LASCAS.

POESI AS
D E
SALVADOR DI AZ MI RON.
Capilla Alfonsina
Biblivtg^j Qng^rsitaria
i mSi MI K ftwivt LEW
Ktt&ti Ytfiarii j I ti l a
. D S j T
L3\
L a obra es propiedad del autor. Los reproductores sern perseguidos
judicialmente.

f l f f tl
DOS PALABRAS.
LASCAS.
POESI AS
D E
SALVADOR DI AZ MI RON.
Capilla Alfonsina
Biblivtg^j Qng^rsitaria
i mSi MI K ftwivt LEW
Ktt&ti Ytfiarii j I ti l a
. D S j T
L3\
L a obra es propiedad del autor. Los reproductores sern perseguidos
judicialmente.

f l f f tl
DOS PALABRAS.
DOS PALABRAS.
Esta coleccin de versos constituye, por hoy, mi nico libro AU-
TNTI CO; y ni nguna de l as poesas que lo integran ha sido publ i cada
antes de ahora.
Una ti pograf ayankee junt en un volumen, y luego puso en ven-
ta, ciertos cantos de mi cosecha, recogidos de los peridicos; pero lo
hizo sin mi consentimiento, sin consultarme siquiera, ni enviarme un
cntimo. Perpetr una usurpacin, un despojo; se apoder alevemen-
te de lo ajeno y lo expendi como cosa suya. Buen provecho!
Ms que el desvergonzado latrocinio, dolime que la extranj era
empresa, provista y asesorada por no squ paisano mo, recarga-
ra, con pecados que no comet j ams, mi asendereado nombre litera-
rio, que ya andaba con pesado fardo. Mis i nfortunadas composiciones
yacen en el haz fraudulento, no slo pl agadas de horribles yerros
de imprenta, sino al teradas intencionalmente, y como por malicia de
inquina, pues advierto al l grotescos cambios de ttulos, al par que
nocivas supresiones y aadi duras.
Oportunamente protest contra todo ello, por medio de una carta,
inserta en El Monitor Republicano, que era entonces el di ari o de
mayor circulacin.
A l a sazn tuve que limitarme eso: hal l bame procesado, es-
taba preso, y era vctima de insanos y tremendos ataques, como ha-
ba sido j
r
despus fui objeto de fervientes injustificados agasa-
jos.Las lavas y los deshielos baj an alternativamente de l a propi a
montaa l abrar el mismo valle.
Pero el pi l l aj e que sufr me aleccion; y en lo sucesivo abstveme
de pedir las hojas volantes hospi tal i dad para mis rimas. Y perse-
verar.
L as prendas robadas carecen de mrito; pero tal ci rcunstanci a
no atena el delito. El l as son fruto de mi adolescencia fogosa
inexperta que, siempre tratando de modelar deidades, confeccion
frecuentemente bausanes.
Aunque semejantes ensayos no hubi eran sido reunidos y explota-
dos en un tomo espurio, no los mezclara con mis nuevas trovas, por-
que hasta los menos defectuosos son esencialmente incompatibles con
mi actual criterio artstico, que creo definitivo, y que domina en mis
obras desde 1,892.
L as piezas que van continuacin no son sino pequea parte de
mis trabaj os, contar de l a ci tada fecha. Rpi damente l as he entre-
sacado, para formar un ramilletillo, y llevar con l un flamante y
magnfico templo la ofrenda de mi musa. He dedicado al enriqueci-
miento de l a biblioteca del Colegio de Estudi os Preparatori os, ra-
dicado aqu, en Xal apa, el producto pecuni ari o de mi manojito de
flores raras. Dulcsimo para m el pensamiento de que l a juventud
de l as aul as me deber modesto don, en la noble ciudad donde logr
paz y amor, cuando nufrago social me empi naba en mi esperan-
za, como en ai sl ada y bati da roca, y no descubr a sino olas embrave-
cidas y ri beras enemigas!
No incluyo en Lascas himnos picos. Los aparto del presen-
te montn, ya que abundante y notoriamente he cultivado el gnero
heroico, y no as los dems.
El hijo de mi espritu es intensamente peculiar y sincero, y se
muestra confiado y sin miedo. No teme los dragones de l a envidia,
porque no es Hrcules; y, si lo fuera, los monstruos pretenderan en
vano ahogarlo en su cuna.
Fi era preocupacin de carcter tico, la cual guarda en el fondo
del seno una verdad pura y austera, y luce en la punta de l a lanza
un error insolente y salvaje, vendr quiz sobre el infante; y no se-
r a difcil que, en lo inmediato, me encontrara en el caso de Orlando,
empeado en valorar una bestia muerta. Pero el tiempo corre, bl an-
diendo una antorcha, como un arma vengadora irresistible.
A fuerza de padecer calumnias, he resultado inmune l as detrac-
ciones, como Mi tr dates los venenos, por costumbre de tomarlos.
Tranqui l amente esperar, dando los ltimos toques otras pgi nas,
que no tardarn en sal i r tambin probar fortuna. Termino el breve
prembulo, mi rando el Sol caer por detrs deuna especiede smbolo:
el Nauhcampatpetl que, como un macizo y presuntuoso impulso, levan-
ta sobre su cima, que toca el cielo, una gran pi edra desasi da y tosca.
SAL VADOK D A Z MI RN*.
"^^WUWJ WV V
A MI S VERSOS.
I nsensibles fiestas y gri mas
y con al as de luz de centellas,
pero esquivos cautas doncellas,
difundios por gentes 3' climas.
No sois gemas inmunes limas
y con lampos de fijas estrellas,
sino chispas de golpes y mellas
y ardi s l ascas de pi edras de simas.
Pero hay siempre valer en l as rimas.
Por qu duran refranes? Por ellas,
y no suelen llevarlas opimas.
I d, l as mas, deformes 6 bellas:
i nspi rad repugnanci as 6 estimas,
pero no sin dej ar hondas huellas.
EPISTOLA J OCO-SERIA
AL EDI TOR.
m m m i u mm l em
BEWcti uvai I Tsfiu
I
EPI STOLA J OCO-SERI A
AL EDI TOR.
Mi entras haya en ci udad y cortijo
gallineros que ostenten su rijo;
y por calles, y en lbricos tratos,
ardent as de perros gatos;
y en el ai re y el muro y el suelo
moscas ti ernas, pares, en celo;
mi librillo en palacios y chozas
ha de ser inocente l as mozas.
Pero quise pecar de discreto;
y en extrao y heroico soneto
dejo dicho mis trovas que api as:
respetad el pudor de las ni as!
Por Idilio y Avernus, y acaso
algn otro desliz en el paso,
lo dems, que no funda querellas,
sufri r privacin de doncellas!
A l as chicas ofreces l ectura
de un primor: la Sagrada Escri tura.
16
Y Sodoma con fieros pri api smos
amagando los ngel es mismos,
que se l i bran merced un encanto?
Y l as hi j as de L ot? Y el Rey Santo,
Betsab y el cadver de l i ri as?
Y Tamar con Amnn?Frusl er as!
Aj'! L as cosas en s quedan lejos.
Slo dan al sensori o reflejos.
En m el Cosmos i nti ma seal es
y es un haz de i mpresi ones mentales.
Pero cunde al travs de una lente
comba y ti nta y j ams indolente,
que perturba en l a imagen vi rg nea
el matiz, el cal or y l a lnea.
Qu cri stal el que filtra y al tera?
Pues mi humor pecul i ar, mi manera.
Para m, por vi rtud de objetivo,
todo existe segn lo percibo.
Y el tamiz proporci ona elemento
propio y lrico al gayo talento,
y es-quien pone carcter y timbre,
novedad y valor l a urdi mbre.
Pese t, lo real 110 anda fuera,
sino en sellos del al ma, y espera
que facundi a ci ncel , brocha pl uma,
tornen di fano el cerco de bruma!
Externarse con metro gal l ardo
17
y en fiel copia es el tri unfo del bardo.
L a menti ra es l a muerte y la escoria.
L a verdad es l a vida y la gloria.
Cuando pugno en l as bregas del arte
por verter en trasunto una parte
del caudal que atesoro por dentro,
y en l as voces huraas encuentro
l a preci sa expresin y el buen gi ro
qu alborozo y qu orgullo respiro!
Cul me al egra y ufana el acierto!
Un oasi s hal l ado al desierto!
L a moral ? Es el ara divina!
Mas escchame, pi ensa y ati na.
Una cosa en l a prcti ca es fiemo,
es horror, es fesimo extremo;
pero exacta en l a i ntensa pi ntura,
resplandece magn fi ca y pura,
si all el vate no i nsufl a mal i ci a,
sino un gri to l a eterna j usti ci a!
Que la nota poluta y la torva
vibran mucho en el son de mi ti orba?
En el mundo lo dulce y lo cl aro
son, por ley de l a suerte, lo raro.
Cmo hacerlos aqu lo frecuente?
No: la cmara obscura no miente.
Adems: l a tragedi a sublime
es piedad y terror, sangra y gime!
Forma es fondo; y el fausto seduce
si no agranda y tampoco reduce.
Que un estilo no huelgue ni falte,
por hi ncar en un yerro un esmalte!
Que la veste resulte cei da
al rigor de l a estrecha medida,
aunque muestre, por gal a decoro,
opulencias de raso y de oro!
Que repul sas mi cdigo? Basta.
L a bandera, prendi da en el asta
y undul ando las rachas supremas,
luce y riza colores 3' lemas;
y debaj o que nadie los toque,
y bl andi endo flamgero estoque,
una musa de fuerza y de graci a
yergue al sol su hermosura 3'su audaci a!
\
EL PREDESTINADO.
EL PREDESTI NADO.
Bajo el ronco motn que gri ta muerte,
el sagrado baj el cruge de suerte
que semeja rer. El genio es fuerte;
y aun ante indicios de locura dolo,
no cul pa de falaz Marco Polo,
y se obstina en creer, inmenso y solo.
