Trabajo Pastoral en Un Contexto Posmoderno
Trabajo Pastoral en Un Contexto Posmoderno
Trabajo Pastoral en Un Contexto Posmoderno
I.
Presentacin:
Doy gracias a Dios por la invitacin que he recibido de la Alianza de Pastores de la Ciudad de Matamoros, Tamaulipas, Mxico para presentar este tema que en este tiempo nos compete a todos plantearnos con el propsito de ser ms agudos y pertinentes en nuestro trabajo pastoral. Permtanme iniciar esta conferencia con algunas palabras que Matthew Henry (1662-1774) pronunci a su audiencia cuando se dispona a ensear sobre el secreto de la comunin con Dios: abrigo la esperanza de que no les haya trado el mero deseo de salir de sus casas en esta maana plcida o la simple curiosidad debida a que esta disertacin matutina no es habitual. Espero que tampoco hayan venido para distraerse o para reunirse con los amigos, sino que todos hayan venido con la intencin piadosa de dar gloria a Dios y recibir gracia de su parte, de tal modo que conserven y aumenten su comunin con l. (2002:5)
II. Introduccin: El propsito de esta presentacin es que juntos revisemos el estado actual en el que desarrollamos nuestro trabajo pastoral, las condiciones y retos que este estado nos presenta como Iglesias Locales y Ministros del Seor Jesucristo. Comenzamos la presentacin haciendo un esbozo histrico con el propsito de indagar de manera somera lo que nos ha conducido a la cultura actual; proseguiremos a la presentacin de las principales caractersticas de la cultura llamada posmoderna, principalmente a aquellas cosas que tienen una injerencia directa con la Iglesia y el trabajo pastoral; y concluiremos con una aportacin para la formacin de una espiritualidad cristiana que nos ayude en ser fieles a Jesucristo en medio este estado actual de cosas. En este punto hemos de afirmar que en esta era llamada posmoderna, lo religioso, lo sacro, ha tomado auge; recordemos las palabras de Harvey Cox: Nadie est absolutamente seguro de cmo ser esa era postmoderna, pero una cosa parece estar clara: ms que de una era de secularizacin rampante y decadencia religiosa, parece tratarse de una era de resurgimiento religioso y de retorno a lo sacro. (1985:18).
Pastor de la Iglesia Bautista Casa Blanca en San Nicols de los Garza, N.L. Mxico
III. Esbozo histrico: La historia es convergencia de un sin nmero de factores longitudinales y transversales, dados en el plano de lo emprico y de las ideas. La historia, como urdimbre de esos factores, va jalonendose entre lo establecido y lo emergente, entre lo que pareciera ser resultado de un desarrollo natural o lgico y lo que pareciera ser lo novum. Este no es el espacio propicio para buscar desarrollar una teora o visin de la historia2, bstenos mencionar lo anterior para establecer que la construccin de lo histrico es complejo, que se da entre lo aparentemente claro y contradictorio. De manera convencional se han establecido y nominado algunos perodos histricos. Esta divisin, aunque busca tomar en cuenta todas las esferas de la cultura y la sociedad, lo cierto es que al considerar una esfera determinada los linderos de las diferentes etapas de la historia se muevan un poco; por ejemplo: Si tomamos como esfera lo poltico, podramos decir que la Edad Contempornea da inicio con la Revolucin Francesa (1789); sin embargo, si consideramos la esfera del pensamiento filosfico, dicha edad comienza a finales del siglo XVII. Para fines de este trabajo tomaremos en cuenta los ltimos tres grandes perodos de la historia occidental: Edad Media, Moderna y Posmoderna. A. Edad Media. El inicio de la Edad Media suele ubicarse con la cada del Imperio Romano de Occidente (476), y termina con la cada del Imperio Romano de Oriente (1453), aunque algunos otros historiadores ponen como fin de este perodo el descubrimiento de Amrica (1492), y algunos otros el inicio de la Reforma Protestante (1517)3. Este perodo ha sido llamado por algunos la Edad del Oscurantismo, primordialmente por aquellos que siguen la lnea del desarrollo histrico desde la esfera de la ciencia. No obstante, este perodo de diez siglos fue fructfero en otras reas de la cultura. Desde la perspectiva de la historia de las ideas4, particularmente el pensamiento teolgico y filosfico, fue un perodo donde hubo mucha produccin. Entre los pensadores ms destacados de esta perodo,
2
Las visiones de la historia van desde una comprensin de la misma como un desarrollo mecanicista dentro del plano de lo natural, hasta la concepcin de ver los diferentes momentos histricos como un rompimiento con el perodo que le precedi a cada uno. 3 Esta fecha se considera como el inicio de la Reforma Protestante, ao en que Martn Lutero clav en la puerta de la iglesia de Wittenberg las 95 tesis; aunque uno de los momentos ms agudos de dicha Reforma fue en 1520, ao en que Lutero escribe los Tres Tratados Reformistas (La nobleza cristiana de la nacin alemana acerca del mejoramiento del Estado cristiano , La cautividad babilnica de la Iglesia, y La libertad cristiana.) 4 La historia de las ideas es el rea de los estudios sobre la historia que se encarga de analizar la evolucin de las ideas o pensamiento que se va expresando en las diferentes esferas de la cultura.
