Tomo XIX
Tomo XIX
Tomo XIX
La poesa nueva
Los vanguardistas
RODRIGO MIR
Rogelio Sinn
Bernardo Domnguez Alba, nombre civil de Sinn, naci en la isla de Taboga, el 25 de Abril de 1902. Es Bachiller del Instituto Nacional (1923). Hizo estudios superiores en Santiago de Chile y Roma, donde public, en 1929, su primer libro: Onda, que marca un hito en la historia de nuestra poesa. Vuelto al pas en 1930, fue nombrado Profesor de Castellano, en el Instituto Nacional. Se mantuvo en la tarea docente hasta el ao de 1937, cuando recibi el nombramiento de Cnsul de Panam en Calcuta, cargo que desempe por dos aos. Volvi luego a la docencia, en el Conservatorio Nacional y en la Universidad, y sirvi, por algunos aos, un cargo diplomtico en Mxico. En 1945 gan el premio de la seccin novela del concurso Ricardo Mir, con Plenilunio. En Enero de 1946 inici la publicacin de la Biblioteca Selecta, serie de cuadernos mensuales que lleg a su entrega veinte y contribuy mucho a la difusin del cuento panameo. En 1948 gan nuevamente el concurso Mir, esta vez en la seccin poesa, con su libro Semana Santa en la Niebla. Cuentista excepcional, dramaturgo tambin, es uno de los ms slidos valores de las letras de la Repblica. Hombre de trpico, acaso ms intelectual que emotivo, su obra es expresin de un temperamento lrico para quien existe el mundo, un mundo con sexo, sonido y color. Obras: Onda, 1929; Onda, 1933; La Cucarachita Mandinga, 1937; Incendio, 1944; Semana Santa en la Niebla, 1949; Semana Santa en la Niebla, 1968; Saloma sin sal o mar, 1969. Referencias: Ruz Vernacci, Enrique: Un poeta de los nuevos, en El Banquete, N 1, de septiembre de1 1929; Mndez Pereira, Octavio: Rogelio Sinn, en Literatura Nueva, pgs. 134-47; Fbrega, Demetrio-. Demetrio Fbrega opina sobre la nueva poesa, en Acercamiento, N 48, de septiembre de 1938; Carrin, Alejandro: Cuatro poetas de Panam, en Sbado, Bogot, de 15 de marzo de 1947; Lpez de Vallarino, Teresa. Dos Poetas de Amrica, pgs. 21-32; Martnez Ortega, Aristides: Obra y signo de Rogelio Sinn, en Letras de Panam, N 2, de enero de 1958; Alvarado de Ricord, Elsie, Rogelio Sinn, en Escritores Panameos Contemporneos; Rogelio Sinn, en El Panam Amrica, de 16 de marzo de 1965; Lpez, Matilde Elena.- Rogelio Sinn: alta cifra potica y maestro del relato panameo, en Lotera, N 13 de diciembre de 1956, Alfaro, Ricardo J. Discurso en el homenaje a Rogelio Sinn, en Lotera N 113, de abril de 1965; Bermdez, 3
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Ricardo J.: Sinn: 40 aos despus de Onda, en Lotera, N 164, de julio de 1969; De la Rosa, Digenes: Onda y su hora, en Letras de Panam, N 4, de febrero de 1970; Candanedo de Zuiga, Sydia: El estilo potico de Rogelio Sinn (Trabajo de Graduacin, Universidad de Panam); Roy Arosemena, Mitlandia: Semana Santa en la Niebla, en Lotera, N 208, de abril-mayo de 1973 (Captulo de la tesis doctoral intitulada Rogelio Sinn: estudio sobre su obra potica y narrativa, aprobada por University of Southern California). 1 FRESCURA Se burlaba el surtidor la risa casi lo ahogaba! porque la lluvia bajaba y l la devolva al Seor... 2 MANCHA DE SOL Campo traviesa, cansada, con el hijo en el cuadril la moza va hacia el lejano cuchitril. El sol coloca en los rboles sus moneditas de oro. Y el nio suelta la fuente de su lloro... La rapaza saca el seno rozagante a se lo dar... El nio bebe. Ella re. Y echa a andar...
3 BALADA DEL SENO DESNUDO Mangos!... Mira!... Tantos! Oh!... Uno maduro... ! (Dio un salto... y salise su seno, desnudo!). Yo salt del rbol! Upa!... Tan!... (Qu rudo!) Por mirar de cerca su seno desnudo! Me mir asustada! Cubri... lo que pudo y... huy!... Qu robaba? Su seno desnudo! Lejana... lejana... me envi su saludo. (Yo segua mirando su seno desnudo). Perfume silvestre de mangos maduros, por qu me recuerdas su seno desnudo?... 4 SOLEDAD Traje a ti mi soledad para que le dieras alma. Pero la dejaste sola en el camino; 5
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qu sola dejaste mi soledad! (Pensar que la traje a ti para que le dieras alma!) 5 ANHELO FINAL Oh!... Probar el deleite (si pudiera olvidarte) de volver a quererte! 6 INFANCIA Infancia clara pasada entre barriles y hongos y aros de bicicletas, cuando, corriendo entre hojas, el alma era ms blanda y el camino era savia... Cada cada al margen de la dicha era una danza de sangre y de gritos mientras el viento promova un levantamiento de ramas bajo el imperialismo de los troncos que no dan paso al ritmo. Era el entierro de las cosas intiles con palabras y flores ordenadas despus por la U.R.S.S. de las hormigas... Tanta pierna de once aos, tanto seno, tanto naufragio lbrico en las aguas de la ltima conciencia! Mirar la flor y huir hacia m mismo. Qu laxitud de sombras sin estrellas! 6
Solo yo con mi sexo, frente a frente, desenredando senos, piernas, brazos, con miedo del infierno... e implorando a la Virgen y al Cristo miserere de m! Puales de las horas me doblaban. Amaneca mi voz en la distancia, y mis manos aullaban su pecado a la puerta del cielo. Oh, en esa hora me atacaron los lobos del desierto con su cancin de siempre; e hice de mi conciencia un jeroglfico para que lo leyeran las estrellas que son puras y castas... 7 LOS OJOS EN LA CALLE BAJO LA LLUVIA Huele a pared lamida por ubres y mugidos este mapa ilusorio salpicado de estrellas, y la calle, inundada de pupilas de nios, va nutriendo de polvo sus mejores culebras. Pasaporte de patios para la mar, el fango deshilvana pronsticos en plenitud de fbulas, y los aros del miedo precipitan, aullando, funerales de citas y blasfemias mojadas. Trota, ocenico, el eco vaporoso del grito; brilla, anglico, el halo de las olas elsticas, y un redoble de circos humedece el anillo de los faros desnudos, ateridos de lgrimas. La faena, ahuyentada, desaloja cabriolas derramando lucirnagas y paraguas al charco; y el carbn apagado de alguna voz, pregona cuatro senos maduros por dos o tres centavos. 7
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8 RUPTURA Y LEJANA Rompiste lloro y splica hacia meta benigna tus amarras postrimeras, y del oleaje a estelas ya ligeras beb, solo, visiones de poeta. Enloquecida al viento, mi veleta sur y oeste de aguas lisonjeras buscaba entre mis lgrimas sinceras la noche que me vio sin alma quieta. Qu triste aquella huella que en la arena deja el que parte y pisa el que se queda mientras aqu y all muerde la pena! En tanto, el mar, de su recuerdo enreda slo un poco de espuma en la cadena del tiempo, que al nacer es ya humareda. 9 JARIFA Jarifa enloquecida y pesarosa, mi musa, en la manigua sofocante del trpico, se afana por que cante la angustia que la oprime, dolorosa. Si del anhelo en lucha surge airosa la renovada forma edificante dar por historiado todo instante de estril vanagloria candorosa. Que bien cuando la lrica campana de mi palabra ondule banderolas hacia barcos y soles del maana! 8
Sern, para mis ltimas cabriolas, gloriosa exaltacin y aurora sana los prximos virajes ya sin olas. 10 MURANO Murano ya mi mente, hoja delgada de pensamiento y sangre, vena a vena salpica en ritmo, mstica, serena su lrica pasin cristalizada. De cada golpe en plenitud alzada que el yunque en el espacio desenfrena desdoblar cada ola su cadena y el rbol dios cielizar su espada, Roja de triunfo el hacha del espanto luceros echar campana abajo. Todo ngel blandir filo de canto y slo t, delgada, tajo a tajo, salomars la plenitud del llanto con resonancia y tumbos de badajo. 11 INCENDIO Primer Tiempo: LA VOZ DEL PNICO
Quivi sospiri, pianti e alti guai risonavan per laere senza stelle. Dante: Inferno.
Sirenas sin gemidos ni palabras mudo canto que slo oy la muerte clavaron agonas en la noche. Callado jeroglfico del grito 9
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que no parti los sueos ni satur de alarma las tinieblas. Qu voz estrangulada poda ser ms certera que una mano de luz pintando el cielo y adelantando el alba? Enloquecidos quedaron los relojes, y un aullido de sol mordi el espacio precipitando sangre y arreboles. Incandescentes garfios dolorosos sacaron de su sueo almas a flote ya en alas del infierno. Furia de Dios en rfagas! Piafar innumerable miedo en marcha corriendo hacia el crepsculo! Los cntaros del alba se rompieron, y el Santo Grial del Sol ya derramado se reg por el cielo. De todos los caminos la rosa de los vientos lanz flechas de sangre. Miserere, miserere, Seor, calma tu clera! Mil potros degollados trotando cielo arriba con las crines al viento enrojecidas! Todo el humo del mundo, todo el gas preparado para la guerra ruge! Las mscaras del miedo ya no bastan y las manos ya no pueden asirse en la distancia! Quin pudiera subirse en una nube?
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Segundo Tiempo:
LA VOZ DE LA AGONA
Ed ecco a poco a poco un fummo farsi verso di no come la notte scuro. Dante: Purgatorio.
Dame tu brisa, mar, tu brisa pura para saciar mi voz y mis entraas! Dame, Seor, tu gracia y tus pulmones para amarrar el aire con mis venas! Mi sangre no respira! Mis pupilas dan vueltas en la noche! Qu aguijones me desgarran las carnes? Seor, misericordia! Por qu ocultas el agua de tus cauces? Precipita los ros de tus montaas! Abre todas las fuentes de la vida! Una gotita de aire puro, Seor! Una gotita! Tan slo una gotita para mi sed amarga! Mi grito se ha partido! Mi voz sangra en las sombras, torturada por alfileres de humo. Pero slo responden los ngeles del fuego aguijonendonos por todos los rincones! Slo lenguas de fuego ensayan muecas desde el techo, los muebles y las sbanas. Mil fusiles de llanto enrojecido nos van ametrallando. Mi palabra se vuelve tos quemada! Misericordia, Seor misericordia! Por dnde hemos de huir si por doquiera slo tragamos muerte? Somos nufragos en medio de un ocano de fuego y brea. Carne encendida, se pierde nuestro aliento entre las nubes. 11
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Qu esperanza de fuente ha de salvamos? Seor, ya que lo quieres, recibe este holocausto de pena, grito y llanto. Navegando en el humo van a ti nuestras almas. Aleluya! i Aleluya!
Tercer Tiempo:
LA VOZ DE LA PLEGARIA
E vidi lume in forma di rivera fulvido di fulgores, intra due rive dipinte di mirabil primavera. Dante: Paradiso.
Qu demasiado tarde se han abierto los ros de la alborada! Qu musical torrente ha penetrado por todas las heridas! Qu suave y retardada esta caricia del agua redentora! Ya las llamas adormecen su clera. Ya no ensean los dientes, ya no rugen. Y el globo de los cielos va a estallar de tanto humo. Slo tiniebla y agua. Agua y tinieblas. Cataratas, torrentes, marejadas. Nuestros cuerpos, ya fros, lejos del llanto, flotan en un ocano interminable. Giran... Giran en un gran torbellino. Ya para qu tanta agua? Seor, detn el agua! Que respeten por lo menos la muerte! Pero nadie nos oye. Nuestros cuerpos siguen girando mudos en el gran torbellino. Se entrechocan, se cruzan y vuelven a girar. Ninguna mano podr cerrar las fuentes de este aguaje? Giraremos acaso eternamente? Nuestro grito seguir suspendido y desgarrado 12
sobre todos los nios y las madres, sobre todas las almas. Miserere! Miserere, Seor! 12 SEMANA SANTA EN LA NIEBLA
(Fragmento)
Barcos Hacia Judea Mastn amilanado por espadas y cruces, helada sed de estrellas hace morder arenas al casero marino nutrido de ola y nube. Su iglesia hecha de cera con peces y cadveres define un viejo mstil que en travesa macabra, proyecta sus faroles sobre la noche obscura. Barquichuelos de ncar, hacia Judea navegan palmeras, luna y torre coronadas de bruma! Cuaresma de Terrores Martima cuaresma de las metamorfosis oh suicidio asombrado de peces y de frutas! cuando crecen escamas al vientre de la noche mutilado de estrellas y preado de brujas. Pueril forma dolida del sueo cancelado braceando a la deriva de la intil sirena! Cunta cera desnuda buceaba candelabros y Cristos, anegados en ocanos de niebla! Agnus Dei Voz hmeda clamando del mar o del lucero despierta contorsiones en olas y anfibios. El verbo humanizado florece en arcanglica verdad para la niebla de antiguos egosmos. Cordero sumergido, burbuja inmaculada, 13
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su forma tornasola cristales de prodigio. Y, mientras la dorada paloma hace acrobacias la tentacin acecha con uas de enemigo. Pecados Capitales Velmenes soberbios, deshilachando brisas, despiertan la avaricia de la marina suma. Pereza en las merluzas; orgullo en las corvinas; y, en pulpos, tiburones y pelcanos, gula. De la onda opalescente surge la curva dcil que en senos tenebrosos oculta la lujuria. Satn, Satn, aleja la glauca mariposa! Venciste, helada forma! Delfines, aleluya! Las Bodas de Canaan Goza la tarde nupcias de estirpe salinera donde cfiro y brisa trasegan arrebol. Mas la encendida savia de la vid deja apenas un vaivn de palmeras y una sed en clamor. Medusas y corales dipsmanos de nctar festinan el prodigio. Venid a ver! El Sol Verted dice a las nubes la sangre de mis venas! Y, el Mar (santo milagro!) trasmtase en licor.
[Del 1 al 5: Onda. Del 6 al 11: Saloma sin salomar. 12: Semana Santa en la Niebla.]
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Antonio Isaza A.
Naci en Antn. Provincia de Cocl, en 1910. Es Maestro de Primera Enseanza, egresado del Instituto Nacional. Ha ejercido el periodismo de reportaje. Por varios aos sirvi el consulado de Panam en Hamburgo. Y fue luego Secretario Privado del Presidente de la Repblica. Despus ha estado dedicado a actividades comerciales. Sus versos, que comenz a escribir estando todava en el colegio, constituyen uno de los primeros brotes de la nueva sensibilidad y muestran una insatisfaccin y un cansancio de la vida impropios en un hombre de su edad. Fiel a su manera esencial, su produccin ltima, casi toda indita, ofrece una nota nueva en sus poemas humorsticos. Obras: Sed, 1935. Referencias: Mndez Pereira, Octavio: Antonio Isaza A., poeta, Salinas de Aguilar, Norberto: Los versos de Antonio Isaza A.: Morales, Ernesto A.: Antonio Isaza A., el poeta de la imagen. (Los tres trabajos aparecen en Sed.) 1 SED Yo no quiero llegar, yo quiero ir... Tengo sed... tengo sed... Me desespera esta paz muerta, acaso entre las aguas. Un desierto de sed roe las races de mis deseos en flor. No se cansa el azul y a veces vuelvo a confiar mi ambicin de claridades a la sombra de Dios...
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La luna, mancha en balde la coraza de las sombras que en vuelo misterioso llevan alas tan negras... tan amargas... El sol ata neblinas de humedades con sus trenzas doradas; van las piedras en muecas retorcidas atropellando brisas desbocadas, y cada grieta negra es un regazo para el llanto de Dios en las montaas. M sed es un absurdo caminante que no tiene ni fe ya en el paisaje. A dnde va la multitud sin rumbo con su copa vaca de realidades; esa copa que esconde los caminos y cosecha el clamor de las pisadas...? Que la preste un momento a mi egosmo y que rinda tributo a mi garganta el mosaico incoloro de un racimo de almas... La distancia desnuda me da fro porque he visto pasar la caravana con rumbo hacia el olvido de esperanzas. Las tumbas...? Nadie sabe dnde cavan las tumbas de las almas. Tendrn tambin su cruz...? o una guirnalda de silencio, de luz y de agua clara... Tengo sed... acaso ahora no pueda llegar hasta el latido 16
de aquellos horizontes que ya han muerto para todas mis ansias. El agua es slo una promesa vana para mi sed en viaje... Dadme pues de aquella agua que ofreci a la gentil Samaritana, aquel decepcionado de las almas... De esa agua que alimenta tantas cruces y que riega de azul los camposantos. Ddmela ya, porque la sed me acosa... y he bebido tanto...! Dadme esa agua de amor, de claridades, de bondad y pecado, de mentira y tortura, de goces y llanto... ...esa agua que acaricia la esperanza en el jardn de luz de una alborada o en la copa volcada de un ocaso. Que resbale en mis fuentes interiores como lgrimas tibias de una madre, como el beso de fuego que yo siento latir en mis arterias desbordadas, y que apague la hoguera de mi anhelo para que alumbre el resplandor del alma. Que no se esconda Dios! Que no se quede enervada en suspenso mi plegaria! Dejadla que se quede o que se vaya, para que as coseche a su regreso todas las tardes plidas
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y le salgan al paso las maanas cual banderas de adis en la enramada... La duda me atormenta. La espera me amedrenta. Dejadme con mi sed...!, que sienta el eco de mis pasos callados, igual que si soasen los recuerdos al amor de las piedras que descansan. Dejadme con mi sed...! porque si bebo me quedar tan solo y tan hurao que ya no volver a ver las estrellas porque tal vez las lleve entre las manos. Dejadme con mi sed... velero trnsfuga... Dejadme con mi sed... y aunque no baste: Dame t de beber, Samaritana! 2 RETAZO DE ETERNIDAD El carro de los tiempos no cesa en la parada. Presiente ms caminos... Muy corta es la jornada. La flor... el fruto: todo. Y qu ser la nada? Yo no quiero llegar, yo quiero ir... 18
3 CANCIN DE TUBERCULOSOS Cantemos a la vida como un jirn de sombras: nosotros que llevamos prendido a la existencia el inmortal bacilo de Kock, que adornamos a diario las escupideras con guirnaldas de sangre, y que sabemos de la huella candente que deja el placer en las noches del trpico. Hagamos del porvenir una esquela de defuncin y del presente un festn de despedida, Dicen que es mal de blancos, pero los negros tambin se cuelan... ...No importa!... El ltimo esputo ser nuestra tarjeta de visita con corona ducal, y nos recibir la Muerte vestida de etiqueta. El tuberculoso es siempre un aristcrata de los cementerios. La fiebre, que sea el termmetro de tantas ilusiones, y la tos, la carcajada estril de locas esperanzas muertas. El horizonte est bajo la suela de nuestros zapatos... Abajo los relojes de los mdicos! Dejad que los dems usen relojes...!
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4 LA GRINGA QUE OLA A CLAVEL Con los cabellos de espiga, y los ojos de turquesa, con la risa igual que un coro de marinos, y en ingls; brindaba la gringa aquella un suave olor a clavel. Clavel es olor de Espaa, y es un aroma fiel. Solo hace nido en las curvas de muy contada mujer. Cmo encontrarlo de pronto a ras del mrmol aquel! Cosas del afn de un beso... Gringa... y olor a clavel! No mascaba intermitente, ni eran muy grandes sus pies. Me habl muy bien del Quijote, y entonces volv a entender que todas las Dulcineas pueden oler a clavel. Mas clavel... olor de Espaa! Vamos, por Dios, que lo es! Cascabel era la gringa y tena mucho que ver. Algo entend de un pariente cataln o portugus. No fu en aquellos momentos, pero medit despus: que no haba razn de peso para que oliese a clavel.
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5 TABOGA Pinta la carne el sol y el mar es vida. Slo un color social: el del recreo. El marisco vigila en las comidas, y los nios no vienen por correo. Los amos del paisaje y del paseo cobran barato por los buenos das. El trabajo lo enviaron al museo, y alguno hasta tom fotografas. Good Bye Y es que pasa alguna gringa, luciendo el pasaporte de sus piernas. La playa es un Harem de Pescadores. Pare, mi Capitn! Que en la Restinga hay un turista idiota y con linterna buscando en vano la Isla de las Flores.
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Protegido del arte de tu mano mi rostro evade la verdad futura y entre las sombras y la luz procura burlar la ley del tiempo soberano. Intil pretensin, empeo vano del espejo falaz de la pintura, si relmpago breve que perdura, invierno disfrazado de verano! Gracias te doy, pintor gentil. Las horas van disputando al arte la jornada del fatal y temido jaque-mate. Y, mientras t la decisin demoras, el tiempo vencedor con terca espada y en dura esgrima a tu pincel combate! 2 ELEGA Hija de Alcestes, resignada y dcil al sacrificio de tu diaria muerte, pozo en que vuelcan sueos y deseos las dominantes venas de los hombres, qu flecha de crueldades renovadas hiri tu corazn de corza leve? Qu Dios de voluntad inapelable, sordo a tu queja y a tu rostro ciego, te castig, terrible, con la dura cadena del amor que no se nombra? En tus insomnes ojos se reflejan horas sin nombre, rostros sin futuro, amargos simulacros donde el alma muere del mismo bien que la sustenta. Y tu cuerpo, que prdigo se ofrece 23
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al annimo tacto de las sombras, como estatua de arena deleznable al tocarlo y gozarlo se consume. Oh la perenne sed y la tortura de tus ardientes labios dolorosos al borde de la fuente donde nace, sin brotar nunca, el agua codiciada! Ninguna boca buscar la tuya lejos del rito inmemorial del lecho, espejo de tinieblas luminosas donde rostro ninguno se contempla. T no tendrs quien baje a los infiernos a rescatar del fuego tu memoria, ni logrars, Eurdice salvada, perdones de los dioses por la lira. No llorarn los ojos de los castos la repetida muerte de tus sueos, ni una corona de palabras puras te ofrecern los otros, lujuriosos. Oh milenaria vctima de Admeto, cordero de callados sacrificios, perpetua pasajera, te conozco! En el silencio elemental del goce, yo supe tu verdad irrevocable. Llora por ti, ruega por ti. Las mieles, los recnditos frutos de tu seno, el jugo de la sangre detenido sin llegar a los surcos de tu vientre ricos mendigos de sus propios dones, de tus tesoros imposibles, vidos, se agotarn, intiles, intactos. Adis! Tu sombra fugitiva queda un instante no ms en la memoria 24
como el ala del pjaro en el lago, como cancin que volver maana sin que podamos recordar en dnde su conocida msica aprendimos.
Sur, Buenos Aires, N 160, Febrero de 1948.
3 CARTA
La mano que esto escribe renacer del mismo vientre... Borges. La Noche Cclica.
Yo recuerdo esta noche los paisajes nativos, el rostro de mi madre, los ritmos familiares, y el vaivn sooliento de los altos palmares en espera de justos ciclones vengativos. Oh t que de los aos el regreso proclamas cual fatdica norma de segura medida, ojal que las horas ms dulces de la vida dibujen nuevamente sus viejos anagramas! Resurgirn los fuegos sagrados del instinto (Ariadna de ojos verdes ha de cuidar mis pasos) y venciendo peligros y desatando lazos recorrer mi propio secreto laberinto. Vendrn las escapadas del colegio, temido por mi horror de teoremas y palabras en ando... Oh gerundio soberbio que llegas cabalgando a lomos de la frase de ritmo sostenido! El corazn de nuevo sentir los temores de la primera cita con la verdad del beso, y el orgullo y el miedo de ver mi nombre impreso e ignorar si las Musas me darn sus favores. 25
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Renovar las noches de fiestas marineras en las islas sonoras del moreno Caribe, donde Afrodita, criolla, su desnudez exhibe entre sones de Giros y maracas rumberas. Bajo la Cruz del Sur, he de encontrar la verde promesa de unos ojos de frescor submarino, pero fiel a los signos del arquero divino har como quien gana la fortuna que pierde. Oh t que vaticinas el regreso del da, a travs de las noches, a la aurora primera, ojal que la limpia maana brasilera encienda las cenizas de mi melancola! Despus, junto a las fuentes musicales de Roma, y en un Pars de fiebre y una Londres de bruma, la juventud radiante derramar su espuma bajo la invocacin de la sensual paloma. Y llegar la angustia del por qu de las cosas, las enormes preguntas y las flacas respuestas, y el saber que por siempre llevaremos a cuestas tantas indescifrables verdades misteriosas. Luego dir de la Vida, cabe Nuestra Seora: Poeta, ya es el tiempo de la vendimia, paga! Ya se agot la via cuyo licor embriaga al prdigo del da, del minuto y la hora. Oh platnico terco, vidente que predicas la parbola csmica del Retorno seguro, ojal que la vida, con su gesto ms puro, renueve los asombros de ayer que pronosticas!
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Mas si el tiempo no puede desandar su camino, ni repetir su misma deliciosa metfora, que me sirva el recuerdo como dbil anfora de las ineluctables promesas del destino. Porque pueden los hombres imitar a Odiseo si regresan un da de los mares lejanos a la tierra que nutre con sus jugos humanos el vigor renovado de los brazos de Anteo.
Tierra Firme, N 3, marzo de 1952.
4 DECLARACIONES I Oh efmero artificio de los ritos, dbil columna para tanto cielo! II Arder, arder como la llama pura sin temor de la sombra y la ceniza. III Ni reposados cauces de palomas, ni anglicas visiones inefables, ni mrmoles invictos me conmueven. IV Yo quiero la pasin, quiero la vida, las amargas races de la sangre y la roca de Ssifo del sueo. 27
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V Nadie vive sin mancha. No conoce la verdad de los frutos quien no sabe del barro elemental que los sustenta. VI Todo queda lejano si no tiene una voz milagrosa que lo nombre con los roncos acentos del deseo. VII Lejos de m la lumbre de la estrella, los intactos cabellos de Herodas, las cimas del suspiro y las promesas que no alcanzan las manos redentoras. VIII Dame el instante, Vida. No prometas azules espejismos a quien siente rodar las estaciones presurosas sobre escombros de frutas y pasiones. IX Lagunas de silencio, densas nubes de amarillo desdn forman la gloria. Adornarn la frente de la estatua las lianas de los aos, y el cenizo polvo de tantos sueos y palabras cubrir la derrota de los mrmoles.
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X No ganarn la palma del recuerdo los apacibles ngeles que forman el coro sin pecados. La corona ser para los hurfanos del jbilo, para los foscos siervos de la ira, para los tristes huspedes del llanto. XI La sangre es la verdad, y las orillas de sus terrestres lmites de fuego son la Tule postrera de mis manos. ltima Tule de los sueos. Tierra, fatal nodriza de punzantes mimos, hacia tu piel de larvas y luceros vuelven mis manos su pasin de tacto. T eres la paz y el reino de los hombres, t la victoria, y el laurel, y el cielo, y la secreta envidia de los dioses!
Tierra Firme, N 3.
5 ODA SIMPLE Parcus decorum cultor... Horacio. Odas. I, 34. A tu claro caudal vuelven mis aguas despus de las tormentas. Sometidas, las olas se apaciguan hasta ser un rumor de caracoles; un rumor de recuerdos musicales, de rostros y palabras, que me llega del fondo de los aos en el Morse preciso de las venas. 29
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No eres el vino fuerte del orgullo de los viejos blasones que amarillos guardianes funerarios conservan, cuidadosos, entre sedas y sables de museo. Eres lo que me dice la memoria y el ritmo de la sangre: la fraterna presencia del amigo, la sencilla bondad del pan seguro y la virtud elemental del agua. Eres la rumorosa, la constante colmena de las plazas y los terribles odios pasajeros de los speros dilogos civiles. Y eres tambin dolor de litorales, de campos y caminos al destino del mar encadenados, donde la voz del viento se convierte en sonoro silencio de prisiones. Ahora siento los ecos de tu nombre en un Ebro de crmenes latinos, cantando, repitiendo la verdad que los aos olvidaron bajo el polvo de tierras extranjeras. Y otra vez mis lebreles reconocen el rostro de su dueo, los morenos perfiles de sus flancos, el ademn resuelto que domina por la ley del amor irrevocable, y de nuevo sujetos a los perennes nmenes nativos, humildemente lamen, para calmar la sed de su destierro, un recuerdo de mieles y tinajas con sabor de tamal y tamarindo. (Otros dirn los himnos consagrados 30
a tus posibles glorias y otros tambin te ofrecern guirnaldas de sficos cantantes y rotundos exmetros soberbios, pero mi voz no tiene tal adorno de ritmos ni se viste de rutila rutilantes vestes ditirmbicas, sino del pobre manto de nostalgias con que vuelve cubierto el hijo prdigo). Quiero, pues, las ms simples y propicias palabras de cristal para brindarte, Patria de sol y palmas coronada, mis slabas filiales. Una ofrenda de amores mantenidos en el aire ms puro de mi vida y que vienen volando por mis sueos con temblor de palomas mensajeras.
[1: Campo de Juegos. 5: Cien Aos.]
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Con la toalla del viento la tarde frota el cuerpo sudoroso del bxer. Los edificios fanticos del ring contemplan apiados el gran entrenamiento. (El muelle cuchichea con un vapor que fuma)... Y un aplauso de ola hace empinar la torre con el reloj en mano para llevar el tiempo. Chiquillos vagabundos los pjaros marinos se cuelan por el techo. 2 DOMINGO Las fachadas, curiosas, agrpanse en las aceras para mirar al que pasa. La tarde pasea en autobs. El sol tiene una mano metida en la cantina y hay un danzn travieso que me est haciendo cosquillas. Nios. Corrillo sin brjula.
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Un auto duerme la siesta, y desde los balcones saludan las banderas. En la esquina un poste se entretiene viendo en ropa interior unas naranjas. 3 ROMANCE DEL CABALLO OSCURO Caballo toca-tambor! Caballo de Ernesto Davis! con aire de valentn, la calle golpeando viene. Praca, prapraca, prapraca, sobre su lomo, el jinete cuyos blancos pantalones regada espuma parecen. Praca, prapraca, prapraca, sobre su lomo, el jinete. Orgulloso, en su camino la cola contento mueve diciendo adis al que pasa, adis a todo el que viere. Caballo toca-tambor!... Caballo de Ernesto Davis! Patriota como muy pocos, le gusta el Tres de Noviembre. Y a los balcones se asoman las mujeres cuando viene, caballo color de vino, lunar de plata en la frente; 34
altivo y conquistador sobre su lomo, el jinete. Con aire de valentn la calle golpeando viene. Caballo toca-tambor!... Caballo de Ernesto Davis! 4 T SIEMPRE DICES QUE S Paisano mo, panameo, t siempre respondes: s. Pero no para luchar. Que no para protestar cuando te ultrajan a ti. Paisano mo, panameo, t siempre respondes: s. Si te dan un peso diario, S, s, s. Si te gobierna un tirano, S, s, s. Paisano mo, panameo, t siempre respondes: s. Aprende a decirle no, aprende a decirle no a lo que le dices s. Pero no, que dices no cuando necesitas s. Y al decir s cuando no, y no cuando debes s. 35
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resulta que tu si es no, lo mismo que tu no s. Por favor! Que no se diga que t no tienes conciencia, no, no, no. Ni que slo dices s aunque necesites no. Ni que te gusta el ultraje, no, no, no. Ni vagar en la miseria... Pero no, que dices no cuando necesitas s. Y al decir s cuando no y no cuando debes s, resulta que tu s es no, lo mismo que tu no s. T siempre respondes: s, paisano mo, panameo, t siempre respondes: s Pero no para luchar. Y menos para ultrajar cuando te ultrajan a ti. Paisano mo, panameo, tu siempre respondes: s.
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5 ORFANDAD He venido a buscar la voz de azcar. He venido a buscar los agresivos sculos reventones, que me azuzan. Carbn es este sitio. Yo, para distraerme, retozo con su nombre confite halagador entre mis labios. Hundido hasta la rstica rodilla duerme en el mar el muelle proletario. Y cerca m 3 almas... 3 almas que el cemento martiriza, que les suelta el furor de sus agravios. Rugen las olas con acento grave. Contra el muro de cmodo edificio avientan el pen de su coraje. Mas, ah!, que por el crudo aprieto de calleja enlutecida veste algodn en carne nacarina la esencia, la esperada. Lucirnaga vivaz por una gruta. Lucfera azucena que aproxmase por sombras apiadas. Se oye el silencio... Se oye. El aire petrifica su presencia 37
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y slo la protesta del mar cruje lejana. Nada responde a los rugidos, nada. El cielo es un giboso sordomudo. Un palacio sin lumbres... sin entradas. 6 VIDA POBRE He vuelto triste a mi tugurio. Triste. Mi madre, perspicaz, ha comprendido que nada he conseguido... nada contra el dolor que nos asiste. Est el fogn cual lo dej: dormido. Pero la pobre en ocultarme insiste el hambre que su rostro ha deprimido y maana me alienta, t persiste. Dlcidas expresiones que comprendo! No quiere madre al fin mirar conmigo, conmigo el mal, sobre mi mal creciendo. Y as marchamos tras la misma estrella: hoy ella riendo, y yo, porque consigo; maana sin rer ni yo ni ella. 7 SABATINA Sbados de la ciudad en las noches. Las cantinas, la ciudad. Todo lo incendian los hombres 38
que trabajan en la Zona del Canal. Los billetes de a 10 dlares; las reyertas embriagadas; el zigzag... Y los hogares ayunos, pues que muchos derritieron sus dineros en el bar. Son las cantinas aprieto de jaura que saloma. Qu distinto el canto ste! No se parece al que entona all en la sierra el labriego que va subiendo la loma. Sbados de la ciudad, bullangueros! Las cantinas, Panam. Todo lo incendian los hombres... esos hombres que vinieron a la Zona del Canal. 8 CUARTOS Zonzos de calor y noche, pasan cuartos, cuartos... cuartos... 39
RODRIGO MIR
Cuartos de la gente pobre con sus chiquillos descalzos. Cuartos donde no entra el sol, que el sol es aristocrtico. Mujeres semidesnudas estn lavando en el patio, y pregonan los fogones un silencio cuadriltero. Cuartos donde necia da la tos, funeral silbato. Cuartos con sus caras mustias, con sus exposicin de harapos. La enferma se asoma y llama... La enferma se asoma y llama al viento, que no hace caso. Aprieta al zagun oscuro. Abofetea el tinaco. Y, zonzos de calor y noche, pasan cuartos... cuartos... cuartos... Cuartos de la gente pobre con sus chiquillos descalzos. Cuartos donde no entra el sol, que el sol es aristocrtico.
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9 NEGRO MUSTIO Por ti ha pasado el tiempo igual que por un tallo, la inclemencia del huracn furioso. Y la opresin del pobre y de la raza?... Consumido carbn, ya no enrojeces. Negro distante, Solitario rincn donde es noche da y noche. Sigue bajo la ruda y soporfera carga de tus noventa calendarios. Yo soy ahora tu grito! 10 ARRABAL En el porvenir del barrio sucios paredones piensan, y el cuchitril es un horno donde la humildad se tuesta. Ojos masculinos cubren las horas de indiferencia. Mientras en el patio duermen los desperdicios la siesta. ...Cuando la penumbra tizna casas, calles, callejuelas, ttricos zaguanes, bultos murmuradores enredan. 41
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Arrabal! ...Eres intriga, eres dolor, eres fiesta... Eres vivaz ritornelo de puntiaguda indirecta. Sbito voces y muebles enardecidos revientan. Fue que azuzaron los canes rabiosos de la reyerta. Faldas y nios desnudos, intranquilizan las puertas, y mil mangas de camisas, bajo faroles, comentan. Arrabal!... En tus entraas me subyug la pobreza... Pero me duele, profundo! tu abandonada existencia. Tus extremidades frgidas ronda nacarada estrella. Bscala!... y vers su imagen... Frtala!... y vers que riela.
[1 y 2: Kodak. 3 y 4: Los Poemas del pueblo. Del 5 al 8: Antologa Potica. 9: La Cancin del Esclavo. 10: Ventana.]
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Eda Nela
Dora Prez en la vida real, naci en la ciudad de Panam el ao de 1912. Es Maestra Normal y Profesora de Castellano, y ha practicado la docencia, en todos sus niveles. Incorporada temprano a la actividad literaria, escribi poesa y teatro, para dedicarse luego, en compaa de su esposo, Manuel Fernando Zrate, al estudio de nuestro folklore literario y musical. Obras: Parbola, 1947; La Fuga de Blanca Nieves, 1950. Referencias: Mir, Rodrigo: Las mujeres en la poesa panamea, en Teora de la Patria, 1947; Del Saz, Agustn: Nueva Poesa Panamea; Garca S., Ismael: Medio Siglo de Poesa Panamea. 1 ANDA! Anda corazn; divirtete esta noche. S..., divirtete esta noche Bebe tu dicha a sorbos golosos... Aprovecha tus minutos!... Inquieto! Curioso!... Anda..., s..., divirtete!... Quizs maana no seas y esta luna nueva que te envuelve tampoco ser... 2 GRANADAS Inquieta, golosa, part la granada: saltaron a chorros sus perlas rosadas... 43
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La llev a mi boca glotona y salvaje y empap mis labios en su jugo dulce de color de sangre... Si me hubieras visto con la boca roja, llena de jugo como fruta rara!... Yo dej a mis labios su sabor de grana pa que fuesen tuyos... pa que los besaras... pero no viniste cuando te esperaba... ...Ya sabrn a frutas...., pero no a granadas!... A la fuente pura y a las ondas claras les dej mi boca su sabor de grana...
[1 y 2: Parbola.]
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Ricardo J. Bermdez
Naci en la ciudad de Panam, el 22 de Agosto de 1914. Sus primeros versos datan de la poca en que estudiaba en el Colegio de La Salle (Bachiller, 1934). March luego a la Universidad de Southern California, que le gradu Arquitecto en 1941. Sus estudios profesionales determinaron una evolucin en su esttica, llevndolo a un extremo subjetivismo. Fruto de ese momento es su primer libro. En el ao de 1942 gan el segundo premio del Concurso Mir, con Adn Liberado, uno de los ms hermosos libros de nuestro Parnaso. Despus ha publicado, en nuevos libros, poemas que suponen un continuo crecimiento. La obra de Bermdez, drama vital y hambre metafsica, ofrece peculiaridades idiomticas que la singularizan. Un libro de cuentos suyos acaba de merecer el premio Mir. Brmudez ha escrito ensayos sobre temas varios, y ha vertido al castellano casi toda la traduccin inglesa de Indias Love Lyrics, de Laurence Hope. Arquitecto, ha enseado en la Universidad de Panam por ms de dos dcadas. Y ha sido Ministro de Educacin (1951-52). Es individuo de Nmero de la Academia Panamea de la Lengua. Obras: Poemas de Ausencia, 1937; Elega a Adolfo Hitler, 1941; Adn Liberado, 1944; Laurel de Ceniza, 1952; Cuando la Isla era doncella, 1961; Con la llave en el suelo, 1970. Referencias: Sinn Rogelio: Divagaciones sobre la poesa actual, en Acercamiento, N 49, de octubre de 1938; Ruz Vernacci, Enrique: Feria de Ingenuos, en El Panam Amrica de los das 22, 24, 25 y 27 de febrero y, 3 y 5 de marzo de 1943; Lpez de Vallarino, Teresa: Meditaciones sobre la poesa de Ricardo J. Bermdez, en El Panam Amrica de 26 de octubre de 1946; Carrin, Alejandro: Cuatro Poetas de Panam, en Sbado, Bogot, de 15 de marzo de 1947; Villanueva Texiera, Rosa: El Adn Liberado de Ricardo J. Bermdez, en El Panam Dominical, de 27 de Marzo de 1949; Vsquez, Miguel Angel: Ricardo J. Bermdez y Laurel de Ceniza, en El Panam Amrica Dominical de 20 de Julio de 1952; Alvarado de Ricord, Elsie: Estilo y Densidad en la poesa de Ricardo J. Bermdez; 1960; Sinn, Rogelio: Con la llave en el suelo, Boletn de la Academia Panamea de la Lengua, N 6, diciembre de 1971; Ricardo J. Bermdez, el poeta, en Encuentros con la poesa, semana del libro 72.
