Joás hijo de Joacaz, rey de
Israel, quince años. 18 Los demás hechos de Amasías, ¿no están escritos en el libro de las crónicas
de los reyes de Judá? 19 Conspiraron contra él en Jerusalén, y él huyó a Laquis; pero le
persiguieron hasta Laquis, y allá lo mataron. 20 Lo trajeron luego sobre caballos, y lo sepultaron en
Jerusalén con sus padres, en la ciudad de David. 21 Entonces todo el pueblo de Judá tomó a
Azarías, que era de dieciséis años, y lo hicieron rey en lugar de Amasías su padre. 22 Reedificó él a
Elat, y la restituyó a Judá, después que el rey durmió con sus padres.
Reinado de Jeroboam II
23 El año quince de Amasías hijo de Joás rey de Judá, comenzó a reinar Jeroboam hijo de Joás
sobre Israel en Samaria; y reinó cuarenta y un años. 24 E hizo lo malo ante los ojos de Jehová, y no
se apartó de todos los pecados de Jeroboam hijo de Nabat, el que hizo pecar a Israel. 25 El
restauró los límites de Israel desde la entrada de Hamat hasta el mar del Arabá, conforme a la
palabra de Jehová Dios de Israel, la cual él había hablado por su siervo Jonás hijo de Amitai,
profeta que fue de Gat-hefer. 26 Porque Jehová miró la muy amarga aflicción de Israel; que no
había siervo ni libre, ni quien diese ayuda a Israel; 27 y Jehová no había determinado raer el
nombre de Israel de debajo del cielo; por tanto, los salvó por mano de Jeroboam hijo de Joás.
28 Los demás hechos de Jeroboam, y todo lo que hizo, y su valentía, y todas las guerras que hizo, y
cómo restituyó al dominio de Israel a Damasco y Hamat, que habían pertenecido a Judá, ¿no está
escrito en el libro de las crónicas de los reyes de Israel? 29 Y durmió Jeroboam con sus padres, los
reyes de Israel, y reinó en su lugar Zacarías su hijo.
Reinado de Azarías
2 REYES 15
1 En el año veintisiete de Jeroboam rey de Israel, comenzó a reinar Azarías hijo de Amasías, rey de
Judá. 2 Cuando comenzó a reinar era de dieciséis años, y cincuenta y dos años reinó en Jerusalén;
el nombre de su madre fue Jecolías, de Jerusalén. 3 E hizo lo recto ante los ojos de Jehová,
conforme a todas las cosas que su padre Amasías había hecho. 4 Con todo eso, los lugares altos no
se quitaron, porque el pueblo sacrificaba aún y quemaba incienso en los lugares altos. 5 Mas
Jehová hirió al rey con lepra, y estuvo leproso hasta el día de su muerte, y habitó en casa
separada, y Jotam hijo del rey tenía el cargo del palacio, gobernando al pueblo. 6 Los demás
hechos de Azarías, y todo lo que hizo, ¿no está escrito en el libro de las crónicas de los reyes de
Judá? 7 Y durmió Azarías con sus padres, y lo sepultaron con ellos en la ciudad de David, y reinó en
su lugar Jotam su hijo.
Reinado de Zacarías
8 En el año treinta y ocho de Azarías rey de Judá, reinó Zacarías hijo de Jeroboam sobre Israel seis
meses. 9 E hizo lo malo ante los ojos de Jehová, como habían hecho sus padres; no se apartó de
los pecados de Jeroboam hijo de Nabat, el que hizo pecar a Israel. 10 Contra él conspiró Salum hijo
de Jabes, y lo hirió en presencia de su pueblo, y lo mató, y reinó en su lugar. 11 Los demás hechos
de Zacarías, he aquí que están escritos en el libro de las crónicas de los reyes de Israel. 12 Y esta
fue la palabra de Jehová que había hablado a Jehú, diciendo: Tus hijos hasta la cuarta generación
se sentarán en el trono de Israel. Y fue así.
Reinado de Salum
13 Salum hijo de Jabes comenzó a reinar en el año treinta y nueve de Uzías rey de Judá, y reinó un
mes en Samaria; 14 porque Manahem hijo de Gadi subió de Tirsa y vino a Samaria, e hirió a Salum
hijo de Jabes en Samaria y lo mató, y reinó en su lugar. 15 Los demás hechos de Salum, y la
conspiración que tramó, he aquí que están escritos en el libro de las crónicas de los reyes de Israel.
16 Entonces Manahem saqueó a Tifsa, y a todos los que estaban en ella, y también sus
alrededores desde Tirsa; la saqueó porque no le habían abierto las puertas, y abrió el vientre a
todas sus mujeres que estaban encintas.
Reinado de Manahem
17 En el año treinta y nueve de Azarías rey de Judá, reinó Manahem hijo de Gadi sobre Israel diez
años, en Samaria. 18 E hizo lo malo ante los ojos de Jehová; en todo su tiempo no se apartó de los
pecados de Jeroboam hijo de Nabat, el que hizo pecar a Israel. 19 Y vino Pul rey de Asiria a atacar
la tierra; y Manahem dio a Pul mil talentos de plata para que le ayudara a confirmarse en el reino.
20 E impuso Manahem este dinero sobre Israel, sobre todos los poderosos y opulentos; de cada
uno cincuenta siclos de plata, para dar al rey de Asiria; y el rey de Asiria se volvió, y no se detuvo
allí en el país. 21 Los demás hechos de Manahem, y todo lo que hizo, ¿no está escrito en el libro de
las crónicas de los reyes de Israel? 22 Y durmió Manahem con sus padres, y reinó en su lugar
Pekaía su hijo.
Reinado de Pekaía
23 En el año cincuenta de Azarías rey de Judá, reinó Pekaía hijo de Manahem sobre Israel en
Samaria, dos años. 24 E hizo lo malo ante los ojos de Jehová; no se apartó de los pecados de
Jeroboam hijo de Nabat, el que hizo pecar a Israel. 25 Y conspiró contra él Peka hijo de Remalías,
capitán suyo, y lo hirió en Samaria, en el palacio de la casa real, en compañía de Argob y de Arie, y
de cincuenta hombres de los hijos de los galaaditas; y lo mató, y reinó en su lugar. 26 Los demás
hechos de Pekaía, y todo lo que hizo, he aquí que está escrito en el libro de las crónicas de los
reyes de Israel.
Reinado de Peka
27 En el año cincuenta y dos de Azarías rey de Judá, reinó Peka hijo de Remalías sobre Israel en
Samaria; y reinó veinte años. 28 E hizo lo malo ante los ojos de Jehová; no se apartó de los
pecados de Jeroboam hijo de Nabat, el que hizo pecar a Israel.
29 En los días de Peka rey de Israel, vino Tiglat-pileser rey de los asirios, y tomó a Ijón, Abel-bet-
maaca, Janoa, Cedes, Hazor, Galaad, Galilea, y toda la tierra de Neftalí; y los llevó cautivos a Asiria.
30 Y Oseas hijo de Ela conspiró contra Peka hijo de Remalías, y lo hirió y lo mató, y reinó en su
lugar, a los veinte años de Jotam hijo de Uzías. 31 Los demás hechos de Peka, y todo lo que hizo,
he aquí que está escrito en el libro de las crónicas de los reyes de Israel.
Reinado de Jotam
(2 Cr. 27.1-9)
32 En el segundo año de Peka hijo de Remalías rey de Israel, comenzó a reinar Jotam hijo de Uzías
rey de Judá. 33 Cuando comenzó a reinar era de veinticinco años, y reinó dieciséis años en
Jerusalén. El nombre de su madre fue Jerusa hija de Sadoc. 34 Y él hizo lo recto ante los ojos de
Jehová; hizo conforme a todas las cosas que había hecho su padre Uzías. 35 Con todo eso, los
lugares altos no fueron quitados, porque el pueblo sacrificaba aún, y quemaba incienso en los
lugares altos. Edificó él la puerta más alta de la casa de Jehová. 36 Los demás hechos de Jotam, y
todo lo que hizo, ¿no está escrito en el libro de las crónicas de los reyes de Judá? 37 En aquel
tiempo comenzó Jehová a enviar contra Judá a Rezín rey de Siria, y a Peka hijo de Remalías. 38 Y
durmió Jotam con sus padres, y fue sepultado con ellos en la ciudad de David su padre, y reinó en
su lugar Acaz su hijo.
Reinado de Acaz
(2 Cr. 28.1-27)
2 REYES 16
1 En el año diecisiete de Peka hijo de Remalías, comenzó a reinar Acaz hijo de Jotam rey de Judá. 2
Cuando comenzó a reinar Acaz era de veinte años, y reinó en Jerusalén dieciséis años; y no hizo lo
recto ante los ojos de Jehová su Dios, como David su padre. 3 Antes anduvo en el camino de los
reyes de Israel, y aun hizo pasar por fuego a su hijo, según las prácticas abominables de las
naciones que Jehová echó de delante de los hijos de Israel. 4 Asimismo sacrificó y quemó incienso
en los lugares altos, y sobre los collados, y debajo de todo árbol frondoso.
5 Entonces Rezín rey de Siria y Peka hijo de Remalías, rey de Israel, subieron a Jerusalén para hacer
guerra y sitiar a Acaz; mas no pudieron tomarla. 6 En aquel tiempo el rey de Edom recobró Elat
para Edom, y echó de Elat a los hombres de Judá; y los de Edom vinieron a Elat y habitaron allí
hasta hoy. 7 Entonces Acaz envió embajadores a Tiglat-pileser rey de Asiria, diciendo: Yo soy tu
siervo y tu hijo; sube, y defiéndeme de mano del rey de Siria, y de mano del rey de Israel, que se
han levantado contra mí. 8 Y tomando Acaz la plata y el oro que se halló en la casa de Jehová, y en
los tesoros de la casa real, envió al rey de Asiria un presente. 9 Y le atendió el rey de Asiria; pues
subió el rey de Asiria contra Damasco, y la tomó, y llevó cautivos a los moradores a Kir, y mató a
Rezín.
10 Después fue el rey Acaz a encontrar a Tiglat-pileser rey de Asiria en Damasco; y cuando vio el
rey Acaz el altar que estaba en Damasco, envió al sacerdote Urías el diseño y la descripción del
altar, conforme a toda su hechura. 11 Y el sacerdote Urías edificó el altar; conforme a todo lo que
el rey Acaz había enviado de Damasco, así lo hizo el sacerdote Urías, entre tanto que el rey Acaz
venía de Damasco. 12 Y luego que el rey vino de Damasco, y vio el altar, se acercó el rey a él, y
ofreció sacrificios en él; 13 y encendió su holocausto y su ofrenda, y derramó sus libaciones, y
esparció la sangre de sus sacrificios de paz junto al altar. 14 E hizo acercar el altar de bronce que
estaba delante de Jehová, en la parte delantera de la casa, entre el altar y el templo de Jehová, y lo
puso al lado del altar hacia el norte. 15 Y mandó el rey Acaz al sacerdote Urías, diciendo: En el gran
altar encenderás el holocausto de la mañana y la ofrenda de la tarde, y el holocausto del rey y su
ofrenda, y asimismo el holocausto de todo el pueblo de la tierra y su ofrenda y sus libaciones; y
esparcirás sobre él toda la sangre del holocausto, y toda la sangre del sacrificio. El altar de bronce
será mío para consultar en él. 16 E hizo el sacerdote Urías conforme a todas las cosas que el rey
Acaz le mandó.
17 Y cortó el rey Acaz los tableros de las basas, y les quitó las fuentes; y quitó también el mar de
sobre los bueyes de bronce que estaban debajo de él, y lo puso sobre el suelo de piedra. 18
Asimismo el pórtico para los días de reposo, que habían edificado en la casa, y el pasadizo de
afuera, el del rey, los quitó del templo de Jehová, por causa del rey de Asiria. 19 Los demás hechos
que puso por obra Acaz, ¿no están todos escritos en el libro de las crónicas de los reyes de Judá?
20 Y durmió el rey Acaz con sus padres, y fue sepultado con ellos en la ciudad de David, y reinó en
su lugar su hijo Ezequías.
2 REYES 17
1 En el año duodécimo de Acaz rey de Judá, comenzó a reinar Oseas hijo de Ela en Samaria sobre
Israel; y reinó nueve años. 2 E hizo lo malo ante los ojos de Jehová, aunque no como los reyes de
Israel que habían sido antes de él. 3 Contra éste subió Salmanasar rey de los asirios; y Oseas fue
hecho su siervo, y le pagaba tributo. 4 Mas el rey de Asiria descubrió que Oseas conspiraba;
porque había enviado embajadores a So, rey de Egipto, y no pagaba tributo al rey de Asiria, como
lo hacía cada año; por lo que el rey de Asiria le detuvo, y le aprisionó en la casa de la cárcel. 5 Y el
rey de Asiria invadió todo el país, y sitió a Samaria, y estuvo sobre ella tres años. 6 En el año nueve
de Oseas, el rey de Asiria tomó Samaria, y llevó a Israel cautivo a Asiria, y los puso en Halah, en
Habor junto al río Gozán, y en las ciudades de los medos.
7 Porque los hijos de Israel pecaron contra Jehová su Dios, que los sacó de tierra de Egipto, de bajo
la mano de Faraón rey de Egipto, y temieron a dioses ajenos, 8 y anduvieron en los estatutos de
las naciones que Jehová había lanzado de delante de los hijos de Israel, y en los estatutos que
hicieron los reyes de Israel. 9 Y los hijos de Israel hicieron secretamente cosas no rectas contra
Jehová su Dios, edificándose lugares altos en todas sus ciudades, desde las torres de las atalayas
hasta las ciudades fortificadas, 10 y levantaron estatuas e imágenes de Asera en todo collado alto,
y debajo de todo árbol frondoso, 11 y quemaron allí incienso en todos los lugares altos, a la
manera de la naciones que Jehová había traspuesto de delante de ellos, e hicieron cosas muy
malas para provocar a ira a Jehová. 12 Y servían a los ídolos, de los cuales Jehová les había dicho:
Vosotros no habéis de hacer esto. 13 Jehová amonestó entonces a Israel y a Judá por medio de
todos los profetas y de todos los videntes, diciendo: Volveos de vuestros malos caminos, y
guardad mis mandamientos y mis ordenanzas, conforme a todas las leyes que yo prescribí a
vuestros padres, y que os he enviado por medio de mis siervos los profetas. 14 Mas ellos no
obedecieron, antes endurecieron su cerviz, como la cerviz de sus padres, los cuales no creyeron en
Jehová su Dios. 15 Y desecharon sus estatutos, y el pacto que él había hecho con sus padres, y los
testimonios que él había prescrito a ellos; y siguieron la vanidad, y se hicieron vanos, y fueron en
pos de las naciones que estaban alrededor de ellos, de las cuales Jehová les había mandado que
no hiciesen a la manera de ellas. 16 Dejaron todos los mandamientos de Jehová su Dios, y se
hicieron imágenes fundidas de dos becerros, y también imágenes de Asera, y adoraron a todo el
ejército de los cielos, y sirvieron a Baal; 17 e hicieron pasar a sus hijos y a sus hijas por fuego; y se
dieron a adivinaciones y agüeros, y se entregaron a hacer lo malo ante los ojos de Jehová,
provocándole a ira. 18 Jehová, por tanto, se airó en gran manera contra Israel, y los quitó de
delante de su rostro; y no quedó sino sólo la tribu de Judá.
19 Mas ni aun Judá guardó los mandamientos de Jehová su Dios, sino que anduvieron en los
estatutos de Israel, los cuales habían ellos hecho. 20 Y desechó Jehová a toda la descendencia de
Israel, y los afligió, y los entregó en manos de saqueadores, hasta echarlos de su presencia.
21 Porque separó a Israel de la casa de David, y ellos hicieron rey a Jeroboam hijo de Nabat; y
Jeroboam apartó a Israel de en pos de Jehová, y les hizo cometer gran pecado. 22 Y los hijos de
Israel anduvieron en todos los pecados de Jeroboam que él hizo, sin apartarse de ellos, 23 hasta
que Jehová quitó a Israel de delante de su rostro, como él lo había dicho por medio de todos los
profetas sus siervos; e Israel fue llevado cautivo de su tierra a Asiria, hasta hoy.
29 Pero cada nación se hizo sus dioses, y los pusieron en los templos de los lugares altos que
habían hecho los de Samaria; cada nación en su ciudad donde habitaba. 30 Los de Babilonia
hicieron a Sucot-benot, los de Cuta hicieron a Nergal, y los de Hamat hicieron a Asima. 31 Los
aveos hicieron a Nibhaz y a Tartac, y los de Sefarvaim quemaban sus hijos en el fuego para adorar
a Adramelec y a Anamelec, dioses de Sefarvaim. 32 Temían a Jehová, e hicieron del bajo pueblo
sacerdotes de los lugares altos, que sacrificaban para ellos en los templos de los lugares altos. 33
Temían a Jehová, y honraban a sus dioses, según la costumbre de las naciones de donde habían
sido trasladados. 34 Hasta hoy hacen como antes: ni temen a Jehová, ni guardan sus estatutos ni
sus ordenanzas, ni hacen según la ley y los mandamientos que prescribió Jehová a los hijos de
Jacob, al cual puso el nombre de Israel; 35 con los cuales Jehová había hecho pacto, y les mandó
diciendo: No temeréis a otros dioses, ni los adoraréis, ni les serviréis, ni les haréis sacrificios. 36
Mas a Jehová, que os sacó de tierra de Egipto con grande poder y brazo extendido, a éste
temeréis, y a éste adoraréis, y a éste haréis sacrificio. 37 Los estatutos y derechos y ley y
mandamientos que os dio por escrito, cuidaréis siempre de ponerlos por obra, y no temeréis a
dioses ajenos. 38 No olvidaréis el pacto que hice con vosotros, ni temeréis a dioses ajenos; 39 mas
temed a Jehová vuestro Dios, y él os librará de mano de todos vuestros enemigos. 40 Pero ellos no
escucharon; antes hicieron según su costumbre antigua. 41 Así temieron a Jehová aquellas gentes,
y al mismo tiempo sirvieron a sus ídolos; y también sus hijos y sus nietos, según como hicieron sus
padres, así hacen hasta hoy.
Reinado de Ezequías
(2 Cr. 29.1-2)
2 REYES 18
1 En el tercer año de Oseas hijo de Ela, rey de Israel, comenzó a reinar Ezequías hijo de Acaz rey de
Judá. 2 Cuando comenzó a reinar era de veinticinco años, y reinó en Jerusalén veintinueve años. El
nombre de su madre fue Abi hija de Zacarías. 3 Hizo lo recto ante los ojos de Jehová, conforme a
todas las cosas que había hecho David su padre. 4 El quitó los lugares altos, y quebró las imágenes,
y cortó los símbolos de Asera, e hizo pedazos la serpiente de bronce que había hecho Moisés,
porque hasta entonces le quemaban incienso los hijos de Israel; y la llamó Nehustán. 5 En Jehová
Dios de Israel puso su esperanza; ni después ni antes de él hubo otro como él entre todos los reyes
de Judá. 6 Porque siguió a Jehová, y no se apartó de él, sino que guardó los mandamientos que
Jehová prescribió a Moisés. 7 Y Jehová estaba con él; y adondequiera que salía, prosperaba. El se
rebeló contra el rey de Asiria, y no le sirvió. 8 Hirió también a los filisteos hasta Gaza y sus
fronteras, desde las torres de las atalayas hasta la ciudad fortificada.
Caída de Samaria
9 En el cuarto año del rey Ezequías, que era el año séptimo de Oseas hijo de Ela, rey de Israel,
subió Salmanasar rey de los asirios contra Samaria, y la sitió, 10 y la tomaron al cabo de tres años.
En el año sexto de Ezequías, el cual era el año noveno de Oseas rey de Israel, fue tomada Samaria.
11 Y el rey de Asiria llevó cautivo a Israel a Asiria, y los puso en Halah, en Habor junto al río Gozán,
y en las ciudades de los medos; 12 por cuanto no habían atendido a la voz de Jehová su Dios, sino
que habían quebrantado su pacto; y todas las cosas que Moisés siervo de Jehová había mandado,
no las habían escuchado, ni puesto por obra.
13 A los catorce años del rey Ezequías, subió Senaquerib rey de Asiria contra todas las ciudades
fortificadas de Judá, y las tomó. 14 Entonces Ezequías rey de Judá envió a decir al rey de Asiria que
estaba en Laquis: Yo he pecado; apártate de mí, y haré todo lo que me impongas. Y el rey de Asiria
impuso a Ezequías rey de Judá trescientos talentos de plata, y treinta talentos de oro. 15 Dio, por
tanto, Ezequías toda la plata que fue hallada en la casa de Jehová, y en los tesoros de la casa real.
16 Entonces Ezequías quitó el oro de las puertas del templo de Jehová y de los quiciales que el
mismo rey Ezequías había cubierto de oro, y lo dio al rey de Asiria. 17 Después el rey de Asiria
envió contra el rey Ezequías al Tartán, al Rabsaris y al Rabsaces, con un gran ejército, desde Laquis
contra Jerusalén, y subieron y vinieron a Jerusalén. Y habiendo subido, vinieron y acamparon junto
al acueducto del estanque de arriba, en el camino de la heredad del Lavador. 18 Llamaron luego al
rey, y salió a ellos Eliaquim hijo de Hilcías, mayordomo, y Sebna escriba, y Joa hijo de Asaf,
canciller.
19 Y les dijo el Rabsaces: Decid ahora a Ezequías: Así dice el gran rey de Asiria: ¿Qué confianza es
esta en que te apoyas? 20 Dices (pero son palabras vacías): Consejo tengo y fuerzas para la guerra.
Mas ¿en qué confías, que te has rebelado contra mí? 21 He aquí que confías en este báculo de
caña cascada, en Egipto, en el cual si alguno se apoyare, se le entrará por la mano y la traspasará.
Tal es Faraón rey de Egipto para todos los que en él confían. 22 Y si me decís: Nosotros confiamos
en Jehová nuestro Dios, ¿no es éste aquel cuyos lugares altos y altares ha quitado Ezequías, y ha
dicho a Judá y a Jerusalén: Delante de este altar adoraréis en Jerusalén? 23 Ahora, pues, yo te
ruego que des rehenes a mi señor, el rey de Asiria, y yo te daré dos mil caballos, si tú puedes dar
jinetes para ellos. 24 ¿Cómo, pues, podrás resistir a un capitán, al menor de los siervos de mi
señor, aunque estés confiado en Egipto con sus carros y su gente de a caballo? 25 ¿Acaso he
venido yo ahora sin Jehová a este lugar, para destruirlo? Jehová me ha dicho: Sube a esta tierra, y
destrúyela.
26 Entonces dijo Eliaquim hijo de Hilcías, y Sebna y Joa, al Rabsaces: Te rogamos que hables a tus
siervos en arameo, porque nosotros lo entendemos, y no hables con nosotros en lengua de Judá a
oídos del pueblo que está sobre el muro. 27 Y el Rabsaces les dijo: ¿Me ha enviado mi señor para
decir estas palabras a ti y a tu señor, y no a los hombres que están sobre el muro, expuestos a
comer su propio estiércol y beber su propia orina con vosotros?
28 Entonces el Rabsaces se puso en pie y clamó a gran voz en lengua de Judá, y habló diciendo:
Oíd la palabra del gran rey, el rey de Asiria. 29 Así ha dicho el rey: No os engañe Ezequías, porque
no os podrá librar de mi mano. 30 Y no os haga Ezequías confiar en Jehová, diciendo: Ciertamente
nos librará Jehová, y esta ciudad no será entregada en mano del rey de Asiria. 31 No escuchéis a
Ezequías, porque así dice el rey de Asiria: Haced conmigo paz, y salid a mí, y coma cada uno de su
vid y de su higuera, y beba cada uno las aguas de su pozo, 32 hasta que yo venga y os lleve a una
tierra como la vuestra, tierra de grano y de vino, tierra de pan y de viñas, tierra de olivas, de
aceite, y de miel; y viviréis, y no moriréis. No oigáis a Ezequías, porque os engaña cuando dice:
Jehová nos librará. 33 ¿Acaso alguno de los dioses de las naciones ha librado su tierra de la mano
del rey de Asiria? 34 ¿Dónde está el dios de Hamat y de Arfad? ¿Dónde está el dios de Sefarvaim,
de Hena, y de Iva? ¿Pudieron éstos librar a Samaria de mi mano? 35 ¿Qué dios de todos los dioses
de estas tierras ha librado su tierra de mi mano, para que Jehová libre de mi mano a Jerusalén?
36 Pero el pueblo calló, y no le respondió palabra; porque había mandamiento del rey, el cual
había dicho: No le respondáis. 37 Entonces Eliaquim hijo de Hilcías, mayordomo, y Sebna escriba, y
Joa hijo de Asaf, canciller, vinieron a Ezequías, rasgados sus vestidos, y le contaron las palabras del
Rabsaces.
2 REYES 19
1 Cuando el rey Ezequías lo oyó, rasgó sus vestidos y se cubrió de cilicio, y entró en la casa de
Jehová. 2 Y envió a Eliaquim mayordomo, a Sebna escriba y a los ancianos de los sacerdotes,
cubiertos de cilicio, al profeta Isaías hijo de Amoz, 3 para que le dijesen: Así ha dicho Ezequías:
Este día es día de angustia, de reprensión y de blasfemia; porque los hijos están a punto de nacer,
y la que da a luz no tiene fuerzas. 4 Quizá oirá Jehová tu Dios todas las palabras del Rabsaces, a
quien el rey de los asirios su señor ha enviado para blasfemar al Dios viviente, y para vituperar con
palabras, las cuales Jehová tu Dios ha oído; por tanto, eleva oración por el remanente que aún
queda. 5 Vinieron, pues, los siervos del rey Ezequías a Isaías. 6 E Isaías les respondió: Así diréis a
vuestro señor: Así ha dicho Jehová: No temas por las palabras que has oído, con las cuales me han
blasfemado los siervos del rey de Asiria. 7 He aquí pondré yo en él un espíritu, y oirá rumor, y
volverá a su tierra; y haré que en su tierra caiga a espada.
8 Y regresando el Rabsaces, halló al rey de Asiria combatiendo contra Libna; porque oyó que se
había ido de Laquis. 9 Y oyó decir que Tirhaca rey de Etiopía había salido para hacerle guerra.
Entonces volvió él y envió embajadores a Ezequías, diciendo: 10 Así diréis a Ezequías rey de Judá:
No te engañe tu Dios en quien tú confías, para decir: Jerusalén no será entregada en mano del rey
de Asiria. 11 He aquí tú has oído lo que han hecho los reyes de Asiria a todas las tierras,
destruyéndolas; ¿y escaparás tú? 12 ¿Acaso libraron sus dioses a las naciones que mis padres
destruyeron, esto es, Gozán, Harán, Resef, y los hijos de Edén que estaban en Telasar? 13 ¿Dónde
está el rey de Hamat, el rey de Arfad, y el rey de la ciudad de Sefarvaim, de Hena y de Iva?
14 Y tomó Ezequías las cartas de mano de los embajadores; y después que las hubo leído, subió a
la casa de Jehová, y las extendió Ezequías delante de Jehová. 15 Y oró Ezequías delante de Jehová,
diciendo: Jehová Dios de Israel, que moras entre los querubines, sólo tú eres Dios de todos los
reinos de la tierra; tú hiciste el cielo y la tierra. 16 Inclina, oh Jehová, tu oído, y oye; abre, oh
Jehová, tus ojos, y mira; y oye las palabras de Senaquerib, que ha enviado a blasfemar al Dios
viviente. 17 Es verdad, oh Jehová, que los reyes de Asiria han destruido las naciones y sus tierras;
18 y que echaron al fuego a sus dioses, por cuanto ellos no eran dioses, sino obra de manos de
hombres, madera o piedra, y por eso los destruyeron. 19 Ahora, pues, oh Jehová Dios nuestro,
sálvanos, te ruego, de su mano, para que sepan todos los reinos de la tierra que sólo tú, Jehová,
eres Dios. 20 Entonces Isaías hijo de Amoz envió a decir a Ezequías: Así ha dicho Jehová, Dios de
Israel: Lo que me pediste acerca de Senaquerib rey de Asiria, he oído. 21 Esta es la palabra que
Jehová ha pronunciado acerca de él: La virgen hija de Sion te menosprecia, te escarnece; detrás de
ti mueve su cabeza la hija de Jerusalén. 22 ¿A quién has vituperado y blasfemado? ¿y contra quién
has alzado la voz, y levantado en alto tus ojos? Contra el Santo de Israel. 23 Por mano de tus
mensajeros has vituperado a Jehová, y has dicho: Con la multitud de mis carros he subido a las
alturas de los montes, a lo más inaccesible del Líbano; cortaré sus altos cedros, sus cipreses más
escogidos; me alojaré en sus más remotos lugares, en el bosque de sus feraces campos. 24 Yo he
cavado y bebido las aguas extrañas, he secado con las plantas de mis pies todos los ríos de Egipto.
25 ¿Nunca has oído que desde tiempos antiguos yo lo hice, y que desde los días de la antigüedad
lo tengo ideado? Y ahora lo he hecho venir, y tú serás para hacer desolaciones, para reducir las
ciudades fortificadas a montones de escombros. 26 Sus moradores fueron de corto poder; fueron
acobardados y confundidos; vinieron a ser como la hierba del campo, y como hortaliza verde,
como heno de los terrados, marchitado antes de su madurez. 27 He conocido tu situación, tu
salida y tu entrada, y tu furor contra mí. 28 Por cuanto te has airado contra mí, por cuanto tu
arrogancia ha subido a mis oídos, yo pondré mi garfio en tu nariz, y mi freno en tus labios, y te
haré volver por el camino por donde viniste.
29 Y esto te daré por señal, oh Ezequías: Este año comeréis lo que nacerá de suyo, y el segundo
año lo que nacerá de suyo; y el tercer año sembraréis, y segaréis, y plantaréis viñas, y comeréis el
fruto de ellas. 30 Y lo que hubiere escapado, lo que hubiere quedado de la casa de Judá, volverá a
echar raíces abajo, y llevará fruto arriba. 31 Porque saldrá de Jerusalén remanente, y del monte de
Sion los que se salven. El celo de Jehová de los ejércitos hará esto.
32 Por tanto, así dice Jehová acerca del rey de Asiria: No entrará en esta ciudad, ni echará saeta en
ella; ni vendrá delante de ella con escudo, ni levantará contra ella baluarte. 33 Por el mismo
camino que vino, volverá, y no entrará en esta ciudad, dice Jehová. 34 Porque yo ampararé esta
ciudad para salvarla, por amor a mí mismo, y por amor a David mi siervo.
35 Y aconteció que aquella misma noche salió el ángel de Jehová, y mató en el campamento de los
asirios a ciento ochenta y cinco mil; y cuando se levantaron por la mañana, he aquí que todo era
cuerpos de muertos. 36 Entonces Senaquerib rey de Asiria se fue, y volvió a Nínive, donde se
quedó. 37 Y aconteció que mientras él adoraba en el templo de Nisroc su dios, Adramelec y
Sarezer sus hijos lo hirieron a espada, y huyeron a tierra de Ararat. Y reinó en su lugar Esarhadón
su hijo.
Enfermedad de Ezequías
2 REYES 20
1 En aquellos días Ezequías cayó enfermo de muerte. Y vino a él el profeta Isaías hijo de Amoz, y le
dijo: Jehová dice así: Ordena tu casa, porque morirás, y no vivirás. 2 Entonces él volvió su rostro a
la pared, y oró a Jehová y dijo: 3 Te ruego, oh Jehová, te ruego que hagas memoria de que he
andado delante de ti en verdad y con íntegro corazón, y que he hecho las cosas que te agradan. Y
lloró Ezequías con gran lloro. 4 Y antes que Isaías saliese hasta la mitad del patio, vino palabra de
Jehová a Isaías, diciendo: 5 Vuelve, y di a Ezequías, príncipe de mi pueblo: Así dice Jehová, el Dios
de David tu padre: Yo he oído tu oración, y he visto tus lágrimas; he aquí que yo te sano; al tercer
día subirás a la casa de Jehová. 6 Y añadiré a tus días quince años, y te libraré a ti y a esta ciudad
de mano del rey de Asiria; y ampararé esta ciudad por amor a mí mismo, y por amor a David mi
siervo. 7 Y dijo Isaías: Tomad masa de higos. Y tomándola, la pusieron sobre la llaga, y sanó.
8 Y Ezequías había dicho a Isaías: ¿Qué señal tendré de que Jehová me sanará, y que subiré a la
casa de Jehová al tercer día? 9 Respondió Isaías: Esta señal tendrás de Jehová, de que hará Jehová
esto que ha dicho: ¿Avanzará la sombra diez grados, o retrocederá diez grados? 10 Y Ezequías
respondió: Fácil cosa es que la sombra decline diez grados; pero no que la sombra vuelva atrás
diez grados. 11 Entonces el profeta Isaías clamó a Jehová; e hizo volver la sombra por los grados
que había descendido en el reloj de Acaz, diez grados atrás.
16 Entonces Isaías dijo a Ezequías: Oye palabra de Jehová: 17 He aquí vienen días en que todo lo
que está en tu casa, y todo lo que tus padres han atesorado hasta hoy, será llevado a Babilonia, sin
quedar nada, dijo Jehová. 18 Y de tus hijos que saldrán de ti, que habrás engendrado, tomarán, y
serán eunucos en el palacio del rey de Babilonia. 19 Entonces Ezequías dijo a Isaías: La palabra de
Jehová que has hablado, es buena. Después dijo: Habrá al menos paz y seguridad en mis días.
Muerte de Ezequías
(2 Cr. 32.32-33)
20 Los demás hechos de Ezequías, y todo su poderío, y cómo hizo el estanque y el conducto, y
metió las aguas en la ciudad, ¿no está escrito en el libro de las crónicas de los reyes de Judá? 21 Y
durmió Ezequías con sus padres, y reinó en su lugar Manasés su hijo.
Reinado de Manasés
(2 Cr. 33.1-20)
2 REYES 21
1 De doce años era Manasés cuando comenzó a reinar, y reinó en Jerusalén cincuenta y cinco
años; el nombre de su madre fue Hepsiba. 2 E hizo lo malo ante los ojos de Jehová, según las
abominaciones de las naciones que Jehová había echado de delante de los hijos de Israel. 3
Porque volvió a edificar los lugares altos que Ezequías su padre había derribado, y levantó altares a
Baal, e hizo una imagen de Asera, como había hecho Acab rey de Israel; y adoró a todo el ejército
de los cielos, y rindió culto a aquellas cosas. 4 Asimismo edificó altares en la casa de Jehová, de la
cual Jehová había dicho: Yo pondré mi nombre en Jerusalén. 5 Y edificó altares para todo el
ejército de los cielos en los dos atrios de la casa de Jehová. 6 Y pasó a su hijo por fuego, y se dio a
observar los tiempos, y fue agorero, e instituyó encantadores y adivinos, multiplicando así el hacer
lo malo ante los ojos de Jehová, para provocarlo a ira. 7 Y puso una imagen de Asera que él había
hecho, en la casa de la cual Jehová había dicho a David y a Salomón su hijo: Yo pondré mi nombre
para siempre en esta casa, y en Jerusalén, a la cual escogí de todas las tribus de Israel; 8 y no
volveré a hacer que el pie de Israel sea movido de la tierra que di a sus padres, con tal que
guarden y hagan conforme a todas las cosas que yo les he mandado, y conforme a toda la ley que
mi siervo Moisés les mandó. 9 Mas ellos no escucharon; y Manasés los indujo a que hiciesen más
mal que las naciones que Jehová destruyó delante de los hijos de Israel.
10 Habló, pues, Jehová por medio de sus siervos los profetas, diciendo: 11 Por cuanto Manasés rey
de Judá ha hecho estas abominaciones, y ha hecho más mal que todo lo que hicieron los amorreos
que fueron antes de él, y también ha hecho pecar a Judá con sus ídolos; 12 por tanto, así ha dicho
Jehová el Dios de Israel: He aquí yo traigo tal mal sobre Jerusalén y sobre Judá, que al que lo oyere
le retiñirán ambos oídos. 13 Y extenderé sobre Jerusalén el cordel de Samaria y la plomada de la
casa de Acab; y limpiaré a Jerusalén como se limpia un plato, que se friega y se vuelve boca abajo.
14 Y desampararé el resto de mi heredad, y lo entregaré en manos de sus enemigos; y serán para
presa y despojo de todos sus adversarios; 15 por cuanto han hecho lo malo ante mis ojos, y me
han provocado a ira, desde el día que sus padres salieron de Egipto hasta hoy.
16 Fuera de esto, derramó Manasés mucha sangre inocente en gran manera, hasta llenar a
Jerusalén de extremo a extremo; además de su pecado con que hizo pecar a Judá, para que hiciese
lo malo ante los ojos de Jehová.
17 Los demás hechos de Manasés, y todo lo que hizo, y el pecado que cometió, ¿no está todo
escrito en el libro de las crónicas de los reyes de Judá? 18 Y durmió Manasés con sus padres, y fue
sepultado en el huerto de su casa, en el huerto de Uza, y reinó en su lugar Amón su hijo.
Reinado de Amón
(2 Cr. 33.21-25)
19 De veintidós años era Amón cuando comenzó a reinar, y reinó dos años en Jerusalén. El
nombre de su madre fue Mesulemet hija de Haruz, de Jotba. 20 E hizo lo malo ante los ojos de
Jehová, como había hecho Manasés su padre. 21 Y anduvo en todos los caminos en que su padre
anduvo, y sirvió a los ídolos a los cuales había servido su padre, y los adoró; 22 y dejó a Jehová el
Dios de sus padres, y no anduvo en el camino de Jehová. 23 Y los siervos de Amón conspiraron
contra él, y mataron al rey en su casa. 24 Entonces el pueblo de la tierra mató a todos los que
habían conspirado contra el rey Amón; y puso el pueblo de la tierra por rey en su lugar a Josías su
hijo. 25 Los demás hechos de Amón, ¿no están todos escritos en el libro de las crónicas de los
reyes de Judá? 26 Y fue sepultado en su sepulcro en el huerto de Uza, y reinó en su lugar Josías su
hijo.
Reinado de Josías
(2 Cr. 34.1-2)
2 REYES 22
1 Cuando Josías comenzó a reinar era de ocho años, y reinó en Jerusalén treinta y un años. El
nombre de su madre fue Jedida hija de Adaía, de Boscat. 2 E hizo lo recto ante los ojos de Jehová,
y anduvo en todo el camino de David su padre, sin apartarse a derecha ni a izquierda.
(2 Cr. 34.8-33)
3 A los dieciocho años del rey Josías, envió el rey a Safán hijo de Azalía, hijo de Mesulam, escriba, a
la casa de Jehová, diciendo: 4 Ve al sumo sacerdote Hilcías, y dile que recoja el dinero que han
traído a la casa de Jehová, que han recogido del pueblo los guardianes de la puerta, 5 y que lo
pongan en manos de los que hacen la obra, que tienen a su cargo el arreglo de la casa de Jehová, y
que lo entreguen a los que hacen la obra de la casa de Jehová, para reparar las grietas de la casa; 6
a los carpinteros, maestros y albañiles, para comprar madera y piedra de cantería para reparar la
casa; 7 y que no se les tome cuenta del dinero cuyo manejo se les confiare, porque ellos proceden
con honradez.
8 Entonces dijo el sumo sacerdote Hilcías al escriba Safán: He hallado el libro de la ley en la casa de
Jehová. E Hilcías dio el libro a Safán, y lo leyó. 9 Viniendo luego el escriba Safán al rey, dio cuenta
al rey y dijo: Tus siervos han recogido el dinero que se halló en el templo, y lo han entregado en
poder de los que hacen la obra, que tienen a su cargo el arreglo de la casa de Jehová. 10 Asimismo
el escriba Safán declaró al rey, diciendo: El sacerdote Hilcías me ha dado un libro. Y lo leyó Safán
delante del rey.
11 Y cuando el rey hubo oído las palabras del libro de la ley, rasgó sus vestidos. 12 Luego el rey dio
orden al sacerdote Hilcías, a Ahicam hijo de Safán, a Acbor hijo de Micaías, al escriba Safán y a
Asaías siervo del rey, diciendo: 13 Id y preguntad a Jehová por mí, y por el pueblo, y por todo Judá,
acerca de las palabras de este libro que se ha hallado; porque grande es la ira de Jehová que se ha
encendido contra nosotros, por cuanto nuestros padres no escucharon las palabras de este libro,
para hacer conforme a todo lo que nos fue escrito.
14 Entonces fueron el sacerdote Hilcías, y Ahicam, Acbor, Safán y Asaías, a la profetisa Hulda,
mujer de Salum hijo de Ticva, hijo de Harhas, guarda de las vestiduras, la cual moraba en Jerusalén
en la segunda parte de la ciudad, y hablaron con ella. 15 Y ella les dijo: Así ha dicho Jehová el Dios
de Israel: Decid al varón que os envió a mí: 16 Así dijo Jehová: He aquí yo traigo sobre este lugar, y
sobre los que en él moran, todo el mal de que habla este libro que ha leído el rey de Judá; 17 por
cuanto me dejaron a mí, y quemaron incienso a dioses ajenos, provocándome a ira con toda la
obra de sus manos; mi ira se ha encendido contra este lugar, y no se apagará. 18 Mas al rey de
Judá que os ha enviado para que preguntaseis a Jehová, diréis así: Así ha dicho Jehová el Dios de
Israel: Por cuanto oíste las palabras del libro, 19 y tu corazón se enterneció, y te humillaste delante
de Jehová, cuando oíste lo que yo he pronunciado contra este lugar y contra sus moradores, que
vendrán a ser asolados y malditos, y rasgaste tus vestidos, y lloraste en mi presencia, también yo
te he oído, dice Jehová. 20 Por tanto, he aquí yo te recogeré con tus padres, y serás llevado a tu
sepulcro en paz, y no verán tus ojos todo el mal que yo traigo sobre este lugar. Y ellos dieron al rey
la respuesta.
2 REYES 23
1 Entonces el rey mandó reunir con él a todos los ancianos de Judá y de Jerusalén. 2 Y subió el rey
a la casa de Jehová con todos los varones de Judá, y con todos los moradores de Jerusalén, con los
sacerdotes y profetas y con todo el pueblo, desde el más chico hasta el más grande; y leyó,
oyéndolo ellos, todas las palabras del libro del pacto que había sido hallado en la casa de Jehová. 3
Y poniéndose el rey en pie junto a la columna, hizo pacto delante de Jehová, de que irían en pos
de Jehová, y guardarían sus mandamientos, sus testimonios y sus estatutos, con todo el corazón y
con toda el alma, y que cumplirían las palabras del pacto que estaban escritas en aquel libro. Y
todo el pueblo confirmó el pacto.
Reformas de Josías
(2 Cr. 34.3-7)
4 Entonces mandó el rey al sumo sacerdote Hilcías, a los sacerdotes de segundo orden, y a los
guardianes de la puerta, que sacasen del templo de Jehová todos los utensilios que habían sido
hechos para Baal, para Asera y para todo el ejército de los cielos; y los quemó fuera de Jerusalén
en el campo del Cedrón, e hizo llevar las cenizas de ellos a Bet-el. 5 Y quitó a los sacerdotes
idólatras que habían puesto los reyes de Judá para que quemasen incienso en los lugares altos en
las ciudades de Judá, y en los alrededores de Jerusalén; y asimismo a los que quemaban incienso a
Baal, al sol y a la luna, y a los signos del zodíaco, y a todo el ejército de los cielos. 6 Hizo también
sacar la imagen de Asera fuera de la casa de Jehová, fuera de Jerusalén, al valle del Cedrón, y la
quemó en el valle del Cedrón, y la convirtió en polvo, y echó el polvo sobre los sepulcros de los
hijos del pueblo. 7 Además derribó los lugares de prostitución idolátrica que estaban en la casa de
Jehová, en los cuales tejían las mujeres tiendas para Asera. 8 E hizo venir todos los sacerdotes de
las ciudades de Judá, y profanó los lugares altos donde los sacerdotes quemaban incienso, desde
Geba hasta Beerseba; y derribó los altares de las puertas que estaban a la entrada de la puerta de
Josué, gobernador de la ciudad, que estaban a la mano izquierda, a la puerta de la ciudad. 9 Pero
los sacerdotes de los lugares altos no subían al altar de Jehová en Jerusalén, sino que comían
panes sin levadura entre sus hermanos. 10 Asimismo profanó a Tofet, que está en el valle del hijo
de Hinom, para que ninguno pasase su hijo o su hija por fuego a Moloc. 11 Quitó también los
caballos que los reyes de Judá habían dedicado al sol a la entrada del templo de Jehová, junto a la
cámara de Natán-melec eunuco, el cual tenía a su cargo los ejidos; y quemó al fuego los carros del
sol. 12 Derribó además el rey los altares que estaban sobre la azotea de la sala de Acaz, que los
reyes de Judá habían hecho, y los altares que había hecho Manasés en los dos atrios de la casa de
Jehová; y de allí corrió y arrojó el polvo al arroyo del Cedrón. 13 Asimismo profanó el rey los
lugares altos que estaban delante de Jerusalén, a la mano derecha del monte de la destrucción, los
cuales Salomón rey de Israel había edificado a Astoret ídolo abominable de los sidonios, a Quemos
ídolo abominable de Moab, y a Milcom ídolo abominable de los hijos de Amón. 14 Y quebró las
estatuas, y derribó las imágenes de Asera, y llenó el lugar de ellos de huesos de hombres.
15 Igualmente el altar que estaba en Bet-el, y el lugar alto que había hecho Jeroboam hijo de
Nabat, el que hizo pecar a Israel; aquel altar y el lugar alto destruyó, y lo quemó, y lo hizo polvo, y
puso fuego a la imagen de Asera. 16 Y se volvió Josías, y viendo los sepulcros que estaban allí en el
monte, envió y sacó los huesos de los sepulcros, y los quemó sobre el altar para contaminarlo,
conforme a la palabra de Jehová que había profetizado el varón de Dios, el cual había anunciado
esto. 17 Después dijo: ¿Qué monumento es este que veo? Y los de la ciudad le respondieron: Este
es el sepulcro del varón de Dios que vino de Judá, y profetizó estas cosas que tú has hecho sobre el
altar de Bet-el. 18 Y él dijo: Dejadlo; ninguno mueva sus huesos; y así fueron preservados sus
huesos, y los huesos del profeta que había venido de Samaria. 19 Y todas las casas de los lugares
altos que estaban en las ciudades de Samaria, las cuales habían hecho los reyes de Israel para
provocar a ira, las quitó también Josías, e hizo de ellas como había hecho en Bet-el. 20 Mató
además sobre los altares a todos los sacerdotes de los lugares altos que allí estaban, y quemó
sobre ellos huesos de hombres, y volvió a Jerusalén.
(2 Cr. 35.1-19)
21 Entonces mandó el rey a todo el pueblo, diciendo: Haced la pascua a Jehová vuestro Dios,
conforme a lo que está escrito en el libro de este pacto. 22 No había sido hecha tal pascua desde
los tiempos en que los jueces gobernaban a Israel, ni en todos los tiempos de los reyes de Israel y
de los reyes de Judá. 23 A los dieciocho años del rey Josías fue hecha aquella pascua a Jehová en
Jerusalén.
24 Asimismo barrió Josías a los encantadores, adivinos y terafines, y todas las abominaciones que
se veían en la tierra de Judá y en Jerusalén, para cumplir las palabras de la ley que estaban escritas
en el libro que el sacerdote Hilcías había hallado en la casa de Jehová. 25 No hubo otro rey antes
de él, que se convirtiese a Jehová de todo su corazón, de toda su alma y de todas sus fuerzas,
conforme a toda la ley de Moisés; ni después de él nació otro igual. 26 Con todo eso, Jehová no
desistió del ardor con que su gran ira se había encendido contra Judá, por todas las provocaciones
con que Manasés le había irritado. 27 Y dijo Jehová: También quitaré de mi presencia a Judá, como
quité a Israel, y desecharé a esta ciudad que había escogido, a Jerusalén, y a la casa de la cual
había yo dicho: Mi nombre estará allí.
Muerte de Josías
(2 Cr. 35.20-27)
28 Los demás hechos de Josías, y todo lo que hizo, ¿no está todo escrito en el libro de las crónicas
de los reyes de Judá? 29 En aquellos días Faraón Necao rey de Egipto subió contra el rey de Asiria
al río Eufrates, y salió contra él el rey Josías; pero aquél, así que le vio, lo mató en Meguido. 30 Y
sus siervos lo pusieron en un carro, y lo trajeron muerto de Meguido a Jerusalén, y lo sepultaron
en su sepulcro. Entonces el pueblo de la tierra tomó a Joacaz hijo de Josías, y lo ungieron y lo
pusieron por rey en lugar de su padre.
(2 Cr. 36.1-4)
31 De veintitrés años era Joacaz cuando comenzó a reinar, y reinó tres meses en Jerusalén. El
nombre de su madre fue Hamutal hija de Jeremías, de Libna. 32 Y él hizo lo malo ante los ojos de
Jehová, conforme a todas las cosas que sus padres habían hecho. 33 Y lo puso preso Faraón Necao
en Ribla en la provincia de Hamat, para que no reinase en Jerusalén; e impuso sobre la tierra una
multa de cien talentos de plata, y uno de oro. 34 Entonces Faraón Necao puso por rey a Eliaquim
hijo de Josías, en lugar de Josías su padre, y le cambió el nombre por el de Joacim; y tomó a Joacaz
y lo llevó a Egipto, y murió allí. 35 Y Joacim pagó a Faraón la plata y el oro; mas hizo avaluar la
tierra para dar el dinero conforme al mandamiento de Faraón, sacando la plata y el oro del pueblo
de la tierra, de cada uno según la estimación de su hacienda, para darlo a Faraón Necao.
Reinado de Joacim
(2 Cr. 36.5-8)
36 De veinticinco años era Joacim cuando comenzó a reinar, y once años reinó en Jerusalén. El
nombre de su madre fue Zebuda hija de Pedaías, de Ruma. 37 E hizo lo malo ante los ojos de
Jehová, conforme a todas las cosas que sus padres habían hecho.
2 REYES 24
1 En su tiempo subió en campaña Nabucodonosor rey de Babilonia. Joacim vino a ser su siervo por
tres años, pero luego volvió y se rebeló contra él. 2 Pero Jehová envió contra Joacim tropas de
caldeos, tropas de sirios, tropas de moabitas y tropas de amonitas, los cuales envió contra Judá
para que la destruyesen, conforme a la palabra de Jehová que había hablado por sus siervos los
profetas. 3 Ciertamente vino esto contra Judá por mandato de Jehová, para quitarla de su
presencia, por los pecados de Manasés, y por todo lo que él hizo; 4 asimismo por la sangre
inocente que derramó, pues llenó a Jerusalén de sangre inocente; Jehová, por tanto, no quiso
perdonar. 5 Los demás hechos de Joacim, y todo lo que hizo, ¿no está escrito en el libro de las
crónicas de los reyes de Judá? 6 Y durmió Joacim con sus padres, y reinó en su lugar Joaquín su
hijo. 7 Y nunca más el rey de Egipto salió de su tierra; porque el rey de Babilonia le tomó todo lo
que era suyo desde el río de Egipto hasta el río Eufrates.
(2 Cr. 36.9-10)
8 De dieciocho años era Joaquín cuando comenzó a reinar, y reinó en Jerusalén tres meses. El
nombre de su madre fue Nehusta hija de Elnatán, de Jerusalén. 9 E hizo lo malo ante los ojos de
Jehová, conforme a todas las cosas que había hecho su padre.
10 En aquel tiempo subieron contra Jerusalén los siervos de Nabucodonosor rey de Babilonia, y la
ciudad fue sitiada. 11 Vino también Nabucodonosor rey de Babilonia contra la ciudad, cuando sus
siervos la tenían sitiada. 12 Entonces salió Joaquín rey de Judá al rey de Babilonia, él y su madre,
sus siervos, sus príncipes y sus oficiales; y lo prendió el rey de Babilonia en el octavo año de su
reinado. 13 Y sacó de allí todos los tesoros de la casa de Jehová, y los tesoros de la casa real, y
rompió en pedazos todos los utensilios de oro que había hecho Salomón rey de Israel en la casa de
Jehová, como Jehová había dicho. 14 Y llevó en cautiverio a toda Jerusalén, a todos los príncipes, y
a todos los hombres valientes, hasta diez mil cautivos, y a todos los artesanos y herreros; no
quedó nadie, excepto los pobres del pueblo de la tierra. 15 Asimismo llevó cautivos a Babilonia a
Joaquín, a la madre del rey, a las mujeres del rey, a sus oficiales y a los poderosos de la tierra;
cautivos los llevó de Jerusalén a Babilonia. 16 A todos los hombres de guerra, que fueron siete mil,
y a los artesanos y herreros, que fueron mil, y a todos los valientes para hacer la guerra, llevó
cautivos el rey de Babilonia. 17 Y el rey de Babilonia puso por rey en lugar de Joaquín a Matanías
su tío, y le cambió el nombre por el de Sedequías.
Reinado de Sedequías
18 De veintiún años era Sedequías cuando comenzó a reinar, y reinó en Jerusalén once años. El
nombre de su madre fue Hamutal hija de Jeremías, de Libna. 19 E hizo lo malo ante los ojos de
Jehová, conforme a todo lo que había hecho Joacim. 20 Vino, pues, la ira de Jehová contra
Jerusalén y Judá, hasta que los echó de su presencia. Y Sedequías se rebeló contra el rey de
Babilonia.
Caída de Jerusalén
2 REYES 25
1 Aconteció a los nueve años de su reinado, en el mes décimo, a los diez días del mes, que
Nabucodonosor rey de Babilonia vino con todo su ejército contra Jerusalén, y la sitió, y levantó
torres contra ella alrededor. 2 Y estuvo la ciudad sitiada hasta el año undécimo del rey Sedequías.
3 A los nueve días del cuarto mes prevaleció el hambre en la ciudad, hasta que no hubo pan para
el pueblo de la tierra. 4 Abierta ya una brecha en el muro de la ciudad, huyeron de noche todos los
hombres de guerra por el camino de la puerta que estaba entre los dos muros, junto a los huertos
del rey, estando los caldeos alrededor de la ciudad; y el rey se fue por el camino del Arabá. 5 Y el
ejército de los caldeos siguió al rey, y lo apresó en las llanuras de Jericó, habiendo sido dispersado
todo su ejército. 6 Preso, pues, el rey, le trajeron al rey de Babilonia en Ribla, y pronunciaron
contra él sentencia. 7 Degollaron a los hijos de Sedequías en presencia suya, y a Sedequías le
sacaron los ojos, y atado con cadenas lo llevaron a Babilonia.
Cautividad de Judá
8 En el mes quinto, a los siete días del mes, siendo el año diecinueve de Nabucodonosor rey de
Babilonia, vino a Jerusalén Nabuzaradán, capitán de la guardia, siervo del rey de Babilonia. 9 Y
quemó la casa de Jehová, y la casa del rey, y todas las casas de Jerusalén; y todas las casas de los
príncipes quemó a fuego. 10 Y todo el ejército de los caldeos que estaba con el capitán de la
guardia, derribó los muros alrededor de Jerusalén. 11 Y a los del pueblo que habían quedado en la
ciudad, a los que se habían pasado al rey de Babilonia, y a los que habían quedado de la gente
común, los llevó cautivos Nabuzaradán, capitán de la guardia. 12 Mas de los pobres de la tierra
dejó Nabuzaradán, capitán de la guardia, para que labrasen las viñas y la tierra.
13 Y quebraron los caldeos las columnas de bronce que estaban en la casa de Jehová, y las basas, y
el mar de bronce que estaba en la casa de Jehová, y llevaron el bronce a Babilonia. 14 Llevaron
también los calderos, las paletas, las despabiladeras, los cucharones, y todos los utensilios de
bronce con que ministraban; 15 incensarios, cuencos, los que de oro, en oro, y los que de plata, en
plata; todo lo llevó el capitán de la guardia. 16 Las dos columnas, un mar, y las basas que Salomón
había hecho para la casa de Jehová; no fue posible pesar todo esto. 17 La altura de una columna
era de dieciocho codos, y tenía encima un capitel de bronce; la altura del capitel era de tres codos,
y sobre el capitel había una red y granadas alrededor, todo de bronce; e igual labor había en la
otra columna con su red.
22 Y al pueblo que Nabucodonosor rey de Babilonia dejó en tierra de Judá, puso por gobernador a
Gedalías hijo de Ahicam, hijo de Safán. 23 Y oyendo todos los príncipes del ejército, ellos y su
gente, que el rey de Babilonia había puesto por gobernador a Gedalías, vinieron a él en Mizpa;
Ismael hijo de Netanías, Johanán hijo de Carea, Seraías hijo de Tanhumet netofatita, y Jaazanías
hijo de un maacateo, ellos con los suyos. 24 Entonces Gedalías les hizo juramento a ellos y a los
suyos, y les dijo: No temáis de ser siervos de los caldeos; habitad en la tierra, y servid al rey de
Babilonia, y os irá bien. 25 Mas en el mes séptimo vino Ismael hijo de Netanías, hijo de Elisama, de
la estirpe real, y con él diez varones, e hirieron a Gedalías, y murió; y también a los de Judá y a los
caldeos que estaban con él en Mizpa. 26 Y levantándose todo el pueblo, desde el menor hasta el
mayor, con los capitanes del ejército, se fueron a Egipto, por temor de los caldeos.
(Jer. 52.31-34)
27 Aconteció a los treinta y siete años del cautiverio de Joaquín rey de Judá, en el mes duodécimo,
a los veintisiete días del mes, que Evil-merodac rey de Babilonia, en el primer año de su reinado,
libertó a Joaquín rey de Judá, sacándolo de la cárcel; 28 y le habló con benevolencia, y puso su
trono más alto que los tronos de los reyes que estaban con él en Babilonia. 29 Y le cambió los
vestidos de prisionero, y comió siempre delante de él todos los días de su vida. 30 Y diariamente le
fue dada su comida de parte del rey, de continuo, todos los días de su vida.
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Primer Libro de
CRÓNICAS
Descendientes de Adán
(Gn. 5.1-32)
1 CRÓNICAS 1
1 Adán, Set, Enós, 2 Cainán, Mahalaleel, Jared, 3 Enoc, Matusalén, Lamec, 4 Noé, Sem, Cam y Jafet.
(Gn. 10.1-32)
5 Los hijos de Jafet: Gomer, Magog, Madai, Javán, Tubal, Mesec y Tiras. 6 Los hijos de Gomer:
Askenaz, Rifat y Togarma. 7 Los hijos de Javán: Elisa, Tarsis, Quitim y Dodanim.
8 Los hijos de Cam: Cus, Mizraim, Fut y Canaán. 9 Los hijos de Cus: Seba, Havila, Sabta, Raama y
Sabteca. Y los hijos de Raama: Seba y Dedán. 10 Cus engendró a Nimrod; éste llegó a ser poderoso
en la tierra.
Descendientes de Sem
(Gn. 11.10-26)
24 Sem, Arfaxad, Sela, 25 Heber, Peleg, Reu, 26 Serug, Nacor, Taré, 27 y Abram, el cual es
Abraham.
28 Los hijos de Abraham: Isaac e Ismael. 29 Y estas son sus descendencias: el primogénito de
Ismael, Nebaiot; después Cedar, Adbeel, Mibsam, 30 Misma, Duma, Massa, Hadad, Tema, 31
Jetur, Nafis y Cedema; éstos son los hijos de Ismael. 32 Y Cetura, concubina de Abraham, dio a luz
a Zimram, Jocsán, Medán, Madián, Isbac y Súa. Los hijos de Jocsán: Seba y Dedán. 33 Los hijos de
Madián: Efa, Efer, Hanoc, Abida y Elda; todos éstos fueron hijos de Cetura.
Descendientes de Esaú
(Gn. 36.1-43)
34 Abraham engendró a Isaac, y los hijos de Isaac fueron Esaú e Israel. 35 Los hijos de Esaú: Elifaz,
Reuel, Jeús, Jaalam y Coré. 36 Los hijos de Elifaz: Temán, Omar, Zefo, Gatam, Cenaz, Timna y
Amalec. 37 Los hijos de Reuel: Nahat, Zera, Sama y Miza.
38 Los hijos de Seir: Lotán, Sobal, Zibeón, Aná, Disón, Ezer y Disán. 39 Los hijos de Lotán: Hori y
Homam; y Timna fue hermana de Lotán. 40 Los hijos de Sobal: Alván, Manahat, Ebal, Sefo y Onam.
Los hijos de Zibeón: Aja y Aná. 41 Disón fue hijo de Aná; y los hijos de Disón: Amram, Esbán, Itrán y
Querán. 42 Los hijos de Ezer: Bilhán, Zaaván y Jaacán. Los hijos de Disán: Uz y Arán.
43 Y estos son los reyes que reinaron en la tierra de Edom, antes que reinase rey sobre los hijos de
Israel: Bela hijo de Beor; y el nombre de su ciudad fue Dinaba. 44 Muerto Bela, reinó en su lugar
Jobab hijo de Zera, de Bosra. 45 Y muerto Jobab, reinó en su lugar Husam, de la tierra de los
temanitas. 46 Muerto Husam, reinó en su lugar Hadad hijo de Bedad, el que derrotó a Madián en
el campo de Moab; y el nombre de su ciudad fue Avit. 47 Muerto Hadad, reinó en su lugar Samla
de Masreca. 48 Muerto también Samla, reinó en su lugar Saúl de Rehobot, que está junto al
Eufrates. 49 Y muerto Saúl, reinó en su lugar Baal-hanán hijo de Acbor. 50 Muerto Baal-hanán,
reinó en su lugar Hadad, el nombre de cuya ciudad fue Pai; y el nombre de su mujer, Mehetabel
hija de Matred, hija de Mezaab. 51 Muerto Hadad, sucedieron en Edom los jefes Timna, Alva,
Jetet, 52 Aholibama, Ela, Pinón, 53 Cenaz, Temán, Mibzar, 54 Magdiel e Iram. Estos fueron los
jefes de Edom.
(Gn. 35.22-26)
1 CRÓNICAS 2
1 Estos son los hijos de Israel: Rubén, Simeón, Leví, Judá, Isacar, Zabulón, 2 Dan, José, Benjamín,
Neftalí, Gad y Aser.
Descendientes de Judá
3 Los hijos de Judá: Er, Onán y Sela. Estos tres le nacieron de la hija de Súa, cananea. Y Er,
primogénito de Judá, fue malo delante de Jehová, quien lo mató. 4 Y Tamar su nuera dio a luz a
Fares y a Zera. Todos los hijos de Judá fueron cinco.
5 Los hijos de Fares: Hezrón y Hamul. 6 Y los hijos de Zera: Zimri, Etán, Hemán, Calcol y Dara; por
todos cinco. 7 Hijo de Carmi fue Acán, el que perturbó a Israel, porque prevaricó en el anatema. 8
Azarías fue hijo de Etán.
