Fernando Ortiz: Tres aproximaciones al suicidio

TEXTUAL

Suicidio de esclavos
Fragmento del captulo II, Los Negros en Cuba, de Ortiz, Fernando; Los Negros Brujos (1906); tomado de la edicin de 1995 publicada por la Editorial Ciencias Sociales, La Habana, pp. 35-36.

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A pesar de que muchos africanos haban heredado un carcter servil formado por el embrutecimiento de varias generaciones sometidas al despotismo de un tiranuelo, hubo en Cuba tentativas revolucionarias, como en los dems pases americanos donde la masa esclava fue numerosa. El esclavo pretenda romper sus ataduras y, si bien jams logr violentamente su libertad como clase social, alcanz muchas veces burlar a su amo sustrayndose a la propiedad de ste por la fuga o por el recurso supremo de todos los oprimidos impotentes, por el suicidio. Este ltimo medio de emanciparse del amo fue en Cuba usado tan frecuentemente que lleg a revestir carcter epidmico. As, dice Arboleya refirindose a datos estadsticos de 1855 a 1857, que el nmero de suicidios fue casi el doble que el de homicidios, y que por lo menos una tercera parte de aqullos era debida a los negros esclavos y otra tercera parte a los colonos chinos que se encontraban en igual condicin social. La creencia en unos y otros de que al morir renacan en su pas natal, restaba aparentemente trascendencia subjetiva para el suicidio sin mengua del quebrantamiento sufrido por el amo. Igual efecto debi producir la singular creencia de algunas tribus de Guinea, de que el negro al morir va al pas de los blancos convirtindose en uno de estos1. Generalmente, los negros suicidas se ahorcaban. Con frecuencia se usaba el envenenamiento por el curamagey (Chinancum grandiflorum) y el guao (Commocladia dentata)2. Merece observarse que la tendencia al suicidio fue en Cuba una caracterstica de los esclavos procedentes de determinadas regiones africanas. Pichardo lo nota as especialmente entre los lucumes. Una observacin semejante se ha hecho tambin en el extranjero3. Ello viene a comprobar una vez ms la verdad lombrosiana de la influencia tnica en la criminalidad. Por otra parte, el suicidio como venganza es tambin conocido en alguna regin de Africa4 como en otras de Asia, y [es] usado no solamente contra el amo por el esclavo, sino tambin por un hombre libre contra otro de igual condicin social. Esta aberracin de fondo religioso no pudo menos de influir en el nimo de aquellos esclavos que de su pas la trajeron consigo.

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SUICIDIO TRADICIN NACIONAL?

F e r n a n d o O r t i z : Tr e s a p r o x i m a c i o n e s a l s u i c i d i o

La frecuencia del suicidio en el negro esclavo es tanto ms digna de tenerse en cuenta, cuando segn cuenta Bruce: Como corolario de su relativa inmunidad a la locura por motivos morales, est demostrado que los negros rara vez se suicidan, hecho de fcil explicacin una vez adquirida plena conciencia del carcter de la raza. En primer lugar, ninguna causa de ansiedad oprime bastante la mente del negro para que ste nutra el deseo de poner fin a su vida (), despus le falta la sangre fra y la fortaleza necesaria para matarse; sobre todo tiene un miedo extraordinario a la muerte debido a su morbosa imaginacin y probablemente a su tendencia a vivir completamente en el presente5. Observacin que tiene una comprobacin en los siguientes datos de suicidios ocuridos en La Habana, donde no se sentan los rigores de la esclavitud moral y en una poca (1878 a 1885) en la que ya la esclavitud tocaba a su fin y en la que los amos eran ms humanos, por el avance total de la civilizacin, para desvirtuar en algo las predicaciones antiesclavistas y por la influencia bienhechora ejercida por la Revolucin de los Diez Aos, que desempe un papel importantsimo en la historia de la esclavitud en Cuba6.
SUICIDIOS EN LA CIRCUNSCRIPCIN DE LA HABANA
AOS BLANCOS NEGROS MESTIZOS CHINOS DESCONOCIDOS TOTALES

