Maese Mimin
Maese Mimin
Maese Mimin
La casa estar entreabierta, pero no se ver a nadie dentro hasta que hayan entrado LUBINA y GUILLERMO. LUBINA.- (Desde fuera, con recelo.) Entra t primero. GUILLERMO.- (Mismo juego.) No, no. Llama t. Tuya fue la idea de venir a ver a Ral Macha. LUBINA.- (Airada.) Y tuya la de mandar a Mimn con ese Magster Aliborn. GUILLERMO.- (Resignado.) Est bien, al final, como siempre, tendr que hacer lo que t quieras. (Golpea la yerta.) Ah, de la casa! RAL MACHA.- (Apareciendo y hacindoles pasar.) Dios te guarde, Maese Guillermo! Qu os trae por mi casa, vecinos y casi consuegros? (No deja hablar.) Y mi seora Lubina, pero qu hermosa est! (Gesto de los visitantes para empezar a hablar.) Ah, no digis, no digis..., ya adivino. (Se oye cantar dentro alegremente aCATALINA. Slo tonadilla. Meloda 1.) Explicaos, amigos mos; mi hija (Gorgoritos de ella.) tan hacendosa como siempre, est preparando los guisotes. (Sin dejarles hablar.) Oh, un suculento pavo con...! GUILLERMO.- (Con misterio.) Bien. Que siga. No hace falta que nos oiga. (Lo atrae bastante lejos de la puerta del fondo, que tendr cortina a travs de la cual se ver fisgar de vez en cuando a CATALINA, que seguir cantando de forma intermitente e inoportuna.) RAL MACHA.- Y qu tal? Cmo sigue vuestra ta? (LUBINA yGUILLERMO quieren hablar.) Sigue tan esbelta como siempre, a pesar de sus aos? GUILLERMO.- (Algo amoscado.) No, no se trata de eso. RAL MACHA.- Ah, ya; se trata de tu padre, Maese Guillermo! Pobre hombre, me da mucha pena! GUILLERMO.- (Impaciente.) No, no, tampoco es eso. Lo que ocurre... RAL MACHA.- Pues entonces ser algo grave, (LUBINA a punto de estallar.) verdad, Maese Guillermo? GUILLERMO.- Claro! Lo que ocurre... RAL MACHA.- (Interrumpindole.) Te escucho, Maese Guillermo, o a ti, mi seora Lubina... Ya, ya veo. Algn incendio? LUBINA.- (Casi se desmaya.) Oh! RAL MACHA.- Ah, claro! Un incendio y nosotros aqu charla que te charla. Corramos todos a apagar el fuego. GUILLERMO.- (Sentndose vencido.) Compadre, djame por fin que te cuente el caso!
RAL MACHA.- Pardiez!. Hace tiempo que lo espero con impaciencia. Charlamos como mujeres. (LUBINA, que estar con el pauelo entre manos y la cabeza gacha, la levanta ahora despectiva.) GUILLERMO.- Basta ya! Se trata de nuestro hijo Mimn. RAL MACHA.- Cmo! Que vuestro hijo Mimn prendi el fuego? (CATALINA al or el nombre de MIMN saca la cabeza.) GUILLERMO.- No! Escchame de una vez y no interrumpas. LUBINA.- Tu hija Catalina es una buena moza. RAL MACHA.- Oh, s! La ms hermosa del lugar! GUILLERMO.- Y nuestro hijo Mimn... RAL MACHA.- No, no. Mimn no tanto. LUBINA.- Decimos que Mimn... RAL MACHA.- No, por favor, Catalina es ms hermosa que Mimn. GUILLERMO.- (A LUBINA.) No habr manera de meter baza? (Enrgico se dispara.) Pues s, como los dos estn prometidos en matrimonio, quisimos que Mimn fuera el ms sabio de la aldea. LUBINA.- (Sealando culpablemente a GUILLERMO.) Y ste le mand a la ciudad a estudiar con... GUILLERMO.- Magster Aliborn. RAL MACHA.- (Interrumpe como de costumbre.) Obraste cuerdamente, Maese Guillermo, porque bien merece mi hija Catalina... GUILLERMO.- No, tampoco es eso. Lo que ocurre es que nuestro hijo es tan inteligente que descifrando pergaminos latinos da y noche ha olvidado nuestra lengua. LUBINA.- Y no habla ms que en latn! RAL MACHA.- Y eso es una desgracia? Eso quiere decir que ha progresado mucho! Porque descifrar pergaminos no ser nada fcil... LUBINA.- Ay de m! GUILLERMO.- Pero, Maese Ral, que Mimn y Catalina tienen que casarse. RAL MACHA.- Me parece normal, porque si ellos son jvenes y se quieren... GUILLERMO.- Pero, cmo van a entenderse si l habla slo en latn y ella en espaol... y estn en vsperas de desposarse? RAL MACHA.- Ya! Ahora caigo: (Recapacitando.) latn, espaol, latn, espaol, latn. (Repiten todos el juego a coro, volvindose alternativamente hacia un lado y otro: latn, espaol, etc. CATALINA sale descaradamente y sigue desde atrs a los tres, que repiten como enajenados.) Latn, espaol, etc., latn, latn, latn! (CATALINA se retira oportunamente y vuelve a cantar para disimular.)