9 Los hijos que nacieron a Hezrón: Jerameel, Ram y Quelubai. 10 Ram engendró a Aminadab, y
Aminadab engendró a Naasón, príncipe de los hijos de Judá. 11 Naasón engendró a Salmón, y
Salmón engendró a Booz. 12 Booz engendró a Obed, y Obed engendró a Isaí, 13 e Isaí engendró a
Eliab su primogénito, el segundo Abinadab, Simea el tercero, 14 el cuarto Natanael, el quinto
Radai, 15 el sexto Ozem, el séptimo David, 16 de los cuales Sarvia y Abigail fueron hermanas. Los
hijos de Sarvia fueron tres: Abisai, Joab y Asael. 17 Abigail dio a luz a Amasa, cuyo padre fue Jeter
ismaelita, 18 Caleb hijo de Hezrón engendró a Jeriot de su mujer Azuba. Y los hijos de ella fueron
Jeser, Sobab y Ardón. 19 Muerta Azuba, tomó Caleb por mujer a Efrata, la cual dio a luz a Hur. 20 Y
Hur engendró a Uri, y Uri engendró a Bezaleel.
21 Después entró Hezrón a la hija de Maquir padre de Galaad, la cual tomó siendo él de sesenta
años, y ella dio a luz a Segub. 22 Y Segub engendró a Jair, el cual tuvo veintitrés ciudades en la
tierra de Galaad. 23 Pero Gesur y Aram tomaron de ellos las ciudades de Jair, con Kenat y sus
aldeas, sesenta lugares. Todos éstos fueron de los hijos de Maquir padre de Galaad. 24 Muerto
Hezrón en Caleb de Efrata, Abías mujer de Hezrón dio a luz a Asur padre de Tecoa.
25 Los hijos de Jerameel primogénito de Hezrón fueron Ram su primogénito, Buna, Orén, Ozem y
Ahías. 26 Y tuvo Jerameel otra mujer llamada Atara, que fue madre de Onam. 27 Los hijos de Ram
primogénito de Jerameel fueron Maaz, Jamín y Equer. 28 Y los hijos de Onam fueron Samai y Jada.
Los hijos de Samai: Nadab y Abisur. 29 Y el nombre de la mujer de Abisur fue Abihail, la cual dio a
luz a Ahbán y a Molid. 30 Los hijos de Nadab: Seled y Apaim. Y Seled murió sin hijos. 31 Isi fue hijo
de Apaim, y Sesán hijo de Isi, e hijo de Sesán, Ahlai. 32 Los hijos de Jada hermano de Samai: Jeter y
Jonatán. Y murió Jeter sin hijos. 33 Los hijos de Jonatán: Pelet y Zaza. Estos fueron los hijos de
Jerameel. 34 Y Sesán no tuvo hijos, sino hijas; pero tenía Sesán un siervo egipcio llamado Jarha. 35
A éste Sesán dio su hija por mujer, y ella dio a luz a Atai. 36 Atai engendró a Natán, y Natán
engendró a Zabad; 37 Zabad engendró a Eflal, Eflal engendró a Obed; 38 Obed engendró a Jehú,
Jehú engendró a Azarías; 39 Azarías engendró a Heles, Heles engendró a Elasa; 40 Elasa engendró
a Sismai, Sismai engendró a Salum; 41 Salum engendró a Jecamías, y Jecamías engendró a Elisama.
42 Los hijos de Caleb hermano de Jerameel fueron: Mesa su primogénito, que fue el padre de Zif; y
los hijos de Maresa padre de Hebrón. 43 Y los hijos de Hebrón: Coré, Tapúa, Requem y Sema. 44
Sema engendró a Raham padre de Jorcoam, y Requem engendró a Samai. 45 Maón fue hijo de
Samai, y Maón padre de Bet-sur. 46 Y Efa concubina de Caleb dio a luz a Harán, a Mosa y a Gazez.
Y Harán engendró a Gazez. 47 Los hijos de Jahdai: Regem, Jotam, Gesam, Pelet, Efa y Saaf. 48
Maaca concubina de Caleb dio a luz a Seber y a Tirhana. 49 También dio a luz a Saaf padre de
Madmana, y a Seva padre de Macbena y padre de Gibea. Y Acsa fue hija de Caleb. 50 Estos fueron
los hijos de Caleb. Los hijos de Hur primogénito de Efrata: Sobal padre de Quiriat-jearim, 51 Salma
padre de Belén, y Haref padre de Bet-gader. 52 Y los hijos de Sobal padre de Quiriat-jearim fueron
Haroe, la mitad de los manahetitas. 53 Y las familias de Quiriat-jearim fueron los itritas, los futitas,
los sumatitas y los misraítas, de los cuales salieron los zoratitas y los estaolitas. 54 Los hijos de
Salma: Belén, y los netofatitas, Atrot-bet-joab, y la mitad de los manahetitas, los zoraítas. 55 Y las
familias de los escribas que moraban en Jabes fueron los tirateos, los simeateos y los sucateos, los
cuales son los ceneos que vinieron de Hamat padre de la casa de Recab.
1 CRÓNICAS 3
1 Estos son los hijos de David que le nacieron en Hebrón: Amnón el primogénito, de Ahinoam
jezreelita; el segundo, Daniel, de Abigail la de Carmel; 2 el tercero, Absalón hijo de Maaca, hija de
Talmai rey de Gesur; el cuarto, Adonías hijo de Haguit; 3 el quinto, Sefatías, de Abital; el sexto,
Itream, de Egla su mujer. 4 Estos seis le nacieron en Hebrón, donde reinó siete años y seis meses; y
en Jerusalén reinó treinta y tres años. 5 Estos cuatro le nacieron en Jerusalén: Simea, Sobab,
Natán, y Salomón hijo de Bet-súa hija de Amiel. 6 Y otros nueve: Ibhar, Elisama, Elifelet, 7 Noga,
Nefeg, Jafía, 8 Elisama, Eliada y Elifelet. 9 Todos éstos fueron los hijos de David, sin los hijos de las
concubinas. Y Tamar fue hermana de ellos.
Descendientes de Salomón
10 Hijo de Salomón fue Roboam, cuyo hijo fue Abías, del cual fue hijo Asa, cuyo hijo fue Josafat, 11
de quien fue hijo Joram, cuyo hijo fue Ocozías, hijo del cual fue Joás, 12 del cual fue hijo Amasías,
cuyo hijo fue Azarías, e hijo de éste, Jotam. 13 Hijo de éste fue Acaz, del que fue hijo Ezequías,
cuyo hijo fue Manasés, 14 del cual fue hijo Amón, cuyo hijo fue Josías. 15 Y los hijos de Josías:
Johanán su primogénito, el segundo Joacim, el tercero Sedequías, el cuarto Salum. 16 Los hijos de
Joacim: Jeconías su hijo, hijo del cual fue Sedequías. 17 Y los hijos de Jeconías: Asir, Salatiel, 18
Malquiram, Pedaías, Senazar, Jecamías, Hosama y Nedabías. 19 Los hijos de Pedaías: Zorobabel y
Simei. Y los hijos de Zorobabel: Mesulam, Hananías, y Selomit su hermana; 20 y Hasuba, Ohel,
Berequías, Hasadías y Jusab-hesed; cinco por todos. 21 Los hijos de Hananías: Pelatías y Jesaías; su
hijo, Refaías; su hijo, Arnán; su hijo, Abdías; su hijo, Secanías. 22 Hijo de Secanías fue Semaías; y
los hijos de Semaías: Hatús, Igal, Barías, Nearías y Safat, seis. 23 Los hijos de Nearías fueron estos
tres: Elioenai, Ezequías y Azricam. 24 Los hijos de Elioenai fueron estos siete: Hodavías, Eliasib,
Pelaías, Acub, Johanán, Dalaías y Anani.
Descendientes de Judá
1 CRÓNICAS 4
1 Los hijos de Judá: Fares, Hezrón, Carmi, Hur y Sobal. 2 Reaía hijo de Sobal engendró a Jahat, y
Jahat engendró a Ahumai y a Lahad. Estas son las familias de los zoratitas. 3 Y estas son las del
padre de Etam: Jezreel, Isma e Ibdas. Y el nombre de su hermana fue Haze-lelponi. 4 Penuel fue
padre de Gedor, y Ezer padre de Husa. Estos fueron los hijos de Hur primogénito de Efrata, padre
de Belén. 5 Asur padre de Tecoa tuvo dos mujeres, Hela y Naara. 6 Y Naara dio a luz a Ahuzam,
Hefer, Temeni y Ahastari. Estos fueron los hijos de Naara. 7 Los hijos de Hela: Zeret, Jezoar y
Etnán. 8 Cos engendró a Anub, a Zobeba, y la familia de Aharhel hijo de Harum. 9 Y Jabes fue más
ilustre que sus hermanos, al cual su madre llamó Jabes, diciendo: Por cuanto lo di a luz en dolor.
10 E invocó Jabes al Dios de Israel, diciendo: ¡Oh, si me dieras bendición, y ensancharas mi
territorio, y si tu mano estuviera conmigo, y me libraras de mal, para que no me dañe! Y le otorgó
Dios lo que pidió. 11 Quelub hermano de Súa engendró a Mehir, el cual fue padre de Estón. 12 Y
Estón engendró a Bet-rafa, a Paseah, y a Tehina padre de la ciudad de Nahas; éstos son los varones
de Reca. 13 Los hijos de Cenaz: Otoniel y Seraías. Los hijos de Otoniel: Hatat, 14 y Meonotai, el
cual engendró a Ofra. Y Seraías engendró a Joab, padre de los habitantes del valle de Carisim,
porque fueron artífices. 15 Los hijos de Caleb hijo de Jefone: Iru, Ela y Naam; e hijo de Ela fue
Cenaz. 16 Los hijos de Jehalelel: Zif, Zifa, Tirías y Asareel. 17 Y los hijos de Esdras: Jeter, Mered,
Efer y Jalón; también engendró a María, a Samai y a Isba padre de Estemoa. 18 Y su mujer
Jehudaía dio a luz a Jered padre de Gedor, a Heber padre de Soco y a Jecutiel padre de Zanoa.
Estos fueron los hijos de Bitia hija de Faraón, con la cual casó Mered. 19 Y los hijos de la mujer de
Hodías, hermana de Naham, fueron el padre de Keila garmita, y Estemoa maacateo. 20 Los hijos
de Simón: Amnón, Rina, Ben-hanán y Tilón. Y los hijos de Isi: Zohet y Benzohet. 21 Los hijos de Sela
hijo de Judá: Er padre de Leca, y Laada padre de Maresa, y las familias de los que trabajan lino en
Bet- asbea; 22 y Joacim, y los varones de Cozeba, Joás, y Saraf, los cuales dominaron en Moab y
volvieron a Lehem, según registros antiguos. 23 Estos eran alfareros, y moraban en medio de
plantíos y cercados; moraban allá con el rey, ocupados en su servicio.
Descendientes de Simeón
24 Los hijos de Simeón: Nemuel, Jamín, Jarib, Zera, Saúl, 25 y Salum su hijo, Mibsam su hijo y
Misma su hijo. 26 Los hijos de Misma: Hamuel su hijo, Zacur su hijo, y Simei su hijo. 27 Los hijos de
Simei fueron dieciséis, y seis hijas; pero sus hermanos no tuvieron muchos hijos, ni multiplicaron
toda su familia como los hijos de Judá. 28 Y habitaron en Beerseba, Molada, Hazar-sual, 29 Bilha,
Ezem, Tolad, 30 Betuel, Horma, Siclag, 31 Bet-marcabot, Hazar-susim, Bet-birai y Saaraim. Estas
fueron sus ciudades hasta el reinado de David. 32 Y sus aldeas fueron Etam, Aín, Rimón, Toquén y
Asán; cinco pueblos, 33 y todas sus aldeas que estaban en contorno de estas ciudades hasta Baal.
Esta fue su habitación, y esta su descendencia.
34 Y Mesobab, Jamlec, Josías hijo de Amasías, 35 Joel, Jehú hijo de Josibías, hijo de Seraías, hijo de
Asiel, 36 Elioenai, Jaacoba, Jesohaía, Asaías, Adiel, Jesimiel, Benaía, 37 y Ziza hijo de Sifi, hijo de
Alón, hijo de Jedaías, hijo de Simri, hijo de Semaías. 38 Estos, por sus nombres, son los principales
entre sus familias; y las casas de sus padres fueron multiplicadas en gran manera. 39 Y llegaron
hasta la entrada de Gedor hasta el oriente del valle, buscando pastos para sus ganados. 40 Y
hallaron gruesos y buenos pastos, y tierra ancha y espaciosa, quieta y reposada, porque los de
Cam la habitaban antes. 41 Y estos que han sido escritos por sus nombres, vinieron en días de
Ezequías rey de Judá, y desbarataron sus tiendas y cabañas que allí hallaron, y los destruyeron
hasta hoy, y habitaron allí en lugar de ellos; por cuanto había allí pastos para sus ganados. 42
Asimismo quinientos hombres de ellos, de los hijos de Simeón, fueron al monte de Seir, llevando
por capitanes a Pelatías, Nearías, Refaías y Uziel, hijos de Isi, 43 y destruyeron a los que habían
quedado de Amalec, y habitaron allí hasta hoy.
Descendientes de Rubén
1 CRÓNICAS 5
1 Los hijos de Rubén primogénito de Israel (porque él era el primogénito, mas como violó el lecho
de su padre, sus derechos de primogenitura fueron dados a los hijos de José, hijo de Israel, y no
fue contado por primogénito; 2 bien que Judá llegó a ser el mayor sobre sus hermanos, y el
príncipe de ellos; mas el derecho de primogenitura fue de José); 3 fueron, pues, los hijos de Rubén
primogénito de Israel: Hanoc, Falú, Hezrón y Carmi. 4 Los hijos de Joel: Semaías su hijo, Gog su
hijo, Simei su hijo, 5 Micaía su hijo, Reaía su hijo, Baal su hijo, 6 Beera su hijo, el cual fue
transportado por Tiglat-pileser rey de los asirios. Este era principal de los rubenitas. 7 Y sus
hermanos por sus familias, cuando eran contados en sus descendencias, tenían por príncipes a
Jeiel y a Zacarías. 8 Y Bela hijo de Azaz, hijo de Sema, hijo de Joel, habitó en Aroer hasta Nebo y
Baal-meón. 9 Habitó también desde el oriente hasta la entrada del desierto, desde el río Eufrates;
porque tenía mucho ganado en la tierra de Galaad. 10 Y en los días de Saúl hicieron guerra contra
los agarenos, los cuales cayeron en su mano; y ellos habitaron en sus tiendas en toda la región
oriental de Galaad.
Descendientes de Gad
11 Y los hijos de Gad habitaron enfrente de ellos en la tierra de Basán hasta Salca. 12 Joel fue el
principal en Basán; el segundo Safán, luego Jaanai, después Safat. 13 Y sus hermanos, según las
familias de sus padres, fueron Micael, Mesulam, Seba, Jorai, Jacán, Zía y Heber; por todos siete. 14
Estos fueron los hijos de Abihail hijo de Huri, hijo de Jaroa, hijo de Galaad, hijo de Micael, hijo de
Jesisai, hijo de Jahdo, hijo de Buz. 15 También Ahí hijo de Abdiel, hijo de Guni, fue principal en la
casa de sus padres. 16 Y habitaron en Galaad, en Basán y en sus aldeas, y en todos los ejidos de
Sarón hasta salir de ellos. 17 Todos éstos fueron contados por sus generaciones en días de Jotam
rey de Judá y en días de Jeroboam rey de Israel.
18 Los hijos de Rubén y de Gad, y la media tribu de Manasés, hombres valientes, hombres que
traían escudo y espada, que entesaban arco, y diestros en la guerra, eran cuarenta y cuatro mil
setecientos sesenta que salían a batalla. 19 Estos tuvieron guerra contra los agarenos, y Jetur,
Nafis y Nodab. 20 Y fueron ayudados contra ellos, y los agarenos y todos los que con ellos estaban
se rindieron en sus manos; porque clamaron a Dios en la guerra, y les fue favorable, porque
esperaron en él. 21 Y tomaron sus ganados, cincuenta mil camellos, doscientas cincuenta mil
ovejas y dos mil asnos; y cien mil personas. 22 Y cayeron muchos muertos, porque la guerra era de
Dios; y habitaron en sus lugares hasta el cautiverio.
23 Los hijos de la media tribu de Manasés, multiplicados en gran manera, habitaron en la tierra
desde Basán hasta Baal- hermón y Senir y el monte de Hermón. 24 Y estos fueron los jefes de las
casas de sus padres: Efer, Isi, Eliel, Azriel, Jeremías, Hodavías y Jahdiel, hombres valientes y
esforzados, varones de nombre y jefes de las casas de sus padres. 25 Pero se rebelaron contra el
Dios de sus padres, y se prostituyeron siguiendo a los dioses de los pueblos de la tierra, a los
cuales Jehová había quitado de delante de ellos; 26 por lo cual el Dios de Israel excitó el espíritu de
Pul rey de los asirios, y el espíritu de Tiglat-pileser rey de los asirios, el cual transportó a los
rubenitas y gaditas y a la media tribu de Manasés, y los llevó a Halah, a Habor, a Hara y al río
Gozán, hasta hoy.
Descendientes de Leví
1 CRÓNICAS 6
1 Los hijos de Leví: Gersón, Coat y Merari. 2 Los hijos de Coat: Amram, Izhar, Hebrón y Uziel. 3 Los
hijos de Amram: Aarón, Moisés y María. Los hijos de Aarón: Nadab, Abiú, Eleazar e Itamar. 4
Eleazar engendró a Finees, Finees engendró a Abisúa, 5 Abisúa engendró a Buqui, Buqui engendró
a Uzi, 6 Uzi engendró a Zeraías, Zeraías engendró a Meraiot, 7 Meraiot engendró a Amarías,
Amarías engendró a Ahitob, 8 Ahitob engendró a Sadoc, Sadoc engendró a Ahimaas, 9 Ahimaas
engendró a Azarías, Azarías engendró a Johanán, 10 y Johanán engendró a Azarías, el que tuvo el
sacerdocio en la casa que Salomón edificó en Jerusalén. 11 Azarías engendró a Amarías, Amarías
engendró a Ahitob, 12 Ahitob engendró a Sadoc, Sadoc engendró a Salum, 13 Salum engendró a
Hilcías, Hilcías engendró a Azarías, 14 Azarías engendró a Seraías, y Seraías engendró a Josadac, 15
y Josadac fue llevado cautivo cuando Jehová transportó a Judá y a Jerusalén por mano de
Nabucodonosor.
16 Los hijos de Leví: Gersón, Coat y Merari. 17 Y estos son los nombres de los hijos de Gersón:
Libni y Simei. 18 Los hijos de Coat: Amram, Izhar, Hebrón y Uziel. 19 Los hijos de Merari: Mahli y
Musi. Estas son las familias de Leví, según sus descendencias. 20 Gersón: Libni su hijo, Jahat su
hijo, Zima su hijo, 21 Joa su hijo, Iddo su hijo, Zera su hijo, Jeatrai su hijo. 22 Los hijos de Coat:
Aminadab su hijo, Coré su hijo, Asir su hijo, 23 Elcana su hijo, Ebiasaf su hijo, Asir su hijo, 24 Tahat
su hijo, Uriel su hijo, Uzías su hijo, y Saúl su hijo. 25 Los hijos de Elcana: Amasai y Ahimot; 26
Elcana su hijo, Zofai su hijo, Nahat su hijo. 27 Eliab su hijo, Jeroham su hijo, Elcana su hijo. 28 Los
hijos de Samuel: el primogénito Vasni, y Abías. 29 Los hijos de Merari: Mahli, Libni su hijo, Simei su
hijo, Uza su hijo, 30 Simea su hijo, Haguía su hijo, Asaías su hijo.
Descendientes de Aarón.
49 Mas Aarón y sus hijos ofrecían sacrificios sobre el altar del holocausto, y sobre el altar del
perfume quemaban incienso, y ministraban en toda la obra del lugar santísimo, y hacían las
expiaciones por Israel conforme a todo lo que Moisés siervo de Dios había mandado. 50 Los hijos
de Aarón son estos: Eleazar su hijo, Finees su hijo, Abisúa su hijo, 51 Buqui su hijo, Uzi su hijo,
Zeraías su hijo, 52 Meraiot su hijo, Amarías su hijo, Ahitob su hijo, 53 Sadoc su hijo, Ahimaas su
hijo.
(Jos. 21.1-42)
54 Estas son sus habitaciones, conforme a sus domicilios y sus términos, las de los hijos de Aarón
por las familias de los coatitas, porque a ellos les tocó en suerte. 55 Les dieron, pues, Hebrón en
tierra de Judá, y sus ejidos alrededor de ella. 56 Pero el territorio de la ciudad y sus aldeas se
dieron a Caleb, hijo de Jefone. 57 De Judá dieron a los hijos de Aarón la ciudad de refugio, esto es,
Hebrón; además, Libna con sus ejidos, Jatir, Estemoa con sus ejidos, 58 Hilén con sus ejidos, Debir
con sus ejidos, 59 Asán con sus ejidos y Bet-semes con sus ejidos. 60 Y de la tribu de Benjamín,
Geba con sus ejidos, Alemet con sus ejidos y Anatot con sus ejidos. Todas sus ciudades fueron
trece ciudades, repartidas por sus linajes.
61 A los hijos de Coat que quedaron de su parentela, dieron por suerte diez ciudades de la media
tribu de Manasés. 62 A los hijos de Gersón, por sus linajes, dieron de la tribu de Isacar, de la tribu
de Aser, de la tribu de Neftalí y de la tribu de Manasés en Basán, trece ciudades. 63 Y a los hijos de
Merari, por sus linajes, de la tribu de Rubén, de la tribu de Gad y de la tribu de Zabulón, dieron por
suerte doce ciudades. 64 Y los hijos de Israel dieron a los levitas ciudades con sus ejidos. 65 Dieron
por suerte de la tribu de los hijos de Judá, de la tribu de los hijos de Simeón y de la tribu de los
hijos de Benjamín, las ciudades que nombraron por sus nombres.
66 A las familias de los hijos de Coat dieron ciudades con sus ejidos de la tribu de Efraín. 67 Les
dieron la ciudad de refugio, Siquem con sus ejidos en el monte de Efraín; además, Gezer con sus
ejidos, 68 Jocmeam con sus ejidos, Bet-horón con sus ejidos, 69 Ajalón con sus ejidos y Gat-rimón
con sus ejidos. 70 De la media tribu de Manasés, Aner con sus ejidos y Bileam con sus ejidos, para
los de las familias de los hijos de Coat que habían quedado.
71 A los hijos de Gersón dieron de la media tribu de Manasés, Golán en Basán con sus ejidos y
Astarot con sus ejidos. 72 De la tribu de Isacar, Cedes con sus ejidos, Daberat con sus ejidos, 73
Ramot con sus ejidos y Anem con sus ejidos. 74 De la tribu de Aser, Masal con sus ejidos, Abdón
con sus ejidos, 75 Hucoc con sus ejidos y Rehob con sus ejidos. 76 De la tribu de Neftalí, Cedes en
Galilea con sus ejidos, Hamón con sus ejidos y Quiriataim con sus ejidos. 77 A los hijos de Merari
que habían quedado, dieron de la tribu de Zabulón, Rimón con sus ejidos y Tabor con sus ejidos.
78 Del otro lado del Jordán frente a Jericó, al oriente del Jordán, dieron de la tribu de Rubén, Beser
en el desierto con sus ejidos, Jaza con sus ejidos, 79 Cademot con sus ejidos y Mefaat con sus
ejidos. 80 Y de la tribu de Gad, Ramot de Galaad con sus ejidos, Mahanaim con sus ejidos, 81
Hesbón con sus ejidos y Jazer con sus ejidos.
Descendientes de Isacar
1 CRÓNICAS 7
1 Los hijos de Isacar fueron cuatro: Tola, Fúa, Jasub y Simrón. 2 Los hijos de Tola: Uzi, Refaías,
Jeriel, Jahmai, Jibsam y Semuel, jefes de las familias de sus padres. De Tola fueron contados por
sus linajes en el tiempo de David, veintidós mil seiscientos hombres muy valerosos. 3 Hijo de Uzi
fue Israhías; y los hijos de Israhías: Micael, Obadías, Joel e Isías; por todos, cinco príncipes. 4 Y
había con ellos en sus linajes, por las familias de sus padres, treinta y seis mil hombres de guerra;
porque tuvieron muchas mujeres e hijos. 5 Y sus hermanos por todas las familias de Isacar,
contados todos por sus genealogías, eran ochenta y siete mil hombres valientes en extremo.
Descendientes de Benjamín
6 Los hijos de Benjamín fueron tres: Bela, Bequer y Jediael. 7 Los hijos de Bela: Ezbón, Uzi, Uziel,
Jerimot e Iri; cinco jefes de casas paternas, hombres de gran valor, y de cuya descendencia fueron
contados veintidós mil treinta y cuatro. 8 Los hijos de Bequer: Zemira, Joás, Eliezer, Elioenai, Omri,
Jerimot, Abías, Anatot y Alamet; todos éstos fueron hijos de Bequer. 9 Y contados por sus
descendencias, por sus linajes, los que eran jefes de familias resultaron veinte mil doscientos
hombres de grande esfuerzo. 10 Hijo de Jediael fue Bilhán; y los hijos de Bilhán: Jeús, Benjamín,
Aod, Quenaana, Zetán, Tarsis y Ahisahar. 11 Todos éstos fueron hijos de Jediael, jefes de familias,
hombres muy valerosos, diecisiete mil doscientos que salían a combatir en la guerra. 12 Supim y
Hupim fueron hijos de Hir; y Husim, hijo de Aher.
Descendientes de Neftalí
Descendientes de Manasés
14 Los hijos de Manasés: Asriel, al cual dio a luz su concubina la siria, la cual también dio a luz a
Maquir padre de Galaad. 15 Y Maquir tomó mujer de Hupim y Supim, cuya hermana tuvo por
nombre Maaca; y el nombre del segundo fue Zelofehad. Y Zelofehad tuvo hijas. 16 Y Maaca mujer
de Maquir dio a luz un hijo, y lo llamó Peres; y el nombre de su hermano fue Seres, cuyos hijos
fueron Ulam y Requem. 17 Hijo de Ulam fue Bedán. Estos fueron los hijos de Galaad, hijo de
Maquir, hijo de Manasés. 18 Y su hermana Hamolequet dio a luz a Isod, Abiezer y Mahala, 19 Y los
hijos de Semida fueron Ahián, Siquem, Likhi y Aniam.
Descendientes de Efraín
20 Los hijos de Efraín: Sutela, Bered su hijo, Tahat su hijo, Elada su hijo, Tahat su hijo, 21 Zabad su
hijo, Sutela su hijo, Ezer y Elad. Mas los hijos de Gat, naturales de aquella tierra, los mataron,
porque vinieron a tomarles sus ganados. 22 Y Efraín su padre hizo duelo por muchos días, y
vinieron sus hermanos a consolarlo. 23 Después él se llegó a su mujer, y ella concibió y dio a luz un
hijo, al cual puso por nombre Bería, por cuanto había estado en aflicción en su casa. 24 Y su hija
fue Seera, la cual edificó a Bet-horón la baja y la alta, y a Uzen-seera. 25 Hijo de este Bería fue
Refa, y Resef, y Telah su hijo, y Tahán su hijo, 26 Laadán su hijo, Amiud su hijo, Elisama su hijo, 27
Nun su hijo, Josué su hijo. 28 Y la heredad y habitación de ellos fue Bet-el con sus aldeas; y hacia el
oriente Naarán, y a la parte del occidente Gezer y sus aldeas; asimismo Siquem con sus aldeas,
hasta Gaza y sus aldeas; 29 y junto al territorio de los hijos de Manasés, Bet-seán con sus aldeas,
Taanac con sus aldeas, Meguido con sus aldeas, y Dor con sus aldeas. En estos lugares habitaron
los hijos de José hijo de Israel.
Descendientes de Aser
30 Los hijos de Aser: Imna, Isúa, Isúi, Bería, y su hermana Sera. 31 Los hijos de Bería: Heber, y
Malquiel, el cual fue padre de Birzavit. 32 Y Heber engendró a Jaflet, Somer, Hotam, y Súa
hermana de ellos. 33 Los hijos de Jaflet: Pasac, Bimhal y Asvat. Estos fueron los hijos de Jaflet. 34 Y
los hijos de Semer: Ahí, Rohga, Jehúba y Aram. 35 Los hijos de Helem su hermano: Zofa, Imna,
Seles y Amal. 36 Los hijos de Zofa: Súa, Harnefer, Súal, Beri, Imra, 37 Beser, Hod, Sama, Silsa, Itrán
y Beera. 38 Los hijos de Jeter: Jefone, Pispa y Ara. 39 Y los hijos de Ula: Ara, Haniel y Rezia. 40
Todos éstos fueron hijos de Aser, cabezas de familias paternas, escogidos, esforzados, jefes de
príncipes; y contados que fueron por sus linajes entre los que podían tomar las armas, el número
de ellos fue veintiséis mil hombres.
Descendientes de Benjamín
1 CRÓNICAS 8
1 Benjamín engendró a Bela su primogénito, Asbel el segundo, Ahara el tercero, 2 Noha el cuarto,
y Rafa el quinto. 3 Y los hijos de Bela fueron Adar, Gera, Abiud, 4 Abisúa, Naamán, Ahoa, 5 Gera,
Sefufán e Hiram. 6 Y estos son los hijos de Aod, estos los jefes de casas paternas que habitaron en
Geba y fueron transportados a Manahat: 7 Naamán, Ahías y Gera; éste los transportó, y engendró
a Uza y a Ahiud. 8 Y Saharaim engendró hijos en la provincia de Moab, después que dejó a Husim y
a Baara que eran sus mujeres. 9 Engendró, pues, de Hodes su mujer a Jobab, Sibia, Mesa, Malcam,
10 Jeúz, Saquías y Mirma. Estos son sus hijos, jefes de familias. 11 Mas de Husim engendró a
Abitob y a Elpaal. 12 Y los hijos de Elpaal: Heber, Misam y Semed (el cual edificó Ono, y Lod con
sus aldeas), 13 Bería también, y Sema, que fueron jefes de las familias de los moradores de Ajalón,
los cuales echaron a los moradores de Gat. 14 Y Ahío, Sasac, Jeremot, 15 Zebadías, Arad, Ader, 16
Micael, Ispa y Joha, hijos de Bería. 17 Y Zebadías, Mesulam, Hizqui, Heber, 18 Ismerai, Jezlías y
Jobab, hijos de Elpaal. 19 Y Jaquim, Zicri, Zabdi, 20 Elienai, Ziletai, Eliel, 21 Adaías, Beraías y Simrat,
hijos de Simei. 22 E Ispán, Heber, Eliel, 23 Abdón, Zicri, Hanán, 24 Hananías, Elam, Anatotías, 25
Ifdaías y Peniel, hijos de Sasac. 26 Y Samserai, Seharías, Atalías, 27 Jaresías, Elías y Zicri, hijos de
Jeroham. 28 Estos fueron jefes principales de familias por sus linajes, y habitaron en Jerusalén.
29 Y en Gabaón habitaron Abigabaón, la mujer del cual se llamó Maaca, 30 y su hijo primogénito
Abdón, y Zur, Cis, Baal, Nadab, 31 Gedor, Ahío y Zequer. 32 Y Miclot engendró a Simea. Estos
también habitaron con sus hermanos en Jerusalén, enfrente de ellos. 33 Ner engendró a Cis, Cis
engendró a Saúl, y Saúl engendró a Jonatán, Malquisúa, Abinadab y Es-baal. 34 Hijo de Jonatán fue
Merib-baal, y Merib-baal engendró a Micaía. 35 Los hijos de Micaía: Pitón, Melec, Tarea y Acaz. 36
Acaz engendró a Joada, Joada engendró a Alemet, Azmavet y Zimri, y Zimri engendró a Mosa. 37
Mosa engendró a Bina, hijo del cual fue Rafa, hijo del cual fue Elasa, cuyo hijo fue Azel. 38 Los hijos
de Azel fueron seis, cuyos nombres son Azricam, Bocru, Ismael, Searías, Obadías y Hanán; todos
éstos fueron hijos de Azel. 39 Y los hijos de Esec su hermano: Ulam su primogénito, Jehús el
segundo, Elifelet el tercero. 40 Y fueron los hijos de Ulam hombres valientes y vigorosos, flecheros
diestros, los cuales tuvieron muchos hijos y nietos, ciento cincuenta. Todos éstos fueron de los
hijos de Benjamín.
(Neh. 11.1-24)
1 CRÓNICAS 9
1 Contado todo Israel por sus genealogías, fueron escritos en el libro de los reyes de Israel. Y los de
Judá fueron transportados a Babilonia por su rebelión. 2 Los primeros moradores que entraron en
sus posesiones en las ciudades fueron israelitas, sacerdotes, levitas y sirvientes del templo. 3
Habitaron en Jerusalén, de los hijos de Judá, de los hijos de Benjamín, de los hijos de Efraín y
Manasés: 4 Utai hijo de Amiud, hijo de Omri, hijo de Imri, hijo de Bani, de los hijos de Fares hijo de
Judá. 5 Y de los silonitas, Asaías el primogénito, y sus hijos. 6 De los hijos de Zera, Jeuel y sus
hermanos, seiscientos noventa. 7 Y de los hijos de Benjamín: Salú hijo de Mesulam, hijo de
Hodavías, hijo de Asenúa, 8 Ibneías hijo de Jeroham, Ela hijo de Uzi, hijo de Micri, y Mesulam hijo
de Sefatías, hijo de Reuel, hijo de Ibnías. 9 Y sus hermanos por sus linajes fueron novecientos
cincuenta y seis. Todos estos hombres fueron jefes de familia en sus casas paternas.
10 De los sacerdotes: Jedaías, Joiarib, Jaquín, 11 Azarías hijo de Hilcías, hijo de Mesulam, hijo de
Sadoc, hijo de Meraiot, hijo de Ahitob, príncipe de la casa de Dios; 12 Adaía hijo de Jeroham, hijo
de Pasur, hijo de Malquías; Masai hijo de Adiel, hijo de Jazera, hijo de Mesulam, hijo de Mesilemit,
hijo de Imer, 13 y sus hermanos, jefes de sus casas paternas, en número de mil setecientos
sesenta, hombres muy eficaces en la obra del ministerio en la casa de Dios.
14 De los levitas: Semaías hijo de Hasub, hijo de Azricam, hijo de Hasabías, de los hijos de Merari,
15 Bacbacar, Heres, Galal, Matanías hijo de Micaía, hijo de Zicri, hijo de Asaf; 16 Obadías hijo de
Semaías, hijo de Galal, hijo de Jedutún; y Berequías hijo de Asa, hijo de Elcana, el cual habitó en las
aldeas de los netofatitas.
17 Y los porteros: Salum, Acub, Talmón, Ahimán y sus hermanos. Salum era el jefe. 18 Hasta ahora
entre las cuadrillas de los hijos de Leví han sido estos los porteros en la puerta del rey que está al
oriente. 19 Salum hijo de Coré, hijo de Ebiasaf, hijo de Coré, y sus hermanos los coreítas por la
casa de su padre, tuvieron a su cargo la obra del ministerio, guardando las puertas del
tabernáculo, como sus padres guardaron la entrada del campamento de Jehová. 20 Y Finees hijo
de Eleazar fue antes capitán sobre ellos; y Jehová estaba con él. 21 Zacarías hijo de Meselemías
era portero de la puerta del tabernáculo de reunión. 22 Todos éstos, escogidos para guardas en las
puertas, eran doscientos doce cuando fueron contados por el orden de sus linajes en sus villas, a
los cuales constituyó en su oficio David y Samuel el vidente. 23 Así ellos y sus hijos eran porteros
por sus turnos a las puertas de la casa de Jehová, y de la casa del tabernáculo. 24 Y estaban los
porteros a los cuatro lados; al oriente, al occidente, al norte y al sur. 25 Y sus hermanos que
estaban en sus aldeas, venían cada siete días según su turno para estar con ellos. 26 Porque cuatro
principales de los porteros levitas estaban en el oficio, y tenían a su cargo las cámaras y los tesoros
de la casa de Dios. 27 Estos moraban alrededor de la casa de Dios, porque tenían el cargo de
guardarla, y de abrirla todas las mañanas.
28 Algunos de éstos tenían a su cargo los utensilios para el ministerio, los cuales se metían por
cuenta, y por cuenta se sacaban. 29 Y otros de ellos tenían el cargo de la vajilla, y de todos los
utensilios del santuario, de la harina, del vino, del aceite, del incienso y de las especias. 30 Y
algunos de los hijos de los sacerdotes hacían los perfumes aromáticos. 31 Matatías, uno de los
levitas, primogénito de Salum coreíta, tenía a su cargo las cosas que se hacían en sartén. 32 Y
algunos de los hijos de Coat, y de sus hermanos, tenían a su cargo los panes de la proposición, los
cuales ponían por orden cada día de reposo.
33 También había cantores, jefes de familias de los levitas, los cuales moraban en las cámaras del
templo, exentos de otros servicios, porque de día y de noche estaban en aquella obra. 34 Estos
eran jefes de familias de los levitas por sus linajes, jefes que habitaban en Jerusalén.
Genealogía de Saúl
35 En Gabaón habitaba Jehiel padre de Gabaón, el nombre de cuya mujer era Maaca; 36 y su hijo
primogénito Abdón, luego Zur, Cis, Baal, Ner, Nadab, 37 Gedor, Ahío, Zacarías y Miclot; 38 y Miclot
engendró a Simeam. Estos habitaban también en Jerusalén con sus hermanos enfrente de ellos. 39
Ner engendró a Cis, Cis engendró a Saúl, y Saúl engendró a Jonatán, Malquisúa, Abinadab y Es-
baal. 40 Hijo de Jonatán fue Merib-baal, y Merib-baal engendró a Micaía. 41 Y los hijos de Micaía:
Pitón, Melec, Tarea y Acaz. 42 Acaz engendró a Jara, Jara engendró a Alemet, Azmavet y Zimri, y
Zimri engendró a Mosa, 43 y Mosa engendró a Bina, cuyo hijo fue Refaías, del que fue hijo Elasa,
cuyo hijo fue Azel. 44 Y Azel tuvo seis hijos, los nombres de los cuales son: Azricam, Bocru, Ismael,
Searías, Obadías y Hanán. Estos fueron los hijos de Azel.
(1 S. 31.1-13)
1 CRÓNICAS 10
1 Los filisteos pelearon contra Israel; y huyeron delante de ellos los israelitas, y cayeron heridos en
el monte de Gilboa. 2 Y los filisteos siguieron a Saúl y a sus hijos, y mataron los filisteos a Jonatán,
a Abinadab y a Malquisúa, hijos de Saúl. 3 Y arreciando la batalla contra Saúl, le alcanzaron los
flecheros, y fue herido por los flecheros. 4 Entonces dijo Saúl a su escudero: Saca tu espada y
traspásame con ella, no sea que vengan estos incircuncisos y hagan escarnio de mí; pero su
escudero no quiso, porque tenía mucho miedo. Entonces Saúl tomó la espada, y se echó sobre
ella. 5 Cuando su escudero vio a Saúl muerto, él también se echó sobre su espada y se mató. 6 Así
murieron Saúl y sus tres hijos; y toda su casa murió juntamente con él. 7 Y viendo todos los de
Israel que habitaban en el valle, que habían huido, y que Saúl y sus hijos eran muertos, dejaron sus
ciudades y huyeron, y vinieron los filisteos y habitaron en ellas.
8 Sucedió al día siguiente, que al venir los filisteos a despojar a los muertos, hallaron a Saúl y a sus
hijos tendidos en el monte de Gilboa. 9 Y luego que le despojaron, tomaron su cabeza y sus armas,
y enviaron mensajeros por toda la tierra de los filisteos para dar las nuevas a sus ídolos y al pueblo.
10 Y pusieron sus armas en el templo de sus dioses, y colgaron la cabeza en el templo de Dagón.
11 Y oyendo todos los de Jabes de Galaad lo que los filisteos habían hecho de Saúl, 12 se
levantaron todos los hombres valientes, y tomaron el cuerpo de Saúl y los cuerpos de sus hijos, y
los trajeron a Jabes; y enterraron sus huesos debajo de una encina en Jabes, y ayunaron siete días.
13 Así murió Saúl por su rebelión con que prevaricó contra Jehová, contra la palabra de Jehová, la
cual no guardó, y porque consultó a una adivina, 14 y no consultó a Jehová; por esta causa lo
mató, y traspasó el reino a David hijo de Isaí.
(2 S. 5.1-5)
1 CRÓNICAS 11
1 Entonces todo Israel se juntó a David en Hebrón, diciendo: He aquí nosotros somos tu hueso y tu
carne. 2 También antes de ahora, mientras Saúl reinaba, tú eras quien sacaba a la guerra a Israel, y
lo volvía a traer. También Jehová tu Dios te ha dicho: Tú apacentarás a mi pueblo Israel, y tú serás
príncipe sobre Israel mi pueblo. 3 Y vinieron todos los ancianos de Israel al rey en Hebrón, y David
hizo con ellos pacto delante de Jehová; y ungieron a David por rey sobre Israel, conforme a la
palabra de Jehová por medio de Samuel.
(2 S. 5.6-10)
4 Entonces se fue David con todo Israel a Jerusalén, la cual es Jebús; y los jebuseos habitaban en
aquella tierra. 5 Y los moradores de Jebús dijeron a David: No entrarás acá. Mas David tomó la
fortaleza de Sion, que es la ciudad de David. 6 Y David había dicho: El que primero derrote a los
jebuseos será cabeza y jefe. Entonces Joab hijo de Sarvia subió el primero, y fue hecho jefe. 7 Y
David habitó en la fortaleza, y por esto la llamaron la Ciudad de David. 8 Y edificó la ciudad
alrededor, desde Milo hasta el muro; y Joab reparó el resto de la ciudad. 9 Y David iba
adelantando y creciendo, y Jehová de los ejércitos estaba con él.
(2 S. 23.8-39)
10 Estos son los principales de los valientes que David tuvo, y los que le ayudaron en su reino, con
todo Israel, para hacerle rey sobre Israel, conforme a la palabra de Jehová. 11 Y este es el número
de los valientes que David tuvo: Jasobeam hijo de Hacmoni, caudillo de los treinta, el cual blandió
su lanza una vez contra trescientos, a los cuales mató.
12 Tras de éste estaba Eleazar hijo de Dodo, ahohíta, el cual era de los tres valientes. 13 Este
estuvo con David en Pasdamim, estando allí juntos en batalla los filisteos; y había allí una parcela
de tierra llena de cebada, y huyendo el pueblo delante de los filisteos, 14 se pusieron ellos en
medio de la parcela y la defendieron, y vencieron a los filisteos, porque Jehová los favoreció con
una gran victoria.
15 Y tres de los treinta principales descendieron a la peña a David, a la cueva de Adulam, estando
el campamento de los filisteos en el valle de Refaim. 16 David estaba entonces en la fortaleza, y
había entonces guarnición de los filisteos en Belén. 17 David deseó entonces, y dijo: ¡Quién me
diera de beber de las aguas del pozo de Belén, que está a la puerta! 18 Y aquellos tres rompieron
por el campamento de los filisteos, y sacaron agua del pozo de Belén, que está a la puerta, y la
tomaron y la trajeron a David; mas él no la quiso beber, sino que la derramó para Jehová, y dijo: 19
Guárdeme mi Dios de hacer esto. ¿Había yo de beber la sangre y la vida de estos varones, que con
peligro de sus vidas la han traído? Y no la quiso beber. Esto hicieron aquellos tres valientes.
20 Y Abisai, hermano de Joab, era jefe de los treinta, el cual blandió su lanza contra trescientos y
los mató, y ganó renombre con los tres. 21 Fue el más ilustre de los treinta, y fue el jefe de ellos,
pero no igualó a los tres primeros.
22 Benaía hijo de Joiada, hijo de un varón valiente de Cabseel, de grandes hechos; él venció a los
dos leones de Moab; también descendió y mató a un león en medio de un foso, en tiempo de
nieve. 23 El mismo venció a un egipcio, hombre de cinco codos de estatura; y el egipcio traía una
lanza como un rodillo de tejedor, mas él descendió con un báculo, y arrebató al egipcio la lanza de
la mano, y lo mató con su misma lanza. 24 Esto hizo Benaía hijo de Joiada, y fue nombrado con los
tres valientes. 25 Y fue el más distinguido de los treinta, pero no igualó a los tres primeros. A éste
puso David en su guardia personal.
26 Y los valientes de los ejércitos: Asael hermano de Joab, Elhanan hijo de Dodo de Belén, 27
Samot harodita, Heles pelonita; 28 Ira hijo de Iques tecoíta, Abiezer anatotita, 29 Sibecai husatita,
Ilai ahohíta, 30 Maharai netofatita, Heled hijo de Baana netofatita, 31 Itai hijo de Ribai, de Gabaa
de los hijos de Benjamín, Benaía piratonita, 32 Hurai del río Gaas, Abiel arbatita, 33 Azmavet
barhumita, Eliaba saalbonita, 34 los hijos de Hasem gizonita, Jonatán hijo de Sage ararita, 35
Ahíam hijo de Sacar ararita, Elifal hijo de Ur, 36 Hefer mequeratita, Ahías pelonita, 37 Hezro
carmelita, Naarai hijo de Ezbai, 38 Joel hermano de Natán, Mibhar hijo de Hagrai, 39 Selec
amonita, Naharai beerotita, escudero de Joab hijo de Sarvia, 40 Ira itrita, Gareb itrita, 41 Urías
heteo, Zabad hijo de Ahlai, 42 Adina hijo de Siza rubenita, príncipe de los rubenitas, y con él
treinta, 43 Hanán hijo de Maaca, Josafat mitnita, 44 Uzías astarotita, Sama y Jehiel hijos de Hotam
aroerita; 45 Jediael hijo de Simri, y Joha su hermano, tizita, 46 Eliel mahavita, Jerebai y Josavía
hijos de Elnaam, Itma moabita, 47 Eliel, Obed, y Jaasiel mesobaíta.
El ejército de David
1 CRÓNICAS 12
1 Estos son los que vinieron a David en Siclag, estando él aún encerrado por causa de Saúl hijo de
Cis, y eran de los valientes que le ayudaron en la guerra. 2 Estaban armados de arcos, y usaban de
ambas manos para tirar piedras con honda y saetas con arco. De los hermanos de Saúl de
Benjamín: 3 El principal Ahiezer, después Joás, hijos de Semaa gabaatita; Jeziel y Pelet hijos de
Azmavet, Beraca, Jehú anatotita, 4 Ismaías gabaonita, valiente entre los treinta, y más que los
treinta; Jeremías, Jahaziel, Johanán, Jozabad gederatita, 5 Eluzai, Jerimot, Bealías, Semarías,
Sefatías harufita, 6 Elcana, Isías, Azareel, Joezer y Jasobeam, coreítas, 7 y Joela y Zebadías hijos de
Jeroham de Gedor.
8 También de los de Gad huyeron y fueron a David, al lugar fuerte en el desierto, hombres de
guerra muy valientes para pelear, diestros con escudo y pavés; sus rostros eran como rostros de
leones, y eran ligeros como las gacelas sobre las montañas. 9 Ezer el primero, Obadías el segundo,
Eliab el tercero, 10 Mismana el cuarto, Jeremías el quinto, 11 Atai el sexto, Eliel el séptimo, 12
Johanán el octavo, Elzabad el noveno, 13 Jeremías el décimo y Macbanai el undécimo. 14 Estos
fueron capitanes del ejército de los hijos de Gad. El menor tenía cargo de cien hombres, y el mayor
de mil. 15 Estos pasaron el Jordán en el mes primero, cuando se había desbordado por todas sus
riberas; e hicieron huir a todos los de los valles al oriente y al poniente.
16 Asimismo algunos de los hijos de Benjamín y de Judá vinieron a David al lugar fuerte. 17 Y David
salió a ellos, y les habló diciendo: Si habéis venido a mí para paz y para ayudarme, mi corazón será
unido con vosotros; mas si es para entregarme a mis enemigos, sin haber iniquidad en mis manos,
véalo el Dios de nuestros padres, y lo demande. 18 Entonces el Espíritu vino sobre Amasai, jefe de
los treinta, y dijo: Por ti, oh David, y contigo, oh hijo de Isaí. Paz, paz contigo, y paz con tus
ayudadores, pues también tu Dios te ayuda. Y David los recibió, y los puso entre los capitanes de la
tropa.
19 También se pasaron a David algunos de Manasés, cuando vino con los filisteos a la batalla
contra Saúl (pero David no les ayudó, porque los jefes de los filisteos, habido consejo, lo
despidieron, diciendo: Con peligro de nuestras cabezas se pasará a su señor Saúl). 20 Así que
viniendo él a Siclag, se pasaron a él de los de Manasés, Adnas, Jozabad, Jediaiel, Micael, Jozabad,
Eliú y Ziletai, príncipes de millares de los de Manasés. 21 Estos ayudaron a David contra la banda
de merodeadores, pues todos ellos eran hombres valientes, y fueron capitanes en el ejército. 22
Porque entonces todos los días venía ayuda a David, hasta hacerse un gran ejército, como ejército
de Dios.
23 Y este es el número de los principales que estaban listos para la guerra, y vinieron a David en
Hebrón para traspasarle el reino de Saúl, conforme a la palabra de Jehová: 24 De los hijos de Judá
que traían escudo y lanza, seis mil ochocientos, listos para la guerra. 25 De los hijos de Simeón,
siete mil cien hombres, valientes y esforzados para la guerra. 26 De los hijos de Leví, cuatro mil
seiscientos; 27 asimismo Joiada, príncipe de los del linaje de Aarón, y con él tres mil setecientos,
28 y Sadoc, joven valiente y esforzado, con veintidós de los principales de la casa de su padre. 29
De los hijos de Benjamín hermanos de Saúl, tres mil; porque hasta entonces muchos de ellos se
mantenían fieles a la casa de Saúl. 30 De los hijos de Efraín, veinte mil ochocientos, muy valientes,
varones ilustres en las casas de sus padres. 31 De la media tribu de Manasés, dieciocho mil, los
cuales fueron tomados por lista para venir a poner a David por rey. 32 De los hijos de Isacar,
doscientos principales, entendidos en los tiempos, y que sabían lo que Israel debía hacer, cuyo
dicho seguían todos sus hermanos. 33 De Zabulón cincuenta mil, que salían a campaña prontos
para la guerra, con toda clase de armas de guerra, dispuestos a pelear sin doblez de corazón. 34
De Neftalí, mil capitanes, y con ellos treinta y siete mil con escudo y lanza. 35 De los de Dan,
dispuestos a pelear, veintiocho mil seiscientos. 36 De Aser, dispuestos para la guerra y preparados
para pelear, cuarenta mil. 37 Y del otro lado del Jordán, de los rubenitas y gaditas y de la media
tribu de Manasés, ciento veinte mil con toda clase de armas de guerra.
38 Todos estos hombres de guerra, dispuestos para guerrear, vinieron con corazón perfecto a
Hebrón, para poner a David por rey sobre todo Israel; asimismo todos los demás de Israel estaban
de un mismo ánimo para poner a David por rey. 39 Y estuvieron allí con David tres días comiendo y
bebiendo, porque sus hermanos habían preparado para ellos. 40 También los que les eran vecinos,
hasta Isacar y Zabulón y Neftalí, trajeron víveres en asnos, camellos, mulos y bueyes; provisión de
harina, tortas de higos, pasas, vino y aceite, y bueyes y ovejas en abundancia, porque en Israel
había alegría.
1 CRÓNICAS 13
1 Entonces David tomó consejo con los capitanes de millares y de centenas, y con todos los jefes. 2
Y dijo David a toda la asamblea de Israel: Si os parece bien y si es la voluntad de Jehová nuestro
Dios, enviaremos a todas partes por nuestros hermanos que han quedado en todas las tierras de
Israel, y por los sacerdotes y levitas que están con ellos en sus ciudades y ejidos, para que se
reúnan con nosotros; 3 y traigamos el arca de nuestro Dios a nosotros, porque desde el tiempo de
Saúl no hemos hecho caso de ella. 4 Y dijo toda la asamblea que se hiciese así, porque la cosa
parecía bien a todo el pueblo.
(2 S. 6.1-11)
5 Entonces David reunió a todo Israel, desde Sihor de Egipto hasta la entrada de Hamat, para que
trajesen el arca de Dios de Quiriat-jearim. 6 Y subió David con todo Israel a Baala de Quiriat-jearim,
que está en Judá, para pasar de allí el arca de Jehová Dios, que mora entre los querubines, sobre la
cual su nombre es invocado. 7 Y llevaron el arca de Dios de la casa de Abinadab en un carro nuevo;
y Uza y Ahío guiaban el carro. 8 Y David y todo Israel se regocijaban delante de Dios con todas sus
fuerzas, con cánticos, arpas, salterios, tamboriles, címbalos y trompetas.
9 Pero cuando llegaron a la era de Quidón, Uza extendió su mano al arca para sostenerla, porque
los bueyes tropezaban. 10 Y el furor de Jehová se encendió contra Uza, y lo hirió, porque había
extendido su mano al arca; y murió allí delante de Dios. 11 Y David tuvo pesar, porque Jehová
había quebrantado a Uza; por lo que llamó aquel lugar Pérez-uza, hasta hoy. 12 Y David temió a
Dios aquel día, y dijo: ¿Cómo he de traer a mi casa el arca de Dios? 13 Y no trajo David el arca a su
casa en la ciudad de David, sino que la llevó a casa de Obed-edom geteo. 14 Y el arca de Dios
estuvo con la familia de Obed-edom, en su casa, tres meses; y bendijo Jehová la casa de Obed-
edom, y todo lo que tenía.
(2 S. 5.11-12)
1 CRÓNICAS 14
1 Hiram rey de Tiro envió a David embajadores, y madera de cedro, y albañiles y carpinteros, para
que le edificasen una casa. 2 Y entendió David que Jehová lo había confirmado como rey sobre
Israel, y que había exaltado su reino sobre su pueblo Israel.
3 Entonces David tomó también mujeres en Jerusalén, y engendró David más hijos e hijas. 4 Y
estos son los nombres de los que le nacieron en Jerusalén: Samúa, Sobab, Natán, Salomón, 5
Ibhar, Elisúa, Elpelet, 6 Noga, Nefeg, Jafía, 7 Elisama, Beeliada y Elifelet.
(2 S. 5.17-25)
8 Oyendo los filisteos que David había sido ungido rey sobre todo Israel, subieron todos los
filisteos en busca de David. Y cuando David lo oyó, salió contra ellos. 9 Y vinieron los filisteos, y se
extendieron por el valle de Refaim. 10 Entonces David consultó a Dios, diciendo: ¿Subiré contra los
filisteos? ¿Los entregarás en mi mano? Y Jehová le dijo: Sube, porque yo los entregaré en tus
manos. 11 Subieron, pues, a Baal-perazim, y allí los derrotó David. Dijo luego David: Dios rompió
mis enemigos por mi mano, como se rompen las aguas. Por esto llamaron el nombre de aquel
lugar Baal-perazim. 12 Y dejaron allí sus dioses, y David dijo que los quemasen. 13 Y volviendo los
filisteos a extenderse por el valle, 14 David volvió a consultar a Dios, y Dios le dijo: No subas tras
ellos, sino rodéalos, para venir a ellos por delante de las balsameras.
15 Y así que oigas venir un estruendo por las copas de las balsameras, sal luego a la batalla, porque
Dios saldrá delante de ti y herirá el ejército de los filisteos. 16 Hizo, pues, David como Dios le
mandó, y derrotaron al ejército de los filisteos desde Gabaón hasta Gezer. 17 Y la fama de David
fue divulgada por todas aquellas tierras; y Jehová puso el temor de David sobre todas las naciones.
David trae el arca a Jerusalén
(2 S. 6.12-23)
1 CRÓNICAS 15
1 Hizo David también casas para sí en la ciudad de David, y arregló un lugar para el arca de Dios, y
le levantó una tienda. 2 Entonces dijo David: El arca de Dios no debe ser llevada sino por los
levitas; porque a ellos ha elegido Jehová para que lleven el arca de Jehová, y le sirvan
perpetuamente. 3 Y congregó David a todo Israel en Jerusalén, para que pasasen el arca de Jehová
a su lugar, el cual le había él preparado. 4 Reunió también David a los hijos de Aarón y a los levitas;
5 de los hijos de Coat, Uriel el principal, y sus hermanos, ciento veinte. 6 De los hijos de Merari,
Asaías el principal, y sus hermanos, doscientos veinte. 7 De los hijos de Gersón, Joel el principal, y
sus hermanos, ciento treinta. 8 De los hijos de Elizafán, Semaías el principal, y sus hermanos,
doscientos. 9 De los hijos de Hebrón, Eliel el principal, y sus hermanos, ochenta. 10 De los hijos de
Uziel, Aminadab el principal, y sus hermanos, ciento doce. 11 Y llamó David a los sacerdotes Sadoc
y Abiatar, y a los levitas Uriel, Asaías, Joel, Semaías, Eliel y Aminadab, 12 y les dijo: Vosotros que
sois los principales padres de las familias de los levitas, santificaos, vosotros y vuestros hermanos,
y pasad el arca de Jehová Dios de Israel al lugar que le he preparado; 13 pues por no haberlo
hecho así vosotros la primera vez, Jehová nuestro Dios nos quebrantó, por cuanto no le buscamos
según su ordenanza. 14 Así los sacerdotes y los levitas se santificaron para traer el arca de Jehová
Dios de Israel. 15 Y los hijos de los levitas trajeron el arca de Dios puesta sobre sus hombros en las
barras, como lo había mandado Moisés, conforme a la palabra de Jehová.
16 Asimismo dijo David a los principales de los levitas, que designasen de sus hermanos a cantores
con instrumentos de música, con salterios y arpas y címbalos, que resonasen y alzasen la voz con
alegría. 17 Y los levitas designaron a Hemán hijo de Joel; y de sus hermanos, a Asaf hijo de
Berequías; y de los hijos de Merari y de sus hermanos, a Etán hijo de Cusaías. 18 Y con ellos a sus
hermanos del segundo orden, a Zacarías, Jaaziel, Semiramot, Jehiel, Uni, Eliab, Benaía, Maasías,
Matatías, Elifelehu, Micnías, Obed-edom y Jeiel, los porteros. 19 Así Hemán, Asaf y Etán, que eran
cantores, sonaban címbalos de bronce. 20 Y Zacarías, Aziel, Semiramot, Jehiel, Uni, Eliab, Maasías
y Benaía, con salterios sobre Alamot. 21 Matatías, Elifelehu, Micnías, Obed-edom, Jeiel y Azazías
tenían arpas afinadas en la octava para dirigir. 22 Y Quenanías, principal de los levitas en la música,
fue puesto para dirigir el canto, porque era entendido en ello. 23 Berequías y Elcana eran porteros
del arca. 24 Y Sebanías, Josafat, Natanael, Amasai, Zacarías, Benaía y Eliezer, sacerdotes, tocaban
las trompetas delante del arca de Dios; Obed-edom y Jehías eran también porteros del arca.
25 David, pues, y los ancianos de Israel y los capitanes de millares, fueron a traer el arca del pacto
de Jehová, de casa de Obed-edom, con alegría. 26 Y ayudando Dios a los levitas que llevaban el
arca del pacto de Jehová, sacrificaron siete novillos y siete carneros. 27 Y David iba vestido de lino
fino, y también todos los levitas que llevaban el arca, y asimismo los cantores; y Quenanías era
maestro de canto entre los cantores. Llevaba también David sobre sí un efod de lino. 28 De esta
manera llevaba todo Israel el arca del pacto de Jehová, con júbilo y sonido de bocinas y trompetas
y címbalos, y al son de salterios y arpas. 29 Pero cuando el arca del pacto de Jehová llegó a la
ciudad de David, Mical, hija de Saúl, mirando por una ventana, vio al rey David que saltaba y
danzaba; y lo menospreció en su corazón.
1 CRÓNICAS 16
1 Así trajeron el arca de Dios, y la pusieron en medio de la tienda que David había levantado para
ella; y ofrecieron holocaustos y sacrificios de paz delante de Dios. 2 Y cuando David acabó de
ofrecer el holocausto y los sacrificios de paz, bendijo al pueblo en el nombre de Jehová. 3 Y
repartió a todo Israel, así a hombres como a mujeres, a cada uno una torta de pan, una pieza de
carne, y una torta de pasas.
4 Y puso delante del arca de Jehová ministros de los levitas, para que recordasen y confesasen y
loasen a Jehová Dios de Israel: 5 Asaf el primero; el segundo después de él, Zacarías; Jeiel,
Semiramot, Jehiel, Matatías, Eliab, Benaía, Obed-edom y Jeiel, con sus instrumentos de salterios y
arpas; pero Asaf sonaba los címbalos. 6 También los sacerdotes Benaía y Jahaziel sonaban
continuamente las trompetas delante del arca del pacto de Dios.
7 Entonces, en aquel día, David comenzó a aclamar a Jehová por mano de Asaf y de sus hermanos:
8 Alabad a Jehová, invocad su nombre,
Y de su juramento a Isaac;
Porción de tu heredad.
De eternidad a eternidad.
37 Y dejó allí, delante del arca del pacto de Jehová, a Asaf y a sus hermanos, para que ministrasen
de continuo delante del arca, cada cosa en su día; 38 y a Obed-edom y a sus sesenta y ocho
hermanos; y a Obed-edom hijo de Jedutún y a Hosa como porteros. 39 Asimismo al sacerdote
Sadoc, y a los sacerdotes sus hermanos, delante del tabernáculo de Jehová en el lugar alto que
estaba en Gabaón, 40 para que sacrificasen continuamente, a mañana y tarde, holocaustos a
Jehová en el altar del holocausto, conforme a todo lo que está escrito en la ley de Jehová, que él
prescribió a Israel; 41 y con ellos a Hemán, a Jedutún y a los otros escogidos declarados por sus
nombres, para glorificar a Jehová, porque es eterna su misericordia. 42 Con ellos a Hemán y a
Jedutún con trompetas y címbalos para los que tocaban, y con otros instrumentos de música de
Dios; y a los hijos de Jedutún para porteros.
43 Y todo el pueblo se fue cada uno a su casa; y David se volvió para bendecir su casa.
1 CRÓNICAS 17
1 Aconteció que morando David en su casa, dijo David al profeta Natán: He aquí yo habito en casa
de cedro, y el arca del pacto de Jehová debajo de cortinas. 2 Y Natán dijo a David: Haz todo lo que
está en tu corazón, porque Dios está contigo.
