Interpretación de La Figura Humana
Interpretación de La Figura Humana
Interpretación de La Figura Humana
FIGURA HUMANA
DFH
Se puede esperar que los niños de 5 años incluyan 5 ítems básicos en sus DFH:
cabeza, nariz, boca, cuerpo y piernas. La omisión de cualquiera de estas partes
debe ser considerada clínicamente significativa. La presencia de brazos, pies,
dedos y cabello es común, mientras que no son inusuales piernas y brazos
bidimensionales, brazos hacia abajo, cuello, manos, orejas y cejas. En esta edad
hay 10 ítems excepcionales: pupilas, pies bidimensionales, correcto número de
dedos, brazos unidos a los hombros, buena proporción, fosas nasales, perfil,
codos, dos labios y rodillas. También es la excepción encontrar más de una
prenda de ropa en los DFH de niños de 5 años. Es de esperar ninguna vestimenta
o sólo una prenda.
Se puede esperar de los varones de seis años que dibujen los hombros además
de la cabeza, ojos, nariz, boca, cuerpo y piernas. Entre los ítems comunes se
incluyen los pies, dedos, cabello y dos dimensiones en brazos y piernas. Son
bastantes frecuentes los brazos hacia abajo, cuello, manos, orejas, cejas, pupilas,
pies bidimensionales y número correcto de dedos. Los siguientes ítems son
excepcionales: brazos unidos a los hombros, buena proporción, orificios de la
nariz, codos, dos labios y rodillas. Es la excepción encontrar cuatro o más prendas
de ropa en el DFH de un varón de seis años. Una o dos prendas es común, dos a
tres ítems de vestimenta no es infrecuente.
Los niños de siete años incluyen entre los ítems esperados de sus DFH, cabeza,
ojos, nariz, boca, cuerpo, piernas, brazos, pies y dos dimensiones en los brazos.
Los ítems más comunes son piernas bidimensionales, cabello, brazos hacia abajo,
cuello y dedos. No es raro encontrar manos, cejas, orejas, pupilas, pies
bidimensionales, número correcto de dedos, brazos unidos a la altura del hombro
y buena proporción. Continúan como excepcionales los dibujos de perfil, las fosas
nasales, codos, dos labios y rodillas. En este nivel de edad no es infrecuente
encontrar desde ninguna prenda hasta cuatro o más ítems de vestimenta.
Los varones de 8 años se puede esperar que incluyan en sus DFH la cabeza,
ojos, boca, cuerpo, piernas, brazos, pies y dos dimensiones en brazos y piernas.
Es común en este nivel de edad que dibujen el cabello, brazos hacia abajo, cuello,
dedos y manos. Son bastante comunes los pies bidimensionales, cejas, pupilas,
orejas, correcto número de dedos, brazos unidos al hombro, buena proporción y el
perfil. Entre los ítems excepcionales se incluyen los orificios de la nariz, codos, dos
labios y rodillas. No es raro encontrar que no dibujen ninguna vestimenta, o un
número variable de prendas, desde una a cuatro o más.
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Los varones de 9 años revelan los mismos 10 ítems esperados de los niños de 8
años. Los ítems comunes incluyen: cabello, brazos hacia abajo, cuello, dedos,
manos, orejas, pupilas, pies, bidimensionales y brazos unidos al hombro. El
número correcto de dedos, cejas, buena proporción y dibujo de perfil son bastante
comunes. Cuatro ítems son excepcionales: fosas nasales, codos, dos labios y
rodillas. Cualquier número de prendas de vestir o la omisión de vestimenta pueden
darse en los DFH de los niños de nueve años y no deben ser considerados
inusuales.
Los varones de 10 años muestran en sus DFH 13 ítems que caen dentro de la
categoría de “esperados”: cabeza, ojos, nariz, boca, piernas, brazos, pies, brazos
y piernas bidimensionales, cabello, brazos hacia abajo y cuellos. Los ítems
“comunes” abarcan: dedos, manos, orejas, pupilas, pies bidimensionales, brazos
unidos al hombro y cejas. La presencia de un número correcto de dedos, buena
proporción, perfil, fosas nasales y codos es bastante común. Sólo dos ítems son
excepcionales: dos labios y rodilla. Es bastante común encontrar que no dibujan
ninguna vestimenta o que incluyan entre una y cuatro o más prendas.