RAL MACHA.- (Grave.) Un momento! No hay tiempo que perder. Voy a prevenir a Catalina. Es tan jovencita! (Se retira.) LUBINA.- (Gimotea.) Ay, s! Es una nia. RAL MACHA.- (Como quien dicta una sentencia, mientras sale conCATALINA.) Iremos todos juntos a la ciudad a ver a Magster Aliborn. CATALINA.- (Haciendo falsos pucheritos.) Yo a quien quiero ver es a Maese Mimn. LUBINA.- Hija ma, dame la mano y vayamos juntas a buscarle. (Ademn de empezar la marcha.) RAL MACHA.- Pobre nia! Tan linda, tan cariosa. GUILLERMO.- Pobre Mimn! Tan inteligente, tan estudioso. RAL MACHA.- (Parndose.) Pero, Maese Mimn debe de parecer un salvaje hablando una lengua tan extraa! CATALINA.- (Volvindose hacia atrs.) Padre, voy a echarme un manto encima y corramos a ver a Maese Mimn. Y adems llevar mi mueca. (La coge.) GUILLERMO.- Tu mueca? CATALINA.- S, me la regal Mimn antes de irse a la ciudad. LUBINA.- Hay que ver cmo se quieren! Le regal una mueca... (En casa de MAGSTER ALIBORN. En escena MAESE MIMN y el MAGSTER. Se pasean con grandes volmenes. GUILLERMO observa desde fuera y comunica sus experiencias a LUBINA, RAL y CATALINA.) MIMN.- (En tono salmodiado que termina en falsete.) Mundum mirabilius et nunquam potabilius sed periculosum navigare. Omnes divitias in capite habeo et nihil comparabo scientia cerca de rebus multis in capitulo octavo. GUILLERMO.- (Se vuelve y les comunica.) Parece una procesin. Canta devotamente. Llevan como un ropn negro. MIMN.- (Repite.) Mundum mirabilius, etc., octavo. MAGSTER.- (Transportado de admiracin.) Bellsimo lenguaje, Maese Mimn! T me honrars, t sers el ms grande de los doctores, entre los de mayor fama. Podrs rerte de los vientos, de las tempestades y de las tormentas, porque el sabio es el dueo de la tierra y del mar. Respndeme: qu libro lees? MIMN.- Non respondebo tibi, nisi latine, quia linguam hispanam olvidavi in aeternum. GUILLERMO.- (Aparte.) No s qu ha dicho, pero no me parece cosa buena. MAGSTER.- No he visto nunca persona ms gil ni ms ardorosa para el estudio. Su inteligencia al principio era algo ruda, pero hay que ver cmo la he pulido. Oh, gran Mimn! Alejandro de los pergaminos, Csar de las memorias,
Cicern de todos los discursos! Hasta los doctores de Roma pedirn tu consejo y las ms famosas Universidades, como la de Salamanca y la de Bolonia, te ofrecern sus ctedras. MIMN.- Ego volo laborare et parlare semper latine, nunquam hispaniolo. MAGSTER.- Oh, Maese Mimn! Hablas el latn como los mismos apstoles. Mimn, haz una disertacin sobre el salmo que dice: De cmo el honor del mundo pende slo de un hilo... GUILLERMO.- (Aparte.) No s qu han dicho del hilo. (Gesto de sorpresa de los dems.) MIMN.- (Despus de reflexionar.) Ego adsum. In capitulo tertio Aristetolos, Aristotelis pensavi et dixi: Vivamus in aventura, honor totius mundi pendet de fileto. GUILLERMO.- (Aparte.) Esto me parece ya razonable: hablan de filetes. MAGSTER.- Oh, doctus doctissimorum! Qu sonoridades le das al latn! Ni Triboniano, ni Justiniano, ni Domiciano pueden comparrsele. MIMN.