VAR 1878 1879 1880 1881 1882 1883 1884 1885 TOTAL
a

HEM

VAR 1

HEM

VAR

HEM

VAR 2

HEM

VAR

HEM 5

2 17 25 7 25 35 30 27 168 3 2 4 3 3 22 3

2 6

3 2

4 4 3 5

5 4 1 1 2 1

37 41 21 38 54 44 39

1 5 3 1 1 3 21 7 2 2 1 1 1

6 6 2 22

3 2

21

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a Los datos de este ao parten del mes de agosto.

Del suicidio
Texto de Fernando Ortiz tomado de Cuba y Amrica; tomo XXII, n. 2, 1906, p. 40 (Seccin Cultura de Ultramar).

Los que se ocupan en analizar los fenmenos sociales hace tiempo que dedican intensas y continuadas actividades para poner de relieve las causas del crecimiento contemporneo del suicidio. Recientemente, un libro alemn ha sintetizado el estado actual de los estudios sobre el tema, llegando a definitivas conclusiones. Su autor, Robert Gaupp, afirma, ante todo, el aumento del nmero de los suicidios. En Europa las estadsticas registran de 60 a 70.000 mil suicidios anuales. Desde el ao 1871 a 1897, el promedio de los suicidios ha aumentado en ms de un 20 por ciento.

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SUICIDIO TRADICIN NACIONAL?

Son causas principales de este progreso, el encarecimiento de los artculos de primera necesidad, el rpido progreso econmico de la sociedad, que produce una fiebre de placeres, las grandes crisis econmicas, las bancarrotas y el alcoholismo. El suicidio es ms frecuente en los hombres que en las mujeres, y tiende a aumentar con la edad; los solteros y los viudos son ms propensos que los casados; su incidencia es mayor en el verano que en las dems estaciones, en los hombres cultos que en los ignorantes, y en la ciudad que en el campo; la pobreza no es un factor decisivo, mientras los mtodos varan, prefiriendo las mujeres el veneno y los hombres las armas de fuego; por ltimo, es ms frecuente en los pases protestantes que en los catlicos. Esta observacin parece a primera vista favorecer la excelencia de la moral catlica, y me permito recordar aqu que hace algn tiempo uno de nuestros rotativos atribua los suicidios simultneos de unos nios en Cienfuegos al fruto de nuestras escuelas primarias, que civilizadamente laicas estableci la intervencin americana. Acostumbrados, como estamos en Cuba, a leer las ms rotundas afirmaciones en ciertos de nuestros ms estupendamente audaces e ineptos enciclopedistas, no es el caso de asombrarse. Despus de todo, quizs tuvo razn el que tal dijo; el protestante se mata a s mismo, el catlico mata al prjimo. Los nios de los pases protestantes caen en el suicidio con ms frecuencia que los nacidos en tierras de credo romano, los cuales, a mi ver, saben mejor blandir el pual y disparar el revlver contra sus semejantes. En la luterana Alemania, durante el perodo de 1891 a 1893, se registraron 212 suicidios anuales por cada milln de habitantes, y en la papal Espaa, solamente 18; en cambio, Espaa es la nacin de Europa ms homicida. Dinamarca es el pas europeo de ms suicidas, y Espaa y Rusia, los pueblos ms fanticos religiosos de aquella regin del mundo, donde la proporcin es menor. Y a fe que entre la autoseleccin del suicida que por s mismo defiende a la sociedad de su propio morbo, y la daina impulsividad del homicida que vive vida social salvaje y prehistrica, la ciencia se decide por la menor desaparicin del primero. Por esto un criminalista de frases afortunadas ha dicho que debemos alegrarnos ante el aumento de los suicidios; ello indica un aumento de civilizacin; de la misma manera que el invento de los ferrocarriles ha trado consigo un nmero de muertes violentas, las cuales, sin embargo, no hacen decidir a la humanidad a que retroceda al tiempo en que se viajaba en aquellas antiguas diligencias que an ruedan en regiones atrasadas, para deleite de viajeros romnticos.

