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Del Formalismo Ruso Al Estructuralismo Genético

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EL MOTIVO EN LA CIENCIA LITERARIA: DEL FORMALISMO RUSO AL ESTRUCTURALISMO GENTICO

Miguel ngel
ZAMORANO

Resumen El presente artculo expone cmo dos estructuralismos divergentes se aproximan al hecho literario: Formalismo Ruso y Crculo Lingstico de Praga con una orientacin lingstica y Estructuralismo Gentico, con una orientacin marxista. El primero creando en la lengua literaria y en el paradigma de la literariedad sus bases epistmicas, y el segundo promoviendo la explicacin de la obra mediante la comprensin del entorno cultural en el que nace, ligando lo que los primeros haban concebido netamente en campos separados.

Abstract Ths article presents two divergent structuralisms approaching the literary event: Russian Formalism and the Linguistic Circle of Prague with a linguistic orientation and Genetic Structuralism with a marxist orientation. The first one creating its epistemic basis in the literary language and in the paradigm of literality, and the second fomenting the explanation of the work through the understanding of the cultural ambience in which it is bom, linking it with what was first obviously conceived in the separate fields. Palabras Clave: Motivo. Formalismo. Estructuralismo. Literariedad. Gentico. Key Words: Motive. Formalism. Structuralism. Literality. Genetic.

Nos proponemos a continuacin explorar, en dos de las corrientes tericas ms importantes del siglo XX, los antecedentes del concepto de motivo que ha propuesto el profesor Berenguer en el artculo que abre esta revista. Nos referiremos aqu nicamente a los acercamientos cientficos ya que los motivos, segn los propone Berenguer, habran estado presentes en toda mente creadora de la historia del arte. Baste aqu el ejemplo de un dramaturgo como Strindberg que a la hora de justficar su creacin de La seorita Julia no duda en aplicar ya este concepto:
y lo que, adems, chocar a los cerebro s simples, es que los motivos con que ju stifico la accin no son simples, y no hay en ella un punto de vista solamente. Un suceso en la vida -iY ste es un descubrimiento bastante nuevo!- suele ser provocado por una serie de motivos ms o menos hondos, pero el espectador elige , en la mayor parte de los casos, aquel que le resulta ms fcil de captar o que es ms ventajoso para la integridad de su discernimiento. Aqu se comete un su icidio. Mala cosa!, dice el burgus . Amor contrariado!, dicen las seoras. [Es una enfermedad! , dice el enfermo. [Esperanzas frustradas! , el nufrago. Pero, as y todo, puede ocurrir que el motivo est

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un poco en todas partes, o en ninguna, o bien que el suicida ocultara el motivo, mostrando otro completamente distinto, pero que deja en mejor lugar su memoria. (Strindberg, 1982: 166)

Veremos, pues, cmo estos motivos entran en la ciencia literaria a travs del formalismo ruso y cmo se constituyen en explicaciones coherentes que vertebran la obra de arte en el estructuralismo gentico que sirve de base a la teora del profesor Berenguer.

l. FORMALISMO RUSO En palabras de Roman Jakobson, una de sus principales figuras, el formalismo es una etiqueta vaga y desconcertante que los detractores lanzaron para estigmatizar todo anlisis de la funcin potica del lenguaje, cre el espejismo de un dogma uniforme y consumado (Jakobson, 1965: 8). Efectivamente, en su origen, tal y como reconoce Tzvetan Todorov, el formalismo fue el nombre que design, en la acepcin peyorativa que le daban sus adversarios, la corriente de crtica literaria que se afirm en Rusia entre los aos 1915 y 1930 (Todorov, 1965: 11). El formalismo nace con la firme voluntad pe reaccionar a las prcticas de critica literarias vigentes a comienzo del siglo XX, a juicio de sus fundadores, obsoletas e ineficaces. Una imagen de la situacin acadmica en Rusia a este respecto la ofrece Eichembaum al describir la total ignorancia de los problemas tericos por parte de las dos corrientes histricas que por entonces hacan crtica literaria: la teora simbolista y los mtodos de la crtica impresionista. En palabras de Eichembaum, entramos en conflicto con los simbolistas para arrancar de sus manos la potica, liberarla de sus teorias de subjetivismo esttico y filosfico y llevarla por la va del estudio cientfico de los hechos (Eichembaum, 1965, 1: 24). Y ms adelante afirma:
Los historiadores de la literatura utilizan de todo: la vida personal, la psicologa, la poltica, la filosofia . Se compona de un conglomerado de pseudodisciplinas en lugar de una ciencia literaria, corno si se hubiera olvidado que cada uno de esos objetos pertenece respectivamente a una ciencia: la historia de la filosofia, la historia de la cultura, la psicologa, etc., y que estas ltimas pueden utilizar los hechos literarios corno documentos defectivos, de segundo orden (Eichembaurn, 1970: 26).

Eichembaum reconoce que todos los esfuerzos iniciales del movimiento se concentran en poner fin a la situacin precedente aunque les result dificil conciliar la posicin de los formalistas con los otros mtodos y hacerlas admitir por los eclcticos. Lo que postulaban como afirmacin fundamental era que el objeto de la ciencia literaria debe ser el estudio de las particularidades especficas de los objetos literarios que los distinguen de toda otra materia. Roman Jakobson daba forma definitiva a esta idea al afirmar que el objeto de la ciencia literaria no es la literatura sino la literariedad, es decir, comprender los mecanismos lingsticos que hacen de una obra dada una obra literaria. Este estudio cientfico de la literatura llev a los formalistas a buscar las propiedades universales del texto literario: Al concentrar su atencin en los mecanismos y propiedades de la literatura, Jakobson y Eichembaum creyeron que se podria abstraer del texto literario los elementos o factores que lo hacan funcionar de manera que pudieran estudiarse independientemente del texto y del contexto. (Fokkema-Ibsch, 1992: 30).

