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La Forma y El Querer Decir

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LA FORMA Y EL QUERER-DECIR

Nota sobre la fenomenologa del lenguaje

Jacques Derrida
Primera versin publicada en la Revue internationale de philosophie, 1967-3, n 81; en DERRIDA, J., Mrgenes de la filosofa, traduccin de Carmen Gonzlez Marn (modificada (Horacio Potel.)), Ctedra. Madrid, 1998, pp. 193-212. Texto en francs To gar ikhnos tou amorphou morph. PLOTINO. La fenomenologa no ha criticado a la metafsica en sus hechos sino para restaurarla. Le ha dicho su hecho para despertarla a la esencia de su tarea, a la originalidad autntica de su diseo. Las Meditaciones Cartesianas lo recuerdan en sus ltimas pginas: contra la especulacin aventurera, contra la metafsica ingenua y degenerada, es preciso volver hacia el proyecto crtico de la filosofa primera. Si ciertas metafsicas despiertan la sospecha, si incluso la totalidad de la metafsica es suspendida por la fenomenologa, sta no excluye la metafsica en general.

El concepto de forma podra servir de hilo conductor si se quisiera seguir en la fenomenologa este movimiento de crtica purificadora. Si la palabra forma traduce de manera muy equvoca varias palabras griegas, podemos, sin embargo, estar seguros de que stas ltimas llevan todas a conceptos fundamentadores de la metafsica. Al reinscribir las palabras griegas (eidos y morph, etc.) en la lengua fenomenolgica, al jugar con las diferencias entre el griego, el latn y el alemn, Husserl ha querido ciertamente sustraer los conceptos a las interpretaciones metafsicas sobrevenidas, que han venido tarde, acusadas de haber dejado en depsito, en la palabra, toda la carga de una sedimentacin invisible[i]. Pero esto era todava para recoinstituir contra los primeros, contra Platn y Aristteles, un sentido originario que ha comenzado por ser pervertido, desde su inscripcin en la tradicin. Se trate de determinar el eidos contra el platonismo, la forma (Form) (en la problemtica de la lgica y de la ontologa formales) o la morph (en la problemtica de la constitucin transcendental y en sus relaciones con la hyl) contra Aristteles, el poder, la vigilancia, la eficacia de la crtica siguen siendo intrametafsicas por todo su recurso. Cmo podra ser de otra manera? Desde el momento en que nos servimos del concepto de forma -aunque sea para criticar otro concepto de forma-, debemos recurrir a la evidencia de un foco de sentido. Y el medio de esta evidencia no puede ser ms que la lengua de la metafsica. Sabemos lo que quiere decir forma en ella, cmo se regula la posibilidad de sus variaciones, cul es el lmite de la misma y en qu campo pueden mantenerse todas las contestaciones imaginables referentes a ello. El sistema de las oposiciones en las cuales puede pensarse una cosa como la forma, la formalidad de la forma, es un sistema finito. No basta adems decir que forma tiene para nosotros un sentido, un centro de evidencia, o que su esencia se nos da como tal; en verdad este concepto no se deja, nunca se ha dejado disociar del aparecer, del sentido, slo una forma es evidente, slo un forma tiene o es una esencia, slo una forma se presenta como tal. Es este un punto de certeza que ninguna interpretacin de la conceptualidad platnica o aristotlica puede desplazar. Todos los conceptos por los cuales se ha podido traducir y

determinar eidos o morph conducen al tema de la presencia en general. La forma es la presencia misma. La formalidad es aquello que se presenta de la cosa en general, lo que se deja ver, se da a pensar. Que el pensamiento metafsico -y en consecuencia la fenomenologa- sea pensamiento del ser como forma, que en ella el pensamiento se piense como pensamiento de la forma, y de la formalidad de la forma, no es, pues, sino una necesidad y se percibir un ltimo signo de ello en el hecho de que Husserl determine el presente vivo (lebendige Gegenwart) como la forma ltima, universal, absoluta de la experiencia transcendental en general. Por ms que el privilegio de la teora no sea, en la fenomenologa, tan simple como a veces se ha querido decir, por ms que los teoretismos clsicos se vuelvan a poner profundamente en tela de juicio, la dominacin metafsica del concepto de forma no puede no dar lugar a cierta sumisin a la mirada. Esta sumisin sera siempre sumisin del sentido a la mirada, del sentido al sentido de la vista [sens-de-la-vue], puesto que el sentido en general es el concepto mismo de todo campo fenomenolgico. Podramos desarrollar las implicaciones de una mise en re gard[ii] semejante. Podramos hacerlo en numerosas direcciones y procediendo a partir de los lugares aparentemente ms diversos de la problemtica y del texto fenomenolgicos: mostrar, por ejemplo, cmo esta mise en regard y este concepto de forma permiten circular entre el proyecto de ontologa formal, la descripcin del tiempo o de la intersubjetividad, la teora latente de la obra de arte, etc. Pero si el sentido no es el discurso, su relacin, en cuanto a esta mise en regard, merece sin duda alguna atencin particular. As hemos escogido cerrar aqu el ngulo y aproximarnos ms bien a un texto que concierne al estatus del lenguaje en Ideas I Entre la determinacin de este estatus, el privilegio de lo formal y la predominancia de lo terico, se organiza en sistema una cierta circulacin. Y sin embargo, la coherencia parece ah trabajada por un cierto afuera de esta relacin con el afuera que es la relacin con la forma. De esta circularidad y de este malestar queremos solamente destacar algunos signos a ttulo preliminar, fundndonos en la certeza de que no slo Ideas I no contradice las Investigaciones lgicas sobre este punto, las explicita, por el contrario, continuamente, sino tambin que nada ms all de Ideas I ha puesto de nuevo en tela de juicio estos anlisis.