Su fe suele medrar cuando vacila
As l a l l ama del hachn oscila
al viento, y es mayor por i ntranqui l a!
En el ignoto pilago l a nave
sigue al izar el mpetu de un ave.
A dnde va? Ni el Genovs lo sabe!
A l a esperanza el msero se aferra,
como la tabl a el nufrago que yerra
en la furi a del mar. L a noche cierra.
Bien luego magni fi ca su corona
Y es que Dios con su soplo hi ncha l a lona,
desde los astros de l a nueva zona!
Voz que nace al timn sube l a caa.
El ponto bulle con cadenci a extraa
y parece que dice: viva Espaa!
Coln, en pie sobre l a prora, mi ra....
Y en el cordaje un hlito respi ra
y canta, como un estro en una l i ra!
Franj a de luna por el agua ri el a
Y al grande hombre si mul a ri ca estela,
rastro de victoriosa carabel a!
MUSICA DE SCHUBERT.
Crin que al ai re te vuela, rizada y bruna,
parece mis ahogos humo en fogata;
y del harpa desprendes l a serenata
divinamente triste, como la luna.
Y del celo ardoroso despides una
fraganci a de resi na; y l te di l ata
ojo que resplandece con luz de pl ata,
como en la sombra el vidrio de l a l aguna.
Mas tu mari do llega, con su fortuna,
nos dice dos lisonjas, va por su bata,
y al dormido chicuelo besa en la cuna.
Y mi entras que te ties en escarl ata,
cri n que al ai re te vuela, rizada y bruna,
parece mis ahogos humo en fogata.
EXCELSIOR.
Conservo de la i nj uri a,
no la ignominia; pero s la marca.
Sentme sin honor, cegu de furi a,
y recoglo de sangri enta charcal
Y hrrido amago suena
As la racha en el desierto zumba,
cuando en crecientes vrtices de arena
corre ceir al rabe la tumba!
I nfames! Os agravi a
que un al ma superior aliente y vibre;
y en vuestro miedo, trastrocado en rabi a,
vejis cautivo al que adul arai s libre.
Cruel fortuna di spensa
favor al odio de que hacis al ardes.
Estoy preso, cado, sin defensa
Podis heri r y escarnecer, cobardes!
30
v
Al mal dolos procuren
fuerza y laurel que la razn no alcanza.
Aun s cantar; y en versos que perduren
publ i car los siglos mi venganza!
Sobre la i mpura huel l a
del fraude, la verdad austera y sola
bri l l a, como el silencio de una estrella
por encima del ruido de una ola.
Crcel de Veracruz. J ul i o de 1,892.
CI NTAS DE SOL.
i
L a joven madre perdi su hijo,
se ha vuelto loca y est en su lecho.
El eva un brazo, descubre un pecho,
suma l as l neas de un enredijo.
El dedo en alto y el ojo fijo,
cuenta l as curvas de adorno al techo
y muestra un rubro pezn, derecho
como en espasmo y ardor de rijo.
En l a vi dri era cortina ral a
tensa y purprea cierne curiosa
l umbre, que ti e su tenue gal a.
Y roj a l engua cae y se posa
y con del i ci a treme y resbal a
en el erecto botn de rosa!
34
I I
Cerca el mari do forma concierto:
ofrece al torpe ful gor del d a
desesperada melancola;
y en l a ci cuta prueba el desierto!
Ah! Los olivos del sacro huerto
guardan congoja l i gera y pa.
El hombre sufre doble agona:
l a esposa i nsana y el nio muerto!
Y no concibe suerte ms dura;
y con el puo cri spado azota
l a sien, y pl ae su desventura.
Ll ora en un lampo l a di cha rota
y el ra5'o j uega con l a tortura
y enciende un i ri s en cada gota!
35
I I I
As la lira.Qu grave duelo
ri ma el sollozo y enjoya el luto,
y l a insolencia paga tributo,
y en l a j actanci a procura vuelo?
Qu mano di gna recama el velo
y l a ponzoadel triste fruto,
y al egosmo del verso bruto
inmola el al ma que mi ra el cielo?
L a poesa canta l a historia;
y pone, frtil en pompa espuria,
mal de infierno burl a de gl ori a!
Es implacable como una furi a,
y pegadiza como una escoria,
irreverente como una i nj uri a!
V WV I A A A A A A ^
U"
DUELO.
Llego entre dos esbirros, que no dudan
de que un monstruo feroz guardan y aquietan.
Gritos desgarradores me sal udan
y brazos epilpticos me apri etan.
Suspenso en el umbral callo y vacilo.
Alto y grueso bl andn muestra y agrava
con lampo incierto el espantabl e asilo.
L a l l ama treme al soplo, sesga y flava
Pugna por arrancarse del pabi l o
y hufr de penas que ilumina esclava!
Sobre mezquino y enlutado lecho,
y en negro traj e que semeja extrao,
y l as manos uni das en el pecho,
y al vientre hielo y en l a faz un pao,
el cuerpo yace inmvil y derecho.
Y ante l a forma en que mi padre ha sido,
lloro, por ms que l a razn me advierta
que un cadver no es trono demolido,
ni roto al tar, sino prisin desierta.
Qu amigo que no acuda y me acompae?
L a turba, que penetra sin permiso,
rodea el catre funeral y pl ae;
y en el cercano templo el bronce tae
lento y l gubre adis al manumiso.
Al pueblo el bardo es graci a y no carcoma.
Es como el floripondio de l a l i nde
que Cndido y tri unfal surge y asoma,
y al polvo de l a senda torna y rinde
el noble cliz y el piadoso aroma.
i Oh ingenio que subiste, que arri baste
al eminente y suspi rado extremo!
Por qu de l a fortuna te quej aste
en los acentos del dolor supremo?
Ay de m, que rabioso en un ero
y mitad de l a ruta estoy parado;
que anhelo y lucho por cruzar un ro
y no hallo puente, ni batel, ni vado;
y miro all, por campo labranto,
l a fausta meta en el opuesto lado,
y el Sol mori r, con victorial decoro,
baj o un dosel de prpura y de oro!
Oigo decir de mi destino un chusco:
Talento seductor; pero perdido
en l a sombra del mal y del olvido
Perl a rica en l as babas de un molusco
encerrado en su concha y escondido
en el fondo de un mar lbrego y brusco
En sublime absorcin hurgo la mente:
medito con asombro en ese paso
de todas las estrel l as un Ocaso
que allende una ilusin resul ta Oriente
Y me inclino arrobado y reverente.
Veracruz. El 4 de enero de 1,895.
;
^wvAAAnjUWvwv-
EL MUERTO.
EL MUERTO.
Como tronco en montaa venido al suelo.
Frente grandi osa y limpia, soberbia y pura.
Negras y uni das cejas, con l a figura
del trazo curvo y fino que marca el vuelo
de un pj aro en un croquis que apunta un cielo.
Nariz igual un pico de halcn. Al bura
de canas. El abeto, ya sin verdura,
di en ti erra y est en parte cinto de hielo!
El ojo mal cerrado tiene abertura
que muestra un hosco y vitreo claror de duelo,
un lustre de agua en pozo yerta en su hondura.
Moscas espanto y quito con el pauelo;
y en la faz del cadver sombra i nsegura
flota esbozando un cndor al par que un velo.
Veracruz. El 5 de enero de 1,895.
PEPI LLA.
Como viste ropaj e tan leve,
me da pesadumbres,
pues l filtra y ensea vislumbres
de l a carne de rosa y de nieve.
Y qu andar! L a mocita se mueve
con garbo de chula.
Viene y va, y en la marcha modula
un canto de lneas;
y en l as formas, apenas virgneas,
una graci a de sierpe le undul a.
Como el sndal o emite una esencia,
l a chica rebosa
acre aroma de opima y j ugosa
pubertad en febri l abstinencia.
Se revuelve con mucha violencia
y veces me humi l l a.
Bien apreci a su gran pantorri l l a;
y as, no le importa
que propulse l a fal da ya corta
y eche vuelo por alto l a orilla.
Con sus ojos de ardiente demonio,
que ven al soslayo,
quebrantara de un golpe de rayo
l a virtud de cual qui er San Antonio.
En l a espuma del mar sacro al jonio,
deidad menos bella
sacudi, remedando una estrella,
el suelto y profuso
y dorado borl n, cuando impuso (
con el i ri s al ncar la huella.
Si en celoso y colrico ensayo
increpo y rezongo,
por traer al misterio del hongo
flor tri unfal en su pompa de mayo,
la doncella me ti ra del sayo
y besos me agui sa;
pero no si n mostrarse i nsumi sa
y osada y segura;
y con ti mbre de pl ata murmura,
entre granas y perl as de ri sa:
Hembra l i nda no pierde l a gl ori a
por macho importuno:
debe ser l os ms, y no uno,
esplendor y delicia y memoria.
L a hermosura inhonesta y notoria
contenta el Destino;
que quien hace con mgico tino
l abor esmerada,
no l a tiene para una mi rada
y un pl acer en el breve camino.
quebrantara de un golpe de rayo
l a virtud de cual qui er San Antonio.
En l a espuma del mar sacro al jonio,
deidad menos bella
sacudi, remedando una estrella,
el suelto y profuso
y dorado borl n, cuando impuso (
con el i ri s al ncar la huella.
Si en celoso y colrico ensayo
increpo y rezongo,
por traer al misterio del hongo
flor tri unfal en su pompa de mayo,
la doncella me ti ra del sayo
y besos me agui sa;
pero no si n mostrarse i nsumi sa
y osada y segura;
y con ti mbre de pl ata murmura,
entre granas y perl as de ri sa:
Hembra l i nda no pierde l a gl ori a
por macho importuno:
debe ser l os ms, y no uno,
esplendor y delicia y memoria.