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1 PRESENCIA DE MI PADRE A LOS VEINTE AOS DE SU MUERTE Para sentir el crecimiento de tu herrumbe, para poder hundirme en tu conciencia ausente del sol, de los paisajes, y las piedras, en tu solemne gravedad desesperada de padre sin parbolas brillantes, hoy estuve mirando intensamente la forma inmvil de un gorrin en vuelo cancelado. Mi infancia acumulada, ola que rompe frascos de recuerdos sobre costas perdidas por veinte aos, golpea de repente mis sentidos como si todas las cortezas de nubes del crepsculo soltaran toneladas de plumas de colores sobre el dormido sepia de mis ojos. De nuevo oigo tu voz de gelatina y hueso fro para siempre empolvada de mrmoles caducos, para siempre ensuciada por el rudo comps de los relojes que llaman a tu sueo sin respuesta, para siempre burlada por telfonos sordos donde sube tu angustia annimas congojas y lianas de agona. Despus de tantos aos de ajuste funerario, de miembros comprimidos e intiles amarres, quiz t ya no sepas sentarte al lado mo y hablar de muchas cosas que nunca se dijeron, a orte en mi palabra, que creci de la tuya, injerto de suspiros blancos y ramas infinitas. En muchos de mis gestos ests siempre presente como una mariposa de yeso entristecido y en mis zapatos blancos descubro tus pisadas 46
para no despertarme cuando dorm en tus brazos, para saltar las aguas de la lluvia, y llevar tus riones desplomados y negros hasta donde la muerte te dijo que podas. Haca tiempo que buscaba tus anclas extraviadas, ms abajo del lodo comprensivo y de las flores que respiran tu silencio, sin sospechar la permanencia de tu mortal cansancio agazapado como un ave nocturna en mi dolor marchito.
2 ROJO HA DE SER EL ESTUPOR NACIENTE Rojo ha de ser el estupor naciente batiendo entre la sangre de los muertos su infinita bandera de esperanzas cuando la aurora diga su mensaje de luces tras la noche del martirio. Si la espera es tan larga como un ro dando vuelta entre Valles y montaas, las races de amor sern ms hondas y las manos opacas de la vida se abrirn como ptalos del cielo. Para que todas las campanas hablen con los vientos del mar y de la tierra de este hallazgo recndito y perfecto, mi voz ha de subir hasta la rama ms alta del dolor crucificado. Tan slo as podr saberme libre de mezclar con mi arcilla sin congojas la miel fraterna de los labios mustios, 47
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de todos los que mueren en silencio porque sigan creciendo sus palabras. 3 LAUREL DE CENIZA
(Fragmento)
IX Oh laurel de ceniza que al fin llegas a la tranquila cumbre de tus hojas, y en sitios de silencio te desnudas libre de los ardores de la savia para alcanzar la tierra sin edades! Reserva los perfiles del momento que ocupabas un aire desnevado, cuando eras rey de abismos y altamiras, adalid de calientes atanores y pastor de guirnaldas parameras. Has colmado la miel de los arbustos, los lmites que el cierzo te permite... Ahora la eternidad reclina suave su frente en tus espesas soledades, ya en sea arquitectura terminada. Deja que piense en ti al recordarme mirando tu cintura bajo un ciego crepsculo de onricos carbones, por algeras nubes transparentes donde jams la luna se revela. Vivir para verte si mis ojos guardan la dulce imagen de tu forma y no esquivan los brillos al fundirme 48
en tus densos y verdes tornasoles, como en los claros mundos destruidos. Aqu en los altos lirios de la msica que recorre mi sangre, te saludo desde hoy para los das venideros cuando ser tu riguroso amante entre musgos de besos y violines. S que de tanto amor has de encontrarme, ntida pertenencia de las frondas, al final de tu bsqueda y mi sueo. Corre por tus races y mis venas, arborizada linfa de la muerte! Juntos iremos por el ro helado que atraviesa los lares de la espina a la mar... y en la mar incandescente, clmide de los cambios sucesivos, se cumplirn los esponsales dlficos. Oh intermitente coro que realzas la gloria de los fnebres diamantes! Canta! Cantad a la adventicia hoguera que consume el laurel, mientras declina un sol inmenso en oros pensativos! 4 CARTA A STELLA OLMSTED No se si bajo o subo desde planos distantes del reposo que por tu carta encuentro, un reposo de sangre y una silla de llamas: un sitio donde el aire tiene tu antigua lengua. Se que aqu estoy interrogndome igual que un lirio que de repente se doblara por su propio color y el peso del roco, 49
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y que tu nada sabes del arpa que sucumbe bajo una mar de espinas. Estoy ante ti y un toro negro cruza la plaza del pueblo con que sueas: un pueblo sumergido en tus cabellos con hombres, frutas, ros, turpiales y ventanas que, tal vez, nunca a flor de piel ser realmente tuyo, porque nada es de nadie en ese pueblo de relmpagos que yo tambin habito en tu memoria: oh dulce hoguera lejana y vespertina! Ahora pregunto: dnde est el agua que en tus manos desafiaba la noche e impela tu cuerpo al fondo de una inmensa calma rodeada de peces amorosos? Desde entonces miraste muchas cosas y ninguna otra mscara habr quedado igual a la de un ngel sin alas y desnudo aorando tu patria de labios encendidos. He contestado que tu risa era lo que el viento traa entre las hojas de los mangos; que el quejido de muchos animales algo tuyo tena al volver de la espuma y de la nada. Dirs que mis palabras son oscuras y que slo te entrego un vaso de tinieblas cuando es tu sed de rosas blancas. Pero lo oscuro no es tambin lo claro y no la carne arcilla mezclada de agua gris y luceros que el da lentamente borra? La voz del bardo y los antiguos dioses es una alfombra de mil hilos trenzados, y solo uno de ellos nos conduce de la vida a la muerte sin desvos.
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Llueve dentro de ti y tus abuelos tienen nostalgia de los grillos y las uvas silvestres, de las iguanas que todava corren por tu sangre devorando raicillas y la msica lenta del recuerdo. Llueve dentro de ti y apenas si te moja el oleaje de azules ruiseores que cantan en tus sienes y alejas con un gesto de nufrago dormido, mientras cruzan por tus ojos millones de automviles hacia los ltimos arbustos que aun retienen al cielo en su follaje. No puedo verte cargar sobre tus manos la culpa de Hiroshima, la parte que te toca de esa sangre quemada que aulla en medio de los prsperos aos como un perro de oro. No puedo verte correr tras de los negros (barro un poco cocido y nada ms, si no lo sabes) con una tea y despus, engullir, el Da de Gracias, un pavo como un nio de Kentucky. No puedo verte derramar, all en Los Angeles, tu castillo te helechos y neblina, un oscuro desprecio en el rostro florido de antiguos mexicanos que te ayudan a ser fuerte y sobre ellos ejecutas tu pujanza. Ves: los poetas no estn mudos slo que pocos son quienes escuchan, porque es ms fcil comer ostras en copas de cristal y llevar a los labios dulces manzanas limpias de ceniza, y decir luego, la voz del histrin es la que vale, aquella que acaricia nuestro orgullo como un gato de angora.
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Pero tu eres distinta y yo te anuncio que el hombre siempre comer su pan de versos y beber su vino cuando el amor construye las torres de esmeralda en los das nupciales, o cuando las deidades misteriosas penetran el dormido ser de un nio, y la muerte lo carga entre sus brazos hmedos como el mar y como el mar profundos. Ahora te digo adis. Tal vez maana si crecen, nuevamente, jazmines alrededor de tu memoria, un caballo de fuego correr por el aire y pasar ante tu puerta.
Letras de Panam N 2, de enero de 1958.
5 CUANDO LA ISLA ERA DONCELLA 1 Antes es que el aire fuera marinero entre la sangre de mis siete mares, y la luz limonar de mis dos ojos tus barrocas colinas despeinara; antes que el fuego verde de un relmpago las pensativas sienes encendiera, y en mis manos flotaran los arcngeles que custodian la sal de la memoria; siempre y desde que el filo de mi sueo las letras de tu nombre presenta, y eran moluscos de vapor rosado los infinitos poros de tu lengua; 52
estabas junto a m, ayer y ahora, flotando en los verjeles, sumergida en las cejas, de pie en los huracanes, con una rosa roja en los amores. Eras y eres el pulso acelerado que da forma de isla a las estatuas, que da sabor de luna a los percebes y matices del agua a los recuerdos. Te saludo con un geranio ardiente al entrar por tus dulces avenidas, como un galn dormido que despierta sobre el nevado pecho de su novia. 2 El mar, cuando la Isla era doncella y naves de jazmn calzar sola, era un antiguo mar enamorado por radas y pennsulas y esteros. Australes lienzos de organd florido amarraban su tnica de ncares verdes, cuando la Isla era doncella y el mar ya la buscaba en la neblina. Aguafuertes de brumas asustadas, leopardos de verdor y sin colmillos y conchas como prfidos desnudos, eran su piel, sus trenzas y sus senos. Sin lazos, ni collares ni rubores el mar la descubri por sus riberas, una noche de abril que persegua cervatillos de luna por la playa.
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Alumna de los vientos y las olas, con cadenas de peces y aquilones la retuvo en su voz y en sus miradas navegando entre hierbas submarinas. Desde entonces abraza su cintura, Oh enajenada nia en las almenas! y los labios le cubre de corales con marejadas de zafiros fuegos. 5 Medioda en los ptalos de agua ciega de los jardines plenamares, cumbre de los velados ruiseores que en marcos de cristal su canto afinan. Palmares submarinos y bureles mece el vaivn de plata de la siesta, y polluelos de luz maromas hacen de rama en rama por las blancas ostras. Un pregn de pescados y lechugas, ajicillos de amor y calamares, corre por las cocadas de las pias y estremece las uas del cangrejo. Viva est la arboleda de las olas y vivo el mar de gracia de las flores en esta reposada arquitectura de tropicales frisos marineros. Varada en una rosa sin espinas, la cpula del pueblo desfallece de mirar la botella que aprisiona un cernido bajel de pescadores.
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El escarpado monte entre goletas de verde estalactita, se derrumba, y hojas como tigrillos zumbadores penden sobre el tamiz de la ensenada. 10 Bajo un cielo de azules golondrinas la sombra asciende con sus pies de escamas y transfigura el monte, centinela, rodando entre portales de roco. Ciudad de callejones inclinados: pdica flor de marineros ptalos. El pulso de la rada, detenido, con el aire sin luz no se conforma Duerme la madreselva y en los parques el nio del briol muere de fro con una vela roja entre las manos, ajada flor de plumas salineras. Por la calle del sur la lluvia llora en los fustes del templo, sostenida. El dulce mar Pacfico la escucha sin mover una sola verde ceja. Alza la frente Dios y sus argollas de luceros amargos palidecen los ltimos escollos navegantes y el surtidor de estelas enfadadas. Distante, una cancin, rompe las hojas del rbol de la noche, ventolina, y tres mangos de sombra, tres doncellas, en lecho de espolines se desmayan.
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11 El jazmn no se pliega ni se rinde a tus nocturnas tizas, carboncillo que su nevado yelmo herir pretendes con hmedos venablos marineros. Puedes orlar sus estelares crines de aceitunadas trenzas y caireles, y hacer que el ruiseor lo llore, viuda la frente y el helado terciopelo. Puedes tambin hundir en su corola brunos dardos de azcares morena, y en pensiles oscuros confundirlo; ciego de amor en negras tempestades. El jazmn de las islas, carboncillo, hiende la noche con azules lanzas, con cuchillos de aroma que atraviesan el ondulante pecho de la espuma. Su aliento, rondaflor de la marisma, retorna inmarcesiblemente puro, como un antiguo pescador de vidrio cargado con la luz de las sirenas. Muerta la corza en ronda de luceros permanece su voz entre los sbalos... Oh intil carboncillo que sollozas sobre las nautas hierbas insulares!
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6 CON LA LLAVE EN EL SUELO Canto X Con la llave en el suelo mi esperanza es como una ciudad dormida en los ojos de un nufrago, como un leopardo de azaleas cautivo en un florero. (Mi esperanza es el nombre para llamar las cosas que no acuden cuando la voz tortura el aire con sus tibios venablos, mientras desciende un polvo verde en los abandonados prticos). Con la llave en el suelo, sus diminutos dientes de bronce rememoran un jabal cercado por perros de pernumbra y cazadores que salen de mi mismo y pueblan el invisible coto de la alcoba. (Mi esperanza es tambin un dulce peso en el costado herido, para abatir las cleras que arrastran en sus redes de msica y pavura el pez de fuego y alegra escondido en las venas.) La flecha y el bisonte hace siglos salieron disparados y aqu en el claroscuro al fin se cruzan donde las manos y la llave se palpan en el suelo. 57
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La puerta, como un duro centinela con el rostro comido por el polvo, obstruye el paso al insondable paraso. Con la llave en el suelo los secretos lucen sus antifaces y descubren el ardiente matiz que empaa el ojo del lagarto cuando engulle lucirnagas y lirios en las oscuras grietas de la tarde.
[1 y 2: Adn Liberado. 3: Laurel de Ceniza. 5: Cuando la isla era doncella. 6: Con la llave en el suelo.]
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Qu ms pedir? Morir. Morir ahora, Nahuel Huap, besando tu ribera. Ser ese lampo que tus aguas dora, ser esa flor perdida en tu pradera. Pero no. Ms all de este paisaje, sealados me son otros senderos. Al mar, la norte! Proseguid el viaje! Cielos australes en mi red viajeros, bogando van conmigo en el oleaje que no sabe de inmviles luceros. 2 S QUE ES TU MAR Ahora s que es tu mar el que me llama. Tu mar azul, tu rojo mar, tu verde mar, tu mar de tres colores, el que me sigue en puertos y ciudades taladrndolo todo hasta la ausencia. S que es tu sol. Tu rojo sol, tu sol azul, tu verde sol, tu sol de mil colores, el que disperso y uno, sobre el aire, me sigue y me persigue por el sueo. 3 LA LLUVIA Y EL BARCO Aqu naci la lluvia entre higuerones. Nos trajo a los portales la alegra en su potro de crines relucientes. Iba por los barrancos, impetuosa, iba por las llanuras, reposada; 60
iba dejando espigas en la loma, en los rastrojos huella de alheles. Trajo a la puerta un diminuto ro un ro de juguete, navegable; al son de las goteras ya creca, plantaba sitio en puertas y ventanas, se enroscaba en la luz, bajo los mirtos, ay, el caaveral, cmo lo amaba! La nia estaba all. Rubias las trenzas. Descalza. Con un sueo entre las manos. Una temprana angustia por el sueo, y suspenso, ese adis entre los labios. Pequea diosa, de la nada un mundo hizo bajo la lluvia, luminoso. Solt su sueo en el caudal efmero. A dnde ir sin brjula en la noche? Qu rpido, qu alegre entre las hojas, sin boga retozaba, inverosmil; nica mariposa solitaria, qu blancas alas nuevas para el viaje! As, jugando, un da y otro da, este era un ro, un puerto, nunca el mismo. Siempre la misma nia entre los rboles. Y con cada alborada repetida, en sueos, con la lluvia, navegando, este era un barco que jams volva, un barco de papel en el que siempre un viajero de niebla naufragaba.
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4 SONETOS A GUATEMALA
(Ante la actitud de las jvenes patriotas guatemaltecas durante los inverosmiles das de junio, invasin de 1954). Se os preguntar por los seores de Xibalba acerca de nuestra muerte, que estn concertando y preparando por el hecho de que no hemos muerto ni nos han podido vencer, ni hemos perecido en sus tormentos, ni nos han atacado los animales. Tenemos el presentimiento de que usarn la hoguera para darnos muerte. Todos los de Xibalba se han reunido, pero la verdad es que no moriremos. Popol Vuh, Captulo XII.
ATALA Voz de la selva herida, flecha y ala, rebelin ancestral, soplo de fuego, incitaba, ferviente como un ruego, a vencer o morir la voz de Atala. Anunciaba otra vez la noche mala un ilonel iluminado y ciego. Iba ya desvelada, sin sosiego, la sombra de Tecum en Guatemala. Alom, Kaolom. El templo profanado, el grito del hondero amordazado, Atala sin saberlo redima. Atala, con su luz enarbolada, Atala por la tierra, tierra amada, la tropa juvenil enardeca.
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MARTA LYDIA Otra vez, extranjero, rubio auriga, los nativos trigales pisoteaba. Marta Lydia era un bice, una espiga, que Chahal, amoroso, custodiaba. Por esa antigua pena que fustiga la estirpe de Balam, muda y esclava, no dobleg la rfaga enemiga su verde corazn de cielo y lava. Infalible, segura, el pulso fuerte, una sola consigna de odio y muerte, ella, tan frgil, ay! tan sensitiva. Ella, la flor, celeste guerrillera, abatir, conquistador, certera, tu sien, la del Tonatihu, rediviva. GABRIELA Era en ella el amor. La edad del trino. La clara diosa, Atit, bes su frente. Ella, vaso sagrado, limpia fuente. Casa de oro, Gabriela, miel y vino. Pero la noche que Iztayul previno cay de pronto a medio sol naciente. Oscuro pacto de guila y serpiente vendi la flor, la casa y el camino. Adis amor, querida primavera! Atormentado sueo de obsidiana ti de sangre la cancin primera.
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Ella, de pie, sonriendo todava, del hroe herido silenciosa hermana, cortando nieblas esperaba el da. 5 PANAM El nombre por la mar se le ha perdido. Delfines madreperlas, quinlo sabe? Cmo perder el nombre por olvido? Volved a tierra. Por la mar no ha sido. No veis su forma entre jazmn yave? Id a los montes, indagad. Acabe esta zozobra de no haber nacido. No es por el aire, mariposa exacta no es por el agua con el pez, intacta, donde amanece su primer asombro. Tal vez aqu, bajo la herida tierra al pie del rbol Panam se encierra en este: grito con que yo la nombro. 6 CIUDAD DE ARENA Mientras juegan los otros trabajaremos construyendo ciudades sobre la arena. Una casita haremos a cada nio, con su ventana al patio y su patio limpio. 64
Una torre muy alta para la luna un camino muy corto para la estrella. Para todos un poco, si somos muchos, la arena es infinita, la playa inmensa. 7 METAMORFOSIS Era un gusano ms gusano que los gusanos de su edad. Era una. rosa ms que rosa, entre las rosas, mucho ms. Aquel gusano tuvo un sueo. Era este sueo una obsesin. Tener dos alas, ay!, dos alas. para volar hasta su amor. Cmo llegar hasta la rosa, siempre arrastrndose, reptil? Tener dos alas, ay!; dos alas. Tener dos alas, y morir. Era este slo pensamiento. Era esta firme voluntad. Tener dos alas, s, dos alas. El no deseaba nada ms. Y desde el fondo de s mismo, Era tan alta su pasin! brotaron alas una noche, dos grandes alas tornasol. 65
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8 GIRASOL Sobre la costa abre la tarde, rosa policroma de mar. Dispersos ptalos de fuego tien la cresta del palmar. El girasol, misterio vivo, al Occidente da su vista. Su sed de sol es insaciable como los sueos del artista. Funde el pintor en la penumbra vivos y plidos matices: polvo de estrellas en las hojas; sombras torcidas las races. Tras el cristal de su ventana se descomponen los celajes; muere la luz y resucita, evolucionan los paisajes. El hombre mira, piensa, sufre. Hay un enigma cerca a Dios. Pobre del arte de los hombres que siempre es eco. Nunca voz! El girasol, tragedia viva, cumple en silencio su destino. De cara al sol suea con alas, clavado siempre en el camino!
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la soledad ha vestido de blanco todas mis lgrimas. Quisiera volver a veros esmeralda de mi patria, Panam que yo recuerdo pequea y enamorada de los crepsculos rojos, sensual, joven, extasiada, con el traje a la rodilla y una cesta de guayabas, mostrando los dientes blancos y una cintura delgada. Ciudad cabellera al sol, ciudad msica lejana, peninndote descuidada entre abanicos de palmas: cuando yo te vuelva a ver estar ya tan cambiada! Ha enmudecido la alondra porque se rompi las alas. Llevo una angustia en los ojos y otra ms honda en el alma... Hoy, en lomos de un deseo he llegado hasta tu playa; cabalga la realidad, la realidad tan amarga. De tanto cruzar los mares ya no mido las distancias; me echo a volar otra vez goteando, vivas, mis ansias. 2 RETRATO Hombre de mediana estatura, en el alma llevo estampada tu figura. 68
Si yo fuera surrealista, te pintara con un solo oblicuo, claro, profundo y sadista. Tu boca: hendedura larga, jugosa y gruesa y amarga. Tu espalda encorvara con la joroba de la melancola. El retrato terminado, en la pared te clavara como a un crucificado. Con tu ojo largo, tu boca gruesa y tu beso amargo, soara. Rubia Magdalena que se muere de melancola. 3 NOTICIARIO En esta casa a veces encantada transcurrieron veinte aos como un da y los hijos crecieron a traicin por las noches. La abeja con sus mieles transparentes envenen al anciano sicomoro, los perros del color de las arenas grandes como leones van y vienen; uno persigue loco por el suelo con la sombra de la hoja desprendida las de las mariposas desveladas, 69
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el otro caza al vuelo las abejas y ataca algn galn desorientado invulnerable por sus cuatro llantas mientras los surtidores giran, giran y giran deshojando los clices del agua u ofreciendo en sus cpulas de niebla el arco iris de los colibres. Y entonces, por la tarde una alegra an incomprensible viene a llorar al quicio de mi puerta. 4 AMBIVALENCIA Nadie, ni t, ni l comprenden la tristeza del cascabel. Cascabel es mi lengua, campana mi corazn; cascabel y campana eso soy yo. El cascabel de cobre habla de amor, la campana de bronce habla de Dios. Este dolor redondo del cascabel que re y tiembla y vibra es de mujer. Espuma, sombra, canto giran en l, 70
lo atraviesa la pena con su alfiler. En la grave alegra de la campana, lloro yo cada da dentro del alma. Agona en los ojos, baile en los pies; si mejor te parece dilo al revs. El sabor ms amargo est en la miel y en cascabel de nupcias luna de hiel. Sombra noche eterna en la campana y un gozo en el reverso de la manzana. Bronce y cascabel vivo en la alegra y en mis penas un goce de muerte viva. 5 ERTICA VIRTUTEM Vienes fuera de tu cuerpo andando sobre las ascuas, quien te ve no te conoce por ms que no lleves mscara y nunca sabrn si fuiste hembra turbia o mujer clara 71
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aunque San Gabriel envidie la candidez de tus alas. Sentada sobre los siglos, sobre ti misma sentada, eres germen de tormentas que el amor divino amaina. Tan llena andes de tu, Dios que besas su imagen santa en rostro de pecadores con inocencias de gata. Voluptuosidades de ngel emanan de tu substancia. Oh, Isabel, santa de Hungra, la ingenuidad de tu alma sublimizaba tu cuerpo dadivoso y con la palma de la noche de los sordos la noche de las dos albas ibas del cielo al infierno toda hielo y llamarada, hielo de ser sin confines y fuego de esa hora santa en que el amor sobre un orbe sin fronteras se derrama! Y t detrs de mis ojos por mis dos nombres me llamas mientras taciturna invades los desvanes de mi alma. 6 LETRA PARA UN TANGO Desatado llevo el llanto como una grea de plata, malherida la ternura, la risa desamparada y el dolor a borbotones 72
como una vena cortada. De mi amor hiciste espino y de su recuerdo llaga. Desde tu voz aventaste salmuera de tus palabras por calles de noche turbia y bares de mala fama. (Si es que te quedas dormido entre la noche y el alba; si es que te quedas despierto en la orilla de mi calma.) Ros de hiel van bajando entre las orillas pardas. El desamparo me lame de los pies a la garganta y alla desolaciones en la puerta de mi casa. Dime lo que no me has dicho o ya no me digas nada. Eras perfil de mi sueo y hoy no puedo ver tu cara. Como recuerdo te dejo corazn envuelto en llamas por si derrite tu nieve altanera y solitaria, por si ilumina la noche de mi ltima jornada. 7 SONETOS AL ESCORIAL Camino sobre siglos y peldaos, alegoras y ventanas ciegas y descubro en los mrmoles huraos voces latinas y sentencias griegas. 73
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Voy descendiendo por los aledaos de esa razn de ser que t me niegas, alma ma de ayer, y entre los aos que nunca fueron me desasosiegas. Hay en los marcos de los ventanales un silencio de siglos presidiendo la majestad de los alrededores, y el alma entera vibra en los fanales donde la noche eterna va esparciendo una ilusin de piedras y rumores. Se vierte en el estanque la silueta del monasterio adusto. Congelada a lo lejos la sierra es balaustrada que nos ofrece un xtasis violeta. Espejismos de Dios en la secreta mstica aspiracin hacia la nada o hacia el todo. De amores desmayada el alma viste su sayal de asceta. A dnde ir mi cuerpo que no vea piedra labrada y verbo consagrado entregados sin pausa a la tarea de ver como los siglos han pasado y en alto queda ardiendo aquella tea donde se funde el bien con el pecado? Can, Can que hiciste de tu hermano? El dolor es la llave de la vida, la puerta del saber est en la herida abierta siempre, aunque abierta en vano. La dicha es como un xtasis lejano, una flor no del todo florecida cerca, muy cerca y lejos escondida detrs de un Dios confusamente humano. Me das la vida y me la das prestada, me das la dicha y t la necesitas y amndome te amas a ti mismo. Amndote yo a t yo soy tu amada, 74
y en estas ecuaciones infinitas por alturas de amor yo soy tu abismo. Sin embargo, tambin sacrificada en los maderos de la mansedumbre soy alba herida o alba enamorada encendiendo mis fuegos en tu lumbre. Quiebre mis sueos todos, e inmolada por mujer, por escueta, por costumbre, te ofrezco esta ternura huracanada y sus vaivenes y su mansedumbre. Todo es nada y la nada maravilla! Osario destinado a nuevos huesos la espiga muerta, encinta la semilla. Del cautivo de amor yo soy cautiva. Va en mi alma tambin su rostro impreso como una obsesionante siempreviva.
[1 y 2: Nostalgia. 3 y 4: Romance de la montuna. 6: Indito. 5 y 7: 7 sonetos al Escorial.]
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1 NOSTALGIA Brote de azul y castidad de aurora cuando al llamado de mi voz acudas. Eco de luz sobre mis ansias mudas si ha de volver lo que en recuerdos mora. Todo el dolor que mi existencia llora raro dolor que al corazn anudas resbalar sus quejas, ya desnudas del viejo aroma que persiste agora. Toda la angustia de la ausencia vieja ir a apagarse entre el cantar del viento. Toda promesa de reproche y queja se ir enredando en espiral tan lento, que cuando vuelvas por la senda aeja, ser ya entonces de cristal mi acento. 2 DUDA
Ya no la quiero es cierto, pero tal vez la quiero. Neruda.
Mi cario de entonces ya no s cmo era, slo s que hace mucho que lo mismo no siento, y que a veces la llamo y otras veces quisiera que el recuerdo se fuese con la espiral del viento. Porque la se lejana quisiera que volviese, porque la se imposible quisiera hacerla ma, mas a veces yo pienso que si volver quisiese, enredado en mil ansias yo no s lo que hara. 77
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3 SONETO CON UN MOTIVO TRISTE Si yo puedo vivir en el estrago que me dej su ausencia es porque aflora, sobre la grave faz de cada hora, un recuerdo de amor que nunca apago. Tuvo en los ojos lasitud de lago, tuvo en la risa placidez de aurora, y hasta llev en las manos una flora de encanto leve, milagroso y vago. Cuando hube sombras me brindo el abrigo de su palabra en la bondad tejida. Un manantial de amor llev consigo para las arideces de mi vida. Menuda y frgil la llev conmigo como una estrella al corazn asida! 4 CLAROSCURO Una cancin de cuna se fatiga en los labios cansados de la abuela, que a la luz moribunda de la vela su oscura y densa soledad prodiga. Edad del corazn en que se espiga la dulce frase en amarilla esquela para encontrar lo que dej la estela de un viejo amor que la memoria abriga. Claroscuro del tiempo que destie lo que fue aurora de ilusin sin sombra al comps silencioso de un lamento. 78
Claroscuro del tiempo al que se cie un capricho de ayer que no se nombra porque es ceniza que dispersa el viento. 5 LA OLA Borra su afn bajo la densa bruma un esquema de sal y de quimera mientras sorbe el anchor de la ribera las sensuales caricias de la espuma. Es la espada del mar que se perfuma con perfume de brisa lisonjera y, sin exordio de piedad, lacera la propia entraa que su ser esfuma. Smil exacto de galante muerte el destino menguado de la ola cuando la gema de la orilla advierte; cigale el brillo de falaz aureola, tiende sus brazos a la arena inerte y, en gesto intil, su pasin inmola.
[1: Umbral. 2: Crislida. 3: El Taedor de Laud. 4: Tomasol. 5: Cien Aos de Poesa en Panam.]
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1 NOVIA VIVA Maana blanca, sin nombre, en la luz de su belleza... Ella puso el corazn sobre mi negra cabeza. Yo le toqu las pestaas suaves como la inocencia, mientras que el labio deca un cantar de flor eterna. Maana, arriba, sin nombre; abajo una paz de estrellas. ...Y ella colg mi sonrisa sobre su traje violeta... 2 NOVIA MUERTA Su nombre? El silencio, nada! Yo le vi la amarillenta carne bajo el maquillaje de una alegra sin firmeza. Un instante me detuve frente a sus suaves ojeras. La noche se iba saliendo desde la boca entreabierta: plomizas nubes danzaban... Nerviosos vientos de histeria dejaban el gesto vivo y con la mirada inquieta. Preguntle por su amor: sonriendo mir una estrella...
El Panam Amrica, 9 de julio 1939.
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3 LA LUNA EN LA MANO Ya tengo entre las manos la luna de este sueo. Va destruyendo sombras, abriendo mil canales. Opaca los faroles de las aceras pardas. Ya tengo entre las manos su bosque de ramajes. Su ojo sideral las cosas ilumina. Las agrias sombras huyen y nadie les da alcance. Ya tengo entre las manos la luna de este sueo. Cabellos que se enredan en viejos ventanales. Ay, ojos que se empaan y corren hacia el sueo! Ay, larga luz silente de flores que se abren! Senderos escondidos la luna va encontrando. Oh manos de la luna! Oh jbilo que cae! 4 SE HABLA DE ANIMALES Este animal que se encastilla en el boscaje donde mora un brujo se me parece un poco a la corriente helada del espejo, en su reflujo. Yo lo he visto, remero de la nada, comerse toda la alegra y toda la azucena en una pura, verdosa letana... Entre las olas tibias que llegan a mi planta una azucena gira deshecha en mil pedazos, y gira un ave tierna cada en el mutismo, y vaga un corazn que se convierte en humo.
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Y all tambin gemidos y palabras oscuras van rodando en eterno comps anonadado, mientras que el animal que las habita y ciega pulula entre su sangre y mira hacia el poniente. Entre las olas tibias que llegan a mis pies, entre las olas ciegas que vienen a ofrendarse, mudo animal de origen desconocido y fiero me brinda de su mundo la faz desorbitada! ...Y slo el viento habita, enraizado, en la sombra. Desnuda est la noche de efmeras pisadas. Las hojas se deslen, ahogndose, en el aire, y ya slo la luna con su sonrisa vaga! As se siente el arpa de la sombra, en silencio, tendida y vigilante con toda su esperanza, al par que el hombre mide la nave del insomnio en busca de las dciles presencias ignoradas. Y crece entonces cierto animal a su lado y su faz nocturnal ilumina las blandas junturas de su carne, modulando el ensueo, y en la noche que rueda se va comiendo el alma! Tibio animal de carne femenina, yo quiero darte en esta hermosa noche besos para tus labios; fuego para tus tristes ojos; oro para tu ro dulce que corre como miel; y alma para que al aire zumben tus panales, ahora que se ha roto la espinosa clavcula del da. Y te llamo animal porque tus ojos son ojos de animal, con ese tinte que tienen los plomizos aguaceros... 83
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T esperas que la sombra me desnuque, para, con pasos sigilosos, robarte esta locura por mi sangre ardorosa cultivada. Has de regarla con la sangre tuya...! Has de cubrir sus maceradas carnes con ese melanclico sonido que se oye en mi alma cuando est en silencio! Oh, querra apretar tu voz lunada, animal que en la base de este amor que me guardo tendrs que anochecer todos los das! Y despus apretar tu voz, hacerla pedacitos, y en el buche prosaico de las aves saberla repartida, desquiciada, y sin nombre y sin nmero y sin todo... Y entonces ya, caer sobre la arena para acaso decirme, hablando en alto, que yo no he sido este hombre que hoy sonre... Se ha muerto el corazn del animal, se ha muerto. Se ha muerto en su ponzoa, en su licor salvaje. Lo he mirado roncar y maldecir sobre corales y cenizas. Y el mar inquieto, resoplaba entre gaviotas y maderos y en la perdida costa volcse el animal para morir, su corazn herido.
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5 MUERTE AL OLVIDO Olvido, olvido, olvido... la palabra se oa quedamente y dentro el corazn la iba repitiendo con un sonido triste de olas contra rocas... Olvido, olvido, olvido... y olvidarme olvidarte de que vivo y que siento el eco entristecido de las cosas ausentes... (Oh, cunto deseara saber que se ha perdido la nostalgia, el recuerdo, y al final olvidarme!) 6 NOCTURNO Entraba el aire por la casa sola... Lentamente pasaba. (Y el ventanal abierto, todas las cosas idas!) Y yo dejaba al tiempo correr sin la lucerna entre la noche, y me quedaba solo en mi aposento decadente y fluvial como la hora...
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7 POEMA XXV El pueblo es una plaza extendida y clara; un ro; acequias y quebradas; una iglesia sin torre; y unas campanas de mil quinientos no s cuntos; ...algunas casas... 8 MEMORIA 1 Su mano sujeta a la ma, este es mi hijo. 2 Caminando, otro da; camina adelante, no pares. Y el cansancio. Pero yo saba. 3 Y otro da me ensaa la virtud de la limpieza el agua corre. El jabn resbala. 86
Qu fresco olor! 4 Otro da: en una plaza de toros. Los colores y la msica nuestras mejillas encienden. Y ya luego anocheciendo ...qu bueno que es mi padre!... 5 Los remos bajan al agua. Su brazo fuerte. Cada empujn el bote lanza. Era su trabajo: Miraflores, el canal y las compuertas. 6 Son las seis. Sudor. La pelota va y viene, viene y va. Que es tarde, Dios! Correr a casa y luego el miedo. Pobre chico! 87
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Stella Sierra
En el ao de 1942 Stella Sierra mereci el primer premio del Concurso Ricardo Mir, seccin de poesa, con su Sinfona Jubilosa, en Doce Sonetos. Sorprendi entonces la propiedad de su lenguaje, la pureza de su concepcin, su dignidad esttica, cualidades que la poetisa ha conservado en su obra posterior. Su poesa, de raz pagana, encubre una contenida pasin e insiste en el motivo amoroso. Si, desde el punto de vista formal, es visible su raigambre hispnica, por el contenido su poesa es americana y tropical, pagana adems. Stella Sierra canta el goce de vivir, a la naturaleza, en una suerte de entrega que la empuja a fundirse con ella. Stella Sierra naci en Aguadulce, el 5 de julio de 1919. Es Perito Mercantil y Bachiller del Colegio de Mara Inmaculada. Profesora de Espaol, egresada de nuestra Universidad Nacional. Va viajado por Centroamrica, Mxico y Europa. Adems de poesas, ha publicado Palabras sobre Poesa, 1948, y Aguadulce, 1970. Obras: Canciones de Mar y Luna, 1944: Sinfona Jubilosa en Doce Sonetos, 1944: Libre y Cautiva, 1947; Cinco Poemas, 1949 Poesa (Antologa), 1962; Presencia del Recuerdo, 1965. Referencias: Carrin, Alejandro: Cuatro Poetas de Panam, en Sbado, Bogot, de 15 de marzo de 1947: Garca Bacca Juan: Eco, en prosa, de unos versos, en Epocas, N 7, de 25 de junio de 1948: Ritter Aisln, Eduardo: La forma potica en Libre y Cautiva, en Epocas, N 38, de 1 de julio de 1948; Gonzlez Guerrero, Francisco: Libre y Cautiva, en El Universal, Mxico, de 24 de julio de 1948; Latcham, Ricardo: Libre y Cautiva, por Stella Sierra, en La Nacin, de Santiago de Chile, de 13 de febrero de 1949; Mir, Rodrigo: En torno a Libre y Cautiva, en Encuentros con la poesa, semana del libro 72. 1 VERANO Qu florecer de sol, de luz y brisa trae en su cesta verde mi verano...! Qu fragancia lustral, qu juego vano, qu repicar del aire tan de prisa...! 89
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El limonero en flor y la imprecisa quebrada azul que corre all en el llano... La rosa de oro que so el lejano placer de dar la vida en la sonrisa... Gloria de amanecer, lumbre de cielo, embriaguez de la acacia que es el vuelo de una avecilla frgil, libre, pura...! Verano, amor, encanto, dios orfebre: bame en tu roco y en tu fiebre para gozar de toda tu hermosura...! 2 LIBRE Y CAUTIVA Por sentirme despierta en la cautiva morada oscura de tu sangre, llevo este amargo laurel de gajo nuevo y esta miel de cilicio rediviva. Y no quiero saberme fugitiva de la celda de amor en que me muevo: porque el ngel te encuentre, yo renuevo mis llamadas de intacta sensitiva. Extenders tu mano que impasible quiere lograr la flor indivisible: su cauto aroma velar tu frente. Como sierva te hu. Que te encadena ms ese afn de hallarme en la colmena, carcelera celosa de tu mente!
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3 EVOCACIN DE LA ALONDRA MUERTA Alondra muerta, flor de sol y cielo, te dormiste a mis plantas como si un viaje de certera flecha atravesara mudo sta tu blanca irradiacin de nardos. T bordaste el tapiz de la maana maanita de julio limpia y pura con el eco indeciso de tu vida ya rota. La hoz de plata roz aquella campana leve y mgica! Era tu ltima queja. Y yo miraba en plena caricia de mi sueo tu pico negro abierto para el canto del adis sin retorno! T sabas del trino y de la miel de la corola virgen: de los juegos del sol en la pradera rosa, verde y lila. Era tu manto de velln de ciclo y tu frgil cobija fue la noche. Cmo se alborozaba tu garganta meloda desnuda cuando te me ibas recta hacia la cumbre ignorada del alba! Eras prisma de oro, reina del aire, con tus dos alas combas!
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Ya no palpitar Oh nunca, nunca! ese adorado corazn de nardos que dorma en tu pecho de cristal. El pico, agudo, negro, qu solicita ahora de la nube de oro? Muerta alondra de luz de mis maanas, abre tu pecho herido y recgeme humilde, encerrada por siempre en tu aoranza!
