El documento describe el impacto de la crisis económica mundial de 1930 y el golpe militar en Argentina ese mismo año. La crisis económica llevó al país a la quiebra, desempleo y pérdida de valor de la moneda. Esto enfrentó al gobierno con varios grupos, incluidos terratenientes y militares. El 6 de septiembre de 1930, un golpe militar encabezado por los generales Justo y Uriburu derrocó al presidente Yrigoyen, dando fin a la democracia e instalando un g
El documento describe el impacto de la crisis económica mundial de 1930 y el golpe militar en Argentina ese mismo año. La crisis económica llevó al país a la quiebra, desempleo y pérdida de valor de la moneda. Esto enfrentó al gobierno con varios grupos, incluidos terratenientes y militares. El 6 de septiembre de 1930, un golpe militar encabezado por los generales Justo y Uriburu derrocó al presidente Yrigoyen, dando fin a la democracia e instalando un g
El documento describe el impacto de la crisis económica mundial de 1930 y el golpe militar en Argentina ese mismo año. La crisis económica llevó al país a la quiebra, desempleo y pérdida de valor de la moneda. Esto enfrentó al gobierno con varios grupos, incluidos terratenientes y militares. El 6 de septiembre de 1930, un golpe militar encabezado por los generales Justo y Uriburu derrocó al presidente Yrigoyen, dando fin a la democracia e instalando un g
El documento describe el impacto de la crisis económica mundial de 1930 y el golpe militar en Argentina ese mismo año. La crisis económica llevó al país a la quiebra, desempleo y pérdida de valor de la moneda. Esto enfrentó al gobierno con varios grupos, incluidos terratenientes y militares. El 6 de septiembre de 1930, un golpe militar encabezado por los generales Justo y Uriburu derrocó al presidente Yrigoyen, dando fin a la democracia e instalando un g
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Golpe de Estado de 1930
domingo, 12 de septiembre de 2010
El impacto de la crisis econmica mundial y el golpe militar de 1930
En octubre de 1929 se produjo una grave crisis econmica que afect a todo el sistema capitalista mundial. Sus repercusiones en la Argentina se notaron de inmediato. Los ingresos de la aduana disminuyeron debido a la contraccin del comercio internacional. Se sucedieron numerosas quiebras de empresas y comercios. El peso nacional perdi valor, disminuyeron las exportaciones y las importaciones, y eso fue acompaado por una disminucin de los salarios y por una elevada desocupacin.
Los problemas econmicos y financieros que origin la crisis y la poltica de endeudamiento externo que inici el gobierno para asegurar su posicin enfrentaron al gobierno con todos los grupos sociales que lo haban apoyado. Las principales entidades que agrupaban a los terratenientes y exportadores se aliaron contra Yrigoyen y buscaron el apoyo de grupos descontentos del ejrcito.
El 6 de septiembre de 1930, un golpe militar encabezado por los generales Agustn P. Justos y Jos F. Uriburu puso fin a la segundo presidencia de Yrigoyen. La oligarqua terrateniente retom el control y la administracin del Estado. La fractura de la continuidad de las instituciones democrticas a travs de un golpe de Estado fue la solucin que la oligarqua encontr frente a las profundas contradicciones que gener la ampliacin de la democracia en un contexto de profunda depresin econmica.
La Crisis econmica y el quiebre institucional.
Los grupos descontentos dentro del ejrcito tuvieron campo libre para actuar contra el gobierno constitucional de Yrigoyen con apoyo de la clase media y los sectores populares que retiraban se adhesin al radicalismo.
En las elecciones de 1930, los radicales perdieron 70.000 votos respecto de las elecciones de 1928 y la Capital Federal pas a manos del Partido Socialista Independiente.
Un grupo de oficiales declarados en disponibilidad iniciaron una campaa contra el gobierno que se desarroll desde la prensa.
El golpe del 1930 se dio a partir de la coincidencia de 2 proyectos: -Por una parte: La decisin de derrotar al presidente Yrigoyen por parte del generales Uriburu. -Por otra parte: La iniciativa de revolucin que provena de un frente cvico-militar, creado en torno del ex ministro Justo.
Dos proyectos de cambio se cernan, uno era el plan de Justo, que pretenda la disposicin del presidente y el pronto retorno a la normalidad por medio de elecciones. Y el Otoro proyecto giraba alrededor de la figura de Uriburu, planteaba la realizacin de reformas institucionales globales: su fin era suprimir el sistema que haba dado pie a un gobierno como Yrigoyen. Su proyecto era antiliberal y Corporativista, al estilo del fascismo italiano. Es decir, promova un sistema de representacin con voto calificado y basado en la divisin de la sociedad de acuerdo con las funciones econmicas de cada habitante, que suplantara as el rgimen parlamentario de sufragio universal.
El golpe de 30 inaugurara un largo periodo de inestabilidad poltica en el pas, cuyas ltimas estribaciones llegaron a los aos 80. Terminara con el experimento poltico abierto con la ley Senz Pea e interrumpira el aprendizaje de los mecanismos democrticos que la poblacin Argentina llevaba adelante. En este sentido, haba podido advertirse, en los 14 aos que dur la experiencia radical, un acostumbramientos a los actos electorales y una creciente participacin popular. Sin embargo el radicalismo se mostr incapaz de asegurar el fortalecimiento institucional de la democracia, reproduciendo prcticas polticas del periodo previo.
Uriburu y el proyecto autoritario (1930-1932)
El gabinete de Uriburu estuvo integrado mayoritariamente por civiles, representantas del conservadurismo mas tradicional. La presencia de militar se manifestaba en los asesores inmediatos del presidente, en quienes primara una ideologa de nacionalismo extremo. Su aspiracin era la de construir una repblica liberal: pretendan reinstalar una sociedad jerrquica, cuyo modelo era la sociedad colonial.
A diferencia del fascismo italiano, el sector nacionalista de Uriburu no contaba con la movilizacin de las masas, al contrario, un grupo de dimensiones reducidas. Necesitaba de las otras fuerzas que intervinieron en el golpe. La decisin presidencial de llevar adelante las reformas constitucionales previstas en su proyecto corporativista inici un proceso de rpida erosin del poder de Uriburu, perdi el apoyo de los partidos antiyrigoyenistas.
El retorno a la normalizacin se proyecto en etapas, de modo que primero se llamara a elecciones provinciales escalonadas y, luego, a elecciones provinciales legislativas nacionales. Una vez formado el nuevo Poder Legislativo se llamara a una Convencin Constituyente, y recin despus de lo reforma constitucional se convocara a elecciones presidenciales.
Las elecciones fueron anuladas y se suspendi el cronograma electoral. Los comicios de abril de 1931 firmaron la defuncin del proyecto de Uriburu quien, como respuesta a la nueva situacin poltica, debi ceder ante el grupo de Justo y reorganizar su gabinete.
Justo asumi la presidencia en febrero de 1932, procurando en todo momento destacar aspecto civil de su gobierno y eliminando todo impresin de continuidad respecto de su antecesor.