EL QUERER-DECIR EN EL TEXTO
Durante ms de dos tercios del libro, todo ocurre como si la experiencia transcendental fuera silenciosa, no habitada por lenguaje alguno; ms bien desertada por la expresividad como tal, puesto que, desde las Investigaciones, Husserl ha determinado, en efecto, la esencia o el telos del lenguaje como expresin (Ausdruck). La descripcin transcendental de las estructuras fundamentales de toda experiencia se prosigue hasta el fin de la penltima Seccin sin que el problema del lenguaje sea ni siquiera tratado superficialmente. El mundo de la cultura ha sido evocado, y el de la ciencia, pero incluso si de hecho los predicados de la cultura y de la ciencia son impensables fuera de un mundo de lenguaje, se conceda Husserl el derecho, por razones de mtodo, de no considerar el estrato de la expresin, de ponerlo provisionalmente entre parntesis. Este derecho no puede concedrselo Husserl ms que suponiendo que la expresividad constituya un estrato (Schicht) original y rigurosamente delimitado de la experiencia. Que los actos de expresin sean originales e irreductibles, es aquello de lo que las Investigaciones haban propuesto una demostracin insistente y que sigue presupuesto en Ideas 1. Se puede, pues, llegar a un cierto momento del itinerario descriptivo, podemos pues llegar a considerar la expresividad lingstica como un problema circunscrito. Y se sabe ya en el punto en que se lo aborda, que el estrato del logos estar comprendido en la estructura ms general de la experiencia, aquella cuyos polos y correlaciones acabamos de describir: la oposicin en paralelo de la noesis y del noema. Estara entonces comprendido que, por muy original que sea, el estrato del logos debera organizarse segn el paralelismo de la noesis y del noema. El problema del querer-decir (bedeuten)[iii] es abordado en la prrafo 124, titulado El estrato notico-noemtico del logos. Acto y contenido del querer-decir (Bedeuten und Bedutung). La metfora del estrato (Schicht) tiene dos implicaciones: por una parte el querer-decir est fundamentado sobre algo diferente de s mismo, y esta dependencia ser sin cesar confirmada por el anlisis de Husserl. Por otra parte, constituye un estrato cuya unidad puede ser rigurosamente delimitada. Ahora bien, si la metfora del estrato est acreditada a lo largo de todo este prrafo, no ser menos puesta en duda en las ltimas lneas. Esta sospecha no es puramente retrica, traduce una profunda inquietud en cuanto a la fidelidad descriptiva del discurso. Si la metfora del estrato no responde a la estructura que queremos describir, cmo ha podido ser til durante tanto tiempo? En efecto, no hay que suponer excesivas cosas de la imagen de la estratificacin (Schichtung); la expresin no es una especie de barniz adherido (bergelagerter Lack) o de vestidura sobreaadida; es una formacin espiritual (geistige Formung) que ejerce nuevas funciones intencionales con respecto al estrato intencional subyacente (an der in-tentionalen Unterschicht) y que est afectada correlativamente por las funciones intencionales de este ltimo[iv]. Esta desconfianza con relacin a una metfora se manifiesta en el momento en que una nueva complicacin del anlisis se hace necesaria. He querido sealar aqu solamente que el esfuerzo por aislar el estrato lgico de la expresin halla, antes de las dificultades de su tema, las de su enunciacin. El discurso se enreda en el juego de las metforas. El del estrato, lo veremos, est lejos de ser el nico. Ya se trate de acorralar lo que en el discurso asegura la funcin propiamente lgica; que la esencia o el telos del lenguaje estn determinados aqu como lgicos que, como en las Investigaciones, la totalidad del discurso reduzca al valor extrnseco la masa considerable de lo que, en el lenguaje, no es puramente lgico, esto es lo que aparece desde la apertura del anlisis. Una metfora traiciona ya la dificultad de esta primera reduccin; esta dificultad es la misma que, al final del prrafo, pedir nuevas explicaciones y nuevas distinciones. Habr sido solamente diferida y

reconducida. En todos los actos considerados hasta el presente se entrelazan (verweben sich) los estratos de actos expresivos, los que son lgicos en el sentido especfico, y que no invitan menos que los precedentes a una elucidacin del paralelismo entre noesis y noema. Conocemos la ambigedad general e inevitable del vocabulario que est condicionada por este paralelismo y que se abre paso en todas partes en que las relaciones en cuestin llegan al lenguaje. El entrelazamiento (Verwebung) del lenguaje, de lo que en el lenguaje es puramente lenguaje, y de los otros hilos de la experiencia, constituye un tejido. La palabra Verwebung conduce a esta zona metafrica: los estratos estn tejidos, su imbricacin es tal que no se puede discernir la trama y la urdimbre. Si el estrato del logos estuviera simplemente echado encima [fonde] podra levantarse y dejar aparecer bajo l el estrato subyacente de los actos y de los contenidos no-expresivos. Pero puesto que esta superestructura acta a cambio, de manera esencial y decisiva, sobre la Unterschicht, estamos obligados, desde la entrada de la descripcin, a asociar a la metfora geolgica una metfora propiamente textual; pues tejido quiere decir texto. Verweben aqu quiere decir texere. Lo discursivo se relaciona con lo no-discursivo, el estrato lingstico se entremezcla con el estrato pre-Lingstico segn el sistema regulado de una especie de texto. Sabemos ya -y Husserl lo reconoce- que al menos de hecho los hilos secundarios van a actuar sobre los hilos primarios; en lo que se urde [sourdit] as, es precisamente la operacin del comienzo (ordiri) lo que ya no se deja volver a atrapar; lo que se trama como lenguaje, es que la trama discursiva se hace irreconocible como trama y toma el lugar de una urdimbre que no la ha precedido verdaderamente. Este textura es tanto ms inexplicable cuanto que es todo significante: los hilos no-expresivos no carecen de significacin. Husserl haba mostrado en las Investigaciones que su significacin es entonces simplemente de naturaleza indicativa. Y en el prrafo que nos ocupa, reconoce que las palabras bedeuten y Bedeutung pueden desbordar ampliamente el campo expresivo: Examinamos nicamente el acto de querer-decir (bedeuten) y el contenido del querer-decir (Bedeutung). En el origen, estas palabras no se relacionan sino con la esfera lingstica (sprachliche Sphre), la del expresar (des Ausdrckens). Pero no se puede evitar apenas -y ste es al mismo tiempo un paso decisivo en el conocimiento-extender lo que estas palabras quieren decir y hacerlas sufrir una modificacin conveniente que les permita aplicarse de una cierta manera a toda la esfera notico-noemtica: as, pues, a todos los actos estn o no enmaraados (verflochten) con actos de expresin. Ante esta textura inextricable, ante este enmaraamiento (Verflechtung)[v] que parece desafiar al anlisis, el fenomenlogo no se desalienta. Su paciencia y su minucia deben, directamente, desenredar la madeja. Es lo que ocurre con el principio de los principios de la fenomenologa. Si la descripcin no hace aparecer un suelo absoluta y simplemente fundador de la significacin en general, si un suelo intuitivo y perceptivo, un pedestal de silencio, no fundamenta el discurso en la presencia originariamente dada de la cosa misma, si la textura del texto es, en una palabra, irreductible, no slo la descripcin fenomenolgica habr fracasado, sino que el principio descriptivo mismo habr sido puesto en tela de juicio de nuevo. La apuesta de este desenmaraamiento es, pues, el motivo fenomenolgico mismo.

