El documento describe el cambio en la cultura destinada a las niñas, de un universo de juguetes variado a uno extremadamente centrado en la apariencia y la sexualidad. Las muñecas populares como Barbie promueven ahora ideales de belleza irrealistas y sexualizados, lo que puede afectar negativamente las expectativas de las niñas. Además, a lo largo de la historia las feministas han criticado que se establezcan estas imágenes como ideales a los que deben aspirar las mujeres.
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El documento describe el cambio en la cultura destinada a las niñas, de un universo de juguetes variado a uno extremadamente centrado en la apariencia y la sexualidad. Las muñecas populares como Barbie promueven ahora ideales de belleza irrealistas y sexualizados, lo que puede afectar negativamente las expectativas de las niñas. Además, a lo largo de la historia las feministas han criticado que se establezcan estas imágenes como ideales a los que deben aspirar las mujeres.
El documento describe el cambio en la cultura destinada a las niñas, de un universo de juguetes variado a uno extremadamente centrado en la apariencia y la sexualidad. Las muñecas populares como Barbie promueven ahora ideales de belleza irrealistas y sexualizados, lo que puede afectar negativamente las expectativas de las niñas. Además, a lo largo de la historia las feministas han criticado que se establezcan estas imágenes como ideales a los que deben aspirar las mujeres.
El documento describe el cambio en la cultura destinada a las niñas, de un universo de juguetes variado a uno extremadamente centrado en la apariencia y la sexualidad. Las muñecas populares como Barbie promueven ahora ideales de belleza irrealistas y sexualizados, lo que puede afectar negativamente las expectativas de las niñas. Además, a lo largo de la historia las feministas han criticado que se establezcan estas imágenes como ideales a los que deben aspirar las mujeres.
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No me imaginaba que acabaramos as.
Lo pens hace pocos
aos, mientras recorra una juguetera de Londres. La escalera mecnica me haba trasladado desde el bullicio multicolor de la planta baja, repleta de mullidos juguetes redondeados y de colo- res alegres, hasta el mundo de ensueo de la tercera planta. De pronto me senta como si me hubieran colocado unas gafas de cristales rosas, pero el efecto resultaba estomagante. Todo era rosa, desde el rosa peladilla de Barbie al tono fresa de la Bella Durmiente de Disney, del rosa pastel de Baby Annabel al rosa chicle de Hello Kitty. Haba un mostrador de manicura rosa don- de las nias pequeas podan pintarse las uas, un expositor boutique rosa con pendientes y collares, muecas que venan dentro de una caja rosa con dormitorios manicura rosa y salo- nes de belleza rosa. A lo largo del tiempo muchas feministas han defendido la necesidad de animar a las nias y los nios a jugar saltndose los lmites impuestos por su sexo, argumentando que no haba razones para confinar a las nias en ese universo pastel. Pero la divisin entre el mundo rosa de las nias y el mundo azul de los nios no solo sigue existiendo sino que, en esta generacin, se est extremando ms que nunca. Ahora da la impresin de que las muecas se escapan de las tiendas de juguetes e invaden la vida de las nias. No solo se da MUECAS 11 2.Muecas.1.qxd:Muecas 10/09/10 11:34 Pgina 11 mostraban una perfeccin inquietante en la piel teida, la fir- meza del cuerpo y el brillo de nylon del pelo. En la versin bri- tnica de Gran Hermano, en la edicin de 2007, entraron dos jvenes gemelas vestidas con minifaldas rosa idnticas y el pelo oxigenado; segn dijeron, era Barbie quien inspiraba sus vidas. La actriz y cantante Hilary Duff ha declarado que cuando era ms joven, estaba muy influida por Barbie. Ha sido una refe- rencia para mis amigas y para m. Me encantan su estilo y su espritu!. Aun cuando la relacin entre mujeres y muecas no se manifieste de manera tan explcita, muchas de las mujeres que hoy en da se consideran modelos a imitar y viven bajo el escrutinio permanente de los focos, desde Paris Hilton a Victo- ria Beckham, han llevado tan lejos la artificialidad de su look que parecen fabricadas por Mattel. Las feministas han criticado durante ms de doscientos aos el que las imgenes artificiales de la belleza femenina se establez- can como ideales a los que las mujeres deben aspirar. Desde la Vindicacin de los derechos de la mujer de Mary Wollstonecraft en 1792, hasta El segundo sexo de Simone de Beauvoir en 1949, La mujer eunuco de Germaine Greer en 1970 o El mito de la belleza de Naomi Wolf en 1991, muchas mujeres inteligentes e indignadas han exigido la transformacin