De los niños de 11 años puede esperarse que dibujen los mismos 13 ítems que
los niños de 10 años. Los ítems “comunes” comprenden: dedos, manos, orejas,
pupilas, pies bidimensionales, brazos unidos a los hombros, cejas y correcto
número de dedos. Sólo la rodilla es excepcional. Nuevamente, es bastante común
encontrar desde cero hasta cuatro o más prendas de vestir.
Datos normativos para los ítems evolutivos en los DFH de las niñas
Puede esperarse que las niñas de 5 años dibujen por lo menos 7 ítems: la
cabeza, ojos, nariz, boca, cuerpo, piernas y brazos. La presencia de pies, cabello,
dedos y dos dimensiones en los brazos es común. Es bastante común hallar
piernas bidimensionales, cuello, manos, cejas, pupilas, brazos hacia abajo, orejas
y el número correcto de dedos.
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Ocho ítems son excepcionales en este nivel: pies bidimensionales, buenas
proporciones, fosas nasales, dos labios, codos, perfil, brazos unidos a los hombros
y rodillas. Es común encontrar sólo una o ninguna prenda de vestir en los
protocolos de niñas de 5 años; sin embargo no es raro encontrar dos o tres
prendas. La presencia de cuatro o más prendas en un protocolo es excepcional en
esta edad.
Las niñas de 6 años incluyen entre los ítems esperados, la cabeza, ojos, boca,
cuerpo, piernas, brazos, pies y cabello. Se dieron sólo tres ítems en la categoría
de comunes: dedos y dos dimensiones en brazos y piernas. Los ítems bastante
comunes comprenden: cuello, manos, cejas, pupilas, brazos hacia abajo, orejas,
correcto número de dedos y pies bidimensionales. Siete ítems entraron en la
categoría de excepcionales: buena proporción, fosas nasales, dos labios, codos,
perfil, brazos unidos al hombro y rodilla. Es excepcional encontrar cuatro o más
prendas de ropa en los DFH de niñas de 6 años. Dos o tres prendas son bastante
comunes, mientras que una o ninguna prenda es común en ente nivel de edad.
Las niñas de 7 años muestran 11 ítems esperados en sus DFH: cabeza, ojos,
nariz, boca, cuerpo, piernas, brazos, pies, cabello y brazos y piernas
bidimensionales. Los ítems comunes son: dedos, cuello, brazos hacia abajo,
manos, cejas y pupilas. No es inusual el dibujo de orejas, un número correcto de
dedos, pies bidimensionales, brazos unidos a los hombros, buena proporción y
fosas nasales. Cuatro ítems son excepcionales: codo, perfil, dos labios y rodilla.
En las niñas de 7 años no es raro encontrar cualquier número de prendas de vestir
entre cero y cuatro o más.
Las niñas de 8 años difieren en sólo un punto con las de 7 años. Incluyen entre
los ítems esperados: la cabeza, ojos, nariz, boca, cuerpo, piernas, brazos, cabello,
pies y brazos y piernas bidimensionales. Los ítems comunes son: dedos, cuello,
brazos hacia abajo, manos, cejas y pupilas. Es bastante común encontrar en los
protocolos de las niñas de 8 años orejas, el número correcto de dedos, pies
bidimensionales, brazos unidos a los hombros, buena proporción, fosas nasales y
dos labios. Sólo el perfil, el codo y la rodilla son excepcionales. Es bastante común
encontrar cualquier número de prendas de vestir, entre cero y cuatro o más.
Las niñas de 9 años dibujan 12 ítems esperados: cabeza, ojos, nariz, boca,
cuerpo, brazos, piernas, pies, cabello y piernas bidimensionales y cuello. Los
ítems comunes comprenden: dedos, brazos hacia abajo, manos, cejas, pupilas,
pies bidimensionales y brazos unidos a los hombros, Hay 6 ítems bastante
comunes: orejas, correcto número de dedos, buena proporción, fosas nasales, dos
labios y codos. Sólo el perfil y la rodilla son excepcionales. Es bastante común
encontrar cualquier número de prendas entre cero y cuatro o más.