L a hermosura inhonesta y notoria
contenta el Destino;
que quien hace con mgico tino
l abor esmerada,
no l a tiene para una mi rada
y un pl acer en el breve camino.
1
MUSI CA FUNEBRE.
Mi corazn percibe, suea y presume.
Y como envuelta en oro tejido en gasa,
la tristeza de Verdi suspi ra y pasa
en la cadencia fina como un perfume.
Y fr o de al ta zona hiela y entume;
y luz de sol poniente colora y rasa;
y fe de gloria emprea pugna y fracasa,
como en ensayos torpes un al a implume!
El sublime concierto llena la casa;
y en medio de l a sorda y estul ta masa,
mi corazn percibe, suea y presume.
Y como envuelta en oro tejido en gasa,
l a tristeza de Verdi suspi ra y pasa
en l a cadencia fina como un perfume.
Diciembre de 1,899.
LA GIGANTA.
i
Es un monstruo que me turba.- Oj o gl auco y enemigo,
como el vidrio de una rada con hondura que, por poca,
amenaza los baj el es con l as uas de l a roca.
L a nariz resul ta grcil y asemjase un gran higo.
L a guedej a blonda y cruda y suj eta, como el tri go
en el haz. Fresca y bri l l ante y roj si ma l a boca,
en su trazo enorme y burdo y en su ri sa eterna y loca.
Una barba con hoyuelo, como un vientre con ombl i go.
Tetas vastas, como frutos del ms prdigo papayo;
pero enrgicas y altivas en su mole y en su peso,
aunque inquietas, como gozques escondidos en el sayo.
En la mano, l i nda en forma, vello rubio y ral o y tieso,
cuyos pices ful guran como chispas, en el rayo
matinal, que les aplica fuego mvil con un beso.
I I
Cules pi ernas! Dos columnas de capricho, bien l abradas,
que de pas amari l l as respl andecen espinosas,
en un prfido que finge l a vergenza de l as rosas,
por estar desnudo trechos ante l bri cas mi radas.
Albos pies, que con exi mi as apari enci as azul adas
tienen corte fino y puro. Merecieran di gnas cosas!
En l a Hl ade soberbi a l as envidias de l as diosas,
los templos de Afrodi ta engrer mesas y gradas!
Qu primores! Me seducen; y al encfalo prendidos,
me los llevo en una imagen, con l a luz que los proyecta,
y el designio de guardarl os de accidentes y de olvidos.
Y con mtrica hi pertrofi a, no al azar del gusto electa,
marco y fijo en un apunte l a impresin de mis sentidos,
presencia de l a torre muj eri l que los afecta.
-^WWVAAAAAAI\
ECCE HOMO
11

ECCE HOMO.
S que l a humana fibra
l a emocin se l i bra,
pero que menos vi bra
al goce que al dolor.
Y en arte no me ofusco;
3" para el himno busco
l a esttica del brusco
estmulo mayor.
Mas no en aleve audaci a
demando l a fal aci a
la intensa y cruda graci a,
como un j ugl ar sutil.
A l a verdad aj usto
el calculado gusto,
baj o el pincel adusto
y el trgico buri l .
62
Y el dao es tema propio
m, que bebo en opio
el sueo, y hago acopio
de l gri mas de hil.
Estudi o y peso y mido;
y al rudo esfuerzo pido
un bl samo de olvido
y un ramo de l aurel .
Fati ga y pena ignotas
sol taron acres gotas,
que son espumas rotas
al pie del bogador,
Sondad en mi lirismo,
como en el ponto mismo,
un vasto y fiero abismo
de l l anto y de sudor!
Oh fe y pi edad radi osas,
que al polvo de l as fosas
ponis al as hermosas
con que poder volar!
Oh dulces manos bel l as,
que al son de l as querel l as
ven s de l as estrel l as
ungi r y acari ci ar!
63
Ni el santo influjo vuestro
suaviza mi siniestro
destino, donde un estro
enrosca y alza luz.
Y empuje por ca da,
avanzo ms l a vida,
mal trecha y abati da
como arrastrada cruz.
Mi gl ori a est en l a nube
que por el cielo sube,
llevando, no un querube,
sino una tempestad,
y en el fulgor que ani ma
l a yerma y bl anca cima,
la cumbre que subl i ma
tristeza y soledad!
v
^AAAAA/I PJ VJ WV^-
r
VI GI LI A Y SUEO.
L a moza lucha con el mancebo,
su prometido y hermoso efebo,
y vence costa de un traj e nuevo.
Y huye sin mancha ni deterioro
en la pureza y en el decoro,
y es 1111 gran lirio de nieve y oro.
Y entre l a sombra solemne y bruna,
yerra en el mate j ard n, cual una
visin compuesta de aroma y l una.
Y gana el cuarto, y ante un espejo,
y con orgullo de amargo dejo,
cambia sonri sas con un reflejo.
Y echa cerrojos, y se desnuda,
y al catre asciende bl anca y velluda,
y aun desvestida se quema y suda.
Y mal pabilo, tras corto ruego,
sopla y apaga l a flor de fuego,
y la negrura pide sosiego.
r
ni
EJ EMPLO.
En la rama el expuesto cadver se pudr a,
como un horrible fruto col gante j unto al tallo,
rindiendo testimonio de inverosmil fallo
y con ritmo de pndola osci l ando en l a va.
L a desnudez impdica, l a l engua que sal a,
y alto mechn en forma de una cresta de gallo,
dbanl e aspecto bufo; y al pie de mi caballo
un grupo de arrapiezos hol gbase y re a.
Y el fnebre despojo, con l a cabeza gacha,
escandaloso y tmido en el verde patbulo,
desparramaba hedores en bri sa como racha,
mecido con solemnes compases de turbulo.
1
Y el Sol iba en ascenso por un azul sin tacha,
y el cam]K>era figura de una cancin de Tbulo.
LA ORACION DEL PRESO.
LA ORACION DEL PRESO.
SEOR, tenme piedad, aunque t clame
sin fe! Perdona que te niegue ri a
y al ara ti enda con bochorno i nfame!
Vuelvo al antiguo al tar. No en vano ci a
gui rnal das un len y desparrame
riego que pueda prosperar tu via!
L brame por merced, como te pl ugo
Bauti sta y Apstol en J udea,
ya que no me suicido ni me fugo!
I ncl nate al cautivo que flaquea;
y salvo, como J uan por el verdugo,
como Pedro por el ngel, sea!
Habito un orco infecto; y en el manto
resulto cebo chinche y pul ga y pi oj o;
y afuera el odio me cal umni a en tanto!
Qu mal obr para tamao enojo?
El honor del poeta es nimbo sato
y l a sangre de un vil es fango rojo!
Mi pobre padre cultiv el desierto.
Era un hombre de bien, un sabio arti sta,
y de vergenza y de pesar ha muerto I
Oh mis querubes!-Con turbada vista
columbro ahora el celestial incierto
grupo que aguarda, y quien todo atri sta!
Y oigo un sordo pi ar de nido en rama,
un bullir de polluelos ante azores;
y el soplado tizn encumbra l l ama!
Dios de I srael , acude mis amores;
y r an manera de l a grama,
que hasta bati da por los pies da flores!
Crcel de Veracruz. Septiembre de 1,895.
VUIAAAA/WWWV
CANCION MEDIOEVAL.
.
CANCION MEDI OEVAL.
Oh t la de crin rubi a, l uenga y rizada,
que ca da en torrente barre l as losas,
y que volando incita l as mari posas,
porque as luce aspecto de l l amarada!
L i naj uda Regi na que, por tai mada,
finges al viejo duque modelo esposas,
y de sus canas dices honestas cosas,
ms di gnas de l a espuma de una cascada!
Ven y place ai que tiene l a voz dorada,
y perennes orti gas y eternas rosas,
y en el taln espuela y al ci nto espada!
No ignores que los himnos hacen l as'di osas
oh t la de crin rubi a, l uenga y rizada,
que ca da en torrente barre l as l osas!
AAAAAAAA/
EL FANTASMA.
m
I I
.1:13:
EL FANTASMA.
Bl ancas y finas, y en el manto apenas
visibles, y con ai re de azucenas,
l as manos que no rompen mis cadenas.
Azules y con oro enarenados,
como l as noches l i mpi as de nubl ados,
los ojos que contemplan mis pecados.
Como albo pecho de paloma el cuello;
y como crin de sol barba y cabello;
y como pl ata el pie descalzo y bello.
Dulce y triste l a faz; la veste zarca
As, del mal sobre la inmensa charca,
J ess vino mi uncin, como l a barca.
Y abri l l ant mi espritu la cumbre
con fugaz cuanto rica certidumbre,
como con ti ntas de relleja lumbre.
Y suele retornar; y me rei ntegra
l a feque salva y l a ilusin que al egra;
y un relmpago enciende mi al ma negra.
Crcel de Veracruz. El 14 de di ci embre de 1,893.
NOX.
No hay al m bar ni aroma
como tu charl a
Qu pasti l l a olorosa
y azucarada
disolver en tu boca
su miel y su mbar,
cuando conmigo sol as
oh virgen! habl as?
L a fiesta de tu boda
ser maana.
A l a nocturna gl ori a
vuelves l a cara,
l i nda ms que l as rosas
de l a ventana;
y tu guedej a blonda
vuela en el aura
y por azar me toca
la faz turbada
L a fiesta de tu boda
ser maana.
Un cometa en l a sombra
prende una cabal a.
Es emblema que llora,
signo que canta.
El astro tiene forma
de punto y raya:
representa una nota,
pi nta una l gri ma!
L a fiesta de tu boda
ser maana.
En invisible tropa
l as grul l as pasan,
batiendo en al ta zona
potentes al as;
y l gubres y roncas
gri tan y espantan
Parece que deploran
una desgraci a!
L a fiesta de tu boda
ser maana.
