La Obediencia y Desobediencia de La Ley: Dworkin, Habermas y La Desobediencia Civil
La Obediencia y Desobediencia de La Ley: Dworkin, Habermas y La Desobediencia Civil
La Obediencia y Desobediencia de La Ley: Dworkin, Habermas y La Desobediencia Civil
JUAN CARLOS RAMREZ ORTIZ* Introduccin ............................................................................................................. 983 I. La obediencia y desobediencia de la ley ............................................................. 985 A. La ley como concepto................................................................................... 985 B. Las etapas de la ley: legitimidad, creacin e interpretacin ..................... 988 II. La desobediencia civil ......................................................................................... 993 A. La desobediencia civil como concepto ....................................................... 993 B. Desobediencia civil: ciudadano y Estado.................................................... 995 C. Derecho y Estado: es el desobediente civil un delincuente? .................. 996 D. Los casos de protesta en la Universidad de Puerto Rico y el movimiento Occupy: desobedientes civiles? .......................................... 1000 Conclusin ............................................................................................................... 1002
Las leyes son como las telas de araa, a travs de las cuales pasan libremente las moscas grandes y quedan enredadas las pequeas. 1 -Honor de Balzac
I N TR O D U C CI N
TRAVS DE LOS SIGLOS, EL TEMA DE OBEDECER O NO LA LEY HA ESTADO plagado de diversos argumentos. Algunos plantean que las leyes son la base del orden social y que, aunque no se est de acuerdo con estas, se deben respetar, pues no hacerlo dara paso a un caos social que terminara en una anarqua. El doctor Martin Luther King fue un fiel creyente de esta idea, segn expres en una de sus famosas cartas desde prisin:
* Estudiante de tercer ao en la Escuela de Derecho de la Universidad de Puerto Rico; B.A. con concentracin en Ciencias Polticas, Universidad de Puerto Rico, Recinto de Ro Piedras, 2010; Editor Titular en el Volumen 82 de la Revista Jurdica de la Universidad de Puerto Rico. 1 Para esta y otras citas de Honor de Balzac vase SAM MAJDI, THE WISDOM OF THE GREAT 234 (2012).
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Sometimes a law is just on its face and unjust in its application. For instance, I have been arrested on a charge of parading without a permit. Now, there is nothing wrong in having an ordinance which requires a permit for a parade. But such an ordinance becomes unjust when it is used to maintain segregation and to deny citizens the First-Amendment privilege of peaceful assembly and protest. [I] hope you are able to see the distinction I am trying to point out. In no sense do I advocate evading or defying the law, as would the rabid segregationist. That would lead to anarchy. One who breaks an unjust law must do so openly, lovingly, and with a willingness to accept the penalty. I submit that an individual who breaks a law that conscience tells him is unjust, and who willingly accepts the penalty of imprisonment in order to arouse the conscience of the community over 2 its injustice, is in reality expressing the highest respect for law .
Otros entienden que el mero hecho de que una norma tenga el carcter de ley, no legitima automticamente a la misma y, por ende, no debe ser reconocida por los ciudadanos.3 El debate entre lo justo o injusto de una ley y el deber de su cumplimiento ha sido uno diverso y bien argumentado dentro del campo de la filosofa del Derecho y la filosofa poltica. El debate histrico de este tema plantea, como eje central, si el hecho de que una ley sea aprobada por los entes gubernamentales pertinentes hace que esta se presuma justa y si los ciudadanos tienen el deber, sin ms, de obedecerla. Algunos tericos entienden que existe una obligacin prima facie de obedecer la ley. 4 Sin embargo, esta obligacin o deber de obedecer la ley sucumbe cuando la ley plantea una injusticia y el ciudadano se ve impedido de cumplirla. Ante esto, es importante que la ley goce de legitimidad para que as los ciudadanos puedan cumplir con su obligacin de obedecer la ley. Es menester destacar que esa obligacin de obedecer la ley es incurrida por los actos voluntarios del ciudadano y no puede ser impuesta irrazonablemente. 5 De esta forma, el debate de seguir o no la ley gana gran relevancia cuando el Estado aprueba leyes que de su faz resultan injustas y violentan aquellos valores que menan de la conciencia de los ciudadanos. Un extenso debate de esto se dio durante los juicios de Nuremberg, en donde se enjuiciaba a oficiales del gobierno nazi por crmenes contra la humanidad al haber asesinado millones de personas. Muchos de estos oficiales levantaban defensas aduciendo a que solo cumplan con su deber se seguir la ley. 6
2 MARTIN LUTHER KING, JR., WHY WE CANT WAIT 71-72 (Penguin Books 2000) (1963) (nfasis suplido). 3 Vase JOSEPH RAZ, ETHICS IN THE PUBLIC DOMAIN: ESSAYS IN THE M ORALITY OF LAW AND POLITICS (1996), para un anlisis completo sobre la legitimidad de la ley y el deber de cumplirla. 4 Vase J.L. Mackie, Obligations to Obey the Law, 67 VA. L. REV. 143 (1981). Vase tambin M.B.E. Smith, Is there a Prima Facie Obligation to Obey the Law? 82 YALE L. J. 950 (1973). 5 JOHN RAWLS, A THEORY OF JUSTICE 108 (1971). 6 Vase Hans Leonhardt, The Nuremberg Trial: A Legal Analysis, 11 REV. POL. 449 (1949), para una discusin sobre los juicios de Nuremberg.
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As pues, intentar desmenuzar el concepto de la ley y plantear lo justo o injusto de la aplicacin de la misma. De igual forma, pretender presentar cmo la desobediencia civil puede ser el mecanismo ms efectivo que tienen los ciudadanos para enfrentarse a las leyes que perciben como injustas. El anlisis de este escrito parte desde los marcos tericos tanto de Jrgen Habermas como de Ronald Dworkin y enfrenta algunos de los argumentos ms fuertes en contraposicin a los de estos. Utilizar como ejemplos para la aplicacin de la teora que expondr dos eventos contemporneos: el del movimiento Occupy en Nueva York y la protesta estudiantil en la Universidad de Puerto Rico en el ao 2010.
I . L A O B E D I EN C IA Y D E S O B ED I E NC IA D E L A L E Y
A. La ley como concepto La base de cualquier ordenamiento jurdico radica en la obediencia de los ciudadanos a las leyes que promulga el Estado. Es pertinente hacer un breve anlisis de qu es la ley y por qu es la base para mantener el control de cualquier sistema de gobierno. La ley puede ser definida de diversas maneras. Segn el diccionario de la Real Academia Espaola (RAE), la palabra ley tiene ms de doce definiciones,7 lo que es demostrativo de que es imposible dar una definicin universal y concreta de lo que significa este concepto. Para propsitos de este trabajo, utilizar una de las definiciones que provee la RAE para esta palabra, la misma es: precepto dictado por la autoridad comp etente, en que se manda o prohbe algo en consonancia con la justicia y para el bien de los gobernados. 8 Partiendo de esa definicin, es evidente que la ley se asocia estrechamente con la concepcin de la justicia y se entiende que es creada para nuestro bienestar. Desde esa perspectiva, ninguna persona razonable podra oponerse o cuestionar alguna ley que prohba asesinar, violar o robar, pues estas son conductas que desaprobamos como sociedad y por ello validamos, respetamos y creemos como justas las leyes que las prohben. Pero, qu sucede cuando esas autoridades competentes - a las que hace alusin la definicin antes expuesta - aprueban y hacen cumplir leyes que creemos injustas? Debemos obedecer estas leyes por el hecho de que sean leyes? El anlisis del terico estadounidense, Ronald Dworkin, sobre el concepto de la ley es atinado para esta discusin. Dworkin critica que - partiendo desde una visin positivista9 - la ley es una norma que significa solo lo que las instituciones legales, tales como las legislaturas y las cortes, han decidido que sea y no necesa-
7 II DICCIONARIO DE LA REAL ACADEMIA ESPAOLA 1371 (22da. ed. 2001). 8 Id. 9 El positivismo es una corriente de pensamiento jurdico que rechaza toda relacin conceptual entre el Derecho y la moral. La tesis principal de esta lnea de pensamiento es que una norma jurdica no tiene condicionada su existencia a su moralidad. Vase Reginald Parker, Legal Positivism, 32 NOTRE DAME L. REV. 31 (1956), para una discusin sobre el positivismo legal.