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Las niñas de 10 años pueden esperarse que dibujen la cabeza, ojo, nariz, brazos,
piernas, cabello, pies, brazos y piernas bidimensionales, cuello y brazos hacia
abajo. Los ítems comunes comprenden: brazos unidos a los hombros, manos,
cejas, pupilas, pies bidimensionales y dedos. Es bastante común encontrar en los
DFH de las niñas de 10 años orejas, un número correcto de dedos, buenas
proporciones, fosas nasales, dos labios y codos. Sólo el perfil y la rodilla son
excepcionales. Es significativo para el diagnóstico encontrar menos de dos
prendas de vestir en los protocolos de este nivel de edad. Son de esperar dos
pendas o más a partir de los 10 años.
Se puede esperar de las niñas de 12 años que dibujen: cabeza, ojos, nariz, boca,
cuerpo, brazos, piernas, cabello, pies, brazos y piernas bidimensionales, cuello,
brazos hacia abajo y brazos unidos a los hombros. Los ítems comunes incluyen:
manos, cejas, pupilas, pies bidimensionales, dedos y buenas proporciones. Hay 6
ítems bastante comunes: un número correcto de dedos, orejas, fosas nasales, los
labios, codos y perfil. Sólo la rodilla es excepcional en los protocolos de las niñas
de 12 años. En este nivel, cuatro o más prendas de vestir son comunes en un
protocolo, dos o tres ítems es bastante común, mientras que menos de dos es la
excepción y tiene significación diagnóstica.
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Parece haber un consenso entre los experto de DHF en cuanto a que no existe
una relación univoca entre ningún signo aislado del DFH y un rasgo determinado
de personalidad o conducta por parte del varón o la niña que hace el dibujo. Las
ansiedades, los conflictos por niños diferentes, o por un mismo niño en momentos
distintos.
Esta autora sólo puede subrayar lo que otros han enfatizado una y otra vez: no es
posible efectuar un diagnóstico o una evaluación significativa de la conducta o
dificultades de un niño sobre la base de un signo aislado de DFH. El dibujo total y
la combinación de varios signos e indicadores deberían ser considerados siempre
y luego debería analizarse tomando en cuenta la edad, maduración, estado
emocional, nivel sociocultural, y luego evaluado relacionándolo con los datos
disponibles de otros tests.
La discusión que sigue sobre el significado de cada indicador emocional no
constituye un esfuerzo para crear otro cómodo “manual de recetas de cocina” para
la interpretación de los dibujos. Consideramos deplorable el enfoque tipo “recetario
de cocina” para el análisis de dibujos, ya que a menudo es empleado
mecánicamente por los psicólogos deficientemente entrenados o con menos
experiencia. Con este método de “recetario de cocina” uno consulta el significado
de cada signo y sale un diagnóstico “listo para llevar” sin considerar la figura total
ni tomar en cuenta la edad y sexo del niño, su inteligencia ni su contexto
sociocultural. También se ignoran las circunstancias en las que se realizó el
dibujo.
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El sombreado en los DFH, según todos los expertos, es una manifestación de
angustia, y el grado de sombreado se estima que está relacionado con la
intensidad de la angustia que experimenta el niño. Nuestros datos coinciden con la
observación de Machover de que el sombreado del DFH es normal en los niños
pequeños y no necesariamente indica un problema psicopatológico. Pero a
medida de que los niños crecen, el sombreado de la figura humana adquiere una
considerable significación diagnóstica. La única excepción a esta regla en el
sombreado de la cara, que es altamente significativo en todas las edades.
En el segundo tipo de sombreado, este estaba reducido a una parte de la cara (p.
ej.la boca, nariz, ojos). Los niños que hacían este tipo de sombreado en sus
dibujos generalmente estaban más perturbados que los anteriores. El sombreado
parcial de la cara parecía reflejar ansiedades específicas referidas a los rasgos
que han sido sombreados, o a sus funciones. La Ilustración 3 muestra el DFH de
Max, de 7 años, un niño de inteligencia normal. Max era el hijo único de una
madre dominadora y ambiciosa que lo abrumaba y lo agobiaba con sus
exigencias. Max era un pequeño muy inmaduro y dependiente con su ceceo
infantil. Cada vez que Max abría la boca para hablar, la madre le corregía la
pronunciación. Debido a esto Max se volvió muy sensible en relación con su
lenguaje y comenzó a tartamudear. El espeso sombreado de la porción inferior de
la cara en el dibujo de la Ilustración 3 muestra claramente la preocupación del niño
por su lenguaje.