Nubeci l l a que flota,
que asciende baj a,
l angui deci da y floja,
solemne y blanca,
muestra seal simblica
de doble traza:
finge un velo de novia
y una mortaj a!
L a fiesta de" tu boda
ser maana.
J unto al cendal que toma
figura mgica,
Escorpin interroga,
mi entras que su tilia
es carmes que brota,
nuncio que sangra
Y Amor y Duelo aprontan
di sti ntas armas!
L a fiesta de tu boda
ser maana.
lAh! Si la Ti erra srdi da
que por l as vastas
oquedades enrolla
su curva esclava,
diese fin sus rondas
y resul tara
desvanecida en borl as
de tenue gasa !
L a fiesta de tu boda
ser maana.
El mar con dbil ola
ti embl a en l a pl aya,
y no i nunda ni ahoga
pueblos, ni nada.
Del fuego de Sodoma
no mi ro brasa,
y l a centel l a es i-ota
fl echa en al j aba.
L a fiesta de tu boda
ser maana.
Oh Ti rsa! Y a es la hora.
Val or me f al ta;
y en un tri no de al ondra
me dejo el al ma.
Un comienzo de aurora
tiende su ncar,
y Luci fer asoma
su perl a pl i da.
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El mar con dbil ola
ti embl a en l a pl aya,
y no i nunda ni ahoga
pueblos, ni nada.
Del fuego de Sodoma
no mi ro brasa,
y l a centel l a es i-ota
fl echa en al j aba.
L a fiesta de tu boda
ser maana.
Oh Ti rsa! Y a es la hora.
Val or me f al ta;
y en un tri no de al ondra
me dejo el al ma.
Un comienzo de aurora
tiende su ncar,
y Luci fer asoma
su perl a pl i da.
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ENGARCE.
El misterio nocturno era divino.
Eudora estaba como nunca bella,
3' ten a en los ojos la centella,
la luz de un gozo conquistado al vino.
De alto balcn apostrofme tino;
y rostro al cielo depart con ella
tierno y audaz, como con una estrel l a.
Oh qu ti mbre de voz trmulo y fino!
Y aquel fruto vedado indiscreto
se puso el manto, se quit el decoro,
y fu conmigo responder un reto!
Aventura feliz!La rememoro
con intil afn; y en un soneto
monto un suspi ro como perl a en oro.
Veracruz. J ul i o de 1,900.
LANCE.
Es un viejo borracho que me provoca,
que me ci erra el camino y al di abl o evoca,
recio, locuaz, inmundo, descalzo y fiero,
con terri bl es ojazos de un gri s de acero
y con una calvicie de yerma roca.
La testa perdi grea, razn y toca.
Hasta el pecho l a barba se le desliza,
como espuma de arroyo por cana y riza.
L a di estra dura y fuerte, como una marra,
ensea entre uas corvas, como de garra,
pi pa roj a con ai re de cruenta triza.
La mano es tan aleve como maciza.
Paro el corcel fogoso y alzo l a fusta
Occiduo Sol corona cspide augusta,
y el ebrio tiene al rubro y oblicuo rayo
sangre l i nfas rebelde que aun pi nta el sayo.-
Y me afirmo en el potro, y l se me asusta,
y al anciano derri ba y en lodo i ncrusta.
'AnA/wui /m'vw
IDILIO.
A
IDILIO.
A tres l eguas de un puerto bullente
que desbordes y grescas anima,
y al que un tiempo l a gl ori a y el clima
adornan de pal mas la frente,
hay un agri o breal , y en l a cima
de un alcor un casucho acubado,
que de lejos diviso menudo,
y rindindose apoya un costado
en el tronco de un mango copudo.
Distante, la choza resul ta montera
con borla y al sesgo sobre una mollera.
El sitio es i ngrato, por ftido y hosco.
El cardn, el nopal y l a orti ga
prosperan; y el ai re trasciende boiga,
marisco y cieno; y el mosco
pul ul a y hostiga.
L a flora es enrgica para
que indemne y puj ante soporte
l a f uri a del soplo del Norte,
que de octubre febrero no es rara,
y l a prdi ga lumbre febea,
que de marzo septiembre caldea.
El ponto es de azogue y apenas pal pi ta.
Un pesado alcatraz ej erci ta
su instinto de caza en la fresca.
Grave y lento, discurre al soslayo,
escudri a con cal ma grotesca,
se derrumba cual muerto de un rayo,
sumrgese y pesca.
El Oriente se inilama y colora,
como un palo inmenso en un lampo,
y di funde sus tintes de aurora
por pi l ago y campo.
Y en l a magia que i ri sa y corusca,
una perl a de pl ata se ofusca.
Un prestigio rebelde la letra,
un misterio inviolable al idioma,
un encanto circula y penetra
y en el alma es ednico aroma.
Con el juego cromtico gi ra,
en los pocos instantes que dura;
y hasta el pecho infernado respi ra
un olor de inocencia y ventura.
Al travs de la trgi ca Historia,
un efluvio de anti gua bonanza
viene al hombre, como una memoria,
y acaso como una esperanza!
Y al trotar de un rocn flaco y mocho,
un moreno, que cie moruna,
transi ta cantando cadente tontuna
de baile jarocho.
Montono y acre gangueo,
que un pj aro acal l a, soltando un gorjeo.
Cuanto es mudo y selecto en la hora,
en el vasto esplendor matutino,
hal l a voz en el ave canora,
vibra y suena en el chorro del trino!
Y como un monolito pagano,
un buey gri s en un yermo altozano
mi ra fijo, pasmado y absorto,
l a pompa del orto.
Y la puerta del viejo boho
que oblicuando su rui na en l a loma
se recuesta en el rbol sombro,
una rsti ca grci l asoma,
como una paloma.
I nfanti l por edad y estatura,
sorprende ostentando sazn prematura:
elsticos bultos de tetas opi mas;
y j uzgar por l a equvoca traza,
no semeja sino una rapaza
que reserva en el seno dos l i mas!
Blondo y gri fo inculto el cabello,
y los l abi os turgentes y rojos,
y de trtola el garbo del cuello,
y el azul del zafiro en los ojos.
Dientes albos, parejos, enanos,
que apagado coral prende y liga,
que recuerdan, en curvas de granos,
el maz cuando tierno en l a espiga.
L a nariz es i mpura, y atesta
una carne sensual impetuosa;
y en l a faz, rigores expuesta,
l a nieve da en mbar, l a prpura en rosa,
y el jbilo es graci a sin velo
y en cada carri l l o produce un hoyuelo.
L a payi ta se l l ama Sidonia.
Ll eg Mxico en una barri ga:
en el vientre de infecta mendi ga
que, del fango sacada en Bolonia,
form parte de cierta colonia
y acab de miseria y fati ga.
L a hurfana i gnara y creyente
busca slo en los cielos el rastro;
y de noche i magi na que siente
besos ay! en los hilos de un astro.
Qu ilusin es tan dulce y hermosa?
Dios le ha dicho: splcida y bella;
y en el duelo que marque una fosa
pon la fe que contemple una estrella/
Quin no cede al consuelo que olvida?
L a piedad es un santo remedio;
y despus, el ardor de l a vida
urge y cl ama en la pena y el tedio
y al tumulto y al goce convida.
De la zafia el pes-ar se distrae,
desplome de polvo y ascenso de nube.
;Del tizn l a ceniza que cae
3- el humo que sube!
L a madre reposa con sueo de pi edra.
L a muchacha medra.
T
Y por si embras y apriscos di vaga
con su padre, que duda de serlo;
y el infame l a i nj uri a y estraga
y l a triste se obsti na en quererlo.
JSk
Ll ena est de pasi n y de bruma,
tiene ley en un torpe atavismo,
y es al cierzo del mal una pluma
Oh pobreza! Oh incuria! Oh abismo!
Vesti da con sucios jirones de pao,
descalza y un l i ri o en la grea,
l a pastora gentil y risuea
cami na detrs del rebao.
Radioso y jovial firmamento.
Zarcos fondos, con blancos celajes
como espumas y nieves al viento
esparci das en copos y encajes.
Y en l a excelsa y magnfica fiesta,
y cual mcul a errante y funesta,
un vil zopilote resbal a,
tendi da inmvil el ala.
El Sol meridiano ful gura,
suspenso en el Toro;
y el pai saj e, con vari a verdura,
parece artificio de tal l a y pi ntura,
segn est quieto en el oro.
El fausto del orbe sublime
ruti l a en urente sosiego;
y un derribo de paz y de fuego
baj a y cunde y escuecey oprime.
Ni cfiro blando que aliente, que rase,
que corra, que pase.
Entre dunas auri nas que otean,
tapetes de grama serpean,
cortados trechos por brozas hostiles,
que muestran espi nas y ocultan reptiles.
Y en hojas y tallos un brillo de aceite
simula un afeite.
L a luz torna l as aguas espejos;
y en el mar sin arrugas ni ruidos
reverbera con tal es reflejos,
que ciega, causando vahdos.
El ambiente sofoca y escal da;
y encendida y sudando, l a chica
se despega y sacude la fal da,
y as se abani ca.
Los gui apos revuelan en ondas
L a grey pace y tri sca y holgndose tarda
Y al amparo de umbrti cas frondas
l a pal urda se acoge y resguarda.
Y un borrego con gran cornamenta
y pardos mechones de l ana mugri enta,
y una oveja con bucles de armio,
l a mejor en figura y alio,
se copulan con ansi a que ti enta.
L a zagal a se turba y empina
Y al ocada en l a fiebre del celo,
lanza un gri to de gusto y de anhelo
Un cambuj o patn se avecina!
Y en l a excel sa y magn fi ca fiesta,
y cual mcul a errante y funesta,
un vil zopilote resbal a,
tendi da inmvil el al a.
Los gui apos revuelan en ondas
L a grey pace y tri sca y holgndose tarda
Y al amparo de umbrti cas frondas
l a pal urda se acoge y resguarda.
