ECOTEOLOGIA Ecumenismo PDF
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ECOTEOLOGA
APORTES DESDE EL ECUMENISMO
EDITORIAL DUNKeN
Buenos Aires 2013
Ecoteologa, aportes desde el ecumenismo / Compilado por Eusebio Lizarralde y Alfredo Salibin. - 1a ed. - Ciudad Autnoma de Buenos Aires : Dunken, 2013. 320 p. ; 16x23 cm. ISBN 978-987-02-6753-9 1. Ecologa. 2. Teologia. I. Lizarralde, Eusebio, comp. II. Salibin, Alfredo, comp. CDD 230
Contenido y correccin: Eusebio Lizarralde - Alfredo Salibin Diseador de tapa: Aitor Lizarralde
Impreso por Editorial Dunken Ayacucho 357 (C1025AAG) - Capital Federal Tel/fax: 4954-7700 / 4954-7300 E-mail: info@dunken.com.ar Pgina web: www.dunken.com.ar
Hecho el depsito que prev la ley 11723 Impreso en la Argentina 2013 Eusebio Lizarralde - Alfredo Salibin e-mail: alfredosalibian72@gmail.com ISBN 978-987-02-6753-9
ndice
Introduccin......................................................................................... 11 Primera Parte Programa.............................................................................................. 13 Informe de las Jornadas. Marcelo Schneider....................................... 15 Ponencia inicial. Alfredo Salibin........................................................ 19 Ecoteologa y cambio climtico: perspectivas ecumnicas. Guillermo Kerber............................................................................ 24 Taller Agua Potable. Adolfo Boy.......................................................... 39 Reflexin sobre el Agua, la Fe y la Justicia. Christopher Morck........44 Teologa de una biosfera amenazada. Lucio Florio............................. 51 Segunda Parte Los OGM y la Iglesia Catlica Argentina............................................ 69 1. Nuestra visin.................................................................................. 72 2. Nuestra Accin................................................................................ 75 3. La Iglesia y los OGM...................................................................... 78 4. Conclusiones.................................................................................... 85 Anexos Los alimentos genticamente modificados han sido invitados al Vaticano........................................................................................... 91 Carta a Mons Marcelo Sanchez Sorondo canciller de la Pontificia Academia de Ciencias..................................................................... 96
A los obispos, pastores, sacerdotes y religiosos................................... 98 Cardenal Turkson y los transgnicos................................................. 102 Documentos del GEE distribuidos en los encuentros de pastoral social.............................................................................................. 105 1) Mar del Plata 2009: Sufrimiento de la creacin...................... 105 2) Mar del Plata 2010: Erradicar la pobreza y promover el desarrollo integral de todos. Preparando el Congreso Nacional de Doctrina Social de la Iglesia Rosario 2011............116 3) 1 Congreso Nacional de Doctrina Social de la Iglesia: El crecimiento no habr de solucionar nuestra pobreza, s nos arrastrar a una catstrofe ecolgica....................................... 120 OGM en el Vaticano. Cultivos transgnicos: gran oportunidad, con prudencia................................................................................ 124 Monsanto, el gobierno argentino y las presiones sobre el Vaticano para obtener un respaldo explcito a los OGM.............................. 127 Algunos aportes para un debate necesario......................................... 130 A propsito de Ingo Potrykus que financiado por la Fundacin Rockefeller aparece ahora como prominente miembro de las Academias Pontificias. Elena Fernndez Guidal.......................... 133 En Argentina abunda de todo menos los sueos. Generando riqueza con pobreza rural e infierno urbano. Adolfo Boy.......................... 139 El camino de la sociedad: la ecologa social de ecoteologa.............. 144 Crecimiento o desarrollo? Empleo o trabajo?............................ 146 Fe cristiana y ecologa........................................................................ 151 Argentina est en pecado. Miguel Esteban Hesayne......................... 154 Tercera Parte Otros artculos, documentos y actividades Valores espirituales para una vida sustentable. Alfredo Salibin....... 167 Recordando un acontecimiento histrico. Alfredo Salibin............... 181 Los cataclismos naturales, los cambios climticos y Dios. Alfredo Salibin............................................................................. 186
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La sociedad del saber y las responsabilidades de las nuevas elites del saber. P. Jos Comblin................................................... 194 Lo que nos dej Ro+20. Alfredo Salibin......................................... 205 Ven espritu santo, renueva toda la creacin!. Chung Kyung........... 210 Mito de la descreacin. Jos Ignacio Gonzlez Faus........................ 221 Tierra: herencia o mercanca? Alfredo Salibin............................... 224 Ecologa, nueva cosmologa e implicaciones teolgicas. Guillermo Kerber............................................................................................ 232 Documentos Mensaje de la IX Asamblea del Consejo Mundial de Iglesias: una invitacin a la oracin............................................................ 247 Declaracin de organizaciones de inspiracin cristiana y organizaciones de otras creencias, a la conferencia de alto nivel sobre la seguridad alimentaria mundial y los desafos del cambio climtico y las bioenergas (Roma, 3-5 de junio de 2008)................ 251 Consejo episcopal latinoamericano. CELAM: SIMPOSIO Latinoamericano y Caribeo Espiritualidad cristiana de la ecologa... 258 Declaracin del Consejo Mundial de Iglesias No ms demoras: La Vida sobre la Tierra est en peligro (Cancn, Mxico, diciembre de 2010)................................................................................... 263 Actividades Encuentro interreligioso..................................................................... 267 San Francisco de Ass y los valores religiosos: aportes para una tica ambiental global. Alfredo Salibin...................................... 269 Foro Interreligioso: Compromiso hacia una nueva cultura ambiental Mayo 2007..................................................................................... 275 Reflexin Interreligiosa Aprendiendo a convivir. Tema X: Cuidado de la Creacin................................................................. 290
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Jornadas: Si quieres promover la paz, protege la creacin erradicar la pobreza y promover el desarrollo integral de todos - Octubre de 2010.......................................................................... 297 Ecologa de la paz (Curso Valores Religiosos, Setiembre 2011), Eusebio Lizarralde........................................................................ 301 Retahla del agua. Carlos Bonilla Avendao..................................... 307 Padre Nuestro Ecolgico.....................................................................311 Oracin a San Francisco en forma de desahogo. Pedro Casaldliga... 312 A modo de eplogo............................................................................. 315 Notas biogrficas de los Compiladores...............................................317
Introduccin
El texto que se presenta obedece a varias motivaciones. Podemos expresarlas de la siguiente manera: el deseo de exponer el trabajo testimonial de un grupo de hombres y mujeres de nuestro pas, preocupados por los problemas asociados a diferentes aspectos del deterioro ambiental que se aprecian desde el nivel ms simple, el local, hasta el ms extenso como es el regional y continental. El trabajo, que se inici hace unos 15 aos, fue llevado a cabo por un grupo interdisciplinario que, desde diferentes historias personales y prcticas religiosas, se sintieron convocados, movidos por la conviccin de que su militancia religiosa no era un impedimento para estudiar, opinar y actuar en temas ambientales; as es que profesionales, cientficos, periodistas, lderes sociales, militantes polticos, o lderes religiosos se acercaron a la propuesta y aportaron sus visiones, generando un espacio de respeto y mutuo enriquecimiento por la va de la reflexin interdisciplinaria sobre las diferentes aristas del tema convocante. El material que se presenta rene parcialmente los textos de las ponencias presentadas en ocasin del ltimo encuentro llevado a cabo en Buenos Aires entre el 28 y 29 de marzo de 2011, en aulas del Instituto Universitario Superior de Estudios Teolgicos (ISEDET); adems de dicho Instituto fueron organizadores el Grupo de Ecologa y Ecumenismo (Parroquia Nuestra Seora del Valle), el Grupo de Reflexin Rural (GRR), FUMEC-ALC y la Iglesia Unida de Canad (IUCanad); se cont con el auspicio del Consejo Mundial de Iglesias (CMI) y de la IUCanad y con la adhesin del Consejo Latinoamericano de Iglesias (CLAI). En la segunda parte desarrollamos el tema de los Organismos Genticamente Modificados (OGM) y la Iglesia. Este es un debate que requiere mucha seriedad y gran apertura para escuchar todas las voces.
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Le hemos dedicado mucho tiempo y esfuerzo, sobre todo en lo que se refiere a los OGM en la agricultura. Un resumen de nuestros trabajos y un anexo de textos y documentos de referencia al tema encontrarn en esta seccin Tambin encontrarn, en la tercera parte, la mencin de algunas actividades del Grupo, resmenes y una serie de artculos y documentos con los que trabajamos asiduamente. Los Editores tiene la esperanza de que este esfuerzo contribuya a generar una voz proftica ecumnica clara de las Iglesias de las diferentes tradiciones y prcticas del mbito de la fe cristiana de nuestro medio en lo referente a los problemas ambientales que afectan a nuestra sociedad; que sea una propuesta asentada en bases cientficas slidas y, adems, de un slido enfoque ecumnico. EUSeBIO LIZARRAlDe AlFReDO SAlIBIN
Primera Parte
JORNADAS DE ECOTEOLOGA FE CRISTIANA Y ECOLOGA (Hacia una ecoteologa ecumnica) 28 y 29 de marzo de 2011, de 15 a 19 hs. Programa Lunes 28: 15 hs. Apertura (Dr. Alfredo Salibin) 15:30: Presentacin de. Guillermo Kerber: (Doctor en Ciencias de la Religin (UMESP) y graduado en Filosofa y Teologa (ITU.) Actualmente en CMI.) Ecoteologa y cambio climtico: perspectivas ecumnicas.
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17:00 Caf 17:20 Dos espacios de reflexin simultneos: 1. Sobre la situacin internacional: Ral Estrada Oyuela (diplomtico. Embajador para el Medio Ambiente. Presidente de la Academia Argentina de Ciencias del Ambiente) 2. Sobre la cuestin bblica y teolgica: Pablo Andiach: (Rector del ISEDET) y Lucio Florio (Docente e investigador universitario UCA) Martes 29: 15 hs. Situacin y estrategias en favor del medio ambiente: Pablo Canziani (Pontificia Universidad Catlica Argentina, Programa de Estudios de Procesos Atmosfericos en el Cambio Global UCA, asesor tema ambiente para la CEA) debate. 16:30: Caf 17 hs. Dos espacios de reflexin simultneos: 1. El medio ambiente y la teologa indgena: Abraham Colque (Rector Instituto Superior Ecumnico Andino de Teologa-Bolivia) Experiencia de las iglesias canadienses: Jin Jotgson (Coordinador de Programa Caribe, Amrica Central y regin Pacfico sur en la Iglesia Unida de Canad.) 2. El agua potable y la fe cristiana: Chris Morck (CLAI Ecuador, coordinador de la REDA) y Adolfo Boy (Ingeniero Agronomo miembro del GRR y GEE) Auspicia: Iglesia Unida del Canad. Consejo Mundial de Iglesias Organizan: , ISEDET, Grupo Ecologa y Ecumenismo (Parroquia Ntra. Sra. del Valle), IUCanad. FUMEC-ALC Adhieren: CLAI, Grupo de Reflexin Rural ESTN TODOS INVITADOS Entrada libre y gratuita Lugar: ISEDET, Camacu 282, Buenos Aires Informacin y contactos; e-mail: ecoteologia. ecumenico@gmail.com
POR MARCelO SCHNeIDeR1 Es un axioma aceptado que a medida que cambie el clima cambiar tambin el mundo en formas espectaculares y, a veces, no deseables. Qu significa este cambio frecuentemente rpido para los cristianos cuya fe est entrelazada con la gloria y la belleza de la creacin de Dios, pero se pone en tela de juicio cuando esa creacin se corrompe y se altera irreversiblemente? La actual reflexin teolgica de las iglesias sobre la administracin de la creacin y el cambio climtico est preparada para afrontar el rpido viraje de los vientos, la meteorologa y la vida sobre la tierra, tal como los conocemos y como los conocieron nuestros antepasados? Estas preguntas bastaron para inducir a diversas iglesias de Argentina a explorar la fe cristiana y la ecologa: hacia una ecoteologa ecumnica, en un seminario celebrado los das 28 y 29 de marzo en el Instituto Universitario ISEDET de Buenos Aires. El evento estuvo patrocinado por ISEDET, el GEE Grupo de Ecologa y Ecumenismo, el Grupo de Reflexin Rural no gubernamental con sede en Argentina y la Federacin Universal de Movimientos Estudiantiles Cristianos (FUMEC) de la Regin de Amrica Latina y el Caribe, y recibi el apoyo del Consejo Mundial de Iglesias (CMI) y la Iglesia Unida del Canad. Una preocupacin obligatoria por la naturaleza Los cambios climticos se producen muy rpidamente y tienen consecuencias sorprendentes, dijo Alfredo Salibian, bilogo argentino, en su alocucin al grupo. Estamos siendo testigos de cambios en nuestras pro1 El Dr. Marcelo Schneider ha trabajado como ayudante del moderador del Comit Central del CMI desde 2006. Vive en Porto Alegre, Brasil, y escribe para varias agencias de noticias ecumnicas y relacionadas con la iglesia de Amrica Latina.
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pias vidas, no slo con respecto al contexto en que vivieron nuestros padres o abuelos, sino tambin con respecto a hace veinte, diez o cinco aos. Salibian propuso la adicin del prefijo eco a la teologa, para reflejar una preocupacin obligatoria y urgente por la naturaleza. Tenemos que recordar que la redencin ofrecida por Jesucristo es bidireccional, dijo. Por una parte es vertical porque permite la restauracin de relaciones de los seres humanos con el Creador. Pero tendemos a olvidar la otra parte de esta relacin, que es horizontal, y que tiene por objeto sanar las relaciones daadas entre los seres humanos y el resto de la creacin. Por ello, Salibin dijo que es hora de actualizar la teologa Latinoamericana, incorporando el prefijo eco para redefinir el significado de creacin, Cristo, ser humano y ecumenismo, a la luz de la administracin de la creacin. Pero hay que ir an ms adelante, dijo el padre del Protocolo de Kyoto, Raul Estrada Oyuela, quien habl en el evento sobre el marco diplomtico internacional vinculado al tema del cambio climtico. Teologa y poltica Estrada Oyuela advirti que la falta de una comprensin mutua entre la teologa y la poltica podra ser perjudicial. Si no comprendemos lo que ocurre en la poltica, ser muy difcil interferir en la construccin de las polticas, afirm. Oyuela presidi el grupo creado por la Primera Conferencia de las Partes en la Convencin Marco sobre el Cambio Climtico (CMNUCC) para negociar un instrumento jurdicamente vinculante sobre el cambio climtico conocido actualmente como el Protocolo de Kioto. Hay muchas personas pertenecientes a las iglesias miembros del Consejo Mundial de Iglesias que participan en los crculos diplomticos internacionales que se ocupan de cuestiones ambientales, dijo, insistiendo en la cuestin de que la iglesia puede tener un poder influyente. Si, teolgicamente, el CMI propone puntos de referencia ticos, por qu no fortalecer el proceso de toma de conciencia y sensibilizacin entre tales
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actores, de forma que el programa ejerza un impacto ms significativo sobre los resultados finales de las negociaciones?. Nosotros, los cristianos, alertamos hace varios aos acerca de la urgente necesidad de promover una tica de responsabilidad social sobre la gestin de los recursos naturales y del cuidado de la creacin, lo que denominamos administracin de la creacin, record Salibian a los oyentes. Este concepto sigue estando en radical oposicin a la escuela de pensamiento actualmente dominante que afirma la supremaca de la economa sobre la naturaleza, y que resulta opresora para muchos seres humanos, adems de romper las relaciones de las personas con la naturaleza. Insistiendo en la necesidad de una revisin de la teologa latinoamericana, el encargado del programa del CMI sobre el cambio climtico, Guillermo Kerber, de Uruguay, aadi que uno de los principales impactos del cambio climtico sobre la teologa es la necesidad emergente de reformar la comprensin teolgica de la creacin. Cul es el lugar del ser humano en la creacin y en relacin con ella? Necesitamos un cambio epistemolgico de nuestra teologa en relacin con la ecologa, dijo Kerber. Paz con la tierra Uno de los esfuerzos metodolgicos realizados durante el evento ha sido el intento de explicar los vnculos entre violencia, construccin de la paz y cuidado de la creacin. Es esto un reflejo de uno de los temas principales, paz con la tierra, de la prxima Convocatoria Ecumnica Internacional por la Paz (CEIP) que se celebrar el 17 al 25 de mayo en Kingston, Jamaica, patrocinada por el CMI, la Conferencia de Iglesias del Caribe y el Consejo de Iglesias de Jamaica. De las reflexiones del seminario celebrado en Argentina surge una visin holstica que trata de basarse en el reconocimiento de que la crisis ambiental derivada del cambio climtico tiene componentes econmicos, polticos y espirituales. El impacto del cambio climtico, especialmente sobre la migracin, est dando lugar a un debate de base tica sobre la cuestin de la justicia
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que implica el testimonio de los grupos ms vulnerables, tales como las mujeres, las poblaciones empobrecidas y los pueblos indgenas. Debemos reconocer que la justicia es un tema central en la Biblia. El Dios de la Biblia es un Dios de justicia que hace justicia. Por ello, incluimos en nuestra teologa la cuestin de la eco-justicia, dijo Kerber. No es sta la primera vez que el CMI y sus iglesias miembros apoyan en Argentina el dilogo y la reflexin sobre la ecologa y la teologa. Adems de un evento sobre el tema el hombre y su medioambiente que tuvo lugar en 1974, se celebr tambin en 1990 un seminario sobre crisis, ecologa y justicia social. El seminario, hospedado por ISEDET, se organiz en preparacin del proceso Justicia, Paz e Integridad de la Creacin (JPIC), que tuvo lugar ese ao en Sel, Corea del Sur.
AlFReDO SAlIBIAN 1. Introduccin 1.1. Nuestro mundo, nuestro tiempo, nuestra sociedad, han cambiado estn en cambio permanente. 1.2. Los cambios ocurren a gran velocidad, generando escenarios impensados en el corto tiempo del ciclo de nuestra vida, en el lapso de una generacin (y an menos que eso). 1.3. Los cambios son de diverso carcter: cientfico-tecnolgicos sociales polticos econmicos culturales, religiosos, etc. 1.4. Los cambios son radicales y de exclusiva responsabilidad de los humanos (sean militantes de la fe cristiana o no) 1.5. Los cambios borran lmites y paradigmas anteriores y los reemplazan por otros: hemos pasado de la era industrial, al posmodernismo, a la de la informacin, del conocimiento o de la gentica. 1.6. Los cambios se ponen al servicio de una globalizacin planetaria, total. 1.7. Los cambios, en su conjunto, modificaron nuestra cosmovisin, afectando las relaciones a) de los seres humanos entre si y b) entre ellos con el resto de la Creacin. 2. Esta mentalidad dominante (la de la globalizacin econmica (o neoliberal), en particular), cuyo aval y promocin no excluye a cristianos y cristianas, personal o institucionalmente, se fortalece.
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2.1. principalmente en la pobreza y la exclusin (poltica, social y econmica) aunque no de manera excluyente en la pobreza y la exclusin de muchos hermanos y hermanas del Hemisferio Sur. 2.2. a expensas de la naturaleza (en su sentido amplio) promoviendo la explotacin con su dominio tecnolgico devenido mercanca, como fuente de sus recursos, acortando el tiempo entre disfrute y desastre, imponiendo una espiral consumista de vueltas cada vez ms breves. 3. En camino a una nueva Teologa 3.1 Ante este panorama, algunos cristianos advertimos, hace varios aos, la urgencia de promover una tica social de la administracin responsable y del cuidado de la Creacin, eso que hemos llamado una Mayordoma de la Creacin (en oposicin a la actual supremaca econmica dominadora de la naturaleza que deviene en opresora de muchos seres humanos, en una dinmica de fractura de las relaciones ser humano-naturaleza. 3.2 Obviamente, lo antedicho conllevaba en forma tcita una autocrtica al cristianismo que heredamos y desde el cual hablbamos, crtica a los actores que adoptaron un estilo de relacin naturaleza-ser humano basado en un modelo unidimensional (antropocntrico), rgidamente institucionalizado, protegido para mantenerse en forma asptica y annima. Todo un estilo de praxis de la fe en relacin a la Creacin que no compartamos. 4. Preguntas y reflexiones 4.1 Nos preguntamos: estar la reflexin teolgica en condiciones de abordar los cambiantes cuadros del pasado y del presente, para elaborar los nuevos sustentos necesarios, con urgencia, para analizar esos cambios con los que nos abruma la compleja realidad de hoy?
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4.2 Ser necesario recordar que la redencin ofrecida por el Jesucristo del cristianismo es bidireccional: vertical para restaurar las relaciones con el Creador y horizontal para el mismo objetivo, sanador, de las relaciones deterioradas con el resto de la Creacin. 4.3 Venimos a este emblemtico sitio para pedir a los telogos y a los lderes eclesiales que contribuyan con su parte a una reorientacin de los temas teolgicos tradicionales en respuesta a las crecientes interpelaciones ecolgicas del tiempo presente que golpean con fuerza y frecuencia crecientes las puertas de nuestras escuelas, templos, etc., donde en muchos casos, el Evangelio proclamado sigue siendo el vertical, un Evangelio espiritualista, alienado, ajeno a las realidades ambientales (que no son ms que realidades de la Creacin). 4.4. Venimos a decir que ha llegado la hora de actualizar la Teologa Latinoamericana, esto es, la de incorporarle el prefijo Eco, el tiempo de la Ecoteologa. 4.5. Obviamente, para cubrir estas demandas el saber teolgico precisa de una revisin de sus cdigos de interpretacin; temas como Creacin, hombre, Cristo o Ecumenismo deben ser replanteados a la luz de nuevos y cambiantes escenarios que albergan al hombre y la mujer de Amrica Latina, en contextos locales, particulares. 4.6 La espiritualidad cristiana no ser una espiritualidad que refleje el amor de Dios si no busca el reino de Dios y su justicia para toda la Creacin. 4.7 Quisiramos que la Mayordoma de la Creacin no se agote en la observacin admirada, desde afuera y desde arriba, del orden y de la belleza de la naturaleza. No deberamos olvidar que todos, hombres y mujeres, desposedos y excludos, originarios y migrantes, vctimas de la injusticia y de la miseria en todas sus presentaciones, todos somos por igual parte de ella. Estamos convencidos que no estamos fuera de la Creacin, que no somos sobrenaturales; somos, en cambio, parte de ella y evolucionamos con ella. 4.8 Queremos reflexionar teolgicamente en torno a la propuesta de un modelo ecolgico que coloque al ser humano como responsable
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del destino y la esperanza del planeta, en el contexto de su peculiar realidad, esto es, vivir y convivir con otros y con la naturaleza, administrando su capacidad (nica) de transformar sus ambientes (en su favor o en su perjuicio por igual). 4.9 No podemos ocultar nuestra conviccin de que cualquiera sea el camino que sea adoptado para concretar nuestra propuesta, no se podr soslayar el aporte multidisciplinario de los cientficos. 5. Los ejercicios de Mayordoma de la Creacin: una historia de frustraciones? 5.1. Hemos llegado con una historia y una trayectoria que empez aqu mismo hace casi cuatro dcadas. Fue en 1974: abrimos entonces, en forma pionera en la regin, un nuevo camino; fue el mismo ao de la Consulta que auspici el CMI en Bucarest, a cientficos, telogos y economistas (en la cual se arrib a la conclusin una dcada antes del Informe Bruntland que la justicia socio-econmica y la sustentabilidad ecolgica no pueden disociarse). Haca dos aos que se haba celebrado la Conferencia de Estocolmo. 5.2. Cabe sealar que en el tiempo transcurrido desde entonces muchas ONGs y organizaciones internacionales abordan ambas dimensiones (justicia socio-econmica y sustentabilidad) en forma independiente, disociada. Los cristianos estamos convencidos que esa disociacin no es conducente; por ello los abordamos en conjunto. 5.3. Acreditamos un camino recorrido, a veces solos y otras acompaados o acompaando, en experiencias siempre enriquecedoras. Si tuvisemos que hacer un balance de la experiencia acumulada en nuestra regin diramos que hemos avanzado, pero bastante menos de lo esperado, que no hemos podido superar la barrera de emprendimientos limitados, discontinuados, sin impactos institucionales. 5.4. El tema ambiental sigue ausente sin aviso en la pastoral de las Iglesias cristianas. Sus liderazgos, salvo excepciones, o se limitaron a ornos con simpata y curiosidad o comprometieron su apoyo y auspicio en forma limitada o discontinua.
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En las imgenes que siguen tratar de ilustrar algunos aspectos de nuestras actividades; obviamente, por razones de tiempo, el aporte ser limitado y dejar de lado otras valiosas experiencias.
GUIlleRmO KeRBeR Introduccin: Que veinte aos no es nada? Hace veinte aos, aqu en el ISEDET, organizbamos el Segundo Encuentro Latinoamericano de Cultura, Etica y Religin frente al Desafo Ecolgico. El primero haba tenido lugar en Montevideo, un ao antes. En Buenos Aires, el Segundo tuvo como ttulo Crisis, Ecologia y Justicia Social. Inaugurado por el director del Centro Franciscano del Uruguay, Fray Jorge Peixoto, el Encuentro a travs de ponencias plenarias de reconocidas personalidades como por ejemplo Enrique Dussel, Antonio Moser, y Alejandro Langer cont con talleres donde se reflexionaron diversas temticas. El obispo Federico Pagura traa, en aquella oportunidad el proceso conciliar de Justicia, paz e integridad de la creacin del Consejo Mundial de Iglesias[2]. En aquella poca, la ecoteologa era una respuesta a la denominada crisis ecolgica en los 80. Veinte aos despus, qu ha cambiado en la eco-teologa? Es evidente que en varios niveles ha habido un desarrollo sumamente importante en la temtica. Decenas, si no centenas, de libros han sido publicados, curricula han sido desarrollados, hay un blog y un grupo Facebook con ese nombre, etc. En mi presentacin quiero introducir algunos temas centrales de la reflexin ecoteolgica planteados por el desafo del cambio climtico. El tema del cambio climtico no agota, evidentemente el contenido de la eco-teologa. Hay una inflacin y moda del cambio climtico, con lo que su contenido ha sido devaluado y considerado de forma muy superficial.
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Lo que intentar es mostrar algunos elementos claves del mismo y por qu plantea desafos a la eco-teologa. Mi presentacin contar con los siguientes puntos: 1. La ciencia del cambio climtico 2. Implicaciones eco-teolgicas 2.1. Una renovada teologa de la creacin 2.2. Las dimensiones de la eco-justicia 2.3. Una espiritualidad de la creacin 3. Conclusin 1. La ciencia del cambio climtico En los ltimos aos, la investigacin cientfica sobre el cambio climtico se ha desarrollado considerablemente, y se ha confirmado que las actividades humanas, como la quema de los carburantes fsiles, son muy probablemente las responsables del cambio climtico. El calentamiento del planeta ya est teniendo muchas consecuencias medibles y en el futuro esperan cambios de gran envergadura. Cmo podemos adaptarnos a estos cambios? Pueden las medidas de atenuacin/mitigacin limitar la magnitud del cambio climtico y de sus impactos? En 2007, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climtico (GIECC) trat de responder a estas cuestiones a travs de su Cuarto Informe de Evaluacin, que rene las informaciones cientficas, tcnicas y socio-econmicas disponibles sobre el cambio climtico en todo el mundo. A continuacin, resumo algunos de los contenidos esenciales de dicho informe de evaluacin[3]. Cules son las causas del cambio climtico? El clima del planeta depende de muchos factores. La cantidad de energa procedente del Sol es el ms importante de ellos, aunque tambin intervienen otros factores como la concentracin de gases de efecto invernadero y aerosoles en la atmsfera o las propiedades de la superficie terrestre.
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La concentracin atmosfrica de gases de efecto invernadero como el dixido de carbono (CO2), el metano (CH4) y el xido nitroso (N2O) ha aumentado notablemente desde el comienzo de la revolucin industrial. Esto se debe principalmente a actividades humanas como la quema de combustibles fsiles, el cambio en los usos de la tierra y la agricultura. Por ejemplo, la concentracin atmosfrica de dixido de carbono es en la actualidad muy superior a la que ha existido en los ltimos 650.000 aos. Adems, a lo largo de los ltimos diez aos esta ha aumentado al ritmo ms alto desde que comenzaron los registros sistemticos alrededor de 1960. Es muy probable que desde 1750 las actividades humanas, en su conjunto, hayan provocado el calentamiento del planeta. Qu cambios climticos se han observado hasta el momento? El calentamiento del clima global es una realidad incontestable, evidenciada por numerosas observaciones en torno al aumento de las temperaturas atmosfricas y ocenicas, el derretimiento generalizado de nieve y hielo y el aumento del nivel medio global del mar. El ao 2010 ha sido el ao ms clido desde que se llevan registros. Y once de los ltimos doce aos figuran entre los aos ms clidos que se han registrado desde que comenzaron a medirse las temperaturas de la superficie terrestre (1850). Entre 1906 y 2005, la temperatura mundial de la superficie terrestre ha experimentado un aumento de 0,74 C. El calentamiento medio en los ltimos 50 aos (0,13 C por dcada) es casi el doble que la tendencia de los ltimos 100 aos. Tambin han aumentado las temperaturas de la estratosfera y de los ocanos, as como la cantidad de vapor de agua que se encuentra en la atmsfera. En ambos hemisferios se ha reducido el porcentaje de glaciares de montaa, campos de hielo y glaciales de meseta, contribuyendo parcialmente al aumento mundial del nivel del mar. Las lminas de hielo de Groenlandia y del Antrtico tambin han favorecido el aumento del nivel del mar que se cuenta en 17 cm en total para el siglo XX.
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Se han observado numerosos cambios climticos a largo plazo, a escala de continentes, regiones y cuencas ocenicas, incluso cambios en las temperaturas y el hielo en el rtico, el nivel general de precipitaciones, la salinidad de los ocanos, el rgimen de vientos y las condiciones climatolgicas extremas (por ejemplo sequas, fuertes precipitaciones, olas de calor o ciclones tropicales ms intensos). De qu forma ha cambiado el clima en el pasado? Los datos sobre el pasado climtico apuntan a que las temperaturas de la segunda mitad del siglo pasado son excepcionales, al menos, en comparacin con los ltimos 1300 aos. La ltima vez que el clima experiment un largo periodo de calor superior al de ahora fue durante el ltimo periodo interglaciar hace unos 125.000 aos. Entonces la reduccin del volumen del hielo polar haba conducido a un aumento del nivel del mar de 4 a 6 metros. Qu factores estn causando los cambios climticos actuales? Es muy probable que gran parte de la variabilidad de temperaturas observada en el hemisferio Norte a lo largo de los siete siglos anteriores al siglo XX se produjera a causa de erupciones volcnicas y cambios en la intensidad de la radiacin solar. Sin embargo, parece ser que el alza de la temperatura global desde 1950 est en gran parte vinculada con el aumento de la concentracin de gases de efecto invernadero generados por la actividad humana. En la actualidad, otros aspectos del clima se ven claramente afectados por dicha actividad humana, como el calentamiento de los ocanos, las temperaturas medias continentales, las temperaturas extremas y los regmenes de vientos. Los modelos climticos actuales que simulan la evolucin de las temperaturas en cada uno de los seis continentes proporcionan pruebas ms concluyentes de la influencia del ser humano sobre el clima que el anterior informe de evaluacin del GIECC.
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Qu impactos del cambio climtico ya han sido observados? Los glaciares estn fundindose en muchos lugares del mundo. Los mantos de nieve y de hielo se estn fundiendo y las superficies heladas se estn descongelando. El caudal de los ros alimentados por el deshielo de la nieve y de los glaciares tambin ha aumentado, as como la temperatura de los lagos y ros. Acontecimientos primaverales como las migraciones se inician ms temprano y el rea de distribucin geogrfica de ciertas especies se extiende hacia los polos. Asimismo, el CO2 derivado de las actividades humanas ha causado un aumento de la acidez de los ocanos, lo que a su vez ha generado impactos negativos de los cuales no se sabe mucho pero que son potencialmente graves. Los datos acumulados a lo largo de los ltimos aos indican que los cambios que se estn produciendo en muchos de los sistemas biolgicos y fsicos estn relacionados con el calentamiento producido por las actividades humanas. Es muy probable, por tanto, que el calentamiento observado desde 1950 sea debido en gran parte al aumento de los gases de efecto invernadero generados por las actividades humanas. Qu cambios se esperan para el futuro? Segn una serie de escenarios de emisiones, se prev que la temperatura global aumentar de 0,2C por dcada en las prximas dos dcadas. Las mejores estimaciones del calentamiento medio del aire de la superficie terrestre entre 1980 y 2090 lo sitan entre 1,9C y 4,0C. Adems se espera un aumento de 18 a 59 cm del nivel medio global del mar, segn el escenario para finales del siglo XXI (2090-2099). Sin embargo, las previsiones sobre el aumento del nivel del mar no toman en cuenta el hecho de que el flujo de hielo procedente de las capas de hielo de Groenlandia y del Antrtico podra ser ms rpido en el futuro de lo que lo ha sido en los ltimos aos. Esto podra aumentar las previsiones de 10 a 20 cm, o incluso ms, pero los conocimientos al respecto son todava demasiado limitados para poder incluirlo en los modelos con cualquier grado de fiabilidad.
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Se prev que las pautas geogrficas de cambio climtico permanecern similares a las que se han observado en las ltimas dcadas. El calentamiento ser ms pronunciado sobre la superficie terrestre, sobretodo en altas latitudes, y ms reducido en el Ocano Antrtico y en algunas zonas del norte del Ocano Atlntico. Otros cambios previstos incluyen: La acentuacin de la acidificacin de los ocanos causada por el aumento de la concentracin de gases de efecto invernadero en la atmsfera. La disminucin de la cubierta de nieve, del hielo marino y del permafrost. El aumento de la frecuencia de las temperaturas extremadamente clidas, olas de calor y fuertes precipitaciones. El aumento de la intensidad de los ciclones tropicales (tifones y huracanes). El desplazamiento hacia los polos de la trayectoria de las tormentas extra-tropicales, con cambios consecuentes en materia de regmenes de vientos, precipitaciones y temperatura. El aumento de las precipitaciones en latitudes altas y disminucin de las lluvias en la mayora de las regiones subtropicales. La reduccin de la circulacin de las corrientes del Ocano Atlntico. Frente a los cambios comprobados y los previstos es urgente implementar medidas de atenuacin/mitigacin y adaptacin. Es cierto que en el mundo cientfico y allende el mismo, existen escpticos. Algunos no aceptan que haya cambio climtico. Otros aceptndolo, niegan la injerencia humana en el mismo. Dentro de la comunidad cientfica, los escpticos son una minora que tiene gran prensa. Son varios, lo que aceptan los informes del GIECC, an con las limitaciones que han mostrado, como el consenso cientfico sobre el cambio climtico[4].
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A nivel internacional, las recientes Conferencias de Estados Partes de la Convencin Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climtico, han mostrado que la comunidad internacional est an muy lejos de responder, incluso dentro de los insuficientes requerimientos del Protocolo de Kyoto (el instrumento vinculante de la Convencin). El trabajo de incidencia poltica en este nivel, basado en una amplia movilizacin, contina siendo sumamente relevante. 2. Implicaciones eco-teolgicas 2.1. Una renovada teologa de la creacin Una primera cuestin planteada por la crisis climtica es la cuestin de la creacin. La Biblia ensea la plenitud de la creacin, la vida es creada y sostenida por la fuerza del Espritu Santo de Dios (Gnesis 1, Romanos 8). Dios cre al ser humano del polvo de la tierra (adamah adam) (Gnesis 2), y le encomienda el cuidado del jardn (Gnesis 2,15), porque la humanidad no es la duea de la tierra, sino la administradora responsable de la integridad de la creacin. Dios ha creado un mundo con amor con los recursos suficientes para sostener a las generaciones de seres humanos y otros seres vivos. Pero la humanidad no siempre ha respondido con fidelidad a su vocacin. El pecado rompe la relacin de la humanidad con Dios y con el orden creado (Gnesis 3 y 4, Jeremas 14, Oseas 4,1-3). La creacin entera lleva los signos del pecado humano mientras aguarda la manifestacin gloriosa de los hijos de Dios (Romanos 8,19) [5]. Pero ms all de esta doctrina teolgica de la creacin, desde el comienzo del anlisis de la crisis ecolgica, hubo una fuerte crtica a la tradicin judeocristiana, como responsable de la crisis. Lynn White Jr. public en la revista Science en 1967 un artculo, Las races histricas de la crisis ecolgica[6], destacando la responsabilidad de la teologa judeocristiana. Segn White, la situacin ambiental actual es una consecuencia directa del mandato del Gnesis 1,28, Sed fecundos y multi-
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plicaos, y llenad la tierra y sometedla. Dominad sobre los peces del mar, las aves y todo ser viviente que se mueve sobre la tierra. Como muchos telogos han demostrado, sin embargo, el concepto de dominacin y sumisin en el momento de la redaccin de los relatos de la creacin en el Gnesis no se puede comparar con las posibilidades que la revolucin cientfica y tecnolgica ha proporcionado al ser humano en los ltimos dos siglos. El telogo reformado alemn Jrgen Moltmann, por ejemplo, en su libro Dios en la creacin[7], responde a las crticas de White y ofrece valiosas reflexiones sobre una nueva teologa de la creacin. Los captulos del libro son ya una introduccin a esta teologa: En la crisis ecolgica, la creacin del conocimiento, Dios el creador, el momento de la creacin, la creacin del espacio, la corporalidad es la meta de todas las obras de Dios y el captulo final, el sbado, la fiesta de la creacin. En un apndice se referir a los smbolos del mundo: la Madre Tierra, la fiesta de los cielos y la tierra, el mundo como un baile, el gran teatro del mundo, el juego como un smbolo del mundo, etc. Desafortunadamente, la teora ecolgica de la creacin (el subttulo del libro de Moltmann), como un captulo de la eco-teologa, est lejos de ser un referente en los Seminarios y las Facultades de Teologa. Hay esfuerzos, pero no son suficientes. En cambio, en algunos casos, teoras consideradas obsoletas como el creacionismo, han tenido un importante desarrollo en los ltimos aos. Hay, por tanto, una necesidad de una nueva teologa de la creacin que se alimente de una interpretacin ms profunda de la Biblia y la tradicin de la iglesia. Los Padres de la Iglesia, han desarrollado una teologa de la creacin maravillosa. San Juan Damasceno, dijo, ya en el siglo VII, La tierra entera es un icono vivo del rostro de Dios.
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Cuidar de la creacin, cultivar y cuidar el jardn, como pide Dios (Gen 2,15) es una tarea ineludible para los seres humanos y en especial para los cristianos como parte de su vocacin ms profunda. 2.2. Las dimensiones de la eco-justicia En segundo lugar, en una lectura eco-teolgica, el cambio climtico es una cuestin de justicia. El informe del GIECC dice, en varias ocasiones, que las comunidades ms pobres, los grupos vulnerables (por ejemplo, comunidades indgenas, mujeres, nios, personas con discapacidad) son y sern los ms afectados por las consecuencias del cambio climtico. No hay duda de que esta constatacin exige una mirada tica sobre la cuestin. De acuerdo a sta, las consecuencias del cambio climtico son tambin una cuestin de justicia, ya que estas comunidades vulnerables, incluidos los pases ms vulnerables, son las que menos han contribuido a las causas del cambio climtico debido a que sus emisiones de dixido de carbono (CO2) son mnimas en comparacin con los pases industrializados. A la vez las vctimas del cambio climtico empiezan a ser reconocidas. Nuevos trminos se han comenzado a utilizar, no sin reacciones adversas, por ejemplo el de refugiados climticos, o desplazados ambientales[8]. Podemos preguntarnos: qu es la justicia de las vctimas del cambio climtico? De hecho, una teora de la justicia de las vctimas ya ha sido desarrollada. El filsofo espaol Reyes Mate, que ha publicado numerosos trabajos sobre este tema, dice: Las vctimas siempre han estado con nosotros, pero hasta ahora eran invisibles porque se consideran el precio a pagar para el funcionamiento de la historia. Sin embargo, ahora son visibles, y eso significa que no se ve su situacin como algo natural o inevitable, sino como una injusticia que requiere una respuesta[9]. Mol-
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tmann, a su vez, invoca la justicia creadora de Dios para los derechos de las vctimas[10]. Hablar, pues, acerca de la justicia de las vctimas del cambio climtico[11], a travs de una perspectiva teolgica, implica reconocer que la justicia es un tema central en la Biblia. Dios es un Dios de justicia, que imparte justicia a los pobres, la viuda, al hurfano, al extranjero, los trminos bblicos para referirse a los oprimidos, los marginados, las personas vulnerables, las vctimas. Como leemos en el Deuteronomio: (Dios) hace justicia al hurfano y a la viuda, y muestra su amor al extranjero dndole pan y vestido. Muestren, pues, amor al extranjero, porque ustedes fueron extranjeros en la tierra de Egipto. (Deut 10,18-19) La bsqueda de la justicia en la Biblia est ntimamente relacionada con los derechos de los oprimidos y vulnerables, lo que puede llamarse, en trminos del derecho internacional, los derechos de las vctimas[12]. Porque el amor de Dios por los ms vulnerables, la defensa de los ms pobres, tambin son expresados en lenguaje jurdico en ciertos pasajes de la Biblia: Aprended a hacer el bien, buscad la justicia, reprended al opresor, defended al hurfano, abogad por la viuda (Isaas 1,17) O, como expresa el profeta Malaquas: Me acercar a vosotros para el juicio, y ser un testigo veloz contra los hechiceros, contra los adlteros, contra los que juran en falso y contra los que oprimen al jornalero en su salario, a la viuda y al hurfano, contra los que niegan el derecho del extranjero y los que no me temen (Malaquas 3,5) Jess en su vida, expres su preocupacin por los pobres y su preocupacin por la justicia. Esto es evidente en la obertura del Sermn
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de la Montaa, que se puede considerar el discurso programtico de Jess: Bienaventurados ustedes los pobres, porque de ustedes es el reino de Dios (Lucas 6,20). Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, pues ellos sern saciados (Mateo 5,6). Diversos trminos se han acuado en estos ltimos aos para referirse a esta dimensin de la justicia: justicia ecolgica, justicia climtica[13], eco-justicia. Preferimos esta ltima ya que engloba a la vez ecologa y economa a la vez que puede vincularse con ecumenismo, al compartir la raiz oikos, oikia. 2.3. Una espiritualidad de la creacin Un tercer elemento, es la necesidad de reflexionar sobre el lugar de la creacin en nuestra espiritualidad, en nuestra mstica. Hace veinte aos, en 1990, Matthew Fox escriba Espiritualidad de la Creacin[14]. Ms recientemente, una serie de libros intentan responder a las nuevas preguntas espirituales que plantea el reto del cambio climtico. Alastair McIntosh, por ejemplo, en su libro Infierno y aguas turbulentas[15], afirma que la crisis del clima no puede ser resuelta slo por medios tcnicos, econmicos y polticos, tenemos que mirarnos a nosotros mismos y recurrir a la psicologa y la espiritualidad. Para el autor, el orgullo y la violencia llevaron al ecocidio, el asesinato de la tierra[16]. Hoy en da, nuestras sociedades en el mundo viven en un ecocidio. Recuperar una relacin sana con toda la creacin es un requisito previo para hacer frente a un mundo dividido entre el consumismo extremo y la muerte por inanicin. David Hallman, en sus Valores espirituales para la Comunidad de la Tierra[17] incluye la suficiencia como un valor espiritual. Suficiencia implica moderacin en las sociedades hiperconsumidoras y a la vez dignidad y lo suficiente en las comunidades pobres. Otros valores que propone Hallman son: la gratitud, la humildad, la justicia, el amor, la paz, la fe y la esperanza.
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Las telogas eco-feministas como Sallie McFague, Rosemary Radford Ruether, Yvone Gebara[18] han hecho aportes sumamente valiosos para una construccin eco-teolgica, haciendo hincapi en valores como la compasin y la curacin[19]. Conclusin: Tareas para la eco-teologa El desafo del cambio climtico tiene impactos tales en varias regiones que los Consejos Regionales de Iglesias han hecho de las consecuencias del cambio climtico una prioridad en su trabajo. Tal es el caso, por ejemplo de la Conferencia de Iglesias de Toda frica o la Conferencia de Iglesias del Pacfico. Esta ltima ha creado un programa para responder especficamente al desplazamiento de poblaciones enteras en la regin debido al cambio climtico, como es el caso de Tuvalu o Kiribati. En Papua Nueva Guinea las Islas Carteret ya han sido evacuadas y su poblacin trasladada a regiones ms altas (Bougainville). El Consejo Mundial de Iglesias a travs de diversas tomas de posicin[20] ha afirmado la necesidad de tener una visin holstica que englobe las diferentes dimensiones de una problemtica compleja: lo cientfico, lo poltico (local, regional, internacional), lo econmico, lo tico-teolgico-espiritual, la praxis. Una problemtica compleja requiere a la vez una respuesta en todos estos niveles a la vez. En esta respuesta la cooperacin con otras religiones ha sido fecunda. Muchas tradiciones religiosas, por ejemplo las indgenas latinoamericanas, tienen una sabidura en la relacin con la tierra de la que pueden aprender las tradiciones cristianas. La gravedad de la problemtica radica en que lo que est en juego es el futuro de la creacin y del lugar (si le cabe) del ser humano en ella. Porque de hecho la creacin puede existir sin el ser humano pero el ser humano no puede existir sin la creacin.
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Las iglesias pueden jugar un rol importante en esta tarea, profundizando, ampliando, lo que algunos visionarios proponan hace veinte, treinta o cuarenta aos. Una eco-teologa articulada, responsable y liberadora es una condicin sine qua non para este componente de la misin de las iglesias[21]. Articulada, porque no puede ignorar la ciencia, la poltica, la economa, la espiritualidad, la teologa. Responsable porque tiene que ir ms all del mbito exclusivamente acadmico y ser consciente de su rol en comunidades, congregaciones, movimientos sociales, etc. Liberadora, porque, como lo mostr el Foro de Teologa y Liberacin en Belm, en el 2009[22], la eco-teologa tiene que escuchar el grito de la tierra junto al grito de los pobres, los indgenas, los afroamericanos, los excluidos y responder efectivamente. Y estas tareas dependen tambin de nosotros. Guillermo Kerber es uruguayo, doctor en Ciencias de la Religin (UMESP, Brasil). Antiguo docente de Etica Social en la Universidad de la Repblica y la Universidad Catlica en Montevideo, Uruguay, actualmente coordina el Programa sobre Cuidado de la Creacin y Cambio Climtico en el Consejo Mundial de Iglesias, en Ginebra, Suiza. Ha publicado diversos libros y artculos sobre la temtica en castellano, francs, ingls y portugues. [1] Presentacin realizada en el ISEDET, Buenos Aires, Argentina, en el Encuentro sobre Ecoteologa en Marzo de 2011. [2] Cf. AUTORES VARIOS, Crisis, ecologa y justicia social, Montevideo, CIPFE, 1991. [3] Los informes del GIECC (en ingls IPCC) pueden ser encontrados en su pgina web: http://www.ipcc.ch/home_languages_main_spanish.shtml. Los datos que siguen estn tomados del resumen de Greenfacts en: http://www.greenfacts.org/es/cambio-climatico-ie4/ index.htm
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[4] Cf.e.g. ORESKES, Naomi, The scientific consensus on climate change, Science, December 2005, accesible en: http://www.sciencemag.org/content/306/5702/1686.full [5] Cf. La fundamentacin teolgica que presentan las declaraciones del CMI sobre cambio climtico, Nota sobre el calentamiento terrestre y el cambio climtico (2008) y Declaracin sobre el Dcimo aniversario del protocolo de Kyoto (2009), accesibles en: http://www. oikoumene.org/es/documentacion/documents.html [6] Cf. WHITE, Lynn, Jr. The Historical Roots of Our Ecological Crisis, Science 155 (1967) 1203-1207. [7] MOLTMANN, Jrgen, Dios en la creacin, Sigueme, Salamanca 1984. [8] Cf.e.g. Conference on Protection and Reparations for Climate Refugees, BfW-PCC-WCC, Chavanes de Bogis, 2010, accesible en: http://www.oikoumene.org/fileadmin/files/wcc-main/documents/ p4/climate/1005%20-%20Cl%20refugees%20-%20report.pdf [9] Cf. inter alia, REYES MATE, Justicia de las vctimas, Madrid, Anthropos, 2008. [10] Cf. inter alia, MOLTMANN, J., The final judgement: Sunrise of Christs liberating justice, 37th National Theological Conference, Trinity Institute, 2007, accesible en: http://www.trinitywallstreet.org/ onlinetv/webcast.php?t=webcast&id=40242&s=1; MOLTMANN, J.; Justice for victims and perpetrators, Reformed World, Volume 44, N 1 (March 1994). [11] Desarrollamos ms este tema en: KERBER, Guillermo, Justia das vtimas do cambio climtico, en SUSIN, Luiz Carlos y DOS SANTOS, Joe Maral G, Nosso Planeta, Nossa Vida: Ecologia e Teologia, So Paulo, Paulinas 2011. [12] Fue el jurista francs Louis Joinet quien desarroll los derechos de las vctimas (el derecho a saber, el derecho a la justicia, el derecho a la reparacin, ) en el marco de los derechos civiles y polticos. Cf. La cuestin de la impunidad de los autores de violaciones de los derechos humanos (civiles y polticos) Informe final establecido por
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M.L. Joinet (E/CN.4/Sub.2/1997/20/Rev.1). Cf. http://www.unhchr. ch/huridocda/huridoca.nsf/(Symbol)/E.CN.4.sub.2.1997.20.Rev.1.Sp [13] Cf. Inter alia, KERBER, Guillermo, Tesis sobre la justicia climtica, Revista Latinoamericana de Teologa, diciembre 2009, accesible en: http://www.servicioskoinonia.org/relat/395.htm [14] FOX, Matthew, Creation Spirituality, San Francisco, Harper 1990. [15] MCINTOSH, Alastair, Hell and High Water. Climate change, hope and the human condition, Edinburgh, Birlinn 2008. [16] dem, p. 131. [17] HALLMAN, David G. Spiritual values for earth community, Geneva, WCC 2000. [18] Cf. RADFORD-RUETHER, Rosemary, Gaia and God, London, SCM, 1993; MC FAGUE, Sallie, Modelos de Dios, Madrid, Sal Terrae 1994; MCFAGUE, Sallie, The Body of God, Philadelphia, Fortress Press, 1993. GEBARA, Ivone, Teologia ecofeminista, So Paulo, Olho dgua, 1997 [19] Cf.e.g. RADFORD-RUETHER, Rosemary (ed), Women healing earth, Orbis, New York 1996. [20] Las ms recientes declaraciones oficiales del CMI estn recogidas en Climate Change and the World Council of Churches. Background information and recent statements, Geneva, WCC 2011, accesible en: http://www.oikoumene.org/?id=3416 [21] El nmero de noviembre de 2010 de la International Review on Missin con el ttulo Missin and Creation recoge varios artculos sobre esta temtica. [22] Las ponencias del Foro fueron recogidas en el libro citado en la nota 11.
ADOlFO BOY Todos los que nos encontramos aqu tenemos conciencia de la centralidad del agua en los libros Sagrados, la sacramentalidad y la vida religiosa toda, por otra parte nadie duda que el agua es la fuente de la vida, la que es inconcebible sin ella. Desde mi profesin de agrnomo, me resulta imposible pensar en el agua, sin relacionarla ntimamente con la semilla y, desde esa unin surge el alimento. En este contexto, quiero analizar algunas frases que se repiten con frecuencia entre nosotros, tal vez sin hacer un anlisis previo de su contenido: nos estn robando el agua o las prximas guerras sern por el agua cuando no, se llega al extremo de asegurar que es un recurso escaso se acaba el agua. Por cierto que la primer observacin que debemos hacer es diferenciar agua sera cmico decir agua a secas de agua potable. Estos conceptos se utilizan como sinnimos, y no lo son; pero repetidos hasta el cansancio, aparecen como similares, lgicos, indiscutibles, en una sociedad que est atosigada de informaciones y datos cientficos contradictorios, que no tiene tiempo de analizar en profundidad. A comienzo de los 80, recin inaugurado el complejo Zarate Brazo Largo, fui invitado a Concordia, provincia de Entre Ros y, en una recorrida por la regin, pude ver los preparativos para mudar los habitantes de la ciudad de Federacin, que sera cubierta por las aguas de la futura represa de Salto Grande. El futuro de esa poblacin estaba en la nebulosa y la preocupacin por ella haba sido la construccin de Nueva Federacin unos kilmetros al norte del actual asentamiento.
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Aos mas tarde y de regreso a la regin mencionada, encontr a Nueva Federacin como ciudad termal, generando una actividad turstica, que se ha convertido en base de la ocupacin para los habitantes que fueron desplazados de su ciudad. En el transcurso de los aos, tal vez siguiendo la idea de Nueva Federacin, otras ciudades entrerrianas perforaron costosos pozos para localizar aguas termales; Chajar, Coln, Villa Elisa, La Paz, Gualeguaych, cada uno con diferencias en temperaturas, en el caso de Villa Elisa: agua caliente y salobre, pero en todos los casos el uso del agua es para diversin y hasta lo que conozco, el agua es desviada al ro o arroyo mas cercano, sin hacer otro uso de ella. De acuerdo a lo expuesto, vale preguntarnos si no somos nosotros los verdaderos ladrones de este agua, y en particular reflexionar que solo es usada para recreacin. El nmero 485, del Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia nos impone que: El agua, por su misma naturaleza, no puede ser tratada como una simple mercanca ms entre las otras, y su uso debe ser racional y solidario. Las comunidades entrerrianas que hemos mencionado seguramente vieron en estas fuentes de agua una solucin a sus problemas una mercanca mas que en momentos de crisis les gener actividad turstica y con ella un crecimiento econmico, muy difcil de lograr por otros medios, en pocas de globalizacin, cuando la leche de la vaca del vecino es mas cara que la que viene de China. Concretamente un amigo de Villa Elisa pregunt mi opinin sobre una posible perforacin con el fin de establecer actividades tursticas, luego de hacerle el razonamiento desde mi profesin sobre la pertinencia de dedicar el agua a la produccin de alimentos me admiti que, ese razonamiento, que l consideraba racional, era imposible de esgrimir en una comunidad acosada por la crisis de desempleo y que vea en sus vecinos resultados econmicos satisfactorios.
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Algn tiempo despus que la costosa perforacin se haba concretado, mi amigo, casi desesperado, me comunica que el agua de la terma de Villa Elisa sali salada, me dice Qu hacemos ahora? el problema, inesperado, es que al desaguar los natatorios se contaminaran los terrenos vecinos resultado nada racional o solidario. Las experiencias relatadas, hacen recordar a los servidores de Isaac, que cavando encontraron un manantial, los pastores de Guerar le dijeron a los de Isaac: Esa agua es nuestra. Entonces Isaac llam a ese pozo Esec, que significa Litigio Despus cavaron otro pozo, y volvi a producirse un altercado a causa de l. Por eso Isaac lo llam Sitn, que significa Hostilidad (Gn26, 19-21), es entonces fcil imaginar que las controversias y litigios entre esas comunidades entrerrianas. Tanto en los momentos previos a las perforaciones, como hasta hoy no han trascendido declaraciones y/o cartas pastorales o de grupos de creyentes, que cuestionaran el destino del agua que, segn los datos que circulan provienen de una de las reservas mas importantes del planeta. Es triste ver que en la lista de tales ciudades est Gualeguaych, que durante aos luch contra la pastera uruguaya por contaminar el agua del ro Uruguay, viendo la paja en el ajo ajeno ignorando y sin cuestionar el despilfarro de la terma local. Es que en nuestras parroquias, congregaciones y asambleas, no es el agua un tema que merezca la iluminacin bblica; de all que la sequa que amplias regiones de nuestro pas estn soportando, no logra focalizar el cuestionamiento de cmo los desmontes, los monocultivos, los caminos, la urbanizacin, agreden la Creacin, y son causa de los desequilibrios climticos que estamos padeciendo. Es frecuente que la angustia de agricultores y ganaderos encuentre eco en los pastores que reaccionan convocando a los fieles a oraciones comunitarias, procesiones y rogativas al Padre Bueno y Misericordioso, para que nos mande la lluvia. Las consecuencias de los desastres causados por la codicia del hombre son conocidas y documentadas no solo en el mbito cientfico, sino tambin publicadas en la prensa, internet y documentales, sin embargo no hay peor sordo que el que no quiere oir, perdemos as una providen-
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cial oportunidad para llamar la atencin sobre cmo nos comportamos con la Creacin, no es posible que solo reaccionemos ante los efectos, pero con intencionalidad ignoramos las causas. Causas que, por otro lado vienen siendo estudiadas y cuantificadas por campesinos de todo el mundo, eclogos y estudiosos, que claman en el desierto sobre las consecuencias que nos esperan de persistir en este CRECIMIENTO (consumismo) desordenado y que hemos abrazado como indefinido. Una vez ms cabe apelar a que reflexionemos en la abismal diferencia entre el crecimiento tener, acumulacin material, cosas y el desarrollo que est definitivamente ligado al ser humano. En palabras de Mons. Carmelo Giaquinta El desarrollo no se reduce al simple crecimiento econmico. Para ser autntico, debe ser integral; es decir: promover a todos los hombres y a todo el hombre (n. 14). El verdadero desarrollo es el paso, para cada uno y para todos, de condiciones de vida menos humanas a condiciones ms humanas (n.20). As define Pablo VI al desarrollo. Por lo mismo, debe ayudar a que el hombre ponga el pie en Marte; pero tambin, a que el habitante de Castelli, en la Provincia del Chaco, tenga agua para beber; Alfredo Salibin, que aqu nos acompaa, ha escrito al respecto: Los liderazgos eclesiales tienen un lugar especial y como tales deben asumir su parte de responsabilidad por no haber cumplido con el deber de haber promovido y hacer audible la voz proftica de advertencia, desde las Iglesias, dirigida a las autoridades, esto es a quienes tienen la obligacin de velar por el derecho humano a un ambiente sano. Ese ambiente sano es inimaginable sin agua sana no contaminada y al alcance de toda creatura del Seor. El profeta Joel, ante una seca devastadora, suplica Seor yo clamo a ti, porque el fuego a devorado los pastizales de la estepa, las llamas han consumido todos los rboles del campo. Hasta los animales del campo suspiran por ti, porque los cauces de agua se han secado (1,19). Tal vez, el llamado a la penitencia, que el relato bblico nos deja, pueda hacernos reaccionar: Desgarren su corazn y no sus vestiduras, y vuelvan al Seor, su Dios (Joel 2,13): si el maravilloso ciclo del agua
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que ha asegurado agua para todas las creaturas durante millones de aos, modifica su regularidad es por nuestra ceguera e insensatez. Adolfo Boy: Ingeniero Agrnomo, Facultad de Agronoma y Veterinaria, Universidad de Buenos Aires, Argentina.1964. Master of Science, Horticultura, Washington State University, EE.UU. 1971. Premio Honor Al Mrito En Horticultura 1997 Otorgado por la Asociacin Argentina de Horticultura durante el XX Congreso Argentino de Horticultura, Baha Blanca 22 al 25 de setiembre 1997. Disertante: Los impactos de los OGM en la sociedad Argentina. Reunin preparatoria a la reunin del CELAM; Cuernavaca, Mjico, 2 al 6 de octubre 2005. Los OGM y la Soberana Alimentaria en Argentina. Universidad Nacional de Colombia. Bogot 4 de diciembre 2003.
CHRISTOpHeR MORCk Cuando el cielo est despejado, desde la ventana de mi apartamento en Quito, puedo ver los glaciares tropicales que estn desapareciendo. Cotopaxi y Antisana son dos de ellos; mientras que la nieve y la cubierta permanente de hielo en otras montaas que puedo ver Corazn, Sincholagua, Iliniza Norte, Pichincha ya han desaparecido. Al igual que para tantas personas en tantos lugares en el Ecuador, el agua que bebo, con que me lavo, que uso para regar mis plantas, viene de estos glaciares y de los pramos de las montaas andinas. Estos pramos tambin estas reservas de agua que son como grandes esponjas se estn secando. Si todava estuviera en el noreste de los Estados Unidos, donde nac y crec, no tendra un ejemplo vivo tan impresionante para compelerme a contemplar la situacin actual en que estoy, en que estamos, en relacin al agua. Pero en el Ecuador, hay una conexin innegable entre estos nevados y pramos y el agua que tomo y que me sostiene. La realidad es que todos nosotros estamos conectados de manera ntima con el agua y con sus fuentes. Cuando primero llegu al Ecuador, me sorprendi porque me pareca como si todo el mundo fuera consciente de las crisis medioambientales mundiales y cmo afectan a nuestro vivir y cmo afectan a nuestra agua. Ms que eso, me pareca como si, en alguna manera, fuera consciente del rol que desempea el sistema dominante, su produccin y consumismo, y sus impactos para el agua que toda la Creacin necesita.
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En los buses y en los taxis, caminando por la calle o leyendo el peridico, me pareca como si las crisis, sus causas y la futura escasez del agua fueran abiertamente reconocidas y discutidas. Lo que en los Estados Unidos es un tema de ria perpetua y que parece siempre abierto para el debate permanente, en el Ecuador, por lo general, es comnmente aceptado y tomado en serio. No digo que todos estn de acuerdo en los mtodos o las soluciones por implementar, como si hubiera soluciones as. Pero, la mayora es consciente del problema y en alguna manera de sus causas y autores. En parte, tal vez se debe a que en el Ecuador sera difcil no pensar en donde viene el agua. Incluso desde lugares en la costa y en la amazonia, a veces se puede ver los glaciares andinos en retroceso. Las iglesias ecuatorianas tambin, a cierto nivel, tienen una apertura para reconocer donde estamos pisando en cuanto a estas crisis. Tal vez sea porque de manera general las iglesias reflejan la apertura de la sociedad ecuatoriana en cuanto al medioambiente y nuestro papel en ello. Tal vez sus lecturas bblicas y teolgicas sean ms arraigadas en la realidad. Tal vez sea por la influencia de los pueblos indgenas ecuatorianos que todava mantienen algo de este sentido vivo de nuestra interrelacin con el resto de la Tierra. Sin embargo, admito que lo que se hace con esta apertura es otra cuestin aparte y significativa. De esas conversaciones que tengo en el bus, en la calle o en la iglesia, a menudo me doy cuenta que soy de un sistema que conlleva una gran responsabilidad para estas crisis, y que este sistema es tambin parte del aire que respiro. Nuestra cosmovisin y nuestra concepcin de Dios, nuestro sistema globalizado y nuestra participacin en ello, tienen mucha responsabilidad por el sufrimiento de la Creacin; por lo que hemos hecho y tambin por lo que hemos dejado de hacer (pensamos en Copenhague, en
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Cancn; en nuestra falta de limitacin intencional; en nuestros propios pases y su carencia de inversin en energas sostenibles y su carencia de polticas y prioridades que promuevan una mayor humildad). El resultado catico y destructivo de este sistema, de esta visin desordenada del mundo y de Dios mismo, veo, de alguna pequea manera, a travs de los ojos de otros pueblos, de comunidades vulnerables e indgenas que no comparten la misma responsabilidad, pero que ya sufren por los pecados que no son suyos. Los glaciares altoandinos y la vida que depende de su agua sufren por los pecados de una realidad enferma y su mito incoherente. Estos asuntos del agua son temas de justicia, de justicia ambiental y social. Podemos verlo desde el deshielo de los glaciares tropicales en el Ecuador, en el Per, en Bolivia, en tantos pases de Amrica del Sur y alrededor del mundo, a las sequias en la Amazonia brasilea de 2005 y 2010 que deben ser una vez cada cien aos; desde las comunidades indgenas que luchan por el respeto y por sus derechos al agua en medio de la extraccin y la contaminacin por las empresas florcolas y la minera, a las comunidades en la India que carecen del agua para usos domsticos y agrcolas porque Coca-Cola ha monopolizado las reservas comunes de las aguas subterrneas y adems contaminan el agua y la tierra. El agua implica cuestiones de justicia y de respeto. Creo que tambin podemos decir que el agua es una cuestin de un derecho humano fundamental, recordando asimismo que esta consideracin tiene que ser enmarcada por un fuerte sentido de sus dimensiones sociales, comunales y ecolgicas, y de nuestra responsabilidad mutua y la solidaridad. No podemos negar que los gobiernos de los propios pases tambin tienen una gran responsabilidad por su escasez de justicia, por su carencia de respeto para las comunidades dentro de sus territorios, por la prioridad invertida que ellos dan al uso y al acceso al agua, y por la
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codicia y la negligencia que a menudo enmarcan su respuesta hacia las necesidades y derechos de su propia gente. En medio de esta dolorosa realidad (y me imagino que cada uno de nosotros aqu tenemos historias parecidas), tambin hay motivos de alegra y de aliento. Reconocemos los xitos, como ellos de las comunidades y las personas solidarias que han luchado contra las corporaciones y las polticas estatales injustas. Por ejemplo, pensamos en la Guerra del Agua de Bolivia (de 1999-2000), cuando la gente de Cochabamba luch con xito contra la privatizacin del agua. Pensamos en la decisin de este febrero pasado de la Asamblea Estatal de Kerala, la India, que declar a favor de las vctimas del saqueo y dao causado por Coca-Cola. Tenemos nuestros propios ejemplos y los de otros que nos inspiran; hay grupos y movimientos dentro y fuera de las iglesias que estn reevaluando profundamente su actuar y su cosmovisin, que estn buscando alternativas, que estn intentando re-definir sus valores y sus vidas individuales y comunales segn nuestra interrelacin con el resto de la Creacin y nuestro verdadero lugar en ella. Para nosotros como personas y comunidades de fe, esta transformacin, o conversin, por decir, es imprescindible. Sabemos que muchas veces nuestra fe y nuestra orthopraxis, nuestra concepcin de Dios y de nuestro propio lugar en su mundo como sus hijos e hijas, han sido subvertidos y trastornados por una visin imperialista del mundo y por un sistema que objetiviza y cosifica la Tierra y sus diversos habitantes, sus hijos e hijas. Hay una interrelacin entre nosotros todos; traspasar y violarla es romper nuestra relacin con Dios mismo. Entonces, este encuentro y el esfuerzo continuo que lo impuls son sumamente importantes por muchas razones. Solo quisiera sealar algunas:
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Para que juntos podamos seguir el proceso de transformacin de nuestras mentes, nuestros corazones, y nuestras sociedades; y caminar hacia una fe ms arraigada en la vida y en un vivir que reconoce nuestro lugar verdadero. Para imaginar juntos y descubrir o redescubrir cosmovisiones que son ms centradas en nuestra interrelacin integral, y que estas visiones alimenten e iluminen nuestra lectura de las Escrituras y transformen nuestras teologas en torno a una relacin ms sana de los seres humanos con el resto de la naturaleza. Para afirmar con nuestras teologas y nuestra praxis que la Tierra no es un regalo para el ser humano, sino una ddiva y herencia para toda vida. Para recuperar un sentido profundo de la esencia sagrada y viviente de la Tierra y del agua que es su sangre. As, renovando nuestras mentes y corazones en el amor de Dios y profundizndonos en el sueo de Dios para toda su Creacin, podemos decir que el agua realmente es vida. Es un regalo de Dios para toda la Tierra, un signo visible de su gracia, y una parte vital, no negociable, de la vida abundante que Dios desea para todos nosotros. Estamos llamados a glorificar a Dios, proclamando y viviendo las buenas nuevas para su Tierra y para nuestras comunidades que son parte de ella. Creo que parte de este llamado divino incluye nuestros testimonios y trabajo para que el agua pueda ser compartida en una manera justa para el bien de toda la Creacin. Conocemos bien historias y experiencias de las maneras que nos hemos alejado de los propsitos de Dios para nosotros. Tambin, espero que tengamos en mente experiencias e historias de restauracin, de cmo personas y grupos han hecho el esfuerzo de regresar al camino de la vida, de practicar la reconciliacin que Dios quiere que practiquemos entre nosotros y con toda la Tierra.