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riamente lo que es ms justo para la sociedad.10 Para Dworkin, la ley debe ser interpretada ampliamente utilizando todos los elementos apropiados para aplicarla de la manera ms justa posible. As, entiende que cuando los jueces van a interpretar las leyes, estos estn limitados por la misma, es decir, no hay ley fuera del campo del Derecho. Por lo que, segn el terico, esto significa que los jueces deben limitarse a decidir, no por sus propias creencias morales y polticas, sino a base de los derechos de los litigantes. 11 Para entender los procesos por los que pasa la ley, debemos dividir la misma en dos etapas: la poltica y la judicial. La etapa poltica de la ley es cuando las ramas ejecutivas y legislativas partiendo de que nos encontramos ante un sistema republicano de gobierno - deciden crear, aprobar y ejecutar. Las llamadas ramas polticas, dentro del orden democrtico, comnmente se someten a procesos electorales en los cuales, a travs de una campaa publicitaria, promueven unas ideas que son avaladas o rechazadas por los ciudadanos. Los que resultan triunfantes, por lo general, entienden que los ciudadanos han avalado sus ideas y se disponen a ejecutarlas por medio de la creacin de leyes. Es ah donde la ley se enfrenta a su etapa poltica, donde no necesariamente se evala lo justo de la norma sino el valor poltico y el uso prctico de la misma. Una vez esa agenda de las ramas polticas es convertida en ley, pasa a la etapa judicial. Es en esta etapa en la que la ley debe ser interpretada y se debe aquilatar lo justo o injusto de la misma. Es precisamente cuando la ley se encuentra en la etapa judicial que Dworkin insta a los jueces a que no funjan como meros legisladores suplentes que adelanten sus propias concepciones polticas y morales al momento de interpretarla.12 A pesar de esto, Dworkin no est ajeno a la realidad prctica y reconoce que a los jueces, como figuras que emanan de un proceso poltico-ideolgico, les resulta dificultoso interpretar las leyes sin que medie su propia concepcin moral y poltica.13 Sin embargo, hay dos razones primordiales por las que Dworkin entiende que los jueces no deben actuar como legisladores. Primero, cuando los jueces actan como legisladores ofenden el ideal democrtico que una comunidad debe tener respecto a que los autores de las leyes deben responder al electorado. Debido a que el juez no es una figura electa por los ciudadanos, este no debe someter a la legislatura, que representa a la ciudadana, a su voluntad de manera arbitraria. Segundo, si el juez crea una nueva ley la parte afectada ser castigada, no por haber violado algn deber jurdico previamente establecido, sino porque el juez ha creado un nuevo deber jurdico, cuya parte desfavorecida no tena forma o manera alguna de saber que deba cumplir.14 De lo anterior podemos inferir que, segn Dworkin, cuando un juez acta como una especie de legislador, para adelantar perspectivas individuales,
10 11 12 13 14 RONALD DWORKIN, LAWS EMPIRE 7 (1986). LLOYDS INTRODUCTION TO JURISPRUDENCE 1391 (M.D.A. Freeman ed., 7ma. ed. 2001). Ronald Dworkin, Law as Interpretation, 60 TEX. L. REV. 527 (1982). Id. LLOYDS INTRODUCTION TO JURISPRUDENCE, supra nota 11, en la pg. 1392.
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morales o polticas, comete un gran acto de injusticia y acta de forma antidemocrtica. Por esto, cuando la ley se enfrenta al proceso judicial, debe ser evaluada ampliamente y la solucin ms justa debe emanar del propio campo del Derecho, evitando adelantar agendas por medio de la creacin de nueva legislacin a travs de decisiones judiciales. 15 Por otro lado, el terico alemn, Jrgen Habermas, define la ley como un medio de integracin social dentro de la sociedad moderna, que a su vez funciona como el poder que posee el Estado para extraer la obediencia de sus sbditos.16 Habermas entiende que el poder por s solo no puede garantizar la legitimidad de un gobierno en una sociedad moderna, por lo que la ley busca la validacin del Estado a travs del consentimiento de los ciudadanos. 17 Para el terico alemn, la ley est caracterizada por una tensin interna entre hechos y normas, y el proceso para legitimarla se genera a travs de un procedimiento al que denomina opinin pblica.18 La opinin pblica tiene un rol importante sobre lo que es la ley, ya que este concepto genera lo que se cataloga como la influencia. La influencia se transforma en el poder de comunicacin, el cual se ejerce a travs de los procesos electorales.19 Ese poder de comunicacin, posteriormente, se transforma en el poder administrativo, que se ejerce a travs de legislacin. Esa influencia que se da a travs del poder de comunicacin, da a la ley su legitimidad y, por ende, provee al Estado su fuerza vinculante.20 Esto significa que para Habermas existe un proceso de legitimacin de la ley que comienza por lo que denomina como opinin pblica, proceso que expresa el sentir de los ciudadanos respecto a algn rea de gobierno. Luego, ese sentir ciudadano se ejerce a travs de los procesos electorales en donde los ciudadanos escogen a aquellos que representan su sentir. Por ltimo, los seleccionados a gobernar legislan conforme a lo que los ciudadanos hayan validado en el proceso electoral. De esa manera es que, segn Habermas, la ley puede ser legitimada. Dentro de un sistema democrtico de gobierno, la ley debe ser vista como un instrumento que adelante una agenda, la cual debe culminar en el beneficio de los ciudadanos. El concepto de la ley es aquello que forma al Estado de derecho y, a su vez, regula las relaciones de los ciudadanos entre s y con el Estado mismo. Es fundamental para el sostenimiento del Estado y el orden social que la ciudadana perciba que el proceso de aprobacin e interpretacin de las leyes, as como las leyes mismas, son legtimas. Es en esta etapa del proceso que surge la vital importancia de la legitimidad de la ley.
15 Dworkin, supra nota 12. 16 Vase JRGEN HABERMAS, BETWEEN FACTS AND NORMS (1996), para un anlisis completo del concepto de la ley. 17 Id. 18 HABERMAS, supra nota 16, en la pg. 151. 19 Id. en la pg. 38. 20 Id.