LA ESCRITURA EN ESPEJO
Husserl comienza por delimitar el problema, por simplificar o purificar sus datos. Procede a una doble exclusin o, si se quiere, a una doble reduccin, segn una necesidad a la cual haba hecho justicia en las Investigaciones y que nunca ser puesta en tela de juicio de nuevo. Por una parte, se deja fuera la cara sensible del lenguaje, su cara sensible y no material, lo que podramos llamar el cuerpo propio animado (Leib) del lenguaje. Puesto que la expresin supone, segn Husserl, una intencin de querer decir (Bedeutingsintention), la condicin esencial es, pues, el acto puro de la intencin que anima y no el cuerpo al que, de manera misteriosa, se une aqulla y le da vida. Es esta unidad enigmtica de la intencin informante y de la materia informada lo que Husserl se autoriza a disociar al principio. Es por lo que, por otra parte, difiere -parece ser, para siempre- el problema de la unidad de las dos caras, el problema de la unin del alma y el cuerpo. Partimos de la distincin bien conocida entre la cara sensible de la expresin, la cara, si puede decirse, de su cuerpo propio (leiblichen Seite) y su cara no-sensible, espiritual. No vamos a comprometernos en una discusin ceida a la primera, ni tampoco al modo segn el cual se unen las dos caras. Es evidente que bajo este ttulo se designan problemas fenomenolgicos que no carecen de importancia.[vi] Tomada esta doble precaucin, los contornos del problema aparecen mejor: cules son los rasgos distintivos que separan esencialmente este estrato expresivo del estrato pre-expresivo y cmo someter a un anlisis eidtico los efectos de uno sobre el otro? Esta pregunta no recibir su formulacin plena sino despus de un cierto progreso del anlisis: ... cmo hay que entender el expresar de lo expresado? Cmo se relacionan las vivencias expresivas con las vivencias no expresivas y cmo son afectadas estas ltimas por la intervencin de la expresin? Vamos a vernos remitidos de nuevo a su intencionalidad, a su sentido inmanente, a la materia (Materie) y a la cualidad (es decir al carcter de acto de la tesis), a la diferencia que separa de una parte este sentido y estos momentos eidticos que residen en lo preexpresivo, y por otra parte lo que quiere decir el fenmeno expresivo mismo con los momentos que le son propios, etc. La literatura contempornea muestra de muchas maneras hasta qu punto son subestimados en su sentido pleno y profundo los graves problemas que acabamos de indicar. Este problema ciertamente estaba ya planteado, precisamente en el principio de la sexta de las Investigaciones lgicas. Pero el camino que conduce a l es aqu diferente; no slo por razones muy generales (acceso a una problemtica expresamente transcendental, apelacin a la nocin de noema, generalidad reconocida de la estructura notico-noemtica), sino en particular por la distincin, sobrevenida en el intervalo, entre los conceptos de Sinn y de

Bedeutung. No es que Husserl acepte ahora la distincin propuesta por Frege y que l haba contestado en las Investigaciones[vii]. Encuentra simplemente cmodo reservar la pareja bedeuten-Bedeutung para el orden del querer-decir expresivo, en el discurso propiamente dicho, y extender el concepto de sentido (Sien) a la totalidad de la cara noemtica de la experiencia, sea o no expresiva[viii]. Desde el momento en que la extensin del sentido desborda absolutamente la del querer decir, el discurso siempre tendr que sacar su sentido. No podr de una cierta manera sino repetir o reproducir un contenido de sentido que no lo espera para ser lo que es[ix]. El discurso no har, si es as, ms que sacar afuera un sentido constituido sin l y antes de l. Esta es una de las razones por las que la esencia del querer-decir lgica es determinada como expresin (Ausdruck). El discurso en su esencia es expresivo porque consiste en sacar afuera, en exteriorizar, un contenido de pensamiento interior. Esto no ocurre sin ese sich aussern del que hablaba la primera de las Investigaciones. ( 7). Estamos, pues, en posesin del primer rasgo distintivo del estrato expresivo. Si, fsicamente o no, profiere slo un sentido constituido, es esencialmente re-productivo, es decir, improductivo. Hacia esta definicin se encamina el anlisis de Husserl en esta primera etapa: El estrato de la expresin -esta es su originalidad- no es productivo, si hacemos abstraccin de que, precisamente, da una expresin a todas las otras intencionalidades. O si se quiere, su productividad, su produccin noemtica, se agota en el acto de expresar y en la forma de lo conceptual que interviene con este acto de expresar. Esta improductividad del logos toma cuerpo, si as puede decirse, en la descripcin husserliana. Se deja an seducir por dos metforas a las que no podemos no prestar atencin. La primera parece pasar desapercibida a los ojos de Husserl. Se desplaza entre una escritura y un espejo. Habla ms bien de la escritura en espejo. Sigamos su constitucin. Para exponer la diferencia entre el Sinn y el Bedeutung, Husserl recurre a un ejemplo perceptivo. Sea la percepcin silenciosa de un esto blanco. De cierta manera, el enunciado esto es blanco es perfectamente independiente de la experiencia perceptiva. Es inteligible incluso para alguien que no posee esta percepcin. Y las Investigaciones lo haban demostrado rigurosamente. Esta independencia del valor expresivo implica igualmente la independencia del sentido perceptivo. Podemos explicitar este sentido: Este proceso no exige de ninguna manera una expresin, ni en el sentido de la palabra pronunciada, ni en el sentido del querer-decir verbal, aunque este ltimo pueda estar aqu ausente, independientemente de la palabra pronunciada (como en el caso en que se hubiera olvidado sta). Por consiguiente, el paso a la enunciacin no aade nada al sentido, no le aade en todo caso ningn contenido de sentido; y sin embargo, a pesar de esta esterilidad, o ms bien a causa de ella, la aparicin de la expresin es rigurosamente nueva. Es porque, de un cierto modo, no hace sino reeditar el sentido noemtico por lo que la expresin es rigurosamente indita. En tanto que no aade ni deforma nada, siempre puede en principio repetir el sentido hacindolo acceder a la forma conceptual: ... si hemos pensado o enunciado esto es blanco, estamos en presencia de un nuevo estrato, ntimamente unido a lo puro enfocado como tal de orden perceptivo. De esta manera todo aquello de lo que nos acordamos, todo lo que es imaginado, todo en tanto que tal es susceptible de ser explicitado y expresado (explizierbar und ausdrckbar). Todo enfocado [vis] (Gemein) en tanto que tal, todo enfoque [vise] (Meinung) en el sentido noemtico (entendiendo por ello el ncleo noemtico) es susceptible, cualquiera que sea el acto, de recibir una expresin por medio de contenidos de querer decir (Bedeutungen). Y Husserl plantea como regla universal entonces que el querer decir lgico es un acto de expresin (Logische Bedeutung ist ein Ausdruck). Todo debe, pues, poder decirse en principio, todo debe poder acceder a la generalidad conceptual que propiamente constituye la lgica del logos. Y esto no a pesar de, sino gracias a la originalidad del medio de expresin lgico: esta originalidad consiste, en efecto, en no tenerla, en borrarse como una transparencia improductiva ante el paso del sentido. Pero esta transparencia debe ser bastante consistente: no slo para expresar [exprimer], sino sencillamente para dejarse imprimir [imprimer] lo que a continuacin dejar leer: Desde el punto de vista notico, el trmino expresar debe designar un estrato particular de actos: todos los otros actos deben adaptarse a ellos cada uno a su manera y fundirse con l de una manera notable, de modo que cada vez, el sentido de acto noemtico y en l, por consiguiente, la relacin con la objetividad se imprima (sich ausprgt. se golpee) de manera conceptual (begrifflich) en el momento noemtico de expresarlo. As, el noema preexpresivo, el sentido prelingstico, debe imprimirse en el noema expresivo, encontrar su marca conceptual en el contenido del querer decir. Para limitarse a sacar afuera un sentido constituido, para hacerlo al mismo tiempo acceder, sin alterarlo, a la generalidad conceptual, para expresar lo que ya est pensado -sera casi preciso decir escrito-, para fielmente repetirlo, la expresin debe dejarse imprimir por el sentido al mismo tiempo que lo expresa. El Sinn debe inscribirse en la Bedeutung. El noema expresivo debe ofrecerse, es la nueva imagen de su improductividad, como una pgina blanca o cera virgen; al menos como un palimpsesto restituido a su pura receptividad. Desde el momento en que la inscripcin en l del sentido lo haga legible, el orden lgico de la conceptualidad ser constituido como tal. Se ofrecer entonces begrifflich, de manera comprensible, manejable, concebible, conceptual. El orden del concepto es inaugurado por la expresin, pero esta inauguracin es la repeticin de una conceptualidad preexistente, puesto que habr debido inicialmente imprimirse sobre la pgina desnuda del querer decir. Segn la necesidad implacable de estos dos conceptos, la produccin y la revelacin se unen en la impresin-expresin del discurso. Y como lo que Husserl considera aqu, no es el orden verbal, con toda su complejidad enmaraada (fsica e intencional), sino la intencin todava silenciosa del querer decir (el momento