se pueden mencionar a: San Ambrosio (340-397), Agustn de Hipona (354 - 430), San Isidoro de Sevilla (560-636), Juan Escoto Ergena (810-877), Pedro Lombardo (1100-1160), Avicenna (980-1037), San Anselmo de Canterbury (1033-1109), Pedro Abelardo (1079-1142), Averroes (1126-198), Maimnides (1135-1204), Roberto de Grosseteste (1175-1253), San Alberto Magno (1206-1280), Roger Bacon (1220-1292), San Buenaventura da Fidanza, (1221-1274), Santo Toms de Aquino (1225-1274), Ramn Llull (1235-1315), Juan Duns Scoto (1266-1308), Guillermo de Ockham (1298-1349) y Juan Buridan (1300-1358)5. De manera englobante, y quiz pequemos por hacer esto, podemos decir que el criterio de verdad, y al cual la razn estaba sujeta, era la fe. La fe, expresada en las confesiones dogmticas, era lo que determinaba si un juicio era verdadero o no lo era. La Edad Media, fue la Edad de la fe. B. Edad Moderna. La Edad Moderna da inicio con la cada del Imperio Romano de Oriente y transcurre hasta 1789, ao en que tiene lugar la Revolucin Francesa. No obstante, lo que en este trabajo nos interesa, es el movimiento cultural que en dicho perodo se da, la Modernidad. La razn, el progreso, la cientificidad, la objetividad, la confianza en la historia y el orden son caractersticas de este movimiento. Francisco Bacon (1561 1626) es uno de los fundadores del pensamiento Moderno, fincando su filosofa sobre la reflexin racionalista naturalista: El hombre, servidor e intrprete de la naturaleza, ni obra ni comprende de ms que en proporcin de sus descubrimientos experimentales y racionales sobre las leyes de esta naturaleza; fuera de ah, nada sabe ni nada puede. (1991:37). Sin embargo, ser el pensamiento de Ren Descartes (15961650) que fungir como fundador de este movimiento; la razn se establece para este pensador como el fundamento de todo saber terico y prctico. Descartes dice: Como a veces los sentidos nos engaan, supuse que ninguna cosa exista del mismo modo que nuestros sentidos nos las hacen imaginar. Pero en seguid not que si yo pensaba que todo era falso, yo, que pensaba, deba ser alguna cosa, deba tener alguna realidad; y viendo que esta verdad: pienso, luego existo era tan firme y tan segura que nadie podra quebrantar su evidencia, la recib sin escrpulo alguno como el primer principio de la filosofa que buscaba. (1992: 21). La Modernidad como movimiento filosfico, se extiende hasta finales del siglo XIX. Entre los grandes pensadores de la Modernidad, adems de los ya mencionados, fueron: Thomas Hobbes (1588-1679), Nicols Malebranche (1638-1715), Baruch
5
A juicio de muchos, los dos ms grandes pensadores de este perodo fueron San Agustn de Hipona y Santo Toms de Aquino. Agustn tuvo una gran produccin literaria, entre sus obras ms conocidas estn Confesiones (397 401) y La ciudad de Dios (412 426). Toms de Aquino, cuya pluma tambin fue muy basta, sus obras ms conocidas son La Suma Teolgica y Suma Contra Gentiles.
Spinoza (1632-1677), Gottfried Wilhelm Leibniz (1646-1716), John Locke (16321704), George Berkeley (1685-1753), David Hume (1711-1776), Emmanuel Kant (1724-1804) y G.W. Hegel (1770-1831). Si en la Edad Media el criterio de verdad fue la fe, en la Modernidad ser la razn. La razn ser el tribunal ante el cual todo juicio ser llevado para ser validado. C. Edad Posmodernidad. Al igual que la Modernidad, la Posmodernidad es un fenmeno cultural. Lyotard dice que se tiene por posmoderna la incredulidad con respecto a los metarrelatos. Al desuso del dispositivo metanarrativo de legitimacin corresponde especialmente la crisis de la filosofa metafsica (2004:10); contina diciendo que El gran relato ha perdido su credibilidad, sea cual sea el modo de unificacin que se le haya asignado: relato especulativo, relato de emancipacin. (2004:73). Los metarrelatos son grandes narraciones que buscan legitimar (justificar) ciertas creencias compartidas en una institucin o sociedad. Si en la Edad Media y en la Modernidad los metarrelatos eran la fe y la razn respectivamente, en la Posmodernidad stos ya no se darn. Es a finales del siglo XIX principios del XX cuando el proyecto de la Modernidad es puesto en tela de juicio, argumentando que haba fracasado al no lograr los fines que buscaba. La cientificidad, objetividad, progreso, orden, entre otras cosas, no haban llevado al hombre hacia donde se propona. Quiz el pensador protagonista de la crtica a la Modernidad, y no solamente a sta sino a toda la historia del pensamiento occidental hasta entonces conocida, fue Friedrich Nietzsche6. En su libro titulado El ocaso de los dolos, Nietzsche dice: Otra forma de curacin, es que a veces me resulta incluso ms apetecible, es someter a examen profundo a los dolos En el mundo hay ms dolos que realidades: este es el mal de ojo y el mal de odo que tengo yo para este mundo (1993:37); en dicho texto, haciendo un recorrido desde Scrates hasta Goethe, pasando por los principales pensadores, nuestro filsofo hace lo que l mismo llama una inversin de todos los valores. En su libro El Anticristo, Nietzsche arremete contra la Modernidad, dice: El hombre moderno suspira y dice: No s qu hacer, soy la esencia de no saber qu hacer. Nuestra enfermedad es esa modernidad, esa paz ambigua, esa aceptacin cobarde, toda esa virtuosa suciedad que caracteriza al s y al no modernos. (1993:27). El pensamiento posmoderno se ve empujado por pensadores como Dilles Deleuze, Jean
Quiz alguien ms que ya vena jaloneando el pensamiento en un sentido parecido al de Nietzsche, era Arturo Schopenhauer (1788-1860). Este filsofo expone fundamentalmente su pensamiento en su principal obra titilada El mundo como voluntad y representacin.