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Quiero terminar citando la tesis de Blanca Viracocha, una pastora evanglica indgena, que relata la experiencia de su iglesia, Ros de Agua Viva, de Romerillos, Ecuador[i]. Para m, ella expresa bien la esperanza y la belleza de nuestra interrelacin y habla de nuestro llamado como Iglesia de buscar y vivir la restauracin y la reconciliacin. Ella escribe: Los mayores cuentan que hace 40 aos atrs, Romerillos tena mucha vegetacin natural y varias vertientes de agua pura aptas para el consumo humano la gente no tena que recorrer muchos kilmetros para encontrar una buena fuente de agua, as como hoy En cuanto al clima, se saba con exactitud cuando llova y cuando era verano. Ahora ya no es igual Dicen los mayores que los cerros, especialmente el volcn Cotopaxi que est cerca de la comunidad, tenan mucho hielo y ahora es muy evidente que sus mantos blancos se van reduciendo En Romerillos, las fronteras agrcolas han avanzado cada vez ms haca la cima de los cerros causando la desaparicin de los manantiales de aguas Qu hemos hecho con nuestra pachamama en quien se manifiesta de manera concreta el amor de Dios? Cul es nuestra responsabilidad con el paraso que Dios nos provey? la pachamama es viva y da vida, ella es la fuerza creadora y recreadora de la vida Es necesario ser sensibles y respetuosos/as con ella, porque de ella salimos, gracias a ella vivimos y a ella es a donde volveremos (En la comunidad), con el afn de subsanar y si es posible, recuperar la naturaleza perdida, se ha eliminado ms de 150 hectreas de bosque de pinos rboles que absorben mucha humedad y causan la sequedad de las fuentes de agua; a cambio de esto, por la iniciativa de mujeres de la organizacin Nueva Vida y los dirigentes de la Junta de Aguas, hemos adquirido ms de 20.000 plantas nativas con las cuales se reforest esas 150 hectreas. Hacemos todo esto porque creemos que en las pequeas comunidades de base existe una fuerza transformadora, impulsora de cambios.
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En cuanto a la relacin de la mujer con la pachamama todava hay madres que ensean a sus hijos e hijas que cada granito de semilla es un ser viviente, por lo tanto, no hay que desperdiciar ni pisotear Especialmente al inicio de la siembra, la mujer saca el sombrero y besa a la madre tierra En la cosecha, ellas al encontrar el mejor fruto, elevan al cielo, lo besan y cuidadosamente los seleccionan Con todas estas prcticas y enseanzas, vemos cmo las mujeres inculcan en sus hijos e hijas los profundos valores de amor a la vida y el respeto a todo lo que les rodea En Romerillos an se mantiene el rito de pagar a la madre tierra en actitud de reciprocidad. Por ejemplo: cuando la comunidad acude al cerro para conducir el agua hacia el pueblo Al lado de la vertiente hacen un altar y rezan a Dios, en el cual nombran a la montaa y piden permiso para llevar ese lquido vital. Tambin piden a Dios que el agua de esa fuente nunca se seque En la cosmovisin teolgica andina, todos los momentos y las etapas de la vida en la pachamama estn llenos de celebraciones Desafiamos a toda la comunidad que no dejemos de ser entusiastas y de trabajar da a da en unidad, siempre con la esperanza viva de que s es posible cambiar la realidad Puesto que slo cuando estemos juntos y juntas, lograremos disear y ejecutar nuestro proyecto de vida, en unin y armona entre nuestros semejantes y la pachamama. Lo que escribi Blanca me recuerda de otras palabras, las de Gnesis, todo era muy bueno. Que podamos seguir adelante para descubrir y vivir lo que esta verdad pueda significar, para nosotros y nuestras iglesias, para nuestras sociedades, para nuestra Madre, la Tierra, y sus diversas comunidades. Cristopher Morck [i] Blanca Viracocha, Mujeres liberadas, comunidades transformadas: Experiencias de liberacin de las mujeres indgenas campesinas de Romerillos, Tesis indita en cumplimiento parcial de los requisitos para el grado de Licenciatura en Ciencias Teolgicas, Universidad Bblica Latinoamericana, Costa Rica.
LUCIO FlORIO El concepto de biosfera es relativamente reciente y, curiosamente, comenzamos a emplearlo con la impresin de que el contenido por el significado est llegando a una situacin de dao irreversible. En efecto, la conciencia acerca de la unidad histrica de la vida en el planeta nos llega conjuntamente con la de su condicin de amenazada. La destruccin de especies y de ecosistemas, la contaminacin de mares y ros, la alteracin de los sistemas climticos y de los procesos vitales estn configurando un panorama crecientemente amenazante para el futuro de gran parte de las formas de la vida sobre el planeta. La filosofa ecolgica o ecofilosofa[1] est impulsando un pensamiento sobre este tema, buscando superar reflexivamente las meras respuestas tcnicas, en la media en que se reconocen lmites evidentes en el manejo humano de una naturaleza finita. La filosofa que aborda la cuestin ambiental y sus temas anexos viene a cubrir esta necesidad. Hay lugar aqu para una palabra teolgica? Puertas adentro de nuestras comunidades creyentes, especialmente en la tradicin bblica, la cuestin est siendo asumida Se ha empezado a profundizar las dimensiones ecolgicas inherentes a la Palabra de Dios y a articular una teologa de la creacin atenta a la cuestin ambiental. Un dato que obliga a ser cauteloso en esta cuestin es que en algn momento se responsabiliz al pensamiento bblico por la crisis ambiental. En un ya clsico artculo[2] se atribuy a la Biblia la responsabilidad ideolgica del desastre ecolgico. El mandato del Gnesis de dominar todo lo creado habra estado en la base de la prepotencia desptica del mundo occidental, dinamizada por el desarrollo cientfico y tecnolgico. Resulta difcil evaluar estas afirmaciones, debido a la complejidad de fenmenos histricos que no obedecen a una mono-causa. De todos modos, resulta claro que el occidente medieval y moderno se nutri de
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la fe bblica y, que, al menos parcialmente, la distincin judeocristiana entre creador y mundo, as como la de la racionalidad del mismo y el sentido de la misin co-creadora del ser humano, convergieron para orientar un cierto modo de estudio y utilizacin del cosmos. Por otra parte, la afirmacin de que la actividad destructora slo pudo ser inducida en la modernidad por influjo del pensamiento bblico no puede ser contrastada ni legitimada con facilidad. De todos modos, la exgesis bblica de las ltimas dcadas ha asumido el paradigma ecolgico como un marco de pensamiento para pensar la creacin, aunque manteniendo el presupuesto de que la Biblia testimonia principalmente la identidad de Dios y su proyecto para la creacin y el ser humano[3] y de que ha sido escrita en tiempos concretos y por individuos particulares. Eso supone que se debe practicar una hermenutica de los textos, discerniendo el contenido religioso esencial de los conocimientos histricos y cientficos de su poca de redaccin[4]. Bajo este marco propongo destacar algunos temas de teologa de la creacin en perspectiva ecolgica, en una lectura de la Palabra de Dios que, incorpore la racionalidad cientfica y tecnolgica, principales configuradoras de nuestra presente percepcin de la naturaleza. 1. Prioridad salvfica por sobre la ontolgica Para el pueblo judo, la idea de un Dios creador est intrnsecamente unida a su experiencia primera de Dios: ste es bsicamente un Dios de la historia, quien interviene en su propio mundo de relaciones. Se trata de un Dios que viene a su historia para entablar relacin con l y para salvarlo. Por ese motivo, la fe bblica en Dios no est vinculada como en otras religiones a la naturaleza, sino a la historia. Precisamente, los textos ms antiguos en su composicin son los que se refieren a la experiencia histrica del encuentro con Dios. Slo en un segundo momento se reflexiona sobre la accin creadora de Dios, entendindola precisamente como un primer paso de esa historia. Dt 26,5-10 es probablemente la ms antigua confesin de fe de Israel, es una secuencia de eventos que permite a Israel elaborar el hecho de que hay un Ser, Dios, que lo cuida y lo salva.
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5y t pronunciars estas palabras en presencia del Seor, tu Dios: Mi padre era un arameo errante que baj a Egipto y se refugi all con unos pocos hombres, pero luego se convirti en una nacin grande, fuerte y numerosa. 6 Los egipcios nos maltrataron, nos oprimieron y nos impusieron una dura servidumbre. 7 Entonces pedimos auxilio al Seor, el Dios de nuestros padres, y l escuch nuestra voz. El vio nuestra miseria, nuestro cansancio y nuestra opresin, 8 y nos hizo salir de Egipto con el poder de su mano y la fuerza de su brazo, en medio de un gran terror, de signos y prodigios. 9 El nos trajo a este lugar y nos dio esta tierra que mana leche y miel.
Es sobre todo la experiencia de la cautividad en Babilonia la que engendra una crisis de fe que induce hacia una profundizacin de la fe en la creacin. La aparente impotencia divina en tierra extranjera impele a explicitar la omnipotencia creadora de Yahv, poniendo como primera evidencia la conformacin de un pueblo a partir de la nada, proyectndola luego hacia el origen de la realidad: porque cre un pueblo de la nada, pudo crear todo el universo de igual modo. Desde all se exhorta al pueblo a recuperar la esperanza en medio de su situacin desdichada. Es en este contexto en donde hay que situar el texto de Gnesis 1,1-2,4, la nica cosmogona de la Biblia. Esta narracin, atribuida a la tradicin Sacerdotal (P) [5], opera como prembulo para la historia de la creacin (Gn 1-11) y para todo el Pentateuco. Es el texto por excelencia de la accin creadora de Dios quien, por propia voluntad, pone en la existencia los diversos seres. Con un esquema litrgico de seis das de actividad creadora, culmina con un sptimo da dedicado al reposo del Creador. La creacin del hombre (v. 26) es particular: la consulta a la corte celestial previa atena el antropomorfismo de la declaracin del v. 27, donde el ser humano va a ser creado nicamente a imagen de Dios. Selem (imagen) significa ordinariamente una reproduccin exacta[6]. Pero la expresin es atenuada por demt (semejanza, parecido). Los semitas no reconocan en el ser humano ninguna dicotoma: l completo, por ser imagen de Dios, es su representante en la tierra. La expresin remite a las estatuas de los reyes, cuya autoridad en lugares remotos era visible en aquellas imgenes. El v. 28 introduce, adems del mandato de fecundidad, el de dominar sobre los seres de la tierra. El dominio sobre
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los animales es expresado con verbos fuertes (rdh, hollar, v. 26; kbas, poner bajo los pies, v. 28). De todos modos, el gobierno del ser humano no es omnmodo, puesto que no es sino un embajador de Dios. Esto debe ser subrayado en el contexto de la crtica acerca de la responsabilidad atribuida a este relato en el abuso del dominio sobre la naturaleza que habra desembocado en la actual crisis ambiental. No se trata de un dominio desptico, sino de una continuidad del podero creador de Dios, del cual el ser humano es como un vicario. Por consiguiente, no es correcto interpretarlo como una especie de poder para cualquier cosa, sino como capacidad para proseguir, embellecer y perfeccionar el acto creador divino. El relato de creacin de Gn 1,1-2,4, pues, est lejos de ser una pgina de ciencias naturales. Es, por el contrario, la primera de las pginas que narran la historia de la salvacin. Tanto la exgesis bblica moderna, a travs de la crtica interna de los textos, como las ciencias contemporneas, mediante el abrumador conjunto de datos acerca de la estructura e historia del cosmos y de la vida, nos impiden leerlo de una manera ingenuamente literal[7]. En el Nuevo Testamento, por su parte, tambin la experiencia salvfica tiene prioridad respecto de las consideraciones ontolgicas en relacin con el cosmos. En efecto, es el encuentro con Jess de Nazareth, particularmente despus de la Pascua, lo que focaliza primariamente el inters de las comunidades. Esto queda reflejado en la composicin de los evangelios y de los otros textos neotestamentarios. Las reflexiones de carcter cosmolgico ocupa un segundo momento de atencin, obedeciendo a desafos colocados por la cultura ambiental. En efecto, los textos paulinos sobre el puesto de Cristo en la creacin son tardos (cfr. Ef, 1,4), lo mismo que el prlogo jonico que explicita la creacin remontndose al Logos intradivino que se ha hecho carne (Jn 1,1-18). La soteriologa, pues, mantiene la primaca en el inters de los escritores del Nuevo Testamento; slo en un segundo momento piensan en Dios y su obra creadora, as como sobre el puesto del Lgos/Cristo en la misma. La tradicin patrstica pondr de relieve este aspecto al utilizar el concepto de economa. Ireneo de Lyon, por ejemplo, confronta con los gnsticos que explicaban la presunta maldad ontolgica de la ma-
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teria a travs de la diversificacin en dos divinidades el del Antiguo Testamento habra creado la materia y, por consiguiente, era malo, y el del Nuevo, en cambio, era bueno subrayando la unidad de Dios que a travs de sus dos manos el Hijo y el Espritu Santo haba redimido y santificado el mundo. Hay, entonces, una nica economa o plan de salvacin administrado en los tiempos. Esa economa incluye la creacin del universo y del hombre como un primer paso en la historia de la salvacin. 2. Poesa y oracin para traducir la expresividad de la naturaleza Los salmos incluyen temticas csmicas. Incluso utilizan numerosas metforas[8] inspiradas en el mundo natural: rboles, rocas, semillas, el agua (Sal 42,1-2) [9] hasta la mirada de los insectos (cfr. Sal 35,19) [10] y las alas de las guilas (cfr. Sal 17,8; 57,2; etc.) [11]. Estas poesas litrgicas, sin embargo, no focalizan su atencin en la naturaleza en cuanto tal, sino como contexto primario de la actividad salvfica de Yahv sobre su pueblo. Una aparente excepcin puede parecer el Salmo 8, en la medida en que reporta una descripcin asombrada de la maravillosa naturaleza y, de manera particular, del ser humano en ella:
Seor, nuestro Dios, qu admirable es tu Nombre en toda la tierra! Quiero adorar tu majestad sobre el cielo: con la alabanza de los nios y de los ms pequeos erigiste una fortaleza contra tus adversarios para reprimir al enemigo y al rebelde. Al ver el cielo, obra de tus manos, la luna y las estrellas que has creado: qu es el hombre para que pienses en l, el ser humano para que lo cuides? Lo hiciste poco inferior a los ngeles, lo coronaste de gloria y esplendor; le diste dominio sobre la obra de tus manos, todo lo pusiste bajo sus pies: todos los rebaos y ganados, y hasta los animales salvajes;
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las aves del cielo, los peces del mar y cuanto surca los senderos de las aguas. Seor, nuestro Dios, qu admirable es tu Nombre en toda la tierra!
El lenguaje potico permite colocar en el terreno de la admiracin el misterio de la realidad. En el contexto de los textos inspirados, no se trata slo de un deslumbramiento ontolgico o esttico sobre la naturaleza y sobre el puesto del ser humano en ella. Es, sobre todo, un intento de localizar la misin humana desde la perspectiva de la Alianza. Ledo desde el horizonte de la revelacin cristiana, y bajo la situacin de crisis ambiental producida en gran medida por aquel que, segn el salmo, tiene todos los seres bajo sus pies resulta imprescindible no perder de vista el marco ms amplio de la economa de la salvacin, en la que estn integrados todos los seres. En otras palabras, el deslumbramiento ontolgico debe dar paso a otro teolgico, en el que nos peguntemos, junto al salmista: qu es el hombre para que pienses en l, el ser humano para que lo cuides? Pero tambin: cmo cuidar la obra de tus manos para que tu Nombre siga siendo admirable en toda la tierra? 3. La naturaleza tiene rastros de la Sabidura creadora, aun en su aparente violencia o vanidad La literatura sapiencial veterotestamentaria desarrolla una reflexin sobre la naturaleza en s misma, buscando en ella los rastros de la Sabidura divina[12]. As, por ejemplo, Prov 3,19-20: Por la sabidura, el Seor fund la tierra, por la inteligencia, afianz los cielos; por su ciencia brotaron los ocanos y las nubes destilan el roco. Esta percepcin de los fenmenos naturales y de la misma conducta humana, cuya fuente es la misma Sabidura divina, parece desvanecerse al contemplar los aspectos sombros de lo creado: su vanidad o condicin efmera en Eclesiasts (cfr. 1,1-7). y, sobre todo, el sufrimiento del inocente, tal como relata el libro de Job (cfr. Job 38,1-39,30). Este ltimo describe una larga intervencin de Dios que pone de relieve su poder visible en obras. Asimismo, Dios le seala sus lmites al mismo Job, quien
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no estuvo presente en esa impresionante actividad creadora, la liturgia primitiva. El libro acota la misin dominadora del ser humano sobre la naturaleza: gran parte de los seres quedan fuera de su jurisdiccin y, en definitiva, remiten exclusivamente a su creador.[13] Esta lnea sapiencial puede aportar dos tipos de perspectivas teolgicas sobre la actual perturbacin ecolgica. La primera permite pensar que, a pesar del descontrol producido por la intervencin humana sobre la naturaleza, subsiste una lgica en los procesos fsicos y naturales, radicada bblicamente en la Sabidura divina. Aunque con distinta fundamentacin, esta lgica es mantenida como hiptesis de raz en el proyecto de investigacin de la ciencia contempornea. sta contina presuponiendo, independientemente de cualquier fundamentacin metafsica o religiosa, que los procesos naturales tienen una lgica interna, una cierta informacin intrnseca. Por consiguiente, la ciencia y la fe bblica coinciden en pensar en que lo que llamamos naturaleza tiene un sustrato lgico. La segunda perspectiva sugerida por la teologa sapiencial es la que da pie para considerar que dicha lgica climtica, biolgica, etc., que puede ciertamente ser afectada en su funcionamiento, especialmente por la mano humana, se mantiene en un nivel ms profundo. En efecto, los textos sapienciales no escapan a la posibilidad de una distorsin y de mal en la accin sapiencial divina: no otra cosa es el sufrimiento del justo, algo aparentemente absurdo en el cuadro comprensivo de la Alianza. En otras palabras, el mal, en este caso el mal sobre la naturaleza, es algo que podra acaecer, sin por ello disolver la idea de un tejido sabio del cosmos y de la historia. En este caso en particular, se tratara de un mal de raz antrpica, provocado directamente contra la naturaleza, pero con consecuencias en el mismo ser humano, incluso contra los ms inocentes. En sntesis: los textos sapienciales, sin diluir la responsabilidad humana en ciertas dimensiones del mal, orientan a pensar la naturaleza como obra realmente creada, es decir, cuya autora y posibilidades dependen esencialmente de su creador y no del hombre. Pero, asimismo, expanden la actividad de la providencia divina sobre el universo. Hay un cuidado del cosmos que compete a su autor.
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4. Las cosas son buenas y el creador es paternal (evangelios sinpticos) Jess asume pacficamente la fe en el Dios creador del Pentateuco y el resto de las Sagradas Escrituras (cfr. Mt 11,25). Sin embargo, seala un dato fundamental: el creador es Padre. El creador, por consiguiente, integra las propiedades de la omnipotencia con las de la paternidad. Su poder creador y su trascendencia se incorporan dentro de una dimensin paternal del trato con sus criaturas, tal como lo reflejan las invitaciones a confiar en su providencia, expresada en el cuidado de los lirios del campo y de las aves (cfr. Mt 6,25-34; 10,29). El smbolo de fe de la Iglesia recoger este aspecto en su artculo: Creo en Dios Padre todopoderoso. De este modo, resaltar que la creacin est determinada por la paternidad de Dios. Por otra parte, los evangelios sinpticos subrayan que la creacin es buena (cfr. Mc 7,14-20; Jess come y bebe: cfr. Mt 11,18-19). Esta bondad ontolgica de la creacin fue objeto de reiteradas polmicas en la historia del pensamiento cristiano: gnsticos, albigenses, jansenistas, neoplatonismos cristianos y, en general, diversos tipos de dualismos han pretendido atribuir a la materia una dimensin maligna. La probable alteracin radical e incluso disolucin de la biosfera no ha de conducirnos hacia la ponderacin negativa del mundo. ste es finito y, tambin, contingente: de hecho, est destinado a una probable muerte trmica en un futuro lejano y, previamente, el escenario favorable a la vida tal como la conocemos, debera desaparecer. Esta condicin del universo y del planeta, en la perspectiva de los sinpticos, debera ser pensada en la clave del horizonte paternal del Dios creador. En particular, las perturbaciones ambientales no pueden ser atribuidas a la misma responsabilidad moral del universo ni pueden ser desconectadas, al menos para una visin cristiana, de la ptica del plan de un Dios que no es un principio annimo, sino un Padre que sigue atentamente el curso de la historia de su creacin. 5. El Verbo creador se hizo creatura (Juan) El prlogo de Juan (1,1-18) muestra la actividad creadora del Lgos y su presencia en el mundo. l es aquel por quien fue hecho lo que existe.
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Esta afirmacin no implica una contradiccin con la apropiacin al Padre de la creacin: el Lgos es la Palabra por la que todo es puesto en el ser. En cuanto Palabra, le imprime dialgicamente su lgica al universo. Pero el prlogo sorprende por su afirmacin de que este Lgos se ha hecho carne (v. 14), criatura, un ser humano. Este salto en toda la escala del ser consiste en que alguien de la Trinidad se inserte en el cosmos creado, corriendo su suerte con ella. Esta introduccin de Dios en su obra no slo reafirma su valoracin positiva sobre la misma sino que incluye adems su compromiso con su destino. El Verbo se introduce no slo en la historia humana sino tambin en la del universo y en la de la vida. Naturalmente, la introduccin del Logos eterno en la historia de la biosfera, y hacindose l mismo parte de la historia evolutiva de la vida, modifica cualitativamente dicha historia. El Lgos encarnado asume no slo lo humano, sino tambin lo biolgico y lo fsico. A partir de la encarnacin, el misterio de Cristo opera misteriosamente en el conjunto de la realidad natural, sin por ello afectar su autonoma. El mundo, incluso nuestra biosfera seriamente afectada por la accin humana, est gravitado por la encarnacin del Hijo. 6. Una creacin nueva y que espera (Pablo) Los textos neotestamentarios acuden a expresiones que designan la novedad producida por el acontecimiento de Cristo[14]: hay una nueva alianza, un nuevo ser humano, un nuevo nacimiento, un nuevo mandamiento, unos cielos y tierra nuevos[15]. Esta novedad cristolgica afecta el corazn de la historias del mundo, de la vida y del hombre. Sin embargo, stas prosiguen su curso en forma autnoma, ya que no se producen nuevas leyes cosmolgicas ni biolgicas. Lo que se conforma es una animacin superior del conjunto de la vida. Pierre Teilhard de Chardin expresaba esto mediante el concepto de una cristognesis inscripta dentro del proceso natural del universo (cosmognesis), de la vida (biognesis) y de la historia humana (noognesis) [16]. En todo caso, la novedad cristolgica afecta aspectos nucleares del vnculo humano con Dios y, en l, con el resto del universo. La misma expectativa escatolgica no irrumpir forzando el curso en el que universo y vida se mueven
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autnomamente[17]. Como aadidura, el Nuevo Testamento afirma la existencia de un principio personal de vida en la historia que recuerda y actualiza la misin del Hijo: es el Espritu Santo, Seor y dador de vida segn la declaracin del I Concilio de Constantinopla en el 381. A la tercera persona trinitaria se le apropi la misin ligada a la vida, en cuanto generadora de la novedad divina en la historia posterior a Cristo. Por otra parte, Pablo destaca que el universo ha sido hecho de nuevo: hay una nueva creacin. Los efectos de la resurreccin de Cristo determinan una renovada configuracin del cosmos y del hombre (cf. 2 Cor 5,17-23). El conjunto de lo creado experimenta ya esa novedad ontolgica, aunque espera su despliegue final, con los cielos y tierra nuevos. Ahora bien, la no atribucin del mal al universo parece encontrar un contrapunto en un texto que afirma que la creacin aparece anhelando ser liberada y transformada (Rm 8,18-23). El contenido ltimo de dicha expectacin resulta difcil de precisar: indicara que, as como el mundo participa de la condicin pecaminosa introducida por el hombre, participar tambin de su filiacin divina. La nueva creacin, sin embargo, no consiste en una mera restauracin del equilibrio ecolgico, sino en la habilitacin de las nuevas criaturas para retomar su misin en la, ahora, nueva creacin. 7. Bio-tecnologa y responsabilidad en la modificacin de la vida La biotecnologa est modificando nuestra manera de concebir y actuar sobre la vida. Se trata de un proceso de intervencin sobre el curso natural de la vida que ha ingresado en una nueva fase, cuyos alcances no pueden ser evaluados con claridad. Hasta el momento, la tecnologa ha operado sobre los fenotipos y, ms recientemente, sobre los genotipos, pero slo alterando algunos de sus componentes genticos, como es el caso de los transgnicos. Las formas de vida artificial, en el caso de ser producidas y de que alcancen una cierta autonoma, nos pondran delante de una gran novedad. De todos modos, siempre se estara trabajando sobre materia e informacin qumica, gentica previa. No se puede hablar de una creacin de la vida ex nihilo, aunque s de una modificacin del curso de la vida absolutamente indita.
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No somos los creadores ni los dueos de la vida, sino el efecto de una creacin evolutiva. Adems, somos destinatarios de la Alianza, el objeto del amor con el que Dios nos am hasta el extremo (cfr. Jn 13,3) de la encarnacin y muerte (fsicas, qumicas, biolgicas, humanas, ecolgicas) de su Hijo y su posterior resurreccin (homognea y heterognea con lo anterior). Somos tambin el objeto del dilogo y la animacin del Espritu de la Vida, quien opera nuevos senderos para la nueva creacin en lo que resta de la historia. El ser humano creatura y co-creador simultneamente est en condiciones de provocar una modificacin en el fenmeno de la vida. La ciencia y la tecnologa aparecen como expresin de este don, y la biotecnologa como un caso particular del mismo. En este mbito, los creyentes en Cristo no nos diferenciamos del resto de los hombres y mujeres con quienes compartimos historia, planeta y biosfera[18]. La originalidad cristiana consiste en la posibilidad de percibir el sentido del conjunto de lo creado y de la nueva vida instaurada por Cristo en el seno de una vida que prosigue autnomamente su camino evolutivo. Por ese motivo, hace falta colaborar en los caminos humanos de manejo de estas nuevas realidades. Por ejemplo, desde hace tiempo se ha instalado en la legislacin internacional el principio precautorio que postula la obligacin de suspender o cancelar actividades que amenacen el medio ambiente pese a que no existan pruebas cientficas suficientes que vinculen tales actividades con el deterioro de aqul[19]. El principio no es otra cosa que la clsica virtud cardinal de la prudencia aplicada a fenmenos complejos que requieren un alto grado de informacin proveniente de mltiples disciplinas. En todo caso, los creyentes, animados por una perspectiva del sentido de la creacin y de la misin humana en ella, deberamos no slo reflexionar ms hondamente sobre la actividad biotecnolgica, sino tambin colaborar activamente en la elaboracin y aplicacin de principios legales que puedan ayudar a generar una prudencia global sobre la modificacin de la naturaleza y de la vida[20].
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Conclusin: Una economa de salvacin que apunta hacia una plenitud final La larga historia del universo y de la vida preludian las mucho ms breves historias del ser humano y de la interaccin entre l y su creador. La Biblia narra bsicamente este ltimo segmento de la historia del cosmos. Su objetivo es poner de relieve la iniciativa de Dios por dialogar e interactuar con una de sus criaturas, el ser humano. Al referirse a la creacin del universo, los textos bblicos no pretenden explicar el modo en que ste se produjo, sino introducir el primer peldao en la historia de la relacin entre el hombre y Dios. Debido a la responsabilidad humana en la perturbacin de la biosfera, el mbito de la racionalidad y de la libertad est involucrado. Significa esto que ha de situarse este drama biolgico y climtico dentro del drama ms profundo de la historia de la salvacin tal como es narrada por la Biblia? Tal parece que s, pues el ser humano est definiendo una relacin con el planeta que viola los lmites de ste. Se podra afirmar que tensa hacia lmites que son desconocidos la primera parte de la economa, es decir, la creacin. Por otra parte, el pensamiento bblico destaca que la creacin responde a un acto de amor de Dios que, en la perspectiva del Nuevo Testamento, es un misterio de comunin de tres personas[21]. El universo y con l la biosfera y la historia humana estara sustentado amorosamente en la comunin del Dios trinitario. Ello no implica que no pueda producirse una hecatombe ecolgica. El amor de Dios no impide, de hecho, ni la muerte individual ni tampoco la probable muerte trmica del universo. Para la perspectiva bblica, el designio de amor transita por una paradjica victoria de la vida a travs de la muerte, tal como sucedi con Jesucristo y, por l, sucede con cada ser humano y con la totalidad de la historia. Adems, la crisis ecolgica tiene su origen, en una buena medida, en la creatividad y libertad humana, especialmente mediante la tecnologa, la que ha permitido acrecentar exponencialmente su intervencin humana sobre el planeta. Sin embargo, el uso de esta poderosa capacidad tecnolgica depender de su orientacin tica[22]. Esto reenva la cuestin hacia el horizonte de la libertad, en la que no
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existen determinismos absolutos. En ese sentido, el ser humano parece todava estar en la posibilidad de reencauzar las fuerzas que ha desatado con su capacidad racional. La lectura bblica bajo el paradigma ecolgico permite encuadrar la crisis ambiental en la economa salvfica. sta incluye a la creacin como su primer paso y avisora un destino de plenitud para el ser humano e, incluso, para el mismo cosmos. En efecto, segn la perspectiva bblica, desde una amorosa creacin ex nihilo, y una permanete recreacin en Cristo, no estaramos destinados a desembocar en una terra nullius[23], sino a una plenitud personal y colectiva, que incluye misteriosamente el planeta que constituye nuestro hogar a todo el cosmos.
[1] Entre la bibliografa publicada entre nosotros, cfr. Ciner, Patricia, Adrvez M., Flores, O., Poblete, M., Ecofilosofa. Una tradicin antigua y nueva a la vez, Instituto de Filosofa, FFHyA, UN San Juan, 2004; Bugallo, Alicia Irene, Ecologa profunda y biocentrismo, ante el advenimiento de la era pos-natural, Revista Cuadernos del Sur/Filosofa N 34,2005, Universidad Nacional del Sur, Departamento de Humanidades, Baha Blanca, pp. 141-162. [2]WHITE Jr. LYNN, The Historical Roots of Our Ecologic Crisis, Science, 10 March 1967, Volume 155, Number 3767. [3] Cfr. para lo siguiente: Constitucin Dogmtica Dei Verbum del Concilio Ecumnico Vaticano II. [4] En la tradicin catlica, por ejemplo, se ha destacado la prioridad del mtodo histrico crtico por sobre el resto: cfr. PONTIFICIA COMISIN BIBLICA, La interpretacin de la Biblia en la Iglesia, Roma 1993. [5] Para el debate actual acerca de la tradicin P, cfr. Introduccin al Pentateuco, en: LEVORATTI, ARMANDO (editor), Comentario Bblico Latinoamericano, T. I, Verbo Divino, Navarra 2005, pp. 353-354. Se seala: hay motivos para situar a P entre el 525 y el 450 a.C., en un ambiente sacerdotal influido por la reflexin religiosa de los grupos que haban vuelto del exilio (p. 354). [6] Para este punto, cfr. MALY, EUGENE H., Gnesis, en BROWN, R.E. FITZMYER, J.A. MURPHY, R.E., Comentario Bblico San Jernimo, t. I, Cristiandad, Madrid 1971,69-70. [7] En algunas partes del mundo subsiste esta lectura literalista, particularmente entre los creacionistas (cfr. al respecto: BLANCO, DANIEL, Breve aproximacin histrica al Creacionismo moderno. Del Creacionismo Cientfico al Diseo Inteligente, en: FLORIO, LUCIO (compilador), Evolucin y Cristianismo. Un dilogo posible, Dunken, Buenos Aires 2007,25-64; NUMBERS, RONALD L., The Creationists. From Scientific Creationism to Intel-
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ligent Design, Harvard University Press, Cambridge-London 2006; RUSE, MICHAEL, The Evolution-Creation Struggle, Harvard University Press, Cambridge 2005). [8] Cfr. ALONSO SCHECKEL, LUIS, Estudios de potica hebrea, Barcelona, Flors, 1963,269-307. [9] HOLT, ELSE K., ad fontes aquarum: God as Water in the Psalms?, VAN HAECKE, P. LABAHN, A., Metaphors in the Psalms, Peeters Leveun, Leveun 2010,71-86. [10] KOTZ, ZACHARIAS, The Evil Eye in Ps. 35,19, en: Ib., 135-139. [11] KWAKKEL, GERT, Under YHWHs Wings, Ib., 141-165. [12] Cfr. ALONSO SCHKEL, L. VILCHEZ, J., Proverbios, Cristiandad, Madrid 1984,29-30. [13] LVQUE, JEAN, Job. El libro y el mensaje, Cuadernos Bblicos 53, Verbo Divino, Estela (Navarra), 1987,54. [14] Al respecto, cfr. el pormenorizado estudio de Gerardo Jos Sding: La novedad de Jess. Realidad y lenguaje en proceso pascual (Agape, Buenos Aires, 2012), con un pormenorizado estudio bblico sobre la novedad en la Biblia. [15] Op. cit., 110. [16] Cfr. GALLENI, LUDOVICO, Darwin, Teilhard y los otros, Epifana, Buenos Aires 2011. [17] Cfr. BOLLINI, CLAUDIO, Evolucin del Cosmos, aniquilacin o plenitud?, Epifana, Buenos Aires, 2009; POLKINGHORNE, JOHN, El Dios de la esperanza y el fin del mundo, Epifana, Buenos Aires, 2005. [18] Resulta interesante recordar el texto de la Epstola a Diogneto que, a fines del siglo II, recordaba que: los cristianos no se distinguen del resto de la humanidad ni en la localidad, ni en el habla, ni en las costumbres. Porque no residen en alguna parte en ciudades suyas propias, ni usan una lengua distinta, ni practican alguna clase de vida extraordinaria (Cap.V.). La Epstola destaca que, sin embargo, son como el alma al cuerpo (cfr. cap. VI). [19] Cfr. Artculo 41, Constitucin Nacional Artculo 41, Ley General de Ambiente, 25.675. El principio 15 de la Declaracin de Ro sobre Medio Ambiente y Desarrollo lo define as: Con el fin de proteger el medio ambiente, los Estados deben aplicar ampliamente el criterio de precaucin conforme a sus capacidades. Cuando haya peligro de dao grave o irreversible, la falta de certeza cientfica absoluta no deber utilizarse como razn para postergar la adopcin de medidas eficaces en funcin de los costos para impedir la degradacin del medio ambiente. Dicho principio se encuentra enunciado en el inciso 3 del artculo 3 del Convenio Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climtico. Cfr. TICKNER, JOEL A. (edite by), Precaution, Environmental Science and Preventive Public Policy, Island Press, Washington 2003. [20] Cfr. FLORIO, LUCIO, La vida como don y los desafos biotecnolgicos. Una reflexin desde la fe bblica, Vida Abundante / edicin septiembre-octubre / Ao 117 nro. 5,15-16. [21] Cfr. DEL CURA ELENA, SANTIAGO, Creacin ex nihilo como creacin ex amore: su arraigo y consistencia en el misterio trinitario, Est Trin 39 (2004) 55-130. [22] La cuestin del desarrollo sustentable est entrando progresivamente en la reflexin filosfica e incluso teolgica. Cfr. al respecto, BAUER, CONRADO y DORMEA, M. (edito-
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res), El desafo tecnolgico en el mundo globalizado, Centro Argentino de Ingenieros, Editorial Universitaria de La Plata, 2004. [23] La expresin la tomamos del libro de Whitney Bauman: Theology, Creation and Environmental Ethics. From Creatio Ex Nihilo to Terra Nullius, Routledge, New York 2009.
* Lucio Florio es Dr. en Teologa. Investigador y docente de la Universidad Catlica Argentina. Su rea de investigacin actual es la teologa de la creacin, en especial la relacin entre teologa y evolucin. Preside la Fundacin Dilogo entre Ciencia y Religin (DECYR), que publica una coleccin de libros sobre el dilogo entre teologa y ciencias. Tambin dirige la revista: Quaerientibus.Teologa y ciencias (www.cienciayreligion.org)
Segunda Parte
Los Organismos Genticamente Modificados (OGM) y la Iglesia Catlica Argentina (Aportes desde el Grupo de Ecologa y Ecumenismo) Introduccin Este ao estamos celebramos el 50 aniversario del Concilio Vaticano II, convocado por el Papa Juan XXIII para aggiornar la iglesia a un mundo que estaba en pleno crecimiento, despus de la segunda guerra mundial. En los aos 60 y 70 el desarrollo se viva con profundo optimismo, pero poco a poco fue creciendo la conciencia de las repercusiones medioambientales en este contexto desarrolista. El Concilio Vaticano II termin cuando todo este movimiento de reflexin apenas comenzaba, por eso no nos puede extraar que no haga un tratamiento sistemtico de las cuestiones ecolgicas y ambientales. Lo ms rescatable de este Concilio es que nos ha invitado a vivir la fe como presencia de Dios en medio del mundo y de la historia. Podemos destacar en la Constitucin sobre la Iglesia LG48 que trata de superar el conflicto aparente entre la esperanza terrena y la esperanza trascendente. Nos recuerda que el destino del ser humano est vinculado al de toda la Creacin. En la Gaudium et Spes 31 donde trata de la responsabilidad, nos dice claramente se puede pensar con toda razn que el porvenir de la humanidad est en manos de quienes sepan dar a las generaciones venideras razones para vivir y razones para esperar. El Grupo de Ecologa y Ecumenismo (GEE) naci en el ao 2000, al cumplirse el 10 aniversario del mensaje de Juan Pablo II Paz con Dios Creador, paz con toda la Creacin. Es un conjunto de creyentes que se rene regularmente en la Parroquia Ntra Sra. del Valle, de la Ciudad de Buenos Aires, Argentina, y a partir de vivir, analizar y juzgar a la luz del Evangelio, se ha comprometido en forma activa e ininterrumpida, desde entonces y hasta la fecha, en la promocin de la reflexin, la toma de conciencia ecolgica, y el estmulo para la accin concreta, en el
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marco de la Ecoteologa y el Ecumenismo, esto ltimo en el ms amplio sentido del vocablo. El GEE se ha empeado en establecer la relacin causa efecto de los monocultivos GM, no solo sobre la tierra, el agua, el aire y la alimentacin, sino el modo en que nos ha puesto a prueba en nuestra constancia y perseverancia como ciudadanos. Como parte del Grupo de Ecologa y Ecumenismo hemos tratado de explicarlo en el seno de la Iglesia Catlica y la indiferencia, el rechazo y el silencio han sido descorazonantes. Desde nuestra visin, ya en Puebla, la Iglesia catlica fij su preocupacin por el conflicto ecolgico: Si no cambian las tendencias actuales, se seguir deteriorando la relacin del hombre con la naturaleza por la explotacin irracional de sus recursos y la contaminacin ambiental, con el aumento de graves daos al hombre y al equilibrio ecolgico. Es posible que se haga una errnea interpretacin del Captulo III, de Gaudium et Spes, cuando a propsito de La actividad humana en el Universo, en el nmero 33, expresa: Con su trabajo y su ingenio siempre ha tratado el hombre de perfeccionar su propia vida; pero, especialmente hoy, gracias a la ciencia y a la tcnica, ha dilatado, y dilata continuamente, su dominio a casi toda la naturaleza; y con la ayuda, sobre todo, del aumento experimentado por los diversos medios de intercambio entre las naciones, poco a poco la familia humana ha llegado a reconocerse y constituirse como una comunidad unitaria en el mundo entero. Miembros de nuestro grupo han escrito sobre la expresin bblica dominar la tierra, entendiendo que la mayordoma es el mandato Divino y no el antropocentrismo que comprobamos en los agronegocios, movidos solo por el lucro, invocando siempre el hambre del mundo. El mismo documento de Puebla precisa: el dominio, uso y transformacin de los bienes de la tierra; de la cultura de la ciencia y de la tcnica, vayan realizndose en un justo y fraternal seoro del hombre sobre el mundo, teniendo en cuenta el respeto de la ecologa. El agotamiento de los recursos naturales y la contaminacin del ambiente constituirn un problema dramtico.
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Recordamos una vez ms el mensaje del Papa Juan Pablo II del 1 de enero de 1990, titulado Paz con Dios Creador, paz con toda la creacin, que pone de manifiesto que algunos elementos de la presente crisis ecolgica revelan evidentemente su carcter moral. Algn tiempo despus, monseor Giaquinta, obispo de Posadas, Misiones, Argentina, tambin calific la problemtica como radicalmente moral. El representante del Consejo Latinoamericano de Iglesias (CLAI) en el lanzamiento del Programa de Ciudadana Ambiental Global (17 de mayo 2004) expres: los problemas ecolgicos tienen solucin tcnica conocida, pero esas soluciones sueltas, sin determinacin poltica impregnada de justicia social, sern absolutamente insuficientes y por eso participamos en el Programa. Este compromiso de la Iglesia cristiana latinoamericana fue adoptado y se afianz desde la observacin de las experiencias concretas, como consecuencia, entre otros factores, de la imposicin de los modelos econmicos y polticos neoliberales que, por brutales, injustos y antidemocrticos, han puesto en riesgo la sobrevivencia de un altsimo porcentaje de nuestros compatriotas. Como consecuencia de ese proceso 225 millones de latinoamericanos son pobres, 100 millones de ellos son indigentes; el 10 por ciento ms rico de la poblacin percibe 30 veces el ingreso del 10 por ciento ms pobre. Estamos asistiendo a un complejo proceso de deterioro y apropiacin de nuestros recursos naturales que paulatinamente estn pasando al manejo de intereses y corporaciones transnacionales, algunas de las cuales ostentan tristes historias y extensas trayectorias antiambientales. Un ejemplo es la virtual imposicin en la Argentina y la regin circundante del cultivo de la soja, con sus efectos adversos sobre la estructura y biodiversidad de los ecosistemas. Respetuosamente disentimos sobre las ciertas generalidades que se expresan desde el Nmero 472 al 480 del Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, ya que si bien permanentemente llaman a la responsabilidad, el espritu de solidaridad, el bien comn, la prudencia y la objetividad, parece ignorar los cambios que ha sufrido la ciencia, hoy regida por el lucro, ignorando el bien comn, aunque lo invoquen; en la realidad acepta la RSE, la responsabilidad Social Empresaria, que si bien asume que las empresas causan impactos (ver abajo N 474) socio/
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econmicos, admite la remediacin por medio de fundaciones y/o ONG que son financiadas por la empresas. Es el 474 el que puntualmente hace referencia a nuestro enfoque y coincide que Las modernas biotecnologas tienen un fuerte impacto social, econmico y poltico, sin embargo no propone actitudes conducentes a evitarlos o, al menos considerar el principio precautorio. Nuestro enfoque es considerado poltico y, a los documentos que sometamos a la jerarqua y el Congreso Nacional de Doctrina Social de la Iglesia Rosario 2011, nos respondan que es necesario distinguir entre asuntos pastorales y polticos, Somos pastores y no hacemos poltica. En este documento queremos hacer un resumen de nuestra actividad de 12 aos, dentro del mbito de la Iglesia Catlica. 1. Nuestra visin La experiencia de vida, la actividad laboral y nuestra percepcin del maltrato a la Creacin, nos han sensibilizado sobre la incidencia del modelo agropecuario / biotecnolgico, en la realidad social argentina. Han transcurrido 10 aos desde que Mons. Miguel Esteban Hesayne, describiera con crudeza que: Argentina est en pecado. Jams pens que, a mis 80 aos, iba a encabezar un artculo con este ttulo. En la gracia de la Fe Cristiana desde nio, tantas veces he escuchado en la misa al celebrante, invitando a comulgar: He aqu el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo Luego, yo mismo sacerdote, he recorrido el pas predicando y celebrando la Eucarista para hacer presente al Cordero de Dios que quita el pecado: Jess Liberador, con el objetivo de poner al pas en gracia de Dios desde corazones convertidos al Evangelio de la Justicia y la Paz. Vergonzosa realidad social, acepta que, si bien los medios publicitan con cierto sensacionalismo enfermizo la muerte de nios y nias desnutridos es preocupante; pero lo es mucho ms que no se publicite, que no se informe con toda la claridad sobre las causas reales de esas muertes. En su artculo el Padre Obispo, expresa con tristeza: Llama la atencin que no se vaya a la raz del crimen de genocidio generacional que se viene cometiendo, impunemente, desde hace dcadas. Ms an, llama la atencin que hoy pretendan ser de-
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nunciantes de la punta del iceberg quienes tiempo atrs han silenciado o tachado de idelogos a los que vienen denunciando el volumen y las consecuencias de la hambruna, que como mancha de aceite se ha ido extendiendo por todas las regiones del pas. No vamos a documentar aqu lo que estaba sucediendo por entonces en la Argentina, pero la crisis social que se viva, se daba en un contexto de cosechas record de soja , luego de seis aos de la liberacin de la soja RR, acompaada de la desaparicin de pequeos y medianos productores y con ellos, haban ido desapareciendo superficies importantes dedicadas a diversos cultivos que otrora caracterizaran la alimentacin de los argentinos, insistimos en rechazar la soja como alimento humano y extraa a nuestra soberana alimentaria. Se redujo ms de 44% de la superficie cultivada de arroz; ms del 26,2%, de maz; 34.2%, de girasol; ms del 3%, de trigo y 10 veces la superficie de algodn. Zonas como San Pedro en la provincia de Buenos Aires. perdieron el 50% de los montes frutales y plantaciones de vivero para ser reemplazadas por cultivos de soja. (Boy 2005) El Costo de Vida en 2002, refuerza nuestro diagnstico, para el nivel minorista, las estadsticas de INDEC (Instituto Nacional de Estadstica y Censos) indicaban que los productos que ms aumentaron de precio eran: Lentejas secas 272,7%; Aceite de Maz 218,9; Harina de trigo comn 162%; Arvejas en conserva 157,5%; Batata 152,2%; Papa 138%; Arroz blanco simple 130.1%. (mbito Financiero, martes 7 de enero de 2003, Pg. 4). En ese contexto social se producan casos de muertes por desnutricin, por esa razn Mons. Hesayne, en el mencionado artculo, puntualiza: La muerte de un solo nio por desnutricin es noticia trgica en todo tiempo y en cualquier parte. Pero si ocurre en un pas rico como Argentina y las muertes se multiplican por miles, nos encontramos ante un crimen de lesa humanidad. Sobre todo si agregamos que la ancianidad argentina est amenazada de muerte prematura por falta de alimentacin adecuada y medicamentos elementales y que, pensando el futuro, varias generaciones de hombres y mujeres se vern disminuidos en capacidad intelectual y vigor fsico
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Vamos acotando as, el escenario que conforma nuestra visin de la relacin causa / efecto de la situacin nacional y, lamentablemente tambin compartida por pases vecinos. En palabras de Mons. Hesayne Este genocidio, en uno de los pases ms frtiles del mundo, no es efecto del azar, ni una desventura del destino. El desastre nacional, la ruina de la Nacin, el pecado social argentino tiene responsables con nombre y apellido. La encclica Caritas in veritate, identifica la falta de fraternidad entre los hombres y entre los pueblos, como una de la causas ms importantes del subdesarrollo y la pobreza, de lo cual es prueba la actual sociedad que cada vez ms globalizada nos hace ms cercanos, pero no ms hermanos. No podemos dejar de mencionar la campaa Soja Solidaria, que fuera ampliamente apoyada por CARITAS y represent una bochornosa ofensa a nuestra soberana alimentaria y que, veremos adelante origin una de nuestros mas fuertes rechazos. Nuevamente acudimos a las palabras de Mons. Hesayne: No bastan leyes paliativas del hambre maternal e infantil. Esto es profundizar la miseria de los argentinos. Es fomentar la cultura de la ddiva, caldo de cultivo de servilismos y desprecio por la dignidad humana. Se necesitan leyes nacionales y provinciales que promuevan eficazmente las fuentes legtimas del trabajo digno para que millones de argentinos lleven alimentos a sus familias. La simple beneficencia no es cristiana. Es el invento del sistema capitalista salvaje (neoliberalismo) para contener reclamos justos pero peligrosos para la ganancia del mercado. No es extrao que en este pas en que todo se derrumba, exista la red ms perfecta de solidaridadayuda y que fuentes capitalistas sostengan con lo que les sobra (y hasta como propaganda para ganar ms), comedores infantiles, de adultos y ancianos con comidas-limosna. Lo descrito por Hesayne, no solo no se ha modificado sino que est agravado el desplazamiento de familias rurales contina, hay datos que desaparece 1 tambo por da, ya que la Argentina ha pasado del modelo agro-exportador de carnes, cereales, frutas y hortalizas, al modelo agro-exportador de comoditis, en 1990 con la desregulacin a nivel nacional y en medio de la creciente globalizacin (OMC), entre 1990 y
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2001 desaparecen ms de 100.000 empresas agropecuarias del sector lcteo, ganadero, frutcola, hortcola. La tendencia continua siendo a una cada vez mayor escala, mayor eficiencia, ms competitividad y ms rentabilidad (OMC). La globalizacin NO distribuye riqueza para las reas ms necesitadas del planeta, como lo indica el Compendio en el 363. Desde el 2001 al da de hoy: las comoditis (SOJA Y PETRLEO) pagan la deuda externa y la contencin social, en un escenario de desocupacin y de urbanizacin crecientes. Menos del 10% de la poblacin vive en zonas rurales, pero esto no significa siquiera que trabajen en tareas rurales. A los 24 nuevos asentamientos en la CABA (Perfil, domingo 20 de julio 2006) da a da se suman nuevos tugurios, sin agua; sin servicios sanitarios. En promiscuidad y violencia 8 de cada 10 habitantes de asentamientos de la CABA y Conurbano son desplazados rurales (IPAF 2006), este escenario lo colocbamos en un documento del ao 2009. 2. Nuestra Accin Desde la formacin del grupo de Ecologa y Ecumenismo, hemos centrado nuestra actividad en la reflexin de la realidad ecolgica y sus efectos sobre la sociedad argentina, y dentro del mbito de libertad que con los hermanos de otras creencias hemos convivido, evaluar las consecuencias del modelo agro biotecnolgico en las familias catlicas. As el grupo organiz en el mes de abril de 2008, una serie de charlas con el ttulo: LOS AGRONEGOCIOS Y SU INCIDENCIA EN EL TERRITORIO Y LOS CONFLICTOS QUE GENERAN. La temtica fue elegida por estar el pas en medio de la llamada crisis del campo. El monocultivo de soja, que jams form parte de nuestra alimentacin (tampoco es el alimento bsico de los orientales como se nos quiere hacer creer), ni de nuestra cultura, se ha expandido como si fuera inevitable, como el nico camino de la produccin agropecuaria. A esta situacin de catstrofe social agropecuaria de los aos noventa, deberamos sumar la migracin masiva de los obreros rurales. Solo en el Chaco, la mecanizacin de la cosecha de algodn implic, por cada mquina, el
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desplazamiento del equivalente de 300 hombres. Los pooles de siembra convirtieron a los productores en rentistas de sus propios campos. Los nuevos paquetes tecnolgicos que integraron siembra directa con maquinaria cada vez de mayor ancho de labor, herbicidas y sojas transgnicas de Monsanto, instalaron una agricultura industrial con caractersticas difusas en su estructura, ya no son familias las que cultivan, ya no hay verdaderos agricultores, hay empresas que tercerizan desde la siembra a la cosecha. Muchos de los operarios de la maquinaria utilizada, estn en negro. Francisco Loewy, autentico luchador de los valores de la vida rural argentina, en su libro La Encrucijada (Ed. DUNKEN Buenos Aires 2002) describe la misma realidad y seala la paradoja de que: An incrementando su productividad, el campo argentino se vaca de presencia humana. Languidece la mayora de las poblaciones del interior, mientras en los polos de concentracin urbana se acumula una sobrecarga poblacional sin espacio, sin suficientes oportunidades de trabajo ni infraestructuras que alcancen. Los costos materiales y sin duda humanos de esta problemtica son muy superiores a los subsidios agrarios de los pases industriales. Todava resisten denodadamente ncleos de productores agropecuarios, sus familias y sus cooperativas a estos vientos de la destruccin. Se juega aqu una reserva remanente de la cultura del trabajo y del arraigo. Nuestros economistas no consideran estos valores. No los encuentran en sus manuales. Tampoco computan en sus clculos el tremendo costo social y ambiental de la deformacin demogrfica en evolucin y sus graves secuelas. Pero el vaciamiento del interior avanza e impone a la sociedad argentina, como a su economa, un absurdo marco de estrechez. Esta forma de agricultura industrial, ha desacralizado la actividad privilegiada en los relatos bblicos, con la bandera de terminar con el hambre del mundo, se le ha declarado la guerra a muerte a la naturaleza. Al momento de escribir este trabajo, millones de hectreas estn inundadas y fueron las mismas tierras afectadas por la sequa, la Creacin siempre ha sido mensajera privilegiada para el agricultor que saba
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interpretar sus signos, la soberbia de la ciencia/negocio hoy la ignora y solo trata de dominarla. Los miembros del grupo hemos utilizado cuanto mbito se nos ha ofrecido para hacer llegar esta visin y a la manera de modernos profetas, pedir un cambio en los corazones, la Argentina del crecimiento fuera de serie; sin comparaciones en Latinoamrica, se debate en una crisis visceral que nos est poniendo frente a frente entre hermanos, y muchos no saben siquiera como hemos llegado hasta este extremo. Parece hacerse realidad que Quien ha prometido el cielo sobre la tierra, no ha hecho ms que convertir el mundo en un infierno permanente (K. Popper) El crecimiento econmico, el aumento del consumo, los electrochinos, nos hacen creer que ESA es la felicidad, hasta las relaciones personales son digitales y aplacan nuestra soledad con una pantalla plana. La familia, desde el Gnesis, cuna de sueos (esperanza) en el equilibrio csmico depende del equilibrio humano, personal, familiar y social. Hoy la familia est fragmentada, cuando no burlada; solo papeles para la obra social. Sin familia los subsistemas personales se atrofian y mueren y esta muerte afecta la ecologa humana as aparece el ser humano falto de afecto, y el afecto no es dinero, no es consumo, no lo brinda la play station. El hombre sin afecto se torna despiadado, depredador, olvida que la tierra es un DON, parte de un regalo que Dios nos hizo junto con la vida para que todos podamos aprovecharla. Nos enfrentamos al desafo de entender que los recursos naturales son limitados. Se debe prestar atencin al hecho de que los pases ms pobres son aquellos que parecen destinados a pagar el precio ms alto por el deterioro ecolgico. Argentina est pagando un alto precio por la fiesta del modelo de la soja. La sociedad tecnolgica destierra los valores del espritu. La sociedad del conocimiento, nos conducir a ver LA VERDAD, EL CAMINO Y LA VIDA o solo a encontrar remedios tecnolgicos para solucionar los desastres ecolgicos que HOY provoca la ciencia?
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Como seal Kuznets, en los pases de desarrollo econmico constante y moderno, predominan de tal manera la tecnologa, basada sobre la ciencia, y las posibilidades extensas de explotarla al servicio de la sociedad, que constituyen una caracterstica destacada de la poca econmica moderna (Kuznets, 1966:15). Sin embargo, el desarrollo socioeconmico y los logros culturales, econmicos, militares y tcnicos, no se repartieron simultneamente ni de manera pareja en la historia de la humanidad (Krippendorff, 1993) 3. La Iglesia y los OGM Hemos tratado de llegar a nuestros pastores para ofrecerle estos datos y evidencias, en esa tarea nos encontramos con la noticia que el 28 de noviembre de 2002 el Ateneo Pontificio Regina Apostolorum y el Ministerio de Medio Ambiente italiano, convocaron a un debate en Roma, sobre OGM Amenaza para la salud y el ecosistema o solucin para luchar contra el hambre en el mundo y proteger el medio ambiente? Dentro de lo que logramos saber, en esa reunin, la profesora Vincenza Mele, del Instituto de Biotica de la Universidad Catlica del Sagrado Corazn de Roma, explic cmo el principio de precaucin se inserta en el contexto de una visin sapiencial donde la ciencia lleva su contribucin decisiva, pero sobre todo, donde hay que ejercitar la virtud de la prudencia evitando catastrofismos y exageraciones fuera de lugar. En un contexto de filosofa moral no es suficiente la tica del fin, que es ciertamente bueno, sino que es necesario tambin la tica de los medios que se van a emplear. El encuentro parece haber concluido que los OGM representan Gran oportunidad, pero con prudencia. Por mera casualidad tomamos conocimiento en 2008, de una convocatoria de THE PONTIFICAL ACADEMY OF SCIENCES VATICAN CITY PONT IFICIA ACADEMIA SCIENTIARVM, Study Week Transgenic Plants for Food Security in the Context of Development, transcribimos su ttulo en ingls ya que en ningn momento la misma fue puesta en castellano, la semana de estudios 15-19 May 2009 Casina
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Pio IV. La Lista de Participantes incluye los nombres de 41 personas; la mayora de ellos (30) europeos y norteamericanos, casi por partes iguales; el resto representantes sueltos de diversos pases y continentes. Casi todos embanderados con la causa de los organismos genticamente modificados (OGM) como una solucin al problema del hambre en el mundo. Un hermano bautista miembro del grupo escribi Quienes prepararon la Lista de invitados parecen no haber considerado antecedentes como los informes (abril de 2008) de la IAASTD (estudios durante cuatro aos, con la intervencin de 400 expertos interdisciplinarios, apoyado con un aporte de 12 millones de dlares del Banco Mundial y cinco informes, uno central y cuatro regionales) y de la UNCTAD-UNEP (Octubre 2008). Conviene recordar que el primero fue solicitado por Monsanto quien en vista de la conclusin a favor de la agro-ecologa, abandon el proyecto. En ambos casos, sus conclusiones, sustentadas en bases muy slidas, seguramente no sern coincidentes con las de los invitados de la Academia. Hay tres latinoamericanos convocados; uno es argentino, el Dr. Moiss Burachik, de quien se informa que acredita desde 1991 una trayectoria relacionada a los procesos regulatorios de los OGMs y en el diseo y formulacin de polticas oficiales al respecto. En la actualidad, desde Noviembre de 2008, es Director de Biotecnologa de la Secretara de Agricultura, Ganadera, Pesca y Alimentos de la Nacin (SAGPyA) y Coordinador (por Argentina) del Proyecto FAO para el desarrollo de herramientas de referencia para el manejo de la bioseguridad de los OGMs en los pases del Mercosur. Su presentacin en la Reunin est programada para el da 16, siendo el ttulo de la ponencia Experiencia del uso de los OGMs en la agricultura argentina-Economa y ambiente ( Prensa Ecumnica Buenos Aires, 21 de abril de 2009). Entre los invitados se registra al Dr. Eric Sachs, funcionario por tres dcadas de la empresa Monsanto que jug un papel crucial en el desarrollo y aplicacin de la biotecnologa agrcola y de cultivos con OGMs. Se afirma que una de sus principales funciones tiene que ver con la comunicacin masiva de los fundamentos de la evaluacin y manejo del riesgo de los OGMs, respondiendo a los reclamos falsos o
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mal intencionales en relacin a las regulaciones de la biotecnologa, seguridad alimentaria (humana y animal) e impactos ambientales y socio econmicos. En su Biografa se afirma que en su condicin de lder y comunicador privado utiliza exitosamente su conocimiento cientfico y su experiencia biotecnolgica para comunicar la seguridad y beneficios de los cultivos de OGMs, a demitificar la biotecnologa y a contribuir a la confianza del pblico. El Programa de la reunin contempla en la tarde del ltimo da una Mesa Redonda en torno a sugestivas preguntas entre las cuales destacamos: cmo aproximarse a los gobiernos, los medios y el pblico?, cmo organizar una campaa sostenida?, cmo lograr apoyos financiero sostenido?, cmo poder incorporar a las autoridades regulatorias? y qu podemos aprender de Argentina? Cabe sealar que la intencionalidad ltima de los organizadores no est oculta. Est explicitada en la Introduccin del documento-presentacin oficial; all se lee: La oposicin a la biotecnologa agrcola generalmente es ideolgica. El enorme potencial de la biotecnologa vegetal para producir alimentos en mayor cantidad y de elevado valor nutricional para los pobres se perder si la regulacin de los OGMs no reemplaza el principio precautorio por principios cientficos. Y ms adelante, necesitamos equiparnos con argumentos acerca de porqu la seguridad alimentaria de los pobres necesita tener acceso eficiente a la tecnologa-GM y que la extrema regulacin precautoria es injustificada; argumentos para mostrar las consecuencias sociales y econmicas de la excesiva regulacin y para conocer cmo cambiar la regulacin basada en la ideologa por la regulacin basada en la ciencia. Por otra parte, los resmenes de las ponencias anticipan la orientacin ideolgica de los organizadores; la mayora de ellos apunta a la misma direccin. Aunque reconocemos que el mtodo de las citas parciales puede inducir a interpretaciones incompletas, nos pareci interesante reproducir, a modo de muestras de opiniones favorables a las biotecnologas asociadas a los OGMs, algunas afirmaciones que
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pueden leerse en esos textos: Los pobres estn deseando y esperando. Las herramientas estn disponibles (Flavell); Desafortunadamente, (slo) un pequeo nmero de especies resistentes (OGMs) han sido evaluados a campo por los agricultores, debido principalmente a la carencia de regulaciones de bioseguridad en pases que carecen de la capacidad para juzgar (su seguridad) o por considerar a los cultivos transgnicos como dainos para el ambiente o el consumidor (Roger N. Beachy); Los cientficos del sector pblico tienen la responsabilidad de explicar a la sociedad (las ventajas de la biotecnologa vegetal) y que el rechazo a la tecnologa los OGMs limitar los esfuerzos para aliviar la pobreza y el hambre para salvar la biodiversidad y proteger el ambiente (Marc Van Montagu). Enterados de la convocatoria, hicimos llegar una nota a nuestros pastores, solicitando se nos acepte en la convocatoria, pues consideramos necesario verificar sus efectos en distintas circunstancias y prestar atencin a los efectos colaterales que pudieran acarrear. Conocemos que todas las investigaciones estn realizadas, subvencionadas o relacionadas con las empresas de los agronegocios. Hemos visto en estos aos de gran produccin que en lugar de disminuir los ndices del hambre ha crecido la desnutricin, la pobreza, la exclusin y el desarraigo. Nos preocupa tambin que la delegacin argentina est representada por miembros adictos a los agronegocios. Tambin nuestra solicitud se hizo por medio de la diplomacia Argentina en el Vaticano, la respuesta fue que La reunin es puramente cientfica, la reunin es cerrada con la presencia de los cientficos que la Academia de Ciencias ya ha invitado, ni periodistas, ni polticos, ni debates ideolgicos pueden ingresar. Se nos inform que oportunamente habra un informe de lo tratado en dicha convocatoria. Pasados 10 meses de dicho encuentro y habiendo consultado a nuestros Obispos y al sitio http://www.vatican.va/romancuria/pontifical_academies/acdscien/index.htm no habamos logramos informacin de las conclusiones del mismo, las que reclamamos al Obispo argentino Monseor Snchez Sorondo, canciller de la Academia Pontificia de Ciencias. Esta situacin solo pudo disiparse parcialmente cuando Monseor Federico Lombardi, Director de la sala de prensa del Vaticano, se
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vio obligado a declarar pblicamente que: El documento conclusivo de la Semana de estudio con el ttulo Transgenic Plants for Food Security in the Context of Development, o sea Las plantas transgnicas para la seguridad alimentaria en el contexto del desarrollo, esponsorizada por la Academia Pontificia de las Ciencias en mayo de 2009, no constitua una declaracin oficial de la Santa Sede sobre el tema. Hacemos notar que en ningn caso se toma en cuenta el impacto social de esta tecnologa, solo los cientficos estaban invitados, como si solo se tratara de un problema de genes y adn, cuando en realidad el hombre ha sido marginado, no forma parte de los estudios de impacto ambiental, siendo Argentina un ejemplo del impacto de las tecnologas en la comunidad. Tomamos palabras del Cardenal de Ghana, Peter Turkson quien es terminante evitando catastrofismos y exageraciones Los cultivos genticamente modificados (transgnicos) generan dependencia econmica y nueva forma de esclavitud. Si los agricultores de frica tuvieran un mayor acceso a la tierra arable, frtil, a salvo de los conflictos armados y de contaminantes, no seran necesario cultivos modificados genticamente para producir alimentos, dijo el jefe del Consejo Pontificio para la Justicia y la Paz. Hacer a los agricultores dependientes de semillas patentadas, modificadas genticamente, huele al habitual juego de dependencia econmica, que a su vez, aparece como una nueva forma de esclavitud, (Osservatore Romano el 5 de enero 2011). Es un escndalo que casi 1.000 millones de personas sufren de hambre, dijo el cardenal Turkson, sobre todo porque hay ms que suficiente comida para alimentar a todo el mundo. Cultivos y ganado son destruidos debido a las restricciones de comercio estricto o con el fin de mantener elevados los precios y, en pases ricos, alimentos en condiciones de consumo, son tirados a la basura dijo. Lo nico que haran falta es un poco ms solidaridad y mucho menos egosmo y habra suficiente comida para alimentar incluso dos veces la poblacin mundial actual, dijo. El cardenal expres que las tcnicas y prcticas agrcolas de alta tecnologa son intiles en zonas de conflicto y las reas que son asoladas por la explotacin de los recursos naturales.
