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Olvidemos Las Duchas Cortas

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Olvidemos las duchas cortas

Derrick Jensen Acaso alguna persona en su sano juicio se lanzara de cabeza al cubo de la basura para parar a Hitler? O creera que el hacer compost habra acabado con la esclavitud o lograra la jornada de ocho horas de trabajo? Se creera que cortar lea y acarrear agua habra sacado a los presos de las crceles zaristas, o que bailar desnudo alrededor del fuego ayudara a elaborar la ley de derecho al voto de 1957 o la ley de derechos civiles de 1964? Entonces, por qu ahora, con el mundo entero en juego, hay tanta gente que se retrotrae a las soluciones personales? Una parte del problema es que hemos sido vctimas de una campaa sistemtica de desorientacin. La cultura del consumo y el pensamiento capitalista nos han enseado a sustituir por actos de consumo individual la resistencia poltica organizada. Una verdad incmoda ayud a elevar la conciencia sobre el calentamiento global. Pero se dieron ustedes cuenta de que todas las soluciones que presentaba tenan que ver con el consumo personal, con cambiar las bombillas a bajo consumo, inflar las ruedas, conducir la mitad, etc. y que no tenan nada que ver con quitar el poder a las grandes empresas o parar el crecimiento econmico que est destruyendo el planeta? Si cada persona en los EE. UU. hubiese hecho lo que la pelcula sugera, las emisiones de carbono de los EE. UU. se habran reducido apenas un 22%. El consenso cientfico es que hay que reducir al menos el 75% de las emisiones. O hablemos del agua. Omos con mucha frecuencia que el agua empieza a escasear en el mundo. Hay gente que muere por falta de agua. Los ros se van secando por falta de agua. Es por ello por lo que tenemos que darnos duchas ms cortas. Ven la desconexin? Soy acaso responsable del agotamiento de los acuferos por darme duchas? Pues no, porque ms del 90% del agua que utilizan los seres humanos la consume la agricultura y la industria. Y el 10 por ciento restante se divide entre los usos municipales y el consumo humano real. En general, los campos de golf municipales consumen tanta agua como los habitantes de los municipio. Los seres vivos (humanos y peces) no se estn muriendo porque el mundo se est quedando sin agua, sino porque el agua se est robando. Hablemos de energa. Kirkpatrick Sale lo resumi con acierto: La historia se ha repetido en los ltimos 15 aos: el consumo residencial individual en coche privado es apenas un cuarto de todo el consumo; la gran mayora del consumo (energtico) es comercial, industrial, corporativo de la agricultura mecanizada y gubernamental (olvid mencionar el militar). Por tanto, incluso aunque todos nosotros fusemos en bicicleta y nos calentsemos con estufas de lea, ello supondra un impacto inapreciable

en el uso energtico, en el calentamiento global y en la contaminacin atmosfrica. O hablemos de desechos. En 2005, la produccin municipal de basura fue de unos 705 kilos per capita (en realidad, lo que ponemos en el cubo de la basura) en los EE. UU. Supongamos que es usted un activista muy exigente y con una forma de vida muy sencilla y reduce esto a cero. Recicla todo. Lleva las bolsas de la ropa apara hacer compras. Arregla el tostador, sus dedos sobresalen por la puntera de sus zapatillas. Pues an as, no es suficiente. Dado que la basura municipal no slo incluye a la residencial sino tambin la que emana de las oficinas pblicas y de los negocios, se va en manifestacin a estas oficinas, con los panfletos de reduccin de desechos en la mano y les convence para eliminar la parte de la basura que a usted le corresponde. Vaya, hay malas noticias: la basura municipal apenas supone el 3 por ciento de toda la produccin de residuos en los EE. UU. Tratar de explicarme. No estoy diciendo que no debamos vivir de forma ms sencilla. Yo mismo vivo de forma razonablemente sencilla, pero no creo que el no comprar mucho (o no conducir mucho o no tener hijos) sea un poderoso acto poltico o que sea profundamente revolucionario. No lo es. Los cambios personales no significan cambios sociales. Por tanto cmo es que ahora y especialmente con el mundo en una encrucijada, hemos llegado a aceptar estas respuestas absolutamente insuficientes? Creo que en parte es porque estamos en un doble aprieto. Y un doble aprieto es cuando se ofrecen varias opciones, pero sea cual fuere la escogida, siempre se pierde y no es posible retirarse. A estas alturas, debera resultar bastante fcil reconocer que cada accin que implica a la economa industrial es destructiva (y no deberamos pretender que la energa solar fotovoltaica, por ejemplo, nos sacar de esto, ya que tambin exige minera e infraestructuras de transporte en cada punto del proceso de produccin; y lo mismo puede decirse de cualquier otra tecnologa de las llamadas verdes. Por tanto, si elegimos esta opcin, si participamos vidamente en la economa industrial, podemos creer a corto plazo que ganaremos, porque acumulamos riqueza, que es el signo del xito en esta cultura. Pero, en realidad, perdemos, porque la civilizacin industrial est acabando con el planeta, lo que significa que todo el mundo pierde. Si elegimos la otra opcin, la de vivir de manera ms sencilla, esto causa menos dao, pero no se consigue evitar que la economa industrial acabe con el planeta y podemos llegar a pensar a corto plazo que ganamos, porque nos sentimos ms puros e incluso no tenemos que dar todo de nosotros (apenas lo suficiente para justificar que no se pare el horror), pero tambin en este caso realmente perdemos, porque la civilizacin industrial sigue cargndose el planeta, lo que significa que todos perdemos. La tercera opcin, que consiste en actuar de forma decisiva para frenar la economa industrial, produce mucho miedo por varias razones, incluyendo