Baudrillard, Jean-Francois Lyotard, Michel Foucault, Jacques Derrida y Gianni Vattimo. A nuestro entender, y por el breve espacio que aqu tenemos, la llamada posmodernidad tiene de teln de fondo, o fundamento, estos dos grandes aspectos: el resquebrajamiento de los metarrelatos y la transmutacin de los valores. Sobre estos dos grandes aspectos es que podemos entender las dems caractersticas distintivas de este fenmeno cultural. Bajo esta hiptesis, es que podemos pasar al siguiente punto.
IV. Principales tintes de la cultura llamada posmoderna: Como todo discurso, este trabajo est dado bajo ciertas condiciones de produccin, de circulacin y de recepcin. Estas condiciones nos llevan a hablar de ciertas cosas y a omitir otras, es por ello que ahora haremos una seleccin de los tpicos que cabe hablar dentro de este basto tema del trabajo pastoral en el contexto de la posmodernidad. Para este apartado tomaremos como base las obras de Justo L. Gonzlez, In Sik Hong, Antonio Cruz, Edgardo Moffatt, Daniel Tomasini y Nancy Bedford. A. La espiritualidad en la posmodernidad. La espiritualidad que nosotros enfrentamos en el tiempo actual, es una espiritualidad subjetiva, emocional, tribal, ecumnica, sincretista (Hong, 2001:532). La posmodernidad es una cultura ldica, es una cultura de ostentacin y hedonismo y competencia (Piedra, 2003:35-65). 7 Estos rasgos distintivos de la posmodernidad son un reto a la piedad y a la tica de la iglesia del Seor Jesucristo, pues atentan contra la sana doctrina de las Escrituras, y lamentablemente estn presentes en congelaciones evanglicas. En la posmodernidad emerge lo religioso, la proliferacin de manifestaciones de espiritualidades provenientes de diferentes latitudes. Se abre paso a culturas que la hegemona de la cultura occidental haba lapidado; en nuestro propio pas vemos el resurgimiento por las culturas autctonas. El pensamiento de la nueva era es el brazo religioso de la posmodernidad, el cual no consiste en otra cosa fuera de un sincretismo religioso. Por otra parte, podemos ver que se vive una espiritualidad cmoda, emocional y desconfiada.
Piedra, A. (2003) El rostro posmodernos del protestantismo latinoamericano, en Hacia dnde va el protestantismo?, Buenos Aires: Ed.. pp. 35-65.
Antonio Cruz nos ofrece un contraste entre la fe moderna y la fe posmoderna, nos presenta este contraste a manera de binomios: Intelectualizada-emocional, coherente-sincretista, triste-festiva, dogmtica-narrativa, sacrificial-cmoda, perseguida-tolerada, oficializada-desconfiada, comprometida-descomprometida, segura-prudente, poco orante-orante (1996:178). B. Los ideales en la posmodernidad. Hemos hablado del resquebrajamiento de los metarreelatos, los cueles tenan que ver con esos fundamentos y lneas de accin que conducan la vida de los seres humanos en la sociedad. En el espritu posmoderno la inmediatez viene a ocupar el lugar de aquello que poda llegar a recorrer toda la vida de una persona. Lo vemos de manera tangible en el compromiso que las personas tienen con ciertas causas, instituciones o grupos de personas, este compromiso de acorta ms y ms, lo vemos por ejemplo en el tiempo que una persona vive en cierta comunidad cristiana, se ha vuelto de moda la emigracin de los cristianos de una iglesia local a otra, y tambin lo vemos en el compromiso que la gente tiene con diferentes causas aunque stas se opongan unas con otras. El hombre actual, y particularmente la juventud, ha dejado de tener proyectos de vida que estn sustentados en ideales que les lleven a consumar un sueo. C. El psicologismo en la posmodernidad. El auge del sentimiento, lo cual tiene que ver con lo subjetivo. Hong nos habla del perfil psicolgico posmoderno, ofrecindonos algunas caractersticas del mismo. El ser humano posmoderno no tiene referentes, es decir, no est animado por cierta motivacin que le venga de alguna ideologa o pensamiento religioso, lo cual lo lleva a no tener compromiso con algo. El ser humano posmoderno es hedonista, busca la felicidad segn se le vaya presentando en el devenir de la vida. El ser humano posmoderno es un ser psicolgico, pero esta bsqueda solamente la hace para estar bien, la psicologa se ha convertido en una nueva religin. El ser humano posmoderno es un ser de la realidad virtual y el simulacro, no percibe la realidad total, sino imgenes segmentadas de la misma. La vida emocional ha cobrado relieve, y no es que las emociones no tengan un papel importante en la vida del hombre, sino el problema es que se ha polarizado este asunto y se han llevado a un punto extremo dndoles un papel fundante en la existencia del ser humano, cayendo en un psicologismo. D. tica y axiologa en la posmodernidad. Los principios ticos y los valores se han relativizado en la posmodernidad. Los principios y los valores para el comportamiento humano han dejado de ser los
mismos para las diferentes esferas en que nos movemos, y hemos creado un escenario de tres pistas, donde en cada una de ellas nos movemos segn convenga. Hoy se viven principios y valores utilitaristas, hedonistas, altruistas. La decadencia de los metarrelatos ha causado esta relatividad. Antonio Cruz nos da una lista de contrastes entre la modernidad y la posmodernidad en la cual vemos reflejado lo que en las lneas anteriores hemos dicho, el primer elemento del binomio corresponde a la modernidad y el segundo a la posmodernidad: feincreencia, sacralizacin-secularizacin, absoluto-relativo, objetividad-subjetividad, razn-sentimiento, tica-esttica, culpabilidad-aculpabilidad, pasado/futuropresente, historia-historias, unidad-diversidad, colectivismo-individualismo, progresismo-neoconservadurismo, inconformismo-conformismo, idealismorealismo, humanismo-antihumanismo, seguridad-pasotismo, fuerte-light, esfuerzo-placer, prometesmo-narcisismo, seriedad-humor, fundamentalsuperficial, intolerancia-tolerancia, formaildad-informalidad, necesario-accesorio (1996:100,101).