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Por la bsqueda y extraccin de petrleo, oro o minerales preciosos presenten en suelo africano, las multinacionales causan enormes daos: excavan grandes pozos y devastan irreparablemente campos y bosques, dijo. Si algn da esas reas podrn ser cultivadas es incierto incluso si uno se basa en plantas genticamente modificadas. Cardenal Turkson dijo que algunas empresas multinacionales participan activamente para tratar de persuadir a los obispos en frica para que apoyen un mayor uso de organismos genticamente modificados. Creo que el verdadero problema no es en favor o en contra de OGM, dijo. No habra ninguna necesidad de esos cultivos si los cultivadores africanos tuvieran acceso a tierras frtiles que no fueran destruida, devastada o envenenadas por la acumulacin de residuos txicos y si los productores fueran capaces de beneficiarse de los frutos de su trabajo, permitindoles guardar suficientes semillas para plantar el prximo ao y no verse obligados a comprar continuamente semillas genticamente modificadas en el extranjero, dijo. Por qu forzar un agricultor africano para comprar semillas producidas en otras tierras y por otros medios? Estoy empezando a preguntarme si detrs de todo esto, no est el habitual juego de mantener a toda costa, la dependencia econmica, dijo. El Cardenal Turkson dice que no se opone al progreso cientfico y tecnolgico, pero es importante evaluar si existe una verdadera necesidad de cultivos genticamente modificados. Dijo que las personas deben honestamente preguntarse si no es ms que negocio, tratando de hacer que alguien se enriquezca, que fue una sospecha razonable habida cuenta de los muchos ejemplos de explotacin similares en Ghana. En este contexto, nos informamos con penosa sorpresa que, con el auspicio del Obispado de Zrate Campana se convoca a una reunin el 26 de noviembre de 2010 en el Hotel Sofitel La Reserva de la localidad de Campana, denominada I Jornada Sapientia sobre las nuevas biotecnologas para combatir el hambre en el mundo: el aporte de las plantas transgnicas y el papel de la agricultura argentina. Uno de los expositores era el Biotecnlogo Moiss Burachick, con el respaldo y el acompaamiento del Ministro Julin Dominguez, era la reproduccin
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en la Argentina, con el respaldo del Obispo Oscar Sarlinga del mismo procedimiento de presin sobre las estructuras de la Iglesia que se realizara antes en el Vaticano. El tema era particularmente grave ya que justamente la localidad de Campana es la sede principal de Monsanto en la Argentina. Algunos hermanos desde la sociedad civil en una audiencia con el Obispo de Zarate/Campana Dr. Oscar Sarlinga, se le expuso nuestro pensamiento en relacin a la ciencia actual, as como a la manipulacin gentica, recordarle los terribles riesgos de la Biotecnologa reconocidos asimismo por la Iglesia. Tal como resulta habitual en la Argentina, las mayores dificultades estuvieron en comprender las razones de la otra parte. No obstante y una vez que el Sr. Obispo se persuadiera de nuestra conviccin acerca de que, la agricultura qumica ha conducido a crmenes de lesa humanidad y que, an las mejores intenciones pastorales podran terminar legitimando a quienes avasallan nuestra soberana y fumigan y asesinan nuestras poblaciones rurales y periurbanas, logramos avanzar en una reflexin mutua provechosa en que, sin comprometer expectativas, deberan revisarse posiciones en que se afectan las personas. Das despus, Mons. Sarlinga nos comunic que haba decido no ir al acto de los Biotecnlogos en el Hotel Sofitel, desmintiendo adems que la convocatoria fuera desde el obispado Un representante del Grupo de Ecologa y Ecumenismo concurri a la Jornada Sapientia Hambre cero, El aporte de las plantas transgnicas y el papel de la agricultura argentina, y luego de la misma envi a Mons. Salrlinga, algunas reflexiones: De entrada, en la recepcin del hotel se nos inform, como la Jornada del Obispado, cosa que aclaramos, no era del obispado. Las presentaciones acadmicas empezaron y/o concluyeron mostrando y descalificando a las ONG y grupos o personajes que estn en desacuerdo con los transgnicos o sus consecuencias colaterales. Se cit la declaracin de la Academia Pontificia de Ciencias que hablaba de poteciales efectos ambientales tanto positivos como negativos, pero nicamente se habl de los positivos. Como si fuera la nica y exclusiva forma de cultivo, con semillas transgnicas, para solucionar
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el problema del hambre. Ninguna mencin a los aspectos negativos. Cuando hablamos de la realidad argentina, con ms de 15 aos de experiencia en cultivos transgnicos, solo se valor su crecimiento econmico. Ni una palabra de la pobreza y el hambre en nuestro pas, que en estos aos no disminuy para nada. Ninguna relacin con el desplazamiento y desarraigo de quienes engrosan las villas en las periferias de las grandes ciudades. Todos los planteos y su preocupacin se centr en las campaas de quienes piensan distinto, en las dificultades de las relaciones internacionales, las trabas y demoras en las aprobaciones. Cuando mencionamos algunas inquietudes de casos concretos se nos respondi que pudo haber sido una mala praxis. Creo que est muy claro que esta Jornada fue una movida ms para MEJORAR LA IMAGEN de las corporaciones de los agronegocios, convencer a las empresas y productores que estn en el buen camino, y descalificar a quienes tienen otra opinin. La vivencia de la propuesta del Evangelio, muy bien expresada en el n 486 del CDSIlos graves problemas ecolgicos requieren un efectivo cambio de mentalidad que lleve a adoptar nuevos estilos de vida Tales estilos de vida deben estar presididos por la sobriedad, la templanza y la autodisciplina, tanto a nivel personal como social, dar solucin a los problemas de la pobreza y el hambre. Sin esta postura evanglica ninguna propuesta ser vlida. Con este espritu de Adviento que nos hace estar cada da ms vigilantes y esperanzados, el Seor nos ilumine para poder discernir con justicia y verdad, en estos momentos de tanta confusin y engao. Con todo respeto, y a su entera disposicin. Eusebio Lizarralde Grupo de Ecologa y Ecumenismo. 4. Conclusiones 11 aos en la historia de la humanidad no es nada, nuestro camino recin est marcado, debe continuar, tal vez con la persistencia de la
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viuda que cita Jess en Lucas 18,1-8; de hecho tenemos Fe que Dios har justicia a sus elegidos, que estn clamando a l da y noche, y les hace esperar? Os digo que les har justicia pronto. Pero, cuando el Hijo del hombre venga, encontrar la fe sobre la tierra? Apelamos a toda la fortaleza de nuestra FE, ESPERANZA y CARIDAD para que se haga luz sobre nuestras mentes y de nuestros hermanos en la Fe, ya que el Bicentenario en Justicia y Solidaridad, anhelo del Episcopado Argentino, urge que se erradiquen no solo la pobreza, que para muchos es cuestin de crecimiento, sino tambin un cientificismo monetizado que utiliza el hambre para autojustificar su afn de lucro. Hacemos nuestras las expresiones de Mons. Carmelo Juan Giaquinta, durante un Panel del Foro Debate: Argentina: Estrategia Pas, durante el Congreso de Laicos 2005, el domingo 09 de octubre, en el Auditorio San Agustn, de la U.C.A. Administrador Apostlico de la Arquidicesis de Resistencia y por entonces Presidente de la Comisin Episcopal de Pastoral Social, El desarrollo no se reduce al simple crecimiento econmico. Para ser autntico, debe ser integral; es decir: promover a todos los hombres y a todo el hombre (n. 14). El verdadero desarrollo es el paso, para cada uno y para todos, de condiciones de vida menos humanas a condiciones ms humanas (n.20). As define Pablo VI al desarrollo. En el Documento de la 96 Asamblea, se utilizan con frecuencia expresiones tales como desarrollo econmico; desarrollo humano; desarrollo humano sustentable; desarrollo humano sostenible y desarrollo integral, en ocasiones con sentido ambiguo cuando no, como sinnimos. Pero en el N 26, Pg. 17, de dicho documento se aclara: la economa global nos demuestra que el desarrollo no se limita al simple crecimiento econmico. Interpretamos que la concepcin de desarrollo integral, tambin llamado a escala humana, segn sus mentores Max Neef 1986 es de difcil concrecin en modelos gigantisicos. Un ejemplo claro de gigantismo a escala in humana lo tenemos en el modelo agropecuario de cultivos a escala extensiva, bsicamente soja transgnica. Los explotados de antes, peones de campo, trabajadores golondrina mas los desplazados por los desmontes y destruccin de selvas, cierres de tambos y pequeas producciones agrarias tradiciona-
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les etc. son hoy muchos de los sobrantes y desechados. Este modelo agropecuario, de record de cosechas y de crecimiento de millones de toneladas para la exportacin, no ha aportado al desarrollo, por el contrario, aun generando mucha riqueza que tenemos que preguntarnos a qu manos va, no podemos dejar de ver y sufrir tambin, la pobreza y los daos colaterales que produce. La pobreza no se podr erradicar con las migajas que caigan de la mesa por el efecto derrame. Nos parecen actuales las expresiones de Mons. Carmelo Juan Giaquinta, durante un Panel del Foro Debate: Argentina: Estrategia Pas, durante el Congreso de Laicos 2005, el domingo 09 de octubre, en el Auditorio San Agustn, de la U.C.A. Administrador Apostlico de la Arquidicesis de Resistencia y por entonces Presidente de la Comisin Episcopal de Pastoral Social, El desarrollo no se reduce al simple crecimiento econmico. Para ser autntico, debe ser integral; es decir: promover a todos los hombres y a todo el hombre (n. 14). El verdadero desarrollo es el paso, para cada uno y para todos, de condiciones de vida menos humanas a condiciones ms humanas (n.20). As define Pablo VI al desarrollo. Desarrollo no se dar en tanto el modelo agroexportador y de despoblamiento, sea la raz de los males que empujan a la urbanizacin forzada y que justifican el asistencialismo. Que significa desarraigo, prdida de identidades, consumismo e ingesta de comida chatarra, destruccin de las familias, ruptura de los tejidos y redes de solidaridad, y que, en ausencia del Estado, la gente trasplantada quede en manos de los punteros y del crimen organizado.
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Los alimentos genticamente modificados han sido invitados al Vaticano Agencia de Noticias Prensa Ecumnica Convocatoria La Pontificia Academia de Ciencias ha organizado en su sede, Ciudad Vaticano, la semana de estudio de las Plantas transgnicas para la seguridad alimentaria en el contexto del desarrollo, con el subttulo Restricciones a la introduccin de la biotecnologa para mitigar la pobreza. Ser entre el 15 y 19 de mayo de 2009. Participantes Son 41 las personas invitadas al mencionado evento. La mayora, 30, europeos y norteamericanos, casi por partes iguales. El resto, 11, representantes sueltos de diversos pases y continentes. Casi todos embanderados con la causa de los organismos genticamente modificados (OGM) como una solucin al problema del hambre en el mundo. Observacin Pareciera que los responsables de la confeccin de la Lista de invitados no consideraron determinados antecedentes. Entre ellos, los informes de la IAASTD, resultado de estudios efectuados durante cuatro aos por 400 expertos interdisciplinarios, apoyados con el aporte de 12 millones de dlares del Banco Mundial, de abril de 2008, y de otros cinco informes, uno central y cuatro regionales, de la UNCTAD-UNEP, de octubre 2008. Sus conclusiones, sustentadas en bases muy slidas, seguramente no sern coincidentes con las de los invitados de la Academia. Es conveniente recordar que el primero fue solicitado por Monsanto quien, en vista de la conclusin a favor de la agro-ecologa, abandon el proyecto.
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Participacin Latinoamericana Hay tres invitados latinoamericanos. Dos de ellos son el Dr. Moiss Burachik y el Dr. Eric Sachs. Dr. Moiss Burachik, argentino. Desde 1991 est relacionado a los procesos regulatorios de los OGMs y en el diseo y formulacin de polticas oficiales al respecto. En reconocimiento a sus actividades de entrenamiento, difusin y armonizacin de la bioseguridad OGMs en Amrica Latina y el Caribe, fue premiado por la FAO en 2004. Desde noviembre 2008, es Director de Biotecnologa de la Secretara de Agricultura, Ganadera, Pesca y Alimentos de la Nacin (SAGPyA) y Coordinador, por Argentina, del Proyecto FAO para el desarrollo de herramientas de referencia para el manejo de la bioseguridad de los OGMs en los pases del Mercosur. Su presentacin ser el 16 de junio con la ponencia Experiencia del uso de los OGMs en la agricultura argentinaEconoma y ambiente. Dr. Eric Sachs. Funcionario por tres dcadas de la empresa Monsanto que jug un papel crucial en el desarrollo y aplicacin de la biotecnologa agrcola y de cultivos con OGMs. Se informa que una de sus principales funciones es la comunicacin masiva de los fundamentos de la evaluacin y manejo del riesgo de los OGMs, respondiendo a los reclamos falsos o mal intencionales en relacin a las regulaciones de la biotecnologa, seguridad alimentaria humana y animal e impactos ambientales y socio econmicos. En su Biografa se detalla que en su condicin de lder y comunicador privado utiliza exitosamente su conocimiento cientfico y su experiencia biotecnolgica para comunicar la seguridad y beneficios de los cultivos de OGMs, a desmitificar la biotecnologa y a contribuir a la confianza del pblico. Orientacin del Programa y de las ponencias El Programa de la reunin contempla, en la tarde del ltimo da, una Mesa Redonda en torno a sugestivas preguntas. Algunas de ella son: cmo aproximarse a los gobiernos, los medios y el pblico?, cmo organizar una campaa sostenida?, cmo lograr apoyos financiero sos-
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tenido?, cmo poder incorporar a las autoridades regulatorias? y qu podemos aprender de Argentina? La intencionalidad ltima de los organizadores no est oculta. Se encuentra explicitada en la Introduccin del documento-presentacin oficial. All se lee La oposicin a la biotecnologa agrcola generalmente es ideolgica. El enorme potencial de la biotecnologa vegetal para producir alimentos en mayor cantidad y de elevado valor nutricional para los pobres se perder si la regulacin de los OGMs no reemplaza el principio precautorio por principios cientficos. Ms adelante se afirma que necesitamos equiparnos con argumentos acerca de porqu la seguridad alimentaria de los pobres necesita tener acceso eficiente a la tecnologa-GM y que la extrema regulacin precautoria es injustificada; argumentos para mostrar las consecuencias sociales y econmicas de la excesiva regulacin y para conocer cmo cambiar la regulacin basada en la ideologa por la regulacin basada en la ciencia. Por otra parte, los resmenes de las ponencias anticipan la orientacin ideolgica de los organizadores; la mayora de ellos apunta a la misma direccin. Comentario El Grupo de Ecologa y Ecumenismo (GEE), de Argentina, que ha emitido un comunicado que es la base de esta nota, sostiene que an cuando reconocemos que el mtodo de las citas parciales puede inducir a interpretaciones incompletas, nos pareci interesante reproducir, a modo de muestras de opiniones favorables a las biotecnologas asociadas a los OGMs par alo cual da a conocer algunas afirmaciones al respecto que se encuentran en los textos de los organizadores. Los pobres estn deseando y esperando. Las herramientas estn disponibles (Flavell). Desafortunadamente, (slo) un pequeo nmero de especies resistentes (OGMs) han sido evaluados a campo por los agricultores, debido principalmente a la carencia de regulaciones de bioseguridad en pases
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que carecen de la capacidad para juzgar (su seguridad) o por considerar a los cultivos transgnicos como dainos para el ambiente o el consumidor (Roger N. Beachy). Los cientficos del sector pblico tienen la responsabilidad de explicar a la sociedad (las ventajas de la biotecnologa vegetal) y que el rechazo a la tecnologa los OGMs limitar los esfuerzos para aliviar la pobreza y el hambre para salvar la biodiversidad y proteger el ambiente (Marc Van Montagu). Silencios llamativos Cabe mencionar dice El Grupo de Ecologa y Ecumenismo (GEE) que el periodismo local no ha registrado ni difundido hasta ahora la realizacin de este evento. No se ha conocido referencia oficial alguna al evento por parte de la Jerarqua de la Iglesia Catlica de nuestro pas, ni de Caritas nacional e internacional, ni de la Cancillera como tampoco de la SAGPyA, del Embajador argentino ante el Vaticano. El silencio tambin se oye en mbitos como el de las Academias o Sociedades Cientficas temticamente afines al tema convocante. El GEE agrega que hemos sabido que hubo alguna gestin local tendiente a la incorporacin al debate vaticano de otras voces, diferentes de las invitadas para participar en l, especialmente desde la experiencia concreta acumulada en el mbito de los pases del subdesarrollo y que esos intentos no han tenido xito. No faltaron peticiones de postergacin de la reunin hasta que otras voces sean agregadas al Programa. Es, cuanto menos, sorprendente que la Pontificia Academia de Ciencias permita ser utilizada, a contrapelo de las posiciones del mismo Vaticano en lo que atae a temas de la agricultura, la pobreza o el hambre, en el marco de las polticas y acciones para el desarrollo. Referencia El comunicado del Grupo de Ecumenismo y Ecologa (GEE) fue emitido en Buenos Aires, 21 de abril de 2009, con las firmas de Adolfo Boy; Eusebio Lizarralde; Jorge Rulli y Alfredo Salibin.
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El Grupo de Ecologia y Ecumenismo (GEE) naci en el ao 2000, al cumplirse el 10 aniversario del mensaje de Juan Pablo II Paz con Dios Creador, paz con toda la Creacin . Es un conjunto de creyentes que se ha comprometido en forma activa e ininterrumpida, desde entonces y hasta la fecha, en la promocin de la reflexin, la toma de conciencia ecolgica, y el estmulo para la accin concreta, en el marco de la Ecoteologa y el Ecumenismo, esto ltimo en el ms amplio sentido del vocablo. El GEE se rene regularmente en la Parroquia Ntra Sra. del Valle, de la Ciudad de Buenos Aires. Contacto: ecologiayecumenismo@ yahoo.com.ar + (PE)
Mons Marcelo Sanchez Sorondo Canciller de la Pontificia Academia de Ciencias Ciudad del Vaticano Buenos Aires 25 de febrero 2010 Ref: Study Week Transgenic Plants for Food Security in the Context of Development De nuestra consideracin: Somos un grupo Ecumnico de Ecologa de Buenos Aires Argentina, que este ao cumple 10 aos analizando y reflexionando, en reuniones y talleres, la realidad ambiental de nuestra nacin, contando entre nuestros integrantes, cientficos y expertos en la temtica, habiendo elaborado y presentado documentos y trabajos en particular sobre la incidencia de la biotecnologa en crtica situacin socio-ambiental de nuestro territorio. El ao prximo pasado en forma casual, tomamos conocimiento de la convocatoria y la documentacin preparatoria de esa PONTIFICIA ACADEMIA DE CIENCIAS a una: Study Week Transgenic Plants for Food Security in the Context of Development 15-19 May 2009, reunin a la cual lamentablemente no fuimos invitados. Han pasado ya 10 meses de dicho encuentro y si bien hemos consultado a nuestros Obispos y al sitio http://www.vatican. va/roman curia/ pontifical-academies/acdscien/index. htm no hemos tenido informacin de las conclusiones del mismo, por lo expuesto estamos tomando contacto con Uds. para solicitarles los documentos resultantes de la mencionada Semana de Estudio.
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Quedamos a la espera de Vtra. Respuesta Los saludamos con la mayor consideracin Eusebio Lizarralde Adolfo Boy p/Grupo de Ecologa y Ecumenismo P.D. El Grupo de Ecologia y Ecumenismo (GEE) naci en el ao 2000, al cumplirse el 10 aniversario del mensaje de Juan Pablo II Paz con Dios Creador, paz con toda la Creacin. Es un conjunto de creyentes que se ha comprometido en forma activa e ininterrumpida, desde entonces y hasta la fecha, en la promocin de la reflexin, la toma de conciencia ecolgica, y el estmulo para la accin concreta, en el marco de la Ecoteologa y el Ecumenismo, esto ltimo en el ms amplio sentido del vocablo. El GEE se rene regularmente en la Parroquia Ntra Sra. del Valle, de la Ciudad de Buenos Aires, Argentina (contacto: ecologiayecumenismo@yahoo.com.ar)
Nos dirigimos a Uds. Pastores; Sacerdotes; Religiosos; para hacerles llegar nuestra profunda angustia al conocer la convocatoria de la Pontificia Academia de Ciencias: THE PONTIFICAL ACADEMY OF SCIENCES Study Week Transgenic Plants for Food Security in the Context of Development 15-19 May 2009 Casina Pio IV Invitacin, que lamentablemente no hemos encontrado en espaol, y que consta en la pgina de la Pontificia Academia. Se trata de una semana de estudio dedicada a PLANTAS TRANSGNICAS PARA LA SEGURIDAD ALIMENTARIA EN EL CONTEXTO DEL DESARROLLO. La Lista de Participantes incluye los nombres de 41 personas; la mayora de ellos son europeos y norteamericanos, casi por partes iguales; el resto son representantes sueltos de diversos pases y continentes. Casi todos estn embanderados con la causa de los organismos genticamente modificados (OGM) como una solucin al problema del hambre en el mundo. Quienes prepararon la Lista de invitados parecen no haber considerado antecedentes como los informes (abril de 2008) de la IAASTD (estudios durante cuatro aos, con la intervencin de 400 expertos interdisciplinarios, apoyado con un aporte de 12 millones de dlares del Banco Mundial y cinco informes, uno central y cuatro regionales) y de la UNCTAD-UNEP (Octubre 2008). Conviene recordar que el primero fue solicitado por Monsanto quien en vista de la conclusin a favor de la agro-ecologa, abandon el proyecto. En ambos casos, sus conclusiones,
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sustentadas en bases muy slidas, seguramente no sern coincidentes con las de los invitados de la Academia. Queremos transmitirles, como hombres de Fe, que hemos estado comprometidos con nuestras comunidades viviendo y conviviendo las consecuencias de los impactos socio-econmicos y ambientales de los transgnicos en Argentina. Somos parte de un grupo ecumnico que nos reunimos en la Parroquia Ntra Sra Del Valle en la Ciudad de Buenos Aires; no somos lobbistas anti-GMO como los denomina Andrew Apel en los documentos que constan en la invitacin; no recibimos ayuda econmica para expresar nuestro mas rotundo rechazo a los cultivos transgnicos, desde la irregular liberacin en nuestro pas de la sojaRR en 1996 y que hasta el da de hoy solo han agravado el despoblamiento del territorio y la urbanizacin violenta. Lo hacemos desde la percepcin de que los graves problemas ecolgicos requieren un efectivo cambio de mentalidad que lleve a adoptar nuevos estilos de vida (Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia 486) donde vemos la Creacin con gratitud y reconocimiento por que quien lo ha creado la sostiene (487), sin necesidad de que los agronegocios la mejoren. Entre los invitados se registra al Dr. Eric Sachs, funcionario por tres dcadas de la empresa Monsanto que jug un papel crucial en el desarrollo y aplicacin de la biotecnologa agrcola y de cultivos con OGMs. Se afirma que una de sus principales funciones tiene que ver con la comunicacin masiva de los fundamentos de la evaluacin y manejo del riesgo de los OGMs, respondiendo a los reclamos falsos o mal intencionales en relacin a las regulaciones de la biotecnologa, seguridad alimentaria (humana y animal) e impactos ambientales y socio econmicos. En su Biografa se afirma que en su condicin de lder y comunicador privado utiliza exitosamente su conocimiento cientfico y su experiencia biotecnolgica para comunicar la seguridad y beneficios de los cultivos de OGMs, a desmitificar la biotecnologa y a contribuir a la confianza del pblico.
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En sus exposiciones los invitados aseguran que los OGM solo aportan beneficios para los pobres, su ingreso familiar, nutricin y salud (Matin Qaim), cuando la realidad Argentina demuestra que, desde la liberacin de la sojaRR que nunca fue alimento de nuestro pueblo han desaparecido miles de familias campesinas, se ha experimentado la mayor migracin hacia las ciudades, y las familias de desocupados rurales no solo argentinas sino de paises vecinos que sufren el desplazamiento de campesinos caso Paraguay y Bolivia viven en condiciones inhumanas en los suburbios. Junto con las familias han desaparecido las tierras dedicadas a alimentos tradicionales, que hicieran de Argentina el granero del mundo sumida hoy en la codicia y la ostentacin de los agronegocios que han concentrado el capital productivo, sin ser dueos de la tierra, a la que esquilman y contaminan tras el lucro a corto plazo, con el argumento de terminar con el hambre del mundo cuando el hambre nacional se incrementa ao a ao. El crecimiento exponencial de los cultivos de sojaRR ha generado deforestacin indiscriminada, desalojando familias aborgenes que habitaban en ella, y causando desequilibrios que han trado desastres como el de Tartagal y hoy la vergenza de la epidemia de dengue, que NO es posible desacoplarla del modelo sojero. Un pueblo como el argentino hace 50 aos era superabundante en produccin y aprovechamiento de protenas e hidratos de carbono producida en su gran mayora por familias de agricultores que respetaban el agroecosistema y que socialmente eran la base moral y espiritual de comunidad nacional, hoy, en cambio, se ve crecer el nmero de enfermos de cncer a causa de las pulverizaciones parte fundante del paquete tecnolgico de los OGM. Nuestro pueblo no necesita arroz dorado, como tampoco lo necesitara el pueblo indio si se le permitiera mantener su dieta tradicional, variada y con abundante aporte de hortalizas verdes y batata cuyo contenido en beta caroteno la hacen insustituible en una alimentacin equilibrada.
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Nuestra angustia se transforma en alarma al ver que nuestra Iglesia se rene para desarrollar estrategias para presionar polticamente a los gobiernos en el sentido del inters de los agronegocios, quiz para hacer campaas a favor de los OGM desde el altar? Esto parece una pesadilla. (Strategies Towards Implementation; Planning For Follow-Up Chair: Chris Leaver Ingo Potrykus) El escenario es mas desalentador al tomar a la Argentina de modelo, como si acaso los argentinos vivieramos mejor a partir de la liberacin de los OGM. Y para dar testimonio de las supuestas bondades de los OGM se ha convocado a Moiss Burachik, quien preside el organismo que hemos cuestionado desde su creacin y que hoy en plena crisis del modelo de monocultivo sojeroRR, recibe el espacio en las pginas de los diarios argentinos, que comunican en primera plana la escandalosa aprobacin de los OGM y su incorporacin desde entonces a los alimentos a travs de las cadenas agroalimentarias del Agronegocio, para ser adulterados legalmente con derivados de esa leguminosa extraa a la cultura nacional y adems: genticamente modificada. Somos conscientes de lo difcil que resulta hacer llegar nuestros reclamos a las estructuras jerrquicas de la iglesia catlica, pues lo hemos intentado desde hace mas de 10 aos en este mismo sentido. De todos modos no podemos guardar silencio pues asumimos que la sociedad espera de nosotros una informacin completa y objetiva, que ayude a los ciudadanos a formarse una opinin correcta sobre los OGM (480) y consideramos que este conclave ignora la realidad que vive el pueblo argentino y lo excluye de poder hacer sentir su voz. Nos ponemos a disposicin de Uds. Para aportar documentacin de lo que estamos diciendo y por sobre todo nuestro convencimiento de que en la base de la crisis internacional y nacional est el agronegocio con sus propuestas de soluciones biotecnolgicas. GRUpO De ECOlOgA Y ECUmeNISmO
Los cultivos genticamente modificados (transgnicos) generan dependencia econmica y nueva forma de esclavitud, dice Cardenal de Ghana: Peter Turkson (CNS/Paul Haring) por Carol Glatz Catholic News Service (CNS) Si los agricultores de frica tuvieran un mayor acceso a la tierra arable, frtil, a salvo de los conflictos armados y de contaminantes, no seran necesario cultivos modificados genticamente para producir alimentos, dijo el jefe del Consejo Pontificio para la Justicia y la Paz. Hacer a los agricultores dependientes de semillas patentadas, modificadas genticamente, huele al habitual juego de dependencia econmica, que a su vez, aparece como una nueva forma de esclavitud, dice el cardenal Peter Turkson. Los comentarios del cardenal ghans surgieron en una entrevista con el peridico del Vaticano lOsservatore Romano el 5 de enero. Es un escndalo que casi 1.000 millones de personas sufren de hambre, dijo el cardenal Turkson, sobre todo porque hay ms que suficiente comida para alimentar a todo el mundo. Cultivos y ganado son destruidos debido a las restricciones de comercio estricto o con el fin de mantener elevados los precios y, en pases ricos, alimentos en condiciones de consumo, son tirados a la basura dijo. Lo nico que haran falta es un poco ms solidaridad y mucho menos egosmo y habra suficiente comida para alimentar incluso dos veces la poblacin mundial actual, dijo. El cardenal expres que las tcnicas y prcticas agrcolas de alta tecnologa son intiles en zonas de conflicto y las reas que son asoladas por la explotacin de los recursos naturales.
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Por la bsqueda y extraccin de petrleo, oro o minerales preciosos presenten en suelo africano, las multinacionales causan enormes daos: excavan grandes pozos y devastan irreparablemente campos y bosques, dijo. Si algn da esas reas podrn ser cultivadas es incierto incluso si uno se basa en plantas genticamente modificadas. Cardenal Turkson dijo que algunas empresas multinacionales participan activamente para tratar de persuadir a los obispos en frica para que apoyen un mayor uso de organismos genticamente modificados. Creo que el verdadero problema no es en favor o en contra de OGM, dijo. No habra ninguna necesidad de esos cultivos si los cultivadores africanos tuvieran acceso a tierras frtiles que no fueran destruida, devastada o envenenadas por la acumulacin de residuos txicos y si los productores fueran capaces de beneficiarse de los frutos de su trabajo, permitendoles guardar suficientes semillas para plantar el prximo ao y no verse obligados a comprar continuamente semillas genticamente modificadas en el extranjero, dijo. Por qu forzar un agricultor africano para comprar semillas producidas en otras tierras y por otros medios? Estoy empezando a preguntarme si detrs de todo esto, no est el habitual juego de mantener a toda costa, la dependencia econmica, dijo. El Cardenal Turkson dice que no se opone al progreso cientfico y tecnolgico, pero es importante evaluar si existe una verdadera necesidad de cultivos genticamente modificados. Dijo que las personas deben honestamente preguntarse si no es ms que negocio, tratando de hacer que alguien se enriquezca, que fue una sospecha razonable habida cuenta de los muchos ejemplos de explotacin similares en Ghana. La extensa entrevista con el cardenal Turkson tambin toc la justicia y tarea del Consejo de paz para la promocin de la encclica Caritas en Veritate del Papa Benedicto XVI (Caridad en Verdad), la encclica de 2009 donde se abordaron cuestiones de justicia social. El cardenal dice que ha habido una cantidad satisfactoria de atencin prestada al documento por obispos, profesores y estudiosos, pero que el Consejo tuvo que enfrentar una serie de problemas que han surgido en los Estados Unidos sobre el significado de algunos de los trminos en la encclica. Por ejemplo, dice el trmino social, como en el desarrollo
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social o la responsabilidad social, pretende transmitir el sentido de bien comn, no una ideologa poltica asociada con el socialismo. Tambin el trmino regalo refleja el sentido cristiano de auto-donacin, en Estados Unidos se pens que se haca referencia a una especie de beneficencia, dijo. Esto nos hizo entender lo importante que es poner los textos del Papa de tal manera que sea posible que puedan ser entendidos por todo el mundo, incluso gente comn, dijo. A pesar de que el cardenal fue miembro del Consejo Pontificio para la justicia y Paz por muchos aos, dijo cuando el Papa lo nombr en octubre 2009 para encabezar el Concilio, l quera un ms completo entendimiento de lo que el Papa tiene en mente para la misin de la Iglesia, en el campo de Justicia y Paz. El cardenal pidi una audiencia privada y fue concedida un largo encuentro durante el cual aprend cual era el camino a seguir en el nuevo trabajo. El Papa dijo que en el campo de Justicia y Paz, Es necesario ensear a la gente a distinguir entre pastoral y trabajo poltico dijo el cardenal. Nosotros somos pastores, y no hacemos politica, dijo. El trabajo pastoral de la Iglesia consiste en ofrecer una postura y juicio sobre diversas cuestiones sociales, no involucrarse en el mbito poltico, dijo. El original en ingls: http://www.catholicnews.com/data/stories/ cns/1100033.htm
1) Mar del Plata 2009: SUFRIMIENTO DE LA CREACIN Percibimos que el crecimiento econmico es acompaado por el sufrimiento de la naturaleza y el hombre, pero como expresa el Compendio de la Doctrina Social: el Seor pone la naturaleza al servicio de su designio redentor, y somos testigos de que el hombre se ha hecho esclavo de las cosas, en lugar de saber servirse de ellas para compartir y crear fraternidad (453). La Argentina ha pasado del modelo agro-exportador de carnes, cereales, frutas y hortalizas, al modelo agro-exportador de comoditis, en 1990 con la desregulacin a nivel nacional y en medio de la creciente globalizacin (OMC), entre 1990 y 2001 desaparecen ms de 100.000 empresas agropecuarias del sector lcteo, ganadero, frutcola, hortcola. La tendencia continua siendo a una cada vez mayor escala, mayor eficiencia, ms competitividad y ms rentabilidad (OMC). La globalizacin NO distribuye riqueza para las reas ms necesitadas del planeta, como lo indica el Compendio en el 363. Desde el 2001 al da de hoy: las comoditis (SOJA Y PETROLEO) pagan la deuda externa y la contencin social, en un escenario de desocupacin y de urbanizacin crecientes. Menos del 10% de la poblacin vive en zonas rurales, pero esto no significa siquiera que trabajen en tareas rurales. A los 24 nuevos asentamientos en la CABA (Perfil, domingo 20 de julio2006 ) da a da se suman nuevos tugurios, sin agua; sin servicios sanitarios. En promiscuidad y violencia 8 de cada 10 habitantes de asentamientos de la CABA y Conurbano son desplazados rurales (IPAF 2006 ).
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Sistemas alimentarios sustentables y recursos naturales: La situacin de los sistemas alimentarios est mostrando el deterioro causado por el concepto de crecimiento indefinido, que se materializa, con la creacin en Mjico (1943) por la Fundacin Rockefeller del CIMMYT (Centro Internacional de Mejoramiento de Maz y Trigo) y en 1945 cuando se crea la F.A.O. (ONU), para mitigar los efectos del hambre causados por la segunda guerra, concretamente se le asignaba la tarea de ocuparse de ese gran sector que representan las granjas, los bosques y las pesqueras del mundo, y de las necesidades de los seres humanos de sus productos. En 1951 Argentina se incorpora a la FAO. Desde entonces en nombre de terminar con el hambre del mundo, se han multiplicado, con presupuestos millonarios, programas (PNUD; UNEP GEF), institutos (IFPRI: International Food Policy Research Institute), centros de investigacin (CGIAR: 15 centros internacionales). La OMC, los agronegocios y la biotecnologa, ocupan el escenario en la dcada del 90 y una vez ms la promesa se repite: se acabar con el hambre en el mundo. En realidad, con lo que han acabado es con la agricultura y en palabras de Ramn Vera Herrera (1), liquidar la existencia de la agricultura y sus trabajadores, se ha convertido en una cruzada: En frica, las grandes compaas y famosos hombres de negocios, como Bill Gates y Rockefeller, emprenden la Revolucin Verde 2.0 y la promocionan como la gran salvacin para el hambre del continente con paquetes tecnolgicos que lo ltimo que buscan es la autonoma de los campesinos. Tanto nuestra experiencia como los datos proporcionados por FAO, nos indican que los agricultores son desplazados y sus ingresos, cuando los logran, provienen del comercio, los servicios y dinero en remesas enviadas por los que migraron a pases con mayores posibilidades de empleo. De todos modos es la agricultura la principal forma de subsistencia de las familias rurales pobres. Lo escandaloso es que a la FAO le parezca grave que todava vivan de la agricultura. En su visin deberan haber desaparecido: los pobres encuentran dificultades para escapar de su situacin.
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El mismo R.V. Herrera indica que en este escenario, el Fondo de Poblacin de Naciones Unidas afirma que en 2008, por primera vez en la historia, ms de la mitad de la poblacin mundial, 3.300 millones de personas, vivirn en reas urbanas. Se calcula que sern 5 mil millones hacia 2030. Entre 2000 y 2030, la poblacin urbana se duplicar en frica y Asia Durante mas de 20 aos, hemos repetido el Informe Brundtland de las Naciones Unidas, con el consabido concepto del desarrollo sustentable (no todos estamos convencidos que sea sinnimo de sostenible), argumentando que el crecimiento econmico debe ser ecolgicamente sostenible. Sin embargo, Herman Daly (2), sostiene que la economa es un subsistema dentro de un ecosistema finito (limitado), sin crecimiento y materialmente cerrado, es decir no entra ni sale materia, de manera que utiliza el ambiente como fuente de materia y depsito de desechos. Desafortunadamente, argumenta Daly; el crecimiento de la actividad humana ha ido tan lejos, que est acabando con la capacidad del ecosistema de soportar la vida humana . Los trminos: crecimiento y desarrollo, distan mucho de ser sinnimos, Daly establece la diferencia en forma concreta y concluye que: el crecimiento econmico indefinido es imposible. Como consecuencia debemos abandonar el crecimiento (cuantitativo) en favor del desarrollo (cualitativo). En un escrito reciente, Joan Martinez Alier (3) actualiza los pronsticos de Daly y cuestiona que se siga haciendo referencia al Informe Brundtland: Sabemos sin embargo que el crecimiento econmico no es sostenible ecolgicamente. M. Alier, es catedrtico del Departamento de Economa e Historia Econmica de la Universidad Autnoma de Barcelona y explica dos razones por las cuales el crecimiento no es sostenible, primero: La economa industrial agota los recursos y hace desbordar los sumideros de residuos. Se acerca el pico de la curva de Hubbert, a los 90 100 millones de barriles por da. La concentracin de dixido de carbono en la atmsfera ha estado creciendo en los aos 2000 a 2 ppm por ao, y a este ritmo llegara a 450 ppm solo en treinta aos ms. La crisis de sobre-oferta de viviendas del 2008 en Estados Unidos, Gran Bretaa, Espaa financiadas por crdito fcil (deudas que crecen exponencialmente) se une a una crisis por el lado del costo
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de las materias primas al mantener la OPEP sus lmites de extraccin, al haber aumentado la demanda en la China e India, y con la ayuda de la escasez fsica a ms largo plazo por la llegada inminente al pico de Hubbert. Por tanto, en el 2008 y 2009, las emisiones de dixido de carbono de algunas economas disminuirn, pero la tendencia ha sido creciente en la dcada anterior tras Kyoto. Habra que bajar las emisiones a la mitad pero la trayectoria ha sido de aumentarlas al doble en 25 aos! En segundo lugar La energa no es reciclable, y los materiales son reciclables en la prctica solamente en parte. De ah la continua bsqueda de nuevas fuentes de energa y de materiales en las fronteras de la extraccin, para sustituir la energa y los materiales que han sido disipados y para asegurarse nuevos suministros. Eso da lugar a movimientos de resistencia en esas fronteras. Estas fronteras, de las que habla M. Alier, las podemos visualizar en Paraguay donde los agroenegocios, motorizados por empresarios brasileros, avanza sobre los pequeos agricultores con una violencia inusual, Javiera Rulli (4) describe la realidad: Los migrantes en las ciudades paraguayas son, casi en su totalidad, campesinos o de origen campesino. Al analizar los destinos migratorios de los familiares de la muestra estudiada en las comunidades, se observa que entre los lugares ms frecuentes figuran; fuera del pas, Argentina y Espaa. Tambin el este boliviano, muestra los efectos negativos del modelo de monocultivos, en este caso, introducido por argentinos y brasileros, las consecuencias de dicho crecimiento, no son solo ecolgicas, sino fundamentalmente de naturaleza social. En Argentina la situacin es descrita por Francisco Loewy (5), describe la misma realidad y seala la paradoja de que: An incrementando su productividad, el campo argentino se vaca de presencia humana. Languidece la mayora de las poblaciones del interior, mientras en los polos de concentracin urbana se acumula sociedad argentina, como a su economa, un absurdo marco de estrechez. Una sobrecarga poblacional sin espacio, sin suficientes oportunidades de trabajo ni infraestructuras que alcancen. Los costos materiales y sin duda humanos
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de esta problemtica son muy superiores a los subsidios agrarios de los pases industriales. Biotecnologa y Seguridad Alimentaria La difusin de los eventos biotecnolgicos tuvo es importante remarcar que ya no son utilizados como argumentos para su aprobacin y aceptacin por la sociedad: la menor utilizacin de agrotxicos, luchar contra los subsidios europeos y terminar con el hambre del, mundo. Sobre el fraude al menor uso de agrotxicos y los subsidios europeos, no nos referiremos en esta ocasin, pero podrn encontrar numerosos documentos en www.grr.org.ar y Boy (6). Vamos al fundamento de terminar con el hambre del mundo, es decir que, de cumplirse esta promesa, se estara logrando la tan preciada seguridad alimentaria, siempre con la ptica de que es necesario producir cantidad creciente de alimentos, ya que siempre se partido de la premisa que es la falta de alimentos la causa del hambre. Por el contrario, el premio Nbel de economa de 1998, Amartya Sen (7), demuestra, con la experiencia de su pas natal, India, que el hambre no es el resultado de la falta de cantidad de alimentos, y debe ser focalizado desde la capacidad (entitlements) que las personas tienen de acceder a los alimentos. Dentro de dichas capacidades estn las posibilidades de comprarlo o de producirlo, para ser autosuficiente debe tener, como mnimo: tierra y semillas, ejercera, en esas condiciones la soberana alimentaria, ya que segn la propuesta de La Va Campesina la soberana alimentaria, se define como el derecho de los pueblos, de sus pases o uniones de estados a definir sus propias polticas ecolgicamente sustentables de produccin, distribucin y consumo de alimentos, garantizando su derecho a una alimentacin nutritiva, segura y culturalmente apropiada y a un medio ambiente sano, sin dumping frente a pases terceros y con pleno acceso a la tierra, al agua y a las semillas. Estas polticas deben tener como base la pequea y mediana produccin, respetando la diversidad de los modos campesinos, pesqueros e indgenas de produccin y comercializacin agropecuaria y de gestin de los espacios rurales, donde las mujeres desempean un papel fundamental.
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Se garantiza as la seguridad alimentaria de los pueblos, protegiendo el derecho de los agricultores a producir alimentos, y el derecho de los consumidores a poder decidir lo que quieren consumir, cmo se produce y quin lo produce. No es una demanda exclusiva del mbito rural. La democratizacin de los alimentos es un derecho universal. Efectivamente, la consecucin de un desarrollo rural sostenible basado en los principios de la soberana alimentaria tiene un efecto inmediato en el aumento de la seguridad alimentaria a escala planetaria. La aprobacin de la Iglesia, que: aprecia las ventajas que resultan y que aun pueden resultar del estudio y de las aplicaciones de la biotecnologa molecular en la agricultura y la industria, es evidente que no han terminado con el hambre, ni se aplican rectamente, C 458. Al mencionar el derecho de agricultores y consumidores, debemos tener en claro que estamos aceptando la interpretacin secular del Iluminismo, que se trata de una licencia, excepcin o privilegio otorgado por el poder, esta doctrina, proviene de la concepcin religiosa del derecho divino de los reyes que al secularizarse la sociedad, quien garantiza el derecho es el estado. La debilidad bsica del concepto de derecho, es que este asume una relacin, un contexto en el cual el derecho tenga sentido. Para existir, los derechos deben ser reconocidos y garantizados; para ser funcionales, deben tener autoridad legal. Hace algo ms de un mes, termin en Italia, la primera reunin del G8 sobre agricultura en Cison di Valmarino, Italia, en cuya declaracin final, con evidente desgano, se aceptan errores, pero que, sin embargo, nos sorprende al anunciar un futuro lleno de contradicciones. En su comunicado Va Campesina (8), comenta al respecto: El G8 no podr nunca aliviar el hambre en el mundo tomando decisiones a puerta cerrada, en ausencia de los actores principales del debate mundial sobre agricultura los millones de campesinos y familias de agricultores, hombres y mujeres, que alimentan al mundo Vemos en esta actitud, como los gobiernos (estados?) han cedido ante los agronegocios, Va Campesina, marca su rechazo a esta privacin de derechos en su escrito enfatiza las contradicciones del comunicado final, cuando dice: los campesinos tienen que ser los principales protagonistas suena particularmente vaca cuando la reunin de este
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fin de semana fue explcitamente planificada para limitar el acceso de las organizaciones campesinas y reducir su visibilidad. El G8 realiz el encuentro en un castillo aislado en las montaas, y el ministro de Agricultura italiano rechaz reunirse con representantes de las organizaciones de la sociedad civil italianas e internacionales que queran expresar sus opiniones. La siembra directa: Este sistema de cultivo es muy efectivo a la hora de evitar la erosin del suelo, pero no es un buen mtodo cuando se trata de la proteccin de las plantas provoca el resurgimiento de las enfermedades, ya que deja las races y los tallos infectados con hongos patgenos dentro del suelo hasta el ao siguiente. Si se persiste con este sistema de cultivo, no slo se encontrar con la constante amenaza de las enfermedades del suelo, sino que tambin existir la posibilidad de enfrentar su deterioro de las tierras y la destruccin del medio ambiente. K. Kobayashi, JICA, INTA Castelar Monocultivo y monocultura Hace cuatro aos, visit campos de soja en el noreste de China. Recuerdo haberme horrorizado de las extensas tierras ridas, donde se vea claramente la desertizacin, como resultado del deterioro a causa del monocultivo. Esta situacin oblig a China a tratar el tema a nivel nacional, y desarrollar un programa para frenar la expansin de los daos causados por el monoculivo de la soja. K. Kobayashi, JICA, INTA Castelar Importa la tierra? Crecimiento y anemia En un contexto de crecimiento al ritmo chino, el 34% de los nios menores de dos aos tiene anemia, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Nutricin y Salud de Argentina (Perfil, 24 de diciembre de 2006; Observador pgina 16).
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La desaparicin de cultivos tradicionales genera desocupacin y acinamiento urbano Jornales por hectrea por ao Ctricos 60 Frutales de Carozo 80 Agricultura SD La globalizacin redistribuir riquezas a excludos y marginados del progreso social Hoy los agrocombustibles SUBSIDIADOS Para exportar a Europa y China Esta posibilidad de expansin de la agroenerga en el mundo depende de dos factores: tierra agrcola y agua. Los marginados; el hambre? La derivacin de reas de cultivo de aplimentos hacia la produccin de cuiltivos para agrocombustibles es otro peligro creciente: puede detonar un conflicto alimentario muy grave con repercusiones an desconocidas para los pases ms pobres. En lo mediato pueden traer un encarecimiento generalizado de los alimentos Dr. Reinaldo R Muoz. Jefe Estudios Econmicos INTA Pergamino. Soberana alimentaria Es el derecho de los pueblos a definir sus propias polticas y estrategias sustentables de produccin, distribucin y consumo de alimentos que garanticen el derecho a la alimentacin para toda la poblacin. Con base en la pequea y mediana produccin, respetando sus propias culturas y la diversidad de los modos campesinos, pesqueros e indgenas de produccin agropecuaria, de comercializacin y de gestin de los espacios rurales, en los cuales la mujer desempea un papel fundamental. Agricultura de dimensin humana en una sociedad pos-petrleo, con cambios climticos crecientes, sociedades de mucho trabajo y de poco empleo
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Producciones locales, para mercados cercanos. Agricultura de bajos insumos Sin certificaciones Sin packing (papel, cartn, polietilenos) MENOS BASURA Sin fro Sin transporte Herman E. Daly: Salir de la idea de la economa global para ocuparnos de lo localBeyond the Growth 1996 Recuperar la multifuncionalidad de la agricultura: Trabajo, arraigo Autosuficiencia Paisaje, calidad de vida Desarrollo Sustentable es mejoramiento cualitativo no crecimiento cuantitativo Modelo solidario creble. Hemos ido alertando sobre las causas de la crisis nacional, la que no es solo crisis del campo: en agosto de 2001: Transgnicos y Fracaso del Modelo Agropecuario (10); en 2003 en Estado en Construccin (11), donde continuamos describiendo la incidencia de la biotecnologa en los orgenes catstrofe que arrasa la Argentina. Eran momentos en que los ndices econmicos mostraban una cierta recuperacin, que sin embargo no se reflejaban en una mejor distribucin. En abril de 2008, el Comit Evaluador Internacional del Conocimiento, Ciencia y Tecnologa para el Desarrollo (IAASTD) (12), con los aportes de 400 expertos interdisciplinarios, entre otras conclusiones favorables a formas agros ecolgicos de produccin de alimentos expresa en su informe: Los cultivos transgnicos se usan a nivel productivo comercial principalmente en algodn, soya, maz y canola. Las repercusiones sociales y ambientales son diferenciadas para cada
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uno de estos cultivos y por pases de la regin. La tecnologa ha sido rpidamente adoptada por los productores del sistema convencional/ productivista, aumentando la rentabilidad, pero en algunas regiones tambin ha contribuido a acentuar el deterioro social y ambiental ya referidos. Las consecuencias de tecnologas emergentes sobre las metas de sostenibilidad son todava muy debatidas. La posibilidad de contaminacin gnica en algunas especies est demostrada y debe ser parte indispensable de las polticas de bioseguridad, las que al mismo tiempo deben evitar la contaminacin gnica de otros sistemas productivos libres de transgnicos. Debemos recordar el hecho que la reunin del IAASTD, cont, con financiacin del Banco Mundial por un monto de 12 millones de dlares; dichos fondos fueron solicitados por Monsanto, empresa que ante las conclusiones a favor de la agro ecologa, abandon el proyecto. Desde nuestro punto de vista la biotecnologa es la forma perfeccionada de patentamiento de las semillas, con el agravante de que por contaminacin puede ocasionarnos costo adicional al soportar demandas por supuesto fraude en la compra. Conclusiones y propuestas En el contexto de crisis global: energtica, econmica y en pleno cambio climtico, es para nosotros fundante que se admita que ha fracasado la OMC, como propuesta de que el mercado globalizado solucionaba todos los problemas de la humanidad, concretamente, la promesa de reducir a la mitad el hambre del mundo para el 2015, en concordancia con las metas del Milenio. No menos importante es tomar conciencia que es imposible apostar al crecimiento como salida a la crisis universal, ni siquiera en forma temporaria. Si la sociedad logra niveles de sentido comn que le permita un cambio de mentalidad, en relacin al Crecimiento y al Consumismo, se encender una luz de esperanza sobre la humanidad y el destino de nuestro planeta. En caso contrario, el modelo de agricultura de escala petrleo ( agrocombustibles) dependiente, para producir
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commodities de exportacin, seguir desplazando poblaciones rurales hacia las ciudades para vivir en creciente precariedad e inseguridad, creando un escenario de serio riesgo alimentario, y ello sumado a la mayor deforestacin, creciente uso de monocultivos y paquetes tecnolgicos con mayor uso de agrotxicos, situaciones que necesariamente llevan a la dependencia de alimentos de origen distante, de alto insumo energticos en fletes, embalajes, fro, ocasionando gran cantidad de gases de efecto invernadero (GEI) y montaas de basura evitable. La propuesta de la Va Campesina en el ya mencionado comunicado sobre el G8 reunido en Italia, es bien concreta: Las instituciones existentes de la ONU debern estar en el centro de la solucin de la crisis actual, no el Banco Mundial y el FMI representados por la Alianza Mundial. Cualquier poltica verdadera para poner en el centro a los campesinos, y la agricultura sostenible rechazara la agenda de libre comercio y la alianza mundial y permitira a los estados proteger los derechos de sus pueblos a trabajar y alimentarse. Los campesinos, que representan cerca de la mitad de la poblacin activa del mundo, son los primeros en ser afectados por el hambre y la desnutricin. Esta nueva visin de la realidad nos llevar a redescubrir el significado profundo del trabajo, que ante el creciente desempleo, nos plantea necesariamente la contradiccin y el error de considerarlo como sinnimo de empleo. Resulta evidente que en el presente y futuro prximo, no ser posible generar ms empleos, sin embargo, s es posible, asignar trabajo para muchos en la produccin de alimentos. No vemos lamentablemente, la suficiente preocupacin en quienes nos decimos y reconocemos Iglesia, de buscar nuevos estilos de vida, presididos por la sobriedad, por la templanza y por la autodisciplina, abandonar el mero lucro, expoliando la tierra y los pueblos, a la vez que promoviendo formas de produccin agrcola e industrial que respeten el orden de la creacin y satisfagan las necesidades primarias de todos. (C 486). ecologiayecumenismo@yahoo.com.ar
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2) Mar del Plata 2010 ERRADICAR LA POBREZA Y PROMOVER EL DESARROLLO INTEGRAL DE TODOS. Preparando el Congreso Nacional de Doctrina Social de la Iglesia Rosario 2011. En la 96 Asamblea Plenaria del Episcopado Argentino (Noviembre 2008) los obispos nos entregan un documento: Hacia el Bicentenario en Justicia y Solidaridad en el que nos marcan la prioridad nacional: Erradicar la pobreza y promover el desarrollo integral de todos. El trmino erradicar nos habla de raz y, si la propuesta es arrancar la pobreza de raz, debemos acertar cual es la raz y donde se encuentra arraigada. Nuestra reflexin, a la luz del Evangelio y de las vivencias ecolgicas, experimentadas a lo largo de los 10 aos de vida de nuestro grupo, se ha dirigido a encontrar esa causa la raz que como tal, parece estar oculta a miradas de urgencia y preocupaciones coyunturales. En la Semana Social de Mar del Plata 2009, se nos entreg el doc. N 1 de la Pontificia Universidad Catlica Argentina, donde se detalla una fotografa de la realidad nacional, que concluye con la elaboracin de un Indice de Privaciones Humanas (IPH); ya que la pobreza humana es un concepto ms amplio que la pobreza de ingresos. Dicha situacin se define como una condicin que limita la vida, frena la libertad y priva a las personas de dignidad , considerando las tasas de mortalidad, desnutricin y no escolarizacin, el IPH elaborado, coincide con las provincias del NEA, NOA y el AMBA (Area Metropolitana de Buenos Aires) En la misma Semana Social, ENDEPA, nos acerc una Memoria y Camino donde sus integrantes puntualizan sombras amenazantes tales comola concentracin de la tierra, su extranjerizacin, la destruccin de los recursos naturales por la expansin de la frontera agrcolaexplotaciones del monte; recursos mineros; contaminacin,
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proyectos tursticosprdida de su cultura e identidad, por la migracin a centros urbanos lejos de sus zonas ancestrales de vida, por la influencia de las iglesias, los sistemas polticos clientelares, polticas educativas y los medios masivos de comunicacin. En las comunidades que fueron urbanizadas indican la preocupacin por el alcoholismo, la prostitucin, la droga, el suicidio juvenil. Estas formas inditas de pobreza y exclusin, presentes entre el pueblo argentino todo (no solo entre los pueblos originarios) hacen que desde el documento de Aparecida, se exprese: hoy los excluidos no son solamente explotados sino que han llegado a ser sobrantes y desechables En el Documento de la 96 Asamblea, se utilizan con frecuencia expresiones tales como desarrollo econmico; desarrollo humano; desarrollo humano sustentable; desarrollo humano sostenible y desarrollo integral, en ocasiones con sentido ambiguo cuando no, como sinnimos. Pero en el N 26, Pg. 17, de dicho documento se aclara: la economa global nos demuestra que el desarrollo no se limita al simple crecimiento econmico. Interpretamos que la concepcin de desarrollo integral, tambin llamado a escala humana, segn sus mentores Max Neef 1986 es de difcil concrecin en modelos gigantisicos. Un ejemplo claro de gigantismo a escala in humana lo tenemos en el modelo agropecuario de cultivos a escala extensiva, bsicamente soja transgnica. Los explotados de antes, peones de campo, trabajadores golondrina mas los desplazados por los desmontes y destruccin de selvas, cierres de tambos y pequeas producciones agrarias tradicionales etc. son hoy muchos de los sobrantes y desechados. Este modelo agropecuario, de record de cosechas y de crecimiento de millones de toneladas para la exportacin, no ha aportado al desarrollo, por el contrario, aun generando mucha riqueza que tenemos que preguntarnos a qu manos va, no podemos dejar de ver y sufrir tambin, la pobreza y los daos colaterales que produce. La pobreza no se podr erradicar con las migajas que caigan de la mesa por el efecto derrame. Hacemos nuestras las expresiones de Mons. Carmelo Giaquinta (UCA; 2005) El desarrollo no se reduce al simple crecimiento econ-
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mico. Para ser autntico, debe ser integral; es decir: promover a todos los hombres y a todo el hombre (n. 14. El verdadero desarrollo es el paso, para cada uno y para todos, de condiciones de vida menos humanas a condiciones ms humanas (n.20). As define Pablo VI al desarrollo. Por lo mismo, debe ayudar a que el hombre ponga el pie en Marte; pero tambin, a que el habitante de Castelli, en la Provincia del Chaco, tenga agua para beber; Pongan ustedes los ejemplos que quieran. Pongan varios. No se contenten con ejemplos que miren slo al aspecto material o individual. Para Mons. Giaquinta, era necesario: Frenar la macrocefalia de Buenos Aires y de las capitales de Provincia Si la macrocefalia es una enfermedad para una persona, lo es tambin para una sociedad poltica. Y la Argentina sufre de ella Esta es una estructura que necesariamente est destinada a vivir en una crisis crnica, donde el Desarrollo sea prcticamente imposible Los que hemos nacido y vivido en Buenos Aires, y ahora residimos en el interior, ya percibimos que la degradacin de la vida en la Capital Federal y alrededores es enorme. Ante la macrocefalia bonaerense, de qu repblica federal hablamos cuando invocamos el primer artculo de la constitucin nacional? Aproximadamente otro tercio de la poblacin se aglomera en las capitales de provincias, las cuales repiten en sus respectivas provincias el mismo esquema de Buenos Aires con respecto a la Repblica. Para enfrentar el Desarrollo de la Repblica, integral y sostenido, es preciso dar fuerza a los Municipios del Interior. Facilitar que sus hijos puedan florecer en ellos: crecer, estudiar, trabajar. Igualmente, es preciso beneficiar a la poblacin rural, ayudndola a permanecer en su tierra de origen. Y no obligarla a emigrar. Para ello son necesarias polticas de Estado a treinta aos. Estamos dispuestos a favorecerlas? Los ciudadanos cristianos no podemos negarnos a luchar por ellas. Est en juego el Desarrollo de la Repblica y de nuestros hijos.* Solamente si vivimos la POBREZA EVANGELICA podremos erradicar la pobreza y lograr un desarrollo para todos. La Doctrina Social de la Iglesia nos da pautas claras del estilo de vida que debemos
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observar si queremos lograr el orden de la creacin y la satisfaccin de las necesidades primarias de todos Los graves problemas ecolgicos requieren un efectivo cambio de mentalidad que lleve a adoptar nuevos estilos de vida, a tenor de los cuales la bsqueda de la verdad, de la belleza y del bien, as como la comunin con los dems hombres para un desarrollo comn, sean los elementos que determinen las opciones del consumo, de los ahorros y de las inversiones . Tales estilos de vida deben estar presididos por la sobriedad, la templanza, la autodisciplina, tanto a nivel personal como social. Es necesario abandonar la lgica del mero consumo y promover formas de produccin agrcola e industrial que respeten el orden de la creacin y satisfagan las necesidades primarias de todos. Una actitud semejante, favorecida por la renovada conciencia de la interdependencia que une entre s a todos los habitantes de la tierra, contribuye a eliminar diversas causas de desastres ecolgicos y garantiza una capacidad de pronta respuesta cuando estos percances afectan a pueblos y territorios. La cuestin ecolgica no debe ser afrontada nicamente en razn de las terribles perspectivas que presagia la degradacin ambiental: tal cuestin debe ser, principalmente, una vigorosa motivacin para promover una autntica solidaridad de dimensin mundial (CDSI 486) Por todo lo dicho a lo largo de este documento, insistimos en llamar la atencin de nuestros Pastores y hermanos en la FE, respecto a nuestra conviccin que el modelo agroexportador, de crecimiento en monocultivos y de despoblamiento, es la raz de los males que empujan a la urbanizacin forzada y que justifican el asistencialismo. Que ello significa desarraigo, prdida de identidades, consumismo e ingesta de comida chatarra, destruccin de las familias, ruptura de los tejidos y redes de solidaridad, y que, en ausencia del Estado, la gente transplantada quede en manos de los punteros y del crimen organizado. GRUpO De eCOlOgA Y eCUmeNISmO En su X Aniversario 19 de Junio 2010 ecologiayecumenismo@yahoo.com.a
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3) 1 Congreso Nacional de Doctrina Social de la Iglesia APORTE DEL GRUPO DE ECOLOGA Y ECUMENISMO El crecimiento no habr de solucionar nuestra pobreza, s nos arrastrar a una catstrofe ecolgica. El pasado mes de marzo de 2011, diversas iglesias de Argentina nos hemos reunido en un seminario en el Instituto Universitario ISEDET de Buenos Aires a los fines de explorar la Fe cristiana y la ecologa: hacia una ecoteologa ecumnica; all tratamos el significado del cambio climtico para los cristianos, cuya fe est entrelazada con la gloria y la belleza de la creacin de Dios. Vimos y juzgamos que los cristianos, alertamos hace varios aos acerca de la urgente necesidad de promover una tica de responsabilidad social sobre la gestin de los bienes comunes y el cuidado de la creacin, lo que denominamos administracin de la creacin. Durante el encuentro, qued clara la dificultad de explicar los vnculos entre violencia, la pobreza (como una forma de violencia), construccin de la paz y cuidado de la creacin. El tsunami que afect Japn pocos das antes de nuestro encuentro y sus consecuencias en la ya reconocida e inmanejable catstrofe nuclear, se nos impuso como referencia al dominio que se intenta, en lugar de ejercer la administracin de la creacin, cuando se confan al mercado y a la ciencia todas las soluciones. El impacto del cambio climtico, especialmente sobre la migracin de las poblaciones del campo hacia las zonas periurbanas de miseria, est dando lugar a debates ticos sobre la cuestin de la justicia social, la soberana alimentaria y la necesaria raz en la tierra que requieren los pueblos como fundamento de su existencia. Esos debates implican asimismo aportar el testimonio del sufrimiento de los grupos ms vulnerables, tales como las mujeres, las poblaciones empobrecidas y los pueblos indgenas. Al momento de escribir el presente documento, Espaa y varios pases de Europa, a la manera de tsunami social que se traslada desde el norte de frica, se estremecen por protestas espontneas, donde en particular los jvenes, demuestran su indignacin por el presente en
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que viven y la desesperanza por un futuro de totales incertidumbres. Las miradas crticas estn puestas sobre la democracia, los polticos, los pastores, los funcionarios, el capitalismo, el consumismo, una pancarta las resume: No somos un movimiento antisistema, el sistema es anti nosotros. Hasta hace algo mas de un ao Espaa atraa migrantes de todas latitudes, amigos y parientes nuestros fueron a gozar del crecimiento inmobiliario espaol, estos jvenes tal vez ya lo han olvidado En marzo de 2009, desde Montevideo, Uruguay; Monseor Aldo Etchegoyen, Obispo Emrito de la IEMA (Iglesia Evanglica Metodista Argentina), expresaba en Prensa Ecumnica: la bsqueda del crecimiento sin lmites y, por ese camino la avaricia de ganancias incontrolables. Unos aos atrs un telogo-economista pona una bandera roja al crecimiento incontrolable como medida de avance para la humanidad el crecimiento sin control es la misma metodologa del cncer, finalmente termina en la muerte, adems subrayaba que, el camino correcto es el desarrollo integral en el cual los valores humanos son esenciales. Cunta razn tena! Incluso referente al gran tema ecolgico, ese crecimiento sin medida coloca al mundo en el camino de la destruccin de la creacin. Finalmente Monseor Aldo deca: En medio de esta grave situacin aparece el gran desafo del valor humano. Qu camino seguir? Nuevamente el crecimiento capitalista incontrolable o el verdadero desarrollo humano integral en el cual los ms postergados deben ser los primeros? Los integrantes del Grupo de Ecologa y Ecumenismo, nos hacemos similares preguntas que Monseor Aldo Argentina puede acaso continuar en esta actual fiebre de consumo y de crecimiento descontrolado? En especial nos preguntamos por qu razn a los cristianos nos cuesta tanto separar los conceptos de crecimiento y desarrollo? Acaso podemos seguir pensando que la erradicacin de la pobreza se lograr con mayor crecimiento, con ms desmontes, con ms automviles, con ms autopistas? De igual manera La solucin para el hambre en nuestro pas y para el hambre del mundo se lograr acaso con ms y ms cosechas de semillas transgnicas?