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Las relaciones entre el formalismo literario y el estructuralismo lingstico fueron inten sas gracias, en concreto, a los avances en el rea de la fonologa, hasta el punto que parece haber un paralelismo en las definciones que se dan en uno y en otro campo. Saussure esta blec que la consideracin de los fonemas lleva al estudio del carcte r diferenciador, contrastivo y relativo de los elementos que es de lo que se compone el significante. Igualmente estableci que de todos los elementos del sistema lingstico se puede afirmar que la caracterstica ms precisa es que son lo que los otros no son (Saussure, 1993: 117 y 162). El estructuralismo lingstico postula que un fonema no se puede analizar fuera del sistema fonolgico y que definir un fonema significa determinar su lugar en el sistema fonolgico. (Trubetzkoy, en Fokkema-Ibish, 1992: 65.). Una definicin tan solo es posible cuando se toma en consideracin la estructura de este sistema. El punto de partida del fonlogo es el sistema fonolgico y de ah procede el fonema indivi dual. De esta manera, Trubetzkoy sienta los fundamentos metodolgicos de la fonologa, que se declara as independiente de la fontica (Fokkema-Ibish, 1992: 71) . Al explicar la importancia de la nocin de construccin en la obra literaria, Tynianov hace referencia a este mismo principio que postula en la obra literaria la definicin de sus elementos constituyentes como una serie de rasgos diferenciados y a la vez solidarios: La unidadde la obrano es unaentidadsimtrica y cerradasino una integridad dinmicaque tiene su propiodesarrollo; sus elementosno estn ligadospor un signo de igualdad y adicin sino por unsignodinmico de correlacin e integracin. Laforma de laobraliteraria debeser sentida como formadinmica.Esedinamismose manifiesta en lanocin de construccin. No hay equivalencia entre los diferentes componentes de la palabra; la forma dinmica no se manifiesta ni por su , por la promocin de un grupo reunin ni porsu fusin, sino porsu interaccin y, en consecuencia de factores frentea otro (Tynianov, 1970: 87-88). Uno de los objetivos de l mtodo formal consista en describir lo que convierte a los textos literarios en objetos, construcciones artificiosas, segn Shklovski, sometidos a unos principios en los que la lengua se usa de una manera netamente diferenciada a como se usa la lengua en situaciones corrientes: nosotros llamamos objetos estticos en el sentido estricto de la palabra, a los objetos creados mediante procedimientos particulares, cuya finalidad es la de asegurar para estos objetos una percepcin esttica (Shklovski, 1970: 57). Es sobre esa oposicin y sobre la base histrica de los textos literarios, sobre la prctica de una tradicin, aadiramos, sobre lo que cimentan sus esfuerzos. Las crticas efectuadas desde el llamado fa ctualismo por Gustav Lanson, reprochaban al formalismo la aplicacin de nociones que no consideraban el efecto real, emprico, que generaban las tericas y abstractas generalizaciones forma listas al aplicarlas al anlisis de la obra literaria. Sin embargo, sta es una crtica que no considera trabajos pioneros como los dedicados por Eichembaum a El Capote de Gogol , en el que se analiza la combinacin de los motivos y de las situaciones como principio organizador del cuento. O los trabajos de Vladimir Propp relacionados con las distintas funciones que desempean los personajes en el cuento folclrico y fantstico (Propp , 1992) . O los estudios de Tomashevski relacionados

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con la temtica y los motivos (1982: 177-269). La importancia de estas aplicaciones reside en que se inaugura un modo de referirse a la obra literaria para poder adentrarse en sus mecanismos conformadores con un nuevo aparato critico. Ya no se trata, como vena siendo frecuente en la critica de la poca, de reproducir el pensamiento de la obra, sino de explicar el modo en que la obra estaba construida. Para ello hubo de inventar una terminologa que, al percibirse como nueva y extraa, suscit arduas polmicas que, en palabras de Fokkema e Ibsh recuerdan al debate abierto en el New Criticism conocido como la hereja de la parfrasis (1992: 31). Bsicamente el debate giraba en tomo a la afirmacin de que el pensamiento que contena una obra literaria no poda ser parafraseado sin traicionarlo profundamente, debido en parte a la ntima y singular interrelacin entre forma y contenido. Los formalistas aceptaron la tesis por la cual una forma nueva produca un nuevo contenido. Tolstoi al comentar en una carta su Ana Karenina escriba lo siguiente: Siyoquisieradecirconpalabras todoloquetratdeexpresar en lanovela, tendra que rescribir la misma novelaque ya he escrito. En todo o casi todo lo que he escrito, he estadoguiadopor la necesidad de recoger lospensamientos queentrelac unos conotrosparaexpresarme a mmismo. Todo pensamiento expresado en palabras pierde su sentido y llega a ser banal cuando queda aislado de la cadenaa que pertenece. (Tolstoi, 1916: 109). En este mismo sentido Tomachevski advirti: nadie puede parafrasear a Pushkn (en Erlich, 1974: 53). A nuestro juicio, hoy, este debate no sera tal, por considerar que parafrasear una obra y analizar los principios de construccin de la misma pertenece a dos rdenes distintos de la realidad del anlisis, que han originado modos y gneros de comentarios con sus respectivas tradiciones. Por ejemplo, de un lado, una crtica ms personal y subjetiva; mientras que, del otro, un anlisis ms orientado a describir las propiedades objetivables del texto, precisamente esos principios organizadores que tanto obsesion a los formalistas. No dara, pues, lugar a una incompatibilidad, sino a dos prcticas diferenciadas: una reclamara una libertad de asociaciones ligadas a la relacin crtica de un lector personal con la obra; otra privilegiara el desplazamiento de la subjetividad a favor de un anlisis descriptivo de los constituyentes y las partes entrelazadas del objeto literario, operacin que hoy no sera posible sin el esfuerzo radical y valiente de los formalistas.

2. LA MOTIVAON INMANENTE DELTEXTO

La exposicin del tema en una obra tiene partes analizables que pueden descomponerse en ncleos temticos ms pequeos mediante los dilogos o la voz del narrador, y partes no analizables, a las que Tomashevski denomina motivos. Ha cado la tarde, Raskolnikov asesin a la vieja, El hroe ha muerto, lleg una carta, La aparicin del espectro del padre de Hamlet, El asesinato de Desdrnona, etc. La seleccin de motivos que el autor dispone en el mundo ficcional adquieren la forma de eventos o hechos, y su funcin es la de dinamizar la situacin, modificarla y preparar un nuevo cuadro, de esta forma la combinacin de los motivos entre s constituye la armazn temtica de la obra. Los motivos equivaldran a las estrategias de produccin textual responsables de la variedad y del movimiento (desarrollo) justificado de la accin dentro de un marco temtico . Formaran parte,