V. Aportes para el trabajo Pastoral en el contexto posmoderno. En este apartado no buscamos hacer frente desde el trabajo pastoral a cada una de las caractersticas de la posmodernidad apuntadas ms arriba (punto III), sino dicho frente hacerlo desde la espiritualidad cristiana. Por lo anterior, lo que aqu buscamos es ahondar en este tema y configurar una propuesta bblico-teolgica que nos ayude en nuestro quehacer pastoral a llevar a la iglesia a profundizar en la fe y en el seguimiento de Jesucristo en este contexto posmoderno en que la iglesia vive y buscar cumplir su misin. A. Auge de la espiritualidad cristiana. En el contexto posmoderno, la espiritualidad ha tomado un auge maysculo. Mucho se ha escrito y hablado acerca de la espiritualidad cristiana a lo largo de la historia del cristianismo. Se podra hacer una revisin histrica de los movimientos disidentes, revisar la historia dentro de la misma Iglesia Catlica Romana, de los movimientos de Reforma del siglo XVI y de los grupos de renovacin espiritual a lo largo de los ltimos siglos. De todos ellos podramos extraer una abundante riqueza espiritual para bregar en nuestra vida diaria. Sin embargo, como mencionaremos un poco ms adelante, mucha literatura se ha dejado ver en el ltimo decenio acerca del tema. A pesar de la gran herencia que como evanglicos bautistas tenemos en el movimiento anabautista del siglo XVI y XVII en cuanto a la espiritualidad cristiana
(Segura, 2002:26), hablar de espiritualidad cristiana es para muchos de nosotros un discurso que ha aparecido recientemente en el contexto de nuestras iglesias, esto sin olvidar que la misma Reforma Protestante fue un constante acto de oracin y de piedad. (Barth, 1978:9), sumando a lo anterior la fuerza transformadora de los movimientos de renovacin que se dieron dentro y fuera de la Iglesia Catlica.8 Cuando se revisa la literatura de dcadas recientes, encontramos que se han tenido que redefinir conceptos como espiritualidad y formacin espiritual, lo cual es una muestra de que dichos temas haban estado fuera de la vida y misin de la iglesia. A lo anterior, se suma que algunos autores hablan de volver a las races bblicas de la formacin espiritual, lo cual quiere decir que no solamente hablar de espiritualidad cristiana haba quedado fuera de los discursos teolgicos en las iglesias, sino que nos habamos desviado de la formacin de una espiritualidad bblica. El tema de la espiritualidad cristiana y de la formacin espiritual se ha posesionado como actor principal en las discusiones teolgicas, en las homilas dominicales y en los modelos de crecimiento de la iglesia, y esto en mucho por lo que ya hemos hablado de la proliferacin de la espiritualidad en el contexto posmoderno. El tema de la espiritualidad ha logrado tal auge, que ahora se empieza a conjugar con otros temas que han venido cobrando relevancia en el rea de cuidado pastoral, tal como salud emocional.9 Basta revisar el modelo curricular de algunos Centros de Educacin Teolgica (Seminarios y Universidades) para darnos cuenta de que la formacin espiritual ya no se deja a la responsabilidad del sujeto en formacin, sino que hay un proceso bien delineado por el cual los estudiantes pasan para su formacin espiritual. Con esto se busca rebasar la dicotoma que exista hasta unas dcadas recientes entre teologa y vida espiritual. Como seala Gustavo Gutirrez. La experiencia espiritual es el terreno en que hunde sus races una reflexin teolgica. (1996:50). Es la vivencia espiritual la que nos lleva a la reflexin teolgica, as lo leemos en Juan: Este es el discpulo que da testimonio de estas cosas, y las escribi (Juan 21:24); as tambin dice: Lo que ha sido desde el principio, lo que hemos odo, lo que hemos visto con nuestros propios ojos, lo que hemos contemplado, lo que hemos tocado con las manos, esto les anunciamos respecto al Verbo que es
8
Para este tema hay una gran cantidad de informacin en la Internet. Es enriquecedor la llamada Devotio Moderna, corriente espiritual que en la segunda mitad del siglo XIV brot en los pases bajos, por la obra de Gerardo Groote, corriente que se canaliz en la Asociacin de los Hermanos de la Vida Comn, de donde saldra Toms de Kempis. 9 Para esto vase el libro de Peter Scazzero, titulado Espiritualidad emocionalmente sana. Este autor ya haba publicado en 2005 un libro titulado una Iglesia emocionalmente sana. El peligro que ocurre es que un tema tan importante como es la espiritualidad cristiana o la formacin espiritual, caiga en una moda que en un futuro prximo se termine por abandonar. Recordemos que en aos recientes el tema de moda fue el propsito, conjugado con todo lo que se poda: Con iglesia, vida, matrimonio, jvenes, mujeres, etc.