El sombreado del cuerpo y/o extremidades (Ilustración 15, 28) es común en las
niñas hasta los 7 años y en los varones hasta los 8. No se lo considera un
indicador emocional válido hasta los 9 años, respectivamente. La autora
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concuerda con Machover en las implicaciones del sombreado en los DFH no
varían por el hecho de que sea tan común. El sombreado del cuerpo en el DFH
indica ansiedad por el cuerpo. Pero dicha ansiedad es común entre los niños que
comienzan la escuela, quienes precisamente están empezando a hacer
conscientes las diferencias corporales y las funciones corporales. Por
consiguiente, el sombreado del cuerpo no puede considerarse un signo
psicopatológico en este nivel de edad. Sin embargo, si el sombreado persiste
hasta los 8 años en las niñas o los 9 en los varones, y aún más allá, entonces se
vuelve clínicamente significativo. Entre los niños mayores este indicador se
encontró significativamente más a menudo en los dibujos de los pacientes
clínicos, los niños con problemas psicosomáticos y los que robaban.
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precario y rígido de los mismos, siempre que no se los expusiera a una tensión y
un esfuerzo excesivos. Otros vacilaban entre la impulsividad y el hipercontrol,
yendo de un extremo a otro. La Ilustración 4 muestra el DFH de Jim, un niño de 9
años de inteligencia superior con serios problemas de aprendizaje. Alternaba entre
una conducta impulsiva actuadora en el hogar y un completo retraimiento y
ensueño diurno en la escuela.
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reflejar extrema inseguridad, retraimiento y depresión. Si bien no todos los niños
deprimidos e inseguros necesariamente dibujan figuras pequeñas, puede
asumirse con bastante seguridad que los niños que lo hacen son tímidos, retraídos
y probablemente deprimidos. Pero El dibujo no revelará la extensión de la timidez
y la depresión. Algunos niños tímidos pueden pasarla bastante bien, mientras que
otros se deprimen o retraen demasiado como para poder funcionar
adecuadamente en su casa o en la escuela.
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especifica. Con bastante frecuencia esta área se ubica en la zona genital. Este
tipo específico de transparencia se estima que es similar al sombreado e indica
ansiedad y preocupación por la región particular del cuerpo revelada por la
transparencia.
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La cabeza pequeña se dio raramente en los DFH obtenidos en los estudios que
presentamos aquí. Pero cuando este indicador emocional se dio, fue
exclusivamente en los dibujos de los pacientes clínicos y en los niños inadaptados.
Ninguno de los buenos alumnos ni de los bien adaptados dibujo cabezas
pequeñas en sus figuras. La presencia de este ítem parece indicar sentimientos
intensos de inadecuación intelectual.
Los dientes se dieron en alguna medida en los protocolos de los alumnos bien
adaptados y los más adaptados y en algunos dibujos de todos los grupos de
pacientes clínicos con una sola excepción. La excepción fueron los niños tímidos;
ninguno de ellos le dibujaron dientes a sus figuras. En la medida en que la
presencia de dientes se da en los DFH con relativa amplitud, no se la puede
considerar como un signo de seria psicopatología. Pero dado que ocurrió más a
menudo en los protocolos de los niños manifiestamente agresivos y no se dio en
absoluto en los dibujos de los niños retraídos, debe concluirse que los dientes son
un signo de agresividad, y no solo de agresividad oral. Por supuesto, admitimos
que no todas agresividad es prejudicial. En los niños un cierto monto de
agresividad es normal y aun necesaria para ser líderes y realizarse. Por
consiguiente, la presencia de dientes en un protocolo no puede considerarse como
un signo de perturbación emocional si no hay otros indicadores emocionales en el
protocolo. Pero si se dan junto con otros indicadores emocionales en el protocolo.
Pero si se dan junto con otros indicadores, entonces se vuelven significativos para
el diagnóstico y contribuyen a la interpretación global del DFH.