4 POEMA DEL MAR EN TRES MOVIMIENTOS Plenitud de tu nombre, mar. Tu ritmo, ir y venir, llegar, saltar la cima de tu propio elemento: deshojar con tu fuerza la flor de sal y vrtice de espuma de tu risa de fsforo: sacudirte como una crin inmensa, brava, rota, doblarte en equilibrio de serpiente: tragarte el cielo en tu plumn de agua! Tu ritmo, mar, tu ritmo de latido, golpe, dolor, que convirti tu sexo en abismo insondable. Pleamar, pleamar! Corre la lnea lmpida en su mrbida cavidad de horizonte: brinca con fiebre al signo de la altura, vertical en su encuentro: despunta en el 92
trapecio de su longevidad. rosa de esponja. Horizontal se tiende en la flexible maraa de sus vrtebras y vuela, salta, corre libre y gil para alcanzar la linde de la playa. Lame tu lengua, punta del sentido, la roca caracol. Delgada rompe la telaraa de la arena fija. Raz de yodo y sal, pulpo de histeria roja, se desbarata el sexo. Ltigo del naufragio! La ola se alza en arco hueco y duro; choca el acero de su espuma en el yunque; silba cortada por su matriz elctrica. Ruge en la altura, explota su pulmn con sangre amarga, flor enferma y caliente. Se arroja al nacimiento de su fulgor relmpago: y se tiende desnuda y cristalina. Bajamar, bajamar! Tiembla la ola de movimiento en crculo. Grita el viento enredado dentro del caracol. Abre el pulpo los brazos y la rosa coral. Y, jadeante la estrella, quiebra el cristal de sol, de sal y luna para enlazar tu seno con el cielo. Tu ritmo, mar, tu ritmo de latido: Golpe, dolor que convirti tu sexo en abismo insondable! 93
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II Bailan, bailan y bailan las estrellas del mar, blancas y grises y lilas en la noche sin ecos. Bailan ebrias de sal, duras de yodo y sol, senos tensos de una concha partida en cinco. Danza la estrellamar con la flor de los vientos. Danza en la punta breve de sus pas dolidas. En su mundo de peces brinca el sol de visita. con sus joyas de oro: Todo es canto en la ronda! La luna grande cuelga del rbol de coral. Canta la ola tonta con su coro de voces y en la flauta del viento se re el caracol. La estrellamar, la estrellamar! Danza desnuda y gil, danza casta y liviana con su traje de calcio y sus dedos de luz. La estrellamar! Para que naufragara mi canto de esperanza Hacia dnde encendiste, mar, tu ardor de neblina?: para que mi amargura se muriese a la vuelta de tu rugido mgico, mir tu carne gris gris de alma y de angustia y tu espuma de nube. El ancla al mar! Los brazos levantados en cruz! Y me elevaste todo el pensamiento oscuro de tormenta en la noche, a tu fulgor sin sombras. A tu rostro de abismo!
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De frente, s, de frente para guardar tu imagen eterna en la pupila. Que se cierren los prpados por el peso del sueo! En el ptalo verde de tu flor que se rompe a la hora del llanto se abrirn las varillas de los largos caminos. So tu soledad despierta por la aurora indecisa y fugaz. Tu soledad de hoja plana: circunferencia del azul en tu alma! Semicrculo abierto por tus dedos cristales en una sola ruta! Tu soledad de pjaros. Dnde el pico de estrella y la voz de infinito? Tu soledad desnuda y ardiente por mi cuerpo! Desnuda soledad! Para qu en la distancia va la vela dolida de tu fulgor relmpago? Para qu rompe el viento tu voz ronca? Por qu contra la roca, agria de sal y sol, ha de estrellarse el pez? Remuevo lo insondable de tu entraa partida, mar inmenso. La abierta herida de tu carne. Por tu alma tan sola y por mi cuerpo pleno, la comunin, la dicha. Y mis brazos tendidos cabalgando ignorados en tu rosa de oro: T y yo en la soledad! III Si tu sollozo, mar, te vaciara hasta el alma en la infinita saloma de la estrella. 95
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Si tu voz, hueca y honda, de trueno en la distancia, daga virgen que amenaza la noche, despertara la luz. Si t, lejano y cerca cuerpo, crcel de la nube y la espuma, rompieras el misterio. Pero no. Que estn contados ya todos tus pasos uno a uno en la sombra de tus caminos grises. Corazn, corazn de mar, tan dolido en lo alegre! Con tu tristeza abierta para el goce de la ola y el cielo! Ros, muerte, dolor, sombras desnudas cabalgando a su antojo por tu sangre! El trompo de coral, la calavera con su risa vaca bailando por tu ser, eterno ser. T, mar, con soldados de luna que se pudren en los guios del tiempo! Y quillas de cristal entrelazadas al rbol verde! T, y la cancha partida en el martirio de sus hijos redondos! T, mar, con los cien sexos de la mujer y el hombre podridos en su afn de paz delgada! Mar infinito. Solo. Paz y humo de corazn adentro y de la rosa. 96
Comunin de mi ser y tu honda imagen: de mi alma y tu cuerpo. T y yo, mar, en esta paz rosada, sin sentido! Mar pleno. Puro mar.
[1 al 4: Poesa.]
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Tiene los ojos grandes y los labios delgados. (Los ojos, son azules, son negros o son garzos?). Tengo una novia leve como un jirn de viento, una novia que me ama con el cuerpo y la cara, con el alma y los labios, con el jugo agridulce de sus ojos extraos. Cmo pudo mi sino depararme el milagro? No me importa. Tan slo quiero ahora gritarle a mis cielos amargos: Tengo una novia nueva, una novia ms novia que todas las mil novias que t, cielo, has mirado!...
El Panam Amrica, de 14 de septiembre de 1946.
2 TARDO RECLAMO Cundo supiste, amor, que te quera? Amor de lluvia verde: cundo miraste el borde del milagro? Si era un reflejo breve! Derramado el licor, ya no germinan los ptalos del canto. La tierra y su clamor de viento ya han volado. Cundo supiste, amor, del vidrio roto? Amor de sima y cielo: Cundo lleg a tus ojos m camino? Si era un paisaje ciego!
El Panam Amrica Dominical de 19 de Octubre de 1949.
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3 DOMINGO EN EL PUEBLO Clara cancin de campanas grita su afn en el aire. Todos los verdes del monte tienden su fiesta en la calle. Se van metiendo en el pueblo con sus cansancios en viaje todas las risas del monte, frescas de viento y paisaje. Domingo, alegres campanas, sabor de brisa y cantares; Domingo, dulce de misas blancas, cenefas de encajes. Y el sol, clarito y celeste, busca, alegre, lindos trajes para el Domingo de fiesta que se respira en el. aire.
El Panam Amrica, 2 de noviembre de 1945.
4 MIEDO Los vientos sueltan al aire largos cabellos plateados. En el potro de los sueos cruzo los llanos amargos. Llano largo, llano oscuro para mis miedos callados. Los relmpagos me cortan como machetes quebrados. El aire ronco de gritos en la tormenta montado, 100
con brujas enfurecidas mi esperanza va acosando. Miedo de morirme solo bajo este cielo nublado, miedo, miedo. Miedo horrible de quedarme aqu, agotado, en un desierto de gritos que me araan despiadados. All lejos s que aguardan los ranchos desencajados, bebindose las angustias de su vivir agachado. Tristes sombras que se mueren en un esperar cansado. Golpeado por esos gritos que atrs me vienen ahogando ya yo s que vengo huyendo por un llano negro, amargo, montado en la cabellera de un viento desesperado...
El Panam Amrica, 30 de septiembre de 1944.
5 CARRETERA Se lamentan, chirriando, las dos ruedas de marchar por veredas pedregosas. Gimen las pobres bestias despaciosas, pero siguen venciendo las veredas. La carreta, olvidando la segura marcha del tiempo inquieto y jubiloso coloca en el paisaje su brumoso cargamento de lea negra y dura. 101
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Se revuelve el cantar del carretero en el quieto silencio del camino, mientras la yunta sigue el derrotero con una lentitud que desespera, como s, pesarosa del Destino, alargara la pausa de una espera.
Indito.
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Los peces que se libraron, adelgazando la espina remontan, can de empuje el salto de la cada: Dajao!... Barb!... Pejeperro! Cabuya!... Timba!... Sardina! Las mujeres con churucos y moteles, por la orilla trepan su paso curtido y, desmandan, atrevidas, las piedras de su disgusto contra la fuerza maldita! Por all!... Ac!... Levanta! La suerte se multiplica! Dajao!... Barb!... Pejeperro! Cabuya!... Timba!... Sardina!... En tajos de agua enconada, el sol, de perfil, se mira! Llueve, de gracia, la carga, suspendiendo la codicia de la maana que muestra su risa de escama viva. En el fondo de los charcos se restriega de arenillas la soledad, abombada con olor de la batida. Mientras el ultraje moja los soles de medioda, enjuga dolor el aire con paos de garzas lricas!
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2 SOTILLO Sotillo, el de las barbas pulidas con el peine aoso de las uas, y de calva luciente; tallando las imgenes de santitos, a fieles, encorva ya sus das en viejo taburete. Si respira, respira porque el aire lo hiere con susurro de rezos que, chocheando, lo duermen... Acaso ni sus labios porque digan, recuerden. Ya no vive sus horas el pasado, presente! Por las crueles heridas en un Cristo de nieve, un cliente campesino le pide sangre ardiente y su oficio milagro! a la imagen que hiere, resucita con tonos lacerados de muerte! Los compradores, van... Su encargo, como quieren. Si de vrgenes piden, su advocacin ya tienen: La del Carmen, con nimas! La del Rosario, sierpe! La del Socorro, el Nio llenito de Poderes! 105
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Entre albas y ocasos se perfila su suerte, arrumado en el mundo de sus cuatro paredes. Lamparitas votivas con lol, por aceite, son el pan, son el sueo de Sotillo, el creyente. Y por eso la selva con sus santos, le teje un rosario que clama ms y ms para l! Cuando muera Sotillo qu ser de su suerte? Morir por la gloria que se vive despus? Ah, Sotillo en la tierra y el, el cielo, por siempre! A sus barbas de estao, le pedirn Merced!
[1, 2: Ayer.]
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Dame tu carcaj de aromas y tus pinceles, invierno, para alegrar con verdores el gris de mis pensamientos. Dame tu suave ternura, y tus pauelos al viento, y tu agitar de hojarasca, y tus pjaros troveros, y toda tu algaraba para poblar mis silencios. 2 TERNURA Estoy en el recodo del camino donde la llama viva no me alcanza, slo un tenue destello en la aoranza trae hasta m su resplandor divino. Penumbra sosegada. Peregrino paraje de quimrica bonanza. All, muy lejos, duerme la esperanza y aqu, en mi corazn, yace el destino. Desfilan por mi mente, en caravana, los sueos del ayer y del maana, sin azul, sin fervores y sin prisa... Y mientras voy sin ilusin alguna, en inefable claridad de luna me envuelve llama viva tu sonrisa.
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3 SOMBRAS Tremolan en tu adis albos pauelos... Sola yace mi pena. Entre la fra lobreguez de esta noche no hallara jams, albergue, mi caudal de anhelos. Un rumor apacible de arroyuelos torn sedante la tortuosa va cuando arrib tu barca de alegra a cobijar su azul bajo mis cielos. M fe llen de flores la pradera y abri su verdecer de primavera sobre los mustios campos del hasto. Mas, ahora este adis guadaa helada siega el hilo de luz de la alborada, y otra vez es de noche y hace fro.
[1: Versos para nios y por los caminos de un apostolado 2 y 3: Rosales al viento.]
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RODRIGO MIR
Tristn Solarte
Naci en la ciudad de Bocas del Toro el 1 de junio de 1924, All realiz estudios elementales. Asisti luego, en San Jos de Costa Rica, al Seminario dos aos, al Liceo Nocturno Jos Domingo F. Sarmiento, y a la Universidad, donde termin el primer ao de humanidades. Es tcnico de laboratorio. Vivi una temporada en Buenos Aires, vinculado a nuestra representacin diplomtica y despus, exiliado, en Mxico y Costa Rica. Hoy disfruta de una beca en una Universidad Norteamericana. En la vida civil se llama Guillermo Snchez Borbn. Prximo, por voluntaria excogitacin, en sus inicios, a la frmula creacionista, su poesa es un sostenido coloquio con el misterio. En el ao de 1948 gan, con Voces y Paisajes de Vida y muerte, el segundo premio de la seccin poesa del Concurso Mir, y lo volvi a ganar en 1952 con Aproximacin potica a la muerte. Ha publicado dos novelas: El Ahogado, 1957, y Confesiones de un Magistrado, 1968. Obras: Voces y Paisajes de Vida y Muerte, 1950; Evocaciones, 1950; Aproximacin potica a la muerte y otros poemas, 1973. Referencias: Gasteazoro, Carlos M.: Notas a la poesa de Tristn Solarte; en El Panam Amrica Dominical de 25 de febrero de 1951; Luzcando Roberto: Tristn Solarte, representacin panamea en la novela y poesa, 1962; Alvarado de Ricord, Elsie: Tristn Solarte, en Escritores Panameos Contemporneos, 1962; Martnez Ortega, Aristides: Poesa vanguardista de Panam, en Lotera, N 110, de enero de 1965; Garca de Paredes, Franz: Tristn Solarte, poderosa voz lrica, en encuentros con la poesa, semana del libro 1972. 1 CONFESIN
(A la memoria de Vicente Huidobro)
Yo vi las esferas Yo toqu el 10 absoluto y mis manos se mancharon de eternidad El silencio me expatri del mundo ahora puedo escuchar a los muertos en la paz simtrica de los necrocomios. 110
Yo s el volumen exacto de infierno que hay en cada tumba y el porvenir de cada estrella. Los huracanes me consultan las fechas de los naufragios y hay signos de hielo en mis labios. Conozco hombres y rostros que me callo entornando los prpados. Puedo decir la posicin exacta de la tierra y marcar las fronteras del espacio, O explicar cmo se le caen los arcoiris al sol. S cul es el pecado mortal del mar y su castigo. En noches de oscuridad sin fin saco al viento mi fantasmmetro. Ese soy yo seoras y seores. Ahora despreciadme, huid de m, crucificadme en el fondo de un ro que yo renacer al tercer da de vuestra muerte. 2 1934 (EN LA ISLA) Era entonces el mar breve de viento y de voz. Matinal, pajarecido, de gozosa luz, de bien repartido sol. Claro de aguas l, yo de pensamiento. 3 RETRATO Mi bisabuelo o mi tatarabuelo paterno, el de la ttrica sonrisa, contrabandista audaz, varn de pelo en pecho y lengas barbas de ceniza. Distante, altivo, fro como el hielo, no quiso a nadie por vivir de prisa 111
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(lo vieron los ocanos y los cielos pasar como una rfaga de brisa). Mi bisabuela o mi tatarabuela, mujer de mar, mulata retrechera y arisca, llamarada de canela radiante, puso fin a su carrera (es la pura verdad, aunque me duela) con el temblor letal de sus caderas. 4 EN EL ONCENO ANIVERSARIO DE LA MUERTE DE MI MADRE Perdname el haberte retenido en la tierra. Perdname el no haber roto las races que en m hundi tu recuerdo. Perdname el haber conservado tus trenzas, tus negras trenzas que en el fondo del bal familiar continuaron creciendo. Perdname los sueos en que agot tu ternura. Perdname tus gestos, tu voz, que prolongaron mis noches de insomnio. Perdname las voces con que te he llamado. Perdname las fiebres que al borde de mi lecho te han reclamado. Y por haberte envejecido, perdname madre. Once aos han pasado sobre el rostro que conservo en mi memoria. Cada pena ma le ha abierto una arruga, le ha arrancado una lgrima. Once aos te he hecho vivir en m con dolorosa y cotidiana hondura. 112
Once aos arrancados al silencio absoluto, a las aguas definitivamente niveladas. Once aos que he retrasado tu amorosa entrega a la muerte, que te he condenado a velar mi sueo. Hoy, que ya regreso de la vida, que una helada quietud me va alejando de todo lo que he sido, vengo a decirte con once aos de retraso: descansa en paz, yo tambin voy a rendirme al silencio que tu invocaste.
Panam Amrica Dominical, Julio 4 de 1948.
5 MEMENTO Cautiva imagen, entre dos espejos, mirando prolongarse al infinito el rostro de un desconocido, un viejo de ojos tristes y prpados marchitos. La mano, puro huesos y pellejo, vuela a la boca para ahogar un grito, eslabonando secos morabitos que avanzan a medida que me alejo. Vertiginoso, mvil palimpsesto de lvidos ancianos repetidos arrugas, queratosis, piel cetrina, petrificados en el mismo gesto del que de pronto se ha reconocido en el extrao que dobl la esquina.
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6 ENCUENTRO Octubre habr encendido cien hogueras para alumbrar tus pasos en la arena y sealarme el sitio en que me esperas pensando acaso si valdr la pena. La noche aquella (como si se hubiera partido un eslabn en la cadena) no ha cambiado: parece que luciera el mismo firmamento de azucena. Memoria rebosante de sucesos y mil y una ocasin desperdiciadas. Doblado enteramente por el peso de los aos pensar que el tiempo es nada, que es ro con declive de regreso y brisa eternamente renovada. 7 RECUERDO Como por el cristal de una ventana, en Zegla, a orillas del Teribe, un da (mil novecientos treinta y seis) veas desfilar la corriente de Santa Ana. Con las enagas rojas de tu hermana el tiempo por lo bajo discurra Y el agua es clara y fresca me decas y lenta y dulce ha sido la semana. Feliz, serenamente grave, atento, miraba lo que me ibas indicando con un dedo meique adolescente: 114
Bajo esas hojas que sacude el viento, una guabina estabas explicando y mira: un dios ahogado en la corriente! 8 PRESENTACIN DE LA TULIVIEJA Pero si es muy sencillo: avanza ciegamente en la neblina tanteando su terreno con un tosco bastn de gasparillo, hincando huellas de guila en el viento horrendo en que camina. Silencio; no hagas ruido, aguza los odos escucha su silbido de pjaro asustado sauce llorn mzandose el cabello buscando en la corriente aquel destello que fulgur en los ojos del ahogado. 9 CAVANGA El tornado arranc de cuajo la decoracin, y ya nadie baila el rungs, torpe pero sumisa Gwendolyn. Gwendolyn de los callejones y las escaleras. Gwendolyn bajo el mango tree. Gwendolyn con su lengua de ak lamiendo, alisando mis arrugas, 115
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tindome las canas; alivindome el lumbago con sus manitas tibias como guijarros al sol; y sus senos aromticos, balsmicos; y su pubis de ortiga; y su pumpum para jugar a caerme en sueos, al lat, al one-two-three all-the-time-I-knew-where-you-been, one-two-three-salga-de-ah, al no-sipibilit y a otro juego, cuyo nombre tengo en la punta de la lengua. 10 APROXIMACIN POTICA A LA MUERTE
Y esos muertos quisieran un gabn para arropar sus sueos bajo tierra, (Demetrio Korsi: Sinfona en gris)
Fuimos al cementerio recuerdas?, a visitar la tumba de tu hermano. El cementerio situado en las afueras del pueblo, a la orilla del mar, como un puerto de extravo. Mi vida est llena de esos montoncitos de tierra descuidados, de esos herbazales furiosos que le disputan el sustento a los muertos. Por aqu y por all vagaban, entre los escombros de las tumbas, crujientes cangrejos blancos, como hechos de cartlagos hambrientos. Me miraste entonces, pensando quizs en cmo lucira junto al polvo, descarnado. Tus labios me rozaron la mejilla en un beso helado y compasivo.
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Te sonre entonces en seal de asentimiento y comprensin. Me recuerdas a mi madre en lo ms profundo de tus ojos. Mi madre era alta y bella; cuando muera, suplicaba, no me entierren en el pueblo, en ese horrible cementerio. Yo he visto marejadas espantosas sacar los huesos de sus tumbas, desparramarlos por la arena con la espuma bisbiseante. De noche la muerte se hace con la voz del mar quebrndose en los riscos. Todo enmudece lleno del ser perdido y se empapa de su extremoso aliento. !Ay! que solo me han ido dejando todos estos aos de separacin; todos los parientes que se me han muerto en los postres de aquellas cenas fabulosas; las veces que han pintado tu casa y la ma, mi casa, mi bella casa de madera ahora convertida en hotel. Cuando paso cerca de su mole de sueo, pensamientos sin sentido oscurecen el presente: Regla de tres compuesta y los viajes de Coln. Quebrados y las partes del cuerpo humano. Una victoria quejumbrosa y porttil Y las canciones aquellas que se cantaban con los bronquios. Todo se ha venido de la mano a tus rodillas y en tus muslos se aclaran los temores. Aqu de la guitarra y las lecciones de dibujo y Josefina Guzmn en tiempos del serrucho, Andr Bretn y la escritura automtica y la poesa verdadera en cuya busca nos perdemos y el verso en cuya espera gast los aos del amor. (Cada vez ms distante, ms distante, 117
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brillante y limpio de pura lejana y en tanto el sueo afirmaba en mis entraas su dominio). Alcemos las manos sudorosas para que de lleno les d la luz crepuscular que aflige el fondo de mi alma con esta perspectiva de cruces, de cercas de madera, de marismas sibilantes. Cada nombre es ms dulce que el otro, ms dulce, y estos lmites cenicientos no pueden contenerlos. De ah la plcida melancola que agita el viento juntos a nosotros. De ah la fuga deliciosa y el fuego ambiguo que sientes en el pecho. En serio: la muerte nada significa si uno puede vaciar hasta el mismo fondo el calor del alma y el calor del cuerpo; si de ellos podemos hacerle un hijo varn al tiempo. Pero mira aqu, all, detrs de ese tronco podrido, esa lpida mohosa: mil ochocientos sesenta y... no sientes como un brillo santo el arrobo, la gracia de no s cuantas ansiedades; la bondad, la solicitud, los celos sin sentido, el chotiss de largo alcance, la voz precisa y grave y un poco de cansancio satisfecho? As ser conmigo. Y t alzars una valla contra el viento y la marea. Y vendrn los meses de sequa a quemar las silvestres margaritas. Y el invierno aislador de voluntades a remover la tierra hmeda, a dejar su pala fra junto a mis huesos. De mi corazn se extender a la playa una azul fosforescencia exacerbada por la espuma, 118
una alondra misteriosa, un suspiro delicado. Y dentro de muchos aos, en el mismo sitio, un poeta joven y plido y enamorado vendr a meditar en la esencia de la muerte y de la vida, en la esencia del amor y del olvido, y escuchar venir del viento mi voz desfigurada por la espera y en el tnel resonante de su alma sentir encadenarse una a una las slabas melodiosas de ese verso suspirado. Y t estars all tambin, en los pliegues ms profundos de las letras, en el mismo seno de la ymbica, celestial dulzura, amada hasta el silencio y la locura. Mira cmo sube al cielo el halo dorado y yerto de la tarde. No sientes ovillarse bajo ese montoncito de tierra un cuerpo adolescente? En qu otra tumba se agitar el trmino de su abrazo? As de noche, nos ceamos desnudos en tu lecho y quizs la muerte tambin se ovillaba a tu lado, entre las sbanas, como un adolescente temeroso, y as, nos perdamos de placer los dos, los tres, unidos por el miedo y por la edad. Ay, mi pobre amiga! Ay, mi pobre amiga: Qu solo me estoy quedando! Qu solo me estoy quedando! El viento seguir con su clamor de bronce por el espeso tejido del palmar y por las vivientes islas irn de nuevo oscuros hombres de abordaje al amparo del sueo y de la sombra. Naves cargadas de legajos polvorientos surcarn la mar en altas horas de silencio El Rey de los chnguinas decapitado 119
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rondar los higuerones Los colgantes puentes de los astros llegarn a escarcha de rumores con la luna en la visin lesbiana del jardn Y el capitn negrero le sacar la lengua al tiburn sediento Princesa desnuda de carnes platescentes: el cielo se cebar en tu cuerpo, te tapar la boca el paraso. En tanto, volvamos a las tumbas y al dibujo profundo y grave de la luz. Volvamos al silencio rebosante de seres contenidos. Volvamos a la tristeza que te embarga esta tarde renacida. Volvamos a los excesos del crepsculo sobre las aguas de la baha. Volvamos a la muerte y a la comprensin potica de la muerte y a la explicacin un tanto pobre que escuchas deslumbrada. Debes sentirte libre de temor. Quisiera darte un poco de mi paz. Quisiera darte a comprender la razn del cielo, la razn de Dios que nos escucha pensativo; la razn del ngel de la guarda y la razn del polvo, la delicada razn del polvo que ya no puede ms. Quisiera darte con detalle las razones todas del inmenso orgullo que me ciega, y por qu de pronto adquiere un sentido luminoso y alto la vida de ese idiota, de ese pobre loco que en vida slo habl con tartajeos broncos y babosos, y cuya tumba se ha cubierto de jazmines, de margaritas prodigiosas; decirte del abismo que alumbr tu hermano, de la difteria que arrebat a la nia y cmo en el mismo instante de su muerte, Dios se asom a la vida por sus ojos soolientos y cansados. Hablarte de todas estas cosas que parecen 120
profundamente misteriosas y lejanas; pero que son sencillas, simples y sencillas en el fondo y cuya verdad a veces t vislumbras en el resplandor del sueo en esa luz que llega a ti dudando, arrastrando su claridad terrible, por entre mozos que desnud tu infancia, toallas sanitarias, espejos rotos, gatos negros, zumbidos que ensanchan hasta el infinito el infierno negro de tus prpados cerrados, fantasmas quejumbrosos y modestos en cuya frente brillan los chirridos y ciudades superpuestas en la sombra helada llenas de malicia y de sangre. Quisiera yo que en esta charla rayada de smbolos, se te diera el mayor tesoro, el mismo tesoro que acumul en una larga y corta vida de xtasis y desengao; el tesoro que escond del malo y la codicia, del voluptuoso, del sabio, del cantor a secas, del rico, del pirata, del sacerdote, del poderoso, del hombre de la vida y las mozas del partido. Quisiera yo romper los tirantes lindes, el duro cerco de palabras que me separa de tu ser amado y me condena a pasar a solas la larga y oscura noche de mi espera atormentada. Que escucharas con atencin y pusieras todos tus sentidos; que en lo alto el cielo confirmara su belleza y t pusieras el alma a ras del silencio de esos muertos, a nivel de su atencin sin mancha. Mas s que es imposible llegarle con discursos al mismo corazn. S que es intil la palabra si el que escucha no se ha limpiado antes de toda alegra y llanto. Si no ha renunciado al dolor 121
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y a la congoja, al placer siniestro y risible de la sombra y al gusto amargo de la danza y la cancin. Si an espera de los nmeros la respuesta, del olvido la paz, y de la noche el sueo. Tal vez he llorado un poco de tristeza. La muerte me ha abierto todos sus secretos, todas las puertas que le cerr a la ciencia y a la bruja, y el corazn me pesa de tanto que se me va perdiendo con las sombras de esta noche que se nos viene encima. Estoy sereno; las horas del aullido y del crujir de dientes se han ido para siempre. Estoy dispuesto a cualquier extremo, la mirada fija en las simas reveladas, valiente el pecho y el rostro erguido. Estoy dispuesto a afrontarlo todo y a decir un SI grandioso a todas las formas que vuelvan a la luz desde el vaco. En el confn del viento el caracol me espera y las manos me tiemblan de impaciencia; pero me siento melanclico, lleno de renunciacin y desesperanza por esta paz, que no he buscado; por estas tumbas que se alzan en mi vida; por esas nubes llenas de parientes idos y por Lul, la abuela de los ojos duros que tomaba ginebra con gotas amargas para aliviarse la sordera, y por Toms, el de las minas de oro y el bigote recortado y por el to Juan, viejo y nostlgico, con dedos amarillos, y tantos y tantos que me ahogo de silencio y las lgrimas me suben a los ojos, y recuesto la cabeza en tus muslos maternales, en tanto Edipo me hace guios maliciosos, relmpagos azulados que suben desde el fondo del abismo que cercan mis prpados cerrados. 122
Frente a la muerte slo morirse cabe, slo el recogimiento nos dar su clima desmedido y cruel. Perchance to dream; mas no habr sueo que nos valga en ese sueo de la muerte del pobre Shakespeare; no habr visin que nos devuelva el ojo a sus delicadas superficies ni a sus honduras plenas; ni senos que nos lastimen lo bastante hondo para darle al corazn la sombra de un latido. Al sexo se lo tragar la tierra. Y slo del calor que los otros sientan en la noche, del calor que recogern del aire, del calor del alma y del calor del cuerpo del que hablaba. volveremos a estar en el reino dulce de las cosas, en el reino dulce de los celos y del cambio y en la belleza impura de las islas y del verso. Por eso, dame la mano y callemos la esperanza y los temores viscerales, hmedos y oscuros. Dame la mano, la mano larga y fina ya sealada por la noche. Callemos la sencillez meridiana del misterio. Dejemos a las gentes en su temblor mortal; dejemos que hablen de la nada, de hogueras infernales, de almas en pena, de castigos tomados por la eternidad al tiempo, del crujir de dientes, de la resurreccin de la carne, del premio celestial al bueno y al sumiso, del juicio final, y tambin a los otros, a los de la reencarnacin, y a los sabios que dicen que todo se acaba con la vida. Frente a la muerte slo morirse cabe y al muerto slo le queda gozar su muerte en paz. Slo le toca hartarse de su muerte por toda la eternidad. Sin interferencias, sin testigos ajenos a la muerte, 123
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sin oraciones de dudosa eficacia, sin crespones negros, sin novenarios, sin tazas de caf y sin coronas insultantes. Frente a la muerte slo morirse cabe, slo el recogimiento nos dar su clima desmedido y cruel. Y los que vuelven a la vida? Los que vuelven a la vida y encuentran su alcoba ocupada por extraos, y que el hermano menor le usa los zapatos, y que a la novia le ha vuelto el color a las mejillas? Ya su sustancia se le ha restado del mundo cotidiano, y la sombra del rbol y los jardines blancos no se conforman a su presencia, y habr de sentirse rechazado delicadamente por las cosas y por las parejas que se estrujan en la noche. Estoy de ms, se dice abrumado de nostalgia, estoy de ms, estoy de ms. Y volver de puntillas al panten, y en tanto, otros huesos ocupan ya su tumba y otro muerto se alza entre l y el silencio que es la verdadera esencia de este mundo y de los otros. Ahora s que estoy solo, pensar, ahora s que estoy solo, solo en la vida y en la muerte. Y arrebujndose de sombras sin sentido, se dejar tragar por el fro tenebroso de la noche. Por eso, dame tu mano y callemos las visiones que se acercan desventradas. Frente a la muerte slo morirse cabe. No debemos resistirnos al impacto terrible. Djate arrebatar por el silencio y lo dems se te dar por graciosa aadidura. Dame la mano y callemos las promesas que se ensaan en nosotros.
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Dmosle un adis grave y melanclico a estas cruces, a estas tumbas, a este cementerio situado en las afueras del pueblo, a la orilla del mar como un puerto de extravo. Dame tu mano y vmonos, vmonos al pueblo, a tu casa, al calor de mis muertos, a copular al amparo de la noche, del silencio, del olvido y del miedo.
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ests pintando a trazos el cuadro del alma ma. *** Un nio, dos nios, tres nios, cuatro nios, nios, nios, nios. Qu ms quieres? 2 NATURALEZA MUERTA Sobre la mesa: un cuchillo, dos manzanas y dos peras, un pato degollado y un mazo de cebollas. y t junto a la mesa. Naturaleza muerta? 3 EN UNA GOTA DE AGUA Yo grab tu figura en una gota de agua. Ech la gota de agua en un pequeo arroyo, el arroyo corriendo fue a morir en un ro, el ro fue a la mar. Despus te fui a buscar y te hall dividida: tus cabellos quedaron en el fondo del ro; 127
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tus brazos me llamaban hechos ramas de un rbol; tus piernas adornaron un cuerpo de sirena que quiso ser mujer; de tu tronco nacieron algas y caracoles; en una madreperla hall tus ojos garzos; tu ingrato corazn? un pecesito de oro se aliment con l. (Hoy es rey en el mar por tan feliz hazaa). Como extrao tus besos a la vez miel y sal bebo el agua del ro, bebo el agua del mar. 4 ELEGIA A ZOILA ELVIRA BRCENAS DE MARTNEZ
...Though our tears Thaw not the frost which binds so dear a head! Shelley.
Porque de nada vale el llanto. Porque de nada vale el luto. Hay que parar el viento. Hay que callar el canto que gira nio loco en el jardn. Hay que obligar al Tiempo a marcar este segundo durante muchos aos, y cuando lo haya gastado quedarse en el vaco. Esttico. 128
Hay que intentar no ser, existiendo, y aprender a sufrir el dolor del dolor para aceptar tu ausencia y comprender tu muerte de ngel. Porque de nada vale el llanto. Porque de nada vale el luto. Hay que parar el viento el viento nocturno que dice venir de tu sepultura. Hay que callar el canto el canto que canta tu muerte como un nio loco en el jardn. Hay que obligar al Tiempo a marcar este segundo para que todos sepan que acabas de nacer, para que todos vean que vives con nosotros hija, hermana, esposa, amiga, para que se comprenda que de tu cuerpo de ngel han brotado los lirios y que es tu voz la que canta la cancin de los nios... Hay que explicar todo esto. Porque de nada vale el llanto. Porque de nada vale el luto. 5 REGINA
(Bosquejo para un retrato)
Los ojos blancos, sobresalientes, la boca fina, nariz al aire, la faz redonda, color de fruta y los cabellos hechos de humo 129
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trenzas subiendo de las caderas hasta la frente. El cuerpo esbelto, los senos altos, las piernas verdes, pies orientales, manos barrocas de azul espejo y el vientre intil para el amor. El vientre intil... y en el semblante una nostalgia por la mueca que no creci. 6 SONETO DEL HIJO PRDIGO Porque al pensar en el retorno siento encaminar mis fuerzas al vaco nada me har volver. Y si porfo en continuar la senda sin aliento es acosado del presentimiento de que al avencidarme al casero de mi regin, he de sentir el fro que de mi muerte sea revelamiento. Al calor del hogar he preferido el fro del invierno despiadado, y el hambre y el dolor he conocido en mi peregrinar desventurado: Al laberinto del destierro he sido Eneas sin retorno, condenado.
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7 POEMA NECESARIO Tal vez por estar lejos tu presencia ms prxima se sienta que en los das que desfilaba con zapatos nuevos, un rifle de juguete sobre el hombro y una sonrisa maternal de escudo. Tal vez por estar lejos he aprendido que tu amor se volvi resentimiento porque no te guard cuando te dabas sin nada reclamar de mi inocencia. Tal vez por estar lejos. Y por ello me duele la certeza de saberte inalcanzable y prxima a mi gesto, atndome a tu suelo en la distancia y alimentndome este amor con lgrimas. Patria que no me dejas! Patria humana. Gurdame una palmera y una playa y el rostro de mi madre en la ventana, que as podr morir imaginando que te am con amor de agua calmada. 8 CARTA A MI MADRE Es tan honda y tenaz la desconfianza de no haberte ofrecido la ms pura emocin cuando el alma era inocente que te quiero con culpa y me tortura el temor de sabor que tal vez nunca pueda darte el amor que te mereces. Mi nio juguetn se est muriendo de tanto machucarle tu recuerdo 131
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y hay un sabor amargo que alimenta mis actos de hombre adulto y responsable. Seora: yo me muero. Ahora soy otro. Pero hay un eco antiguo que me trae tu voz de terciopelo, tu mirada de tranquila dulzura ante mis ansias y tu mano segura de pastora conduciendo el rebao por la vida. Perdname la arruga que te marc. Perdname este amor sin estatura. Perdname si llego a desvelarte con este grito de cordero herido. Voy andando, Seora, no hay remedio. Y aunque sepa que slo en tu regazo he de encontrar mi voz y mi poesa marcho al abismo resignado y dcil. Me falta corazn para ser tu hijo. 9 ORATORIO Y EPITAFIO POR EL HOMBRE MODERNO In my begining is my end. T.S. Eliot. 1a. Voz Del vientre de una tumba naci el hombre moderno. Mitad cuervo, mitad flor. 2a. Voz Mitad cuervo, mitad flor no supo lo que era amor. Vivi gris y muri ciego.
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3a. Voz Vivi gris y muri ciego. Del dolor o de la angustia no distingua el placer. Coro: El hombre moderno vive mitad cuervo, mitad flor, el hombre moderno muere sin distinguir el placer, el hombre moderno vive del dolor o de la angustia, el hombre moderno muere sin conocer el amor. Lo llevaron a dormir en el vientre de una tumba. Epitafio: Yace aqu el hombre moderno, cuervo seco, muerta flor. Vivi ciego y muri gris.
El Panam Amrica Dominical de 24 de octubre de 1948.
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En el telar donde con casto celo fabrica su vestido la maana y bordan las liblulas su velo con el perfume de la flor temprana, all las mariposas en desvelo, en la rueda que impulsa la fontana hilaron con las manos del anhelo dos nubecillas que el deseo afana. Con ellas cubrirn la geografa donde ocultos tus senos de poesa como cabritos pacen por el sueo, y ese casto secreto donde empieza de pudor a vestir Naturaleza como lmite exacto del ensueo. 3 SONETO PARA QUE LO USES COMO UNA CINTA AZUL EN TU PELO Tu cabello de luna transparente se perfuma en los sueos del roco y un rizo te camina por la frente como un ngel dorado en extravo. En un fondo de ausencia, vagamente la tarde pulsa su arpa junto al ro; 135
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corno una cinta azul va de repente hasta tu pelo este soneto mo. Ahora todo es flor, todo es caricia, como el paisaje donde vive Alicia soando en su Pas de Maravillas; en tu mirada se perfuma el cielo mientras flotan alegres por tu pelo mis palabras azules y sencillas. 4 SONETO PARA TU TOCADOR Un saln de belleza la maana donde van a peinarse las palomas, mientras riega sus talcos por las lomas el mismo sol que dora la manzana. Y por eso cuando abres la ventana y al jardn de la msica te asomas, tienes una ternura becqueriana y una sonrisa nagrafa de aromas. El tiempo se detiene en tu mirada que eterniza la luz ensimismada del paisaje en tu lnguida figura, y parece que todo el universo puede caber en el azul de un verso si lo aprisionas con tu mano pura.
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5 SONETO A LA ROSA DE PAPEL Maniqu de la rosa verdadera, slo imagen estril, impostora, donde nunca lleg la primavera con su polen de vida soadora. Islote de papel, dbil bandera sin azules visitas, flor sin flora, espina y ruiseor, sol y pradera, roco y mariposa, todo ignora. No la afana la muerte que a la rosa vegetal concebida en hermosura llega temprana con su voz de ausencia y al aire expone, vana, silenciosa, de alambre y de papel su vestidura, indiferente a toda indiferencia. 6 SONETO A MI VIDA Acaso vida puedan engaarme con cada amanecer que te mendigo si s que has muerto un poco al despertarme y ests en m para acabar conmigo? Aunque quieras, ilusa, prodigarme la ciega fe con que tus pasos sigo, al seno de la muerte has de llevarme porque slo el morir traes contigo. Tu misma me destruyes con tu aliento, y en cada instante de vivir presiento que ya no soy el que antes haba sido. 137
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Yo me abrazo de ti para morirme y he dejado a tu rostro seducirme porque s que al final ser el vencido.
Crtica, de 13 de junio de 1966.
7 AS TENDRS LA TIERRA QUE SOASTE CANTO I Victoriano Lorenzo, ventisquero del pueblo triturado; patria misma que fuiste construyendo sin saberlo con rebelde ternura y frrea mano. Te escribo con orgullo desolado, te llamo y te persigo hasta el recuerdo porque nos falta tu rencor humilde, tu limpia cicatriz de guerrillero, tu indomable pureza campesina, tu paternal amor hacia la tierra, tu clara voz austera de fusiles. Eras un gesto de montaa y ola; nostlgica raz de nuestra raza dolorida y obscura que por siglos ardi sobre su verde vencimiento. Tu linaje vena de la piedra, de la arcilla amasada en el silencio, del llanto no extinguido de los hombres que amaron las auroras del maz, la dulce alfarera de la luna y la salvaje libertad del sueo. Ms all de la historia desgarrada tu voz de cauce amaneci implacable como una flecha seminal de Amrica. 138
(Rudo grito de pechos vigilantes en el trueno guerrero y planetario que llen de cantares y sollozos tutelares veredas sumergidas en la cuenca de manos intranquilas). Porque venas de la paz del cobre, del callado rumor de los cereales, de la huella del tigre y del venado. Eras hijo del viento y de los ros, del rbol patriarcal y de la lluvia. (De las montaas tu febril coraje y del metal tu persistente fuerza). Permanencia florida de combates, en la simple mitad de tu agona los dientes de tu raza machacaban desde una eternidad secreta y ancha el alma de los das sumergidos, llamando a todos los guerreros muertos a vengar con el puo campesino el ultraje sangriento a la esperanza. Ya ves, tu antigua estirpe, deslumbrante de dulces estaciones, decorada de luz ultramarina, pobladora de silvestres ciudades de esmeraldas, lloraba con tus ojos de indio triste, gema con el muro de tu pecho spero de bejucos desgreados, y sostena su postrer combate con tus manos de muerte huracanada y tus uas de zarzas torrenciales, Cmo pedir sosiego a tus pisadas ni tregua a tu incansable torbellino de galopes agrarios y machetes? Cmo pedir silencio a tus fusiles ni paz en la tormenta de tus cholos que esperaron por siglos tu mensaje? Qu cdigos queran en tus manos? 139
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Qu leyes en tu lucha infatigable? Qu banderas unnimes de polvo? Qu sonora dialctica harapienta? Permitieron acaso a tu tristeza detenerse a soar con la esperanza?