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por tanto, de una tcnica relativa a cmo usar ciertos principios descritos y habilitados en la lengua literaria. Tomashevski clasific los distintos tipos de motivacin por la diversidad de su naturaleza y carcter en: compositiva, realista y esttica. El principio de la Motivacin Compositiva consiste en la economa y utilidad de los motivos. Dentro de stos, Tomashevski distingue aquellos que sirven para la utilizaci n de los accesorios: procedimientos destinados a emplear con un finalidad los utensilios u objetos que van a aparecer en la obra; de los llamados procedimientos de caract erizacin: cuya funcin consiste en presentar acciones o conductas que revelen o destaquen el rasgo del carcter del personaje que interese para la obra. Estos aspectos de la composicin, una vez introducidos, se integran en la totalidad logrando un efecto. La integracin con la accin puede armonizarse de dos maneras fundamentalmente: segn una analoga psicolgica, cuyo efecto ms eficaz ocurre cuando recurrimos a clichs literarios como describir un paisaje romntico mediante un claro de luna para una escena de amor, o tempestad y tormenta para escenas de muerte y crimen. Tambin el uso de estos clichs se ha utilizado para subrayar un efecto irnico o pardico, generalmente mediante guios metaliterarios y procedimientos de hiprbole. El otro modo de integracin con la accin de los motivos tiene lugar mediante el contraste: este procedimiento ha sido usado desde Homero hasta nuestro das bsicamente para resaltar el carcter entre personajes: Hctor y Aquiles, en la Ilada; Antgona y Creonte, en Antgona de Sfocles; Don Quijote y Sancho Panza, en Cervantes; Othello y Yago, en Shakespeare; Bernarda y Adela en La Casa de Bernarda Alba de Federico Garca Lorca, etc. Los ejemplos son muchos. La explicacin de por qu el uso de este recurso no pierde eficacia con el tiempo se puede encontrar en que la percepcin obtiene de los elementos que interactan en la obra datos relevantes cuando la relacin se basa en antagonismos y disimilitudes que ayudan a captar la diferencia y el matiz. El procedimiento mediante contraste no slo se aplica para revelar aspectos del carcter del personaje, tambin para poner en relacin el carcter con el entorno, la clase social, el hbitat, naturaleza, campo, ciudad, interior, exterior, etc. La motivacin realista se lograra gracias a la ilusin que toda obra genera en la mente del lector o espectador. La ilusin elemental surge al percibir la accin como verosmil. El terico ruso constata grados de ilusin en los lectores cuya relacin con lo verosmil dista de ser idntica o siquiera de significar lo mismo:
Este sentimiento de verosimilitud es extremadamente fuerte en el lector ingenuo, qu ien puede llegar a creer en la autenticidad del relato y persuadirse de que los personajes existen realment e. Para un lector ms avisado, la ilusin realista toma la forma de una exigenci a de veros imilitud; perfectamente consciente del carcter inventado de la obra, l exige con todo una cierta correspondencia . Ni siquiera los lectores familiarizados con las leyes de la composicin art istica pueden sustraerse psicolgicamente a esta ilusin. (Tomashevski, 1965: 216).

El comentario sobre el lector, consciente de que todo es inventado, y sobre su exigencia a que, precisamente por eso, todo mantenga una unidad, un tono, una correspondencia entre las partes, resulta valioso para contrarrestar los argumentos que identifican lo verosmil con una idea de realismo reducida y vinculada a lo probable en un mundo fsico; adems, ayuda a explicar la coherencia esttica de mundos ficticios, en principio, alejados de una supuesta lgica del funcionamiento del mundo real. En estos casos, la ilusin de rea-

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lismo, sostenida en una idea de verosimilitud ligada a un referente regido por leyes naturales o reacciones instintivas bsicas de comportamiento humano, no pasara de ser una visin estrecha, probablemente tendenciosa, propia de un lector ingenuo que, en ocasiones, se ha utilizado por crticos para desprestigiar el experimentalismo, la vanguardia y, en general, los ensayos con mundos autorreferenciales. El caso de la literatura fantstica se explica exactamente igual mediante la motivacin realista : el lector inexperto se entregara con una confianza ingenua, el experimentado aceptara las premisas propuestas en la obra y juzgara su evolucin, adecuacin , justificacin, necesidad y coherencia respecto a las hiptesis del argumento. La verosimilitud, en definitiva, aplicando la teora de Tomashevski, resultara de la organizacin probable de los motivos conforme a las premisas en que se sustentan . El propio Aristteles, en la Potica , manifiesta preferencia por el realismo en este sentido:
Es prefer ible una cosa imposible pero convincente, a algo posible pero que no convenza. Acaso sea imposible que haya personas tales como las pintaba Zeuxis: tanto mejor, pues el modelo debe ser superado por la obra . Las cosas irracionales deben justificarse con la tradicin popular, pues as , a veces, no hay falta de lgica, ya que es verosimil que a veces ocurra algo inverosimil. (Aristteles, 1987: 72)1 .

A las formas de motivacin compositiva y realista, se unira la motivacin esttica. Las discusiones entre nuevas y viejas escuelas giran en tomo a este tipo de motivacin, en que formas estticas consagradas y emergentes luchan por establecer las convenciones artsticas imprescindibles para la comunicacin eficaz del signo (palabra que an los formalistas no emplean) . De esto se desprende la permanente dialctica entre estilos como fuente y motor de la evolucin artstica. Finalmente, Tomashevski vincula la motivacin en el texto artstico con una de las funciones que le corresponde desempear al personaje: el papel de hilo conductor y de soporte que permiten agrupar y conectar entre s diversos motivos. Los personajes en una obra deben captar, a juicio del terico ruso, la atencin del lector o espectador y ser reconocidos con facilidad, y para tal fin se idean procedimientos destinados a cumplir este propsito. A dicho procedimiento lo llama caracterizacin, y caractersticas de un personaje:
Al sistema de motivos al que est indisolublemente asociado. [. ..] ms estrictamente se entiende por caracterstica el alma y el carcter del personaje. El elemento ms simple de la caracterstica es el de atribucin de nombre propio. Las construcciones ms complejas exigen que los actos del protagonista deriven de una determ inada unidad psicolgica, es decir, que sean psicolgicamente probables para ese personaje (motivacin psicolgica de los actos) . En tal caso, se atribuye al protagonista determinados rasgos de carcter. (Tomashevski, 1965: 222).
2 James Redfield en La tragedia de Hct or dedica un captulo a la cuestin de lo probable como universal: El poeta crea su mundo pero no lo hace nicamente a la medida de sus deseos. Los comienzos se inventan, pero las consecuencias se suceden tal como de verdad ocurriran. En este sentido, la narrativa presenta un mundo irreal que trata del real. En este sentido tambin, el principio de toda narracin, por fantasiosa que sea, es el realismo. El poeta es un imitador, no de hechos verdaderos sino de hechos que tienen (es decir, en los que es posible reconocer) causas verdaderas; el relato es probable, no porque cuente la clase de hechos que esperaramos ver. sino porque nos muestra la clase de accin que. una vez nos la ha explicado el poeta. contamos con que ocurra. dadas las circunstancias en que l la ha situado (Redfield, 1992: 120). En este sentido, el teatro de Samuel Beckett se ajustara ms a una verosimilitud realista que muchas de las obras clasificadas como tales. si tenemos en cuenta que lo que medimos es la congruencia con que unas premisas estticas se desarrollan.