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B. Las etapas de la ley: legitimidad, creacin e interpretacin Dentro de la teora poltica, la legitimidad es un concepto que significa el reconocimiento que dan los ciudadanos a los gobernantes para estos ejercer su poder.21 La legitimidad tiene gran importancia ya que si los ciudadanos no legitiman a sus gobernantes, estos carecern de reconocimiento y, por ende, no se les respetar el poder que ostentan. Tericos polticos como Thomas Hobbes han planteado que la falta de un gobierno legtimo desemboca en una guerra de todos contra todos, por lo que es necesario que los ciudadanos legitimen al ente que habr de gobernarlos.22 El concepto de legitimacin tambin es utilizado dentro del campo del Derecho. La legitimidad dentro del Derecho es el reconocimiento y respeto que dan los ciudadanos a las leyes aprobadas por los gobernantes. 23 Ese reconocimiento y respeto se da cuando los ciudadanos obedecen y hacen que se cumpla la ley. La ley carecer de legitimidad cuando los ciudadanos se nieguen a cumplirla y aunque de jure la ley ser vlida, de facto los ciudadanos la considerarn injusta y, en ltima instancia, optarn por desobedecerla. Habermas plantea que la legitimidad de la ley es independiente de su implementacin. Sin embargo, entiende que la validez o su cumplimiento varan dependiendo de la creencia de legitimidad que tengan respecto a ella los ciudadanos. Para el terico alemn, mientras menos legitimidad tenga un ordenamiento legal, mayor ser la influencia que dentro del proceso tengan otros factores, como la intimidacin, para hacerla cumplir.24 Habermas entiende que el elemento esencial para que se legitime una ley es que se invite al gobernado a seguirla, significando esto que el ordenamiento legal siempre debe hacer posible que la obediencia de la ley por parte de los ciudadanos surja del respeto que le inspira la misma. Por ello, el ordenamiento legal no solo debe garantizar que los derechos de cada persona sean reconocidos por todos los dems ciudadanos, sino que el reconocimiento recproco de cada derecho debe basarse en las leyes que son legtimas, siempre y cuando estas garanticen iguales libertades a cada uno para que as, la libertad de unos pueda coexistir con la libertad de los otros. 25 Es evidente que la legitimacin de una ley va ligada directamente al concepto de libertad de los ciudadanos. Cuando los ciudadanos entienden que el Estado les priva de su libertad sin una razn objetiva o que restringe sus derechos para proteger los intereses de unos grupos en particular, estos restan legitimidad a esa ley. En el momento en que los ciudadanos resten legitimidad a una ley, es ah
21 Vase Ral L. Cotto Serrano, El estudio de la historia de la teora poltica, http://cottoserran o.com/media/f233bc6fccba2dcfffff8096ffffe415.pdf. Vase tambin Wojciech Sadurski, Laws Legitimacy and Democracy -Plus, 26 O.J.L.S. 377 (2006). 22 Para ms sobre esta teora del estado, vase THOMAS HOBBES, LEVIATN: O LA MATERIA, FORMA Y PODER DE UNA REPUBLICA, ECLESISTICA Y CIVIL (Sarpe 1983) (1651). 23 Vase Sadurski, supra nota 21, para un anlisis abarcador sobre el concepto de legitimidad. 24 HABERMAS, supra nota 16, en la pg. 30. 25 Id. en la pg. 32.
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que comienza la interrogante de si se debe o no obedecer la misma. Para atender este problema Dworkin se hace las siguientes preguntas: tienen los ciudadanos una obligacin moral solo en virtud de la ley? El mero hecho de que una legislatura haya aprobado una ley da al ciudadano una razn prctica y moral para obedecerla? Es esa razn moral la misma para esos ciudadanos que desaprueban la legislacin o piensan que es incorrecta en principio? Dworkin establece que si los ciudadanos no tienen una obligacin moral de seguir la ley, entonces la necesidad del Estado para la coercin se socava grandemente. 26 Por otro lado, existe el problema de cuando el Estado legtimamente entiende que una ley debe hacerse cumplir porque es esencialmente justa. Para demostrar esto, se puede utilizar como ejemplo las repercusiones del caso Brown v. Board of Education.27 En ese caso, luego de la determinacin del Tribunal Supremo de Estados Unidos, el estado de Arkansas rechaz obedecer lo que se haba determinado que era la nueva ley del pas. El gobernador de Arkansas, Orval Faubus, rehus aceptar la integracin racial de negros y blancos en las escuelas pblicas y envi a la Guardia Nacional de Arkansas para evitar que los estudiantes negros entraran a las escuelas. 28 La consecuencia de ello fue que, tanto el gobernador como los ciudadanos de Arkansas, no reconocieron la nueva norma jurdica como legtima. Para propsitos de este anlisis se debe dejar a un lado lo vlido o invlido de los fundamentos racistas que tenan para violar la norma; lo esencial es que estas personas entendan que la integracin racial iba en contra de sus valores morales y de lo que dictaba su conciencia. En este caso, el Estado tuvo que utilizar su poder coercitivo y oblig a los desobedientes a cumplir la ley. 29 Esto nos crea un nuevo dilema: cundo es justo que el Estado utilice su poder coercitivo y cundo no lo es? Segn Dworkin, estos problemas si el Estado es moralmente legtimo, en el sentido de que est justificado en el uso de la fuerza en contra de los ciudadanos y de si las decisiones del Estado imponen una obligacin genuina a los ciudadanos no son idnticos. 30 El Estado podra tener buenas razones, en ciertas circunstancias, para coaccionar a esos que no sienten el deber de cumplir la ley. Pero ninguna poltica de mantener vigente una ley a travs de un garrote de hierro podra justificarse si la ley no fuera una fuente de obligaciones genuinas. Un Estado es legtimo si su prctica y estructura constitucional son de tal magnitud que sus ciudadanos tienen una obligacin general de obedecer las decisiones polticas que les imponen deberes.31
26 DWORKIN, supra nota 10, en la pg. 191. 27 Brown v. Board of Education, 347 U.S. 483 (1954). 28 Vase ROY REED, FAUBUS: THE LIFE AND TIMES OF AN AMERICAN PRODIGAL (1997). 29 Vase Ronald Smothers, At Little Rock, 30 Years Later: Starting Over , N.Y. TIMES, 27 de septiembre de 1987, http://www.nytimes.com/1987/09/27/us/at-little-rock-30-years-later-startingover.html?src=pm. 30 DWORKIN, supra nota 10, en la pg. 191. 31 Id.
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Dworkin entiende que lo fundamental en saber si un Estado debe usar su poder coercitivo para obligar al cumplimiento de una ley es si la ciudadana percibe como legtimo su orden constitucional. Si del orden constitucional, legitimado por la ciudadana, surge la obligacin del ciudadano a cumplir las leyes y del Estado a ponerlas en vigor, entonces implcitamente hay un deber de hacer cumplir las mismas. A mi juicio, esto no quiere decir que el ciudadano deba atenerse a la voluntad del Estado cuando este decida utilizar su poder coercitivo para hacer cumplir una ley cuya legitimidad es cuestionada. Es el ciudadano, como protagonista del Estado democrtico, quien debe enfrentar la injusticia del Estado manifestada en una ley o en cualquier otra forma. Claro est, hay situaciones, como las del caso Brown, en que el Estado est legitimado a hacer cumplir una ley porque entiende que la misma emana del orden constitucional. En esos casos, el Estado tiene el deber de hacer cumplir esa ley. Para que el ciudadano pueda hacer el anlisis pertinente de una ley, es esencial que este la entienda. Dworkin nos esboza que una manera para poder entender la ley es si la pensamos dentro del contexto de nuestra propia cultura.32 En la cultura occidental, la ley no significa la imposicin de quien tenga el poder fsico para hacerla cumplir. El monopolio del poder para coaccionar a los ciudadanos por parte del Estado en otras palabras, el poder de hacer cumplir la ley no se encuentra en la fuerza fsica, sino en la autoridad moral. Dicha autoridad para hacer la ley es la principal caracterstica de lo que el autor denomina como una comunidad especial. Esa comunidad es una que acepta la integridad como una virtud poltica y es, precisamente, esa integridad la que crear un deber moral en los ciudadanos para obedecer la ley. El concepto de integridad no significa equidad o justicia; las personas obedecen las leyes que piensan son injustas o desiguales, siempre que entiendan que las mismas estn permeadas de integridad.33 La integridad surge del proceso en el cual se crea la ley. Si el proceso de creacin es ntegro y legtimo, as se percibir la ley. Dworkin presenta dos principios de integridad poltica que brindan legitimidad a la ley:
(a) Principio Legislativo: los hacedores de la ley deben intentar que stas sean moralmente coherentes. La integridad poltica requiere, al legislador que haga las leyes, mantener en los principios establecidos dentro del ordenamiento legal. Esto es esencialmente un argumento sobre consistencia en la creacin de la ley. (b) Principio adjudicativo: los jueces deben observar la ley coherentemente. El deber de los jueces para mantener coherencia significa que stos deben decidir de manera creativa y no mecnica. La ley debe interpretarse utilizando diversos elementos dentro del campo del Derecho y dejar afuera las creencias morales o polticas particulares de un juez. Dworkin compara a los jueces con novelistas cuyo deber es continuar una historia previa mediante la
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interpretacin de captulos anteriores, esto mientras intentan hacer la me34 jor novela posible.