La decadencia cubana (fragmentos)

Ortiz, Fernando; La Decadencia Cubana. Datos mtricos del retroceso de Cuba; en Revista Bimestre

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Cubana; vol. XIX, n. 1, La Habana, 1924, pp. 17-44.

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La sociedad cubana se est desintegrando. Cuba se est precipitando rpidamente en la barbarie. Y hay que decirlo rotundamente, y repetirlo a diario

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El romance del palmar

Tomado de La Loma del ngel; Ediciones Universal, Miami, Florida, 1995, pp. 93-101. (Primera edicin: Mariel Press, 1997?). Captulo XXV: El romance del palmar.

Reinaldo Arenas

por hogares y escuelas, por talleres y salones, para que el cubano sienta todo el horror de su porvenir y el bochorno de su abatimiento actual. [...] Pese a lo embrionario de nuestras estadsticas, stas han bastado para graduar nuestra decadencia, para medir nuestra cada. No son necesarios instrumentos de mucha precisin cuando las variaciones son de gran escala. Y aun en aquellas actividades sociales desprovistas de apreciacin numrica, son de tal naturaleza las desviaciones y retrogresiones de la sana normalidad que el ms inexperto puede sentirlas.

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Haban avanzado algn trecho cuando un hedor insoportable los detuvo. De inmediato se produjo un revoloteo de auras tiosas, bhos y cerncalos y de otros animales y aves de rapia que dejaron al descubierto el cuerpo ya putrefacto de un negro. Aguantando la respiracin, Isabel examin el cadver al cual ya le faltaban los ojos y las tripas. Aqu tienes le explic a Leonardo un suicidio por asfixia mecnica. Cmo? dijo intrigado Leonardo. S respondi Isabel, ese hombre se ha dado muerte con su propia lengua. Esto provoc un gesto de mayor desconcierto en el joven. Cuando el negro est desesperado o no quiere trabajar prosigui la joven con tono doctoral, es decir, cuando no quiere seguir viviendo, no teniendo ningn arma mortfera a mano (ya sabes que no se lo permitimos), se tira de la lengua con violencia y luego doblndosela se la introduce en la garganta a manera de tapn, producindose as, gracias a ese mecanismo, la asfixia. Si le hiciramos una autopsia a este cadver veramos que el hgado, los pulmones y el cerebro tienen ahora un color muy oscuro debido a la sangre Pero sigamos, que la fetidez es insoportable. Rpidamente y siempre cogidos de la mano se internaron en un paraje solitario arrullado por el batir del majestuoso palmar. Pero nuevamente un subido e insoportable hedor a cadver en avanzado estado de descomposicin golpe sus narices. Este dijo Isabel abrindose paso entre las aves y alimaas y sealando para el muerto se priv de la vida rompindose inmisericordemente la cabeza con la misma bola de hierro que llevaba atada al tobillo. Tienes razn dijo Leonardo mirando para la cabeza destrozada. Pero vmonos para un sitio ms acogedor. Y sin ms volvi a tomar a la joven de la mano. Apenas haban avanzado un corto trecho cuando otro cadver, colmado por las mismas aves y alimaas, les sali al paso. Este explic Isabel impasible ante la ira de auras tiosas, cerncalos, ratones y dems animales que vieron interrumpido su banquete se quit la vida con sus propias manos. Mira, an tiene las falanges pegadas a la garganta. Qu desconsideracin apunt Leonardo, pudo haber buscado un lugar ms apartado. Y tirando suavemente de la joven la condujo hasta la sombra de una esbelta palma real.