Y un borrego con gran cornamenta
y pardos mechones de l ana mugri enta,
y una oveja con bucles de armio,
l a mejor en figura y alio,
se copulan con ansi a que ti enta.
L a zagal a se turba y empina
Y al ocada en l a fiebre del celo,
lanza un gri to de gusto y de anhelo
Un cambuj o patn se avecina!
Y en l a excel sa y magn fi ca fiesta,
y cual mcul a errante y funesta,
un vil zopilote resbal a,
tendi da inmvil el al a.
r
t
ni
A TI.
Portas al cuello l a gentil nobleza
del herldico lirio; y en l a mano
el puro corte del cincel pagano;
3' en los ojos abismos de belleza!
Hay en tus rasgos acritud y alteza,
orgullo encrudecido en 1111arcano;
y resulto en mi prez un vil gusano
que un astro empina l a bestial cabeza!
Quiero pugnar con el amor;y en vano
mi voluntad se agita y endereza,
como la grama tras el pie ti rano!
Humi l l as mi elacin y mi fiereza;
y resulto en mi prez 1111 vil gusano
que un astro empi na l a bestial cabeza!
Xal apa. F:i 25 de mayo de 1,901.
1 I
A ELLA.
Semejas esculpida en el ms fino
hielo de cumbre sonrojado al beso
del Sol, y tienes nimo travieso,
y eres embri agadora como el vino!
Y mientes: no imitaste al peregrino
que cruza un monte de penoso acceso,
y prase escuchar con embeleso
un pj aro que canta en el camino.
Obrando t como rapaz avieso,
correspondiste con l a trampa el trino,
por ver mi pluma y torturarme preso!
No as el viandante que se vuelve un pino
y prase escuchar con embeleso
un pj aro que canta en el camino.
X al apa. El 27 de mayo de 1,901.
'vwjwvuuvuw^
GRIS DE PERLA.
GRIS DE PERLA.
Siempreaguijo el ingenio en lalinca; y l en vano al misterio seasoma
buscar l a flor del Deseo vaso digno del puro I deal.
Quin hiciera una trova tan dulce, que al espritu fuese un aroma,
un ungento de suaves caricias, con suspiros de luz musical!
Por desdn l a pi sta plebeya, l a I lusin empi nada en su loma
quiere asi r, ante l mpi das nubes, virtud al ta en sutil materi al ;
pero el Al ma en el barro seyergue, y el magnfico afn se despl oma,-
y revuelca sus nobles armios en el negro y batido fangal .
L a pal abra en el metro resul ta baj a y ftil pi rueta en maroma;
y un funmbulo erecto pontfice lleva manto de pompa caudal ;
y si el Gusto en sus ri cas finezas pide nuevo poder al idioma,
asemjase al ngel rebelde que concita en el reino del mal !
Quin hiciera una trova tan dulce, que al espritu fuese un aroma,
un ungento de suaves caricias, con suspiros de luz musical!
wi/iAAAAAAnn/w
CLAUDIA.
CLAUDIA.
Con hermana y cuado veranea
en qui nta seoril, sobre un ribazo,
asiento y graci a de sal ubre al dea.
Y 110 pra en el rstico regazo;
y es como una paloma que al etea
por eludir quebrantar un lazo.
Un amor doloroso inconfeso
que le punza la sien como una espi na,
y que le sella el labio como un beso;
y que no es como un fruto que se i ncl i na
en dbil fibra, por el grave peso,
y cae la pri mera ventolina!
Como helnica estatua, por l a suma
correccin de la forma; tez morena;
negror y l ustre de corvina pl uma
en l a rizada y prdi ga mel ena;
y ojos que afectan, en su gri s de bruma,
transparenci as de l i nfa sobre arena.
Y qu voz! Cmo vi bra en cada nota!
Cambi a de timbre y tono en un instante.
Emperl ada y sutil fluye y borbota,
cual por lecho de gui j as onda errante;
y en transi ci n violenta rompe y brota
con ari stas que hi ri eran el di amante.
Hermosura infeliz!. Arrostra y huel l a
fiero crter; y gui sa de aureola,
cie y carga en l a frente una centella.
A un deber sacrat si mo se inmola;
y arde con el sigilo de una estrel l a
en los nublados i ndi sti nta y sola.
Prueba coraza en donde sufre i nj uri a;
hal l a en su doble ser mpetu y traba;
y hervorosa de honor y de l uj uri a,
y un mismo tiempo meri tori a y prava,
muestra el pesar, la humillacin, l a furi a
de una deidad que se si nti era escl ava.
Huye del trato y se resiste al bri l l o;
y busca en el encierro una qui mera:
la paz del corazn puro y sencillo.
Como si por mi l agro consiguiera,
al golpe de l a puerta en el pestillo,
burl ar sus cui tas y dej arl as fuera!
En pequeo batel hiende la rada,
rigiendo con primor caa y escota;
y dice l a tormenta: camarada!
Y en el peligro y sin temerlo flota;
y de todo su afn no arroj a nada
en su curso y su grito de gaviota!
Pobre muj er! Al rayo de l a L una,
pasea su desvelo y su histerismo,
lamentando el rigor de su fortuna.
Conversa con un faro del abismo;
y los misterios de l a noche aduna
su secreto, su oprobio, su herosmo.
Admi rabl e amazona l a doncella!
Pi de un corcel, y en el silln se pl anta,
nerviosa y gil, ci mbradora y bel l a;
y parte con un nudo en la garganta;
y compele y fusti ga y atrepel l a
y su cruel torcedor 110 se adel anta!
Porta en alto su nombre, como el l i ri o
su estambre, l a pal mera su verdura,
su airn el casco, su fulgor el cirio,
l a fe su emblema y el volcn su al bura;
y veces los antojos de un delirio
i nfi ernan l a extraa cri atura.
Y en el espasmo sbito que al vuelo
de l a colgante y columpiada soga
muerde y cri spa l as carnes del chicuelo,
Cl audi a, gime, se increpa, se desfoga,
y pezones erguidos mi ra el cielo,
y aun osa bl asfemar, porque se ahoga.
Y luego ante una efigie se arrodi l l a;
y ay! no l ogra en l a espuma del torrente
aferrarse l a rama de l a ori l l a.
Pl ae y ora, confusa y penitente;
dase Dios, azorada y amari l l a;
y en un vrtigo va por l a corriente!
Ciega y tenaz la religin del tri ste
que demanda mercedes que no al canza
y en adorar por obtener insiste!
Cndi da y portentosa confianza
en una Provi denci a que no existe
en otra i nmensi dad que l a esperanza!
Cabe un l ago de mrice, como radi al corona,
escudo excelso y ntido, el Sol occiduo esplende;
y por el cl aro pilago i nfl ada y sesga lona
resbal a, con un sculo del astro que desciende.
El msero casucho y l a soberbi a granj a
ostentan i gual fausto, bermejo al par que blondo;
y entre plomizas nubes auri na y crespa f ranj a
corta de Ori ente Ocaso el curvo y zarco fondo.
Mirfico el pai saj e! Cromticos vapores
ruedan en copos fsiles, que un hlito desl i ga;
y de arrebol purpreos los bueyes aradores
surcan los mondos predios y mugen de fati ga.
En spera y herbosa l adera que di l ata
sus pliegues en profuso y ameno desarrollo,
l anuda grey bl anquea, como bullente pl ata
que sobre ponto glauco revela oculto escollo.
En el confn l as cumbres, cubi ertas de celajes,
suspenden y subl i man l a extremi dad agreste.
As en pos de una procer las manos de los paj es
levantan y sustentan l a fimbria de l a veste.
t
El fango en l a hondonada resul ta pedrer a;
los pj aros gorj ean en tumul tuari o coro;
y oblicuo el trapo trgido, el barqui chuel o estr a
un mar que arruga en rasos el ndi go y el oro.
Pero por amplio rumbo, abaj o abi erto adrede,
la nave se rellena de lquido sal obre.
L a tarde se destie y l a penumbra cede
y el magno dombo asume la pti na del cobre.
Obscuro y vago aspecto de l i ra se di buj a
al Noroeste; rachas con l gubre harmon a
llegan; y el agua es clera que grue y sal ta y puj a
y con fragor voltea nevada serran a.
Y cual humoso aroma venido por encanto
desde una catacumba que l a piedad inciensa,
una mel ancol a de iglesia y campo santo
se aade augusta y fnebre la borrasca intensa.
Sentada en el esquife, y con sayal de luto,
y sueltos en dos al as convulsas los cabellos,
y al firmamento el rostro, ya crdeno y enjuto,
la joven ve apagarse los ltimos destellos.
Y en su nimo y su orgullo, que de temblar l a es
se forj a en l a catstrofe patraas prodigiosas:
figrase que rei na en el horror de un crimen
tan grande, que perturba el orden de l as cosas.
Rabi a y estruendo y caos. Ni un plcido reflejo.
Ni rtilos encaj es, ni sbanas carmneas.
Hostil y enorme cpula, como de bronce viejo,
arquea, parda y prxima, sus implacables l neas!
Hora si ni estra y l arga, fat di ca y suprema!
El bote combatido hidrpico se hunde;
y cual de miedo loca, la vela en j i ras trema
en l as si l bantes rfagas; y l a tiniebla cunde.
Ol a que ai rada y tmida y resonante meces
en tus agruras ntimas el trgico despojo:
ten l sti ma y resrvalo al hambre de los peces,
recogido y grvido publ i car un sonrojo!
Y cual humoso aroma venido por encanto
desde una catacumba que l a piedad inciensa,
una mel ancol a de iglesia y campo santo
se aade augusta y fnebre la borrasca intensa.
Sentada en el esquife, y con sayal de luto,
y sueltos en dos al as convulsas los cabellos,
y al firmamento el rostro, ya crdeno y enjuto,
la joven ve apagarse los ltimos destellos.