El proceso de legitimar la ley debe ser uno de amplia participacin en el que el ciudadano sienta que la ley es representativa de su voluntad y est hecha para alcanzar un bien comn dentro de la sociedad. Cuando la ley se encuentra dentro de la etapa poltica, el ciudadano tiene el deber de ser proactivo y participar del proceso para evitar o alentar su aprobacin. Lo esencial ser que el ciudadano perciba que se le brindaron todas las oportunidades de participacin durante el proceso de aprobacin de la ley. Suscribo la idea de Dworkin de que la legitimidad emana del proceso y que si el ciudadano percibe que el proceso fue justo, aunque no est de acuerdo con la ley, la respetar. Sin embargo, si el Estado decide aprobar una ley sin brindar al ciudadano la oportunidad de formar parte del proceso, automticamente la deslegitima. Una vez la ley sale del proceso poltico y entra al judicial, el ciudadano carece de influencia y participacin. En ese proceso son los jueces, con el insumo de los abogados, quienes tienen a su merced decidir lo que dice o no una ley. Es aqu donde me parece que, adems de los elementos adjudicativos que plantea Dworkin,35 se debe utilizar un concepto al que denomino como consenso social. El consenso social significa que los jueces no deben decidir conforme a un ideal moral, religioso o poltico particular, sino a base de aquellas ideas aprobadas por la sociedad en general. Para explicar el concepto del consenso social, me parece til el ejemplo del caso Pueblo v. Flores.36 En Flores, el Tribunal Supremo de Puerto Rico decidi que la ley contra la violencia domstica no cobija a mujeres que se encuentren en relaciones adlteras. 37 Los jueces mayoritarios decidieron claramente adelantar una agenda ideolgica y no resolvieron el caso a base del principio fundamental del Derecho: la justicia. El Tribunal entendi que el caso era una excelente oportunidad para enviar un mensaje claro a la sociedad: no se proteger a personas que lesionen la fibra moral en que cree la mayora ideolgica del Tribunal. Para resolver de manera justa y utilizando el concepto de consenso social que propongo, los jueces simplemente deben ir a la realidad social y observar qu interpretacin protege a la mayor cantidad de ciudadanos. En el caso utilizado como ejemplo, se debi pensar que el adulterio es una conducta personal que afecta nicamente a los envueltos en esa relacin, mientras que la violencia afecta a la sociedad en pleno. El Tribunal Supremo debi resolver este caso haciendo la ley ms amplia para as proteger a la mayor cantidad de personas. El uso del consenso social hubiese llevado a los jueces a deter-
34 Id. (traduccin suplida). 35 Vase DWORKIN, supra nota 10, para ms informacin sobre los elementos que utiliza este autor respecto a cmo debera ser el mtodo adjudicativo de los jueces. 36 Pueblo v. Flores, 181 DPR 225 (2011). 37 Ley de Prevencin e Intervencin con la Violencia Domstica, Ley Nm. 54 del 15 de agosto de 1989, 8 LPRA 601 (2010).
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minar que el Estado tiene que proteger a las vctimas de violencia domstica sin juzgar la validez moral de su relacin porque eso era lo justo.38 Sin embargo, los jueces idearon que lo ms importante era enviar un mensaje moral a la sociedad y no buscar la justicia dentro del campo del Derecho y de la ley. Al hacer esto, no solo pierde legitimidad ante la ciudadana la valiosa ley que protege en contra de la violencia domstica, sino que tambin la pierde el Tribunal Supremo al proyectarse como un ente que prefiere adelantar creencias morales en vez de los principios bsicos de la justicia. La teora adjudicativa de Dworkin condena este tipo de decisin judicial, pues se entiende que estos jueces salieron fuera del campo del Derecho a buscar la solucin de este caso, insertando concepciones morales particulares, y no observando a cul de los litigantes realmente le favoreca el Derecho. Bajo el concepto de consenso social que propongo, los tribunales dejaran de ser entes extraos a la sociedad y decidiran conforme a los mejores intereses de esta sin salir del campo del Derecho, pues el principio de la justicia es el pilar del mismo. Adems, los ciudadanos sentirn que las decisiones de los tribunales son cnsonas con las corrientes sociales contemporneas y se sentirn representados por sus actuaciones. Sin embargo, bajo ninguna circunstancia se debe entender que el concepto de consenso social busca que los tribunales dejen de resolver conforme a Derecho. El consenso social debe utilizarse nicamente cuando la ley sea anacrnica o la laguna tan grande que sean los tribunales a los que les toque aclarar la misma utilizando el concepto de justicia encontrado dentro del Derecho. No pretendo que los tribunales se conviertan en legisladores sociales. Lo que busca el consenso social es que estos validen o reconozcan lo que ya, de facto, es la realidad social. Por eso, la intencin no es que los tribunales creen una nueva ley, sino que interpreten la misma conforme a los principios generales del Derecho y a lo que la sociedad ya, de todos modos, ha aceptado como vlido. De esta manera, tanto la ley como la interpretacin de los tribunales quedan legitimadas ante los ciudadanos. Adems, los jueces evitan convertirse en legisladores antidemocrticos que interpretan la ley conforme a sus propias creencias personales y en contravencin de los mejores intereses de la sociedad en general. Es por esto que, ante la disyuntiva a la que se enfrenta el ciudadano de seguir o no la ley, es imprescindible el concepto de legitimidad. Una vez la ley es deslegitimada y el Estado se propone defenderla con su garrote de hierro, no le
38 Independientemente de si se piensa que el adulterio es bueno o malo, la realidad es que es una conducta que est presente en nuestra sociedad y, ms all de las concepciones morales, hay que reconocer la existencia de la misma. Mi posicin no entra en un juicio valorativo sobre el adulterio, sino que reconoce el mismo como real y existente, por lo que negar una proteccin a una relacin de esta ndole quebranta, a mi juicio, el principio constitucional de igual proteccin de las leyes. La ley contra la violencia domstica se cre precisamente para defender a aquella parte que dentro de una relacin domstica fuese agredida. Es ms que claro que, a mi juicio, en los hechos particulares del caso Pueblo v. Flores, 181 DPR 225 (2011), la denominada relacin adltera cumpla con todos los elementos de lo que se entiende es una relacin domstica.
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queda ms al ciudadano que combatirla. La pregunta que rpidamente sale a la superficie es: qu armas tiene el ciudadano para combatir esa ley? La ciudadana tendr dos alternativas para retar una ley que carece de legitimidad: (1) enfrentarse directamente al garrote de hierro del Estado, o (2) utilizar mtodos de presin no violenta. En la primera alternativa el ciudadano debe entender que un enfrentamiento directo al Estado implica la activacin de todos los aparatos represivos de este, derramamiento de sangre y posibles muertes a consecuencia de ello. La segunda alternativa implica retar al Estado de manera no violenta, desobedecer la ley que se cree injusta y as crear un ambiente de presin poltica con el objetivo de que se derogue o invalide. A pesar del carcter pacfico de la segunda alternativa, ello no significa que carezca de consecuencias adversas. No recomendara la alternativa de enfrentar al garrote de hierro del Estado directamente, pues no ser necesario si la ciudadana acepta al sistema de gobierno como uno justo y legtimo. Esta alternativa solo debe utilizarse en casos en que los ciudadanos quieren transformar el sistema poltico por completo. Debido a que este escrito se enfoca en la ley y no en el sistema, la alternativa de utilizar mtodos de presin no violentos me parece la ms apropiada. Dentro de esos mtodos no violentos, la desobediencia civil es el ms til e histricamente el ms efectivo.