en que la Bedeutung ha aparecido, que es ms que el sentido, pero no se ha proferido efectiva y fsicamente todava), debemos concluir de ello que el sentido en general, el sentido noemtico de toda vivencia, es algo que, por su naturaleza, debe ya poder imprimirse en un querer decir, dejar o recibir su marca formal en una Bedeutung. El sentido, as pues, sera ya una especie de escritura blanca y muda que se repite en el querer decir. El estrato de la Bedeutung no tendra, pues, por originalidad ms que la de una especie de tabula rasa. Esta metfora planteara graves problemas, lo presentimos ya. Si hay en particular una historia y una permanencia originales de los conceptos -tal como estn ya inscritos en el slo querer decir, suponiendo que se pueda separar de la historia de la lengua y de los significantes-, stos todava son ms viejos que el sentido y constituyen a su vez un texto. Incluso si pudiramos suponer con derecho que una cierta virginidad textual ha acogido in illo tempore, la primera produccin del sentido, es preciso, de hecho, que el orden sistemtico del querer decir imponga de alguna manera su sentido al sentido, le dicte su forma, le obligue a imprimirse segn tal o cual regla, sintctica u otra. Y este de hecho no es una necesidad emprica entre otras, no podemos ponerlo entre parntesis para plantear cuestiones transcendentales de derecho, puesto que el estatus del querer decir no puede ser fijado sin que se determine al mismo tiempo el del sentido. La puesta entre parntesis de este hecho es una decisin en cuanto al estatus del sentido en general en sus relaciones con el discurso. No depende de la fenomenologa, la abre con un gesto no crtico. Y aunque Husserl nunca haya vuelto a acusar ms tarde esta anterioridad jurdica del sentido con respecto al querer decir (del Sinn con respecto al bedeuten), vemos mal cmo se concilia con la temtica ulterior, por ejemplo con la de El origen de la geometra. Esta temtica es a la vez, y de manera muy precisa, la que seguimos nosotros en este momento y la de una historia sedimentada del bedeuten. E incluso si no se considerara ms que la historia geolgica, cmo pensar la restauracin perpetua del querer decir en su virginidad? La analoga escriptural no retiene la atencin de Husserl aqu. Esta es solicitada por otra metfora. El medio que recibe la impresin ser neutro. Husserl acaba de evocar la Ausprgung conceptual. Determina entonces la neutralidad del medio como la de un medium sin color propio, sin opacidad determinada, sin poder de refraccin. Pero esta neutralidad es entonces menos la de la transparencia que la de la reflexin especular: Se nos ofrece un medium intencional original que tiene como rasgo esencial reflejar (widerzuspiegeln, devolver en espejo) cualquier otra intencionalidad en cuanto a su forma y su contenido, describirla [dpeindre] (abzubilden) en colores originales y por ello pintar [peindre] (einzubilden) en ella su propia forma de conceptualidad. Doble efecto del medio, doble relacin del logos con el sentido: por una parte, una pura y simple reflexin, un reflejo que respeta lo que recibe y lo vuelve a enviar, que describe [d-peint] el sentido en tanto que tal, en sus propios colores de origen y lo re-presenta en persona. Es el lenguaje como Abbildung (copia, retrato, figuracin, representacin), Pero, por otra parte, sta reproduccin impone la marca blanca del concepto. Informa el sentido en el querer decir, produce una no-produccin especfica que, sin cambiar nada al sentido, pinta [peint] algo en l. El concepto se produce sin haber aadido nada al sentido. Se podra hablar aqu, en cierto sentido, de ficcin conceptual, y de una especie de imaginacin que volvera a tomar la intuicin del sentido en la generalidad del concepto. Esto sera el lenguaje como Einbildung. Las dos palabras no ocurren fortuitamente en la descripcin de Husserl: la produccin improductiva de la lgica sera original por este extrao concurso de la Abbildung y de la Einbildung. Es esto una contradiccin? Husserl deja aparecer en todo caso un cierto malestar. Y lo que dara mucho que pensar es que atribuye la indecisin de su descripcin a la metaforicidad accidental de la lengua, a lo que precisamente llama la Bildlichkeit del discurso. Es porque el discurso debe a veces servirse de imgenes, de figuras, de analogas -que seran como sus residuos- por lo que el logos debe ser descrito a la vez como improductividad de la Abbildung y como productividad de la Einbildung. Si borrramos la Bildlichkeit en el discurso descriptivo, al mismo tiempo se borrara la contradiccin aparente entre Abbildung y Einbildung. Pero Husserl no se pregunta acerca de este bilden nuclear en sus relaciones con el logos. El pasaje que citbamos ms arriba prosigue as: sin embargo, es preciso acoger con reservas estas locuciones constrientes -reflejar, describir-, pues la metaforicidad (Bildlichkeit) que interviene en su uso podra fcilmente engaarnos (irrefhren). La metfora es, pues, en todos los sentidos de esta palabra, seductora. Y el discurso fenomenolgico debera resistir a esta seduccin.