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El propio Cardenal de Ghana: Peter Turkson, que nos acompa en el Congreso de la Doctrina Social de Rosario, nos confortaba en enero de este ao, en una entrevista con el peridico del Vaticano LObservatore Romano, diciendo: Si los agricultores de frica tuvieran un mayor acceso a la tierra arable, frtil, a salvo de los conflictos armados y de contaminantes, no seran necesario cultivos modificados genticamente para producir alimentos. Dijo adems, el jefe del Consejo Pontificio para la Justicia y la Paz: Hacer a los agricultores dependientes de semillas patentadas, modificadas genticamente, huele al habitual juego de dependencia econmica, que a su vez, aparece como una nueva forma de esclavitud Es un escndalo que casi 1.000 millones de personas sufren de hambre, sobre todo porque hay ms que suficiente comida para alimentar a todo el mundo. Cultivos y ganado son destruidos debido a las restricciones de comercio estricto o con el fin de mantener elevados los precios y, en pases ricos, alimentos en condiciones de consumo, son tirados a la basura. La Doctrina Social de la Iglesia nos da pautas claras del estilo de vida que debemos observar si queremos lograr el orden de la creacin y la satisfaccin de las necesidades primarias de todos Los graves problemas ecolgicos requieren un efectivo cambio de mentalidad que lleve a adoptar nuevos estilos de vida, a tenor de los cuales la bsqueda de la verdad, de la belleza y del bien, as como la comunin con los dems hombres para un desarrollo comn, sean los elementos que determinen las opciones del consumo, de los ahorros y de las inversiones . Tales estilos de vida deben estar presididos por la sobriedad, la templanza, la autodisciplina, tanto a nivel personal como social. Es necesario abandonar la lgica del mero consumo y promover formas de produccin agrcola e industrial que respeten el orden de la creacin y satisfagan las necesidades primarias de todos. Una actitud semejante, favorecida por la renovada conciencia de la interdependencia que une entre s a todos los habitantes de la tierra, contribuye a eliminar diversas causas de desastres ecolgicos y garantiza una capacidad de pronta respuesta cuando estos percances afectan a pueblos y territorios. La cuestin ecolgica no debe ser afrontada nicamente en razn de las terribles perspectivas que presagia la
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degradacin ambiental: tal cuestin debe ser, principalmente, una vigorosa motivacin para promover una autntica solidaridad de dimensin mundial (CDSI 486) Junio 5, Da de Medio Ambiente, 2011 Grupo de Ecologa y Ecumenismo Parroquia Ntra. Sra. Del Valle Crdoba 3329 Buenos Aires
OGM en el Vaticano
Cultivos transgnicos: gran oportunidad, con prudencia ROMA, 4 diciembre 2002, Los organismos genticamente modificados (OGM), amenaza para la salud y el ecosistema o solucin para luchar contra el hambre en el mundo y proteger el medio ambiente? Esta es la pregunta a la que trataron de responder cientficos y expertos en biotica el 28 de noviembre al participar en un debate sobre el argumento, organizado por el Ateneo Pontificio Regina Apostolorum en el marco de las actividades del Master en Ciencias Ambientales, en colaboracin con el Ministerio de Medio Ambiente italiano. Ante la pregunta OGM, comida de Frankenstein o derrota del hambre?, Corrado Clini, director general del Ministerio de Medio Ambiente de Italia, respondi que Las nuevas tecnologas vegetales representan una gran oportunidad para la proteccin del medio ambiente y el crecimiento de los recursos alimentarios. Las biotecnologas se revelan como un instrumento decisivo para combatir la carencia alimentara en muchos pases en vas de desarrollo, segn Clini. Adems, en los cultivos de maz, soja y algodn transgnico se reduce drsticamente la necesidad de pesticidas, mientras que aumenta la productividad en los suelos marginales. Clini record en su intervencin las perspectivas de la produccin de vacunas comestibles que se podrn utilizar para combatir las enfermedades tan extendidas en los mencionados pases. A pesar de ello constat, existe en Europa una difundida preocupacin sobre el consumo de alimentos transgnicos. En especial se ha divulgado entre los consumidores la ecuacin OGM=riesgo. Sin embargo expuso Clini, en 2001, una investigacin llevada a cabo por la Comisin Europea, que ocup a ms de 400 entes pblicos
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durante 15 aos, lleg a la conclusin de que de los productos biotech no se derivan efectos evidentes sobre la salud, mientras que se pueden hallar efectos negativos procedentes del uso de pesticidas y de prcticas agrcolas incorrectas en la agricultura tradicional. Actualmente, la Unin Europea tiene un papel marginal en la investigacin y experimentacin de nuevas biotecnologas vegetales: en 2001, la produccin de plantas biotech en Europa represent el 0,03% de la produccin mundial. En el mismo ao, se autorizaron en Europa 44 experimentaciones en campo, en comparacin con las 256 de 1997. El punto en el que se encuentra investigacin biotecnolgica fue objeto de la intervencin de Francesco Sala, profesor de la Universidad de Miln: Con la integracin de uno o pocos genes se puede conferir resistencia a los principales parsitos de las plantas cultivadas, igual que es posible proporcionar resistencia a la sequa, a la salinidad y al fro. Incluso est dentro de la realidad producir plantas con alto valor nutritivo (ms vitaminas, protenas, antioxidantes), plantas que sinteticen vacunas contra enfermedades infecciosas y tumores (clera, hepatitis, Sida, melanoma), nuevos carburantes y nuevos plsticos, afirm el profesor Sala. En la proteccin del medio ambiente, las aplicaciones son innumerables. Es posible desarrollar plantas que depuren los suelos de los contaminantes industriales (plomo, mercurio y cromo, por ejemplo), aadi Sala. Sin olvidar el considerable aumento de la productividad previsto con el uso de las nuevas plantas, cosa que, segn el profesor Sala, permitir reducir la necesidad de talar bosques en los pases pobres para producir ms alimento y material de uso humano. Tambin los pases ricos podrn restituir a la naturaleza (y, por lo tanto, a la biodiversidad) parte del territorio actualmente dedicado a la agricultura. Ante la oposicin que encuentra la biotecnologa en Europa, Sala record la investigacin llevada a cabo por la Comunidad Europea sobre la seguridad de las plantas genticamente modificadas.
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La conclusin oficial dice: Los riesgos para el hombre y para el medio ambiente derivados del uso de estas plantas no son superiores a los que siempre hemos aceptado en los productos agrcolas tradicionales. Es ms, puesto que estn controlados, los productos derivados de plantas genticamente modificadas presentan con frecuencia menos riesgos y mayores beneficios, cit Sala. Por su parte, Nathalie Louise Moll, responsable de las relaciones institucionales de Assobiotech, evoc el impacto que le provoc una manifestacin de unos 1.000 agricultores africanos que pedan libertad de eleccin en este campo durante la cumbre de Johannesburgo de agosto pasado. Se trataba de trabajadores que reivindicaban la dignidad de sus protagonistas del propio futuro: Habl con uno de estos agricultores record Mol-, quien me dijo: Querra llegar a casa por las tardes y decir a mi esposa: mira, ste es el fruto de mi trabajo. Los agricultores africanos quieren los OGM, afirm Moll. Biotech for frica fue el lema que llevaron aquellos manifestantes en sus camisetas La profesora Vincenza Mele, del Instituto de Biotica de la Universidad Catlica del Sagrado Corazn de Roma, explic cmo el principio de precaucin se inserta en el contexto de una visin sapiencial donde la ciencia lleva su contribucin decisiva, pero sobre todo, donde hay que ejercitar la virtud de la prudencia evitando catastrofismos y exageraciones fuera de lugar. En un contexto de filosofa moral no es suficiente la tica del fin, que es ciertamente bueno, sino que es necesario tambin la tica de los medios que se van a emplear, precis Mele. Finalmente Agustn Marin presidente de la Asociacin de Productores de Maz de Espaa subray el beneficio que representa para los agricultores espaoles, entre los pocos de Europa que cultivan maz transgnico, el uso de los OGM tanto desde el punto vista productivo como ambiente.
Monsanto, el gobierno argentino y las presiones sobre el Vaticano para obtener un respaldo eXplcito a los OGM
Queremos destacar una situacin que nos parece tan importante como notoriamente inadvertida o ignorada por el comn de los medios. Una situacin que refiere a la lucha de las Corporaciones y de la Biotecnologa transgnica por legitimarse ante la opinin pblica, y que ha conducido a la presin constante habida desde hace muchos aos sobre el Vaticano para que se pronuncie a favor de los OGM, los organismos genticamente modificados. Una de las ltimas operatorias en ese sentido, se remonta a los primeros meses del ao 2009 y refiere a uno de los tantos intentos de Monsanto de lograr el aval de la Santa Sede y presentar a los OGM como una solucin al hambre en el mundo. A propsito de estas conspiraciones: el Diario El Pas de Espaa informa el 19 de diciembre de 2010, transcribe lo publicado por Wikileaks, que en un cable confidencial publicado por de la Embajada de EE.UU. ante la Santa Sede, del 19 de noviembre de 2009, narra un encuentro con Monseor James Reinert, persona clave en seguridad alimentaria y biotecnologa de un centro de estudios del Vaticano El Vaticano no puede obligar a los obispos a apoyar la biotecnologa, afirm. El cable, firmado por el embajador de EE.UU. ante la Santa Sede, el profesor de Teologa Miguel Humberto Daz, concluye: La embajada continuar haciendo lobby en el Vaticano para que hable a favor de los OGM. Ocurre que Monsanto puede comprar a cientos de Institutos de investigacin y a miles de tcnicos, pero hasta el momento no ha conseguido el aval moral de ninguna de las Iglesias. Monsanto tiene todo el poder material pero necesita la palabra y el respaldo de algn dignatario de la Iglesia. Lo ha intentado muchas veces, presiones, lobby, snodos especficos. Todo le ha salido mal, el Vaticano no ha querido tomar posicin sobre las semillas transgnicas. En el 2009, no obstante tantas derrotas, llevaron a cabo el intento ms audaz de todos los habidos: reunieron algunos
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cientficos famosos, muchos ejecutivos y hombres de Monsanto en un seminario sobre plantas GM, aprovechando que en un rea de ciencias de las Academias Pontificias hay alguien a cargo sumamente permeable a los discursos de la empresa, nos referimos a Monseor Sanchez Sorondo, por supuesto, argentino. Contando con el respaldo indudable del Gobierno argentino, consiguieron que expusiera como disertante estrella el representante de la Secretara de Agricultura Moiss Burachik y que refiriera ante sus conmilitones, los presuntos xitos de la Argentina en cuanto a resolver la inseguridad alimentaria de la poblacin. Como se ver, un claro montaje donde nada es verdad sino en apariencias, y donde la quinta columna de la empresa Monsanto dentro del Vaticano, se esforz por no ser demasiado publicitada en sus acciones, a tal punto, que el programa del encuentro en la Web slo se encontr en ingls, que nuestra Embajada ante la Santa Sede no habra sido informada de la reunin, y que nunca se respondieron las cartas que oportunamente enviramos solicitando participar o ser informados de lo resuelto. Nuestras denuncias numerosas, tanto pblicamente en el Programa Horizonte Sur que en ese entonces tenamos en la Radio Nacional, como nuestras comunicaciones a los Obispos y al Nuncio tampoco dieron en aquel momento, mayores resultados, aparentemente nadie conoca del tema o se le restaba importancia al asunto. Un ao y medio ms tarde, las conclusiones de aquellos supuestos expertos en OGM que se reunieran en las Cortes Pontificias, fueron dadas a conocer con aparente seriedad acadmica, a travs de publicaciones de ciencia y Biotecnologa, dando a entender que el Vaticano habra tomado por fin, posicin en el tema en esta ocasin, respaldando a los transgnicos como solucin al hambre en el mundo. En realidad, no se trataba mas que de uno de los tantos encuentros cientficos habidos en las Cortes Pontificias, pero el operativo estaba consumado y la prensa mundial difundi la noticia como buena. Poco importaron las inmediatas declaraciones del vocero del Papa explicando que no se trataba ms que de conclusiones de un encuentro de cientficos y no de una declaracin oficial; el dao que alguna vez tratramos de evitar estaba realizado. Una vez ms, sorprende la doble personalidad de un gobierno que confunde a muchos ingenuos con sus discursos progresistas y sus peleas
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domsticas con Clarn o con Macri, y que en el plano internacional es capaz de jugar tan fuerte como ha jugado tantas veces, a favor del libre comercio, de los mercados globales, en respaldo irrestricto a las Biotecnologas y a favor de las Corporaciones como Monsanto. GRR Grupo de Reflexin Rural www.grr.org.ar Enero de 2011
Analizar la idea generadora del arroz dorado nos permite descubrir cmo ven los biotecnlogos la Creacin, la alimentacin y la vida misma. A cada problema le asignan un gen-solucin, y ese gen se coloca a voluntad en el alimento devenido mera Commodity. Esta visin tiene que ver con la conceptualizacin de la nocin de alimento que se presenta desde dichos abordajes. As, puede verse que una produccin dada bsicamente en los trminos de un monocultivo, sumado a la incentivacin de su consumo por parte de la poblacin tal como es el caso de la soja en Argentina pretende reducir la diversidad propia de la alimentacin a la mera ingesta de uno o de un pequeo grupo de alimentos. Esta intencionalidad presenta asociados problemas bsicos, tanto en lo referido a las nociones biolgicas involucradas, como as tambin, respecto a la propia dimensin cultural. A qu nos referimos? Por un lado, el olvido de una dimensin biolgica que nos recuerda omnvoros y que, obliga a concebir una dieta que alterne productos animales y vegetales, ms an durante las etapas del desarrollo. Pero tambin, la nocin bsica de alimentacin en su dimensin cultural, en la que se reconoce lo fundamental de concebir a los sujetos a partir y desde sus alimentos, y donde la ingesta slo ocupa una pequea parte de esta compleja y fundamental relacin. Cuando observamos lo sucedido con la alimentacin variada de los pueblos y en particular de los argentinos, es clara la perdida de biodiversidad donde se cumplan con naturalidad los complejos aportes de alimentos frescos, verdes, feculentos, races, carnes blancas y rojas, es decir todo lo contrario a lo propuesto por aquellas campaas publicitarias de muy distinta ndole que se hicieron en los ltimos aos a los fines de incorporar a la soja dentro de la dieta de los ciudadanos argentinos tratando, incluso, de reemplazar la propia carne vacuna por dicho monocultivo para los chicos en edad escolar.
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Pero es necesario tener presente que la prdida de variedad en la alimentacin, conlleva la desaparicin de cultivos, que a su vez implica el desplazamiento de familias rurales, familias que sern empujadas a las urbes, fenmeno que oficialmente en Argentina se reconoce en el 92% de actual urbanizacin. En nuestro documento Erradicar la pobreZa... (mar del Plata 2.010)hemos descripto la causa de la pobreza en nuestra Patria, basados en los estudios de la UCA, y su ntima relacin con el modelo biotecnologico en constante expansin. No es posible reducir los efectos de la manipulacin de genes en un laboratorio al enriquecimiento de un cultivo, sin tener en cuenta que EL CREADOR en su sabidura dispuso la pro Vit A en infinidad de especies y si dej fuera de esa bondad al arroz por algo habr sido. No hemos encontrado aceptables explicaciones a la espectacularidad que se le asigna al haber logrado por biotecnologa que una vaca produzca leche maternizada y menos aun haber dedicado a esa investigacin dineros y esfuerzos dignos de mejor causa. La experiencia nos muestra que la desaparicin de cultivos tanto como de agricultores, comienza con la perdida de la propia semilla, de la gentica aviar, porcina, vacuna y del extravo de la sabiduria de la perpetuacin y mejoramiento de esos recursos que las culturas ancestrales mantuvieran por siglos y que fue patrimonio de TODOS los hombres. La terrible realidad de que se haya hecho desaparecer esas culturas hecho generalmente invisibilizado deja allanado el camino a los agronegocios de commodities en monocultivos, donde los propios objetivos y modos utilizados en estos esquemas, se basan en el presupuesto de que: slo la tecnologa podr resolver los problemas que aquejan a los pueblos en la actualidad y en tiempos futuros. Esta idea acerca de que, slo la tecnologa puede resolver las problemticas sociales, conduce a sostener en general, que las propias problemticas generadas por la implementacin de la misma tecnologa slo encontraran solucin a partir de una introduccin de nuevos productos tecnolgicos La bsqueda de legitimidad de los grupos biotecnolgicos, entendi como estratgico donar el arroz dorado a la humanidad, en un hipcrito gesto de Responsabilidad Social Empresaria (RSE), figura escandalosa
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de la que hacen uso las empresas que ven reducidas sus ventas justamente por su falta de responsabilidad, tanto social como ambiental, y que les produce el lucro que luego, eufemsticamente retornan a la comunidad por medio de fundaciones que mejoren sus propias imgenes, pero lo que buscan siempre es un mayor lucro. La historia del arroz dorado, finalmente rechazado por sus destinatarios, es ilustrativo del pensamiento que moviliza a algunos referentes del encuentro convocado en Campana, pensamiento tecnocientfico, que adems lleva implicito el carcter de necesidad que se le otorga a los OGM. De qu se trata esta necesidad? Sin dudas, forma parte de una herencia muy significativa del positivismo, a partir del cual los avances cientficos y tecnolgicos no slo son vistos como positivos per se, sino que a su vez se presentan como inevitables e irreversibles. Desde esta postura, el origen y expansin de los OGM son explicados como el resultado inevitable del progreso cientfico y tecnolgico que responde a la necesidad de satisfacer nuevas demandas y necesidades sociales. Ahora bien, cmo se expresa dicha necesidad? Una de sus expresiones principales se relaciona, obviamente, con la imposibilidad de revertir el proceso iniciado. Esta irreversibilidad puede estar justificada por elementos de orden diverso, pero ms all de eso, es notable reconocer cmo opera sobre las decisiones individuales y colectivas de nuestros pueblos. As, se presenta como un elemento sistmico que, sin que haya sido propiamente elegido en su primer ingreso en 1996, cuanda se habilita la comercializacin de la primera Soja RR, ni tampoco jams consultada al pueblo su perpetuacin, sin embargo, no admite ser problematizada. Para el caso de los OGM, la necesidad se reconoce naturalizada y oculta, sin que queden establecidas sus razones. Entre posibles motivos que la sostienen, hay uno en particular que nos interesa sealar, siendo mencionado con suma frecuencia tanto por parte de tecnocientficos como por funcionarios y empresarios: los OGM son presentados como un modo de generar liderazgo, sea tanto a escala social (dirigido a los sujetos involucrados) como incluso a escala de los Estados, presentndose como uno de los elementos claves en el rol de la Argentina en la actualidad (cualquiera sea ste). Ingeniero Agrnomo Adolfo Boy
A propsito de Ingo Potrykus que financiado por la Fundacin Rockefeller aparece ahora como prominente miembro de las Academias Pontificias
http://www.pararelmundo.com/noticias/informe-ing-potrykus-arrozdorado/ 26 de noviembre a las 18:08hs Noticias Informe de Ingo Potrykus: La historia del Arroz Dorado: vitamina A para los pases en desarrollo La historia del Arroz Dorado: vitamina A para los pases en desarrollo 4 Junio, 2001 Antama EleNA FeRNNDeZ GUIDAl La historia del Arroz Dorado: vitamina A para los pases en desarrollo El arroz Dorado, Golden Rice, auspiciado por la Fundacin Rockefeller y la UE y desarrollado por Ingo Potrykus y Peter Beyer, es el primer organismo modificado genticamente destinado a incrementar los aportes de vitamina A de las poblaciones que ms lo necesitan. Salim Al-Babili, catedrtico de la Universidad de Friburgo y miembro del equipo de Peter Beyer, ha tenido un papel muy destacado en el desarrollo de esta variedad de arroz modificado. Qu es el Arroz Dorado? El Arroz Dorado es un arroz modificado genticamente para acumular en su embrin betacaroteno y otros carotenos, que son precursores de la vitamina A. Este betacaroteno extra? es el que le otorga un caracterstico y peculiar color dorado, y da origen a su nombre. Este arroz acumula 1.6 iligramos/kilogramo de provitamina A.
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Quines lo han desarrollado? Ingo Potrykus, investigador del Instituto de Tecnologa Suizo, ha dedicado toda su vida a desarrollar nuevos sistemas para la mejora gentica del arroz y otras especies vegetales. Peter Beyerse dedica a la biologa molecular de plnatas en la Universidad de Friburgo (Alemania). Salim Al-Babili, miembro del equipo de investigacin de Peter Beyer en la Universidad de Friburgo y presente hoy en la VI Reuninde Biologa Molecular de Plantas que organiza la Universidad de Castilla-La Mancha en Toledo estos das, tambin ha jugado un papel destacado en el desarrollo del Arroz Dorado. Quines lo han financiado? La tecnologa que ha permitido la creacin del Arroz Dorado ha sido financiada por la Fundacin Rockefeller, el Instituto Federal Suizo de Tecnologa (Zurich), el programa Biotech de la Comunidad Europea y la Oficina Federal Suiza de Educacin y Ciencia. Para qu sirve? El Arroz Dorado pretende aportar vitamina A extra? a las poblaciones que no consumen la suficiente cantidad de esta vitamina imprescindible en su dieta diaria. De este modo, el Arroz Dorado contribuir paliar la avitaminosis en los pases en vas de desarrollo. La falta de vitamina A en la poblacin infantil tiene graves consecuencias. Se estima que cada ao alrededor de 500.000 nios en todo el mundo pierden la vista a causa de esta enfermedad, que se manifiesta en el Sudeste de Asia y ciertas reas de frica y Latinoamrica. En todas estas zonas, el arroz es un alimento bsico. Segn datos facilitados por UNICEF, alrededor de 124 millones de nios no consumen los niveles recomendados por la FAO de vitamina A. El aumento de esta vitamina en la dieta infantil podra prevenir entre uno y dos millones de muertes al ao de nios menores de cuatro aos y unas 500.000 muertes de nios que superan esta edad.
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Breve historia del Arroz Dorado. Del germen a la semilla del proyecto 1990 El programa de Biotecnologa de la Fundacin Rockefeller organiza una sesin en forma de tormenta de ideas? Con el inters de aplicar los avances de la Biotecnologa para contribuir a la mejora de la alimentacin de los pases en desarrollo. En aquella reunin se conocieron los dos padres del Arroz Dorado, Potrykus y Beyer, y surgi la voluntad de iniciar este proyecto. A pesar del gran reto cientfico que planteaba, ya que por primera vez se pretenda introducir una ruta metablica completa (es decir, varias protenas que actan consecutivamente para transformar un sustrato en el producto final til) en una planta, sus potenciales beneficios eran tan importantes que se decidi intentarlo. 1998 Tras varios aos de experimentos infructuosos, se consigue incluir betacaroteno en el endospermo, la parte del embrin que nutre a la planta, de cada grano de arroz. La barrera de las patentes Una vez desarrollado el Arroz Dorado, sus creadores se dieron cuenta de que para desarrollar el Arroz Dorado se haban empleado 70 patentes pertenecientes a 32 empresas y universidades. Se presentaba un problema complejo, ya que el objetivo de sus creadores era donar el Arroz Dorado de forma desinteresada a los pases en desarrollo. A pesar de la sensacin de fracaso inicial que embarg a Potrykus, como l mismo ha reconocido, finalmente se dio cuenta de que haba podido disponer de la informacin necesaria para sacar adelante el proyecto del arroz dorado gracias a que los datos con los que cont eran pblicos al estar protegidos por el derecho de patentes. Finalmente, Potrykus y Beyer llegaron a un acuerdo con Zeneca (hoy Syngenta) para solucionar el problema. Syngenta se comprometa a conseguir la donacin gratuita de todas las patentes que haba necesitado el Arroz Dorado a cambio de poder comercializarlo exclusivamente en los pases industrializados. De este modo se haca realidad el sueo
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de sus creadores: disponer de un arroz modificado genticamente til, seguro, y libre. Un inconveniente inesperado. La oposicin de Greenpeace Una vez superadas las barreras cientficas y legales, los creadores del Arroz Dorado se encontraron con la oposicin a este proyecto de algunas organizaciones ambientalistas como Greenpeace. Segn un artculo publicado por Ingo Potrykus en la revista Plant Phisiology hace unos meses, el Arroz Dorado satisface todas las exigencias expresadas por las organizaciones crticas con los OGMs e imprescindibles para su aceptacin de la Biotecnologa como una tecnologa de futuro. Es decir: No es posible desarrollar el carcter, es decir, obtener el incremento de vitamina A, con la tecnologa convencional. Satisface una necesidad urgente de forma complementaria a otras soluciones tradicionales. Presenta una solucin sin costes aadidos y sostenible sin necesitar de otras fuentes. Beneficia a los pases en desarrollo. Se dar a los agricultores libre de cargos. Se puede resembrar con la cosecha sobrante. No reduce la biodiversidad agrcola. No afecta a la biodiversidad natural. No tiene efectos adversos sobre el medio ambiente. Es inocuo para la salud. El Arroz Dorado no ha sido desarrollado ni por ni para la industria. Segn Potrykus, la oposicin de grupos ambientalistas con Greenpeace a la cabeza, se debe a razones polticas y no ambientales o de salud humana.
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Por qu Greenpeace no ve til el Arroz Dorado. Qu propuso a cambio. Las razones de Greenpeace para rechazar el Arroz Dorado son stas, segn Potrykus: Una persona debera comer 9 kilos de Arroz Dorado para satisfacer sus necesidades de vitamina A. El Arroz Dorado no soluciona el problema de la pobreza en los pases de desarrollo. Por ello hay que solucionar los problemas de raz, mejorando la dieta de estas personas y proporcionndoles suplementos vitamnicos. El aceite de palma tambin puede ser una buena alternativa. Las empresas sern las principales beneficiarias del proyecto, ya que pretenden que el Arroz Dorado sirva para mejorar la imagen de las plantas modificadas genticamente. El Arroz Dorado supone un riesgo para la salud y el medio ambiente. La respuesta de los creadores del Arroz Dorado. Los clculos de Potrykus. Dosis diaria recomendada de vitamina A segn la FAO: 1,8 miligramos/da. El Arroz Dorado contiene 1,6-2 miligramos/ kilo de vitamina A. Un nio que se alimentase exclusivamente de Arroz Dorado debera ingerir unos dos kilos al da. Sin embargo, hay dos premisas que rebajan esta cifra. El 30% de la cantidad de vitamina A recomendada por la FAO ya resulta suficiente para combatir la ceguera infantil. (0,76 miligramos / da). Las poblaciones de los pases en desarrollo no se alimentan exclusivamente de arroz, por lo que, finalmente, la cantidad de Arroz Dorado necesaria para prevenir la falta de vitamina A rondara los 300 gramos diarios.
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Presente y futuro del Arroz Dorado Varias muestras de Arroz Dorado estn siendo desarrolladas y estudiadas desde el pasado mes de enero por el Instituto Internacional del Arroz (IRRI). El IRRI, el centro de investigacin del arroz ms importante del mundo, se encuentra en la localidad filipina de Los Baos, y tiene delegaciones en otros once pases. Para su director general, el doctor Ronald Cantrell, la llegada de estas muestras a nuestro laboratorio supone un paso muy significativo en el desarrollo del Arroz Dorado aplicado a nuestras variedades de arroz autctonas para que finalmente puedan ser utilizadas por los agricultores de los pases en desarrollo. El desarrollo de este arroz ser posible gracias a las donaciones de la tecnologa necesaria llevadas a cabo por varias compaas: Syngenta, Bayer, Monsanto y Orynova. El Arroz Dorado estar disponible de forma gratuita para cualquier pas en desarrollo interesado en estudiarlo. Para facilitar la llegada del Arroz Dorado a los pases en desarrollo se ha establecido un Consejo Humanitario del que forman parte varias instituciones pblicas y privadas. El principal objetivo de este Consejo es hacer asequible de forma gratuita cualquier invencin relacionada con el Arroz Dorado para ofrecrsela a todas las instituciones que la necesiten con las mximas garantas de calidad y seguridad. Por otro lado, se asegurar de que la investigacin del Arroz Dorado no se aparta de sus fines iniciales solucionar la deficiencia en vitamina A de los pases en desarrollo, y apoyar a aquellas instituciones interesadas en estudiar las posibilidades del Arroz Dorado. Para ello facilitar y compartir informacin sobre estas investigaciones en diferentes partes del mundo.
Generando riqueza con pobreza rural e infierno urbano INg. AgR. ADOlFO BOY Estas reflexiones surgieron a razn de una propuesta del Grupo de Ecologa y Ecumenismo de la Parroquia Ntra. Sra. del Valle en Capital Federal, que organiz en el mes de abril de 2008, una serie de charlas con el ttulo: LOS AGRONEGOCIOS Y SU INCIDENCIA EN EL TERRITORIO Y LOS CONFLICTOS QUE GENERAN. La temtica fue elegida por estar el pas en medio de la llamada crisis del campo, que, al momento de escribir este trabajo continua poniendo serios cuestionamientos a los sueos de ir camino hacia una nacin. El monocultivo de soja, que jamas form parte de nuestra alimentacin (tampoco es el alimento bsico de los orientales como se nos quiere hacer creer), ni de nuestra cultura, se ha expandido como si fuera inevitable, como el nico camino de la produccin agropecuaria. Desde los medios y el stablishment cientfico, se nos adverta: la plantita no es mala en s misma no debemos demonizarla as la sociedad ha aceptado sin conmocin la expulsin de 200.000 pymes agrcolas, que menos del 10% de la poblacin viva en zonas rurales (esto no quiere decir que trabaje en actividades rurales) y que en la provincia de Buenos Aires, en los ltimos cinco aos casi se triplicaron las villas en los 24 distritos que integran el gran cordn del conurbano bonaerense (BolPress mircoles 22 de mayo 2008 www.bolpress.com). Portunamente sealbamos la expulsin de agricultores, especialmente de los pequeos y medianos productores agrarios, que iban quedando fuera de la creciente escala productiva. Esta contina siendo hoy la impactante realidad del campo argentino, realidad sacrificial de
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los ms dbiles que ha conducido a la concentracin de tierras en manos de los grandes pooles, nueva forma empresarial del contratista, aunque con mayor escala de las que aquel tuviera y ahora con enormes capitales provenientes de fondos de inversin bancarios (fuera del sector agropecuario) (GRR, 2001). En los aos 90 se produjo la mayor transferencia de predios agrcolas durante el siglo XX,. A la par de ello se operaba la sustitucin de la mayor parte de la vieja oligarqua, por una nueva clase empresarial oligoplica y prebendaria. Uno de los efectos del modelo fue, tal como decamos, la desaparicin de una parte sustantiva de los pequeos productores, mientras que aproximadamente 13 millones de hectreas quedaron embargadas por deudas con entidades del sistema financiero. A esta situacin de catstrofe social agropecuaria de los aos noventa, deberamos sumar la emigracin masiva de los obreros rurales. Solo en el Chaco, la mecanizacin de la cosecha de algodn implic, por cada mquina, el desplazamiento del equivalente de 300 hombres. Los pooles de siembra convirtieron a los productores en rentistas de sus propios campos. Los nuevos paquetes tecnolgicos que integraron siembra directa con maquinaria cada vez de mayor ancho de labor, herbicidas y sojas transgnicas de Monsanto, instalaron una agricultura sin agricultores. Con la desaparicin de pequeos y medianos productores, han ido desapareciendo superficies importantes dedicadas a diversos cultivos que otrora caracterizaran la alimentacin de los argentinos. Se redujo ms de 44% de la superficie cultivada de arroz; ms del 26,2%, de maz; 34.2%, de girasol; ms del 3%, de trigo y 10 veces la superficie de algodn. Zonas como San Pedro en la provincia de Buenos Aires. perdieron el 50% de los montes frutales y plantaciones de vivero para ser reemplazadas por cultivos de soja. (Boy 2005) A seis aos del lanzamiento de la sojaRR las cifras de Costo de Vida en 2002 nos permiten cotejar la investigacin con nuestros diagnsticos. Para el nivel minorista, las estadsticas de INDEC (Instituto Nacional de Estadstica y Censos) indican que los productos que ms aumentaron de precio son: Lentejas secas 272,7%; Aceite de Maz 218,9; Harina de trigo comn 162%;
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Arvejas en conserva 157,5%; Batata 152,2%; Papa 138%; Arroz blanco simple 130.1%. (mbito Financiero, martes 7 de enero de 2003, Pg. 4). Un pas tradicionalmente exportador de alimentos, especialmente carne bovina y trigo, ha suspendido ambas exportaciones, todo ello debido a la falta de produccin nacional suficiente. En Paraguay el modelo agroexportador sojero, propulsado por brasileros, avanza sobre los pequeos agricultores con una violencia inusual Los migrantes en las ciudades paraguayas son, casi en su totalidad, campesinos o de origen campesino. Al analizar los destinos migratorios de los familiares de la muestra estudiada en las comunidades, se observa que entre los lugares mas frecuentes figuran; fuera del pas Argentina y Espaa. (Los refugiados del modelo agroexportador en REPUBLICAS UNIDAS DE LA SOJA GRR-Asuncin, noviembre 2007-libro disponible en www.lasojamata.org.). Bolivia se encuentra en una encrucijada separatista y el modelo sojero biotecnolgico, introducido por argentinos y brasileros, tiene mucho que ver en los manejos de voluntades para obtener la mayora en el referndum sobre autonoma. Los partidos polticos derecha, centro o izquierda bajo este avance arrollador de esta monocultura agrcola e intelectual, solo atinan a duplicar la apuesta, escapando hacia delante con la produccin de agrocombustibles o exigiendo mayores presupuesto para la contencin social. En tres libros publicados e innumerables documentos, el Grupo de Reflexin Rural ha ido alertando sobre las causas de la crisis nacional, la que no era ni es solo crisis del campo: en agosto de 2001: Transgnicos y Fracaso del Modelo Agropecuario (segunda edicin abril 2003); en 2003 en Estado en Construccin, donde continuamos describiendo la incidencia de la biotecnologa en los orgenes catstrofe que arrasa la Argentina. Eran momentos en que los ndices econmicos mostraban
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una cierta recuperacin, que sin embargo no se reflejaban en una mejor distribucin. Ya con un nuevo gobierno de Kirchner, realizamos una revisin de Estado en Construccin, y esa revisin sumada a todas las nuevas experiencias habidas, nos permiti abrir un espacio de gracia a la espera de un cambio en el modelo rural, as fue como denominamos a la nueva publicacin: Estado de Gracia, estado en Construccin. Francisco Loewy, autentico luchador de los valores de la vida rural argentina, en su libro La Encrucijada (Ed. DUNKEN Buenos Aires 2002) describe la misma realidad y seala la paradoja de que: An incrementando su productividad, el campo argentino se vaca de presencia humana. Languidece la mayora de las poblaciones del interior, mientras en los polos de concentracin urbana se acumula una sobrecarga poblacional sin espacio, sin suficientes oportunidades de trabajo ni infraestructuras que alcancen. Los costos materiales y sin duda humanos de esta problemtica son muy superiores a los subsidios agrarios de los pases industriales. Todava resisten denodadamente ncleos de productores agropecuarios, sus familias y sus cooperativas a estos vientos de la destruccin. Se juega aqu una reserva remanente de la cultura del trabajo y del arraigo. Nuestros economistas no consideran estos valores. No los encuentran en sus manuales. Tampoco computan en sus clculos el tremendo costo social y ambiental de la deformacin demogrfica en evolucin y sus graves secuelas. Pero el vaciamiento del interior avanza e impone a la sociedad argentina, como a su economa, un absurdo marco de estrechez. La Argentina del crecimiento fuera de serie; sin comparaciones en LatinoAmrica se debate en una crisis visceral que nos est poniendo frente a frente entre hermanos, y muchos no saben siquiera como hemos llegado hasta este extremo. Parece hacerse realidad que Quien ha prometido el cielo sobre la tierra, no ha hecho mas que convertir el mundo en un infierno permanente (K. Popper) El crecimiento econmico, el aumento del consumo, los electrochinos, nos hacen creer que ESA es la felicidad, hasta las relaciones personales son digitales y aplacan nuestra soledad con una pantalla plana.
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La familia, desde el Gnesis, cuna de sueos (esperanza) en el equilibrio csmico depende del equilibrio humano, personal, familiar y social. Hoy la familia est fragmentada, cuando no burlada, solo papeles para la obra social. Sin familia los subsistemas personales se atrofian y mueren y esta muerte afecta la ecologa humana as aparece el ser humano falto de afecto, y el afecto no es dinero, no es consumo, no lo brinda la play station. El hombre sin afecto se torna despiadado, depredador, olvida que la tierra es un DON, parte de un regalo que Dios nos hizo junto con la vida para que todos podamos aprovecharla. Nos enfrentamos al desafo de entender que los recursos naturales son limitados. Se debe prestar atencin al hecho de que los pases ms pobres son aquellos que parecen destinados a pagar el precio ms alto por el deterioro ecolgico. Argentina est pagando un alto precio por la fiesta del modelo de la soja. La sociedad tecnolgica destierra los valores del espritu. La sociedad del conocimiento, nos conducir a ver LA VERDAD, EL CAMINO Y LA VIDA o solo a encontrar remedios tecnolgicos para solucionar los desastres ecolgicos que HOY provoca la ciencia? Como seal Kuznets, en los pases de desarrollo econmico constante y moderno, predominan de tal manera la tecnologa, basada sobre la ciencia, y las posibilidades extensas de explotarla al servicio de la sociedad, que constituyen una caracterstica destacada de la poca econmica moderna (Kuznets, 1966:15). Sin embargo, el desarrollo socioeconmico y los logros culturales, econmicos, militares y tcnicos, no se repartieron simultneamente ni de manera pareja en la historia de la humanidad (Krippendorff, 1993: Las caractersticas de esa, digamos, distribucin de conocimientos, se reflej en la configuracin de un sistema internacional de Estados separados por niveles de desarrollo, riqueza y poder. (Sociedad de la informacin: etapa posterior de la globalizacin/mundializacin Desafos y riesgos para Amrica latina*temporneo Ral Bernal-Meza **Gustavo Alberto Masera***
En verdad, lo que hoy est en crisis no es, principalmente, el modelo de desarrollo sino el modelo de sociedad imperante en el mundo. El proyecto de desarrollo se elabora al interior de la sociedad, ella decide el modelo que quiere para si. El proyecto no tiene existencia propia. Todas las sociedades mundiales incluso aquellas que valoran la existencia de otras ms benvolas con la naturaleza son energvoras, es decir, devoradoras de energa. El problema no es nuevo, tiene una historia de miles de aos, que marc el mundo exterior y tambin la estructura mental del ser humano. Se origina en el neoltico (8-10.000 aos antes de nuestra era), con la aparicin de la agricultura y la formacin de los primeros pueblos y ciudades. Ya entonces comienza el saqueo de la naturaleza. Pero es a partir del siglo XVI, con el advenimiento de la civilizacin industrial y comercial, que se constituye un proyecto de explotacin sistemtica de la naturaleza, a partir de posiciones de poder. En la medida en que crece la dominacin a travs de la ciencia y la tcnica, crece tambin la destruccin masiva del medio ambiente. En la actualidad los daos son planetarios, afectan el suelo, el aire, las aguas, el clima, la flora, la fauna y la calidad global de la vida humana. Las 2500 ciudades con 8-12 millones de habitantes forman verdaderos purgatorios ecolgicos. Como dijimos arriba, el eje que estructura la sociedad moderna es la economa, vista como el conjunto de poderes e instrumentos de creacin de riqueza, mediante la explotacin de la naturaleza y de los otros seres humanos. Para la economa del crecimiento, la naturaleza se degrada a un simple conjunto de recursos naturales o de la materia prima a disposicin del inters humano. Los trabajadores son vistos como recursos humanos en funcin de las metas de la produccin. Es una visin instrumental y mecanicista: personas, animales, plantas, minerales, en fin, todos los seres pierden su autonoma relativa y su
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valor intrnseco. Son reducidos a meros medios para un fin establecido, subjetivamente, por el ser humano, entendido como rey del universo y centro de todos los intereses. En este paradigma, entre ser humano y naturaleza existe una guerra sin descanso. El equilibrio desarrollo/ecologa es apenas una tregua. La lgica destructora, contenida en el proceso de desarrollo cuantitativo no cesa, a lo sumo es redefinida. La tregua es para que la naturaleza se recupere (el tiempo de la naturaleza es mucho ms lento que el rpido, rapidsimo tiempo de la tcnica) y nuevamente sea vctima de la voracidad desarrollista. Aqu percibimos la siguiente lgica perversa: se utiliza la fuerza para conseguir cierto tipo de orden social que garantice la produccin y la reproduccin de bienes y privilegios para un segmento de la sociedad. Los dems participan pero de forma subalterna, sin poder co-definir el sentido de la vida social. Con la misma fuerza se agrede a la naturaleza, para hacer que entregue sus bienes, los que son apropiados en forma desigual. Se trata de una misma lgica de dominacin sobre las personas y la naturaleza. Con acierto deca Clive S. Lewis: lo que llamamos poder del ser humano sobre la naturaleza, es en verdad, el poder ejercido por algunos hombres/mujeres sobre otros hombres/mujeres, utilizando la naturaleza como su instrumento. La injusticia social conduce a la injusticia ecolgica, y viceversa. La soberana alimentaria se define como el derecho de los pueblos, de sus pases o uniones de estados a definir sus propias polticas ecolgicamente sustentables de produccin, distribucin y consumo de alimentos, garantizando su derecho a una alimentacin nutritiva, segura y culturalmente apropiada y a un medio ambiente sano, sin dumping frente a pases terceros y con pleno acceso a la tierra, al agua y a las semillas. Estas polticas deben tener como base la pequea y mediana produccin, respetando la diversidad de los modos campesinos, pesqueros e indgenas de produccin y comercializacin agropecuaria y de gestin de los espacios rurales, donde las mujeres desempean un papel fundamental. La soberana alimentaria garantiza la seguridad alimentaria de los pueblos, protege el derecho de los campesinos y campesinas a producir alimentos, as como el derecho de los consumidores y consumidoras a poder decidir lo que quieren consumir, cmo se produce y quin lo
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produce. No es una demanda exclusiva del mbito rural. La democratizacin de los alimentos es un derecho universal. Efectivamente, la consecucin de un desarrollo rural sostenible basado en los principios de la soberana alimentaria tiene un efecto inmediato en el aumento de la seguridad alimentaria a escala planetaria. Crecimiento o desarrollo? Empleo o trabajo? Las implicancias morales que la cuestin del trabajo tiene para la sociedad, hace que se considere la desocupacin como verdadera calamidad social sobre todo en relacin a las jvenes generaciones Como bien, el trabajo debera estar disponible para todos aquellos capaces de l (Compendio de la Doctrina Social de la Iglesi: 287 y 288) los peridicos nos abruman con cifras de crecimiento econmico y reduccin del desempleo. Sin embargo quienes centramos en el publicitado crecimiento de la produccin de comoditis agropecuarias, al origen de la crtica situacin nacional, comprobamos que menos del 10% de la poblacin vive en zonas rurales (esto no quiere decir que trabaje en actividades rurales) Con estas comprobaciones, nos preguntamos si cuando hablamos de crecimiento (cuantitativo), tenemos en claro que NO necesariamente el mismo implica desarrollo (cualitativo). En el mismo sentido al analizar la calamidad social del desempleo, se nos plantea la contradiccin de considerar como sinnimos empleo y trabajo. Resulta evidente que en el presente y futuro prximo, no ser posible generar empleo para mas de tres millones de desocupados, sin embargo Qu duda cabe que hay trabajo para ellos y para muchos ms? Pero Qu valor tiene en nuestra sociedad el trabajo y en especial el trabajar la tierra para la subsistencia? En un reciente artculo de La Nacin, sobre China, leemos el aumento en la calidad de vida de la enorme masa de trabajadores urbanos salidos de la agricultura de subsistencia y occidentalizados prev una
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mayor demanda en otro tipo de manufacturas y bienes durables (La Nacin, domingo 27 de agosto 2006. sec 2 / pg 10). Estos conceptos encierran la idea de que el progreso es un empleo urbano y que obtener el pan con el sudor de la frente trabajando la tierra, es indigno. Ese modelo social se revela profundamente dualista. Divide ser humano/naturaleza, hombre/mujer, masculino/femenino, Dios/mundo, cuerpo/espritu, sexo/ternura. Y tal divisin siempre beneficia a uno de los polos, originando en el otro jerarquas y subordinaciones. En nuestro caso se trata de una sociedad de estructura patriarcal y machista. El mismo monotesmo (un solo Dios) es interpretado en trminos monrquicos y no trinitarios ni comunionales. Ahora bien, esa visin es fragmentaria, miope y falsa. No percibe las diferencias dentro de una gran unidad, ni la interdependencia que rige entre sociedad y medio ambiente. Pero el ser humano proviene de un largo proceso csmico y biolgico; sin los elementos de la naturaleza, las bacterias, los virus, los microrganismos, el cdigo gentico, los elementos qumicos primordiales l no existe. Continuamente est en dilogo con el medio. En un encadenamiento ecolgico, podemos describir de la siguiente forma al ser humano varn/mujer: es un animal de la clase de los mamferos, del orden de los primates, de la familia de los homnidos, del gnero homo, de la especie sapiens, con un cuerpo de treinta billones de clulas, procreado y controlado por un sistema gentico que se constituye en el curso de una larga evolucin natural de 4,5 billones de aos, cuya psiquis, con igual antigedad que el cuerpo, capaz de formar visiones globales y construir unidades indivisibles a partir de la vibracin unsona de cerca de diez millones de los diez billones de neuronas que existen, permite siempre crear y recrear simblicamente el universo y proyectar un sentido final y omni-globalizante. Del mundo natural pas al mundo personal, y del personal al mundo social y cultural. En todas esas fases, el ser humano siempre estuvo en interaccin con la naturaleza, de forma que la ecologa social debe ser siempre articulada con la ecologa natural.
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De esta lectura resulta claro que el ser humano individual y social es parte de la naturaleza; l pertenece a la naturaleza as como la naturaleza le pertenece a l, como cuidado y trabajo. Como luego veremos, posee su diferencia especfica en la medida en que, slo l, es un ser tico, capaz de cuidar de la naturaleza y potenciar su dinmica interna de ascensin, as como de herirla y hasta destruirla. Es tarea de la ecologa social, estudiar los sistemas sociales en interaccin con los eco-sistemas, La forma de organizacin de una sociedad protege la naturaleza, o la hiere y destruye? Cmo satisfacen sus necesidades los seres humanos? de forma solidaria, sin tensiones ni exclusiones, respetando los ciclos naturales y los tiempos ecolgicos? Cmo se trata la tierra? como mercadera y recurso natural a ser explotado, o realidad a ser respetada como parte de nuestro cuerpo, trabajando con ella y nunca en su contra? La gravedad de la crisis moderna consiste en su carcter estructural e intrnseco. El dficit de la tierra no es fortuito y pasajero; resulta de una mquina de asalto, agresin, pillaje y matanza acelerada de la naturaleza en beneficio de la generacin presente. Existe una violencia socio-econmica y poltica directa sobre pueblos, naciones y clases; las consecuencias son relaciones rotas, hambre, enfermedades y muerte. Eso ya es un crimen ecolgico contra los seres ms complejos de la naturaleza. Prosigue la violencia sobre la naturaleza; se produce contaminacin de la biosfera y degradacin de eco-sistemas, lo que afecta indirectamente al ser humano, vinculado a todas esas realidades. El modelo de sociedad actualmente vigente produce un pecado social (ruptura en las relaciones sociales) y un pecado ecolgico (ruptura de las relaciones del ser humano con su medio ambiente). No solo explota las clases y los ecosistemas presentes, sino tambin las clases y eco-sistemas futuros. Todos somos responsables por los mecanismos que amenazan de enfermedad y de muerte a la vida natural y social, en una palabra, al sistema de la vida planetaria. Para abandonar la tendencia que puede llevarnos al apocalipsis ecolgico, necesitamos introducir con urgencia, procesos que generen alternativas al modelo social vigente, hasta superarlo histricamente.
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Se imponen revoluciones moleculares, es decir, revoluciones a ser inauguradas por los actores sociales que, como las molculas, se organizan en grupos, comunidades, articulaciones de reflexin y accin, y otros movimientos sociales que ya osaron vivir lo nuevo, integrando en vez de fragmentar en sus espacios vitales. Sin el coraje para dar los primeros pasos, nunca se construye un camino, ni se abre la posibilidad de la gran transformacin. El nuevo modelo de sociedad, debe rehacer el tejido social a partir de las mltiples potencialidades del ser humano y de la propia sociedad. Al lado del trabajo debe estar el ocio, junto a la eficacia la gratuidad, la dimensin ldica debe acompaar a la productividad. La imaginacin, la fantasa, el sueo, la emocin, el simbolismo, la poesa y la religin deben ser tan valorados como la produccin, la organizacin, la funcionalidad y la racionalidad, masculino y femenino, Dios/mundo, cuerpo/ psiquis, deben integrarse en el horizonte de una inmensa comunidad csmica. Slo as, la sociedad ser plenamente humana. El ser humano necesita tanto del pan como de la belleza. Debe realizar todo lo posible y an un poco de lo imposible, pues est llamado siempre a sobrepasar los lmites y a transgredir las barreras impuestas. Si intentsemos lo imposible, seremos condenados a afrontar lo inconcebible decan los estudiantes europeos en 1968. Contra una economa del crecimiento ilimitado, orientada por la acumulacin, debemos llegar a una economa de lo suficiente, centrada en la vida de las personas y de la naturaleza, en la participacin de todos en la produccin de los medios de vida, en la solidaridad para con aquellas personas o seres de la creacin que menos vida tienen, o sufren patologas o dificultades para la subsistencia; en la ternura y la veneracin para con toda la creacin. La tecnologa debe ser socialmente apropiada, es decir, producir bienes para todos no solo para minoras, y al mismo tiempo propiciar formas de participacin y control libres de alienacin. Junto con esto, debe ser ecolgicamente apta, en el sentido de no destruir el eco-sistema regional, garantizando su futuro por amor a las generaciones venideras.
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Estas son cuestiones importantes para una ecologa social: Qu educacin necesitamos (ecologa mental) para rehacer una alianza de simpata, de encanto y veneracin para con la naturaleza? Cmo reorganizar el rgimen de trabajo para que sea creativo y tambin gozoso? Cmo sern nuestras ciudades a escala humana para que favorezcan las virtudes sociales y refuercen los lazos de la convivencia y la comunin? Qu tipo de poesa ayuda a redescubrir el misterio del mundo y a sensibilizar las personas hacia el entrelazamiento de todos los seres? Qu tipo de ciencia debemos desarrollar que nos permita un dilogo fecundo con el mundo, sin crear desequilibrios? Qu tecnologa nos puede liberar del cautiverio de viejas opresiones histricas (enfermedades, distancias, peligros de la propia naturaleza) y, al mismo tiempo, alimentarnos espiritualmente, reequilibrar los eco-sistemas de toda una regin y crear las condiciones para una sociedad cuyo eje sean la vida y la alegra, la humanidad concreta con sus bsquedas, sus aciertos y fracasos, y su capacidad de aprender siempre de todo para, finalmente, trascender en la direccin del sueo mayor del corazn, de una absoluta integracin personal, csmica y divina?
Fe cristiana y ecologa
Cuando reconocemos nuestra total dependencia de Dios, la fe crece en forma explosiva. La esperanza es la contribucin que pueden hacer las comunidades de fe para hacer ms efectivos los movimientos tendientes a los cambios sociales y la proteccin ecolgica. El amor es lo que construye una comunidad sustentable para la familia humana y la Creacin. El pasado mes de marzo de 2011, diversas iglesias de Argentina nos hemos reunido en un seminario en el Instituto Universitario ISEDET de Buenos Aires. a los fines de explorar la Fe cristiana y la ecologa: hacia una ecoteologa ecumnica; all tratamos el significado del cambio climtico para los cristianos, cuya fe est entrelazada con la gloria y la belleza de la creacin de Dios. Vimos y juzgamos que los cristianos, alertamos hace varios aos acerca de la urgente necesidad de promover una tica de responsabilidad social sobre la gestin de los bienes comunes y el cuidado de la creacin, lo que denominamos administracin de la creacin. Durante el encuentro, qued clara la dificultad de explicar los vnculos entre violencia, la pobreza (como una forma de violencia), construccin de la paz y cuidado de la creacin. El tsunami que afect Japn pocos das antes de nuestro encuentro y sus consecuencias en la ya reconocida e inmanejable catstrofe nuclear, se nos impuso como referencia al dominio que se intenta, en lugar de ejercer la administracin de la creacin, cuando se confan al mercado y a la ciencia todas las soluciones. El impacto del cambio climtico, especialmente sobre la migracin de las poblaciones del campo hacia las zonas periurbanas de miseria, est dando lugar a debates ticos sobre la cuestin de la justicia social, la soberana alimentaria y la necesaria raz en la tierra que requieren los pueblos como fundamento de su existencia. Esos debates implican asimismo aportar el testimonio del sufrimiento
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de los grupos ms vulnerables, tales como las mujeres, las poblaciones empobrecidas y los pueblos indgenas. Al momento de escribir el presente documento, Espaa y varios pases de Europa, a la manera de tsunami social que se traslada desde el norte de frica, se estremecen por protestas espontneas, donde en particular los jvenes, demuestran su indignacin por el presente en que viven y la desesperanza por un futuro de totales incertidumbres. Las miradas crticas estn puestas sobre la democracia, los polticos, los pastores, los funcionarios, el capitalismo, el consumismo, una pancarta las resume: No somos un movimiento antisistema, el sistema es antinosotros. Hasta hace algo ms de un ao Espaa atraa migrantes de todas latitudes, amigos y parientes nuestros fueron a gozar del crecimiento inmobiliario espaol, estos jvenes tal vez ya lo han olvidado En marzo de 2009, desde Montevideo, Uruguay; Monseor Aldo Etchegoyen en Prensa Ecumnica, expresaba: la bsqueda del crecimiento sin lmites y, por ese camino la avaricia de ganancias incontrolables. Unos aos atrs un telogo-economista pona una bandera roja al crecimiento incontrolable como medida de avance para la humanidad el crecimiento sin control es la misma metodologa del cncer, finalmente termina en la muerte, adems subrayaba que, el camino correcto es el desarrollo integral en el cual los valores humanos son esenciales. Cunta razn tena! Incluso referente al gran tema ecolgico, ese crecimiento sin medida coloca al mundo en el camino de la destruccin de la creacin. Finalmente Mons Aldo deca: En medio de esta grave situacin aparece el gran desafo del valor humano. Qu camino seguir? Nuevamente el crecimiento capitalista incontrolable o el verdadero desarrollo humano integral en el cual los ms postergados deben ser los primeros? Los integrantes del Grupo de Ecologa y Ecumenismo, nos hacemos similares preguntas que Monseor Aldo Argentina puede acaso continuar en esta actual fiebre de consumo y de crecimiento descontrolado? En especial nos preguntamos por qu razn a los cristianos nos cuesta
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tanto separa los conceptos de crecimiento y desarrollo? Acaso podemos seguir pensando que la erradicacin de la pobreza se lograr con mayor crecimiento, con ms desmontes, con ms automviles, con ms autopistas? de igual manera La solucin para el hambre en nuestro pas y para el hambre del mundo se lograr acaso con ms y ms cosechas de semillas transgnicas? El propio Cardenal de Ghana: Peter Turkson, que nos acompa en la Semana Social de Rosario, nos confortaba en enero de este ao en una entrevista con el peridico del Vaticano lOsservatore Romano: Si los agricultores de frica tuvieran un mayor acceso a la tierra arable, frtil, a salvo de los conflictos armados y de contaminantes, no seran necesario cultivos modificados genticamente para producir alimentos, dijo el jefe del Consejo Pontificio para la Justicia y la Paz. Hacer a los agricultores dependientes de semillas patentadas, modificadas genticamente, huele al habitual juego de dependencia econmica, que a su vez, aparece como una nueva forma de esclavitud Es un escndalo que casi 1.000 millones de personas sufren de hambre, sobre todo porque hay ms que suficiente comida para alimentar a todo el mundo. Cultivos y ganado son destruidos debido a las restricciones de comercio estricto o con el fin de mantener elevados los precios y, en pases ricos, alimentos en condiciones de consumo, son tirados a la basura.
MIgUel ESTeBAN HeSAYNe* Jams pens que, a mis 80 aos, iba a encabezar un artculo con este ttulo. En la gracia de la Fe Cristiana desde nio, tantas veces he escuchado en la misa al celebrante, invitando a comulgar: He aqu el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo Luego, yo mismo sacerdote, he recorrido el pas predicando y celebrando la Eucarista para hacer presente al Cordero de Dios que quita el pecado: Jess Liberador, con el objetivo de poner al pas en gracia de Dios desde corazones convertidos al Evangelio de la Justicia y la Paz. Ahora, con dolor de argentino y pesar cristiano, no puedo menos que denunciar una vez ms que las tinieblas del pecado que son muy densas en no pocos corazones de la dirigencia oscurecen y deterioran la convivencia ciudadana hasta un nivel impensado: estamos viviendo un pas empecatado. Los formados en la tradicin judeo-cristiana sabemos que el pecado es algo existencial. No es un mero sentimiento moralizante y menos una abstraccin conceptual. Objetivamente es un hecho condicionante en el hombre histrico, que le acarrea una incapacidad de lograrse en armona consigo mismo, con los dems y con el cosmos. Frente a este hecho, Jean-Paul Sartre seala una honda ruptura en el ser humano (el hombre roto) y define al hombre como una nusea de la naturaleza. Es pesimista y termina en la angustia existencial en base a que el hombre est mal hecho; atrapado en la existencia histrica, sin salida. Por el contrario la Fe Cristiana, ante la realidad del pecado, no es pesimista pero tampoco optimista a la ligera. El hombre o la mujer con autntica fe cristiana es realista, y basado en el dato bblico, comprende la ambigedad del desarrollo humano: por una parte progresa y posee un dinamismo interior para desarrollarse en forma maravillosa, a tal punto que llega a cumbres de hominizacin. Por otra y simultnea-
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mente, cae en abismos de deshumanizacin, de frustracin existencial, utilizando el progreso contra el mismo hombre. Para la Biblia, esto es el pecado. El pecado acontece cada vez que un hombre es vctima de otro hombre Pecado en la concepcin judeo-cristiana es el mal que un hombre comete contra otro hombre y por eso es ofensa al Dios de la Vida, la Libertad y el Amor. Y la muerte del ser humano es consecuencia del pecado del hombre Donde hay muerte humana hay signo de pecado. El pecado se origina en lo ntimo de la persona humana (pensamientos y motivaciones) y se proyecta hacia las relaciones y organizaciones de la convivencia. Leemos en lapidaria sentencia de Jess: lo que mancha al hombre es lo que sale de su interior Y ser paradigmtica la muerte de Abel por Can: asesino de su hermano motivado por su afn de acumular bienes (1). Vergonzosa realidad social En lo que va de este ao 2002 los medios publicitan con cierto sensacionalismo enfermizo la muerte de nios y nias desnutridos. Es preocupante; pero lo es mucho ms que no se publicite, que no se informe con toda la claridad sobre las causas reales de esas muertes. Llama la atencin que no se vaya a la raz del crimen de genocidio generacional que se viene cometiendo, impunemente, desde hace dcadas. Ms an, llama la atencin que hoy pretendan ser denunciantes de la punta del iceberg quienes tiempo atrs han silenciado o tachado de idelogos a los que vienen denunciando el volumen y las consecuencias de la hambruna, que como mancha de aceite se ha ido extendiendo por todas las regiones del pas. La muerte de un solo nio por desnutricin es noticia trgica en todo tiempo y en cualquier parte. Pero si ocurre en un pas rico como Argentina y las muertes se multiplican por miles, nos encontramos ante un crimen de lesa humanidad. Sobre todo si agregamos que la ancianidad argentina est amenazada de muerte prematura por falta de alimentacin adecuada y medicamentos elementales y que, pensando el futuro, varias
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generaciones de hombres y mujeres se vern disminudos en capacidad intelectual y vigor fsico Este genocidio, en uno de los pases ms frtiles del mundo, no es efecto del azar, ni una desventura del destino. El desastre nacional, la ruina de la Nacin, el pecado social argentino tiene responsables con nombre y apellido. Llegar a la ancianidad y no haber perdido la memoria al menos de ciertos hechos claves es una gracia inmerecida, que debo poner al servicio de mis hermanos en la Fe y de mis conciudadanos en general. No me complazco en recordar el dolor de mis hermanos y hermanas. Sino que ante la bronca, la depresin y las ganas de terminar con todo y caer en el vaco, siendo obispo de una Iglesia que ora al Abba, Papito Dios, Danos entraas de misericordia ante toda miseria humana, inspranos el gesto y la palabra oportuna, frente al hermano solo y desamparado, aydanos a mostrarnos disponibles ante quin se siente explotado y deprimido para que tu Iglesia sea un recinto de verdad y de amor, de libertad, de justicia y de paz, para que todos encuentren en ella un motivo para seguir esperando (2), quiero aportar mi granito de arena de esperanza activa al pueblo argentino deprimido y explotado por un puado de sus propios dirigentes. Es preciso recordar las causas de este pecado social, de esta crisis indita y global, de este caos social-poltico que mucho me temo sea criminalmente cultivado para favorecer intereses de sectores (mafias?) o justificar una cruel represin, como ha habido ya intentos. Es preciso recordar las causas hondas que han destrozado el tejido social de nuestra culta y rica Nacin, pionera en muchos aspectos en Latinoamrica, convertida hoy en risuea republiqueta caudillesca. El sistema de engaos para ganar posiciones ventajosas y seguir medrando con la miseria del prjimo llega a tal punto que algunos hbiles corruptos se presentan como restauradores del mismo orden que fue causa del desorden que vivimos, intentando despertar lstima con ancdotas truculentas de mortalidad infantil, sembrando la cultura de la ddiva y promoviendo la solidaridad-beneficencia para no llegar a la justicia equitativa y al compartir solidario, fraterno, ciudadano, de un real sistema democrtico.
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No bastan leyes paliativas del hambre maternal e infantil. Esto es profundizar la miseria de los argentinos. Es fomentar la cultura de la ddiva, caldo de cultivo de servilismos y desprecio por la dignidad humana. Se necesitan leyes nacionales y provinciales que promuevan eficazmente las fuentes legtimas del trabajo digno para que millones de argentinos lleven alimentos a sus familias. La simple beneficencia no es cristiana. Es el invento del sistema capitalista salvaje (neoliberalismo) para contener reclamos justos pero peligrosos para la ganancia del mercado. No es extrao que en este pas en que todo se derrumba, exista la red ms perfecta de solidaridad-ayuda y que fuentes capitalistas sostengan con lo que les sobra (y hasta como propaganda para ganar ms), comedores infantiles, de adultos y ancianos con comidas-limosna. El Dios de Jesucristo, el Dios de la Vida, el Dios del Amor, que impulsa a una solidaridad eficaz y operante; el Dios de la Verdad, la Justicia y la Libertad, no se contenta con el vaso de leche sino que exige que devuelvan la vaca robada (3). El Evangelio no es manual de poltica ni de economa, pero ay del Obispo que pretenda anunciar la Buena Nueva Evanglica sin tener en cuenta la situacin, la historia, la realidad, el mundo que pretende evangelizar! Dara manotazos en el aire, al decir de San Pablo. Por eso es que voy a hacer una sntesis muy apretada de las decepciones socioeconmicas y polticas que aplastan a nuestro pueblo. Y uso con toda intencin el vocablo aplastar: nada ha quedado en pie de lo que fue nuestra gran Nacin. El punto de partida del desastre y destruccin nacional fue el Proceso de Reorganizacin Nacional con la aparicin de la deuda externa (impagable e ilegtima, asfixiante, injusta e inhumana al decir de Juan Pablo II), pasando por la guerra sucia como eufemismo de genocidio y violacin de elementales derechos humanos, hasta la alocada guerra de Malvinas, tras sortear la demencial programada guerra con Chile. Esta crisis econmica, social, poltica y cultural fue previsible desde el ao 1976, cuando el ministro de Economa del gobierno militar habl a la Asamblea Episcopal, reunida en San Miguel. Las consecuencias del programa socio-econmico presentado entonces, han superado en forma insospechada lo previsible en esa poca.