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Los dientes parecen tener implicaciones más serias en los dibujos de pacientes
adultos que en los DFH infantiles. Hammer sugiere que la presencia de dientes
puede indicar no solo agresión oral, son también tendencias sádicas.
Machover afirmó que el dibujo de dientes revela agresión oral infantil y que se
encuentra frecuentemente superficiales y deficientes profundos. No se pudo
establecer la validez de estas hipótesis para los dibujos infantiles.
Los pacientes clínicos dibujaron brazos largos, más a menudo que los alumnos
bien adaptados. Las figuras humanas con brazos largos se dieron con frecuencia
entre los niños manifiestamente agresivos y, en cambio, no se dieron en ningún
niño tímido. Por lo tanto, parece que los brazos largos en el DFH están asociados
con una inclusión agresiva en el ambiente. Estas conclusiones concuerdan con las
de Hammer y Levy. Estos observaron que los brazos largos reflejan necesidades
agresivas dirigidas hacia afuera. Machover, por otra parte, pensaba que este ítem
refleja ambición logros y adquisiciones, incluyendo la búsqueda de amor y afecto.
Nuestros datos no permiten confirmar las hipótesis específicas de Machover. Pero
todos los investigadores parecen concordar en un punto: los brazos largos en el
DFH están asociados con la conexión con los demás en contraste con la
tendencia al retraimiento que revelan los brazos cortos.
Los brazos pegados al costado del cuerpo, ocurrieron raramente en los DFH
infantiles reunidos en los estudios presentados aquí. Pero cuando se dio, por lo
común –aunque no exclusivamente- se trataba de pacientes clínicos. Este
indicador no demostró estar asociado con ninguno de los tipos específicos de
conductas estudiados. Parece que los brazos adheridos al cuerpo reflejan un
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control interno bastante rígido y una dificultad de conectarse con los demás. Los
historiales clínicos de los niños que dibujaron los brazos de este modo revelaban
que carecían de flexibilidad y que sus relaciones interpersonales eran pobres.
Cuando en un protocolo se encuentra únicamente este indicador emocional, no
puede considerársele como un signo de psicopatología severa, pero cuando
aparece junto con otros, entonces adquiere significación clínica.
Parece que este signo tiene implicaciones más serias en el caso de los pacientes
adultos que cuando se trata de dibujos infantiles. Machover refiere que los
pacientes paranoides y los esquizofrénicos frecuentemente dibujan los brazos
plegados al cuerpo, como para protegerse de ataques del ambiente. Postula la
hipótesis de que los brazos plegados al tronco revelan una tendencia a la reserva
y el retraimiento.
Levy sugiere que este tipo de presentación de los brazos refleja un conflicto
profundamente arraigado y un control frágil, y que se da en los individuos pasivos
y muy defensivos.
Levy sostiene que las manos grandes reflejan una conducta compensadora de
sentimientos de inadecuación, insuficiencia manipuladora o dificultad para
establecer contacto con otros. Machover considera que las manos grandes son
típicas de varones que están compensando una debilidad física o que se sienten
culpables del uso que hacen de sus manos. También pueden haber otras razones
por las cuales un niño dibuja manos grandes. Parece más seguro limitar la
interpretación de este signo al hecho demostrado de que las manos grandes en un
DFH indican en los niños una tendencia a actuar impulsivos agresivos con sus
manos. La razón subyacente para esta agresividad tiene que determinarse con los
datos de otros tests, observaciones y el análisis de las historias sociales.
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Las manos seccionadas o sea el dibujo de brazos sin manos ni dedos, se dio
significativamente más a menudo en los DFH de pacientes clínicos, lesionados
cerebrales y alumnos de clases especiales. Se les encontró en los dibujos de los
niños tímidos más frecuentemente que en los DFH de los manifiestamente
agresivos; pero las manos seccionadas se dieron con igual frecuencia en los niños
que robaban y en los psicosomáticos. En consecuencia, parece que este signo
refleja sentimientos de inadecuación o de culpa por no lograr actuar
correctamente, o por la incapacidad para actuar.