GOLPE de ESTADO de 1943. La Argentina preperonista, actores sociales e institucionales
Posted by Alejandro Justiparan on 6 febrero 2010
por Alejandro Hctor J ustiparn El 4 de junio de 1943 se produce un Golpe de Estado que derroca al entonces presidente Ramn Castillo. Conclua as, de manera violenta, el perodo de la historia argentina conocido como Dcada Infame o Restauracin conservadora, que haba tenido como punto de partida significativamente- a otro golpe de Estado, el de 1930, y que haba derrocado a Hiplito Yrigoyen. Ambos nombres caracterizan por s solos al perodo en cuestin, etapa regida por el fraude electoral, la exclusin poltica de la mayora de la poblacin , hechos de corrupcin en los que resultaron involucrados miembros de la dirigencia poltica y por un Estado capturado por una clase dirigente interesada en la realizacin de sus intereses particulares. LA ARGENTINA PREPERONISTA Y EL GOLPE DE 1943 Actores sociales e institucionales Hacia 1943 el clima social era de gran descontento, con una opinin pblica pendiente de los acontecimientos europeos -recordemos que se estaba desarrollando la 2 Guerra Mundial- y con un sistema poltico carente de legitimidad. Crisis, esta era sin dudas una de las palabras ms escuchadas entonces. Crisis que se manifestaba de diferentes maneras. a) Crisis de identidad, manifestada por una crisis de concepcin de la identidad nacional, atribuida a la convergencia de dos procesos relativamente independientes el uno del otro: la prdida del prestigio de la clase alta tradicional y, por otro lado, la exigencia de incorporacin a la comunidad planteada por los estratos ms bajos en rpido desarrollo. b) Crisis de dependencia, a partir de 1930 se puso de manifiesto la otra cara de la relacin de dependencia: la tendencia al abuso del poder por parte de las naciones dominantes y, para la Argentina, la necesidad de inclinarse ante sus exigencias. c) Crisis de distribucin, la creciente distancia entre el desarrollo de la Argentina y el de la potencia econmica dominante, Inglaterra, se reflej, dentro del pas, en la creciente brecha entre la situacin econmica de los sectores ricos y la de los sectores pobres de la poblacin. d) Crisis de participacin, el socilogo argentino Gino Germani[1] ha propuesto una tipologa de las fases histricas argentinas segn la medida de la participacin del grueso de la poblacin en el proceso poltico. En dicha tipologa, el lapso comprendido entre 1930 y 1943 est clasificado como retroceso artificial a un sistema de participacin limitada. El grueso de la poblacin fue excluido del acontecer poltico, ms que nada por mtodos de manipulacin de las elecciones. e) Crisis de legitimidad, sta fue, quizs, la ms importante entre las diversas crisis que se presentaron despus de 1930, pues afect al sistema poltico en su sustancia, en su ncleo. Lo ms acertado sera definirla como la suma de las restantes crisis, referida al sistema poltico. El movimiento obrero y sus orgenes. El Nacionalismo popular. A partir de 1890, el movimiento obrero organizado ha desempeado un papel decisivo en la transformacin de la Argentina de una sociedad agrcola tradicional a una sociedad moderna tanto en lo poltico e ideolgico, como en lo econmico. La prioridad de los reclamos obreros, estaba centrada en la mejora salarial y en las condiciones de trabajo, pero tambin les preocupaba que tipo de sociedad era la que les tocaba en suerte, y quien era aquel que la regira. La ideologa tras la cual justificaban sus demandas sociales y polticas, era el nacionalismo popular. Se entiende a esta tendencia, como a la fuerza generada por los trabajadores movilizados que buscan establecer una nueva identidad y proteger sus intereses. Manifiesta el deseo de los trabajadores por formar una comunidad particular sobre cuyo destino influirn.[2] Apuntaban a un cambio radical en la estructura social en beneficio de una distribucin ms justa del poder, por cuanto se la considera como la mejor forma de librar al pas de la influencia extranjera y de crear una sociedad igualitaria. En el movimiento obrero argentino han surgido dos formas bsicas de nacionalismo popular: q En primer lugar, apareci una forma liberal, cuando los trabajadores inmigrantes europeos y sus hijos buscaban asimilarse a la sociedad argentina. q Ms tarde se desarroll una forma antiliberal, cuando los trabajadores criollos migrantes del interior entraron en contacto con la ciudad, y se empearon en conservar su modo tradicional de vida en el ambiente urbano. Durante el siglo XIX, el liberalismo se desarroll primordialmente en la sociedad con centro en Buenos Aires como una ideologa de reforma. El desarrollo del pas se deba alcanzar mediante el gobierno constitucional, la educacin, el capital europeo y la inmigracin europea. Los liberales desconfiaban de las masas, y lo demostraron dndole la espalda a la clase obrera en formacin. Consecuentemente, a fines del siglo, apareci un liberalismo de izquierda, orientado ms que nada por el Partido Socialista. Los socialistas tambin queran modernizar a la Argentina, pero a la receta liberal antes citada, le agregaban la exigencia de una participacin poltica del trabajador inmigrante europeo en Buenos Aires y ciertas formas del Estado benefactor. Podra decirse que los socialistas argentinos modificaron su tradicin liberal, para hacerla aceptable a los trabajadores inmigrantes europeos. Mientras tanto, en el interior surgi una filosofa criolla entre quienes rechazaban el liberalismo. El criollo izquierdista comparta muchos elementos de la tradicin hispanocatlica de la Argentina, pero exiga una sociedad igualitaria en lugar de una sociedad gobernada por una lite. El flujo inmigratorio fue decisivo para la organizacin de la clase obrera. El movimiento obrero argentino, desde sus comienzos rudimentarios en 1857, hasta la declinacin temporaria ocurrida luego del Centenario de la Independencia en 1910, fue un reflejo bastante fiel del movimiento obrero europeo. Los grupos obreros adquirieron all sus mtodos de organizacin y agitacin, as como sus ideologas y programas especficos. La mayora de sus integrantes y prcticamente todos sus dirigentes, fueron tambin originarios de Europa, aparentemente, los recin llegados no tuvieron oposicin alguna en la prctica cuando organizaron y condujeron el movimiento obrero embrionario.[3] La divisin entre socialistas y anarquistas limit la eficacia de la labor sindical, como ya haba sucedido en Europa. Comenzada apenas su industrializacin, Argentina era an un pas principalmente agrcola gobernado por una oligarqua terrateniente. La inmensa mayora de los trabajadores proceda de Espaa e Italia, pases donde era poderoso el anarquismo. No se comprendan as los mtodos llevados a cabo por la Vorwrts[4], que pretenda que los trabajadores adoptaran tcnicas parlamentarias no-revolucionarias. Mientras el obrero vea como la oligarqua dominaba el pas mediante el fraude y la fuerza, no poda ilusionarse con las soluciones parlamentarias para sus problemas.[5] A mediados de 1890 se crea la primera federacin sindical argentina, la federacin de Trabajadores de la Regin Argentina (FTRA), la que dos aos despus manifestaba una evidente orientacin socialista. Despus de su segundo congreso, en 1892, la minora anarquista revolucionaria se retir, lo que provoc, junto con otros factores, la disolucin de la novel FTRA. Fracasado su intento, y tras varios intentos fracasados de formar una federacin fuerte, y como su inters primordial era conseguir el control poltico de la sociedad, los socialistas se dedicaron a formar un partido poltico. De todas maneras, no tuvo xito la campaa de los socialistas para asimilar al trabajador inmigrante. En 1896, slo el 43% de los 764 afiliados al Partido Socialista, eran ciudadanos argentinos aptos para votar y tan slo en 1915 el partido puso en vigor la resolucin aprobada por su comit ejecutivo en 1895, que estableca que sus afiliados deban ser ciudadanos argentinos. Los socialistas fracasaron pues en brindar un liderazgo eficaz al movimiento obrero, en gran parte debido al empleo de mtodos parlamentarios de una Alemania que se industrializaba, en un momento en que dichas actividades no podan producir los resultados por ellos esperados. Pese a la debilidad socialista, durante las dcadas de 1880 y 1890, los anarquistas no alcanzaron a competir eficazmente con l por la direccin de la masa obrera, en gran parte debido a sus divisiones internas. La direccin anarquista del movimiento obrero se diferenciaba mucho de la socialista. En lugar de empearse por asimilar los trabajadores a la sociedad, y de este modo llegar a la reforma de esta ltima, los anarquistas intentaron crear una sociedad pura y radicalmente nueva, sin vacilar en la utilizacin de mtodos violentos y socialmente inaceptables para conseguir sus fines. As, la huelga general revolucionaria fue el mtodo nuevo ms importante empleado por los anarquistas para tratar de derrocar al gobierno y conquistar beneficios para los obreros. En su mayora, la oligarqua terrateniente conservadora en el poder desde 1880 a 1916 manifest poca comprensin o simpata por el movimiento obrero naciente. Muy pocos de sus integrantes Carlos Pellegrini, Joaqun V. Gonzalez, Roque Saenz Pea- reconocieron la necesidad de ayudar a la clase trabajadora, pero no pudieron cambiar el modo de pensar de su propia clase. Una excepcin result el proyecto de ley nacional del trabajo enviado al Congreso por el ministro del interior Joaqun V. Gonzlez en 1904, que estableca la jornada de ocho horas, la reglamentacin del trabajo nocturno, el descanso dominical, el seguro por accidente, la reglamentacin del trabajo femenino y la prohibicin de trabajar a los menores. Dicho proyecto no fue aprobado, los patrones pensaron que la ley otorgaba al trabajador concesiones inauditas. El fracaso de este y otros esfuerzos a cargo de los elementos ms progresistas de la oligarqua por establecer canales eficaces de comunicacin entre los patrones, el gobierno y el movimiento obrero, se debi en gran parte a que ninguna de las partes estaba dispuesta a otorgar concesiones, y el resultado, fue la supresin directa del movimiento sindical, luego de movilizaciones realizadas durante los festejos del Centenario. Cambios en la composicin de la clase obrera
Diez aos le costaron al movimiento obrero la recuperacin de sus facultades. Pero este movimiento renovado no era el mismo que el gobierno haba aniquilado. La nueva generacin de trabajadores tuvo dirigentes sindicalistas y ms tarde socialistas, en lugar de anarquistas. Muchos factores diferenciaron a las generaciones obreras nuevas, de las anteriores, a saber: q Cambios en su composicin. Los artesanos inmigrados de Europa, que trabajaban en situaciones de estrecho contacto personal con sus patrones, dieron lugar, despus de la Guerra del 14, a trabajadores del transporte[6] que vivan a lo largo y ancho del pas, muchos de los cuales eran hijos de inmigrantes con escaso o ningn contacto personal respecto de sus patrones. q El aumento de hijos de inmigrantes que aparece en el movimiento obrero, fue el resultado del transcurso del tiempo y de la Primera guerra Mundial. q Nuevos gremios diversifican a la clase sindical. Durante este perodo se organizan los bancarios, los periodistas, los empleados de comercio, los trabajadores del telgrafo y los empleados pblicos. El gobierno, a travs de la presidencia de Yrigoyen, tambin modific sus actitudes. Una importante diferencia, fue que por primera vez, los sectores medios conquistaban una influencia decisiva en la direccin del pas. Los dirigentes del nuevo gobierno sostenan que representaban a todo el pueblo argentino, y no simplemente a la oligarqua terrateniente. Se protegieron los derechos de sindicalizacin y de huelga del movimiento obrero, y comprometi al Estado en las disputas entre el capital y el trabajo, para asegurar justicia a ambas partes. Al mismo tiempo, empero, se tomaron medidas que desvirtuaron la incipiente fe de los trabajadores en el gobierno. Esa falta de confianza se fundaba en que el presidente careca de un programa laboral especfico, y en consecuencia trataba a los trabajadores sindicalizados de acuerdo con las necesidades del momento. El fracaso en institucionalizar los derechos del movimiento obrero eran muy manifiestos. La falta de aprobacin de una legislacin laboral que protegiera sus intereses, se prolong durante el gobierno deAlvear. Los sucesos de la Semana Trgica, del 7 al 14 de enero de 1919, ejemplificaran tanto el temor oficial como el grado de apoyo gubernamental al movimiento obrero. La cada de los salarios reales y el precedente de la Revolucin Rusa, sirvieron para empeorar la relacin entre patrones y obreros. A pesar de la ambivalencia de la poltica laboral de Yrigoyen, el gobierno mostr cierta predisposicin hacia el movimiento obrero organizado, y este hecho foment nuevas e importantes actitudes sindicales para el desarrollo del nacionalismo argentino. El cambio de dirigentes gremiales antes citado, reflej los cambios en la clase obrera y en el gobierno. Los sindicalistas rechazaron el exclusivismo de sus predecesores y siguieron un programa de gremialismo apoltico que haca posible la cooperacin con el Estado. Despus de la guerra, el restablecimiento de vnculos con Europa result la causa principal del deterioro en la posicin del trabajador argentino. La industria nativa tena que competir ahora con la extranjera por el mercado interno. En consecuencia, si bien el movimiento obrero organizado alcanz cierto apogeo en 1920, se fragment en forma desastrosa poco despus. Nace la C. G. T. La lucha por la direccin sindical.