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2 SOBRE MI CRUZ DE ESTRELLAS Si nunca pude con mi voz llamarte, y sombra esquiva del deseo has sido, por qu ese empeo tan febril de amarte, por qu sigues en m, si no has venido? Hijo de adis, la pena de adorarte es sangre pura al corazn transido, es luz en la tiniebla de aorarte y msica de amor para mi odo. Ausente tan presente que reclama un canto de la madre desolada, cancin de cuna que en mecida rama, en espera febril de tu llegada, colm de flores y alumbre con llama de mi ilusin de madre enamorada. 3 POEMA FRAGMENTARIO Ayer cuando la brisa con el eco a cuestas se perdi por la llanura me puse a razonar con mis pauelos: Si slo somos dos, uno es culpable. El delito es la fuga interrumpida, la huida repetida a corto plazo, la bsqueda de andenes y sirenas. Tratemos de mirar al delincuente: hay dos que pueden ser, entrelazados. 142
Ser yo, con mis flores de pauelos o t que te evaporas de mi sangre? A m que se me juzgue por prestarle amarillo y azul a la esmeralda, por querer de los dos un solo verde, por unir las cortezas sin romperlas, por jugar a ser Dios con dos claveles. Y a ti? Para saber de qu te acusan es preciso volver a los juncales, esperar que madure el heliotropo y mirarte morir contra los cerros, sin alas y sin cielos; y las manos tendidas como dardos a la nada. Si slo somos dos, uno es culpable. Permite que entre adioses y pauelos renazcan los arcngeles fugaces. Esta vez tu partida fue a la inversa: cargaste con la muerte sin saberlo y slo en el andn de los ponientes bebiste de tu vino, solitario. Y yo doblo mi angustia lentamente y la guardo otra vez como un pauelo. Si slo somos dos, uno es culpable. 4 SONETO X Lo pequeo, lo simple, lo que aloja el menudo existir, la circunstancia, me satura los nervios, me acongoja con su fino elemento de constancia. 143
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Puedo sentir la fuga de una hoja, el lamento de un trino en la distancia, una gota de lluvia cuando moja las flores que trasuman su fragancia. Mi cuerpo antena en el silencio tiende un arco ultrasensible, emancipado y capta la semilla que desprende un rayo de creyn iluminado olor de la tormenta que desciende o el germen que revienta liberado. 5 MADRE CAMPESINA La he visto amanecer en los manglares en busca de las conchas enlutadas; tambin por las sabanas calcinadas segando arroz, con golpes regulares. La vi encorvarse bajo las brazadas de lea seca, allende los palmares; la vi trazar los signos seculares con manos fuertes, por el sol doradas. La vi peinar la negra cabellera del hijo triste que el destino afina para el rudo camino que le espera. Duro es el pan donde el dolor domina: tan slo es fresco y claro en la pradera el amor de la madre campesina...
Tres Poemas (Pliego), 1969.
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Se apaga el da, y con el da apagas tambin tu sed; entonces es que siento por fuera heridas, por adentro llagas. II Todo mi cuerpo me odia y me reclama y me quiere botar del cuarto aciago cuya renta con lgrimas la pago y que mi corazn habita y ama. Slo en mi pecho puede arder su llama con la cual ardo y con la cual me apago, solo en mi pecho, en tan total estrago, que no de orgullo. De dolor se inflama. Solo en la oscuridad, slo en un clima tenaz, como del pecho, y tan sangriento, habita el corazn, que aunque lastima, que aunque feroz consume, arde violento, todo cuanto inocente se le arrima, es la nica vida su tormento. 2 AMOR, COMO A TRAVS... Amor, como a travs de un agujero, asomado a mis ojos todo el da, me espi los pasos y la vida ma, la voz y el corazn con que te quiero. Quise saber qu falso derrotero me ha trado a este estado de agona, y con mirarme cuando te vea me bast para ver por quin me muero. 146
Conspirar en mi corazn que te ama; cerrar el ojo que me pida verte y patear mi pie que husmee tu huella. Me morder la lengua si te llama y huir de ti, de tu amorosa muerte, as pierda la vida al irme de ella. 3 LECCIN SOBRE LAS MANOS Vengo desconsolado de la calle y entro furioso en m como en un tnel a digerir las sombras que mis ojos vieron y que mis prpados, iguales a peludos labios, masticaron entre lgrimas agrias salivales, y ahora los blancos intestinos del cerebro se me revuelven con gemido y clico. Pienso en el hombre y cmo ltimamente como un pequeo dictador sangriento le ordena a sus dos manos que fabriquen terribles bombas, armas infernales, que escriban maldiciones y mentiras, que le tapen la cara en la emboscada, que roben, que asesinen, y que estrujen el corazn hermano tembloroso y dulce como ardilla pero dbil. He visto cmo el hombre ordena, obliga a sus dos manos tal a dos esclavas; cmo les da, para que estn contentas, de vez en cuando un cuerpo femenino, y ellas, dos ciegas lenguas y dentadas, gustan lamerlo a tientas y a mordiscos, digo, a pellizcos, y con sed caliente, porque es el nico placer que tienen. Para que estn contentas nuestras manos 147
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no basta darles ese gusto efmero o engalanar sus dedos con anillos. Mira cmo se crispan y se araan al ver las injusticias y las guerras que obran son de ellas mismas, que hemos hecho. Mira las mas cmo se me esconden en mis bolsillos, rojas de vergenza. Si ya no por bondad, por miedo entonces, debemos procurar un noble oficio en qu ocupar nuestras dos manos. Piensa que un da pueden rebelarse, odiarte por los sangrientos usos que les das. Piensa que pueden conspirar un da, no hacerte caso ms, no obedecer tus rdenes tan crueles y asesinas, romper el nervio como rienda elctrica que tu deseo hala, empuja, ordena, y no te oirn ya ms ni cuando pidas que te vistan el cuerpo o que te rasquen o que te limpien en el excusado. Les dirs que te roben un dinero y te abofetearn en las mejillas; les dirs que te pongan en la boca el cigarrillo y quemarn tus ojos; les dirs que se agarren del balcn y ellas te empujarn al precipicio. Piensa que un da pueden escribir como en extrao idioma, fabricar inventos superiores a ti mismo, y entonces te vers desamparado, rodeado de enemigos, indefenso: tu corazn te expulsar del cuerpo y te blasfemar tu propia voz, te patearn tus pies y tus dos manos te sacarn, igual que de un costal, del cuerpo, esa repblica pequea que no supiste gobernar; sers como el pequeo dictador la noche 148
de la revolucin de los esclavos. A esa hora de la noche en que se apagan las luces del vecino y los deseos, cuando el remordimiento se nos prende como una insomne lmpara en la niebla, haz inventario de tu vida y piensa de nuevo en tus dos manos y otra vez piensa que un da pueden darse cuenta de su gran fuerza y de la dbil tuya, que pueden despertarse a media noche sin esperar tu sueo, silenciosas, y, como dos araas, arrastrarse hasta tu cuello para estrangularte. Para que eso no pase, amor, hermano, para que no suframos la vergenza de morirnos por nuestras propias manos, por nuestras propias Obras infernales, y para que dejemos limpia huella de nuestro breve paso por el cuerpo, que hagan tractores estas manos dulces y no fusiles, y que toquen pianos, no instrumentos de srdidos sonidos; que sean pauelos, no para la sangre, sino para el sudor, y vasos de agua y amor para el sediento del camino; que levanten invlidos y casas y prpados de plomo y que nos bajen la luz a nuestros ciegos corazones; que escriban cartas fraternales, versos dulces y sobre nuevas medicinas y costumbres de pjaros extraos; que saluden de lejos; que dibujen corazoncitos, iniciales, fechas, en la corteza hermosa de los rboles; que cojan de la fruta y a otras manos, y otras manos an, todas las manos, que as las nuestras vivirn felices y nos abrazarn y harn caricias 149
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aplaudiendo de jbilo, infantiles, y nos ayudarn en las labores ya como dos hermanas y no siervas: podrn cegar ms trigo y empujar con ms fuerza los remos y el arado, podrn tejer para las viejas aunque stas se hayan dormido de repente, podremos ir, como con un amigo, de mano con el cuerpo y nuestras manos a hacer un mundo que imagino y sea odio, rabia y envidia de los muertos. 4 AQU ESTN LAS COSAS... Aqu estn las cosas. Aqu estamos todos. La hora lleg puntual, desde hace siglos vena para ac. Lleg el viento, atrasado, aqu estamos todos. Esperando. A m quizs. Esperndome. No llego. Me impaciento. Me di una cita aqu conmigo, en esta hora, aqu, junto a esta mesa y esos cigarrillos y ese libro que tambin esperan. Me di una cita aqu conmigo y yo no vine. Dejo esta nota aqu sobre la mesa por s vengo despus de haberme ido, por si vengo despus de haberme muerto y ya no est. 150
Yo estuve aqu, necesit de m, me senta mal, estaba solo. 5. LAS SEALES El signo de la cruz, el signo de la suma, el signo de la resta, el signo de la paz, los signos del zodaco, la rosa de los vientos, el signo de los signos, el signo de lo que no tiene signo. Letras, cifras, siglas... Semforo, semitica, semntica. (Esto est mal. As no era) La flecha, el gesto, la manzana, el martillo, la hoz, el himno, la bandera, el lenguaje, el dinero, la sonrisa, el vaso de agua, el pan, la firma... Semforo, semitica, semntica. (Esto est mal. Esto es mentira) La corbata, el amor, el humo, la metfora, la sirena de ambulancia, el ladrido de un perro, un grito de mujer... Semforo, semitica semntica. (El grito de mujer. Exacto. Exacto. As) Un nio llora. Tocan las campanas. Suena el telfono, truena, el relmpago, la lluvia, la noche, sueos... Semforo, semitica, semntica. (Yo tambin tengo ttulo, atiende a esto.)
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Tengo un puesto asignado, un timbre. Oyes? Me ests oyendo? Faros de noche, All recuerdos. Un buque perdido en el olvido pita. Alguien tose de noche. Semforo, semitica, semntica. Oyes? Me ests oyendo? Es contigo que hablo. Contigo mismo estoy hablando. Por favor, entiende! Por favor! All un diploma. Aqu sobre esta arena, playas interminables del corazn de noche, pis una mujer. Aqu cayeron. Aqu dur una eternidad. Las huellas. La juventud, los das, las hojas, el otoo, el tractor que viene, el sonido del tiempo... Una gota de sangre en el pauelo. Un tiro. Un silencio largo. Una gotera. El telgrafo. El despertador que suena... Semforo, semforo, semitica, semntica. (Mejor me callo ya, mejor me voy. Mejor no digo nada. Por favor, entiende! Es otra cosa, otra cosa distinta, lo que quera yo decir. No me hagas caso) El sol, la calle, el autobs, los anuncios, el radio, los pregones, las noticias del diario, el jefe, el hogar, la silla, la tristeza... Semforo. Semitica Semntica. (Yo voy contigo... Yo voy contigo, esprame) 152
Esa manera tuya de caminar encorvado. Semforo, semitica, semntica. Esa manera tuya de mirarme y de no decirme nada. Semforo, semitica, semntica. Esta manera ma de escribirte y de no poder mirarte. Semforo, semitica, semntica. Mi callar, mi hablar, mi rabia, mi impotencia, mi poema de papel, mis dientes apretados... Semforo, semitica, semntica, semitica, semntica, semitica, semntica, semforo, semforo, semforo. 6 CARNAC 71 Fui yo quien empuj estas piedras. Fui yo quien las trajo de lejos, con un gran esfuerzo pero tambin con una voluntad joven y recia, cocida al calor del fuego lento en las cavernas detrs de la humillacin de haber huido del trueno y de la fiera en aquellas largas noches de invierno sin comida. Qu da aquel! Y qu bien que lo recuerdo! Porque ese da descubrimos, o inventamos, por lo menos la mitad del mundo que an subsiste y palpita. Por ejemplo, ese da nos dimos cuenta (entiendes bien esto?: nos dimos cuenta) de que las piedras pesaban mucho, de que haba que empujarlas, transportarlas, levantarlas entre todos, trabajar en equipo, y no como hasta entonces que hacamos un 153
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hacha, una flecha o una pintura rupestre en la soledad silenciosa y en cuclilla de uno solo, Creo que sin saberlo estbamos sembrando al compaero en lo ms individual o ntimo que hay dentro de nosotros. Como t, fruto maduro ya, de mi trabajo y mi cultura, que cuando tienes fro te acurrucas contra m y yo te cubro con los brazos y eres ms y mejor yo de lo que yo nunca he sido. Unidos para el trabajo grande, para la piedra pesada, resultamos tambin unidos para el miedo y el peligro colectivos, y entonces naci el grito, la seal de alarma, y luego el gesto, luego la palabra (oste eso?: la palabra!), y luego el silencio, como cuando t y yo callamos, y luego la sonrisa, y entonces el amor, y luego el cigarrillo sentados en la cama, y la pregunta tiernsima de: quieres agua? quieres que te prepare un sandwiche? Unidos para el trabajo grande, para la piedra pesada, resultamos tambin unidos para el miedo y el peligro colectivos, y entonces naci el rito, la plegaria, la splica en comn y el primer gemido unsono de un canto gregoriano, y en la otra punta, entonces una nebulosa que poco a poco ira tomando la forma y el perfil de Dios. Te olvidas, de que lo amasamos juntos y de que lo horneamos en el mismo miedo. Pero qu da aquel, qu da del comienzo! Nosotros, los hombres, alinebamos las piedras, una detrs de la otra... Esa, un poco a la derecha. No tanto. As. Ahora est alineada. De manera que ese da se estrenaba lo ms inslito, lo ms original, lo ms audaz, lo ms preado de esfuerzo y de inteligencia: una lnea recta! 154
Despus fue la rueda, la mquina, la fsica nuclear, pero antes, lo ms difcil: la distancia ms corta entre dos puntos, el axioma primero, la puerta de la ciencia, el trazo que no vacila, la primera decisin. Nosotros, los hombres, en uno de los das ms geniales que jams hemos tenido, alinebamos las piedras. Primero una, luego otra, despus otra. Esta en el medio, La otra ms all. Cada piedra en su puesto, en fila, en orden. Estbamos descubriendo el primer ejemplo de orden. Hacamos la primera cosa ordenada y en consecuencia la primera cosa bella: una lnea recta! Descubrir otras formas de ordenar el mundo nos result ms natural: primero el arco, despus la caza... Primero come mi hijo, despus come mi mujer, yo soy el tercero, que es mucho ms que tres. Y poco a poco el universo fue ordenndose, movindose con leyes, la msica de Kepler!, la historia!, tu cumpleaos! Como si descubrir el prjimo fuese poco, como si fuese poco descubrir el orden, no slo las pusimos estas piedras entre todos, no solamente entre todos las pusimos alineadas, y orientadas!, con una direccin, apuntando, sealando! La majestuosa piedra, la enorme y majestuosa piedra, humildemente se calzaba el oficio de ser signo, de no pedir atencin para s, de desviarte la mirada al sol o a aquello que en definitiva sealaban y que yo ya no recuerdo porque eso no es lo importante. Lo importante es que ese da descubrimos que las cosas pueden ser medios, 155
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instrumentos de trabajo, puentes, palabras, como el humo a lo lejos o el aullido de los lobos que anuncian un invierno fro. A partir de entonces, y gracias a nuestro esfuerzo, las cosas significaban algo, y hay seales que apuntan, indicios, hay sentido! y en consecuencia forma de comprender. T dices, eso es fcil, y me sealas con el dedo un gato. Ah, chiquilla irresponsable, s supieras..., si pudieras acordarte del enorme esfuerzo que ha costado desatender el sonido con el que dices gato desatender la mano que lo seala. Si todava me cuesta un poco, aunque seguramente eso se deba al hecho de que eres tan hermosa. Pero en aquellos das nosotros vivamos asediados por la naturaleza. La bestia saltaba desde cualquier matorral, haba un arma asesina en cada mano, nosotros no podamos no ver las cosas para verlas como signos. No podamos, y pudimos. Era un riesgo, y apostamos. T dices, se gan poco, y lo que se ha ganado es que t puedas pensarlo y decirlo. Venga el invierno, tendremos hijos, vendr la primavera, moriremos, y volveremos a nacer cogidos de otros cuerpos. Pero ahora estamos, otra vez, en Carnac, caminando entre las piedras lentamente, fumando, tomando fotografas, pasndonos revista, hacindonos inventario, preparando nuestra cuenta final, el balance, la herencia que nos dejamos y que vendremos otro da a recoger.
Casa de las Amricas.
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Y es como un alma de cristal el ro: la voz azul con que la tierra exhala su amor al mar, en musical tributo. 2 HUMANI SUMUS Aunque en la grave pausa el tiempo nos bifurque, dame ese cielo en trnsito que por tus labios fluye. Culminar la vida si en el supremo rapto ceso. La eternidad es la misin del mrmol. 3 MS QUE LA VIDA Tu mano de bondad palpa en mi mano la dimensin espiritual del ansia; tu mano de pasin subraya el ritmo de la palabra en espiral sedienta. Eres ms que los sueos, mucho ms... Me cies, vertical, en un abrazo de espasmdica lumbre sumergida que no inquiere perfiles al futuro, y asciendo hasta tus labios en primera persona singular. Eres ms que la sangre, mucho ms... Es tu presencia la que nutre el da, la que enciende prodigios en la atmsfera gris. 158
4 VOZ DE LA MADRE DESVELADA Se habr dormido sin arrullos o no despierta an a la vida? Cuando sus ojos soliciten los panoramas interiores, qu puerta habr de responderle? Por las riberas del recuerdo va desfilando la existencia, mltiple y varia, como un coro de cotidianos espejismos, y de fracasos asfixiados en las murallas del silencio. Si por las tcitas hogueras que aliment la fantasa alguien pregunta en esta noche, qu contar la inteligencia? Podr el sosiego levantarse de las innmeras cadas? De los deseos que se frustraron, de las palabras hechizadas, y sobre todo del torrente que desde fuera nos acecha? En este imperio de dos fases, de hambres desviadas hacia el cielo de ngeles raudos, fabricados en los talleres del suplicio para volcar desde los aires el credo vil del exterminio, 159
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bajo qu luna en desconcierto irn los novios a sus citas? En este reino de las piras, hombres y libros inmolados por la barbarie, an conserva azules ojos de racimo y largas uas de codicia, qu magisterio dar cauce a la esperanza de los nios? En el umbrtil escenario slo el amor muestra el semblante: clidos labios para el beso, frente turbada en la amargura, puos arriba en solidaria liberacin de los hermanos, violento ardor de Prometeo para el fecundo sacrificio, y voz que sale como un hijo resquebrajando las entraas. (En el amor, alba perenne, la madre encuentra la esperanza). 5 AQU Y ALL ES EL JUEGO Aqu y all es el juego que comenz sin pies ni cabeza, a la 1, a las 2 y a las 3. Te he vivido y lo sabes, me has vivido y lo s. Vigilia o sueo? Todo es lo mismo despus. 160
Por conocer la ciencia, desconocer la ley. Venturoso transporte del querer al poder. 1, 2, 3 y 4, la manzana y la sed. El primer lanzamiento se efectu en el edn. 6 CUANDO TU BOCA DIJO ADIS Cuando tu boca dijo adis mientras tu cuerpo me llamaba, y cuando por los corredores te vi partir, sin esperanza, me fui quedando tan ausente que hasta la sombra me faltaba. Cuando tu boca dijo adis se me acabaron las palabras. Pero despus vino mi sombra y me volvi a poner la cara, me coloc brazos y piernas y luego el tronco y las entraas. Y con el nombre de colega vive al acecho a mis espaldas, porque una sombra sin un cuerpo adnde ira que ms valga. Y aqu me tienen tan sonriente como si no pasara nada; no puedo dar el mal ejemplo a los ms chicos de la casa. 161
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Tambin es cierto que la vida hay que vivirla mientras pasa, pues en sus planes no figura el happy end de la pantalla. Cuando la cinta se termina aqu ste llora, all otros cantan, porque no hay piezas de repuesto para volver a las andadas. Cuando tu boca diga adis y vuelva a caer de bruces mi alma, tendr ya un rostro tan sumiso que no precise de la mscara. 7 AMOR AUSENTE Siempre ests ms all, como el maana. Procurando abreviar la espera ma, amanezco mil veces cada da y echo a volar el cielo en la ventana. Para encender una esperanza vana, para aromar de msicas la va y constelar la soledad vaca le basta al hombre con su sed humana. Sin embargo en las horas en que el mundo muere de sombra, y el clamor suicida golpea el corazn con mano fuerte, gimen los peces en el mar profundo. Amar ausente es orbitar la vida desde las alas fras de la muerte.
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Donde el amor dej su sed escrita, el ansia despleg su dulce vuelo, y para cada ascenso se abri un cielo de emocin espasmdica inaudita. Cuando el adis anocheci la cita y el nunca ms humedeci el pauelo, quem lmparas lentas el desvelo desde la soledad ms infinita. En la hojarasca gris del calendario ardo, literalmente, es esta espera, con un fulgor que es casi un fanatismo, soando que una vez tu itinerario arribar a una pausa verdadera en este amor que vive de s mismo.
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Alfonso Jtiva
Como confiesa en su poema Nota Autobiogrfica, naci en Cartagena, Espaa, el 2 de noviembre de 1929. Y all vivi hasta el estallido de la guerra civil. En Panam ha vivido desde entonces, salvo las ausencias motivadas por sus frecuentes viajes. Hombre de intenso vivir, enemigo de toda complacencia de espadas a la literatura, su poesa es jugo, vital, resultado de la experiencia y atormentado y permanente interrogante. Jtiva es tambin autor dramtico. Obras: Testimonio, 1964, Cosas del Hombre, 1965; Jazz, 1965; Barro y Cntaro de Piel, 1965; La Palabra, 1966; La Raya Azul, 1966; De Cara al Sol, 1968; Las Separatas, 1968. Referencias: Miranda, Luis Oscar: Alfonso Jtiva: un herrero poeta, en Estudios N 5, de agosto de 1965.
1 SIN TTULO La vida llega en suspiros de sueos infantiles; crecemos y nos rodea el sol, la luz, brazos de madre, y al primer tropiezo con la mujer, un beso, y con el primer beso, el primer adis, y entonces todo es un galopar en el negro caballo del dolor. 2 SOLO Solo. Estoy solo en el tropel mundano. Solo, en una inmensa muchedumbre. Ros humanos que pasan sin mojarme. Que me golpean. Que me hieren. Que no comprendo. 164
Y solo, esttico, rgido, de piedra, veo pasar el tiempo, sordo y mudo. 3 NOTA AUTOBIOGRFICA No naci... Nac en Cartagena, Espaa, a las cuatro de la maana, levante y mediterrneo, puerto de mar y arsenal, militares y prostitutas. Calle de las Beatas el nmero est borrado y el da de todos los muertos, (que no de los santos), 2 de Noviembre de 1929. Pas la guerra civil ms o menos a eso... de los ocho aos, tengo treinta y cinco y meses, por lo tanto. Llegu a Amrica en el Colomb A Colombia, sin embargo, y viv en Magangu, caliente olla de ro, de sol..., y de barro de ah..., Cali, Barranquilla y Panam donde me establec hasta tanto, y por lo pronto. En Panam cumpl los catorce. Poco colegio, amplio trabajo, poco dinero, harta amargura, duro y reacio de entendimiento con lo cotidiano, rebelde e inquieto, con los coterrneos..., sin saber por qu. 165
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Mar a los diez y siete y marinero hasta los veintiuno, mucho viento sol y fro, y ms soledad, pero, mucho mundo, mucha costa ...y mucho mar ...y as, me hice hombre. De regreso... A casa, con los padres, al trabajo, al matrimonio... y a lo problemtico tambin y as... as, crec y madure y me convert en ciudadano. Escuelas? ninguna. Ansias de saber, enormes! y por laguna para mi sed... , mi amargura, mi savia de nio, mi ardor de hombre, mis pasos de buey en ambos y mi dolor de Ser; en los tres, ...y mi vanidad frustrada al paso de verdes peces y sapos y ranas ... , y aos Y despus, un mejor da: La francesa, muy artista, gran amiga sabia, generosa... y muy mujer y mi primer intento con la letras, mi entronque spero, (como de sexo), a la poesa y de all... y de entonces hasta ac: Jos (Chuch), un amigo, un maestro y seis libros, 166
proliferacin de tinta Testimonio, Documentos, Cosas del Hombre, (Imgenes), La Rueda, Cntaro de Piel (y ahora Barro...), en esta fecha: Julio 15 de 1965. Mi deseo: cumplir con la tierra con algo extra que mi piel y mis huesos... y mi nombre...
[1 y 2: Testimonio. 3: Barro.]
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2 SIGNO Todo era la noche: negro y barro y hojas negras, llanto amargo. Sangre y signo de mi sueo taumaturgo, de mi vertical acento de amor desesperado. Voz astral de lirio y nardo. 3 SOBRE LOS ROSTROS Toda esta tarde y nunca. Como si ahora fuera a jugar, a saber y fuera nio, me besara mi madre, y una tarde me sentara a mirar mi corazn y la ceniza. Toda esta tarde y nunca. Y no hay olvido: slo estas viejas cosas, estos muebles lejanos, el antiguo reloj sobre la mesa, el ltimo retrato de mi madre, sencillo, justo, suyo, y todos estos aos en que me voy muriendo. Toda esta vida y siempre. 169
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Camino entre las calles y las vidas, voy sencillo, en silencio. Yo no quiero que nadie se despierte en la noche con los ojos llenos de oscuras lgrimas, y grite. Yo camino en silencio; slo mi corazn que va como un hermano dictndome recuerdos. Y yo miro las cosas, los pequeos objetos y las pequeas vidas. A veces algo y siempre, involuntariamente, vivamente me queda gravado en el recuerdo: una sombra, una gota, una sandalia pobre, tirada entre las piedras, una semilla muerta o las voces de un nio nacidas en la niebla; son cosas que nos quedan como vidas en medio de la vida. Eran las tardes, cuando mis abuelos, claros de gran sabidura, entre la claridad segura de jardn y de alero, iban a conversar de vidas labradoras, de la antigua sequa, de cereal y vendimia, de todas esas cosas que en mitad de la vida comprendemos, 170
y las vamos amando, ya sencillas y nuestras. Yo no olvido estos rostros; si con ellos construyo mis aos, mis recuerdos. Toda esta muerte y siempre. 4 UNA DURA PARBOLA Inventamos a veces una dura parbola para ganar la vida, y sin embargo, dranos la muerte hasta la muerte toda. Callada, fuerte, sola, como un agua que siempre estuvo dentro, madurando. Y cohabitan las bestias; como un derrumbe rosa se mueren hacia dentro. Entonces, con qu extremosa lluvia seremos enterrados, qu cofres destruir y qu seales rojas caern sobre las eras?, si dura todo apenas un instante o nunca llega. Porque, de qu soar el hombre dormido bajo el tiempo, junto a su perecer y su demencia? 171
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5 EL HABLA NACE Y NOS DURA Dura apenas la palabra el instante del nombrar; ms dura el nombre, y el habla nos dura por siempre y est en el comienzo del alma, centrada en su eternidad. 6 LA CASA EN DONDE NADIE HABITA Porque vino a nacer tan simple y buena, y fue hogar, casa, morada. Est sola la casa. A la buena de Dios ha ido quedando mi casa familiar. Nadie la habita. Adobe quedar sobre el adobe. Est sola la casa. Defindela, Seor, !nada te cuesta! defindele los aos de ir viviendo duramente en su sitio. Tal vez por ese musgo, o sombra, o nada que desde alguna parte le naca; sin dnde comenzar, sin dnde, cielos!, sino en esa figura que caa.
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II El patio, el mirto, el alba, el camino de piedra maldejado en la yerba, el barandal de herrumbre, el pasamanos dulcemente glorioso. El claro aguamanil que tuvo una ventana y tuvo a abuela, porque ella cada da lo llenaba de esencia y madrugada, cuando el agua brocal lenta caa.
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Vctor M. Franceschi
Fundamentalmente autodidacta, no importa sus aos de institutor, hombre de muchas inquietudes, es periodista profesional, con ejecutorias en la Capital de la Repblica y en su provincia natal, Chiriqu. En la Concepcin, distrito de Bugaba, naci en el ao de 1931. Franceschi se ha preocupado por destacar los valores intelectuales de su regin. Obras: Carbones, 1956; Epstola Sideral, 1959. Referencias: Revilla Argueso, ngel: Panam Literario Actual. 1 RITMO QUE MUEVE Y MATA Clave, tumba y maracas, Tumba, clave y bong. Ritmo que mueve y mata, rumba que ya empez. . Siquisisiquisiqui siquisisiquiss van diciendo las maracas, riendo, riendo en su comps... Mueve tus senos mulata, dale a tu cuerpo el son. Quema tu sangre en ron: quema tu esclavitud... Sigan, plumeros verdes, brisa dndole a este son... (tanto que enciende el ron rindose entre las venas). Siquisisiquisiqui siquisisiquiss ritmo que mueve y mata, rumba que ya empez: 174
2 SALSIPUEDES Peticotes... Los brazieres a cincuenta! Caballero... Qu me dijo de las medias? Cinco pares por un dlar! Las peinillas, alfileres, alcanfores, vaselinas, redecillas y peinetas... Son de nylon, seorita... Guayaberas para nios... Los manteles, mire doa, bordaditos y baratos... Calzoncillos, camisetas, camisitas... Esas telas bien baratas... Telas, telas, cinco yardas por un dlar! Qu le pasa? No me empuje! Quin pudiera ser el padre de tus doce chiquititos...! Ya no hay pao... tengo poplin, Atrevido vaya y toque la ms vieja de su casa...! Que se acaban, que se acaban, compre bollos y empanadas, chicharrones, pastelitos, bien calientes, picantitos! Yo le vendo el treinta y cinco, pero sabe que es casado... Las cortinas de colores... Mire nia, los boletos de la rifa de este radio, con seis tubos p el domingo... 175
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Oiga suegra... me la cuida! Oye viejo, p los carros son las calles, p la gente las aceras: pela el ojo! Cundo viene la seal para cruzar? Ms respeto con la Guardia, caballero! (Salsipuedes calle trece, que al mercado me conduces: en tu boca batahola de buhoneros, de chiquillos, de mujeres y seoras maaneras, yo en tu arteria me confundo con los seres que se mueven dando voces, dando gritos: Es mi pueblo... mis hermanos, que caminan muy confiados por tu vientre, SALSIPUEDES!)
Lotera, N 166, septiembre de 1966.
3 EPSTOLA SIDERAL
A Xiomara Elena.
I Mi Laika sideral: Desde el recuerdo, Laika, hasta tu patria azul sin longitud, ni escudo, ni frontera; hasta el celeste huerto de gnea frutera; hasta tu hilado sueo de luz, de sombra y mundos pensativos, recibe este saludo de blanda admiracin 176
de agreste arrullo y vieja simpata! Hasta tu virgen tierra de mviles florestas encendidas, elevo mi respeto a tu herosmo de tan sencilla extirpe y complicado fin...! Bebindose el azul no sabe el iris del nio ni del can en su sorpresa si en la doliente gira te han perdido o s en tu eterno vuelo te han hallado, pues donde fue la noche ms noche porque fue desconocida frente a tu largo adis, se desdobl la sombra porque se hinchaba el da! Mi Laika, duele a fondo tu silencio. Remite un sidegrama... Tu corazn en Morse no describe el sstole de fuego conque anudas la elptica de amor que nos trazaste! Celeste cervatilla: quisiera ya Pizarro esa tu nave sin quilla ni cordaje ensangrentado. No fue ni carabela, ni bergantn pirata el que te alaba; fue apenas un suspiro de proyectil balstico escribiendo el verde diccionario del progreso, desde un dedal de plata hacia el abismo: Y ya te has hecho un mundo de pginas sin luto, sin un rengln de oprobio, sin marginar lo digno en tu conquista! (Mi Laika de los cosmos: 177
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cuando el latido rojo de tu pecho multiplic las bridas de la estrella, se me empotr de un salto en la garganta mi corazn en distole de gloria! Sobre el papiro azul del firmamento ser de luz tu nombre en cada letra...!) Con tu pelambre suelta en el girar subiendo ya tiene escarcha el cielo, se tizna de alegra! Con tu ladrido roto en el gemir muriendo ya tiene voz el cielo, la bveda nos llama! Con tu latido incauto del corazn saliendo sembraste vida al cielo ya es hombre, casi hermano! II De tu cola a tu hocico cuntos mundos anudaste: tan gigante hazaa hilaste en permetro tan chico! Quisiste en hogar de lata amar un perro celeste: tu sueo no se hizo agreste donde la muerte nos ata! Los nios alzan su espera desde el juguete de antao: no creen que se caiga el ao sin remontarse a tu esfera! 178
Los sembradores te miran con su redonda esperanza: piensan la nueva labranza sobre la luna y... suspiran! Pero Laika, viva o muerta, ya mordiste un caro anhelo: orillar de cielo a cielo tantos soles en tu huerta! Ac en tierra hacemos lazo comn buscando tu huella: por cada lampo de estrella subiremos a tu abrazo...! III Mi Laika sideral, desde el recuerdo un lazo de mi voz y tu ladrido hagamos para el sueo imaginado: la paz con el trabajo desposando desde el altar de amor comprometido! Aydame, turista de lo etreo, desde ese breve aullido que te ahoga, a decir que la guerra no cabalga su fantasma de viva carne abierta; y muveme a grabar con tu herosmo sobre ese bosque azul, en cada fruto, la paz con el trabajo desposando desde el altar de amor comprometido! Impleme a gritar donde naufraga la fe de los humildes, del magnate, este canto de atmicos acordes, relmpago y cancin que desintegra la endmica viacruz de la conquista 179
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y el ltigo de sangre en los verdugos; y djame injertar en cada vena y en cada nueva voz que se levanta este epgrafe de lucha desbordante: la paz con el trabajo desposando desde el altar de amor comprometido! Insprame, minscula astronave, con tu asteroide acento en la ionosfera, a darle nuestro psame a las armas, porque la guerra duerme en una cripta mientras tu lengua esculpe en cada estrella la paz con el trabajo desposando desde el altar de amor comprometido! IV Mi Laika sideral, desde qu punto o jaula extraterrestre de tu cielo observa tu electrnica pupila bocetos de maldad en promontorio de proyectil que acecha suelo hermano? Ensanos, terrcola viajera, tu sidreo enjambre descubierto y anncianos en clave que es ms justo tu nuevo hogar azul ilimitado, y no el planeta tierra que en subasta por cada milla gris levanta un muerto! Reptemos que all muere la angustia del hombre con sus manos sin ejido y mustranos que entero un mundo existe de herencia para el hurfano de surco! Perrita que mir sin sed la altura, dos alas de ecuacin te remontaron hasta el redondo puerto incognoscible. 180
(Ya no oye el corazn en sus radares tus cien ondas de amor comprometido!) Ya ves? No pudo el cndor bajo el cielo pegarle con sus alas a Centauro ni a Jpiter llevrselo en sus garras que bien pudiste t con un ladrido y la extendida fiebre de ternura, tragarte mil galaxias sorprendidas en las pupilas rotas, sin parcela! Mi Laika sideral, esperanzada, tu elptico ladrido desgarrado es un febril trotar en cada mente y es un ardor de voz en la garganta del almanaque humano que te ausculta pasando el perigeo que anuncia Paz. Desde la flor, el agua y cada boca despierta una sonrisa hasta tu sitio pues t circunnavegas otra aurora con vibracin de paz desconocida, llevndote la Guerra al apogeo! V Metronmica angustia fue la tuya que abriste en un suicidio el universo y desangrabas slo para el hombre Amor, Justicia y Paz inconquistada! Hilaste un sueo duro en que la muerte nos dio un saludo largo hasta lo etreo en su orfandad de bombas y de balas! Sobre el parque infantil que luce el cosmos, sers juguete azul para los siglos: ya la nueva niez traer en su frente tu nombre a la esperanza dibujado! Te alcanzar la ronda del infante; 181
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las fbricas, las minas y astilleros, los campos, los hogares, los ingenios te llamarn en dilogo de ruedas, te cantarn a golpe de tornillos! Cuando en la aurora astral ladre tu especie no habr onomatopeya que te ubique en la pupila abierta a la esperanza; pero un milln de perros sin bozales darn su anuncio csmico en los astros que besan la astronauta peregrina: sers lucero mvil donde nace el nuevo madrigal de los caninos! Mi Laika sideral: desde este barro, desde la cofia al tronco de mis nervios, desde el senil ramaje de mis carnes, yo me doblego al pi de tu proeza, de tu nclita misin, de tu herosmo, que el estirado msculo no alcanza: Pues t te diste azul hasta la muerte, para calar de amor toda la sangre; que no te diste azul sobre la muerte para bordar con odio el Universo...!
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all silba el sangretoro, entre las hojas del sigua del cornezuelo y del guabo. Ven a mis ojos de hoy eterna y muda quebrada; caaza de mis recuerdos, cantando por la maana. 2 UNA ROSADA ESTRELLA EN LA VENDIMIA El hilo de una estrella, se cay de repente, y enlaz con su ovillo la luz, la bruma, el viento y los trajo extasiados muy cerca de mi sombra, muy lejos de mi cuerpo. Los recog anhelantes como quien roba sueos, para dejar llevarme de un empuje violento. La luz... me senta refulgente La bruma... me presenta azorada. El viento... me llevaba sin brjula. Luz, bruma, viento, ovillo de mi estrella, hilo desenredado, deja que yo te eleve con todo mi mensaje.
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3 VIVO CON TU PAISAJE EN EL ESPACIO Una lluvia de tomos cruzaba el espacio y yo tal como ellos me sent muy pequea pensando algunas veces: Cmo integrarnos todos, cmo quererlo todo, cmo tener la fuerza que irradian en su mdula para explicamos luego, la razn de la vida, de todo el universo? Cmo tener lo inmenso de aquello tan pequeo, cmo estar en la tierra con patria, con hogar? Sentirse como un tomo es a la vez sentirse inmenso, muy pequeo, dbil como la caa, extenso como el mar.
[1, 2 y 3: Una rosada estrella en la vendimia.]