3 En aquella misma noche vino palabra de Dios a Natán, diciendo: 4 Ve y di a David mi siervo: Así
ha dicho Jehová: Tú no me edificarás casa en que habite. 5 Porque no he habitado en casa alguna
desde el día que saqué a los hijos de Israel hasta hoy; antes estuve de tienda en tienda, y de
tabernáculo en tabernáculo. 6 Por dondequiera que anduve con todo Israel, ¿hablé una palabra a
alguno de los jueces de Israel, a los cuales mandé que apacentasen a mi pueblo, para decirles:
¿Por qué no me edificáis una casa de cedro? 7 Por tanto, ahora dirás a mi siervo David: Así ha
dicho Jehová de los ejércitos: Yo te tomé del redil, de detrás de las ovejas, para que fueses
príncipe sobre mi pueblo Israel; 8 y he estado contigo en todo cuanto has andado, y he cortado a
todos tus enemigos de delante de ti, y te haré gran nombre, como el nombre de los grandes en la
tierra. 9 Asimismo he dispuesto lugar para mi pueblo Israel, y lo he plantado para que habite en él
y no sea más removido; ni los hijos de iniquidad lo consumirán más, como antes, 10 y desde el
tiempo que puse los jueces sobre mi pueblo Israel; mas humillaré a todos tus enemigos. Te hago
saber, además, que Jehová te edificará casa. 11 Y cuando tus días sean cumplidos para irte con tus
padres, levantaré descendencia después de ti, a uno de entre tus hijos, y afirmaré su reino. 12 El
me edificará casa, y yo confirmaré su trono eternamente. 13 Yo le seré por padre, y él me será por
hijo; y no quitaré de él mi misericordia, como la quité de aquel que fue antes de ti; 14 sino que lo
confirmaré en mi casa y en mi reino eternamente, y su trono será firme para siempre. 15
Conforme a todas estas palabras, y conforme a toda esta visión, así habló Natán a David.
16 Y entró el rey David y estuvo delante de Jehová, y dijo: Jehová Dios, ¿quién soy yo, y cuál es mi
casa, para que me hayas traído hasta este lugar? 17 Y aun esto, oh Dios, te ha parecido poco, pues
que has hablado de la casa de tu siervo para tiempo más lejano, y me has mirado como a un
hombre excelente, oh Jehová Dios. 18 ¿Qué más puede añadir David pidiendo de ti para glorificar
a tu siervo? Mas tú conoces a tu siervo. 19 Oh Jehová, por amor de tu siervo y según tu corazón,
has hecho toda esta grandeza, para hacer notorias todas tus grandezas. 20 Jehová, no hay
semejante a ti, ni hay Dios sino tú, según todas las cosas que hemos oído con nuestros oídos. 21 ¿Y
qué pueblo hay en la tierra como tu pueblo Israel, cuyo Dios fuese y se redimiese un pueblo, para
hacerte nombre con grandezas y maravillas, echando a las naciones de delante de tu pueblo, que
tú rescataste de Egipto? 22 Tú has constituido a tu pueblo Israel por pueblo tuyo para siempre; y
tú, Jehová, has venido a ser su Dios. 23 Ahora pues, Jehová, la palabra que has hablado acerca de
tu siervo y de su casa, sea firme para siempre, y haz como has dicho. 24 Permanezca, pues, y sea
engrandecido tu nombre para siempre, a fin de que se diga: Jehová de los ejércitos, Dios de Israel,
es Dios para Israel. Y sea la casa de tu siervo David firme delante de ti. 25 Porque tú, Dios mío,
revelaste al oído a tu siervo que le has de edificar casa; por eso ha hallado tu siervo motivo para
orar delante de ti. 26 Ahora pues, Jehová, tú eres el Dios que has hablado de tu siervo este bien;
27 y ahora has querido bendecir la casa de tu siervo, para que permanezca perpetuamente
delante de ti; porque tú, Jehová, la has bendecido, y será bendita para siempre.
(2 S. 8.1-14)
1 CRÓNICAS 18
1 Después de estas cosas aconteció que David derrotó a los filisteos, y los humilló, y tomó a Gat y
sus villas de mano de los filisteos.
2 También derrotó a Moab, y los moabitas fueron siervos de David, trayéndole presentes.
3 Asimismo derrotó David a Hadad-ezer rey de Soba, en Hamat, yendo éste a asegurar su dominio
junto al río Eufrates. 4 Y le tomó David mil carros, siete mil de a caballo, y veinte mil hombres de a
pie; y desjarretó David los caballos de todos los carros, excepto los de cien carros que dejó. 5 Y
viniendo los sirios de Damasco en ayuda de Hadad-ezer rey de Soba, David hirió de ellos veintidós
mil hombres. 6 Y puso David guarnición en Siria de Damasco, y los sirios fueron hechos siervos de
David, trayéndole presentes; porque Jehová daba la victoria a David dondequiera que iba. 7 Tomó
también David los escudos de oro que llevaban los siervos de Hadad-ezer, y los trajo a Jerusalén. 8
Asimismo de Tibhat y de Cun, ciudades de Hadad-ezer, tomó David muchísimo bronce, con el que
Salomón hizo el mar de bronce, las columnas, y utensilios de bronce.
9 Y oyendo Toi rey de Hamat que David había deshecho todo el ejército de Hadad-ezer rey de
Soba, 10 envió a Adoram su hijo al rey David, para saludarle y bendecirle por haber peleado con
Hadad-ezer y haberle vencido; porque Toi tenía guerra contra Hadad-ezer. Le envió también toda
clase de utensilios de oro, de plata y de bronce; 11 los cuales el rey David dedicó a Jehová, con la
plata y el oro que había tomado de todas las naciones de Edom, de Moab, de los hijos de Amón,
de los filisteos y de Amalec.
12 Además de esto, Abisai hijo de Sarvia destrozó en el valle de la Sal a dieciocho mil edomitas. 13
Y puso guarnición en Edom, y todos los edomitas fueron siervos de David; porque Jehová daba el
triunfo a David dondequiera que iba.
Oficiales de David
(2 S. 8.15-18; 20.23-26)
14 Reinó David sobre todo Israel, y juzgaba con justicia a todo su pueblo. 15 Y Joab hijo de Sarvia
era general del ejército, y Josafat hijo de Ahilud, canciller. 16 Sadoc hijo de Ahitob y Abimelec hijo
de Abiatar eran sacerdotes, y Savsa, secretario. 17 Y Benaía hijo de Joiada estaba sobre los
cereteos y peleteos; y los hijos de David eran los príncipes cerca del rey.
(2 S. 10.1-19)
1 CRÓNICAS 19
1 Después de estas cosas aconteció que murió Nahas rey de los hijos de Amón, y reinó en su lugar
su hijo. 2 Y dijo David: Manifestaré misericordia con Hanún hijo de Nahas, porque también su
padre me mostró misericordia. Así David envió embajadores que lo consolasen de la muerte de su
padre. Pero cuando llegaron los siervos de David a la tierra de los hijos de Amón a Hanún, para
consolarle, 3 los príncipes de los hijos de Amón dijeron a Hanún: ¿A tu parecer honra David a tu
padre, que te ha enviado consoladores? ¿No vienen más bien sus siervos a ti para espiar, e
inquirir, y reconocer la tierra? 4 Entonces Hanún tomó los siervos de David y los rapó, y les cortó
los vestidos por la mitad, hasta las nalgas, y los despachó. 5 Se fueron luego, y cuando llegó a
David la noticia sobre aquellos varones, él envió a recibirlos, porque estaban muy afrentados. El
rey mandó que les dijeran: Estaos en Jericó hasta que os crezca la barba, y entonces volveréis.
6 Y viendo los hijos de Amón que se habían hecho odiosos a David, Hanún y los hijos de Amón
enviaron mil talentos de plata para tomar a sueldo carros y gente de a caballo de Mesopotamia,
de Siria, de Maaca y de Soba. 7 Y tomaron a sueldo treinta y dos mil carros, y al rey de Maaca y a
su ejército, los cuales vinieron y acamparon delante de Medeba. Y se juntaron también los hijos de
Amón de sus ciudades, y vinieron a la guerra. 8 Oyéndolo David, envió a Joab con todo el ejército
de los hombres valientes. 9 Y los hijos de Amón salieron, y ordenaron la batalla a la entrada de la
ciudad; y los reyes que habían venido estaban aparte en el campo.
10 Y viendo Joab que el ataque contra él había sido dispuesto por el frente y por la retaguardia,
escogió de los más aventajados que había en Israel, y con ellos ordenó su ejército contra los sirios.
11 Puso luego el resto de la gente en mano de Abisai su hermano, y los ordenó en batalla contra
los amonitas. 12 Y dijo: Si los sirios fueren más fuertes que yo, tú me ayudarás; y si los amonitas
fueren más fuertes que tú, yo te ayudaré. 13 Esfuérzate, y esforcémonos por nuestro pueblo, y por
las ciudades de nuestro Dios; y haga Jehová lo que bien le parezca. 14 Entonces se acercó Joab y el
pueblo que tenía consigo, para pelear contra los sirios; mas ellos huyeron delante de él. 15 Y los
hijos de Amón, viendo que los sirios habían huido, huyeron también ellos delante de Abisai su
hermano, y entraron en la ciudad. Entonces Joab volvió a Jerusalén.
16 Viendo los sirios que habían caído delante de Israel, enviaron embajadores, y trajeron a los
sirios que estaban al otro lado del Eufrates, cuyo capitán era Sofac, general del ejército de Hadad-
ezer. 17 Luego que fue dado aviso a David, reunió a todo Israel, y cruzando el Jordán vino a ellos, y
ordenó batalla contra ellos. Y cuando David hubo ordenado su tropa contra ellos, pelearon contra
él los sirios. 18 Mas el pueblo sirio huyó delante de Israel; y mató David de los sirios a siete mil
hombres de los carros, y cuarenta mil hombres de a pie; asimismo mató a Sofac general del
ejército. 19 Y viendo los siervos de Hadad-ezer que habían caído delante de Israel, concertaron paz
con David, y fueron sus siervos; y el pueblo sirio nunca más quiso ayudar a los hijos de Amón.
(2 S. 12.26-31)
1 CRÓNICAS 20
1 Aconteció a la vuelta del año, en el tiempo que suelen los reyes salir a la guerra, que Joab sacó
las fuerzas del ejército, y destruyó la tierra de los hijos de Amón, y vino y sitió a Rabá. Mas David
estaba en Jerusalén; y Joab batió a Rabá, y la destruyó. 2 Y tomó David la corona de encima de la
cabeza del rey de Rabá, y la halló de peso de un talento de oro, y había en ella piedras preciosas; y
fue puesta sobre la cabeza de David. Además de esto sacó de la ciudad muy grande botín. 3 Sacó
también al pueblo que estaba en ella, y lo puso a trabajar con sierras, con trillos de hierro y con
hachas. Lo mismo hizo David a todas las ciudades de los hijos de Amón. Y volvió David con todo el
pueblo a Jerusalén.
(2 S. 21.18-22)
4 Después de esto aconteció que se levantó guerra en Gezer contra los filisteos; y Sibecai husatita
mató a Sipai, de los descendientes de los gigantes; y fueron humillados. 5 Volvió a levantarse
guerra contra los filisteos; y Elhanán hijo de Jair mató a Lahmi, hermano de Goliat geteo, el asta de
cuya lanza era como un rodillo de telar. 6 Y volvió a haber guerra en Gat, donde había un hombre
de grande estatura, el cual tenía seis dedos en pies y manos, veinticuatro por todos; y era
descendiente de los gigantes. 7 Este hombre injurió a Israel, pero lo mató Jonatán, hijo de Simea
hermano de David. 8 Estos eran descendientes de los gigantes en Gat, los cuales cayeron por
mano de David y de sus siervos.
(2 S. 24.1-25)
1 CRÓNICAS 21
1 Pero Satanás se levantó contra Israel, e incitó a David a que hiciese censo de Israel. 2 Y dijo David
a Joab y a los príncipes del pueblo: Id, haced censo de Israel desde Beerseba hasta Dan, e
informadme sobre el número de ellos para que yo lo sepa. 3 Y dijo Joab: Añada Jehová a su pueblo
cien veces más, rey señor mío; ¿no son todos éstos siervos de mi señor? ¿Para qué procura mi
señor esto, que será para pecado a Israel? 4 Mas la orden del rey pudo más que Joab. Salió, por
tanto, Joab, y recorrió todo Israel, y volvió a Jerusalén y dio la cuenta del número del pueblo a
David. 5 Y había en todo Israel un millón cien mil que sacaban espada, y de Judá cuatrocientos
setenta mil hombres que sacaban espada. 6 Entre éstos no fueron contados los levitas, ni los hijos
de Benjamín, porque la orden del rey era abominable a Joab.
7 Asimismo esto desagradó a Dios, e hirió a Israel. 8 Entonces dijo David a Dios: He pecado
gravemente al hacer esto; te ruego que quites la iniquidad de tu siervo, porque he hecho muy
locamente. 9 Y habló Jehová a Gad, vidente de David, diciendo: 10 Ve y habla a David, y dile: Así ha
dicho Jehová: Tres cosas te propongo; escoge de ellas una que yo haga contigo. 11 Y viniendo Gad
a David, le dijo: Así ha dicho Jehová: 12 Escoge para ti: o tres años de hambre, o por tres meses ser
derrotado delante de tus enemigos con la espada de tus adversarios, o por tres días la espada de
Jehová, esto es, la peste en la tierra, y que el ángel de Jehová haga destrucción en todos los
términos de Israel. Mira, pues, qué responderé al que me ha enviado. 13 Entonces David dijo a
Gad: Estoy en grande angustia. Ruego que yo caiga en la mano de Jehová, porque sus
misericordias son muchas en extremo; pero que no caiga en manos de hombres.
14 Así Jehová envió una peste en Israel, y murieron de Israel setenta mil hombres. 15 Y envió
Jehová el ángel a Jerusalén para destruirla; pero cuando él estaba destruyendo, miró Jehová y se
arrepintió de aquel mal, y dijo al ángel que destruía: Basta ya; detén tu mano. El ángel de Jehová
estaba junto a la era de Ornán jebuseo. 16 Y alzando David sus ojos, vio al ángel de Jehová, que
estaba entre el cielo y la tierra, con una espada desnuda en su mano, extendida contra Jerusalén.
Entonces David y los ancianos se postraron sobre sus rostros, cubiertos de cilicio. 17 Y dijo David a
Dios: ¿No soy yo el que hizo contar el pueblo? Yo mismo soy el que pequé, y ciertamente he hecho
mal; pero estas ovejas, ¿qué han hecho? Jehová Dios mío, sea ahora tu mano contra mi, y contra
la casa de mi padre, y no venga la peste sobre tu pueblo.
18 Y el ángel de Jehová ordenó a Gad que dijese a David que subiese y construyese un altar a
Jehová en la era de Ornán jebuseo. 19 Entonces David subió, conforme a la palabra que Gad le
había dicho en nombre de Jehová. 20 Y volviéndose Ornán, vio al ángel, por lo que se escondieron
cuatro hijos suyos que con él estaban. Y Ornán trillaba el trigo. 21 Y viniendo David a Ornán, miró
Ornán, y vio a David; y saliendo de la era, se postró en tierra ante David. 22 Entonces dijo David a
Ornán: Dame este lugar de la era, para que edifique un altar a Jehová; dámelo por su cabal precio,
para que cese la mortandad en el pueblo. 23 Y Ornán respondió a David: Tómala para ti, y haga mi
señor el rey lo que bien le parezca; y aun los bueyes daré para el holocausto, y los trillos para leña,
y trigo para la ofrenda; yo lo doy todo. 24 Entonces el rey David dijo a Ornán: No, sino que
efectivamente la compraré por su justo precio; porque no tomaré para Jehová lo que es tuyo, ni
sacrificaré holocausto que nada me cueste. 25 Y dio David a Ornán por aquel lugar el peso de
seiscientos siclos de oro. 26 Y edificó allí David un altar a Jehová, en el que ofreció holocaustos y
ofrendas de paz, e invocó a Jehová, quien le respondió por fuego desde los cielos en el altar del
holocausto. 27 Entonces Jehová habló al ángel, y éste volvió su espada a la vaina.
28 Viendo David que Jehová le había oído en la era de Ornán jebuseo, ofreció sacrificios allí. 29 Y el
tabernáculo de Jehová que Moisés había hecho en el desierto, y el altar del holocausto, estaban
entonces en el lugar alto de Gabaón; 30 pero David no pudo ir allá a consultar a Dios, porque
estaba atemorizado a causa de la espada del ángel de Jehová.
1 CRÓNICAS 22
1 Y dijo David: Aquí estará la casa de Jehová Dios, y aquí el altar del holocausto para Israel.
2 Después mandó David que se reuniese a los extranjeros que había en la tierra de Israel, y señaló
de entre ellos canteros que labrasen piedras para edificar la casa de Dios. 3 Asimismo preparó
David mucho hierro para la clavazón de las puertas, y para las junturas; y mucho bronce sin peso, y
madera de cedro sin cuenta. 4 Porque los sidonios y tirios habían traído a David abundancia de
madera de cedro. 5 Y dijo David: Salomón mi hijo es muchacho y de tierna edad, y la casa que se
ha de edificar a Jehová ha de ser magnífica por excelencia, para renombre y honra en todas las
tierras; ahora, pues, yo le prepararé lo necesario. Y David antes de su muerte hizo preparativos en
gran abundancia.
6 Llamó entonces David a Salomón su hijo, y le mandó que edificase casa a Jehová Dios de Israel. 7
Y dijo David a Salomón: Hijo mío, en mi corazón tuve el edificar templo al nombre de Jehová mi
Dios. 8 Mas vino a mí palabra de Jehová, diciendo: Tú has derramado mucha sangre, y has hecho
grandes guerras; no edificarás casa a mi nombre, porque has derramado mucha sangre en la tierra
delante de mí. 9 He aquí te nacerá un hijo, el cual será varón de paz, porque yo le daré paz de
todos sus enemigos en derredor; por tanto, su nombre será Salomón, y yo daré paz y reposo sobre
Israel en sus días. 10 El edificará casa a mi nombre, y él me será a mí por hijo, y yo le seré por
padre; y afirmaré el trono de su reino sobre Israel para siempre. 11 Ahora pues, hijo mío, Jehová
esté contigo, y seas prosperado, y edifiques casa a Jehová tu Dios, como él ha dicho de ti. 12 Y
Jehová te dé entendimiento y prudencia, para que cuando gobiernes a Israel, guardes la ley de
Jehová tu Dios. 13 Entonces serás prosperado, si cuidares de poner por obra los estatutos y
decretos que Jehová mandó a Moisés para Israel. Esfuérzate, pues, y cobra ánimo; no temas, ni
desmayes. 14 He aquí, yo con grandes esfuerzos he preparado para la casa de Jehová cien mil
talentos de oro, y un millón de talentos de plata, y bronce y hierro sin medida, porque es mucho.
Asimismo he preparado madera y piedra, a lo cual tú añadirás. 15 Tú tienes contigo muchos
obreros, canteros, albañiles, carpinteros, y todo hombre experto en toda obra. 16 Del oro, de la
plata, del bronce y del hierro, no hay cuenta. Levántate, y manos a la obra; y Jehová esté contigo.
17 Asimismo mandó David a todos los principales de Israel que ayudasen a Salomón su hijo,
diciendo: 18 ¿No está con vosotros Jehová vuestro Dios, el cual os ha dado paz por todas partes?
Porque él ha entregado en mi mano a los moradores de la tierra, y la tierra ha sido sometida
delante de Jehová, y delante de su pueblo. 19 Poned, pues, ahora vuestros corazones y vuestros
ánimos en buscar a Jehová vuestro Dios; y levantaos, y edificad el santuario de Jehová Dios, para
traer el arca del pacto de Jehová, y los utensilios consagrados a Dios, a la casa edificada al nombre
de Jehová.
1 CRÓNICAS 23
1 Siendo, pues, David ya viejo y lleno de días, hizo a Salomón su hijo rey sobre Israel.
2 Y juntando a todos los principales de Israel, y a los sacerdotes y levitas, 3 fueron contados los
levitas de treinta años arriba; y fue el número de ellos por sus cabezas, contados uno por uno,
treinta y ocho mil. 4 De éstos, veinticuatro mil para dirigir la obra de la casa de Jehová, y seis mil
para gobernadores y jueces. 5 Además, cuatro mil porteros, y cuatro mil para alabar a Jehová, dijo
David, con los instrumentos que he hecho para tributar alabanzas. 6 Y los repartió David en grupos
conforme a los hijos de Leví: Gersón, Coat y Merari.
7 Los hijos de Gersón: Laadán y Simei. 8 Los hijos de Laadán, tres: Jehiel el primero, después Zetam
y Joel. 9 Los hijos de Simei, tres: Selomit, Haziel y Harán. Estos fueron los jefes de las familias de
Laadán. 10 Y los hijos de Simei: Jahat, Zina, Jeús y Bería. Estos cuatro fueron los hijos de Simei. 11
Jahat era el primero, y Zina el segundo; pero Jeús y Bería no tuvieron muchos hijos, por lo cual
fueron contados como una familia.
12 Los hijos de Coat: Amram, Izhar, Hebrón y Uziel, ellos cuatro. 13 Los hijos de Amram: Aarón y
Moisés. Y Aarón fue apartado para ser dedicado a las cosas más santas, él y sus hijos para siempre,
para que quemasen incienso delante de Jehová, y le ministrasen y bendijesen en su nombre, para
siempre. 14 Y los hijos de Moisés varón de Dios fueron contados en la tribu de Leví. 15 Los hijos de
Moisés fueron Gersón y Eliezer. 16 Hijo de Gersón fue Sebuel el jefe. 17 E hijo de Eliezer fue
Rehabías el jefe. Y Eliezer no tuvo otros hijos; mas los hijos de Rehabías fueron muchos. 18 Hijo de
Izhar fue Selomit el jefe. 19 Los hijos de Hebrón: Jerías el jefe, Amarías el segundo, Jahaziel el
tercero, y Jecamán el cuarto. 20 Los hijos de Uziel: Micaía el jefe, e Isías el segundo.
21 Los hijos de Merari: Mahli y Musi. Los hijos de Mahli: Eleazar y Cis. 22 Y murió Eleazar sin hijos;
pero tuvo hijas, y los hijos de Cis, sus parientes, las tomaron por mujeres. 23 Los hijos de Musi:
Mahli, Edar y Jeremot, ellos tres.
24 Estos son los hijos de Leví en las familias de sus padres, jefes de familias según el censo de ellos,
contados por sus nombres, por sus cabezas, de veinte años arriba, los cuales trabajaban en el
ministerio de la casa de Jehová. 25 Porque David dijo: Jehová Dios de Israel ha dado paz a su
pueblo Israel, y él habitará en Jerusalén para siempre. 26 Y también los levitas no tendrán que
llevar más el tabernáculo y todos los utensilios para su ministerio. 27 Así que, conforme a las
postreras palabras de David, se hizo la cuenta de los hijos de Leví de veinte años arriba. 28 Y
estaban bajo las órdenes de los hijos de Aarón para ministrar en la casa de Jehová, en los atrios, en
las cámaras, y en la purificación de toda cosa santificada, y en la demás obra del ministerio de la
casa de Dios. 29 Asimismo para los panes de la proposición, para la flor de harina para el sacrificio,
para las hojuelas sin levadura, para lo preparado en sartén, para lo tostado, y para toda medida y
cuenta; 30 y para asistir cada mañana todos los días a dar gracias y tributar alabanzas a Jehová, y
asimismo por la tarde; 31 y para ofrecer todos los holocaustos a Jehová los días de reposo, lunas
nuevas y fiestas solemnes, según su número y de acuerdo con su rito, continuamente delante de
Jehová; 32 y para que tuviesen la guarda del tabernáculo de reunión, y la guarda del santuario,
bajo las órdenes de los hijos de Aarón sus hermanos, en el ministerio de la casa de Jehová.
1 CRÓNICAS 24
1 También los hijos de Aarón fueron distribuidos en grupos. Los hijos de Aarón: Nadab, Abiú,
Eleazar e Itamar. 2 Mas como Nadab y Abiú murieron antes que su padre, y no tuvieron hijos,
Eleazar e Itamar ejercieron el sacerdocio. 3 Y David, con Sadoc de los hijos de Eleazar, y Ahimelec
de los hijos de Itamar, los repartió por sus turnos en el ministerio. 4 Y de los hijos de Eleazar había
más varones principales que de los hijos de Itamar; y los repartieron así: De los hijos de Eleazar,
dieciséis cabezas de casas paternas; y de los hijos de Itamar, por sus casas paternas, ocho. 5 Los
repartieron, pues, por suerte los unos con los otros; porque de los hijos de Eleazar y de los hijos de
Itamar hubo príncipes del santuario, y príncipes de la casa de Dios. 6 Y el escriba Semaías hijo de
Natanael, de los levitas, escribió sus nombres en presencia del rey y de los príncipes, y delante de
Sadoc el sacerdote, de Ahimelec hijo de Abiatar y de los jefes de las casas paternas de los
sacerdotes y levitas, designando por suerte una casa paterna para Eleazar, y otra para Itamar.
7 La primera suerte tocó a Joiarib, la segunda a Jedaías, 8 la tercera a Harim, la cuarta a Seorim, 9
la quinta a Malquías, la sexta a Mijamín, 10 la séptima a Cos, la octava a Abías, 11 la novena a
Jesúa, la décima a Secanías, 12 la undécima a Eliasib, la duodécima a Jaquim, 13 la decimatercera a
Hupa, la decimacuarta a Jesebeab, 14 la decimaquinta a Bilga, la decimasexta a Imer, 15 la
decimaséptima a Hezir, la decimaoctava a Afses, 16 la decimanovena a Petaías, la vigésima a
Hezequiel, 17 la vigesimaprimera a Jaquín, la vigesimasegunda a Gamul, 18 la vigesimatercera a
Delaía, la vigesimacuarta a Maazías. 19 Estos fueron distribuidos para su ministerio, para que
entrasen en la casa de Jehová, según les fue ordenado por Aarón su padre, de la manera que le
había mandado Jehová el Dios de Israel.
20 Y de los hijos de Leví que quedaron: Subael, de los hijos de Amram; y de los hijos de Subael,
Jehedías. 21 Y de los hijos de Rehabías, Isías el jefe. 22 De los izharitas, Selomot; e hijo de Selomot,
Jahat. 23 De los hijos de Hebrón: Jerías el jefe, el segundo Amarías, el tercero Jahaziel, el cuarto
Jecamán. 24 Hijo de Uziel, Micaía; e hijo de Micaía, Samir. 25 Hermano de Micaía, Isías; e hijo de
Isías, Zacarías. 26 Los hijos de Merari: Mahli y Musi; hijo de Jaazías, Beno. 27 Los hijos de Merari
por Jaazías: Beno, Soham, Zacur e Ibri. 28 Y de Mahli, Eleazar, quien no tuvo hijos. 29 Hijo de Cis,
Jerameel. 30 Los hijos de Musi: Mahli, Edar y Jerimot. Estos fueron los hijos de los levitas conforme
a sus casas paternas. 31 Estos también echaron suertes, como sus hermanos los hijos de Aarón,
delante del rey David, y de Sadoc y de Ahimelec, y de los jefes de las casas paternas de los
sacerdotes y levitas; el principal de los padres igualmente que el menor de sus hermanos.
1 Asimismo David y los jefes del ejército apartaron para el ministerio a los hijos de Asaf, de Hemán
y de Jedutún, para que profetizasen con arpas, salterios y címbalos; y el número de ellos, hombres
idóneos para la obra de su ministerio, fue: 2 De los hijos de Asaf: Zacur, José, Netanías y Asarela,
hijos de Asaf, bajo la dirección de Asaf, el cual profetizaba bajo las órdenes del rey. 3 De los hijos
de Jedutún: Gedalías, Zeri, Jesaías, Hasabías, Matatías y Simei; seis, bajo la dirección de su padre
Jedutún, el cual profetizaba con arpa, para aclamar y alabar a Jehová. 4 De los hijos de Hemán:
Buquías, Matanías, Uziel, Sebuel, Jeremot, Hananías, Hanani, Eliata, Gidalti, Romanti-ezer,
Josbecasa, Maloti, Hotir y Mahaziot. 5 Todos éstos fueron hijos de Hemán, vidente del rey en las
cosas de Dios, para exaltar su poder; y Dios dio a Hemán catorce hijos y tres hijas. 6 Y todos éstos
estaban bajo la dirección de su padre en la música, en la casa de Jehová, con címbalos, salterios y
arpas, para el ministerio del templo de Dios. Asaf, Jedutún y Hemán estaban por disposición del
rey. 7 Y el número de ellos, con sus hermanos, instruidos en el canto para Jehová, todos los aptos,
fue doscientos ochenta y ocho. 8 Y echaron suertes para servir por turnos, entrando el pequeño
con el grande, lo mismo el maestro que el discípulo.
9 La primera suerte salió por Asaf, para José; la segunda para Gedalías, quien con sus hermanos e
hijos fueron doce. 10 la tercera para Zacur, con sus hijos y sus hermanos, doce; 11 la cuarta para
Izri, con sus hijos y sus hermanos, doce; 12 la quinta para Netanías, con sus hijos y sus hermanos,
doce; 13 la sexta para Buquías, con sus hijos y sus hermanos, doce; 14 la séptima para Jesarela,
con sus hijos y sus hermanos, doce; 15 la octava para Jesahías, con sus hijos y sus hermanos, doce;
16 la novena para Matanías, con sus hijos y sus hermanos, doce; 17 la décima para Simei, con sus
hijos y sus hermanos, doce; 18 la undécima para Azareel, con sus hijos y sus hermanos, doce; 19 la
duodécima para Hasabías, con sus hijos y sus hermanos, doce; 20 la decimatercera para Subael,
con sus hijos y sus hermanos, doce; 21 la decimacuarta para Matatías, con sus hijos y sus
hermanos, doce; 22 la decimaquinta para Jeremot, con sus hijos y sus hermanos, doce; 23 la
decimasexta para Hananías, con sus hijos y sus hermanos, doce; 24 la decimaséptima para
Josbecasa, con sus hijos y sus hermanos, doce; 25 la decimaoctava para Hanani, con sus hijos y sus
hermanos, doce; 26 la decimanovena para Maloti, con sus hijos y sus hermanos, doce; 27 la
vigésima para Eliata, con sus hijos y sus hermanos, doce; 28 la vigesimaprimera para Hotir, con sus
hijos y sus hermanos, doce; 29 la vigesimasegunda para Gidalti, con sus hijos y sus hermanos,
doce; 30 la vigesimatercera para Mahaziot, con sus hijos y sus hermanos, doce; 31 la
vigesimacuarta para Romanti-ezer, con sus hijos y sus hermanos, doce.
Porteros y oficiales
1 CRÓNICAS 26
1 También fueron distribuidos los porteros: de los coreítas, Meselemías hijo de Coré, de los hijos
de Asaf. 2 Los hijos de Meselemías: Zacarías el primogénito, Jediael el segundo, Zebadías el
tercero, Jatniel el cuarto, 3 Elam el quinto, Johanán el sexto, Elioenai el séptimo. 4 Los hijos de
Obed-edom: Semaías el primogénito, Jozabad el segundo, Joa el tercero, el cuarto Sacar, el quinto
Natanael, 5 el sexto Amiel, el séptimo Isacar, el octavo Peultai; porque Dios había bendecido a
Obed-edom. 6 También de Semaías su hijo nacieron hijos que fueron señores sobre la casa de sus
padres; porque eran varones valerosos y esforzados. 7 Los hijos de Semaías: Otni, Rafael, Obed,
Elzabad, y sus hermanos, hombres esforzados; asimismo Eliú y Samaquías. 8 Todos éstos de los
hijos de Obed-edom; ellos con sus hijos y sus hermanos, hombres robustos y fuertes para el
servicio; sesenta y dos, de Obed-edom. 9 Y los hijos de Meselemías y sus hermanos, dieciocho
hombres valientes. 10 De Hosa, de los hijos de Merari: Simri el jefe (aunque no era el primogénito,
mas su padre lo puso por jefe), 11 el segundo Hilcías, el tercero Tebalías, el cuarto Zacarías; todos
los hijos de Hosa y sus hermanos fueron trece.
12 Entre éstos se hizo la distribución de los porteros, alternando los principales de los varones en
la guardia con sus hermanos, para servir en la casa de Jehová. 13 Echaron suertes, el pequeño con
el grande, según sus casas paternas, para cada puerta. 14 Y la suerte para la del oriente cayó a
Selemías. Y metieron en las suertes a Zacarías su hijo, consejero entendido; y salió la suerte suya
para la del norte. 15 Y para Obed-edom la puerta del sur, y a sus hijos la casa de provisiones del
templo. 16 Para Supim y Hosa, la del occidente, la puerta de Salequet, en el camino de la subida,
correspondiéndose guardia con guardia. 17 Al oriente seis levitas, al norte cuatro de día; al sur
cuatro de día; y a la casa de provisiones de dos en dos. 18 En la cámara de los utensilios al
occidente, cuatro al camino, y dos en la cámara. 19 Estas son las distribuciones de los porteros,
hijos de los coreítas y de los hijos de Merari.
20 Y de los levitas, Ahías tenía cargo de los tesoros de la casa de Dios, y de los tesoros de las cosas
santificadas. 21 Cuanto a los hijos de Laadán hijo de Gersón: de Laadán, los jefes de las casas
paternas de Laadán gersonita fueron los jehielitas.
22 Los hijos de Jehieli, Zetam y Joel su hermano, tuvieron cargo de los tesoros de la casa de
Jehová. 23 De entre los amramitas, de los izharitas, de los hebronitas y de los uzielitas, 24 Sebuel
hijo de Gersón, hijo de Moisés, era jefe sobre los tesoros. 25 En cuanto a su hermano Eliezer, hijo
de éste era Rehabías, hijo de éste Jesaías, hijo de éste Joram, hijo de éste Zicri, del que fue hijo
Selomit. 26 Este Selomit y sus hermanos tenían a su cargo todos los tesoros de todas las cosas
santificadas que había consagrado el rey David, y los jefes de las casas paternas, los capitanes de
millares y de centenas, y los jefes del ejército; 27 de lo que habían consagrado de las guerras y de
los botines, para reparar la casa de Jehová. 28 Asimismo todas las cosas que había consagrado el
vidente Samuel, y Saúl hijo de Cis, Abner hijo de Ner y Joab hijo de Sarvia, y todo lo que cualquiera
consagraba, estaba a cargo de Selomit y de sus hermanos.
29 De los izharitas, Quenanías y sus hijos eran gobernadores y jueces sobre Israel en asuntos
exteriores. 30 De los hebronitas, Hasabías y sus hermanos, hombres de vigor, mil setecientos,
gobernaban a Israel al otro lado del Jordán, al occidente, en toda la obra de Jehová, y en el servicio
del rey. 31 De los hebronitas, Jerías era el jefe de los hebronitas repartidos en sus linajes por sus
familias. En el año cuarenta del reinado de David se registraron, y fueron hallados entre ellos
hombres fuertes y vigorosos en Jazer de Galaad. 32 Y sus hermanos, hombres valientes, eran dos
mil setecientos, jefes de familias, los cuales el rey David constituyó sobre los rubenitas, los gaditas
y la media tribu de Manasés, para todas las cosas de Dios y los negocios del rey.
1 CRÓNICAS 27
1 Estos son los principales de los hijos de Israel, jefes de familias, jefes de millares y de centenas, y
oficiales que servían al rey en todos los negocios de las divisiones que entraban y salían cada mes
durante todo el año, siendo cada división de veinticuatro mil.
2 Sobre la primera división del primer mes estaba Jasobeam hijo de Zabdiel; y había en su división
veinticuatro mil. 3 De los hijos de Fares, él fue jefe de todos los capitanes de las compañías del
primer mes. 4 Sobre la división del segundo mes estaba Dodai ahohíta; y Miclot era jefe en su
división, en la que también había veinticuatro mil. 5 El jefe de la tercera división para el tercer mes
era Benaía, hijo del sumo sacerdote Joiada; y en su división había veinticuatro mil. 6 Este Benaía
era valiente entre los treinta y sobre los treinta; y en su división estaba Amisabad su hijo. 7 El
cuarto jefe para el cuarto mes era Asael hermano de Joab, y después de él Zebadías su hijo; y en su
división había veinticuatro mil. 8 El quinto jefe para el quinto mes era Samhut izraíta; y en su
división había veinticuatro mil. 9 El sexto para el sexto mes era Ira hijo de Iques, de Tecoa; y en su
división veinticuatro mil. 10 El séptimo para el séptimo mes era Heles pelonita, de los hijos de
Efraín; y en su división veinticuatro mil. 11 El octavo para el octavo mes era Sibecai husatita, de los
zeraítas; y en su división veinticuatro mil. 12 El noveno para el noveno mes era Abiezer anatotita,
de los benjamitas; y en su división veinticuatro mil. 13 El décimo para el décimo mes era Maharai
netofatita, de los zeraítas; y en su división veinticuatro mil. 14 El undécimo para el undécimo mes
era Benaía piratonita, de los hijos de Efraín; y en su división veinticuatro mil. 15 El duodécimo para
el duodécimo mes era Heldai netofatita, de Otoniel; y en su división veinticuatro mil.
16 Asimismo sobre las tribus de Israel: el jefe de los rubenitas era Eliezer hijo de Zicri; de los
simeonitas, Sefatías, hijo de Maaca. 17 De los levitas, Hasabías hijo de Kemuel; de los de Aarón,
Sadoc. 18 De Judá, Eliú, uno de los hermanos de David; de los de Isacar, Omri hijo de Micael. 19 De
los de Zabulón, Ismaías hijo de Abdías; de los de Neftalí, Jerimot hijo de Azriel. 20 De los hijos de
Efraín, Oseas hijo de Azazías; de la media tribu de Manasés, Joel hijo de Pedaías. 21 De la otra
media tribu de Manasés, en Galaad, Iddo hijo de Zacarías; de los de Benjamín, Jaasiel hijo de
Abner. 22 Y de Dan, Azareel hijo de Jeroham. Estos fueron los jefes de las tribus de Israel. 23 Y no
tomó David el número de los que eran de veinte años abajo, por cuanto Jehová había dicho que él
multiplicaría a Israel como las estrellas del cielo. 24 Joab hijo de Sarvia había comenzado a contar;
pero no acabó, pues por esto vino el castigo sobre Israel, y así el número no fue puesto en el
registro de las crónicas del rey David.
25 Azmavet hijo de Adiel tenía a su cargo los tesoros del rey; y Jonatán hijo de Uzías los tesoros de
los campos, de las ciudades, de las aldeas y de las torres. 26 Y de los que trabajaban en la labranza
de las tierras, Ezri hijo de Quelub. 27 De las viñas, Simei ramatita; y del fruto de las viñas para las
bodegas, Zabdi sifmita. 28 De los olivares e higuerales de la Sefela, Baal-hanán gederita; y de los
almacenes del aceite, Joás. 29 Del ganado que pastaba en Sarón, Sitrai saronita; y del ganado que
estaba en los valles, Safat hijo de Adlai. 30 De los camellos, Obil ismaelita; de las asnas, Jehedías
meronotita; 31 y de las ovejas, Jaziz agareno. Todos estos eran administradores de la hacienda del
rey David.
32 Y Jonatán tío de David era consejero, varón prudente y escriba; y Jehiel hijo de Hacmoni estaba
con los hijos del rey. 33 También Ahitofel era consejero del rey, y Husai arquita amigo del rey. 34
Después de Ahitofel estaba Joiada hijo de Benaía, y Abiatar. Y Joab era el general del ejército del
rey.
1 CRÓNICAS 28
1 Reunió David en Jerusalén a todos los principales de Israel, los jefes de las tribus, los jefes de las
divisiones que servían al rey, los jefes de millares y de centenas, los administradores de toda la
hacienda y posesión del rey y de sus hijos, y los oficiales y los más poderosos y valientes de sus
hombres. 2 Y levantándose el rey David, puesto en pie dijo: Oídme, hermanos míos, y pueblo mío.
Yo tenía el propósito de edificar una casa en la cual reposara el arca del pacto de Jehová, y para el
estrado de los pies de nuestro Dios; y había ya preparado todo para edificar. 3 Mas Dios me dijo:
Tú no edificarás casa a mi nombre, porque eres hombre de guerra, y has derramado mucha
sangre. 4 Pero Jehová el Dios de Israel me eligió de toda la casa de mi padre, para que
perpetuamente fuese rey sobre Israel; porque a Judá escogió por caudillo, y de la casa de Judá a la
familia de mi padre; y de entre los hijos de mi padre se agradó de mí para ponerme por rey sobre
todo Israel. 5 Y de entre todos mis hijos (porque Jehová me ha dado muchos hijos), eligió a mi hijo
Salomón para que se siente en el trono del reino de Jehová sobre Israel. 6 Y me ha dicho: Salomón
tu hijo, él edificará mi casa y mis atrios; porque a éste he escogido por hijo, y yo le seré a él por
padre. 7 Asimismo yo confirmaré su reino para siempre, si él se esforzare a poner por obra mis
mandamientos y mis decretos, como en este día. 8 Ahora, pues, ante los ojos de todo Israel,
congregación de Jehová, y en oídos de nuestro Dios, guardad e inquirid todos los preceptos de
Jehová vuestro Dios, para que poseáis la buena tierra, y la dejéis en herencia a vuestros hijos
después de vosotros perpetuamente.
9 Y tú, Salomón, hijo mío, reconoce al Dios de tu padre, y sírvele con corazón perfecto y con ánimo
voluntario; porque Jehová escudriña los corazones de todos, y entiende todo intento de los
pensamientos. Si tú le buscares, lo hallarás; mas si lo dejares, él te desechará para siempre. 10
Mira, pues, ahora, que Jehová te ha elegido para que edifiques casa para el santuario; esfuérzate,
y hazla.
11 Y David dio a Salomón su hijo el plano del pórtico del templo y sus casas, sus tesorerías, sus
aposentos, sus cámaras y la casa del propiciatorio. 12 Asimismo el plano de todas las cosas que
tenía en mente para los atrios de la casa de Jehová, para todas las cámaras alrededor, para las
tesorerías de la casa de Dios, y para las tesorerías de las cosas santificadas. 13 También para los
grupos de los sacerdotes y de los levitas, para toda la obra del ministerio de la casa de Jehová, y
para todos los utensilios del ministerio de la casa de Jehová. 14 Y dio oro en peso para las cosas de
oro, para todos los utensilios de cada servicio, y plata en peso para todas las cosas de plata, para
todos los utensilios de cada servicio. 15 Oro en peso para los candeleros de oro, y para sus
lámparas; en peso el oro para cada candelero y sus lámparas; y para los candeleros de plata, plata
en peso para cada candelero y sus lámparas, conforme al servicio de cada candelero. 16 Asimismo
dio oro en peso para las mesas de la proposición, para cada mesa; del mismo modo plata para las
mesas de plata. 17 También oro puro para los garfios, para los lebrillos, para las copas y para las
tazas de oro; para cada taza por peso; y para las tazas de plata, por peso para cada taza. 18
Además, oro puro en peso para el altar del incienso, y para el carro de los querubines de oro, que
con las alas extendidas cubrían el arca del pacto de Jehová. 19 Todas estas cosas, dijo David, me
fueron trazadas por la mano de Jehová, que me hizo entender todas las obras del diseño.
20 Dijo además David a Salomón su hijo: Anímate y esfuérzate, y manos a la obra; no temas, ni
desmayes, porque Jehová Dios, mi Dios, estará contigo; él no te dejará ni te desamparará, hasta
que acabes toda la obra para el servicio de la casa de Jehová. 21 He aquí los grupos de los
sacerdotes y de los levitas, para todo el ministerio de la casa de Dios, estarán contigo en toda la
obra; asimismo todos los voluntarios e inteligentes para toda forma de servicio, y los príncipes, y
todo el pueblo para ejecutar todas tus órdenes.
1 CRÓNICAS 29
1 Después dijo el rey David a toda la asamblea: Solamente a Salomón mi hijo ha elegido Dios; él es
joven y tierno de edad, y la obra grande; porque la casa no es para hombre, sino para Jehová Dios.
2 Yo con todas mis fuerzas he preparado para la casa de mi Dios, oro para las cosas de oro, plata
para las cosas de plata, bronce para las de bronce, hierro para las de hierro, y madera para las de
madera; y piedras de ónice, piedras preciosas, piedras negras, piedras de diversos colores, y toda
clase de piedras preciosas, y piedras de mármol en abundancia. 3 Además de esto, por cuanto
tengo mi afecto en la casa de mi Dios, yo guardo en mi tesoro particular oro y plata que, además
de todas las cosas que he preparado para la casa del santuario, he dado para la casa de mi Dios: 4
tres mil talentos de oro, de oro de Ofir, y siete mil talentos de plata refinada para cubrir las
paredes de las casas; 5 oro, pues, para las cosas de oro, y plata para las cosas de plata, y para toda
la obra de las manos de los artífices. ¿Y quién quiere hacer hoy ofrenda voluntaria a Jehová?
6 Entonces los jefes de familia, y los príncipes de las tribus de Israel, jefes de millares y de
centenas, con los administradores de la hacienda del rey, ofrecieron voluntariamente. 7 Y dieron
para el servicio de la casa de Dios cinco mil talentos y diez mil dracmas de oro, diez mil talentos de
plata, dieciocho mil talentos de bronce, y cinco mil talentos de hierro. 8 Y todo el que tenía piedras
preciosas las dio para el tesoro de la casa de Jehová, en mano de Jehiel gersonita. 9 Y se alegró el
pueblo por haber contribuido voluntariamente; porque de todo corazón ofrecieron a Jehová
voluntariamente.
10 Asimismo se alegró mucho el rey David, y bendijo a Jehová delante de toda la congregación; y
dijo David: Bendito seas tú, oh Jehová, Dios de Israel nuestro padre, desde el siglo y hasta el siglo.
11 Tuya es, oh Jehová, la magnificencia y el poder, la gloria, la victoria y el honor; porque todas las
cosas que están en los cielos y en la tierra son tuyas. Tuyo, oh Jehová, es el reino, y tú eres excelso
sobre todos. 12 Las riquezas y la gloria proceden de ti, y tú dominas sobre todo; en tu mano está la
fuerza y el poder, y en tu mano el hacer grande y el dar poder a todos. 13 Ahora pues, Dios
nuestro, nosotros alabamos y loamos tu glorioso nombre.
14 Porque ¿quién soy yo, y quién es mi pueblo, para que pudiésemos ofrecer voluntariamente
cosas semejantes? Pues todo es tuyo, y de lo recibido de tu mano te damos. 15 Porque nosotros,
extranjeros y advenedizos somos delante de ti, como todos nuestros padres; y nuestros días sobre
la tierra, cual sombra que no dura. 16 Oh Jehová Dios nuestro, toda esta abundancia que hemos
preparado para edificar casa a tu santo nombre, de tu mano es, y todo es tuyo. 17 Yo sé, Dios mío,
que tú escudriñas los corazones, y que la rectitud te agrada; por eso yo con rectitud de mi corazón
voluntariamente te he ofrecido todo esto, y ahora he visto con alegría que tu pueblo, reunido aquí
ahora, ha dado para ti espontáneamente. 18 Jehová, Dios de Abraham, de Isaac y de Israel
nuestros padres, conserva perpetuamente esta voluntad del corazón de tu pueblo, y encamina su
corazón a ti. 19 Asimismo da a mi hijo Salomón corazón perfecto, para que guarde tus
mandamientos, tus testimonios y tus estatutos, y para que haga todas las cosas, y te edifique la
casa para la cual yo he hecho preparativos.
20 Después dijo David a toda la congregación: Bendecid ahora a Jehová vuestro Dios. Entonces
toda la congregación bendijo a Jehová Dios de sus padres, e inclinándose adoraron delante de
Jehová y del rey. 21 Y sacrificaron víctimas a Jehová, y ofrecieron a Jehová holocaustos al día
siguiente; mil becerros, mil carneros, mil corderos con sus libaciones, y muchos sacrificios de parte
de todo Israel. 22 Y comieron y bebieron delante de Jehová aquel día con gran gozo; y dieron por
segunda vez la investidura del reino a Salomón hijo de David, y ante Jehová le ungieron por
príncipe, y a Sadoc por sacerdote.
23 Y se sentó Salomón por rey en el trono de Jehová en lugar de David su padre, y fue prosperado;
y le obedeció todo Israel. 24 Y todos los príncipes y poderosos, y todos los hijos del rey David,
prestaron homenaje al rey Salomón. 25 Y Jehová engrandeció en extremo a Salomón a ojos de
todo Israel, y le dio tal gloria en su reino, cual ningún rey la tuvo antes de él en Israel.
Muerte de David
(1 R. 2.10-12)
26 Así reinó David hijo de Isaí sobre todo Israel. 27 El tiempo que reinó sobre Israel fue cuarenta
años. Siete años reinó en Hebrón, y treinta y tres reinó en Jerusalén. 28 Y murió en buena vejez,
lleno de días, de riquezas y de gloria; y reinó en su lugar Salomón su hijo. 29 Y los hechos del rey
David, primeros y postreros, están escritos en el libro de las crónicas de Samuel vidente, en las
crónicas del profeta Natán, y en las crónicas de Gad vidente, 30 con todo lo relativo a su reinado, y
su poder, y los tiempos que pasaron sobre él, y sobre Israel y sobre todos los reinos de aquellas
tierras.
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2 Crónicas 1
(1 R. 3.3-15)
1 Salomón hijo de David fue afirmado en su reino, y Jehová su Dios estaba con él, y lo engrandeció
sobremanera.
2 Y convocó Salomón a todo Israel, a jefes de millares y de centenas, a jueces, y a todos los
príncipes de todo Israel, jefes de familias.
3 Y fue Salomón, y con él toda esta asamblea, al lugar alto que había en Gabaón; porque allí estaba
el tabernáculo de reunión de Dios, que Moisés siervo de Jehová había hecho en el desierto.
4 Pero David había traído el arca de Dios de Quiriat-jearim al lugar que él le había preparado;
porque él le había levantado una tienda en Jerusalén.
5 Asimismo el altar de bronce que había hecho Bezaleel hijo de Uri, hijo de Hur, estaba allí delante
del tabernáculo de Jehová, al cual fue a consultar Salomón con aquella asamblea.
6 Subió, pues, Salomón allá delante de Jehová, al altar de bronce que estaba en el tabernáculo de
reunión, y ofreció sobre él mil holocaustos.
7 Y aquella noche apareció Dios a Salomón y le dijo: Pídeme lo que quieras que yo te dé.
8 Y Salomón dijo a Dios: Tú has tenido con David mi padre gran misericordia, y a mí me has puesto
por rey en lugar suyo.
9 Confírmese pues, ahora, oh Jehová Dios, tu palabra dada a David mi padre; porque tú me has
puesto por rey sobre un pueblo numeroso como el polvo de la tierra.
10 Dame ahora sabiduría y ciencia, para presentarme delante de este pueblo; porque ¿quién
podrá gobernar a este tu pueblo tan grande?
11 Y dijo Dios a Salomón: Por cuanto hubo eso en tu corazón, y no pediste riquezas, bienes o
gloria, ni la vida de los que te quieren mal, ni pediste muchos días, sino que has pedido para ti
sabiduría y ciencia para gobernar a mi pueblo, sobre el cual te he puesto por rey,
12 sabiduría y ciencia te son dadas; y también te daré riquezas, bienes y gloria, como nunca
tuvieron los reyes que han sido antes de ti, ni tendrán los que vengan después de ti.
13 Y desde el lugar alto que estaba en Gabaón, delante del tabernáculo de reunión, volvió
Salomón a Jerusalén, y reinó sobre Israel.
14 Y juntó Salomón carros y gente de a caballo; y tuvo mil cuatrocientos carros y doce mil jinetes,
los cuales puso en las ciudades de los carros y con el rey en Jerusalén.
15 Y acumuló el rey plata y oro en Jerusalén como piedras, y cedro como cabrahigos de la Sefela
en abundancia.
16 Y los mercaderes del rey compraban por contrato caballos y lienzos finos de Egipto para
Salomón.
17 Y subían y compraban en Egipto un carro por seiscientas piezas de plata, y un caballo por ciento
cincuenta; y así compraban por medio de ellos para todos los reyes de los heteos, y para los reyes
de Siria.
2 Crónicas 2
(1 R. 5.1-18; 7.13-14)
1 Determinó, pues, Salomón edificar casa al nombre de Jehová, y casa para su reino.
2 Y designó Salomón setenta mil hombres que llevasen cargas, y ochenta mil hombres que
cortasen en los montes, y tres mil seiscientos que los vigilasen.
3 Y envió a decir Salomón a Hiram rey de Tiro: Haz conmigo como hiciste con David mi padre,
enviándole cedros para que edificara para sí casa en que morase.
4 He aquí, yo tengo que edificar casa al nombre de Jehová mi Dios, para consagrársela, para
quemar incienso aromático delante de él, y para la colocación continua de los panes de la
proposición, y para holocaustos a mañana y tarde, en los días de reposo, nuevas lunas, y
festividades de Jehová nuestro Dios; lo cual ha de ser perpetuo en Israel.
5 Y la casa que tengo que edificar, ha de ser grande; porque el Dios nuestro es grande sobre todos
los dioses.
6 Mas, ¿quién será capaz de edificarle casa, siendo que los cielos y los cielos de los cielos no
pueden contenerlo? ¿Quién, pues, soy yo para que le edifique casa, sino tan sólo para quemar
incienso delante de él?
7 Envíame, pues, ahora un hombre hábil que sepa trabajar en oro, en plata, en bronce, en hierro,
en púrpura, en grana y en azul, y que sepa esculpir con los maestros que están conmigo en Judá y
en Jerusalén, los cuales dispuso mi padre.
8 Envíame también madera del Líbano: cedro, ciprés y sándalo; porque yo sé que tus siervos saben
cortar madera en el Líbano; y he aquí, mis siervos irán con los tuyos,
9 para que me preparen mucha madera, porque la casa que tengo que edificar ha de ser grande y
portentosa.
10 Y he aquí, para los trabajadores tus siervos, cortadores de madera, he dado veinte mil coros de
trigo en grano, veinte mil coros de cebada, veinte mil batos de vino, y veinte mil batos de aceite.
11 Entonces Hiram rey de Tiro respondió por escrito que envió a Salomón: Porque Jehová amó a
su pueblo, te ha puesto por rey sobre ellos.
12 Además decía Hiram: Bendito sea Jehová el Dios de Israel, que hizo los cielos y la tierra, y que
dio al rey David un hijo sabio, entendido, cuerdo y prudente, que edifique casa a Jehová, y casa
para su reino.
14 hijo de una mujer de las hijas de Dan, mas su padre fue de Tiro; el cual sabe trabajar en oro,
plata, bronce y hierro, en piedra y en madera, en Púrpura y en azul, en lino y en carmesí; asimismo
sabe esculpir toda clase de figuras, y sacar toda forma de diseño que se le pida, con tus hombres
peritos, y con los de mi señor David tu padre.
15 Ahora, pues, envíe mi señor a sus siervos el trigo y cebada, y aceite y vino, que ha dicho;
17 Y contó Salomón todos los hombres extranjeros que había en la tierra de Israel, después de
haberlos ya contado David su padre, y fueron hallados ciento cincuenta y tres mil seiscientos.
18 Y señaló de ellos setenta mil para llevar cargas, y ochenta mil canteros en la montaña, y tres mil
seiscientos por capataces para hacer trabajar al pueblo.
Salomón edifica el templo
2 Crónicas 3
(1 R. 6.1-38)
1 Comenzó Salomón a edificar la casa de Jehová en Jerusalén, en el monte Moriah, que había sido
mostrado a David su padre, en el lugar que David había preparado en la era de Ornán jebuseo.
2 Y comenzó a edificar en el mes segundo, a los dos días del mes, en el cuarto año de su reinado.
3 Estas son las medidas que dio Salomón a los cimientos de la casa de Dios. La primera, la longitud,
de sesenta codos, y la anchura de veinte codos.
4 El pórtico que estaba al frente del edificio era de veinte codos de largo, igual al ancho de la casa,
y su altura de ciento veinte codos; y lo cubrió por dentro de oro puro.
5 Y techó el cuerpo mayor del edificio con madera de ciprés, la cual cubrió de oro fino, e hizo
realzar en ella palmeras y cadenas.
6 Cubrió también la casa de piedras preciosas para ornamento; y el oro era oro de Parvaim.
7 Así que cubrió la casa, sus vigas, sus umbrales, sus paredes y sus puertas, con oro; y esculpió
querubines en las paredes.
8 Hizo asimismo el lugar santísimo, cuya longitud era de veinte codos según el ancho del frente de
la casa, y su anchura de veinte codos; y lo cubrió de oro fino que ascendía a seiscientos talentos.
9 Y el peso de los clavos era de uno hasta cincuenta siclos de oro. Cubrió también de oro los
aposentos.
10 Y dentro del lugar santísimo hizo dos querubines de madera, los cuales fueron cubiertos de oro.
11 La longitud de las alas de los querubines era de veinte codos; porque una ala era de cinco
codos, la cual llegaba hasta la pared de la casa, y la otra de cinco codos, la cual tocaba el ala del
otro querubín.
12 De la misma manera una ala del otro querubín era de cinco codos, la cual llegaba hasta la pared
de la casa, y la otra era de cinco codos, que tocaba el ala del otro querubín.
13 Estos querubines tenían las alas extendidas por veinte codos, y estaban en pie con los rostros
hacia la casa.
14 Hizo también el velo de azul, púrpura, carmesí y lino, e hizo realzar querubines en él.
(1 R. 7.15-22)
15 Delante de la casa hizo dos columnas de treinta y cinco codos de altura cada una, con sus
capiteles encima, de cinco codos.
16 Hizo asimismo cadenas en el santuario, y las puso sobre los capiteles de las columnas; e hizo
cien granadas, las cuales puso en las cadenas.
17 Y colocó las columnas delante del templo, una a la mano derecha, y otra a la izquierda; y a la de
la mano derecha llamó Jaquín, y a la de la izquierda, Boaz.
2 Crónicas 4
(1 R. 7.23-51)
1 Hizo además un altar de bronce de veinte codos de longitud, veinte codos de anchura, y diez
codos de altura.
2 También hizo un mar de fundición, el cual tenía diez codos de un borde al otro, enteramente
redondo; su altura era de cinco codos, y un cordón de treinta codos de largo lo ceñía alrededor.
3 Y debajo del mar había figuras de calabazas que lo circundaban, diez en cada codo alrededor;
eran dos hileras de calabazas fundidas juntamente con el mar.
4 Estaba asentado sobre doce bueyes, tres de los cuales miraban al norte, tres al occidente, tres al
sur, y tres al oriente; y el mar descansaba sobre ellos, y las ancas de ellos estaban hacia adentro.
5 Y tenía de grueso un palmo menor, y el borde tenía la forma del borde de un cáliz, o de una flor
de lis. Y le cabían tres mil batos.
6 Hizo también diez fuentes, y puso cinco a la derecha y cinco a la izquierda, para lavar y limpiar en
ellas lo que se ofrecía en holocausto; pero el mar era para que los sacerdotes se lavaran en él.
7 Hizo asimismo diez candeleros de oro según su forma, los cuales puso en el templo, cinco a la
derecha y cinco a la izquierda.
8 Además hizo diez mesas y las puso en el templo, cinco a la derecha y cinco a la izquierda;
igualmente hizo cien tazones de oro.
9 También hizo el atrio de los sacerdotes, y el gran atrio, y las portadas del atrio, y cubrió de
bronce las puertas de ellas.
11 Hiram también hizo calderos, y palas, y tazones; y acabó Hiram la obra que hacía al rey Salomón
para la casa de Dios.
12 Dos columnas, y los cordones, los capiteles sobre las cabezas de las dos columnas, y dos redes
para cubrir las dos esferas de los capiteles que estaban encima de las columnas;
13 cuatrocientas granadas en las dos redes, dos hileras de granadas en cada red, para que
cubriesen las dos esferas de los capiteles que estaban encima de las columnas.
14 Hizo también las basas, sobre las cuales colocó las fuentes;
16 y calderos, palas y garfios; de bronce muy fino hizo todos sus enseres Hiram-abi al rey Salomón
para la casa de Jehová.
17 Los fundió el rey en los llanos del Jordán, en tierra arcillosa, entre Sucot y Seredata.
18 Y Salomón hizo todos estos enseres en número tan grande, que no pudo saberse el peso del
bronce.
19 Así hizo Salomón todos los utensilios para la casa de Dios, y el altar de oro, y las mesas sobre las
cuales se ponían los panes de la proposición;
20 asimismo los candeleros y sus lámparas, de oro puro, para que las encendiesen delante del
lugar santísimo conforme a la ordenanza.
22 también las despabiladeras, los lebrillos, las cucharas y los incensarios eran de oro puro. Y de
oro también la entrada de la casa, sus puertas interiores para el lugar santísimo, y las puertas de la
casa del templo.
2 Crónicas 5
1 Acabada toda la obra que hizo Salomón para la casa de Jehová, metió Salomón las cosas que
David su padre había dedicado; y puso la plata, y el oro, y todos los utensilios, en los tesoros de la
casa de Dios.
(1 R. 8.1-11)
2 Entonces Salomón reunió en Jerusalén a los ancianos de Israel y a todos los príncipes de las
tribus, los jefes de las familias de los hijos de Israel, para que trajesen el arca del pacto de Jehová
de la ciudad de David, que es Sion.
3 Y se congregaron con el rey todos los varones de Israel, para la fiesta solemne del mes séptimo.
4 Vinieron, pues, todos los ancianos de Israel, y los levitas tomaron el arca;
5 y llevaron el arca, y el tabernáculo de reunión, y todos los utensilios del santuario que estaban
en el tabernáculo; los sacerdotes y los levitas los llevaron.
6 Y el rey Salomón, y toda la congregación de Israel que se había reunido con él delante del arca,
sacrificaron ovejas y bueyes, que por ser tantos no se pudieron contar ni numerar.
7 Y los sacerdotes metieron el arca del pacto de Jehová en su lugar, en el santuario de la casa, en
el lugar santísimo, bajo las alas de los querubines;
8 pues los querubines extendían las alas sobre el lugar del arca, y los querubines cubrían por
encima así el arca como sus barras.
9 E hicieron salir las barras, de modo que se viesen las cabezas de las barras del arca delante el
lugar santísimo, mas no se veían desde fuera; y allí están hasta hoy.
10 En el arca no había más que las dos tablas que Moisés había puesto en Horeb, con las cuales
Jehová había hecho pacto con los hijos de Israel, cuando salieron de Egipto.
11 Y cuando los sacerdotes salieron del santuario (porque todos los sacerdotes que se hallaron
habían sido santificados, y no guardaban sus turnos;
12 y los levitas cantores, todos los de Asaf, los de Hemán y los de Jedutún, juntamente con sus
hijos y sus hermanos, vestidos de lino fino, estaban con címbalos y salterios y arpas al oriente del
altar; y con ellos ciento veinte sacerdotes que tocaban trompetas),
13 cuando sonaban, pues, las trompetas, y cantaban todos a una, para alabar y dar gracias a
Jehová, y a medida que alzaban la voz con trompetas y címbalos y otros instrumentos de música, y
alababan a Jehová, diciendo: Porque él es bueno, porque su misericordia es para siempre;
entonces la casa se llenó de una nube, la casa de Jehová.
14 Y no podían los sacerdotes estar allí para ministrar, por causa de la nube; porque la gloria de
Jehová había llenado la casa de Dios.
Dedicación del templo
2 Crónicas 6
(1 R. 8.12-66)
2 Yo, pues, he edificado una casa de morada para ti, y una habitación en que mores para siempre.
4 Y él dijo: Bendito sea Jehová Dios de Israel, quien con su mano ha cumplido lo que prometió con
su boca a David mi padre, diciendo:
5 Desde el día que saqué a mi pueblo de la tierra de Egipto, ninguna ciudad he elegido de todas las
tribus de Israel para edificar casa donde estuviese mi nombre, ni he escogido varón que fuese
príncipe sobre mi pueblo Israel.