vida. (1 Juan 1:1). La experiencia cristiana es previa a la reflexin de la teologa cristiana. Tambin en los modelos de crecimiento de la iglesia encontramos que la formacin espiritual es parte central de esas propuestas.10 B. Qu es la espiritualidad cristiana? Como ya mencionamos, muchos autores han definido y redefinido lo que es la espiritualidad cristiana. Sin embargo, en la literatura ms reciente algunos escritos sufren de metalenguaje al no definir de madera formal lo que en ellos se entiende por espiritualidad cristiana, sino que se empieza a dar por sentado la comprensin de sta. Probablemente eso se deba a la proliferacin que ha habido de literatura sobre el tema. Horacio Lona entiende por espiritualidad una forma concreta de existencia cristiana o, si se quiere, un estilo de vida cristiana. (2006:13). Esta definicin solamente hace referencia a las expresiones externas que son animadas por la vivencia interna de la persona o grupo de personas que las manifiestan. De esta manera, podemos hablar de una espiritualidad bautista, una espiritualidad dominica, una espiritualidad metodista, etc. estas espiritualidades pueden estar animadas por las tradiciones que estn detrs de cada grupo religioso, es por ello que debemos ser ms precisos y hablar de una espiritualidad bblica. De esta manera, siguiendo a Lona podemos decir que la espiritualidad bblica es todas aquellas concreciones de vida cristiana que se encuentran inspiradas por palabras de la Sagrada Escritura. (2006:14). Con esto no se deja de reconocer la injerencia que la tradicin de cada grupo de cristianos tiene en la espiritualidad que se viva, solamente se busca la radicalidad (raix = raz) de la espiritualidad cristiana, es decir, se tiene el anhelo de volver a las races, a la Palabra para que de ella emane la vida de todo creyente en Jesucristo. Bonhoeffer dice que Resulta natural en los periodos de renovacin eclesistica que la Sagrada escritura se nos vuelva mucho ms rica. (2004:9). En este sentido, las Escrituras abren la mente y el espritu de los lectores a una nueva bsqueda de sentido, pues estamos deseosos de una renovacin espiritual. La espiritualidad bblica pudiera entenderse en tres sentidos: 1) Como capacitacin en ciertas disciplinas espirituales, 2) como la formacin del aspecto espiritual del ser humano, 3) como la formacin del creyente por parte del Espritu Santo (entre otros agentes espirituales) (Willard, 2008:97,98). La formacin espiritual se refiere al proceso de dar forma a nuestro espritu y proporcionarle un carcter definido, es la formacin de nuestro espritu conforme al espritu de Cristo, mediante el trabajo
10
Para esto se puede revisar el modelo de la Iglesia Willow Creek que pastorea Hill Hylbels, el de la iglesia Grace Community que pastorea John MacArthur, el de la iglesia Saddleback Community que pastorea Rick Warren, el modelo del ministerio internacional Desarrollo Natural de Iglesias que dirige Chistian A. Schwarz.
del Espritu Santo, de esta manera el ser interior del individuo adquiere el carcter de Jess. C. Pero qu es el hombre que vive la espiritualidad cristiana? Sin pretender caer en un antropocentrismo del liberalismo teolgico que se vivi en el siglo XX por la influencia del existencialismo, quisiera destacar la importancia de la necesidad de una concepcin antropolgica clara para conocer las dimensiones en que se expresar la espiritualidad cristiana. Teniendo claro que el tiempo y espacio es limitado, solamente har algunas apreciaciones generales que sirvan a nuestro propsito. Se suele decir que la formacin espiritual consiste en la formacin del espritu del hombre, pero esto no ha sido sino una manera figurada de hablar, empleando la figura del lenguaje llamada sincdoque, en donde se habla de una parte para referirse al todo. Hablamos de formacin espiritual refirindonos a la formacin de la persona completa. Si nos acercamos a la concepcin antropolgica del apstol Pablo, encontramos que emplea cuatro trminos para darnos una visin del hombre: Carne (sarx). Espritu (pneuma), cuerpo (soma) y alma (psique).11 Cada uno de estos trminos hace referencia al hombre total, pero cada uno de ellos desde un cierto punto de vista, desde un ngulo. Omitiendo muchos detalles, la carne hace referencia al hombre apartado de Dios (2 Corintios 10:3); el espritu hace referencia al hombre en su relacin con Dios (Hechos 7:59); el cuerpo tiene en comn con la carne en que puede relacionarse con el pecado (Romanos 6:12,13a), pero tiene en comn con el espritu en que puede tener relacin con Dios (Romanos 6:13b); el cuerpo no es algo que la persona tiene, sino algo que la persona es.12 El alma hace referencia al hombre en su totalidad, a la persona (Hechos 2:41). Entonces cuando hablamos de formacin espiritual nos referimos a lo que del hombre puede tener plena relacin con Dios, en el entendido que los otros elementos participan y son transformados en este proceso de formacin. S hacemos una sntesis, podemos hablar de la triple relacin vital hombre: 1) Relacin con Dios, 2) Relacin con el prjimo, 3) Relacin con el mundo creado y cado. Podemos hablar de una cuarta relacin, que es 4) la relacin consigo mismo. Estas dimensiones nos permitirn comprender las implicaciones de la espiritualidad cristiana, pues es comn que cuando pensamos en espiritualidad pensamos en individuo, relacin personal con Dios, aislamiento, etc., esto ltimo est presente en la espiritualidad cristiana, pero sta es ms que eso.