El ao de 1930 marca el ingreso de Uriburu al gobierno tras derrocar al gobierno constitucional de Yrigoyen. Este militar de extrema derecha, en representacin de una coalicin de fuerzas conservadoras similar a la que haba dominado a la argentina antes de la guerra, se mostrara hostil a las aspiraciones sindicales. Pocas semanas ms tarde, los integrantes de la Confederacin Obrera Argentina (COA), controlada por los socialistas, la Unin Sindical Argentina (USA), controlada por los sindicalistas, y un grupo de sindicatos autnomos se fusionaron para establecer la organizacin que desde entonces ha dominado el movimiento obrero argentino: la Confederacin General del Trabajo (CGT). Se insisti en la independencia de ideas polticas y de grupos ideolgicos. Hacia fines de 1933, el programa apoltico de los sindicalistas contaba con el apoyo de la mayora del Comit Sindical, pero no pudieron conseguir la adhesin de los gremios grandes e importantes an controlados por los socialistas. Esto provoca hacia 1935 la derrota de los dirigentes sindicalistas a manos de los socialistas, cuyas ideas se adecuaban ms a la situacin poltica de la dcada de 1930. La cooperacin con el gobierno que result durante la presidencia de Yrigoyen, durante los gobiernos de Uriburu y Justo, equivala a un suicidio. El nacionalismo liberal, surgido dentro del movimiento obrero entre 1935 y 1939, se acentu durante los cuatro aos siguientes porque se lo emple para nuevos fines. () despus de 1939 los socialistas utilizaron el nacionalismo para conservar su liderazgo en el movimiento. En 1935, los socialistas tuvieron xito al enfrentar a los sindicalistas por el control de la CGT, empero, como dirigentes del movimiento obrero despus de 1935, tampoco pudieron mejorar la actuacin de sus antecesores.[7] Fue en dichas circunstancias, que comienzan a tomar importancia los sindicatos comunistas. El aumento de la influencia comunista en el movimiento obrero se relacionaba muy de cerca con el aumento de los sindicatos por industria. Durante la dcada de 1930, la industria argentina se desarroll con rapidez, junto con el aumento de los trabajadores industriales, organizados por los comunistas. Mientras los socialistas se peleaban con los comunistas, tambin deban enfrentar al desafo menor de los gremios sindicalistas, desplazados en 1935, de su posicin de privilegio. El movimiento obrero se fue consolidando durante los aos previos y el transcurso de la Segunda Guerra Mundial. Desplazada la corriente sindicalista, la hegemona haba pasado al Partido Socialista, con una competencia seria por parte del Partido Comunista. sta era significativa en los gremios de la construccin, la carne, y en otros ms nuevos, como los metalrgicos o los textiles, donde la mayor persecucin patronal y oficial slo daba lugar a que una minora del personal se agremiara. En los sindicatos nuevos y pequeos la autoridad mxima era la asamblea de todos los socios, que elega a la comisin directiva. Los tericos del Partido Socialista estaban particularmente opuestos a esta forma organizativa, ya que no se sentan muy seguros de controlar ese tipo de reuniones aun cuando contaran con el apoyo de una mayora de afiliados, que a menudo no iban a esas reuniones, o se retiraban temprano, cansados de las interminables discusiones. Los militantes de base, en cambio, incluso los del propio Partido Socialista, las preferan porque las consideraban una forma directa de democracia, aun cuando concurriera slo una pequea parte del personal agremiado.[8] Para defender a los dirigentes del usual despido o de la negativa a emplearlos, se haca necesario asignarles un sueldo, lo que les creaba un modo de vida muy distinto al del comn de los obreros, que los podan considerar burcratas. El Partido Comunista, con bastantes fondos a su disposicin, a menudo rentaba a sus militantes, lo que les ayudaba a dedicarse plenamente a las tareas de organizacin o a no preocuparse si eran echados del empleo por su activismo. La interferencia de la poltica partidaria hizo que la CGT se dividiera en dos durante la reunin del Comit Central Confederal de diciembre 1942 a enero 1943. Qued de un lado la CGT N 1, relativamente apoltica, basada en la Unin Ferroviaria y su jefe Jos Domenech, quien aunque afiliado socialista, era muy independiente de las directivas que provenan de su partido. Del otro lado, la ms politizada CGT N 2, con socialistas y comunistas, y encauzada hacia la formacin de un Frente Popular, como en Francia y en Chile. La dirigan Francisco Prez Leirs, municipal, y ngel Borlenghi, de los empleados de comercio, ambos socialistas. En reas ms perifricas del movimiento obrero se daban nuevas iniciativas, con la formacin de un significativo movimiento de sindicatos autnomos, o sea que no pertenecan a ninguna de las dos CGT. Eran a menudo simpatizantes del anarquismo. En 1942, los anarquistas consiguieron organizar cuatro sindicatos autnomos en los grandes frigorficos de Avellaneda disidentes de los hegemonizados por los comunistas y pronto extendieron su accin a Berisso, donde tenan algunos militantes. Ah se vincularon con Cipriano Reyes, que tena una cierta simpata ideal hacia ellos. Ofrecieron a Reyes proponerlo como secretario general de la seccional, todava dentro de la Federacin Obrera de la Industria de la Carne (FOIC) comunista o, si no, del nuevo sindicato autnomo que se creara. Se intent impugnar la candidatura de Peter, un popular dirigente comunista, en una asamblea que termin en forma violenta al aparecer la polica, la que se llev a gran cantidad de gente, con lo que se frustr el intento de quitarle la conduccin al PC. Se inicia a raz de esto una huelga de diecinueve das, que slo termina cuando el gobierno libera aCiprianoReyes y se concede un aumento de cinco centavos la hora; el gremio declara su autonoma de la FOIC y aclama a Cipriano como secretario general. De aqu parte su meterica aunque breve carrera sindical, en clara alianza con la militancia anarquista, y como alternativa del dominio comunista. En vsperas de la era de Pern, el movimiento obrero organizado se encontraba en posicin ambigua. Por un lado, la CGT contaba con unos 331.000 afiliados, sobre un total de 547.000 obreros sindicalizados en el pas. Adems, al participar activamente en la campaa antifascista de fines de 1930 y principios de 1940, la CGT haba identificado por primera vez al sindicalismo con sectores importantes de a sociedad argentina. Por otro lado, estaba sindicalizado menos de un tercio de los trabajadores industriales del pas, y cerca de la dcima parte de todas las personas empleadas en relacin de dependencia. La abrumadora mayora de ellos se concentraba en Buenos Aires y Rosario. El movimiento obrero organizado haba elaborado un nacionalismo liberal para defender sus intereses, pero se hallaba dividido y, por cierto, no era un movimiento autnticamente representativo. El continuismo conservador de Castillo
Ramn Castillo La actitud reformadora de Ortiz, se vi interrumpida por su enfermedad, debido a la cual tuvo que delegar el cargo en Castillo, provisionalmente en 1940 y poco despus de manera definitiva. El nuevo presidente reorganiz el gabinete dndole un contenido ms claramente conservador, decidido a perpetuar al partido en el gobierno a travs del fraude electoral. Mientras tanto, entre los opositores proliferaban actitudes de unidad. Una unidad Democrtica entre radicales, demcrata-progresistas, socialistas y comunistas reproducira las experiencias de los frentes populares, sobre todo vividas en Francia, Espaa y Chile desde antes de la guerra. Sin embargo, estas negociaciones encontraban resistencia en el sector ms intransigente de la UCR dirigido por Amadeo Sabattini, que no deseaba diluir la unin radical. La necesidad de unidad contra lo que se vea como influencia fascista en el gobierno de Castillo se reforz por algunas medidas de ste. Una fue el cierre del Concejo Deliberante de la Capital, por denuncias de corrupcin, agregando que si en el Congreso hubiera semejantes sospechas, no vacilara en ponerle candado tambin. Pero el detonante fue la decisin, a mediados de 1943, del Partido Demcrata Nacional de nombrar candidato para las elecciones de septiembre de ese ao a Robustiano Patrn Costas, un azucarero del norte, ligado a lo ms tradicional y poco