6 Más a Jerusalén he elegido para que en ella esté mi nombre, y a David he elegido para que esté
sobre mi pueblo Israel.
7 Y David mi padre tuvo en su corazón edificar casa al nombre de Jehová Dios de Israel.
8 Mas Jehová dijo a David mi padre: Respecto a haber tenido en tu corazón deseo de edificar casa
a mi nombre, bien has hecho en haber tenido esto en tu corazón.
9 Pero tú no edificarás la casa, sino tu hijo que saldrá de tus lomos, él edificará casa a mi nombre.
10 Y Jehová ha cumplido su palabra que había dicho, pues me levanté yo en lugar de David mi
padre, y me he sentado en el trono de Israel, como Jehová había dicho, y he edificado casa al
nombre de Jehová Dios de Israel.
11 Y en ella he puesto el arca, en la cual está el pacto de Jehová que celebró con los hijos de Israel.
12 Se puso luego Salomón delante del altar de Jehová, en presencia de toda la congregación de
Israel, y extendió sus manos.
13 Porque Salomón había hecho un estrado de bronce de cinco codos de largo, de cinco codos de
ancho y de altura de tres codos, y lo había puesto en medio del atrio; y se puso sobre él, se
arrodilló delante de toda la congregación de Israel, y extendió sus manos al cielo, y dijo:
14 Jehová Dios de Israel, no hay Dios semejante a ti en el cielo ni en la tierra, que guardas el pacto
y la misericordia con tus siervos que caminan delante de ti de todo su corazón;
15 que has guardado a tu siervo David mi padre lo que le prometiste; tú lo dijiste con tu boca, y
con tu mano lo has cumplido, como se ve en este día.
16 Ahora, pues, Jehová Dios de Israel, cumple a tu siervo David mi padre lo que le has prometido,
diciendo: No faltará de ti varón delante de mí, que se siente en el trono de Israel, con tal que tus
hijos guarden su camino, andando en mi ley, como tú has andado delante de mí.
17 Ahora, pues, oh Jehová Dios de Israel, cúmplase tu palabra que dijiste a tu siervo David.
18 Mas ¿es verdad que Dios habitará con el hombre en la tierra? He aquí, los cielos y los cielos de
los cielos no te pueden contener; ¿cuánto menos esta casa que he edificado?
19 Mas tú mirarás a la oración de tu siervo, y a su ruego, oh Jehová Dios mío, para oír el clamor y
la oración con que tu siervo ora delante de ti.
20 Que tus ojos estén abiertos sobre esta casa de día y de noche, sobre el lugar del cual dijiste: Mi
nombre estará allí; que oigas la oración con que tu siervo ora en este lugar.
21 Asimismo que oigas el ruego de tu siervo, y de tu pueblo Israel, cuando en este lugar hicieren
oración, que tú oirás desde los cielos, desde el lugar de tu morada; que oigas y perdones.
22 Si alguno pecare contra su prójimo, y se le exigiere juramento, y viniere a jurar ante tu altar en
esta casa,
23 tu oirás desde los cielos, y actuarás, y juzgarás a tus siervos, dando la paga al impío, haciendo
recaer su proceder sobre su cabeza, y justificando al justo al darle conforme a su justicia.
24 Si tu pueblo Israel fuere derrotado delante del enemigo por haber prevaricado contra ti, y se
convirtiere, y confesare tu nombre, y rogare delante ti en esta casa,
25 tú oirás desde los cielos, y perdonarás el pecado de tu pueblo Israel, y les harás volver a la
tierra que diste a ellos y a sus padres.
26 Si los cielos se cerraren y no hubiere lluvias, por haber pecado contra ti, si oraren a ti hacia este
lugar, y confesaren tu nombre, y se convirtieren de sus pecados, cuando los afligieres,
27 tú los oirás en los cielos, y perdonarás el pecado de tus siervos y de tu pueblo Israel, y les
enseñarás el buen camino para que anden en él, y darás lluvia sobre tu tierra, que diste por
heredad a tu pueblo.
29 toda oración y todo ruego que hiciere cualquier hombre, o todo tu pueblo Israel, cualquiera
que conociere su llaga y su dolor en su corazón, si extendiere sus manos hacia esta casa,
30 tú oirás desde los cielos, desde el lugar de tu morada, y perdonarás, y darás a cada uno
conforme a sus caminos, habiendo conocido su corazón; porque sólo tú conoces el corazón de los
hijos de los hombres;
31 para que te teman y anden en tus caminos, todos los días que vivieren sobre la faz de la tierra
que tú diste a nuestros padres.
32 Y también al extranjero que no fuere de tu pueblo Israel, que hubiere venido de lejanas tierras
a causa de tu gran nombre y de tu mano poderosa, y de tu brazo extendido, si viniere y orare hacia
esta casa,
33 tú oirás desde los cielos, desde el lugar de tu morada, y harás conforme a todas las cosas por
las cuales hubiere clamado a ti el extranjero; para que todos los pueblos de la tierra conozcan tu
nombre, y te teman así como tu pueblo Israel, y sepan que tu nombre es invocado sobre esta casa
que yo he edificado.
34 Si tu pueblo saliere a la guerra contra sus enemigos por el camino que tú les enviares, y oraren
a ti hacia esta ciudad que tú elegiste, hacia la casa que he edificado a tu nombre,
36 Si pecaren contra ti (pues no hay hombre que no peque), y te enojares contra ellos, y los
entregares delante de sus enemigos, para que los que los tomaren los lleven cautivos a tierra de
enemigos, lejos o cerca,
37 y ellos volvieren en sí en la tierra donde fueren llevados cautivos; si se convirtieren, y oraren a
ti en la tierra de su cautividad, y dijeren: Pecamos, hemos hecho inicuamente, impíamente hemos
hecho;
39 tú oirás desde los cielos, desde el lugar de tu morada, su oración y su ruego, y ampararás su
causa, y perdonarás a tu pueblo que pecó contra ti.
40 Ahora, pues, oh Dios mío, te ruego que estén abiertos tus ojos y atentos tus oídos a la oración
en este lugar.
41 Oh Jehová Dios, levántate ahora para habitar en tu reposo, tú y el arca de tu poder; oh Jehová
Dios, sean vestidos de salvación tus sacerdotes, y tus santos se regocijen en tu bondad.
42 Jehová Dios, no rechaces a tu ungido; acuérdate de tus misericordias para con David tu siervo.
2 Crónicas 7
1 Cuando Salomón acabó de orar, descendió fuego de los cielos, y consumió el holocausto y las
víctimas; y la gloria de Jehová llenó la casa.
2 Y no podían entrar los sacerdotes en la casa de Jehová, porque la gloria de Jehová había llenado
la casa de Jehová.
3 Cuando vieron todos los hijos de Israel descender el fuego y la gloria de Jehová sobre la casa, se
postraron sobre sus rostros en el pavimento y adoraron, y alabaron a Jehová, diciendo: Porque él
es bueno, y su misericordia es para siempre.
6 Y los sacerdotes desempeñaban su ministerio; también los levitas, con los instrumentos de
música de Jehová, los cuales había hecho el rey David para alabar a Jehová porque su misericordia
es para siempre, cuando David alababa por medio de ellos. Asimismo los sacerdotes tocaban
trompetas delante de ellos, y todo Israel estaba en pie.
7 También Salomón consagró la parte central del atrio que estaba delante de la casa de Jehová,
por cuanto había ofrecido allí los holocaustos, y la grosura de las ofrendas de paz; porque en el
altar de bronce que Salomón había hecho no podían caber los holocaustos, las ofrendas y las
grosuras.
8 Entonces hizo Salomón fiesta siete días, y con él todo Israel, una gran congregación, desde la
entrada de Hamat hasta el arroyo de Egipto.
9 Al octavo día hicieron solemne asamblea, porque habían hecho la dedicación del altar en siete
días, y habían celebrado la fiesta solemne por siete días.
10 Y a los veintitrés días del mes séptimo envió al pueblo a sus hogares, alegres y gozosos de
corazón por los beneficios que Jehová había hecho a David y a Salomón, y a su pueblo Israel.
(1 R. 9.1-9)
11 Terminó, pues, Salomón la casa de Jehová, y la casa del rey; y todo lo que Salomón se propuso
hacer en la casa de Jehová, y en su propia casa, fue prosperado.
13 Si yo cerrare los cielos para que no haya lluvia, y si mandare a la langosta que consuma la tierra,
o si enviare pestilencia a mi pueblo;
14 si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro,
y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus
pecados, y sanaré su tierra.
15 Ahora estarán abiertos mis ojos y atentos mis oídos a la oración en este lugar;
16 porque ahora he elegido y santificado esta casa, para que esté en ella mi nombre para siempre;
y mis ojos y mi corazón estarán ahí para siempre.
17 Y si tú anduvieres delante de mí como anduvo David tu padre, e hicieres todas las cosas que yo
te he mandado, y guardares mis estatutos y mis decretos,
18 yo confirmaré el trono de tu reino, como pacté con David tu padre, diciendo: No te faltará
varón que gobierne en Israel.
19 Mas si vosotros os volviereis, y dejareis mis estatutos y mandamientos que he puesto delante
de vosotros, y fuereis y sirviereis a dioses ajenos, y los adorareis,
21 Y esta casa que es tan excelsa, será espanto a todo el que pasare, y dirá: ¿Por qué ha hecho así
Jehová a esta tierra y a esta casa?
22 Y se responderá: Por cuanto dejaron a Jehová Dios de sus padres, que los sacó de la tierra de
Egipto, y han abrazado a dioses ajenos, y los adoraron y sirvieron; por eso él ha traído todo este
mal sobre ellos.
2 Crónicas 8
(1 R. 9.10-28)
1 Después de veinte años, durante los cuales Salomón había edificado la casa de Jehová y su
propia casa,
2 reedificó Salomón las ciudades que Hiram le había dado, y estableció en ellas a los hijos de Israel.
6 y a Baalat, y a todas las ciudades de provisiones que Salomón tenía; también todas las ciudades
de los carros y las de la gente de a caballo, y todo lo que Salomón quiso edificar en Jerusalén, en el
Líbano, y en toda la tierra de su dominio.
7 Y a todo el pueblo que había quedado de los heteos, amorreos, ferezeos, heveos y jebuseos, que
no eran de Israel,
8 los hijos de los que habían quedado en la tierra después de ellos, a los cuales los hijos de Israel
no destruyeron del todo, hizo Salomón tributarios hasta hoy.
9 Pero de los hijos de Israel no puso Salomón siervos en su obra; porque eran hombres de guerra,
y sus oficiales y sus capitanes, y comandantes de sus carros, y su gente de a caballo.
10 Y tenía Salomón doscientos cincuenta gobernadores principales, los cuales mandaban sobre
aquella gente.
11 Y pasó Salomón a la hija de Faraón, de la ciudad de David a la casa que él había edificado para
ella; porque dijo: Mi mujer no morará en la casa de David rey de Israel, porque aquellas
habitaciones donde ha entrado el arca de Jehová, son sagradas.
12 Entonces ofreció Salomón holocaustos a Jehová sobre el altar de Jehová que él había edificado
delante del pórtico,
13 para que ofreciesen cada cosa en su día, conforme al mandamiento de Moisés, en los días de
reposo, en las nuevas lunas, y en las fiestas solemnes tres veces en el año, esto es, en la fiesta de
los panes sin levadura, en la fiesta de las semanas y en la fiesta de los tabernáculos.
14 Y constituyó los turnos de los sacerdotes en sus oficios, conforme a lo ordenado por David su
padre, y los levitas en sus cargos, para que alabasen y ministrasen delante de los sacerdotes, cada
cosa en su día; asimismo los porteros por su orden a cada puerta; porque así lo había mandado
David, varón de Dios.
15 Y no se apartaron del mandamiento del rey, en cuanto a los sacerdotes y los levitas, y los
tesoros, y todo negocio;
16 porque toda la obra de Salomón estaba preparada desde el día en que se pusieron los
cimientos de la casa de Jehová hasta que fue terminada, hasta que la casa de Jehová fue acabada
totalmente.
17 Entonces Salomón fue a Ezión-geber y a Elot, a la costa del mar en la tierra de Edom.
18 Porque Hiram le había enviado naves por mano de sus siervos, y marineros diestros en el mar,
los cuales fueron con los siervos de Salomón a Ofir, y tomaron de allá cuatrocientos cincuenta
talentos de oro, y los trajeron al rey Salomón.
2 Crónicas 9
(1 R. 10.1-13)
1 Oyendo la reina de Sabá la fama de Salomón, vino a Jerusalén con un séquito muy grande, con
camellos cargados de especias aromáticas, oro en abundancia, y piedras preciosas, para probar a
Salomón con preguntas difíciles. Y luego que vino a Salomón, habló con él de todo lo que en su
corazón tenía.
2 Pero Salomón le respondió a todas sus preguntas, y nada hubo que Salomón no le contestase.
4 y las viandas de su mesa, las habitaciones de sus oficiales, el estado de sus criados y los vestidos
de ellos, sus maestresalas y sus vestidos, y la escalinata por donde subía a la casa de Jehová, se
quedó asombrada.
5 Y dijo al rey: Verdad es lo que había oído en mi tierra acerca de tus cosas y de tu sabiduría;
6 pero yo no creía las palabras de ellos, hasta que he venido, y mis ojos han visto; y he aquí que ni
aun la mitad de la grandeza de tu sabiduría me había sido dicha; porque tú superas la fama que yo
había oído.
7 Bienaventurados tus hombres, y dichosos estos siervos tuyos que están siempre delante de ti, y
oyen tu sabiduría.
8 Bendito sea Jehová tu Dios, el cual se ha agradado de ti para ponerte sobre su trono como rey
para Jehová tu Dios; por cuanto tu Dios amó a Israel para afirmarlo perpetuamente, por eso te ha
puesto por rey sobre ellos, para que hagas juicio y justicia.
9 Y dio al rey ciento veinte talentos de oro, y gran cantidad de especias aromáticas, y piedras
preciosas; nunca hubo tales especias aromáticas como las que dio la reina de Sabá al rey Salomón.
10 También los siervos de Hiram y los siervos de Salomón, que habían traído el oro de Ofir,
trajeron madera de sándalo, y piedras preciosas.
11 Y de la madera de sándalo el rey hizo gradas en la casa de Jehová y en las casas reales, y arpas y
salterios para los cantores; nunca en la tierra de Judá se había visto madera semejante.
12 Y el rey Salomón dio a la reina de Sabá todo lo que ella quiso y le pidió, más de lo que ella había
traído al rey. Después ella se volvió y se fue a su tierra con sus siervos.
13 El peso del oro que venía a Salomón cada año, era seiscientos sesenta y seis talentos de oro,
14 sin lo que traían los mercaderes y negociantes; también todos los reyes de Arabia y los
gobernadores de la tierra traían oro y plata a Salomón.
15 Hizo también el rey Salomón doscientos paveses de oro batido, cada uno de los cuales tenía
seiscientos siclos de oro labrado;
16 asimismo trescientos escudos de oro batido, teniendo cada escudo trescientos siclos de oro; y
los puso el rey en la casa del bosque del Líbano.
18 El trono tenía seis gradas, y un estrado de oro fijado al trono, y brazos a uno y otro lado del
asiento, y dos leones que estaban junto a los brazos.
19 Había también allí doce leones sobre las seis gradas, a uno y otro lado. Jamás fue hecho trono
semejante en reino alguno.
20 Toda la vajilla del rey Salomón era de oro, y toda la vajilla de la casa del bosque del Líbano, de
oro puro. En los días de Salomón la plata no era apreciada.
21 Porque la flota del rey iba a Tarsis con los siervos de Hiram, y cada tres años solían venir las
naves de Tarsis, y traían oro, plata, marfil, monos y pavos reales.
23 Y todos los reyes de la tierra procuraban ver el rostro de Salomón, para oír la sabiduría que Dios
el había dado.
24 Cada uno de éstos traía su presente, alhajas de plata, alhajas de oro, vestidos, armas, perfumes,
caballos y mulos, todos los años.
25 Tuvo también Salomón cuatro mil caballerizas para sus caballos y carros, y doce mil jinetes, los
cuales puso en las ciudades de los carros, y con el rey en Jerusalén.
26 Y tuvo dominio sobre todos los reyes desde el Eufrates hasta la tierra de los filisteos, y hasta la
frontera de Egipto.
27 Y acumuló el rey plata en Jerusalén como piedras, y cedros como los cabrahigos de la Sefela en
abundancia.
Muerte de Salomón
(1 R. 11.41-43)
29 Los demás hechos de Salomón, primeros y postreros, ¿no están todos escritos en los libros del
profeta Natán, en la profecía de Ahías silonita, y en la profecía del vidente Iddo contra Jeroboam
hijo de Nabat?
31 Y durmió Salomón con sus padres, y lo sepultaron en la ciudad de David su padre; y reinó en su
lugar Roboam su hijo.
Rebelión de Israel
2 Crónicas 10
(1 R. 12.1-24)
1 Roboam fue a Siquem, porque en Siquem se había reunido todo Israel para hacerlo rey.
2 Y cuando lo oyó Jeroboam hijo de Nabat, el cual estaba en Egipto, adonde había huido a causa
del rey Salomón, volvió de Egipto.
3 Y enviaron y le llamaron. Vino, pues, Jeroboam, y todo Israel, y hablaron a Roboam, diciendo:
4 Tu padre agravó nuestro yugo; ahora alivia algo de la dura servidumbre y del pesado yugo con
que tu padre nos apremió, y te serviremos.
6 Entonces el rey Roboam tomó consejo con los ancianos que habían estado delante de Salomón
su padre cuando vivía, y les dijo: ¿Cómo aconsejáis vosotros que responda a este pueblo?
7 Y ellos le contestaron diciendo: Si te condujeres humanamente con este pueblo, y les agradares,
y les hablares buenas palabras, ellos te servirán siempre.
8 Más él, dejando el consejo que le dieron los ancianos, tomó consejo con los jóvenes que se
habían criado con él, y que estaban a su servicio.
9 Y les dijo: ¿Qué aconsejáis vosotros que respondamos a este pueblo, que me ha hablado,
diciendo: Alivia algo del yugo que tu padre puso sobre nosotros?
10 Entonces los jóvenes que se habían criado con él, le contestaron: Así dirás al pueblo que te ha
hablado diciendo: Tu padre agravó nuestro yugo, mas tú disminuye nuestra carga. Así les dirás: Mi
dedo más pequeño es más grueso que los lomos de mi padre.
11 Así que, si mi padre os cargó de yugo pesado, yo añadiré a vuestro yugo; mi padre os castigó
con azotes, y yo con escorpiones.
12 Vino, pues, Jeroboam con todo el pueblo a Roboam al tercer día, según el rey les había hablado
diciendo: Volved a mí de aquí a tres días.
13 Y el rey les respondió ásperamente; pues dejó el rey Roboam el consejo de los ancianos,
14 y les habló conforme al consejo de los jóvenes, diciendo: Mi padre hizo pesado vuestro yugo,
pero yo añadiré a vuestro yugo; mi padre os castigó con azotes, mas yo con escorpiones.
15 Y no escuchó el rey al pueblo; porque la causa era de Dios, para que Jehová cumpliera la
palabra que había hablado por Ahías silonita a Jeroboam hijo de Nabat.
16 Y viendo todo Israel que el rey no les había oído, respondió el pueblo al rey, diciendo: ¿Qué
parte tenemos nosotros con David? No tenemos herencia en el hijo de Isaí. ¡Israel, cada uno a sus
tiendas! ¡David, mira ahora por tu casa! Así se fue todo Israel a sus tiendas.
17 Mas reinó Roboam sobre los hijos de Israel que habitaban en las ciudades de Judá.
18 Envió luego el rey Roboam a Adoram, que tenía cargo de los tributos; pero le apedrearon los
hijos de Israel, y murió. Entonces se apresuró el rey Roboam, y subiendo en su carro huyó a
Jerusalén.
2 Crónicas 11
1 Cuando vino Roboam a Jerusalén, reunió de la casa de Judá y de Benjamín a ciento ochenta mil
hombres escogidos de guerra, para pelear contra Israel y hacer volver el reino a Roboam.
3 Habla a Roboam hijo de Salomón, rey de Judá, y a todos los israelitas en Judá y Benjamín,
diciéndoles:
4 Así ha dicho Jehová: No subáis, ni peleéis contra vuestros hermanos; vuélvase cada uno a su
casa, porque yo he hecho esto. Y ellos oyeron la palabra de Jehová y se volvieron, y no fueron
contra Jeroboam.
Prosperidad de Roboam
5 Y habitó Roboam en Jerusalén, y edificó ciudades para fortificar a Judá.
11 Reforzó también las fortalezas, y puso en ellas capitanes, y provisiones, vino y aceite;
12 y en todas las ciudades puso escudos y lanzas. Las fortificó, pues, en gran manera; y Judá y
Benjamín le estaban sujetos.
13 Y los sacerdotes y levitas que estaban en todo Israel, se juntaron a él desde todos los lugares
donde vivían.
14 Porque los levitas dejaban sus ejidos y sus posesiones, y venían a Judá y a Jerusalén; pues
Jeroboam y sus hijos los excluyeron del ministerio de Jehová.
15 Y él designó sus propios sacerdotes para los lugares altos, y para los demonios, y para los
becerros que él había hecho.
16 Tras aquellos acudieron también de todas las tribus de Israel los que habían puesto su corazón
en buscar a Jehová Dios de Israel; y vinieron a Jerusalén para ofrecer sacrificios a Jehová, el Dios
de sus padres.
17 Así fortalecieron el reino de Judá, y confirmaron a Roboam hijo de Salomón, por tres años;
porque tres años anduvieron en el camino de David y de Salomón.
18 Y tomó Roboam por mujer a Mahalat hija de Jerimot, hijo de David, y de Abihail hija de Eliab,
hijo de Isaí,
20 Después de ella tomó a Maaca hija de Absalón, la cual le dio a luz Abías, Atai, Ziza y Selomit.
21 Pero Roboam amó a Maaca hija de Absalón sobre todas sus mujeres y concubinas; porque
tomó dieciocho mujeres y sesenta concubinas, y engendró veintiocho hijos y sesenta hijas.
22 Y puso Roboam a Abías hijo de Maaca por jefe y príncipe de sus hermanos, porque quería
hacerle rey.
23 Obró sagazmente, y esparció a todos sus hijos por todas las tierras de Judá y de Benjamín, y por
todas las ciudades fortificadas, y les dio provisiones en abundancia, y muchas mujeres.
2 Crónicas 12
(1 R. 14.21-31)
1 Cuando Roboam había consolidado el reino, dejó la ley de Jehová, y todo Israel con él.
2 Y por cuanto se habían rebelado contra Jehová, en el quinto año del rey Roboam subió Sisac rey
de Egipto contra Jerusalén,
3 con mil doscientos carros, y con sesenta mil hombres de a caballo; mas el pueblo que venía con
él de Egipto, esto es, de libios, suquienos y etíopes, no tenía número.
5 Entonces vino el profeta Semaías a Roboam y a los príncipes de Judá, que estaban reunidos en
Jerusalén por causa de Sisac, y les dijo: Así ha dicho Jehová: Vosotros me habéis dejado, y yo
también os he dejado en manos de Sisac.
7 Y cuando Jehová vio que se habían humillado, vino palabra de Jehová a Semaías, diciendo: Se
han humillado; no los destruiré; antes los salvaré en breve, y no se derramará mi ira contra
Jerusalén por mano de Sisac.
8 Pero serán sus siervos, para que sepan lo que es servirme a mí, y qué es servir a los reinos de las
naciones.
9 Subió, pues, Sisac rey de Egipto a Jerusalén, y tomó los tesoros de la casa de Jehová, y los tesoros
de la casa del rey; todo lo llevó, y tomó los escudos de oro que Salomón había hecho.
10 Y en lugar de ellos hizo el rey Roboam escudos de bronce, y los entregó a los jefes de la guardia,
los cuales custodiaban la entrada de la casa del rey.
11 Cuando el rey iba a la casa de Jehová, venían los de la guardia y los llevaban, y después los
volvían a la cámara de la guardia.
12 Y cuando él se humilló, la ira de Jehová se apartó de él, para no destruirlo del todo; y también
en Judá las cosas fueron bien.
13 Fortalecido, pues, Roboam, reinó en Jerusalén; y era Roboam de cuarenta y un años cuando
comenzó a reinar, y diecisiete años reinó en Jerusalén, ciudad que escogió Jehová de todas las
tribus de Israel para poner en ella su nombre. Y el nombre de la madre de Roboam fue Naama
amonita.
15 Las cosas de Roboam, primeras y postreras, ¿no están escritas en los libros del profeta Semaías
y del vidente Iddo, en el registro de las familias? Y entre Roboam y Jeroboam hubo guerra
constante.
16 Y durmió Roboam con sus padres, y fue sepultado en la ciudad de David; y reinó en su lugar
Abías su hijo.
Reinado de Abías
2 Crónicas 13
(1 R. 15.1-8)
1 A los dieciocho años del rey Jeroboam, reinó Abías sobre Judá,
2 y reinó tres años en Jerusalén. El nombre de su madre fue Micaías hija de Uriel de Gabaa. Y hubo
guerra entre Abías y Jeroboam.
3 Entonces Abías ordenó batalla con un ejército de cuatrocientos mil hombres de guerra, valerosos
y escogidos; y Jeroboam ordenó batalla contra él con ochocientos mil hombres escogidos, fuertes
y valerosos.
4 Y se levantó Abías sobre el monte Zemaraim, que está en los montes de Efraín, y dijo: Oídme,
Jeroboam y todo Israel.
5 ¿No sabéis vosotros que Jehová Dios de Israel dio el reino a David sobre Israel para siempre, a él
y a sus hijos, bajo pacto de sal?
6 Pero Jeroboam hijo de Nabat, siervo de Salomón hijo de David, se levantó y rebeló contra su
señor.
7 Y se juntaron con él hombres vanos y perversos, y pudieron más que Roboam hijo de Salomón,
porque Roboam era joven y pusilánime, y no se defendió de ellos.
8 Y ahora vosotros tratáis de resistir al reino de Jehová en mano de los hijos de David, porque sois
muchos, y tenéis con vosotros los becerros de oro que Jeroboam os hizo por dioses.
9 ¿No habéis arrojado vosotros a los sacerdotes de Jehová, a los hijos de Aarón y a los levitas, y os
habéis designado sacerdotes a la manera de los pueblos de otras tierras, para que cualquiera
venga a consagrarse con un becerro y siete carneros, y así sea sacerdote de los que no son dioses?
10 Mas en cuanto a nosotros, Jehová es nuestro Dios, y no le hemos dejado; y los sacerdotes que
ministran delante de Jehová son los hijos de Aarón, y los que están en la obra son levitas.
11 los cuales queman para Jehová los holocaustos cada mañana y cada tarde, y el incienso
aromático; y ponen los panes sobre la mesa limpia, y el candelero de oro con sus lámparas para
que ardan cada tarde; porque nosotros guardamos la ordenanza de Jehová nuestro Dios, mas
vosotros le habéis dejado.
12 Y he aquí Dios está con nosotros por jefe, y sus sacerdotes con las trompetas del júbilo para
que suenen contra vosotros. Oh hijos de Israel, no peleéis contra Jehová el Dios de vuestros
padres, porque no prosperaréis.
13 Pero Jeroboam hizo tender una emboscada para venir a ellos por la espalda; y estando así
delante de ellos, la emboscada estaba a espaldas de Judá.
14 Y cuando miró Judá, he aquí que tenía batalla por delante y a las espaldas; por lo que clamaron
a Jehová, y los sacerdotes tocaron las trompetas.
15 Entonces los de Judá gritaron con fuerza; y así que ellos alzaron el grito, Dios desbarató a
Jeroboam y a todo Israel delante de Abías y de Judá;
16 y huyeron los hijos de Israel delante de Judá, y Dios los entregó en sus manos.
17 Y Abías y su gente hicieron en ellos una gran matanza, y cayeron heridos de Israel quinientos
mil hombres escogidos.
18 Así fueron humillados los hijos de Israel en aquel tiempo, y los hijos de Judá prevalecieron,
porque se apoyaban en Jehová el Dios de sus padres.
19 Y siguió Abías a Jeroboam, y le tomó algunas ciudades, a Bet-el con sus aldeas, a Jesana con sus
aldeas, y a Efraín con sus aldeas.
20 Y nunca más tuvo Jeroboam poder en los días de Abías; y Jehová lo hirió, y murió.
21 Pero Abías se hizo más poderoso. Tomó catorce mujeres, y engendró veintidós hijos y dieciséis
hijas.
22 Los demás hechos de Abías, sus caminos y sus dichos, están escritos en la historia de Iddo
profeta.
Reinado de Asa
2 Crónicas 14
(1 R. 15.9-12)
1 Durmió Abías con sus padres, y fue sepultado en la ciudad de David; y reinó en su lugar su hijo
Asa, en cuyos días tuvo sosiego el país por diez años.
3 Porque quitó los altares del culto extraño, y los lugares altos; quebró las imágenes, y destruyó
los símbolos de Asera;
4 y mandó a Judá que buscase a Jehová el Dios de sus padres, y pusiese por obra la ley y los
mandamientos.
5 Quitó asimismo de todas las ciudades de Judá los lugares altos y las imágenes; y estuvo el reino
en paz bajo su reinado.
6 Y edificó ciudades fortificadas en Judá, por cuanto había paz en la tierra, y no había guerra
contra él en aquellos tiempos; porque Jehová le había dado paz.
7 Dijo, por tanto, a Judá: Edifiquemos estas ciudades, y cerquémoslas de muros con torres, puertas
y barras, ya que la tierra es nuestra; porque hemos buscado a Jehová nuestro Dios; le hemos
buscado, y él nos ha dado paz por todas partes. Edificaron, pues, y fueron prosperados.
8 Tuvo también Asa ejército que traía escudos y lanzas; de Judá trescientos mil, y de Benjamín
doscientos ochenta mil que traían escudos y entesaban arcos, todos hombres diestros.
9 Y salió contra ellos Zera etíope con un ejército de un millón de hombres y trescientos carros; y
vino hasta Maresa.
10 Entonces salió Asa contra él, y ordenaron la batalla en el valle de Sefata junto a Maresa.
11 Y clamó Asa a Jehová su Dios, y dijo: ¡Oh Jehová, para ti no hay diferencia alguna en dar ayuda
al poderoso o al que no tiene fuerzas! Ayúdanos, oh Jehová Dios nuestro, porque en ti nos
apoyamos, y en tu nombre venimos contra este ejército. Oh Jehová, tú eres nuestro Dios; no
prevalezca contra ti el hombre.
12 Y Jehová deshizo a los etíopes delante de Asa y delante de Judá; y huyeron los etíopes.
13 Y Asa, y el pueblo que con él estaba, los persiguieron hasta Gerar; y cayeron los etíopes hasta
no quedar en ellos aliento, porque fueron deshechos delante de Jehová y de su ejército. Y les
tomaron muy grande botín.
14 Atacaron también todas las ciudades alrededor de Gerar, porque el terror de Jehová cayó sobre
ellas; y saquearon todas las ciudades, porque había en ellas gran botín.
15 Asimismo atacaron las cabañas de los que tenían ganado, y se llevaron muchas ovejas y
camellos, y volvieron a Jerusalén.
2 Crónicas 15
(1 R. 15.13-15)
2 y salió al encuentro de Asa, y le dijo: Oídme, Asa y todo Judá y Benjamín: Jehová estará con
vosotros, si vosotros estuviereis con él; y si le buscareis, será hallado de vosotros; mas si le
dejareis, él también os dejará.
3 Muchos días ha estado Israel sin verdadero Dios y sin sacerdote que enseñara, y sin ley;
5 En aquellos tiempos no hubo paz, ni para el que entraba ni para el que salía, sino muchas
aflicciones sobre todos los habitantes de las tierras.
6 Y una gente destruía a otra, y una ciudad a otra ciudad; porque Dios los turbó con toda clase de
calamidades.
7 Pero esforzaos vosotros, y no desfallezcan vuestras manos, pues hay recompensa para vuestra
obra.
8 Cuando oyó Asa las palabras y la profecía del profeta Azarías hijo de Oded, cobró ánimo, y quitó
los ídolos abominables de toda la tierra de Judá y de Benjamín, y de las ciudades que él había
tomado en la parte montañosa de Efraín; y reparó el altar de Jehová que estaba delante del
pórtico de Jehová.
9 Después reunió a todo Judá y Benjamín, y con ellos los forasteros de Efraín, de Manasés y de
Simeón; porque muchos de Israel se habían pasado a él, viendo que Jehová su Dios estaba con él.
10 Se reunieron, pues, en Jerusalén, en el mes tercero del año decimoquinto del reinado de Asa.
11 Y en aquel mismo día sacrificaron para Jehová, del botín que habían traído, setecientos bueyes
y siete mil ovejas.
12 Entonces prometieron solemnemente que buscarían a Jehová el Dios de sus padres, de todo su
corazón y de toda su alma;
13 y que cualquiera que no buscase a Jehová el Dios de Israel, muriese, grande o pequeño,
hombre o mujer.
15 Todos los de Judá se alegraron de este juramento; porque de todo su corazón lo juraban, y de
toda su voluntad lo buscaban, y fue hallado de ellos; y Jehová les dio paz por todas partes.
16 Y aun a Maaca madre del rey Asa, él mismo la depuso de su dignidad, porque había hecho una
imagen de Asera; y Asa destruyó la imagen, y la desmenuzó, y la quemó junto al torrente de
Cedrón.
17 Con todo esto, los lugares altos no eran quitados de Israel, aunque el corazón de Asa fue
perfecto en todos sus días.
18 Y trajo a la casa de Dios lo que su padre había dedicado, y lo que él había consagrado, plata, oro
y utensilios.
19 Y no hubo más guerra hasta los treinta y cinco años del reinado de Asa.
Alianza de Asa con Ben-adad
2 Crónicas 16
(1 R. 15.16-22)
1 En el año treinta y seis del reinado de Asa, subió Baasa rey de Israel contra Judá, y fortificó a
Ramá, para no dejar salir ni entrar a ninguno al rey Asa, rey de Judá.
2 Entonces sacó Asa la plata y el oro de los tesoros de la casa de Jehová y de la casa real y envió a
Ben-adad rey de Siria, que estaba en Damasco, diciendo:
3 Haya alianza entre tú y yo, como la hubo entre tu padre y mi padre; he aquí yo te he enviado
plata y oro, para que vengas y deshagas la alianza que tienes con Baasa rey de Israel, a fin de que
se retire de mí.
4 Y consintió Ben-adad con el rey Asa, y envió los capitanes de sus ejércitos contra las ciudades de
Israel; y conquistaron Ijón, Dan, Abel-maim y todas las ciudades de aprovisionamiento de Neftalí.
6 Entonces el rey Asa tomó a todo Judá, y se llevaron de Ramá la piedra y la madera con que Baasa
edificaba, y con ellas edificó a Geba y Mizpa.
7 En aquel tiempo vino el vidente Hanani a Asa rey de Judá, y le dijo: Por cuanto te has apoyado en
el rey de Siria, y no te apoyaste en Jehová tu Dios, por eso el ejército del rey de Siria ha escapado
de tus manos.
8 Los etíopes y los libios, ¿no eran un ejército numerosísimo, con carros y mucha gente de a
caballo? Con todo, porque te apoyaste en Jehová, él los entregó en tus manos.
9 Porque los ojos de Jehová contemplan toda la tierra, para mostrar su poder a favor de los que
tienen corazón perfecto para con él. Locamente has hecho en esto; porque de aquí en adelante
habrá más guerra contra ti.
10 Entonces se enojó Asa contra el vidente y lo echó en la cárcel, porque se encolerizó
grandemente a causa de esto. Y oprimió Asa en aquel tiempo a algunos del pueblo.
Muerte de Asa
(1 R. 15.23-24)
11 Mas he aquí los hechos de Asa, primeros y postreros, están escritos en el libro de los reyes de
Judá y de Israel.
13 Y durmió Asa con sus padres, y murió en el año cuarenta y uno de su reinado.
14 Y lo sepultaron en los sepulcros que él había hecho para sí en la ciudad de David; y lo pusieron
en un ataúd, el cual llenaron de perfumes y diversas especias aromáticas, preparadas por expertos
perfumistas; e hicieron un gran fuego en su honor.
Reinado de Josafat
2 Crónicas 17
2 Puso ejércitos en todas las ciudades fortificadas de Judá, y colocó gente de guarnición en tierra
de Judá, y asimismo en las ciudades de Efraín que su padre Asa había tomado.
3 Y Jehová estuvo con Josafat, porque anduvo en los primeros caminos de David su padre, y no
buscó a los baales,
4 sino que buscó al Dios de su padre, y anduvo en sus mandamientos, y no según las obras de
Israel.
5 Jehová, por tanto, confirmó el reino en su mano, y todo Judá dio a Josafat presentes; y tuvo
riquezas y gloria en abundancia.
6 Y se animó su corazón en los caminos de Jehová, y quitó los lugares altos y las imágenes de Asera
de en medio de Judá.
7 Al tercer año de su reinado envió sus príncipes Ben-hail, Abdías, Zacarías, Natanael y Micaías,
para que enseñasen en las ciudades de Judá;
8 y con ellos a los levitas Semaías, Netanías, Zebadías, Asael, Semiramot, Jonatán, Adonías, Tobías
y Tobadonías; y con ellos a los sacerdotes Elisama y Joram.
9 Y enseñaron en Judá, teniendo consigo el libro de la Ley de Jehová, y recorrieron todas las
ciudades de Judá enseñando al pueblo.
10 Y cayó el pavor de Jehová sobre todos los reinos de las tierras que estaban alrededor de Judá, y
no osaron hacer guerra contra Josafat.
11 Y traían de los filisteos presentes a Josafat, y tributos de plata. Los árabes también le trajeron
ganados: siete mil setecientos carneros y siete mil setecientos machos cabríos.
13 Tuvo muchas provisiones en las ciudades de Judá, y hombres de guerra muy valientes en
Jerusalén.
14 Y este es el número de ellos según sus casas paternas: de los jefes de los millares de Judá, el
general Adnas, y con él trescientos mil hombres muy esforzados.
16 Tras éste, Amasías hijo de Zicri, el cual se había ofrecido voluntariamente a Jehová, y con él
doscientos mil hombres valientes.
17 De Benjamín, Eliada, hombre muy valeroso, y con él doscientos mil armados de arco y escudo.
18 Tras éste, Jozabad, y con él ciento ochenta mil dispuestos para la guerra.
19 Estos eran siervos del rey, sin los que el rey había puesto en las ciudades fortificadas en todo
Judá.
2 Crónicas 18
(1 R. 22.1-40)
1 Tenía, pues, Josafat riquezas y gloria en abundancia; y contrajo parentesco con Acab.
2 Y después de algunos años descendió a Samaria para visitar a Acab; por lo que Acab mató
muchas ovejas y bueyes para él y para la gente que con él venía, y le persuadió que fuese con él
contra Ramot de Galaad.
3 Y dijo Acab rey de Israel a Josafat rey de Judá: ¿Quieres venir conmigo contra Ramot de Galaad?
Y él respondió: Yo soy como tú, y mi pueblo como tu pueblo; iremos contigo a la guerra.
4 Además dijo Josafat al rey de Israel: Te ruego que consultes hoy la palabra de Jehová.
5 Entonces el rey de Israel reunió a cuatrocientos profetas, y les preguntó: ¿Iremos a la guerra
contra Ramot de Galaad, o me estaré quieto? Y ellos dijeron: Sube, porque Dios los entregará en
mano del rey.
6 Pero Josafat dijo: ¿Hay aún aquí algún profeta de Jehová, para que por medio de él
preguntemos?
7 El rey de Israel respondió a Josafat: Aún hay aquí un hombre por el cual podemos preguntar a
Jehová; mas yo le aborrezco, porque nunca me profetiza cosa buena, sino siempre mal. Este es
Micaías hijo de Imla. Y respondió Josafat: No hable así el rey.
8 Entonces el rey de Israel llamó a un oficial, y le dijo: Haz venir luego a Micaías hijo de Imla.
9 Y el rey de Israel y Josafat rey de Judá estaban sentados cada uno en su trono, vestidos con sus
ropas reales, en la plaza junto a la entrada de la puerta de Samaria, y todos los profetas
profetizaban delante de ellos.
10 Y Sedequías hijo de Quenaana se había hecho cuernos de hierro, y decía: Así ha dicho Jehová:
Con estos acornearás a los sirios hasta destruirlos por completo.
11 De esta manera profetizaban también todos los profetas, diciendo: Sube contra Ramot de
Galaad, y serás prosperado; porque Jehová la entregará en mano del rey.
12 Y el mensajero que había ido a llamar a Micaías, le habló diciendo: He aquí las palabras de los
profetas a una voz anuncian al rey cosas buenas; yo, pues, te ruego que tu palabra sea como la de
uno de ellos, que hables bien.
13 Dijo Micaías: Vive Jehová, que lo que mi Dios me dijere, eso hablaré. Y vino al rey.
14 y el rey le dijo: Micaías, ¿iremos a pelear contra Ramot de Galaad, o me estaré quieto? El
Respondió: Subid, y seréis prosperados, pues serán entregados en vuestras manos.
15 El rey le dijo: ¿Hasta cuántas veces te conjuraré por el nombre de Jehová que no me hables sino
la verdad?
16 Entonces Micaías dijo: He visto a todo Israel derramado por los montes como ovejas sin pastor;
y dijo Jehová: Estos no tienen señor; vuélvase cada uno en paz a su casa.
17 Y el rey de Israel dijo a Josafat: ¿No te había yo dicho que no me profetizaría bien, sino mal?
18 Entonces él dijo: Oíd, pues, palabra de Jehová: Yo he visto a Jehová sentado en su trono, y todo
el ejército de los cielos estaba a su mano derecha y a su izquierda.
19 Y Jehová preguntó: ¿Quién inducirá a Acab rey de Israel, para que suba y caiga en Ramot de
Galaad? Y uno decía así, y otro decía de otra manera.
20 Entonces salió un espíritu que se puso delante de Jehová y dijo: Yo le induciré. Y Jehová le dijo:
¿De qué modo?
21 Y él dijo: Saldré y seré espíritu de mentira en la boca de todos sus profetas. Y Jehová dijo: Tú le
inducirás, y lo lograrás; anda y hazlo así.
22 Y ahora, he aquí Jehová ha puesto espíritu de mentira en la boca de estos tus profetas; pues
Jehová ha hablado el mal con contra ti.
23 Entonces Sedequías hijo de Quenaana se le acercó y golpeó a Micaías en la mejilla, y dijo: ¿Por
qué camino se fue de mí el Espíritu de Jehová para hablarte a ti?
24 Y Micaías respondió: He aquí tú lo verás aquel día, cuando entres de cámara en cámara para
esconderte.
25 Entonces el rey de Israel dijo: Tomad a Micaías, y llevadlo a Amón gobernador de la ciudad, y a
Joás hijo del rey,
26 y decidles: El rey ha dicho así: Poned a éste en la cárcel, y sustentadle con pan de aflicción y
agua de angustia, hasta que yo vuelva en paz.
27 Y Micaías dijo: Si tú volvieres en paz, Jehová no ha hablado por mí. Dijo además: Oíd, pueblos
todos.
29 Y dijo el rey de Israel a Josafat: Yo me disfrazaré para entrar en la batalla, pero tú vístete tus
ropas reales. Y se disfrazó el rey de Israel, y entró en la batalla.
30 Había el rey de Siria mandado a los capitanes de los carros que tenía consigo, diciendo: No
peleéis con chico ni con grande, sino sólo con el rey de Israel.
31 Cuando los capitanes de los carros vieron a Josafat, dijeron: Este es el rey de Israel. Y lo
rodearon para pelear; mas Josafat clamó, y Jehová lo ayudó, y los apartó Dios de él;
32 pues viendo los capitanes de los carros que no era el rey de Israel, desistieron de acosarle.
33 Mas disparando uno el arco a la ventura, hirió al rey de Israel entre las junturas y el coselete. El
entonces dijo al cochero: Vuelve las riendas, y sácame del campo, porque estoy mal herido.
34 Y arreció a batalla aquel día, por lo que estuvo el rey de Israel en pie en el carro enfrente de los
sirios hasta la tarde; y murió al ponerse el sol.
El profeta Jehú amonesta a Josafat
2 Crónicas 19
2 Y le salió al encuentro el vidente Jehú hijo de Hanani, y dijo al rey Josafat: ¿Al impío das ayuda, y
amas a los que aborrecen a Jehová? Pues ha salido de la presencia de Jehová ira contra ti por esto.
3 Pero se han hallado en ti buenas cosas, por cuanto has quitado de la tierra las imágenes de
Asera, y has dispuesto tu corazón para buscar a Dios.
4 Habitó, pues, Josafat en Jerusalén; pero daba vuelta y salía al pueblo, desde Beerseba hasta el
monte de Efraín, y los conducía a Jehová el Dios de sus padres.
5 Y puso jueces en todas las ciudades fortificadas de Judá, por todos los lugares.
6 Y dijo a los jueces: Mirad lo que hacéis; porque no juzgáis en lugar de hombre, sino en lugar de
Jehová, el cual está con vosotros cuando juzgáis.
7 Sea, pues, con vosotros el temor de Jehová; mirad lo que hacéis, porque con Jehová nuestro Dios
no hay injusticia, ni acepción de personas, ni admisión de cohecho.
8 Puso también Josafat en Jerusalén a algunos de los levitas y sacerdotes, y de los padres de
familias de Israel, para el juicio de Jehová y para las causas. Y volvieron a Jerusalén.
9 Y les mandó diciendo: Procederéis asimismo con temor de Jehová, con verdad, y con corazón
íntegro.
10 En cualquier causa que viniere a vosotros de vuestros hermanos que habitan en las ciudades,
en causas de sangre, entre ley y precepto, estatutos y decretos, les amonestaréis que no pequen
contra Jehová, para que no venga ira sobre vosotros y sobre vuestros hermanos. Haciendo así, no
pecaréis.
11 Y he aquí, el sacerdote Amarías será el que os presida en todo asunto de Jehová, y Zebadías hijo
de Ismael, príncipe de la casa de Judá, en todos los negocios del rey; también los levitas serán
oficiales en presencia de vosotros. Esforzaos, pues, para hacerlo, y Jehová estará con el bueno.
2 Crónicas 20
1 Pasadas estas cosas, aconteció que los hijos de Moab y de Amón, y con ellos otros de los
amonitas, vinieron contra Josafat a la guerra.
2 Y acudieron algunos y dieron aviso a Josafat, diciendo: Contra ti viene una gran multitud del otro
lado del mar, y de Siria; y he aquí están en Hazezon-tamar, que es En-gadi.
3 Entonces él tuvo temor; y Josafat humilló su rostro para consultar a Jehová, e hizo pregonar
ayuno a todo Judá.
4 Y se reunieron los de Judá para pedir socorro a Jehová; y también de todas las ciudades de Judá
vinieron a pedir ayuda a Jehová.
6 y dijo: Jehová Dios de nuestros padres, ¿no eres tú Dios en los cielos, y tienes dominio sobre
todos los reinos de las naciones? ¿No está en tu mano tal fuerza y poder, que no hay quien te
resista?
7 Dios nuestro, ¿no echaste tú los moradores de esta tierra delante de tu pueblo Israel, y la diste a
la descendencia de Abraham tu amigo para siempre?
8 Y ellos han habitado en ella, y te han edificado en ella santuario a tu nombre, diciendo:
9 Si mal viniere sobre nosotros, o espada de castigo, o pestilencia, o hambre, nos presentaremos
delante de esta casa, y delante de ti (porque tu nombre está en esta casa), y a causa de nuestras
tribulaciones clamaremos a ti, y tú nos oirás y salvarás.
10 Ahora, pues, he aquí los hijos de Amón y de Moab, y los del monte de Seir, a cuya tierra no
quisiste que pasase Israel cuando venía de la tierra de Egipto, sino que se apartase de ellos, y no
los destruyese;
11 he aquí ellos nos dan el pago viniendo a arrojarnos de la heredad que tú nos diste en posesión.
12 ¡Oh Dios nuestro! ¿no los juzgarás tú? Porque en nosotros no hay fuerza contra tan grande
multitud que viene contra nosotros; no sabemos qué hacer, y a ti volvemos nuestros ojos.
13 Y todo Judá estaba en pie delante de Jehová, con sus niños y sus mujeres y sus hijos.
14 Y estaba allí Jahaziel hijo de Zacarías, hijo de Benaía, hijo de Jeiel, hijo de Matanías, levita de los
hijos de Asaf, sobre el cual vino el Espíritu de Jehová en medio de la reunión;
15 y dijo: Oíd, Judá todo, y vosotros moradores de Jerusalén, y tú, rey Josafat. Jehová os dice así:
No temáis ni os amedrentéis delante de esta multitud tan grande, porque no es vuestra la guerra,
sino de Dios.
16 Mañana descenderéis contra ellos; he aquí que ellos subirán por la cuesta de Sis, y los hallaréis
junto al arroyo, antes del desierto de Jeruel.
17 No habrá para que peleéis vosotros en este caso; paraos, estad quietos, y ved la salvación de
Jehová con vosotros. Oh Judá y Jerusalén, no temáis ni desmayéis; salid mañana contra ellos,
porque Jehová estará con vosotros.
18 Entonces Josafat se inclinó rostro a tierra, y asimismo todo Judá y los moradores de Jerusalén
se postraron delante de Jehová, y adoraron a Jehová.
19 Y se levantaron los levitas de los hijos de Coat y de los hijos de Coré, para alabar a Jehová el
Dios de Israel con fuerte y alta voz.
20 Y cuando se levantaron por la mañana, salieron al desierto de Tecoa. Y mientras ellos Salían,
Josafat, estando en pie, dijo: Oídme, Judá y moradores de Jerusalén. Creed en Jehová vuestro
Dios, y estaréis seguros; creed a sus profetas, y seréis prosperados.
21 Y habido consejo con el pueblo, puso a algunos que cantasen y alabasen a Jehová, vestidos de
ornamentos sagrados, mientras salía la gente armada, y que dijesen: Glorificad a Jehová, porque
su misericordia es para siempre.
22 Y cuando comenzaron a entonar cantos de alabanza, Jehová puso contra los hijos de Amón, de
Moab y del monte de Seir, las emboscadas de ellos mismos que venían contra Judá, y se mataron
los unos a los otros.
23 Porque los hijos de Amón y Moab se levantaron contra los del monte de Seir para matarlos y
destruirlos; y cuando hubieron acabado con los del monte de Seir, cada cual ayudó a la
destrucción de su compañero.
24 Y luego que vino Judá a la torre del desierto, miraron hacia la multitud, y he aquí yacían ellos en
tierra muertos, pues ninguno había escapado.
25 Viniendo entonces Josafat y su pueblo a despojarlos, hallaron entre los cadáveres muchas
riquezas, así vestidos como alhajas preciosas, que tomaron para sí, tantos, que no los podían
llevar; tres días estuvieron recogiendo el botín, porque era mucho.
26 Y al cuarto día se juntaron en el valle de Beraca; porque allí bendijeron a Jehová, y por esto
llamaron el nombre de aquel paraje el valle de Beraca, hasta hoy.
27 Y todo Judá y los de Jerusalén, y Josafat a la cabeza de ellos, volvieron para regresar a Jerusalén
gozosos, porque Jehová les había dado gozo librándolos de sus enemigos.
29 Y el pavor de Dios cayó sobre todos los reinos de aquella tierra, cuando oyeron que Jehová
había peleado contra los enemigos de Israel.
30 Y el reino de Josafat tuvo paz, porque su Dios le dio paz por todas partes.
Resumen del reinado de Josafat
(1 R. 22.41-50)
31 Así reinó Josafat sobre Judá; de treinta y cinco años era cuando comenzó a reinar, y reinó
veinticinco años en Jerusalén. El nombre de su madre fue Azuba, hija de Silhi.
32 Y anduvo en el camino de Asa su padre, sin apartarse de él, haciendo lo recto ante los ojos de
Jehová.
33 Con todo eso, los lugares altos no fueron quitados; pues el pueblo aún no había enderezado su
corazón al Dios de sus padres.
34 Los demás hechos de Josafat, primeros y postreros, he aquí están escritos en las palabras de
Jehú hijo de Hanani, del cual se hace mención en el libro de los reyes de Israel.
35 Pasadas estas cosas, Josafat rey de Judá trabó amistad con Ocozías rey de Israel, el cual era
dado a la impiedad,
36 e hizo con él compañía para construir naves que fuesen a Tarsis; y construyeron las naves en
Ezión-geber.
37 Entonces Eliezer hijo de Dodava, de Maresa, profetizó contra Josafat, diciendo: Por cuanto has
hecho compañía con Ocozías, Jehová destruirá tus obras. Y las naves se rompieron, y no pudieron
ir a Tarsis.
2 Crónicas 21
(2 R. 8.16-24)
1 Durmió Josafat con sus padres, y lo sepultaron con sus padres en la ciudad de David. Y reinó en
su lugar Joram su hijo,
2 quien tuvo por hermanos, hijos de Josafat, a Azarías, Jehiel, Zacarías, Azarías, Micael, y Sefatías.
Todos estos fueron hijos de Josafat rey de Judá.
3 Y su padre les había dado muchos regalos de oro y de plata, y cosas preciosas, y ciudades
fortificadas en Judá; pero había dado el reino a Joram, porque él era el primogénito.
4 Fue elevado, pues, Joram al reino de su padre; y luego que se hizo fuerte, mató a espada a todos
sus hermanos, y también a algunos de los príncipes de Israel.
5 Cuando comenzó a reinar era de treinta y dos años, y reinó ocho años en Jerusalén.
6 Y anduvo en el camino de los reyes de Israel, como lo hizo la casa de Acab; porque tenía por
mujer a la hija de Acab, e hizo lo malo ante los ojos de Jehová.
7 Mas Jehová no quiso destruir la casa de David, a causa del pacto que había hecho con David, y
porque le había dicho que le daría lámpara a él y a sus hijos perpetuamente.
8 En los días de éste se rebeló Edom contra el dominio de Judá, y pusieron rey sobre sí.
9 Entonces pasó Joram con sus príncipes, y todos sus carros; y se levantó de noche, y derrotó a los
edomitas que le habían sitiado, y a todos los comandantes de los carros.
10 No obstante, Edom se libertó del dominio de Judá, hasta hoy. También en el mismo tiempo
Libna se libertó de su dominio, por cuanto él había dejado a Jehová el Dios de sus padres.
11 Además de esto, hizo lugares altos en los montes de Judá, e hizo que los moradores de
Jerusalén fornicasen tras ellos, y a ello impelió a Judá.
12 Le llegó una carta del profeta Elías, que decía: Jehová el Dios de David tu padre ha dicho así: Por
cuanto no has andado en los caminos de Josafat tu padre, ni en los caminos de Asa rey de Judá,
13 sino que has andado en el camino de los reyes de Israel, y has hecho que fornicase Judá y los
moradores de Jerusalén, como fornicó la casa de Acab; y además has dado muerte a tus
hermanos, a la familia de tu padre, los cuales eran mejores que tú;
14 he aquí Jehová herirá a tu pueblo de una gran plaga, y a tus hijos y a tus mujeres, y a todo
cuanto tienes;
15 y a ti con muchas enfermedades, con enfermedad de tus intestinos, hasta que se te salgan a
causa de tu persistente enfermedad.
16 Entonces Jehová despertó contra Joram la ira de los filisteos y de los árabes que estaban junto
a los etíopes;
17 y subieron contra Judá, e invadieron la tierra, y tomaron todos los bienes que hallaron en la
casa del rey, y a sus hijos y a sus mujeres; y no le quedó más hijo sino solamente Joacaz el menor
de sus hijos.
18 Después de todo esto, Jehová lo hirió con una enfermedad incurable en los intestinos.
19 Y aconteció que al pasar muchos días, al fin, al cabo de dos años, los intestinos se le salieron
por la enfermedad, muriendo así de enfermedad muy penosa. Y no encendieron fuego en su
honor, como lo habían hecho con sus padres.
20 Cuando comenzó a reinar era de treinta y dos años, y reinó en Jerusalén ocho años; y murió sin
que lo desearan más. Y lo sepultaron en la ciudad de David, pero no en los sepulcros de los reyes.
2 Crónicas 22
(2 R. 8.25-29)
1 Los habitantes de Jerusalén hicieron rey en lugar de Joram a Ocozías su hijo menor; porque una
banda armada que había venido con los árabes al campamento, había matado a todos los
mayores, por lo cual reinó Ocozías, hijo de Joram rey de Judá.
2 Cuando Ocozías comenzó a reinar era de cuarenta y dos años, y reinó un año en Jerusalén. El
nombre de su madre fue Atalía, hija de Omri.
3 También él anduvo en los caminos de la casa de Acab, pues su madre le aconsejaba a que
actuase impíamente.
4 Hizo, pues, lo malo ante los ojos de Jehová, como la casa de Acab; porque después de la muerte
de su padre, ellos le aconsejaron para su perdición.
5 Y él anduvo en los consejos de ellos, y fue a la guerra con Joram hijo de Acab, rey de Israel,
contra Hazael rey de Siria, a Ramot de Galaad, donde los sirios hirieron a Joram.
6 Y volvió para curarse en Jezreel de las heridas que le habían hecho en Ramot, peleando contra
Hazael rey de Siria. Y descendió Ocozías hijo de Joram, rey de Judá, para visitar a Joram hijo de
Acab en Jezreel, porque allí estaba enfermo.
(2 R. 9.27-29)
7 Pero esto venía de Dios, para que Ocozías fuese destruido viniendo a Joram; porque habiendo
venido, salió con Joram contra Jehú hijo de Nimsi, al cual Jehová había ungido para que
exterminara la familia de Acab.
8 Y haciendo juicio Jehú contra la casa de Acab, halló a los príncipes de Judá, y a los hijos de los
hermanos de Ocozías, que servían a Ocozías, y los mató.
(2 R. 11.1-21)
10 Entonces Atalía madre de Ocozías, viendo que su hijo era muerto, se levantó y exterminó toda
la descendencia real de la casa de Judá.
11 Pero Josabet, hija del rey, tomó a Joás hijo de Ocozías, y escondiéndolo de entre los demás
hijos del rey, a los cuales mataban, le guardó a él y a su ama en uno de los aposentos. Así lo
escondió Josabet, hija del rey Joram, mujer del sacerdote Joiada (porque ella era hermana de
Ocozías), de delante de Atalía, y no lo mataron.
12 Y estuvo con ellos escondido en la casa de Dios seis años. Entre tanto, Atalía reinaba en el país.
2 Crónicas 23
1 En el séptimo año se ánimo Joiada, y tomó consigo en alianza a los jefes de centenas Azarías hijo
de Jeroham, Ismael hijo de Johanán, Azarías hijo de Obed, Maasías hijo de Adaía, y Elisafat hijo de
Zicri,
2 los cuales recorrieron el país de Judá, y reunieron a los levitas de todas las ciudades de Judá y a
los príncipes de las familias de Israel, y vinieron a Jerusalén.
3 Y toda la multitud hizo pacto con el rey en la casa de Dios. Y Joiada les dijo: He aquí el hijo del
rey, el cual reinará, como Jehová ha dicho respecto a los hijos de David.
4 Ahora haced esto: una tercera parte de vosotros, los que entran el día de reposo, estarán de
porteros con los sacerdotes y los levitas.
5 Otra tercera parte, a la casa del rey; y la otra tercera parte, a la puerta del Cimiento; y todo el
pueblo estará en los patios de la casa de Jehová.
6 Y ninguno entre en la casa de Jehová, sino los sacerdotes y levitas que ministran; éstos entrarán,
porque están consagrados; y todo el pueblo hará guardia delante de Jehová.
7 Y los levitas rodearán al rey por todas partes, y cada uno tendrá sus armas en la mano;
cualquiera que entre en la casa, que muera; y estaréis con el rey cuando entre y cuando salga.
8 Y los levitas y todo Judá lo hicieron todo como lo había mandado el sacerdote Joiada; y tomó
cada jefe a los suyos, los que entraban el día de reposo, y los que salían el día de reposo; porque el
sacerdote Joiada no dio licencia a las compañías.
9 Dio también el sacerdote Joiada a los jefes de centenas las lanzas, los paveses y los escudos que
habían sido del rey David, y que estaban en la casa de Dios;
10 y puso en orden a todo el pueblo, teniendo cada uno su espada en la mano, desde el rincón
derecho del templo hasta el izquierdo, hacia el altar y la casa, alrededor del rey por todas partes.
11 Entonces sacaron al hijo del rey, y le pusieron la corona y el testimonio, y lo proclamaron rey; y
Joiada y sus hijos lo ungieron, diciendo luego: ¡Viva el rey!
12 Cuando Atalía oyó el estruendo de la gente que corría, y de los que aclamaban al rey, vino al
pueblo a la casa de Jehová;
13 y mirando, vio al rey que estaba junto a su columna a la entrada, y los príncipes y los
trompeteros junto al rey, y que todo el pueblo de la tierra mostraba alegría, y sonaba bocinas, y
los cantores con instrumentos de música dirigían la alabanza. Entonces Atalía rasgó sus vestidos, y
dijo: ¡Traición! ¡Traición!
14 Pero el sacerdote Joiada mandó que salieran los jefes de centenas del ejército, y les dijo:
Sacadla fuera del recinto, y al que la siguiere, matadlo a filo de espada; porque el sacerdote había
mandado que no la matasen en la casa de Jehová.
15 Ellos, pues, le echaron mano, y luego que ella hubo pasado la entrada de la puerta de los
caballos de la casa del rey, allí la mataron.
16 Y Joiada hizo un pacto entre sí y todo el pueblo y el rey, que serían pueblo de Jehová.
17 Después de esto entró todo el pueblo en el templo de Baal, y lo derribaron, y también sus
altares; e hicieron pedazos sus imágenes, y mataron delante de los altares a Matán, sacerdote de
Baal.
18 Luego ordenó Joiada los oficios en la casa de Jehová, bajo la mano de los sacerdotes y levitas,
según David los había distribuido en la casa de Jehová, para ofrecer a Jehová los holocaustos,
como está escrito en la ley de Moisés, con gozo y con cánticos, conforme a la disposición de David.
19 Puso también porteros a las puertas de la casa de Jehová, para que por ninguna vía entrase
ningún inmundo.
20 Llamó después a los jefes de centenas, y a los principales, a los que gobernaban el pueblo y a
todo el pueblo de la tierra, para conducir al rey desde la casa de Jehová; y cuando llegaron a la
mitad de la puerta mayor de la casa del rey, sentaron al rey sobre el trono del reino.
21 Y se regocijó todo el pueblo del país; y la ciudad estuvo tranquila, después que mataron a Atalía
a filo de espada.
2 Crónicas 24
(2 R. 12.1-21)
1 De siete años era Joás cuando comenzó a reinar, y cuarenta años reinó en Jerusalén. El nombre
de su madre fue Sibia, de Beerseba.