- (Empalma otro latinajo.) Iuta ripan aquarum sicut cedrus crescet... GUILLERMO.- (Irrumpiendo el primero.) En qu situacin le ha dejado el estudio! LUBINA.- Hasta su voz ha adquirido un acento agrio... Me acerco temblando. RAL MACHA.- (A CATALINA, que quiere lanzarse hacia MIMN.) Guarda recato, hija ma. Ponte erguida, pero baja los ojos. CATALINA.- (Obedece, pero haciendo pucheros.) Est bien as, padre? RAL MACHA.- An ms recato, hija. CATALINA.- Pues si cierro los ojos no ver nada. GUILLERMO.- Perdn, Magster Aliborn. Supongo que me reconoces. Soy el padre de Mimn. (Al querer tenderle la mano le cae el mamotreto a M.ALIBORN.) LUBINA.- Dios te guarde!, Soy su afligida madre... CATALINA.- Ah, qu ganas tengo de orle de cerca...! MAGSTER.- (A MIMN, que ha permanecido enfrascado en la lectura de su libro.) Saluda a tus padres. Pero hazlo en lengua vulgar. (Con desdn.) En espaol. MIMN.- Salve, Dmine! MAGSTER.- En latn, no! MIMN.- Bene, bene. Ego hispaniolum olvidavi. Sed quid video? Filia Ralis Machuae est hic! Cura mueca quam dedi ad matrimonium. Salve, amici! GUILLERMO.- (A M. ALIBORN.) No entendemos nada de lo que dice. MAGSTER.- Os da la bienvenida. LUBINA.- Pero no conocemos esa lengua.
MIMN.- Oh, mater! Mueca filiae Ralis est prenda ad matrimonium. LUBINA.- (Suplicante.) Habla en espaol! MIMN.- (Con suficiencia.) Vulgus, hispaniolo; sed sapientes, latine. CATALINA.- Padre, puedo rerme ya? Porque estallo... RAL MACHA.- Recato, hija, recato. GUILLERMO.- (A ALIBORN.) De verdad es sabio? MAGSTER.- En verdad que tengo motivos para estar satisfecho. (Sealando la cabeza.) Ha costado algo entrarle el latn, pero ahora ya no se le sale. GUILLERMO y LUBINA.- Venimos para llevrnoslo. MAGSTER.- Qu decs, insensatos? Arrebatarle tan pronto de mis cuidados? Seis meses ms y... hablar griego. LUBINA.- (Cae desmayada.) Socorro!... Ay! GUILLERMO.- No! No es esa lengua la que queremos que hable. MAGSTER.- (Satisfecho.) Ah, ya! Apuesto a que prefers primero el hebreo! Pues le ensear antes el hebreo, luego el griego y luego... GUILLERMO.- (Furioso.) No! El espaol, el espaol quiero yo... RAL MACHA.- Comprende, Magster Aliborn, que el latn, el griego y el hebreo son lenguas que se hablan poco hoy en da. MAGSTER.- Es sorprendente que haya gentes que aprecien tan poco la cultura! Los progresos de Mimn eran muy rpidos. LUBINA.- (Ofendida.) Sin duda. Por eso ya sabe bastante. Nos lo llevamos. GUILLERMO.- Pero antes de llevrnoslo haz que hable nuevamente en espaol. MIMN.- Aquila non capit muscas. MAGSTER.- Yo he hecho lo que he podido... MIMN.- Magister magnus est Aliboronus. Date ei pecuniam et ego parlabo graece et hebraice. RAL MACHA.- No, no, hispaniolo. (Sorprendido l mismo de lo que ha dicho.) Oh! LUBINA.- Ya no volver a hablar espaol? (A MIMN.) Por lo menos dile buenas tardes a tu madre. MIMN.- Salve, mater ambilis! CATALINA.- Huy, qu finolis resulta el latn! LUBINA.- Dile alguna palabra graciosa a Catalina, hijo. MIMN.- Tu habes faciem, Catherina, pulchram quam lingua latina. RAL MACHA.- Has entendido algo, hija? CATALINA.- No, pero me da mucha ilusin.