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Mi opinin pastoral es que desde entonces Argentina se fue sumergiendo en un mar de pecado social que fue crucificando a nuestro pueblo con los clavos de la tortura fsica y psicolgica, de la violencia de las armas de uno y otro signo, del engao y ocultamiento de objetivos, del manejo fraudulento de las finanzas y vaciamiento del patrimonio nacional, de la dependencia fornea contra el pueblo con privilegios irritantes para los entregadores, traslado de capitales argentinos a lugares de mejor postor dejando a nuestros empleados y obreros con los brazos cados y sembrando la angustia y la decepcin de la vida en los hogares con padres y esposos sin trabajo; el hambre, la desnudez, la enfermedad y la ignorancia en la niez y juventud. Luego de la euforia de la Democracia, recuperada con sudor y sangre, se fueron sumando las decepciones: desde la ambigedad del perodo radical pasamos a la flagrante traicin a la democracia representativa, las privatizaciones y la convertibilidad a favor del poder financiero contra el asalariado, los jubilados y la desocupacin del perodo menemista-justicialista; luego, la desorientacin de no saber quin es quin a partir del perodo aliancista-radical con el eplogo indefinido y tenebroso del actual gobierno duhaldista y elecciones en puerta con candidatos y fechas que no terminan de definirse, mientras se gastan millones en prematuras campaas pre-electorales Ambigedades cristianas Y para rematar, el pueblo argentino sufri recientemente el fracaso de la Mesa del Dilogo en su primera versin, reiniciada ahora auspiciosamente con otros parmetros y otros actores (4). Se puede afirmar rotundamente que el Dios de Jesucristo no quiere este desastre nacional, porque su gloria es que el hombre viva en dignidad (5). Lo que cuenta para Dios es el hombre; por eso se hizo historia humana en Jesucristo. Y la Iglesia no existe sino para hacer presente al Dios de Jesucristo, liberador de la humanidad empecatada para transformar los pueblos de la tierra en una gran familia de hijos e hijas del Abba (Papito Dios). Transformacin para que vaya surgiendo, a travs de todas las culturas y razas, una convivencia fraterna, solidaria, justa, libre: la civilizacin
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del amor, signo de la realidad futura y definitiva de plenitud humana. Es el ms all que se construye en el ms ac. No es la alienacin, sino el construir la Historia con el horizonte de la plenitud del Reino que Jess anunci para la humanidad. En el huracn de decepciones y confusiones que azota a la sociedad argentina, tambin el concepto y la realidad de misin de las Iglesias Cristianas caen en ambigedades, con desmedro de su propio rol en la construccin de la Nacin. En el mismo concepto de Iglesia hay que desterrar reduccionismos que esterilizan la accin evangelizadora. La Iglesia es la comunidad de los creyentes en Jess muerto y resucitado y tiene por misin exclusiva ser signo e instrumento del reinado del Dios de Jesucristo en la sociedad por donde transitan sus miembros. En el proyecto de Jesucristo, todos los bautizados somos Iglesia. Todos hemos sido igualmente llamados por Dios. Las diferencias son funcionales o ministeriales (6). Tampoco somos Iglesia en cuanto individuos, sino en cuanto miembros de una comunidad eclesial. Nadie es ms que nadie, porque todos sirven a todos y todos en cuanto comunidad eclesial sirven a la sociedad civil, a la ciudadana como tal, sin distingos de confesiones religiosas, ni partidos polticos, ni clases sociales, con una nica preferencia: quienes estn en situacin de necesidad. Es el tema eje de la opcin preferencial por los pobres. En esta Argentina de la desnudez y hambre, con generaciones que crecen sin salud ni educacin elemental, con mujeres y hombres deprimidos y angustiados, arrojados como excluidos (nuevo nombre de la muerte en vida) en el agujero negro de la desocupacin engendrada por el perverso sistema neoliberal; con cien casos de muerte infantil por da a raz de desnutricin de la familia entera en esta Argentina se producen anualmente alimentos para 300 millones de seres humanos. En esta Argentina que sigue siendo uno de los tres primeros productores de alimentos per cpita del mundo (3,5 toneladas por ao; 450 kilos un europeo); en esta Argentina que vive un momento de aguda esquizofrenia social, producto de la corrupcin poltica, sindical, empresarial, una Iglesia-Comunidad (pastores y laicado) que no sea fiel a Jesucristo
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y su Evangelio hasta el martirio de la sangre, si cabe, ser doblemente culpable del pecado social. Porque para responsabilidad de fieles y pastores, en esta Argentina rica con habitantes miserables, la mayora de sus dirigentes se dicen cristianos y la mayora de la poblacin est bautizada. Al interior de la Iglesia-comunidad, la esquizofrenia social se llama pecado de dualismo de falta de coherencia entre Fe y Vida que el Concilio Vaticano II seala como la mayor traicin a la misin que le ha encomendado Jess, a partir de su muerte y resurreccin, a quienes pretendan ser sus discpulos: ser testigos fieles de su Evangelio ante el mundo y la historia de todos los tiempos (7). Entonces, qu Iglesia necesita esta Argentina arruinada por sus dirigentes, muchos de ellos cristianos y hasta cumplidores con la misa dominical? Una Iglesia-Comunidad, servidora del pueblo, que sirva para recrear el tejido social, fomentando una convivencia fraternal, con solidaridad real hecha de justicia y equidad, sinceridad, respeto y promocin de los Derechos Humanos (8). Una Iglesia pobre, desprovista de medios de poder, libre de influencias de las ideologas dominantes, cuya fuente de creatividad y compromiso sea la Fe en el poder de Dios en su enviado Jesucristo Liberador y Seor de la Historia. Una Iglesia-comunidad que destierre en muchos cristianos/as la falsa prudencia del no te mets, o del cuidado, no te equivoques. Una Iglesia que hable y acte con osada y claridad, evitando el mensaje aguado encerrado en meticulosa reglamentacin jurdica o con equilibrios y eufemismos estereotipados en formas diplomticas. Una Iglesia que sacuda la inercia espiritual de sus miembros, responsables por comisin u omisin de la Argentina catica que padecemos, para que se pongan con audacia y riesgo, con entusiasmo y sin pausas, a la bsqueda de soluciones en la verdad, la libertad, la justicia y el amor solidario. Una Iglesia en la que los pastores y los fieles se dejen interpelar por la crisis de dirigencia que padece el pas y pongan en prctica el llamado de Paulo VI a evangelizar el mundo actual: dejen ustedes los laicos la pastoral al interior de la Iglesia a sus pastores y entrguense a actuar en el vasto campo de la poltica, de la economa, de los sindicatos, de los medios de comunicacin social, del amor y la familia (9). Una Iglesia convertida al mensaje bblico, que
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entienda que Dios habla en la historia y no en el inmovilismo de los ritos. En consecuencia, que viva la vigilancia interior en la reflexin orante, para escrudiar los signos de los tiempos en el diario acontecer poltico del pueblo argentino, con el nico temor de perder el momento histrico para transformar, con fundada esperanza, cada hecho privado o pblico en salvacin de una historia argentina liberadora. Esta es nuestra Fe Cristiana; no una religin de ritos que satisfacen sentimentalismos o aplacan conciencias errneas o sirven a intereses espurios. Personalmente, vengo sosteniendo que la crisis poltica-econmicacultural tal cual se ha originado con se dicentes cristianos, es algo ms que crisis moral. Es una aguda crisis de Fe Cristiana, porque en los objetivos-medios y estrategias de los planes gubernamentales estn ausentes los criterios evanglicos de la Doctrina Social Cristiana, aunque pongan la mano en la tapa de los Evangelios durante los juramentos de prctica. Argentina necesita de una Iglesia que forme slidamente a sus bautizados para terminar con el cristiano nominal o del cumplimiento con actos piadosos y luego opera con criterios y actitudes que no reflejan los criterios y las actitudes de Jesucristo y su Evangelio. Esa es la nefasta incoherencia de la mayora de nuestros dirigentes bautizados. Y son los responsables directos del pecado social que clama al cielo por la muerte de tantos inocentes nios, adultos y ancianos Una Iglesia que ante el hecho del pueblo argentino crucificado por mercenarios del dios-mercado, motive a los cristianos/as para que se desvivan por bajar a Argentina de la cruz. Esto significa atreverse a ser decididamente anti-neoliberal. Atreverse a ir contra corriente, y no esperar a que llegue el fracaso del neoliberalismo. Mi opinin personal es que en Argentina la Iglesia no ha proclamado a los cuatro vientos, como debera haber hecho, la perversidad latente (como un cncer dormido) del sistema neoliberal, desenmascarando profticamente la falsa de esa ideologa, la mentira ms genial que nos ha legado el siglo XX. Es por eso que no faltan grupos de bautizados y organizaciones empresariales con el nombre cristiano que aceptan la doctrina neoliberal como el evangelio que normaliza sus actividades. Y se da el
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caso de sectores de la educacin catlica que se muestran indulgentes en la prctica con la doctrina neoliberal. Han cado y siguen cayendo en la trampa de que el neoliberalismo no es ateo. Pero de hecho no es al Dios de Jesucristo sino al dios-mercado al que adoran Han cado en el engao de la imposibilidad de hacer otra cosa por el fenmeno de la globalizacin nica como pantalla para no cambiar nada. Muchas veces beneficiados econmicamente en lo inmediato, han descuidado la solidez doctrinal evanglica y es as que numerosos cristianos cmplices de la devastacin neoliberal se encuentran encaramados en no pocos estrados de la dirigencia argentina. Llamado por su nombre, esto es el pecado de apostasa prctica y crimen de lesa humanidad Son tan culpables como los responsables del genocidio de la dictadura militar, porque la crisis general del pas es fruto directo del sistema econmicopoltico neoliberal que se nos ha impuesto y sigue vigente La Iglesia que hoy necesita Argentina es una Iglesia lcida y llena de coraje para afrontar nada menos que una estructura socio-econmicapoltica pecaminosa. Por sus frutos los conocern advirti Jess y vivimos una sociedad de tal modo estructurada que genera la muerte y no da vida. Reaccionar ante esta situacin significa trabajar incansablemente por la paz social, cuyo nico camino es la justicia social (10) nuevo nombre del amor projimal hacia las mayoras injustamente oprimidas y excluidas. Por eso la Argentina de hoy necesita con urgencia ministerios de la Iglesia que pongan al servicio del pueblo creyente o no creyente todas las capacidades humanas, intelectuales, cientficas, tecnolgicas y educacionales de sus fieles, con una slida formacin en el mensaje bblico liberador. En definitiva, es redescubrir en el hoy de la historia la dimensin socio-poltica de la Fe Cristiana y formar al cristiano/a en forma integral, para que sea capaz de hacer realidad en la Argentina la misin que Jess seal a sus discpulos: Ustedes son la sal de este mundo ustedes son la luz de este mundo (11). Por eso, concierne a toda la Comunidad-Iglesia formarse en la dimensin social-poltica de la Fe para que cada cristiano/a cumpla sus deberes ciudadanos y exija sus derechos ciudadanos. La comunidad Iglesia debe ser, por misin propia, el humus cultural de dirigentes pro-
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bos: honestos e idneos. La honestidad es una cualidad moral ineludible. La idoneidad es la aptitud para poder desempear con responsabilidad y eficiencia la tarea asumida. Una y otra deben estar inspiradas en un espritu de entrega por el bien de los otros (12). Por eso, en cada cristiano coherente con su Fe hay un aporte al bien comn de la Patria. Mensaje a jvenes y adultos Sabido es que las estructuras son resultantes de los valores de la conciencia de un pueblo. Y sta, a su vez, est condicionada por aquellas. En consecuencia, en orden a la misin de la Iglesia, hay que atender a la conversin del corazn de cada persona y al cambio de estructuras de la sociedad en forma simultnea. Persuadido de que esta misin de Iglesia en dos instancias simultneas no se cumple sin un laicado maduro en la Fe Cristiana y sin una catquesis socio-poltica (formacin gradual en la Doctrina Social Cristiana) como proyeccin capilar de valores humanos-cristianos que lleguen hasta la actividad socio-poltica, desde hace aos acompao pastoralmente al Instituto Secular Cristfero (13) y a la Asociacin Jaime de Nevares como dos fuentes de evangelizacin para la formacin del laicado eclesial en la doble instancia de su misin de levadura evanglica en la sociedad argentina. Quiero llegar por este medio a los adultos, con una palabra a favor de los jvenes. Es lugar comn que no hay generacin espontanea. Los jvenes de hoy son fruto de adultos y ancianos, y me incluyo. No nos quedemos con simples expresiones de alabanza o vituperio hacia las nuevas generaciones. Tomemos en serio que la juventud argentina tiene como primera carencia la falta de modelo de hombres y mujeres probos, testimonios vivientes de honestidad y, en cristiano, de coherencia con la Fe que se practica. A los jvenes les digo que a pesar del mal testimonio de muchos adultos y ancianos, ustedes son los protagonistas de su propia historia. Para los que tienen Fe Cristiana, aconsejo que profundicen la relacin con Jesucristo el Seor de la Historia, tratando de asumir con fidelidad heroica, llegado el caso sus criterios y actitudes. Y a los que no tienen Fe Cristiana, les aconsejo se aventuren conocer a Quin un da, en plena
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asamblea religiosa, sali en defensa de la persona humana como tal en situacin de necesidad, por encima de la observancia ritual, dejando la frase ms revolucionaria de todos los tiempos: La Ley es para el hombre y no el hombre para la Ley (14). 1. Gnesis 4, 8, 9. 2. Plegaria Eucarstica. 3. Biblia: libros profticos y Evangelio 4. Mesa del Dilogo Argentino: rgano presidido por la Iglesia y la ONU, ampliada en esta segunda etapa con representantes de otros credos y ONG. Ver M.L. Lenci, La Iglesia contra los polticos, Le Monde diplomatique edicin Cono Sur, Buenos Aires, julio de 2002. 5. San Ireneo (siglo II) 6. Paulo VI. 7. Hechos de los Apstoles 1,8 8. Juan Pablo II, Discurso sobre la Paz, 1999 9. E.N. N 70 10. Juan Pablo II en Iglesia en Amrica. N 56 11. Mateo, 5, 13, 16 12. El mandamiento del Amor: Lucas, 10, 29 13. Instituto Cristfero (Instituto Secular). Es un mbito eclesial para crecer en madurez humana y en Fe Cristiana en una lcida y vigorosa espiritualidad cristiana laical. Brinda una formacin cristiana integral para facilitar la coherencia de vida en el mundo y para el mundo actual. Instituto Cristfero. CC Bolivar 495-7300. Azul, Buenos Aires, Argentina. e-Mail: institutocristifero@copetel.com.ar. Con el fin de despertar la participacin poltica desde el Evangelio, tambin funciona la Asociacin Jaime de Nevares, Carlos Calvo 3163, Buenos Aires 1230, Argentina. Telfono: (5411) 4932-8372. 14. Lucas 13, 14
Un desafo para los cristianos del siglo XXI [Texto bsico: Salmos 104:1-33] Reflexiones en el Da Mundial del Medio Ambiente AlFReDO SAlIBIN* Introduccin El 5 de junio se celebra el Da mundial del Medio Ambiente. Es el aniversario de la Conferencia sobre el Ambiente Humano, organizada en 1972 en Estocolmo, por Naciones Unidas En junio de 1992, veinte aos despus, se llev a cabo en Ro de Janeiro la Reunin Cumbre de la Tierra sobre Medio Ambiente y Desarrollo conocida como ECO92. En ella se plantearon poltica y cientficamente los problemas del medio ambiente y del desarrollo de todo el planeta, aprobndose la Declaracin de Ro, la Agenda 21 y las Convenciones sobre Biodiversidad y sobre Cambio Climtico. ECO92 alter significativamente el debate referido a las relaciones del ambiente y el desarrollo mediante puentes que vincularon la pobreza, la equidad y la justicia social con el desarrollo sustentable. Finalmente, el ao pasado, se realiz en Johannesburgo, Sudfrica, la reunin Cumbre Mundial sobre Desarrollo Sustentable denominada Ro + 10, cuyo objetivo fue evaluar los cambios ocurridos luego de la Reunin de Brasil. Es interesante notar que el lema de la reunin de 1972 era Una sola tierra, con la clara intencionalidad de advertir acerca del agotamiento de los recursos; desde 1987, el lema pas a ser Nuestro futuro comn,
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desplazando la atencin en direccin de nuestra responsabilidad con las generaciones futuras. Dos niveles de discusin Hay un nivel en el que podemos analizar la crisis ecolgica considerando elementos de la Economa, la Poltica o de las Ciencias Biolgicas. Este es un abordaje vlido, valioso, importante. Pero como miembros de una comunidad de fe podemos aproximarnos al tema de tal manera que nuestra discusin nos conduzca a reflexiones ms profundas y significativas que las derivadas de aquellas disciplinas, colocndonos en una perspectiva que va ms all de las ancdotas del momento o de las conclusiones que rpidamente pueden agotarse de significado y contenido. En ese marco, a medida que profundicemos el estudio las Escrituras nos enriqueceremos al descubrir nuevas formas de comprensin de los problemas ambientales y de la relacin que Dios desea establecer con los seres humanos y con los dems integrantes de su Creacin. A quines me dirijo? Mi intencin es presentar, desde la fe cristiana, slo algunos valores o conductas orientadoras de vida que deberan adoptar las sociedades humanas como normas para articular armoniosamente su vivir, su convivir entre sus miembros y con el mundo natural del cual forman parte. Me dirijo a los cristianos que se hallan en todas las sociedades, en aqullas del desarrollo y la opulencia y en aqullas como la nuestra de hoy, en el otro extremo, que debate en la pobreza y la miseria. Es que unos y otros debemos descubrir, adoptar y aplicar estos valores a los que me referir brevemente. Frente a la crisis que nos abruma nadie puede mostrar sus manos limpias; para otra oportunidad quedar la denuncia de las responsabilidades por ella.
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Tiempo de sustentabilidad Este tiempo es tiempo de sustentabilidad. Es tiempo de desarrollo sustentable, que no es lo mismo que desarrollo sostenido. Es tiempo de reemplazar el desarrollo sostenido por el desarrollo sustentable. El desarrollo sostenido propone una estrategia imprudente que pretende un crecimiento infinito de la economa en trminos monetarios que obliga a mayor productividad, mayor produccin y mayor consumo, postergando la atencin de los problemas sociales, culturales y ambientales que ese modelo genera; lo que es dramtico en este cuadro es que adems no tiene en cuenta que los recursos materiales y energticos para ese esquema productivo no son infinitos. Por ello, el desarrollo sostenido es un modelo que tarde o temprano colapsar. El desarrollo sustentable (en el tiempo) requiere la satisfaccin de las necesidades bsicas de todos y extiende para todos la oportunidad de satisfacer sus aspiraciones a una mejor calidad de vida. Como no puede separarse desarrollo econmico de ecosistema, este tipo de desarrollo no debe poner en peligro los sistemas naturales que sostienen la vida sobre la Tierra para lo que debe respetar todas sus caractersticas estructurales y de funcionamiento. En otras palabras, una sociedad as deja la Tierra por lo menos tan rica en recursos y oportunidades como cuando la recibi de sus antepasados. Lo contrario, escribi Herman Daly, esto es, enriquecer el presente a expensas del futuro, es un acto pecaminoso. Nadie tiene el derecho de quitar a otro siquiera una pizca de lo que el Creador ha proporcionado para todos. Y tambin queda claro que la evaluacin de un desarrollo sustentable no puede hacerse slo con parmetros econmicos que cuantifiquen el lucro; la falacia de esto se aprecia, por ejemplo, cuando vemos que mientras la tecnologa transnacional progresa a pasos agigantados brindando la posibilidad de producir alimentos en cantidades ms que suficientes para toda la poblacin mundial, los ndices de pobreza y desnutricin crecen en grandes regiones del planeta, incluido nuestro pas.
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Nosotros sostenemos que las Escrituras nos ensean que Dios nos ha asignado el papel de custodios de la integridad de su Creacin para lo cual estamos comprometidos con el desarrollo sustentable. Que necesitamos un profundo cambio, que ha llegado el momento de explorar nuevos caminos de desarrollo subordinados a criterios ticos. Una tica ecolgica implica el abandono de la moral utilitarista e individualista y la promocin de la justicia y la solidaridad como valores indispensables, insoslayables. Gratitud Omos con frecuencia estoy deprimido o deprimida, ir al shopping (que es lo mismo que voy a gastar dinero); mucha gente fue convencida de que el consumo es una fuente de satisfaccin en su vida. Tomemos conciencia que el consumismo resulta de un profundo vaco espiritual y es, al mismo tiempo, el camino para vaciarnos espiritualmente: un verdadero ciclo negativo. Se nos induce a creer que el vaco de propsitos y de sentido en la vida puede llenarse con materialismos y con adicciones a los entretenimientos modernos. Aunque menos que antes, somos victimas fciles de la TV que nos presiona para gastar cada vez ms dinero en necesidades inventadas por ella, en renovaciones innecesarias; desde esa vorgine, desembocamos en un camino que nos conduce a tener menos tiempo para otros objetivos tales como las relaciones con la familia, con los amigos, con Dios y, desde nuestra perspectiva, con la naturaleza. Porqu no seremos capaces de optar por la alternativa correcta? Hemos de reconocer que este es un proceso en el que el diablo no es ajeno; es l quien nos enceguece, nos roba la imaginacin para vivir mejor y organizar mejor nuestras sociedades. Esto se aprecia en el nivel de la macroeconoma donde las ideologas del mercado, libre comercio y globalizacin total hacen prcticamente imposible pensar en modelos alternativos. Y tambin en el nivel de la microeconoma donde mucha gente, especialmente en las sociedades industrializadas, no alcanzan a descubrir que es posible vivir con
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menos bienes materiales de los que actualmente disfrutan, con menores niveles de consumo energtico, compartiendo solidariamente su mucho con los del poco. El mismo diablo tiene a su disposicin poderosas fuerzas econmicas y una aceitada industria publicitaria a su servicio que juntos no nos dejan espacio ni tiempo para imaginar otros escenarios. Podemos cambiar este ese estado de cosas, ser posible destruir ese perverso ciclo que nos agota? Ello slo ser posible si somos capaces de incorporar a nuestra vida una alternativa diferente, por ejemplo, vidas basadas en la tica de la gratitud. Dijo San Pablo (1 Tesalonicenses 5,16-18): Estn siempre contentos. Oren en todo momento. Den gracias a Dios en todo, porque esto es lo que l quiere de ustedes como creyentes en Cristo Jess. Qu ocurrira si las personas y las sociedades disemos la espalda a las imposiciones del modelo econmico y llensemos nuestra vida cada da con expresiones de gratitud sinceras por todas las bendiciones que experimentamos, dando gracias a Dios por ellas? En otras palabras, qu ocurrir si abrimos nuestros ojos a todo lo que demanda de nosotros gratitud? Cuando uno pregunta a la gente por motivos de gratitud no debera dejar de mencionar a la naturaleza. A qu gratitud nos estamos refiriendo? Es obvio que queremos decir una actitud que nos hace ver la vida de una manera radicalmente diferente. Cuando los cristianos damos gracias, estamos reconociendo nuestra dependencia de Dios, de otra gente y de las otras formas de vida que nos rodean. Estamos renunciando a tener el control, a la conviccin de que somos los nicos artfices de nuestro bienestar o los ltimos usuarios de los bienes de la Creacin. Es ms. La gratitud nos impulsa a otras dos actitudes: cuidado y felicidad. Cuando somos agradecidos por algo crece en nosotros la preocupacin por cuidarlo; si somos agradecidos por la naturaleza, empezaremos a cuidarla. Y felicidad: es la gratitud que nos colma de ella; cuando nuestro corazn est ocupado por el resentimiento y la queja no hay espacio para la felicidad.
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Humildad El segundo valor ligado a la gratitud es la humildad. Las interpretaciones judeo-cristianas de las Escrituras contribuyeron a la percepcin de que la humanidad es el pinculo de la Creacin. Esto deriva de algunos pocos versculos de uno de los dos relatos bblicos de la Creacin (Gnesis 1,26-28) que muestran a los seres humanos con una autoridad ilimitada sobre todas las otras criaturas. Se presenta a Dios como creador del resto de la Creacin para el nico propsito de estar al servicio del ser humano, sin caer en la cuenta de que en realidad ostentamos una doble condicin: en ciertos aspectos somos parte de la Creacin con muchas cosas comunes con otras especies que nos acompaan en el jardn creado por Dios, y en otros somos diferentes y particulares porque somos imagen de Dios. Aqulla es una interpretacin demasiado simplista que ha contribuido a conducirnos a la actual crisis ecolgica: tenemos que entender de una vez que dominio no es sinnimo de patente para destruir. Felizmente, en los ltimos 25 aos muchos telogos y cientficos se han embarcado en un re-anlisis de las Escrituras descubriendo cul es la verdadera intencin de Dios en el tema de las relaciones entre los seres humanos y de stos con el resto de la Creacin. As es que nacen la Ecoteologa y Teologa de la mayordoma, que nos ensean que la posicin del ser humano es de responsabilidad delegada por Dios para el cuidado responsable de su Creacin. Somos parte de la Creacin pero no somos sus propietarios; la Creacin, afirman las Escrituras, pertenece a su dueo, al Creador. El es quien afirm (Levtico 25, 24) la tierra es ma y ustedes slo estn de paso por ella como huspedes mos. En otras palabras, nosotros slo la cuidamos. Como escribi Stott, cooperamos con los procesos de la naturaleza, no los creamos. Esta manera de pensar reemplaza el orgullo humano por la humildad, la sensacin de poder ilimitado es sustituida por la de cuidado responsable, la del explotador por la del jardinero. Algo de esto nos viene de la enseanza que nos proveen las culturas nativas o indgenas que
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plantean su relacin con la Creacin como la de una familia; ellos nos ensean a retirar de la naturaleza slo la cantidad que puede ser reemplazada, nos dicen que hay que producir desechos en una cantidad que no supere la capacidad de reciclado natural. En suma, nuestra arrogancia debe ser sustituida por la humildad al constatar de que somos parte de una red y no el extremo superior de una pirmide. La humildad es el fundamento indispensable de la vida del cristiano, una verdad que Dios imprime en nosotros a travs de Jesucristo quien, como declar San Pablo, no insisti en ser igual a Dios y tomando naturaleza de siervo se humill a s mismo, y por obediencia fue a la muerte, a la vergonzosa muerte en la cruz (Filipenses 2, 7-8). El mismo Jess nos llam a este estilo de vida: aprendan de mi, que soy de corazn humilde (S. Mateo 11,29). Por ltimo, digamos que humildad no es sinnimo de debilidad. La prctica de la humildad requiere de fuerza y coraje. La humildad pone freno a nuestra tendencia a evaluarnos con ms puntaje del que merecemos, esa es la tendencia a la que nos induce el pecado. Suficiencia El mismo Jess fue quien afirm: Cudense ustedes de toda avaricia; porque la vida no depende del poseer muchas cosas Y lo que tiene guardado, para quin ser? (S. Lucas 12, 15-21). Qu significa vivir con suficiencia en la comunidad global? Significa que toda la gente tiene lo suficiente para disfrutar de una buena calidad de vida, pero no mucho ms de sus necesidades.
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Uds. dirn esto no es para la Argentina de hoy; sin embargo, si se detienen a pensar un minuto en trminos de globalidad vern que nuestra situacin es parte del cuadro total: somos la parte que no tiene lo suficiente porque otra parte se ha llevado y lleva la nuestra. La idea central del concepto de suficiencia es la nocin de calidad de vida. En el pasado se hablaba de calidad de vida y de estndar de vida. Hoy en da el estndar de vida se define basado en unidades econmicas como el Producto Bruto Nacional o sea, el promedio de las ganancias divididas por el nmero de personas. Obviamente este parmetro es absolutamente artificial y perverso porque es un promedio que no tiene en cuenta la distribucin de la riqueza y el bienestar. Adems, un buen estndar de vida puede contribuir a una buena calidad de vida pero nunca a garantizarla. Esto es as porque el aumento de PBN siempre se acompaa de ms deterioro ambiental, de ms estrs, de menor cantidad de tiempo para la familia y los amigos, de fracturas en la comunidad etc. Espero que alguna vez los economistas reconozcan que cualquier sistema econmico es slo un subsistema de un mucho mayor sistema que conocemos como ecosistema y que depende de l. Ecologizar la economa es un objetivo prioritario y urgente. En consonancia con nuestra posicin, el Arzobispo Martino, Jefe de la delegacin vaticana a la conferencia de Johannesburgo afirm Colocar a los seres humanos en el centro de las preocupaciones por el ambiente es el medio ms seguro de salvaguardar la Creacin. En suma, necesitamos la revolucin de la suficiencia, de lo suficiente, de la simpleza en las conductas de la vida. La satisfaccin en la vida, no consiste en la acumulacin de la riqueza. La superabundancia de cosas congestiona el da, distrae nuestra atencin, disipa energas y debilita nuestra capacidad para discernir los caminos correctos. Urge globalizar la solidaridad. Es oportuno aqu recordar que Jess ense claramente que el plan de Dios contempla la provisin, desde la naturaleza, de todo lo que necesitamos (S. Mateo 6, 25-34); nunca ser desde los tachos de residuos de MacDonalds (vase Salibin A., La sencillez de la vida sin inquietud, El Expositor Bautista, Ao 75, N 2, pp. 7-8, marzo-abril 1983).
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Justicia Dios puso en boca del profeta Isaas la siguiente afirmacin: El ayuno que a m me agrada consiste en esto: en que rompas las cadenas de la injusticia y desates los nudos que aprietan el yugo; en que dejes libres a los oprimidos y acabes, en fin, con toda tirana (Isaas 58,6). Cmo se vincula esta consigna con el ambiente? Es que intentar modificar el modelo actual reemplazndolo por otro en el que predomine la suficiencia no ser fcil porque se movilizarn las fuerzas que defienden ese modelo, el mismo que beneficia a los ricos y penaliza a los pobres y a la naturaleza. As, instaurar la justicia ser otra de las grandes batallas para vivir sustentablemente en el siglo XXI. El cmo lograr este objetivo es materia de debate en la comunidad cristiana. En el ciclo de nuestras vidas hemos visto que se han logrado avances a travs de diferentes estrategias. Tal es el caso de la lucha de las iglesias sudafricanas contra la poltica del appartheid; tambin mencionamos los avances logrados en su momento en Amrica Latina con las teologas de la liberacin. Ambos ejemplos se asientan en la afirmacin de que Dios siempre opta por los pobres y en la interpretacin de ella como indicacin suficiente para luchar contra la opresin econmica, poltica y militar que preferencia precisamente a los que no son pobres. En trminos de estrategia, muchas otras alternativas no violentas, basadas en las implicancias de las enseanzas de Jess acerca del poder han tenido profundo impacto. Jess y los apstoles han dado vuelta la lgica del poder. En apoyo de esto escuchen lo que sigue: Dichosos los que reconocen su necesidad espiritual, pues el Reino de Dios les pertenece Dichosos los de corazn humilde, pues recibirn la tierra que Dios les ha prometido (S. Mateo 5; 3,5).
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Preguntaron a Jess: Quin es el ms importante en el reino de Dios? Jess llam a un nio, lo puso en medio de ellos, y dijo: les aseguro que si ustedes no cambian y se vuelven como nios, no entrarn en el reino de Dios (S. Mateo 18; 1-3). Entonces Jess dijo: Si alguien quiere ser el primero, deber ser el ltimo de todos, y servirlos a todos (S. Marcos 9; 35). Las instituciones opresoras y explotadoras de los pobres y de la naturaleza mantienen el control a travs de varias formas de poder. La lgica convencional nos indicara que para superar sus efectos sera necesario y suficiente disear un poder mayor Pero los textos que acabo de leer muestran que sera una grave equivocacin usar los mismos mtodos que criticamos y combatimos para alcanzar la justicia social y ambiental en el mundo. Por el contrario, somos convocados a reconocer nuestra dependencia de Dios, seguir con humildad el ejemplo de vida y las enseanzas de Jess y as modelar un nuevo estilo de vida en comunidad con todas las otras formas vivientes que nos acompaan. Esto, que parece sencillo, requiere una enorme dosis de coraje, discernimiento y perseverancia. Hay muchos ejemplos que muestran el poder del Espritu a travs de la accin de los creyentes actuando en iniciativas a favor de la justicia y la solidaridad, a travs de redes ecumnicas, pequeos grupos ecologistas u ONGs, movimientos femeninos, de nios y jvenes, y casi siempre como iniciativas con muy poco despliegue econmico. Pero el compromiso del cristiano con esta justicia puede manifestarse en espacios ms amplios, igualmente aptos para la capacitacin y la prctica de acciones a favor de relaciones con la naturaleza basadas en la justicia. Segn el caso sern escenarios de resistencia o de lucha y denuncia. Luchar contra los perversos objetivos del ALCA es para nosotros, entre otras cosas, involucrarnos en la defensa de la naturaleza y de los recursos que Dios nos dej para que los administremos en su nombre, en forma sustentable y con justicia. Tambin disponemos de espacios solidarios en sitios que tenemos a nuestro alcance como en el Foro Social Mundial.
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Debemos advertir las implicancias adversas de los nuevos movimientos econmicos que si no los resistimos nos afectarn en este tiempo, que daarn severamente nuestra creatividad y perseverancia; ellos estn presionando por una ms profunda globalizacin a travs del mercado libre, por aumentar nuestra deuda externa. Se est asegurando el criterio de imponer a los pases perifricos restricciones y modificaciones en su legislacin referida, entre otros aspectos, a la preservacin de sus recursos naturales y la calidad de su ambiente porque, segn ellos, constituiran barreras para el comercio. Para la apropiacin de nuestros recursos naturales los poderes econmicos se valen de diferentes tcnicas, desde la simple adquisicin de enormes superficies del territorio nacional hasta cruentas guerras como la que padeci Iraq para la conquista de su petrleo. En consonancia con esta estrategia, los pases ricos industrializados que constituyen la OECD quieren establecer un nuevo conjunto de reglas globales para la inversin que brindar a las transnacionales el derecho y la libertad irrestrictos para compra, vender y desplazar sus operaciones a donde se les ocurra, al margen de cualquier regulacin o intervencin de los gobiernos; por supuesto que estos beneficios no se acompaan con medidas y obligaciones referidas, entre otros aspectos, al medio ambiente, en una estrategia que genera ms injusticias. Fe, esperanza y amor Tres cosas hay que son permanentes: la fe, la esperanza y el amor; pero la ms importante de las tres es el amor (1 Corintios 13,13). Estos tres ltimos valores espirituales son los indispensables para poder vivir en forma sustentable en este siglo que recin se inicia. Qu cosa puede sostenernos para continuar la batalla por la justicia, enfrentados con los tremendos poderes de opresin sobre los seres humanos y sobre la naturaleza? Debemos tener fe:
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fe de que Dios desea un mundo en el que los seres humanos vivan en relaciones de paz y justicia entre si y con la naturaleza, fe de que somos capaces, con la ayuda de Dios, de discernir lo que debemos hacer para instaurar el reino del shalom, de la paz, fe de que Dios nos ama y permanece a nuestro lado en nuestras luchas. No es fcil promover esta fe cuando los obstculos que enfrentamos son tan poderosos. Sin embargo hemos de reconocer que podemos alcanzarla sin mucho esfuerzo, cuando reconocemos nuestra total dependencia de Dios, cuando compartimos nuestros dolores y pesares con Dios, cuando vamos a El en oracin. Entonces, la fe crece en forma explosiva. Ser la fe que nos brinda seguridad en nuestro compromiso; pero esa fe ser estril sin la compaa de la esperanza. La esperanza agrega un elemento adicional: la alegra, la expectativa, la celebracin. La esperanza es la que nos da la energa para continuar la senda de nuestras luchas an cantando. Este valor, la esperanza, es la contribucin que pueden hacer las comunidades de fe como mi Iglesia o la tuya; ellas harn ms efectiva los movimientos tendientes a los cambios sociales y a la proteccin ecolgica porque ser la inyeccin que se opone a desaliento, ser el combustible movilizador para la denuncia. La esperanza es un don espiritual difcil de explicar; es ms que un optimismo. Tampoco es un ignorar intencional de los problemas que confronta el mundo as como de los obstculos para la sustentabilidad. La esperanza toma en serio todas esas realidades pero se resiste a sucumbir ante ellas. Uno de los soportes de la esperanza es el reconocimiento de que no estamos solos. Dios est con nosotros y con toda la amplia comunidad de la Creacin. Y el lazo que nos une a Dios y a la Creacin incluido el prjimo es el amor. El amor es un poder mucho ms fuerte que la codicia, la avaricia, el odio y el miedo que subyacen como fundamento de las
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fuerzas destructivas de la naturaleza. El amor es lo que construye una comunidad sustentable para la familia humana y para la Creacin, un sitio donde cubrimos nuestras necesidades y hallamos sentido de nuestras vidas con nuestras familias y amigos. Pero ms all de esos lmites locales, los lazos de tipo comunitario incluyen las relaciones entre las naciones lo cual tiene un inmenso valor cuando debemos enfrentar problemas ecolgicos globales; de la misma forma, nos referimos a nuestras relaciones con todas las otras formas de vida. Finalmente, los cristianos estamos convocados para anticipar cmo es una comunidad justa y amorosa, el reino del shalom, que Dios desea y promete. Construiremos comunidades sustentables en la medida que seamos capaces de dar el ejemplo de que an en medio de las dificultades disfrutamos del amor, de la calidad que sealaron Jess y sus discpulos muchas veces: Amen a sus enemigos y oren por quienes los persiguen (S. Mateo 5,44). Mi mandamiento es ste: que se amen unos a otros como yo os he amado a ustedes. El amor ms grande que uno puede tener es dar su vida por sus amigos (S. Juan 15,12-13). Tener amor es saber soportar, es no tener envidia, ni ser presumido, ni orgulloso, ni egosta; no es alegrarse de las injusticias sino de la verdad El amor jams dejar de existir (1 Corintios 13,4-8a). Mientras nos preocupamos y batallamos por los problemas ambientales y al mismo tiempo procuramos identificar los valores espirituales que necesitamos para la vida sustentable en este siglo, seremos reconfortados con este mensaje permanente: el amor jams dejar de existir, y nuestro hacer se ver bendecido mediante la gratitud, la humildad, la suficiencia y la justicia.
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Notas Una parte de estas reflexiones est inspirada en diversos textos del hermano David Hallman, de la Iglesia Unida de Canad, consagrado siervo de Dios cuyas contribuciones en torno a los temas propios de la Ecoteologa siempre son originales e inspiradoras.
AlFReDO SAlIBIN Publicado en Revista Evanglica de Historia (Buenos Aires) Volumen III-IV (2005-2006). Pginas 95-100. Palabras clave: Ecologa Ser humano y medio ambiente Mayordoma de la Creacin Protestantismo rioplatense y Ecologa. En una destemplada tarde, la del 2 de Julio de 1974, se llev a cabo en el Aula Magna del ISEDET un acto que podemos calificar de histrico. Fue la realizacin del Panel El hombre y su medio ambiente: el problema ecolgico. El mismo se orient al anlisis, enfocado de manera interdisciplinaria, de algunos aspectos de la problemtica relativa a la Ecologa y a la ubicacin del ser humano en el ambiente. Estuvo estructurado en dos partes. En la primera se expusieron las ponencias-perspectivas desde diferentes mbitos y en la segunda se disfrut de un generoso espacio integrador, de dilogo entre los panelistas y los asistentes. La Introduccin estuvo a cargo del Pastor Luis Zurita, la Perspectiva Biolgica fue presentada por el autor de estas lneas, la Perspectiva sociolgica estuvo a cargo de Carlos M. Sabanes y la Perspectiva teolgica fue expuesta y desarrollada por el Profesor Lamberto Schuurman. Todo el material original generado en esa ocasin, tanto el texto de las ponencias como las respuestas de los panelistas a una seleccin de las preguntas formuladas por los asistentes, fue publicado poco despus, en Cuadernos de Teologa [Volumen IV, N 1 (1975), paginas 5-28]. En la presentacin de dicho nmero de la revista, el Dr. Rodolfo Obermller, por entonces Director de Cuadernos, coloc un epgrafe que transcribe una expresin de la que se acordaron los discpulos (ci-
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tando Salmo 69,10: El celo por tu casa me devorar) en ocasin de la purificacin de la casa de Dios en Jerusaln por parte de Jess (Juan 2,17), afirmaba: La misma responsabilidad por la pureza sin contaminacin del espacio vital se correlaciona hoy con la lucha contra la contaminacin universal del entorno natural, de la biosfera. Los tecnlogos, fsicos, los productores industriales son confrontados con la protesta contra los efectos de su actuacin. Cuadernos de Teologa desea contribuir a la sensibilizacin y concientizacin cristianas mediante la publicacin de tres conferencias que presentan varios enfoques de la perplejidad ecolgica. Ya han pasado ms de tres dcadas desde la publicacin de ese nmero de Cuadernos, y a pesar del tiempo transcurrido es notable constatar la claridad y vigencia de los conceptos de Obermller as como de las necesidades que l anotaba como imperativos para la responsabilidad de los tcnicos, cientficos e industriales y, por extensin tcita, de la comunidad cristiana. Por qu hemos calificado este evento como histrico? Al menos por dos motivos. El primero tiene que ver con su proximidad temporal con la Reunin sobre Ambiente Humano celebrada en Estocolmo en Junio de 1972, la primera de las promovidas por la Organizacin de las Naciones Unidas, para discutir a escala planetaria el problema ecolgico, el medio ambiente y el desarrollo humano. Fue muy importante que un tema, que en esa poca recin asomaba tmidamente a la opinin pblica2, tuviese un inmediato eco en nuestro medio cristiano-evanglico. Felizmente, con el transcurso de los aos el proceso culmin con su instalacin definitiva en la agenda de la sociedad y los gobiernos. En este contexto temporal que nos hemos colocado, es igualmente interesante mencionar
2 El lema de esa Conferencia fue Una sola tierra. En 1987, La Comisin Mundial del Medio Ambiente y del Desarrollo publicaba su Informe (ms conocido como Informe Brundtland) con el titulo Nuestro futuro comn. En el primer caso, el lema sugera un mensaje claro: los recursos naturales no son infinitos. Apenas tres lustros despus, se plantea que el desarrollo sustentable debe responder a la necesidades humanas presentes, pero sin comprometer las opciones para las generaciones venideras.
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que la Asociacin Argentina de Ecologa haba sido creada an antes de aqulla Conferencia de Estocolmo, en Abril de 1972. Tampoco es un dato menor tener presente el contexto poltico-social y econmico que vivan los pases de la regin. El segundo motivo que nos llev a pensar en el Panel de Ecologa del ISEDET como histrico es el siguiente: fue el primer antecedente que tuvo lugar en el mbito protestante de nuestro pas y de la regin rioplatense, absolutamente pionero, que plante la necesidad, lcidamente anticipada por Obermller, de encarar la sensibilizacin y concientizacin de los cristianos en torno a una mayordoma ms amplia, que incluya su responsabilidad como administradores y custodios de la integridad de la Creacin, con el soporte cientfico necesario y acompaado de la correspondiente reflexin bblico-teolgica sobre estos temas. En otras palabras, lo ecolgico irrumpe en el quehacer de la reflexin teolgica orientada hasta entonces a la dimensin vertical (ser humano-Dios) y muestra que tambin es necesario pensar, al mismo tiempo, en la horizontal (naturaleza + ser humano Dios Creador). Fue indito pues, posiblemente inslito para ese tiempo, que el ISEDET, formador de liderazgos orientados al mbito de la accin pastoral y teolgica, haya sido la Institucin que incluyera en su programacin un tiempo de reflexin sobre la Ecologa, intentando presentar un anlisis integrado de los aspectos biolgicos, sociales y an teolgicos del tema. No olvidemos que en esa poca la sociedad recin asomaba a lo que se ha dado en llamar la conciencia ecolgica y que, adems, en los ambientes religiosos en general, esa problemtica era virtualmente inexistente3. Verificar esta realidad en el protestantismo venculo de entonces es tarea relativamente simple: basta revisar los ndices de las diferentes publicaciones denominacionales para apreciar que, con algunas excepciones menores, el tema ecolgico no estaba en la preocupacin de sus editores.
3 En realidad, debemos reconocer que la temtica ambiental an hoy se halla en la periferia de las pastorales cristianas, tanto catlico romana como protestante; el autor est preparando un trabajo que pretende analizar y procura explicar las razones de esta ausencia o resistencia a expandir las fronteras de la pastoral de las iglesias cristianas, incluyendo en ella aquellas interrelaciones horizontales antes mencionadas.
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La efemrides que estamos destacando tiene, adems, otro significado histrico adicional: es temporalmente previo a la notable, eficiente y sostenida accin posterior que el Consejo Mundial de Iglesias (CMI) lleva a cabo (desde 1983, luego de su VI Asamblea celebrada en Vancouver, Canad), en el marco del Proceso Conciliar Justicia, Paz e Integridad de la Creacin, en los diferentes foros mundiales en los que se discute y debate acerca de diferentes aspectos de la problemtica ambiental, regional y mundial, tanto en su dimensin local como global. Posteriormente, en enero de 1994, esa misma senda tambin fue adoptada por el Consejo Latinoamericano de Iglesias (CLAI), integrando una Comisin de Medio Ambiente, con el propsito de concretar y afianzar decisiones vinculadas al ambiente que haba adoptado anteriormente, en ocasin de su II Asamblea (en Indaiatuba, Brasil) y promover, a escala regional, mediante la implementacin de diversos programas, la concientizacin de los cristianos latinoamericanos en torno a su responsabilidad por el cuidado y la preservacin de toda la Creacin. Cabe sealar que ambos, el CMI y el CLAI, siempre han encarado y desarrollado sus programas y acciones en el marco de un claro compromiso ecumnico e interreligioso, integrando sus iniciativas y emprendimientos con los de otros grupos y Organizaciones igualmente comprometidos en la preservacin de los recursos y de las condiciones que aseguren la continuidad de todas las formas de vida. Algunos recursos bibliogrficos y lecturas sugeridos MeNDOZA R, SAlIBIN A, VON HIlleBRANDT De ANDRADe C, OSHIge F, ReImeR H. CRISTIANOS. MAYORDOMOS DE LA CREACIN (2da. Edicin). Ediciones CLAI (Serie Ambiente y Futuro), Quito, Ecuador. 21 pginas (1994). Varios autores EL CAMBIO CLIMTICO ACELERADO. PRUEBA PARA NUESTRA FE . Ediciones del CMI. Ginebra. 43 pginas. SAlIBIN A. DESTINO HUMANO E INTEGRIDAD DE LA CREACION. En: Consejo Latinoamericano de Iglesias (CLAI), Renacer a la esperanza. Edicin CLAI. Quito, Ecuador. Pginas 92-107 (1995).
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LA CRISIS ECOLGICA Y LA IGLESIA. En: Depto. de Accin Comunitaria CEBA (Editor), Mi Iglesia puede hacerlo. ABAP. Buenos Aires. Pginas 189-203 (1993). LOS CRISTIANOS COMO MAYORDOMOS DE LA CREACIN. HAY PROPUESTAS ECOLGICAS EN LA BIBLIA? En: Bertello LF y colaboradores, Ambiente y salud El ambiente en el siglo XXI. Comisin de Medio Ambiente Dicesis de San Isidro. Pginas 130-136 (2004) [ISBN 987-96482-2-6]. La crisis ecolgica como una nueva forma de opresin en Amrica Latina. Encuentro y Fe. N 28 (otoo): 4-9 (1993). El cambio climtico global. Un problema ecolgico que la iglesia cristiana no puede ignorar. El Expositor Bautista. Ao 86, N 4 (abril): 28-29 (1994). Una lectura ecolgica de la profeca de Joel. El Expositor Bautista. Ao 90, N 9 (septiembre): 16-17 (1999). Valores espirituales para una vida sustentable. Un desafo para los cristianos del siglo XXI (Primera Parte). El Expositor Bautista. Ao 95, N 5 (junio): 20-22 (2003). Valores espirituales para una vida sustentable. Un desafo para los cristianos del siglo XXI (Segunda Parte). El Expositor Bautista. Ao 95, N 6 (Julio): 26-28 (2003). Agua potable: un bien social y un derecho humano. Revista Kairs. N 2 (Noviembre): 13-17 (2005). Las Iglesias frente a la Ecologa (I Parte). El Puente (Buenos Aires). Ao 20, N 247 (Enero): 38-39 (2006). Iglesias frente a la Ecologa (II Parte). El Puente (Buenos Aires). Ao 20, N 248 (Febrero): 42-43 (2006). Los cataclismos naturales, los cambios climticos y Dios (I Parte). Reflexin Bautista. Ao 4, N 22 (Febrero-Marzo): 7 (2006).
Dnde est y qu hace Dios? Elementos para la reflexin de los cristianos acerca de algunas cuestiones ecolgicas Reflexin Bautista. Ao 4, N 22 (Febrero-Marzo): 7 (2006). AlFReDO SAlIBIN Introduccin Desde fines del ao 2004 los medios de comunicacin nos han informado acerca de una serie de cataclismos y desastres ocurridos en diversas partes de nuestro Planeta, algunos naturales y otros no, estos ltimos relacionados a un conjunto de fenmenos genricamente conocidos como cambio climtico global. Se ha afirmado que lo ocurrido ese fatdico 26 de diciembre del 2004, que afect a una docena de pases del sudeste asitico baados por el Ocano Indico, ha sido la segunda catstrofe o tragedia natural ms grave de la historia de la humanidad. Los cmputos que nunca dejaron de ser provisorios indicaron que aproximadamente 250 mil personas perdieron la vida. El panorama es ms crtico si tenemos en cuenta que, adems deben sumarse como vctimas adicionales del desastre a no menos de otras 5 millones. Son los sobrevivientes que no slo padecen la prdida de sus seres queridos. Tambin vieron afectados sus modos de subsistencia, la fuente de sus alimentos, sus trabajos, viviendas, etc. lo que configura un cuadro de altsimo riesgo que se agrava si consideramos los efectos ambientales, tales como la desaparicin de islas, des-
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lizamientos superficiales, destruccin y/o fragmentacin de habitats, la contaminacin del suelo y del agua dulce (superficial y subterrnea), etc. Curiosamente, este drama tuvo lugar pocos das despus de la Conferencia de las Partes-10 que se celebr en la ciudad de Buenos Aires, un foro de las Naciones Unidas donde representantes de casi 200 pases y Organizaciones discutieron y procuraron consensuar medidas de atenuacin y remediacin de los efectos adversos sobre el clima generados por la actividad humana, especialmente en los pases ms industrializados del mundo. Muchas de las vctimas creyentes hindes, musulmanes, budistas, cristianos tanto del sudeste de Asia como de nuestro medio, se plantearon por igual dnde estaba Dios en medio de toda esta tragedia?, o dnde estuvo mientras ocurran los tsunamis?, cmo un Dios como el mo, un Dios de amor, pudo consentir estas desgracias? por qu permiti que ocurran los tsunamis? Muchos de los afectados por la catstrofe se estarn preguntando qu habremos hecho para merecer esto?, por qu nos abandon Dios?, o es que habr sido un castigo? Para algunos, su fe espiritual fue estmulo suficiente para recoger lo poco remanente de sus pertenencias, para aferrarse a las vidas de quienes los rodeaban en su hogar o en su comunidad, y emprender nuevamente un largusimo camino de reconstruccin. Para muchos otros, seguramente que habr sido suficiente reconocer que el amor de Dios se pudo haber manifestado, por ejemplo, en la enorme movilizacin de ayuda y auxilio que se puso en marcha inmediatamente despus del desastre. Aqullas preguntas no deben sorprendernos. Las catstrofes naturales reales, que son imprevisibles e incontrolables en sus efectos, de la magnitud de las ocurridas a fines del 2004 en septiembre del ao pasado en Nueva Orlens, son hechos violentos que modifican rutinas, desplazan mscaras de suficiencia, optimismo y orgullo, y hacen temblar la paz de algunas certidumbres (es muy improbable que ocurra, no me suceder a m porque Dios me protege, etc.). Pero tambin hemos de reconocer que son preguntas sin respuesta, nos cuesta entender el ocultamiento de Dios del escenario.
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El horror en el que nos sumen las catstrofes ambientales nos recuerda, de golpe, qu somos en verdad. Que los seres humanos, lejos de ser dueos de la Creacin, somos parte de ella y por tanto vulnerables igual que otras especies a esas fuerzas que escapan de nuestro control. Por otro lado, frente a los cambios climticos, nos enfrentamos con la realidad de que nuestras acciones no pasan desapercibidas para la naturaleza que reacciona naturalmente cuando es agredida por el ser humano negligente, descuidado o egosta. En otras palabras, estos sentimientos deberan inducir en nosotros una actitud de humildad y respeto por nuestro hogar comn que es la Tierra. Es ms, los desastres naturales nos deben advertir que el sufrimiento provocado no afecta slo a las personas, sino a la Creacin entera. Cambio climtico y tsunamis no son sinnimos Existe alguna vinculacin entre los eventos naturales, ejemplificados en los tsunamis o terremotos, y el cambio climtico? Sealemos primero algunas diferencias importantes. Sabemos que millones de seres humanos fueron vctimas inocentes desde el remoto pasado de su historia sobre la Tierra hasta aqul 26 de diciembre de 2004 en el sudeste asitico o el sismo ocurrido poco despus en la frontera de India y Pakistn de cataclismos naturales que no se pudieron anticipar a las vctimas a tiempo. El terremoto ocurrido en el Ocano Indico, de intensidad 9 en la escala de Richter, a no menos de 5 mil metros de profundidad, se inscribe en una compleja dinmica geofsica de nuestro Planeta que tiene una larga historia, muy anterior al momento en que aparece nuestra especie sobre su superficie. En otras palabras, los tsunamis son, diferentes de los cataclismos ecolgicos de origen antrpico o humano. La historia biogeolgica de nuestro Planeta nos ensea que los eventos naturales se acompaan por impactos sobre la biodiversidad y la distribucin de las especies en la Biosfera. Nada ni nadie puede asegurar que otras catstrofes de este tipo no vayan a ocurrir en el futuro. En cambio, hay otros desastres, de los cuales muchas veces somos los principales responsables, y que s son previsibles en su intensidad
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y consecuencias. Es el caso de las modificaciones climticas. La informacin cientfica disponible muestra en forma fehaciente que la atmsfera de la Tierra se est recalentando. La Ciencia nos informa que las emisiones contaminantes gaseosas, debidos al uso creciente de combustibles fsiles estn cambiando la composicin de la atmsfera provocando cambios climticos en el nico sitio del Universo donde han prosperado y evolucionado todas las formas vivientes. La misma Ciencia ha demostrado que esas emisiones provienen mayormente de las sociedades industrializadas y que los pobres, y las generaciones vulnerables, presentes y futuras, humanas y no humanas, sern las que padecern con mayor intensidad los impactos perjudiciales de esas acciones perversas; estas consideraciones incorporan a la discusin un componente tico que no se puede soslayar al analizar el problema, en trminos de justicia y de derechos humanos. Si bien algunas agencias noticiosas difundieron la explicacin de los tsunamis presentndolo como presunta consecuencia de explosiones nucleares subterrneas y clandestinas, el mundo cientfico no las ha compartido. Por ahora, no es posible para los humanos controlar a las fuerzas que pueden generar tsunamis. En cambio, gracias al don del conocimiento cientfico moderno podemos segn el caso anticipar, prevenir, atenuar y hasta remediar los efectos de nuestras acciones que provocan cambios ecolgicos que, en diferente grado, todos apreciamos. Sabemos que aqul aumento en la temperatura de la capa gaseosa que rodea al Planeta provoca numerosos efectos adversos para el balance de sus relaciones trmicas e hdricas que ya se ponen de manifiesto como elevacin de los niveles de los mares, aumentos en las frecuencias e intensidades de las tormentas, cambios climticos errticos y extremos independientes de la estacin, sequas agudas seguidas por inundaciones. Cabe sealar que los efectos de los tsunamis se apreciaron mayormente en zonas costeras, las mismas que ya padecen o estn en riesgo debido a los cambios climticos. En suma, gracias a nuestro saber cientfico-tecnolgico, conocemos el origen de las catstrofes ecolgicas provocadas y tambin cmo prevenirlos y corregir los efectos adversos de las mismas.
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Pobreza y consecuencias de los cataclismos ambientales La pobreza y los modelos econmicos son factores determinantes de la vulnerabilidad de las poblaciones humanas cuando deben enfrentar a uno u otro tipo de cataclismo. Nadie lo discute. Comparemos, por ejemplo, el nmero de muertos registrados en Hait debido a los tornados de Septiembre de 2004 con la cantidad de personas afectadas cuando el mismo evento alcanz, pocas horas despus, otras islas caribeas o las costas orientales de EE.UU. de NA. Ms recientemente, el periodismo nos mostr de manera ms que elocuente la misma relacin entre pobreza y vctimas de los efectos de un desastre en el caso del huracn Katrina. La gran diferencia numrica de vctimas registradas en Hait con respecto a la consignada en otros sitios de la regin se debi entre otras razones a la carencia de sistemas modernos de pronstico y de infraestructura para la proteccin y prevencin de los daos; todos hemos visto por TV cmo los habitantes del estado de Florida se preparaban con das de anticipacin para recibir el mismo tornado cubriendo en pocas horas todas las aberturas de sus viviendas con gruesas placas de madera que fijaban mediante herramientas automticas, trasladndose luego (en auto) a refugios especiales preparados por el Gobierno para esperar all el paso y alejamiento del tornado, provistos de todas las comodidades sanitarias y alimentarias. La misma TV nos mostraba otro contraste: vimos a los haitianos llorando sus muertos y desaparecidos en medio de las calles convertidas en gigantescos lodazales, con agua y barro deslizados de cerros deforestados y sin proteccin. En Asia caus estupor apreciar cmo pocas horas despus del desastre, haba turistas asolendose en las mismas playas que da a da reciban a los muertos que el mar devolva a las costas. Y no muy lejos de ellos, los refugiados vctimas de los tsunamis albergados, en el mejor de los casos, en carpas o en edificios sin techos ni puertas, o sus heridas atendidas en hospitales de campaa a la intemperie. Todo un vvido y dantesco cuadro de esquizofrenia consumista.
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Pareciera que las ventajas del desarrollo cientfico son slo para algunos: los equipos detectores anticipatorios de lo que habra de suceder en Asia estaban en Hawaii, pero en el escenario de la catstrofe no se disponan de los receptores de esas advertencias o de personal capacitado en cantidad suficiente para el manejo de esos instrumentos, o quienes las reciban no crean en la veracidad de la informacin que les llegaba. Se dijo que el mundo entero se hizo presente para auxiliar a las vctimas de los tsunamis. Pero es oportuno que sepamos tambin que no toda esa movilizacin fue altruista, solidaria y despojada de algn inters sectorial; los pases afectados tienen deudas externas impagables e incobrables, que superan los 300 mil millones de dlares. Con indignacin hemos sabido que la hilacha de la corrupcin se hizo ver; algunos gestos que se presentaron como solidarios fueron nada ms que prrrogas en los plazos lmites de los cobros. En otros, la solidaridad se expres a veces en aportes econmicos pero en carcter de anticipos, esto es, que se sumarn a las deudas pre-existentes, aumentando la brecha entre el desarrollo y el subdesarrollo, entre seguridad y vulnerabilidad. Pero la moneda tiene otra cara: se ha sabido que el partido nacionalista budista de Sri Lanka pretendi controlar el manejo de los fondos de ayuda que aportaban diferentes organizaciones cristianas o que militantes hindes atacaron las viviendas de los cristianos acusndolos de proselitismo mediante la ayuda econmica. Paradjicamente, los pases pobres del S de frica empezaron a sentir los efectos de los tsunamis del vecino Ocano ndico a pesar de estar en poca de aguda sequa: es que desde que se produjo el maremoto la mayor parte de la ayuda internacional que reciban cambi de destino, desvindose a Asia. Hubo una solucin alternativa que fue la gran ausente: condonar todas las deudas y aplicar esos recursos, en una primera etapa, a la reconstruccin y restauracin, sin olvidar que la ayuda no puede limitarse a restituir las condiciones anteriores a la catstrofe. Se requieren mayores inversiones porque de lo contrario slo se reinstalar el mismo grado de vulnerabilidad pre-existente. Lo que corresponde, en cambio, es promover condiciones para reducirla.
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Algunas consideraciones finales Frente a los tsunamis y a los cambios ecolgicos, ambos generados por el ser humano, cae de suyo la necesidad de que la reflexin incorpore tambin elementos referidos a los modelos econmicos imperantes, tambin ideados y aplicados por el ser humano, que afectan por igual a los ecosistemas en la medida que se trata de modelos basados en la produccin de bienes y explotacin de recursos naturales finitos. Es imperioso estimular el diseo de sistemas econmicos alternativos no globalizadores, ecolgicos, modelos de desarrollo sustentable de las comunidades, asegurando buena calidad de vida para todos. Modelos en los cuales la energa sea utilizada de manera ms eficiente y se promueva la adopcin de otras fuentes de energa no convencionales, no contaminantes, diferentes de los combustibles fsiles. Los cristianos debemos recurrir al discernimiento espiritual para advertir que la revolucin energtica que necesitamos para frenar los efectos adversos del cambio climtico deben ser acompaados tambin de una revolucin que nos ayude a preferenciar las relaciones con Dios, con la Creacin, con nuestras familias y con todas las comunidades humanas. No podemos optar por un estilo de vida que est ligado al consumismo sin barreras ni lmites, propio de economas, como adverta Frei Betto, de la superfluidad innecesaria y de la opulencia para unos pocos. Una de las lecciones que nos dejan los tsunamis asiticos es que las comunidades que ms padecieron los efectos del cataclismo fueron aquellas que se haban instalado en sitios donde anteriormente haba ecosistemas originales, los que haban sido degradados o destruidos para habilitar reas y comodidades para consumo y explotacin del turismo, de las pesqueras multinacionales o de otros desarrollos industriales manejados por un puado de sociedades hiperindustrializadas y globalizadas. Adems, es justo reconocer que este cuadro est inserto en un contexto ms complejo, con otros actores: gobiernos corruptos (Indonesia) que no son freno para el avance de las transnacionales, dictaduras militares (Tailandia) o ejecutores de polticas de represin sangrienta de guerrillas tnicas independistas y religiosas desde hace dcadas (Sri
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Lanka) con centenares de miles de vctimas entre muertos, desplazados y refugiados4. El punto de encuentro del papel de Dios en los cataclismos naturales y en el cambio climtico (este ltimo como ejemplo de desastre provocado por el ser humano) podramos determinarlo en el esfuerzo que hagamos para reducir la vulnerabilidad colectiva tanto en un caso como en el otro. Dios no acta mgicamente; nosotros somos Su presencia en el mundo natural, los responsables de preservar la integridad de Su Creacin. Convengamos que la naturaleza no tiene la culpa por no haberse tomado anticipadamente medidas para afrontar las catstrofes, la mala calidad o precariedad de las viviendas, la destruccin del ambiente natural y su reemplazo por sistemas frgiles, o por la carencia de infraestructura para responder a las advertencias de la tecnologa o las consecuencias de un desastre natural. La culpa es nuestra. De all que, independientemente del tipo de desastre, nuestra actitud debe plasmarse en acciones que reflejen un compromiso por cuidar de toda la Creacin, incluidos los seres humanos. Ese compromiso incluye el acompaamiento de quienes sufren, de quienes deben empezar el largo camino de la reconstruccin de sus vidas, de quienes necesitan ayuda pero tambin consuelo. Modificar nuestros estilos de vida y nuestros sistemas econmicos tambin es una expresin concreta de solidaridad con los que estn padeciendo los efectos de los desastres naturales por su elevada vulnerabilidad y de compromiso con la preservacin de la integridad de la Creacin. Finalmente, diremos que el 26 de diciembre del 2004 Dios no estaba ausente sin aviso ni mirando para otro lado. Estaba atento, seguramente observando las consecuencias del mal ejercicio de la mayordoma de la Creacin que haba delegado en el ser humano. Ese que quiere o cree ser ser dios, olvidndose que no es el dueo de la naturaleza, que es apenas una parte integrante de ella.
4 Despus del desastre, uno de los conflictos uqe mantenan en Indonesia grupos independistas separatistas y el gobierno, desde hace tres dcadas con 15 mil muertos, arribaron a un acuerdo de paz.
La sociedad del saber y las responsabilidades de las nuevas elites del saber
P. JOS COmBlIN Crisis de la tica Violencia, criminalidad, asaltos, drogas, sexualidad desenfrenada no son los verdaderos problemas: son seales de un problema ms radical y amplio. El problema es la ruptura del etos, que es la base del consenso tico de la sociedad, y sta procede de la ruptura del pacto social por las nuevas elites de la sociedad occidental. Por eso, el problema no se soluciona con ms polica, con ms leyes represivas o ms crceles. En muchos pases la misma polica, la misma represin y la misma vida carcelaria generan ms violencia y ms desorden social y contribuyen a destruir ms todava el etos bsico de la sociedad. Por la misma razn, la predicacin moral de las Iglesias, de los educadores o de las autoridades se revela tan ineficiente. Los discursos moralizantes no tienen ningn efecto, porque no alcanzan el nivel en donde se ubica el problema. El problema tico de nuestro tiempo no es un residuo del pasado que la misma evolucin histrica podra solucionar. No es un problema de subdesarrollo, pues procede de las naciones ms desarrolladas. Los Estados Unidos, que son el modelo escogido por las elites de Amrica Latina, entraron en una crisis tica profunda en los aos 70, y la crisis tica en Amrica Latina viene de all. Las naciones que ms sufren de la crisis tica son las que con ms entusiasmo adoptaron el modelo de sociedad de los Estados Unidos y del primer mundo, en general. Por esto, la evolucin histrica actual no tiende a solucionar el problema, sino ms bien a acelerarlo; el desarrollo, la modernizacin o el reajuste no lo solucionan: lo estn creando.