2 E hizo Joás lo recto ante los ojos de Jehová todos los días de Joiada el sacerdote.
5 Y reunió a los sacerdotes y los levitas, y les dijo: Salid por las ciudades de Judá, y recoged dinero
de todo Israel, para que cada año sea reparada la casa de vuestro Dios; y vosotros poned diligencia
en el asunto. Pero los levitas no pusieron diligencia.
6 Por lo cual el rey llamó al sumo sacerdote Joiada y le dijo: ¿Por qué no has procurado que los
levitas traigan de Judá y de Jerusalén la ofrenda que Moisés siervo de Jehová impuso a la
congregación de Israel para el tabernáculo del testimonio?
7 Porque la impía Atalía y sus hijos habían destruido la casa de Dios, y además habían gastado en
los ídolos todas las cosas consagradas de la casa de Jehová.
8 Mandó, pues, el rey que hiciesen un arca, la cual pusieron fuera, a la puerta de la casa de Jehová;
9 e hicieron pregonar en Judá y en Jerusalén, que trajesen a Jehová la ofrenda que Moisés siervo
de Dios había impuesto a Israel en el desierto.
10 Y todos los jefes y todo el pueblo se gozaron, y trajeron ofrendas, y las echaron en el arca hasta
llenarla.
11 Y cuando venía el tiempo para llevar el arca al secretario del rey por mano de los levitas,
cuando veían que había mucho dinero, venía el escriba del rey, y el que estaba puesto por el sumo
sacerdote, y llevaban el arca, y la vaciaban, y la volvían a su lugar. Así lo hacían de día en día, y
recogían mucho dinero,
12 y el rey y Joiada lo daban a los que hacían el trabajo del servicio de la casa de Jehová; y
tomaban canteros y carpinteros que reparasen la casa de Jehová, y artífices en hierro y bronce
para componer la casa.
13 Hacían, pues, los artesanos la obra, y por sus manos la obra fue restaurada, y restituyeron la
casa de Dios a su antigua condición, y la consolidaron.
14 Y cuando terminaron, trajeron al rey y a Joiada lo que quedaba del dinero, e hicieron de él
utensilios para la casa de Jehová, utensilios para el servicio, morteros, cucharas, vasos de oro y de
plata. Y sacrificaban holocaustos continuamente en la casa de Jehová todos los días de Joiada.
15 Mas Joiada envejeció, y murió lleno de días; de ciento treinta años era cuando murió.
16 Y lo sepultaron en la ciudad de David con los reyes, por cuanto había hecho bien con Israel, y
para con Dios, y con su casa.
17 Muerto Joiada, vinieron los príncipes de Judá y ofrecieron obediencia al rey; y el rey los oyó.
18 Y desampararon la casa de Jehová el Dios de sus padres, y sirvieron a los símbolos de Asera y a
las imágenes esculpidas. Entonces la ira de Dios vino sobre Judá y Jerusalén por este su pecado.
19 Y les envió profetas para que los volviesen a Jehová, los cuales les amonestaron; mas ellos no
los escucharon.
20 Entonces el Espíritu de Dios vino sobre Zacarías hijo del sacerdote Joiada; y puesto en pie,
donde estaba más alto que el pueblo, les dijo: Así ha dicho Dios: ¿Por qué quebrantáis los
mandamientos de Jehová? No os vendrá bien por ello; porque por haber dejado a Jehová, él
también os abandonará.
21 Pero ellos hicieron conspiración contra él, y por mandato del rey lo apedrearon hasta matarlo,
en el patio de la casa de Jehová.
22 Así el rey Joás no se acordó de la misericordia que Joiada padre de Zacarías había hecho con él,
antes mató a su hijo, quien dijo al morir: Jehová lo vea y lo demande.
23 A la vuelta del año subió contra él el ejército de Siria; y vinieron a Judá y a Jerusalén, y
destruyeron en el pueblo a todos los principales de él, y enviaron todo el botín al rey a Damasco.
24 Porque aunque el ejército de Siria había venido con poca gente, Jehová entregó en sus manos
un ejército muy numeroso, por cuanto habían dejado a Jehová el Dios de sus padres. Así
ejecutaron juicios contra Joás.
25 Y cuando se fueron los sirios, lo dejaron agobiado por sus dolencias; y conspiraron contra él sus
siervos a causa de la sangre de los hijos de Joiada el sacerdote, y lo hirieron en su cama, y murió. Y
lo sepultaron en la ciudad de David, pero no en los sepulcros de los reyes.
26 Los que conspiraron contra él fueron Zabad hijo de Simeat amonita, y Jozabad hijo de Simrit
moabita.
27 En cuanto a los hijos de Joás, y la multiplicación que hizo de las rentas, y la restauración de la
casa de Jehová, he aquí está escrito en la historia del libro de los reyes. Y reinó en su lugar Amasías
su hijo.
Reinado de Amasías
2 Crónicas 25
(2 R. 14.1-22)
1 De veinticinco años era Amasías cuando comenzó a reinar, y veintinueve años reinó en
Jerusalén; el nombre de su madre fue Joadán, de Jerusalén.
3 Y luego que fue confirmado en el reino, mató a los siervos que habían matado al rey su padre.
4 Pero no mató a los hijos de ellos, según lo que está escrito en la ley, en el libro de Moisés, donde
Jehová mandó diciendo: No morirán los padres por los hijos, ni los hijos por los padres; mas cada
uno morirá por su pecado.
5 Reunió luego Amasías a Judá, y con arreglo a las familias les puso jefes de millares y de centenas
sobre todo Judá y Benjamín. Después puso en lista a todos los de veinte años arriba, y fueron
hallados trescientos mil escogidos para salir a la guerra, que tenían lanza y escudo.
6 Y de Israel tomó a sueldo por cien talentos de plata, a cien mil hombres valientes.
7 Mas un varón de Dios vino a él y le dijo: Rey, no vaya contigo el ejército de Israel; porque Jehová
no está con Israel, ni con todos los hijos de Efraín.
8 Pero si vas así, si lo haces, y te esfuerzas para pelear, Dios te hará caer delante de los enemigos;
porque en Dios está el poder, o para ayudar, o para derribar.
9 Y Amasías dijo al varón de Dios: ¿Qué, pues, se hará de los cien talentos que he dado al ejército
de Israel? Y el varón de Dios respondió: Jehová puede darte mucho más que esto.
10 Entonces Amasías apartó el ejército de la gente que había venido a él de Efraín, para que se
fuesen a sus casas; y ellos se enojaron grandemente contra Judá, y volvieron a sus casas
encolerizados.
11 Esforzándose entonces Amasías, sacó a su pueblo, y vino al Valle de la Sal, y mató de los hijos
de Seir diez mil.
12 Y los hijos de Judá tomaron vivos a otros diez mil, los cuales llevaron a la cumbre de un
peñasco, y de allí los despeñaron, y todos se hicieron pedazos.
13 Mas los del ejército que Amasías había despedido, para que no fuesen con él a la guerra,
invadieron las ciudades de Judá, desde Samaria hasta Bet-horón, y mataron a tres mil de ellos, y
tomaron gran despojo.
14 Volviendo luego Amasías de la matanza de los edomitas, trajo también consigo los dioses de los
hijos de Seir, y los puso ante sí por dioses, y los adoró, y les quemó incienso.
15 Por esto se encendió la ira de Jehová contra Amasías, y envió a él un profeta, que le dijo: ¿Por
qué has buscado los dioses de otra nación, que no libraron a su pueblo de tus manos?
16 Y hablándole el profeta estas cosas, él le respondió: ¿Te han puesto a ti por consejero del rey?
Déjate de eso. ¿Por qué quieres que te maten? Y cuando terminó de hablar, el profeta dijo luego:
Yo sé que Dios ha decretado destruirte, porque has hecho esto, y no obedeciste mi consejo.
17 Y Amasías rey de Judá, después de tomar consejo, envió a decir a Joás hijo de Joacaz, hijo de
Jehú, rey de Israel: Ven, y veámonos cara a cara.
18 Entonces Joás rey de Israel envió a decir a Amasías rey de Judá: El cardo que estaba en el
Líbano envió al cedro que estaba en el Líbano, diciendo: Da tu hija a mi hijo por mujer. Y he aquí
que las fieras que estaban en el Líbano pasaron, y hollaron el cardo.
19 Tú dices: He aquí he derrotado a Edom; y tu corazón se enaltece para gloriarte. Quédate ahora
en tu casa. ¿Para qué provocas un mal en que puedas caer tú y Judá contigo?
20 Mas Amasías no quiso oír; porque era la voluntad de Dios, que los quería entregar en manos de
sus enemigos, por cuanto habían buscado los dioses de Edom.
21 Subió, pues, Joás rey de Israel, y se vieron cara a cara él y Amasías rey de Judá en la batalla de
Bet-semes, la cual es de Judá.
23 Y Joás rey de Israel apresó en Bet-semes a Amasías rey de Judá, hijo de Joás, hijo de Joacaz, y lo
llevó a Jerusalén; y derribó el muro de Jerusalén desde la puerta de Efraín hasta la puerta del
ángulo, un tramo de cuatrocientos codos.
24 Asimismo tomó todo el oro y la plata, y todos los utensilios que se hallaron en la casa de Dios
en casa de Obed-edom, y los tesoros de la casa del rey, y los hijos de los nobles; después volvió a
Samaria.
25 Y vivió Amasías hijo de Joás, rey de Judá, quince años después de la muerte de Joás hijo de
Joacaz, rey de Israel.
26 Los demás hechos de Amasías, primeros y postreros, ¿no están escritos en el libro de los reyes
de Judá y de Israel?
Reinado de Uzías
2 Crónicas 26
(2 R. 15.1-7)
1 Entonces todo el pueblo de Judá tomó a Uzías, el cual tenía dieciséis años de edad, y lo pusieron
por rey en lugar de Amasías su padre.
2 Uzías edificó a Elot, y la restituyó a Judá después que el rey Amasías durmió con sus padres.
3 De dieciséis años era Uzías cuando comenzó a reinar, y cincuenta y dos años reinó en Jerusalén.
El nombre de su madre fue Jecolías, de Jerusalén.
4 E hizo lo recto ante los ojos de Jehová, conforme a todas las cosas que había hecho Amasías su
padre.
5 Y persistió en buscar a Dios en los días de Zacarías, entendido en visiones de Dios; y en estos días
en que buscó a Jehová, él le prosperó.
6 Y salió y peleó contra los filisteos, y rompió el muro de Gat, y el muro de Jabnia, y el muro de
Asdod; y edificó ciudades en Asdod, y en la tierra de los filisteos.
7 Dios le dio ayuda contra los filisteos, y contra los árabes que habitaban en Gur-baal, y contra los
amonitas.
8 Y dieron los amonitas presentes a Uzías, y se divulgó su fama hasta la frontera de Egipto; porque
se había hecho altamente poderoso.
9 Edificó también Uzías torres en Jerusalén, junto a la puerta del ángulo, y junto a la puerta del
valle, y junto a las esquinas; y las fortificó.
10 Asimismo edificó torres en el desierto, y abrió muchas cisternas; porque tuvo muchos ganados,
así en la Sefela como en las vegas, y viñas y labranzas, así en los montes como en los llanos fértiles;
porque era amigo de la agricultura.
11 Tuvo también Uzías un ejército de guerreros, los cuales salían a la guerra en divisiones, de
acuerdo con la lista hecha por mano de Jeiel escriba, y de Maasías gobernador, y de Hananías, uno
de los jefes del rey.
12 Todo el número de los jefes de familia, valientes y esforzados, era dos mil seiscientos.
13 Y bajo la mano de éstos estaba el ejército de guerra, de trescientos siete mil quinientos
guerreros poderosos y fuertes, para ayudar al rey contra los enemigos.
14 Y Uzías preparó para todo el ejército escudos, lanzas, yelmos, coseletes, arcos, y hondas para
tirar piedras.
15 E hizo en Jerusalén máquinas inventadas por ingenieros, para que estuviesen en las torres y en
los baluartes, para arrojar saetas y grandes piedras. Y su fama se extendió lejos, porque fue
ayudado maravillosamente, hasta hacerse poderoso.
16 Mas cuando ya era fuerte su corazón se enalteció para su ruina; porque se rebeló contra Jehová
su Dios, entrando en el templo de Jehová para quemar incienso en el altar del incienso.
17 Y entró tras él el sacerdote Azarías, y con él ochenta sacerdotes de Jehová, varones valientes.
20 Y le miró el sumo sacerdote Azarías, y todos los sacerdotes, y he aquí la lepra estaba en su
frente; y le hicieron salir apresuradamente de aquel lugar; y él también se dio prisa a salir, porque
Jehová lo había herido.
21 Así el rey Uzías fue leproso hasta el día de su muerte, y habitó leproso en una casa apartada,
por lo cual fue excluido de la casa de Jehová; y Jotam su hijo tuvo cargo de la casa real,
gobernando al pueblo de la tierra.
22 Los demás hechos de Uzías, primeros y postreros, fueron escritos por el profeta Isaías, hijo de
Amoz.
23 Y durmió Uzías con sus padres, y lo sepultaron con sus padres en el campo de los sepulcros
reales; porque dijeron: Leproso es. Y reinó Jotam su hijo en lugar suyo.
Reinado de Jotam
2 Crónicas 27
(2 R. 15.32-38)
1 De veinticinco años era Jotam cuando comenzó a reinar, y dieciséis años reinó en Jerusalén. El
nombre de su madre fue Jerusa, hija de Sadoc.
2 E hizo lo recto ante los ojos de Jehová, conforme a todas las cosas que había hecho Uzías su
padre, salvo que no entró en el santuario de Jehová. Pero el pueblo continuaba corrompiéndose.
3 Edificó él la puerta mayor de la casa de Jehová, y sobre el muro de la fortaleza edificó mucho.
4 Además edificó ciudades en las montañas de Judá, y construyó fortalezas y torres en los
bosques.
5 También tuvo él guerra con el rey de los hijos de Amón, a los cuales venció; y le dieron los hijos
de Amón en aquel año cien talentos de plata, diez mil coros de trigo, y diez mil coros de cebada.
Esto le dieron los hijos de Amón, y lo mismo en el segundo año y en el tercero.
6 Así que Jotam se hizo fuerte, porque preparó sus caminos delante de Jehová su Dios.
7 Los demás hechos de Jotam, y todas sus guerras, y sus caminos, he aquí están escritos en el libro
de los reyes de Israel y de Judá.
9 Y durmió Jotam con sus padres, y lo sepultaron en la ciudad de David; y reinó en su lugar Acaz su
hijo.
Reinado de Acaz
2 Crónicas 28
(2 R. 16.1-20)
1 De veinte años era Acaz cuando comenzó a reinar, y dieciséis años reinó en Jerusalén: mas no
hizo lo recto ante los ojos de Jehová, como David su padre.
2 Antes anduvo en los caminos de los reyes de Israel, y además hizo imágenes fundidas a los
baales.
3 Quemó también incienso en el valle de los hijos de Hinom, e hizo pasar a sus hijos por fuego,
conforme a las abominaciones de las naciones que Jehová había arrojado de la presencia de los
hijos de Israel.
4 Asimismo sacrificó y quemó incienso en los lugares altos, en los collados, y debajo de todo árbol
frondoso.
5 Por lo cual Jehová su Dios lo entregó en manos del rey de los sirios, los cuales lo derrotaron, y le
tomaron gran número de prisioneros que llevaron a Damasco. Fue también entregado en manos
del rey de Israel, el cual lo batió con gran mortandad.
6 Porque Peka hijo de Remalías mató en Judá en un día ciento veinte mil hombres valientes, por
cuanto habían dejado a Jehová el Dios de sus padres.
7 Asimismo Zicri, hombre poderoso de Efraín, mató a Maasías hijo del rey, a Azricam su
mayordomo, y a Elcana, segundo después del rey.
8 También los hijos de Israel tomaron cautivos de sus hermanos a doscientos mil, mujeres,
muchachos y muchachas, además de haber tomado de ellos mucho botín que llevaron a Samaria.
9 Había entonces allí un profeta de Jehová que se llamaba Oded, el cual salió delante del ejército
cuando entraba en Samaria, y les dijo: He aquí, Jehová el Dios de vuestros padres, por el enojo
contra Judá, los ha entregado en vuestras manos; y vosotros los habéis matado con ira que ha
llegado hasta el cielo.
10 Y ahora habéis determinado sujetar a vosotros a Judá y a Jerusalén como siervos y siervas; mas
¿no habéis pecado vosotros contra Jehová vuestro Dios?
11 Oídme, pues, ahora, y devolved a los cautivos que habéis tomado de vuestros hermanos;
porque Jehová está airado contra vosotros.
12 Entonces se levantaron algunos varones de los principales de los hijos de Efraín, Azarías hijo de
Johanán, Berequías hijo de Mesilemot, Ezequías hijo de Salum, y Amasa hijo de Hadlai, contra los
que venían de la guerra.
13 Y les dijeron: No traigáis aquí a los cautivos, porque el pecado contra Jehová estará sobre
nosotros. Vosotros tratáis de añadir sobre nuestros pecados y sobre nuestras culpas, siendo muy
grande nuestro delito, y el ardor de la ira contra Israel.
14 Entonces el ejército dejó a los cautivos y el botín delante de los príncipes y de toda la multitud.
15 Y se levantaron los varones nombrados, y tomaron a los cautivos, y del despojo vistieron a los
que de ellos estaban desnudos; los vistieron, los calzaron, y les dieron de comer y de beber, los
ungieron, y condujeron en asnos a todos los débiles, y los llevaron hasta Jericó, ciudad de las
palmeras, cerca de sus hermanos; y ellos volvieron a Samaria.
16 En aquel tiempo envió a pedir el rey Acaz a los reyes de Asiria que le ayudasen.
17 Porque también los edomitas habían venido y atacado a los de Judá, y habían llevado cautivos.
18 Asimismo los filisteos se habían extendido por las ciudades de la Sefela y del Neguev de Judá, y
habían tomado Bet-semes, Ajalón, Gederot, Soco con sus aldeas, Timna también con sus aldeas, y
Gimzo con sus aldeas; y habitaban en ellas.
19 Porque Jehová había humillado a Judá por causa de Acaz rey de Israel, por cuanto él había
actuado desenfrenadamente en Judá, y había prevaricado gravemente contra Jehová.
20 También vino contra él Tiglat-pileser rey de los asirios, quien lo redujo a estrechez, y no lo
fortaleció.
21 No obstante que despojó Acaz la casa de Jehová, y la casa real, y las de los príncipes, para dar al
rey de los asirios, éste no le ayudó.
22 Además el rey Acaz en el tiempo que aquel le apuraba, añadió mayor pecado contra Jehová;
23 porque ofreció sacrificios a los dioses de Damasco que le habían derrotado, y dijo: Pues que los
dioses de los reyes de Siria les ayudan, yo también ofreceré sacrificios a ellos para que me ayuden;
bien que fueron éstos su ruina, y la de todo Israel.
24 Además de eso recogió Acaz los utensilios de la casa de Dios, y los quebró, y cerró las puertas
de la casa de Jehová, y se hizo altares en Jerusalén en todos los rincones.
25 Hizo también lugares altos en todas las ciudades de Judá, para quemar incienso a los dioses
ajenos, provocando así a ira a Jehová el Dios de sus padres.
26 Los demás de sus hechos, y todos su caminos, primeros y postreros, he aquí están escritos en el
libro de los reyes de Judá y de Israel.
27 Y durmió Acaz con sus padres, y lo sepultaron en la ciudad de Jerusalén, pero no lo metieron en
los sepulcros de los reyes de Israel; y reinó en su lugar Ezequías su hijo.
Reinado de Ezequías
2 Crónicas 29
(2 R. 18.1-3)
1 Comenzó a reinar Ezequías siendo de veinticinco años, y reinó veintinueve años en Jerusalén. El
nombre de su madre fue Abías, hija de Zacarías.
2 E hizo lo recto ante los ojos de Jehová, conforme a todas las cosas que había hecho David su
padre.
3 En el primer año de su reinado, en el mes primero, abrió las puertas de la casa de Jehová, y las
reparó.
5 Y les dijo: ¡Oídme, levitas! Santificaos ahora, y santificad la casa de Jehová el Dios de vuestros
padres, y sacad del santuario la inmundicia.
6 Porque nuestros padres se han rebelado, y han hecho lo malo ante los ojos de Jehová nuestro
Dios; porque le dejaron, y apartaron sus rostros del tabernáculo de Jehová, y le volvieron las
espaldas.
7 Y aun cerraron las puertas del pórtico, y apagaron las lámparas; no quemaron incienso, ni
sacrificaron holocausto en el santuario al Dios de Israel.
8 Por tanto, la ira de Jehová ha venido sobre Judá y Jerusalén, y los ha entregado a turbación, a
execración y a escarnio, como veis vosotros con vuestros ojos.
9 Y he aquí nuestros padres han caído a espada, y nuestros hijos, nuestras hijas y nuestras mujeres
fueron llevados cautivos por esto.
10 Ahora, pues, yo he determinado hacer pacto con Jehová el Dios de Israel, para que aparte de
nosotros el ardor de su ira.
11 Hijos míos, no os engañéis ahora, porque Jehová os ha escogido a vosotros para que estéis
delante de él y le sirváis, y seáis sus ministros, y le queméis incienso.
12 Entonces se levantaron los levitas Mahat hijo de Amasai y Joel hijo de Azarías, de los hijos de
Coat; de los hijos de Merari, Cis hijo de Abdi y Azarías hijo de Jehalelel; de los hijos de Gersón, Joa
hijo de Zima y Edén hijo de Joa;
13 de los hijos de Elizafán, Simri y Jeiel; de los hijos de Asaf, Zacarías y Matanías;
14 de los hijos de Hemán, Jehiel y Simei; y de los hijos de Jedutún, Semaías y Uziel.
16 Y entrando los sacerdotes dentro de la casa de Jehová para limpiarla, sacaron toda la
inmundicia que hallaron en el templo de Jehová, al atrio de la casa de Jehová; y de allí los levitas la
llevaron fuera al torrente de Cedrón.
del mismo mes vinieron al pórtico de Jehová; y santificaron la casa de Jehová en ocho días, y en el
día dieciséis del mes primero terminaron.
18 Entonces vinieron al rey Ezequías y le dijeron: Ya hemos limpiado toda la casa de Jehová, el
altar del holocausto, y todos sus instrumentos, y la mesa de la proposición con todos sus
utensilios.
19 Asimismo hemos preparado y santificado todos los utensilios que en su infidelidad había
desechado el rey Acaz, cuando reinaba; y he aquí están delante del altar de Jehová.
20 Y levantándose de mañana, el rey Ezequías reunió los principales de la ciudad, y subió a la casa
de Jehová.
21 Y presentaron siete novillos, siete carneros, siete corderos y siete machos cabríos para
expiación por el reino, por el santuario y por Judá. Y dijo a los sacerdotes hijos de Aarón que los
ofreciesen sobre el altar de Jehová.
22 Mataron, pues, los novillos, y los sacerdotes recibieron la sangre, y la esparcieron sobre el altar;
mataron luego los carneros, y esparcieron la sangre sobre el altar; asimismo mataron los corderos,
y esparcieron la sangre sobre el altar.
23 Después hicieron acercar delante del rey y de la multitud los machos cabríos para la expiación,
y pusieron sobre ellos sus manos;
24 y los sacerdotes los mataron, e hicieron ofrenda de expiación con la sangre de ellos sobre el
altar, para reconciliar a todo Israel; porque por todo Israel mandó el rey hacer el holocausto y la
expiación.
25 Puso también levitas en la casa de Jehová con címbalos, salterios y arpas, conforme al
mandamiento de David, de Gad vidente del rey, y del profeta Natán, porque aquel mandamiento
procedía de Jehová por medio de sus profetas.
26 Y los levitas estaban con los instrumentos de David, y los sacerdotes con trompetas.
28 Y toda la multitud adoraba, y los cantores cantaban, y los trompeteros sonaban las trompetas;
todo esto duró hasta consumirse el holocausto.
29 Y cuando acabaron de ofrecer, se inclinó el rey, y todos los que con él estaban, y adoraron.
30 Entonces el rey Ezequías y los príncipes dijeron a los levitas que alabasen a Jehová con las
palabras de David y de Asaf vidente; y ellos alabaron con gran alegría, y se inclinaron y adoraron.
31 Y respondiendo Ezequías, dijo: Vosotros os habéis consagrado ahora a Jehová; acercaos, pues, y
presentad sacrificios y alabanzas en la casa de Jehová. Y la multitud presentó sacrificios y
alabanzas; y todos los generosos de corazón trajeron holocaustos.
32 Y fue el número de los holocaustos que trajo la congregación, setenta bueyes, cien carneros y
doscientos corderos, todo para el holocausto de Jehová.
33 Y las ofrendas fueron seiscientos bueyes y tres mil ovejas.
34 Mas los sacerdotes eran pocos, y no bastaban para desollar los holocaustos; y así sus hermanos
los levitas les ayudaron hasta que acabaron la obra, y hasta que los demás sacerdotes se
santificaron; porque los levitas fueron más rectos de corazón para santificarse que los sacerdotes.
35 Así, pues, hubo abundancia de holocaustos, con grosura de las ofrendas de paz, y libaciones
para cada holocausto. Y quedó restablecido el servicio de la casa de Jehová.
36 Y se alegró Ezequías con todo el pueblo, de que Dios hubiese preparado el pueblo; porque la
cosa fue hecha rápidamente.
2 Crónicas 30
1 Envió después Ezequías por todo Israel y Judá, y escribió cartas a Efraín y a Manasés, para que
viniesen a Jerusalén a la casa de Jehová para celebrar la pascua a Jehová Dios de Israel.
2 Y el rey había tomado consejo con sus príncipes, y con toda la congregación en Jerusalén, para
celebrar la pascua en el mes segundo;
3 porque entonces no la podían celebrar, por cuanto no había suficientes sacerdotes santificados,
ni el pueblo se había reunido en Jerusalén.
5 Y determinaron hacer pasar pregón por todo Israel, desde Beerseba hasta Dan, para que
viniesen a celebrar la pascua a Jehová Dios de Israel, en Jerusalén; porque en mucho tiempo no la
habían celebrado al modo que está escrito.
6 Fueron, pues, correos con cartas de mano del rey y de sus príncipes por todo Israel y Judá, como
el rey lo había mandado, y decían: Hijos de Israel, volveos a Jehová el Dios de Abraham, de Isaac y
de Israel, y él se volverá al remanente que ha quedado de la mano de los reyes de Asiria.
7 No seáis como vuestros padres y como vuestros hermanos, que se rebelaron contra Jehová el
Dios de sus padres, y él los entregó a desolación, como vosotros veis.
8 No endurezcáis, pues, ahora vuestra cerviz como vuestros padres; someteos a Jehová, y venid a
su santuario, el cual él ha santificado para siempre; y servid a Jehová vuestro Dios, y el ardor de su
ira se apartará de vosotros.
10 Pasaron, pues, los correos de ciudad en ciudad por la tierra de Efraín y Manasés, hasta Zabulón;
mas se reían y burlaban de ellos.
11 Con todo eso, algunos hombres de Aser, de Manasés y de Zabulón se humillaron y vinieron a
Jerusalén.
12 En Judá también estuvo la mano de Dios para darles un solo corazón para cumplir el mensaje
del rey y de los príncipes, conforme a la palabra de Jehová.
13 Y se reunió en Jerusalén mucha gente para celebrar la fiesta solemne de los panes sin levadura
en el mes segundo, una vasta reunión.
14 Y levantándose, quitaron los altares que había en Jerusalén; quitaron también todos los altares
de incienso, y los echaron al torrente de Cedrón.
15 Entonces sacrificaron la pascua, a los catorce días del mes segundo; y los sacerdotes y los
levitas llenos de vergüenza se santificaron, y trajeron los holocaustos a la casa de Jehová.
16 Y tomaron su lugar en los turnos de costumbre, conforme a la ley de Moisés varón de Dios; y
los sacerdotes esparcían la sangre que recibían de manos de los levitas.
17 Porque había muchos en la congregación que no estaban santificados, y por eso los levitas
sacrificaban la pascua por todos los que no se habían purificado, para santificarlos a Jehová.
18 Porque una gran multitud del pueblo de Efraín y Manasés, y de Isacar y Zabulón, no se habían
purificado, y comieron la pascua no conforme a lo que está escrito. Mas Ezequías oró por ellos,
diciendo: Jehová, que es bueno, sea propicio a todo aquel que ha preparado su corazón para
buscar a Dios,
19 a Jehová el Dios de sus padres, aunque no esté purificado según los ritos de purificación del
santuario.
21 Así los hijos de Israel que estaban en Jerusalén celebraron la fiesta solemne de los panes sin
levadura por siete días con grande gozo; y glorificaban a Jehová todos los días los levitas y los
sacerdotes, cantando con instrumentos resonantes a Jehová.
22 Y habló Ezequías al corazón de todos los levitas que tenían buena inteligencia en el servicio de
Jehová. Y comieron de lo sacrificado en la fiesta solemne por siete días, ofreciendo sacrificios de
paz, y dando gracias a Jehová el Dios de sus padres.
23 Y toda aquella asamblea determinó que celebrasen la fiesta por otros siete días; y la celebraron
otros siete días con alegría.
24 Porque Ezequías rey de Judá había dado a la asamblea mil novillos y siete mil ovejas; y también
los príncipes dieron al pueblo mil novillos y diez mil ovejas; y muchos sacerdotes ya se habían
santificado.
25 Se alegró, pues, toda la congregación de Judá, como también los sacerdotes y levitas, y toda la
multitud que había venido de Israel; asimismo los forasteros que habían venido de la tierra de
Israel, y los que habitaban en Judá.
26 Hubo entonces gran regocijo en Jerusalén; porque desde los días de Salomón hijo de David rey
de Israel, no había habido cosa semejante en Jerusalén.
27 Después los sacerdotes y levitas, puestos en pie, bendijeron al pueblo; y la voz de ellos fue oída,
y su oración llegó a la habitación de su santuario, al cielo.
2 Crónicas 31
1 Hechas todas estas cosas, todos los de Israel que habían estado allí salieron por las ciudades de
Judá, y quebraron las estatuas y destruyeron las imágenes de Asera, y derribaron los lugares altos
y los altares por todo Judá y Benjamín, y también en Efraín y Manasés, hasta acabarlo todo.
Después se volvieron todos los hijos de Israel a sus ciudades, cada uno a su posesión.
2 Y arregló Ezequías la distribución de los sacerdotes y de los levitas conforme a sus turnos, cada
uno según su oficio; los sacerdotes y los levitas para ofrecer el holocausto y las ofrendas de paz,
para que ministrasen, para que diesen gracias y alabasen dentro de las puertas de los atrios de
Jehová.
3 El rey contribuyó de su propia hacienda para los holocaustos a mañana y tarde, y para los
holocaustos de los días de reposo, nuevas lunas y fiestas solemnes, como está escrito en la ley de
Jehová.
4 Mandó también al pueblo que habitaba en Jerusalén, que diese la porción correspondiente a los
sacerdotes y levitas, para que ellos se dedicasen a la ley de Jehová.
5 Y cuando este edicto fue divulgado, los hijos de Israel dieron muchas primicias de grano, vino,
aceite, miel, y de todos los frutos de la tierra; trajeron asimismo en abundancia los diezmos de
todas las cosas.
6 También los hijos de Israel y de Judá, que habitaban en las ciudades de Judá, dieron del mismo
modo los diezmos de las vacas y de las ovejas; y trajeron los diezmos de lo santificado, de las cosas
que habían prometido a Jehová su Dios, y los depositaron en montones.
10 Y el sumo sacerdote Azarías, de la casa de Sadoc, le contestó: Desde que comenzaron a traer las
ofrendas a la casa de Jehová, hemos comido y nos hemos saciado, y nos ha sobrado mucho,
porque Jehová ha bendecido a su pueblo; y ha quedado esta abundancia de provisiones.
11 Entonces mandó Ezequías que preparasen cámaras en la casa de Jehová; y las prepararon.
12 Y en ellas depositaron las primicias y los diezmos y las cosas consagradas, fielmente; y dieron
cargo de ello al levita Conanías, el principal, y Simei su hermano fue el segundo.
13 Y Jehiel, Azazías, Nahat, Asael, Jerimot, Jozabad, Eliel, Ismaquías, Mahat y Benaía, fueron los
mayordomos al servicio de Conanías y de Simei su hermano, por mandamiento del rey Ezequías y
de Azarías, príncipe de la casa de Dios.
14 Y el levita Coré hijo de Imna, guarda de la puerta oriental, tenía cargo de las ofrendas
voluntarias para Dios, y de la distribución de las ofrendas dedicadas a Jehová, y de las cosas
santísimas.
15 Y a su servicio estaban Edén, Miniamín, Jesúa, Semaías, Amarías y Secanías, en las ciudades de
los sacerdotes, para dar con fidelidad a sus hermanos sus porciones conforme a sus grupos, así al
mayor como al menor;
16 a los varones anotados por sus linajes, de tres años arriba, a todos los que entraban en la casa
de Jehová para desempeñar su ministerio según sus oficios y grupos.
17 También a los que eran contados entre los sacerdotes según sus casas paternas; y a los levitas
de edad de veinte años arriba, conforme a sus oficios y grupos.
18 Eran inscritos con todos sus niños, sus mujeres, sus hijos e hijas, toda la multitud; porque con
fidelidad se consagraban a las cosas santas.
19 Del mismo modo para los hijos de Aarón, sacerdotes, que estaban en los ejidos de sus ciudades,
por todas las ciudades, los varones nombrados tenían cargo de dar sus porciones a todos los
varones de entre los sacerdotes, y a todo el linaje de los levitas.
20 De esta manera hizo Ezequías en todo Judá; y ejecutó lo bueno, recto y verdadero delante de
Jehová su Dios.
21 En todo cuanto emprendió en el servicio de la casa de Dios, de acuerdo con la ley y los
mandamientos, buscó a su Dios, lo hizo de todo corazón, y fue prosperado.
2 Crónicas 32
1 Después de estas cosas y de esta fidelidad, vino Senaquerib rey de los asirios e invadió a Judá, y
acampó contra las ciudades fortificadas, con la intención de conquistarlas.
3 tuvo consejo con sus príncipes y con sus hombres valientes, para cegar las fuentes de agua que
estaban fuera de la ciudad; y ellos le apoyaron.
4 Entonces se reunió mucho pueblo, y cegaron todas las fuentes, y el arroyo que corría a través del
territorio, diciendo: ¿Por qué han de hallar los reyes de Asiria muchas aguas cuando vengan?
5 Después con animó resuelto edificó Ezequías todos los muros caídos, e hizo alzar las torres, y
otro muro por fuera; fortificó además a Milo en la ciudad de David, y también hizo muchas
espadas y escudos.
6 Y puso capitanes de guerra sobre el pueblo, y los hizo reunir en la plaza de la puerta de la ciudad,
y habló al corazón de ellos, diciendo:
7 Esforzaos y animaos; no temáis, ni tengáis miedo del rey de Asiria, ni de toda la multitud que con
él viene; porque más hay con nosotros que con él.
8 Con él está el brazo de carne, mas con nosotros está Jehová nuestro Dios para ayudarnos y
pelear nuestras batallas. Y el pueblo tuvo confianza en las palabras de Ezequías rey de Judá.
9 Después de esto, Senaquerib rey de los asirios, mientras sitiaba a Laquis con todas sus fuerzas,
envió sus siervos a Jerusalén para decir a Ezequías rey de Judá, y a todos los de Judá que estaban
en Jerusalén:
10 Así ha dicho Senaquerib rey los asirios: ¿En quién confiáis vosotros, al resistir el sitio en
Jerusalén?
11 ¿No os engaña Ezequías para entregaros a muerte, a hambre y a sed, al decir: Jehová nuestro
Dios nos librará de la mano del rey de Asiria?
12 ¿No es Ezequías el mismo que ha quitado sus lugares altos y sus altares, y ha dicho a Judá y a
Jerusalén: Delante de este solo altar adoraréis, y sobre él quemaréis incienso?
13 ¿No habéis sabido lo que yo y mis padres hemos hecho a todos los pueblos de la tierra?
¿Pudieron los dioses de las naciones de estas tierras librar su tierra de mi mano?
14 ¿Qué dios hubo de entre todos los dioses de aquellas naciones que destruyeron mis padres,
que pudiese salvar a su pueblo de mis manos? ¿Cómo podrá vuestro Dios libraros de mi mano?
15 Ahora, pues, no os engañe Ezequías, ni os persuada de ese modo, ni le creáis; que si ningún
dios de todas aquellas naciones y reinos pudo librar a su pueblo de mis manos, y de las manos de
mis padres, ¿cuánto menos vuestro Dios os podrá librar de mi mano?
16 Y otras cosas más hablaron sus siervos contra Jehová Dios, y contra su siervo Ezequías.
17 Además de esto escribió cartas en que blasfemaba contra Jehová el Dios de Israel, y hablaba
contra él, diciendo: Como los dioses de las naciones de los países no pudieron librar a su pueblo de
mis manos, tampoco el Dios de Ezequías librará al suyo de mis manos.
18 Y clamaron a gran voz en judaico al pueblo de Jerusalén que estaba sobre los muros, para
espantarles y atemorizarles, a fin de poder tomar la ciudad.
19 Y hablaron contra el Dios de Jerusalén, como contra los dioses de los pueblos de la tierra, que
son obra de manos de hombres.
Jehová libra a Ezequías
20 Mas el rey Ezequías y el profeta Isaías hijo de Amoz oraron por esto, y clamaron al cielo.
21 Y Jehová envió un ángel, el cual destruyó a todo valiente y esforzado, y a los jefes y capitanes
en el campamento del rey de Asiria. Este se volvió, por tanto, avergonzado a su tierra; y entrando
en el templo de su dios, allí lo mataron a espada sus propios hijos.
22 Así salvó Jehová a Ezequías y a los moradores de Jerusalén de las manos de Senaquerib rey de
Asiria, y de las manos de todos; y les dio reposo por todos lados.
23 Y muchos trajeron a Jerusalén ofrenda a Jehová, y ricos presentes a Ezequías rey de Judá; y fue
muy engrandecido delante de todas las naciones después de esto.
Enfermedad de Ezequías
24 En aquel tiempo Ezequías enfermó de muerte; y oró a Jehová, quien le respondió, y le dio una
señal.
25 Mas Ezequías no correspondió al bien que le había sido hecho, sino que se enalteció su
corazón, y vino la ira contra él, y contra Judá y Jerusalén.
27 Y tuvo Ezequías riquezas y gloria, muchas en gran manera; y adquirió tesoros de plata y oro,
piedras preciosas, perfumes, escudos, y toda clase de joyas deseables.
28 Asimismo hizo depósitos para las rentas del grano, del vino y del aceite, establos para toda
clase de bestias, y apriscos para los ganados.
29 Adquirió también ciudades, y hatos de ovejas y de vacas en gran abundancia; porque Dios le
había dado muchas riquezas.
30 Este Ezequías cubrió los manantiales de Gihón la de arriba, y condujo el agua hacia el occidente
de la ciudad de David. Y fue prosperado Ezequías en todo lo que hizo.
31 Mas en lo referente a los mensajeros de los príncipes de Babilonia, que enviaron a él para saber
del prodigio que había acontecido en el país, Dios lo dejó, para probarle, para hacer conocer todo
lo que estaba en su corazón.
Muerte de Ezequías
(2 R. 20.20-21)
32 Los demás hechos de Ezequías, y sus misericordias, he aquí todos están escritos en la profecía
del profeta Isaías hijo de Amoz, en el libro de los reyes de Judá y de Israel.
33 Y durmió Ezequías con sus padres, y lo sepultaron en el lugar más prominente de los sepulcros
de los hijos de David, honrándole en su muerte todo Judá y toda Jerusalén; y reinó en su lugar
Manasés su hijo.
Reinado de Manasés
2 Crónicas 33
(2 R. 21.1-18)
1 De doce años era Manasés cuando comenzó a reinar, y cincuenta y cinco años reinó en
Jerusalén.
2 Pero hizo lo malo ante los ojos de Jehová, conforme a las abominaciones de las naciones que
Jehová había echado de delante de los hijos de Israel.
3 Porque él reedificó los lugares altos que Ezequías su padre había derribado, y levantó altares a
los baales, e hizo imágenes de Asera, y adoró a todo el ejército de los cielos, y les rindió culto.
4 Edificó también altares en la casa de Jehová, de la cual había dicho Jehová: En Jerusalén estará
mi nombre perpetuamente.
5 Edificó asimismo altares a todo el ejército de los cielos en los dos atrios de la casa de Jehová.
6 Y pasó sus hijos por fuego en el valle del hijo de Hinom; y observaba los tiempos, miraba en
agüeros, era dado a adivinaciones, y consultaba a adivinos y encantadores; se excedió en hacer lo
malo ante los ojos de Jehová, hasta encender su ira.
7 Además de esto puso una imagen fundida que hizo, en la casa de Dios, de la cual había dicho
Dios a David y a Salomón su hijo: En esta casa y en Jerusalén, la cual yo elegí sobre todas las tribus
de Israel, pondré mi nombre para siempre;
8 y nunca más quitaré el pie de Israel de la tierra que yo entregué a vuestros padres, a condición
de que guarden y hagan todas las cosas que yo les he mandado, toda la ley, los estatutos y los
preceptos, por medio de Moisés.
9 Manasés, pues, hizo extraviarse a Judá y los moradores de Jerusalén, para hacer más mal que las
naciones que Jehová destruyó delante de los hijos de Israel.
11 por lo cual Jehová trajo contra ellos los generales del ejército del rey de los asirios, los cuales
aprisionaron con grillos a Manasés, y atado con cadenas lo llevaron a Babilonia.
12 Mas luego que fue puesto en angustias, oró a Jehová su Dios, humillado grandemente en la
presencia del Dios de sus padres.
13 Y habiendo orado a él, fue atendido; pues Dios oyó su oración y lo restauró a Jerusalén, a su
reino. Entonces reconoció Manasés que Jehová era Dios.
15 Asimismo quitó los dioses ajenos, y el ídolo de la casa de Jehová, y todos los altares que había
edificado en el monte de la casa de Jehová y en Jerusalén, y los echó fuera de la ciudad.
16 Reparó luego el altar de Jehová, y sacrificó sobre él sacrificios de ofrendas de paz y de alabanza;
y mandó a Judá que sirviesen a Jehová Dios de Israel.
17 Pero el pueblo aún sacrificaba en los lugares altos, aunque lo hacía para Jehová su Dios.
18 Los Demás hechos de Manasés, y su oración a su Dios, y las palabras de los videntes que le
hablaron en nombre de Jehová el Dios de Israel, he aquí todo está escrito en las actas de los reyes
de Israel.
19 Su oración también, y cómo fue oído, todos sus pecados, y su prevaricación, los sitios donde
edificó lugares altos y erigió imágenes de Asera e ídolos, antes que se humillase, he aquí estas
cosas están escritas en las palabras de los videntes.
20 Y durmió Manasés con sus padres, y lo sepultaron en su casa; y reinó en su lugar Amón su hijo.
Reinado de Amón
(2 R. 21.19-26)
21 De veintidós años era Amón cuando comenzó a reinar, y dos años reinó en Jerusalén.
22 E hizo lo malo ante los ojos de Jehová, como había hecho Manasés su padre; porque ofreció
sacrificios y sirvió a todos los ídolos que su padre Manasés había hecho.
23 Pero nunca se humilló delante de Jehová, como se humilló Manasés su padre; antes bien
aumentó el pecado.
25 Mas el pueblo de la tierra mató a todos los que habían conspirado contra el rey Amón; y el
pueblo de la tierra puso por rey en su lugar a Josías su hijo.
Reinado de Josías
2 Crónicas 34
(2 R. 22.1-2)
1 De ocho años era Josías cuando comenzó a reinar, y treinta y un años reinó en Jerusalén.
2 Este hizo lo recto ante los ojos de Jehová, y anduvo en los caminos de David su padre, sin
apartarse a la derecha ni a la izquierda.
Reformas de Josías
(2 R. 23.4-20)
3 A los ocho años de su reinado, siendo aún muchacho, comenzó a buscar al Dios de David su
padre; y a los doce años comenzó a limpiar a Judá y a Jerusalén de los lugares altos, imágenes de
Asera, esculturas, e imágenes fundidas.
4 Y derribaron delante de él los altares de los baales, e hizo pedazos las imágenes del sol, que
estaban puestas encima; despedazó también las imágenes de Asera, las esculturas y estatuas
fundidas, y las desmenuzó, y esparció el polvo sobre los sepulcros de los que les habían ofrecido
sacrificios.
5 Quemó además los huesos de los sacerdotes sobre sus altares, y limpió a Judá y a Jerusalén.
6 Lo mismo hizo en las ciudades de Manasés, Efraín, Simeón y hasta Neftalí, y en los lugares
asolados alrededor.
7 Y cuando hubo derribado los altares y las imágenes de Asera, y quebrado y desmenuzado las
esculturas, y destruido todos los ídolos por toda la tierra de Israel, volvió a Jerusalén.
(2 R. 22.3-23.3)
8 A los dieciocho años de su reinado, después de haber limpiado la tierra y la casa, envió a Safán
hijo de Azalía, a Maasías gobernador de la ciudad, y a Joa hijo de Joacaz, canciller, para que
reparasen la casa de Jehová su Dios.
9 Vinieron éstos al sumo sacerdote Hilcías, y dieron el dinero que había sido traído a la casa de
Jehová, que los levitas que guardaban la puerta habían recogido de mano de Manasés y de Efraín y
de todo el remanente de Israel, de todo Judá y Benjamín, y de los habitantes de Jerusalén.
10 Y lo entregaron en mano de los que hacían la obra, que eran mayordomos en la casa de Jehová,
los cuales lo daban a los que hacían la obra y trabajaban en la casa de Jehová, para reparar y
restaurar el templo.
11 Daban asimismo a los carpinteros y canteros para que comprasen piedra de cantería, y madera
para los armazones y para la entabladura de los edificios que habían destruido los reyes de Judá.
12 Y estos hombres procedían con fidelidad en la obra; y eran sus mayordomos Jahat y Abdías,
levitas de los hijos de Merari, y Zacarías y Mesulam de los hijos de Coat, para que activasen la
obra; y de los levitas, todos los entendidos en instrumentos de música.
13 También velaban sobre los cargadores, y eran mayordomos de los que se ocupaban en
cualquier clase de obra; y de los levitas había escribas, gobernadores y porteros.
14 Y al sacar el dinero que había sido traído a la casa de Jehová, el sacerdote Hilcías halló el libro
de la ley de Jehová dada por medio de Moisés.
15 Y dando cuenta Hilcías, dijo al escriba Safán: Yo he hallado el libro de la ley en la casa de
Jehová. Y dio Hilcías el libro a Safán.
16 Y Safán lo llevó al rey, y le contó el asunto, diciendo: Tus siervos han cumplido todo lo que les
fue encomendado.
17 Han reunido el dinero que se halló en la casa de Jehová, y lo han entregado en mano de los
encargados, y en mano de los que hacen la obra.
18 Además de esto, declaró el escriba Safán al rey, diciendo: El sacerdote Hilcías me dio un libro. Y
leyó Safán en él delante del rey.
19 Luego que el rey oyó las palabras de la ley, rasgó sus vestidos;
20 Y mandó a Hilcías y a Ahicam hijo de Safán, y a Abdón hijo de Micaía, y a Safán escriba, y a
Asaías siervo del rey, diciendo:
21 Andad, consultad a Jehová por mí y por el remanente de Israel y de Judá acerca de las palabras
del libro que se ha hallado; porque grande es la ira de Jehová que ha caído sobre nosotros, por
cuanto nuestros padres no guardaron la palabra de Jehová, para hacer conforme a todo lo que
está escrito en este libro.
22 Entonces Hilcías y los del rey fueron a Hulda profetisa, mujer de Salum hijo de Ticva, hijo de
Harhas, guarda de las vestiduras, la cual moraba en Jerusalén en el segundo barrio, y le dijeron las
palabras antes dichas.
23 Y ella respondió: Jehová Dios de Israel ha dicho así: Decid al varón que os ha enviado a mí, que
así ha dicho Jehová:
24 He aquí yo traigo mal sobre este lugar, y sobre los moradores de él, todas las maldiciones que
están escritas en el libro que leyeron delante del rey de Judá;
25 por cuanto me han dejado, y han ofrecido sacrificios dioses ajenos, provocándome a ira con
todas las obras de sus manos; por tanto, se derramará mi ira sobre este lugar, y no se apagará.
26 Mas al rey de Judá, que os ha enviado a consultar a Jehová, así le diréis: Jehová el Dios de Israel
ha dicho así: Por cuanto oíste las palabras del libro,
27 y tu corazón se conmovió, y te humillaste delante de Dios al oír sus palabras sobre este lugar y
sobre sus moradores, y te humillaste delante de mí, y rasgaste tus vestidos y lloraste en mi
presencia, yo también te he oído, dice Jehová.
28 He aquí que yo te recogeré con tus padres, y serás recogido en tu sepulcro en paz, y tus ojos no
verán todo el mal que yo traigo sobre este lugar y sobre los moradores de él. Y ellos refirieron al
rey la respuesta.
30 Y subió el rey a la casa de Jehová, y con él todos los varones de Judá, y los moradores de
Jerusalén, los sacerdotes, los levitas y todo el pueblo, desde el mayor hasta el más pequeño; y leyó
a oídos de ellos todas las palabras del libro del pacto que había sido hallado en la casa de Jehová.
31 Y estando el rey en pie en su sitio, hizo delante de Jehová pacto de caminar en pos de Jehová y
de guardar sus mandamientos, sus testimonios y sus estatutos, con todo su corazón y con toda su
alma, poniendo por obra las palabras del pacto que estaban escritas en aquel libro.
32 E hizo que se obligaran a ello todos los que estaban en Jerusalén y en Benjamín; y los
moradores de Jerusalén hicieron conforme al pacto de Dios, del Dios de sus padres.
33 Y quitó Josías todas las abominaciones de toda la tierra de los hijos de Israel, e hizo que todos
los que se hallaban en Israel sirviesen a Jehová su Dios. No se apartaron de en pos de Jehová el
Dios de sus padres, todo el tiempo que él vivió.
2 Crónicas 35
(2 R. 23.21-23)
1 Josías celebró la pascua a Jehová en Jerusalén, y sacrificaron la pascua a los catorce días del mes
primero.
2 Puso también a los sacerdotes en sus oficios, y los confirmó en el ministerio de la casa de Jehová.
3 Y dijo a los levitas que enseñaban a todo Israel, y que estaban dedicados a Jehová: Poned el arca
santa en la casa que edificó Salomón hijo de David, rey de Israel, para que no la carguéis más sobre
los hombros. Ahora servid a Jehová vuestro Dios, y a su pueblo Israel.
4 Preparaos según las familias de vuestros padres, por vuestros turnos, como lo ordenaron David
rey de Israel y Salomón su hijo.
5 Estad en el santuario según la distribución de las familias de vuestros hermanos los hijos del
pueblo, y según la distribución de la familia de los levitas.
6 Sacrificad luego la pascua; y después de santificaros, preparad a vuestros hermanos para que
hagan conforme a la palabra de Jehová dada por medio de Moisés.
7 Y dio el rey Josías a los del pueblo ovejas, corderos y cabritos de los rebaños, en número de
treinta mil, y tres mil bueyes, todo para la pascua, para todos los que se hallaron presentes; esto
de la hacienda del rey.
8 También sus príncipes dieron con liberalidad al pueblo y a los sacerdotes y levitas. Hilcías,
Zacarías y Jehiel, oficiales de la casa de Dios, dieron a los sacerdotes, para celebrar la pascua, dos
mil seiscientas ovejas y trescientos bueyes.
9 Asimismo Conanías, y Semaías y Natanael sus hermanos, y Hasabías, Jeiel y Josabad, jefes de los
levitas, dieron a los levitas, para los sacrificios de la pascua, cinco mil ovejas y quinientos bueyes.
10 Preparado así el servicio, los sacerdotes se colocaron en sus puestos, y asimismo los levitas en
sus turnos, conforme al mandamiento del rey.
11 Y sacrificaron la pascua; y esparcían los sacerdotes la sangre recibida de mano de los levitas, y
los levitas desollaban las víctimas.
12 Tomaron luego del holocausto, para dar conforme a los repartimientos de las familias del
pueblo, a fin de que ofreciesen a Jehová según está escrito en el libro de Moisés; y asimismo
tomaron de los bueyes.
13 Y asaron la pascua al fuego conforme a la ordenanza; mas lo que había sido santificado lo
cocieron en ollas, en calderos y sartenes, y lo repartieron rápidamente a todo el pueblo.
14 Después prepararon para ellos mismos y para los sacerdotes; porque los sacerdotes, hijos de
Aarón, estuvieron ocupados hasta la noche en el sacrificio de los holocaustos y de las grosuras; por
tanto, los levitas prepararon para ellos mismos y para los sacerdotes hijos de Aarón.
15 Asimismo los cantores hijos de Asaf estaban en su puesto, conforme al mandamiento de David,
de Asaf y de Hemán, y de Jedutún vidente del rey; también los porteros estaban a cada puerta; y
no era necesario que se apartasen de su ministerio, porque sus hermanos los levitas preparaban
para ellos.
16 Así fue preparado todo el servicio de Jehová en aquel día, para celebrar la pascua y para
sacrificar los holocaustos sobre el altar de Jehová, conforme al mandamiento del rey Josías.
17 Y los hijos de Israel que estaban allí celebraron la pascua en aquel tiempo, y la fiesta solemne
de los panes sin levadura por siete días.
18 Nunca fue celebrada una pascua como esta en Israel desde los días de Samuel el profeta; ni
ningún rey de Israel celebró pascua tal como la que celebró el rey Josías, con los sacerdotes y
levitas, y todo Judá e Israel, los que se hallaron allí, juntamente con los moradores de Jerusalén.
Muerte de Josías
(2 R. 23.28-30)
20 Después de todas estas cosas, luego de haber reparado Josías la casa de Jehová, Necao rey de
Egipto subió para hacer guerra en Carquemis junto al Eufrates; y salió Josías contra él.
21 Y Necao le envió mensajeros, diciendo: ¿Qué tengo yo contigo, rey de Judá? Yo no vengo contra
ti hoy, sino contra la casa que me hace guerra; y Dios me ha dicho que me apresure. Deja de
oponerte a Dios, quien está conmigo, no sea que él te destruya.
22 Mas Josías no se retiró, sino que se disfrazó para darle batalla, y no atendió a las palabras de
Necao, que eran de boca de Dios; y vino a darle batalla en el campo de Meguido.
23 Y los flecheros tiraron contra el rey Josías. Entonces dijo el rey a sus siervos: Quitadme de aquí,
porque estoy gravemente herido.
24 Entonces sus siervos lo sacaron de aquel carro, y lo pusieron en un segundo carro que tenía, y
lo llevaron a Jerusalén, donde murió; y lo sepultaron en los sepulcros de sus padres. Y todo Judá y
Jerusalén hicieron duelo por Josías.
25 Y Jeremías endechó en memoria de Josías. Todos los cantores y cantoras recitan esas
lamentaciones sobre Josías hasta hoy; y las tomaron por norma para endechar en Israel, las cuales
están escritas en el libro de Lamentos.
26 Los demás hechos de Josías, y sus obras piadosas conforme a lo que está escrito en la ley de
Jehová,
27 y sus hechos, primeros y postreros, he aquí están escritos en el libro de los reyes de Israel y de
Judá.
2 Crónicas 36
(2 R. 23.31-35)
1 Entonces el pueblo de la tierra tomó a Joacaz hijo de Josías, y lo hizo rey en lugar de su padre en
Jerusalén.
2 De veintitrés años era Joacaz cuando comenzó a reinar, y tres meses reinó en Jerusalén.
3 Y el rey de Egipto lo quitó de Jerusalén, y condenó la tierra a pagar cien talentos de plata y uno
de oro.
4 Y estableció el rey de Egipto a Eliaquim hermano de Joacaz por rey sobre Judá y Jerusalén, y le
mudó el nombre en Joacim; y a Joacaz su hermano tomó Necao, y lo llevó a Egipto.
Reinado de Joacim
(2 R. 23.36-24.7)
5 Cuando comenzó a reinar Joacim era de veinticinco años, y reinó once años en Jerusalén; e hizo
lo malo ante los ojos de Jehová su Dios.
6 Y subió contra él Nabucodonosor rey de Babilonia, y lo llevó a Babilonia atado con cadenas.
7 También llevó Nabucodonosor a Babilonia de los utensilios de la casa de Jehová, y los puso en su
templo en Babilonia.
8 Los demás hechos de Joacim, y las abominaciones que hizo, y lo que en él se halló, está escrito
en el libro de los reyes de Israel y de Judá; y reinó en su lugar Joaquín su hijo.
(2 R. 24.8-17)
9 De ocho años era Joaquín cuando comenzó a reinar, y reinó tres meses y diez días en Jerusalén;
e hizo lo malo ante los ojos de Jehová.
10 A la vuelta del año el rey Nabucodonosor envió y lo hizo llevar a Babilonia, juntamente con los
objetos preciosos de la casa de Jehová, y constituyó a Sedequías su hermano por rey sobre Judá y
Jerusalén.
Reinado de Sedequías
11 De veintiún años era Sedequías cuando comenzó a reinar, y once años reinó en Jerusalén.
12 E hizo lo malo ante los ojos de Jehová su Dios, y no se humilló delante del profeta Jeremías, que
le hablaba de parte de Jehová.
13 Se rebeló asimismo contra el rey Nabucodonosor, al cual había jurado por Dios; y endureció su
cerviz, y obstinó su corazón para no volverse a Jehová el Dios de Israel.
16 Mas ellos hacían escarnio de los mensajeros de Dios, y menospreciaban sus palabras,
burlándose de sus profetas, hasta que subió la ira de Jehová contra su pueblo, y no hubo ya
remedio.
Cautividad de Judá
17 Por lo cual trajo contra ellos al rey de los caldeos, que mató a espada a sus jóvenes en la casa
de su santuario, sin perdonar joven ni doncella, anciano ni decrépito; todos los entregó en sus
manos.
18 Asimismo todos los utensilios de la casa de Dios, grandes y chicos, los tesoros de la casa de
Jehová, y los tesoros de la casa del rey y de sus príncipes, todo lo llevó a Babilonia.
20 Los que escaparon de la espada fueron llevados cautivos a Babilonia, y fueron siervos de él y de
sus hijos, hasta que vino el reino de los persas;
21 para que se cumpliese la palabra de Jehová por boca de Jeremías, hasta que la tierra hubo
gozado de reposo; porque todo el tiempo de su asolamiento reposó, hasta que los setenta años
fueron cumplidos.
El decreto de Ciro
(Esd. 1.1-4)
22 Mas al primer año de Ciro rey de los persas, para que se cumpliese la palabra de Jehová por
boca de Jeremías, Jehová despertó el espíritu de Ciro rey de los persas, el cual hizo pregonar de
palabra y también por escrito, por todo su reino, diciendo:
23 Así dice Ciro, rey de los persas: Jehová, el Dios de los cielos, me ha dado todos los reinos de la
tierra; y él me ha mandado que le edifique casa en Jerusalén, que está en Judá. Quien haya entre
vosotros de todo su pueblo, sea Jehová su Dios con él, y suba.
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ESDRAS
El decreto de Ciro
(2 Cr. 36.22-23)
ESDRAS 1
1 En el primer año de Ciro rey de Persia, para que se cumpliese la palabra de Jehová por boca de
Jeremías, despertó Jehová el espíritu de Ciro rey de Persia, el cual hizo pregonar de palabra y
también por escrito por todo su reino, diciendo:
2 Así ha dicho Ciro rey de Persia: Jehová el Dios de los cielos me ha dado todos los reinos de la
tierra, y me ha mandado que le edifique casa en Jerusalén, que está en Judá. 3 Quien haya entre
vosotros de su pueblo, sea Dios con él, y suba a Jerusalén que está en Judá, y edifique la casa a
Jehová Dios de Israel (él es el Dios), la cual está en Jerusalén. 4 Y a todo el que haya quedado, en
cualquier lugar donde more, ayúdenle los hombres de su lugar con plata, oro, bienes y ganados,
además de ofrendas voluntarias para la casa de Dios, la cual está en Jerusalén.
El regreso a Jerusalén
5 Entonces se levantaron los jefes de las casas paternas de Judá y de Benjamín, y los sacerdotes y
levitas, todos aquellos cuyo espíritu despertó Dios para subir a edificar la casa de Jehová, la cual
está en Jerusalén. 6 Y todos los que estaban en sus alrededores les ayudaron con plata y oro, con
bienes y ganado, y con cosas preciosas, además de todo lo que se ofreció voluntariamente. 7 Y el
rey Ciro sacó los utensilios de la casa de Jehová, que Nabucodonosor había sacado de Jerusalén, y
los había puesto en la casa de sus dioses. 8 Los sacó, pues, Ciro rey de Persia, por mano de
Mitrídates tesorero, el cual los dio por cuenta a Sesbasar príncipe de Judá. 9 Y esta es la cuenta de
ellos: treinta tazones de oro, mil tazones de plata, veintinueve cuchillos, 10 treinta tazas de oro,
otras cuatrocientas diez tazas de plata, y otros mil utensilios. 11 Todos los utensilios de oro y de
plata eran cinco mil cuatrocientos. Todos los hizo llevar Sesbasar con los que subieron del
cautiverio de Babilonia a Jerusalén.
(Neh. 7.5-73)
ESDRAS 2
1 Estos son los hijos de la provincia que subieron del cautiverio, de aquellos que Nabucodonosor
rey de Babilonia había llevado cautivos a Babilonia, y que volvieron a Jerusalén y a Judá, cada uno
a su ciudad; 2 los cuales vinieron con Zorobabel, Jesúa, Nehemías, Seraías, Reelaías, Mardoqueo,
Bilsán, Mispar, Bigvai, Rehum y Baana.
El número de los varones del pueblo de Israel: 3 Los hijos de Paros, dos mil ciento setenta y dos. 4
Los hijos de Sefatías, trescientos setenta y dos. 5 Los hijos de Ara, setecientos setenta y cinco. 6
Los hijos de Pahat-moab, de los hijos de Jesúa y de Joab, dos mil ochocientos doce. 7 Los hijos de
Elam, mil doscientos cincuenta y cuatro. 8 Los hijos de Zatu, novecientos cuarenta y cinco. 9 Los
hijos de Zacai, setecientos sesenta. 10 Los hijos de Bani, seiscientos cuarenta y dos. 11 Los hijos de
Bebai, seiscientos veintitrés. 12 Los hijos de Azgad, mil doscientos veintidós. 13 Los hijos de
Adonicam, seiscientos sesenta y seis. 14 Los hijos de Bigvai, dos mil cincuenta y seis. 15 Los hijos
de Adín, cuatrocientos cincuenta y cuatro. 16 Los hijos de Ater, de Ezequías, noventa y ocho. 17
Los hijos de Bezai, trescientos veintitrés. 18 Los hijos de Jora, ciento doce. 19 Los hijos de Hasum,
doscientos veintitrés. 20 Los hijos de Gibar, noventa y cinco. 21 Los hijos de Belén, ciento
veintitrés. 22 Los varones de Netofa, cincuenta y seis. 23 Los varones de Anatot, ciento veintiocho.
