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Papatono, San Timoteo

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Sbado 27 de Julio de 2002, 6:33 de la maana: Salida de los Andes Yacht Club en Maracaibo.

La Tiki de Antonio Salcedo y la Marianeli de Jos Cheo Morales, se mecen levemente en la Rada del Club. Destino: Una partida de pesca en los alrededores de San Timoteo en el sur este del Lago de Maracaibo, Municipio Baralt. Diez amigos conforman la partida de pesca: en la Marianeli, adems de Cheo, Melecio Soler, pescador industrial, dueo de la Receptora de pescado de San Timoteo, Jos Rafael Lpez, socio de Cheo, ngel, empleado de confianza de Cheo en su sistema de pticas. En la Tiki, adems de Antonio, Paco los su padre, de un Carlos taller y Guadagnini, metalrgico, Francisco Pulido y yo. La invitacin surgi de Antonio y de Cheo, ambos mis amigos y padrinos de mis hijos, quienes luego de haberse conocido en mi casa, ahora comparten la pasin marinera. La partida de pesca, organizada por Melecio incluy llegada a San Timoteo, Comida y durmienda en su Receptora de pescado, y dos das de pesca en las planchadas de los pozos petroleros de la zona, reconocida por su riqueza en curbinas, ronquitos, cangrejas y camarones. Mientras el viento nos golpea en la cara, una vez ms mi mente se va hacia el pasado, hacia la memoria de mi abuelo. Jos Antonio Gonzlez era negro, naci en Naiquat, en aquel maravilloso anfiteatro que conforma la Cordillera de la Costa, al deslizarse abruptamente hacia el Mar Caribe. Era nieto de esclava liberta, pues su abuela, haba obtenido la libertad con el decreto del Presidente Jos Gregorio Monagas. Ambos servan a la familia Montenegro y cuando alguno de la familia enferm y se mudaron hacia Curazao y luego hacia Maracaibo, pues, tambin hacia ac los acompaaron la abuela y el negrito, que pese a haber nacido en un ao tan ignoto como 1889, logr graduarse de primaria en 1903 y aprender ingls y papiamento en Curazao. Una vez en Maracaibo, un disgusto y un maltrato lo separaron de los Montenegro y de su abuela. Propietario a orillas del

Morochos

Toms

Cogi hacia el sur, hacia la Caada, donde se encontr con Jos del Carmen Parra, blanco, hermano de mi bisabuela Mama Rosa, dueo de pesqueras, quien atendiendo a la forma de hablar y a la educacin que mostraba el negrito, le dio trabajo y lo acogi en su casa. Desde este momento, fueron muchas las vivencias de Papatono, como le gustaba que yo lo llamara. Fue cocinero en una piragua que suba por el Catatumbo hasta Ro de Oro en Colombia; tuvo unas tierras en Garcitas hasta que una inundacin se llev todo mientras el se salvaba encaramado a un enorme rbol de Ceiba, fue dependiente y luego jefe de la tienda del Central Venezuela en el Batey, maestro de escuela y Juez de Paz en Ceuta y San Timoteo, encargado de las tiendas de mi bisabuelo Martn Augusto en el Centro de Maracaibo, hasta que se retir prematuramente a comienzo de los Sesenta. As lo conoc, retirado y enfermo de Diabetes, pero con su intelecto en plena capacidad. Junto con mi Mami y con Emma Ferrer, me ense las primeras letras. Foment en mi, su intenso amor por la historia y la geografa. Me impuls a escribir, a redactar, me ense las primeras palabras en ingls, y hasta me habl en Papiamento. Su muerte en 1972, fue muy dolorosa para mi padre y para m. Desolados, llenbamos las horas de tristeza yendo a pescar, y entonces Papi, en aquellas ocasiones en las que por fin poda hablar, me contaba historias de su niez, donde la presencia de mi abuelo, surga con enorme fuerza y orgullo. As, lgicamente, y con el apoyo de Mami, siempre viva y averiguadora, quien se sabe ms historias, que las que Papi me cont, termin de dibujar a mi abuelo como educador y maestro, la fase ms importante de su amplio expediente profesional. Al or los nombres de San Timoteo en la invitacin de Cheo y de Antonio, lgicamente, todas estas vivencias sobre mi abuelo, se despertaron en m, y me hice el propsito de encontrar algn viejo en el pueblo al que le pudiera preguntar por l. 8:56 de la maana: San Timoteo a la vista, a solo milla y media de donde haba calculado mi compadre Antonio con la ayuda de su GPS y de un viejo mapa que encontr. San Timoteo est al sur de Bachaquero, es vecino de San Lorenzo, (los dos actualmente conforman una sola comunidad), ste ultimo fue convertido en campo petrolero, sirviendo de sede a la primera refinera comercial petrolera de Venezuela, de principal puerto de embarque y salida de los primeros productos derivados del petrleo hacia toda Venezuela y el mundo. Hoy, una vez ms, pasada la furibunda poca petrolera, son pueblos de agua, a la orilla del hermoso Lago de Maracaibo. El pueblo, tiene varios ambientes claramente diferenciados. En uno, las viejas casitas de la Shell,