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Demetrio J. Fbrega
Nacido en la ciudad de Aguadulce, el 14 de septiembre de 1932. Ha realizado estudios universitarios en los Estados Unidos de Amrica y en Europa. Ha sido funcionario de nuestro servicio exterior, y ha ejercido el periodismo. Actualmente vive en el Japn. Demetrio J. Fbrega, que ha merecido, como Ros Zanet, tres primeros premios del Concurso Mir es un fino y maduro poeta en cuya obra se percibe el raro don de la autocrtica. Obras: Redes de Humo, 1952, (Indita), Libro de la mal sentada, 1956; Cuerpo Amoroso, 1964. Referencias: Luzcando, Roberto: El nuevo movimiento potico en Panam, 1960; Alvarado de Ricord, Elsie: Escritores Panameos Contemporneos, 1962, Martnez Ortega, Aristides: Poesa Vanguardista de Panam, en Lotera N 110, de enero de 1965. 1 SONETOS DE LA MAL SENTADA I Con un pauelo encima no, que nada niegue el golpe de luces prometido, que nada esconda lo que de escondido hizo al bosque bramar, gemir la espada. Con una cinta no, la flor ahogada, que mi decoro rueda desabrido, y un capitn muy plido, rendido busca la flota que le fue burlada. Plvora y yesca y pjaros de hondura hieran de cuajo al centinela breve de la casa que exhibes y me alejas. Yo por los campos voy de tierra dura mordiendo mudo tu pual de nieve con que me dejas ver que no te dejas. 186
VIII Verte y no verte, mala marinera, tu falda mina mi lucero sano, verte y no verte por no ver mi mano derramando la sed de tu ribera. Verte y no verte fustigar austera tibios gamos de amor en m verano, verte y no verte levantar en vano la mies al aire cuando el horno espera. Para tener tu primavera loca dndole y dando a mi cerviz herida jardines de scuas, pilagos de fuego, quisiera nunca ver y ver tu boca, verte y no verte junto a m, tendida, para no verte ms, y verte luego. IX Sobre la vara el tamarindo muere, bajo la vara azul de tu cintura unicarnada, fiel, blanca, madura, con una rama de humo que te quiere. Dime el collado, el signo, en dnde espere pauelo no me ds para amargura para que nadie sepa cmo apura lo poco que te vi de lo que hiere. Costanero en la flor de tu calado vuela en tu muslo un rayo que me impide donde la noche pasta sin amores.
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Tamarindo mortal amortajado, clavado y fresco y prfugo te pide si ya vio tu jardn, gustar las flores. X
ya, seora, ten por bien de me dar el gualardn. Marqus de Astorga.
Por tu color mortal vengo vencido, hme que vengo por tu piel cegado la frente traigo de laurel cansado y el prado de vivir por ti cado. Me fui por cosas de oro prometido rasgando mundos con mi potro armado, y el resplandor que haba en tu costado, pobre dej mi estado perseguido. Ya se me rompe el tiempo y me condena porque te fui a buscar y ciego anduve, porque sent tus galas en mi cuello. Si ya slo morir y en tierra ajena podr, siquiera por lo mal que estuve que sea despus, despus, despus de aquello. 2 POEMAS AMOROSOS Ven a llenar las blancas soledades, el huerto donde la marchita violeta alumbra el capitel perdido, ven a llenar tus nombres que he recogido por el mundo. 188
Entre los sauces de la noche vi cmo venas por las losas hmedas dejando atrs estrellas agitadas. Escuchar las voces de la ciudad. Risas y mquinas, crmenes y festejos. Todas distintas ahora que todo me habla de que voy a ti. Hollada tu inocencia, lloro sobre tu cuerpo sosegado. Firme tu boca y blanda y fiera y repentina y loca, sobre la carne estremecida. Todo, perderse! Mi pensar, la verde revolucin del viento en los pinares, y las plidas islas despidindose, hoy prodigio, maana sombra huida. S, pero mrate cruzar los campos, la fuente que regala tu reposo, los blancos, derramados mediodas. Adis, playas azules, lagos ardientes, bosques floridos. No! que no puedo dar con las palabras que a mi me digan que te digo adis.
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Poesa post-vanguardista
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Changmarn
Carlos Francisco Changmarn naci en Los Leones, casero ubicado en las vecindades de Santiago de Veraguas, el 26 de febrero de 1922. Mientras estudiaba en la Escuela Normal Juan Demstenes Arosemena que le gradu maestro de enseanza primaria en 1943 se revel artista: poeta, pintor. Ha sido maestro en diversos lugares del interior, y Profesor de Dibujo en la institucin donde estudi. Es, adems, cuentista. Faragual (1961), libro premiado en el Concurso Mir, rene algunos de sus cuentos. Iniciado bajo el influjo de los vanguardistas, hace despus una poesa de angustiado acento y clara intencin revolucionaria. La obra de Changmarn fruto de un temperamento rebelde, muestra cierto menosprecio por la forma. Militante de izquierda, pone su poesa al servicio de su credo poltico. Obras: Punto e Llanto, 1948; Poemas Corporales, 1956, Socabn, 1959; Dos Poemas, 1963. Referencias: Revilla Argeso, Angel: Nuevo realismo social lrico, en Comentarios de asedio sobre Poesa Panamea, 1963, Dos Poemas, en Panam Literario Actual, 1970; paisaje y poesa, ascesis panamea, 1964. Pssim. (Incluye un importante texto de Changmarn donde explica su modo de escribir). 1 CHARCO DE AGUA La lluvia dej un charco de agua, como un anteojo en la mitad de la plaza. Charco de agua! En el piso estn las nubes, por abajo pasa el cielo... Y en el cielo est la torre de cemento. Las casas son acordeones. Los carros pasan y pringan. 193
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Y cuando pasan las nias... nube, cielo, torre, casas de acordeones tiemblan... cuando van ya muy arriba de las piernas. 2 ARCOIRIS EN DOCE COLORES O POEMA DE UN PUEBLO
(Fragmento)
Rojo Las tunas y las sandas lloran sangre dilatada... La calle corre prendida desleda y bifurcada... Cuando una rosina cae una rosa la reemplaza. La nia la rosa corta y en el cabello la encaja... Violeta Barrancos y serranas muy distantes... Guirnaldas Y las ojeras de las muchachas... Muy Negro Le beso la boca a mi chola amada. Cuando los faroles 194
por Jess se apagan... Msica de grillos, cantares de ranas... Noche de febrero y orqudeas moradas... Gris Final Gris... Muy gris... Grisada... Silencio...! Qu pjaros comprimidos traen en sus picos de oro las prendas de la maana? 3 LAS NORMALISTAS SON BLANCAS Las normalistas son blancas como un pueblo de azucenas, como un pueblo de palomas y una cpula de estrellas. Los caballos de la luna dejaron sobre la arena sudor de ncar y plata con lagunitas de higueras, y seiscientas nias nias, como seiscientas muecas, tomaron agua de luna para vestirse de estrellas. Las normalistas son blancas, blancas de risas ligeras. Cuando van subiendo el llano van sembrando una quimera. La tarde se va poniendo detrs de las cabelleras, 195
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con anillos de sardinas y con nubes de cadenas. La tarde se va llorando. La tarde no quiere verlas. Cuando van bajando el llano van quitando las linternas. El llano queda gimiendo. El llano quisiera verlas. Cuando van subiendo el aire, aire de luz, luz de idea... cmo va quedando el cielo tupido de madreselvas! Y la voz se va quedando msica dentro la Escuela, cuando las seiscientas nias sus cansados ojos cierran. La noche las hizo blancas como blancas lunas nuevas, como los sueos del monte se hicieron agua en las tejas. La noche de manos suaves con madrugadas de seda, las hizo de caras blancas y de negras cabelleras. Las normalistas son blancas como un pueblo de azucenas, como un pueblo de palomas y una cpula de estrellas.
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4 POEMAS CORPORALES Prlogo Aqu empieza mi canto, son del pueblo llanto y dolor del nervio malherido. Aqu ladra mi ser; de aqu despierto, chispa de sol terrestre dando tumbos, mordiendo la rajada geografa. Yo voy en busca de la vida a tientas y aunque detrs de m los cien lagartos del hambre y la miseria se deslizan, levanto con mis huesos adelante, porque el viento de rojas esperanzas va floreciendo rosas cuando marcho. Voy en busca del pan... slo migajas encuentro en los torcidos recovecos. Mas he de hallar los verdes arrozales pariendo sobre el yermo y las espinas. En busca de la Patria voy rodando y slo polvo y amargura encuentro. Pero he de verla marinera, libre bailar en el tambor de la alegra. Quiero la paz, el vuelo incandescente de la paloma sobre el ancho mundo. Y aunque mis manos sangran y devoran buitres de la muerte mis orejas... oigo el rumor de mensajeras plumas; oigo el turrutut de las palomas como aurora boreal sobre mis sueos. Yo soy hecho de sal y de esperanzas. Duro para matar. Soy medio tigre y a veces ruiseor y serrana. 197
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De la barriga de la Patria vengo, donde la tierra chola me amamanta. No en vano el pueblo me cuaj en su sangre, porque en la noche cruel entre bramidos yo clavo mis colmillos de cachorro, en la frondas carnales del futuro abriendo los claveles de la aurora. 5 MIS VERSOS
(Fragmento)
PARA ESCRIBIR... la pluma, el pual, la flecha y la metralla. La palabra de Carlos, la msica de Marx. Y porque en las maanitas de todos los caminos alzo una gran bandera de rosa y de roco, dicen que yo soy malo... que he asesinado el alba! PARA ESCRIBIR MIS VERSOS... una reja, un candado, el suelo fro, baboso, el mundo de la crcel. Con su son de tortuga pasaban los calendarios. Para que supiera, poeta, lo que es la vida, la Patria de los barrotes, la Repblica abstracta, la Democracia pura.
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LA LIBERTAD morda mi espalda como una chinche flaca. La justicia de cucaracha suba por las paredes. La igualdad era la gracia de arroparse cada noche, con la misma saliva bajo la sombra sucia de grajos y maldiciones y estrellas subalternas que no alumbraban nunca. PERO EL TIRANO, ARRIBA, con Mister Ford y Morgan, ordeaban la vaca del Canal, de Chiriqu a Darin la cerca caminando la Company, la plata, la plusvala, la vida de los pobres, chorreando del trapiche, la champaa, el mundo libre, la sagrada propiedad capitalista, vestida de democracia, con un poco de circo y de mater et magistra. Y ahora quieren que escriba cabeza para abajo, con desteida pluma de pavo real morado sobre la torre alta de marfil del arte puro. Que hable de la mujer 199
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sin sugerir que tiene calenturas y rosas en medio de sus senos. Y que me ponga una absurda camisa de demente, para gritar sonetos como en un manicomio todo para que goce el rico disfrazado de sabio, con su cortejo estpido de loros y cacatas. PERO YO NO SOY, SEORES, caballeros burgueses, como el grillo que vive del roco, y canta, porque le divierte el lejano embeleso de la estrella, o de la araa que teje la trampa de la muerte, sobre una rosa blanca intil e inocente... YO VIVO SOBRE LA TIERRA, y llevo mis pantalones puestos, como los hombres... Marcho...! Mi guitarrita tiene cinco cuerdas, Salomo, me viene de das lejanos este grito. La palabra que uso la aprend de la gente; de su rosal, el verbo; la rima, de su muerte. 200
REZUMO POR TODAS PARTES sudor y arroz florido, sal y zurro de pipa de antiguos leadores. LA MADRUGADA, EL SOL, LA VACA, el perro, la huella del zahino, la escopeta, el disparo, la torcaza sorprendida El canto del cocorito sobre el nspero viejo... El mugir de los toros de los terratenientes... El ro, de noche, oscuro, crecido con los llantos de todos, los propietarios que no fueron al cielo. La gota del roco sobre la verde hoja del pltano, donde mis labios bebieron estos sueos... El canto de los gallos desenredando el da lejano de mis abuelos muertos en los panteones. La bandera azulita y roja con sus estrellas que me ense el maestro en la escuela del campo... Los ojos verdes y negros de las primeras novias, las cartas que escribimos con tinta azul y perfumes... Los besos las caricias. 201
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El rbol de macano amarillo que floreci en diciembre cuando me dijo adis, la ltima muchacha. TODO, TODO ME LATE como un perro fiel, en la oreja, en el viento, y me sangra por las puntas de mis dedos silvestres, cuando escribo mis versos, esta noche sin luna.
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Jos Franco
Nacido en Calobre, provincia de Veraguas, en el ao de 1931. Egresado de la Escuela Normal Juan Demstenes Arosemena, ejerci el magisterio por algn tiempo. En la Facultad de Filosofa, Letras y Educacin de la Universidad de Panam sigui luego cursos, sin terminar ninguna carrera. Es periodista, y ha representado a Panam como Embajador ante los Gobiernos de Uruguay y la Repblica Argentina. En la actualidad presta servicios en la Cancillera. Poeta de emocin popular, cultiva con gusto la dcima, sin que ello le impida logros en formas ms elaboradas de la expresin potica. Dentro de la lira patritica su poema Panam Defendida es obra sobresaliente. Obras: Sollozos annimos, 1955; Panam Defendida, 1959; Patria de dolor y llanto, 1961; Panam Defendida, Guayaquil, 1964 (Incluye Sollozos annimos y otros poemas); Poemas a mi Patria, 1968 (Incluye casi todo lo anterior); Dormir con los muertos, 1972. Referencias: Young Nez, Csar: Jos Franco y la palabra como accin; en Lotera N 50, de enero de 1960; Artel, Jorge: La poesa de Jos Franco, en Lotera N 92, de julio de 1963, reproducido despus como Prlogo de Panam Defendida y Poemas a mi Patria. 1 DEL ALBA El alba es el ms precioso algodn del tiempo; el homenaje natural a la simple ternura. Es como un nio reclinado al espacio. El libre gnesis! El alba es la primera libertad...! 2 JUAN DE LA COSA Comandante del agua y del oleaje fuiste, Juan de la Cosa, barcarola. Singladura que el aire desarbola, historieta marina del paisaje. 203
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Lmpara sobre el pilago y cordaje, eras lo mismo dardo y caracola, Del ocano jinete en la cabriola, brjula inmemorial del pilotaje. En la zurcida manga costanera la playa era una blusa marinera, un delantal orlado de arenales. No te quiso la muerte navegando. Entre siniestros pjaros graznando el Istmo celebr tus funerales. 3 ELEGA A GRISELDA ALMAR
Y las flores se elevan en la tierra como el perdn fragante de los muertos Lubiez Milosz.
He vuelto a llenar mi corazn de das sencillos de mar, de ros, de antiguos villorios, como un verano de hojas juveniles. He vuelto a beber los das silvestres del canto mineral; los maraones en flor, y los naranjos en las afueras del pueblo. Porque tu blusa fue un da por el llano rodando como una enredadera de pauelos en el alba. Era el tiempo del verano... Recuerdas? El poblado era una plaza de almendros y cereales. Oh los ranchos, hechos cual nidos de amables palomas! (Entonces t ibas por los caseros, a visitar a Pedro, a Juan, a Anselmo; ibas a hablarles de los cafetales, de la cerca rota por el ganado... 204
Mayo saludaba con su piel de lluvia tambin tus palabras de maestra rural...) Siempre que miro el pueblo te recuerdo. Qu flor ms jazminada de sollozos que tu carne...? Qu, la jugosa harina de tus labios hecha para alegra de los nios...? Tu alma fue construida para el bien, Griselda Almar. En los pueblos los das pasan como los crepsculos, repetidos, como juncos humildes, como remotas lmparas de invierno. (...Por la ausencia que va desde los xodos del espacio y el tiempo y el olvido...) Ah el olvido...! Naufragio de la luz y la sustancia. Pramo detenido junto al sueo. Griselda Almar... dulce Griselda Almar. cmo he amado tus ojos...! tu pura voluntad para lo bueno: Y tu actitud ante el ser y el no ser...! 4 PANAM DEFENDIDA Entonces fue la Patria Los caminos del indio, Los playones, las montuosas serranas atlnticas, las salinas del mangle y los estuarios. Fue la Patria la tribu. Los juncales, el fastidio del humo en los bohos, la sierra agreste, annima. 205
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Pesarosos, hostiles, los senderos del hombre fueron ros, cordilleras de rocas y jaguares. Del turbulento Atrato al chiricano suelo pastoril, la Patria ha sido siempre los andantes caminos, los galopes del aire inmemorial, territorio de trnsito perpetuo. La selva, las races, la hierba adusta, huraa, las pesarosas tumbas aborgenes, seguan los pantanos, las chozas familiares, las aldeanas inscripciones cerca de los riachuelos solitarios, donde nacen remansos y marismas, y el cardumen remonta los bajos. Simples, rsticos troncos giles, fueron los indios flechas, rupestres signos, manos ornamentales; ollas profundas de almidn alfarero. Modelaron el barro, 206
las hamacas del viento forestal, las estatuarias costas del Pacfico: sonoras, armoniosas, asientos del crepsculo y la espiga. Porque antao el maz, esmalte y fuego, panal de arcilla roja, fue corteza en las Chkjaras,* atavo textil, sueo multicolor del cntaro y la sangre. Oh cenizas del indio en mi memoria! hallo en tu cesta rota la liturgia del vaso funeral: que el hombre es slo barro, mortal nfora, polvo comn del tiempo y el olvido. Quizs en la amargura de la piedra tu muerte se prolongue, dulce ocarina lnguida, sementera filial, danza de los abuelos enterrados. Me remonto a la noche de tu primo elemento: eras la red, la trampa en el harpn, la pesca
* Bolsa de hilo.
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humilde en los esteros. Tus palabras indagaron la tierra, las azules leyendas de los Dioses, las videncias del primer jeroglfico en la luna. Padre nuestro del Istmo, candil triste. Lirio de los volcanes y el relmpago. En tu nombre mi Patria se hace origen, texto de la palabra funeral, remota imagen del llanto memorable. Patria ma, cuntas veces tus horas son horribles cloacas, oscuros pozos de miedo estremecido. Cementerios de tristes excrementos! Te miro a veces, Patria, como un tnel de cruces y burdeles, como un golpeado muro de cantina. Espectros insaciables cual brujas mitolgicas, chupan tu sangre pura; cortan tu carne humilde, tus manos temblorosas como ptalos. Lucho y tomo mi ruta, la seal venidera... 208
sereno estoy, de frente ante un desfile omnmodo de lanzas, ante las longitudes luminosas del trino, y los aullidos undvagos del lobo nocturnal del destierro. Porque en los villorios como en las ciudades de esta Patria aturdida, muerden los canes de la angustia, mugen los toros de la tisis, braman los trapiches del hambre en las huesudas manos fras del mendigo cubierto de cenizas... Tambin The Canal Zone es una brasa ardiendo, Patria ma. Si fuera el Canal un sitio dulce, si fuera un sendero de alborozo, si abriera sus compuertas a la dicha del hombre sin remilgos; si la bandera nuestra tremolara en sus aguas. Si no decapitaran la alegra... iramos contigo, saludando, haciendo un mundo bueno. Sera el canal un sitio puro, un eterno vehculo de amor. 209
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Pero la gruta rubia del GOLD ROLL ha sido un crter sucio de esputo y pus, de huesos y carne devorada. Porque mientras existe un SILVER ROLL de negros y un GOLD ROLL de blancos, y haya un prostbulo por cada dlar que penetre en nuestra tierra, y los indios se pudran como tallos junto a las plantaciones de banano, no habr paz. Ni habr fundamentales regocijos, ni habr un mantel de amor para el dolor antiguo de la patria. Cuando termine la tristeza, cuando no haya mendigos y haya frutos, cuando sean las horas joyeles de alegra y la leche no falte en los manteles, cuando no se lastime la ternura de las recin paridas madres jvenes, y los ros extraos busquen sitios a sus banderas de aguas amorosas, cuando los barcos islas errabundas del pueblo universal lleven la paz; seguiremos creyendo en tu memoria. La Patria nunca muere. Vive como una daga, como un rastrillo joven. La Escuela y los dulcsimos claveles de los textos; los oficios herldicos del fruto colectivo, 210
los goznes de los cspedes del cosmos; los leales territorios: brenle el corazn como una rosa. Cantemos por su nombre. Amemos su estructura en los colegios, un pensamiento suyo en cada tarde. Que vuelva la Repblica a su justo litoral de alegras. Que vuelva la Repblica a su austero ramaje de esperanzas. Iluminen la Patria los autnticos, los tributarios guas del pueblo laborioso. Que la patria es el istmo, Amrica y el mundo. EPLOGO Oh, mi pas amado, Panam. Lirio continental, sutil aroma ungida al prtico de Amrica. Te han golpeado hasta en tus oquedades, Patria ma. Antao fusilaron tus indios, los solemnes atabales, 211
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los tambores del adis sin retorno. Ms tarde fue moliendo tu cintura, jazmn heroico tu ombligo asesinado. An te siguen golpeando, Patria ma. Sin embargo, maana sers jbilo, podr mirarte alegre, oler tu casa limpia, sentir la aurora libre sobre tu patrimonio. Junto a tu corazn, maana, te lo juro, cantaremos un himno por la vida.
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Diana Morn
Nacida en Panam, el ao de 1932. Profesora de Espaol, egresada de la Universidad de Panam (su trabajo de graduacin vers sobre El vanguardismo en la potica panamea). A la profesora debemos un til Manual de Iniciacin Literaria, que lleva ya nueve ediciones, la ltima hecha este ao en Mxico, donde vive desde hace algunos aos. Becaria del Colegio de Mxico, estudia para una Maestra en Letras Hispanoamericanas. Obras: Eva definida, 1959 (en colaboracin con Ligia Alcazar); Soberana presencia de la Patria, 1964. 1 BSQUEDA Venden los profetas lotes en el cielo y las catedrales encienden sus anuncios en la cadera inmaculada de una virgen. El siglo en un Apolo aterriza en la frente de la luna y aqu abajo a mil nios por segundo se les llena de arriera la barriga. II Salimos as tuertos como un campanario en las manos de un loco a perseguir el ojo que una noche de lluvia nos robaron en la muerte pequeita de Biafra en el ngel azul que guarda las barbas de los hippies y en el cerebro electrnico de las computadoras. 213
RODRIGO MIR
III A pedacitos se nos caen los dedos en los portones del asilo. Cementerios de canarios es la lengua. No hay una lucirnaga para esta sombra. Nadie donde pasamos quebrando las botellas de la angustia. Nadie... Seguimos con nuestro atad a cuestas. IV Lengua o polvo? Corazn o mercanca? De qu desheredado ombligo de dios hemos cado para buscar en vano el pie y los caminos de los yacimientos de azcar? 2 SOBERANA PRESENCIA DE LA PATRIA Es enero en las calles donde ruedan los gritos, nueve o diez en la cara, en la splica radial de un arroyuelo rojo para soldar los nervios, es la fecha de un pueblo que encontr su camino. Escuchen lo que digo con una brasa de odio en el pjaro dulce que habitaba mi seno, aunque la barba de Walt Whitman hable de familias de hierbas y moral manzanera. La patria se fue, como siempre se ha ido, con su camisa blanca y la corbata azul de adolescencia, con el civismo juvenil de su paso y el, frtil batalln de sus arterias, 214
a enarbolar el vuelo all donde cortaron las alas tricolor de sus emblemas. Escuchen lo que digo con la capilla ardiente del rencor ms viejo: Mi patria, cntaro de amor en todo idioma, que ofrece su agua buena al peregrino ha arrastrado sesenta calendarios sin derecho a la fruta, al rbol de su huerto, saqueada en la bondad de su cintura. Escuchen lo que digo: En cada sitio de mi cuerpo hay un dolor de siemprevivas para contar al mundo la parbola del buen vecino que aplast la luz recin nacida. Muchachita de paz, exigiste la fruta, el huerto, el asta de tu nombre y el muro... el muro blanco... el muro rubio su carta... Punta del Este deshilvan tu esencia, derram su cauce, a la hmeda intemperie de gases lacrimgenos gemas Panam, como un maizal en llamas. Quin me pide cortinas para azular la piel quemada de estas sienes que jams pensaron en tirar un jazmn a las alondras? Quin reclama la slaba final de un corderito para ensayar un apretn de manos aqu, donde qued sin gasa el hospital para cubrir la fuga de amapolas? Quin, quin se atreve a rezar: To Sam, Santa Claus, Cuerpo de Paz Arca de las Alianzas, Consuelo del Afligido el corazn agujereado cicatriza con verdes papelillos. Quin me pide que sufra, qu suframos de amnesia, que le demos a Fleming tres medallas y con Bogart bailemos tamborito por la amistad del tiburn y el anzuelo en las sardinas? No! El sol no despierta para ustedes, 215
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usureros del aire. Ese disfraz de oveja hermano lobo, ya no engaa el candor de las violetas. Ahora, cmo bautizars esta maniobra? Juegos de patos? Operacin amiga en Canal Zone? Pildoritas Johnson para el subdesarrollo? Estos brazos que buscan una forma de nia, un latido de novio, una frente en los libros, no es pelcula para soldados morfinmanos. La viudez de estos cuartos no se vende en coca cola. El salitre escapado de la herida en desvelo no es negocio de chicles o zapatos. Este nueve de enero no es cera de museos, no es moneda de cambio ni tiene la firma de Bunau Varilla. Yo tengo que gritar, Oh, prendida garganta de mis muertos yo tengo que gritar con su polen de incendio en los cuatro puntos de la rosa del aire donde solt la UPI sus vampiros: Qu palabra, qu palabra por ms sucia que sea no resulta flor para escupir el rostro de bfalo en conserva? Qu adjetivo no es ngel para pintarle buitre, si por cada paloma que la mano te ofrece asesinas la mano, la sal y la paloma! No hay lago, frontera, axila que no lleve el tatuaje de tus colmillos roedores de luceros. Malditos de ayer! Asesinos de hoy! Herodes de siempre! Los huesitos de Chapultepec... Los huesitos de Atitln... Los huesitos de Hiroshima... La carne, los huesitos de mi patria molidos con repiques de metralla. 216
Mi cielo violado, como una nia ciega, en la torturada inocencia de su pubis, las venas sacadas de su casa joven, los hijos deshojados, lirios secos, la ltima estrofa del Canto a la Bandera en el fro ruiseor de la mirada y el llanto, el llanto maternal Oh vaso ardientes sangriento memorial de labio en labio. Yo tengo que gritar: Mis muertos son vivas sembraduras, atades que nutren la esperanza con el ritmo ascendente de la lucha. En las cuencas de Rosa revientan las espigas, en la espalda de Ascanio se arman las legiones; los fmures de Alberto, Tefilo y Rogelio, son astas invencibles otra vez en el muro. Los ojos de Ricardo, los labios de Rodolfo, las clulas de Vctor, los dedos de Carlos, las piernas mordidas, sus ncleos morados, sustancias nacionales, patrimonio se han vuelto. La sangre de los hombres es historia viviente savia que de la muerte se incorpora soberana presencia de la patria. El gorrin machacado en la lengua de un hroe fertiliza el reposo de su hielo y hace nido en la marcha su clarn de conciencia. Escuchen lo que digo, hoy nueve de enero, a ustedes tragalunas del mundo, a ustedes que asesinan los dedos sembradores de olivo: Del hijo acribillado retoar muchos hijos, del obrero en el polvo mil obreros regresan, del semen inmolado toda cuna germina. Las tumbas pregonan! Se desclavan las cruces! De la cal del pueblo, el pueblo resucita! Y t, pequea patria, gigante de esta fecha, esculpida en la roca de tus muertos para nacer definitivamente, 217
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abrirs tus alas agredidas en el dolido cofre de tus peces. Hasta el ltimo nio en presagio de mieles ofrendar su plpito de auroras por la libre heredad de tus estrellas Hoy! Maana! Siempre!
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Si el amor que me das Samaritana no tuviera la fuerza de cadena y si la fuerza de cadena no tuviera poder de aposentarse en el verde de tus ojos donde sacio mi angustia y mi esperanza; y si mi angustia y mi esperanza no fueran entre sueos hasta un lugar remoto en donde se construye un nuevo da, y si su limpia geografa de olivos y espartos no diera sustentculo a mi hombra, entonces: sin tus ojos sin tu verde sin tu agua sin tu amor sin mi esperanza hecho slo pellejo de agonas 219
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me ira por las noches hasta los elementos como una gota ms. Te lo confieso!
1973.
2 REQUIEM
Qu dedos tiene, cuntas uas salindole del sueo! Nicols Guilln
Y cuntas enredaderas de tierras esclavizadas envuelven ya su crneo roto sepulto en el misterio. Su mun sanguinolento ya sin mano sigue aferrando un arma como si fuera un crucifijo redentor. Una boina sangrienta lo protege del tiempo. Grande es la tonelada de fama que lo cubre. Hasta los hippies usan su cara en la camisa...! 3 LOS MUERTOS CONVERSAN BAJO LA TIERRA
(Fragmento)
Debajo de esta tierra que todos concemos van creciendo races de afiladas junturas y mientras cae la lluvia, abajo, lentamente los muertos van creciendo 220
como un extrao pueblo de manos y metales. No hay pupilas. Solamente coagulados rubes en labios de la herida como un testimonio dursimo del crimen. Y de las calaveras sale luz y nacen flores temblorosas de tungsteno vengativo. Es como si de pronto toda la geologa hubiera abierto paso a extraas modificaciones. Y las manos sealan hacia un mismo sitio recordando que hay estrellas sin punta rotas por la metralla infatigable y cruel. Recordando que en la noche un grito quiebra la quietud de los hogares y se clava como un arpn sangrante en las conciencias. Es como si nos hubieran condenado a ver un glgota inacabable que comienza y comienza y siempre sigue comenzando. Es como si a la flor del guayacn le robaran su esmaltado penacho. Es como si fusilaran un pueblo de gaviotas Y cortaran el rostro dulce de una monja, decapitaran arcngeles y pusieran espinas dentro de las piatas cumpleaeras. Es como si pintaran el cielo de un color destilado en las retortas de la muerte. Es como robarle monedas a los ciegos o escupir la rosa tempranera. 4 BAYANO
(Fragmento)
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un negro corazn cantando! El alto colmenar de las estrellas reserva a su herosmo pergaminos de luz, claveles de carbn brillante, cadenas trituradas por su nombre tamborero! La flor amarilla de los emancipados unida siempre a sus combates nos habla del dolor y la opresin, de la estirpe apagada por el hierro de manos esclavistas. Dursima la roca del sufrimiento mordi sangre ao tras ao lgrima a lgrima pmulo a pmulo vena a vena, hasta formar un ro callado, un enterrado cauce, una campana ronca y vengativa.
Ibeorgun N 2, diciembre de 1957.
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5 DEMETRIO HERRERA SEVILLANO Demetrio Herrera trovador del barandal tristsimo! Garcilaso del humo callejero. En la ventana herida y panamea cantaba el lirio anaranjado de tu trino. Conquistaste el laurel de todas las derrotas, ganaste la derrota de todos los laureles. Con tu negra sonrisa y tus palabras blancas de azul fraternidad, andabas por calles y dolores, por barrios y fogones de apagada bandera. Eran tus huesos corazones de calcio innumerable. Bronces reconstruidos por el atmico martillo de la vida! En la cantera cristalina del gerundio, en la fbrica colectiva 223
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de glbulos y liras, tu molde de juglar, tu slaba inicial y proletaria concebidas. Quin no recuerda tu garra de ngel potico? Y el alma guitarrista que usabas saludando? Tu camisa custodiada por un trax de botn y mancuernas? Camarada de madera y de estrella! Te amamos doblemente: por tu tinta de plvora y lucero, por tu rostro de pluma y guayacn.
Pini-Ib, N 1, marzo de 1958.
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y te miro tocndote. 2 FILOSOFA ANTIGUA Entre el Ser y el No Ser Escojo la Y griega. 3 A SOLICITUD DE PARTE INTERESADA A solicitud de parte interesada certifico que estos poemas son de una cuna noble de doble cuna si me permiten puedo decir que les puse sus botitas ortopdicas con el tiempo les pusieron orejas de conejo y un da los encontr trepados en una escalera altsima y les grit que se agarraran de la brocha Yo le cierro el poema en las narices al que quiera venir a saludarlos me gusta andar en calzoncillos en mi casa. Los poemas no se comen con los ojos los ojos no se comen con los poemas tienen razn los oculistas 226
no hay mejor gourmet que el que come con los ojos bajo un clair de lune Aviso: se cita a todos mis poemas. Da Sbato: Lectura de Informe sobre Tuertos. Viaje por KLIM y volver al seno materno.
4 MI ORACIN DOMINICAL Dios te salve, Mara, y a mi tambin y aunque estas cosas no se arreglan por telfono Comprende que todos los das trabajo y solo puedo llamarte los domingos. Sabemos que sufres por los desvali(ja)dos porque un buen da te apareciste a Ftima. Hme aqu hoy desvali(ja)do pero no sufras por ello. Nosotros tambin lloramos por ti porque te es difcil estar apareciendo cuando quieres hacerlo. Nos damos cuenta que tienes mucho que hacer Cocinar para Dios y darle de comer a los ngeles. Dios te Salve Mara, y a m tambin Acurdate que hoy es domingo y la lotera juega a las doce.
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5 TESTAMENTO POR SI LAS MOSCAS Desde el Asilo de Charenton les escribo estas lneas Repartan mis calzoncillos entre los pobres Donen mis libros al Club 2030 Mi trabajo en la compaa de seguros deber ser ocupado por Ernest Hemminway Un ltimo y carioso recuerdo a la mujer que ms quise en este mundo a mi madre y a mis hermanos que me enven un par de medias Quiero morir con las medias puestas. 6 PARA SUBIR AL CIELO SE NECESITA UNA ESTRELLA S un buen ngel, me dijo mi madre y entonces sal a la calle con esa grata sensacin que deja en el nimo la bendicin de una madre Hacia 1859 Billy The Kid militaba en la pandilla de los Swamp Angels y a los 14 aos extendi un pasaporte al mas all a un mejicano ms fornido que un bfalo que entr en el bar diciendo buenas noches a todos los gringos hijos de perra. Billy Harrigan o Billy The Kid ejerci su puntera por mucho tiempo y muchas veces iba a hacerles compaa a las guitarras y a los burdeles en Nuevo Mxico 228
El Sheriff Garret segn narra Borges puso fin a su precoz aventura cosindole el vientre a balazos, Fiel trasunto de la historia porque al final de aquella noche cuando me dobl sobre mis piernas decid seguir el consejo de mi madre. Y hme aqu en el cielo convertido en un buen ngel con mi estrellita de Sheriff y un revlver de agua. 7 EL RETRATO DE SEBASTIN MELMOTH En sus ltimos das El Cuervo de Poe posaba en la mesa de Oscar Wilde y el clebre autor de Dorian Gray se emborrachaba con Pernord como un prncipe derrotado. Adopt el nombre de Sebastin Melmoth y su vida no era ni la sombra de la elegancia que pase en Oxford Ni el pauelo verde de fina seda junto a las palabras que animaron los crculos literarios de Londres. No tiene mayor inters revivir la historia de su vida. Su extraordinario talento literario atrajo sobre s todos los demonios. El 30 de noviembre de 1900 un Dandy venido a menos telefone al cielo para que le reservasen una Suite impregnada de lavanda. 229
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8 LAST SUMMER
My quietness has a number of naked selves, so many pistols I have borrowed to protect myselves from creatures who too readily recognize my weapons and have murder in their heart! IN MEMORY OF MY FEELINGS, FRANK OHARA.
Cundo est prximo a abandonar este planeta guarda en tus ojos el tesoro que los enanos del bosque tuvieron el cuidado de enterrar en el underground silencioso y de fbula que nuestra pasin aliment con pedazos de sol nubes mareas las primeras canciones de los beatles el tema de Lara y Manzanero en el pequeo radio transistor y nuestras emisiones telepticas que vaya si no fue una gran suerte que acertramos en forma legtima y sin trampas Sin duda te ser fcil reconocer que yo no era de este planeta y que nuestro amor no fu como las luces de un teatro en una noche de estreno sino una danza en el escenario de la vida eternizada en su mas hermoso movimiento. Y yo te guardar las cosas para que todas las cosas nos guarden a nosotros
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9 CARTA TARDA Yo escup la luz de la noche que cav en tu rostro mutilados luceros de jcara y lujuria. T apenas soabas con los blancos molinos de viento de tu infancia. T ibas con tu dolor, como una lmpara rota en las afueras de tu sueo. T a quien los marineros ebrios en la Good Neighbor y los soldados aburridos y los diputados cuyos dioses eran Speedy Gonzlez y los magos de la UPI con noticias sobre la muerte de Marilyn Monroe y el insomnio de la princesa Margarita, emborrachaban con whisky en aquel bar lleno de humos y cervezas y traganqueles borrachos, y ultrajaban tus senos y tu carne humillada como la tierra misma que sangraba por la ventana de tus adversidades. Ahora pienso en tus ojos avanzando por las madrugadas en las afueras de Ro Abajo, en automticos burdeles, Villamor, Ancn, Pars, Las Flores, huyendo hacia donde no encontraras rosados Volkswagens y donde ningn hijo de rico pudiera violarte y escupirte en el rostro sin que Jess pudiera consolarte porque Cristo vive en la casa de los ricos hasta la segunda la tercera y la cuarta venida del hijo del hombre. T tenas dieciocho aos. Tu corazn hurfano de vida a quien los funcionarios de turno amarraban a un largo despojo. Tus ojos miraban los parasos de tu lejana casa junto al ro, sin que la felicidad pudiera hablar con Dios para que te diera la mano, el padre de familia, el catlico ferviente, ciudadano destacado, jugaba sus dlares con muequitas rubias en hoteles de lujo. Muchas veces hemos intentado que tu corazn se abriera a la dicha, que abandonaras la soledad de tus paredes vacas, que la pureza de tu rostro, que tus manos blancas y suaves como el primer baile a que fuiste con los ojos ebrios de amor, volviera a tu dolor y a tu nostalgia, 231
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pero apenas si fuimos capaces de lastimar tu ternura agotada y sin vida. Esta noche hay otro Cristo clavado a tu cruz. Triste, tan triste como aquel que muri por salvar a los hombres. Pero t sabes, muchacha, que un da el alba baar el rostro de la nueva maana, podrs cantar de la mano de los jvenes hroes, entonces ya nunca ms estars enferma, ni pasars hambre ni tendrs lgrimas, y te dir que esta patria a ti te pertenece.
Casa de las Amricas, N 72, mayo y junio 1972, La Habana, Cuba.
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Enrique Chuez
Nacido en Santiago de Veraguas, el 31 de agosto de 1934. Es Bachiller en Letras del Instituto y Licenciado y Profesor en Filosofa e Historia, de la Universidad de Panam. Ha sido obrero, pescador, empleado pblico. Cuentista y novelista, hombre que tiene cosas que contar, su obra es trasunto de una desesperanzada visin del hombre y la sociedad. A ese respecto, el libro del que proceden los poemas aqu insertos constituye una excepcin. Sus cuentos algunos de ellos premiados no se han recogido en volumen. Su novela Las Averas, 1973, mereci una mencin en un concurso internacional. Obras: Al hombro mi socavn, 1964; Decimario, 1965. 1 LOS VERSOS DE AMOR PARA OLIVIA I Oye el ruido que hacen los hombres al vivir. Oye el odio que hacen al morir. Oye como Dios los mira desgarrarse la carne con metales. Oye cmo se aduean de la tierra llevando el fuego del holocausto en sus devastaciones. Oye cmo derrumban los muros de los altares. Oye el ruido de mi verso, Olivia oye cmo te amo. 233
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III Es falso que uno ms uno sean dos cuando te quiero. Si somos una misma pieza, una sola alegra, una sola gana de comer. Cuando te alejas te busco en mis bolsillos, en mis poros, en mis versos. Cuando me voy me acerco ms a ti, me acopl ms a tu vestido. Qu locura que t ms yo sea dos, es uno, o tres, o seis, lo que resulte de este kilmetro de amor para cubrir la tierra. XX Cuando te escribo un verso el pobre no cabe de contento. Corre por el papel, se detiene, me mira, salta, quiere significar todo el misterio de la carne, cmo suda. Yo lo comprendo porque tambin te quiero y s lo que es el gusto de quererte. El lo sabe y quiere hacerse ms poema para ti. Parece un nio! Cmo amo tu verso, Olivia; 234
l quiere decirte algo que no puedo, quiere ser un farol para tus pasos, contarte las cosas de la vida y decirte con mi boca que te ama. Los dos sobre la tierra vivimos para ti, con fuerza, cada da. Pero, ay!, mi vida, a veces tengo miedo que te ame un poquito ms que yo.