24 Los hijos de Azmavet, cuarenta y dos. 25 Los hijos de Quiriat-jearim, Cafira y Beerot,
setecientos cuarenta y tres. 26 Los hijos de Ramá y Geba, seiscientos veintiuno. 27 Los varones de
Micmas, ciento veintidós. 28 Los varones de Bet-el y Hai, doscientos veintitrés. 29 Los hijos de
Nebo, cincuenta y dos. 30 Los hijos de Magbis, ciento cincuenta y seis. 31 Los hijos del otro Elam,
mil doscientos cincuenta y cuatro. 32 Los hijos de Harim, trescientos veinte. 33 Los hijos de Lod,
Hadid y Ono, setecientos veinticinco. 34 Los hijos de Jericó, trescientos cuarenta y cinco. 35 Los
hijos de Senaa, tres mil seiscientos treinta.
36 Los sacerdotes: los hijos de Jedaías, de la casa de Jesúa, novecientos setenta y tres. 37 Los hijos
de Imer, mil cincuenta y dos. 38 Los hijos de Pasur, mil doscientos cuarenta y siete. 39 Los hijos de
Harim, mil diecisiete.
40 Los levitas: los hijos de Jesúa y de Cadmiel, de los hijos de Hodavías, setenta y cuatro. 41 Los
cantores: los hijos de Asaf, ciento veintiocho. 42 Los hijos de los porteros: los hijos de Salum, los
hijos de Ater, los hijos de Talmón, los hijos de Acub, los hijos de Hatita, los hijos de Sobai; por
todos, ciento treinta y nueve.
43 Los sirvientes del templo: los hijos de Ziha, los hijos de Hasufa, los hijos de Tabaot, 44 los hijos
de Queros, los hijos de Siaha, los hijos de Padón, 45 los hijos de Lebana, los hijos de Hagaba, los
hijos de Acub, 46 los hijos de Hagab, los hijos de Salmai, los hijos de Hanán, 47 los hijos de Gidel,
los hijos de Gahar, los hijos de Reaía, 48 los hijos de Rezín, los hijos de Necoda, los hijos de Gazam,
49 los hijos de Uza, los hijos de Paseah, los hijos de Besai, 50 los hijos de Asena, los hijos de
Meunim, los hijos de Nefusim, 51 los hijos de Bacbuc, los hijos de Hacufa, los hijos de Harhur, 52
los hijos de Bazlut, los hijos de Mehída, los hijos de Harsa, 53 los hijos de Barcos, los hijos de
Sísara, los hijos de Tema, 54 los hijos de Nezía, los hijos de Hatifa.
55 Los hijos de los siervos de Salomón: los hijos de Sotai, los hijos de Soferet, los hijos de Peruda,
56 los hijos de Jaala, los hijos de Darcón, los hijos de Gidel, 57 los hijos de Sefatías, los hijos de
Hatil, los hijos de Poqueret-hazebaim, los hijos de Ami.
58 Todos los sirvientes del templo, e hijos de los siervos de Salomón, trescientos noventa y dos.
59 Estos fueron los que subieron de Tel-mela, Tel-harsa, Querub, Addán e Imer que no pudieron
demostrar la casa de sus padres, ni su linaje, si eran de Israel: 60 los hijos de Delaía, los hijos de
Tobías, los hijos de Necoda, seiscientos cincuenta y dos. 61 Y de los hijos de los sacerdotes: los
hijos de Habaía, los hijos de Cos, los hijos de Barzilai, el cual tomó mujer de las hijas de Barzilai
galaadita, y fue llamado por el nombre de ellas. 62 Estos buscaron su registro de genealogías, y no
fue hallado; y fueron excluidos del sacerdocio, 63 y el gobernador les dijo que no comiesen de las
cosas más santas, hasta que hubiese sacerdote para consultar con Urim y Tumim.
64 Toda la congregación, unida como un solo hombre, era de cuarenta y dos mil trescientos
sesenta, 65 sin contar sus siervos y siervas, los cuales eran siete mil trescientos treinta y siete; y
tenían doscientos cantores y cantoras. 66 Sus caballos eran setecientos treinta y seis; sus mulas,
doscientas cuarenta y cinco; 67 sus camellos, cuatrocientos treinta y cinco; asnos, seis mil
setecientos veinte.
68 Y algunos de los jefes de casas paternas, cuando vinieron a la casa de Jehová que estaba en
Jerusalén, hicieron ofrendas voluntarias para la casa de Dios, para reedificarla en su sitio. 69 Según
sus fuerzas dieron al tesorero de la obra sesenta y un mil dracmas de oro, cinco mil libras de plata,
y cien túnicas sacerdotales.
70 Y habitaron los sacerdotes, los levitas, los del pueblo, los cantores, los porteros y los sirvientes
del templo en sus ciudades; y todo Israel en sus ciudades.
ESDRAS 3
1 Cuando llegó el mes séptimo, y estando los hijos de Israel ya establecidos en las ciudades, se
juntó el pueblo como un solo hombre en Jerusalén. 2 Entonces se levantaron Jesúa hijo de Josadac
y sus hermanos los sacerdotes, y Zorobabel hijo de Salatiel y sus hermanos, y edificaron el altar del
Dios de Israel, para ofrecer sobre él holocaustos, como está escrito en la ley de Moisés varón de
Dios. 3 Y colocaron el altar sobre su base, porque tenían miedo de los pueblos de las tierras, y
ofrecieron sobre él holocaustos a Jehová, holocaustos por la mañana y por la tarde. 4 Celebraron
asimismo la fiesta solemne de los tabernáculos, como está escrito, y holocaustos cada día por
orden conforme al rito, cada cosa en su día; 5 además de esto, el holocausto continuo, las nuevas
lunas, y todas las fiestas solemnes de Jehová, y todo sacrificio espontáneo, toda ofrenda
voluntaria a Jehová. 6 Desde el primer día del mes séptimo comenzaron a ofrecer holocaustos a
Jehová; pero los cimientos del templo de Jehová no se habían echado todavía. 7 Y dieron dinero a
los albañiles y carpinteros; asimismo comida, bebida y aceite a los sidonios y tirios para que
trajesen madera de cedro desde el Líbano por mar a Jope, conforme a la voluntad de Ciro rey de
Persia acerca de esto.
10 Y cuando los albañiles del templo de Jehová echaban los cimientos, pusieron a los sacerdotes
vestidos de sus ropas y con trompetas, y a los levitas hijos de Asaf con címbalos, para que alabasen
a Jehová, según la ordenanza de David rey de Israel. 11 Y cantaban, alabando y dando gracias a
Jehová, y diciendo: Porque él es bueno, porque para siempre es su misericordia sobre Israel. Y
todo el pueblo aclamaba con gran júbilo, alabando a Jehová porque se echaban los cimientos de la
casa de Jehová. 12 Y muchos de los sacerdotes, de los levitas y de los jefes de casas paternas,
ancianos que habían visto la casa primera, viendo echar los cimientos de esta casa, lloraban en alta
voz, mientras muchos otros daban grandes gritos de alegría. 13 Y no podía distinguir el pueblo el
clamor de los gritos de alegría, de la voz del lloro; porque clamaba el pueblo con gran júbilo, y se
oía el ruido hasta de lejos.
1 Oyendo los enemigos de Judá y de Benjamín que los venidos de la cautividad edificaban el
templo de Jehová Dios de Israel, 2 vinieron a Zorobabel y a los jefes de casas paternas, y les
dijeron: Edificaremos con vosotros, porque como vosotros buscamos a vuestro Dios, y a él
ofrecemos sacrificios desde los días de Esar-hadón rey de Asiria, que nos hizo venir aquí. 3
Zorobabel, Jesúa, y los demás jefes de casas paternas de Israel dijeron: No nos conviene edificar
con vosotros casa a nuestro Dios, sino que nosotros solos la edificaremos a Jehová Dios de Israel,
como nos mandó el rey Ciro, rey de Persia.
4 Pero el pueblo de la tierra intimidó al pueblo de Judá, y lo atemorizó para que no edificara. 5
Sobornaron además contra ellos a los consejeros para frustrar sus propósitos, todo el tiempo de
Ciro rey de Persia y hasta el reinado de Darío rey de Persia.
7 También en días de Artajerjes escribieron Bislam, Mitrídates, Tabeel y los demás compañeros
suyos, a Artajerjes rey de Persia; y la escritura y el lenguaje de la carta eran en arameo. 8 Rehum
canciller y Simsai secretario escribieron una carta contra Jerusalén al rey Artajerjes. 9 En tal fecha
escribieron Rehum canciller y Simsai secretario, y los demás compañeros suyos los jueces,
gobernadores y oficiales, y los de Persia, de Erec, de Babilonia, de Susa, esto es, los elamitas, 10 y
los demás pueblos que el grande y glorioso Asnapar transportó e hizo habitar en las ciudades de
Samaria y las demás provincias del otro lado del río. 11 Y esta es la copia de la carta que enviaron:
Al rey Artajerjes: Tus siervos del otro lado del río te saludan. 12 Sea notorio al rey, que los judíos
que subieron de ti a nosotros vinieron a Jerusalén; y edifican la ciudad rebelde y mala, y levantan
los muros y reparan los fundamentos. 13 Ahora sea notorio al rey, que si aquella ciudad fuere
reedificada, y los muros fueren levantados, no pagarán tributo, impuesto y rentas, y el erario de
los reyes será menoscabado. 14 Siendo que nos mantienen del palacio, no nos es justo ver el
menosprecio del rey, por lo cual hemos enviado a hacerlo saber al rey, 15 para que se busque en
el libro de las memorias de tus padres. Hallarás en el libro de las memorias, y sabrás que esta
ciudad es ciudad rebelde, y perjudicial a los reyes y a las provincias, y que de tiempo antiguo
forman en medio de ella rebeliones, por lo que esta ciudad fue destruida. 16 Hacemos saber al rey
que si esta ciudad fuere reedificada, y levantados sus muros, la región de más allá del río no será
tuya.
17 El rey envió esta respuesta: A Rehum canciller, a Simsai secretario, a los demás compañeros
suyos que habitan en Samaria, y a los demás del otro lado del río: Salud y paz. 18 La carta que nos
enviasteis fue leída claramente delante de mí. 19 Y por mí fue dada orden y buscaron; y hallaron
que aquella ciudad de tiempo antiguo se levanta contra los reyes y se rebela, y se forma en ella
sedición; 20 y que hubo en Jerusalén reyes fuertes que dominaron en todo lo que hay más allá del
río, y que se les pagaba tributo, impuesto y rentas. 21 Ahora, pues, dad orden que cesen aquellos
hombres, y no sea esa ciudad reedificada hasta que por mí sea dada nueva orden. 22 Y mirad que
no seáis negligentes en esto; ¿por qué habrá de crecer el daño en perjuicio de los reyes?
23 Entonces, cuando la copia de la carta del rey Artajerjes fue leída delante de Rehum, y de Simsai
secretario y sus compañeros, fueron apresuradamente a Jerusalén a los judíos, y les hicieron cesar
con poder y violencia. 24 Entonces cesó la obra de la casa de Dios que estaba en Jerusalén, y
quedó suspendida hasta el año segundo del reinado de Darío rey de Persia.
ESDRAS 5
1 Profetizaron Hageo y Zacarías hijo de Iddo, ambos profetas, a los judíos que estaban en Judá y en
Jerusalén en el nombre del Dios de Israel quien estaba sobre ellos. 2 Entonces se levantaron
Zorobabel hijo de Salatiel y Jesúa hijo de Josadac, y comenzaron a reedificar la casa de Dios que
estaba en Jerusalén; y con ellos los profetas de Dios que les ayudaban.
3 En aquel tiempo vino a ellos Tatnai gobernador del otro lado del río, y Setar-boznai y sus
compañeros, y les dijeron así: ¿Quién os ha dado orden para edificar esta casa y levantar estos
muros? 4 Ellos también preguntaron: ¿Cuáles son los nombres de los hombres que hacen este
edificio? 5 Mas los ojos de Dios estaban sobre los ancianos de los judíos, y no les hicieron cesar
hasta que el asunto fuese llevado a Darío; y entonces respondieron por carta sobre esto.
6 Copia de la carta que Tatnai gobernador del otro lado del río, y Setar-boznai, y sus compañeros
los gobernadores que estaban al otro lado del río, enviaron al rey Darío. 7 Le enviaron carta, y así
estaba escrito en ella: Al rey Darío toda paz. 8 Sea notorio al rey, que fuimos a la provincia de
Judea, a la casa del gran Dios, la cual se edifica con piedras grandes; y ya los maderos están
puestos en las paredes, y la obra se hace de prisa, y prospera en sus manos. 9 Entonces
preguntamos a los ancianos, diciéndoles así: ¿Quién os dio orden para edificar esta casa y para
levantar estos muros? 10 Y también les preguntamos sus nombres para hacértelo saber, para
escribirte los nombres de los hombres que estaban a la cabeza de ellos. 11 Y nos respondieron
diciendo así: Nosotros somos siervos del Dios del cielo y de la tierra, y reedificamos la casa que ya
muchos años antes había sido edificada, la cual edificó y terminó el gran rey de Israel. 12 Mas
después que nuestros padres provocaron a ira al Dios de los cielos, él los entregó en mano de
Nabucodonosor rey de Babilonia, caldeo, el cual destruyó esta casa y llevó cautivo al pueblo a
Babilonia. 13 Pero en el año primero de Ciro rey de Babilonia, el mismo rey Ciro dio orden para
que esta casa de Dios fuese reedificada. 14 También los utensilios de oro y de plata de la casa de
Dios, que Nabucodonosor había sacado del templo que estaba en Jerusalén y los había llevado al
templo de Babilonia, el rey Ciro los sacó del templo de Babilonia, y fueron entregados a Sesbasar,
a quien había puesto por gobernador; 15 y le dijo: Toma estos utensilios, ve, y llévalos al templo
que está en Jerusalén; y sea reedificada la casa de Dios en su lugar. 16 Entonces este Sesbasar vino
y puso los cimientos de la casa de Dios, la cual está en Jerusalén, y desde entonces hasta ahora se
edifica, y aún no está concluida. 17 Y ahora, si al rey parece bien, búsquese en la casa de los
tesoros del rey que está allí en Babilonia, si es así que por el rey Ciro había sido dada la orden para
reedificar esta casa de Dios en Jerusalén, y se nos envíe a decir la voluntad del rey sobre esto.
ESDRAS 6
1 Entonces el rey Darío dio la orden de buscar en la casa de los archivos, donde guardaban los
tesoros allí en Babilonia. 2 Y fue hallado en Acmeta, en el palacio que está en la provincia de
Media, un libro en el cual estaba escrito así: Memoria: 3 En el año primero del rey Ciro, el mismo
rey Ciro dio orden acerca de la casa de Dios, la cual estaba en Jerusalén, para que fuese la casa
reedificada como lugar para ofrecer sacrificios, y que sus paredes fuesen firmes; su altura de
sesenta codos, y de sesenta codos su anchura; 4 y tres hileras de piedras grandes, y una de
madera nueva; y que el gasto sea pagado por el tesoro del rey. 5 Y también los utensilios de oro y
de plata de la casa de Dios, los cuales Nabucodonosor sacó del templo que estaba en Jerusalén y
los pasó a Babilonia, sean devueltos y vayan a su lugar, al templo que está en Jerusalén, y sean
puestos en la casa de Dios.
6 Ahora, pues, Tatnai gobernador del otro lado del río, Setar- boznai, y vuestros compañeros los
gobernadores que estáis al otro lado del río, alejaos de allí. 7 Dejad que se haga la obra de esa casa
de Dios; que el gobernador de los judíos y sus ancianos reedifiquen esa casa de Dios en su lugar. 8
Y por mí es dada orden de lo que habéis de hacer con esos ancianos de los judíos, para reedificar
esa casa de Dios; que de la hacienda del rey, que tiene del tributo del otro lado del río, sean dados
puntualmente a esos varones los gastos, para que no cese la obra. 9 Y lo que fuere necesario,
becerros, carneros y corderos para holocaustos al Dios del cielo, trigo, sal, vino y aceite, conforme
a lo que dijeren los sacerdotes que están en Jerusalén, les sea dado día por día sin obstáculo
alguno, 10 para que ofrezcan sacrificios agradables al Dios del cielo, y oren por la vida del rey y por
sus hijos. 11 También por mí es dada orden, que cualquiera que altere este decreto, se le arranque
un madero de su casa, y alzado, sea colgado en él, y su casa sea hecha muladar por esto. 12 Y el
Dios que hizo habitar allí su nombre, destruya a todo rey y pueblo que pusiere su mano para
cambiar o destruir esa casa de Dios, la cual está en Jerusalén. Yo Darío he dado el decreto; sea
cumplido prontamente.
13 Entonces Tatnai gobernador del otro lado del río, y Setar-boznai y sus compañeros, hicieron
puntualmente según el rey Darío había ordenado. 14 Y los ancianos de los judíos edificaban y
prosperaban, conforme a la profecía del profeta Hageo y de Zacarías hijo de Iddo. Edificaron, pues,
y terminaron, por orden del Dios de Israel, y por mandato de Ciro, de Darío, y de Artajerjes rey de
Persia. 15 Esta casa fue terminada el tercer día del mes de Adar, que era el sexto año del reinado
del rey Darío.
16 Entonces los hijos de Israel, los sacerdotes, los levitas y los demás que habían venido de la
cautividad, hicieron la dedicación de esta casa de Dios con gozo. 17 Y ofrecieron en la dedicación
de esta casa de Dios cien becerros, doscientos carneros y cuatrocientos corderos; y doce machos
cabríos en expiación por todo Israel, conforme al número de las tribus de Israel. 18 Y pusieron a
los sacerdotes en sus turnos, y a los levitas en sus clases, para el servicio de Dios en Jerusalén,
conforme a lo escrito en el libro de Moisés.
19 También los hijos de la cautividad celebraron la pascua a los catorce días del mes primero. 20
Porque los sacerdotes y los levitas se habían purificado a una; todos estaban limpios, y sacrificaron
la pascua por todos los hijos de la cautividad, y por sus hermanos los sacerdotes, y por sí mismos.
21 Comieron los hijos de Israel que habían vuelto del cautiverio, con todos aquellos que se habían
apartado de las inmundicias de las gentes de la tierra para buscar a Jehová Dios de Israel. 22 Y
celebraron con regocijo la fiesta solemne de los panes sin levadura siete días, por cuanto Jehová
los había alegrado, y había vuelto el corazón del rey de Asiria hacia ellos, para fortalecer sus
manos en la obra de la casa de Dios, del Dios de Israel.
1 Pasadas estas cosas, en el reinado de Artajerjes rey de Persia, Esdras hijo de Seraías, hijo de
Azarías, hijo de Hilcías, 2 hijo de Salum, hijo de Sadoc, hijo de Ahitob, 3 hijo de Amarías, hijo de
Azarías, hijo de Meraiot, 4 hijo de Zeraías, hijo de Uzi, hijo de Buqui, 5 hijo de Abisúa, hijo de
Finees, hijo de Eleazar, hijo de Aarón, primer sacerdote, 6 este Esdras subió de Babilonia. Era
escriba diligente en la ley de Moisés, que Jehová Dios de Israel había dado; y le concedió el rey
todo lo que pidió, porque la mano de Jehová su Dios estaba sobre Esdras.
7 Y con él subieron a Jerusalén algunos de los hijos de Israel, y de los sacerdotes, levitas, cantores,
porteros y sirvientes del templo, en el séptimo año del rey Artajerjes. 8 Y llegó a Jerusalén en el
mes quinto del año séptimo del rey. 9 Porque el día primero del primer mes fue el principio de la
partida de Babilonia, y al primero del mes quinto llegó a Jerusalén, estando con él la buena mano
de Dios. 10 Porque Esdras había preparado su corazón para inquirir la ley de Jehová y para
cumplirla, y para enseñar en Israel sus estatutos y decretos.
11 Esta es la copia de la carta que dio el rey Artajerjes al sacerdote Esdras, escriba versado en los
mandamientos de Jehová y en sus estatutos a Israel: 12 Artajerjes rey de reyes, a Esdras,
sacerdote y escriba erudito en la ley del Dios del cielo: Paz. 13 Por mí es dada orden que todo
aquel en mi reino, del pueblo de Israel y de sus sacerdotes y levitas, que quiera ir contigo a
Jerusalén, vaya. 14 Porque de parte del rey y de sus siete consejeros eres enviado a visitar a Judea
y a Jerusalén, conforme a la ley de tu Dios que está en tu mano; 15 y a llevar la plata y el oro que el
rey y sus consejeros voluntariamente ofrecen al Dios de Israel, cuya morada está en Jerusalén, 16
y toda la plata y el oro que halles en toda la provincia de Babilonia, con las ofrendas voluntarias
del pueblo y de los sacerdotes, que voluntariamente ofrecieren para la casa de su Dios, la cual está
en Jerusalén. 17 Comprarás, pues, diligentemente con este dinero becerros, carneros y corderos,
con sus ofrendas y sus libaciones, y los ofrecerás sobre el altar de la casa de vuestro Dios, la cual
está en Jerusalén. 18 Y lo que a ti y a tus hermanos os parezca hacer de la otra plata y oro, hacedlo
conforme a la voluntad de vuestro Dios. 19 Los utensilios que te son entregados para el servicio de
la casa de tu Dios, los restituirás delante de Dios en Jerusalén. 20 Y todo lo que se requiere para la
casa de tu Dios, que te sea necesario dar, lo darás de la casa de los tesoros del rey.
21 Y por mí, Artajerjes rey, es dada orden a todos los tesoreros que están al otro lado del río, que
todo lo que os pida el sacerdote Esdras, escriba de la ley del Dios del cielo, se le conceda
prontamente, 22 hasta cien talentos de plata, cien coros de trigo, cien batos de vino, y cien batos
de aceite; y sal sin medida. 23 Todo lo que es mandado por el Dios del cielo, sea hecho
prontamente para la casa del Dios del cielo; pues, ¿por qué habría de ser su ira contra el reino del
rey y de sus hijos? 24 Y a vosotros os hacemos saber que a todos los sacerdotes y levitas, cantores,
porteros, sirvientes del templo y ministros de la casa de Dios, ninguno podrá imponerles tributo,
contribución ni renta.
25 Y tú, Esdras, conforme a la sabiduría que tienes de tu Dios, pon jueces y gobernadores que
gobiernen a todo el pueblo que está al otro lado del río, a todos los que conocen las leyes de tu
Dios; y al que no las conoce, le enseñarás. 26 Y cualquiera que no cumpliere la ley de tu Dios, y la
ley del rey, sea juzgado prontamente, sea a muerte, a destierro, a pena de multa, o prisión.
27 Bendito Jehová Dios de nuestros padres, que puso tal cosa en el corazón del rey, para honrar la
casa de Jehová que está en Jerusalén, 28 e inclinó hacia mí su misericordia delante del rey y de sus
consejeros, y de todos los príncipes poderosos del rey. Y yo, fortalecido por la mano de mi Dios
sobre mí, reuní a los principales de Israel para que subiesen conmigo.
ESDRAS 8
1 Estos son los jefes de casas paternas, y la genealogía de aquellos que subieron conmigo de
Babilonia, reinando el rey Artajerjes: 2 De los hijos de Finees, Gersón; de los hijos de Itamar,
Daniel; de los hijos de David, Hatús. 3 De los hijos de Secanías y de los hijos de Paros, Zacarías, y
con él, en la línea de varones, ciento cincuenta. 4 De los hijos de Pahat-moab, Elioenai hijo de
Zeraías, y con él doscientos varones. 5 De los hijos de Secanías, el hijo de Jahaziel, y con él
trescientos varones. 6 De los hijos de Adín, Ebed hijo de Jonatán, y con él cincuenta varones. 7 De
los hijos de Elam, Jesaías hijo de Atalías, y con él setenta varones. 8 De los hijos de Sefatías,
Zebadías hijo de Micael, y con él ochenta varones. 9 De los hijos de Joab, Obadías hijo de Jehiel, y
con él doscientos dieciocho varones. 10 De los hijos de Selomit, el hijo de Josifías, y con él ciento
sesenta varones. 11 De los hijos de Bebai, Zacarías hijo de Bebai, y con él veintiocho varones. 12
De los hijos de Azgad, Johanán hijo de Hacatán, y con él ciento diez varones; 13 De los hijos de
Adonicam, los postreros, cuyos nombres son estos: Elifelet, Jeiel y Semaías, y con ellos sesenta
varones. 14 Y de los hijos de Bigvai, Utai y Zabud, y con ellos sesenta varones.
15 Los reuní junto al río que viene a Ahava, y acampamos allí tres días; y habiendo buscado entre
el pueblo y entre los sacerdotes, no hallé allí de los hijos de Leví. 16 Entonces despaché a Eliezer,
Ariel, Semaías, Elnatán, Jarib, Elnatán, Natán, Zacarías y Mesulam, hombres principales, asimismo
a Joiarib y a Elnatán, hombres doctos; 17 y los envié a Iddo, jefe en el lugar llamado Casifia, y puse
en boca de ellos las palabras que habían de hablar a Iddo, y a sus hermanos los sirvientes del
templo en el lugar llamado Casifia, para que nos trajesen ministros para la casa de nuestro Dios. 18
Y nos trajeron según la buena mano de nuestro Dios sobre nosotros, un varón entendido, de los
hijos de Mahli hijo de Leví, hijo de Israel; a Serebías con sus hijos y sus hermanos, dieciocho; 19 a
Hasabías, y con él a Jesaías de los hijos de Merari, a sus hermanos y a sus hijos, veinte; 20 y de los
sirvientes del templo, a quienes David con los príncipes puso para el ministerio de los levitas,
doscientos veinte sirvientes del templo, todos los cuales fueron designados por sus nombres.
21 Y publiqué ayuno allí junto al río Ahava, para afligirnos delante de nuestro Dios, para solicitar
de él camino derecho para nosotros, y para nuestros niños, y para todos nuestros bienes. 22
Porque tuve vergüenza de pedir al rey tropa y gente de a caballo que nos defendiesen del enemigo
en el camino; porque habíamos hablado al rey, diciendo: La mano de nuestro Dios es para bien
sobre todos los que le buscan; mas su poder y su furor contra todos los que le abandonan. 23
Ayunamos, pues, y pedimos a nuestro Dios sobre esto, y él nos fue propicio.
24 Aparté luego a doce de los principales de los sacerdotes, a Serebías y a Hasabías, y con ellos
diez de sus hermanos; 25 y les pesé la plata, el oro y los utensilios, ofrenda que para la casa de
nuestro Dios habían ofrecido el rey y sus consejeros y sus príncipes, y todo Israel allí presente. 26
Pesé, pues, en manos de ellos seiscientos cincuenta talentos de plata, y utensilios de plata por cien
talentos, y cien talentos de oro; 27 además, veinte tazones de oro de mil dracmas, y dos vasos de
bronce bruñido muy bueno, preciados como el oro. 28 Y les dije: Vosotros estáis consagrados a
Jehová, y son santos los utensilios, y la plata y el oro, ofrenda voluntaria a Jehová Dios de nuestros
padres. 29 Vigilad y guardadlos, hasta que los peséis delante de los príncipes de los sacerdotes y
levitas, y de los jefes de las casas paternas de Israel en Jerusalén, en los aposentos de la casa de
Jehová. 30 Los sacerdotes y los levitas recibieron el peso de la plata y del oro y de los utensilios,
para traerlo a Jerusalén a la casa de nuestro Dios.
31 Y partimos del río Ahava el doce del mes primero, para ir a Jerusalén; y la mano de nuestro Dios
estaba sobre nosotros, y nos libró de mano del enemigo y del acechador en el camino. 32 Y
llegamos a Jerusalén, y reposamos allí tres días. 33 Al cuarto día fue luego pesada la plata, el oro y
los utensilios, en la casa de nuestro Dios, por mano del sacerdote Meremot hijo de Urías, y con él
Eleazar hijo de Finees; y con ellos Jozabad hijo de Jesúa y Noadías hijo de Binúi, levitas. 34 Por
cuenta y por peso se entregó todo, y se apuntó todo aquel peso en aquel tiempo.
35 Los hijos de la cautividad, los que habían venido del cautiverio, ofrecieron holocaustos al Dios
de Israel, doce becerros por todo Israel, noventa y seis carneros, setenta y siete corderos, y doce
machos cabríos por expiación, todo en holocausto a Jehová. 36 Y entregaron los despachos del rey
a sus sátrapas y capitanes del otro lado del río, los cuales ayudaron al pueblo y a la casa de Dios.
Oración de confesión de Esdras
ESDRAS 9
1 Acabadas estas cosas, los príncipes vinieron a mí, diciendo: El pueblo de Israel y los sacerdotes y
levitas no se han separado de los pueblos de las tierras, de los cananeos, heteos, ferezeos,
jebuseos, amonitas, moabitas, egipcios y amorreos, y hacen conforme a sus abominaciones. 2
Porque han tomado de las hijas de ellos para sí y para sus hijos, y el linaje santo ha sido mezclado
con los pueblos de las tierras; y la mano de los príncipes y de los gobernadores ha sido la primera
en cometer este pecado. 3 Cuando oí esto, rasgué mi vestido y mi manto, y arranqué pelo de mi
cabeza y de mi barba, y me senté angustiado en extremo. 4 Y se me juntaron todos los que temían
las palabras del Dios de Israel, a causa de la prevaricación de los del cautiverio; mas yo estuve muy
angustiado hasta la hora del sacrificio de la tarde. 5 Y a la hora del sacrificio de la tarde me levanté
de mi aflicción, y habiendo rasgado mi vestido y mi manto, me postré de rodillas, y extendí mis
manos a Jehová mi Dios, 6 y dije:
Dios mío, confuso y avergonzado estoy para levantar, oh Dios mío, mi rostro a ti, porque nuestras
iniquidades se han multiplicado sobre nuestra cabeza, y nuestros delitos han crecido hasta el cielo.
7 Desde los días de nuestros padres hasta este día hemos vivido en gran pecado; y por nuestras
iniquidades nosotros, nuestros reyes y nuestros sacerdotes hemos sido entregados en manos de
los reyes de las tierras, a espada, a cautiverio, a robo, y a vergüenza que cubre nuestro rostro,
como hoy día. 8 Y ahora por un breve momento ha habido misericordia de parte de Jehová
nuestro Dios, para hacer que nos quedase un remanente libre, y para darnos un lugar seguro en su
santuario, a fin de alumbrar nuestro Dios nuestros ojos y darnos un poco de vida en nuestra
servidumbre. 9 Porque siervos somos; mas en nuestra servidumbre no nos ha desamparado
nuestro Dios, sino que inclinó sobre nosotros su misericordia delante de los reyes de Persia, para
que se nos diese vida para levantar la casa de nuestro Dios y restaurar sus ruinas, y darnos
protección en Judá y en Jerusalén.
10 Pero ahora, ¿qué diremos, oh Dios nuestro, después de esto? Porque nosotros hemos dejado
tus mandamientos, 11 que prescribiste por medio de tus siervos los profetas, diciendo: La tierra a
la cual entráis para poseerla, tierra inmunda es a causa de la inmundicia de los pueblos de aquellas
regiones, por las abominaciones de que la han llenado de uno a otro extremo con su inmundicia.
12 Ahora, pues, no daréis vuestras hijas a los hijos de ellos, ni sus hijas tomaréis para vuestros
hijos, ni procuraréis jamás su paz ni su prosperidad; para que seáis fuertes y comáis el bien de la
tierra, y la dejéis por heredad a vuestros hijos para siempre. 13 Mas después de todo lo que nos ha
sobrevenido a causa de nuestras malas obras, y a causa de nuestro gran pecado, ya que tú, Dios
nuestro, no nos has castigado de acuerdo con nuestras iniquidades, y nos diste un remanente
como este, 14 ¿hemos de volver a infringir tus mandamientos, y a emparentar con pueblos que
cometen estas abominaciones? ¿No te indignarías contra nosotros hasta consumirnos, sin que
quedara remanente ni quien escape? 15 Oh Jehová Dios de Israel, tú eres justo, puesto que hemos
quedado un remanente que ha escapado, como en este día. Henos aquí delante de ti en nuestros
delitos; porque no es posible estar en tu presencia a causa de esto.
ESDRAS 10
1 Mientras oraba Esdras y hacía confesión, llorando y postrándose delante de la casa de Dios, se
juntó a él una muy grande multitud de Israel, hombres, mujeres y niños; y lloraba el pueblo
amargamente. 2 Entonces respondió Secanías hijo de Jehiel, de los hijos de Elam, y dijo a Esdras:
Nosotros hemos pecado contra nuestro Dios, pues tomamos mujeres extranjeras de los pueblos
de la tierra; mas a pesar de esto, aún hay esperanza para Israel. 3 Ahora, pues, hagamos pacto con
nuestro Dios, que despediremos a todas las mujeres y los nacidos de ellas, según el consejo de mi
señor y de los que temen el mandamiento de nuestro Dios; y hágase conforme a la ley. 4
Levántate, porque esta es tu obligación, y nosotros estaremos contigo; esfuérzate, y pon mano a la
obra. 5 Entonces se levantó Esdras y juramentó a los príncipes de los sacerdotes y de los levitas, y
a todo Israel, que harían conforme a esto; y ellos juraron.
6 Se levantó luego Esdras de delante de la casa de Dios, y se fue a la cámara de Johanán hijo de
Eliasib; e ido allá, no comió pan ni bebió agua, porque se entristeció a causa del pecado de los del
cautiverio. 7 E hicieron pregonar en Judá y en Jerusalén que todos los hijos del cautiverio se
reuniesen en Jerusalén; 8 y que el que no viniera dentro de tres días, conforme al acuerdo de los
príncipes y de los ancianos, perdiese toda su hacienda, y el tal fuese excluido de la congregación
de los del cautiverio.
9 Así todos los hombres de Judá y de Benjamín se reunieron en Jerusalén dentro de los tres días, a
los veinte días del mes, que era el mes noveno; y se sentó todo el pueblo en la plaza de la casa de
Dios, temblando con motivo de aquel asunto, y a causa de la lluvia. 10 Y se levantó el sacerdote
Esdras y les dijo: Vosotros habéis pecado, por cuanto tomasteis mujeres extranjeras, añadiendo así
sobre el pecado de Israel. 11 Ahora, pues, dad gloria a Jehová Dios de vuestros padres, y haced su
voluntad, y apartaos de los pueblos de las tierras, y de las mujeres extranjeras. 12 Y respondió
toda la asamblea, y dijeron en alta voz: Así se haga conforme a tu palabra. 13 Pero el pueblo es
mucho, y el tiempo lluvioso, y no podemos estar en la calle; ni la obra es de un día ni de dos,
porque somos muchos los que hemos pecado en esto. 14 Sean nuestros príncipes los que se
queden en lugar de toda la congregación, y todos aquellos que en nuestras ciudades hayan
tomado mujeres extranjeras, vengan en tiempos determinados, y con ellos los ancianos de cada
ciudad, y los jueces de ellas, hasta que apartemos de nosotros el ardor de la ira de nuestro Dios
sobre esto. 15 Solamente Jonatán hijo de Asael y Jahazías hijo de Ticva se opusieron a esto, y los
levitas Mesulam y Sabetai les ayudaron.
16 Así hicieron los hijos del cautiverio. Y fueron apartados el sacerdote Esdras, y ciertos varones
jefes de casas paternas según sus casas paternas; todos ellos por sus nombres se sentaron el
primer día del mes décimo para inquirir sobre el asunto. 17 Y terminaron el juicio de todos
aquellos que habían tomado mujeres extranjeras, el primer día del mes primero.
18 De los hijos de los sacerdotes que habían tomado mujeres extranjeras, fueron hallados estos:
De los hijos de Jesúa hijo de Josadac, y de sus hermanos: Maasías, Eliezer, Jarib y Gedalías. 19 Y
dieron su mano en promesa de que despedirían sus mujeres, y ofrecieron como ofrenda por su
pecado un carnero de los rebaños por su delito. 20 De los hijos de Imer: Hanani y Zebadías. 21 De
los hijos de Harim: Maasías, Elías, Semaías, Jehiel y Uzías. 22 De los hijos de Pasur: Elioenai,
Maasías, Ismael, Natanael, Jozabad y Elasa.
23 De los hijos de los levitas: Jozabad, Simei, Kelaía (éste es Kelita), Petaías, Judá y Eliezer. 24 De
los cantores: Eliasib; y de los porteros: Salum, Telem y Uri.
25 Asimismo de Israel: De los hijos de Paros: Ramía, Jezías, Malquías, Mijamín, Eleazar, Malquías y
Benaía. 26 De los hijos de Elam: Matanías, Zacarías, Jehiel, Abdi, Jeremot y Elías. 27 De los hijos de
Zatu: Elioenai, Eliasib, Matanías, Jeremot, Zabad y Aziza. 28 De los hijos de Bebai: Johanán,
Hananías, Zabai y Atlai. 29 De los hijos de Bani: Mesulam, Maluc, Adaía, Jasub, Seal y Ramot. 30 De
los hijos de Pahat-moab: Adna, Quelal, Benaía, Maasías, Matanías, Bezaleel, Binúi y Manasés. 31
De los hijos de Harim: Eliezer, Isías, Malquías, Semaías, Simeón, 32 Benjamín, Maluc y Semarías. 33
De los hijos de Hasum: Matenai, Matata, Zabad, Elifelet, Jeremai, Manasés y Simei. 34 De los hijos
de Bani: Madai, Amram, Uel, 35 Benaía, Bedías, Quelúhi, 36 Vanías, Meremot, Eliasib, 37
Matanías, Matenai, Jaasai, 38 Bani, Binúi, Simei, 39 Selemías, Natán, Adaía, 40 Macnadebai, Sasai,
Sarai, 41 Azareel, Selemías, Semarías, 42 Salum, Amarías y José. 43 Y de los hijos de Nebo: Jeiel,
Matatías, Zabad, Zebina, Jadau, Joel y Benaía. 44 Todos estos habían tomado mujeres extranjeras;
y había mujeres de ellos que habían dado a luz hijos.
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NEHEMÍAS
NEHEMÍAS 1
4 Cuando oí estas palabras me senté y lloré, e hice duelo por algunos días, y ayuné y oré delante
del Dios de los cielos. 5 Y dije: Te ruego, oh Jehová, Dios de los cielos, fuerte, grande y temible, que
guarda el pacto y la misericordia a los que le aman y guardan sus mandamientos; 6 esté ahora
atento tu oído y abiertos tus ojos para oír la oración de tu siervo, que hago ahora delante de ti día
y noche, por los hijos de Israel tus siervos; y confieso los pecados de los hijos de Israel que hemos
cometido contra ti; sí, yo y la casa de mi padre hemos pecado. 7 En extremo nos hemos
corrompido contra ti, y no hemos guardado los mandamientos, estatutos y preceptos que diste a
Moisés tu siervo. 8 Acuérdate ahora de la palabra que diste a Moisés tu siervo, diciendo: Si
vosotros pecareis, yo os dispersaré por los pueblos; 9 pero si os volviereis a mí, y guardareis mis
mandamientos, y los pusiereis por obra, aunque vuestra dispersión fuere hasta el extremo de los
cielos, de allí os recogeré, y os traeré al lugar que escogí para hacer habitar allí mi nombre. 10
Ellos, pues, son tus siervos y tu pueblo, los cuales redimiste con tu gran poder, y con tu mano
poderosa. 11 Te ruego, oh Jehová, esté ahora atento tu oído a la oración de tu siervo, y a la
oración de tus siervos, quienes desean reverenciar tu nombre; concede ahora buen éxito a tu
siervo, y dale gracia delante de aquel varón. Porque yo servía de copero al rey.
Artajerjes envía a Nehemías a Jerusalén
NEHEMÍAS 2
1 Sucedió en el mes de Nisán, en el año veinte del rey Artajerjes, que estando ya el vino delante de
él, tomé el vino y lo serví al rey. Y como yo no había estado antes triste en su presencia, 2 me dijo
el rey: ¿Por qué está triste tu rostro? pues no estás enfermo. No es esto sino quebranto de
corazón. Entonces temí en gran manera. 3 Y dije al rey: Para siempre viva el rey. ¿Cómo no estará
triste mi rostro, cuando la ciudad, casa de los sepulcros de mis padres, está desierta, y sus puertas
consumidas por el fuego? 4 Me dijo el rey: ¿Qué cosa pides? Entonces oré al Dios de los cielos, 5 y
dije al rey: Si le place al rey, y tu siervo ha hallado gracia delante de ti, envíame a Judá, a la ciudad
de los sepulcros de mis padres, y la reedificaré. 6 Entonces el rey me dijo (y la reina estaba sentada
junto a él): ¿Cuánto durará tu viaje, y cuándo volverás? Y agradó al rey enviarme, después que yo
le señalé tiempo. 7 Además dije al rey: Si le place al rey, que se me den cartas para los
gobernadores al otro lado del río, para que me franqueen el paso hasta que llegue a Judá; 8 y carta
para Asaf guarda del bosque del rey, para que me dé madera para enmaderar las puertas del
palacio de la casa, y para el muro de la ciudad, y la casa en que yo estaré. Y me lo concedió el rey,
según la benéfica mano de mi Dios sobre mí.
9 Vine luego a los gobernadores del otro lado del río, y les di las cartas del rey. Y el rey envió
conmigo capitanes del ejército y gente de a caballo. 10 Pero oyéndolo Sanbalat horonita y Tobías
el siervo amonita, les disgustó en extremo que viniese alguno para procurar el bien de los hijos de
Israel.
11 Llegué, pues, a Jerusalén, y después de estar allí tres días, 12 me levanté de noche, yo y unos
pocos varones conmigo, y no declaré a hombre alguno lo que Dios había puesto en mi corazón que
hiciese en Jerusalén; ni había cabalgadura conmigo, excepto la única en que yo cabalgaba. 13 Y salí
de noche por la puerta del Valle hacia la fuente del Dragón y a la puerta del Muladar; y observé los
muros de Jerusalén que estaban derribados, y sus puertas que estaban consumidas por el fuego.
14 Pasé luego a la puerta de la Fuente, y al estanque del Rey; pero no había lugar por donde
pasase la cabalgadura en que iba. 15 Y subí de noche por el torrente y observé el muro, y di la
vuelta y entré por la puerta del Valle, y me volví. 16 Y no sabían los oficiales a dónde yo había ido,
ni qué había hecho; ni hasta entonces lo había declarado yo a los judíos y sacerdotes, ni a los
nobles y oficiales, ni a los demás que hacían la obra.
17 Les dije, pues: Vosotros veis el mal en que estamos, que Jerusalén está desierta, y sus puertas
consumidas por el fuego; venid, y edifiquemos el muro de Jerusalén, y no estemos más en
oprobio. 18 Entonces les declaré cómo la mano de mi Dios había sido buena sobre mí, y asimismo
las palabras que el rey me había dicho. Y dijeron: Levantémonos y edifiquemos. Así esforzaron sus
manos para bien. 19 Pero cuanto lo oyeron Sanbalat horonita, Tobías el siervo amonita, y Gesem
el árabe, hicieron escarnio de nosotros, y nos despreciaron, diciendo: ¿Qué es esto que hacéis
vosotros? ¿Os rebeláis contra el rey? 20 Y en respuesta les dije: El Dios de los cielos, él nos
prosperará, y nosotros sus siervos nos levantaremos y edificaremos, porque vosotros no tenéis
parte ni derecho ni memoria en Jerusalén.
NEHEMÍAS 3
1 Entonces se levantó el sumo sacerdote Eliasib con sus hermanos los sacerdotes, y edificaron la
puerta de las Ovejas. Ellos arreglaron y levantaron sus puertas hasta la torre de Hamea, y
edificaron hasta la torre de Hananeel. 2 Junto a ella edificaron los varones de Jericó, y luego
edificó Zacur hijo de Imri.
3 Los hijos de Senaa edificaron la puerta del Pescado; ellos la enmaderaron, y levantaron sus
puertas, con sus cerraduras y sus cerrojos. 4 Junto a ellos restauró Meremot hijo de Urías, hijo de
Cos, y al lado de ellos restauró Mesulam hijo de Berequías, hijo de Mesezabeel. Junto a ellos
restauró Sadoc hijo de Baana. 5 E inmediato a ellos restauraron los tecoítas; pero sus grandes no
se prestaron para ayudar a la obra de su Señor. 6 La puerta Vieja fue restaurada por Joiada hijo de
Paseah y Mesulam hijo de Besodías; ellos la enmaderaron, y levantaron sus puertas, con sus
cerraduras y cerrojos. 7 Junto a ellos restauró Melatías gabaonita y Jadón meronotita, varones de
Gabaón y de Mizpa, que estaban bajo el dominio del gobernador del otro lado del río. 8 Junto a
ellos restauró Uziel hijo de Harhaía, de los plateros; junto al cual restauró también Hananías, hijo
de un perfumero. Así dejaron reparada a Jerusalén hasta el muro ancho. 9 Junto a ellos restauró
también Refaías hijo de Hur, gobernador de la mitad de la región de Jerusalén. 10 Asimismo
restauró junto a ellos, y frente a su casa, Jedaías hijo de Harumaf; y junto a él restauró Hatús hijo
de Hasabnías. 11 Malquías hijo de Harim y Hasub hijo de Pahat-moab restauraron otro tramo, y la
torre de los Hornos. 12 Junto a ellos restauró Salum hijo de Halohes, gobernador de la mitad de la
región de Jerusalén, él con sus hijas.
13 La puerta del Valle la restauró Hanún con los moradores de Zanoa; ellos la reedificaron, y
levantaron sus puertas, con sus cerraduras y sus cerrojos, y mil codos del muro, hasta la puerta del
Muladar. 14 Reedificó la puerta del Muladar Malquías hijo de Recab, gobernador de la provincia
de Bet-haquerem; él la reedificó, y levantó sus puertas, sus cerraduras y sus cerrojos. 15 Salum
hijo de Colhoze, gobernador de la región de Mizpa, restauró la puerta de la Fuente; él la reedificó,
la enmaderó y levantó sus puertas, sus cerraduras y sus cerrojos, y el muro del estanque de Siloé
hacia el huerto del rey, y hasta las gradas que descienden de la ciudad de David. 16 Después de él
restauró Nehemías hijo de Azbuc, gobernador de la mitad de la región de Bet-sur, hasta delante de
los sepulcros de David, y hasta el estanque labrado, y hasta la casa de los Valientes. 17 Tras él
restauraron los levitas; Rehum hijo de Bani, y junto a él restauró Hasabías, gobernador de la mitad
de la región de Keila, por su región. 18 Después de él restauraron sus hermanos, Bavai hijo de
Henadad, gobernador de la mitad de la región de Keila. 19 Junto a él restauró Ezer hijo de Jesúa,
gobernador de Mizpa, otro tramo frente a la subida de la armería de la esquina. 20 Después de él
Baruc hijo de Zabai con todo fervor restauró otro tramo, desde la esquina hasta la puerta de la
casa de Eliasib sumo sacerdote. 21 Tras él restauró Meremot hijo de Urías hijo de Cos otro tramo,
desde la entrada de la casa de Eliasib hasta el extremo de la casa de Eliasib. 22 Después de él
restauraron los sacerdotes, los varones de la llanura. 23 Después de ellos restauraron Benjamín y
Hasub, frente a su casa; y después de éstos restauró Azarías hijo de Maasías, hijo de Ananías,
cerca de su casa. 24 Después de él restauró Binúi hijo de Henadad otro tramo, desde la casa de
Azarías hasta el ángulo entrante del muro, y hasta la esquina. 25 Palal hijo de Uzai, enfrente de la
esquina y la torre alta que sale de la casa del rey, que está en el patio de la cárcel. Después de él,
Pedaías hijo de Faros. 26 Y los sirvientes del templo que habitaban en Ofel restauraron hasta
enfrente de la puerta de las Aguas al oriente, y la torre que sobresalía. 27 Después de ellos
restauraron los tecoítas otro tramo, enfrente de la gran torre que sobresale, hasta el muro de
Ofel.
28 Desde la puerta de los Caballos restauraron los sacerdotes, cada uno enfrente de su casa. 29
Después de ellos restauró Sadoc hijo de Imer, enfrente de su casa; y después de él restauró
Semaías hijo de Secanías, guarda de la puerta Oriental. 30 Tras él, Hananías hijo de Selemías y
Hanún hijo sexto de Salaf restauraron otro tramo. Después de ellos restauró Mesulam hijo de
Berequías, enfrente de su cámara. 31 Después de él restauró Malquías hijo del platero, hasta la
casa de los sirvientes del templo y de los comerciantes, enfrente de la puerta del Juicio, y hasta la
sala de la esquina. 32 Y entre la sala de la esquina y la puerta de las Ovejas, restauraron los
plateros y los comerciantes.
Precauciones contra los enemigos
NEHEMÍAS 4
1 Cuando oyó Sanbalat que nosotros edificábamos el muro, se enojó y se enfureció en gran
manera, e hizo escarnio de los judíos. 2 Y habló delante de sus hermanos y del ejército de Samaria,
y dijo: ¿Qué hacen estos débiles judíos? ¿Se les permitirá volver a ofrecer sus sacrificios?
¿Acabarán en un día? ¿Resucitarán de los montones del polvo las piedras que fueron quemadas? 3
Y estaba junto a él Tobías amonita, el cual dijo: Lo que ellos edifican del muro de piedra, si subiere
una zorra lo derribará. 4 Oye, oh Dios nuestro, que somos objeto de su menosprecio, y vuelve el
baldón de ellos sobre su cabeza, y entrégalos por despojo en la tierra de su cautiverio. 5 No cubras
su iniquidad, ni su pecado sea borrado delante de ti, porque se airaron contra los que edificaban. 6
Edificamos, pues, el muro, y toda la muralla fue terminada hasta la mitad de su altura, porque el
pueblo tuvo ánimo para trabajar.
7 Pero aconteció que oyendo Sanbalat y Tobías, y los árabes, los amonitas y los de Asdod, que los
muros de Jerusalén eran reparados, porque ya los portillos comenzaban a ser cerrados, se
encolerizaron mucho; 8 y conspiraron todos a una para venir a atacar a Jerusalén y hacerle daño. 9
Entonces oramos a nuestro Dios, y por causa de ellos pusimos guarda contra ellos de día y de
noche. 10 Y dijo Judá: Las fuerzas de los acarreadores se han debilitado, y el escombro es mucho, y
no podemos edificar el muro. 11 Y nuestros enemigos dijeron: No sepan, ni vean, hasta que
entremos en medio de ellos y los matemos, y hagamos cesar la obra. 12 Pero sucedió que cuando
venían los judíos que habitaban entre ellos, nos decían hasta diez veces: De todos los lugares de
donde volviereis, ellos caerán sobre vosotros.
13 Entonces por las partes bajas del lugar, detrás del muro, y en los sitios abiertos, puse al pueblo
por familias, con sus espadas, con sus lanzas y con sus arcos. 14 Después miré, y me levanté y dije
a los nobles y a los oficiales, y al resto del pueblo: No temáis delante de ellos; acordaos del Señor,
grande y temible, y pelead por vuestros hermanos, por vuestros hijos y por vuestras hijas, por
vuestras mujeres y por vuestras casas. 15 Y cuando oyeron nuestros enemigos que lo habíamos
entendido, y que Dios había desbaratado el consejo de ellos, nos volvimos todos al muro, cada
uno a su tarea. 16 Desde aquel día la mitad de mis siervos trabajaba en la obra, y la otra mitad
tenía lanzas, escudos, arcos y corazas; y detrás de ellos estaban los jefes de toda la casa de Judá.
17 Los que edificaban en el muro, los que acarreaban, y los que cargaban, con una mano
trabajaban en la obra, y en la otra tenían la espada. 18 Porque los que edificaban, cada uno tenía
su espada ceñida a sus lomos, y así edificaban; y el que tocaba la trompeta estaba junto a mí.
19 Y dije a los nobles, y a los oficiales y al resto del pueblo: La obra es grande y extensa, y nosotros
estamos apartados en el muro, lejos unos de otros. 20 En el lugar donde oyereis el sonido de la
trompeta, reuníos allí con nosotros; nuestro Dios peleará por nosotros. 21 Nosotros, pues,
trabajábamos en la obra; y la mitad de ellos tenían lanzas desde la subida del alba hasta que salían
las estrellas. 22 También dije entonces al pueblo: Cada uno con su criado permanezca dentro de
Jerusalén, y de noche sirvan de centinela y de día en la obra. 23 Y ni yo ni mis hermanos, ni mis
jóvenes, ni la gente de guardia que me seguía, nos quitamos nuestro vestido; cada uno se
desnudaba solamente para bañarse.
Abolición de la usura
NEHEMÍAS 5
1 Entonces hubo gran clamor del pueblo y de sus mujeres contra sus hermanos judíos. 2 Había
quien decía: Nosotros, nuestros hijos y nuestras hijas, somos muchos; por tanto, hemos pedido
prestado grano para comer y vivir. 3 Y había quienes decían: Hemos empeñado nuestras tierras,
nuestras viñas y nuestras casas, para comprar grano, a causa del hambre. 4 Y había quienes
decían: Hemos tomado prestado dinero para el tributo del rey, sobre nuestras tierras y viñas. 5
Ahora bien, nuestra carne es como la carne de nuestros hermanos, nuestros hijos como sus hijos;
y he aquí que nosotros dimos nuestros hijos y nuestras hijas a servidumbre, y algunas de nuestras
hijas lo están ya, y no tenemos posibilidad de rescatarlas, porque nuestras tierras y nuestras viñas
son de otros.
14 También desde el día que me mandó el rey que fuese gobernador de ellos en la tierra de Judá,
desde el año veinte del rey Artajerjes hasta el año treinta y dos, doce años, ni yo ni mis hermanos
comimos el pan del gobernador. 15 Pero los primeros gobernadores que fueron antes de mí
abrumaron al pueblo, y tomaron de ellos por el pan y por el vino más de cuarenta siclos de plata, y
aun sus criados se enseñoreaban del pueblo; pero yo no hice así, a causa del temor de Dios. 16
También en la obra de este muro restauré mi parte, y no compramos heredad; y todos mis criados
juntos estaban allí en la obra. 17 Además, ciento cincuenta judíos y oficiales, y los que venían de
las naciones que había alrededor de nosotros, estaban a mi mesa. 18 Y lo que se preparaba para
cada día era un buey y seis ovejas escogidas; también eran preparadas para mí aves, y cada diez
días vino en toda abundancia; y con todo esto nunca requerí el pan del gobernador, porque la
servidumbre de este pueblo era grave. 19 Acuérdate de mí para bien, Dios mío, y de todo lo que
hice por este pueblo.
NEHEMÍAS 6
1 Cuando oyeron Sanbalat y Tobías y Gesem el árabe, y los demás de nuestros enemigos, que yo
había edificado el muro, y que no quedaba en él portillo (aunque hasta aquel tiempo no había
puesto las hojas en las puertas), 2 Sanbalat y Gesem enviaron a decirme: Ven y reunámonos en
alguna de las aldeas en el campo de Ono. Mas ellos habían pensado hacerme mal. 3 Y les envié
mensajeros, diciendo: Yo hago una gran obra, y no puedo ir; porque cesaría la obra, dejándola yo
para ir a vosotros. 4 Y enviaron a mí con el mismo asunto hasta cuatro veces, y yo les respondí de
la misma manera. 5 Entonces Sanbalat envió a mí su criado para decir lo mismo por quinta vez,
con una carta abierta en su mano, 6 en la cual estaba escrito: Se ha oído entre las naciones, y
Gasmu lo dice, que tú y los judíos pensáis rebelaros; y que por eso edificas tú el muro, con la mira,
según estas palabras, de ser tú su rey; 7 y que has puesto profetas que proclamen acerca de ti en
Jerusalén, diciendo: ¡Hay rey en Judá! Y Ahora serán oídas del rey las tales palabras; ven, por
tanto, y consultemos juntos. 8 Entonces envié yo a decirle: No hay tal cosa como dices, sino que de
tu corazón tú lo inventas. 9 Porque todos ellos nos amedrentaban, diciendo: Se debilitarán las
manos de ellos en la obra, y no será terminada. Ahora, pues, oh Dios, fortalece tú mis manos. 10
Vine luego a casa de Semaías hijo de Delaía, hijo de Mehetabel, porque él estaba encerrado; el
cual me dijo: Reunámonos en la casa de Dios, dentro del templo, y cerremos las puertas del
templo, porque vienen para matarte; sí, esta noche vendrán a matarte. 11 Entonces dije: ¿Un
hombre como yo ha de huir? ¿Y quién, que fuera como yo, entraría al templo para salvarse la
vida? No entraré. 12 Y entendí que Dios no lo había enviado, sino que hablaba aquella profecía
contra mí porque Tobías y Sanbalat lo habían sobornado. 13 Porque fue sobornado para hacerme
temer así, y que pecase, y les sirviera de mal nombre con que fuera yo infamado. 14 Acuérdate,
Dios mío, de Tobías y de Sanbalat, conforme a estas cosas que hicieron; también acuérdate de
Noadías profetisa, y de los otros profetas que procuraban infundirme miedo.
15 Fue terminado, pues, el muro, el veinticinco del mes de Elul, en cincuenta y dos días. 16 Y
cuando lo oyeron todos nuestros enemigos, temieron todas las naciones que estaban alrededor de
nosotros, y se sintieron humillados, y conocieron que por nuestro Dios había sido hecha esta obra.
17 Asimismo en aquellos días iban muchas cartas de los principales de Judá a Tobías, y las de
Tobías venían a ellos. 18 Porque muchos en Judá se habían conjurado con él, porque era yerno de
Secanías hijo de Ara; y Johanán su hijo había tomado por mujer a la hija de Mesulam hijo de
Berequías. 19 También contaban delante de mí las buenas obras de él, y a él le referían mis
palabras. Y enviaba Tobías cartas para atemorizarme.
NEHEMÍAS 7
1 Luego que el muro fue edificado, y colocadas las puertas, y fueron señalados porteros y cantores
y levitas, 2 mandé a mi hermano Hanani, y a Hananías, jefe de la fortaleza de Jerusalén (porque
éste era varón de verdad y temeroso de Dios, más que muchos); 3 y les dije: No se abran las
puertas de Jerusalén hasta que caliente el sol; y aunque haya gente allí, cerrad las puertas y
atrancadlas. Y señalé guardas de los moradores de Jerusalén, cada cual en su turno, y cada uno
delante de su casa. 4 Porque la ciudad era espaciosa y grande, pero poco pueblo dentro de ella, y
no había casas reedificadas.
(Esd. 2.1-70)
5 Entonces puso Dios en mi corazón que reuniese a los nobles y oficiales y al pueblo, para que
fuesen empadronados según sus genealogías. Y hallé el libro de la genealogía de los que habían
subido antes, y encontré en él escrito así: 6 Estos son los hijos de la provincia que subieron del
cautiverio, de los que llevó cautivos Nabucodonosor rey de Babilonia, y que volvieron a Jerusalén y
a Judá, cada uno a su ciudad, 7 los cuales vinieron con Zorobabel, Jesúa, Nehemías, Azarías,
Raamías, Nahamani, Mardoqueo, Bilsán, Misperet, Bigvai, Nehum y Baana. El número de los
varones del pueblo de Israel: 8 Los hijos de Paros, dos mil ciento setenta y dos. 9 Los hijos de
Sefatías, trescientos setenta y dos. 10 Los hijos de Ara, seiscientos cincuenta y dos. 11 Los hijos de
Pahat-moab, de los hijos de Jesúa y de Joab, dos mil ochocientos dieciocho. 12 Los hijos de Elam,
mil doscientos cincuenta y cuatro. 13 Los hijos de Zatu, ochocientos cuarenta y cinco. 14 Los hijos
de Zacai, setecientos sesenta. 15 Los hijos de Binúi, seiscientos cuarenta y ocho. 16 Los hijos de
Bebai, seiscientos veintiocho. 17 Los hijos de Azgad, dos mil seiscientos veintidós. 18 Los hijos de
Adonicam, seiscientos sesenta y siete. 19 Los hijos de Bigvai, dos mil sesenta y siete. 20 Los hijos
de Adín, seiscientos cincuenta y cinco. 21 Los hijos de Ater, de Ezequías, noventa y ocho. 22 Los
hijos de Hasum, trescientos veintiocho. 23 Los hijos de Bezai, trescientos veinticuatro. 24 Los hijos
de Harif, ciento doce. 25 Los hijos de Gabaón, noventa y cinco. 26 Los varones de Belén y de
Netofa, ciento ochenta y ocho. 27 Los varones de Anatot, ciento veintiocho. 28 Los varones de
Bet-azmavet, cuarenta y dos. 29 Los varones de Quiriat-jearim, Cafira y Beerot, setecientos
cuarenta y tres. 30 Los varones de Ramá y de Geba, seiscientos veintiuno. 31 Los varones de
Micmas, ciento veintidós. 32 Los varones de Bet-el y de Hai, ciento veintitrés. 33 Los varones del
otro Nebo, cincuenta y dos. 34 Los hijos del otro Elam, mil doscientos cincuenta y cuatro. 35 Los
hijos de Harim, trescientos veinte. 36 Los hijos de Jericó, trescientos cuarenta y cinco. 37 Los hijos
de Lod, Hadid y Ono, setecientos veintiuno. 38 Los hijos de Senaa, tres mil novecientos treinta.
39 Sacerdotes: los hijos de Jedaía, de la casa de Jesúa, novecientos setenta y tres. 40 Los hijos de
Imer, mil cincuenta y dos. 41 Los hijos de Pasur, mil doscientos cuarenta y siete. 42 Los hijos de
Harim, mil diecisiete.
43 Levitas: los hijos de Jesúa, de Cadmiel, de los hijos de Hodavías, setenta y cuatro.
45 Porteros: Los hijos de Salum, los hijos de Ater, los hijos de Talmón, los hijos de Acub, los hijos
de Hatita y los hijos de Sobai, ciento treinta y ocho.
46 Sirvientes del templo: los hijos de Ziha, los hijos de Hasufa, los hijos de Tabaot, 47 los hijos de
Queros, los hijos de Siaha, los hijos de Padón, 48 los hijos de Lebana, los hijos de Hagaba, los hijos
de Salmai, 49 los hijos de Hanán, los hijos de Gidel, los hijos de Gahar, 50 los hijos de Reaía, los
hijos de Rezín, los hijos de Necoda, 51 los hijos de Gazam, los hijos de Uza, los hijos de Paseah, 52
los hijos de Besai, los hijos de Mehunim, los hijos de Nefisesim, 53 los hijos de Bacbuc, los hijos de
Hacufa, los hijos de Harhur, 54 los hijos de Bazlut, los hijos de Mehída, los hijos de Harsa, 55 los
hijos de Barcos, los hijos de Sísara, los hijos de Tema, 56 los hijos de Nezía, y los hijos de Hatifa.
57 Los hijos de los siervos de Salomón: los hijos de Sotai, los hijos de Soferet, los hijos de Perida,
58 los hijos de Jaala, los hijos de Darcón, los hijos de Gidel, 59 los hijos de Sefatías, los hijos de
Hatil, los hijos de Poqueret-hazebaim, los hijos de Amón. 60 Todos los sirvientes del templo e hijos
de los siervos de Salomón, trescientos noventa y dos. 61 Y estos son los que subieron de Tel-mela,
Tel-harsa, Querub, Adón e Imer, los cuales no pudieron mostrar la casa de sus padres, ni su
genealogía, si eran de Israel: 62 los hijos de Delaía, los hijos de Tobías y los hijos de Necoda,
seiscientos cuarenta y dos.