viven exempleados o descendientes de empleados de la Industria, en otro, las viejas casitas del pueblo, siempre multicolores, vive gente vinculada al agro y en las populosas planchadas frente al Lago, en modernos palafitos, viven los pescadores. Estos palafitos son una semblanza de los que conoci Alonso de Ojeda, pero los viejos horcones de madera, han sido sustituidos por columnas de concreto y cabillas, y los techos de paja de enea, por lminas de cinc. Profusamente coloridos en tonos muy vivos, es lo primero que uno ve, cuando procede del Lago, como nosotros. Rpidamente, una profusin de muchachos de diversos tamaos y colores, salieron a recibirnos y a ayudarnos a amarrar las lanchas. Despus, un sabroso desayuno de curbina frita, yuca y queso, que sirvi para coger fuerzas y volver a salir para comenzar la pesca en s, la cual no fue muy generosa. Hay mucho pez pequeo en el Lago en este momento. La temporada de lluvias ha dulcificado el estuario una vez ms y all en el centro del Lago, donde pescamos, cerca de instalaciones petroleras del Bloque Bachaquero, tomamos un sabroso bao, cuando el whisky y la cerveza, comenzaban a hacer sus efectos. A eso de las cinco de la tarde, regresamos a San Timoteo, (o Moteo como le dicen sus habitantes); me propuse entonces hablar con los paps de Melecio acerca de si haban conocido a Papatono. Ya yo haba investigado en la maana, que el Pap de Melecio, Tulio Soler, quien dirige la Receptora, era de Ceuta, pueblo ubicado unos kilmetros al Sur. Tambin supe que se haba venido a Moteo, en busca de oportunidades, y haba conocido en el pueblo a Benilda, la madre de Melecio. - Sr. Tulio, Y usted cuantos aos tiene? Sesenta y siete. - Y tuvo la oportunidad de estudiar en Ceuta? - Si, cuando pequeo, pero no por mucho tiempo. - Y conoci por casualidad en Ceuta a Jos Antonio Gonzlez? El fue maestro de escuela en Ceuta. No hijo, no lo conoc, pero dejme ver, porque Esilda mi hermana que es mayor que yo, a lo mejor si se acuerda. Al poco rato sali de la casa, haba logrado hablar con Esilda, quien ahora de Setenta y Ocho aos, vive en Valencia con sus hijos, pero se encontraba por casualidad en el pueblo la tarde del sbado. - Mir! Pas! Esilda si se acuerda de l. Me brinc el cuerpo de la emocin. Cog una silla, me acerqu a la seora y luego de pedirle permiso, me sent con ella. - Y usted es ta de Melecio? Si, yo soy Esilda Soler, hermana de Tulio. - Y usted estudi en Ceuta? Si, y claro que me acuerdo del Maestro Jos Antonio, el era muy bueno; en el pueblo lo quisimos mucho, porque l nos pona cuidado. Daba clases de da y entonces de noche, le daba clases a aquel que quisiera echar palante. El le dio clases a mi