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La ruptura del pacto social por las nuevas elites Desde los aos 70, la sociedad occidental ha cambiado mucho. El modelo econmico ha cambiado: se ha manifestado la tercera onda, la nueva etapa en el desarrollo industrial; se ha iniciado la edad de la economa del saber, del conocimiento, en la que el capital humano se hace ms importante que el capital financiero. Con los cambios econmicos, tantas veces descritos que no se hace necesario recordarlos aqu, cambia la configuracin de la sociedad. Entran en declinacin clases o grupos sociales que fueron fuertes en la poca anterior: decadencia de la burguesa burocrtica, declinacin de los obreros industriales, de los servicios personales, de la funcin pblica y, naturalmente, se acenta la decadencia de las clases anteriores, agricultores o mineros. La produccin ocupa mucha menos gente que la comunicacin. La manipulacin del mercado se hace ms importante que la manipulacin de la materia. Un nuevo grupo social concentra el poder y la riqueza: el grupo de los analistas simblicos que manejan smbolos y no tienen ningn contacto directo con la produccin material. En los Estados Unidos constituiran el 20% de la poblacin activa. En los pases menos desarrollados son numricamente menos importantes, pero pueden asumir un poder mayor todava. Concentran la mayor riqueza jams concentrada en manos de las elites. Concentran la riqueza ms que la burguesa de la sociedad industrial anterior. Segn ciertos sondeos, en la sociedad norteamericana, en una generacin, la clase superior que dirige la economa pas de un sueldo 12 veces superior al sueldo medio del obrero, a un sueldo 70 veces mayor. Basta con mirar el desarrollo de las ciudades y el de las reas habitadas en los ltimos 20 aos, para darnos cuenta de la inmensa concentracin de la riqueza que se ha producido en los ltimos 20 aos. Concentran el poder y dejan la democracia sin contenido, porque los gobiernos se ven obligados a aplicar la poltica definida por las entidades que representan los intereses de la nueva clase: el FMI, el Banco Mundial y las entidades que en cada nacin representan los intereses de la especulacin financiera. La democracia qued como forma sin contenido: las decisiones no se toman en los rganos elegidos por la na-
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cin, sino en los pasillos, y los representantes elegidos tienen que ceder ante supuestas necesidades econmicas. La nueva clase ha impuesto la prioridad absoluta de lo econmico y de un sistema de economa que favorece su ascensin social. Los analistas de la sociedad norteamericana observan que la nueva elite rompi el pacto social. Diferente de las antiguas burguesas, diferente de las antiguas aristocracias, la nueva elite no se siente solidaria: se encierra en s misma y no acepta los lazos y las restricciones que la solidaridad impone. En Amrica Latina las nuevas elites siguen el mismo camino. La ruptura del pacto social produce una sociedad dividida, dual, en la que no hay contacto entre la parte superior y la parte inferior. En esta poca, llamada de la comunicacin, en que el exceso de informacin es un problema creciente, no hay comunicacin personal. Antes, el obrero conoca al patrn y poda luchar contra l. La lucha era todava una forma de asociacin. La lucha de clases era an una forma de unin social. Hoy da ni siquiera la lucha de clases es posible, porque el mundo inferior no sabe quin es el que manda, no sabe cmo funciona la sociedad, no entiende la sociedad en la que se encuentra fsicamente presente, pero en la que mentalmente no se halla integrado. Hay dos mundos que ni se conocen ni comunican, salvo por medio de la TV. Pero la TV no establece comunicacin personal entre los ricos y los pobres. No es medio de encuentro. Una sociedad sin etos La divisin de la sociedad en dos mundos separados que se apartan cada vez ms, provoca una crisis radical del etos en el mundo occidental. La nueva etapa de la economa occidental, la economa del saber, acentu la ruina de los antiguos valores ticos de la sociedad tradicional. Durante los primeros doscientos aos de la sociedad industrial, los valores tradicionales se haban mantenido en gran parte en la vida privada, gracias a la familia en la que las mujeres mantenan la herencia tica de las civilizaciones pasadas. En las ltimas dcadas, los valores de la
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economa capitalista penetraron en la vida privada. Las mujeres entraron en la economa capitalista, adoptaron sus valores, su individualismo, su materialismo e introdujeron estos valores en la vida privada. El espritu de la burguesa lo invadi todo. Adems, el advenimiento de la edad del saber provoca una crisis de los valores de la burguesa tradicional, lo que acaba desequilibrando el conjunto de la sociedad. En la economa capitalista tradicional, la burguesa haba mantenido y desarrollado dos valores fundamentales, que eran la base de la educacin pblica y formaban la esencia del espritu republicano: la nacin y el trabajo. La nacin era un bien comn. Los burgueses saban sacrificar sus bienes para el bien de la nacin, y los trabajadores aceptaban sacrificar mucho para el bien de la nacin. En la nacin todos se encontraban solidarios. Lo mismo suceda en el trabajo: todos concordaban en la necesidad de producir. Los trabajadores aceptaban los mayores sacrificios y los burgueses daban trabajo. El trabajo era fuente de la dignidad de todos. Cada cual se identificaba por el lugar ocupado en el trabajo de la nacin. Cada cual tena un lugar reconocido, y esto era la base de la paz social, paz ms fuerte que los conflictos entre trabajadores y patrones. Estos conflictos nunca amenazaban la produccin. En la economa del saber, de la comunicacin, del conocimiento, etc., quedan muy disminuidos los dos valores fundamentales del etos de la sociedad burguesa: nacin y trabajo. Las nuevas elites rompen la solidaridad nacional. Entran en el mundo de la llamada globalizacin, que globaliza solamente a las elites y deja al margen a las grandes masas. Comunican con las elites del mundo entero, pero no comunican con las mayoras de su pas. Verdaderos parasos fiscales se construyen al margen de las grandes ciudades, que slo dejan para irse a los parasos tursticos que les son reservados en las islas del Caribe o del Pacfico, o a los parasos fiscales que simbolizan tan bien la ruptura de la solidaridad. Refugiados en sus islas, las elites nada conocen de los males de las grandes ciudades. No se ensucian en contacto con el otro pueblo que vive en el mismo pas. No quieren pagar impuestos. Quieren un Estado ms dbil, que slo sirva para reprimir
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el desorden de las masas y para garantizarles los privilegios. No se interesan ni por la educacin pblica ni por la salud. No tienen ni idea de cmo viven las personas que estn acampadas en las megalpolis, ni quieren saberlo, porque viven en otro mundo. La consecuencia es que las grandes masas viven en inmensas aglomeraciones urbanas sin recursos, sin estructura ni proyecto de porvenir. Se hallan en una sociedad informal, que ni siquiera es una sociedad. Se sienten abandonados, ya no son miembros de nada, son rechazados, son los excluidos que ni siquiera saben de qu son excluidos. No se sienten solidarios de nada ni de nadie. No hay solidaridad nacional cuando las elites abandonan la nacin y viven lejos de sus problemas. En segundo lugar, la economa del saber destruye la solidaridad del trabajo. En la sociedad industrial anterior, el trabajo daba a los trabajadores su identidad personal y social, su dignidad. Era su razn social, la referencia para la juventud. Cada uno se preparaba para entrar en la vida de trabajo. El trabajo significaba la presencia en una asociacin de trabajadores. Era el medio principal de la socializacin. Daba una identidad y un valor. En la sociedad del conocimiento, se pierde la estabilidad del trabajo, la identidad profesional. Los trabajos se hacen transitorios, diversos, sin garanta, sin significado. Ahora se trabaja para el dinero. El trabajo ahora s realiza la crtica marxista: se hace pura mercadera. Se somete al mercado, aunque sea en gran parte informal. Pierde su dignidad. El vendedor de la calle no encuentra dignidad en su trabajo. Tampoco el trabajo de las elites, analistas simblicos, representa el ejercicio de una profesin. No define una clase, no confiere identidad. Es tambin un objeto de mercado, que vale por el dinero que permite acumular. Estas formas de trabajo no generan ninguna forma de solidaridad de trabajadores. Aun cuando no est reprimido por las nuevas leyes, el movimiento de asociaciones de trabajadores entra en decadencia porque pierde su objeto: ya no existe la dignidad del trabajador. Y por eso, los jvenes quedan sin referencia de valores. Nacin y trabajo haban penetrado profundamente en las sociedades industriales aun en las naciones ms industrializadas de Amrica
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Latina. Al lado de los valores tradicionales de la familia, formaban el etos cultural. Estaban en lo inconsciente de la sociedad y animaban los comportamientos morales. El etos es la organizacin inconsciente de un grupo o una sociedad. Es el elemento bsico de la cultura. Es el fondo de donde proceden las normas, los valores. Es todo lo que se observa inconscientemente, el conjunto de modos de actuar que no se discute y se transmite espontneamente. Se expresa en dichos, proverbios, smbolos, mitos, sentencias de sabidura popular. Es lo evidente en la conducta social. No es una moral natural, porque la naturaleza no existe, pero es lo que hace la unidad de una cultura. Es lo que mantiene unida a una sociedad, porque integra a todos los miembros en el conjunto. El etos es la base de toda tica, porque sera intil ensear una tica que no estuviera inspirada en el etos de la sociedad. Sera hablar en el aire, sin ser escuchado. La tica no parte de una filosofa ni de una reflexin racional. Una tica puramente racional no entra en el tejido de la vida. El problema actual de la tica es que en la sociedad occidental se est destruyendo el etos. Ya no hay fundamento para una tica. Toda tica permanece terica, o bien despierta emociones, pero penetra en los comportamientos. Estos obedecen siempre ms a la dinmica del mercado, lo que significa que ya no son ticos, no tienen referencia tica. Crisis de la educacin La meta de la educacin siempre ha sido la transmisin del etos de la comunidad. La educacin tradicional comunicaba los valores tradicionales de la familia. En la poca burguesa, la educacin pblica, republicana, trasmita el respeto a la nacin y al trabajo. La escuela era preparacin para entrar como trabajador en un puesto de trabajo, y como ciudadano en la nacin democrtica. En la economa del saber, ya no hay etos, no hay valores comunes y todo el etos antiguo se disipa, se disuelve. No hay ms educacin. La familia ha dejado de educar en la inmensa mayora de los casos, porque los
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padres de familia no saben qu es lo que pueden o deben trasmitir a sus hijos: los abandonan a s mismos. Les dan bienes materiales e instruccin, pero no les dan valores y sus comportamientos no comunican etos. Las escuelas son cada vez ms, centros de preparacin para el mercado. Preparan a los jvenes para vencer al mercado. Sin embargo, en la competicin la gran mayora ya sabe desde el comienzo que son los perdedores. Para ellos la educacin no ofrece nada: la escuela slo ayuda a los que van a vencer en el mercado del trabajo. Para los otros todo lo que se ensea es intil, porque nunca lo usarn. Los alumnos aprenden ciencias y tcnicas que nunca podrn aplicar. Y no reciben ninguna preparacin para la vida verdadera que tendrn que vivir. La sociedad ha dejado de comunicar valores, porque ya no tiene valores fuera del mercado. No hay educacin pblica. Incluso los Estados dejan que la enseanza pblica entre en decadencia porque la ven sin objeto. La tarea de preparar buenas tcnicos del saber ser mejor asumida por institutos particulares ms integrados en el mercado. Pues la economa del saber o del conocimiento valora un solo conocimiento, que es el conocimiento del mercado. Las nuevas tcnicas de informacin y comunicacin permiten acumular y usar millones de informaciones, pero todo lo que se comunica se refiere al mercado. Son informaciones para seleccionar y orientar la produccin. Para crear u orientar el mercado, para dar a los capitales los mejores rendimientos. Las nuevas tcnicas y las invenciones cientficas benefician a los que saben aprovecharlas econmicamente: a los que saben hacer de una invencin una nueva mercadera: tal es el saber de la nueva era econmica. La educacin prepara para usar las tcnicas de comunicacin y saber competir en el mercado. No ensea valores que slo podran perturbar el juego del mercado. Es verdad que en las escuelas todava se hacen exhortaciones moralizantes, pero estas permanecen sin efecto, porque no tienen races en un etos presente en la juventud. Son puras palabras sin efecto en la prctica, porque en la prctica ya no hay estructura social fija, y los jvenes siguen las solicitaciones del mercado. Actan en la lgica del mercado y no en la lgica tica.
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Todos saben que mucho ms importantes para la juventud son los mensajes difundidos por la TV: pasan ms tiempo mirando TV que en la escuela y lo que difunda la TV es mucho ms interesante. Ahora bien, la TV difunde el modo de vivir de la clase alta. El etos de la clase alta es el narcisismo. Las personas no tienen referencias en s mismas, sino en la imagen que proyectan. De all la necesidad de poder consumir para poder existir. Su necesidad de consumo responde a la necesidad de la economa que debe producir productos siempre de ms alto valor, ms sofisticados y ms caros. Las masas introyectan el ideal de las elites, que queda para ellas en el nivel de los sueos. Sin embargo, los sueos despertados por la TV lo ms importante de la TV es la publicidad despiertan el deseo de consumir, lo que explica los robos de los jvenes. Ante la ruina del etos y la vanidad de los discursos moralizantes, ante la prioridad absoluta dada a la economa, al mercado, y ante la ascensin de una nueva elite globalizada, fsicamente separada de la mayora de la poblacin, qu hacer para reconstituir una tica, no slo terica sino enraizada en un etos cultural nuevo, en un sistema de valores nuevo? Debilidad de las iglesias Poco se puede esperar de las Iglesias consideradas como entidades histricas concretas. La Iglesia catlica y las Iglesias protestantes son, histricamente, muy dbiles para reaccionar. Multiplican las predicaciones moralizantes, pero en la prctica no convencen a nadie y nada cambia. Al contrario, los problemas se agravan. En primer lugar, la Iglesia catlica y las dems Iglesias llamadas histricas cayeron en el cautiverio suburbano. Gran parte del sistema institucional catlico est instalado en los barrios de la clase dirigente, al servicio de las nuevas elites. Gran parte del clero, de los religiosos y religiosas, las burocracias parroquiales y diocesanas estn siempre ms asociadas a los estratos ms altos, a pesar de Medelln y de todos los cambios que solo afectaron a una minora hoy desprestigiada. Varios de los movimientos ms poderosos de los seglares estn implantados en el
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mundo de los parasos elitistas. Actan al servicio del narcisismo elitista, cultivan los valores y solucionan los problemas de la clase dirigente. Gran parte de su estructura educacional est al servicio de la misma clase y trasmite los mismos valores, cultivando el narcisismo, aunque con la cobertura de discursos moralizantes que no tienen efecto visible. La Iglesia instalada en el mundo moderno se moderniza. Adopta las tcnicas de comunicacin, los valores, el consumo, la burocracia de la clase dirigente sin que esa inculturacin logre cambiar algo del modo de vivir de la clase alta ni inculcar actitudes de solidaridad. La solidaridad se halla en las obras asistenciales a las que la clase dirigente ofrece ayuda para corregir los defectos que dicen transitorios del nuevo sistema econmico. Pues la nueva clase es extraordinariamente optimista y orgullosa. Afirma que la nueva economa promover a toda la poblacin. Promete a todos el nivel de consumo de los actuales parasos residenciales: todos tendrn vacaciones en el Caribe y todos tendrn su plata en las Islas Bahamas. Mientras tanto, reconocen que la evolucin actual crea vctimas y encargan a las Iglesias la tarea de corregir los efectos negativos del sistema econmico. La Iglesia suburbana acepta ese rol que le confiere un estatus importante en la nueva sociedad. Al mismo tiempo, la Iglesia catlica entr hace 20 aos en una fase de recentracin. Se concentra en sus problemas internos, reafirma su identidad histrica por una revitalizacin del pasado. Se cierra al mundo exterior. Es verdad que multiplica los llamados a la evangelizacin del mundo, pero son llamados voluntaristas sin ninguna repercusin prctica porque toda la prctica de la Iglesia la aparta del mundo y la encierra en su pasado, hacindola ajena a la cultura moderna. La Iglesia catlica tom partido por una contracultura antimoderna que la protege contra la contaminacin del mundo, pero la aparta cada vez ms de la vocacin social. Las Iglesias pentecostales buscan refugio en un fundamentalismo moral que es tambin la base de una contracultura antimoderna. Todos estos fundamentalismos contribuyen a mantener a las masas populares en una cierta estructura tica: son un fermento de orden y estabilidad. Son, a la vez, seal y factor de la divisin profunda de la sociedad. Con ellos las masas populares se defienden de la contaminacin de la permisividad de la sociedad. Sin embargo, no est claro que los funda-
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mentalismos puedan engendrar una nueva tica a la bsqueda de una nueva sociedad. Solucionan lo ms urgente, que es sobrevivir en medio de la anomia general, pero no tienen mensaje para el futuro. Adems, muchas Iglesias fundamentalistas estn a la espera del fin del mundo y de un juicio final inminente. La construccin del porvenir Dada la debilidad del Estado y el desinters de las Iglesias refugiadas en su propia identidad, la responsabilidad por el porvenir est en manos de los voluntarios. Sern movimientos y organizaciones no gubernamentales y no eclesiales, abiertas a todos, animados por una preocupacin tica dominante, capaces de liberarse de las estructuras econmicas nuevas, independientes del nuevo sistema de valores. Partirn de una apreciacin crtica de la nueva sociedad instalada por las nuevas elites sociales y de la ideologa del mercado integral que trata de legitimar los privilegios exorbitantes de esta nueva elite. La masa de los excluidos nunca tendr fuerza suficiente para contestar el nuevo sistema. Si en la sociedad burguesa la clase obrera organizada no tuvo fuerza para cambiar la sociedad, mucho menos la tendr el mundo desintegrado, desmoralizado de la economa informal en las megalpolis. Podran contribuir y apoyar organizaciones populares que logren constituirse en medio de circunstancias tan adversas, pero la gran masa no tiene capacidad ni siquiera para darse cuenta de lo que est sucediendo: estn acampados en las ciudades, pero no son ciudadanos. Los constructores de una sociedad nueva aparecern entre los hijos de las nuevas elites. La generacin actual de las nuevas elites est demasiado orgullosa para cambiar algo del sistema. Cree que el camino de la llamada globalizacin traer felicidad para todos. No acepta contemplar los desmentidos evidentes de la realidad, pero sus hijos sern diferentes. Algunos podrn distanciarse del mundo creado por sus padres: conociendo el sistema desde adentro, podrn usar sus recursos para cambiarlo. Pero tendrn que romper radicalmente con l. Tendrn que suprimir las fronteras y ver lo que pasa en el infierno que sus padres dejaron formarse al lado de su paraso. Tendrn que seguir la dinmica
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de los mdicos sin fronteras y ser los ingenieros sin fronteras, y los analistas sin fronteras. En otros tiempos, San Bernardo llevaba a los hijos de la aristocracia a sus monasterios. Hoy da Dios no manda a los monasterios, sino a las ciudades: all estar la nueva Jerusaln que los antiguos buscaban en el monasterio. All los esperan las tareas de maana. Tendrn que dejarlo todo, dejar los parasos en los que habrn sido educados para irse al desierto, al encuentro de un mundo desconocido y brbaro que es el mundo de sus conciudadanos que no conocan y que sus familias teman. No fundarn nuevas rdenes militares ni religiosas sino organizaciones abiertas, ecumnicas, al margen de los partidos polticos, unidas entre s por el proyecto de una nueva tica. No se construye una sociedad slo por la economa, la polica, las instituciones polticas: se necesita un etos comn, una base introyectada en lo inconsciente colectivo, fundamento de valores y de normas de conducta social. No basta anunciar una nueva tica terica, si ella no llega a ser asimilada por la espontaneidad, si no se transforma en la normalidad de las relaciones sociales. En el proyecto tico, ni la nacin, ni el trabajo volvern a ocupar el rol ni la importancia que tuvieron en la poca de las mismas burguesas. La nacin an ser una referencia importante, un valor positivo, pero no tendr la fuerza convocatoria que tuvo en el pasado: la economa global y sobre todo la nueva cultura universal de la TV la relativizaron de modo irreversible. En cuanto al trabajo, nunca ms ser lo que fue, fuente de la identidad personal y social, factor principal de socializacin, seal de la dignidad humana. Basta con observar la decadencia de la celebracin del 1 de mayo, para constatar la decadencia de la ideologa del trabajo. La sociedad de maana necesitar otros valores, otras reas de valor para mantenerse. Telogo, escritor y filsofo belga, naci en 1923. Sacerdote secular. Doctorado en teologa en la Universidad de Lovaina en 1950. Actualmente radicado en el Nordeste de Brasil, en Joao Pessoa (Estado de Paraba).
AlFReDO SAlIBIN El Estandarte Evanglico Octubre 2012 Un poco de historia Ro+20 fue una Conferencia patrocinada por el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA); se llev a cabo en Ro de Janeiro, la ciudad donde, en 1992, exactamente dos dcadas atrs se haba reunido la Cumbre de la Tierra (ECO92), de la cual surgi, entre otros, el concepto de desarrollo sostenible; en ECO92, a su vez, se celebr el vigsimo aniversario de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente Humano, que por primera vez incorpor en la agenda poltica internacional la dimensin ambiental como determinante crtico del crecimiento econmico y del uso de los recursos naturales. Prcticamente todos los pases del mundo as como numerosas ONGs y diferentes cultos estuvieron presentes o representados en ECO92; asumieron el compromiso de cumplir los proyectos e iniciativas reunidas en la propuesta de acciones que se conoce como Agenda 21, tendientes a mejorar el ambiente con activa participacin ciudadana. Se esperaba que Ro+20 fuera un encuentro para evaluar el grado de cumplimiento de aqullos compromisos, en un esquema centrado en torno a tres ejes: lo econmico, la pobreza y su erradicacin y los marcos institucionales para el desarrollo sostenible. A dos dcadas de distancia y luego de todas las Conferencias de las Partes que se celebraron regularmente desde 1992, el concepto y las implicancias del desarrollo sostenible se fue desdibujando, adquiriendo sentidos a veces contrapuestos a los originales o desacoplados de los compromisos vinculantes que se haban firmado.
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Ro de Janeiro 2012 Ro+20 pretendi igualar lo ambiental con lo social y econmico. Algunos de los pases poderosos (con auspicio del PNUMA) propusieron un cambio: inventaron un adjetivo para la Economa: la presentaron como verde: Economa Verde. Se supone que esta nueva Economa (de color naturaleza) significa por ejemplo innovaciones en el uso de recursos energticos renovables (por ejemplo, biocombustibles) producidos desde la soja, maz o caa de azcar, sustituyendo a los no renovables (petrleo y derivados). A poco de transitar Ro+20, los pases industrializados mostraron que no estaban dispuestos a modificar el modus operandi que aplicaron hasta ahora. Para peor, los BRICs (pases que ahora son economas emergentes: Brasil, Rusia, India, China), quieren parecerse a aqullos y los pobres quieren ser (alguna vez) emergentes. Llama la atencin que, a pesar de historias tan diferentes y de hallarse ideolgicamente en posiciones tan distantes, unos y otros compartan ahora ideales econmicos, que suscriban y promuevan modelos de desarrollo ambientalmente objetables. Pero lo que ninguno considera es que, todos se hallan en un planeta que tiene recursos y espacios limitados, que sus modelos econmicos cabalgan sobre bienes y servicios ambientales finitos, que generan desechos y residuos que por su cantidad y variedad no pueden ser manejados globalmente. Adems, ninguno piensa en trminos ticos o de justicia social: para ellos el ambiente es lo ms importante porque de l obtienen lo necesario para sus negocios. Se olvidan que globalmente estamos necesitando 1.3-1.5 planetas como el (nico) que tenemos para mantener nuestros estilos de vida actuales. Que los servicios ambientales de la Tierra (que no son elsticos) utilizados para mantener nuestros estilos de vida se regeneran a una velocidad fija, que es lo mismo que afirmar que el progreso econmico perpetuo es el camino ms corto para el desastre global final.
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El Documento Final El Documento Final de Ro+20 se titula, sugestivamente, El futuro que queremos. Sus redactores llegan a justificar la evidente falta de ambicin de su texto culpando de ello a la crisis econmica y financiera global, obviando reconocer la responsabilidad de los pases industrializados en la crisis que, incluye una aguda crisis ambiental. Insisten al declarar Reafirmamos que el comercio internacional potencia el desarrollo y el crecimiento econmico sostenido, y reafirmamos tambin el papel fundamental que pueden desempear un sistema comercial multilateral universal, reglamentado, abierto, no discriminatorio y equitativo, as como una liberalizacin del comercio coherente, para estimular el crecimiento econmico y el desarrollo en todo el mundo, lo que beneficia a todos los pases en las distintas etapas de desarrollo en que se encuentren, a medida que avanzan hacia el desarrollo sostenible (prrafo 281). El Documento no refleja la urgencia de las amenazas para la vida en la Tierra; nada de lo acordado en Eco92 como, por ejemplo, lo referente a la biodiversidad, la desertificacin y el cambio climtico, aparece en l. No menciona que los ndices de pobreza han aumentado o que se ha estimulado la instalacin de emprendimientos como la minera (con apropiacin de recursos crticos para su produccin) o la ingeniera gentica en ecosistemas lejanos, controlados por corporaciones transnacionales. Ni en Ro+20 ni en su Documento Final hay mencin a quien pagar la mitigacin o remediacin de los daos, no se aprob ninguna medida vinculante, no se asignaron fondos para erradicar la pobreza de quienes son las primeras vctimas de la crisis ambiental; nada de controles limitantes y efectivos de las emisiones responsables del calentamiento global. Tambin hay otros olvidos como referencias a las propuestas de la Agenda 21, o a la participacin ciudadana en el control de las acciones gubernamentales. Los nuevos actores ya no seremos los ciudadanos: fuimos reemplazados por una nueva asociacin cientfico-tecnolgica de empresas multinacionales de Europa y Amrica del Norte, sin importar a qu bloque ideolgico representan o pertenecen; sern, entre
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otras, las empresas de alta tecnologa (biotecnologa, nanotecnologa, software), farmacuticas, qumicas, de la alimentacin y la energa. Al mismo tiempo, el accionar de esas empresas se complementa disputas por la propiedad de territorios ajenos. As, Ro+20 se nos aparece como una sofisticada propuesta que pretende demostrar que la crisis ambiental del planeta se resolver sin alterar la estructura global del poder prevalente hasta ahora ni las relaciones de dominacin-explotacin pre-existentes. Algunas opiniones Nuestro pas fij anticipadamente su posicin en un documento titulado Aportes para ser incluidos en el Documento de compilacin que servir de base para la preparacin del Documento de la Conferencia de Desarrollo Sostenible (Ro + 20). An a riesgo de fragmentar la orientacin del texto reproducimos parte de uno de sus prrafos: en el Punto III del mismo se lee: El desarrollo sostenible, contina siendo una materia pendiente en tanto, en la mayora de los pases, gran parte de la poblacin an tiene necesidades bsicas insatisfechas. Frente a ello, pensar en la transicin hacia una economa verde resulta un desafo con elevados costos que en muchos casos, esos pases no estarn en condiciones de afrontar. En simultneo con Ro+20 se llev a cabo la Cumbre de los Pueblos, por justicia social y ambiental, en defensa de los bienes comunes, contra la mercantilizacin de la vida que en su Declaracin Final expone sus puntos de vista, obviamente de carcter crtico para las oficiales. Adems, ciertos actores del mbito religioso no ocultaron sus opiniones en relacin a la misma Conferencia. Poco antes de la reunin, el Consejo Mundial de Iglesias (CMI) exiga a los delegados por boca de su Secretario General or las advertencias que surgan de las comunidades, de la sociedad civil as como de las Iglesias. Escribimos, deca, con un sentido de urgencia. La tierra est en peligro. Por primera vez en la historia de la Creacin, algunos sistemas bsicos para la vida en el
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planeta estn siendo destruidos por las acciones humanas, finalizando su mensaje de esta forma: Tenemos esperanza. A pesar de las circunstancias desesperanzadoras (Romanos 4,18), creemos que Dios renueva la Creacin mediante el Espritu (Salmo 104,30). Luego de la finalizacin de la Conferencia, el Dr. Guillermo Kerber, a cargo del Programa de Cuidado de la Creacin y Justicia Climtica del mismo Consejo afirm el Documento no refleja la urgencia de las amenazas para la vida en la Tierra que presenta la comunidad cientfica. Tampoco renueva los compromisos anteriores de la comunidad internacional, en especial los de los Convenios de Ro de 1992 No hay compromisos nuevos ni concretos de cara al futuro. Caritas Internacional, por su parte, adverta antes de Ro+20: Llamamos a un cambio de paradigma, a una nueva civilizacin de amor por la humanidad, que ponga la dignidad y el bienestar de hombres y mujeres en el centro de toda accin. Todo compromiso que se tome en la cumbre de Ro + 20 debe validar esta perspectiva. Llamamos a los lderes del mundo a afrontar este desafo, con valenta y confianza, con el fin de que esta cumbre sea un mensaje de esperanza para la humanidad y sobre todo para los pobres y excluidos. Finalmente, anotamos que tanto durante el tiempo previo a su realizacin como a su finalizacin, no se conocieron declaraciones pblicas oficiales con la opinin de las Iglesias e Instituciones que en nuestro pas conforman el llamado conglomerado evanglico, referentes a Ro+20. Por ltimo sealamos que el Concilio General de la Alianza Mundial Bautista (reunido en Santiago de Chile en la misma fecha que Ro+20) adopt una Resolucin titulada Cambio Climtico y nuestra responsabilidad en la que, sin analizar crticamente ninguno de los acuerdos de Ro+20, se reconoce que es necesario un compromiso mayor de parte de las iglesias y de todos los cristianos a fin de actuar como agentes de cambio y reconciliacin con la creacin de Dios.
DRA. CHUNg KYUNg Profesora de Teologa, Universidad Ewha para Mujeres, Sel, Corea (VII Asamblea del CMI en Canberra, Australia) Invocacin Queridos hermanas y hermanos, bienvenidos a esta tierra del Espritu. Hoy nos hemos reunido para que el Espritu Santo nos d la fuerza necesaria para renovar toda la creacin. Preparemos el camino del Espritu Santo vacindonos de nosotros mismos. Los indgenas de Australia se descalzan para pisar un Suelo Santo. () Para muchos pueblos de Asia y del Pacfico, descalzarse es el primer acto de humildad para recibir al Espritu de Dios. As mismo, en nuestra tradicin cristiana Dios orden a Moiss que se descalzase ante la zarza ardiente para entrar en Suelo Santo, y as lo hizo l. Podran Uds. hacerlo tambin? Quiero invitarles a todos a penetrar conmigo en un Suelo Santo descalzndose, mientras danzamos para preparar la venida del Espritu. Con humildad de corazn y de cuerpo, escuchemos los gemidos de la creacin y los gemidos del Espritu en ella. Ven, espritu de Agar, sierva egipcia, negra explotada y abandonada por Abraham y Sara, padres de nuestra fe (Gn 21,10-2,1). Ven, espritu de Uras, soldado leal al que el gran rey David, que codiciaba a su esposa Betsab, envi al frente y mand matar (2 S 11,1-27). Ven, espritu de la hija de Jeft, vctima de la fe de su padre, que fue ofrecida en holocausto por causa del voto que ste haba hecho a Dios si ganaba la guerra (Jc 11,29-40). Ven, espritu de los varones recin nacidos asesinados por los soldados del rey Herodes tras el nacimiento de Jess.
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Ven, espritu de Juana de Arco y de las muchas otras mujeres que murieron en la hoguera condenadas por brujas durante la Edad Media. Ven, espritu de aquellos que murieron durante las Cruzadas. Ven, espritu de los pueblos indgenas de la tierra, vctimas de genocidios durante la poca del colonialismo y el perodo de la gran misin cristiana frente al mundo pagano. Ven, espritu del pueblo judo asesinado en las cmaras de gas durante el Holocausto. Ven, espritu de los que murieron por causa de las bombas atmicas en Hiroshima y Nagasaki. Ven, espritu de las mujeres coreanas del ejrcito de prostitucin japons durante la Segunda Guerra Mundial, sometidas a los abusos y malos tratos de soldados sedientos de violencia. Ven, espritu de los vietnamitas vctimas del Napalm, del Agente Naranja o del hambre en los barcos en los que huan sin rumbo. Ven, espritu de Mahatma Ghandi, Steve Biko, Martn Luther King Jr., Malcolm X., Vctor Jara, Oscar Romero y de muchas mujeres annimas que lucharon por la libertad y murieron en el combate por la liberacin de su pueblo. Ven, espritu de los que murieron en Bhopal y Chernobyl y espritu de los nios-gelatina de la zona de pruebas nucleares del Pacfico. Ven, espritu de los que murieron aplastados por tanques en Kwangju, en la plaza Tiananmen y en Lituania. Ven, espritu de la selva tropical del Amazonas, asesinada da tras da. Ven, espritu de la tierra, del aire y del agua, maltratados, torturados y explotados por la avidez humana de dinero. Ven, espritu de los soldados, de los civiles y de las criaturas del mar que estn muriendo ahora en la sangrienta guerra del Golfo. Ven, espritu del Liberador, de nuestro hermano Jess, torturado y asesinado en la cruz.
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En la tierra del Espritu, con estos Espritus llenos de Han Soy de Corea, tierra de espritus llenos de Han. El Han es la ira. El Han es el resentimiento. El Han es la amargura. El Han es el dolor. El Han es la rabia y la pasin en la lucha por la liberacin. Segn la tradicin de mi pas, quienes fueron asesinados o murieron injustamente, se transformaron en espritus errantes, espritus habitados por el Han. Estn en todas partes tratando de encontrar la posibilidad de enderezar la injusticia. Por consiguiente los que estamos vivos tenemos la responsabilidad de escuchar las voces de los espritus habitados por el Han y de participar en su labor de enderezar entuertos. En la historia de nuestro pueblo, los espritus llenos de Han han sido intermediarios a travs de los cuales el Espritu Santo ha expresado su compasin y su sabidura en beneficio de la vida. Si no omos los gemidos de esos espritus no podemos or la voz del Espritu Santo. Espero que la presencia en este lugar de todos los espritus de nuestros antepasados no les moleste. Para nosotros son imgenes del Espritu Santo que se ha vuelto tangible y visible. Gracias a ellos podemos sentir, tocar y palpar la presencia concreta, corporal, histrica del Espritu Santo en medio de nosotros. Desde mi tierra de espritus llenos de Han he venido a reunirme con Uds. en otra tierra de espritus llenos de Han, espritus del pueblo indgena, vctimas del genocidio. Nos hemos reunido aqu, en Australia, procedentes de todas las partes de nuestra madre tierra para orar por la venida del Espritu Santo, para renovar toda la creacin. En verdad es un acontecimiento feliz, una gran reunin familiar. Me gustara poder celebrar nuestro encuentro, pero mi corazn est abrumado de tristeza a causa de la existente guerra en el Golfo Prsico. () Es un tiempo de llanto. El llanto amargo de Raquel que se lamenta por sus hijos se oye muy fuerte (Jr 31,15). Los gemidos de las madres, las esposas y las hermanas que perdieron a la persona a la que amaban en la guerra, nos parten el corazn. Ahora necesitamos un muro de lamentaciones para llorar con ellas toda la creacin gime a una, y a una est con dolores de parto (Rm 8,22) en medio de un olor a muerte. Frente a esta insensata destruccin de la vida, con mquinas de guerra que cuestan miles de millones de dlares, invocamos al Espritu
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que intercede por nosotros con gemidos indecibles (Rm 8,26). Oramos al Espritu solicitando desesperadamente su ayuda, Ven Espritu Santo, Renueva Toda la Creacin. Pero qu es lo que queremos decir con esta oracin? Oh Dios mo! Ya lo hemos echado a perder otra vez. Ven y soluciona nuestros problemas. Estamos diciendo ven Espritu Santo, ven y pon fin a la guerra del Golfo y soluciona la catstrofe ecolgica o Dios, sabemos que eres el guerrero ms fuerte, el ms poderoso Estamos seguros de que tu armamento es superior al de Saddam o al de Busch?. Me temo que estamos volviendo a una fe infantil. No estamos cayendo en la tentacin de permanecer en nuestra pasividad, utilizando la oracin como excusa para no luchar en solidaridad con todas las formas de vida? Tras muchos aos de oraciones infantiles de este tipo, s que no existe ninguna solucin mgica contra el pecado humano y para la curacin de nuestras heridas. Tambin se que ya no creo en un Dios guerrero omnipotente y macho que salva a todos los buenos y castiga a todos los malos. Confo ms bien en un Dios compasivo que llora con nosotros por la vida, en medio de la destruccin cruel de la vida. Del Espritu de Babel al Espritu de Pentecosts Sin embargo, lo que vemos ahora a nuestro alrededor son los signos de la muerte. El viento de la muerte nos asfixia. Qu es lo que nos separa del aliento de vida de Dios? Lo llamar espritu impo de Babel (Gn 11,1-9). Es un espritu del ascenso social, de codicia y de divisin. La historia de Babel es la historia de la codicia humana sin lmites. Esta torre de codicia separ a todos los hombres. Se hablan pero ya no se entienden. Cegados por su propia codicia a expensas de los dems, han perdido la capacidad de sentirse unidos. Nuestro hermano Jess llam una vez a esta codicia Mammn. Dijo: ninguno puede servir a dos seores, no podis servir a Dios y a Mammn (Mt 6,24). Mammn que acarrea grandes riquezas, explota, atormenta y mata a los dems para conseguir ms riqueza. Esta locura de posesin divide a las comunidades humanas y finalmente destruye nuestra frgil tierra. Este es el espritu maligno que produce un misil por un valor superior a
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un milln de dlares, bombas nucleares y armas qumicas para mantener su paz sin justicia. Este Mammn que divide a los pueblos no slo es activo en el Golfo sino en todas partes: en la divisin entre Corea del Norte y Corea del Sur, en el apartheid de Sudfrica, en el genocidio de los aborgenes en Australia, Amrica y muchas otras partes del mundo, en el desprecio de las mujeres y los nios, las personas de color y las personas con capacidades distintas, en las sombras negociaciones de la Ronda de Uruguay, dominadas por el Primer Mundo, y finalmente en el ecocidio de nuestra tierra. Es el mismo espritu maligno que crucific a Jess en la cruz. Sin embargo, el espritu de Mammn no pudo vencer al Espritu de nuestro Dios compasivo. Dios no nos abandon en nuestra desesperacin. Dios no nos permiti autocompadecernos como vctimas desamparadas. Nos llam para que saliramos de nuestra prisin de desesperacin, cinismo y opresin. Nos permiti optar por la vida. Cuando el Espritu de Dios estaba sobre los apstoles el da de Pentecosts, Dios confort sus corazones desanimados y les llam al discipulado. La pesadilla que haban vivido al ser testigos de la muerte de Jess se convirti en una visin apocalptica de un nuevo mundo. El llanto amargo de Mara y de Raquel por la muerte de sus hijos se convirti en el cimiento para la construccin de una nueva comunidad de vida. Cuando el poder dador de vida del Espritu se derram sobre los fieles, tuvieron la visin de un nuevo mundo: Donde sus hijos y sus hijas profetizarn Y sus ancianos soarn sueos Y sus siervos y sus siervas profetizarn (Hch 2,17-18). La fuerza del viento y del fuego de vida de Dios les sac de la cultura del silencio, de la violencia y de la muerte y les impuls a hablar su propio lenguaje. Ya no necesitaban comunicar con el lenguaje de sus colonizadores, de los gobernantes y los imperialistas. Podan or la Buena Nueva en su propio idioma. En Pentecosts recuperaron, de una forma totalmente nueva, el idioma comn que haban perdido en la torre de la codicia de Babel. Ahora podan orse y entenderse, no con el idioma nico del Imperio romano, sino con sus diversos idiomas propios. Era un idioma de liberacin, de relacin y de unificacin desde abajo. El
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fuerte viento de Dios destruye la torre de Babel y todas las divisiones que produjo en nosotros, entre nosotros y alrededor de nosotros. Este viento de vida nos llama a amar y trabajar apasionadamente por esta nueva creacin. Llamada a la Metanoia: Hacia Una Economa Poltica de la Vida Entonces, qu debemos hacer cuando el Espritu nos llama? Lo primero que debemos hacer es arrepentirnos. Mientras me preparaba para esta reflexin en Corea tuve la oportunidad de pasar algn tiempo con las activistas cristianas de base de Corea. Les pregunt si deseaban que yo dijera algo a los cristianos de todo el mundo reunidos en Canberra en torno al tema Ven Espritu Santo, Renueva toda la Creacin. Me respondieron: Diles que no deben gastar demasiada energa en llamar al Espritu porque ya est aqu. No hay que molestarlo y llamarlo todo el tiempo. Est muy atareado con nosotros. El nico problema es que no tenemos ojos para ver ni odos para or al Espritu porque nos ocupamos de nuestra propia codicia. As que diles que se arrepientan. Por lo tanto, hermanos y hermanas, les traigo un mensaje no demasiado amable de mis hermanas: Arrepintanse!. En efecto, el arrepentimiento es el primer paso de toda plegaria sincera De qu debemos arrepentirnos? De muchas cosas pero, en primer lugar, de nuestro amor oculto a Mammn y de nuestro secreto deseo de la Torre de Babel. Para preparar el camino del Espritu es menester que nos vaciemos para quedar libres del hechizo de Mammn. En Asia la prctica de la pobreza voluntaria ha sido siempre la base de la vida religiosa. Cuando nos libremos de nuestra codicia mediante la prctica de la pobreza voluntaria en todas las esferas de nuestra vida, conseguiremos la fuerza moral necesaria para luchar contra la pobreza impuesta en todas sus formas. La metanoia, autntico arrepentimiento, significa tambin un cambio decisivo de direccin de nuestra vida individual y comunal. Para sentir al Espritu Santo debemos volvernos hacia la direccin del viento de la vida, la direccin en que sopla el Espritu Santo nos alienta a movernos en esa direccin en nuestra lucha por la integridad. Esta es la
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Economa Poltica de la Vida del Espritu Santo. Esta es la economa poltica que no se basa en la capacidad de dominacin del capital, las armas o la manipulacin. Esta es la economa poltica que se basa en la fuerza vivificadora de la mutualidad, la interdependencia y la armona. Si la primera es la Economa Poltica de la Muerte, la segunda es la Economa Poltica de la Vida. Considero que, para ser agentes activos de la Economa Poltica de la Vida del Espritu, es necesario llevar a cabo tres cambios urgentsimos, si hemos de tener alguna probabilidad de sobrevivir en este planeta agonizante. El primero consiste en pasar del antropocentrismo a una actitud centrada en la vida. Una de las necesidades ms cruciales para nuestra generacin es aprender a convivir con nuestra tierra, la armona, la sostenibilidad y la diversidad. La teologa cristiana tradicional de la creacin y el pensamiento tradicional de Occidente sitan a los seres humanos, y en especial a los hombres, en el centro del mundo creado, y reconocen su poder de controlar y dominar la creacin. La ciencia y los modelos de desarrollo de esta clase de pensamiento es ajena a muchos pueblos del Asia y a los pueblos indgenas del mundo. Para nosotros, la tierra es la fuente de la vida y la naturaleza es sagrada, tiene una finalidad y est llena de sentido. Para los filipinos, por ejemplo, la tierra es su madre. La llaman Ina. Ina significa madre en tagalo. Ina es una gran diosa de la que procede toda vida. As como se respeta a la madre, se debe respetar la tierra. Y acaso no es verdad que en la tradicin cristiana se afirma que todos venimos de la tierra? Dios nos ha hecho del polvo de la tierra. Si comprimiramos toda la historia del mundo en veinticuatro horas, la vida orgnica slo empezara a las cinco de la tarde los mamferos apareceran a las once de la noche y nuestra especie apenas unos segundos antes de medianoche. Hemos llegado los ltimos a esta tierra. La tierra no est muerta. Est viva de energa creativa. La tierra es un lugar inspirado por Dios e imbuido de Dios. Los seres humanos han explotado y violado la tierra durante largo tiempo, y en este momento la naturaleza y la tierra han comenzado a vengarse de nosotros. Ya no nos dan agua, aire y alimentos limpios, porque hemos pecado gravemente contra ellos.
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En el mundo teolgico, las teologas de la liberacin expresan el anhelo de integridad del ser humano. Son el eco de las voces de muchos pueblos oprimidos como los pobres, los negros, las mujeres, los aborgenes, los pueblos Dalit. Releen la Biblia y reinterpretan la tradicin y la teologa cristianas a partir de su experiencia de opresin y liberacin. Este es sin duda el momento en que debemos leer la Biblia desde el punto de vista de los pjaros, el aire, el agua, los rboles y las montaas, los ms desventurados de la tierra en nuestro tiempo. Aprender a pensar como una montaa, desplazar nuestro centro de los seres humanos a la totalidad de los seres vivientes, desarrollar nuestra capacidad de respuesta, son nuestras responsabilidades si hemos de sobrevivir. El segundo de los cambios principales que se requieren es el cambio del hbito del dualismo, por el hbito de la interconexin. En muchas partes del mundo la hiptesis del dualismo orienta la vida del ser humano. Nuestro cuerpo y nuestro espritu, nuestras emociones y nuestra mente, nuestro mundo y Dios, la inmanencia y la trascendencia, las mujeres y los hombres, los negros y los blancos, los pobres y los ricos, una lista interminable de divisiones de polaridad se impone como una cultura escindida en la que el ltimo trmino de la polaridad es ms valioso e importante que el primero. La cultura escindida engendra seres de personalidad escindida. En esta cultura estamos separados de nosotros mismos. Olvidamos que todos provenimos de la misma fuente de vida, Dios, y que todos los hilos de nuestras vidas estn interrelacionados. En el principio fue la relacin. El anhelo divino de relacin con el cosmos dio lugar a la creacin del universo. Despus de haberlo creado, Dios sinti que le agradaba y que era hermoso. Era hermoso porque est en la relacin adecuada, y porque en l no haba explotacin ni divisin. Tena su propia integridad, todos los seres del universo danzaban al ritmo de Dios y no contra l. Sin embargo, cuando el hbito del dualismo lleg al mundo en forma de ciencia, filosofa y religin, empezamos a objetivar a los otros como separados de nosotros mismos. Segn el pensamiento dualista, los otros son objetos que podemos controlar a nuestro arbitrio. Esta es la base de toda accin militar. Disparan contra el enemigo (personas), y cuando el blanco (personas) queda destruido, dicen que se sienten esplndidamente. En esta objetivizacin no hay
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equilibrio, mutualidad ni interdependencia. Tampoco existe, segn este pensamiento, la capacidad de sentir con los dems. Slo hay un muro de separacin entre enemigos. En el pensamiento tradicional de Asia Nororiental llamamos Ki a la energa vital. Para nosotros Ki es el hlito y el viento de la vida. Ki florece si existen interconexiones armoniosas entre el cielo, la tierra y las personas. Cuando hay alguna divisin o separacin, Ki (la energa vital) no puede fluir y esto conduce a la enfermedad y la destruccin en todos los seres vivientes. Por consiguiente, para nosotros renovar significa derribar el muro de la separacin, de la divisin para que Ki pueda respirar y fluir en armona. Para sobrevivir debemos aprender a vivir, no con el dualismo que divide, sino con la interconexin de todos los seres. El tercer cambio que preveo para la metanoia es la sustitucin de la cultura de la muerte por la cultura de la vida. Lo que ocurre actualmente en el Golfo Prsico es el mejor ejemplo de la cultura de la muerte. La forma de resolver el conflicto es matar al enemigo. Ellos creen que se puede alcanzar la paz suprimiendo a la parte conflictiva. No obstante, una paz obtenida por medio de semejante violencia slo puede llevar al mundo a una mayor opresin. Ninguna causa puede justificar el derramamiento de sangre en las guerras. Por otra parte, quin va a la guerra y derrama su sangre? En su mayora jvenes familias pobres. Muchos de ellos son personas de color. Por qu van a la guerra? No por sus propios intereses, sino en defensa de los intereses econmicos y polticos de los pocos que gobiernan, que en su mayora son hombres ancianos. La guerra es la consecuencia de la cultura patriarcal del poder sobre. En la cultura patriarcal de la jerarqua, vencer en defensa de los intereses del grupo dominante es ms importante que salvar la vida. En todo el curso de la historia del hombre, las mujeres han llorado por la muerte de sus amados hermanos, maridos e hijos. Las mujeres saben que el patriarcado significa muerte. Mientras los hombres derraman sangre, las mujeres derraman lgrimas. Sus poderosas lgrimas han sido la energa vivificadora y redentora en una historia de hombres que no lloran. Sin duda su llanto ha sido la primera accin proftica en la historia humana. Slo podremos transformar la cultura de la muerte en la cultura de la vida si poseemos la capacidad de sufrir con los otros (compasin).
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Las mujeres de la iglesia coreana han declarado que llevarn adelante el movimiento hacia una cultura promotora de la vida. Tambin colaboran con el Ao de Jubileo proclamado por el Consejo Nacional de Iglesias de Corea. Para nosotros este Ao de Jubileo es el ao 1995, en que se cumple medio siglo de nuestra divisin en Corea del Norte y del Sur. Esta divisin, debida a la lucha mundial por el poder entre el Este y el Oeste, ha sido una fuente de sangre y lgrimas para el pueblo coreano. La lnea de demarcacin entre el norte y el sur ha sofocado nuestro Ki (energa vital) y nos ha impuesto la opresin constante de la Ley de seguridad Nacional y de la amenaza de la guerra. En el Ao de Jubileo nos gustara recobrar la unificacin de nuestro pueblo. Queremos recobrar nuestra capacidad de sentir con y de sufrir con nuestros hermanos y hermanas de Corea del Norte, entrelazando nuestros movimientos en pro de la cultura de la vida y del Jubileo para llevar a cabo la unificacin. El movimiento por la justicia, la paz y una ecologa sana en todo el mundo, es un movimiento en pro de la vida. Sin justicia, paz e integridad de la creacin, no habr cultura de la vida. Deseo concluir mi reflexin sobre el Espritu Santo compartiendo con ustedes mi imagen del Espritu Santo, que deriva de mi entorno cultural. Esta imagen incorpora a mi juicio los tres giros radicales que considero necesarios para la metanoia: una visin centrada en la Vida, el hbito de la interconexin y la cultura de la Vida. Dicha imagen no procede de mi formacin acadmica de teloga sistemtica, sino de un sentimiento profundamente arraigado en el inconsciente colectivo de mi pueblo, y que dimana de miles de aos de espiritualidad. Para m, la imagen del Espritu Santo proviene de la imagen de Kwan In. En la religiosidad popular de las mujeres del Asia Oriental se la venera como la diosa de la compasin y la sabidura. Es una bodhisatva, un ser iluminado. Puede ir al nirvana cuando lo desee, pero se niega a hacerlo por su propia cuenta. Su compasin por todos los seres vivientes que sufren, le impulsa a quedarse en este mundo y a ayudar a otros seres vivientes a alcanzar la iluminacin. Su sabidura compasiva restaura todas las formas de vida y les confiere el poder de nadar hasta la orilla del Nirvana. Espera y espera a que todo el universo, las personas, los rboles, las aves, las montaas, el aire y el agua se iluminen. As podrn ir juntos
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al Nirvana y vivir colectivamente en eterna sabidura y compasin. No podra ser sta, acaso, una imagen femenina del Cristo, el primero en nacer entre nosotros, el que va delante y lleva consigo a los dems? Queridos hermanos y hermanas, con la energa del Espritu Santo derribemos todos los muros de la divisin y la cultura de la muerte que nos separan, y participemos en la Economa Poltica de la Vida del Espritu Santo, luchando por nuestra vida en esta tierra, en solidaridad con todos los seres vivientes, y construyendo comunidades para la justicia, la paz y la integridad de la Creacin. Que el fuerte viento del Espritu Santo sople hacia nosotros. Dmosle la bienvenida, dejmonos contagiar por su ferviente ritmo vital. Ven Espritu Santo, Renueva toda la Creacin! Amn. Cuestiones para la reflexin 1. Donde escuchamos nosotros los gemidos del Espritu de la Creacin? Podis identificar los espritus doloridos y llenos de han en nuestro contexto? Sera interesante elaborar una letana al estilo de la invocacin del texto de Chung Hyun-Kyung que refleje nuestra percepcin de la situacin actual. 2. Dnde descubrimos hoy la accin del espritu de Vida del Resucitado en nuestro contexto y en nuestro mundo? 3. A que nos llama hoy el Espritu? Cmo imaginamos la nueva creacin? Cmo nos vemos a nosotros mismos en ella? Cmo podemos contribuir a su advenimiento? 4. Cmo podemos contribuir a la Economa Poltica de la Vida del Espritu? En qu sentido hemos de convertirnos y cambiar nuestra mentalidad? Qu podemos hacer para sustentar la vida en sus aspectos ms mundanos y concretos? 5. Encontramos en otras tradiciones religiosas, culturas o grupos distintos de los nuestros, huellas del Espritu? Qu podemos aprender de los otros para crecer en sabidura y compasin?
Mito de la descreacin
JOS IgNACIO GONZleZ FAUS Mito de la descreacin, publicado originalmente en Christus (agosto 1992), debe ser ledo a la luz del primer captulo del Gnesis, al que el autor, telogo cataln, intenta parafrasear. Lo que sigue es un texto apropiado para considerar este ao en el que se celebrar el dcimo aniversario de la Reunin Cumbre de las Naciones ECO92, llevada a cabo en la primera quincena de junio de 1992, en Ro de Janeiro. Seguramente la fecha ser recordada de manera especial, procurando analizar de que manera las decisiones adoptadas impactaron sobre el estado de salud de nuestro planeta, el grado de cumplimiento de los acuerdos, etc. Agradezco a la hermana Mara Luisa Berzosa, del Instituto Hijas de Jess, Capital Federal, por haberme acercado este valioso material (aporte de Alfredo Salibin). Al principio cre Dios el cielo y la tierra. Ambos eran en promesa la armona inestable de lo Uno y lo distinto, el abrazo inslito de lo no divino y lo divino. Y el espritu de Dios se reflejaba en esa armona. Y dijo el hombre: tlense los rboles de la tierra para que den espacio a las centrales nucleares, ardan los bosques en beneficio de las inmobiliarias, y florezca el petrleo sobre los mares y la contaminacin de las fbricas sobre los aires de las ciudades. Y las fbricas manaron humo, y los suelos cemento. Y los bloques taparon la vista de los mares. Y el hombre llam a sus cementerios civilizacin y a los rboles los llam atraso.
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Y vio Dios lo que el hombre haba hecho, y era malo. Y dijo el hombre: produzca la tierra slo para m y para los mos; trabajen los dems al mnimo precio para m y para los mos, y sirvan las riquezas de todos los pueblos para mis propios caprichos y no para las necesidades primarias de los dems. Y las mquinas arrojaron al fondo del mar toneladas de alimentos para que no bajaran los beneficios de los exportadores. Y los vientres de los nios se hincharon de hambre, y los socilogos contaron cincuenta millones de muertos de hambre en un ao. Y el hombre llam a su obra libertad de empresa, y a sus propias riquezas robadas las llam regalo del cielo. Y vio Dios lo que el hombre haba hecho, y era malo. Y atardeci y amaneci, y los hombres seguan murindose de hambre. Y dijo el hombre: seprense los negros de los blancos y no turben su placidez. Y no se acerquen a ellos ms que para servirles, y no tengan derechos, porque manchan a la raza humana. Y seprense las naciones de las naciones, porque unas son ms grandes que las otras. Y la tierra se pobl de ghettos aislados y de pases pobres, con alambradas y con fronteras. Y a su propio racismo el hombre llam pureza; y a su desprecio de los dems lo llam patriotismo. Y vio Dios lo que el hombre haba hecho, y era malo. Y dijo el hombre: carezcan de derechos todos porque solo saben emplearlos para el libertinaje o la injusticia. Y entreguen su libertad al jefe para que decida por ellos, o al partido para que les sirva de conciencia, y llam el hombre vanguardia al partido, y al caudillo le llammesas. Y callaron las bocas, y se vaciaron las calles, y se llenaron las crceles, y desaparecieron los familiares, y brot en las ciudades la misma paz de los cementerios. Y atardeci y amaneci, y la libertad sigui ausente. Y vio Dios lo que el hombre haba hecho, y era malo. Y dijo el hombre: sea la hembra a imagen y semejanza de mis caprichos, y funcione segn mis deseos, y somtala su debilidad a todos mis antojos. Y el varn dispuso de la mujer, y la convirti en un objeto, y la oblig a darle gracias cuando la utilizaba.
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Y vio Dios lo que el hombre haba hecho, y era malo. Y dijo el hombre: publese la tierra de amas nucleares que puedan aniquilarla cientos de veces. Y apunten a todos los rincones del planeta. Y multiplquense los arsenales aunque sean ya superfluos, y tenga yo en mis manos la muerte del universo mundo. Y brotaron misiles en toda la faz del orbe, y el terror paraliz la tierra Y atardeci amaneci: da sexto. Y vio Dios lo que el hombre haba hecho, y era malo. Y dijo el hombre: hagamos el terrorismo a imagen y semejanza nuestra, y que dste cada cual su propia justicia, y sea cada cual el ejecutor de sus propios juicios de condena. Y carg el hombre sus metralletas, y rob explosivos, y dispuso de la vida de los que tena a su alcance. Y dispuso el hombre de la vida de sus propios compaeros cuando stos disentan de l, y dispusieron otros en venganza de la vida de quienes segn ellos haban empezado primero los unos llamaron a su propia justicia pena de muerte y los otros la llamaron justicia del pueblo. Y la faz de la tierra se pobl de sangre. Y vio Dios todo lo que el hombre haba hecho, y era muy malo.
V JORNADAS AMBIENTALES. CAMBIO AMBIENTAL Y CLIMTICO GLOBAL. Dicesis de San Isidro 17-19 Setiembre 2008 AlFReDO SAlIBIN Introduccin El tema de la tierra es fundamental para Amrica Latina. Cuando se observa el escenario de la realidad de nuestra regin referido a las luchas asociadas a la tierra, se percibe que ellas convergen con la tradicin bblica. Para miles de campesinos e indgenas, la tierra es an un espacio, perdido o hurtado, a recuperar, como paso previo para reivindicar y disear su plena participacin en las sociedades de nuestro continente de las cuales estn marginados o excluidos. Ms recientemente nos hemos convencido que necesitamos incorporar a la reflexin de esta problemtica un nuevo factor determinante de la realidad, esto es, el cambio climtico, con sus mltiples impactos, presentes y futuros, sobre el recurso tierra. Advertimos el Cambio Global junto a un conjunto de factores tales como las alteraciones climticas y los cambios en la composicin de la atmsfera, que tendrn profundas implicancias sociales, polticas y econmicas, las que vienen a sumarse a las mismas causas sociales, polticas y econmicas que acentuarn para muchos aqulla condicin de excluidos.
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Con el agravante de que nuestra regin es vctima de la asimetra de los procesos, acreedora de la enorme deuda ecolgica. La tierra y la economa poltica La tenencia de la tierra es fundamental porque la configuracin socio-poltica y econmica surge de la organizacin de la propiedad y la produccin de la tierra. La tierra es un bien raz porque es la fuente de la vida y el punto de partida de todo modelo econmico: de all la importancia de su cuidado por un lado, y de su apropiacin por el otro. La tierra es, adems, fuente de toda materia prima y tambin de poder, pues poseerla es acceder al control, entre otras cosas, sobre la produccin de alimentos. Como consecuencia de esa inseparable asociacin entre la comunidad humana y sus medios de produccin, la tierra adquiere carcter social. Ms an, la historia de nuestro continente se puede leer a partir de la propiedad de la tierra que, por su parte, determina simultneamente la explotacin y marginacin de los pobres y tambin la explotacin de la tierra misma. En buena parte de Amrica Latina la estructura de poder se basa en la propiedad de la tierra. La propiedad de la tierra puede convertirse en un nuevo factor de opresin porque controlar la tierra significa controlar la mano de obra productiva y, por extensin, la capacidad productiva de la sociedad, lo que se afianza en una dependencia creciente de los pases centrales por va de los insumos agrcolas.
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Este riesgo conlleva otro: el de la sobreexplotacin del recurso (tierra), abriendo camino a procesos que pueden perjudicar el bienestar de la humanidad poniendo en riesgo la soberana alimentaria, alterando la integridad de la Creacin, esta ltima una expresin adoptada en 1983 por el Consejo Mundial de Iglesias (CMI). En las economas actuales el valor de la tierra se encuentra desplazado en direccin de su tenencia, de la capacidad de explotarla y, por ende, dominar los bienes que produce cuyos destinos y objetivos, son cada vez ms lejanos. La tradicin bblica de la tierra Como bien se afirma en el Documento Una tierra para todos de la Conferencia Episcopal Argentina: Toda la enseanza bblica sobre la tierra sustenta una antropologa que perfila al hombre como Seor, administrador y responsable de la tierra, pero ordenado en esta relacin por los dos mandamientos fundamentales: el amor a Dios y su dependencia como criatura y el amor al prjimo que implica la fraternidad, y la solidaridad para compartir la creacin. Confluyendo en esta misma lnea de pensamiento, la Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, reunida en Aparecida, Brasil, en su Documento Conclusivo declar que: la creacin es manifestacin del amor providente de Dios; nos ha sido entregada para que la cuidemos y la transformemos en fuente de vida digna para todos Nuestra hermana la madre tierra es nuestra casa comn y el lugar de la alianza de Dios con los seres humanos y con toda la creacin. Desatender las mutuas relaciones y el equilibrio que Dios mismo estableci entre las realidades creadas, es una ofensa al Creador, un atentado contra la biodiversidad y, en definitiva, contra la vida. Mucho antes, en la historia en el Antiguo Testamento, podemos constatar que su fuerza motriz es la promesa de la tierra. Una tierra que no es slo tierra espiritual: es tambin material, es suelo y territorio, con mucho del sentido econmico que encierra hoy.
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En esos textos se usan para tierra dos palabras hebreas diferentes. Una es adamah que significa suelo cultivable, rico en humus (en alusin a la tierra cultivable), lugar de trabajo, el patrimonio de la familia y el lugar donde se establece la casa. La otra palabra es eretz, que quiere decir pueblo, territorio geogrfico, espacio poltico, dominio de un territorio rico en recursos naturales. Notemos que ambas palabras expresan la materialidad de la tierra, y destacan su doble dimensin poltica y econmica. Esa realidad material de la tierra se expresa en la tradicin bblica de tres maneras: a) Tierra como material de la vida: el ser humano est hecho de humus, de adamah, y se le confiere la mayordoma de la tierra para cultivarla y hacerla producir. O sea: la tierra es a la vez fuente y sustento de la vida; b) Tierra como espacio para ser pueblo: sobre la tierra se desarrolla el pueblo, pues sin tierra el pueblo no puede conformarse. Pero no es cualquier pueblo. Es el pueblo que se organiza para realizar la justicia y el Shalom: es paz y bienestar integral. la tierra es el espacio para establecer una nueva estructura de poder basada en la solidaridad recproca; por eso est ligada a la justicia y a la vida en comunidad y, c) Tierra como fuente de recursos naturales: la tierra sirve para trabajar. Significa suelo fecundo para la produccin, agua para riego. Tambin significa minerales (Deuteronomio 8/9). Un acercamiento teolgico preliminar Hablar de la tierra es hablar de la vida. En la tradicin bblica la tierra es la sustancia de la vida humana y siempre significa bienestar fsico y seguridad existencial. Posibilita la vida en comunidad porque es el lugar de trabajo y el espacio para ser nacin o pueblo. Dios crea la tierra y la entrega como regalo, pero siempre es creador y dueo de la tierra. Este principio teolgico de un Dios dueo de la tierra es lo que se conoce como las Leyes del Jubileo (detalladas en el Captulo 25 del libro de Levtico 25) que ordenaban las prcticas
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socioeconmicas ms importantes del pueblo de Israel que, con el tiempo se transform en un smbolo teolgico central de la espiritualidad hebrea. Es en esos reglamentos que se adverta la tierra es un ecosistema que tiene sus tiempos. Tiempos que no tienen nada que ver con los de los agronegocios que son, cada vez ms cortos de produccin, uso y desechos. Los de la tierra son tiempos ecolgicos que nunca podrn ajustarse a los polticos. Adems, los agronegocios constituyen un proyecto poltico y territorial; no es casual que con frecuencia creciente apreciamos que sus actividades estn en el origen de importantes conflictos sociales y ambientales. Puesto que Dios es el verdadero propietario de la tierra, su justa distribucin y administracin constituyen imperativos ticos. El ser humano, igualmente creado por Dios es, como lo defini el Consejo Latinoamericano de Iglesias (CLAI) en sus documentos, mayordomo de la Creacin. Dios confa gratuitamente la tierra a la humanidad como fideicomiso, para que se use en beneficio de s misma. La tierra no se da a individuos; ms bien se le confa a la comunidad, la colectividad, a favor de las necesidades individuales. nicamente por medio de la colectividad es que se puede asegurar la satisfaccin de las necesidades de todos, y as hacer cumplir el propsito de la tierra: vida para todos. Por eso la tierra no puede ser un bien de consumo con lmites alambrados, o de intercambio libre, o un medio de apropiacin egosta. El concepto bblico recalca una y otra vez el acceso seguro a la tierra y su funcin social. No se habla de la tierra como propiedad sino como herencia.
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Como herencia pues la tierra es el fundamento de la comunidad presente y de las futuras y todo su uso y toda su produccin tienen que tener una funcin social. Slo as la tierra asegura la vida. Si el acceso a la tierra significa vida, entonces su despojo, acumulacin, destruccin o degradacin por cualquier va (incluido el Cambio Climtico Global) significar dependencia y muerte. En este contexto agregamos que la organizacin social tiene un significado tico porque trata de las posibilidades de la vida. Ella tiene que garantizar la satisfaccin de las necesidades bsicas dentro del marco de la igualdad, porque la medida de la justicia es el bienestar de los ms pobres. La tierra se convierte en el lugar para disfrutar la plenitud del shalom de Dios: paz integral, bienestar, salud, esperanza, rectitud y justicia abundantes: un lugar donde se puede vivir sin miedo (Miqueas 4,3-4). La tierra no es una cosa. Es un sitio solidario, uno de los mbitos sociales comunes, no es privatizable (como tampoco lo es el agua). Es un lugar de relaciones y balances entre los seres humanos, los ecosistemas y Dios, en un continuo permanente de oscilaciones entre la fe y la esperanza. Solo entonces habr posibilidades reales para la vida. La realidad Nuestra realidad cotidiana muestra que la avaricia capitalista ha convertido la tierra en tentacin y muerte, en vez de instrumento de vida y sustento. Las polticas econmicas basadas en una filosofa de conquista que se agota en las rentabilidades, han profanado la tierra: la han convertido en instrumento para marginar a las grandes mayoras, extermi-
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nar pueblos enteros y destruir el ambiente. La han mutado a un sitio de elevada vulnerabilidad. No necesitamos salir de los lmites de nuestro pas para verificar esta parte de la realidad. Si queremos la sobrevivencia de nuestras comunidades, que haya bosques para ellos y para las generaciones futuras, y que tengan espacio donde brote la justicia, entonces tenemos que definir una tica que partiendo de la tierra como herencia, se acompae de otras dos caractersticas inseparables: la tierra como regalo y como tarea. Es una tica que parte de abajo y que subvierte los actuales sistemas de control vertical que desde sus minoras acostumbra imponerse con mano dura sobre las mayoras; es una tica centrada en la vida sobre la tierra. Tendr que ser una tica en cuyo lxico no podrn estar ausentes palabras como ambiente, contaminacin, recursos naturales, degradacin ambiental, desarrollo sustentable, cambio climtico global, economa ecolgica. La tierra est en crisis y por eso lo est tambin la integridad de la creacin: la herencia recibida no puede estar en manos y administrada por unos pocos agentes del fundamentalismo del mercado, cuya accin slo perpeta la degradacin de la tierra que siempre conlleva a la injusticia. Este cuadro no coincide con el plan de Dios, del mismo Dios creador de la Tierra. Bibliografa consultada CAmIllONI I (2008). Cambio climtico. Ciencia Hoy 18 (103): 43-49. CEA (Conferencia Episcopal Argentina) (2005). Una tierra para todos. CEA (Conferencia Episcopal Argentina) (2007). Aparecida. Documento conclusivo. Captulo 3, Punto 3.5-Prrafo 125.