Las piernas juntas se dieron raramente en los DFH examinados en este libro. Se
le halló más a menudo en los dibujos de pacientes clínicos y en niños con
afecciones psicosomáticas. Un estudio de los historiales de los niños que
dibujaron las piernas juntas en los DFH sugiere la siguiente interpretación: este
indicador emocional parece indicar sobre todo tensión en el niño, y un rígido
intento por parte del mismo por controlar sus propios impulsos sexuales o su
temor de sufrir un ataque sexual. Parece significativo que varias de las niñas que
dibujaron figuras con las piernas juntas habían estado expuestas a traumas
sexuales en manos de hombres mayores.
Estos resultados concuerdan con la observación de Levy de que una postura tiesa
en el dibujo de una figura indica rigidez y un control frágil, y con la hipótesis de
Machover de que este signo en los dibujos de adultos refleja rechazo de la
aproximación sexual de los otros.
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agresivos. La presencia de genitales o símbolos de los mismos debe ser
considerada como un signo de psicopatología seria que implica aguda angustia
por el cuerpo y control pobre de los impulsos.
Parece obvio que el niño refleja experiencias recientes en sus dibujos. Pero
siempre es muy significativo cuáles de sus muchas experiencias decide reproducir
y son las que le preocupan. A través de los años, los nombres y caras de los
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héroes y villanos de la radio, la televisión y las historietas pueden cambiar, pero
los valores y cualidades que reflejan raramente varían. El significado ligado a
monstruos y payasos continúa siendo el mismo. Los presentes datos confirman la
observación de Levy de que una persona que dibujan payasos, historietas o
figuras de aspecto tonto refleja desprecio y hostilidad hacia sí mismo.
Las nubes, lluvia y nieve aparecieron-con una sólo una excepción-en los DFH de
los pacientes clínicos y alumnos escasamente adaptados. Las nubes se
encontraron especialmente en los dibujos de niños muy ansiosos con dolencias
psicosomáticas y en ninguno de los dibujos de los niños con agresividad
manifiesta. Pareciera que las nubes son dibujadas por los niños que no sea
atreven a golpear a otros y que en cambio dirigen la agresión contra sí mismos.
Nuestra hipótesis es que el agregado espontáneo de nubes en un DFH indica que
el niño se siente amenazado por el mundo adulto, especialmente por los padres.
En efecto. El niño está ubicado bajo una nube, bajo prensión desde arriba.
La omisión de ojos en los DFH es un fenómeno raro. Habitualmente los ojos son
el primer detalle que agrega un niño después de haber dibujado la cabeza. La
omisión de los ojos (no la omisión de las pupilas, o sea, ojos que no se ven) jamás
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debe ser considerada como un descuido: siempre tiene importancia clínica. En el
presente estudio, este signo sólo fue encontrado en los dibujos de pacientes
clínicos no agresivos. Se estableció que todos los que habían omitido los ojos en
sus figuras eran niños aislados socialmente. Tendían a negar sus problemas,
rechazaban enfrentar el mundo y escapaban a la fantasía. Estos resultados
concuerdan con los de Stone y Ansbacher (1956), que encontraron una relación
significativa entre la omisión de los ojos y otros “órganos de comunicación” en los
DFH y un escaso interés social por parte del niño.
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También sugiere que este signo se da en los dibujos asmáticos. La presente
investigación no incluyo suficiente número de niños asmáticos como para
confirmar o rechazar la hipótesis.
Se estableció también que los niños agresivos y los que roban omitían los brazos
mucho más a menudo que los tímidos y aquellos con enfermedades
psicosomáticas. Por consiguiente, parece que la omisión de los brazos en el DFH
refleja la ansiedad y culpa por conductas socialmente inaceptables que implican
los brazos o las manos. Estos resultados concuerdan con la observación de
Machover de que la omisión de los brazos en un dibujo refleja culpa por la
hostilidad o la sexualidad. Pero la presente investigación no corroboró la hipótesis
de Levy y Machover en el sentido de que este tipo de omisión está asociada con
depresión y retracción de la gente y del mundo de los objetos. Esta hipótesis
puede ser válida para pacientes adultos, pero no se cumplió en los DFH, también
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tenía una historia de robos. Creemos que la omisión de los brazos reflejaba su
culpa y angustia por los robos más que su depresión.
Los DFH son particularmente valiosos por que puede reflejar tendencias y
actitudes conflictivas. La clasificación de los niños en grupos y categorías
diagnósticas o de conducta es, cuando más, arbitraria, y aquí se hace sólo con
fines de investigación. En la vida real, los niños que vienen a la consulta del
psicólogo casi nunca son exclusivamente deprimidos y retraídos o sólo agresivos.
