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Trabajo Practico Nº2a

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Agustín Fernández Bravo

Colegio San Patricio


36/5/43

Alejandro Magno

A
lejandro III de Macedonia, mejor conocido como Alejandro Magno (el
grande); transliterado del griego Μέγας Αλέξανδρος, Megas Alexandros;[1] (n.
Pella, 20 de julio de 356 a. C.[2] [3] – Babilonia, 13 de junio de 323 a. C.),[4] fue
el rey de Macedonia desde 336 a. C. hasta su muerte y está considerado como
uno de los líderes militares más importantes de la Historia, por su conquista del
Imperio Aqueménida.

Tras consolidar la unificación de varias ciudades-estado de la antigua Grecia que


estuvieron bajo el dominio de su padre, Filipo II de Macedonia, sofocando la rebelión de
los griegos del sur tras la muerte de éste, Alejandro conquistó el Imperio Persa,
incluyendo Anatolia, Siria, Fenicia, Judea, Gaza, Egipto, Bactriana y Mesopotamia,
expandiendo las fronteras de Macedonia hasta la región del Punjab.
Antes de su muerte, Alejandro había planeado volver hacia el oeste y conquistar Europa
además de querer continuar la expansión hacia el Oriente y encontrar el fin del mundo,
idea que su tutor durante la niñez, Aristóteles, le había inculcado contándole historias
sobre un lugar donde la Tierra acababa y empezaba el Gran Mar Exterior.

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Arda Viraf por la conquista del Imperio y


la destrucción de su capital, Persépolis.
Alejandro promovió la incorporación de
extranjeros5 en el ejército y la
administración a través de lo que ha
sido definido por algunos académicos
como una «política de fusión», y
favoreció el matrimonio de miembros
de su ejército con extranjeras, cosa que
practicó él mismo.

Tras doce años de campañas militares


continuas, Alejandro murió,
posiblemente de malaria, fiebre
tifoidea o encefalitis vírica. Su
única descendencia, un recién nacido
que le sobreviviría unos pocos meses,
dejó el imperio a merced de sus
generales, conocidos como los
diádocos (sucesores), que lo
fraccionaron y repartieron. Más de tres
siglos después de dominio y
colonización griega en áreas tan lejanas
moría la última descendiente de
aquellos hombres acabando así el
conocido como período helenístico o
alejandrino, que fusionó las culturas
griega y mesoriental.
El legado de Alejandro ha sido reflejado
en la historia y mitos tanto de la cultura
griega como de las no griegas y sus
conquistas inspiraron una tradición
literaria en la que aparece como un
héroe legendario, en la tradición de
Aquiles, o como «el maldito
Alejandro» en el libro zoroástrico de

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Entre las culturas orientales se le conoce como Eskandar-e Maqduni (‘Alejandro de


Macedonia’) en persa, Dhul-Qarnayn (‘el de los dos cuernos’) en las tradiciones del
Medio Oriente, Al-Iskandar al-Akbar en árabe, Sikandar-e-
azam en urdu e hindi, Skandar en pashto, Alexander Mokdon en hebreo, y Tre-Qarnayia
(‘el de los dos cuernos’) en arameo, debido a una imagen empleada en monedas acuñadas
durante su reinado en las que aparece con los cuernos de carnero del dios egipcio Amón.
Sikandar, su nombre en urdu e hindi, también se utiliza como sinónimo de ‘experto’ o
‘extremadamente hábil’.

Nacimiento e infancia

Hijo de Filipo II, rey de Macedonia (dinastía de los Argéadas), y de Olimpia, princesa
de la Casa Real de Epiro y se cuenta que el día de su nacimiento se tuvo noticia en la
capital de tres triunfos, el del general Parmenión frente a los Ilirios, la victoria del sitio a
una ciudad portuaria por su padre y la victoria del carro del rey en competición, que fueron
considerados increíbles augurios en aquel tiempo6 aunque probablemente fueran
invenciones posteriores creadas bajo la aureola de grandeza este personaje.
Alejandro tenía el hábito de inclinar ligeramente la cabeza sobre el hombro derecho,7 era
físicamente de hermosa presencia, con cutis blanco, cabello ondulado de color castaño claro
y ojos heterócromos (uno marrón —el izquierdo— y otro gris), que no se sabe si eran así de
nacimiento o como consecuencia de un traumatismo craneal.
Su educación fue inicialmente dirigida por Leónidas,8 un austero y estricto maestro
macedonio que daba clases a los hijos de la más alta nobleza que lo inició en la ejercitación
corporal pero también se encargó de su educación Lisímaco, un profesor de letras bastante
más amable y que se ganó el cariño del Magno llamándole Aquiles y a su padre, Peleo.8
Sin embargo, a los 13 años fue puesto bajo la tutela de Aristóteles, que sería su maestro
en un retiro de la ciudad macedonia de Mieza y le daría lecciones sobre política,
elocuencia y la historia natural. Sabía de memoria los poemas homéricos y todas las noches
colocaba la Ilíada debajo de su cama.9 También leyó con avidez a Heródoto y a Píndaro.
Muy pronto (340 a. C.) su padre lo asoció a tareas del gobierno nombrándolo regente, a
pesar de su juventud.10 En el 338 a. C. dirigió la caballería macedónica en la batalla
de Queronea, siendo nombrado gobernador de Tracia ese mismo año.10 Desde pequeño,
Alejandro demostró las características más destacadas de su personalidad: activo, enérgico,
sensible y ambicioso. Es por eso que, a pesar de tener apenas 16 años, se vio obligado a
repeler una insurrección armada.10 Se afirma que Aristóteles le aconsejó esperar para
participar en batallas, pero Alejandro le respondió: «Si espero perderé la audacia de la
juventud.»
Se cuentan numerosas anécdotas de su niñez, siendo la más referida aquella que narra
Plutarco:11 Filipo II había comprado un gran caballo al que nadie conseguía montar ni
domar. Alejandro, aun siendo un niño, se dio cuenta de que el caballo se asustaba de su
propia sombra y lo montó dirigiendo su vista hacia arriba, hacia el Sol. Su padre le dijo tras
domar a su caballo, Bucéfalo: «Macedonia es demasiado pequeña para ti.» En efecto,
Alejandro quedaba libre para empezar la guerra contra Persia.

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Un nuevo matrimonio de su padre, que podría llegar a poner en peligro su derecho al trono
(no conviene olvidar que el mismo Filipo fue regente hasta la mayoría de edad de su
sobrino, pero se adueñó del trono) le alejó de su padre. Es famosa la anécdota de cómo, en
la celebración de la boda, el nuevo suegro de Filipo (un poderoso noble macedonio llamado
Atalo) rogó por que el matrimonio diera un heredero legítimo al rey, en alusión a que la
madre de Alejandro era una princesa de Epiro y que la nueva esposa de Filipo, siendo
macedonia, daría a luz a un heredero totalmente macedonio y no mitad macedonio y mitad
epirota como Alejandro, con lo cual sería posible que se relegara a este último de la
sucesión. Alejandro se enfureció y le echó encima el contenido de su copa, espetándole: «Y
yo ¿qué soy? ¿un bastardo?» Cuando Filipo, borracho, se acercó a poner orden, Alejandro
se burló diciendo «Quiere cruzar Asia, pero ni siquiera es capaz de pasar de un lecho a otro
sin caerse.» La historia le valió la ira de su padre, teniendo que huir. Sin embargo,
terminaría por perdonarle.10

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