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A. La desobediencia civil como concepto Cuando hablamos de desobediencia civil comnmente nos vienen a la mente personajes como Martin Luther King Jr. o Mohandas Gandhi, quienes popularizaron este concepto durante el siglo XX. Sin embargo, la desobediencia civil ha existido desde mucho antes. El primer caso documentado de desobediencia civil que se conoce en la historia occidental es el de Antgona, quien aparece en la tragedia de Sfocles del mismo nombre.39 En este clsico de la literatura, Antgona decide violentar una orden que diese el rey Creonte de no dar los ritos fnebres a su hermano por este haber traicionado la patria. Antgona, a pesar de que la decisin de Creonte fue ratificada por el coro de ancianos, desobedece esta ley y da a su hermano los ritos fnebres. As, viola la ley del Estado, a sabiendas, por entender que la misma era injusta y enfrenta las consecuencias por ello. La razn primordial por la que Antgona desobedeci la ley fue por la falta de legitimidad de esta. Para Antgona, la ley careca de legitimidad porque violentaba un mandato moral para ella, que era ley de los dioses, la que exiga que todo cuerpo fuese debidamente sepultado. En esta tragedia griega podemos observar cmo una ciudadana reta una ley por entender que no es justa, que va en contra de sus valores morales y es contraria a lo que dicta su conciencia. Tam39 Vase SFOCLES, ANTGONA (Eudeba 2000).
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bin se presenta cmo el Estado, al no poderla coaccionar, la condena penalmente. El caso de Antgona ser el tpico caso de desobediencia civil con que nos enfrentaremos. La desobediencia civil se puede definir como una accin llevada a cabo por un ciudadano o grupo de estos en donde, a sabiendas y con el propsito de deslegitimarla, se viola una ley por considerarla injusta y contraria a los valores morales y de la conciencia. Habermas define el concepto como actos que formalmente son ilegales pero que se realizan invocando los fundamentos legitimarios generalmente compartidos en nuestro Estado democrtico de Derecho.40 Por otro lado, Dworkin entiende que la desobediencia civil es un mecanismo que se utiliza cuando un ciudadano entiende que la validez de una ley es dudosa y la percibe como injusta porque lesiona algn principio de libertad, justicia o equidad.41 Uno de los tericos que mejor ha discutido este concepto, John Rawls, plantea que la desobediencia civil es un acto pblico no violento, consciente y poltico, contrario a la ley, cometido con el propsito de ocasionar un cambio en la ley o en los programas de gobierno.42 Por ltimo, el ex decano de la Escuela de Derecho de Harvard y ex Procurador General de los Estados Unidos, Erwin Griswold, define la desobediencia civil como la violacin deliberada de una orden de un gobierno a raz de una conviccin concienzuda de que la ley es tan injusta que moralmente no puede ser cumplida por un individuo.43 Un elemento esencial y constante de la desobediencia civil es que el acto de violentar la ley se realiza por razones morales y de conciencia. No se debe entender por razones morales las creencias de grupos particulares. Es decir, no es razn moral si un grupo meramente desea violentar una ley con el nico propsito de adelantar agendas para su propio beneficio. Las creencias morales que llevan a la desobediencia civil deben estar ligadas a un deber dictado por la conciencia. Por ejemplo, evitar el acceso de una mujer a una clnica de aborto para adelantar una agenda poltica o religiosa no constituye una desobediencia civil legtima, solo la constituira si quien evita el acceso a la clnica lo hace por una verdadera creencia de que esa prctica va en contra de lo que moralmente le dicta su conciencia. As, la desobediencia civil se desvincula de un mero acto de delincuencia y supone un acto legtimo de oposicin a alguna ley u acto gubernamental que se cree injusto. Habermas plantea que quien incurre en desobediencia civil se encuentra en una situacin en la que, por una conviccin de conciencia, solo le quedan medios drsticos cargados de consecuencias personales. El desobediente pretende incitar un nuevo debate, una nueva forma de la voluntad acerca de una norma en vigor o una poltica con eficacia jurdica. Puede pretender tambin dar el impulso ini40 Jrgen Habermas, La desobediencia civil. Piedra de toque del estado democrtico de Derecho en ENSAYOS POLTICOS 55 (Ramn Garca Cotarelo trad., 3ra ed. 1987). 41 RONALD DWORKIN, TAKING RIGHTS SERIOUSLY 212 (1977). 42 Vase JOHN RAWLS, TEORA DE LA JUSTICIA (Mara Dolores Gonzlez trad., Fondo de Cultura Econmica 1978) (1971), para ms sobre la teora de este autor respecto a la desobediencia civil. 43 Erwin N. Griswold, Dissent- 1968, 42 TUL. L. REV. 726, 736 (1968) (traduccin suplida).
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cial para una posible revisin de la opinin mayoritaria de un tribunal.44 Sin embargo, la desobediencia civil no deja de ser un acto que promueve una conducta ilegal dentro del Estado de derecho. Ahora, es menester entender las posiciones encontradas del ciudadano y el Estado ante el acto de desobediencia civil. B. Desobediencia civil: ciudadano y Estado Los personajes en conflicto dentro de la desobediencia civil siempre lo sern el ciudadano desobediente y el Estado. Por un lado, el ciudadano ha decidido no reconocer una ley por considerarla injusta debido a un deber moral que surge de su conciencia y, por otro, el Estado debe mantener un orden y hacer que los ciudadanos cumplan las leyes que se han aprobado. Este aparente conflicto hace necesario analizar ambos protagonistas dentro de sus respectivos roles. La desobediencia civil desde la perspectiva habermasiana es una protesta moralmente fundamentada en cuyo origen no tienen por qu encontrarse tan solo convicciones de creencias privadas o intereses propios. 45 Se trata de un acto pblico que, por regla general, es anunciado de antemano y cuya ejecucin es conocida y calculada por las autoridades. Este acto incluye un propsito de violar normas jurdicas concretas, sin cuestionar la obediencia general frente al ordenamiento jurdico en su conjunto, y requiere la disposicin de admitir las consecuencias que acarrea la violacin de la norma jurdica. La violacin de la norma, que es la manifestacin de la desobediencia civil, tiene exclusivamente un carcter simblico y es ah, para Habermas, donde reside el lmite de los medios no violentos de protesta.46 Esto quiere decir que el ciudadano debe hacer un examen profundo y, a consecuencia del mismo, determinar que la ley se contrapone a los valores morales dictados por su conciencia. Su legitimidad para desobedecer la ley emanar de esa determinacin. Luego de ese examen, Dworkin nos presenta tres alternativas que el ciudadano debe considerar respecto a cul ser su curso de accin para enfrentar la ley. Los tres posibles cursos de accin son:
1. Si la ley es dudosa y por ende poco clara, el ciudadano debe asumir lo peor y actuar como si no lo fuera. El ciudadano debe obedecer a las autoridades ejecutivas que lo mandatan a seguir la ley, a pesar de que piensa que estn mal, y utilizar el proceso poltico, si puede, para cambiar la ley. 2. Si la ley es dudosa, debe seguir su propio criterio, el cual es que debe hacer lo que entienda. El ciudadano debe seguir su propio criterio solo hasta que las instituciones de autoridad, como los tribunales, interpreten la ley. Una vez la decisin institucional sea tomada, el ciudadano debe respetar esa decisin aunque piense que es errnea.
