(Articulo) Filosofar en Femenino
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En estas lneas se recorre la historia de la filosofa y los claustros de las grandes universidades en busca de mujeres filsofas. Y el autor encuentra algunos nombres, todos olvidados por los hombres filsofos, excepto el de Hipatia, maestra en Alejandra, en el siglo V .
La antigua afirmacin filosfica de que el hombre es capaz de pensar en el infinito mientras la mujer da sentido a lo finito puede ser leda de diversas maneras: por ejemplo, suponer que como el hombre no sabe hacer nios, se consuela con las paradojas de Zenn. Pero a partir de la afirmacin del gnero se ha difundido la idea de que si bien la historia (al menos del siglo XX) nos ha hecho conocer grandes poetas y narradoras, y cientficas de diversas disciplinas, no nos ha ofrecido mujeres filsofas ni matemticas. Desde hace mucho tiempo la distorsin del gnero ha dado lugar a la conviccin de que las mujeres no han sido afines a la pintura, con las nicas excepciones de las conocidas Rosalba Carriera o Artemisia Gentileschi. Sin embargo, la ausencia de mujeres en ese campo era algo natural, ya que como la pintura se concentraba en los frescos de las iglesias, subir a los andamios con faldas no era algo decente, ni tampoco era tarea de
mujeres dirigir un taller con 30 aprendices, ellas a duras penas podan hacer pintura de caballete. Es un poco como decir que los judos se han destacado en muchas artes pero no en la pintura, hasta que lleg Chagall. Es cierto que su cultura era eminentemente auditiva y no visual, y que no deban representar la divinidad por medio de imgenes, pero existe una produccin visual de indudable inters en muchos manuscritos judos. El problema es que era muy difcil, durante los siglos en los que el arte figurativo estuvo en manos de la iglesia, que un judo fuera estimulado a pintar madonnas y crucifixiones, y sera como asombrarse de que ningn judo se haya convertido en Papa. Las crnicas de la Universidad de Bologna citan a profesoras como Bettisia Gozzadini y Novella dAndrea, que eran tan bellas que deban dar sus lecciones detrs de un velo para no perturbar a los estudiantes, pero ninguna enseaba filosofa. En los manuales de filosofa no encontramos mujeres que ensearan dialctica o teologa. Elosa, la brillantsima e infeliz estudiante de Abelardo, tuvo que contentarse con ser abadesa. Pero el problema de las abadesas no debe tomarse con ligereza, y a l ha dedicado muchas pginas una mujer filsofa de nuestro tiempo como Mara Teresa Fumagalli. Una abadesa era una autoridad espiritual, organizativa y poltica y desempeaba funciones intelectuales importantes en la sociedad medieval. Un buen manual de filosofa debe consignar entre los protagonistas de la historia del pensamiento a grandes msticas, como Catalina de Siena, por no hablar de Hildegarda de Bingen, que, en cuanto a visin metafsica y a perspectivas sobre lo infinito, resulta difcil de superar an en nuestros das. La objecin de que la mstica no es filosofa no tiene fundamento, porque la historia de la filosofa reserva un espacio a grandes msticos como Suso, Tauler o Eckhart. Y decir que gran parte de la mstica femenina daba mayor importancia al cuerpo que a las ideas abstractas sera como decir que de los manuales de filosofa habra que hacer desaparecer, entre otros, a Merleau-Ponty. Las feministas hace tiempo han elegido a su herona Hipatia, quien, en Alejandra, en el siglo V, era maestra de filosofa platnica y alta matemtica. Hipatia se convirti en un smbolo, pero de su obra prcticamente slo qued la leyenda, porque se perdi y tambin la propia Hipatia, literalmente hecha pedazos por una turba de cristianos enfurecidos,
que segn algunos historiadores fueron instigados por cierto Cirilo de Alejandra, quien, ms tarde aunque no por esto, fue convertido en santo. Pero slo habr existido Hipatia? Hace poco ms de un mes fue publicado en Francia (en Arla) un librito, Histoire des femmes philosophes. Segn se revela, el autor, Gilles Mnage, viva en el siglo XVII, era un latinista, preceptor de Madame de Svign y de Madame de Lafayette, y su libro, aparecido en 1690, se titulaba originalmente Mulierum philosopharum historia. Hipatia no estaba nada sola: aunque est principalmente dedicado a la filosofa clsica, el libro de Mnage presenta una serie de figuras apasionantes: Ditima la socrte, Aret la cirenaica, Nicaret la megrica, Iparchia la cnica, Teodora la peripattica (en el sentido filosfico del trmino), Leoncia la epicrea, Temistoclea la pitagrica. Y Mnage, tras examinar textos antiguos y la obra de los Padres de la Iglesia, lleg a citar a ms de sesenta y cinco, si bien considerando la idea de filosofa en un sentido bastante amplio. Si se toma en cuenta que en la sociedad griega la mujer era confinada tras los muros domsticos, que los filsofos preferan entretenerse con jovencitos y que para gozar de pblica notoriedad una mujer deba ser cortesana, se comprender el enorme esfuerzo que deben haber hecho estas pensadoras para poder afirmarse. Por otra parte, como cortesana, pero de calidad, se recuerda a Aspasia, sealando que era versada en retrica y en filosofa y a quien (segn da testimonios Plutarco, Scrates frecuentaba con gran inters.
Me fui a hojear al menos tres enciclopedias filosficas y de todos estos nombres (salvo Hipatia) no encontr ningn rastro. No es que no hayan existido mujeres filsofas. Es que los filsofos han preferido olvidarlas, aunque ojal despus se hayan apropiado de sus ideas.