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Qu son dos ojos para tal paisaje? Qu son cinco sentidos para tanta vida? Es desesperante lo mucho que se pierde a diario nuestro tiempo mortal es como el hoyo en la arena donde un idiota pretende echar el ocano Con una desenfrenada gana salgo diariamente a buscar vida, a beberla a fondo, aunque no tenga garganta para ese trago, Seores, por lo anteriormente expuesto me rebelo contra el poder de convertir el mundo en una bola que pueda desaparecer de un soplo como en una funcin de magia; no acepto que me tengan como en un film de suspenso al borde del disparo. Ordeno que me dejen vivir lo que aguante; vivir lo que sin medida quepa entre pecho y espalda hasta que las velas me escolten de dos en fondo. 3 EXPERIENCIA PERSONAL Transcurrido cierto tiempo de mi arribo al mundo dijeron un da oficialmente te concedemos el uso de la razn; id al templo del saber. Desde ese entonces o hablar de la libertad. ante nada aprenders a conocerla impresa Sacaron varias letras del abecedario y aplastndolas como acorden vi exactamente lo que deseaban mostrarme: Libertad Avanc remolcado como los barcos que cruzan Panam 237
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a otros niveles del saber donde se engorda con fechas y teoras la libertad. considrate afortunado dijeron vives en el hemisferio de la libertad. Naci a orillas del Sena; actualmente reside en Nueva York contemplando Wall Street y dando la espalda al Sur. Decid conocerla con no menos obsesin que los embarcados a la Atlntida Fui a un edificio de puertas ceudas cuyos planchados naturales dijeron llamarse funcionarios Condecorados de lpices araaban furiosamente las mquinas mientras sus ojos rodaban por el pupitre como bolas aceitadas. Deseo conocerla libertad!, exclam Not con asombro que me enseaban los dientes mientras para otros movan repetidas veces el trasero. Uno que giraba en la silla Majestuoso como un sistema planetario me interrog de la siguiente manera: Se interesa por la paz? Cierra el puo cuando saluda? Hay en su familia terroristas? Sabe Ud. confeccionar bombas? Por qu aparece en fotografas de concentraciones pblicas? Suele conocrsele con otros nombres? Tienen seas particulares? Se propone matar al Presidente Constitucional de la Repblica? A continuacin exigieron borrar de mi propio mapamundi pases que aparecan en todos los manuales de geografa. De pupitre a oficina peregrin gastando huellas digitales, confesando hasta los ms sonrojantes secretos de familia, 238
entregando fotos como si mi propsito fuera el estrellato, cancelando impuestos que sumaron ms de lo ahorrado para el viaje. El primer impulso fue recordarles el templo del saber, citar fechas, exponer teoras, ms ca en cuenta que todo haba sido una broma; la Libertad no es otra cosa que una estatua en Nueva York contemplando Wall Street y dando la espalda al Sur. 4 LOS PASOS SIN REGRESO Los aos nos han ido llevando como el mar los troncos de la playa. Mientras navegamos slo nos queda contemplar la orilla de un paisaje abandonado. Regresar es imposible; Mientras atrs han quedado lugares, personas con quienes nos confundamos como la tierra y la oscuridad. Me revienta no estar seguro si tengo deseos de regresar o por estar impedido aoro lo que fui dejando, alegremente entonces. Puede ser tambin la repentina simpata que despierta el descubrirnos casualmente en la neblina: ni ms ni menos, el husped favorito que vemos tras el vidrio empaado, retirndose. Muchas cosas hemos abandonado; estamos instalados en otros lugares; levantamos nuevas toldas; saludamos a personas, como ayer a otras: mucho gusto 239
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encantado para servirle pase por casa; lleve a la seora Abandonamos los bares donde los hombres ebrios bailan solos frente a la caja de msica, y al regresar nos sentimos en un saln cuyas sillas estn volteadas sobre las mesas. ...Lestes el ltimo libro de Camus?... ...Platn lo dijo antes que Hegel... ...Freud vio claro el sexo... ...un golpe para los Estados Unidos... discusiones cuyo entusiasmo qued con amigos, dolos, doncellas y meretrices de otra poca. Pero queremos regresar ahora que sabemos que el licor slo puede embriagamos? O es que ya estamos cansados del almidn en el cuello y los puos, de la raya en el pantaln, y del sudor en las axilas que huele a ceniza? Tal vez, un poco de barro en las narices aoramos; un poco de tierra en las uas. Podramos volver a aburrirnos y aceptarnos que nuestros pasos vayan levantando la tierra que nos cubrir. 5 EL TIEMPO EN EL ESPEJO Cuando comenz a hallarse en los parques (entre los brazos de las bancas los viejos parecen antiguos libros entre sostenedores) comprob que ahora era el espectador que desde las ltimas butacas contempla el escenario. 240
Advirti que le estaba quedando grande la piel y sus carnes colgaban peligrosamente como si ansiaran tierra. Entonces comprendi, que como el husped que no tiene compromiso de permanecer con su anfitrin cuando a ste le acosan los bostezos, la vida se marchaba.
[1, 2, 3 y 4: A manera de protesta, 1972. 5: Santiago, No. 7, junio de 1972. Santiago de Cuba.]
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lo que pesa un cadver lo que cuesta cantar estando mudos. 4 ME MUERDO EL CORAZN Me muerdo el corazn hasta su ua afilo diariamente mis rencores no creo en soledades de poetas pederastas y aunque desgarren esa voz que siempre sangra la tiren por balcones yo seguir cantando compaero desde el forro del alma antes que el tiempo muera. 5 HOY YA ES TARDE Hoy ya es tarde para que vengan rosas y azucenas el tiempo ha dispuesto las barajas Biafra y Vietnam se quedaron sin poesa pura que no cacen al hombre todos digan NO! es tarde para guardar navajas del silencio.
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Ramn Oviero
Jos Ivn Romero Jan, que as se llama en la vida civil, naci en la ciudad de Panam, el 30 de octubre de 1938. Bachiller del Instituto Nacional. Inici estudios en la Escuela de Espaol de la Universidad de Panam, estudios que no concluy. Combatiente poltico y cultural desde sus das de estudiante, ha participado en grupos y actividades diversos. Desde hace un lustro vive en Mxico, vinculado al periodismo literario de la gran urbe. All acaba de publicar un libro que recoge etapas sucesivas de su produccin. Obras: Los golpes y las horas, (en Tareas nmeros 11 y 12 de septiembreoctubre de 1963); Tres cantos, para la paz (en colaboracin); 1965; Oda ms que elega, 1965 (nmero 6 de los pliegos Ediciones Caribe); Aqu sobre esta tierra, 1974. (Incluye Un poco ms abajo de la altura. Cuerpo en exilio y Hoy poesa). Referencias: del Rosario:Poesa panamea, en Matutino de 9, 10 y 11 de mayo de 1974. 1 DE LOS SONETOS IRACUNDOS (a) Aqu sobre esta tierra y puo a puo blandid espadas pero no claveles; firme la voz y mientras tanto fieles el pulso, el corazn junto al terruo. Ya no! Ya no dir: celajes, cuo de aurora, luces de tu frente, mieles de tu boca. Y aquellas pero infieles rosas, putas sern no de este puo. Me voltear. Te voltears y luego, cercano al codo de tu brazo izquierdo, vers vers? pasar gallos de fuego. Mas como dije (y digo) y vuelvo y juro, 244
en alta voz dirs lo que me muerdo por ser de cal, palabras que procuro, (b) Ahora la palabra es gris oscuro, dinamita de voces, rostro mismo. Ola de fe que surge del abismo para borrar del hombre el canto impuro. Estamos hoy, aqu, frente a este muro de cal, ceniza, vrtice y abismo, pulsos de sangre, voluntad de sismo, flujo, venablo ardiente, rbol puro. Porque es mejor gritar puesto el acento, ir labrando las cosas como flechas en silabeo agudo siempre hiriente, que sentarse a pintar las bellas fechas, con nostalgia aburrida de convento, sin decir los dolores de la gente! 2 NUEVAS ADMONICIONES De veras, aunque no sepamos nada, o no queramos enterarnos, alguien (o muchos de ellos) nos est borrando de alguna pizarra imaginaria, luminosa, pulcra, aristocrtica, con el mayor asomo infame de misericordia. Han querido darle vuelta a la moneda. Pero el juego a veces es difcil, cuesta dinero, sudor (de otros por supuesto), preocupaciones, fiebre, bilis, lceras y muertes, muertes, muertes: muchas muertes. Alguien, que no eres t, muere en algn lugar del mundo cuando Mr. Gold, Mr. Money, Sr. Plata o Sr. Estao, o como quieran, bosteza a mandar su fracal Martinizen 245
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o le dice a su querida por telfono (S claro baby, por qu no? S un Masseratti. No? Un Firebird? Tampoco? Cmo no, cario, el que quieras. Bien? Esta noche, entonces, Chiao,) Y t (nosotros), tan tranquilos, como si tal cosa. Y hay golpes de pecho que nos dejan taciturnos, boquiabiertos. Y los confesionarios se llenan y hay absoluciones importantes. Pero existen muchos (existimos) que no se confiesan (digo, a oscuras, en voz baja) y gritan lo que tienen dentro, con todo el cuello que les pertenece, y alzan el puo, escupen, y no se dejan apalear. Porque eso ya no ms, qu va! Y t lo sabes, entre otros. (Si no que lo digan los de Watts, los de Alabama, los de Arkansas, ellos ellos ellos). Y el sueo se te escapa a cualquier calle o se te baja a los testculos, y comienzas a sudar que da miedo. Otros apostrofan (lejos, lejos) insultan y luego se mojan los pantalones con bencina, encienden un fsforo y quedan en la historia y en nuestros estpidos recuerdos, que para eso tambin nos sirve la memoria. Muchos no aprendemos es cierto. Pero tambin muchos de nosotros aprendemos. Y escribimos, conspiramos en silencio (es importante) contra todo lo que huele a viejo, y miramos el maana como una cosa cierta, que no nos pueden negar ni los profetas del State Department, ni los nunca inteligentes miembros de la CIA, ni los otros que ya conocemos hace muchsimo y ms y ms. Por eso no reprimir mi boca, y lo que tenga que decir lo digo aunque te mueras y te conviertas en estircol. T con tu conciencia difana, dominguera y a veces petulante. Pobre de ti por ti y por nosotros. Pero nada! Cuando alguien muere aqu o donde fuese, a ti y a mi nos cae algo de culpa (tambin a los otros). Y somos cmplices de la gran masacre o del Big Bussines como dice Martnez. Mas no me importa un comino si te quito el sueo si te trastorno la digestin o lo que sea. 246
La tranquilidad es de los sordos, de los que no quieren ver, de los que forman el gran ejrcito de los saciados. Esto es infame! (Noticia y advertencia: la similitud del texto que prosigue con algn discurso, perorata, panfleto, manifiesto o verdades dichas en cualquier lugar del mundo, por persona viva o muerta, es deliberada coincidencia). La solidaridad del mundo progresista para con el pueblo de Vietnam, semeja a la amarga irona que significaba para los gladiadores del circo romano el estmulo de la plebe. No se trata de desear xito al agredido, sino de correr su misma suerte; acompaarlo a la muerte o a la victoria. Cuando analizamos la soledad vietnamita nos asalta la angustia de este momento ilgico de la humanidad. No hermanito: nada de que todo va mejor con CocaCola, Ni que eres hombre de mundo porque fumas Viceroy, porque todava hoy, como siempre, de la ciudad salen gritos moribundos y clama por socorro el alma de los vejados. Nos quieren matar dizque a soledad, eh Martnez? Tambin con la incomunicacin y todo eso. Y es triste que muchos caigan en las redes: incautos, con sus problemas de conciencia, la metafsica de bosillo, la trascendencia inocua, floja y que a nada conduce. No es as profesor Martnez? Me escucha usted Doctor? Sabe de qu hablo? Saben Uds. de qu hablo? Lo sabes t? Nada, me digo. Hay que levantarse, leer los diarios, desayunar (cuando se puede), ir (por qu no?) al trabajo, fosilarze, no pensar, ser indiferente, importarle un bledo con todo y ya est! Mejor es que nos sorprenda un sncope cuando estemos acostados. Ah! Y el duende de Vallejo. (Y si despus de tanta historia, sucumbimos, no ya de eternidad, sino de esas cosas sencillas, como estar en la casa o ponerse a cavilar). 247
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Aqu falla algo me digo. La mecnica de quin sabe quin. Pero falla. Lo siento, Lo sentimos a diario. No es as? Por qu entonces te pones rojo aunque ests ms plido que nunca? Y te ponen ese letrero que t nunca has pedido. Joder, buena la vaina! No jodan seores! Ahora s, ahora s que la hicieron. (Cmo dice seora? Qu si nos sentimos bien? Que qu pensamos de los gringos? Qu si no tuvisemos el Canal? Qu seramos pobrecitos y hasta ignorantones? Qu la poltica? Qu el censo? Qu el pueblo? Pero seora, si de eso se trata. Claro, claro. Qu Ud. no lo saba? Ah, seora, please) A fin de cuenta, despjate de tu camisa vieja, alza el puo, da la cara al sol, no te mueras porque s, y gurdate la vida para ti, y para otros, otros, para ellos.
Santiago N 7 de junio de 1972, Santiago de Cuba.
En Alabama State, en Selma City propiamente, como si la noche anocheciera toda ella o encendiera la tierra sus carbones. S, en Selma City, en Alabama, digo, 248
una mano blanca quiere estrangular a un negro: llama apagada dicen. Carbn mustio, dijeron. Ayer, palo y gases y nuevamente palo. Ayer, la horca, el KuKluxKlan, el fuego. Ayer el Big Stick en Little Rock, dale que dale, y hoy, al negro, hoy lo quieren contra el suelo. Pero ahora la noche no es ro sin estrellas. Ni el negro es ms negro bajo el cielo negro, ni todo sur el Sur, ni todo blanco, en Alabama State, en Selma City propiamente, que ya la mano blanca no puede contra el negro, no puede, no, de nuevo. Piel y piel y mano sobre mano, hermano, el Africa ha soltado con sangre sus amarras; lucha t, grita y escupe t en ese Sur tan sonofabitch y amargo. En Alabama State, en Selma City propiamente, si un negro muere y si otro muere, cien volcanes de furia, cien volcanes ahora s, se encienden. (Llama apagada dicen. Carbn mustio, dijeron: cuento, mi hermano, cuento!) 4 INFANCIAS I en verdad la infancia se te puede escapar detrs de un tren o de un auto detrs de otros recuerdos o ms detrs / detrs de palabras sueos o nostalgias pero en verdad a lo lejos 249
RODRIGO MIR
recuerdo el mar cerca de casa un carro de madera que hice con mis propias manos una rotura de cabeza / una cada de caballo en ldice una vez que estuve a punto de ahogarme en un ro la primera vez que vi un seno de bajo de mi boca y cerca de la arena lo enamorado que estaba de una compaera de clases selvia selvia selvia en primer grado las interminables rias de mis padres un viaje que hice a nicaragua la abuela paca los coches de caballo en managua mi bisabuela ciega que lea mi mirada con sus dedos centenarios un abuelo de ojos grises llamado salvador una fotografa con Miriam y un conejo una abuela de 15 hijos que le tena miedo miedo? a la cmara fotogrfica la vez que me perd en la avenida central y fui rescatado por mi madre en la estacin de polica una foto de jos mostrando un traje en la mano derecha en fin pocos recuerdos vaguedades lugares comunes sin casi importancia alguna no creo que hubo dolor no hubo hambre hubo soledad en compaa hubo las idas al circo / al cine con flash gordon y capitn marvel no hubo problemas de autoridad pero s hubo pequeos hurtos en los comisariatos de los zonians en ancn por cierto paquines chocolates revistas pastillas malvas cosas cosas y hubo siempre un desprecio por ellos por sus rubios policas tambin recuerdo nueve aos 250
fils traidor mueran los gringos abajo el tratado filshines no ms bases norteamericanas y yo con alguna tiza en la mano frente a los muros de una iglesia o frente a un sablazo / all cerca de la escuela mxico en la acera del cine el dorado as fue as es
pero las vidas no todas son iguales ni las horas ni el tiempo ni el momento preciso ni todo el dolor es todo el dolor as fue la infancia que recuerdo esa fue la infancia que marc lo que ahora soy esos son los signos los caminos algunos rostros y el poco dolor por aquellos tiempos II dnde dejaste tu infancia george jackson en qu escuela en qu calle del ghetto en qu casa de lake street? cerca de qu tren que pasaba diariamente frente a tu ventana? no conozco tu infancia y slo nos llegan algunos rincones de tu pequea vida all donde expropiaste varias veces comida y ropa de las tiendas y entre tus chiquilladas y aquellos amigos joe adams john and keny fox y junio sonny otros fuiste creciendo poco a poco con aquel ya tu rencor cerca del pecho
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5 CUERPO EN EXILIO son las cinco de la tarde esta lluvia para m desconocida todava/ tiene un sabor de no s cules distancias la msica de west montgomery que escucho por la radio me recuerda uno que otro atardecer ms all o ms ac de tus fronteras sucede que dejndote caer de quin sabe qu soado sueo naces y renaces cada vez que sale el sol cerca del lado izquierdo de mis barbas caes te digo / no tan slo de tus ojos hacia ese abismo que dejan ver tus lgrimas sino de tu pecho a tu vientre / suave como un quejido / donde encuentro y encontrarnos el maana borrado de algn cristal oscuro y me digo que no es tan slo esperanza ni tristeza carcomida por el tiempo porque tu piel es tan cierta como la luz de cada da y eres paso y huella de este mismo camino mi corazn junto a tus dedos / rebasa las mrgenes de aquellas pobres palabras que cabecean tarde a tarde cmo ser la vida que rescatando aquel libro adolescente me diste a leer aquellos viejos 20 poemas de amor y quin sabe cuntas cosas desesperadas no s si el tiempo para ti reserva su oscuro peso porque a m a veces me caen los aos los golpes me llegan te digo bastndome un verso una imagen un signo incomprensible Podra acaso olvidar aquellas aves hiriendo las silenciosas playas o aquel gesto iracundo que me sala de la boca con furia para casi siempre estrellarse con otros labios dibujados por arenas y tristezas? digo que no s por qu quedamos tristes tan lejos entre viejos amores 252
pero clavado ms mi cuerpo entre tu ardiente carne y cmo la furia de tus labios regresaba como un mar hacia mi aliento dnde hallar el pozo el muro la frontera que nos indique hacia dnde vamos y si ser largo el camino? sabes que para que exista la vida el amor y tambin lo que nos duele basta un instante el relampaguear de una mirada un texto una lnea un hecho o la bsqueda incesante de una nueva boca o una nueva frente te dije que es falso que el mundo exista por nosotros porque seguir all aunque no estemos aunque la voz de aretha franklin ya no pueda ser oda por nosotros pero amamos es construirlo cada da porque sabes que a cada hora quieren destruirlo se empean en negar lo ya imposible das vendrn con otros aires / con otras voces / dolorosamente / aunque caiga sin recuerdos en el polvo que amas y amamos y seguirn amando otros / el sol y el mar de tantos siglos ir segando para siempre y todava quin sabe cuntas miradas nuevas como un amanecer bajo la lluvia son las cinco de la tarde as / esta lluvia desconocida y terca quiere hacrseme familiar atentaotra msica se deja escuchar en ese radio compaero pero sintonicemos nuestro furioso amor en la misma frecuencia y ammonos desesperados como si el maana no existiera detrs de esas cuatro paredes cmplices aunque sepamos que existe y que habremos de luchar y dar la vida por las vidas y as as
[1 y 2: Oda ms que elega. 3: Poesa Joven de Panam. 4 y 5: Aqu sobre esta tierra.]
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Roberto Luzcando
Nacido en la ciudad de Panam, el ao de 1939. Licenciado en Filosofa y Letras y Profesor de Espaol, de la Universidad de Panam. Crtico literario, ha publicado El Nuevo Movimiento Potico de Panam (1960) y Tristn Solarte, representacin panamea en la novela y poesa (1962), ambos trabajos premiados en el concurso Mir. Ha publicado tambin cuentos. Sus libros poticos muestran rica imaginacin y hondo temperamento lrico. Obras: El tripulante de la sombra, 1966; Para ir con el viento (Elega paterna), 1970. Referencias: Ochoa Lpez, Moravia: Roberto Luzcando, poeta, ensayista, escritor de talento, en El Mundo, de 6 de noviembre de 1965 (Utilizado luego como prlogo de su libro primero); Vacaro, Carlos: Roberto Luzcando y su aporte al movimiento literario de Panam, en La Estrella de Panam, de 3 de septiembre de 1967. 1 SONETO Oriundo soy de tu memoria, muerte, vine de tus instantes congelados, con las palabras y los pies gastados, como la hierba detenida y fuerte. Alrededor del mundo voy inerte con mi marino amor, diseminados entre los ptalos y los venados mis abejorros que no quieren verte. Tus alcancas de infinito lodo aguardan las monedas de mis dientes con mis sonidos blancos en desorden. Conocer el cicln que en cierto modo entre la flor ocurre, y los valientes jaguares de roco que me aborden. 254
2 SONETO He nacido becado por el viento. Estudiante del fro y sucursales. Contador terrenal de los maizales, grano a grano del sol amarillento. Profesor de cegueras, casi tiento lo que dice esta muerte de animales, negadora del hombre con sus sales de marino furor y embrujamiento. Estudio sin pasar la magia negra. Repaso el corazn y no hallo espada en contra del sepulcro curandero. Entonces regresar casi me alegra al viejo diccionario de la nada, marcando ya la sangre mi hora cero. 3 SI YO FUERA DIOS Si yo fuera Dios me doleran las manos de estar mezclando flor con animal para inventar el capullo del hombre. Si yo fuera Dios apagara el desorden del color y un nunca visto torrente de apretada sombra juntara a los enemigos, hojas y orugas, hombres y hombres, en la misma buja del espanto, en el mismo abrazo del matorral. 255
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Entonces me dejara caer, botara la camisa de mi fuerza, mi trapo de eternidad, y mi cuerpo volvera a ocupar su sitio entre el sol y el espacio. 4 DOS SONETOS AMOROSOS Se odia una mujer durante el da. Se quiere por la noche a manos llenas. Y en sus pechos que son como colmenas te mueres en el alba ya tarda. Se quiere una mujer con su porfa y gritas cabizbajo, muerdes venas encima de la flor que a duras penas te da cuando no es noche ni es de da. Y buscas el amor como una aguja en el pajar de un gesto o una palabra o entre la hierba seca de un suspiro. Y entonces, como garra que no estruja, abres la mano y en un abracadabra le pegas al amor certero tiro. II Es un fuerte apretn de manos, dentro, lo que da el corazn enamorado. Un relmpago duro, desalmado que golpear, de sbito, en el centro. Un camino de luces que no encuentro, un esquivo jardn iluminado 256
con antorchas de beso desatado que me incendian el cuerpo cuando entro. Se quiere una mujer que el mar ensancha cuando en la nave de su lecho nombra arpones y abordajes, al moverte. Se quiere una mujer y hay una mancha diablica que apaga luz y sombra, como estando en la punta de la muerte.
La Estrella de Panam, 2 de febrero de 1969.
CANTO 1 Como un pez la muerte, se dira, al pie de los rosados coralgenos, largamente en acecho como espada en el agua o afilado espectro de la luna. Con voraces carnadas submarinas a tu paso sorprendido, cmo no hallarte de pronto entre la sal quebrada en las aletas de los peces o bajo arbustos secuaces, isla adentro, padre mo, caballero ensimismado en lbrega armadura de dolor? Ests aqu presente, 257
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a proa de la tristeza, y me sales, y as te reconozco en la imagen tuya del espejo que me mira con ojos paternales, o en las sinuosidades de mi mano que te escribe a la deriva y te busca bajo el ocano, hollando promontorios, derribando atunes centinelas, entre la espesa bruma del plancton tocado por amargas gotas de silencio, y como un duro rompehielos de la muerte atraco a puro verso, a remo duro, y al or el vuelo de las albas gaviotas siento como si hallara la boya de tu voz o la sombra inasible de la cosa terrible que pregunto, en cada gruta constelada de lquenes verdes como el secreto del agua: dnde tus ropas de flbiles detritus, deshilachadas en las corrientes hondas, remolcadas por el yodo, ancladas bajo los arrecifes, a babor del olvido, entre el agudo asombro de los peces que rondan el enigma amarillo de tus huesos, clavados en la arena movediza de los siglos? Pero el marino viento es obstinado y nada dice, y todo es igual a una caa de pescar que estuviese en las manos de un Dios que nadie y todos temen, y que de pronto trajera en el anzuelo heridas vestiduras de otro Dios y se dijese que el hombre es slo hueso 258
en el fondo de la arcilla, que la muerte es slo muerte en el fondo de los hombres, o pez bajo las tibias savias ocenicas. CANTO II La bajamar recae y desmenuza los cardmenes perdidos en las profundidades y de ellos, como de una mortal Afrodita, la espuma se levanta en la cresta de la ola como casto mstil del ocano hundido, o msculo de vidrio y de sargazo. Tuve al fin y me cost la muerte que encontrarte en mis letras rodeadas de pelcanos, los mismos que aprendieron de memoria el altivo enigma de tu viaje, el eco de tu voz transformndose en agua, o que asieron tu mano intilmente cuando cortaba el mar, ya como un pez o una despedida. Padre viejo, que anotaste en tus sienes el paso de los equinoccios, dnde tu bergantn, a cuntos pasos del origen, bajo qu hoscos archipilagos los pulpos te han prestado sus grandes escafandras, su tinta pavorosa...? Amarrado a mis venas, buzo eres sin saberlo, arrastrado por atnitos hipocampos, flotando entre aguas, 259
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como un faro sumergido que los peces se llevaran ms abajo, a las madrigueras de los benthos, junto a los volcanes que amordaza el aguamar En qu punto del pilago infinito, desde cul acutica planicie lanzado fuiste al flujo borrascoso con tu dolor atado a la camisa? Padre viejo: interrogo a los cuervos marinos y al oculto lugar del desove transportado soy, y te conjuro, y slo encuentro furia contenida de maremoto en ciernes, y untado del polen como un Neptuno prodigioso, desciendo hasta tus partes disgregadas por los abscnditos seres del submar y me recojo en mi dolor como un molusco, como una gota de lluvia rescatada del incendio marino por los desvelados veleros de las nubes. CANTO III Altamar incontrolable, maratn de la espuma sobre la inmensidad pelgica: qu erosin no tangible limpi su rostro hasta la sal del hueso y derrib con golpe sabio la estrella febricitante que ancl el firmamento en el fondo cristalino? 260
Altamar incontrolable, mar viejo de la ola arrugada La linterna en tu mano, navegante secreto, habl a lo lejos con voz de escalofro, y todo el mar se regres a tu cuerpo, buscado desde antes por el viento y la marea. Y como un pez la muerte se detuvo, a tu llamado lmpido y extenso como un campanazo entre las mismas olas. Entonces vi las aguas y tu cuerpo al garete y vi las redes de la bruma sobre tu amor lanzarse, padre mo, y devorar tu muerte perdonada por las galaxias que velaron tu insomnio, por las inmensidades del ocano, por las hojas que mova la brisa cuando tu voz vagaba por las islas susurrando nombres vivos y profundos, por el gran osario de la luna donde fueron tus huesos destinados antes del pez, primero que el anzuelo, cuando la muerte se encontr a s misma, cuando la muerte se llen de vida, cuando se hizo hombre y con los huesos en la cruz de nuevo oli su sombra, su nocturnidad, plane su propio olvido, recuper sus pasos, su linaje de sombra, su pual de hielo.
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CANTO XI Oh extraviado capitn de m! pierde el rumbo la noche si no ve tu estrella signar el mapa de las constelaciones. Y el mar que sabe tu oculto paradero, que defiende su raza de sal y clorofila, su amor de sombras verdes, su materia inexacta, su intocable enigma, a duras penas me permite amarte, padre que busco y busco en ocenico destierro aunque lleve tu voz aqu en la lengua y tu soledad ac en la ma. Ah, el derrumbe de la ola y tu cuerpo rodando mar abajo, y el nio que te sigue, padre marino obre lechos de sal desvencijado, a pie sobre el ocano, subiendo hasta tu torre de airadas osamentas por los escalones del oleaje. Aqu la mueca de tu rostro hundido, los estertores de tu mano enfriada por la profundidad azul de la corriente y la bsqueda imprecisa del pez que agujere la noche, destruyndola toda, tumbando sus luceros, apolillando la hasta la luz deslumbradora de la muerte. Viviste de noche, padre mo, y cuando esta vez el mar fue sealado para encender las lmparas, andabas por el sitio exacto, 262
entretejiendo sombras, tinieblas amorosas, que el aguamar inquieto se ha llevado contigo a su lugar recndito. Padre de agua, de penumbra mojada y agridulce, de escamas estelares, qu exabrupto tu montn de huesos, semienterrados en los profundos arenales, y tu calavera dando vueltas como un casco perdido en la batalla por la propia muerte! Tus acuticos gestos, tus manos que la magia verde del ocano ha transformado en calamares, tu risa de ordenado ncar abierta para siempre hacen de m el fiel contramaestre que al mortecino resplandor de las estrellas, sobre cubierta, sentado sobre el borde, como un juglar nutrido por la luz de la sal, con palabras hmedas cantara tus desnudas ternezas, tu yerta soledumbre transocanica, tu golpeado sueo por las olas. Ahora eres t quien duerme, padre mo, ahora soy yo el que mira tus prpados violceos de abnegado durmiente submarino, ahora t descansas y yo vigilo el cielo y lo amenazo, para que el ruido de la lluvia. no destruya tu trance de buzo desvelado. O es que no hay paz para el tranquilo ahogado, inmvil sobre le fro maderamen 263
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de la nave todava en zozobra, que an no toca la quietud del fondo? Oh, dnde encontrarte, abandonado, dnde estall tu valija de dolor, dnde no pudo ms la hlice de tu instinto, dejndote caer como entre verdes espadas, gota a gota, hasta volverte invisible, lleno de malvolas frutescencias, de grotescas y afiladas formas, all en las furibundas intemperies martimas...! zate desde tu muerte, oh ahogado poderoso, yrguete con muletas hechas con el propio olvido, y pisa y aniquila todo el csped del mar que abandon tu soledad con luceros de espuma y renegada sal y hondura inexpugnable! Ven. Rene de nuevo tu melena deshilada, abre los lquidos portones de tu muerte y aydame a colgar este epitafio de los desnudos clavos de las estrellas. Aqu estoy para esperarte, sobre la roca ms cercana del aguamar, entre la llovizna salada de los peces voladores, prximos a los escollos del cielo que me enfrenta azules centuriones en galeones de nubes. Aqu estoy para tocarte, para humedecerme de tus carnes ocenicas, y ya me llamo hijo, hombre surgido de tu amor humano, planta nocturna frutecida en ti, 264
guerrero de la vida y enemigo de la muerte, que ha escondido tu cuerpo y mojado tu sombra. Te llamar padre con los brazos y trazar una lnea sobre las arenas. Dividir el planeta. Me contars tus cosas. De aquel lado seguir lloviendo y seguir el mar tramando los naufragios. Ac ser como un nio que jugara con pequeas sardinas que abandon el ocano, mientras t vigilas y sonres. Del mar he regresado contigo y con el viento.
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Pedro Rivera
Nacido en la ciudad de Panam, el ao de 1939. Egresado del Instituto Nacional prosigui estudios, inconclusos, en las universidades de Rosario, Argentina, Santiago de Chile y Panam. Perteneci al grupo Gaspar Octavio Hernndez, y fue director de Columna Cultural, asociacin estudiantil universitaria. Ha merecido distinciones mltiples por su obra literaria, y en 1969 gan el premio en las secciones de Poesa y Cuento con Los pjaros regresan de la niebla y Pecatta Minuta del Concurso Mir. Hoy trabaja en actividades de extensin cultural en la Universidad de Panam. Obras: Panam, incendio de sollozos, 1956; Mayo en el tiempo, 1961; Despedida del hombre, 1969 (incluye Las voces del dolor que trajo el alba y Las despedidas, libros de 1958 y 1960, respectivamente); Los pjaros regresan de la niebla, 1969. Referencias: Ochoa, Moravia: Una entrevista con Pedro Rivera, en La Estrella de Panam, de 7 de abril de 1970; Guardia de Alfaro, Gloria: Pedro Rivera, una voz henchida de humanidad, en La Estrella de Panam, de 31 de mayo de 1970; Prez, Felipe O.: El Significado de Pedro Rivera en la literatura panamea, en Dominical, de 20 de diciembre de 1970. 1 LA NIA ENAMORADA La nia de mi escuela enamorada del amor o del mar cuando solloza se enreda con un mar de mariposa o sale de las aguas enredada. Llora a veces o suea con un hada tejiendo en el silencio alguna rosa de un amor imposible que la acosa o de un prncipe azul con una espada. Calla la voz o el sueo que la suea y el desdn del amor que la desdea por no morir y por causarle dao. 266
La lanza de la vida no la toca si su sueo infantil lleva a su boca la no probada miel del desengao. 2 NEGACIN DEL ADIS Pueda mi corazn y nunca pueda desventanar la infancia de la aurora, escapar de tu red enredadora por la espuma del mar o por su rueda. Mi vida en el silencio no se queda ni mi mano en tu mano de pastora. Ni el naranjal ni el corazn te llora cuando mi amor en ti se desenreda. Si bajaras las anclas del olvido por antiguo temor o por descuido siga detrs tu corazn abierto. Y si el adis nos toca aunque no quiera quede para olvidar la primavera y el mismo adis entre nosotros muerto. 3 LA PALABRA ES Escribo la palabra estructura simple de barro aborigen hoja de viento en la laringe para significar y definir separar las cosas de las cosas. Al hombre de la bestia. 267
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4 ARTCULO DE FONDO La palabra no fue dada como una moneda celeste. La recogimos del tiempo y ha de volver a las plazas con su harina clara y su aliento de uva en forma de alimento y reposo primario. Sali de las panaderas, de las grutas, su rostro estuvo bajo la luz asida sin peluca y maquillaje y pestaas de camello, dndose al hombre como un sexo de esposa, exactamente como una cadera de gozo y abundancia. Pero a la palabra la hicieron oscura, la pasearon en paos menores y pequeos seres peludos entraron en su cuerpo con joyas y venreas. La palabra dej de ser el da cuando lleg la noche, estuvo bajo mil candados encerrada en su litera bajo un largo tratamiento de penicilina testaruda, en una cuarentena de posguerra ya bastante larga, adorada por viciosos y snobistas, muchachos viejos y gozosos de aceptar una prostituta y no una esposa en su lecho de mrtires drogados. Ahora la palabra toma un rumbo cierto, puntual, abandona la crcel, deja de mirarse en los espejos, se divorcia de sus amantes drogadictos, los pequeos dioses sin alas empollando huevos de tortuga en los recitales de damas encopetadas y viejas con rostros de ciruelas pasas y Archivo de Indias. Ahora la palabra sale a caminar sin taparrabos, lo suficientemente buena como para ser amada, se distribuye como el pan en las tiendas de pueblo, a la salida de las escuelas y los cinematgrafos. 268
Se da al hombre como se da una guitarra o una lgrima bordada en el pauelo, en los signos de una. mano cuando la noche se desploma bocarriba y agrieta la esperanza en el mantel de las mesas. Es nuestra la palabra y tambin su filo de piedra. En la boca de los nios es magia, dulce mdulo lunar acunizando, y en el hombre saludo estatuario a la vendimia, a los bosques del sonido nocturno y al metal aposentado en la corteza terrestre. 5 COMENTARIO DE ACTUALIDAD Cuando Jacqueline se introdujo en la cama de Aristteles Scrates Onnasis y cambi su pasaporte a la gloria por una isla en el Mar Mediterrneo, sin duda, la llama eterna en la tumba del Presidente John gan un poco de eternidad de sombra y sabotaje Y el mundo apoltronado ante la imagen de Jackie pens en la veleidad cinematogrfica de algunos moribundos y en la clsica manera sajona de entrar en el olvido leyendo los titulares del New York Times en la fosforescencia nocturna. 6 NECROLOGA PATERNA Mi padre era un hombre del siglo pasado comn y corriente mirado desde lejos, una especie de Walt Withman sin barba y sin Canto a M Mismo. Ansiaba caminar muy lejos, posar su planta en el horizonte 269
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y los peces del viaje y no pens quedarse sino seguir andando en un siempre sin tregua y un andar infinito. Mi madre cort sus alas de viajar con tijeras de alumbramiento feliz cuando pari y pari hasta alcanzar la cifra de once pobladores terrestres; y despus tambin otras mujeres compartieron sus coitos y sus hijos en una progenitura ejemplar y silvestre. Mi padre era un argonauta natural (hasta tuvo su propio barco anclado en el puerto) viajando en una charca de dolores objetivos y vivi muchos aos y vivi con la esperanza de ver sus hijos grandes, sin vicios, amando las pequeas cosas con uas y con dientes como l las am y dej en el olvido. Mi padre presenci el nacimiento del primer aeroplano y luego la caminata espacial en la noche celeste. Era un hombre de dos mundos y de una sola noche de fiesta. Entraba a los bosques como entraba en su casa. Entre un rbol y su hacha hubo amor a primera vista, intimo contacto y dulzura. Sin cmara turstica colgada del cuello con los ojos y las manos trabaj la madera, la embelleci en los aserros, la tom de la tierra como a una mujer desnuda a mitad de la entrega. 270
Mi padre construy casas humildes, sin tiempo habitaciones de claridad empozada. Se hizo maestro carpintero en la Zona del Canal durante la guerra con Hitler. Fabric mantequilla y caballos de juguetes y distribuy alegra de galope en la Navidad de los pobres. Fabricaba compases de caoba y haca danzar los crculos de tiza en los tableros escolares. Extrajo del mar el alimento marino, la abundancia pegajosa en los panales de abeja, el pan suculento de las panaderas y la dulzura del azcar en los ingenios de Cuba. Condujo viejas locomotoras de vapor, yuntas de bueyes, tractores sobre los campos agrestes del tabaco. En Colombia repar un cristo que sudaba aceite para conservar la fe de los fieles y la esperanza de la eternidad despus de la vida. Cuando lleg al trmino de su viaje sufriendo dolores injustos vi derrumbarse una montaa de amor a la vida de trabajo y soberbia humana y descubr en sus ojos una instintiva manera de sobrevivencia y tambin de abrazarse a la edad con brazos y piernas. Mi padre naveg a la muerte como montado en el viento.
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Benjamn Ramn
Nacido en la ciudad de Coln, en noviembre de 1939. Realiza estudios en la Universidad de Panam, en el Departamento de Filosofa e Historia. Es miembro de la Unin de Escritores de Panam y del Frente de los Trabajadores de la Cultura. En 1972 obtuvo el premio de poesa en un concurso universitario, con su libro Camin. Y ha merecido distinciones en certmenes extralocales. Obras: Puta vida, 1969; Camin, (en Premio Universidad) 1972); Slo el mar, 1972. Referencias: Figueroa Navarro, Alfredo: Virtud de Casa Roja, de Benjamn Ramn, en Prisma N 1, de octubre de 1971. Ver, adems, Siete. 1 SOLO EL MAR Hace un ao la playa grit calor y sal. Conocamos el cuerpo, repetido pecado. Omos la arena jugando nia y sol. Moramos an. Mirbamos los ojos decirnos qu mar en las manos o qu pez.