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Respecto del carcter, Tomashevski cree necesario distinguir tambin dos casos fundamentales en los procedimientos de configuracin: los que presentan un carcter constante, que permanece idntico a lo largo de la trama, y los que tienen un carcter cambiante, que evoluciona a medida que se desarrolla la accin. Atribuye a este ltimo caso una ntima relacin entre evolucin de la trama y carcter del personaje por considerar que la ruptura con la continuidad del carcter corresponde a una modificacin de la situacin dramtica (Tomashevski, 1965: 223). Una vez que el personaje est caracterizado en sus rasgos especfic os, a Tomashevski le pareca imprescindible la captacin de la atencin del lector o espectador, por lo que consideraba fundamental orientarle en sus inclinaciones. De qu modo? Pensando en la actitud emocional que el lector o espectador debian sentir hacia el personaje. Tal actitud, que puede oscilar en grados en una escala imaginaria desde la simpata hasta la antipata , se desarrolla sobre una base moral. Sera, pues, esa base moral, sustrato de conocimientos extraliterarios relativos a aspectos culturales , polticos y religiosos, los que como teln de fondo habran de configurar el mundo de ficcin, la temtica y la organizacin de motivos, base sobre la que el personaje habra de caracterizarse mediante la toma de decisiones y la accin. El personaje siempre acta sobre un fondo de presuposiciones, y ese fondo lo conforma una serie de premisas compartidas, algunas de las cuales son valores fcilmente reconocibles que casi nunca es preciso explicitar y sobre los que el carcter se define mediante la accin y la diccin: los efectos de simpata o antipata, la adhesin o el rechazo, la identificacin o contraidentificacin resultaran del modo en que se destacan sobre ese fondo los actos del personaje y ante los cuales el lector o espectador puede confrontarse con su propia escala de valores'. Las variaciones en el modo en que cada motivo interacta dentro de un sistema de motivos que configuran la armazn de la obra, afirmamos que constituan estrategias textuales que el autor selecciona para su diseo (planificacin textual), y que servan tanto para destruir el equilibrio inicial, alterando la situacin dada, como para preparar los cambios hacia otras fases de la narracin o del drama; lo que, desde el ngulo opuesto, el de la recepcin textual o espectacular, est llamado a producir la sensacin de movimiento y dinamismo . La cuestin compleja de cmo la informacin se estructura en el texto aparece estrechamente vinculada a la funcin que se asigne a cada motivo, con objeto de que stos cumplan con eficacia literaria o dramtica las misiones especficas de las que son portadores. De lo cual se advierte que puede resultar un medio til para evaluar lo que para muchos supone una de las propiedades ineludibles de la calidad de una obra de creacin: su cohe-

2 Northrop Frye en su Anatoma de la Crtica establece una clasificacin de las ficciones histric as conforme a lo que l denomina una teora de los mod os: (d as ficci ones pueden clas ific ar se, no moralmente, sino de acuerdo con el poder de accin del hroe, que puede ser mayor que el nuestro, menor o el mismo. As: si es superior en clas e, tanto a los dems hombres como al medi o ambiente de est os hombres, el hroe es un ser divino y la historia que le incumbe ser un mito en el sentido de rel ato acerca de un dios. Si es superior en grado, es el hroe tpico del romance, cuyas acciones so n mara villosas pero l mismo se identifica como ser humano , es el hroe del modo mimtico elevado de la mayor parte de la pica y la tragedia . Si no es superior ni a los dems hombres ni al propio medio ambiente, el hroe es uno de nosotros: respondemos a un sentido de su comn hum anidad y exigimos del poeta los mismos cnones de probabilidad que descubrimos en nuestra propia experiencia . Este nos propor ciona el modo mim ti co baj o de la mayor parte de la comedia y de la ficci n real ista (Frye , 1991 : 54-55 ).

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rencia interna. Una adecuada exposicin y anlisis del sistema de motivos en una obra puede ayudar a comprender cmo se relacionan las intenciones del auto r con el modo como los personajes justifican su accin y su pensamiento en el mundo de ficcin, y esto, tanto por la manera en que los motivos se ensartan en una totalidad significativa (dirigida intencionalmente por el autor desde el acto enunciativo), cuanto por la naturaleza coerci tiva de cada motivo en la lgica del mundo en que aparece: Si los motivoso el complejo de motivos no estnsuficientemente coordinados dentrode laobra, si el lector queda insatisfecho con respecto a la conexin de ese complejo con la totalidad de la obra, puede decirseque el mismono se integraen sta. Si todas las partesde la obra estn mal coordinadas, sta se desintegra. (Tomashevski, 1965: 213). Lo que Tomashevki entiende por motivacin de una obra no debe, en principio, confun dirse con lo que una cierta prctica interpretativa denomina la motivacin del personaje para la accin, aludiendo claramente a un plano psico lgico en el que se intenta averiguar las razones concretas, en ocasiones inventadas (dada su imposibilidad de averiguacin) que comprometen conscientemente o no, los actos de los personajes. Tampoco la motivacin de una obra, tal como Tomashevski la aborda bajo las directrices de ciertas orientaciones formalistas, debe confundirse con el modo en que el autor, como origen de la obra, ha sido afectado po r su entorno sociocultural y poltico, dando lugar a una motivacin para llevar a cabo una accin concreta, cual es la de escribir obras literarias y/o teatrales; ms bien esta situacin, la que describe al autor motivado por, podra abordarse desde un pensamiento estructuralista gentico no tanto para establecer las races mentales y psicolgicas de la creacin cuanto para rastrear el origen de tal estmulo en una contingencia que implica a un individuo concreto en un entorno concreto y en una red de estmulos y respuestas que generaran una dinmica dialctica, evolutiva y transformadora, cuya expresin acabada quedara recogida en la obra como dato y mediacin de todos esos procesos. Pero, aunque el terico ruso, en sus escritos sobre el tema no vincula directamente estos planos, resulta evidente que existe una correlacin. sta, en nuestra opinin, debera estar situada entre la decisin autoral de que en el plano de ficcin ocurra un evento, por ejemplo, la aparicin del espectro del padre difunto de Hamlet, y de que el efecto de ese evento afecte al personaje y oriente e impulse su accin para fines estratgicamente precisos, motivndole en consecuencia. Finalmente, esta circunstancia emplazara al lector o espectador, en su acto interpretativo, a relacionar los porqus del personaje con los del autor.

3. EL FSIRUCTIJRALISMO GENTICO La primera premisa del estructuralismo gentico, como mtodo, parte de que toda reflexin acerca de las ciencias humanas se efecta no desde el exterior sino desde el interior de la sociedad, llegando a trasformar, segn su importancia la vida social misma (Goldmann, 1984: 11). La consecuencia inmediata desprendida de este axioma es que todo lo pensado es pensado por alguien, y ese alguien, quien sea, no queda excluido de aquello sobre lo que piensa. Dicho de otra forma: el sujeto del pensamiento forma parte del objeto que estudia . Para Lucien Goldmann, la segunda consecuencia de ese primer axioma afecta tambin

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al campo de estudios: las ciencias humanas no pueden tener un carcter tan objetivo como el de las ciencias naturales puesto que la intervencin de valores particulares de ciertos grupos resulta inevitable (Goldmann, 1984: 12). No es que a su parecer las ciencias humanas no puedan aspi rar a mtodos rigurosos de estudio sino que stos han de evaluar la legitimidad de las posiciones desde las que se construye y analiza la sociedad o una obra literaria, porque fcilmente obedecen a puntos de vistas en los que no se explicita el procedimiento del conocimiento de los hechos sino que stos aparecen y se justifican porque ya han sido juzgados de antemano:
Si los juicios de hechos son estructurados por un conjunto de categoras mentales vinculadas a la praxis de los grupos , entonces los juicios de valor fundan, en la base, los juicios de hecho en la perspectiva de un grupo. Yesos juicios de hecho , por supuesto, deciden sobre la prax is y fundan los juicios de valor. (Goldmann, 1980: 140).