11
Para este tema vanse la obra de Smith, H. (1972:7-22), de Scheffczyk, L. (1967:59-69) y de Gutirrez (1986:74-96). 12 Para esta idea vase Bultmann, R. (1981:246-250), en donde dice que: por medio de soma puede designarse al hombre, a la persona como totalidad.
D. El contexto en que se mueve el creyente para su formacin espiritual. La respuesta que proponemos a esta pregunta es: En el marco del reino de Dios. El hombre en proceso de formacin espiritual tiene como marco el reino de Dios. Mucho se ha dicho sobre la centralidad del reino de Dios en el mensaje de las Sagradas Escrituras para la espiritualidad cristiana. Aqu solamente nos toca mencionar algunas cosas respecto a la formacin espiritual. Ante el acercamiento del reino de Dios en la persona de Jesucristo, el hombre debe arrepentirse (Mateo 4:17). El reino de Dios consiste en hacer la voluntad del Padre en la tierra como se hace en el cielo, llamado a la obediencia (Mateo 6:10). La prioridad del reino de Dios en cuanto a cualquier otra cosa que el hombre pueda buscar (Mateo 6:33). El poder del reino de Dios sobre los demonios (Mateo 12:28). Al hombre se le han dado las llaves del reino de los cielos para que entre y disfrute (Mateo 16:19). El apstol Pablo dice: Porque el reino de Dios no es cuestin de palabras sino de poder. (1 Corintios 4:20); tambin ensea: Porque el reino de Dios no es cuestin de comidas o bebidas sino de justicia, paz y alegra en el Espritu Santo. (Romanos 14:17). El cristiano en proceso de formacin espiritual tiene la invitacin y promesas de Jess en cuanto a su reino para ser liberado de todo lo que le ata: arrepentimiento de pecado, poder hacer en la tierra lo que se hace en el cielo, la oferta de lo mejor como primera opcin a escoger, el triunfo ante las fuerzas enemigas, el poder disfrutar de todo lo que hay en ese reino para cultivar la vida espiritual, tener a su disposicin el poder mismo que actu en la resurreccin de Cristo Jess, poder vivir la justicia, la alegra y la paz en ese proceso formativo. Todo esto abre un mundo de dimensiones para el cultivo y la expresin de la espiritualidad cristiana. Sabemos que hablar de reino de Dios, a la luz de los pensadores posmodernos, es hablar de un metarrelato; este es el reto en el quehacer teolgico y pastoral en nuestro tiempo, hablar de lo absoluto en un contexto donde la relatividad ha tomado auge. Se nos presenta aqu tambin la cuestin de los valores, el reino de Dios nos habla de valores eternos, cuando en la posmodernidad los valores se han vuelto relativos; Nietzsche haba dicho: Han sido los hombres, y nadie ms que los hombres, los que han determinado qu es lo bueno y qu es lo malo. No lo recibieron, no lo descubrieron, no les vino de lo alto como si fuera una voz del cielo. Fue el hombre quien, para sobrevivir, empez a difundir valor a las cosas; l y slo l fue el que confiri sentido a las cosas. Por eso se llama hombre: es decir, el ser que mide y valora. (As habl Zaratustra: 83). E. El modelo para configurar nuestra espiritualidad cristiana. El hombre no solamente tiene en su estructura ontolgica los elementos necesarios para su formacin espiritual; ni solamente cuenta con un marco amplio,
como el reino de Dios, para saber todo lo que en l se le ofrece para su desarrollo espiritual, si no que cuenta con un Seor a quien seguir. Cristo Jess es el modelo del hombre nuevo (Efesios 4:22-24). Este hombre nuevo es la restauracin del primer Adn en la persona del segundo (1 Corintios 15:45). En Cristo Jess somos parte de la nueva creacin (Glatas 6:15; 2 Corintios 5:17). En Jesucristo es posible el hombre nuevo, pues la vida de ste est escondida con Cristo en Dios (Colosenses 3:3) (Barth, Ensayos Teolgicos: 1978:69-79). La espiritualidad es un caminar en libertad segn el Espritu de amor y de vida. Ese andar tiene su punto de partida en un encuentro con el Seor. (Gutirrez, 1996:9). Debemos considerar, y esto ser de importancia para la formacin espiritual, que este encuentro con el Seor no es un encuentro individual, sino en comunidad: hemos encontrado al Mesas (Juan 2:41). Los cristianos en proceso de formacin espiritual deben ser reconocidos como lo fueron los primeros discpulos, personas del Camino (Hechos 9:2). Jess dijo que l era el camino (Juan 14:6), la gente reconoci a sus discpulos como los del Camino (Hechos 22:4). En tres ocasiones se habla de este camino como: Camino de salvacin (Hechos 16:17), camino del Seor (Hechos 18:25), y camino de Dios (Hechos 18:26). Camino viene del vocablo griego hods, que bien puede ser traducido como manera de hacer algo. No hay espiritualidad sin seguimiento de Jess, no hay seguimiento sino es por el Camino. Si hemos de pensar en este Camino, entonces debemos conformarnos a la imagen de Jesucristo. Mente transformada: Creer lo que Jess crey; carcter transformado: vivir de la manera en que Jess vivi; relaciones transformadas: amar como Jess am; hbitos transformados: disciplinarse como Jess se disciplin; servicio transformado: ministrar como Jess ministr; influencia transformada: liderar como Jess lider (Hull, 