de esos ideales. Sin embargo, lejos de disolverse, los clichs se han vuelto ms agobiantes y podero- sos que nunca. De hecho, en gran parte de nuestra sociedad la imagen de la perfeccin femenina a la que se considera que las mujeres deben aspirar est cada vez ms definida por el atracti- vo sexual. Por supuesto que resultar sexualmente atractivo siem- pre ha sido, y siempre ser, un deseo natural tanto para los hombres como para las mujeres. Pero es una determinada visin de la sexualidad femenina la que se exalta en la publicidad, la msica, la televisin, el cine y las revistas para esta generacin. Y es una 13 MUECAS 2.Muecas.1.qxd:Muecas 10/09/10 11:34 Pgina 13 piloto, de doctora o de astronauta, con el correspondiente equi- po de complementos para cada uno de esos roles. El guardarropa de las muecas Bratz, que han desplazado a Barbie en el trono de la mueca ms vendida, est diseado para ir de discotecas y de compras y consiste en un surtido de plumas y medias de red, tops ombligueros y minifaldas. Las muecas estn tan maquilla- das que parecen haber pasado por las manos del equipo de esti- listas de Gran Hermano. Cuando paseas por la seccin de juguetes y te tropiezas con este ideal, que parece una meretriz desvergonzada, representa- do en un millar de figuritas que te hacen morritos desde las estanteras, te das cuenta de cul es el verdadero cambio que ha sufrido la cultura destinada a las nias. El adorno personal siem- pre se les ha presentado como una parte central de sus vidas, pero hoy en da estn expuestas tambin a una autntica ava- lancha de mensajes sobre la importancia de resultar sexualmen- te atractivas incluso de pequeas. Esas muecas son solo un fragmento de una cultura mucho ms amplia en la que se ani- ma a las mujeres jvenes a ver el atractivo sexual como su prin- cipal pasaporte hacia el xito. Esta cultura tan sexualizada se valora a menudo muy positiva- mente como un smbolo de la liberacin femenina y del acceso de las mujeres al poder. Es verdad que uno de los objetivos de los movimientos de emancipacin de las mujeres en la dcada de 1970 era liberar a las mujeres de la moral sexual convencio- nal que las haba condenado a elegir entre la castidad idealizada y una promiscuidad que se consideraba deleznable. El hecho de que hoy en da las mujeres puedan ser sexualmente activas y experimentadas sin que se las condene por ello es el resultado directo de la segunda ola del feminismo. Y est claro que es algo que debemos celebrar. Pero resulta extrao que todas las facetas 15 MUECAS 2.Muecas.1.qxd:Muecas 10/09/10 11:34 Pgina 15 de hoy juegan con la idea anticuada de que las consideren obje- tos sexuales. No son malas noticias. En realidad, para m este es el mximo ideal feminista. Esta equiparacin del acceso al poder y la liberacin con la deshumanizacin sexual se ve hoy por todas partes y tiene con- secuencias reales en las expectativas de las mujeres jvenes. Cuan- do entrevist para este libro a varias mujeres que haban trabajado en la industria del sexo, descubr que algunas haban sido sedu- cidas por la idea de que ese trabajo poda servirles para sentir- se personalmente ms poderosas. Ellie es una mujer inteligente, con formacin, que ha estudiado en colegios de elite y en una buena universidad, y ha sido educada en la conviccin de que poda llegar a donde quisiera en cualquier profesin como el derecho, la medicina o la poltica. Por el contrario, decidi dedi- carse a la interpretacin pero, a los veintitantos aos, cuando se vio econmicamente al lmite y ante la dificultad de encon- trar trabajo, decidi tomar un atajo y dedicarse al lap-dancing, una forma de alterne en la que las chicas bailan provocativa- mente en las rodillas del cliente. Empez a trabajar en un club de Londres, y al principio no le pareci que fuera muy difcil. Me cont que se haba credo los mensajes que emite nuestra cultura, segn los cuales el lap-dancing era algo bastante honesto e incluso haca independientes y poderosas a las mujeres que lo practicaban. Eso es lo que dice la gente, no?, me dijo pensa- tiva cuando nos conocimos. Est ese mito de que as las muje- res expresan libremente su sexualidad, y que como pueden ganar un montn de dinero, eso les da poder sobre los hombres que les pagan. Pero no fue eso lo que sucedi. Se sorprendi al descubrir hasta qu punto el trabajo le resultaba deshumanizador y degra- dante. En el contexto del club, las mujeres se convierten en 17 MUECAS 2.Muecas.1.qxd:Muecas 10/09/10 11:34 Pgina 17 no debemos subestimar lo que significara. Veramos el princi- pio del derrumbe del club de caballeros, empezaramos a ver una cultura poltica que responda a las prioridades de las muje- res [] Esta inminente revolucin del poder femenino no es