Habitualmente muestran una variedad de síntomas y problemas de conducta que
varían de tiempo en tiempo y en diferentes estadios evolutivos y aun en
situaciones distintas, p. ej., en el hogar y en la escuela.
Nick, un niño de 7 años, con distrofia muscular. Para Nick era difícil caminar y
correr. Se le había brindado gran cantidad de atención y cuidados a sus piernas a
lo largo de los años. Por consiguiente, no es sorprenderte que las haya omitido
totalmente, indicando así su extrema preocupación por las mismas.
Shirley, una niña de 9 años, de tamaño diminutivo, hizo un DFH tan enorme que la
porción inferior de la figura, incluyendo las piernas, quedaba interrumpida por el
borde inferior de la hoja. En este caso, la omisión de las piernas está directamente
relacionada con el tamaño del dibujo y parece reflejar la intensa preocupación y
ansiedad de la niña por su pequeña estatura y sus piernas cortas.
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En la presente investigación el número total de niños que mostró omisión de las
piernas en sus DFH era demasiado pequeño como para permitir generalizaciones
amplias o efectuar cómputos estadísticos significativos. Las interrupciones de los
diferentes modos de presentar la omisión de piernas deben considerarse, por
consiguiente, sólo como sugerencias que requieren ser sometidas
específicamente a comprobación y confirmación.
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La cabeza grande en el DFH ha sido asociada con esfuerzo intelectual,
enfermedad cerebral y lesión cerebral, inadecuación intelectual, inmadurez,
agresión retardo mental, migraña y preocupación por el rendimiento escolar. Es
muy probable que todas estas interpretaciones sean correctas en un momento o
en otro. Puede suponerse que una cabeza grande en el DFH refleja inquietud o
preocupación por algún aspecto de la adecuación y funcionamiento mental. Pero
sobre la base del DFH sólo, no es posible determinar cuál de los muchos aspectos
posibles está implicado. Es importante que no todas las asociaciones con una
cabeza grande sean necesariamente negativas o patológicas. Muchos niños
ambiciosos y tesoneros con alto rendimiento escolar muestran este ítem en sus
dibujos. En la presente investigación se encontró que no era nada inusual
encontrar una cabeza grande tanto en los DFH de niños adaptados, como en el de
los alumnos escasamente adaptados y los pacientes clínicos. Esta presente con
tanta frecuencia en niños de todas las edades y de ambos sexos que no puede ser
considerado raro o necesariamente significativo desde el punto de vista clínico.
Los ojos vacíos u ojos que no ven: han sido descriptos por una parte como un
signo normal en los DFH infantiles, y por otro han sido asociados con sentimientos
de culpa por tendencias voyeuristas, con una vaga percepción del mundo, con
inmadurez emocional, egocentrismo, dependencia, falta de discriminación y
depresión . Los escolares más pequeños son normalmente egocéntricos,
emocionalmente inmaduros y dependientes. Los niños tienen inevitablemente una
vaga percepción del mundo y tienen curiosidad por los acontecimientos, sexuales
o de otro tipo. Es normal que exploren las diferencias y las funciones corporales.
Ninguna de estas tendencias puede ser considerada como particularmente
patológica en los niños, ni tampoco el dibujar los ojos Vacios en los DFH.
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discriminaba significativamente entre pequeños bien adaptados y aquellos con
mala adaptación. En vista de esto, la presencia de la mirada de reojo no puede ser
considerada signo patológico en los protocolos infantiles.
Las manos ocultas en los DFH han sido asociadas con dificultad en el contacto,
necesidad de controlar la agresión y renuncia a afrontar una situación. En la
población estudiada por nosotros las manos ocultas aumentan en frecuencia de
ocurrencia a medida que aumenta la edad de los sujetos. Este ítem no es nada
inusual en los dibujos de los preadolescentes, tanto varones como mujeres. El
mismo no diferencia los DFH de los paciente clínicos de los pertenecientes a
niños bien adaptados. Estos resultados concuerdan con los obtenidos por Woods
y Cook (1954) los cuales informaron que muchos de los niños más brillantes y
mejor dotados artísticamente dibujaban figuras con las manos ocultas.