Y en su nimo y su orgullo, que de temblar l a es
se forj a en l a catstrofe patraas prodigiosas:
figrase que rei na en el horror de un crimen
tan grande, que perturba el orden de l as cosas.
Rabi a y estruendo y caos. Ni un plcido reflejo.
Ni rtilos encaj es, ni sbanas carmneas.
Hostil y enorme cpula, como de bronce viejo,
arquea, parda y prxima, sus implacables l neas!
Hora si ni estra y l arga, fat di ca y suprema!
El bote combatido hidrpico se hunde;
y cual de miedo loca, la vela en j i ras trema
en l as si l bantes rfagas; y l a tiniebla cunde.
Ol a que ai rada y tmida y resonante meces
en tus agruras ntimas el trgico despojo:
ten l sti ma y resrvalo al hambre de los peces,
recogido y grvido publ i car un sonrojo!
A TI RSA.
Ah! Qu mucho que al Sol que sub a
se pl ugui era en divino esplendor
al ma en quieto remanso la ma,
por abri l , entre ramos en flor?
No cayera por brusca pendiente,
y sera, como antes quiz,
l i nfa pura y festiva el torrente
que frentico y trbido va.
Envidiosos me cul pan con saa
y me niegan al par honra y fe
Estupenda y horrible patraa
tri unfa, puesto en mi clera el pie!
Y un consuelo has escrito mis penas;
y l a ti nta consagra el favor,
si es carmn que ha corrido en tus venas
y por m no ha pintado un rubor.
Con qu brotes l a pl anta retoa!
L a fortuna es i nfausta y no cruel,
pues que al msero escanci a ponzoa
y unge al vaso en el borde una miel.
Un misterio me asombra i nfata:
l a ternura de un buen corazn,
y que un viento derri be l a estatua
3
-
110 logre apagar el bl andn.
Esperanzas? L a suerte me abruma.
El olaje deshizo el baj el ;
y la ori l l a del ponto l a espuma
slo arroj a marchi to l aurel .
Trovo an por venganza en l a escoria.
A rivales mi prez caus mal ,
y en mi afrenta redoro mi gloria
y en l a heri da reclavo el pual .
Sueo y rimo. L a noche adel anta.
Su prestigio parece de t .
A lo lejos un pj aro canta
y ay! me dice que l l oras por m.
Una estrel l a fugaz viene al suelo,
deshilando en l a sombra un fulgor
Una l gri ma rueda en el ci el o......
Es del ngel que acude al dolor!
Crcel de Veracruz. Noviembre de 1,892.
DEA.
Recio y amplio edificio, que no bri l l a
por l a elegancia y el primor del arte.
Fu convento y capi l l a
y es hospital. Elvase la ori l l a
del mar, haci a l a parte
de Oriente, por l a cual hay un bal uarte,
de dos que duran evocar memoria
de antiguos tiempos de tumulto y gl ori a.
J unto ri spi da rampa de grani to,
roa de rui nas y despojos muerde
restos de l a mural l a de circuito,
que son postrer vestigio que se pi erde;
y entre l a pl aya bruna y el amparo
de los pacientes mseros, un cl aro
borda en rstico al arde alfombra verde.
Al Norte, recta y espaciosa va,
que un lado y otro del arroyo cr a
y despecho del rgimen propaga
mantos de zacatillo y verdolaga;
y que un extremo y cerrar el fondo
tiene un mdano gri s, enhiesto y mondo.
Al Sur, y herboso como inculto predio,
un parqueci l l o ruin en cuyo medio
un zcalo mezquino espera en vano,
con una obstinacin que infunde tedio,
la estatua de un grande hombre mexicano.
He ah mi asilo y el contorno.Cruda
flegmasa me traj o de mazmorra
cel da en que perezco de modorra
y que, quiz por imitarme, suda.
Compasivo guardi n me imparte ayuda;
y cuando hal l a ocasin, me da permiso
de vi si tar un rato el paraso.
Y frescos y desnudos corredores,
que rodean en cuadro un patiezuelo,
salgo ver sonrer frondas y flores,
y mostrar l a fe de mis dolores
un pedacito del azul del cielo.
Y de graci a mi espritu se viste;
y entonces me pregunto si l a suerte
har otra miel como la paz del fuerte
y otro esplendor como el placer del triste.
Hol gbame una vez en tal encanto;
y una moza, con rostro de delirio,
pas, bl anca y derecha como un cirio,
l ri ca y turbadora como un canto,
odor fera y prcer como un lirio.
Parec a ilusin de l a mi rada.
I ba con paso cadencioso y lento,
y al ba ropa de lino al mi donada,
y un susurro de bri sa en enramada,
y cual fuego la cri n volando al viento.
Era de tarde, por abri l que adoro,
y en un silencio perturbado apenas;
y efluvios de azahares y azucenas
deslean al sol mbar en oro.
Quedme absorto y l gubre. Sufr a
prsaga desazn.Oh imagen p a!
Ancha y tersa l a frente sin pecado,
helnica nariz, boca de fresa,
zarco el ojo de ant l ope asustado,
elacin y decoro de pri ncesa
y un secreto de angusti a en un nublado:
as te llevo en el sensorio impresa!
Costumbre de i nqui ri r, sabi a y notoria,
l a que rindo y pagar tributo,
movime i nterrogar. Y o una historia.
A quin? A un servi dor del instituto,
un cubano feraz en viles tretas,
un practicante crapul oso y pigre,
un mancebo de srdi das chancletas,
facha de orangutn, gesto de tigre.
Pero atended.Su rel aci n incluye
un imn de rumor de agua que fluye.
La doncella gentil se l l ama Dea.
Su padre, J uan Falot, vino de zuavo;
y aqu, como en I tal i a y en Crimea,
gan prez en l as lides como bravo.
Herido y preso en Camarn, no pudo
seguir, camino Franci a, el regimiento;
y ya en salud y en l i bertad, rudo
trabaj o demand noble sustento.
Cansado de l abrar, y con su ahorro,
adquirise un tenducho y un ventorro.
Y cas con l a rei na del poblacho,
una mujer de si ngul ar trap o,
modesta y cauta si n ficcin ni empacho,
y enemiga mortal de todo lo.
Y los meses corrieron; y l a esposa
engordaba, soando con querubes;
y una chica naci sana y hermosa,
con un cutis de ptalos de rosa
y un olor como de astros y de nubes.
Qu suplicio el del parto! Cul estreno!
Fruto de humano amor cumpl e lo escrito:
no se desgaj a sin romper un seno
y no respi ra sin lanzar un gri to!
Fausto auroral surgi del horizonte;
y l a sangri enta luz que despuntaba,
y en el aroma del cercano monte,
y en l as perl as de un tri no de sinsonte,
ay! l a madre infeliz agoni zaba.
Por hemorragi a sucumbi al puerperio.
El cadver cay baj o el imperio
de la Qumica, numen de las cosas,
y es en el ms humilde cementerio
polvo siempre fecundo en tuberosas.
Pero al ma de valer, limpia y cri sti ana,
yergue aliento que nunca se consume;
y aqulla se fu Dios, como un perfume,
di suel ta en el carmn de l a maana.
El pobre viudo encaneci en un da.
Cun tierno y delicado la pequea
el que antes, por su indctil ardent a,
resul taba feroz baj o la ensea!
Arrapiezo el BEB, y en la dulzura
del mimo, y al alcance de l a mano,
camp sin probar gota de amargura.
Frgi l y bullidor, lindo y ufano
colibr del vergel de l a ventura!
Su aspecto de pictrico angelito,
su inventiva, su charl a, su despejo,
aliviaban con blsamo exquisito
el ulcerado corazn del viejo.
Precoz muchacha! Con presteza suma
se adi estraba en su hogar, segn creca;
y lleg con el medro de l a espuma
l a nubil y sacra lozana.
Y en gusto y dignidad honr penates,
y en cui dar su conducta puso esmero;
y escuchando episodios de combates,
retempl su virtud como un acero.
J ams anduvo en tri scas de festines;
y sol a con sus caras aficiones,
vivi en intimidad con sus jazmines
y habl base de t con sus gorriones.
Su pensamiento, si sal vaba el muro,
era de fijo en el espacio, allende,
como el soplo sutil, cimero y puro
que por alto pi nar vibra y trasciende.
Al estro el narrador detuvo el giro,
3' luego continu, tras un suspiro.
Al destino l a dicha es una i nj uri a
y el oasi s un tsigo al desierto.
El anci ano enferm de al bumi nuri a
y con l a virgen transl adse al puerto.
Arri ba est. Malsimo, por cierto,
y de congoj a convertido en furi a.
L a bel l a y santa joven, que reside
no lejos, en unin de unas beatas,
acude con frecuencia y lo decide
someterse pcimas y natas.
Y bebe horrible hil en vasta copa;
y con firme pal abra y sin misterio,
dice que pronto marcharse Europa
gemir su orfandad un monasterio.
Musca j erga y nevada musel i na
ofrecen l a mrti r hechicera
disfraz de prodigiosa gol ondri na,
pal ma en inmarcesible pri mavera.
Veracruz. Hospital de San Sebasti n. Mayo de 1,895.
LA CANCION DEL PAJ E.
Tan abi erta de brazos como de pi ernas,
tocas el harpa y l udes madera y oro.
Dejo al mueble la pl aza por el decoro,
y contemplo cari ci as hurgarme ti ernas.
A tu ardor me figuras y subal ternas
en l a intencin del al ma que bien exploro,
y en el roce del cuerpo con el sonoro
y opulento artefacto que mal gobiernas.
Y tanto me convidas, que ya me i nfi ernas;
y refrenado y mudo finjo que ignoro,
para que si hay ul traj e no lo disciernas.
Por fiel un noble amigo pierdo un tesoro
Tan abi erta de brazos como de pi ernas,
tocas el harpa y l udes madera y oro.
AVERNUS.