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2 LA ISLA Fue la isla recin abierta orilla cumplida soledad ua csped nube roja breve deseo envidia de acostarse en las races del tamarindo colonial red de pjaros. 3 POEMA O inventarlo expliqu cuando Roberto pregunt desde la izquierda qu haras t si tuvieras dnde en qu banco 200.000 dlares y Sibila atendiera la casa el mercado y la luz? Alguien grit! Rin de gallo! No s qu tontera le dije (mil y un nios se mueren los jueves nada ms, en Siogu el hambre es pan todos los das, ahora dicen que Arnulfo yo no s)
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4 Las cosas van de mal en peor en el teatro des Champs Elysees los cronopios estn furiossimos se acab el mundo ah est Trummy young que toca el trombn Arvel shaw que toca el contrabajo y Cozy cole como el marqus de Sade when its sleepy time down south cae caliente escritura amarilla Louis con los ojos en blanco riendo toda su cara todos dulcemente estpidos Louis muerto de risa. 5 Octubre venci Dolor y luz descubrirte as: lugar cerrado, sexo intil Lleg Moya se acab la vida
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Vstete que se acab Mozart jugando mam jugando Se cay la casa se hundi la caye ayer Un perro se comi las chabelitas puta vida 6 HBLALE DE LA CIUDAD QUE MATA Hblale de la ciudad que mata Dile tpica Panam esta que se defiende Panam, de la piedra y plaza extraa sabedora del toro y de la risa Panam cruel de Pedrarias Ramn no est sali hace dos das no s de l no trabaja l no trabaja no vive aqu se fue a la mierda En este sitio hubo Cabildo Abierto 1904 das rostro balcones 275
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la hora en que cierra hasta maana el correo la guerra rabe israel muchachos en las ventanas cerradas las libreras callados los rboles hoteles de madera para los sbados y el paraso las luces los descalzos La Liberal y qu imbcil por la calle as 1856, 15 de abril martes en la tarde eran las seis cuando dicen que era negro un vendedor de sandas y frutas como estrellas grit hijo de puta y los negros todos de Cinaga Playa Prieta Arrabal corrieron armados los dientes y los ojos El miedo dicen cerr los hoteles 7 CASA ROJA Si asomndonos a un corazn de madera en la esquina de Per y 31 276
a cualquier hora de la muerte o el da Blacky construye una casa roja contra el enemigo lobo para siempre puedo escribir los versos ms tristes o escribir Dios en las paredes.
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2 SIMIENTE Un ala de silencio me ha besado amor, y cruzo de silencio presa; sorprendida con ntima sorpresa, a tu amada quietud casi he llegado. Qu dulzura de sueo no soado la palabra que amndote regresa, la del beso que amndote no besa y se queda sondote callado. Ha de callar la msica del trino? Cuando avance el milagro del destino, la vida romper como las olas. Y qu apacibles subirn los brazos: para un surco de vida en dulces trazos un presagio de encuentro de amapolas! 3 CUANDO YO TE SE AMAR En la muerte est Dios cargado de ceniza, violeta lo retrata su canto inmaterial, con los ojos cerrados, robusta su pelliza contra el fro terrestre. La muerte es natural. Apenas tengo miedo, mas un ro desliza un cauce humedecido de hoja y cenagal. Tengo un llanto profundo. Si la sed agoniza dnde dejo mi nombre divino y animal? Quiero profundamente con cien contemplativas palabras silenciosas, palabras que estn vivas. Dnde est el tiempo herido que se me fue a tu mar? 279
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Es el presente, t eres, es mi dar generoso el que llega y me impulsa, se me prende furioso. Est la muerte lejos cuando yo te s amar.
La Estrella de Panam, 23 de octubre de 1966.
4 DULCE ADN Dulce adn de la tierra, dame cuna, luz sobre el rostro y braza en el latido, arrame a tu cuerpo prometido, atzame o una estrella o dame luna. Puedo ser lo que quieras: aceituna, cerezo, naranjal, lirio florido, camino por ti slo recorrido, aurora que tu boca desayuna. Eres, adn, mi vrtebra y mi tierra, aromada palabra que me encierra, abeja instituida entre la boca. Eres el ansia en soledad poblada por la mltiple voz de la alborada que entre la carne al florecer me toca.
La Estrella de Panam, 14 de enero de 1968.
5 PRINCIPIO UNO Tendra que hablar tendra que acercarme tendra que entender lo que el mundo le di como razones vlidas tendramos que hablar 280
tendra que objetar tendra que estar al frente tendra que volver a la soledad que odibamos tendra que perder que ganar que estar dispuestos que vernos la risa y la alegra y los ojos y tus dedos sujtame y tus actos hablndome tira de mi corazn como una esferita que tiene cielo y ruedas para volar y andar Tendramos que hablar que hablar que hablar
Prisma N 1, Panam, 1971.
6 PRINCIPIO DOS Ayer me dije hay que incinerar pero resulta que la cosa en pura ceniza me violenta Cmo nos pone triste repensar la vida es como halar a los muertos por sus huesos descansados y heridos es como surtir alcancas con centavos negros es como un lienzo echado de menos 281
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como un grito pelado de palabras Ayer me dije que es siempre bueno el montoncito de mieles sobre la piel ingrvida hojarasca Jugamos el corazn al alarido pero en verdad se nos muere ms de un plazo de silencios y silencios
Prisma N 1, Panam, 1971.
7 DAS REBELDEMENTE DAS hay das abundantes en cosas y palabras hay das verdaderamente ricos hay das con muchos corredores por donde puedes ir y tiene un gusto a pie descalzado la libertad que tocas y hallas que tus dos manos vibran hay hojas nuevas que se leen vitrinas que te muestran todo el panorama que te desnudan la ciudad amigos que llegan desde lejos amigos que antes no conociste hay das ricos das de panes grandes das de naranja y vegetal das que crecen con la alegra de las hortalizas das como filmes de color hoy encontr este da un otro da me lo encontr bajando el autobs a la hora del trabajo llevaba en la bolsa montones de papeles luego me entero de que tena facultad el da sobre este pueblo 282
y tena los odos repletos de gritos era una isla rodeada de dolor por todos lados era un volcn entre los callejones y las plazas y desenvainaba manifiestos pas entre los ciudadanos hay das abundantes verdaderamente ricos das para asomarse das para hacerse solidario hoy encontr ese da entre montones de hojas de peridicos entre la viva fecha de 1964 caminando por la Avenida de Los Mrtires recordando nombres tanques UPI y AP pas tmulo pas roto pas herido se necesita sangre tipo o negativo en la sala de urgencia del Hospital Santo Toms repetimos sangre tipo o negativo para la sala de urgencia del Hospital Santo Toms van dieciocho muertos y cien ms heridos muere nia asfixiada hay das para decirlos distintos das avispas das como lluvia das determinados das con demasiadas palabras amor ciudad te duele cados desgarradura bandera salas de hospital Diecisis muertos en el Jardn de paz la letrina del patrn que se ensucia en el pas los prcereshombresdenegocios hoy das de todos los das das rebeldemente das
Casa de las Amricas, Ao XII, N 72, mayojunio de 1972. La Habana, Cuba
[1 y 2: Races Primordiales.]
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RODRIGO MIR
Bertalicia Peralta
Nacida en la ciudad de Panam, el ao de 1939. Periodista. Profesora. Actualmente estudia en el Departamento de las Ciencias de la Comunicacin de la Universidad de Panam y trabaja en la oficina de Relaciones Pblicas de la institucin. Codirectora de El Pez Original, ha participado con beligerancia en el movimiento literario de los ltimos aos. Escribe cuentos y hace crtica literaria. Ha sido premiada en varias ocasiones. Obras: Canto de esperanza filial, 1961; Sendas fugitivas, 1963; Dos Poemas de Bertalicia Peralta, 1964; Atrincherado amor, 1965; Los retornos, 1966; Himno a la alegra, 1973. Referencias: Ritter Aisln. Eduardo: Los Retornos, de Bertalicia Peralta, en La Estrella de Panam, de 17 de julio de 1966; Del Rosario, Agustn: Crtica literaria de: Los Retornos Dominical, de 14 de agosto de 1966. 1 ARTE POTICA
Para Berta Zurita de Franceschi
Amar y decir: amo defender la libertad decir: la defiendo Embestir la injusticia decir: la embisto Acorralar lo putrefacto decir: acorralado Disecar la agona / la muerte / atragantarnos de angustia y miedo andar con pjaro en el corazn y una jaula en la sangre / todo esto y decir: soy!
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2 LGRIMA Pequea luna suelta en la garganta bestia de sal / delirio ua que sacude muerde abrasa pared entre angustia y pena imagen de un mar interno que sube a salvarnos de nuestra propia asfixia ni sueo ni muerte: cortina acuosa sobre el miedo 3 CUANDO SEAS MAYOR, PADRE Cuando seas mayor padre y entiendas que las cosas son as de sencillas: uno nace lleno de alegra y vive hasta los siete aos con ella luego le presentan la familia cuatro tos once primos cmo ests mucho gusto el lugar donde vivi el abuelo le ensean qu es un hogar le tienen la comida caliente le dan hasta una cama y sbanas navidades con juguetes niodios y uno conoce el nombre que eso tiene: dicha entonces se cumplen los quince aos y uno sigue creciendo la madre es buena 285
RODRIGO MIR
la casa es buena el silencio que va cubriendo los actos cotidianos es bueno uno lo cree as se est seguro de algo hasta se es capaz de rer a carcajadas pero padre cuando seas mayor comprenders cuando llega la poca de la desnudez cuando no se tiene con qu cubrirse y uno se da cuenta de que las lecciones de la escuela no le han servido de mucho y que uno es ms triste que un caracol abandonado por el mar que uno es ms solitario que el rbol primero que qued sin hojas que se ha estado tanto tiempo como un tonto preguntando por un sitio increble que no existe que no ha sido creado se est definitivamente como el pichn de golondrina queriendo entrar al huevo nuevamente 4 ENDOCTRINAMIENTO Empezaron con el ngel de la guarda su enemigo el diablo luego las mil y una noches los mandamientos de la santa madre iglesia la regla de tres los verbos bcquer las golondrinas la constitucin el caf con leche la misa criolla don quijote de la mancha el premio nbel la literatura la poesa la literatura el miedo la literatura 286
los medios de comunicacin el hombre en el espacio y el amor: el amor como un viento increblemente dulce y raro la paz universal la extrema uncin el abecedario la cruz roja la cruz verde la cruz de todos colores los colores de la bandera el himno nacional la historia patria el rbol genealgico la tradicin el padre la madre la sagrada familia la cultura la cultura la cultura la ciudadluz la ciudadeterna la ciudad lengua vbora agostndonos la suprema aspiracin de salvacin eterna la camisa de fuerza de los ojos de las manos de los pies la subversin: la muerte la libertad: la muerte la vida: la muerte 5 FLOR AMARILLA
Leipzig
Recorriendo esta avenida plateada mis pasos perezosos escuchan recuerdos al otro lado del mar una flor amarilla hace crecer el amor entre ms dedos
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RODRIGO MIR
Este puente soport el empuje de ejrcitos nazistas tambin los rusos marcharon sobre l alegremente entonces solamente fui idea ilusin apenas intuida hoy soy los ojos asombrados de un paisaje lejano la corriente en el ro conduce peces hacia el infinito ocano: mi corazn monta a lomos su rpida alegra CAMPANA
Viena
mando de una mano lejos otras manos escribirn una carta con recomendaciones y sentencias yo tomar mi cena y frente a mis compaeros con el alma y el cuerpo escribir mil adjetivos amorosos que jams enviar
DESPEDIDA
Helsinki
De pie en el aeropuerto mientras esperaba la llamada uno dijo: no te olvidar yo pens en esas mismas palabras casualmente dichas con voz llena de tiempo por quien no s donde est
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RODRIGO MIR
kilmetros de oficinas hasta aprenderme el nico rostro de todos los burcratas llegu al soborno todava no tengo la licencia que busco por eso me escondo y escribo
La Estrella de Panam, N 30, 1968.
3 RECETA Para escribir un poema se necesita la ausencia de recetas y el recetario completo. Luego quemarlo todo aplicando todo el calor sin calcinar la mezcla La calidad del producto puede pertenecer al azar y a la habilidad del artfice o a su torpeza En fin uno se lanza al abismo y para llegar a la poesa nunca lleves paracadas
Alero N 8, Guatemala, abril de 1972.
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RODRIGO MIR
4 TRES CARTAS QUE NO PODR LEER LA TUMBA DE BRETN Y UN TELEGRAMA Al fin muri ese viejito que ayud a inventar el siglo 20 tirndole pjaros a las piedras y recolectando basuras a perpetuidad Tuvo que ser en un peridico donde me enter por eso a punta de recortes recorto esta vasocomunicada colisin Al fin nos dej tranquilos el fulano hijo de Teofrasto que saba que la tristeza era un insulto y se puso a jugar carreras con la boca de los cocodrilos y nos dej entre la espada y la espada con un arte y una revolucin y una vida y un carajo y todo a medio hacer porque en la tarde le dio pereza y le dieron ganas de orinar y de hacer el amor a media calle mientras disparaba contra la multitud para que se espantaran y no salieran a ensuciar las avenidas Porque te moriste padre de la bruja esquizofrnica padre de revoltura que nos empuja padre de ti mismo en tu tumba y nunca averiguaste si esto es el sueo o lo otro es el sueo o si no hay sueo o si no estabas t en ltima vaya uno a saber y esta noche beberemos jazz de Buddy Sattan con Pernod que a lo mejor ni te gustaba pero para saber que eras un tipo medio loco a todo dar que nos enseno nuestra poca a mordidas y a cachetadas y a gritos de embriones desojados y nos mandaste a buscar a Freud a la basura 292
y nos enviaste al carajo cuando se te dio la gana y todava ni te hicimos caso porque valas lo mismo que tu obra y hoy ni los gusanos te hacen caso aunque llevan tu uniforme de voraces y de vomitadores de las rosas Hndete funeral para Andr Breton que de nada goce en su esquina del ring y todos sus parientes amigos y favorecedores le solicitan a usted un recuerdo de elefante y una llanta de automvil que hace falta para llevar el cuerpo a que den el permiso de enterrarlo en cualquier parte porque se muri de viejo y no lo supo y si lo supo se muri de viejo para hacernos jvenes y decir que no le hiciramos caso porque al fin y al cabo qu y maana los peridicos y las pginas culturales hablarn pura baba de perico viejo en honor del deshonrado que se fue a donde tena que irse y donde l se hubiera mandado si hubiera podido y porque ya se muri escribo esta carta que ni su tumba podr leer para que todos sepan que mi tristeza es un insulto jurado sobre un paquete de medias de nylon II Diez minutos despus que se muriera escrib una carta como poema sin pararme a pensar lo que deca y la le a Bessy que pareca disfrutar con que te hayas muerto y otro la ley y quiso publicarla y dos estpidos la leyeron uno slo tres lneas y el otro pregunt que qu era eso Yo esa maana no saludaba nada ms deca se muri Bretn 293
RODRIGO MIR
y le ense el poema a un cura que se muri de risa y me fui a escupir los laureles y a gritarle a las estatuas del parque central porque el cura me dijo que mejor leyera la biblia pero s que Andresito quera que furamos especialistas en ponemos las chancletas o en mentarle la madre a los espejos o que fusilramos a las viejitas que toman el t a las 5 y en Panam celebraban una semana francesa y nadie se acord del luto por Bretn y por eso repartimos invitaciones para ir al cine a besarn0os los unos a las otras y otros irn a la playa a pescar arena y excrementos aunque a lo mejor los multen y enviamos una carta proponiendo que la tumba la pongan en el crematorio de Pars o a la puerta de la morgue con msica de arpa y para que no tengas el gusto de morirte que te regalen rosas frescas y rojas porque se te par la bomba III T y yo sabemos que Dal dir que era tu maestro y no lo mandaste al diablo porque no puedes pues Bretn no tiene un gallinazo que le grazne a la hora de la boca ni un manifiesto sin prolegmeno donde destierre a la muerte de la lista de sus compadres y los camaradas del grupo PescMokn sonreirn misericordiosos porque te enterramos con toda la pompa de los pelos que te afeitabas cada maana de la lengua que era francesa y era de nosotros los que nacemos a la mitad del lenguaje 294
o al extremo del sueo y tu realidad no era y t te difuminabas como garza gorda a dieta o como carib con trompa de mosquito o conejo con lentes de contacto y era exacto a la guacamaya frustrada que se call para no lanzar manifiestos y que nadie los leyera para poder hablar mal de ellos y publicabas cosas para una revolucin que no terminaste ni en el otro sueo y ahora tumba paranoica y flcida recuerda que ese es Andr el de los colectores automticos que les echaban un nquel y brotaban cuatro frases para el matadero de la historia all donde Nern y sus comparsas les defecaban las barbas a los profetas y nunca nadie se atrevi a decir que va a venir lo que va a venir y te fuiste sin llegar a ningn lado pero nadie sabe si queras llegar o si queras hacer una estatua de sebo o un anaquel de escarcha barata con tanta palabra echada a perder entre las rosas con las rosas para las rosas desde las rosas t no amabas a las rosas y yo tampoco aunque a veces dudo y t tambin dudabas y ya ni esa oportunidad tienes qu brbaro aguante que no pudo terminar a los tres das del ltimo manifiesto y quin sabe qu te quedaste a hacer y ahora tengo que escribirte unas cartas para que no las lea tu tumba o las lea nadie porque ya t eres nadie y eras algo aunque surrealista y todo pero el mundo pesa ms y las voces menos sin tu pretensin de len afeitado sin tu lnea de fusil sin gatillo disparando a golpe de mandbula batiente 295
RODRIGO MIR
toda la andanada que no podemos olvidar aunque te mueras tres veces y te entierren cada vez ms hondo en las cloacas del sueo TELEGRAMA CORTRONTE PELOS LENGUA DEFINITIVAMENTE RECIB LLAMADA DE AUXILIO QUEDO GRITANDO MURETE 5 CANCIONES RETORCIDAS
El verdadero encanto de estas canciones se debe a que el compositor no se preocup de si la gente lo iba a entender o no. Claro que, como en su mayora las canciones fueron compuestas por msicos ciegos, no es de extraar que tengan un sentido oscuro y retorcido. Junichiro Tanizaki
Se sinti fuerte extenuadamente slido hasta que pudo ocurrir ese instante del desprendimiento de la primera hoja que cae todava Los orfebres navajos nunca acababan sus cacharros y eran hechiceros y narraban historias 296
que siempre concluan sin fin Le viste crecer y siempre lo haca Parece que cuando ces su crecimiento dejaste de ver Tom el pulso del ocaso y extenda las manos buscando tocar algo o comprender el cambio y las precipitaciones de las cosas sucediendo Hay tardes pasadas tomando caf pensando y en alguna se escribe un poema y en otra se habla y hay ms tardes El espritu sin edad del esqueleto. Lawrence Durrell Nunca pude recordar dnde y quien me relat la historia del nio que meta el mar 297
RODRIGO MIR
en un agujero muy muy pequeo que en la playa haba Ese primer relator no pudo saber por dnde brota el mar Despacio como si doliera el auto arrastr las hojas que iban cayendo cuando el poeta caminaba con las manos cruzadas a la espalda y todos los sonidos callaron para l porque haba odo la primera gota Asombrado con la primera vez retir el dedo adolorido y la maravilla le llen los ojos porque el nio obtuvo un milln de aos de experiencia al descubrir el fuego La ciudad perdi el alma escapada hacia el mar 298
por un agujero en la coraza Hoy terminan de reparar la va de escape y la retocan de colores para que luzca igual que antes para que parezca Parece vagancia el ocuparse de la vida en mnimas expresiones como seguir con los ojos la ruta vaca de las hormigas Me ha dicho que slo sin oficio puede pensarse en esas cosas Mir las montaas lejos y las mir muchas veces hasta que no supo si las montaas venan a meterse en sus ojos o si stos viajaban a pasear entre los rboles As crecieron las cosas 299
RODRIGO MIR
al unsono con toda rapidez y sin tomarse en cuenta entre s las unas a las otras de la misma forma desaparecieron Se dedic a espiar la vida de los insectos y no saba nombrar a ninguno Ahora los llama con voz muy baja y creo que lo entienden Cuantas veces quiso poner en sus poemas la vida sta sacaba la mano y la puerta de las palabras nunca alcanz a cerrarse y una tarde cuando no dijo nada y menos escribi cosa alguna Fue entonces y slo entonces con los ojos cerrados
[4: Tres Cartas que no podr leer la tumba de Bretn y un telegrama. 5: Canciones Retorcidas.]
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Dimas Lidio
Nacido en Potrerillos, provincia de Chiriqu, en el ao de 1941. En la Universidad de Panam inici estudios que no concluy. Entonces form parte del grupo Columna Cultural. Luego march a Chile, donde prosigui estudios que tampoco termin. Paralela a su obra potica realiza su obra de cuentista, de excelente calidad. Desde hace algunos aos vive en Mxico, vinculado a la prensa literaria de la capital. Acaba de obtener el premio novela del Concurso Mir. Obras: Camino de las cosas, 1965; El pas azul, cuentos y poemas para nios, 1968. Referencias: Oviero, Ramn: Camino de las cosas, en Tareas, N 14, de marzo de 1965. 1 LA TEMPESTAD
a Marianita
Junto a m dos nios buenos tienen miedo. Noche gris. Dos largos truenos por el cielo. 2 LO QUE ANSIABA De nio ansi tener un fusil para cazar las aves que los vientos llevaban al Sur Era mi pueblo en das azules 301
RODRIGO MIR
Ahora soy hombre y es de noche pero quiero tener un fusil un autntico fusil de hierro y patria. 3 UN JET ME LLEVA AL SUR He dejado mi patria Sobre los montes y las nubes un jet me lleva al Sur Qu pena debera darme! Pero mi corazn est feliz An lejos de mi hogar y lo que amo crece el amor de los camaradas y cada corazn ser mi hogar. 4 HAGO LO POSIBLE Aqu estoy con un cheque atravesndome el ombligo caminando estas horas recibiendo y dando besos en la boca huyndole al anticomunismo y a los acreedores con caras de culebra pensando en la que me espera y no conozco Aqu estoy seores Hago lo posible Pero es duro esto (y no es que quiera hablar como Vallejo) El que dude que venga que llegue y pruebe en su espinazo que pase a ver mi casa Ver cmo duele 302
Era un pueblo sin brjula ni estrella Un pueblo de pequeos hombres de pequeas casas de pequeos ros y horas y madres y cosechas mnimas Est escrito Era dbil de pequea vida y cielo pequeo Era un pueblo diminuto pero sus hroes ms grandes que el olvido. 6 IN THE CANAL ZONE T m yo cruza la cerca y corre detrs de esa alambrada est la muerte captrala y rmpele el pescuezo Luego podrs irte a acostar con tu mujer y vivir o morir o no hacer nada. 303
RODRIGO MIR
7 POR LA PAZ Un hombre piensa y escribe de madrugada en su pequeo cuarto de una calle de Pars en invierno Un hombre toma su machete a las 5 a.m. y parte fumando a su sembrado de maz en Amrica al sur de Ro Grande Alguien cruza el territorio de las fieras de una aldea a otra y otra y otra y rene a los dems y habla liberacin y paz en Africa que vive Una mujer da a luz al alba sola con dolores espantosos y palabras tiernas aqu o all en un sitio del mundo Aviones navos trenes cargados de productos vuelan 304
navegan viajan uniendo necesidades y esperanzas Un cohete aluniza y quien lo gua ve all lejos la casa del hombre brillando y pequea en el espacio En algn lugar diariamente alguien cae puramente muerto lejos de su hogar en medio de los suyos y de todos junto a m cae puramente muerto por la paz.
[1: El Pas Azul. 2, 3 y 4: Camino de las cosas. 5, 6 y 7: Revista Santiago, N 7, Santiago de Cuba.]
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RODRIGO MIR
Aristeydes Turpana
Nacido en la isla de Ro Azcar (Keupti en lengua cuna), archipilago de San Blas, el 24 de diciembre de 1943. Terminados sus estudios medios ingres a la Universidad de Panam con el propsito de hacerse profesor de Francs. En 1972 viaj a Pars, donde logr un subsidio de Unesco que le permiti permanecer en Europa por ms de un ao. Reintegrado a su mundo, hoy ensea Espaol en Ro Tigre, una de las ms importantes comunidades del archipilago. Turpana, el primer cuna que escribe en lengua castellana poesa digna de ese nombre, estuvo vinculado al grupo Participacin. Obras: Kualuleketi y Lalorkko, 1966 (poema y cuentos cunas); Archipilago, 1969. 1 ARCHIPILAGO
(fragmentos)
Aqu isla de Kuept Mariposeando el fro se desangra Muerde horas clavadas en la pared Mi abuelo desenvaina sueos Mi abuela garra salvaje y mandbula Abanica la palabra soledad Aqu isla de Kuepti 2 La borrasca trae flores Entre sombras El mar dispara Delfines Mirndose al sol Cerro Ipeton Emite nieblas misteriosas 306
A mi alrededor Nada nada nada 3 Murieron los dioses de Takarkuna El mar se hinch de madrporas Bajo sombras de nubes Recorrieron praderas las bestias La lumbre busc hospedaje En cavernas y rboles y tumbas Igual se mantiene la Soledad 4 En la falda del azul Yannu Yala De nio plant un rbol de mango Se vigorizaron sus races Siempre tuvo consigo Arrieras y lucirnagas para la noche El sol de meses veraniego La atronadora montaa y peces del arroyo En voluptuosas calles citadinas Voy enrollado en nieblas 5 Desde la infancia Busco fuego para mis labios Una mujer de hogueras retorcidas Que pregunte por mi en la trinchera Una tierra con abejas y banderas Que acompaen
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RODRIGO MIR
6 En la aldea donde nac Hombres y mujeres Se alimentan de peces y mariscos En la aldea donde nac Bajo pulsacin de tinieblas Se oye chirriar de hamacas 7 En mi pueblo marino Cuando llega la pesca de tortugas Brotan flores en el cocal y trae el viento del Sur Perfume de ciruelos: As llega el invierno All en mi pueblo Junto al mar. 8 Ms all del arrozal devastado por sanos, Un grito claro, fuerte: Hasta las caas blancas De mi choza llega de nuevo El viento
[1 a 6: Archipilago. 7 a 9: Inditos.]
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RODRIGO MIR
Va la maana adherida a la piel durante cada cosa que haga o piense porque la soledad es slo una y slo una la condicin del sueo Pensada mansedumbre que no supo de labios que fuesen brizna en los ojos del que mira un nombre porque de alguna manera hay que llamarlo y se hace necesario como quien dice agua mira sus hombros siente que no est solo que nunca ha estado solo as se llame soledad aquello que no conoce exactamente y los amigos las puertas las calles se abran de par a par como si no pasara nada como si no tuviese que pasar a fin de cuentas quedarse como vuelto a empezar vuelto a repetir vuelto solamente una brizna quiz menos quiz nada
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2 PARA HABLAR DE COSAS DEFINIBLES Sabemos que es fcil tener conversaciones en torno de poemas amables en donde las nicas personas asustadas son aquellas que leen Sartre dice: Nombrar las cosas es denunciarlas y cmo construir un hermoso cancel que se abra y se cierre si pasas de mano a mano el resto de impotencia que va naciendo apenas y que dejas de lado? 3 SEALES DE SALUD Han sido cien las veces en que recuerdo y memoria frente a lo familiar de las ventanas han dicho cosas en silencio para ellos solamente en ese entusiasmo promisorio clandestino de tanto evitar la voz de los dems tan fcil tan simple de entender que la esperanza es algo ms que un escondrijo intacto
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4 MS ALL DE LA LNEA Te digo que no es fcil estar tranquilo sin darse el salto sin abrir los ojos ms all de la lnea que te ponen adelante ms ac de la rabia que asciende por all mismo por donde a veces desciende el amor como una lgrima y qu decirle a los amigos a los que llegan de paso y enseguida te hablan de la situacin y de tu pas en donde cuesta tanto respirar porque hemos visto y palpado cosas eso dicen mientras sonren desde sus asientos satisfechos de encerrar la historia de estos sesenta aos en un segundo que no deben ser por qu es as compaero? por qu es as? y cruzan las piernas y vuelven a extender las palabras y los miras con lgrimas porque en verdad es fcil Facundo deca ver los toros desde la barrera es revolver el caldero con guantes tratar de irse ms all cuando vienes de paso y pasas sin quedarte a diario hacia adelante luchando a tu manera abriendo un caimito de donde no saldr ninguna sorpresa solamente la conviccin de que esto es lo debido y de que en algn punto encontrars a otros ms que como t van callados 312
calladitos aunque a primera vista parecieran ser las cosas lo mismo de siempre y aunque vuelvan estos y otros ms y otros ms a decirte igual que si aguantamos que si somos animales pasivos que nos agrada lo que sucede que no tenemos conciencia que no leemos nada que cada quien tiene lo merecido que frente al silencio pagamos con la misma moneda que
5 DE POSIBILIDADES Y ENCUENTROS Habla y dice cosas como esas de que para qu si al final vamos a caer en lo mismo y solamente tendremos otros nombres para leer en el diario o escuchar en los discursos o ver por la televisin en los noticiarios y cuando les dices cmo son las cosas que t entiendes as con la sola ayuda de otros amigos que luchan y caminan adelante encuentren lo que encuentren a su paso porque saben exactamente de qu color ser ese da y la hora la ignoran es cierto pero saben el mes y el ao y ves sus rostros y sus manos y sus ojos y sientes cuan pequeita ha sido la alegra de esta inmensa humanidad que t conoces y cuntas veces fue dejada de lado por hombres de afuera y hombres de adentro y sigues hablndole y vas haciendo un collar de cuentas en donde pones a cada uno con su descubrimiento de ahora y su entendimiento de ahora y pasa el da ste y pasan otros y cuando estn en ese mes y en ese ao vuelves a encontrarlos cerca de ti y te sonren de lejos y te llaman de t y t sientes que es este el ms grande nombre que te han puesto en mucho 313
RODRIGO MIR
tiempo y sigues adelante con el libro con la doctrina con el principio y ellos te dicen cmo decirle en dnde entonar ms fuerte en dnde poner la voz menuda como violn en dnde poner esto y aquello
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Jarl Babot
Nacido en Panam, el ao de 1946. Egresado de la Universidad de Panam. Mencin honorfica, seccin poesa, del concurso Mir. Particularmente interesado en la literatura dramtica, hizo estudios de direccin teatral en Mosc, de donde acaba de regresar. Obras: Un sonido de hojalata, 1967; De un totem diferente, 1970 (Indito); Poemas Escandinavos, 196872 (Indito). UN SONIDO DE HOJALATA 1 Siempre la parte conocida del tablero dice no te entiendo y la otra, que no s leer, tiene dibujado un brazo abierto. Lo malo es que el brazo abierto a nadie puede abrazar nunca se cierra SIEMPRE permanece abierto. 2 Deposita la moneda no tengas miedo de perderla. La meloda, casi siempre, de inmediato suena. Anda. Hoy puedes hasta tararear la meloda sin pedir permiso a nadie. 315
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T pagaste por ella era tu nica moneda, tienes derecho a este minuto. Apresrate! Slo queda el ltimo comps, y ya est sonando! 3 Ya hasta temo levantar la voz. No vaya a suceder que me escuchen en todas las villas y ciudades; y que esto provoque un desasosiego mayor que el callar. Con un antiguo libro de retractaciones por eterna lectura seguir viviendo. 4 Son palabras o son siglos? Son siglos de palabras y palabras de todos los tamaos y formas igualmente vacas cerradas arbitrarias y hostiles. A ellas nos aferramos en lugar de callar y lentamente marchamos. Creemos arrojarlas muy lejos pero regresan para cobramos la deuda. Nunca perdonan 316
al condenado y sobre el duro hueso para todas las ganas rer, bailan y celebran el triunfo del ritual del miedo. 5 Las letras lo resisten todo: hasta un puntapis. Solamente cuando se cansan de escribir en las repugnantes oficinas los empleadillos a manera de venganza (contra ellos mismos) van borrndolo todo. Pero saben que es intil! Que las letras atraviesan los talones nadan por la sangre llegan al cerebro. Nada se puede contra ellas! (A no ser que uno se convierta en una inmensa P y forme parte de cualquier palabra escriba a latigazos por doquier). 6 A pesar del agua que cubre los zapatos las rodillas el pecho las manos la boca,
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Ricardo Zarak
Naci en la ciudad de Panam, en el ao de 1947. Egresado del Colegio Javier, realiz estudios de psicologa en la Universidad Santa Mara la Antigua. Actualmente hace estudios sobre cine, en la ciudad de Mxico. Zarak, quien fund y dirigi la revista Quijote 20, es tambin dibujante. Obras: Cuaderno, 1969; Arma Blanca, 1974. Referencias: Fernndez Iglesias, Roberto: Zarak: un equilibrio al borde del abismo, y Turpana, Aristeydes: Zarak, ser y acostumbre, en Dominical, de 13 de diciembre de 1970; Young Nez, Csar: Ricardo Zarak y las aventuras del gran houdini, en Matutino, de 14 de febrero de 1973 Ricardo Zarak y el discreto encanto de la poesa, Lotera N 215, de enero de 1974. 1 En los primeros das dijeron: Nosotros hemos de pensar lo nunca pensado de decir lo nunca dicho de hacer lo nunca hecho. Y en los primeros meses dijeron: Nosotros hemos de pensar lo que se deba pensar de decir lo que se deba decir de hacer lo que se deba hacer. Y en los primeros aos dijeron: Nosotros hemos de pensar lo que podamos pensar de decir lo que podamos decir de hacer lo que podamos hacer. Y hoy dijeron. Nosotros nada hemos pensado nada hemos dicho nada hemos hecho. Y dijeron: Fueron los momentos las cosas. 319
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2 No hay tierra que no tenga cielo sol una nube una estrella. No hay tierra que no tenga ro piedra una montaa pequea o un rbol cualquiera. No hay tierra que no tenga un nombre para cada cosa. Pero en una tarde como sta hay hombres sin tierra entre las manos sin cielo en la mirada hombres que mueren sin decir una sola palabra. 3 Un vaso cae y se rompe. La planta florece y despus marchita. La roca permite la erosin y se gasta. Y los hombres... Son los hombres quienes mueren o es la Muerte que de pronto se torna humana? 4 La felicidad tiene que llevar consigo un sentido de grandes derrotas y de prdidas irremediables. 320
Tiene que llevar sabor a desgracias, a jugadas sucias del azar. Porque tanta felicidad gratuita como la nuestra debe llevar alguna maldicin escondida. El Panam Amrica Dominical, 9 de abril de 1972. 5 Nos pararemos un da frente a una lpida a sabiendas de que entre uno y el que ahora yace solamente hay tierra fresca de por medio, que antes hubo un aire rancio, que seguimos manteniendo la misma distancia prudente. 6 Escucho a mi madre hablar de su muerte como quien habla de la casa en que habita y uno a uno va describiendo la forma del comedor familiar, de la sala de lectura, de un patio pequeo... Estoy en el umbral de su puerta. Me ha invitado a entrar con insistencia pero no s si deba hacerlo. Siempre he sido un mal husped.
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Roberto McKay
Nacido en Panam, en el ao de 1948. Dramaturgo, director de teatro, egresado de Florida State University, estuvo vinculado al Teatro Universitario de la Universidad de Panam. Obras: Muerte annima, 1965 (Pliego nmero 9 de Ediciones Caribe). 1 POEMA sabes que los colores desaparecern cerrando un ciclo importante en la vida del hombre las aves habrn dicho su ltima agona cayendo tambin las semicorcheas de luz de sus canciones colgado de la neblina quedar el ltimo gesto de la tarde y se oirn los pasos o lo largo de otros pasos sabes que todo comienza un primero de mes pero luego te cortas el cabello o cambias la camisa cada da y los colores son nuevos y esa sonrisa es triste y gastada s, lo sabes todo y sin embargo de tiempo en tiempo abre los brazos y esperas. 322
2 LAS GANAS Y LOS LOCOS QUE SE FUGAN Una maana en que escuchaba la radio me dieron ganas de quedarme durmiendo entre sbanas sucias y trozos de ceniza a uno le dan ganar a veces de rascarse la cabeza y sacarse la caspa a uno le dan ganas ganas de quedarse en la cama mientras los dems trabajan o hacen juegos de trompo en las aceras a uno le dan ganas de abrirse la barriga con un cincel antiguo y sentir el dolor nicamente por sentir algo a uno le sucede que todo se termina y que nada se termina y entonces las ganas que tiene son de un sentido raro pero son ganas al fin y es lo que lo mantiene vivo a uno mis ganas son de dormir o de rascarme la cabeza o de escuchar la radio Esto puede suceder mientras uno escucha la radio tranquilo y lee a daro sobre daro contra daro porque no s quien te dijo que era necesario leer a daro pero t yo definitivamente no tengo la menor gana por que todo es azcar y bueno despus de eso y lo que dice la radio las ganas son muy pocas mam despirtame antes de irte gracias 323
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y esto es para quedarme despierto y todo entre las sbanas tibias fumando cigarrillos uno tras otro y disfrutando de mis ganas y mis ganitas y lo que se me antoje por lo pronto mientras se descubre que daro no era la gran mierda y despirtame antes gracias tal vez era para ver si tena ganas pero no tena y me qued durmiendo digo me qued en la cama era una maana en que escuchaba la radio y tena ganas de quedarme tirado como un vivo o como un muerto en la cama tibia que ola a m y a los pensamientos que tuve y a los pensamientos lluviosos que tuve y que ya no tengo eran ganas al fin a uno le sucede que todo se termina y que nada termina nada ms quedan las ganas de vagar pensamiento cuerpo y alma y or la radio que anuncia coca colas a dime pero uno tiene ganas de coca cola a dime y or la radio que anuncia coca colas a dime pero uno tiene ganas de coca colas a dime y or la radio que anuncia coca colas a dime pero uno no tiene ganas.
Lotera, N 167, octubre de 1969.
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3 UN DA SE SUCEDE AL OTRO a Thelma Nava un da hace sol y uno siente que el sol es uno y uno es el sol un da llueve y las goteras caen desde los techos de rostros abandonados y nada sucede ni nadie es ms ni menos que un simple vulgar oxigenado terrcola el da de los sapos nosotros nacimos en otra parte o tal vez no hemos nacido y morimos simplemente al apagarse la lmpara de nquel y activarse la sombra y la radioactividad de los besos ofrecidos a oscuras un da salen nubes y sobre la calle se proyectan sombras raras junto a la sombra natural del farol y la sombra vegetal del naranjo despus las nubes se cansan de estar jugando a las sombras y se tiran en bandadas sobre la ciudad y lamen con la lengua las sombras que han dibujado y las aceras dejan de soar un da se oye un blues con ritmo de bach o un bach con ritmo de tuba pero el saxofn palpita de cualquier forma sobre el cuerpo de papel y pim pum se arremete furioso en la vagina y all termina todo un da se sucede a otro llueve truene o relampaguee y las calles las bocas y los autos tienen el mismo color y el mismo gesto de empolvarse la nariz como si nadie las viera pero nadie hace ni dice absolutamente nada un da hace sol y a m me duele la cabeza tal vez otro da cuando llueva 325
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como ahora llueve yo pueda salir a la calle a borrar las manchas transparentes que me salieron un da en que nadie dijo absolutamente nada y sin embargo yo o la voz del profeta.
Panam Amrica Dominical, 17 de septiembre de 1967.
4 PISCIS ES UN SIGNO HURAO Me volver un ermitao porque nadie ha sabido nunca cmo son los ermitaos ni de las cuevas que habitan ni de sus barbas largas y amarillas que contienen secretos del origen del humo que siempre sube al cielo para hacerle cosquillas a los ngeles y esas cosas siempre y nunca quise ser un ermitao de capucha oscura metido sobre el mundo o fuera de l alguien dijo detengan el mundo que quiero salirme no s si lo logr pero ahora digo lo mismo porque estoy hasta la rodilla de guerras y de paz de calles llenas de muertos y de sexos que habitan los cementerios me volver un ermitao y meditar sobre la inmortalidad del cangrejo 326
y pensar seriamente en la posibilidad de or la msica de la lluvia al caer sobre los huesos para encontrar el deleite primario y fundamental de sentir que estoy aqu que todava no me voy que estoy pleno redondo perfecto inmutable como un griego no sentir el dolor de las tortugas cuando salen a desovar en la arena ni tampoco el viacrucis hacia el mar la marcha lenta y las lgrimas desnudas por los hijos que nunca habrn de verse no sentir tampoco que mi piel se vuelva dura como un armadillo ni que la ilusin muera como un cisne herido slo tal vez es posible lo sabr cuando la televisin se encienda si me duele vivir y existir los ermitaos ahora nunca es bueno decirlo saben cul es la palabra y el signo bajo el que viven y ahora que yo descubro que piscis es un signo hurao no hay alternativa ni probabilidad resta sacar la suma y computar que no ha habido nada antes que los ritos se han desvanecido como el sacrificio de Isaac y no por el perverso dios 327
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es por la voz que escuchamos a travs de la pared que no llora ni se queja pero escuchamos y el eco nos entra en los odos y nos inmoviliza y nos hunde en una cueva y nos hace crecer una barba larga y amarilla y nos hace saber el secreto que entonces nos impide hablar.