LUBINA.- (A ALIBORN.) Qu ha querido decir? MAGSTER.- Son frases amorosas. Y no est bien que yo me rebaje a traducirlas. CATALINA.- Pero, son galantes? MAGSTER.- Galantsimas! LUBINA.- Est muy amable, pero qu delgado... Pone cara de ayunos y penitencias. GUILLERMO.- Yo tambin a su edad... estaba as. LUBINA.- Era otra poca. Pero dejmonos de plticas intiles. Hay que buscar solucin a esto de la lengua. GUILLERMO.- Pues lo dicho, Magster Aliborn, no salimos de aqu hasta que vuelva a hablar en espaol! RAL MACHA.- Eso, eso. LUBINA.- Bien dicho. CATALINA.- Qu ms da, con tal que hable! MAGSTER.- Pues me parece que si cuesta tanto salir el latn como cost entrarle, mi casa se convierte en posada! GUILLERMO.- Pero, Magster Aliborn, alguna receta tendr la ciencia para curarle. RAL MACHA.- Y esa ciencia sin duda la posee Magster Aliborn.
MAGSTER.(Halagado.) Veamos si cantando cambia de lenguaje. Esta es una regla de oro de Hipcrates. Los estorninos, enjaulados, aprenden a cantar, y las urracas y abubillas incluso llegan a hablar. Cantemos todos juntos: (Meloda popular portuguesa. Canta l y luego repiten los dems. Meloda 2.) Los ojos de Catalina son verdes como un limn. Ay, s, Catalina, s ay, ay, ay. Ay, s, Catalina, ay, no. (Se produce expectacin y empieza...)
MIMN
(Misma msica.) Virides tanquam limone tui oculi, Catherina. Et ego parlabo tibi, bi, bi, semper in lingua latina.
espaol! CATALINA.- Por San Miguel, no hars tal cosa, Maese Guillermo. MAGSTER.- Un momento. Ya s la causa. Y cuando se sabe la causa se curan los efectos. LUBINA.- Qu bien habla! RAL MACHA.- Te escuchamos. Cul es la causa? MAGSTER.- (Pedantsimo.) Ha trabajado tanto, ha argumentado tanto, ha investigado tanto; ha ledo, vertido y controvertido tanto; ha escrito tantas disertaciones y compilaciones; ha sondeado tanto en la Dialctica, la Retrica, la Alquimia y la Metafsica, que ahora no habla ms que en latn... porque se ha habituado a ese idioma. GUILLERMO.- (Impaciente.) Pardiez! Eso ya lo sabamos... Qu podemos hacer? MAGSTER.- Nada! (Todos se alejan de l y se acercan a MIMN, que se ha vuelto a enfrascar en la lectura con grandes aspavientos.) MIMN.- Contra vim mortis non est medicamentum in hortis. LUBINA.- (Se vuelve. Con sigilo.) Escuchadme. Magster Aliborn dijo muy bien. Hay que hablarle como a los pjaros, al odo, pero hemos olvidado ponerle en una jaula. RAL MACHA.- Pardiez! Y qu romos somos! MAGSTER.- Prudente juicio, mi seora Lubina! Habamos olvidado la jaula, porque como dice Aristteles: Jaula est omnis divisa in partes tres. CATALINA.- Yo he visto una en el mercado. (Salen CATALINA y LUBINA por la jaula.) (GUILLERMO y RAL sostienen la jaula. Es grande y de mimbre. Suficientemente ligera para ser manejada y bastante amplia para contener aMIMN, que quedar algo agachado, casi en cuchillas, cuando est metido en ella.) LUBINA.- Acercaos por detrs! CATALINA.- No lo lastimis. RAL MACHA.- Catalina, ponte delante y dile cualquier cosa amable. CATALINA.- (Le muestra la mueca bastante baja.) Esta muequita tan bonita...