renovador del partido. Cuando avanzaba 1943, la oposicin careca de lderes manifiestos y de fuerza para neutralizar la mquina electoral oficialista. Castillo no pareca temer la interferencia militar El sabattinismo y la identidad radical La quiebra del modelo de acumulacin de capital basado en la economa agroexportadora se asoci a una redefinicin del papel del Estado en consonancia con un desarrollo industrial que, lejos de construir un partido de la industria, facilit la creciente participacin de las Fuerzas Armadas en los planos econmico y poltico. Como contrapartida se registraba la crisis de los partidos tradicionales y de un parlamento incapaz de constituirse en espacio de procesamiento y recomposicin de conflictos. A partir de 1935, sobre la base de una comn herencia yrigoyenista, emergen de la Unin Cvica Radical dos corrientes que se proclaman nacionalistas y populares: el sabattinismo cordobs y FORJA[9]. Ambas coincidirn en criticar el orden democrtico fraudulento, concebido como expresin del dominio de la oligarqua. Pero mientras FORJA no pas de ser un activo centro de ebullicin intelectual carente de poder poltico alguno, el sabattinismo tendr en sus manos el gobierno de la provincia de Crdoba entre 1936 y 1943[10]. Amadeo Sabattini se convirti en el dirigente radical con mayor poder poltico efectivo durante la denominada dcada infame. Bajo su liderazgo se practic una rigurosa transparencia administrativa en el marco de una reforma de polticas fiscales y crediticias que beneficiaba a los sectores populares[11]. Es as como, frente al conservadurismo fraudulento, la oposicin blanda de Alvear y la impotencia poltica de FORJA, amplios sectores de la militancia radical comienzan a edificar el mito de Amadeo Sabattini como el autntico heredero de Hiplito Yrigoyen. Con el teln de fondo de la Segunda Guerra Mundial, las diferencias entre alvearistas y sabattinistas adquirieron un carcter difcilmente reconciliable. Mientras los partidarios de Don Amadeo suscriban una posicin de neutralidad, los alvearistas se declaraban aliadfilos. Los esfuerzos de Sabattini encaminados a desplazar a los antiguos cuadros alvearistas de la direccin del partido eran slo una cara de su ofensiva poltica: la otra estara destinada a producir cambios en el poder poltico merced a un entramado conspirativo que vinculara a la Intransigencia radical con un sector de las Fuerzas Armadas. La divisin de los radicales en neutralistas y aliadfilos oper como un agente catalizador del debate sobre la identidad radical. Mientras los primeros tendern a pensar al radicalismo en trminos de un movimiento nacional globalizador, los segundos se inclinarn a reconocerse como parte en la lucha comn que junto con otras corrientes polticas libraban contra el fascismo. El neutralismo defendido por Sabattini se fundaba en una concepcin del mundo que asociaba dos supuestos, la decadencia de Europa y el destino singular de la Argentina en el concierto de las naciones. Su reflexin poltica gira en torno de la construccin de la Argentina como Nacin, para Sabattini el partido radical es la expresin de lo propio, de lo nacional y su funcin es cumplir los fines de la argentinidad, presente en nosotros como en ningn otro partido. Parte as de una concepcin teleolgica por la cual el radicalismo es la expresin de la nacionalidad y, al mismo tiempo, est dotado de la misin histrica de construirla. Esa identificacin conduce a cuestionar como parte de la comunidad argentina al resto de los partidos polticos[12]. Esta es la matriz ideolgica que permite explicar por qu, desde la perspectiva sabattinista, el resto del mosaico poltico ser siempre, adversario de la UCR. Para Sabattini la independencia econmica y espiritual del pas era incompatible con los polticos conservadores filobritnicos, la izquierda extranjerizante y un peronismo apndice y resabio del fascismo europeo.[13] La tendencia a negar el esquema poltico pluripartidista, convierte en axioma operativo a la inflexibilidad en poltica de alianzas. El propsito sabattinista de soldar la identidad nacional mediante un movimiento popular globalizador de la voluntad democrtica del pueblo argentino encontrar una fuerte resistencia en la corriente unionista y aliadfila de la Unin Cvica Radical. En la Convencin Nacional de 1945, Gregorio Topolevskyexpresara que la UCR no es el smbolo de la patria puesto que esta no tiene otros smbolos que su bandera y su escudo.[14] En el mismo sentido, Silvano Santander afirmara que la definicin conceptual de la conciencia argentina deba ser patrimonio de todos los partidos polticos, no slo del radicalismo. Si bien Sabattini consideraba a los conservadores como contendientes naturales de la UCR una suerte de mal necesario para legitimar el ejercicio de la democracia-, el tema preocup a uno de los ms lcidos tericos y polticos que tuvo el Partido demcrata de Crdoba, don Jos Aguirre Cmara. Para ste, el tipo de identidad poltica que Sabattini propona para el radicalismo equivala a un virus maligno aniquilador de toda posible vida democrtica. De lo expuesto se desprende la existencia de un conflicto endgeno irresuelto en torno a la identidad radical: partido o expresin totalizadora de la voluntad nacional y democrtica del pueblo argentino?. Ese mismo conflicto jugar un papel trascendental en los sucesos de octubre de 1945. La Iglesia frente a la gnesis del peronismo La atraccin y el rechazo, la fascinacin y la repugnancia: tales fueron las reacciones que la aparicin del peronismo produjo en la sociedad argentina. La Iglesia no fue una excepcin a esta regla. El mundo catlico de los aos treinta ya estaba dividido por grandes debates polticos. La aparicin de un lder popular salido de las Fuerzas Armadas, que proclamaba insistentemente su inspiracin en la doctrina social de la iglesia, no poda ms que cambiar los trminos del debate preexistente y transformar las alianzas. El impacto del surgimiento del peronismo en el universo catlico parece un punto de vista revelador de las contradicciones latentes en esta relacin. La polmica sobre los grandes cambios de este perodo fue la prolongacin de discusiones que los haban dividido profundamente durante la dcada precedente, el resurgimiento de una vieja lucha cuyos trminos fueron transformados con la paricin de Pern. Las incertidumbres que la perspectiva de un gobierno peronista presentaba en 1946 eran enormes y permitan proyectar esperanzas y temores muy diversos. Dos eran los temas centrales que preocupaban a la opinin catlica en aquel momento. El proceso de industrializacin acelerada del pas en los aos treinta provoc grandes cambios en su estructura social. Desde principios de siglo, diversos grupos polticos haban expuesto teoras sobre los modelos posibles de integracin del nuevo proletariado a la vida social y poltica del pas. Cuando este grupo encontr su expresin poltica en la persona de Pern, los diversos sectores del catolicismo que eran parte de esta polmica debieron ajustar sus posiciones a la nueva realidad. El segundo gran tema de la vida poltica est relacionado con los eventos europeos. La preocupacin era que modelo europeo seguir. El surgimiento de autoritarismos en Italia, Alemania y Espaa, la Guerra Ci vil Espaola y la Segunda Guerra Mundial polarizaron la opinin pblica argentina. Este pas de inmigracin an muy reciente se senta profundamente afectado por dichos sucesos. Al igual que la mayora de los pases occidentales, la Argentina de los aos treinta vivi la crisis del modelo liberal, hasta entonces hegemnico. En los crculos intelectuales, diversos grupos nacionalistas buscaban la receta para sacar del pas de los dilemas contemporneos, inspirndose en el modelo nazi, fascista o falangista y combinndolo alternativamente con ingredientes locales. A pesar de lo unnime de las crticas al sistema, no hubo un acuerdo sobre la forma ideal de la nueva sociedad posliberal. Algunas de las utopas elaboradas, no tenan relacin particular con el catolicismo, o incluso chocaban con l. Pero en la mayora de los casos los nacionalistas soaban con una sociedad perfecta donde la religin catlica y la institucin eclesistica tuvieran un lugar central: la primera para dar un principio de verdad absoluta y la segunda para aportar la nica garanta de unidad nacional. Por eso el hispanismo,[15] era particularmente atractivo para quienes deseaban convertir a la Iglesia en el eje de su proyecto poltico.