hermano Rafael, que era mayor que yo. l prepar a Rafael para que pudiera conseguir trabajo en las Petroleras. Pero no fue al nico. El hizo eso con muchos, que como Rafael, queran aprender otras cosas. Mi familia lo quera mucho, por la dedicacin que nos tena. En el pueblo era alguien muy querido. Ya yo casi no poda hablar. Yo creo que ellos se dieron de cuenta de la emocin que me dieron aquellas simples palabras. Tulio y Benilda daban vueltecitas alrededor de nosotros, oyendo la conversacin. Cuando pude coger resuello, le segu preguntando a Esilda: - Y dgame, Cmo era l?, Papatono no era de aqu, le aclar, l naci en la Guaira. Si es verdad, el no hablaba como nosotros, era muy educado y decente, pero muy serio. Era como de mi color, y con el pelo lacio, pero no liso. - Y usted se acuerda que tena manchas de carate? Si!, es verdad!, si tena manchas de carate!. Se vesta muy bien. Nosotros no sabemos que fue de l. En el pueblo siempre lo recordaron, era muy decente, saba mucho. El apoy mucho a mi hermano mayor para que entrara a trabajar en las petroleras. De noche les daba clases a algunos, hasta de ingls, para que pudieran defenderse mejor cuando consiguieran trabajo. Nosotros tuvimos mucho que agradecerle. Un fin de ao se fue y no volvi ms. No supimos ms de l

Eso fue todo, apenas pude darle las gracias. No sabe esa gente el regalo que me han hecho. Papatono me fue siempre muy querido, pero tan callado, tan serio, que era difcil sacarle lo que pensaba y lo que quera. An tengo conmigo, el libro Vida de Bolvar para los nios de Simn Latino, escritor, poeta, abogado y profesor universitario colombiano, quien escribi esa hermosa biografa de Simn Bolvar, publicada por Editorial Cromos en 1930. Tambin est en mi casa, un bastn negro con puo de plata que alguna vez mi Abuelo us. Y mi Mami, guarda la mquina de escribir Remington que l compr en Lagunillas despus del incendio de 1936 y una que otra foto en el lbum familiar. Pero ya a esta fecha no tengo mas nada de l. Esta gente buena, que nos prest su casa, me regal el recuerdo de Papatono. Me demostr que despus de morir, no se sobrevive nunca por los muchos o pocos bienes materiales que uno pueda dejar, se sobrevive, cuando se mantiene uno en el recuerdo de la gente. La noche del sbado, me despert muchas veces, una Miniteca y el recuerdo de mi abuelo, no me dejaron dormir.

Domingo 28 de Julio, 8:35 de la maana. A pescar de nuevo, pero ahora, ms al sur, buscando el rumbo de Ceuta, Tomoporo y la Ceiba. Una vez ms, poca pesca. De regreso a San Timoteo, pasamos por el frente de Ceuta. Que desolacin! No pude ver ni a una persona desde la lancha. Los palafitos multicolores, con sus techos de cinc, parecan dormir en el tiempo. A la una y treinta de la tarde, luego de un sabroso plato de cruzado de pescado con cangreja, y despus de despedirnos de esa bonita gente, regresamos a Maracaibo. Con mucho sol encima, con mucho fsforo, golpeados por la fuerza del marullo del Lago, pero contentos. Todos pescamos, pero nadie ms que yo. En mi pensamiento me traje, aquel dulce recuerdo, de haberme encontrado de nuevo a mi abuelo, casi treinta aos despus de su muerte, en la mente de gente que jams lo olvid.

Richard Gonzlez Fuenmayor

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