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Proceso No 31260: PEÑA, Contra El Fallo de Segundo Grado Proferido Por El

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REVISIÓN 31260

HÉCTOR HIDALGO CABRERA PEÑA

Proceso No 31260

CORTE SUPREMA DE JUSTICIA


SALA DE CASACIÓN PENAL

Magistrada Ponente:
MARÍA DEL ROSARIO GONZÁLEZ DE LEMOS
Aprobado Acta No. 228.

Bogotá D.C., julio veintisiete (27) de dos mil nueve


(2009).

VISTOS

La Sala acomete el estudio de los requisitos de


admisibilidad de la demanda de revisión presentada por
el apoderado especial de HÉCTOR HIDALGO CABRERA
PEÑA, contra el fallo de segundo grado proferido por el
Tribunal Superior de Bogotá el 21 de enero de 2004,
confirmatorio del dictado el 2 de enero de 2003 por el
Juzgado Cuarto Penal del Circuito Especializado de la
misma ciudad, a través del cual condenó al mencionado
ciudadano como el autor penalmente responsable del
delito de secuestro simple agravado de la señora Amparo
del Carmen Tordecillas Trujillo.
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HECHOS

Aproximadamente a las 11:00 de la mañana del 25


de abril de 1989, en la calle 47 con carrera 8ª de esta
ciudad, HÉCTOR HIDALGO CABRERA PEÑA (Agente de la
Dirección de Inteligencia), Guillermo Marín Rojas (Capitán)
y Wilson Donneys Berón (Agente de Inteligencia), a
órdenes del Capitán Mario Raful Rodríguez Reinoso,
integrantes de la Brigada Veinte de Ejército Nacional que
realizaba trabajos de inteligencia y contrainteligencia,
retuvieron a la militante del E.P.L. Amparo del Carmen
Tordecillas Gutiérrez y la subieron en un taxi de placas SF
3257 asignado a dicha Brigada, sin que desde entonces
se tenga conocimiento de su paradero.

ACTUACIÓN PROCESAL

Surtida la fase instructiva, el 15 de diciembre de


2000 la Fiscalía Regional profirió resolución de acusación
en contra de los mencionados servidores públicos como
presuntos coautores del delito de secuestro simple
agravado, decisión confirmada por la Unidad de Fiscalía
Delegada ante el Tribunal Superior de Bogotá el 2 de
marzo de 2001.
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HÉCTOR HIDALGO CABRERA PEÑA

Concluido el ciclo del juicio, el Juzgado Cuarto Penal


del Circuito Especializado de Bogotá profirió fallo el 2 de
enero de 2003, a través del cual condenó a los acusados a
la pena principal de veintiséis (26) años y seis (6) meses
de prisión y a la multa de 1.325 salarios mínimos legales
mensuales, a la accesoria de inhabilitación para el
ejercicio de derechos y funciones públicas, y al pago de la
correspondiente indemnización de perjuicios, como
autores penalmente responsables del delito objeto de
acusación.

Impugnada la sentencia por los defensores, el


Tribunal Superior de Bogotá la confirmó mediante fallo
del 21 de enero de 2004, decisión contra la cual el
defensor de Mario Raful Rodríguez Reinoso interpuso
recurso de casación, el cual fue declarado desierto
mediante auto del 3 de junio de la referida anualidad por
parte de la misma Corporación de segundo grado.

EL LIBELO

Con fundamento en la preceptiva de la causal


primera de revisión establecida en el artículo 220 de la
Ley 600 de 2000, el actor aduce que en el proceso
adelantado contra su asistido se condenó a “un número
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mayor de personas de las que realizaron la conducta, y


que para el caso presente el acervo probatorio lo que
demuestra es que uno solo fue el organizador, dirigente y
consumador del ilícito de secuestro, en tanto que los demás
fueron utilizados ciegamente (dada su condición de
subalternos) del autor principal de la infracción”.
Precisa que no se presentó “una relación de
participación conjunta entre los presuntos actores del
secuestro, pues son variadas las pruebas que demuestran
que el CT RODRÍGUEZ a más de ser el ordenador del ilícito,
fue quien acto seguido a la privación de la libertad de
TORDECILLA dispuso que fuera trasladada a un sitio
diferente a la ciudad de Bogotá”.