La segunda premisa del estructuralismo gentico, como mtodo, afecta ms de cerca al problema del conocimiento y del estudio de la obra literaria, y se sustenta en la idea de que: Los hechos humanos son respuestas de un sujeto individual o colectivo y constituyen una tentativa con miras a modificar una situacin dada en un sentido favorable a las aspiraciones de ese sujeto (Goldmann, 1984: 12). Tal posicin concibe cada uno de estos hechos humanos como acciones intencionales y significativas dirigidas por esos sujetos, individuales y colectivos , desde un sistema social con sus normas, cauces, leyes y circuns tancias tanto para trasformar una situacin dada (origen del cambio) cuanto para reforzarla y apuntalarla (dispositivos de acciones institucionales y de representaciones mediticas de hbitos y formas destinadas a mantener estticos y anquilosados sistemas polticos ). La situacin dada indica en cada caso la conclusin de un anlisis, el resultado de una mirada que los agentes responsables de la accin construyen, representan y proyectan, y establece los obstculos a remover para la consecucin de sus fines o metas particulares . El impulso que generan las diversas acciones para el sujeto adquiere la forma de una motivacin plenamente justificada en los mltiples casos, la adecuada eleccin de los medios para la eficaz consecucin de los fines, a partir de lo cual el resultado no puede redundar ms que en la vertiente concreta de la realizacin (lo que c1arificaria el concepto de gentico aplicado al estructuralismo en sus rasgos distintivos, como un mtodo de explicacin y comprensin que pretende rastrear el origen significativo de los actos humanos en el propio escenario en el que acontecen) . Puede llegarse a concluir de esto, equivocadamente, que esta descripcin constituye una operacin mecnica, que tal clculo puede hacerse y puede hacerse siempre bien en lo concerniente a la relacin entre el anlisis de la situacin dada y las estrategias para trasformarla o reforzarla (los porqus de la accin) concretadas y articuladas en los materiales seleccionados para la obra (el medio para el fin). Sin embargo, Goldmann pareca interesado en dejar claro en El hombre y lo absoluto las limitaciones de este mtodo que tiene como objeto rastrear el origen sintomtico de la obra y poder explicarlo mediante la reconstruccin de las circunstancias histricas , polticas, sociales, reflejadas en estructuras mentales del pensamiento , en que tal obra nace. No todas las obras de creacin tienen la virtud o el poder de trasponer una visin de esas estructuras mentales que gravitan, influyen y configuran el tejido vivo de una sociedad determinada, y que permitiria hallar una sntesis ejemplar en las grandes obras de los grandes genios. Por lo tanto, el que Goldmann presienta una correlacin y busque la forma de explicar el modo en que lo

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sistmico literario y extraliterio se relacionan y confonnan una sntesis en una unidad mayor donde vive el sujeto individual o colectivo con sus posibilidades de accin, no implica que esa correlacin se halle ni equilibrada ni intensamente en todas las obras sino que dependa de factores, como el grado de coherencia lograda en una obra y que permitira reflejar esas estructuras mentales, que, en la realidad histrica, existen de manera disuelta en multiplicidad de voces, discursos y representaciones y que slo mediante la afortunada transposicin alcanza una sintesis, a partir de la cual se puede tanto explicar la obra cuanto reconstruir la poca: El sentido vlido es el que permite encontrar toda la coherencia de la obra, salvo que esa coherencia no exista, en cuyo caso, el escrto estudiado carece de un inters filosfico o literaro fundamental (Goldmann , 1985: 23). No obstante, el autor aclara que no habla de coherencia en un sentido lgico, a no ser que se refiera a la filosofia de tipo racionalista, sino a un tipo de coherencia en el sentido en que ms arriba hemos intentado explicar, en que la obra forma parte de una realidad mayor que adquirira su significado pleno, su coherencia, slo cuando somos capaces de reubicarla en el marco histrco, cultural y poltico en que la obra nace y siempre y cuando sea reflejo o sntesis de las estructuras mentales repre sentat ivas de un periodo: en la mayora de los casos el crterio de la coherencia slo puede ser aplicado a los textos esenciales de la obra del autor (Goldmann, 1985: 25), lo que llevara posteriormente a intentar distinguir entre lo esencial de lo accesorio. Es interesante observar el cuidado que pone en sugerir un desplazamiento metodolgico, y no solamente una variacin en el enfoque. Goldmann evita proponer una unidad bsica de anlisis, eludiendo de este modo la perspectiva centralizada sobre un elemento mondico, como en otras metodologas pudo ser el individuo , el texto o, incluso , ms abstraccin an, el lenguaje; ni siquiera consideramos que la nocin de grupo, importante en el estructuralismo gentico, sea para Goldmann un eje de rotacin a partir del cual se elabora un pensamiento; ms bien parece que ste adquiere una forma relacional que nos invitara siempre a explicarnos las distintas influencias y posici ones cambiantes que mantienen los distintos elementos de los que somos conscientes que forman parte activa de un sistema cultural o social. Tal circunstancia incluira ineludibl ement e al sujeto pensante como parte del sistema y la descripcin o acc iones de ste formara parte de un entorno y quedaran ligados a unos agentes identificables. A diferencia de otros estructuralismos, y por supuesto , a las referen cias al formalismo hechas en este artculo , el de Goldmann aspira a ser para las ciencias humanas un mtodo abarcador de la totalidad de las relaciones que dificilmente permite la descripcin estable de un objeto, sino ms bien sugiere que tal dispositivo metodolgico, forzosa mente dial ctico', pueda activarse para que un sujeto , circunstancia inestable donde
J En La dialctica hoy, co nferencia pronunciada en 1970 en la Unive rsidad de Korcula y pub licada en La creacin cultural en la sociedad moderna, lee mos : La pri mera idea de l pensam iento dialctico, la principal y no por casualidad - un dialctico no puede hacer historia de las ideas fuera de la historia de la soc iedad, como deca Hegel, creo, o Luckcs: la historia del problema es el problema de la histor ia, o la historia de las ideas forma parte de la histor ia de los hech o- es la categora de totalidad ; es la idea de que no es posib le comprende r un fen meno ms que insertndolo prime ro en la es tr uct ura ms amp lia de la que forma parte y en la que tiene una funci n, siendo esa funcin su sentido objetivo, independientemente del hecho de qu e los hombres que acta n y lo crean sean cons ciente s o no de ello ; es la categora de la est ructura significati va que no se comprende ms que mediant e la inserc in en una estru ctura significativa ms vasta y en el conjunto de la histor ia. La seg unda gran idea del pensam ient o dialct ico es la de ident idad entre suje to y obje to, qu e es simplemente la afi rmac in de qu e s i la human idad es histr ica, si e l sujeto de la accin , de la creacin y de la praxis son los grupos sociales, -Marx precisar:

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las haya, consciente de sus posibilidades, pueda pasar a la accin en lugar de quedar enredado en la accin de intentar saber y conocer cmo son las cosas, cmo es el mundo, etc.; porque, sin duda, quien se site en ese recoveco epistmico habr dado por hecho, probablemente de forma no consciente, 1) que algo es de alguna manera y por lo tanto yo puedo conocerlo (consecuencia implcita: el sujeto no acta en el mundo para cambiarlo sino para adecuarse a l, buscando su funcin en l); y 2) El que algo presuma , como rasgo dimanante e implcito de su ontolog a, que pueda ser conocido invita primero a que se conozca (actividad que puede ser eterna) en lugar de a que se trasforme. Goldmann parece trabajar con cierta idea maximalista del acto de creacin en que la optimizacin de recursos y estrategias se lleva a cabo de una manera plena, siendo a travs del aprovechamiento de sus posibilidades como sta nicamente alcanza la condici n de portadora de una concepcin del mundo . Esta concepcin o visin del mundo parece captar y trasladar al terreno literario o filosfico algo que, efectivamente , est ms all del autor como individuo:
La concepcin del mundo es la extrapolacin conceptual, llevndolas a la coherencia extrema, de las tendencias reales, intelectuales, afectivas, o incluso motoras de los miembros de un grupo. En un conjunto coherente de problemas y soluciones que se expresa en el plano literario de la creaci n, con la ayuda de palabras, de un universo concreto de seres y de cosas . (Goldmann, 1985: 411).

y en otra parte de esta misma obra seala que:


Una concepcin del mundo es precisamente este conju nto de aspiraci ones, de se ntimientos y de ideas que rene a los miembros de un grupo (o lo que es ms frecuente, de una clase social) y los opone a los dem s grupos. .. . el individuo slo raramente posee una conciencia rea lmente com pleta de la significacin y de la orientacin de sus aspiraciones, sus sentimie ntos y su com portamiento, no es menos cierto que posee siempre una conc iencia relativa . De vez en cuando algunos individu os excepci onales alcanzan o cas i llegan a alcanzar la conciencia integral. En la medida en que consiguen expr esarla, en el plano conceptual o en el imaginat ivo, son filsofos o escrit ores y su obra es tanto ms importante cuanto ms se aproxima a la coher enci a esquemtica de una concepcin del mundo, es decir, al mximo pos ible de conciencia del gru po socia l que expresa. (Goldmann, 1985: 29).

Quedaria por intentar explicar la razn por la cual existen tantas creaciones accesorias e incoherentes en el sentido explicitado arriba . Edmund Cross menciona dos circunstancias, el que todo individuo, en un momento determinado de su existencia , forma parte de un gran nmero de sujetos colectivos diferentes, y pasar por muchos ms an a lo largo de su vida hace que Goldmann advierta tres niveles de conciencia, que seran el inconsciente, la conciencia clara y el no-consciente:
Constituido por las estruc turas intelectuales, afectivas, imaginarias y prcti cas, de las conciencias individual es . El no consc iente es una creacin de sujetos transind ividuales y tiene, en el plano
clases soc iales-, si los grupos soc iales son sujetos colectivos, entonces todo pensamie nto sobre la historia y la soc iedad es ciencia y conciencia. el grupo que piensa es el sujeto y el obje to del pensamiento (Go ldmann, 1980: 15 1- 152).

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psquico , una entidad anloga a las estructuras nerviosas o muscu lares en el plano fisiolgico. Es distinto del inconsciente freudiano en la medida en que no es rechazado y no necesita' vencer ninguna resiste ncia para hacerse consc iente, sino que le basta para que un anlisis cientfico lo ponga de manifiesto (Goldmann, en Cross, 1986: 21).

Cross entiende que esta idea de Goldmann transcribe a la vez una estructura libidinal y otra en la que se ha implantado el no consciente y que ambas ejercen influencia en las acciones individuales:
Los casos en los que la significacin libidinal predomina hasta el punto de desorganizar totalmente la significacin socializada -como en el caso de los alienados mentales- y, por otra parte, aquellos en que, por el contrario, en cierto sector de la actividad del individuo, la actividad colectiv a, llevada a su coherencia ltima, integra por entero , sin sufrir ninguna distorsin , la significacin libidinal -como en el caso de los grandes creadores. Entre estos dos extremos se sita la gente media, yo, usted, todos los dems . (Goldmann, 1984: 22).

Es obvio que Goldmann quiere romper ese cercado, y con l la percepcin del individuo como una entidad nuclear y atomizada en un mundo progresivamente desprovisto de referencias y estructuras colectivas. Manifiestamente, su pensamiento evoca la conviccin de que el individuo no existe como tal si no est integrado en un grupo a travs de cuya conciencia transindividual pueda realizarse eficazmente como sujeto de la historia :
Si admitimos la perspectiva del sujeto colectivo, lo primero de que podemos prescindir es del suje to trascendental, una de las cruces ms penosas de la filosofia. Cmo naci ese concepto? Naci en la histor ia de la filosofia en el momento en que los filsofos comprendieron que el hombre participa en la creacin del mundo (Goldamann, 1980:138).

Queda claro que la participacin en la creacin del mundo, sea haciendo carreteras o escribiendo dramas, no convierte a cada individuo en un ente aislado , autnomo, diluido en su singularidad y desprovisto de medios y coordinacin para acciones comunes; ms parece que sea a travs de stas y de la pertinente divisin del trabajo, como la naturaleza y el entorno se transforman. De esa accin y conciencia de actividad comn dimanara una estructura mental que permitira, cuando estudiamos obras concretas de creacin individual, hablar de sujeto transindividual, en el sentido de que lo que all aparece representado, en virtud de las convenciones simblicas de la literatura o del teatro, forma parte de algo que transciende y da sentido a lo privado, por encima de intereses particulares y rasgos singulares".
, Situa ci n q ue co inci di ra con la descrita aos ms tarde por otro te ric o de influenci a marxi sta, Fre d ric Jam eson cu and o ins in a a es te re specto que: La est t ica modernista est org nicamente vinculada a la conce pc in de un yo y una ent idad priv ada nicos, una per sonalidad y una indi vidu alid ad nicas, presumib lemente ge ner ado res de su propia visin nic a del mund o y forjadores de su propio estil o ni co e inconfund ible. [.. .] No obsta nte, hoy, se ex plora la idea de que este tip o de indi vidualismo e identidad person al es una cosa del pasad o; qu e el viej o indivi duo o sujeto indi vidual est ' muerto'; y que incluso podran describirse como ideo lgicos el concepto del indi viduo nico y la base terica del individualismo. De hech o, hay dos posicion es sobre todo es to, una de las cuales es ms radical que la otra. La primera se co nfo rma con deci r: s, hace mucho, en la era cl sica del capitalismo competitivo, en el apogeo de la famil ia nucle ar y el su rg imiento de la burguesa como la cl ase soc ial hegemnica, el individu alismo y los