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CMI (Consejo Mundial de Iglesias). El Cambio Climtico acelerado. Prueba para nuestra fe. Ediciones del CMI. Ginebra. 43 pginas. JOBBgY EG, NOSeTTO MD, PARUelO JM, PIeIRO G (2006). Las forestaciones rioplatenses y el agua. Ciencia Hoy 16 (95): 12-21. KNeeN B (2007). El clamor por bienes y entornos comunes. Biodiversidad N 52:3-7. MAY RH (Sr) (1993). Tierra: Herencia o mercanca? DEI. San Jos, Costa Rica. (Jr) (1997). Josu y la tierra prometida. New York. MeNDOZA R, SAlIBIN A, VON HIlleBRANDT De ANDRADe C, OSHIge F, ReImeR H. (1994). Cristianos. Mayordomos de la creacin. (2da. Edicin). Ediciones Consejo Latinoamericano de Iglesias (Serie CLAI-Ambiente y Futuro), Quito, Ecuador. 21 pginas. MORRS HJM (2008). El suelo, la delgada piel del planeta. Ciencia Hoy 18 (103): 22-27. OCONNOR EA (2008). Recursos naturales y desarrollo en la Argentina: es posible? Revista Criterio (Buenos Aires) Ao 81 (2336): 180-183. PADIllA CR (2008). Los gritos de la tierra. Soja, Ecologa y pobreza. Revista Kairos. Ao 8 (21): 10 17. PANOTTO N (2008). Entre la (i) lgica del mercado y las leyes del Jubileo. Revista Kairos. Ao 8 (21): 20-21. PARUelO JM, GUeRSCHmAN JP, VeRN SR (2005). Expansin agrcola y cambios en el uso del suelo. Ciencia Hoy 15 (87): 14-23. SAlIBIN A (1995). Destino humano e integridad de la creacin. En: Consejo Latinoamericano de Iglesias (CLAI) (Ed.), Renacer a la esperanza. Quito, Ecuador. Pginas 92-107. (2004). Los cristianos como mayordomos de la creacin. Hay propuestas ecolgicas en la Biblia? En: Bertello LF y colaboradores, Ambiente y salud El ambiente en el siglo XXI. Comisin de Medio Ambiente Dicesis de San Isidro. Pginas 130-136.
GUIlleRmO KeRBeR NOTA: Este artculo forma parte del Nmero colectivo latinoamericano sobre ecologa. programado por 13 revistas teolgicas del Continente para el primer semestre de 2010, por iniciativa y servicio de la Comisin Teolgica Latinoamericana de la ASETT/EATWOT, como gesto simblico de apoyo a la causa de la urgencia ecolgica planetaria. La nueva preocupacin ecolgica que se manifiesta, de diversas formas, en todo el mundo tiene como contrapartida una nueva visin o narracin del mundo presentada por la llamada nueva cosmologa. Luego de describir sucintamente algunos de los aspectos de sta, el artculo pretende presentar las implicaciones teolgicas, en especial en lo que tiene que ver con las imgenes de Dios. Qu es la nueva cosmologa? Cosmologa es el estudio a gran escala de la estructura y la historia del Universo en su totalidad y, por extensin, del lugar de la humanidad en l[1]. El estudio del universo, del cosmos, tiene una larga historia expresada en variados registros. Las religiones, por un lado, presentan relatos cosmognicos (de surgimiento del Universo), comenzando con la epopeya de Gilgamesh, de la civilizacin smero-acdica, y expresada entro otros por los relatos de la creacin de la Biblia o las antiguas tradiciones mayas recogidas en el Popol Vuh. Los primeros escritos filosficos griegos, por otro, se titulaban Acerca de la Naturaleza y buscaban una explicacin del cosmos y de su origen. La ciencia fsico-matemtica,
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finalmente, con la teora del Big Bang, por ejemplo, es un intento de aproximacin a estas cuestiones. Toda cultura, de diferentes formas, ha intentado expresar sus reflexiones sobre el origen, la naturaleza del mundo, el universo y el lugar del ser humano en este contexto. En la historia de la ciencia, las revoluciones cientficas han sido expresin de cambios radicales en las formas de comprender la realidad[2]. A travs del ensayo y error, y aprendiendo de los errores cometidos, el gnero humano ha ido avanzando en el conocimiento de la realidad que nos rodea y de la que somos parte. Es en este proceso que, algunos acontecimientos en el orden cientfico han dado origen a lo que se ha llamado la nueva cosmologa, es decir, una nueva forma de entender el mundo, el universo y al ser humano como parte de l. Esta nueva cosmologa sera un desarrollo de los cambios producidos a fines del siglo XIX, principios del siglo XX, en particular la Teora de la Relatividad General, presentada en 1915 por Albert Einstein. Esta nueva cosmologa sera un nuevo giro copernicano[3]. Nicols Coprnico proclam, en 1543, contra la opinin generalizada, que la Tierra no estaba quieta sino que giraba alrededor del sol. Esta verdadera revolucin cientfica conllev cambios radicales ms all de la astronoma que afectaron el sistema feudal imperante en Europa, las monarquas, la iglesia. Los postulados de la nueva cosmologa deberan, segn los seguidores de esta corriente, llevar a un cambio similar en nuestra poca. El matemtico Brian Swimme, uno de los gurs de esta corriente expresa por ejemplo que las instituciones mayores del periodo moderno, incluyendo la agricultura, la religin, la educacin y la economa, deben ser re-imaginadas dentro de un universo vivo, inteligente y auto organizado, para que en lugar de degradar los sistemas vivos de la Tierra, la humanidad pueda aprender a unirse a la comunidad envolvente de seres vivos en una forma mutuamente enriquecedora[4] Uno de los aspectos interesantes de esta nueva corriente, es que, de algn modo supera la tensin (y en algunos casos hasta oposicin) entre ciencia y religin/espiritualidad/teologa.
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A partir de esta perspectiva, diversos centros han sido creados para profundizar las implicaciones de la nueva cosmologa. Entre ellos, por ejemplo, el Esalens Institutes Center for Theory and Research busca superar la divisin entre ciencia y espiritualidad generando una nueva cosmovisin que sea una cosmologa espiritual informada que trascienda las polaridades filosficas, cientficas, culturales y religiosas que existen actualmente[5]. Byrro Ribeiro y Passos Videira, en un documentado artculo[6] presentan algunas caractersticas de la nueva cosmologa. Segn sta, de acuerdo a los hallazgos cientficos fundamentalmente de las matemticas y la astronoma, el Universo est en expansin y en evolucin y puede ser tratado como un objeto nico. De esta forma totalidad y unicidad (temas que tradicionalmente escapaban del dominio de la ciencia) pasan a integrar el vocabulario de la fsica. El artculo muestra, desde la perspectiva de la Fsica y las Matemticas cmo nociones filosficas y teolgicas son incorporadas en la discusin de la nueva cosmologa. Nuestro artculo pretende ver el otro lado del proceso. Cmo la nueva cosmologa ha afectado la reflexin teolgica? Si la nueva cosmologa obliga a repensar el universo y el lugar del ser humano en el mismo, qu significa esto para nuestra concepcin e imgenes de Dios? Cules son las implicaciones teolgicas concretas de postular un universo en expansin, en evolucin, un todo y nico? Nueva cosmologa y era ecolgica[7] Es el historiador Thomas Berry quien vincula la ecologa y la nueva cosmologa con un nuevo relato, una nueva narracin que correspondan al nuevo momento histrico que vive la humanidad. Para Berry, estamos ahora entrando, en un nuevo perodo histrico, perodo que podramos designar como la era ecolgica[8]. Para l, los problemas vividos en los ltimos dos siglos han sido causados, en buena medida por nuestros modos limitados de pensar, marcados por la referencia cientfico tecnolgica. La era ecolgica, en la cual estamos ahora penetrando, es una era complementaria, que sucede a la era tecnolgica. Si sta ha estado caracterizada en buena medida por el desencantamiento del
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mundo, la era ecolgica y la nueva cosmologa fomentan una profunda conciencia de la presencia de lo sagrado en cada realidad del universo. De esta forma, la era ecolgica es tambin una nueva era religiosa. En ella la dimensin de la transparencia divina completa las categoras de inmanencia y trascendencia. A la recuperacin de la dimensin religioso-sagrada de la naturaleza se agrega un imperativo tico, ya que, es claro que la tierra est ordenando a la comunidad humana que asuma una responsabilidad jams atribuida a cualquier generacin precedente. La tierra insiste para que asumamos mayor responsabilidad, proporcional al mayor conocimiento que nos fue comunicado. Esta es la suprema leccin de la Fsica, la Biologa y las ciencias en general, as como es tambin la suprema sabidura de los pueblos indgenas y la leccin fundamental de las grandes civilizaciones de todos los tiempos. En esta labor de reconstruccin del conocimiento, la ecologa y la nueva cosmologa pueden ser consideradas como las ms subversivas de las ciencias. Para Berry, decamos, ms arriba, la transparencia divina completa las categoras de inmanencia y trascendencia. Esta transparencia como atributo de Dios es la que los telogos llaman panentesmo. Panentesmo e imgenes de Dios Qu es el panentesmo? Etimolgicamente, panentesmo (en griego: pan = todo; en = en; thes = Dios) quiere decir: Dios en todo y todo en Dios. Dios est presente en el cosmos y el cosmos est presente en Dios. El concepto panentesmo, recuerda Jay Mac Daniel[9], fue acuado, en el siglo diecinueve por K.F.C. Krause (1781-1832) pero en los ltimos aos, en el contexto de la preocupacin ecolgica, el trmino ha sufrido una reconceptualizacin, que implica una forma ecolgica de pensar acerca de Dios. En ella, a la vez que Dios y la creacin se distinguen, Dios es entendido como ntimamente conectado a la creacin y viceversa. El panentesmo es, pues la visin de que la creacin y sus procesos estn de alguna manera en Dios, a pesar de que Dios es ms que la creacin.
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Una consecuencia teolgica importante es que el panentesmo, al subrayar la presencia de Dios en la Creacin puede afirmar como verdaderas no slo imgenes personales sino tambin transpersonales de lo Divino. Dios puede ser un l pero tambin puede ser una Ella. De esta forma, un cristianismo ecolgico puede hacer uso de multiplicidad de imgenes. Se puede hablar con sentido de lo divino como del Misterio y de la Aventura del Universo, como Uno y del Contexto ltimo y el Ocano csmico, pero tambin como Madre, Padre. No deberamos, consecuentemente con este planteo, quedarnos fijos en imgenes particulares. En lugar de eso, podemos y deberamos ser capaces de aceptar variadas imgenes, tolerantes a las necesidades de los otros de imaginar a Dios en formas diferentes de la nuestras. En la medida en que Dios puede ser visto en trminos personales, el panentesmo se nutre de las imgenes bblicas. Para los panentestas, as como para muchos autores bblicos, Dios es algo parecido a una persona, pero no localizado en el espacio o el tiempo. Los panentestas cristianos toman esta lnea personalista de pensamiento y dan un paso ms adelante. La vida divina no es slo algo parecido a una persona sino algo parecido a Jess de Nazaret. En la compasin y el perdn que vemos en Jess nos asomamos al corazn mismo de lo Divino. De esta forma, la palabra Cristo puede ser usada como un nombre para Dios, en cuyo caso el cuerpo de Cristo no debera ser simplemente la iglesia cristiana sino el universo entero. El mundo, o ms ampliamente el universo, como cuerpo de Dios, ha sido uno de los temas profundizados por las telogas ecofeministas [10]. El ecofeminismo significa ecologa y feminismo puestos juntos, proveyendo una perspectiva crtica desde la que evaluar la herencia de la cultura occidental y cristiana. Sallie Mc Fague, por ejemplo, presenta el modelo del mundo como cuerpo de Dios que se distingue fuertemente del modelo de Dios omnipotente o como rey. La autora se preocupa por aclarar que estas imgenes son modelos, metforas. Esto significa que Dios no puede identificarse directamente con los modelos, pero stos ayudan a comprender otros aspectos de Dios que han sido ocultados por las concepciones tradicionales.
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Otra teloga, Eleanor Rae, por su parte, piensa que las afirmaciones de Jrgen Moltmann en su obra Dios en la Creacin[11] sobre la Shekin, pueden vincularse con esta imagen del mundo como cuerpo de Dios, ya que Moltmann ve en la Shekin, la presencia femenina de la Divinidad, la directa presencia de Dios en el mundo material y en cada cosa individual en l[12]. Asumir esta perspectiva de la teologa ecolgica nos obliga, pues, a preguntarnos, cules son las imgenes que mejor reflejan al Dios revelado por Jess en el mundo actual, acuciado por la crisis ambiental? El Cristo Csmico Reflexionar sobre la presencia de Dios en el mundo, conduce a repensar la Cristologa. Para Mathew Fox, es la imagen del Cristo Csmico, la que permite aflorar una nueva cosmologa[13]. Asumir esta perspectiva del Cristo Csmico implicar un cambio profundo en las representaciones mentales, un cambio de paradigmas: un salto del antropocentrismo a una cosmologa viva; de Newton a Einstein; de una mentalidad en partes al todo; del racionalismo al misticismo; de la obediencia a la creatividad como primado de la virtud moral; de la salvacin personal a la sanacin comunitaria; del tesmo (Dios fuera de nosotros) al panentesmo (Dios en nosotros y nosotros en Dios); de la religin de la cada-redencin a la espiritualidad centrada en la creacin. Pero el Cristo Csmico no est en el ms all sino que se manifiesta en nosotros, que estamos llamados a ser profetas del cosmos (justicia) sobre el caos (desorden e injusticia). La perspectiva del Cristo Csmico, es la nica posibilidad, para Fox, de impedir la muerte de la Madre Tierra. Tierra que est muriendo en la mstica, en la creatividad, en la sabidura, en los jvenes, los pueblos indgenas, las iglesias. A partir de ella es posible construir lo que es presentado como una espiritualidad liberadora para el Primer Mundo, retomando varias de las afirmaciones de la Teologa de la Liberacin latinoamericana[14].
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Una nueva teologa de la creacin Afirmar un universo en expansin y en evolucin y que la creacin est en Dios y Dios est en la creacin implica reconocer la presencia del Espritu Santo que constantemente recrea la Creacin. Esta es un proceso permanente, no algo que ocurri simplemente en el pasado sino algo que est ocurriendo en el presente y ocurrir en el futuro. Considerar la creacin como un proceso est directamente vinculado a la teologa procesual, una de las fuentes de la nueva teologa ecolgica[15]. Esta corriente teolgica tiene, para Rosemary RadfordRuether, por ejemplo, muchas afinidades con el pensamiento de Pierre Teilhard de Chardin, en particular en lo que tiene que ver con la realidad de la mente en todas las criaturas, incluso en los movimientos de las partculas subatmicas[16]. La referencia a Teilhard es interesante ya que l tambin habla del Cristo Csmico y de la transparencia de Dios. El gran misterio del cristianismo no es la aparicin sino la transparencia de Dios en el universo. Oh s, Seor, no solamente el rayo que aflora mas el rayo que penetra. No tu Epifana, Jess, sino tu Dia-fana[17]. De esta forma, el panentesmo al subrayar la transparencia de Dios, se convierte en un vnculo entre la inmanencia (estar dentro de) y la trascendencia (estar ms all de), expresadas acertadamente en la clsica formulacin de San Agustn: Dios es ms ntimo que lo ntimo mo, y superior a lo ms alto que hay en m[18]. Creacin y sanacin La perspectiva procesual panentesta tiene otras derivaciones. Un cristianismo ecolgico enfatiza que el prjimo incluye tambin seres humanos y no humanos. La presencia de Dios, del Espritu Santo que posibilita el amor a s mismo y al prjimo, adquiere de esta forma perspectivas ms amplias. Entre ellas, puede ser subrayada la perspectiva sanadora. De hecho, la sanacin, es la contrapropuesta ecofeminista al dominio masculino de la creacin[19]. El objetivo primero del ecofeminismo es, para Ruether, la sanacin de la tierra. Esta sanacin no es, como pretenden algunos, una experien-
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cia individual e intimista, sino integral, es decir, que incluye una relacin sanada entre hombres y mujeres, entre clases y naciones, entre los seres humanos y la tierra. Estas suponen a su vez una nueva narracin. Los relatos clsicos de la creacin, la destruccin del mundo, el pecado y el mal, estn imbuidos para Ruether de patriarcalismo. Es necesario reinterpretar, entonces, la tradicin de la Alianza para que pueda servir de base de una verdadera espiritualidad y tica ecolgica. En clave latinoamericana Ms arriba mencionamos cmo Yvone Gebara, desde una ptica latinoamericana, reflexiona sobre los contenidos del ecofeminismo. Otro de los telogos latinoamericanas que ha intentado integrar estos temas en su propuesta ha sido Leonardo Boff. Para l, existen diversos caminos que expresan la nueva cosmologa: la realidad cuntica, el proceso evolucionario csmico, el carcter procesual y escatolgico de la naturaleza, la sacramentalidad de todas las cosas y el panentesmo[20]. Este ltimo puede ser considerado como el concepto articulador de la propuesta boffiana. El panentesmo es una consecuencia necesaria de la asuncin de la nueva cosmologa en la teologa. Esta a su vez ver reformuladas algunos de sus captulos por causa de esta acentuacin panentesta. Veamos, en los prrafos siguientes algunas afirmaciones de este autor[21]. Una teologa de la creacin que asuma la nueva cosmologa subraya la creacin como juego de la expresin divina, espejo en el cual Dios mismo se ve. En esta perspectiva el ser humano no est encima sino dentro de la creacin. El mundo no es fruto de su deseo o de su creatividad, el mundo no le pertenece, pertenece a Dios, su creador. Pero el mundo le es dado como un jardn que debe cultivar y cuidar, por eso su relacin es de responsabilidad y cuidado. El ser humano slo podr ser humano y realizarse, realizando el mundo e insertndose en l en la forma del trabajo y del cuidado. Al contrario de una insercin destructiva y dominadora, nos encontramos frente a una insercin profundamente ecolgica y destinada a mantener el equilibrio de la creacin, avanzando y siendo transformada por el trabajo humano.
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Esta teologa de la creacin nos ayudar a redefinir el sentido de una teologa de la redencin. Redencin que supone un drama, una cada en la creacin y una ruptura en la vocacin humana que toca a todos los humanos y a su entorno csmico. Porque el ser humano no cultiv ni preserv la creacin ella misma se siente herida y gime y clama por la liberacin (Rom 8,22). El ser humano no tiene el poder absoluto sobre al obra de Dios para daarla en su corazn, pero puede herirla gravemente. La redencin reasume la creacin, reorienta la flecha del tiempo y sana la herida producida. El panentesmo revela, adems, el profundo sentido de sacramentalidad de todas las cosas. Si Dios est en toda la creacin, cada creatura es signo del Creador. Pero, en clave escatolgica, debemos reconocer un proceso evolutivo inacabado, por lo que la sacramentalidad ser siempre fragmentada y velada. Slo en el final se dar el descanso sabtico de toda la creacin. El Dios en la Creacin refleja la inter-relacin entre el Padre, el Hijo y el Espritu Santo como un juego de relaciones perijorticas[22]. La Trinidad nos coloca en el centro de una visin de relaciones de reciprocidad. En la Trinidad, como ya vimos, el lugar del Espritu Santo adquiere especial relieve en el contexto de la propuesta del panentesmo. Si Dios est en todo y todo est en Dios, esto es merced a la tercera persona de la Trinidad cristiana[23]. Todo lo anterior obliga a repensar la cristologa[24]. Aqu Boff retoma muchos de los aspectos del Cristo Csmico de Teilhard y Fox de los que presentamos anteriormente. Desde la creacin hasta la vida, muerte y resurreccin del Jess histrico, hay un proceso evolutivo que tiende escatolgicamente hacia la recapitulacin de todo lo creado en Cristo. Y las comunidades? Y los pobres? Cmo trasmitir este mensaje a las comunidades? Somos conscientes que muchos de los trminos arriba mencionados pueden ser difciles para trasmitir en la catequesis, las celebraciones, las comunidades de lectura de la Biblia, etc. Pero no lo son ms que otros conceptos teol-
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gicos tradicionales[25]. Una importante labor de divulgacin y asimilacin es, evidentemente, necesaria. No slo como forma de reinterpretar adecuadamente el cristianismo ante los desafos actuales, sino tambin porque las comunidades ms pobres son y sern las ms afectadas, por ejemplo, por las consecuencias del cambio climtico, como lo reconoce el informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climtico[26], que puede ser considerada la opinin de consenso de la comunidad cientfica sobre esta problemtica. Como lo expresa Yvone Gebara, el destino de los oprimidos (as) est ntimamente ligado a este planeta vivo, vulnerable a los comportamientos destructivos de la humanidad[27]. En un dilogo con la nueva cosmologa y la ecologa, el horizonte liberador de la teologa, caracterstico de la teologa latinoamericana, debe ampliarse, reconociendo que toda la creacin debe ser liberada, comenzando por las comunidades ms vulnerables, los pobres, los indgenas, teniendo en cuenta tambin las culturas y las especies que estn desapareciendo[28]. La crisis del cambio climtico es un claro ejemplo de que la Tierra como un todo est amenazada. Pero tambin es importante reconocer que no todos han contribuido de la misma manera ni sufrirn los efectos de igual modo. Por eso la dimensin de justicia[29], que implica, entre otras cosas, el reconocimiento de la responsabilidad histrica de los pases industrializados, debe incluirse en una reflexin teolgica que asuma la ecologa y la nueva cosmologa[30]. As, junto a la necesaria reformulacin de los contenidos dogmticos de la teologa, la espiritualidad y la tica deben tambin ser adecuadas a estos nuevos desafos. [1] Wikipedia, voz Cosmologa. [2] Cf.E.g. KUHN, Thomas, La estructura de las revoluciones cientficas, Mxico, Fondo de Cultura Econmica 1971. Otros filsofos de la ciencia como Lakatos, Popper y Feyerabend han sido fundamentales en estos temas. [3] Cf.e.g. SWIMME, Brian, The new cosmology, http://www.brianswimme.org; MARQUEZ, Ramn, Nueva cosmologa, un giro
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copernicano, Barcelona, Indigo 2008, ver su artculo homnimo en http://www.asociacionideatica.com/Revista/nueva_cosmologia_un_ giro_copernicano.htm (acceso 23.10.2009) [4] Brian Swimme, pagina web citada. [5] Ver, por ejemplo la entrevista a Frank Poletti, coordinador del mencionado Centro, titulada Una nueva cosmologa aunara ciencia y espiritualidad publicada en abril de 2009 en http://www.tendencias21.net/Poletti-una-nueva-cosmologia-aunaria-ciencia-y-espiritualidad_a3195.html [6] BYRRO RIBEIRO, Marcelo PASSOS VIDEIRA, Antonio Augusto, O problema da criaao na cosmologa moderna en SUSIN, Luiz Carlos (organizador), Mysterium creationis. Um olhar interdisciplinar sobre o universo, So Paulo, Paulinas 1999, p. 45-83. Somos conscientes de la simplificacin que hacemos del pormenorizado anlisis de los autores, con el fin de facilitar la comprensin del lector. [7] Hemos desarrollado ms extensamente los temas de las secciones siguientes en KERBER, Guillermo, O ecolgico e a teologia latinoamericana, Porto Alegre, Sulina 2006. [8] En los prrafos que siguen resumimos el pensamiento de BERRY, Thomas, O sonho da terra, Petrpolis, Vozes 1991 (edicin original The dream of the Earth, Sierra Club Books 1990). [9] MC DANIEL, Jay, With roots and wings. Christianity in an age of ecology and dialogue, New York, Orbis 1995. [10] MC FAGUE, Sallie, The body of God, Philadelphia, Fortress Press 1993. Cf. tambin por ejemplo DIETRICH, Gabriele, The world as the body of God, en RUETHER, Rosemary Radford, Women healing earth, New York, Orbis 1996, p. 82-98; RAE, Eleanor, Women, the Earth, the Divine, New York, Orbis 1994. Desde la perspectiva latinoamericana, Ivone GEBARA, a partir de su Teologia ecofeminista, So Paulo, Olho dgua, 1997, reinterpretar las afirmaciones de estas autoras en Longing for running water. Ecofeminism and Liberation, Minneapolis, Fortress 1999, captulos 3 y 4.
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[11] MOLTMANN, Jrgen, Dios en la Creacin, Salamanca, Sgueme 1987. [12] RAE, Eleanor, op cit.p. 73. [13] FOX, Matthew, The coming of the Cosmic Christ, San Francisco, Harper 1988, p. 131-138. [14] Cf. FOX, M.; Creation Spirituality, San Francisco, Harper 1991, p. 69-150. [15] Las referencias a telogos procesuales incluyen COBB, John, GRIFFIN, David Ray, Process Theology: An introductory exposition, Philadelphia, Westminster Press 1976 y SUCHOCKI, God Christ Church: a practical guide to process theology, New York, Crossroads 1989. El texto matricial es el del matemtico y filsofo de la ciencia WHITEHEAD, Alfred North, Process and reality: an essay in Cosmology, New York, Macmillan 1929. [16] Cf.e.g. RUETHER, Rosemary Radford, Gaia and God, London, SCM 1993, p. 246. Gregory BATESON, por su parte propondr sus Pasos hacia una ecologa de la mente, Buenos Aires, Lohl 1985, que influir profundamente en la teologa de Juan Luis SEGUNDO, como mostramos en KERBER, Guillermo, op. cit.p. 89-129. [17] TEILHARD DE CHARDIN, Pierre, Le milieu divin, Paris, Seuil 1957, p. 162. [18] AGUSTIN, San, Confessiones, l. 3,6,11 (CCL 27,33): Tu autem eras intimior intimo meo et superior summo meo. [19] El subttulo de la obra de Ruether que mencionamos ms arriba, Gaia and God, es efectivamente, Una teologa ecofeminista de la sanacin de la Tierra. [20] BOFF, Leonardo, Ecologia: grito da terra, grito dos pobres, So Paulo, Atica 1995, p. 219-242. [21] En los prrafos que siguen resumimos lo que presentamos en KERBER, Guillermo, op. cit., p. 142-151. [22] El concepto teolgico de perijresis (del griego, girar alrededor), ha sido utilizado desde el siglo VII para expresar la presencia recproca de cada una de las personas en las otras dos de la Trinidad.
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Se ha llamado tambin compenetracin o circumincesin. Boff lo utiliza en el ttulo de una seccin de Ecologia: grito da terra, grito dos pobres, Dios, juego de relaciones perijorticas: la Santsima Trinidad p. 237-240. [23] Cf. BOFF, Leonardo, Ecologia, mundializao, espiritualidade, Sao Paulo, Atica 1993, p. 50-51, y Ecologia: grito da terra, p. 243 265. [24] Cf.E.g. Ecologia: grito da terra, p. 267-284. [25] Ver por ejemplo la nota 22. [26] Ver su pgina web: http://www.ipcc.ch/home_languages_main_spanish.htm [27] GEBARA, Yvone, Teologia ecofeminista, p. 11. [28] Cf.E.g. BOFF, Leonardo, Ecologia, mundializao p. 89-90. [29] Desarrollamos ms algunos aspectos de la justicia climtica en nuestra presentacin Justicia de las vctimas del cambio climtico en el Foro Mundial de Teologa y Liberacin en Belm, Brasil en enero de 2009. Accesible en: http://www.wftl.org/pdf/067.pdf [30] Al respecto expresa Yvone GEBARA, hablar de justicia social implica hablar de ecojusticia e impone un cambio en los discursos y las prcticas oficiales de las iglesias (op. cit.p. 11) Guillermo Kerber (Uruguay) es Doctor en Ciencias de la Religin (UMESP, So Bernardo do Campo, Brasil) y graduado en Filosofa y Teologa (ITU, Montevideo, Uruguay). Actualmente coordina el Programa de Cambio Climtico del Consejo Mundial de Iglesias en Ginebra, Suiza.
Documentos
(Febrero 2006 Porto Alegre Brasil) Hermanas y hermanos, os saludamos en Cristo. Como representantes de las iglesias de todas las regiones del mundo nos reunimos en Porto Alegre, Brasil, en la primera dcada del tercer milenio, para celebrar la primera Asamblea del Consejo Mundial de Iglesias en Amrica Latina. Se nos ha invitado a festejar juntos aqu a festa da vida. Oramos, reflexionamos sobre las Escrituras, nos empeamos y celebramos juntos en nuestra unidad y diversidad, procurando escucharnos atentamente unos a otros con espritu de consenso. Reunidos en febrero de 2006, compartimos con los participantes en la Asamblea los clamores que da a da se elevan en nuestros pases y regiones a causa de los desastres, los conflictos violentos y las condiciones de opresin y de sufrimiento. Sin embargo, Dios nos ha capacitado para que demos un testimonio de transformacin en la vida de cada persona, las iglesias, las sociedades y el mundo en su totalidad. En los informes y las decisiones de la Asamblea comunicamos a las iglesias y al mundo desafos y exhortaciones para la accin, como: la bsqueda de la unidad cristiana; nuestro llamamiento de mitad de
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perodo a renovar nuestro compromiso con el Decenio para Superar la Violencia (2001-2010); el discernimiento de los medios profticos y programticos para alcanzar la justicia econmica mundial; el empeo en el dilogo interreligioso; la plena participacin intergeneracional de todos los hombres y todas las mujeres; y las declaraciones en comn dirigidas a las iglesias y al mundo sobre cuestiones de actualidad. El tema de esta Novena Asamblea es una oracin: Dios, en tu gracia, transforma el mundo. En la oracin nuestros corazones se transforman, por ello ofrecemos nuestro mensaje como una oracin: Dios de gracia, juntos nos volvemos a ti en oracin, porque eres t quien nos une: eres el Dios uno Padre, Hijo, y Espritu Santo en quien creemos, solo t nos das el poder de hacer el bien, t nos envas por toda la tierra en misin y servicio en el nombre de Cristo. Confesamos ante ti y todo tu pueblo: Hemos sido siervos indignos. Hemos dilapidado y maltratado la creacin. Nos herimos unos a otros por las divisiones que nos separan en todas partes. No hemos sabido actuar con firmeza contra la destruccin del medio ambiente, la pobreza, el racismo, la discriminacin por castas, la guerra y el genocidio. No somos slo vctimas, sino tambin victimarios de violencia. En todo esto, no hemos sabido ser discpulos de Jesucristo, quien, en su encarnacin, vino para salvarnos y ensearnos a amar. Perdnanos, oh Dios, y ensanos a perdonarnos unos a otros. Dios, en tu gracia, transforma el mundo.
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Dios, escucha el clamor de toda la creacin, los gemidos de las aguas, el aire, la tierra y todos los organismos vivos, el llanto de quienes son explotados, marginados, abusados y vctimas de la violencia, de los desposedos y silenciados, cuya humanidad es menospreciada, de quienes sufren a causa de enfermedades de todo tipo o de la guerra y de la violencia de los arrogantes que eluden la verdad, distorsionan la memoria y niegan la posibilidad de reconciliacin. Dios, gua a todos los que ocupan puestos de autoridad para que tomen decisiones que reflejen integridad moral. Dios, en tu gracia, transforma el mundo. Te damos las gracias por tus bendiciones y los signos de esperanza que ya estn presentes en el mundo, en hombres y mujeres de todas las edades y en quienes nos han precedido en la fe; en los movimientos para erradicar la violencia en todas sus formas, no slo por un decenio sino para siempre; en los dilogos profundos y sinceros que se entablan en nuestras iglesias y con los creyentes de otras religiones en la bsqueda de entendimiento mutuo y respeto recproco; en quienes colaboran por la paz y la justicia; en circunstancias excepcionales o en el da a da. Te damos las gracias por las buenas nuevas de Jesucristo, y por la seguridad de la resurreccin. Dios, en tu gracia, transforma el mundo.
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Por el poder y la orientacin de tu Espritu, oh Dios, que nuestras oraciones no sean palabras vanas, sino una respuesta diligente a tu Palabra viva en la accin no violenta directa por el cambio positivo en actos claros y audaces de solidaridad, liberacin, sanacin y compasin, compartiendo con presteza las buenas nuevas de Jesucristo. Abre nuestros corazones para amar y que veamos que todas las personas estn hechas a tu imagen, para cuidar de la creacin y afirmar la vida en su maravillosa diversidad. Haznos ofrenda de nosotros mismos, para que podamos ser tus colaboradores en la transformacin, a fin de empearnos en la bsqueda de la plena unidad visible de la Iglesia una de Jesucristo, y que seamos prjimos de todos, en la expectativa ansiosa de la plena revelacin de tu reino, de la venida de un nuevo cielo y una nueva tierra. Dios, en tu gracia, transforma el mundo. En el nombre del padre, del Hijo y del Espritu Santo, Amn.
Declaracin de organiZaciones de inspiracin cristiana y organiZaciones de otras creencias, a la conferencia de alto nivel sobre la seguridad alimentaria mundial y los desafos del cambio climtico y las bioenergas.
(Roma 3-5 de junio de 2008) Prefacio 1. A la luz del cambio climtico, de la preocupacin acerca de la futura disponibilidad de energa, de un alza sin precedentes del precio de los cereales y las consiguientes sublevaciones en torno a la subida de los precios de la alimentacin en bastantes partes del mundo, los signos de los tiempos indican la necesidad que la Comunidad internacional acte con urgencia. Todas las tradiciones religiosas nos invitan tanto a alimentar al hambriento como a cuidar de nuestro medio ambiente y de las innumerables formas de vida. Cmo hombres y mujeres creyentes, reconocemos sin excepciones el imperativo de cambiar nuestro estilo de vida para mantenernos en armona con la capacidad ecolgica de la Tierra y con su clima. Adems reconocemos la necesidad de comprobar que las polticas promulgadas por los representantes elegidos y por las respectivas organizaciones internacionales contribuyan a mejorar la calidad de vida de todo ser humano, hecho a imagen y semejanza de Dios, y a la sostenibilidad de los ecosistemas de los que depende toda criatura viviente. Creemos que los desafos a afrontar en esta Conferencia representan una enorme ocasin para construir una nueva sociedad humana, arraigada en nuestra cariosa reverencia y gestin responsable de toda la Creacin.
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Los derechos humanos 2. Los abajo firmantes acogen positivamente la reciente y oportuna solicitud del Consejo de los Derechos Humanos de la ONU, hecha el 26 de marzo de 2008, al Alto Comisario de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, para que se emprenda un estudio consultivo sobre la relacin entre el cambio climtico y los derechos humanos. 3. Compartimos la extensa y creciente preocupacin que el Objetivo del Milenio para el Desarrollo (OMD), dirigido a reducir a la mitad el nmero de las personas que sufren el hambre, no ser alcanzado. Dado que los costes de los cereales bsicos suben y el hambre en el mundo crece, las orientaciones de la Conferencia de Alto Nivel sobre la Seguridad Alimentaria Mundial: los Retos del Cambio Climtico y las Bioenergas, sern muy importantes y ms valorados que nunca. 4. La Comunidad Internacional y, especialmente, las comunidades que padecen las consecuencias de la escasez de alimentos, desearn ver no slo una mayor solidaridad con programas para aliviar los efectos inmediatos del hambre, sino tambin estarn ansiosas para que las causas de fondo, (un injusto sistema comercial mundial, problemas ambientales y sociales causados por la revolucin verde, el cambio climtico, prcticas agrcolas insostenibles, polticas sobre los agro-combustibles, especulacin, derroche, etctera) sean afrontadas eficazmente, asegurando as, en un futuro, la disponibilidad de alimentos cultivados de manera sostenible para hacer frente a las necesidades bsicas de cada uno un futuro donde los continuos efectos del cambio climtico sobre los ecosistemas presentarn un desafo duradero sin precedentes y de largo plazo. Compartimos las preocupaciones del Relator Especial sobre el Derecho a la Alimentacin en su llamada a implementar el derecho humano a la alimentacin y concordamos sobre el hecho que solamente un mtodo normativo puede gradualmente eliminar el hambre.
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Cambio climtico 5. Los abajo firmantes estn plenamente de acuerdo con los resultados de la IV Informe de Evaluacin del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climtico (IPCC) y en especial que el cambio climtico es inducido de manera predominante por la humanidad, causado principalmente por los modelos insostenibles de consumo de los pases ricos, imitados de manera progresiva por los grupos de alto ingreso en los pases en desarrollo. Transgnicos 6. Las Comunidades locales tienen que ser involucradas plenamente en las elecciones y en las decisiones que conciernen las polticas relacionadas con el cultivo de la tierra, la alimentacin y la pesca. Apoyamos la plena movilizacin de los sistemas tradicionales de conocimiento, junto a las descubiertas de la ciencia moderna, tal como una actitud de plena precaucin frente a las tcnicas transgnicas para el mundo animal y vegetal en vistas de salvaguardar la integridad de la creacin y el bienestar de las generaciones presentes y futuras de la familia humana. Hay un imperativo moral de saciar al hambriento, pero ninguno para usar las biotecnologas transgnicas, cuando alternativas menos contestadas y bien probadas puedan darnos resultados comparables en el mediano y largo plazo. Todo lo que es tcnicamente posible, no es necesariamente bueno para la persona o la sociedad. En ningn caso las patentes, tal como han sido concebidas en el Acuerdo sobre los Aspectos Comerciales de los Derechos de la Propiedad Intelectual relacionados con el Comercio (ADPIC), debieran restringir el libre intercambio de semillas por parte de los agricultores o obstaculizar sus innovaciones. Las plantas, las semillas y los genes forman parte de la creacin que no pueden ser reivindicadas por los derechos de propiedad intelectual.
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Derecho a la alimentacin, fortalecimiento de las comunidades locales y las mujeres 7. Apoyamos mtodos proactivos inspirados por la soberana alimentaria y por el primario derecho a la alimentacin, una puesta en discusin de la agricultura convencional o la agricultura predominante, el apoderamiento de los pequeos agricultores de los pases en desarrollo, promoviendo los mercados locales y regionales, con una mayor atencin a las bioregiones. La FAO puede aumentar notablemente su trabajo en vistas de combinar el conocimiento tradicional y con el cientfico, frente a los nuevos desafos que conlleva el cambio climtico. Esta Conferencia puede delinear las estrategias sostenibles necesarias para generar un nuevo paradigma que pudiera ser construido sobre la base de las ideas abogadas por las ONGs y por la sociedad civil en las ltimas dcadas, para conseguir una seguridad alimentaria sostenible arraigada en la valorizacin del potencial de los pequeos agricultores en los pases en desarrollo. El acceso al derecho a la propiedad, al agua y a los servicios energticos, a las financiaciones y a los micro-crditos son fundamentales para garantizar la existencia de los pequeos campesinos, y en particular de las mujeres. Nosotros no podemos aceptar propuestas para los pases en vas de desarrollo, que implican el futuro traslado hacia las ciudades de por lo menos mil millones de pequeos agricultores, dejando la futura produccin alimentaria principalmente entre las manos de las grandes compaas agro-industriales. Insistimos en nuestra ms profunda conviccin que las polticas para vencer el cambio climtico y el hambre tienen que respetar y promover el bienestar de la familia rural y en particular de las mujeres, reconociendo el papel insustituible de las poblaciones campesinas en la conservacin del suelo y de los ecosistemas rurales, de las especies y del conocimiento tradicional al respeto. Recomendamos un empeo transversal por la plena implementacin de justas polticas de gnero, ya que en muchos pases en desarrollo las mujeres son las garantes de la seguridad alimenticia. Adems, las polticas de gnero tienen que ser implementadas dentro de la ayuda
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internacional a largo plazo tal como en el caso de ayuda de urgencia alimentaria. Biocarburantes 8. Apoyamos la evaluacin iniciada por el Secretario General de las Naciones Unidas sobre la sostenibilidad de la produccin de biocarburantes. Antes que tratar de reemplazar a toda costa la oferta energtica de los carburantes fsiles, los esfuerzos tienen que centrarse en la reestructuracin de nuestra sociedad para usar menos energa y recursos. enfoque igualmente aplicable a las tcnicas de produccin de alimentos. Transporte 9. Como alternativa al desarrollo a gran escala de los biocarburantes, recomendamos polticas atrevidas para reducir la demanda de transportes, e incluso desplazar el trfico de pasajero/mercancias hacia sistemas basados en combustibles no-fsiles. La FAO tiene que seguir examinando los impactos econmicos, sociales y ambientales de los biocarburantes de 1 y 2 generacin. Las implicaciones negativas sobre la seguridad alimentaria y la biodiversidad de una produccin a gran escala de los biocarburantes, despiertan una honda preocupacin. Agricultura sostenible y desarrollo rural 10. Aconsejamos cautela frente a soluciones a corto plazo. Un enfoque claro, respetuoso de la integridad de la creacin, tiene que ser mantenido en la eliminacin de la pobreza y de las estructuras sociales injustas, de las causas a la raiz del hambre, a travs de un planteamiento a mltiples opciones. Abogamos un modelo de agricultura y desarrollo rural sostenibles; la sensibilizacin del pblico sobre la importancia de la familia agrcola; el estudio del impacto medioambiental de los biocarburantes; un aumento de la preocupacin respecto a las industrias extractivas y su indiscriminado e ineficiente uso de recursos con un impacto sumamente negativo sobre el medioambiente y las condiciones
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locales. En este contexto, tomamos nota con gran inters de muchas de las recomendaciones y de los anlisis de la reciente publicacin del International Assessment of Agricultural Knowledge, Science and Technology for Development (IAASTD) y compartimos la acogida brindada a este estudio por las organizaciones de la sociedad civil. Educacin 11. Si el desafo del cambio climtico ha de ser afrontado con xito, no se conseguir el necesario cambio de paradigma, slo con la informacin. Tanto los agricultores como los consumidores tienen que ser educados para apreciar el valor intrnseco de la naturaleza, como don de Dios, en vez de ser considerada como un simple recurso para explotar. Una especial atencin debera ser prestada a la informacin y la formacin de las mujeres, ya que ellas no slo son responsables de la nutricin del hogar, de la gestin de los ecosistemas locales, sino tambin, de la educacin de la siguiente generacin. Es preciso que las opciones del consumidor informado sobre la agricultura a pequea escala y sobre la produccin alimenticia local, formen parte de la solucin. Los programas educativos, a todos los niveles, pero especialmente para la juventud, tienen que incluir enseanzas sobre los valores que promuevan un estilo de vida simple y sobre los principios de la sostenibilidad y especialmente sobre como la economa humana depende absolutamente de la economa de la naturaleza. Polticas: coherencia e implementacin 12. Abogamos ms coherencia entre los organismos internacionales de la ONU y las dems organizaciones internacionales y la implementacin transversal de los derechos humanos. La promulgacin de convenciones para defender y promover los derechos humanos, especialmente del pobre, basadas en la reverencia y el respeto para la capacidad ecolgica de la Tierra es de por si insuficiente. Los organismos internacionales tienen que cerciorarse que protocolos suplementarios sean firmados e implementados adecuadamente a travs de leyes y polticas nacionales
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pertinentes. El seguimiento internacional debera garantizar que estas leyes sean aplicadas. Participacin de la sociedad civil 13. Invitamos a esta Conferencia a lanzar un proceso de discusin y accin por parte de todos las partes interesadas, un proceso eficaz y de larga duracin, a nivel regional e internacional, en que la sociedad civil, incluso las organizaciones religiosas, desarrollar plenamente su papel. Estamos preocupados porque la voz de la sociedad civil, en particular la de las partes interesadas no parece que est suficientemente implicada en la preparacin de esta Conferencia. Tenemos conocimiento de una reciente carta del IPC al Director General de la FAO, en la que se declara que la FAO estaba ignorando su propia experiencia de interaccin con las organizaciones de la sociedad civil adquirida en estos ltimos 15 aos. Para futuras conferencias y las acciones que de ellas saldrn, hacemos una respetuosa peticin que se efectue una plena consulta de la sociedad civil en cuanto concierne a la preparacin del programa y a la participacin de la sociedad civil. Roma, 24.04.08
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Amazona, poco ms del 17% de la selva ha desaparecido y la tasa de extincin de especies llega a ser mil veces superior a la histrica1. Asistimos a una creciente destruccin ambiental por deforestacin, contaminacin debido a residuos industriales y urbanos, minera a cielo abierto, monocultivo extensivo, el avance de la desertificacin, extraccin de hidrocarburos, entre otros, que afectan asimismo recursos vitales para los pueblos, como son el agua dulce y provisin natural de alimentos, especialmente entre los ms pobres. 3. Los estilos de vida predominantes en una parcela de la humanidad, de consumo desmedido, conllevan a un desequilibrio entre la creciente demanda de recursos naturales, renovables y no renovables, y la disponibilidad de la tierra junto al riesgo de aniquilacin de la biodiversidad as como tambin, el agotamiento de energas de bajo costo que amenazan el desenvolvimiento de las sociedades en el mediano plazo. Diversas catstrofes ambientales sobre el planeta, tanto naturales como antropognicas, en las ltimas dcadas dan prueba de ello. Asimismo estas catstrofes tal como el calentamiento global y sus efectos de fenmenos meteorolgicos severos en el contexto de cambio climtico (sequas, inundaciones, tormentas, etc.) 2 y la contaminacin de aguas y suelos, debido a la produccin irresponsable, entre otras y el despojo forzado de territorio provocan la ocurrencia de numerosos desplazados y refugiados ambientales que genera an ms pobreza. 4. Unido a ello, la actividad econmica predominante en las culturas tecnolgicamente desarrolladas, bajo la lgica de la eficiencia, maximizacin de la ganancia en pocas manos y socializacin de la prdida, se caracteriza por el olvido de la dimensin sagrada y espiritual de la naturaleza como parte de la creacin amorosa de Dios fuente de Vida y de la gratuidad de los bienes y servicios ofrecidos por ella (Cf. CIV 37). Se evidencia la falta de responsabilidad en el manejo de las fuentes de energa y recursos naturales que se van agotando bajo patrones de produccin y consumo insustentables que no asumen los costos ambientales presentes que terminan siendo pagados por los pobres y ponen en peligro la supervivencia de generaciones presentes y futuras. 5. Frente a esta realidad, reafirmamos nuestra fe en un Dios Creador amoroso de todo lo existente, que es el nico Seor de la tierra (Cf. Sal.
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23,1-2). l ha encomendado esta creacin a los seres humanos, semblantes de las cualidades de su Creador, para su guarda y su cultivo (Cf. Gn. 2,15). En esto se sustenta el principio del destino universal de los bienes. De ello se deriva la lgica del don y la gratuidad que ha de regir las relaciones y actividades humanas, entre ellas, la econmica, bajo la forma de un uso responsable de los ambientes con el fin de promover y garantizar el bien comn para todos los seres humanos as como la Belleza, la Bondad y la Verdad presentes por doquier en el don de la Creacin (CIV 50,51). 6. Como seguidores creyentes de Jesucristo, que en su camino por la historia uni el Cielo y la Tierra restaurando la sacralidad de lo creado, aprendemos que la creacin es camino hacia Dios a travs de los consejos evanglicos de justicia, paz y reverencia. Aunque hoy por hoy es evidente que ella est afectada por el pecado que la introdujo en un proceso de sufrimiento comparable a los dolores de un parto, sin embargo la creacin conserva la esperanza de participar de la gloriosa libertad de los hijos e hijas de Dios. Esta esperanza nos anima y se fundamenta en la fuerza activa del Espritu Santo presente en cada ser humano que espera la redencin (Cf. Rom. 8,18-25). Para ello es necesario tomar conciencia de la singularidad de la persona humana en relacin armnica con la creacin y su Creador, encauzando una nueva espiritualidad csmica que recupere una sana convivencia con la naturaleza. Promover la conversin ecolgica nos permitir caer en la cuenta del valor intrnseco de la creacin en la economa global de salvacin obrada por Dios Padre creador en Jesucristo (Cf. DA). 7. Ante estos desafos de la realidad en nuestro continente, necesitamos recuperar la actitud contemplativa. Es nuestra tarea ayudar a despertar en las personas y comunidades una conciencia sensible al cuidado responsable de la naturaleza, como lugar sagrado que provoca sensiblemente el descubrimiento de Dios para nosotros y las generaciones futuras. Junto a los hombres y mujeres de la tierra, el territorio, los ambientes naturales en ellos ubicados y la respectiva biodiversidad, son todos aspectos intrnsecamente unidos al don de la creacin que Dios posibilita y sustenta para el desarrollo integral de la persona humana y de los pueblos de todos los tiempos.
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8. Esto nos impele a la preservacin de las cualidades que garantizan la prolongacin vital y la riqueza de la biodiversidad en la tierra. Para ello todas nuestras tareas eclesiales, catequesis, predicacin, celebraciones y dems actividades pastorales, tcnicas, acadmicas y profesionales, deben orientarse a privilegiar la conversin ecolgica como dimensin integral de la fe. Asimismo se deben favorecer experiencias de la fraternidad csmica en contacto con Dios Creador, en la dinmica que anim a San Francisco de Ass, patrono de la ecologa. La espiritualidad popular, la oracin personal y comunitaria, las celebraciones litrgicas inculturadas, y la profunda vivencia de los sacramentos en clave ecolgica, son lugares privilegiados para experimentar la accin del Espritu de Dios y la iniciativa gratuita de su Amor (Cf. DA 263). 9. En este sentido, constatamos la necesidad de conocer mejor y acoger la sabidura milenaria de los pueblos indgenas de nuestro continente; sobre todo de su experiencia de fe que nos permite aprender de su relacin de armona y comunin con Dios, los seres humanos, la naturaleza y los dems seres de la creacin. Esto supone cultivar la actitud contemplativa frente a los bienes de la creacin como don de Dios. 10. Como Iglesia proftica, consideramos que es urgente priorizar una economa de las necesidades humanas que sea justa, solidaria y recproca (Cf. CIV 35), y de polticas de desarrollo humano integral que respeten el derecho de los pueblos y preserven las cualidades vitales de los ambientes naturales. Para ello es necesario denunciar el impacto negativo de los megaproyectos econmicos y de infraestructura, as como promover y exigir el monitoreo empresarial, estatal y civil, esclareciendo las situaciones ilegales e inmorales. Nos urge encontrar mecanismos de incidencia en los poderes pblicos nacionales e internacionales en defensa de los derechos humanos. 11. Tanto en nuestras comunidades locales, dentro del marco de la misin continental de la Iglesia en Amrica Latina y El Caribe, y especialmente en la familia, iglesia domstica, es tarea promover una cultura de la austeridad/sobriedad, sencillez y alegra como alternativa saludable, ecolgica, tanto individual como colectiva, a travs de la produccin orgnica, eco-amigable, y el consumo responsable, el reciclado, el uso adecuadamente aprovechado de bienes, y la educacin por el respeto de
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la naturaleza que posibilite condiciones presentes de justicia social y la vida de las generaciones futuras (Cf. CIV 51). 12. Finalmente reconocemos que el cultivo de la actitud contemplativa, como camino de conversin personal que descubre a Dios presente en cada creatura, no es tarea fcil pero es esencial para una autntica sanidad personal y ecolgica. Este proceso de cambio de mentalidad de la cultura dominante requiere que se favorezcan experiencias de Dios como nico Bien, irresistible, supremo, frente a otras ofertas superfluas de la economa consumista. Por tanto, debemos crear o facilitar espacios eclesiales dentro de nuestras grandes urbes que nos permitan redescubrir el paso de Dios en la creacin, a travs del contacto directo con la naturaleza y el sufrimiento humano, lo cual ser piedra de toque de nuestra pequeez y vulnerabilidad. A la Virgen Mara, Nuestra Seora de Guadalupe, fiel discpula del Seor y guardiana de los dones de Dios, encomendamos el cuidado maternal de los bienes de la creacin. Con ella y como ella nos hacemos testigos portadores del Amor de Dios que se manifiesta en la entera creacin, para la vida de toda la humanidad, especialmente los ms pequeos amados de Dios. Buenos Aires, 24 de agosto de 2010 Fiesta de San Bartolom, Apstol.
Declaracin del Consejo Mundial de Iglesias llamamiento para una accin inmediata
Cancn, Mxico Viernes, 10 de diciembre de 2010 Seora Presidente, Distinguidos Participantes, Queridos Hermanos y Hermanas, En favor del mudo abre tu boca, por la causa de todos los abandonados; abre tu boca, pronuncia fallos justos, haz justicia al pobre, al desvalido. Proverbios 31:89 Quince aos han transcurrido desde que asistimos a la Primera Conferencia de las Partes de la CMNUCC, que sesion en Berln en 1995. Una vez ms nos hallamos reunidos, completando la primera dcada del Tercer Milenio, en la cual habamos puesto todas nuestras esperanzas y esfuerzos para solucionar los severos y urgentes problemas que nos desafiaban como habitantes del planeta azul, nuestro comn hogar. El tiempo ha transcurrido. Los problemas y sus desafos an estn aqu. El conocimiento cientfico, apoyado por estadsticas y modelos climticos como tambin por simples observaciones hechas por campesinos, agricultores, Pueblos Indgenas y habitantes de zonas costeras, ha confirmado que el clima est cambiando debido a las actividades humanas y que ese cambio probar ser desastroso para la vida en este planeta, mientras que todava somos incapaces de tomar los ineludibles pasos para detener los ya tangibles y los terribles acontecimientos que se aproximan.
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El desafo urgente es ahora continuar con nuestro trabajo, ustedes como lderes y hacedores de polticas, nosotros como miembros de la sociedad civil, como personas de fe, para superar la grave amenaza del cambio climtico teniendo en cuenta en primera instancia el cuidado de la Tierra y la proteccin de las comunidades y pases ms pobres y vulnerables. Desde el inicio del proceso al comienzo de los aos noventa el Consejo Mundial de Iglesias (CMI) ha estado presente en todas las Conferencias de las Partes (COPs). Junto a otras organizaciones basadas en la fe, iglesias, y comunidades religiosas, hemos reconocido que el cambio climtico es un tema fundamentalmente espiritual y tico. Las tradiciones de fe con sus valores espirituales centrales sobre la comunidad de la Tierra, pueden jugar un rol sustancial para superar el modelo econmico dominante donde el consumismo y la ambicin prevalecen. En la Declaracin del CMI presentada durante la COP13 en Bali, habamos urgido que es necesario un cambio de paradigma. ste deber incluir un cambio en el marco legal en vigencia, reafirmando los compromisos del Protocolo de Kioto y amplindolos para responder a la nueva situacin que en enfrentaremos ms all de 2010. Como comunidades de fe reiteramos nuestra determinacin de apoyarlos en nuestros comunes esfuerzos para ofrecer seguridad, prosperidad y dignidad a la vida de hombre, mujeres y nios alrededor del mundo, cuidando tambin las maravillas de la buena Creacin de Dios, sustentando el tesoro de la vida. Una vida que necesita ser vivida con dignidad, justicia, equidad y paz, donde los derechos de los pueblos al agua potable segura, a la sanidad, al aire limpio y a un clima apto para sustentar la vida, puedan tornarse realidad. La humanidad se encuentra hoy danzando al borde del abismo. No podemos permitirnos otro fracaso por parte de los gobiernos como en Copenhague. Ahora es tiempo para la justicia climtica. Ahora es tiempo para lograr acuerdos valientes, equitativos y vinculantes. Hganlo y sern recordados no solo por el mundo actual, sino tambin por nuestros hijos y por los hijos de nuestros hijos, como los hacedores de polticas que con responsabilidad encararon uno de los mayores desafos que la humanidad ha enfrentado, evitando la mayor tragedia para la Tierra y los seres humanos que la habitamos.
Actividades
Encuentro interreligioso
4 de octubre: San Francisco de Ass (Patrono celestial de los ecologistas) San Francisco de Ass, al que he proclamado Patrono celestial de los ecologistas en el ao 1979, ofrece a los cristianos el ejemplo de un respeto autntico y pleno por la integridad de la creacin. () El pobre de Ass nos da testimonio de que estando en paz con Dios podemos dedicarnos mejor a construir la paz con toda la creacin, la cual es inseparable de la paz entre los pueblos. Juan Pablo II; Paz con Dios creador,
paz con toda la creacin (1 de enero de 1990)
La Comisin Arquidiocesana de Ecologa y Defensa Ambiental a travs del Grupo de Ecologa y Ecumenismo de la Parroquia Ntra. Sra. del Valle, invitan a Uds. a participar del encuentro interreligioso a realizarse el 4 de octubre de 2006 con motivo de la celebracin de San Francisco de Ass, bajo el lema:
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San Francisco de Ass y los valores religiosos: aportes para una tica ambiental global. Organiza: Comisin Arquidiocesana de Ecologa y Defensa Ambiental PROGRAMA: Presentacin: P. Gabriel Bautista. (Comisin Arq.) Eusebio Lizarralde (Ecologia y Ecumenismo) Apertura Mons. Joaquin Sucunza (Obispo referente) Participan: Daniel Emmerich, de la Orden Franciscana de los Capuchinos Dr. Alfredo Salibin, de la Iglesia Bautista Rabino Sergio Bergman, de la Comunidad Judia Sheij Beytullah Cholak, de la Comunidad Islmica Jos Nakatsui de la Asoc. Budista SOKA GAKKAI Embajador Ral Estrada Oyuela, por la Sociedad Civil Coordina el panel: Georgina Gentile Cierra panel el P. Gabriel Bautista Preguntas a los panelistas por escrito Palabras y Oracin final: Presbtero Guillermo Marc, del Servicio Pastoral Universitaria Mircoles 4 de Octubre de 2006-19:00 hs Lugar: Servicio Pastoral Universitario Riobamba 1227 Buenos Aires Informes: Comisin Arq. de Ecologa y Defensa Ambiental.
San Francisco de Ass y los valores religiosos: aportes para una tica ambiental global AlFReDO SAlIBIN Introduccin Despus de leer sus textos referidos directa o indirectamente al ambiente, me he tomado el atrevimiento de preguntarme qu nos dira San Francisco sobre el tema si hoy nos encontrramos con l en el camino, si viviera con nosotros en este agitado inicio del siglo XXI, 800 aos despus de su tiempo, cules seran sus consejos para nosotros, hombres y mujeres de la fe religiosa?, cules seran los valores que demandara de nosotros en tanto creyentes preocupados por el estado de cosas en la Creacin de Dios? Cules serian los valores espirituales que demandara para nuestra vida este San Francisco que estamos imaginando en nuestro contexto? Cmo hemos de aplicarlos en nuestro papel de custodios de la integridad de la Creacin? Sentimos que lleg el tiempo de explorar nuevos caminos de desarrollo subordinados a criterios formalizados en una tica ecolgica basada, a su vez, en la demanda de Juan Pablo II, a favor de una conversin ecolgica de la poltica y la economa. San Francisco demandara un lugar especial para la Gratitud Mucha gente, especialmente en las sociedades industrializadas, no alcanza a descubrir que es posible vivir con menos bienes de los que actualmente disponen, con menor consumo energtico, compartiendo solidariamente su mucho con lo poco del prjimo. Podemos cambiar este ese estado de cosas? Ello slo ser posible si somos capaces de incorporar a nuestra vida la tica de la gratitud.
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Dijo San Pablo (1 Tesalonicenses 5,16-18): Estn siempre contentos. Oren en todo momento. Den gracias a Dios en todo, porque esto es lo que l quiere de ustedes como creyentes en Cristo Jess. Qu ocurrira si las personas y las sociedades disemos la espalda a las imposiciones del modelo econmico y llensemos nuestra vida cada da con expresiones de gratitud sinceras a Dios por todas las bendiciones que disfrutamos, sin olvidar de la naturaleza? A qu gratitud nos estamos refiriendo? A aqulla que nos hace ver la vida de manera radicalmente diferente. Cuando damos gracias, estamos reconociendo nuestra dependencia de Dios, de otra gente y de las otras formas de vida que nos rodean. Estaremos renunciando a tener el control, a la conviccin de que somos los nicos artfices de nuestro bienestar o los ltimos usuarios de los bienes de la Creacin. Es ms. La gratitud nos conduce a otras dos actitudes: cuidado y felicidad. Cuando somos agradecidos por algo, crece en nosotros la preocupacin por cuidarlo; si somos agradecidos por la naturaleza, empezaremos por cuidarla. Y la gratitud nos colma de felicidad. San Francisco nos exigira Humildad La Humildad es un valor ligado a la gratitud. Algunas interpretaciones de las Escrituras que se hicieron en el pasado contribuyeron a la percepcin de que la humanidad es el pinculo de la Creacin. Se presenta a Dios como creador del resto de la Creacin para el nico propsito de estar al servicio del ser humano, sin caer en la cuenta de que en realidad ostentamos una doble condicin: en ciertos aspectos somos parte de la Creacin con muchas cosas comunes con otras especies que nos acompaan en el jardn creado por Dios, y en otros somos diferentes y particulares porque somos imagen del Creador. La Ecoteologa y la Teologa de la mayordoma, nos advierten que la posicin del ser humano es de responsabilidad delegada por Dios para el cuidado responsable de su Creacin. Somos parte de la Creacin pero no sus propietarios; la Creacin, afirman las Escrituras, pertenece al
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Creador: la tierra es ma y ustedes slo estn de paso por ella como huspedes mos (Levtico 25,24). Esta manera de pensar reemplaza el orgullo humano por la humildad, la sensacin de poder ilimitado es sustituida por la de cuidado responsable. Algo de esto nos viene de la enseanza que nos proveen las culturas nativas o indgenas que plantean su relacin con la Creacin como la de una familia; el mismo San Francisco se refera a los astros como hermano o hermana. En suma, nuestra arrogancia debe ser sustituida por la humildad al constatar de que somos parte de una red y no el extremo superior de una pirmide. Nos recordara que la Suficiencia debe integrar nuestra escala de valores Qu significa vivir con suficiencia? Significa que toda la gente tiene lo suficiente para disfrutar de una buena calidad de vida, pero no mucho ms de sus necesidades. Uds. dirn esto no es para la Argentina de hoy; sin embargo, si nos detenemos a pensar en trminos de globalidad veremos que nuestra situacin es parte del cuadro total: somos la parte que no tiene lo suficiente porque otra parte se ha llevado la nuestra. La idea central del concepto de suficiencia es la nocin de calidad de vida. En el pasado se hablaba de calidad de vida y de estndar de vida. Hoy en da el estndar de vida se define basado en unidades econmicas como el Producto Bruto Nacional o sea, el promedio de las ganancias divididas por el nmero de personas. Obviamente este parmetro es artificial y perverso porque es un promedio que no tiene en cuenta la distribucin de la riqueza y el bienestar. Adems, el aumento de PBN siempre se acompaa de ms deterioro ambiental, de ms estrs, de menor cantidad de tiempo para la familia y los amigos, de fracturas en la comunidad, etc. Necesitamos con urgencia la revolucin de la suficiencia, de lo suficiente, de la simpleza en las conductas de la vida. La satisfaccin en la vida, no consiste en la acumulacin de la riqueza [Cudense ustedes de
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toda avaricia; porque la vida no depende del poseer muchas cosas Y lo que tiene guardado, para quin ser? (S. Lucas 12,15-21)]. La superabundancia de cosas congestiona el da, distrae nuestra atencin, disipa energas y debilita nuestra capacidad para discernir los caminos correctos. Es oportuno aqu recordar que Jess ense claramente que el plan de Dios contempla la provisin, desde la naturaleza, de todo lo que necesitamos (S. Mateo 6,25-34). Y tambin nos pedira compromiso con la Justicia Dios puso en boca del profeta Isaas la siguiente afirmacin: El ayuno que a m me agrada consiste en esto: en que rompas las cadenas de la injusticia y desates los nudos que aprietan el yugo; en que dejes libres a los oprimidos y acabes, en fin, con toda tirana (Isaas 58,6). Cmo se vincula esta consigna con el ambiente? Es que intentar modificar el modelo actual reemplazndolo por otro en el que predomine la suficiencia no ser fcil porque se movilizarn las fuerzas que lo defienden, el mismo que beneficia a los ricos y penaliza a los pobres y a la naturaleza. As, instaurar la justicia ser otra de las grandes batallas para vivir sustentablemente en el siglo XXI. El cmo lograr este objetivo es materia de debate en la comunidad cristiana. Dios siempre opta por los pobres; la realidad de la pobreza es estmulo suficiente para luchar contra la opresin econmica, poltica y militar que preferencia precisamente a los que no son pobres. Las instituciones opresoras y explotadoras de los pobres y de la naturaleza mantienen el control a travs de varias formas de poder. La lgica convencional nos indicara que para superar sus efectos sera necesario y suficiente disear un poder mayor.
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Por el contrario, somos convocados a reconocer nuestra dependencia de Dios, y modelar un nuevo estilo de vida en comunidad con todas las otras formas vivientes que nos acompaan. Esto, que parece sencillo, requiere una enorme dosis de coraje, discernimiento y perseverancia. Para finalizar, San Francisco nos encargara proveernos de dosis generosas de fe, esperanza y amor Tres cosas hay que son permanentes: la fe, la esperanza y el amor; pero la ms importante de las tres es el amor (1 Corintios 13,13). Estos tres ltimos valores espirituales son los indispensables para poder vivir en forma sustentable en este siglo que se inicia. Qu cosa puede sostenernos para continuar la batalla por la justicia, enfrentados con los tremendos poderes de opresin sobre los seres humanos y sobre la naturaleza? Debemos tener fe: fe de que Dios desea un mundo en el que los seres humanos vivan en relaciones de paz y justicia entre si y con la naturaleza, fe de que somos capaces, con la ayuda de Dios, de discernir lo que debemos hacer para instaurar el reino del shalom, de la paz, fe de que Dios nos ama y permanece a nuestro lado en nuestras luchas. Ser la fe que nos brinda seguridad en nuestro compromiso; pero esa fe ser estril sin la compaa de la esperanza. La esperanza agrega un elemento adicional: la alegra, la expectativa, la celebracin. Es la que nos da la energa para continuar la senda de nuestras luchas an cantando. La esperanza, es la contribucin que pueden hacer nuestras comunidades de fe; ellas harn ms efectiva los movimientos tendientes a los cambios sociales y a la proteccin ecolgica. Ser el combustible movilizador para enfrentar el desaliento.