Agrega que una vez agotado el verbo rector del


secuestro “(arrebatar, sustraer, retener u ocultar) debe
proponerse alguna de las siguientes finalidades para que
surja la tipicidad: 1. Exigir por la liberación del sujeto
pasivo provecho o cualquiera otra utilidad. 2. Que se haga
u omita algo. 3. Confines publicitarios de carácter político”,
exigencias que no se cumplen respecto de su
representado.

También dice que el sentenciado CABRERA PEÑA


desconocía el rol criminal que desempeñaba, pues se
limitó a cumplir las órdenes impartidas por su superior,
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de modo que “en su comportamiento no existió la


conciencia de que ejecutaba un hecho punible propio”.

A partir de lo expuesto, el actor solicita declarar


comprobada la causal invocada, dejar sin valor el fallo
cuya revisión demanda y devolver el expediente a los
juzgados penales del circuito especializado de Bogotá
a fin de que se rehaga la fase del juicio, amén de que se
disponga la libertad del condenado.

CONSIDERACIONES DE LA SALA

Como el propósito primordial de la acción de revisión


se orienta a remover la intangibilidad inherente a la cosa
juzgada, el legislador ha dispuesto como condición de
admisibilidad del libelo dirigido a tal fin, el cumplimiento
de exigentes y específicos requisitos contenidos en el
artículo 222 de la Ley 600 de 2000.

Dado que este mecanismo procede únicamente


contra providencias que hayan cobrado ejecutoria (fallos,
resoluciones de preclusión de la investigación o autos de
cesación de procedimiento), es deber del actor anexar a la
demanda copia de las decisiones de primero y segundo
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grados cuya revisión pretende, junto con la respectiva


constancia de su ejecutoria.

En el asunto objeto de estudio el actor allega copias


de las sentencias de primera y segunda instancia, así
como la mencionada constancia. No obstante, encuentra
la Sala, en primer lugar, que aquél tras la invocación de
la causal primera de revisión pretende reabrir el debate
probatorio librado en las instancias, sin percatarse que
esta acción especial no se encuentra dispuesta para tal
cometido.

En efecto, olvida el actor que la causal invocada,


según la cual, procede la acción de revisión “cuando se
haya condenado o impuesto medida de seguridad a dos o
más personas por un mismo delito que no hubiese podido
ser cometido sino por una o por un número menor de las
sentenciadas”, tiene lugar en aquellos casos en los que
existe una disparidad sustancial entre lo efectivamente
declarado como probado y lo finalmente resuelto sobre el
particular, pues pese a que la conducta acreditada con
sus circunstancias sólo pudo ser realizada por el
declarado número de personas, el fallo involucra a otra u
otras, revelándose injusto con éstas1.

Tal ocurre por ejemplo, cuando en el curso de la


parte considerativa se afirma en la sentencia que se
1
Cfr. Autos del 2 de agosto de 1995. Rad. 10700 y del 19 de agosto de 1997. Rad. 13237.
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encuentra suficientemente acreditado que en la comisión


del delito investigado intervinieron únicamente tres
personas, sin embargo, en la conclusión y en la parte
resolutiva se condena a cuatro o más.

Es claro, en consecuencia, que la mencionada


causal de revisión no se corresponde con una alegación
sobre la autoría o participación, y tanto menos con un
nuevo cotejo de lo expuesto en las instancias por los
falladores en punto de la apreciación de las pruebas, pues
como ya ha sido dicho, esta acción no es una
prolongación del juicio ni una instancia adicional a las
ordinarias.