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El modelo de anlisis que desarrolla Goldmann , por tanto, se opone tanto a los mtodos del positivismo factual, el conocimiento de la obra mediante la recoleccin y conexin de las personales circunstancias del autor y su biografia, cuanto de los anlisis de su estructura psicolgica: incluso cuando se trata de individuos contemporneos a los que el psiclogo puede estudiar en el laboratorio y someterlos a toda clase de experiencias y pruebas, preguntndoles por sus sentimientos actuales y su vida pasada, apenas se obtendr otra cosa que una imagen fragmentaria del individuo estudiado (Goldmann, 1985: 19). No evita el problema del hecho literario tal y como fue descrito por el formalismo ruso y por algn estructuralismo posterior de orientacin lingstica, considera la importancia de la estructura textual, aunque parece ms preocupado por sealar algunas de sus insuficiencias y abusos. Resulta evidente que por influencia de algunas de estas escuelas tratamos un texto dramtico como un sistema constituido de una serie de partes y elementos solidarios que operan a distintos niveles: hablamos de personajes, espacio, tiempo, temtica, motivos, dilogos, forma que adoptan los dilogos, hablamos de escenas, actos, situaciones, etc. Y tendemos a representarlo como una entidad que, aunque pertenezca al mundo de los objetos culturales y se inserte en una cadena a la que denominamos tradicin, no deja, sin embargo, de distinguirse como un objeto nico y autotlico. El estructuralismo lingstico aplicado al anlisis de la obra literaria, en su versin ms ortodoxa , oper como si entre el mundo y el texto hubiera una discontinuidad prcticamente infranqueable. La obra era autosuficiente en todos los sentidos, se bastaba a s misma porque conten a la significacin adherida a la propia disposicin de la materia verbal: su idiosincrasia coinc ida con su literariedad , a partir de ese hecho el discurso se reduca a explicar la relacin de cmo el lenguaje haba operado para constituir ese singular y nico artefacto. Consecuente e imperceptiblemente la dicotoma realidad/ficcin se fue instalando como un efecto natural hasta moldear el hbito de consumo y el trato con la obra, constituyendo a la obra y al mundo de la cual emerge como entidades netamente separadas', El estructuralismo gentico anula esa neta separacin para volver a conectar, en el anlisis, la serie de hechos extraliterarios con los literarios, o si se prefiere, comprender y explicar que el modo en que concebimos la sociedad como una estructura de hechos significativos que tiene unos .sujetos, una intencionalidad (consciente en grados), unos intereses, unas bases ideolgicas y unas prcticas , no es indiferente al modo como eso afecta al sujeto que escribe, y cuyo

suj etos ind ividua les existan. Pero hoy, en la era del capitalismo cor porativo, del as llamado hom bre organizacional, de las burocracias tanto en las empresas como en el Estado , de la explosi n demogrfica, ese antiguo sujeto burgus individua l ya no existe. La seg unda posicin, ms rad ical, podramos denomi narla post estructura list a. sta agr ega: el sujeto burgus individual no slo es cosa del pasado si no que tamb in es un mito; en realid ad, y para empe zar, nunc a ex isti ; nunc a hubo sujetos autnomos de ese tipo. Antes bien, esta construcci n era una mistificaci n filosfica y cultural que procurab a persuad ir a la ge nte de que ' tenan' suj etos ind ividuales y pose an a lguna identidad (J ameson , 1999: 20-2 1l. , Esta circunstancia ha reforzado lo que me atrevera a se alar como un hb ito cultura l cuyas consecue ncias visibles se podr an resumir d iciendo que lo que un te xto dr amt ico y su puesta en escen a se a lan es, bsicamente, una discontinuidad con lo real, asunto que tiene que ver con e l modo en que usamos y nos apropiamos de la ficcin en nuestra poca. Esta discontinuidad que, por descontad o, forma parte de unas prct icas de consumo cultural, tiene efectos politic os ya que insinan una pro funda desconexin entre lo que se ventil a en el mundo de las ficciones literarias y teatrales y el llamado mund o real que, al parecer, constru ye sus leyes fundamentales y norma s j urdicas de un modo en que la imaginacin queda prcticamente excluida como factor transform ador.

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material es tratado , se problematiza y se reflej a en las estructu ras de los hechos literarios de cada obra concreta . A parti r de aqu, corresponde al investigado r intentar explicar la obra como algo ms que como un objeto autnomo de significac in, sino como parte de algo mayor, de lo que, eso s, la obra es una concrecin ejemplar que pone en funcionamie nto, a travs de un lenguaje especfico, un sistema de mediaciones en la semiosis sociocultural, con vistas a alterar la posicin del sujeto, y la visin del grupo al cual se adhiere e identifica. Para Goldmann :
Comprender un fenmeno es describir su estructura y delimitar su significado. Explicar un fenmeno, es explicar su gnesis a partir de una funcionalidad en vas de devenir a partir de un sujeto. Si quiero explicar un Pensamiento de Pascal, tengo que referirme a todos los pensamientos, y si estudio todos los Pensamientos, los comprendo. Pero hay que explicar su gnesis, y entonces debo recurrir al jansenismo; y puedo comp render el jansenismo recurriendo a la nob leza de toga, y as sucesivamente. Toda investigacin se sita siempre a dos niveles : el de la estructura y el de la funcionalidad. Y la funcionalidad implica al sujeto; y el nico sujeto que a nivel histrico puede dar cuenta del conjunto de los fenmenos es precisamente el sujeto colectivo (Goldmann, 1980: 141-142).

Precisamente, resulta a travs de esa perspectiva, como una obra puede ser plenamente conocida, siempre y cuando pueda reconstruirse su significado a partir del anlisis simultneo (dialctico) de dos circunstancias: la estructura textual y su funcionalidad: El proble ma, pues, es crear una estructura 'funcional en el interior de la dimensin histrica y para hacerlo, naturalmente, el escritor utiliza lo que conoce, sea por experiencia personal, sea por los libros, o por lo que le hayan enseado (Goldmann, 1980: 130-131) .

CO NCL USIONES El formalismo fue un desenvuelto, irreverente e ingenioso frenes terico que no estuvo ni en su nacimiento ni en su desarrollo exento de contradicciones. Una de las ms evidentes se desprendera del principio epistemolgico orientador del mtodo, enunciado por Eichembaum:
Los formalistas no hablamos ni polemizamos sobre ninguna metodologa. Hablamos nicamente sobre algunos principi os tericos, los cuales no nos fueron sugeridos por tal o cual sistema metodolgico o esttico acabado sino por el estudio del material concreto y de sus cualidades especficas. (Eichembaum, 1992: 69).