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Habermas, supra nota 40, en la pg. 55. Id. en la pg. 56. Id.
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3. Si la ley es dudosa, el ciudadano debe seguir su propio criterio aun despus que el ms alto tribunal haya decidido en su contra. Claro est, el ciudadano debe tomar en cuenta la decisin de cualquier corte para mantenerse en su posicin. De no hacerlo el juicio del ciudadano para mantener su posicin no sera honesto o razonable, pues quizs la decisin del tribunal se funda47 menta en argumentos legtimos que derroten la tesis del ciudadano.
Si el ciudadano optara por la tercera alternativa de Dworkin y se mantuviera en su posicin de desobedecer la ley, este debe entender que est quebrantando el ordenamiento jurdico y que ello conlleva unas consecuencias adversas. Dworkin hace la salvedad de que no se puede ser irracional y hay que observar si la interpretacin del tribunal es correcta aunque sea antiptica, pues de no hacerlo se adoptara una posicin deshonesta. Habermas, por su parte, entiende que un Estado democrtico de derecho que est seguro de s mismo, considera que la desobediencia civil es un componente normal de su cultura poltica. 48 Bajo esta perspectiva, el Estado no debe reaccionar de manera destemplada frente a quienes deciden desobedecer una ley. La desobediencia civil emana del concepto de la libertad, concepto principal dentro de un Estado democrtico de derecho. Sin embargo, el Estado siente la necesidad de reprimir y castigar a aquellos que deciden retarle. Esencialmente, el Estado busca hacer de los desobedientes civiles un ejemplo para que los dems ciudadanos no busquen emular esa conducta para as mantener control de la situacin. Pero, si la desobediencia civil consiste en violar la ley, debe el Estado tener una doble vara para los que delinquen? Debe el Estado tratar de manera diferente a sus ciudadanos? Es el desobediente civil un delincuente? Estas preguntas nos llevan a la parte del debate donde debemos analizar cmo debe tratar el Estado al desobediente civil. C. Derecho y Estado: es el desobediente civil un delincuente? Indudablemente, la desobediencia civil es un acto en el que se viola la ley, por lo que acarrea unas consecuencias frente al Estado. Muchos entienden que el Estado debe procesar a los desobedientes y, de encontrarlos culpables, sentenciarlos. Dworkin entiende que muchos llegan a esta decisin fcilmente porque creen que la desobediencia concienzuda es lo mismo que la proliferacin de un Estado en el que no rige la ley. Los que sostienen esa tesis ven al desobediente como un anarquista que debe ser castigado antes de que su corrupcin se propague.49 Segn Dworkin, el argumento de algunos abogados e intelectuales parece ms sofisticado pero llega a la misma conclusin. Estos reconocen que la desobediencia de la ley puede estar moralmente justificada pero insisten en que no
47 DWORKIN, supra nota 41, en las pgs. 210-11 (traduccin suplida). 48 HABERMAS, supra nota 40, en la pg. 54. 49 Ronald Dworkin, On Not Prosecuting Civil Disobedience , N.Y. REV. OF BOOKS, 6 de junio de 1968, http://www.nybooks.com/articles/archives/1968/jun/06/on-not-prosecuting-civil-disobedience /?pagination=false.
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puede estar legalmente justificada, por lo que basado en esta perogrullada entienden que la ley debe hacerse cumplir.50 Uno de los que defendi la tesis criticada por Dworkin fue Erwin Griswold, quien expres:
[I]t is of the essence of law that it is equally applied to all, that it binds all alike, irrespective of personal motive. For this reason, one who contemplates civil disobedience out of moral conviction should not be surprised and must not be bitter if a criminal conviction ensues. And he must accept the fact that organized society cannot endure on any other basis. His hope is that he may aid in getting the law changed. But if he does not succeed in that, he cannot complain if the 51 law is applied to him.
Segn lo expuesto por Griswold, el desobediente civil no debe esperar trato diferente y que la esencia misma de la ley exige que aplique a todos por igual. Es decir, para Griswold, si el desobediente no logra su meta de cambiar la ley, este no debe quejarse de que se le aplique. El argumento principal de esta tesis es que los desobedientes civiles deben ser procesados como cualquier otro delincuente porque la sociedad no podra funcionar si todos desobedecieran las leyes que desaprobaran o entendieran desventajosas. Si el gobierno tolera a esos pocos que no jueguen el juego, les permite asegurar el beneficio de que todos los dems sigan la ley sin enfrentar las cargas que impone la misma. La hiptesis de los que sostiene esta tesis es simple: si la ley es invlida, entonces no se cometi delito y no se debe castigar, pero si la ley es vlida, s se cometi delito y se debe castigar.52 Dworkin rechaza esa tesis y dice que la misma es ms dbil de lo que se cree. Existe el argumento de que la sociedad no puede perdurar si tolera la desobediencia, sin embargo, no hay evidencia de que colapsar si la tolera. 53 Las razones que Dworkin nos presenta para no procesar criminalmente a los desobedientes son que estos actan por motivos vlidos, a diferencia de los que violentan la ley por avaricia o por el deseo de socavar las bases del gobierno, y que la sociedad sufrir una prdida si se castiga a un grupo que incluye a los ciudadanos ms leales y respetuosos de la ley. 54 Por otro lado, Habermas entiende que la reaccin punitiva del Estado hacia los desobedientes se da en gran medida por la influencia de la opinin pblica. Habermas plantea que la desobediencia civil, en la gran mayora de los casos, se planifica pblicamente para que los ciudadanos que simpaticen participen.55 La prensa informa de estos planes desproporcionalmente, segn Habermas, como planes de guerra de un agresor que amenazase la seguridad nacional, 56 tratando
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Id. Griswold, supra nota 43, en la pg. 738. Id. en la pg. 208. DWORKIN, supra nota 41, en la pg. 206. Id. en la pg 207. Habermas, supra nota 40, en la pg. 56. Id. en la pg. 53 (traduccin suplida).