El es un recio astur, que se reputa
cl aro y puro y tenaz como un di amante;
y ella una montaesa, di mi nuta
como todo primor, suel ta y picante.
Y en una qui ebra, convertida en huerto,
habi tan, por azares, un casucho,
con un mozo andaluz, guapo, despierto,
y en corromper l as l abri egas ducho.
El mari do es feliz. Ti ene por Norte
el propio ensueo en l a fortuna extraa:
conservar el amor de l a consorte,
y con l y un caudal volver Espaa.
Oh ilusin, ri ca y tenue como un halo!
Eres graci a y piedad y no irona.
El dios propicio, que sucumbe al malo,
te insufla, porque brega todava!
Espantoso el temblor, que de improviso
cambi a el curso las l i nfas, y despea
l a roca y el al ud, y agri eta el piso,
3' torna el pobre hogar montn de l ea!
El campesi no acude; y en acento
que al mismo pedernal abri era estra,
arroj a como un dardo al firmamento
un nombre de muj er: el de Mar a.
Luto y desolacin! Rui na y tortura!
El msero patn busca y remueve;
y, tras l arga faena, se figura
que percibe un albor como de nieve.
Escombra con afn y se aproxi ma
Y ve dos cuerpos cual de mate yeso,
desnudos, enlazados, uno encima
del otro, muertos en l a flor del beso!
El Poni ente descoge su escarl ata;
y, como si gnos de crudeza y lloro,
Selene muestra su segur de pl ata
y Vspero su l gri ma de oro.
Desdichado Gi ns! Odi a l a vida,
y arma l a di estra con agudo acero
En dnde los despojos del sui ci da?
En sepulcro si n cruz y si n letrero.
En fosa que l a grama di si mul a,
al pie de un rbol que resul ta emblema,
pues parece un dolor que gesti cul a
en una contorsin brusca y suprema.
Del zafio, cuya forma ya no existe,
el espritu aun es; y con sus celos,
igualmente i nexhaustos, vaga tri ste
y colrico y solo por los cielos.
Y con voz de retumbo de caverna
lanza en la sombra pavoroso gri to:
Maldicin para el al ma, por eterna,
ay! porque su tormento es infinito!
(Vase en la siguiente pgina la respectiva nota.)
NOTA.
En un peridico, cuyo ttulo no recuerdo, le, en l a seccin de
variedades, una prosa annima, una relacin primorosamente l-
gubre.Un hombre joven, hermoso, noble y rico, habi taba en I tal i a
un campestre palacete, en unin de su esposa, quien adoraba, y de
l a cual crea ser muy querido. L a muj er era bel l si ma; pero prfida
como la onda. Un terremoto sacudi l a comarca, y ech abaj o l a opu-
lenta mansin rsti ca. El mari do estaba ausente. A su vuelta, di
con l as rui nas de su casa y de su felicidad; y, haciendo enormes
esfuerzos, sac de los escombros dos cadveres desnudos y en-
lazados: el de l a cnyuge y el deun amante desconocido. Y perdi l a
razn.
Mi Avernus procede de ah. Tom el fondo de l a narraci n,
puse otras ci rcunstanci as, y jugu con l a idea de l a inmortalidad del
alma.
s
3
PAQUITO.
Cubierto de j i ras,
al brego hi rsutas
al par que l as mechas
crecidas y rubi as,
el pobre chi qui l l o
se postra en l a tumba;
y en voz de sollozos
revienta y murmura:
Mam, soy Paqui to;
no har travesuras.
Y un cielo i mpasi bl e
despl i ega su curva.
Qu bien que me acuerdo!
L a tarde de l l uvi a;
l as velas grandotas
que olan curas;
y t en aquel catre
tan ti esa, tan muda,
tan fr a, tan seri a,
y as tan rechula!
Mam, soy Paqui to;
no har travesuras.
Y un ci el o i mpasi bl e
despl i ega su curva.
Buscando comida,
revuelvo basura.
Si pido l i mosna,
l a gente me i nsul ta,
me agarra l a orej a,
me dice granuj a,
y escapo con miedo
de que haya denunci a.
Mam, soy Paqui to;
no har travesuras.
Me acuesto en rincones
solito y obscuras.
De noche, ya sabes,
los rui dos me asustan.
Los perros divisan
espantos y aul l an.
L as ratas me muerden,
l as pi edras me punzan
Mam, soy Paqui to;
no har travesuras.
Y un cielo i mpasi bl e
despl i ega su curva.
Y un cielo i mpasi bl e
despl i ega su curva.
Los otros muchachos
se ren, se burl an,
se meten conmigo,
3' poco me acusan
de pleito al gendarme
que viene l a bul l a;
y todo, porque ando
con ti ras y suci as.
Mam, soy Paqui to;
no har travesuras.
Pap no me qui ere.
Est donde juzga
y ri e los hombres
que tienen l a culpa.
Si voy buscarlo,
l bota l a pluma,
se pone muy bravo,
me ofrece una tunda.
Mam, soy Paqui to;
no har travesuras.
Y un cielo i mpasi bl e
despl i ega su curva.
Y un cielo i mpasi bl e
despl i ega su curva.
- ~wwuwww
3
BEATUS ILLE
Oh paz agreste! Cunto
quien se acoge t bri ndas provecho!
Con qu divino encanto
l l enas de olvido el pecho
ay! torturas 3- furores hecho!
De l a cndi da oveja
que sombra tri sca en hondonada bruna,
l a cabra bermej a
que asoma en al ta duna
su hocico rojo de carm n de tuna,
ubre sana 3' henchi da
regal a el apetito, aqu no escaso,
con leche que, bebi da,
vale dormir al raso
y dej a untado 3' azuloso el vaso.
Mesa di gna de un justo
oh Ga3'! l a tuya, que de carne y vino
te guarda exento el gusto,
y no perder el tino
es ocasin, ni vctimas destino!
gl oga vi rgi l i ana
abre y radi ca en tu heredad el seno,
y de tu boca mana
en trasunto sereno
y con al m bar oloroso heno.
Anti gua prez 110 humi l l a
claro vestigio torpe muchedumbre:
l en tu ingenio bri l l a,
como postrera l umbre
de occiduo sol, en l evantada cumbre.
Pl ci dos los que orean
mi frente, que bal dn opone orgullo,
hl i tos que menean
l as frondas, con murmul l o
grato al reposo, cual materno arrul l o!
Mas no Favonio engre
el dlfico l aurel . Zozobras cal ma,
y susurrando re
de l a cei da pal ma,
con un desprecio que perfuma el al ma!
Oh paz agreste! Cunto
quien se acoge t bri ndas provecho!
Con qu divino encanto
l l enas de olvido el pecho
ay! torturas y furores hecho!
A l a cul ta sal vaj e
corriente del vivir marcas y ahondas
recto y seguro encaj e,
que por arenas bl ondas
al mar la lleva en sosegadas ondas.
Sobre anni ma huesa
rbol piadoso y ttri co derrumba
gui rnal da que le pesa,
pompa que treme y zumba
y cari ci a y pl ai do es l a tumba.
L a madre ti erra es leve
al cadver que al l se desmorona,
que slo un sauce debe,
en los pal mos que abona,
copioso llanto y l i beral corona.
--^/\nAAArU\AA'VW'
PINCELADAS.
Pardas gri ses, donde no musgosas,
tres tapi as; y cuadrando el vergelillo,
rej a oculta en verdor florido en rosas,
que son como de un mbar amarillo.
Csped.Un pozo con brocal de pi edra.-
Lirios.Nardos.J azmines.Heliotropos.
Un copudo l aurel que al sesgo medra,
con tel araas como grandes gropos.
Un firmamento rubio.Vsper bri l l a,
manera de l gri ma que brota
y que creciente y ni ca se ori l l a
para efundi r evaporar su gota.
Bien lejos, y en un arco de horizonte,
ri ca y negral vegetacin abunda;
y excediendo los pliegues de tal monte,
y en smbolo de ti erra tan fecunda,
168
volcn enhiesto y cnico al ardea,
como en robusta madre teta ergui da
que se vierte de tmi da y al bea
medio empapada en su licor de vida!
Como tenue labor, hecha con vaga
nieve i deal por manes de chicuelos,
y que lenta fusin merma y estraga
en l a sublime curva de los cielos,
un trasunto se borra en una nube:
el de un ngel monstruoso por deforme. -
Gloria. Silencio. Paz.L a Duna sube
del trmino del mar, flava y enorme.
Asciende y di smi nuye y pal i dece;
y en el cerco i ri sado que l a inviste
como de sacra maj estad, parece
l a cabeza de un dios enfermo y triste.
Y su mstico i mn turba l a calma,
y prende un al a torpe al grave anhelo,
y susci ta en el ponto y en el al ma
ciego y estril mpetu de vuelo.
A UNA ARAUCARI A.
A UNA ARAUCARI A.
Bien hayas, himno verde, que subl i mas
en estrel l adas y soberbi as ri mas
tri unfante numen, y cantar ani mas!
En la punta prol fi ca y derecha
de tu pl umada y el egante flecha,
mirlo garrul ador pl ae una endecha.
Y abro el al a parnsi de, y al crudo
viento del agri o Cofre l a sacudo,
y con brbara trova te sal udo.
Corvas uas, que amagan como en rabos
de incgnitos m repti l es bravos,
echas por hojas en al ternos cabos.
Y si l a l l ama del rencor me cie
corazn y l ad, l a nota ri e
y el verso es garra que l a sangre tie.
Cun peregri na con tus frondas nuevas!
I mn y encanto his mi radas pruebas
en las gui rnal das que l as nubes llevas.
Extrao soy tambin, y ms atrai go
con prez que ostento y con baldn que raigo,
y de mayor encumbramiento caigo.
A mi r fi ca lumbre te abandonas,
iridiscentes l gri mas temblonas
adi amantan y emperlan tus coronas.
Y ardo en estro de amor, y no hay roco
como el que cubre l as que Dios envo
ansi as de que me cure al ngel mo.