Otro de los rasgos reflejados en el grupo formalista, al menos en sus comienzos, fue su marcada actitud antiacademicista, que si bien dot a sus escritos de un aire fresco, desenfadado y provocador, reflejado hasta la saciedad en el esti lo del eterno adolescente Shklovski, pronto colisionara con la necesidad contraria, la de intentar establecer unos principios organizativos que dieran soldadura a la estructura de un edificio que haba de ser capaz tanto de resistir los embates crticos como las presiones polticas, y proyectar su legado en la historia. El formalismo dej, adems, como movimiento centrado en el conocimien to de la tcnica literaria, un perdurable puado de conceptos que le sobrevivira (entre ellos, el motivo) y de

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importantes indagaciones sobre la evolucin literaria, sobre la teora y las fronteras de los gneros, sobre la visin de la obra como sistema, sobre los argumentos aptridas de los movimie ntos narrativos, todo ello elaborado al calor de las brasas que proporcionaba la necesida d, la urgencia, la inmediatez, reflejadas en textos fragmentarios y ocasionales, al hilo de los tiempos, como si fueran emanaciones de acaloradas y controvertidas disputas en cafs, casi lo contrario a como esta corriente, delineada al paso del tiempo con su correspondiente y acadmica etiqueta reductora, ha ido ligando su significado a cualidade s que, construidas de manera un tanto esquemtica y simple, evocan procedimientos sistemticos, rgidos y hasta ortodoxos . El formalismo tom la literatura como terreno de prueba para tirar contra la viej a ciencia acadmica caduca y levantar de la poltrona a una crtica vaga e impresionista, supuesta mente creadora y erudita, en el mejor de los casos y, en el peor, adocenada entre el historicismo positivista y el factualismo notarial , con la intencin de dotar con instrum entos metodolgicos adecuados a una nueva ciencia que vena asociada con un poderoso aliado, la lingstica. Los formalistas reorientaron la crtica literaria para apartarla de dos direcciones frecuentadas: el estudio de la ideologa de clase del escritor y la tendenc ia a deducir formas literarias de la estructura socioeconmica. Ambas direcciones se haban abierto como consecuencia de la influencia del historicismo literario y de la teora marxista de la literatura, an antes de que en Rusia triunfase la revolucin . Sin embargo, cuando el formalismo evolucion ante la creciente insatisfaccin de un enfoque puramente intrnseco, aquellos aspecto s volvieron a retomarse, aceptando como variables posibles del anlisis el estatuto social del autor e intentado integrar en aqul tanto categoras formales como sociolgicas. La teora crtica que centr su mirada en el objeto literaro, en prncipio concebido como algo ya dado, esttico y no cambiante, aislado en sus relaciones de cualquier otro aspecto ajeno al propio objeto, pas ms tarde a considerar el lado dinmico y funcional, tanto de las unidades aislables y reconocibles dentro del propio objeto como de la relacin de interdependencia semntica que la obra mantena con el mundo externo a ella, en lo que ya estaba cimentada la base epistemolgica del estructuralismo postrero. El mtodo proyect prmeramente el estudio y la descripci n de la relacin signo a signo para, despus , sin aband onar sta, ampliarse a aquella de signo a ref erente, establecindose entre una y otra un fructfero dilogo del que daran cuenta los varos estructuralismos europeos. Esta fluctuacin pendular da una medida de lo delicado de la relacin tanto sincrnica como diacrn ica en la que se desenvuelve la perspectiva de cualquier exposicin, perspectiva que, an siendo esttica, ha de recoger los aspectos ms vivos del pensamien to y el modo en que stos evolucionan a raz de los problemas que en el interior de los asuntos abordados se orginan. Esta fluctuacin, propia del estructuralismo, transitara de una f orma de pensar substantiva, orientada hacia las definiciones de la esencia de los objetos, a una fo rma de pensar relacional, orientada hacia las definiciones de los objetos como partes de un sistema, en el que su definicin no es estable ni unvoca, sino que depender, no tanto de lo que por su esencia un elemento es, cuanto por lo que, y de una manera un tanto contingente, es por lo que representa, atendiendo al lugar que ocupa en un contexto determinado y a la funcin que desempea. En este punto, el estructuralismo gent ico de Lucien Goldmann advertira que la forma de pensar relacional orientada a las definicio nes de los objetos incluye al sujeto como una entidad dentro de la relacin, y que dicha circunstancia, la del acto de cono-

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cimiento, no puede juzgar algo como si fuera una exterioridad al sujeto, desde presunciones que no involucran la mirada o el efecto de las mentalidades, de la conciencia supraindividual, en la formacin de la identidad que, desde este planteamiento, siempre revestir un carcter social, grupal y transindividuaI. Cabe sealar, finalmente, algo respecto a la palabra funcin. Tendr un uso diferente empleada por un formalista cuando analiza su artefacto literario que para un estructuralista cuando al analizar un texto literario se pregunta por la funcin que, como signo, desempea en el contexto socio-cultural en el que aparece, contexto-sociocultural que a su vez constituye otro entramado de signos, susceptible de incorporarse en un marco de estudios que es el semitico: aqu aparece el estudio de la cultura, de la sociedad, del hombre y de todos los sistemas de comunicacin que interactan, tanto los lingstcos como los no lingsticos; el centro especulativo tiende a moverse para alejarse del objeto literario y abarcar en una visin panptica, una totalidad mayor de fenmenos. En este sentido, el estructuralismo gentico, incluira los hechos histricos, los acontecimientos, la narracin del devenir, como contexto indispensable, junto con los datos positivos, para explicar la gnesis de la obra. Ambos planteamientos se han ido perfilando en sendas tradiciones que no siempre fue fcil deslindar y que a menudo se han percibido irreconciliables, aunque como afirma el profesor Domnguez Caparrs :
Estas crticas al estructuralismo son ndice de una nueva concepcin de la literatura, que desconfa de poder explicar el sentido de la obra con la sola descripcin de estructuras inmanentes, y que creen que estas estructuras cobran nueva luz si se sitan en el contexto extraliterario. Obsrvese que no se trata de despreciar todo el trabajo estructuralista, sino de reinterpretarlo y de modificarlo con la ayuda de una mayor comprensin de los factores contextuales (Domnguez Caparrs, 2001 : 48).

En este articulo, estos dos planteamientos, que adems de dos metodologas, constituyen dos teorias del conocimiento que desembocan en sendos anlisis sobre la realidad y los instrumentos que tenemos para configurarla, los hemos intentado identificar histricamente con 1) un enfoque de orientacin lingstica, y 2) una metodologa estructuralista de fondo marxista y dialctico.
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