63 Y de los sacerdotes: los hijos de Habaía, los hijos de Cos y los hijos de Barzilai, el cual tomó
mujer de las hijas de Barzilai galaadita, y se llamó del nombre de ellas. 64 Estos buscaron su
registro de genealogías, y no se halló; y fueron excluidos del sacerdocio, 65 y les dijo el gobernador
que no comiesen de las cosas más santas, hasta que hubiese sacerdote con Urim y Tumim.
66 Toda la congregación junta era de cuarenta y dos mil trescientos sesenta, 67 sin sus siervos y
siervas, que eran siete mil trescientos treinta y siete; y entre ellos había doscientos cuarenta y
cinco cantores y cantoras. 68 Sus caballos, setecientos treinta y seis; sus mulos, doscientos
cuarenta y cinco; 69 camellos, cuatrocientos treinta y cinco; asnos, seis mil setecientos veinte.
70 Y algunos de los cabezas de familias dieron ofrendas para la obra. El gobernador dio para el
tesoro mil dracmas de oro, cincuenta tazones, y quinientas treinta vestiduras sacerdotales. 71 Los
cabezas de familias dieron para el tesoro de la obra veinte mil dracmas de oro y dos mil doscientas
libras de plata. 72 Y el resto del pueblo dio veinte mil dracmas de oro, dos mil libras de plata, y
sesenta y siete vestiduras sacerdotales. 73 Y habitaron los sacerdotes, los levitas, los porteros, los
cantores, los del pueblo, los sirvientes del templo y todo Israel, en sus ciudades.
NEHEMÍAS 8
1 y se juntó todo el pueblo como un solo hombre en la plaza que está delante de la puerta de las
Aguas, y dijeron a Esdras el escriba que trajese el libro de la ley de Moisés, la cual Jehová había
dado a Israel. 2 Y el sacerdote Esdras trajo la ley delante de la congregación, así de hombres como
de mujeres y de todos los que podían entender, el primer día del mes séptimo. 3 Y leyó en el libro
delante de la plaza que está delante de la puerta de las Aguas, desde el alba hasta el mediodía, en
presencia de hombres y mujeres y de todos los que podían entender; y los oídos de todo el pueblo
estaban atentos al libro de la ley. 4 Y el escriba Esdras estaba sobre un púlpito de madera que
habían hecho para ello, y junto a él estaban Matatías, Sema, Anías, Urías, Hilcías y Maasías a su
mano derecha; y a su mano izquierda, Pedaías, Misael, Malquías, Hasum, Hasbadana, Zacarías y
Mesulam. 5 Abrió, pues, Esdras el libro a ojos de todo el pueblo, porque estaba más alto que todo
el pueblo; y cuando lo abrió, todo el pueblo estuvo atento. 6 Bendijo entonces Esdras a Jehová,
Dios grande. Y todo el pueblo respondió: ¡Amén! ¡Amén! alzando sus manos; y se humillaron y
adoraron a Jehová inclinados a tierra. 7 Y los levitas Jesúa, Bani, Serebías, Jamín, Acub, Sabetai,
Hodías, Maasías, Kelita, Azarías, Jozabed, Hanán y Pelaía, hacían entender al pueblo la ley; y el
pueblo estaba atento en su lugar. 8 Y leían en el libro de la ley de Dios claramente, y ponían el
sentido, de modo que entendiesen la lectura.
9 Y Nehemías el gobernador, y el sacerdote Esdras, escriba, y los levitas que hacían entender al
pueblo, dijeron a todo el pueblo: Día santo es a Jehová nuestro Dios; no os entristezcáis, ni lloréis;
porque todo el pueblo lloraba oyendo las palabras de la ley. 10 Luego les dijo: Id, comed grosuras,
y bebed vino dulce, y enviad porciones a los que no tienen nada preparado; porque día santo es a
nuestro Señor; no os entristezcáis, porque el gozo de Jehová es vuestra fuerza. 11 Los levitas,
pues, hacían callar a todo el pueblo, diciendo: Callad, porque es día santo, y no os entristezcáis. 12
Y todo el pueblo se fue a comer y a beber, y a obsequiar porciones, y a gozar de grande alegría,
porque habían entendido las palabras que les habían enseñado.
13 Al día siguiente se reunieron los cabezas de las familias de todo el pueblo, sacerdotes y levitas,
a Esdras el escriba, para entender las palabras de la ley. 14 Y hallaron escrito en la ley que Jehová
había mandado por mano de Moisés, que habitasen los hijos de Israel en tabernáculos en la fiesta
solemne del mes séptimo; 15 y que hiciesen saber, y pasar pregón por todas sus ciudades y por
Jerusalén, diciendo: Salid al monte, y traed ramas de olivo, de olivo silvestre, de arrayán, de
palmeras y de todo árbol frondoso, para hacer tabernáculos, como está escrito.
16 Salió, pues, el pueblo, y trajeron ramas e hicieron tabernáculos, cada uno sobre su terrado, en
sus patios, en los patios de la casa de Dios, en la plaza de la puerta de las Aguas, y en la plaza de la
puerta de Efraín. 17 Y toda la congregación que volvió de la cautividad hizo tabernáculos, y en
tabernáculos habitó; porque desde los días de Josué hijo de Nun hasta aquel día, no habían hecho
así los hijos de Israel. Y hubo alegría muy grande. 18 Y leyó Esdras en el libro de la ley de Dios cada
día, desde el primer día hasta el último; e hicieron la fiesta solemne por siete días, y el octavo día
fue de solemne asamblea, según el rito.
NEHEMÍAS 9
1 El día veinticuatro del mismo mes se reunieron los hijos de Israel en ayuno, y con cilicio y tierra
sobre sí. 2 Y ya se había apartado la descendencia de Israel de todos los extranjeros; y estando en
pie, confesaron sus pecados, y las iniquidades de sus padres. 3 Y puestos de pie en su lugar,
leyeron el libro de la ley de Jehová su Dios la cuarta parte del día, y la cuarta parte confesaron sus
pecados y adoraron a Jehová su Dios.
4 Luego se levantaron sobre la grada de los levitas, Jesúa, Bani, Cadmiel, Sebanías, Buni, Serebías,
Bani y Quenani, y clamaron en voz alta a Jehová su Dios. 5 Y dijeron los levitas Jesúa, Cadmiel,
Bani, Hasabnías, Serebías, Hodías, Sebanías y Petaías: Levantaos, bendecid a Jehová vuestro Dios
desde la eternidad hasta la eternidad; y bendígase el nombre tuyo, glorioso y alto sobre toda
bendición y alabanza. 6 Tú solo eres Jehová; tú hiciste los cielos, y los cielos de los cielos, con todo
su ejército, la tierra y todo lo que está en ella, los mares y todo lo que hay en ellos; y tú vivificas
todas estas cosas, y los ejércitos de los cielos te adoran. 7 Tú eres, oh Jehová, el Dios que escogiste
a Abram, y lo sacaste de Ur de los caldeos, y le pusiste el nombre Abraham; 8 y hallaste fiel su
corazón delante de ti, e hiciste pacto con él para darle la tierra del cananeo, del heteo, del
amorreo, del ferezeo, del jebuseo y del gergeseo, para darla a su descendencia; y cumpliste tu
palabra, porque eres justo. 9 Y miraste la aflicción de nuestros padres en Egipto, y oíste el clamor
de ellos en el Mar Rojo; 10 e hiciste señales y maravillas contra Faraón, contra todos sus siervos, y
contra todo el pueblo de su tierra, porque sabías que habían procedido con soberbia contra ellos;
y te hiciste nombre grande, como en este día.
11 Dividiste el mar delante de ellos, y pasaron por medio de él en seco; y a sus perseguidores
echaste en las profundidades, como una piedra en profundas aguas. 12 Con columna de nube los
guiaste de día, y con columna de fuego de noche, para alumbrarles el camino por donde habían de
ir. 13 Y sobre el monte de Sinaí descendiste, y hablaste con ellos desde el cielo, y les diste juicios
rectos, leyes verdaderas, y estatutos y mandamientos buenos, 14 y les ordenaste el día de reposo
santo para ti, y por mano de Moisés tu siervo les prescribiste mandamientos, estatutos y la ley. 15
Les diste pan del cielo en su hambre, y en su sed les sacaste aguas de la peña; y les dijiste que
entrasen a poseer la tierra, por la cual alzaste tu mano y juraste que se la darías. 16 Mas ellos y
nuestros padres fueron soberbios, y endurecieron su cerviz, y no escucharon tus mandamientos.
17 No quisieron oír, ni se acordaron de tus maravillas que habías hecho con ellos; antes
endurecieron su cerviz, y en su rebelión pensaron poner caudillo para volverse a su servidumbre.
Pero tú eres Dios que perdonas, clemente y piadoso, tardo para la ira, y grande en misericordia,
porque no los abandonaste. 18 Además, cuando hicieron para sí becerro de fundición y dijeron:
Este es tu Dios que te hizo subir de Egipto; y cometieron grandes abominaciones, 19 tú, con todo,
por tus muchas misericordias no los abandonaste en el desierto. La columna de nube no se apartó
de ellos de día, para guiarlos por el camino, ni de noche la columna de fuego, para alumbrarles el
camino por el cual habían de ir. 20 Y enviaste tu buen Espíritu para enseñarles, y no retiraste tu
maná de su boca, y agua les diste para su sed. 21 Los sustentaste cuarenta años en el desierto; de
ninguna cosa tuvieron necesidad; sus vestidos no se envejecieron, ni se hincharon sus pies. 22 Y
les diste reinos y pueblos, y los repartiste por distritos; y poseyeron la tierra de Sehón, la tierra del
rey de Hesbón, y la tierra de Og rey de Basán. 23 Multiplicaste sus hijos como las estrellas del
cielo, y los llevaste a la tierra de la cual habías dicho a sus padres que habían de entrar a poseerla.
24 Y los hijos vinieron y poseyeron la tierra, y humillaste delante de ellos a los moradores del país,
a los cananeos, los cuales entregaste en su mano, y a sus reyes, y a los pueblos de la tierra, para
que hiciesen de ellos como quisieran. 25 Y tomaron ciudades fortificadas y tierra fértil, y
heredaron casas llenas de todo bien, cisternas hechas, viñas y olivares, y muchos árboles frutales;
comieron, se saciaron, y se deleitaron en tu gran bondad. 26 Pero te provocaron a ira, y se
rebelaron contra ti, y echaron tu ley tras sus espaldas, y mataron a tus profetas que protestaban
contra ellos para convertirlos a ti, e hicieron grandes abominaciones.
27 Entonces los entregaste en mano de sus enemigos, los cuales los afligieron. Pero en el tiempo
de su tribulación clamaron a ti, y tú desde los cielos los oíste; y según tu gran misericordia les
enviaste libertadores para que los salvasen de mano de sus enemigos. 28 Pero una vez que tenían
paz, volvían a hacer lo malo delante de ti, por lo cual los abandonaste en mano de sus enemigos
que los dominaron; pero volvían y clamaban otra vez a ti, y tú desde los cielos los oías y según tus
misericordias muchas veces los libraste. 29 Les amonestaste a que se volviesen a tu ley; mas ellos
se llenaron de soberbia, y no oyeron tus mandamientos, sino que pecaron contra tus juicios, los
cuales si el hombre hiciere, en ellos vivirá; se rebelaron, endurecieron su cerviz, y no escucharon.
30 Les soportaste por muchos años, y les testificaste con tu Espíritu por medio de tus profetas,
pero no escucharon; por lo cual los entregaste en mano de los pueblos de la tierra. 31 Mas por tus
muchas misericordias no los consumiste, ni los desamparaste; porque eres Dios clemente y
misericordioso. 32 Ahora pues, Dios nuestro, Dios grande, fuerte, temible, que guardas el pacto y
la misericordia, no sea tenido en poco delante de ti todo el sufrimiento que ha alcanzado a
nuestros reyes, a nuestros príncipes, a nuestros sacerdotes, a nuestros profetas, a nuestros padres
y a todo tu pueblo, desde los días de los reyes de Asiria hasta este día. 33 Pero tú eres justo en
todo lo que ha venido sobre nosotros; porque rectamente has hecho, mas nosotros hemos hecho
lo malo. 34 Nuestros reyes, nuestros príncipes, nuestros sacerdotes y nuestros padres no pusieron
por obra tu ley, ni atendieron a tus mandamientos y a tus testimonios con que les amonestabas.
35 Y ellos en su reino y en tu mucho bien que les diste, y en la tierra espaciosa y fértil que
entregaste delante de ellos, no te sirvieron, ni se convirtieron de sus malas obras. 36 He aquí que
hoy somos siervos; henos aquí, siervos en la tierra que diste a nuestros padres para que comiesen
su fruto y su bien. 37 Y se multiplica su fruto para los reyes que has puesto sobre nosotros por
nuestros pecados, quienes se enseñorean sobre nuestros cuerpos, y sobre nuestros ganados,
conforme a su voluntad, y estamos en grande angustia.
38 A causa, pues, de todo esto, nosotros hacemos fiel promesa, y la escribimos, firmada por
nuestros príncipes, por nuestros levitas y por nuestros sacerdotes.
NEHEMÍAS 10
1 Los que firmaron fueron: Nehemías el gobernador, hijo de Hacalías, y Sedequías, 2 Seraías,
Azarías, Jeremías, 3 Pasur, Amarías, Malquías, 4 Hatús, Sebanías, Maluc, 5 Harim, Meremot,
Obadías, 6 Daniel, Ginetón, Baruc, 7 Mesulam, Abías, Mijamín, 8 Maazías, Bilgai y Semaías; éstos
eran sacerdotes. 9 Y los levitas: Jesúa hijo de Azanías, Binúi de los hijos de Henadad, Cadmiel, 10 y
sus hermanos Sebanías, Hodías, Kelita, Pelaías, Hanán, 11 Micaía, Rehob, Hasabías, 12 Zacur,
Serebías, Sebanías, 13 Hodías, Bani y Beninu. 14 Los cabezas del pueblo: Paros, Pahat-moab, Elam,
Zatu, Bani, 15 Buni, Azgad, Bebai, 16 Adonías, Bigvai, Adín, 17 Ater, Ezequías, Azur, 18 Hodías,
Hasum, Bezai, 19 Harif, Anatot, Nebai, 20 Magpías, Mesulam, Hezir, 21 Mesezabeel, Sadoc, Jadúa,
22 Pelatías, Hanán, Anaías, 23 Oseas, Hananías, Hasub, 24 Halohes, Pilha, Sobec, 25 Rehum,
Hasabna, Maasías, 26 Ahías, Hanán, Anán, 27 Maluc, Harim y Baana.
28 Y el resto del pueblo, los sacerdotes, levitas, porteros y cantores, los sirvientes del templo, y
todos los que se habían apartado de los pueblos de las tierras a la ley de Dios, con sus mujeres, sus
hijos e hijas, todo el que tenía comprensión y discernimiento, 29 se reunieron con sus hermanos y
sus principales, para protestar y jurar que andarían en la ley de Dios, que fue dada por Moisés
siervo de Dios, y que guardarían y cumplirían todos los mandamientos, decretos y estatutos de
Jehová nuestro Señor. 30 Y que no daríamos nuestras hijas a los pueblos de la tierra, ni
tomaríamos sus hijas para nuestros hijos. 31 Asimismo, que si los pueblos de la tierra trajesen a
vender mercaderías y comestibles en día de reposo, nada tomaríamos de ellos en ese día ni en
otro día santificado; y que el año séptimo dejaríamos descansar la tierra, y remitiríamos toda
deuda. 32 Nos impusimos además por ley, el cargo de contribuir cada año con la tercera parte de
un siclo para la obra de la casa de nuestro Dios; 33 para el pan de la proposición y para la ofrenda
continua, para el holocausto continuo, los días de reposo, las nuevas lunas, las festividades, y para
las cosas santificadas y los sacrificios de expiación por el pecado de Israel, y para todo el servicio
de la casa de nuestro Dios. 34 Echamos también suertes los sacerdotes, los levitas y el pueblo,
acerca de la ofrenda de la leña, para traerla a la casa de nuestro Dios, según las casas de nuestros
padres, en los tiempos determinados cada año, para quemar sobre el altar de Jehová nuestro Dios,
como está escrito en la ley. 35 Y que cada año traeríamos a la casa de Jehová las primicias de
nuestra tierra, y las primicias del fruto de todo árbol. 36 Asimismo los primogénitos de nuestros
hijos y de nuestros ganados, como está escrito en la ley; y que traeríamos los primogénitos de
nuestras vacas y de nuestras ovejas a la casa de nuestro Dios, a los sacerdotes que ministran en la
casa de nuestro Dios; 37 que traeríamos también las primicias de nuestras masas, y nuestras
ofrendas, y del fruto de todo árbol, y del vino y del aceite, para los sacerdotes, a las cámaras de la
casa de nuestro Dios, y el diezmo de nuestra tierra para los levitas; y que los levitas recibirían las
décimas de nuestras labores en todas las ciudades; 38 y que estaría el sacerdote hijo de Aarón con
los levitas, cuando los levitas recibiesen el diezmo; y que los levitas llevarían el diezmo del diezmo
a la casa de nuestro Dios, a las cámaras de la casa del tesoro. 39 Porque a las cámaras del tesoro
han de llevar los hijos de Israel y los hijos de Leví la ofrenda del grano, del vino y del aceite; y allí
estarán los utensilios del santuario, y los sacerdotes que ministran, los porteros y los cantores; y
no abandonaremos la casa de nuestro Dios.
(1 Cr. 9.1-34)
NEHEMÍAS 11
1 Habitaron los jefes del pueblo en Jerusalén; mas el resto del pueblo echó suertes para traer uno
de cada diez para que morase en Jerusalén, ciudad santa, y las otras nueve partes en las otras
ciudades. 2 Y bendijo el pueblo a todos los varones que voluntariamente se ofrecieron para morar
en Jerusalén.
3 Estos son los jefes de la provincia que moraron en Jerusalén; pero en las ciudades de Judá
habitaron cada uno en su posesión, en sus ciudades; los israelitas, los sacerdotes y levitas, los
sirvientes del templo y los hijos de los siervos de Salomón. 4 En Jerusalén, pues, habitaron algunos
de los hijos de Judá y de los hijos de Benjamín. De los hijos de Judá: Ataías hijo de Uzías, hijo de
Zacarías, hijo de Amarías, hijo de Sefatías, hijo de Mahalaleel, de los hijos de Fares, 5 y Maasías
hijo de Baruc, hijo de Colhoze, hijo de Hazaías, hijo de Adaías, hijo de Joiarib, hijo de Zacarías, hijo
de Siloni. 6 Todos los hijos de Fares que moraron en Jerusalén fueron cuatrocientos sesenta y ocho
hombres fuertes. 7 Estos son los hijos de Benjamín: Salú hijo de Mesulam, hijo de Joed, hijo de
Pedaías, hijo de Colaías, hijo de Maasías, hijo de Itiel, hijo de Jesaías. 8 Y tras él Gabai y Salai,
novecientos veintiocho. 9 Y Joel hijo de Zicri era el prefecto de ellos, y Judá hijo de Senúa el
segundo en la ciudad. 10 De los sacerdotes: Jedaías hijo de Joiarib, Jaquín, 11 Seraías hijo de
Hilcías, hijo de Mesulam, hijo de Sadoc, hijo de Meraiot, hijo de Ahitob, príncipe de la casa de Dios,
12 y sus hermanos, los que hacían la obra de la casa, ochocientos veintidós; y Adaías hijo de
Jeroham, hijo de Pelalías, hijo de Amsi, hijo de Zacarías, hijo de Pasur, hijo de Malquías, 13 y sus
hermanos, jefes de familias, doscientos cuarenta y dos; y Amasai hijo de Azareel, hijo de Azai, hijo
de Mesilemot, hijo de Imer, 14 y sus hermanos, hombres de gran vigor, ciento veintiocho, el jefe
de los cuales era Zabdiel hijo de Gedolim. 15 De los levitas: Semaías hijo de Hasub, hijo de
Azricam, hijo de Hasabías, hijo de Buni; 16 Sabetai y Jozabad, de los principales de los levitas,
capataces de la obra exterior de la casa de Dios; 17 y Matanías hijo de Micaía, hijo de Zabdi, hijo
de Asaf, el principal, el que empezaba las alabanzas y acción de gracias al tiempo de la oración;
Bacbuquías el segundo de entre sus hermanos; y Abda hijo de Samúa, hijo de Galal, hijo de
Jedutún. 18 Todos los levitas en la santa ciudad eran doscientos ochenta y cuatro. 19 Los porteros,
Acub, Talmón y sus hermanos, guardas en las puertas, ciento setenta y dos.
20 Y el resto de Israel, de los sacerdotes y de los levitas, en todas las ciudades de Judá, cada uno
en su heredad. 21 Los sirvientes del templo habitaban en Ofel; y Ziha y Gispa tenían autoridad
sobre los sirvientes del templo. 22 Y el jefe de los levitas en Jerusalén era Uzi hijo de Bani, hijo de
Hasabías, hijo de Matanías, hijo de Micaía, de los hijos de Asaf, cantores, sobre la obra de la casa
de Dios. 23 Porque había mandamiento del rey acerca de ellos, y distribución para los cantores
para cada día. 24 Y Petaías hijo de Mesezabeel, de los hijos de Zera hijo de Judá, estaba al servicio
del rey en todo negocio del pueblo.
Sacerdotes y levitas
NEHEMÍAS 12
1 Estos son los sacerdotes y levitas que subieron con Zorobabel hijo de Salatiel, y con Jesúa:
Seraías, Jeremías, Esdras, 2 Amarías, Maluc, Hatús, 3 Secanías, Rehum, Meremot, 4 Iddo, Gineto,
Abías, 5 Mijamín, Maadías, Bilga, 6 Semaías, Joiarib, Jedaías, 7 Salú, Amoc, Hilcías y Jedaías. Estos
eran los príncipes de los sacerdotes y sus hermanos en los días de Jesúa. 8 Y los levitas: Jesúa,
Binúi, Cadmiel, Serebías, Judá y Matanías, que con sus hermanos oficiaba en los cantos de
alabanza. 9 Y Bacbuquías y Uni, sus hermanos, cada cual en su ministerio.
10 Jesúa engendró a Joiacim, y Joiacim engendró a Eliasib, y Eliasib engendró a Joiada; 11 Joiada
engendró a Jonatán, y Jonatán engendró a Jadúa. 12 Y en los días de Joiacim los sacerdotes jefes
de familias fueron: de Seraías, Meraías; de Jeremías, Hananías; 13 de Esdras, Mesulam; de
Amarías, Johanán; 14 de Melicú, Jonatán; de Sebanías, José; 15 de Harim, Adna; de Meraiot,
Helcai; 16 de Iddo, Zacarías; de Ginetón, Mesulam; 17 de Abías, Zicri; de Miniamín, de Moadías,
Piltai; 18 de Bilga, Samúa; de Semaías, Jonatán; 19 de Joiarib, Matenai; de Jedaías, Uzi; 20 de Salai,
Calai; de Amoc, Eber; 21 de Hilcías, Hasabías; de Jedaías, Natanael.
22 Los levitas en días de Eliasib, de Joiada, de Johanán y de Jadúa fueron inscritos por jefes de
familias; también los sacerdotes, hasta el reinado de Darío el persa. 23 Los hijos de Leví, jefes de
familias, fueron inscritos en el libro de las crónicas hasta los días de Johanán hijo de Eliasib. 24 Los
principales de los levitas: Hasabías, Serebías, Jesúa hijo de Cadmiel, y sus hermanos delante de
ellos, para alabar y dar gracias, conforme al estatuto de David varón de Dios, guardando su turno.
25 Matanías, Bacbuquías, Obadías, Mesulam, Talmón y Acub, guardas, eran porteros para la
guardia a las entradas de las puertas. 26 Estos fueron en los días de Joiacim hijo de Jesúa, hijo de
Josadac, y en los días del gobernador Nehemías y del sacerdote Esdras, escriba.
27 Para la dedicación del muro de Jerusalén, buscaron a los levitas de todos sus lugares para
traerlos a Jerusalén, para hacer la dedicación y la fiesta con alabanzas y con cánticos, con
címbalos, salterios y cítaras. 28 Y fueron reunidos los hijos de los cantores, así de la región
alrededor de Jerusalén como de las aldeas de los netofatitas; 29 y de la casa de Gilgal, y de los
campos de Geba y de Azmavet; porque los cantores se habían edificado aldeas alrededor de
Jerusalén. 30 Y se purificaron los sacerdotes y los levitas; y purificaron al pueblo, y las puertas, y el
muro. 31 Hice luego subir a los príncipes de Judá sobre el muro, y puse dos coros grandes que
fueron en procesión; el uno a la derecha, sobre el muro, hacia la puerta del Muladar. 32 E iba tras
de ellos Osaías con la mitad de los príncipes de Judá, 33 y Azarías, Esdras, Mesulam, 34 Judá y
Benjamín, Semaías y Jeremías. 35 Y de los hijos de los sacerdotes iban con trompetas Zacarías hijo
de Jonatán, hijo de Semaías, hijo de Matanías, hijo de Micaías, hijo de Zacur, hijo de Asaf; 36 y sus
hermanos Semaías, Azarael, Milalai, Gilalai, Maai, Natanael, Judá y Hanani, con los instrumentos
musicales de David varón de Dios; y el escriba Esdras delante de ellos. 37 Y a la puerta de la
Fuente, en frente de ellos, subieron por las gradas de la ciudad de David, por la subida del muro,
desde la casa de David hasta la puerta de las Aguas, al oriente. 38 El segundo coro iba del lado
opuesto, y yo en pos de él, con la mitad del pueblo sobre el muro, desde la torre de los Hornos
hasta el muro ancho; 39 y desde la puerta de Efraín hasta la puerta Vieja y a la puerta del Pescado,
y la torre de Hananeel, y la torre de Hamea, hasta la puerta de las Ovejas; y se detuvieron en la
puerta de la Cárcel. 40 Llegaron luego los dos coros a la casa de Dios; y yo, y la mitad de los
oficiales conmigo, 41 y los sacerdotes Eliacim, Maaseías, Miniamín, Micaías, Elioenai, Zacarías y
Hananías, con trompetas; 42 y Maasías, Semaías, Eleazar, Uzi, Johanán, Malquías, Elam y Ezer. Y
los cantores cantaban en alta voz, e Izrahías era el director. 43 Y sacrificaron aquel día numerosas
víctimas, y se regocijaron, porque Dios los había recreado con grande contentamiento; se
alegraron también las mujeres y los niños; y el alborozo de Jerusalén fue oído desde lejos.
44 En aquel día fueron puestos varones sobre las cámaras de los tesoros, de las ofrendas, de las
primicias y de los diezmos, para recoger en ellas, de los ejidos de las ciudades, las porciones
legales para los sacerdotes y levitas; porque era grande el gozo de Judá con respecto a los
sacerdotes y levitas que servían. 45 Y habían cumplido el servicio de su Dios, y el servicio de la
expiación, como también los cantores y los porteros, conforme al estatuto de David y de Salomón
su hijo. 46 Porque desde el tiempo de David y de Asaf, ya de antiguo, había un director de
cantores para los cánticos y alabanzas y acción de gracias a Dios. 47 Y todo Israel en días de
Zorobabel y en días de Nehemías daba alimentos a los cantores y a los porteros, cada cosa en su
día; consagraban asimismo sus porciones a los levitas, y los levitas consagraban parte a los hijos de
Aarón.
Reformas de Nehemías
NEHEMÍAS 13
1 Aquel día se leyó en el libro de Moisés, oyéndolo el pueblo, y fue hallado escrito en él que los
amonitas y moabitas no debían entrar jamás en la congregación de Dios, 2 por cuanto no salieron
a recibir a los hijos de Israel con pan y agua, sino que dieron dinero a Balaam para que los
maldijera; mas nuestro Dios volvió la maldición en bendición. 3 Cuando oyeron, pues, la ley,
separaron de Israel a todos los mezclados con extranjeros.
4 Y antes de esto el sacerdote Eliasib, siendo jefe de la cámara de la casa de nuestro Dios, había
emparentado con Tobías, 5 y le había hecho una gran cámara, en la cual guardaban antes las
ofrendas, el incienso, los utensilios, el diezmo del grano, del vino y del aceite, que estaba mandado
dar a los levitas, a los cantores y a los porteros, y la ofrenda de los sacerdotes. 6 Mas a todo esto,
yo no estaba en Jerusalén, porque en el año treinta y dos de Artajerjes rey de Babilonia fui al rey; y
al cabo de algunos días pedí permiso al rey 7 para volver a Jerusalén; y entonces supe del mal que
había hecho Eliasib por consideración a Tobías, haciendo para él una cámara en los atrios de la
casa de Dios. 8 Y me dolió en gran manera; y arrojé todos los muebles de la casa de Tobías fuera
de la cámara, 9 y dije que limpiasen las cámaras, e hice volver allí los utensilios de la casa de Dios,
las ofrendas y el incienso.
10 Encontré asimismo que las porciones para los levitas no les habían sido dadas, y que los levitas
y cantores que hacían el servicio habían huido cada uno a su heredad. 11 Entonces reprendí a los
oficiales, y dije: ¿Por qué está la casa de Dios abandonada? Y los reuní y los puse en sus puestos.
12 Y todo Judá trajo el diezmo del grano, del vino y del aceite, a los almacenes. 13 Y puse por
mayordomos de ellos al sacerdote Selemías y al escriba Sadoc, y de los levitas a Pedaías; y al
servicio de ellos a Hanán hijo de Zacur, hijo de Matanías; porque eran tenidos por fieles, y ellos
tenían que repartir a sus hermanos. 14 Acuérdate de mí, oh Dios, en orden a esto, y no borres mis
misericordias que hice en la casa de mi Dios, y en su servicio.
15 En aquellos días vi en Judá a algunos que pisaban en lagares en el día de reposo, y que
acarreaban haces, y cargaban asnos con vino, y también de uvas, de higos y toda suerte de carga, y
que traían a Jerusalén en día de reposo; y los amonesté acerca del día en que vendían las
provisiones. 16 También había en la ciudad tirios que traían pescado y toda mercadería, y vendían
en día de reposo a los hijos de Judá en Jerusalén. 17 Y reprendí a los señores de Judá y les dije:
¿Qué mala cosa es esta que vosotros hacéis, profanando así el día de reposo? 18 ¿No hicieron así
vuestros padres, y trajo nuestro Dios todo este mal sobre nosotros y sobre esta ciudad? ¿Y
vosotros añadís ira sobre Israel profanando el día de reposo? 19 Sucedió, pues, que cuando iba
oscureciendo a las puertas de Jerusalén antes del día de reposo, dije que se cerrasen las puertas, y
ordené que no las abriesen hasta después del día de reposo; y puse a las puertas algunos de mis
criados, para que en día de reposo no introdujeran carga. 20 Y se quedaron fuera de Jerusalén una
y dos veces los negociantes y los que vendían toda especie de mercancía. 21 Y les amonesté y les
dije: ¿Por qué os quedáis vosotros delante del muro? Si lo hacéis otra vez, os echaré mano. Desde
entonces no vinieron en día de reposo. 22 Y dije a los levitas que se purificasen y viniesen a
guardar las puertas, para santificar el día del reposo. También por esto acuérdate de mí, Dios mío,
y perdóname según la grandeza de tu misericordia.
23 Vi asimismo en aquellos días a judíos que habían tomado mujeres de Asdod, amonitas, y
moabitas; 24 y la mitad de sus hijos hablaban la lengua de Asdod, porque no sabían hablar judaico,
sino que hablaban conforme a la lengua de cada pueblo. 25 Y reñí con ellos, y los maldije, y herí a
algunos de ellos, y les arranqué los cabellos, y les hice jurar, diciendo: No daréis vuestras hijas a
sus hijos, y no tomaréis de sus hijas para vuestros hijos, ni para vosotros mismos. 26 ¿No pecó por
esto Salomón, rey de Israel? Bien que en muchas naciones no hubo rey como él, que era amado de
su Dios, y Dios lo había puesto por rey sobre todo Israel, aun a él le hicieron pecar las mujeres
extranjeras. 27 ¿Y obedeceremos a vosotros para cometer todo este mal tan grande de prevaricar
contra nuestro Dios, tomando mujeres extranjeras? 28 Y uno de los hijos de Joiada hijo del sumo
sacerdote Eliasib era yerno de Sanbalat horonita; por tanto, lo ahuyenté de mí. 29 Acuérdate de
ellos, Dios mío, contra los que contaminan el sacerdocio, y el pacto del sacerdocio y de los levitas.
30 Los limpié, pues, de todo extranjero, y puse a los sacerdotes y levitas por sus grupos, a cada
uno en su servicio; 31 y para la ofrenda de la leña en los tiempos señalados, y para las primicias.
Acuérdate de mí, Dios mío, para bien.
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ESTER
La reina Vasti desafía a Asuero
ESTER 1
1 Aconteció en los días de Asuero, el Asuero que reinó desde la India hasta Etiopía sobre ciento
veintisiete provincias, 2 que en aquellos días, cuando fue afirmado el rey Asuero sobre el trono de
su reino, el cual estaba en Susa capital del reino, 3 en el tercer año de su reinado hizo banquete a
todos sus príncipes y cortesanos, teniendo delante de él a los más poderosos de Persia y de Media,
gobernadores y príncipes de provincias, 4 para mostrar él las riquezas de la gloria de su reino, el
brillo y la magnificencia de su poder, por muchos días, ciento ochenta días. 5 Y cumplidos estos
días, hizo el rey otro banquete por siete días en el patio del huerto del palacio real a todo el
pueblo que había en Susa capital del reino, desde el mayor hasta el menor. 6 El pabellón era de
blanco, verde y azul, tendido sobre cuerdas de lino y púrpura en anillos de plata y columnas de
mármol; los reclinatorios de oro y de plata, sobre losado de pórfido y de mármol, y de alabastro y
de jacinto. 7 Y daban a beber en vasos de oro, y vasos diferentes unos de otros, y mucho vino real,
de acuerdo con la generosidad del rey. 8 Y la bebida era según esta ley: Que nadie fuese obligado
a beber; porque así lo había mandado el rey a todos los mayordomos de su casa, que se hiciese
según la voluntad de cada uno. 9 Asimismo la reina Vasti hizo banquete para las mujeres, en la
casa real del rey Asuero.
10 El séptimo día, estando el corazón del rey alegre del vino, mandó a Mehumán, Bizta, Harbona,
Bigta, Abagta, Zetar y Carcas, siete eunucos que servían delante del rey Asuero, 11 que trajesen a
la reina Vasti a la presencia del rey con la corona regia, para mostrar a los pueblos y a los príncipes
su belleza; porque era hermosa. 12 Mas la reina Vasti no quiso comparecer a la orden del rey
enviada por medio de los eunucos; y el rey se enojó mucho, y se encendió en ira.
13 Preguntó entonces el rey a los sabios que conocían los tiempos (porque así acostumbraba el rey
con todos los que sabían la ley y el derecho; 14 y estaban junto a él Carsena, Setar, Admata, Tarsis,
Meres, Marsena y Memucán, siete príncipes de Persia y de Media que veían la cara del rey, y se
sentaban los primeros del reino); 15 les preguntó qué se había de hacer con la reina Vasti según la
ley, por cuanto no había cumplido la orden del rey Asuero enviada por medio de los eunucos. 16 Y
dijo Memucán delante del rey y de los príncipes: No solamente contra el rey ha pecado la reina
Vasti, sino contra todos los príncipes, y contra todos los pueblos que hay en todas las provincias
del rey Asuero. 17 Porque este hecho de la reina llegará a oídos de todas las mujeres, y ellas
tendrán en poca estima a sus maridos, diciendo: El rey Asuero mandó traer delante de sí a la reina
Vasti, y ella no vino. 18 Y entonces dirán esto las señoras de Persia y de Media que oigan el hecho
de la reina, a todos los príncipes del rey; y habrá mucho menosprecio y enojo. 19 Si parece bien al
rey, salga un decreto real de vuestra majestad y se escriba entre las leyes de Persia y de Media,
para que no sea quebrantado: Que Vasti no venga más delante del rey Asuero; y el rey haga reina
a otra que sea mejor que ella. 20 Y el decreto que dicte el rey será oído en todo su reino, aunque
es grande, y todas las mujeres darán honra a sus maridos, desde el mayor hasta el menor. 21
Agradó esta palabra a los ojos del rey y de los príncipes, e hizo el rey conforme al dicho de
Memucán; 22 pues envió cartas a todas las provincias del rey, a cada provincia conforme a su
escritura, y a cada pueblo conforme a su lenguaje, diciendo que todo hombre afirmase su
autoridad en su casa; y que se publicase esto en la lengua de su pueblo.
ESTER 2
1 Pasadas estas cosas, sosegada ya la ira del rey Asuero, se acordó de Vasti y de lo que ella había
hecho, y de la sentencia contra ella. 2 Y dijeron los criados del rey, sus cortesanos: Busquen para el
rey jóvenes vírgenes de buen parecer; 3 y ponga el rey personas en todas las provincias de su
reino, que lleven a todas las jóvenes vírgenes de buen parecer a Susa, residencia real, a la casa de
las mujeres, al cuidado de Hegai eunuco del rey, guarda de las mujeres, y que les den sus atavíos;
4 y la doncella que agrade a los ojos del rey, reine en lugar de Vasti. Esto agradó a los ojos del rey,
y lo hizo así.
5 Había en Susa residencia real un varón judío cuyo nombre era Mardoqueo hijo de Jair, hijo de
Simei, hijo de Cis, del linaje de Benjamín; 6 el cual había sido transportado de Jerusalén con los
cautivos que fueron llevados con Jeconías rey de Judá, a quien hizo transportar Nabucodonosor
rey de Babilonia. 7 Y había criado a Hadasa, es decir, Ester, hija de su tío, porque era húerfana; y la
joven era de hermosa figura y de buen parecer. Cuando su padre y su madre murieron,
Mardoqueo la adoptó como hija suya.
8 Sucedió, pues, que cuando se divulgó el mandamiento y decreto del rey, y habían reunido a
muchas doncellas en Susa residencia real, a cargo de Hegai, Ester también fue llevada a la casa del
rey, al cuidado de Hegai guarda de las mujeres. 9 Y la doncella agradó a sus ojos, y halló gracia
delante de él, por lo que hizo darle prontamente atavíos y alimentos, y le dio también siete
doncellas especiales de la casa del rey; y la llevó con sus doncellas a lo mejor de la casa de las
mujeres. 10 Ester no declaró cuál era su pueblo ni su parentela, porque Mardoqueo le había
mandado que no lo declarase. 11 Y cada día Mardoqueo se paseaba delante del patio de la casa de
las mujeres, para saber cómo le iba a Ester, y cómo la trataban.
12 Y cuando llegaba el tiempo de cada una de las doncellas para venir al rey Asuero, después de
haber estado doce meses conforme a la ley acerca de las mujeres, pues así se cumplía el tiempo
de sus atavíos, esto es, seis meses con óleo de mirra y seis meses con perfumes aromáticos y
afeites de mujeres, 13 entonces la doncella venía así al rey. Todo lo que ella pedía se le daba, para
venir ataviada con ello desde la casa de las mujeres hasta la casa del rey. 14 Ella venía por la tarde,
y a la mañana siguiente volvía a la casa segunda de las mujeres, al cargo de Saasgaz eunuco del
rey, guarda de las concubinas; no venía más al rey, salvo si el rey la quería y era llamada por
nombre.
15 Cuando le llegó a Ester, hija de Abihail tío de Mardoqueo, quien la había tomado por hija, el
tiempo de venir al rey, ninguna cosa procuró sino lo que dijo Hegai eunuco del rey, guarda de las
mujeres; y ganaba Ester el favor de todos los que la veían. 16 Fue, pues, Ester llevada al rey Asuero
a su casa real en el mes décimo, que es el mes de Tebet, en el año séptimo de su reinado. 17 Y el
rey amó a Ester más que a todas las otras mujeres, y halló ella gracia y benevolencia delante de él
más que todas las demás vírgenes; y puso la corona real en su cabeza, y la hizo reina en lugar de
Vasti. 18 Hizo luego el rey un gran banquete a todos sus príncipes y siervos, el banquete de Ester; y
disminuyó tributos a las provincias, e hizo y dio mercedes conforme a la generosidad real.
19 Cuando las vírgenes eran reunidas la segunda vez, Mardoqueo estaba sentado a la puerta del
rey. 20 Y Ester, según le había mandado Mardoqueo, no había declarado su nación ni su pueblo;
porque Ester hacía lo que decía Mardoqueo, como cuando él la educaba. 21 En aquellos días,
estando Mardoqueo sentado a la puerta del rey, se enojaron Bigtán y Teres, dos eunucos del rey,
de la guardia de la puerta, y procuraban poner mano en el rey Asuero. 22 Cuando Mardoqueo
entendió esto, lo denunció a la reina Ester, y Ester lo dijo al rey en nombre de Mardoqueo. 23 Se
hizo investigación del asunto, y fue hallado cierto; por tanto, los dos eunucos fueron colgados en
una horca. Y fue escrito el caso en el libro de las crónicas del rey.
1 Después de estas cosas el rey Asuero engrandeció a Amán hijo de Hamedata agagueo, y lo
honró, y puso su silla sobre todos los príncipes que estaban con él. 2 Y todos los siervos del rey
que estaban a la puerta del rey se arrodillaban y se inclinaban ante Amán, porque así lo había
mandado el rey; pero Mardoqueo ni se arrodillaba ni se humillaba. 3 Y los siervos del rey que
estaban a la puerta preguntaron a Mardoqueo: ¿Por qué traspasas el mandamiento del rey? 4
Aconteció que hablándole cada día de esta manera, y no escuchándolos él, lo denunciaron a
Amán, para ver si Mardoqueo se mantendría firme en su dicho; porque ya él les había declarado
que era judío. 5 Y vio Amán que Mardoqueo ni se arrodillaba ni se humillaba delante de él; y se
llenó de ira. 6 Pero tuvo en poco poner mano en Mardoqueo solamente, pues ya le habían
declarado cuál era el pueblo de Mardoqueo; y procuró Amán destruir a todos los judíos que había
en el reino de Asuero, al pueblo de Mardoqueo.
7 En el mes primero, que es el mes de Nisán, en el año duodécimo del rey Asuero, fue echada Pur,
esto es, la suerte, delante de Amán, suerte para cada día y cada mes del año; y salió el mes
duodécimo, que es el mes de Adar.
8 Y dijo Amán al rey Asuero: Hay un pueblo esparcido y distribuido entre los pueblos en todas las
provincias de tu reino, y sus leyes son diferentes de las de todo pueblo, y no guardan las leyes del
rey, y al rey nada le beneficia el dejarlos vivir. 9 Si place al rey, decrete que sean destruidos; y yo
pesaré diez mil talentos de plata a los que manejan la hacienda, para que sean traídos a los
tesoros del rey. 10 Entonces el rey quitó el anillo de su mano, y lo dio a Amán hijo de Hamedata
agagueo, enemigo de los judíos, 11 y le dijo: La plata que ofreces sea para ti, y asimismo el pueblo,
para que hagas de él lo que bien te pareciere. 12 Entonces fueron llamados los escribanos del rey
en el mes primero, al día trece del mismo, y fue escrito conforme a todo lo que mandó Amán, a los
sátrapas del rey, a los capitanes que estaban sobre cada provincia y a los príncipes de cada pueblo,
a cada provincia según su escritura, y a cada pueblo según su lengua; en nombre del rey Asuero
fue escrito, y sellado con el anillo del rey. 13 Y fueron enviadas cartas por medio de correos a
todas las provincias del rey, con la orden de destruir, matar y exterminar a todos los judíos,
jóvenes y ancianos, niños y mujeres, en un mismo día, en el día trece del mes duodécimo, que es
el mes de Adar, y de apoderarse de sus bienes. 14 La copia del escrito que se dio por
mandamiento en cada provincia fue publicada a todos los pueblos, a fin de que estuviesen listos
para aquel día. 15 Y salieron los correos prontamente por mandato del rey, y el edicto fue dado en
Susa capital del reino. Y el rey y Amán se sentaron a beber; pero la ciudad de Susa estaba
conmovida.
Ester promete interceder por su pueblo
ESTER 4
1 Luego que supo Mardoqueo todo lo que se había hecho, rasgó sus vestidos, se vistió de cilicio y
de ceniza, y se fue por la ciudad clamando con grande y amargo clamor. 2 Y vino hasta delante de
la puerta del rey; pues no era lícito pasar adentro de la puerta del rey con vestido de cilicio. 3 Y en
cada provincia y lugar donde el mandamiento del rey y su decreto llegaba, tenían los judíos gran
luto, ayuno, lloro y lamentación; cilicio y ceniza era la cama de muchos.
4 Y vinieron las doncellas de Ester, y sus eunucos, y se lo dijeron. Entonces la reina tuvo gran dolor,
y envió vestidos para hacer vestir a Mardoqueo, y hacerle quitar el cilicio; mas él no los aceptó. 5
Entonces Ester llamó a Hatac, uno de los eunucos del rey, que él había puesto al servicio de ella, y
lo mandó a Mardoqueo, con orden de saber qué sucedía, y por qué estaba así. 6 Salió, pues, Hatac
a ver a Mardoqueo, a la plaza de la ciudad, que estaba delante de la puerta del rey. 7 Y
Mardoqueo le declaró todo lo que le había acontecido, y le dio noticia de la plata que Amán había
dicho que pesaría para los tesoros del rey a cambio de la destrucción de los judíos. 8 Le dio
también la copia del decreto que había sido dado en Susa para que fuesen destruidos, a fin de que
la mostrase a Ester y se lo declarase, y le encargara que fuese ante el rey a suplicarle y a interceder
delante de él por su pueblo. 9 Vino Hatac y contó a Ester las palabras de Mardoqueo.
10 Entonces Ester dijo a Hatac que le dijese a Mardoqueo: 11 Todos los siervos del rey, y el pueblo
de las provincias del rey, saben que cualquier hombre o mujer que entra en el patio interior para
ver al rey, sin ser llamado, una sola ley hay respecto a él: ha de morir; salvo aquel a quien el rey
extendiere el cetro de oro, el cual vivirá; y yo no he sido llamada para ver al rey estos treinta días.
12 Y dijeron a Mardoqueo las palabras de Ester. 13 Entonces dijo Mardoqueo que respondiesen a
Ester: No pienses que escaparás en la casa del rey más que cualquier otro judío. 14 Porque si callas
absolutamente en este tiempo, respiro y liberación vendrá de alguna otra parte para los judíos;
mas tú y la casa de tu padre pereceréis. ¿Y quién sabe si para esta hora has llegado al reino?
15 Y Ester dijo que respondiesen a Mardoqueo: 16 Ve y reúne a todos los judíos que se hallan en
Susa, y ayunad por mí, y no comáis ni bebáis en tres días, noche y día; yo también con mis
doncellas ayunaré igualmente, y entonces entraré a ver al rey, aunque no sea conforme a la ley; y
si perezco, que perezca. 17 Entonces Mardoqueo fue, e hizo conforme a todo lo que le mandó
Ester.
Ester invita al rey y a Amán a un banquete
ESTER 5
1 Aconteció que al tercer día se vistió Ester su vestido real, y entró en el patio interior de la casa
del rey, enfrente del aposento del rey; y estaba el rey sentado en su trono en el aposento real,
enfrente de la puerta del aposento. 2 Y cuando vio a la reina Ester que estaba en el patio, ella
obtuvo gracia ante sus ojos; y el rey extendió a Ester el cetro de oro que tenía en la mano.
Entonces vino Ester y tocó la punta del cetro. 3 Dijo el rey: ¿Qué tienes, reina Ester, y cuál es tu
petición? Hasta la mitad del reino se te dará. 4 Y Ester dijo: Si place al rey, vengan hoy el rey y
Amán al banquete que he preparado para el rey. 5 Respondió el rey: Daos prisa, llamad a Amán,
para hacer lo que Ester ha dicho. Vino, pues, el rey con Amán al banquete que Ester dispuso.
6 Y dijo el rey a Ester en el banquete, mientras bebían vino: ¿Cuál es tu petición, y te será
otorgada? ¿Cuál es tu demanda? Aunque sea la mitad del reino, te será concedida. 7 Entonces
respondió Ester y dijo: Mi petición y mi demanda es esta: 8 Si he hallado gracia ante los ojos del
rey, y si place al rey otorgar mi petición y conceder mi demanda, que venga el rey con Amán a otro
banquete que les prepararé; y mañana haré conforme a lo que el rey ha mandado.
9 Y salió Amán aquel día contento y alegre de corazón; pero cuando vio a Mardoqueo a la puerta
del palacio del rey, que no se levantaba ni se movía de su lugar, se llenó de ira contra Mardoqueo.
10 Pero se refrenó Amán y vino a su casa, y mandó llamar a sus amigos y a Zeres su mujer, 11 y les
refirió Amán la gloria de sus riquezas, y la multitud de sus hijos, y todas las cosas con que el rey le
había engrandecido, y con que le había honrado sobre los príncipes y siervos del rey. 12 Y añadió
Amán: También la reina Ester a ninguno hizo venir con el rey al banquete que ella dispuso, sino a
mí; y también para mañana estoy convidado por ella con el rey. 13 Pero todo esto de nada me
sirve cada vez que veo al judío Mardoqueo sentado a la puerta del rey. 14 Y le dijo Zeres su mujer
y todos sus amigos: Hagan una horca de cincuenta codos de altura, y mañana di al rey que
cuelguen a Mardoqueo en ella; y entra alegre con el rey al banquete. Y agradó esto a los ojos de
Amán, e hizo preparar la horca.
1 Aquella misma noche se le fue el sueño al rey, y dijo que le trajesen el libro de las memorias y
crónicas, y que las leyeran en su presencia. 2 Entonces hallaron escrito que Mardoqueo había
denunciado el complot de Bigtán y de Teres, dos eunucos del rey, de la guardia de la puerta, que
habían procurado poner mano en el rey Asuero. 3 Y dijo el rey: ¿Qué honra o qué distinción se hizo
a Mardoqueo por esto? Y respondieron los servidores del rey, sus oficiales: Nada se ha hecho con
él.
4 Entonces dijo el rey: ¿Quién está en el patio? Y Amán había venido al patio exterior de la casa
real, para hablarle al rey para que hiciese colgar a Mardoqueo en la horca que él le tenía
preparada. 5 Y los servidores del rey le respondieron: He aquí Amán está en el patio. Y el rey dijo:
Que entre. 6 Entró, pues, Amán, y el rey le dijo: ¿Qué se hará al hombre cuya honra desea el rey? Y
dijo Amán en su corazón: ¿A quién deseará el rey honrar más que a mí? 7 Y respondió Amán al rey:
Para el varón cuya honra desea el rey, 8 traigan el vestido real de que el rey se viste, y el caballo en
que el rey cabalga, y la corona real que está puesta en su cabeza; 9 y den el vestido y el caballo en
mano de alguno de los príncipes más nobles del rey, y vistan a aquel varón cuya honra desea el
rey, y llévenlo en el caballo por la plaza de la ciudad, y pregonen delante de él: Así se hará al varón
cuya honra desea el rey. 10 Entonces el rey dijo a Amán: Date prisa, toma el vestido y el caballo,
como tú has dicho, y hazlo así con el judío Mardoqueo, que se sienta a la puerta real; no omitas
nada de todo lo que has dicho. 11 Y Amán tomó el vestido y el caballo, y vistió a Mardoqueo, y lo
condujo a caballo por la plaza de la ciudad, e hizo pregonar delante de él: Así se hará al varón cuya
honra desea el rey.
12 Después de esto Mardoqueo volvió a la puerta real, y Amán se dio prisa para irse a su casa,
apesadumbrado y cubierta su cabeza. 13 Contó luego Amán a Zeres su mujer y a todos sus amigos,
todo lo que le había acontecido. Entonces le dijeron sus sabios, y Zeres su mujer: Si de la
descendencia de los judíos es ese Mardoqueo delante de quien has comenzado a caer, no lo
vencerás, sino que caerás por cierto delante de él. 14 Aún estaban ellos hablando con él, cuando
los eunucos del rey llegaron apresurados, para llevar a Amán al banquete que Ester había
dispuesto.
Amán es ahorcado
ESTER 7
1 Fue, pues, el rey con Amán al banquete de la reina Ester. 2 Y en el segundo día, mientras bebían
vino, dijo el rey a Ester: ¿Cuál es tu petición, reina Ester, y te será concedida? ¿Cuál es tu
demanda? Aunque sea la mitad del reino, te será otorgada. 3 Entonces la reina Ester respondió y
dijo: Oh rey, si he hallado gracia en tus ojos, y si al rey place, séame dada mi vida por mi petición, y
mi pueblo por mi demanda. 4 Porque hemos sido vendidos, yo y mi pueblo, para ser destruidos,
para ser muertos y exterminados. Si para siervos y siervas fuéramos vendidos, me callaría; pero
nuestra muerte sería para el rey un daño irreparable.
5 Respondió el rey Asuero, y dijo a la reina Ester: ¿Quién es, y dónde está, el que ha
ensoberbecido su corazón para hacer esto? 6 Ester dijo: El enemigo y adversario es este malvado
Amán. Entonces se turbó Amán delante del rey y de la reina. 7 Luego el rey se levantó del
banquete, encendido en ira, y se fue al huerto del palacio; y se quedó Amán para suplicarle a la
reina Ester por su vida; porque vio que estaba resuelto para él el mal de parte del rey. 8 Después
el rey volvió del huerto del palacio al aposento del banquete, y Amán había caído sobre el lecho en
que estaba Ester. Entonces dijo el rey: ¿Querrás también violar a la reina en mi propia casa? Al
proferir el rey esta palabra, le cubrieron el rostro a Amán. 9 Y dijo Harbona, uno de los eunucos
que servían al rey: He aquí en casa de Amán la horca de cincuenta codos de altura que hizo Amán
para Mardoqueo, el cual había hablado bien por el rey. Entonces el rey dijo: Colgadlo en ella. 10
Así colgaron a Amán en la horca que él había hecho preparar para Mardoqueo; y se apaciguó la ira
del rey.
ESTER 8
1 El mismo día, el rey Asuero dio a la reina Ester la casa de Amán enemigo de los judíos; y
Mardoqueo vino delante del rey, porque Ester le declaró lo que él era respecto de ella. 2 Y se quitó
el rey el anillo que recogió de Amán, y lo dio a Mardoqueo. Y Ester puso a Mardoqueo sobre la
casa de Amán.
3 Volvió luego Ester a hablar delante del rey, y se echó a sus pies, llorando y rogándole que hiciese
nula la maldad de Amán agagueo y su designio que había tramado contra los judíos. 4 Entonces el
rey extendió a Ester el cetro de oro, y Ester se levantó, y se puso en pie delante del rey, 5 y dijo: Si
place al rey, y si he hallado gracia delante de él, y si le parece acertado al rey, y yo soy agradable a
sus ojos, que se dé orden escrita para revocar las cartas que autorizan la trama de Amán hijo de
Hamedata agagueo, que escribió para destruir a los judíos que están en todas las provincias del
rey. 6 Porque ¿cómo podré yo ver el mal que alcanzará a mi pueblo? ¿Cómo podré yo ver la
destrucción de mi nación?
7 Respondió el rey Asuero a la reina Ester y a Mardoqueo el judío: He aquí yo he dado a Ester la
casa de Amán, y a él han colgado en la horca, por cuanto extendió su mano contra los judíos. 8
Escribid, pues, vosotros a los judíos como bien os pareciere, en nombre del rey, y selladlo con el
anillo del rey; porque un edicto que se escribe en nombre del rey, y se sella con el anillo del rey, no
puede ser revocado. 9 Entonces fueron llamados los escribanos del rey en el mes tercero, que es
Siván, a los veintitrés días de ese mes; y se escribió conforme a todo lo que mandó Mardoqueo, a
los judíos, y a los sátrapas, los capitanes y los príncipes de las provincias que había desde la India
hasta Etiopía, ciento veintisiete provincias; a cada provincia según su escritura, y a cada pueblo
conforme a su lengua, a los judíos también conforme a su escritura y lengua. 10 Y escribió en
nombre del rey Asuero, y lo selló con el anillo del rey, y envió cartas por medio de correos
montados en caballos veloces procedentes de los repastos reales; 11 que el rey daba facultad a los
judíos que estaban en todas las ciudades, para que se reuniesen y estuviesen a la defensa de su
vida, prontos a destruir, y matar, y acabar con toda fuerza armada del pueblo o provincia que
viniese contra ellos, y aun sus niños y mujeres, y apoderarse de sus bienes, 12 en un mismo día en
todas las provincias del rey Asuero, en el día trece del mes duodécimo, que es el mes de Adar. 13
La copia del edicto que había de darse por decreto en cada provincia, para que fuese conocido por
todos los pueblos, decía que los judíos estuviesen preparados para aquel día, para vengarse de sus
enemigos. 14 Los correos, pues, montados en caballos veloces, salieron a toda prisa por la orden
del rey; y el edicto fue dado en Susa capital del reino.
15 Y salió Mardoqueo de delante del rey con vestido real de azul y blanco, y una gran corona de
oro, y un manto de lino y púrpura. La ciudad de Susa entonces se alegró y regocijó; 16 y los judíos
tuvieron luz y alegría, y gozo y honra. 17 Y en cada provincia y en cada ciudad donde llegó el
mandamiento del rey, los judíos tuvieron alegría y gozo, banquete y día de placer. Y muchos de
entre los pueblos de la tierra se hacían judíos, porque el temor de los judíos había caído sobre
ellos.
ESTER 9
1 En el mes duodécimo, que es el mes de Adar, a los trece días del mismo mes, cuando debía ser
ejecutado el mandamiento del rey y su decreto, el mismo día en que los enemigos de los judíos
esperaban enseñorearse de ellos, sucedió lo contrario; porque los judíos se enseñorearon de los
que los aborrecían. 2 Los judíos se reunieron en sus ciudades, en todas las provincias del rey
Asuero, para descargar su mano sobre los que habían procurado su mal, y nadie los pudo resistir,
porque el temor de ellos había caído sobre todos los pueblos. 3 Y todos los príncipes de las
provincias, los sátrapas, capitanes y oficiales del rey, apoyaban a los judíos; porque el temor de
Mardoqueo había caído sobre ellos. 4 Pues Mardoqueo era grande en la casa del rey, y su fama iba
por todas las provincias; Mardoqueo iba engrandeciéndose más y más. 5 Y asolaron los judíos a
todos sus enemigos a filo de espada, y con mortandad y destrucción, e hicieron con sus enemigos
como quisieron. 6 En Susa capital del reino mataron y destruyeron los judíos a quinientos
hombres. 7 Mataron entonces a Parsandata, Dalfón, Aspata, 8 Porata, Adalía, Aridata, 9 Parmasta,
Arisai, Aridai y Vaizata, 10 diez hijos de Amán hijo de Hamedata, enemigo de los judíos; pero no
tocaron sus bienes. 11 El mismo día se le dio cuenta al rey acerca del número de los muertos en
Susa, residencia real.
12 Y dijo el rey a la reina Ester: En Susa capital del reino los judíos han matado a quinientos
hombres, y a diez hijos de Amán. ¿Qué habrán hecho en las otras provincias del rey? ¿Cuál, pues,
es tu petición? y te será concedida; ¿o qué más es tu demanda? y será hecha. 13 Y respondió
Ester: Si place al rey, concédase también mañana a los judíos en Susa, que hagan conforme a la ley
de hoy; y que cuelguen en la horca a los diez hijos de Amán. 14 Y mandó el rey que se hiciese así.
Se dio la orden en Susa, y colgaron a los diez hijos de Amán. 15 Y los judíos que estaban en Susa se
juntaron también el catorce del mes de Adar, y mataron en Susa a trescientos hombres; pero no
tocaron sus bienes.
La fiesta de Purim
16 En cuanto a los otros judíos que estaban en las provincias del rey, también se juntaron y se
pusieron en defensa de su vida, y descansaron de sus enemigos, y mataron de sus contrarios a
setenta y cinco mil; pero no tocaron sus bienes. 17 Esto fue en el día trece del mes de Adar, y
reposaron en el día catorce del mismo, y lo hicieron día de banquete y de alegría. 18 Pero los
judíos que estaban en Susa se juntaron el día trece y el catorce del mismo mes, y el quince del
mismo reposaron y lo hicieron día de banquete y de regocijo. 19 Por tanto, los judíos aldeanos que
habitan en las villas sin muro hacen a los catorce del mes de Adar el día de alegría y de banquete,
un día de regocijo, y para enviar porciones cada uno a su vecino.
20 Y escribió Mardoqueo estas cosas, y envió cartas a todos los judíos que estaban en todas las
provincias del rey Asuero, cercanos y distantes, 21 ordenándoles que celebrasen el día
decimocuarto del mes de Adar, y el decimoquinto del mismo, cada año, 22 como días en que los
judíos tuvieron paz de sus enemigos, y como el mes que de tristeza se les cambió en alegría, y de
luto en día bueno; que los hiciesen días de banquete y de gozo, y para enviar porciones cada uno a
su vecino, y dádivas a los pobres. 23 Y los judíos aceptaron hacer, según habían comenzado, lo que
les escribió Mardoqueo. 24 Porque Amán hijo de Hamedata agagueo, enemigo de todos los judíos,
había ideado contra los judíos un plan para destruirlos, y había echado Pur, que quiere decir
suerte, para consumirlos y acabar con ellos. 25 Mas cuando Ester vino a la presencia del rey, él
ordenó por carta que el perverso designio que aquél trazó contra los judíos recayera sobre su
cabeza; y que colgaran a él y a sus hijos en la horca. 26 Por esto llamaron a estos días Purim, por el
nombre Pur. Y debido a las palabras de esta carta, y por lo que ellos vieron sobre esto, y lo que
llevó a su conocimiento, 27 los judíos establecieron y tomaron sobre sí, sobre su descendencia y
sobre todos los allegados a ellos, que no dejarían de celebrar estos dos días según está escrito
tocante a ellos, conforme a su tiempo cada año; 28 y que estos días serían recordados y
celebrados por todas las generaciones, familias, provincias y ciudades; que estos días de Purim no
dejarían de ser guardados por los judíos, y que su descendencia jamás dejaría de recordarlos. 29 Y
la reina Ester hija de Abihail, y Mardoqueo el judío, suscribieron con plena autoridad esta segunda
carta referente a Purim. 30 Y fueron enviadas cartas a todos los judíos, a las ciento veintisiete
provincias del rey Asuero, con palabras de paz y de verdad, 31 para confirmar estos días de Purim
en sus tiempos señalados, según les había ordenado Mardoqueo el judío y la reina Ester, y según
ellos habían tomado sobre sí y sobre su descendencia, para conmemorar el fin de los ayunos y de
su clamor. 32 Y el mandamiento de Ester confirmó estas celebraciones acerca de Purim, y esto fue
registrado en un libro.