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as el Estado las noticias sobre los lugares de protesta como informacin de los servicios secretos sobre tropas enemigas. Cada altercado que surge como consecuencia secundaria de manifestaciones, que en esencia son tranquilas, fortalece en la opinin pblica el fatal convencimiento de que el movimiento pacifista es peligroso y hasta terrorista.57 Estas perspectivas hacen que se confundan los delitos cometidos por un grupo minoritario de libertinos, con las acciones de desobediencia civil moralmente fundamentadas. Habermas dice que el Estado no debe sucumbir ante la tentacin de aplicar todo su potencial sancionador ya que la desobediencia civil no pone en cuestin el conjunto del ordenamiento jurdico.58 El terico manifiesta que penar y criminalizar a los desobedientes civiles como criminales vulgares hace que el Estado incurra en un legalismo autoritario.59 Como mencion anteriormente, el desobediente civil no busca adelantar agendas o convicciones personales, sino que su oposicin a una ley emana del sentimiento de legitimidad que el ciudadano mismo da al Estado. Por esa legitimidad que confiere al Estado es que busca persuadir a este luego de agotar sus remedios durante las dos etapas del proceso por los que pasa la ley. El desobediente civil, en la gran mayora de los casos, recurre a principios constitucionales vlidos para apoyar su posicin.60 Cuando el Estado se enfrenta al desobediente civil, debe darle todas las garantas de expresin, pues este solo busca mediante su acto simblico convencer a la mayora que le observa. El desobediente civil no hace algo diferente a lo que la Constitucin garantiza, pues en un Estado democrtico de derecho la expresin ciudadana es un pilar. Esto no quiere decir, como plantean algunos, que se debe legislar para regular la desobediencia civil, pues la misma perdera el propsito. Si el Estado decide penar al desobediente civil, lo que entiendo es incorrecto, entonces debe aplicar una sentencia simblica. Por ejemplo, penar al desobediente una o dos horas de confinamiento, labor comunitaria u otra pena sutil. En mi perspectiva, el Estado no debe gastar recursos ni tiempo procesando al desobediente como un criminal cualquiera. El desobediente busca ser escuchado y el Estado debe dar un foro de expresin, escuchar su planteamiento y defender su posicin racionalmente, si entiende que tiene la razn. El Estado no puede utilizar la ley como subterfugio y convertir el Estado de derecho en uno de legalismo autoritario, como bien plantea Habermas. Cuando el Estado procesa a los desobedientes mediante el uso coercitivo de su fuerza, se deslegitima y pierde la autoridad moral sobre sus ciudadanos. La desobediencia civil surge cuando los procesos son atropellados y el Estado decide apoyar una ley arbitrariamente sin la aprobacin de sus gobernados. La alternativa del Estado es abrir nuevamente los procesos, si lo amerita, y entrar en un una reevaluacin de la ley. De esta manera, el Estado no pierde autoridad
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sino que, por el contrario, gana autoridad moral, que al final es ms poderosa para propsitos de legitimacin que la autoridad fsica. Sin embargo, hay situaciones en las que para el Estado es imposible ceder ante la desobediencia civil. En estas circunstancias, el Estado debe garantizar los espacios de expresin, siempre y cuando esta sea pacfica. Pero, cundo sabe el Estado si puede o no reabrir los procesos? Mi posicin es que el Estado debe ponderar ciertos factores: (1) el sentir mayoritario de la poblacin; (2) lo justo del reclamo; (3) lo legtimo del reclamo; (4) Lo injusto del proceso previo al reclamo; (5) lo coherente del reclamo, y (6) si el reclamo se basa en un principio igualitario. Si luego de analizar el reclamo se cumplen con estos factores, el Estado debe volver a abrir los procesos y reevaluar la ley. Esto no significa que si un reclamo no cumple con estos factores deje de ser desobediencia civil pues lo ser siempre que sea un reclamo moral que emane de la conciencia. En estos casos el Estado debe garantizar los espacios de desobediencia pero no debe abrir los procesos de inmediato. Los reclamos deben ponderarse constantemente, pues quizs un reclamo que hoy no cumpla con los factores esenciales que propongo para abrir los procesos, maana s los cumpla. Claro est, cuando me refiero a abrir los procesos, me refiero a la etapa poltica del proceso, pues los tribunales estarn impedidos de revisar una cosa juzgada, si decidieron previamente en contra de los reclamos de los desobedientes. Si el Estado se ve obligado a intervenir con los desobedientes cuando, por ejemplo, interrumpen labores gubernamentales o vas pblicas, debe hacerlo respetando la integridad fsica y dignidad de estos. El desobediente se debe desplazar de un rea solo si es absolutamente necesario debido a que afecta sustancialmente los derechos esenciales y fundamentales de otros ciudadanos. Sobre este particular el Estado debe ser muy cauteloso, pues bajo ninguna circunstancia debe abusar de los desobedientes bajo el argumento de que tienen que defender los derechos de otros ciudadanos. Si el Estado decide procesar, entonces nos enfrentamos a la pregunta de cmo debe un juez adjudicar en este caso. Los jueces no deberan encontrar causa para arresto si la desobediencia ha sido pacfica.61 El juez debe entender que la desobediencia civil emana de la Constitucin misma, pues el acto de desobedecer la ley es simblico por lo que nace del derecho fundamental a la libertad de expresin. Los jueces que tengan desobedientes civiles pacficos ante s deben observar cmo se ha llevado a cabo el reclamo y entender que en un Estado de derecho democrtico la disidencia y protesta son esenciales. Bajo ninguna circunstancia debe un juez dejar caer todo el peso de la ley a un desobediente civil, pues ello sera una injusticia. La concepcin del Derecho que debe tener un juez en este caso es amplia y no necesitar salir del campo mismo de este, pues como mencion, la desobediencia civil emana de la misma Constitucin y es parte fundamental de la democracia. Me reite-
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ro en que, si un juez entiende necesario penar a un desobediente, debe aplicar una pena sutil o simblica.62 D. Los casos de protesta en la Universidad de Puerto Rico y el movimiento Occupy: desobedientes civiles? Los casos del movimiento Occupy en Nueva York y de la Universidad de Puerto Rico son emblemticos de la protesta pacfica. El caso de la Universidad de Puerto Rico se resume brevemente en el reclamo estudiantil en contra de la imposicin de una cuota de ochocientos dlares, cuyo propsito, segn la administracin universitaria, era aliviar la situacin fiscal de la institucin.63 La imposicin de tal cuota gener una protesta que llev al cierre de la Institucin hasta tanto no se atendieran los reclamos estudiantiles de eliminar dicha cuota. 64 A consecuencia de este evento, la legislatura aprob una serie de leyes que criminalizaban la interrupcin de labores acadmicas y educativas.65 Por otro lado, se enmend el reglamento de la Universidad para establecer reas designadas de protesta para los estudiantes.66 Este es un caso evidente de desobediencia civil. El caso presenta una norma aprobada por un organismo gubernamental a travs de un proceso cerrado y sin participacin amplia de la comunidad estudiantil, es decir, un proceso atropellado. Como he mencionado anteriormente, la legitimidad de una ley o norma surge del proceso mismo. En este caso, el proceso fue adverso y los estudiantes fueron privados de participacin. Por la falta de participacin en el proceso, automticamente la norma result ilegtima por lo que los estudiantes decidieron retar la misma. Claramente, la cuota impona una gran carga econmica a los estudiantes y estos entendan que era injusto hacer pagar ms a estudiantes cuyos recursos econmicos eran escasos y que corran el riesgo de quedarse sin recibir su educacin. Esto presenta una oposicin a la norma impuesta por parte de los estudiantes que surge de una visin de equidad, posicin que emana de la conciencia y solidaridad moral que hay con sus pares. La decisin del Estado fue lanzar su aparato coercitivo en contra de los estudiantes y abrir la Universidad a la fuerza, ignorando un reclamo que estos entendan como justo y vlido.67 El planteamiento de la opinin pblica de Habermas fue de aplicacin en este contexto y tuvo un efecto en contra de los desobe62 Vase CARL COHEN, CIVIL DISOBEDIENCE: CONSCIENCE, TACTICS AND THE LAW 76-91 (1971). 63 Maritza Daz Alcaide, Retoman hoy la lucha contra la cuota, PRIMERA HORA, 21 de septiembre de 2010, http://archivo.primerahora.com/archivo.asp?guid=2254BCAF-A44A-4052-B53D-32C2F5BC2 CA0&year=2010&mon=9&keyword=cuota%20de%20estabilizacion%20fiscal. 64 Gerardo E. Alvarado Len, Huelga indefinida en la UPR , EL NUEVO DA, 23 de abril de 2010, http://www.adendi.com/archivo.asp?num=17436&year=2010&month=4. 65 CD. PEN. PR art. 246-A, 33 LPRA 4874 (2011 & Supl. 2012). 66 Carta circular de Ana Guadalupe, Rectora, Universidad de Puerto Rico, a toda la comunidad universitaria (28 de septiembre de 2011), disponible en http://www.uprrp.edu/ultimahora/?p=6930. 67 El Nuevo Da, Huelga UPR: violento final al sptimo da, EL NUEVO DA, 20 de diciembre de 2010, http://www.adendi.com/archivo.asp?num=84039&year=2010&month=12.
