2 Crónicas - Respuestas en la Biblia
2 Crónicas - Respuestas en la Biblia
2 Crónicas - Respuestas en la Biblia
1 Salomón hijo de David fue afirmado en su reino, y el Señor su Dios estaba con él y lo encumbró.
7 Esa misma noche Dios se le apareció a Salomón y le dijo: «Pídeme lo que quieras que yo te dé.»
8 Y Salomón le dijo a Dios: «Tú has tenido gran misericordia de David, mi padre, y a mí me has puesto en su lugar como
rey. 9 Señor y Dios, confirma ahora la promesa que le hiciste a David, mi padre, pues tú me has puesto como rey de un
pueblo tan numeroso como el polvo de la tierra. 10 Por favor, dame sabiduría y conocimiento para presentarme delante
de este pueblo. A decir verdad, ¿quién podrá gobernar a tu pueblo? ¡Es tan grande!»
11 Y Dios le dijo a Salomón: «Por haber pensado así, y por no haber pedido riquezas, ni bienes ni gloria, ni la vida de los
que no te quieren, ni una larga vida, sino que has pedido tener sabiduría y conocimiento para gobernar a mi pueblo,
sobre el cual te he puesto como rey, 12 recibirás sabiduría y conocimiento, y además te daré riquezas, bienes y gloria,
como nunca antes tuvieron los reyes que te antecedieron, ni tendrán los reyes que te sucedan.»
2 Crónicas 7
15 »Mis ojos van a estar abiertos, y mis oídos van a estar atentos a la oración que se haga en este lugar. 16 Yo he elegido
y santificado esta casa, para que en ella esté mi nombre siempre. Mis ojos y mi corazón estarán aquí siempre. 17 Y si tú
te conduces delante de mí como se condujo David, tu padre, y si haces todo lo que yo te he mandado hacer, y cumples
con mis estatutos y mis decretos, 18 yo afirmaré el trono de tu reino, como lo acordé con David, tu padre, cuando le
dije: “Nunca te faltará un descendiente tuyo que gobierne en Israel.”
19 »Pero si ustedes se apartan de los estatutos y mandamientos que les he propuesto, y los abandonan por ir y adorar a
dioses ajenos, 20 yo los arrancaré de la tierra que les he entregado; y este templo, que he consagrado a la honra de mi
nombre, lo arrojaré de mi presencia y haré de él la burla y el escarnio de todos los pueblos. 21 Esta casa, ahora tan
excelsa, horrorizará a todo el que pase por ella. Y se dirá: “¿Por qué ha tratado así el Señor a esta tierra y a este
templo?” 22 Y se responderá: “Porque dejaron al Señor, al Dios de sus padres, que los sacó de Egipto, y se han
entregado a dioses ajenos, para adorarlos y servirles. ¡Por eso el Señor les ha traído todo este mal.”»
2 Crónicas 9
1 Cuando la reina de Sabá supo de la fama de Salomón, llegó a Jerusalén para ponerlo a prueba y hacerle preguntas
difíciles. Llegó con un séquito muy grande. Traía camellos cargados de especias aromáticas, oro en abundancia, y piedras
preciosas. Cuando se presentó ante Salomón, le habló con el corazón en la mano, 2 y Salomón dio respuesta a todas sus
preguntas. No hubo nada que Salomón no le respondiera. 3 Y al ver la reina de Sabá la sabiduría de Salomón, el palacio
que había construido, 4 las viandas de su mesa, las habitaciones de sus oficiales, y el estado y vestidos de sus criados y
maestresalas, y la escalinata por la que subía al templo del Señor, se quedó asombrada. 5 Entonces le dijo:
«Todo lo que llegué a saber en mi país acerca de tus hechos y de tu sabiduría, es verdad. 6 Yo no podía creer lo que me
contaban, hasta que vine y lo vi con mis propios ojos. Y lo cierto es que ni siquiera me habían dicho la mitad de tu gran
sabiduría. ¡Tu fama excede a todo lo que yo había oído! 7 ¡Qué dichosos son tus hombres, y tus siervos que están
siempre en tu presencia y oyen tu sabiduría! 8 ¡Bendito sea el Señor tu Dios, que se ha agradado de ti y te ha puesto en
el trono, como rey del Señor tu Dios! ¡Tanto ama tu Dios a Israel, que lo ha afirmarlo para siempre, y por eso te ha
puesto como rey de ellos, para que impartas justicia y actúes con rectitud!»
2 Crónicas 33
1 Manasés tenía doce años cuando comenzó a reinar, y reinó en Jerusalén cincuenta y cinco años. 2 Pero hizo lo malo a
los ojos del Señor, y cayó en las repugnantes prácticas de las naciones que el Señor había expulsado de la presencia de
los israelitas, 3 pues volvió a levantar los lugares altos que su padre Ezequías había derribado, y levantó otros altares a
los baales, hizo imágenes de Asera, y adoró a todo el ejército de los cielos y les rindió culto; 4 edificó también altares en
el templo del Señor, del cual había dicho el Señor: «Mi nombre estará en Jerusalén para siempre», 5 y en los dos atrios
del templo del Señor levantó altares a todo el ejército de los cielos; 6 en el valle de Ben Jinón ofreció a sus hijos en
holocausto, invocaba a los espíritus, practicaba la adivinación, y consultaba a agoreros y encantadores, con lo que
excedió su maldad a los ojos del Señor y despertó su ira. 7 Para colmo, mandó hacer una imagen fundida y la puso en el
templo de Dios, del cual Dios había dicho a David y a Salomón su hijo: «En este templo, y en Jerusalén, ciudad que elegí
por encima de todas las tribus de Israel, pondré mi nombre para siempre, 8 y nunca más permitiré que los israelitas
abandonen la tierra que yo entregué a sus padres, siempre y cuando cumplan todas las cosas, toda la ley, los estatutos y
los preceptos, que por medio de Moisés yo les he mandado, y las pongan en práctica.»
9 Manasés hizo que Judá y los habitantes de Jerusalén se descarriaran y cometieran peores cosas que las naciones que
el Señor había destruido a la vista de los israelitas.
10 El Señor habló con Manasés y con su pueblo, pero ellos no le hicieron caso. 11 Por eso el Señor lanzó contra ellos a
los generales del ejército del rey de Asiria, y éstos aprisionaron a Manasés con grilletes, y encadenado lo llevaron a
Babilonia. 12 Pero en su angustia oró al Señor su Dios, y se humilló totalmente en la presencia del Dios de sus padres. 13
Dios oyó su oración y le respondió permitiendo que volviera a Jerusalén y recuperara su reino. Así Manasés reconoció
que el Señor era Dios.
15 Quitó además del templo del Señor los dioses ajenos, y el ídolo, y todos los altares que había edificado en el monte
del templo del Señor y en Jerusalén, y los echó fuera de la ciudad; 16 luego reparó el altar del Señor, y presentó en él
sacrificios y ofrendas de paz y de alabanza, y ordenó a Judá servir al Señor y Dios de Israel. 17 Pero el pueblo aún
sacrificaba en los lugares altos, aunque lo hacía para honrar al Señor su Dios.