un tema ante el que debamos mostrarnos escpticos. El cambio hacia una mayor igualdad en el mbito poltico sig- nificaba que los argumentos feministas que durante mucho tiem- po se haban considerado marginales apareceran en muchos debates pblicos. Durante los primeros cinco aos de gobierno del Nuevo Laborismo, entraron en el debate poltico cuestiones como la necesidad de combatir los delitos contra las mujeres como la violencia domstica y la violacin de una forma ms efectiva. Omos tambin un gran nmero de discusiones sobre la necesidad de transformar el mundo laboral. El Nuevo Labo- rismo introdujo el salario mnimo, que afectaba en mucho ms a las mujeres que a los hombres, y extendi los derechos a la baja maternal, la atencin a los nios y el trabajo flexible. Duran- te esos primeros aos el gobierno laborista multiplic por dos la paga por maternidad, introdujo la baja por paternidad retri- buida, las guarderas gratuitas a tiempo parcial para nios de tres y cuatro aos; sus ministros discutan cmo poda impul- sarse una revolucin en los centros de trabajo. No solo ramos optimistas respecto a los cambios en la vida de las mujeres, sino tambin en cuanto a los cambios en la vida de los hombres. Cuando Tony Blair pas dos semanas sin trabajar despus del nacimiento de su cuarto hijo en 2000, se agradeci su actitud puesto que cuando uno de los hombres ms poderosos del mun- do da un ejemplo de este tipo, el impacto en el entorno laboral y las bajas por paternidad es inmenso. En el contexto de este tipo de debates, me result sencillo soste- ner en mi primer libro, The New Feminism [El nuevo feminismo], 19 MUECAS 2.Muecas.1.qxd:Muecas 10/09/10 11:34 Pgina 19 dos convocatorias electorales siguientes solo incorporaron a ocho parlamentarias, y en el parlamento escocs la proporcin de mujeres incluso descendi, desde un cuarenta por ciento en 2003 hasta un treinta y cinco por ciento en 2009. El Nuevo Laborismo se fue asociando cada vez ms a un sentimiento de desilusin en cuanto a la participacin poltica de las mujeres. Durante el verano de 2009 varias ministras renunciaron a sus cargos, y una de ellas le reproch amargamente al primer minis- tro su incapacidad para respaldar a las mujeres en el gobierno, declarando que haba sido usada como una mera decoracin femenina para el escaparate. Del mismo modo que las mujeres no han llegado tan lejos como esperbamos en su recorrido por los pasillos del poder, los hombres tampoco han dado los pasos suficientes en el entor- no domstico, algo que entonces pareca esperable. Aunque abun- da la retrica en torno al horario flexible y la responsabilidad familiar compartida, en 2009 los hombres solo tenan derecho a dos semanas de baja por paternidad, con una remuneracin de ciento veintitrs libras esterlinas semanales. El proyecto de equi- parar derechos en cuanto a las bajas por paternidad y materni- dad mediante un sistema que permitiera que hombres y mujeres compartieran una baja de doce meses fue archivado por el gobier- no debido a la difcil coyuntura econmica. Viendo el con- traste entre cmo se reconoce derecho de las mujeres a pasar tiempo en casa y cmo se les niega a los hombres, no debera sorprendernos que las mujeres sigan hacindose cargo de la inmensa mayora del trabajo domstico. Segn un estudio, inclu- so las mujeres que trabajan a tiempo completo emplean en las tareas domsticas veintitrs horas semanales, frente a las ocho horas de los hombres, mientras que las mujeres que trabajan a tiempo parcial asumen treinta y tres horas de trabajo domstico 21 MUECAS 2.Muecas.1.qxd:Muecas 10/09/10 11:34 Pgina 21 cuestin de la igualdad, al final lo que cuenta es lo que les lle- ga al corazn. Y qu es lo que nos llega al corazn? Ha llegado el momen- to de determinar los vnculos que existen entre los cambios cul- turales que hemos vivido en los diez ltimos aos y esta revolucin estancada. A pesar de que las mujeres disfrutan de muchas ms oportunidades que hace una generacin, vemos resurgir el vie- jo sexismo bajo una apariencia nueva. Lejos de ampliar el poten- cial y la libertad de las mujeres, la nueva cultura hipersexual redefine el xito femenino dentro del reducido marco del atrac- tivo sexual. Lo que es ms, ltimamente hemos visto que esta supuesta relacin entre la exageracin del encanto sexual y la indepen- dencia de las mujeres se acompaa de una sorprendente revi- talizacin de la idea de que la feminidad tradicional responde a condicionantes biolgicos, en vez de tratarse de una cons- truccin social. Un nuevo inters por el determinismo biolgi- co recorre la sociedad. En realidad, en muchos mbitos se explica la asociacin de las nias con todo lo que sea rosa y brille, no como un fenmeno cultural susceptible de ser