En segundo término, es evidente que el actor


confunde las causales del recurso de casación con las
propias de la acción de revisión, pues la denuncia de
yerros en la apreciación probatoria corresponde a la
impugnación casacional y no a la acción de revisión.

Sobre el particular ha puntualizado la Sala que la


acción de revisión no reviste un carácter subsidiario o
alternativo, a la manera de entender que cualquier vicio2,
irregularidad sustancial, defecto probatorio o yerro de
valoración judicial pueda tener ubicación en dicho
trámite, así ello se haya planteado o no en sede de
casación.
2
Providencia del 24 de abril de 2008. Rad. 28581, entre muchas otras.
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No. Todo lo contrario, en nuestra sistemática penal


claramente se han diferenciado la acción de revisión y el
recurso extraordinario de casación, dentro de una
teleología, fundamentos y alcances completamente
diferentes, que parten, en una distinción elemental, de
que el segundo remite a decisiones no ejecutoriadas, al
tanto que la primera, y de allí surge su especificidad,
busca derrumbar el principio básico de la cosa juzgada.

Resulta lógico que ambos comporten escenarios


diferentes en punto de su trascendencia, pues en el
recurso de casación se busca atacar la legalidad y certeza
del fallo, mientras que la acción de revisión propugna por
discutir la justicia de la decisión y el principio de verdad
material que ha de animarla.

En suma, encuentra la Sala que si bien el


demandante alude a la causal primera de revisión, no
establece relación alguna entre los supuestos de ella y los
argumentos que ofrece para sustentarla, pues sus
razonamientos se orientan exclusivamente a discutir las
conclusiones de los juzgadores en punto de la
responsabilidad penal de HÉCTOR HIDALGO CABRERA en
el delito de secuestro simple agravado por el cual se lo
condenó.
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En tercer lugar, el defensor orienta su esfuerzo a


plantear, sin más, que el delito por el que se condenó a su
asistido requiere exigir por la liberación del sujeto pasivo
provecho o cualquiera otra utilidad, que se haga u omita
algo o que se realice con fines publicitarios de carácter
político, sin tener en cuenta que no se procede por el
delito de secuestro extorsivo, sino por el delito de
secuestro simple agravado.

Como según lo establecido en la ley, la acción de


revisión no se encuentra instituida para debatir
nuevamente los elementos de prueba que sirvieron de
fundamento a una decisión judicial con tránsito a cosa
juzgada, amén de que tampoco corresponde a una
instancia adicional dentro del proceso judicial, observa la
Sala que si la pretensión de la defensa se orienta en este
asunto a provocar una nueva ponderación probatoria, su
propósito es diverso a las exigencias establecidas por el
legislador para el referido instituto.

Así las cosas, habida cuenta que la demanda


incumple fundamentalmente la exigencia dispuesta en el
numeral 3º del artículo 222 de la Ley 600 del 2000, se
impone su inadmisión de conformidad con lo previsto en
el artículo 223 del mismo ordenamiento.
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En mérito de lo expuesto, la CORTE SUPREMA DE


JUSTICIA, SALA DE CASACIÓN PENAL,

RESUELVE

INADMITIR la demanda de revisión presentada por


el defensor del sentenciado HÉCTOR HIDALGO CABRERA
PEÑA, de conformidad con las razones consignadas en la
anterior motivación.

Contra esta decisión procede recurso de reposición.

Cópiese, notifíquese y cúmplase.

JULIO ENRIQUE SOCHA SALAMANCA

JOSÉ LEONIDAS BUSTOS MARTÍNEZ SIGIFREDO ESPINOSA PÉREZ

ALFREDO GÓMEZ QUINTERO MARÍA DEL ROSARIO GONZÁLEZ DE LEMOS

AUGUSTO J. IBÁÑEZ GUZMÁN JORGE LUIS QUINTERO MILANES


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HÉCTOR HIDALGO CABRERA PEÑA

YESID RAMÍREZ BASTIDAS JAVIER ZAPATA ORTÍZ

TERESA RUIZ NÚÑEZ


Secretaria

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