EL PODER - LMITE DE LA FORMA


Si Husserl sospecha de todos los predicados referidos al medio del logos, nunca critica el concepto mismo de medium. El estrato expresivo es un medium, es decir a la vez un elemento y un medio, un ter que acoge el sentido y un medio de hacerlo acceder a la forma conceptual. La palabra medium aparece a menudo en las pginas que siguen. Da precisamente su ttulo al problema de la historia de los conceptos cuya dificultad evocamos en este instante y que ponamos en relacin con los temas ulteriores de El origen de la geometria. Husserl formula aqu la dificultad[x] que constituir el tema central del Origen: Los fenmenos que responden a los trminos Bedeuten y Bedeutung plantean problemas extraordinariamente difciles. Como toda ciencia es conducida por su estructura terica, por todos los rasgos que en ella son del orden de la doctrina (Lehre) (teorema, prueba, teora), a objetivarse en un medium especficamente lgico, en el medium de la expresin, los problemas de la expresin y de la Bedeutung son los primeros que encuentran los filsofos y los psiclogos preocupados de la lgica general, y son luego los primeros que exigen investigaciones eidticas de orden fenomenolgico cuando se intenta llegar seriamente a su fundamento.

La teora es, pues, el nombre de lo que no puede ni eximirse de la objetivacin en el medium ni tolerar sufrir en l la menor deformacin. No hay sentido (Sinn) cientfico sin querer-decir (bedeuten), pero pertenece a la esencia de la ciencia exigir la univocidad sin sombra, la transparencia absoluta del discurso. La ciencia tendra necesidad de que aquello de lo que tiene necesidad (el discurso en tanto que puro querer- decir) no sirva para nada: slo para guardar y para mirar el sentido que ella le confa. En ninguna parte puede ser a la vez el discurso ms productivo y ms improductivo que como elemento de la teora. Esto confirma, si esta productividad es el telos de la expresin, que el discurso lgico-cientfico nunca ha cesado de funcionar aqu como el modelo de todo discurso posible. Todo el anlisis deber en lo sucesivo desplazarse entre dos conceptos o dos valores. Por una parte, el discurso ideal deber llevar a cabo un recubrimiento o una coincidencia (Deckung) del estrato no expresivo del sentido y del estrato expresivo del querer-decir. Pero, por las razones que ya hemos reconocido, este recubrimiento nunca debe ser una confusin. Y el trabajo de clarificacin, de extincin, de articulacin, etc., debe referirse a los dos estratos como tales. La diferencia entre la coincidencia y la confusin lleva de nuevo, pues, a la apertura misma de nuestro espacio problemtico. Pero esta formulacin permite quiz progresar. En el mejor de los casos, el del recubrimiento perfecto de los dos estratos, habra, pues, paralelismo. El concepto de paralelo respetara a la vez la correspondencia perfecta y la no confusin. Y segn una analoga que sera necesario meditar, desempeara aqu un papel tan decisivo como en el caso en que Husserl lo hace explcitamente intervenir para describir las relaciones entre lo psquico puro y lo transcendental. El paralelismo de los dos estratos no puede ser un recubrimiento perfecto ms que si el querer-decir (si no el discurso efectivo) reproduce integralmente el sentido del estrato subyacente. Siempre hay un cierto recubrimiento de los dos estratos, sin el cual el fenmeno de expresin no se producira incluso; pero este recubrimiento puede no ser integral: Es necesario, adems, subrayar la diferencia entre expresin integral (vollstndigem) y no integral (unvollstndigem). La unidad de lo que expresa y de lo expresado en el fenmeno es la de un cierto recubrimiento (Deckung), pero no es necesario que el estrato superior extienda al estrato inferior entero su funcin de expresin. La expresin es integral cuando imprime (ausprgt) el sello del querer-decir conceptual sobre todas las formas y materias (Materien) sintticas del estrato subyacente; no es integral cuando no lo hace sino parcialmente: as en presencia de un proceso complejo, por ejemplo, la llegada del coche que conduce a los invitados esperados durante mucho tiempo, gritamos en casa: el coche!, los invitados! Naturalmente, esta diferencia de integridad se cruza con la de la claridad y de la distincin relativa ( 126). Podramos creer hasta aqu que la no-integralidad de la expresin y el no-paralelismo de los dos estratos tienen valor de hecho o de accidente; y que incluso si un hecho tal se produce a menudo, si afecta casi siempre a nuestro discurso en su totalidad, no pertenece a la esencia de la expresin. El ejemplo que acaba de citar Husserl pertenece en efecto al lenguaje de la vida corriente y se puede suponer todava que la expresin cientfica tiene precisamente por misin no slo como poder de dominar sus sombras sino tambin de restituir la integralidad del sentido enfocado en la expresin. Ahora bien, a riesgo de comprometer un axioma (el valor improductivo y reflectante de la expresin), Husserl tambin actualiza una no-integralidad esencial de la expresin, una incompletitud que no podr dominar nunca ningn esfuerzo porque atae precisamente a la forma conceptual, a la formalidad misma sin la cual la expresin no sera lo que es. Cuando ms arriba Husserl pareca querer insistir sobre la naturaleza reflejante, reproductiva, repetitiva de la expresin, sobre su Abbilden, y neutralizar en revancha sus efectos y sus marcas, su poder de deformacin o de refraccin, su Einbilden, por el contrario, ahora insiste sobre un desplazamiento esencial de la expresin que le impide para siempre reeditar el estrato del sentido (Sinn). El querer decir (bedeuten) nunca ser el doble del sentido (Sinn): y esta diferencia no es nada menos que la del concepto. Debemos leer todo este prrafo: La expresin tiene otra forma de no ser integral, completamente diferente (Eine total andere Unvollstndigkeit) de la que acabamos de indicar; pertenece a la esencia de la expresin en tanto que tal, a saber a su generalidad (Allgemeinheit). El pueda expresa el deseo de manera general, la forma imperativa expresa la orden, l podra, la conjetura o lo conjeturado como tal, etc. Todo lo que introduce en la unidad de la expresin una determinacin ms estrecha es a su vez expresado en la generalidad. La generalidad propia a la esencia de la expresin implica en su sentido que todos los rasgos particulares de lo expresado no puedan nunca reflejarse (sich reflektieren) en la expresin. El estrato del querer decir no es, no puede ser por principio, una suerte de reduplicacin (Reduplikation) del estrato subyacente. Volviendo de nuevo a toda una problemtica de las expresiones completas e incompletas en las Investigaciones lgicas, Husserl evoca entonces los valores del estrato subyacente que por principio no pueden repetirse en la expresin (cualidades de claridad, de distincin, modificaciones de atencin, etc.). Este empobrecimiento es la condicin de la formalizacin cientfica. La univocidad se extiende a medida que renunciamos a la repeticin integral del sentido en el querer decir. No podemos, pues, ni siquiera decir que la nointegralidad, de hecho, accidental, inesencial es reducida por una teleologa del discurso cientfico, o que es comprendida como obstculo provisional en el horizonte de una tarea infinita. El telos del discurso cientfico mismo comporta, en tanto que tal, una renuncia a la integralidad. La diferencia no es aqu deficiencia provsional de la episteme en tanto que discurso, es su propio recurso, la condicin positiva de su actividad y de su productividad. Es tanto el lmite del poder cientfico como el poder del lmite cientfico: poderlmite de su formalidad.