F e r n a n d o O r t i z : Tr e s a p r o x i m a c i o n e s a l s u i c i d i o

[...] La instruccin pblica est en retroceso tan grave que, si continuara, la prxima generacin entrara en la categora de pueblos no civilizados. [...] La delincuencia aumenta en Cuba de un modo vertiginoso, en una proporcin mayor que la del crecimiento de la poblacin nacional. [...] Todo ello demuestra, si recordamos las geniales teoras que expusieron Lombroso y Nicforo sobre la evolucin de la criminalidad, que tambin nuestra delincuencia va perdiendo en cultura, va retrogradando, hacindose ms violenta y primitiva, en vez de ms astuta y progresista, como en los dems pases del mundo de cultura normal. [...] Si cada pueblo tiene la criminalidad que merece, segn parafrase Lacassagne, Cuba cada ao est mereciendo ms delincuentes peores. [...] Pero aun debemos a la fra estadstica otras cifras, que son tambin como ndice desconsolador de nuestro estado de penoso abatimiento. En 1899-1900 se suicidan en Cuba 133 personas, y en 1917 nada menos que 800! Ms que sextuplicado el suicidio en 17 aos! Y en 1922-23 esas desgracias suben a 985! Ms que septuplicadas en 22 aos! O, lo que es igual, la creciente proporcin de suicidios viene a ser de 328 por milln, mientras que el estado de Nueva York, a pesar de su vida agotante, slo llega a 132 por milln, y en la totalidad de los Estados Unidos la escala de suicidios es descendiente, de 160 casos por milln, en 1912, a 126 en 1921. Los habitantes de Cuba tienen ocho veces ms deseos violentos de morir que los vecinos del Norte; aqu, donde todo debera ser himno a la vida. [...] Y si todo esto no fuera ya sobradamente ominoso, el Estado, en vez de inyectar en la poblacin sangre de los pueblos ms cultos y enrgicos, para activar la fermentacin de ideas y dar todas las nuevas irisaciones de la civilizacin a nuestra sociedad opaca, ha fomentado la pblica y clandestina inmigracin de los peores y ms inciviles factores de poblamiento, contra cuya entrada y arraigo combate por casi un siglo esta centenaria Sociedad Econmica de Amigos del Pas, y los estadistas y patricios que en ella se refugiaban.
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NOTAS

1 Ver Barret, Paul Marie Victor; L Afrique occidentale, la

nature et lhomme noir; t. II, Pars, 1888, p. 262. Trata
de ambas creencias con detencin Eduard Burnett Taylor en La civilisation primitive; t. II, Pars, 1878, p. 7. Consltese, adems, acerca de la creencia de los guineos a John Lubbock: I Tempi preistorici e lorigine dellincivili-

otras regiones. La teora positivista de la equivalencia del suicidio y el homicidio, explicada por la psicologa contempornea, halla en estas obser vacioes una buena demostracin.

4 Clozel, M. F. y Villamur, Roger; Les coutumes indignes

de la Cte dIvoire; Pars, 1902, p. 251.

mento; Turn, 1875, p. 567. Y sobre la frecuencia del suicidio entre los chinos, la obra de Jean Jacques Matignon;

5 Bruce, Phillip A.; The platation negro as a freeman;

observations of his character, conditions and prospects in Virginia; Nueva York, 1889, citado por Hoffman, F. L.; Race Traits and Tendencies of the American Negro; Nueva York, 1896, p. 143. Vanse los fundados razonamientos de este ltimo autor contra la opinin de Morselli, en su citada obra; pp. 134 y ss.

Superstition, crime et misre en China; Pars, 1902.

2 Ver lo que acerca de este asunto dice Armando Corre;

Le crime en paix croles (esquisse detnographie criminelle); Lyon, 1889, pp. 48 y ss., aplicable a Cuba.

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3 Omboni, Tito; Viaggi nell Africa Occidentale; Miln,

1847, p. 158. Este autor se refiere a los negros del Congo y Elmina, esclavos en el Brasil, y pone de relieve su carcter menos belicoso que el de los negros de

6 Plasencia, Toms A.; Notas relativas al suicidio en la

circunscripcin de La Habana de 1878 a 1885; La Habana, 1886.

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