En t mi nombre que grab se mezca!
Tal vez lo guardars de que perezca!
Slo as podr ser que dure y crezca!
Xal apa. Septiembre de 1,896.
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A UN J ORNALERO.
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A UN J ORNALERO.
L ri ca graci a exorna y ennoblece
oh prol etari o! tu mansin mezquina:
el ti esto con l a pl anta que florece,
l a j aul a con el pj aro que tri na.
Sospechoso el tuguri o no parece,
cuando hay en l, como seal divina,
el ti esto con l a pl anta que florece,
l a j aul a con el pj aro que tri na.
L gubre la morada que guarece
mi seri a que no luce, por mohna,
el ti esto con l a pl anta que florece,
la j aul a con el pj aro que tri na!
Si ni estro el pobre que de hogar carece,
su tri ste refugi o no desti na
el ti esto con l a pl anta que florece,
l a j aul a con el pj aro que tri na!
AUDACIA!
Basta de timidez.La gl ori a esqui va
al que por miedo elude l a pel ea
3- con suspiros lnguidos rastrea,
acogido la sombra de l a oliva.
Slo una tempestad brusca y al ti va
encumbra l a pasin y l a marea,
y en empinados vrtices pasea
el abismo de abaj o en el de arri ba!
Oh rebelde! Conquista l a presea;
goza de l a hermosura i nebri ati va
y horror los dems tu di cha sea!
Arrostra por l a graci a l a di atri ba,
y en empinados vrtices pasea
el abismo de abaj o en el de arri ba!
A LA SEORI TA SOFIA MARTINEZ.
A LA SEORITA
SOFIA MARTINEZ.
Trai go por l a cadena un bello ti gre hi rcano
que tu neurosis, harta de jbilos de miel,
i nspi ra un acre gusto: el de pasar l a mano
por l a incitante felpa de l a vistosa piel.
Felino que figura el estro que sonres,
el numen que me al i enta, gal l ardo y fiero al par,
y que gruendo lame tus breves borcegues,
cual por el flujo veces en l a ri bera el mar!
Xal apa. 1,899.
vwvvA/\A/VVVu\ft/\^v~-
LA SEORITA J ULI A ZARATE.
A LA SEORI TA
J ULI A ZARATE.
En l a Venus de Mdicis el arte
previ cuanto hay en t, menos l a tnica.
I rreprochabl e desnudez i mparte
al mrmol graci a vencedora y nica.
No te des al acaso. Dios no enva
l a suprema bel dad cual qui er gusto.
La manda para ser en la porfa
botn al fuerte y gal ardn al justo!
Xal apa. 1,899.
WAAAAAAuw^-
IN HOC SIGNO
IN HOC SIGNO-
(Cancin para mi hija Rosa.)
Cautivo un gorri n estaba,
y de un astro se prend;
y en su msica dec a:
llegue t mi dul ce voz.
Por azar, por astuci a,
el paj ari l l o escap;
y al cielo se fu tri nando:
al as tengo y l i bre soy.
Y el ave l a ri ca estrel l a
pudo subir, y cant:
ni cadenas ni di stanci as
vedan triunfos al amor.
Xal apa. 1,899.
I
| ' i I
l
195
ENTRE DOS LENTES.
( En un establecimiento fotogrfico.)
Bruno el sombrero que lucir campea
con alto moo y superior pl umaj e.
Faz que vela su olmpico l i naj e
3' que de negro el tul raya y puntea.
Azabache tejido el noble traj e;
y al cuello en un listn ri ca presea:
adamanti no al j far que chispea
en dos aros que i ntri ncan mari daj e.
Al pecho y rel umbrando en el ropaj e,
uri ca soga.La beldad l adea
el torso; mas no elude mi espionaje.
Y con gesto hermossimo florea
faz que vela su olmpico l i naj e
y que de negro el tul raya y puntea!
Xal apa. El 16 de junio de 1.901.
OPALO.
A l a vieja necrpolis me arrimo;
y en el tumulto del desborde rimo
la postrera cancin,
no conforme l a Lgi ca y al Arte,
sino segn el verso bri nca y parte
del mismo corazn!
As surgi da de l a oculta vena
el agua pura se levanta y suena
en curva de cri stal ;
y al extremar la iridiscente ojiva,
toca en ti erra y se al arga fugitiva,
caprichosa y tri unfal !
Cul voy!El hombre l abra su fortuna,
como el ro su cauce; mas l a cuna
y el medio siempre son
rbi tros ay! para l as dos corrientes,
pues que dan l as l i nfas y l as gentes
impulso y direccin!
200
Si result raudal turbio de cieno
y espumante de clera en un trueno,
en un fragor de alud,
la margen verdeci, y un espejismo
puso en m, como prez, el otro abismo:
el de la excelsitud!
201
Mi espritu de bronce con acbar
se torna cera que desprende almbar.
D'Annunzio dice bien:
l a sazn lleva plcido atributo,
4 3' dulcifica el alma, como el fruto,
aunque mi na el sostn !
Entro.Hierbas y nichos y pendientes:
ponto con arrecifes y rompientes!
Alzo del polvo un l ar:
un caracol cuyo tortuoso hueco
reproduce al odo, como un eco,
el murmullo del mar!
Ando en maleza vil donde no hay ruta;
y el temor una vbora me inmuta,
cuando aventuro el pie.
Una virtud suprema y exquisita
baj a del firmamento y precipita
la zozobra en la fe!
Lleno de la esperanza de la gloria,
y arrostrando la inquina, y en l a escoria,
vuelvo al ter la faz,
miro esplender la eternidad del cielo,
y reporto mis l gri mas consuelo
y mis enconos paz!
Con los j aspes del nix mexicano,
l a tarde bri l l a en el inmenso vano,
en l a veste de Ormuz;
y el pobre y aflictivo cementerio
refl ej a en su abandono y su misterio
l a policroma luz!
Un adis, hecho turba de colores,
como el de triste madre suelto en flores
muerto chiquitn,
radi a en el dombo, que prepara luto
y l umi nari a, por el Sol hirsuto
que cay en el confn!
Al rincn venerable llego al cabo.
Hurgo l a heri da con el propio clavo,
memoro trance cruel;
y ante un espectro gemebundo y bronco,
reclino intenso afn en firme tronco
de cercano l aurel !
/
202
Trepadora vivaz orna l a tumba,
que al estrago del tiempo se derrumba,
exenta de inscripcin;
y en la cruz una rfaga menea
follaje que parece que chorrea
lastimero festn!
Lad solemne, sensitivo y pulcro,
enmudeci l a ori l l a del sepulcro
que atesta olvido tal
A t mi libro fiel oh poesa,
honrada solamente por l a m a
y l a de un vegetal!
Y vos, dama gentil, soberbi a y dura,
que guardi s en desdn y en hermosura
un cadver de amor!
Pl anto y riego di sti nta enredadera
para que gane cumbre ms severa,
dolo superi or!
^wv/\AAAAA/vwv-~
"
NOTA GENERAL
E
INDICE.
/
202
Trepadora vivaz orna l a tumba,
que al estrago del tiempo se derrumba,
exenta de inscripcin;
y en la cruz una rfaga menea
follaje que parece que chorrea
lastimero festn!
Lad solemne, sensitivo y pulcro,
enmudeci l a ori l l a del sepulcro
que atesta olvido tal
A t mi libro fiel oh poesa,
honrada solamente por l a m a
y l a de un vegetal!
Y vos, dama gentil, soberbi a y dura,
que guardi s en desdn y en hermosura
un cadver de amor!
Pl anto y riego di sti nta enredadera
para que gane cumbre ms severa,
dolo superi or!
^wv/\AAAAA/vwv-~
"
NOTA GENERAL
E
INDICE.
NOTA GENERAL.
En el uso comn, l a pal abra lampo connota sin restriccin
l a idea de luz. Y no me refiero un vicio del vulgo: la turba ni si-
qui era conoce el vocablo.No s de escritor que emplee el trmino
con l a significacin de resplandor pronto y fugaz, y ella parece l a
ortodoxa.
Y confieso que aqu y al l resulto hereje, por lo quetoca al punto.
El diccionario acadmico no regi stra entmnir, sino slo en-
tumirsePero el caso es que l as dos formas coexisten, y de tiempo
antiguo. El clebre lxico de don Estevan de Terreros y Pando con-
si gna tentumir, como equivalente de e n t u me c e r Y la obra ci tada
fu impresa en 1,786.
De ah que yo asiente sin escrpulo:
Yfro de alta zona hiela y entume
* * *
nEmperlar tiene facha de neologismo.
Y acsome de haber conjugado tal verbo, imitacin de eximios
hablistas.
* * *
Cuanto los pecados cometidos inconscientemente por mi pobre
musa pido perdn Dios y los hombres.
L a reverencia que debo y guardo al lenguaje, as como la
docta insigne corporacin quelo expurga y abri l l anta, meha dicta-
do las presentes lneas.
\
INDICE.
Dos pal abras
A mis versos
Ep stol a joco-seria al editor
El predesti nado
Msica de Schbert
Exclsior
Ci ntas de Sol
Duelo
iEl muerto
Pepi l l a
Msica fnebre
L a gi ganta
Ecce homo
Vi gi l i a y sueo
Ej empl o
L a oracin del preso
Cancin medioeval
El fantasma
Nox
Engarce
Lance
I dilio
A t
A ella
Gri s de perl a .-.
Cl audi a
A Ti rsa
Dea
L a cancin del paj e
Pginas.
Avernus j^q
Paqui to j --
Beatus ille
Pi ncel adas
A una araucari a 171
A un j ornal ero 175
Audaci a! ^g
A la seori ta Sof a Martnez 183
A la seorita J ul i a Zarate 187
I n hoc signo j gj
Entre dos lentes. [En un establecimiento fotogrfico).... 195
palo 199