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La esperanza es un don espiritual difcil de explicar; es ms que un optimismo. Toma en serio todas las realidades pero se resiste a sucumbir ante ellas. Reconoce que no estamos solos: Dios est con nosotros, con nuestro prjimo y con toda la comunidad de la Creacin. Y esa ligazn con Dios y con la Creacin se har realidad mediante el lazo del amor. El amor es un poder mucho ms fuerte que la codicia, la avaricia, el odio y el miedo que subyacen como fundamento de las fuerzas destructivas de la naturaleza. El amor es lo que construye una comunidad sustentable para la familia humana y para la Creacin, un sitio donde cubrimos nuestras necesidades y hallamos el sentido de nuestras vidas. Mientras nos preocupamos y batallamos por los problemas ambientales y, al mismo tiempo, procuramos identificar los valores espirituales que necesitamos para la vida sustentable en este siglo, seremos reconfortados con este mensaje permanente: el amor jams dejar de existir, y nuestro hacer se ver bendecido mediante la gratitud, la humildad, la suficiencia y la justicia. Texto sagrado de clausura Palabras de Moiss al pueblo de Israel: Guardaris todos los mandamientos que yo os prescribo hoy, para que os hagis fuertes y lleguis a poseer la tierra a la que vais a pasar para tomarla en posesin, y para que prolonguis vuestros das en la tierra que Yahv jur dar a vuestros padres y a su descendencia, tierra que mana leche y miel Y si vosotros obedecis puntualmente mis mandamientos, que yo os prescribo hoy, amando a Yahv vuestro Dios y sirvindole con todo vuestro corazn y con toda vuestra alma, yo dar a vuestra tierra la lluvia a su tiempo, lluvia de otoo y lluvia de primavera, y t cosechars tu trigo, tu mosto y tu aceite; yo dar a tu campo hierba para tu ganado, y comers y te hartars. Cuidado, que no se pervierta vuestro corazn y os descarriis, y deis culto a otros dioses, y os postris ante ellos, pues la ira de Yahv se encendera contra vosotros y cerrara los cielos: no habra ms lluvia, y el suelo no dara su fruto y vosotros desaparecerais bien pronto de esa tierra buena que Yahv os da. [Deuteronomio 11,8-9,13-17].
Foro interreligioso: Compromiso hacia una nueva cultura ambiental 1 de Mayo del 2007 Parroquia Ntra. Sra. del Valle
Organizan: El Consejo Latinoamericano de Iglesias (CLAI) para el Programa de Ciudadana Ambiental Global del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) Lugar: Parroquia Nuestra Seora Del Valle Crdoba 3329 Ciudad Autnoma Buenos Aires Fecha: 1 de Mayo de 2007 Orden de Actividades: 9:30 a 10:00 Hs.: Acreditaciones 10:00 a 11:30 Hs: Primer panel Interreligioso 11:30 a 11:45 Hs: Pausa para caf 11:45 a 13:00 Hs: Segundo panel Interreligioso 13:00 a 14:30 Hs: Almuerzo (Previa Inscripcin) 14:30 a 16:30 Hs: Talleres Tres aulas:
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Calentamiento Global/ Agua/ Biodiversidad 16:30 a 17:00 Hs: Pausa para caf 17:00 a 17:30 Hs: Plenario con lectura de Documento final (requerimiento del PNUMA) 17:30 Celebracin Interreligiosa en el Templo. El encuentro se realiz en un clima de amistad y solidaridad. A pesar del feriado, la concurrencia super nuestras expectativas. Las exposiciones fueron de gran calidad y salvo algunas pequeas diferencias, coincidentes en los conceptos generales vertidos. Les ofrecemos aqu una muy breve sntesis de lo sucedido. En primer lugar, un resumen de lo dicho por los panelistas: Dr. Alfredo Salibin En la Eco 92 en Ro de Janeiro, La carta a las iglesias deca, entre otros prrafos: Queridos hermanos y hermanas: Escribimos con un sentimiento de urgencia: la tierra corre peligro. Sobre nuestro nico hogar se cierne una amenaza real: estamos al borde de nuestra propia destruccin. Por primera vez en la historia de la creacin la accin de los hombres esta destruyendo los sistemas que mantienen la vida en el planeta. Hemos llegado inevitablemente a la conclusin de que el sistema dominante est explotando a la naturaleza y a los pueblos a escala mundial y amenaza a seguir hacindolo a un ritmo acelerado. Comprendan ustedes porqu nuestros corazones estn apesadumbrados y porqu es muy urgente que como Iglesias nos comprometamos firmemente y de manera permanente tanto a nivel espiritual, como moral y material a concebir nuevos modelos de sociedad basados en una profunda gratitud a Dios que nos ha dado la vida y en el respeto a toda la creacin divina.
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No podemos negar el papel que nosotros como Iglesias hemos desempeado en la crisis que nos abruma. No sabemos decir la palabra proftica y ni siquiera la omos cuando muchas personas de las cuales muchos cientficos la dijeron y menos aun hemos odo los clamores de los pueblos nativos que desde haca siglos nos repetan que la modernidad mancillara su propio nido y devorara hasta a sus propios hijos. Dos tercios de la poblacin mundial viven en la economa de la necesidad, en lnea con esa perspectiva nace este concepto de la conversin ecolgica que es de alguna manera una propuesta para girar la mirada hacia la economa de suficiencia. Lic. Sandra Carlino El agua para la tradicin islmica, como para la tradicin judeocristiana, est relacionada a la purificacin. Para nosotros el agua es el vehculo para acercarnos a Dios. Casi todas las tradiciones religiosas hablan de esta relacin con el agua como algo de purificacin, de transformacin, de renovacin. El agua, en principio es un don divino, por eso es un bien social que nadie puede ser privado de ella. El agua nunca puede ser un bien econmico porque nosotros no podemos prescindir del agua, en trminos econmicos se llama demanda inelstica, nosotros necesitamos tantos litros de agua para poder vivir: seria como querer privatizar el aire. Los cientficos hoy estn planteando que as como el cambio climtico hoy es una amenaza importante, la escasez del agua es el problema futuro. Es importante plantear el agua como bien Social porque si las grandes empresas de comercializacin del agua tienen mas regalas que las petroleras (teniendo solo el 5% del comercio). El futuro puede ser, no solamente ya un mundo de hambrientos sino tambin un mundo de sedientos.
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En Argentina, Paraguay y Brasil nos asentamos sobre los acuferos ms importantes del planeta (los acuferos son el agua que estn por debajo de la superficie terrestre). El concepto de agua virtual se esta introduciendo junto con el concepto de deuda ecolgica (esta deuda del cual somos acreedores por todos los recursos naturales que nosotros estamos exportando a los pases centrales, y que en los valores de intercambio no son pagados por lo que deberan ser). Ing. Agrnomo Adolfo Boy Esta realidad de crecimiento econmico lo vemos que esta acompaado por un sufrimiento de la naturaleza y del hombre. Entonces vemos en qu consiste el crecimiento es, rpidamente, que hoy las commodities, es decir esos productos que se obtienen al mas bajo precio y a granel, soja y petrleo estn pagando la deuda externa y lo que se llama contencin social (los planes jefas y jefes etc.). Menos del 10% de la poblacin est viviendo en zonas rurales. Hay todava quienes dicen que la soja no desplaz a ningn cultivo, pero el censo dice lo contrario: entre 1992 y 1999; sobre todo medianos y pequeos productores han desaparecido. Para una hectrea de ctricos necesitamos 60 jornales mientras que en la agricultura de siembra directa necesitamos solo una persona. Les propongo no hablar de biocombustibles porque bio es vida es bueno, hablemos de agro combustibles que son lamentablemente una locura nueva. El crecimiento es cuantitativo y lo que necesitamos es desarrollo () Amartya Sen en la India demuestra que no es la falta de alimento lo que realmente trae las hambrunas sino que se le ha quitado es la capacidad de producir alimentos porque se es el tema: esto de creer que alguien nos va a dar de comer con estos sistemas en permanente aumento y con este sistema de produccin de commoditis es insostenible.
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Tenemos que volver a una vida ms sobria, si pudiramos entender que las producciones deben ser locales Por qu no recuperar el petrleo que estamos exportando (antes de hacer agro combustibles)?. Embajador Dr. Ral Estrada Oyuela Lo que se est presentando hoy como modelos de produccin y consumo tiene adems la complicacin adicional de que nuestra sociedad confronta con un paradigma que se les muestra todos los das por televisin, en los diarios, en las revistas donde lo que se exalta es exactamente lo contrario a lo que es bueno y todos deberamos actuar para balancear, contrarrestar y superar el efecto de esta presin constante sobre la conciencia publica. Y esto es exactamente cambiar el estilo de vida y sustituir el paradigma consumista que esta presentado en el mundo de hoy. Lo que nos falta es algo tan sencillo como proteger la creacin, parece que debiramos naturalmente ser capaces de entender que es necesario proteger la creacin que pertenece adems a la gran familia que llamamos humanidad. yo creo que es una circunstancia feliz que a esta altura del desarrollo de la civilizacin la Providencia nos ofrece esta posibilidad de unirnos los creyentes en defensa de la creacin justamente en un momento en que, por otro lado, y por otros costados, lo que se exalta son las diferencias que existen entre los creyentes es mucho ms lo que tenemos en comn y esta oportunidad de trabajar en los asuntos ambientales y esta oportunidad de llevar adelante en conjunto la defensa de la creacin. Dra. Mirka Seitz Respecto de dnde estamos, por un lado, podemos decir que desde la dcada de los noventa aparece en el plano de lo internacional un esquema de crisis institucional en donde hay un dilema entre representacin poltica, paz y guerra.
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Las naciones unidas proponen y necesitan una reforma que no logran. Sobre el ao 2000 economa y poltica disean las metas del milenio para ser logradas en el 2015 y estas metas tienen un balance precario en el primer quinquenio de su desarrollo. Un sistema internacional que permite la concertacin, el dialogo y la negociacin es un sistema donde uno puede esperar lograr cosas (si no es as ya es mas precaria la situacin de todo lo que estamos hablando hoy). La insuficiencia de las aportaciones polticas e intelectuales respecto de ambos sistemas (el internacional y el del conocimiento) reclama no solo mas investigacin y desarrollo nos urge generar y responder a las preguntas que nos plantea la responsabilidad Moral fundada en la naturaleza humana dentro del esquema de la creacin. Desde el mundo de los valores quise rescatar a un autor muy querido que es Gilbert Keith Chesterton que escribi una maravillosa obra sobre San Francisco, que es uno de los seres humanos ms emblemticos respecto del amor al prjimo y el amor a la creacin. Qu es lo que nos plantea? Basado, justamente, en esta figura nos planteo, lo que creo yo, es el dilema que tenemos hoy frente a esta grave situacin l dice: la transicin entre el hombre bueno y el santo es una especie de revolucin en virtud de la cual quien vea las cosas como ilustracin y luz de Dios ve a Dios ilustrando e iluminando las cosas. Respecto del conocimiento ambiental supone y necesita de una comprensin que tenga la capacidad de ver el hecho aislado y al mismo tiempo el conjunto es decir el tipo de cosa del que estamos hablando necesita de una mirada conjunta. Frente a nosotros tenemos un dilema con el cual no esperbamos encontrarnos tenemos la tragedia de Gualeguaych Frei Bentos, no es la tragedia de Gualeguaych a ver si hablamos claro!, porque si tenemos un pensamiento religioso miembros de la creacin creados por Dios criaturas de Dios los uruguayos son criaturas de Dios.
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Sheij Beytullah olak En el Corn en ningn momento Dios se propone venir y hacer justicia para arreglar las cosas, sino que deja en nuestras manos hacer la justicia social entre los seres humanos y en la creacin de Dios, y el Corn advierte muy severamente por el tema del derroche: Comed y bebed, aprovechen de las cosas de Dios que estn sobre la tierra; pero no derrochis, porque los que derrochan son hermanos del demonio. Segn algunos dichos del Profeta Mohamed hay 99 bellos nombres de Dios y dice tambin que son innumerables los nombres de Dios (o sea como la diversidad que tenemos en el universo es incontable tambin cada creacin que nos lleva a conocer a Dios). Simplemente una flor nos demuestra a Dios, la belleza de Dios, la justicia de Dios, el que sustenta, el que crea; y podemos aumentar veinte o treinta bellos nombres de Dios y as conocerlo a l (o sea daar a la naturaleza, hacer algo injusto contra ella, en un sentido es estar contra Dios, aunque no sea un acto de la fe, pero es, parcialmente, incredulidad). Es tan importante la actitud del creyente, como la relacin que tena San Francisco de Ass y otros seres espirituales de todas las religiones. Lo que nos hace falta es de esa espiritualidad y tener esa conexin con la creacin. La espiritualidad nos puede aportar mucho a cada uno de nosotros en cmo tratar a las cosas que tenemos en nuestras manos. Necesitamos la espiritualidad y la conciencia de juicio. En el Islam, en ese sentido, dice quien hace un tomo de bien lo ver el da del juicio final y lo mismo para la maldad (en ese sentido la maldad no es slo lo licito o lo ilcito, sino que entra toda la creacin). Rabino Arieh Sztokman Nosotros, los seres humanos, somos la corona de la creacin. Cuando leemos en el libro de Gnesis, toda la creacin que Dios ha hecho, despus de cada creacin dijo: es bueno; cuando creo al ser humano dijo: es muy bueno.
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Este es nuestro desafi admirar todo lo maravilloso que Dios ha creado y no olvidarnos de nosotros. El gran desafi es hablar de la ecologa hablando del ser humano. En todo el texto bblico, tenemos por ejemplo, que los primeros tres aos de los frutos de los rboles no los debemos comer, al cuarto ao hay que empezar a trabajarlo un poco para ofrendarlo al creador, y recin en el quinto ao podemos comer de sus frutos. Se ha creado tanta qumica que ya no necesitamos nada de todo eso: seis aos tiene que trabajar la tierra y el sptimo dejarla descansar para que retome sus fuerzas, para que luego podamos sembrar nuevamente y tener nuevos frutos (esto no lo hacemos y somos nosotros los seres humanos). Nuestro trabajo es en nosotros. No est afuera; est adentro. Los grandes maestros dicen que: as como es adentro es afuera (no es el dinero ms importante que el ser humano; no es que cuanto ms tens ms vals). Nosotros, discpulos del siglo XXI, tenemos la responsabilidad de ensear a cuidar, a respetar, a reparar, a amar y sanar a este planeta casi enfermo, a tantas almas desorientadas que necesitan consuelo, a tantos enfermos de soledad, de inseguridad y falta de confianza y no hace falta plata: hace falta encuentro. Para terminar y dar una pauta de cmo podemos reunirnos una maestra me pregunto quers vivir en paz o quers tener razn? Yo quiero vivir en paz. Presbtero Gabriel Fabin Bautista Estamos en un momento de la historia de la humanidad y del desarrollo de la civilizacin que nos encontramos con la posibilidad de disponer del planeta tierra en su totalidad. Por primera vez el hombre, la poblacin humana, tenemos la posibilidad de contemplar el mundo como lo contemplamos: como el sistema tierra. Todos estos derechos de tercera generacin derecho al medio ambiente sano que nos estara proponiendo la necesidad de un contrato
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natural (que podra ser anlogo al contrato social entre las personas o sea un contrato natural entre las personas y el lugar en que vivimos). Viendo cmo algo o alguien se mueve uno puede decir: tal es el ser y as como uno puede identificar el ser de un animal, de una piedra o de un ser humano y, de alguna manera, podemos llegar a vislumbrar, hasta dnde nos es posible algo del ser de Dios, cmo va obrando. Tenemos dos aspectos de Dios: cmo es en Si mismo; y para nosotros, es Dios, uno y trino (uno en esencia y trino en personas); pero en este encuentro nos interesa cmo es Dios hacia fuera el trmino latino es ad extra; es decir, Dios hacia fuera. Y Dios hacia fuera se manifiesta creando, redimiendo, santificando y llevando hacia la plenificacin o la finalizacin todo este proceso que l ha creado. La creacin, por lo tanto, no es slo que ya fue; sino que en realidad hoy se habla de una creacin continua. Es necesario hablar de una conversin ecolgica cuando hay ya todo un desarrollo, hablando estrictamente en el contexto de la iglesia catlica, cuando tenemos un rbol de virtudes para poder desarrollar y cultivar nuestra grandeza humana? Despus est la cuestin de la catequesis donde est ese gran error de considerar a la creacin como una especie de escenario que se arm hace tiempo y all lejos y se ensea que Dios cre. Entonces en la catequesis habra que instruir sobre la creacin como: creacin en el origen, creacin continua y al final de los tiempos. Nunca va a dejar de haber creacin (ahora mismo la creacin est operando en nosotros, porque nos sostiene en el ser, nos da vida, nos hace ser, nos hace estar, nos hace vivir existir, es Dios creando). Resumen de los Talleres: Taller de Agua: Coordinado por el Hno Daniel Emmerich; Notas de Osvaldo Pimpignano En el taller de agua quisimos ser prudentes y no realizar una clase.
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Nos resumimos a cuatro puntos que son entre reflexivos y propuestas: El agua dulce disponible es un recurso natural limitado y vulnerable. La vida comenz en el agua no permitamos que perezca por el deterioro creciente de los sistemas acuticos. Avalar la creacin de foros inter cuencas comenzando por las de Matanza Riachuelo; del Ro de Plata y el Reconquista Destacamos la importancia de promover la educacin ambiental en todos los mbitos, especialmente en los centros educativos y mbitos populares. Taller de Biodiversidad: Coordinado por el Ing. Adolfo Boy; Notas de la Lic. Carmen Campos La sociedad ha recorrido un peligroso camino de rechazo a la biodiversidad separndose de lo que tiene y, por otro lado, se uniformiza por los hbitos de consumo impuestos desde culturas que nos son ajenas. La cultura est en la biodiversidad y la biodiversidad atesora miles de aos de conocimientos colectivos de diversas culturas. Todo este bien comn esta hoy patentado y le quita la soberana alimentara a sociedades de autoconsumo o subsistencia. Los hbitos de consumo han impuesto condiciones de mercado donde todos los productos son iguales, uniformes, esto significa menos biodiversidad. Los montes cultivados (pinos, eucaliptos) no son bosques y son factor de prdida de biodiversidad. Mantenida en bancos de germoplasma la biodiversidad no se adapta al cambio climtico. La biotecnologa es un enfoque reduccionista que tambin empobrece la biodiversidad gentica como los hbridos. Los proyectos de cra artificial de peces al igual que la pesca indiscriminada amenazan la biodiversidad. Como propuestas: el tema es cambio en la cultura y los hbitos de consumo y, de hecho, hay una condena al patentamiento de la vida.
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Taller de Calentamiento Global: Coordinado por el Hno. Eduardo Agosta Scarel; notas de la Dra. Mirka Seitz Nosotros vemos al hombre como sujeto de la ecologa y como actor de su construccin o de su destruccin. El calentamiento global lo hemos visto como un proceso transitivo de gravsimas consecuencias estructurales. Este proceso de cambio climtico nos revela dramticamente nuestra precariedad y pequeez. Sin embargo dentro de nuestra cultura el consumismo y el narcisismo, casi como una actitud religiosa, no puede evitar aportar al desastre ecolgico desde una actitud de omnipotencia y al mismo tiempo de vaco interior. Es necesario entonces convertirse, dejar al hombre viejo, actor de este drama, y llegar al hombre nuevo. As, lo urgente es tomar la decisin de hacerlo y pedirle a Dios el poder para ello. Emprendamos el camino de una vida austera y sencilla hacia ese horizonte deseable de una reconversin al mensaje divino. Declaracin Final 1) Nosotros concebimos la realidad como una y trina. Dios-hombrecosmos (naturaleza) y no pueden separarse. Estn mutuamente interpenetrados en virtud del acto de la creacin relatada en Gnesis 1-11. Si buscamos en la Biblia (Antiguo y Nuevo T.), ms all de la extensa referencia a la creacin del Universo como expresin del amor de Dios y cuya culminacin es la creacin del hombre, la mayora de las historias y referencias al vnculo con la tierra nos hablan de la agricultura y de la pesca y del ser humano como protagonista central de estas actividades. Es el hombre el que debe convertir su corazn al mensaje del Creador (no a la creacin, este trmino puede llevar a una confusin de tipo pantesta) y el que puede instalar o desinstalar la natural armona para la que todo fue creado.
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2) La crisis ecolgica lo es social y ambiental a la vez (es decir, pobreza, injusticia social, hambre, discriminacin, etc., se refleja en deterioro ambiental, destruccin de ecosistemas, etc.) Al punto que abordarla en su integridad afecta ambas dimensiones. El paradigma cientfico tecnolgico ha producido el actual estado de cosas. Si bien la Revolucin Agrcola produjo un gran impacto en el ambiente, la Revolucin industrial fue posible gracias a este estilo de concepcin cientfica. sta produjo un gran impacto en poco tiempo, impidiendo que el sistema pudiera recuperarse. La visin estndar de la ciencia como detentora del conocimiento y su mtodo estn siendo cuestionados por todas las reas cientficas, una forma reduccionista que no ha tenido en cuenta las consecuencias. Ante ello, nuevas concepciones que incorporan a la incertidumbre, como reconocimiento de lo provisorio que el conocimiento es; la aceptacin de que los sistemas complejos requieren abordajes diferentes a los hasta ahora vistos, y adems, que la apropiacin del conocimiento no puede estar en manos de elites ilustradas cuando los impactos de estos conocimientos son sobre las poblaciones enteras. El medio contaminado contamina al ser humano. La contaminacin irracional y permanente ejerce violencia sobre los individuos. Debemos buscar la forma de romper la espiral de violencia. Por eso, el medio ambiente sano es un derecho humano fundamental. Tanto J. Pablo II como Benedicto XVI nos hablan tanto de la tierra como de la naturaleza humana como un don de Dios que debe ser respetado en su naturaleza moral. As, para un creyente, es imposible hablar de una ecologa de la naturaleza sin hablar de una ecologa humana que, a su vez, supone una ecologa social. Nuestros conocimientos aunque imperfectos e inacabados pueden, tambin, ayudarnos a mejorar el mundo que nos rodea, con el trabajo conjunto de todos los seres, reconociendo que cada uno de nosotros est ligado al otro y puede aportar desde su capacidad y actividad. Entender que el problema de este mundo no es la pobreza sino la riqueza, concebida como un estilo de vida despilfarrador, arrogante, sin respeto por la vida, y sin un marco transcendente. La recuperacin de lo Sagrado como concepto de aquello por cual estamos dis-
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puestos a dar la vida como lmite del estilo de vida que no satisface al hombre y ha producido el colapso del sistema planetario. 3) La conversin ecolgica, habla de un camino espiritual pero no en trminos meramente naturalistas, sino, humano-csmico hacia lo divino (la creacin entera gime dolores de parto esperando la redencin de los hijos de Dios, Rom 8, ss), es decir, convirtindonos hacia Dios (el rostro vuelto a l) es posible la sanacin interior, interpersonal y el sanemiento de la Creacin afectada por nuestra negacin de Dios, por nuestra negacin del Amor. (el camino espiritual es nuestra propuesta hacia un posible cambio de paradigma de relaciones entre los hombres y con el ambiente). 4) Recuperar el concepto de economa como lo que es: La administracin de los recursos escasos, la crematstica como parte de la economa y no como un fin ltimo. La economa es una ciencia social, debe preocuparse por la distribucin de esos bienes escasos de forma equitativa como nica posibilidad de construir un futuro de Paz para toda la humanidad. Sobre fines de los 60, un economista como Heilbronner haba terminado por reconocer que lo que quedaba claro es que en la nave espacial tierra ya no podra haber pasajeros de 1ra. sino que todos deban ser clase turista debido a que la ecuacin que vincula cantidad de poblacin, dotacin de recursos naturales y modo de produccin vigente tendra resultados inaceptables sobre el comienzo del tercer milenio. Este diagnstico fue dejado de lado. La ausencia de una solucin es una solucin en s misma: 1) la guerra implosion fuera y dentro de las sociedades; 2) la variable poblacin esta siendo ajustada de facto y 3) la naturaleza est dando seales preocupantes mientras se redefine el corazn de la economa que es el paradigma energtico. Nos dice Mons. Lozano: Podramos enumerar una serie de actividades muy rentables, para unos pocos que degradan y maltratan los ecosistemas a la par que la calidad de vida de la sociedad en su conjunto. Nos empujan a naufragar en un Riachuelo pestilente descontaminado varias veces con promesas verbales incumplidas. Quin se enriqueci
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con las curtiembres, petroqumicas y otras industrias que contaminaron el Riachuelo? Cuntos habrn sido sobornados para no controlar o denunciar el incumplimiento de la normativa vigente? Los que ms sufren la contaminacin son los pobres. Viven cerca o sobre basurales; tienen problemas con las napas de agua y no pueden comprar agua envasada, entre otros males. 5) La educacin en valores ticos ambientales y sociales es fundamental. Caer en la cuenta, tomar conciencia de la sacralidad del hermano y del ambiente como nicos e irrepetibles. Nosotros administramos la creacin; por eso, la conversin espiritual debe preceder a la conversin ecolgica. Nuestro compromiso ha de estar afirmado en acciones que contribuyan a preservar las condiciones de sustentabilidad de la creacin. Ellas requieren estrategias ticas y cientficas, asociadas en una dinmica de mltiples interacciones entre aspectos como la justicia, la paz, la economa, la salud, etc. La pastoral de la iglesia debiera reorientarse, permendola con una constante apelacin a la responsabilidad de los creyentes en su papel de mayordomos de la Creacin. El modelo de la conversin espiritual podra aplicarse a las relaciones seres humanos-Naturaleza: dejar un estilo de vida y adoptar otro, diferente, en este caso basado en la obediencia a Dios. 6) Debemos crecer en la suficiencia, es decir, descubrir que pocas son las cosas esenciales para la vida plena. Promoviendo un estilo de vida ms austero, simple y sencillo. 7) Concebir el desarrollo en base a las necesidades humanas como lo son el afecto, los lazos sociales, la nutricin y el esparcimiento. El desarrollo sostenible es posible en la medida en que se respeten los ritmos naturales de las personas y naturaleza. En este aspecto, redescubrir las culturas locales de los pueblos que presentan modos de relacionamiento compatibles con la naturaleza y diferenciados a los modos tcnico-cientficos. Debemos vincular tanto la cuestin de
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la poblacin como la de la produccin y distribucin del ingreso con la cuestin ecolgica. Las disciplinas cientficas y los organismos y Reuniones especializadas han contribuido a construir compartimentos estancos que desvinculan los elementos que en la creacin y, dentro de ella, en la naturaleza, estn interconectados y se influyen mutuamente en forma sistmica. 8) Debemos rever las prioridades hacia donde se encaminan los esfuerzos de las naciones, tanto en materia tcnica y cientfica como econmica y poltica. As, necesitamos comprender el significado, el valor y el sentido de la cuestin ecolgica y debemos hacerlo tanto desde los valores universales cuanto desde la experiencia encarnada en Argentina, MERCOSUR y Amrica Latina como lugar. Argentina como lugar y hogar de todos nosotros tiene una estructura institucional daada y debilitada desde el 94 en todo lo que son los organismos de planificacin y control de la toma de decisiones amn de no haberse encarado una mejora imprescindible en la justicia. Hoy el trfico de personas y el dao ambiental no son delitos federales. 9) Debemos reinstalar al hombre como centro de la creacin no en trminos de poder sino en trminos de responsabilidad moral para consigo mismo y para con toda la vida que nos rodea, inmenso don de Dios. La regla para nosotros es sencilla: amar a Dios por sobre todas las cosas y al prjimo como a uno mismo. Quien dice que ama a Dios a quien no ve y daa a su hermano a quien ve es un mentiroso. Defendiendo la Creacin, internalizando nuevos paradigmas, alentando el surgimiento de tramas sociales solidarias, recreando la familia creyente, alentando el amor y la paz entre los hombres, y de paz con la Creacin, emprendamos la marcha.
Y dijo Dios: Hagamos al ser humano a nuestra imagen, como semejanza nuestra macho y hembra los cre Y los bendijo Dios con estas palabras: Sed fecundos y multiplicaos, y henchid la tierra y sometedla Y as fue. Vio Dios cuanto haba hecho y todo estaba muy bien (Gn 1,26 a 31) La traduccin a las lenguas modernas de la palabra hebrea originaria radah ( dominar o someter) puede desfigurar el sentido con que se la utilizado en Gnesis. La reflexin sobre la creacin nos dice que los seres humanos fueron creados a imagen y semejanza de un Creador providente que orden el caos y dio a sus creaturas un mbito que sirviera a los fines de su crecimiento y perfeccin. Pero tal dominio no lo conseguirn sin esfuerzo. Contrariamente al resto de los animales, creados segn su especie, es decir, solo capaces de ser lo que son, los hombres debern henchir la tierra, y para ello, debern aplicar su inteligencia, conciencia, memoria, voluntad, su amor y, ciertamente, su capacidad de perseguir libremente sus utopas. Y dice el Salmo: Qu es el hombre para que te acuerdes de l, el hijo de Adn para que de l te cuides? Apenas inferior a un dios lo
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hicieste, coronndolo de gloria y esplendor; seor lo hiciste de las obras de tus manos, todo lo pusiste bajo sus pies. (Sal 8) La tierra es entonces el campo de la actividad humana, y mediante su dominio, los hombres sern co-creadores de la obra de Dios. Pero el hombre debe responder por sus obras, dado que tambin ser responsable de que todo siga muy bien, tal como vio Dios la creacin cuando la hizo. Dr. Jorge Guevara En el pensamiento bblico, toda la creacin es gracia divina, y lo que llamamos leyes naturales, se describen como un pacto de Dios con la tierra y con toda la humanidad. (Gn9:9-13). Por esto el hombre esta llamado a cuidar de la creacin divina y a no atentar contra ella. La contaminacin ambiental, la incorrecta utilizacin de la energa, la desigual distribucin de los alimentos etc. son males humanos que atentan contra la creacin y deben ser corregidos por el hombre. Dios cuida de su creacin es Dios quien derrama lluvia sobre la tierra y enva agua sobre los campos (Job5:10), pero es el hombre, en uso de su libre albedro, quien debe realizar un uso responsable de los recursos naturales, consecuente a la voluntad de Dios. La creacin pertenece a Dios. (Gn.1,1) Todo lo que existe sobre el universo y en la tierra tienen su origen en Dios (Col1,16) El cuidado del medio ambiente nos involucra a todos, cualquiera sea nuestra raza o religin, estamos obligados a preservar la creacin para nosotros y para las generaciones venideras Susana Chav
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Cuidado de la creacin Cuando hablamos de la creacin nos referimos a todo lo que Adonai ha creado como acto de amor, es decir no debemos dejar de considerar al ser humano, que es la corona de la creacin. Si queremos ver la obra magistral del Gran Maestro, nica, irrepetible, valiosa, que no hay otra igual, solo debemos mirarnos al espejo. Tom Adonai Elohim al humano y lo ubic en el huerto del Eden para cultivarla y preservarla (su tierra) (Genesis 2:15) El comentarista bblico italiano Obadia Sforno (1475/1550) dice que la palabra hebrea leshomra para preservarla hace alusin al alma viviente que poseemos todos nosotros y que Dios, al colocar a Adam el ser humano en el huerto del Eden, quiere que cultive y preserve su ser desarrollando sus capacidades espirituales, as como su salud fsica que ser la depositaria de su salud espiritual. El libro Tratado de Principios (comentarios post-bblicos) en su captulo 1, Mishna 14 dice: Si yo no me ocupo de mi, Quin se ocupar? Si me ocupo solo de mi, Qu soy? Y si no es ahora Cundo? y ensea que primero nos debemos ocupar de cada uno de nosotros para luego ocuparnos del resto de la creacin, y as cuidar a los otros seres humanos, utilizar correctamente de todo lo creado, respetando la tierra, las aguas, los rboles, los animales para poder disfrutar todo lo que Dios nos regal y nos sigue regalando. Form Adonai Elohim al humano del polvo de la tierra y le insufl en sus narices hlito de vida y se convirti Adam en un ser viviente (Genesis 2:7) Los humanos hemos sido formados del polvo de la tierra, por lo tanto al hablar de la tierra no nos estamos refiriendo solo al planeta sino tambin a nosotros mismos porque de la tierra venimos. Cultivar nuestra tierra, nuestro ser, implica el encuentro con el otro, el abrazo, el dilogo, la entrega de amor, el compartir, el construir en lugar de deteriorar, el dar vida en lugar de matar, el vivir en el mundo
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del reconocimiento en lugar de hacerlo en el mundo del poder, el vivir en paz en vez de tener razn para crear una cultura pacfica. Empecemos cuidando la creacin en nosotros mismos, tal vez no logremos todo lo que deseamos pero sabemos que hemos cumplido con lo enseado en Tratado de Principios, captulo 2 Mishna 21, donde Rabi Tarfon sola decir: No ests obligado a concluir toda la obra, mas tampoco eres libre para sustraerte de ella. Hagamos! para nuestro bien y para todos los dems. Arieh Sztokman, Rabino
Islam y el medio ambiente En la sucesin de la noche y el da y en todo lo que Dios ha creado en los cielos y en la tierra hay, ciertamente, signos para los creyentes (Coran 10,6) La crisis del medio ambiente sin dudas es esencialmente una crisis humana. El hombre enajenado vive en un estado de opresin contra s mismo, contra los otros hombres y contra la naturaleza. El creciente dominio del hombre sobre la naturaleza es hoy puesto en duda, pues ya nadie puede asegurar con certeza de que la naturaleza no vaya a terminar doblegando al hombre en esta visin cosificadora del mundo en que vivimos.
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Primero se desacraliz la naturaleza junto con la visin que el hombre moderno se forj de s mismo. Luego, inmediatamente, se la consider como algo a utilizar y sacarle el mayor gozo y placer posible. La relacin no fue la de sacarle provecho pero a la vez sentirse responsable de ella, sino que se la trat como a una cosa para sacarle el mximo beneficio sin sentir la ms mnima responsabilidad. La humanidad actual exige cada vez ms de la naturaleza. El hombre renunci a su responsabilidad de regente de Dios en la tierra, de guardin y custodio, separndose as de s mismo y de Dios. El mudo natural poco a poco se fue quedando, para el hombre, sin esencia, sin espritu. El Sagrado Corn llama al mundo signo de Dios. Es al mismo tiempo un velo y una revelacin del Creador. Naturaleza y revelacin provienen de la misma fuente divina, cuando el hombre se separ de una se separ de la otra y rompi la armona, el tawhid (en rabe, la unicidad). La Visin del Islam es monotesta, es decir pone especial nfasis en la unicidad del universo. El mundo en la mentalidad moderna fue interpretado como una gran mquina, sus partes no forman un todo orgnico sino que son vistas como separadas e independientes. En este mundo sin trascendencia y sin fines los medios se convirtieron en fines. El fin absoluto fue suplantado por los medios y stos se creyeron absolutos sin serlo. La tecnologa, por naturaleza un medio, se convirti en un fin. El goce material, tambin por esencia limitado se convirti en el nico fin. Es la misma humanidad la responsable principal de las agresiones contra la naturaleza, y es la humanidad entera quien paga las consecuencias de la degradacin de la tierra, la intoxicacin del aire, el envenenamiento del agua, la alteracin del clima y la dilapidacin de los recursos no renovables. En el Sagrado Corn, Dios ensea que la tierra es un organismo vivo y consciente que no tolerar sumisa la explotacin desenfrenada. Su reaccin ser inevitable y ser uno de los despertadores que sacudirn la conciencia dormida del hombre moderno. Beytullah Cholak Gabriela Falcn de Cholak
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El cuidado de la Creacin Las Sagradas Escrituras nos muestran el misterio de la Creacin ubicando a Adan, el ser humano, en la Tierra, en medio de un hermoso jardn en armona y fraternal convivencia con todo el entorno. Es el proyecto que Dios quiere para toda la Humanidad. Por el pecado, el ser humano, pierde esa armona y se enfrenta ante una nueva situacin fuera del Paraso. Con esfuerzo y dolor debemos reconstruir esa fraternidad universal. Dios no nos abandona, y a todo lo largo de la Biblia nos va indicando el camino a seguir. En el libro del Levtico Dios habla a Moiss y le dice cmo han de comportarse con la tierra: la tierra tendr tambin su descanso en honor a Yahvh (Lev 25,2) y nos recuerda que la tierra no nos pertenece la tierra es ma, dice el Seor (Lev 25,23). El profeta Isaias tambin nos relata cmo sern los cielos nuevos y la tierra nueva (Is 65,17ss) Los cristianos creemos que por la muerte y resurreccin Cristo nos trae la paz y la reconciliacin de todas las cosas de la tierra y las del cielo (Col.1,20), y esperamos nuevos cielos y nueva tierra en los que habite la justicia (2Pe 3,13). Todo esto nos exige ser responsables en el cuidado de la creacin y de manera especial en este momento de crisis ecolgica, que como nos dicen los ltimos Papas es, ante todo un problema humano, moral. El Mensaje del Papa Juan Pablo II Paz con Dios Creador, paz con toda la creacin (1990) El Documento Cristianos, mayordomos de la creacin del CLAI (Consejo LatinoAmericano de Iglesias) en ECO 92. El Documento de Venecia (2001) firmado conjuntamente por el Papa Juan Pablo II y SS Bartolom I son muestras de la incesante preocupacin e inters de las Iglesias Cristianas por el estado de deterioro en que se encuentra la Tierra a nosotros confiada. Los graves problemas ecolgicos requieren un efectivo cambio de mentalidad que lleve a adoptar nuevos estilos de vida, que deben estar presididos por la sobriedad, la templanza, la autodisciplina, tanto a nivel personal como social. (DSI 486) La figura de San Francisco de Ass, patrono de los ecologistas, nos ofrece el ejemplo de un respeto autntico y pleno por la integridad de la creacin, tratando fraternalmente a todos e invitando a honrar y alabar
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a Dios en el maravilloso reflejo que la creacin toda nos muestra de su Creador. Eusebio Lizarralde
Si quieres promover la paz, protege la creacin (En el marco de la Prioridad del Bicentenario 2010-2016) ERRADICAR LA POBREZA Y PROMOVER EL DESARROLLO INTEGRAL DE TODOS. Lunes 11 de Octubre de 2010 15 a 19 Horas El pasado 11 de Octubre, en el mes de San Francisco de Ass (patrono de los ecologistas), el Grupo de Ecologa y Ecumenismo organiz una Jornada de Reflexin Ecumnica sobre Nuestro Planeta. As lo presentbamos en el programa: el planeta est cambiando. Las organizaciones de bien pblico nos llaman a mitigar el dao, a encarar la proteccin del medio ambiente y las Iglesias nos piden erradicar la pobreza de los damnificados mayores de nuestra sociedad de consumo. creemos que nosotros podemos ser parte de la solucin del problema? qu informacin nos puede ayudar a identificar las prioridades? Primero, necesitamos toda la informacin confiable que podamos conseguir. Segundo, debemos aplicar nuestro propio criterio basado en esta informacin y nuestra experiencia. Ni la primera solucin ni la segunda se consiguen de un da para el otro. Nosotros sugerimos que vale la pena empezar cuanto antes.
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Es por ello que organizamos este evento, formado por presentaciones breves de quienes han estudiado distintos aspectos de las problemticas humana y ambiental, que promueve oir y escuchar: reflexiones a la luz de la Fe y la Moral sobre el medio ambiente, a investigadores en Ciencias refirindose a las mediciones concretas de la situacin ambiental y a la importancia de la Etica en ello, a trabajadores Sociales en su labor diaria, para que cada uno pueda promover la Paz protegiendo la Creacin. El Dr. Pablo Canziani (Director del Equipo interdisciplinario Cambio Global en la UCA, Asesor en el tema de Mons. Lozano para el CELAM) nos habl sobre Cambio Global y Desarrollo Integral Sostenible. El Dr. Alfredo Salibian (Bilogo, Profesor de la Univ. Nac. de Lujn, Miembro de la Iglesia Bautista, Asesor en temas ambientales para el Consejo Mundial y Latino Americano de Iglesias) present el tema de Teologa y Cambio Climtico. Eusebio Lizarralde (Coordinador del Grupo de Ecologa y Ecumenismo de esta parroquia) nos mostr algunas pautas sobre la prioridad que los obispos nos proponen para este Bicentenario 2010-2016 Erradicar la Pobreza y Promover el Desarrollo Integral para Todos. El Licenciado Ahmet Korkut (Director de la Fundacin ArgentinoTurca, Telogo del Islam) ratific lo dicho anteriormente, pues las enseanzas del Profeta Mohammed y la leyes de Sagrado Coran nos muestran el respeto y la armona con la naturaleza, nos dijo. Cerr esta primera parte con el recitado de unas estrofas del Corn como splica y oracin por la Paz.
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Despus de un breve descanso, donde se pudo conversar entre los presentes mientras compartamos un refrigerio, todos participamos de los talleres. Contamos con los siguientes: 1. La necesidad de Nuevas Tecnologas Sostenibles, presentado por Constanza Sena y su esposo del Movimiento Agua y Juventud (ONG Argentina e Internacional). Qu se puede lograr conjugar el desarrollo tcnico y el desarrollo tico de nuestras comunidades para nuestro bien y para las generaciones futuras. 2. Taller de cestera botnica con materiales naturales y no convencionales, productos de podas, deshojes naturales. Con la participacin de Betty Siri de Palermo Soho quien nos ensea a encerrar una parte de la naturaleza en un espacio pequeo: un canasto o contenedor. Ver mucho ms en www.cesteria-artesanal.com
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3. El taller de las grullas por la Paz: Las Mil Grullas plegadas por la Paz Es la creencia en el Japn que: A aquel que doble mil grullas (Tsuru) le ser otorgado un deseo. Algunos piden una Vida Larga, otros piden por su recuperacin de la enfermedad o despus de haber sufrido un dao Estuvo con nosotros en Nuestra Seora del Valle la Sra. Tomoko quien nos ense la historia de Sadako y las grullas. Tambin nos introdujo al arte del doblado de las grullas con muchsima simpata. Al final de la tarde le entregamos nuestras grullas con un mensaje: Nosotros pedimos por la Paz mediante la proteccin de la Creacin: las aguas, los bosques y selvas, nuestra subsistencia Apoyando el desarrollo integral de todos podemos erradicar la pobreza Como Sadako, con la inocencia de sus 12 aos, creemos que se puede lograr un Mundo en el que se respete la Vida de todos por igual. GRUPO ECOLOGIA Y ECUMENISMO, Parroquia de Nuestra Seora del Valle, Ciudad de Buenos Aires. El Alcalde de la Ciudad de Hiroshima, Dr. Tadatoshi Akiba visit la Muestra del Da de la Paz Mundial Homenaje a Sadako Sasaki en el Centro Cultural Borges, el pasado 15 de octubre. Recibi entre otras nuestras grullas por la Paz con el mensaje que transcribimos arriba firmado por muchos de los participantes del evento.
Ecologa de la paZ (Curso Valores religiosos 21 / 9 / 11) EUSeBIO LIZARRAlDe Grupo de Ecologia y Ecumenismo Parroquia Ntra. Sra. del Valle Buenos Aires Antes de entrar en tema quiero aclarar brevemente lo que considero que debemos entender cuando hablamos de Ecologa. Es una palabra prcticamente nueva Ecologa es la RELACIN de todos los seres en su ambiente o ecosistema y los diversos ecosistemas entre s. Por eso tambin hablamos del Medio ambiente, el entorno donde vivimos. Ecologa viene de OIKOS (la casa de todos). Cuando hoy hablamos en serio de Ecologa o Medio ambiente, es para marcar los problemas que los humanos estamos generando en nuestra propia Casa, el Planeta Tierra, y los comportamientos que debemos tener para revertir esta situacin. Recuperar el Equilibrio de la Naturaleza, que los creyentes afirmamos, Dios ha puesto en su Creacin. Como vern el tema de la Ecologa es muy amplio y por eso escuchamos hablar desde muy diversos aspectos y a veces sobre problemas muy puntuales. Es importante no quedarnos con una visin parcial. Si bien unos trabajan unos aspectos o temas puntuales y otros lo hacen sobre otros; la mirada debe ser muy amplia, integral u olstica, que abarque la plenitud. Que buen ttulo!!! ecologa de la paz.
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No es solamente un buen ttulo. Es tambin un buen punto de mira. Si nos preguntamos qu es la Paz, entre las muchas ms cosas que se puedan agregar, decimos que es la convivencia armoniosa de todos los seres que habitamos este Planeta. En la medida que falte esa armona que el Creador ha puesto en su creacin toda, sentimos que falta Paz. Es por eso que el Papa Juan Pablo II en el ao 1990, dedica el Mensaje de la Jornada Mundial por la Paz a este tema con el ttulo: PAZ CON DIOS, PAZ CON TODA LA CREACIN y Benedicto XVI, el ao pasado recordando los 20 aos de aquel mensaje retoma el tema con el lema SI QUIERES PROMOVER LA PAZ, PROTEGE LA CREACIN. Aqu vemos la Relacin fundamental entre la Paz y la Ecologa. Como dije al principio, Este concepto de la Ecologa es relativamente nuevo y por eso, an hoy a muchos les cuesta integrarlo y sentir que la ecologia es absolutamente necesaria para la paz. El ser humano siempre ha estado en tensin entre el bien y el mal. Desde el paraso perdido hasta que logremos recuperarlo. En este largo tramo de la historia, la vida est llena de guerras, cuyo efecto principal es la destruccin, tanto de vidas humanas, como sus casas, sus cosechas y su entorno en general. Lo incoherente de todo esto es que las guerras se hacen para lograr la paz y lo absurdo de las concepciones militares es, como deca un general romano en tiempo de paz preprate para la guerra. Este tema de la confrontacin, podramos decir que es inherente al ser humano. Por eso las religiones predican la superacin de este mal, y prometen la paz para sus fieles. Los primeros cristianos tenan muy claro este concepto de la paz que Jess nos ensea, y es por eso que no podan ser parte del ejrcito (no deban prepararse para la guerra). Pero como humanos que somos volvemos a caer. Todos sabemos de la historia de las guerras religiosas Volvamos al tema de la Ecologa. Como lo mencion recin, el tema de la guerra sigue constante a lo largo de la historia, pero el tema de la ecologa, con ese nombre, es muy
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reciente. Prcticamente comienza a mencionarse a mediados del siglo pasado. Si bien algunos ya prevean y anunciaban el rumbo que estaba tomando la sociedad industrial, podemos decir que es a partir del 6 de Junio de 1972 fecha en que se celebra la 1 Cumbre Mundial de las Naciones Unidas para el Desarrollo Sostenible, en Estocolmo, cuando se comienza a discutir y definir un desarrollo que se pueda sostener en el tiempo. El ritmo de crecimiento (que no es desarrollo), pero se confunde, inquietaba a nivel mundial. Los expertos pusieron los datos sobre la mesa mostrando el deterioro y el rumbo que llevamos hacia la destruccin del planeta. Para remediar esta situacin es necesario buscar mtodos y comportamientos ms amigables con la naturaleza. Cul es el aporte de las religiones en estas Cumbres y Foros Mundiales? El tema del cuidado de la creacin, por respeto y amor al Creador ha estado siempre presente en el mbito de las religiones. Cuando los expertos y mandatarios del mundo se renen para ver como se puede cambiar este rumbo hacia la destruccin de nuestro Hbitat, Nuestra Casa Comn; tambin el Vaticano, el CMI y otras religiones toman parte en estos debates y hacen sus aportes desde la tica y la fe. El Papa Pablo VI enva su mensaje a la Conferencia de Estocolmo 1972. Una frase que resume el contenido de toda la propuesta es: En una civilizacin tecnolgica solo se restaurar la ARMONA entre el ser humano y la naturaleza cuando la persona decida SER MAS por encima de TENER MS. Este es un valor que todas la religiones predican pero sus seguidores casi nunca cumplimos. En estos 40 aos de prdica ecolgica tenemos algunos hitos que marcan, por su ms amplia divulgacin, una paulatina toma de conciencia sobre la importancia real del problema Ecolgico-Ambiental. El documento, para m ms claro, especfico y aun hoy da referente sobre el tema es el Mensaje del Papa Juan Pablo II Paz con Dios, paz con toda la creacin.
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Este documento tiene un alcance mayor por ser el Mensaje para la Jornada Mundial por la Paz 1990, de gran divulgacin; pero el tema sigue ah en el documento; prcticamente no baja a la predicacin y la catequesis. Los primeros 20 aos despus de la Cumbre de Estocolmo estas cuestiones eran tema de especialistas, documentos oficiales y poco ms. La Conferencia de Rio de Janeiro en el 92, llamada tambin Eco 92, es una fecha que da un gran impulso por la gran participacin de los sectores alternativos. A partir de ese gran encuentro en Rio 92 hubo una gran movilizacin en algunos sectores. Realmente el Encuentro de Rio fue un despertar en algunas Instituciones intermedias y grupos que trabajaron incansablemente para instalar el tema y despertar a esta conciencia ecolgica. En la regin cabe destacar los trabajos del CLAI, Grupos de la Familia Franciscana y el nuevo enfoque de la Teologa de la Liberacin con Leonardo Boff. Etc. Todo esto ayud lentamente a que el tema se vaya instalando en la sociedad, pero no terminamos de tomar real conciencia de la situacin. Hay un doble discurso sobre el tema. Por un lado la tendencia a pintar todo de verde, de ecolgico con la intencin de no cambiar nada, generar buena imagen y acrecentar el negocio sin ampliar la mirada como dijimos al principio. Por otro lado se van viendo poco a poco, cada vez ms actitudes crticas por parte de algunos dirigentes y estamentos medios. La situacin que hoy estamos viviendo es ya sumamente grave, sin necesidad de ser alarmista Despus del incumplimiento del protocolo de Kyoto y el pobre resultado de los ltimos Encuentros Internacionales de Copenhague y Cancn las iglesias insisten con mas fuerza que las decisiones deben ser de carcter moral y se deben promover los valores espirituales; pero todava son la voz que clama en el desierto. En el Mensaje de 1990 el Papa explica que la cuestin ecolgica es una responsabilidad de todos. Para los cristianos, en particular, dice
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descubren que su cometido dentro de la creacin, as como sus deberes con la naturaleza y el Creador forman parte de su fe. Por tanto son conscientes del amplio campo de cooperacin ecumnica e interreligiosa que se abre a sus ojos. Esta es la base para fundamentar este tema con una mirada macro ecumnica. Para que vean algunas acciones del trabajo conjunto en este tema de la paz y la ecologa, voy a citar unos ejemplos. Despus en la conversacin podrn preguntar ms detalles y precisiones que responder en la medida de mis posibilidades. En 1989 el Patriarca Dimitrios I, como repuesta concreta a esta problemtica del deterioro de la Creacin, proclama el 1 de Setiembre (comienzo del ao litrgico ortodoxo) como da de oracin por la tierra y sus ecosistemas. Esta fecha es tomada por el CMI y lo extienden hasta el 4 de octubre fiesta de San Francisco de Asis, declarado Tiempo para la Creacin, durante el cual se realizan diversas actividades en iglesias de todo el mundo. Su sucesor el Patriarca Bartolom I, despus de Rio 92 organiza una serie de Estudios, Seminarios y Simposios sobre Medio Ambiente con la participacin de expertos de otras iglesias y civiles. El ao 2002 se firmo una declaracin conjunta entre el Papa Juan Pablo II y Su Santidad Bartolom I (la Declaracin de Venecia) que fue presentada en Conferencia Mundial de Johanesburgo 2002. Tambien el Consejo de Conferencias Episcopales de Europa a partir del 1999 ha convocado a sus responsables de la pastoral del ambiente a Encuentros y Estudios sobre el tema. Igualmente la Union Internacional de Superiores Generales de congregaciones religiosas tienen un Grupo de Trabajo de La Integridad de la Creacin dentro del Equipo de Justicia y Paz, que a partir de 1983, influidos por la decisin del CMI de resaltar la Integridad de la Creacin, han agregado a sus Comisiones Justicia Paz e Integridad de la Creacin . En el mbito regional el CELAM tambien tiene sus comisiones y ha desarrollado Debates, Encuentros y Declaraciones en abundancia.
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Y en lo local, es curioso que en la arquidicesis de Buenos Aires ya hubiera una comisin del Ambiente desde la poca de Monseor Quarrachino, pero estaba prcticamente solo en los diagramas. Recien en 2004 Mons. Bergoglio nombra al P. Gabriel Bautista que forma un equipo y trabajamos durante algunos aos. Durante estos ltimos aos, encuadrado dentro de la pastoral social, el tema del ambiente est tomando fuerza y consistencia. En el Congreso de Doctrina Social de la Iglesia, este ao en Rosario, hubo una mesa dedicada a ello y seguimos trabajando. Para terminar voy a mencionar dos actividades realizadas este ao A fines de Marzo el Seminario Fe cristiana y Ecologa: Hacia una Eco Teologa Ecumnica que se realizo en el ISEDET Buenos Aires. Organizado por el incipiente Grupo de Ecoteologa, donde participaron expertos del CMI, el CLAI, asesores de la CEA y otros. En Mayo La Convocatoria Internacional Ecumnica por la Paz, en Jamaica, donde el tema central destaca 4 subtemas: paz en la comunidad, paz con la tierra, paz en el mercado y paz entre los pueblos. Con esta ocasin el Patriarca Bartolom I enva una encclica a toda la iglesia. (que yo les envi como material a los alumnos del curso). An estamos lejos de una real toma de conciencia, pues despus de 40 aos de Conferencias, Declaraciones, Mensajes, etc., no hemos encaminado nuestro rumbo para mejorar el ambiente; solamente se est tratando de maquillar y pintarlo de verde. Agradezco al Curso de Valores Religiosos se haya interesado en el tema y espero que este pequeo aporte sirva para la toma de conciencia y compromiso de todos.
Cuando comenz la vida ya el agua estaba presente. Ella fue matriz y fuente que el Espritu pre y fue as como surgi en este mundo la vida, y en la tierra amanecida, segn cuenta la Escritura, fue el agua Madre y creatura de la divina Creacin. Despus vino el chaparrn cuando No hizo maletas, naveg por el planeta rodeado por grandes aguas, en el Arca o la Piragua que lo salv del castigo, hasta que Yahv, su amigo, hizo promesa de paz y grab con un comps, medio crculo en el cielo. As nos lleg el consuelo en arcos de agua y de luz, que luego, en forma de cruz, perfeccionaron la Alianza. Aqu recuerdo la estancia del pueblo bajo el Imperio, y cmo fue cementerio el mar para el opresor. En cambio qu gran favor le hizo el agua a Moiss! y muy claro aqu lo ves: el agua del pueblo es buena, ayuda a romper cadenas y anuncia la libertad. En cambio toda maldad ser hundida bajo el agua. Sin sombrillas ni paraguas se meti el pueblo al desierto y anduvieron muy
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despiertos buscando calmar la sed, y acurdese bien usted que Moiss golpe la roca con el bastn hecho broca, y salt el agua en torrente, pura y salvadora fuente que de fuerza los llen. Un gran salto aqu doy yo para hablar de Juan Bautista: l nos dio una buena pista profeta de corazn que en signo de conversin tom el agua del Jordn. Y ahora que hablo de Juan, en este momento mismo tengo que hablar del Bautismo del que es del mundo la luz: de nuestro Hermano Jess que dijo De Dios me fo y al bautizarse en el ro tuvo aqulla gran visin. Fue una nueva Creacin, de nuevo Espritu y Agua: agua pura es siempre amor. Por eso dijo el Seor que El mismo es Agua viviente, que siempre estar presente al compartir el amor, y as, de mucho valor fue el encuentro all en Siquem, cuando una mujer tambin ya no recuerdo su nombre se puso a hablar con el Hombre. Ella no era muy cristiana sino bien samaritana y un poco floja de cascos. Jess, ni lerdo ni pasco, le dio el agua del amor. Con eso, el propio Seor nos muestra claro el camino: el agua se vuelve vino cuando no es mercanca, sino fiesta y alegra para los pueblos sedientos
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que la comparten, contentos, cuando han luchado por ella. El agua es como una huella del Reino de Dios presente, el agua es para la gente, es de toda la Creacin y no del rico buchn que la acapara y pervierte. Por eso, con brazo fuerte vamos todos a luchar, proteger y respetar, denunciar, hacer conciencia, juntar la fe con la ciencia, difundiendo este Derecho: que todos bajo su techo, tengan agua disponible, saludable y asequible, agua limpia y fraternal, santa, pura y sororial. A eso Jess nos convoca: por ser Iglesia, nos toca proclamar juntos, en coro: agua vale ms que el oro, agua es vida y libertad. La injusticia y la maldad estn causando gran ruina, cuando concesiona minas que destruyen el ambiente y a nuestros pueblos y gentes ellos vienen a explotar y el agua a contaminar. Es parecido, o lo mismo, el desarrollo en turismo con lujosas construcciones que dejan las poblaciones sin agua para beber. Ya no debemos creer al poltico empresario que, tal cual sicario, quiere el agua aprisionar por medio de esas represas que sirven a las empresas y aumentar su capital, con un gran costo social: la extincin de fauna y flora, la madre tierra que llora sin llanto, por la aridez.
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Aqu hay que poner los pies y pasar del dicho al hecho: necesidad y derecho, leyes y Constitucin, lucha y organizacin desde Iglesia y sindicato, no como perros y gatos sino forjando la unin con un solo corazn y un sueo que nos iguala. Los pueblos de AbyaYala, y los hermanos de afuera que comparten nuestra espera, construiremos este sueo de tierra y agua sin dueos, sin vil discriminacin. Termino aqu mi cancin, diciendo que en ese da ser el agua la alegra profunda del corazn. El agua es Resurreccin. Con esta Buena Noticia el da de hoy inicia y marca nuestra misin. Carlos Bonilla Avendao Pastor, Iglesia Luterana Costarricense. carbonix21@hotmail.com
Padre Nuestro que ests en el bosque, en el mar, en el desierto y en la ciudad, Santificada sea tu creacin, pletrica de desarrollo, fuerza y vida. Venga a nosotros tu sabidura, para proteger y desarrollar la belleza que nos has dado, que est en la flor y el arco iris, en el agua, y en la frtil madre tierra, en el clido aliento del sol y en la fresca oscuridad del descanso. Hgase Seor tu voluntad, para que seamos personas humanas a tu imagen y semejanza, las que asumamos el reto de mantener el proceso vital de tu creacin. Danos hoy el verdor de cada da, en el prado y en el monte, en el jardn y en la tierra que agoniza. Perdona nuestra irresponsabilidad, al no cuidar lo que nos has dado. Como nosotros por tu amor perdonamos a los contaminadores, y les instamos con vehemencia a que abandonen su trabajo de destruccin. Y no nos dejes caer en la desertizacin, que a la muerte conduce, que niega tu obra y aniquila la vida. Y lbranos del conformismo, para que se transformen nuestras vidas en fuerza dinmica que reproduce la vida, Amn. (Aporte de Hermanos Franciscanos de Guatemala)
Oracin a San Francisco en forma de desahogo (A muchos franciscanos amigos y a nuestro telogo, amigo y franciscano Leonardo Boff)
Compadre Francisco cmo vas de Gloria? Y comadre Clara y la Hermandad toda? Por ac, en la tierra, vamos malviviendo; grande la codicia y el amor pequeo El amor divino es muy poco amado, y es flor de una noche el amor humano. La mitad del mundo de hambre se muere; y la otra mitad, del miedo a la muerte. Hay pocos alumnos que tomen en serio la sabia locura del santo Evangelio
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Seora Pobreza, Perfecta Alegra andan en los libros ms que en nuestras vidas. Hay muchos caminos que llevan a Roma. Beln y el Calvario salieron de trocha. Nuestra madre Iglesia mejor de modos, pero hay mucha curia y carisma poco. Frailes y conventos criaron vergenza, ms en sus modales que por vida nueva. Tecncratas muchos Y pocos poetas. Muchos doctrinarios y menos profetas. Firmas y escritorios, armas y convenios planean la Historia, manejan los Pueblos. La madre Natura llora, poluida, su aire y sus aguas, Su cielo y sus minas.
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Pjaros y flores se mueren de susto. Los lobos del pnico ganaron el mundo. Dobl sus pendones la antigua arrogancia. Slo lucro y odio rien sus cruzadas. Pactos y tratados, guerras y ms guerras. Sangre por petrleo los imperios truecan. Compadre Francisco, el mundo es tan viejo, que habr que hacer otro para verlo nuevo. Cuando Jesucristo y Nuestra Seora vengan a ayudarnos a mudar la Historia, contamos contigo en aquella hora, comadre Clara y la Hermandad toda. PeDRO CASAlDlIgA
A modo de eplogo
Esta publicacin no es ms que un modesto aporte, una seleccin de materiales que hemos generado y/o trabajado a lo largo de ms de una dcada; hoy compartimos su contenido con los amigos y amigas, acompaantes de nuestro caminar, en una senda que nos hemos propuesto para descubrir las conductas compatibles y coherentes que demanda nuestra conviccin de fe y la cotidianeidad de la vida, en particular en relacin al cuidado de la integridad de la Creacin. Lo antedicho no es fcil, se agota en el enunciado: requiere compromisos de vida que sean intolerantes frente a las situaciones de injusticia o que denuncien a los modelos econmicos que atentan contra los recursos naturales y la gente. El material que ofrecemos, es de diferente origen e incluye el generado desde las Iglesias y confesiones a las que pertenecemos, es ms que abundante; slo como muestras parciales hemos incorporado en los textos algunas referencias bibliogrficas que pueden ayudar al lector interesado en su intento de profundizacin de algunos aspectos de las ponencias con las que se encontrar. Corresponde, sin duda, reconocer que no ignoramos y que valoramos otros aportes con los que nos hemos enriquecido. Nuestra preocupacin ha sido desde el inicio y sigue sindolo que todo esto baje desde el discurso o el papel y sea adoptado primero e incluido en la pastoral regular de las Iglesias y, desde all, por va de la proclamacin en las parroquias, congregaciones y comunidades religiosas, as como a travs de los programas de sus instituciones educativas, se ponga de manifiesto en las convicciones y prcticas concretas y cotidianas, personales y comunitarias.
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Creemos firmemente que se es el camino, y con esa secuencia de etapas, desde las cpulas a las bases, para que los creyentes, fieles a su Creador, descubran y abracen su responsabilidad mayordoma en el cuidado y administracin de la obra de Sus manos. Con la misma conviccin deseamos que se abran las hermticas puertas de la Teologa para incorporar el prefijo eco a su reflexin y quehacer. Estamos ansiosos por disfrutar una Ecoteologa Latinoamericana, un mbito donde lo terreno y lo trascendente se encuentren en una interaccin mutuamente beneficiosa. Anticipamos que nuestro nimo, as como la esperanza que lo sostiene, siguen ms firmes que nunca. Con renovado entusiasmo convocamos esta vez a nuestros hermanos y hermanas, cualquiera sea su filiacin y ubicacin, a sumarse a nuestra propuesta, a un ejercicio de mutuo enriquecimiento y reflexin desde la fe que compartimos. A trabajar por una nueva tierra, en la cual reine la paz y la justicia entre todos sus integrantes. Finalmente, vaya una palabra especial de gratitud a todos los que han hecho posible este modesto emprendimiento; son quienes nos apoyaron con su aporte intelectual y espiritual, su entusiasmo o su tiempo; en lo econmico agradecemos la generosa contribucin de la Iglesia Unida de Canad. A todos y a todas: muchas gracias! LOS COmpIlADOReS
Eusebio Lizarralde Naci en Oati, Pais Vasco, Espaa. Estudi Humanidades y Filosofa en la Orden de los Cannigos Regulares de Letrn, en Oati. En 1967 viaj a Argentina donde estudi teologa en la Facultad de Teologa de la UCA Buenos Aires. En 1972 particip en Jornadas de preparacin del Concilio de Jvenes en la Comunidad Ecumnica de Taize (Francia) y comparti experiencias con la Comunidad del Arca de Lanza del Vasto. Con el retorno a la democracia, intervino en el Proyecto generar un plan de promocin de nuevos asentamientos humanos con espritu comunitario y ecolgico; en 1984 particip en las Jornadas del 1er. Encuentro Nacional de Comunidades Agro-Industriales, organizadas por el Centro Cultural Gral. San Martin. Particip en Grupos de Encuentro Interreligioso; desde 2011 es invitado en el Curso de Valores Religiosos, de Formacin de Lideres en y para el Dilogo Interreligioso, a compartir el panel Ecologa de la paz, con la presentacin del tema: Aportes desde el ecumenismo, que se dicta en la sede de la Pastoral Universitaria, auspiciado por la Ciudad Autnoma de Buenos Aires y la Fundacin Noble. Desde el ao 2000 coordina el Grupo de Ecologa y Ecumenismo de la Parroquia Ntra. Sra. del Valle de Buenos Aires.
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Alfredo Salibin Bioqumico y Doctor en Ciencias Biolgicas. Entre 1977 y 2010 se desempe como Investigador Principal en temas de Ecofisiologa Animal y Ecotoxicologa Acutica. Es Profesor Titular Extraordinario Emrito de la Universidad Nacional de Lujn y Acadmico de Nmero de la Academia Nacional de Farmacia y Bioqumica. Dirigi numerosos Proyectos interdisciplinarios de investigacin, dict seminarios, conferencias, cursos y asignaturas de grado y postgrado y fue investigador en diversos centros profesionales y universitarios, en el pas y en el extranjero. Recibi distinciones a la trayectoria cientfica e institucional, y es autor de numerosos artculos cientficos Enrolado en el movimiento de las Iglesias protestantes, acredita una extensa actividad militante ecumnica orientada a la promocin de la concientizacin de los cristianos como responsables de la preservacin de la integridad de la Creacin; sus aportes y actividades se reflejan en numerosas charlas, conferencias, cursos y ponencias, expuestas en diferentes mbitos, as como en casi un centenar de artculos, publicados en varios libros, folletos y revistas. Ha sido consultor en temas de Medio Ambiente del Consejo Latinoamericano de Iglesias (CLAI) y del Consejo Mundial de Iglesias (CMI), e integra el Grupo de Ecoteologa de Buenos Aires.
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