MIMN (Empieza a cantar.) Virides tanquam limone tui oculi, Catherina... (Inmediatamente lo meten en la jaula por la cabeza, aprovechando
MIMN.- (Estoicamente.) Iustus in jaula florebit. Libros latinos non possum studiare. Sed sapientia, sicut pulchritudo, est in interiore. RAL MACHA.- Dadle de beber. (CATALINA intenta darle vino a travs de la jaula.) MAGSTER.- No, no! Galeno dice: Aqua fontis clarissima, vel aqua minerale naturale. GUILLERMO.- Bueno, y el Galeno ese es de fiar? MAGSTER.- Ah, caterva inculta! (LUBINA le pasa el agua a CATALINA, que se la ofrece a MIMN.) CATALINA.- As, suavemente. Acerca el piquito. MAGSTER.- Ms agua, ms agua, ut mundet caput eius ab omni latinitate. LUBINA.- Ahora conviene hablarle slo en espaol y con dulzura. GUILLERMO.(Acercndose.) Querido Mimn, habla un poquito en espaol. MIMN.- (Imitando la dulce afectacin de su padre.) Ego parlo Latine bene, benissime. MAGSTER.- Dejadme a m. (Dirigindose a MIMN.) Me conoces, Mimn? MIMN.- Oh, Magster reverendissime, tu es qui comedebat carnem fritam, dum ego faciebat ieiunia. LUBINA.- Qu ha dicho? MAGSTER.- Nada, nada. Una sentencia de Averroes que no viene a cuento. RAL MACHA.- Repite conmigo: Desde hoy no leer librotes, porque me trastornaron la cabeza. MAGSTER.- Tal afirmacin es grosera y descorts. LUBINA.- Callaos todos! GUILLERMO.- Callarse? Para qu? CATALINA.- Por favor, dejadme sola con Mimn! Todos vosotros gritis demasiado. Mi voz ser dulce y cariosa y estoy segura de que me responder. MAGSTER.- Esta es una gran verdad, porque, como dice Horacio: Amor omnia vincit. Vmonos todos! (Sigilosamente.) Y desde fuera observaremos. CATALINA.- No, no quiere testigos. Todos afuera! (Se marchan todos.) (Solos MIMN en la jaula y CATALINA fuera.) CATALINA.- Se han marchado! Ahora es la ma! (Le mira.) Mimn! (Le
mira largamente y l parece enternecerse algo.) Mimn, si hablas nuestro idioma te sacar de la jaula! (Siguen mirndose sin decir nada.) Mimn, si hablas nuestro idioma sers mi maridito! GUILLERMO.- (A los dems, afuera.) No se oye nada! Me da la impresin de que sigue hablando en latn! CATALINA.- Pero, Mimn, no te das cuenta del disgusto que das a toda la familia, que para verte vino de la tierra? (Los ojos de MIMN se iluminan al or las ltimas palabras.) Qu quieres? MIMN.- (Suavemente.) Vino de la tierra..., vino de la tierra. CATALINA.- (Transportada de gozo.) Vino de la tierra, vino de la tierra! Toma, toma. (Le alcanza un jarro que tiene a mano.) Bebe, bebe. Es vino de la tierra. MIMN.- (Como un nio.) No puedo, la jaula. CATALINA.- (Le quita la jaula de encima y MIMN bebe alegre.) Te gusta, Mimn?
MIMN.Mucho, linda mozuela. (Empieza a cantar suavemente) Los ojos de Catalina son verdes como un limn...
LUBINA.- (Fuera a los dems.) Me parece que ya hablan en nuestra lengua! GUILLERMO.- (Emocionado.) Entremos ya. MIMN.- (A CATALINA.) Djame estrechar tu mano, Catalina. Maldito sea el latn! Y los librotes esos! (Le besa la mano.) Beso tu mano. (Entran precipitadamente todos los dems.) LUBINA.- Qu alegra! Ya habla como nosotros! RAL MACHA.- Qu inteligente es mi hija! GUILLERMO.- Habr que celebrarlo, esto es un milagro, un milagro! MAGSTER.(Solo, aparte, al ver el porrn.) Vinum cor hominum laetificat, sed enturbiat cerebelum. LUBINA.- Y maana celebraremos la boda. Estis todos invitados, claro, todos, hasta Magster Aliborn. MIMN.- Muy bien. Magnfico! Hasta Magster Aliborn! Y se acab el latn para siempre. TODOS.- Bravo! Bravo! Vivan los novios! GUILLERMO.- Mientras regresamos a casa, cantemos. Cantemos todos! (Se disponen a cantar todos a las rdenes de GUILLERMO, que empieza a entonar Los ojos de CATALINA, pero de pronto se adelanta...) MIMN.- (Que canta solo.) Gaudeamus igitur, iuvenes durasumus