Grandeza de Mardoqueo
ESTER 10
1 El rey Asuero impuso tributo sobre la tierra y hasta las costas del mar. 2 Y todos los hechos de su
poder y autoridad, y el relato sobre la grandeza de Mardoqueo, con que el rey le engrandeció, ¿no
está escrito en el libro de las crónicas de los reyes de Media y de Persia? 3 Porque Mardoqueo el
judío fue el segundo después del rey Asuero, y grande entre los judíos, y estimado por la multitud
de sus hermanos, porque procuró el bienestar de su pueblo y habló paz para todo su linaje.
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JOB
JOB 1
1 Hubo en tierra de Uz un varón llamado Job; y era este hombre perfecto y recto, temeroso de
Dios y apartado del mal. 2 Y le nacieron siete hijos y tres hijas. 3 Su hacienda era siete mil ovejas,
tres mil camellos, quinientas yuntas de bueyes, quinientas asnas, y muchísimos criados; y era
aquel varón más grande que todos los orientales. 4 E iban sus hijos y hacían banquetes en sus
casas, cada uno en su día; y enviaban a llamar a sus tres hermanas para que comiesen y bebiesen
con ellos. 5 Y acontecía que habiendo pasado en turno los días del convite, Job enviaba y los
santificaba, y se levantaba de mañana y ofrecía holocaustos conforme al número de todos ellos.
Porque decía Job: Quizá habrán pecado mis hijos, y habrán blasfemado contra Dios en sus
corazones. De esta manera hacía todos los días.
6 Un día vinieron a presentarse delante de Jehová los hijos de Dios, entre los cuales vino también
Satanás. 7 Y dijo Jehová a Satanás: ¿De dónde vienes? Respondiendo Satanás a Jehová, dijo: De
rodear la tierra y de andar por ella. 8 Y Jehová dijo a Satanás: ¿No has considerado a mi siervo Job,
que no hay otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal?
9 Respondiendo Satanás a Jehová, dijo: ¿Acaso teme Job a Dios de balde? 10 ¿No le has cercado
alrededor a él y a su casa y a todo lo que tiene? Al trabajo de sus manos has dado bendición; por
tanto, sus bienes han aumentado sobre la tierra. 11 Pero extiende ahora tu mano y toca todo lo
que tiene, y verás si no blasfema contra ti en tu misma presencia. 12 Dijo Jehová a Satanás: He
aquí, todo lo que tiene está en tu mano; solamente no pongas tu mano sobre él. Y salió Satanás de
delante de Jehová.
13 Y un día aconteció que sus hijos e hijas comían y bebían vino en casa de su hermano el
primogénito, 14 y vino un mensajero a Job, y le dijo: Estaban arando los bueyes, y las asnas
paciendo cerca de ellos, 15 y acometieron los sabeos y los tomaron, y mataron a los criados a filo
de espada; solamente escapé yo para darte la noticia. 16 Aún estaba éste hablando, cuando vino
otro que dijo: Fuego de Dios cayó del cielo, que quemó las ovejas y a los pastores, y los consumió;
solamente escapé yo para darte la noticia. 17 Todavía estaba éste hablando, y vino otro que dijo:
Los caldeos hicieron tres escuadrones, y arremetieron contra los camellos y se los llevaron, y
mataron a los criados a filo de espada; y solamente escapé yo para darte la noticia. 18 Entre tanto
que éste hablaba, vino otro que dijo: Tus hijos y tus hijas estaban comiendo y bebiendo vino en
casa de su hermano el primogénito; 19 y un gran viento vino del lado del desierto y azotó las
cuatro esquinas de la casa, la cual cayó sobre los jóvenes, y murieron; y solamente escapé yo para
darte la noticia. 20 Entonces Job se levantó, y rasgó su manto, y rasuró su cabeza, y se postró en
tierra y adoró, 21 y dijo: Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré allá. Jehová dio,
y Jehová quitó; sea el nombre de Jehová bendito. 22 En todo esto no pecó Job, ni atribuyó a Dios
despropósito alguno.
JOB 2
1 Aconteció que otro día vinieron los hijos de Dios para presentarse delante de Jehová, y Satanás
vino también entre ellos presentándose delante de Jehová. 2 Y dijo Jehová a Satanás: ¿De dónde
vienes? Respondió Satanás a Jehová, y dijo: De rodear la tierra, y de andar por ella. 3 Y Jehová dijo
a Satanás: ¿No has considerado a mi siervo Job, que no hay otro como él en la tierra, varón
perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal, y que todavía retiene su integridad, aun
cuando tú me incitaste contra él para que lo arruinara sin causa? 4 Respondiendo Satanás, dijo a
Jehová: Piel por piel, todo lo que el hombre tiene dará por su vida. 5 Pero extiende ahora tu mano,
y toca su hueso y su carne, y verás si no blasfema contra ti en tu misma presencia. 6 Y Jehová dijo
a Satanás: He aquí, él está en tu mano; mas guarda su vida.
7 Entonces salió Satanás de la presencia de Jehová, e hirió a Job con una sarna maligna desde la
planta del pie hasta la coronilla de la cabeza. 8 Y tomaba Job un tiesto para rascarse con él, y
estaba sentado en medio de ceniza.
9 Entonces le dijo su mujer: ¿Aún retienes tu integridad? Maldice a Dios, y muérete. 10 Y él le dijo:
Como suele hablar cualquiera de las mujeres fatuas, has hablado. ¿Qué? ¿Recibiremos de Dios el
bien, y el mal no lo recibiremos? En todo esto no pecó Job con sus labios.
11 Y tres amigos de Job, Elifaz temanita, Bildad suhita, y Zofar naamatita, luego que oyeron todo
este mal que le había sobrevenido, vinieron cada uno de su lugar; porque habían convenido en
venir juntos para condolerse de él y para consolarle. 12 Los cuales, alzando los ojos desde lejos, no
lo conocieron, y lloraron a gritos; y cada uno de ellos rasgó su manto, y los tres esparcieron polvo
sobre sus cabezas hacia el cielo. 13 Así se sentaron con él en tierra por siete días y siete noches, y
ninguno le hablaba palabra, porque veían que su dolor era muy grande.
JOB 3
1 Después de esto abrió Job su boca, y maldijo su día. 2 Y exclamó Job, y dijo:
JOB 4
JOB 5
1 Ahora, pues, da voces; ¿habrá quien te responda?
Y encomendaría a él mi causa;
Y de la mano violenta;
JOB 6
O es mi carne de bronce?
24 Enseñadme, y yo callaré;
JOB 7
JOB 8
Y rogares al Todopoderoso;
18 Si le arrancaren de su lugar,
JOB 9
Pasará, y no lo entenderé.
16 Si yo le invocara, y él me respondiese,
Despreciaría mi vida.
29 Yo soy impío;
Y su terror no me espante.
JOB 10
1 Está mi alma hastiada de mi vida;
Y busques mi pecado,
JOB 11
13 Si tú dispusieres tu corazón,
16 Y olvidarás tu miseria,
Y no tendrán refugio;
JOB 12
JOB 13
1 He aquí que todas estas cosas han visto mis ojos,
10 El os reprochará de seguro,
21 Aparta de mí tu mano,
Y no me asombre tu terror.
JOB 14
Nadie.
Ni se levantarán de su sueño.
19 Las piedras se desgastan con el agua impetuosa, que se lleva el polvo de la tierra;
Y se entristecerá en él su alma.
JOB 15
17 Escúchame; yo te mostraré,
JOB 17
JOB 19
Y me ha envuelto en su red.
21 ¡Oh, vosotros mis amigos, tened compasión de mí, tened compasión de mí!
Porque la mano de Dios me ha tocado.
JOB 20
1 Respondió Zofar naamatita, y dijo:
JOB 21
3 Toleradme, y yo hablaré;
5 Miradme, y espantaos,
JOB 22
1 Respondió Elifaz temanita, y dijo:
4 ¿Acaso te castiga,
30 El libertará al inocente,
JOB 23
Y al occidente, y no lo percibiré;
Y me ha turbado el Omnipotente.
JOB 24
Y esconde su rostro.
16 En las tinieblas minan las casas
No conocen la luz.
JOB 25
JOB 26
Y se espantan a su reprensión.
JOB 27
8 Porque ¿cuál es la esperanza del impío, por mucho que hubiere robado,
JOB 28
Y conoce su lugar.
28 Y dijo al hombre:
JOB 29
Y pies al cojo.
21 Me oían, y esperaban,
Y callaban a mi consejo.
JOB 30
1 Pero ahora se ríen de mí los más jóvenes que yo,
13 Mi senda desbarataron,
Se aprovecharon de mi quebrantamiento,
19 El me derribó en el lodo,
Me presento, y no me atiendes.
Y disolviste mi sustancia.
23 Porque yo sé que me conduces a la muerte,
Y compañero de avestruces.
JOB 31
1 Hice pacto con mis ojos;
Y conocerá mi integridad.
Y no comió de él el huérfano
JOB 32
1 Cesaron estos tres varones de responder a Job, por cuanto él era justo a sus propios ojos. 2
Entonces Eliú hijo de Baraquel buzita, de la familia de Ram, se encendió en ira contra Job; se
encendió en ira, por cuanto se justificaba a sí mismo más que a Dios. 3 Asimismo se encendió en
ira contra sus tres amigos, porque no hallaban qué responder, aunque habían condenado a Job. 4
Y Eliú había esperado a Job en la disputa, porque los otros eran más viejos que él. 5 Pero viendo
Eliú que no había respuesta en la boca de aquellos tres varones, se encendió en ira. 6 Y respondió
Eliú hijo de Baraquel buzita, y dijo:
12 Os he prestado atención,
JOB 33
1 Por tanto, Job, oye ahora mis razones,
5 Respóndeme si puedes;
23 Si tuviese cerca de él
Algún elocuente mediador muy escogido,
Y no me ha aprovechado,
Calla, y yo hablaré.
JOB 34
JOB 35
4 Yo te responderé razones,
Ni la mirará el Omnipotente.
14 ¿Cuánto menos cuando dices que no haces caso de él?
JOB 36
Antes bien con los reyes los pondrá en trono para siempre,
Y serán exaltados.
11 Si oyeren, y le sirvieren,
20 No anheles la noche,
A la multitud él da sustento.
JOB 37
Y salta de su lugar.
JOB 38
1 Entonces respondió Jehová a Job desde un torbellino, y dijo:
Yo te preguntaré, y tú me contestarás.
JOB 39
1 ¿Sabes tú el tiempo en que paren las cabras monteses?
O quedar en tu pesebre?
Y le fiarás tu labor?
12 ¿Fiarás de él para que recoja tu semilla,
Y la junte en tu era?
Y no le dio inteligencia.
JOB 40
Yo te preguntaré, y tú me responderás.
14 Y yo también te confesaré
Y horadará su nariz?
JOB 41
JOB 42
Te preguntaré, y tú me enseñarás.
7 Y aconteció que después que habló Jehová estas palabras a Job, Jehová dijo a Elifaz temanita: Mi
ira se encendió contra ti y tus dos compañeros; porque no habéis hablado de mí lo recto, como mi
siervo Job. 8 Ahora, pues, tomaos siete becerros y siete carneros, e id a mi siervo Job, y ofreced
holocausto por vosotros, y mi siervo Job orará por vosotros; porque de cierto a él atenderé para
no trataros afrentosamente, por cuanto no habéis hablado de mí con rectitud, como mi siervo Job.
9 Fueron, pues, Elifaz temanita, Bildad suhita y Zofar naamatita, e hicieron como Jehová les dijo; y
Jehová aceptó la oración de Job.
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SALMOS
LIBRO I
SALMO 1
Y su hoja no cae;
SALMO 2
7 Yo publicaré el decreto;
Yo te engendré hoy.
SALMO 3
5 Yo me acosté y dormí,
8 La salvación es de Jehová;
SALMO 4
4 Temblad, y no pequéis;
Y confiad en Jehová.
SALMO 5
1 Escucha, oh Jehová, mis palabras;
Considera mi gemir.
Porque a ti oraré.
10 Castígalos, oh Dios;
SALMO 6
Sigaión de David, que cantó a Jehová acerca de las palabras de Cus hijo de Benjamín.
SALMO 7
1 Jehová Dios mío, en ti he confiado;
Y conforme a mi integridad.
Se preñó de iniquidad,
SALMO 9
Y me goce en tu salvación.
15 Se hundieron las naciones en el hoyo que hicieron;
SALMO 10
1 ¿Por qué estás lejos, oh Jehová,
14 Tú lo has visto; porque miras el trabajo y la vejación, para dar la recompensa con tu mano;
A ti se acoge el desvalido;
SALMO 11
1 En Jehová he confiado;
Sus ojos ven, sus párpados examinan a los hijos de los hombres.
SALMO 12
Porque han desaparecido los fieles de entre los hijos de los hombres.
SALMO 13
6 Cantaré a Jehová,
SALMO 14
No hay Dios.
2 Jehová miró desde los cielos sobre los hijos de los hombres,
Y a Jehová no invocan?
SALMO 15
SALMO 16
Tú eres mi Señor;
Tú sustentas mi suerte.
Oración de David.
SALMO 17
7 Muestra tus maravillosas misericordias, tú que salvas a los que se refugian a tu diestra,
(2 S. 22. 1-51)
Al músico principal. Salmo de David, siervo de Jehová, el cual dirigió a Jehová las palabras de este
cántico el día que le libró Jehová de mano de todos sus enemigos, y de mano de Saúl. Entonces
dijo:
SALMO 18
1 Te amo, oh Jehová, fortaleza mía.
Y clamé a mi Dios.
A tu reprensión, oh Jehová,
28 Tú encenderás mi lámpara;
Tu diestra me sustentó,
Y tu benignidad me ha engrandecido.
Y cantaré a tu nombre.
SALMO 19
1 Los cielos cuentan la gloria de Dios,
Ni es oída su voz.
SALMO 20
9 Salva, Jehová;
SALMO 21
SALMO 22
El que me hizo estar confiado desde que estaba a los pechos de mi madre.
Ni de él escondió su rostro;
30 La posteridad le servirá;
Salmo de David.
SALMO 23
3 Confortará mi alma;
Salmo de David.
SALMO 24
Salmo de David.
SALMO 25
No sea yo avergonzado,
No se alegren de mí mis enemigos.
13 Gozará él de bienestar,
Porque en ti he esperado.
Salmo de David.
SALMO 26
Y ando en tu verdad.
Salmo de David.
SALMO 27
No temerá mi corazón;
Yo estaré confiado.
Porque se han levantado contra mí testigos falsos, y los que respiran crueldad.
14 Aguarda a Jehová;
Salmo de David.
SALMO 28
1 A ti clamaré, oh Jehová.
Salmo de David.
SALMO 29
Salmo de David.
SALMO 30
A ti clamé, y me sanaste.
Jehová, sé tú mi ayudador.
Declaración de confianza
SALMO 31
Líbrame en tu justicia.
19 ¡Cuán grande es tu bondad, que has guardado para los que te temen,
Que has mostrado a los que esperan en ti, delante de los hijos de los hombres!
SALMO 32
6 Por esto orará a ti todo santo en el tiempo en que puedas ser hallado;
SALMO 33
1 Alegraos, oh justos, en Jehová;
El mandó, y existió.
10 Jehová hace nulo el consejo de las naciones,
La protección divina
SALMO 34
Y los defiende.
Salmo de David.
SALMO 35
Y levántate en mi ayuda.
Se regocijará en su salvación.
De lo que no sé me preguntan;
12 Me devuelven mal por bien,
Y no se alegren de mí.
La misericordia de Dios
SALMO 36
1 La iniquidad del impío me dice al corazón:
El mal no aborrece.
Por eso los hijos de los hombres se amparan bajo la sombra de tus alas.
Salmo de David.
SALMO 37
Y él aprueba su camino.
Y procura matarlo.
Oración de un penitente
Ni me castigues en tu ira.
A causa de mi locura.
Y mi suspiro no te es oculto.
10 Mi corazón está acongojado, me ha dejado mi vigor,
21 No me desampares, oh Jehová;
22 Apresúrate a ayudarme,
Oh Señor, mi salvación.
SALMO 39
Y se agravó mi dolor.
Porque tú lo hiciste.
SALMO 40
Y confiarán en Jehová.
4 Bienaventurado el hombre que puso en Jehová su confianza,
Jehová, tú lo sabes.
Amén y Amén.
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SALMOS
LIBRO II
SALMO 43
Y a tus moradas.
SALMO 44
1 Oh Dios, con nuestros oídos hemos oído, nuestros padres nos han contado,
La obra que hiciste en sus días, en los tiempos antiguos.
Ni mi espada me salvará;
Al músico principal; sobre Lirios. Masquil de los hijos de Coré. Canción de amores.
SALMO 45
4 En tu gloria sé prosperado;
SALMO 46
SALMO 47
El es muy exaltado.
SALMO 48
En medio de tu templo.
SALMO 49
Y no se logrará jamás),
Salmo de Asaf.
SALMO 50
Dios ha resplandecido.
3 Vendrá nuestro Dios, y no callará;
Te libraré, y tú me honrarás.
Al músico principal. Salmo de David, cuando después que se llegó a Betsabé, vino a él Natán el
profeta.
SALMO 51
Y límpiame de mi pecado.
No quieres holocausto.
Al músico principal. Masquil de David, cuando vino Doeg edomita y dio cuenta a Saúl diciéndole:
David ha venido a casa de Ahimelec.
SALMO 52
Engañosa lengua.
Y se mantuvo en su maldad.
SALMO 53
1 Dice el necio en su corazón: No hay Dios.
2 Dios desde los cielos miró sobre los hijos de los hombres,
Y a Dios no invocan?
Porque Dios ha esparcido los huesos del que puso asedio contra ti;
Al músico principal; en Neginot. Masquil de David, cuando vinieron los zifeos y dijeron a Saúl: ¿No
está David escondido en nuestra tierra?
SALMO 54
SALMO 55
Y no te escondas de mi súplica.
Y terror me ha cubierto.
8 Me apresuraría a escapar
Mi guía, y mi familiar;
Y Jehová me salvará.
Y él oirá mi voz.
20 Extendió el inicuo sus manos contra los que estaban en paz con él;
Violó su pacto.
Oración de confianza
Al músico principal; sobre La paloma silenciosa en paraje muy distante. Mictam de David, cuando
los filisteos le prendieron en Gat.
SALMO 56
Yo en ti confío.
Te tributaré alabanzas.
Al músico principal; sobre No destruyas. Mictam de David, cuando huyó de delante de Saúl a la
cueva.
SALMO 57
Se ha abatido mi alma;
Me levantaré de mañana.
Al músico principal; sobre No destruyas. Mictam de David, cuando envió Saúl, y vigilaron la casa
para matarlo.
SALMO 59
Y rodearán la ciudad.
Y rodeen la ciudad.
Al músico principal; sobre Lirios. Testimonio. Mictam de David, para enseñar, cuando tuvo guerra
contra Aram-Naharaim y contra Aram de Soba, y volvió Joab, y destrozó a doce mil de Edom en el
valle de la Sal.
SALMO 60
1 Oh Dios, tú nos has desechado, nos quebrantaste;
Judá es mi legislador.
SALMO 61
A mi oración atiende.
SALMO 62
De él viene mi salvación.
Aman la mentira;
Porque de él es mi esperanza.
Es mi refugio, no resbalaré.
9 Por cierto, vanidad son los hijos de los hombres, mentira los hijos de varón;
10 No confiéis en la violencia,
Ni en la rapiña; no os envanezcáis;
SALMO 63
De madrugada te buscaré;
Tu diestra me ha sostenido.
SALMO 64
1 Escucha, oh Dios, la voz de mi queja;
SALMO 65
2 Tú oyes la oración;
De tu santo templo.
Ceñido de valentía;
8 Por tanto, los habitantes de los fines de la tierra temen de tus maravillas.
SALMO 66
Y cantará a ti;
SALMO 67
7 Bendíganos Dios,
SALMO 68
Y saltarán de alegría.
8 La tierra tembló;
Y también para los rebeldes, para que habite entre ellos JAH Dios.
33 Al que cabalga sobre los cielos de los cielos, que son desde la antigüedad;
Un grito de angustia
SALMO 69
1 Sálvame, oh Dios,
4 Se han aumentado más que los cabellos de mi cabeza los que me aborrecen sin causa;
Se han hecho poderosos mis enemigos, los que me destruyen sin tener por qué.
6 No sean avergonzados por causa mía los que en ti confían, oh Señor Jehová de los ejércitos;
Ni me trague el abismo,
Y no entren en tu justicia.
(Sal. 40.13-17)
SALMO 70
Oh Jehová, no te detengas.
Oración de un anciano
SALMO 71
Y tú mi refugio fuerte.
Aunque no sé su número.
21 Aumentarás mi grandeza,
Y volverás a consolarme.
Oh Santo de Israel.
Por cuanto han sido avergonzados, porque han sido confundidos los que mi mal procuraban.
Para Salomón.
SALMO 72
Y aplastará al opresor.
Lo llamarán bienaventurado.
Amén y Amén.
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SALMOS
LIBRO III
SALMO 73
Masquil de Asaf.
SALMO 74
1 ¿Por qué, oh Dios, nos has desechado para siempre?
20 Mira al pacto,
SALMO 75
Yo juzgaré rectamente.
SALMO 76
1 Dios es conocido en Judá;
Y su habitación en Sion.
SALMO 77
Meditaba en mi corazón,
Y mi espíritu inquiría:
Masquil de Asaf.
SALMO 78
29 Comieron, y se saciaron;
Lo enojaron en el yermo!
42 No se acordaron de su mano,
Y a Israel su heredad.
Salmo de Asaf.
SALMO 79
2 Dieron los cuerpos de tus siervos por comida a las aves de los cielos,
SALMO 80
Y ven a salvarnos.
3 Oh Dios, restáuranos;
SALMO 81
Israel, si me oyeres,
Salmo de Asaf.
SALMO 82
5 No saben, no entienden,
Andan en tinieblas;
SALMO 83
SALMO 84
SALMO 85
Y danos tu salvación.
Oración de David.
SALMO 86
Porque tú me respondes.
9 Todas las naciones que hiciste vendrán y adorarán delante de ti, Señor,
Y glorificarán tu nombre.
Da tu poder a tu siervo,
SALMO 87
Cántico. Salmo para los hijos de Coré. Al músico principal, para cantar sobre Mahalat. Masquil de
Hemán ezraíta.
SALMO 88
1 Oh Jehová, Dios de mi salvación,
SALMO 89
1 Las misericordias de Jehová cantaré perpetuamente;
Y tu fidelidad te rodea.
22 No lo sorprenderá el enemigo,
Ni falsearé mi verdad.
34 No olvidaré mi pacto,
Y no mentiré a David.
Y no lo levantaste en la batalla.
Amén, y Amén.
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SALMOS
LIBRO IV
SALMO 90
1 Señor, tú nos has sido refugio
De generación en generación.
SALMO 91
De la peste destructora.
Mas a ti no llegará.
10 No te sobrevendrá mal,
15 Me invocará, y yo le responderé;
Lo libraré y le glorificaré.
Y le mostraré mi salvación.
3 En el decacordio y en el salterio,
Oirán mis oídos de los que se levantaron contra mí, de los malignos.
La majestad de Jehová
SALMO 93
Tú eres eternamente.
SALMO 94
Y a tu heredad afligen.
Y en tu ley lo instruyes,
Ni desamparará su heredad,
17 Si no me ayudara Jehová,
Cántico de alabanza
SALMO 96
SALMO 97
Y la hijas de Judá,
Oh Jehová, se gozaron por tus juicios.
Salmo.
SALMO 98
SALMO 99
1 Jehová reina; temblarán los pueblos.
El es santo.
Tú confirmas la rectitud;
El es santo.
Exhortación a la gratitud
Salmo de alabanza.
SALMO 100
Salmo de David.
SALMO 101
No conoceré al malvado.
5 Al que solapadamente infama a su prójimo, yo lo destruiré;
6 Mis ojos pondré en los fieles de la tierra, para que estén conmigo;
Oración de un afligido
Oración del que sufre, cuando está angustiado, y delante de Jehová derrama su lamento.
SALMO 102
Y llegue a ti mi clamor.
7 Velo, y soy
Y su alabanza en Jerusalén,
Salmo de David.
SALMO 103
17 Mas la misericordia de Jehová es desde la eternidad y hasta la eternidad sobre los que le
temen,
SALMO 104
1 Bendice, alma mía, a Jehová.
7 A tu reprensión huyeron;
Y vuelven al polvo.
Yo me regocijaré en Jehová.
Aleluya.
SALMO 105
Y de su juramento a Isaac.
Y forasteros en ella,
Aleluya.
La rebeldía de Israel
SALMO 106
1 Aleluya.
Y cantaron su alabanza.
No esperaron su consejo.
No creyeron a su palabra,
Y se detuvo la plaga;
Y abominó su heredad;
Y oía su clamor;
Aleluya.
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SALMOS
LIBRO V
SALMO 107
1 Alabad a Jehová, porque él es bueno;
5 Hambrientos y sedientos,
Y no disminuye su ganado.
Despertaré al alba.
Judá es mi legislador.
Clamor de venganza
SALMO 109
Mas yo oraba.
Y su mujer viuda.
Salmo de David.
SALMO 110
Siéntate a mi diestra,
En la hermosura de la santidad.
Aleluya.
SALMO 111
1 Alabaré a Jehová con todo el corazón
Aleluya.
SALMO 112
Aleluya.
SALMO 113
En el cielo y en la tierra?
Aleluya.
SALMO 114
E Israel su señorío.
SALMO 115
1 No a nosotros, oh Jehová, no a nosotros,
El es tu ayuda y tu escudo.
A pequeños y a grandes.
Aleluya.
11 Y dije en mi apresuramiento:
Aleluya.
Alabanza por la misericordia de Jehová
SALMO 117
Aleluya.
SALMO 118
11 Me rodearon y me asediaron;
Alef
SALMO 119
4 Tú encargaste
No me dejes enteramente.
Bet
Guímel
Y guarde tu palabra.
Y mis consejeros.
Dálet
Oh Jehová, no me avergüences.
He
Y no a la avaricia.
Avívame en tu camino.
Vivifícame en tu justicia.
Vau
45 Y andaré en libertad,
Y no me avergonzaré;
Zain
Y me consolé.
Y guardé tu ley.
Chet
57 Mi porción es Jehová;
60 Me apresuré y no me retardé
Caf
81 Desfallece mi alma por tu salvación,
Lámed
89 Para siempre, oh Jehová,
Mem
98 Me has hecho más sabio que mis enemigos con tus mandamientos,
Porque tú me enseñaste.
Nun
Y lumbrera a mi camino.
108 Te ruego, oh Jehová, que te sean agradables los sacrificios voluntarios de mi boca,
Sámec
En tu palabra he esperado.
Ayin
128 Por eso estimé rectos todos tus mandamientos sobre todas las cosas,
Pe
Tsade
Y la ama tu siervo.
Cof
Esperé en tu palabra.
Se alejaron de tu ley.
Resh
Sin
Tu ley amo.
Y tu ley es mi delicia.
Cántico gradual.
SALMO 120
Y él me respondió.
Y de la lengua fraudulenta.
Oh lengua engañosa?
7 Yo soy pacífico;
Cántico gradual.
SALMO 121
5 Jehová es tu guardador;
Ni la luna de noche.
7 Jehová te guardará de todo mal;
El guardará tu alma.
SALMO 122
Buscaré tu bien.
Cántico gradual.
SALMO 123
2 He aquí, como los ojos de los siervos miran a la mano de sus señores,
SALMO 124
Cántico gradual.
SALMO 125
Cántico gradual.
SALMO 126
Estaremos alegres.
SALMO 127
No será avergonzado
Cántico gradual.
SALMO 128
Cántico gradual.
SALMO 129
4 Jehová es justo;
Cántico gradual.
SALMO 130
A la voz de mi súplica.
En su palabra he esperado.
8 Y él redimirá a Israel
Ni anduve en grandezas,
Cántico gradual.
SALMO 132
1 Acuérdate, oh Jehová, de David,
Y de toda su aflicción;
7 Entraremos en su tabernáculo;
Tú y el arca de tu poder.
Y no se retractará de ello:
De tu descendencia pondré sobre tu trono.
SALMO 133
1 ¡Mirad cuán bueno y cuán delicioso es
La barba de Aarón,
Y vida eterna.
Cántico gradual.
SALMO 134
Y bendecid a Jehová.
Aleluya.
SALMO 135
A Og rey de Basán,
Aleluya.
SALMO 136
1 Alabad a Jehová, porque él es bueno,
20 Y a Og rey de Basán,
SALMO 137
Acordándonos de Sion.
3 Y los que nos habían llevado cautivos nos pedían que cantásemos,
En tierra de extraños?
5 Si me olvidare de ti, oh Jerusalén,
Si de ti no me acordare;
Si no enalteciere a Jerusalén
Contra la peña.
Salmo de David.
SALMO 138
1 Te alabaré con todo mi corazón;
Y me salvará tu diestra.
SALMO 139
Y me asirá tu diestra.
Estoy maravillado,
SALMO 140
Salmo de David.
SALMO 141
SALMO 142
1 Con mi voz clamaré a Jehová;
Líbrame de los que me persiguen, porque son más fuertes que yo.
SALMO 143
Porque en ti he confiado;
En ti me refugio.
Salmo de David.
SALMO 144
1 Bendito sea Jehová, mi roca,
SALMO 145
1 Te exaltaré, mi Dios, mi Rey,
Y su grandeza es inescrutable.
Y yo publicaré tu grandeza.
Y cantarán tu justicia.
Y hablen de tu poder,
12 Para hacer saber a los hijos de los hombres sus poderosos hechos,
16 Abres tu mano,
Aleluya.
SALMO 146
Aleluya.
SALMO 147
1 Alabad a JAH,
Y su entendimiento es infinito.
9 El da a la bestia su mantenimiento,
Aleluya.
Aleluya.
SALMO 148
1 Alabad a Jehová desde los cielos;
Reptiles y volátiles;
11 Los reyes de la tierra y todos los pueblos,
El pueblo a él cercano.
Aleluya.
Aleluya.
SALMO 149
Aleluya.
Aleluya.
SALMO 150
1 Alabad a Dios en su santuario;
Aleluya.
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PROVERBIOS
PROVERBIOS 1
1 Los proverbios de Salomón, hijo de David, rey de Israel.
Amonestaciones de la Sabiduría
8 Oye,hijo mío, la instrucción de tu padre,
Y collares a tu cuello.
No consientas.
23 Volveos a mi reprensión;
Y mi reprensión no quisisteis,
30 Ni quisieron mi consejo,
Y menospreciaron toda reprensión mía,
Excelencias de la sabiduría
PROVERBIOS 2
3 Si clamares a la inteligencia,
11 La discreción te guardará;
Te preservará la inteligencia,
Exhortación a la obediencia
PROVERBIOS 3
Y paz te aumentarán.
Ni te fatigues de su corrección;
Y gracia a tu cuello.
Y tu pie no tropezará.
Y mañana te daré,
Beneficios de la sabiduría
PROVERBIOS 4
No desamparéis mi ley.
4 Y él me enseñaba, y me decía:
Amala, y te conservará.
Y si corrieres, no tropezarás.
PROVERBIOS 5
11 Y gimas al final,
21 Porque los caminos del hombre están ante los ojos de Jehová,
PROVERBIOS 6
1 Hijo mío, si salieres fiador por tu amigo,
6 Ve a la hormiga, oh perezoso,
Ni gobernador, ni señor,
Enlázalos a tu cuello.
PROVERBIOS 7
Por mi celosía,
11 Alborotadora y rencillosa,
17 He perfumado mi cámara
Alegrémonos en amores.
PROVERBIOS 8
Y da su voz la inteligencia?
Antes de la tierra.
PROVERBIOS 9
Y puso su mesa.
Es simple e ignorante.
PROVERBIOS 10
PROVERBIOS 11
PROVERBIOS 12
1 El que ama la instrucción ama la sabiduría;
PROVERBIOS 13
PROVERBIOS 14
PROVERBIOS 15
PROVERBIOS 16
PROVERBIOS 17
12 Mejor es encontrarse con una osa a la cual han robado sus cachorros,
16 ¿De qué sirve el precio en la mano del necio para comprar sabiduría,
No teniendo entendimiento?
PROVERBIOS 18
1 Su deseo busca el que se desvía,
PROVERBIOS 20
22 No digas: Yo me vengaré;
PROVERBIOS 21
PROVERBIOS 22
1 De más estima es el buen nombre que las muchas riquezas,
Preceptos y amonestaciones
PROVERBIOS 23
1 Cuando te sientes a comer con algún señor,
Sé prudente, y desiste.
29 ¿Para quién será el ay? ¿Para quién el dolor? ¿Para quién las rencillas?
Se entra suavemente;
PROVERBIOS 24
No saquees su cámara;
Y el quebrantamiento de ambos,
¿quién lo comprende?
PROVERBIOS 25
1 También estos son proverbios de Salomón, los cuales copiaron los varones de Ezequías, rey de
Judá:
Es como el que quita la ropa en tiempo de frío, o el que sobre el jabón echa vinagre.
Y Jehová te lo pagará.
PROVERBIOS 26
1 Como no conviene la nieve en el verano, ni la lluvia en la siega,
Y saetas y muerte,
PROVERBIOS 27
22 Aunque majes al necio en un mortero entre granos de trigo majados con el pisón,
No se apartará de él su necedad.
Proverbios antitéticos
PROVERBIOS 28
1 Huye el impío sin que nadie lo persiga;
Mas cuando se levantan los impíos, tienen que esconderse los hombres.
PROVERBIOS 29
PROVERBIOS 30
1 Palabras de Agur, hijo de Jaqué; la profecía que dijo el varón a Itiel, a Itiel y a Ucal.
2 Ciertamente más rudo soy yo que ninguno,
3 Yo ni aprendí sabiduría,
Y a su madre no bendice.
Para devorar a los pobres de la tierra, y a los menesterosos de entre los hombres.
Exhortación a un rey
PROVERBIOS 31
Y no carecerá de ganancias.
Y da comida a su familia
Y da cintas al mercader.
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ECLESTIASTÉS
O EL PREDICADOR
Todo es vanidad
ECLESTIASTÉS 1
12 Yo el Predicador fui rey sobre Israel en Jerusalén. 13 Y di mi corazón a inquirir y a buscar con
sabiduría sobre todo lo que se hace debajo del cielo; este penoso trabajo dio Dios a los hijos de los
hombres, para que se ocupen en él. 14 Miré todas las obras que se hacen debajo del sol; y he aquí,
todo ello es vanidad y aflicción de espíritu. 15 Lo torcido no se puede enderezar, y lo incompleto
no puede contarse.
ECLESTIASTÉS 2
1 Dije yo en mi corazón: Ven ahora, te probaré con alegría, y gozarás de bienes. Mas he aquí esto
también era vanidad. 2 A la risa dije: Enloqueces; y al placer: ¿De qué sirve esto? 3 Propuse en mi
corazón agasajar mi carne con vino, y que anduviese mi corazón en sabiduría, con retención de la
necedad, hasta ver cuál fuese el bien de los hijos de los hombres, en el cual se ocuparan debajo
del cielo todos los días de su vida. 4 Engrandecí mis obras, edifiqué para mí casas, planté para mí
viñas; 5 me hice huertos y jardines, y planté en ellos árboles de todo fruto. 6 Me hice estanques de
aguas, para regar de ellos el bosque donde crecían los árboles. 7 Compré siervos y siervas, y tuve
siervos nacidos en casa; también tuve posesión grande de vacas y de ovejas, más que todos los
que fueron antes de mí en Jerusalén. 8 Me amontoné también plata y oro, y tesoros preciados de
reyes y de provincias; me hice de cantores y cantoras, de los deleites de los hijos de los hombres, y
de toda clase de instrumentos de música.
9 Y fui engrandecido y aumentado más que todos los que fueron antes de mí en Jerusalén; a más
de esto, conservé conmigo mi sabiduría. 10 No negué a mis ojos ninguna cosa que desearan, ni
aparté mi corazón de placer alguno, porque mi corazón gozó de todo mi trabajo; y esta fue mi
parte de toda mi faena. 11 Miré yo luego todas las obras que habían hecho mis manos, y el trabajo
que tomé para hacerlas; y he aquí, todo era vanidad y aflicción de espíritu, y sin provecho debajo
del sol. 12 Después volví yo a mirar para ver la sabiduría y los desvaríos y la necedad; porque ¿qué
podrá hacer el hombre que venga después del rey? Nada, sino lo que ya ha sido hecho. 13 Y he
visto que la sabiduría sobrepasa a la necedad, como la luz a las tinieblas. 14 El sabio tiene sus ojos
en su cabeza, mas el necio anda en tinieblas; pero también entendí yo que un mismo suceso
acontecerá al uno como al otro. 15 Entonces dije yo en mi corazón: Como sucederá al necio, me
sucederá también a mí. ¿Para qué, pues, he trabajado hasta ahora por hacerme más sabio? Y dije
en mi corazón, que también esto era vanidad. 16 Porque ni del sabio ni del necio habrá memoria
para siempre; pues en los días venideros ya todo será olvidado, y también morirá el sabio como el
necio. 17 Aborrecí, por tanto, la vida, porque la obra que se hace debajo del sol me era fastidiosa;
por cuanto todo es vanidad y aflicción de espíritu.
18 Asimismo aborrecí todo mi trabajo que había hecho debajo del sol, el cual tendré que dejar a
otro que vendrá después de mí. 19 Y ¿quién sabe si será sabio o necio el que se enseñoreará de
todo mi trabajo en que yo me afané y en que ocupé debajo del sol mi sabiduría? Esto también es
vanidad. 20 Volvió, por tanto, a desesperanzarse mi corazón acerca de todo el trabajo en que me
afané, y en que había ocupado debajo del sol mi sabiduría. 21 ¡Que el hombre trabaje con
sabiduría, y con ciencia y con rectitud, y que haya de dar su hacienda a hombre que nunca trabajó
en ello! También es esto vanidad y mal grande. 22 Porque ¿qué tiene el hombre de todo su
trabajo, y de la fatiga de su corazón, con que se afana debajo del sol? 23 Porque todos sus días no
son sino dolores, y sus trabajos molestias; aun de noche su corazón no reposa. Esto también es
vanidad.
24 No hay cosa mejor para el hombre sino que coma y beba, y que su alma se alegre en su trabajo.
También he visto que esto es de la mano de Dios. 25 Porque ¿quién comerá, y quién se cuidará,
mejor que yo? 26 Porque al hombre que le agrada, Dios le da sabiduría, ciencia y gozo; mas al
pecador da el trabajo de recoger y amontonar, para darlo al que agrada a Dios. También esto es
vanidad y aflicción de espíritu.
ECLESTIASTÉS 3
1 Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora. 2 Tiempo de nacer,
y tiempo de morir; tiempo de plantar, y tiempo de arrancar lo plantado; 3 tiempo de matar, y
tiempo de curar; tiempo de destruir, y tiempo de edificar; 4 tiempo de llorar, y tiempo de reir;
tiempo de endechar, y tiempo de bailar; 5 tiempo de esparcir piedras, y tiempo de juntar piedras;
tiempo de abrazar, y tiempo de abstenerse de abrazar; 6 tiempo de buscar, y tiempo de perder;
tiempo de guardar, y tiempo de desechar; 7 tiempo de romper, y tiempo de coser; tiempo de
callar, y tiempo de hablar; 8 tiempo de amar, y tiempo de aborrecer; tiempo de guerra, y tiempo
de paz. 9 ¿Qué provecho tiene el que trabaja, de aquello en que se afana?
10 Yo he visto el trabajo que Dios ha dado a los hijos de los hombres para que se ocupen en él. 11
Todo lo hizo hermoso en su tiempo; y ha puesto eternidad en el corazón de ellos, sin que alcance
el hombre a entender la obra que ha hecho Dios desde el principio hasta el fin. 12 Yo he conocido
que no hay para ellos cosa mejor que alegrarse, y hacer bien en su vida; 13 y también que es don
de Dios que todo hombre coma y beba, y goce el bien de toda su labor. 14 He entendido que todo
lo que Dios hace será perpetuo; sobre aquello no se añadirá, ni de ello se disminuirá; y lo hace
Dios, para que delante de él teman los hombres. 15 Aquello que fue, ya es; y lo que ha de ser, fue
ya; y Dios restaura lo que pasó.
Injusticias de la vida
16 Vi más debajo del sol: en lugar del juicio, allí impiedad; y en lugar de la justicia, allí iniquidad. 17
Y dije yo en mi corazón: Al justo y al impío juzgará Dios; porque allí hay un tiempo para todo lo que
se quiere y para todo lo que se hace. 18 Dije en mi corazón: Es así, por causa de los hijos de los
hombres, para que Dios los pruebe, y para que vean que ellos mismos son semejantes a las
bestias. 19 Porque lo que sucede a los hijos de los hombres, y lo que sucede a las bestias, un
mismo suceso es: como mueren los unos, así mueren los otros, y una misma respiración tienen
todos; ni tiene más el hombre que la bestia; porque todo es vanidad. 20 Todo va a un mismo lugar;
todo es hecho del polvo, y todo volverá al mismo polvo. 21 ¿Quién sabe que el espíritu de los hijos
de los hombres sube arriba, y que el espíritu del animal desciende abajo a la tierra? 22 Así, pues,
he visto que no hay cosa mejor para el hombre que alegrarse en su trabajo, porque esta es su
parte; porque ¿quién lo llevará para que vea lo que ha de ser después de él?
ECLESTIASTÉS 4
1 Me volví y vi todas las violencias que se hacen debajo del sol; y he aquí las lágrimas de los
oprimidos, sin tener quien los consuele; y la fuerza estaba en la mano de sus opresores, y para
ellos no había consolador. 2 Y alabé yo a los finados, los que ya murieron, más que a los vivientes,
los que viven todavía. 3 Y tuve por más feliz que unos y otros al que no ha sido aún, que no ha
visto las malas obras que debajo del sol se hacen.
4 He visto asimismo que todo trabajo y toda excelencia de obras despierta la envidia del hombre
contra su prójimo. También esto es vanidad y aflicción de espíritu.
6 Más vale un puño lleno con descanso, que ambos puños llenos con trabajo y aflicción de espíritu.
7 Yo me volví otra vez, y vi vanidad debajo del sol. 8 Está un hombre solo y sin sucesor, que no
tiene hijo ni hermano; pero nunca cesa de trabajar, ni sus ojos se sacian de sus riquezas, ni se
pregunta: ¿Para quién trabajo yo, y defraudo mi alma del bien? También esto es vanidad, y duro
trabajo.
9 Mejores son dos que uno; porque tienen mejor paga de su trabajo. 10 Porque si cayeren, el uno
levantará a su compañero; pero ¡ay del solo! que cuando cayere, no habrá segundo que lo levante.
11 También si dos durmieren juntos, se calentarán mutuamente; mas ¿cómo se calentará uno
solo? 12 Y si alguno prevaleciere contra uno, dos le resistirán; y cordón de tres dobleces no se
rompe pronto.
13 Mejor es el muchacho pobre y sabio, que el rey viejo y necio que no admite consejos; 14
porque de la cárcel salió para reinar, aunque en su reino nació pobre. 15 Vi a todos los que viven
debajo del sol caminando con el muchacho sucesor, que estará en lugar de aquél. 16 No tenía fin
la muchedumbre del pueblo que le seguía; sin embargo, los que vengan después tampoco estarán
contentos de él. Y esto es también vanidad y aflicción de espíritu.
ECLESTIASTÉS 5
1 Cuando fueres a la casa de Dios, guarda tu pie; y acércate más para oír que para ofrecer el
sacrificio de los necios; porque no saben que hacen mal. 2 No te des prisa con tu boca, ni tu
corazón se apresure a proferir palabra delante de Dios; porque Dios está en el cielo, y tú sobre la
tierra; por tanto, sean pocas tus palabras.
3 Porque de la mucha ocupación viene el sueño, y de la multitud de las palabras la voz del necio.
7 Donde abundan los sueños, también abundan las vanidades y las muchas palabras; mas tú, teme
a Dios.
La vanidad de la vida
10 El que ama el dinero, no se saciará de dinero; y el que ama el mucho tener, no sacará fruto.
También esto es vanidad. 11 Cuando aumentan los bienes, también aumentan los que los
consumen. ¿Qué bien, pues, tendrá su dueño, sino verlos con sus ojos?
12 Dulce es el sueño del trabajador, coma mucho, coma poco; pero al rico no le deja dormir la
abundancia.
13 Hay un mal doloroso que he visto debajo del sol: las riquezas guardadas por sus dueños para su
mal; 14 las cuales se pierden en malas ocupaciones, y a los hijos que engendraron, nada les queda
en la mano. 15 Como salió del vientre de su madre, desnudo, así vuelve, yéndose tal como vino; y
nada tiene de su trabajo para llevar en su mano. 16 Este también es un gran mal, que como vino,
así haya de volver. ¿Y de qué le aprovechó trabajar en vano? 17 Además de esto, todos los días de
su vida comerá en tinieblas, con mucho afán y dolor y miseria.
18 He aquí, pues, el bien que yo he visto: que lo bueno es comer y beber, y gozar uno del bien de
todo su trabajo con que se fatiga debajo del sol, todos los días de su vida que Dios le ha dado;
porque esta es su parte. 19 Asimismo, a todo hombre a quien Dios da riquezas y bienes, y le da
también facultad para que coma de ellas, y tome su parte, y goce de su trabajo, esto es don de
Dios. 20 Porque no se acordará mucho de los días de su vida; pues Dios le llenará de alegría el
corazón.
ECLESTIASTÉS 6
1 Hay un mal que he visto debajo del cielo, y muy común entre los hombres: 2 El del hombre a
quien Dios da riquezas y bienes y honra, y nada le falta de todo lo que su alma desea; pero Dios no
le da facultad de disfrutar de ello, sino que lo disfrutan los extraños. Esto es vanidad, y mal
doloroso. 3 Aunque el hombre engendrare cien hijos, y viviere muchos años, y los días de su edad
fueren numerosos; si su alma no se sació del bien, y también careció de sepultura, yo digo que un
abortivo es mejor que él. 4 Porque éste en vano viene, y a las tinieblas va, y con tinieblas su
nombre es cubierto. 5 Además, no ha visto el sol, ni lo ha conocido; más reposo tiene éste que
aquél. 6 Porque si aquél viviere mil años dos veces, sin gustar del bien, ¿no van todos al mismo
lugar?
7 Todo el trabajo del hombre es para su boca, y con todo eso su deseo no se sacia. 8 Porque ¿qué
más tiene el sabio que el necio? ¿Qué más tiene el pobre que supo caminar entre los vivos? 9 Más
vale vista de ojos que deseo que pasa. Y también esto es vanidad y aflicción de espíritu.
10 Respecto de lo que es, ya ha mucho que tiene nombre, y se sabe que es hombre y que no
puede contender con Aquel que es más poderoso que él. 11 Ciertamente las muchas palabras
multiplican la vanidad. ¿Qué más tiene el hombre? 12 Porque ¿quién sabe cuál es el bien del
hombre en la vida, todos los días de la vida de su vanidad, los cuales él pasa como sombra? Porque
¿quién enseñará al hombre qué será después de él debajo del sol?
ECLESTIASTÉS 7
1 Mejor es la buena fama que el buen ungüento; y mejor el día de la muerte que el día del
nacimiento. 2 Mejor es ir a la casa del luto que a la casa del banquete; porque aquello es el fin de
todos los hombres, y el que vive lo pondrá en su corazón. 3 Mejor es el pesar que la risa; porque
con la tristeza del rostro se enmendará el corazón. 4 El corazón de los sabios está en la casa del
luto; mas el corazón de los insensatos, en la casa en que hay alegría. 5 Mejor es oír la reprensión
del sabio que la canción de los necios. 6 Porque la risa del necio es como el estrépito de los
espinos debajo de la olla. Y también esto es vanidad. 7 Ciertamente la opresión hace entontecer al
sabio, y las dádivas corrompen el corazón. 8 Mejor es el fin del negocio que su principio; mejor es
el sufrido de espíritu que el altivo de espíritu. 9 No te apresures en tu espíritu a enojarte; porque
el enojo reposa en el seno de los necios. 10 Nunca digas: ¿Cuál es la causa de que los tiempos
pasados fueron mejores que estos? Porque nunca de esto preguntarás con sabiduría. 11 Buena es
la ciencia con herencia, y provechosa para los que ven el sol. 12 Porque escudo es la ciencia, y
escudo es el dinero; mas la sabiduría excede, en que da vida a sus poseedores. 13 Mira la obra de
Dios; porque ¿quién podrá enderezar lo que él torció?
14 En el día del bien goza del bien; y en el día de la adversidad considera. Dios hizo tanto lo uno
como lo otro, a fin de que el hombre nada halle después de él.
15 Todo esto he visto en los días de mi vanidad. Justo hay que perece por su justicia, y hay impío
que por su maldad alarga sus días. 16 No seas demasiado justo, ni seas sabio con exceso; ¿por qué
habrás de destruirte? 17 No hagas mucho mal, ni seas insensato; ¿por qué habrás de morir antes
de tu tiempo? 18 Bueno es que tomes esto, y también de aquello no apartes tu mano; porque
aquel que a Dios teme, saldrá bien en todo.
19 La sabiduría fortalece al sabio más que diez poderosos que haya en una ciudad.
20 Ciertamente no hay hombre justo en la tierra, que haga el bien y nunca peque.
21 Tampoco apliques tu corazón a todas las cosas que se hablan, para que no oigas a tu siervo
cuando dice mal de ti; 22 porque tu corazón sabe que tú también dijiste mal de otros muchas
veces.
23 Todas estas cosas probé con sabiduría, diciendo: Seré sabio; pero la sabiduría se alejó de mí. 24
Lejos está lo que fue; y lo muy profundo, ¿quién lo hallará? 25 Me volví y fijé mi corazón para
saber y examinar e inquirir la sabiduría y la razón, y para conocer la maldad de la insensatez y el
desvarío del error. 26 Y he hallado más amarga que la muerte a la mujer cuyo corazón es lazos y
redes, y sus manos ligaduras. El que agrada a Dios escapará de ella; mas el pecador quedará en
ella preso. 27 He aquí que esto he hallado, dice el Predicador, pesando las cosas una por una para
hallar la razón; 28 lo que aún busca mi alma, y no lo encuentra: un hombre entre mil he hallado,
pero mujer entre todas éstas nunca hallé. 29 He aquí, solamente esto he hallado: que Dios hizo al
hombre recto, pero ellos buscaron muchas perversiones.
ECLESTIASTÉS 8
1 ¿Quién como el sabio? ¿y quién como el que sabe la declaración de las cosas? La sabiduría del
hombre ilumina su rostro, y la tosquedad de su semblante se mudará.
2 Te aconsejo que guardes el mandamiento del rey y la palabra del juramento de Dios. 3 No te
apresures a irte de su presencia, ni en cosa mala persistas; porque él hará todo lo que quiere. 4
Pues la palabra del rey es con potestad, ¿y quién le dirá: ¿Qué haces? 5 El que guarda el
mandamiento no experimentará mal; y el corazón del sabio discierne el tiempo y el juicio. 6
Porque para todo lo que quisieres hay tiempo y juicio; porque el mal del hombre es grande sobre
él; 7 pues no sabe lo que ha de ser; y el cuándo haya de ser, ¿quién se lo enseñará? 8 No hay
hombre que tenga potestad sobre el espíritu para retener el espíritu, ni potestad sobre el día de la
muerte; y no valen armas en tal guerra, ni la impiedad librará al que la posee. 9 Todo esto he visto,
y he puesto mi corazón en todo lo que debajo del sol se hace; hay tiempo en que el hombre se
enseñorea del hombre para mal suyo.
Desigualdades de la vida
10 Asimismo he visto a los inicuos sepultados con honra; mas los que frecuentaban el lugar santo
fueron luego puestos en olvido en la ciudad donde habían actuado con rectitud. Esto también es
vanidad. 11 Por cuanto no se ejecuta luego sentencia sobre la mala obra, el corazón de los hijos de
los hombres está en ellos dispuesto para hacer el mal. 12 Aunque el pecador haga mal cien veces,
y prolongue sus días, con todo yo también sé que les irá bien a los que a Dios temen, los que
temen ante su presencia; 13 y que no le irá bien al impío, ni le serán prolongados los días, que son
como sombra; por cuanto no teme delante de la presencia de Dios.
14 Hay vanidad que se hace sobre la tierra: que hay justos a quienes sucede como si hicieran obras
de impíos, y hay impíos a quienes acontece como si hicieran obras de justos. Digo que esto
también es vanidad. 15 Por tanto, alabé yo la alegría; que no tiene el hombre bien debajo del sol,
sino que coma y beba y se alegre; y que esto le quede de su trabajo los días de su vida que Dios le
concede debajo del sol.
16 Yo, pues, dediqué mi corazón a conocer sabiduría, y a ver la faena que se hace sobre la tierra
(porque hay quien ni de noche ni de día ve sueño en sus ojos); 17 y he visto todas las obras de
Dios, que el hombre no puede alcanzar la obra que debajo del sol se hace; por mucho que trabaje
el hombre buscándola, no la hallará; aunque diga el sabio que la conoce, no por eso podrá
alcanzarla.
ECLESTIASTÉS 9
1 Ciertamente he dado mi corazón a todas estas cosas, para declarar todo esto: que los justos y los
sabios, y sus obras, están en la mano de Dios; que sea amor o que sea odio, no lo saben los
hombres; todo está delante de ellos. 2 Todo acontece de la misma manera a todos; un mismo
suceso ocurre al justo y al impío; al bueno, al limpio y al no limpio; al que sacrifica, y al que no
sacrifica; como al bueno, así al que peca; al que jura, como al que teme el juramento. 3 Este mal
hay entre todo lo que se hace debajo del sol, que un mismo suceso acontece a todos, y también
que el corazón de los hijos de los hombres está lleno de mal y de insensatez en su corazón durante
su vida; y después de esto se van a los muertos. 4 Aún hay esperanza para todo aquel que está
entre los vivos; porque mejor es perro vivo que león muerto. 5 Porque los que viven saben que
han de morir; pero los muertos nada saben, ni tienen más paga; porque su memoria es puesta en
olvido. 6 También su amor y su odio y su envidia fenecieron ya; y nunca más tendrán parte en
todo lo que se hace debajo del sol.
7 Anda, y come tu pan con gozo, y bebe tu vino con alegre corazón; porque tus obras ya son
agradables a Dios.
8 En todo tiempo sean blancos tus vestidos, y nunca falte ungüento sobre tu cabeza.
9 Goza de la vida con la mujer que amas, todos los días de la vida de tu vanidad que te son dados
debajo del sol, todos los días de tu vanidad; porque esta es tu parte en la vida, y en tu trabajo con
que te afanas debajo del sol. 10 Todo lo que te viniere a la mano para hacer, hazlo según tus
fuerzas; porque en el Seol, adonde vas, no hay obra, ni trabajo, ni ciencia, ni sabiduría.
11 Me volví y vi debajo del sol, que ni es de los ligeros la carrera, ni la guerra de los fuertes, ni aun
de los sabios el pan, ni de los prudentes las riquezas, ni de los elocuentes el favor; sino que tiempo
y ocasión acontecen a todos. 12 Porque el hombre tampoco conoce su tiempo; como los peces
que son presos en la mala red, y como las aves que se enredan en lazo, así son enlazados los hijos
de los hombres en el tiempo malo, cuando cae de repente sobre ellos.
13 También vi esta sabiduría debajo del sol, la cual me parece grande: 14 una pequeña ciudad, y
pocos hombres en ella; y viene contra ella un gran rey, y la asedia y levanta contra ella grandes
baluartes; 15 y se halla en ella un hombre pobre, sabio, el cual libra a la ciudad con su sabiduría; y
nadie se acordaba de aquel hombre pobre. 16 Entonces dije yo: Mejor es la sabiduría que la
fuerza, aunque la ciencia del pobre sea menospreciada, y no sean escuchadas sus palabras.
17 Las palabras del sabio escuchadas en quietud, son mejores que el clamor del señor entre los
necios. 18 Mejor es la sabiduría que las armas de guerra; pero un pecador destruye mucho bien.
Excelencia de la sabiduría
ECLESTIASTÉS 10
1 Las moscas muertas hacen heder y dar mal olor al perfume del perfumista; así una pequeña
locura, al que es estimado como sabio y honorable. 2 El corazón del sabio está a su mano derecha,
mas el corazón del necio a su mano izquierda. 3 Y aun mientras va el necio por el camino, le falta
cordura, y va diciendo a todos que es necio. 4 Si el espíritu del príncipe se exaltare contra ti, no
dejes tu lugar; porque la mansedumbre hará cesar grandes ofensas.
5 Hay un mal que he visto debajo del sol, a manera de error emanado del príncipe: 6 la necedad
está colocada en grandes alturas, y los ricos están sentados en lugar bajo. 7 Vi siervos a caballo, y
príncipes que andaban como siervos sobre la tierra. 8 El que hiciere hoyo caerá en él; y al que
aportillare vallado, le morderá la serpiente. 9 Quien corta piedras, se hiere con ellas; el que parte
leña, en ello peligra. 10 Si se embotare el hierro, y su filo no fuere amolado, hay que añadir
entonces más fuerza; pero la sabiduría es provechosa para dirigir. 11 Si muerde la serpiente antes
de ser encantada, de nada sirve el encantador.
12 Las palabras de la boca del sabio son llenas de gracia, mas los labios del necio causan su propia
ruina. 13 El principio de las palabras de su boca es necedad; y el fin de su charla, nocivo desvarío.
14 El necio multiplica palabras, aunque no sabe nadie lo que ha de ser; ¿y quién le hará saber lo
que después de él será? 15 El trabajo de los necios los fatiga; porque no saben por dónde ir a la
ciudad.
16 ¡Ay de ti, tierra, cuando tu rey es muchacho, y tus príncipes banquetean de mañana! 17
¡Bienaventurada tú, tierra, cuando tu rey es hijo de nobles, y tus príncipes comen a su hora, para
reponer sus fuerzas y no para beber! 18 Por la pereza se cae la techumbre, y por la flojedad de las
manos se llueve la casa. 19 Por el placer se hace el banquete, y el vino alegra a los vivos; y el
dinero sirve para todo. 20 Ni aun en tu pensamiento digas mal del rey, ni en lo secreto de tu
cámara digas mal del rico; porque las aves del cielo llevarán la voz, y las que tienen alas harán
saber la palabra.
ECLESTIASTÉS 11
1 Echa tu pan sobre las aguas; porque después de muchos días lo hallarás. 2 Reparte a siete, y aun
a ocho; porque no sabes el mal que vendrá sobre la tierra. 3 Si las nubes fueren llenas de agua,
sobre la tierra la derramarán; y si el árbol cayere al sur, o al norte, en el lugar que el árbol cayere,
allí quedará. 4 El que al viento observa, no sembrará; y el que mira a las nubes, no segará.
5 Como tú no sabes cuál es el camino del viento, o cómo crecen los huesos en el vientre de la
mujer encinta, así ignoras la obra de Dios, el cual hace todas las cosas.
6 Por la mañana siembra tu semilla, y a la tarde no dejes reposar tu mano; porque no sabes cuál es
lo mejor, si esto o aquello, o si lo uno y lo otro es igualmente bueno.
7 Suave ciertamente es la luz, y agradable a los ojos ver el sol; 8 pero aunque un hombre viva
muchos años, y en todos ellos tenga gozo, acuérdese sin embargo que los días de las tinieblas
serán muchos. Todo cuanto viene es vanidad.
9 Alégrate, joven, en tu juventud, y tome placer tu corazón en los días de tu adolescencia; y anda
en los caminos de tu corazón y en la vista de tus ojos; pero sabe, que sobre todas estas cosas te
juzgará Dios.
10 Quita, pues, de tu corazón el enojo, y aparta de tu carne el mal; porque la adolescencia y la
juventud son vanidad.
ECLESTIASTÉS 12
1 Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud, antes que vengan los días malos, y lleguen
los años de los cuales digas: No tengo en ellos contentamiento; 2 antes que se oscurezca el sol, y la
luz, y la luna y las estrellas, y vuelvan las nubes tras la lluvia; 3 cuando temblarán los guardas de la
casa, y se encorvarán los hombres fuertes, y cesarán las muelas porque han disminuido, y se
oscurecerán los que miran por las ventanas; 4 y las puertas de afuera se cerrarán, por lo bajo del
ruido de la muela; cuando se levantará a la voz del ave, y todas las hijas del canto serán abatidas; 5
cuando también temerán de lo que es alto, y habrá terrores en el camino; y florecerá el almendro,
y la langosta será una carga, y se perderá el apetito; porque el hombre va a su morada eterna, y
los endechadores andarán alrededor por las calles; 6 antes que la cadena de plata se quiebre, y se
rompa el cuenco de oro, y el cántaro se quiebre junto a la fuente, y la rueda sea rota sobre el
pozo; 7 y el polvo vuelva a la tierra, como era, y el espíritu vuelva a Dios que lo dio. 8 Vanidad de
vanidades, dijo el Predicador, todo es vanidad.
9 Y cuanto más sabio fue el Predicador, tanto más enseñó sabiduría al pueblo; e hizo escuchar, e
hizo escudriñar, y compuso muchos proverbios. 10 Procuró el Predicador hallar palabras
agradables, y escribir rectamente palabras de verdad.
11 Las palabras de los sabios son como aguijones; y como clavos hincados son las de los maestros
de las congregaciones, dadas por un Pastor. 12 Ahora, hijo mío, a más de esto, sé amonestado. No
hay fin de hacer muchos libros; y el mucho estudio es fatiga de la carne.
13 El fin de todo el discurso oído es este: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es
el todo del hombre. 14 Porque Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con toda cosa
encubierta, sea buena o sea mala.
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CANTAR DE LOS CANTARES
DE SALOMÓN
CANTARES 1
La esposa y el esposo
Tachonados de plata.
Es para mí mi amado.
CANTARES 2
1 Yo soy la rosa de Sarón,
Y su derecha me abrace.
O al cervatillo.
14 Paloma mía, que estás en los agujeros de la peña, en lo escondido de escarpados parajes,
15 Cazadnos las zorras, las zorras pequeñas, que echan a perder las viñas;
El ensueño de la esposa
CANTARES 3
Lo busqué, y no lo hallé.
Lo busqué, y no lo hallé.
Lo así, y no lo dejé,
El cortejo de bodas
Su respaldo de oro,
Su asiento de grana,
CANTARES 4
1 He aquí que tú eres hermosa, amiga mía; he aquí que tú eres hermosa;
Y tu habla hermosa;
Y en ti no hay mancha.
15 Fuente de huertos,
CANTARES 5
El tormento de la separación
6 Abrí yo a mi amado;
Lo llamé, y no me respondió.
Me golpearon, me hirieron;
15 Sus piernas, como columnas de mármol fundadas sobre basas de oro fino;
Oh doncellas de Jerusalén.
CANTARES 6
Y lo buscaremos contigo?
Detrás de tu velo.
Es la única de su madre,
CANTARES 7
Oh hija de príncipe!
Cercado de lirios.
Oh amor deleitoso!
10 Yo soy de mi amado,
CANTARES 8
Y no me menospreciarían.
Tú me enseñarías,
6 Ponme como un sello sobre tu corazón, como una marca sobre tu brazo;
9 Si ella es muro,
Si fuere puerta,
Cada uno de los cuales debía traer mil monedas de plata por su fruto.
Házmela oír.
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