[16] La compatibilizacin de los temas nacionales con el universalismo cristiano y los elementos tomados del fascismo planteaba problemas tericos a veces difciles de resolver. Las ideas ms diversas sobre el enemigo supremo el liberalismo, los judos, el comunismo o una combinacin de los tres- formaban parte de un ideal positivo: la construccin de una sociedad fundamentalmente cristiana. El foro de debate de estos temas eran los Cursos de Cultura Catlica (CCC), estrechamente unidos a la jerarqua eclesistica, que daba aliento a sus iniciativas y los apoyaba econmicamente. En los debates all organizados, los nacionalistas dominaban la escena frente a la minora de catlicos liberales. La cuestin de la actitud de los catlicos Ante el fascismo suscit un vasto debate en los CCC. A pesar de las relaciones equvocas de este movimiento con la religin, la adhesin coyuntural fue defendida por muchos catlicos. A medida que las consecuencias de los cambios socioeconmicos manifestaban su potencial de cambio, la preocupacin sobre el destino de las nuevas masas proletarias se hizo recurrente. El rechazo a una solucin de tipo comunista, socialista o incluso sindicalista era evidente. Se consideraba que la masa no tena ningn papel que jugar, fuera de seguir pasivamente los dictados de la autoridad. Entonces, la posibilidad de abrir juego ms all de la elite estaba descartado. El modelo elegido era entonces el de una minora ilustrada. El G.O.U. y el golpe del 4 de junio de 1943
Al comienzo de la dcada del 40 se haba formado una logia militar secreta, especialmente difundida entre coroneles, denominada Grupo Obra de Unificacin o, segn otros, Grupo de Oficiales Unidos (GOU). Se trataba de un grupo con orientacin nacionalista, fuertemente influido por ideas de derecha prevalecientes en ese campo intelectual en aquel entonces, y con simpatas por los pases del Eje Roma-Berln-Tokio, al que le asignaban fuertes posibilidades de ganar la guerra. Muchos de sus miembros, sin embargo, eran mas bien pragmticos y buscaban desarrollar una poltica que permitiera al pas asumir un rango importante en el mundo, como lder de un rea econmico sudamericana. El complot pretenda, por espritu de disciplina, llevar al poder al ministro de Guerra de Castillo, generalPedro P. Ramirez. Por otra parte marchaba un proyecto independiente, dirigido por el general Arturo Rawson. Antes la crisis desatada por la perspectiva de continuismo conservador, ambos proyectos confluyeron, y una asonada militar rpidamente derroc al presidente el 4 de junio de 1943; slo hubo una pequea resistencia y una treintena de muertos. El resultado de estos dos factores fue una situacin confusa, pues asumi la primera magistratura, provisional, el general Rawson. Pero a los tres das ya haba sido desplazado por Ramirez. Detrs de ste haba un grupo de poder que inclua como elemento importante al coronel Juan D. Pern y otros tres o cuatro miembros del GOU. Uno de los mitos propiciados por el propio GOU era el de considerarse los responsables del movimiento del 4 de junio. Como ejemplo, he aqu dos testimonios esclarecedores. Uno a cargo del coronel Domingo A. Mercante en entrevista con Flix Luna.[17] A fines de 1942, hacia Navidad, Pern me llam a su oficina () Y me ley algo que haba escrito, de su puo y letra, sobre la necesidad de unir a los oficiales del Ejrcito, jerarquizar sus cuadros, infundir nuevos objetivos a las Fuerzas Armadas. Era el documento inicial del GOU () Esto significa la revolucin, le contest. El segundo testimonio est a cargo del propio Pern al mismo autor, en enero de 1969. Cuando vuelvo a Buenos Aires me encuentro con una serie de oficiales que me dicen: hemos escuchado sus conferencias y estamos total y absolutamente con usted. Pensamos que el proceso que usted ha descripto es indetenible y que en nuestro pas estamos abocados a un nuevo fraude electoral que lo entregar a las fuerzas ms regresivas. Nosotros no estamos con eso () Ellos me dijeron que no haban perdido el tiempo; que el Ejrcito estaba organizado y que podan tomar el poder en cualquier momento () les dije: cuidado muchachos, despacio, porque tomar el gobierno para fracasar, es mejor no tomarlo () Denme diez das, despus nos juntamos y les doy mi parecer. Habl entonces con mucha gente. El primero, Patrn Costas () Le dije que en el peor de los casos no llegara a proclamarse su candidatura y que si alcanzaba a proclamarse, de todos modos no sera presidente () Habl tambin con los radicales, con socialistas, etc () lo que yo no quera era un golpe militar intrascendente () llam a mis camaradas y les dije: Yo me hago cargo, pero no del golpe militar ni del gobierno que resulte, sino de l a realizacin de la revolucin de fondo que debe seguir a este golpe militar. Este golpe slo tiene razn de ser si a continuacin podemos hacer una transformacin profunda que cambie toda la orientacin que se ha seguido hasta hoy, que es mala. As ocurri la revolucin y yo, de acuerdo con lo que haba exigido, fui designado en un puesto secundario, jefe del Estado Mayor de la Primera Divisin, porque no quera estar en el primer plano. Y empec a trabajar para formar un concepto, unas bases de lo que deba ser la revolucin.[18] Los ministerios fueron ocupados por militares, casi todos del GOU, divididos entre los que eran fuertemente neutralistas (o simpatizantes del Eje) y los que preferan que el pas se acercara a los Aliados. Por razones de tcnica y de vinculacin con el empresariado, se design a un civil, Jorge Santamarina, en Hacienda. Las tropas que haban salido a la calle lo haban hecho comandadas por sus jefes naturales. Esto le haba dado a la revolucin un carcter estrictamente castrense. Sin embargo en el espectro poltico los distintos partidos se mantuvieron expectantes con la idea de ubicarse provechosamente en el nuevo cuadro de situacin. Los militares golpistas adquirieron para un amplio sector de la opinin pblica la imagen de salvadores de la repblica frente a un futuro que prometa ser el continuismo del fraude conservador, de los negociados, de la venalidad de los hombres pblicos. El manifiesto revolucionario prometa terminar con la corrupcin y el fraude que haban desvinculado al pueblo de la cosa pblica yRawson denunciaba el peligro de que el comunismo ganara terreno en un pas lleno de posibilidades. Ante el hecho consumado la Suprema Corte de Justicia aval el gobierno de facto con una acordada redactada en los mismos trminos que la del ao 30. Para comprender el marco poltico en el que se dieron los hechos, debe considerarse la divisin en las filas conservadoras en torno a ms de una candidatura. Tampoco puede dejar de mencionarse la cercana de algunos personajes del radicalismo y la tendencia natural de esta fuerza a buscar el apoyo de los hombres de armas considerados desde tiempos de Yrigoyen- custodios de la democracia. Varias fueron entonces las motivaciones que guiaron a este grupo de militares en la bsqueda del poder, la ruptura del continuismo conservador, del fraude patritico, y tambin la lectura de una sociedad que haba sufrido grandes cambios. El aumento de las masas obreras como consecuencia del proceso de industrializacin, haba desbordado a los dirigentes, tanto polticos como sindicales. El peligro de un giro de estos grupos hacia la izquierda tambin era preocupante. Restara saber, si como dice Pern en sus declaraciones, tena bien en claro desde un principio cual era el camino a seguir. Si su poltica de seduccin hacia los gremios y las mejoras que otorgar a los obreros desde la Secretara de Trabajo son, en definitiva, muestras de una notable intuicin poltica. Fueron muchos los intereses que coincidieron, para que el golpe tuviera el xito esperado. Los grupos nacionalistas, presentes en el Ejrcito y en la Iglesia, contaron con el tcito apoyo de todos los partidos polticos que se vean afectados por el fraude conservador. Los sindicatos, en su mayora de tendencia socialista y comunista, aguardaban expectantes, mejoras a sus condiciones laborales, las que no podan esperar del gobierno conservador. Ya veremos que muchas de estas alianzas, tcitas algunas y concretadas otras, se modificaran en el curso de los prximos dos aos.