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agresivo, de ostentación como un intento de compensar y ocultar su debilidad, y
como un reflejo de frustración con el ambiente. En el presente estudio, este signo
no discrimino los DFH de los distintos grupos de niños que componían la
población estudiada. Una hojeada a las historias de los niños que exhibían este
tipo de dibujo no revelo ningún denominador común. Mostraban gran variedad de
problemas, síntomas de conducta y medio ambiente. También abordaban niveles
de edad, puntajes de CI y clasificaciones de rendimiento escolar muy variado.
También se dio el caso de dos niños muy perturbados, con conducta, esquizoide y
tendencia a retraerse en un mundo de fantasía, que dibujaron con cabezas
grandes interrumpidas en la parte superior por el borde de la hoja. Este tipo de
dibujo es muy raro y debe ser considerado totalmente patológico. Por
consiguiente, parece quedar claro que cada DFH debe ser considerado
separadamente y que el significado de una figura interrumpida o seccionada,
depende de la parte que es cortada. No puede haber interpretaciones generales
de este signo que puedan ser aplicadas a todos los DFH.
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El sol o la luna en los DFH ha sido asociado con amor y apoyo parental, y con la
existencia de una autoridad adulta controladora. Estas dos actitudes parentales no
son, por supuesto, mutuamente excluyentes. Más niños bien adaptados que
pacientes clínicos dibujaron soles en sus DFH. Se observo que particularmente los
niños con problemas psicosomáticos agregaban soles a sus dibujos. Los padres
de estos niños a menudo eran realmente cariñosos y se ocupaban de sus hijos,
siendo al mismo tiempo muy controladores. Los niños, a su vez, parecían sentir
gran ambivalencia hacia sus padres. Pero podían expresar abiertamente solo las
actitudes positivas, y no se atrevían a revelar sus actitudes negativas.
Cuando compararon los DFH de los buenos y malos alumnos, se encontró que era
mayor la cantidad de los alumnos con altas calificaciones que hacían soles en sus
dibujos. Estos resultados concuerdan con el estudio de Koppitz, Sullivan, Blyth y
Shelton. La presencia del sol parece estar positivamente relacionada con el
rendimiento en los grados primarios se estima que refleja la conciencia que el niño
tiene del interés de los padres y su presión para que rinda en el colegio. Esta
presión, dentro de ciertos límites razonables, puede ser muy deseable, y puede
servir como factor motivador para que el niño se esfuerce en la escuela. La
preocupación de los padres por el rendimiento de sus hijos solo es dañina si es
extremada; y los padres esperan del niño más de lo que este puede lograr. Por
consiguiente, no se puede afirmar que la presencia del sol en un protocolo es
necesariamente un buen signo o, por el contrario, que invariablemente es un signo
de psicopatología o de una relación paterno – filial perturbada. Solo se puede
efectuar una interpretación significativa de un sol cuando ya se ha analizado el
DFH íntegramente, y luego de contar con información adicional sobre el niño y los
padres.
Las líneas fragmentadas o esquiciadas en los DFH han sido asociadas con
temor, inseguridad, sentimientos de inadecuación, ansiedad, terquedad y
negativismo. Los presentes estudio revelaron un incremento regular en el empleo
de líneas fragmentadas a medida que los niños eran mayores. Esto coincide con
la observación de Harris de que las líneas esquiciadas no son raras en los DFH de
los niños mayores. Se podría argüir que los preadolescentes como grupo tienden
a ser inseguros de sí mismos usaban trazos inteligentes y más dotados
artísticamente lo hacían.
Además, se observo que algunos de los lesionados cerebrales dibujan figuras con
trazos esquiciados. Esto ha sido también observado por otros investigadores. En
la mayoría de los casos no era difícil distinguir las líneas esquiciadas de un
pequeño con talento, de los trazos interrumpidos de un niño con daño neurológico
pero habrá algunos casos fronterizos donde la diferencia no era aparente. Estos
dibujos, la fragmentación de la línea era mínima, o tan leve que no se podían ver
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diferencias entre ambos tipos de dibujo. En consecuencia, no consideramos este
rasgo como un si no claro de psicopatología.
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