cuestionado, sino como una inevitable manifestacin de la biologa resisten- te al cambio. Ciertos neurobilogos realizaron recientemente un experimento cuyos resultados, segn aseguraron, indicaban que las nias estn biolgicamente predispuestas a preferir el rosa. El experimento consista en mostrar a hombres y muje- res unas parejas de rectngulos de distintos colores y pedirles que eligieran sus favoritos. Los investigadores descubrieron que las mujeres preferan los tonos rojizos en mayor medida que los hombres, y concluyeron su estudio sugiriendo que esta dife- rencia en las preferencias cromticas podra explicarse por las diferencias biolgicas entre hombres y mujeres, que habran 23 MUECAS 2.Muecas.1.qxd:Muecas 10/09/10 11:34 Pgina 23 su capacidad para la empata, la crianza y los cuidados. Las con- clusiones han sido variadas, pero los medios de comunicacin y los escritores superventas recogen este tipo de investigaciones de un modo que refuerza constantemente la impresin de que las diferencias que observamos entre hombres y mujeres tienen que deberse a la biologa. Estas creencias han llegado a introducirse en gran parte de la cultura que rodea a nuestros hijos. El sistema educativo las repro- duce a menudo sin reflexin crtica alguna, de modo que, por ejemplo, la pgina web de la Girls Schools Association (Aso- ciacin de colegios femeninos) manifiesta que las investigacio- nes sobre el desarrollo cerebral que se han realizado en la ltima dcada indican que las diferencias entre los sexos estn tan rela- cionadas con la qumica y la estructura del cerebro como la edu- cacin de las nias y los nios. La tendencia de las nias a ser ms contemplativas, colaboradoras, intuitivas y verbales, y de los nios a ser ms activos fsicamente, ms agresivos y ms independientes en el aprendizaje parece provenir del funciona- miento y desarrollo del cerebro. Mientras padres y profesores asumen estas ideas, la industria juguetera las refuerza con avi- dez. Hace poco, un portavoz de Disney explicaba el xito de la nueva marca Princesas Disney, que incluye muecas, disfraces y accesorios, con estas palabras: Creemos que para la gran mayora de las nias pequeas poner en prctica la fantasa de ser una princesa es un deseo innato. Les gusta disfrazarse, repre- sentar ese papel. Es un deseo gentico el que les guste el rosa, que les gusten los castillos y que quieran convertir a sus paps en prncipes. Este recurso a la qumica y la estructura del cerebro y al deseo gentico como explicacin del comportamiento femenino este- reotipado no sirve solo para explicar cmo juegan y aprenden 25 MUECAS 2.Muecas.1.qxd:Muecas 10/09/10 11:34 Pgina 25 biolgico, es difcil no ver que su popularidad debe tanto a la lacra de los antiguos estereotipos como a la bondad de los avan- ces cientficos. La ciencia se sita en ambos lados de este deba- te, a pesar de que los medios se apresuren a menudo a reflejar solo uno de ellos, dando por supuesto muchas veces que el determinismo biolgico goza de consenso dentro del mundo acadmico. En realidad, muchos cientficos estn empezando a alzar la voz contra el recurso a las explicaciones biolgicas para justificar la continuada divisin de gnero en nuestra socie- dad. Si se prestara ms atencin a este desacuerdo, podramos cuestionar no solo las diferencias aparentemente triviales entre los juguetes para nios y nias, sino la existencia de desigual- dades serias y permanentes en las vidas de los hombres y las mujeres adultos. Creo que ha llegado el momento de cuestionar la feminidad exagerada que se presenta como modelo a las mujeres de esta generacin, debatiendo a la vez el resurgir del determinismo biolgico que nos dice que los genes y las hormonas nos con- ducen inexorablemente a asumir los roles sexuales tradiciona- les y la cultura claustrofbica que les dice a las jvenes que solo se harn valer si explotan su atractivo sexual. Desde luego, la decisin de adoptar cualquier aspecto de lo que podra mos lla- mar un comportamiento femenino estereotipado, sea hacer biz- cochos o striptease, ponerse tacones o limpiar la casa, debe pertenecer al mbito de las elecciones individuales para cual- quier mujer. Sigo estando tan segura como siempre de que no es necesario apuntarse a ninguna versin adusta y polticamen- te correcta del feminismo para avanzar por el camino de la igual- dad. Pero, en una sociedad caracterizada por la libertad y la igualdad, deberamos buscar la verdadera libertad de eleccin. Por el contrario, en este preciso momento la retrica de la libre 27 MUECAS 2.Muecas.1.qxd:Muecas 10/09/10 11:34 Pgina 27
Gabriela Iglesias. Género y Resistencia Política en Una Comunidad Anarquista Uruguaya en El Período Predictadura: La Experiencia de La Comunidad Del Sur