[1] Germani, Gino (1911-1979), socilogo italo-argentino, estudi el proceso de transformacin de la sociedad tradicional a la sociedad moderna en los pases latinoamericanos. Su trabajo puede dividirse en dos periodos. El primero est centrado en la epistemologa y la fundamentacin de la sociologa. Entiende la sociologa como expresin unificadora, a la manera de las ciencias positivas. La divide en tres partes: terica, descriptiva y aplicada. El segundo, de mayor originalidad y madurez, se ocupa del anlisis de los procesos de modernizacin. Analiz el proceso de transformacin de las sociedades de Amrica Latina, en especial los casos de Argentina y Brasil. De su amplia obra se sealan: Poltica y sociedad en una poca de transicin (1962), Sociologa de la modernizacin (1969) y El concepto de marginalidad: significado, races histricas y caractersticas tericas (1980. [2] BAILY, SAMUEL L. Movimiento obrero, nacionalismo y poltica en la Argentina, pgina 15. [3] En 1914, el inmigrante representaba el 59% de los trabajadores sindicalizados, aunque apenas el 47% de la poblacin obrera. Alberto Belloni, Del anarquismo al peronismo, citado por Baily, ibdem, pg 20. [4] Primer grupo importante que difundi las ideas socialistas. Fue formado por obreros refugiados de la Alemania de Bismarck. [5] Ibdem, pgina 24. [6] La aparicin de los obreros del transporte fue consecuencia del rpido desarrollo econmico y la modernizacin iniciados a fines del siglo XIX, y en particular del asombroso crecimiento de la sindustrias ferroviaria y martima. Ibdem, pgina 41. [7] Ibdem, pgina 71. [8] DI TELLA, TORCUATO. S. Historia social de la Argentina contempornea. Pgina 254. [9] FORJA: Fuerza de Orientacin Radical de la Joven argentina. [10] TCACH, CESAR. Sabattinismo y Peronismo. Pgina 19. [11] Ibdem, pgina 20. [12] El peronismo no supo comprender lo nacional y olvid la constitucin del ser argentino; laizquierda no se funda en ideales eminentemente argentinos; y la fuerza conservadora es antittica con los principios del radicalismo, como que ste naci para combatir el sentido regresivo, egosta y colonial que anim las actividades del rgimen. [13] Declaracin de Amadeo Sabattini, en diario Crdoba del 330/7/45, citada por Csar Tcach en Sabattinismo y Peronismo, pgina 23. [14] La Nacin, 30/12/45; citado por Csar Tcach en Sabattinismo y Peronismo, pgina 24. [15] Tendencia del nacionalismo que buscaba una vuelta a Espaa y sus tradiciones. Vena generalmente acompaado de la mano del antisemitismo. [16] CAIMARI, LILA M. Pern y la Iglesia catlica, pgina 65. [17] LUNA, FLIX, El 45, pgina 57. [18] Ibdem, pginas 59 a 63. Posted under ARGENTINA SIGLO XX,ARGENTINA SIGLO XX. C) Democracia de Masas (1943/1955)and tagged with 2GM, Castillo, CGT, Dcada Infame, Golpe de Estado, GOU, Iglesia, Liberalismo,Movimiento obrero, nacionalismo, PERN, peronismo, Ramrez, Rawson, Sabattini Comments (7)
ARTURO FRONDIZI
Presidente constitucional argentino entre 1958 y 1962
En 1958 Arturo Frondizi, por la Unin Cvica Radical Intransigente con un proyecto desarrollista gan las elecciones presidenciales de 1958 con el apoyo del peronismo ilegalizado en ese entonces. Su periodo de gobierno se caracteriz por adoptar el desarrollismo como poltica bsica de gobierno. La poltica desarrollista permiti un relativo crecimiento de las industrias automotriz, siderrgica y petroqumica. Sus polticas econmicas y educativas generaron gran resistencia entre los sindicatos y el movimiento estudiantil. Las protestas populares fueron duramente reprimidas llegando a utilizar el Plan CONINTES (Conmocin Interna del Estado), elaborado durante el peronismo, aunque nunca puesto en prctica, que pona a los manifestantes bajo jurisdiccin de los tribunales militares. El gobierno de Frondizi estuvo sumamente restringido por el poder militar. Sufri 26 asonadas militares y 6 intentos de golpe de Estado. En cada caso los militares imponan nuevas condiciones, que entre otras cosas se manifestaron en los funcionarios conservadores que debi incluir en su gabinete, como de lvaro Alsogaray y Roberto Alemann, en el ministerio de Economa. Su poltica exterior se caracteriz por mantener una posicin independiente,estableciendo buenas relaciones con la administracin de John F. Kennedy, y al mismo tiempo se opuso a la expulsin de Cuba de la OEA, reunindose con el argentino y representante del gobierno cubano Ernesto Guevara en la residencia presidencial de Olivos. En 1961 Frondizi anul la proscripcin del peronismo. En las elecciones de 1962 el peronismo gan las gobernaciones de 10 de las 14 provincias, incluida la poderosa Provincia de Buenos Aires, donde triunf el combativo dirigente sindical textil Andrs Framini. Las Fuerzas Armadas exigieron que Frondizi anulara las elecciones, lo que no sucedi, desencadenando el golpe de Estado que lo derroc, el 29 de marzo de 1962.
ACTIVIDAD: EXTRAE Y ESCRIBE EN TU CARPETA LAS SITUACIONES PROBLEMTICAS PLANTEADAS EN LA REALIDAD HISTRICA PREVIA AL GOLPE DE ESTADO.
Producido el levantamiento militar el 29 de marzo de 1962, el Presidente Frondizi, detenido por los militares en la Isla Martn Garca, se neg a renunciar (no me suicidar, no renunciar y no me ir del pas). Eso llev a interminables movimientos, amenazas y gestiones que agotaron a los lderes de la insurreccin, quienes se fueron a dormir antes de asumir formalmente el poder. En la maana del 30 de marzo, el General Ral Poggi, lder de la
JOS MARA GUIDO
Presidente de facto argentino (civil) entre 1962 y 1963 insurreccin victoriosa, se dirigi a la Casa Rosada para hacerse cargo del gobierno, y se sorprendi con el hecho de que los periodistas le comentaban que un civil, Jos Mara Guido, haba jurado como presidente en el palacio de la Corte Suprema de Justicia. Guido era un radical intransigente que presida la Cmara de Diputados y se encontraba en la lnea sucesoria de la acefala. Entre incrdulos, sorprendidos e indignados, los militares golpistas terminaron aceptando a regaadientes la situacin y convocaron a Guido a la Casa Rosada para comunicarle que sera reconocido como presidente, en tanto y en cuanto se comprometiera por escrito a ejecutar las medidas polticas indicadas por las Fuerzas Armadas, siendo la primera de ellas anular las elecciones en las que haba ganado el peronismo. Guido acept las imposiciones militares, firm un acta dejando constancia de ello y fue entonces habilitado por estos para instalarse con el ttulo de presidente, pero clausurando el Congreso Nacional e interviniendo todas las provincias. Efectivamente Guido cumpli las rdenes militares, anul las elecciones, clausur el Congreso, volvi a proscribir al peronismo, intervino todas las provincias y design un equipo econmico de derecha (Federico Pinedo, Jos Alfredo Martnez de Hoz, etc.). Finalmente en 1963 volvi a convocar a elecciones limitadas, con proscripcin del peronismo, en las que result electo presidente Arturo Illia (radical del pueblo), saliendo segundo el voto en blanco que muchos peronistas utilizaron como forma de protesta.
Golpe de Estado de 1966: "Revolucin Argentina"
Derrocamiento de Arturo Illia: Presidencia del Gral. Juan C. Ongana
Derrocado Illia el poder pas transitoriamente a los Comandantes de las Fuerzas Armadas, quienes en nombre de la "Revolucin Argentina" disuelve los cuerpos electivos (gobernadores, legisladores, concejales, etc.), los partidos polticos y separ de sus cargos a los miembros de la Corte Suprema de Justicia. Este golpe tuvo caractersticas diferentes a los anteriores, pues por primera vez las tres fuerzas actuaban unidas como corporacin y declaraban que uno de sus objetivos fundamentales era reordenar y rigorizar la economa del pas. Afirmaban que daran prioridad al tiempo econmico por sobre el tiempo social y el tiempo poltico.
La Junta de Comandantes de las Fuerzas Armadas orden presidente al General Juan Carlos Ongana, quin era el lder del sector azul del Ejrcito. El presidente no slo contaba con el apoyo de las Fuerzas Armadas, tambin exista un consenso nacional basado en la esperanza de que se promovieran urgentes cambios econmicos.
Se redact un estatuto que reemplazaba a la Constitucin Nacional en el cual no se estableci un lmite de tiempo del mandato presidencial.
La dictadura militar busc normalizar el funcionamiento de la economa capitalista en Argentina y se propuso reorganizar la sociedad sobre nuevas bases hasta el punto de prohibir las actividades polticas. Convencidos de que la crisis econmica del pas haba sido provocada por las luchas partidistas, los militares, eligieron como funcionarios para ejecutar las polticas de gobierno a hombres de slida formacin tcnica vinculados con las empresas de capital extranjero que realizaban inversiones en el pas.
Las caractersticas particulares de esta dictadura se vinculaban a modificaciones en las condiciones internacionales - la nueva poltica de los Estados Unidos hacia Amrica Latina y la Revolucin Cubana de 1959 - y a la manera que esos cambios eran analizados en el mbito de las Fuerzas Armadas. Otro elemento clave fue la difusin ideolgica de lo que se llamara la Doctrina de la Seguridad Nacional. Los militares establecan una relacin estrecha entre seguridad y desarrollo: el subdesarrollo generaba pobreza y descontento social, condiciones que permitan que prosperara el mensaje revolucionario comunista, lo que pona en peligro la seguridad nacional.