LA FORMA ES - SU ELIPSIS*
Estas proposiciones concernan antes que nada, parece, a la relacin entre la forma del enunciado y el contenido del sentido, entre el orden del querer decir y el orden del noema en general. Sin embargo, implican una decisin esencial que esta vez concierne a la relacin de los enunciados entre s, en el interior del sistema general de lo expresividad. Para que la relacin de la expresin con el sentido haya podido recibir la determinacin que acabamos de dibujar, no era necesario haber reconocido ya un privilegio absoluto a un cierto tipo de enunciado? No hay entre el valor de formalidad y una cierta estructura de la frase una relacin esencial? Al mismo tiempo, no hay entre un cierto tipo de noema (o de experiencia del sentido) y el orden del querer decir una facilidad de pasaje que habra asegurado de alguna manera su propia posibilidad a toda esta fenomenologa del logos? Con esta pregunta volvemos sobre nuestros primeros pasos: qu hay del concepto de forma? Cmo inscribe a la fenomenologa en el cierre de la metafsica? Cmo determina el sentido del ser en presencia, incluso en presente? Qu es lo que lo hace secretamente comunicarse con esta delimitacin del sentido del ser que le hace pensarse por excelencia en la forma verbal del presente, y ms estrictamente incluso en la tercera persona del indicativo presente? Que hace pensar la complicidad de la forma en general (eidos, morph) y del es (esti)? Restablezcamos el contacto de estas preguntas con el texto de Husserl en el punto en que el empobrecimiento formal acaba de ser reconocido como una regla de especie. El problema de la relacin entre los diferentes tipos de enunciado surge entonces naturalmente. El enunciado en la forma del juicio, del es as es un enunciado entre otros? No le es reservada alguna excelencia en el estrato de la expresividad? Importa aclarar todos estos puntos, si queremos resolver uno de los problemas ms viejos y difciles de la Bedeutungssphre; hasta el presente, ha quedado sin solucin en la ausencia de los principios de evidencia fenomenolgicos que exige. He aqu este problema: qu relacin existe entre el enunciado en tanto que expresin del juicio y las expresiones de los otros actos? ( 127). La respuesta a una pregunta semejante haba sido preparada, su necesidad haba sido anunciada en una etapa del anlisis que todava no concerna al estrato de la expresin. Se trataba entonces de poner en evidencia, en el interior de los hechos vivenciales prcticos o afectivos, en el interior de los actos de evaluacin esttica, moral, etc., un ncleo dxico, que, permitiendo siempre pensar los valores como existentes (lo deseado como ente-deseado, lo agradable como ente-agradable, etc.) ( 114), constituya si se puede as decir la logicidad del estrato preexpresivo. Es porque este estrato silencioso siempre comporta -o siempre posee el poder de restaurar- una relacin con la forma por lo que siempre puede convertir su experiencia afectiva, axiolgica, su relacin con lo que no es lo -presente, en una experiencia en la forma de lo que es- presente (lo bello como lo que es-bello, lo deseado como lo que esdeseado, el futuro temido como lo que es-futuro temido, lo inaccesible como lo que es-inaccesible, y en el lmite lo ausente como lo que es-ausente), por lo que se ofrece sin reserva al discurso lgico vigilado por la forma predicativa, es decir, por el indicativo presente del verbo ser[xi]. A ojos de Husserl, no slo esto no reducir la originalidad de las experiencias y de los discursos prcticos, afectivos, axiolgicos, sino que les asegurara la posibilidad de una formalizacin sin lmite[xii]. Habiendo hecho aparecer que todo acto, o todo correlato de acto, encierra en s un factor lgico, implcito o explcito (117), Husserl slo tena que extraer las consecuencias de ello en cuanto a la recuperacin expresiva de estos actos, y confirmar, ms bien que descubrir, el privilegio del es o del enunciado predicativo. En el momento en que repite[xiii] la pregunta en el orden del querer-decir, la respuesta es en verdad necesaria. Ya no se puede uno sorprender o decepcionar. Hay ah como una regla del discurso o del texto: la pregunta slo puede inscribirse en la forma dictada por la respuesta que la espera, es decir, que no la ha esperado. Slo es preciso preguntarse cmo ha prescrito la respuesta la forma de la pregunta: no segn la anticipacin necesaria consciente y calculada de aquel que conduce una exposicin sistemtica, sino, de una cierta manera, a sus espaldas. Podemos, por ejemplo, preguntarnos aqu hasta qu punto la referencia al estratoo expresivo, antes mismo de convertirse en un tema, no ha conducido secretamente los anlisis del estrato presexpresivo y permitido descubrir ah un ncleo de sentido lgico, en la forma universal y pretendidamente silenciosa del ente-presente. Y si entre el ser como ente-presente en la forma del querer-decir (bedeunten) y el ser como ente-presente en la forma llamada preexpresiva del sentido (Sinn), no ha operado alguna complicidad irreductible, soldando entre s los dos estratos, permitiendo igualmente relacionarlos uno con el otro, articularlos en toda esta problemtica. No es ste el lugar para tomar una decisin sobre todos los problemas que hemos sealado hasta aqu?[xiv]. No se convierte en problemtica a partir de este momento la idea misma de un lenguaje expresivo? Y con ella la posibilidad de una distincin entre el estrato del sentido y el estrato del querer decir? Sobre todo, se pueden pensar las relaciones entre los dos estratos bajo la categora de expresin? Decir, en efecto, que la descripcin de la infraestructura (del sentido) ha sido secretamente guiada por la posibilidad superestructural del querer-decir, no es contestar, contra Husserl, la dualidad de los estratos y la unidad de un cierto paso que los relaciona entre s. No es ni querer reducir un estrato al otro ni juzgar imposible la recuperacin integral del sentido en el querer-decir. No es ni reconstruir la experiencia (del sentido) como un lenguaje, sobre todo si por ello se entiende un discurso, un tejido verbal; ni producir una crtica del lenguaje a partir de las riquezas inefables del sentido. Es cuestionar simplemente otra relacin entre lo que problemticamente se llama el sentido y el querer-decir. Es decir, la unidad del sentido y de la palabra en el es: que no ha podido prometer directamente la recuperacin de todo lenguaje en la predicacin terica ms que por haber prometido ya, teleolgicamente, todo el sentido al querer-