2006:130-152). En la cultura posmoderna resalta una tica relativista, utilitarista, hedonista, entre otras cosas, en sta el espritu nietzscheano se deja ver. Sin embargo, por otra parte, la modernidad vena pujando con una tica del deber ser; Kant dice: La buena voluntad no es buena por lo que efecte o realice, no es buena por su adecuacin para alcanzar algn fin que nos hayamos propuesto; es buena slo por el querer, es decir, es buena en s misma. (1990:21); lo que en esto importaba eran esos principios a prior a los que se deba sujetar la tica. Una tercera lnea, y que bien podra ayudarnos en nuestro trabajo pastoral en el contexto posmoderno, es la que Dietrich Bonhoeffer nos ofrece desde la reflexin teolgica. Bonhoeffer, en medio de una tica kantiana del deber ser y una tica nietzscheana relativista, nos dice: El problema de la tica cristiana es la realizacin de la realidad de la revelacin de Dios en Cristo entre sus criaturas. (2000:43); es decir, despus de todo la tica consiste en la configuracin de la persona de Jesucristo en la vida de los creyentes. Es por ello que nuestro telogo dice: La tica como configuracin es posible solo en virtud de la presente figura de Jesucristo en su Iglesia. La
Iglesia es el lugar en el que se predica y acontece el proceso configurador de Jesucristo. (2000:84). La tica se da en una situacin concreta, tiempo y lugar (2000:289), pero es la realizacin de la revelacin divina; de esta manera lo absoluto y lo relativo se conjugan en el aspecto configurativo del Dios-Hombre en el hombre concreto. Ni la tica kantiana de la modernidad, ni la nietzscheana de la posmodernidad, salen triunfantes ante una tica teolgica anclada al mensaje de las Escrituras acerca de Jesucristo.
VI. El impulso desde adentro a vivir una espiritualidad genuina. Adems de que Dios nos ha provisto del modelo del hombre nuevo, nos ha dado de su Espritu Santo para que nos ensee cmo seguir a Jess, adems de acompaarnos en ese seguimiento. Hablar de la formacin espiritual, sin considerar al Espritu de Dios en ese proceso, sera tratar de bregar solos en una lucha que de antemano perderamos. Algunos de los nombres que el Espritu Santo recibe, nos hacen comprender el trabajo que l hace en el proceso de la formacin espiritual. Es Espritu de revelacin (Efesios 1:17), Espritu de sabidura (2 Timoteo 1:7), Espritu de poder (Efesios 3:20; Romanos 5:13), Espritu de gracia (Hebreos 10:29), Espritu de consolacin (Juan 14:26), Espritu de conocimiento (Isaas 11:2). Estas son algunas de las caractersticas del Espritu Santo que estn vinculadas a la formacin espiritual del creyente. Gutirrez dice que Si el ser humano puede ser calificado de espiritual ello se debe a l a accin y presencia del poder de Dios, del Espritu en lo ms profundo en cada uno de nosotros. ustedes no viven segn la naturaleza pecaminosa, sino segn el Espritu (Romanos 8:9) (1996:87)
VII. Espiritualidad y comunidad cristina. La modernidad, y sumado a ella el espritu capitalista, nos ha llevado a un individualismo aterrador. Mucho de nuestro andar lo hacemos solos, y ms an, lo hacemos entrando en competencia con los otros. Hablamos ms de individuo que de persona. Bonhoeffer dice que: Todo concepto de comunidad est relacionado esencialmente con un concepto de persona. (1969:23). Arriba hemos hablado de la concepcin antropolgica que privilegiamos, la cual se caracteriza por esa triple relacin vital de la cual hablamos y consideramos que no dejamos a la persona en un aislamiento insalvable, sino que est en relacin con Dios y su
prjimo.13 El proyecto salvfico de Dios fue a travs de un pueblo, primero por medio de Israel y posteriormente por medio de la Iglesia, el nuevo Israel. A lo largo de la Biblia observamos que la formacin de un pueblo, de una comunidad, viene a ser como un postulado metodolgico de la obra de Dios en el mundo. (Lederach, 1993:91). Cuando Jess comenz su ministerio lo hizo llamando a sus discpulos para formar una pequea comunidad de creyentes. Encontramos que Jess llam a dos de sus discpulos: Mientras caminaba junto al mar de Galilea, Jess vio a dos hermanos Pedro y el otro Andrs Vengan, sganme Ms a delante vio a otros dos hermanos Jacobo y Juan Jess los llam. (Mateo 4:1821). Dice Juan: Cuando los dos discpulos le oyeron decir esto, siguieron a Jess. (Juan 1:37). A Jess se le sigue acompaado por otros, y la unin con esos otros la conforma Jess llamndonos a ser uno (Juan 17:11). Jess nos llama para estar juntos y crecer juntos para acompaarnos en nuestro peregrinar (Hechos 2:41-47). El individualismo es algo desconocido en el proyecto de Dios. Dios nos hizo personas para estar juntas, entendiendo que en donde hay un yo hay un t que son superados por el nosotros. La convivencia de esta comunidad se caracteriza por el fruto del Espritu y se edifica mediante los dones de gracia (Glatas 5:22,23; Romanos 12:3,8). (Driver, 1998:X)14 Para el desarrollo de la espiritualidad cristiana contamos con nuestros hermanos y hermanas en la fe de Jesucristo, la comunin con ellos contribuye al crecimiento en nuestra relacin con Jesucristo.