Siguiendo con sta lnea el desarrollo econmico se transformaba en una prioridad militar que serva para justificar la decisin de tomar el poder poltico y desde el Estado conducir un proceso de crecimiento econmico.
El gobierno de Ongana intentaba disimular la alianza entre el sector dominante del Ejrcito y los grandes intereses empresariales, representados en el gabinete por la figura del ministro de Economa Adalbert Krieger Vasena.
Ongana se rode de elencos ministeriales diferentes, donde figuraron funcionarios de gran experiencia empresarial y poca experiencia polticas y algunos con ciertas influencias nacionalistas. Poco a poco se manifest una actitud represiva: adems de suprimir las actividades polticas, mediante un acto policial se anul la autonoma universitaria.
La etapa econmica
En 1967, ante la renuncia del Ministro de Economa, asumi Adalbert Krieger Vasena. Favoreci la concentracin de capital en pocas manos, elabor un programa econmico que atac la inflacin, el dficit del Estado y congel los salarios que pasaron a ser controlados por el gobierno. Los principales beneficiarios de su plan fueron los grandes empresarios y las grandes empresas industriales.
El agro pampeano se vi perjudicado cuando el gobierno devalu la moneda en un 40% y estableci retenciones para las exportaciones agropecuarias, que impidi a los productores obtener beneficios de la devaluacin. La supresin de las medidas proteccionistas para algunas producciones regionales desencaden fuertes crisis sociales en provincias como Tucumn, Chaco y Misiones.
Pudieron encararse algunas obras de base y de "saneamiento". Se concluyeron algunas obras pblicas de gran importancia como la represa hidroelctrica Chocn - Cerros Colorados y la primera usina atmica situada en la localidad de Atucha; se concluy el tnel subfluvial que une las ciudades de Santa Fe y Paran y se mejor la red caminera.
A pesar de que el gobierno pudiera mostrar logros en su objetivo de estabilizacin y crecimiento de la economa la gestin econmica generaba un intenso descontento en sectores econmicos importantes. Hacia 1969 surgen algunos signos de intranquilidad pblica. Los sindicatos y los estudiantes universitarios comenzaron a reaccionar y produjeron expresiones que fueron minando la autoridad del gobierno. En mayo de 1969, en la ciudad de Crdoba, se produjo un serio movimiento casi insurreccional: el Cordobazo que se extendi en a otras provincias. Provoc una gran conmocin interna y una consiguiente crisis de gabinete que hiri el gobierno de Ongana.
Las consecuencias inmediatas del Cordobazo fueron la cada de Krieger Vasena y la cada del frente interno militar.
El presidente debi encarar un hecho clave que oscureci el panorama poltico: el ex presidente Pedro Aramburu muri asesinado en manos de elementos extremistas. Este hecho marca el comienzo de la subversin armada en nuestro pas.
Sin una fuerza poltica propia Ongana se cerr en un personalismo que desemboc en renuncia de 1970.
Presidencia de Roberto M. Levingston
La Junta de Comandantes en Jefe de las Fuerzas Armadas procedieron a elegir nuevo presidente, designando al general Roberto Marcelo Levingston bajo cuya conduccin, comenzara la segunda etapa de la "Revolucin Argentina". Esto significo un cambio en relacin entre la Junta de Comandantes dominada por Alejandro Lanusse; ahora el presidente era un representante de la junta de comandantes.
El nuevo presidente militar solo se mantuvo en el poder escasos nueve meses. Levingston propuso "nacionalizar la Revolucin Argentina cambiando el rumbo de la poltica econmica, constituyendo un movimiento poltico en su apoyo y tomando distancia de Lanusse. Su intento fracas.
En Marzo de 1971 Levingston - por desacuerdos y enfrentamientos con la Junta de Comandantes - renunci a su cargo y fue reemplazado por Lanusse. Presidencia de Lanusse
La llegada de Lanusse al gobierno implic la aceptacin de los militares y el intento de conducir una transicin ordenada que garantizaba la conservacin de las Fuerzas Armadas, desacreditadas por su fracaso en el gobierno, y corrodas por diferencias internas y por la accin guerrillera.
Esta tercera etapa se caracteriz por la decisin gubernamental de institucionalizar el pas. La vida poltica se normaliz, el partido justicialista obtuvo u personera poltica y se dio a conocer un calendario electoral.
Lanusse se propuso garantizar la transicin de un gobierno civil preservando la unidad de las Fuerzas Armadas. Su plan poltico prevea el llamado a elecciones sin proscripciones, una enmienda a la Constitucin Nacional y un pacto con las fuerzas polticas el Gran Acuerdo Nacional, en el que se alentaba una vuelta a la vida constitucional. Se propuso limitar el papel de Pern bloqueando su candidatura presidencial. Pern tena su estrategia para volver al centro de la vida poltica nacional. Procur neutralizar el intento de Lanusse de establecer condiciones para la retirada de los militares del gobierno.
El acuerdo de Pern con el radicalismo se hizo realidad en noviembre de 1970 en "La Hora del Pueblo", una concentracin de fuerzas polticas el peronismo, la UCR y otros partidos menores que se comprometan a luchar por un proceso electoral limpio y un gobierno respetuoso de los derechos de las minoras. Pern decidi instrumentar en su favor la amenaza al orden social que implicaba la violencia poltica, presionado a Lanusse. Privilegi a los cuadros polticos tradicionales del peronismo frente al poder sindical.
La aparicin de la violencia poltica
El perodo que se abri con la crisis del gobierno de Ongana se caracteriz por una aceleracin de los conflictos sociales y polticos.
Los sectores populares obreros y sectores medios protagonizaron un proceso de movilizacin caracterizado por una activa resistencia a aceptar modificaciones en sus condiciones laborales y pautas salariales.
La prohibicin de realizar actividades polticas origin la progresiva radicalizacin de la violencia que reemplaz a la poltica y fue envolviendo a la sociedad argentina a lo largo de toda la dcada. Los protagonistas de esa violencia fueron los grupos guerrilleros surgidos a fines de la dcada del 60. Los principales fueron el Ejrcito Revolucionario del Pueblo (ERP), defiliacin trotskista, y Montoneros, creacin de un grupo proveniente del nacionalismo catlico, luego de venido peronista.
Finalmente, la resistencia social quebr al Estado burocrtico autoritario y logr el levantamiento del peronismo en 1.973 y el regreso de Pern al pas en 1.974.
La dictadura militar en Argentina 24 de marzo de 1976 - 10 de diciembre de 1983 El 24 de marzo de 1976 ocurri lo que muchos esperaban: Isabel Pern fue detenida y trasladada a Neuqun. La Junta de Comandantes asumi el poder, integrada por el Teniente Gral. Jorge Rafael Videla, el Almirante Eduardo Emilio Massera y el Brigadier Gral. Orlando R. Agosti. Design como presidente de facto a Jorge Rafael Videla. Dispuso que la Armada, el Ejrcito y la Fuerza Area compondran el futuro gobierno con igual participacin. Comenz el audodenominado "Proceso de Reorganizacin Nacional".
Jos Martnez de Hoz fue designado ministro de Economa y, el 2 de abril, anunci su plan para contener la inflacin, detener la especulacin y estimular las inversiones extranjeras.
La gestin de Martnez de Hoz, en el contexto de la dictadura en que se desenvolvi, fue totalmente coherente con los objetivos que los militares se propusieron.
Durante este perodo, la deuda empresaria y las deudas externas pblica y privada se duplicaron. La deuda privada pronto se estatiz, cercenando an ms la capacidad de regulacin estatal.
Con ese clima econmico, la Junta Militar impuso el terrorismo de Estado que, fuera de enfrentar las acciones guerrilleras, desarroll un proyecto planificado, dirigido a destruir toda forma de participacin popular. El rgimen militar puso en marcha una represin implacable sobre todas las fuerzas democrticas: polticas, sociales y sindicales, con el objetivo de someter a la poblacin mediante el terror de Estado para instaurar terror en la poblacin y as imponer el "orden", sin ninguna voz disidente. Se inaugur el proceso autoritario ms sangriento que registra la historia de nuestro pas. Estudiantes, sindicalistas, intelectuales, profesionales y otros fueron secuestrados, asesinados y "desaparecieron". Mientras tanto, mucha gente se exili.
Algunas acciones del nuevo gobierno:
Suspende la actividad poltica Suspende los derechos de los trabajadores. Interviene los sindicatos. Prohbe las huelgas. Disuelve el Congreso. Disuelve los partidos polticos. Destituye la Corte Suprema de Justicia. Interviene la CGT. Interviene la Confederacin General Econmica (CGE). Suspende la vigencia del Estatuto del Docente. Clausura locales nocturnos. Ordena el corte de pelo para los hombres. Quema miles de libros y revistas considerados peligrosos. Censura los medios de comunicacin. Se apodera de numerosos organismos.