decir. Y sobre las relaciones entre el es y la formalidad en general: en la evidencia del es (presente), en la evidencia misma, es donde se propone toda la fenomenologa transcendental considerada en su ms alta ambicin, la que a la vez pasa por la constitucin de una lgica y de una ontologa absolutamente formales y por una descripcin transcendental de la presencia a s o de la consciencia originaria. Podemos entonces pensar que el sentido del ser ha sido limitado por la imposicin de la forma que, en su valor ms abierto y desde el origen de la filosofa, le habra asignado, con la autoridad del es, el cierre de la presencia, la forma-de-la-presencia, la presencia-en-la-forma, la forma-presencia[xv]. Podemos pensar, por el contrario, que la formalidad -o la formalizacin- est limitada por el sentido del ser que, de hecho, en la totalidad de su historia, nunca ha sido separado de su determinacin en presencia, bajo la excelente vigilancia del es; y que desde ese momento el pensamiento de la forma tiene poder de extenderse ms all del pensamiento del ser. Pero que los dos lmites denunciados as sean el mismo, es lo que acaso ilustra la empresa husserliana: la fenomenologa no ha podido llevar hasta su lmite extremo la exigencia formalista y criticar todos los formalismos anteriores ms que a partir de un pensamiento del ser como presencia a s, a partir de una experiencia trascendental de la conciencia pura. No tenemos, probablemente que elegir entre dos lneas de pensamiento. Ms bien hay que meditar la circularidad que indefinidamente hace pasar una dentro de la otra. Y, repitiendo rigurosamente este crculo en su propia posibilidad histrica, dejar quiz producirse en la diferencia de la repeticin, un desplazamiento elptico: deficiente sin duda, pero de una cierta deficiencia que todava no es, o no es ya ausencia, negatividad, no-ser, carencia, silencio. Ni materia ni forma, nada que pueda volver a adoptar un filosofema, es decir, una dialctica, en cualquier sentido en que se la determine. Elipse a la vez del querer decir y de la forma: ni habla plena, ni crculo perfecto. Ms y menos, ni ms ni menos. Acaso un cuestin completamente diferente. [i] Cf. lIntroduction aux Ides directrices pour une phnomnologie I (Ides 1). [ii] Mise en regard debe interpretarse como exposicin a la mirada. (N. del T.) [iii] He intentado justificar esta traduccin en La voix et le phenomene, Introduction au problme du signe dans la phnomenologie de Husserl (P.U.F., 1967), que remite sobre todo a la primera de las Investigaciones Lgicas. [iv] Cito en general la traduccin francesa de P. Ricoeur y remito a los preciosos comentarios que la acompaan. He debido, sin embargo, por razones que no tienen que ver sino con la intencin de este anlisis, subrayar ciertas palabras alemanas e insistir sobre su carga metafrica. [v] Sobre el sentido y la importancia de la Verflechtung sobre el funcionamiento de este concepto en las Investigaciones, cfr. La rduction de lindice, en La voix et le phnomene. [vi] Estas precauciones haban sido tomadas y largamente justificadas en las Investigaciones. Por supuesto, estas justificaciones, para ser demostrativas, no se mantenan menos en el interior de oposiciones metafsicas tradicionales (alma/cuerpo, psquico/fsico, vivo/no vivo, intencionalidad/no intencionalidad, forma/materia, significado/significante, inteligible/ sensible, idealidad/empiricidad, etc.). Encontraremos estas precauciones en particular en la primera de las Investigaciones, que en suma no es ms que la larga explicacin de las mismas, en la quinta (cap. 11, 19) y en la sexta (cap. 1, 7). Sin cesar sern confirmadas en Lgica formal y Lgica transcendental y en El origen de la geometra. [vii] 15. [viii] 124, pg. 304. Por discurso propiamente dicho no entendemos, es evidente, discurso efectivamente y fsicamente proferido, sino, siguiendo las indicaciones de Husserl, la animacin de la expresin verbal por un querer-decir, por una intencin que puede, sin ser esencialmente afectada por ello, permanecer fsicamente silenciosa. [ix] Podramos interrogar, desde este punto de vista, toda la esttica latente de la fenomenologa, toda la teora de la obra de arte que se transparenta a travs de la didctica de los ejemplos, ya se trate de exponer el problema de lo imaginario o el estatus de la idealidad, de sta una vez de la obra, cuya identidad ideal puede reproducirse al infinito como la misma. Un sistema y una clasificacin de las artes se anuncian en esta descripcin de la relacin entre el arquetipo y los ejemplares reproductivos. Puede la teora husserliana de la idealidad de la obra de arte y de sus relaciones con la percepcin dar cuenta de las diferencias entre la obra musical y la obra plstica, entre la obra literaria y la obra no literaria en general? Y, por otra parte, bastan las precauciones tomadas por Husserl en cuanto a la originalidad de lo imaginario, lo que tiene incluso de revolucionario, para sustraer la obra a toda una metafsica del arte como reproduccin, a una mimtica?, podramos mostrar que el arte, segn Husserl, remite siempre a la percepcin como a su ltimo recurso. Y dar las obras de arte como ejemplos en una teora de lo imaginario, no es ya una decisin esttica y metafsica? [x] Este problema estaba ya planteado en la introduccin a las Investigaciones lgicas ( 2). * Ntese que el francs ellipse es equivalente del castellano elipsis, pero tambin de elipse; con ello juega Derrida. (N. del T.) [xi] Husserl quiere respetar a la vez la novedad o la originalidad del sentido (prctico, afectivo, axiolgico) que sobrevienen al ncleo de sentido de la cosa (Sache) desnuda, como tal, y hacer aparecer, sin embargo, su carcter fundado, superestructural. El nuevo sentido introduce una dimensin de sentido totalmente nueva; con l se constituyen no ya nuevos elementos determinantes de la cosa bruta (Sache), sino los valores de las cosas, las cualidades de valor (Wertheften), o los objetivos de valor (Wertobjektitten) concretos: belleza y fealdad; bondad y