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dientes, ya que llev al Estado a simular una negociacin que termin el conflicto pero que, segn el estudiantado, posteriormente incumpli.68 A su vez, el Estado convirti, a travs del reglamento de la Universidad, en desobedientes a quienes en un principio no lo eran. 69 Cuando la Universidad, mediante su reglamento, determin reas especficas de protesta, convirti en desobedientes civiles los que eran meramente manifestantes. A raz de esto, cuando estos manifestantes protestasen en un rea no designada por la Universidad seran tratados como violadores del reglamento. El Estado prefiri convertir a los que protesten en las reas no designadas en desobedientes civiles, pues estos entendern que es moralmente correcto no seguir esa norma ya que su expresin es protegida y esta regla la restringe. Es evidente que, en casos como estos, el Estado prefiere tratar a los desobedientes como violadores de la ley, o como violadores del reglamento, para procesar a los que entienden que perturban sus intereses reflejados en las leyes y normas. Esto, forzosamente, lleva a la discusin del caso Occupy, donde, a mi juicio, los manifestantes no eran originalmente desobedientes civiles, sino que fueron convertidos en tales. El caso Occupy se resume en un grupo de ciudadanos que deciden manifestarse en Wall Street, en la ciudad de Nueva York. 70 Este grupo protestaba en contra de los privilegios que da el gobierno al sector financiero, el desempleo y otros problemas socioeconmicos. El grupo de protesta decidi acampar en un parque y manifestarse por las calles con cartelones y megfonos. La ciudad de Nueva York comenz tratando los manifestantes como personas que ejercan su derecho a la libertad de expresin, pero a medida que el grupo fue creciendo comenzaron a reprimirlos.71 En este caso, el Estado comenz a desempolvar leyes, aplicar ordenanzas en desuso, lanz su poder coercitivo y, mediante la agresin fsica, intent sacar a los manifestantes de las calles. Segn las autoridades, estos manifestantes violaban las leyes. 72 Bajo estas circunstancias, los protagonistas del movimiento Occupy cumplen con todas las caractersticas de un desobediente civil pero no lo son. Este caso presenta la fina lnea que existe entre la libertad de expresin y la desobediencia civil. La desobediencia civil consiste en actos en donde se busca violar una ley deliberadamente para cambiarla a base de un mandato moral dictado por la conciencia. En el caso de Occupy, los manifestantes no protestan en contra de una ley sino que manifiestan un descontento general con el gobierno. El objetivo de los
68 Inter News Service, Presidente de la UPR insiste se han honrado todos los acuerdos que dieron fin a la huelga, PRIMERA HORA, 20 de septiembre de 2010, http://archivo.primerahora.com/archivo.asp ?guid=EB7DA083-D94B-4933-B7BA-47FCB8ACB786&year=2010&mon=9&keyword=estabilizacion%2 0fiscal. 69 Carta Circular de Ana Guadalupe, supra nota 66. 70 Occupy Wall Street, CITY ROOMS BLOG, N.Y. TIMES, http://cityroom.blogs.nytimes.com/tag/o ccupy-wall-street/. 71 Protesters in, tents out at NYC Occupy park, NBC NEWS (16 de noviembre de 2011), http://www.nbcnews.com/id/45299622/#.USVx16XkvGA. 72 Id.
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manifestantes no era cambiar ordenanzas de la ciudad que no permitan el uso de megfonos, los horarios de un parque o la prohibicin de casetas de acampar en el mismo, sino que se buscaban un cambio en la poltica econmica del pas. Por esto, los manifestantes de Occupy fueron convertidos en desobedientes civiles cuando realmente solo eran manifestantes que ejercan su derecho a la libre expresin y asamblea que es reconocido por la Constitucin. As pues, el Estado no debe utilizar el Derecho a conveniencia para procesar grupos que le incomoden. El Derecho debe ser visto ampliamente y debe ser utilizado para mantener el orden social garantizando a sus ciudadanos y las libertades democrticas que legitiman al Estado mismo. El peligro de que el Estado utilice el Derecho para reprimir los reclamos vlidos de la ciudadana es que comienzan a deslegitimar al mismo y a las instituciones que tienen que hacerlo cumplir. Tanto en el caso de Occupy como en el de la Universidad de Puerto Rico, ninguno de los grupos representaba una amenaza al Estado de derecho y no se debi utilizar al mismo para desbandarlos. No hay legitimidad en normas o leyes que se creen con el nico propsito de contravenir los pilares fundamentales de un Estado democrtico de derecho, la justicia y la participacin ciudadana.
C O N C L U S I N
La obediencia y desobediencia de la ley es un gran dilema que enfrenta el ciudadano cuando percibe que la misma es injusta y carece de legitimidad. Por un lado, siente la obligacin de cumplirla por las consecuencias legales que conlleva no hacerlo y, por otro, su conciencia le dicta un deber moral de no hacerlo. Los tericos Habermas y Dworkin entienden que si el ciudadano siente un deber moral concienzudo de no obedecer la ley, no debe cumplirla. Ante este problema, los aparatos de justicia del Estado deben diferenciar al desobediente civil del criminal comn. En este escrito he propuesto una visin adjudicativa de consenso social para aplicar a las leyes cuando los jueces se encuentren en una posicin difcil respecto a cmo interpretarla cuando el Derecho no es claro. Tambin, creo que es esencial que el Estado pondere los factores que propuse para determinar en qu situaciones debe reabrir el proceso para el desobediente civil. Reconozco que no es fcil para el Estado tratar con los desobedientes civiles. Sin embargo, eso no significa que se debe utilizar el Derecho para erradicar a estos. El desobediente civil nace del mismo esquema constitucional de justicia, libertad y democracia, y utilizar el ordenamiento jurdico para disponer de l es, a mi juicio, atentar contra el esquema constitucional mismo. Intent utilizar el marco terico de Habermas y Dworkin para ayudar a entender cul es el propsito de la ley en un ordenamiento jurdico y por qu todo el que la desobedece no es un criminal. Al igual que en muchas otras reas del saber, en el Derecho no puede haber reas blancas o negras, sino que deben existir reas grises y los desobedientes civiles forman parte de esa. La lnea fina entre la desobediencia civil y la libertad de expresin es un problema con el que los rganos de justicia tendrn que enfrentarse. Sin embargo, en los casos de la Uni-
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versidad de Puerto Rico y Occupy fue posible determinar dnde termina la desobediencia civil y donde comienzan las manifestaciones que tradicionalmente estn cobijadas por la libertad de expresin. El Derecho debe ser un instrumento para lograr un orden social ciudadano, la organizacin del Estado y garantizar las libertades esenciales en un Estado democrtico. Bajo ninguna circunstancia se debe utilizar el Derecho para adelantar agendas que vayan en detrimento de la ciudadana, ni socavar las libertades y derechos esenciales de los gobernados. La manera en que el Estado tendr menos desobedientes civiles ser abriendo los procesos a una amplia participacin y buscando que la ley goce de una integridad incuestionable. En torno a cmo deben los jueces adjudicar las controversias, me parece que, al igual que plantea Dworkin, no deben mediar concepciones morales o polticas. Un juez no tiene que salir del campo del Derecho para adjudicar a qu litigante debe dar la razn. Dentro del Derecho mismo se encuentra la respuesta a toda controversia jurdica: la respuesta es la justicia. Amparados en la justicia es que los jueces deben adjudicar una controversia, no necesitan sus concepciones morales o polticas particulares para resolver. Para entender el propsito fundamental de la ley y armonizarlo con los mejores intereses de la sociedad, el nico elemento necesario es el concepto de justicia y ese est presente dentro del campo del Derecho, de hecho es la esencia del mismo.