Panam Amrica Dominical, 14 de julio de 1968.
qu bien, qu fcil resulta esto todos aqu reunidos para escuchar / leer poemas como s esto fuese igual que romperse el brazo sembrando maz o hilvanar paquetes de cigarrillos en la fbrica (debo repetirte lo que siempre se ha dicho: el oficio del poeta es hacer la poesa, bla, bla, bla) adems hablar del pobre no es eliminar la pobreza qu bien va todo los primeros poemas y los ltimos escuchados aqu, para / por los amigos descubrir la ltima ocurrencia artstica incorporada por alguno bien informado y enterado de la moda
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ejemplo: las calles se abren como pjaros psicodlicos y la transfiguracin del ser del yo, de la esencia, etc, etc, etc. pudiera seguir (lo he hecho tantas veces) claro, este recital antolgico no puede darse en plazas pblicas porque el pueblo no entiende la poesa porque la poesa es nctar de dioses y los que la escriben semidioses son elevados al nirvana y la adulacin de aqullos que ni siquiera han ledo lo que escriben o lo entienden y as tranquilos todos leemos despus tomamos tragos los abrazos te felicito, muy interesante el poema me recuerda uno de proust o alguna cosa que le en un libro francs del siglo XVI despus a casa todos o que siga la fiesta porque a fin de cuentas la poesa no tiene ninguna responsabilidad nada que ver con el asunto es algo personal, ntimo ajeno y los titulares de los diarios llenos de mentiras y la televisin llena de mentiras y la radio llena de mentiras y la poesa llena de mentiras
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porque todo va bien y debemos seguir los rumbos del mundo (europeo, anglosajn, claro) y el estilo, la forma es lo importante aunque sean incomprensibles para todos los dems. porque a fin de cuentas los dems son una partida de ignorantes y nosotros muy in y esos que nunca han ledo a cortzar (cmo comprar sus libros?) y eso est bien bien porque nos hace sentir mejor que ellos sentados a la diestra de dios padre bien porque aqu no pasa nada no hay verdades que decir y menos sobre nosotros mismos que: somos perezosos, odiamos trabajar, slo el juego, el licor, el sexo nos gusta (definicin comn del panameo) adems est la oficina, la seguridad, los hijos, el pan de cada da, el cheque de los 15 y los 30 Eso s que no puede perderse todo va bien porque el desempleo aumenta cada da bien porque se explota al campesino bien porque los alquileres son altos bien porque la juventud est perdida en marihuana y amor libre bien porque todo el mundo toma coca cola y fuma viceroys y todos quieren ser rubios y blancos y ojiverdes bien porque los gringos no se meten con nadie (solamente cazan patos en enero y eso slo fue una vez y controlan la economa del pas)
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bien porque son otros los que sufren y a fin de cuentas ese es el mejor estado en el maravilloso pas de las indefiniciones donde todo va bien donde los poetas nos reunimos a leer poemas y tomar tragos y hablar hablar hablar para evadir el compromiso para escapar de la hora para no encarar el destino y la consigna cada da ms clara cada da ms cerca
Santiago, N 7, junio de 1972, Santiago de Cuba.
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2 UNA MANO DE MUJER una mano de mujer se aferr con tal fuerza a la ma que tuve que nacer otra vez para poder sostenerla 3 RECONSTRUCCIN DE LOS HECHOS Se que nunca he estado aqu ni que nadie me ha visto desembarcar porque siempre se llega desembarcando a este sitio y se pone pie en tierra pero nunca he pisado esta tierra ni he visto a nadie ni s nada de las cosas que se han dicho que se dicen que han sucedido ni cmo se ha amado porque siempre se ama en alguna parte s que nunca he estado aqu que nadie me ha recibido pero s que desembarcar por alguna calle imprevista de la niez con mi madre parindose de alegra en casa porque mi nacimiento no sabr a hospital sino slo al asombro de mi padre viendo todo el amor pujando sobre el mundo 333
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y que alguien me llamar una vez por mi nombre que dar un primer paso que alguna tarde inesperada alguien me escuchar hablar y correr a contrselo a todos y desde entonces me andar nombrando las cosas y tendr un juguete de madera que llegar a odiar un tren rojo que girar siempre en redondo una sopa de lodo que compartir con mi hermano mayor y que ver a mis otros hermanos entrando a esta casa en brazos de mi madre un poco ms vieja y menos alegre y que habr una multitud de vecinos amigos frecuentes cocineras tas que notarn mi crecimiento mis abultadas paperas mis alfombrillas mis dientes de leche debajo de las almohadas esperando ratones que nunca terminarn de llegar con la moneda y s que me comprarn un uniforme colegial y me hablarn de una escuela parecida a un paraso y de otros nios y descubrir al poco tiempo que una escuela ser siempre blanca hasta sus sotanas y que con los otros nios estar hablando de Dios de un Dios que supondremos con una barba larga y con muchos nombres Jess Padre Nuestro Seor Dios mo primera comunin domingos de misa y creer que santa claus ser tambin ese Dios bueno regaln gordo todo rojo en su trineo como en las vidrieras s que efectivamente me espera una infancia una calle porque siempre tiene uno una calle en la infancia y un campo de pelota o de ftbol 334
para herirse las rodillas y volver llorando y un juego de rayuela para conocer la tristeza y una navidad un cumpleaos adecuado para aprender a soar una estrella fugaz para pedir con fuerza un deseo y un verano donde las clases sern suspendidas por vacaciones y podr levantarme un poco ms tarde que de costumbre y sentir el alivio de que maana no habr tarea ni autobs que esperar ni que tendr miedo al flaco que siempre me quita la ventanilla y que me empuja gritndome ni enfermedades que fingirle a mi padre ni la encarnizada hora en que por primera vez me sentir solo y en cambio ser la poca de ponerle puntas de clavo a los trompos de ver quien dice primero la marca de los carros de pelear a muerte mis canicas y no baarme por un par de das de tanto apuro y de mostrar con orgullo el centavo ms viejo del barrio el centavo que perder despus y ni siquiera doler s que una maana no bajar con los del equipo como acostumbrar a bajar hasta el estadio que seguir desganado y aburrido y que Pancho y yo nos quedaremos sentados en la escalera hablando de cosas importantes y mientras le estar contando en secreto mi nuevo descubrimiento ser la primera vez en que ver a Liliana con un pantaln corto que permitir el sol en sus caderas y me preguntar algo sobre su edad a medida que examino a contra luz cada uno de sus senos pequeos y se me ocurrir pensarla como mi novia
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(esa misma novia que aos despus ver casada y no tendr el coraje de saludar) y en la forma de lograr que lo sea y lo lograr ingenindome para llevarla al cine ms caro y tratar de preguntarle si la besaron antes si de verdad me quiere mucho como dice si cuando estemos grandes se lo diremos a los dems para que todos sepan y tal vez el primer piropo de mi vida caer sobre sus ojos de una manera torpe y descompuesta pero ella lo aceptar porque ser tambin una primera vez que escuchar cosas as y aunque cueste reconocerlo S que Liliana me durar poco algo menos que el tiempo para ver que llorar y que dejar su decepcin olvidada en un traje que no podr usar porque para entonces crecer ms aprisa y ya no saldr con nosotros a baarse con agua lluvia ni inventar fiestas a propsito de nada pero ser la novia primera la sonrisa las manos nias que sostuve hablando del abogado, que sera en pocos aos los ojos caf la manera de saludar desde un edificio de tres pisos y de mirar hacia arriba esperanzadamente y tambin uno de los recuerdos menos vergonzosos que contar con alegra y a esta altura de mi vida ya no ser difcil comprender que una casa es un sitio prohibido de palabras prohibidas que hay que dar la impresin de inocencia de que no se oyen largas discusiones que uno oy en otra parte 336
y sabe de sobra cmo es el asunto por eso cuando volver saltando sobre el balcn en un slo brinco un brinco exacto y lento ensayado despus de muchas veces y todos lleguen a silenciarse ante mi presencia inesperada no sentir la mnima curiosidad de saber de lo que hablan porque ya lo supe tiempo atrs porque es difcil ser extranjero en este pas y mi pobre padre no sabr aceptarlo y uno entender que a los extranjeros se les nota la patria en los ojos y sobre todo en la nostalgia y por eso inaugurar aquella serie de sesiones recordatorias contar con precisin como eran las cosas y los rboles de su pueblo donde los mangos crecen descomunalmente como l los comi en las vas ferroviarias a plena tarde mi padre se inventar un pas de recuerdos para hacer menos duros sus fracasos sus impotencias su irremediable cancelacin de proyectos. Y para entonces sentir una especial mana de amarlo una lstima rigurosa tan clara que me negar el derecho de comentar con nadie y le ver en su panel acalorado y repleto de galletas y caramelos dando vueltas de abarrotera en abarrotera y a veces olvidar su oficio de repartidor para entregarme al prohombre titnico con humildad que oir slo una vez sollozando a escondidas el da en que llegue aquel increble telegrama de almuerzo de: Hermano, mam muri hace dos das y ya dejar de pensar en la forma en que abrazara a mi abuela paterna una vez llegado a la Habana. 337
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La vida se pondr inestable desde ese da. Mi hermana Ibeth crear el mismo alboroto familiar que yo ocasion a propsito de mis balbuceos y en poco tiempo me ver hablando de inconcebibles conjeturas de fantsticos lugares con otros amigos en los que descubrir manchas de seriedad palabras fciles de hacerlas explorar en la boca algo parecido a la libertad y a esa universal falta de ternura que a gritos pedirn en las esquinas en las entradas de los teatros en las mujeres violetas que alcanzarn a tomarle por asalto el corazn y los abdmenes y ser precisamente en ese estado de guerra no declarada en que la ciudad comenzar a partirme en que la ver con otra mirada y sentir la ciudadana incomodidad del atropello de los amaneceres en que oler a alcohol y a blasfemias y besar a una prostituta que me contar la vida no como una tragedia irrisoria sino como una ancdota de barrio a medianoche, y comenzar por primera vez a olvidar cosas a dejar atrs capitulares acontecimientos poemas ocultos para el tiempo venidero cartas que nunca contestar y creo que ser la edad justa para sentir una derrota y conocer las diversas e incontables maneras de caer aunque todava siga soando en grande y tenga aliento para tirarme en el fondo de un alma cualquiera con todas sus orfandades sus disposiciones categricas sobre el amor sus insuficiencias sus protestas sus odios para ese instante en que necesitar replegarme aunque slo fuera para sentirme protegido y feliz 338
digo que tendr aliento para bajar a la calle para darme cuenta que uno tiene un pas una ciudad y que todo cabe en ella hasta las muertes ms annimas ms singulares ms llenas de asperezas y que la confusin los ms desordenados rdenes son tambin inherentes a la vida que legiones de confundidos militan dando gritos aullidos sagrados y tumbos contra las paredes donde hasta viejas historias estarn borradas por un sol vertical un sol que oler a chamuscadas preocupaciones a desalentados regresos a diminutas lgrimas evaporndose en la resignacin y en la piedad con la cual empezaremos a reconocernos. S que llegar el da en que dir que nunca he estado y que sin embargo aqu estoy a esta hora que ha sido hoy ese da de indiferencia ese da que comenz a caer expiatoriamente sobre la ciudad ese da provisionalmente civilizado del siglo veinte y que Mario no hace otra cosa que mirar el televisor con ojos de anciano y que mi madre morir pronto si contino escuchando esa tos detrs de la puerta y que no sera demasiado distinto al da que puj con todo su amor al mundo y que de verdad han pasado sobre mi niez unas paperas abultadas unos dientes de leche un miedo natural que fue vencido en ocasiones singulares aquel instante en que me sent encamizadamente solo y la rayuela 339
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que fue el descubrimiento de la tristeza cuando perd en el juego el centavo que tuve para mostrar las cosas importantes que le dije a un tal Pancho amigo que hoy no podra reconocer aunque quisiera y Liliana que salud alborotadamente desde un tercer piso sin sentir vrtigo ni vergenza y mi padre que nunca renunci a soar y fue slo un extranjero con su patria al borde de los ojos y que tambin fue grato pedir ternura extendiendo las manos en las entradas de los teatros y que me sent derrotado y olvid y tuve fro y que junto a esta cosa que le doy el nombre de vida esta cosa que tendra que caer por tierra junto a estos hechos descubro que otras vidas entran a pie a mi casa denunciando para siempre todo el anonimato del mundo en este instante en que mi ciudad se ha llenado de ruidos de murmuraciones de iglesias a punto de despearse en el silencio de tristes traiciones y que Eduviges se las habr ingeniado para no sentir necesidad de nadie para fingir un endurecimiento al recordar que la amaba y al reconocer que ms de una vez deseamos tomarnos por asalto un mundo cualquiera y poblarlo nuevamente y que Pedro estar detrs de un ron con cocacola teorizando sobre una revolucin que no har o tal vez escribiendo un poema nuevo al vietnam sin sentirse vietnamita ni bombardeado desde el aire en este instante en que Roberto estar terminando por fin 340
un ensayo que ha prometido como una maravilla sobre la esclavitud durante la colonia sin percatarse de otras esclavitudes que siguen subsistiendo a pesar de todas las manumisiones de todos los decretos de todas las leyes y de todas las censuras y denuncias a pesar de que mi pas a esta hora es un puro mar sin alabanza despus de terminada esta lluvia imperdonable y yo aparentemente melanclico y amoroso pienso que Michael lleva aos querindome decir algo que no me ha dicho y que he esperado como una especie de salvacin y de rescate. 4 CONSOLIDAR LA SANGRE Mario Ral se acomoda y lee a Dalton y yo pienso en Cuba y en mi padre que envejece mirndome crecer absorto tras su cigarrillo y sus anteojos verdeclaro sin acento ya lleno de recuerdos pienso en los primos que no conozco y que ahora quiz mis tas les hablen de m pienso que despus de todo algo mo pertenece a aquella tierra y que me viene de la sangre como el azcar agraria 341
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los barcos pesqueros cerca de la boca del golfo cuando amanece en la Habana con lentitud y la revolucin se va haciendo de hombre a hombre y de casa a casa y a mis amigos les digo que por parte de mi padre pertenezco a aquella raza de hombres nueva islea solidaria con la vida pienso en Cuba y una nostalgia me empuja a los obreros que no vivo al sudor de la zafra al abuelo cubano que nunca me ha visto y me manda decir que quiere verme antes de la muerte si pienso en Cuba a mi nostalgia se suma mi alegra esa alegra que otros detestan otros que van dando besos al enemigo aqu en la patria como si la odiaran ahora quisiera volver al sitio en el que nunca he estado en el centro del mar de Amrica donde tengo hermanos y podemos ser libres y aprender una cancin de tierra cuando alguien me mira y me recibe y le acompao y podemos hablar en el centro del hombre 342
si pienso en Cuba y en sus poetas y en sus nios que parecen hombres y en esa mujer que saluda desde las puertas del Central me digo que llevo dos patrias en el mundo que igualmente amo dos tierras para mi nacimiento de espuma dos motivos para atrincherar la dicha y dos muertes hermosas que ofrecer. Sigue siendo febrero y la certeza del mar me llega como me llega Cuba en las palabras simples de mi padre a la mesa y con Pedro dicindole a Mara que no podemos dejar de amar ese pueblo que quisieron ahogar en sus propias aguas y logr sobrevivir y ahora vive Cuba me llega amorosamente despacio sin violencias cuando comprendo los rdenes de mundo que hemos quebrantado y es necesaria una nueva ordenanza para la paz una forma de enfrentar el imperio y enterrar sus destrucciones en el corazn de este siglo sin hombres desmarcados de su historia inseguros repartidos sin nombres a la vida 343
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Cuba en febrero es esta pequea dicha de los amigos estos ojos de mujer que miran y aoran una tierra y renuncian a la necesidad del sueo las palabras que dijimos a propsito de un poeta pescador este sabor de almbar la vieja sangre que llevamos dentro y esta esperanza buena grave punzante cada da menos arrinconada que por momentos nos empuja nos dinamita y nos hace revolucionar la espera.
Lotera, N 204, diciembre de 1972.
5 ESTAS CALLES QUE NADIE HABITA Pareciera que estas calles no las habita nadie esto es desvastador y deprimente como la copia cinematogrfica de un pueblo fantasma aqu no transita un ser humano cada lata de cerveza es recogida a la hora programada y en el lugar programado cada bocado de comida sale de las mquinas de servicio 344
con precisin con el nmero exacto de onzas para las caloras exactas pareciera que estas calles y sus semforos y sus letreros de seales estuvieran controlados por computadoras desde el mismo Washington esto es tranquilo: hay parques monumentos reas para hacer el amor sin amor y sin molestias cuarteles cercados en un no tresspassing interminable en estas calles como la muerte no sucede nada que no sea previsto esto es la Zona del Canal por la epidermis porque por dentro es la casa del lobo las juventudes zonians con droga en manos el bastin estratgico los pasabarcos produce que produce para las arcas imperiales el bombardeo cultural de una cultura arrogante y deforme desde sus collares hasta sus cohetes espaciales los jets en las pistas los cargueros camuflados la Armada en las bocas y los vientres de los cerros la aparente paz de las aguas en las esclusas subiendo y bajando de nivel 345
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los verdes paseos los verdes comandantes las verdes casas de soldados pegados a sus botas los verdes odios verificados por radar y esta atmsfera caliente de absoluto sol transparente clara como una bomba a punto de estallar.
Itinerario, N 3, julio de 1973, Panam.
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2 POEMAS A LA MANERA CLSICA CHINA Hay miopa de palabras como miopa de ojos. A ratos, padecemos de las dos; a ratos, de una sola. La primera te lo digo es la peor. Si vieras los movimientos de tus manos al recortar esa pizza mal servida, te percataras de lo que te dije ayer en torno a la delicadeza. 3 ANIVERSARIO
Saluda al sol, araa, no seas rencorosa. Rubn (1892)
Panam cumples 450 aos desde que don Pedro Arias de vila restregase las nieblas de aquel villorrio indgena en procura es lo cierto de oro a semejanza de yo no s quin entre las vigas de la historia pese al retoricismo de tus almenas Morgan inquebrantables filibusteros naciste oh burstil patria ma! preando el vientre del erario de Carlos (buen flamenco) y del loyolesco Filipo (arder El Escorial?) 348
luego Mariano de Arosemena (comerciante) ayud a separarnos hicimos acta y todo y nos coaligamos a la Nueva Granada Conforme al voto general de todos los pueblos en 1848 de Francia arrib un buque traa a esta muy noble y leal metrpoli esperanzas y gentes ah estaban los doctores Le Breton y Josef Kratochwill mi tatarabuelo germanoparlante era este ltimo pues su madre lo alumbr en uno de esos cantones alemanes de la Kafkiana Checoeslovaquia en verdad Bohemia fue su cuna el Deutsches Reich ray sus mocedades mas la Sorbona acab con sus ensueos: hzolo oh utopa facultativo quiso el azar que Santos Valds Arosemena se topase con l Panam era nfima inmedible y entonces fue engendrada Josefa (1850) sutilmente (mi bisabuela dur 91 aos) como es de pensar a los 16 contrajo nupcias con el liberal Teodomiro Figueroa Ospina sobrino del conservador Presidente de Colombia Mariano Ospina de tal connubio vieron la luz diez posteridades diez fretros diez cunas veinte ojos miles y miles de canas y hoy Panam rene sus 450 otoos convincentes y probantes pero la niebla ahoga sus palmeras 349
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hay algo de tamarindo entre los bosques un corredor de brujas est siempre a la caza (panegirizar resultara asaz estrafalario) descanse en paz 4 A QUIEN NO VE LA LUZ Y dos ojos (el uno semiabierto) grises ausentan laberintos grises. Y dos manos hieren en el banquillo de la sola memoria irrecuperable esa crispacin del atlas al que se arriba a ciegas, en tanto que la penumbra desvirta la hora en el tiempo, sin ndice. El tico trino de Shaftesbury vas parafraseando como algo que no dispusiese de sombra. Acaso, Borges, seamos nosotros, tus oyentes, los ciegos en esta noche. 5 1970 Ya no sers el mismo; ni el maana ser mayor; ni aquella simple puerta abrirs: ya la puerta estaba abierta por otra mano que la tuya allana. 350
Buscas ser ms y eres mofa insana de aqul que burla, del que desconcierta, bajo la ingenuidad, toda la cierta sencillez de un decir. Quizs maana habrs seguramente averiguado lo que qued en suspenso, una escondida murmuracin. Y pensars, qu dado marc con sangre mi visin, mi vida? No eres sino de polvo: contina lo que tu corazn hoy te insina.
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momento y despojo porque el cielo no es tan azul como antes y no somos tan ovejas /tendemos al aguijn tendemos a ser abejas/ y no tan obedientes pero existe el momento y la noche existe el momento la noche y la carne y existe un momento /uno solo/ en que todos entramos como nunca y pasamos ciegos todos nos damos las piernas inocentes y lo gritamos desaparecer can los canes y diremos hermano desnudos momento existentes porque as se entro al mundo y entraremos una y mil veces porque se repite la historia y el gnesis y hay que invertir la relacin abrimos la puerta y entramos por el patio digmoslo cierto: ya pas el momento ya pas la historia y entramos al revs. 2 ETERNIDAD Dos siglos o tres 353
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(con cuatro de vida me conformo) por qu ser yo la excepcin cuando cristo y marx siguen viviendo? 3 WATERGATOS Trasladando trminos de ingls a espaol en este diccionario viejo /comida de cucarachas nido de ratones/ encuentro que el trmino no es watergate ha sido error de imprenta de lo que se trata es de felinos miedosos tratando de sobrevivir en el agua. 4 ESTOS CAMBIOS QUE SE SUFREN tiene tanto que contar de la ciudad tantas pero tantas cosas que decir porque al final es a ella a quien se culpar se tirar el fuego se dir que ha llegado otro Henry Morgan 354
que aunque con ella nos quememos tambin se quemarn los que dicen cuidarla los que afirman velar por su bienestar pero en verdad nada hacen /altavoces de los yankees/ pudiendo luego caminar detenernos no la tortilla no la chicha fuerte no el tamal criollo ahora: mc donalds & dairy queen as/ siguiendo las rutas para qu preocuparse cuando no son ms que cambios innovaciones aumentando la llegada de turistas evitando que quedemos en la calle permitiendo entrar contar historias el pas se quema la mdula comn se juega los seores que no quieren maz en las conversaciones ahora hablan de shake & bigmac y para qu seguir: es el adelanto que nos cunde: el desarrollo violento de la ciudad 355
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5 NUEVA RUBAIA aparta el miedo / ese animal llamado muerte no puede matar: lo duro Khaiam amigo es que muchos an piensan que slo se vive de pan 6 OSCURA SINFONA A NICMANO qu ocurre ahora Nicmano qu sucede con tus tesis tus morales amigo est bien que se coma en un misma plato que se espere en una misma mesa pero no por eso va uno a permitir que digan que antes de nacer ya estaba el lugar establecido cualquiera con poder ah Nicmano Nicmano puede ofenderse 356
no dejar que tu nmero encasille al cuerpo antes de venir y todo porque crees y dices que en este mundo todo se ha dado
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Antologas, ndices, parnasos Aguirre, Aquilino: Poesa Castellana, Poetas Americanos, Tomo I, Panam, Imprenta y Encuadernacin de Aquilino Aguirre, 1889, VII, 200 pgs. Poesa Castellana, Poetas Americanos, Tomo 11, Panam, Imprenta y Encuadernacin de Aquilino Aguirre, 1890, VII, 120 pgs. Andreve Guillermo: Biblioteca de Cultura Nacional.* Antologa Panamea, Verso y prosa, Editorial la moderna, Panam, 1926. Korsi, Demetrio: Antologa de Panam, Parnaso y prosa, Editorial Maucci, Barcelona, 1926. Martnez Ortega, Aristides: La Modalidad Vanguardista en la Poesa Panamea, Estudio y seleccin, Imprenta Universitaria, Panam, 1973. Mndez Pereira, Octavio: Parnaso Panameo, Tipografa El Istmo, Panam, 1916. Mir, Rodrigo, ndice de la Poesa Panamea Contempornea, (Editorial Ercilla), Santiago de Chile, 1941.; Cien Aos de Poesa en Panam, Imprenta Nacional, Panam, 1953; La Poesa Cvica y Social de Principios del Siglo XIX, Impresora Panam, Panam, 1966. Moncada Luna, Jos Antonio: Cuadernillo Lrico No. 1, Imprenta La Nacin, Panam, s/f. Rubinos, Jos (S.J.): Las Cien Mejores Poesas Lricas Panameas, Las Amricas Publishing Company, Nueva York, 1964.
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Sierra, Stella: Palabras sobre poesa, Panam, 1948. Sinn, Rogelio: Divagaciones sobre la poesa actual, en Acercamiento, No. 49, octubre de 1938. Young Nez, Csar: Nota sobre Nicanor Parra, en El Mundo, 24 de abril de 1966. Young Nez, Csar; Peralta Berta Alicia; Fernndez Iglesias, Roberto; Ramn, Benjamn; Turpana, Aristeydes; del Rosario, Agustn; McKay, Roberto: Siete, Panam, 1971.
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Advertencia necesaria: Los trabajos registrados no pretenden agotar las referencias, y tienen valor muy desigual. No obstante los progresos alcanzados en la ltima dcada, la crtica literaria sigue siendo el pariente pobre de nuestra expresin intelectual. Es mi conviccin, sin embargo, que los textos aqu referidos son de algn modo tiles. Y se ofrecen como complemento de la suma de noticias que el lector habr encontrado en la Introduccin y en las niticias que acompaan la seleccin de cada autor. Por ltimo, unas pocas puntualizaciones. El lector enterado advertir que se mantiene la organizacin ofrecida en Cien Aos de Poesa en Panam, no obstante los reparos que se han hecho. Es que los argumentos presentados para objetarla carecen, en mi opinin, de validez. A propsito del tema de las generaciones, vase mis notas Acerca del concepto generacin republicana y La modalidad vanguardista en la poesa panamea, citadas en la bibliografa complementaria. En relacin con el llamado Vanguardismo y su vigencia, debo recordar que he sealado la imprecisin de sus postulados y su carcter atenuado en Panam, y que, dentro de esas circunstancias, he considerado su vigencia cumplida para los das de la celebracin del cincuentenario de la Repblica (Vase la pgina 303 de La Literatura Panamea, origen y proceso, edicin de 1972).
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IX
La poesa panamea ordenada y comentada por Rodrigo Mir, por Aristides Martnez Ortega. LA POESA DE VANGUARDIA
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ROGELIO SINN: 1. Frescura. 2. Mancha de sol. 3. Balada del seno desnudo. 4. Soledad. 5. Anhelo final. 6. Infancia. 7. Los ojos en la calle bajo la lluvia. 8. Ruptura y lejana. 9. Jarifa. 10. Murano. 11. Incendio. 12. Semana Santa en la niebla. ANTONIO ISAZA A.: 1. Sed. 2. Retazo de eternidad. 3. Cancin de tuberculosos. 4. La gringa que ola a clavel. 5. Taboga. ROQUE JAVIER LAURENZA: 1. Diferencias sobre un viejo tema. 2. Elega. 3. Carta. 4. Declaraciones. 5. Oda simple. DEMETRIO HERRERA SEVILLANO: 1. Entrenamiento. 2. Domingo. 3. Romance del caballo oscuro. 4. T siempre dices que s. 5. Orfandad. 6. Vida pobre. 7. Sabatina. 8. Cuartos. 9. Negro mustio. 10. Arrabal. EDA NELA: 1. Anda! 2. Granadas. RICARDO J. BERMDEZ: 1. Presencia de mi padre a los veinte aos de su muerte. 2. Rojo ha de ser el estupor naciente. 3. Laurel de ceniza. 4. Carta a Stella Oimsted. 5. Cuando la isla era doncella. 6. Con la llave en el suelo. ESTHER MARA OSSES: 1. Cielos viajeros. 2. S que es t mar. 3. La lluvia y el barco. 4. Sonetos a Guatemala. 5. A Panam. 6. Ciudad de arena. 7. Metamorfosis. 8. Girasol. ROSA ELVIRA LVAREZ: 1. Nostalgia. 2. Retrato. 3. Noticiario. 4. Ambivalencia. 5. Ertica virtutem. 6. Letra para un tango. 7. Sonetos a El Escorial. EDUARDO RITTER AISLN: 1. Nostalgia. 2. Duda. 3. Soneto con un motivo triste. 4. Claroscuro. 5.La ola. TOBAS DAZ BLAITRY: 1. Novia viva. 2. Novia muerta. 3. La Luna en la mano. 4. Se habla de animales. 5. Muerte al olvido. 6. Nocturno. 7. Poema XXV. 8. Memoria.
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STELLA SIERRA: 1. Verano. 2. Libre y Cautiva. 3. Evocacin de la alondra muerta. 4. Poema del Mar en tres movimientos. MARIO AUGUSTO RODRGUEZ: 1. Tengo una novia nueva. 2. Tardo reclamo. 3. Domingo en el pueblo. 4. Miedo. 5. Carretera. GASPAR ROSAS QUIRS: 1. Romance de la Angostura. 2. Sotillo. HERSILIA RAMOS DE ARGOTE: 1. Invierno. 2. Ternura. 3. Sombras. TRISTN SOLARTE: 1. Confesin. 2. 1934 (En la isla). 3. Retrato. 4. En el onceno aniversario de la muerte de mi madre. 5. Memento. 6. Encuentro. 7. Recuerdo. 8. Presentacin de la Tulivieja. 9. Cavanga. 10. Aproximacin potica a la muerte. HOMERO ICAZA SNCHEZ: 1. Miniaturas para una exposicin. 2. Naturaleza muerta. 3. En una gota de agua. 4. Elega a Zoila Elvira Brcenas de Martnez. 5. Regina. 6. Soneto del hijo prdigo. 7. Poema necesario. 8. Carta a mi madre. 9. Oratorio y epitafio por el hombre moderno. JOS ANTONIO MONCADA LUNA: 1. Soneto para que lo uses los domingos. 2. Soneto para que lo uses con tus prendas ntimas. 3. Soneto para que uses como una cinta azul en t pelo. 4. Soneto para tu tocador. 5. Soneto a la rosa de papel. 6. Soneto de mi vida. 7. As tendrs la tierra que soaste (Canto 1). MATILDE REAL DE GONZLEZ: 1. Saloma aguacero. 2. Sobre mi cruz de estrellas. 3. Poema fragmentario. 4. Soneto X. 5. Madre campesina. JOS DE JESS MARTNEZ: 1. Lamentaciones (sonetos IV y V) 2. Amor como a travs. 3. Leccin de las manos. 4. As estn las cosas. 5. Las seales. 6. Carnac 71. ELSIE ALVARADO DE RICORD: 1. Soneto. 2. Humani Sumus. 3. Ms que la vida. 4. Voz de la madre desvelada, 5. Aqu y all es el juego. 6. Cuando tu boca dijo adis. 7. Amor ausente. ALFONSO JTIVA: 1. Sin ttulo. 2. Solo. 3. Nota autobiogrfica. JOS GUILLERMO ROS ZANET: 1. Origen. 2. Signo. 3. Sobre los rostros. 4. Una dura parbola. 5. El habla nace y nos dura. 6. La casa en donde nadie habita. VCTOR M. FRANCESHI: 1. Ritmo que mueve y mata. 2. Salsipuedes. 3. Epstola sideral. SYDIA CANDANEDO DE ZUIGA: 1. Caaza de mis recuerdos. 2. Una rosada estrella en la vendimia. 3. Vivo con tu paisaje en el espacio. DEMETRIO J. FBREGA: 1. Sonetos de la mal sentada. 2. Poemas amorosos.
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POESA POSTVANGUARDISTA 193 CARLOS FRANCISCO CHANGMARN 1. Charco de agua. 2. Arco iris en doce colores o poema de un pueblo. 3. Las normalistas son blanzas. 4. Poemas corporales (Prlogo). 5. Mis versos (fragmento). JOS FRANCO: 1. Del alba. 2. Juan de la Cosa. 3. Elega a Griselda Almar. 4 .Panam defendida (fragmento). DIANA MORN: 1. Bsqueda. 2. Soberana presencia de la patria. ALVARO MENENDEZ FRANCO: 1. Si el amor que me das. 2. Requiem. 3. Los muertos conversan bajo tierra. 4. Bayano. 5. Demetrio Herrera Sevillano. CSAR YOUNG NEZ: 1. Poema vertical. 2. Filosofa antigua. 3. A solicitud de parte interesada. 4. Mi oracin dominical. 5. Testamento por si las moscas. 6. Para subir al ciclo se necesita una estrella. 7. El retrato de Sebastin Melmoth. 8. Last Summer. 9. Carta tarda. ENRIQUE CHUEZ: 1. Versos de amor para Olivia. ARISTIDES MARTNEZ ORTEGA: 1. Coincidencia. 2. A manera de protesta. 3. Experiencia personal. 4. Los pasos sin regreso. 5. El tiempo en el espejo. JOS ANTONIO CORDOBA: 1. El hombre no es ese. 2. Sabidura. 3. El mundo pesa. 4. Me muerdo el corazn. 5. Hoy ya es tarde. RAMN OVIERO: 1. Sonetos iracundos. 2. Nuevas admoniciones. 3. Alabama State, 1965. 4. Infancias. 5. Cuerpo en exilio. ROBERTO LUZCANDO: 1. Oriundo soy de tu memoria. 2. He nacido becado por el viento. 3. Si yo fuera Dios. 4. Sonetos amorosos. 5. Para ir con el viento (fragmento). PEDRO RIVERA: 1. La nia enamorada. 2. Negacin del adis. 3. La palabra es. 4. Artculo de fondo. 5. Comentario de actualidad. 6. Necrologa paterna. BENJAMN RAMN: 1. Slo el mar. 2. La isla. 3. Poema. 4. Las cosas van de mal en peor. 5. Octubre venci. 6. Hblale de la ciudad que mata. 7. Casa roja. MORAVIA OCHOA LPEZ: 1. A tu angustia timonel despierto. 2. Simiente. 3. Cuando yo te s amar. 4. Dulce Adn. 5. Principio uno. 6. Principio dos. 7. Das rebeldemente das. BERTALICIA PERALTA: l. Arte potica. 2. Lgrima. 3. Cuando seas mayor, padre. 4. Endoctrinamiento. 5. Flor amarilla. ROBERTO FERNNDEZ IGLESIAS: 1. Poema 87. 2. Poema 91. 3. Receta. 4. Tres cartas que no podr leer la tumba de Breton y un telegrama. 5. Canciones retorcidas.
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DIMAS LIDIO: 1. La tempestad. 2. Lo que ansiaba. 3. Un jet me lleva al Sur. 4. Hago lo posible. 5. Cuento. 6. In the Canal Zone. 7. Por la paz. ARISTEYDES TURPANA: 1. Archipilago. 2. Poemas. AGUSTN DEL ROSARIO: 1. El ro mansamente. 2. Para hablar de cosas definibles. 3. Seales de salud. 4. Ms all de la lnea. 5. De posibilidades y encuentros. JARL BABOT: 1. Un sonido de hojalata. RICARDO ZARAK: 1. Poemas. ROBERTO McKAY: 1. Poema. 2. Las ganas y los locos que se fugan. 3. Un da sucede a otro. 4. Piscis es un signo hurao. 5. Maravilloso pas de las indefiniciones. MANUEL ORESTES NIETO: 1. Poco a poco. 2. Una mano de mujer. 3. Reconstruccin de los hechos. 4. Consolidar la sangre. 5. Estas calles que nadie habita. ALFREDO FIGUEROA NAVARRO: 1. Sagesse des nations. 2. Poemas a la manera clsica china. 3. Aniversario. 4. A quien no ve la luz. 5. 1970. PEDRO CORREA VSQUEZ: 1. Gnesis. 2. Eternidad. 3. Water Gatos. 4. Estos cambios que se sufren. 5. Nueva Rubaia. 6. Oscura sinfona a Nicmano. Bibliografa complementaria para la historia de la Poesa en Panam.
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Biblioteca de la Nacionalidad
TTULOS DE ESTA COLECCIN
Apuntamientos histricos (1801-1840), Mariano Arosemena. El Estado Federal de Panam, Justo Arosemena. Ensayos, documentos y discursos, Eusebio A. Morales. La dcima y la copla en Panam, Manuel F. Zrate y Dora Prez de Zrate. El cuento en Panam: Estudio, seleccin, bibliografa, Rodrigo Mir. Panam: Cuentos escogidos, Franz Garca de Paredes (Compilador). Vida del General Toms Herrera, Ricardo J. Alfaro. La vida ejemplar de Justo Arosemena, Jos Dolores Moscote y Enrique J. Arce. Los sucesos del 9 de enero de 1964. Antecedentes histricos, Varios autores. Los Tratados entre Panam y los Estados Unidos. Tradiciones y cantares de Panam: Ensayo folklrico, Narciso Garay. Los instrumentos de la etnomsica de Panam, Gonzalo Brenes Candanedo. Naturaleza y forma de lo panameo, Isaas Garca. Panameismos, Baltasar Isaza Caldern. Cuentos folklricos de Panam: Recogidos directamente del verbo popular, Mario Riera Pinilla. Memorias de las campaas del Istmo 1900, Belisario Porras. Itinerario. Seleccin de discursos, ensayos y conferencias, Jos Dolores Moscote. Historia de la instruccin pblica en Panam, Octavio Mndez Pereira. Races de la independencia de Panam, Ernesto J. Castillero R. Formas ideolgicas de la nacin panamea, Ricaurte Soler. Papel histrico de los grupos humanos de Panam, Hernn F. Porras. Introduccin al Compendio de historia de Panam, Carlos Manuel Gasteazoro. Compendio de historia de Panam, Juan B. Sosa y Enrique J. Arce. La ciudad de Panam, ngel Rubio. Obras selectas, Armando Fortune.
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Panam indgena, Reina Torres de Araz. Veintisis leyendas panameas, Sergio Gonzlez Ruiz. Tradiciones y leyendas panameas, Luisita Aguilera P. Itinerario de la poesa en Panam (Tomos I y II), Rodrigo Mir. Plenilunio, Rogelio Sinn. Luna verde, Joaqun Beleo C. El desvn, Ramn H. Jurado. Sin fecha fija, Isis Tejeira. El ltimo juego, Gloria Guardia. La otra frontera, Csar A. Candanedo. El ahogado, Tristn Solarte. Lucio Dante resucita, Justo Arroyo. Manosanta, Rafael Ruiloba. Loma ardiente y vestida de sol, Rafael L. Pernett y Morales. Estacin de navegantes, Dimas Lidio Pitty. Arquitectura panamea: Descripcin e historia, Samuel A. Gutirrez. Panam y los Estados Unidos (1903-1953), Ernesto Castillero Pimentel. El Canal de Panam: Un estudio en derecho internacional y diplomacia, Harmodio Arias M. Tratado fatal! (tres ensayos y una demanda), Domingo H. Turner. El pensamiento del General Omar Torrijos Herrera. Tamiz de noviembre: Dos ensayos sobre la nacin panamea, Digenes de la Rosa. La jornada del da 3 de noviembre de 1903 y sus antecedentes, Ismael Ortega B. La independencia del Istmo de Panam: Sus antecedentes, sus causas y su justificacin, Ramn M. Valds. El movimiento obrero en Panam (1880-1914), Luis Navas. Blzquez de Pedro y los orgenes del sindicalismo panameo, Hernando Franco Muoz. El Canal de Panam y los trabajadores antillanos. Panam 1920: Cronologa de una lucha, Gerardo Maloney. Panam, sus etnias y el Canal, Varios autores. Las manifestaciones artsticas en Panam: Estudio introductorio, Eric Wolfschoon. El pensamiento de Carlos A. Mendoza. Relaciones entre Panam y los Estados Unidos (Historia del canal interocenico desde el siglo XVI hasta 1903) Tomo I, Celestino Andrs Araz y Patri-cia Pizzurno.
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A los Mrtires de enero de 1964, como testimonio de lealtad a su legado y de compromiso indoblegable con el destino soberano de la Patria.
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