alguna, aunque no slo esa, de que perdemos algunos de los lujos (como la electricidad) a los que nos hemos acostumbrado desde que nacimos y por el hecho de que aquellos que estn en el poder pueden intentar matarnos si impedimos, de forma seria, su capacidad de explotar al mundo, aunque ninguna de estas razones altera el hecho de que sea una opcin mejor que la de un planeta muerto. Cualquier opcin es mejor que la de un planeta muerto. Adems de lo improbable de promover los tipos de cambios necesarios para evitar que esta cultura termine aniquilando el planeta, hay al menos otros cuatro problemas al considerar los sencillos modos de vida como un acto poltico (contrariamente a vivir de forma sencilla porque es lo que uno desea hacer). El primero es que se postula sobre la errnea nocin de que los seres humanos necesariamente daan su entorno. Vivir de forma simple como un acto poltico, consiste solamente en reducir el dao, ignorando que los seres humanos pueden ayudar a la Tierra tanto como pueden daarla. Podemos rehabilitar los cauces, podemos eliminar los efluentes invasivos, podemos eliminar las (re)presas, podemos trastocar el sistema poltico inclinado hacia los ricos y hacia los un sistema econmico extractivo, podemos destruir el sistema econmico que es destruir el mundo real y fsico. El segundo problema, y ste es considerable, es que asigna la culpabilidad a las personas y muy especialmente a los ms desfavorecidos), en vez de adjudicarla a aquellos que realmente detentan el poder en este sistema y al sistema en s. Kirkpatrick de nuevo: La culpabilizacin absolutamente individualista del qu-puedes-hacer-tpara-salvar-la-tierra es un mito. Nosotros, como individuos, no hemos creado la crisis y no podemos resolverla El tercer problema es que aceptamos la redefinicin capitalista que nos convierte de ciudadanos en consumidores. Al aceptar esta redefinicin, reducimos nuestras posibles formas de resistencia a consumir o a no consumir. Los ciudadanos tienen muchas ms tcticas de resistencia a su disposicin, incluyendo el votar, o no votar, postularnos, hacer panfletos, boicotear, organizarnos, agruparnos, protestar y cuando un gobierno atente contra la vida o la libertad y contra la bsqueda de la felicidad, tenemos el derecho de alterarlo o abolirlo. El cuarto problema es que el punto final de la lgica que subyace bajo las formas de vida sencillas, entendidas como un acto poltico, es suicida. Si cada acto en una economa industrial es destructivo; si deseamos frenar esa destruccin y si no tenemos voluntad o somos incapaces de preguntarnos (y mucho menos de destruir) las infraestructuras intelectuales,, morales, econmicas o fsicas que hacen que cada acto de la economa industrial sea destructivo, entonces se puede llegar a creer que causaremos la menor destruccin posible si morimos. La buena noticia es que hay otras opciones. Podemos seguir los ejemplos de los valientes activistas que vivieron en tiempos difciles. He

mencionado la Alemania nazi, la Rusia zarista, a los pacifistas estadounidenses que hicieron mucho ms que manifestar su pureza moral; se opusieron activamente a las injusticias que les rodeaban. Podemos seguir el ejemplo de aquellos que recordaron que el papel de un activista no consiste en navegar en los sistemas opresivos con tanta integridad como sea posible, sino ms bien en enfrentarse y derribar estos sistemas. ++++++++++++++++++

Apelar a la buena voluntad del que demuestra no tenerla, es como lavar la cabeza al burro (perder el tiempo y el jabn) +++++++++++ Dices tambin: Si todo el mundo vive una vida sencilla, entonces no hay complejo comercial industrial corporativo, pus no hay nadie para consumir. Todo el mundo? hegemona entre 7.000 millones? Eso no ocurrir jams motu proprio. Hay que regularlo, hay que normatizarlo y sancionar los excesos (gravndolos al 100% en algunos casos). Por otro lado con la economa financiera, el consumo ha pasado a ser secundario. El dinero de papel era un medio para conseguir poder, hoy ya no funciona as. La economa productiva es ya un subproducto. Les importa muy poco qu y cunto consumas, siempre que mantengan el mismo poder con una sociedad reducida (deberemos empezar a cambiar el chip). El mayor poder es poseerlo todo, incluyendo los servicios bsicos (lo ltimo ser la seguridad). El decrecimiento es el paso siguiente a recuperar el control de la sociedad, pero no el previo. Si se hace como un sacrificio personal mientras un 20% de la poblacin aumenta su consumo, no solo seguiremos igual, sino que se acrecentarn las diferencias sociales y la visin darwinista de los locos que dominan las finanzas.

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