VII. Conclusiones: En ningn sentido la Iglesia ha de sentirse amenazada y temerosa al saberse rodeada del espritu posmoderno. Si revisamos la historia de la Iglesia nos damos cuenta que, si bien es cierto que en muchos momentos abri sus puertas para dar entrada al espritu de la poca, en la fuerza del Espritu del Seor, pudo mantenerse de pie ante las amenazas que la rodeaban. La Iglesia no solamente no debe no sentirse amenazada, sino debe saber que en el Seor hay vientos a su favor en medo de esta cultura posmoderna. En todo esto el trabajo pastoral es fundamental, se nos ha encargado el cuidado de las ovejas (1 Pedro 5:1-4).
13
Una propuesta para la espiritualidad cristiana en la comunidad de creyentes que puede ser usada en nuestras iglesias, es la que presenta Dietrich Bonhoeffer en su obra Vida en comunidad. Otra obra, pero de tinte ms individualista que puede contribuir a la formacin espiritual es la de Henry, M., El secreto de la comunin con Dios. Estas dos obras clsicas pueden ser un buen comienzo para la formacin espiritual de todo creyente. 14 Para un estudio sobre la iglesia desde la perspectiva anabautista, vase la obra del mismo autor llamada: Imgenes de una iglesia en misin (Hacia una eclesiologa transformadora).
BIBLIOGRAFA Agustn, de Hipona (1992) La ciudad de Dios, Mxico: Ed. Porra. ________________ (1991) Confesiones, Mxico: Ed. Porra. Bacon, Francisco (1991) Novum Organum, Mxico: Ed. Porra. Barth, K. (1978) La oracin, Argentina: Ed. La Aurora. _______ (1978). Ensayos teolgicos. (La realidad del hombre nuevo), Barcelona: Ed. Herder. Bonhoeffer, D. (1969) Sociologa de la iglesia (Sanctorum Comunio), Salamanca: Ed. Sgueme. ____________ (1996) Vida en comunidad, Buenos Aires: Ed. La Aurora. ____________ (2000) tica, Madrid: Ed. Trotta. ____________ (2004) El precio de la gracia. (El seguimiento de Jess), Salamanca: Ed. Sgueme. Bultmann, R. (1981) Teologa del Nuevo Testamento, Salamanca: Ed. Sgueme. Cox, Harvey (1985) La religin en la ciudad secular (Hacia una teologa postmoderna), Espaa: Ed. Sal Terrae. Cruz, Antonio (1996) Postmodernidad, Espaa: Ed. CLIE. Descartes, Ren (1992) Discurso del mtodo, Mxico: Ed. Porra. Driver, J. (1998) Contracorriente (Ensayo sobre eclesiologa radical) ColombiaGuatemala: Ed. Clara-Semilla. ________ ( ) Imgenes de una iglesia en misin (Hacia una eclesiologa transformadora), Guatemala: Ed. Clara-Semilla. Gonzlez, Justo L. (2011) Retos y oportunidades para la Iglesia de hoy (Recursos en la historia de la iglesia para una iglesia posmoderna), Colombia: Ed. Mundo Hispano. Gutirrez, G. (1996). Beber en su propio gozo. (El itinerario espiritual de un pueblo), Salamanca: Ed. Sgueme.
Henry, M. (2002). El secreto de la comunin con Dios, Grand Rapids: Ed. Portavoz Hong, in Sik (2001) Una iglesia posmoderna?, Buenos Aires: Ed. Kairos. Hong, In Sik, y otros (2001) tica y religiosidad en tiempos posmodernos, Buenos Aires: Ed. Kairos. Hull, B. (2006) The complete book of discipleship, EUA: Ed. Navpress. Kant, Emmanuel (1990) Fundamentacin de la metafsica de las costumbres, Mxico: Ed. Porra. Lederach, J.P. (1993) Seguir a Jess (El camino de la tica cristiana), Mxico: Ed Kyrios. Lona, H. (2006) Qu es la espiritualidad bblica?, Buenos aires: Ed. Claretiana. Lutero, Martn (1988) Escritos reformistas de 1520, Mxico: Ed. SEP. Lyotard, Jean-Francois (2004) La condicin posmoderna, Espaa: Ed. Ctedra Nietzsche, Friedrich (1993) El ocaso de los dolos, Espaa: Ed. Mateos. ________________ (1993) El Anticristo, Espaa: Ed. Mateos. ________________ (1993) As habl Zaratustra, Espaa: Ed. Mateos. Piedra, A. (2003) Hacia dnde va el protestantismo?, Buenos Aires: Ed. Kairos. Scazzero, Peter (2008) Espiritualidad emocionalmente sana, EUA: Ed. Vida. Scheffczyk, L. (1967). El hombre actual ante la imagen bblica del hombre , Barcelona: Ed. Herder. Schopenhauer, Arturo (1983) El mundo como voluntad y representacin, Mxico: Ed. Porra. Segura C., H. (2002) Hacia una espiritualidad evanglica comprometida , Buenos Aires: Ed. Kairos. Smith, H. (1972) El hombre: una perspectiva bblica, Buenos Aires: Ed. Certeza. Willard, D. (2008) La gran omisin. (Volviendo a las enseanzas esenciales de Jess sobre el discipulado). EUA: Ed. Vida.