maldad; el objeto usual, la obra de arte, la mquina, el libro, la accin, el acto cumplido, etc. Desde este momento la conciencia es una vez ms con respecto a este nuevo carcter una consciencia posicional: lo vlido puede ser planteado sobre el plano dxico como siendo vlido (als wert seiend). El ente que se aade a vlido como su caracterizacin, puede, por otra parte, ser pensado bajo su forma modalizada, al mismo ttulo que todo ente... (116). Por consiguiente, podemos una vez ms decir esto: todo acto, o todo correlato de acto, envuelve en s un factor lgico (ein Logisches), implcito o explcito... Resulta de todas esas consideraciones que todos los actos en general -comprendidos los actos afectivos y volitivos- son actos objetivantes (objektivierende), que constituyen originariamente objetos; son la fuente necesaria de las diferentes regiones del ser y, as pues, de las diferentes ontologas que con ellas se relacionan... Aqu alcanzamos la ms profunda de las fuentes a partir de las que debe elucidarse la universidad de lo lgico, y finalmente, de la del juicio predicativo (aqu, ponemos en tela de juicio el estrato de la expresin en el orden de lo que quiere decir (des bedeutungsmssigen Ausdrckens) que todava no ha sido tratado de cerca) ( 117). [xii] Aqu es donde se funden en ltima instancia las analogas que siempre se ha sentido entre la lgica general, la teora general de los valores y la tica, las cuales, empujadas en sus ltimas exigencias, conducen a la constitucin de disciplinas generales paralelas de orden formal, lgica formal, axiologia formal y teora formal de la prctica (Praktik) ( 117). (Cfr. tambin Lgica formal y lgica transcendental, 50). [xiii] Tenemos predicaciones expresivas en las que un as es! (So ist es!) adviene a la expresin. Tenemos conjeturas, preguntas, dudas expresivas, promesas, rdenes expresivas, etc. Desde el punto de vista del lenguaje, encontramos aqu formas de proposicin que por una parte tienen una estructura original, pero que son susceptibles de una doble interpretacin: a las proposiciones enunciativas se aaden proposiciones interrogativas, proposiciones conjeturales, optativas, imperativas. El conflicto original es saber si, hecha abstraccin de la formulacin gramatical de sus formas histricas, estamos frente a tipos de querer-decir situados sobre el mismo plano (gleichgeordnete Bedeutungsarten) o si todas estas proposiciones no son en verdad, en virtud de lo que quieren decir, proposiciones enunciativas. En la segunda hiptesis, todas las estructuras de actos de este orden; por ejemplo, los actos de la esfera afectiva, que en s mismos no son actos de juzgar, no podran acceder a la expresin ms que por el rodeo (Umweg) de un juicio que se fundaria sobre estos actos afectivos (S 127). [xiv] Aunque la respuesta haya prescrito la forma de la pregunta, o si se prefiere se haya prescrito a si misma, su articulacin temtica no es una simple redundancia. Abarca nuevos conceptos y encuentra nuevas dificultades, por ejemplo, cuando se trata, al final del S 127, de expresiones directas o indirectas del sentido, y del estatus del rodeo (Umweg) perifrstico. Tomemos algunas referencias en este prrafo: El medium del querer-decir expresivo, este medium original del logos, es especficamente dxico?... Naturalmente, esto no excluira que haya varias maneras de expresar, por ejemplo cosas vividas afectivas. Una sola entre ellas seria la expresin directa: sera una expresin simple [schlicht. Subrayado nuestro] de lo vivido (o de su noema, si se elige el sentido correlativo de la palabra expresin); sera obtenida por adaptacin inmediata [subrayado nuestro] de una expresin articulada sobre lo vivido afectivo articulado, gracias a lo que lo dxico recubre lo dxico. Seria pues la forma dxica incluida en lo vivido afectivo considerado segn todos sus componentes, lo que permitira adaptar la expresin en tanto que vivido reducindose exclusivamente a una tesis dxica (doxotketischen), a lo vivido afectivo... Ms exactamente, si quisiera ser fiel e ntegra, esta expresin directa no se unira, sino a lo vivido, cuya doxa no es modalizada... Quedan todava mltiples posibilidades de expresiones indirectas que proceden por rodeos (mit Umwegen)... [xv] La forma (la presencia, la evidencia) no sera el ltimo recurso o la ltima instancia a la que remitiria todo signo posible, el arch o el telos. O ms bien, de una manera quiz inaudita, la morph, el arch y el telos haran una vez ms signo. En un sentido -o un no-sentido- que habra excluido de su campo la metafsica, mantenindose no obstante en relacin secreta e incesante con ella, la forma seria ya en s la huella [trace] (ikhnos) de una cierta nopresencia, el vestigio de lo in-forme, que anuncia-recuerda su otro, como lo hizo acaso Plotino, al todo de la metafsica. La huella [trace] no sera lo mixto, el paso entre la forma y lo amorfo, la presencia y la ausencia, etc., sino de lo que, hurtndose a esta oposicin, la hace posible desde lo irreductible de su exceso. Desde este momento, el cierre de la metafsica, lo que parece indicar, transgredindola tal audacia de las Eneadas (pero se pueden acreditar otros textos); no pasara alrededor de un campo homogneo y continuo de la metafsica. Fisuraria su estructura y su historia, inscribiendo en ella orgnicamente, articulando sistemticamente y desde dentro las huellas [traces] del antes, del despus y del afuera de la metafsica. Proponiendo as una lectura infinita e infinitamente sorprendente. Puede producirse siempre en el interior de una poca, en un cierto punto de su texto (por ejemplo, en el tejido platnico del plotonismo), una ruptura y un exceso irreductibles. Ya sin duda en el texto de Platn...

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