La censura
Comunicado N 19, 24/03/76 Se comunica a la poblacin que la Junta de Comandantes Generales ha resuelto que sea reprimido con la pena de reclusin por tiempo indeterminado el que por cualquier medio difundiere, divulgare o propagare comunicados o imgenes provenientes o atribuidas a asociaciones ilcitas o personas o grupos notoriamente dedicados a actividades subversivas o al terrorismo. Ser reprimido con reclusin de hasta diez aos, el que por cualquier medio difundiere, divulgare o propagare noticias, comunicados o imgenes, con el propsito de perturbar, perjudicar o desprestigiar las actividades de las Fuerzas Armadas, de Seguridad o Policiales. (Diario "La Prensa", 24 de marzo de 1976).
Los "subversivos"
El trmino "subversin" englobaba a las organizaciones guerrilleras -prcticamente ya extinguidas en marzo de 1976- pero tambin a los activistas o simpatizantes de cualquier movimiento de protesta o crtica social: obreros, universitarios, comerciantes, profesionales, intelectuales, sacerdotes, empresarios y ms... No hubo "errores" ni "excesos", sino un plan deliberado. (Historia Visual de la Argentina contempornea, Clarn, El "Proceso" Militar).
La guerra sucia
La "desaparicin" fue la frmula ms siniestra de la "guerra sucia": el "objetivo" era secuestrado ("chupado") por un comando paramilitar ("grupo de tareas" o "patota") donde, convertido en un nmero y sin ninguna garanta legal, quedaba a merced de sus captores. La desaparicin de personas fue un programa de accin, planificada con anticipacin, establecindose los mtodos por los cuales llevarlo a la prctica: arrojando a los "desaparecidos" al Ro de la Plata (previa aplicacin de sedantes) desde aviones o helicpteros militares y en fosas comunes; fusilamientos y ocultamiento de cadveres, sin ningn tipo de identificacin.
La represin ilegal
La dictadura de 1976 complet y profundiz el esquema de persecucin y exterminio que comenzara sistemticamente con la Triple A, liderada por Lopez Rega. Distribucin de desaparecidos segn profesin u ocupacin
Obreros......................................................................................... 30,0% Estudiantes................................................................................... 21,0% Empleados.................................................................................... 17,8% Profesionales................................................................................. 10,7% Docentes....................................................................................... 5,7% Conscriptos y personal subalterno de las Fuerzas de Seguridad........................................................... 2,5% Amas de casa............................................................................... 3,8% Autnomos y varios........................................................................ 5,0% Periodistas.................................................................................... 1,6% Actores y artistas........................................................................... 1,3% Religiosos..................................................................................... 0,3% (Informe de la Conadep, Nunca Mas, Eudeba, 1984)
La tortura
Todos estaban incluidos en la categora de "enemigos de la nacin". La metodologa implementada consisti en la desaparicin de personas, las cuales en realidad eran llevadas a centros clandestinos de detencin, operados por las FFAA., donde se los someta a interrogatorios basados en tormentos fsicos.
Los campos de detencin
Se levantaron centros clandestinos de detencin y torturas. En estos laboratorios del horror se detena, se torturaba y se asesinaba a personas. Se encontraban en el propio centro de las ciudades del pas, con nombres tristemente famosos, como la ESMA, el Vesubio, El Garage Olimpo, El Pozo de Banfield o La Perla. Existieron 340 distribuidos por todo el territorio. Locales civiles, dependencias policiales o de las propias fuerzas armadas fueron acondicionados para funcionar como centros clandestinos. Estas crceles clandestinas tenan una estructura similar: una zona dedicada a los interrogatorios y tortura, y otra, donde permanecan los secuestrados. Ser secuestrado o "chupado", segn la jerga represora, significaba ser fusilado o ser arrojado al ro desde un avin o helicptero.
Los desaparecidos
Debido a la naturaleza, una desaparicin encubre la identidad de su autor. Si no hay preso, ni cadver, ni vctima, entonces nadie presumiblemente es acusado de nada. (Amnista Internacional, en su informe sobre la desaparicin de personas por motivos polticos). Hubo miles de desaparecidos: la Conadep constat ms de 9.000 casos. Los organismos de derechos humanos hablan de ms de 30.000.
Apropiacin de chicos
Adems del secuestro de adultos, hubo un plan sistemtico de apropiacin de nios. Los nios robados o que las madres paran en los centros de detencin fueron inscriptos como hijos propios por muchos miembros de la represin, vendidos o abandonados en institutos. Durante la dictadura, los militares consideraban que los hijos de los desaparecidos deban perder su identidad. Por eso los hacan desaparecer y los entregaban a familias de militares. Ellos pensaban que la subversin era casi hereditaria o que se trasmita a travs del vnculo familiar. De la misma forma que a los hijos de desaparecidos se intent quitarles su familia, a la sociedad en general se intent quitarle esos antecedentes que, como los padres de esos chicos, eran considerados subversivos. (Diario "Pgina 12", 10 de diciembre de 1995)
La noche de los lpices (16/9/76)
La operacin conocida como la Noche de los lpices, que se desarroll entre agosto y octubre de 1976, implic el secuestro y desaparicin de estudiantes secundarios de la ciudad de La Plata, que haban luchado en defensa de un boleto estudiantil.
Madres de Plaza de Mayo
El grupo Madres de Plaza de Mayo naci en 1977, integrado precisamente por madres de desaparecidos, cuya lista engrosaron tambin algunas de sus fundadoras. Se convirtieron en el ms activo sector de oposicin al gobierno.
Desindustrializacin
La pequea y mediana empresa fue sacrificada en el altar de la eficiencia, inicindose un proceso de acelerada desindustralizacion, ante la imposibilidad de competir con productos provenientes del exterior. La aplicacin de las recetas neoliberales no resolvi, sino que profundiz los problemas econmicos.
Especulacin
A comienzos de 1977, el ministro de Economa, Jos Martnez de Hoz, inici un experimento monetario, denominado "la tablita". Fue un sistema de devaluaciones preanunciadas que, sumado a la "ley de entidades financieras" de junio de ese ao (que liber el mercado de dinero y dio garanta estatal a los depsitos a plazo fijo), dio comienzo a la especulacin o "bicicleta financiera".
La plata dulce
La dictadura implement un plan basado en el liberalismo monetario, que era apoyado por bancos extranjeros y organismos internacionales. El funcionario encargado de cumplir el plan econmico de los militares fue Jos Alfredo Martnez de Hoz. Puso fin al Estado intervencionista, a la proteccin del mercado interno y al subsidio a empresas. Se congelaron los sueldos. Dej actuar al mercado libremente. Los resultados finales fueron desastrosos. Hubo un gran endeudamiento externo, las industrias quebraron y, al finalizar la dictadura, se desat la inflacin.
El conflicto del Beagle
Las cuestiones limtrofes entre la Argentina y Chile estuvieron condicionadas por las circunstancias polticas imperantes en cada pas. Bajo regmenes dictatoriales en ambas naciones, las diferencias fronterizas estuvieron a punto de derivar en una guerra abierta. En 1978, luego de que la Argentina rechaz el fallo arbitral britnico, el conflicto por el Beagle alcanz su punto ms lgido. El 8 de enero de 1979, la Argentina y Chile firmaron el Acta de Montevideo, que someta el entredicho a la mediacin del Papa. Finalmente, la propuesta papal, conocida a travs del cardenal Antonio Samor, se dio a conocer el 12 de diciembre de 1980 y fue aceptada por la Argentina en 1984 despus de una consulta popular no vinculante, en la que el "s" al acuerdo se impuso por un amplio margen de votos. (Historia Visual de la Argentina contempornea, Clarn, La Poltica Exterior)
El Mundial '78
El triunfo final de la seleccin argentina en el Mundial de Ftbol ha supuesto que la Junta Militar que dirige el Gral. Videla haya cubierto con creces los objetivos que se propuso al emprender la organizacin del campeonato. Durante 25 das, los problemas del pas argentino han pasado a un segundo plano y el ttulo mundial conseguido por su seleccin los mantendr oculto por ms tiempo an. (Diario "El Pas", junio de 1978)
1982: La guerra de las Malvinas
En medio de la crisis poltica, econmica y social del rgimen militar, sorpresivamente el 2 de abril de 1982, tropas argentinas recuperaron las islas Malvinas. Tras frustrados intentos diplomticos, la fuerza de tareas britnica lleg al Atlntico sur y comenzaron las hostilidades. Con hitos como el hundimiento del crucero "General Belgrano" -que produjo 322 muertos- y del destructor britnico "Sheffield", la guerra concluy el 14 de junio, con la rendicin argentina. La derrota marc el derrumbe poltico del rgimen. El regreso de los soldados arroj luz sobre las sospechas de lo que haban padecido, sin los pertrechos y el entrenamiento suficientes para enfrentar a los britnicos. Para defender las islas del ataque de ingleses bien entrenados y equipados, la junta militar procedi a reclutar jvenes argentinos, sin instruccin militar, la mayora de los cuales provena de provincias pobres del interior del pas. La derrota catastrfica de Malvinas y el conocimiento de la muerte de centenares de jvenes argentinos (ms de 600), deterioraron el frente militar, pero sobre todo, la reputacin del ejrcito, al cual se consider como mayor responsable del desastre.